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LUIS ROSALES

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AGUA QUE NO HAS DE BEBER [Mi poema]
Francisco Acuña de Figueroa [Poeta sugerido]

MI POEMA... de medio pelo

 

Agua que discurre, que brinca y que besa,
que pasa de largo y de pronto se olvida,
que gime y sonríe y se va presumida
diciéndote adiós pues nunca regresa.

Esa que te anima alcanzar su calesa
y cuando lo haces azuza su brida,
que es muy juguetona, no comprometida,
esa, jovencito, jamás te interesa.

Que juega contigo y simula estar presa,
que te hace una finta, después un regate,
esa que es tu dueña, tanto te embelesa,
mas nunca decide darte jaque mate.

Agua de esa fuente que no has de beber
mejor que consigas lanzar al olvido,
nunca te preguntes por qué ella se ha ido.
Pues no te conviene, déjala correr.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDO:  Francisco Acuña de Figueroa

Madureces

«Ansioso un higo comía
-cuenta a Gil el viejo Arbelo-
y, ¡tris!, saltó un diente al suelo
de sólo tres que tenía.»

«Es bien raro el accidente
estando maduro el higo.»
Y aquel contestóle: «Amigo,
más maduro estaba el diente.»

He aquí nuestra vida

He aquí nuestra vida: ¡de arena un reló!
En polvo sus horas se ven deslizar,
Leves ondas que el río conmueve
Y una a una desata en el mar,
Que entre dos eternidades,
Del pasado al porvenir,
Punto imperceptible
Marca su existir:
Tal del joven
Que brillo
La vida
Voló;
Si,
Cayó,
¡Oh Pena
Como arena,
Cual río pasó
Hijos y consorte
Dejas, caro amigo, si,
En una patria adoptiva
Que ora gime en pos de ti.
Mil honores debidos viviendo
En este recuerdo amor te dejó,
Ora que no vives, te deja un genido;
He aquí nuestra vida: ¡de arena un reló!

A una flaquísima tuerta

Aquí yace Estefanía,
flaca y aguda mujer,
que bien pudo aguja ser,
pues sólo un ojo tenía.

Momia, esqueleto de alambre,
en torno a sus huesos vanos
yacen también los gusanos,
pues se murieron de hambre.

Adivinanza (Figueroa)

(Esta poesía es en realidad una adivinanza para resolver; la solución al final de la página)

Tomarás primeramente
la cabeza de un marqués,
después la de un duque, y luego
la de tres condes también.
Añadirás la cabeza
o la cola de un lebrel,
y en aritméticas cifras
pondrás en línea a las seis.
Si la metáfora adviertes,
podrás entonces leer
la data en que yo escribí
el enigma que aquí ves.
Solución: MDCCCL

Autorretrato

Era algo trigueño,
de rostro festivo,
de talle mediano,
ni grande ni chico.
De nariz y boca
un poco provisto
y el lacio cabello
algo enrarecido.

Eran apacibles
sus ojos y vivos,
a veces locuaces,
y a veces dormidos.
Su rostro era feo,
mas no desabrido,
sino que inspiraba
confianza y cariño.

Tuvo algunas veces
defectos y vicios,
mas su alma era noble,
su pecho sencillo.
Un lunar tenía
con vello crecido,
fijado en el medio
del diestro carrillo.

Su acento era suave
y asaz expresivo,
mas una dolencia
lo puso ronquillo.
Usaba antiparras,
tomaba polvillo 30
y era con las damas
atento y rendido.

No era su carácter
adusto ni esquivo,
y así era de todos
amado y bienquisto.
Contaba mil cuentos
con sus ribetillos,
dejando lo exacto
por lo divertido.

Formaba renglones
largos y chiquitos
que se le antojaban
versos peregrinos.
No invocaba a Apolo
por ser Masculino
y sólo a las Musas
pedía su auxilio.

El hombre de importancia

Letrilla satírica

No historia, ni poesía,
ni ciencia estudies, Fabio;
quien más charla ese es más sabio,
lo demás es bobería:
en Pomposa algarabía
hable con gran petulancia;
y ya es hombre de importancia.

Órgano de la opinión
llame a cualquier periodista
con mucho de socialista,
luces, progreso y fusión;
carta, y no constitución,
dirá al estilo de Francia;
y ya es hombre de importancia.

No se deje en el tintero
a la clase proletaria,
con lo de accióntrinitaria,
receta y mes financiero;
apanaje y flibustero,
den a su asunto sustancia;
y ya es hombre de importancia.

Retrógrado ha de decir,
statu quo, y feudalismo;
que el siglo marcha al cinismo,
y que es nuestro el porvenir;
sueño de oro ha de embutir,
y talismán y elegancia;
y ya es hombre de importancia.

Fracasar, cotización,
casación y aprendizaje,
masacre, ojivo y carruaje,
adornen su locución;
y en larga lucubración
dé a luz una extravagancia;
y ya es hombre de importancia.

Con aire de quien desprecia,
al drama más bello embista:
hable del protagonista,
prótasis y peripecia,
extasiando a Roma y Grecia
con sarcasmo y con jactancia;
y ya es hombre de importancia.

Elimine con baldón
a Cervantes y Mariana,
descargando su macana
desde Lope hasta Bretón;
¡Anatema! ¡maldición!,
lance en esa turba rancia;
y ya es hombre de importancia.

No hay que una vida, dirá
con galicismo expresivo,
y el mundo definitivo
su diorama aplaudirá;
y de un parque elogiará
la escultural elegancia;
y ya es hombre de importancia.

Mutuasolidaridad,
e impulso emancipatriz
son voces que harán feliz
a una notabilidad;
y en misteriosa ansiedad
haga votos por la infancia;
y ya es hombre de importancia.

Con satánica sonrisa
jure a su virgen amor
con un volcánico ardor
que cruce cual blanda brisa,
y de hinojos ante Elisa
acredite su constancia;
y ya es hombre de importancia.

La toaleta y el buró,
lo de prosaica figura,
y el llamar pastor a un cura,
son de un hombre comm’i1 fó:
dará quitanzas, mas no
recibos, que es cosa rancia;
y ya es hombre de importancia.

Instaure uncomicio y dé
garantías a las masas,
con facultades escasas
al que en la poltrona esté;
y haga profesión de fe
con moderna altisonancia;
y ya es hombre de importancia.

Hable en tono campanudo
al emitir su moción,
comohombre de corazón,
y no estacionario rudo;
y, en fin, sabio y concienzudo
charle con gran arrogancia; 90
y ya es hombre de importancia.

La madre africana

(Oda)

Tairai-je ces enfants de la rive africaine
Qui cultivent pour nous la terre américaine?
Différents de couleurs, ils ont les memes droits,
Vous memes, contre vous, les armez de vos lois!

(Delille, Poema La Desgracia y la Piedad, canto 1º).

¿Y así, cruel pirata, así te alejas,
robándome tirano
los hijos y el esposo? ¿Así, inhumano,
en desamparo y en dolor me dejas?
¡Ay! ¡vuelve, vuelve! En mi infeliz cabaña,
donde te di acogida,
¡ve cual me dejas como débil caña
del huracán violento combatida!

Vuelve, entrañas de fiera,
que por mi mal viniste;
llévame a mí también, y al menos muera
con mis prendas amadas… Mas, ¡ay triste!
ya no espero ablandar tu pecho duro
con lamentos prolijos:
¡tú no sientes amor ni tienes hijos!

¿Y es posible que el sol resplandeciente
que ostenta esa bandera
llegue a estas playas por la vez primera
a autorizar un crimen tan patente?
¡Oh, globo celestial, que esplendoroso
dominas en las cumbres
oscurece tu luz, y al monstruo odioso
sólo sangriento y con horror alumbres!

Mas ¡ay! ¡qué nueva pena
descubren ya mis ojos!
He allí el arco y las flechas, que en la arena
del asalto traidor fueron despojos.
¡Infeliz compañero, tu ignorabas
que esos blancos altivos
proclaman libertad, y hacen cautivos!
De esta suerte la mísera africana

se queja inútilmente,
mientras su nave apresta, indiferente,
el traficante vil de carne humana.
Y truena el bronce y su clamor repite,
que el clamar la consuela;
mas el Águila, en hombros de Anfitrite
suelta las alas, y al estruendo vuela.

Al punto, encadenados,
los cautivos se miran,
y al fondo del bajel desesperados
los lanzan sin piedad, y, ellos suspiran;
mientras que la infeliz desde la peña
se arroja y da un lamento,
que en pos de la alta popa lleva el viento.

Super flumina babilonis

(Salmo)

(Traducción literal)

Sentados a la margen
de babilonio río,
allí, Sión, tu nombre
recordamos llorosos y cautivos.

Y las sonoras arpas,
y címbalos festivos,
tristes ya y destemplados,
de los frondosos sauces suspendimos.

Los que en vil servidumbre
nos llevaban ¡oh, indignos!
por escarnio intentaron
oír nuestras canciones allí mismo.

Ellos que nos trajeron
con ignominia uncidos,
«Entonad», nos decían,
«de Sión los cantares y los himnos».

¡Cantar! ¿Cómo es posible?
¿Cómo infamar, impíos,
el Señor los cantares
en tierra ajena, y en ajenos grillos

No, Sión; y primero
que así te dé al olvido,
y en tu ignominia cante,
me olvide de mi diestra, y de mí mismo.

Yerta mi lengua, y fija
al paladar indigno;
si de ti me olvidare
pásmese inmóvil con letal deliquio.

Sí no te antepusiere,
o si indolente y tibio,
Jerusalén no fuese
de mi alegría el móvil y principio.

Tu ira, Señor, se acuerde
de esos infandos hijos
de Edón, cuando disfrute
Jerusalén su día apetecido.

Ellos son los que dicen,
sedientos de exterminio:
«¡Hasta los fundamentos
asolad, asolad sus edificios!».

¡Oh, hija desventurada
del pueblo aborrecido!
¡Feliz quien te dé el pago
del tratamiento vil que te debimos!

¡Oh, bienaventurado
el que a tus parvulillos
logre alzar con sus manos,
y en la piedra estrellarlos vengativo!

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LA FUENTE - Luis Rosales

Ya conozco este son: cuenta la historia
de las cosas que tienen
el alma repartida, el alma rota,
silábica de amor entre la inerme
vida de la creación: es como un bosque
de luces encendidas y en la nieve
que tan sólo alumbraran al reunirse:
como un aroma junto donde duermen
flores del sol antiguo que al mirarse
reviven, con olor, y luego vuelven
a ser en la memoria igual que un eco
de nombres diferentes,
de nombres que agonizan y que aún arden
al pronunciarse juntos, y distienden
el alma hasta que vibra
con este son, con este son, ¡con este
son, en que el ser hombre
va juntando su luz como una fuente!

»LUIS ROSALES [Mi poema]
Mis Maestros [Poeta sugerido]

Luis Rosales Camacho. (Granada, 31 de mayo de 1910 - Madrid, 24 de octubre de 1992). Poeta español de la Generación del 36. En 1937 colabora en la revista Jerarquía y varios años más tarde, es secretario de la revista Escorial. En 1949 publica La casa encendida y en 1979 Diario de una resurrección, ambas consideradas sus obras cumbre.
Desde 1953 hasta 1965 dirige la revista Estafeta literaria, que es posteriormente continuada por Nueva estafeta (1978-1982). Durante estos años se doctora en Filosofía.
Estudioso de los manuscritos del Siglo de Oro español, pasa a formar parte de la Hispanic Society of America y en 1962 ingresa como miembro de número en la Real Academia Española. En 1982 recibe el Premio Miguel de Cervantes como reconocimiento a toda su obra.

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LOS POEMAS
MEMORIA DE TRÁNSITO

Herido de amor huido - F. García Lorca

Abril, porque siento, creo,
pon calma en los ojos míos,
¿los montes, mares y ríos,
qué son sino devaneo?;
mirando la nieve veo
memoria de tu hermosura,
y cuando vi en su blancura
tu inmediata eternidad,
¿fuiste si no claridad,
temblor, paciencia y dulzura?

Tu leve paso indolente
deja en mis ojos su aroma,
los ojos en donde toma
revelación permanente;
bienaventuradamente
nacieron para el olvido,
tu piel de asombro encendido,
tus ojos de limpio viento,
y esta ternura que siento
«herido de amor huido».

Los sitios donde has estado
en la memoria los llevo
sólo para ver de nuevo
el rastro que allí has dejado;
la tierra que tú has pisado
vuelvo a pisar; nada soy
más que este sueño en que voy
desde tu ausencia a la nada,
me hizo vivir tu mirada:
fiel al tránsito aquí estoy

LA TRASFIGURACIÓN

Siento tu cuerpo entero junto al mío;
tu carne
es
como un ascua,
fresca e imprescindible
que está fluyendo hacia
mi cuerpo, por un puente
de miel lenta y silábica.
Hay un solo momento en que se junta
el cuerpo con el alma,
y se sienten recíprocos,
y viven
su trasfiguración,
y se adelantan
el uno al otro en una misma entrega,
desde su mismo origen deseada.
Siento tus labios en mis labios, siento
tu piel desnuda y ávida,
y siento,
¡al fin!
esa frescura súbita

como una llamarada
de eternidad, en que la carne deja
de serlo y se desata,
se dispersa en el vuelo,
y va cayendo
en la tierra sonámbula
de tu cuerpo que cede interminable-
mente cediendo,
hasta
que el vuelo acaba y ya la carne queda
quieta, milagreada,
y me devuelve al cuerpo,
y todo ha sido
un pasmo, un rebrillar y luego nada.

Y ESCRIBIR TU SILENCIO SOBRE EL AGUA

Sólo florece el agua que está queda

MIGUEL DE UNAMUNO

No sé si es sombra en el cristal, si es sólo
calor que empaña un brillo; nadie sabe
si es de vuelo este pájaro o de llanto;
nadie le oprime con su mano, nunca
le he sentido latir, y está cayendo
como sombra de lluvia, dentro y dulce,
del bosque de la sangre, hasta dejarla
casi acuñada y vegetal, tranquila.
No sé, siempre es así, tu voz me llega
como el aire de Marzo en un espejo,
como el paso que mueve una cortina
detrás de la mirada; ya me siento
oscuro y casi andado; no sé cómo
voy a llegar, buscándote, hasta el centro
de nuestro corazón, y allí decirte,
madre, que yo he de hacer en tanto viva,
que no te quedes huérfana de hijo,
que no te quedes sola allá en tu cielo,
que no te falte yo como me faltas.

CONTIGO   [fragmento]

No hay noche, no hay luna, no
hay sol cuando estoy contigo,
tiemblo de quererte tanto,
tiemblo de sentirme vivo,

tiemblo de saber que un día
la espuma se lleva al río,
y en el corazón del hombre
se lleva al tiempo el olvido.

No hay luz, no hay jardín, no hay
noche de otoño contigo,
¡quisiera que se acortara
el tiempo cuando te miro!

contigo para perderme,
para salvarme contigo,
contigo, Abril, para siempre
por los siglos de los siglos.

          * * *

Tiemblo de verme en tus ojos
sin comprender el bautismo,
contigo, Abril, primavera,
el nombre nace contigo,

y el ser también en el seno
de tu vientre estremecido,
nieve niña y madre virgen
de mi tiempo y mi destino;

por ti se agrupa el rebaño
por ti se doblan los trigos,
por ti los álamos tiemblan
y el mar se levanta en vilo

como los pueblos que llevas
en la mirada perdidos
para siempre, como el tiempo
que vuelve a nacer contigo,

contigo para salvarme,
para perderme contigo
como el beso que no sabe
sobre qué boca ha nacido.

¡No puedo verte, no puedo
verte cuando estoy contigo!
¡no sé mirarte, no sé
mirarte, pero te sigo!

tuyo seré madreselva,
madre viento y madre río,
isla de ti solamente
mi nacimiento continuo,

que estoy con dolor queriendo
lo que muero y lo que vivo,
lo que vivo y lo que muero
de tenerlo sin vivirlo.

          * * *

Ya el tiempo es sólo el espejo
donde te sueño lo mismo
que los chopos en invierno
sueñan su verdor florido.

EL BOSQUE SE IBA HACIENDO AL ARDE

tristemente naturales

J.Guillén

Me están mirando en tus ojos
los ángeles del instante,
los ángeles que han perdido
la memoria al contemplarse.

Me estoy reuniendo en tus brazos;
te siento casi quemándome;
arden el tronco y las ramas
pero las hojas no arden.

Estamos juntos, sin vernos,
repetidos y distantes,
juntos pero no vividos,
tristemente naturales.

LARGA ES LA AUSENCIA

La sombra siempre y luz sin la luz mía

HERRERA

Tu soledad, Abril, todo lo llena.
Colma de luz la espuma y la corriente.
Aurora niña con su sol reciente.
Toro en golpe de mar como mi pena.

La soledad del corazón resuena
desierto ya como un reloj viviente,
como un reloj que late porque siente
la marcha de tu pie sobre la arena.

Y así vas caminando sangre adentro,
sangre hacia arriba, hacia el primer encuentro,
sangre hacia ayer en la memoria mía;

¡ay, corazón, donde me pisas tanto!,
¡qué soledad sin ti, cierva de llanto!
qué soledad de luz buscando el día

LA FERIA DE LOS PÁJAROS

Sentí que se desgajaba
tu corazón lentamente
como la rama que al peso
de la nevada se vence,

y vi un instante en tus ojos
aquella locura alegre
de los pájaros que viven
su feria sobre la nieve.

CANCIÓN DE LA NIEVE QUE UNIFICA AL MUNDO

Somos hombres, Señor, y lo viviente
ya no puede servirnos de semilla;
entre un mar y otro mar no existe orilla;
la misma voz con que te canto miente.

La culpa es culpa y oscurece el bien;
sólo queda la nieve blanca y fría,
y andar, andar, andar hasta que un día
lleguemos, sin saberlo, hasta Belén.

La nieve borra los caminos; ella
nos llevará hacia Ti que nunca duermes;
su luz alumbrará los pies inermes,
su resplandor nos servirá de estrella.

Llegaremos de noche, y el helor
de nuestra propia sangre Te daremos.
Éste es nuestro regalo: no tenemos
más que dolor, dolor, dolor, dolor.

 LARGA ES LA AUSENCIA

La sombra siempre y luz sin la luz mía

HERRERA

Tu soledad, Abril, todo lo llena.
Colma de luz la espuma y la corriente.
Aurora niña con su sol reciente.
Toro en golpe de mar como mi pena.

La soledad del corazón resuena
desierto ya como un reloj viviente,
como un reloj que late porque siente
la marcha de tu pie sobre la arena.

Y así vas caminando sangre adentro,
sangre hacia arriba, hacia el primer encuentro,
sangre hacia ayer en la memoria mía;

¡ay, corazón, donde me pisas tanto!,
¡qué soledad sin ti, cierva de llanto!
qué soledad de luz buscando el día.

 ¿CÓMO NACE UN RECUERDO?

Retrato de Dionisio Ridruejo

¿Cómo nace un recuerdo? ¿No era un junio?
El cielo abría su puerta
sobre el valle del Arga. Entre los montes
iba la luz con obediencia trémula.
Recuerdo que el silencio atardecía
toda la vida a su extensión sujeta:
los caminos sin gente, las murallas,
y el fresco olor que a los pinares lleva.
Oyendo unas campanas vi tus ojos,
pequeños y naciendo de la tierra
jugaban con un dejo campesino
en la mirada concentrada y lenta,
no suspicaz pero alertada y pronta,
no impositiva pero fija y cerca
de ser dura, tal vez, cuando nos mira
y nos puede ayudar con su dureza.
Los ojos sin pestañas, se diría
sin párpados también, sin brillo apenas,
con libertad no exenta de mesura,
con derramada y fácil negligencia.
¿Cómo nace un recuerdo? La luz última
arropaba tu cara entre la niebla,
descarnada, pequeña, fina y dulce,
cansado el gesto y sin cansar la fuerza.
El cabello castaño, cuando ríes
la risa te reclina la cabeza;
la piel áspera y pálida, la boca
desdibujada, exánime, risueña.
En testimonio de vivir tenías
hoyuelada la cara,
y había en ella
una gran paz convaleciente:
hoy
sigues dando esa paz que tú no encuentras.
Recuerdo que me hablabas descansando
todo el cuerpo en la voz, y tu voz era
la que llevaba al mundo de la mano,
amplia, segura, convencida, cierta.
Recuerdo... ya no sé. ¿Cuándo empezaste
a estar detrás de la memoria entera,
detrás y como un tren que caminara
sobre dos vidas en la misma rueda?

Y ESCRIBIR TU SILENCIO SOBRE EL AGUA

Sólo florece el agua que está queda

MIGUEL DE UNAMUNO

No sé si es sombra en el cristal, si es sólo
calor que empaña un brillo; nadie sabe
si es de vuelo este pájaro o de llanto;
nadie le oprime con su mano, nunca
le he sentido latir, y está cayendo
como sombra de lluvia, dentro y dulce,
del bosque de la sangre, hasta dejarla
casi acuñada y vegetal, tranquila.
No sé, siempre es así, tu voz me llega
como el aire de Marzo en un espejo,
como el paso que mueve una cortina
detrás de la mirada; ya me siento
oscuro y casi andado; no sé cómo
voy a llegar, buscándote, hasta el centro
de nuestro corazón, y allí decirte,
madre, que yo he de hacer en tanto viva,
que no te quedes huérfana de hijo,
que no te quedes sola allá en tu cielo,
que no te falte yo como me faltas.

La lámpara del cuerpo es el ojo, así que si tu ojo fuere sincero, todo tu cuerpo será luminoso.

SAN MATEO, VI, 22

Verte, qué visión tan clara.
Vivir es seguirte viendo.
Permanecer en la viva
sensación de tu recuerdo.

Verte. La distancia nace.
El cielo suprime al cielo.
La vida se multiplica
por el número de puertos.

Todo colmado por ti.
No ser más que el ojo abierto,
y eternizar el más leve
escorzo de tu silencio.

Verte para amarlo todo.
Claustro en tranquilo destierro.
Dulzor de caña lunada.
Luz en órbita de sueño.

Mortal límite de ti.
Cielo adolescente y tierno.
Núbil paciencia de playa.
Vivir es seguirte viendo.

¡Verte, Abril, verte tan sólo!
Tranquilísimo desierto.
Pena misericordiosa.
Sosegado advenimiento.

Verte: qué oración tan pura,
islas, nubes, mares, vientos,
las cinco partes del mundo
en las yemas de los dedos.

 ¿CÓMO NACE UN RECUERDO?

Retrato de Dionisio Ridruejo

¿Cómo nace un recuerdo? ¿No era un junio?
El cielo abría su puerta
sobre el valle del Arga. Entre los montes
iba la luz con obediencia trémula.
Recuerdo que el silencio atardecía
toda la vida a su extensión sujeta:
los caminos sin gente, las murallas,
y el fresco olor que a los pinares lleva.
Oyendo unas campanas vi tus ojos,
pequeños y naciendo de la tierra
jugaban con un dejo campesino
en la mirada concentrada y lenta,
no suspicaz pero alertada y pronta,
no impositiva pero fija y cerca
de ser dura, tal vez, cuando nos mira
y nos puede ayudar con su dureza.
Los ojos sin pestañas, se diría
sin párpados también, sin brillo apenas,
con libertad no exenta de mesura,
con derramada y fácil negligencia.
¿Cómo nace un recuerdo? La luz última
arropaba tu cara entre la niebla,
descarnada, pequeña, fina y dulce,
cansado el gesto y sin cansar la fuerza.
El cabello castaño, cuando ríes
la risa te reclina la cabeza;
la piel áspera y pálida, la boca
desdibujada, exánime, risueña.
En testimonio de vivir tenías
hoyuelada la cara,
y había en ella
una gran paz convaleciente:
hoy
sigues dando esa paz que tú no encuentras.
Recuerdo que me hablabas descansando
todo el cuerpo en la voz, y tu voz era
la que llevaba al mundo de la mano,
amplia, segura, convencida, cierta.
Recuerdo... ya no sé. ¿Cuándo empezaste
a estar detrás de la memoria entera,
detrás y como un tren que caminara
sobre dos vidas en la misma rueda?

CANCIÓN DE LA NIEVE QUE UNIFICA AL MUNDO

Somos hombres, Señor, y lo viviente
ya no puede servirnos de semilla;
entre un mar y otro mar no existe orilla;
la misma voz con que te canto miente.

La culpa es culpa y oscurece el bien;
sólo queda la nieve blanca y fría,
y andar, andar, andar hasta que un día
lleguemos, sin saberlo, hasta Belén.

La nieve borra los caminos; ella
nos llevará hacia Ti que nunca duermes;
su luz alumbrará los pies inermes,
su resplandor nos servirá de estrella.

Llegaremos de noche, y el helor
de nuestra propia sangre Te daremos.
Éste es nuestro regalo: no tenemos
más que dolor, dolor, dolor, dolor.

DE CÓMO VINO AL MUNDO LA ORACIÓN

De lirio en oración, de espuma herida
por el paso del alba silenciosa;
de carne sin pecado en la gozosa
contemplación del niño sorprendida;

de nieve que detiene su caída
sobre la paja que al Señor desposa;
de sangre en asunción junto a la rosa
del virginal regazo desprendida;

de mirar levantado hacia la altura
como una fuente con el agua helada
donde el gozo encontró recogimiento;

de manos que juntaron su hermosura
para calmar, en la extensión nevada,
su angustia al hombre y su abandono al viento.
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AUTOBIOGRAFÍA

Como el náufrago metódico que contase las olas
que faltan para morir,
y las contase, y las volviese a contar, para evitar
errores, hasta la última,
hasta aquella que tiene la estatura de un niño
y le besa y le cubre la frente,
así he vivido yo con una vaga prudencia de
caballo de cartón en el baño,
sabiendo que jamás me he equivocado en nada,
sino en las cosas que yo más quería.

AYER VENDRÁ

La tarde va a morir; en los caminos
se ciega triste o se detiene un aire
bajo y sin luz; entre las ramas altas,
mortal, casi vibrante,
queda el último sol; la tierra huele,
empieza a oler; las aves
van rompiendo un espejo con su vuelo;
la sombra es el silencio de la tarde.
Te he sentido llorar: no sé a quién lloras.
Hay un humo distante,
un tren, que acaso vuelve, mientras dices:
Soy tu propio dolor, déjame amarte.

LA FERIA DE LOS PÁJAROS

Sentí que se desgajaba
tu corazón lentamente
como la rama que al peso
de la nevada se vence,

y vi un instante en tus ojos
aquella locura alegre
de los pájaros que viven
su feria sobre la nieve

EL BOSQUE SE IBA HACIENDO AL ARDE

tristemente naturales J.Guillén

Me están mirando en tus ojos
los ángeles del instante,
los ángeles que han perdido
la memoria al contemplarse.

Me estoy reuniendo en tus brazos;
te siento casi quemándome;
arden el tronco y las ramas
pero las hojas no arden.

Estamos juntos, sin vernos,
repetidos y distantes,
juntos pero no vividos,
tristemente naturales.

LA ÚLTIMA LUZ

Eres de cielo hacia la tarde, tienes
ya dorada la luz en las pupilas,
como un poco de nieve atardeciendo
que sabe que atardece.
Y yo querría
cegar del corazón, cegar de verte
cayendo hacia ti misma
como la tarde cae, como la noche
ciega la luz del bosque en que camina
de copa en copa cada vez más alta,
hasta la rama isleña, sonreída
por el último sol,
¡y sé que avanzas
porque avanza la noche! y que iluminas
tres hojas solas en el bosque,
y pienso
que la sombra te hará clara y distinta,
que todo el sol del mundo en ti descansa,
en ti, la retrasada, la encendida
rama del corazón en la que aún tiembla
la luz sin sol donde se cumple el día.