A todos los amantes de la literatura en sus distintas formas o variantes...

GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER

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UNA PATADA A LA AMARGURA [Mi poema]
Abraham Valdelomar [Poeta sugerido]

MI POEMA... de medio pelo

 

(el final no tiene cura)

Mientras puedas, cantar, canta,
mientras puedas gritar, grita
así sientas que tirita
o hace un nudo en tu garganta.

Que el que canta al mal espanta
y el que grita resucita
a esa flor que ya marchita
toma un soplo y se levanta.

Y tú, si tú, que esto lees
que estás apesadumbrado
no te sientas humillado
así sepas que cojees.

Que esta vida son tres días
que debemos repartir
para llorar o reír,
resuelve el galimatías.

Hay quien elije los tres
para sufrir y llorar
y los pretende alargar
sin darles dos puntapiés.

En cambio otros más audaces,
más listos e inteligentes,
saben libar de otras fuentes
siendo feliz sin disfraces.

Que un puntapié a la amargura
será tu mejor legado,
lo mucho que has disfrutado,
que el final no tiene cura.
©donaciano bueno

MI POETA SUGERIDO:  Abraham Valdelomar

«La danza de las horas»

Hoy, que está la mañana fresca, azul y lozana;
hoy, que parece un niño juguetón la mañana,
y el sol parece como que quisiera subir
corriendo por las nubes, en la extensión lejana,
hoy quisiera reír…

Hoy, que la tarde está dorada y encendida;
en que cantan los campos una canción de vida,
bajo el cóncavo cielo que se copia en el mar,
hoy, la muerte parece que estuviera dormida,
hoy quisiera besar…

Hoy, que la Luna tiene un color ceniciento;
hoy, que me dice cosas tan ambiguas el viento,
a cuyo paso eriza su cabellera el mar;
hoy, que las horas tienen un sonido más lento,
hoy quisiera llorar…

Hoy, que la noche tiene una trágica duda,
en que vaga en la sombra una pregunta muda;
en que se siente que algo siniestro va a venir,
que se baña en el pecho la Tristeza desnuda,
hoy quisiera morir…

«Tristita»

Mi infancia, que fue dulce, serena, triste y sola,
se deslizó en la paz de una aldea lejana,
entre el manso rumor con que muere una ola
y el tañer doloroso de una vieja campana.

Dábame el mar la nota de su melancolía;
el cielo, la serena quietud de su belleza;
los besos de mi madre, una dulce alegría,
y la muerte del sol, una vaga tristeza.

En la mañana azul, al despertar, sentía
el canto de las olas como una melodía
y luego el soplo denso, perfumado, del mar,
y lo que él me dijera, aún en mi alma persiste;
mi padre era callado y mi madre era triste
y la alegría nadie me la supo enseñar.

«Corazón, ponte de pie»

¡Corazón, ponte en pie! Cierra tu herida.
Seca tu llanto, alegra tu mansión,
olvida tu dolor, tu pena olvida,
cubre de flores, tu sutil guarida
y hoy que la Primavera te convida,
¡Corazón, ponte en pie, cierra tu herida
toma el tricornio y canta, Corazón!

No invoques a la musa, hoy que te implora
tu propio dueño una sutil canción,
para cantar un cielo que se adora,
para decirle a un pueblo que se llora,
cuando llega esta hora
de la separación,
para triste decir
¡tú eres la única musa, Corazón!

POEMA EL HERMANO AUSENTE EN LA CENA PASCUAL

La misma mesa antigua y holgada, de nogal,
Y sobre ella la misma blancura del mantel
Y los cuadros de caza de anónimo pincel
Y la oscura alacena, todo, todo está igual…

Hay un sitio vacío en la mesa hacia el cual
mi madre tiende a veces su mirada de miel
y se musita el nombre del ausente;
pero él hoy no vendrá a sentarse en la mesa pascual.

La misma criada pone, sin dejarse sentir,
la suculenta vianda y el plácido manjar;
pero no hay la alegría ni el afán de reir
que animaran antaño la cena familiar;

y mi madre que acaso algo quiere decir,
ve el lugar del ausente y se pone a llorar…

Elogio…

¡Poeta! tú naciste para reír bajo las vides
para cantar victorias y triunfar en las lides
y llevar el ensueño de canción en canción
orlarte con coronas del laurel de las Hadas
y llevar tus guedejas bajo el Sol coronadas
por las formas olímpicas donde ríe el amor.

Un haz de voluntades te llevó a otros vergeles
y cantaste a otras razas y bebiste otras mieles
junto a un río de plata donde se mira el Sol;
la Historia entre tus humos un perfume ha aspirado
y un susurro de voces en el bosque sagrado
anuncia el nuevo triunfo de un nuevo Anacreón.

Heraldo de tu raza diste el primer acorde
en la augusta trompeta y en la lira tricorde
donde las notas juguetearon como en un humo sideral
y hay en tu vieja estirpe, noble como el acero
guerrero en la gloria y en la tierra un trovero
fresco, joven y ardiente como una flor primaveral.

Vayan mis versos pálidos a orlar serenamente
junto a tantos laureles los rizos de tu frente
cual susurro lejano de un modesto vergel,
bajo la débil sombra de tu imperial corona
que el arte, el talento y el amor eslabona
con un simbólico laurel.

Hubo en tu raza un hombre, precursor de la Historia
que soñó tus canciones y presintió tu gloria
entre águilas heráldicas y entre campos de azur,
que imaginó algo grande digno de tus hazañas
y en el nido más alto de las altas montañas
hizo un pueblo, poeta, ¡donde nacieras tú!
Recuerdo vagamente de un lejano momento.

Fue un floreal. Tus canciones impregnaron el viento
y yo vi ante tus versos la brisa sonreír,
cantará las doradas espigas de la lira…
En el floreal de entonces cantaste a Primavera,
y hoy es la Primavera, ¡la que te canta a ti!

Ve por el mundo, bardo, y atraviesen tus rondas
entre frescos jardines y entre aromadas frondas
hacia el amplio sendero donde mora Ilusión
poeta que naciste para reír bajo las vides
para cantar victorias y triunfar en las lides
¡y llevar el Ensueño de canción en canción!

Abre el pozo…

Abre el pozo su boca, como vieja pupila
sin lágrimas. El ñorbo se envejeció trepando.
El horno que en la pascua cociera el bollo blando,
como una gran tortuga, silenciosa, vigila.

La araña en los rincones, nerviosa y pulcra, hila
la artera geometría de su malla enredando.
Las abejas no vienen de libar, como cuando
miel destilaba el pecho que ahora dolor destila.

Los restos de mi dulce niñez busco en la oscura
soledad de las salas, en el viejo granero,
y sólo encuentro la honda tristeza del pasado.

El corazón me lleva por el viejo granero
y encuentro en los despojos, viejo, decapitado
el caballo de pino del que fui caballero.

Desolatrix

Un álbum… Una dama que entre los folios tersos
ha de buscar inquieta la ofrenda primorosa…
La pluma está en mi mano vacilante y medrosa,
pero en mi corazón no florecen los versos.

Yo no creo que el lírico valor de mis esfuerzos
haga brotar en mi alma la ofrenda primorosa:
un secreto dolor, cual pétalos de rosa,
mis más amados ritmos se ha llevado dispersos.

Hoy quisiera, señora, cantar vuestros hermosos
prestigios, el divino don de vuestra belleza,
vuestro selecto espíritu elogiar en mi canto,

pero a mi derredor sólo escucho sollozos,
ya sólo me acompañan mi perenne tristeza
y este mi corazón que se deshace en llanto..

MI POETA INVITADO:  Gustavo Adolfo Bécquer

Mi vida es un erial

LX
Mi vida es un erial,
flor que toco se deshoja;
que en mi camino fatal
alguien va sembrando el mal
para que yo lo recoja

HUÉRFANO [Mi poema]
Miguel Calvo Morillo [Poeta sugerido]

MI POEMA... de medio pelo

 

Entre el sol y la luna hay un espacio
que abarcar no consigo, aunque lo intento,
lo mismo que no acierto al sentimiento,
arrimando los polos muy despacio,
acercarlos los dos. Crean no miento.

Y es que yo aunque lo estiro y tiro y tiro
y aunque tanto lo alargo no lo siento,
seguro mentiría si contento
dijera que amo al aire que respiro,
así que me resigno y me lamento.

Que esas que hoy veis cenizas fue una madre
que quiso pervivir y en ese intento
se fue hacia el vacío como el viento
sin que nadie tuviera que le ladre
dejando a mi alma ayuna de sustento.

Y hoy aquí ya tan sólo y sin abrigo
abandonado de mi y a paso lento
no quisiera pecar, pero presiento
que estoy ya preparado como el trigo
a ser segado presto en un momento.
©donaciano bueno

MI POETA SUGERIDO:  Miguel Calvo Morillo

La Alameda

Paseo por la Alameda. Nuevamente
los recuerdos caminan a mi altura.
Quimeras de romántica hermosura
que acuden al concilio de mi mente.

El viento me saluda alegremente
con manojos de rosas. Se apresura
la mañana y despierta la frescura
del agua silenciosa de la fuente.

Acaricio al olmo solitario
a cuya sombra acude con presteza
el tañer de un lejano campanario.

Transmina las Bernardas su nobleza
y la Puerta del Ángel es notario
que testimonia de Jaén tanta belleza.

Muy entrañable

Hacia el olvido
Como gorriones ateridos
se me han muerto en las manos
un puñado de palabras.

Se me han muerto
trillo, barcina, bieldo, narria.

Se me están muriendo
asno, carbón, cal, cencerro.

Apenas si respiran
alhóndiga, algibe, alcuza, albarda.

Quizá hoy se me mueran
amistad, amor, entrega, sacrificio

Poema sobre un poeta

Decían que era poeta
y que no tenía donde caerse muerto.
Se vestía de distinto, y por sus ojos
descendían como dos chorros de luz casi dorada.
Tenía otras palabras y sus manos
parecían palomas enamoradas.
Apuntaba sus versos en un viejo cuaderno
y hablaba con los árboles y llamaba
a las libélulas que huían.
Sabía muchos decires y era como un león
antiguo que perdiera las garras
luchando por el pan que regalo a los otros.
Y miraba a los ojos igual que los valientes
y nunca malvendió una sola palabra.
Decían que era bueno y que pudo haber sido,
tal vez, otro gran hombre,
pero no les hacía caso, el sabía ciertamente,
que todo lo ignoraba. Y enfermó como un olmo
y quemó sus poemas una tarde de invierno
y aventó las cenizas, y se hizo semilla,
y lo acogió la tierra, y olvidaron su nombre,
y tan solo un soneto que perdiera una tarde
palpita en mi memoria igual que un arroyuelo.
( Retablo de la Memoria Encontrada. 1991)

INDIFERENCIA

Gastaron sus tardes en el casino
mientras la lluvia detenía sus brazos
y los caminos se hacían intrasitables.

Gastaron y gastan sus tardes en las tabernas,
quedando tanto por hacer,
tanto por recobrar desde el pasado,
tanto por aprender para el futuro.

Y es que nadie les dijo: ¡Así de esta manera!
Nadie les dijo: !Pueblo, levántate y anda,
camina hacia adelante con la ilusión
prendida como una flor sobre tu pecho!

Y es que nadie quiso roturar sus almas,
ni decirles que también los hombres
tienen primaveras que pueden renovarse.
Era mejor así.
Brazos sin frente, frente sin pensamientos.
Solo ríos de sudor a bajo precio
para regar la tierra.

Y otra vez al lento discurrir de los días,
y a matar el tiempo, y a enterrarlo en la nada,
y a desangrarse por las heridas del ocio
hasta la anemia total
hasta el olvido.
(Palabras en el Pueblo, 1978)

DOMINGO, 6 DE MAYO DE 2012

La Peña se vistió de primavera,
florecida de rojas amapolas
de sangre, por el campo-mar sin olas,
se entristeció la parda barbechera.
Agosto levantaba su bandera
y las tierras con el sol quedaban solas.
la muerte hizo sonar sus caracolas
asomando plural su calavera,
Y un clamor elevose hasta los cielos
proclamando blancores de azucena
para un linaje limpio como el oro;
Mas quebró la injusticia los anhelos,
Y el pueblo, consumada la condena,
en la Cruz engarzó su amargo lloro.

Gustavo Adolfo Bécquer

RIMA LXXIII

Cerraron sus ojos,
que aún tenia abiertos;
taparon su cara
con un blanco lienzo;
y unos sollozando,
y otros en silencio,
de la triste alcoba
todos se salieron.

ES INÚTIL QUERER CAMBIAR EL MUNDO [Mi poema]
Josefina Romo Arregui [Poeta sugerido]

MI POEMA... de medio pelo

 

Es inútil querer cambiar el mundo,
y adornarle de flores, diferente,
se incline hacia otro lado de repente,
trocando su carácter nauseabundo
en gozo que resulte complaciente.

Inútil es soñar con descubrir
de esa puerta su lado más humano
o estar ciego, no ver, no percibir
que está lleno de maldad, que te ha de herir
con desdén cual si fueras un gusano.

Que inútil es, por mucho que tú quieras
vestirle de un ropaje colorado
y echarte así a soñar en sus riberas
intentado gozar con sus quimeras
o, indecente, mirar hacia otro lado.

Ni siquiera, te asiste la esperanza,
que creer que la vida hoy es pecado.
y tampoco jurar cual Sancho Panza
pensando que este mundo es una chanza
y que, iluso, tu amo está chalado.

Tú que dices saber y que no crees
en falacias tan burdas que han contado,
por mucho que engañarte lo desees
y, haciendo caso omiso, te recrees
así es que salga el sol, que esté nublado.
©donaciano bueno

MI POETA SUGERIDO:  Josefina Romo Arregui

Ser fea

Hoy he sentido todo el amargo pesar
de saber que es mi rostro casi feo, vulgar;
tal vez tú no comprendas lo hondo de la herida
no sabiendo que adoro el amor y la vida,

la belleza hecha carne de plástica asombrosa,
de suavidad de bruma y de aroma de rosa.
Por eso me he sentido encogida de pena
cuando él me decía, la mirada serena:

no eres bella, más luce sobre tu frente
la magnitud de tu alma escogida y consciente.
Ay! La amargura toda se ha agolpado en mi pecho
y el castillo de naipes ha quedado deshecho.

He golpeado mi cuerpo con sañuda fiereza
hasta quedar rendida de dolor y tristeza.
Por ser hermosa, hermosa, de atractivos sin cuento
diera todo este espíritu que tan solo es tormento

que me retiene en hondas meditaciones graves,
mientras las flores mecen sus contornos suaves.
Oh! En la Armonía Eterna de ser un triste designio
y en la bella Natura no encontrarse a sí mismo.

Por eso hoy he sentido tan amargo pesar
al saber que es mi rostro casi feo, vulgar,
y llevaré en mi alma el rastro de la herida,
en mi alma enamorada del amor y la vida.

Quiero besarte la risa

Quiero besarte la risa
y sus notas cristalinas;
colgándome de los labios
parecerán campanillas;
quiero besarte la luz
que brota de tus pupilas.
¿Cómo será fría o cálida?
¿Lo mismo que cuando miras?
Sueño mi beso estuviera
lejos del radio en que gira
lo que es, pues yo quisiera
bajo la noche tranquila
besarte lo que ninguno
hasta hoy te besaría.
De la antología Peces en la tierra (Merlo, 2010)

Romancillo de invierno

Es invierno, el viejo invierno
que extendió por las montañas
su calofrío de anciano
y su suave barba blanca.
Afuera aúllan los lobos
y el viento baila su danza.
Afuera cruje la nieve
en fantásticas pisadas.
Adentro mirando al fuego
con pupila dilatada,
sueño. Sueño que este invierno
no hiele también mi alma
y que ella sea una choza
como ésta en que estoy, cerrada
a los fríos y los lobos
del dolor y las nostalgias.
El viento impulsa a la nieve
a una loca zarabanda,
de nuevo suenan medrosas
las fantásticas pisadas.
Yo sigo inmóvil soñando
junto al hogar arropada…
Chisporroteos de lumbre
bajo la vieja campana,
chisporroteos de amor
en un rincón de mi alma.

ÚLTIMA COGIDA (inédito)

Al matador de toros
Juan Belmonte que se suicidó.

¿Qué toro te mató?,toro de sombra
toro que en la manada no apacienta,
negro toro sin luz, toro que aumenta
cornamenta y testuz cuando se nombra.
¡Oh matador de toros! ¿No te asombra
su mugido en el viento cuando alienta
sin mayoral la noche en que se asienta
del dolor de vivir la breve alondra?
¡Oh matador de toros! ¿Qué bramido
dentro de ti estalló? Un toro ciego
en tu arena interior marcó su instante
y al volapié mortal para él fingido
rodó ese toro en tí con breve fuego
y te llevó, guiñapo, por delante.

Por una mirada, un mundo... (Rima XXIII)

Por una mirada, un mundo;
por una sonrisa, un cielo;
por un beso... ¡yo no sé
que te diera por un beso!

De: Rimas, leyendas y narraciones
Gustavo Adolfo Bécquer

YO AMO A ESE SER [Mi poema]
Roxana Crisólogo Correa [Poeta sugerido]

MI POEMA... de medio pelo

 

Yo amo al ser que se cuida así que a veces
no atienda a los pecados de conciencia,
que goza de la vida y sus memeces
retándole insistente a su paciencia.

A ese ser que es humano y que aunque herido
en acto ennoblece a continencia,
que paciente aludiendo va a la ciencia
y así ver si es que en algo anda perdido.

A ese que es pecador empedernido,
que de sombras y sueños se confiesa,
a la vida respeta así que, aviesa,
con saña alguna vez le ha zaherido.

Que dice a gusto estar, que éste es su sitio,
su tierra, su labranza y su pereza,
el mismo que a la noche gime y reza
y da gracias al cielo haber vivido.
©donaciano bueno

Hoy como ayer, mañana como hoy
¡y siempre igual!
Un cielo gris, un horizonte eterno
y andar... andar
(Gustavo Adolfo Bécquer)

MI POETA SUGERIDO:  Roxana Crisólogo Correa

Pero sé que estos ruidos

Pero sé que estos ruidos
sólo se hacen pedazos en mi cabeza
tic tac borroso de olores pastando en la voluntad
del cuerpo reconstrucciones
que apresuradas regresan con el viento
indiscreto al abrir las ventanas sonoras
El mar era la disipación de mis dudas
el adelanto de un sereno retorno en los pies alados
de un niño varado en las mesitas
colocadas en viejos pasajes de anticuario
que buscan decorar el sol del poniente
Mochileros que hacen cola de polvorienta plazuela
bajo unos binoculares para atrapar el sol
sudamericanos confío en sus deseos
aquel día tope ingenuos fanáticos
tocapuertas
quitatiempo
Porque también me veo a mí
aplaudiendo a la Valicha que odio
y clavaría como un pendiente
en ese mismísimo sol que no siente
pero sonrío
y el sol catapulta unas miradas
que se reciclan en aire papeles carteles
animando a los que se aglomeran interesados
por una vieja cultura interesados
por mí por ti para hacer de éste
camino del inca
una sola fumada.

Puedo dibujarlo

Puedo dibujarlo
la arena entre los dedos señala el aire de tumulto
que la saliva pesada del polvo convierte en palabras
aún el mar hiede al basural que los pelícanos arrastran
en su infancia de plumas negras
y mi cuerpo huele al alcohol de la limpieza del cuerpo
puedo ver mis movimientos prolongarse al cuello
diáfano del conductor
el calor dopado en los ojos del trabajo del aire
la carretera que los pocos árboles afirman
en el rostro apurado de la gente
en gruesas chompas de piel
que el carbón no mina no desea labrar
más que la música desbocada que algún oleaje
a rastras ha tirado de la boca de todos
sólo anoche éramos más de treinta los que esperábamos
de la mano de un sampedro el verdadero color de los vidrios
la legítima colonia del cuerpo
el idioma que nunca cesa de estallar

Ah viento en estas túnicas de blanco
revienta el pedal bajo esta bota charolada
tan sólo nieve en el cerebro y casi olvido
la llave que me pueda guardar
¿qué más deseo que el polvo digo yo?
el hilo ajado sinsentido que cruzo
empantanada y sin remedio
la madeja apurada en los labios gruesos
de este Arenal que bendigo.

Mientras escuchaba a Franz Liszt

-Rapsodia Húngara Nº12 Lima-

lamento haberte encontrado así
entre papeles y pericotes polvo y estantes
viejos abogados se preguntan cuál es tu
problema un conflicto no se resuelve con sonrisas
y los conflictos como esta música desgastan
absorben al espíritu más fiel y no queda más que eso:
música temblando en un rincón sacro de la ciudad
manos sin cuerpo dirigiendo una sinfonía
bajo la tolvanera y ya estás atento
a las indicaciones del semáforo a la mujer
que cubre sus uñas con esmalte y rabia
porque es cara y su belleza se ha diluido una noche
fresca que no pudo más con la felicidad de ese
húngaro loco ni con la aparente frialdad de su
sangre azul para los amigos roja para los habitantes
de Doborjan fogoso como nadie
sin rencores Franz creo que estos contactos nos
aproximan aunque estemos lejos
dos siglos atrás Tú dentro de la radio yo dándole
solución a tus problemas que son tan míos como de
la vecina del panadero del guardián: noble estirpe
barrios oscuros -nada codiciosos- me alarman
Con sus derechos -viles- miles -bocas- espadas
salen de sus bocas No es por indiscreción esta escena
en que tu música ha revolcado a muchas jovencitas
y enamorado con astucia al amor con el entusiasmo
propio de la juventud al amor Cien pies bajo tierra
y todavía marchas indagas Ebrio por estos libros
tristes plagado de tristeza ocultándote en los sonidos
ocultándome al mundo la cosa va y no va
así es Sólo a veces me encuentro contigo y sorprendes
a mi escritorio con tu par de guantes
nuevos blancos
y las personas huyen despavoridas porque no te entienden
porque temen la estridente burla de un viejo músico
autodidacta -viejo caprichoso-
el caos que felizmente ordena
que las desordena Ésa es la costumbre aquí todo lo diferente
es sustituido por un poco de pintura y buenos deseos
sonrisas vagas que reprimen: maquillajes

Yo me refugio en esta música demente
Apasionada.

En el ruedo agitado

En el ruedo agitado
de idas y vueltas contrariada
pesca sin fin milagrosa en el umbral del lago
en la iglesia ortodoxa todos de pie evocan esa humilde
casa de huérfanos en Iráq
cuántos olores oscilan en el astillero para reconciliarse
recuerdo la oscuridad mellada por el paso de las botas
famélicos desorbitados ojos que un cuervo pasea
en el coro rampante de insectos
para dar paso al corazón
entre brazos que acomodados distiguen los almendros
de los rostros distendidos en los
focos de las lámparas cuando
el tren persigue el albedrío de la nieve
y se estrella en la cabeza de un árbol
nombres sobre todo
los tatuajes de las piedras
los cartones de lino que son vestidos de sogas
hamacas donde recostar el cuerpo
Pensar que el camino ha sido largo
ha valido la pena estrellarse contra la pared
rebuscar en las sombras
la señal de identidad el rasguño la crin
sin confesiones ni el embarazo que de a luz el exilio
que no es hacer un recuento del espacio de quién sabe quién
en una celda contando cómo fue tumbándose tras las órdenes
mutilando su sexo la corteza el muñón
aquella noche de Serbia y su mañana en Lima
agonizantes niños de Iráq
cuya comparación más exacta es el mundo
que espera abotagado en la banca
con tantos o más dedos que contar
en los inhabitables edificios de la mente
volados por innumerables bombas
violados por innumerables hordas
aquella noche montada en un pájaro salvaje.

Al teclear me preparo para un nuevo dolor

Al teclear me preparo para un nuevo dolor
mis dedos postrados en la mayólica del aire
van por la intransigente línea del tren
Mis dedos enfadados con su instinto de dominación
abiertos a los acertijos de un conductor que no soporta
la espontaneidad de los saludos del otro
sacudiéndose la arena que subrepticiamente
los pelícanos robaron de la playa
el sol que cargué en un sombrero de hojas
de plátano y lancé al otro sol que corría
en el capricho de las olas
que incontrolables los muchachos
en busca de consuelo pretenden civilizar
Saltos equinos que hipnotizadas nubes
conducen al seno denso de su epifanía
Mis dedos que no dejaría prestados a pintor alguno
a cambio de su amor apócrifo.

El tiempo verde botella

El tiempo verde botella
se hace trizas en las ventanas occidentales
la cascada intensa y el laser del viento benigno
en guantes blancos
dirige la música en un trotar arrítmico
de ratas mentales
Camino a los vendedores de baratijas
en el mercado de frutas
soñar es intenso como un golpe en el corazón
pero no es ésta la ciudad que se desata las trenzas
ni el corcho que mastico insistentemente
sabe al más grato sabor de la niñez
miro al alto y espigado amarillo
como no será nunca el sol en Lima
los chicos en sus bicicletas acarameladas cual globos
volando contra el viento
¿volaré yo también contra el viento
detrás de una idea que se desvanece iridiscente
en el diente de un jabalí?
Se hacen agua los helados las espaldas padecen
arrasadas por jardineros inescrupulosos
la idea es una pelota que se traga el polvo
en el centro efímero de una plaza
y yace el torero despanzurrado en su soledad
los aplausos aturden y litros
de incomprensiones que en la cara de una mesera
explotan
Como yo ella es pálida
y le vienen bien los colores chillones
el flequillo horizontal por donde acusiosos rayos equis
los turcos
entran trepando mayólicas como mentes en blanco

También puedo ser yo misma en la tubería
donde confluye lo que a medias se acepta y embolsa
y envía de mano en mano para hacer las cordiales pases
cada uno sin querer bordea su propio agujero
las veces que irreconciliable
un vendedor casa por casa toca
la rebosada puerta
el panal de moscas zancudas
la turbulencia la opacidad
la ciudad hecha de señales ajenas
ajena a su propia dirección.

SE NOS VAN [Mi poema]
Juan Velasco Moreno [Poeta sugerido]

MI POEMA... de medio pelo

 

Se nos van. no sé por qué pero se van,
poco a poco, lentamente, suavemente,
en silencio y a hurtadillas, al tran tran,
imposible de parar, tarea ingente.

De este espacio donde algunos escribimos
¿cansados de aparecer, hastiados, muertos,
yendo de nuevo a sembrar en otros huertos
o hartados de repetir lo que sentimos?

Si amigos son de ley, seguro volverán
y pelillos lanzaremos al olvido,
y con ellos los afectos tornarán
así que en un casual se hubieran ido.

Como el fuego que se apaga nos dirán
que el rescoldo se asentó en el subconsciente
y aunque pudo parecer que anduvo ausente
al abrigo entre poemas siempre están.
©donaciano bueno

Estos versos van dedicados a todos aquellos que han ido desapareciendo de las páginas de Poemas del Alma, últimamente sin saber por qué: Margarita di Martino, Albertosa, Rubén Maldonado, el Hombre de la Rosa, Crystal CG, Abuelo pepe y muchos otros, seguro, que ahora no recuerdo o que yo no he tenido la suerte de leer.

MI POETA SUGERIDO:  Juan Velasco Moreno

BAILAORA

Su brazo trazó en el aire
una estela de misterios
y sus plantas palpitaron
quebrantando los silencios.

Luego se abrieron sus ojos
como lagos bajo el cielo
y esperó que de él bajara
un rutilante lucero.

Pero el brillo estaba ya
arrebujado en su cuerpo
y encendiendo sus mejillas
de un albo casi perfecto.

Ágil sonó la guitarra,
con arrullos palomeros
que encabritaron sus carnes
y despeinaron su pelo.

Un casamiento de palmas
con roncas voces de aliento
hicieron correr su sangre
desde los pies hasta el cuello.

Crepitó la lumbre oculta
bajo sus ropas de yelo.
Clamores de llamaradas
dieron contorno a su cuerpo.

Fue cadencia y luego gracia,
fue tormenta y luego verso,
fue lujuria derretida
en arrebato poseso.

Inflamada por la danza,
se quemótodo su cuerpo.
Voz y guitarra callaron
oprimidas por el miedo.

Cuando el fuego se apagó
y todo quedóen silencio,
cuatro guitarras de plata
purificaron su cuerpo.

De Cuando gemido me siento

EN CASA DE LA DOÑA

Tan soberbia y distante su apostura
era, que nadie osaba aproximarse
ni a su beldad divina insinuarse
al ver su gesto de afectada altura.

Confiado a mi mejor y fiel ventura,
con osadía, la obligué a pararse
y le dije, sin tiempo a preservarse,
que aspiraba al placer de su hermosura.

Mi actitud la cogió desprevenida,
pues nadie antes le habló con tal descaro
que viera su altivez comprometida.

Entonces yo pensé: lo tengo claro.
Si ella, ahora, a su lecho me convida,
verá de qué es capaz un tipo raro.
De Andanzas amorosas de un discreto libertino

EPIGRAMA III

La primera vez que fui
a parrandear de amores,
me encontré con tantas flores
que ninguna recogí.

Una dejé por temprana,
otra fue por deslucida,
la tercera por parida…
Le pudo el miedo a la gana.
De Andanzas amorosas…

EPIGRAMA VII

En la carreta, dormido
sobre la paja ahuecada,
me encontró una descasada
bien armado y mal vestido.

Me montó como un jinete
que se dispone al asalto,
mas me atacó de tan alto
que se descascó el ojete.
De Andanzas amorosas..

Rima LXXIII - Poemas de Gustavo Adolfo Bécquer)

"Cerraron sus ojos
que aún tenía abiertos,
taparon su cara
con un blanco lienzo,
y unos sollozando,
otros en silencio,
de la triste alcoba
todos se salieron"

»GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER

Poeta español. Junto con Rosalía de Castro, es el máximo representante de la poesía posromántica, tendencia que tuvo como rasgos distintivos la temática intimista y una aparente sencillez expresiva, alejada de la retórica vehemencia del romanticismo. La inmensa fama literaria de Bécquer se basa en sus Rimas, que iniciaron la corriente romántica de poesía intimista inspirada en Heine y opuesta a la retórica y ampulosidad de los poetas románticos anteriores. 

LOS POEMAS

RIMA 38 (LIII)

Volverán las oscuras golondrinas
De tu balcón sus nidos a colgar
Y otra vez con el ala a sus cristales
Jugando llamarán.

Pero aquellas que el vuelo refrenaban
Tu hermosura y mi dicha a contemplar,
Aquellas que aprendieron nuestros nombres,
Esas, ¡no volverán!

Volverán las tupidas madreselvas
De tu jardín las tapias a escalar
Y otra vez a la tarde aún más hermosas
Sus flores se abrirán.

Pero aquellas cuajadas de rocío
Cuyas gotas mirábamos temblar
Y caer como lágrimas del día,
Esas, ¡no volverán!

Volverán del amor en tus oídos
Las palabras ardientes a sonar,
Tu corazón de su profundo sueño
Tal vez despertará.

Pero mudo y absorto y de rodillas,
Como se adora a Dios ante su altar,
Como yo te he querido, desengáñate,
¡Nadie así te amará!

RIMA LIII

Volverán las oscuras golondrinas
en tu balcón sus nidos a colgar,
y otra vez con el ala a sus cristales
jugando llamarán.

Pero aquellas que el vuelo refrenaban
tu hermosura y mi dicha a contemplar,
aquellas que aprendieron nuestros nombres...
¡esas... no volverán!.

Volverán las tupidas madreselvas
de tu jardín las tapias a escalar,
y otra vez a la tarde aún más hermosas
sus flores se abrirán.

Pero aquellas, cuajadas de rocío
cuyas gotas mirábamos temblar
y caer como lágrimas del día...
¡esas... no volverán!

Volverán del amor en tus oídos
las palabras ardientes a sonar;
tu corazón de su profundo sueño
tal vez despertará.

Pero mudo y absorto y de rodillas
como se adora a Dios ante su altar,
como yo te he querido...; desengáñate,
¡así... no te querrán!

RIMA XII

Porque son, niña, tus ojos
verdes como el mar, te quejas;
verdes los tienen las náyades,
verdes los tuvo Minerva,
y verdes son las pupilas
de las huríes del Profeta.

El verde es gala y ornato
del bosque en la primavera;
entre sus siete colores
brillante el Iris lo ostenta,
las esmeraldas son verdes;
verde el color del que espera,
y las ondas del océano
y el laurel de los poetas.

Es tu mejilla temprana
rosa de escarcha cubierta,
en que el carmín de los pétalos
se ve al través de las perlas.

Y sin embargo,
sé que te quejas
porque tus ojos
crees que la afean,
pues no lo creas.

Que parecen sus pupilas
húmedas, verdes e inquietas,
tempranas hojas de almendro
que al soplo del aire tiemblan.

Es tu boca de rubíes
purpúrea granada abierta
que en el estío convida
a apagar la sed con ella,

Y sin embargo,
sé que te quejas
porque tus ojos
crees que la afean,
pues no lo creas.

Que parecen, si enojada
tus pupilas centellean,
las olas del mar que rompen
en las cantábricas peñas.

Es tu frente que corona,
crespo el oro en ancha trenza,
nevada cumbre en que el día
su postrera luz refleja.

Y sin embargo,
sé que te quejas
porque tus ojos
crees que la afean:
pues no lo creas.

Que entre las rubias pestañas,
junto a las sienes semejan
broches de esmeralda y oro
que un blanco armiño sujetan.
*
Porque son, niña, tus ojos
verdes como el mar te quejas;
quizás, si negros o azules
se tornasen, lo sintieras.

RIMA I

Yo sé un himno gigante y extraño
que anuncia en la noche del alma una aurora,
y estas páginas son de ese himno
cadencias que el aire dilata en las sombras.

Yo quisiera escribirle, del hombre
domando el rebelde, mezquino idioma,
con palabras que fuesen a un tiempo
suspiros y risas, colores y notas.

Pero en vano es luchar, que no hay cifra
capaz de encerrarle; y apenas, ¡oh, hermosa!,
si, teniendo en mis manos las tuyas,
pudiera, al oído, cantártelo a solas.

RIMA XIII

Tu pupila es azul y, cuando ríes,
su claridad süave me recuerda
el trémulo fulgor de la mañana
que en el mar se refleja.

Tu pupila es azul y, cuando lloras,
las transparentes lágrimas en ella
se me figuran gotas de rocío
sobre una vïoleta.

Tu pupila es azul, y si en su fondo
como un punto de luz radia una idea,
me parece en el cielo de la tarde
una perdida estrella.

RIMA XXX

Asomaba a sus ojos una lágrima
y a mi labio una frase de perdón;
habló el orgullo y se enjugó su llanto,
y la frase en mis labios expiró.

Yo voy por un camino; ella, por otro;
pero, al pensar en nuestro mutuo amor,
yo digo aún: —¿Por qué callé aquel día?
Y ella dirá: —¿Por qué no lloré yo?

RIMA IX

Besa el aura que gime blandamente
las leves ondas que jugando riza;
el sol besa a la nube en occidente
y de púrpura y oro la matiza;
la llama en derredor del tronco ardiente
por besar a otra llama se desliza;
y hasta el sauce, inclinándose a su peso,
al río que le besa, vuelve un beso.

RIMA LXXIII

Cerraron sus ojos
que aún tenía abiertos,
taparon su cara
con un blanco lienzo,
y unos sollozando,
otros en silencio,
de la triste alcoba
todos se salieron.

La luz que en un vaso
ardía en el suelo,
al muro arrojaba
la sombra del lecho;
y entre aquella sombra
veíase a intérvalos
dibujarse rígida
la forma del cuerpo.

Despertaba el día,
y, a su albor primero,
con sus mil rüidos
despertaba el pueblo.
Ante aquel contraste
de vida y misterio,
de luz y tinieblas,
yo pensé un momento:

—¡Dios mío, qué solos
se quedan los muertos!
*
De la casa, en hombros,
lleváronla al templo
y en una capilla
dejaron el féretro.
Allí rodearon
sus pálidos restos
de amarillas velas
y de paños negros.

Al dar de las Ánimas
el toque postrero,
acabó una vieja
sus últimos rezos,
cruzó la ancha nave,
las puertas gimieron,
y el santo recinto
quedóse desierto.

De un reloj se oía
compasado el péndulo,
y de algunos cirios
el chisporroteo.
Tan medroso y triste,
tan oscuro y yerto
todo se encontraba
que pensé un momento:

¡Dios mío, qué solos
se quedan los muertos!
*
De la alta campana
la lengua de hierro
le dio volteando
su adiós lastimero.
El luto en las ropas,
amigos y deudos
cruzaron en fila
formando el cortejo.

Del último asilo,
oscuro y estrecho,
abrió la piqueta
el nicho a un extremo.
Allí la acostaron,
tapiáronle luego,
y con un saludo
despidióse el duelo.

La piqueta al hombro
el sepulturero,
cantando entre dientes,
se perdió a lo lejos.
La noche se entraba,
el sol se había puesto:
perdido en las sombras
yo pensé un momento:

¡Dios mío, qué solos
se quedan los muertos!
*
En las largas noches
del helado invierno,
cuando las maderas
crujir hace el viento
y azota los vidrios
el fuerte aguacero,
de la pobre niña
a veces me acuerdo.

Allí cae la lluvia
con un son eterno;
allí la combate
el soplo del cierzo.
Del húmedo muro
tendida en el hueco,
¡acaso de frío
se hielan sus huesos...!
*
¿Vuelve el polvo al polvo?
¿Vuela el alma al cielo?
¿Todo es sin espíritu,
podredumbre y cieno?
No sé; pero hay algo
que explicar no puedo,
algo que repugna
aunque es fuerza hacerlo,
el dejar tan tristes,
tan solos los muertos.

RIMA LXX

¡Cuántas veces, al pie de las musgosas
paredes que la guardan,
oí la esquila que al mediar la noche
a los maitines llama!

¡Cuántas veces trazó mi silueta
la luna plateada,
junto a la del ciprés, que de su huerto
se asoma por las tapias!

Cuando en sombras la iglesia se envolvía,
de su ojiva calada,
¡cuántas veces temblar sobre los vidrios
vi el fulgor de la lámpara!

Aunque el viento en los ángulos oscuros
de la torre silbara,
del coro entre las voces percibía
su voz vibrante y clara.

En las noches de invierno, si un medroso
por la desierta plaza
se atrevía a cruzar, al divisarme
el paso aceleraba.

Y no faltó una vieja que en el torno
dijese a la mañana,
que de algún sacristán muerto en pecado
acaso era yo el alma.

A oscuras conocía los rincones
del atrio y la portada;
de mis pies las ortigas que allí crecen
las huellas tal vez guardan.

Los búhos, que espantados me seguían
con sus ojos de llamas,
llegaron a mirarme con el tiempo
como a un buen camarada.

A mi lado sin miedo los reptiles
se movían a rastras;
hasta los mudos santos de granito
creo que me saludaban.

RIMA VII

Del salón en el ángulo oscuro,
de su dueña tal vez olvidada,
silenciosa y cubierta de polvo
veíase el arpa.

¡Cuánta nota dormía en sus cuerdas
como el pájaro duerme en las ramas,
esperando la mano de nieve
que sabe arrancarlas!

¡Ay! pensé; ¡cuántas veces el genio
así duerme en el fondo del alma,
y una voz, como Lázaro, espera
que le diga: «¡Levántate y anda!».

RIMA XXXVIII

Los suspiros son aire y van al aire.
Las lágrimas son agua y van al mar.
Dime, mujer, cuando el amor se olvida,
¿sabes tú adónde va?

RIMA IV

No digáis que, agotado su tesoro,
de asuntos falta, enmudeció la lira;
podrá no haber poetas; pero siempre
habrá poesía.

Mientras las ondas de la luz al beso
palpiten encendidas,
mientras el sol las desgarradas nubes
de fuego y oro vista,
mientras el aire en su regazo lleve
perfumes y armonías,
mientras haya en el mundo primavera,
¡habrá poesía!

Mientras la ciencia a descubrir no alcance
las fuentes de la vida,
y en el mar o en el cielo haya un abismo
que al cálculo resista,
mientras la humanidad siempre avanzando
no sepa a dó camina,
mientras haya un misterio para el hombre,
¡habrá poesía!

Mientras se sienta que se ríe el alma,
sin que los labios rían;
mientras se llore, sin que el llanto acuda
a nublar la pupila;
mientras el corazón y la cabeza
batallando prosigan,
mientras haya esperanzas y recuerdos,
¡habrá poesía!

Mientras haya unos ojos que reflejen
los ojos que los miran,
mientras responda el labio suspirando
al labio que suspira,
mientras sentirse puedan en un beso
dos almas confundidas,
mientras exista una mujer hermosa,
¡habrá poesía!

RIMA LII

Olas gigantes que os rompéis bramando
en las playas desiertas y remotas,
envuelto entre la sábana de espumas,
¡llevadme con vosotras!

Ráfagas de huracán que arrebatáis
del alto bosque las marchitas hojas,
arrastrado en el ciego torbellino,
¡llevadme con vosotras!

Nube de tempestad que rompe el rayo
y en fuego ornáis las sangrientas orlas,
arrebatado entre la niebla oscura,
¡llevadme con vosotras!.

Llevadme, por piedad, a donde el vértigo
con la razón me arranque la memoria.
¡Por piedad! ¡Tengo miedo de quedarme
con mi dolor a solas!.

CUANDO EN LA NOCHE

Cuando en la noche te envuelven
las alas de tul del sueño
y tus tendidas pestañas
semejan arcos de ébano,
por escuchar los latidos
de tu corazón inquieto
y reclinar tu dormida
cabeza sobre mi pecho,
¡diera, alma mía,
cuanto poseo,
la luz, el aire
y el pensamiento!

Cuando se clavan tus ojos
en un invisible objeto
y tus labios ilumina
de una sonrisa el reflejo,
por leer sobre tu frente
el callado pensamiento
que pasa como la nube
del mar sobre el ancho espejo,
¡diera, alma mía,
cuanto deseo,
la fama, el oro,
la gloria, el genio!

Cuando enmudece tu lengua
y se apresura tu aliento,
y tus mejillas se encienden
y entornas tus ojos negros,
por ver entre sus pestañas
brillar con húmedo fuego
la ardiente chispa que brota
del volcán de los deseos,
diera, alma mía,
por cuanto espero,
la fe, el espíritu,
la tierra, el cielo.

¿Qué es poesía?

¿Qué es poesía?, dices mientras clavas
en mi pupila tu pupila azul.
¡Qué es poesía!, ¿Y tú me lo preguntas?
Poesía... eres tú.

Fatigada del baile

Fatigada del baile,
encendido el color, breve el aliento,
apoyada en mi brazo
del salón se detuvo en un extremo.
Entre la leve gasa
que levantaba el palpitante seno,
una flor se mecía
en compasado y dulce movimiento.
Como en cuna de nácar
que empuja el mar y que acaricia el céfiro,
tal vez allí dormía
al soplo de sus labios entreabiertos.
¡Oh! ¡quién así, pensaba,
dejar pudiera deslizarse el tiempo!
¡Oh! si las flores duermen,
¡qué dulcísimo sueño!

Amor eterno

Podrá nublarse el sol eternamente;
Podrá secarse en un instante el mar;
Podrá romperse el eje de la tierra
Como un débil cristal.
¡todo sucederá! Podrá la muerte
Cubrirme con su fúnebre crespón;
Pero jamás en mí podrá apagarse
La llama de tu amor.