Joven bella como la luna
Con riza cabellera de marfil,
Delicada y tierna como ninguna,
Como dada a un sensible pastoril.

Ella es mi linda Jolibeth
Con dulces labios como la miel,
Más bella que la reina Isabel.
Es un regalo no podría ser infiel.

Ella toca serenata de los cielos
Con sus manos sensibles y bucólicas.
Con su belleza insta e inspira a los celos
Con su mirada codiciable y melancólica.

Su sonrisa hermosa dulce fantasía,
Muestra en sus mejía camanances de amor.
Como el lirio y su blanca melodía,
Como flor de cafetales su color.

Frondosa como el lirio de los campos,
Codiciada como flores de azahar.
Doncella hermosa cual tesoro o encanto,
Del cielo azul o del centro de la mar.

Amistosos y morenos ojos celestial,
Pupilas blancas como estrellas en la mar.
Morenas niñas me empiezan a mirar,
Por dos ventanas o puertas de cristal.

Pensar en sus virtudes yo prefiero,
Soñar con su belleza incomparable.
Es un motivo del catorce de febrero,
Día inmortal de amores especiales.

La noche es un segundo de mi sueño,
Un año es un minuto de esperanza.
Porque ver tu sonrisa es mi empeño,
O tu felicidad como una alabanza.

Alabanza del infinito azul celeste,
Que corea una tierna voz angelical.
Son motivos para cada día como este,
Amarte con amores, amores colosal.

***

Espero ver tus ojos
que destilan mirra por la ventana,
animando a los cojos
que sufren los enojos
de la injusticia imperial y temprana.

La voz samaritana,
melódica, que anuncia primavera,
el canto de mañana
que triunfa en caravana
al son de la música timbalera.

Poetisa de amor
de corazón sensible, humanista.
El canto con primor
destierra mi dolor
con su alabanza tierna, sandinista.

diosa de peregrinos,
combatiente en las guerras con corajes.
Las guerras que sufrimos
humildes campesinos
por la fuerza imperial y sus carcajes.

Guardiana de ilusiones
que apresa con su sabio poemario,
engloba mil canciones
tumbando las prisiones,
cortesana poetisa, Rosario.

Es pedestal de argento
donde descansa nuestro porvenir,
el sol está contento
cumplió su pensamiento
de paz, amor... no puedo discurrir.

Oh, es mujer de barro
que piensa, dulce flor de Sacuanjoche.
Su traje como sarro
del viejo muy bizarro,
oh mujer... de qué nos sirve la noche.

La noche de agonía
por el hondo gruñido de la tierra,
se muere mi estadía
estalla la alcaldía,
pero tú, canta victoria en la guerra.

Perdura tu estandarte
que hondea en mi püeblo campesino,
Oh, quiero saludarte
con perlas de mi marte
o con gritos certeros de Sandino.

Tú, musa del obrero
con los miles corales en tu cuello,
tus dedos con fajero,
chamarra de astillero,
y pequeño gigante con destello.

Hueles a campesina
que sufre la condena de los días,
la del pueblo es tu espina
que no calma aspirina
sino el consuelo en las agonías.

Saludo tu heroísmo
de mujer... con mis liras un castillo,
la voz del sandinismo
es voz del cristianismo;
bendita sea Rosario Murillo.

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