A todos los amantes de la literatura en sus distintas formas o variantes...
ME FUI SIN DARME CUENTA [Mi poema]
Selva Márquez [Poeta sugerido]
MI POEMA... de medio pelo |
Me fui sin darme cuenta que me iba. Clamé no sé si al sol. quizás al viento, La luna no firmaba el firmamento |
MI POETA SUGERIDO: Selva Márquez
UN NIÑO LLORA
Un niño está llorando! Ay, Dios!
Tú sabes, pero yo no sé.
Le he cantado las nanas que sabía
y otras que yo inventé.
He buscado angustiada,
y no sé nada.
Pero me enfrento a ti
y te grito:
Un niño llora!
Dios impasible y cruel:
UN NIÑO LLORA!
Y yo lloro con él!
NOCTURNO DE LOS DIABLOS
La noche es una frente negra
con dos sienes violetas;
y todo el universo va pasando
del principio hasta el fin la frente inmensa.
La noche es una frente
tan comba como un vientre
fecundado.
Pasa a veces San Jorge…
pero más a menudo paaa el diablo!
Entonces, vibratoda la noche con un grito sacro
de una y mil vírgenes sacrificadas
ante al ara del Triángulo.
Estremecida vibra
porque pasa la vida!
Los diablos desatados
corren montando sombras. Ah, los diablos!
Paso a Astaroth! La arena de Tebaida
se hace luego a su paso
y flagelan las carnes de la tierra
sus látigos!
Yo también siento un látigo.
Lo siento…
y encogida en el miedo, rezo…
Yo no sé lo que dicen mis palabras
(ay!, mi boca, molino de los lamas
con oraciones secas y tan áridas
como un pozo sin agua!)
Yo no sé lo qué rezo.
Pasa Astaroth, el Duque negro,
y a su paso responden en la sombra
aullidos y lamentos.
y la noche se arruga
como el barro en invierno.
Toda la noche grita!
Toda la noche llora en las yacijas
como un ojo en su cuenco!
Huellan caminos ríspidos
como tres esqueletos de murciélagos
el triste caballero, la muerte y el diablo
que vio Alberto Durero.
Pasan… Luego nada. Silencio.
Suspiro, amordazada por un miedo
de resbalar, hasta caer en manos
del hombre de Durero.
Después nada. Silencio…
Viene despacio el Angel, sonriendo,
con la paz en las manos.
Siento
el jadear de la casa vecina
donde amasan su pan los panaderos.
Me siento, como ungida por un óleo
santo. Dejo
que se vayan los diablos, espoleados
por la fatiga de mi sueño
y me dejo caer hacia la nada
asida al ruido de los panaderos
(única realidad que no es de diablos)
como un náufrago a un leño!
APÓSTROFE
Que Dios te olvide, mujer
escondida allí dentro!
Que Dios te olvide, cáscara de nuez!
Que Dios te olvide; pues no sabes estar
junto con los demás!
Cometa de papel que quieres ser estrella!
Sapo de Andersen en el balde del sol!
Álamo que sueñas deshacerte en el viento!
Mujer oscura, extraña:
tea, flor envenenada
mujer mala, mala, mala!
Aunque estés allá lejos
que mi apostrofe te llegue
con mi lengua de un palmo:
Toma! Rebelde, ocultadora de pecados,
culebra retorcida, frasco de veneno…!
(le estoy hablando a mi espejo…)
Si llegara la hora de pedir
Si llegara la hora de pedir
yo pediría…
Pediría una colcha de colores
con toros, con naranjas, con enigmas,
por donde anduve con mis quince años
canibalesca, astuta y escondida
comiendo corazones como soles
con mi boca recién amanecida.
Yo pediría
andar aquellas calles de colores
con nenúfares, rosas, rombos, listas,
hablar con el astrólogo y el cowboy
ser de nuevo la Virgen o la hormiga.
Yo pediría el codo de la calle
que pasa la navaja del tranvía,
o la canción, gastada en una punta
de la postal llorona,
o aquel día
insolente de sol y de domingo,
perfumado de viandas, mediodía,
agrandado en jocundo Gargantúa,
anillo de dublé para una boda
con camisa de flores y con misa.
Yo pediría un beso en sal y viento
conservado en oblea
desde la noche, el mar, la roca, agosto,
miedo a la delación y ni una estrella..
Yo pediría
¡No la rabiosa tarde rechinante,
carreta enmohecida
pasando cuatro ruedas por el lodo,
bamboleante y siniestra,
que se quedó rodando en mi recuerdo
igual que el gallo muerto en la veleta!
BARRO
Tarde de otoño. En la calle la lluvia
amasó el barro negro
para hacerle una estatua al invierno;
y ya tiene los ojos: los charcos
que copian el cielo;
y ya tiene los brazos:
los árboles
desnudos y escuetos.
Entre dos eucaliptus un rancho de latas
se encoge medroso
abatido por el latigazo del viento,
sintiendo en su lomo
la misma caricia que el hombre
prodiga a los perros.
El invierno ya está en la cocina
preparando un amargo;
y el abuelo que tose, ya lo está esperando
hundido en las sombras
cercado del ruido del viento,
sintiendo que el barro, donde duerme la forma divina,
lo llama al descanso. ,
Todo azota el viento
y todo lo llena la lluvia y el barro.
Hasta el alma se encoge
incapaz de inflamarse de ensueños;
y se manchan de barro: las paredes del rancho,
los puños de los hombres, las palabras del tango,
¡El pico de las aves,
las alas de Eros!
Barro, barro, barro . . .
Ojos verdosos de los charcos;
Alma turbia de la moza que pasa cantando;
canción canallesca que inicia la guitarra: Tango!
Nubes negras que pasan…
arrabal amasado con hambre,
con ansia de vuelo.
Arrabal hermano
de Carriego.
Todo lleno de barro que espera la Idea!
¡Todo lleno de barro!
LA PUERTA ABIERTA
Pensamos una vez
que no había nada mejor que nuestra puerta
con su cerrojo bien echado .
y su aldaba quieta.
La noche mordía como un ácido
el umbral y los clavos
y los pedidos de socorro se morían
de fatiga y de horror a su costado.
Alguna mano oscura nos llamaba
arañando y golpeando. . .
La moneda de luz en nuestra mesa,
sobre la placidez de nuestras manos.
Fue cuando aquella calle se nos vino
en oleadas de niños sin zapatos
cuando en el hombro nos tocó la Mano!
Abrimos nuestras puertas a la noche
y el dolor se hizo un hueco a nuestro lado.