A todos los amantes de la literatura en sus distintas formas o variantes...
LOS POETAS [Mi poema]
Toni Quero [Poeta sugerido]
MI POEMA... de medio pelo |
Esos bichos mentirosos Esos tipos donde el ego Los que esperan que alguien lea Los que se andan por las ramas Los que ocultan de qué viven Los que dudan o sospechan |
MI POETA SUGERIDO: Toni Quero
Premios Tiflos de Literatura 2018 de la ONCE – XXXII Edición de Poesía
Poemas de El cielo y la nada
Os voy a contar un secreto:
a menudo padezco insomnio,
imagino playas solitarias,
organizo mis rebaños
y me volteó de un lugar a otro
sobre muescas de anteriores vidas.
Sí, ya sé…
Después conduzco de madrugada
hacia estaciones de servicio.
Las elijo con grandes lunas
y trazo líneas paralelas
con la exposición prolongada
de la retina sobre los faros.
No es necesario pedir café.
Las camareras reconocen
a los pasajeros perdidos
y saben reconfortar el sueño
elevando dulcemente la mirada.
Con frecuencia estamos solos,
escuchamos el hilo musical
y sonríen con timidez
tratando de entablar conversación:
No nos mata el amor
sino la nostalgia.
Entonces sé que es momento
de seguir adelante y buscar
un nuevo lugar donde detenerme.
Pero las noches se agolpan
y sólo alguna tormenta veraniega
me detiene fascinado
en mitad de ninguna parte.
Cada vez necesito ir más lejos
y virar hacia carreteras secundarias,
me siento un oopart abandonado
en una dimensión paralela a la mía.
Temo algún día no estar de regreso
cuando amanezca.
(No lugar)
Looking up at the stars, I know quite well
That, for all they care, I can go to hell
W. H. Auden
Me he descubierto tantas veces siendo yo el que más ama,
atravesado de alfileres sobre un corcho olvidado
junto a fotografías tomadas en ciudades remotas,
vértebras del esqueleto del mundo
donde amanecíamos radiantes
o durmiendo al raso bajo una rodaja de luz,
que ya puedo calibrar mi dolor
con la precisión de un alquimista.
Sé de lo que hablo: desprender la horquilla
y provocar tormentas eléctricas,
caminar en paralelo por la vía del tren
y patear los dos la misma lata,
desplazando la vida siempre hacia delante,
prestar mi camiseta para que duerma
con el logo de Nirvana arqueado sobre el pecho
y sangrarnos las encías sobre la pulpa de una manzana.
Hacer un fundido en negro en mi vida
y aparecer sonriente unos meses más tarde,
saludarla al descuido: hola, cómo te va,
y decir te equivocaste, sí te equivocaste,
aunque sepas que es mentira
y seas tú quien duerme hecho un ovillo,
mientras volteas de nuevo las fotografías
y acumulas recuerdos en un cajón apartado.
(Nirvana)
Poemas de Los adolescentes furtivos
Tengo un lunar nuevo, dijiste.
Rápidamente desplegué su cuerpo buscando ese raro accidente geográfico. Mi sorpresa fue mayúscula, pues moraba en una de mis áreas de recreo predilectas. Desoyendo a la razón y oráculos, emprendí la marcha avanzando concéntricamente por mor de las Erinias. Próximo a sus faldas, las brújulas enloquecieron y el peso de la gravedad se hizo insoportable para mis porteadores. Sobre la cumbre observé la lógica iniciática de sus formas y la certeza del imposible regreso.
(Lunar)
La perpendicular enhiesta que separa tu cuerpo y el mío tiene una pequeña falla corva, exactamente a cinco pies sobre el nivel del mar. En ese punto, descienden un número finito de vértebras hacia el vértice meridional. Remontando los peldaños, en las regiones boreales, la cerviz conserva su frescor primitivo y pervive en ella la estela olvidada de antiguos exploradores.
(Cuello)
De madrugada,
las calles se tornan feraces,
el vaho vivifica las raíces que brotan de las calzadas
y el violento carmín de los tacones de aguja
se protege de la lluvia
en los párpados ocres de centeno
que duermen en las fachadas.
En los portales,
late un murmullo de acero y cuerpos deseantes,
los maestros de esgrima se baten en duelo
y entre adoquines
flotan cadáveres de enamorados
que ensayan caligramas.
Es oscura la noche entonces.
Las chicas hispanas desenredan sus trenzas en las cabinas
y anotan versos de nueve cifras sin remite,
los canes enloquecen con su propio rastro
y apátridas del cielo descienden
a trocar sus penas en los billares.
A esas horas, la luz es un animal herido,
que danza, como las tribales formas se contemplan,
en el latón abandonado de las esquinas
y en los verticales rostros
que aguardan tras las ventanas
su propia resurrección.
(Madrugada)
Primero tomaremos las plazas,
extendidos sobre adoquines y losetas,
media luna las armas de su frente,
brotarán constelaciones, extraños círculos de luz,
copos oscuros que morirán tras el parpadeo.
Tal vez sople un poco de viento,
se abra un claro de nubes púrpura
y las raíces y los insectos germinen entre nosotros.
Después lo tomaremos todo.
Avanzando por avenidas y veredas
ahogaremos el clamor de las sirenas.
Construiremos nuevas utopías,
cada corazón es una célula revolucionaria,
y no habrá más renuncia ni frontera
que las cercas de madreselva entre los pastos:
o repartimos la riqueza o compartimos el sufrimiento.
(Los indignados)
***
La joven que duerme junto a mí
tiene dos pequeñas punzadas,
una paz iconográfica bajo el cuello
y una luna creciente sobre su hombro.
Puedo afirmar que no esconde ninguna otra
y que al dormir jadea débilmente:
cuando un haz de luz llamea sobre la noche
no hay necesidad de avivarlo.
Ahora está desnuda, vosotros me entenderéis,
pero a menudo viste faldas vaporosas
y su pelo es una maraña de mirlos
aleteando antes de emprender el vuelo.
Y sé aún muchas otras cosas,
pero ésas no las puedo compartir,
no quiero que desaparezcan al nombrarlas,
ya es muy duro saber que algún día
sólo serán palabras.
(Tatuaje)
***
He hundido mis manos en el barro del Moldava,
igual que el rabino arañó el légamo para moldear al Golem.
Caminar sobre el lecho era hundirse entre esponjas
y su fondo es oscuro como una noche cerrada.
Más tarde, la criatura perdió el juicio y le arrebató el talismán,
yo también malogré el mío y enloquecí después.
Despertó en soledad y descubrió no ser más que una bestia,
quién teme no serlo alguna vez al caer el día.
Ahora trato de construir algo con esta materia,
pero aún no sé cómo evitar que se desmorone.
(Praga)
***
Yo nací –¡respetadme!– con el cine. Rafael Alberti Now you do what they told ya.RATM
Respetadme,
fui un adolescente en los noventa,
nuestra religión era la música,
acampábamos en el margen de un río
y bailábamos como fuegos fatuos hasta el alba.
Ellas
vestían jerséis anchos,
ocultaban los puños en el interior de sus mangas
y se zarandeaban como sauces al viento:
sólo si estuviste ahí sabrás que algunas eran tan hermosas
que tu corazón doblaba sin consuelo durante horas.
Aún
percibo el flamear de sus crines
y cómo aullábamos sedientos en la orilla,
pero ese mundo ya no existe,
confié mis recuerdos a robustas carcasas
y frágiles memorias de ocho bits
que han evaporado buena parte de ellos.
Nos
bañábamos entre carrizos y espigas,
los caños manaban torrenciales
y hundíamos los tobillos en el fango.
Sé que en el futuro nos tributarán honores de Estado
como al último soldado vivo de las Ardenas
o a los actores centenarios del cine mudo.
¿Recuerdas?
Nos desorientamos,
el ruido se tornó ensordecedor,
la droga cabía en la yema de tus dedos
y nos conectaron unos a otros
como en una baliza interminable.
Entonces comencé a escribir
y a cuestionar las normas,
las calles ardían por cualquier motivo
y ellas se alejaron irremediablemente hacia la nada.
Aman,
hoy, sus pequeñas vidas, sencillas, ordenadas,
los arroyos son grises y estancados,
¿quién querría volver a sumergirse en ellos?
Pero a veces la música nos salva,
tararean una melodía
y se balancean suavemente
como el brote de una espiga
prolongándose hacia la luz.
Algunos aceptamos la derrota,
sigo sin hacer lo que me dicen
ni escribir como debiera,
pero no voy a cambiar ahora.
(Fuegos fatuos)
Ya no es posible viajar a lugares remotos,
entendedme bien, no soy un aventurero,
hablo de encender el ordenador
y encontrar cartografiado
cualquier accidente geográfico:
el relieve de aquel albergue de montaña
donde el granizo maltrataba las tejas
o el desnivel de esa calle cerrada
donde nos refugiábamos al caer el día.
Ahora el mundo no muere en aquella esquina.
Hoy puedo ver los muros de tu casa,
que también fue la mía,
quién sabe si aún no estaremos dentro,
pero no puedo penetrar en ella,
ni en los rincones que habitamos.
Tal vez deslizando el cursor por la ventana
acceda de nuevo a aquellas vidas,
en la que era incapaz de separar nuestros libros
y tus latidos alteraban las señales de radiofrecuencia,
para trazar minucioso los mismos planos:
el edificio de enfrente mantendrá el andamio,
las obras del colector permanecerán inacabadas
y al anochecer, cuando invadas sonriente
mi lado de la cama, saldré a sabotearlas,
porque mientras duren
nada de esto habrá ocurrido.
(Google Maps)
MI POETA INVITADO: Marino Berrigüete
En el cuarto oscuro ardo como una lámpara
iluminando los objetos abandonados en la penumbra:
una silla desierta, una ventana cerrada…
La quietud del tiempo ha quedado suspendida en el aire.
El silencio se cierne como un manto,
sonidos lejanos resuenan por los rincones,
la sombra de un gato se desliza mientras
la noche extiende su lienzo sobre el mundo.
Un reloj antiguo marca el latido de la habitación,
sus tictacs son un secreto que se amplía.
En una esquina, un espejo refleja rostros desconocidos,
y una pálida luna lo secunda,??
iluminando los espacios con su luz fría.
En este mundo de sombras y voces solitarias
busco las palabras escondidas en la penumbra,
palabras que moldean la melancolía del instante
y llevan consigo el eco de lo eterno.