A todos los amantes de la literatura en sus distintas formas o variantes...
SI EL SOL TUVIERA UNA AMANTE [Mi poema]
Martha Luisa Hernandez Cadenas [Poeta sugerido]
MI POEMA ...de medio pelo
Si un día el sol gozara de una amante
la luna sin el sol no sé qué haría,
quizás que ella de pena moriría.
La luz es el amor del caminante
que intenta no salirse de la vía.
La tierra, la tercera en la discordia
tendría un sucedaneo que encontrar
pudiendo a todo el globo que alumbrar.
buscabdo hacer la paz. Que la concordia
empiece esa disputa apaciguar.
El sol, ese candil con cien mil mechas
chupando de un aceite interminable
que asombra por su fuerza al respetable.
Sin él, nada serían las cosechas,
e incluso ni la vida ya agradable.
Si un día ves la luna no aparece
no debes preocuparte ni acalores,
quizás es que padezca mal de amores,
que allí donde hay amor germina y crece
la yerba del dolor entre las flores.
©donaciano bueno
El sol es el macho y la luna la hembra...? Share on X
MI POETA SUGERIDO: Martha Luisa Hernandez Cadenas
Golosinas, sean
El niño goloso parpadea,
tiene párpados,
conserva sus párpados.
Chicles, caramelos, lo que sea.
Golosinas, chambelonas, pirulís.
Los turistas, un saludo a los infantes.
Dejan caer las limosnas:
“Las ganas trucadas y tratadas,
queremos siempre más, amigo,
a los diez años,
ambicionamos azúcar para crecer”.
Las vidrieras son escapes de ganas.
¿Son esféricas las ganas?,
¿serán cóncavas y adictivas?,
anuncian “lo que sea”,
desnutren “lo que sea”,
musitan “lo que sea”.
Vi-drie-ra
sa-bor su-gar
sa-bor fre-sa
sa-bor ca-lo-rías
Vi-drie-ra
par-pa-dea
a-cho-co-la-ta-da.
¡Qué ganas!
¿Qué ganas?
¡Qué has visto!
¿Qué has visto?
Un niño goloso se calla
aún casi todo lo ve,
da saltos babeándose,
lo ha visto,
conserva siempre lo que has visto,
consérvalo para ti.
Mastícalo,
alarga la goma dulce,
toda esa cutícula,
mastícala también.
Mastica tu sueño,
pártelo contra el cristal,
mánchate dientes y encías,
no se los enseñes a nadie,
los empastes y las marcas
se guardan para uno.
Aprende a estirar los brazos bien alto,
con el llanto, las caries y la melcocha,
carne derretida elevándose
donde masticaste,
como debe ser,
el vidrio blandísimo
rodeándote el pescuezo,
niño,
aprende,
por tu carne desmembrada,
reconoce a quien masticó la vidriera
con tus ojos,
posees otra mirada,
búscala,
muérdela.
Los historiadores mofándose:
¿Halloween?, amiguito,
¿Ha-Ha-Ha?,
¿no tienes?,
lo que sea que tengas,
sueña y parpadea,
sea,
un cuento de hadas,
qué es,
me darás ojos, calcio, cambio,
me darás lo que sea.
Sube y baja la cabeza,
la lengua a la altura del pecho,
los ojos paralelos a las caderas
y a trotar en el lugar
sobre la estatua marmórea
que es un gigante de algodón pegajoso,
saltos, brincos, pujos,
no te fijes en la tarja,
la ca-du-ci-dad,
métetelo por los ojos,
sa-tis-fá-ce-te,
y sea,
golosinas, niño,
no hay nada malo en ellas.
El niño goloso,
ya sin párpados,
parpadea,
agarrado de mi mano,
sorteamos el estío,
sorteamos la con-ser-va-ción.
“No quiero, no quiero nada,
que no aparezcan
unas ganas grandísimas
de escacharme la lengua
o aplastarme los dientes,
no sea que aprenda a mirar
sin ojos,
no sea que quiera decir
ya he visto,
no lo deseo”.
OJOS DE HORMIGAS
Mi amiga y yo llegábamos al bar,
escuché lo que él esperaba cuando me vio:
“No quiero hablarte más, no quiero verte más”,
la muchacha y el son amigos desde antes,
antes del proposito de las hormigas,
y él, que parecía amarme o desearme,
esa noche pensó ignorarme y no quererme un poco.
Hasta entonces
yo habia querido a la muchacha de un modo extraño,
ella, con su sentido del humor rarísimo,
siempre saludaba con una sonrisa,
yo, con mi necesidad de quererlos a todos,
siempre la saludaba con una sonrisa.
Ella y yo nos conocemos tan poco que asusta,
porque conocer a alguien realmente
es un valor en desuso
para mi romanticismo,
para mi necesidad de el,
para mi necesidad de la muchacha,
para mi necesidad de las hormigas,
practico el eufemismo de conocer a alguien realmente,
lo practico siempre.
Mi amiga me dijo:
“Amantes de paso que no tienen estirpe de amante”,
y salimos juntas a fumar con las cervezas,
y la muchacha queria decirme algo,
pero no hablaba,
no hablaba,
y me miró asustada.
Hasta entonces ella no me había querido de ningún modo,
y ahora queria situar su nariz en mis labios,
y ahora queria situar su nariz en mi nuca,
y ahora queria servirme su nariz en la mesa,
y ahora quería proponer su nariz
para cumplir todas mis fantasías,
y ahora quería atravesar mi ombligo con su nariz.
Hasta entonces ella no me había querido de ningún modo,
porque no me vio doblar la esquina para seguirla,
y me vislumbraron del abandono sufrido por todas nosotras
a causa de todos los muchachos y muchachas de La Habana,
incapaces todos de amar o ser amados,
y quería contarme de sus decepciones a los veintitrés años.
Hasta entonces yo solo habia querido a la muchacha
como una tarjeta de colección,
mientras que a él lo quería por parecerse a James Franco,
y ahora queria tener el don de las hormigas,
amar sobre todas las cosas, sobrevivir,
era ese mi unico deseo a las once y media.
Apagué el cigarro, mi amiga dijo:
“Sigamos el son del bandolín en la noche más negra y sola”,
y el ya no estaba
y desde lejos vi a la muchacha desaparecer.
BIOPSIA DE LA PICADURA
(culpa de las hormigas)
un JM
Sigue a las hormigas para reencontrarte,
caminaba tras ellas,
perdida en ellas,
a su ritmo,
con las ganas de carga,
con el hambre,
la salida.
Muchacha, quise encontrarte, muchacha,
y para qué escribir JM si no hay hormigas,
y puedo decir José Martí o Jim Morrison o Julianne Moore
o Joanna Montero o Jamila Medina,
y puedo nombrar todos los lugares
a los que las hormigas no me llevan.
Muchacha, sigue a las hormigas,
quizás más desenamorada que antes de la misma gente,
si, de la misma peste de cuerpo y sudor,
sí, del mismo rastro.
Quedé con el deseo muerto de siempre,
el deseo muerto de ojos de madre.
Tú sabes de ese dolor, muchacha, tú sabes.
Y quiero darte un personaje para dramatizaciones inocuas,
es esta la razon de la persecucion:
inventar una obra,
es esta la razon de la persecucion:
inventar una mujer,
es esta la razon de la persecucion:
inventarme en la muchacha.
Hormigas paralizadas,
callejones,
violaciones,
grabaciones,
revoluciones,
abrir los ojos en el auto de un hombre,
abrir los ojos en la habitacion de un hombre,
abrir los ojos en el estomago de un hombre.
La muchacha frente al cristal,
la muchacha del boton,
la muchacha triste,
la muchacha alegre,
la muchacha inquieta,
la muchacha hermosa,
la muchacha poeta,
la muchacha tatuada,
la muchacha actriz
la muchacha amiga.
Sí, existe la muchacha, muy a pesar de las hormigas.