A todos los amantes de la literatura en sus distintas formas o variantes...
CUÉNTAME [Mi poema]
Elena Román [Poeta sugerido]
MI POEMA... de medio pelo |
Cuéntame tus sueños. No me cuentes, Habla, no me digas que no sabes Habla, por favor, dime algo, espero Y mañana, si ha de haber mañana, |
MI POETA SUGERIDO: Elena Román
Lo que hacemos desde antes del amanecer
Para que la lluvia os sorprenda avanzada la mañana
–cuando ya estáis fuera de casa y sin paraguas–
y se os moje el pelo y se refresque
vuestra forma de mirar,
hemos trabajado desde antes del amanecer.
Porque la lluvia comienza por la noche
y es un sonido repetido hasta la nube.
Cuando hemos conseguido nuestro objetivo,
buscamos un sitio donde sentarnos
a veros crecer
pero todo está mojado
y tenemos sueño.
El hombre de viento
El hombre de viento se ha enamorado de mí.
Le he dicho que no tiene nada que hacer,
que se desenamore.
Salir con él supondría
descartar los vestidos,
descartar los columpios,
descartar los helicópteros
y acostumbrarme a los portazos
a la hora de la siesta.
No podría presentárselo a nadie:
cualquiera preferiría saludarle,
educadamente, desde lo lejos.
No me atrevería a asomarme con él
al balcón
y no concibo un amor sin balcones.
Sería imposible estar juntos
apenas unos segundos
y precisamente eso es
lo que me vuelve loca
del hombre de viento.
Vuestra última oportunidad de ser
Si sois capaces de ver
el rictus de un muerto
cerrando un ojo,
lo próximo será
tocar algo suave
y creer que os están nombrando
o, peor aún,
pretenderéis quitaros de encima
los desiertos a los que os reducís
cuando, por no llorar en su momento,
habéis olvidado
cómo se hacía.
Estefanía
Bacalao criado en lecho de telarañas
cubierto con polvo caramelizado
y acompañado por hojitas de laurel intermitente
es el plato que he aprendido a hacer,
tan bonito que no me atrevo a probarlo,
tan nutritivo que lo guardo hasta las once.
Mientras algunos piden limosna para
pagar el alquiler del cielo,
yo aguardo que venga la calle correcta
pero me pongo nerviosa y salgo
por la calle de los domingos.
Menos mal que siempre
guardo un camino de vuelta
aunque no sepa exactamente dónde.
Cuando por fin aparece la calle correcta
salgo corriendo y descalza
esquivando a los turistas
que ponen por medio todos,
todos, todos sus caminos de vuelta,
maldita sea.
TOMA FALSA
La actriz secundaria
rebusca en su bolso
con ganas de estrellas
y saca doscientos catorce
mil setecientos veinticinco
coma ciento ocho encendedores,
de los cuales sólo uno enciende.
Es confundida, sin duda, por un extra
con el alquiler de una habitación
individual en el casco histórico.
El actor secundario
va a hablar por hablar
para nada
porque es más importante
la banda sonora,
el verdadero lamento.
SU CINE
El firmamento es un cine que no avisa
qué película va a proyectar,
pero que sorprenderá con un giro argumental
en el último momento.
No hay nada que hacer,
nadie a quien preguntarle
la hora o el sentido de la vida.
Algunos derraman simpleza
sentados en la hierba
observando el cielo y
mordiendo un pedazo de pan,
es decir, acabando con todo
menos con ellos.
EL ÚLTIMO CAJÓN
Cuando me preguntan si es aquí donde se arreglan las cosas,
contesto que no, que se equivocan.
Guardo las explicaciones en el último cajón,
entre las musas y los dosieres
sobre casos reales de asaltantes callejeros diurnos
que se despojan de su careta humana sin problema
(si me hubiera encontrado con alguno,
me habría reído hasta envejecer
de golpe y con sandalias).
Pero hoy las equivocaciones me irritan
y ya no me revelan el significado de mis sueños
ciertos sellos franqueados.
Me despido educadamente porque creo
que es para siempre,
asumiendo que mi nombre no es mío,
sino de la voz de mis padres
sin contratiempos.
Por eso no me siento identificada
cuando alguien lo pronuncia,
alego inconsistencia
y sigo arreglando mis cosas.
EL OTRO MAPA
Fija un punto en el mapa.
Concéntrate en él.
A partir de ese punto
traza otro mapa
que te lleve a tu casa.
Debes tener muy claro
dónde está tu casa para
ubicarla en el otro mapa.
Llama. Si está vacía, entra
y no le digas a nadie
que estás ahí.
Si está ocupada, entra,
mata a sus inquilinos,
haz con sus cadáveres
un mapa en el que se pierdan,
cambia el nombre de la calle
y si alguien te lo pregunta
no digas nunca
quién eres.
URBANISMO
Él no puede tirar nada a la acera,
ni una colilla, ni un envoltorio.
No puede escupir en la calle,
estornudar, toser.
Le cuesta hablar por el temor
de que alguna palabra se le caiga,
rompa los adoquines, cave un túnel
y reaparezca justo en el lugar del mundo
donde no tenga ningún sentido.
Todas las noches llega a su casa desconsolado
porque no es capaz de recoger su sombra del suelo.
Pero entonces recuerda que, acostándose,
la recoge.
ES UN TREN
Lo que te querría decir
es un tren.
Con esa fuerza,
con esa prisa,
con ese estruendo.
Pero ese tren no puede echar a andar
porque hay alguien en las vías.
Yo misma.