A todos los amantes de la literatura en sus distintas formas o variantes...

Donaciano Bueno Diez

Donaciano Bueno Diez

Editor: hombre de mente curiosa, inquieta, creativa, sagaz y soñadora, amante de la poesía.

ESCRIBIR ES VIVIR [Mi poema]
Carlos Roberto Gómez Beras [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Yo escribo sin saber para qué escribo
si alguno hay que me lea lo agradezco,
no piensen que me crea lo merezco,
y aun menos que leerme es de recibo.

Y vivo sin saber aun por qué vivo,
si alguno hay que lo sepa me lo aclare,
si existe alguna bala la dispare
debiendo de cuidar si yo aun pervivo.

Vivir es percibir que haya u motivo
mas solo eso es verdad si lo percibe,
y puesto ante la duda sobrevive
igual que a mi me ocurre. Sobrevivo.

Pues vida yo la siento al escribir
así no haya ninguno que me lea,
demuestra sigo vivo en la pelea
pensando lo que deba de decir.

Que un río sin el agua ya no es río,
y el líquido le da predicamento,
un río si está seco, bien lo siento,
es hambre en un estómago vacío.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDO:  Carlos Roberto Gómez Beras

AUTORRETRATO

No soy un hombre
Soy un poema.
Una mujer ya fallecida
me escribió en la noche
sobre una servilleta.
Una mujer todavía ingenua
me recita en la penumbra
con su voz de eucalipto.
No soy un hombre.
Mi rostro es un verso.
A veces
para poder oírme
me busco en los espejos.

TESTIMONIO DE OTOÑO 1

En la escasez
de su tierra
la encontré
silenciosa
como una alhaja
desde siempre
extraviada
y opaca
como una moneda
en el fondo
del agua.

BAJO LOS ROBLES

Sin sentido ya.
Bajo la sombra de un silencio
cobijados
indefensos
como esperando el final de este poema
fabricamos vidas ajenas
y besos de húmedas maderas.

SIN RASTRO

Entre sombra y sombra
sucede en un instante
la historia de tu boca.
Porque el tiempo no es ya
un río en Éfeso
y un beso tuyo dura apenas
lo que una cicatriz
sobre la piel del agua.

AMBROSIO

Luego de largas horas
platicando sobre la poesía
ella me trajo la ofrenda
de su cuerpo tatuado
por las dudas y los atardeces.
Y yo prometí leerlo
como se lee un alma:
de rodillas y en silencio.

ERRATA DE FE

Ven, acércate…
Que no son palabras, que son actos.
Por eso no puedo decir sino callando,
Y no puedo nombrar sino dudando.

Ven, acércate…
Que no son manos, que son alas.
Por eso no puedo intentar sino deseando,
Y no puedo despegar sino cayendo.

Ven, acércate…
Que no son sombras, que son oráculos.
Por eso no puedo olvidar sino soñando,
Y no puedo ser sino deviniendo.

Ven, acércate…
Que no son heridas, que son labios.
Por eso no puedo vivir sino amando,
Y no puedo amar sino equivocándome.
Mapa al corazón del hombre, 2012

EPITAFIO VI

Señor,
recibe aquí
la boca más manzana
la piel más eucalipto
los ojos más almendros
el corazón más ciruela
el alma más llovizna
para que tu jardín
sea menos polvo
y más primavera.

LA MEZQUINA

Está lloviendo…
a través del universo
envío señales de humo.
No te preocupes
no ha muerto el Papa
no hay un hereje en la hoguera
no hay libros entre los leños sedientos.
Está lloviendo…
no te preocupes
la dicha que me niegas
ya no te pertenece.
La voz que callas ya reconfortó
a un moribundo en Sumatra.
El roce que detienes ya humedeció
a un adolescente en Los Ángeles.
La mirada que ciegas ya alumbró
a un peregrino en Santiago.
El gesto que amputas ya rescató
a un minero en el Cuzco.
La palabra que borras ya inició
una revuelta en el Congo.
Está lloviendo…
la dicha que me niegas
ya es mía.
No te preocupes
la lluvia tampoco sabe del milagro
que despierta en las uvas.

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EL AGUA DE LA FUENTE [Mi poema]
Alejandro Asensio [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

El agua mira limpia y transparente.
Dedícate a observar cuando del caño
resbala sigilosa, dulcemente,
cual fuera que es el alma de esa fuente
que intenta deslizar sin hacer daño.

Y sigue allí fluyendo si la observas
sin que ella a ti a mirarte se parara,
ni quiere preocupar por sus reservas,
lo poco que la cuidas y conservas
cual fuera que ella nunca se acabara.

Humilde, deliciosa y tan sumisa,
precisa y a la vez tan necesaria.
Bajando de la iglesia de la misa
risueña te proyecta una sonrisa
cual eco que acompaña a una plegaria.

Es flujo que le besa al que, mendigo,
se acerca a disfrutar de sus vivencias,
haciendo que a la sed sirva de abrigo
y, escucha bien aquí lo que te digo,
que guarda de la vida sus esencias.

La misma, que hoy me viene a la memoria,
y siempre acompañada de tres pozos:
La Cuesta, el de la Encina y Carreontoria
tan llena por entonces de euforia
y hoy seca sin apenas ni sollozos.
©donaciano bueno

#Agua, es la fuente de la vida...? Share on X

En mi subconsciente imaginario permanece Zazuar, el pueblecito que me vio nacer, la fuente en la plaza y sus tres pozos que marcan territorio, en el que un electricista, Alejandro Asensio, apodado «el Pipas»,  entonces metido a rapsoda dejó una cantidad de estrofas ingeniosas, algunas de las cuales a continuación transcribo, todas ellas con sus correspondientes músicas que lamentablemente no conservo.

MI POETA SUGERIDO:  Alejandro Asensio

La Flor de la Ribera

Es Zazuar pueblo industrial
de gran fama en la Ribera
con dos fábricas de alcoholes
y también dos resineras.

Todo el que venga a Zazuar
le ha de llamar la atención
la fábrica de anisados
con su blanco torrreón.

La fábrica de ladrillos,
tres importantes tejeras,
central de electricidad,
motor de aserrar maderas.

Treinta talleres de escobas
trabajan con mucho esmero,
por eso a Zazuar le llaman
como apodo el escobero.

El monte La Calabaza
es digno de admiración,
con buenos pinos y encinas
que se hace mucho carbón.

En ramo de construcción
albañiles y ebanistas
y en la moda de vestir
buenos sastres y modistas.

Herreros y carreteros
trabajan con mucho estilo,
igual hacen los boteros
y el zapatero Cirilo.

El que quiera hacer bridones
y arreos de fantasía,
en la calle de don Pedro
hay dos guarnicionerías.

Un joven vino a la Fiesta
que se celebra en Zazuar
pero al ver las zazuarinas
ya no se quiso marchar.

En la Encina y en Cuesta
dos pozos se han instalado
donde las mozas y mozos
pasan ratos olvidados.

Viva Zazuar industrial
y también vinicultor
con simpáticas mujeres
y hombres de tan buen humor.

(Estribillo)
Pueblo de Zazuar,
Flor de la Ribera,
te honran y te admiran
gentes forasteras.
Con los anisados
de marca del ‘Carmen’,
al pueblo Zazuar
terminan de honrarle.
Si al pueblo Zazuar
quereis conocer,
visitad la Fiesta
de Santa Isabel

Las aguas potables de Zazuar

En tres calles de Zazuar
que son las más transitables,
se han descubierto tres pozos
de ricas aguas potables.

Muchos aplausos merecen
todos los iniciadores,
también el señor Alcalde
que aprobó nuestras labores.

Primer el pozo La Cuesta
por su rico manantial,
todo el pueblo le pondera
que será el más principal.

Todo el que use su agua
le ha de llamar la atención,
al ser tan fría y muy clara
se ha de ahorrar mucho jabón.

Sale el agua entre dos peñas
de arena como la nieve,
de un gusto muy agradable
para todo el que la bebe.

En la plaza de La Cuesta
todo es gozo y alegría,
por conseguir su proyecto
en menos de cuatro días.

En la calle de la Encina
se ha descubierto otro pozo,
por conseguir sus deseos
todos ya bailan de gozo.

El manantial de este pozo
sale de una fuerte roca,
sus aguas para legumbres
lo hacen blandas como sopas.

En el trabajo constante
los vecinos de la Encina,
consiguen agua abundante
para todas las cocinas.

Los vecinos muy unidos
de la calle Carreontoria,
por trabajar con afan
han conseguido su gloria.

Es el pozo más profundo,
no ha de pasarle el calor,
su agua es muy abundante
y de exquisito sabor.

Ya están todos muy contentos
por tener el agua a mano,
será templada en invierno
y muy fresquita en verano.

LA FUENTE DEL PUEBLO DE ZAZUAR

En la plaza de Zazuar
se ha inaugurado una fuente,
que es la alegría del pueblo
al ver los caños corrientes.

Por subvención del Estado
y suscripción popular,
en Zazuar ya se disfruta
de otra gran comodidad.

A todos felicitamos
por haberla conseguido,
los ganados de labranza
también lo han agradecido.

Al ir al abrevadero
aunque tenga poca sed,
al ver el agua tan clara
no se cansan de beber.

Los titos y los garbanzos
todos bailan de contentos;
con el agua de los caños
se cuecen en un momento.

Las mozas, todas alegres,
en la plaza arman jolgorio,
y solo van a la fuente
de noche por ver el novio.

Madre no se enfade usted
por tardar un rato largo,
pues había una gran cola,
ni mandada hacer de encargo.

No vuelves ir a por agua
a los caños de la fuente,
porque te estás con los mozos
y me lo traes caliente.

Yo quiero ir por el agua
porque me quiero casar;
a ver si yendo a los caños
el novio puedo lograr.

Estribillo

A la jota, jota
viva la alegría,
que Zazuar ya tiene
lo que no tenía.

A la jota, jota
como se divierten
los mozos y mozas
al pie de la fuente.

Vamos por el agua,
vamos a la fuente,
que allí está tu novio
deseando verte.

Pues está esperando
a que se lo dés,
porque el pobrecito
se muere de sed,
vamos muy deprisa,
no pierdas la vez.

LA VIRTUD DE LAS AGUAS DEL REGACHO

En el pueblo de Quemada
disfrutan de un gran canal,
gran canal,
la geste está entusiasmada
que es un factor principal.

El canal es buen factor,
si señor,
en favor la agricultura,
los campos que bien se riegan,
es su fruto una hermosura.

Por trabajar con afán
los hombres y los muchachos
han conseguido el canal
que hoy vale un gran capital
todo el agua de el Regacho.

La vega de Carrearanda,
el Cascajo y el Tocón,
y el Mojón,
en llegado el mes de mayo
es digno de admiración.

Toda el agua de el Regacho
recogida en río recto,
gran proyecto,
para Quemada y Zazuar
rendiría mucho efecto.

En la vega del Paolorillo,
la Esmeralda y los Linares
ya se acabó la paciencia
de regar concigüeñales.

Dichas vegas bien saneadas
arrancando sus malezas
con limpiezas
para Quemada y Zazuar
serán fuente de riquezas.

Estribillo
Mucha gracia y más virtud
tiene el agua de el Regacho,
gran virtud,
Mucha gracia,
gran virtud, gran virtud
tiene el agua de el Regacho
porque por ella se mueren
hasta los mismos borrachos.

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LOS HIJOS DE PAPÁ [Mi poema]
Manuel Altolaguirre [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Los hijos de papá, los que presumen,
los mismos que no han dado un palo al agua,
escasos, muchos de ellos, de cacumen,
que apenas si soportan un resumen,
herreros sin oficio en una fragua.

Exacto, los que te hablan y se estiran,
y observan al pasar y pavonean,
aquellos tan valientes que alto mean,
y si algo hay que lograr nunca suspiran
seguros de alcanzar si no pelean.

Los hijos de papá, maleducados,
ninguno de los cuales tiene abuela,
negados a esforzarse en una escuela,
y un día si se encuentran obligados
no dudan en clavarte a ti su espuela.

Pues dicen que nacieron señoritos,
disfrutan cuando encuentran quien da coba
y al resto los contemplan cual escoba
que esperan que les sirvan sus mojitos,
comiendo siempre están la sopa boba.

Y un día cuando menos se lo esperan,
la vida que ya a trozos se han comido,
despiertan con el rostro compungido
desnudos aunque así no lo quisieran,
por todos los gusanos carcomido.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDO:  Manuel Altolaguirre

Amor, sólo te muestras…

Amor, sólo te muestras
por lo que de mí arrancas,
aire invisible eres
que despojas mi alma
manchando el limpio cielo
con suspiros y lágrimas.
Al pasar me has dejado
erizado de ramas,
defendido del frío
por espinas que arañan,
cerradas mis raíces
el paso de las aguas,
ciega y sin hojas la desnuda frente
que atesoró verdores y esperanzas.

Beso

¡Qué sola estabas por dentro!

Cuando me asomé a tus labios
un rojo túnel de sangre,
oscuro y triste, se hundía
hasta el final de tu alma.

Cuando penetró mi beso,
su calor y su luz daban
temblores y sobresaltos
a tu carne sorprendida.

Desde entonces los caminos
que conducen a tu alma
no quieres que estén desiertos.

¡Cuántas flechas, peces, pájaros,
cuántas caricias y besos!

Abandono

¡Qué dulce dolor de ancla
en el corazón sentías!
Tu corazón reteniendo,
duro coral, mi partida.

Ahogada en amor, tu amor
como un mar me sostenía.
Altos vientos me empujaron
solitario a la deriva.

Si mi nave se fue lejos
más profunda quedó hundida
tu dura rama de sangre,
rota el ancla de mi vida.

Solo, entre las grises nubes
que mis sienes acarician,
sin ti voy por entre nieblas
recordando tu agonía.

Al ver por donde huyes…

Al ver por donde huyes
dichoso cambiaría
las sendas interiores de tu alma
por la de alegres campos.
Que si tu fuga fuera
sobre verdes caminos
o sobre las espumas
y te vieran mis ojos,
seguirte yo sabría.
No hacia dentro de ti.
donde te internas,
que al querer perseguirte
me doy contra los muros de tu cuerpo.
No hacia dentro de ti,
porque no estemos:
tú, pálida, escondida;
yo, como ante una puerta
ante tu pecho frío.

Amor

Mi forma inerte grande como un mundo
no tiene noche alrededor ni día
pero tiniebla y claridad por dentro
hacen que yo, que tú, vivamos.
Mares y cielos de mi sangre tuya
navegamos los dos. No me despiertes.
No te despiertes, no, sueña la vida.
Yo también pienso en mí cuando te sueño
y robo al tiempo todas mis edades
para poblar mis íntimas moradas
y acompañarte siempre, siempre, siempre.

Amor oscuro

Si para ti fui sombra
cuando cubrí tu cuerpo,
si cuando te besaba
mis ojos eran ciegos,
sigamos siendo noche,
como la noche inmensos,
con nuestro amor oscuro,
sin límites, eterno…
Porque a la luz del día
nuestro amor es pequeño.

Cerrando los ojos

Huyo del mal que me enoja
buscando el bien que me falta.
Más que las penas que tengo
me duelen las esperanzas.

Tempestades de deseos
contra los muros del alba
rompen sus olas. Me ciegan
los tumultos que levantan.

Nido en el mar. Cuna a flote.
La flor que lucha en el agua
me sostiene mar adentro

y mar afuera me lanza.
Cierro los ojos y miro
el tiempo interior que canta.

Contigo

No estás tan sola sin mí.
Mi soledad te acompaña.
Yo desterrado, tú ausente.
¿Quién de los dos tiene patria?

Nos une el cielo y el mar.
El pensamiento y las lágrimas.
Islas y nubes de olvido
a ti y a mí nos separan.

¿Mi luz aleja tu noche?
¿Tu noche apaga mis ansias?
¿Tu voz penetra en mi muerte?
¿Mi muerte se fue y te alcanza?

En mis labios los recuerdos.
En tus ojos la esperanza.
No estoy tan solo sin ti.
Tu soledad me acompaña.

Estoy perdido

Profeta de mis fines no dudaba
del mundo que pintó mi fantasía
en los grandes desiertos invisibles.

Reconcentrado y penetrante, solo,
mudo, predestinado, esclarecido,
mi aislamiento profundo, mi hondo centro,
mi sueño errante y soledad hundida,
se dilataban por lo inexistente,
hasta que vacilé cuando la duda
oscureció por dentro mi ceguera.

Un tacto oscuro entre mi ser y el mundo,
entre las dos tinieblas, definía
una ignorada juventud ardiente.
Encuéntrame en la noche. Estoy perdido.

Hice bien en herirte

Hice bien en herirte,
mujer desconocida.
Al abrazarte luego
de distinta manera,
¡qué verdadero amor,
el único, sentimos,
y qué besos eléctricos
se dieron nuestras nubes!
Como el mueble y la tela, tus desnudo
no tenía importancia bajo el aire,
bajo el alma, bajo nuestras almas.
Nosotros ya no entendíamos de aquello.
Era el suelo de un ámbito
celeste, imponderable.
Éramos transparencias
altísimas, calientes.

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REFLEXIONES SOBRE MI INFANCIA [Mi poema]
César Sánchez Beras [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Era el año cuarenta. Yo nacía,
así sin conocer ni donde estaba.
Tampoco yo sabía el que mandaba
era Franco por ser el que vencía,
la guerra se acababa.

Por no saber también desconocía
quién era el General ni me importaba,
por qué de aquella historia no se hablaba
y nadie a comentarlo se atrevía,
pues todo igual me daba.

Después llegue a la escuela y empecé
a oír lo que decían mis maestros,
y yo, lo mismo que hacen los cabestros,
siguiendo a sus consejos recité
los mismos padrenuestros.

Cantaba el Viva España, el Cara al Sol,
poniéndonos en pié, Prietas las Filas,
lo mismo que lo hiciera un meapilas,
gozando por sentirme un español
por todas mis axilas.

Quisiera hoy descubrir por qué robaron
las ansias por saber, o confundieron.
Si acaso es que ellos mismos no supieron
o debo de pensar se equivocaron
peor que me mintieron.
©donaciano bueno

#Y a ti, también te engañaron como a un chino...? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  César Sánchez Beras

Bolero 8

Si este lunes te cansas de mirarte al espejo
y ves que eres la misma del domingo pasado,
ponte los zapatos de cruzar el abismo
y el chaleco de cuero que parece blindado.
Si este martes descubres que aun tienes las ojeras
por desandar la noche como perro sin dueño.
Ármate de valor y aférrate al cuchillo
aunque el filo no sirva para enterrar un sueño.
Si este miércoles sales escondiendo las alas
a buscar cualquier jueves que en los trenes se marcha
o tus viernes de angustias, tu sábado de hastío…
Súbete al antifaz de todos los domingos
y junto con los otros que están en el abismo,
toca todas las puertas que la muerte ha cerrado.

Bolero 13

Yo te deseo…
con unas ganas nuevas
que no ha sentido nadie,
con las ansias inéditas de los resucitados,
con el vértigo azul del que vive una fuga.
Yo te deseo…
en el recodo de la angustia o el delirio,
en la piel luminosa del desgarre,
en la lengua plural de la vendimia.
Yo te deseo…
con este miedo nuevo que no ha sentido nadie,
con el ojo agrandado del que no ha visto nunca,
con la sangre ancestral de los que son eternos.
Yo te deseo…
con el mismo temblor de eternidad,
con que copulan las bestias y los dioses.

Poema corto.

Cada vez duele menos marcharse de la isla.
Ya no están los amigos,
ejército diezmado en manos de la parca,
cual ángeles rebeldes para un cielo noctámbulo.

Ya no tiene la casa las manos de la vieja,
la mariposa grande de su sonrisa dulce,
nadie llora en el cuarto ni despide en la puerta.

Tampoco está mi padre vestido de patriarca,
que después del abrazo estrechaba la mano
y en silencio, sus ojos, bendecían el retorno.

Cada vez duele menos volver sobre los pasos.

El barrio ya no existe, se murieron las novias,
las nubes ya perdieron el color del regreso,
el mar es perro azul ladrándole a la orilla,
y yo un fantasma triste que se asusta a sí mismo.

Delineando un vocablo

Escribirte como quien se desangra.
Con el último aliento calcinado,
a puros borbotones escupiendo las vísceras,
como cuando en los ojos hace nido la rabia.
Escribirte como velero ardiendo
como si solamente quedara una palabra,
para decirlo todo, para contar el miedo,
cuando ya para el sueño no exista otra mañana.
Escribirte ese último presagio de la angustia
cual ave que se resurge entre la llamarada,
ese golpe de viento que rompe los cristales
y se cuela en la lluvia que anuncia una desgracia.
Escribirte con toda la sangre que me queda
un vocablo de luz nacido de la enrancia,
esa palabra única que no ha sido leída
a la que yo, en silencio, voy quitándole escarcha.

Boceto para una danza

Una mujer se mete muy dentro de la lluvia
para encontrar su infancia.
Va huyendo de su muerte o de mis ojos,
del olor de los cerezos y las aves,
de la risa acribillada de los días.
Cada beso de agua,
deshoja el girasol de sus cabellos,
mientras sus pies desnudos entonan una música
parecida a los muelles de noviembre.
Hay un ciento de ojos removiendo sus pechos
desde los altos ventanales del miedo,
pero ella solo escucha
la canción a capela de un niño que la hechiza,
y que tiene un mirar de un verde indescifrable,
como las algas muertas a la orilla de Güibia.
El dios de las tormentas ha roto unos cristales,
para ver si despierta sus parpados de nubes,
y ella sale triunfante del trance que la habita.
Ahora, lentamente se ha quitado el vestido,
y hay un ciento de ojos agrandados de sueños
mirándola danzar al centro de la lluvia.

Bolero 38

Negra sombra, sombra negra
tragaluz de mi desdicha,
vestido de mis miserias.
Sombra negra, negra sombra
vendaval de lluvia gris
acechando por las venas.
Negra sombra, sombra negra
mar adentro en la nostalgia
con el ruido que envenena.
Y ese no sentir el cuerpo.
Y ese no encontrar el alma.
Y ese podrirse en silencio.
Y ese morirse en el alba.
Sombra negra, negra sombra
esa que sale del vino
que despeina, que desgarra.
La que se enreda en las cuerdas
del cuello de las guitarras
esa que sabe los nombres
de los dolores antiguos,
esa que sale del brazo
de toditas las navajas.
Negra sombra, sombra negra
la que cuando tú te vas,
viene a sacarme los ojos
viene a acostarse en mi cama.
Que se me esconde en los párpados
y que me escupe a la cara,
sombra negra, negra sombra
la de no verte en la casa.

Bolero 39

Todo el mar de Grecia va en su sangre.
Un aguacero de flechas innombrables,
emigra de su lengua que se incendia,
y hace diana en el pubis y en la ingle.
Todo el cielo de Esparta ahora es su cielo.
Todo el galope del imperio es su caballo,
todo el Danubio su pupila acalorada.
Afuera el mundo resbala en una daga.
La muerte sabe el nombre de todos los guerreros,
los que van a morir y los que mueren,
tienen la marca febril de los que han muerto.
Sólo ellos sobreviven a la horda,
una es la brecha entre la eternidad y el infortunio,
lleva el deleite,
la llave azul que abre con su conjuro,
la puerta de todas las tragedias.
Todo el asombro de los dioses va en un seno.
En su saliva se descarrila el vértigo,
sólo Afrodita conoce esta batalla.

Bolero 50

De esta página al éter
se extinguen las palabras.
Cada símbolo tiene las alas pavorosas
el aire suspendido en las fauces del miedo.
Cómo atrapar su sombra,
la huida de ese búho que naciendo se muere,
la música terrible de los pasos del sueño,
el momento terrible en que caen los cristales.
De esta página al éter
voy perdiendo los miembros.
Se calcinan los ojos
ni siquiera son mías estas manos crispadas
se atragantan de luz las vísceras que hierven.
De esta página al éter,
tuve la vida larga de ese breve segundo,
en el que toda mi sangre se quema en el poema.

Bolero 51

Réquiem para un amor inútil,
para esta calle oscura
que desemboca siempre frente al lecho del mar,
debajo de un balcón que escupe sus jazmines,
enigma inagotable de los pies de la espuma.

Quiero una nueva tumba de velas y salitre
para esta soledad que enturbia los espejos.
La cruz fosforescente que ilumine los puertos,
cuando el barco se hunda a leguas de la orilla.

Denme una oración
que profane esta sombra que hurga en mis papeles
el líquido puñal que se cuela en mis párpados
cuando el dolor se adentra debajo de los surcos
donde tiene su siembra la mueca y sus navajas.

Réquiem para este amor podrido
que solo engulle carne laceradas al odio,
que se jacta en beber la cicuta del sueño,
cuando corta mis venas con su música insomne.

requiescat in pace para un amor inútil
que ya se está muriendo.

Bolero 52

Cada cuerpo
es una nueva Babel y no lo sabe.

Miles de voces superpuestas
aguijoneando la carne destruida,
hasta encontrar la multitud del eco.

Río subterráneo,
que subiendo a todos los dinteles,
atraviesa las puertas ilusorias,
rompiendo los goznes del deseo
desvencijando los relojes del miedo.

Todo cuerpo
es una nueva Babel y no lo sabe.
Otra boca que pide su sitio en el abismo.

Bolero 54

Tengo una mujer acostada de espaldas
Justo donde comienza el lecho de las uñas.
Allí donde los ojos son rumores de incendio,
donde el búho más antiguo desviste las luciérnagas,
las locas velloneras de los amaneceres.

Quizás alguien la ha visto arrastrando su sombra
bajo el alero inicuo de todos los balcones,
destejiendo sus trenzas llenas de caracolas,
dándome a beber las algas de su río,
para luego dejarme buscándola en la niebla.

Hay una mujer a mitad de la noche
que aguijonea su pecho con un viejo conjuro.

Ningún duende se atreve
a desandar el filo del borde de sus senos,
esa música torpe que despiden las piernas
quitando los cerrojos amarillos del tiempo.

Solo yo entré desnudo,
a repicar el címbalo que aloca sus altares
avivando mi nada con la llama incesante,
de tener en el lecho de las uñas su nombre.

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DOS MISTERIOS [Mi poema]
Alberto Cardín [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

No sé si de la vida o de la muerte
tuviera yo que hacer un monumento,
debiendo de pararme algún momento
a hacer la intromisión sobre la suerte
o mando aquí a las dos a tomar viento.

La muerte no sería sin la vida,
la vida dicen nace en la simiente,
me pongo a meditar, no sé quien miente
pues nace desde el punto de partida
y acaba cuando el cuerpo se resiente.

La vida con la muerte, complementos,
la vida que se quema, una colilla,
resultan de tal palo tal astilla.
No deben de mezclar resentimientos
pues que uno mientras vive la luz brilla.

Nacer para vivir, vivir sabiendo
que un día has de morir sin remisión.
Al mundo complacer. Ir resistiendo
consciente que el talón te está siguiendo
y al fin siempre la muerte echa el telón.

Si acaso hay que esperar la vida eterna,
allí donde los buenos dicen vamos,
los otros, los que malos, cual gusanos
se envían a penar en la galerna.
No tienen privilegios, por paganos.

La vida es una esponja que se exprime
y a veces que está llena de improperios,
la muerte te condena a cautiverios
que a nadie por sus méritos redime.
La vida con la muerte, dos misterios.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDO:  Alberto Cardín

ESCRIBIR

escribir para no morir
tarea idiota que odio
placer que sólo da trabajo

el tiempo de llenar un papel
es tiempo ya de muerte
y lleno sólo tiende
un puente en el vacío

¿milagro?

milagro es vivir lo cotidiano
pasear por los rostros
sortear la muerte que en cada cara me llama
tarea de tántalo que sólo sobrellevo
mientras no encuentre
mi vía hacia la muerte
mito del día en que habré
logrado mi más hermoso texto.

Turgencia

una hendidura, un hueco, un cuerpo entero,
sinécdoque o detalle,
bulto, pasión que raramente cumple,
músculo retráctil que se recoge y cede,
pulsión mudable,
carga ciega,
que posa su alivio donde cabe,
hinchazón no pedida,
enojosa y flagrante:
busca vendada lo que nunca sabes,
halla al tanteo lo que ya conoces,
que al fin del encuentro cualquier cosa sirve.

PRESENCIA DE IBN GABIROL

Si tu fealdad logró
del terror elevarte hacia la fuerza
¿de dónde extrae belleza tu verso
sino de la ira?
Pudiste hablar de ti
para morir tan joven
La edad que a otros convierte en paladines
dejó de ti palabras sólo
tus versos que llenaron
el vacío del yo sobre la nada
sellan para mí idéntico destino en vida
Morir bien poco importa
puesto que importa todo
Saber cómo colmar la propia vida
vacía de sentido
cómo entretener la tarda
llegada de la muerte
Sólo eso importa.

“Gloria”

¡Qué idiota!
Pasión estúpida,
vieja y sabida:
perseguir una sombra,
sabiendo que jamás
el destello primero
volverá a chispear en el segundo intento.

A UN LORCA, POETA FUSILADO

Inolvidable, su duende,
Tanto encantó de España la memoria
Y sus versos tanto eco hacen,
Tan grande su pasión fue para todos,
Fue tan mortal la herida de su muerte,
Tan desmedida su sensible cuerda
Mueve aún hoy el hontanar de España,
Y tal es la turbamulta que lo aclama,
Que no hay que pensar sino que fuera
Un dios mortal, un cristo o un espejo,
Y, si espejo lo fue,
Pues tantos a él se miran,
De cristo o de dios fue flaco su servicio:
Que nada redimió
Y a todos dejó iguales,
Reflejados en él, hipnóticos y fijos.
Indículo de sombras. Laertes Ed. Barcelona 1983.

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Nelson Estupiñán Bass

Canción del niño negro y del incendio

Negro, negro, renegrido,
negro hermano del carbón,
negro de negros nacido,
negro ayer, mañana y hoy.
Algunos creen insultarme
gritándome mi color,
mas yo mismo lo pregono
con orgullo frente al sol:
negro he sido, negro soy,
negro vengo, negro voy,
negro bien negro nací,
negro, negro he de vivir
y como negro morir.

Ayer estaba jugando
en el portal de una casa
con Pepe, que es más pequeño
y que es hijo de dos blancos.
Pepe, como buen amigo,
su tambor había traído.
Cuando su madre nos vio
vino veloz a la carrera
y del brazo lo llevó.
—No debes jugar con negros,
–le dijo, y limpió el tambor
y la cara de mi amigo.

Juro que si algún pedazo
de mi color en la cara
de Pepe hubiera quedado,
con la mano se lo arranco,
porque mi color lo quiero
y lo quiero para mí.

¡Barrio Caliente está en llamas!
¡Se quema Barrio Caliente!
El barrio negro se quema
con un trozo de algodón.

Los bomberos ya se acercan,
¡pero el barrio está sin agua!
Barrio Caliente es hoguera
y el fuego es una pantera
que nos está persiguiendo
en una selva de llamas.
Crepitan guadua y pambil,
cade, piquigua y rampita.
¡Ay, mi rancho que se quema
y mi madre que naufraga
en marejadas de llamas!

¡Ay, mi hermanita, mi hermana,
que nos llama, que nos llama,
con una voz que se apaga
por la escalera encendida
que cayó sobre el cuerpo,
que la tiene aprisionada
y no la deja salir!
¡Que la salven a mi hermana,
que yo pago lo que pidan,
que si no tengo dinero
puedo pagar con mi vida!

Mi madre tiene las ropas
todas, todas, encendidas.
¡Mi madre que ya se quemó!
Mas por el bosque de llamas
como un fantasma abre campo.
¡Que una madre, por sus hijos,
hasta el fuego lo domina!
Ya la rescató a mi hermana
del infierno del incendio.
Yo recuperé mi voz,
¡Más que me llenan los ojos
de lágrimas de contento!
—¡Mama! –digo, y somos tres
que rodamos por la calle.

Ahora las llaman saltan
del trampolín de mi rancho
a la casa del vecino.

Cuando la madre de Pepe
ve que llevan por la calle
a mi madre y a mi hermana
en camillas militares,
dice en tono suplicante
alzando al cielo los brazos:
—¿Por qué se nos quemó, Dios mío,
todo ese Barrio caliente?

En los tiempos que vendrán,
cuando caigan las barreras
del odio de los adultos,
las barreras de colores
de los niños que hundirán,
será cuando sea hombre,
será cuando tenga hijos,
será cuando el mundo nuevo
nazca de todos los puños.
Niños blancos, niños negros,
niños negros, niños blancos,
mano a mano se unirán,
corazón con corazón,
unirán casa con casa
para la unión de la raza.
Otros serán ya los niños,
¡pero yo estaré presente!

Seré espiga de maizales,
o gota de agua cayendo
en las pupilas humildes
de marinos y soldados,
machete de macheteros,
rayo de sol en los juegos
de los niños del suburbio,
o quizás modesto abono
de la tierra repartida,
¡pero yo estaré presente!

Negro, negro, renegrido,
negro hermano del carbón,
negro de negros nacido,
negro ayer, mañana y hoy.
Algunos creen insultarme
gritándome mi color,
mas yo mismo lo pregono
con orgullo frente al sol:
negro he sido, negro soy,
negro vengo, negro voy,
negro bien negro nací,
negro, negro he de vivir
y como negro morir.

LIGAMEN

Soledad que te metes en mi alma
y engulles mi cuerpo en el supremo silencio:
¿cómo descansarán mis huesos
cuando tu aliento acentúe tu presencia?

¡Soledad madre mía!
perfumas mis manos.
Soledad que anegas mis ojos,
soledad que engendras postigos,
soledad que cultivas rastrojos
y plantas mis espejismos en desbandadas clandestinas,
como incienso aromático.

¡Soledad madre mía!
marcas mis escapismos por las ventanas:
en música, en disparates…
renueva el compromiso de pintar
el agua que se escapa,
el arte que respiro…

¡Soledad, madre mía!
en la tumba me esperas
para contarte cuentos
como me los cuentas en esta vida.
interpretación.

HIJOS DE LA MISMA MADRE [Mi poema]
Manuel Ruiz de Amezcua [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

¡Qué importa aquí el color, dime, qué importa
si tú naciste ahí o más abajo,
si tienes al maltés por latinajo
y amar solo a tu dios te reconforta,
y gozas del trabajo!

Viniste desgarrado en la placenta,
posiblemente en cuna de abolengo,
o fuiste consecuencia de un devengo,
desnudo sin ninguna vestimenta
igual que un camarlengo.

Pues todos fruto somos del azar
y pronto más que tarde nos iremos,
de nada ha de servir si nos creemos
que el tiempo lo podamos alargar
así que a Dios recemos.

De aquello que ocurrió nadie es culpable,
tampoco has de apropiarte, presumido,
si hubieran de abortarte o haber nacido
huraño, o convertirte en más amable,
o un loco empedernido.

Que todos de una madre somos frutos
-y madres ya se sabe solo hay una-,
y empieza en el momento de la cuna
que viene a conformar los atributos
de diosa la fortuna.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDO:  Manuel Ruiz Amezcua

Los otros

Nos acusan demasiado
y nos miran desde siempre.

No entienden nuestras palabras.

Viven de la piedad
como quien vive de la mentira.

Para disimular el vacío
avanzan hacia el abismo.

Frecuentan el mundo de los verdugos
para tener información
de nuestro destino definitivo.

Custodian el silencio
de los que no pueden hablar.

Buscan sólo a sus enemigos.

Nos gritan desde el espejo
su más profundo desprecio.

Quieren hundir nuestras vidas:
necesitan víctimas.

Su vejez es la del mundo.
Sus caminos son los de la carne.

No es difícil imaginar
en qué consistirá mañana
la venganza de esta gente.

Expoliados, violados, apaleados,
viven de atravesar la historia.

Son cadáveres, y pesan mucho.

Los que más los amaban
los dejaron solos para siempre.
(Del libro Contra vosotros, 2005)

Recuerdo dañado

(Numancia, 32, hacia 1960)

Ha aparecido un hombre
al fondo de la calle.
Lleva gotas de sangre en la camisa,
el pantalón deshecho,
la cara rota por los arañazos
de alguien que ha huido
y a quien se nombra a gritos.
La sangre crece por el cuerpo
y se derrama sobre un suelo
de piedras y cemento,
de losas casi ocultas por el cieno.
La gente corre.
El hombre se desploma como un muerto.
Las mujeres lloran.
Sus gritos crecen como el fuego.

Desde la puerta de su casa,
el niño que ve la escena
no sabe lo que ve,
pero ya siente como extraño el mundo,
busca a su madre
y tiene miedo de los hombres
porque ha visto a la muerte.

LA GLORIA SE PUDRE SOLA

La calumnia, que adorna vuestras bocas.
La injuria, que ampara vuestros labios.
La mentira, que os hizo miserables.

Esa vileza crónica
curtida en la rapiña del poder.
Esa mirada, tan vacía
de ideas como ahíta de miseria.
Esas palabras, huecas como el aire.
Esa infamia, cocida a cieno lento.
Ese astuto rosario de maldades
de antiguos perros de siempre,
hoy con distintos collares.

Esa sabiduría en el engaño.
Esa lenta basura programada
de mugre vuestra con cabal conciencia.
Esa cucaña. Esa maldad siniestra…

Todo lo que me empuja a contestaros
que vuestra vida es una ofensa,
que habéis perdido la memoria y la vergüenza.

LA ESPAÑA ETERNA
(Y PROFUNDA)

[A Juan Mengíbar]

Tienen el alma impermeable,
creo que escribió Machado.
Devotos y matuteros,
les dejó como epitafio.
Cambian siempre de chaqueta,
si les ofrecen buen caldo.
Los conozco hace ya tiempo.
Los sufro hace muchos años.
A los que van como pícaros
y a los que ejercen de santos.
A los que van de rebeldes
y viven como vasallos.
A los que ejercen de nobles
y actúan como villanos.
Reconozco a los hundidos
y conozco a los salvados.
Oteo a los redimidos
y veo a los condenados.
Me asustan los poderosos
que aumentan siempre lo malo.

Sé de esas leyes eternas.
Sé de esa casta de sobra.
Sé de esa noche y sus sombras.
De los que roban a solas
y de los que en las tribunas,
con mucha y buena tramoya,
engañan a sus esclavos.

Como a buenos feligreses,
a ellos todo les da igual.
Su único Dios: el dinero.
Su única patria: medrar.

Como buenos parroquianos
siempre fueron muy taimados
y durante cuarenta años
glorificaron a Franco
con sus mismísimas manos.
Y nunca contra el tirano,
ni contra nada del clero,
que nada manifestaron.
Cultivaron el silencio,
y los que nunca callaron
esos fueron muy poquitos
y lo acabaron pagando.
Esos fueron unos cuantos
y lo pagaron muy caro.
De los otros, los de Franco,
ahora gobiernan sus hijos
hace casi cuarenta años,
como lo hicieran sus padres.
Y siguen los mismos pasos.
Y siguen libres las manos
para robarnos los cuartos.

Siempre tuvieron muy cerca
la intención de la venganza
para convertirse en amos.

Se vengaron como siempre
y disfrutaron odiando.

Se vengarán cuando puedan,
llevándose lo que quieran.

Y cuando no puedan vengarse en ti,
lo harán en tu descendencia.

FUEGO EN LO OSCURO

[Para Sara, nuestra perra.]

Acaba de nacerle un hijo.
Lo ha llevado en su vientre
dos meses y unos días.

Va de acá para allá
con la locura del instinto,
con el desasosiego de la sangre,
con el temor de la tristeza.

Gruñe y jadea, mueve
el cuerpecillo inmóvil.
Sus ojos son el reino del espanto.

Hay algo que la enloquece,
que no entiende,
que no puede comprender.

Y mira desde otro mundo…

Se queda quieta, esperando a la vida.
Se queda sola, lamiendo a la muerte.

LO QUE VERÁN LOS OTROS

(El arquitecto Andrés de Vandelvira sueña sus iglesias, sus palacios)

A Juan de Dios Vico

La vida no está en un sueño,
sino en muchísimos sueños.

Sueño en la soledad de tanta piedra
el refugio que merecemos.
Sueño en la soledad de tanta noche
el rostro que nunca veremos.
Sueño en la soledad de tanta sangre
la voz de todos nuestros muertos.

Al amparo de la piedra.
Al amparo de lo eterno.
Al amparo de los siglos.
Al amparo de los sueños.

Cobijando en la paciencia
la construcción del silencio.
Imaginando en el mundo
la perfección de lo eterno.

Suplicándole a la piedra
que me entregue su misterio.
Pidiéndole eternidad
a la oscuridad del cielo.

Buscándole su verdad
a la leyenda del tiempo.
Buscando la resistencia
de las verdades del miedo.

Buscando sobre la sombra
la luz del entendimiento.
Así consumo mis días:
oyendo la luz del viento.

Así consumo mi mente:
imaginándome un sueño.
Buscando siempre en la vida
algo que parezca eterno.

Buscando siempre consuelo
donde nunca puede haberlo.
Buscando, siempre buscando
las claridades que encuentro.

Buscando, buscando siempre
entre las piedras el fuego.

Buscando la salvación
en la mente de lo eterno.

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MI POETA INVITADO: Arturo Marcelo Pascual

BENDICIÓN

Charlemos sobre dioses almorzando.
Memorable o juicioso hallé muy poco
en los sagrados textos que no fuese
la ciencia revelada del gran susto.
Bajo un haz de luz, huérfano y remoto,
el hombre al que persiguen conjetura
un trueno primigenio,
la mayúscula voz. Es congruente
reputar por supremos los pavores
más vastos, naturales, no políticos.
Una ley fantasmal desautoriza
al gobierno precario de los tibios
e infunde una misión en los iguales.
La raza, el rey, la hembra, el territorio
conocen y declaran a su dueño.
Un libro lo consigna: existen dioses.
Apenas si me basta una semana
para considerar el vaso griego
de todos los ingleses el más dulce,
y ellos crean el orbe.
Serán simples los fines y al alcance
del caudillo elegido, pues no escupe
en el pan que amasare el panadero.
Dicen escuetos de su criatura:
es paciente, es alegre, desconfía,
su descendencia será venturosa.
Y parecen decirnos: no estimamos
otro conocimiento necesario.
Una vez almorzados te declaro
que son los libros santos oportunos
para llevar sosiego a los espíritus
colmados de alimento los estómagos.
Yo como tú, Rodolfo, he preferido
contra los dioses verbos torrenciales,
de tonos el sinnúmero y la glosa;
esto es técnicamente reprobable
en poesía y harto inconveniente
para la sobremesa.
Verdades cristalinas y escuetísimas
sean feliz preludio de una siesta.
Manual de eternidad (Fulgencio Pimentel)

A DESTIEMPO [Mi poema]
Fernando Aramburu [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Te debo de decir aunque no quiera
que el día en que te vi te traicioné,
no sé, no me preguntes por qué fue,
deduje que eras cosa pasajera
lo mismo que el acné.

Comprende que yo entonces no sabía
las dotes que a tu espíritu adornaba,
-tú fuiste otra no más que allí pasaba-
y yo de aventurero en la Gran Vía*,
un ciego que exploraba.

Y hoy pido aquí perdón. Y en mi defensa
si aquel día no vi, por ser tan ciego,
pendiente como estaba en darte el pego.
Ajeno a esa belleza tan intensa
que crece cuando hay riego.

Y es ahora ya al final de mi camino,
que sé, quizás a ti no te interesa,
que quiero regalarte esta sorpresa,
te quise como el jarro quiere al vino,
mantel mima a la mesa.
©donaciano bueno

  • La Gran Vía de Madrid

#El amor, oh, la...la...la....? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Fernando Aramburu

Entras al agua. Tu adolescencia lisa

Entras en el agua. Tu adolescencia lisa
apetece a la ola. Se aferra todo el mar a tu desnudo,
su lengua fresca con vaivén ligero
lame las piernas. Gritas con deleite
en tanto el agua blanca sube
por los redondos muslos, volviendo el rostro
hacia la playa, con juvenil melindre
mientras te moja la vagina, el talle, y gozas
sumergiéndote.
Te envuelve la marea de amanecer azul,
en la que como un rayo más del sol flotas
y te ofreces, hermosa y libre criatura
que das placer a cuanto en torno a ti resbala.
Surgen, desaparecen en la espuma
los pechos húmedos que estamparás
después contra otro pecho, donde se altera un
corazón durmiente.
Y mientras tiemblas por el frío,
dando forma al deseo,
te secarán mis manos, harás crecer la vida
que tu boca salobre suave siente.

También eres dolor, lo sabes.

También eres dolor, lo sabes.
Lentamente alguna caducidad
vierte su ácido en el rostro.
Los días raen la ilusión y un muro
negro te aleja de las gentes.
Así comprendes que al amar
piadosa compañía es lo que anhelas,
buscas testigo de las lágrimas,
alguien que ayude a levantar tu roca.
Residuo de tu vida reluciente,
verás la juventud sin disimulo
retirarse como arena entre dedos.
Pero no eres tristeza,
porque no hay culpa en ti por esta infamia.

HIJA

Conocerás la luz, el mar variable
que precede al origen y es ulterior al mundo,
las laboriosas hormigas dispersas por la senda
repitiendo el afán inútil de los hombres.
Conocerás la sed del agua y la del vino
y aquella de los cuerpos más terrible
que no querrás saciar ni acaso puedas nunca.
Conocerás la llama, la rosa y el cristal.
La dicha desde luego conocerás un poco,
suave nube sin aire que pasó
y no ha pasado, la desatada música
que es, igual que el tiempo, un artificio.
No podría olvidar las injusticias que harás y que han
de hacerte,
el grito, la pared, la muchedumbre,
las incontables horas de ajetreo
precisas cada día si quieres resolver
un ínfimo momento sosegado,
y esa noche de lluvia en que estarás muy sola.
Conocerás también la estatua, el libro,
el espejo, el relámpago y la taza,
la sangre que discurre buscando una salida,
la mosca pertinaz, la inapartable muerte
que no ha de consentir que te conozcas.
Un sueño sin piedad sabe tus días.
Números, padres, ríos, sombras, luna
–espléndido dolor– te aguardan. Nace.

EN LENGUA MUERTA

Las tantas en mi tumba y el amor,
pobre diablo, de qué me va a salvar
si ni mecha le queda
para velarse
a sí mismo.
Embáucame, le dije,
si puedes, si te atreves. Pon
muleta al alba, resplandor
en su orla al rojo engaño de poniente,
antes que se me olvide
seguir mañana estando vivo dentro
de mi pecho. Le dije: pues ya que tienes alas,
lávame estas cenizas paulatinas,
y luego le juré, a cambio del favor,
colgarme un sol azul de vez en cuando
en el centro absoluto de mi frente.

Yo quisiera llover

Yo quisiera llover, llover
interminablemente, sentir que me desahogo en una
larga melena de gotas finas y festivas.
Mi sueño es un caer, es un caer
que moja en la desamparada tarde
los muros cenicientos, las lápidas, los rostros.

Te aguardan

Conocerás la luz, el mar variable
que precede al origen y es ulterior al mundo,
las laboriosas hormigas dispersas por la senda
repitiendo el afán inútil de los hombres.
Conocerás la sed del agua y la del vino
y aquella de los cuerpos más terrible
que no querrás saciar ni acaso puedas nunca.
Conocerás la llama, la rosa y el cristal.
La dicha desde luego conocerás un poco,
suave nube sin aire que pasó
y no ha pasado, la desatada música
que es, igual que el tiempo, un artificio.
No podría olvidar las injusticias que harás y que han
de hacerte,
el grito, la pared, la muchedumbre,
las incontables horas de ajetreo
precisas cada día si quieres resolver
un ínfimo momento sosegado,
y esa noche de lluvia en que estarás muy sola.
Conocerás también la estatua, el libro,
el espejo, el relámpago y la taza,
la sangre que discurre buscando una salida,
la mosca pertinaz, la inapartable muerte
que no ha de consentir que te conozcas.
Un sueño sin piedad sabe tus días.
Números, padres, ríos, sombras, luna
–espléndido dolor– te aguardan. Nace.

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LA AÑORANZA NO HACE DAÑO [Mi poema]
Jesús Ge [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Yo sé que no estoy loco así disfrute
volviendo con frecuencia hacia mi infancia,
jugando a que soy niño en esa estancia,
y nadie a esa experiencia le dispute
los ecos de su olor y su fragancia.

Que así que quede lejos yo aun añoro
aquella etapa llena de inocencia,
y anhelo disfrutar con su presencia,
pues cuanto más me acuerdo más la adoro,
¡bendita aquella edad, su inconsciencia!

Pues guardo en el cajón de ese recuerdo,
tan bellos episodios, tan felices,
que incluso cuando pienso en sus matices
me traen su añoranza y ya me pierdo
hurgando en disparates y deslices.

Quisiera descubrir que hoy no sé nada
y sigo aquí en la inopia como antaño,
así que mi conducta sea tachada
de impropia, de infantil e inadecuada
pues sé que el añorar nunca hace daño.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDO:  Jesús Ge

A

sentada en el vallado
maizal de noche
-cigarros, esputos-
termina la jornada

se olvida de llorar
no recuerda ya la herida

Abre todas las ventanas.

Que se derramen sobre tu pelo
los claros del mediodía
de piedra
que se vuelen
que corran ya los gestos
las torceduras
aúllan aún en las esquinas
que se incendien a la vez
los pozos y la congoja
el cristal cristal y los quebrantos
que gobierne el tornado
pausado
de la voz de una madre
que salgan ya a la plaza

Que jueguen los niños
en el agujerito
de un desierto en el mapa.

VIENTO

Levanta
selvas revueltas
de arena, nubes violentas.
Mueve las ramas
como si quisiera
desquiciar la savia y los floemas.
Los oídos de la princesa
zumban como el pordiosero.
No se calma la locura
dentro del hueco de las cabezas.

Agita el bosque.
Viento de la derrota.

De ‘Pero no el camino’

Se escapa
de los bolsillos
de la urgencia
________________ la risa

Les sorprende
inesperada
cuando se apaga la hoguera.

PATÉTICOS ESTOS POLÍTICOS

Patéticos estos políticos
Patéticos estos políticos
Patéticos estos políticos

Son tan patéticos
estos políticos
siempre mintiéndonos
nunca verídicos
gritan melódicos
falsas encíclicas
y aprueban códigos
deontológicos,
suben los déficits,
matan los ídolos.
Maquillan pálidos
todos los cálculos
y dejan límpidos
nuestros depósitos.

Es todo un clásico
gastar lo público
en faraónicas
obras inútiles
mientras, impávidos,
los pobres cívicos
pierden los créditos,
sus habitáculos,
rompen sus máquinas
y sus teléfonos.

Son tan patéticos
estos políticos
siempre mintiéndonos
nunca verídicos.
Llega el ejército
de los histéricos,
siembran el pánico
con guerras trágicas,
antisemíticas,
musulmanófobas.
Resuelven rápido
todas sus diásporas,
llenan de tóxicos
los campos fértiles.
Vierten sus cánceres
en los escrúpulos
de gente ética.

Son anacrónicos,
pizca de estúpidos,
quieren ser líderes
ultramediáticos.
Vejan los púlpitos,
tan programáticos,
llenan sus pláticas
de burdas trápalas.
Hablan de pérdidas
socioeconómicas
y visten rígidos
trajes “gurtélicos”.

Son tan patéticos
estos políticos
siempre mintiéndonos
nunca verídicos.

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Jorge Aulicino

Un poeta griego huye de Londres

Como a los ingleses,
me gustaban los viejos perfumes,
los empapelados y la ropa usada,
pero mi jardín interior decadente
se deshojó cuando las escuadras
clavaron sus bombas en los barrios
obreros y en Holland Park.
Desde las colinas vi la niebla oscura
pegada a las ondas del Támesis,
a los canales y a los setos.
Me dije:
¿cómo la especie logra ensamblar
la pesadilla en lo concreto?
¿Cómo es que ama las trompas
de los bombarderos, las bombas,
lo mismo que la cereza material,
la pelambre del ganado caprino,
la canaleta oxidada,
el musgo de la Navidad?

El poeta extranjero ensaya el idioma local
para hablar de su maestra

Tú, que me diste el regocijo
de mis últimas horas en torno
al antiguo río de muselina,
que me amaste como a un vencejo
cuando vuela en picada hacia la
campiña de Macedonia,
esto es, no vuela,
sino que cae
irremediablemente,
pues su pequeño cuerpo que resiste
mil atmósferas
se estrellará en una piedra,
en el capó de un auto alemán
o en la superficie de un charco,
de pronto tenso y de acero
como una cuerda de piano.

A QUÉ TANTO PENSAR? [Mi poema]
Eduardo Embry [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Lo mío aquí es pensar como un poseso,
y a veces, cuando pienso, divagar,
pensar para dudar cuanto más pienso,
cuidando de evitar echarme incienso,
atento a que no pueda desvariar.

Pensar y si es posible razonar,
buscando yl aplicando algún consenso
que aclare y que me ayude a contrastar,
-opuesto a lo que dicen que es soñar-,
y al fin nota no dar con un suspenso.

Pues soy como una gota en ancho mar,
igual que en el granero es una mota
que ignora la razón de su penar,
consciente que esto tiene que acabar
por mucho que aquí suene a chirigota.

Suplico, hoy me he cansado de pensar,
le pido a mi cerebro que desista
y deje de una vez ya de incordiar.
Me atrevo aquí a invitarle a suicidar,
así puedan tildarle de egoísta.
©donaciano bueno

#Cuidado no se te seque el cerebro! Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Eduardo Embry

SOBRE CASAS VACÍAS

No hay casas vacías en estos montes,
que yo lo sepa,
sin un señor
iracundo que pasear;
no hay casas desarmadas sin visiones
de violines o de arpas refulgentes
que no recuerden
a sus ángeles guardianes;
desde una casa desocupada
es más eficaz y veloz el paisaje:
la ciudad
aprisionada entre bloques
disimula mejor sus tragedias,
privilegiada posición,
no hace temer sus levantes.
hay casas colmadas de cuadros,
de muchos árboles genealógicos
que nunca han tenido memoria
ni de un violín ni de un
piano con pata de elefante
una casa evacuada como la que sueño
inspira abrir ventanas,
un delgado hilo en el horizonte,
señores y señoras, salir por el aire
rojo, blanco y azul
de secretos rumores que hacen temblar.

A PLENA LUZ DEL SOL

En una ciudad que prohíbe
fijar la vista en los ojos de la gente,
este pícaro del diablo
comienza a trepar por las piernas
y trepaba con la forma cambiante
de una flor que ha perdido
su cronometría,
vine -me ha dicho galante-
para que este instante
se registre como un sueño,
como un perfume olvidado,
como un fuego desconocido,
(se me va el color de la cara),
me entrega un papelito-
(dice que en otros países
la gente puede mirarse a los ojos,
hacer señales con las cejas,
y que mirando, se enamoran a primera vista
del que pasa).

A una mujer dormida sobre una roca

La mujer que yo amo es una silla,
pensando en ella me he comprado
zapatos nuevos; el hombre
que la tiene es otra silla,
la mujer que a distancia me ignora,
en su cuerpo delgado tiene una carpintería
-eso es lo que me digo yo, pobrecito de mí-
en sus tabiques unidos con goma
se hallan ecos de martillos y serruchos
perdidos en un bosque que ignoro,
maderos y muebles de toda clase;
el hombre que la tiene en esta sala
donde se exhiben diversos muebles ,
es también una silla de malos modales,
está hecho de de materiales ordinarios,
de sus piernas salen locomotoras fugaces,
de sus dientes amarillos que nunca limpia,
salen rieles que unen ciudades principales
llenas de hollín oscuro que cubren todas las cosas,
hoy me he reunido con los vecinos
para reclamar tal infamia: les he hablado
de mis chifladuras, del impropio
enamoramiento de una delicada silla,
la mujer dormida que amo
me fascina más que el pez
que mira una silla, como el gato al ratón,
flotando en el agua;
¿qué haría uno para hacer feliz a una silla?
¿me pasaría toda la vida
tocándola con un dedo? pero el hombre
que la cuida cubre sus sueños
con una manta que tiene olor a comida fiambre;
yo la levantaría en
mis hombros: ‘despierta, mujer, despierta,
deja de ser una silla’
y de esta ruda manera rompería el encantamiento,
dejando en sus manos
mis zapatos nuevos.

Conozco bien este lugar

Conozco muy bien un lugar,
que cada vez que lo recuerdo
desaparece de los mapas,
de un chispazo deja de existir,
con él se borran los ríos,
sin los ríos, ese lugar secreto
que sin que nadie lo piense, del suelo me levanta,
deja existe, desaparece de la sed,
sin los ríos nadie llega a la mar,
por lo menos un vez
al año, se revientan guatapiques,
hombres y mujeres, no dejan de mover sus dedos,
la mecánica de Newton les anima,
todos se abrazan , duran siglos y siglos,
sólo de recordar esta cosas, nadie se muere,
sus montañas también desaparecen,
sin las montañas que bajan
trotando hacia mí, no corre ni una brisa,
cada vez que recuerdo este lugar,
sin que nadie lo quiera me levanto del suelo,
estando yo en el aire
se borran las deidades,
hasta los cerros más pequeños, dicen
‘me voy’, y no más, se van, ya se están yendo,
se deshacen como un puñado de azúcar
para endulzar la vida;
conozco muy bien este lugar,
cada vez que lo recuerdo
desaparece de los mapas,
de un chispazo deja de existir,
lo veo como un barco en miniatura,
ya sin héroes que lo defiendan,
dentro de una botella azul.

Gozos por mi dama

Todos hablemos muy bien
de esta dama que yo no tengo,
digamos sus gozos
cantando, bailando
en un pata; hagamos
una fiesta por fin en su vida
¿cuántos festejos se ha perdido
en esta tierra, su tierra tan sucia?
no hay estoria
que no comience
donde comienzan
sus piernas; no hubo
ángel que viniera a decirle
en algún episodio sagrado:
‘hola, dama de Eduardo
que Eduardo nunca ha tenido,
ahora vas a concebir
sin dolor a dos hijos:
un niña y un varoncito,
de paja no le hicimos pesebre
ni figuritas de yeso tiene su casa;
no vino nadie de reyes
con brillosos presentes, que
ni de oro fueron,
ni de plata, y así
celebramos tantas
vidas, bailando con las
manos en las caderas,
poco le damos al estilo,
con un pie hacia delante,
doy un brinco, pongo
el otro pie hacia atrás;
así pasamos la vida,
desafiando el invisible paso
que acorta distancia, terror de la doméstica
de cada día,
la ‘del tres y la del cuatro’.

Todo sobre mi madre

Quisiera ser quien no soy,
dar señal formidable, muestra
irrefutable de mi enorme poder,
acaso el temor del trueno ya enternecido
después de la luz,
para que todos sepan
que la muerte no es verdad,
pongo mis codos en las rodillas,
tomo la cabeza con mis dos manos,
me quedo quieto pensando
y pensando, así nace una mujer,
por primera vez veo a mi madre,
derecha, grande y gordita
una mujer que sale por primera vez
de su vientre: esta es la Juana Morales de
mi gran amor, dentro
de ese coloso de pura vida
la estoy mirando,
hueca, firme,
hecha de piedra de superior cantera
que viene rodando,
se oyen ruidos, palabras, cantos, risas,
gritos, como duro sueño que trae el río;
mucha gente que habla,
todo sobre mi madre, sus muebles,
sus roperos, de dos y tres cuerpos,
traídos a esta vida como un bazar
de tienda de segunda mano,
y seguirá trayendo todo sus encantos
al lecho de esta tierra:
hijos, hermanos, sobrinos, nietos;
hijos de tres generaciones, más que
estrellas en el cielo, todos alegres
y firmes de ser gente muy buena,
por eso, antes que ninguno haya nacido,
en medio de sus dolores, gente que canta, baila,
arma griterío, quién más, quién menos,
se creen con una misión pastoral en estas tierras;
a nacer, se ha dicho de una naranja
transparente, que sean todos distintos de
aquellos que por mandato nacen
de una disputada manzana,
de aquellos que enferman y mueren,
aquellos que no permitirán
que otros nazcan de una naranja;
quisieran enfermarnos a todos, cuando
salgan y vean la luz, quisieran matarnos,
en este día de viento y lluvia,
esperando afuera de un hospital
que no tiene puertas, simula apenas
unas ventanas,
caballeros de la cola colorada
ayudados quizá por nubes negras,
quizá mañana empujarán
a toda esta gente buena al mar,
las conducirán por precipicios;
pero mi madre, no vino
a este mundo para contemplar tanta lesera;
nacida ella misma de una naranja principal,
con la fuerza estrepitosa de un rayo,
una y otra vez, dentro de mí, dentro de ti,
dentro de los demás, esta Juana Morales
se abre en dos,
comienzo yo mismo a nacer,
a la vez que mi madre nace
derecha, grande y gordita.

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A UN CALENDARIO DE PARED [Mi poema]
Diego Medina Poveda [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Era bella, tan bella que imponente
su imagen deslumbraba al calendario
que fiel le acompañaba al presidiario
colgado en la pared, muy sugerente.

Si alguna vez su vida maldecía
la estampa su tristeza consolaba
al verla sonriente como estaba
soñando con que un día la vería.

No pudo sospechar que un mal gusano
con rabia al calendario arrancaría
matando a su placebo, su alegría,
sin nada a que agarrarse con la mano.

Y cuentan que atrapado en su tristeza
sin vida él en su celda apareció,
se ignora que fue aquello que pasó,
qué púdole pasar por su cabeza.
©donaciano bueno

Qué sería de nuestras vidas sin placebos? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Diego Medina Poveda

AMORES DIGITALES

Te diré por debajo de la mesa
lo mucho que te quiero
por estos subterfugios de madera,
te diré con palabras lo del tacto:
esa brisa bermeja que se hunde
entre tus piernas de alabastro.
Te diré que te quiero
con ese amor que dan los dedos:
amores digitales y analógicas risas;
nombraré el verano de tus muslos
y la calima roja de tu falda,
las ventoleras
que mis cinéticas manos desbordan
por los suburbios de tus telas
donde guardas
el corazón elástico de los besos
y esa dicha malévola que da el calor, el fuego
sin sentido y el honor vulnerado;
porque frente a frente somos
amantes luciferes que se miran
con los haces lascivos de los ojos,
porque yo solamente no quiero
contemplar tu belleza que levita
sobre el mantel de sucia urbe estampada,
yo quiero atravesar los edificios:
andamiajes de faros derribados
donde la única luz que me guiara
fuera esa flor que escondes en tus labios
y el oscuro sudor de tu aliento
exhalando el lugar de tu mundo en mi oído,
palabras que tú clavas en mis tímpanos
para que pueda yo anclar tus piernas
a mis mares airados.

Desahucio

Ahuciar: 1. tr. desus. Esperanzar o dar confianza.
DLE

El abandono es inminente. Sabe
que en la oficina de extranjería
le explicarán las reglas de un juego
que ya ha perdido de antemano.

No será ciudadano este hombre bueno.
Alguna vez creyó que aquellos muebles,
los recuerdos que pudo guardar en sus cajones
y toda la vajilla que compró
en un supermercado,
serían el antídoto contra el vacío
o al menos la materia y la arcilla
para dar forma a tanto absurdo.

Pero no significa alimento
un plato llano,
ni un florero es la planta que germina,
ni siquiera la casa significa
su casa: ahora sabe que el hogar
es solo una entelequia de esas
que prometen igual que paraísos.

Ahora que la casa está vacía
que su cuerpo es un fardo
sin cura y sin remedio,
ahora que la ley suscribe su abandono,
no queda nada de este hombre
que, aunque vivo, no existe para el mundo:
hay un eco terrible en sus entrañas
y anónimo es su nombre en el registro.

Vivimos en la antítesis de un verbo
que muchos años antes se empleó
para hablar de esperanza.

Metempsicosis

De adquirir vengo un trozo de conciencia.

Ahora más que nunca soy creyente,
gracias al mundo estoy desengañado,
ni cantos órficos ni libros griegos,
ni la filosofía demostró
esta transmutación empírica
del alma hipotecada en otro cuerpo.
No es la reminiscencia de Platón,
una mirada basta para ver
los hilos de oro que nos unen
y que no vemos:

aquí viene ese espíritu al que despellejaron,
allá va ese otro que murió en la calle,
lo molieron a golpes, le quitaron
casa, vida, sueños,
aquel de allí con alas de Prozac
voló por la ventana, dejó mujer e hijos
pero tranquilos, no está muerto,
vive en la deuda que perdura,
transmigrada en dinero está su alma.
La salvación: un óbolo invisible
que paga con la sangre el heredero.

De comprar vengo un trozo de conciencia:

ya ni siquiera nuestra muerte
nos salva del comercio.

Reciclaje

Nos hicieron creer que reciclaban la basura,
nos educaron para adorar
contenedores
hasta arriba de dioses muertos.

Los vimos aquel día
juntar nuestros despojos
en plena calle —un sol mugriento alumbra
las carcajadas—.

A nadie le importó si cuidadosamente
yo separé la muerte de mi herida
o el amor arranqué
de un tetrabrik de leche desnatada .

Así intuyo que debe ser la vida,
y sin embargo
echaré este poema al azul
cuando termine.

Diario de a bordo

La pérdida de rumbo es la constante,
temperatura gélida, el tacto
se incendia en los metales,
llevamos guantes que imaginan
el contacto con otros cuerpos,
escafandras que evitan respirar
directamente el aire,
o cualquier beso: aquí los labios
son todos invisibles.

Tripulación apenas existente.
Recuerdo los amarres en el puerto,
la gente que pasaba a nuestro lado
a veces me llamaba por mi nombre
y el eco lo escondían sus gargantas.

Aquella voz ya no es mi voz ahora,
en esta latitud de página vacía
me miro en un cristal lleno de vaho,
deconstruyo mi ser en esas gotas
que caen como escombros del amor
y del lenguaje.

Perdido en los instantes transparentes,
en este punto absurdo del viaje,
se llama soledad la geografía.

Amor líquido

El amor es un préstamo hipotecario a
cuenta de un futuro incierto e inescrutable.
Zygmunt Bauman

Era frágil el lazo de cristal luminoso,
él había escrito en el envés:
«no tocar, hay un riesgo de rotura
inminente».
Pero no se tocaban ellos mucho tampoco,
y se hablaban lo justo,
no fuera a ser que un hálito de voz
destrozara su vínculo infalible;
eran como muñecos de nieve,
fríos y tiesos sonreían,
miraban a los niños de los otros
—son proyecciones naturales—.
«¡Mira qué guapos!, ¿y si hacemos uno?»,
y pensaron también
que se haría de mimbre el cristal
que los unía.

Planearon la boda,
de tálamo en jardín y unas orquídeas,
igual que en las películas románticas,
ese era el sueño amable de sus vidas;
no importaba el dinero, ya se sabe
que por amor… por el amor profundo
de un témpano de hielo
puede empeñar el hombre sus alhajas,
con una condición:
en la noche de bodas
mancillarían sábanas y alcobas,
y un retoño sería su seguro
a riesgo de rotura de vitrinas.

Pero un estruendo de cristales
—no sé si por azar o por justicia—
se oyó al primer beso enamorado:
se derramó la copa
y estalló el lazo —por una vez sincera
que habían invertido en su futuro —.

Les devolvió la vida la parodia:
se derritieron líquidos,
conectaron sus móviles,
eliminaron vínculos caducos.

En unos días navegaban de nuevo solitarios,
ávidos de rutina y de un amor
que tenga cobertura a todo riesgo.

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DOS CEREZAS [Mi poema]
Ramón Palomares [Poeta sugerido]New

MI POEMA …de medio pelo

 

Por mucho que te quieras engañar
comerte dos cerezas
será como ingerir diez calorías,
inútil, pues, querer adelgazar.
Con simple gala hacer de tus proezas
no puedes disfrazar tus miopías.

No quiero que te puedas enfadar
pues sé bien lo que cuesta
al hecho de comer no sucumbir,
al ansia al disfrutar de un buen manjar,
ajeno al padecer si se indigesta
y luego a algún galeno recurrir.

Debieras comprender no te critico
me pongo en tu lugar,
pues todo lo que digo lo sugiero
así puedas creer que lo suplico
pues solo con tu esfuerzo has de lograr,
al tiempo adelgazar a tu dinero.

Si insisto te debieras de cuidar
recuerda es por tu bien,
que una cosa es la guinda del pastel,
dos cerezas comerse así al azar,
y otra cosa es distinta cien por cien
sentándose tragarse hasta el mantel.
©donaciano bueno

#La guinda en el pastel...? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Ramón Palomares

MÁSCARAS

He aquí que existimos en el límite de la mentira
que nuestra vida es impalpable
que estas personas representadas pertenecen
a un dueño de otro orden.

Cumplimos cabalmente en escena
ante el gran público. Así recreamos bajo los astros
y acudimos a una cita en los vientos
saliendo al paso de nuestras fiestas.

Nuestro corazón está prestado a otros personajes,
murmuramos un sueño y nuestros labios no son responsables,
somos bellos o nobles según las circunstancias.
Nos asalta un delirio azaroso
y caemos en los escenarios bajo una voluntad extraña.
Y no tenemos vida,
pues andamos sobre ruedas en un país desconocido
cuyas flores nos interesan de manera frívola
y cuyas mujeres nos aman en alcobas de falsedad.

Producimos un fuego y su corazón azul
crepita con más fuerza que el nuestro
en tanto arden los leños a la manera de sangre.

Nos permitimos ser extraños. Falsos.
Llevar una emoción no sincera.
Mientras andamos, desterrados de nuestro cuerpo
en un interminable paseo.
del libro El Reino (1958)

SOL

Ya vienes echando rosas, ya vienes abriendo oro,
ya te pusites los montes;
despertates las colinas y las matas de malva
Gran perro que viene del Infierno
echando olas,
revolvé las nubes,
ponélas de pájaros, de caballos, de pueblitos
con los ramos de candela
de muy lejos.
del libro Paisano (1964)

Más allá de nosotros

Conversaciones que venían
Hoscas
Buscándonos
Gentes del sueño y Gentes del Viento
Árboles ventosos y golpes en el corazón
Y al cabo estábamos volando
conversando
Árboles ya y gentes del sueño y vientos
(con el alma errada y un errante árbol
Furiosos, Incorpóreos,
dando vueltas en torno a la vida
y desentrañándonos
desentrañándonos
Más allá de nosotros.

Pajarito que venís tan cansado

Pajarito que venís tan cansado
y que te arrecostás en la piedra de beber
Decíme. ¿No sos Polimnia?
Toda la tarde estuvo mirándome desde No sé dónde
Toda la tarde
Y ahora que te veo caigo en cuenta
Venís a consolarme
Vos que siempre estuviste para consolar
Te figurás ahora un pájaro
Ah pájaro esponjadito
Mansamente en la piedra y por la yerbita te acercás
‘Yo soy Polimnia’
– Y con razón que una luz de resucitados ha caído aquí mismo
Polimnia riéndote
Polimnia echándome la bendición.

Una forma de ser

Aquí llega el noche
el que tiene las estrellas en las uñas,
con caminar furioso y perros entre las piernas
alzando los brazos como relámpago
abriendo los cedros
echando las ramas sobre sí,
muy lejos.

Entra como si fuera un hombre a caballo
y pasa por el zaguán
sacudiéndose la tormenta.

Y se desmonta y comienza a averiguar
y hace memoria y extiende los ojos.

Mira los pueblos que están
unos en laderas y otros agachados en los barrancos
y entra en las casas
viendo como están las mujeres
y repasa las iglesias por las sacristías y los campanarios
espantando cuando pisa en las escaleras.

Y se sienta sobre las piedras
averiguando sin paz.

SALUDOS

Saludos, precioso pájaro.
Y no abandones el oro de las plumas
entre aquellas nubes
ni pierdas el canto en el dominio de los truenos.
No sea que pases del cielo
y quedes preso en los astros.

De viajes, cuánto se ha perdido,
cuánta ola estrellada en el acantilado,
mientras tus alas
robaban fulgores al poderoso perro del cielo.
Y cuánto de lluvias,
de verano, de hierba roja
por la implacable estación.
O de gris, nieblas y continuado fantasma
frente al joven enamorado de barcos.
Los vecinos perdidos,
el llanto de amigos
que he visto secar en paños
por olvidos e irremediable paso.
Ni qué decir de la muchacha
cuyo pecho hasta ayer fuera tan liso
y que luego se ha visto
como exquisito racimo.

Saludos.
Pero, amigo de viajes,
¿cómo poder contar las pérdidas,
ventas que se han hecho,
nuevas adquisiciones?
Y si la modesta familia
vende las posesiones de provincia
y compra apartamentos confortables,
¿no hemos vendido al corazón
y una y otra vez
cambiado los pareceres de conciencia
para entender mejor las noticias a la semana?
Y mientras tú por el pasado año
te entregabas a los aromosos cielos del norte,
aquí las muertes y los nacimientos
cambiaban las cuerdas del buque
y hacían trastabillar al viejo.
Y mientras robabas a ese perro
los bellos fulgores,
el oro para majestad en tus alas,
los cambios de ciudad,
las venidas al amor,
los cantos de una ilusionada nube
que nos ahogara en deseos
pintaban nuevas y extrañas figuras
en la quilla del buque.

Y entretanto no había más
que el incesante brillo
y el incesante batir de esas alas
sobre espumas y ciudades,
sobre campiñas y lejanas praderas;
más allá de las torres establecidas por la
caída de la noche.
No había más que esos ojos absortos,
fijos hacia el norte o el sur,
la cola firme,
a manera de timón,
y el impulso
y la ruta que algún hilo indicaba.

Y el cielo, y los aromas
de flores muertas o recién abiertas
y los aires cambiantes.

Y nada más había para ti,
amigo de viajes;
las idas, los regresos
encontraban esas pupilas
quietas, serenas, tendidas
en medio a las carreras que el cielo juega.

Saludos.
Apenas para ti hay tiempo de cantar
en el delicioso jardín
y sacudir en el estanque las alas
allí donde el viento no ha podido vencer.

Elegía a la muerte de mi padre

Esto dijéronme:
Tu padre ha muerto, más nunca habrás de verlo.
Ábrele los ojos por última vez
Y huélelo y tócalo por última vez.
Con la terrible mano tuya recórrelo
Y huélelo como siguiendo el rastro de su muerte
Y entreábrele los ojos por si pudieras
Mirar adonde ahora se encuentra.
Ya los gavilanes han dejado su garra en la cumbre
Y en el aire dejaron pedazos de sus alas,
Con una sombra triste y dura se perdieron
Como amenazando la noche con sus picos rojos.
Las potentes mandíbulas del jaguar se han abandonado
A la noche se han abandonado como corderos
O como mansos puercos pintados de arroyos;
Vélos abrirse paso en el fondo del bosque
Junto a los ríos que buscan su lecho subterráneo.
Y de esos mirtos y de esas rosas blancas
Toma el perfume entre las manos y échalo lejos,
Lejos, donde haya un hacha y un árbol derribado.
Ya entró la terrible oscuridad
Y con sus inexorables potencias cubre las bahías
Y hunde las aldeas en su vientre peludo.
Toma ahora el jarro de dulce leche
Y tíralo al viento para que al regarse
Salpique de estrellas la tiniebla.
Pero aquel cuerpo que como una piedra descansa
Húndelo en la tierra y cúbrelo
Y profundízalo hasta hacerlo de fuego
Y que el vapor se hunda con sus exánimes miembros
Y que su fuerza descoyuntada desaparezca
Como en el mes de mayo desaparecen algunas aves
Que se van, errantes, y nadie las distinguirá jamás.
La joven vestida de primavera,
La habitante en colinas más verdes,
La del jardín más bello de la comarca,
La del amante de las lluvias;
La joven vestida de primavera se ha marchado,
Inconstante, como los aires, como las palomas,
Como el fuego triste que ilumina las noches.
Así pues:
Que tus manos no muevan más esos cabellos,
Que tus ojos no escudriñen más esos ojos,
Pues se cansa el caminante que en la cumbre se detuvo
Y que el camino no pudo determinar su fin.
Pon sobre los lechos tela limpia,
Arrójate como el vencido por el sueño
Y como si fueras sobre los campos, sobre los mares,
Sobre los cielos, y más, y más aún:
Duérmete, como se duerme todo,
Pues el limpio sueño nos levanta las manos y nos independiza
De esta intemperie, de esta soledad,
De esta enorme superficie sin salida.
Dijéronme:
Tu padre ha muerto, más nunca habrás de verlo.
Abréle por última vez los ojos
Y huélelo y tócalo por última vez:
Como se toca la flor para la amada, así tócalo;
Como se miran los extraños mundos de un crepúsculo, así míralo;
Como se huelan las casas que habitamos un tiempo, así huélelo.
Ya los zamuros se retiraron a las viejas montañas
Y también los lobos, las serpientes,
Y no saldrán hacia los claros bellos de la luna
Y no escucharán el canto de las estrellas silvestres
Y no detendrán el suave viento que mueve las hojas.
Voltearon y se fueron y ya no quieren más las claridades,
Las claridades que bailan serenamente en las copas.
Ya las flores nacidas anoche,
Como el lirio, como la amapola, como la orquídea blanca;
Las flores nacidas anoche han desaparecido
Y sólo cuelgan con olores tristes de los gajos.
No mires más a los arroyos que se llevaron las aguas,
Las de ayer, las de hoy, las de ahora mismo,
Y por la lejanía no dejes vagar tu mirada
Acuciada por el dolor de los pájaros presos,
Por el dolor de quienes dejaron partir a la amada,
Por el dolor de quien no puede marchar más nunca a su país.
Hace poco tiempo han pasado ante tus ojos
Sobre la tarde gris, por el cielo inhóspito,
Ciertas aves migratorias llenas de tristeza.

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YO GUARDO LA NOSTALGIA [Mi poema]
Cecilia (cantante) [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Yo guardo la nostalgia en mi mochila
de tiempos ya lejanos que se fueron,
de amores que en camino se perdieron,
de padres y de hermanos sin badila
que no encandilan más pues se murieron.

De sueños que quedaron solo en eso,
algunos hay de amor que evaporaron,
de acciones sin colmar porque dudaron,
e intentos que quedaron sin su beso
y gritos que en garganta se anegaron.

Miserias y deseos y esperanzas
y qué decir de anhelos e ilusiones,
que fueron derivando en resbalones
viniendo a alimentar muchos las chanzas
del mundo en que pululan los bufones.

Proyectos que se fueron al garete
quizás por demasiado pretenciosos
que no puedo olvidar, unos graciosos,
aquellos me pusieron en un brete
y algunos nada más por vanidosos.
©donaciano bueno

#Todos, tú también seguro que llevas a cuestas tu #mochila Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Cecilia

MI QUERIDA ESPAÑA

Mi querida España
Esta España viva,
Esta España muerta
De tu santa siesta
Ahora te despiertan
Versos de poetas
¿dónde están tus ojos?
¿dónde están tus manos?
¿dónde tu cabeza?

Mi querida España
Esta España mía,
Esta España nuestra

Mi querida España
Esta España en dudas,
Esta España cierta
De las alas quietas
De las vendas negras
Sobre carne abierta
¿Quién pasó tu hambre?
¿Quién bebió tu sangre
Cuando estabas seca?

Mi querida España
Esta España mía,
Esta España nuestra

Mi querida España
Esta España blanca,
Esta España negra
Pueblo de palabra
Y de piel amarga
Dulce tu promesa
Quiero ser tu tierra
Quiero ser tu hierba
Cuando yo me muera

Mi querida España
Esta España mía,
Esta España nuestra

ANDAR

Aunque el camino sea estrecho,
El polvo se pegue al cuerpo,
Aunque los vientos me arrastren,
Sigo mis sendas sin lastre

Andar como un vagabundo,
Sin rumbo fijo, sin meta,
A vueltas de veleta,
Al soplo del viento al azar,
El caso es andar
El caso es andar

No me pertenece el paisaje,
voy sin equipaje por la noche larga,
Quiero ser peregrino por los caminos de España
Quiero ser peregrino por los caminos de España

No me propongo destino,
No quito puestos a nadie,
Porque mi puesto es el aire,
Como el olor del buen vino

Sabiendo que nunca es tarde,
Mi pie siempre en el estribo,
Y cada paso que piso,
Un paso menos que dar,
El caso es andar,
El caso es andar

No me pertenece el paisaje,
voy sin equipaje por la noche larga,
Quiero ser peregrino por los caminos de España,
Quiero ser peregrino por los caminos de España

No dejo rastro ni huella
Por no ser ni soy recuerdo
Yo paso haciendo silencio
sin ser esclavo del tiempo

Por límite el horizonte
Y por frontera la mar
Por no tener ni tengo norte
Y no sé lo que es llegar
El caso es andar
El caso es andar

No me pertenece el paisaje,
voy sin equipaje por la noche larga,
Quiero ser peregrino por los caminos de España
Quiero ser peregrino por los caminos de España

HAVE YOU EVER HAD A BLUE DAY?

Have you ever had a yellow day?
Well they’re really fine.
Have you ever had a yellow day, man?
Well you feel alright.
The sun shines and never seemed so fine.

Have you ever had a green day?
They really are’nt so great.
Have you ever had a green day?
A kind of green day, mate?
Have you ever had a green day?
You feel alright.

Have you ever had a blue day?
God! they catch you down.
Have you ever had a blue day?
You feel on the ground,
And I’m so blue,
all day ‘cause of you.

And have you ever had a red day, man?
Just can’t stay in that day.
And have you ever had a red day, man?
I can’t stay in that day.

Don’t move your head,
in a red day, stay in bed.

And have you, have you ever had a black day, man?
And have you, have you ever had a black day, man?
All I can say is,
I hope you never had that kind of day.

MAÑANA

Yo sé que él, se marchará
mañana no volverá
tal vez si yo le pido
que se quede conmigo.

Mañana mañana quizás volvamos a ser
lo que fuimos ayer
mañana mañana quizás
volvamos a ser como ayer.

No sé por qué se va de mi
qué le hice qué le enfadó
quizá si yo le digo que le quiero
él se quedará.

Mañana mañana quizás volvamos a ser
lo que fuimos ayer
mañana mañana quizás
volvamos a ser como ayer

FUI

Sé que me quiere azul,
sé que me quieres verde,
sé que me quieres rosa,
pero al caer la tarde
sólo me quisiste roja¿qué soy yo?
soy igual que las demás,
una palabra, una noche fingida
y una despedida.

Fui una ola al romper,
fui una hoja al caer,
una brisa loca,
pero al cerrar la noche,
sólo fui una copa

¿qué soy yo?
soy igual que las demás,
una palabra, una noche fingida
y una despedida.

Yo fui tu amante fiel,
yo fui tu arca de hiel,
dijiste tu locura
pero con la mañana
sólo fui una aventura

¿qué soy yo?
soy igual que las demás,
una palabra, una noche fingida
y una despedida.

Seré un instante de ayer,
un silencio en tu piel,
una sombra quieta,
un día en tu pasado,
una caricia vieja

¿qué soy yo?
soy igual que las demás,
una palabra, una noche fingida
y una despedida.

DAMA DAMA

Puntual cumplidora
del tercer mandamiento,
algún desliz en el sexto,
buena madre y esposa
de educación religiosa.

Y si no fuera por miedo,
sería la novia en la boda,
el niño en el bautizo,
el muerto en el entierro,
con tal de dejar sello.

Dama dama
de alta cuna de baja cama,
señora de su señor,
amante de un vividor.

Dama dama,
que hace lo que le viene en gana,
esposa de su señor,
mujer por un vividor.

Ardiente admiradora,
de un novelista decadente,
ser pensante y escribiente,
de algún versillo autora,
aunque ya no estén de moda.

Conversadora brillante
en cocktails de siete a nueve,
hoy nieva, mañana llueve,
quizás pasado truene,
envuelta en seda y pieles, es una.

Devoradora de esquelas,
partos y demás dolores
emisora de rumores,
asidua en los sepelios
de muy negros lutos ellos.

El sábado arte y ensayo,
el domingo los caballos,
en los palcos del real,
los tés de caridad
jugando a remediar, es una…

SEÑOR Y DUEÑO

Que eres como la arena,
que se escapa entre mis dedos,
te tengo y no te tengo,
eres casi como un sueño
señor y dueño
de mi alma y de mi cuerpo.

Que eres como la noche,
que se funde con mi tarde
y te vas sin un alarde,
eres mi ensueño
señor y dueño
de mi alma y de mi cuerpo.

Que eres como la barca
que en mi puerto atraca,
y al nacer la mañana te marchas
eres mi empeño
señor y dueño
de mi alma y de mi cuerpo.

Que eres como la niebla
que me envuelve en tu deseo,
me confunde en su misterio
yo fui tu leño
señor y dueño,
de mi alma y de mi cuerpo.

Su página oficial

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CUANDO NACE LA LUZ [Mi poema]
Antonio Muñoz Quintana [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Cuando nace la luz y el cielo alumbra,
cuando salen los pájaros del nido,
cuando el cielo se muestra agradecido
y la luna se esconde en la penumbra
aunque ignores ni sepas por qué ha sido.

Cuando empieza a clarear y ya amanece
y la vida se asoma a tu ventana
y se empieza a gozar de la mañana
descubriendo vivir como apetece
y se manda a pasear a la galbana.

Cuando todo eso ocurra, si es que ocurre,
y te encuentres leyendo lo que escribo,
demostrando al amor que eres cautivo,
que disfrutas y el tiempo no te aburre,
dale gracias a Dios pues sigues vivo.
©donaciano bueno
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La vida es un conjunto de circunstancias que determina el azar.

MI POETA SUGERIDO:  Antonio Muñoz Quintana

DEL MAR

Viejo titiritero jorobado
me hablaste una vez del mar
que no habías visto
y hoy
este engranaje que arrastra mi vida
me trae a la orilla que nunca contemplaste.
Ciego de una historia ciega
hoy sé
que las palabras no se miden
con palabras.

LA HORA

Ha llegado la hora
hay que recoger
fotos de las estanterías y
calcetines en el suelo,
ha sonado la alarma:
no soy el héroe,
nadie recuerda mi nombre
no sé encontrar el atajo
que me lleve a tu vida
ni siquiera sé
detener el tiempo.

ESTA CARTA

Cuando recibas esta noticia
y el elefante beba tu nombre
nosotros, el retrato maltrecho de nosotros
ya habrá dejado muy atrás
la orilla de las tormentas.
Con una sola de mis manos
habré encontrado el revólver que tú perdiste.

aproximaciones de un hombre que hizo mucho más que hurgar

Como cada cual de vosotros
la vieja idea (la vieja desgracia)
de llevar poblado el estómago
no de cansancio no del tronco de la sabiduría,
de piedras para una sola montaña
-banquete pobre de dioses
que entorpecen con su barriga de tortuga quieta
el libro de los tientos
del que sólo se puede decir
he hurgado.
El proceso de alterar la vigilia (Parasol, 1995)

¿algún cuerdo en la sala?

la locura decide

el loco desearía otro destino
no mentir
no hablar
cambiar cien veces de domicilio
hasta darle esquinazo

nada
ni un collar de brasas
podría detenerla cuando besa
(Poema del libro Contra todo pronóstico)

Ser algo sin saberlo

seré para nadie
dijo

como una naranja amarga
en la última rama
del último árbol
del último jardín

sin curiosidad
todos se preguntarán dónde
(Del libro Brazos piernas cielo Baile del sol, 2013)

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Isaac Páez

Antinoo

Hoy ha llegado a palacio
desde tierras egipcias el rumor
de que su hermoso cuerpo
descansa bajo las aguas del Nilo,
Adriano no cesa de llorar.

Para aliviar la inmensa pérdida
los artistas se afanan en hacer retratos en su honor.
Adriano, inundado de tristeza,
deja caer sobre la piedra todo el dolor que cabe en una lágrima,
como si así expulsara de sus ojos
el río que se lo ha quitado todo.

Contaba veintidós años de edad,
Antinoo –bellísimo muchacho era
su nombre.

Es simple la razón que lo hace andar:

saber por qué camina mientras salva
la incólume distancia que separa
el inicio y el fin de todo pensamiento.

Y acuérdate también de aquel que ignora
dónde acaba el camino que ha emprendido.

Caminante que cruzas el sendero
y marchas hacia el bosque
de un sur que queda al sur de los sentidos,
detén por un instante el día y señala
la cicatriz del tiempo en mi garganta.

Editorial Ultramarina

ME DICEN QUE SOY SERIO [Mi poema]
Carlos Marzal [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Me dicen con frecuencia que soy serio
y a veces hay quien tilda de educado,
lo dice la cajera del mercado,
no sé si he de entender que es su criterio
o quieren que me sienta algo halagado.

Será porque aparento y sobrestiman,
será porque el respeto hoy no se lleva,
será porque se ha puesto una falleba
al hecho que me enfade, y se repriman,
delante de otras gentes no se atreva.

Pudiera parecer que han confundido
lo que es libertinaje y el respeto,
no saben apreciar al que es discreto,
-de un buen nacido es ser agradecido,
como hace al que ha tocado a su boleto-.

Y olvidan, lo importante es el detalle,
fingir, si hace mal viento es una brisa,
decir a una mentira que va a misa,
cogiendo a una paloma por su talle,
sacando al que te escucha una sonrisa.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDO:  Carlos Marzal

El animal dormido

A Luis García Montero

Has llegado en la noche,
como otras tantas noches,
hasta la casa apuntalada en sombras.
La puerta ha clausurado el alba amenazante,
y, tú mismo una sombra, te desvistes
por el pasillo a tientas,
con las voces aún y el sabor de esa noche
hurgando en la memoria.

La habitación todavía es más ciega,
y la invade, corpórea,
la familiar tibieza de una niebla invisible.
Has tumbado tu noche, tu cansancio y tu cuerpo,
junto al cansado cuerpo de su noche.
Quién sabe qué fantasmas la estarán visitando,
con quién departirá
en la hora puntual de los demonios,
por qué tierras salvajes de los sueños
andará extraviada y sin echarte en falta.
Toda la suma de casualidades,
de planes no cumplidos,
de rutas postergadas, de incertezas,
y que llevan por fin hasta esta noche,
resulta un laberinto incomprensible.

Mientras rumias un violento deseo,
ella duerme a tu lado,
flota sobre las aguas del lago de la noche,
ajena a tus preguntas sin respuesta,
y su respiración, en esas aguas,
es el fiel testimonio de que hay vida,
de que aún no te has ahogado.

Qué está ella haciendo aquí,
qué estoy haciendo.
El lago no responde desde sus aguas frías.
No creo que mañana obtenga la respuesta.
Mientras tanto,
ya me he acercado al animal dormido,
su orilla me ha abrazado,
y sin más tiempo para pedir ayuda
nos hemos ido al fondo de la noche.
De «Los países nocturnos» 1996

El combate por la luz

De tanto ver la luz hemos perdido
la recta proporción de ese milagro,
que otorga a la materia su volumen,
contorno fiel al mundo que queremos
y límite a los puntos cardinales.
A fuerza de costumbre, hemos dado en creer
que es un merecimiento, cada día,
que el día se levante en claridad
y que se ofrezca límpido a los ojos,
para que la mirada le entregue un orden propio,
distinto a los demás, y lo convierta
en nuestra inadvertida obra de arte.
Hay una ingratitud consustancial
al hecho de estar vivos, un intrínseco
poder de desmemoria, y nos impiden
brindar a cada instante el homenaje
que cada instante de verdad merece,
por su absoluta magia de estar siendo,
en vez de no haber sido en absoluto.
Con cada amanecer dubitativo,
con cada tumultuoso amanecer,
la luz arrasa el reino de la noche
y emprende su combate. En el confuso
magma de oscuridad, con cada aurora
triunfa la exactitud de cuanto existe
sobre la vocación de incertidumbre
que tienta con su nada a lo real.
En toda madrugada se renueva
un conjuro de origen, esa fórmula
que impuso el movimiento al primer día.
Somos testigos, en el alba pura,
del trono en que la luz alza su reino
y lo concede intacto a cualquier súbdito.
Conviene contemplar la luz con más paciencia,
brindarle una atención encandilada,
el sumiso homenaje con que un bárbaro
descubre reverente en su aventura
la tierra que jamás ha visto nadie.
De «Metales Pesados» 2001

El corazón perplejo

Desventurado corazón perplejo,
inconsecuente corazón,
no dudes.
No tiembles nunca más por lo que sabes,
no temas nunca más por lo que has visto.
Calamitoso corazón,
alienta.

Aprende en este ahora
el pálpito que vuelve con lo eterno,
para latir conforme en valentía.
Los números del mundo están cifrados
en la clave de un sol tan rutilante
que te ciega los ojos si calculas.
Ciégate en esperanza,
errátil corazón,
suma los números.
Un orden en su imán te está esperando.

Desde el final del tiempo se levanta
un ácido perfume de hojas muertas.
Respíralo y respira su secreto.
Abre de par en par tu incertidumbre.
No permitas
que encuentre domicilio la tibieza,
ni que este inescrutable amor oscuro
cometa el gran pecado de estar triste.
Acógete a ti mismo en tus entrañas
con tu abrazo más fuerte,
tu mejor padre en ti, tu mejor hijo,
gobierna tu ocasión de madurez.

Insiste una vez más,
aspira en estas rosas
su pútrido fermento enamorado.
En este desvarío de tu voz
se desnuda el enigma, transparece
la recompensa intacta de estar siendo.

Aquí estamos tú y yo,
altivo corazón,
en desbandada.
A fuerza de caer, desvanecidos.
y a fuerza de cantar,
enajenados.
De «Metales Pesados» 2001

El juego de la rosa

Hay una rosa escrita en esta página,
y vive aquí, carnal pero intangible.

Es la rosa más pura, de la que otros han dicho
que es todas las rosas. Tiene un cuerpo
de amor, mortal y rosa, y su perfume
arde en la sinrazón de esta alta noche.

Es la cúbica rosa de los sueños,
la rosa de los sueños,
la rosa del otoño de las rosas.
Y esa rosa perdura en la palabra
rosa, cien vidas más allá de cuanto dura
el imposible juego de la vida.

Hay una rosa escrita en esta página,
y vive aquí, carnal e inmarcesible.

El jugador

Habitaba un infierno íntimo y clausurado,
sin por ello dar muestras de enojo o contrición.
En el club le envidiaban el temple de sus nervios
y el supuesto calor de una hermosa muchacha
cariñosa en exceso para ser su sobrina.
Nunca le vi aplaudir carambolas ajenas
ni prestar atención al halago del público.
No se le conocía un oficio habitual,
y a veces lo supuse viviendo en los billares,
como una pieza más imprescindible al juego.
Le oí decir hastiado un día a la muchacha:
Sufría en ocasiones, cuando el juego importaba.
Ahora no importa el juego. Tampoco el sufrimiento.
Pero siento nostalgia de mi antigua desdicha.
Al verlo recortado contra la oscuridad,
en mangas de camisa, sosteniendo su taco,
lo creí en ocasiones cifra de cualquier vida.
Hoy rechazo, por falsa, la clara asociación:
no siempre la existencia es noble como el juego,
y hay siempre jugadores más nobles que la vida.
De «El último de la fiesta»

EL MUNDO NATURAL

Sucede en cuestión de unos segundos,
como todo lo que es definitivo,
igual que un bisturí se abre paso en el cuerpo.
En Kenia. En la sabana. Un león
acosa el pánico veloz de una gacela,
y, cuando la acorrala, de un zarpazo
la lanza por el aire, abierto el vientre
por donde asoma su futura cría.
Ya en el suelo, el león, fatigado,
devora el corazón de la gacela.

Unos días más tarde, ese mismo león
se acerca amenazante a un campamento.
Los cazadores blancos deciden acosarlo.
El león huye herido, se oculta en la espesura,
y los blancos, entonces, recurren a un masai,
para que con su lanza lo remate.
El guerrero persigue la huida del león,
lo acorrala, y es herido, y lo hiere,
y cuando le da muerte,
arranca el corazón del animal
y orgulloso lo come, aún palpitante.

Unos meses después, ese masai
acude a la ciudad. Va a intercambiar,
humillado, su imagen, por monedas,
para que los viajeros, en otro continente,
ilustren sus relatos con más veracidad.
Las cosas no resultan como se calculaban.
El masai, acosado, agrede a los turistas,
y un policía negro, temoroso,
desenfunda y dispara. El masai cae a tierra,
partido el corazón por un trozo de plomo.

Por regla general, estos poemas
de imágenes y tiempos superpuestos
exigen desenlace, exigen una clave.
Juzgue el lector, desde su corazón,
mientras lo tenga.

Decrepitud

Asilados en una infancia obscena,
en el exilio de su misma sombra,
desde un limbo de hielo,
derritiéndose,
los viejos testimonian, sin enigma,
sobre el enigma viejo de estar vivo.

Gota a gota en presente, son futuro,
evanescencia al fin fuera de tiempo,
que en la fronda del tiempo anda perdida.
Espectros de la carne en su derrota,
se acogen al sagrado de la carne,
que en deserción de sí no los ampara.
pabilos sin fulgor de inteligencia,
arden a fuego extinto en su hendidura,
ascuas de quienes fueron, balbucientes.

Isla del fin del mundo, conmovidos,
vemos flotar en pasmo la vejez,
a la lunar deriva del asombro.
Nos resulta del todo inconcebible
nuestra decrepitud, nuestra mudanza
hasta desconocernos en nosotros
y en nosotros errar entre lo ajeno.

Cómo subsiste ciega la energía
en su impúdico afán de propagarse.

Madre senilidad, nunca te amamos.
Madre senilidad, no te amaremos.

Qué frágil, en su ser, la fortaleza.
Qué sólido el vivir, de sumo frágil.
De «Metales Pesados» 2001

El pozo salvaje

Por más que aburras esa melodía
monótona y brumosa de la vida diaria,
y que te amansa;
por más lobo sin dientes que te creas;
por más sabiduría y experiencia y paz de espíritu;
por más orden con que hayas decorado las paredes,
por más edad que la edad te haya dado,
por muchas otras vidas que los libros te alcancen,
y añade lo que quieras a esta lista,
hay un pozo salvaje al fondo de ti mismo,
un lugar que es tan tuyo como tu propia muerte.
Es de piedra y de noche, y de fuego y de lágrimas.
En sus aguas dudosas
reposa desde siempre lo que no está dormido,
un remoto lugar donde se fraguan
las abominaciones y los sueños,
la traición y los crímenes.
Es el pozo de lo que eres capaz
y en él duermen reptiles, y un fulgor
y una profunda espera.
En tu rostro también, y tú eres ese pozo.

Ya sé que lo sabías. Por lo tanto,
Acepta, brinda y bebe.
De «Los países nocturnos» 1996

Metal pesado

Igual que sucedía, siendo niños,
con las mágicas gotas de mercurio,
que se multiplicaban imposibles
en una perturbada geometría,
al romperse el termómetro, y daban a la fiebre
una pátina más de irrealidad,
el clima incomprensible de los relojes blandos.
Algo de ese fenómeno concierne a nuestra alma.
En un sentido estricto, cada cual
es obra de un sinfín de multiplicaciones,
de errores de la especie, de conquistas
contra la oscuridad. Un individuo
es en su anonimato una obra de arte,
un atávico mapa del tesoro
tatuado en la piel de las genealogías
y que lleva hasta él mismo a sangre y fuego.
No hay nada que no hayamos recibido
ni nada que no demos en herencia
Existe una razón para sentir orgullo
en mitad de esta fiebre que no acaba.
Somos custodios de un metal pesado,
lujosas gotas de mercurio amante.
De «Metales Pesados» 2001

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YO AMO EL FÚTBOL [Mi poema]
Claudia Masin [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Yo amo el fútbol. Y veo los partidos,
cada uno son, según mis pareceres,
lo mismo jueguen hombres o mujeres,
pues todos me resultan divertidos,
disputan mis quereres.

Ya sé, decir amar sería impropio,
prefiero aquí decir que a mi me gusta,
pues pienso esta palabra más se ajusta,
así que me suceda como al opio
que atiza con su fusta.

Me alegro cuando acceden al terreno
y salto de alegría al meter gol,
lamento si este ha sido de farol
y aun más cuando el balón lleva veneno,
lo sé, soy español.

Los días que no hay fútbol me deprimo,
no puedo disfrutar ya de la tele
ni puedo aquí explicar cómo me duele,
pues todo lo demás resulta un timo
y no hay quien me consuele.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDO:  Claudia Masin

eología

Toda nuestra infancia debe ser imaginada de nuevo.
Gaston Bachelard.

De pequeña
probablemente pensara que la geología
era la ciencia que enseñaba a vivir en la tierra.
Geo, tierra, Logía, ciencia. Era razonable,
y desde entonces Yo voy a ser geóloga
cuando sea grande
, informaba,
como quien dice voy a averiguar sola
lo que nadie me sabe contar,
voy a clasificar todos los géneros
de dolor que conozco como si fueran piedras.

—Tal vez en los manuales —me decía—
entre fallas y estalactitas aparezca en una foto
yo con mi disfraz de explorador
y en una nota al pie, esta descripción:
nena de piedra hallada en una cueva
muy al norte, casi escondida,
el cuerpo cubierto de palabras talladas,
por el tiempo transcurrido, incomprensibles.

Poligrafía

Escribías con una piedrita en la tierra tu nombre, palabras
al azar: arena, río, spider man. Como si creyeras que una historia
se escribe por la suma, la discreta acumulación de partículas.
O como si dibujar una casa bastara para poder habitarla. Pero
¿quién vive una vida real en una casa dibujada?

Hay un ligero, sutil desasosiego en las largas horas de la siesta,
que hace que todos prefieran dormir. Aún así, resistías despierta.
Es extraño pensar en una vigilia en pleno día, cuando nada
escapa a la visión y cada sonido resuena
amplificado en el silencio.

Los climas violentos crean una sensación de inminencia,
la ilusión de que nada va a quedar igual después del vendaval
o del calor intenso: una fiesta que se celebra
por un acontecimiento imaginario. Y es la imaginación,
y no los hechos, quien te deja asombrada una y otra vez
frente a cosas idénticas.

En esa hora en que son intensas niñez y desdicha,
como agujas en preciosa sincronía, ¿cuál
sería el objeto de tu espera? ¿Un naufragio, un estallido,
acaso el descubrimiento de la tristeza,
esa grieta que modifica tu mundo para siempre?
No es otra cosa que ese momento
lo que dirían las palabras, si alguna palabra
dijera alguna vez algo cierto.
de La vista (Visor, 2002)

Niños del cielo

Todo lo que perdemos suma una cifra
única, la nuestra. Si perdieras algo tuyo,
algo que no estaba destinado a perderse,
tu cifra sería inexacta para siempre.

Cría cuervos

Los niños, como los gatos, podemos ver en la oscuridad.
Vigías que saben que no pueden deslumbrarse
con su propio sueño, pasamos las horas
tejiendo una tela finísima alrededor
de nuestro miedo. Después, muchos años después,
solías decirme, llega el olvido y podemos dormir
sin sobresaltos. Yo aún no he olvidado.

Cada noche, nos intercambiamos historias
como joyas. Esta te queda bonita,
esta le sienta bien a tu piel, a tus ojos:
Había una niña que era tan pequeña
que cabía en la palma de una mano.
Si yo fuera esa niña —pienso— elegiría
vivir en tu mano. Podrías cerrarla
y dejarme sin nada, pero toda buena historia
necesita una tragedia, un vuelco inesperado
en la trama. No quiero que llegue el fin
de tu relato, que la noche se acabe. No sé qué hay
del otro lado. La vida es una imagen
que va desdibujándose, perdiendo los contornos
día a día. Crecer es el tránsito de la imagen precisa
a la distorsión. Quiero seguir siendo niña
para conservar la vista.

Madre e hijo

Despacio, despacio, que hasta aquí no llegue la prisa
de la muerte. No quiero que venga la primavera,
dijiste, no tengo ropa que ponerme. En las montañas
pareciera que siempre está a punto de desatarse
una tormenta, pero hay una sola tormenta en todo
el invierno. Cuando sucede, salimos los dos
a verla. Te tiemblan las manos como a una niña
pequeña, siempre me pregunté si de alegría
o de miedo. Todas las cosas únicas aterran.
A veces quisiera protegerte, taparte los ojos,
que no adviertas la primera gota
desprendiéndose, inevitable, del cielo. Que no sepas
que por más que hagamos silencio por meses,
por años enteros, acabaremos por decirnos una
u otra palabra, y en ese momento comenzará
a correr el tiempo.

París, Texas

Me gustaría contarte lo que veo, hablarte
de los hoteles abandonados apareciendo de la nada
en el medio de la carretera como castillos solitarios
cuyos puentes levadizos hubieran sido
dinamitados hace tiempo. Me gustaría
contarte lo que veo pero es imposible
hallar un dolor que condescienda
a ser narrado. ¿Vale la pena entonces,
emprender tan largo viaje para ir de un extremo
a otro del silencio? También es imposible
callar por completo: sé que terminaré por llamarte,
como se llama a alguien cuando se está a oscuras,
sin el auxilio de la voz, un estremecimiento
semejante al de esas luciérnagas
que al chocar contra un parabrisas en la ruta,
se deshacen esparciendo una nube pequeña
de polvo y luz, y ésa —quizás— es su idea
de un encuentro.

El camino de los sueños

Creí que la memoria era eso: una cascada cayendo desde un despeñadero,
una corriente que arrastraría consigo al océano. No la insistencia del agua
sobre la materia, el goteo, el trabajo de años para dejar una muesca
insignificante sobre la piedra inerme. Hubiera deseado conocerte antes:
dos chicas tendidas al sol de una terraza, en la siesta de provincia,
quietas y alertas a la vez, como la vegetación del desierto,
que parece dormir o estar seca, y en cambio, cada verano
deja surgir de entre las hojas algún color sorprendente
en la monocromía de la arena. A veces te miro distraerte de mí,
inclinada hacia el interior de tus propios recuerdos, atenta
como un animal asomando la cabeza dentro de un pozo
abierto en la tierra. Siempre intento descubrir en tus ojos el contorno
del objeto prodigioso que estás viendo, y no alcanzo a distinguir de él
más que su efecto, un cambio de intensidad en tu expresión,
el temblor, la reverberación del agua tras la caída de una piedra
muy pequeña. Estamos lejos. Hasta mí llega la imagen ya disuelta,
ya velada, en la historia que cada noche vas contándome,
hilo tras hilo del tejido recompuesto, que no puede
compararse siquiera a la espléndida trama original,
de la que estoy, aunque no quiera, ausente.

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COSER Y CANTAR, TODO ES EMPEZAR [Mi poema]
Marina Casado [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

INTROITO.
Para tí, si eres nuevo en estas lides,
y que ignoras el reto a que te enfrentas
a la hora de escribir, y hacer las cuentas
no aciertas a versar por más que cuides.
Tres consejos te doy, no los descuides,
verás como lo logras si lo intentas.

EL RITMO.
La primera es quien marca la cadencia,
es la estrofa del verso, la importante,
las siguientes irán siempre constante
repicando ese ritmo con paciencia
cual si fueran sujetas a indigencia
como paso que da el fiel caminante.

LA RIMA.
La rima juega un rol impresionante
y es del verso la savia que alimenta,
que la rima se entona, no se cuenta,
así sea termine en asonante
o aun mejor que esta sea en consonante,
del clásico es la sal y la pimienta.

LA MÉTRICA.
Es aquí que entra en juego la medida,
la que advierte si enfrías o te abrasas,
cual obeso le ocurre con las grasas,
cada acento será aquí el que decida
apoyado en la sílaba sentida
para al fin ya salir verde y con asas.

COLOFÓN.
No desistas ni dejes engañar
que aprender a versar es un oficio
que se logra a través del ejercicio
y con algo de esfuerzo has de lograr.
Ya verás como vas a disfrutar
si conviertes los versos en tu vicio.

APOSTILLA.
¡Ozú!, se me olvidaba, amigo mío,
que el verso a la palabra es esqueleto,
tendrás que algo decir. Yo no me meto.
Hablarle a tu lector del amorío,
la muerte, del humor, yo aquí me río,
o incluso que estás loco, en un soneto.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDO:  Marina Casado

El olvido (De las horas sin sol, Huerga y Fierro, 2019)

“Pero yo ya no soy yo,
ni mi casa es ya mi casa.”
(F. García Lorca)

No reconozco los rincones de mi casa.
Cuelgan de ellos flores invisibles
que nunca había mirado:
flores negras como el dolor de un astro
o como la memoria malherida
que asesina el presente.
El olvido cobra la forma infecta
de un acordeón abandonado,
de alguna habitación vacía
donde no llegan los rayos de la luna.
Las paredes confiesan que me han visto llorar
y una niña, muy lejos, se despide en silencio.

Todo es silencio ahora.

El olvido cuelga de las paredes
como un astro invisible,
pero tan cierto.

Ya no hay gatos en Roma (Este mar al final de los espejos, Torremozas, 2020)

A Rafael Alberti.

Ya no hay gatos en Roma.
Los busqué inútilmente
entre las madrugadas del Trastevere
y por las ruinas cadenciosas del Coliseo.
Hay en cambio pintores ambulantes
que jamás manejaron un pincel,
que exponen en las calles ruinosas del verano
idénticos paisajes de dudosa autoría,
con una casa junto al río y un cielo afónico
cansado de llover.
Hay cafés amarillos, casi deshabitados,
que sirven capuchinos a seis euros
cerca de la estación de Termini;
peregrinos camino de las heladerías;
turistas que camuflan su ateísmo,
calurosos y exhaustos,
en las bancadas de San Pedro,
junto a un cartel que reza:
“Entrada solo para fieles”.

Nos recuerdo invadidos de fantasmas
bajo la luna llena del Foro de Trajano.
El amor en los labios, una canción lejana de Batiatto
que no llenaba la soledad de aquel paisaje.
Cada uno es el poseedor de su propia derrota
–“Mira Nero de Tarpella…”–
y hasta las civilizaciones más gloriosas
llevan el precipicio tatuado en la cumbre.

No; ya no hay gatos en Roma.

No es posible que no quede nadie (Los ojos fríos del vals, Bajamar, 2022).

He aprendido muy pronto
el mecanismo de la ausencia.
Estar triste consiste
en inventar un bosque
al que poder marcharnos
cuando no quede nadie,
cubrirlo de leones y de besos
y de todos los cuentos
que un día nos contaron
para poder dormir.
He empujado la puerta muy despacio
con la esperanza de encontrarme
a alguien que me esperara.
Entre la lluvia y yo solo estaba tu cuerpo
y esta melancolía que me abrasa
y los racimos de leones
que olvidaste plantar a orillas de mi llanto.
Alguien canta a lo lejos y me recuerda que la muerte
es una casa dócil con paredes azules
donde pronto olvidamos
las razones del miedo.

Nada de esto es posible, ¿lo comprendes?
Aún no he aprendido
el mecanismo de la ausencia.

Alicia fragmentada

«¿HABRÉ CAMBIADO DURANTE LA NOCHE? VAMOS A VER: ¿ERA YO LA MISMA AL LEVANTARME ESTA MAÑANA? CASI CREO RECORDAR QUE ME SENTÍA UN POCO DISTINTA. PERO SI NO SOY LA MISMA, LA PREGUNTA SIGUIENTE ES: ¿QUIÉN DIABLOS SOY? ¡AH, ESE ES EL GRAN ENIGMA!»
LEWIS CARROLL, ALICIA EN EL PAÍS DE LAS MARAVILLAS

Alicia ya no es rubia si no se posa el sol en sus cabellos.
La bruma castaña de sus ondas parece triste
en los días tristes, desvanecida
entre las otras muchas brumas castañas
de la estación de metro, Línea 3.
Alicia busca desesperadamente
los flashes sin escrúpulos de las fotografías
para sustituir el sol por sus taladros cegadores
y recrear aquel ámbar dulzón de los tiempos pasados
en sus cabellos. Después mira las fotos un instante
y siempre se sonríe –con su boquita triste
de piñón y carmín- y dice que es Alicia.
Que a pesar de todas las muertes es Alicia.

Alicia nunca deja de afirmar que es Alicia.
Tal vez aún recuerde aquel tétrico bosque
poblado de parlantes cervatillos
donde un día sin tiempo se olvidó de su nombre.
Hay quien dice que desde el día aquel,
Alicia ya no era tan Alicia, que progresivamente
fue dejando de serlo.

Pero Alicia es Alicia porque tiene su nombre.
Porque tiene los flashes de las fotografías
y los caprichos tontos de niña encantadora,
descalza sobre los jardines de asfalto de la ciudad.

Sin embargo, no contempla las fotos nada más que un instante.
Tiene miedo de ver sus ojos rojos envenenados por el flash,
por sus taladros cegadores despuntados de sangre.
Alicia ya no es rubia sin esos ojos rojos acompañándola.
Ella insiste en que un naipe confundió sus pupilas
con una rosa blanca
y equivocadamente las tiñó de carmín
-¿pasaría lo mismo con su boquita triste?
Aun así, no mira sus fotografías más allá de un instante.
Y huye por los bosques sin árboles, sin flores,
de la ciudad insomne; huye descalza y sonriente,
caprichosa, inconstante, borrando soledades
a golpes de planetas; accesible y dispersa,
corriendo siempre para que no se cumpla
su eterno primer miedo:
desembocar en el Espejo.

La sonrisa de Cheshire

«-¿CÓMO SABES QUE ESTOY LOCA? –DIJO ALICIA.
-TIENES QUE ESTARLO –DIJO EL GATO- O NO HABRÍAS ACUDIDO AQUÍ.»
LEWIS CARROLL, ALICIA EN EL PAÍS DE LAS MARAVILLAS

Alicia loca,
fragmentada
y descalza
se pierde sola por la ciudad.
Las luces de neón le envían guiños silenciosos
desde escépticos edificios que han perdido su nombre,
amenazando con contar a los Tres Reyes Magos

que ella no es Alicia.

Alicia entonces tiembla, porque el invierno es frío
y el reloj es muy grande,
y las luces tan blancas
y los semáforos tan tristes
la están desvaneciendo por momentos.
Íntimamente descarnada, se pone los tacones
–que saca de la noche sin fondo de su bolso-
y sigue caminando muy deprisa para volver a casa
antes de que el amanecer despunte
y le repita aquella eterna y sola pesadilla:

que ella no es Alicia.

Una risa imposible sacude las paredes de la noche.
Alicia se estremece
y piensa que tal vez ha regresado sin saberlo a su País
y que por eso está tan sola.
De pronto no recuerda ya su punto de partida:
se detiene en el límite de una ancha rotonda
por la que ya han dejado de circular los automóviles.

Y espera.

Alicia tiene entonces el cabello
desesperadamente oscuro y los ojos llorosos, saltarines:
dos ojos de museo en sus mundos sin lluvia.
-¿Será verdad entonces
que yo no soy Alicia? –se pregunta en voz alta
frente al telón tan fijo de la madrugada.
Una risa burlona resuena irremediablemente en su cabeza.
De manera inconsciente, Alicia mira el firmamento
y descubre, de nuevo, la familiar sonrisa
–en su cuarto creciente- flanqueada de estrellas.
-He perdido el camino –susurra su boquita de piñón,
apretada de penas. La sonrisa en el cielo
se perfila y responde, a través del silencio:

“Todos estamos locos”.
© Los despertares, 2014

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ÉXITO Y FRACASO, POLOS OPUESTOS? [Mi poema]
Álvaro Mutis [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

¿Quién dijo del fracaso que es fracaso?
Depende del cristal con que se mire
y el tiempo de ese fiasco que se estire.
La vida aquí se escribe paso a paso.

¿A qué viene dudar si en el ocaso
la luz sigue asomando en la rendija,
y arrastra cual si fuera sabandija,
y al ansia por volar no ha de hacer caso?

Ganar, siempre intentarlo, es la constante,
perder de vez en cuando es positivo
consciente del perder si es que hay motivo,
tomando fuerza, impulso hacia adelante.

Sabiendo disfrutar de los matices.
Fracasos yo he sufrido variopintos,
con ritmos y colores muy distintos.
Fracaso es no saber lo que tú dices.

Que un día yo pensé que iba a por uvas,
y al tiempo me caía del caballo,
después me dije a mí yo como y callo,
si hay riesgo de caer mejor no subas.

Vencer y fracasar, polos opuestos,
el uno sin el otro no son nada,
si ocurre que te dan una patada
no dejes que le afecte a tus arrestos.
©donaciano bueno

#El fracaso puede ser el principio de un éxito? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Álvaro Mutis

Nocturno

La fiebre atrae el canto de un pájaro andrógino
y abre caminos a un placer insaciable
que se ramifica y cruza el cuerpo de la tierra.
¡Oh el infructuoso navegar alrededor de las islas
f donde las mujeres ofrecen al viajero
la fresca balanza de sus senos
y una extensión de terror en las caderas!
La piel pálida y tersa del día
cae como la cáscara de un fruto infame.
La fiebre atrae el canto de los resumideros
donde el agua atropella los desperdicios.
De «Los elementos del desastre»

Nocturno 2

Respira la noche,
bate sus claros espacios,
sus criaturas en menudos ruidos,
en el crujido leve de las maderas,
se traicionan.
Renueva la noche
cierta semilla oculta
en la mina feroz que nos sostiene.
Con su leche letal
nos alimenta
una vida que se prolonga
más allá de todo matinal despertar
en las orillas del mundo.
La noche que respira
nuestro pausado aliento de vencidos
nos preserva y protege
«para más altos destinos».
De «Los trabajos perdidos»

Nocturno 3

Esta noche ha vuelto la lluvia sobre los cafetales.
Sobre las hojas de plátano,
sobre las altas ramas de los cámbulos,
ha vuelto a llover esta noche un agua persistente y vastísima
que crece las acequias y comienza a henchir los ríos
que gimen con su nocturna carga de lodos vegetales.
La lluvia sobre el zinc de los tejados
canta su presencia y me aleja del sueño
hasta dejarme en un crecer de las aguas sin sosiego,
en la noche fresquísima que chorrea
por entre la bóveda de los cafetos
y escurre por el enfermo tronco de los balsos gigantes.
Ahora, de repente, en mitad de la noche
ha regresado la lluvia sobre los cafetales
y entre el vocerío vegetal de las aguas
me llega la intacta materia de otros días
salvada del ajeno trabajo de los años.
De «Los trabajos perdidos»

Letanía

Esta era la letanía recitada por el gaviero mientras se bañaba
las torrenteras del delta:

Agonía de los oscuros
recoge tus frutos.
Miedo de los mayores
disuelve la esperanza.
Ansia de los débiles
mitiga tus ramas.
Agua de los muertos
mide tu cauce.
Campana de las minas
modera tus voces.
Orgullo del deseo
olvida tus dones.
Herencia de los fuertes
rinde tus armas.
Llanto de las olvidadas
rescata tus frutos.
Y así seguía indefinidamente mientras el ruido de las aguas
ahogaba su voz y la tarde refrescaba sus carnes laceradas por
los oficios más variados y oscuros.

Ciudad

Un llanto
un llanto de mujer
interminable,
sosegado,
casi tranquilo.
En la noche, un llanto de mujer me ha despertado.
Primero un ruido de cerradura,
después unos pies que vacilan
y luego, de pronto, el llanto.
Suspiros intermitentes
como caídos de un agua interior,
densa,
imperiosa,
inagotable,
como esclusa que acumula y libera sus aguas
o como hélice secreta
que detiene y reanuda su trabajo
trasegando el blanco tiempo de la noche.
Toda la ciudad se ha ido llenando de este llanto,
hasta los solares donde se amontonan las basuras,
bajo las cúpulas de los hospitales,
sobre las terrazas del verano,
en las discretas celdas de la prostitución,
en los papeles que se deslizan por solitarias avenidas,
con el tibio vaho de ciertas cocinas militares,
en las medallas que reposan en joyeros de teca,
un llanto de mujer que ha llorado largamente
en el cuarto vecino,
por todos los que cavan su tumba en el sueño,
por los que vigilan la mina del tiempo,
por mí que lo escucho
sin conocer otra cosa
que su frágil rodar por la intemperie
persiguiendo las calladas arenas del alba.

Sonata

Otra vez el tiempo te ha traído
al cerco de mis sueños funerales.
Tu piel, cierta humedad salina,
tus ojos asombrados de otros días,
con tu voz han venido, con tu pelo.
El tiempo, muchacha, que trabaja
como loba que entierra a sus cachorros
como óxido en las armas de caza,
como alga en la quilla del navío,
como lengua que lame la sal de los dormidos,
como el aire que sube de las minas,
cono tren en la noche de las páramos.
De su opaco trabajo nos nutrimos
como pan de cristiano o rancia carne
que enjuta la fiebre de los ghettos
a la sombra del tiempo, amiga mía,
un agua mansa de acequia me devuelve
lo que guardo de ti para ayudarme
a llegar hasta el fin de cada día.

Nocturno

La fiebre atrae el canto de un pájaro andrógino
y abre caminos a un placer insaciable
que se ramifica y cruza el cuerpo de la tierra.
¡Oh el infructuoso navegar alrededor de las islas
f donde las mujeres ofrecen al viajero
la fresca balanza de sus senos
y una extensión de terror en las caderas!
La piel pálida y tersa del día
cae como la cáscara de un fruto infame.
La fiebre atrae el canto de los resumideros
donde el agua atropella los desperdicios.

V. Desciendes por el río

Desciendes por el río.
La barca se abre paso
entre los juncos.
El golpe en la orilla
anuncia el término del viaje.
Bien es que recuerdes
que allí esperé,
vanamente,
sin pausa ni sueño.
Allí esperé,
tiempo suspendido
gastando su abolida materia.
Inútil la espera,
inútiles el viaje
y el navío.
Sólo existieron
el áspero vacío,
en la improbable vida
que se nutre
de la estéril materia
de otros años.

VI. En alguna corte perdida…

En alguna corte perdida,
tu nombre,
tu cuerpo vasto y blanco
entre dormidos guerreros.
En alguna corte perdida,
la red de tus sueños
meciendo palmeras,
barriendo terrazas,
limpiando el cielo.
En alguna corte perdida,
el silencio
de tu rostro antiguo.
¡Ay, dónde la corte!
En cuál de las esquinas del tiempo,
del precario tiempo
que se me va dando
inútil y ajeno.
En alguna corte perdida
tus palabras
decidiendo,
asombrando,
cerniendo
el destino de los mejores.
En la noche de los bosques
los zorros buscan
tu rostro. En el cristal
de las ventanas
el vaho de su anhelo.
Así mis sueños
contra un presente
más que imposible
innecesario.

VII. Giran, giran…

Giran, giran,
los halcones
y en el vasto cielo
al aire de sus alas dan altura.
Alzas el rostro,
sigues su vuelo
y en tu cuello
nace un azul delta sin salida.
¡Ay, lejana!
Ausente siempre.
Gira, halcón, gira;
lo que dure tu vuelo
durará este sueño en otra vida.

VIII. Lied de la noche

La nuit vient sur un char conduit par le silence.
La Fontaine

Y, de repente,
llega la noche
como un aceite
de silencio y pena.
A su corriente me rindo
armado apenas
con la precaria red
de truncados recuerdos y nostalgias
que siguen insistiendo
en recobrar el perdido
territorio de su reino.
Como ebrios anzuelos
giran en la noche
nombres, quintas,
ciertas esquinas y plazas,
alcobas de la infancia,
rostros del colegio,
potreros, ríos
y muchachas
giran en vano
en el fresco silencio de la noche
y nadie acude a su reclamo.
Quebrantado y vencido
me rescatan los primeros
ruidos del alba,
cotidianos e insípidos
como la rutina de los días
que no serán ya
la febril primavera
que un día nos prometimos.

IX. Lied marino

Vine a llamarte
a los acantilados.
Lancé tu nombre
y sólo el mar me respondió
desde la leche instantánea
y voraz de sus espumas.
Por el desorden recurrente
de las aguas cruza tu nombre
como un pez que se debate y huye
hacia la vasta lejanía.
Hacia un horizonte
de menta y sombra,
viaja tu nombre
rodando por el mar del verano.
Con la noche que llega
regresan la soledad y su cortejo
de sueños funerales.

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LA VUELTA A LOS ORÍGENES [Mi poema]
José Manuel Caballero Bonald [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Si pudiera volver, si es que algún día
a ese hogar que es Castilla yo volviera,
prefería que fuera en primavera
cuando el sol manifiesta su alegría
y la brisa en el trigo reverbera.

Cuando el aura comienza a despuntar
y las flores adornan los balcones,
de los nidos se escapan los gorriones
y la vida comienza a despertar
aflorando un tamiz de sensaciones.

Que el magenta pintado en amapolas
contrastando el dorado de la mies,
al meandro jugando da un traspiés
de ese río fardando de sus olas
para orgullo y fortuna de la sed.

Cuando asoman las ranas en sus charcas,
la resina rezuma en los pinares,
la vendimia ya espera en los lagares
los atuendos se sacan de sus arcas
con vistosos adornos y collares.

Quizá entonces se acabe aquí esta historia
de recuerdos, que dicen, no se olvidan,
los que afloran, lo estudien y decidan
si es momento de echar de la memoria
a esos fieles vigías que los cuidan.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDO:  José Manuel Caballero Bonald

Diario reencuentro

Desde donde me vuelvo
a la pared, en medio de la noche,
desde donde estoy solo
cada noche, cautivo
bajo mi propia vigilancia, allí
me hallo según la fe que me fabrico
cada día.
Lavada está mi vida
en virtud de su asombro. Ayer, mañana,
viven juntos y fértiles, conforman
mi memoria conmigo.
Únicamente soy
mi libertad y mis palabras.

Espera

Y tú me dices
que tienes los pechos rendidos de esperarme,
que te duelen los ojos de estar siempre vacíos de mi cuerpo,
que has perdido hasta el tacto de tus manos
de palpar esta ausencia por el aire,
que olvidas el tamaño caliente de mi boca.
Y tú me lo dices que sabes
que me hice sangre en las palabras de repetir tu nombre,
de lastimar mis labios con la sed de tenerte,
de darle a mi memoria, registrándola a ciegas,
una nueva manera de rescatarte en vano
desde la soledad en la que tú me gritas
que sigues esperándome.
Y tú me lo dices que estás tan hecha
a esta deshabitada cerrazón de la carne
que apenas si tu sombra se delata,
que apenas si eres cierta
en la oscuridad que la distancia pone
entre tu cuerpo y el mío.
(De Las adivinaciones)

Mi propia profecía es mi memoria

Vuelvo a la habitación donde estoy solo
cada noche, almacén de los días
caídos ya en su espejo irreparable.
Allí, entre testimonios maniatados,
yace inmóvil mi vida, sus tributos
de tornadizo empeño.
La madera,
el temblor de la lámpara, el cristal
visionario, los frágiles
oficios de los muebles, guardan
entre sus rudimentos el continuo
reflujo de los años, la espesura
carnal de la memoria, toda
la confluencia simultánea
de olvidos y deseos que me asedian.
Mundo recuperable, lo vivido
se congrega impregnando las paredes
donde de nuevo nace lo caduco.
Reconstruidas ráfagas de historia
juntan los desperfectos del amor.
(Oh habitación a oscuras, súbitamente diáfana
bajo el fanal del tiempo imprecatorio).
Suenan rastros de luz por dentro
de la noche. Estoy solo y mis manos
ya denegadas, ya ofrecidas,
tocan papeles (este amor, aquel
sueño), olvidadas siluetas, vaticinios
frustrados.
Allí mi vida a golpes
la memoria me horada cada día.
Imagen ya de mi exterminio,
se realiza de nuevo cuanto ha muerto.
Mi propia profecía es mi memoria:
mi esperanza de ser lo que ya he sido.
(De Memorias de poco tiempo)

Diario reencuentro

Desde donde me vuelvo
a la pared, en medio de la noche,
desde donde estoy solo
cada noche, cautivo
bajo mi propia vigilancia, allí
me hallo según la fe que me fabrico
cada día.
Lavada está mi vida
en virtud de su asombro. Ayer, mañana,
viven juntos y fértiles, conforman
mi memoria conmigo.
Únicamente soy
mi libertad y mis palabras.
(De Las horas muertas)

Prefiguraciones

Unas palabras son inútiles y otras
acabarán por serlo mientras
elijo para amarte más metódicamente
aquellas zonas de tu cuerpo aisladas
por algún obstinado depósito
de abulia, los recodos
quizá donde mejor se expande
ese rastro de tedio
que circula de pronto por tu vientre,
y allí pongo mi boca y hasta
la intempestiva cama acuden
las sombras venideras, se interponen
entre nosotros, dejan
un barrunto de fiebre y como un vaho
de exudación de sueño
y otras esponjas vespertinas,
y ya en lo ambiguo de la noche escucho
la predicción de la memoria: dentro
de ti me aferro igual
que recordándote, subsisto
como la espuma al borde de la espuma,
mientras se activa entre los cuerpos
la carcoma voraz de estar a solas.

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MI POETA INVITADO:  María Antonia García de León

DEL AMOR EN OTOÑO

Otoño anticipado,
«unter den linden»,
la esperanza es la virtud.

El ying y el yang,
tú y yo,
entre hojas rojigualdas.

En Otoño,
florecerán
nuestros haikus.

DEL AMOR EN ENTRETIEMPO

Septiembre incierto,
belleza fugitiva,
máxima transformación.

Engañoso sol
sobre el cadáver del verano:
Septiembre, contraste feliz.

La belleza extraña
de lo que fue y de lo que no es.
Todo lo hago nuevo.