Solo poesía
«Del espíritu o relacionado con la parte inmaterial del ser humano a la que se atribuyen los sentimientos, la inteligencia y las inquietudes religiosas; se utiliza en contraposición a lo material».
Amor, si fueras tú…, si tú, mi amor,
la imagen que yo guardo en mi retina
tan bella, tan esbelta, tan divina,
de hermosura tan llena y de color,
Que yo ya escribí bastante,
tanto que ya no me acuerdo,
a veces estando cuerdo
y otras, las más, delirante.
Cuando baile la nieve desde el cielo
y en su efímero mar extienda un manto,
cuando se oiga el repique sacrosanto
de copos macerándose en el suelo.
Dice Dios: tú sé bueno, no hagas eso,
si lo haces, ten cuidado, que es pecado,
que ajado de maldad esta ese queso
no me vengas después, que te he avisado.
Eres bella, y presumes de sonrisa,
sabes bien al mirar cuanto reluces,
que eres flor que destaca en la repisa,
que deslumbra al pasar si vas a misa
bailándote al andar los arcabuces.
En el banco vestido de escarcha en la mañana,
ajado y astillado por el paso del tiempo
un día ha de asentarse mi pantalón de pana
y te dirá mi amigo, gracias por ser atento,
tu caridad cristiana.
Pasan los días, pasan las horas,
pasan los sueños, la vida pasa,
y los deseos de las señoras,
pasan las prisas y las demoras
y hasta del cuerpo se va la grasa.
Mi portal es como un huerto
donde hay lirios, donde hay rosas,
donde hay plantas olorosas
y otros rábanos que han muerto.
Tengo un alma que dice, que me dice,
buenos días, señor, tenga un buen día,
y otra en cambio que llega y le desdice
destilando en su poro antipatía.
Aquí está. Es esa piedra moribunda
sin lluvia, sin sonido, sin más nada,
asida cual la lapa furibunda
al germen de su baba, de carcunda
desnuda de su piel y descarnada,
Todo el tiempo naufragado entre la duda
y ahora que setenta y cinco años tengo
aun no sé ni a donde voy, de dónde vengo,
si es que dios es Mahoma, Cristo o Buda.
De mi piso, sentado en la terraza
la tarde de un otoño moribundo,
tratando de aislarme de este mundo,
me doy un respiro a la cachaza.
Echar la vista atrás, vuelta al inicio,
creer que en el nacer está el vivir,
soñar, eso es lanzarse al precipicio,
llorar, por qué llorar, por qué sufrir.
-Naya...
Es ese nombre que rezuma poesía,
dos sílabas llenas de afecto, dulzura, simpatía,
¿tendrá algo que ver con ese ancestral embrujo de algún maya
o quizás con algún conjuro maragato?
Simple, Naya es el nombre de mi gato.
Yo escribo de las cosas que me pasan,
que observo, que percibo o que presiento,
que añaden emoción al sentimiento,
conforman la verdad con que la amasan
el grito o el lamento.
Al fin, señor, al fin
te has dignado escucharme.
Al fin a tus oídos
ha llegado mi súplica. No en balde
he llorado y sufrido porque vieran
acercarse ese día los ojos de mi carne.
Tú pasas junto a mi cuando paseo
¿quién eres tú? Me miras, yo te veo
¿acaso notas tú mi titubeo?
cada cual continuamos donde vamos.
Yo vine hasta aquí a salvar el mundo
mas vean pues que nunca pude hacerlo,
no basta con decirlo o con quererlo,
el cambio que hay que hacer es tan profundo
que tuve que cejar nada más verlo.
Hola, yo soy Donaciano, y tú?
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