A todos los amantes de la literatura en sus distintas formas o variantes...

Donaciano Bueno Diez

Donaciano Bueno Diez

Editor: hombre de mente curiosa, inquieta, creativa, sagaz y soñadora, amante de la poesía.

LA VIDA ES ESA COSA [Mi poema]
Enriqueta Arvelo Larriva [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Pongamos que estoy muerto. Supongamos.
sabemos no es verdad, que eso no es cierto.
Lo noto pues me toco, estoy despierto.
La vida es esa cosa que tocamos.

Se debe de pasar tomando cañas
y a veces esparciendo la simiente.
La vida es esa cosa que se siente,
no debes de perderte en sus marañas.

Que vino a despertarte de un mal sueño,
el sueño ya se sabe que es mentira.
La vida es esa cosa que delira
y te hace hasta morir en el empeño.

Pues solo al caminar tú eres el dueño
que empieza desde el punto de partida.
La vida es esa cosa divertida
que sales a jugar desde pequeño.

Partamos de la base que estoy muerto,
mejor será decir que no he nacido.
Decir, puedes decir que has convenido
e incluso que es que te ha mirado un tuerto.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDO:  Enriqueta Arvelo Larriva

El cristal nervioso

Es clara e inquieta.
Es clara e inquieta
y ahueco hoy las manos para brindarla.
¡Cuánta contienen mis manos
de esta dulce agua!
La cojo cuando ágil y naciente salta
—plena de fragancia, de frescor, de iris—
mojando el follaje de mis ansias.

Vértice de mi alma, en ti nace el agua.

Tomad cada uno prolongado sorbo,
los que váis sedientos de un cristal nervioso.

Impaciencia lucen mis manos delgadas,
vaso que palpita sintiéndose colmo.
Bebed, que se apagan las burbujas pronto
y será agua muerta
el agua bullente que en las manos porto.

El agua está viva. ¿Tenéis sed de alma?

Bebed, que casi oigo
música, si acerco las manos al rostro.
El agua está viva, y es para nosotros,
los que váis sedientos de un cristal nervioso.
De Voz aislada (1930-1939)

Destino

Un oscuro impulso incendió mis bosques
¿Quién me dejó sobre las cenizas?

Andaba el viendo sin encuentros.
Emergían ecos mudos no sembrados.

Partieron el cielo pájaros sin nidos.
El último polvo nubló la frontera.

Inquieta y sumisa, me quedé en mi voz.

Invitación para crear una música

Vengan los barcos que aguardan la hora de salir
y la flor que pinta logradas etapas en su día.

Las fragancias gustables de los aserraderos
y los aviadores que se sientan inseguros en tierra.

Los obreros que no derrumben su domingo
y los ganados adelgazados que siguen sin descanso un rumbo húmedo.

Ven tú, si aún sigues sorprendiéndote.

Crearé una música unida
en pentagramas astillados.

Recepción de las palabras pobladoras

Pueblo mi soledad con tus palabras.
Palabras que no salieron de ti por darme rosado regocijo.
Palabras lanzadas para aligerar tu vuelo subterráneo.
Palabras represadas que se asilaron en mí, acertando.
Soplo de guardado huracán,
admitido en alambres, en ramajes, en banderas.

Hoy bulle mi soledad.
Me rodean y acompañan tus palabras.
Tus palabras,
hachones desnudos,
crines soleadas y a escape,
puros y fogosos fragmentos de lo inesperado que aguardé.

Soledad mía, con sed, con ánimo, indisciplinada.
Soledad que no se puebla con delicias.
Soledad codiciosa que hoy se puebla
con una latiente muchedumbre de angustia.
De Poemas de una pena (1941-1942)

Acto y emoción de hallarte en la muerte

Cinco crecidos ríos, tapizados de sombra,
que dañaban insomnes,
pasó en violenta calma mi decidido esfuerzo.
¡Oh, mi afán de aprender tu máximo reposo!

Ni una hilacha de luto en la sala.
Las flores te colmaban como colman lo alegre;
tu hijo te veía desde su cuadro fijo;
dormías con el modo gustoso de tu siesta.
Sólo al tocar tu frente tropecé con la muerte.

Sé cómo fue mi hermana quien apretó tus párpados,
mas mis dedos sintieron cómo lo hicieron ellos:
en los ojos espléndidos de tu hija pequeña
se entrenaron mis manos para el sumo ejercicio.
De Mandato del canto (1944-1946)

Explicación

¿Por qué dices espinas?
Al oírlo, oh sorpresa,
vi volar unas aves extraviadas
y seguí las campánulas que se iban a la tierra
a ensamblarse en raíces invisibles.

¿Espinas? No.
Son mis graves espigas.
Espigas de mis plantas
tostadas por los soles.

Son espigas que brotan en el bien
y se baten rigentes
en función de verdad y de armonía,
acaso de ternura.
Son ásperas espigas, nunca espinas.

Y es fácil esquivarlas.
No son mudas ni guárdanse en la selva.
Son espigas que arrollan el silencio
y se dan en los claros.
De Poemas perseverantes (1947-1960)

Marcas en el espacio

Un rebaño de manchas
o brochadas sin vínculo.

La mañana les fija.
Su derivo es la noche.

¿Servirá su color
para marcar mi polvo?

¿Será gama durable
o relámpago?

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LA NIÑA DE MIS OJOS [Mi poema]
Rosario Troncoso [Poeta sugerido]New

MI POEMA …de medio pelo

 

La niña de mis ojos no está sola,
que está jugando allí junto a su abuela,
le faltan unos dientes, no la muela,
sonríe mientras hace una cabriola,
rasguños con la suela.

La niña de la que hablo ya es coqueta
así que peque un tanto de inocente,
sin nada que ocultar, mira de frente,
no tiene la maldad en la bragueta,
legañas en la mente.

Que lleva la bondad como estandarte
pintada en la pupila de sus ojos,
no entiende ni de anclajes ni cerrojos,
me encanta la humildad con que reparte
su risa y sus sonrojos.

Se mueve con soltura como un galgo,
ataca y contraataca con preguntas,
a todo lo que digo saca puntas,
me pone en un aprieto en que no salgo
cual carro sin las yuntas.

Me siento muy feliz cuando la observo
cuidando que ella a mí nunca me vea,
no quiero me descubra y que se crea
que estoy ensimismado haciendo el lerdo
cual viejo que chochea.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDO:  Rosario Troncoso

ROUGE

Rojo, salvaje, rojo.
Labios que hierven. Sangre de la Luna.
Macerado deseo. Fragante y rojo.

Guardaba yo tus días amarillos
de arenas amarillas
aquel verano infinito y fugaz,
y diez huellas blancas de antigua sal
sobre tu cuerpo celeste.
Y lágrimas de estatua.

Boca cítrica, vértigo naranja.
Sed de amor de agua.
De pronto, un desierto íntimo.
Y todo el mar posible,
en mi pecho oscuro, verde, nocturno.

Tormentas grises, pájaros que huyen
Debajo de los párpados.
Azul de muerte y olvido transparente.
Roja herida, roja,
frágil y roja.

BACANAL

Selene voraz, cíclica.
Bruja azul y nocturna,
dormida entre los pliegues
salobres del deseo.

Luna redonda, lúbrica.
Mujer-pez, espuma húmeda,
anegada de mar,
De par en par abierta,
germinan sus orillas.

LA LITURGIA DE AMARNOS

En la orilla del deseo nos mojamos
Los pies a medianoche.
Tú, yo, ávidos de mar,
Invocamos a brujas y veranos
Sobre la arena nocturna y caliente,
Aún con restos de sol.

Teníamos fe en extraños presagios.
Y detrás de la luna del solsticio,
Celebramos la liturgia de amarnos.

Soñamos muchas cosas.
Soñamos el amor
Y el amor también nos soñó a nosotros.

Y fue entonces que nos acostumbramos
embebidos de la extraña melaza
que recubre y oculta el vicio absoluto,
a tocar el dintel del paraíso.

Octubre

Cuando el Otoño extiende
su alfombra de hojas secas por el suelo,
el hogar
vuelve a hacerse apetecible.

Regresan del exilio los abrigos,
la manta del sofá, las tardes largas
y el calor, que asfixiaba, se desea.

El cuerpo busca el roce de otra piel,
el cálido cobijo de un abrazo

y el amor se hace cómplice del frío.

La belleza

Hay un fuego en mitad de la campiña,
que lucha con la lluvia
por mantenerse vivo.

El rojo de sus formas se recorta,
salvaje y disidente, sobre el paisaje gris.

Aunque el invierno empuja, nunca cede,
pues, a pesar del ímpetu del agua,
un puñado de locos lo alimentan.

TIEMPO MUERTO

No está en los ojos del monstruo
ni en las escaleras oscuras
ni en el vértigo prendido del vuelo
imprevisible de una avispa.

No es la casa vacía, y tan llena
de subterráneas voces.
Ni tampoco la víbora que espera,
bajo las sábanas,
para arrojarme al hielo.

Nada se parece a este miedo,
dolor en punta, que agusana
mi vientre sin tus manos.

PECES

Y no quiero contigo sordidez.
Ni espinoso vacío
que me sangre en los labios.

Ayer éramos agua.
Y nuestros dedos, peces.

Hoy no hay siquiera luz
y nada alumbra.

Ruge el temor,
o es la impaciencia:
ayer tuve tu olor en las entrañas.

Hoy sé
que no hay camino
de retorno
que no duela.

La peor herida,
el desgarro mortal
sucede, sólo,
al extraer el cuchillo.

IMPULSO

Tres semanas con alas, en el aire,
y los perros le ladran a mi sombra
con la fascinación
de aquellos que no entienden de desastres.

Aprender a volar en tiempo récord
me ha herido los tobillos y los labios:
de espinos dulces
y nudos invisibles,
son las cadenas.

Amo el lugar
del que parte mi vuelo
porque es tu impulso.

Pero son crueles los recordatorios
de límites y raíces.

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SI EL MONTE SE QUEMA, QUE SE QUEME [Mi poema]
Reinaldo Arenas [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Que yo crecí entre pinos y encinares,
allí donde la mies era el sustento,
el vino se inventaba en los lagares,
llovía en el invierno siempre a mares
y el campo de agua andaba muy sediento.

Mi olfato estaba unido a la resina
y al húmedo sudor de la tamuja,
que aquello para el pueblo era una mina,
y hoy todo se ha quedado en una ruina,
por pinos no hay quien haga ya una puja.

Que el monte hoy ya no encuentra quien le quiera
pues nadie hay decidido a hacer dispendios,
se encuentra en sus silencios a la espera
del día ese tan triste en que se muera,
ajeno a que se expone a los incendios.

Después vendrán las lágrimas y llantos
más muerto el burro al rabo la cebada.
Aquí nadie ya habrá pa’ vestir santos,
de nada servirán ya los quebrantos,
del monte se acabó lo que se daba.
©donaciano bueno

¿El #monte ya no es rentable, que se queme, o no? Share on X

Cuando el monte se quema algo tuyo se quema, decía una Campaña Oficial de concienciación. Hoy el monte, abandonado como está,  solo sirve para lamentarse.

MI POETA SUGERIDO:  Reinaldo Arenas

Introducción del símbolo de la fe

Sé que más allá de la muerte
está la muerte,
sé que más acá de la vida
está la estafa.
Sé que no existe el consuelo
que no existe
la anhelada tierra de mis sueños
ni la desgarrada visión de nuestros héroes.
Pero
te seguimos buscando, patria,
en las traiciones del recién llegado
y en las mentiras del primer cronista.
Sé que no existe el refugio del abrazo
y que Dios es un estruendo de hojalata.
Pero
te seguimos buscando, patria,
en las amenazas del nuevo impostor
y en las palmas que revientan buldoceadas.
Sé que no existe la visión
del que siempre parece entre las llamas
que no existe la tierra presentida.
Pero
te seguimos buscando, tierra,
en el roer incesante de las aguas,
en el reventar de mangos y mameyes,
en el tecleteo de las estaciones
y en la confusión de todos los gritos.
Sé que no existe la zona del descanso
que faltan alimentos para el sueño,
que no hay puertas en medio del espanto
Pero
te seguimos, buscando, puerta,
en las costas usurpadas de metralla,
en la caligrafía de los delincuentes,
en el insustancial delirio de una conga.

que hay un enorme torrente de ofensas aún guardadas
y arsenales de armas estratégicas,
que hay palabras malditas, que hay presiones
y que en ningún sitio está el árbol que no existe.
Pero
te seguimos buscando, árbol,
en las madrugadas de cola para el pan
y en las noches de colas para el sueño.
Te seguimos buscando, sueño,
en las contradicciones de la historia
en los silbidos de las perseguidoras
y en las paredes atestadas de blasfemias.

que no hallaremos tiempo
que no hay tiempo ya para gritar,
que nos falta la memoria,
que olvidamos el poema, que, aturdidos,
acudimos a la última llamada
(El agua, la cola del cigarro).
Pero
te seguimos buscando, tiempo,
en nuestro obligatorio concurrir a mítines,
funerales y triunfos oficiales,
y en las interminables jornadas en el campo.
Te seguimos buscando, palabra,
por sobre las charlas de las cacatúas
y el que vendió su voz por un paseo,
por sobre el cobarde que reconoce el llanto
pero tiene familias… y horas de recreo.
Te seguimos trabajando, poema,
por sobre la histeria de las multitudes
y tras la consigna de los altavoces,
más allá del ficticio esplendor y las promesas.
Que es ridículo invocar la dicha
que no existe ‘la tierra tan deseada’
que no hallarán calma nuestras furias.
Todo eso lo sé.
Pero te seguimos buscando, dicha,
en la memoria de un gran latigazo
y tras el escozor de la última patada.
Te seguimos buscando, tierra,
en el fatigado ademán de nuestros padres
y en el obligatorio trotar de nuestras piernas.
Te seguimos buscando, calma,
en el infinito gravitar de nuestras furias
en el sitio donde confluyen nuestros huesos
en los mosquitos que comparten nuestros cuerpos
en el acoso por sueños y aceras
en el aullido del mar
en el sabor que perdieron los helados
en el olor del galán de noche
en la idea convertida en interjecciones ahogadas
en las noches de abstinencia
en la lujuria elemental
en el hambre de ayer que hoy hambrientos condenamos
en la pasada humillación que hoy humillados denunciamos.
En la censura de ayer que hoy amordazados señalamos
en el día que estalla
en los épicos suicidios
en el timo colectivo
en el chantaje internacional
en el pueril aplauso de las multitudes
en el reventar de cuerpos contra el muro
en las mañanas ametralladas
en la perenne infamia
en el impublicable ademán de los adolescentes
en nuestra voracidad impostergable
en el insolente estruendo de la primavera
en la ausencia de dios
en la soledad perpetua
y en el desesperado rodar hacia la muerte
Te seguimos buscando
te seguimos
te seguimos.

Última luna

Por qué esta sensación de ir a buscarte
hacia donde por mucho que vuele
no he de hallarte.
Qué terror sin tiempo ahora me impele
a por sobre tanto terror siempre evocarte.
No ha de encontrar sosiego nuestra pena
(que hallarlo sería comenzar otra condena)
y por lo mismo jamás cesaré de contemplarte.
Luna, una vez más aquí estoy detenido
en la encrucijada de múltiples espantos.
El pasado es todo lo perdido
y si del presente me levanto
es para ver que estoy herido
(y de muerte)
porque ya el futuro lo he vivido.
Ésa, indiscutiblemente, ésa es la suerte
que por venir del infierno arrostro.
Extraña amante,
sólo me queda contemplar tu rostro
(que es el mío)
porque tú y yo somos un río
que recorre un páramo incesante,
circular e infinito:
un solo grito.

Voluntad de vivir manifestándose

Ahora me comen.
Ahora siento cómo suben y me tiran de las uñas.
Oigo su roer llegarme hasta los testículos.
Tierra, me echan tierra.
Bailan, bailan sobre este montón de tierra
y piedra
que me cubre.
Me aplastan y vituperan
repitiendo no sé qué aberrante resolución que me atañe.
Me han sepultado.
Han danzado sobre mí.
Han apisonado bien el suelo.
Se han ido, se han ido dejándome bien muerto y enterrado.
Este es mi momento.

The Parade Ends

» Paseos por las calles que revientan,
pues las cañerías ya no dan más
por entre edificios que hay que esquivar,
pues se nos vienen encima,
por entre hoscos rostros que nos escrutan y sentencian,
por entre establecimientos cerrados,
mercados cerrados,
cines cerrados,
parques cerrados,
cafeterías cerradas.
Exhibiendo a veces carteles (justificaciones) ya polvorientos,
CERRADO POR REFORMAS,
CERRADO POR REPARACIÓN.
¿Qué tipo de reparación?
¿Cuándo termina dicha reparación, dicha reforma?
¿Cuándo, por lo menos,
empezará?
Cerrado…cerrado…cerrado…
todo cerrado…
Llego, abro los innumerables candados, subo corriendo la improvisada escalera.
Ahí está, ella, aguardándome.
La descubro, retiro la lona y contemplo sus polvorientas y frías dimensiones.
Le quito el polvo y vuelvo a pasarle la mano.
Con pequeñas palmadas limpio su lomo, su base, sus costados.
Me siento, desesperado, feliz, a su lado, frente a ella,
paso las manos por su teclado, y, rápidamente, todo se pone en marcha.
El ta ta, el tintineo, la música comienza, poco a poco, ya más rápido
ahora, a toda velocidad.
Paredes, árboles, calles,
catedrales, rostros y playas,
celdas, mini celdas,
grandes celdas,
noche estrellada, pies
desnudos, pinares, nubes,
centenares, miles,
un millón de cotorras
taburetes y una enredadera.
Todo acude, todo llega, todos vienen.
Los muros se ensanchan, el techo desaparece y, naturalmente, flotas,
flotas, flotas arrancado, arrastrado,
elevado,
llevado, transportado, eternizado,
salvado, en aras, y,
por esa minúscula y constante cadencia,
por esa música,
por ese ta ta incesante. «

Mi amante el mar (fragmento)

» Sólo el afán de un náufrago podría
remontar este infierno que aborrezco.
Crece mi furia y ante mi furia crezco
y solo junto al mar espero el día. «

Sonetos desde el Infierno

Todo lo que pudo ser, aunque haya sido,
jamás ha sido como fue soñado.
El dios de la miseria se ha encargado
de darle a la realidad otro sentido.
Otro sentido, nunca presentido,
cubre hasta el deseo realizado;
de modo que el placer aun disfrutado
jamás podrá igualar al inventado.
Cuando tu sueño se haya realizado
(difícil, muy difícil cometido)
no habrá la sensación de haber triunfado,
más bien queda en el cerebro fatigado
la oscura intuición de haber vivido
bajo perenne estafa sometido.
(La Habana, 1972)

Última luna

Por qué esta sensación de ir a buscarte
hacia donde por mucho que vuele
no he de hallarte.
Qué terror sin tiempo ahora me impele
a por sobre tanto terror siempre evocarte.
No ha de encontrar sosiego nuestra pena
(que hallarlo sería comenzar otra condena)
y por lo mismo jamás cesaré de contemplarte.
Luna, una vez más aquí estoy detenido
en la encrucijada de múltiples espantos.
El pasado es todo lo perdido
y si del presente me levanto
es para ver que estoy herido
(y de muerte)
porque ya el futuro lo he vivido.
Ésa, indiscutiblemente, ésa es la suerte
que por venir del infierno arrostro.
Extraña amante,
sólo me queda contemplar tu rostro
(que es el mío)
porque tú y yo somos un río
que recorre un páramo incesante,
circular e infinito:
un solo grito.

Tú y yo estamos condenados

Tú y yo estamos condenados
por la ira de un señor que no da el rostro
para danzar sobre un paraje calcinado
o a escondernos en el culo de algún monstruo.
Tú y yo siempre prisioneros
de aquella maldición desconocida.
Sin vivr, luchando por la vida.
Sin cabeza, poniéndonos sombrero.
Vagabundos sin tiempo y sin espacio,
una noche incesante nos envuelve,
nos enreda los pies, nos entorpece.
Caminamos soñando un gran palacio
y el sol su imagen rota nos devuelve
transformada en prisión que nos guarece.

Autoepitafio de Reinaldo Arenas

Mal poeta enamorado de la luna,
no tuvo más fortuna que el espanto;
y fue suficiente pues como no era un santo
sabía que la vida es riesgo o abstinencia,
que toda gran ambición es gran demencia
y que el más sordido horror tiene su encanto.
Vivió para vivir que es ver la muerte
como algo cotidiano a la que apostamos
un cuerpo espléndido o toda nuestra suerte.
Supo que lo mejor es aquello que dejamos
-precisamente porque nos marchamos-.
Todo lo cotidiano resulta aborrecible,
sólo hay un lugar para vivir, el imposible.
Conoció la prisión, el ostracismo,
el exilio, las múltiples ofensas
típicas de la vileza humana;
pero siempre lo escoltí cierto estoicismo
que le ayudó a caminar por cuerdas tensas
o a disfrutar del esplendor de la mañana.
Y cuando ya se bamboleaba surgía una ventana
por la cual se lanzaba al infinito.
No quiso ceremonia, discurso, duelo o grito,
ni un túmulo de arena donde reposase el esqueleto
(ni después de muerto quiso vivir quieto).
Ordenó que sus cenizas fueran lanzadas al mar
donde habrán de fluir constantemente.
No ha perdido la costumbre de soñar:
espera que en sus aguas se zambulla algún adolescente.

De modo que Cervantes era manco

De modo que Cervantes era manco;
sordo, Beethoven; Villon, ladrón;
Góngora de tan loco andaba en zanco.
¿Y Proust? Desde luego, maricón.

Negrero, sí, fue Don Nicolás Tanco,
y Virginia se suprimió de un zambullón,
Lautrémont murió aterido en algún banco.
Ay de mí, también Shakespeare era maricón.

También Leonardo y Federico García,
Whitman, Miguel Ángel y Petronio,
Gide, Genet y Visconti, las fatales.

Ésta es, señores, la breve biografía
(¡vaya, olvidé mencionar a san Antonio!)
de quienes son del arte sólidos puntuales.

Tú y yo estamos condenados

Tú y yo estamos condenados
por la ira de un señor que no da el rostro
a danzar sobre un paraje calcinado
o a escondernos en el culo de algún monstruo.

Tú y yo siempre prisioneros
de aquella maldición desconocida.
Sin vivir, luchando por la vida.
Sin cabeza, poniéndonos sombrero.

Vagabundos sin tiempo y sin espacio,
una noche incesante nos envuelve,
nos enreda los pies, nos entorpece.

Caminamos soñando un gran palacio
y el sol su imagen rota nos devuelve
transformada en prisión que nos guarece.

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DEL HOMBRE Y EL VASO [Mi poema]
Juan Antonio Masoliver Ródenas [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Que el vaso si está lleno o está vacío
por siempre seguirá siendo él un vaso,
de líquido relleno o más escaso,
no debe de verterse el agua al río,
ni es justo atribuirle algún fracaso.

Que el vaso aquí carece de albedrío,
apenas poco más que un continente,
si flota se le lleva la corriente
o se hunde cuando el mar está bravío,
el vaso que obedece no es consciente.

El hombre como el vaso es un payaso,
los dos tienen un dueño que maneja
los hilos deshilando en la madeja,
conscientes que han de hacerlo pasa a paso
si el rey, que aquí es quien manda, a ellos les deja.

Que el hombre como el vaso es un objeto
que suelen valorar por sus funciones.
En tanto que ambos sirvan de peones
habrán de disfrutar de su respeto
no importan las verdades o razones.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDO:  Juan Antonio Masoliver Ródenas

Las palabras se han gastado para siempre

Las palabras se han gastado para siempre.
El cielo que habitamos ya no existe.
Las casas se han poblado de vacío.
Y yo soy los harapos de los días
felices que recuerdo como un dolor
que suele sin heridas. Fuimos
sombras que el viento ha ido borrando.
Somos charcas abandonadas en el tiempo.
Todos los espejismos se han quebrado.
Sólo queda el instante de las cruces.

Ahora que el corazón me duele como nunca

Ahora que el corazón me duele como nunca,
como un espejo, sí, como un espejo
herido, como un sol incendiado o las cenizas
de sol en la mirada de lo que fue:
días de amor como dicen que son
en la penumbra los muebles de una alcoba,
sus espejos, los cuerpos que reposan
en la indolencia de un prado o de una cama.
Al pintar iniciamos la creación
de la realidad. El tiempo ignora este instante
de dicha, este dolor del lienzo
que revela el cuerpo que ahora duele
tanto porque es tan sólo el cuerpo
de un instante. Y está aquí, con nosotros.
Como el día del amor en el lienzo,
sin ventanas, ni luces, ni paisaje,
sólo este hondo dolor,
este abrazo que ahora, en el vacío,
es una herida, como las sombras
que dejan los muertos más queridos
en nuestros ojos. Y duele tanto
amarles. Y amarla duele más
porque está viva y no está aquí
y es feliz y ha olvidado mi abandono.

Y supo del amor cuando dejó de amar

Y supo del amor cuando dejó de amar.
Lloraba por las calles como si fuesen charcas,
el sexo le dolía como si fuesen ojos
y se aferraba al aire como si fuesen ramas
y era un árbol podrido por los días del tiempo
que ahora regresaban como regresa el viento
en el jardín de arena o en las casas de polvo.
Y los hombres que lloran no se sacian de amar,
lloran como las noches en las charcas de fango,
como madres sin pechos, como niños de tierra
en paisajes de céfiro que revelan ciudades
donde todo está lejos, azul y sin campanas.
El amor es la boca que empeña los espejos
donde estuvieron juntos bailando los que aman.
¿Quién hurga en los escombros del amor? ¿Quién
desempaña el vaho del cielo y quién repara
las grietas de los ojos, sus paredes de moho?
En el alba los hombres se adoraban el sexo,
las mujeres cocían ladrillos y lloraban,
el huérfano de amor buscaba en la maleza,
y encontró un espejismo y en él se recreaba.

Son los besos del cuerpo los que gimen

Son los besos del cuerpo los que gimen
y piden en la boca más gemidos.
Y volvemos al cuerpo y nos besamos
y es la saliva blanca como sal
que nos besa y abrasa y nos hundimos
en un sueño sin fondo
y allí, en un mar de espejos,
volvemos a encontrarnos
y a sumirnos.

Como hojas que el viento arrastra

Como hojas que el viento arrastra
en la neblina de la arena,
así la música, el agua
desmenuzándose en las cuevas
de la luz, la luz estallando
en las paredes blancas. Blancas
velas, gaviotas. Las puertas
que se abren en el mediodía
del mar donde estás
nítida en los recuerdos
que me ciegan.

Amo

a un amor que no conozco.
Vivo
en un pozo sin luz.
Soy
un alma vacía.
y un pésimo poeta.
Y no puedo ser otro.
Amo
a una triste falacia.
Adonis
calvo ante el espejo,
Desnudo,
con los lagrimales vacíos.
Soy
todo lo que he dejado de ser.
Dibujaba
corazones de barro.
Y cuando aprendí a amar
no había nadie.

¿De quién es la cama junto al mar

con las sábanas cubiertas de sangre
y de sal? Los muertos que paseaban
por el Camino Real del Masnou
hace tiempo que han muerto.
¿Por qué murieron? ¿Cómo?
¿Por qué abrieron las puertas
a la muerte? ¿Adónde los llevaron?
Aquella noche muchos huyeron
de sus casas
y ya nadie le ha vuelto a ver
porque para muchos
no existieron nunca.
De noche oíamos los remos en el agua,
barcas que nunca más regresarían.
En la orilla lloraban las mujeres
y también oíamos sus llantos.
Las mujeres cubrían su desnudez
con mantillas o manteles o sábanas
que luego serían sus mortajas.
Muchas sacaban los enseres de sus casas,
Eran demasiado hermosas
para pasar desapercibidas
por los asesinos.
No las puedo borrar de mi memoria.
Y ahora,
en tiempos de una paz inverosímil,
paseamos juntos al mar
y pensamos en las hermanas Rosell,
en Marina Pagès, en Marta Hombravella,
en Helena Gibert,
en Conchita Llinàs,
en la monja sin hábito,
en todas las muchachas del baile
y de la playa en verano,
mujeres deseadas y hoy ausentes.
Y un desconocido apoya la cabeza
en la cama abandonada.
y gime suavemente.
Se vuelve y es alguno de nosotros
que no vio la violencia en este pueblo,
sólo estas sábanas de sal y sangre
de alguien que tal vez fue nuestra madre.
Descanse en paz
en el que fue su lecho.

Este día luminoso de enero

como el primer poema de juventud
o el primer seno. Este día de luz
de la primera flor de la mimosa
que ciega la memoria
de la otra mimosa
en la que lloré la muerte
de mi padre, días de lluvia
y oscuridad, como el crujido
de los postigos
de la casa ahora cerrada
como se cierra la luz
en los días de invierno
o el sonido de las campanas
de matrimonio o muerte.
Y un seno en la ventana
que se abre
y vuelve a deslumbrarnos.
Nadie muere de verdad
hasta que ha muerto.

Jugaban mis padres en el jardín.

Las mariposas agonizaban en las flores.
Dormía la calandria en las ramas
de la primavera.
Las paredes de cal del verano
se pueblan de recuerdos
entre insectos y lagartos.
Estoy desnudo en el centro
de la plaza de las mujeres
ancianas pidiendo la absolución.
Duermo en el vello de los muslos,
beso los pétalos del esfínter,
peco en nombre de la plenitud,
de la ebriedad marítima. Huyo
de las palabras que me acechan,
de las manos que escriben,
de los pies en el mármol y la luces
en el horizonte del mar.
Reclino la cabeza en tu pecho,
busco tus manos en mis pezones.
Soy. Camino por las calles
sin bombillas y le pido a mis pies,
les suplico en el llanto
que dejen de abandonarme.
Soy lo que fui,
lo que nunca dejaré de ser,
como aquella cruz en el horizonte
donde agonizaba el hijo de Dios.

Mi vecina sale desnuda a la terraza

a tomar el sol,
a tender la ropa
o a regar los geranios.
Yo leo absorto las Confesiones
de San Agustín.
Mi vecina sale desnuda a la terraza
a tomar el sol,
a tender la ropa
o a regar los geranios
mientras canta sensualmente
una canción que no llega
del todo a mis oídos,
absorto como estoy en la lectura
de las Confesiones de San Agustín.
Cuando miro hacia la terraza
ella ha desaparecido
y yo cierro los ojos
pensando en la mujer
desnuda cantando sensualmente
una canción que halaga
a mis oídos.

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LA MAR ES UNA MAR SIN FONDO [Mi poema]
Thelma Nava [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

La mar es un mar sin fondo
donde salgo a navegar,
la mar, quien creó la mar
se debió meter tan hondo
que no la logró encontrar.

No sabe el mar que buscar
en el fondo de su vientre
es inútil que se encuentre
una aguja en un pajar
aunque en el mar yo me adentre.

Que el mar se cubrió de un tul
una noche cuando hay luna,
y luce como ninguna
a veces color de azul
y otras más verde aceituna.

Si un día a mi el mar me falla
yo no sé qué voy a hacer,
si he de ponerme a correr,
por detrás de una muralla
aunque me pueda perder.

Por el campo y las espigas
la infancia está en mi recuerdo,
del campo ya no me acuerdo,
del mar hice buenas migas
hoy que dicen soy más cuerdo.

Que a la mar vengo a la arena
los domingos de visita,
vengo puntual a la cita
a ver si calma mi pena
o si el mar me necesita.
©donaciano bueno

#El mar o la mar, sin discusión...? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Thelma Nava

Las señales

¿Acaso era necesario decir que las señales del amor
eran tan evidentes como el sello que llevaba en la frente el acusado
como la ola invisible lamiendo el ala de nuestro corazón?
¿Acaso necesitábamos preguntarnos qué era lo que nos
acercaba y nos hacía rechazarnos,
serpientes agonizando en nuestro propio laberinto?

Todo nacía de madrugada, con la avidez del que espera
uno y otro día
en silencio la partida, la ruptura del círculo,
el imposible beso de la figura de barro que nos llama.

Todo nacía en verano, donde la realidad y el sueño
se confunden
cogidos de la mano del absurdo, de lo que no es jamás regreso
de la siempre partida hacia otra parte.

Día que aguardas el silencio de la luz construyéndote
y llegas atónito ante las puertas que te fueron negadas.

Para quien pretenda conocer a un poeta

Es difícil conocer el corazón de un poeta.
A primera vista resulta fácil doblegarlo por la vanidad,
ensalzarle y hasta aprenderse de memoria
unas cuantas líneas suyas.
Caminar a su lado y sostener el mar con la mirada
hablar de ciudades irreales,
adivinar su amor y sus costumbres,
su vida cotidiana, sus odios y rencores.
Penetrar el secreto de su técnica
llegar a sus orígenes.

Pero ¿quién, bajo la lluvia, es capaz, sabe realmente
cómo es por dentro ese cuerpo tembloroso, amoroso,
maldito, blasfemo o perseguido de un poeta?

Ven

Ven
ayúdame a insertar mi corazón en la tapa de este libro
enciclopedia donde en cualquier momento puedo leerte
manual de fórmulas para ahuyentar la tristeza.

Ven
ayúdame a olvidarte
a no seguir buscando
la mirada que pusiste en mi rostro
cada minuto diferente,
ayúdame a olvidar nuestra hermosa soledad
de animales en celo.
Si tú me ayudas
te prometo no salir a buscarte en los espejos
o en el fondo de la taza de té.

Para nombrar a España con amor

País que venías a mi encuentro sin sospecharlo
(¿o era yo la que caminaba hacia ti?)
que estuvo siempre detrás del mar, con su aliento
de sal y el deseo de la primera golondrina.
Es posible que un día me reconozca en ti, en tu olor
de semillas, en tus flores recién cortadas,
en tu morada donde la libertad me reciba como a
un huésped deseado.

Es posible.

¿Golpearía yo a tus puertas si no te amara?

Petrópolis bajo la niebla

Porque no era válido salir a buscar el fuego del mar
detuvimos los pasos frente a la tarde campana llamando
golpeando a las puertas de la ciudad abierta
que aguardaba nuestra llegada en su vaivén de niebla.

El sol deshecho del día atravesaba las palabras
del descubrimiento
de las primeras hortensias en la ciudad sin prisa
donde todos los relojes parecían dejar su marca inmóvil.

Bajo el cielo amor bandera abierta buscábamos
una señal desnuda como el rostro del amor
como el amor que se desnuda en las mañanas del amor.

Lejos de la bahía regresaban los pájaros
sorpresivamente
como vuelve la forma del poema a los labios del poeta.

Presencia de las islas

Como un cortejo cabalgando a solas surgen de la niebla
¿Quién alimenta su esplendor que ninguna tempestad oculta?
De las islas sube algo parecido al deseo.
Casa viviente en el mar
las islas
animales fantásticos
esperan su ración de ostras.

Para mi corazón una isla iluminada con el brillo del mar
una isla
como espada
atravesando la llanura marina
una isla
multiplicándose en su pequeña geografía
una isla
grito a solas
jardín para romper la monótona presencia del mar
la insoportable presencia
de una soledad frente a sí misma.
Allí
abajo
fruto
corteza en movimiento
la forma de las islas:
última tentación de los navíos.

Otra vez España

Tu nombre suena en mis oídos extraño y cercano
como el murmullo del mar, ebrio de vida.
¿Cuál es la canción que todos cantan, cuál es
la verdadera,
la que viene de las minas y es tan grata a nuestro
corazón
como la tierra fértil, como los viejos libros de
caballería o esas voces
que no podemos recordar del todo y permanecen
aún en nosotros?

No pregunto por las luces de tus ciudades
(siempre he mirado el rumbo secreto de las luces
en los altos balcones)

No tengo ningún antepasado allí nacido
(mis remotísimos antepasados llegaron de Italia).
Cantaré contigo el amor de todas las cosas simples
en un cielo que adivino purísimo en otoño y azul
como el sitio donde edificaron los antiguos
nuestros templos.

La orfandad del sueño

para Efraín

La vita non e sogno. Vero l’uomo e
il suo spirito geloso del silenzio.
Dio del silenzio, apri la solitudine.
Quasimodo

I
Regreso de los sueños que se inclinan
cada noche a recoger violetas.
De tardes que se juran la lluvia a perpetuidad.
De palomas que se adelantan a los acontecimientos.
Regreso porque es preciso convencerse y mirar
que los atardeceres cambian siempre de sitio
y la lluvia no solamente se detiene en los labios.

Todos los días nos encontramos al pie de la sorpresa.
El viento dispersa sonrisas que surgen de la nada,
del lugar donde no crece ni una sola semilla
y la piedra no es más que piedra
colocada en la tierra.

Mi corazón te está buscando,
como la hormiga que recorre distancias
y se mete en la boca de la manzana.

Y la orfandad no cesa,
oh noche enemiga del alba de las doncellas
que no supieron tejer nunca
un velo nupcial.

De la góndola del sueño surges tú y agitas
la campana de plata
que no conoció la risa de un niño;
solidificas mi corazón y voy hacia tu encuentro
incendiada, como un salmo que vuela por los aires.

II
Todos los días te sacrifico un cordero de oro
surgido de los pies de hambrienta muchedumbre,
nacido del silencio de todos los caminos,
para dar libertad al ángel
de los santos misterios –guardián
de los enamorados que llegan a sus plantas
con la verdad en los ojos–.
Y tropiezo de pronto con un escudo de cobre,
al frente de la puerta iluminada.

Un muro de salamandras me protege
y te me pierdes repentinamente.
Te alejas como un barco en la neblina
y es preciso pagar un rescate de jazmines
para poder besarte en la garganta.

III
Una hebra de plata atraviesa el silencio de tus
párpados.
De tus manos durmiendo en mi cintura fatigada.
Evoco la tempestad
como un goloso pájaro que devora relámpagos
con demoníaco pizo rechazador de serpientes
emplumadas.

Surgen las estrellas a la vista de todos.
Y el mito es como un guante sin medida.
El colibrí en su celda, sacude su ala derecha.
Y nos pertenecemos
al amparo de un tulipán nocturno.

IV
Un halcón de madera me señala
dónde se inicia el movimiento de la luz,
en la torre que resguarda el verano.
Porque una sirena ha muerto sobre el agua,
las lámparas del llanto están de pie
y dialogan con las monedas de sus manos rotas.

V
En la túnica marina de cobre, todo sucumbe.
Empieza entonces la desbandada de tu sombra,
que rompe sus cinturones de raso y amaranto
y se desplaza por el viento,
como una botella enamorada.
Una cadena de luciérnagas asoma
de pronto a tus ojos que fulminan
la mariposa teñida de suspiros.

VI
Ya nada puede volver a ser lo mismo.
Se ha violado la cuerda de la noche.
Los sollozos mortales de los peces estremecen el aire.
La ballena ha perdido su sortija
y todo en derredor es orfandad.

VII
Alimentada en ti, permanezco custodiando
la niebla de tu cuerpo
para recuperarte al día siguiente,
a la orilla del sueño, catedral que nos conduce
al nacimiento de otra noche, otra noche.

Esbozo para empezar un amor

Certero, como el que apunta al corazón dorado de la uva
te aposentas en mí.
Preciso como el aire de junio,
la infatigable luz que se adormece en la tarde
o el grito del flamenco despedazando inútiles ocasos.

Por ti salgo a encender la pira de los sueños
y a cosechar gardenias imposibles.
Y las prendo a un pedazo de tronco fugitivo:
testimonio de ofrenda para el viento
–guerrero hecho de vidrio por el que se despeina
lánguidamente el árbol de un crepúsculo enfermo.

Porque llegas aquí,
porque estás en el bosque del prodigio, al comienzo
de una ternura más redonda que un disco de diamante
y más pura que el canto de un canario que tiembla
y se deshace al pie de una ventana de alcanfores.

Por eso, amigo mío, voy a pulir mis manos en tu rostro.

Porque estás aquí en ti yo creo
y creo en la llamarada de la tierra
y en el fulgor de un lago que te escucha
y se hace cada vez más transparente.
Quiero saberlo todo: lo que se esconde detrás de la violencia
de tus ojos, lo que hay bajo la cuerda tensa de tu piel.

Para decir el nombre de las cosas, la palabra precisa,
la que en ti permanezca, la que te diga buenos días
y te descubra el vuelo de la dicha, la orilla de los besos
circundados apenas por una lágrima cuidadosamente
amaestrada,
voy a iniciar la huida del silencio.

Antes que acabe el alba de seducirme con sus hojas de oro,
antes que el viejo árbol empiece a corretear a los conejos,
detendré la mirada en la resurrección de una esperanza
que se tienda a tu lado como un largo animal adormecido.

Fábula

“No probarás varón en 40 días” te dijeron.
Y habrás de recorrer la ciudad
con tu sangre guardada como ánfora de vino,
testimonio de estos días en que no dejas
abandonada tu tristeza
a la orilla de ninguna playa.

El viento no circula porque le está prohibido.
Te tiendes a la orilla de tus muslos
y ves pasar la vida y el sueño del inválido
y la loca carrera de la primavera
que todavía cree en la sombra del dios.

“No probarás varón en 40 días”
mujer de sangre dulce y tierna,
amarga y dolorida
como la voz del hambre.
No habrás de incrustarte en ninguna mirada
ni esperarás amanecer en compañía,
mujer que conoces el secreto del olor de la lluvia sobre la piedra
y la morada de los pájaros amigos de tu ventana.

Vencerás el plazo de la sangre enajenada,
recuperarás el cuerpo de nadie.
Recobrarás tus brazos
y tu voz de mujer
y tu amor de mujer sobre la tierra.

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MÁS QUE SUPOSICIONES…CERTEZAS [Mi poema]
Jamila Medina Ríos [Poeta sugerido]New

MI POEMA…de medio pelo

 

Pongamos que tú finges no ver nada
ante alguien que allí lleva la batuta,
quien dice come y calla y tú disfruta
haciendo un bulto más en la manada
gozando envenenada de su fruta.

Pongamos que te dice que eres lelo,
sin que él te de la mano tú no existes,
preciso es que te olvides si resistes
pues siempre has de perder en ese duelo
y obliga a que a su banda tú te alistes.

Pongamos por desgracia naces mudo
mas gozas del placer que da expresar
aquello que el cerebro ha de pensar,
y te habla de esa ley, la del embudo,
pidiendo que en su nombre has de callar.

Pongamos que te quiere camelar
metiendo la pezuña en tus entrañas
sacando a pasear sus artimañas
y dice si no puedes aguantar
peligro has de poner a tus pestañas.

Pongamos que creciste en un lugar
y existe el dictador que es el que manda.
Jodido pues que es rey en esa banda
y debes por narices que adorar
so pena que te quedes sin vianda.
©donaciano bueno

Y aun eres capaz de defender a los #dictadores? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Jamila Medina Ríos

ESTRATEGIAS DE BABOSAS

Una de estas noches que se pasan en blanco
sin erratas sin dormir
ven, tigre, a devorar hipopótamos/ gacelas
sobre mi mano adormilada
herida por mil picas por mil hielos.

Ayer en una fiesta
tuve la visión del tempo de las actrices porno
los productores de televisión y las cantantes mundanas
de cabaret
oíamos el último disco del trovador iluminado
y una mujer orinaba
—la saya rosa dejando ver el pubis sin rasurar
estremecido—
en un cuadro contra la pared.

En nuestra única noche
quiero reunir todas las sensaciones probables
pitos de trenes
tremando
perdidos sobre rieles
oros del horizonte disueltos en la arena
de playas privadas vacías
el sabor de las aceitunas negras en vinagre
chocolates con semillas
helados de menta
vinos y yogures de fruta
hongo
de quesos azules holandeses
vello púbico
de una princesa sefardí.

Cuando caiga la noche no me dejes dormir
he preparado un mus
un striptease/ un baile de disfraces
he llenado la alacena
y he secado la leña
puse geranios junto a la ventana
cortinitas suaves
y margarina entre mis nalgas
como en aquellas
tostadas francesas
que te comías en París
hay agua fría en la nevera
y agua caliente en la ducha
si no lo hacemos
por lo menos no dirás
nadie
me atendió en esta casa.

La naturaleza es sabia:
hay serpientes que se pasan por muertas
hay palomas ratas ranas
que despiden un hedor de cadáver
cuando las asfixia el miedo
el pez vampiro se protege virándose al revés
con una capa de espinas de goma
alardes celebración y mímesis.

Gira conmigo hasta que ya no sienta el suelo
fornica conmigo hasta que deje de temer.

Las babosas de mar
convierten el agua en una gelatina viscosa
una baba que se queda entre las manos
mientras escapan mararriba hechas un nudo.

Voy a ponerme bocabajo
tengo miedo del tedio
voy a ponerme bocarriba y de costado
hazme la quinta posición
cuando se ponga la luna
no me dejes dormirme
no me dejes caer
no dejes

no.

ORTIGAS DE MAR/ BARQUITOS PORTUGUESES

Por las mañanas voy a nadar
como un sano ejercicio del espíritu.
El cuerpo sobre la arena
dando vueltas de carnero con las boas de la orilla
que en mal tiempo me incrustan
contra las piedras
los fragmentos de conchas
y las medusas siniestras
que se apoltronan al borde
—guadañas
transparentes medias lunas.

Si a un sitio/ de inmenso ardor/ quieres llegar
abandona tu cuerpo entre las barcas
sostén tu boca entre la espuma
y ancla fuerte tu cabeza a la mortaja
en la colonia de sargazos.

Bajo la malla de las sombrillas gelatina
como una boca/ una vulva
una babosa que por fin te cubre
se te abrirán nuevos placeres.

PARPADEO CON COLA DE PESCADO

Con cola de pescado o colapez
encuadernaban los turcos
sus libros de regalo.

Se trataba de álbumes bizarros
donde mezclaban tsunamis
con antiguas batallas de las que habían vuelto
qué importa si triunfales o vencidos.

Los daban en invierno a sus esposas.
A veces sus amantes/ de las vecinas riberas
deslizaban en el libro una flor púrpura
una marisma/ un marisco de oleada persistente
una maroma de agua que dejara saber.

Cuando la esposa de un turco descubría el engaño
preparaba un gran bol de gelatina
y debía comérselo de pie:
sin parpadear de pie.
Remedio santo —decían las parteras
cortando el palo encerado/ del cordón
a un lado y otro de las playas
ordeñando/ ordeñando la gelatina de Wharton
para hacer sus brebajes.

Pero siempre hubo partidas misteriosas
fugas de gas
debidamente enmascaradas/ por las mujeres de casa
con agasajos de áspic:
ese manjar frondoso
sierpe enjaulada en gelatina
ese secreto casero/ que cortado en rodajas
cuando cae a la boca/ se traga sin pensar.

Ifigenia/Polixena/Casandra

No esperes comprender la poda
ni añores
que la raíz te atraviese vertical como un tentáculo,
te penetre viole(n)ta.
Túmbate.
Piensa en el sexo de las mutiladas y las brujas las débiles las retrasadas las caídas piensa en las ciegas las locas las mudas las lisiadas las cojas las tullidas
las lerdas y las lelas
las enanas
piensa en el sexo de las tardas
que no llega nunca.

Ovación

Entro en el submundo de los veedores del fútbol
como en las arcas del Infierno –por supuesto–
hay risas gritos humo de cerveza
y ese olor tan característico…
hay torneos:
los veedores se piden las cabezas
se amenaza con violar al cabecilla
o a la novia del cabecilla
de cada bando contrario.

Tiemblo
me pregunto quién será el cabecilla de nuestro bando
sé que a esta hora
ningún striptease los sacará de quicio
los meterá en cintura
con el ojo en el gol

pero también sé que si perdiéramos
si fueras tú el cabecilla
olvidado de ti
me violarán 1-2-3 mil vencedores
no mirando mi carne
sino la portería.

Maldito cuerpo de mujer
con esta forma de falsa valla
red encubierta
que no tiene el valor de la penetración en público.

A fin de cuentas
qué es un gol sino una violación
cien mil veces aclamada
–bajo el cielo–
en la garganta abierta del estadio.

Entre las dos fechas de nacimiento y muerte
se sienta a esperar
protegida como en un m/cascarón.

Me interesa más el espacio entre
de la mujer de piernas bien cerradas
a la mujer completamente abierta
acuchillada por dos falos.
Y cuando lo deslizan de una boca a otra boca
¿qué pensará la mujer de un tiempo al otro?

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EL CICLO DE LA VIDA [Mi poema]
Enrique Lihn [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

La vida tiene un ciclo y el ciclo se ha cumplido,
que el resto es añadido y al fin se acabará.
En tanto llegará ya el tiempo no le mido,
y espero agradecido cuanto se alargará.

Que el tiempo que aun me queda sin duda es mi tesoro,
valioso como el oro se valorizará,
que aquí cuando se va no sirve de algún lloro
e incluso hasta el decoro de nada servirá.

La vida es un teorema que está mal planteado,
se empieza ilusionado, tropiezas al andar,
pues todo ha de acabar, preguntas qué ha pasado,
si tanto te ha costado para a este fin llegar.

Que el día en que me vaya nadie echará de menos
incluso los vecinos se olvidaran de mi,
si un día yo existí vendrán otros de estrenos
labrando los terrenos de apuesta que perdí.

La vida cuando nace debiera de avisarte,
tenerte siempre alerta cuando has de decidir,
no haciéndote sufrir, de vez en vez calmarte,
que por amor al arte tú al fin has de morir.
©donaciano bueno

#Y otros, y otros, y así sucesivamente...? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Enrique Lihn

Nocturno

Eres la primera que te me paseas por aquí
en mucho tiempo a la redonda:
«Víveme, víveme, yo soy inagotable»,
con tu absurda existencia al desnudo:
«has visto tú qué linda soy dímelo chico»
pequeños senos duros rompeolas y el juego de las nalguitas:
«me canso en todo, menos en esto»
Y apruebo lo de mulata canela que te dicen, el relajo
ése de «óyeme, enfermona, tú,
que no somos de palo ni de hierros»
Vaya, como en cada uno de tus condenadas historias
jálate también aquí una conga del carajo.

Market Place

Cirios inmensos para siempre encendidos,
surtidores de piedra, torres de esta ciudad
en la que, para siempre, estoy de paso
como la muerte misma: poeta y extranjero;
maravilloso barco de piedra en que atalayan
los reyes y las gárgolas mi oscura existencia.
Los viejos tejedores de Europa todos juntos
beben, cantan y bailan sólo para sí mismos.
La noche únicamente, no cambia de lugar,
en el barco lo saben los vigías nocturnos
de rostros mutilados. Ni aun la piedra escapa
-igual en todas partes- al paso de la noche.

Autocine

Se lee en la pantalla: sólo para ti
La función empezaría siempre que te duermes
Si no fuera porque, a veces, felizmente la pierdes
Vienes al cine solo
como lo estás en la pantalla
tus encuentros en ella con la primera actriz
aunque fatales no agregan
su nombre a la falacia del reparto:
tú mismo haces todos los papeles.
Igual, será la última vez que trabajemos juntos
La angustia que te despierta tiene un aire de falsedad
Desistes de anotar en tu cuaderno de sueños
esa cosa de nada que llenaría cien páginas
el análisis para qué
una interpretación de rutina

Buenas noches, Aquiles

Ahora sí que te dimos en el talón
La muerte de la que huyas
Correrá acompasadamente a tu lado

Buenas noches, Aquiles

Destiempo

Nuestro entusiasmo alentaba a estos días que corren
entre la multitud de la igualdad de los días.
Nuestra debilidad cifraba en ellos
nuestra última esperanza.
Pensábamos y el tiempo que no tendría precio
se nos iba pasando pobremente
y estos son, pues, los años venideros.

Todo lo íbamos a resolver ahora.
Teníamos la vida por delante.
Lo mejor era no precipitarse.

Casi cruzo la barrera

Casi cruzo la barrera
del espejo para ver
lo que no se puede ver:
el mundo cómo sería
si la realidad copiara,
y no al revés, el espejo
llena, por fin, de su nada.

Si se ha de escribir correctamente poesía…

Si se ha de escribir correctamente poesía
no basta con sentirse desfallecer en el jardín
bajo el peso concertado del alma o lo que fuere
y del célebre crepúsculo o lo que fuere.
El corazón es pobre de vocabulario.
Su laberinto: un juego para atrasados mentales
en que da risa verlo moverse como un buey
un lector integral de novelas por entrega.
Desde el momento en que coge el violín
ni siquiera el Vals triste de Sibelius
permanece en la sala que se llena de tango.

Salvo las honrosas excepciones las poetisas uruguayas
todavía confunden la poesía con el baile
en una mórbida quinta de recreo,
o la confunden con el sexo o la confunden con la muerte.

Si se ha de escribir correctamente poesía
en cualquier caso hay que tomarlo con calma.
Lo primero de todo: sentarse y madurar.
El odio prematuro a la literatura
puede ser de utilidad para no pasar en el ejército
por maricón, pero el mismo Rimbaud
que probó que la odiaba fue un ratón de biblioteca,
y esa náusea gloriosa le vino de roerla.

Se juega al ajedrez
con las palabras hasta para aullar.
Equilibrio inestable de la tinta y la sangre
que debes mantener de un verso a otro
so pena de romperte los papeles del alma.
Muerte, locura y sueño son otras tantas piezas
de marfil y de cuerno o lo que fuere;
lo importante es moverlas en el jardín a cuadros
de manera que el peón que baila con la reina
no le perdone el menor paso en falso.

Quienes insisten en llamar a las cosas por sus nombres
como si fueran claras y sencillas
las llenan simplemente de nuevos ornamentos.
No las expresan, giran en torno al diccionario,
inutilizan más y más el lenguaje,
las llaman por sus nombres y ellas responden por sus
nombres
pero se nos desnudan en los parajes oscuros.
Discursos, oraciones, juegos de sobremesa,
todas estas cositas por las que vamos tirando.

Si se ha de escribir correctamente poesía
no estaría de más bajar un poco el tono
sin adoptar por ello un silencio monolítico
ni decidirse por la murmuración.
Es un pez o algo así lo que esperamos pescar,
algo de vida, rápido, que se confunde con la sombra
y no la sombra misma ni el Leviatán entero.
Es algo que merezca recordarse
por alguna razón parecida a la nada
pero que no es la nada ni el Leviatán entero,
ni exactamente un zapato ni una dentadura postiza.

Te dimos demasiada importancia…

Te dimos demasiada importancia:
el rey de los pasquines en que hacías tus consagraciones
y consagrabas tus desprecios
es de heterogénea y olvidable lectura.
Después de ser la rumia, la rutina «de los caballeros que pastan
en las praderas chilenas»
y el diccionario de los apenados
que compran trabajo a cualquier precio…
se vende por kilos en las carnicerías.

Cementerio de Punta Arenas

Ni aun la muerte pudo igualar a estos hombres
que dan su nombre en lápidas distintas
o lo gritan al viento del sol que se los borra:
otro poco de polvo para una nueva ráfaga.
Reina aquí, junto al mar que iguala al mármol,
entre esta doble fila de obsequiosos cipreses
la paz, pero una paz que lucha por trizarse,
romper en mil pedazos los pergaminos fúnebres
para asomar la cara de una antigua soberbia
y reírse del polvo.
Por construirse estaba esta ciudad cuando alzaron
sus hijos primogénitos otra ciudad desierta
y uno a uno ocuparon, a fondo, su lugar
como si aún pudieran disputárselo.
Cada uno en lo suyo para siempre, esperando,
tendidos los manteles, a sus hijos y nietos.

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CONTAR LO QUE PASÓ [Mi poema]
Fernando Sabido Sánchez [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Un niño es una especie de pelota,
-recuerdo que hace un tiempo yo era un niño-,
que salta y se repite y que rebota,
haciendo sus cabriolas se alborota
y expande con sus besos su cariño.

Un niño, y pareciera que fue ayer,
un día se interpuso en mi camino,
presumo que hay que ver para creer,
diciéndome que aquí nada hay que hacer,
amigo has de aceptar, que éste es tu sino.

Que un día tú no existes y ya existes
y nadie te pregunta a qué has venido,
no intentes responderles que desistes
pues no te dejarán ni que rechistes
tratando de que juegues complacido.

Contar lo que pasó ya es otra historia,
que aquí la historia nadie se la inventa,
insistes en contar con la victoria
y sigues con la misma trayectoria,
la bola que se hinchó ya se revienta.
©donaciano bueno

#Reventar es el sino de la pelota...? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Fernando Sabido Sánchez

SILENCIO

Presiento que estamos enterrando
las viejas canciones de amor,
que el viento de la umbría
va deshojando nuestro libro
verso a verso
sin demorar el arribo de la muerte

Recuerdo los gemidos del ensueño,
el ungüento invisible que nos salvó
a veces del naufragio sin juramentos apócrifos,
la infidelidad desprovista
de estigmas, las ascuas

Y ahora cada palabra, cada letra
vagará por paisajes inhóspitos
de algarabía,
nómadas en una selva de pájaros
que desafinan el silencio
rompiendo como olas
de lágrimas negras nuestros sueños,
tal vez crisálidas a contraluz
trepando la oscuridad
para ponerse a salvo de espejismos 
baldíos.

LA ETERNIDAD

Suspendidas en la duración de Zeus,
deslumbrantes estatuas entonan panegíricos
a los dioses del Olimpo
Erectas, con los ojos saturados
de belleza inacabada semejan espiras
que gritan o susurran en función
de un viento despiadado

Rebosa el tiempo y las excita
un ansia de inmortalidad

CLAUDE MONET

El otoño, que viene de robar a los árboles
el disfraz de las hojas
quiere envejecer ahora
sentado en las rodillas de la nieve

Y siente celos de Claude Monet
que vuelve de la eternidad
cada primavera
a pintar nenúfares
en su estanque de Giverny

NIÑEZ

He vuelto por unas horas
a la que jamás fue mi niñez
a los años en que se ausentaban los pájaros
en el cielo nublado de todas las mañanas
sin encontrar el lugar secreto
en el que nos escondían los juguetes

Un día dos niños se besaron
ignorando por qué el instinto
les empujó a ocultarse
en el nido abandonado de los gorriones.

TRAVESTIDO

En el ceremonial íntimo del solitario
las lágrimas se confunden con la cobardía
es un proscrito por la realidad de lo distinto
maquillaje que juzga la sociedad
de irreverente

Ya en la calle cruza la frontera
misántropo en sus sentimientos de mujer
y la noche le sorprende
saldando su deuda con la naturaleza

Allí donde nadie conoce su secreto
le han visto del brazo del mendigo
sufriendo por amor
en la prisa de las horas
mordiéndose el deseo
en la esquina del coraje
aprendiendo a convivir
en los sueños con las brasas

Hoy se siente el protagonista de su vida
encerrada en el baúl de la infancia tantos años
y en la acera del placer prohibido
comparte con las putas
la desgarrada melodía de un blues
que estalla en el silencio
de un destino encadenado
a la ambigüedad maldita de su sexo.

PAISAJES

Tal vez crees que pueda existir el paraíso
y llegar a tocarlo brevemente con las manos
pero solo a la primavera
le nacen hojas en los árboles
sin proponérselo

Ahora sabes que la vida se nos escapa
cuando la amarramos al viento
y que en una misma fotografía
no caben todos los paisajes que nos gustan.

PASIÓN INÉDITA

No debes ahora recordar
el pasado que compartimos
a destiempo

Has conocido a otro hombre
y me dices te posee
una pasión insólita
que no te reconoces

Escúchame
no puedes apagar el sol

Además es mediodía

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MI POETA INVITADO: Aida Acosta

COMO CALCULAR

Cómo calcular
la habitación de tu caricia,
reanudar la magia en los rincones.
Cómo regalarte lo único
y esculpir de palabras cada beso.
Cómo anunciar tu llegada a mi cuerpo
alborotando la noche
de canicas celestes.
Absuélveme sin credo de este sol
entre espigas de amanecer,
congrega la luz de los sueños
y ábreme las manos
para comulgar tu viento.
Cómo no mirarte
cómo no besarte
cómo no sumar tus ojos a las estrellas
si me invades el territorio del deseo
y te respiro
te hago partícipe de este universo
donde descubro la amplitud
del abrazo.
De «Sudor de un paisaje» Editorial DALYA

MIRASTE A ESA MUJER

Miraste a esa mujer,
calculaste el tamaño de sus pechos,
miraste a otra y adivinaste sus caderas,
miraste a otra y encontraste un hilo
de un centímetro en su muslo izquierdo,
yo te creía un matemático excelente
hasta que te di un beso
y no supiste calcular
qué cantidad de amor te había dado.
De «Amor sin levadura»

AZUL O GRIS [Mi poema]
Ricardo Carrasquilla [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Me gusta cuando el cielo luce azul,
en cambio cuando surgen nubarrones
comienzo a sospechar si es que hay ladrones
que vienen a robar, o algún gandul,
y pongo así el candado a sus sermones.

Si debo de elegir: azul o el gris
yo siempre por el mismo me decanto,
azul del cielo, el mar, mano de santo,
que el otro me resulta a mi más tris-
te. Y mucho, la verdad, me acerca al llanto.

Y puestos a afinar, los claroscuros
producen en mi espíritu un rechazo,
creando en mis pupilas un cedazo
que impulsa a pensamientos más impuros
y propios la venganza del hachazo.

En cambio en mi el azul crea empatía,
produce sensaciones agradables,
no sé por qué será que, confiables,
me impregnan, la verdad, con su alegría
y grata sensación, incomparables.

Me gusta ver el cielo y las estrellas
de noche que acompañan a la luna
tratando de contarlas una a una,
buscando disfrutar de las más bellas
mostrándome su cara de aceituna.
©donaciano bueno

Entre el gris y azul, no hay color...? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Ricardo Carrasquilla

Hoy ninguna maldad…

Hoy ninguna maldad al hombre enloda,
y los nietos del mono y la monada
sólo saben el «sé que no sé nada»,
y fundan en dudar la ciencia toda.

La Esperanza y la fe no están de moda;
la misma caridad es anticuada;
los sagrados derechos de la nada
sólo los niega ya la gente goda.

Es preciso buscar alguna idea;
pero debo advertirte acá, en secreto,
que ni de fe ni de esperanza sea.

Musa, al revés hagamos un soneto;
es decir comencemos la tarea
por escribir el último terceto.

Dios es quien es…

Dios es quien es; la inmensidad, su manto;
la creación, diadema de su frente;
las dos eternidades, su presente;
verdad, belleza, amor, su nombre santo.

Bajo sus pies se hunde con espanto
los firmamentos; es la luz ardiente
sombra de su mirada omnipotente;
ángeles y hombres, de su gloria el canto.

Con innúmeros soles de diamantes
vi su poder inmensurable escrito
en la cóncava esfera rutilante;

y de pasmo y amor lanzando un grito,
¿Dónde, exclamé, se oculta tu semblante?
En las alturas de mi ser habito.

Mi sobrino

En casa tengo un sobrino
que se graduó de doctor,
y que charla con furor
y empuerca papel sin tino.

Ha perdido la chaveta,
y hace versos a millones,
y los nombra inspiraciones
o caprichos de poeta.

Llama azote el arriador,
acicates, las espuelas,
perlas los dientes y muelas,
sonoro parche, el tambor;

a los caballos, corceles,
mansas liebres los conejos,
y los más tristes gozquejos,
ejercitados lebreles;

querubes, los querubines,
el mar, Ponto embravecido,
los amoríos, Cupido,
y los pecados, delfines;

la tortuga, hirviente copa,
la chicha, licor de oro,
las lágrimas, triste lloro,
y undoso manto, la ropa;

la ortiga verde tomillo,
el caño, limpio arroyuelo,
la mujer, hurí del cielo,
y la flauta, caramillo;

albababuy, ruiseñor,
canario, al cucarachero,
al chirlobirlo, jilguero,
y al gallinazo, cóndor.

Mi sobrino no trabaja,
come como un sabañón,
y duerme como un lirón,
y mil petardos me encaja.

Yo lo suelo regañar;
que me come medio lado
le digo; y él muy airado
jura que se va a matar,

porque la vida le pesa,
porque a sufrirla no alcanza;
más tengo poca esperanza
de que cumpla su promesa.

¿Por que me quieres?

Te quiero porque tienes
Los ojos negros,
Más puros y brillantes
Que los luceros;
Y porque expresan
Con su dulce mirada.
Lo que desean.
Te quiero porque tienes una sonrisa
Que al corazón más duro
Rinde y cautiva;
y unos hoyuelos
Que al más santo pudiera
Cambiarle el seso.
Te quiero porque tienes
La tez brillante
Como las azuzenas
De nuestros valles;
Y las mejillas
Frescas como las rosas
De Alejandría.
Te quiero porque siempre
Estás llorosa
En la misa cantada
De la parroquia;
Y a la salida
Te pones colorada
Cuando me miras.
Te quiero porque
Bajas tus grandes ojos
Cuando pasas
Al lado de los cuirosos;
Y estoy seguro
De que hacía mi los alzas
Con disimulo.
Te quiero porque a veces
Tu buena madre
Me dice: «yo deseo
Que usted se case
Con una niña
Que sea tan virtuosa
Como la mía»

El abrazo

El sol declinando va,
Está la tarde serena;
Hierve como una colmena
Santa Fé de Bogotá;

Echá a un lado su apatía
Y las campanas a vuelo,
Y levantase hasta el cielo
Insólita gritería.

Por la vía que se serpea
De la cordillera al pie,
Lejos, muy lejos se ve
Nube de polvo que ondea.

Álzanla tres militares,
Que a largo galope van,
Y a sus corceles están
Desgarrando los ijares.

El demás suposición
Es de mediana estatura,
Tiene gallarda figura
Y se llama Don Simón.

Monta fogoso alazán
De tanto correr rendido,
Y sobre el roto vestido
Llevan un gastado dormán.

Gorra con ancha visera
Cubre su frente tostada
Por el sol, y su mirada
En torno fúlgida impera.

Cual arroyo rumoroso,
Que va rápido corriendo,
Sus aguas a otros uniendo,
Forma un río caudaloso;

Así van diez, veinte, ciento,
Uniéndose a Don Simón,
Y forman un escuadrón
Y después un regimiento.

Y la turbia polvodera
Que más y más crece y sube,
Forma gigantezca nube,
Que sobre los Andes rueda.

Es Bolívar el que viene;
Ha vencido en Boyacá,
Y loca la gente está
Y nadie su ardor contiene.

¡ Ha llegado ! el pueblo enterero
Agólpase en rededor
Del ilustre triunfador
Del portentoso guerrero.

Casi en peso va el corcel,
Caminando a paso lento,
Y crece a cada momento
La gritería, el tropel.

Aplausos y bendiciones
Al que es su padres ofrecer
Quieren, y quieren poner
A sus pies los corazones.

No pudiéndose acercar
Una pobre anciana, el grito
Levanta y dice: «¡Bendito!
¡Ah! dejádmelo abrazar».

Bolívar la alcanza a ver
con su rápida mirada,
y dice en voz reposada:
«Abrid paso a esa mujer».

Más la multitud ardiente
En vez de abrirse se apiña
Y por más que se le riña
Ni un paso en cejar consiente.

Bolívar silencio exige,
Se apea rápidamente,
Se abre paso hacia la gente
Y a la mujer se dirige.

Hicla hacia la anciana el temor,
Y quiere moverse en vano;
Más alla apoyo en la mano
del noble libertador.

A sus labios respetuosa
La lleva, en llanto la inunda,
Y una alegría profunda
En su semblante rebosa.

Bolívar estrechamente
Abraza a la anciana luego:
Y una lágrima de fuego
Deja caer en su frente;

Y al vovlerse conmovido
En busca de su alazán,
De su gastado dormán,
Rueda un botón desprendido.

Cae la anciana de hinojos,
Guarda el botón en su seno,
Y con semblante sereno
Exclama alzando los ojos:

«Jesús mío y mío Señor,
Me entrego en tus manos, haz
Que muera tu sierva en paz:
¡He visto al libertador!».

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BREVE LAMENTO POR UN FRACASO [Mi poema]
Rosa Chacel [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Contigo he fracasado,
y ahora ya nuestro tiempo se termina,
no puedo comprender por qué esa inquina
se asoma cuando paso por tu lado,
y aun menos su sordina.

Insisto que he luchado,
valiente contra tirios y troyanos,
cuidando no ensuciarme con las manos,
mas puede no esté libre de pecado,
mis gestos sean malsanos.

Pues quise hacer un puente
y el mismo a cada paso hacía astillas,
de nada me sirvió poner las sillas
si hay uno que no acepta que se siente,
sumido en las rencillas.

Y así llego a este punto,
no puede haber la paz si dos no quieren,
si el odio o los rencores no digieren,
posible es que el amor ya ande difunto,
o hay fobias que interfieren.
©donaciano bueno

#Dos no hablan si #uno no quiere...? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Rosa Chacel

Yo me encontré el olivo y el acanto

A Nikos Kazanzaki

Yo me encontré el olivo y el acanto
que sin saber plantaste, hallé dormidas
las piedras de tu frente desprendidas,
y el de tu búho fiel, solemne canto.

El rebaño inmortal, paciendo al canto
de tus albas y siestas transcurridas,
las cuadrigas frenéticas, partidas
de tus horas amargas con quebranto.

La roja musa airada y violenta,
la serena deidad épica y pura
que donde tú soñabas hoy se asienta.

De estas piezas compongo tu escultura.
Nuestra amistad mis mismos años cuenta:
de ti hablaban mi cielo y mi llanura.

La culpa

La culpa se levanta al caer de la tarde,
la oscuridad la alumbra,
el ocaso es su aurora

Se empieza a oír la sombra desde lejos
cuando el cielo está limpio aún sobre los árboles
como una pampa verdeazul, intacta,
y el silencio recorre
los quietos laberintos de arrayanes.

Llegará el sueño: alerta está el insomnio.
Antes que caiga la cortina oscura,
gritad al menos, hombres,
como el pavón metálico que grazna su lamento
desgarrado en la rama de la araucaria.
Gritad con voces múltiples,
piad entre la enredadera,
entre las hiedras y rosales trepadores.

Buscad refugio en las glicinas
con los gorriones y zorzales
porque avanza la onda de la noche
y su ausencia de luz,
y su implacable huésped
de suaves pasos, el peligro

Los marineros

Para Luis y Stanley

Ellos son los que viven sin nacer a la tierra:
no les sigáis con vuestros ojos,
vuestra mirada dura, nutrida de firmezas,
cae a sus pies como impotente llanto.

Ellos son los que viven en el líquido olvido,
oyendo sólo el corazón materno que les mece,
el pulso de la calma o la borrasca
como el misterio o canto de un ámbito entrañable.

Reina Artemisa

Sentada, como el mundo, sobre tu propio peso,
por tu falda extendida la paz de las laderas,
el silencio y la sombra de las grutas marinas
junto a tus pies dormidos.
¿A qué profunda alcoba dan paso tus pestañas
al alzarse pesadas como cortinas, lentas
como mantos nupciales o paños funerarios…
a qué estancia perenne escondida del tiempo?
¿A dónde va el camino que tus labios descubren,
a qué sima carnal desciende tu garganta,
qué lecho sempiterno da comienzo en tu boca?

El vino de cenizas su acerbo alcohol exhala
mientras la copa orea, con su pausa, el aliento.
Dos vapores elevan sus secretas fragancias,
se contemplan y miden antes de confundirse.
Porque el amor anhela su sepulcro en la carne;
quiere dormir su muerte al calor, sin olvido,
al arrullo tenaz que la sangre murmura
mientras la eternidad late en la vida, insomne.

Mariposa nocturna

¿Quién podría abrazarte, diosa oscura,
quién osaría acariciar tu cuerpo
o respirar el aire de la noche
por entre el pelo pardo de tu cara?…

¡Ah!, ¿quién te enlazaría cuando pasas
sobre la frente como un soplo y zumba
la estancia sacudida por tu vuelo
y quién podría ¡sin morir! sentirte
temblar sobre los labios detenida
o reír en la sombra, descubierto,
cuando tu manto azota las paredes?…

¿Por qué venir a la mansión del hombre
si no se es de su carne ni se tiene
voz ni se puede comprender los muros?

¿Por qué traer la ciega noche extensa
que no cabe en el cáliz de los límites…

Desde el tácito aliento de la sombra
que la floresta tiende en las vertientes
-quebrada roca, imprevisible musgo-,

desde troncos o lazos de lianas,
desde la voz lasciva del silencio
vienen los ojos de tus alas lentas.

Da la datura su canción nocturna
que trasciende al compás que va la hiedra
ascendiendo hacia el talle de los árboles
cuando el crótalo arrastra sus anillos
y leves voces laten en gargantas
entre el cieno que nutre al lirio blanco
mirado por la noche intensamente…

Sobre montes velludos, sobre playas
donde las olas blancas se deshojan
la soledad tendida está a tu vuelo…

¿Por qué traes a la alcoba,
a la ventana abierta, confiada, el terror?

Antinoo

Tu nariz pensativa sostiene la balanza de tus hombros,
tan breve el balanceo quedaron en el fiel diestra y siniestra.
Dentro está el péndulo
dispuesto a señalar con su parada el perfecto equilibrio,
dispuesto a detenerse en el instante
en que comienza lo que no termina.

Tu nariz pensativa, meditativa y contempladora
de ti mismo,
de su último aliento se despide.
¡En él tu juventud, épico aroma!

Apolo

Habitante de los anchos portales
donde el laurel de la sombra oculta el arpa de la araña,
donde las losas académicas,
donde las arcas y las llaves mudas,
donde el papel caído
recubre el polvo de frágil terciopelo.

¡El silencio dictado por tu mano,
la línea entre tus labios sostenida,
tu suprema nariz exhalando un aliento
como brisa en las praderas,
por gemelas vertientes recorriendo los valles de tu pecho,
y en torno a tus tobillos un espacio
pálido como el alba!

¡Eterna, eternamente un universo a imagen tuya!
Con la frente a la altura de tu plinto,
viniendo de aritméticas vacías como claustros,
de cielos oprimidos como flor entre páginas,
¡eternamente! dije, y desde entonces,
¡eternamente! digo.

Beso a mi voz, que expresa tu mandato,
la suelto y voy hacia ti, como paloma
obediente en su vuelo,
libre en la jaula de tu ley.

El trazo de tu norma, en el basalto
de mi inocencia oscura,
el paso de tu flecha ¡para siempre!
Y hasta el fin tu soberbia.
Sobre mí, solo eterno
tu mandato de luz, Verdad y Forma.

En el infierno había un violoncello…

A Musia Sackhaina

En el infierno había un violoncello
entre el café y el humo de pitillos
y cien aulas con libros amarillos
y nieve y sangre y barro por el suelo.

Pero tú, resguardada por el velo
de tus cristales de lucientes brillos,
pasabas, seria y pura, en los sencillos
compases de tu fe y de tu consuelo.

Algunas veces fuimos, de la mano,
por las venas del bosque y la corneja
cantó melancolía en nuestras almas,

si nos separa el Abrego inhumano,
no llores mi amistad hoy que se aleja,
entrega al viento el talle de tus palmas.

En un corsé de cálidas entrañas…

A Paz González

En un corsé de cálidas entrañas
duerme una estrella, pasionaria o rosa,
y allí la casta Ester, la misteriosa
Cleopatra y otras cien reinas extrañas

con fieros gestos e indecibles mañas
anidan entre hiedra rumorosa.
Allí hierve el rubí que no reposa,
pulsan sus arpas mélicas arañas.

Allí en el cáliz de la noche umbría
sus perlas vierte el ruiseñor oscuro.
Allí sestea el fiel león del día.

En su escondido sésamo seguro
custodia el grifo de la fantasía
de hirviente manantial el fuego puro.

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A UNA INSIGNIFICANTE MOTA [Mi poema]
Magda Portal [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Triste y sola en el fondo de una armario
una mota escondida y solitaria
va a la espera que acabe su mal fario
descontando una fecha al calendario
elevando a su dios una plegaria.

Nadie sabe que sufre y que está triste,
nadie acude a brindar su cumpleaños,
es consciente que al resto ella no existe
sin embargo a penar no se resiste
pues no entiende de amor ni desengaños.

Ni siquiera ella espera que la escoba
le restregue al barrer una caricia,
como escucha disfrutan si se roba,
agarrada que está a esa caoba
no ha logrado probar una delicia.

Y hoy se encuentra al final sin la esperanza,
repasando su estancia perentoria,
sin virtudes poner en la balanza,
ni gozar al bailar en esa danza,
sin que nadie conozca de su historia.
©donaciano bueno

#Todos somos poco más que una mota...? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Magda Portal

Vidrios de amor

Frente a la Vida recojo este grito desgarrado,
ancha ola que se estrella en
la playa de mi corazón
no tengo procedencia
amo la Tierra
porque vengo del seno de la Tierra,
pero tengo los brazos
tendidos al Mar
el sol castiga mis espaldas
y la sonrisa de la mafiana
tiene besos salobres
abre sus rejas la ciudad  para los esclavos del hambre
donde el hombre tatuado de tristeza muerde el pan cotidiano:
‘todos los días son iguales’
gran argolla
ojos de ajusticiado
manos que arañan las ideas oscuras,
nubes alegres,
alegría del campo
alegría del cielo
alegría del Mar
Alegría -vidrios rotos- las lágrimas
quiebran en arcoiris el paisaje
persignado de amor
con la pequeña cruz a cuestas
hombre esclavo -pequeño hijo de la Tierra
donde todo es prestado
hasta la luz que ríe
sobre su frente condenada.

Liberación

Un día seré libre, aún más libre que el viento,
será claro mi canto de audaz liberación
y hasta me habré librado de este remordimiento
secreto que me hunde su astilla al corazón.
Un día seré libre con los brazos abiertos,
con los ojos abiertos y limpios frente al sol,
el Miedo y el Recuerdo no estarán encubiertos
y agazapados para desgarrarme mejor.
Un día seré libre… Seré libre presiento,
con una gran sonrisa a flor de corazón,
con una gran sonrisa como no tengo hoy.
Y ya no habrá la sombra de mi remordimiento,
el cobarde silencio que merma mi emoción.
Un día habré logrado la verdad de mi Yo!

11

El gran ruido del mar estrellándose en las paredes de mi cráneo
En cuyos frontales golpea la idea
De las más libre libertad
Para extender mis manos afiladas y firmes
A los muros cerrados de la muerte
Alegre capacidad de los sentidos
para desamarrarse de las costas de amor
y salir sobre los mares desconocidos
a los puertos sin nombre
Tendidos hasta tocar las paredes de piedra de la muerte

Ciega

Como un Lázaro
envuelta en vahos cálidos
rasgada su mortaja de silencio

Pero más tarde habrá perdido toda su sonoridad
—en el ruido de las grandes ciudades
en la angustia de los puertos atravesados de promesas
y en el afán multicolor de
los barcos dejados a prisa—

Mas su eco —hebra de seda suave—
atara el corazón al pensamiento
para establecer la corriente del
Recuerdo

Pero llegaste


para quien mis brazos
se abrieron en cruz
y las arañas del sueño tejieron
la seda infinita de la amnesia


conquistador ilusionado
de mis tribus salvajes de tristeza
donde llevaste la religión de una
alegría nueva como los aeroplanos
sobre las selvas vírgenes

Hoy el traje de nuestras almas
es el arcoíris de la sonrisa

III

Late en mi corazón una madre y me ahoga
ronronea su voz sin voz
empujándome los huesos

Frialdad de mis manos inconexas
para palpar calor

Háblame
está naciendo una raíz extraña

Háblame
pero no quiero que renazca.

Gracia plena

¡Cómo tiemblas en mi alma,
cómo tensas mi joven piel rosada,
cómo me agitas toda y tremes, cómo
jadeas en tu encierro de carne deslumbrada!

y lates, y golpeas y emocionas,
corazón, nervio, ala inquieta,
verdadera y tangible carne clara,
con voluntad, entre mi carne quieta.
¡Dios mío! Cómo vibra, cómo tiembla,
como golpean sus nudillos llenos
de impaciencia la puerta
cerrada de mi vientre y mis senos…

Me asombra, yo que vengo de tan lejos,
golpeándome los lados de la frente
y dando tumbos contra la pared,
me asombra cómo de repente
te introdujiste tan al fondo de
esta carne dura, impenitente,
y la ablandaste y la obligaste a ser
tu cálida prisión
que pronto has de romper…

¡Dios mío!…….Y yo le he dado gota a gota,
la miel del interior de mi colmena,
su celeste sabor llena su boca,
toda su carne está en mi alma llena.

………..¡Dios mío!……. y yo le mezo, y yo le canto,
………..en su urna de carne rosada, que
………..de sostenerle y abrazarle tanto,
………..siento dolor…
De Ánima absorta (1920-1924).

Mujer

……..Mujer de ásperas manos….anchas manos
……..rubricadas de venas varicosas
……..para quien amanece antes del alba
……..para quien nunca acaba la fatiga
……..mujer encinta siempre….resignada
……..alumbras vidas al azar
……………………………………..sin ton ni son
……..sin pan bajo el brazo
………………..ni camino trazado

……..para ti no se hicieron los halagos
……..ni los cines de lujo
……..tu jardín es la tierra
……..las avenidas sin pavimento
……..las calles sin veredas
……..con charcos malolientes
……..donde juegan los chicos
………………………………………y pelean
……..y patean pelotas de trapos sucios
……..y a veces oscurece más temprano
……..porque ni el Sol alumbra un poco más
……..para suplir al alumbrado público
……………que no existe en tu barrio

………………..A veces sueñas
……..¿cómo será una casa limpia
…………………la comida caliente….sin apuros
……………………..la silla buena
……..para sentarte sin que nadie te quite
……..sin que nadie te obligue a levantarte
……..venciendo tu cansancio
para ir a servirles?

¿Cómo será no oír los gritos destemplados
…………del marido o los hijos
exigiendo
…………..cargando
………………………resoplando
maldiciendo?

…..NO…..nadie ha de saber
que a ratos piensas
que a ratos tienes un extraño fulgor
en los opacos ojos desvelados
que miran lejos columbrando distancias

…………Traspasando los muros
de tu vivir sin horizontes
donde tal vez el aire sea solo tuyo
el aire a respirar a todo pecho
…..y el mar quizá……tal vez
………….¡el mar tan lejos!
De Poesía interdicta (Obra inédita, 1965-1988).

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ELLA [Mi poema]
Alberto Morate [Poeta sugerido]New

MI POEMA …de medio pelo

Ella es aquí quien sabe, la que manda,
la que lleva las riendas del hogar,
la misma que consuela al ver llorar
y pone la concordia en la desmanda
y envía los pelillos a la mar.

Ella aquí es la señora de la casa,
la que cuida los niños que ella pare,
la que añade el amor, quien los criare
cuando acude algún fuego que lo abrasa
buscando de apagar, quien lo achicare.

La única, la experta en sus labores,
la que sabe abrazar y que perdona
aunque a veces ejerza de mandona,
capaz de desprenderse de sudores,
aquella, la que nunca te abandona.

La Madre con mayúsculas, su celo
no tiene parangón, nadie lo iguala,
pues nunca lo que tú haces le resbala
que cuida de tu estancia y gana el cielo
y así venga un torrente lo achicala.
©donaciano bueno

Nadie te quiere más que una #madre, o si? Share on X

MI POETA SUGERIDO: Alberto Morate

Escribo en el espacio de un metro por un metro

me desnudo con un soneto,
me visto con la prosa,
vuelo sin alas por el recuerdo,
escucho y espero,
recorro un camino de cumbres y descensos,
pienso, mas sobre todo, siento,
abrir un libro es conocer un hecho,
me veo en el espejo de un papel en blanco,
beso el verso,
me cuelo sin miedo en el sentimiento
escribo, no sentencio.

Autografía Editorial

Vértigo

de sentir
lo que nunca empieza,
lo que nunca termina
con doble entrada y salida…
sometiendo al cuerpo,
sometidos por el cuerpo,
trabajando los días de descanso,
sabiendo que el silencio absoluto
no existe
y quiero que me quieras,
recordar hasta lo no vivido
ser y estar sin más,
superando angustias,
una lectura, una cerveza,
un paseo, una canción,
o más, cayendo,
¡porque no importa lo que pasó!
porque soy capaz de sentir
la lluvia aunque no llueva
y recorrer mi vida
como una aventura,
sin sobresaltos,
y un día cualquiera
voy a darme cuenta
de lo que tengo.
Ondina Ediciones

Para no ser perfecto

practicar prebendas,
procurar no perder el presente,
ser precavido con el prócer,
probar tus besos,
pasar puertas,
pedir perdón por poco,
personarse en casa propia
y repartir propaganda,
partir el bacalao,
permanecer en silencio,
pensamientos, piedras y más piedras,
propuestas y proyectos.

Entiendo en el árbol tu sombra

mientras escribo estos versos olvido
que te fuiste
en el viento,
sello con mis labios tu piel
mientras dan las noticias,
recuerdo tu protagonismo en mí
si me asomo al horizonte
solo veo
tu pupila azul
si me pica la espalda,
espero la presión de tu dedo en mí,
si me da por mirar
desde lo alto, es buscando
tu paso en el asfalto
si se me queda el giste en los labios,
es un beso amargo de ti,
aunque no la escuches
suena una canción, es para ti.

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MI POETA INVITADO: Andrea Bernal

V

Así que no eres tú.
—dijiste—
No puedes ser tú
pues no es tu sombra atravesada.
Son dos lánguidas horas muertas,
en un jardín bajo gardenias recostadas.
Y es la piedra quien te grita mientras giras
la cabeza hacía la orilla de Alegranza.

XVIII

No existe este hombre,
ni esta mujer.
Están en el Atlántico,
no existen,
pero tal vez…
Son la piel que trota en este caballo.
Todo lo que imagino está cubierto por oscura Ondina.
No existe tiempo, ni voz.
No existe este hombre,
esta mujer,
estos caballos.
Pero actúan.
Y es posible que ustedes lo vean.
Una mano asciende en el mar.
Nos pide auxilio
la negra música del Atlántico.
De Ondina. Editorial: Huerga y Fierro

NUESTRO OTRO YO [Mi poema]
Sergio Briceño González [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

El ser que habita en mí, el que es mi amigo,
el mismo, el que me sigue la corriente,
o me hace padecer cual penitente,
algunas veces, ¡ay! me da su abrigo
y hay otras que anda ausente.

El que hace que vivir sea llevadero,
y a veces cuando estima me regaña,
me ayuda cuando estoy en la maraña
quitando las espinas del sendero
usando de su maña.

Aquel que me soporta y que me acoge
y hay veces si le gusta me bendice,
permite mi cerebro se actualice
si mucho ha de llover que no se moje
y sé lo que me dice.

Que a mi lo que me importa es ir tranquilo.
El día en que me deje de querer,
si aquello me debiera suceder
me iré cual si no oyera con sigilo
diciendo hasta más ver.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDO:  Sergio Briceño González

Misiones

No te agradecen las mujeres
si les escribes versos.

No los entienden
pero sienten agrado
al oírlos sonar.

Recuerdan de su infancia
medias blancas
y novios juveniles.

Te dan un beso
nadamás
si les escribes un poema

Lo guardarán. Lo olvidarán

Las mujeres no quieren hombres
ni poesía.

Son sólo mujeres. Demasiado.

Pérdida

No hay forma
de encenderlo.

Ni con chispa
o fogata.

Ni soplando
en la base
para que encarne
el fuego.

Ni rociando butano
o kerosén.

No es posible encender
ni siquiera una vela
en esta cueva oscura
en que se oculta
la bestia
del amor apagado.

Mezzo

A la mitad del amor
sabrás que es necesario descender.

Almas verás
gritando en el suplicio.

Pero nadie vendrá
para decir sus nombres.

No son ángeles
ni pétalos
lo que habitó este reino.

Ahora son espinas
o piedras o pantanos.

Volverás a la luz
con las manos manchadas.

Tendrás sabiduría
a la mitad del amor.

Madre

Llegaba a casa oliendo
a nicotina.

Tomaba un baño largo
y luego cama.

Su respirar
en mis oídos

El alcohol que sus tripas
fermentaban
salía por sus poros
con aroma de asbesto.

Tarde se incorporaba
para desayunar
con derrame en el párpado.

Compartía la habitación
con ella.

Ahora tiendo sábanas
por si llegara tarde.

Mas nunca llegará.

Casa II

Con un cuchillo
mi padre marcaba
en la pared mi crecimiento

Después
de metro y medio
ya no hay nada.

Pubertad

Otro rayo desciende
por su pelvis
para incendiarle el pan.

Una burbuja
se hace fibra
en el ombligo
hasta doblarla.

Otra gota
de infierno
entre las piernas.

Y la inmediata certeza.

La sensación de madurez.

Tiempos

Siguen cayendo
víctimas de celos
o rencor.

Siguen odiando
al prójimo.

Mienten y hacen trampas.

Financian sin fondos
y venden
matan, perjudican.

No son escrupulosos.

Se tratan
con invectivas dulces
y socarrones verbos
de gracia indubitable.

Pero no los atiendas.

Mañana tal vez digan
que de ti descubrieron el talento, el amor.

Se harán pasar por tiernos, por colegas.

Mas al darles la espalda
el puñal o el zarpazo.

Y la sonrisa dócil, desde luego.

Funge de pordiosera en Catedral.

Besa al marido
antes del baño.

La vieron en los muros
de un burdel
hinchada de semilla.

Se oprime un seno
para sentir tu encía.

Calza clavos.

El musgo
de su pubis
un trigal.

Mezcla su orín
con el jabón.

Nada para hoy -dice.

Ni un conjuro. Ni un crótalo en la pelvis.

Al mirarse
al espejo
un rayo la devora.

Díptico

Vago por el mundo
con los ojos secos.

Soy el que anda con bordón.

El que tentalea
y se arrastra.

El que se cubre los ojos
con el brazo.

Ese
al que un grito ha roído
y al que dicen:

Vuelve a arrancarte los ojos.

Y mira.

Adolescencia

Tienen aire de garduñas
en un pobo.

Quitan de los pulmones
la respiración
y del pecho el latido.

O de la sien el eco de la sangre.

Tienen cuarenta pechos
en apenas dos.

En su cintura hay tábanos.
Cigarras o avisperos
en la rendija
que les pinta el calzón.

Son baratas si les pides risa
y costosas si un beso.

Despiden un aroma picante

Adoran a los micos
y me han visto orinar
con calentura.

Miran en mi entrepierna
y se manchan de rojo sus mejillas.

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UN CUENTO POLÍTICO [Mi poema]
Francisco Garfias López [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Una vez hubo un Partido,
fue Podemos pa’ más señas,
que llevaba en sus enseñas
a un tal cielo prometido.
Como quiera que el tendido
tal promesa la anhelaba
generoso le votaba
a la espera del suplido.
Y así fue que el aludido
al Gobierno se acercaba.

Y logró lo que soñaba
que era estar siempre presente
junto a Sánchez, Presidente,
que era allí quien más mandaba.
Y a medida que avanzaba
poco a poco el muy tunante
dando un paso hacia adelante
de los pobres se olvidaba,
y trocaba su semblante
al mirar como medraba.

Sin descanso y sin demora
se compró una gran mansión
y logró ya su pensión
de por vida. A su señora
la hizo dueña y gran mentora
de la causa femenina,
-pues si hay gallo aquí hay gallina-,
con su remuneración.
La penuria está que trina,
calva pintan la ocasión.

Y aunque dicen poco a poco
los que antaño les creyeron
van mostrando que se fueron
para no sufrir sofoco.
Siempre quedará algún loco,
que él, cubiertos los riñones,
seguirá dando lecciones
así digan viene el coco,
lleno de contradicciones.

Que me quiten lo bailao
y a los pobres que les den,
que yo vivo y vivo bien,
voy mirando hacia otro lao.
Y me tiene sin cuidao
los que puestos de trabajo
van creándole a destajo
si por ello han arruinao.
Yo me mofo del sarao
pues sin dar un palo al agua
voy contento en mi piragua
que ser rico ya he lograo.
©donaciano bueno

#A base de engañar a los bobos...? Share on X

El argumento de este poema no crean que es inventado. Es la historia de los cabecillas de un Partido, Podemos, familia Pablo Iglesias, que en nombre de los pobres consiguieron hacerse ricos en nombre de los pobres en menos que canta un gallo.

MI POETA SUGERIDO:  Francisco Garfias López

EL MENSAJE

Hombre –niño que naces-, ¿que mensaje es el tuyo?
¿A qué celeste mundo tu llanto pertenece?

La vida es esto, sí:
una quejumbre incierta,
un apenas latido,
ese yermo que ves desde tu lágrima.
También hay rosas, risas,
y la palabra amor de vez en cuando.

De Dios a Dios –un círculo de urgencia–
vienes y vas,
en restallante pasmo.
Te espera un inseguro sendero tornadizo.
Sabrás del abrasado silencio
y del mordisco en la nieve mortal, en el hastío.

Dime, niño que llegas, hombre:
¿qué mensaje nos traes?
¿qué nueva movediza te encomendó el destino,
la mano creadora?
Déjanos tu secreto como un fruto temprano,
¿o acaso no lo sabes y tanteas,
aquí y allá, doliente,
como un ciego?

¡Qué hondura tu misterio,
tu fronda de pureza!
En el pecho de Dios te desprendiste,
algo distinto ya, flor de fruto que cuaja,
y la sangre del hombre te llevó en su corriente.
¿Recuerdas?
Fuiste creciendo allí.
Comenzaba un temblor, un burbujeo de anhelos,
un rebullir de savias, de tejidos purísimos…
¿Y qué más? ¿Qué sentías?
¿Tropezaste de pronto con el aire?
¿O llorabas, nostálgico de los ángeles buenos,
tus amigos los ángeles?

A cada instante brotas, hombre, de la divina nada,
bajo una estrella, un signo,
una esperanza aguda.
Entregas tu mensaje y te vas, luego…

Este escurrirse así, girándonos los ojos,
se llama muerte, hombre…
se llama muerte y es crecer, pujar, divinizarse,
cuando ya sobre el surco se ha puesto la simiente.

LA FRENTE

Oh tú, mi frente, piedra sin encanto,
erguida contextura, ámbito esquivo,
resquebrajada losa de los sueños,
solemne, encaramada rosa mustia…

Cuánto me pesas, frente, sobre el alma.
¡Qué pequeño el cimiento de la sangre
para tan amplia bóveda!

Quiso el hacha de Dios, el hacha ardiente,
desgajarme, menguarme, recortarme,
pero dejóme intacto el pensamiento
en la patena torva de mi frente.

Cúpula sostenida de milagro,
rueca de dura sangre, bosque ardido,
pleamar de mis dudas, ven, descansa
sobre estas manos que aún conservo,
acaso tan solo para ti, piedra silente…

Todo el cuerpo es puntal para el cimborrio,
torpe columna que sostiene el sueño:
arbotantes, cruceros… Sube el ansia
como una espuma de mi pie y se abre
arriba, en el crujido de mis sienes,
cerca de Dios que en su latido vive.

Oh, qué cerca del cielo está mi frente,
esta frente llevada a duras penas
por este cuerpo que rompiera el hacha
del tiempo, el hacha fúnebre y doliente
que en las divinas manos centellea.

AUNQUE ES DE NOCHE

Casi la sequedad en el encanto.
Casi la soledad en compañía.
Casi de noche y sin embargo día.
Apenas risa y sin embargo llanto.

Si pronuncio ilusión brota el espanto
en la rama fugaz de la alegría.
De este vivir en ascuas yo diría:
Apenas nada y sin embargo tanto…

Aunque es de noche busco aquella fuente
que mana, corre y moja la maleza,
hasta la urgente lumbre de mi arcilla.

Señaladme, por Dios, esa corriente
del agua que no acaba y que no empieza,
y dejadme olvidado por la orilla.»

ESTABA DIOS AQUÍ

Ocurre a veces que la mano toca
el cielo y no lo sabe.
Estaba Dios aquí. ¿Lo habéis sentido?
Estaba en la sonrisa de aquella flor del cáncer.

Ella no lo sabía del todo, pero a veces
le exaltaban tumultos de Dios por todas partes.
Tanto que repartía Dios en cada mirada.
Tanto que entre las sábanas le crecía, abrazándole,
y se llenaba toda de un Dios multiplicado
como se llena una hostia grande.

Ocurre a veces que la mano toca
más allá de la muerte y no lo sabe.

Estaba Dios aquí. ¿No lo habéis visto?
Y al callarnos se oía
la Eternidad crujiéndole en la sangre.

COMO LA MADRUGADA

Noche pide la carne,
pero auroras el alma.
Mi vida está en el filo
como la madrugada.

El pensamiento muerde
lo que la sangre clama
en esta gran marea
que rueda por el ansia.

Hiriendo están las sombras
la espumilla del alba,
rosa y luna que acechan
palabras sin palabras.

¿Qué claridad me busca?
¿Qué tiniebla me llama?
¿Qué antigua voz de incienso
me aprieta en la garganta?

Hormigas que subieran,
lentas, por mis espaldas,
buscando el peso mustio
de mi tierra y mi agua…

La arena es dura y fría
para el clamor del alma
pero la flor enerva
la carne disparada.

Si por la noche, vida,
muerte por la mañana.
Mi angustia está en el filo
como la madrugada.

LA GRANADA

La luz está en tu centro,
roja y cálida. Es como una granada
que mostrara, al romperse,
sus gemas de rocío, sus granates,
su rubí transparente.

Sí, amor, tu corazón es una granada loca
que mostrara de pronto su joyero de sangre.

ESTA SED QUE SE ALZA DE MI SANGRE

Abrirme yo en tu piel como una fuente
y correr por tu vida como un río.

Apáguense las voces que retienen
silencios del amor, gozos de alcoba.
Apáguense los ecos que repiten
el rodar macerado de los pasmos
y que la luz se vuelque en este trance
que golpea la voz de mis cimientos.

Yo quiero tu volumen, lumbre exacta
la de mi mano que te mide, absorta
como la luz del sol mide en el astro
meridianos candentes, día tras día.

Ya sé que eres de barro. Barro soy
terriblemente, yo, pero en la médula
de esta tierra de nadie corre savia
de altísimo delirio.

Mugiendo están los poros de mis sienes
en la noche apagada de tu tacto
y todo el cuerpo es una boca ansiosa
para mi sed perfecta,
para esta sed redonda y absoluta
que se alza de mi sangre
como un humo, sin ti.

Ya sé que eres de barro, ¿pero acaso
no sientes los arroyos de la sangre
hablándote de Dios?

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HACIENDO EL BOBO [Mi poema]
Jorge Luis Arcos [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Pues yo salí a bailar y no sabía,
después me eché a nadar, casi me ahogo,
me puse allí a cantar con mi osadía,
y un tonto al contemplar como sufría
me dijo deja ya, no hagas el bobo.

Si no mírame a mí, soy patizambo,
que hacer la O no sé con un canuto,
si alguno se me acerca no me inmuto,
le digo que me suelto y bailo un mambo,
así que baile mal si yo disfruto.

Que aquí saber de todo no es posible
y solo has de bailar si te apetece,
obviando si el que mira lo agradece,
pasando de que sea algo risible
y aun menos si de aplausos se merece.

No importa lo que opinen los demás,
cada uno habrá de hacer de capa un sayo,
ni afecta si otros tildan de cipayo,
si gustas de bailar tú bailarás
así que venga dios, te parta un rayo.
©donaciano bueno

#A qué avergonzarse, o no? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Jorge Luis Arcos

Hay algo podrido

Hay algo podrido en el reino de Dinamarca
Dijo Horacio al dulce príncipe (al poeta, al pobre, al forastero)
Hamlet, tú sabías muy bien que todo hombre es un pordiosero
Y tenías que matar, matar
La belleza, algo sucio… Y la noche devastándolo todo
Por eso Lezama gritaba: «¡No se puede matar, no se puede matar
Pero siempre el manotazo de plomo
¿Y Ofelia? Una figura danzante en el fondo del lago
No hay estancias, no hay esplendor (¡Ah las playas de oro!)
Pobre Casal, pobre Raúl, pobre hombrecito del abrigo enorme
Pobre Zenea, pobre Virgilio, pobre Friol
Y lezama gritaba, por eso
¿Dónde está mi isla, mi patria pre-natal?
¿En los bordes, en las lindes furiosas de intolerable resplandor?
Patria, ¿eres tan imposible como una profecía?
¿Dónde está la huesa, lo real?
Figuraciones en el polvo, espejismos. ¿Y el tedio?
Ah el tedio de la mano que atraviesa ese espejo de agua,
Esas lindes, esas sienes que deliran, y una alegría inexplicable
Esos labios sudando, ¡no me mires más!
¡No quiero más certidumbres, cajas de ceniza, política!
Solo el bonzo perdido, el bonzo ciego de Kwaidan
Aguardando, algo tonto, y entonando, más dulce, la eterna melodía!
1994

De los ínferos (Fragmento)

I
Madre, hay un país donde ya no se sufre
Un país transparente, de un olvido indecible
Un país donde el nombre, la memoria no existen Un país perdurable, donde ya no se sufre

II
Pobres hojitas
secas, retiradas, del clamor de las frondas
del fragor. Ahora son nuestras.
Dulces almitas. Ellas nos salven
de todo helor.

Pero ahora aquí estamos, encendiendo
pobres velitas de resurrección.
Y nos miramos, sonriendo
tristes y alegres, como en comunión.

VI
Pero dejadme aquí, en mi infierno más alto
con el alma perdida, la luz que se retira
mis sienes que deliran, en mi infierno más alto.

XII
Hay que creer, amigo, en los cielos que arden.
Y, cielo tras cielo, iremos, encendidos
como cirios vivientes, a la región del aire
donde el fuego se acuesta, donde el aire es más leve
como la luz, dormida, en la entraña de un cielo.
¡Ah qué orilla naciente, ah qué extraña frontera
la de la luz, rendida, mis sienes que deliran y la visión, radiante, del corazón inmenso como una aurora intacta, en la entraña de un cielo!

XV
Niña,
tienes el miedo del aire, de sus vientos oscuros
ráfagas cegadoras como sombras de luz.
Tienes miedo del yelo de tu propio corazón.
El helor que amenaza, la intemperie infinita.
Y todo, allá en el fondo, temblando, como un dios.

Dicotomía del amor

Sé que un día, correrás y correrás
buscando mi amor y ya no estará
sé que un día te despertaras
gritando y nadie te escuchara
sé que un dia veras tus alas rotas y
pedirás volar, solo en vano será,
sé que un día me preguntare
¿Donde estas?
Y te volveré a buscar,
sé que un día brindare por ti,
y llorando estarás,
sé mucho y tal vez nada;
pero sé que volveremos a caminar
dejando tus miedos y dudas atrás
mientras yo habré aprendido a escuchar,
tal vez tengamos una que otra pelea
y no lo podremos evitar
pero tanto tu como yo estamos convencidos
que no podemos dejarnos de amar.

LAS MUCHACHAS PERVERSAS NO TIENEN FRIO

Las muchachas perversas no tienen frío
Y pasan como animales salvajes al borde de tu deseo
Como andromurias eróticas avasalladores palíndromos
Pero tú eres una ruina súbita un fantasma remoto un planeta intocado
Son las medusas oníricas los centinelas de la noche helada la pesadilla de Dios
El exilio también es eso
Un anciano caníbal que pasea a sus perras y mira de soslayo la belleza que pasa
Como un adiós.

NOCHE DE REYES

Entras en los bares neblinosos donde ya no te reconocen
Sentado como un fantasma melancólico eludes los licores fuertes
Afuera están el frío y las muchachas para las que te has vuelto invisible
Tenías que venir a España para ponerte tu sombrero de Zequeira
Y hacer la ronda como un marinero chino perdido en un jardín francés
Viniste huyendo del calor y la humedad y de un tiranuelo enfático
Viniste huyendo de tanto rostro cansado y del hastío de Casal
No te importaba la jungla tropical ni la línea del horizonte
Sólo la orilla que alucinaba a Gorostiza
La luz de la luna sobre la playa vacía
Eras el equilibrista de la orilla buscando caracoles salvajes (¡las joyas de la corona!)
La belleza natural y la imprevisible mística de las estrellitas de Van Gogh
Querías el frío y la nieve y todo lo que negara el vaho de los cañaverales absortos
Pero olvidaste el chaquetón enorme y los guantes que nunca te regalaron
El tono diferente de una frase te hiere como un arpón a una ballena dormida
Querías perderte en un rostro como se pierden las estaciones y los imperios
Aquella tarde bajo los mangos conversabas con los dos suicidas de armas de fuego
Tú solo con las dos sombras en tu jardín esquizofrénico
Tenían que sentir los murmullos de los gatos enterrados
Los gatos que naufragaban en tu patio antes de poder abrir los ojos a la luz
Y el eco de los caracoles que anhelaban regresar al mar
Pero llegaste con los pulmones llenos de una baba sombría
Pero llegaste como un réprobo al castillo que no reconoce tu niñez
Lo sombrío, lo sombrío, todo el mundo veía en tus ojos lo sombrío
Por eso reposaba sobre la mesita de tu infancia La Divina Comedia
El niño se comía las imágenes eróticas de Gustavo Doré
Esas sombras dolientes te avasallaron
Ahora solo copulas con esas sombras en una noche pánica
(La noche de las noches, la imposible, secreta)
Y te sientas en la barra de un bar y eludes los licores fuertes.

EL SINGAO DÍA

(o yema con fe)

al Bicho, al Coco, a Kesel y a Jorgito,
por supuesto

En el pozo de la noche
marihuana y sexo
como buscando qué

Ah todo el singao día sepultado

Aspirar y espirar
lenta morosa (mente)
hacia un tiempo más espeso
las avenidas abiertas
como extrañas ventanas

Ah las avenidas de la mente
como túneles hacia una nueva memoria
precisiones evidencias profecías
signos de un camino más vasto
la otredad de lo mismo
la realidad sin máscaras
sin fronteras visibles
el cuerpo pensante
como esponja o antena
sensaciones cuánticas
los vellos como un bosque
tu sexo como un enorme acantilado
tu piel como desoladas praderas
los poros como cráteres
tú misma un animal desconocido
extraño y misterio todo Jacinta
solo pensar o solo sentir
por ejemplo
con la yema de los dedos
(el pensamiento de la yema)
estaciones nuevas
erizamientos
y no oigas música porque te guindas
Beethoven o Pink Floyd
cada instrumento cada sonido
un universo
la radiación de fondo
la naturaleza que piensa
The Draco
y las fantasías sin límites
las historias míticas del sexo
dedicarse a un detalle
por ejemplo
lamer la cresta de ese labio
un recodo del clítoris
el borde de ese pezón
cada fiordo sagrado
un solo vello
como un árbol o helecho
como una supercuerda
todo el campo unificado
todas las dimensiones abiertas
lo pequeño en lo grande y viceversa
el cacharro doméstico y la Vía Láctea

Y
sobre todo
borrado el singao día
ese rostro intolerable
el del tirano
las ráfagas de sin sentido
sólo placentera laxitud
como medusa o nube
o pez ausente
la mente sin cuerpo
el cuerpo sin mente
o ambas cosas a la vez
los mismos sentidos
pero más despiertos
todo en un hilo sin embargo
una velocidad mayor
en un tiempo real más lento
casi torpe
lleno de volutas
el chorrito lento al orinar
un hambre caníbal
cualquier tarea
una derrotada ansiedad
y tu cuerpo como un animal
ah la rugosa realidad
Minotauro tal vez

El placer sin culpa
sin necesidad de perdón
extraña fiesta
que sepulta u olvida la amargura
(parafraseo a Lezama)

Somos los Reyes
sin súbditos
sin orlas
en pelotas
en un planeta que creamos
con nuestros más lujuriosos deseos
(como intuyó Poe
en El poder de las palabras)

Ah todo el singao día
esperando
que llegue la noche
para liar un chino
y levitar
para ver el brillo fosforescente de tus ojos
la sonrisa salvaje y
turbadora
la voz desconocida
como nota de órgano
y resoplar
mientras nadamos
en ese pozo
en ese légamo
un ardor y otro ardor
que anhelan ser uno solo
como al final de Terra nostra
en el mar de Solaris
lejos del singao día

yema con fe.

Sombras chinescas o el imperio de terracota

Los aposentos púrpuras de la geisha Apolonia
Sombras chinescas en imperio de terracota
Como flecos, lencería, medusas
(mezcla de art noveau y cachivaches orientales)

Las máscaras de la impiedad

Pero nada como cuando Apolonia se desnuda
entre lacas y sedas, entre biombos y espejos
y es la hora de tomar el te con displicencia
para esperar a Sidonia

(Suicide girl y
flaca, secreta y rocallosa
o núbil, delicada y puerca
apuntaría el nicaragüense)

que reta y domina con ásperas correas
la piel de nácar de la oblicua Apolonia
quien se orina muy rápido para humillar a Sidonia

Con una mano lánguida dentro del sexo de Apolonia
Sidonia, cual chinita sonámbula
enciende un cigarrillo con una vela
mientras recuerda su ínsula perdida

y escucha una canción de María Teresa Vera

La escena aburre un poco hasta que llega Pancrátor
con su cuerpo tatuado y su pene furioso
mientras Sidonia danza desvaído bolero
y Pancrátor eyacula en el rostro de Apolonia

¿Qué puede hacer Pancrátor con su fláccido estigma
sino inclinarse roto, melancólicamente
para que Sidonia hurgue con sus dedos tan finos
en la gruta rosada en busca de su almendra?

¿Qué puede hacer Pancrátor sino erguirse de nuevo
y ofrecer a Apolonia su pene tumefacto
que ella esconde con perversa avidez en su boca manchada
mientras Sidonia abreva en su vulva morada, en su clítoris ámbar
sus labios soñadores en concha nacarada su rostro angelical
y separa sus dunas, sus pétalos caníbales
y disuelve su rostro en su pozo profundo
y recuerda y olvida la imposible canción:

y en el bosque de la China una china se perdió
para la nada, para la francachela…?
Sombras chinescas en imperio de terracota.

Son de Malasaña

En la isla sin nombre
¿bailan las llamitas frías
los bobos, las damitas cluecas?

Yo quiero entrar al baile
con los espejuelos astillados
tocar un culo (de soslayo)
y venirme de melancolía

Yo quiero entrar al baile
o a la fiesta japonesa
y después (ya cansado)
perseguir un mulata china
por el barrio de Lavapiés
donde oficia Tinito La Calma
un guaguancó subsahariano.

Pero en la isla sin nombre
quiero perderme para siempre
donde no me puedas ver
la mano suicida
la almita caníbal
donde no me puedas ver

Memoria (o canon) del perdedor

————–Y tú le respondiste así, porquerizo Eumeo

Yo siempre quise estar con los vencidos
Perder para ganar una derrota
Que solo la derrota hace más profunda la memoria
Menos limpia, más interesante
Turbia y caótica como una nube cósmica
Con un remordimiento inconfesable
Y un camino desconocido y casi imprevisible
Que eso debería, Sancho, ser la libertad
Como víspera u ocaso
Siempre umbral
Desconfiad de futuros luminosos
De guerreros invencibles o pueblos predestinados
Después de la nieve, el barro
El sol ilumina y a la vez corrompe

Que todo dios es ambiguo
Patético como rey
Y como tirano, histrión

En cierto modo envejecer ya es perder
De repente todo lo joven es hermoso
La esperanza sólo existe en el pasado
No en el presente huidizo y agónico
Que recordar (como diría un bolero)
Es olvidar también

En la víspera de la muerte
En el umbral del viaje sin nombre
El paraíso quedó atrás como la lluvia de Borges
Por eso te apresuraste sobre el fruto prohibido
Para que todo quedara siempre atrás
Y el éxodo no fuera hacia el porvenir
Sino hacia ese principio irrepetible
Donde fuiste vencido por una vocación salvaje
Un oscuro deseo y un arte (toscano) de melancolía

Quisiste que tu futuro fuera Shakespeare
Todo intensidad y pasión y sueño y locura
Mirar con tus ojos tan jóvenes y un cuerpo putrefacto
Los animales de furiosa belleza
En verdad ya desde siempre inalcanzables

Pues toda posesión es fugitiva
Todo poder deleznable
Y solo en la derrota hay plenitud.

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YA NO PUEDO VIVIR [Mi poema]
Pere Gimferrer [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Ya no puedo vivir ni respirar,
no me sirven las letras de consuelo,
la pasión ya no encuentra en mi el anhelo
pues no tengo a ninguno a quien amar
y en la noche me angustio y  me desvelo.

Que la vida a empujones se me escapa
y no puede aplacar mi desconsuelo,
pues la observo al andar como derrapa,
cual cebolla sacando capa a capa
poco a poco se va quitando el velo.

Ya no hay nadie me entienda, quien me aguante,
no soporto el llorar mirando al cielo,
ni hoy ya existe razón equidistante
que me obligue a seguir hacia adelante
y me encuentro penando a ras del suelo.

Que esta vida se me hace cuesta arriba
y no le hallo a la misma un aliciente.
Voy cerniendo minutos en mi criba
y no encuentro razón que sobreviva
mientras voy resbalando en la pendiente.
©donaciano bueno

#El último que apague la luz...? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Pere Gimferrer

Cuchillos en abril

Odio a los adolescentes.
Es fácil tenerles piedad.
Hay un clavel que se hiela en sus dientes
y cómo nos miran al llorar.

Pero yo voy mucho más lejos.
En su mirada un jardín distingo.
La luz escupe en los azulejos
el arpa rota del instinto.

Violentamente me acorrala
esta pasión de soledad
que los cuerpos jóvenes tala
y quema luego en un solo haz.

¿Habré de ser, pues, como éstos?
(La vida se detiene aquí)
Llamea un sauce en el silencio.
Valía la pena ser feliz.
(De Arde el mar)

Conjuro

Los guerreros más augustos ya son sombras
bajo la sombra del viejo encinar.
Cárdena crepita la noche.
Latigazos, ladridos, remotos rayos.
Chirrían las cornejas en el pozo ciego.
Guiarán al manso corcel de hielo.
La tormenta. El sol verde de aguas negras.
No me conozco. Es un lago el pecho muerto.
Bajel de oro, cadalso prieto del día.
Mi cuerpo, como la cuerda de un arco.
Ya labora el invierno, cuando rasga
las cortinas, teatro del mar.
Se enmascara tras las nieblas densas.
Arquero negro, detén tu paso.
Petrifícase el arquero de azabache.
La saeta conoce el derrotero.
Palmo a palmo mensuramos la fosa.
Fango y hojas nos daban la yacija.
Arde y arde el guante de oro del barquero.
La laguna, de nieve y azafrán.
No pensabas que fuera así de blanca.
Ahora vienen las huestes. Cielo allá,
las huestes vienen. Verdor de la encina
en los ojos vacíos, de cal llenos.

Cosecha

En la vibración del aire, la capilla
del viento, en el reverso de la claridad del día:
la copa de la cúspide de luz,
la cumbre de la noche boca abajo,
el fardo destripado de la niebla en los álamos,
el pendiente del cielo deshilachado: chopos,
chopos en la túnica de la noche vendimiada,
¡tiempo del trigo y el mosto, tiempo de langostas!
Al borde del cielo zumban, en la línea
del horizonte rojo saqueado por el sol,
la osamenta de la noche en llamas.
Al vértice del aire, vivirá el aire,
en el cerco de cúpulas del viento.

El cuerno de caza

Para quién pide el viento de esta tarde clemencia
En los arcos de otoño qué susurra el zorzal
Con sirenas de buques a lo lejos de la ausencia
Oh capillas nevadas de la noche y el mal
cetrería de oros y de bruma imperial
bella presa halconeros un amante desnudo
presa de luz de viento de espacio de bahías
todo su cuerpo en llamas un puñal un escudo
Lebrel en los pantanos qué luz de cacerías
para mí sólo amor por mí sólo vivías.

No es hablarnos de oídas de cuchillos y sedas
ni proyectar historias en los cuartos oscuros
Cuando todo se ha ido sólo tú amor me quedas
no quiero hablar entonces de estanques ni arboledas
sólo el amor nos hace más solemnes más puros
En la noche de otoño no me valen conjuros

En la glaciar tiniebla de las calles de luna
lleva guantes de plata muerta y fosforescente
Al acecho en la esquina ninguna voz ninguna
me llamará mi amor dulce cuerpo presente
Como si hubiera vuelto la niñez de repente
oh borrosas imágenes cristal esmerilado
densa penumbra densa silencio en los pasillos
de puntillas andamos el viento en los visillos
las ventanas el agua aquel cuarto cerrado
A oscuras muy despacio no sé quién me ha besado

Qué me han dado que todo resplandece y se esfuma
Qué diluye los rostros en su luz misteriosa
Los armarios se abren cae del libro una rosa
Rueda en la playa un aro al jardín de la espuma
recuerdo mi vida Que el amor le consuma

Estos focos que ciegos en la noche no cesan
de recorrer palacios y ciegas galerías
del país del amor encendidos regresan
cuando unos labios a otros labios temblando besan
cuando tú amor a mi lado palidecías.

Y la muerte de blanco soltará sus jaurías.

Una sola nota musical para Hölderlin

Si pierdo la memoria, qué pureza.
En la azul crestería la tarde se demora,
retiene su oro en mallas lejanísimas,
cuela la luz por un resquicio último, se extiende
y me delata
como un arco que tiembla sobre el aire encendido.
¿Que esperaba el silencio? Príncipes de la tarde,
¿qué palacios
holló mi pie, que nubes o arrecifes, qué estrellado país?
Duró más que nosotros aquella rosa muerta.
Qué dulce es al oído el rumor con que giran los planetas
del agua.

Acto

Monstruo de oro, trazo oscuro
sobre laca de luz nocturna:
dragón de azufre que embadurna
sábanas blancas en puro
fulgor secreto de bengalas.
Ahora, violentamente, el grito
de dos cuerpos en cruz: el rito
del goce quemará las salas
del sentido. Torpor de brillos:
la piel -hangares encendidos-,
por la delicia devastada.
Fuego en los campos amarillos:
en cuerpos mucho tiempo unidos
la claridad grabó una espada.

Agosto

No culpéis a nadie del derrumbamiento del hombre.
La entrega estéril de la palabra, don
de los antros, cuando la noche, la helada, labra
un fuego venusiano, y el sol, un ser de nieblas,
desfallece. Este sorbo, sorbo de nada, encendidos
labios, piedra de púrpura, la semilla
más secreta del hombre, porque no se precisan armas
para vencer al hombre: ya los relámpagos son un signo de ello.
Escuetos, afilados
dicen el vil secreto, la cobardía,
el deseo bastardo, emblemas, yugos inmemoriales
de abyección. Cabelleras, vanas al viento, arrebatadas
por la corriente de la nieve núbil de un cuerpo,
fuego de hogueras
que adorna la claridad. ¿Eres inmortal tú, ahora,
irrisión de la carne, tú, que tal vez has satisfecho
a la servil pasión? Sí, mucho necesita el hombre
para abarcar la extensión de su deseo, y su
deseo es la nada. El escudo oscuro de la luna,
el escudo lívido del sol ¿qué astro oscultan?
¿Qué olas, qué ignición
de espacios lejanos? Por los roquedales
se tambalea esta claridad lúgubre,
rescate hostil de la carne escarnecida,
picos, remos de oro sometido, despojos
de un jirón. Si el gozo, funesto,
de una más lóbrega sima extrajera la luz y,
con los ojos cerrados,
la nostalgia, la carcelera ciega del sentido,
hiciese del pecho la saeta, el aciago solar! Porque el viento
no necesita sentir el peso del viento cuando, vivo, tiembla
en los gallardetes, los pasos del viento de primavera.
Así el hombre. No se dice su nombre: primavera.
Y lo es. ¿Quién dice el nombre? ¿Qué labios -¿son mortales?
dicen la noche?
¿Qué ojos
ven la noche? ¿Qué ojos son la noche?

Antagonías

I
No es el sonido del agua en los opacos cristales
(la oscuridad de invierno, que ahoga los sonidos)
ni la luz nebulosa de los astros de acero.
Como si hubiera entrado en un espejo,
la violenta refracción del aire
pone mi cuerpo en pie, galvanizado espectro de una rosa.
Tras un telón de sedas amarillas
bultos de luz, figuras con disfraz.
Los bajíos, la espuma, los rubíes que reflejan unos ojos,
las piedras que incitan al sueño -zafiros-, la significación
del oro y los metales,
el brillo que queda en la mirada después del amor,
la verde oscuridad del mar en sueños,
la simultaneidad de tiempos en el momento de correrse
unos visillos, con el
gesto de ayer, un perfil en escorzo, como en un
boceto de pintor
las figuras del agua en los nublados cristales,
la lucha de dragones en el cielo borrascoso,
el espacio y el tiempo de un poema, el tono en que se dice,
el ritmo de lectura, las pausas, los silencios, lo que alude
entre paréntesis,
(lo que un poema alude entre paréntesis)
la superposición de imágenes que aluden a la muerte, al amor,
al transcurso del tiempo
(la superposición de imágenes que aluden al poema)
cuando en la noche una voz se detiene, se hace una pausa
en la lectura, se alza la mirada
para contemplar el fuego reflejado en el espejo,
y todo queda entre paréntesis, como un lugar santo
en levitación o un lugar maligno tras la silenciosa explosión
de humo de un fakir.

II
Las primeras tentativas daban sólo figuras inciertas,
velado el cliché, todo envuelto en la blancura diabólica
de una placa en negativo,
los ácidos, las sales, mostraban sólo sombras plateadas,
en la pantalla aparecían reflejos crepusculares,
el crepúsculo invadía la habitación con su llamear de vencejos,
y quizá era éste el sentido de la fotografía.
Una experiencia de la ambigüedad
o una experiencia del silencio:
el jardín puebla el triunfo de los pavos reales
en una silenciosa llamarada creciendo ante los ojos,
luz de colores cálidos, otoño.

III
Tambores, oh tambores oscuros del otoño, cobre, lentas cañadas,
estas calles donde a veces los vidrios de los balcones reverberan
-mucho más que mi imagen y sin embargo menos que una
aparición-
creced en mi corazón y sus lúgubres jardines,
en la vegetación de verdes resplandores que oscurecen latiendo
(en este tiempo estamos obligados a escribir sólo esbozos
de poemas)
cuando entre bastidores la oscuridad impide ver los rostros,
pero aún no es de noche: las palabras,
estos bultos de sombra que pronuncian el nombre
de jardines secretos,
la ráfaga de un viento helado en primavera,
los bosques de la helada primavera que oprime los sentidos.

Arde el mar

Oh ser un capitán de quince años
viejo lobo marino las velas desplegadas
las sirenas de los puertos y el hollín y el silencio en las barcazas
las pipas humeantes de los armadores pintados al óleo
las huelgas de los cargadores las grúas paradas ante el
cielo de zinc
los tiroteos nocturnos en la dársena fogonazos un cuerpo
en las aguas con sordo estampido
el humo en los cafetines
Dick Tracy los cristales empañados la música zíngara
los relatos de pulpos serpientes y ballenas
de oro enterrado y de filibusteros
Un mascarón de proa el viejo dios Neptuno
Una dama en las Antillas ríe y agita el abanico de nácar
bajo los cocoteros

Band of angels

Un jazmín invertido me contiene,
una campana de agua, un rubí líquido
disuelto en sombras, una aguja de aire
y gas dormido, una piel de carnero
tendida sobre el mundo, una hoja de álamo
inmensamente dulce, cuanto puede
vegetal y callado remansarse
sobre nuestras cabezas, y la sien
y los labios y el dorso de la mano
ungir de luz:
Tú llegas.
Mía, mía
como el árbol del cielo de noviembre,
la lluvia del que en sus cristales óyela
y piensa en ella, el mar de su eco lóbrego,
el viento de la cueva donde expira
y se sume, pasado el planisferio,
la luz de su reflejo en un estanque,
el astro de su luz, del tiempo el hombre
que lo vivió y luchó para ganarlo,
ganando aquél, del silencio la música
que un instante ha cesado y se retiene
para volcarse luego, un solo río,
una sola corriente de oro en pie,
inmóvil y cambiante, tal el signo
de la centella en el recuerdo, cuando
la pensamos y fue, sobre la tapia
en cal de nuestra infancia, un aro roto,
y aquel fulgor estremeciendo el aire,
caliente en las mejillas, glacial luego,
cuando la lluvia en chaparrón nos vence
y vence a nuestra infancia:
toda mía
como esa infancia que no tuve, el ruido
de una máquina al coser, tarde perlada
de cansancio, cortinas fantasmales,
unánime el pasillo hacia el balcón
y la calle entre rejas, un perfil
desconocido, el mío, y en sus ojos
otra luz de leyenda, un mundo, salas,
caminos, rosas, montes, arboledas,
tapices, cuadros, parques de granito,
abanicos abiertos, tumba abierta
como un ángel de mármol, tumba abierta
con coronas y versos, tumba abierta
de un niño, tumba oscura, aún mi pelo
rizado estaba, tumba abierta al cierzo
y la lluvia de otoño, verdes eran
ya mis ojos, en mi boca había un lirio,
tumba abierta de barro removido,
paletadas de estiércol en los ojos
de un niño, tumba abierta, venid todos,
murió en noviembre y llueve en su piel blanca
llueve con la dulzura del otoño
y el dolor de la infancia que no tuve
y hoy sueño para ti,
pues era mía,
mía como lo más mío de mí mismo.
Yo te he esperado años, y no importa
(no debiera importar) que sin tu luz
permanezca unas horas, escribiendo
poemas al azar, mientras te sé
con otras gentes -¿tú la que me sueño,
o la que eres?- ida, ajena, en este
país tan tuyo de metal y sombra
donde no puedo entrar, en este tiempo
vivido sólo por y para ti,
el tiempo de sala de concierto
donde entraste aquel día, y bruscamente
te vi partir, sabiéndome a tu lado
y queriéndome aún, más desde lejos,
donde imposible no sonó mi paso
ni mi respiración de amor llegaba
a tus cabellos, desde el centro mismo,
de la otra vida, el corazón magnético
que envolvía en un círculo, hacia arriba,
sala y rostros y música ya ti .
No debiera importarme que no tenga
de este modo en las horas que tú vives
lejos de mí, fiel a tu vida propia,
para luego en la luz de amor transida
de mis ojos reconocerte en mí
y latir al unísono los pulsos,
astros, flores y frutos del amor;
no debiera importarme, mas no sé
dar al olvido tantos años muertos,
tanta belleza inútil, pues no vista
ni gozada contigo, tanto instante
que no sentí, pues no sentí a tu lado,
toda mi vida antes de abrirme a ti:
este jardín, esta terraza misma,
el vientre tibio de la noche fuera,
las ubres ciegas del pasado, el agua
latiendo al fondo de un poema, el fuego
crepitando en la cumbre de un poema,
la cruz donde confluye el elemento,
el círculo o conjuro cabalístico,
la pezuña del diablo, los ardides
que con mi amor fabrican poesía
como metal innoble.
Veo el claustro
ya en silencio a esta hora de la tarde,
mágico en la distancia y la memoria,
arropado de sombras indecisas,
y tú saliendo, tu cabello suave
que ahuyenta las brujas, tu mirada
vertida en algo más allá de ti,
la astral fosforescencia de tus dientes,
el hielo dulce y terso de tus labios,
todas las dalias que en tu piel expiran
y en cada pliegue de tu cuerpo, y toda
la piedad que tus manos me conceden.
Irreductiblemente, ¿cómo ves
al que te espera, con tus ojos puros?
Supiera esto, y tú serías mía,
y al esperarte ahora, en esta tarde
que existe sólo porque existes tú,
la luz que confabula este poema
incendiaría nuestra soledad.
Ven hasta mí, belleza silenciosa,
talismán de un planeta no vivido,
imagen del ayer y del mañana
que influye en las mareas y los versos;
ven hasta mí y tus labios y tus ojos
y tus manos me salven de morir.
«Arde el mar» 1966

By love possessed

Me dio un beso y era suave como la bruma
dulce como una descarga eléctrica
como un beso en los ojos cerrados
como los veleros al atardecer
pálida señorita del paraguas
por dos veces he creído verla su vestido
(estampado el bolso el pelo corto y
(aquella forma de andar muy en el
borde de la acera.
En los crepúsculos exangües la ciudad es un torneo
de paladines en cámara lenta
sobre una pantalla plateada
como una pantalla de televisión son las imágenes
de mi vida los anuncios
y dan el mismo miedo que los objetos volantes
venidos de no se sabe
dónde fúlgidos en le espacio.
Como las banderolas caídas en los yates de lujo
las ampollas de morfina en los cuartos cerrados de los hoteles
estar enamorado es una música una droga es como
escribir un poema
por ti los dulces dogos del amor y su herida carmesí.
Los uniformes grises de los policías los cascos
las cargas los camiones los jeeps
los gases lacrimógenos
aquel año te amé como nunca llevabas un
vestido verde y por las mañanas sonreías
Violines oscuros violines de agua
todo el mundo que cabe en el zumbido de una línea telefónica
los silfos en el aire la seda y sus relámpagos
las alucinaciones en pleno día como viendo fantasma luminosos
como palpando un cuerpo astral
desde las ventanas de mi cuarto de estudiante
y muy despacio los visillos
con antifaz un rostro me miraba
el jardín un rubí bajo la lluvia.

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CREER O NO CREER I [Mi poema]
Jesús Cárdenas [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

¿Creer? Eso es absurdo. Yo no creo.
¿Creer algo sin ver? ¡A qué creer!
Quisiera alguien me diga lo que hacer,
por qué debo creer lo que no veo,
si ciego yo no soy, y en mi paseo
en todo lo que encuentro me recreo
y luego yo les digo hasta más ver.

Creer o no creer, es la cuestión,
lo diga quien lo diga, el aldeano,
el mismo que presume de cristiano
y dice no hacer caso a la razón,
el santo, el que es sincero, el que es bribón,
que insisten en tocarme el corazón
diciendo dios me agarra de la mano.

Creer pues nuestros padres lo creyeron,
creer en la conciencia, en la moral
que dicen que está bien o que está mal,
comentan que interesa, que otros vieron,
ancianos del lugar que ya murieron,
los falsos, los profetas que insistieron
la fe para otro mundo es un aval.

Yo creo que creer es un engaño,
un arma que utilizan los farsantes,
que tratan de atraparte en sus estantes
diciendo que el creer no te hace daño,
y ayudan a evitarte un desengaño
llevándote al redil de su rebaño
lugar donde te aplican sus sedantes.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDO:  Jesús Cárdenas

LA TARDE

Algo extraño me dice que la tarde no avanza,
una lenta granada, sin prisa arde el crepúsculo.
Las luces de tu rostro así me lo confirman.
A tus pies veo sombras exánimes del tiempo
–hechas su cautiverio-, que han venido a posarse
como un pájaro negro, aquí sobre estos muros.
Abajo, las antenas torcidas, y, a oscuras,
todos los bulevares; abismo agonizando.
Mis párpados abiertos y todo lo que nunca
quiero ver en la tarde teñida, este final
con un golpe de frío sobre mi frágil rostro.

Yo pude ver aquella tarde estando en silencio.

De Algunos arraigos me vienen (2006)

PRINCIPIO

En el principio
lo soñado pervive de momentos
que son como una doble vida,
como fotos que pueden ser retocadas
en el ordenador de un niño.
En el principio, todo es corazón:
dos labios que otorgan cierta
belleza a las palabras,
miradas que se detienen, y forman
lejanas melodías, esos presentimientos
que a lo mejor no todos se consumen.
En el principio
se apagan soledades con vivo ardor,
máximas y sentencias se repiten.

Es irresistible la tentación
como vino a mí de tentadora
la dulce naranja en invierno,
el sol en el espíritu, locura;
querer penetrar de verdad lo ajeno,
devolverle a la sombra su universo.
En el principio
los crepúsculos arden, late barro profundo,
pisan el umbral decididamente
mis pies descalzos, corazón en mano.

FRUTA PERECEDERA

Las uvas que se convierten en pasas,
unas brevas picoteadas
y pisadas por un pie involuntario.

Esto que apenas dura es lo que soy.

La alegría que sube dos instantes,
la casa limpia al abrir la ventana,
lo negro de una vida insuficiente,
el amor entre adolescentes
y el cielo descargado,
apenas nada,

como una manzana ya abierta somos.

EL ÓXIDO DE LA MEMORIA

Si miro todo aquello, vuelta a funcionar
el raro mecanismo que nos devuelve casi
distorsionado, a veces, envuelto de tul negro,
un sedimento ciego de imágenes, palabras
que nos costó decir, seguramente
donde el presente se desvía lejos
y el vapor del consuelo se dispersa.

NIVEL DE APRENDIZAJE (Primera parte)

Si vieras cómo crecen las raíces,
cómo plantar se llena de rencores,
al no precisar una única respuesta,
un extremo de ti mal calculado
o tan sólo la voraz mansedumbre
con que aceptas algunos comentarios;
palabra libremente traducida.

Fijar el encono es fruta podrida,
detrás de un reducto agrio que no pasa.

Si vieras cuán rápido se consumen
esos felices pétalos en marchito desdén.

LAS PALMERAS

No logro reconocerlas en estos
alrededores de un verano crítico:
lo mismo cortas que altas, en su feliz desidia
sin voluntad de alineación,
con su presente sequedad en las hojas.

Las palmeras se las llevará el viento.

A los paseantes de mi ciudad
necesitan sentir esa especial gratitud
de tomar las sombras alineadas
que descienden rendidas a la tierra.

El deseo de levantar la vista
y encontrarlas siempre ahí arriba,
dignas y doblegadas por el viento,
provoca la aventura de verlas
sin sus brazos alargados, desnudas.

El viento no se lleva las palmeras.

DÍAS GRISES

Habrán de ser distancia, eco lejano
que suspende en los hilos del ocaso,
cada flor, cada sutil cosquilleo
cada brillo de amor, una mirada
sin corresponder, casas solitarias
y unas calles sin nombre ni cartones.
Serán engaños de la soledad
del hombre, de la misma incomunicación,
de esa turbia marea,
que borra las señales en la orilla,
y del tiempo que borran los relojes.
Ahora, hechos de viento y nubes bajas,
se alojan en desvanes y rincones.
Son cuadros carcomidos, erosión
del relieve, icebergs desmoronados.
Habrán de ser distancia aquellos brillos.

DÍAS GRISES

Fragmentos de Cadencia del mar

… y un mar que no es el mar ni su recuerdo
llamando está llenando mi presente.
Como es el mar ¡tan lento! no se apura…
Emilio Prados

I
Volveréis al mar que guarda dentro
el enigma infinito del ser y la materia,
allí por donde discurre el olvido.
entre sombrillas, toallas y hamacas,
de ligeras lecturas de bolsillo,
de tendidos paseos por la orilla,
el vuelo risueño de las gaviotas,
de risas y de costales de arena.
Volveréis al mar, siendo angosto el verano,
distinto a como os lo imaginasteis,
o como esa imaginación agrietada en la vida.

VI

Hoy la mar en tus ojos, sin soplo ni baladro.
Quemaréis la rutina del sueño
de sueños imposibles. Como imposibles son
las horas de ocio detenidas,
el nado hasta la otra orilla,
los recuerdos inmortalizados, siempre.
Un día habréis de volver al mar,
llevando el corazón en la mano, sin prisas,
con la conciencia en toda su desnudez;
regresaréis al refugio mismo del que partiste.
Negadle a la boca el desorden del estío,
la salvación definitivamente amarga.

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REQUIEM POR EL ESPERANTO [Mi poema]
Rafael-José Díaz [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

De joven yo estudiaba el esperanto,
ponía mi ilusión, intento vano,
de hacer que todo el mundo hable en cristiano.
Tan poco ello duró que el camposanto
muy pronto lo arrastraba de la mano.

Los hombres, esos mismos, que conoces
que dicen y que alaban los idiomas,
no aceptan que percibas sus aromas,
saldrán si eso es preciso dando coces
diciendo con tu pan tú te lo comas.

La lengua y sus distintos intereses.
que todos son espúreos o bastardos,
te acechan con su celo, con sus dardos
e impiden acercarte hasta sus mieses
e incluso han de pincharte con sus cardos.

De joven yo estudiaba el esperanto
buscando todo el mundo se entendiera,
comprendo que aquello era una quimera
y hoy debo de expresar mi desencanto
y pienso ya ha de ser lo que dios quiera.
©donaciano bueno

Kiel junulo mi studis Esperanton,
Mi metis mian iluzion vane
de igi ĉiujn paroli en kristano.
Tiel malmulte daŭris, ke la tombejo
tre baldaŭ li trenis lin per la mano.

La viroj, samaj, tion vi scias
Kion ili diras kaj laŭdas la lingvojn
Ili ne akceptas, ke vi perceptas iliajn aromojn,
eliros, se tio necesos piedbati
Dirante per via pano vi manĝas ĝin.

La lingvo kaj ĝiaj malsamaj interesoj.
ke ĉiuj estas spuraj aŭ bastardaj,
ili zorgigas vin per sia fervoro, per siaj sagetoj
kaj malhelpu vin alproksimiĝi ĝis via rikolto
kaj ili eĉ devas piki vin per siaj kardoj.

Kiel junulo mi studis Esperanton
serĉante, ke ĉiuj komprenu,
Mi komprenas, ke tio estis eraimero
kaj hodiaŭ mi devas esprimi mian malŝaton
kaj mi pensas, ke devas esti tio, kion Dio volas.

(Traducción automática)

#¿El mismo idioma? ¡anda ya! Share on X

El esperanto es la lengua planificada, o lengua artificial, más utilizada en todo el mundo. Fue creada por L. L. Zamenhof, un médico oftalmólogo nacido en el entonces Imperio Ruso, actual Polonia, en 1859.

MI POETA SUGERIDO:  Rafael-José Díaz

HACIA LA ORILLA

Se prolonga el verano, es una luz abierta
la que surcan los pasos
sobre la arena. En cada paso

se abre más esta luz que la palabra
luz no puede contener.
Y en cada paso, como en cada ola el mar, crece el verano.

Voy solo, es la mañana
de un sábado cualquiera de otro mes de septiembre.
Pero nunca había visto esta flor amarilla

que la aulaga protege del viento de las dunas
con su cuerpo de ramas espinosas
(a veces lo que hiere oculta una ternura).

Voy solo, y cada paso
convoca en la memoria imágenes sin peso
que brillan un instante, como si

la arena, en su calor acometida
a cada paso por un pie más próximo a la muerte,
desgranara en el aire, en la memoria,

imágenes de un tiempo alejado de la muerte.

NO ES EL VIENTO QUIEN HABLA

Y después de morir desmantelaron
la casa en que vivía. Donde estuvo
tendido, retorciéndose, mi cuerpo,
y enseguida cadáver, asquerosa
materia a la que nadie, en vida,
pudo nunca amar,

se acumulan ahora los cubos con que limpian
el suelo en que caí,
la grasa acumulada
de los años inútiles, los vómitos,
las heces, el esperma que en piel
alguna se vertió, la podredumbre
que fui ya desde el vientre de mi madre.

Se asoman mis parientes,
con sus miradas ácidas,
a ventanas que siempre
mantenía cerradas.
Nada valen los muebles, pero ellos
ya los han retirado para usarlos
en sus sucias covachas.
Duró poco su llanto, porque poco
duran las lágrimas forzadas.

No pude resistir. Luché
con el volumen de mi cuerpo,
dejaba de comer durante días.
Luché contra los rasgos
deformes que heredé de mi deforme
familia. Compensé con pasión,
con sonrisas difíciles, ilusas,
con ánimo, con vida,
la muerte, el desamor
que siempre me rondaron.
He estado a punto de cumplir los treinta.

Lo único que queda, pero ya no sé dónde,
es el amor que di a quien no pudo amarme.

(David)

LANZAROTE

Una luz excesiva
para pensar la muerte.

Poca sombra bajo árboles
casi ya doblegados.

Nadie con quien hablar
salvo algún extranjero.

Y aun así, francamente,
poco tiempo, apenas.

No es la isla soñada

por poetas, pintores.

La saliva se gasta
aquí en mendicidades.

Desmenuzo unas sílabas
para el sol en mi boca.

Clausurados, los cráteres
son ya sólo jorobas.

Se desgarran los vientres
del viento entre los muros.

Vale más alejarse,
no volver sino en sueños.

NOCHE DE SUEÑOS

Yo sé a quién amo: sé que no me engañan
los fragmentos de sueños sucesivos
que aletean perdidos en la oscura
mañana en que despierto cada día
y que recojo con mis manos torpes:

en ellos vuelvo a verte, celebramos
un nuevo nacimiento del amor,
nos separamos mientras tu mirada
se adhiere, frágil y orgullosa,
a la mía como tantas otras veces.

Siento tu lengua en besos
que antes no sabías darme, acaso
porque ahora te invento como quise que fueras
o porque has aprendido, en este tiempo de ausencia,
a besar con el otro para hacerlo
mejor ahora conmigo, dejando que tu lengua
se enrede lentamente con la mía,
retirándola luego sin rudeza y entregándola
una vez más, más húmeda, con todo
el ardor que has guardado, si los sueños no engañan,
en todos estos meses para mí.

Un patio de colegio, una parada
de autobús en donde tres, cuatro personas
depositan de pronto un cadáver de rostro
desfigurado, acaso el del amor
que ha muerto y del que huimos
cogidos de la mano hacia una nueva vida.

Amar es olvidar
la vida sin amor que fue como la muerte.

RETRATO

Está desnudo en casa y, como un perro,
devora lo que encuentra: desechos, carne cruda
en huesos
de recientes cadáveres;
se agacha a defecar si le dan ganas
y difunde los rastros de su baba
por alfombras, sillones y cojines
en los que a cualquier hora, luego,
se recuesta a dormir,
saciado, en flácida postura.
Al despertar les ladra
a sombras que no sabe
si nacieron de un sueño o de su propio
cuerpo encogido, quejumbroso,
mientras se despereza.
Olfatea los cuartos,
se golpea el hocico en las esquinas
antes de vomitar
y gime
como si fuera un perro abandonado,
sin saber que no hubo nunca un dueño,
que nunca hubo calor junto a su llanto
y que nadie roerá
sus huesos ovillados.

NIÑO EN EL MAR

El niño que se esconde
del mundo entre los pliegues
de las olas que rompen,
ya avanzada la tarde,
y no acude, travieso, a las llamadas
de su madre, al almuerzo
ya listo para toda la familia,
no ha sido nunca un niño
desobediente, indómito.
Es tan sólo que siente
por vez primera el agua entrelazada
como un dios con su cuerpo.

Sumergido hasta el cuello,
se ha dejado acunar
por lo desconocido.
Contempla las montañas
y se dice que son
igual de inaccesibles ahora mismo
que su cuerpo a las manos familiares
que lo llaman en vano:
también ellas rodeadas por un dios.

Se dice todo esto sin palabras,
o acaso es cada poro
la boca en que se forma
una sílaba muda.
Y el mar un solo oído inmenso.

No quiere desprenderse
de las dulces ventosas
de la arena mojada.
No siente hambre ni sed:
es un cuerpo en la orilla,
pero apenas humano.
No sabe que la noche
cerrará en torno a él,
más tarde, sus compuertas.

Su cabeza nos mira
desde el fondo del tiempo:
allí, sobre las olas.

LA INTIMIDAD

Y ahora,
atrapados como estamos
en estos terraplenes de jugosa luz última,
¿vas a decirme que no tiene sentido
ni siquiera atreverse a respirar
a medida que el viaje de las nubes
se adentra en las montañas,
respirar en el límite
y pensar que detrás de lo que respiramos
está la imposibilidad de respirar,
la extática tiniebla?

Te escribo porque apenas
lo he hecho últimamente,
arconte o diosecillo,
ángel faunesco
o serpentino mordedor
de tantas horas que el tiempo no quiso devolver.

Conozco tus caprichos,
pero soy más paciente que al principio.

Estoy sentado, mírame,
al borde de la oscuridad.

La luz se filtra desde inmemorables
gradas por las que no podríamos
descender o subir.

La memoria se engaña
creyendo que conoce el asiento de la sombra.

¿Vendrás
a hacerme compañía
en este umbral donde te conocí
para jugar de nuevo
al escondite que inventamos?

Ya sé que no vendrás.

Los árboles me miran
una vez más, materia absorta
que dibujara un día los rostros de la descomposición.

Ahora soy yo quien los dibujo
para que, sin necesidad de respirar,
pueda volver aquí
siempre que lo deseen las montañas.

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