A todos los amantes de la literatura en sus distintas formas o variantes...

Donaciano Bueno Diez

Donaciano Bueno Diez

Editor: hombre de mente curiosa, inquieta, creativa, sagaz y soñadora, amante de la poesía.

APRENDE A REPARTIR [Mi poema]
Rafael Muñoz Zayas [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

(Consejo para unos nietos)
A mis tres soles, los que alumbran mis días

Pues duermes en tu cama calentita,
y vas a un buen colegio,
y tienes cuanto el cuerpo necesita,
empieza ya aprender, niña chiquita,
que eso es un privilegio

que vino con tu ajuar cuando naciste
y hoy gozas y disfrutas,
mas nunca has de creer que mereciste.
Los padres y el lugar en que viniste
no admiten de disputas.

Y puesto lo que tienes no has logrado,
no debes presumir
de aquello que pudieras recibir,
si tú con tu sudor no lo has ganado.
Y aprende a repartir.
©donaciano bueno.

#Presumir, pero de qué se debe presumir? Share on X

Plantéate objetivos y lucha por conseguirlos, no tengas miedo al fracaso. Forma parte de la vida. Y disfruta de aquello que lograste a base de tu propio esfuerzo. Ten siempre presente este refrán: el que no se arriesga, no cruza la mar.

MI POETA SUGERIDO:  Rafael Muñoz Zayas

Voyager

He viajado contra ti
Como un ángel desprendido
a la noche
como un asteroide diminuto rompiéndose
en la atmósfera

para tocarte

he viajado hasta ti
como Luzbel solícito

para incendiarme

he viajado por ti
como la luz mortal
que me pavesa

Somos el fuego  (inédito)

Muchos de nosotros no encontramos
la virtud del término medio
preferimos que el fuego robado y su resplandor
guiaran nuestra mirada
que trazaran el correcto apotema
hasta el centro de esta figura
desigual y perfecta
que es nuestra vida

casi no nos dimos cuenta
:
son otras manos las que juegan con ella
otros dedos son los que doblan
y desdoblan sus pliegues
los que aquilatan sus ángulos
los que redondean sus aristas
rellenan sus simas y liman sus cumbres
y requiebran donde mayor resistencia encuentran
nuestra voluntad de papel
para que su forma se amolde
a lo que el mundo espera
en realidad
de nosotros

nosotros
que no llegamos a comprender
que somos el fuego robado
su resplandor
su rescoldo
lo que no dura
más
que este instante.

Credo (versión extendida)

Este credo en el que has sido criado
no era el verdadero

no hablaba del árbol
no palpaba el tronco
no degustaba la hoja
ni contemplaba la rama

ni atendía en sigilo
el discurso del fruto

no era el verdadero

no era un continente
no sabía del límite de la tierra con el mar
ignoraba la natural frontera que nos separa del aire
el vértigo de la sima
el terror del acantilado
cuando nadie mira a tu lado

la inmensidad de la nada en una bañera
mientras te desangras

no era el verdadero

no era el cuerpo
no hablaba de sus manos
no de su cuello
no de su espina dorsal como una carretera
negaba las piernas y negaba su sexo abierto
el abracadabra de un destello apenas vislumbrado
mientras cerraba los ojos
y no proclamaba el cielo del lóbulo extinto
ni la mirada que acompaña al placer
era entonces bendita

no nos daba la creencia exacta
que hace que amar sea algo táctil
la experiencia
el saber
el olfato
todo lo que es humano y no es bello
y es visceral y crudo
insaciable
como tu piel
cuando la noche
y juntos
nos escondemos.

Canción incierta para una mañana de cumpleaños

Todo será pavor, sueños tristes de Flaubert

una mañana sin éxtasis ni flores nuevas
ni manos entintadas desde el amanecer
extinguiendo un oficio de paleontólogos
y sí niñas nombrando el cuerpo humano
—nose, fingers, eye, ears, toes, chest-
mientras el mundo cae por un embudo
y construyo un amor con piezas de lego

pero todo será pavor y sueños tristes
el aire viciado de una mujer
entonando a lo lejos un aria de Verdi
y todo será donde el aire no corre
donde el sol no termina
y cada carretera será un peso
que sostener en cada brazo
al final de la clase

y todo será pavor
todo sueños tristes de Flaubert
mientras fuera
la lluvia persiste
la lluvia que ha venido para devorarnos
que cae sobre ti
para difuminarte
y cae
incansable

sorda

lejana

El verdadero mal (de nuevo)

Eres el mal sobre todas las cosas

el día cuando la noche acaba

una cruz invertida en la casa del padre

eres el río que agota su condición de río
y se da al mar y lo endulza y lo deseca
eres el mal sobre todas las cosas
la que ahuyenta las gallinas
en la noche de san Lázaro
la que siembra los campos
con una muerte dulce
que enloquece a los hombres

pero así es el mal
la ironía del mundo
lo que vuelve al corazón
un kilo de nieve.

hablamos (versión extendida)
(los astronautas de verdad no regresan a casa)

el coche está sucio y huele a colillas
y el suelo, tan lleno de barro,
que a veces creo
que no podré pisar el freno
cuando tomemos una curva
más cerrada de la cuenta

aunque no tengo prisa
y no llego a tener muy claro
si es que importa que lleguemos a algún destino

el viaje se ha hecho largo
los cristales empañados no han dejado
finalmente ver el paisaje

en algún momento hemos parado
para ver un castillo y un puente abandonado
y más tarde hemos caminado muy despacio
por una ciudad pequeña

y después de almorzar
en un restaurante vacío
unas truchas rellenas asalmonadas
y dos botellas de vino blanco
—Chardonnay—
hemos decidido
regresar a casa

no ha habido una palabra
más alta que otra:
todo ordenado
todo perfectamente civilizado

las personas educadas
son capaces de odiarse
sin nada que lo demuestre
podríamos decir que a veces
reside en cada gesto contrariado
en cada palabra no dicha
un resto de cariño agridulce

es la pólvora invisible
en las manos del asesino

pero hablamos mientras conduzco
y el coche avanza como una planeadora por el Estrecho
y la carretera se escora como un barco a punto de hundirse
y el bosque está rizado de marejada
y manojos de flores en los arcenes
recuerdan donde habitan los aparecidos
que se asoman en las noches de tormenta
para asustar a gente perdida
gente perdida como nosotros
de vez en cuando veo
unos ojitos brillantes
que nos acechan
y no puedo evitar sonreírme
mientras pienso en cuando éramos niños
y nos daba miedo lo desconocido
— ya no
me dices
— ahora queremos mover las cortinas
ver qué se esconde tras ese miedo

hoy,
los dos lo sabemos,
lo que nos deja paralizados
es saber del vacío bajo la cómoda
del espacio muerto junto a la ventana
parece que los espejos devuelven una imagen
que no es ya la nuestra

y nos quedamos en silencio

la lluvia
ha desdibujado el futuro gota a gota
hasta hacerlo nada
y el pasado en el cristal trasero
es un limpiaparabrisas roto
incapaz de desplazar al agua sucia
por una superficie cada vez más oscura
y parece que a medida que nos acercamos
a una casa que se desmorona
cae con más intensidad
agua
agua rabiosamente turbia
agua que es pura zozobra
agua que no podrá hacer
que empecemos de nuevo.

NO DEFENSA

Me digo que no más
frente a tu cuerpo abierto como un árbol
frente a tus manos derramando savia
frente a tu cuerpo abierto
frente al tacto de la mano
frente a la mirada limpia
frente al día más y más helado
frente a la noche que cae
y miente de nieve la calle
no queda nada que hacer
solo permanecer quieto
resistir asustado
relatar lo frágil
que es cada momento
y no quedar salvo
y estar dispuesto
como esas piraguas en el margen del río
a alcanzar la orilla de piedra de los rápidos
como nosotros
esperan
desmoronarse y caer
aunque nadie
hable
diga
nombre
ni obedezca al viento
que mueve las cometas.

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ESTÚPIDOS! [Mi poema]
Jorge García Usta [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Que estúpidos hay muchos, a millares,
no importa ni la edad ni condición,
se encuentran a tu lado, en un rincón,
allí donde se esconden los pesares,
pues todos notas son de unos cantares
que bailan al compás del mismo son.

A veces van de tontos disfrazados
o suelen presumir de inteligentes,
están entre nosotros, esas gentes
que nadie les conoce o afamados,
de gracia que presumen ser dotados
y hay veces que resultan malolientes.

Mediocres hay algunos, los peores,
que suelen destacar por ser malvados,
hipócritas, son necios redomados,
atentos al sonar de los clamores,
cretinos presumiendo de señores
listillos que son bobos disfrazados.

Son lobos revestidos de corderos
y hay otros de pelaje variopinto,
algunos alardean de precinto
y siempre te resultan traicioneros.
Los puedes descubrir por sus sombreros
pues suelen presumir de algo distinto.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDO:  Jorge García Usta

Balada de Teresa Dáger

No hubo mujer bajo estos soles
como Teresa Dáger:
mitad cedro, mitad canoa.
Era bella, inclusive, al despertarse
y después de comer ese pobre trigo
nativo.
En las esquinas, a su paso,
hombres sudorosos
interrumpían las liturgias del comercio
y maldecían la muerte.
Era una forma ansiosa.
Procedía de una furia vegetal.
No la salvó tampoco su belleza.
Ahora, a los 80 años,
a diferencia de otras que fueron feas y
felices,
Teresa Dáger sueña sola en el piso quince,
rodeada de zafiros derrotados.
Y solo piensa en ese arriero de Aleppo
que el 7 de Agosto de 1925
la miró con ganas y en silencio
tres segundos antes que su padre
la enviara al destierro de la trastienda

Arenga de las mujeres necesarias

Ah, necesarias para vivir y morir, con sus aguas rezadas.
Antes de llegar, ellas mojaban de cantos todos los asaltos,
los días con sus cejas veloces,
el mayor misterio con su gestión de penumbra.
Anchas, siempre.
Como de plaza o establo, como de río.
Muchos deseos de noche a su tercer labio,
besos mundiales a sus modos montunos.
Vastas, siempre.
Deidades de teta agreste y alma compañera.
Con las espaldas caídas
como tronos milenarios.
Violentas para morir, en la cruz de los mercados.
Y la salud de sus proverbios:
bestias lentas exigiendo carne y viento.
Buenas, siempre.
Locas libres para hacer de los respiros
otra conversación intensa,
para portar el río en la mirada,
ordenar los gastos de cielo,
para fundar en el hombre último
el primer niño.
Necesarias.
(a Carmelita Millán)

Tu voz

Tu voz que divide la lástima del aire,
chorro de veras en el surtidor de la locura,
ánima de discordias,
fruta obscena en la pila de las puras.
Tu voz, morral para el desterrado.
Tu voz, que forma corazas de inútil oro
en el muro de la cocina, tu voz que agita
el pesar de la yuca, tu voz que anima
el lodazal y enciende las salas de recibo
donde el gerente ignora al monstruo que lo custodia.
Tu voz que baila
en la punta de los desaires,
címbalo diagonal de nueve condenados,
penacho de maíz flotando
en la plaza moribunda,
principio gemelo de mi mejor porción de almas.
Tu voz
que sabe irse.

ORTOGRAFÍA DE HOJAS.

Hace meses que las hojas
copian sin margen
las huellas
que en letras urgentes
deja en tu cuerpo mi mano.

(Así, sin embargo,
sólo aprenderá a leer el bosque)

DECLARACIÓN DE AMOR DE DEMETRIO SPATH(1934)

No sé cómo vine
a estas tierras tan anchas.
Las voces son más solas,
los cielos más ansiosos.

El verde no limita: se derrama y duele.
El rio responde, a lo lejos,
por todo destino
pero la selva ya no se sabe esperanza.

Someya Báladi,
me gustan sus manos con costumbres,
su parentesco con la lluvia,
su oficio de sombra.

La veo salir y entrar a la luz
como puñal de leyenda.

Puedo prometerle, apenas,
una cosa con lámparas,
cinco hijos correctos,
almacén y hombrías.

Usted, Somaya Báladi,
es mi tercera patria.

Del silencio

Cuando ella puso la mano de él
en su sexo intacto
y él usó su mano como quien roza
un fuego nunca prometido
Cuando ella lamió su ombligo
con aquella sed súbita y antigua
y él vio brillar sus nalgas
como una zanja de pedernal en la noche de la selva
ambos supieron que sus abuelos tenían razón.
La mayor pobreza está en las palabras

Crónica de Gauguin

Porque él conoció las ansias de ese mar

que hace de un hombre, por siempre,
un ángel endeudado,
o alienta el dios solidario
que silba por las noches
los rencores de las islas.
fundó el amarillo del enigma,
labio a labio, robando la brasa primordial
que puede fundar varias iglesias en un párpado
y regala a cada día un animal milagroso.
entonces, el pobre pájaro,
el flanco de la muchacha que inventa vanidades
aaaaaaaaaaaaaaaa partir de su trenza,
y amarillo augural
el grito del día
con su jeta cínica o cantante,
y amarillo de deleite
la perversión del girasol
y amarillo de tinaja
la paz del pubis de la tahitiana
que pensó en él
como un animal cansado
aaaaaque perfumar y servir.
Así fluía cada día suyo
trabajando por ser ofrenda,
trombón o rapsodia.
El cielo
era aquella vulgar contraseña de la arena.
pintando azufres pueriles,
pero vinieron las islas y sus plegarias,
y un pájaro, como héroe mestizo,
funcionando en el mar.
si ya tenías mar y mujer a la mano
para qué París otra vez,
la deliciosa perfección de sus mugres.
en el otoño
producen espejismos de tul.
y hace resplandecer el tiempo,
y unos amores montunos
gimen y se eternizan, con patadas rotundas,
en los talleres de pintura.
por las islas, quedó una forma de vida
lentamente distribuida en nalga briosa
que salva del hombre
aasus espléndidas escorias.
a partir de la sombra sonora
y la precisión del sol
para originar escándalos.
y el dedo purgatorial
revisando labios recientes
y luego el beso ocupó la noche
con sus patentes de lluvia desamarrada.
cuentan que el baile
no fue más que un simulacro de besadores
en época de prohibición
y que allí el beso alcanzó
la dignidad del agua bien usada.
un paisaje del éxtasis.
y la muerte se aleja, esperando.
hacer la crónica del beso,
es documentar un fulgor.
besos galantes con límites
en frote y tiempo
no sirven a quienes saben
que mañana
la guerra romperá la casa,
el comisario reemplazará los atavíos del queso
y morirán muchos funcionarios de buen amor.
hay que besar con las normas del caballo:
con la peligrosa mansedumbre del loco,
las manos trabajando en la distancia
y el temblor enlunado de siempre.

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NACER PARA MORIR (Tragicomedia) [Mi poema]
Abigail Lozano [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

De niño con la pluma yo escribía
tratando de seguir bien los renglones,
cuidando no salirme de la vía,
huyendo de borrones y tachones.
Si acaso el evitar no conseguía
y aquel que me enseñaba lo veía
me daba dos capones.

Después, algo más tarde, adolescente,
la pluma se murió. Y el escribir
se tuvo que adaptar. Y el escribiente
a máquinas no pudo resistir.
Mas ésta ya nació para morir,
cual muere el sol naciente.

Pues poco esto duró, solo unos años,
que al tiempo apareció el ordenador,
y a muchos nos pilló sin travesaños;
haciendo gala fiel de su esplendor
la máquina y la pluma sin fulgor
quedaron como extraños.

Y aquí no he de mentir a mi lector,
presiento que un buen día ha de llegar
un dios que se declare el Escritor,
el único, el Poeta, el Profesor
que acaba un algoritmo de inventar,
el sumo y gran Señor.
©donaciano bueno

Llegó la Inteligencia Artificial. Al tiempo, no? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Abigail Lozano

DIOS

¡Señor!, en el murmullo lejano de los mares
Oí de tu palabra la augusta majestad;
Oíla susurrando del monte en los pinares
Y en la de los desiertos callada soledad.

Tu voz cruza en las brisas, y en el perfume leve
Que brota a los columpios de la silvestre flor;
Tu sombra entre las aguas magnifica se mueve;
¡Tu sombra, que es tan sólo la inmensidad, Señor!

Tú diste a la esperanza las formas de una fada;
Purísima inocencia le diste a la niñez;
Si diste sed al hombre, le diste la cascada;
Si el hambre, en cada espiga la aprisionada mies.

Tú diste a la montaña su soledad augusta,
Su sombra gigantesca, su religiosa paz;
El estampido al trueno, que el corazón asusta;
Su brillo a las estrellas, reflejo de tu faz.

Y diste al hombre acentos para cantar tu Hosanna
Cuando la negra noche le pide una oración;
Mas calla el hombre entonces; por eso en la montaña
Los pájaros te ofrecen universal canción.

Tú hicistes esas playas que ciñen los contornos
Del mar, que en vano intenta salir de su nivel;
Y diste al Cotopaxi sus inflamados hornos
Que imitan los horrores del antro de Luzbel.

Tu nombre en el espacio lo escriben los cometas
Con cifras misteriosas que el hombre no leyó,
Porque jamás supieron ni sabios ni poetas
El inmortal arcano que en ellas se encerró.

-¡Jehová!… dicen las brisas; ¡Jehová!… dice el torrente;
¡Jehová! dicen los Andes, y el huracán, ¡Jehová!
Y todas las criaturas te llevan en su mente.
Porque doquier impreso tu santo nombre está.

Yo sé que tú inflamaste los soles del vacío;
Que sólo el derramado, sonoro y ancho mar.
Con sus gigantes voces podrá, no yo, Dios mío,
Al son de las borrascas tu gloria celebrar.

¡Señor! cuando en mis horas de soledad y duelo
Se bañe en sus tristezas mi pobre corazón,
Aleja tú las nubes, mientras remonta el vuelo
Hacia tu santo alcázar, mi férvida oración.

LA BIBLIA

Yo he leído ese libro misterioso
que por el mismo cielo fué dictado;
del Profeta y del Ángel he escuchado
de nube en nube retronar la voz.
He asistido al festín de las ciudades,
y de sus copas al hirviente ruido,
he escuchado el horrísono chasquido
de las llamas coléricas de Dios.
Mas ni el Ángel, ni el fuego, ni el Profeta
han dejado un recuerdo en mi memoria,
como una triste y dolorosa historia
que vive en ese Libro inmemorial.
Es la historia de un NIÑO que en el cielo
durmió el sueño primero de la vida,
y al abrazar una ilusión querida,
despertó en este valle terrenal.
Mas despertó en los brazos cariñosos
de una Virgen purísima y divina,
hermosa cual la estrella matutina,
más pura que el radiante serafín.
Cada letra del nombre de esa Virgen
es en el cielo un canto, una armonía:
la tierra misma al pronunciar MARIA
exhala el dulce aroma del jazmín.
A ese nombre Luzbel en sus abismos
tiembla… ve el cielo y brilla suspendida
en su pupila cárdena, encendida,
una lágrima hirviente de dolor.
Porque ese nombre lo llevó en la tierra
una mujer que alimentó en su seno
al Dios que guarda entre la nube el trueno,
el relámpago, el rayo abrasador.
Del sagrado Jordán las aguas puras,
de aquel NIÑO la imagen retrataron;
sus playas solitarias escucharon
el beatífico nombre de Enmanuel,
a esa voz se inclinaron con respeto
los árboles del bosque y las montañas;
y del Jordán las olvidadas cañas
humillaron su rústico dosel.
Aquel NIÑO creció… Mas unos hombres
le escupieron el rostro y le mofaron,
y en sus hombros sagrados colocaron
una pesada y vergonzosa cruz.
Él la llevó hasta el Gólgota bendito,
y en ella con furor le suspendieron,
y de espinas, sacrílegos, ciñeron
la sien del genio que formó la luz.
La MADRE estaba allí.., y en su abandono
la salpicó la sangre del Calvario…
¿Quién enjugó sus llantos? El sudario,
prenda de amor del NIÑO que perdió…
La MADRE estaba allí.. . Flor solitaria
que brota en la maleza del desierto,
y que cierra su cáliz entreabierto,
cuando huye el sol que su calor le dio.
Sí; ni el Ángel, ni el Santo, ni el Profeta
han dejado un recuerdo en mi memoria,
como la triste y dolorosa historia
que vive en ese Libro inmemorial.
Los siglos rugirán sobre las torres
que levanta a las nubes el orgullo;
mas su potente y colosal murmullo
respetará esa página inmortal.

DIOS DE AMOR Y CONSOLACIÓN

Dios nos enseña por medio de la NATURALEZA
Nuestro SEÑOR nos da «GRACIA Y GLORIA»
dice el salmista: Gracia para nuestro andar terrenal
y gloria cuando la hayamos terminado.
ESTAREMOS PRESENTE CON DIOS
POR LOS SIGLOS DE LOS SIGLOS EN FELICIDAD Y GOZO
Nada BUENO niega a los andan en «INTEGRIDAD» salmo 84:11
¡Señor! En el murmullo lejano de los mares,
vibrar oí tu acento con noble majestad;
Oírlo susurrando del monte en los pinares;
Oírlo en el desierto cual roca tempestad.
Tu voz cruza en la brisa y en el perfume leve
que brota a los columpios de la silvestre flor;
tu sombra entre las aguas magnifica se mueve,
tu sombra que es tan solo ¡la inmensidad, Señor!
Tu diste a la esperanza la forma de una hada,
purísima inocencia le diste a la niñez;
si diste sed al hombre, le diste la cascada;
si hambre, dulce frutos de larga madurez.
Tu diste a la montaña su soledad augusta,
su sombra gigantesca, su religiosa paz;
el estampido al trueno que al corazón asusta,
su brillo a las estrellas, reflejo de su faz.
Tu distes a las bellas, dulcisimas sirenas
(Visiones de tus sueños, con formas de mujer)
las brisas por suspiros, las flores por melenas,
corales para el labio hermoso rosicler.
Tu diste acento al hombre para cantar tu HOSANNA
cuando la noche oscura le pide oración;
mas calla el hombre, entonces, por eso la montaña
los paja ros te ofrecen universal canción.
Tu hiciste esas playas que ciñen los contornos
del mar, que en vano intenta salir de su nivel.
Tu diste al Cotopax y sus inflados hornos
que imitan los horrores del antro de Luzbe.
Tu nombre en el espacio lo escriben los cometas
con cifras misteriosas que hombre no leyó;
porque jamas supieron ni sabios ni profetas
del inmortal arcano que en ellos se oculto.
«Jehová!» dice la brisa «¡Jehová!». dice el torrente
«¡Jehová!» dice los Andes, y el huracán, «¡ Jehová!»
pues todas las criaturas te llevan en su mente,
porque doquiera impreso tu santo nombre esta.
Yo se que tu inflamaste los soles del vacio;
que solo el turbulento, sonoro y ancho mar,
con sus gigantes voces podrá, no yo, ¡Dios mio!
al son de la borrasca tu Gloria proclamar
¡Señor! cuando en mis horas de soledad y duelo
se bañe en su tristezas mi pobre corazón,
aleja tu las nubes mientras remonta el vuelo,
hacia tu santo alcázar mi férvida oración.

A la Noche:

Huyo la luz Las silfides nocturnas

Rapidas cruzan el dormido viento,
Y vierten sobre el niundo sofioliento
El opio hlando de sus negras urnas.

En los alejandrinos, que eran su especialidad, de la
cual abuso por lo mismo, acierta muchas veces con la
factura elegante y graciosa:

(Cuan bellas son tus aguas azules y dormidas,
Tus islas solitarias, tu calma perenal,
Y tus garcetas blancas, que habitan escondidas
Sus olvidados nidos pintados de coral!

jAcaso un Dios marino visita en la alta noche
Tu alcazar incrustrado de concha y caracol,
Y tiran los delfines su misterioso cochc,
Que se hunde entre las aguas al asomar el sol!

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PAPEL DE ESTRAZA [Mi poema]
Elvio Gandolfo [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Ignoro, la verdad, qué es ser poeta,
si Dios con su varita me ha tocado,
si un día he de escribir como Machado
quien supo transmitirnos su alma inquieta
y todo lo que dijo lo ha bordado.

Me encuentro ante la duda en mi existencia,
si hay algo entre la broza que destaca,
si acaso a mi lectura algo se saca,
que anima a disfrutar de su cadencia
o solo existen ruidos de alharaca.

Si todo aquí lo envuelvo en celofán
debiendo utilizar papel de estraza,
si el texto a golpes meto con mi maza,
debiendo perfumar como azafrán,
fluyendo como aceite de linaza.

Comprendo, más quisiera, no comprendo
que en esto del saber no me consuela,
que hay veces que la noche paso en vela
buscando inspiración, y a nadie arriendo
así perder el sueño y que me duela.
©donaciano bueno

La esperanza, dicen, es lo último que se pierde? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Elvio Gandolfo

Otro Bookstore

Inevitablemente cada vez que la ves
pensás, con los labios estirándose
en una sonrisa: qué bueno, está ella.
Y ella mirándote parece pensar
mientras se le estiran los labios
en una sonrisa: bien, vino él.

Después intercambian un par de docenas
de palabras sin que termine de diluirse
nunca la sonrisa. Las manos y los cuerpos
se mueven dentro de un ritmo de algo
que no se sabe qué es.
Mínimamente sé algo de ella:
tiene pareja, o algo así
(nunca averiguaste más).
Seguramente ella sabe: es
un tipo que vive en dos o tres ciudades,
que viaja con frecuencia, que a veces
entra a la librería y sonríe al verla,
justamente a ella, y no otra.

La clave está en seguir
pisando con cuidado la cuerda floja.
Como si, copiando aquel cuento alemán
que leíste hace tanto tiempo, te dijeras o
le dijeras, sin decirlo (contrariamente al cuento,
tan alemán, que desde luego lo decía):
demos lo que diríamos por dicho y conversado,
demos lo que intercambiaríamos por intercambiado,
dediquémosnos a referirnos a algún libro
de poemas, a alguna revista que es difícil
de conseguir, muy de vez en cuando a
alguien que los dos conocemos, pero también
sin extendernos, usando palabras que son
cultivados y antiguos lugares comunes
para referirse a otra persona.

Incluso en el flujo entre los dos
mientras dura tu presencia en la librería,
hasta cuando quedás oculto detrás de la
curva del fondo, donde están los libros
un poco caros y las revistas envejeciendo
a lo largo de los años,
cada uno de los dos, sin decirlo,
es probable que siga consciente de la sonrisa
del otro, de la otra, incluso o sobre todo
del cuerpo, los brazos, las manos y en especial
la cara (en silencio: “qué cuerpo, qué brazos,
que cara tan, tan especial”).

Dicho de otra manera tampoco ahí
cae ninguno de los dos en la trampa,
y también dan por levantado lo levantable,
por tocado lo tocable,
por acariciado lo acariciable,
por besado lo besable.
Dentro del mismo ritmo, de las mismas
escobillas infinitesimales tocando
apenas un sutil tambor de fondo
estableciendo el ritmo,
te hace un descuento que pierde
todo su carácter comercial y administrativo,
simple despedida a modo de puente
para la próxima vez que esté ella
y yo venga.

La vida ama incluso a los que no la ven

Mientras seres de sienes plateadas por tristezas rigurosas
y exclusivamente poéticas escriben tiradas interminables
sobre la Vida,
la vida resbala por las escaleras y las calles y golpea en
sus ventanas
porque la vida ama incluso a los que no la ven.

Llama a sus ventanas
pero ellos no gustan de la sangre
y cierran los postigos.
No cesa de golpear y oleada tras oleada trata de llenarlos
de hojas y caras y manos
pero ellos desprecian los sucios dolores
y siguen aquejados de lánguidas tristezas poéticas
acompañados por mujeres grises
e inmóviles como transatlánticos.

La vida no se va y sigue golpeando
riendo a carcajadas
y pegando puñetazos en el roble de la puerta.
Pidiéndoles por favor
que ayuden a defenderla
de la bomba y las personas con gorra y los ascensores.
Ellos bostezan.
Por la noche prenden las estufas
y escriben largas estrofas
sin aire ni pájaros.
Tanto insisten que al fin la muerte
comienza a condecorarlos.
Llueven los premios nacionales, los cócteles,
las conferencias sobre
la mejor manera de morir sin dejar de respirar.

La vida deja de reír y llora
porque ama incluso a los que no la ven.
Rasca con su dedo ya flaco la puerta.
Los hombres preparan en sus piezas
muchas ars poéticas.
La vida se calienta y se va al diablo,
a reunirse con los conductores de ómnibus y
las estudiantes violetas enamoradas.

Adentro y afuera

Sobre todo
salir de la página,
alejarse del escritorio
y la computadora.
Uno mismo en otros lugares,
gente, familiares, paisajes
que desfilan tras una ventanilla
en movimiento,
vidas y muertes, gente que
se muda o exilia, que vuelve
y vuelve a irse.

Incluso caer hacia adentro,
eso que empezó a pensarse
hace tres o cuatro días.
O rescatar algún viejo
pensamiento o frase
(«alguien que no sea yo
debería hacer algo»).

Y al ir acomodándolo,
de vuelta en la computadora
y el escritorio, meterlo
sobre la página en blanco.
Lograr a veces la lenta
liberación de un peso,
o de un tema que preocupaba,
de un rostro que se repetía
sin decir por qué,
o, en la otra dirección
ir precisándolo, dándole forma
literalmente, viéndolo mejor.

Cuando escribías

Te acostabas
sobre el vientre,
la grupa doblada,
cómoda.
Mirabas el renglón,
apoyabas la punta
del lápiz
y lo movías
rápido, leve.

La punta
debía tener
un grado exacto
de grosor.
La afilabas
con la valijita
de plástico amarillo
que guardaba la madera
molida en su interior.

Sin cambiar
de posición
(el vientre,
la grupa,
el codo)
tomabas la goma
de papa
y el trazo gris
en vez de fluir
no estaba.

Te miré
escribir
dos o tres veces.
Algo me
nacía:
gratis,
generoso,
regalado.

La mirada
no te interrumpía,
hasta podías
mirarme
y después
volver a
caer entera
a las palabras.

Mirarte escribir
era para los dos
un dulce agobio
adicional
de aquellos días.

La prohibición

Viene la mujer de Stevenson,
temprano en la mañana, y le dice:
No, y hace una pausa. Stevenson
tiembla: siempre le tiene miedo
a su mujer cuando le dice no, así,
tajante. Es por eso que la ama.
Espera y la mujer sigue hablando:
no podés publicar eso, nos
crucificarían. Stevenson sonríe
como un niño al que retan y sabe
que puede zafar: Lo escribí en un
sueño, dice. Pero al ver las cejas
alzadas de su mujer, aclara apresurado:
Perdón, perdón, lo escribí porque lo
soñé todo: lo que pasa. Pero la mujer
es implacable. Puede ser, dice, pero
ya está: lo quemé, lo destruí.
Stevenson tiembla en una mezcla
de terror, dolor y deleite. No lo dice,
piensa: Era lo mejor que escribí.
Pero ya está bien despierto, metido
en lo real, en el ruido de las calles
de Londres, que suena sofocado por la
niebla, atrás de las ventanas.
No dice nada Stevenson, la mujer se inclina,
lo besa y se va, agradecida por el modo
en que Stevenson acepta su dictamen.
Ese mismo día Stevenson empieza a escribirlo
de nuevo.

Otra prohibición

Muchos años después, Juan Carlos
escribe el suyo por furia: no
consiguió cigarrillos. Está
prohibido venderlos ese día.
Se venga, se venga, acumula desastres
no sólo morales, más amplios, históricos
y generales. Se venga fuerte, él
no le tiene miedo a las mujeres,
las reputea, se va embalando, ya
no puede parar: después caen muñecos
míticos, mitológicos: un gaucho,
tres gauchos, treinta y tres gauchos.
Pero la prohibición es mayor, de contornos
imprecisos, casi parece de Dios: se
mueve mucho en esos años, y hay un
momento en que se le pierden
todas esas palabras,
¿en una carpeta o una bolsa?
entre una y otra orilla. Pero años
después, como Stevenson, vuelve
a escribirlas. Aunque con trampa: ahora
es mayor, sabe más, apunta más fino.
Como pedían en aquella revista literaria
patea las puertas de lo sublime, y entra
a saco en toda su literatura futura,
con lo que escribirá a partir de
aquella prohibición menor de no
vender tabaco, muriéndose antes de la
prohibición mayor, en bares, hospitales,
carnicerías, bancos de seguro y pizzerías
y en su propio país, libre de humo,
pionero en el Río de la Plata
que tanto recorrió,
riéndose mucho en el otro mundo, con los
ojos de pibe bien abiertos, de asombro
ante semejantes idioteces.

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ENCAJE DE BOLILLO [Mi poema]
Juan Eduardo Cirlot [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Mi madre encaje hacía de bolillo,
con arte se aplicaba a sus labores,
sabiendo a lo que hacía sacar brillo,
tornando a lo difícil más sencillo,
que obras eran amores.

Vivíamos felices, sin embargo
su imagen se esfumó, y entre mis brazos
no pude ya brindarle más abrazos,
y es hoy que ya no está no me hago cargo,
el cuerpo hecho pedazos.

Recuerdo con frecuencia repetía
que en vez de predicar hay que dar trigo,
y yo, que su hijo fui, hoy no consigo
hacerle mía aquella letanía
y sufro ese castigo.

Quisiera que ella sepa no la olvido,
quisiera no evadirme de ese sueño,
quisiera, pues que yo era muy pequeño,
con ella en su momento haberme ido
muriendo en el empeño.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDO:  Juan Eduardo Cirlot

Contemplo entre las aguas de tu cuerpo

Contemplo entre las aguas de tu cuerpo
la celeste blancura del pantano
desnudo bajo el campo con relieves
y circundado por el verde fuego.

No muy lejos el mar y las estrellas
en las arenas grises de las nubes.
Manos entre las piedras con las olas
y tus ojos azules en las hierbas.

Las alas se aproximan. Descomponen,
perdidas en las páginas del bosque,
Bronwyn, mi corazón, y cenicienta
sobre la tierra negra y en los cielos.

Triste, mi corazón, como los ángeles

Triste, mi corazón, como los ángeles
que sólo son cenizas estelares,
polvo de las galaxias más oscuras,
consunciones de cánticos ausentes.

Mis manos me acompañan hasta el bosque
donde un instante estuvo tu fulgor
de pronto recobrado por los ávidos
poderes de la nada y de lo nunca.

Me caigo en torno mío y me deshago
en un montón de letras en que apenas
tu nombre de amatistas y de muérdago,
Bronwyn, no se desgasta con el tiempo.

Ángeles

Ángeles con coronas de yerba
Ángeles como inmensos paisajes.

Ángeles como rayos erguidos.
Ángeles con vestidos de llamas.

Ángeles en el muro del odio.
Ángeles como rosas azules.

Ángeles de los lagos profundos.
Ángeles con los pies encendidos.

Ángeles con cabellos de hielo.
Ángeles con rumor de manzano.

Ángeles en la flor de los días.
Ángeles golpeando las frentes.

Ángeles de cristal y de aire.
Ángeles como manos de plata.

Ángeles con los brazos de humo.
Ángeles, o sonrisas, o ausencias.

Ángeles como lámparas de oro.
Ángeles recogiendo las brisas,

Dulcemente.

Ángeles, llorando en mi ventana.
Ángeles violetas y desnudos.

Ángeles con pálidas heridas
Ángeles ardiendo como flores,

Ángeles surgidos de la sombra.
Ángeles del fondo de las piedras.

Ángeles de vidrio sonrosado.
Ángeles parados en el aire.

Ángeles cayendo hasta mis luchas.
Ángeles con hoces de diamantes.

Ángeles de pie sobre la lluvia.
Ángeles de hierro transparente.

Ángeles severos como águilas.
Ángeles altísimos y mudos.

Ángeles con alas de paloma.
Ángeles de las horas glaciales.

Ángeles o círculos radiantes.
Ángeles cantando entre mis labios,

Dulcemente.

Ángeles abiertos como cisnes.
Ángeles sobre un mar de ceniza.

Ángeles como nubes lejanas.
Ángeles, o miradas, o besos.

Ángeles temblorosos y puros.
Ángeles de jazmines y lirios.

Ángeles con violines de fuego.
Ángeles de rubíes celestes.

Ángeles como un éxtasis rojo.
Ángeles de mi sangre infinita.

Ángeles con espadas de niebla.
Ángeles del final de los tiempos.

Ángeles: conjunciones rugientes.
Ángeles como fuentes de perlas.

Ángeles de la calma absoluta.
Ángeles de la furia amorosa.

Ángeles de color amarillo.
Ángeles abrasando mis párpados,

Dulcemente.

Contemplo entre las aguas de tu cuerpo

Contemplo entre las aguas de tu cuerpo
la celeste blancura del pantano
desnudo bajo el campo con relieves
y circundado por el verde fuego.

No muy lejos el mar y las estrellas
en las arenas grises de las nubes.
Manos entre las piedras con las olas
y tus ojos azules en las hierbas.

Las alas se aproximan. Descomponen,
perdidas en las páginas del bosque,
Bronwyn, mi corazón, y cenicienta
sobre la tierra negra y en los cielos.

Triste, mi corazón, como los ángeles

Triste, mi corazón, como los ángeles
que sólo son cenizas estelares,
polvo de las galaxias más oscuras,
consunciones de cánticos ausentes.

Mis manos me acompañan hasta el bosque
donde un instante estuvo tu fulgor
de pronto recobrado por los ávidos
poderes de la nada y de lo nunca.

Me caigo en torno mío y me deshago
en un montón de letras en que apenas
tu nombre de amatistas y de muérdago,
Bronwyn, no se desgasta con el tiempo.

A Gaudí

Relámpago de carne hecha de roca,
gesto de invocación incorporada;
anciano de cristal cuya mirada
parece un girasol de doble boca.

En tu oración la luz se ha vuelto loca
llena de mansedumbre exasperada;
y una tormenta azul, paralizada
se postra a ese alarido que convoca.

Tu arquitectura gime como un bosque
crucificado en furia que no mengua
bajo las destrucciones cenitales.

Yo pido a ese sarmiento que me enrosque
con brasas y zafiros esta lengua
de pecados y cantos capitales.

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DÓNDE ELEGIR [Mi poema]
Bruno Montané Krebs [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Recuerdo de pequeño, que elegir
allí no se estilaba,
y había que coger lo que se daba,
tampoco se podía discutir
pues pronto algún sopapo se escapaba.

Caballo, sota y rey, es lo que había,
caballo, sota y rey.
Coger sin elegir era la ley,
que allí no había opción y se sabía
la oferta no abundaba en esa grey.

Que entonces no existía el escoger
pues éstas son lentejas,
si quieres, no te gustan, pues las dejas,
que aquí no hay otra cosa que comer
de plata no se sirve en las bandejas.

La duda era extirpada de un plumazo
al no existir oferta.
La misma que ha tornado hoy tan incierta
que impide a tal acción darle un abrazo
a riesgo que el dilema lo pervierta.
©donaciano bueno

#Qué es mejor la escasez o exceso de oferta...? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Bruno Montané Krebs

ACUMULACIÓN

Hoy vi el avión que se estrellará
contra el silencio de la especie.
Era un insecto ciego y gigante
que agitaba presagios que sólo
nuestros miedos podrían adivinar.
Con su pesado vuelo construía
una enorme espiral que colgaba
sobre nuestras cabezas.
Hoy vi el avión de la muerte.
Era negro y giraba
contra el cielo gris.

RESTAÑANTE

Ésos eran los luminosos jardines de esa historia,
los fulgurantes tiempos que tañeron los hierros
de los puentes por los que pasaban trenes
con pasajeros que esos días podían volver a casa.
También eran los jardines de las bombas,
mientras, más abajo, los sótanos
aún tenían los suelos
manchados de sangre.

QUÉ ESTÁN ESPERANDO

Suena la canción del viejo comienzo.
Entre los gases de la paciencia
y la comida que se pudre.
Resuena en la cabeza lo que decimos.
Lo que nos dicen o imaginamos.
Un programa un tanto patético y sanguinario,
dijo el filósofo–hechicero.
Una colisión de huellas en las ensoñaciones
de un interpretador del Universo.
El equilibrio o el eco acelerado
de nuestras tripas que cantan a media voz.
Y una vez más la balada
de los trabajadores desnudos.
Y una vez más la canción
de los desnudos torturados.

EL AGUA

Con la memoria de las flores y el ruido
tu mirada se mueve en el agua.
Esa música es el movimiento de tus ojos,
estos silencios los pensamientos
que desde el fondo suben
a punto de hacerte feliz.
Al mirar el agua se sabe
qué ha sido y qué falta,
se piensa en qué mueve
cuerpos y tormentas.
Tu mirada se enciende bajo el brillante
techo del agua que traspasa los poros,
las células, el resplandor del cielo.
Y te ríes.

TU IDEA DE LA DIVISIÓN

Sin dinero y aceptando
el absoluto silencio de mi mente,
sin que a nadie haga daño
ni a nadie haga sentir nada,
miro este silencio
que se hunde en mi mano.
Y mientras pensar es un camino,
todo está hecho
de lo que queremos comprender.
O todo es lo que al saberse da dolor
y hace germinar las llamas
de una creación que de todo viene
y a todo mira.

La boca es un dado negro

El torturador encapucha al torturado
y fuera de la cárcel un témpano
comienza a rozar los muros produciendo
un sonido que encaja en cada pulsación
de los voltios que huyen por el cuerpo tendido
o colgado de las barras de un catre oscilante
como un témpano.
Las preguntas quieren revisar una historia,
empotrar los fragmentos que faltan:
y la memoria busca una respuesta que camine
sin peligro por una pradera sin rascacielos
ni chozas, sin vientres desencajados y brazos
y piernas a punto de quebrarse por los golpes

Un lazo rojo alrededor

No había final en tu abrazo
y ese momento era un pozo tan
grande como el paisaje.
Un lazo alrededor de tu cadera
o rodeando mi sexo.
Y tu presencia se hacía la rueda
donde la saliva se esparce y evapora,
mientras acariciaba tu espalda,
separaba tus nalgas y entraba en ti
tocándote el vientre y los senos,
dándote suaves mordiscos en la nuca.
Los dos cayendo hacia centros que
desde lejos avistábamos, como los exploradores
en una extraña leyenda donde todos están
frente a algo o alguien,
entre solitarios y felices.

Un ángel sin derrota

Viejo como una construcción
o como un cactus en el desierto.
Su mirada parece un tetraedro
entre los arbustos que ruedan
hacia ciudades y niñas recién nacidas.
Sus visiones son pura agua, nubes,
cuchillos huecos clavados en mesas huecas;
clavícula que tu abuela encuentra en la playa
la noche de borrachera en que joven y suave
nadó y nadó.
Santo que mira reproducirse un texto
bajo los triángulos oliendo a incienso,
niño que corre a buscar una rama fresca
para modelar el barro con que está
jugando en la orilla

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SI ENTIENDES LA VIDA ES UN FRACASO [Mi poema]
Pamela Rahn [Poeta sugerido]New

MI POEMA …de medio pelo

 

Si entiendes que la vida es un fracaso,
si empiezas a dudar a qué has venido,
que nadie piensa en ti ni te hace caso
y el mundo es una mierda, está podrido.

Si observas que tu cuerpo no te aguanta
pues se ha vuelto ya hostil y resentido,
lo quieres digerir y se atraganta
y, estúpidos, te dicen que has bebido.

Si el alma se revela y te revienta
y no encuentras a Dios por ningún lado,
que el hecho de vivir no trae a cuenta,
y el cielo contra ti se ha conjurado.

Intuyes que el final ya está al acecho
siguiendo va tus pasos la guadaña,
y entiendes que a morirse no hay derecho
en tanta incertidumbre en la maraña.

Apréstate a saber que aun sigues vivo
y el día en que esto ocurra no hay remedio,
impide del dolor quedes cautivo
y aférrate al amor, que esto fue un sueño.
©donaciano bueno

#Si no hay solución, a qué preocuparse...? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Pamela Rahn

Premio Gloria Fuertes de poesía joven

Los codos

Gasté mis huesos
apoyados
en el cemento
fracturados
a pesar
de la desidia
de todos los días
en donde el cuerpo no hace más
que verse al espejo para reírse de sí mismo
con las dos manos rodeándome
la cabeza
de poeta
que no sabe imitar
y que percibe la locura
como algo bello
pero mis brazos cansados
de cargar con este rostro de párpados hoscos
aun quieren sentir en el filo de los mesones
esa callosidad
que queda en los codos
cuando observas con demasiado ahínco
tus propios fantasmas
que roncos
te llaman
y te dicen:

– hay otros –

Estos codos sucios
aun cruzan el puente
para arder en los murmullos
que deja el caminar demasiado

Iré a encontrarme con ellos

Llevaré ropa ligera.

El público

Es lo mismo:

La ausencia siempre te lleva a la caída

Corres
por el mismo camino empedrado

Los hombres te saludan con las manos mojadas

Después de una larga aprobación
hay muchas formas de complacerte ante el espejo

Pero en el silencio
del vidrio
nada importa

Todo vuelve

Decides ocupar un puesto en el féretro

Lanzarte al agua helada
esperando congelarte
ante el aplauso del público

Escondes tu cuerpo
como quien esconde algo bajo su almohada
porque sabe que es peligroso

Y nadie asume

lo obvio.

El acantilado

Dejarlo así
quieto sin alboroto

Entretenido
para que
podamos caminar tranquilos
en la noche

Yo por tu lado
Tu por el mío

Entretejiendo esta soledad con un hilo rojo

Aflojar la cuerda
que los acordes no sean más que chillidos

Prender la vela
con la luz apagada
apretar fuerte los dedos contra los ojos

Asumir la intermitencia del espacio

Cerrarte la boca con ternura
para dejar de oír tu ronquido profundo

Guardar a la bestia en el cajón

Reencontrarla
luego en otra vida
sabiendo que fue nuestra

Dejarlo así
llamarla
para que acabe con todo

quedarnos en silencio

poner nuestros cuerpos en orden
y volver a empezar

en el borde filoso del acantilado.

DESTRUCCIÓN DE LA CASA

Abrir todos los grifos de agua
dejarla correr por las escaleras
los pasillos
las esquinas de cada cuarto

Dejar incluso al agua subir por las paredes

Dejar que los pájaros se enreden y se remojen las alas
dejar que el agua llegue a casa de la vecina
que la sala se convierta en una piscina comunal
y el cuarto sea un pozo de libros
que dos amantes naden desnudos
de mariposa, clavado o ranita
con el horror de lo que está por acabarse

Dejar que el agua corra libre
a toneladas
en todos los sitios
solemne
y deforme

recordando
la memoria
que dejan
las grietas.

SE INUNDA LA CASA

Este es un lugar para irse
conviene entrar
para soportar el peso de los días

Este es un lugar donde se llega rápido a lo pesado

El novio es el marido
y el marido de pronto es el abuelo

El abuelo comienza a envejecer
y en un día se convierte en el nieto

Se vive como construyendo una ciudad
que todos los días se derrumba

Se inunda la casa
pero no hay agua para cocinar

La música aún suena
en las copas vacías

el sonido es un lugar
que se niega a caer.

UNA CIFRA TRISTÍSIMA

En esta cifra tristísima de gente que se queda
Leo a Boccanera

Tirando poco a poco de las alas de las guacamayas
y de los caballos flacos que caminan al borde de la calle

y que también se quedaron

Repitiéndome a mí misma:
no basta saber nadar
para no ahogarse

como dice Diego hay que saber buscar
diamantes en las olas para llegar
al alba
de nosotros
………mismos.

LLEGÓ LA OSCURIDAD

Llegó la oscuridad
luego se oyeron los aviones
después vino la vela
el radio y la angustia de la espera
La complicidad silencio de una casa apagada
el timbre
el vecino
la batería muriendo
y la noche con linterna
hasta arroparse sin remedio
con los ojos abiertos
cazando sombras fugaces
en esta casa que se arruga.
De: El radio de pilas y otros poemas (2020)

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Y UN DÍA TE DAS CUENTA… [Mi poema]
Ester Bueno Palacios [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Y un día te das cuenta ya eres viejo
pues todo se pasó sin darte cuenta,
que el tiempo ya te canta las cuarenta,
y empiezas a decir y a dar consejo,
y apenas, siendo de hombre ya el reflejo,
la tripa se revienta.

Y miras hacia atrás y es el pasado
que viene a recordarte que viviste,
y empiezas a ponerte algo más triste
pensando que la vida te ha tratado
muy mal desde aquel día en que viniste,
y es que hoy ya te ha olvidado.

Y buscas en los nietos tu acomodo
tratando de encontrar allí el amparo
de aquellos que te tildan de algo raro
-no bebes más pareces ya un beodo-
sintiendo de los otros su descaro.
apenas ya un apodo.
©donaciano bueno

Es así como uno llega a darse cuenta, o no? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Ester Bueno Palacios

TODO ERA OTRO

Llegué y la plaza era otra.
La luna colgada en las casas de rosa
no estaba en el alero.
El hombre de Italia, con la nariz funesta,
emigró a otro planeta.
Los niñitos pequeños, de gitanas cabezas,
no llenaban con gritos de loco los balcones.

Llegué y el camino era otro.
El barro lo arrobaba con pisadas informes
y el lodo daba paso a lluvia microscópica.
Caían las cascadas con más fuerza que entonces.
Donde leímos juntos, rebosaba de odio.

Llegué y la gente era otra.
No encontré encorsetado al viejo camarero.
Ni a las rubias chillonas de la esquina del fondo.
Ni a la pareja anciana que se miraba firme.

Llegué y me di cuenta, como lo sabe un sabio, de

que la pérdida horrible de tu vida cerrada,
que la aguja con hilo ensartada en mi pelvis,
que la nube de líos, liada en mi garganta,
que el estaño clorado, estocado en mi frente,
que las mañanas verdes roídas de cansadas,
que los vómitos sordos de panes no cocidos,
que los «ya no me toques» que me salen a veces,

no son más que un río lento de instantes ya vividos.

DESENCUENTROS

Si me separo de ti con el corazón cubierto de ceniza,
y no nos vemos más en mucho tiempo,
y el poso de lo hablado con voz bronca
me sigue palpitando entre los iris…

Si me voy con un reguero de reproches,
colgados en las lunas de los cielos inertes, sin tus besos,
y el reloj de la noche marca el paso
de que debí callar y no he callado…

Si no he sido capaz de ser tu cuna
en la que reposar los malos tiempos,
y las hadas de lo que debiera ser la vida
me abandonan al paso de tu olvido…

Si los ojos se encuentran entre sueños,
pero mis manos no sienten a las tuyas
cuando me asalta el miedo de los niños,
cuando la madrugada se hace día…

Si el silencio me pesa como nunca
en una casa iluminada por las velas,
acompañando mi caminar de paso leve
un rastro de tristeza, sin palabras de nadie…

Si el único refugio es abandono.

COBARDE

¿Eres tú la que está detrás
escondida en los gestos de siempre?
¿Eres quién dices ser?
¿O respondes a un nombre imaginario?
¿Has sido abandonada por ti?
¿O sólo te has dejado por un tiempo?

No quieres responder, no quieres encontrarte.
No quieres asomarte, de nuevo, al vértigo de ahora.
¿No cederás ni un día?

Los demás, sin embargo, parece que te miran
como si aún estuvieras.

Dos caras, dos sentidos,
dos herrumbres clavadas en el cuerpo
a la altura del torso.
Dos latidos revueltos,
infectados.

¿Eres tú la que está detrás
de la voz que conocen los pasos de tu casa?
¿Eres quien dices ser?
¿O has matado a quien fuiste?
¿Has sido relegada por ti?
¿O sólo te has dejado por un tiempo?

No quieres responder, no quieres responderte.
No quieres asomarte, de nuevo, al vértigo de entonces.
¿No cederás ya nunca?

EFÉLIDES

(Para Kev)

Manchas pequeñas en la cara redonda
esparcidas como gotas minúsculas, suaves
enmendadas por el sol de las tardes
doradas de mostrarlas al viento sur y al norte

Efélides contadas con mis dedos, miradas
Efélides risueñas entre tus ojos grandes
Efélides que sueñan con no serlo, cambiarte
Efélides que buscan emigrar de tu rostro

Años: uno, dos, tres, el tiempo…
espigan en tu cuerpo los miedos de la infancia
Años de dos en dos, en cuatro
ramifican tus venas para hacerte valiente

Ya no muestras tus lágrimas entre efélides pardas
cuando las noches negras llamaban a tu puerta
Ya no enseñas tu risa entre efélides suaves
cuando el fin de los cuentos sonaba en tus pestañas

Años: uno, dos, tres, el tiempo…
han conseguido hacer que algo desaparezca
Años de dos en dos, en cuatro
han podido con eso que era también tan mío

Tus efélides llenas de inocencia cerrada
han dado paso ya al mundo incontrolable

Otoño

Hojas de mi pequeño nogal en amarillo.
Camino inexorable del invierno
que nos hará rugosos y pausados.

Arranqué tus raíces, como el que arranca un alma,
limpiando de rojeces los límites de vida
y te cambié de sitio
para que fueras otro.

Señalé cada nudo de las ramas sin savia
Y dejé que crecieras sólo en algunas partes
ejerciendo de Dios, de profeta y de madre.

Recuerdo los veranos con olor a remanso,
cuando la abuela negra mecía las mañanas
y las tardes olían a nueces no nacidas
y las plácidas muertes de arañas entre trigos.

Me acercas a los surcos con aguas estancadas.
La azada incandescente harta de tanta roca.
El hombre de ojos garzos mirando mi mirada.
El hombre de ojos garzos protegiéndome toda.

Hojas de mi pequeño nogal en amarillo.
Camino inexorable de inviernos mal armados.
Armados de más noes, de mas azules lentos.
Amarillos cayendo en el patio vacío.

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MI POETA INVITADA: Giuliana Della Loggia

Tengo frío todo el día, pero eso no alcanza

En la costa un cartel gigante sobre el mar
potencia mis ganas de verte
y del casino
las personas salen livianas
después de haber tirado
en nombre del azar

el invierno se despliega entre mi nariz y tu labio
(lejos)
los huesos pesan más que el acero
el cuerpo tiende a permanecer

hay algo de insaciable
en el poder del frío:

paraliza la ciudad
para que sin excepción
todo quede tal
y como está.

Todo lo que rompí

Todo lo que rompí
antes lo toqué
lo presioné
y lo mordí
lo llevé a mi casa
y lo intenté volver a armar

lo miré
juro que lo intenté

memoricé con la lengua
cada una de sus partes
que tenían ahora
algo mío también

todo lo que toco y rompo
siempre vuelve a mí
como castigo
manosear los sentimientos
también acaba
partiéndolos

 

LA FE DEL BAUTISMO [Mi poema]
Juan Antonio Pérez Bonalde [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Yo soy un ser curioso, tan curioso
que ayer me vine al mundo
a ver lo que allí había, en un segundo,
y al verme caminar dijo, mocoso,
no abuses más, si Dios es bondadoso,
también es iracundo.

Y en esto que yo andaba ensimismado
me vino un cataclismo,
y aquella fe que tuve en el bautismo
de pronto ya se había desmoronado,
-de nada me sirvió el haber rezado-
lanzándome al abismo.

Mas terco yo insistí pidiendo auxilio,
en un intento vano.
No hallé quien me agarrara de la mano
cual huérfano sufriendo en el exilio,
de Dios se había roto ya el idilio,
y no era yo su hermano.

Que hay veces que a Él acudes cual gusano
y Dios se te resiste,
y empiezas a dudar si le quisiste
tratando de vivir como un cristiano,
y luego de otra vez, si eres anciano,
recelas si es que existe.
©donaciano bueno

#Que fe es creer lo que no vimos...? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Juan Antonio Pérez Bonalde

TIENEN RAZÓN

Tienen razón! Se equivocó mi mano
cuando guiada por noble patriotismo,
tu infamia títuló de despotismo,
verdugo del honor venezolano!

Tienen razón! Tú no eres Diocleciano,
ni Sila, ni Nerón, ni Rosas mismo!
Tú llevas la vileza al fanatismo…
Tú eres muy bajo para ser tirano!

“Oprimir á mi patria”: esa es tu gloria,
“Egoísmo y codicia: ese es tu lema
“Vergüenza y deshonor: esa es tu historia;

Por eso, aún en su infortunio recio,
ya el pueblo no te lanza su anatema…
El te escupe a la cara su desprecio!

A UN TIRANO

¿Por qué la patria sumergida en llanto
por su preciosa libertad suspira?
¿Por qué infeliz, entre congojas, mira
roto en girones su estrellado manto?

¿Por qué en vez de ceñir el lauro santo,
ciñe la adelfa que tristeza inspira?
¿Por qué de gloria en su armoniosa lira
solo vibra la nota del quebranto?…

Es porque un día te confió su honra
la virgen Venezuela…y su inocencia
de ignominia cubriste de deshonra…!

¡Atrás, profanador! La frente impía
ve en el lodo á ocultar de tu conciencia,
y no avergüences más la patria mía!

FLOR

I

Flor se llamaba: flor era ella,
flor de los valles en una palma,
flor de los cielos en una estrella,
flor de mi vida, flor de mi alma.

Era más suave que blando aroma;
era más pura que albor de luna,
y más amante que una paloma,
y más querida que la fortuna.

Eran sus ojos luz de mi idea;
su frente, lecho de mis amores;
sus besos eran dulzura hiblea,
y sus brazos, collar de flores.

Era al dormirse tarde serena;
al despertarse, rayo del alba;
cuando lloraba, limbo de pena,
y sus abrazos, collar de flores.

Era al dormirse tarde serena;
al despertarse, rayo del alba;
cuando lloraba, limbo de pena;
cuando reía, cielo que salva.

La de los héroes ansiada palma,
de los que sufren, el bien no visto,
la gloria misma que sueña el alma
de los que esperan en Jesucristo.

Era a mis ojos condena odiosa
si comparada con la alegría,
de ser el vaso de aquella rosa,
de ser el padre de la hija mía.

Cuando en la tarde tornaba al nido
de mis amores, cansado y triste,
con el inquieto cerebro herido
por esta duda de cuanto existe.

Su madre tierna me recibía;
con ella en brazos, yo la besaba..
. ¡Y entonces… todo lo comprendía
y al Dios sentido todo lo fiaba!…

¿Que el mal impera? ¡Delirio craso!
¿Que hay hechos ruines? ¡Error profundo!
¿No estaba en ella mirando acaso
la ley suprema que rige al mundo?

¡Ah, cómo ciega la dicha al hombre!
¡Cómo se olvida que es rey el duelo,
que hay desventuras sin fin ni nombre
que hacen los puños alzar al cielo!…

¡Señor!, ¿existes? ¿Es cierto que eres
consuelo y premio de los que gimen,
que en tu justicia tan sólo hieres
al seno impuro y al torvo crimen?

Responde, entonces: ¿por qué la heriste?
¿Cuál fue la mancha de su inocencia?
¿Cuál fue la culpa de su alma triste?
¡Señor!, respónderme en la conciencia.

Alta la llevo siempre, y abierta,
que en ella negro nada se esconde;
la mano firme llevo a su puerta,
inquiero… y ¡nada, nada responde!

Sólo del alma sale un gemido
de angustia y rabia, y el pecho, en tanto,
por mano oculta de muerte herido,
se baña en sangre, se ahoga en llanto.

Y en torno sigue la impía calma
de este misterio que llaman vida,
y en tierra yace la flor de mi alma
¡y al lado suyo mi fe vencida!

II

¡Allí está! Blanca, blanca,
como la nieve virgen que el potente
viento del Norte de la cumbre arranca;
como el lirio que troncha mano impía
orillas de la fuentes
que en reflejar su albura se engreía.

¡Allí está!… La suave
primavera pasó; pasó el verano,
y la estación poética en que el ave
y las hojas se van; retornó el cano,
pálido invierno, con su alegre arreo
de fiestas y niños, y aún la veo
y la veré por siempre… Allí está…, fría
entre rosas tendida, como ella
blancas y puras y en botón cortadas
al despuntar el día…

¡Ay! En la hora aquella,
¿dónde estaban las hadas
protectoras del niño
que no vinieron con la clara estrella
de su vara de armiño
a tocar en la fernte a la hija mía,
a devolver la luz a aquellos ojos
y a arrancar de mi pecho los abrojos
de esta inmensa agonía,
de este dolor eterno, de esta angustia
infinita, fatal, inmensurable;
de este mal implacable,
que deja el alma mustia
para siempre jamás, que nada alcanza
a mitigar en este mundo incierto?

¡Nada! Ni la esperanza
ni la fe del creyente
en la ribera nueva,
en el divino puerto
donde la barca que las almas lleva,
habrá de anclar un día;
ni el bálsamo clemente
de la grave, inmortal filosofía;
ni tú misma, doliente
inspiración, divina poesía,
que esta arpa de lágrimas me entregas
para entornar el salmo de mi duelo…
Tú misma, no, no llegas
a calmar mi dolor…

¡Abrase el cielo!
¡Desgájese la gloria en rayos de oro
sobre mi frente…, y desdeñosa, altiva,
de su mal sin consuelo
al celestial tesoro
el alma mía cerrará su puerta;
que ni aquí ni allá arriba,
en la región abierta
de la infinita bóveda estrellada,
nada hay más grande, nada
más grande que el amor de mi hija viva,
¡más grande que el dolor de mi hija muerta!

LUZ REFLEJADA

Es a mi alma tu cariño santo
lo que el tibio fulgor
del astro de la noche es a la tierra:
un saludo tristísimo del sol.

Del sol ausente que al planeta envía
su nocturnal adiós,
al satélite haciendo mensajero
de su ardiente, lejano resplandor.

Yo soy la opaca, la errabunda esfera
que va del sol en pos;
tú, la luna serena que recibe
del sol de mi ideal la irradiación.

VIDA Y MUERTE

(Imitación del árabe)

Nació en Oriente un sol esplendoroso,
en la verde arboleda un ruiseñor,
en vibradora cítara un sonido,
y tú en mi corazón.

Murió el astro en las sombras de la tarde,
en jaula de oro el ave pereció,
la melodiosa nota en el silencio,
y yo en tu corazón.

EN EL MAR

Ya es la hora solemne en que el espíritu
por la abstracción se aleja de la tierra;
la hora de los suspiros y las lágrimas,
de las memorias que el pasado encierra.

Ceñida de sus cien constelaciones
la transparente bóveda del Sur,
deja caer sobre el océano en calma
rayos de ténue y misteriosa luz;

El mar, enamorado, con fosfórico
brillo responde al celestial arrullo,
y la nave gentil, ráuda, deslizase
de la onda azul al rítmico murmullo.

Todo es amor, misterio y poesía
en los astros, las brisas y la mar,
y el pensamiento flota y se dilata
en el éter de la luz del ideal;

De ese ideal en cuyas alas fúlgidas
más allá de la vida nos alzamos,
y contemplando el Universo, atónitos,
con un beso de amor lo saludamos.

Entonces el triste viajador, cargada
de visiones sin fin la insomne sien,
solo, en la popa de la frágil nave,
se entrega del recuerdo a la embriaguez;

Y ve pasar en ilusión fantástica,
a través del cristal de la memoria,
unas tras otras, dulces o tristísimas,
las dichas y amarguras de su historia;

Los encantados tiempos de la infancia
teñidos de oro y de celeste azul;
la bendecida ausencia de la culpa
y el reinado feliz de la virtud;

La imaginaria pena, aquellas lágrimas
que entonces, ay, juzgamos de amargura,
y que hoy gozosos a verter volviéramos
como nuncios de célica ventura!

Los besos de la madre idolatrada,
los gajes de cariño paternal,
y aquellos sueños de color de rosa,
y aquella dicha del primer hogar!

Viene después la adolescencia férvida
con sus flores, sus versos, sus visiones,
y su tesoro inagotable, espléndido,
de locas y doradas ambiciones,

Y con ella, ese amor de los amores
vuelve a nacer con nueva juventud:
el amor de la tierra bendecida
en donde vimos la primera luz;

¡La patria inolvidable! centro mágico
de todo cuanto amamos y nos ama,
cuyo recuerdo en las entrañas márgenes
de noble ardor el corazón inflama;

Allí, donde abrigamos, entusiastas,
la de gloria primera aspiración;
allí, donde libamos con delicia
la miel sabrosa del primer amor!…

¡O tiempos de ilusión y de fe célica!
Emjambre de pintadas mariposas!
Abril pasó, y os alejásteis, rápidas,
en busca de otras auras y outras rosas!…

Nunca más volveréis!… mas el recuerdo
del bien perdido guarda el corazón;
que al posaros en él, de vuestras alas
el polvo de oro y de carmin quedó!

II
El viento gime en las cuerdas.
Las ondas, quedo, suspiran;
los astros en lumbre giran,
y todo dice, “soñad!”

Y el viajero, reclinado
sobre lonas y cordeles,
olvida sus horas crueles
y sueña felicidad!

De pronto, la voz de ¡tierra!
dá en la prora el navegante,
y un resplandor vacilante
se vé a lo lejos brillar.

— ¡Tierra! es decir, el presente,
las miserias de la vida,
y la pena que se olvida
en la soledad del mar!

Todo vuelve en un instante,
los recuerdos se evaporan,
y los sueños que enamoran
ceden el campo al dolor!

La realidad triste y fría
ante la vista aparece,
y una lágrima humedece
los ojos del viajor…

¿En dónde estais, adoradas
ilusiones de otros días,
esperanzas, alegrías,
fe, consuelos, religión?…

¿En dónde estais, padre, madre,
hermanas, hogar, ventura,
y aquella amistad tan pura
en que creyó, el corazón…?

Unos y otras, todos juntos
en el seno de la muerte,
que todo al fin se convierte
en polvo de nuestros pies;

Somos después de la vida
lo que fuimos antes de ella:
somos una débil huella
entre el “antes” y el “después” .

¡Felices los que en la tumba
duermen el sueño profundo,
sin temer que venga el mundo
a despojarlos jamás!
Esos, al menos, no sufren,
esos sin fruto no luchan,
ni los lamentos escuchan
de los que padecen más.

Lo que el mundo llama suerte
les fue en extremo propicia;
ni los hiere la injusticia,
ni los mina la ambición;

No abrigan odio sus pechos,
no tienen llanto sus ojos,
ni sus conciencias abrojos,
ni heridas su corazón;

Ellos el dolor ignoran,
allá, en su profundo olvido,
de ver el crimen vestido
y desnuda la virtud;
De ver un déspota fiero,

de sangre de hermanos rojo,
dictar la ley de su antojo
a la esclava multitud;

Del Dios que amaron fervientes,
no ven el templo sagrado
convertido en vil mercado
de un interés mundanal.
No ven, en fin, la honra santa
puesta en pública almoneda,
que sus raíces no enreda
a los sepulcros el mal.

Si esa no es dicha, ninguna,
existe aquí en este mundo:
Paz y descanso profundo!
Ni llorar, ni ver llorar!…
Muerte! Aún no te he invocado,
mas si mañana llegáras
a mis portas, las hallarás
abiertas de par en par!

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EL JUEGO DE LA VIDA [Mi poema]
Mairym Cruz-Bernal [Poeta sugerido]New

MI POEMA …de medio pelo

 

El juego de la vida, ¿a qué jugamos?
¿quién dijo que jugar todos debemos?
¿quién marca el que perdamos o ganemos?
¿por qué de tanto juego no pasamos?
¿a qué viene el jugar si no sabemos?

¿Quién fue aquel que dijo es trascendente?
¿por qué hay algunos salen con ventaja,
mendigos que recogen la migaja
que suelta aquel se cree es prepotente
y todo el mundo grita y le agasaja?.

Si a dios nadie lo vio ¿por qué creemos?
¿del mundo la moral es tan cambiante?
¿seguimos caminando hacia adelante,
y nunca a meditar nos detenemos?
¿por qué seguimos siempre echando el guante?

Sabiendo, pues, que estamos de visita,
¿por qué tanto a vivir nos aferramos,
fingimos que es sentir lo que soñamos,
creyéndonos que somos dinamita,
amamos tantas veces como odiamos?

Seguimos sin cesar perdiendo el tiempo
sabiendo la verdad no la encontramos,
jugando y sin saber a donde vamos,
llegando hasta el final siempre a destiempo.
Y así cada respuesta la inventamos.
©donaciano bueno

#Y tú, acaso ya sabes a qué juegas...? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Mairym Cruz-Bernal

PARRA

Puse el libro de Parra encima de mi estómago
A ver si podía digerirlo
Si fuera otra época y me lo hubiera encontrado de frente
A Parra de frente con mi frente
No hubiera visto a un poeta si no a un antipoeta
Quiero decir
A un hombre
Me hubiera encontrado con un hombre de frente con mi frente
Y todas estas palabras hubieran estado demás
Allá los poetas con su poesía
Un hombre y una mujer (pienso)
Solo necesitan encontrarse de frente
Porque dos frentes unidos
Pueden combatir al mundo y vencer
Y qué es el mundo
Una pelota redonda que el antipoeta patea
Y revienta.

Ya no limpio las ventanas de cristal de mi casa

Ya no limpio las ventanas de cristal de mi casa
llenas de salitre y polvo
que los días parezcan lluviosos
nada me mueve a limpiarlas
el sol no me incita
-vivo en una isla donde siempre es verano-
y me quedo quieta
extraña etapa de mi vida

Voy a la pizzería de enfrente
pido una cerveza y un pedazo vegetariano
los domingos me marcho al cine
Víctor decía que había que hacer agendas
tener proyectos
escalar una cima
viajar a un país desconocido
mover el horizonte para nunca atraparlo
capturarlo es el principio de lo definitivo

Una manada de pájaros se suicida en cada luna menguante
o serán ángeles que caen ante un mundo plano

Es extraño este pasaje sin sexo de mi vida
atenta a otras cosas
el mozo se acordó que como las papitas con mostaza
-raro detalle cuando hace semanas no llego aquí-
la mitad de la pizza la regalo al que vigila
no hay anillos de compromiso ni boda
la memoria no me da ni para recordar al último que besé

Me sorprenden algunas cosas
presenciar el segundo entierro de Neruda, todavía temblar
amar a mis poetas muertos
no tanto a mis poetas vivos
no entender nada de esto que me sobrecoge
se apodera de la pluma
y me hace descender a mi vacío
-o ascender-
el tenedor parece un instrumento más útil
la palabra te hace ser una habitación de voces
que adentro intentan decir
o acaso el chirrido de aquellos pájaros

Yo molesto aquí, estoy segura
por eso he decidido
no limpiar las ventanas
que parezca que llueve.

FRAGMENTOS DE UNA MISMA

1.
mujer de piedra
fría piel glacial
Isla quieta
te cubro con mi mejor manta
pequeñas hilachas de oro triturado
piedra que penetra la piedra
doblada
nada soy ante tu cueva de garganta
pensar en mí mientras te miro
hace borrarme.

2.
tu voz mujer mía
un trueno
alfabeto de luz
tacho decir luna llena
tu voz abre la palma de mis manos
poesía derramada mujer mía.

3.
olores de la madera
no acostumbro a abrir
dejar entrar
pero ese olor
ocupa la punta de mis dedos
columpia el sudor de mis pechos
feromonas que ya no desean
estás dentro de mi casa
pero mi casa está en el afuera
todo tú y ese olor
enunciado del mundo.

4.
de qué estás hecha mujer polvo de vidrio
azulosa
mares tragados en tu vagina
de qué estás hecha
metida materia entre las rocas
tengo hambre de tus sustancias
cuando una tiene hambre
se dobla
y todo es
hambre de carne.

5.
a qué sabes blanca crema de cacao
semen dulce derramado sobre mi lengua
semen del calvario
semen mamífero
mujer de semen tibio derramado
somos la misma raza insumisa
bajo ningún hombre me acuesto
suelto las letras
alfabeto rebelde entre las piernas
ya en mí
toda en mí
pero no sé escribir la caída.

ESTE OTRO MODO DE SER

Debe haber otro modo que no se llame Safo…
Otro modo de ser humano y libre
Otro modo de ser.
Rosario Castellanos
Repaso la historia como una niña que salta cuica
o juega peregrina
yo no era diferente a mis hermanos
mi mamá trabajó
y le fueron infiel
4 veces rajaron su vientre
yo no sería como ella
la infiel fui yo
yo fui la adúltera
mis hijos no salían de mí
como a ella
también me rajaron
para sacarlos
2 veces
pero yo no fui ella
Yo fui la adúltera
que violó al hombre
que las violaba a todas
yo me vengué
porque no hay otro modo de ser
que no sea ser sola
Hice la ruta de Eva
hipnoticé a la serpiente
hice mirar a Adán
el punto fijo de mi ombligo
y lo atrapé en su idiotez
qué otra manera hay de caminar
que no sea levantando el manto
aquí hay una vulva fértil
que no necesita la unción de los hombres
Yo no fui ella
mi pobre madre muerta
Sin ser puta
recorrí las calles de la prostitución
Nueva Orleans
Ámsterdam
Madrid
en vez de entregar mi piel a la oferta
la caminé sola
me hice desear
pero no deseé
eran largas las calles de la mentira
y no fui mi madre
ni tuve espada ni escudo
crecí, tal vez
Llegué al punto cero
este instante
carente de urgencias
sin desear
sin anhelos
no fui mi madre
mi pobre madre triste
Un trecho más
este donde camino
este otro modo de ser
sola y libre
con un hombre o sin él
con mis hermanas
o con una sola estrella
como un hijo en el vientre
un hijo que no quiera salir
Es marzo de 2019
Victoria duerme su siesta
ensaya el piano de cola de su padre
a lo lejos un sonajero rompe el silencio
y una mujer escribe en una libreta vieja
como saltando cuica
o jugando peregrina
y se da cuenta que nada es diferente
que lleva un hijo en el vientre que no quiso salir
que ella es su propia madre
que todo la regresa a aquellos pies de muerta
que murieron antes de la fecha de su muerte
que aunque ella no es aquella
también de alguna forma lo es
acaso todas las Evas que han vivido la historia
una más que es la misma que han sido todas
pero se dice y se repite
tiene que haber otro modo más libre
otro modo.

LAS PALOMAS

Se ha cerrado mi cuerpo y tengo miedo
hoy caminé buscando un hombre
fui a la ciudad vieja en traje de escote
cuando pasé, una mujer se colocaba un prendedor
un hombre de sombrero panamá miró al cielo
dos niños siguieron jugando
subí la cuesta de la calle angosta
entré por un callejón maloliente
como una puta buscaba
nadie me vio, nadie
supe que estaba viva porque a mi paso
se elevaron las palomas

Se ha cerrado mi cuerpo y tengo miedo
una especie de remolino se acumula en el pecho
el cuerpo, esa metáfora orgánica de tierra húmeda
los gusanos se preparan, los siento retorcerse con mi hambre
confundo el deseo entre mis piernas con el hambre de estar viva
y tengo miedo de esas muertes
Los poetas tenemos demasiadas hambres metidas hacia adentro
tu hambre y la mía, el hambre del aire y de Dios
Se ha cerrado mi cuerpo de escorpión
soy un duro caparazón
estoy harta del mundo, de mí y de los hombres
caminé demasiado buscando
nadie, nadie en la calle me miró.

Nadie me vio, nadie
supe que estaba viva
porque a mi paso
aplaudieron las palomas.

LOS HABITANTES DEL AGUA

Renuncio a ver el cielo y su azul de mentira
por ver sus ojos celestes de niña enamorada
Renuncio a mi ojo derecho y su retina inmiscuida
a mi ojo izquierdo, intolerante e incisivo
Renuncio a todas las bocas
por las manos del amante
Renuncio al edredón de Alfonsina
pero no a los habitantes del agua que la arrullan
Renuncio a ese hombre que amé
por oler la tierra fértil donde lo enterraron
Renuncio a las riquezas que una vez tuve
por la soledad de estas paredes en esta noche buena
Renuncio a las escaleras y a los ascensores
por los pies descalzos en la hierba recién cortada
Renuncio a la copa que embriaga
pero no al jugo de la vid
Renuncio a amar a todos los hombres
por ese solitario ser que no sabe que existo
Renuncio a largas conferencias y recitales
por instantes donde soy posesa de la locura que se escribe
Renuncio a los ríos
por esta laguna tan cansada
Renuncio a la desnudez
por la seda color lava de Eros
Renuncio a perpetuar el odio hacia la mujer de mi padre
por que regrese mi madre muerta en un primero de enero
Renuncio Renuncio Renuncio
Yo suelto la espada
Renuncio a cerrar las puertas y las ventanas
para que los gritos de sexo hagan llover el desierto
Renuncio al aro de matrimonio
por el anillo de oro perdido bajo el mar
Renuncio a la paz de los sepulcros
por ser una vampiresa y vivir 500 años
Renuncio a cortar una rosa
por un ejército de rosas vivas
Renuncio a mis ojeras de viuda sonámbula
por mis labios pintados de tinta violeta
Renuncio al azúcar
por la ebriedad de la amapola
Renuncio a la risa de los cuerdos
por la última carcajada de los locos
Renuncio a la luz de los creyentes
por borrar el hambre en las calles del mundo
Renuncio a lo completo, a lo perfecto
por mi pie derecho más grande que su gemelo
Renuncio a todos los aviones
por los trasatlánticos que surcan los mares y no llegan
Renuncio al hombre de pelo largo
pero jamás a la silla
Renuncio a la serpiente enredada al árbol de la vida
pero no al paraíso entre mis piernas
Renuncio a ser feliz mañana
por volverle a tener recién nacido en mi pecho
Renuncio al lenguaje
por el secreto de saber su nombre
Renuncio al silencio de la noche
por los ruidos que alguien hace muy de cerca
Renuncio al café de todas mis mañanas
por el jugo exquisito de tu lengua en mi boca
pero ya he renunciado a todas las bocas
Renuncio a las estrellas
por aquella solita que no se cae
Renuncio a romperte el corazón
por una mentira dicha con la verdad
Renuncio a terminar este poema.

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EL MUNDO ACTUAL, EL BIEN Y EL MAL [Mi poema]
Emilio Adolfo Westphalen [Poeta sugerido]New

MI POEMA …de medio pelo

 

Hoy puedes navegar por autopistas
salir a pasear, conocer mundo,
la vida disfrutar como turistas,
o ver en la disputa a deportistas
y todo sin pararte ni un segundo.

Que antaño si querías ver más lejos
-les cuento, cuando yo era muy pequeño-,
debías disponer de catalejos,
volar lo mismo que hacen los vencejos
o andar hasta morir en el empeño.

Y es que hoy con internet ya no hay fronteras.
Por mucho que se esfuercen los idiomas
tratando de imponernos sus barreras,
no pueden impedir que en las carreras
pongamos bien los puntos y las comas.

Que al frente de esta lucha desigual
el bien lo representa la internet,
¿idiomas?, ni uno más, reos del mal,
que antaño se creyeron la jet set,
son solo echar más leña al carnaval.
©donaciano bueno

#Idiomas, sobran todos menos uno...? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Emilio Adolfo Westphalen

Cuál es la risa leve cubierta de espuma

Cuál es la risa leve cubierta de espuma
Que anuncia el amor
Cuál la túnica desvanecida que oculta
Los lentos puñales ciegos del amor
Cual el momento en el cual aparece indudable
Benévolo golpe de sangre sobre la arboleda
Y los trozos de un cuerpo en estado de putrefacción
Aún se hacen visibles sobre la muralla de mármol.

El mar en la ciudad

¿Es éste el mar que se arrastra por los campos,
Que rodea los muros y las torres,
Que levanta manos como olas
Para avistar de lejos su presa o su diosa?

¿Es éste el mar que tímida, amorosamente
Se pierde por callejas y plazuchas,
Que invade jardines y lame pies
Y labios de estatuas rotas, caídas?

No se oye otro rumor que el borboteo
Del agua deslizándose por sótanos
Y alcantarillas, llevando levemente
En peso hojas, pétalos, insectos.

¿Qué busca el mar en la ciudad desierta,
Abandonada aun por gatos y perros,
Acalladas todas sus fuentes,
Mudos los tenues campanarios?

La ronda inagotable prosigue,
El mar enarca el lomo y repite
Su canción, emisario de la vida
Devorando todo lo muerto y putrefacto.

El mar, el tierno mar, el mar de los orígenes,
Recomienza el trabajo viejo:
Limpiar los estragos del mundo,
Cubrirlo todo con una rosa dura y viva.

La mañana alza el río

La mañana alza el río la cabellera
después la niebla la noche
el cielo los ojos
me miran los ojos del cielo
despertar sin vértebras sin estructura
la piel está en su eternidad
se suaviza hasta perderse en la memoria
existía no existía
por el camino de los ojos por el camino del cielo
qué tierno el estío llora en su boca
llueve gozo beatitud
el mar acerca su amor
teme la rosa el pie la piel
el mar aleja su amor
el mar
cuántas barcas
las olas dicen amor
la niebla otra vez otra barca
los remos el amor no se mueve
sabe cerrar los ojos dormir el aire no los ojos
la ola alcanza los ojos
duermen junto al río la cabellera
sin peligro de naufragio en los ojos
calma tardanza el cielo
o los ojos
fuego fuego fuego fuego
en el cielo cielo fuego cielo
cómo rueda el silencio
por sobre el cielo el fuego el amor el silencio
qué suplicio baña la frente el silencio
detrás de la ausencia mirabas sin fuego
es ausencia noche
pero los ojos el fuego
caricia estás los ojos la boca
el fuego nace en los ojos
el amor nace en los ojos el cielo el fuego
el fuego el amor el silencio.

He dejado descansar tristemente mi cabeza

He dejado descansar tristemente mi cabeza
En esta sombra que cae del ruido de tus pasos
Vuelta a la otra margen
Grandiosa como la noche para negarte
He dejado mis albas y los árboles arraigados en mi garganta
He dejado hasta la estrella que corría entre mis huesos
He abandonado mi cuerpo
Como el naufragio abandona las barcas
O como la memoria al bajar las mareas
Algunos extraños sobre las playas
He abandonado mi cuerpo
Como un guante para dejar la mano libre
Si hay que estrechar la gozosa pulpa de una estrella
No me oyes más leve que las hojas
Porque me he librado de todas las ramas
Y ni el aire me encadena
Ni las aguas pueden contra mi sino
No me oyes venir más fuerte que la noche
Y las puertas que no resisten a mi soplo
Y las ciudades que callan para que nos aperciba
Y el bosque que sé abre como una mañana
Que quiere estrechar el mundo entre sus brazos
Bella ave que has de caer en el paraíso
Ya los telones han caído sobre tu huída
Ya mis brazos han cerrado las murallas
Y las ramas inclinado para impedirte el paso
Corza frágil teme la tierra
Teme el ruido de tus pasos sobre mi pecho
Ya los cercos están enlazados
Ya tu frente ha de caer bajo el peso de mi ansia
Ya tus ojos han de cerrarse sobre los míos
Y tu dulzura brotarte como cuernos nuevos
Y tu bondad extenderse como la sombra que me rodea
Mi cabeza he dejado rodar
Mi corazón he dejado caer
Ya nada me queda, pata estar más seguro de alcanzarte
Porque lleva prisa y tinieblas como la noche
La otra margen acaso no he de alcanzar,
Ya que no tengo manos que se cojan
De lo que está acordado para el perecimiento
Ni pies que pesen sobre tanto olvido
De huesos muertos y flores muertas
La otra margen acaso no he de alcanzar
Si ya hemos leído la última hoja
Y la música ha empezado a trenzar la luz en que has de caer
Y los ríos te cierran el camino
Y las flores te llevan en mi voz
Rosa grande ya es hora de detenerte
El estío suena como un deshielo por los corazones
Y las alboradas tiemblan como los árboles al despertarse
Las salidas están guardadas
Rosa grande ¿no has de caer?

Andando el tiempo

Andando el tiempo
Los pies crecen y maduran
Andando el tiempo
Los hombres se miran en los espejos
Y no se ven
Andando el tiempo
Zapatos de cabritilla
Corriendo el tiempo
Zapatos de atleta
Cojeando el tiempo
Con errar de cada instante y no regresar
Alzando el dedo
Señalando
Apresurado
Es el tiempo y no tiene tiempo
No tengo tiempo
Mostrar la libreta
Todo en orden
Por aquí a la aventura silencio cerrado
Por allá a la descompuesta inmóvil móvil
Ya llega y tarda
Y se olvida
Por acá con boca falsa y palabras de otra hora
El pañuelo nuevo y pronto
Para el adiós
Adiós y no ha llegado
Ésta es la señal
El tiempo
Casi no es niño
Pero flor no es
Casi
Cuando está sobre un árbol
Se divisa el paisaje la estrella
Los zapatos
Osamentas de pescado
Y el ojo llena el horizonte
El tiempo
Aunque cojee y se hiera y se lamente
Prohibido
No te hagas tan silencio
La nube sabe de otro lugar
Son las escaleras que bajan
Porque nadie sube
Porque nadie muerde la nuca
Sino las flores
O los pies llagados
Andando y sangre de tiempo
Gotas de lluvia el torrente
La mano llega
Éste es su destino
Llegar el tiempo
Se devuelve y usted sabe más
Estaba junto al silencio
Estaba con ojos pequeños
La mano a lo desierto
El pie a lo ignorado
Indudable
Los huesos prestados podían ser míos
Si un leve signo no dijera
Y no decía
Alzada levantada
Me doy a tu más leve giro
Al amor de las pestañas
A lo no dicho
Vértigo
Te temía sin noche y sin día
Aunque no regreses
Por la marcha de mis huesos a otra noche
Por el silencio que se cae
O tu sexo.

Mundo mágico

Tengo que darles una noticia negra y definitiva
Todos ustedes se están muriendo
Los muertos la muerte de ojos blancos las muchachas de ojos rojos
Volviéndose jóvenes las muchachas las madres todos mis amorcitos
Yo escribía
Dije amorcitos
Digo que escribía una carta
Una carta una carta infame
Pero dije amorcitos
Estoy escribiendo una carta
Otra será escrita mañana
Mañana estarán ustedes muertos
La carta intacta la carta infame también está muerta
Escribo siempre y no olvidaré tus ojos rojos
Es todo lo que puedo prometer
Tus ojos inmóviles tus ojos rojos
Es todo lo que puedo prometer
Cuando fui a verte tenía un lápiz y escribí sobre tu puerta
Esta es la casa de las mujeres que se están muriendo
Las mujeres de ojos inmóviles las muchachas de ojos rojos
Mi lápiz era enano y escribía lo que yo quería
Mi lápiz enano mi querido lápiz de ojos blancos
Pero una vez lo llamé el peor lápiz que nunca tuve
No oyó lo que dije no se enteró
Sólo tenía ojos blancos
Luego besé sus ojos blancos y él se convirtió en ella
Y la desposé por sus ojos blancos y tuvimos muchos hijos
Mis hijos o sus hijos
Cada uno tiene un periódico para leer
Los periódicos de la muerte que están muertos
Sólo que ellos no saben leer
No tienen ojos ni rojos ni inmóviles ni blancos
Siempre estoy escribiendo y digo que todos ustedes se están muriendo
Pero ella es el desasosiego y no tiene ojos rojos
Ojos rojos ojos inmóviles
Bah no la quiero

No es válida esta sombra…

No es válida esta sombra
despertad pequeños ríos:
cuando yo os llevaba en los brazos
y mirábais con ojos más puros
me he dado contra mi cuerpo
qué dura sombra
mi garra no te alcanza
en esta ausencia quien me ha mordido
llevo un sigl0 bajo la sombra
la noche crece y nadie creía que creciera tanto
nadie oye estos golpes pregunto fuera
tan hondo como la mina tan hondo como mi cuerpo
resuena tan fuerte el silencio
tan tristes estas lágrimas que no han de cruzarse nunca
me levantaba o es que caía más sombra
quien creyera que tanta noche encerraran tus ojos
me ha ahogado esa hondura negrura
recuerdo un hombre que daba sus pasos
miraba y había cosas
pero
cosas o eran cosas o eran
no recuerdo
un hombre miraba
si pudiera partir en dos este sueño
una parte para el dolor
otra para encontrar
aunque fuera una imagen difuminada borrada
de hombre que supiera algo más que dar unos pasos
que mirar algo que se aleja tanto de ser un árbol
como un pensamiento que regresa de ser un pensamiento
se despega una nada tras otra
crece una nada sobre nada
y había ríos que se iban en vueltas y derechas
y había árboles con algo más que ramas y algunas hojas
el sol no hacía en vano su camino
y tantas risas me dijeron que la luz también nace de sonidos
entrechocados
pero como has vomitado ese mundo
y ahora si vas a la deriva o si no derivas
nada alcanzas y una sombra llama a otra
uno masca nada suena .
masca sombra con sombra da golpes
me habré perdido en mi cuerpo
acaso las tinieblas hablan de puntillas
y tú vas en su seno
toda la noche eran unos puntos inmensos
o eran ojos, o eran noches sin estrellas que me subían
apagaban las madrugadas
me deslumbra esta noche
la muerte que mira con los ojos de los vivos
los muertos que hablan con los loros de los vivos
cuidado no despierten no duerman cuidado

Poema

Tal vez nada
pueda compararse
a hacer el amor
en un lecho
de salsa de tomate,
si no es hacerlo en uno
de trozos menudos
de carne de res
recién sacrificada.

Ritual de arena

¿Cómo suenan los címbalos
los crótalos de huesos
el cuero humano del tamboril?
el concierto bulle y remueve
capas densas de corteza terrestre
desgaja estrellas fugitivas
mientras cielos arremolinados
se desgarran entre sí
al compás de soles descuartizados
en la danza renovadora de caos
Caos absorbente luz y tiniebla.

Salido de madre

¿Es cierto que ya no sabes
Adónde vas ni qué quieres?
Te zampas moscas racimos
Culebras de piel de rosa
Rimeros de miel silvestre.
Hierve el agua en tu garganta
Cascas lo que encuentras
Y nada te repleta.
Requintas apedreas desgarras
Has perdido compostura y camino.
Río -me dueles en los ojos y en el vientre.
¿Qué te haría la madre
Que así deliras y destruyes
Mi pueblo mi casa
Te llevas el borrico pardo
La palmera sin sombra
El cementerio completo?
¿Eres río sin madre
O mar recién parido
Estirándote lo más que dé
Tu hambre y tu codicia?
Río vuelve a ser río
No te quiero tan grande.

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AÑORADOS FELICES AÑOS [Mi poema]
Carlos Rigby [Poeta sugerido]New

MI POEMA …de medio pelo

 

Como ustedes, un día, igual que ustedes
resulta muy lejano, fuimos niños
mostrando nuestras bocas sin los piños,
haciéndoles subir por las paredes
a padres que mostraban sus cariños.

Gozábamos haciendo travesuras
sacando a los demás de las casillas,
corriendo sin parar, tirando millas,
tratando de engañarles a los curas
jugando al escondite en las pandillas.

También igual que ustedes, como todos,
metiendo las pezuñas por los charcos,
fingiendo los zapatos que eran barcos
trazando carantoñas con los lodos
y haciendo en un descuido desembarcos.

Qué quieren que les diga, que hoy yo añoro
el tiempo en que inocente no sabía
ni papa, la verdad, de geografía,
feliz pues que valía más que el oro
según lo que mi madre me decía.
©donaciano bueno

Ah, las madres siempre a nuestro lado? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Carlos Rigby

LA BECA DEL GUERRILLERO

…se ve pues
que ciertos juegos de mano
producen algún cosquilleo
debajo del sobaco
y otros
mucho mucho dolor
entre el hígado y el alma.

total que diga yo lo que dijere
porque las balas fueron de él
antes de que él fuera de las balas…

y el día de su muerte
fue el más grande
de sus propios
días sin él mismo.

mas así ha sido siempre
-es casí una profecía desde círculos concéntricos-
: Ciro inválido
tú muerto
yo perdido
y las demás piezas móviles todavía
sobre la mesa de ajedrez
no obstante
lo fregado de estos accidentes controlados que vivi-
(mos
pero qué vaina!

Sinfonía para los peces en Sim-Sáima-Sí Mayor

Por largo rato me quedé echado
sobre el regazo de mi abuela
pensando en los largos sueños de mi juventud.

En un tono de superstición y sukia
me decía aquella kúka amada
“Hijo es peligroso viajar por mar
el primer día de luna llena
especialmente en un bote
de barrigahinchada
y delicado de embarazo de quíntuples.
Peor suerte es todavía hijo
viajar en compañía
de un reverendo Padre
o
una reverenda Madre
séalo por aire
séalo por mar.
Ora hijo,
tienes que orar,
que oraciones te lleven
que oraciones te traigan.
Es más hijo mío:
Horribles peces acechan
a las sombras de las aguas:
El tiburón sanguinario
con esa aleta de la muerte
como periscopio de submarino
espiando, espiando y espiando.
El mero y la barracuda
rondando nuestros sueños
con ese aire pesado
de agente de seguridad…
El pez sierra
con cada diente más filoso
que una hoja de afeitar…
El pez-espada
—verdugo de ballenas—
con ese bisturí asesino
resplandeciendo como cuchillo de zapatero
que ataca y repele
con ímpetu de D’Artagnan …
Es la gloria del pez-estrella
y el caballito de mar
la que es salpicada por nuestra gran gloria
hijo
proyectándose hacia la otra
cara azul de la luna.
El mar es capaz
de volverse hostil
hasta contra su propio Creador.
Pero al final de la carrera, hijo,
él también como nosotros,
aparecerá sin camisa
frente a las playas
de la eternidad
sonriente como un payaso
después de los aplausos”.

El único lugar
donde yo he vertido
lágrimas sinceras
sin saber exactamente por qué
ha sido contra el regazo huesoso
de mi adorada abuela paterna
y hoy en la víspera de mi partida
de mi primer plenilunio
hacia el reino salado de los peces
lo he vuelto a hacer…
¡Lo he vuelto a hacer
y con los ojos de nuevo en flor!

Yo sabía entonces que
con mi equipaje de sueños
de fabricación casera
tirado sobre el hombro izquierdo
y el otro de fabricación X
tirado sobre el hombro derecho
habría que proseguirme el camino
hacia el punto cero
entre las infamiliaridades gratas
donde vocación y avocación
me esperan
pacientemente impacientes
para hacer uno en mí
por mí
y a pesar de mí
sólo para mí.

La hora apremia y las aguas suben…
Beso a mi abuela.
Le digo adiós.
Recojo mis cosas y me voy…
Nos alejamos del viejo muelle
entre adioses de manos y pañuelos
dejando atrás algunas lágrimas secas
pero también algunas como las de mi abuela
parada en la baranda de nuestra casa
mirando hacia el mar
con una taza de café negro en la mano
y un par de oraciones
balanceándose sobre los labios.

El crepúsculo tendía sus últimas gotas sobre el timón del bote.

Algunas aves pesqueras se hacían para la costa
esquivando los primeros aleteos de la noche
descendiendo sobre lo profundo.

Son tantos ojos
hinchados de lágrimas recientes
que miran aquí afuera
sobre este mar color de tristeza
que no me dejan olvidar aquella muchacha
que voy dejando atrás en este pueblo tan pegado al agua

…Otra vez
el alejarme de mi hogar
me deja este sabor a mar en el corazón.

El mar es domable sólo en el pensamiento.
Desde un principio sus aguas han venido pisoteando las cosas sagradas.
Algo divino ha de suceder algún día de estos.
Aún persiste sobre sus olas
aquella soledad de peces
para la hora de los muertos-por-agua
y yo aquí afuera sobre este campo de juego de peces
alejado tantas millas del pecado de las ciudades
siempre he de reconocerme
menos noble
que este cuerpo de agua
aunque me siento hoy tan cerca de Dios en la licuefacción de mis sentimientos.

Hoy probablemente me aguarda
a las sombras de los peces
el glu-glú del ahogado
acompañado de las últimas burbujas
que lanzan las cosas conquistadas por el agua.

Así fue que nos hicimos al mar
en un tiempo cuando éste
apenas se movía
a un lento ritmo oriental
y el rompimiento de sus olas
dejaba sendos callejones de champaña
desparramados como flores blancas
sobre un desierto oscuro
en adoración sólo al Mamón de la superficie
…y llegamos hasta la madrugada
del primer día
de mi primer plenilunio cabalgando las olas
con música de radios
abrazos de enamorados
carcajadas metálicas
y canciones animadas de palo-de-mayo
con guitarras a proa guitarras a babor.

(Estaban frescas todavía sobre algunos ojos
las contorciones sensuales de aquella negra
hermosa que meneaba la cadera y las regiones
del ombligo como las ondas del mar.
La que jamás falló a un solo palo-de-mayo
en sus 15 años de sim-sáima-sima-ló.

Cuando se le reventó el apéndice
al hospital fuimos a dejarle flores
jugo de naranja enlatado
y una pequeña “Get Well Card”
con leyenda en inglés (por supuesto).

Toda la mañana del segundo día de mi primer plenilunio sobre lo profundo
era mía para ensayar
mi eternidad contra la del mar.
En estos momentos yo quise
que mis hora enteras fuesen
un solo grito universal
de rosas acuáticas y lenguajes de caracoles
y se lanzasen contra todas las posibles playas
de este globo carcomido
y que al retirarse las aguas de nuevo hacia sus cauces
se quedase alguien como yo contemplando mis descarnados restos
y se dijese en un gesto como de periódico:
Este amó demasiado.
Sufrió de mujeres.
Murió de presente porque no pudo olvidar el pasado.
El futuro no le debe nada:
pues en vez de la vida
escogió a la humanidad.
Fue negro pero sobre todo
vivió una poesía más interesante que su propia piel.

Adentrándonos en la noche. Nos adentramos en el miedo
sobre unas olas frenéticas a go-go
con la pequeña brújula histérica hacia el horizonte
que sube y baja más rápido
que los propios latidos
del corazón del timonero.

Furia y salvajismo en éxtasis de olas y espumas
destruyéndose y volviéndose a incorporar de entre sus propios escombros.
Pero, ¿cuál es la verdad?
¿Que las olas se arremeten contra el bote
o
que el bote se arremete contra las olas?
La realidad es que ambos se encaminan hacia o desde algo
encontrándose mutuamente en sus respectivas ir-llegando.

Pero todo
todito fue suficiente
para que cualquiera se sintiese
desterrado arbitrariamente
bajo las últimas cenizas agonizantes de la luna redonda y opaca
o
imaginarse descarnado entre los peces
como un animal muerto
con los repartidos huesos hechos un souvenir
para aquellos monstruos submarinos
que el productor de cine no ha descubierto todavía.

Las travesuras y osadía de los elementos tienen que seguir.
Toda esta ondulación y movimiento tienen que seguir.
Yo conozco a marineros de sangre fría con fichas en todos los mares
que me han contado espeluznantes historias de película
de aventuras que han tenido en las esquinas más calientes
de estas patadas-de-mula
y de cómo han orado a Dios
solicitándole una cita
en cualquier punto de reunión sobre un mar
neutral para firmar un pacto de tregua
o de paz.

Yo he visto a hombres llorar como niños extraviados de mamá.
Yo he visto a hombres envidiar el vuelo de aviones y cohetes.
Yo he visto a hombres orar como santos en la hora del peligro.
Pero toda esta rivalidad de átomos y tiempo
tiene que seguir aquí próxima
a la Estupidez y Falsedad
de estas máquinas con memoria puestas entre nosotros.
Para este bote es sólo cuestión de olas
de espumas
para la continuidad de sus días-agua y rumores de caracoles.
En cambio
besos e hipocresía
tienen que seguir
aquí junto a los que en realidad somos un poquito
más bajos que los ángeles
sólo para comprobar
que en realidad somos
el único semen puro
que inmortalizará
la verdadera Era del Hombre.
…Somos la raza de POETAS
conocidos únicamente entre los otros
por nuestros pequeños nombres de hombres
Pero nosotros hermanos
que lo poblamos todo de poesía
ciudades con nombres de poesía
inventos con nombres de poesía
deportes con nombres de poesía
sucesos con nombres de poesía
suicidios con nombres de poesía
asesinatos con nombres de poesía
guerras con nombres de poesía
pecados con nombres de poesía
poemas con nombres de poesía
también hemos de morir
aunque cantemos
en nuestras cadenas
como el mar.

En el último de los tres días de mi primer plenilunio
sobre este pedazo de tiempo relegado a lo líquido
fue cuando se volvió a escuchar el motor del bote
acompañado de la música de un radio a todo dar.

Una prostituta me sonrió desde la puerta de su camarilla.
El capitán encendió un cigarrillo.
El humo iba delante de él.
La precisión de la brújula apuntó sin hesitar contra las primeras gotas del alba.
Al rato
un hombre con sotana hizo las estaciones de la cruz.
Un escuadrón de pelícanos en formación de bombarderos
dio el golpe de gracia a nuestro temor.
La tregua del mar se había consumado…
El rumor de los caracoles se oía claro entonces.
Y todo mundo creíamos escuchar la triste biografía del mar.

Mi sueño de marinero proyectó nuevas dimensiones sobre la alegría de los puertos.
(Por un instante fui uno con el bote y el mar)
Me dije:
Desde hoy voy a poder mirar hacia atrás
como desde la ventana de un automóvil en marcha
sin temor de trocarme en columna de agua salada
porque alguien o algo
aún tiene oraciones
tanto para mí
como para los descendientes de la mujer de Lot.

¡Que oraciones me traigan! ¡Que oraciones me lleven!

La soledad del hombre es demasiado grande para
entregarse de un solo a los caprichos del mar.

Con la misma intensidad de mi primer,
segundo y tercer movimientos sobre lo indomable
quiero que se verifique hoy frente a las playas de mi pueblo
un solo rito universal de olas y espumas
y un bote sobre el mar
y que se halle alguien que las contemple
desde el lugar de mi ausencia sobre el barranco
frente al mar aunque el resto del pueblo
anduviera de espadas contra él.

La esperanza de una generación grande
si la medimos por el tiempo
que un mar tarda
en ponerse en forma
para la Eternidad.

Es sobre el mar
que debemos mirar
si hemos de conocer
la verdadera Edad del Hombre
ignorado por tanto tiempo
entre dos gotas de agua
alojadas en el misterio
de dos fosas nasales
sin ruido y sin tiempo…

La otra noche cuando el mar estaba en calma
el viento sopló
el son de mil:
“Rinqui-tinqui-tín
All dem gial de rinquitinquitín”
suavemente por encima
de los techos de mi pueblo.

El Sim-sáima-si-malóo
fue el primer canto de gallo hacia el amanecer.
La alegría de los peces era nuestra.
Y todos nuestros dientes
se mantuvieron
en una fila recta.

Si yo fuera Mayo

Si yo fuera Mayo

Si todos los sucesos del calendario
fuesen sim-sáima-sima-ló con hojas caídas
y
un negrito y una negrita
serpenteando la cadera
hacia la madrugada
con o sin luna
sobre el techo del mundo
al son del “zopilote
que desenvaina
su yarda y media
contra la hija
de doña nedia
y shique shaque shiqui shaque
rempujando rempujando y rempujando
hasta que que…”
entonces tendríamos
razón suficiente
para contemplar las cosas
desde el ángulo-patas-arriba
del murciélago
colgado desde el cielo-raso del universo
cargado de días
incluyendo también
el del primero de mayo
en todo el mundo:
con desfiles
carteles
portadores de carteles
manifestantes
las palabras manifestantes
las palabras manifestantes

pero desoídas desamadas descachimbadas
dentro del orgullo
de tantos trabajadores
que aunque siendo tales
no todos comen pan
ni sudan de la frente
ni tendrán un aumento de sueldo
ni mucho menos nuevas promociones
hacia el antiguo oficio de hacer dinero
dentro de las marchas y protestas
por máyaya lasiqui má-yaya-o…
con los pies de los policías
bailando sin querer: sim-sáima-sima-ló
entonces yo bailaría
contento
en el centro de la rueda de mayo
con mi danza haciéndose agua
y mi soledad
una con las lluvias de la primavera
ya por fin entendido en lo verde
comprendiendo la voz del pueblo
—que es la voz de Dios—
gritando desde lo alto de un palo-de-mayo:
máyaya lasiqui máyaya-ooo…

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MI POETA INVITADA:  Lucía Solana Pérez

TRISTE NANA

(A los niños
a los que el hambre y la droga
pueden quitar la vida.
Otoño 1996)

A la nana, nana,
duerma la criatura.

A la nana, nana,
que el hambre
le duele,
que hambre
ya tiene.

Mójenle los labios
de azúcar,
que leche no hay,
y llora su suerte.

A la nana, nana,
duerma la criatura,
que canta la pena,
que baila la muerte,
que el hambre despierta
y el llanto le vence.

A la nana, nana,
duerma la criatura;
por la droga, droga,
va mamando muerte.

A la nana, nana,
ya es todo silencio.

A la nana, nana,
a la nana, nana…

ANDAR, ANDAR Y ANDAR [Mi poema]
Antonio Arraiz [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Hacer y deshacer, ese es mi oficio,
andar y desandar lo que se ha andado,
sacando a lo que pueda un beneficio,
buscando a cada paso algún resquicio
mas nunca estar parado.

Pararse, si es preciso, a respirar,
volver a andar así tomando impulso,
y vuelta sin cesar a caminar,
tirando hacia adelante sin cesar,
lanzando al tiempo un pulso.

Seguir echando pestes al dudar,
la hierba despejando del camino,
obviando que pudieras tropezar,
y siempre caminando sin parar
cuidando el pan y el vino.

Labrar para vivir o trabajar
para vivir, que esa es la disyuntiva,
y el tiempo que nos queda rellenar,
tirando los pelillos a la mar
y así mientras se viva.

Hacer como lo hiciera un penitente
que arrastra su condena hasta el altar,
sufriendo y demostrando que es creyente,
gozar si es que el gozar no se resiente
y andar, andar y andar.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDO:  Antonio Arraiz

Canto a la rebeldía

Yo era un hombre cuando cierto día
encontré a mi padre parado en mi vía.

Alto como torre, duro como bloque,
firme como prócer, fuerte como padre.

– Apártate, padre – yo le dije entonces.
– Apártate, padre. Yo ya soy un hombre.
En efecto lo era. Él no lo creía.

Apártate, padre. Voy a mi deber.
Él no comprendía. No le vi ceder.

– Apártate, Padre, – le grité de nuevo.
– Mucha prisa llevo. Mucha fuerza llevo.
– Mucha vida llevo. No te tengo miedo.

Él estaba inmóvil como de basalto.
Me le abalancé las manos en alto,
y en la angosta vía rudo fue el asalto.

¡Oh, qué fuerte era! Nunca lo supuse.
No encontrara antes tan fuerte enemigo.
Todo mi vigor en la luche puse,
hasta que mi padre dio en tierra consigo.

Y cuando jadeante por la libre vía,
lleno de entusiasmo continuar quería,
mi padre, en la tierra, se alzó como pudo,
y con gran orgullo, ¡oh qué orgullo el suyo!,
me gritó:

Hijo mío: ¡Sigue! ¡Sigue! ¡Sigue!

AMÉRICA, DE ÁSPERO

Canto mi América virgen,
canto mi América india
sin españoles y sin cristianismo.
Canto mi triste América.
Tambores de cuero retumban
por los reyes muertos.
Tambores de cuero resuenan.
Tambores que fueron de guerra.
Los musgos, las yerbas silvestres,
retoñan sus manchas alegres
sobre negras ruinas
de viejas, gloriosas ciudades.
América de ritos antiguos.
América milagrosa.
Canto mi América tropical.
En cuyas selvas espesas,
en cuyos Andes, bajo el cielo infinito,
en cuyos ríos venerables,
en cuyos amplios llanos luminosos
quizás se escondió Pan.

EXALTACIÓN

Lenguaje mío:
conviértete en loco tropel
al decir la exaltación.

Más que todos los hombres;
que todos los hombres de todos los tiempos
que vivieron sus vidas remotas;
más que todos los hombres
yo quiero vivir.

Más que los hombres que arañaba
la tierra parduzca,
con todo el cuerpo y toda el alma
apoyando su peso al arado,
detrás del paso de bueyes isócronos,
mientras el sol recorría el espacio.

Más que los hombres
que salían, sonoros de hierro,
agitando las armas
por la senda de guerra.

Más que los hombres
que se propusieron
desentrañar las cosas vedadas,
y poco a poco rasgaron
el velo de dios.

Más que todos los hombres
que han comido y dormido;
más que todos los hombres que amaron;
más que todos los afanes humanos;
más que todas las vidas;
más aún! yo quiero vivir.

Más que todos los dioses.
Más aún que los dioses yo quiero vivir.
Está el cielo sin nubes.
Ahoga tanta azul claridad.
Tres mil quinientas palmeras
se mecen a compás.
Grita el mar sus roncos
quejidos lujuriosos.
Un revuelo de albas palomas
rasga el azul del cielo.
Estoy en el trópico.

y como un ser extrahumano,
como un dios,
como un dios eternamente sediento,
quiero reír y cantar y sufrir
y llorar y vivir y morir.
Más que todas las cosas:
quiero vida! quiero vida!

Que todo lo bueno y que todo lo malo
me caiga!
Como un titán extrahumano,
soportaré todos los dolores humanos,
saborearé todos los goces humanos.

Cómo me horroriza
la insensibilidad de las rocas!

EXALTACIÓN

Oh, bien sé que hay dolor
y dolor
y dolor.
Solamente dolor.

Sin embargo:
con mi ingenua alegría,
con mi franco entusiasmo,
acojo al dolor.

Como un buitre monstruoso,
con furioso deleite
morderé en el centro del pecho
del dolor,
y la sangre más íntima
chuparé.

Tengo un ansia insaciable
de dolor.
Como un ser extrahumano,
como un dios eternamente sediento,
más que un dios.

Oh, Señor!
Con tu mano fatal
los más duros obstáculos
opónme a mi paso.
De modo,
que mi paso,
acostumbrado a salvarlos,
se haga más firme y alado.

Oh, Señor!
Que la lucha sin tregua,
la miseria,
el desengaño inclemente,
como dogos de blancos colmillos,
se me planten al frente.
Me siento con fuerzas,
con este sublime vigor inicial
para afrontarme a cada nueva derrota
con nuevo entusiasmo.

Oh, Señor!
y que caiga,
de bruces contra la tierra, muerto,
cuando aún la meta esté ante mis ojos
como un espejismo divino
que hasta el segundo final
sostuvo en mi pecho el deseo de luchar.

EL HAMBRE

Poco antes del alba
de risa rosada,
hay un preciso momento
en que algo fatal
flota en la selva;
algo inquietante y secreto;
es el hambre,
es el hambre que flota en la selva.

Se nos crispan los vientres vacíos.
El aire palpita de miedo.
Se apagaron los ruidos alegres,
y las miradas se hacen perversas.
El hambre va flotando en la selva.
Detrás de los árboles,
detrás de las peñas,
detrás de la sombra,
se presienten: las garras agudas,
los ojos de torvas miradas,
los dientes,
las fieras hambrientas
de vientres vacíos,
acechándonos.
El aire palpita de miedo.
Olvidamos los ruidos alegres
y andamos con pasos astutos
y ojos perversos
buscando la presa.

Es el hambre,
es el hambre que flota en la selva.

DESCANSO

Ya cayendo la sombra sobre el suelo.
Yo estoy sentado aquí divinamente.
A mi lado tengo a mi mujer.
Mi mujer es suave y bella y dulce
y tiene un raro aroma raro.

Los dos callamos,
mirando el rojo ocaso.
El río arrulla su rumor.
La brisa barre su rumor.

El ocaso
es rojo y es violeta y es blanco y es azul
y es divinamente bello
y es divinamente dulce.

Mi compañera
tiene grandes ojos soñadores.
De repente la miro:
¡Hay un rojo fulgor de ocaso en sus pupilas!

LA VOZ VANIDOSA

Yo soy rico de bárbaras cosas.
Quiero dar. Puedo dar.
No te pido nada en cambio,
ni un aplauso.
Quiero dar mis bárbaras cosas.

He aquí que soy imperfecto.
Imperfecto como trozo de hierro.
¿Quiero acaso ser norma?
¿Indiscutible norma perfecta?
Heme aquí como soy:
imperfecto y potente.
No te pido tu aplauso.

MAGIA

Cuando ella canta:
ella no me dice nada.
Su voz no tiene palabras de consuelo.
Su voz no tiene palabras dulces.
Ella no me dice nada.

Y a pesar,
su voz,
desnuda de palabras,
es suave y dulce y triste,
y dice lo que quiere.
Ella no me dice nada,
pero su voz es bruja,
y me seduce lentamente,
y yo entiendo todo lo que quiere decirme.

Su voz bruja!
Parece que viniera de muy lejos su voz.
Se escapa ténuemente
de su garganta larga
y es suave y dulce y triste.
Su voz no tiene palabras de consuelo.

Su voz no tiene palabras.
y a pesar,
heme aquí de rodillas
sediento de beber la magia de su voz.

Heme aquí de rodillas,
con los ojos abiertos,
inmóvil,
como si la vida me hubiese dejado.
Ella no me dice nada.
Su voz sale desnuda de palabras.
Y yo entiendo todo lo que quiere decirme.

Música, maga música,
que me ha hechizado.

FÚNEBRE

Desfallecía.
La cara era siempre más lívida.
Tenia los ojos cerrados. Sin duda
le pesaban los párpados lacios.

La tarde era violeta.
El estaba intensamente pálido.
y entre el corro de amigos solícitos,
fue muriendo suavemente.
Exánime quedó el bravo guerrero.
Mudo el hermoso rostro.
Frío el potente cuerpo.
Era violeta la tarde.

Solícitos,
nos inclinábamos sobre él.
Tenía en el costado la herida.
Un punto apenas visible,
una herida ávida y maligna.
y al ver como se iba la vida,
toda aquella vida noble,
aquel sublime valor
del amigo querido,
por un punto apenas visible,
nos llenaba una sorda ira
impotente.
Violeta era la tarde.

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EL DÍA EN QUE DIOS VINO A VERME [Mi poema]
Vicente Gerbasi [Poeta sugerido]New

MI POEMA…de medio pelo

 

Y un día vino Dios a verme y dijo
mejor échate a un lado,
¿no ves que yo hice el mundo y me ha costado
a mí sangre y sudor? Que este cortijo,
el mismo que te sirve hoy de cobijo,
aún de construir no he terminado
y un día lo has de ver ya acicalado,
y si algo hay no funciona lo corrijo.

No creas me fue fácil que hoy los toros
se ven de la barrera,
pues tuve que esforzarme a la carrera
mirando si en la costa había moros,
haciendo caso omiso a los decoros
obviando que el detalle se puliera.
Y así que no salió como quisiera
no olvides que ella encierra mil tesoros.

Si alguna vez preguntas ¿quién lo hizo?
no pongas tu alma en venta,
ni insistas, que el dudar no trae a cuenta,
si fue la consecuencia de un hechizo,
o fruto del azar fue su bautizo,
ni creas lo que dicta tu mollera,
pues solo pudo hacerlo una lumbrera,
la misma que hizo al cielo un pasadizo.
©donaciano bueno

#Quién lo hizo, pero quien hizo el mundo...? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Vicente Gerbasi

Penumbras secretas

Encontré la desdicha al amanecer,
en un caballo que sangraba
con la cabeza un poco caída en la yerba
y el llanto de mi hermana de dos años
que había sido operada en el vientre.

Yo sentí un poco de sangre en las manos,
un dolor triste como un cabrito degollado,
una piel puesta a secar sobre las piedras.
Anduve por el aire frío de las últimas estrellas
donde moraban gallos dispersos,
y sentí mi propia presencia
en un árbol iluminado en el fondo de la casa.

El día acogió el caballo herido
con el llanto de mi hermana en los ojos.
El día me recluyó en los rincones oscuros.
Seguí siendo un triste que espanta las moscas de la tarde
o dibuja una iglesia rodeada de aves marinas.

Los enamorados

Los rostros de los enamorados, en el césped,
se vuelven indiferentes, hacia el trueno,
hasta que brillen en la lluvia
que hace temblar las flores.

Entre durazneros y almendros,
que al giro de las estaciones
se cubren de abejas,
los enamorados
son un infinito instante,
el sueño del tiempo
estremecido en su propia tempestad.

El relámpago va huyendo
entre rosas y gallos.

El tiempo se hunde con ramas y nubes
en las charcas que de la lluvia
cerca de los enamorados
que eternamente olvidan
su propia historia,
abandonados al relámpago
y a un sabor de mieles silvestres.

Amanecer

Siento llegar el día como un rumor de animales,
a la orilla del pantano, de la fiebre, del junco,
más allá, entre las colinas de viento oscuro,
donde la luz se levanta con desgarradas banderas,
como resplandor lejano de una montaña de cuarzo.
He aquí la sombra en torno a mi existencia, el búho,
el río que arrastra oro, la serpiente de coral,
el esqueleto del explorador, el fango de mis pies.
La noche ha quemado el maíz, ha apagado los metales,
ha dado reposo a la adormidera, ha refrescado la sangre,
ha libertado los reflejos azules de la selva, de la hoja.
Una resonancia, una resonancia oscura es mi corazón:
eco en el abismo, piedra que rueda por el monte,
brillo en la puerta de la cueva, fosforescencia del hueso.
En la infancia, al pie del arco iris o del relámpago,
junto al cabrito que saltaba en torno a la madre,
jugaba con un pequeño tigre de cálida voz ronca,
de suave pelambre estrellada, como un signo del zodíaco,
de rabia lenta y tensa, como el despertar de la furia.
Ahora siento en el aire límpido del bambú y el helecho,
surgir las formas de las doncellas, bajo la fronda,
en la selva de árboles aromáticos, coronadas de orquídeas
descendiendo al río, a la cascada de transparente curva,
que resuena en sus diamantes como una leyenda.
Formas de la gracia, sus perfiles abandonan sus melenas
a la brisa; formas de la vida y de la muerte,
sus senos tiemblan en las penumbras de los juncos;
formas del oscuro delirio, sus muslos se suavizan
como una fruta partida; formas del tiempo humano,
sus pies hacen temblar las flores silvestres.
Como el venado tras de su compañera en la colina,
persigo a una joven diosa desnuda, bajo el sol.
Viene el olor agrio de los árboles destrozados
por la ira de la noche; viene el olor de la sangre,
del animal devorado, el olor de los minerales,
el olor del río entre las raíces y las flexibles lianas.
El día derrama su transparente maravilla, como un vuelo,
como el color innumerable, como la crisálida
de herméticos destellos, como el insecto plateado,
como el hechizo en las formas relucientes,
como el vuelo de mariposas que salen de una gruta incendiada
y comienzan a temblar en el ardiente cristal.
Acerco mis labios al claro manantial de íntima música,
junto a la sardina y a la piedra limpia y pulida como una joya;
mientras la nube pasa y el ave sale de su nido,
y la serpiente muestra su lengua maldita, y se enrosca,
y espera o avanza por la espalda sudorosa del día.
Me hundo en las palpitaciones reverberantes, en las ondas,
en el temblor divino, donde se abre la rosa de montaña,
en los brillos fugaces, en la imagen insondable de Dios,
que ha creado los cielos y la tierra, con esta geografía de fuego,
y ha dado a mi corazón la forma del día y de la noche,
mientras oigo correr los animales, persiguiéndose, amándose,
devorándose, ensangrentando las yerbas, las flores y las peñas.
Soy el día, y el viento levanta sus ramajes en mi alma.

Aquí he llegado…

Aquí he llegado
para imponerme el conocimiento de la eternidad,
para ver rodar mi cabeza
tiempo abajo,
arena abajo,
alucinación abajo,
hacia el metálico redoble de los truenos
que confunden las montañas
en negros ámbitos azules.

Se detuvieron aquí las tribus,
se detuvieron aquí los profetas,
se detuvieron aquí los santos.

Venían las mujeres
y los niños.
Vestían pieles
de animales de los montes,
rudimentarios paños
a franjas de colores,
todos iluminados
en fuegos rituales.

Quisiera dejar un canto
para la eternidad,
enterrado en una vasija de barro,
un canto junto a mis huesos,
un salmo
para oír a Dios
en la música de un arpa,
para verlo en un fuego de nubes
sobre los pueblos siempre nuevos
edificando con la arena del desierto,
y para ver el desierto
que lleva su silencio
del día a la noche
como continuación del firmamento.

Bosque de música

Mi ser fluye en tu música,
bosque dormido en el tiempo,
rendido a la nostalgia de los lagos del cielo.
¿cómo olvidar que soy oculta melodía
y tu adusta penumbra voz de los misterios?
He interrogado los aires que besan la sombra,
he oído en el silencio tristes fuentes perdidas,
y todo eleva mis sueños a músicas celestes.
Voy con las primaveras que te visitan de noche,
que dan vida a las flores en tus sombras azules
y me revelan el vago sufrir de tus secretos.
Tu sopor de luciérnagas es lenta astronomía
que gira en mi susurro de follaje en el viento
y alas da a los suspiros de las almas que escondes.
¿Murió aquí el cazador, al pie de las orquídeas,
el cazador nostálgico por tu magia embriagado?
Oh, bosque: tú que sabes vivir de soledades
¿adonde va en la noche el hondo suspirar?

En el fondo forestal del día

El acto simple de la araña que teje una estrella
en la penumbra,
el paso elástico del gato hacia la mariposa,
la mano que resbala por la espalda tibia del caballo,
el olor sideral de la flor del café,
el sabor azul de la vainilla,
me detienen en el fondo del día.

Hay un resplandor cóncavo de helechos,
una resonancia de insectos,
una presencia cambiante del agua en los rincones pétreos.

Reconozco aquí mi edad hecha de sonidos silvestres,
de lumbre de orquídea,
de cálido espacio forestal,
donde el pájaro carpintero hace sonar el tiempo.
Aquí el atardecer inventa una roja pedrería,
una constelación de luciérnagas,
una caída de hojas lúcidas hacia los sentidos,
hacia el fondo del día,
donde se encantan mis huesos agrestes.

Escritos en la piedra

En el valle que rodean montañas de la infancia
encontramos escritos en la piedra,
serpientes cinceladas, astros,
en un verano de negras termiteras.
En el silencio del tiempo vuelan los gavilanes,
cantan cigarras de tristeza
como en una apartada tarde de domingo.
Con el verano se desnudan los árboles,
se seca la tierra con sus calabazas.
Pero volverán las lluvias
y de nuevo nacerán las hojas
y los pequeños grillos de las praderas
bajo el soplo de una misteriosa nostalgia del mundo.

Y así para siempre
en torno a estos escritos en la piedra,
que recuerdan una raza antigua
y tal vez hablan de Dios.

Hay muchas maneras de estar muerto

No quiero explicarme por qué mis ojos
pueden ver este castillo cubierto de hiedras
de verde muy oscuro y solitario
bajo los astros de los búhos,
ni por qué mis ojos pueden detenerse
a ver caer la nieve durante tanto tiempo,
hasta que arropa todos los muertos
y los deja allí con sus vestiduras
de diferentes colores en el hielo.
Mi padre fue enterrado en el trópico,
en Canoabo, y sus ojos, por tanto, no se helaron,
pero sí, tal vez, tuvieron que ver con otras cosas
muy distintas al frío,
sin duda, con culebras que perforan la tierra
y silban a orilla de los muertos
como a la margen de un lago
de juncales remotos y relámpagos.
Hay diferentes maneras de estar muerto,
aun estando vivo en medio de los planetas,
con nuestra cara semejante a la tierra
fotografiada desde Géminis 13,
viendo nuestros propios ojos
rodeados de huesos,
un poco más arriba de los dientes;
ensimismados en los ojos de los pescados
que nos miran en las pescaderías iluminadas.
Hay muchas maneras de estar muerto
y siempre nos es dado tomar nuestro cráneo
y ponerlo a reposar al borde de la tumba
o llevarlo al gran salón de baile,
como tal vez lo hizo Hamlet,
mientras Ofelia s ponía un velo de luna nevada,
ay, de luna nevada entre los abedules.

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FANTASÍA [Mi poema]
Leopoldo Teuco Castilla [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

La tarde aparentaba somnolienta.
Tejiéndole a la luz un cobertizo,
la bruma, que al ambiente sedimenta,
pintaba allí la sombra de un hechizo.

Yo andaba navegando a la deriva,
extraño, cual si fuera un primerizo,
a espera que del cielo una misiva
me hiciera despertar de aquel señuelo.

La luna, misteriosa y evasiva,
surgía suavemente entre aquel velo
del cielo revestido de acetato,
tratando de calmar mi desconsuelo.

La noche se escapó. Después de un rato
que pude disfrutar su fantasía,
deshizo su reflejo en mi retrato
dejando de soñar. Y amanecía.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDO: Leopoldo Teuco Castilla

VISIÓN DE LOS LATENTES

¿De qué lado del hueco estoy mirando
que he visto
el delta negro y vertical,
en el que viajan,
fuera de toda eternidad,
los vivos y los muertos?
En esa oscuridad viscosa
se aparean
la viuda y su difunto,
los niños crían
a sus antepasados
y amamanta
la víctima a su asesino.
Reunidos
por una temible miseriordia
cada uno
es un eco sordomudo
del otro,
una herida
que en el otro
cicatriza.
No hay plantas, ni animales ni objetos allí,
sólo ellos
larvando en ese abismo
donde se corrompe
en un sueño enfermo el universo.
Los vi abrazarse
casi inhumanos
queriendo creer que habían nacido
mientras la brea
entenebrada
los hundía
como una lacra
de Dios
en el espacio huero.
De lo neutro,
de su potencia ciega
manaba ese lodazal
donde latían
agónicos y perpetuos.
Yo los vi.
Yo estuve allí.
No recuerdo
si fue antes
o después del tiempo.

VISIÓN EN UNA HABITACIÓN

Una esfera perfecta
en la que palpitan
lenguas
onduladas
y grises
una bomba
de estorninos
suspendida en el aire,
el holograma
de un embrión del universo.
La visión ve. Es autónoma, cerrada,
no admite ninguna significación
exige
que la habitación pierda el conocimiento,
que el espacio inmolado
por ese anuncio del futuro
se repliegue a un punto:
tu cerebro.
Cuando su inminencia se resuelva
te habrá excluido:
estará dentro de ti
y no te tendrá adentro.

ÁFRICA

En la luz comienzan los animales
extenuada
expulsó a la cebra
que no tiene campo
sino en el espejismo
enfermó a la resolana para espesar al león
y dobló en un tulipán
a los flamencos.

Ella hizo
que las especies se reconocieran
para que el fin durara,
que no se cruce con el halcón
el leopardo
el buitre con el pez
pues nunca serán del todo
sólo formas del miedo que tuvo el universo
a perder la memoria.

La luz es eso que las bestias gritan
el bramido del elefante
amputado
del pulmón de la noche
el grito con que se alumbra el zorro
la risa
con que se desclava de sus huesos la hiena
y el rugido
de cada rotación del mundo en el león.

Los hombres, al borde del cráter, sonríen
con el voltaje justo
para no desaparecer,
quietos, igual que sombras azules bajo los árboles veloces,
separados
por el cuello
de la intemperie
atraídos
como jóvenes muertos
hacia la luna vacía del Ngorongoro.

Son el alguien del viento
los masais
van como lentos pájaros
detrás de su ganado
sin rumbo:
ellos son el confín. El ademán
de la planta
cuando iba a ser vagabunda,
el de la sombra cuando iba a ser persona,
hombre que sale por su propio pie de un sueño
y no acaba de ser
aunque se imante de colores
se perfore
o a duras penas toque tierra.
No le viene su animal ni bebiendo sangre
sólo el cloriti le devuelve el rugido
que, como el coraje, regresa desde muy remoto
y entonces sí
el león huele a masai
y se espanta de ese hombre
hendido
por una bestia transparente.

Recién entonces entran, solitarios,
a la luz que ondulan
y es ver
peces oscuros
en un campo de olfatos.

Los animales emanan sus distancias:
en la jirafa cunde
la visión de la hierba;
la alegría de un suicidio
en el azul
del pájaro,
que no ocupa nada
y ese color es más grande
que todos los espacios.

Estos invisibles son el campo
donde la cebra acaba
va a comenzar la lluvia,
el avestruz mira
por donde él ya se ha ido
y la garza
vuela siempre en otro lado.

Fuera, los masais, cercan
en círculos
sus animales, sus casas, sus mujeres.
Para seguir, borran el camino
en círculos
como el fuego
y los pájaros.

En la sabana tarda el primer día.
El último, el final,
un viento de eclipse borrará las llanuras
alentará
ya ingrávida en el polvo, la gacela,
en su imán
el rinoceronte
y en leves desiertos
la desnudez, sólo la desnudez
sin cuerpo de los hombres.

A ese final lo huele el ñu, sabe que sólo el que huye
es único
y muere sin cesar en la manada,
el cocodrilo que aguarda en el pasado,
el hipopótamo
que envejece, amniótico,
las aguas de su nacimiento.

Las bestias
sostenidas
por la música de su aparición
propagan, copulando, esta comarca de temblores,
de alumbramientos.
Y empieza la cacería, dentro del polvo
en Masai Mara,
dentro de la atmósfera
en Ngorongoro
y en un desmonte de la luna
en Taranguire.

El día no tiene tiempo.
El mismo instante
que aísla
el sueño de la jirafa
hechiza
el oído del elefante;
se templa en el búfalo
la hora
que martiriza al buitre
aquí
pesa más la sangre que la muerte.

Ya de noche, lo que se oye y brilla
son fiebres
el elefante grita como un árbol,
como un humillado
la hiena
y una ola lejos del mar
clama en los leones.

Todos deformándose
hasta desterrarse. Pero vuelve la luz
y con la luz
el tacto
y el esperma y la sed y la sombra y el hambre
entonces
cambian el color
y son el pasto
y la arena y la rama y la lluvia
y nada puede detener el mundo
mientras dure el quebranto
del primer día del mundo.

NACIMIENTO DE LA SIMETRÍA

A Osvaldo Torasso

De esas dos mitades sólo una es real.
Hechizada por su aparición
y antes que la luz la disuelva
engendró la otra para verse.

Medio árbol es el que extiende sus ramas para tocarse,
medio hombre el que custodia su propia calavera
y sólo con un ala y un espejo
vuela la mariposa.

Una desesperada volandería de mitades llena de mañanas el mundo.

Siempre que la muerte, que es tuerta,
con su ojo demasiado solitario
no se atreva a mirar,
lo irreal semillará la tierra.

EL FINAL DE LOS ANIMALES

Presintieron el final.
Toda la noche balaron,
aullaban y rugían
con el hueco del sol adentro.
Qué fue de elefante
y su mausoleo sonámbulo,
de la piedra amniótica
del hipopótamo,
del arenal de los leones,
de la miel homicida del leopardo.
Cuando llegó ese día
los campos
huyeron
y donde estuvo el cielo
volaban
hacia el jamás los pájaros.
El tiempo se hizo humo,
humo
el fuego fatuo de sus huesos,
el espacio era un desvarío
de instintos huérfanos:
de oídos sin ventura,
tactos inalcanzables
y olfatos ciegos.
En su más oculto
se hundió el hombre
que dentro del orangután
envejecía
y el búho
que antes de ser ave
era pensamiento.
La luna disolvió a la garza
y al voltaje del colibrí
un rayo.
Todo lo salvaje
se desgarraba solo
como se desgarra para despenarse un árbol.
Se arrancó su número la hormiga,
su cruz atormentada el toro
y el eco
devoró
a los sapos.
En ese instante
el canto de un gallo
degolló el mundo.
De su último aliento
luciérnagas
se iban
sembrando un débil,
inútil,
firmamento.
Al verse solo
el planeta se encerró en sí mismo
fijo y colérico
como un oráculo.
Ahora el esplendor de los animales
eterniza
este tanatorio de la luz
y no hay en él
ni sombra
de un ser humano.

Superficies

El pájaro intenta
alcanzar al pájaro
que vuela con su nombre

el mar
a esa línea
donde pierde el conocimiento

ninguno retiene su superficie

¿De qué no estamos hechos?

La forma existe
hasta que halle la salida

los límites viajan

la Creación no ha comenzado todavía.
De Teorema natural (1991)

India

XIX

A Joaquín Giannuzzi y Libertad Demitrópulos

La brasa de la luz
y la carne
dilatando los hombres, afeminando el barro
hicieron Benarés.

¿Hay un sitio
donde se una lo sagrado y el cuerpo
que no sea en el asombro
de ir desapareciendo?

¿Quién sino el hombre que huye
de su propia distancia,
que se va quedando en lo que ya se ha ido
puede,
sin ver su llaga,
mirar un río?

No hay como su sensación
templo tan profundo
que deshunda el agua,
ni inmensidad
como la de seguir naciendo
para perder futuros.
Como el río.

Aquí viene a morir, en una casa azul espera
que se borren el día, sus hijos, el olfato y el tacto.
Junto a su mujer anciana
secreteándose
comen sus huecos,
intersticios de su historia
pedazos de un pan
que nunca podrá ser dividido.

Ella lo ayuda:
si ocupa todo el recuerdo
le vendrá el olvido. Le deja, eso sí, que tenga,
su jarro, su nombre, su sombrero
(todavía está imantado)
y lo lleva al Ganges
para que alce el agua y la aplauda
y la deje caer en la luz

pues para cruzar el infinito
hace falta una infancia.

Junto a él, otros, van perdiendo su alguien
(también su alguien pierde
el que pide salvarse)

Todos
lámparas
con el agua al pecho
entre la vida y la muerte
perplejos
en un fuego sin instantes
hicieron esta turbulencia, estas lenguas sin gravedad
que unge el río
y tiemblan
de tanto adiós sin salir de la carne.

¿Qué media entre ese adolescente que se zambulle
y el niño
que flota
sin luna, en el fondo?
No es la muerte
sino la forma
en que los abandonó el espacio.

¿Qué abisma al hijo con esas varas encendidas
que, antes de prenderle fuego,
da vueltas alrededor de su madre,
que no sea señalar un sitio
pues no hay sustentación
ni pierde distancia lo que cae?

Y entre la muerta
sin fondo, en su mortaja
y el esposo que se afeitó los cabellos
para despedirla
qué se rompe
sino un relámpago
y cada uno vuelve a su soledad
de no ser ni solo
pues a la muerte la une la asimetría.

Ese cadáver que pasa sobre la corriente
con un pájaro vivo
parado
sobre la profundidad de su cabeza
flor de agua
va como el río
de cuerpo presente
en su ausencia.

¿Dónde está Benarés
sino en todo lo lejos que estamos de nosotros?,
cruzando el día
como apagones, haciendo noche
en la fosforescencia,
buscando camino donde sólo hay señales,
cada uno en su espejo
para que el otro no se vea, llamando dios
a lo inestable
queriendo llenar la velocidad
con una piedra

hasta llegar a Benarés
y hundirse en el río
para acabar en alguna forma
y ser uno la salida
a la que nunca llega.
Y el hombre le dice al dios:
esta es mi carne
la única que te queda.

Desde el río se ve el humo
sólo hay una orilla
donde el muerto comienza.

Esa nube es él. Ahora se ve cómo
se sentía
y cual era la forma que se desorientaba
en la forma que él era.

Ahora no importa dónde arde.
Tampoco en la vida
tuvo dentro ni fuera
ni lo retuvo un sitio.

Lleva una luz que la luz no toca.
No se detiene
porque todo lo atraviesa.

Lo dan al río. Se lleva
el agua sus cenizas.

Agua sin agua sentirán que llueve
cuando nunca vuelva.
Del libro Baniano (1995)

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JUGANDO AL ESCONDITE CON MI NIETA [Mi poema]
José Infante [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Mi nieta Geno
es dulce miel, graciosa y cariñosa,
es una bendición, es una rosa,
un dardo al corazón dando en el pleno
que sabe a regaliz de tan mimosa.

Jugando al escondite con mi nieta
fijándome en su astucia e inocencia,
fingiendo que demando su clemencia,
tratando de inventarme alguna treta,
rogando su indulgencia,

así paso los días disfrutando,
mirándome en sus ojos que iluminan,
su espíritu sagaz, lo que maquinan,
con ella y mi paciencia dialogando,
a ver si lo adivinan.

Mi nieta, no está bien que yo lo diga,
me gana a mi aunque yo no lo quisiera,
se esconde donde nunca se le espera
y corre ella intentado la persiga,
mi nieta es la repera.

Me invita a recordar que yo fui niño,
me lanza con frecuencia algún envite,
me llama mi abuelito y me derrite,
no puedo soportar tanto cariño,
me incita a que levite.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDO:   José Infante

Las sombras

Luego surgían las sombras. Como si fueran
habitantes difusos de la casa que ocupaban su sitio.
En todos los lugares donde ponía los ojos,
allí las sombras conformaban su reino.
¿O era su reino mismo que todo lo llenaba,
como señal acaso de que mi vida sólo sería
un frustrado deseo de traspasar sus formas?

¿Eran las sombras o sólo las tinieblas de la tristeza
las que surgieron siempre entre estos muros?
También estaban las efímeras sombras que traían
los recuerdos de cuando la luz brilló completa.
Y era la plenitud total el único soporte que tenían
los días del resplandor, allá en el Sur sin límite,
donde habían existido la felicidad y la misericordia,

Hoy viven todavía a mi lado. Ya no podría
vivir sin ellas. Son parte de mí, son la parte
más oculta y segura que sostiene mi voluntad.
Cuando flaquea, cuando quiere huir
del laberinto absurdo en que me pierdo,
donde ya no sabría moverme sin su norte
orientando la dirección que no debo abandonar,
por más que me persigan para aniquilarme.

Angustia

(Remedios Varo, 1965)

Pendientes de una soga, que no cuelga
de ningún otro lugar conocido,
colgando de unos hilos
que no sabemos quien sostiene,
rodeados de animales confusos
que no sabemos humanos,
confusos como el humo
que oscurece los ojos,
desconcertados por lo que
no entendemos pero existe,
absortos ante tanto misterio,
anonadados ante la fatalidad
que nos persigue.
Así permanecemos,
sin saber qué es la angustia,
pero ahogados por ella
en un lejano abismo.

Las despedidas

Interminables fueron las despedidas.
Se suspendía el tiempo y no rompía
el silencio más que la sensación de estar
fuera del mundo. Porque el mundo
quedaba entonces fuera de sus paredes.
Como si algo, inmensamente extraño
se acabara imponiendo sobre todo el paisaje
que ocupaban los ojos del adiós.
Despedirse
se convertía entonces en una nueva forma
de invocar los vivido, de conjurar la vida
que ya estaba perdida, irremediablemente.

Ladridos en la madrugada

Esos perros que ladran son testigos
de que la vida fue una inútil carrera.
Ellos siguen ahí, aullando solitarios,
sin haberse movido de su espacio.
Y tú, vuelves aquí, viejo, fracasado,
inútil, solitario, con la voz desprovista
de quimeras y sueños,
con las manos vacías, con el gesto agotado
de quien anduvo lejos y erró siempre
el camino.

¿Es regresar morir
o recordar tan sólo un ejercicio
vano de impotente sadismo?

Ellos ladran, pero tú ya no esperas
que sus ladridos sean un símbolo
o la señal al menos que separa la noche
de la ruina infame que la vida te entrega.
De: «La arena rota… y otros poemas»

Llamadas

A veces eran gritos de angustia, la suplica
que se expandía más allá de los muros
de la prisión que era tu vida ya sin vida,
el amargo resultado de una amarga derrota.

Llamabas y llamabas en la noche oscura
de las habitaciones, en las largas madrugadas
cuando la Aurora abría una senda posible.
Pero si llegaba la Aurora, la brevedad de su luz
te cegaba los ojos. Y era otra vez la noche
la que acudía a tu solicitud de amparo.

En vano fueron tus súplicas, en vano
tu insistencia, tus gritos, el alarido ronco
de la desesperación, la nada de tus manos.
Nunca acudió nadie a socorrerte, nadie escuchó
ese largo gemido que todavía no has terminado
de proferir en el vacío.
De: “La casa vacía” – V Premio “Aljabibe” de poesía en 2004.

La muerte sí es el final

«…Nadie te preguntó si querías seguir vivo
o dejar que la muerte acabara su obra
en paz, sin sufrimiento, con tu voz
toda entera…»
JI

La muerte sí es el final por mucho
que intenten engañarnos con canciones,
con himnos, con plegarias y salmos.
Es la muerte el final y es justo
que así sea. Que no existan
ni premios ni castigos. Solamente
que nos dejen perdernos en la nada,
desde donde vinimos sin haber sido
previamente invitados.
De: “Daños colaterales”
XVI Premio Ciudad de Córdoba “Ricardo Molina” – 2008

«¿Se acaba el mundo aquí
o también es mentira que la tierra se acabe
y que se acabe el mar?…»
JI

Ángel de vidrio

(Homenaje a Emilio Prados)

como un ángel de vidrio
en un espejo
Emilio Prados

Como un ángel de vidrio,
transparente e inútil,
te has quedado,
después de haber vivido
en la desgana.
¿Fue por amor? ¿O sólo fue
que el tiempo fluye
como un río,
dejándote la vida
en la corriente
como una ola
que desaparece?

Sin perfil, transparente,
como una mueca
que abierta al aire,
se quedara vacía
y ninguna señal te dice
que está viva.
Así tus horas y tus días
transcurren ahora
en la oscuridad total
que sucede a la noche.

¿Tiene la niebla alguna
certidumbre? ¿Tiene
acaso la noche un ángel
que custodie tu sueño?
Sólo vigila el tiempo
y su mentira. Sólo
la sangre espera
que un aliento la saque
de la inutilidad sin fin
de su corriente.
De: «La arena rota… y otros poemas»

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A DIOS PRESENTE [Mi poema]
José Agustín Goytisolo [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Créeme si te digo que no miento,
que yo vine hasta aquí para ser río,
hacer más floreciente a lo baldío,
de paja con el barro hacer cimiento,
la voz que se hace voz en Parlamento,
la llama que calienta si hace frío,
mimando incluso al viento.

Y digo y a decirlo no me aguanto
si escribo lo que opino y lo que pienso,
que nunca yo he vivido echando incienso,
cerrando a la palabra a cal y canto,
tupido no he extendido ningún manto
ni he sido advenedizo del consenso,
la hiel de un desencanto.

Que vine para ser agua y simiente,
y sol y luz y amor, fuente de vida,
tranquilo, en son de paz, sin una herida,
nadando sin cesar contra corriente,
del odio y la mentira resistente,
y hacerlo todo al tiempo con medida.
teniendo a Dios presente.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDO:  José Agustín Goytisolo

CUANDO TODO SUCEDA

Digo: comience el sendero a serpear
delante de la casa. Vuelva el día
vivido a transportarme
lejano entre los chopos.
Allí te esperaré.
Me anunciará tu paso el breve salto
de un pájaro en ese instante fresco y huidizo
que determina el vuelo
y la hierba otra vez como una orilla
cederá poco a poco a tu presencia.
Te volveré a mirar a sonreír
desde el borde del agua.
Sé lo que me dirás. Conozco el soplo
de tus labios mojados:
tardabas en llegar. Y luego un beso
repetido en el río.
De nuevo en pie siguiendo tu figura
regresaré a la casa lentamente
cuando todo suceda.
(de El retorno)

ALGO SUCEDE

A las compañeras y compañeros con los que compartí el
hospedaje que nos brindaron los Capuchinos de Sarrià
durante tres hermosos días de marzo de 1966, fundando
el Sindicato Democrático de Estudiantes de Barcelona.
Amigos: ya lo veis; pasan los años
y parece que siempre
sigan las cosas como el primer día.
Nos hemos reunido ciertas veces
en extraños cafés
en tu casa en la mía
hemos charlado largamente
redactando pasquines hasta el alba
discutido el problema;
y siempre nos decimos que esto acaba
que no puede durar
y muchos hemos apostado cenas; no sé dinero
a que antes de fin de año algo sucede
y siempre hemos perdido.
Así sin darnos cuenta
entre reunión y papeleo oscuro
entre miedo y registros y porfía
hemos envejecido poco a poco
pasando de la calle a la oficina
del calabozo al fútbol
y de la espera a la melancolía.
Y sin embargo os digo que tenemos razón
y que vale la pena continuar
porque algo está ocurriendo
algo ha cambiado en espeso ambiente:
ellos están cansados
también están cansados
gritan y cantan para no admitirlo
mas sus camisas mudan de color
y duermen mal
y toman pastillitas
ponen dinero en Berna o en Manila
y no saben no saben que el peligro
está cerca muy cerca
no en Cuba ni en la URSS
sino en su casa en medio de sus hijos
en sus despachos y hasta en las iglesias
porque el mundo camina
con el paso implacable de gente tal vosotros
que creen en la vida y que por eso
mueven el mundo sin pegar un tiro
mientras sea posible
o bien pegándolo.
(de Algo sucede)

Historia conocida

Es una historia conocida, amigos,
todos la recordamos,
—viento del pueblo se perdió en el pueblo—
pero no ha terminado.

Hace tiempo hubo un hombre entre nosotros,
alegre, iluminado,
que amó y vivió, cantaba hasta en la muerte,
libre como los pájaros.

¡Qué bonito sería! Nace, escribe,
muere desamparado.
Se estudian sus poemas, se le cita,
y a otra cosa, muchachos.

Pero su nombre continúa, sigue,
como nosotros, esperando
el día en que este asunto, y otros muchos,
se den por terminado.

¡Qué bonito sería! Nace, escribe,
muere desamparado.

ASÍ SON

Su profesión se sabe es muy antigua
y ha perdurado hasta ahora sin variar
a través de los siglos y civilizaciones.
No conocen vergüenza ni reposo
se emperran en su oficio a pesar de las críticas
unas veces cantando
otras sufriendo el odio y la persecución
mas casi siempre bajo tolerancia.
Platón no les dio sitio en su República.
Creen en el amor
a pesar de sus muchas corrupciones y vicios
suelen mitificar bastante la niñez
y poseen medallones o retratos
que miran en silencio cuando se ponen tristes.
Ah curiosas personas que en ocasiones yacen
en lechos lujosísimos y enormes
pero que no desdeñan revolcarse
en los sucios jergones de la concupiscencia
sólo por un capricho.
Le piden a la vida más de lo que ésta ofrece.
Difícilmente llegan a reunir dinero
la previsión no es su característica
y se van marchitando poco a poco
de un modo algo ridículo
si antes no les dan muerte por quién sabe qué cosas.
Así son pues los poetas
las viejas prostitutas de la Historia.
(de Bajo tolerancia)

Palabras para Julia

Tú no puedes volver atrás
porque la vida ya te empuja
como un aullido interminable.

Hija mía es mejor vivir
con la alegría de los hombres
que llorar ante el muro ciego.

Te sentirás acorralada
te sentirás perdida o sola
tal vez querrás no haber nacido.

Yo sé muy bien que te dirán
que la vida no tiene objeto
que es un asunto desgraciado.

Entonces siempre acuérdate
de lo que un día yo escribí
pensando en ti como ahora pienso.

La vida es bella, ya verás
como a pesar de los pesares
tendrás amigos, tendrás amor.

Un hombre solo, una mujer
así tomados, de uno en uno
son como polvo, no son nada.

Pero yo cuando te hablo a ti
cuando te escribo estas palabras
pienso también en otra gente.

Tu destino está en los demás
tu futuro es tu propia vida
tu dignidad es la de todos.

Otros esperan que resistas
que les ayude tu alegría
tu canción entre sus canciones.

Entonces siempre acuérdate
de lo que un día yo escribí
pensando en ti
como ahora pienso.

Nunca te entregues ni te apartes
junto al camino, nunca digas
no puedo más y aquí me quedo.

La vida es bella, tú verás
como a pesar de los pesares
tendrás amor, tendrás amigos.

Por lo demás no hay elección
y este mundo tal como es
será todo tu patrimonio.

Perdóname no sé decirte
nada más pero tú comprende
que yo aún estoy en el camino.

Y siempre siempre acuérdate
de lo que un día yo escribí
pensando en ti como ahora pienso.

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LA VIDA ES UN EMBARGO [Mi poema]
Ángel Gracia [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

La vida es frágil, corta y se deshace
pues sufre de nostalgia, al que el deshielo,
apenas si le sirve de consuelo,
ocurre desde el día en que se nace
y moscas va cazando siempre al vuelo.

Lo mismo que el vulgar azucarillo
buscando edulcorar va y se disuelve,
-después si se arrepiente ya no vuelve
a hacerse perdonar y sacar brillo-,
ni existe de esa pena quien la absuelve.

Si alguno hay que te invita a sus altares
no creas lo que dice, que te engaña,
verás como padece de migraña
y nunca aceptará, lloviendo a mares,
que todo es un invento, una patraña.

Despierta, no seas ciego, abre los ojos,
decídete a salir de tu letargo,
la vida es poco más que un trago amargo,
de rosas y de espinas y de abrojos,
y siempre ha de acabar con un embargo.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDO:  Ángel Gracia

(XXVIII premio de poesía Santa Isabel)

SEÑOR DE LA DANZA

Borrar el principio, escribir
el fin. Crear signos,
nombrar números y edades.
Regresar a las primeras palabras
que el aire oyó.

Yo, que creí en el manantial de luz,
en la tierra recién hollada. Yo, que imaginé
la lluvia abrazando a las raíces.
Yo tuve la eternidad entera para celebrar el día.

Aquí yacerá el mundo, dije. Su alfabeto
de sílice. El poema de piedra. La canción
de las hojas de noche. Pero pronto brotaron
las lápidas, las agrias plegarias.
Dioses y hombres juntos sin saberlo,
negándonos, nombrándonos.

Un dios no es nada, pensé,
sólo un vacío inmóvil. ¿Soy, pues, la nada misma?
Un hombre no es nadie. Una nada que camina
hacia sí misma, hacia su centro desangrado.
Así, la fe torturada de la repetición,
así, el miedo por el sueño del vigía.

Yo os creé y yo os destruiré.
Vuestras voces hablaron
del silencio, de mi voz.
Pero yo aguardé en la roca,
nadé en la montaña y su nube,
dormí con el rumor de las explosiones.

Yo os creé y yo os destruiré.
Sin ira. Sin piedad. Uno a uno,
porque no sois infinito.
No pensaré en ninguno de vosotros.
No recordaré vuestros nombres.
No os daré tiempo, sólo el espacio
donde debéis desaparecer.

Principio y fin reunidos en mi mano.
La luz negra inunda la luz.
Las palabras abandonan las cosas.
Aquí yace el mundo.
El horizonte se acaba en esta línea.

FUENTE DE LOS MACHOS

Junto a la fuente,
bebo en las manos de mi padre.
El agua me sabe a tierra
entre las grietas antiguas de su piel.

Mi padre aparta sombras con el brazo,
y me sienta en un árbol caído.
Era muy viejo, dice, deshaciendo su ceniza.
Y me lava la frente con su pañuelo de nubes,
y veo en sus hombros arder el sol.

Abrimos mandarinas a la mañana.
Hundimos los dedos en sus cortezas vivas.
Comemos y comemos.
Las hormigas se llevan peladuras
hacia su pequeño agujero negro.
Cargan hasta sesenta veces su peso,
lo leí en un libro.

Las bicicletas duermen en la tierra fresca.
Mi padre y yo sabemos que la rueda
perdurará por los siglos de los siglos.
Comemos y comemos.
Mi padre cuenta las piezas que me da,
y yo, los gajos que caben en mi boca.
Los gorriones nos roban los más pequeños.
Son muy listos, dice mi padre, no necesitan caminar.

Bebemos más y más agua
en la fuente luminosa, pero el dulce sabor
agrio de las mandarinas permanece.
Los saltamontes caen sobre mi cabeza.
Me conocen de otros veranos.
Llevaré el que se deje atrapar al agujero negro.
El mundo está bien hecho porque lo hizo mi padre.

FIEMO AMIGO

Fiemo amigo,
tú que regeneras a los muertos,
que trabajas para darles vida,
bebe un trago de agua
y háblame de la muerte.

Fiemo fresco y vigoroso,
que engendras rosas tardías,
que engañas a las estaciones
con el aroma sudoroso de la mañana,
descansa en mi cabaña y háblame.

Fiemo amigo,
dame tu mano, reconcíliame
con las heces de la muerte.

ALEGRÍA

Cada día soy brizna de la alegría.
Cuando amo todas las cosas
y sólo puedo amarte a ti,
simiente cerrada, tallo sediento,
cuando quiero abrazarte, ahogarme
en cualquier forma de vida,
brote más alto que el cielo.

Amo y me traiciono
y ya no estoy conmigo
y se revientan mis venas
azotadas por la dicha,
me derramo sobre la lluvia
enclaustrada entre rayos,
a la deriva devoro la vida.

Por el aire arrojo amor,
por los acantilados
me arrojo para abrazarte,
abrázame.

FELIZ Y MORTAL

Aletea un instante,
deja hebras en el cielo
y muere lejos del sol.
Alza abismos
y se hunde en las dunas.
Huidiza,
fugaz.
Se agosta en las sombras
y duerme en el aire.
Ama la maleza,
los rastrojos, los sarmientos.
Ampara la flor del páram
y el alma de las alimañas.
Cae sobre los párpados
de los ciegos,
feliz y mortal,
la luz.

PAISAJE

La luz se despoja
de sus pecios.
El abejorro arranca
el ala ajada
del pétalo alto.
El pantano ama sin esperanza
a la luciérnaga y se ahoga
en su lecho
de tierra borrosa.
Los alisios
y los estorninos
cortan su lento aliento.
Todo paisaje
es obra de desbroce.
La tierra entera
es escritura que dura.

CINERARIO

Y de repente te descubres
ardiendo por los aires.
El meteoro ha mordido tu raíz.
Un incendio blanco te astilla.
Tu llama es árbol tembloroso.
Eres célula de sol vivo
en la carne de la nada.
Eres quemadura en el papel.
Los brotes de la tierra
consuelan tu ser de ceniza.

TODO LO QUE EXISTE

La alegría del aire
y el cansancio del viento.
El florecer de la nieve
y el agotamiento del agua.
Todo lo que existe
te convierte en lo que eres.
Tu mirar de abeja
se desparrama por los campos
enrejados del lenguaje.
Tu decir de gorrión
con las migas se comunica.
Ya no huyes,
te unes a la huida.

ALUMBRES

Tengo alumbre
para la labor del cielo,
alumbre impuro
para lavar la luz,
para evaporar el verso
que anida en el charco.
Tengo alumbre
para inflamar las llamas
mudo alumbre para morder la letra,
para disolver el poema.
Tengo alumbre
para aplazar la putrefacción
de los muertos.
Alumbres tengo
para tejer las sílabas,
para alumbrar el papel.

TEA

Los muertos son
una tea sólo visible
a nuestros ojos.
Una nada que alumbra
nuestras manos.
Los muertos son
todo lo que tenemos
cuando contamos las noches.

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