A todos los amantes de la literatura en sus distintas formas o variantes...
LOS IDIOMAS, ESAS ARMAS POLÍTICAS [Mi poema]
Roberto Sosa [Poeta sugerido]New
MI POEMA... de medio pelo |
Critico, los idiomas creando van fronteras, Critico a quien defiende la multitud de idiomas Critico a quienes hablan y dominar presumen, Critico al que al lenguaje va convirtiendo en arma #Idiomas, herramientas de comunicación o armas de discriminación? Share on X |
Pues dicen que en el mundo existen 7000. Será cierto. ¡Qué difícil aprender tantos!
MI POETA SUGERIDO: Roberto Sosa
De niño a hombre
Es fácil dejar a un niño
a merced de los pájaros.
Mirarle sin asombro
los ojos de luces indefensas.
Dejarle dando voces entre una multitud.
No entender el idioma
claro de su medialengua.
O decirle a alguien:
es suyo para siempre.
Es fácil,
facilísimo.
Lo difícil
es darle dimensión
de un hombre verdadero.
Esta luz que suscribo
Esto que suscribo
nace
de mis viajes a las inmovilidades del pasado. De la seducción
que me causa la ondulación del fuego
igual
que a los primeros hombres que lo vieron y lo sometieron
a la mansedumbre de una lámpara. De la fuente
en donde la muerte encontró el secreto de su eterna juventud.
De conmoverme
por los cortísimos gritos decapitados
que emiten los animales endebles a medio morir.
Del amor consumado.
desde la misma lástima, me viene.
Del hielo que circula por las oscuridades
que ciertas personas echan por la boca sobre mi nombre. Del centro
del escarnio y de la indignación. Desde la circunstancia
de mi gran compromiso, vive como es posible
esta luz que suscribo.
Los pobres
Los pobres son muchos
y por eso
es imposible olvidarlos.
Seguramente
ven
en los amaneceres
múltiples edificios
donde ellos
quisieran habitar con sus hijos.
Pueden
llevar en hombros
el féretro de una estrella.
Pueden
destruir el aire como aves furiosas,
nublar el sol.
Pero desconociendo sus tesoros
entran y salen por espejos de sangre;
caminan y mueren despacio.
Por eso
es imposible olvidarlos.
El aire que nos queda
Sobre las salas y ventanas sombreadas de abandono.
Sobre la huida de la primavera, ayer mismo ahogada
en un vaso de agua.
Sobre la viejísima melancolía (tejida
y destejida largamente) hija
de las grandes traiciones hechas a nuestros padres y abuelos:
estamos solos.
Sobre las sensaciones de vacío bajo los pies.
Sobre los pasadizos inclinados que el miedo y la duda edifican.
Sobre la tierra de nadie de la Historia: estamos solos
sin mundo,
desnudo al rojo vivo el barro que nos cubre, estrecho
en sus dos lados el aire que nos queda todavía.
Malditos bailarines sin cabeza
Aquellos de nosotros
que siendo hijos y nietos
de honestísimos hombres de campo,
cien veces
negaron sus orígenes
antes y después
del canto de los gallos.
Aquellos de nosotros
que aprendieron de los lobos
las vueltas
sombrías
del aullido y el acecho,
y que a las crueldades adquiridas
agregaron
los refinamientos de la perversidad
extraídos
de las cavidades de los lamentos.
Y aquellos de nosotros
que compartieron (y comparten)
la mesa
y el lecho
con heladas bestias velludas destructoras
de la imagen de la patria, y que mintieron o callaron
a la hora de la verdad, vosotros,
-solamente vosotros, malignos bailarines sin cabeza-
un día valdréis menos que una botella quebrada
arrojada
al fondo de un cráter de la Luna.
Las sales enigmáticas
Los Generales compran, interpretan y reparten
la palabra y el silencio.
Son rígidos y firmes
como las negras alturas pavorosas. Sus mansiones
ocupan
dos terceras partes de sangre y una de soledad,
y desde allí, sin hacer movimientos, gobiernan
los hilos
anudados a sensibilísimos mastines
con dentaduras de oro y humana apariencia, y combinan,
nadie lo ignora, las sales enigmáticas
de la orden superior, mientras se hinchan
sus inaudibles anillos poderosos.
Los Generales son dueños y señores
de códigos, vidas y haciendas, y miembros respetados
de la Santa Iglesia Católica, Apostólica y Romana.
MI POETA INVITADA: Natividad Cepeda
EN TI QUIERO QUEDARME
Rescato un sueño pétreo entre abedules y robles
como un grumo de vida que se yergue
en la atalaya de un otoño fósil por el que voy subiendo.
Y me llama mi Hidalgo.
Me nombra con su voz abarcable
por mi aldea que es reino del amor.
La leyenda se funde por todos los caminos de la Tierra.
Por ellos va la melancólica pasión de un caballero,
y llega su peregrinar hasta la tierra americana
y en Asia, son piel de loto y samurai con yelmo
sus aventuras. Magia que por amor resurge.
Regresas, y a tu amparo del ideal humano
los pueblos se cobijan en su tamiz de siglos.
Todos te buscan. En las viejas posadas y albergues
llegan preguntando por nosotros viajeros
que sueñan encontrarnos entre heráldicos escudos,
libros de hojas desgastadas y velas que arden
en conventos. Vacía yazgo porque tu no me habitas.
Mi epílogo eres tú. En ti quiero quedarme.
Regreso de un espejo de siglos para afimar
Poema para el mes de marzo de 2021
Hoy el día está nublado y no hay clamor
de lluvia y si lo hay de voces repetidas
hablando de vacunas y fin de restricciones
para salir del pueblo y también abrir
puertas de bares y cafeterías.
Las voces se multiplican en tertulias y vídeos
aunque en las tiendas de ropas
y complementos apenas si hay clientes.
Tampoco se supera el paro masivo
que suma millones de parados;
dicen que sobre todo de mujeres y jóvenes.
Por las compuertas de los grupos de Whatsapp
se repiten hasta el infinito consignas
de libertad manipulada, a favor unos y otros
de políticos que hurgan en el intelecto
colectivo para, acusándose, los unos y los otros
llenar sus bolsas de sumisos votantes
y seguidores fieles.
Son puertas de atrás y de servicio
para los que sin verjas ni guardianes
en sus casas tiene que servir al señor
de turno, tan déspotas y barbaros
como aquellos de antaño a los que nada
importaba la vida de los inferiores.
Soportamos estos días vándalos callejeros
jaleados por el poder constituido
que dejan que la anarquía campe a su placer
en ciudades desprovistas de quienes les defiendan
porque a ellos, los poderosos políticos,
no están expuestos a su brutal hazaña
de destrucción masiva.
Marzo ha llegado con la misma inclemencia
de hace unos días, unos meses, un año…
Con el desamparo que nos deja la muerte
de la maldita pandemia del coronavirus
que es la peste del siglo veintiuno
sin cantos gregorianos, sin besos ni abrazos.
Y poco importan los poetas que se afanan
por las callejuelas del mundo
en recitar sus poemas y presentar sus libros
para apaciguar tanta tristeza marcada
en la comisura de los labios.
Un año llevamos arrastrando este amargo
trago de morirnos con el fantasma
del miedo en las almas.
Nos hemos convertido en sauces llorones
sin lágrimas en esta primavera enfangados,
ahora, en la celebración de ese 8 de marzo
que resuena a podrido mensaje
en favor de millones y millones de desamparadas
mujeres a lo largo y ancho de aldeas y ciudades,
de grandes urbes y escondidos reductos
donde todavía se venden niñas
y se explota a niños en inmundos trabajos
sin que les importe a nadie; sin nadie,
absolutamente sin nadie que los defiendan.
Y mi cabeza de poeta y de mujer
no comprende ya nada porque apenas
hemos avanzado en la justicia humana
tan cacareada con días señalados en los inútiles
calendarios de nuestra sociedad
vacía de valores auténticos.
Un año llevamos viendo en nuestra mesa
sitios vacíos, puertas cerradas,
zapatos y calcetines sin pies para usarlos,
vestidos sin mujeres a quien ponérselos.
Un año subiendo por estos meses
con la boca tapada con mascarillas
y sin palabras para delatar y denunciar
el horror que nos ha convertido en muñecos
de viejo cartón abandonados a nuestra escasa
suerte de parias pagadores de tributos.
¿Para qué reunirnos en esa marcha
reivindicativa del 8 de marzo?
¿Para qué?
No tenemos ni tiempo ni fuerzas para marchar
en pos de nada.
Yo escribo un poema al abrigo de mis paredes
sin ignorar que de nada sirve
porque hasta por ser mujer mi poema
no será valorado como el de un poeta hombre.
Escribo en soledad y no me rindo
a pesar de haber cumplido muchos marzos
y de saber que mi poema no tendrá repercusión
en sagrados ámbitos culturales.
Ahí donde las computadoras del saber
apenas si apuestan por la mujer, también ahora.
Contemplo la vaguedad
de tantas sombras que trae la primavera
y continuo escribiendo sin que nadie me pague
por ser juglar y escribidora de versos.
Hoy está nublado y no llueve,
que tristeza tiene el viento soplando en los tejados.
Enfrente de mis ojos han cruzado bandadas
de palomas y por un instante quiero
tener alas y volar y volar en libertad
para perderme en ese cielo nublado de marzo
que presagia lluvia y no llueve.
Pienso, si este largo poema verá la luz
de otras miradas desdoblándose
en las mañanas de marzo sin necesidad
de taponar su palabra con bozales de miedo…
Pienso…