A todos los amantes de la literatura en sus distintas formas o variantes...

MIGUEL DE UNAMUNO

MIGUEL DE UNAMUNO

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MATAR EL TIEMPO [Mi poema]
Carlos Catena Cózar [Poeta sugerido]

MI POEMA... de medio pelo

 

Yo voy matando el tiempo al tiempo que él me mata,
con el que bien me trata yo intento ser atento.
Como soy educado yo sé decir lo siento,
me excusen, no es preciso que estén dado la lata.

Mi tiempo es muy valioso, que al menos es de plata,
pues para el que esto escribe su tiempo es como el oro.
le mimo y con cuidado, yo guardo mi tesoro
así que otros opinen que solo es de hojalata.

Sería un mentiroso del mismo presumiera
así que un arrecife le aceche al roble recio
para absorberle su alma y hacerla prisionera.

Pues que anda tan escaso, permiso aquí pidiera,
-a quien le corresponda le pido ponga el precio-,
para seguir gozando, si fuera una quimera.

Y si él porque está lejos mi ruego no entendiera
valore el atenuante, pues goza de mi aprecio,
permita que disfrute de ver la primavera.
©donaciano bueno.

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¿Soñar la muerte no es matar el sueño?
¿Vivir el sueño no es matar la vida?
¿A qué poner en ello tanto empeño?:
Miguel de Unamuno

Una mera elucubración sobre el valor, relacionado con los metales, que el tiempo tiene para cada uno de nosotros y la necesidad del mismo para finalizar esta quimera que es la vida.

MI POETA SUGERIDO: Carlos Catena Cózar

PAISAJE CON MURO BLANCO (1910)

Gabriele Münter ha pintado este cuadro
mientras yo –un siglo más tarde– pienso en ti
ahora palpo el cuadro y lo nombro:
ojos nariz gorro barba
la luz del ocaso en Estiria, tu nombre
Kandisky y el muro blanco que contiene
la masa oscura de tu idioma
el desengaño de Gabriele ante tu indiferencia
–Kandisky no responde a mis cartas–
un idioma que oprime como la masa
de la montaña: oscura subordina aliena vence
la sombra del amor es alargada
si nadie la corta ahora mira aquí:
cómo Kandisky en esta nube
se casa con otra ahora mira aquí
cómo yo en el poema
te observo (el muro que sostiene)
ahora mira aquí cómo Gabriele
contempla el desastre la mañana después
del amanecer juntos el último beso
los colores dicen que ya nunca

HISPANISMO

de su nombre nunca nadie pronunció la ese ni la uve
en el colegio dejamos de usar el color carne:
coloreábamos de marrón el tronco y la tierra
también el niño o la mujer que cuidaba viejos
nuestra única referencia eran los carteles de Cáritas
que decoraban el libro de religión y la sacristía
hablábamos con él por benevolencia
pero aguantábamos la respiración si se acercaba
solo yo conocía ya la pena y por eso quise
que me contara de su país y de los basureros
quise crear de su boca a mi oído un puente de madera
sobre el océano una intimidad de tienda de campaña
desde su belleza subordinada hasta la mía de niña
un día le mandaron leer en voz alta y yo levanté la mano
solo tenía siete años cuando pregunté al maestro
si algún día Steven dejaría de hablar como un pobre.

De Los días hábiles.

mi padre me dice:
tardé cuarenta años en cobrar lo que tú cobras
yo pienso en 2008 las noticias y los titulares
mi primo Alberto exhausto de poner azulejos
trabajaba a destajo alicataba cien pisos al día
mi padre decía: no puede ser
tardé cuarenta años en cobrar lo que él cobra
nunca esperó nada de sus hijos (mi padre)
nos dio la impaciencia las letras una casa amplia
en el colegio los niños nos llamaban vagos
por no mancharnos nunca las manos con cemento
miro hoy mis manos aún limpias de camino al trabajo
mi padre repite: no puede ser
tardé cuarenta años en cobrar lo que tú cobras
con el mal augurio abro el ordenador accedo al sistema
lamento las ocho horas que me quedan y pienso
que el estallido de la burbuja inmobiliaria fue un alivio
para los que ponían azulejos a destajo
– – –
intento construir una casa donde quepa mi abuela
mantengo el orden según sus enseñanzas
lo cocino todo con aceite de oliva
y desconfío de los que tienen dinero
la imagino sentada a esta mesa
en la que nadie nos comprende
lamenta al mirar por la ventana
la lluvia fatal para una cosecha que no existe
he colocado una estampa de su virgen en mi escritorio
he pedido a una gran empresa tecnológica
permiso para rezar el Ángelus cada mañana
desde este tiempo sin memoria
imagino una sesión de espiritismo con ella:
tras de sí las tierras que sembró para nosotros
frente a mí la ciudad que no construyó nadie
sentada en su sillón mi abuela observa
cómo el vaso estalla entre mis manos
– – –
si mi hermano saltara esta noche desde el puente de Brooklyn
cuánta literatura por escribir me dejaría en herencia
esta casa cómo será esta casa tras la muerte de mi hermano
si tendré que adoptar su talante tranquilo y de arena
llevar puesta la cadena de oro que arranquen de su cuello
o usar el iPhone que dejó cargando antes del salto
quién mandará de vuelta su ropa para que yo la lleve
y todas sus cosas para que yo con los años las tire
en qué idioma será la llamada y quién la hará
sonará también de madrugada o modificarán
los husos horarios los clichés del poema
vendrá la policía americana a interrogarnos o quién
nos meterá si no los dedos en los ojos:
¿sabía usted de la soledad de su hermano
del fracaso al que se enfrentaba cada mañana?
¿tenía usted conocimiento de su tristeza
de las veces que faltó a trabajar sin excusa?
¿le habló alguna vez su hermano del miedo
sobre el que usted tanto escribe? Y sobre todo,
¿se siente usted culpable por haber pensado
en el suicido de su hermano?

TINDER MAKES ME SAD

hay 70 personas en 10 km a la redonda que querrían
tener una cita conmigo sentarse al otro lado de la mesa asomarse
a este vacío que me habita deslizo el dedo y repaso
estos 70 hombres con padres madres y aspiraciones
toda una vida detrás de una foto y siento que la tristeza
ya no es tan bella esta fragilidad esta palidez
esta vulnerabilidad que me cercan no son ya poesía
no sé qué contestar cuando preguntan mi rol en la cama
solo quiero que sus brazos contengan mi figura
que el vacío que me habita dentro devuelva el eco
a alguien si ninguno de estos setenta hombres
pensará en mí en la soledad del insomnio si ninguno
cogerá aviones de su país al mío ni asistiría
mañana a mi entierro si realmente a ninguno
le interesa mi rol en la cama por qué no ser sincero
contestar da igual no importa yo solo quiero tener a alguien
de la manera que tienen
los que tienen algo
– – –
cuando estés cansado
los pies no te respondan
y el tiempo nunca acabe
cuando cierres los ojos por la noche
la oscuridad sean números
el silencio órdenes
cuando estés harto y quieras irte
ven entonces aquí conmigo
porque una vez dijiste –qué joven–
contigo yo lo aguantaría todo.

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SE ESPERA ALGUNA PISTA [Mi poema]
Lourdes Vicente Bertolín [Poeta sugerido]

MI POEMA ...de medio pelo

Oye mi ruego Tú, Dios que no existes,
y en tu nada recoge estas mis quejas,
Tú que a los pobres hombres nunca dejas
sin consuelo de engaño. No resistes...
Miguel e Unamuno

Hoy sale el sol, mañana Dios dirá,
posible sea Dios que ni Él lo sabe
si acaso el que esto escribe aquí lo acabe,
que solo cuando pase se verá,
lo que es mucho más grave.

Que aquí, cuanto se "dice" se "presume",
pues siempre el que lo escribe está a la espera
si es cierto que él verá la primavera
o mira como el tiempo le consume,
la espera desespera.

Por mucho que se insista en la certeza,
así goce de gran autoridad,
la duda, la mentira y la verdad,
inútil penetrar tras su corteza
nunca hay seguridad.

Que el hombre lo propone y Dios dispone
el mismo Dios que hay dudas de que exista
pues nunca se mostró ante nuestra vista.
Se dice, se sospecha, se supone,
se espera alguna pista.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDO: Lourdes Vicente Bertolín

Cuando todo esto termine

No quiero
que haya frío en las casas,
que haya miedo en las calles,
que haya rabia en los ojos.
Ángela FIGUERA AYMERICH

Cuando todo esto termine
Tendremos más profetas que nunca
Interminables listas del paro
Montañas de muertos esperando un más vale tarde que nunca
Pantallas en los ojos del vecino, abrazos secuestrados, niños estabulados…
¡Es ahora o nunca!
Ancianos caducos en nunca jamás
Sanitarios consumidos mejor que nunca
Libertades rastreadas, nunca te rindas
Escuelas sin piel, guerras de oídas, bancos sin alimentos, insaciables
colas del hambre
Nunca es tarde si la dicha es buena
Ondean banderas en papel mojado, salen a aplaudirse puntuales a las ocho
Nunca es demasiado tarde
En los balcones
Nunca se sabe

Están matando los sueños

migajas de la tierra prometida:
el gatillo del miedo
repta el azar entre
miles de gusanos ciegos
carcoma en los sueños

Lágrimas de ceniza pétrea

Arde Notre-Dame tras una pantalla
mientras nuestros ojos de mirada fósil
sepultan cuerpos
en un Mediterráneo huérfano de peces.

No vemos.

Somos el
lado ciego de la luz.

De qué estás hecha

Árbol en pie
en un bosque quemado.

Tus ramas se abren
en una serena danza
sobre un horizonte
sembrado de ceniza.

Raíces de escarcha
que devoran la tierra sorbiendo
las últimas gotas de vida.

La voz del delirio y
el tiempo
que pasa tan lentamente que
apenas pasa nada.

El fuego te lo arrebató todo pero
en tus ramas
anidan aves multicolores.

Algunas tardes te veo
sosteniendo tu menguada fortaleza de roble y
me pregunto:
de qué
estás
hecha,
madre.
La Intemperie (Huerga & Fierro),

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MI POETA INVITADA: Lina Alonso

ASTRA

Me dices que la luna es la tilde de la tierra
y miras al cielo cortado por los cables
bulloso de helico´pteros y aleteos instanta´neos.
Te miro
y quiero aprenderte esa forma
de acentuar la vida
sobre este fatigado punto final, , este globo
que no cesa de pegarse dentelladas en perpetuo canibalismo.
Para ti derramo mi corazo´n entre tus manos.

LA ABUELA ROSA

Chusmera, cachiporra, roja y lenguilarga,
india yerbatera, sibila y mirla,
de ella este no agachar el cuello,
este abrir a cabezazos las puertas de la percepción,
para que las bestias duerman en mi patio.
De ella el anhelo de ser prado donde la luz madura.
Por ella esta determinación
de que algún día un samán sea mi patria.

COYOACÁN 2022

Ayer me preguntaron por los escritores de mi país,
les dije que están publicando sus libros,
ganando sus becas,
terminando sus tesis,
arreglando su sonrisa,
mejorando su dieta,
yendo a terapia.
Siempre están gestionando, tramitando, vinculando
sus afectos como si fueran corporaciones bancarias
—con mi furia me basta y camino feliz a la
obsolescencia con ella—.
Están a la altura de las circunstancias
y yo en la bajeza de un viernes entre las cobijas,
con mis dientes cepillados y listos para apretarlos
dormida.
No tengo mucho y cuando tengo lo regalo, todas
mis amigas tienen mi ropa, a una le dejé
mi casa, a otra mi gato, y a todas mi corazón ya
usado,
que es a veces como un miquito trepando un árbol
de guayaba del que a veces se resbala.
Dos trotskistas me recibieron en su piso,
los dos tiemblan mucho,
así que les ayudo a armar los baretos.
Me dicen Chamaca
y me siento como si fuera la perra.
Veeeeeen, chamaca
¡Chamaca, no! No metas las narices en la basura.
No me molesta la idea de ser una perra,
más me molesta la idea de que una perra se levante
un día siendo humana,
pobre criatura.
Me siento con mi elote en un andén y pienso en
Hunza, en el peto, la mazamorra del Claret
y no siento nostalgia, siento llenura.
Si todos somos hijos del maíz es la respuesta que
no busco pero que me encuentro en la tusa.
Igual, puede ser que a esta hora una ballena esté
desayunando en su casa un tazón de
cereal mientras mira un documental sobre mi vida
y, con ese consuelo, retaco el pasaje del bus que me
lleva ni puta idea a dónde
porque no conozco esta ciudad.
Las devastaciones (2024) editado por Matera Libros.

A VECES ME PREGUNTAN DE QUIÉN ERES [Mi poema]
Germán Pardo García [Poeta sugerido]

MI POEMA... de medio pelo

 

A veces me preguntan de quién eres,
si hubiera sido ayer, soy de mis padres,
aquellos que me ponen los deberes,
los mismos que disfrutan mis quereres
y sufren mis desmadres.

Mas si eso fuera ayer. Que hoy la respuesta
no guarda relación con la pregunta.
Se intenta conocer de ti la orquesta,
a quién tú has de sentar a mesa puesta,
los bueyes de tu yunta.

El lado en que te encuentras, lo que piensas,
si acaso eres del Betis o creyente,
a quién de sus errores les dispensas
qué compras, con qué llenas tus despensas,
si sigues la corriente.

Que un item hoy solo eres de una encuesta
que intenta conocer a quienes votas
sacando así tajada a tu respuesta,
si alguno hay que te mola o te molesta
o eres un tuercebotas.

Objeto de deseo al que ofrecerle,
sabiendo lo que quiere, le interesa,
poder ganarle allí para venderle,
obviando así el tener que convencerle,
cazando ya otra presa.
©donaciano bueno

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Antiguamente cuando te preguntaban tú de quién eres, se refería a cuales eran los nombres de tus padres, hoy solo lo hacen pensando en cómo sacarte los higadillos.


MI POETA SUGERIDO: Germán Pardo García

UTENSILIOS DE TRABAJO

Mirad mis utensilios de trabajo.
Son humildes: cualquier cosa del suelo.
Carbón para escribir, húmedo velo
de retamas y un poco de cascajo.

Con ellos cumplo mi labor de abajo.
Dura labor, pero mi afán de vuelo
se apoya en estas cúpulas de cielo
convertidas en piedras del atajo.

Volverlas a las nubes es mi culto.
Por ello siempre se me escucha oculto
sacando estrellas de la roca viva.

Cada golpe que doy alza algo inmenso,
dejándome el espíritu suspenso
sobra otra inmensidad definitiva.

FUERZA DEL MUNDO

Vuelvo del infinito con mi herida
de estrellas y mis ojos aterrados,
y busco la piedad de mis ganados,
mis colmenas, mi casa abastecida.

Me aguarda la humildad y una comida
de legumbres, los frutos sazonados
de la última estación, y los collados
tranquilos y la acequia arborecida.

Y al llevar a mi boca el alimento
que yo mismo sembré, los zumos fríos
la carne de la fuerza y el sustento,

caigo a los pies de los apoyos míos,
abrazando la sal del pavimento,
la fiel ceniza, los salubres ríos.

Un caballo en la sombra

Montañas, sólo montañas.
Soledad de cielo y campo.
Nunca otra noche en mi vida
como esa noche de espanto;
de asolación en los aires
y poderío satánico.

Por medir la oscuridad
griten la sombra, angustiado
y el grito, profundamente
quedó en la sombra temblando.

Potestades, Poderíos.
Rondas luces, viento aciago,
y de pronto la presencia
de un caballo.

Era negro como el ídolo
de la noche, y un penacho
de crines atormentadas
cubría su cuello bárbaro.

Potro de climas indómitos,
nadie lo hubiera humillado
con el rigor de unas riendas
o la amenaza de un látigo.

Iba sin rumbos en la noche
por los caminos dramáticos,
y cabalgaba la muerte
sobre el poder de sus flancos.

Sentí caer en mi espíritu
la maldición de los astros;
grité en la sombra, en la sombra
por ahuyentar el presagio,
y el grito, profundamente
quedó en la noche temblando.

A la distancia, alaridos;
fatalidad en los ámbitos,
y un temblor como de fuga
de un caballo.

Después, silencios fatídicos.
Soledad de cielo y campo.

Invocación a la noche

Separa de mi ser todo elemento
que la materia a su pesar inclina,
y envuélveme en tu acuática neblina
dejándome desnudo el pensamiento.
Indúceme al jardín donde el aliento
Se satura de estrellas y la harina
que el molino ennoblece y aglutina,
convierte en desnudez su sedimento.

¡Pensar! Y que mis sienes escarpadas
cintilen como antenas capturadas
por la luz electrónica de un rito

donde la Eternidad piensa desnuda,
sin Dios, sin mente, sin piedad ni duda
ni el gran dolor del pensamiento escrito.

Un hombre vuelve al mar

Lanzo mi cuerpo a trascender sobre la playa,
cual si fuera un atún al que asedia el pelícano.
Fracasó mi fabular terrestre.
No pude traducir el silabario de las orugas
y le rondo mis vínculos al mar.
Esquivo el mundo, salival espejo
donde están los escándalos mirándose;
el amor y su artilugio de serpiente
deslizándose voraz por nidos de palomas;
el odio en la desnudez de las espadas
y el corazón y sus saltos de canguro.
Incendié mi campamento de beduino,
mi tolda de traficante vagabundo
que permutó batracios por estrellas,
y me confío al árbol genealógico del agua.
Fraternicé con los dorados tulipanes
y vertí en campesinos atanores
rocío a los helechos pubescentes.
Clamé que soy el taumaturgo que transforma
los linfáticos sueros y conjura
la aparición del cáncer en el alma.
Que soy hijo de alondras y mis coros
resonar de volcanes apagados.
Mi divina simulación aquí concluye,
frente a los jeroglíficos del mar.
Cuando desaparezca de esta playa
decid: era el hermano natural de las esponjas,
el gemelo sinuoso de los pulpos,
el amante sexual de las madréporas
y el árbitro salar de las tortugas.
Ya no estaré con mi fulgor de azufre,
mas sí en identidad de nave líquida.
Decid entonces: vino a confundirse
con su placenta de potasio y yodo
v a conocer a su violento padre.
En la ribera se vistió de lluvias.
¡Era de agua y lo retiene el mar!

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Miguel de Unamuno

El Cristo de Velázquez

¿En qué piensas Tú, muerto, Cristo mío?
¿Por qué ese velo de cerrada noche
de tu abundosa cabellera negra
de nazareno cae sobre tu frente?
Miras dentro de Ti, donde está el reino
de Dios; dentro de Ti, donde alborea
el sol eterno de las almas vivas.
Blanco tu cuerpo está como el espejo
del padre de la luz, del sol vivífico;
blanco tu cuerpo al modo de la luna
que muerta ronda en torno de su madre
nuestra cansada vagabunda tierra;
blanco tu cuerpo está como la hostia
del cielo de la noche soberana,
de ese cielo tan negro como el velo
de tu abundosa cabellera negra
de nazareno.Que eres, Cristo, el único
hombre que sucumbió de pleno grado,
triunfador de la muerte, que a la vida
por Ti quedó encumbrada. Desde entonces
por Ti nos vivifica esa tu muerte,
por Ti la muerte se ha hecho nuestra madre,
por Ti la muerte es el amparo dulce
que azucara amargores de la vida;
por Ti, el Hombre muerto que no muere
blanco cual luna de la noche. Es sueño,
Cristo, la vida y es la muerte vela.
Mientras la tierra sueña solitaria,
vela la blanca luna; vela el Hombre
desde su cruz, mientras los hombres sueñan;
vela el Hombre sin sangre, el Hombre blanco
como la luna de la noche negra;
vela el Hombre que dió toda su sangre
por que las gentes sepan que son hombres.
Tú salvaste a la muerte. Abres tus brazos
a la noche, que es negra y muy hermosa,
porque el sol de la vida la ha mirado
con sus ojos de fuego: que a la noche
morena la hizo el sol y tan hermosa.
Y es hermosa la luna solitaria,
la blanca luna en la estrellada noche
negra cual la abundosa cabellera
negra del nazareno. Blanca luna
como el cuerpo del Hombre en cruz, espejo
del sol de vida, del que nunca muere.
Los rayos, Maestro, de tu suave lumbre
nos guían en la noche de este mundo
ungiéndonos con la esperanza recia
de un día eterno. Noche cariñosa,
¡oh noche, madre de los blandos sueños,
madre de la esperanza, dulce Noche,
noche oscura del alma, eres nodriza
de la esperanza en Cristo salvador!

A L B A

Blanco estás como el cielo en el naciente
blanco está al alba antes que el sol apunte
del limbo de la tierra de la noche:
que albor de aurora diste a nuestra vida
vuelta alborada de la muerte, porche
del día eterno; blanco cual la nube
que en columna guiaba por el yermo
al pueblo del Señor mientras el día
duraba. Cual la nieve de las cumbres
ermitañas, ceñidas por el cielo,
donde el sol reverbera sin estorbo,
de tu cuerpo, que es cumbre de la vida,
resbalan cristalinas aguas puras
espejo claro de la luz celeste,
para regar cavernas soterrañas
de las tinieblas que el abismo ciñe.
Como la cima altísima, de noche,
cual luna, anuncia el alba a los que viven
perdidos en barrancos y hoces hondas,
¡así tu cuerpo níveo, que es cima
de humanidad y es manantial de Dios,
en nuestra noche anuncia eterno albor!

O R A C I Ó N F I N A L

Tú que callas, ¡oh Cristo!, para oírnos,
oye de nuestros pechos los sollozos;
acoge nuestras quejas, los gemidos
de este valle de lágrimas. Clamamos
a Ti, Cristo Jesús, desde la sima
de nuestro abismo de miseria humana,
y Tú, de humanidad la blanca cumbre,
danos las aguas de tus nieves. Águila
blanca que abarcas al volar el cielo,
te pedimos tu sangre; a Ti, la viña,
el vino que consuela al embriagarnos;
a Ti, Luna de Dios, la dulce lumbre
que en la noche nos dice que el Sol vive
y nos espera; a Ti, columna fuerte,
sostén en que posar; a Ti, Hostia Santa,
te pedimos el pan de nuestro viaje
por Dios, como limosna; te pedimosa
a Ti, Cordero del Señor que lavas
los pecados del mundo, el vellocino
del oro de tu sangre; te pedimos
a Ti, la rosa del zarzal bravío,
la luz que no se gasta, la que enseña
cómo Dios es quien es; a Ti, que el ánfora
del divino licor, que el néctar pongas
de eternidad en nuestros corazones.

¡Tráenos el reino de tu Padre, Cristo,
que es el reino de Dios reino del Hombre!
Danos vida, Jesús, que es llamarada
que calienta y alumbra y que al pábulo
en vasija encerrado se sujeta;
vida que es llama, que en el tiempo vive
y en ondas, como el río, se sucede.

Avanzamos, Señor, menesterosos,
las almas en guiñapos harapientos,
cual bálago en las eras remolino
cuando sopla sobre él la ventolera,
apiñados por tromba tempestuosa
de arrecidas negruras; ¡haz que brille
tu blancura, jalbegue de la bóveda
de la infinita casa de tu Padre
-hogar de eternidad-, sobre el sendero
de nuestra marcha y esperanza sólida
sobre nosotros mientras haya Dios!
De pie y con los brazos bien abiertos
y extendida la diestra a no secarse,
haznos cruzar la vida pedregosa
-repecho de Calvario- sostenidos
del deber por los clavos, y muramos
de pie, cual Tú, y abiertos bien de brazos,
y como Tú, subamos a la gloria
de pie, para que Dios de pie nos hable
y con los brazos extendidos. ¡Dame,
Señor, que cuando al fin vaya perdido
a salir de esta noche tenebrosa
en que soñando el corazón se acorcha,
me entre en el claro día que no acaba,
fijos mis ojos de tu blanco cuerpo,
Hijo del Hombre, Humanidad completa,
en la increada luz que nunca muere;
mis ojos fijos en tus ojos, Cristo,
mi mirada anegada en Ti, Señor!

SOBRE LA TIERRA DE CASTILLA [Mi poema]
Adriano del Valle [Poeta sugerido]

MI POEMA... de medio pelo

 

Sobre la tierra amarga de Castilla
el Duero va y dibuja su esqueleto
a veces reposado, otras inquieto
del chopo que hay al lado haciendo astilla.

En el alma sedienta del camino
quebrado va trazando un solitario,
las cuentas repasando del rosario
una a una sabiendo que es su sino.

Amor, recuerda, dime, ¡cuántos sueños
quedaron por su cauce rezagados!
¡maldita soledad y ojos cegados
que un día resultaban halagüeños!.

Borrachera, bendita borrachera
llena de luz, de sol, de sueño y vino
que pudo definir nuestro destino
quedándose aparcado en la ribera.

Hoy queda ese recuerdo en la mirada
henchido de nostalgia y de emoción,
que pudo ser de amor su transición
y fuese diluyendo en la andanada.
©donaciano bueno.

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MI POETA SUGERIDO:  Adriano del Valle

Al lago Mayor

El reino mineral, vítreo, derrama
u doblado país, cúbico apenas,
eslabonando peces y, azucenas
oga el reloj, el pétalo y la escama.
La luna, deshojándose, embalsama
aíces de balizas y cadenas.
alafatean lagartos y sirenas.
arpa el trino al socaire de la rama.
Se abre de par en par al embeleso
l agua sosegada entre las flores,
on goznes de suspiros y amapolas.
Dulce molusco, al aire se abre el beso
derrumban los peces voladores
us castillos de escamas en las olas.

A Fiésole

Esparce su dorada agrimensura,
riego templado en sol, la luz celeste,
a Fiésole, al jardín, al soto agreste,
al ave, al ruiseñor de la espesura.

El gótico ciprés, y en su verdura
los céfiros y arpegios del Oeste
que Florencia le envía. Su entorno es éste
y el Arno es longitud y el Domo altura.

Aquí tiene el silencio voz de hormiga
y soledad el agua restaurada
y el arco tiene en Dios su excelsa clave.

Su ¡Ave, César! entona ya la espiga,
gladiando con la hoz su rubia espada,
y reza en el ciprés, cantando, el ave.

A Nápoles

Nápoles apareja sus jardines
y ofrece al pez, virgíneas, sus corolas,
sus anclas de azahar, sus amapolas,
su pulso en flor, su anzuelo, a los delfines.

Toman baños de sol los bergantines.
La lava baja al mar en rompeolas.
Pompeyas de coral cuajan las olas.
La sal sabe a limón, sabe a jazmines.

Y en náutico cristal, la alegoría
del foque y el jardín… Mesa revuelta
que congrega al balandro y al tranvía

con el Vesubio, allí, casi en la puerta…
Y Capri en la azulada lejanía
de un sueño organizado a pierna suelta.

El secreto

A orillas de la fábula, secretamente mía,
desde el árbol de sangre donde nace el latido
que se asoma a tu pulso, tu lengua, flor mojada,
era un sésamo oculto para el paisaje mórbido
de tu floral desnudo, desgajado en pudores
y amorosas laderas silvestres, en la sombra
de tus senos en vilo, colmenas del enjambre
cuyo vuelo guiaba el beso más antiguo.

Sempiternas colinas con pétalos y zumos,
el sí y el no acertaban, dudoso de tu aroma;
áureo botín de besos, acosadas axilas,
fugacísima imagen traída en tus relámpagos,
abriéndome entre lirios palomas y moluscos.
Y tú, ya casi un claro de luna en tus pestañas,
arcángel sin edad eras sencillamente.

Y acueducto sin lluvia, la luz del arco iris
nos volcaba el secreto flamígero del beso,
la soledad abriendo a nuestras almas juntas
donde las aves urden sus alcobas de trinos.
¡Oh amada mía! Siempre tu inaccesible cumbre;
y ya en ti, me despeño virgíneamente tuyo,
cuando el aire y el río te huelen desde cerca
el tatuaje invisible de la piel de tu aroma.

Y entonces, voy bajando por la rampa del grito,
del fulgor y la piedra, del viento y de la nieve;
ave soy rubricando con el vuelo las cumbres;
Ángel Caído soy recluido en tus ojos,
mordiendo en tu cabello sus pendulares frutos,
desplegando en mi torso su funeral bandera,
tu ardiente cordillera midiendo con mis brazos…

Con mi equinoccio envuelvo tus claros hemisferios
de antípodas caricias, cuando exploran mis besos
la tibia sangre nómada de tus venas azules.
La luna era el ex-libris del éxtasis nocturno,
tallo de flor nacido de tu propia semilla,
soledad sin los árboles que sostienen el cielo,
la delicia ignorando de beber en tu lengua,
como la piedra ignora el lenguaje del pájaro.

Si el beso no era un símbolo creado en tu homenaje,
su corola en tu hálito tuvo pétalos dulces
para impregnar la tierra con mieles suficientes
cuyo dulzor brotaba de la raíz del mundo.
Te conocí en el lecho mineral del planeta,
mientras tú apaciguabas la luz en la montaña…
Cósmicamente mía… Norte, Sur, Este, Oeste,
nupciales, cuatro vientos te velaban el sueño.

FÁBULA DE LA ROSA Y EL VELOCÍPEDO

-Cuidado, Doña Perfecta,
-dijo a la rosa el biciclo-.
¿Por qué me sales al paso?
Si no te apartas, te piso….

-Pasa ya, tonto de acero;
no tienes miedo al ridículo.

-El jaramago te adora.

-¡Mentiroso!

-Yo lo he visto.

-Yo nací con la manzana;
vi a Eva en el Paraíso
y habrá rosas de mi estirpe
en el Día del Juicio.

-No sigas, rosa perfecta,
de eso a mí me da lo mismo;
tienes una vida efímera.

-Todo en la vida es efímero…

HORARIO SENTIMENTAL

ASTURIAS. Mi adolescencia. Había en la rada un velero
que estaba cargando sidra, fletado por un sidrero;
yo soñaba con mi novia, la hija del estanciero;
mi novia, flor de los trópicos, luna azul del ecuador.
Sonaba un dejo de gaita y un redoble de tambor…

Todas las noches leía «El crimen del padre Amaro»;
por las páginas del libro cruzaba la luz de faro
de vez en vez…De luceros se llenaba mi ventana,
flora estelar del jardín que regará la mañana
con su manguera de luz. Yo soñaba, yo leía…
Mi adolescencia bogaba, soñando, por la bahía…

Mi abuelo Manuel del Valle, fue capitán de un velero
como aquél que en la bahía carga sidra de un sidrero.
Dan las doce de la noche. El reloj, sobre el testero,
con su péndulo – tic tac- junta horario y minutero.
Canta el cuco – cu cu cu cu…-en su idioma relojero.

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Miguel de Unamuno

Dorium-Duero-Douro  

Arlanzón, Carrión, Pisuerga,
Tormes, Agüeda, mi Duero.
Lígrimos, lánguidos, íntimos,
espejando claros cielos,
abrevando pardos campos,
susurrando romanceros.

Valladolid; le flanqueas,
de niebla le das tus besos;
le cunabas a Felipe
consejas de comuneros.

Tordesillas; de la loca
de amor vas bizmando el duelo
a que dan sombra piadosa
los amores de Don Pedro.

Toro, erguido en atalaya,
sus leyes no más recuerdo,
hace con tus aguas vino
al sol de León, brasero.

Zamora de Doña Urraca,
Zamora del Cid mancebo,
sueñan tus torres con ojos
siglos en corriente espejo.

Arribes de Fermoselle,
por pingorotas berruecos,
temblando el Tormes acuesta
en tu cauce sus ensueños.

Code de Mieza, que cuelga
sobe la sima del lecho.
Escombrera de Laverde,
donde se escombraron rezos.

Frejeneda fronteriza,
con sus viñedos de fresnos,
Barda d´Alva del abrazo
del Agüeda con tu estero.

Douro, que bordando viñas
vas a la mar prisionero,
de paso cojes al Támega,
de hondas saudades cuévano.

En su Foz Oporto sueña
con el Urbión altanero;
Soria en su sobremeseta
con la mar toda sendero.

Árbol de fuertes raíces
aferrado al patrio suelo,
beben tus hojas las aguas,
la eternidad del ensueño.

De: Cien años de Poesía
Poetas contemporáneos en sus versos.

Comentario: 

Para el Nuevo Mester de Juglaría este disco pretende llamar la atención sobre "la identidad geográfica" del río y cuenta también con temas portugueses. Consideran que durante mucho tiempo se dio la espalda a Portugal con el que compartimos algo tan importante como es el Duero. la inspiración de este disco procede de los textos de Antonio Machado. También de Gerardo Diego y Unamuno, entre otros autores, recoge textos en algunos de los 15 temas con títulos referentes a este elemento que une distintos puntos de la geografía como 'Nace el Duero' o 'Cuna de agua'.

Dorium-Duero-Douro - Miguel de Unamuno

OJOS QUE NO VEN [Mi poema]
Salomón de la Selva [Poeta sugerido]

MI POEMA... de medio pelo

 

El ojo que no ve nada conoce,
no sufre ni disfruta, que no siente,
el ojo en que su estado es incipiente
sólo puede palpar mediante el roce
para luego decir que lo presiente.

El ojo puede ser muy traicionero
llevarte a confusión así bien vea,
el mismo que disfruta y se recrea
que pasa a ser un ojo temporero
hasta se haga la luz o haya una tea.

Es posible que mires y no veas
así sea que tengas los dos sanos,
que a veces se introducen los gusanos
amputandole el ver para que creas
trocando a los gigantes en enanos.

Los ojos siempre están contaminados
por la figuración o los deseos,
que a veces nos resultan fariseos
con sus telas de araña deformados
fingiendo ser creyentes siendo ateos.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDO:  Salomón de la Selva

Carta

Ya me curé de la literatura.
Estas cosas no hay cómo contarlas.
Estoy piojoso y eso es lo de menos.
De nada sirven las palabras.
Está haciendo frío
por unas razones muy sencillas
que no recuerdo ahora.
Tal vez porque es invierno.
Unos libros forrados
que hallarás en mi casa
explican con lucidez indiscutible
la razón de las temperaturas.
Cuando me escribas, dime
por qué hay calor y frío.
¡Fuera horroroso
morirme en la ignorancia!
Las luces Verey son
lo más bello del mundo.
La No Man?s Land parece
un país encantado.
He visto mi propia sombra
alargarse al infinito.
Y me han brotado mil sombras
rápidas de los pies.
Y se han ido estirando
más veloces que un sueño;
y después han corrido
de nuevo a mis zapatos.
Todavía les tengo
más temor a las sombras que a las balas.
Aunque son un encanto
las luces: verdes, blancas,
azules, amarillas
Me he diluido en sombras
y me he ido corriendo
a más allá del mundo.
Me han parecido música
las luces. Me he sentido
el Prometeo de Scriabin.
Después me ha dado espanto.
Unos libros forrados
que hallarás en mi casa
explican con lucidez indiscutible
el por qué de los miedos.
Cuando me escribas, dime
cómo se es valiente.
¡Fuera horroroso
morirme en la ignorancia!

La bala

La bala que me hiera
será bala con alma.
El alma de esa bala
será como sería
la canción de una rosa
si las flores cantaran
o el olor de un topacio
si las piedras olieran,
o la piel de una música
si nos fuese posible
tocar a las canciones
desnudas con las manos.

Si me hiere el cerebro
me dirá: yo buscaba
sondear tu pensamiento.
Y si me hiere el pecho
me dirá: ¡Yo quería
decirte que te quiero!

Pueblo no plebe

La independencia fue para que hubiese pueblo
y no mugrosa plebe:
hombres, no borregos de desfile;
para que hubiese ciudadanos;
para que júbilo goce la infancia
en decencia de hogares sin miseria;
para que abunden los jardínes de recreo
infantil; y los juguetes; y,
[mejores que las flores,
y más bulliciosos que los pájaros,
más dulces que las frutas,
crezcan los niños y maduren
en salud y alegría que el Estado ampare
y el buen gobernante garantice,
porque la Patria, antes que todo, es madre.

NOTICIAS DE NICARAGUA

Puesto que Nicaragua entró en la guerra,
lo justo es que el Obispo diga misas
por el triunfo de las armas aliadas.

En las tertulias y en las barberías
se malgasta saliva
defendiendo «la causa.»

Ya no pueden los periódicos
con los sonetos a Bélgica
y las odas a Francia.

Pero cuando supieron
que venía a la guerra yo,
nicaragüense,
a pelear por Nicaragua,
los beatos,
y los discutidores en público,
y los hacedores de versos,
convinieron en que yo estaba loco.

COMOUFLAGE

Parece que hace siglos
no me miro al espejo,
y en los ojos de los vivos
por vergüenza no puedo,
y no reflejan nada
los ojos de los muertos.

Debo de haber cambiado de cara:
debo de tener hundida la frente;
mis labios deben de ser una sola línea recta;
debo de tener los ojos como dos alfileres.
¡El apego a la vida me debe de haber mudado
para que cuando me busque no me conozca la muerte!

ELEGÍA

1.
Mi compañero ha muerto.
La confusión en el asalto
nos separó un momento.
¡un momento, y ahora es para siempre!
Quiero estar solo,
escondido de todas las miradas
para decir mi queja.

2.
¿Cómo pude seguir en la pelea
si me había vestido de valor
sólo porque jamás en su presencia
me atreví a desnudar
la natural flaqueza de mi espíritu?

3.
¡Hermano y más que hermano!
Ahora que me faltas
doblemente me pesan los arreos.
El viento sopla dos veces’ más helado.
¡ Si serás tú el que vive, yo el que ha muerto!
Todo está tan cambiado.

4.
Así como en las copas de los buenos festines
rebosa el vino obscuro
y deja roja mancha en los manteles,
tus ojos rebosaban cariño
y tu rostro
se inundaba de rubores.

5.
Tu mirada
era más dulce que el sueño y más consoladora,
y era mejor que el baile con mujeres
luchar contigo cuando helaba,
sentir tu aliento puro en las mejillas
y tu púgil vibrar en todo el cuerpo.

6.
¿Dónde estará la doncella —
predestinada a una viudez de virgen —
a quien tu beso, tu beso y no el de otro,
debiera haber fecundizado?
Yo le diría: «Hermana,
toma mi cuerpo que supo ser tan suyo
que aunque no sangra, siente
la herida que a su cuerpo dio descanso!»

HERIDOS

He visto a los heridos:

¡Qué horribles son los trapos manchados de sangre!

Y los hombres que se quejan mucho;
y los que se quejan poco;

y los que ya han dejado de quejarse!

Y las bocas retorcidas de dolor;
y los dientes aferrados;

y aquel muchacho loco que se ha mordido la lengua

y la lleva de fuera, morada, como si lo hubieran ahorcado!

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Hay ojos que miran, hay ojos que sueñan...-Unamuno

Hay ojos que miran, -hay ojos que sueñan,
hay ojos que llaman, -hay ojos que esperan,
hay ojos que ríen -risa placentera,
hay ojos que lloran -con llanto de pena,
unos hacia adentro -otros hacia fuera.

Son como las flores -que cría la tierra.
Mas tus ojos verdes, -mi eterna Teresa,
los que están haciendo -tu mano de hierba,
me miran, me sueñan, -me llaman, me esperan,
me ríen rientes -risa placentera,
me lloran llorosos -con llanto de pena,
desde tierra adentro, -desde tierra afuera.

En tus ojos nazco, -tus ojos me crean,
vivo yo en tus ojos -el sol de mi esfera,
en tus ojos muero, -mi casa y vereda,
tus ojos mi tumba, -tus ojos mi tierra.

Comentario Nos encontramos ante un poema romántico, dulce y monorrimo compuesto por dieciséis versos de arte con rima asonante, podría tratarse de un madrigal según su esquema métrico. El tema del poema es la pasión y debilidad que el poeta siente por los ojos de su amada Teresa. No será este el único poema en el que nombre a Teresa, tenemos por ejemplo su poema Si tú y yo, Teresa mía… Así como tampoco es el único poema en el que Unamuno se inspira en los ojos de su amada, Veré por ti es otro ejemplo. Fuente 

»MIGUEL DE UNAMUNO

Entre los más destacados escritores de la Generación del 98 se encuentra el brillante Miguel de Unamuno; nació en Bilbao el 29 de septiembre de 1864 y falleció en Salamanca el 31 de diciembre de 1936. Su versatilidad como artista es admirable: exploró tanto la novela, como el ensayo, el teatro y la poesía. En su adolescencia, presenció la toma de su ciudad durante la Tercera Guerra Carlista; esta experiencia, tan difícil de sobrellevar, se ve reflejada en su primera novela, titulada "Paz en la guerra".
Se doctoró en Filosofía y Letras en la Universidad de Madrid, habiéndose recibido a los 19 años con altísimas calificaciones. Miguel de Unamuno plasma sus influencias existencialistas. Este poema, responde a un tema en particular que el poeta se planteó: la lucha entre razón y fe.

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LOS POEMAS
LA LUNA Y LA ROSA

En el silencio estrellado
la Luna daba a la rosa
y el aroma de la noche
le henchía -sedienta boca-
el paladar del espíritu,
que adurmiendo su congoja
se abría al cielo nocturno
de Dios y su Madre toda...

Toda cabellos tranquilos,
la Luna, tranquila y sola,
acariciaba a la Tierra
con sus cabellos de rosa
silvestre, blanca, escondida...
La Tierra, desde sus rocas,
exhalaba sus entrañas
fundidas de amor, su aroma ...

Entre las zarzas, su nido,
era otra luna la rosa,
toda cabellos cuajados
en la cuna, su corola;
las cabelleras mejidas
de la Luna y de la rosa
y en el crisol de la noche
fundidas en una sola...

En el silencio estrellado
la Luna daba a la rosa
mientras la rosa se daba
a la Luna, quieta y sola.



 

 

LA SOMBRA DE HUMO

¡Sombra de humo cruza el prado!
¡Y que se va tan de prisa!
¡No da tiempo a la pesquisa
de retener lo pasado!

Terrible sombra de mito
que de mi propio me arranca,
¿es acaso una palanca
para hundirse en lo infinito?

Espejo que me deshace
mientras en él me estoy viendo,
el hombre empieza muriendo
desde el momento en que nace.

El haz del alma te ahuma
del humo al irse a la sombra,
con su secreto te asombra
y con su asombro te abruma.

¡HABLA, QUE LO QUIERE EL NIÑO!

¡Habla, que lo quiere el niño!
¡Ya está hablando!

El Hijo del Hombre, el Verbo
encarnado
se hizo Dios en una cuna
con el canto
de la niñez campesina,
canto alado.

¡Habla, que lo quiere el niño!
¡Hable tu papel, mi pájaro!

Háblale al niño que sabe
voz del alto,
La voz que se hace silencio
sobre el fango...
Háblale al niño que vive
en su pecho a Dios criando...

Tú eres la paloma mística,
tú el Santo
Espíritu que hizo el hombre
con sus manos...

Habla a los niños, que el reino
tan soñado
de los cielos es del niño
soberano,
del niño, rey de los sueños,
¡corazón de lo creado!

¡Habla, que lo quiere el niño!
¡Ya está hablando!

Y ¿QUÉ ES ESO...?

Y ¿qué es eso del Infierno?
me dirás.
Es el revés de lo eterno,
nada más.

Que yacer en el olvido
del Señor
es el infierno temido
del Amor.



RIMAS

1

¿Por qué esos lirios que los hielos matan?
¿Por qué esas rosas a que agosta el sol?
¿Por qué esos pajarillos que sin vuelo
se mueren en plumón?

¿Por qué derrocha el cielo tantas vidas
que no son de otras nuevas eslabón?
¿Por qué fue dique de tu sangre pura
tu pobre corazón?

¿Por qué no se mezclaron nuestras sangres
del amor en la santa comunión?
¿Por qué tú y yo, Teresa de mi alma
no dimos granazón?

¿Por qué, Teresa, y para qué nacimos?
¿Por qué y para qué fuimos los dos?
¿Por qué y para qué es todo nada?
¿Por qué nos hizo Dios?

Cuando duerme una madre junto al niño
duerme el niño dos veces;
cuando duermo soñando en tu cariño
mi eterno ensueño meces.

Tu eterna imagen llevo de conducho
para el viaje postrero;
desde que en ti nací, una voz escucho
que afirma lo que espero.

Quien así quiso y así fue querido
nació para la vida;
sólo pierde la vida su sentido
cuando el amor se olvida.

Yo sé que me recuerdas en la tierra
pues que yo te recuerdo,
y cuando vuelva a la que tu alma encierra
si te pierdo, me pierdo.

Hasta que me venciste, mi batalla
fue buscar la verdad;
tú eres la única prueba que no falla
de mi inmortalidad.



 

A UN HIJO DE ESPAÑOLES

A un hijo de españoles arropamos
hoy en tierra francesa; el inocente
se apagó-¡feliz él!-sin que su mente
se abriese al mundo en que muriendo vamos.

A la pobre cajita sendos ramos
echamos de azucenas-el relente
llora sobre su huesa-, y al presente
de nuestra patria el pecho retornamos.

"Ante la vida cruel que le acechaba,
mejor que se me muera"-nos decía
su pobre padre, y con la voz temblaba;

era de otoño y bruma el triste día
y creí que enterramos-¡Dios callaba!-
tu porvenir sin luz, ¡España mía!

¿QUÉ ES TU VIDA...?

¿Qué es tu vida, alma mía?, ¿cuál tu pago?,
¡lluvia en el lago!
¿Qué es tu vida, alma mía, tu costumbre?
¡viento en la cumbre!

¿Cómo tu vida, mi alma, se renueva?,
¡sombra en la cueva!,
¡lluvia en el lago!,
¡viento en la cumbre!,
¡sombra en la cueva!

Lágrimas es la lluvia desde el cielo,
y es el viento sollozo sin partida,
pesar, la sombra sin ningún consuelo,
y lluvia y viento y sombra hacen la vida.

EL CUERPO CANTA

El cuerpo canta;
la sangre aúlla;
la tierra charla;
la mar murmura;
el cielo calla
y el hombre escucha.



 

EL ARMADOR AQUEL...

El armador aquel de casas rústicas
habló desde la barca:
ellos, sobre la grava de la orilla,
él flotando en las aguas.

Y la brisa del lago recogía
de su boca parábolas
ojos que ven, oídos que oyen gozan
de bienaventuranza.

Recién nacían por el aire claro
las semillas aladas,
el Sol las revestía con sus rayos,
la brisa las cunaba.

Hasta que al fin cayeron en un libro,
¡ay tragedia del alma!:
ellos tumbados en la grava seca,
y él flotando en el agua.

OFELIA DE DINAMARCA

Rosa de nube de carne
Ofelia de Dinamarca,
tu mirada, sueñe o duerma,
es de Esfinge la mirada.

En el azul del abismo
de tus niñas ? todo o nada,
¡ser o no ser!?, ¿es espuma
o poso de vida tu alma?

No te vayas monja, espérame
cantando viejas baladas,
suéñame mientras te sueño,
brízame la hora que falta.

Y si los sueños se esfuman
¿el resto es silencio?, almohada
hazme de tus muslos, virgen
Ofelia de Dinamarca.



 

EL MAR DE ENCINAS

En este mar de encinas castellano
los siglos resbalaron con sosiego
lejos de las tormentas de la historia,
lejos del sueño
que a otras tierras la vida sacudiera;
sobre este mar de encinas tiende el cielo
su paz engendradora de reposo,
su paz sin tedio.

Sobre este mar que guarda en sus entrañas
de toda tradición el manadero
esperan una voz de hondo conjuro
largos silencios.

Cuando desuella estío la llanura
cuando la pela el riguroso invierno,
brinda al azul el piélago de encinas
su verde viejo.

Como los días, van sus recias hojas
rodando una tras otra al pudridero,
y siempre verde el mar, de lo divino
nos es espejo.

Su perenne verdura es de la infancia
de nuestra tierra, vieja ya, recuerdo,
de aquella edad en que esperando al hombre
se henchía el seno
de regalados frutos. Es su calma
manantial de esperanza eterna eterno.

Cuando aún no nació el hombre él verdecía
mirando al cielo,
y le acompaña su verdura grave
tal vez hasta dejarle en el lindero
en que roto ya el viejo, nazca al día
un hombre nuevo.

Es su verdura flor de las entrañas
de esta rocosa tierra, toda hueso,
es flor de piedra su verdor perenne
pardo y austero.

Es, todo corazón, la noble encina
floración secular del noble suelo
que, todo corazón de firme roca,
brotó del fuego
de las entrañas de la madre tierra.

Lustrales aguas le han lavado el pecho
que hacia el desnudo cielo alza desnudo
su verde vello.

Y no palpita, aguarda en un respiro
de la bóveda toda el fuerte beso,
a que el cielo y la tierra se confundan
en lazo eterno.

Aguarda el día del supremo abrazo
con un respiro poderoso y quieto
mientras, pasando, mensajeras nubes
templan su anhelo.

En este mar de encinas castellano
vestido de su pardo verde viejo
que no deja, del pueblo a que cobija
místico espejo.



Mi Dios hereje

Aunque ellos me maldigan qué me importa
si me bendices Tú, mi Dios hereje;
tu santa diestra mi destino teje
y Tú me enseñas que la vida es corta

y muy larga la muerte. Me conforta
Tu silencio mandándome no ceje
que lanzar a este viento que nos mece
mi voz que a inquietarse les exhorta.

Mientras de mí, Señor, Tú no recabes
que aquel nuestro secreto al fin divulgue
yo de ellos no me quejo, ya lo sabes,

y encuentro natural se me excomulgue;
muy justo es que la Iglesia con las llaves
del Pescador rascándose se espulgue.

Señor, no me desprecies...

Señor, no me desprecies y conmigo
lucha; que sienta, al quebrantar tu mano
la mía, que me tratas como a hermano,
Padre, pues beligerancia consigo

de tu parte; esa lucha es la testigo
del origen divino de lo humano.
Luchando así comprendo que el arcano
de tu poder es de mi fe el abrigo.

Dime, Señor, tu nombre, pues la brega
toda esta noche de la vida dura
y del albor la hora luego llega;

me has desarmado ya de mi armadura,
y el alma, así vencida, no sosiega
hasta que salga de esta senda oscura.



El fracaso de la vida

Cuando el alma recuerda la esperanza
de que nutrió su juventud comprende
que la vida es engaño y luego emprende
soñar que fue lo que no fuera; avanza

así con sus ensueños, mas no alcanza
lo que esperó; soñando se defiende
y llega al fin Aquella que nos prende
con el lazo de la última membranza.

Para ver la verdad no hay mejor lumbre
que la lumbre que sube del ocaso,
y que luego el verdor trueca en herrumbre:

lanzadera fatal urde el acaso
de la vida en la trama la costumbre:
toda vida a la postre es un fracaso.

Horas serenas

Horas serenas del ocaso breve,
cuando la mar se abraza con el cielo
y se despierta el inmortal anhelo
que al fundirse la lumbre, lumbre bebe.

Copos perdidos de encendida nieve,
las estrellas se posan en el suelo
de la noche celeste, y su consuelo
nos dan piadosas con su brillo leve.

Como en concha sutil perla perdida,
lágrima de las olas gemebundas,
entre el cielo y la mar sobrecogida

el alma cuaja luces moribundas
y recoge en el lecho de su vida
el poso de sus penas más profundas.



La estrella polar

Luciérnaga celeste, humilde estrella
de navegante guía: la Boquilla
de la Bocina que a hurtadillas brilla,
violeta de luz, pobre centella

del hogar del espacio; ínfima huella
del paso del Señor; gran maravilla
que broche del vencejo en la gavilla
de mies de soles, sólo ella los sella.

Era al girar del universo quicio
basado en nuestra tierra; fiel contraste
del Hombre Dios y de su sacrificio.

Copérnico, Copérnico, robaste
a la fe humana su más alto oficio
y diste así con su esperanza al traste.

Ni mártir ni verdugo

Busco guerra en la paz, paz en la guerra,
el sosiego en la acción y en el sosiego
la acción que labra el soterraño fuego
que en sus entrañas bajo nieve encierra

nuestro pecho. Rodando por la tierra
al azar claro del destino ciego
vida en el juego y en la vida juego
buscando voy. Pues nada más me aterra

que tener que ser águila o tortuga,
condenado a volar o bajo el yugo
del broquel propio a que no cabe fuga,

y pues a Dios entre una y otra plugo
dar a escoger a quien sudor enjuga
ni mártir quiero ser ni ser verdugo.



De Fuerteventura a París

A un hijo de españoles arropamos
hoy en tierra francesa; el inocente
se apagó-¡feliz él!-sin que su mente
se abriese al mundo en que muriendo vamos.

A la pobre cajita sendos ramos
echamos de azucenas-el relente
llora sobre su huesa-, y al presente
de nuestra patria el pecho retornamos.

"Ante la vida cruel que le acechaba,
mejor que se me muera"-nos decía
su pobre padre, y con la voz temblaba;

era de otoño y bruma el triste día
y creí que enterramos-¡Dios callaba!-
tu porvenir sin luz, ¡España mía!

Portugal

Del atlántico mar en las orillas
desgreñada y descalza una matrona
se sienta al pie de sierras que corona
triste pinar. Apoya en las rodillas

los codos y en las manos las mejillas
y clava ansiosos ojos de leona
en la puesta del sol; el mar entona
su trágico cantar de maravillas.

Dice de luengas tierras y de azares
mientras ella, sus pies en las espumas
bañando, sueña en el fatal imperio

que se le hundió en los tenebrosos mares,
y mira cómo entre agoreras brumas
se alza Don Sebastián, rey del misterio.

¿Por qué me has abandonado?

Por si no hay otra vida después de ésta
haz de modo que sea una injusticia
nuestra aniquilación; de la avaricia
de Dios sea tu vida una protesta.

Que un anhelo sin pago así nos presta
y envuelto de su luz en la caricia
el dardo oscuro que al dolor enquicia
en la raíz del corazón asesta.

Tu cabeza, abrumada del engaño
en la roca descansa que fue escaño
de Prometeo, y cuando al fin te aplaste

la recia rueda de la impía suerte,
podrás, como consuelo de la muerte,
clamar: "¿por qué, mi Dios, me abandonaste?"


Dorium-Duero-Douro

Alarzón, Carrión, Pisuerga,
Tormes, Agueda, mi Duero.
Lígrimos, lánguidos, íntimos,
espejando claros cielos,
abrevando pardos campos,
susurrando romanceros.

Valladolid; le flanqueas,
de niebla le das tus besos;
le cunabas a Felipe
consejas de comuneros.

Tordesillas; de la loca
de amor vas bizmando el duelo
a que dan sombra piadosa
los amores de Don Pedro.

Toro, erguido en atalaya,
sus leyes no más recuerdo,
hace con tus aguas vino
al sol de León, brasero.

Zamora de Doña Urraca,
Zamora del Cid mancebo,
sueñan tus torres con ojos
siglos en corriente espejo.

Arribes de Fermoselle,
por pingorotas berruecos,
temblando el Tormes acuesta
en tu cauce sus ensueños.

Code de Mieza, que cuelga
sobe la sima del lecho.
Escombrera de Laverde,
donde se escombraron rezos.

Frejeneda fronteriza,
con sus viñedos de fresnos,
Barda d´Alva del abrazo
del Agueda con tu estero.

Douro, que bordando viñas
vas a la mar prisionero,
de paso cojes al Támega,
de hondas saudades cuévano.

En su Foz Oporto sueña
con el Urbión altanero;
Soria en su sobremeseta
con la mar toda sendero.

Árbol de fuertes raíces
aferrado al patrio suelo,
beben tus hojas las aguas,
la eternidad del ensueño.

AGRANDA LA PUERTA, PADRE

Agranda la puerta, padre,
porque no puedo pasar;
la hiciste para los niños,
yo he crecido a mi pesar.
Si no me agrandas la puerta,
achícame, por piedad;
vuélveme a la edad bendita
en que vivir es soñar.
Gracias, padre, que ya siento
que se va mi pubertad;
vuelvo a los días rosados
en que era hijo no más.
Hijo de mis hijos ahora
y sin masculinidad
siento nacer en mi seno
maternal virginidad.

BLAS, EL BOBO

Blas, el bobo de la aldea,
vive en no quebrado arrobo;
La aldea es de Blas el bobo,
pues toda a Blas le recrea.

Blas, que se crió desde niño
sin padres, con madre moza,
en una perdida choza,
libre de carnal cariño;

Blas, tradición la más pura,
sabe todo el calendario,
reza a la tarde el rosario
y le ayuda a misa al cura.

Gracias a Blas el bendito
no descarga Dios su vara
sobre la aldea, la ampara
Blas, botón del infinito.

ME DESTIERRO...

Me destierro a la memoria,
voy a vivir del recuerdo.
Buscadme, si me os pierdo,
en el yermo de la historia,

que es enfermedad la vida
y muero viviendo enfermo.
Me voy, pues, me voy al yermo
donde la muerte me olvida.

Y os llevo conmigo, hermanos,
para poblar mi desierto.
Cuando me creáis más muerto
retemblaré en vuestras manos.

Aquí os dejo mi alma?libro,
hombre?mundo verdadero.
Cuando vibres todo entero,
soy yo, lector, que en ti vibro.

INCIDENTE DOMÉSTICO

Traza la niña toscos garrapatos,
de escritura remedo,
me los presenta y dice
con un mohín de inteligente gesto:

¿Qué dice aquí, papá?

Miro unas líneas que parecen versos.
¿Aquí ? Si, aquí; lo he escrito yo; ¿qué dice?
porque yo no sé leerlo.
¡Aquí no dice nada!, le contesté al momento.

¿Nada ?, y se queda un rato pensativa
-o así me lo parece, por lo menos,
pues ¿está en los demás o está en nosotros
eso a que damos en llamar talento?-.

Luego, reflexionando, me decía:
¿Hice bien revelándole el secreto?
-no el suyo ni el de aquellas toscas líneas,
el mío, por supuesto-.

¿Sé yo si alguna musa misteriosa,
un subterráneo genio,
un espíritu errante que a la espera
para encarnar está de humano cuerpo,
no le dictó esas líneas
de enigmáticos versos?

¿Sé yo si son la gráfica envoltura
de un idioma de siglos venideros?
¿Sé yo si dicen algo?
¿He vivido yo acaso de ellas dentro?

No dicen más los árboles, las nubes,
los pájaros, los ríos, los luceros ...
¡No dicen más y nos lo dicen todo!
¿Quién sabe de secretos?

MADRE, LLÉVAME A LA CAMA

Madre, llévame a la cama.
Madre, llévame a la cama,
que no me tengo de pie.
Ven, hijo, Dios te bendiga
y no te dejes caer.

No te vayas de mi lado,
cántame el cantar aquél.
Me lo cantaba mi madre;
de mocita lo olvidé,
cuando te apreté a mis pechos
contigo lo recordé.

¿Qué dice el cantar, mi madre,
qué dice el cantar aquél?
No dice, hijo mío, reza,
reza palabras de miel;
reza palabras de ensueño
que nada dicen sin él.

¿Estás aquí, madre mía?
porque no te logro ver....
Estoy aquí, con tu sueño;
duerme, hijo mío, con fe.

VENDRÁ DE NOCHE

Vendrá de noche cuando todo duerma,
vendrá de noche cuando el alma enferma
se emboce en vida,
vendrá de noche con su paso quedo,
vendrá de noche y posará su dedo
sobre la herida.

Vendrá de noche y su fugaz vislumbre
volverá lumbre la fatal quejumbre;
vendrá de noche
con su rosario, soltará las perlas
negro sol que da ceguera verlas,
¡todo un derroche!

Vendrá de noche, noche nuestra madre,
cuando a lo lejos el recuerdo ladre
perdido agujero;
vendrá de noche; apagará su paso
mortal ladrido y dejará al ocaso
largo agujero...

¿Vendrá una noche recogida y vasta?
¿Vendrá una noche maternal y casta
de luna llena?
Vendrá viniendo con venir eterno;
vendrá una noche del postrer invierno...
noche serena...Vendrá como se fue, como se ha ido
-suena a lo lejos el fatal ladrido-,
vendrá a la cita;
será de noche mas que sea aurora,
vendrá a su hora, cuando el aire llora,
llora y medita...Vendrá de noche, en una noche clara,
noche de luna que al dolor ampara,
noche desnuda,
vendrá... venir es porvenir... pasado
que pasa y queda y que se queda al lado
y nunca muda....Vendrá de noche, cuando el tiempo aguarda,
cuando la tarde en las tinieblas tarda
y espera al día,
vendrá de noche, en una noche pura,
cuando del sol la sangre se depura,
del mediodía.Noche ha de hacerse en cuanto venga y llegue,
y el corazón rendido se le entregue,
noche serena,
de noche ha de venir... ¿él, ella o ello?
De noche ha de sellar su negro sello,
noche sin pena.Vendrá la noche, la que da la vida,
y en que la noche al fin el alma olvida,
traerá la cura;
vendrá la noche que lo cubre todo
y espeja al cielo en el luciente lodo
que lo depura.

Vendrá de noche, sí, vendrá de noche,
su negro sello servirá de broche
que cierra el alma;
vendrá de noche sin hacer ruido,
se apagará a lo lejos el ladrido,
vendrá la calma...
vendrá la noche....

CASTILLA

Tú me levantas, tierra de Castilla,
en la rugosa palma de tu mano,
al cielo que te enciende y te refresca,
al cielo, tu amo.

Tierra nervuda, enjuta, despejada,
madre de corazones y de brazos,
toma el presente en ti viejos colores
del noble antaño.

Con la pradera cóncava del cielo
lindan en torno tus desnudos campos,
tiene en ti cuna el sol y en ti sepulcro
y en ti santuario.

Es todo cima tu extensión redonda
y en ti me siento al cielo levantado,
aire de cumbre es el que se respira
aquí, en tus páramos.

¡Ara gigante, tierra castellana,
a ese tu aire soltaré mis cantos,
si te son dignos bajarán al mundo
desde lo alto!

La oración del ateo

Oye mi ruego Tú, Dios que no existes,
y en tu nada recoge estas mis quejas,
Tú que a los pobres hombres nunca dejas
sin consuelo de engaño. No resistes

a nuestro ruego y nuestro anhelo vistes.
Cuando Tú de mi mente más te alejas,
más recuerdo las plácidas consejas
con que mi ama endulzóme noches tristes.

¡Qué grande eres, mi Dios! Eres tan grande
que no eres sino Idea; es muy angosta
la realidad por mucho que se expande

para abarcarte. Sufro yo a tu costa,
Dios no existente, pues si Tú existieras
existiría yo también de veras.

SALMO III

¡Oh, Señor, tú que sufres del mundo
sujeto a tu obra,
es tu mal nuestro mal más profundo
y nuestra zozobra!

Necesitas uncirte al infinito
si quieres hablarme,
y si quieres te llegue mi grito
te es fuerza escucharme.

Es tu amor el que tanto te obliga
bajarte hasta el hombre,
y a tu Esencia mi boca le diga
cuál sea tu nombre.

Te es forzoso rasgarte el abismo
si mío ser quieres,
y si quieres vivir en ti mismo
ya mío no eres.

Al crearnos para tu servicio
buscas libertad,
sacudirte del recio suplicio
de la eternidad.

Si he de ser, como quieres, figura
y flor de tu gloria,
hazte, ¡oh, Tu Creador, criatura
rendido a la historia!

Libre ya de tu cerco divino
por nosotros estás,
sin nosotros sería tu sino
o siempre o jamás.

Por gustar, ¡oh, Impasible!, la pena
quisiste penar,
te faltaba el dolor que enajena
para más gozar.

Y probaste el sufrir y sufriste
vil muerte en la cruz,
y al espejo del hombre te viste
bajo nueva luz.

Y al sentirte anhelar bajo el yugo
del eterno Amor,
nos da al Padre y nos mata al verdugo
el común Dolor.

Si has de ser, ¡oh, mi Dios!, un Dios vivo
y no idea pura,
en tu obra te rinde cautivo
de tu criatura.

Al crear, Creador, quedas preso
de tu creación,
mas así te libertas del peso
de tu corazón.

Son tu pan los humanos anhelos,
es tu agua la fe;
yo te mando, Señor, a los cielos
con mi amor, mi sed.

Es la sed insaciable y ardiente
de sólo verdad;
dame, ¡oh, Dios!, a beber en la fuente
de tu eternidad.

Méteme, Padre eterno, en tu pecho,
misterioso hogar,
dormiré allí, pues vengo deshecho
del duro bregar.

Razón y fe

Levanta de la fe el blanco estandarte
sobre el polvo que cubre la batalla
mientras la ciencia parlotea, y calla
y oye sabiduría y obra el arte.

Hay que vivir y fuerza es esforzarte
a pelear contra la vil canalla
que se anima al restalle de la tralla,
y ¡hay que morir! exclama. Pon tu parte

y la de Dios espera, que abomina
del que cede. Tu ensangrentada huella
por los mortales campos encamina

hacia el fulgor de tu eternal estrella;
hay que ganar la vida que no fina,
con razón, sin razón o contra ella.

La unión con Dios

Querría, Dios, querer lo que no quiero;
fundirme en Ti, perdiendo mi persona,
este terrible yo por el que muero
y que mi mundo en derredor encona.

Si tu mano derecha me abandona,
¿qué será de mi suerte? Prisionero
quedaré de mí mismo; no perdona
la nada al hombre, su hijo, y nada espero.

"¡Se haga tu voluntad, Padre!"-repito-
al levantar y al acostarse el día,
buscando conformarme a tu mandato,

pero dentro de mí resuena el grito
del eterno Luzbel, del que quería
ser, ser de veras, ¡fiero desacato!

La mar ciñe

La mar ciñe a la noche en su regazo
y la noche a la mar; la luna, ausente;
se besan en los ojos y en la frente;
los besos dejan misterioso trazo.

Derrítense después en un abrazo,
tiritan las estrellas con ardiente
pasión de mero amor y el alma siente
que noche y mar se enredan en su lazo.

Y se baña en la obscura lejanía
de su germen eterno, de su origen,
cuando con ella Dios amanecía,

y aunque los necios sabios leyes fijen,
ve la piedad del alma la anarquía
y que leyes no son las que nos rigen.

Es una antorcha

Es una antorcha al aire esta palmera,
verde llama que busca al sol desnudo
para beberle sangre; en cada nudo
de su tronco cuajó una primavera.

Sin bretes ni eslabones, altanera
y erguida, pisa el yermo seco y rudo;
para la miel del cielo es un embudo
la copa de sus venas, sin madera.

No se retuerce ni se quiebra al cuelo;
no hay sombra en su follaje, es luz cuajada
que en ofrenda de amor se alarga al cielo,

la sangre de un volcán que enamorada
del padre Sol, se revistió de anhelo
y se ofrece, columna, a su morada.

A mi buitre

Este buitre voraz de ceño torvo
que me devora las entrañas fiero
y es mi único constante compañero
labra mis penas con su pico corvo.

El día en que le toque el postrer sorbo
apurar de mi negra sangre quiero
que me dejéis con él solo y señero
un momento, sin nadie como estorbo.

Pues quiero, triunfo haciendo mi agonía,
mientras él mi último despojo traga,
sorprender en sus ojos la sombría

mirada al ver la suerte que le amaga
sin esta presa en que satisfacía
el hambre atroz que nunca se le apaga.

Muerte

Eres sueño de un dios; cuando despierte
¿al seno tornarás de que surgiste?
Serás al cabo lo que un día fuiste?
¿Parto de desnacer será tu muerte?

El sueño yace en la vigilia inerte?
Por dicha aquí el misterio nos asiste;
para remedio de la vida triste,
secreto inquebrantable es nuestra suerte.

Deja en la niebla hundido tu futuro
ye tranquilo a dar tu último paso,
que cuanto menos luz, vas más seguro.

Aurora de otro mundo es nuestro ocaso?
Sueña, alma mía, en tu sendero oscuro:
"Morir... dormir... dormir... soñar acaso!"

Noche de luna llena

Noche blanca en que el agua cristalina
duerme queda en su lecho de laguna
sobre la cual redonda llena luna
que ejército de estrellas encamina

vela, y se espeja una redonda encina
en el espejo sin rizada alguna;
noche blanca en que el agua hace de cuna
de la más alta y más honda doctrina.

Es un rasgón del cielo que abrazado
tiene en sus brazos la Naturaleza;
es un rasgón del cielo que ha posado

y en el silencio de la noche reza
la oración del amante resignado
sólo al amor, que es su única riqueza.

De vuelta a casa

Desde mi cielo a despedirme llegas
fino orvallo que lentamente bañas
los robledos que visten las montañas
de mi tierra, y los maíces de sus vegas.

Compadeciendo mi secura, riegas
montes y valles, los de mis entrañas,
y con tu bruma el horizonte empañas
de mi sino, y así en la fe me anegas.

Madre Vizcaya, voy desde tus brazos
verdes, jugosos, a Castilla enjuta,
donde fieles me aguardan los abrazos

de costumbre, que el hombre no disfruta
de libertad si no es preso en los lazos
de amor, compañero de la ruta.