A todos los amantes de la literatura en sus distintas formas o variantes...

JOSÉ BERGAMIN

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LA NOCHE Y EL DÍA [Mi poema]
Mirta Edith Larcher [Poeta sugerido]

MI POEMA ...de medio pelo

 

La noche está lluviosa y amanece
sembrada de una triste melodía,
en tanto nace el sol, la tez fenece,
y al aura que da vida se engrandece
dotando de una dulce algarabía.

Por caminos oscuros va la noche
escondiendo al hacer sus travesuras
y en el sueño aparece algún fantoche
que en tinieblas nos va haciendo un reproche
cual pillos monaguillos a los curas,

El día va marcando el marca pasos
de ese tiempo que empieza y despereza
anotando sus logros y fracasos,
es momento de hacer llenar los vasos
de alegría, esperanza o de tristeza.

Y es al fin que se ultima su destape
cuando tornan los pájaros al nido
haciendo que la vida se solape
y en borrones de niebla que se atrape
y se observe cansado se ha dormido.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDO:  Mirta Edith Larcher

ES PROBABLE

Que persista la memoria.
La vida luce una apariencia de todas las ansias.
Pero yo…
no sé jugar a eso.
Lo simple no me acostumbra.
de seguro
anunciaré
las fracturas de mañana y me cegaré
con sus estrellas finitas… alguien dirá…
de mis obsesiones
pesimistas
rumorosamente
invadiendo
la claridad mágica de mi gran isla.

Mas yo… vivo…gozosa reposada en lo profundo.
Y ella soy. La que miraba… (oculta)…
Esa intensidad que me enamora y
me retorna y
nadie encuentra.
Es probable
que prolongue mis visitas al desván. Para jugar… a lo que sé…

Tal vez
tenga la suerte la gran suerte de no ser
interrumpida
nunca más.

VISITACIONES 2

Ya hemos girado los silencios del pasado
nos hemos podado las viejas letrillas de cauto mediodía
prejuicios sorbidos en la miga voraz de los caminos
orfandades calladas masticadas bajo manteles
y un pensamiento alado que nos leva que nos erige en torres azules pervividas.
Ya hemos diluido utópicos ríos de velada materia
sosteniéndonos en el mínimo alambre de cordura tratable
con la insignificante vertiente del primer destete terreno. Salvaje vegetal ilíaco…
Hoy…
a la diestra mansa, ( no ilusoria del trayecto)
nos celebramos en la vida sucesoria
con este manojo de fuegos y de ceibos que son presencia amada, conocida,
sumatoria de ayeres relumbrándonos la sangre.
Porque el viento sabe de brillos blanquecinos que se exaltan
con un veraz incendiolumbre
de toda brama de toda sombra de todo paso. A cada paso. A cada duda, por todo miedo…
llegó la calma con sutil rubor en sus carruajes, llegó el jarabe que despeja
pulsaciones grátiles y cierra heridas anclas de pipiolos. Esplendidez…
Han vendido con augurios de octubre y julio y hasta noviembre, renacidos, fortificados,
unidos, glorificados.
Como ballet de araucarias trinantes a la vera del camino, son frutal cosmogonía,
magia buena, sueño lindo. Los padres primigenios del asombro. Los abuelos…
y traen
vaporosas mantillas con rulos de nubes e hilos de luna
escarpines del cielo
dulces piececitos de escogida hebra con plumón de centellas.
Un lazo de noche sonríe en puro satén, entre albardillas de estambre rubí.
Y revolotea en zigzag
la airosa cadenilla
con suave sereno amarillo limón.
Ya hemos ensayado arrorróes villancicos noninonis …sanasanas…
Ya hemos bendecido visitaciones cárdenas :orado junto a tantas nuestras
inmanencias y otra vez y otra vez otra vez
habrá de seguir el talismán acuoso oxigenándonos el tiempo
enhebrando la vida en todo espacio
anidándonos el mundo del patio trasero
porque todos llevamos alago así de pájaros
eso de querer dejar su estampa el sello una huella
ese huevecillos..
insólitos vuelos , diferentes cielos…
en que los frutos maduros corten su ligamen e inauguren más milagros
con su inolvidable
primer llanto.

HOMBRE

Sufrir titánico epopéyico lanza incluida se desangra
se retuerce de suplicio estertóreo
se desarma se congela anónimo siniestro rugido griterío queja aúllo berreo gruñe
sin vientres
sin gracia. Interiores entrañas secretos palmas.
Oscuridad. Se ahoga se conduele
lastima
fagocita
insiste
entre sangres coágulos y llagas orificios estrías veneno
grumos cuajos líquidos sus objetos sus ansias
los espacios más campos la baguala el dinerillo las monedas el oro los rubíes el sol y
sus estrellas la fama la fuerza el paso y
otro más alto más manos
más
mas arriba
¡DUELE DUELE DUELE SER…!
¿ QUIÉN?
¿ QUÉ?
Fue fui fuimos todos somos
toda igualdad mísera se está matando y asesina
a ambos lados su áurea
paradojal
bidimensión
a la par
que se estrangula una lógica
y su terrible soledad.
Pero

no hay hambre
no otra
no la de él
menos la mía.

Entierro empolvo alucino
Y
resta algo….

Lo hurtan.
Lo tiene.
Al poder.

Lo tiene…
su búsqueda su magallánico dueño disputándose reinados medallas sillas y membretes posiciones ALTERNATIVA
sangrienta feroz
brutal
por monomanías
el
único capaz de soportar de resistir tanto calvario.

EL PUDOR DE MIS NOCHES

Como piña que madura estalla entre sábanas de ébano
y cascaritas de lima
pétalos cerveza y nuez al revés
zumo imperial de los silencios.

Sábanas crujientes de luna llena lunitas de harina y leche
preñez de amores libélula
sobre callados misterios.

La noche camélida sumisa se resguarda
bajo abrileña ruana de colibríes en cinta.
Pudor naranja pudor cercano pudor de moras y ceibos.

Deja
que baje párpados
busca estas manos
sedientas
de piel y candor
siémbrame al poema que turgente envuelve
al redondo satén del pezón!

¿Acercas tu espiga tu fuego tu cala
traes
a sorber
de mi fruta laguna de mis índigos sórdidos a todos los senderos traes?

¿Acaso murmuran
impenetrables
allá
los ojos del nocturno?
¡Bébete mi néctar AMOR, junquillos bébelos…
HAZME
de aníes y abedules el lecho…!

(Dormiríamos así
tibios
como un
dorado
pan)

NÉCTARES

La vagina abierta calamidades Afrodita
sus riendas sus labios libertinos sucios de amores tardíos
indecorosa picante desveladamente impúdica Pandora sus
principios aguados
las manos sus falanges de olvido por engendros
y abandonos
los caminos la tierra el aire sus agallas y suspiros
han perdido
los desiertos
sus vinos sus cactos la altura el verde
los zumos contaminación de mujer equis equis- y-y y………….. Verdad. Torpeza: Mujer.

Ahora va hacia el ánfora
minuciosa
como cualquier toxina al saneamiento va lenta puntillosa nimia delicada
bella
que guarda
encierra
acumula todos los males del mundo
morbos ofensas traiciones gangas
vagabundas
dentro muy profundo
abajo los males
se dice
no viviente
los espejos rotos sus costumbres esqueletos moscas
sus disfraces las fauces el fanal
sin destino
los senos los órganos el talud un eslabón
la punta del reloj su cúspide el orgasmo
el semen su palabra blanca ultrajada humillada
sin pupilas sus ojos de adentro
por debajo de ásperas crines anímicas.
Todo.
Pus.
Sífilis. Intersticios puntos densidades.
Muerte.
Lágrima.
Pubis
Vello y huesos poros .
Cierra casi…lo decide lo hace cubre como gato
y
deja
fuera
libre
a la Esperanza.

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José Bergamín La noche y el día (I)

A Delia, bailarina oscura
La música traiciona el sentimiento,
Delia, en tus ojos, tan divinamente
que hacen su noche oscura transparente
de sobrenatural entendimiento.

Los astros, que armonioso movimiento
rige, mintiendo amor, calladamente,
buscan en tu mirada el aparente
reflejo a su encendido pensamiento.

Nocturno afán no pudo a ti engañarte;
la luz que fue en tus pies, bailando, estrellas,
tus pasos, no tus ojos, la mintieron.

Te fuiste con la música a otra parte,
hurtando tus pisadas a sus huellas
con sombras que a la noche te volvieron.

»JOSÉ BERGAMIN

José Bergamín fue un escritor oriundo de Madrid (España) el 30 de diciembre del año 1897 y fallecido en Guipúzcoa el 28 de agosto de 1983. Recibió una crianza religiosa y con una fuerte inclinación por el comunismo, lo cual marcó las bases de su ideología. Se relacionó estrechamente con Juan Ramón Jiménez, director de la revista donde José comenzó a cultivar su faceta periodística, y con Miguel de Unamuno, cuya inspiración resultó fundamental en su carrera literaria. Entre sus aportaciones culturales se encuentra la fundación de una escuela en la ciudad andaluza de Málaga, que gozó de un gran prestigio durante años. El franquismo lo llevó a exiliarse; en su viaje, pasó por algunos países de Latinoamérica y acabó en Francia. Más tarde, sus ideas políticas le costarían más de un puesto de trabajo, irónicamente, en el área de la comunicación.
Su obra es muy vasta y variada; dentro de sus creaciones en prosa, encontramos los títulos "El cohete y la estrella", "Fronteras infernales de la poesía" y "Al fin y al cabo". Entre su producción dramática, destacan "La risa en los huesos" y "Don Lindo de Almería". Finalmente, algunos de sus poemarios son "La claridad desierta" y "Canto rodado"; a continuación, es posible disfrutar de su poema "A Cristo crucificado".

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LOS POEMAS

 

AGUA sólo es el mar; agua es el río

AGUA sólo es el mar; agua es el río,
Agua el torrente, y agua el arroyuelo.
Pero la voz que en ellos habla y canta
No es del agua, es del viento.
Agua es la blanda nieve silenciosa
Y el mundo bloque de cristal de hielo.
Pero no es agua, es luz la voz que calla
Maravillosamente en su silencio.
Agua es la nube oscura y silenciosa,
Errante prisionera de los cielos.
Pero su sombra, andando por la tierra
Y el mar; no es agua, es sueño.

Otros sonetos

(A Rafael Alberti)

EUROPA no habla griego, que habla gringo
Creyendo que está hablando el europeo:
Babélico balido y balbuceo
Que se americaniza de vikingo.
Nunca soñó un imperio Carolingo
Tan incontinental cocacoleo.
Ni encontró un Bonaparte a su deseo
Tal respuesta, responso, ni respiro.
Respuesta que es apuesta y desatina.
Responso a la difunta Gran Bretaña.
Respingo que lo da quien más se empina.
Y mientras se la ignora o se la extraña
A una Europa, que, al serlo, fue latina,
Ya no se habla en cristiano ni en España.

LA COPLA CLARA Y SENCILLA…

La copla clara y sencilla
es la que vale la pena
de escucharla y repetirla.

Porque es la sola poesía
que le dice al corazón
lo que es verdad o es mentira.

Hora última, 1984.

'Ombre de mon amour'

Apollinaire SOY una sombra que no siembra huida,
Porque engendrada de una llama incierta
Deja en el surco la semilla muerta
Para que vuelva a renacer la vida.

Por la tierra y el agua convertida
En limo, en barro humano, me despierta
La luz del sol de par en par abierta
Como se abren los labios de una herida.

Para poder seguirte pareciendo,
Si quieres escaparme, te persigo,
Si me persigues, te acompaño huyendo.

Como amigo fugaz soy tu enemigo
Que no parece ser que lo está siendo.
No estoy nunca sin ti, ni estoy contigo.

LA vida es nuestra pasión.

La verdad, nuestra razón.
(Cuando de verdad queremos

¿lo que de vida soñamos—
La verdad, la padecemos,

¿la vida, la razonamos.)
La vida es nuestra razón.
La verdad, nuestra pasión.

LA vejez es una máscara:
Si te la quitas, descubres
El rostro infantil del alma.
La niñez te va siguiendo
Durante toda la vida.
Pero ella va más despacio
Y tú andas siempre de prisa.
Cuando la vejez te llega,
No es que vuelves a la infancia,
Es que moderas el paso
Y al fin la niñez te alcanza.

SUENA tu voz lo mismo que un lamento

O que un grito perdido en lejanía;
Como una luz que hiere el horizonte
Y lo abre a soledades infinitas.
Es penumbrosa claridad el sosiego
De la tarde. La lumbre mortecina
De tu alma, pelea con las sombras
Del tiempo, que la cubren de ceniza.
Los ecos del silencio hasta tu oído
Unos pasos lejanos aproximan.
Y es otra muda voz la de la sangre
Que en tu cansado corazón palpita.

La sombra y la muerte (II)

En todo hay cierta, inevitable muerte
Cervantes Siento que paso a paso se adelanta
al doloroso paso de mi vida
el ansia de morir que siento asida
como un nudo de llanto a la garganta.

Fue soledad, fue daño y pena, tanta
pasión que en sangre, en sombra detenida,
me hizo sentir la muerte como herida
por el vivo dolor que la quebranta.

Siento que paso a paso, poco a poco,
con un querer que quiero, y que no quiero,
se adentra en mí su decisión más fuerte:

sintiendo en cuanto miro, en cuanto toco,
con tan clara razón su afán postrero,
que en todo es cierta, inevitable muerte.

La sombra y la muerte (I)

Ya con la sombra me asombra
Lope de Vega Pienso que sigue al eco prolongado
del mar, en su sonora voz oscura,
"aquella voluntad honesta y pura",
lumbre que enciende mi ámbito callado.

De luz y no de sombra estoy cercado,
como la noche; mi pasión apura
la tiniebla sutil que me procura
vivir de claridades rodeado.

Padezco por anhelo de ese fuego
que, invisible, me abrasa y no me prende,
volviéndome esqueleto, espectro, escombro.

Ni sombra soy cuando a mirarme llego;
pues cuando en tal figura me trasciende
mi sombra no es mi sombra que es mi asombro.

OTRA vez esta noche,

Cuando estaba esperándote,
Me dormí, y en mi sueño
Oí una voz llamándome.
Una voz larga y triste,
Apenas susurrante,
Como un sollozo roto
En los dedos del aire.
Una voz melodiosa
Que no oyó nunca nadie;
Que cuando más se acerca,
Más parece alejarse.
Una voz melodiosa
Que no oyó nunca nadie;
Que cuando más se acerca,
Más parece alejarse.
La voz de un viento oscuro
Que se esconde en los árboles
Y hace temblar sus copas
En la luz de la tarde.
Una voz que me llama
Y no quiere llamarme.
Una voz que parece.

MI POESÍA ES REZAGADA…

Mi poesía es rezagada
porque se ha quedado en mí
como un remanso de agua.

Como una corriente clara
que transparenta hasta el fondo
del cauce que la remansa.

Se me ha quedado en el alma
posando la turbulencia
sonora de mis palabras.

Como una voz que se apaga
y va abriéndole al silencio
su música más callada.

Apartada orilla, 1976.

UN SONETO ME PIDE QUE LE HAGA…

Un soneto me manda hacer Violante…
LOPE

Un soneto me pide que le haga,
ignorando las reglas del soneto,
otra nueva Violante, a quien, discreto,
pedirá mi soneto dulce paga.

Como en el eco de la voz se apaga
de la ripiosa consonancia el veto,
prisión será el soneto de un secreto
que ni su eco ni su voz propaga.

Secreto a voces que el silencio apura,
sonoramente, con el crepitante
temblor del verso como el de la llama.

Secreto que a sí mismo se asegura
por su sonoro son soneteante
cuando enmascara un corazón que ama.

La claridad desierta, 1983.

EL MULO MOLA

El hijo de la gran Mula
por Mola vino a las malas.
Como no tuvo soldados,
los hizo con las sotanas.
De lejos, el traidor Franco
solo promesas le manda,
y tomándolo por Muño
le anuncia tropas mulatas.
Ya están pidiendo madrinas
las tropas de las mejalas.
La media Luna ya tiene
protección de las beatas.
¡Cómo curan sus heridos,
cómo el moro les regala
sangrientos ramos de flores
llenos de orejas cortadas!
En mulas van hacia Mola
pidiendo e gritos la paga.
Mola los mueles con marcos,
ya caducos, de Alemania.
¡Fiero moro, te engañaron,
te van a engañar, te engañan!
De todas partes por radio
llegan las voces cascadas
de generales borrachos
diciendo botaratadas.
Mientras que contra los cuentos
que los fascistas levantan,
las hoces y los martillos
chocan sus verdades claras.
Las Milicias van cantando
su alegría en la batalla,
victoriosas de la muerte
que acecha a sus milicianas;
siempre poniendo los ojos
en donde ponen las balas.
Asoma la luz del día
enfrente de Guadarrama,
ensangrentando de albores
las luces de la esperanza.
Al otro lado del monte
está la muerte de España.

EUROPA Y EL CARACOL

Huyendo de la paz marchóse Europa.
Quien, por no darnos crédito a los ojos,
no quiso compartir nuestros enojos
ni con nadar ni con guardar la ropa.

No se movilizará tanta tropa
sino como muestrario de despojos;
para enseñarnos negros, luego rojos,
entre dientes serricas de galorpa.

Hoy fue la paz; mañana será la guerra
yace inerte la más desbaratada
voluntad de vencer que hombre tuviera.

Paz sepulcral enlutará la tierra,
muerta de miedo, de morir matada;
quien no la vio venir no lo creyera.

COMO QUIEN OYE LLOVER

Como quien oye llover
Te pido que oigas mis versos:
Con atención tan profunda
Como se escucha el silencio.
Como se escucha a los árboles
Cuando los menea el viento,
Y caer, como hojas secas,
Las horas muertas del tiempo.
Como el crepitar sonoro
De las llamas en el fuego,
Y en los cielos el callado
Arder de los astros muertos.

EUROPA

Europa no habla griego, que habla gringo
Creyendo que está hablando el europeo:
Babélico balido y balbuceo
Que se americaniza de vikingo.

Nunca soñó un imperio Carolingio
Tan incontinental caracoleo.
Ni encontró un Bonaparte a su deseo
Tal respuesta, responso, ni respiro.

Respuesta que es apuesta y desatina.
Responso a la difunta Gran Bretaña.
Respingo que lo da quien más se empina.

Y mientras se la ignora o se la extraña
A una Europa, que, al serlo, fue latina,
Ya no se habla en cristiano ni en España.

'ECCE ESPAÑA'

Dicen que España está españolizada,
mejor diría, si yo español no fuera,
que, lo mismo por dentro que por fuera,
lo que está España es como amortajada.
Por tan raro disfraz equivocada,
viva y muerta a la vez de esa manera,
se encuentra de sí misma prisionera
y furiosa de estar ensimismada.
Ni grande ni pequeña, sin medida,
enorme en el afán de su entereza,
única siempre pero nunca unida;
de quijotesca en quijotesca empresa,
por tan entera como tan partida,
se sueña libre y se despierta presa.

COMO quien oye llover

Te pido que oigas mis versos:
Con atención tan profunda
Como se escucha el silencio.
Como se escucha a los árboles
Cuando los menea el viento,
Y caer, como hojas secas,
Las horas muertas del tiempo.
Como el crepitar sonoro
De las llamas en el fuego,
Y en los cielos el callado
Arder de los astros muertos.

La noche y el día (II)

(A Carmela, bailarina clara)

Carmela, más que nubes, más que nieves,
más que plumas, que espumas, más que albores,
tejen dorados hilos zurcidores
la aurora de tu frente en copos leves.

No separes tus ojos, no te lleves,
gacela huida a tantos resplandores,
sus dardos encendidos, heridores,
hebras de sol en cárceles tan breves.

Detén la catarata fugitiva,
el vuelo de tus pies, el de tus oros,
la risa de esas mágicas deidades.

Asómbrate de ser floresta viva,
incendio de sus ámbitos sonoros:
siembra luces, cosecha claridades.

Epílogo de doble estío

(Madrid. El Retiro. Verano, 1963.)
(Montevideo. Carrasco. Verano, 1963.)
I
Este callado arder de oculto fuego
En que, soñando, el alma se ensimisma,
Es cenicienta, remansada lumbre,
O llama que me punza y me lastima.
Siento que se separan mis recuerdos
De un solo recordar que los olvida:
Que una sola esperanza me separa
De tantas esperanzas ya perdidas.
Y el punzante dolor me va clavando,
Como un latido, su aguzada espina,
Que, al encontrar mi llaga más secreta,
Por el herido corazón respira.

PÓNME tus manos en los ojos

Para guiarme como a un ciego
Por el fantasmal laberinto
De mi oscuridad y mi silencio.
Igual que cuando éramos niños
Y jugábamos a perdernos
Por largos pasillos y alcobas
De un enorme caserón viejo.
Tú apoyabas contra mi espalda
El blando empuje de tu cuerpo
Mientras me cegaban los ojos
La suave prisión de tus dedos.
Me guiabas para perderme
En el tenebroso misterio,
Sintiendo nuestros corazones
Que latían al mismo tiempo.
Por los ilusorios caminos
Que inventabas, me ibas perdiendo,
Paso a paso, gozosamente,
En la noche de nuestro juego.
Desde entonces viví soñando
Con aquel infantil infierno
Por el que tus manos de niña
Me guiaban para perdernos.

TÚ que sabes tantas cosas,
Dime por qué vuela el pájaro;
Por qué crecen las espigas;
Por qué reverdece el árbol.
Por qué se alumbran de flores
En primavera los prados.
Por qué no se calla el mar.
Por qué se apagan los astros.
Por qué es sonoro el silencio
En la soledad del campo:
Y el agua corre a esconderse
Entre su risa y su llanto.
Por qué el viento aviva el fuego
Cuando no puede apagarlo.
Por qué el corazón se duerme
Si el alma sigue soñando.

La noche y el día (I)

A Delia, bailarina oscura

La música traiciona el sentimiento,
Delia, en tus ojos, tan divinamente
que hacen su noche oscura transparente
de sobrenatural entendimiento.

Los astros, que armonioso movimiento
rige, mintiendo amor, calladamente,
buscan en tu mirada el aparente
reflejo a su encendido pensamiento.

Nocturno afán no pudo a ti engañarte;
la luz que fue en tus pies, bailando, estrellas,
tus pasos, no tus ojos, la mintieron.

Te fuiste con la música a otra parte,
hurtando tus pisadas a sus huellas
con sombras que a la noche te volvieron.

A Cristo crucificado

Tú me ofreces la vida con tu muerte
y esa vida sin Ti yo no la quiero;
porque lo que yo espero, y desespero,
es otra vida en la que pueda verte.

Tú crees en mí. Yo a Ti, para creerte,
tendría que morirme lo primero;
morir en Ti, porque si en Ti no muero
no podría encontrarme sin perderte.

Que de tanto temer que te he perdido,
al cabo, ya no sé qué estoy temiendo:
porque de Ti y de mí me siento huido.

Mas con tanto dolor, que estoy sintiendo,
por ese amor con el que me has herido,
que vivo en Ti cuando me estoy muriendo.

POETA, TU RAZÓN DE SER…

Poeta, tu razón de ser
no es ser de razón engendro;
Dios no inventó un diccionario
cuando creó el universo;
ni para nombrar las cosas
utilizó un alfabeto;
ni consultó la gramática
cuando empezó por el Verbo.

Duendecitos y coplas, 1963.

ARTE POÉTICA

No dejes de escuchar el canto oscuro
que es cadencioso eco
de la palabra, dilatada sombra
que cobija al silencio.

Porque el “decir de amor” de la poesía,
antes de “trasmutar el pensamiento
en sueño”, es una música que lleva
otra música dentro.

Toda forma es la forma de otra forma
que escapa de sí misma para serlo
y acompasa su paso con el paso
huidero del tiempo.

Por eso el corazón, con el latido
de la sangre, a tu verso
le da el ritmo sonoro y luminoso
de su estremecimiento.

Apartada orilla, 1976.

POR SU CAUCE OSCURO…

Por su cauce oscuro
la corriente clara
más que decir, cuenta,
más que contar, canta.

Que tu voz aprenda
de la voz del agua
a cantar bajito
cuando todo calla.

La claridad desierta, 1983.

TUS PALABRAS, POETA…

Tus palabras, poeta,
no son más que palabras:
pero tiene el oído
que aprender a escucharlas,

para oír esa música
tan sonora y tan clara
como la voz del viento,
como la voz del agua;

son las palabras tan hondas
que le llegan al alma
tal vez para decirle
lo que el corazón calla.

La claridad desierta, 1983.

EL TRAIDOR FRANCO

¡Traidor Franco, traidor Franco,
tu hora será sonada!
Si tu nombre fuera Franco,
se te saldría a la cara,
encendiéndola de sangre,
si tu sangre fuera franca.
Tu nombre fuera vergüenza
si a tu rostro se asomara,
proclamando por la sangre
la traición que la engendraba:
que la sangre has traicionado
desmintiéndola de clara.
¡Traidor Franco, traidor Franco,
tu hora será sonada!
Como una máscara el pueblo
te tira el nombre a la cara,
descubriendo la traición
que en tu nombre se amparaba.
Traicionándote de franco
traidor a tu misma causa,
fuiste dos veces traidor:
a tu sangre y a tu patria,
que a España no se defiende
con la traición emboscada,
asesinando a su pueblo,
que es el alma de su alma.
¡Traidor Franco, traidor Franco,
tu hora será sonada!
Tu nombre es como bandera
que tu derrota proclama.
Si la traición criminal
en ti franqueza se llama,
tu nombre es hoy la vergüenza
mayor que ha tenido España.
Que ni tu nombre es ya nombre,
ni en tu sangre se espejeaba;
traidor, hijo de traidores,
mal nacido de tu casta:
no eres Franco, no eres hombre,
no eres hombre, no eres nada.

…Todo pasó. Todo quedó lo mismo:
como si en este otoño floreciera,
ardiendo en el fulgor de su espejismo…'

Recordando al poeta madrileño de la Generación del 27', en el aniversario de su nacimiento.

'A Unamuno'

la mar, de la que soy
cada vez, más íntimo amigo
M.de Unamuno

A esta soledad a solas
(acantilado en que rompen
los sueños como las olas)
he vuelto para soñar,
como Unamuno soñaba:
la «íntima amistad del mar».

Soledad de soledades
de la mar, siembra en el viento
de futuras tempestades.
De los vientos que sembraba
nunca pudo cosechar
la tempestad que esperaba.

Y esta mar brava o en calma
acompañó el solitario
diálogo con su alma.

Como si la mar no fuera
más que el soliloqueante
soñar de su vida entera.

Mar cántabra unamuniana,
vuelvo a ti para encontrar
su íntima amistad lejana.

Para volverla a soñar.

Soneto a Cristo crucificado ante el mar

No te entiendo, Señor, cuando te miro
frente al mar, ante el mar crucificado.
Solos el mar y tú. Tú en cruz anclado,
dando a la mar el último suspiro.

No sé si entiendo lo que más admiro:
que cante el mar estando Dios callado;
que brote el agua, muda, a su costado,
tras el morir, de herida sin respiro.

O el mar o tú me engañan, al mirarte
entre dos soledades, a la espera
de un mar de sed, que es sed de mar perdido.

¿Me engañas tú o el mar, al contemplarte
ancla celeste en tierra marinera,
mortal memoria ante inmortal olvido?

DOLO Y CONSUELO [Mi poema]
Leopoldo Panero [Poeta sugerido]

MI POEMA... de medio pelo

 

Naciste de la nada volviendo hoy a la tierra
tu cuerpo allí se entierra sin que haya un funeral;
por culpa de la guerra que es otro carnaval
y fuiste flor del mal en esta vida perra.

Soldado sin galones, el que a vivir se aferra,
en medio la tormenta para salir triunfal,
fingiendo que estás muerto detrás del matorral
y así evitar te siegue, brutal, la moto-sierra.

Pues aunque tú naciste sin odios ni rencores,
crecieron tus temores, tus fobias y tus filias,
tuviste muchas novias, sufriste desamores.

Y hoy mismo justamente que al más allá te afilias
-recuerda que cien años no duran los horrores-
verás que haces las paces y al fin te reconcilias.
©donaciano bueno

Un paseo por la poesía de José Bergamín

MI POETA SUGERIDO:  Leopoldo Panero

A mis hermanas

Estamos siempre solos. Cae el viento
entre los encinares y la vega.
A nuestro corazón el ruido llega
del campo silencioso y polvoriento.

Alguien cuenta, sin voz, el viejo cuento
de nuestra infancia, y nuestra sombra juega
trágicamente a la gallina ciega;
y una mano nos coge el pensamiento.

Ángel, Ricardo, Juan, abuelo, abuela,
nos tocan levemente, y sin palabras
nos hablan, nos tropiezan, les tocamos.

¡Estamos siempre solo, siempre en vela,
esperando, Señor, a que nos abras
los ojos para ver, mientras jugamos!

A una encina solitaria

La gracia cenicienta de la encina,
hondamente celeste y castellana,
remansa su hermosura cotidiana
en la paz otoñal de la colina.

Como el silencio de la nieve fina,
vuela la abeja y el romero mana,
y empapa el corazón a la mañana
de su secreta soledad divina.

La luz afirma la unidad del cielo
en el agua dorada del remanso
y en la miel franciscana del aroma,

y asida a la esperanza por el vuelo
la verde encina de horizonte manso
siente el toque de Dios en la paloma.

Canción con tu humildad

¡Cómo apagas mi sed
con tu humildad! ¡Tu mano
estremece en mi pecho
la sombra del dolor, igual que un pájaro
entre las ramas verdes, junto al cielo!
¡Cómo traes a mis labios
con tu humildad la luz sobre tu frente
lo mismo que la nieve sobre el campo,
y me apagas la sed de haber llorado
de humildad, al tenerte,
dormida, como un niño, entre mis brazos!

Canción crédula de los ojos

Hoy te miro lentamente
como un camino al andar.
Te miro y pienso: mañana
caerá la noche en el mar.

Lentamente, poco a poco,
como se empaña el cristal,
te miro y pienso en las cosas
que no se acaban jamás
porque Dios las ha mirado
y no las puede olvidar.

Fundiendo sueño y penumbra
mezclando el agua y el pan,
hoy somos fruto en semilla,
que se desprende al azar
de la mano que hace el siempre,
y el mañana, y el quizá.

Una noche cerraremos
nuestros ojos. Lo demás
es del viento y de la espuma.
Pero el amor vivirá.
Como el hombre que camina
y que el rostro vuelve atrás,
al filo de una montaña
contemplando su honda paz,
mi corazón en el tiempo
sabe que va más allá,
contigo, solo y contigo,
tras de la cumbre al mirar.

A través de ti te veo
como un camino que está
siempre en los pies empezando,
hecho por los pies detrás,
con costumbre y lejanía
que es en los ojos piedad.

Limpia en los párpados tienes
la luz de los ojos, cual
si el corazón desde dentro
se alzara en pie, y al marchar,
como el báculo a la mano,
diera apoyo a tu humildad,
y a tu cansancio hermosura
como el sol al descansar.

Y eres así, lentamente,
como un paisaje al quedar
su historia en los ojos, suave,
desvivida, rota ya
del corazón, pero siempre
con propia luz virginal
dando al recuerdo la forma
perpetuamente fugaz
del destino, y al instante
luz de suprema verdad.

Mientras los valles se cubren
de dudosa claridad,
hoy te contemplo, y mis ojos
trémulos de tiempo están,
dorados en tu belleza,
dulces en tu oscuridad
como en la sombra de un templo
sagradamente mortal.

Tú eres mi luz tenebrosa.
Tú que la mano me das
hacia el origen viviente
de mi misma soledad.
Tú y tu recuerdo. Te miro
lejos ya del manantial,
y bajo el puente la oscura
corriente se ve temblar.

Canción de la belleza mejor

¿Tan alegre estás tú que te has quedado,
corazón, sin palabras?
¿Ya no sabes decir? ¿Hablar no sabes
como ayer? ¿Estás mudo
para siempre y en paz? ¿No ves los ojos
más dulces cada día que cantaste;
la frente un poco triste, levantada.
pálidamente hacia el cabello leve
la cabeza de niña…?
¿No es mejor y más honda su belleza?
¿Tan alegre estás tú que te has quedado
ciego como al andar sobre la nieve?
¿No ves ya su hermosura? ¿No la sabes
decir? ¿Estás callado
para mejor soñar lo que has vivido?
¿No queda primavera entre tus huesos?
¡Oh vida retirada en lo más dulce!
¡Oh límite en penumbra, casi el alma!

Cántico

Es verdad tu hermosura. Es verdad. ¡Cómo entra
la luz al corazón! ¡Cómo aspira tu aroma
de tierra en primavera el alma que te encuentra!
Es verdad. Tu piel tiene penumbra de paloma.

Tus ojos tienen toda la dulzura que existe.
Como un ave remota sobre el mar tu alma vuela.
Es más verdad lo diáfano desde que tú naciste.
Es verdad. Tu pie tiene costumbre de gacela.

Es verdad que la tierra es hermosa y que canta
el ruiseñor. La noche es más alta en tu frente.
Tu voz es la encendida mudez de tu garganta.
Tu palabra es tan honda, que apenas si se siente.

Es verdad el milagro. Todo cuanto ha nacido
descifra en tu hermosura su nombre verdadero.
Tu cansancio es espíritu, y un proyecto de olvido
silencioso y viviente como todo sendero.

Tu amor une mis días y mis noches de abeja.
Hace de mi esperanza un clavel gota a gota.
Desvela mis pisadas y en mi sueño se aleja,
mientras la tierra humilde de mi destino brota.

¡Gracias os doy, Dios mío, por el amor que llena
mi soledad de pájaros como una selva mía!
Gracias porque mi vida se siente como ajena,
porque es una promesa continua mi alegría,

porque es de trigo alegre su cabello en mi mano,
porque igual que la orilla de un lago es su hermosura,
porque es como la escarcha del campo castellano
el verde recién hecho de su mirada pura.

No sé la tierra fija de mi ser. no sé dónde
empieza este sonido del alma y de la brisa,
que en mi pecho golpea, y en mi pecho responde,
como el agua en la piedra, como el niño en la risa.

No sé si estoy ya muerto. No lo sé. No sé, cuando
te miro, si es la noche lo que miro sin verte.
No sé si es el silencio del corazón temblando
o si escucho la música íntima de la muerte.

Pero es verdad el tiempo que transcurre conmigo.
Es verdad que los ojos empapan el recuerdo
para siempre al mirarte, ¡para siempre contigo,
en la muerte que alcanzo y en la vida que pierdo!

La esperanza es la sola verdad que el hombre inventa.
Y es verdad la esperanza, y es su límite anhelo
de juventud eterna, que aquí se transparenta
igual que la ceniza de una sombra en el suelo.

Tú eres como una isla desconocida y triste,
mecida por las aguas, que suenan, noche y día,
más lejos y más dulce de todo lo que existe,
en un rincón del alma con nombre de bahía.

Lo más mío que tengo eres tú. Tu palabra
va haciendo débilmente mi soledad más pura.
¡Haz que la tierra antigua del corazón se abra
y que sientan cerca la muerte y la hermosura!

Haz de mi voluntad un vínculo creciente.
Haz melliza del niño la pureza del hombre.
haz la mano que tocas de nieve adolescente
y de espuma mis huesos al pronunciar tu nombre.

El tiempo ya no existe. Sólo el alma respira.
Sólo la muerte tiene presencia y sacramento.
Desnudo y retirado, mi corazón te mira.
Es verdad. Tu hermosura me borra el pensamiento.

Tengo aquí mi ventura. Tengo la muerte sola.
Tengo en paz mi alegría y mi dolor en calma.
A través de mi pecho de varón que se inmola
van corriendo las frescas acequias de tu alma.

La presencia de Dios eres tú. Mi agonía
empieza poco a poco como la sed. ¡Tú eres
la palabra que el Ángel declaraba a María,
anunciando a la muerte la unidad de los seres!

En esta paz del corazón alada…

En esta paz del corazón alada
descansa el horizonte de Castilla,
y el vuelo de la nube sin orilla
azula mansamente la llanada.

Solas quedan la luz y la mirada
desposando la mutua maravilla
de la tierra caliente y amarilla
y el verdor de la encina sosegada.

¡Decir con el lenguaje la ventura
de nuestra doble infancia, hermano mío,
y escuchar el silencio que te nombra!

La oración escuchar del agua pura,
el susurro fragante del estío
y el ala de los chopos en la sombra.

En tu sonrisa

Ya empieza tu sonrisa,
como el son de la lluvia en los cristales.
La tarde vibra al fondo de frescura,
y brota de la tierra un olor suave,
un olor parecido a tu sonrisa,
y a mover tu sonrisa como un sauce
con el aura de abril; la lluvia roza
vagamente el paisaje,
y hacia adentro se pierde tu sonrisa,
y hacia dentro se borra y se deshace,
y hacia el alma me lleva,
desde el alma me trae,
atónito, a tu lado.
Ya tu sonrisa entre mis labios arde,
y oliendo en ella estoy a tierra limpia,
y a luz, y a la frescura de la tarde
donde brilla de nuevo el sol, y el iris,
movido levemente por el aire,
es como tu sonrisa que se acaba
dejando su hermosura entre los árboles…

Escrito a cada momento…

Para inventar a Dios, nuestra palabra
busca, dentro del pecho,
su propia semejanza y no lo encuentra,
como las olas de la mar tranquila,
una tras otra, iguales,
quieren la exactitud de lo infinito
medir, al par que cantan…
Y su nombre sin letras,
escrito a cada instante por la espuma,
se borra a cada instante
mecido por la música del agua;
y un eco queda solo en las orillas.
¿Qué número infinito
nos cuenta el corazón?
Cada latido,
otra vez es más dulce, y otra y otra;
otra vez ciegamente desde dentro
va a pronunciar Su nombre.
Y otra vez se ensombrece el pensamiento,
y la voz no le encuentra.
Dentro del pecho está.
Tus hijos somos,
aunque jamás sepamos
decirte la palabra exacta y tuya,
que repite en el alma el dulce y fijo
girar de las estrellas.

Fluir de España

Voy bebiendo en la luz, y desde dentro
de mi caliente amor, la tierra sola
que se entrega a mis pies como una ola
de cárdena hermosura. En mi alma entro;

hundo mis ojos hasta el vivo centro
de piedad que sin límites se inmola
lo mismo que una madre. Y tornasola
la sombra del planeta nuestro encuentro.

Tras el límpido mar la estepa crece,
y el pardo risco, y la corriente quieta
al fondo del barranco repentino

que para el corazón y lo ensombrece,
como gota del tiempo ya completa
que hacia Dios se desprende en su camino.

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