A todos los amantes de la literatura en sus distintas formas o variantes...
UN JOVEN EN EL METRO DE QUITO [Mi poema]
Mónica Kofler [Poeta sugerido]New
Se sube, va y sonríe, toma asiento, Se sube a ese caballo volador Pensando, va mirando a los demás Cual fuera de una oruga se tratara Mas pronto allí la luz apareció, El día 1 de diciembre después de tantos años por fin se inaugura la Linea 1 de Metro de Quito.
MI POEMA ...de medio pelo
atento y expectante a su parada,
que el tren raudo andará como anda el viento,
la vida hoy se concibe en movimiento
y el mismo le da al tiempo una patada.
de hierro y de metal articulado,
contento por hacerle a otro un favor
pues ve que anda jodido el buen señor
y no como él que es joven y agraciado.
y en tanto que algo piensa allí observando,
la ciencia es a la vida el no va más,
lo mismo que a la música el compás,
lo duro que sería el ir andando.
el tren que disfrutaba en la floresta
en vez de ir avanzando por la cuesta
metióse sin que nadie le parara
en un lugar con forma de ballesta.
había atravesado la montaña,
el joven raudo y presto se apeó
y fue así en que esta historia terminó,
el Metro fue el causante de esa hazaña.
©donaciano bueno
Esta primera línea discurre de norte a sur de la capital de Ecuador y cuenta con 15 estaciones: desde Quitumbe (al sur de la ciudad) hasta El Labrador, en el norte. Quitumbe, Morán Valverde, Solanda, Cardenal de la Torre, El Recreo, La Magdalena, San Francisco, La Alameda, El Ejido, Universidad Central, La Pradera, La Carolina, Iñaquito, Jipijapa y El Labrador. Quito es una ciudad en la Cordillera Occidental de los Andes, cuya orografía es todo menos llana.
En el devenir constante Yo no sé de vos, de mí, del cielo, Soy un alma viviendo Ego andante, esencia corrompida. Soy la imagen en el espejo roto de mi alma El fuego que me encendía Soy la mente plagada de recuerdos que la misma mente bloquea Soy un despojo que dejó la muerte Y, sin embargo, también soy ¿A dónde se van las palabras cuando muere el humano en el que se gestaron? Soy las preguntas que no hago para no esperar respuestas que no existen. Soy la Fe que me sostiene Soy la madre que me parió Soy la risa que sigue a las anécdotas de tiempos que no volverán Si te gusta #Mónica_Kofler... Share on XMI POETA SUGERIDO: Mónica Kofler
Disolución de la Nada
Entre el ser y el no-ser
Dejo de ser cauce
Para convertirme en río.
La nada ya no es
Lo que no soy,
Sino todo
Lo que puedo llegar a ser.
La nada es, ahora
Posibilidad infinita.
La nada es todo.Retóricas
yo no sé qué me quieren decir las palabras
que se susurran en mis oídos.
No sé del viento,
ni del miedo que me corroe sangre adentro,
Las palabras se agolpan y luchan por salir,
no dicen nada y a la vez lo dicen todo.
¡Cuánto canto escondido en el tumulto!
A vos que lees:
¿Serás capaz de poner la pieza que falta en el rompecabezas?
¿Serás capaz de encontrarle sentido a lo absurdo?
¿O morirás también, como yo,
en el vacío efímero de la nada que es la vida?
Tu silencio dice de mí
lo que mis labios callan y mis manos escriben,
tu silencio me delata
y te hace evidente
ante las sombras de tus propios fantasmas.
Ya no puedes esconderte,
porque aun disfrazado de silencio
usas mis palabras para existir.Reminiscencias
en el tibio limbo de la carne,
de la mente que arde.
En los límites del cuerpo
he olvidado quien era,
sin embargo, a veces,
como hoy, lo recuerdo,
y el sinsentido no duele tanto.Instantes
Cáscaras abrumadoras que envuelven, cobijan y consuelan
el pánico instintivo a disolverme en la multitud.
Un deber ser impuesto y asumido propio anula el ser, lo ahoga…
ahogo en la noche.
Aun en la no ficción reina la ficción de las etiquetas que me dan nombre y estructura,
que calman mis temores a desaparecer y, sin embargo
me quitan el derecho a ser.
Vomito las palabras en la pantalla que ya no es blanca.
Alimento al cursor titilante que pide más y más
iluminando la ansiedad de la noche oscura.
El mañana ya aparece filoso y punzante para mi existencia privada de descanso.
¡Ay mi humanidad! Tan cargada de mente
que ata, comprime y asfixia el andar de mi alma encerrada.
Vomito las palabras sobre la pantalla que ya no es blanca
y algo se calma.
El ser incomprendido se alivia y suspira.
Por un leve instante de la eternidad…soy.Autorretrato
Un par de piezas húmedas y deformadas de un rompecabezas que no se puede volver a armar
Palpita ahora moribundo como una vela a punto de apagarse.
Para no quebrar el cuerpo
Y el corazón.
A un costado del camino
Un montón de palabras agolpándose para salir
Subiendo por mi garganta
Haciendo borbotones en las venas
que bombean ríos de tinta para mantenerme con vida
(o sobreviviendo)
Soy la resistencia a morir antes de haberlo dicho todo.
La certeza de que hay vida más allá de la muerte
La tristeza encarnada en un cuerpo que apenas sobrevive
La fuerza ajena que dejo entrar para mantenerme en pie
La familia que me dio nombre
Soy una hormiga humana intentando comprender
Cómo se puede seguir con vida
Después de haber muerto un poco.
MI POETA INVITADO: Jorgenrique Adoum
En el principio era el verbo
te numero, te teléfono aburrido
te direcciono (callo, caso y escalero)
te habitacionada ya te lámparo te suelo
te vaso te enfósforo te libro
te disco te destoco te desvisto desoído
te camo te almohado enciendo descobijo
te pelo te cadero me cinturas
nos trasvasamos labio a labio
me embotello en tu adentro
nos rehacemos te desformo me conformo
multiplicada tú yo mildividido.
Baraja de la patria
Patria, golpeada patria, establecida
desde el océano a las cosas: yo amé
tu forma muerta, la estatua errante
de tu polvareda, el cuenco de tu mano
terriblemente joven que nos toca. Y de repente,
del húmedo fondo de donde el campesino
levanta su mercado semanal, yo alzo
para ti la huella descalza de tus hijos,
la sandalia del inca, la pisada
del conquistador sobre el azufre.
Porque como un resucitado, lleno
de vegetales barbas y de tiempo, no soy
sino tu traje de piel y de palabras, sino
la fotografía del que cayó primero, amándote
como pudo, contra el metálico monje de las armaduras.
Cuando pregunto por tu origen, los cántaros,
los escudos, las murallas sostenidas, el eco
de lo que fue tu indígena silencio antes
de la cruz y los caballos; pero te reconozco
en la cabuya y sus espadas secas, he sentido
tu cadera de bosques temblar en las carpinterías,
recuerdo nombres enterrados con sus herramientas
y me basta la altura de tus musgos sin urgencia.
Si la mañana empuja su cerveza al mediodía,
si en la garra litoral del mangle hunde
su garra el puma, si la ola de arroz enarbolada
por las plantaciones asciende la escalera
de greda y de granito, es en la orilla
de petróleo y tiempo, es en tu mar
dolido, lleno de sangre anual, de asesinadas
construcciones, en donde busco para saludarte
el sombrero sin paz del ahogado, su idioma
olvidado en tus raíces.
Cómo no amar tu límite que asaltan la madera
mojada, el mar y el vecindario; cómo no amar
tu pobre pueblo, su hierbabuena heráldica
que al aire turba; cómo no regresar a las hilachas
de tu costa, a tus canales con su baraja
transparente de sal y territorio, si agosto
me echa viento y polvo de la patria a lado
y lado, si en medio voy besando su camisa
de arena, desgarrada en tus desgarraduras.
Cuando este viento te lame la cebada,
cuando este canto se riega en mis papeles,
tú me gritas que vuelva a tu nave frutal
encajonada, te siento, están contando
tus cereales sin número, y vuelvo y digo
tu nombre de línea y de varón sobre el pétalo
débil del harapo y sobre tu abundancia ciega,
recojo tus pedazos, tu difícil y suelta
geografía: el volcánico templo y la copa
de vaho, la zona donde el algarrobo crece
su desnudez nocturna, la alta sementera
de aldeas y de indios. Y hay un dintel
de espuma y de intemperie, hay un agua
original que sobre sí se dobla y que abren
con su ataúd sin algodón los panaderos
y con su barca hambrienta y de redes murales
el archipiélago súbito de tus marinerías.
La patria es una fiesta larga que interrumpen
el azar, la diaria cacería, la ceniza: de pronto,
cómo no amar tus muertos y su vestido verde,
si como un goterón de sueño persistente cae
el silbo del andamio y tras él el albañil
a su velorio; cómo huir de un día tuyo, lleno
de duraznos y navíos, y no sufrir de ti por todos
lados, y no salir a encontrar tu aurora,
lo que te debe el tiempo desde la edad
del buey que hunde sus pezuñas en la Biblia.
Patria, si amarga casi siempre, dulce patria
cada día, dulce recuerdo de una enredadera
de ventanas y azúcar; ira por la piel que ortigan
con leyes y monedas; rumor de río oral
cuando ruegan al sur por la llovizna; ancha
experiencia de los trenes que a diario recomienzan
tu memoria, toda de polvo y lana, toda de piedra
y nube:
sobre ti, dimensión de lodazal y sangre,
estás tú, contramar de amor y estrella.
Editorial Herder México