A todos los amantes de la literatura en sus distintas formas o variantes...

Pedro Flores

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YO BUSCO ALGÚN POETA [Mi poema]
Francisco J. Falquéz Ampuero [Poeta sugerido]New

MI POEMA... de medio pelo

 

Yo busco algún poeta que me guste,
que me haga liberar lo que yo siento,
que me invite a asomarme a su aligustre,
a asaltar sus almenas con gran fuste
y que acabe al final de sed sediento.

Leo a cientos y cada día encuentro
poco más que palabras y ocurrencias,
experiencias desnudas de talento
tratando hacerme ver, en vano intento,
que lo mío es soportar las penitencias.

No todo ha de gustarme, lo comprendo,
-que aunque ves al espejo, él no te mira-,
confieso que de todos algo aprendo.
De argamasa castillos construyendo,
el fortín al que el poeta siempre aspira.

¿Quién puede presumir? Ser los mejores
dependerá de aquel que a tí te lea
si coincide contigo en los sabores.
Las obras sin razón no son amores,
sea un ciego o vidente quien lo vea.
©donaciano bueno

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Comentario del autor sobre el poema: La libertad nos permite disfrutar de aquello que a nosotros nos motiva o emociona, aunque a veces el maldito marketing juegue un papel de celestina.

MI POETA SUGERIDO:  Francisco J. Falquéz Ampuero

EL BUZO

Del costado en vaivén de la piragua,
en un claro remanso ribereño,
baja el buzo. Su prócero diseño
copia en su lomo vacilante el agua.

Relumbra el cielo como ardiente fragua;
filtran los chorros áureos el risueño
cristal dormido… Más allá, el desgreño
de su rompiente ostenta una cancagua.

Abierto del flujo de las ondas
sobre lecho de arena y algas blondas
yace el cable de voces inauditas.

Mudas están pero el obrero fuerte
se hunde sin miedo en el abismo inerte
y desata las lenguas infinitas…

VENUS NEGRA

Alta y fornida, cual gallarda encina,
de ébano tiene el resplandor tu seno;
eres un vaso de febril veneno
con sabores de miel luciferina.

Tu mirada picante es de felina,
hembra de lomo mórbido y relleno;
tu rojo labio, en el festín obsceno,
lanza su muelle copia libertina.

Como el manto cobrizo de una hoguera,
envuelve tu ampulosa cabellera
las desnudeces de tu carne ardiente;

y en el dogal de tu insaciable abrazo
se mezclan las crueldades del zarpazo
al lánguido ondular de la serpiente.

D’APRES NATURE

A los vastos incendios de colores
de una tarde de julio bochornosa,
llegué a la granja donde se alza hermosa
la casa que ocuparon mis mayores.

Me ofrecieron los bardos ruiseñores
sus endechas, la fuente rumorosa,
espejo de la ninfa pudorosa,
cantaba a los favonios sus amores.

Mi noble overo, en sobresalto, para
junto a un cactus gigante, en cuya vara
Pitón sus bodas trágicas consuma.

La cópula potente el árbol mueve
y vuela el aire por el aire leve,
en un temblor de sonrosada bruma.

EL AGUA

Bajo el palío de estrellas luminosas,
cual radiante y sonora pedrería,
cantan y ondulan, ebrias de alegría,
las gotas en miriadas fabulosas.

Pero si enormes fuerzas misteriosas
las combaten, aumentan su energía;
y el mar se torna fúlgida armería
donde se templan láminas vistosas.

«Alto bien es el agua», (*) cuando el cielo
la vierte de sus ánforas al suelo
y flores gayas renacer permite;

y es alegre, si en juego de colores
la vomitan, cual grandes surtidores,
los iracundos potros de Anfitrite.

(*) Píndaro.

SANGRE Y ARENA

A DON ISAAC J. BARRERA

El pueblo acude a la función de gala,
cual la plebe de Roma al Coliseo.
Hay de telas suntuoso cabrilleo,
mil abanicos en batir de ala.

El sol, en chorros de color, resbala
sobre capas y mantos en coleo;
las manolas de rítmico ceceo
destellan como luces de bengala.

Por los palcos, en ánforas de arcilla,
ofrece la ojinegra gitanilla
sus refrescos que aceptan las huríes.

En la arena, do expira un bravo toro,
enjuga el diestro, de chaqueta de oro,
su estoque tinto en gotas carmesíes.

ENSEÑA ROJA

(CANCIÓN ANARQUISTA)

Vivid tranquilos, seres macilentos. . . .
de hirsuta barba y diestra vengadora,
que han de cesar los bárbaros tormentos
y están muy cerca las amables horas…

Pálida raza que el dolor asedia
hasta en la huesa que respeto infunde,
estamos al final de la tragedia
y tu hoja invicta en los malvados hunde!

El trono que miramos tan erguido
en vano lucha por vivir con gloria:
es un mueble de lujo, carcomido,
en el salón de fiesta de la Historia, etc.
(De Rondelas indígenas y mármoles lavados)

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MI POETA INVITADO:  Pedro Flores

HOUDINI

Así llamaban en casa al padre de mamá.
Yo sólo supe por qué mucho tiempo después
y es que cada vez que hacía un hijo se volatilizaba;
abuela era un enorme tanque de agua quieta
del que escapar en el último segundo.
Houdini volvió un día,
sólo poseía una radio y un cáncer,
pero el viejo teatro volvió a abrirse para él.
Sus hijos vociferaban y comían naranjas en platea
y en el palco abuela lo observaba todo
con unos binoculares que conjuraban su glaucoma.
Lo sumergieron en el tanque de agua, encadenado
y al redoble de un tambor señoras y señores
apareció aquí, en este poema, chorreando,
dejando a una recua de hijos y a una vieja
aplaudiendo la liquidez de la existencia.

ASÍ PLANCHABA QUE YO LA VI

Que extraña manera de estarse muertos
Vallejo

Cuántos pantalones
hubo de planchar aquella mujer
para que sus hijos tuvieran unos pantalones
que le dejaban los viernes
en el cesto de la ropa por planchar.
Pareciera que las arrugas
de los pantalones que planchaba
le trepaban por los brazos
y se alojaban para siempre en su rostro.
La muerte la encontró planchando
en el cuartito de la radio,
rociando con agua tibia pantalones ajenos
como una sacerdotisa bendiciendo
las piernas de un ejército invisible.
Y ahí debe de estar todavía,
nadie ha abierto la puerta desde entonces.
Ella no pudo acompañar a la muerte.
Le quedaba aún mucha ropa por planchar.

LA TIENDA DE JUGUETES

Pulcramente vestido, Zoilo, te ríes de mis prendas raídas.
Marcial

Yo le pedía que me llevara al centro de la ciudad.
Sabía que luego tendríamos que volver caminando
y me quejaría de mis pies y ella me miraría,
más compasiva que severa: ya te lo dije,
ves ahora que oscuro el regreso…
Pero valía la pena plantarse ante el gran escaparate,
mirar adentro los infinitos juguetes refulgiendo
hasta empañar el cristal con la bruma de la avaricia.
Un día me atreví a entrar y aunque no toqué nada
me dijeron, sacudiendo el polvo de las estanterías,
aquí no hay nada para ti, chico.
Luego me planté frente al escaparate de la poesía,
adentro hablaban de La tierra baldía, de la “Postposmodernidad”,
del tío Ezra. Había un fulgor que reconocía mi desconsuelo.
Un día me atreví a entrar y aunque no toqué nada
me dijeron, sacudiendo el polvo del abrigo de Stéphane,
esto no es para ti, muchacho.
Y tú, que ya estabas muerta, me tomaste de la mano
para llevarme a casa, a las sombras, diciéndome,
más compasiva que severa, verás ahora, tonto,
cómo te van a doler los pies.
Del libro “El don de la pobreza” (Premio Flor de Jara, Diputación de Cáceres, 2019)

LA AUSENCIA INFINITA [Mi poema]
Pedro Flores [Poeta sugerido]New

MI POEMA...de medio pelo

 

La vida.
Cuando ésta se confunde con la muerte
y el cuerpo queda inerte,
no sangra por la herida.
El punto de partida
a un cielo edulcorado,
donde dicen que Dios está a tu lado,
nos sirve de guarida.

La muerte
que llega hasta tu mente y que la atrapa,
y de ella nadie escapa
pues sabe retenerte.
Acude así a su cita
y en nombre la verdad que es infinita
te dice hasta más verte.

El mundo
sin paisajes, ciudades y sin río,
que lleva hacia el vacío,
con un dolor profundo.
Que emana crueldad
inmersa en una inmensa soledad
en menos de un segundo.

La eternidad
se acerca con sigilo a nuestra puerta
de par en par abierta
mostrando la verdad.
Te alejas de este mundo
a veces tan ruidoso e hiracundo.
Por fin se hace la paz.
©donaciano bueno

Por los siglos de los siglos...? Share on X

MI POETA SUGERIDO: Pedro Flores

LOS 80.000 ESPANTAPÁJAROS DE XINGCHENG

Había que mantenerlos en el aire, agotarlos
hasta que se desplomaran como Ícaros de bolsillo.
La gente de verdad hace ruido con cacharros y sartenes
mientras nosotros, los espantapájaros, debemos cumplir
con nuestro viejo, silencioso oficio de fingir.
Llevamos ropa y sombreros remendados,
retales de todos los parientes muertos.
Nos parecemos un poco a los poetas;
somos demasiados y ahí, solos en el campo,
lejos de las cocinas y de los niños,
parece que tal vez servimos para algo,
pero el ruido de verdad se produce en otra parte
y nadie viene a acompañarnos por la noche.

EL NIÑO ZEDONG SE PIERDE EN EL BOSQUE

Cuántos cuentos comienzan con un niño perdido…
Pero al poema no le interesan los cuentos.
El pequeño Mao ha huido a las montañas de Shaoshan,
huye de la estricta vara de bambú de su profesor;
al poema no ha de interesarle el cuándo ni el porqué.
Tres días estuvo perdido en el bosque el niño Mao
hasta ser encontrado tiritando, pero intacto;
al poema no ha de interesarle por quién o si dormía.
Al poema le interesa lo que a nadie le importa,
por ejemplo, si como en todos los cuentos
que no le interesan hay migas de pan señalando el regreso.
Y sobre todo, al poema le importan
los hambrientos gorriones que extravían los caminos.

EL RETRATO DE DORIANO GRIS

En algún lugar, sobre algún papel,
entre otros muchos poemas, todos olvidables,
debe haber uno inimitable y definitivo,
uno que se ríe de los renglones del tiempo,
un hermoso poema que no envejece.
Ese poema, por mi bien, ha de existir,
pues solo eso explicaría este rostro mío.
Solo eso excusaría
a este viejo mezquino y rencoroso del espejo.

FOTOGRAFÍA DE NIÑO CHINO CON TIRACHINAS

El hombre debe derrotar a la naturaleza.
MAO

El joven pionero apunta su arma;
todo es heroico y noble en su expresión.
Se palpa la tensión de la piedra en el disparadero,
nos compadecemos del parásito gorrión posado
al otro lado de su destreza.
El ojo izquierdo se cierra para afinar el blanco,
eso lo hemos hecho todos al disparar una piedra.
Lleva una cuerda en bandolera para sus trofeos;
cuatro pájaros ensartados o enhebrados
como en un ábaco para inventariar la muerte,
eso lo hemos hecho todos al atesorar cadáveres.
Pero una fotografía se parece a un poema,
ambos son un instante, hablan también
de lo que no hablan y detienen el tiempo
como una pierna que ha sido amputada pero aún duele.
Y tal vez el joven pionero en el último momento
destensa el arma, abre el ojo izquierdo,
mira volar al pájaro,
eso lo hemos hecho todos los sicarios
al sentir compasión alguna vez.

EL SEÑOR ZHENG, ORNITÓLOGO, EN EL CAMPO DE TRABAJO

Siempre fue un niño débil Zuoxin Zheng,
un huérfano más bien solitario
que recorría las montañas de Fujian
amparado por el canto de pájaros humildes.
Así que, años después, cuando fue preguntado al respecto,
el señor Zheng dudó, el señor Zheng sintió
que testificar contra sus viejos amigos los gorriones
sería un acto imperdonable de traición, no solo
hacia los pájaros, sino hacia un niño enfermizo
que escucha a los pájaros.
Ahora, aquí, tendría que terminar la verdad y comenzar el poema;
poetas y ornitólogos en realidad en algo se parecen:
ambos esperan una sombra asustadiza,
un trino fugaz que puede que nunca
se pose justo ahí, en la rama que observan.

De Los gorriones contrarrevolucionarios. Editorial: Visor.

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