Miguel Gallo

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UN BALA PERDIDA [Mi poema]
Miguel Tonhatiu Ortega [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Y tú quién eres, muñeco,
de peluche o de basalto,
presumiendo mear alto
y apenas eres un eco.
Si tu cerebro está seco
sin ideas ni esperanza
y tu cuerpo no te avanza
más allá de Alcalá Meco.
Tan de corto recorrido
que antes de venir te has ido.

Que tu pantalón de rayas,
gabardina de charol,
sólo son brindis al sol
vayas tú por donde vayas.
Pues sabes bien que la mona
aunque de seda se vista
hará ver que ella es turista
pero no es de Barcelona.
Y aún de puntillas te pongas
no cuelan ya tus milongas.

Ni tu pelo con tupé
ni siquiera tu apellido
conseguirán hacer ruido
pues que no tienes parné.
Ni tienes agarraderas,
ni tampoco quien te llore
y menos alguien te ignore
pues nadie sabe que fueras.
Solo eres bala perdida
derrotada en la salida.
©donaciano bueno

Alcalá Meco es un pueblo cercano a Madrid en el que existe una cárcel.

MI POETA SUGERIDO:  Miguel Tonhatiu Ortega

Luz revelándose

Retorno al mismo espacio
donde las lecturas de día
se resuelven con lámparas fijas;
se leen, como yo las leo,
en forma de antiguas historias.
El eco de esquina a esquina
aborda el segmento de sonido
de un trozo de relato
descrito en pasado anterior:
con una taza de café en las manos,
hecha de un brillo matutino e imberbe;
una frígida luz revelándose
ante los nubarrones exiguos y el sol:
son las ocho.
Amaneció la superficie húmeda
como si la lluvia tuviese un rencor escondido,
como si la noche, como si la lluvia, como si el rencor,
como si el día o la nube fueran determinantes para escribir.

Las palabras no existen,
sólo es mi eco.

Cuerpo desnudo en Uruguay

I
¿Hubo ciudad para ti,
en ese bosquejo de formas:
el concreto y la naturaleza
que renunciaban por ver a la muerte?

Pudo, quizá, no existir vuelo
que tuviera el fondo de Chet Baker
y la trompeta inusual para seguir la música
sobre la orografía; los ríos y ciertos mares.

Tu cuerpo fue un árbol frondoso y sutil,
en marzo desprendió su aroma
único (vuelta), impelido por la forma del aire.

Fue la gracia, el tintineo del aire
y el fruto cayó lejos del durazno;
y tus manos como cuerpo desnudo en el Uruguay
ya no poseían sentido franco.

II
Se revelarán las piedras en tu jardín.
El mármol afilará el brillo del amor,
nunca estuvo dirigido al sitio del encuentro.

Mis palabras secas sólo son útiles
ante un viento inmortal que niega la pérdida.

Hay un canto en una habitación vacía:
lo trazas para siempre y el sol lo valida.

Volverán las hojas de un cuerpo de otoño;
no estaremos, entonces,
porque el viento tramará venganza
por este encuentro fallido,
nunca llegó al puerto alguno:
bajar las escaleras, mirar tu maleta;
eran sólo una parte del sueño
(ningún mago celeste pudo interpretarlo).

III
La ciudad no era para ti,
Chet Baker se oye en el ambiente.
El mapa no permanecerá más sobre la mesa;
las efigies de tu jardín ya no se moverán,
sabrás que fui yo por ese viento,
nunca cesó de agitar el árbol
de ese jardín ficticio en que respiras.

Un cuadro antiguo[1]

Aparece en el suelo,
el cuadro donde un Cristo y su luz
emanaban desde una habitación vacía.

Otra vez, escuchaba,
la madera entre crujidos;
la cual los artesanos
teñían en retablos de óleo:
dominaban los nudos del benjuí,
la luz dentro del círculo:
cierta herida punzaba interminablemente.

Y el hombre hacía un movimiento
en dirección a la llaga: ¿Cristo?

Yo era uno que alumbraba
y veía mal,
miraba la luz
no tan próxima:
la luz, dije.
El vértigo era para ella:
una antorcha,
y algunos hombres;
la imagen de los aceites;
luego, la luz, el cuerpo y la llaga.
El olor de parafina.

Tomás, como yo, tocó la herida,
la luz me cegó.
Había nudos en los colores:
“Es cierto”, dijo Tomás.
Yo sólo pude decir que sí,
nunca más volví a ver el cuadro.

Caza del toro
Mugía el cielo nocturno.
Tomas Tranströmer

Animal mestizo como su fruto,
sumergido en un odio antiguo,
dormía a la intemperie,
la luna su luz:
un célebre día,
una bestia es un espejo.

Animales salvajes para ti,
para un cielo innecesario; eres el toro,
y el firmamento restañe,
la luna mata con sus astas desde anoche;

vuelve a tus ojos rojos con un arma sagrada,
baja la colina, intacto,
esconde cierto mugir y cierto odio:
el filo saldrá de la vaina durante el día;

estoy seguro:
será en tu contra.

El sonido de tu cuerpo al caer

Cuando Mi funny Valentín ya no resulta
en el cielo cerrado de las calles sin amor:
Haz dicho que ninguna nota sobra en el jazz.
¿Qué hiciste?
La trama de la historia en Francia indica:
Aún se escuchaba la trompeta en los bares del centro
cualquiera reconocería tu sonido entre el polvo.

No he vuelto por las mismas calles
Y luego, la metadona, hace tiempo;
mi corazón sonaba al ritmo de esa trompeta.

Escuché tu música,
aquella noche, Gerry Mulligan te acompañó.
Una mujer negra bailaba conmigo.
He olvidado,
He dejado atrás la piedad del poema.
Me devora la historia
Y tu tocas la trompeta con toda calma:
“Autumn leaves” suena y desintegra las hojas.
He olvidado quién soy,
no deseo escribir, hermano.
Algo de Ámsterdam,
algo de ese vacío en el edificio
tu cuerpo vuelve a tierra.
Aunque un hombre como tú se lance
desde la ventana del hotel.
(porque la metadona no fue suficiente):
Autumn leaves
y el último sonido de tu cuerpo al caer:
he olvidado quién eras, Chet.

ALONE TOGETHER

(Chet Baker y Bill Evans)

Justo así con tu sonrisa,
Cuando aún no construías
El mundo con el sonido de la trompeta
(un regalo de tu padre).

Aún el susurro no delibera
“me han dejado solo”, dices,
El saxofón responde y yo creo que sí.

No han muerto aquellos
Que te escucharon en Europa.
No eres tan viejo.
LA trompeta deja a la luz vulnerada:
El tiempo posee el miedo
De cometer el erro al pasar a través del sonido:
En los metales dorados, Chet.
¿Qué se escucha? ¿Son las percusiones?
El aliento es un dios.
Abre la puerta al fin, silencio;
Nadie se espera la vuelta,
La trompeta utiliza la mudez como arma
Solo develada en el periplo de un sueño.
Chet Baker, sí, silencio, sí Chet…

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MI POETA INVITADO:  Miguel Gallo

Soñar un sueño

I
Anoche soñaba un sueño
en el cual tú te encontrabas
en dicho sueño me amabas
despertando mi pasión
sonaba como campanas
el latir del corazón.

II
Tu rostro sutil, difuso
muy lentamente emergía
haciendo la noche, día
con un dejo de nobleza
tu cuerpo tan armonioso
y radiante de belleza.

III
El viento sopló de pronto
y comenzaste a correr
yo no te puedo creer
sonó como en un lamento
no me vuelvas a soñar
te juro, cómo lo siento.

IV
Desperté muy angustiado
con la ilusión destrozada
preguntándole a mi almohada
cuál sería aquella razón
de ponerle un gran candado
al sentir del corazón.

Golondrinas

I
Bandadas de golondrinas
que año a año nos visitan
sin pensar si las invitan
aparecen en el cielo
con su línea inconfundible
nos deleitan con su vuelo.

II
La llegada de estas aves
ya nos anuncian verano
y tomados de la mano
vemos formar sus figuras
elegantes, misteriosas
con su gracia, su dulzura.

III
Llegan raudas y veloces
en un vuelo peregrino
desafiando mil caminos
vuelan, vuelan sin cesar
me pregunto qué misterio
las hace hasta aquí llegar.

IV
Al atardecer se juntan
comienza el revoloteo
pensativo yo las veo
la luna blanca de fondo
de golpe desaparecen
con su aire muy orondo.

Amistad

I
La amistad es un tesoro
que bien se debe guardar
tiene más valor que el oro
su llave difícil dar.

II
La amistad tiene ese efecto
el de brindarse, el de dar
donde regalas afecto
el hombro donde apoyar.

III
Es la mano que se extiende
cuando más la precisas
es la llama que se enciende
cuando hay oscuridad.

IV
Es aquella voz de aliento
el abrazo generoso
una bocanada de viento
y la franqueza en los ojos.

V
Compartir gratos momentos
la angustia de una tristeza
tal vez sea algún lamento
también darle fortaleza.

VI
Si al leer estas palabras
estás de acuerdo conmigo
quizás mi corazón abra
y podré llamarte amigo.