A todos los amantes de la literatura en sus distintas formas o variantes...

Millán Cruz Hernández

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QUÉ ES POESÍA Y QUÉ SER POETA? [Mi poema]
Tina Escaja [Poeta sugerido]New

MI POEMA...de medio pelo

 

Pues tú quieres saber qué es poesía
y esperas del que escribe una respuesta,
mejor será que te eches una siesta
y empieces a soñar. Pues no sabría
jugar no equivocando en esa apuesta.

Mas sé que debo y pido su amnistía
para esos que sembrando van las flores
e intentan que se expandan sus olores
y aciertan a dotar de fantasía
al verbo que es amor de mis amores.

Y admiro a aquellos vates que recitan,
-el don con el que un dios no me ha adornado-,
y añaden al poema recitado
las fuerzas que al espíritu levitan
por zumo de placer obnubilado.

Mas viene aquí lo triste, que poeta
yo nunca podré ser por más que intente.
Vacío el contenido, el continente
es falso cual lo fuera una maleta
sin nada que aportar. Muerto viviente.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDO:   Tina Escaja

Nebulosa del Cangrejo

Como la estela
de una barca en el alba
de la que nada queda
Sami Manzei

Apunte estelar.

El viaje inmediato perpetúa
el residuo.

Froición y agonía.

No hay regreso.

SATURNALIAS

Mascaradas de invierno

Los diablos cruzan arroyos y ostentan tenazas
y colmillos.
Saltan y afloran los Carachos,
persiguen a muchachas,
acogen con la lengua el devenir de un caos cósmico y preñado.

Pitones con naranjas en las puntas levantan las faldas
y lamen posaderas.
Aciertan con el falo en las pezuñas y en las sienes,
en orificios gratos
al cuerno de Dionisos.
Cae la noche.
La Obisparra llora el funeral.
El Cencerrón seduce en jirones colorados.
Canta el Moladillo. La Filandorra
mea.

En su cuna de piedra nace Mitra
y los pastores le entregan parabienes.
El tiempo se repite,
ostenta accesos de la carne y libaciones.
Deméter se prepara a la cita de la siembra inmediata,
mientras bailan y exponen sus vulvas
las mujeres.

El tiempo se repite saltimbanqui,
obsoleto.
El solsticio impone su ejercicio de quiebra
y entrega su aguinaldo a la diosa. El año nuevo nace.

La luna permea el ritual, juega a las damas

y pierde.
De 13 Lunas 13, Ediciones Torremozas

Mujeres del mercado

Mujeres del mercado
que posan rutilantes de cachivaches y frutos.
Catálogos de bananas,
confitura de anaqueles,
la família numerosa,
y el adorno por sombrero ocasional.

Las manos reposando
como pájaros cansados en un mandil de sueños suspendidos.
Manos sabias de insistencias y declives,
de manejos de casaba, pan de coco,
paraíso de tubérculos, comadreo habitual
que dibuja una sonrisa
interrogante
o espléndida.

La próxima a las legumbres elabora el desafío y el desplante.
La más joven delibera todavía su condición de ancla sorda.
Casi todas aquilatan su momento de letargo,
serenísimas y justas,
apaciguadas, rendidas.

Mujeres grandes y niñas
que venden en mercados de la costa, de los llanos,
en este lado y en todos,
que ventilan con su escoba cotidiana,
al final de la mañana,
el raro fruto marchito de las jornadas idénticas.

De amores y bares

Los pilares de cerveza que se elevan por encima de los muros. Superan los resortes del trazado al tiempo que ella espera, recostada sobre el marco de madera,
maltratada, carcomido,
espera
las manos enlazadas, la falda corta y de volantes, sandalias
deportivas
y el esmalte
colorado.

El cabello casualmente recogido sobre el hombro
invita la mirada hacia el declive adolescente
de unos senos apresados
en la franja de la tela.

Espera la muchacha con su filtro de sonrisa
al cliente de cervezas,
la caricia de palabras o el desplante,
el asueto de las tardes reposadas con afán de envergadura.

El grito y estupor desmantelados
por la senda de los trece.

En mapuche

Kütran: enfermo, enfermedad.
Kütrandwameln: afligir.
Kütre: vagina.
Kütran küyen: menstruación.
Küyen: luna, mes.
Küyentum: menstruar.

Mensa, mes, bendición, purgación, medición,
luna.

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MI POETA INVITADO:  Millán Cruz Hernández

Roto el hechizo de los sueños

Te dije adiós
y tú lo repetiste.
Ya no caminaremos juntos
como antes,
ni miraremos en la misma dirección.
Tampoco, cada noche,
cruzaremos los abrazos.
No me susurrarás,
ni yo contemplaré tus ojos.
Quizás alguna lágrima
resbale desde el alma.

Juramos vivir eternamente juntos.
Íbamos a morir juntos para siempre.
Me dices adiós
y yo te lo repito.

Mañana,
deambularemos entre otras gentes,
hablaremos de otros temas,
pensaremos otros sueños;
moriremos por otros sufrimientos.
Pensábamos seguir la misma senda,
acabar la vida juntos.

¿Te paraste a pensarlo?:
Adiós es separarse, olvidar el pasado,
cortar el hilo que nos unía.
A partir de hoy,
nos citaremos con otras personas.
El sol te calentará a ti,
a mí me calará la fría lluvia.

¡Cuántas cosas nos quedan por hacer!
Pero es momento del adiós.
Sin usar me quedan:
Abrazos para el cuerpo y besos en los labios,
caricias en las manos, palabras en la boca,
pasión en el corazón, aturdimiento.

No se puede luchar contra el destino,
ni siquiera el poeta lo consigue.

Cuando llega el momento del adiós
se abrocha la noche con el suelo,
se rasga el aire, sin hacer ruido
se rompe el hechizo de los sueños.

Naves, nubes, sombras…

¡Abrid los ojos!
¡Amad sin tregua!
¡Vivid deprisa!

Como las naves,
igual que las nubes,
como sombras,
como un fugaz relámpago
sin vida propia,
así pasan los hombres.

La vivencia breve,
la tímida existencia
es una interminable pasarela:
cual la corriente del río,
del mar las olas,
los pies ligeros del viento,
tal vez una mirada.

Tras otros unos
vamos desfilando
sin dejar siquiera
un rastro de humo,
ni tampoco huellas
como senda visible
que seres venideros
seguir pudieran.

En un parpadeo fugaz
se va la vida,
sin tiempo para amar;
un sueño de un segundo,
una quimera que termina
con la ilusión fundida,
en tierra sepultada.

Un beso traicionero
una mota de polvo
llevada por el viento.

La vieja encina seca

Cuando la tarde gris,
Ha doblado su cintura,
Como un monje erguido
Con los brazos abiertos
Que dirige al cielo su plegaria,
Con el hábito y cochambrosa,
Se mantiene de pie
La vieja y seca encina.

Pareciera vertebrar,
Con la vida del alma,
El espinazo de la tarde.
Una mano seca, encallecida,
Se muestra codiciosa,
Como queriendo extraer
Del aire pasajero,
El aliento de vida que perdió,
Un pellizco de carne.

Se muestra impasible,
No se inmuta:
La encina difunta
Con su lenguaje mudo
Manifiesta un oculto secreto,
Un saber de la vida
Que reserva humilde
En sus entrañas,
Donde su sangre quedó
helada para siempre
y consumida.

La vieja dama ya decrépita,
Con la carga de soles que soporta,
En su orgulloso tronco guarda
Con celo su oculto misterio.
Con la luz de la Luna,
Las sombras de sus brazos,
Nerviosas se agitan
Como si quisieran agarrarse
A las últimas historias de su vida;
Decir adiós, calladamente,
A las hermanas frondosas
Que sin hablar la miran,
Con su seco y apagado
Zarpazo de silencio.