A todos los amantes de la literatura en sus distintas formas o variantes...

Donaciano Bueno Diez

Donaciano Bueno Diez

Editor: hombre de mente curiosa, inquieta, creativa, sagaz y soñadora, amante de la poesía.

AQUELLO QUE SOÑÉ [Mi poema]
Alfredo Gangotena [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Resulta que yo estaba equivocado,
que aquello que soñé no era mentira.
La mente es una farsa que delira.
Soñando no se llega a ningún lado.

Pensaba yo a mi lápiz sacar punta
y el lápiz respondió diciendo nones,
no acierta a soportar ya esas canciones,
que el agua y la vinagre no se junta.

Creía en pos estar de la palabra
y quise allí tirarme a la piscina,
me vino a despertar una sordina,
la tierra pertenece a quien la labra.

Que hay veces que te buscas y no te hallas
y hay otras que te subes al tejado.
Si dudas si te calas o has mojado,
ganar la guerra exige de batallas.
©donaciano bueno

#¿A qué dudar? Comer y callar, filosofía pura? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Alfredo Gangotena

El agua

Navegante,
¡Almendra del navío!
La mirada acorralada por tantos brillos,
Amianto y témpanos vivos de la estrella polar.
El arco metálico arranca de las ramas astrales
El lino de las cataratas.
¡El hielo de las cabezas sobre la esfera
Que sonará una voz sin nombre!

¡Bah, la luna en su plenitud!
El asalto guerrero de las llamas
Que me libra de la sima de espuma
Y de las jaulas de plata.
La campana gotea, ¡ay! en la clepsidra:
En mí las sílabas del otro, virtuales y explosivas.
Presa total de las bocas de la hidra,
Rueda también mi hermano hacia el pantano del Atlante.
Con la sola resaca de la orilla liminar
¡Cuán lejana es la osadía del corsario!
La fauna brota cardinal y ampulosa:
¡La manada salvaje
del Maelstrom!
¡Yo me abrazo al mástil como un retoño!

El ladrón

A Jules Supervielle

Como los grandes vientos que soplan en su nocturna y miserable inmensidad,
En las profundas soledades del invierno,
Yerro hirsuto, miserable y sin abrigo.
Ya el lobo no escucha en su guarida
Sino el golpe siniestro de mis años.
Y cuidado con las llamas de un solsticio soñado:
En sus claros de bosque,
Las divinas y vigilantes miradas husmean entre las hojas marchitas.

Desollándome como Judas el infame
-El alma en la punta de la lengua helada-
Me agito en el más bajo fondo del bosque
Como las entrañas del famélico.

Mil formas solemnes se precisan en esta sombra oscura y temida,
Mil formas solemnes que se jactan ante mí del hipócrita contorno de sus encantos.
El limo de mi sombra aterciopelada
Me ofusca los sentidos y anuda mis pasos.

Como el árbol que dolorosamente reprime su cuita
En el blanco nadir de sus raíces,
El hombre maldice su destino.
En la basílica de los pinares,
El yermo corazón se lamenta:
«¡Despréndete aceleradamente, río, y sé
»La cuerda, la siniestra cuerda que me estrangulará!
»Que las ramas de hierro prendan los hervores de la tempestad.
»Aunque las frondas del relámpago estallen,
»No podréis jamás apagarla.
»Cielos, tristes y sombríos cielos,
»¡Jamás apagar esta llama de amor que canta dentro de mis ojos!»

«¡Sobre qué lienzo se imprime mi semblante?
»Sobre vosotros, charcas de absintio
»Y putrefactos brazos del río

«En el aire, en el agua mental del firmamento,
»¡Dónde, en qué onda embrujada, se abrevan mis ojos?
»¡En las cavernas de la tempestad o en la extrema
»Soledad del movimiento?»

«¡Hierbas, adiós!
»Me he fatigado y saciado con vuestra savia inmóvil.
»¡Adiós!
»Me lanzo sobre la punta de mis pies
»Hacia el meteoro de Belén.
»Sin hurtaros un día el Paraíso,
»Al revés de la gota adormecida,
»Escalo los torreones más altos,
»Señor,
»Señor, a fin de ofreceros muscíneas.»

Oh aleteo de esos labios que imploran clemencia

A Gonzalo Zaldumbide

Oh aleteo de esos labios que imploran clemencia:
Dama admirable, ceded a mi alma el esplendor de Vuestra Magnificencia.
Gritos velados de mis dientes, estertores salvajes del parto,
Dictad me la orden en los dédalos de mi canto.
Resortes y fuerzas martillados en los cráteres del sedimento;
Puertas omnímodas extraviadas en los palacios de diamante;
Y vosotros, senos del éter, donde se desmayan las fuentes del año,
Lactad, íntimos, las vías frugales que se derraman en mi pensamiento.
Bocas amasadas en el éxtasis y en la plenitud del sueño,
Anunciad al fiel para que escuche el follaje del espíritu.
El émulo del arquero, por la ruta alisia, apacigua las selvas:
Id a debatiros en la onda de sus plumas,
En el instante capital en el que evoco los encantos del mundo.
El acicate de su inmensa empresa y su gloria de doble filo
Que yo clame sin par, ¡Oh Legiones! la epopeya del Gran Navegante.

De lo remoto a lo escondido

Tanto soy y más la brizna de saturada espina
A cuya sed perenne se acrecientan los desiertos.
Sangre adentro y de soslayo iré por consiguiente,
Como van las tempestades,
Hacia aquel país cerrado a toda mente,
País de Khana, cuando al paso, en las sales densas de la muerte,
Habré de hablarte,
Toda en escombros, ciudad de Balk.

No hay empero reparos de horizontes.
¿En dónde estoy, a dónde me conduce lo inaudito?
¡Oh Príncipe de innumerables plantas y llanuras,
A aquella fuerza de soledad me atengo
De tu nocturna condición!

Atrás dejé las puertas, las sabanas en aliño.
Los que sois de presa;
Magnates, caciques de la tierra, empolvados sobrestantes,
Velad el campo ausente.
Profesores y otras huestes,
vosotros los de la especie cotidiana, ya no vivo de vuestra
ciencia ensimismada.

Pronto me acusas,
Aire desnudo,
Doblegas mi ceño,
Me das el pánico de lobos aullando bajo la abrupta claridad lunar.
Al romper entonces la procesión oscura de esta sangre coagulada,
A más de la intrínseca solidez de mi sombra y de mis dientes,
¡Oh selva transparente,
Tus vientos primordiales se desprenden de intensa luz
En mis recintos!

¡Oh mía de mis años!
Las plazas comentadas, los caminos, las edades,
Cuánto he recorrido en virtudes de tu imagen trascendente.
Como holanes de rocío en torno de tantas frondas agostadas,
Mil rumores de tus sienes prevalecen en mi espíritu.
Mis gotas caen.
El ala irrumpe a través de tus tensos jardines soñolientos.
La premura aún
De este ser tan secreto y transparente como el néctar de las flores.
Allá sin tregua
La extensión continua, el fragor de la conquista.
El espacio aquél, a brote de epidermis.
Tal recibe el eco, en vertientes albas de tu cuerpo,
Mandatos consabidos de luz oculta.
¡Oh cuerpo femenino a cuya entrada se extasían las tormentas,
Los ciclones!

Al amparo de una lámpara perdida en su esplendor de azufre,
Aquí te imploro, en la concentración de mis entrañas,
En las caudalosas lunas de mi adviento.
Bajo este rotundo cielo atravesado de miradas y de clamores,
Más allá de todo ambiente, te escucha mi ansiedad.
En la eternidad de mis cenizas se verán las glorias de tu sangre,
Las dulzuras de tu empeño.

Pero Él

¡Amén, Silencio! El paso se inquieta en el suelo de las gamas.
Recojamos las melódicas flores de la pastoral
Para nuestras tiernas hermanas.
Venid todos, mordamos los barbechos; para nosotros los peces y el arsenal.
Agua disipada de ámbar en la resonancia estelar.
¡Que el mundo alterado inicie las rutas del relámpago!
Íntimamente intactos, oh cementerios, de mi fósforo,
Enrollad vuestro mar deslumbrante, vuestro océano sonoro.
Entre la inmovilidad de los tallos que el astro confunde
Están mis labios arrastrándose en esas lágrimas y áureas bebidas.
Las formas se lanzan a la conquista del viento.
Alojad a ese anciano, advientos, nitidez,
La espalda ya no soporta bajo tanta oscuridad.
¡Me bastas, cohorte, y me atormentas!
Maldición, ¿qué vigilancia me sujeta hacia atrás las huellas?
Ave de infortunio, tú serpenteas, ave
Implacable, en mi cerebro.
Brujas, silba el veneno de vuestros dedos;
¿No soy acaso digno de vuestras cábalas?
Un cargado aliento -floración más rara-
Injuria violentamente a los que viven en las charcas.
Fuerzas secretas, ¡para mí el magisterio de vuestros cenáculos
Si desfallezco!
Sin embargo, tal cálculo
Era fórmula cierta y hecho de milagro,
Solemne y bajo vuestras cúpulas protegido,
¡Oh lámpara de ceguera!

Poemas varios

A Alberto Coloma Silva

1. De lo remoto a lo escondido

Tanto soy y más la brizna de saturada espina
A cuya sed perenne se acrecientan los desiertos.
Sangre adentro y de soslayo iré por consiguiente,
Como van las tempestades,
Hacia aquel país cerrado a toda mente,
País de Khana, cuando al paso, en las sales densas de la muerte,
Habré de hablarte,
Toda en escombros, ciudad de Balk.

No hay empero reparos de horizontes.
¿En dónde estoy, a dónde me conduce lo inaudito?
¡Oh Príncipe de innumerables plantas y llanuras,
A aquella fuerza de soledad me atengo
De tu nocturna condición!

Atrás dejé las puertas, las sabanas en aliño.
Los que sois de presa;
Magnates, caciques de la tierra, empolvados sobrestantes,
Velad el campo ausente.
Profesores y otras huestes,
vosotros los de la especie cotidiana, ya no vivo de vuestra
ciencia ensimismada.

Pronto me acusas,
Aire desnudo,
Doblegas mi ceño,
Me das el pánico de lobos aullando bajo la abrupta claridad lunar.
Al romper entonces la procesión oscura de esta sangre coagulada,
A más de la intrínseca solidez de mi sombra y de mis dientes,
¡Oh selva transparente,
Tus vientos primordiales se desprenden de intensa luz
En mis recintos!

¡Oh mía de mis años!
Las plazas comentadas, los caminos, las edades,
Cuánto he recorrido en virtudes de tu imagen trascendente.
Como holanes de rocío en torno de tantas frondas agostadas,
Mil rumores de tus sienes prevalecen en mi espíritu.
Mis gotas caen.
El ala irrumpe a través de tus tensos jardines soñolientos.
La premura aún
De este ser tan secreto y transparente como el néctar de las flores.
Allá sin tregua
La extensión continua, el fragor de la conquista.
El espacio aquél, a brote de epidermis.
Tal recibe el eco, en vertientes albas de tu cuerpo,
Mandatos consabidos de luz oculta.
¡Oh cuerpo femenino a cuya entrada se extasían las tormentas,
Los ciclones!

Al amparo de una lámpara perdida en su esplendor de azufre,
Aquí te imploro, en la concentración de mis entrañas,
En las caudalosas lunas de mi adviento.
Bajo este rotundo cielo atravesado de miradas y de clamores,
Más allá de todo ambiente, te escucha mi ansiedad.
En la eternidad de mis cenizas se verán las glorias de tu sangre,
Las dulzuras de tu empeño.
1944

2. Agonías de un Caribú

Bajo el paso incierto y vegetal de angustia,
Levanto el polvo de la nada.
Toda pupila emerge
en esta soledad suspensa,
Toda concentración oscura,
En violencia tal
De hacinamiento y llama pura entre las rocas.

La luna atenta y circundada
A su vez aclara
Aquel espacio de su prenda
Fluente y nemoroso.
Atormentados cascos van a mengua
Redoblando el eco
En mil contornos de la estéril claridad polar.

Único en sí repercute el gemido entre la fronda
De un balido incauto.
Ventajas cruentas de la selva:
Desvalidos pasos del garañón herido
Que ya en las turbias aguas del escajo su condición aplaca
Su pesar consume.
Yacentes ojos a su propia luz ocultos
Bajo el ámbito nocturno de este vuelo.

Ver adentro, el cazador también escucha
El retiro alado de tanta lejanía inclusa.
Y en murmullos que la brisa asume, cuanto más cercanos, se acrecienta el rocío de las fieras.

A aquellas cuencas vuelvo, al conjunto aquél,
Saturado y tenso,
De fragancia y brotes.
Los continuos árboles
De vertical sustento, de fiero embate,
Allí persisten
Como la postrera vibración del aire.

Tantas voces en el eco. ¡Oh luna te reflejas en mi mente!
Como el ave en las alturas de su vuelo contenida,
Tan solo aún, Noche mía, voy en ti, tan duro de distancias.
La pradera de tierno espacio en tanto me recibe,
Que en jugos desbordantes de los aires resplandece.

¿Mas, volverá el cedeño pasto
a brotar de luces?
De lo remoto el ciervo acude
A tal empeño de este clamor vedado.

3. Perenne luz

La noche de cerca, y tan desnudo golpe a expensas de mi corazón.
¡Dolorosa mano mía no aciertas a caer
suspensa en aquel trasluz
de movimiento
de tu imprescindible exclamación!

Ya los mares del Oeste como pecho se dilatan:
Tanto el vuelo de mis sienes, y el velamen de esta lámpara que levanto a firmamentos,
al paso de aguas, a más decir por la anchura de mis párpados.

¡Oh metal tan fresco
Bajo el calor del epidermis!
¡Oh clara huella de su tránsito
En el campo deseado,
en las congruentes potestades de tu sexo!
De clamores y destellos me consuma
Habiendo de sosegar su desnudez.
De sosegarla en la noche de la especie,
En brañas del oasis,
Con mi aliento cuando en vilo de miradas.

Todo que te arrima en resplandores
Que tu condición aplaca de mi ensangrentada consistencia
Todo aquello que no se ajusta de palenques y de fronteras familiares.
Soledad cumplida.
¡Oh silencio, me retraes
-como una implacable roca de durezas en el alma!

¡Menguada luz de escaso asilo!
Labios míos, dadme altura en el trance de estas ansias.
Mas al borde de riberas semejantes
Cuántas aves de este mundo se incorporan,
Como el rostro implícito en el fulgor de la visión,
Que atraviesan de soslayo la magnitud de las esferas…
Por cuanto asumo de mi cuartel de sangre,
La baja tierra de brisas se ilumina.
Mi cuerpo en tanto a vista se desprende de cenizas,
Gimiendo en hontanares de espeso llanto.

Premisas todas de la muerte.
Un ay seguido de tinieblas, de esta gota pertinaz del pensamiento.
¡Oh mi sueño entrante en humedad de flores!
El espíritu denodado
Se arranca de sus perennes paredes lastimosas.
Abultados cortinajes, como otras tantas cabelleras de lo oscuro,
Y la más ardua noche
De presión continua.

Entidad fortuita
Que no habré de hallar sino a merced de escombros,
En el fragor de la ruptura,
Cuando este golpe de mi total caída
Apura entradas en la nada.

¡Oh lamento de tu voz en mi espesura!
Y esa latente réplica, de néctares y de estambres, al placer que me convida.
¡Oh Tiempo, me defines de presencia y de universo!
Hoy cuán bien, ¡oh luz!, aciertas entre tejidos y asperezas, a descontarme espacios,
A circundarme de vecindades el corazón.

Vida sin prejuicios cuando de Ella al tanto de sus senos concatenando habré de recibir.
Me sostengo en vilo, sin huella entonces, a mayor premura de memorias.
En mi boca de ayes.
Mi labio amén de vez repercute golpeando lo indecible

Ésta acendrada concentración del alma,
¿En qué cúmulo no obstante de la esfera que me oculta?
Hoy mi sentencia, a toda prueba.
De un paso mío al consiguiente, ¿Qué distancia de resuelve?
Tu propia luz endurecida,
Como aquella, a expensas de la nada, claridad conjunta de los universos astros.

Todo vuelo se desprende de tus ansias;
Tanto así mi faz en los recónditos espejos que la nombran.
La reverberación así del sexo
En la extensión de su cabida,
Como el clamor de los metales
Bajo el lampo de tus cruentas auroras boreales.

Ni vectores, ni herramientas de otra fuerza.
Gota a gota la fría lámpara
Sobre mi sien persiste.
¡Tus miradas desgreñadas!, ya sus íntimos cristales de violencia me golpean
A merced de tu estatura.
Vertientes todas de mi lecho.
El deseado cuerpo a su poder de luz se entrega,
A sus mejores aguas.
Tal es mi consumo,
De transparencias tuyas y señales en el retiro incalculable de los astros.
Allá en demora, Amada mía,
Por cuentas y sabores de tu amor que concertar.
Y los terrestres años se deciden, en trances de mi prenda,
Hacia el extremo vértice de profundidad apetecido.

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DE JOVEN YO ESCRIBÍA POESÍA [Mi poema]
Stella Maris Taboro [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

De joven yo escribía poesía,
después ya me case, tuve dos hijos,
y el tiempo dedicado en que escribía
no fue lo que esa entente merecía
en busca de unos retos más prolijos.

No fue que no supiera qué decir
-si indico aquí otra cosa mentiría-,
que tiempo no tenía de escribir
debiendo trabajar hasta aburrir
y nunca yo pensé que moriría.

Después, justo al final de la batalla,
en ese escaso tiempo que es la vida,
mis hijos me dijeron come y calla,
por fin ya decidí saltar la valla
volviendo a entrometerme en la corrida.

Razón por la que he vuelto a las andadas,
consciente ya no pienso como un niño,
volviendo hacia el pasado las miradas
buscando conciliarme con las hadas
que vuelvan a mi estancia haciendo un guiño.
©donaciano bueno

Es que escribir #poesía no da para vivir...? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Stella Maris Taboro

Soñábamos

Y en el profundo sueño de esta noche
soñé que me soñabas
y atrapados en el sueño,
de la mano recorríamos la noche .
Me contabas de tu mundo,
lejos de mi, respondía mi voz,
tan cerca de ti.
Nuestras miradas se encontraban
en un balcón de cristal,
seguíamos acopiando
parpadeos de abanicos,
y en un hondo sueño
ya no éramos dos,
sí, una aleación …
un amuleto.

Alejándome

Me alejé de las sombras,
los gruesos muros.
el ruido mundanal ,
el miedo enceguecido.
Puse alas a mis ganas
encima de la desolación,
los silencios sepulcrales,
las cornisas lanzadas
en las sombra.
Un fulgor me estremeció,
y mi andar desorientado,
cayó en la nada,
yo que creía que no existía.
Y la nada se hizo música
en aureolas celestiales
mezcladas de sueños
con estrellas asombradas
pintadas con la música
que crea el viento
entre las ramas…

Mujer

MUJER con M ,eres el milagro de dar vida.
Mujer con M, maravillada por sus hijos,
con M de martirio si los pierde.
Mujer con M de manantial. manantial lleno de amor .
Mujer con M de mamadera.cuando tu pecho no das.
Mujer con M de memorable,educando a tus hijos.
Mujer con M de mimar desde la niñez a la adultez.
Mujer con M de magia con tu voz o ternura
Mujer con M de mérito, por tu paciencia y fortaleza.
Mujer con M de modestia cuando actúas y hablas con simpleza,
y callas si te elogian grandemente.
Mujer con M, de manos .manos laboriosas ,
con olores a comida,jabones , tejidos y costuras.
Mujer con M de monotonía,
cuando olvida la alegría de vivir.
Mujer plena ,con M de magistral
cuando das el ejemplo de cuidar , proteger y amar.
Mujer con M , marcada para
poner canela en sus gestos, limar las asperezas,
quitar las esquirlas , aliviar el dolor.
Subir el sol con sus fuerzas invisibles
aunque le digan que eres el sexo débil,
encender llamas cuando la oscuridad amenace..
Mujer que defiendes tu dignidad sin temores,
Mujer cuna de enseñanzas y principios.
Elevo mi canto a vos mujer, no sólo porque soy mujer
sino porque somos la luz en cada hogar
por lo tanto luz en el mundo.

Adiós

Adiós

Cuando despiertes ,
hallarás las velas que dejé ardiendo
las que nos envolvió en sus haces danzantes,
y tomó el aire de nuestras risas y alegrías.

La noche me alejó de tus aposentos,
y bajo candado quedó el amor que sentí,
aquel ,que bebí sedienta y entusiasta,
se escapó como tristes sonidos
de campanas con badajo de madera.

Siguen aun abiertas las ventanas,
para que cuando despiertes,
la luz te acompañe,
y no sientas que me fui.

Flor

Flor, desnuda de pétalos,
cómplice de un tiempo
de luces y de magia,
meciéndote , en el abismo transparente.
Ya no bebe la abeja
en tu cuerpo fresco de néctares
cargado de fragancias.
En el aire naufragó tu corola
montando en colinas de sueños eternos
donde ahogó su canto el colibrí .
Resplandor efímero
el de tus pétalos, acariciados por el sol,
espejos de una luna
besando los temblores de tus bordes…
Encendiste un tiempo
de asombros y murmullos
en el luminoso silencio de la noche…

Flor, desnuda de pétalos,
cómplice de un tiempo
de luces y de magia,
meciéndote , en el abismo tranparente.
Ya no bebe la abeja
en tu cuerpo fresco de néctares
cargado de fragancias.
En el aire naufragó tu corola
montando en colinas de sueños eternos
donde ahogó su canto el colibri .
Resplandor efímero
el de tus pétalos, acariciados por el sol,
espejos de una luna
besando los temblores de tus bordes…
Encendiste un tiempo
de asombros y murmullos
en el luminoso silencio de la noche..

Tus huellas

Tus huellas

Se desnudan impiadosas…
tus huellas

otra vez en un desierto
de ausencias
sin asombros ni perfume…

La poesía se llena con tu rostro
en el alba encendida en mi mirada
que desliza melodías de seda ,
hasta caer en la concavidad de tu morada.

En extraños laberintos salgo a buscarte
bebiendo una ceremonia
donde los pájaros vierten
la ternura de su trinos,
deslizadas en un espacio
salpicado con el néctar
de tus pupilas extasiadas …

Silencio nocturno

Me adentro en la noche,
me hundo en su profundidad
y desde ella escucho
a las estrellas que en su quietud
consuelan a la luna lagrimeando
en el pañuelo de las nubes.

Desde ella, oigo
la ausencia de tus besos
la canción d e tu abrazo,

Siento que el miedo
llena con sus segundos
el vacío inmenso
de este oscuro paraíso.

Vago en la profunda noche
y me ahogo en su hondo silencio
donde flota mi corazón sangrante
por tu ausencia.

Un ave

Un ave

¿Por qué te asustas, pequeña ave?
¿Por qué tiemblan tus alas
si no te quiero atrapar?

Te vi en un rincón
para abrigar un nido
donde el yunque del tiempo
un ladrillo fue cavando .
No quiero interrumpir tu sueño
creando un mullido lecho.

Me nutriré con las flores
de mi jardín,
me adormeceré
en sus exquisitos aromas ,
y cuando una canción
de un amanecer
distinto a éste
me despierte

desde algún ángulo de mi ventana
veré aletear a tu retoño por primera vez..

La casa del poeta

La casa del poeta es casi universal,
cual si fuese una veleta,
se expresa en todo norte boreal,
o en algún sur austral.
Casi, casi un pasaporte,
escribiendo en cualquier rincón,
su casa es el mar de sus poemas
cualquier emblema que sea.
La casa del poeta
tal vez esté en una canción
o en algún camino silencioso
cuando asalta la imaginación.
La casa del poeta
es múltiple como los días
ya tristes o con alegrías.
La casa del poeta
está llena de pájaros libres,
como sus escritos de cometas.
No hay desiertos que sostengan
a la casa del poeta
porque él siempre despierta
hasta las tímidas violetas.

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LA VUELTA A LAS ANDADAS [Mi poema]
Karmelo C. Iribarren [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Del hombre dicen, vuelve a las andadas,
que el mismo es ese ser que, presumido,
fingiendo que se siente compungido
en vez de dar respuestas da calladas
contento de él de haberse conocido.

Se encuentra en un constante movimiento,
lo mismo que si fuera una veleta
no sabe ella pararse, no está quieta,
que espera en su esplendor la mueva el viento
vagando sin parar hasta la meta.

Al hombre le acompaña una congoja,
anclado como está en sus telarañas,
soñando en realizar grandes hazañas
cogiendo al caminar cuanto se antoja,
subiendo y escalando las montañas.

Y sigue paso a paso a la deriva
mirando cada cosa a cada lado,
dudando si lo ha visto o imaginado.
El hombre lleva a cuestas mientras viva
creer que no está libre de pecado.
©donaciano bueno

El que esté libre de #pecado, tire la primera piedra? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Karmelo C. Iribarren

NO ES PARA TANTO

Dada mi biografía
he de admitir
que no contaba con que esto sucediese,
pero el caso es que aquí estoy,
he llegado,
soy eso que algunos llaman
un hombre de mediana edad.

No está tan mal,
no es para tanto:

la esperanza reducida
a llegar al día siguiente,
el paraguas siempre a mano.

NO ES EL MÍO ESTE TIEMPO

Estas calles que recorro cada día
hace tiempo
que ya no son mis calles:

cruzo los puentes, entro en las librerías,
me siento en los bancos de las plazas,
miro la lluvia hipnotizado desde los bares,
hago, en fin, lo que he hecho siempre,
pero no son mis calles.

Hace tiempo que decidí quedarme al margen
de un tráfago de gentes y de ideas
que no me dicen nada,
en las que no me reconozco.

Con esa compañía, mejor solo.

POR ALLÍ ARRIBA

Por allí arriba
cruza una bandada de pájaros.

Parecen golondrinas.

Forman
la clásica punta
de flecha.

Huyen del invierno
hacia el sur.

A ver si coincidimos
cuando vuelvan.

Serán buenas noticias para mí.

EN EL ALVIA, LLEGANDO A BURGOS

El cielo
está poniéndose
de lluvia.

Pronto
caerá la noche
y mi otro yo
irá emergiendo
lentamente
en la penumbra del cristal.

Me pedirá explicaciones,
como hace siempre.

A ver
qué me invento
esta vez.

LA ÚLTIMA FUNCIÓN

Ahora
vivir ya es aprender
a despedirse,
los días van pasando ante tus ojos
con su lluvia cansada
y su luz vieja,
sin brillo,
y las noches se han vuelto
peligrosas,
nunca sabes
qué te vas a encontrar
al otro lado.

Ahora
—como cuando se acaban
los domingos—,
todo parece estar a punto de irse,
querer representar
su último acto,
dar por terminada
la función.

El que apaga la luz
quiere marcharse a casa.
Pero tú no te des por aludido.

TRAGICÓMICO

Es lo que tiene,
el amor:
empiezas siendo
el galán
protagonista
de una maravillosa
comedia,

y acabas
convirtiéndote
en un actor
sobrio,
serio,
de carácter,
solo que de tu
propia tragedia.

LA MUJER DE MIS SUEÑOS

En todas las ciudades
que he pisado
me ha parecido verte:

un autobús que arranca
y que no cojo,
o un ascensor cerrándose,
o doblando una esquina hacia
la noche,
o al fondo,
entre humo y voces,
de un bar de madrugada…

En cualquier sitio, siempre,
tu imagen que aparece
y desaparece.

SEGURO QUE ESTA HISTORIA TE SUENA

Al fondo de la barra
una mujer; una
mujer en principio
como tantas: que fuma,
bebe, ríe, charla, y se echa
la melena para atrás;
ya digo, como tantas.

Hasta que su
mirada se cruza acaso
con la tuya
-o a ti te lo parece-,
y por un breve
instante
el tiempo se detiene,
y esa mujer es única,
y todo cambia,
y todo puede pasar.

Todo.

También
-como sucede
casi siempre-,
absolutamente nada.

YA ESTÁ

Ya poseemos
casi todo
lo que nos iba
a hacer felices.
Puede decirse
que lo hemos
conseguido.

Ya está.

Ahora solo
nos queda
comprobar
hasta qué punto
fuimos sinceros
con nosotros
mismos.

LO DIFÍCIL

Enamorarse es fácil.

Uno puede enamorarse
-sin demasiado esfuerzo-
varias veces al día,
a nada
que se lo proponga
y se mueva un poco por ahí;
y si es verano,
mi te cuento.

Enamorarse no tiene
mayor mérito.
Lo realmente difícil
-no conozco
ningún caso-
es salir entero
de una historia de amor.

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TE CUENTO, NO TE CUENTO [Mi poema]
Manuel Acuña [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Te cuento. Ni te cuento. ¿Qué te cuento?
Que ayer llegué a soñar que estaba ciego.
Por poco me descuido y me la pego.
Mas todo fue el despiste de un momento
muy propio de un borrego.

Te cuento. Ni te cuento. ¿Qué te cuento?
Que ayer llegué a pensar que estaba loco.
Me niego aquí a explicar que mi sofoco
le tuve que curar con un ungüento
y que aún me sabe a poco.

Te cuento. Ni te cuento. ¿Qué te cuento?
Que un ángel me decía ya estás muerto.
Y tuve que tocarme a ver si es cierto.
si acaso yo lo veo o lo presiento
o me ha mirado un tuerto.

Te cuento. Ni te cuento. ¿Qué te cuento?
Que ayer llegué a soñar que era un idiota.
Jugando estaba allí con la pelota
haciendo de payaso tan contento
en una chirigota.

Y en esta disyuntiva desperté.
Me dije ya estoy harto de este cuento.
Prefiero al fin meterme en un convento
que hacer de otros papeles que no sé
sin mi consentimiento.
©donaciano bueno

Entre hacer el #idiota o el payaso, mejor el #payaso. no? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Manuel Acuña

A una flor

Cuando tu broche apenas se entreabría
para aspirar la dicha y el contento
¿te doblas ya y cansada y sin aliento,
te entregas al dolor y a la agonía?

¿No ves, acaso, que esa sombra impía
que ennegrece el azul del firmamento
nube es tan sólo que al soplar el viento,
te dejará de nuevo ver el día?…

¡Resucita y levántate!… Aún no llega
la hora de que en el fondo de tu broche
des cabida al pesar que te doblega.

Injusto para el sol es tu reproche,
que esa sombra que pasa y que te ciega,
es una sombra, pero aún no es la noche.

Adiós a México

Pues que del destino en pos
débil contra su cadena,
frente al deber que lo ordena
tengo que decirte adiós;

Antes que mi boca se abra
para dar paso a este acento,
la voz de mi sentimiento
quiere hablarte una palabra.

Que muy bien pudiera ser
que cuando de aquí me aleje,
al decirte adiós, te deje
para no volverte a ver.

Y así entre el mal con que lucho
y que en el dolor me abisma,
quiero decirte yo misma,
sepas que te quiero mucho.

Que enamorada de ti
desde antes de conocerte,
yo vine sólo por verte,
y al verte te puse aquí.

Que mi alma reconocida
te adora con loco empeño,
porque tu amor era el sueño
más hermoso de mi vida.

Que del libro de mi historia
te dejo la hoja más bella,
porque en esa hoja destella
tu gloria más que mi gloria.

Que soñaba en no dejarte
sino hasta el postrer momento,
partiendo mi pensamiento
entre tu amor y el del arte.

Y que hoy ante esa ilusión
que se borra y se deshace,
siento ¡ay de mí! que se hace
pedazos mi corazón…

Tal vez ya nunca en mi anhelo
podré endulzar mi tristeza
con ver sobre mi cabeza
el esplendor de tu cielo.

Tal vez ya nunca a mi oído
resonará en la mañana,
la voz del ave temprana
que canta desde su nido.

Y tal vez en los amores
con que te adoro y admiro
estas flores que hoy aspiro
serán las últimas flores…

Pero si afectos tan tiernos
quiere el destino que deje,
y que me aparte y me aleje
para no volver a vernos;

Bajo la luz de este día
de encanto inefable y puro
al darte mi adiós te juro,
¡oh dulce México mío!

Que si él con sus fuerzas trunca
todos los humanos lazos,
te arrancará de mis brazos
¡pero de mi pecho, nunca!

Nada sobre nada

Pues, señor, dije yo, ya que es preciso
puesto que así lo han dicho en el programa,
que rompa ya la bendecida prosa
que preparado para el caso había,
y que escriba en vez de ella alguna cosa
así, que parezca poesía,
pongámonos al punto,
ya que es forzoso y necesario, en obra,
sin preocuparnos mucho del asunto,
porque al fin el asunto es lo que sobra.

Así dije, y tomando
no el arpa ni la lira,
que la lira y el arpa
no pasan hoy de ser una mentira,
sino una pluma de ave
con la que escribo yo generalmente,
violenté las arrugas de mi frente
hasta ponerla cejijunta y grave
y pensando en mi novia, en la adorada
por quien suspiro y lloro sin sosiego,
mojé mi pluma en el tintero, y luego
puse ocho letras: «A mi amada».

Su retrato, un retrato
firmado por Valleto y compañía,
se alzaba junto a mí plácido y grato,
mostrándome las gracias y recato
que tanto adonran a la amada mía;
y como el verlo sólo
basta para que mi alma se emocione,
que Apolo me perdone
si, dije aquí que me sentí un Apolo.

Ella no es una rosa
ni un ser ideal, ni cosa que lo valga;
pero en verso o en prosa
no seré yo el estúpido que salga
con que mi novia es fea,
cuando puedo decir que es muy hermosa
por más que ni ella misma me lo crea;
así es que en mi pintura
hecha en rasgos por cierto no muy fieles,
aumenté de tal modo su hermosura
que casi resultaba una figura
digna de ser pintada por Apeles.

Después de dibujarla como he dicho,
faltando a la verdad por el capricho,
iba yo a colocar el fondo negro
de su alma inexorable y desdeñosa,
cuando al hacerlo me ocurrió una cosa
que hundió mi plan, y de lo cual me alegro;
porque, en último caso,
como pensaba yo entre las paredes
de mi cuarto sombrío,
¿qué les importa a ustedes
que mi amada me niegue sus mercedes,
ni que yo tenga el corazón vacío?
Si mi vida vegeta en la tristeza
y el yugo del dolor ya no soporta,
caeré de referirlo en la simpleza
para que alguien me diga en su franqueza:
«¡¿si viera usted que a mí nada me importa?!»

No, de seguro, que antes
prefiero verme loco por tres días,
que imitar a ese eterno Jeremías
que se llama el señor de Cervantes.

Y convencido de esto,
ya que era conveniente y necesario,
borré el título puesto,
y buscando a mi lira otro pretexto
escrbí este otro título: «El santuario».

¡El santuario!… exclamé; pero y ¿qué cosa
puedo decir de nuevo sobre el caso,
cuando en cada volumen de poesías,
en versos unos malos y otros buenos,
sobre templos, santuarios y abadías?
Para entonar sobre esto mis cantares,
a más de que el asunto vale poco,
¿Qué entiendo yo de claustros ni de altares,
ni que sé yo de sacristán tampoco?

No, en la naturaleza
hay asuntos más dignos y mejores,
y más llenos de encantos y de belleza,
y que he de escribir, haré una pieza
que se llame: Los prados y las flores.

Hablaré de la incauta mariposa
que en incesante y atrevido vuelo,
ya abandona el cielo por la rosa;
ya abandona la rosa por el cielo,
del insecto pintado y sorprendente
que de esconderse entre las hierbas trata,
y de el ave inocente que lo mata,
lo cual prueba que no es tan inocente;
hablaré… pero y luego que haya hablado
sacando a luz el boquirrubio Febo,
me pregunto, señor, ¿qué habré ganado,
si al hacerlo no digo nada nuevo?…

Con que si esto tampoco es un asunto
digno de preocuparme una sola hora,
dejemos sus inútiles detalles,
ya que no hay ni un señor ni una señora
que no sepa muy bien lo que es la aurora
y lo que son las flores y los valles…
Coloquemos a un lado estas materias
que valen tan poco para el caso,
y pues esto se ofrece a cada paso
hablemos de la vida y sus miserias.

Empezaré diciendo desde luego,
que no hay virtud, creencias ni ilusiones;
que en criminal y estúpido sosiego
ya no late la fe en los corazones;
que el hombre imbécil, a la gloria ciego,
sólo piensa en el oro y los doblones,
y concluiré en estilo gemebundo:
¡Que haya un cadáver más qué importa al mundo!

Y me puse a escribir, y así en efecto,
lo hice en ciento cincuenta octavas reales,
cuyo único defecto,
como se ve por lo que dicho queda,
era que en vez de ser originales
no pasaba de un plagio de Espronceda.
Como era fuerza, las rompí en el acto
desesperado de mi triste suerte,
viendo por fin que en esto de poesía
no hay un solo argumento ni una idea
que no peque de fútil, o no sea
tan vieja como el pan de cada día.

En situación tan triste
y estando la hora ya tan avanzada,
¿qué hago, dije yo, para salvarme
de este grave y horrible compromiso,
cuando ningún asunto puede darme
ni siquiera un adarme
de novedad, de encanto, o de un hechizo?
¿Hablaré de la guerra y de la gente
que enardecida de las cumbres baja
desafiando al contrario frente a frente,
y habré de convertirme en un valiente,
yo que nunca he empuñado una navaja?
No, señor, aunque estudio medicina
y pertenezco a esa importante clase
que no hay pueblo y lugar en donde no pase
por ser la mas horrible y asesina,
aparte de que en esto hay poco cierto,
como lo prueba y mucho la experiencia,
yo, a lo menos hasta hoy, me hallo a cubierto
de que se alce la sombra de algún muerto
a turbar la quietud de mi conciencia.

Sobre los libros santos, se podría
con meditar y con plagiar un poco,
arreglar o escribir una poesía;
pero ni esto es muy fácil en un día
ni para hablar sobre esto estoy tampoco;
porque en fiestas como esta,
donde el saber está en su templo,
salir con el Diluvio, por ejemplo,
fuera casi querer aguar la fiesta;
y como yo no quiero que se diga
que he venido a tal cosa,
ya que en mi numen agotado me hallo
el asunto y el plan a que yo aspiro
rompo mi humilde cítara, me callo,
y con perdón de ustedes me retiro.

Hojas secas

I
Mañana que ya no puedan
encontrarse nuestros ojos,
y que vivamos ausentes,
muy lejos uno del otro,
que te hable de mí este libro
como de ti me habla todo.

II
Cada hoja es un recuerdo
tan triste como tierno
de que hubo sobre ese árbol
un cielo y un amor;
reunidas forman todas
el canto del invierno,
la estrofa de las nieves
y el himno del dolor.

III
Mañana a la misma hora
en que el sol te besó por vez primera,
sobre tu frente pura y hechicera
caerá otra vez el beso de la aurora;
pero ese beso que en aquel oriente
cayó sobre tu frente solo y frío,
mañana bajará dulce y ardiente,
porque el beso del sol sobre tu frente
bajará acompañado con el mío.

IV
En Dios le exiges a mi fe que crea,
y que le alce un altar dentro de mí.
¡Ah! ¡Si basta no más con que te vea
para que yo ame a Dios, creyendo en ti!

V
Si hay algún césped blando
cubierto de rocío
en donde siempre se alce
dormida alguna flor,
y en donde siempre puedas
hallar, dulce bien mío,
violetas y jazmines
muriéndose de amor;

yo quiero ser el césped
florido y matizado
donde se asienten, niña,
las huellas de tus pies;
yo quiero ser la brisa
tranquila de ese prado
para besar tus labios
y agonizar después.

Si hay algún pecho amante
que de ternura lleno
se agite y se estremezca
no más para el amor,
yo quiero ser, mi vida,
yo quiero ser el seno
donde tu frente inclines
para dormir mejor.

Yo quiero oír latiendo
tu pecho junto al mío,
yo quiero oír qué dicen
los dos en su latir,
y luego darte un beso
de ardiente desvarío,
y luego… arrodillarme
mirándote dormir.

VI
Las doce… ¡adiós…! Es fuerza que me vaya
y que te diga adiós…
Tu lámpara está ya por extinguirse,
y es necesario.
-Aún no-.
Las sombras son traidoras, y no quiero
que al asomar el sol,
se detengan sus rayos a la entrada
de nuestro corazón…
-Y, ¿qué importan las sombras cuando entre ellas
queda velando Dios?
-¿Dios? ¿Y qué puede Dios entre las sombras
al lado del amor?
-Cuando te duermas ¿me enviarás un beso?
-¡Y mi alma!
-¡Adiós…!
-¡Adiós…!

VII
Lo que siente el árbol seco
por el pájaro que cruza
cuando plegando las alas
baja hasta sus ramas mustias,
y con sus cantos alegra
las horas de su amargura;
lo que siente pro el día
la desolación nocturna
que en medio de sus angustias,
ve asomar con la mañana
de sus esperanzas una;
lo que sienten los sepulcros
por la mano buena y pura
que solamente obligada
por la piedad que la impulsa,
riega de flores y de hojas
la blanca lápida muda,
eso es al amarte mi alma
lo que siente por la tuya,
que has bajado hasta mi invierno,
que has surgido entre mi angustia
y que has regado de flores
la soledad de mi tumba.

Mi hojarasca son mis creencias,
mis tinieblas son la duda,
mi esperanza es el cadáver,
y el mundo mi sepultura…
Y como de entre esas hojas
jamás retoña ninguna;
como la duda es el cielo
de una noche siempre oscura,
y como la fe es un muerto
que no resucita nunca,
yo no puedo darte un nido
donde recojas tus plumas,
ni puedo darte un espacio
donde enciendas tu luz pura,
ni hacer que mi alma de muerto
palpite unida a la tuya;
pero si gozar contigo
no ha de ser posible nunca,
cuando estés triste, y en el alma
sientas alguna amargura,
yo te ayudaré a que llores,
yo te ayudaré a que sufras,
y te prestaré mis lágrimas
cuando se acaben las tuyas.

VIII
1
Aún más que con los labios
hablamos con los ojos;
con los labios hablamos de la tierra,
con los ojos del cielo y de nosotros.

2
Cuando volví a mi casa
de tanta dicha loco,
fue cuando comprendí muy lejos de ella
que no hay cosa más triste que estar solo.

3
Radiante de ventura,
frenético de gozo,
cogí una pluma, le escribí a mi madre,
y al escribirle se lo dije todo.

4
Después, a la fatiga
cediendo poco a poco,
me dormí y al dormirme sentí en sueños
que ella me daba un beso y mi madre otro.

5
¡Oh sueño, el de mi vida
más santo y más hermoso!
¡Qué dulce has de haber sido cuando aun muerto
gozo con tu recuerdo de este modo!

IX
Cuando yo comprendí que te quería
con toda la lealtad de mi corazón,
fue aquella noche en que al abrirme tu alma
miré hasta su interior.
Rotas estaban tus virgíneas alas
que ocultaba en sus pliegues un crespón
y un ángel enlutado cerca de ellas
lloraba como yo.
Otro tal vez, te hubiera aborrecido
delante de aquel cuadro aterrador;
pero yo no miré en aquel instante
más que mi corazón;
y te quise tal vez por tus tinieblas,
y te adoré, tal vez, por tu dolor,
¡que es muy bello poder decir que el alma
ha servido de sol…!

X
Las lágrimas del niño
la madre enjuga,
las lágrimas del hombre
las seca la mujer…
¡Qué tristes las que brotan
y bajan por la arruga,
del hombre que está solo,
del hijo que está ausente,
del ser abandonado
que llora y que no siente
ni el beso de la cuna,
ni el beso del placer!

XI
¡Cómo quieres que tan pronto
olvide el mal que me has hecho,
si cuando me toco el pecho
la herida me duele más!
Entre el perdón y el olvido
hay una distancia inmensa;
yo perdonaré la ofensa;
pero olvidarla… ¡jamás!

XII
¡Ah, gloria! ¡De qué me sirve
tu laurel mágico y santo,
cuando ella no enjuga el llanto
que estoy vertiendo sobre él!
¡De qué me sirve el reflejo
de tu soñada corona!
¡cuando ella no me perdona
ni en nombre de ese laurel!

XIII
La que a la luz de sus ojos
despertó mi pensamiento,
la que al amor de su acento
encendió en mí la pasión;
muerta para el mundo entero
y aun para ella misma muerta,
solamente está despierta
dentro de mi corazón.

XIV
El cielo muy negro, y como un velo
lo envuelve en su crespón la oscuridad;
con una sombra más sobre ese cielo
el rayo puede desatar su vuelo
y la nube cambiarse en tempestad.

XV
Oye, ven a ver las naves,
están vestidas de luto,
y en vez de las golondrinas
están graznando los búhos. . .
El órgano está callado,
el templo solo y oscuro,
sobre el altar… ¿y la virgen
por qué tiene el rostro oculto?
¿Ves?… en aquellas paredes
están cavando un sepulcro,
y parece como que alguien
solloza allí, junto al muro.
¿Por qué me miras y tiemblas?
¿Por qué tienes tanto susto?
¿Tú sabes quién es el muerto?
¿Tú sabes quién fue el verdugo?

La brisa

Aliento de la mañana
que vas robando en tu vuelo
la esencia pura y temprana
que la violeta lozana
despide en vapor al cielo.

Dime, soplo de la aurora,
brisa inconstante y ligera,
¿vas por ventura a esta hora
al valle que te enamora
y que gimiendo te espera?

¿O vas acaso a los nidos
de los jilgueros cantores
que en la espesura escondidos
te aguardan medio adormidos
sobre sus lechos de flores?

¿O vas anunciando acaso,
sopla del alba naciente,
al murmurar de tu paso,
que el muerto sol del ocaso
se alza un niño en Oriente?

Recoge tus leves alas,
brisa pura del Estío,
que los perfumes que exhalas
vas robando entre las galas
de las violetas del río.

Detén tu fugaz carrera
sobre las risueñas flores
de la loma y la pradera,
y ve a despertar ligera
al ángel de mis amores.

Y dile, brisa aromada,
con tu murmullo sonoro,
que ella es mi ilusión dorada,
y que en mi pecho grabada
como a mi vida la adoro.

La felicidad

Un cielo azul de estrellas
brillando en la inmensidad;
un pájaro enamorado
cantando en el florestal;
por ambiente los aromas
del jardín y el azahar;
junto a nosotros el agua
brotando del manantial
nuestros corazones cerca,
nuestros labios mucho más,
tú levantándote al cielo
y yo siguiéndote allá,
ese es el amor mi vida,
¡Esa es la felicidad!…

Cruza con las mismas alas
los mundos de lo ideal;
apurar todos los goces,
y todo el bien apurar;
de lo sueños y la dicha
volver a la realidad,
despertando entre las flores
de un césped primaveral;
los dos mirándonos mucho,
los dos besándonos más,
ese es el amor, mi vida,
¡Esa es la felicidad…!

LA RAMERA

A mi querido amigo Manuel Roa

Humanidad pigmea,
tú que proclamas la verdad y el Cristo,
mintiendo caridad en cada idea:
tú que, de orgullo el corazón beodo,
por mirar a la altura
te olvidas de que marchas sobre lodo:
tu que diciendo hermano,
escupes al gintano y al mendigo
porque son un mendigo y un gitano.
Ahí está esa mujer que gime y sufre
con el dolor inmenso con que gimen
los que cruzan sin fe por la existencia;
escúpela también… ¡anda!… ¡no importa
que tú hayas sido quien la hundió en el crimen
que tú hayas sido quien mató su creencia!

¡Pobre mujer, que abandonada y sola
sobre el oscuro y negro precipicio,
en lugar de una mano que la salve
siente una mano que la impele al vicio;
y que al bajar en su redor los ojos
y a través de las sombras que la ocultan
no encuentra más que seres que la miran
y que burlando su dolor la insultan!

Y antes era una flor… una azucena
rica de galas y de esencias rica,
llena de aromas y de encantos llena;
era una flor hermosa
que envidiaban las aves y las flores,
y tan bella y tan pura
como es pura la nieve del armiño,
como es pura la flor de los amores,
como es puro el corazón del niño.

Las brisas le brindaban con sus besos,
y con sus tibias perlas el rocío,
y el bosque con sus álamos espesos,
y con su arena y su corriente el río;
y amada por las sombras en la noche,
y amada por la luz en la mañana,
vegetaba magnífica y lozana,
tendiendo al aire su purpúreo broche;
pero una vez el soplo del invierno
en su furia maldita,
pasó sobre ella y le arrancó sus hojas,
pasó sobre ella y la dejó marchita;
y al contemplar sin galas
su cálice antes de perfumes lleno,
la arrebató impaciente entre sus alas
y fue a hundirla cadáver en el cieno.

¡Filósofo mentido!…
¡Apóstol miserable de una idea
que tu cerebro vil no ha comprendido!
Tú que la ves que gime y que solloza,
y burlas su sollozo y su gemido…
¿Qué hiciste de aquel ángel
que amoroso y sonriente
formó de tu niñez el dulce encanto!
¿Qué hiciste de aquel ángel de otros días,
que lloraba contigo si llorabas
y gozaba contigo si reías…?
¡Te acuerdas!… Lo arrancaste de la nube
donde flotaba vaporoso y bello,
y arrojándola al hambre,
sin ver su angustia ni su amor siquiera,
le convertiste de camelia en lodo:
¡le transformaste de ángel en ramera!

¡Maldito tú que pasas
junto a las frescas rosas,
y que sus galas sin piedad les quitas!
¡Maldito tú que sin piedad las hieres,
y luego las insultas por marchitas!
¡Pobre mujer!… ¡Juguete miserable
de su verdugo mismo!…
Víctima condenada
a vegetar sumida en un abismo
más negro que el abismo de la nada
y a no escuchar más eco en sus dolores,
que el eco de la horrible carcajada
con que el hombre le paga sus amores.

¡Pobre mujer, a la que el hombre niega
el derecho sublime
de llamar hijo a su hijo!
¡Pobre mujer que de rubor se cubre
cuando escucha que le grita madre!
¡Y que quiere besarle, y se detiene,
porque sabe que un beso de sus besos
se convierte en borrón donde lo imprime!

Deja ya de llorar, pobre criatura,
que si del mundo en la escabrosa senda,
caminas entre fango y amargura,
sin encontrar un ser que te comprenda,
en el cielo los ángeles te miran,
te compadecen, te aman,
y lloran con el llanto lastimero
que tus ojos bellísimos derraman.

¡Y que se burle el hombre, y que se ría!
¡Y que te llame harapo y te desprecie!
Déjale tu reír, y que te insulte,
que ha de llegar el día
en que la gota cristalina y pura
se desprenda del lodo
para elevarse nube hasta la altura.

Y entonces en lugar de un anatema,
en lugar de un desprecio,
escucharás al Cristo del Calvario,
que añadiendo tu pena
a tus lágrimas tristes en abono
te dirá como ha tiempo a Magdalena:
Levántate, mujer, yo te perdono.

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JUGAR A LAS MUÑECAS [Mi poema]
Marco Martos [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Jugar a las muñecas ¡quita, quita!
que a mi lo que me gusta es a la guerra,
tú quieres que me vuelva mariquita,
me tenga que juntar con Margarita
o deba de meterme bajo tierra.

Que yo como soy hombre he de imitar,
a aquellos que presumen de machotes,
dispuesto a las mujeres a ganar,
debiendo presumir y pregonar
del arte de amansar con mis azotes.

Y así cuando me deba retratar
vendrán como las moscas a la miel,
dispuestas a mi trono disputar
ansiosas de subir hasta mi altar
deseosas de rozarse con mi piel.

No debo de olvidar que a las muñecas
se sabe que les gustan los malotes,
si vieran que tú estás en las batuecas,
harán cual españoles con las suecas
que nunca has de pasar de sus escotes.
©donaciano bueno

Este juego de los #sexos corre el riesgo de pasarse de frenada, o no? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Marco Martos

Carpe diem

Betarraga escancia té jazmín
y mientras escancia té jazmín
el frío empieza a irse
de su cara. Es invierno
sobre Lima y la sombra chinesca
se inclina y parpadea.
Así belleza gana.
En un día y otro día numerosas muchachas
harán lo mismo y será invierno
o verano será o noche cuando un aroma
de jazmín nazca de diversas manos
y distinta taza. Así será.
Pero este instante es irrepetible.
Recuérdalo y escríbelo:
nunca nadie vio a Betarraga
tan sabrosa tomando té jazmín
con tanta gracia.

Rito

Hoy, ayer y mañana, hoy, en este instante,
en el punto inmóvil donde todo y nada sucede,
para purificar el dialecto de la tribu
colocando cada palabra en su lugar,
habla la poesía, habla poco, cumpliendo
su obligación, y sin que nadie la invente,
esparza o desordene, evidencia el orden
y desorden de la vida, orden y desorden y furor.
Y para que la tribu quede contenta
usa palabras del lenguaje de hoy
pues las palabras del año pasado
pertenecen al lenguaje del año pasado
y la palabras del próximo año
esperan otra voz. Y en el punto inmóvil
donde todo y nada sucede, esa voz es esta voz.

Casti connubi

Cada mañana, marido y mujer, sentados y limpios,
comiendo tostadas, ruido de rata,
leyendo los diarios, matando las moscas,
hablando del clima, cada mañana,
esperan la noche, el hastío sexual:
fingirse dormidos, fingirse despiertos,
decirse palabras de libros de amor,
cada mañana, marido y mujer,
van al trabajo, regresan, se acuestan,
gordos, lustrosos, años de años,
esperan la noche, matando tostadas,
matando las moscas, matando los diarios,
matando los climas, cada mañana, gordos,
payasos, esperan la noche, el hastío sexual:
fingirse dormidos, fingirse despiertos,
decirse palabras de libros de amor,
cada mañana, rata y rata, rata y rata.

El vidrio es un líquido

Tus ojos son de agua.
Gotea el día y se hace noche,
humo tu mirada.
En dos siglos cae el vidrio
y se espesa en lo bajo.
Estás ahí en lo oscuro,
oculta de los catalejos,
en las zonas blandas.
Por el vidrio lenta baja mi lava,
la vida breve que no alcanza
para entrar en tu neblina.
El vidrio es un líquido,
añicos de gotas de agua.
Llega el sol y seca
los vitrales. Sólo quedan colores puros,
una iglesia de palabras.

Hafitz compara el amor con la Vía Láctea

Quédate con tu bombasí de encajes,
para iniciar el rito del amor, la locura, el nacimiento y la muerte,
quédate con tu bombasí de encajes.
Déjame palparte con los ojos
en esa transparencia que muestra
y esconde la tersura de tu piel
en esta noche de estrellas encendidas tan distantes.
Bajo el incierto resplandor lunar
guía mi mano al nudo de tu cintura
y desata conmigo nuestras respectivas tranquilidades,
y quédate, ahora sí, desnuda para que te vea
antes de extraviarme en el laberinto eterno
donde seré Nadie y todos los hombres.
Escucha el respirar animal que me habita,
siente mi galope en tu corazón,
el latir del mar, la marejada,
el camino luminoso de las estrellas,
la Vía Láctea en el oscuro oleaje
de millones de años.

MUESTRA DE ARTE RUPESTRE

Io sono stanco
¿Para esto matrimonio?
Mis hijos viven en una jaula de locos,
rodeados de extraños, agrupados
vagamente con el nombre de parientes.
En el pequeño jardín
nadie sabe de quién son los pañales,
de quién las camisas, de quién el aire.
Si me descuido
me cambian un hijo por otro.
¿A quién echarle la culpa?
¿A la matrona en esencia bondadosa?
¿A mi mujer, plena de amor desde hace años
embrujada por un verso que me costó
noches en vela?
¿A mí mismo de tristes oficios?
Mi sueldo (y el tuyo lector),
no alcanza.
Muchos miran con envidia estos ingresos.
Y hay en este Perú varios millones peor que nosotros.
¡Quiero una casa! Sueño.
Engels, de profeta, opinaba que aquí,
con este sistema, no hay solución al asunto.
Con rabia y sin vergüenza,
sobre las páginas de Engels,
salen con duelo mis lágrimas corriendo.
Quiero una casa. Sueño. Io sono stanco.
Maldigo. Yo soy el muerto en vida.
El que hace reglamentos.

VARONA Y VARÓN

Varona y varón,
desnudos frente a frente,
desnudos con esmero,
son presencia impalpable
de la gracia de quién sabe.
Nada pueden contra ellos
ni el miedo que bien sienten,
ni lo espaciado de los encuentros,
ni la envidia de los solitarios,
ni el viento de los que murieron.
El fuego es tan su salsa,
tan feliz como un niño,
tan se escapa por un tubo,
tan se oculta o parece nada,
que induce a la pareja
a desnudarse con esmero,
a juntar aire, y tierra,
aumentando la ternura
para empezar de nuevo el acto
más hermoso de la vida:
varona y varón.

EL PERÚ

No es este tu país
porque conozcas sus linderos,
ni por el idioma común,
ni por los nombres de los muertos.
Es este tu país,
porque si tuvieras que hacerlo,
lo elegirías de nuevo
para construir aquí
todos tus sueños.

RETABLO

En un tiempo viví en Ayacucho,
rincón de muertos que lo llaman.
Salí de allí, por azar, en 1970,
diez años antes del comienzo
de la hecatombe.
Vi la miseria con mis propios ojos
en el Parque Sucre, San Juan Bautista,
Acuchimay, en el mercado,
y penetrando por las rendijas
a las mismas casas de los ricos,
mendigando. Algunos
de mis conocidos de esos años
están muertos o en prisión
o andan por el mundo
como kamikazes locos
matando y dejándose matar
por los soldados.
No hablo de los jefes. De ellos no hablo.
Conocí un niño que murió
en la isla El Frontón en 1986, siendo hombre,
con trescientos de los suyos, asesinado.
Tuve un amigo periodista
que fue a Ayacucho en 1983
en misión de servicio y junto
con siete compañeros,
en Uchuraccay, murió asesinado.
Pero los hombres de la costa cuando mueren
tienen un nombre, una lápida,
recuerdos, flores; los campesinos
cuando mueren son números asesinados.
Pienso también en los soldados
que los llevan desde tan lejos
(Saposoa, Iquitos, Tumbes)
hasta Ayacucho a morir baleando.
No me hables de la música de Huamanga,
ni de la tersa piel de sus mujeres,
ni del cielo lapislázuli.
Ayacucho es la sombra de la muerte,
una escalera interminable de cadáveres,
la muerte misma trepando hasta mi corazón
que vive todo el tiempo agonizando.

EL MAR DE LAS TINIEBLAS

—Carta moral a Lucilio.
Escribe Séneca (40 d.C.)—

Solitario y débil
el buey viejo
quiere pasto tierno
y los hombres,
no muy diferentes,
somos alimento
diario de la muerte.
Nuestros cocineros
circulando entre los fuegos
preparan manjares para muchos
y los labriegos en Sicilia
y en África, y acaso más allá
del mar de las tinieblas, siembran
hierbas aromáticas, hortalizas y frutales
para alimentar a Roma y a las ciudades
de los cuatro confines
en cada uno de los imperios.
Cada quien defiende con los dientes
su verdad en el foro.
Con discursos y denuestos
los antagonistas se acompañan.
La mujer discute con el marido.
Ambos escuchan el eco
de dos voces y como eso no les basta
engendran al hijo entre sollozos.
Condición del hombre es estar solo,
vivir lo breve en la incertidumbre.
En cualquier cosa que hagas, Lucilio,
pon tus ojos en la muerte.
Consérvate bueno.

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QUIÉN TE HA VISTO Y QUIÉN TE VE [Mi poema]
Abel Alarcón [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

De joven me iniciaba yo en el sexo
atento a mis hermanos con sus chistes,
al ver que les hacía tanta gracia.
Dispuesto para dar mi primer beso
pensé intentar probar de esos alpistes
cayendo esa intención en la desgracia.

El cine y sus escenas escabrosas
y algunas de revistas a hurtadillas
siguieron intentando camelarme.
Metido en el jardín entre esas rosas
hacía con mi mente maravillas
con miedo a que pudieran observarme.

Mi vida sufrió un cambio radical
al irme yo a estudiar al extranjero,
inmerso en sus costumbres más paganas.
Aquello que en España estaba mal
allí no se ponía ningún pero
y nadie las tildaba de malsanas.

El ansia en descubrir ese erotismo
los velos con que el morbo se encubría
del sexo eran la sal y la pimienta.
Hoy viven atrapados con su autismo
el sexo se ha trocado en felonía,
y el mismo casi ya no trae a cuenta.
©donaciano bueno

#Ahora dicen que se va directo al grano, o no? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Abel Alarcón

La Abadesa

Por el jardín paseaba la Abadesa
Leyendo una oración de su breviario
Sus ojos eran de un azul turquesa,
Su tez como el marfil de su rosario.

Así cruzaba la divina obsesa,
Defendida de un mal imaginario,
Por aquel corazón que su pureza
Bordara en su bendito escapulario.

Junto a la hoja sagrada que leía,
Tierna recordación, simbolizada
En una seca flor la entristecía.

Cesó su labio de moverse en rezo,
Su pena se vertió cristalizada,
Y en la cruz y en la flor puso su beso.

Pascua

Elevó, adusto, el sacerdote anciano
de ácimo pan la nítida blancura;
trazo el signo de un símbolo su mano
y consumo la mística figura.

Plegose en el altar velo liviano
Y ante el pueblo, en beatifica postura,
Fulguró el sol flamante y soberano
De la enorme custodia, su hermosura.

Un torrente de luz bañó las naves;
Hubo explosión de gloria en el himnario;
Surgieron del armonio notas graves;

Cuando entre el humo undívago del ascua
Del coro voló un ave al campanario,
La campana mayor repicó a pascua.

LA AMISTAD

Vuestro amigo, es la respuesta a vuestras necesidades.
Es vuestro campo que sembráis con amor,
y cosechais con gratitud.
Y es vuestra mesa,
y el fuego de vuestro hogar.
Porque acudís a él para saciar vuestra hambre
y lo buscáis en procura de paz.

Cuando vuestro amigo revela sus pensamientos,
no teméis el NO en vuestra propia mente,
ni retenéis el SI.
Y cuando él guarda silencio
vuestro corazón no cesa de escuchar su corazón.

Porque en la amistad,
todos los pensamientos,
todos los deseos,
todas las expectativas,
nacen sin palabras,
y son compartidas con callado gozo.

Cuando os separáis de vuestro amigo,
lo hacéis sin aflicción.
Porque lo que más amáis en él,
puede ser más diáfano aún en su ausencia,
como para el alpinista la montaña aparece más despejada desde la llanura.

Y dejad que en la Amistad
no exista otro propósito
que el de profundizar el espíritu.
Porqe el amor que busca otra cosa,
que no sea la revelación de su propio misterio,
no es amor sino una red tendida,
y solamente lo inútil es pecado.

Y procurad que lo mejor de vosotros
sea para vuestro Amigo.
Si debe conocer vuestra bajamar,
dejadlo conocer también vuestra pleamar.
Porque ¿qué amigo es aquel
que tuvierais que buscar para matar las horas?
Buscarlo con horas para vivir.
Porque es misión suya
llenar vuestras necesidades,
pero no vuestra vaciedad.

Y, que en la dulzura de la amistad
haya lugar para la risa, y,
para los placeres compartidos.
Porque en el rocío de las pequeñas cosas,
el corazón encuentra su mañana,
y, toma su frescura.

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MI POETA INVITADO: Francisco García Jiménez

EN ESA HOGUERA ME QUEMO

Detrás de tus ojos hay un continente virgen
que se agita en la orilla de un mar claro o del cielo nuevo,
que envuelve tu alma con prodigiosa suavidad,
que despierta fuegos que el tiempo durmió…

Y en esa hoguera me quemo.

PERCEPCIÓN DE UN SEGUNDO NOCTURNO

Es la lluvia sobre un mar de afiladas hojas
en los cipreses de la ventana abierta.
A mi lado, te siento dormir sin verte,
y mi mano busca a cada hora tu sueño.

Imagen de un instante,
recortado en la claridad de la noche,
reflejado en el cristal,
de tu cuerpo rompiendo
la implícita forma de la distancia
sobre mi cama dormido.

De repente la súbita inmersión de los dos,
casi dulce y orientada a mis ojos,
te vuelve hacia mí sonriendo.
Abres los labios y me lo dices: te amo.
Me coges de la mano y haces tan tuya
la expresión de la nada ajena a nosotros.

Yo me despierto y pienso
en cómo ha pasado el tiempo
y en ese altísimo tramo
que nos separa.
Cierro los ojos,
apago los fuegos
con la lluvia sobre el mar de afiladas hojas
de los cipreses en la ventana abierta
y te recuerdo así.

Grupo Editorial RA-MA

MI TIERRA NO ES MI TIERRA [Mi poema]
Ramón de Garcíasol [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Mi tierra no es mi tierra es nuestra tierra,
que haber nacido allí no es un derecho,
ni es justo que se intente sacar pecho.
Y aquel que a circunstancia tal se aferra
que tenga buen provecho.

Pues que uno nunca elige donde nace
que todo siempre es fruto del azar,
y caiga bien o mal se ha de bregar.
No existe un alter ego que remplace
ni sirve aquí el rezar.

No entiendo a quien su mérito atribuye
y aun menos al que de eso vanagloria.
De memos está escrita aquí historia.
Aquel pueda creer que en ello influye
derecho irá a la gloria.

Y un día ha de llegar en que él se vaya,
lo mismo que llegó, sin un suplido,
contento así de haberse conocido,
-momento en que se cruza de la raya-
desnudo ya y rendido.
©donaciano bueno

#Imbécil: aquel que presume de ser superior por el simple hecho de haber nacido en tal o cual sitio? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Ramón de Garcíasol

Arenga a las rosas

Rosas, creced, pujad, multiplicaos
hasta invadir las cajas de caudales,
hasta impedir las ametralladoras,
hasta sembrar la pólvora y el hierro
de luz y primavera,
hasta ocupar el odio y las entrañas
de obuses, bombas, balas y morteros.

¡Creced, rosas, creced! ¡Pujad sin tregua!
Llenad los ojos de los tocineros,
floreced los cerebros belicosos,
corroed de esperanza a los podridos,
iluminad la mente de las bestias,
que se alimentan de oro, y sangre, y lágrimas;
que son capaces de matar la vida
porque palpita y brilla en nuestras manos.
Árboles, aguas, pájaros, frutales,
mieses, vides, obreros, plantas, madres,
óleos, músicas, máquinas, ideas,
vamos a proclamar la resistencia
de amor contra la guerra.

Están sembrando el aire de temores
para amargarnos la alegría,
para que nos matemos tú y yo, hermano,
ahora que ya maduran los dolores, y el sentido
va a revelarse al mundo.
Trabajad
de espaldas al temor. Abrid los ojos,
Rosas, hombres, al bien y a la belleza.
¡Creced! ¡Cantad! La vida es nuestra.
La tierra es nuestra, y nuestro es el futuro.
Trabajos, pensamientos, esperanzas,
vuestros y nuestros, rosas, hombres.
Nosotros encendemos las estrellas
y traemos el día,
y por nosotros se hará la paz.
Estamos en peligro, rosas, hombres,
perfume, sol, materia, inteligencia,
ciencia, fe, muerte, piedra, gracia, Dios.

¡Ahoguemos a los bárbaros en luces!
¡Avanzad, rosas, hombres! ¡Ocupad el mundo!

Canción del silencio de Castilla

A cortar silencio, esposa.
Está Castilla crecida
de silencio y sonorosa
paz, oreo por la herida

melancólica. Qué olores
tiene el campo que amanece.
Alamillos reidores
con el viento que les mece

están cribando en sus hojas
sol y sombra por el suelo.
Coge silencio sin duelo,
que se viertan las congojas.

Huele el campo que alimenta
de serenidad, y canta
un sabor en la garganta
que va de romero a menta.

Disuelve el terrón reseco,
silencio, y dale a la tierra
arada. Rellena el hueco
de sombra con luz de sierra,

y ponme a cantar a coro
con el color de la jara,
con el arbolillo de oro
-cuatro hojicas en la vara-,

con el arroyo serrano
y el pájaro que gotea
uvas de armonía. Sea
grano de trigo en verano

y buche de agua marcera,
y carmín en el poniente,
sagrada sombra de higuera
y diamante en el relente.

Fúndeme a tu ritmo eterno,
silencio del campo mío.
El pensamiento hace invierno
y metafísico frío.

Corta la invisible rosa.
Está crecida Castilla
de silencio para trilla
de corazones, esposa.

Cancioncilla de la esposa

Mariuca, esposica, madre:
Dios te salve
en este día y siempre.
dios te guarde,
y mi corazón de rabia y trigo
y sangre,
esta luz amorosa que en el filo
de las palabras arde.
¡Cuánta pasión, que sólo sabe
morder, callar, rugir,
ponerse grave
o niña, desesperarse
porque no puede saltar la carne
y fundirse contigo eternamente,
Mariuca, esposica, madre!

¡Que calle
ese tener que ir a las cosas,
este dejarse
los ojos entre las ideas,
el oleaje
que rompe contra las cuartillas!
¡Hoy es todo Mariuca, esposa, madre!

Reza por mí, Mariuca, esposa.
Yo te rezo a mi modo. Sale
el corazón en ritmo por la boca, me renace
tanto amor que no sé decirte,
y me resuena dentro en los panales
del sentimiento y en los huesos. Dame
la palabra sencilla, la sonrisa
Ingenua de la infancia, madre,
Mariuca, esposica, amor.
Tú me salves.

Cancioncilla de la invitación a la serenidad

Dulce te quiero, serena-
mente profunda te quiero.
Un silencio colmenero
melifica la colmena

que no quiere ser locura,
sino luz medida. Mira
y di con los ojos. Tira
esa prisa, criatura.

Moneditas atesora
de sol y tiempo. Se ve
mejor el paisaje a pie,
como manda Dios. Ahora

nace la palabra, brilla
con la hoja, con la nube.
Savia, sangre, sabe, sube
al árbol, a la mejilla.

Ven a recoger dulzura
para el invierno y la pena.
El secreto de la vena
va aclarando su escritura.

Dehesa de la villa ( Madrid )

¡Dehesa de la villa!
Desde esa hora,
el azul se te espesa,
se te enamora.

¡Qué maravilla!
En tu hierba, Dehesa,
fue su mejilla.

¡Fue tu mejilla, esposa!
Cómo lucía
en el aire la rosa
de tu alegría.

¡Viva mi suerte!
Sobre la hierba un día,
volveré a verte.

Del amor de cada día

Es posible que se haya dicho todo
y que hayamos nacido tal vez tarde.
Mas esta gloria que en mis venas arde,
nadie -¡nadie!- la vive de este modo.

Todo es posible. Todo ha sido en nombre:
todo. Pero este beso tuyo y mío,
esta luz, esta flor, este rocío,
son nuestros nada más, mujer y hombre.

Mujer y hombre únicos, primeros,
-tú y yo, yo y tú- con nombres y apellidos
que no se han de dar más en criatura.

Empezamos la Historia, verdaderos
primer hombre y mujer reconocidos,
proclamando el amor y su aventura.

Desafío de amor frente a las sombras

Otro doce de octubre, compañera,
con la serena flor de la alegría
y más luz en los ojos. Se diría,
coraje renaciente, que te espera

nuevo «milagro de la primavera».
seria la hora, dura la sangría,
el aire temeroso, esposa mía,
atormentado el ceño, sementera

de tiempo anubarrado. ¿habrá mañana
con plazuelas y niños juguetones,
espigas candeales la besana,

mozas de arracimado amor, parejas
como tú y como yo, los corazones
empavesados, dime? Sí: de tejas

abajo está muy grave la esperanza,
y de tejas arriba silenciosos,
mudos los astros, tan majestuosos
como siempre en sus órbitas. alcanza

el terror con la mano el hombre, avanza
entre fuerzas hostiles, tormentosos
los pulsos, con espanto los sabrosos
frutos sobre la mesa. la balanza

no está en el fiel de la justicia, pesa
espanto y más espanto. ¿Qué nos trae
a la espalda el futuro? Niebla espesa,

perdidiza y cobarde, sin agallas
el verbo imbécil. El vigor decae.
Y tú Dios, ¿por qué duermes, por qué callas?

Mas frente al miedo, mientras viva, digo
que no a las sombras. Trae la mano, esposa,
y avancemos. ¡Atrás los monstruos! ¡Rosa,
florece contra el hielo! ¡Sube, trigo,

más gallardo que nunca! ¡Ven, amigo,
a cantar con nosotros la gloriosa
salud trabajadora, la grandiosa
coral voz del Océano! ¡Conmigo

los vientres y las tiernas labrantías,
la rabia y el honor de los talleres
forjadores de panes y de días!

¡Adelante, a la vida sin fracaso!
si todos desertores, sé que eres,
Mariuca, la bandera de mi paso.

Desafío de amor frente a las sombras

Otro doce de octubre, compañera,
con la serena flor de la alegría
y más luz en los ojos. Se diría,
coraje renaciente, que te espera

nuevo «milagro de la primavera».
seria la hora, dura la sangría,
el aire temeroso, esposa mía,
atormentado el ceño, sementera

de tiempo anubarrado. ¿habrá mañana
con plazuelas y niños juguetones,
espigas candeales la besana,

mozas de arracimado amor, parejas
como tú y como yo, los corazones
empavesados, dime? Sí: de tejas

abajo está muy grave la esperanza,
y de tejas arriba silenciosos,
mudos los astros, tan majestuosos
como siempre en sus órbitas. alcanza

el terror con la mano el hombre, avanza
entre fuerzas hostiles, tormentosos
los pulsos, con espanto los sabrosos
frutos sobre la mesa. la balanza

no está en el fiel de la justicia, pesa
espanto y más espanto. ¿Qué nos trae
a la espalda el futuro? Niebla espesa,

perdidiza y cobarde, sin agallas
el verbo imbécil. El vigor decae.
Y tú Dios, ¿por qué duermes, por qué callas?

Mas frente al miedo, mientras viva, digo
que no a las sombras. Trae la mano, esposa,
y avancemos. ¡Atrás los monstruos! ¡Rosa,
florece contra el hielo! ¡Sube, trigo,

más gallardo que nunca! ¡Ven, amigo,
a cantar con nosotros la gloriosa
salud trabajadora, la grandiosa
coral voz del Océano! ¡Conmigo

los vientres y las tiernas labrantías,
la rabia y el honor de los talleres
forjadores de panes y de días!

¡Adelante, a la vida sin fracaso!
si todos desertores, sé que eres,
Mariuca, la bandera de mi paso.

Fe

Dulcinea del Toboso es la más hermosa
mujer del mundo…
Quijote, 2 LXIV

Has de matarme sin lograr que ceda,
y ni entonces podrás decir que dudo.
Si tu fuerza mi cuerpo vencer pudo,
nunca llegó a mi fe, ni habrá quien pueda.

Derribado, no esperes que conceda
un sí para tu gloria. Muerto y mudo,
por mí hablarán mis hechos más agudo
lenguaje que en palabra humana queda.

Aprieta más la lanza, caballero:
no puedo confesar a mi señora
segundona de nadie en hermosura.

A tu merced y en tierra vine, pero
tengo intacto el esfuerzo, y la ventura
no siempre de lo justo se enamora.

Gracias hermanos

A Gabriel Celaya

Sois tan buenos y desdichados,
tan sobrehumanos,
que me tenéis en algo.
Y voy apuntalado
Por vosotros, por vuestras manos
trabajadoras, vuestros labios
sonreídos del alba, brazos
sostenedores, respaldado.
Tan solitario
estoy que apenas valgo
con mi sombra. ¡Cuánto
en lo mío es vuestro, y proclamo,
en mi trabajo!
Y no me caigo
del todo, que sería malo
para vuestras creencias. Y me canso
tanto
que no quisiera haberme despertado
una mañana más al tajo,
llamo
a la materna muerte, a su regazo
acunador, me pongo a vuestro lado
y procuro mostraros
lo más sano
de mi palabra, el relámpago
que dignifique el barro
original, lo claro
de mis oscuridades, hago
el papel asignado
por el azar en el teatro
del mundo amargo
a ratos,
fascinante, entreclaro
y terrible, aún no descifrado,
criaturas de fe, de canto,
que no sabéis -¡ay, risas!- el milagro
diariamente renovado
que sois. Os amo,
gentes del pueblo llano,
de mis raíces, campo
pegujalero de mi sangre, árbol
de luz y fruto de mi llanto.
Y me callo, falto
y sin verbo adecuado
para rezarlo,
hermanos.

Nadie me cantará como te canto…

Nadie me cantará como te canto,
madre, con una llama que se enciende
en ti y en mi termina. Nadie entiende
la sangre de su fin y de mi llanto.

Yo no tengo semilla que me cante
en hijos de consuelo, salvadores,
por el tiempo y los hombres, labradores
que vuelvan a sembrar para adelante

la vida en criatura, y aún en pena,
pasajera, que luego se enardece
en la flor sin memoria ni condena

de la santa alegría. Aquí se apaga
el agua que se agota en sí, perece
sin salir a la mar que la propaga.

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CON EL PASO CAMBIADO [Mi poema]
Ricardo Pochtar [Poeta sugerido]New

MI POEMA …de medio pelo

 

Pues él vino hasta aquí para hacer bulto
lo mismo que hace el grano en el granero,
escaso de valor, un pordiosero
que quiso destacar siendo un inculto,
pidiendo pasó el tiempo algún indulto
y tuvo que ocultar bajo un sombrero.

Un otro más, uno otro del montón
que dura lo que dura un mal silbido
ansiando ver el cielo prohibido,
que haciendo va de tripas corazón
dudando si hacer caso a la razón
pues nunca supo ver a que ha venido.

Un trozo de una historia que olvidar
que, inútil, recordar ya no es preciso,
de un tiempo que acabó siendo un inciso
y hoy duerme con la tinta el calamar
a punto de en sus flemas naufragar
aquel que en juventud fuera un narciso.
©donaciano bueno

Todos venimos para hacer bulto y algunos sospechosos Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Ricardo Pochtar

BURIDAN

Entre dos adjetivos
igualmente necesarios
el poeta descubre
que el ayuno,
y se calla.

DONDE SE ENCIENDEN

las primeras sombras
se levantan del mar
aves de espuma.

SERÁ CALLADA la nueva

gesta de las cosas,
habrán vuelto
a su silencio antiguo
el roble que consiente
los helechos,
la bruma de hojas tiernas.

REVÉS DE LAS PREGUNTAS

Un recodo callado
de la voz
que les vuelva
los puños a las dudas,
que atrape
la punta del ovillo,
que averigüe
el brillo escondido
del error.
***
Ésta es mi sucia baraja mal partida,
éstas mis flores trapicheras,
mis monedas de canto clandestino,
mi viejo dinero deslavado:
no me pidan que pierda ni que gane,
hay más fichas varadas
en la pez de mis bolsillos,
nombres que eran propios y se borran
cosas mudas y grises que amanecen.

ERKLÄRTE NACHT

De noche los semáforos
seducen a las calles,
les muestran fugazmente
un lila vedado
en las esquinas,
invierten los colores,
los derraman,
pero al amanecer
se les mezcla en falso
la baraja:
una escaramuza del rojo
con el verde,
ámbar donde queda
atrapado un automóvil,
arena donde se seca
la tinta de los pasos.

OSTINATO

Pienso en el tiempo.
“Imposible, si no sabes
qué es el tiempo.”
Pienso en lo que del tiempo
no se sabe.
Pienso en el tiempo sin saber
si queda tiempo.
***
Hay una ola vacía,
desquiciada,
un cuadernillo errante
de la mar
que va soltando
letras de espuma
y en una orilla desierta
se desnuda.

FAROS PERDIDOS

Y ahora estos naufragios
tramados en la vertical
de los abismos.
¿Qué pasará con tanto faro
a la deriva?
¿En qué piadosa antología
palatina sortearán el azar
sus epitafios?

SANTAS APARIENCIAS

La mañana parece blanca,
la luz, una esfera de agua,
parecen plumas las nubes,
por suerte todo parece
sin el esfuerzo de ser.
***
Los que escriben
de siglo en siglo
calendarios de piedra
o de cuentas de papel
dóciles norias
para los cuatro
o cinco elementos,
si me apuran –
¿qué saben realmente
de las horas,
qué recuerdan
del tamaño de los días?
Ediciones Tigres de Papel.

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¡BUENAZOS! [Mi poema]
Jorge Moya de la Torre [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Juguemos a ejercer de plañideras
aireando nuestro aspecto de buenazos,
llorando al ver el mundo hecho pedazos,
obviando que nosotros somos fieras,
y a ratos son ficticios los abrazos.

Culpemos de su mal a otras personas
que un día se adueñaron de esas tierras
causantes de afilar las moto-sierras
quemando hasta el pulmón del Amazonas,
e incluso de los pleitos y las guerras.

Saquemos a aflorar nuestros quejidos
en nombre de los flujos migratorios,
tratando de evitar los velatorios
y a todos esos pobres desvalidos
hagámosles gustar de refectorios.

Juguemos al reproche y al lamento
haciendo un repicar de nuestra hazaña
en tanto que yo sigo con mi caña,
de haberme conocido tan contento,
viviendo calentito en mi cabaña.

Y así que yo esté bien, paso un mal rato
buscando el cascabel quien pone al gato.
©donaciano bueno

#To er mundo é güeno es una película de Manuel Summers Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Jorge Moya de la Torre

NUBES DE VERANO

Nubes de verano
Sobre la agreste montaña
y la planicie serena
de un cabo al otro de España
truena, truena
De negros presagios llena,
torva cortina del sol,
la amenaza del granizo
extiende un toldo plomizo
sobre el paisaje español.
Menos mal
que en el campo de futbol
triunfamos por un goal,
y en el coso
es u símbolo glorioso
la oreja del ‘Nacional’.
Menos mal
que el astrónomo formal
nos predice un tiempo hermoso.
Pero graznan en el monte
los cuervos sobre la presa
y la oscuridad espesa
cierra sobre el horizonte.
A lo lejos
hay relámpagos reflejos:
truena, truena
y la tempestad avanza
sobre la campiña plena
de espigas y de esperanza.
Ante el fanatismo ciego
del labriego,
el padre cura
a latinajos conjura
con su hisopo el ceño arisco
de la tormenta enemiga…
Y le responde un pedrisco
que no deja ni una espiga.
El torrente
todo lo arrasa y lo anega;
y ante el dolor impotente
-¡aquí será el lamentar!-
furia loca, furia ciega,
rotos bríos
que no se supo encauzar
¡Y se nos llevan los ríos
trágicamente a la mar…!
(El Socialista, 23 de junio de 1925)

ALONDRAS DE LA VERDAD

Trinar… No hay más remedio;
trinar de todo o sucumbir de tedio.
La copla sobre el tajo, ritmo de la faena
y acorde del trabajo.
La cadena
del forzado que rechina,
y el rudo son de los remos..
todo trina;
trinemos.
Sobre el campo y sobre el mar,
en la mina y en el viento,
que sea nuestro cantar
pensamiento
que no se pueda encerrar.
Galeote o ruiseñor,
risa o queja,
realidad,
es el cantor tras la reja:
y la copla, libertad.
Alondras de la verdad,
sobre mentiras galanas,
ironías
para virtudes livianas
y para dogmas crueles;
cascabeles
contra seseras vacías
y sobre eminencias vanas…
Trinemos en este son
contra toda sinrazón
y contra toda estulticia
en el tonillo burlón,
sin acritud ni malicia
de un bufón
servidor de la justicia.
(El Socialista, 24 de junio de 1925)

ELEGÍA DE UN HIMNO

En la batahola
de la nocherniega
cantó la pianola
el Himno de Riego.
¿Quién llevó a la entraña
del clave fatal
el viejo de España
grito liberal?
Mecánicamente,
sin fe ni emoción
muere tristemente
la vieja canción
entre los bordones
del vil mecanismo
-y en los corazones
se muere lo mismo-
sin que ni ligera
cuenta de él se den
ni el pollito ‘pera’
ni la niña ‘bien’,
que toman morfina
beben pipermín,
ignoran la ruina
de Riego y de Prim
y en estas canciones
reducen su afán
a las emociones
que presta el ‘jazz-band’.
Al genio romántico
le dieron morfina
los que al fuerte cántico
pusieron sordina;
los que se olvidaron
de la letra fiera
y sólo entonaron
la música huera,
las voces falaces,
sin alma y sin fuego,
los ‘cucos’ sagaces…
¡Pobre Himno de Riego!
Si fuiste simiente
tendrás otro son
que inflama valiente
nuestro corazón.
A ti todavía
te hará, en la agonía,
subir al calvario
un conde de casta
para el centenario
del hábil Sagasta.
(El Socialista, 29 de junio de 1925)

IDEAL

Era de hollín y tabaco
La atmósfera del casino,
Sobre dos mesas de tute
Y otra, mejor, de tresillo.
Al juez de primera instancia
Nunca se la da codillo.
Para él hace las puestas
El cacique del distrito
Sobre el tapete de tute,
Con más chabacano ahínco,
Maestro, secretario, albéitar,
Se baten el perro chico.
Al rescoldo de la estufa,
Dormitando un viejecillo;
Y un cura seca la negra
Bufanda de velludillo.
Dos periódicos ajados,
Y no de puro leídos,
Pregonan en el desierto
Noticias y sucedidos.
Titulares palpitantes
Que mal deletrea el chico
Del conserje, todavía
Sin sacarles el sentido.
-¿Quién va a la contra? ¿El notario?
-¿Por ocho? -Con su permiso
-¡Ah! Pero ¿es solo? -¡Con leche!
-Está bien. Vengan las cinco-.
Vienen las letras impresas
Dándonos trágicos gritos,
Y en este ambiente tan sordo
Se van muriendo de hastío.
En las cocinas humosas,
Junto a los negros morillos,
Mientras se cuecen las sopas
Se doran los torreznillos.
Parca cena, largo sueño.
Y ¡allá! Un mundo tan distinto,
Que se consume de fiebre
Mientras nosotros de frío
(Cármina, 1932)

LA TÍA ROSA

Domaba la greña cana
debajo del pañizuelo,
y otro pañuelo de rosas
se le cruzaba en el pecho.
Calzaba patín de lana
bajo la abarca de cuero,
y llevaba otro amarillo
sobre el refajo bermejo.
Tenía firmes las piernas,
trotadoras de senderos,
y encallecidas las manos
del lentisco y del barbecho.
Tenía el perfil agudo,
y, sobre el rostro moreno,
besos de todos los soles,
soplos de todos los vientos.
Blanda, porque fue pastora,
balaba como un cordero;
pero avizoraba el lobo
bajo el agresivo ceño.
De cuando estuvo en amores
guardaba dulces recuerdos,
y una sonrisa sin dientes
de cuando tenía celos.
Todo se le fue marchando,
y todo estaba tan lejos,
que ya todo lo contaba
entre historia y entre cuento.
El hijo que fue a la guerra,
el hombre que fue al destierro,
la moza que fue a la corte…
¡Todos se fueron, se fueron!
Y ella se quedó a la puerta
del abandonado techo,
con la rueca en la cintura,
con el huso entre los dedos.
Hilando los copos blancos,
hilando los copos negros,
retorciendo las memorias
y devanando los tiempos.
(Cármina)

RETRATO

El tío Romero,
con su cinturón de cuero
-broche de bronce-, un ibero
de chamarreta y calzón,
en el hombro el azadón,
noble y levantado el pecho,
derrochaba bizarría
e iba seguro y derecho
todavía.
Tenía fibra, tenía.
Tenía duro el pellejo,
generoso el corazón,
y era un viejo
sesentón.
Era fina
la gracia de su anguarina.
Tenía el porte severo,
ceremonioso el sombrero
para pedir el danzar
con la Virgen del lugar,
como aquel sacerdote ibero,
en aquel rito gentil
entre el son del tamboril
y el soplido del gaitero.
Al tío Romero,
gran soldado del trabajo
campesino,
ni le amilanaba el tajo
ni le traicionaba el vino.
Sabía poner buen tino;
tenía justa medida
de la vida.
La vista, aguda y certera,
y la frente,
serena e inteligente,
ante la moza ligera,
ante la vieja vencida,
ante el mozo jaranero,
ante el viejo pordiosero
y la riqueza perdida,
tenía un gesto severo
y una acertada medida
de la vida
el tío Romero
que era un hércules ibero.
(Cármina, 1932)

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CAERSE SI, PERO NO DE UN GUINDO [Mi poema]
Juan José Saer [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Caerse alguna vez. Tres, cuatro, cinco.
Caerse y por supuesto levantarse,
mirando hacia el culpable y revelarse
y hacer como si no, pegando un brinco.

Caerse, yo mil veces me he caído,
y creo nunca ya me espabilado,
andando como lo hago con cuidado
y alguna vez incluso me he perdido.

Caerse viendo que alguien se ha reído,
buscando que la tierra me tragara,
creyendo que una flecha se dispara,
culpando al empedrado por qué ha sido.

Alguna vez andando a trompicones,
borracho, yo he perdido la mesura,
sufriendo algunos puntos de sutura.
Distinto es lo de darse de morrones.

Mas nunca ante la duda yo me rindo,
tampoco yo he seguido ningún credo,
ni, deben de saber, me chupo el dedo
y nunca me he caído de algún guindo.
©donaciano bueno

Y tú, te has #caído alguna vez de un #guindo...? Share on X

Los guindos o guindales tienen las ramas muy endebles de forma que agarrarse a ellas para coger las guindas asegura una caída. Se utiliza habitualmente la expresión ‘caerse de un guindo’ (o sus formas ‘se ha caído de un guindo’, ‘caer del guindo’…) para referirse a la ignorancia y/o credulidad que, inocentemente, muestra alguien sobre un asunto.

MI POETA SUGERIDO:  Juan José Saer

A los pecados capitales

Por nuestra fantasía, nos liberan
de la materia pura, pero caemos en la red
de la esperanza. Pecados, vicios, y hasta
las débiles virtudes, nos separan
del cuerpo único del caos.
nos arrancan
de la madera y de los mares.
Guardianes en el umbral de la nada.

Para cantar

La tarde está limpia como una hoja vacía.
A veces, como una mano que escribe, la borronea el viento.
La carcome, como a una esperanza que se enfría
por ráfagas de remordimiento.
Tarde carcomida de octubre, desaforada luz del día.
No tengo paz y estoy contento.
(Serodino, Argentina, 1937-París, 2005),
El arte de narrar, Universidad Nacional del Litoral, Santa Fe, Argentina, 1988

El arte de narrar

Cada uno crea
de las astillas que recibe
la lengua a su manera
con las reglas de su pasión
-y de eso, ni Emanuel Kant estaba exento

Vecindad de Logroño

Anotar: en la siesta que arde
la noche voluntaria hace señas,
desde lejos, ubicua,
en la constancia amarilla. Anotar:
viñas verdes sobre tierra roja. Anotar que
la liebre, presa y escándalo,
desea al faro que la inmoviliza.
Anotar: abismos soleados
en días cuyo nombre es legión.

Leche de la Underwood

Por delicadas que sean, las mañanas
envilecen; lo destructible vacila
y lo que pareciera, frente a nosotros, perdurar,
no nos acoge, menos cruel que indiferente. Animal
anónimo, por más que grites, nadie escucha,
y ni por lejos la lengua es la que conviene.
Existe, tal vez, en alguna parte, un idioma,
nadie niega, pero habría que desandar,
salir, si fuese posible, del centro de la noche,
y empezar de nuevo con otra clase de balbuceo.
Tantas tardes que resbalan:
ya no se sabe
en qué mundo se está, y sobre todo si se está
en un mundo. Se muerde
un fantasma de manzana, mientras sigue merodeando,
como desde un principio, lo oscuro. Destellos
de un sol de invierno en la ciudad
transparente; brillos, rápidos o lentos,
que algunos blanden como pruebas
abandonándose, soñadores, su tibieza. Entre tantas
estrellas, esperanzas: relentes
de un reino animal.

EL ESTADO POÉTICO

Estás en la ventana y cuando creías
haber perdido todo olvidado todo
he aquí que suena el llamado y oyes la voz
y anochece en un cielo verde como un árbol.
1966

EL BALCÓN

Llegó un punto en el cual estaba
ciego y enloquecido en un camino
vacío, bajo un cielo amarillo, contra
un árbol seco. Creí que iba a morir.
En plena madrugada, me eché a llorar,
odié mi vida, encendí la luz.
Y con una camisa blanca, los pies desnudos,
caminé hasta el balcón y contemplé
la ciudad diminuta desde el décimo piso.
Después volví a mi cama y el sol me despertó.
Porque la altura, pasado el trepidante vértigo,
da -si uno no es demasiado orgulloso- serenidad.

Los higos de Lacoste

Mal maduros, los higos,
en la proximidad
de las ruinas, secos desde
dentro, blandos pero duros
al mismo tiempo por fuera, enanos,
van cayendo, uno a uno,
hacia la tierra imposible,
inútiles,
antes de su estación.

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YO Y MI CAÑA DE PESCAR [Mi poema]
Azarías Pallais [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

A cuestas con mi caña de pescar,
llevando en buen lugar mis aparejos,
pasando voy la vida resistiendo,
con cebo que no debe de faltar.
No importa sin son peces o cangrejos,
que yo con poca cosa me entretengo.

Mi caña voy lanzando así al azar
y espero, mientras pienso en mis poemas,
que alguno allí debiera de picar.
Lo mismo si es el río o si es el mar.
me suelen aflorar muchos más temas,
la mente si la dejo divagar.

Pescar, que no pecar, es mi condena
y al tiempo mi mejor divertimento,
la forma con que aparco mi desidia.
Me suelto sin temor de esa cadena
y mato al divagar mi aburrimiento
soñando que despierto sana envidia.
©donaciano bueno

#También tú vas echando la #caña de pescar...? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Azarías Pallais

Entierro de pobre

Entierro de pobre, ya sabes, amigo.
No quiero que vengan los otros conmigo.

Los otros, aquellos del otro camino,
los que me dijeron: es agua tu vino.

Los que sacudieron mi rama florida.
Para tejer burlas, en charlas subida.

Entierro de pobre, ya sabes, amigo.
Sin flores horribles de trapo, contigo,

y mis cuatro hermanos bellos, silenciosos,
sin esa etiqueta, sin esos curiosos,

sin los obligados que dicen: debía
venir al entierro y en charla vacía,

prosiguen narrando su gracioso cuento.
Entierro de pobre. Mi acompañamiento

será de pocos. La misa temprano,
de aquel padre Valle, canto gregoriano,

en iglesia pobre y un solo cantor
misa verdadera de Nuestro Señor.

También te suplico, me libres, hermano,
del insulto magno. Al diario profano,

que a diario blafema, dile, que no es cierto,
que quién le ha contado que me hubiese muerto

que estoy bueno y sano y así no dirán
sus majaderías de parrampamplán:

noble, generoso, digno, caballero,
ciudadano probo, patriota sincero,

de firme carácter, hombre superior…:
y otros disparates del mismo color.

Acuérdate hermano de todos aquellos
versos de mis libros, silenciosos, bellos.

Del ‘Agua Encantada’ de estos mis ‘Caminos’
que son el consuelo de los peregrinos,

de ‘Espumas y Estrellas:, del ‘Libro Menor’
que a todos encanta por su buen olor.

Entierro de pobre, ya sabes, amigo.
No quiero que vengan los otros conmigo.

Ahora que estás iluminado

Ahora que estás iluminado
hueles tanto, que nunca las más perfectas rosas
supieron hasta dónde llega tu buen olor;
como la Magdalena, tus manos olorosas
ya tocan los fragantes pies de Nuestro Señor,
ahora que que estás iluminado.

Ahora que estás iluminado
es de cielo tu boca, son de gloria tus labios,
pues gustan en la mesa del reino. Tontería
el néctar de los dioses, el vino de los sabios
y las viandas insulsas de la teosofía,
ahora que estás iluminado.

Ahora que estás iluminado
tocas al Que nos toca divinamente. ¡Manos
más dichosas las tuyas!, tus manos tocadoras.
Tocas, estás tocando con tus dedos cercanos,
a Jesús, el Espejo sin mancha de las horas,
ahora que estás iluminado.

Noticias buenas y malas

Noticias buenas y malas.
Siempre la tragi-comedia.
Libres. Esclavos. Paz. Balas.
Modernismo y edad media.
Y bárbaros, sobre todo.
La barbarie nunca falta.

El hombre, fiera, sin modo
sobre sus víctimas, salta.
Sus víctimas!, si pudieras
contarlas! No, no podrías,
arrojadas, en las eras
hondas de las tiranías.

Nerón-Calles. Y tus labios
manchados por este nombre.
Homo Sapiens de los sabios,
homo lupus es el hombre
sin Jesús. Y punto y coma.

Lindbergh vuela, vuela, vuela.
Yanquilandia, mitad Roma
y mitad Cartago, vela.
De tanto velar, se enreda.
Y aunque no se ve camino,
todos pasan, sólo queda
indeclinable Sandino.

Por sus pequeños hermanos
¡Dios se lo pague! Sandino
protesta con las dos manos
alzadas. Será molino
de viento, como los otros?
Será juego del interés?
Y que relinchen los potros?
Y que hablemos en inglés?

Los caminos después de la lluvia

Desde que era muy niño, saltaba de alegría
cuando la fresca lluvia de los cielos caía.

Chorros de los tejados, vuestro rumor tenía
el divino silencio de la melancolía.

Los niños con las manos tapaban sus oídos,
y oyendo con asombro los profundos sonidos

del corazón, que suena como si fuera el mar,
sentían un deseo supremo de llorar.

Y como por la lluvia, todo era interrumpido,
se bañaban las cosas en un color de olvido.

Y vagaban las mentes en un ocio divino,
muy propicio a los cuentos de Simbad el Marino.

Las lluvias de mi tierra me enseñaron lecciones…
con Alí Babá, pasan los cuarenta ladrones.

Y cantaban mis sueños en la noche lluviosa:
Lámpara de Aladino, lámpara milagrosa!

Y al caer de la lluvia, la criada más antigua
desgranaba sus cuentos en una forma ambigua.

Otro de los milagros que en la lluvia yo canto
es que, al caer sus linfas, se pone un nuevo manto

mi ciudad, que al lavarse… yo pienso en una de esas
austeras e impecables ciudades holandesas:

una ciudad lavada, sin polvo, nuevecita,
donde reza el aseo de su plegaria bendita…

Son todos los caminos como flor de aventura
para el dulce Quijote de la Triste Figura.

Que nos sepa tu mano izquierda lo que hace la derecha

La mano izquierda

Mano izquierda: pasan todos los banqueros,
los del negociado, los treinta dineros
de Judas, los ¡Judas!, digamos: y pasa
aquel otro impuesto que llaman la tasa.
Mano izquierda, mano que oprime a la viuda
y al niño sin padre, la mano sañuda
que exprime los frutos del trabajador,
estas ovejitas no tienen pastor,
decía en palabras de ternura llenas,
el dulce maestro de las manos buenas.

La mano derecha

La mano derecha: milagroso lirio,
buena como el agua, santa como el cirio.
Tu mano derecha, ¡bésala! por ella;
serás una rosa, serás una estrella;
serás otro cristo, manso peregrino
que el agua del tiempo la transforma en vino.

Lo que hace la izquierda, sus negras conquistas
son el entusiasmo de los periodistas;
la derecha en cambio, silenciosa, suave,
deshoja poemas que sólo Dios sabe.

Dante

Guatemala, Salvador,
Honduras y Nicaragua,
liberal, conservador
infernal, maldita fragua…

Cosas torcidas y feas,
para la guerra civil
y fracasan las ideas
y el diablo cuenta sus mil
noches: por dentro y por fuera,
se disponen a matar,
se despliega una bandera
de adjetivos, un hablar,

de tontos, en elecciones;
y el robo se multiplica,
y de las cinco naciones,
solo queda Costa Rica.

Muchos muertos, sus despojos,
nadie sabrá donde están.
Para llorar, son los ojos,
dice la madre de Juan;

Más heridos, más heridos
vinieron al hospital.
Vencedores y vencidos,
rodaron por la fatal,

pendiente de viva y muera
de las ambiciones istas.
El jabalí, la pantera,
las emboscadas, las pistas…

Nada de hombre, cuanta fiera
pasó por nuestro jardín;
con su roja podadera,
el viejo lobo Caín.

A mi balcón, suben malas
noticias de Chinandega.
El poema de las balas.
El libro de refriega.

Nueve partes suprimidas
y se exalta, la oración
loca, por las sacudidas
bruscas de la interjección.

Y yo, que entonces leía,
los versos del Florentino,
y tembloroso venía
por el oscuro camino

del Infierno. Todas estas
violencias de los violentos,
rojas y macabras fiestas
d’alaridos y lamentos.

Estos iracondi, voces
del furor accenti d’ira,
estos caballos veloces
del odio, si bien se mira,

desbocados, desbocados,
los hemos visto pasar,
con nuestros ojos cansados
de buscar y de buscar.

Cuentan y no acaban, pero,
estoy viendo, exactamente
cosas que Dionisio fero
hacía, tranquilamente,

con esa tranquilidad
de los brutos animales:
-es una severidad
poliédrica de cristales-

– inicua geometría
de sistemas regulares,
álgebra desnuda y fría
de japoneses jaguares –

en temibles ecuaciones,
maté, matastes, mató.
Mías todas las raciones.
Nadie más fuerte que yo.

Cuando mates, con soltura
de ejercicio natural,
llevarás clara y oscura
piel manchada d’animal.

Eres tigre? – pues, devora.
Eres hombre? pues trabaja.
Sin trabajar atesora
el político. Su caja

es de todos, tuya, mía;
y la familia de Juan,
que no tiene cada día,
garantizado su pan.

Pues, por la caja de hierro
de Don Latro, semejante
voz enfática del perro
de las hecatombes…; Dante,

con esbozada sonrisa,
nos habla d’estos ladrones;
así ríe Mona Lisa,
quien sabe por qué razones.

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A MI LIBRE ALBEDRÍO [Mi poema]
Elena Poniatowska [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Que voy rompiendo moldes. Nada debo.
Allí, cuando me canso, allí me siento.
Si encuentro un soplo de aire me lo bebo.
Si hay algo no me gusta lo repruebo,
pues voy con mi verdad, mi atrevimiento.

No arrastro a ningún deudo en mi camino,
tampoco he rescindido ningún trato
que pueda perseguirme. Ni adivino
he sido, que me importa a mi un comino,
y nadie ha de encontrar tres pies al gato.

A ratos con mi goce y mi albedrío,
según guste al cartucho en mi canana,
me tiro de cabeza con gran brío
y sigo allí ahogándome en mi río
tan solo, con, según me de la gana.
©donaciano bueno

#Rendir cuentas, de qué, a quién? Aquí no estamos para rendir cuentas, o si? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Elena Poniatowska

(Premio Cervantes 2013)

Memorial de Tlatelolco

(Rosario Castellanos)

La oscuridad engendra la violencia
y la violencia pide oscuridad
para cuajar el crimen.
Por eso el dos de octubre aguardó hasta la noche
Para que nadie viera la mano que empuñaba
El arma, sino sólo su efecto de relámpago.

¿Y a esa luz, breve y lívida, quién? ¿Quién es el que mata?
¿Quiénes los que agonizan, los que mueren?
¿Los que huyen sin zapatos?
¿Los que van a caer al pozo de una cárcel?
¿Los que se pudren en el hospital?
¿Los que se quedan mudos, para siempre, de espanto?

¿Quién? ¿Quiénes? Nadie. Al día siguiente, nadie.
La plaza amaneció barrida; los periódicos
dieron como noticia principal
el estado del tiempo.
Y en la televisión, en el radio, en el cine
no hubo ningún cambio de programa,
ningún anuncio intercalado ni un
minuto de silencio en el banquete.
(Pues prosiguió el banquete.)

No busques lo que no hay: huellas, cadáveres
que todo se le ha dado como ofrenda a una diosa,
a la Devoradora de Excrementos.

No hurgues en los archivos pues nada consta en actas.
Mas he aquí que toco una llaga: es mi memoria.
Duele, luego es verdad. Sangre con sangre
y si la llamo mía traiciono a todos.

Recuerdo, recordamos.
Ésta es nuestra manera de ayudar a que amanezca
sobre tantas conciencias mancilladas,
sobre un texto iracundo sobre una reja abierta,
sobre el rostro amparado tras la máscara.
Recuerdo, recordamos
hasta que la justicia se siente entre nosotros.

Tlatelolco 68

(Jaime Sabines)

1
Nadie sabe el número exacto de los muertos,
ni siquiera los asesinos,
ni siquiera el criminal.
(Ciertamente, ya llegó la historia
este hombre pequeño por todas partes,
incapaz de todo menos del rencor.)

Tlatelolco será mencionado en los años que vienen
como hoy hablamos de Río Blanco y Cananea,
pero esto fue peor;
aquí han matado al pueblo:
no eran obreros parapetados en la huelga,
eran mujeres y niños, estudiantes,
jovencitos de quince años,
una muchacha que iba al cine,
una criatura en el vientre de su madre,
todos barridos, certeramente acribillados
por la metralla del Orden y la Justicia Social.

A los tres días, el ejército era la víctima de los
desalmados,
y el pueblo se aprestaba jubiloso
a celebrar las Olimpiadas, que darían gloria a México.

2
El crimen está allí,
cubierto de hojas de periódicos;
con televisores, con radios, con banderas olímpicas.

El aire denso, inmóvil,
el terror, la ignominia.

Alrededor las voces, el tránsito, la vida.
Y el crimen estaba allí.

3
Habría que lavar no sólo el piso: la memoria.
Habría que quitarles los ojos a los que vimos,
asesinar también a los deudos,
que nadie llore, que no haya más testigos.
Pero la sangre echa raíces
y crece como un árbol en el tiempo.
La sangre en el cemento, en las paredes,
en una enredadera: nos salpica,
nos moja de vergüenza, de vergüenza, de vergüenza.

Las bocas de los muertos nos escupen
una perpetua sangre quieta.

4
Confiaremos en la mala memoria de la gente,
ordenaremos los restos,
perdonaremos a los sobrevivientes,
daremos libertad a los encarcelados,
seremos generosos, magnánimos y prudentes.

Nos han metido las ideas exóticas como una lavativa,
pero instauramos la paz,
consolidamos las instituciones;
los comerciantes están con nosotros,
los banqueros, los políticos auténticamente mexicanos,
los colegios particulares,
las personas respetables.

Hemos destruido la conjura,
aumentamos nuestro poder:
ya no nos caeremos de la cama
porque tendremos dulces sueños.

Tenemos secretarios de Estado capaces
de transformar la mierda en escencias aromáticas,
diputados y senadores alquimistas,
líderes inefables, chulísimos,
un tropel de putos espirituales
enarbolando nuestra bandera gallardamente.

Aquí no ha pasado nada.
Comienza nuestro reino.

5
En las planchas de la Delegación están los cadáveres.
Semidesnudos, fríos, agujerados,
algunos con el rostro de un muerto.
Afuera, la gente se amontona, se impacienta,
Espera no encontrar el suyo:
“Vaya usted a buscar a otra parte.”

6
La juventud es el tema
dentro de la Revolución.
El Gobierno apadrina a los héroes.
El peso mexicano está firme
y el desarrollo del país es ascendente.
Siguen las tiras cómicas y los bandidos en la televisión.
Hemos demostrado al mundo que somos capaces,
respetuosos, hospitalarios, sensibles
(¡Que Olimpiada maravillosa!),
y ahora vamos a seguir con el “Metro”
porque el progreso no puede detenerse.

Las mujeres, de rosa,
los hombres, de azul cielo,
desfilan los mexicanos en la unidad gloriosa
que construye la patria de nuestros sueños.

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MI POETA INVITADO: Jorge Luis Darcy

EPIFANÍA

En aquel entonces
yo era un profeta perdido y condenado
con los bolsillos llenos de falsos diamantes
ofreciendo lugares distintos sin saberlo
un imaginario que vive de otros testimonios
que intenta convencer con el mismo ruego

y tú eras quien todo lo justifica
eras la sonrisa que aniquila irracional
insolente como encarar al abismo
la imperturbable criatura dormida
entre ejércitos enemigos

entonces como una luz purísima llegaste
y auténtica siempre te repetías
como sangre en mi costado
como el arrepentimiento apareciste
y así como la barca rompió sus amarras
con el anhelo del primer suicida
así soltaste ante mí tus cabellos
para que todo desapareciera
y formara mi propio génesis.

ACTO DE FE

Será posible que Dios
me esté mirando al fin una noche
que ahora invade mi territorio
justo en el momento del estímulo
y con sigilo cuestione mis proporciones
probando mi insistencia
entre cosas que tienden a lo inmenso
ahora que la voracidad contenida
en tus ropas se desborda
como especies y ramas cayendo
como piedras que golpean mi destino
de solitaria arena
debe ser Dios quien me sostiene
y me señala lo inaccesible para morderlo
para besarlo repetidamente como un río
debe ser Dios quien me llama
a burlar los muros de lo cotidiano
y a que forje en tu cuerpo
mi lugar en lo eterno.
Editorial Universitaria UANL

ESTAS SON LAS MAÑANITAS [Mi poema]
David Huerta [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Me levanto. Me pongo el desayuno.
Escucho las noticias mientras tanto.
Acabo de empezar ¡qué inoportuno!
el niño se despierta con su llanto.

Dejo el café. Acudo diligente.
Le cojo y le aturullo entre mis brazos,
el niño que yo tengo es una fuente
que sabe abrirse paso entre codazos.

Por fin se despertó. Sale su madre.
Le miro y le saludo sonriente.
E impide con su abrazo ya que ladre,
(ignora que sembré yo la simiente).

Escucho otro cantar: hay que cambiarle.
Le limpio ya y le pongo los pañales.
Se ríe el muy tunante, ¡pa matarle!
Ignora es el culpable de mis males.

Retorno a mi café. Ya está muy frío.
Ya voy tarde, me marcho a trabajar.
Perdida otra mañana por mi crío,
y otro día sin yo desayunar.
©donaciano bueno

¿Los #críos? Que los aguanten sus #padres, o no...? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  David Huerta

Plegaria

Señor, salva este momento.
Nada tiene de prodigo o milagro
como no sea una sospecha
de inmortalidad, un aliento
de salvación. Se parece
a tantos otros momentos…
Pero está aquí entre nosotros
y crece como una luz amarilla
de sol y de encendidos limones
– y sabe a mar, a manos amadas,
huele a una calle de París
donde fuimos felices. Sálvalo
en la memoria o rescátalo
para la luz que declina
sobre esta página,
aunque apenas la toque.

La noche del cuerpo

En la noche del cuerpo se preparan
los alimentos de Dios,
la cena carmesí de los esclavos, el místico bocado
de los turbios amantes-

sudor, lágrimas, mierda-

el humus lento, el óvalo marchito,
el resto náufrago del visionario,
el regalo sedente
que se posa en la tierra-

un vapor de Demonios
rodea los Testimonios.

En la noche del cuerpo
se preparan de nuevo
para sus explosiones
diurnas, para el momento
en que habrán de salir
entre el humo feroz de su estallido.

Olvidar

Aquí están los nervios
que envuelven, como un papel fragante,
las melodías obtusas
del rencor.
Y aquí la risa
como un pájaro ebrio…

Escuchar. Olvidar. Dos neblinas.
La espuma del sufrimiento
cala en el encaje náufrago
de mi silbido matinal.

Aquí están los sonidos
olvidadizos, las crepitaciones
que amarillean.
Una vez más,
todo será escuchar
u olvidar.

Olvidaré estos doblados
enigmas, estos relojes
rectilíneos de esperas, este cuerpo
ajeno
en la llama de sándalo.

El peso de una chispa

Entro en una gasa letárgica
hecha de fantasma y Purgatorio.
Está detrás de una velocidad de párpado
la fractura de una Afirmación.
Pero yo nada puedo ya afirmar
en esta ensordecedora negociación
de bien, mal, política, moralidad.
Entro y salgo de vestiduras tensas,
la Afirmación me enardece:
debo escoger, tomar partido,
pronunciar una sentencia
y mantener los ojos abiertos.
Entro luego en ámbito
de arenas evangélicas,
veo sombras de manos y huelo
el vibrante viático de mi Hermano.
Salgo a los dédalos del mundo.
No renunciaré a este entrar y salir.
No escucharé las Órdenes. Tendré,
entre los fantasmas y los purgatorios,
sobre el calor de las manos que proyectan
esta sombra de un collar blanco,
la dávida necesaria. Sostendré,
al entrar y salir, el peso de una chispa
que sale de una gota o un río de sangre
-todo lo que me une a esto
y a lo otro, diminutivamente
a mi hermano, al mundo.

Algunos deseos

Que vuelvas a ver la enorme catedral
y la erizada Capilla
y sientas el paso distante, los rumores
de los Cruzados y de San Luis.

Que vuelvasa la calle Monsieru le Prince
para asomarte a los escaparates
y, luego, en la calle Vavin,
a los inventos de los herboristas
y su lento prodigio -la invisibilidad de los olores.

Que vuelvas a recoer el brillo
de una escritura anhelada
en las tardes coyoacanenses.

Que abraces los árboles
y bebas el agua dulce
junto al amargo mar resplandeciente.

Que te inclines una vez más y siempre
sobe mi rostro
y que yo abra los ojos para verte.

El pensador

Sentado en medio de los chisporroteos, de las babas
del siglo, de los ramos de estaño que rechinan y se curvan
hacia la mano de la doncella hipnotizada,

sentado a tientas en la oscura
limpieza del orgasmo, sentado y desnudo, sentado y vestido
por las carnales turgencias de una capa de ozono,

sentado entre los azules chasquidos y los ángulos apetitosos
de un muslo de muchacha desmayada y blanca,
más pálida, más lunar, más lánguida
cuanto más cerca de los ejes en racimo y más situada
en la vecindad de su visible dominio,

sentado y pensando en los caballos,
en las desigualdades sociales, en no-importa-qué,
en los galicismos, en la prosa del mundo,
en el antipático Hegel, en la necesidad
de tirar la basura. El pensador

se levanta luego, camina por las habitaciones azules
y por el Desierto de Gobi. Se sienta de nuevo.

El fuego visible

Esto es el fuego de la visibilidad,
astillas de trapos, enrojecidos restos
debajo de los pliegues de brasas, de las láminas
de yescas irritadas. Fuego de mesas
y de párrafos, de párpados entrecerrados
y de tintas de centellas; fuego
de curvas luminosidades; fuego
de danza y fenomenología, enraizado
en los filamentos de la apariencia.

Esto es el fuego que sale de los ojos:

el barro fino y frágil de las retinas,
los hilos de arcilla
de las heroicas pupilas. De tierra
el fuego en el aire de las aguas,
elemental, inconsciente maquínico
en su aleteo de adelgazado autómata
que se inflamara con pasiones y marioneta
en la mano fugaz y fervorosa
del oxígeno. Fuego central y fluido
de las cosas, los cuerpos. Fuego
de los nombres, pedacería de sonidos
ardiendo en los labios
del silencio imposible.

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TO ER MUNDO E GUENO [Mi poema]
Elder Silva [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

¿Quién hizo el corazón, quién hace alarde
aireando sus más nobles sentimientos,
quién tiene en su poder los condimentos
que no haga que parezca que es cobarde?

¿Quién sabe de ternura y de tristeza,
y quién del patrimonio del dolor,
en dónde sigue escrito que el amor
es sólo propiedad de aquel que reza?

Que amar debamos no entiende ni razones
y nadie ha de apropiarse la patente,
amar lo que es amar, tenlo presente,
tampoco ha de entender de religiones.

Si alguno dice te ama no te fíes,
que amor solo se da con el ejemplo,
no existe algún altar ni existe un templo,
mejor será olvidarle, no porfíes.

La boca solo es fuente del relato,
frecuente este relato esté vacío,
habrán de demostrar con el rocío
qué existe por debajo del sustrato.
©donaciano bueno

#Todo el mundo es bueno...o no? Share on X

*Parodiando el título de la película del magnífico humorista Manuel Summers.

MI POETA SUGERIDO:  Elder Silva

No meio do caminho

Encontré un carro de un papelero
en medio de la cuadra.
Un muchacho negro,
con la camiseta del Botafogo en medio
de la cuadra.
Tirando de un carro, en medio de la cuadra.
Yo venía en bicicleta por el barrio
y el muchacho subía el repecho con papeles.

Encontré un carro de papelero
en medio de la cuadra.
Con colores del Botafogo
y esperando mejores noticias entre casas
derruidas, en medio de la cuadra.

Carlos Drumond de Andrade en la cantina,
vio al muchacho negro de Uruguay,
en medio de la cuadra,
empujando su carrito con papeles viejos.
Y vi en sus ojos,
una película antigua que solo vio Drumond
en medio de la cuadra.

Las mujeres de los boxeadores

Sentadas frente al boxing club,
mirando la vereda con sus niños,
las mujeres de los boxeadores
aprovechan las hilachas del sol
que aún lamen las baldosas.

Las novias y amantes de los boxeadores
juegan con sus niños flacos
y sueñan con un combate en Las Vegas,
sus maridos en andas,
y espían entre el nokaut técnico,
una corona ganada por puntos,
las mejillas rotas de un negro jamaiquino.

Las novias y amantes de los boxeadores
de este barrio,
poco saben de upercaps,
de la pera loca,
de la bolsa de arena
ni del salto a la cuerda:
ese regreso disimulado a juegos de la infancia,
que desentona bastante con la musculatura
de sus rudos amantes.

El ‘Pata’

Ha muerto el ‘Pata’,
un negro grande con la pierna de palo
que vivía en el tercero.
Sus hermanos lo han llorado hasta la madrugada.
Han traído cerveza por dos veces
y ha venido el repartidor de pizzas a ayudar al estómago
de los deudos.

Los bomberos salieron tres veces en la noche,
sin apuros,
siempre con el coro al bardo de los perros.

El “Pata” estaba lleno de deudas
y lo asediaban a diario los cobradores sin ventura,
primos hermanos de Shopenhauer.

Anoche, es posible que en el viaje de ida y sin retorno,
mi vecino haya recorrido todos los cajeros automáticos
sin recordar el número de su caja de ahorros.
Y en todas partes el mismo letrero imperativo:
‘insert coin’, ‘insert coin’.

Agenda

Tocan el timbre.
Es el delivery que trae pizza y cerveza
para el apartamento 311.

Me llaman de una radio para preguntarme
qué opino sobre la obra de Benedetti,
que acaba de morir.
No les digo nada
que parezca interesante para la prensa
carroñera.

A las dos de la mañana un poeta colombiano
me manda un archivo con la última canción de Gabo Ferro.

Han sonado balazos para el lado del bosque,
los perros respondieron.

Mañana compraré jugo de tomates, arvejas, habas.
(Lo anoto en la libreta)

Cosas que suceden fuera del tiempo,
más allá de la cronología del barrio y del planeta.

Súper Machado

Voy al market
y me salteo la zona de cosméticos
y de cremas para el pelo.
Paso de largo por la fila de jabones,
evito la pelea de los detergentes
y me voy donde están la escarolas y radichas.

No sé para qué entro a los supermercados
si lo único que compro es el vino
y algunas hortalizas que me alivian.

Sueño encontrarme con Antonio Machado
en estas grandes superficies:
saco raído,
ojos lastimados por el amor,
la desventura y su huella intacta
y con un pan francés
pasando el código de barras por la caja uno.

Tareas dominicales

Atender a los evangelistas.
Sintonizar una radio donde pasen canciones de Joao Do Vale.
Juntar los vasos y las copas. Limpiar los vasos y las copas.
Atender a los evangelistas y hablarles de Trosky y de Lenin
para que no vuelvan.

Tomar mate solo.

Esperar a que despiertes para llamarte
mientras miro a la reina de la primavera en jogging.

Seguir con la mirada a los mormones.

Ver cómo cambia el bosque en las mañanas.
Ver cómo el sol se lleva las mejores flores
y prepara un día sofocante.

Comprar cebollas y pimientos rojos.
Almorzar sin los niños y esperar
a que empiece a rodar la pelota
en la cancha de Rampla Juniors.

Crónica ligera

Desordeno tus cabellos en mi almohada
y agrego a esa acción algo de poesía.
(Innecesaria, como se sabe).
Pero desordeno tus cabellos en mi almohada
y le agrego algo de poesía.

El amanecer aún está lejos.
Ha pasado el último 113 a los tumbos
y tus cabellos en mi almohada
son pasos en la vereda,
el viento que no podremos descifrar nunca,
el maullido de ese gato en la terraza.

Cosas que suceden sin aliento
mientras te miro dormir a mi lado.

Diario de Salto

Para Atilio Duncan Pérez (Macunaíma)

09.02.- Hay demasiadas nubes sobre la parda espalda
del río, anoto.
Escribo ‘espalda’ y me sorprendo.
En este hotel estuviste hace un año,
anoto melancólico.
Cuando no tenías auto nuevo, ni las uñas rojas.

Nunca había visto la ciudad desde el cuarto piso.
Qué raras las barrancas del lado argentino,
anoto también.
(Remember Concordia y una poeta de ojos verdes.)

09.45.- Stoicovic, el golero serbio le ataja un penal
al cotizado Podolski.
Fiesta.
Me llaman de una radio
y hablo de poesía con el periodista
y de cómo se pone el sol en esta parte de la patria.

10.05.- Intentos alemanes como en ráfagas.
Frangollos en los puros centros al área.

10.10.- Día perfecto para los primos de Kusturika:
Serbia 1 – Alemania 0.
Me declaro serbio por un rato y salgo al supermercado
A comprar una botella de vodka.
Salú.

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MI POETA INVITADA: Laura García de Lucas

Jeremías 19:10

Racimo caído
del que solo comen
los forasteros
los frutos se enlazan
como letras en orden
el sonido de lo no escrito
entonces quebrarás la vasija
la primera cosecha
el peso de lo no nombrado
ante los ojos de los hombres.

2 Reyes 4:13

El calostro de este amanecer
su crueldad
encuentra los ojos abiertos
porque nada distingue
el sueño de la muerte
yo habito en medio de mi pueblo
los labios se secan
se varean los lechos
están vacías
las vasijas de la casa.

Del libro  ‘Vasija- Bilha» 

NO ME GRITES, NO TE ENTIENDO [Mi poema]
Juan Carlos Lemus Hernández [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

No sirve que me grites, no te entiendo.
No puedo comprender lo que me dices.
Ignoro si es verdad o estás mintiendo.
Si dices que me vienes persiguiendo
o insistes que no entiendo de matices.

Los dos aunque queramos no podemos,
pues presos al hablar nos encontramos,
decirnos si es que mucho nos queremos.
Pues ambos entre jergas nos perdemos
incluso ya al decir que nos amamos.

Pues Dios quiso dotarnos de un cerebro
y al órgano de hablar, la misma boca,
¿quién le hizo retorcerse cual enebro
dotándole al lenguaje de un requiebro
que todo lo que toca lo trastoca?

Los hombres, los que hicieron los idiomas
tan dados a extender nuevas fronteras,
con pan, dice el refrán, tú te lo comas,
cambiaron hasta puntos y las comas
de forma ni al vecino le entendieras.
©donaciano bueno

Tú también crees una ventaja la multitud de #idiomas? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Juan Carlos Lemus

Cuando era de cera

Cuando era de cera
no sentía nostalgias
ni temblores en los dedos

quién era yo
sino un feto
fácil de mascar
no me urgía ser feliz
pasaba la una
y bajo ella las nubes
una y otra vez

la jaula era un nirvana intrauterino
no existía el sol
además no pensaba en ti
más hoy que la vida me empuja
y soy el empujado
me urge vivir.

Entrá

servite café
hay una sábana
entre mi corazón

echate a dormir que hace frío
angustia puta

De tanto cabalgar y caer del caballo
y caer del perro
y subir al asno
brincar la gallina y aplastar cucarachas
yo ya no sé quién soy

de todos los vicios
me quedan pocos por elegir

el viejo que llevo dentro ladra
asoma por mi retina
y apunta colérico con su bastón
y la gruta por donde voy perdido

tomo en mis manos mis textos
y digo papá
a vos y al mundo qué importan
los versos que escribe juan carlos lemus

Mi hermano descubrió la gravedad
la ley del hipopótamo engañado
con un vaso de azúcar
mi hermano manosea cabras
ausculta momias vírgenes y luego
muestra sus manos a la muchedumbre
pinta bisontes en Altamira
y escribe te amo en el autobús
la muchedumbre arremete contra él
es policía
y poesía
vendió por treinta denarios a un primo
y está sentado a la derecha de marx

No tengo horizonte

Necesito tener un margen de incertidumbre
y sospechar que puedo estar engañado
para que la vida no se la pase
dándole talegazos
A mi hocico reposante

Derrame cívico

Duende corro por las calles de mi cabeza
tiembla mi sangre y orino al pueblo
pido
la palabra:

soy solamente un nieto que ha heredado ruinas

Dónde holgaban los Abuelos cuando la conquista
Dónde está Hunahpú
dónde Ixabalanqué
Ya se sabe
el primero afeminado y sordo
el segundo carecía de testículos

Fueron poco menos viles que los sanitarios públicos
el k’iché pleitista
y el anárquico kaqchikel. Aboliré

del calendario el mes de octubre

Bullicio de camaleones nos han testado
nuestros revolucionarios del 44
y almanaques y dÌas festivos
y actos sociales

La balanza se ha encabritado y seguirá cayendo
la lluvia aunque no dance más el indio en la montaña

Pero no hemos sido del todo engañados:
las plagas de dios fueron creadas para los edredones
y la vida sigue siendo como la grabó
el primer hombre con muérdagos en el rostro:

un tieso toro que pasta en Altamira

Yo legaré a mis nietos iguales o peores ruina. Amadme

amadme que yo, no soy hipócrita y os amo

Mi ayer crea herrumbre
raspo la medalla
limpio mis muelas
baño con pómez mi cuerpo
nada elimina
la fuerza de tu sexo

Siempre amé las tempestades
el miedo
las dificultades

no sé por qué
Silvia Estela
jamás te pude amar

Pude haberme casado con Irinoshka
pero tenía un defecto en el corazón
era idealista y sensible
como son las señoras
de diecisiete años

pude meterme a herrero
ser futbolista
macho soberbio
un maricón del Opus Dei

pero elegí un corazón
simpático y por lo demás
tiene bonita letra
es con la que escribe
mi amor en su lista negra.

Una margarita de aquí para abajo

Señores, sean bienvenidos al ciclo de la nueva era
es hora de acostarse conq uien les plazca
y de irse a los golpes con una monja
Es hora de continuar con el conformismo
y de contar con las cacofonías
Es hora, señores, de cantar una balada cósmica
de escuchar a las estrellas
las ilusiones
en bolas naturalísticas
llegó la hora de que renazcan los primeros destructores
Es necesario redescubrir
el agua azucarada
a Jimmy Hendrix
a las moléculas
Me estoy desnudando, lo sé, en un mundo que ya está desnudo
llegué muy tarde
pero llegué subiendo en espiral
vine de punta, pero en espiral
para apoderarme de los espacios
porque yo, señores, trasformaré en tiempo todos los espacios
y me importa un bledo descubrir algo nuevo.

Debí ser nazi

Debí ser nazi
en mi vida precedente
un traidor o algo así
porque ahora todo me va mal
desde la poesía
hasta el pantalón
me quedan cortos
pero debí ser simple intermediario
ni siquiera el que dictaba las órdenes
sino el que ejecutaba y huía
puesto que mi sufrimiento es duro
tiene tristeza
su dosis de incertidumbre
ambigüedades
ni siquiera para sufrir
estoy definido.

Hay tardes más tristes

Hay tardes más tristes
que las señoras que aman a Dios
tienen la intensidad
de la llovizna y su capa de agua en el patio

Son horas en las que se cabila
por pasillos sin pasos
y la tarde es una orquesta con sus instrumentos rotos.

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CREERSE DIOS [Mi poema]
Luis García Gil [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Pues tuve un día un sueño, aun era un niño,
soñé que por las noches yo volaba,
y allí donde quería me paraba
mostrando a los presentes mi cariño
creyendo que era Dios ¡cómo molaba!

Volaba por encima de las nubes
mirando y saludando a las estrellas,
la luna y hasta el sol, y a todas ellas
les iba yo abrazando cual querube
se abraza de la teta a las doncellas.

Bastaba que tuviera algún deseo
que el mismo en un momento se cumplía,
que el tiempo y la distancia no existía,
si digo que hoy lo veo no lo creo,
si insisto me dirán que mentiría.

Y así que fuera un sueño yo viví
con tanta intensidad su fantasía,
que gozo al recordarlo todavía.
Fue tanta la emoción que presentí
que al fin vi al despertar que me moría.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDO:   Luis García Gil

Visita a la tumba de Antonio Machado

A JMS

En Coilliure murió el poeta. Desterrado
de la luz de la niñez, despojado del aire
candeal de la patria partida. Días azules
que se rompen, días que ya no dejan
el recuerdo tibio de Leonor en las manos.
El cantor se acerca, pone sus ojos en la tumba,
toma su guitarra, trae en su equipaje poemas
castellanos, retratos de la infancia, tibios aromas
andaluces, señoritos decadentes, turbios,
soledades, galerías y otros acentos,
versos que canta y que llena de música.
Detrás el sigilo de los cipreses, los silencios,
los ecos, las pasiones voladas, los rincones
del mar donde se queman los sueños,
hacer camino sobre la estela de la espuma,
cantar lo que se pierde, lo que ya no tenemos,
la herida que queda en los brazos del alba.
Historias tristes en la voz trémula del cantor,
canciones que son el paisaje por el que caminamos,
guitarra alzada, poema encendido que llega al pueblo,
que deja atrás la España miserable que hiela
el corazón, que inapelablemente ofende y mata.
En Coilliure la sombra del recuerdo,
el exilio, el viejo y cansado gesto
del poeta que abre sus manos a la muerte.
Y un papel ajado en el bolsillo
de la chaqueta, y los días azules
retornados en la savia del último verso.

Escrito en la arena

Las fotografías donde estamos muertos,
de donde jamás regresaremos,
las manos taciturnas rozándote
la piel en noches improbables
de amor y de consuelo, de límpida
caricia, de hálito y fulgor.
O las dudas que no acaban de dejarnos,
los nombres que nos siguen,
el oficio de buscar y no encontrar,
la huraña calidez del ascua
que dibuja extintas voluntades.
O sentir el dolor de los otros,
las multitudes que cargan su cruz
por cuestas de empinada soledad,
la campana que toca el alba
y se descuaja, el olor a mar
de la muchacha que amábamos
en los rincones de la adolescencia.
Y olvidar el desasimiento,
el crepúsculo, la nieve de todos los difuntos,
buscar al padre que aún nos espera
detrás de las palabras y de las ausencias
que rompen a deshora el corazón
Porque nada se nos perdió del todo…
O eso creemos…

Era pequeño y no sabía

Yo era pequeño y me asustaba la oscuridad,
como a todos los niños.
Yo recuerdo aquel miedo.

Yo recuerdo también
la luz cansada de un hospital
donde estuve internado.

Yo no sé donde empieza el naufragio,
cuando uno empieza a perder,
cuando a uno se le acaban las cartas
que puso sobre la mesa.

Yo sé de las sombras sobre los párpados,
sé del verso vencido en la hoja,
sé también del llanto verdadero,
de aquel que estalla en medio de la noche,
sé de esquinas amargas y de tangos
que sacuden la memoria del aire.

Yo era pequeño y no sabía nada.
Ajeno a todo lo que estaba por venir,
sólo la oscuridad era la enemiga invisible.

Pronto supe que al hombre le asustan otras cosas,
pronto supe que el sol encierra reveses y su luz
es mentira, que detrás de cada vida hay miserias
inconfesables, que el miedo cuando es miedo
es capaz de horadarte las manos y matarte.

Evocación

Perdonad que hoy evoque vuestra tristeza de seda
afirmada en el llanto, vuestro paso cansado
por las avenidas, vuestro corazón marcando
su sombra en la noche, perdonad que os evoque
sin moradas, con bocas anónimas trenzando
en vuestros labios la flor del naufragio,
perdonad que os desnude en el verso,
que os pueble con canciones de hilos rotos,
que os sustente en la palabra desarmada,
perdonad que os evoque desdobladas,
mecidas en la nada, en el desánimo,
desamparadas, con la mirada perdida
en los charcos del paseo, en la lluvia
que cae y desgasta vuestros nombres…

Evocando a Antoine Doinel

Para el poeta cubano José Pérez Olivares por el cine compartido.
Para Jean Pierre Leaud.

Ha llegado, Antoine Doinel,
hasta el mar de la vida tu paso,
y el mar que es sabio te ha revelado
todos los secretos, tus ojos han
vaciado la alforja dolorosa
del recuerdo, de orfandades
que duelen y tristes travesías,
de galopes de humo arañando
el corazón de las palabras.
Y han callado todas las sombras
de la vida cuando te has erguido
ante el mar, entre olas que te han
abrazado y gaviotas que intuyes
en ese horizonte nuevo para ti,
donde no hay cárceles tempranas
que asolan la infancia, ni raudos
latigazos estallando en el alba.

Yo sigo, Antoine, tus nocturnas
huellas por la arena, sigo el rastro
tibio de tu infancia, sigo tus señales,
tus lecturas ebrias, tu Balzac secreto
iluminando un mundo sórdido y cruel.
Yo estoy en la acera en la que tu ala
partida se reflejaba, y busco la señal
de tus zapatos, tus caminatas largas,
tu huida de los maltrechos espacios,
del cariño negado, del odio repartido.
yo sigo, Antoine, el carrusel de tus pasos,
la deriva de tus ojos, y busco ese cauce
silencioso del río por tus manos juveniles.

Lo que no sé decirte, Antoine, es que el mar
al que has llegado no es la libertad ni el reino
que buscas, más bien es el último enemigo.
que te mira implacable desde su retaguardia.

Lugares comunes

A Adolfo Aristarain.

La muerte es un lugar común,
y el olvido es otro lugar común,
otra región oscura, otra pregunta silbante,
otra tentativa de labios sobre el desamor,
¿De dónde venimos, a dónde vamos?
Fervores desvalidos cruzando las pendientes,
ideales que mueren sin ser combatidos,
revoluciones que encierran la peor de las infamias.
No hay libertad y el viento arrecia,
Buenos Aires es la soledad eterna de un tango,
los sueños huidizos en medio de la bruma,
un domingo triste sin niños y con lluvia.
No hay libertad y sólo queda pronunciarse
en la vejez y sostenerse en la mirada única,
insustituible de Lilith, en la naturaleza
desde donde la pureza multiplica formas
y sonidos, porque los pájaros son
los portadores lejanos de la esperanza.
Del corazón la anchura del deseo,
pero también los silencios y el miedo intransitable,
del hijo los reproches concatenados pero también
el cordón inquebrantable, la ternura y el celo.
Y los cigarros que matan poblando el cenicero,
en medio de conversaciones que recorren la noche,
y la muerte que llega para quedarse, para nublar
los ojos, para ataviarse del dolor de lo oscuro.
Y la soledad de los libros apiñados en cajas,
el desamparo y el sabor melancólico de las hojas,
y una música que acude desde el ayer perdido,
trayendo en su melodía fragores y esencias
de otra edad que fue nuestra y ya no es nada.

El anacoreta

A Rafael Azcona.

Llevo once años encerrado en este cuarto de baño.
Protesto contra el mundo que me cansa,
protesto contra el dinero que desvirtúa a los hombres,
protesto contra todo y contra todos,
contra el infame curso de la historia.
Mando mensajes que llegan por un conducto extraño.
El mar acoge mis palabras, mi desesperación,
mis dudas, la certeza de ser yo, de no alienarme.
La vida es esperar lo que nunca llega,
El amor es el último refugio que espero
antes de lanzarme por la ventana.
El amor que llega, salva y luego condena.
No temo a la muerte. Amo el silencio,
la ternura, la sabiduría de las clásicos.
Me descubro a mí mismo. La soledad me descifra
la esencia de las cosas. He sido libre aunque
estuviera encerrado entre estas cuatro paredes.

Ventanas cerradas

Cerradas las ventanas, el corazón, alta la melancolía,
quemado el brezo, sutil la mano que atravesaba
tu piel, que hoy es recuerdo, nocturna herida.

Que el amor pasa, duele, desplaza y muere
es algo que posee la evidencia de este sol
que arroja su marca infinita en el sendero.
Que el beso es una ráfaga, un temblor, un suceso
irrepetible, que deja en su trayecto tantas cosas,
que tiene en su trazo las voces de la vida,
las tentativas, los sueños, las esperanzas mudas,
es algo que he comprendido más tarde.

Cerrado el parque que nos sirvió el paisaje,
cerrada la casa de tus padres, cerrados los ladridos
de los perros agujerando el silencio de la noche,
cerrada la palma de tu mano en la que imaginé
una vida entera caminando juntos por la vida.

Que todo es mentira, que todo es ilusorio,
que todo termina desprendiéndose,
lo fui sabiendo más tarde, mucho más tarde.

El llanto de las palabras

Es el llanto de estas palabras,
que son como agua que derrama
su sonsonete en la tarde desabrida.

Es el llanto que pesa y que urde
en los vestigios del tiempo,
es la mordaza, la tiniebla, el oscuro
pasadizo de la vida.

Un viento viene y se lleva
el aroma escondido de tu paso,
los zarzales se alzan interminables,
y hay un ronco murmullo de sombra,
de estelas perdidas, de espinas.

Y las palabras siguen llorando,
ventea el azaroso invierno
con su copla quemada,
con su nieve infinita,
con sus rotos amantes.

Y nada importa…

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HACE TIEMPO [Mi poema]
Porfirio Barba Jacob [Poeta sugerido]New

MI POEMA …de medio pelo

 

Hace tiempo lo supe, de perfecto
no debo presumir,
y es que hablo sin saber lo que decir,
no acierto a reprender a mi intelecto,
e ignoro qué depara el porvenir.

Tampoco estoy seguro, que a vivir
a mi no me enseñaron
aquellos que en la escuela me educaron,
e ignoro por qué tuve que venir
y si antes de nacer no consultaron.

Y voy pasito a paso por la vida
cual pollo sin cabeza,
haciendo un monumento a la pereza,
forjando el caminar mientras se oxida
la carne que me arrastra y que bosteza.

Pues tengo todo o nada, eso depende,
de algunas filigranas,
hay días en que estoy de buenas ganas
y hay otros que la historia me reprende
deseos de tirar por las ventanas.

Arrastro sana angustia del ignoto,
de aquel que anda perdido,
se mira y nunca sabe por qué ha sido,
sospecha su existencia ya se ha roto
y no encuentra otro roto al descosido.
©donaciano bueno

Tú ya has encontrado tu #roto para tu #descosido...? Share on X

MI POETA SUGERIDO: Porfirio Barba Jacob

FUTURO

Decid cuando yo muera… (¡y el día esté lejano!):
soberbio y desdeñoso, pródigo y turbulento,
en el vital deliquio por siempre insaciado,
era una llama al viento…

Vagó, sensual y triste, por islas de su América;
en un pinar de Honduras vigorizó el aliento;
la tierra mexicana le dio su rebeldía,
su libertad, su fuerza… Y era una llama al viento.

De simas no sondadas subía a las estrellas;
un gran dolor incógnito vibraba por su acento;
fue sabio en sus abismos -y humilde, humilde, humilde-
porque no es nada una llamita al viento…

Y supo cosas lúgubres, tan hondas y letales,
que nunca humana lira jamás esclareció,
y nadie ha comprendido su trágico lamento…

Era una llama al viento y el viento la apagó.

CANCIÓN DE LA VIDA PROFUNDA

Hay días en que somos tan móviles, tan móviles,
como las leves briznas al viento y al azar…

Tal vez bajo otro cielo la Gloria nos sonría…
La vida es clara, undívaga, y abierta como un mar…

Y hay días en que somos tan fértiles, tan fértiles,
como en Abril el campo, que tiembla de pasión;

bajo el influjo próvido de espirituales lluvias,
el alma está brotando florestas de ilusión.

Y hay días en que somos tan sórdidos, tan sórdidos,
como la entraña obscura de obscuro pedernal;

la noche nos sorprende, con sus profusas lámparas,
en rútilas monedas tasando el Bien y el Mal.

Y hay días en que somos tan plácidos, tan plácidos…
-¡niñez en el crepúsculo! ¡lagunas de zafir!-

que un verso, un trino, un monte, un pájaro que cruza,
¡y hasta las propias penas! nos hacen sonreír…

Y hay días en que somos tan lúbricos, tan lúbricos,
que nos depara en vano su carne la mujer;
tras de ceñir un talle y acariciar un seno,
la redondez de un fruto nos vuelve a estremecer.

Y hay días en que somos tan lúgubres, tan lúgubres,
como en las noches lúgubres el llanto del pinar:

el alma gime entonces bajo el dolor del mundo,
y acaso ni Dios mismo nos pueda consolar.

Mas hay también ¡oh Tierra! un día… un día… un día
en que levamos anclas para jamás volver;

un día en que discurren vientos ineluctables…
¡Un día en que ya nadie nos puede retener!

SOBERBIA

Le pedí un sublime canto que endulzara
mi rudo, monótono y áspero vivir.

El me dio una alondra de rima encantada…
¡Yo quería mil!

Le pedí un ejemplo del ritmo seguro
con que yo pudiera gobernar mi afán.

Me dio un arroyuelo, murmullo nocturno…
¡Yo quería un mar!

Le pedí una hoguera de ardor nunca extinto,
para que a mis sueños prestase calor.

Me dio una luciérnaga de menguado brillo…
¡Yo quería un sol!

Qué vana es la vida, qué inútil mi impulso,
y el verdor edénico, y el azul Abril…

¡Oh sórdido guía del viaje nocturno!
¡Yo quiero morir!

BALADA DE LA LOCA ALEGRÍA

Mi vaso lleno -el vino del Anáhuac-
mi esfuerzo vano -estéril mi pasión-
soy un perdido -soy un marihuano-
a beber y a danzar al son de mi canción…
Ciñe el tirso oloroso, tañe el jocundo címbalo.

Una bacante loca y un sátiro afrentoso
conjuntan en mi sangre su frenesí amoroso.

Atenas brilla, piensa y esculpe Praxiteles,
y la gracia encadena con rosas la pasión.

¡Ah de la vida parva, que no nos da sus mieles
sino con cierto ritmo y en cierta proporción!

Danzad al soplo de Dionisos que embriaga el corazón…

La Muerte viene, todo será polvo
bajo su imperio: ¡polvo de Pericles,
polvo de Codro, polvo de Cimón!

Mi vaso lleno -el vino del Anáhuac-
mi esfuerzo vano -estéril mi pasión-
soy un perdido -soy un marihuano-

a beber y a danzar al son de mi canción…

De Hispania fructuosa, de Galia deleitable,
de Numidia ardorosa, y de toda la rosa
de los vientos que beben las águilas romanas,
venid, puras doncellas y ávidas cortesanas.

Danzad en delitosos, lúbricos episodios,
con los esclavos nubios, con los marinos rodios.

Flaminio, de cabellos de amaranto,
busca para Heliogábalo en las termas
varones de placer… Alzad el canto,
reíd, danzad en báquica alegría,
y haced brotar la sangre que embriaga el corazón.

La Muerte viene, todo será polvo:
¡polvo de Augusto, polvo de Lucrecio,
polvo de Ovidio, polvo de Nerón!

Mi vaso lleno -el vino del Anáhuac-
mi esfuerzo vano -estéril mi pasión-
soy un perdido -soy un marihuano-
a beber y a danzar al son de mi canción…

Aldeanas del Cauca con olor de azucena;
montañesas de Antioquia, con dulzor de colmena;
infantinas de Lima, unciosas y augurales,
y princesas de México, que es como la alacena

familiar que resguarda los más dulces panales;
y mozuelos de Cuba, lánguidos, sensuales,
ardorosos, baldíos,
cual fantasmas que cruzan por unos sueños míos;

mozuelos de la grata Cuscatlán-¡oh ambrosía!-
y mozuelos de Honduras,
donde hay alondras ciegas por las selvas oscuras;

entrad en la danza, en el feliz torbellino:
reíd, jugad al son de mi canción:
la piña y la guanábana aroman el camino
y un vino de palmeras aduerme el corazón.

La Muerte viene, todo será polvo:
¡polvo de Hidalgo, polvo de Bolívar,
polvo en la urna, y rota ya la urna,
polvo en la ceguedad del aquilón!

Mi vaso lleno -el vino del Anáhuac-
mi esfuerzo vano -estéril mi pasión-
soy un perdido -soy un marihuano-
a beber -a danzar al son de mi canción…

La noche es bella en su embriaguez de mieles,
la tierra es grata en su cendal de brumas;
vivir es dulce, con dulzor de trinos;
canta el amor, espigan los donceles,
se puebla el mundo, se urden los destinos…

¡Que el jugo de las viñas me alivie el corazón!
A beber, a danzar en raudos torbellinos,
vano el esfuerzo, inútil la ilusión…

Canción de la hora feliz

Yo tuve ya un dolor tan íntimo y tan fiero,
de tan cruel dominio y trágica opresión,
que a tientas, en las ráfagas de su huracán postrero,
fui hasta la Muerte… Un alba se hizo en mi corazón.

Bien se que aún me aguardan angustias infinitas
bajo el rigor del tiempo que nevará en mi sien;
que la alegría es lúgubre; que rodarán marchitas
sus rosas en la onda de lúgubre vaivén.

Bien sé que, alucinándome con besos sin ternura,
me embriagarán un punto la juventud y Abril;
y que hay en las orgías un grito de pavura,
tras la sensualidad del goce juvenil.

Sé más: mi egregia Musa, de hieles abrevada,
en noches sin aurora y en llantos de agonía,
por el fatal destino de dioses engañada
ya no creerá en nada… ni aún en la poesía…

¡Y estoy sereno! En medio del oscuro «algún día»,
de la sed, de la fiebre, de los mortuorios ramos
-¡el día del adiós a todo cuanto amamos!-
yo evocaré esta hora y me diré a mí mismo,
sonriendo virilmente: -«Poeta, ¿en qué quedamos?»

Y llenaré mi vaso de sombras y de abismo…
¡el día del adiós a todo cuanto amamos!

Canción innominada

Ala bronca, de noche entenebrida,
rozó mi mente, conmovió mi vida
y en vastos huracanes se rompió.
¡Iba mi esquife azul a la aventura!
¡Compensé mi dolor con mi locura,
y nadie ha sido más feliz que yo!

No tuve amor, y huían las hermosas
delante de mis furias monstruosas.
Lauros negros mi oprobio me ciñó.
Mas un lúgubre Numen me consuela.
Vuela el tiempo, mi Numen canta y vuela,
¡y nadie ha sido más feliz que yo!

De las tumbas humildes se levanta
leve flor, en el aire un turpial canta
y la tarde es ya el día que pasó.
Muda calma. Temblor. Melancolía.
¡Todo el dolor y toda la alegría,
y nadie ha sido más feliz que yo!

Carbunclos

No enflorará tu nombre un verso vano
ni entre lo cotidiano irás perdida.
Un varonil silencio. Un goce arcano.
Y por mi pensamiento soberano
hacer más honda y más sensual tu vida.

Ah, cómo en el amor estás ardida:
se va entreabriendo el alhelí de un beso
en tu boca, de múrice teñida,
y desnuda y nevada
tu carne a mi deleite fue ofrendada.

¿Qué jardín se te inunda si me lloras?
¿Mi amor no es la clepsidra de tus horas?
En tus labios no miela el colibrí:
¿la vida junto a mí no es más ensueño,
más tragedia la vida junto a ti?

Cuán lindo el pie tan ágil y pequeño…
Ya en la propicia oscuridad, desnuda,
tu carne tiembla y lánguida me oprime:
doliente y zaraheño,
grita mi corazón: «¡Si está desnuda!»

Cuán lindo el pie, tan ágil y sedeño,
cuán tibio el muslo… Ah, dueña de tu dueño:
el amor fue mi parte dispensada
en el festín de sombras de la nada…

Hoy quiero solazarme en tu ternura
como en las auras que embalsama el heno
la noche del sahumerio montesino.
¡Un beso a tu varón, mi hembra impura!
Dormir después en tu redondo seno,
tu seno blanco de ápice azulino…

Cintia deleitosa

Como una flor arcana, llameando
bajo el turquí del cielo apareció.
Fue su amor mi almohada matutina;
su seno azul, de gota coralina
en el pezón, de noche mi almohada.

Y era esencia tan dulce y regalada
la de su carne en flor, la de su boca
por enjambres de besos habitada,
la de su axila, ¡leche con canela!,
que un ansia de gozarla me extenuó.

Cintia concentra la onda de la vida.
el campo es de Ella y grana para Ella.
Mi sangre está en su carne consumida;
su alma radia con mi luz ardida,
y ella está en mí porque yo estoy en Ella.

-Dame tu axila, ¡leche con canela!
Dame tu beso, dámelo, y la lengua
fina y caliente y roja y ternezuela…

-¡Ay! ¡Ay! ¡Ay!
fatiga dulce, letal desvarío…

-¡Ay! ¡Ay! ¡Ay!
No más, amorcito mío,
que me muero…

Desamparo de los crepúsculos

Huyo de aquel dolor que me hizo un día
bajo el misterio incógnito del cielo
sangrar el alma silenciosamente…
¿A qué desde las áridas riberas
tender la vista al horizonte? -El claro
beso de luz en la extensión naufraga-
y antes de que la sombra me circuya,
apagaré mi espíritu intranquilo
en el fulgor violeta de la tarde…

Ya sobre el mar en gira tumultuosa
no veré más la convulsión enorme
que templó mi vigor, ni en la propicia
madurez halagüeña de los trigos
espaciaré los moribundos ojos;
ya no he de uncir las manos temblorosas
al tronco de los robles, cual solía
para trepar hasta el follaje ameno,
ni más sobre el fervor de la pradera
repicará la esquila de mis cantos;
no veré más el rayo de la luna
que se quebraba en los azules montes…
¡no veré más los ojos de los niños!

Tú, perfume y rumor del campo umbrío,
hacecillo de rosas ideales,
ánfora de virtud enaltecida
-tú- la maga de veinte primaveras,
lánguida novia de pupilas hondas
que cruzas bajo el árbol del ensueño,
¡perdóname! -la lumbre que redime
sobre los montes del confín no viene,
la fe desmaya, la ilusión desmaya,
la fuerza languidece y se desmaya…
y antes de que las sombras me circunden,
¡apagaré mi espíritu intranquilo
en el fulgor violeta de la tarde!

El hijo de mi amor, mi único hijo…

El hijo de mi amor, mi único hijo,
lo engendré sin mujer y es hijo mío;
me escribe a la distancia: estoy tan triste;
me faltas tú. Te miro en el esfuerzo
por mí, por ti, por el retorno
del polluelo a su sombra familiar,
no tengo un pan ni un techo que me cubra;
hoy habito en los muros de la mar…

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RENCORES, PARA QUÉ [Mi poema]
Matilde Camus [Poeta sugerido]New

MI POEMA …de medio pelo

 

Que deudas ya no son si están saldadas
y aquellas que no están no trae a cuenta
seguir aquí cantando las cuarenta,
mejor será dejarlas olvidadas.

Lo mismo que callar, no decir nada,
que el agua algo tendrá si la bendicen,
mirando hacia otro lado de pasada
que heridas a la espera cicatricen.

Hacer que el agua siga la corriente
tratando de evitar los tropezones
y lo haga clara, amable y suavemente
brindándole al pasar sus bendiciones.

Pues lodo aquí ha de haber siempre al acecho,
evita los rencores y el despecho.
©donaciano bueno

El #rencor es un tiro en su propia pierna...? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Matilde Camus

Yo Soy de la Montaña

Yo soy de la Montaña vertebrada
llena de húmedos pulsos de rocío,
de campos soñadores,
de arroyos cantarines y de ríos;
de casonas hidalgas
y de ruido de albarca en los caminos.
Yo soy de esta vestida tierra herbosa
donde el sol nos envuelve con cariño,
donde la bruma besa nuestros rostros
y las playas se aroman con sus pinos.
Soy de estas costas, duras y norteñas,
donde se encrespa el mar embravecido,
donde hay temblor de algas
bajo espumas de armiño.
Yo soy de la ladera más hermosa
de nuestro litoral santanderino.
Aquí la primavera es voz mojada
rompiéndose en fulgores y estallidos.

YO QUISIERA

(A mi querido padre)

Yo quisiera elevarme, de puntillas,
hasta llegar a verte.
Y quisiera subirme en las agujas
de los altos cipreses.
.
El dolor de mi mano hecho caricia
rozaría tus sienes,
al dejar en tus blancos cabellos
frescas hiedras silvestres.
.
Yo quisiera cubrir tu cuerpo anciano
con finos tallos verdes,
y en tu querido rostro, ya rugoso,
dejar besos calientes.
.
Con aquel fervor íntimo y redondo
que te ofrecí yo siempre;
te volvería a dar ¡tanta ternura!
como tu te mereces.

HAS LLEGADO HASTA MÍ

Has llegado hasta mí como un milagro
florecido de gozo sobre nieve.
Tu deslumbrante amor, vivo y auténtico,
ha enfocado la luz sobre mi frente.
.
He visto en las fronteras del espíritu
los pétalos de un beso que se ofrece
escuchando canciones, duplicadas,
en misteriosas lunas todas verdes.
.
He creído soñar de tanta dicha
viendo que mis arterias se me pierden
y creyendo morir, junto a tu pecho,
la muerte he bendecido una y mil veces.
.
Que no es muerte morir entre tus brazos,
muerte fuera vivir, si no me quieres,
arrancada de tí, de tus raíces;
.
de ese tronco viril que me protege
deshaciendo ante mi feminidad
todo un mar desbordado de laureles.

TIERRA Y MAR

He nacido al frescor de tierra verde.
He sentido en mi entraña el latigazo
del mar gris, de su vivo maretazo
que lame nuestras costas o las muerde..

Diseñaré el contorno que concuerde
en mimo de mis versos, de mi trazo.
Sobre la mar vecina seré abrazo,
seré amor inmortal, que las recuerde..

Tierra y mar, equilibrio de paisaje,
entre bruma y caricias de oleaje
me conceden su plástica fortuna..

Mi pasión tan redonda y desbordada,
se diluye en poemas de otoñada
derramándose en miel sobre mi cuna.

A GERARDO DIEGO

Canta el mar con sus olas diagonales,
canta, canta sin tregua ni sosiego.
Canta porque eres tú, Gerardo Diego,
la voz nuestra de acentos fraternales.
.
Cantan Cabarga y Mouro, entre sus sales.
Ríe el valle y la vega del pasiego.
Bella es tu inspiración, su vivo fuego,
ha llegado a la Peña de Ramales.
.
Gira en tu honorla rueda de la vida.
Por tí asciende mi son, en su crecida,
devanada de versos mi garganta.
.
Rumor lleva la tarde con sus brisas,
oro el cielo y el mar, entre sonrisas,
y hasta el Ciprés de Silos feliz canta.

LA PREHISTORIA SE HACE HISTORIA

En el azul sereno de tus ojos,
con ocho años de luz y de inocencia,
tu profunda sorpresa se hizo Ciencia
al creer eran bueyes pelirrojos.
.
Y fuiste tú María, fue tu boca,
quien descubrió la magia de Altamira.
Tu padre comprendió. En ella admira
el vigor de buril, pintura y roca.
.
La sinrazón, puesta en razón, os niega
este prodigio vivo, que ha nacido,
de escultura y color. Arte curtido
en la capilla de esa gruta ciega.
.
La honesta afirmación nos da la prueba
de este valioso encuentro con la Historia.
Ha triunfado la fe, siendo notoria
la realidad de nuestra egregia Cueva.

VERDE

Verde prado, verde mar.
Verde mi amor de esperanza.
Verde la brisa en bonanza.
Verde el laurel y el pinar.
.
Verdades de verde aliento
en el verde de tus ojos.
Tristezas verdes y enojos
en el verde adiós del viento.
.
Verdeazul de tu pupila
sobre el verde campo en flor.
Verde, verde, verdeolor,
de la verde hierba en fila.
.
Viril verde de tu hombría
junto a mi verde ilusión.
Verde jugo de pasión
me da tu verde alegría.

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