A todos los amantes de la literatura en sus distintas formas o variantes...

Donaciano Bueno Diez

Donaciano Bueno Diez

Editor: hombre de mente curiosa, inquieta, creativa, sagaz y soñadora, amante de la poesía.

QUERIDA INCONSCIENCIA [Mi poema]
Medardo Ángel Silva [Poeta sugerido]New

MI POEMA …de medio pelo

 

De todas las amantes que he tenido
hay una que en mis sueños permanece,
que sale a relucir cuando amanece
tan solo de pensar quita el sentido,
y ajena, a la razón nunca obedece.

La misma que hoy me sigue y me persigue
y haciendo de rogar nunca abandona,
pues tiene fijación en mi persona,
no existe ni un remedio que mitigue,
si acaso la denuncio no perdona.

Me trae a mal traer si la castigo
pues ella siempre ha sido respondona,
no intento a ella enmendar, que es muy mandona,
me ignora si yo pienso lo que digo,
y muestra cual si fuera una fisgona.

Deduzco somos dos, tal para cual,
con ella ya nací y hoy ya no puedo
la vida torear, saltando al ruedo.
Presiento he de quererla por igual
así que amarla igual, lo sé, no debo.
©donaciano bueno

#Consciencia e #inconsciencia, compañeras de viaje? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Medardo Ángel Silva

Ojos africanos

Ayer miré unos ojos africanos
en una linda empleada de una tienda
Eran ojos de noche y de leyenda
eran ojos de trágicos arcanos…

Eran ojos tan negros, tan gitanos,
vagabundos y enfermos, ojos serios
que encierran cierto encanto de misterios
y cierta caridad con los hermanos…

Ayer miré unos ojos de leyenda
en una linda empleada de una tienda
ojos de huríes, débiles, huraños.

Quiero que me devuelva la mirada
que tiene su pupila apasionada
con el lazo sutil de sus pestañas.

Se va con algo mío

Se va con algo mío la tarde que se aleja;
mi dolor de vivir es un dolor de amar;
y al son de la garúa, en la antigua calleja,
me invade un infinito deseo de llorar.

Que son cosas de niño, me dices; quién me diera
tener una perenne inconsciencia infantil;
ser del reino del día y de la primavera,
del ruiseñor que canta y del alba de Abril.

¡Ah, ser pueril, ser puro, ser canoro, ser suave;-
trino, perfume o canto, crepúsculo o aurora-
como la flor que aroma la vida y no lo sabe,
como el astro que alumbra las noches y lo ignora!

Amanecer cordial

Ah, no abras la ventana todavía,
es tan vulgar el sol!… La luz incierta
conviene tanto a mi melancolía…
me fastidia el rumor con que despierta
la gran ciudad… Es tan vulgar el día!…

Y ¿para qué la luz? …En la discreta
penumbra de la alcoba hay otro día
dormido en tus pupilas de violeta…
Un beso más para mi boca inquieta…
Y no abras la ventana todavía!

Las alas rotas

En continuas orgías cuerpos y almas servimos
a los siete lobeznos de los siete pecados:
la vid de la Locura de sus negros racimos
exprimió en nuestras bocas los vinos condenados.

Pálidas majestades sombrías y ojerosas,
lánguidos oficiantes de pintadas mejillas
se vieron coronados de nuestras frescas rosas
y en la Misa del Mal doblamos las rodillas…

Y acabado el festín -al ensayar el vuelo
hacia el puro Ideal- como heridas gaviotas
las almas descendieron al putrefacto suelo,
asfixiadas de luz con las alas rotas!

Tapiz

Los húmedos myosotis de tus ojos
sugieren claros lienzos primitivos
con arcángeles músicos de hinojos
y santas de los góticos motivos.

Copiaron esos místicos sonrojos
los ingenuos maestros primitivos
y dieron los myosotis de tus ojos
a sus Evangelistas pensativos…

Virgen de las policromas vidrieras,
los sahumerios y los lampadarios:
velan tus sueños todas mis quimeras
y, ante el cortejo de tus primaveras,
dan su mirra y olor mis incensarios.

ANIVERSARIO

Hoy cumpliré veinte años: amargura sin nombre
de dejar de ser niño y empezar a ser hombre
de razonar con lógica y proceder según
los sanchos profesores del sentido común!

¡Me son duros mis años? y apenas si son veinte? ;
ahora se envejece tan prematuramente,
se vive tan de prisa, pronto se va tan lejos,
que repentinamente nos encontramos viejos,
enfrente de las sombras, de espaldas a la aurora,
y solos con la esfinge siempre interrogadora!

¡Oh!, ¡madrugadas rosas olientes a campiñas
y a flor de virgen! ?entonces estaba el alma niña?
Y el canto de la boca fluía de repente
y el reír sin motivo era cosa corriente.

Iba a la escuela por el más largo camino
tras dejar, soñoliento, la sábana de lino,
y la cama bien tibia, cuyo recuerdo halaga
sólo al pensarlo ahora; aquel San Luis Gonzaga
de pupilas azules y risa cabellera
que velaba los sueños desde la cabecera.

Aunque yendo despacio al fin de la callejuela
acaba, y estábamos al frente de la escuela
con el ?Mantilla? bien oculto bajo el brazo;
y haciendo, en el umbral, mucho más lento el paso.
Y entonces era el ver la calle más bonita,
más de oro el sol y más fresca la mañanita.

Y después, en el aula, con qué mirada inquieta
se observaban las huellas rojas de la palmeta
sonriendo no sin cierto medroso escalofrío,
de la calva del dómine y su sueño sombrío…
Pero, ¿quién atendía a las explicaciones?…
¡Hay tanto que observar en los negros rincones!

Y, además es mejor contemplar los gorriones
en los hilos: seguir el áureo derrotero
de un rayito de sol o el girar bullanguero
de un insecto vestido de seda rubia o una
mosca de vellos de oro y alas color de luna.

¡El sol es el amigo más bueno de la infancia!
¡Nos miente tantas cosas bellas a la distancia!
¡Tiene un brillar tan lindo de onza nueva! ¡Reparte
tan bien su oro que nadie se queda sin su parte!
Y por él no atendíamos a las explicaciones;
ese brujo Aladino evocaba visiones
de las Mil y una Noches de las Mil Maravillas
y beodas de sueños, nuestras almas sencillas,
sin pensar, extendían las manos suplicantes
como quien busca a tientas puñados de diamantes.

¡Oh!, los líricos tiempos de la gorra y la blusa
y de la cabellera rebelde que rehúsa
la armonía de los peinados maternales,
cuando íbamos vestidos de ropa nueva a misa
dominical y pese a los serios rituales,
al ver al monaguillo soltábamos la risa!

¡Oh!, los juegos con novias de traje a las rodillas
los besos inocentes que se dan a hurtadillas
a la bebé amorosa de diez a doce años,
y los sedeños roces de sus rizos castaños
y las rimas primeras y las cartas primeras
que motivan insomnios y producen ojeras!

¡Adolescencia mía: te llevas tantas cosas
que dudo si ha de darme la juventud más rosas
y siento como nunca la tristeza sin nombre
de dejar de ser niño y empezar a ser hombre!…

¡Hoy no es la adolescencia mirada y risa franca,
sino el cansado gesto de precoz amargura
y está el alma que fuera una paloma blanca
triste de tantos sueños y de tanta lectura!

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EL ARTE DE PENSAR [Mi poema]
Miguel Antonio Caro [Poeta sugerido]New

MI POEMA …de medio pelo

 

Tumbado en una hamaca observo el cielo,
al tiempo presumiendo que él me mira,
el sol, que es una bola que delira,
se posa en mi cabeza y toma el pelo.

A gusto recostado voy leyendo
de Rolf Dobelli ‘El arte de pensar’,
el libro en que se invita a meditar
y a errores resistir, ir aprendiendo.

Ajeno a lo que ocurre en el lugar,
atento, sumergido en la lectura,
añado a cada texto una sutura
como hace con su tinta el calamar.

Después cuando ya empieza atardecer
y acierto a divisar la lontananza,
el sitio donde el ojo nunca alcanza,
empiezan ya las dudas a crecer.

De nuevo debo al alma apaciguar
pues veo ya está el cielo más tranquilo
cual fuera de acetato o de vinilo.
Cansado de pensar, vuelvo a soñar.
©donaciano bueno

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El Arte de Pensar, (52 errores de lógica que es mejor dejar que cometan otros), un libro de obligada lectura para todos aquellos que practican esa «fea costumbre» de hacer trabajar a su cerebro. Didáctico y de muy fácil lectura. De Penguin Random House Grupo Editorial.

MI POETA SUGERIDO:  Miguel Antonio Caro

ELLA

La expresión dulce que su rostro baña,
de sus ojos la plácida centella,
revela el amor de un alma bella,
que el corazón subyuga y no le engaña.
Del Cielo, descendiendo a mi cabaña
con vaguedad de nube y luz de estrella,
ella, mis hondas soledades, ella
mis mudos pensamientos acompaña.
Como extendiendo el ala voladora,
la esperanza, en el ánimo cautiva,
huir parece, aunque el huir demora.
Amante cual mujer, cual diosa esquiva:
-así diviso a la que el pecho adora-;
-así, inmóvil a un tiempo, y fugitiva-.

La flecha de oro

Yo busco una flecha de oro
que niño de un hada adquirí,
y, «Guarda el sagrado tesoro
-me dijo- tu suerte está ahí».
Mi padre fue un príncipe: quiere
un día nombrar sucesor,
y aquel de dos hijos prefiere
que al blanco tirare mejor.
A liza fraterna en el llano
salimos con brío y con fe:
la punta que arroja mi hermano
clavarse en el blanco se ve.
En tanto mi loca saeta
lanzada con ciega ambición,
por cima pasó de la meta
cruzando la etérea región.
En vano en el bosque vecino,
en vano la busco doquier:
tomó misterioso camino
que nunca he logrado saber.
El cielo me ha visto, horizontes
salvando con ávido afán,
y mísero a valles y a montes
pidiendo mi infiel talismán.
Y escucho una voz ¡adelante!,
que me hace incansable marchar;
repite el eco zumbante,
me sigue en la tierra y el mar.
Yo busco la flecha de oro
que niño de un hada adquirí,
y, «Guarda» el sagrado tesoro
-me dijo- tu suerte está ahí».

Patria

¡Patria! te adoro en mi silencio mudo,
y temo profanar tu nombre santo.
Por ti he gozado y padecido tanto
cuanto lengua mortal decir no pudo.
No te pido el amparo de tu escudo,
sino la dulce sombra de tu manto:
quiero en tu seno derramar mi llanto,
vivir, morir en ti pobre y desnudo.
Ni poder, ni esplendor, ni lozanía,
son razones de amar. Otro es el lazo
que nadie, nunca, desatar podría.
Amo yo por instinto tu regazo,
Madre eres tú de la familia mía;
¡Patria! de tus entrañas soy pedazo.

Al buen pastor

¿Qué importa que la oveja acongojada
En noche y soledad vague perdida?
Tu amante corazón sus pasos cuida,
Y por ti, Buen Pastor, será salvada.

Oigo tu voz que al ánima cansada
Con alivio dulcísimo convida;
Yo sé que eres la fuente de la vida
Que a la infancia nos vuelve inmaculada.

Tú permites que humilde peregrino
Que tu nombre invocó, de angustia lleno,
Al caer en el áspero camino,

Recobre, al despertar, candor sereno
Purificado por tu amor divino,
Y en paz descanse en tu adorable seno.

A la memoria de Adolfo Berro

¡Poeta del desconsuelo!
¡Alma sensible, tierna!
¿Por qué tan presto el vuelo
Levantaste del suelo
A la región eterna?

¡Ah, cuando llora el hombre
En su beneficencia
Toda ajena dolencia,
Eterniza su nombre,
Y abrevia su existencia!

En tu muerte temprana
Semejas flor lozana,
Sobre el tallo partido,
Doblada sin ruido
En su primer mañana.

Cual aromas nos dejas,
Dulces, sentidas quejas…
Adolfo, naces, lloras,
Por los que sufren oras,
¡Y a no volver te alejas!

¿Mas tu espíritu dónde
Está? ¿En el yerto cráneo
Se evapora o se esconde?
¡Con latido espontáneo
El pecho me responde

Que existes, dulce amigo!
Tú existes, yo te amo,
Y hondo placer abrigo
Cuando mi fe te digo,
Cuando amigo te llamo.

¡Existes, no lo dudo!
¡Jamás la nada pudo
Débil, obscura, fría,
Mover a simpatía
Desde su abismo mudo!

Dígnate dar alguna
Señal de acogimiento
A mi sincero acento,
Ora que la alba luna
Rueda en el firmamento.

Ora que el ancho suelo
Paz y quietud respira,
Ni céfiro suspira,
Dame sentir tu vuelo,
Dame escuchar tu lira.

¡Mi súplica indiscreta
Perdona! ¡Una secreta
Voz que habitas me dice
En región más felice,
Y que me oyes, poeta!

Si no me cupo en suerte,
Adolfo, conocerte,
Ni a ti volver te es dado,
Yo volaré a tu lado
Más allá de la muerte.

¡Pueda en tanto algún día
Besar la losa fría
Que tus cenizas sella,
Y derramar en ella
Una lágrima pía!

Al viento

Vientecillo sin nombre
Que curioso paseas
Ahora por el bosque,
Ahora por la vega;

Tú que en lecho de espumas
O de hojas, remedas
Con inquietud celosa
Las más sentidas quejas;

Ven, trayendo en tus alas
Tan leves como frescas,
Murmullos de las fuentes,
Aromas de las selvas;

Suspira en el follaje
Del árbol que me hospeda;
Las sombras lento cambia;
Con mis cabellos juega.

O barre ahí esas flores
Menudas y hojas secas,
Y en círculos llevándolas
Mis pensamientos lleva.

Ven, airecillo humilde,
Mi soledad alegra,
Temores desvanece
Y esperanzas alienta.

Ambición

¡Partamos! El espíritu impaciente
Anhela por volar a su albedrío:
Ni llanto, ni piedad: el pecho mío
Solo, inmensa ambición, tu imperio siente.

¡Revueltas ondas de la mar rugiente,
Rayos que el cielo enrojecéis sombrío,
Vuestra furia y tumulto desafío
Con labio mudo y con serena frente!

Ya, suelta el ala del bajel, me siento
Cruzando ¡oh gloria! el piélago profundo;
¡Quién pudiera también el firmamento!

¡Oíd!, nos llama el soplo gemebundo.
Del águila la herencia es todo el viento,
Y la herencia del hombre es todo el mundo.

Amor verdadero

No, no aparta a dos almas amadoras
Adverso caso ni cruel porfía;
Nunca mengua el Amor ni se desvía,
Y es uno y sin mudanza a todas horas.

Es fanal que borrascas bramadoras
Con inmóviles rayos desafía;
Estrella fija que los barcos guía;
Mides su altura, mas su esencia ignoras.

Amor no sigue la fugaz corriente
De la edad, que deshace los colores
De los floridos labios y mejillas.

Eres eterno. Amor: si esto desmiente
Mi vida, no he sentido tus ardores,
Ni supe comprender tus maravillas.

El alma prisionera

En el sabroso abrigo
De repuesta colina, do me espera
De tarde sin testigo
Fresca y amiga sombra; do parlera
Fontana baja con veloz carrera;

Por el sueño vencido
Quedeme acaso, al fallecer del día:
Sonó luego en mi oído
Mística voz, celeste melodía:
Era un ángel de luz que me decía:

«¿Qué ciego desatino
Así te roba a la región serena,
Que olvidado, sin tino,
La planta mueves en morada ajena
A do pérfido lazo te encadena?

«¿Qué luz, qué bien ofrece
Morada donde a vueltas de ventura
El infortunio crece;
Do el placer muere en el dolor que dura;
Morada de expiación, remota, obscura?

«¡Despierta, aviva, al cielo
Toma de aquesos engañosos prados
Álzate; y pasa a vuelo
Negros bosques, altísimos nevados,
Y los mares sonoros y argentados!

«¡Y esfuerza el vuelo, y deja
La nube atrás! Ni cures si perdido
A tus ojos se aleja,
En el espacio inmenso sumergido,
Este planeta en soledad y olvido…»

Interrumpió la luna,
Alzada tras la andina cordillera,
Mi sueño y mi fortuna:
Y vi conmigo mi alma prisionera,
Del solitario arroyo en la ribera.

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SIN DERECHO A DECIDIR [Mi poema]
Alejandro Oliveros [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Pues no quiso venir y le obligaron
que fuera allí a nacer por egoísmo,
dispuesto a obedecer, más de lo mismo,
y nunca por decencia consultaron
llevando hasta la pila del bautismo.

Que vienes hasta aquí y ya dan por hecho,
que debes de seguir sus tradiciones,
haciéndote rehén de su prisiones,
privando el decidir, que es tu derecho,
a hacer lo que le plazca a tus razones.

Y qué decir después cuando te mueres,
los que antes decidieron ya se han ido,
tú sigues de mandón empedernido,
los hijos procreaste por placeres
y todo lo que son, tú has decidido.

Que el ciclo de la vida se repite
cual fueran cangilones de una noria,
el agua va rotando en la memoria
jugando con el tiempo al escondite.
Y vuelta a repetir la misma historia.
©donaciano bueno

Que aquí todos somos #marionetas...? Share on X

MI POETA SUGERIDOAlejandro Oliveros

Zbignew Herbert en Ferrara

Zbignew Herbert se detiene a la entrada
del Castello Estense, y piensa en Tasso:
“Pobre Torquato, pasando frío
en las mazmorras de este castillo imponente.

No son las cortes los lugares más seguros
para los poetas. Mejor el destierro
que la servidumbre; andar sin trabajo
que servir de embajador al tirano,
o cantar sus alabanzas a cambio
de unas medallas de cobre. Vivimos tiempos
que, en verdad, parecen el cuento
de un idiota lleno de ruidos y rabia.

He vivido a menudo entre el pretérito
y el presente, crucificado por el lugar
y el tiempo y, sin embargo, dichoso
y confiando en el que el sacrificio
no fue en vano. He escrito poesía
seria, trágica, y ahora escribo sobre
la enfermedad, el cuerpo enfermo
y la búsqueda  de la redención.
Pienso en el exilio, como todos, ahora
que mi país es una tierra estéril.

Pobre Torquato, puedo imaginar
los dolores de su locura, los he vivido
más allá de lo merecido. Solo aspiro
a que uno de mis poemas, uno solo
sea tan permanente como su inmortal
Jerusalén liberada”.

Utopía

Por motivos que no son los de Mandelstam,
soy un fugitivo de la utopía.
Cuando, como ahora, apartado en la niebla
de Milán, escucho esta palabra favorita
del novecientos, me abandono
a la tristeza y el desconcierto.
En San Pedro, se vuelve a hablar
de perseguir lo imposible, creer
en lo improbable, y yo recuerdo
la sangre derramada en nombre
de ese fantasma a lo largo del siglo veinte.
No quiero para Alessandro el fervor
de los iluminados ni el entusiasmo,
digno de mejor causa, de los convencidos.
El regreso al equilibrio y belleza de las cumbres,
el azul de las olas que siempre recomienzan,
eso es lo que anhelo para sus ojos:
esperanzas probables y sueños reales.

Restaurant Roma

Camino con Alessandro por la Galleria
Vittorio Emanuele, y recuerdo
que no era Milán, sino Roma el sueño de los ojos
de mi padre. Hablaba de la gran urbe
como uno de sus vecinos: el Circo Massimo,
la Domus Aurea desaparecida
y las arcadas del Coliseo; los mosaicos
de Santa Maria Maggiore, y la
mejor manera de llegar a San Pietro in Vincoli
para admirar el Moisés,  “Lo único
que queda de la tumba de Julio II”. Conocía
bien las termas de Dioclesiano,
donde Miguel Ángel construyo una iglesia
de nombre impronunciable. Sobre
la Sixtina se extendía en detalles
leídos en Selecciones: la simetría
de los cuarenta metros y los personajes
del Juicio Final, entre ellos
el autoretrato del artista atormentado.
Mi padre nunca viajó
a Italia, ni siquiera salió de Venezuela,
pero cuando visité la ciudad,
diez años después de su muerte, la encontré
sin cambios, tal como él la había
imaginado, en su aislada mesa
del restaurant Roma en Valencia.

Destino

Durante un tiempo acompañé a mi tío
en el recorrido por sus propiedades
en Bejuma. Comenzaba siempre
por las siembras de caña, que crecía,
verde clarita, para convertirse
en oscura melaza y papelón.
Luego, era el turno de las mandarinas
y naranjas, brillando con la luz dorada
que bajaba sin prisa  de las colinas.
Al final, eran los cultivos de tabaco,
y sus verdes plantas dispuestas
como soldaditos para un desfile.
Mi tío Mario era como sus tierras,
dulce y transparente. Una mañana,
de regreso a casa: “Alejandro,
¿por qué no te haces agrónomo
para que te ocupes de estas tierras?”
No tuvo hijos, y yo era el único varón
de la familia. Lo dijo no más una vez
en la privacidad de su Jeep. Por mi parte,
sólo lo confié a mi hermana Alicia.
Recuerdo sus palabras: “En Bejuma
no hay cines, ni museos, ni librerías,
que es lo que a tí te gusta”. Al poco tiempo,
mi tío enfermó y murió prematuramente.
Nunca supe cuál fue el destino de aquellas
tierras benditas. Ahora, desaparezco
en la niebla de Milán y me imagino
con el sombrero de mi tío y sus botas
llenas de barro. Llego hasta la Scala
y pienso: “Creo que, después de todo,
mi querida hermana tenía razón”.

CIELOS

Mucho antes que la tierra,
perdimos el cielo
de los trópicos natales.
Su luz incesante
sin escarchas invernales,
las nubes sin hielo
ni oscuridades. Y el azul
protector sobre mangos,
bucares y cañaverales.

También perdimos del trópico
las noches más cordiales,
las brisas del páramo
y la sal de los mares.
las estrellas del camino,
que aprendieron nuestros
nombres y vocales,
los sonidos conocidos
de grillos y jaguares.

Cuando cierres la puerta
y ajustes ventanales,
y tomes los caminos
para nada familiares,
mira el cielo que pierdes,
allí quedan tus señales,
los rasgos y los sueños
que fueron iniciales.
Más allá están las nieves
y crueles vendavales.

BÁRBAROS

A Herman Sifontes

Llegaron por mar,
los bárbaros.
Sus barbudos cadáveres
fueron cubiertos
por la arena.

Eso fue hace mucho tiempo
pero lo recuerdo bien,
creíamos que se habían
marchado para siempre.

La segunda vez
no llegaron por mar
ni por ninguna parte.
Dormían con nosotros,
en el mismo lecho,
bajo el mismo techo.

Destruyeron
todo lo que amábamos.

Cuando se retiren
-los bárbaros siempre se retiran-,
no construiremos más murallas,
levantaremos puentes,
para estar más cerca del agua.

SUEÑO DE UN ESTUDIANTE EN EL EXILIO

La ciudad no había cambiado.

El metro, como siempre,
nos dejó en la estación
Las Tres Gracias.

Los profesores conversaban
en el cafetín antes de clases;
un curso sobre Gogol,
y otro sobre Macbeth.

Después, unas cervezas
en Las Américas,
y la caminata hasta tu casa
en Los Caobos.

Las noches eran serenas
bajo la silueta protector
del Ávila.

Un viento helado
abre la ventana.
El sueño se interrumpe;
afuera, Salamanca,
la soledad y el derrumbe.

PÉRDIDA DEL REINO

A dónde irán a dar
estos valles musicales,
con sus aromas,
cálidos y amables,
a guayaba y miel?

Los remansos y canales
para los días de sed,
¿frente a qué mares
o lagos y corrientes,
terminarán después?

Las colinas doradas
de estos senos,
recorridos a ciegas
en claras madrugadas,
bajo qué cielo
se van a despertar mañana?

Ultima mirada
para este reino
de turgentes carnes,
y lisura de manzanas
que estuvo para mí.

VUELTA DE LAS CRUZADAS

Regreso, después
de muchos años de cruzado,
al país natal.

La guerra aquí
no ha terminado.

Los tucanes de largos
picos han sido
enterrados. Y los azulejos
duermen su lado.

Los cazadores,
de rojos brazos,
bajan de los cerros
con armas y caballos.
Sus rostros son crueles
y sus gestos despiadados

En lo más alto del árbol,
sentimos al arrendajo cuando,
en su canto, nos dice:
“La guerra no ha terminado,
todavía quedan años
para que el reino sea liberado”.

MESAS

Hemos aprendido
a comer
en mesas vacías.
Las sillas sobran
en nuestras casas.

Ya nadie se sienta
a compartir el aroma
de los hervidos,
ni los humos
de nuestras brasas.

Primero fueron
las apresuradas maletas
de los hijos. Después,
con sus libros bajo el brazo,
le tocó a los amigos,
por todo el mundo
pidiendo asilo.

Nuestras mesas
han perdido el equilibrio,
dos en una punta,
cuatro en el vacío.

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¿ALGUIEN SABE QUÉ ES…? [Mi poema]
Trinidad Lucea [Poeta sugerido]New

MI POEMA …de medio pelo

 

Difícil definir qué es poesía
pues ecos hay que gritos son del alma
que van volcando al viento melodía,
después la tempestad llega la calma,
y vuelta a degustar. Filosofía.

Poesía es amoldar las emociones
que envían al lector hacia el infierno,
sus vicios, sus mentiras, sus pasiones
así fuera verano o sea invierno
o hubiera que inventar más estaciones.

Es duda, es ilusión, es alegría,
del hecho de la vida es un retrato,
un acto de coraje y valentía,
un trecho a transitar al desacato
en medio de una enorme fantasía.

Deseo al percibir, esa osadía
de aquel que piensa que él está sembrando
creyendo si no hiciera moriría,
a todas nuestras tripas provocando
moviendo a la emoción. Melancolía.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDO:  Trinidad Lucea

ÉRASE UNA VEZ

Una silenciosa raíz en mitad del camino
que parecía los dedos gruesos de una mano,
retorcida y rugosa, se hundía en la tierra.
Excavé por curiosidad, piedras incómodas,
yerbajos, bichos, papel, hojarasca,
más raícesmanos.
Excavé un poco más profundo,
estratos minerales, historias, nombres,
cuentos, uñas de barro.
Excavé insolente en la terquedad de la roca,
ruinas, entrañas, papiros huérfanos,
mitos, leyendas.
Excavé incisiva, estatuas de rosa rosae,
tierra atávica, palabras perdidas,
vetustos abecedarios.
Excavé siglos, abismos, cielos,
en los más profundo encontré una voz;
saqué brillo a la parte luchadora de su genoma
y salió a la superficie un acto de rebeldía,
Rei Vindicatio.

CAPERUCITA ROTA

Cruzar el bosque
nunca fue una buena idea.
La bestia ni siquiera
esperó a terminar el cuento,
devoró y arrolló, golpeó
más allá de la linde del verde bosque.

En la mesa del forense
yace el cuerpo de la chica;
carne, huesos y tela roja.
¿Y la abuela?
La abuela consuela a la madre.
¿Y la madre?
La madre consuela a su corazón,
se lo han arrancado.
Retuerce un kleenex
con las manos temblando,
llora.

LA DISTANCIA

Cuando te acercas.
La distancia matemática entre dos puntos: A y B.
La distancia entre el cerebro y el corazón.

Cuando me hablas.
La distancia de tus palabras antes
de caer en mis oídos.
La distancia del aire antes
de ser capturado por mis pulmones.

Cuando me vas a besar.
La distancia de un milímetro.
La distancia entre los pronombres tú y yo.
La distancia entre tu pupila y la mía.

El beso.
La no-distancia entre nuestros cuerpos.

Cuando te vas.
La distancia que separa a Ulises de Penélope.
La distancia entre tu volveré y
mi te echaré de menos.

LLORAR

No me gusta llorar.
Erosiona.
Lloro poco y mal
y no encuentro ningún
libro de instrucciones
que me diga cómo hacerlo,
ni donde guardar las lágrimas.
Sería bueno, tal vez,
mezclarlas con algún licor dulce
para contrarrestar su sabor salado,
o tragarlas como una pastilla
que todo lo curase,
o guardarlas en una botella,
para arrojarla al mar.
Quizás alguien la encuentre
con sus secretos, corales y versos.
Publicado en la antología ilustrada Ultravioleta

LA DISTANCIA

Cuando te acercas.
La distancia matemática entre dos puntos: A y B.
La distancia entre el cerebro y el corazón.

Cuando me hablas.
La distancia de tus palabras antes
de caer en mis oídos.
La distancia del aire antes
de ser capturado por mis pulmones.

Cuando me vas a besar.
La distancia de un milímetro.
La distancia entre los pronombres tú y yo.
La distancia entre tu pupila y la mía.

El beso.
La no-distancia entre nuestros cuerpos.

Cuando te vas.
La distancia que separa a Ulises de Penélope.
La distancia entre tu volveré y
mi te echaré de menos.

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MI POETA INVITADO:  Jorge Burón Prieto

De Safo

Es a mí néctar de vida tu presencia
cuando ya no estás,
y envidio a la que fui
contigo aquel tiempo,
rías tú con él y yo sufra mirando
mientras te alejas.
Mas veo tu espalda y se me agita
el aliento,
lloro recuerdos,
me paraliza un miedo insalvable, mas
corro por ti, con piernas
de viento.
Tiemblo mirando tu espalda
negra del tiempo, te alcanzo
y en tu rostro no estás tú,
me muero,
pero todas morimos cada día.
De Visiones (2024)

De William Shakespeare

A la belleza pedimos, su canto sea eterno
y que las estrellas vibren siempre su armonía
que el vacío destierre de este nuestro cuerpo
que el alma tras morir se convierta en sinfonía.
Mas yo, que del canto me habló la voz del gorrión
y en su vuelo comprendí la forma de los vientos,
si en escasez se convierte mi respiración
qué más pudiera entregar que el callar de un impío.

Yo, que de este mundo no soy más que espectador,
y de la primavera un escollo en su fluir,
en el lienzo natural derramo torpes trazos
que mi espíritu incallable no sabe reprimir.

Me apiadaré del mundo en este último verso,
que en la tumba halle el silencio y así muera feliz.

LA PUERTA ABIERTA [Mi poema]
Laura Farías [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Dejé la puerta abierta por si acaso
tú fueras a pasar y la empujaras.
Yo sigo aun a la espera de que entraras,
la puerta sigue anclada en su fracaso.

Pues sabes fuiste tú quien dio el portazo,
y tú quien me dijiste adiós, cariño,
y yo el que sigo aquí, barbilampiño,
en busca de tus manos de un abrazo.

Lo mismo que sucede a la marea
que arrastra lo que añora y lo devuelve,
y acerca hasta tus pies y luego besa,

yo aun sigo suspirando en la pelea
en tanto que el rencor se me disuelve
la puerta siempre atenta a una sorpresa.
©donaciano bueno

El #amor es #tozudo, o no...? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Laura Farías

NO TENGO PRISA

Porque nací habitante
del pedral y del ojo de las gárgolas
me ensabané en un neón de negras luces
y arco iris de brumas
donde la parvedad deslíe mi nombre
gloria a gloria
para llenar algún porrón antiguo
con cada cambalud que se hizo gota
de los oscuros vómitos de antaño
(sorbos… de una memoria puñetera)

Porque nací del morbo
y porque fue cordón umbilical la injuria
no es difícil quedarme en el ahora
con mi cara de sed recién lavada
y este desasimiento del yo mismo
donde jamás despiertan los insomnios
que me inventan, infausta y nocherniega
a pesar de mis luces.
O por eso.

Dos segundos después de ser crisálida
ya era una zygaena
esplendorosa
exhalando y latiendo su cianuro.

Tal vez por eso
no me importa si llueve o si no llueve
y me importa un carajo que haya mares
o charcos,
vasos de agua;
porque no busco al fondo de sus círculos
el uso o el desuso
de fatuos tragasables y prestímanos;
pero me importa el yo
desopilante
del líquido reflejo.

La irrealidad es magia… o viceversa
por eso me da igual
la calidad o el vicio del adversario
y antes de abrir los ojos
supe siempre
de esta costumbre insana de mis hombros
que no sabe esquivar
ni el volumen ni el peso de los golpes,
y en reciprocidad del dos por uno
traspasa su break point
y rompe puentes
con la certeza lógica que todo
ha sido
es
y será
sustituible.

Soy imperfectamente humana.

Yo no mato,
no me he estigmatizado de la sangre,
pero suelo ser cruel
herir de muerte,
mutilar suavemente corazones
emascular -con compasión- los sueños
y dejarlos vivir
¿Qué es más oscuro
que mirar a tus víctimas,
gravitar palpitantes por tu espacio
sintiéndote inocente?

Para decir te amo
-lo que siempre es igual a desangrarme-
siempre me sobra tiempo.

Por hoy, no tengo prisa.

SEULETTE SUY

(A Cristina de Pisán)

¿Que me he quedado sola?
¿Y qué?
Ha sido mi elección
vestirme de ermitañas las arterias
desandando a conciencia los destiempos
solidaria de mí, y éste conmigo.

Y que me miren
libre,
encadenada en estas libertades
que me gané en el campo de batalla
cabalgando el ultraje
y el insulto
pagando cada senda libertaria
con géiseres calientes de mi sangre,
con cada acero que me hurgó por dentro
y con cada cruz
donde quedé enganchada.

¡Cuantos trozos de mí se resecaron
colgados en escarpias!

Tú ya lo sabes…
He ganado mis guerras desarmada.

Que me miren así,
libre
desnuda
con este dios de amores moribundo
con los brazos en alto y encrespada
hablando con las piedras
y con los peces que andan por los aires
balbuceando
febril
y alucinada
cien baladas de amante.

Pero no tengo más,
se me vació la boca desde el alma.

Cuando se vaya el eco de la aurora
me quedarán banderas de locura

durmiendo en las entrañas.

Ha sido mi elección quedarme sola.

VENGO DE DONDE VENGO

Vengo de una matriz avolcanada,
de la esperma febril de un altozano
con la costumbre indócil del milano
y con la sangre verde, aturbonada.

Vengo de donde vengo, asalvajada
sin directriz en reglas de lo humano;
donde siempre es mejor tender la mano
que tender los desiertos de la nada.

No esperes más de lo que soy. Apenas
un verso que se quiebra en las arenas
del vitral insondable que te evoca.

No esperes más que un esfingado gesto
cuando aparezca el sol tan maldispuesto
y se nos muera el alba entre la boca.

LOS ÓRFICOS RITUALES

Vendrán las albas nuevas. Vendrán con su aleluya
para romper los cantos tenebres donde muestro
la perversión de un beso–como un toque maestro-
que por tus labios de hombre me permití que fluya.

No habrás de recordarme. Cuando el reloj concluya
los órficos rituales del tiempo que fue nuestro
te olvidarás del beso malévolo y siniestro
y olvidarás la boca que alguna vez fue tuya.

El mundo es tan redondo… quizás, en otro giro
palpite entre tus labios un húmedo suspiro
nacido en remembranzas de besos infernales…

Quizás por ese entonces la sombra de mi mano
dibuje en tus memorias algún sueño pagano
…cruzando los cristales.

EL INICIO DEL FIN

Todavía humea el café
pero ya no tenemos nada que decirnos;
volvemos a tocar nuestras historias
deslizando los dedos
por todo el planisferio de la mesa;

pero de boca a boca que poco o nada queda
apenas lo trivial de algunos holas,
lo baladí del tiempo,
lo insustancial y vano que nos sobra…
una mirada esquiva,
una sonrisa mustia,
un mirar el reloj con disimulo
y esperar el alivio de la ausencia.

Todavía humea el café pero en nosotros
están latiendo coágulos de hielo

y es que nos desnudamos demasiado pronto
sin guardar ni un enigma,

ni un secreto
que atenuaran los tiempos del hastío
hasta llegar al hoy,
donde ya no tenemos nada que decirnos.

Todavía humea el café…

La noche empieza justo al amanecer de cualquier día.

LLOVERÁS CON MI NOMBRE

Te acordarás de mi cuando me vaya
cuando cierre a mi espalda las tranqueras
y se vuelvan al mar todas las fieras
que esculpiste en la arena de mi playa.

Te acordarás, lo sé. Lo tengo claro.
Pero no hay marcha atrás. Todas tus farsas
requieren del neón de las comparsas
y no de la luz simple de mi faro.

Te acordarás cuando me vaya. Entonces
se quebrará el escudo de tus bronces
y te hallarás tan sólo, tan vacío,

que no te han de bastar las bocas nuevas
para olvidar mi boca. Cuando lluevas,
lloverás con mi nombre y con tu frío…

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TROTAMUNDOS Y EXTRANJERO [Mi poema]
Reynaldo Sietecase [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Yo sé que allí nací, de allí me fui
dispuesto a no volver, como hace el viento,
dejando de mi arraigo el sentimiento,
buscando otras maneras de vivir.

Haciéndole al andar un buen regate.
Me fui para volar. Pues que el destino
de inicio va trazándote el camino
al día en que te da ya el jaque mate.

Me fui para seguir siendo extranjero
y ver que el mal talante es de recibo,
oyendo: pues de aquí no eres nativo,
cual simple y despreciable temporero.

Y hoy vuelvo a recoger ya ese sombrero,
el mismo que olvidé, cual trotamundos
que deja de vagar por otros mundos
sufriendo y soportando el aguacero.
©donaciano bueno

#A qué viene apropiarse de la tierra en que se nace? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Reynaldo Sietecase

Dos ladrones

Hay tres cruces y tres crucificados
en la más alta, al diome, el Nazareno.
En la del wing lloraba el chorro bueno
mangándole el perdón de sus pecados.

Escracho torvo; dientes apretados,
marcaba el otro lunfa el duro freno
del odio, y destilaba su veneno
con el rechifle de los rejugados.

¿No sos hijo de Dios? Dale. Salvate.
Sos el Rey de los Moishes, arranyate.
¿Por qué no te bajás? ¡Dale, che, guiso!

Jesús ni se mosquió. ¡Minga de bola!
Y le dijo al buen chorro: Estate piola
que hoy zarparás conmigo al Paraíso.

Los mineros invisibles

Sólo la muerte los rescata
Saben que en el olvido
crece el socavón más peligroso
“Yo te lo dije Juan
es bueno tener miedo”

Quemados
Asfixiados
Sepultados bajo toneladas de negrura
los mineros de Río Turbio
vuelven a la superficie

“Mirá por donde vas
movete con cuidado”

Con las manos curtidas
y las caras tiznadas
emergen de la tierra
cargando con sus penas
sus terrores

“Yo te lo dije Negro
no confiés en tu suerte
cavar tan cerca del infierno
debe tener su precio”

Ante ese desfile de espectros con linterna
las viudas no lloran
los niños no esperan
Ante su paso firme y sus canciones
El empresario ruin
El político infame
El dirigente cómplice
Como brasitas que arden
se pierden por el aire.

PARTIDAS

Mi padre levanta el alfil nacarado
que brilla temible como una cimitarra
y la mujer de negro quiebra su boca
en un rictus amargo
Llevan años jugando esta partida imposible
en bares de mala muerte
valga la estúpida redundancia
En la casa de amigos
cuando todos callan
y detienen los gestos
para que la mujer coloque sus trebejos
de modo caprichoso

El viejo zorro la burla
una y otra vez
con sus temibles diagonales
Ejecuta aperturas inventadas
para cada ocasión
Pone jazz en vinilo
la aturde con Miles Davis
usa a las grandes bandas y la saca de quicio
Bebe coñac del pico
come chocolate amargo
la distrae con historias destempladas
Sabe que la derrota llegará puntual e inevitable
No esta noche
No esta noche

Mi padre espanta con su risa el aliento fétido
que exhala la mujer
“La impaciencia es enemiga del ajedrez”
le susurra amable
antes de rematarla.

HACE LEJOS

Sombras que sueño
Antiguos besos
Barracas al sur

En tiempos del email
mensajes en una
botella de cerveza
garabatos
nada de nada
viento y arena

Ofrezco necesidad
Dentelladas al corazón
Noche en la luz
Inquietudes diversas

No siento el cuerpo
que me aplasta para el amor

Hace lejos
Pesadillas de manual
con abrazos imposibles:

Vuelvo a encontrarte en un tren
para perderte again
en la estación siguiente

Estás muerta
y esto es irrefutable
o gorda con ruleros
viendo crecer hijos
que no me pertenecen

Estás en un sitio final
e inalcanzable

Hace lejos
Mejor
Es Buenos Aires.

CÓMO ESCONDER UN ELEFANTE

Es igual a un poeta
solo un poco más grande
Visto de cerca
es macizo
Pintado a lápiz
Inocultable en su propia torpeza
¿Para qué sirve un elefante?
Es igual a un poeta
No sirve para nada
Inútil de tan gris
Un mamífero sólido
La conciencia del mundo
Una montaña que anda
certera y convencida
de su porte imponente
de sus debilidades
Cada quince minutos
alguien mata a un gigante
A este ritmo asesino
en pocos años
África quedará huérfana
de su memoria prodigiosa
No azotará la tierra
el tremendo retumbar de sus patas
Imposible salvarlo de las balas
Solo puede ocultarse un elefante
en una manada de parientes
Con el último caído
el motivo trivial del exterminio
se esfumará de golpe
El marfil de sus cuernos
será apenas recuerdo
en collares y adornos
La codicia es más grande
que cualquier elefante
Sin la bestia suprema
cambiará todo
Estaremos más solos
que cuando éramos niños
y un bicho de ese porte
podía balancearse
sobre la tela delgada
de un poema.

MEMORIA DE UNA CALLE

El sol sale en el río
y se oculta detrás de la plaza
La calle tiene niños
árboles añejos
empleados de banco
maestras
rateros
Otoños amables
langostas a montones
álbumes de figuritas
imposibles de completar
La calle tiene baches
juegos simples
sillas en la vereda
Inviernos atroces
desaparecidos
gordas con ruleros
perros temibles
vecinas con piernas tan largas
que les llegan hasta el suelo
Un dentista
Jimena inalcanzable
Un pequeño almacén
Veranos con siesta
Mi madre baldeando la escalera
Helados de palito
Una casa abandonada
en mitad de la cuadra
Cinco amigos
Viejas chotas
que no devuelven la pelota
Primaveras dulces
sueños abandonados
primeros besos
El tiempo no pasa en esa calle.

EXTREMA NECESIDAD

El que duda no ama
me arrojaste a los ojos
En modo espanto
y evidente despedida
El deseo tiene filo en el mango
Extraña vocación por las heridas
Nadie huye sin querer
Dijiste
sin la mínima agitación
en los labios
El miedo tiene
la seguridad de los presidios
Hace confortable el desierto
más extenso
De ese infierno vuelvo
envuelto en tus banderas
Por la extrema necesidad
de escapar de tu olvido.

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HUMILDEMENTE PIDO [Mi poema]
Leopoldo María Panero [Poeta sugerido]New

MI POEMA …de medio pelo

 

Yo quiero, cuando muera, que mis nietos
decidan si algo vale lo que escribo,
conviene preservar, si es de recibo,
o en cambio no merecen sus respetos.

Si alguno se acercara a la cultura
y puede disfrutar leyendo un rato,
propongo aquí que hagamos un buen trato
que no me tiren nunca a la basura.

Pues sepa que yo puse aquí el empeño
jugando a arrejuntar a las palabras,
como hace un buen pastor cuando sus cabras
se escapan sin respeto al que es su dueño.

Poniendo a trabajar así a mis luces,
aquellas sin dudar que dios me ha dado.
Mas sepa no estoy libre de pecado
así que en el versar me dé de bruces.

Y puestos a pedir, pido indulgencia,
si deban de tirar tengan cuidado,
no saben el sudor que me ha costado
dejarles estas letras como herencia.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDO:  Leopoldo María Panero

La poesía destruye al hombre

La poesía destruye al hombre
mientras los monos saltan de rama en rama
buscándose en vano a sí mismos
en el sacrílego bosque de la vida
las palabras destruyen al hombre
¡y las mujeres devoran cráneos con tanta hambre
de vida!
Sólo es hermoso el pájaro cuando muere
destruido por la poesía.

Ars Magna

Qué es la magia, preguntas
en una habitación a oscuras.
Qué es la nada, preguntas,
saliendo de la habitación.
Y qué es un hombre saliendo de la nada
y volviendo solo a la habitación.

A mi madre

(reivindicación de una hermosura)

Escucha en las noches cómo se rasga la seda
y cae sin ruido la taza de té al suelo
como una magia
tú que sólo palabras dulces tienes para los muertos
y un manojo de flores llevas en la mano
para esperar a la Muerte
que cae de su corcel, herida
por un caballero que la apresa con sus labios brillantes
y llora por las noches pensando que le amabas,
y dice sal al jardín y contempla cómo caen las estrellas
y hablemos quedamente para que nadie nos escuche
ven, escúchame hablemos de nuestros muebles
tengo una rosa tatuada en la mejilla y un bastón con
empuñadura en forma de pato
y dicen que llueve por nosotros y que la nieve es nuestra
y ahora que el poema expira
te digo como un niño, ven
he construido una diadema
(sal al jardín y verás cómo la noche nos envuelve)

El noi del sucre

Tengo un idiota dentro de mí, que llora,
que llora y que no sabe, y mira
sólo la luz, la luz que no sabe.
Tengo al niño, al niño bobo, como parado
en Dios, en un dios que no sabe
sino amar y llorar, llorar por las noches
por los niños, por los niños de falo
dulce, y suave de tocar, como la noche.
Tengo a un idiota de pie sobre una plaza
mirando y dejándose mirar, dejándose
violar por el alud de las miradas de otros, y
llorando, llorando frágilmente por la luz.
Tengo a un niño solo entre muchos, as
a beaten dog beneath the hail, bajo la lluvia, bajo
el terror de la lluvia que llora, y llora,
hoy por todos, mientras
el sol se oculta para dejar matar, y viene
a la noche de todos el niño asesino
a llorar de no se sabe por qué, de no saber hacerlo
de no saber sino tan sólo ahora
por qué y cómo matar, bajo la lluvia entera,
con el rostro perdido y el cabello demente
hambrientos, llenos de sed, de ganas
de aire, de soplar globos como antes era, fue
la vida un día antes
de que allí en la alcoba de
los padres perdiéramos la luz.

Himno a Satán

«Ten piedad de mi larga miseria»

Le fleurs du mal
Charles Baudelaire

Tú que eres tan sólo
una herida en la pared
y un rasguño en la frente
que induce suavemente a la muerte:
tú ayudas a los débiles
mejor que los cristianos
tú vienes de las estrellas
y odias esta tierra
donde moribundos descalzos
se dan la mano día tras día
buscando entre la mierda
la razón de su vida;
yo que nací del excremento
te amo
y amo posar sobre tus manos delicadas mis heces.
Tu símbolo es el ciervo
y el mío la luna:
que caiga la lluvia sobre
nuestras faces
uniéndonos en un abrazo
silencioso y cruel en que
como el suicidio, sueño
sin ángeles ni mujeres
desnudo de todo
salvo de tu nombre
de tus besos en mi ano
y tus caricias en mi cabeza calva
rociaremos con vino, orina y sangre
las iglesias
regalo de los magos
y debajo del crucifijo
aullaremos.

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MI POETA INVITADO:  Luis Ramos de la Torre

CUIDADOS

Curtir sabrá del sol nuestra mirada
la tensión de la luz, el homenaje,
la claridad que dándose por nada
asume las razones del paisaje.

Y como el ojo inquieta, entusiasmada,
ofrece su vigor al oleaje
que a través de la brisa renovada
deja el aire al albur en su viaje.

Modos de ser así tan naturales
que nos hagan amar y ver la vida
como un don esplendente y necesario,

no requieren acciones especiales
ni una falsa emoción malentendida,
sí unos pocos cuidados a diario.

UNA SOLA VERDAD

Mientras pueda decir sin confundirme
una sola verdad y que esta sea
una norma, una ley, una marea
de luz con que guiarme y donde asirme.

Mientras pueda escribir y lo que afirme
ayude en algo al otro que me lea,
entregaré sin miedo a quien me crea
parte de lo que busco al exigirme

claridad y sentido en lo que escribo
o en todo lo que admiro y lo que leo
en los grandes autores esenciales.

Quiero sentir con esto que percibo,
algo del fuego aquel que Prometeo
robó a los dioses para los mortales.

NADA NUNCA ES PARA SIEMPRE [Mi poema]
Ulises Varsovia [Poeta sugerido]New

MI POEMA …de medio pelo

 

Un día cuando nadie lo esperaba
el niño repelente y pretencioso
volvióse en un momento tan juicioso
que aquel le conocía y le observaba
miraba si era el mismo pues dudaba
a qué viene haya vuelto tan modoso.

Las plantas que has plantado en tu jardín
se sabe nunca crecen por igual,
algunas hay de inicio salen mal
y piensas que ya próximo está el fin,
mas un día resurge cual mastín
y asombra con su tesis doctoral.

Nacer y ser son cosas diferentes,
se nace y tú eres flor del bien o el mal,
después vas transformando, es natural,
y aquellos que antes eran malas gentes
se tornan educados, diligentes
cual truca al delincuente en cardenal.

Que aquí la educación entra en escena
y hay veces que aparenta y se confunde.
Espera a que germine y que fecunde.
Cambiar, si ha de cambiar valdrá la pena,
gozando del perdón a la condena
si así se ha de evitar lo malo abunde.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDO:  Ulises Varsovia

Aquellos días

Desde el interior de los años
que el tiempo arrolló, transcurriendo,
desde el interior del ser
adonde las cosas huyen
y esperan como fieras, agazapadas,
el momento del salto,
que se abra la ventana de brumas
donde la luz y la sombra forcejean,

desde lo incierto, entonces,
desde la realidad parecida al sueño,
o, mejor, desde los días
que tal vez no fueron,
desde aquello que fue y no existió,
aleteando con su voluntad enferma…

Es otoño otra vez, es cierto.
Se escucha por doquier
el rumor de la muerte caer de las ramas,
tocar a la puerta de los hospicios,
olfatear en las salas de urgencia
de los hospitales,
aproximarse a los sueños enfermos,
desdibujarse en la niebla su leve silueta.
Y sin embargo no es eso.
No es que las hojas, no es
que el cielo espolvoree su ceniza,
no es que adentro un violín
suene su sonido gris, su música mortuoria.

¿Es que nadie entiende?
¿Es que estoy solo
enredado en las hebras de un idioma muerto?
¿Es que aquellos días
que fueron y no fueron
van a la deriva entre la bruma y los sueños?

¿Desde dónde, entonces,
como si hubieran sido,
como si fueran efectivamente
recordados, con forma y movimiento,
con su inequívoco color desdibujado?

Tal vez no viví realmente entonces,
tal vez aquellos días me pertenecieron
sólo indirectamente, gastados,
como adentro del traje de un difunto
en el que habité las horas insuficientemente.

Ahora las cosas que fueron
quieren recordarme, llegan a mí,
abren su ocurrida existencia ante mis ojos,
me enseñan sus raídos contornos
que quiero reconocer (o no quiero),
y mi afán desfallece
tactando infructuosamente las siluetas.

Es otoño, es cierto, las hojas
se me pegan a la piel y gritan,
me caen al sueño donde naufragamos,
jalan de mí como si fuera una de ellas.

Y sin embargo no es eso:
a la deriva en el tiempo,
días llenos de fantasmales figuras,
días con sonidos huyendo, huyendo,
días donde dejé de ser, donde mi vida
cruzó ciega o durmió, llena de espanto.

(de Canciones de otoño, 1993)

Adormideras

En la paz de las adormideras,
desplegar, de súbito, las alas,
y dejar de ser y seguir siendo
en la transposición cardinal
de tiempo y conciencia terrestres.

Así como si ni origen ni rumbo,
como si ni destino ni nenúfar
en la amnésica nebulosa urdida
en torno a la luz y a lo viviente.

Adentro de mí, y de mí ausente,
errante por mí en la obnubilancia
de renuncia y negación, de cancela
y cerrojo en la hermenéutica
del ser de sí mismo despojado.

Toda una larga historia del efímero
gusano encerrado en su capullo,
hilando, tejiendo su indumentaria
de sueños despiadadamente rotos,
despiadadamente terrenales.

En el follaje de las adormideras,
el indefinible espécimen astral
jocundo de lúcida ceguera,
ebrio de un narcótico intemporal
en la órbita de lo inenarrable.

La realidad tu capullo infranqueable,
tu celda monacal sellada.
Pero un sólo golpe de adormideras,
una inhalación de aromas órficos,
y tu estúpida conciencia trascendida,
tu regreso a la amnesia original.

(de Anunciación, 2002)

Alta tarde

Hoy las seis de la obscuridad
del señor otoño,
hoy las tardecida y tantas
de su rodaje humedad,
y nadie sonoridad,
nadie entreabiertos ojos
o lentas guitarras.

Hoy las innúmeras y altas,
hoy las ya irreconocibles
del tráfico astral,
lentas, lentas sus pisadas,
y perdiéndose en la urdimbre
de la niebla abismal.

Las seis de la desbandada, las tardías del corazón:
señor otoño, piedad
en las tantas que otredad,
pasando por el reloj
de horas malhadadas.

Las póstumas, las desnudas,
las temblorosas de frío
en la intemperie astral:
hoy lentas, hoy inconclusas,
hoy suma de los destinos en el sino monacal.

Hoy las dieciocho crecientes,
hoy las totales menguantes,
hoy telaraña humedad:

Señor otoño, piedad
a las tantas de la tarde,
a las nunca de la muerte…

A lo obscuro de lo viviente,
a lo trágico de lo errante,
a lo eterno de la humedad.

(de Nocturnal, 2000)

EL FANTASMA DE ISLA NEGRA

En Isla Negra el mar,
su embate de espuma rizada,
su reclamo en olas, su gritos,
su vaho salobre arrojado
contra un puñado de casas calladas,
silenciosas como muertas.

Nadie por las calles solas,
por las calles que el mar fragoroso
llena de húmedos ruidos,
sepulta con su peso insostenible,
hace retumbar con su estallido.

Pueblo litoral, mágico poblado
donde tus náufragos, Chile,
tus hijos ciegos en el exilio,
donde los sueños de tus poetas
desvarían tactando el vacío,
como sonámbulos de otro mundo.

¿De dónde viene la voz,
de dónde la lluvia del sur
que canta aquí su quejumbre,
su atroz poesía de sueños muertos?

No sólo el mar sus sonidos,
no sólo el trueno quebrado
de sus olas desbordadas:
¿de dónde la voz, madre,
delgada patria, de dónde
la lluvia austral, su gorjeo,
su reclamo gutural insistiendo?

No mientan las calles solas,
no mienta el mar con sus ruidos,
no mientan las casas dormidas:
una voz espesa canta,
una voz de violas rotas,
la lluvia del sur aquí anclada.
(De: Tus náufragos, Chile)

CAPITULARIA

Todo suceda de un modo que acorrale mi intelecto
en una región de ciegas luces invertidas
donde un hálito letal sople, circule y someta
lo desatado que llevo y galopa sollozando.

Lo cruento sobre el aire de la atmósfera de besos
que allí se determine y al aire se reduzca,
vencido su elemento de fragor lácteo y terrestre
por un eclipse súbito de patas y metales,
y al labio que agoniza herido en su costumbre
la extremaunción del beso y el aliento no socorran,
y no sean acudidas por un agua de desorden
las dulces manos cóncavas de sed enardecida.

Yo sufro de un sistema circular e intransgredible,
de una paloma marchita apenas volando,
de un día innumerable dividido en ceremonias
que arrastra como un río mis sobrevivencias
hacia el nocturno ascensor que en mis párpados espera:
allí vive lo ajeno, lo más mío que amo.

Allí comienza el pasto que acometo inútilmente
con manos detenidas y sed en suspenso:
se muere también el alma en zonas extranjeras.

Suceda todo sin tiempo ni nada que lo habite,
de una manera confusa que mi razón apague,
lo desatado que llevo allí su ira deponga,
y ya no escuchen mis labios el temblor de lo que crece,
y ya mi sed se resuelva en los frutos de la muerte.

FÉMINA Y SINO

Su nombre pétalos rotos
que ni la voz ni la tinta.
Del tiempo, como mis días,
y también sus pasos,
como si luz ofuscada
o sobresaltados sueños.

Ella el amor sus racimos
lo torrencial desgranado,
caótica incandescencia
como si cruel orfandad, o islas,
unísono el grito al noches dormidas,
vástago de cómo lo solo y lo llanto.

Calles pálido cortejo,
desgarradora asunción muertos metales,
y cada a lo largo y ceniza,
y a las horas de una y viniendo.

De allí ella abasalena:
sobresaltados sueños
toda dimensión paralela asomados,
y sin vestigio crónico de uso
o malheridas ropas que testimonio,
sino que direcciones piélagos,
ubicua y ácrona y dormida.

Ella pues fémina y sino,
fruto tal vez eslabón amargo
en la implacable noche ejercida,
o exabrupto súbito deseo ciego
cuyo luego errante insubsistencia.

A mí entonces abasalena
cuando calles estepa y ceniza,
y prorrupciones lo nuestro de siglos,
y descenso al nada y elixir
donde adormideras nirvana y beleño.

Después su nombre exhaustos fonemas,
y su voz como cayendo al sueño,
y su cuerpo lentas defunciones,
hasta que pálido eco roído,
hasta que fugitivas sombras.

Ahora otra vez de allí aromas
y vorágine y sed y trama.
Fémina efímeras huellas,
subrepticia impronta, empero,
de modo que lira en trance,
ensimismado aeda hurgando.
Pero su nombre navíos en la niebla.

DICCIÓN ASTRAL

Pletórico de letras ávidas
por amancebarse a sus semejantes,
en una cópula de fonemas
enlazándose en frenesí lírico,
edificando la altura del canto.

Numeroso de tal paternidad,
gráciles musas, ¿por qué mi vida
atada a las aguas castalienses,
húmeda de dicción órfica
en el despeñadero del habla?

Soplad desde la gruta délfica
a que Apolo ilumine mi numen
con la luz sacramental del canto,
a que emerja de mi ser en trance
la voz conmovida del aeda.

Lleno voy de las letras píticas,
lleno voy del arrebato lírico
a través de los campos floridos,
a través de los ríos sonoros
corriendo a vaciar su opulencia
de idiomas terrestres en el sueño.

En el frenesí de la dicción astral,
las letras saltando de la lira,
copulándose en un rito orgiastico
hasta hacerse música en su floración,
sublime exhalación del canto.

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BAILAR SIN SABER BAILAR [Mi poema]
Antonio Gala [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Salió a danzar consciente no sabía
pues nadie a él a bailar le había enseñado,
buscando no morir en la porfía,
absorto ante el bullicio que sentía,
mimando a cada paso con cuidado.

Paróse a interpretar la melodía
consciente que al oído hay que hacer caso,
siguiendo al ritmo tal como podía,
tratando no excederse en fantasía
y aun menos tropezar como un payaso.

Pues nadie le advirtió que en esa danza
experto uno ha de ser siguiendo el ritmo,
sin pausa, sin premura y sin tardanza.
Ni sirve y has de huir de la alabanza,
no existe para el baile un algoritmo.

Palpando la emoción en el ambiente
al verse ovacionado por la audiencia,
que el ruido se apagó no fue consciente,
siguiendo con su danza él insistente
perdiendo hasta su estado de conciencia.

Ocurre cuando observas los colores
y crees de tus versos en su magia,
te sientes embriagado por las flores
gozando del placer de los amores
y el cielo que ensombrece un mal presagia.
©donaciano bueno

#El ego es bueno si es con medida? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Antonio Gala

Bajo qué ramas, di, bajo qué ramas

Bajo qué ramas, di, bajo qué ramas
de verde olvido y corazón morado
la roja danza muerde tus talones
y te estrechan amantes amarillos.

Desde qué repentina lontananza
giras, me nombras, saltas entre el aire,
mientras yo permanezco absorto en sueños
aún dormida creyéndote en mi alcoba.

Qué plateada tristeza te reviste,
si alegre hasta tu alegre voz acudo,
los pies descalzos, para entrelazarme
sal paso de tu danza apresurada.

Dónde te vas cuando te vas y lloran
las colinas, a solas con tu nombre
para siempre, hasta oír al lado mío
tu voz que me pregunta a quién aguardo.

El arma que te di pronto la usaste

El arma que te di pronto la usaste
para herirme a traición y sangre fría.
Hoy te reclamo el arma, otra vez mía,
y el corazón en el que la clavaste.

Si en tu poder y fuerza confiaste,
de ahora en adelante desconfía:
era mi amor el que te permitía
triunfar en la batalla en que triunfaste.

Aunque aún mane la sangre del costado
donde melló su filo tu imprudencia,
ya el tiempo terminó de tu reinado.

Hecho a los gestos de la violencia,
con tu mala costumbre ten cuidado;
tú sólo no te hieras en mi ausencia.

Es hora ya de levantar el vuelo

Es hora ya de levantar el vuelo,
corazón, dócil ave migratoria.
Se ha terminado tu presente historia,
y otra escribe sus trazos por el cielo.

No hay tiempo de sentir el desconsuelo;
sigue la vida, urgente y transitoria.
Muda la meta de tu trayectoria,
y rasga del mañana el hondo velo.

Si el sentimiento, más desobediente,
se niega al natural imperativo,
álzate tú, versátil y valiente.

Tu oficio es cotidiano y decisivo:
mientras alumbre el sol, serás ardiente;
mientras dure la vida, estarás vivo.

Aún eres mío, porque no te tuve

Aún eres mío, porque no te tuve.
Cuánto tardan, sin ti,
las olas en pasar…

Cuando el amor comienza, hay un momento
en que Dios se sorprende
de haber urdido algo tan hermoso.
Entonces, se inaugura
-entre el fulgor y el júbilo-
el mundo nuevamente,
y pedir lo imposible
no es pedir demasiado.

Fue a la vera del mar, a medianoche.
Supe que estaba Dios,
y que la arena y tú
y el mar y yo y la luna
éramos Dios. Y lo adoré.

Bagdad

Tenía tanta necesidad de que me amaras,
que nada más llegar te declaré mi amor.
Te quité luces, puentes y autopistas,
ropas artificiales.
Y te dejé desnuda, inexistente casi,
bajo la luna y mía.
A las princesas sumerias,
cuando fueron quemadas con joyas rutilantes,
les brillaban aún sus dientes jóvenes;
se quebraron sus cráneos antes que sus collares;
se fundieron sus ojos antes que sus preseas….
Bajo la luna aún brillaban sus dientes,
mientras te poseí desnuda y mía.

Alargaba la mano y te tocaba

Alargaba la mano y te tocaba.
Te tocaba: rozaba tu frontera,
el suave sitio donde tú terminas,
sólo míos el aire y mi ternura.
Tú moras en lugares indecibles,
indescifrable mar, lejana luz
que no puede apresarse.
Te me escapabas, de cristal y aroma,
por el aire, que entraba y que salía,
dueño de ti por dentro. Y yo quedaba fuera,
en el dintel de siempre, prisionero
de la celda exterior.

La libertad
hubiera sido herir tu pensamiento,
trasponer el umbral de tu mirada,
ser tú, ser tú de otra manera. Abrirte,
como una flor, la infancia , y aspirar
su esencia y devorarla. Hacer
comunes humo y piedra. Revocar
el mandato de ser. Entrar. Entrarnos
uno en el otro. Trasponer los últimos
límites. Reunirnos…..

Alargaba la mano y te tocaba.
Tú mirabas la luz y la gavilla.
Eras luz y gavilla, plenitud
en ti misma, rotunda como el mundo.
Caricias no valían, ni cuchillos,
ni cálidas mareas. Tú, allí, a solas,
sonriente, apartada, eterna tú.
Y yo, eterno, apartado, sonriente,
remitiéndote pactos inservibles,
alianzas de cera.

Todo estuvo de nuestra parte, pero
cuál era nuestra parte, el punto
de coincidencia, el tacto
que pudo ser llamado sólo nuestro.

Una voz, en la calle, llama y otra
le responde. Dos manos se entrelazan.
Uno en otro, los labios se acomodan;
los cuerpos se acomodan. Abril, clásico,
se abate, emperador de los encuentros.
¿Esto era amor? La soledad no sabe
qué responder: persiste, tiembla, anhela
destruirse. Impaciente
se derrama en las manos ofrecidas.
Una voz en la calle….Cuánto olor,
cuánto escenario para nada. Miro
tus ojos. Yo miro los ojos tuyos;
tú, los míos: ¿esto se llama amor?

Permanecemos. Sí, permanecemos
no indiferentes, pero diferentes. Somos
tú y yo: los dos, desde la orilla
de la corriente, solos, desvalidos,
la piel alzada como un muro, solos
tú y yo, sin fuerza ya, sin esperanza.
Idénticos en todo,
sólo en amor distintos.
La tristeza, sedosa, nos envuelve
como una niebla: ése es el lazo único;
ésa la patria en que nos encontramos.
Por fin te identifico con mis huesos
en el candor de la desesperanza.
Aquí estamos nosotros: desvaídos
los dos, borrados, más difíciles,
a punto de no ser….¿Amor es esto?
¿Acaso amor es esta no existencia
de tanto ser? ¿Es este desvivirse
por vivir? Ya desangrado
de mí, ya inmóvil en ti, ya
alterado, el recuerdo se reanuda.
Se reanuda la inútil existencia….
Y alargaba la mano y te tocaba.

Si ya no vienes, ¿para qué te aguardo?

Si ya no vienes, ¿ para qué te aguardo?
Y si te aguardo, di por qué no vienes,
verde y lozana zarza que mantienes
sin consumirte el fuego donde ardo.

Cuánto tardas, amor, y cuánto tardo
en rescindir los extinguidos bienes.
Ya quién me salve no lo sé, ni quienes
clavan el alma dardo sobre dardo.

A la mañana, que se vuelve oscura,
sigue la noche, que se vuelve clara
a solas con tu sed, que hiere y cura.

No quisiera pensar si no pensara
que, privado que fui de tu hermosura,
me olvidara de mí si te olvidara.

Bajo los fuegos de fugaces colores

Bajo los fuegos de fugaces colores
que iluminan el aire de la noche,
dame tu mano.
Mira abrirse las palmeras doradas, rojas, verdes;
caen los frutos azules de la altura;
rasgan el negro terciopelo
las estelas de plata…
En tus ojos yo veo el frío ardor,
artificial y efímero
de los castillos que veloces surgen
y veloces se extinguen.
Dame tu mano: es todo cuanto tengo
en medio de esta falsa
riqueza, de esta dádiva
que fugazmente se otorga y se consume.
Así es todo: organizado y yerto
brota el amor, crece, se desparrama, se hunde,
vuelve la oscuridad
en la que, previsto y bien envuelto, yacía.
Nada, nada…
Dame tu mano. Entre los irisados estampidos
alegres sólo para los alegres,
se esfuma el corazón, igual que una girándula
demasiado mojada para arder o dar luz.
En este tornasolado e intrincado bosque
dame tu mano para que no me pierda.

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UN DIOS COMO DIOS MANDA [Mi poema]
Eduardo Escalante [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

Yo creo en Dios,
seguro de que existe, que no hay dos,
el único, el que cuida de la gente,
que no hace distinciones, va de frente,
ni dribla, regatea ni se esconde,
y hacerse de rogar no corresponde.
Que es bueno e indulgente,
no juega al escondite,
y allí donde hay penuria nunca admite
que pueda aposentarse el sufrimiento,
si estás en un apuro te responde
y nunca lo ha de hacer a paso lento.
Yo creo en Dios que, amigo bondadoso,
si el hombre está en pecado le comprende,
se muestra diligente y dadivoso,
le ayuda a mejorar y no reprende.
Que está siempre a tu lado como hermano
gozando de su amor, si lo precisas,
te guía en tus andares, sin premisas,
lo mismo que si fuera un buen cristiano.
Si observa que te ahogas va en tu ayuda
sin antes preguntar de dónde eres,
te guía si has de hacer bien los deberes
y si algo no haces bien no se la suda.
Te presta si hace frío una bufanda.
calmando con su amor tu desabrío.
Yo creo en ese dios, que es tuyo y mío,
un dios que fuera un Dios como Dios manda.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDO:  Eduardo Escalante

Ayer

En algún punto se empieza,
intentar versos que evocan
quizás desatinos.

Puede ser la trampa de la nostalgia

Lo confieso, confieso. Es mi impulso

Siempre libre
(y siempre atado. decisión propia)

Nunca príncipe de causa alguna
más bien admirador de pastor de crecido rebaño.

Mi infancia no vio mis pantalones alargarse.

Quizás van Gogh la pintó
y pueda recordarla.

(un techo con estrellas, una silla con cojera,
una cocina con olor a carne y camote,
luz de una vela en orfandad).

El tiempo me permitió acarrear sacos de preguntas,
apilarlos en un rincón, no había espacio para más.
Fui encaramándome sobre voces que navegaban,
intentando trepar misterios de esa edad.
Lucidez no siempre acompañaba.

(Me asustó lo de siempre: la cama sin ternura)

En ese otro día, bajé ruta de plano plegado,
subí líneas en busca de una torcedura
todo con compás no hallado
y mapa de emociones confundidas
Sin importan lo que hubiere a la vuelta de la esquina.

Con la gracia entre todos repartida
muchas veces acerqué mi oído sobre el viento
para escuchar las aves que se había ido.

(A veces truenos oscuros no me dejaban oír,
no pude aplicarme y saber si había algo solemne.
Trazos quedaron amurallados. Sólo puedo mito.
En junio me despierta)

Caminaba con perro colgado de mi brazo.
Agua, luz, cielo andaban presurosos
con sus cantos acompañaban mi alargado corazón.

Vi perder la gracia de quienes uno no esperaba
como rebaños se alejaban hacia rumbo sin fin.
Al otro día las campanas anunciaban
que agua dulce se podría beber
con saciada sed uno podía descansar.

Subí otra vez las escaleras de todos,
a veces lento, otras, acompañado,
dejando que el tiempo no desgastara mis miradas,
bajando con sueño ayer realizado
para despertar en la plaza sin cadenas.

Plegaria antes de la medianoche

Absorbe, mi Señor,
la pequeñez o inmensidad
de mis notas discordantes,
su aire, madera, estrella,
el tiempo mismo
que me concediste.
este día y el de los años anteriores
que me dejaste vivir
en la energía de la búsqueda del amor
y hubo momentos en los que me hundí
en espacios de silencio,
mi corazón se incendiaba.
que tu paladar no se moleste,
trágame y déjame
en algún punto del universo
donde haya un refugio de luz.
mi destino siempre fue ser tuyo,
Ser de la entropía.
así lo quisiste,
el universo come sus partículas
y todo lo que en la medianoche
va quedando ciego.

Eco

Todos estos días haciendo señas al sol y la luna,
escarbando en el barro y en la arena mojada,
encuclillas y encaramado
sin mochila pegada a la espalda
con pantalones sin bolsillos
con el pecho descubierto
sin zapatos.
en un día haciendo eco
en este día haciendo eco
en un cuerpo que hace eco,
allí están esos que hicieron
comerme el hueso de la noche,
subido a un miedo,
simulando el vientre materno.
he perforado un hoyo en mi cabeza
para que quede vacía.
Agotado, exhausto,
me siento a la mesa y escribo.
Esto es lo que usted está leyendo.

Un poema de amor

miras tu primer poema
y el último escrito
el destino de cada uno
pende de cada palabra
como tu vida mi vida.
tu primer amor
tu último amor
que puede ser el primero
en cualquier caso
el amor vive.
uno fue a la orilla del mar
cada paso tuvo melodía
el sonido de la lluvia
anticipa tus pasos
ves el jardín de lo creado
las palabras lo capturan
en el muro de la lluvia brumosa

el manuscrito original
del primer amor tuvo revisión
el último la desafía
es lo que tiene que ser.
que se diga
es una pieza de cuarzo rosado
salido del fondo del mar
manifiesto del amor
en el muro de la lluvia brumosa
un poema de amor que huyo de las ruinas
y dejó vallas demolidas mientras se construye
es verdadero amor.

Prosodia

Que lástima que los niños no conozcan a Walt Whitman.
De quién es la culpa, vaya a saber uno.
Quizás ni siquiera importe. Lo que vale, digo:
cielo, paraíso, serenidad, amor, coraje.
Hago: una rotura en mi bolsillo
para lanzar un puñado de pena.
Coso: cada letra de pequeña derrota
o amargo triunfo.
Abro la ventana, buena noticia:
sopla amor, las nubes blancas danzan allá
(se han limpiado de infortunios y tribulaciones).
Disuelvo: los momentos tristes remando con un solo remo
(perdí el otro)

Uno cuando cambia el milenio

Escucho los aires del sol meneando su último intento,
he aprendido, después de sintonizar con mis propias emanaciones de
esta vibrante vida,
que cada edad tiene su lengua

(especial es cuando la vida jabonosa)

Tiempo de enseñar la propia lengua para asegurar comprensión.
Requiero dejar fuera ciertas palabras,
no quedar atrapado en el fierro de
mi liturgia
para no revelar patrones de habla de
vidrio astillado.

Mis archivos en la mente tienen redacciones
con segmentos que han atravesado el negro,
también ocurre con
mis secretos

Los niños juegan a mi lado,
sus tonos y sus ágiles dedos sobre la superficie de
cristal dicen que están allí,
pero soy incapaz de oír.

Ellos entienden el puño levantado de
mis sueños. No necesariamente requieren una explicación.

El mar se expanda /
no como una ortoxia

Despejando

He vivido en formas difícil de explicar,
planos inclinados y curvados. Un hexágono
con un círculo incrustado, si quieres.
Tantos comienzos falsos en angular,
queriendo ser la rama de un sauce o un mástil de una embarcación.
Me revuelvo en espiral cuando las caídas o miembros
a la deriva sin síncope.
No fue suficiente alzar una camisa blanca de algodón.
Tantas cosechas que quiero poner en un cuadro surrealista
en lugar de girarlas. Debí apuntar mi sien con mi dedo índice,
tal vez mis ojos se hubieran agrandado,
virado ha debido tiempo con un ritmo que
agudizara mi reverberación.

Innegable erosión

El espacio se expande con el paso del tiempo. No sólo
las partículas como yo. Erosión me invade,
desplaza proximidades
más allá del ojo engañoso. Alumbrar la curva de
la belleza es un goce que busca escenas
en medio de tantos equívocos de
la lógica de lo negro.

(es un problema, no un reproche)

Donde tanta mala fe
oscilo en lo que puedo soportar.
El riesgo de caer se profundiza, puedo exponer mis raíces,
se vean las machas de mis huesos,
ante tanta amputación no sé si resulten los trasplantes,
se puede revertir mi ontología.

Tantas veces me pregunto:
¿para qué habré leído la Biblia,
a Virgilio, y tantos otros sin obligación, si el truco está
en otra parte. El ángulo correcto no otorga suelo sólido.

Tal vez sea el único que no entiende este carnaval de incertidumbres
El enjambre de lo grotesco hace difícil mi liberación
Necesito vigas de acero y gatas hidráulicas
Para sostener lo que queda intacto.

Partícula diluida en el universo

Si me aplico llegará tal vez la luz austral:
algo entenderé sobre el por qué los átomos bailan
y lo que queda después. Habrá que descifrar
no necesariamente humo.

Problema de mi entendimiento,
a quien arriba abajo derecha izquierda ande

(energía pasión venganza sabiduría testimonio divinidad tótem sublime)

no le importa,
tiene de todos el registro de su propiedad

– Su pincel no cierra los ojos para lograr lo definitivo
No conoce de punto final
(No)
Algo abajo algo fuera
de nuevo sobre sus pies nace de nuevo

Hemos inventado la belleza con mil pliegues de reflexión,
Pero su hacer evolutivo es jalar las cuerdas y ondulaciones
destruyendo construyendo
en una expansión como bomba de tiempo

No entiende los códigos de la egolatría, seguramente diría: rara
forma de orden :
agua a la deriva en un sin destino

Si fuera racional nos habría dicho como decorar la primavera
y aliviar el espesor de la edad

Tal vez en esta y la próxima vida encontremos la llave para
comprender el por qué nos abrevió tanto el tiempo.

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MI GATO NO ES UN GATO, ES UNA GATA [Mi poema]
Miguel Ángel Asturias [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

El gato que yo tengo no es un gato
pues que es muy femenina, es una gata,
que mete la patita, no la pata.
Con ella yo me paso más de un rato.
Si digo algo mal de ella, me delata.

Tampoco es una gata que es gatita,
es linda, presumida y muy graciosa,
distingue la comida si está sosa,
se lava con frecuencia la carita.
Mi gata más que gata es una rosa.

Amén de diligente y hacendosa
si le hago carantoñas me sonríe,
a besos si la dejo va y me fríe,
me trae a mal traer de cariñosa.
Mas dice no gustar la contraríe.

Si llamo y le pregunto mueve el rabo
no debo aquí ocultar que me traiciona.
No crean que ella es sucia, no es meona
pues siempre lo hace todo en el lavabo.
Y en esto de cagar es campeona.

Mas puestos a buscar, tiene un defecto,
madera que ella pilla pues la araña.
No sé donde ha cogido ella esa maña.
Le he dicho que eso que hace no es correcto
y sigue sin parar metiendo caña.

Quizás es que ella es zurda contrariada,
por eso habrá cogido esa manía.
Si pienso en castigar ¡ave maría!
presiento que me suelta una patada.
Si debo castigar me moriría.
©donaciano bueno

#Los gatitos, tan simpáticos...? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Miguel Ángel Asturias

    EL AMOR

   (PARÍS, 1925)

Ah, suave afán, cabal e inútil pena,
clima de una piel tibia como un trino,
en secreto misterio la cadena
forjando está con sólo ser divino.

Astral tonicidad de sus recreos,
preciosa soledad de sus combates,
en linterna de alarma sus deseos
quemando está de campos a penates.

Eternidad de pétalo de rosa,
silencio azúl de álamo que aroma,
manjar de sombra con calor de esposa,

fruto prohibido que en el polen yerra,
tejiendo está con alas de paloma
el vestido de novia de la tierra.

    CREDO

Credo en la Libertad, Madre de América
creadora de mares dulces en la tierra,
y en Bolívar, su hijo, Señor Nuestro
que nació en Venezuela, padeció
bajo el poder español, fue combatido,
sintióse muerto sobre el Chimborazo,
resucitó a la voz de Colombia,
tocó al Eterno con sus manos
y está parado junto a Dios!

¡No nos juzgues, Bolívar, antes del día último,
porque creemos en la comunión de los hombres
que comulgan con el pueblo, sólo el pueblo
hace libres a los hombres, proclamamos
guerra a muerte y sin perdón a los tiranos
creemos en la resurrección de los héroes
y en la vida perdurable de los que como Tú,
Libertador, no mueren, cierran los ojos y se quedan velando.

  ELLA LO DIJO EN UN POEMA

Va pasando esta pena,
la pena de la vida,
la pena que no importa,
tú la has sentido larga,
yo la he sentido corta
y aún está distante
la tierra prometida.

A nuestro paso errante
fatal es todo empeño,
toda esperanza es muerta,
toda ilusión fallida…

Yo guardaré tu nombre,
yo velaré tu sueño,
yo esperaré contigo los primeros albores,
yo enjugaré tu llanto cuando conmigo llores,
y cuando ya no quieras que camine contigo
déjame abandonada como un grano de trigo
sobre las sementeras…
¡Déjame para siempre cuando ya no me quieras!

INVIERNO

En rodillas de viento, galgo y huella
fuí tras de ti, mujer en mi presencia
transportado por ágil luz de estrella
de sentido en sentido hasta la ausencia.

Atravesaste, amor, los egoísmos
que en sílice de lágrimas desvelo
yuxtaponiendo abismos sobre abismos
en mi insoluble soledad de hielo.

La gran araña de la lluvia teje
con agua y viento telarañas móviles
¿qué mañana serán cuando despeje?

Superficie de vidrio sin quebranto,
como serán mis ojos cuando inmóviles
hayan llorado ya todo su llanto.

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MI POETA INVITADA:  Ana María Shua

TODOS LOS NO

No toques a los perros por la calle,
a los gatos tampoco,
no toques los faroles, las paredes o los cocos,
no toques mis papeles,
no toques mi cartera,
no toques la tele, la computadora,
la heladera, la nariz, el gomero, el techo, la vajilla,
no toques las estrellas, los monos, las vainillas,
no toques la perinola, la llave, la bombilla,
no te subas a la silla.
no te subas a la mesa,
no te subas al ropero, a la ventana, a mi cabeza,
a la luna, a la escalera, al escritorio,
no te subas a la cama, al trampolín, a la cerveza,
ni al cohete, ni al colectivo, ni a la reja,
No comas fruta que esté verde o esté sucia,
no comas nada que cualquiera te convide,
no comas maderitas, ni pasto ni frambuesas,
ni piedras que se te atragantan,
ni arena, tierra o basura.
No comas de la fuente, de la lata, de la mesa.
Y por favor no te comas las orejas.
No pises la ropa, los pasteles, el charquito,
no pises mis zapatos, ni a tu hermano chiquito.
No pises. Decía mi mamá,
hablándome despacio.
Pero yo no le hacía ningún caso.

La niña olvidadiza

Romina Brodo perdía todo.
Yendo a la playa
perdió la malla.
Yendo a la escuela
perdió una muela.
Una mañana
perdió a su hermana,
perdió el cuaderno
y una banana.
De vuelta en casa
mamá furiosa le dijo:
“Nena, pero qué cosa,
segunda muela,
quinta banana,
¡y cuarta hermana
que vas perdiendo esta semana!”
Pero Romina no contestaba
porque no oía que la retaban.
Estaba sorda y no por vieja:
perdió en la calle las dos orejas.

EL SABIO CONFERENCIANTE Y SU CHOFER [Mi poema]
Aníbal Núñez San Francisco [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Maestro, dijo el chófer a su jefe
que, sabio, iba impartiendo conferencias,
usted que sabe mucho de esas ciencias
y tanto le enseñó a este mequetrefe.

Que suele repetir el mismo texto
en todos los recintos donde acude,
y luego se los suelta sin que sude
y el público agradece con su gesto.

La próxima que dé, si lo permite,
seré yo quien la imparta al auditorio,
usted, tenga mi gorra, en el jolgorio,
si alguno me pregunta salga al quite.

Y cuentan que al final de la diserta
un sabio quiso hacerle una consulta
tratando de pillarle y poner multa
dejando al relator la boca abierta.

Verá le respondió, es muy sencillo,
tan fácil que hasta aquel, el de la gorra,
el mismo, aquel que duerme la modorra
mi chofer, se conoce ese estribillo.

Pregúntele y verá que lo que digo
le habrá de sorprender por su respuesta.
Que es él el que dirige aquí la orquesta
yo a todo lo que él toca siempre sigo.
©donaciano bueno

#A veces las apariencias engañan? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Aníbal Núñez

Fumando espero al hombre que yo quiero

Tu represión de niña emancipada
te hace empuñar
con asco amortiguado la boquilla
del rubio que apresuras
en consumir para quemar el tiempo
de la espera
—la pantera se aburre en el acecho
a cuestas con su espléndido pelaje—
para llenar las tardes de volutas
como tejía Penélope
la ausencia de su hombre
el mal presagio
SINTIENDO ESE PLACER
DEL HUMO EMBRIAGADOR
QUE ACABA POR PRENDER LA LLAMA ARDIENTE
DEL AMOR
para acabar volviendo
con una arruga más en el anzuelo
a tu tiniebla íntima
-te agarras a la almohada-
superpoblada de hojas amarillas
(nadie viene a quemarlas a incendiar
el cuarto de los trastes abrumado
de irremediables juanas
de arco a edulcorar
tus ganas
de salirte de madre
de que salten las lunas del asediante armario)
y no divisas moscas -como último recurso-
dispuestas a quedar presas de patas
en la miel cenagosa de tu rimmel.

He metido las manos en el fuego…

He metido las manos en el fuego
por saber si era cierto su suplicio
y supe -el si era o no lo supe luego-
que el saber esperar ya no es mi oficio.

Y lo es desesperar, quiera o no quiera,
y es el seguir no hallándote en lo oscuro
de esto que llaman llanto por ahí fuera
y yo de que es mi vida estoy seguro.

Y aunque tu mano tarda, a mí me duele
como si no llegara nunca. ahora
me entretengo en trenzar melancolía.

Después vendrá la pena como suele
venir: para avisarme que es su hora;
y el estar solo a hacerme compañía.
Enero de 1962

Inutilidad del poeta didáctico

La rosaleda del chalé mantiene
relaciones cordiales con la baja
maleza del camino

Esto bastaba
para hacer una fábula, un cuento edificante
sobre la abolición de las barreras
sociales por amor. Añadiríamos
que una abeja dorada es la correveidile
y que sin que lo sepa el jardinero
ha brotado un rosal al otro lado

La sola exposición de estos detalles
de por sí moraliza: de su mera
contemplación surgió la moraleja,
la urgencia de escribirla
y un precoz sentimiento de sonrojo
intentando variar sin conseguirlo
el vuelo de la musa moralista

Esperemos…
que el lastre de verdad que la corona
la haga precipitarse y vuele libre
cuando haya perdido la cabeza
…sentados.

De Definición de savia

Morir soñando, sí, mas si se sueña…

Morir soñando, sí, mas si se sueña
Ilusión es la muerte, fe la vida,
Guerra la paz; y si la paz se olvida
El tiempo al fin de eternidad se adueña.
La desgana de ayer ¿qué nos enseña
Deshaciéndose en hoy? Abierta herida
El empeño de hacer que la aprendida
Ventana dé al vacío que se sueña.
No se matan los sueños con la muerte.
¿A qué representarla con tal ceño?
Morir es aprender lo ya sabido,
Vivir la vida no es negar la suerte.
No sabemos, Miguel, si es que te has ido
O sigues con nosotros en el sueño.
1986

Oh, náyade, nereida, ninfa, sirena, tía…

Oh, náyade, nereida, ninfa, sirena, tía
buena reproducida
todo color tamaño
casi natural muslos
apetitosos anunciando
un producto, pongamos,
anticongelante, verbi gratia
gratia plena de ganas de comerte
poseerte en pleno escaparate

lo malo es que sabemos que nuestro
atrevimiento
lo pagaría el seguro
y mucho peor saber que nuestro muerdo
no iba a encontrar una manzana viva
sino más bien sabor de cartonpiedra
y una falsa apariencia de relieve camal
en la litografía
y acabamos comprando cualquier cosa
en desagravio, buenas tardes,
por nuestros malos pensamientos.

Paradisaea papua

La hembra no tiene nada de notable
sus plumas pasan
del blanco al beige por gradaciones suaves

Ni por todo el oro del mundo
me tomaría la molestia
de examinar al macho y cuándo llega
a toda su belleza. Prefiero a este respecto
fiarme del testimonio de los nativos fieles

Estas aves
a pesar de haber visto alguna de ellas
en cautividad
inspiran el deseo de perseguirlas
en sus bosques natales

Pero para cazarlas, sorprenderlas,
es del todo preciso ir vestido de gris.

De ‘Estampas de Ultramar’

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LAS INDECISIONES [Mi poema]
Gloria Gervitz [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Resulta que yo escribo por si acaso
me inhibo ante la duda,
-que aquí le decisión la pintan cruda-
tratando de evitar cualquier fracaso,
si entiendo que es verdad cambio de muda.

Pues dicen debo dar el primer paso
y yo a eso me resisto,
respeto es lo que tengo a lo imprevisto,
que en eso del dudar siempre me abraso,
patente debe ser que no soy listo.

Que un día di un mal paso y se rieron
al ver me había caído,
y hoy sigo hasta el momento resentido,
dudando, es la verdad, por qué lo hicieron,
tratando aun de curarme el salpullido.

Pues viva, no mantengo mientras vivo
ninguna iniciativa.
Si observo que me voy a la deriva
poder cambiar el rumbo no concibo,
no existe una razón que sobreviva.

Que soy un tipo así de inconsistente,
acaso un ser inane,
un ente que no arriesga pierda o gane,
dejándose arrastrar por la corriente
y evita el se amilane.
©donaciano bueno

#Dudar, es mi constante...? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Gloria Gervitz

Premio Internacional de Poesía Pablo Neruda 2019

Migraciones

en las migraciones de los claveles rojos donde revientan cantos de aves picudas
y se pudren las manzanas antes del desastre
ahí donde las mujeres se palpan los senos y se tocan el sexo
en el sudor de los polvos de arroz y de la hora del té
flujo de enredaderas a través de lo que siempre es lo mismo
ciudades atravesadas por el pensamiento
miércoles de ceniza
la vieja nana nos mira desde un haz de luz
respiran estanques de sombras
llueven morados casi rojos
el calor abre sus fauces
la luna se hunde en la calle y una voz de negra
de negra triste canta y crece
incienso de gladiolos
y tus dedos como moluscos tibios se pierden adentro de mí
estamos en la fragilidad de la corteza del otoño
en el parque rectangular
en la canícula
cuando los colores claros son los más conmovedores
después de Shajarit
olvidadas plegarias ásperas
nacen vientos levemente aclarados por la oración
bosques de pirules
y mi abuela tocaba siempre la misma sonata
una niña toma una nieve en Chapultepec
la hiedra se enreda en la niebla
se fractura la luz
y la ropa está tendida al sol
impenetrable la sonata de la abuela
tú dijiste que era el verano oh música
y la invasión de las albas
y la invasión de los verdes
abajo gritos de niños que juegan
vendedores de nueces
respiración de rosas amarillas
y mi abuela me dijo a la salida del cine
sueña que es hermoso el sueño de la vida muchacha
bajo el sauce inmerso en el verano sólo la impaciencia se demora
dóciles nubes descienden hacia el silencio
el día se disipa en el aire caliente
estalla el verde dentro del verde
bajo el grifo de la bañera abro las piernas
el chorro del agua cae
el agua me penetra
se abren las palabras del Zohar
quedan las preguntas de siempre
y yo me hundo más y más
en el vértigo de Kol Nidrei
antes de comenzar el gran ayuno
en los vapores azules de las sinagogas
después y antes de Rosh Hashaná
en lo blanco de la lluvia
mi abuela reza el rosario
y al fondo precipitándose
el eco del Shofar abre el año
en la vertiente de las ausencias al noreste
desembocan las palabras la saliva
los insomnios
y más hacia el este
me masturbo pensando en ti
los chillidos de las gaviotas el amanecer
la espuma en el azoro del ala
el color y el tiempo de las buganvilias son para ti
el polen quedó en mis dedos
tu olor de violetas ácidas y afiebradas por el polvo
las palabras que no son más que una oración larga
una forma de locura después de la locura
las jaulas donde se encierran los perfumes
las alegrías interminables
la voluptuosidad de nacer una vez y otra
éxtasis inmóvil
muévete
muévete más
no tengas miedo
y las fotografías despintándose por la fermentación del silencio
los corredores abiertos
la fiebre enrojeciéndose en otros cielos
las terrazas lustradas oscureciéndose con las acacias
y en la cocina los platos recién lavados
fruta y almíbares
en la crecida de los ríos
en la noche de los sauces
en los lavaderos del sueño
en ese vaho de entrañas femeninas
desprendiéndose inconfundible y anchuroso
te dejo mi muerte íntegra intacta
toda mi muerte para ti
¿a quién se habla antes de morir?
¿dónde estás?
¿en qué parte de mí puedo inventarte?
y los milagros apilándose en la iglesia de Santa Clara
y el atrio llenándose de lágrimas
flores de tinta en un hebreo luido
saliéndose de los rollos de la Toráh
resbalándose despacio
van perdiéndose los días
los va prensando la migraña
no me encuentro
ni siquiera tengo cirios para velar mi muerte
ni siquiera sé las palabras del Kadish
no tengo brújula
¿dónde se rompen los latidos?
¿con qué se desprende este último pedazo de sueño?
y la casa amarrada a un árbol amarrada al viento
las hojas y su sombra de ópalo
espiral de ecos
reverberación
somos lo que pensamos
pensamiento atrás del pensamiento
regresan las grullas
abren con sus alas el silencio
instantáneas flores blancas en un cielo vacío
en las ciudades al mediodía
más y más al sur
cuando el calor rodea la respiración de las montañas
siempre hacia el sur
prefiero seguir aferrada a lo que invento
y no entender lo que sí existe
mejor soñar que estoy muerta
y no morirme de los tantos sueños que me inventan
me vuelvo a dormir y ya no sueño
y la luz atropellándose en el filo del día
y el grito de los árboles ensordeciéndose
y la tarde sólo dice lo mismo
no abre esa pausa entre lo real
único espacio habitable
geometría momentánea
insomnio lento y cerrado
el alba desaguándose
un sol de abejas rompiéndose
y llueve mientras mi abuela reza el rosario
y llueve mientras dicen Kadish por mí
y cada día estoy más lejos y no sé qué hacer
no puedo salirme de mí
y sólo en mí conozco y siento a los demás
invención que comienza cada mañana
monótono aprendizaje de despertar y volver a ser yo
¿y si despierto para siempre?
se disuelve la mañana
lapsos de silencio caliente
espacios afilados
estructuras instantáneas
rectángulos
puedo ver fragmentos casi los aromas
cada nivel tiene su propia irrigación sanguínea
mi nana está conmigo mientras guardo mis cosas para irme
palomas alrededor del cuarto aleteos
abro la ventana
pequeñísimas fisuras duelen atrofian
inflaman la tarde
no siento lo que soy
soy lo que fui
y lo que estoy queriendo ser
en el vuelo de las ercilias de centro abierto a la penetración
en el contorno apenas
las amigas se acarician
porque siempre es la primera vez
porque hemos nacido muchas veces
y siempre regresamos
y las flores abriéndose
y los altos altísimos pájaros deteniéndose en su vuelo
rasgándose entre las nubes
y las llovidas nubes llenándose de alas
en la amplitud del sueño
despierto y casi es noche
entro a un cine
está nevando en Nueva York
entro a otro cine
el presente es sólo una circunstancia
desciendo
son casi las ocho de la mañana
y es enero
transcurrimos dentro de nosotros
estoy viviendo superposiciones de instantes en una perspectiva plana
me extiendo sobre tardes que no existen más que para mí
afuera de las ventanas queda el tiempo de hoy
este día no lo conozco
estoy agarrada de mis otros días
estoy agarrada de mí
estoy aferrándome a mí
y aún así aún así todo se acaba
hasta lo de para siempre se acaba
hasta las costumbres de siempre acaban acabándose
pequeños momentos saturados que se distienden
se alcanzan en la disolución
mientras siga encerrada en este cuarto
mientras siga lloviendo
mientras todavía pueda sentir que siento
mientras todavía me obligue a seguir sintiendo
y el miedo me obligue a salir del miedo
y yo me obligue a salirme de mí
pero por qué creer esto si al otro lado del mar
florean todo el año geranios
y los grandes baúles pesados de aromas resinosos y cálidos
se derraman en habitaciones desconocidas
y los ungüentos y los jabones de avena y de leche de cabra
los polvos de trigo la pasta de dientes con sabor a chicle
y aquellos enjuagues para desenredar el cabello en días largos
persianas requemadas del sol verde de Cuernavaca
una niña se mira el sexo en el ardor del mediodía
espeso de insectos y lagartijas
no estoy segura si dormir es estar despierta
las manos me estorban no sé dónde ponerlas
lenta la lluvia casi se detiene
todo se detiene me aprieta pero llueve
se abren ventanas
abajo médanos
y más abajo parten los navíos como una exhalación
hacia las muchachas de los frescos del palacio de Cnossos
muchachas de agua y cal
y la piel se desata
y atrás un sol de polvo
y más adentro pájaros
y nunca llegamos más que a nosotros mismos
pero todo el año allá en la memoria florecen los geranios
y las persianas verdes también están allí en esa memoria
latidos que se fijan en un daguerrotipo
¿dónde laten?
¿en qué parte?
algo se desliza va hacia una cesación
estoy lejos de las mañanas
lejos de los hombres y de las mujeres
lejos de los hábitos y las costumbres
me dejo caer
la atmósfera se cierra
irrecuperable el amarillo
la caída tenue
pérdida del color
rompimiento
obstinación del blanco
y se inscriben las primeras palabras de la Toráh
en la expiación del blanco
en la angustia del blanco
en la neutralidad del blanco
estoy aferrada a la vida
ráfagas de sol
a ráfagas la lluvia
ramificaciones casi azul
el cabello deshecho y ese olor
ese olor que sube desde la infancia
queda una línea de amarillo
aletea reaparece
ahora ondula larga
de muy lejos casi parece un principio de girasol
ahora se disloca apenas percibiéndose del blanco
otra vez perfora la substancia de la nada
otra vez comienzan los sueños aferrados a la línea casi todavía amarilla
no voy a ninguna parte aquí está todo aquí está allá
siento una identificación profunda con el polvo
paisaje hueco amplio inconstante agudo
no puedo atravesar el aire
comienzo a vivir de brisa
quisiera rezar y no sé rezar
ni siquiera sé qué es lo que quiero decir
todo está anegándose
no hay bordes
hay apaciguamiento
hay lo que no entiendo
y es que yo no inventé a esa muchacha
ella forzó su existencia dentro de mí
oscurísimas rosas germinándose en la memoria
las mujeres trenzándose los cabellos perfumándose las axilas
el olor del sexo madurándose
y en las juderías altas y bajas escondidas en las mañanas de Segovia
los romances de las niñas judías y los caballeros cristianos
todavía acechan desde los puentes
y los relatos de la Hagadá creciéndose
mientras espero desvelada en los corredores de los aeropuertos
en los paisajes de neuronas casi en el umbral del oráculo de Delfos
sólo hay una primera y única respuesta
no hay explicación inmediata
apenas la incisión
y mi madre y algunas amigas juegan bridge
y fuman un cigarrillo tras otro
y el perfume de las señoras mezclado al blanco
se oscurece
a través de las ventanas casi olvidados los pirules
pálido el viento
vaho de mimbre en el porche deslavado
la casa se deshace
eternidad de los jardines de arena
perseverancia del aire
se doblan las hojas inician el regreso
despierto y las amigas tiemblan entre los sauces
la veranda sombría fresca en el bullicio del lino
peino tus cabellos castaños
casi no nos movemos
el polen cubre aquella memoria de espejos
todavía me arde me toco estoy sola
albas de los otros diluvios
querida lejana
la complicidad de la voz
su persistencia
y yo soy lo que está cayéndose
ahora estoy en un paisaje de cenzontles
cada vez estoy más cerca
cuando posea esa inmensidad
apenas tendré fuerza para despertar en la brevedad de la muerte
la luz golpea el aire
estamos donde los colores se abren
son días largos y apretados como la migraña
y todo se repite
los árboles desamarrándose
la noche deshaciéndose
¿y después?
lo único verdadero es el reflejo del sueño que trato de fracturar
y que ni siquiera me atrevo a soñar
continuo plagio de mí misma
y el lugar del encuentro es sólo tiempo
todo no es sino tiempo
allá donde unas cuantas buganvilias en un vaso de agua
bastan para hacernos un jardín
porque morimos solos
y la muerte es apenas el despertar
de este sueño primero de vivir
y dijo mi abuela a la salida del cine
sueña que es hermoso el sueño de la vida muchacha
se oxida la lumbre de las veladoras
y yo ¿dónde estoy?
soy la que fui siempre
lo inesperado de estar siendo
llego al lugar del principio donde comienza el comienzo
éste es el tiempo
es el tiempo de despertar
la abuela enciende las velas sabáticas desde su muerte y me mira
se extiende el sábado hasta nunca hasta después hasta antes
mi abuela que murió de sueños
mece interminablemente el sueño que la inventa
que yo invento
una niña loca me mira desde adentro
estoy intacta.

Fragmento de ventana (Fragmentos)

Ahora estoy en un paisaje de zenzontles
Cada vez estoy más cerca
Cuando posea esa inmensidad
apenas tendré fuerza para despertar en la brevedad
de la muerte
La luz golpea el aire. Estamos donde los colores
se abren
Son días largos y apretados como la migraña
Y todo se repite
Los árboles desamarrados
La noche se deshace
¿Y después?
Lo único verdadero es el reflejo del sueño que trato
de fracturar
pero que ni siquiera me atrevo a soñar
continuo plagio de mí misma
Y el lugar del encuentro es sólo tiempo. Todo no es
sino tiempo
Allá donde unas cuantas buganvilias en un vaso
de agua
bastan para hacernos un jardín
Porque morimos solos. Y la muerte es apenas
el despertar
de este sueño primero de vivir y dijo mi abuela
a la salida del cine
Sueña que es hermoso el sueño ce la vida, muchacha
Se oxida la lumbre de las veladoras y yo, ¿dónde estoy?
Soy la que fui siempre. Lo inesperado de estar siendo
Llego al lugar del principio donde comienza el
comienzo
Éste es el tiempo
Es el tiempo de despertar
La abuela enciende las velas sabáticas desde su muerte
y me mira
Se extiende el sábado hasta nunca, hasta después,
hasta antes
Mi abuela que murió de sueños
mece interminablemente el sueño que la inventa
que yo invento. Una niña loca mí mira desde adentro
Estoy intacta

Me haces daño
Suéltame
No me quites lo que he aprendido por mí misma
Las mujeres se sientan en el suelo
Yo digo Kadish por ti y por mí
Las palabras están gastadas como esas piedades con
el mármol gastado por los besos
Madre de Dios ruega por nosotros

Y ella que vino desde Kiev
Ramo de flores apretado contra el pecho
Vida para ser vivida en un tiempo más largo
—No fuimos a Canadá porque nos dijeron que era muy frío
Salimos en tren. El barco lo tomamos en Amsterdam
Nunca más me embarcaré en aquel mar tan soñado
Oh madre que olvidé
En esta hora y en la hora de nuestra muerte
Adonai Eloheinu Adonai Ejad
Adiós
Adiós
Oh Madre
Adiós

Paso días sin verme en ningún espejo
Comencé a comprar el periódico aún antes de saber
español
Mi padre comerciaba con frutas secas
¿Y a quién le importan estos recuerdos?

Ella apretando contra su pecho las flores
Ella muchacha con flores en el pelo
Y los vestidos plisados y la boca muy roja sonriendo
Ahora sólo un retrato guardado en una caja de
habanos

Ella con el sol de mediodía
Flores blancas
Y los dos niños agarrados a su falda caminando por
el parque México.

Ella que no sabía decir Kadish
Despidiéndose en una estación de tren que después
fue bombardeada
Despidiéndose de padres y hermanos a quienes nunca
más volvería a ver
Ella que lloraba en las mañanas
Mientras los niños en la escuela y el marido
en la tienda
Bajo llave en el baño con el agua corriendo para
no sentir las lágrimas
Ella
—Oh tantos sueños que no alcanzaron el mar—
Con las preocupaciones de todos los días en un país
extraño
Lejos de sí misma, fue, se convirtió, era nadie
Ella gorda, vieja antes de tiempo
¿Cómo pudo ocurrirme a mí?
El pelo recogido hacia atrás y la mirada de un animal
herido

Y todo pasa
Y el tiempo es largo
Y estuviste distante de los otros, de ti
¿Otra forma de estar cerca?
Y te quedó para siempre en la boca el sabor del té
de aquel samovar de tu casa

Alguien debería contratar a esas mujeres que lloran
por los otros
A esas que han criado hijos
Amasado su pan
Las que barren todos los días la puerta de su casa
Aunque sea por dinero
Que lloren contigo, que lloren por ti
Hermana madre no me permitas tu separación
¿Oyes mi llanto?
¿Oyes mi llanto que te cubre como una tela?
Rásgala
Rómpeme
Cúbreme con tus cenizas
Libérame

Espero las noches como un animal amarrado que
patea, patea

Y te acuso
Pero de qué puedo culparte

¿Cómo hubiera podido ser de otro modo?

El oráculo se cumple

Déjame ir
Suéltame
No regreses
No quiero quedar atrapada en tu sueño sin poder
despertar
¿Hacia dónde ir?
Llego sólo al lugar del principio
Regreso para besar tu pulso
Para caer de rodillas
Devotamente beso las arterias de tus manos
Oh madre ten piedad de mí
Oh madre misericordiosa
Ten piedad de mí
Sosténme
Derrótame pero dame tu consuelo
Apoyo mi cabeza de niña
Toco tu corazón
Cierro los ojos
Estoy atada a ti como el ahogado a la piedra
anudada a su cuello
Ya no tengo miedo
No puedo hundirme más abajo de tu corazón

Llévate la luz
Noche

POEMA PYTHIA (FRAGMENTOS)

A Eduardo
…¿quién, qué hombre o qué dios puede, ha podido,
podrá decirme a mí qué es mi vida y
mi muerte, qué no es?…
Juan Ramón Jiménez

La luz sube en oleadas
vagido
en lo callado inmenso del nombre
mortal y sola en su errancia
la traspasada palabra

a tientas
la oficiante
vieja madre cómplice

intercede

Ay convocada
nocturna
como un charco de miedo

Con tus ojos de viuda
abriéndote en tu hambre
te clavas en lo extenuante del amor

y la noche temblando con todas sus ramas
se arrodilla ante el abismo
me cubre helada como una lágrima

y caemos por la misma pendiente
cómplices

Ábreme con tu saliva
empújate hasta mi hondura hasta el desamparo

recíbeme como si fuese un puñado de tierra

tránsito yo misma

Las palabras
brevísimas húmedas

rozan la superficie
como una serpiente

y la voz sabe que no sabe

Avalancha de hojas
y su lamento seco y rojo

el río se inclina
hacia su sed
el tiempo va más aprisa que yo

la noche se desgaja
toco tu desnudez de agua
y ella grita dentro del grito

Entré al lugar éntreme huérfana

¿dónde están las palabras por qué no comparecen
por qué no me socorren?

de súbito
la luz en el vértigo
del Hades

queda el agua como un cilicio
cavando en su violencia

y no tengo voz para decirlo

Todavía estoy dentro de la luz
pero eres tú la que ha de decirme
tú la palabra vacía la que guarda el nombre

Desbordada luz
en la confluencia de los sueños
anegándose en el corazón

Absuelta luz
en la extensión del instante

Luz sola sin más
desasida
mínima en su raíz

Quebrada luz áspera
detenida en su grito
temblando entre las manos

y dije tu nombre
y el lugar era de aire

y la palabra
la presa

en la desolación de la fe

y la palabra cierva
en la amplitud del silencio
se desploma
dócil en su infinita contradicción
en su misericordia

y el corazón se cierra
y el corazón se abre
deslumbrado

Quietísima luz
apenas polvo

¿eres tú la que habita el nombre?
¿tú la que irrumpes?

el peso de la Pythia
en la conciencia

balbuceando
me cierno en círculos como un halcón

segada luz
en su deslumbramiento

flujo y reflujo de los años vestales

aquí adentro la luz se derrama
y la palabra cruza el umbral

y me llené la boca de tierra
para callar a las palabras.

Septiembre

dijo el rabino Susya poco antes de morir:
“Cuando esté ante las puertas del cielo,
no me van a preguntar,
¿por qué no fuiste Moisés?
sino ¿por qué no fuiste Susya?”
¿Por qué no llegaste a ser lo
que sólo tú podías llegar a ser?

1
dice:
toca

¿sientes?
¿sientes
cómo te desborda?
ese fluir
ese gozo
míralo
no se dice
es tú misma

en ti

hablo de los pulsos
no es la luz
es tú
tú en luz
el corazón en luz
luz disuelta en clorofila
¿la oyes?

2
fluye
se inclina
dócil
húmeda
dice:
¿escuchas?
es tu respiración
estás viva
y estás aquí
y lo que hubiese querido ser
y más
y más
no es que pueda explicar
pero
esto soy yo
éstos los días
la vida y

3 ¿en que parte
de mí
estoy?
¿adónde?
y esta alegría casi
azul
como un lote baldío
parece un águila
un quetzal
hey no te vayas
dice una voz
dentro
de mí
quédate

4
estoy
me dejo estar
oigo mi respiración
que es también la tuya
no sé a quién le hablo
el viaje
en lo más solo
necesita ser
compartido
y la luna
donde se ahogó Li Po
baja
hasta el estanque
y yo
que siempre soy otra
y la misma
aquí
en este año de mi edad
que son todos los años
aquí
en el calor
del final del verano
en esto que siento

5
alta
indómita
como una sequoia
como una yegua joven
súbita
impredecible
y en su vuelo
la palabra
ahí
donde la luz
se dobla

6
el sol
entre los narcisos
deslumbrado
¿qué hago
con tanta
belleza?
¿y si me quedara
sin palabras?
atrévete
dame
come
de mi mano desbórdame
palabra
de toda
misericordia
¿vas a dejarme?
y si digo
es el alma
¿digo algo?

7
adónde es
que he estado
que estoy
adónde se me fue la vida
la vivida
adónde
la por vivir
y si hubiera sido otra
sería la misma otra
no tengo más vida
que ésta
que me vive
y yo con ella
en ella
en esto que soy
y en esto otro
que también
soy
y que no sé qué es
mía de mí
mi vida
toda
¿y si supiera
qué sabría?

8
amasijo de luz
desembocadura
la claridad
como si se le acabara
el corazón
se está así en Dios
-en lo que llamamos
Dios-
y yo ahí
como quién mira
como quién oye
yo la intrusa
la de ti presentida
espera
y tiembla
el humano temblor
de ante ti
y falta el aire

9
ah esperada
en tu gozo
reclamo
lo que colmado
colma
más en otro día
ella
la sola
¿quién es ésa
que me hace ser
la que
soy
y para qué
y por qué
es que soy?

10
siente
sí puedes
siente
¿sientes?
inunda
penetra
duélese
ahí
en su belleza
duélese
en ti
dice:
tómame
ábreme
ábrete en mí

11
y la alegría
doblega
profundo
duele
duele su belleza tosca
su silencio
duele
y el cielo de septiembre
baja
hasta mí
cálido
y cubierto de niebla
y yo
que un día
moriré
estoy aquí
en este instante
que es todos los instantes
estoy viva.
De su libro Migraciones

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UN CANTO A LA HUMILDAD [Mi poema]
José Mármol [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Creyó tocar el cielo con las manos
sintiéndose cual Príncipe Valiente,
y vio como del viento, una corriente
lanzaba a unos terreros más cercanos
a todo ser viviente.

Pensaba ser el rey de la manada
y en este divagar llegó un carnero
más alto, más fornido y pendenciero,
tomándose el derecho de pernada
a ser siempre el primero.

Soñó con ser el ave del corral
que a todas la gallinas enamora,
y tuvo que llegar una señora
poniéndole en el cuello un vil dogal
al gallo de la aurora.

Que joven y muy guapo él se creía
y el mundo rendiría ante sus pies,
mas tuvo que ocurrir, que dio un traspiés
y ver como al caer ya le ponía
su orgullo del revés.
©donaciano bueno

#Que aquí no somos nada y el que crea lo contrario peor para él? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  José Mármol

PAISAJE DE OTOÑO

Mi madre tiene hoy la memoria bien despierta.
Sonríe. No sabe a quién regala su nobleza.
Mira hondo, puedes verla,
con la misma ternura que abandonó los campos
el paso adipso de la primavera,
llegada, tal vez, a la hora del retraso.
Conversa despacito,
toca los raíles de su propio laberinto.
En ocasiones reza. Me confiesan sus ojos.
Su inteligencia fue el destello de un primor,
duele decirlo ahora, luego de tantos años,
si mi niñez cabía en un suspiro de sus miedos.
Enseñó a mi padre, amorosamente,
la desembocadura de la luz en las palabras.
Los recuerdos y la vida, sin apremio,
a mi madre se les mueren tomados de las manos.
Sin embargo, es una gracia, un prodigio,
ha tenido hoy su memoria en vigilia.
Recuerda episodios de la guerra de abril,
y los muertos le duelen de la tiranía y del escarnio
en todo el cuerpo.
Ha dicho, en voz baja, hijo querido, generoso.
Ha regalado al fresco de la casa una sonrisa.
Y como ha vivido a pasos de atardecer,
se ha marchado lejos de sí misma y de nosotros.

YO, LA ISLA DIVIDIDA

Yo, como la isla,
rodeado de ti por todas partes, dividido.
Apagado. Compungido. A la sombra.
Mientras tu rayo esplende como el aura temprana.
Me acomodo en el último pasillo del ocaso.
Me contento con ser de la música el vacío
y de las palabras, cuando las pronuncias,
apenas el asomo, dividido,
resquicio tal vez de aquel instante clave, inesperado,
en que de la cosa el sentido se resbala
y la vocal se arrulla y se cierran los labios
y ya nada se dice ni ha quedado por decir.
Yo, como la isla siempre,
ahora sin ti,
rodeado de mi propio animal por todas partes.

ESCENA DE MODERNIDAD LÍQUIDA

Allí se encuentra sin tiempo a pleno sol
el hombre de los pájaros de Nôtre Dame.
Ha sobrevivido a todas las miserias.
Su gabán su sombrero de paja sus zapatos ajados.
En la diestra un racimo de avecillas graznando,
sacian su tormento picotean las yemas de sus dedos.
Todo un espectáculo habría que verlo,
una escena triste de los tiempos aciagos.
Inmutable, sereno,
sin que nada le prodiguen los turistas,
el hombre de los pájaros de Nôtre Dame.
El mundo es un fluido escenario de dolor.
Almas mendigando la piedad que han denegado.
Y en su mano un racimo de pájaros llorando.
Anclado en su congoja de posesiones libre,
la catedral del Sena se ha empinado para él
sin que la multitud se dé por enterada.
Es verano en París.
Arden los techos irremediablemente.
Se apaga en parsimonia de penuria y soledad
el hombre de los pájaros, el ciudadano libre,
el hambriento el pobre el crucificado de Nôtre Dame.

NUBE Y SOMBRA

¿Hacia dónde fue aquello hacia nada ido?
Paul Celan

Despertó la risa, tan temprano,
del corazón mordido por la pena.
Un cascabel ardía por las habitaciones
amarrado a su paso hecho de aire.
En sus pequeños labios,
como jobos quemados por la luz del día
reventaba con palabras la mudez de las cosas.
Inmóvil la mirada, penetrante,
águila inocente que se ha comido un ángel.
Sus manos son las mías. Para nadie un secreto.
¿Alguna vez tuviste ocasión para escuchar
el canto solidario de un mundo imaginado?
Sabía espantar, sin que lo presintiera,
la congoja y las fieras que azuzaban mis miedos.
Su único estandarte es un trozo de amor.
¿Hacia dónde habrá ido el verbo de mi verbo?
Hueso de mis huesos, luz de cuanto anhelo,
sombra de la sombra de lo que no es.
Días que son tuyos, que son míos,
atados a un destino similar.
Carne de mi carne ahora sumergida
en la sed tormentosa de mil pesares.
Línea de flotación del navío de mi paz,
diana de mis noches, aliento de mi ser,
temor de mis temblores, mis fragilidades.
¿Hacia dónde te has ido de lo ido?
Si tu bondad no tiene lugar en este mundo.
Hueso de mis huesos, voz de mis adentros por la pena vencida

VOCABLO CORPÓREO

Los cuerpos siempre en la partida,
en la inminencia de un movimiento,
de una caída, de una separación, de una dislocación.
Jean-Luc Nancy

Cuerpo que ha librado la faena del amor.
Sobre la cama,
un mar de nieve blanco de los parques berlineses,
encorvado reposa como un interrogante.
El que te recibe, furioso, delicado.
El que te despide, sonreída la mirada.
Cuerpo echado a vuelo de hermosura y sollozo,
luchado contra sí, vencido desde sí,
victorioso en las trompetas de la risa de sus ganas.
Cuerpo del tamaño y espesor de un pensamiento.
No el espigado del mudo maniquí,
el petrificado en vitrina lujosa
del circo majestuoso KaDeWe.
Sobre la nieve de la calle Kudam,
poca luz de sol.
Al que despido, cuerpo con mirada inocente,
congelados los versos de Brodsky en el librero.
Cuerpo reposado por un instante acaso
como un hermoso signo de interrogación.

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SOÑAR, ESE COMPLEMENTO IMPRESCINDIBLE [Mi poema]
Manuel Vilas [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

La vida sin soñar no hay quien la aguante,
la vida sin el sueño una putada,
soñar, lo que es soñar, no cuesta nada,
habremos de soñar a cada instante.

La vida sin el sueño no interesa,
la vida si es real una trastada
que viene a estropear esa jugada,
insulsa, como un beso que no besa.

La vida sin soñar no trae a cuenta,
que el sueño es una fuente de locuras,
la vida sin soñar solo amarguras,
cantémosle a la vida las cuarenta.

Yo un día vi en un sueño que soñaba
y hasta hoy sigo soñando tan campante,
un sueño es dar un paso hacia adelante
creyendo que ese paso nunca acaba.

Y así es que aun por la noche me desvelo,
me suele esto ocurrir algunas veces,
seguro, esto eres tú lo que mereces,
creyendo ya soy bueno y voy al cielo.
©donaciano bueno

#Soñar es gratis, habrá que aprovecharlo, no? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Manuel Vilas

FRANCIS SCOTT FITZGERALD

Convertiste tu vida en un derrumbe prematuro.
Y son palabras tuyas estas que ahora cito:
“está claro que vivir consiste en hundirse poco a poco”.

Y un veintiuno de diciembre de 1940,
caíste muerto en el living-room del apartamento
de Sheila Graham, en Hollywood,
el gran favor de aquel infarto que te sacaba de la vida
porque ya no había vida en ti,
mil pedazos, mil cristales dorados,
brillando sobre el suelo.

Dime, ¿la amaste?, dime ¿te amó ella?

¿Dónde está Sheilah ahora, y Zelda, dónde?

Tú, que creaste a Jay Gatsby, la criatura más resplandeciente de la vida
e hiciste –nunca te lo perdonaremos– que ese hombre enigmático
se enamorara locamente de una mujer llamada Daisy,
la mujer más egoísta de la Historia
y la más bella y la más codiciosa del santo dinero,
de la riqueza y de las fiestas y del champán y de los coches de lujo
y de las mansiones y de los grandes viajes
a la Riviera francesa, todos nuestros amigos esperándonos
en la playa, con la copa en la mano, en veranos legendarios.

Pero aquí estás ahora, de pie frente a mí,
como fantasma ilustre de la gran literatura
y por tanto de nuestro escaso saber sobre la vida,
con tus depresiones, con tu alcoholismo, con tu expiación,
con tu mujer, con tu amante, con tu pobreza final, con tu hija Scottie,
pagando facturas de universidades y de médicos,
y con tu conquista laboriosa, al fin, de la nada y de la muerte.

Y en 1948, Zelda Fitzgerald ardió viva en el incendio
de un Manicomio de Carolina del Norte, donde sobrevivía
como un fantasma más entre los millones de fantasmas
que pueblan este mundo
del que tú ya habías, elocuentemente, desertado.

Tu elegante y envidiable fracaso,
tu ascensión a las nubes cristalinas
del firmamento, tu penuria, tu caminar erguido
hacia la destrucción,
pero no la destrucción común a muchos hombres,
(porque vivir es hundirse poco a poco pero no todos
–tú lo sabías—se hunden igual),
No la destrucción común –digo– a miles de hombres
y miles de mujeres,
sino la rigurosa y lenta liturgia del derrumbe,
su ceremonia inmemorial,
la conciencia bajo el calor de agosto, en el Sur ardiente,
mandorla secreta del dolor insoportable.

Duerme, duerme en paz,
hijo del viento último de la tarde áspera,
de los grandes veranos de Long Island
y de sus crepúsculos agudos.

Te beso.

Bésalas tú a ellas tres a cambio de mi beso,
a Sheila,
a Zelda,
a Scottie,
a la oscuridad,
a la enfermedad
y a la inocencia.

MACDONALD´S

Estoy en el MacDonald´s de la Plaza de España de Zaragoza,
haciendo la cola gigantesca,
con los ojos clavados en los carteles de los precios,
el dinero justo en la mano derecha,
billetes arrugados.

Estoy ahora en el piso subterráneo, arriba fue imposible.
Estoy sentado al lado de un niño negro que tiene en su mano
una patata amarilla untada de ketchup muy rojo:
Santísima bandera del otro mundo, el niño negro que resplandece,
mi hermano ciego.
El niño está solo, no bebe,
no le llega para la Cocacola, sólo patatas.
Sólo patatas, sólo patatas, esa desgracia,
esa soledad idéntica a la mía,
¿no lo entiendes?, sólo le llega para las patatas,
y está sentado, quieto,
en su trono, la negritud y el niño,
en el trono, allá, allá, en ese trono radiante.

MacDonald´s siempre está lleno.
Es el mejor restaurante de Zaragoza,
una alegría despedazada nos despedaza el corazón:
Por tres euros te llenan de cajas, de vasos de plástico, de bolsas,
de pajitas, de bandejas.
Es el mejor restaurante del mundo.
Es un restaurante comunista.
Rumanos, negros, chilenos, polacos, cubanos, yo mismo,
aquí estamos, abajo, al lado de un muñeco,
al lado de un cartel que dice ‘I´m lovin´ it’.
Tengo una bota encima de un charco
de un helado de nata deshecho. Miro la nata comerse el tacón de mi bota.
Una nata blanca, despedazada.
Arde el sol sin tiempo, bulle la mano sucia.

A mi lado, una niña de veinte años le dice a un tío de diecisiete
que no le importaría hacérselo con él. Con él, con él, un eco negro.
Y ríen y tragan patatas fritas.
Y yo trago patatas fritas.
Y dos maricas están enfrente comiéndose
la misma hamburguesa goteante,
cada boca en un extremo, y se manchan y
se muerden.
Y tragan patatas fritas. Y se besan. Y se tocan.
Y se despedazan.

En Londres, en París, en Buenos Aires,
en Moscú, en Tokio,
en Ciudad del Cabo, en Tucson, en Praga,
en Pekín, en Gijón,
somos millones, la tarde harapienta,
el dolor en el cerebro, la comida,
millones en miles de subterráneos esparcidos
por la gran tierra de los hombres.

Estoy en paz aquí con todo: barata la carne, barata la vida,
baratas las patatas.
Me siento Lenin. Soy Lenin, el marica inusitado,
el gran hereje, el loco supremo,
el hijo de la última mano miserable que tocó
el monstruoso corazón del cielo.
Si Lenin volviera, MacDonald´s sería el sitio,
el palacio sin luna,
el gueto de las reuniones clandestinas.

Algo importante está sucediendo
en este subterráneo del MacDonald´s
de la Plaza de España de Zaragoza,
pero no sé qué es.
No lo sé.
De un momento a otro, vamos a arañar la felicidad:
el niño negro, los novios, el muñeco, la nata del suelo, mis botas.
Botas nuevas, de piel brillante, con la punta afilada en señal de muerte.
En MacDonald´s, allí, allí estamos.
Carne abundante por tres euros.

AMOR

Una mañana Manuel Vilas sacó todo su dinero de los bancos.

Fue a las cajas de ahorro, fue a las compañías de seguros,
vendió su coche, anuló su plan de pensiones,
se lo llevó todo en efectivo, un buen fajo de billetes calientes.

Qué bien, dijo, qué fuerte,
y todos los empleados y los directores querían disuadirle
pero Vilas tenía unas ganas infinitas de pasarlo bien.

Y luego se fue a ver enfermos,
a ver emigrantes, incluso se fue a las cárceles.

Quería ser un santo espectacular, tenía esa marcha,
tenía esa gran ilusión.
Quería ser Cristo, Lenin, San Pablo,
quería ir más allá del orden, de la naturaleza y de la vida.

Recorrió la ciudad de Zaragoza repartiendo dinero.
En Conde de Aranda, dio mil euros a tres árabes,
que le besaron los pies, y las manos, y se arrodillaron.

En el barrio de Delicias, en la calle Barcelona,
dio trescientos euros a una negra africana,
y ella quería comerle el sexo al buen Vilas,
pero Vilas dijo “no, nena, hoy soy un santo,
hoy soy San Vilas,
consérvate para tu marido, él te necesita,
y yo os bendigo; anda, nena, ve en paz”.

Y Vilas se echó a reír.

Fuego, qué fuego más grande,
y siguió repartiendo, a una vieja china
de un todo cien le dio seiscientos euros,
y la vieja le hizo una foto de diez millones de megapisels
y la amplió y la enmarco y la colgó
en mitad de su tienda con dos velas debajo.
A un vendedor de La Farola, ese periódico
de los pobres, le dio ochocientos euros.
Y el vendedor se echó a llorar y ardía
como una vela en mitad de las catedrales antiguas.

Vilas quería ser un santo, tenía esa marcha.

Toda la mañana y toda la tarde estuvo quemando su dinero.

Miró la atmósfera y se estaban abriendo los palacios celestiales.

Estaba enamorado de sus semejantes.

Nunca vimos a nadie tan enamorado.

El Enamorado

Toda la noche soñando contigo, me he pasado la noche entera
soñando que te besaba en el patio de una iglesia junto al mar.
Qué enamorado estuve de ti, y no te lo dije nunca.
¿Lo adivinaste? ¿Lo deseaste? ¿Lo suplicaste?
Tenías seis años más que yo, estabas más hecha a la vida,
no te ibas de la cabeza como yo, sino que eras moderada y prudente,
aunque llena de amor por dentro, amor hacia mí,
hacia mí, que era un tipo de lo más perdido, y eso sí
se notaba a la primera, y cómo me acuerdo de tus manos
y de tu sonrisa, todos los amantes se acuerdan de lo mismo,
sólo que yo no me metí nunca en tu cama, años llevo imaginando
cómo se debía de estar en tu cama, un día me la enseñaste,
pero nada más. Y ahora me despierto y he soñado que te besaba,
y son las diez de la mañana de un verano monumental
y ya estoy bebiendo una ginebra, así, en ayunas, y salgo
a la terraza de mi habitación y veo a las turistas tumbarse
sobre la arena, y pienso que tú podrías estar aquí conmigo,
qué enamorado estuve de ti y cómo lo estuviste tú también,
y qué mal hicimos en no habernos revolcado mil veces
por mil camas, o qué bien hicimos, porque, conociéndome,
igual te hubiera pedido en matrimonio y tú hubieras aceptado,
y borracho como estoy todo el día, cuando me hubiera cansado
de joder todas las noches, a lo mejor me daba por darte un puñetazo
o tirarte a un río, o a ti por pegarme un tiro,
o envenenarme o pegármela con otro.
Cómo puedo decir todo esto de ti, que eras un ángel
y lo sigues siendo, y de mí, que te quise con inocencia.
Será mejor que siga bebiendo hasta que te borres de mi memoria,
y esto sí que me hace llorar, y soy un tipo que está llorando
a las diez y media de la mañana, sentado en la terraza de una habitación
para turistas, con una ginebra caliente en la mano -son los restos
de la noche-, llorando porque si te echo de mi memoria,
verdaderamente entonces sí que ya no me quedará nada.

La Luz

Entraba la luz de la tarde, posándose en las pequeñas botellas
del minibar de la habitación de mi hotel, una luz de montaña
-estábamos en el hotel más caro de los Alpes-, que traía el frío
de finales de agosto. Desde la terraza, ponte un jersey si sales
a la terraza, se podía ver esos pinos enormes, religiosos, fragmentos
de la carne de un dios inocente, ¿por qué no quieres ver a nadie,
cabrón antisocial, te pasas los días aquí metido, bebiendo
y mirando los pinos?, me preguntaste, y yo te lo dije bien claro,
estoy jodidamente muerto, soy sólo un cadáver que viaja
por el mundo, un cabrón de vacaciones eternas, un asaltador
de minibares de hoteles de lujo, un consumidor de minibotellas,
y sólo me importa esta luz, esta luz que ilumina la habitación
porque esta luz es lo más misterioso que he visto nunca,
parece como si en ella cupiese la vida que he vivido
y la que no podré vivir, todo mezclado, claro fantasma.
Tu falda y tus bragas negras estaban en la silla, y tú sentada en el suelo
bebiendo un gintonic, si no me gustases tanto, dijiste, ven aquí,
volvamos a la cama, y empecé a comerme tus brazos,
tus manos, tus uñas bien cortadas, y la luz seguía entrando
y resplandecía en las etiquetas de las pequeñas botellas
del minibar. Eres un guarro, hijodeputa, no me lo hagas así,
eres un guarro, seguías diciendo, pero la luz no se marchaba nunca.
Y ella que hablaba de su vida y de sus ilusiones,
y su ropa interior esparcida por la habitación,
decentemente esparcida, y quejándose
de que, en vez de salir por ahí, nos quedásemos jodiendo
toda la noche, y luego, colmada, diciéndome eso
de eres un guarro, hijodeputa, te he dicho que no me lo vuelvas
a hacer así, toda la noche llamándome, repitiendo lo mismo.
Me quedé dormido un rato, me levanté de la cama, desnudo,
fui al minibar, cogí el último botellín y me lo bebí de un trago,
fui al lavabo y dejé correr el agua hasta que salió fría
y luego bebí, y mojé mi boca y mi lengua mucho tiempo,
tú seguías durmiendo, aún tenía líquidos tuyos por todo mi cuerpo,
saliva tuya y aguas de tu sexo y de tu boca, escociéndome,
y la luz ya se había ido, trayendo una paciente oscuridad.
(De El Cielo)

Audi 100

Manuel Vilas se compró un Audi de tercera mano, un Audi 100,
y lo ponía a doscientos por la autopista de Barcelona,
y luego tenía que pagar el peaje y eso que no iba a ningún sitio.
Se quedaba mirando el Audi en las tardes de domingo,
en mitad de un descampado, en mitad del desierto.
El gran desierto que cerca la ciudad de Zaragoza,
estéril y ácido como una bocanada de uranio enriquecido.
Miraba las ruedas y las golpeaba con sus botas en punta,
y pensaba que estaban durísimas, llenas de aire embrutecido,
y es que acababa de estar en una gasolinera que se llamaba «El Cid»,
y las había hinchado, ese silbido poderoso de las válvulas,
y miraba el dibujo de las ruedas, laberíntico y abstracto como las rayas
de la mano, y se miró la mano, rugosa piel enaltecida
en mitad de la nada, y se había cambiado
el viejo radiocasete del Audi por un compacdisc Pioneer,
con seis altavoces, 800 euros en el Carrefour ,
y puso a Lou Reed en el compac, y bien, muy bien,
Street Hassle puso, y bien, bien, muy bien, dijo de nuevo,
esto era todo, el Audi 100, la vida ennegrecida, las cercanías de un pueblo
llamado Bujaraloz, la autopista de Barcelona, los infinitos camiones,
un toro de Osborne cerca de Pina, el domingo, agrio y crucificado,
y Lou Reed sonando en ninguna parte, en el desierto celestial,
los 800 euros convertidos en el grito más hermoso de la tierra,
y ningún ángel del cielo descendiendo, y Manuel Vilas
–siervo de la nada, fumando, estéril, razonando, gimiendo–,
silbaba bajo el sol inclemente, difuso, el sol borracho,
y les daba patadas a las ruedas y las ruedas
le devolvían el impulso, y eso era gracioso,
y pensó en la guantera, y abrió la guantera y miró la documentación,
y leyó su nombre, y abrió el maletero, y le pareció que allí había
un montón de sitio para guardar cosas, y eso de repente le hizo completamente feliz.

Lavabos

Imagínate que estás en una comida importante,
que has bebido mucho y te has hecho el gracioso
porque con los tristes nadie queda a comer,
te levantas, buscas el lavabo, te miras al espejo, te tiembla el alma.
Imagínate en un bar, bebiendo muchas cervezas con amigos.
Entras en el lavabo,
después de haber interpretado el icono de la puerta,
donde sale un hombre con chistera, ¿qué hago en este mundo?
Lavabos de gasolineras, de cines, de hospitales, pequeños lavabos
de establecimientos ínfimos.
Lavabos de los bingos, de las autopistas,
de los MacDonald´s, de los colegios,
de los bares de alterne, lavabos sin usar de El Corte Inglés,
lavabos muy usados del Tanatorio de Torrero, lavabos a la intemperie
del Coso de la Misericordia. Lavabos muy limpios últimamente
en todas partes.
Baldosas relucientes y fragancias que descienden de las rendijas del techo.
Quemaduras encima de los secadores de airecaliente con tubo plateado.
Jabones de fresa industrial que no hacen espuma
y no lavan la carne de tus manos.
Espejos grandes. Mucha luz. Muchos vatios.
Y lavabos de lujo con toallas de verdad y grifos gigantescos
imitando a los grifos antiguos.
Y cuando estás allí, ¿en qué piensas?
En qué piensas en esos tres minutos en que te vence ese silencio
y queda suspendida la vida social, la alegría y los chistes,
la máscara y la risa de los bares y de los restaurantes
y te metes allí, y coincides allí con un desconocido
que te dice
“bienvenido a la oscuridad”

La Lluvia

Madrid, 22 de mayo de 2004.

Vimos el Rolls del año 53 con las ruedas blancas
(mil kilómetros en cincuenta años)
en las teles de los bares del barrio del Actur de Zaragoza.
Sostenía en mi mano una copa de vino blanco fría
y ya hacía calor en España,
los hoteles del Mediterráneo estaban de limpieza general,
habitaciones abiertas con camareras esmeradas, esperando
la llegada de setecientos mil ingleses,
un millón de alemanes, cuatrocientos mil franceses,
cien mil suizos y cien mil belgas.
Estábamos con un vino blanco en la mano y los cuellos
levantados hacia el televisor.
No vino Isabel II de Inglaterra; Isabel II
sólo aceptaría ir a la boda del Rey de Francia
y, como en Francia no hay Rey, Isabel II
se queda en palacio para siempre, reclinada sobre el mundo.
Son los súbditos de Isabel II los que aman el sol de España
y la cerveza barata,
los que exhiben la bandera británica
en las terrazas frente al mar.
Crepusculares casas reales venidas
de los rincones más oxidados de la historia
el 22 de mayo de 2004 surgieron en las televisiones de España,
países nórdicos, lejanos y prósperos, fríos, alejados
de este corazón inacabable.
Rouco Varela cantando la misa.
No vino el presidente de la República Francesa.
Los arzobispos, bicolores, felices.
El nombre de Dios dicho en voz alta muchas veces.
La terca obsesión en nombrar a Dios, nombrarlo
como quien nombra el poder, el dinero,
la resurrección, la guillotina, la cárcel, la esclavitud.
El emperador del mundo se quedó en América,
ajeno a los ritos menores de sus provincias.
Los enormes paraguas azules.
Levantarse a las seis de la mañana
para que te maquillen, te depilen, te hagan la manicura,
qué felicidad tan grande.
Los grandes desayunos, los cubiertos de plata, el vino
y las colonias bárbaras.
Las duchas gigantescas, las suites, los bombones suizos,
las zapatillas de oro, los eslips de platino,
el zumo de naranja con naranjas atroces.
El lujo y el servicio, siempre gente abriéndote las puertas.
La sonrisa permanente.
Los profesionales de la sonrisa permanente,
esa sonrisa representa el trabajo más inhóspito de la historia.
¿Sonreír? ¿Por qué?
Y Umbral, y Gala, y Bosé, y A., y J., y Ayala, y M. M.
entrando en la Catedral de la Almudena, recompensados, elegidos,
a la diestra colocados, los jefes de la inteligencia española,
de la subida española, de la gran crecida.
La gran subida, la gran ascensión.
Y los ciento noventa quemados vivos tuvieron su homenaje,
el absurdo pueblo mutilado, el goyesco pueblo
elemental y monárquico,
el Rolls pasó ante ellos.
Y el expresidente del gobierno bebió Rioja Reserva del 94,
todos los expresidentes de España, con su chaqué, y sus mujeres
en un segundo plano, protectoras, devoradas, confundidas
para siempre, pero felices de haber llegado allá,
allá lejos, allá donde el aire es de oro y la mano coge el mundo,
allá donde España entera quiso que estuviesen
y la legitimidad democrática es un fulgor definitivo.
Las pamelas iridiscentes, los yugos en la cabeza,
los yugos bajo el cielo oscuro.
Y José María Aznar y Jordi Pujol
y Felipe González, juntos de nuevo.
Y los tres se sintieron satisfechos viendo la obra bien hecha,
la sucesión de Franco, la mano europea, paternal,
sobre nuestras cabezas,
la sucesión de Franco, las mantillas del franquismo
metidas en los armarios,
chillando de envidia y respirando naftalina muy blanca.
Y Juan Carlos I cargando con España,
porque quién si no cargaría con España,
con la historia de España, el sello papal en el dedo meñique.
Y Zapatero con su Sonsoles, voluptuosa, sonriente,
su tipo le hubiera gustado a Baudelaire o a Julio Romero.
Sonsoles parecía un Delacroix:
la anatómica Libertad guiando al pueblo,
pamelas vistosas, el rito político,
la aburrida historia,
los pechos caídos.
Y socialistas y liberales y ultramontanos juntos,
la izquierda y la derecha maridadas,
las nóminas engrandecidas hasta la saciedad,
buscando lo mismo todos, un Delacroix parecía Sonsoles,
la nueva reina de España,
del reparto de los despachos, las glorias, los oros laicos.
Ateos convertidos bajo el fulgor de las pamelas,
creyentes con el billetero ateo.
El poder en todo tiempo siempre igual a sí mismo.
La historia humana en todo tiempo como ya fue hace tiempo.
El mismo tiempo siempre.
Repitiéndose la esencia de España, la esencia del mundo grande.
Y nosotros bebiendo en el Actur, al lado de las grúas y del Hipercor,
felices de que nos dejen beber este vino
frío en una copa medio limpia, felices
de poder pagar este vino y dos más.
Y la palidez privada de la reina Rania de Jordania.
Y la lluvia.
(inédito)

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UN TONTO DEL HABA [Mi poema]
Beatriz Ros [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Era un listo que creía
que ser listo era premiado
y subióse en un tejado 
y a caer se resistía,
mas fue tanta su osadía
que una brisa repelente
le empujaba a la pendiente
y al vacío se caía.
Y aun pensó lo evitaría
de pegársela de frente.

¡Vade retro! dijo airado
cuando al suelo al fin llegaba,
que entenderlo no lograba
lo que allí le había pasado.
Y aun estando obnubilado
resistía a comprender
por qué tuvo que caer,
que él se diera tal coscorro.
Que hasta a Dios pidió socorro
y le dijo hasta más ver.

Y es que ocurre con frecuencia
que no existe explicación
a una triste situación
aun recurras a la ciencia.
Pues que es tanta la inocencia
de quien cree tiene bula
que es posible que una mula
venga a ti con gesto atroz
disimule y de una coz
y tú entiendas que te adula.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDOBeatriz Ros

(Premio de poseía Manuel Alcántara 2019)

Naftalina

Este verano se propone
ordenar la palabra quizás
y que se siente en el sofá
a nuestro lado como
una real, posible, presente
duda.
Un no sé, un silencio que se nos escapa
por debajo de las puertas
hasta llenar la casa entera
y conversar con el ruido del ventilador.

Los abrazos y el olor a sudor,
lo nuestro,
la primera persona
del plural:
nosotros guardados
para tiempos mejores

Menos mal que te dejé
un mensaje entre los guisantes
y los filetes de merluza congelados:
Volveré a quererte en invierno
porque el frío obliga,

Y
volverás a querer quitarme
los leotardos de las piernas.

TENGO UNA SOGA LÉXICA.

Una emboscada morfológica.
Un nudo en la garganta.
¿Como decirte tanto?
No es suficiente un espacio
como el de mi boca.

Mis palabras ya pensaron convertirme
en una salida de emergencias,
hacer sonar la alarma
y correr hacia tus oidos
mientras los ojos gotean.
Yo decido todos los dias comerte
tras la emboscada,
en un intento caníbal de evitar
que puedas escucharlas.
Porque hay tanto, tanto,
que se desborda.

Infusión

Lo más terrible de todo
fue empezar
tomándonos un té
(con lo que me gusta)
No sé qué marca
pero siempre ardía
tuve que esperar mucho
hasta poder beberlo
tiempo
para que me dijeses cosas
que solo se pueden tragar
con ayuda de un té
como el que me ponías delante
Ese invierno
bebí té todas las tardes
te vi
todas las tardes
Hacia el verano,
y eso es lo terrible,
me vi comprando tila
en las tiendas que no cierran.

VOY A DECIRTE ALGO MUY IMPORTANTE:

El corazón está situado
justo en el centro del pecho.
Se piensa que está más a la izquierda
porque el lado izquierdo late más fuerte.
Lo he leído en una enciclopedia.

2 poemas 2

– Mira, en el suelo crece
algo verde y poderoso.
Me levanta hasta el techo,
tan arriba que desapareces un rato.
Me miras las bragas desde abajo
y para sujetar rozas tímidamente
mis piernas.
Tu imagen parpadea
como el fluorescente
que he de cambiar.
Pienso: mejor si duele,
es necesario destruir las esperanzas.
Llevo mis palabras de melocotón
recogidas en el pecho: Voy a dejarte.
Se derraman por el suelo
y lees: te quiero.
El «ya» ha rodado hasta debajo de la cama.
El «no» se ha ahogado en el charco de sangre.
Vas a pensar que la muerte no es para tanto.

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EL UNI/VERSO [Mi poema]
Beverly Pérez Rego [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Cien mil, doscientas mil, más de un millón,
si empiezas a contarlas una a una
concluyes con un poco de fortuna
que estrellas allí existen un montón
que están enamoradas de la luna.

Pues puestas así están sin ton ni son
con cinta doble cara muy adheridas
cuidando al despegar no hagan heridas
a aquellos que las miran de rondón
y ven secando al sol que están tendidas.

Es algo que no admite explicación:
¿de qué sirve llenar el firmamento
con moles que están hechas de cemento
y puedan producir un desazón
soltando sobre el mundo su excremento?

Si un día alguna chispa se encendiera
y el cielo produjera una explosión
habría que encargar a un batallón
que al fuego lo apagara como fuera
cuidando no añadirle otro borrón.

No quiero ni pensar si el firmamento
un día en un momento se derrumba
cavando de improviso nuestra tumba.
Un trágico final para este cuento
que está loco de atar, y anda tarumba.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDOBeverly Pérez Rego

LYRIC SHAME

Yo que perdí la infancia de todos los idiomas
Yo que ahora tengo el pico encorvado
Yo que ahora vengo a desdecirme
Yo que he rehusado oficios y tareas
Yo que ofendí el hombro de Atenea
Yo que fui mascota de viles mentores
Yo que fui cría de nodrizas elementales
Yo que no puedo dormir si hay libros en el cuarto (ellos mienten)
Yo que no pude dormir después de escuchar la voz de Alejandra Plath
Herr Gawd, Herr Lucifah, yo que temí que no atendieran el llamado
Yo que estrené el vestido del ramaje putrefacto
Yo que hablé en señas con las amortajadas
Yo que sufro la persecución del metrónomo infernal
Yo que asumí medidas y pociones de piedra roja
Yo que quemé en la hoguera los libros de la grima
Yo que exijo el caos y el debido proceso
Yo que no fui expulsada de la república
Yo que he olvidado bibliotecas enteras una y otra vez, y luego otra vez
Yo que he perdido libros que nunca tuve
Yo que exijo la devolución de los libros que nunca tuve
Yo que no supe dar puntada cierta sin clavarme
Yo que fui humillada por todos los aguaceros a las cinco en punto
Yo que siempre tuve una caligrafía dudosa, en el mejor de los casos
Yo que me perdí en los andenes de mis sentidos y mis tinteros
Yo que al ausentarme brillo en ingrata presencia
Yo que viví en cuartos sin cerrojo
Yo que trepé a la percha de una arpía
Yo que nunca había leído a Ibarbourou ni a Gema Gavidia ni a Clara Sabater
(magistrales, muchas gracias, de nada, hasta siempre)
Yo que nunca supe desembarazarme
Yo que encerré las aves en mis costillas
Yo que fui incapaz de darles presa viva
Yo que supe de un poema inenarrable
Yo que escribí cartas a gatos abisinios
Yo que creí que mis madres eran eternas
Yo que ando abuhada y encarnecida
Yo que ahora tengo un pico de plata
Yo que ahora empuño un pico y una pala
Yo que soy explícita piedra dura qué locura
Yo que esculpí la tierra y su paisaje
Yo que ahora escupo guijarros y lentejas
Yo que malgasto la gracia y el aplomo
Yo que fui ahijada de un carcelero
Yo que supliqué ser desheredada
Yo que recibí en herencia la ciudad de Caracas
Hasta el día del juicio final riendo y llorándome de mí misma
Hasta el día del juicio final desigualándome de los Cadenas
Hasta el día del juicio final hilando y deshilándome del carrete
Hasta el día del juicio final evitándome a toda costa cuando me encuentro
Yo que vengo a hundir el pico en mi tierra talada
Yo que ahora vengo a desdecirme
Yo que ofendí el hombro de Atenea
Yo que ahora tengo el pico encorvado
Yo que perdí la infancia del idioma
Yo que nunca supe tensar el hilo

MIRROR WOMAN

What in the world have I stitched and patched?
Kim Sooja: A Mirror Woman

Cuando mueras,
quemaré
tu ropa,
tus pañuelos
y tus sábanas,
rasgaré tu máscara
de oxígeno,
y enviaré
tu espíritu
a las páginas
del Kuunmong.
¿Qué demonios
o ángeles
he cosido
y remendado?
¿A quién he
atado en
mis fardos?
Mi gusano
de seda
tiene
seis ojos
que vigilan
el cauce
de mi aguja
por lo que antes
fue tu cuerpo.

Sea breve la llama que nos une.

Sea finita nuestra distancia.
Que el orden que nos retiene
crezca en los filos de mi talón
hasta herir.
Es tanta la maldad del mundo,
tan imperdonables sus torpezas.
Seamos la excepción:
busquemos la belleza
del golpe certero,
la agonía justa,
la fluida música
de una voz que se apaga
por siempre.

No, no detengas el fin.
Por esta vez, seamos libres,
y en la muerte ansiada
los dos hallaremos
noches distintas.

De prisa: abres los ojos.

El vuelo concéntrico. El estricto descenso.
Alrededor nuestro, todo es muerte, y mis palabras se cierran sobre tu nuca.
Por desgracia, sé que no habrán de hacerte daño.

No existe otro día.

No hay más que mi obstinación:
la faz que persevera en el espejo,
la vejez,
los dedos grises que me oprimen.

Es mía la culpa.

Déjame morir un poco más.
Déjame caer por mi propio peso.
Libérame de ti,
carnero sagrado:
perseverancia, maestra,
cuerno pulido y curvo
en la frente.

Si pierdo el juicio

no es por tu causa.
Antes,
en la rama amarga del olivo.
en los profundos entornos
de ciertos abismos vegetales
que crecen raudos en tu pecho,
antes,
estuvo mi pérdida.

Ahora,
en el alivio de la derrota,
siento cómo todo se tiñe
con el verdor de tu deseo,
y ante tus pies se abre
la senda única
entre los bosques que sembramos.

Tu maldad, líquida,
vierte cristales entre mis dedos;
ya no queda ningún enemigo
por enterrar.

Me deja atrás.

Y la inteligencia,
perra noble,
es la única en seguirte
a casa.

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ENVIDIA COCHINA [Mi poema]
Pedro Garfías [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Yo tengo una ilusión, irme del mundo
a ver o descubrir nuevos planetas,
haciendo al que abandono cuchufletas
así sin dedicarle ni un segundo
dejándole pudrirse con su grietas.

Ansiando descubrir a otros mejores
que al menos el vivir sea más cristiano,
y a Dios se le contemple más cercano
-allí donde las obras sean amores-,
más sano, más florido y más lozano.

Mas debo precisar son los humanos,
aquellos, los que a mi más me molestan,
consciente como sé que ellos apestan
al verlos arrastrarse cual gusanos
que gritan, desgañitan y protestan.

De nuevo a visitar y a dar envidia,
después, cuando lo encuentre, volvería
¡no puedo soportar cómo sería!
gozando al contemplar que les fastidia
Y henchido de emoción, ya moriría.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDO:  Pedro Garfías

Romance de la soledad

Homenaje a Góngora

Aquí estoy sobre mis montes
pastor de mis soledades.

Los ojos fieros clavados
como arpones en el aire.

La cayada de mi verso
apuntalando la tarde.

Quiebra la luz en mis ojos
la plenitud de sus mármoles.

Tiene el tiempo en mis oídos
retumbos de tempestades.

Mi corazón se acelera
sobre el volar de las aves.

Vibra mi sien al zumbido
de los vientos y los mares.

Y aquí estoy sobre mis montes
pastor de mis soledades.

Capitán Ximeno

Mirada azul de Ximeno
en cara de niño bueno.
Mirada de azul cuajado,
de azul acero templado
tan inocente
bajo la paz de la frente.

Dicen, Ximeno, que fuiste
bandolero y que supiste
de la fuga por los montes
hacia aquellos horizontes
donde nadie sabe dónde
un tibio rincón se esconde
para el hombre como el ave
sediento de libertad.
Y quién sabe
si fue mentira o verdad.
Yo te he visto Capitán
en el frente cordobés:
del Batallón de Garcés.
Valiente, serio, callado,
gran soldado
sobre tu caballo alzado
qué buena estampa tenías
tu mirada, como el cielo
desperezando su vuelo
sobre lentas lejanías.
Y ahora irás por las veredas
y entre breñas y jarales
—no por blandas alamedas
ni por caminos reales—
a la muerte. Buen Viaje.
Tu pistola sin reposo
y tu caballo nervioso
serán tu sólo equipaje.
Y tu silencio y tu afán
desolados…
Capitán
de bandidos y soldados.
Y a mi qué
si yo siempre te veré
con la muerte terca enfrente
y tu mirada inocente
mirándola fijamente.
¡Ay, Ximeno, Capitán
del Batallón de Garcés;
Capitán
de la cabeza a los pies!

Asturias

Asturias, si yo pudiera,
si yo supiera cantarte…
Asturias verde de montes
y negra de minerales.
Yo soy un hombre del Sur;
polvo, sol, fatiga y hambre,
hambre de pan y horizontes
¡Hambre!
Bajo la piel resecada
ríos sólidos la sangre
y el corazón asfixiado
sin venas para aliviarle.
Los ojos ciegos, los ojos
ciegos de tanto mirarte
sin verte, Asturias lejana,
hija de mi misma madre.

Dos veces, dos, has tenido
ocasión para jugarte
la vida en una partida,
y las dos te la jugaste.
¿Quién derribará este árbol
de Asturias, ya sin ramaje,
desnudo, seco, clavado
con su raíz entrañable
que corre por toda España
crispándonos de coraje?

Mirad, obreros del mundo
su silueta recortarse
contra ese cielo impasible
vertical, inquebrantable,
firme sobre roca firme,
herida viva su carne.

Millones de puños gritan
su cólera por los aires,
millones de corazones
golpean contra sus cárceles.

Prepara tu salto último
lívida muerte cobarde
prepara tu último salto
que Asturias está aguardándote
sola, en mitad de la Tierra,
hija de mi misma madre.

Madrid

I
Déjame mirarte bien
con mis dos ojos abiertos,
Madrid de las casas rotas
y del corazón entero.
Déjame mirarte bien
con un mirar largo y lento
que te recorra la piel
y te penetre los huesos
Que cada herida en tu carne
abra una herida en mi pecho.
Que cada lágrima tuya
fluya por mis ojos ciegos,
ciudad abierta a la muerte
por la tierra y por el cielo.
Déjame mirarte bien
que quiero llevarme dentro
para mil eternidades
tu recuerdo.

II
Bajo la metralla bullen las mujeres
Bajo la metralla los hombres trabajan,
bajo la metralla descansan los viejos
y los niños juegan bajo la metralla.

Graves, sobrios, serios
bajo la metralla.

Sin miedo ni alardes,
sin prisas ni pausas,
con el ritmo justo,
con la cotidiana
razón de su vida —razón del destino—
bajo la metralla.

III
Quinientas noches en vela
como montaña de plomo
pesando sobre sus párpados
que ha enrojecido el insomnio,
tiene a Madrid en pie
sobre un pedestal de escombros
sólo con la muerte enfrente
y con la vergüenza en torno.
Qué tranquilo su ademán,
qué transparentes sus ojos
que ya no velan los sueños
y no fatiga el reposo.
De pie sobre sus entrañas,
que no hay cimiento más sólido,
mira el bullir de sus hijos
en un despertar glorioso.
Derrama París su llanto
demagógico.
Londres arropa en su niebla
los deslumbres de su oro.
Madrid espera y espera,
sobre un pedestal de escombros,
sin sus collares de luces
y entre sus mármoles rotos
espera y espera y mira
por encima de sus hombros.

A mi padre

¿Por qué no hablamos nunca, largamente,
tú y yo padre, cuando esto era posible,
como dos hombres, como dos amigos
o dos desconocidos que se encuentran

en el camino y echan un cigarrillo
y se sientan al borde de la vida
mirando pasar la tarde y el camino
y hablan, hablan y callan, pausas de humo,

miradas vagas, las palabras caen
y se quedan flotando en el silencio,
a veces dicen su verdad primera,

el origen, la fuente, y se desnudan,
las palabras desnudas amanecen,
por qué no hablamos nunca, solos, largo?

Cuando me tiro de noche

Cuando me tiro de noche
en el ataúd del lecho
que es menos duro que el otro
porque ya sabe mis huesos,
me pongo a mirar arriba
los astros de mis recuerdos.

Aquél que se abrió de pronto
cuando todo era misterio.
El otro que se apagó
antes de sentirse abierto.

A veces grito iracundo:
aquí me falta un lucero,
aquí me sobra una estrella.
¿Quién hizo este firmamento?

Una voz piadosa dice
que no es cielo sino techo.
—Por mi vida, grito yo,
dejadme saber mi sueño.
Donde yo pongo los ojos
todo es cielo—.

Por el aroma roto de un recuerdo

Por el aroma roto de un recuerdo,
como por un incienso mutilado,
brotas de la memoria en que me pierdo,
cristal sin luz, metal acongojado.

Contigo traes el llanto de la encina
y la cinta sin mácula del hielo.
Contigo el ronco viento de la esquina
y el tierno y largo jadear del suelo.

Contigo traes, a tu costado atado,
el mar de ancho pulmón y duro acento,
y a la húmeda sombra del costado
el río soñador y soñoliento.

La brisa que fue ala sollozante,
el cielo que fue verde praderío,
el trabajado lirio de diamante
y la oliva viajera por el río;
el toro inmóvil, la veloz espiga
contigo traes, de mi memoria brotan
y en un dulce atropello sin fatiga
por la corriente de mis hombros flotan.

Dejadme a mí, dejadme a la ventura
andar, llorar sin voz, mirar en vano
hasta caer sobre la tierra oscura
con la frente en el cuenco de mi mano.

Porque te siento lejos

Porque te siento lejos y tu ausencia
habita mis desiertas soledades,
qué profunda esta tarde derramada
sobre los verdes campos inmortales.

Ya el Invierno dejó su piel antigua
en las ramas recientes de los árboles
y avanza a saltos cortos por el prado
la Primavera de delgado talle.

Por el silencio de pendiente lenta
rueda la brisa en tácito oleaje
y apunta la violeta su murmullo
al pie del roble y de la encina grave.

En las aguas inmóviles del lago
anclan nubes y luces vesperales
y tiende el bosque sus flexibles redes
al vuelo prodigioso de tu imagen.

El sol azul con cuidadosas manos
rayos y brumas teje en noble arte
hasta dejar de tu color, amada,
la piel inmaculada de la tarde.

Te miro recostada sobre el césped,
agua verde y verdor claro tu carne,
tu rumoroso pelo embravecido
y el bosque de tu risa palpitante.

Alrededor de tus tobillos breves
ciñe la luz minúsculos collares
y abrazan a tus brazos poderosos
los tallos y las ramas verde antes.

Pulsan las finas cuerdas del silencio
tus voces y los pájaros locuaces;
el cielo en plenitud abre sus venas
de calurosa y colorada sangre

¡y alza mi corazón su pesadumbre
como un nido de sombras un gigante!

Intermedio

Llanto sobre una isla

Ahora
ahora sí que voy a llorar sobre esta gran roca sentado
la cabeza en la bruma y los pies en el agua
y el cigarrillo apagado entre los dedos…
Ahora
ahora sí que voy a vaciaros ojos míos, corazón mío,
abrir vuestras espitas lentas y vaciaros
sin peligro de inundaciones.
Ahora voy a llorar por vosotros los secos
los que exprimís vuestra congoja como una virgen sus
pechos
y por vosotros los extintos
que ya exhaláis vapor de hieles.
Ahora voy a llorar por los que han muerto sin saber por qué
cuyos porqués resuenan todavía
en la tirante bóveda impasible…
Y también por vosotras, lívidas, turbias, desinfladas
madres,
vientres de larga voz que araña los caminos.
Un llanto espeso por los pueblecitos
que ayer triscaban a un sol cándido y jovial
y hoy mugen a las sombras tras las empalizadas.

Y por las multitudes
que pasan sus vigilias escarbando la tierra…
Un llanto viudo por los transeúntes
tan serios en el ataúd de su levita.

Ahora
ahora puedo llorar mis llantos olvidados
mis llantos retenidos en su fuente
como pájaros presos en la liga.
Los llantos subterráneos
los que minan el mundo y lo socavan
los que buscan la flor de la corteza
y el cauce de la luz, los llantos mínimos
y los llantos caudales, acudan a mis ojos
y fluyan en corrientes sosegadas
e incorporarse al llanto universal.

Sobre esta roca verdinegra
agua y agua a mi alrededor
ahora sí que voy a llorar a gusto.

Antología poética, Finisterre, México, 1970

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