Solo poesía
«Escrito breve en el que se narra una historia de ficción con un reducido número de personajes, una intriga poco desarrollada y un clímax y desenlace final rápidos».
No sé qué pasará dentro cien años,
y dentro de esos cien, en primavera,
si es cierto que yo aun sigo aquí a la espera.
La vida es un conjunto de peldaños.
Perdona fue imposible, le decían,
lo siento tú no puedes ya nacer,
es triste mas nos tienes que creer,
no cabes ya en el mundo, repetían
por más que se intentó no pudo ser.
Pensaba hacer mi casa con adobe
consciente iba a durar muy pocos años,
-seguro de tener que hacer apaños-,
creyendo no habrá nadie que la robe.
Te aislas, lo que ves no es lo que ves,
que el mundo tal cual es no te interesa,
tampoco si se pone del revés,
se pone de costado, da un traspiés
o viene a saludarte allí y te besa.
¿Quién hizo la carambola,
sabes tú quién la inventó,
quién la hundió y la levantó
y se apiadó al verla sola
y pensando era una trola...
(Soneto inglés)
De joven yo era ansioso de aventura,
leyendo disfrutaba la Odisea,
aquellos tiempos llenos de bravura,
¡qué historia la de Ulises, qué pelea!
Yo nunca fui a Madrid, me dijo un día
un tipo valenciano
entrado ya en edad, un hombre anciano,
que al ver que en un asiento yo leía
me vino a dar la mano.
Me muero por saber si el firmamento
se encuentra allí tan alto como dicen,
o en cambio que es mentira, que es un cuento
es algo que no tiene fundamento
y no llevan razón quienes bendicen
Pintar, pintar..., yo ya no pinto nada,
que soy como el pintor que está acabado,
la brocha de no usar se le ha secado,
del bote la pintura en desbandada
en busca de otra novia le ha dejado.
Digamos yo nací donde he querido,
pero eso ya sabemos que es mentira,
pongamos soy un sueño que delira
diciendo que a sus padres ha elegido
ser dueños de su gira.
Yo he visto a culebras y serpientes,
y a escuerzos que asomando en las rendijas,
haciéndose pasar por sabandijas,
sabiendo son reptiles repelentes
luciendo van sortijas.
No puedo recordar, les soy sincero.
Que un día como ayer, de otro cualquiera,
mirando a mi tullida faltriquera
me quise desprender de su dinero
sacándola hacia afuera.
Es guasa, no lo creas, que es mentira
que un buen día, mediaba el mes de mayo,
aquí no he de mentir ¡me parta un rayo!
-ya sabes la nariz también se estira-,
se aupó sobre mi chepa un papagayo.
Robaros la inocencia ese es mi oficio.
Yo soy predicador.
Soy padre, el elegido del Señor,
quien dude de mi honor sabrá el suplicio
que habrá de soportar, sin un resquicio,
por ser tan pecador.
Nada es cierto ni es mentira, me da igual,
nadie sabe la verdad de lo que dice,
que este mundo es un completo carnaval
así sea el mismo dios quien lo bendice.
Que un día bajé al río, la corriente
seguía paso a paso disfrutando
del agua que lanzaba en la pendiente.
Lo hacía de manera sonriente
por eso yo deduje está gozando,
aquí el amor se siente.
Mi ingenio en venta he puesto muchas veces.
Me extraña que no encuentre un buen postor.
De todo lo que tengo es lo mejor,
pudiera asegurarlo que con creces
él tiene un buen motor.
Con la mochila al hombro voy caminando
poco, poquito a poco, muy despacito
por la vereda angosta, no sé hasta cuando
vivo mirando al cielo que es infinito.
