A todos los amantes de la literatura en sus distintas formas o variantes...

Donaciano Bueno Diez

Donaciano Bueno Diez

Editor: hombre de mente curiosa, inquieta, creativa, sagaz y soñadora, amante de la poesía.

ÉL ERA FELIZ [Mi poema]
Niki Naranja [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Él era feliz hasta que un día
ignotas veleidades del destino,
se quiso atravesar en su camino,
un bicho que torció la travesía
causándole un tropiezo repentino.

Vivía su segunda juventud
gozando de un asueto bien ganado,
después de tanto esfuerzo malgastado,
mirando de soslayo y al trasluz
al mundo que pasaba allí a su lado.

De vuelta ya del yugo los placeres,
escaso de delirios y pasiones
trataba de agotar sin dilaciones
el tiempo en escribir y a sus quereres
brindarles su calor, sus emociones.

No supo adivinar que nubarrones
llegaran a turbarle en esa estancia
¡qué importa si de China fue o de Francia!
lo cierto es que anegó a sus ilusiones
robándole a la vida su fragancia.

Que un bicho, un diminuto renacuajo
un día, cuando menos lo esperaba,
le vino a visitar y se prendaba
clavando con la daga un solo tajo
cual fuera que en la tierra ya estorbaba.
***
El hombre es ese ser que, prepotente,
se enfrenta a un buen morlaco diminuto
a ver cual de los dos es más astuto,
y el bicho con mirar solo de frente
le pega una cornada en un esputo.
©donaciano bueno.

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MI POETA SUGERIDO:  Niki Naranja

GÉNESIS

Allá en los confines del lenguaje,
al borde mismo del silencio
una palabra, tenebrosa aún, se asoma ?

al balcón de lo factible y podría
ser el germen de un poema, o acaso
un propósito de enmienda… Mi hija
dice: «agua»; en ese instante,
y no en otro distinto, el universo
entero se detiene y toda el agua
habida en este mundo se transforma.

ESCRIBIR NO ES FÁCIL

Escribir es fácil. Escribir
poemas, aún más,
cualquiera puede hacerlo.

No hace falta mucho:

algo que trace, puede ser

un lápiz, un boli, un pedazo
de lignito, cisco, turba, saliva
o incluso sangre.

Hay gente que ripia con sangre
y eso es peligroso
ya que si el poema es malo,
y casi todos los poemas
son esencialmente malos
porque la gente que escribe poesía

lo hace, porque no le queda otra.

Pues, es un desperdicio,
esa sangre podría usarse
para otros fines:

menstruar, hacer amigos,
donaciones, etcétera.

Va, que me lío, en fin
se precisa también una superficie libre
para dejar constancia:

una pared, papel, servilletas usadas,
cuerpos —raídos o sin raer—
cualquier lugar es bueno
para hacer un testamento lírico.

Un corazón que bombee, un encéfalo
en su sitio.

Y lo más importante

Algo que escribir, y escribirlo
más o menos bien
por eso,

él o la poeta debe haber leído
a otros y otras antes.

Más que nada, para repetir
lo mismo, pero de otra forma,

y no contar boludeces

—como esta—.

***
Y de pronto,
ya era tarde.
***
Abrígales la infancia y
no pasarán frío
el resto de su vida.
***
Eterna mente guapa.
***
Voy cumpliendo daños.
***
Milagros son esas cosas
tan raras
que pasan todos los días.
***
Tengo la autoestima
por los sueños.

ANIDAR

Quedarse en las personas

como el vencejo
se queda en los alféizares.

Situando la expectativa
del nido, firme,

anclado a la cornisa.
Dejando el cielo raso,
libre,

abierto a mis espaldas.

NASCITURUS

Tuve una hija que murió pronto;
tanto de hecho,
que no llegó a ver la luz.

De vez en cuando le hablo,
y le pregunto:

del tiempo, del clima, o dónde
dejé tal o cual cosa.

Y Luz, que así se llama,
—ironías del azar—
me responde a su manera:

en silencio. Un silencio firme
que, por un instante apenas,?

lo ilumina todo.

GENUFLEXIÓN

Hay quien cree que arrodillarse
entraña un vivir en obsecuencia.
Yo soy libre, sin embargo,

me arrodillo.

Me inclino, frente al cardinal
misterio de las cosas,
como fiel subordinado

de mí mismo.

TUMBARSE

al borde de uno mismo
y mirar hacia el abismo
que se crea: la escarpa

que se abre a nuestro paso,
y la carne en rigurosa
regresión frente al vacío.

Asomarse al filo
de uno mismo, apelar
al misterio de costumbre.

Amar el declive, el escombro
la tendencia. Abrirse
en canal y abandonarse

al juego; al otro; en la caída.

LUZ

Tuve una hija que murió pronto;
tanto de hecho,
que no llegó a ver la luz.

De vez en cuando le hablo,
y le pregunto:

del tiempo, del clima, o dónde
dejé tal o cual cosa.

Y Luz, que así se llama,
—ironías del azar—
me responde a su manera:

en silencio. Un silencio firme
que, por instante apenas,

lo ilumina todo.

PARDINAS

Mi madre separaba las lentejas
sobre la mesa de la cocina.
Con calma

y destreza proverbial apartaba
lo malo —por ínfimo que fuese—
de lo bueno. Con gusto,
dejando a un lado el rígido
indumento
de la ciencia, me evisceraría
en cuerpo y alma
fiando el porvenir y sus metástasis
a sus manos
exigentes pero tiernas.

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LA MEMORIA, ESE PLACEBO [Mi poema]
María Teresa Ariza Periáñez [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

La tierra se ha tragado mi memoria
coincide con que un día desgraciado,
me quiso recordar que soy escoria,
que debo de olvidarme de mi historia
pues nunca yo logré lo que he soñado.

Me dijo que aunque así no quieras ver
los éxitos ocupan poco espacio,
-las cosas de palacio van despacio-
y puesto a que no puedes ya correr
demuestra a presumir que eres reacio.

Los pájaros, ajadas con sus alas,
apenas si despegan desde el suelo,
si miran hacia atrás, su desconsuelo
se puede tropezar con unas balas
o riesgo de engancharse en un anzuelo.

Mirar hacia el pasado es disfrutar
haciendo a los recuerdos de placebo,
gustando de un buen vino que no bebo,
salir airoso a flote sin nadar,
pescar miles de peces sin un cebo.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDO:  Teresa Ariza

ME DEVORA TU AMOR

Me devora tu amor,
me consume por dentro,
al tiempo que me llena hasta saciarme.
Noto mi cuerpo inquieto, atormentado,
enervado, feliz, sobreexcitado,
navegando en tu voz y en tu cintura,
deseando lo nunca deseado,
bebiendo de tus fuentes cristalinas,
empapando mis carnes con tus aguas,
alimentando el alma con tu savia,
calmando mis ardores en tus besos,
llenando mi desván con tus recuerdos,
sintiendo renacer mi alma dolida,
latiendo adolescente el corazón…
Obras en mí el milagro de la vida.
De la primera parte (ANTES)

CUANDO TE ABRAZO

Cuando te abrazo,
siento que abrazo a un árbol
fuerte, de verde copa y altos vuelos.
Tu copa me regala su follaje
de colores verdosos y amarillos;
me regala los pájaros inquietos
que se posan y cantan en sus ramas.
Tus brazos me sostienen y yo crezco,
para robar las nubes a puñados.
Tus hojas como lluvia me refrescan
las ganas de vivir y de tenerte.
Y siento al mismo tiempo tus raíces
pegarse a mis raíces y enredarse
mis pies, viejas raíces, con los tuyos
y hundirnos en la tierra mansamente.
De la segunda parte (DURANTE)

HUECOS (2)

Donde el llanto corrió como un torrente
nadando en un suspiro atormentado
por cauces desbordados y crecientes,
se arrincona la noche y se acurruca
en el lecho mortal donde no cabe
tanto dolor sin límite ni orilla.
Al calor de las lágrimas calientes
acudo por fundir el duro hielo,
por ver si puedo atemperar mi duelo.
Y me escondo en los huecos de tu ausencia,
esa ausencia que evoca tu presencia,
esos huecos tan tuyos… que los quiero.
De la tercera parte (DESPUÉS)

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MI POETA INVITADO:  Yuleisy Cruz Lezcano

Dicen que bailan los muertos…

(dedicado a Fernando Salazar Torres)

Dicen que bailan los muertos
cuando entre ellos llega un poeta,
finalmente palabras que hacen rima
con música, finalmente alguien
que se sabe perder con las peonías
en los gramos de maravilla de un colibrí.
Finalmente alguien que por casualidad
ve una fotografía antes de tomarla,
alguien que dice lo que sucede
con una frase escrita en el viento,
alguien que trae pedazos de vida
suspendidos en los ojos.
Dicen que bailan los muertos
cuando entre ellos llega un poeta,
finalmente alguien que llega para regalar
el momento en que los cerezos
murmuran notas milenarias a la luna,
finalmente alguien que no murió
en lo que a diario a otros acecha:
la ausencia de proyectos, de sueños,
la apatía, la vida seca…
finalmente alguien que no murió
de la verdadera muerte que mata.
Dicen que bailan los muertos
cuando entre ellos llega un poeta,
finalmente alguien que descubre
el destino y sabe
convertir el amor en algo
que se deja atrás,
algo que inventa mundos nuevos,
un adjetivo que crea paz
para que otros sepan que la muerte
no es lo que viene después de la vida.
Dicen que bailan los muertos
cuando entre ellos llega un poeta
para arrebatar de la muerte
la disonancia, el ritmo trastornado
que no encuentra vida
en lo que el poeta deja.

El lugar de la poesía

(dedicado a Fernando Salazar Torres)

Todo en una sucesión
versos, espacios en blanco, puntuación.
De poema en poema
como si las palabras conocieran
la fuerza de lo que no puede morir.
Un minuto antes de subir
el último respiro,
antes del último esfuerzo
para respirarlo,
desde los ojos del poeta
llegan paisajes
y en la caída del equipaje
que mira ya viendo
que el adiós decrece
la calidad de la mirada que se mece
es una sonrisa
firme en los ojos.
El último suspiro
cierra el cerrojo
y la sustancia del vacío
en la lingua gravitante nada.
Con una delgada risa alumbrada,
el poeta, ya pronto para partir,
la única cosa que puede decir
es “poesía”, “poesía”,
y la palabra se va de la carne fría,
bebe tenaz del rocío del cielo
una gota de elixir
y abraza el cuerpo
jurando que no dejará nunca morir
el verso que edifica
desconocidos lugares que acogen
la resonancia del alma
que no muere.
Editorial División del Norte

MIDIENDO EL TIEMPO [Mi poema]
Angelina Gatell [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Midiendo voy el tiempo que me queda
que quiero disfrutar hasta el final.
No sé si al otro lado será igual.
Si allí todo me irá como la seda,
si pues que habita Dios no existe el mal.

Hoy saco a deshilar esa madeja
igual que cuando niño devanaba,
y siento como el hilo ya se acaba.
Y observo que me espera a mi una reja
diciendo ya se dio lo que se daba.

La vida es un proceso que termina,
yo escucho mientra hay vida hay esperanza.
No voy a protestar por su tardanza
ni crean que a la misma tengo inquina
pues que ella mientras dura siempre avanza.

Ochenta metros tengo recorridos
oyendo repicar a las campanas,
abriendo bien sus puertas y ventanas.
Ochenta son los años redimidos.
que llevo recargando mis cananas.

Llevando una chinita en mi zapato,
la muerte ya se sabe que no duele
pues sueñas mientras dura ese telele.
Lo mío es a la siesta echarme un rato
sin venga ni haya un dios que me desvele.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDO:  Angelina Gatell

A MI HIJO EDUARDO QUE CUMPLE SUS VEINTE AÑOS EN LA PRISIÓN DE CARABANCHEL

Hoy se cumplen veinte años y aún me dura
el calor de su cuerpo en mis entrañas.
Nadie me dijo entonces qué alimañas
me rondaban golosas mi cintura.
Nadie nombró los yunques del espanto
donde su corazón se forjaría,
ni qué herrero del terror podría
templar sus herramientas con mi llanto.
Nadie nombró tampoco la impotencia
que ataría mi sangre desolada
al pie del alto muro carcelario.
Ni qué cegado grito de inocencia
sería la bandera más airada
en las manos del hijo prisionero.
Madrid, 19 de junio de 1975
Recogido en «Noticia del tiempo». Bartleby Editores. Madrid. 2004.

Silencio

Pero debo callar y callar tanto…
Blas de Otero

A Sabina de la Cruz

A veces te bastaba con llegar a mi casa
con aquel ángel fieramente humano en las pupilas.
Traías tu silencio y envuelto en él dejabas
que el tiempo transcurriera
igual que una corriente por los valles,
de la amistad que no precisa
de gestos, ni palabras, ni razones, ni méritos.
Ni siquiera de versos.

El agua,
ejercitada en ser cristal o abeja,
pasaba entre nosotros. Se llevaba la tarde
como una sombra trémula,
navegada
por todo lo no dicho.

Después, dejando el sufrimiento de us labios
al borde de una copa
o de una taza de café vacía,
nos tendías la mano,
(a mí solías besarme levemente),
y te ibas despacio hacia la puerta
donde mi madre,
salía también a despedirte.

Sólo quedaba, atestiguando tu presencia en mi casa,
un periódico muy leído
y aquella intensidad que eran tus ojos

De: «La oscura voz del cisne» Bartleby Editores 2015©

Elegía imprescindible

A tu memoria, mi Nuria inolvidable.
A Fabien y a Laurent
Y a Amparo, que te lloró conmigo.

La sombra de tus manos, cedida por la muerte,
prestada a mi corazón,
está en esas orquídeas que cada enero
respiran en mi casa
lo que en ella dejaste: esa herida
que ya no tendrá tiempo de cerrarse
y diariamente sangra.
Ellas, con qué cuidado,
recogen mi tristeza en su blancura
y acercan a mis ojos
la piedra gris,
sabedora de lluvias y de fríos,
desde donde
tu sosiego de estatua me persigue.
Tus manos
entran en mi amargura por los hilos
más frágiles del aire y se deslizan
tranquilas, cariciosas,
hasta posarse en el vacío,
ese foso que siempre me circunda
preservando el verdín de los sillares
con los que, en días tan lejanos,
se edificó la torre que aún resiste.
Las líneas nacaradas de tus dedos,
emborronadas por la ausencia,
denuncian suavemente el atropello
que te llevó a la noche
y dibujan
la soledad que me dejaste,
la esculpen en el friso
en donde se reúne
la hermosa arqueología
de todo
lo que empecé a perder una mañana
del año veintiséis del siglo veinte.

Madrid, 2012 De: “La oscura voz del cisne”

“… Me arroparon con sombra. Me dieron
pan de sombra amasado
por manos de sombra y condena…”
AG

Generación

A mi hermano

Nada está hecho y ya nosotros
abandonamos la tarea.
Más que luchar, hemos soñado.
De nuestros sueños poco queda.

Más que cantar, es el silencio
nuestro destino y nuestra meta.
Más que vivir hemos pasado
sobre el cansancio de la tierra.

Más que sembrar, hemos dejado
henchido el cuerpo de tristeza.
Más que morir, hemos vivido
con tanta oscura muerte a cuestas.

Más que llorar, hemos sufrido
nuestra gran lágrima secreta.
Más que los hierros, es la noche
la interminable cárcel nuestra.

Más que el dolor, es la amargura,
el fruto cruel de la impotencia.
Más que trazar nuestro camino
es el camino el que nos lleva.

Desde el principio comprendimos
que era imposible la luz nueva.
Sombras tan solo, se apagaba
nuestra hermosura en la tiniebla.
De: “Las claudicaciones” – 1969
Reedición en 2010 – Editorial Torremozas

Meditación

Que extraño puede ser,
al cabo de los años, el amor,
o la memoria del amor, o el rastro
que deja, al apagarse, la memoria.
Joan Margarit

Amor y desamor como una misma
y ardua asignatura
nunca bien aprendida
Siempre
bordeando peligrosamente
las cifras del suspenso.
Anverso y cruz de una medalla. Filo
donde los sueños sufren
desasistidos. Solos.
Pienso
que sí, que es muy extraño verlo ahora,
sentirlo como a una paloma agónica
pegada a los cristales
en los que la memoria ha puesto sus visillos y todo
es como fue o no fue.
Algunas veces
me adentro en sus espacios
como si fuera el cuadro
de un pintor malogrado.
Recorro sus caminos,
la exaltación de sus paisajes
arrebatados a la sombra,
a los escalofríos, a las dudas…
Tiemblan en ellos los colores, las líneas
ensoñadas.
Tal vez aciertas.
Y en misteriosa veladura
se diluyen figuras que tuvieron
la consistencia incólume del mármol.
Palabras, gestos, actos se disuelven
desamparados, imposibles…
Qué extraño, si, qué extraño.
Acaso nunca
supimos comprender del todo.
Y cuando un día, inesperadamente,
necesitamos hablar de ello,
no tenemos más verdad que el dolor,
y la imprecisión de la palabra.
En “Cenizas en los labios” Bartelby Editores 2011©

Tu memoria

Puntual, llegaba a diario la paloma
cruzando el mar, y con tu voz bajaba
a posarse en mis manos.
Me decías:
“Hay nieve en mis ventanas y me ahoga
la soledad. En mi memoria sólo
descansa unos momentos la tristeza
cuando eres tú, sin ti, quien la visita
como evasiva, transparente, sombra”.
Prometías volver cuando el verano
desvelara su flor: “Hemos de vernos
y hablar de tantas cosas…
Aún podemos
regresar a Orihuela…”
Como quema
el cristal irisado del recuerdo…
Yo también estoy sola. En otra nieve.
En “Cenizas en los labios” Bartelby Editores 2011©

“Dime, ¿vendrás conmigo a ver el alma?…”
AG

Tu casa

El pedestal del frío alza la casa
que quiso ser la mía.
Me perturba
ver su fotografía entre las páginas,
tibio regazo, de este libro donde
yace el amor que me tuviste
Nada,
si te fijas, parece haber cambiado
en la casa del maestro ni en la fría
heredad de la nieve.
Sin embargo,
sólo en la residencia del recuerdo
su nitidez respira todavía.
Y en mi respiración,
De lo sufrido
poco pudo salvarse. Quizá el fuego
de unas palabras y entre sus rescoldos
vagos indicios de melancolía.
De: “Cenizas en los labios” Bartelby Editores 2011©

“Mi corazón, mi casa, mi memoria…”
J.L. Georgé

Tu corazón

Tu corazón, como hoja de invierno
debajo de los cedros y esa nieve
confirmando mi ausencia, son imágenes
de aquella soledad por mí dispuesta.
Pero nunca supiste cuanto duele
cada ventana abierta en la ceniza
o en el haz de la duda.
Siempre quise que te llegara dulcemente escrito
para que comprendieras. Y no pude
sino trazar signos borrosos, pautas
de mi propio desorden.
Recorría
calles desiertas, miedos… No encontraba
más paz que mi vacío…
Es la hora
de la verdad y no sé como decirla.
De: “Tres instantáneas” En: “Cenizas en los labios” Bartelby Editores 2011©

“… dejará la lluvia su copo cristalino
inútil ya, en las flores que vinieron…”
AG

Errores

A Pepa y Héctor Vázquez-Azpiri

Sucederá que un día
me habré ido incluso de mí misma
y extraviada preguntaré
por donde se regresa a ser quien fui.
Me asomaré al espejo sin que encuentre
sino un extraño jeroglífico
nunca resuelto.
Me buscaré en mis actos y llegaré a esa roca
a la que sigo atada frente al mar.
Tú, desventurada Andrómeda,
sabedora de mí tal vez me reconozcas
en la manera
de soportar las ataduras
o de orientar el llanto,
Será sólo un momento. Me indagaré en los sueños,
páramo sin huellas,
ni miguitas de pan o luz transfigurada
que me lleve
al punto de partida,
al justo instante del error
y puedas aún corregirlo.
Aunque sé bien que el mundo seguirá girando
y yo con él, ya incluida en otros seres
en los que irremisiblemente
volveré a equivocarme.
De: “La oscura voz del cisne” Bartleby Editores 2015©

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EL MUNDO, LA VIDA Y LA MUERTE [Mi poema]
Augusto Casola [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

No me importa la vida, no me importa la muerte,
ni sufro que el mal fario me traiga mala suerte.

La vida es un tormento, la muerte es un fracaso,
maldigo aquí a la vida que nunca me ha hecho caso.

¿Recuerdos? no me atañen, ni me afecta el olvido,
ni acaso ser un lerdo, quizás ni haber nacido.

Me joden los que dicen amar a los caninos
y escupen y desprecian a humanos sus vecinos.

Ni irrita el que sea zurdo, fastidia si soy diestro,
me tachen de palurdo, me tilden de siniestro.

Desprecio a quien presume de hacer bien a la gente
y agacha la mirada pues no mira de frente.

Mi mente no esté clara, mi tez que sea oscura,
ingenuo ser de cara o ser yo caradura.

Que el mundo es como un pozo de bichos y alimañas,
lugar en donde el gozo se encuentra en las montañas.

No atañe a lo pasado, ni afecta al que es futuro,
sentirme hoy acosado, pegarme contra un muro.

La vida me ha tratado como una sabandija,
sin un sólo resquicio ni mísera rendija.

Pues nada a mi me importa, maldigo ya a este mundo,
ser pollo sin cabeza, vagar cual vagabundo.

Que el mundo no es mi mundo, el mundo que he soñado,
desde que vine al mundo a mi él me ha traicionado.

No me importa la vida, no me importa la muerte,
pues sólo reconforta gozar de ti y quererte.
©donaciano bueno

MI POETA SUGERIDO:  Augusto Casola

SILENCIO Y AUSENCIA

Eres el silencio de la ausencia
quebrado el sello
de secretos
que arpegian en el llanto
su cantar de desencuentros.

Allí riela el plenilunio umbrío
su bullicio mudo
de niños en juegos inocentes
y amantes furtivos en busca
de penumbras cómplices.

Cosas viejas todas ellas
y sin embargo
vigentes al día siguiente
de haberte vuelto silencio,
y ausencia y dolor y cuna de penas.
del poemario Ese pedazo de tierra mio

UN SITIO LEJANO Y SIN RECUERDO

Quiero visitar un sitio ajeno
donde no puedan ya alcanzarme
los recuerdos;
un solar sin risas ni tristezas,
de sombras silentes en abrazo,
de paz calmosa
y de olvido.

Lo imagino vergel de nada
en su extática hermosura
de silencios pleno y atardecida aurora,
tiempo extraviado, tímidas penumbras
luces adensadas en hondo aliento
apaciguadas.

Entonces me susurra una voz queda:
el sitio existe, ese es mi reino,
mío solo y soy yo la Muerte,
su señora.
del poemario Ese pedazo de tierra mio.

SOLA

Sola:
cuando naciste estabas sola,
y ahora -muerta-
vuelves a estar sola.

El camino de enfrente es desolado,
con la sorda desolación
de la lluvia de verano,
con el monocorde chorrear
de canaletas,
y el melancólico sonido
de techos de zinc.

Estás sola.
Tras el próximo invierno.
Aun antes del otoño que no llegó,
dejaste atrás la primavera
prendida a las violetas
y el verano
pasó cerca
y tú, sola,
sola entre el silencio largo.
Sola.

En la avenida desnuda
de cipreses llorones,
estás sola.
del poemario 27 silencios

Cómo amabas las violetas,

el trébol de cuatro hojas que nunca hallaste
y el jazmín
Cómo vivo tu presencia
ahora que no vives
y estás conmigo
ahora que no estás
Cómo me abrazo a los recuerdos
y tu sombra de recuerdos
ne abraza con sus besos
y ¡cómo siento los besos que me dabas!
y ¡cómo siento los besos que no di!
del poemario 27 silencios

Me convertí en el silencioso abismo

de mi nombre.

No me faltan conocidos
que me conocen
de antes
de caer al pozo
que habito ahora
profundo y tachonado
de paredes frías
y musgoso desconsuelo.

Soy el silencioso abismo
de mi nombre
que despertó tu ausencia
en nuestra soledad inédita.

Y antes ¿dónde estabas?
Y yo ¿por qué no te veía?
del poemario Ese pedazo de tierra mio

¡Cómo brilla en tus ojos

el brillo de tu casi niñez!
¡Cómo sumerjo en ellos
-azulceleste iridiscente-
mis años saturados de gris!
y salgo envuelto
en azulceleste…
del poemario 27 silencios

Tras el suspiro

tu extraña presencia
toda sombras sin mariposas
y violetas
dormidas entre tus manos
hechas de surcos y gemidos
y ramillas de ilusión
que adornan tus lívidas mejillas
y el mármol de tu frente dolorida
Tu extraña presencia inmóvil
sin aleteo de aves migratorias
Tu extraña presencia inmóvil
sin lágrimas del próximo rocío
del poemario 27 silencios

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La Desesperación, José De Espronceda

Me gusta ver el cielo
con negros nubarrones
y oír los aquilones
horrísonos bramar,
me gusta ver la noche
sin luna y sin estrellas,
y sólo las centellas
la tierra iluminar.

Me agrada un cementerio
de muertos bien relleno,
manando sangre y cieno
que impida el respirar,
y allí un sepulturero
de tétrica mirada
con mano despiadada
los cráneos machacar.

Me alegra ver la bomba
caer mansa del cielo,
e inmóvil en el suelo,
sin mecha al parecer,
y luego embravecida
que estalla y que se agita
y rayos mil vomita
y muertos por doquier.

Que el trueno me despierte
con su ronco estampido,
y al mundo adormecido
le haga estremecer,
que rayos cada instante
caigan sobre él sin cuento,
que se hunda el firmamento
me agrada mucho ver.

La llama de un incendio
que corra devorando
y muertos apilando
quisiera yo encender;
tostarse allí un anciano,
volverse todo tea,
y oír como chirrea
¡qué gusto!, ¡qué placer!

Me gusta una campiña
de nieve tapizada,
de flores despojada,
sin fruto, sin verdor,
ni pájaros que canten,
ni sol haya que alumbre
y sólo se vislumbre
la muerte en derredor.

Allá, en sombrío monte,
solar desmantelado,
me place en sumo grado
la luna al reflejar,
moverse las veletas
con áspero chirrido
igual al alarido
que anuncia el expirar.

Me gusta que al Averno
lleven a los mortales
y allí todos los males
les hagan padecer;
les abran las entrañas,
les rasguen los tendones,
rompan los corazones
sin de ayes caso hacer.

Insólita avenida
que inunda fértil vega,
de cumbre en cumbre llega,
y arrasa por doquier;
se lleva los ganados
y las vides sin pausa,
y estragos miles causa,
¡qué gusto!, ¡qué placer!

Las voces y las risas,
el juego, las botellas,
en torno de las bellas
alegres apurar;
y en sus lascivas bocas,
con voluptuoso halago,
un beso a cada trago
alegres estampar.

Romper después las copas,
los platos, las barajas,
y abiertas las navajas,
buscando el corazón;
oír luego los brindis
mezclados con quejidos
que lanzan los heridos
en llanto y confusión.

Me alegra oír al uno
pedir a voces vino,
mientras que su vecino
se cae en un rincón;
y que otros ya borrachos,
en trino desusado,
cantan al dios vendado
impúdica canción.

Me agradan las queridas
tendidas en los lechos,
sin chales en los pechos
y flojo el cinturón,
mostrando sus encantos,
sin orden el cabello,
al aire el muslo bello…
¡Qué gozo!, ¡qué ilusión!

LA OTRA MEDIA VIDA [Mi poema]
Enrique Gil Carrasco [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

La media vida asida bajo el brazo
atenta siempre hurgando en la cartera,
la duda echando al mundo por montera
en busca va perdido de un abrazo,
de alguno que le quiera.

Consciente que el amor no se prodiga,
mendiga, se resguarda bajo un puente,
atenta no le arrastre la corriente,
del pan alguien le expropie ya la miga
de golpe e insistente.

Mas sabe ha de llegar un primer día
que habrá de despertar de aquel letargo
que un tiempo le vistió de traje largo
y quiso descubrir la ergonomía
del trago tan amargo.

Y encuentra hoy ya, después de la batalla
en medio del fragor desnudo y muerto,
buscando florecillas en su huerto
a un eco que le dice, come y calla
¿no ves que está desierto?
©donaciano bueno

#C'est la vie! Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Enrique Gil Carrasco

EN EL ÁLBUM DE UNA SEÑORA

Dulce Madre y Señora,
Vuelve a la paz de tus tranquilos lares,
Como la blanca aurora
Que endulza los pesares
y luz derrama y esperanza a mares.

Ven, que llagada el alma,
Harto tu amiga voz echó de menos:
Torne a brotar la palma
Que en días más serenos
Nos vio a su sombra de pesar ajenos.

¡Oh! cuánto apetecía
El corazón rendido que te amaba
Ver tan alegre día;
¡Oh, cuánto el alma esclava
Por sus dulces cadenas suspiraba!

Al murmullo del río,
Al son, entre los árboles, del viento
En tierno desvarío
Pedíamos tu acento
Y a ti volaba el triste pensamiento.

El astro de esperanza,
Blanco fanal de nuestro oscuro cielo,
Reposo y bienandanza
Y júbilo y consuelo
Prometía tal vez a tanto anhelo.

¡Bendito su albor santo
Que tan hermosas horas nos brindaba,
Que en halagüeño canto
Las lágrimas trocaba
Y al amor de tus hijos te guiaba!

¡Bendito, sí, mil veces
Y siempre nuestros ojos ilumine
Y escuche nuestras preces
Sin que su luz decline,
Ni del ocaso al término se incline!

Y goza tú en buen hora
De tus dulces amados las caricias:
Tu estrella bienhechora
Al alma pida albricias
De un siglo de contento y de delicias.

Que si es amar la vida,
Si en el amar la dicha está cifrada,
¿Quién como tú querida?
¿Quién como tú esperada?
¿Quién como tú de todos deseada?

La Violeta

Flor deliciosa en la memoria mía,
Ven mi triste laúd a coronar,
Y volverán las trovas de alegría
En sus ecos tal vez a resonar.

Mezcla tu aroma a sus cansadas cuerdas;
Yo sobre ti no inclinaré mi sien,
De miedo, pura flor, que entonces pierdas
Tu tesoro de olores y tu bien.

Yo, sin embargo, coroné mi frente
Con tu gala en las tardes del Abril,
Yo te buscaba a orillas de la fuente,
Yo te adoraba tímida y gentil.

Porque eras melancólica y perdida,
Y era perdido y lúgubre mi amor,
Y en ti miré el emblema de mi vida
Y mi destino, solitaria flor.

Tú allí crecías olorosa y pura
Con tus moradas hojas de pesar;
Pasaba entre la yerba tu frescura
De la fuente al confuso murmurar.

Y pasaba mi amor desconocido,
De un arpa oscura al apagado son,
Con frívolos cantares confundido
El himno de mi amante corazón.

Yo busqué la hermandad de la desdicha
En tu cáliz de aroma y soledad,
Y a tu ventura asemejé mi dicha,
Y a tu prisión mi antigua libertad.

¡Cuántas meditaciones han pasado
Por mi frente mirando tu arrebol!
¡Cuántas veces mis ojos te han dejado
Para volverse al moribundo sol!

¡Qué de consuelos a mi pena diste
Con tu calma y tu dulce lobreguez,
Cuando la mente imaginaba triste
El negro porvenir de la vejez!

Yo me decía: «Buscaré en las flores
Seres que escuchen mi infeliz cantar,
Que mitiguen con bálsamos de olores
Las ocultas heridas del pesar.»

Y me apartaba, al alumbrar la luna,
De ti, bañada en moribunda luz,
Adormecida en tu vistosa cuna,
Velada en tu aromático capuz.

Y una esperanza el corazón llevaba
Pensando en tu sereno amanecer,
Y otra vez en tu cáliz divisaba
Perdidas ilusiones de placer.

Héme hoy aquí: ¡cuán otros mis cantares!
¡Cuán otro mi pensar, mi porvenir!
Ya no hay flores que escuchen mis pesares,
Ni soledad donde poder gemir.

Lo secó todo el soplo de mi aliento,
Y naufragué con mi doliente amor;
Lejos ya de la paz y del contento,
Mírame aquí en el valle del dolor.

Era dulce mi pena y mi tristeza;
Tal vez moraba una ilusión detrás:
Mas la ilusión voló con su pureza;
Mis ojos ¡ay! no la verán jamás.

Hoy vuelvo a ti, cual pobre viajero
Vuelve al hogar que niño le acogió;
Pero mis glorias recobrar no espero,
Sólo a buscar la huesa vengo yo.

Vengo a buscar mi huesa solitaria
Para dormir tranquilo junto a ti,
Ya que escuchaste un día mi plegaria,
Y un ser humano en tu corola vi.

Ven mi tumba a adornar, triste viola,
Y embalsama mi oscura soledad;
Sé de su pobre césped la aureola
Con tu vaga y poética beldad.

Quizá al pasar la virgen de los valles,
Enamorada y rica en juventud,
Por las umbrosas y desiertas calles
Do yacerá escondido mi ataúd,

Irá a cortar la humilde violeta
Y la pondrá en su seno con dolor,
Y llorando dirá: «¡Pobre poeta!
¡Ya está callada el arpa del amor

» Un recuerdo de los Templarios » (fragmento)

«Bien estáis en la tumba, los templarios,
porque si abrierais los oscuros ojos,
y otra vez por el mundo solitarios
de la vida arrastraseis los enojos,
tanto el baldón y mengua y desventura
vierais en él, y tanta hipocresía,
que la seca pupila en su amargura
otra vez a la luz se cerraría.
No parece sino que con vosotros
todo el honor y lealtad llevasteis;
no parece sino que con nosotros
todo el oprobio y vanidad dejasteis,
porque en el día irónicos y secos
y menguados arrástranse los hombres
para llenar sus corazones huecos
del oropel mentido de sus nombres.
Pasó la fe y con ella la inocencia,
y el candor que doraba vuestros años;
pasó la dulce flor de la existencia
cual pasa la niñez con sus engaños.
Hoy las ideas de entusiasmo y gloria
ceden el puesto a viles intereses
y crecen en el campo de la historia
sobre la tumba del honor cipreses.

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MI POETA INVITADO: Javier Casado

(2/12/22, 9:47:11)

Yo la trato de usted
y la llamo, educadamente,
señora.
A pesar de ser
un nombre propio,
siempre lo pronuncio
en minúscula.

Vino conmigo
cuando me mudé
a esta casa que soy.
Mi mujer y mis hijos toleran,
cada uno a su modo,
la forma peculiar
que destila.

No le gusta compartir
vida familiar con nosotros.
Se recluye en su cuarto
donde se ocupa
de la limpieza y el orden
de viejas ideas,
de cosas importantes que guardar.

Hay días que se hace notar
y altera el orden cotidiano.
No sabemos muy bien los motivos.
Después vuelve
como si nada hubiera ocurrido
a su mutismo
y a su habitación.

Quise darle de alta
en la Seguridad Social
y establecer algún tipo
de relación contractual,
pero se negó
a firmar los papeles
y a percibir un salario.

Esta semana
se ha dejado ver
más veces.
Ha salido furiosa del cuarto
como si la televisión
estuviera muy alta
y saliera a quejarse.

Hoy me ha pedido
que la nombre,
que haga pública
su presencia.
Su anonimato invisible
se convierte así
en la raíz de este poema.

(6/6/23, 14:08:31)

Yo, y mis 19 puntos suspensivos,
te conminamos
en este contrato inverosímil,
a que abandones este poema de inmediato.
Si sigues por este camino,
te vamos a engañar, defraudar y timar
o las siete cosas a la vez.

Te puedes encontrar:
será que
sigo siendo tu herida.
O darte de bruces con:
me he cepillado los ojos
con los ojos
de un cepillo de dientes roto.

Que no te embauquen.
Robo palabras a los muertos
y te las muestro como originales.
Soy un cleptómano semántico.
Tergiversaré tu sueño,
te impediré dormir.
Todo porque has seguido lee que lee.

Este poema
se apellida ripio
y se llama etcétera.
Solo puede escucharse
aunque tú lo leas ahora.

Mira que mira
que ni quiero que rime.

Haznos caso,
huye de aquí.
Busca un divertimento decente,
cásate, enviúdate, sé infiel,
alquila un divorcio o tres
o suicídate cada vez
que resucites al tercer día.

Haz algo de provecho, joder.
Mata al editor de poesía
que se atrevió a publicar
este óxido venenoso
en unos renglones cortos.
Acomódate en el libro de Planeta
que te regalaron y que está por empezar.

Te hemos avisado, lector, mon frère.
Luego no se admiten
ni quejas ni devoluciones.
Puede que, incluso, te lleves la contraria
y acabes leyendo enterito
un libro de poemas. Como este.
Comenzamos.
De 19 puntos suspensivos Averso poesía

HISTORIAS CORRIENTES [Mi poema]
Teresa Palazzo Conti [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Mi infancia son recuerdos de Castilla
de un trazo en la meseta recoleto,
el vino en las bodegas, la gavilla,
hogueras con la carne en la parrilla
y un niño que aprendía a ser inquieto.

Escenas que a la mente en la distancia
se suelen asomar y que rebotan,
recuerdos de los años de mi infancia
que vuelven a aflorar con su fragancia
sabiendo que a mi espíritu alborotan.

Costumbres que hoy ya suenan a pasado
y quiero rescatarlas del olvido
incluyo a prisioneras de pecado,
que añoro y con morriña he recordado,
de nuevo a la nostalgia me he rendido.

Los dimes y diretes, comidillas,
las mozas en la fuente de la plaza,
de invierno, su brasero en las camillas,
besar a dios o al santo de rodillas,
de mozos la costumbre por la caza.

Historias son corrientes de un aldeano
y un tiempo en que reinaba la posguerra,
filmadas por los ojos de un enano,
que fue enseñado a ser como un cristiano
y que hoy mira a la vida a la que aferra.
©donaciano bueno

De alguien que nació al finalizar la #guerra in-civil? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Teresa Palazzo Conti

CARA Y CECA

La vida
ha traspasado los olvidos
en cada estante de la noche.

Hundida
en el fracaso de un sueño esquivo,
la siento fustigar
en sucesivas imágenes
que el espejo disloca.

Visito su choza
de puertas giratorias;
entro y salgo
de las vísperas y de los futuros encuentros
con la muerte que acecha.

Pasajera
de instantes insufribles,
logra rozar mis manos
para robarme
el hemisferio habitado
y dejarme hueca,
sólo multiplicada
por esas aguas
que copiarán a otros
cuando yo me vaya.

LA PROFECÍA

Un grito que rotula el universo
se impone entre las formas ígneas
de mis pesadillas.

Se abre un libro de queja en la memoria
y vuelvo a un tiempo
que es antorcha
en cárceles de mármol.

Hay un perfil con desniveles
en carillas añosas;
jardines de pájaros desnudos;
ocasos que se duermen en aljibes
y ojos que se agotan
en océanos inútiles.

Con letras centinelas
armo pocas palabras
y rechazo las muertes
que anteceden a mis pasos.

Algún recuerdo modificado
deja en el camino
una estela,
y el eco del instante último,
cuando todavía alguien me nombraba
entre las cosas vivas,
intenta el aprendizaje
de una profecía
que no me atrevo a asumir.

LOS EXTREMOS

Fuera de los muros
rugen los fantasmas del rescate.

Con sonido de ironía,
una madeja de buitres
vuelve a parir la noche.

Hay manos en los ecos
y ojos traicionados
desaguando el olvido.

El tiempo
cuelga un puente minucioso
entre dos absolutos,
y la muerte se pasea venenosa.

Pero la casa es un mausoleo
al que la ausencia
le ha amputado los cirios,
y las flamas
se marchan al sepulcro
donde ya nadie duerme.

Abriré otra vez
las puertas sin bisagras
para buscar
mi huella congelada
en algún resto de espejo.

LA SILLA DE MIMBRE.

Sentada
en un
cuadrante
remoto de la casa,
se sostiene la silla
como última invitada.

Hoy cuelgan sus harapos
los domingos
y gozan
las polillas cavernas

Una araña
ha tejido su aurora
de una punta a la otra,
y la ruina deambula
con su capa preñada.

De pie frente a los zócalos,
atiende comensales
que esgrimen voz de nadie.

Sobre la carne viva
de la memoria,
estampa algunos nombres.

EL RESCATE

Cuando regrese otra vez a mi nombre,
soltaré las amarras.

Allí estará la niña taciturna
de un pueblo de juguete.

No hallaré calendarios
en las vides salpicadas de besos,
y caerá la soledad
por un abismo de hambre.

En barrancas de pan
tocaré las alianzas puras
de otros días.

Vestiré soberana
con algún tejido nuevo,
y en el líquido creativo de mi heredad
flotaré sin partirme.

Habrá de sucumbir
la intemperie feroz
que hoy me divide.

Está la puerta abierta.
Veo una lámpara única sobre el piano.

LA DESCONOCIDA

Inclino mis recuerdos
sobre un vino nocturno
para hundirme en la limosna
de otra noche.

He llegado hasta el límite
que nada nos indulta.

Al filo del abismo
de una copa borgoña
debo precipitarme
para evadir el grito
que emerge
repentino.

¿Sabrán reconocerme
cuando nazca el retorno?

NOCHE BLANCA

Para aquellos que, obligados,
se fueron del país
y nunca regresaron.

Sobre la hoja turbia del exilio
garabateó las letras de algún nombre
y escribió con recuerdos oprimidos
los últimos adioses algo torpes.

Hubo signos de furia por sus venas
y huellas carcomidas en su rostro.
Se pertrechó con restos de bandera
y abrió los brazos como en cruz de roble.

Postergó su mañana entre los claustros
de ese lugar plagado de otras risas;
se buscó entre las aguas del espejo
para no hallarse más desde aquel día.

Con la mirada seca de nostalgias
absorbió el aguijón de su destino
y salió a reinventarse en otras calles
derrotando al dolor, con el suicidio.

DEAMBULAR

Muchas nieves
marché como demente
para asir claridades.

Mi perfil
rozaba la muerte
usurpadora de abrazos.

Una condena
anunciada
tapizaba mi reino
y en cada vibración
otro asesino hechizaba al asombro.

Esgrimiendo un presagio de vida,
una voz verdadera
intimó en mis espaldas
y fui albergue
de mi propia presencia renacida.

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ZAZUAR, 2 DE JULIO, SANTA ISABEL [Mi poema]
José Iglesias de la Casa [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

¡Cuántos días, recuerdos, cuántas horas,
cuántas lluvias alegres, cuantas grises!,
campanas en la iglesia tan sonoras,
los ruidos de disparos, las perdices.

Atardecer, verano. Atardeceres
de estancias que se acaban con sudores,
los niños sin escuela, las mujeres
de amores presumiendo. Desamores.

Vivencias de la infancia. Los rebaños.
las ansias de soñar yendo a por uvas,
plegarias al socaire, los apaños
curando sus engaños en las cubas.

Días grandes de fiesta. Se aproxima.
con bailes y gaiteros en la plaza.
la luna va asomando tras la cima.
los quintos con su juerga y su cachaza.

Y todos por la calle disfrutando
siguiendo a la comparsa. La alegría.
Dos de julio. Zazuar. Sigo soñando.
sin saber hasta cuando. Todavía.
©donaciano bueno

Qué #recuerdos más bonitos! Share on X

Este día dos de julio comienzan las fiestas patronales en honor a Santa Isabel en este pueblo pequeño del sur de la provincia de Burgos, cuatro casas de adobe y una iglesia monumental, donde el azar, Dios o vaya usted a saber quién, hizo que mis padres se conocieran y me procrearan. Pronto me fui fuera a estudiar pero aun así guardo algunos recuerdos de aquellos años de mi infancia.

MI POETA SUGERIDO:  José Iglesias de la Casa

La rosa de abril

Zagalas del valle,
que al prado venís
a tejer guirnaldas
de rosa y jazmín,
parad en buen hora
y al lado de mí
mirad más florida
la rosa de abril.

Su sien, coronada
de fresco alhelí,
excede a la aurora
que empieza a reír,
y más si en sus ojos,
llorando por mí,
sus perlas asoma
la rosa de abril.

Veis allí la fuente,
veis el prado aquí
do la vez primera
sus luceros vi;
y aunque de sus ojos
yo el cautivo fui,
su dueño me llama
la rosa de abril.

La dije:-¿Me amas?-
Díjome ella:-Sí-.
Y porque lo crea
me dio abrazos mil.
El Amor, de envidia,
cayó muerto allí,
viendo cuál me amaba
la rosa de abril.

De mi rabel dulce
el eco sutil
un tiempo escucharon
londra y colorín;
que nadie más que ellos
me oyera entendí,
y oyéndome estaba
la rosa de abril.

En mi blanda lira
me puse a esculpir
su hermoso retrato
de nieve y carmín;
pero ella me dijo:
-Mira el tuyo aquí-;
y el pecho mostróme
la rosa de abril.

El rosado aliento
que yo a percibir
llegué de sus labios,
me saca de mí;
bálsamo de Arabia
y olor de jazmín
excede en fragancia
la rosa de abril.

El grato mirar,
el dulce reír,
con que ella dos almas
ha sabido unir,
no el hijo de Venus
lo sabe decir,
sino aquel que goza
la rosa de abril.

EL SUEÑO Y EL DESEO

Cuando yo en el prado
me pongo a dormir,
sueño que me halaga
mi pastor gentil.
Despierto, y no viendo
holgar y reír
a Alexi conmigo,
cual en sueños vi,
de mí no me acuerdo,
ni acierto a vestir,
ni escucho el ganado,
que bala por mí.
El año que viene
no le tendré así;
que yo de mi lado
no le he dejar ir,
pues casarnos hemos
los dos por abril,
y en un mismo chozo
hemos de dormir.

Fuego amoroso
Mañanita alegre
del señor San Juan,
al pie de la fuente
del rojo arenal;
con un listón verde
que eché por sedal
y un alfiler corvo,
me puse a pescar.
Llegóse al estanque
mi tierno zagal,
y en estas palabras
me empezó a burlar:
«Cruel pastorcilla,
¿dónde pez habrá
que a tan dulce muerte
no quiera llegar?»
Yo así de él, y dije:
«¿Tú también querrás?
Y este pececillo
no, no se me irá.»

LA PALOMITA

Una paloma blanca
como la nieve,
me ha picado en el alma;
mucho me duele.
Dulce paloma,
¿cómo pretendes
herir el alma
de quien te quiere?
Tu pico hermoso
brindó placeres,
pero en mi pecho
picó cual sierpe.
Pues dime, ingrata,
¿por qué pretendes
volverme males
dándote bienes?
¡Ay! nadie fíe
de aves aleves;
que a aquel que halagan,
mucho más hieren.

LETRILLA SATÍRICA

¿Ves aquel señor graduado,
roja borla, blanco guante,
que nemine discrepante
fue en Salamanca aprobado?
Pues con su borla, su grado,
cátedra, renta y dinero,
es un grande majadero.
¿Ves servido un señorón
de pajes en real carroza,
que un rico título goza,
porque acertó a ser varón?
Pues con su casa, blasón,
título, coche y cochero,
es un grande majadero.
¿Ves al jefe blasonando
que tiene el cuero cosido
de heridas que ha recibido
allá en Flandes batallando?
Pues con su escuadrón, su mando,
su honor, heridas y acero,
es un grande majadero.
¿Ves aquel paternidad,
tan grave y tan reverendo,
que en prior le está eligiendo
toda su comunidad?
Pues con su gran dignidad,
tan serio, ancho y tan entero,
es un grande majadero.
¿Ves al juez con fiera cara
en su tribunal sentado,
condenando al desdichado
reo que en sus manos para?
Pues con sus ministros, vara,
audiencia y juicio severo,
es un grande majadero.
¿Ves al que esta satirilla
escribe con tal denuedo,
que no cede ni a Quevedo
ni a otro ninguno en Castilla?
Pues con su vena, letrilla,
pluma, papel y tintero,
es mucho más majadero.

ANACREÓNTICAS

Siendo yo tierno niño,
iba cogiendo flores
con otra tierna niña,
por un ameno bosque,
cuando sobre unos mirtos
vi al Teyo Anacreonte,
que a Venus le cantaba
dulcísimas canciones.
Voyme al viejo y le digo:
«Padre, deje que toque
ese rabel que tiene,
que me gustan sus sones.»
Paró su canto el viejo,
afable sonrióme,
cogióme entre sus brazos
y allí mil besos diome.
Al fin me dio su lira,
toquéla, y desde entonces
mi blanda musa sólo,
sólo me inspira amores.
***
Debajo de aquel árbol
de ramas bulliciosas,
donde las auras suenan,
donde el favonio sopla,
donde sabrosos trinos
el ruiseñor entona,
y entre guijuelas ríe
la fuente sonorosa;
la mesa, oh Nise, ponme
sobre las frescas rosas,
y de sabroso vino
llena, llena la copa.
Y bebamos alegres
brindando en sed beoda,
sin penas, sin cuidados,
sin sustos, sin congojas;
y deja que en la corte
los grandes en buen hora,
de adulación servidos,
con mil cuidados coman.

EPIGRAMAS

Sin crédito en su ejercicio
se llegó un médico a ver,
y él por ganar de comer
ya se ocupa en nuevo oficio.
Mas tan poco se desvía
de la afición del primero,
que hoy hace sepulturero
el que antes médico hacía.
***
Preguntó a su esposo Inés:
«¿Qué cosa es la que tropieza
un marido con los pies,
llevándola en la cabeza?»
Puesto el pobre a discurrir,
respondió que no acertaba;
y ella echándose a reír,
con dos dedos le apuntaba.
***
Tocando ayer Luisa un pito,
«¿qué avisas, di?», la pregunto.
Y dijo un su pajecito:
«Es que está un pájaro a punto
de caer en el garlito.»
Ella lo fue a desplumar,
que era un pichón delicado,
criado en buen palomar.
Y apenas lo hubo pelado,
volvió su pito a tocar.

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MI POETA INVITADO: Isabel Navarro

CAPILLA ARDIENTE

La noche que murió Fernando Fernán Gómez
hicimos el amor en el sofá.
Caminamos cogidos de la mano sobre los adoquines de Juanelo
y nos acercamos excitados al Teatro Español.
Los famosos pululaban en el escenario
y nosotros nos quedamos en la platea,
esperando,
con la dócil costumbre del espectador.
Un hombre, otro desconocido, como tú y como yo
leyó un poema en una fotocopia.

No escribí nada en el libro de condolencias,
¿qué iba a decir?, ¿que era feliz?

MULTITUD

Cuando duermo contigo no te veo.
Debajo de las sábanas está todo borroso
y la cama se inunda
con otros hombres y mujeres
que vienen del musgo,
como los saurios.
Sin preguntas,
como una maleta en tu mandíbula,
me depositas en el andén
de una pornografía que te excluye.
Cierro los ojos y no eres tú
-o no soy yo-
y mi cuerpo de cerca
se aleja,
hacia una escena clásica
por su cochambre.

PARTO II

Te sajaron el vientre.
Te encharcaron el cuerpo.
Te crujieron el útero.
Te aumentaron la dosis de benzocaína.
Te preguntaron sobre apellidos
y tú balbuceaste sobre geografía.
Para sentir difuso,
(como en los autos de choque)
cerraste los ojos
y esperaste el impacto.

Nacer no es una metáfora,
es un estrépito.
De parto

UN CANTO A LA HUMILDAD/1 [Mi poema]
Juan Rodriguez de Padrón [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Pues nunca fuisteis novia en ningún baile,
sabido es que la gente hoy os ignora,
debisteis de nacer en mala hora,
ungidos de humildad cual la de un fraile
que sois la parte baja una andadora.

Observo, sois mis pies, hay cinco dedos,
exactamente cinco y ni uno más.
Los cinco que moviéndose al compás
anudan y deshacen los enredos,
sin que haya quien acuse a los demás.

Iguales, desiguales sois los cinco:
meñique, el gordo, el índice, el pulgar
y al centro el que es más largo, que al jugar
obliga a los demás a dar un brinco
y así evitar que puedan tropezar.

Que cinco sois, mas sois un batallón
que pisan en el barro y dejan huella,
del paso sois recuerdos que hacen mella
sonando cual si fuera un diapasón,
poniendo a quien lo borra una querella.

Pues cinco sois, los mismos que en la mano,
que sólo es diferente la función,
el ansia por meterla en el cajón
sabiendo que robar no es de cristiano
y nunca seréis dignos de perdón.

Conscientes de que os pisan los talones
os pongo aquí de ejemplo solidario,
nos vais haciendo andar, fiel mercenario,
buscando el esquivar los trompicones
y nada demandar. Sin comentario.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDO:  Juan Rodriguez de Padrón

«Siete gozos de amor

Ante las puertas del templo
do recibe el sacrificio
Amor, en cuyo servicio
noches y días contemplo,
de tu caridad demando
obedescida, Señor,
aquesta ciego amador,
el qual te dirá cantando,
si d[e]él te mueve dolor,
los siete gozos d[e]amor.

Primer gozo

El primer gozo se cante:
causar la primera vista,
que la señora bien quista
comiença se del amante,
quando a la ley verdadera
fe muestra de bien amar,
le plaze de se tornar
ciego de ombre que era
ha creer y afirmar
o morir o defensar.

Yo sólo dirán que fue
el ciego contemplador
que cegó tu resplandor
la ora que te miré.

El sol no pudo causar
con toda su claridad
lo que tu sola beldad;
mas no es de maravillar;
¡O si tanta o la meitad
fuesse la tu piedad!

De moverte a compasión
no te deves retraer
yo ver bien y conoscer,
aunque ciego, mi passión.

La pena del pensamiento
y deseo no cumplido
aunque el sentido he perdido,
con doble sentido siento:
quanto más mi muerte pido,
se dobla más mi sentido.

Segundo gozo

El primer gozo fenesce
sin fenescer dessear:
el segundo es de cantar,
la contra de él no fallesce.

El qual, según la fe nuestra,
en que soy el más costante,
es aquel primer semblante
que la señora demuestra
al siervo dende adelante.

Solo yo, triste, diré
deste plazer no gozando,
que nuestra ley, más amando
de lo que manda, passé.

Amador que tanto amasse
no digan que ser pudiesse;
yo sólo dirán que fuesse
aquel que la ley passasse
de amar y amor venciesse.

En boz más triste que leda
el segundo ya canté;
si de él por ti no gozé,
por falta de amor no queda.

El que ha de aver victoria,
sin tu bondad ofender
en amar yo he de ser
de quantos posseen la gloria
o passar o fenescer.

Tercer gozo

El tercero gozo es
el amante ser oido,
recontando
los trabajos que después
de su vista le an venido,
deseando.

El qual tiene por sentir,
quien hasta aquí,
el huego do suele arder
quiso a todo encobrir,
y más a ti,
por más gloria merescer.

Si fue de mí ofendido
amor y sus servidores
algún día,
fue por no ser entendido
que en bivo fuego de amores
yo ardía,
ni tu merced entendiese
la tal flama
yo sentir y padescer,
con temor que no ardiesse
la tu fama
por causa de me valer.

Lo que el seso resistiendo,
tú ni otro pudo oir
jamás de mí,
ya biva muerte muriendo,
con desseo de morir,
te descobrí;

como el que es puesto a tormento,
que por fuerça
su mal viene a confesar
y tornando al sentimiento,
más se esfuerça,
de lo encobrir o negar.

Quarto gozo

El canto va fenesciendo
del tercero
mas no plañir y llorar,
menos caridad sintiendo
que primero,
del quarto gozo a tractar.

El qual es, pues que dezir
mees forçado,
donde el fuego concebí
discreta señora serví
en estado
y virtud mayor de sí.

El primero movimiento
al segundo
nunca pudo contrastar,
avido conoscimiento
en el mundo
tú ser la más singular.

Conoscan ser tu loança
más devida
las altas de gran poder,
pues la bien aventurança
de esta vida
es virtudes posseer.

Como sea manifiesto
tú vencer
las virtudes en bondad
por ventura desonesto
mi querer
juzgará tu voluntad;

mas porque veas el fin
desseando
de virtud no desviar,
mi mote del seraphín
inflamado
te plega de blasonar.

Quinto gozo

El quarto gozo finando
sin fin aver mis cuidados,
mas siempre multiplicando,
el quinto ya discordando,
mis sentidos trabajados
en sus males contemplando,
es poder en la señora
el servidor entender
sus servicios qualquier ora,
ofresciéndole plazer.

Pues mi servicio no vees
contrastar a las virtudes
manifiestas que posees,
ni demanda, según crees,
que tu buen deseo mudes,
ni lo contrario desees,
no te sea cosa fuerte
en grado lo recibir
de quien piedad o muerte
no cesa de te pedir.

Si la tu gran discrección,
una virtud posseyendo,
ya posee quantas son,
sin aver contradición,
una sola fallesciendo,
y las otras por tal son
para ser más virtuosa
gloria que tanto deseas,
conviene que piadosa
contra mí, forçado, seas.

Sesto gozo

Del quinto me despidiendo,
sin dar fin al triste canto,
el sesto en voz de planto
por orden vo prosiguiendo.
El qual es, si la tardança
por tí cessa,
de largo me ofrescer
la verdadera esperança
o promessa
del deseado plazer.

Quantos aman atendiendo
desaman desesperando,
y yo menos esperando,
más en el fuego m[e]enciendo.
La voluntad no movible,
desseosa,
¿quién la puede constreñir?

Quando a Dios es imposible
la tal cosa,
yo no puedo resistir.

Esperança y desseo
son en tan gran división
que según la perfectión
de la tu bondad, yo creo,
aunque Dios te perdonasse,
y la gente
no lo pudiese creer,
que tu merced no pecasse,
solamente
por tu virtud mantener.

Seteno gozo

Del sesto me delibrando,
sin poder mi gran firmeza
la sobra de tu crueza
vencer, mas acrescentando,
el final gozo nombrado,
solo fin de mis dolores,
es amar y ser amado
el amante en igual grado,
que es la gloria de amadores.

Pues la obra de caridad
es amar al enemigo,
conviene que al amigo
ames de necesidad.
Si voluntad no consiente,
virtud la deve forçar
amar tu leal sirviente
en el grado trascendente
que te ama sin mal pensar.

La muerte siento venir,
del cuerpo no sé que hagas;
muévante las cinco plagas,
celos, amar y partir,
bien amar sin atender
amar siendo desamado,
y desamar no poder,
pues no te pueden mover
los gozos que te he contado.

Cabo

Si te plaze que mis días
yo fenezca mal logrado
tan en breve
plégate que con Macías
ser meresca sepultado;
y dezir deve
do la sepultura sea:
Una tierra los crió,
una muerte los levó,
una gloria los possea.

LOS DIEZ MANDAMIENTOS DE AMOR

La primera ora passada
de la noche tenebrosa,
al tiempo que toda cosa
es segura y reposada,
en el aire vi estar,
cerca de las nuves puesto,
un estrado bien compuesto
agradable de mirar.

En medio del que vi luego
ell Amor con dos espadas,
mortales, emponçoñadas,
ardiendo todas en fuego,
para dar penas crueles
a vosotros los amantes,
porque no le sois costantes
servidores, ni fieles.

De la terrible visión
estando con gran recelo,
una boz quebró del cielo
diziendo por este son:
¡O tú, verdadero amante,
bandera de mis batallas,
piérdese mi bien, y callas!
Hablarás de mí adelante.

Dirás a los mal reglados
amadores desleales,
a las penas infernales
que cedo serán juzgados
si no enmiendan su bevir,
la mi dicha ley guardando,
vicios, errores dexando
de los que suelen seguir.

La justa ley, amadores,
de que vos manda usar,
es que os puede acrescentar
o menguar vuestros dolores,
si en partes mis mandamientos,
los quales voy prosiguiendo
según que más largo entiendo
declarar sin argumentos.

Primer mandamiento

El primer mandamiento,
si miráis cómo dirá,
¡quanto bien que vos será
de mi poco sentimiento!
En tal lugar amarás
do conoscas ser amado;
no serás menospreciado
de aquella que servirás.

Mirad que me contesció
por seguir la voluntad,
ofrescí mi libertad
a quien la menospreció.
El tiempo que la serví
hasta aver conocimiento
de mi triste perdimiento,
entiendo que lo perdí.

Segundo mandamiento

Al segundo luego vengo;
guardadlo como conviene,
que por éste sostiene
lealtad, la qual mantengo.
Serás constante en amar
la señora que sirvieres;
mientras que la mantovieres,
ella no te deve errar.

Quien gualardón quiere aver
del servicio que hizieres,
a la señora que sirviere
muy leal tiene de ser
pues lealtad vos hará
venir al fin desseado,
quien amare siendo amado
con razón lo guardará.

Tercer mandamiento

El segundo es acabado;
donde el tercero comiença,
ocupar tiene vergüença,
al que lo tiene passado.
Serás casto, no te mueva
tal cobdicia de trocar
la que tienes de guardar
por otra señora nueva.

¡O qué derecha razón
es que pierda el que ganar
presume por su mudar!
¿Do tiene su coraçón?
Para mientes al cuidado
que nunca se partirá
de quien lo recebirá,
dubda, por aver errado.

Cuarto mandamiento

Cessando de más sonar
el tercero que fenesce,
pues el caso se me ofresce,
del quarto vengo a tractar.
Muestrate ser mesurado
a todos generalmente
con alegre continente,
si quieres ser bien tractado.

La mesura hallaréis
en las damas castellanas,
en especial sevillanas,
si tractar vos las queréis.
Los que de aprender ovieren
de nuevo ser mesurados,
cedo serán enseñados,
si de aquestas aprendieren.

Quinto mandamiento

El quinto vengo diziendo,
una virtud que qualquier
puede bien amado ser
esta sola poseyendo.

Cura por ser esforçado,
de los que siguen amor,
deven perder el temor,
pues es virtud ser osado.

De sólo ser esforçados
se vos puede recrescer
tanto que sin conoscer
alcançaréis ser amados.

Mirad cómo Ector fue
esforçado en la pelea,
por do la Pantasilea,
sin lo ver, le dio su fe.

Sesto mandamiento

Del quinto más no se lee;
de hablar va ya cesando:
el sesto viene mostrando
las virtudes que posee:

siempre serás verdadero:
que posseyendo tal fama,
te recebirá tu dama
de grado por compañero.

Antes quiso fenescer
Régulo, cónsul romano,
en poder dell Africano,
que la verdad fallescer.

Pues nuestros antecesores
que fueron en otra edad
murieron por la verdad,
mantenedla vos, señores.

Seteno mandamiento

El sesto se va dexando
de más largo razonar,
al seteno da lugar
que se venga demostrando.

Trabaja por te traer
ricamente con destreza,
qu[e]el amor con la pobreza
mal se puede mantener.

Mirad bien en quánto grado
la riqueza favoresce:
en la casa donde cresce,
del necio haze avisado:

assí por el consiguiente
donde no le plaze estar,
en breve haze tornar
al discreto imprudente.

Octavo mandamiento

Del seteno me despido,
el octavo començando,
mi proceso acrescentando
de ciencia fallesciendo.

Fuirás la soledad,
bevirás en alegría,
buscando la compañía
padescerá tu voluntad.

De bevir sólo recrescen
grandes males sin medida,
y, la fama destruida
d[e]aquellos que lo padescen;

tristeza, poco saber,
desesperación, olvido
pensamiento desavido,
causan el seso perder.

Noveno mandamiento

El octavo ya acabado,
queriéndose retraer,
el lugar de proponer
al noveno traspassado;

estudioso tú serás
en obras de gentileza
con discreción y destreza
de la qual no partirás.

Gentileza hallarás
en quien ama lealmente,
y su propio continente
quanto lo demandarás:

nunca sigue en otra parte
si no donde amor prospera,
y allí se muestra bandera
por los que siguen su arte.

Dezeno mandamiento

El noveno despedido
de todo lo processado,
por dar fin a mi tractado
soy al dezeno venido.

Serás franco del querer;
con todos avrás cabida,
y mayor de quien tu vida
tiene en su libre poder.

La virtud de la franqueza
qualquier que la buscará,
sepa que la hallará
donde govierna nobleza.

Vayan al muy soberano
príncipe, rey de Castilla,
que de la más alta silla
la reparte con su mano.

A sus pies está mesura
rigiendo toda su sala;
a man[o]izquierda la gala,
de otro cabo cordura,
de semblante muy diverso;

sobre aquesta discreción,
alférez de su pendón,
governando el universo.

Fin

Toca, toca cavalgar,
essos trompetas clarones
desembuelvan los pendones,
iremos a pelear
con todos los condenados
perdidos por eregía,
que mantovieron porfía
contra Amor y sus criados.

CANCIONES

1
¡Ham, ham, huid que ravio!
con ravia, de vos no trave
por travar de quien agravio
recibo tal y tan grave.

Si yo ravio por amar,
esto no sabrán de mí,
que del todo enmudescí,
que no sé si no ladrar.

¡Ham, ham, huid que ravio!
¡O quien pudiese travar,
de quien me haze el agravio
y tantos males passar!

Ladrando con mis cuidados,
mil vezes me viene a mientes
de lançar en mí los dientes
y me comer a bocados.

¡Ham, ham, huíd, que ravio!
Aullad, pobres sentidos;
pues os hazen mal agravio,
dad más fuertes alaridos.

Cabo

No cessando de raviar,
no digo si por amores
no valen saludadores,
ni las ondas de la mar.

¡Ham, ham, huíd, que ravio!
Pues no cumple declarar
la causa de tal agravio,
el remedio es el callar.

2
Cuidado nuevo venido
me da de nueva manera
pena la más verdadera
que jamás he padescido.

Yo ardo, sin ser quemado,
en bivas llamas deamor;
peno sin aver dolor,
muero sin ser visitado
de quien con beldad vencido
me tiene so su bandera.

¡O mi pena postrimera,
secreto huego encendido!

3
Sólo por ver a Macías
e de amor me partir,
yo me querría morir,
con tanto que resurgir
pudiese dende a tres días.

Mas luego que resurgiese
¿quién me podría tener
que en mi mortaja non fuese,
linda señora, a te ver,
por ver qué planto farías,
señora, o qué reir?

Yo me querría morir,
con tanto que resurgir
pudiese dende a tres días.

4
Tan fuertes llamas deamor
trebajan la vida mía
no te viendo,
que sin pena e sin dolor
todo el mundo quedaría,
yo moriendo.

Congoxa, dolor, tormento,
e quantas penas sentir
por amor e comedir
se podrían, yo las siento.

De tanto mal sofridor
cada ora e cada día
soy biviendo,
que sin pena e sin dolor
todo el mundo quedaría,
yo muriendo.

¡O muerte, singular gloria,
viniendo, me puedes dar,
que pueda al mundo dexar
sin pena por mi memoria!

Bivo tan triste amador
la tu cruel señoría
atendiendo,
que sin pena e sin dolor
todo el mundo quedaría,
yo muriendo.

5
Bien amar, leal servir,
cridar et dezir mis penas,
es sembrar en las arenas
o en las ondas escrevir.

Si tanto quanto serví
sembrara en la ribera,
tengo que reverdesciera
et diera fructo de sí.

Et aun por verdat dezir,
si yo tanto escreviera
en la mar, yo bien podiera
todas las ondas teñir.

6
O desvelada, sandía,
loca muger que atendí,
decías: Verné a tí,
e partiste; por tal vía,
desseo sea tu guía.

Por pena, quando fablares
jamás ninguno te crea;
quantos caminos fallares
te buelvan a Basilea.

Vayan en tu compañía
coitas, dolor et cuidados;
fuyan de tí los poblados,
reposo et alegría,
claredat et luz del día.

El trotón que cavalgares
quede en el primer viage
los puentes por do passares
quiebren contigo al passage.

E por más lealtad mía,
penes, non devas morir,
mas si otras cuidas servir,
a la hora yo querría
ver la tu postremería.

En tiempo de las calores
fuyan te sombras et ríos,
aires, aguas et frescores,
sol et fuego et grandes fríos.

Tristeza et malenconía,
sean todos tus manjares
fasta que assí tornares
delante mi señoría,
cridando: ¡Meçed! ¡Valía!

7
Bive leda, si podrás,
e non penes atendiendo
que segund peno partiendo
non espero que jamás
te veré nin me verás.

¡O dolorosa partida!
¡Triste amador, que pido
licencia, et me despido
de tu vista et de la vida!

El trabajo perderás
en aver de mí más cura,
que según mi gran tristura,
non espero que jamás
te veré nin me verás.

Pues que fustes la primera
de quien yo me cativé,
desde aquí vos do mi fe
vos serés la postrimera.

8
Fuego del divino rayo,
dulce flama sin ardor,
esfuerço contra desmayo,
remedio contra dolor,
alumbra tu servidor.

La falsa gloria del mundo
y vana prosperidad
contemplé;
con pensamiento profundo
el centro de su maldad
penetré.

Oiga quien es sabidor
el planto de la serena,
la qual temiendo la pena
de la tormenta mayor,
plañe en el tiempo mejor.

Así yo, preso de espanto,
que la divina virtud
offendí,
comienço mi triste planto
fazer en mi juventud
desde aquí;

los desiertos penetrando,
do con esquivo clamor
pueda, mis culpas llorando,
despedirme sin temor
de falso plazer e honor.

Fin

Adiós, real resplandor
que yo serví et loé
con lealtat;
adiós, que todo el favor
e cuanto de amor fablé
es vanidat.

Adiós, los que bien amé;
adiós, mundo engañador;
adiós, donas que ensalçé
famosas, dignas de loor,
orad por mí pecador.

9
Muy triste será mi vida
los días que non vos viere;
y mi persona vencida
del dolor de la partida,
morirá quando muriere.

Bivirán los pensamientos
que con vos siempre he tenido;
no morirán los tormentos
dados sin meresçimientos
que de vos he rescevido.

Y así será conocido
mi vida quánto vos quiere;
y mi persona vencida
del dolor de la partida,
morirá quando muriere.

10
El planto que fizo la Pantasilea

Yo sola menbrança sea,
enxemplo a todas personas,
la triste Pantasilea,
reina de las Amazonas.

Héctor que gloria posea
amé, por donde muriese
el triste que amar desea
y a mi planto et fin hobiese.

Sola yo, reina amazona,
nascí porque amar debiese
Héctor más que otra persona
¡Cuitada, que nunca lo viese!

Sola yo, la mal fadada,
quiso amor que fenesciese,
amando, et non fuese amada,
nin quien amé conosciese.

Por fama fui enamorada
del que non vi en mi vida;
por armas vencí, cuitada,
e fui por fama vencida.

Yo vengué la reina Ortía
de Hércules et Minelida
domé la gente de Siria,
salvaje, ensoberveçida.

Di vengança de Theseo
a Hipólito ofendida,
vencí al rey Oriseo,
cobré la Siria perdida;

en historias quantas leo
non fallé quien me venciesse,
salvo amor et buen deseo
de un solo que bien quisiesse.

Sentiendo por quien moría
la cruel guerra en que fuese
partí de mi señoría
valer lo que me valiese;

faziendo la luenga vía
contra las partes de Frigia,
las buelfas mortal fería
en el desierto de Libia.

Los alárabes combatía
vencí los fuertes serenios,
gané por donde venía
fasta los montes armenios;

caminando en claro día,
deseo que me guiaba,
vi Troya do parescía
e sus torres demostrava.

¡Quánta fue mi alegría!
¡Quánto va del que bien ama!
Cada paso que movía,
plazer se me acrescentava;

vi la grand cavallería
e gente muy hordenada
de los griegos que movía,
por me vedar la entrada.

A las horas yo sandía
por ver el que deseava,
¡qué fechos de armas fazía
et de qué son peleava!

ya el sol se retraía
e la hueste bien reglada,
quando amor et su valía
les ganamos la jornada.

Yo venciendo, que temía,
siempre teme quien bien ama,
que en tal son no plazería
al poseedor de la fama;

perlas, oro febrería,
vestí a la puerta timblea,
verde y blanco chapería
mis donzellas por librea.

¡Con qué honor me rescebía!
Príamo, rey soberano,
duques que non conoscía,
reys et pueblo troyano,

Héctor sólo fallescía,
sin pena nin gloria alguna,
quando reinar atendía,
la rueda bolvió Fortuna.

Saliendo a rescebirme
el buen rey et su compaña,
non pudo encobrirme
su dolor et quexa tamaña;

sospirando en le dezir
por ver el que bien quería,
respondiome: tu plazer
hoy fenesce en este día.

Seyendo alegre et plazentera
con el gesto que esperaba
de Héctor que muerto era
a mí la nueva llegada.

¡Oh, maldita sea la fada
cuitada que me fadó!
¡Oh madre desventurada
la que tal fija parió!

Amazona, reina triste,
del dios de amor maltractada,
en fuerte punto nasciste
o en alguna hora menguada.

¡O triste! mejor me fuera
que nunca fuera nascida;
a lo menos non oviera
la muerte tan conoscida.

Cuitada, triste seyendo,
en mi fortuna pensando;
mis cuitas dolor plañiendo
con dios de amor razonando;

Venus seguiendo tu estoría,
en mi daño consentiendo,
hasme levado la gloria
de amores que non entiendo.

Venus do tanto servicio
que te fize atribulada,
de oración et sacrificio
¿Qué galardón es sacada?

¡Oh triste yo, sin ventura,
un amor tan deseado
la muerte que non se cura,
habérmelo así levado!

¡Maldito sea aquel día,
Archiles, en que nasciste!
Buen Héctor ¿qué te fazía
que tanto mal le faziste?

¡O reina! ¿do tu gemido
tu sospiro et tu quebranto?
Coraçón endurescido,
¿cómo non mueres de espanto?

Señor, mientras tu biviste,
de mí fuiste bien amado;
agora, pues feneciste,
nunca serás olvidado.

El buen Héctor enterrado
donde quiera que estoviere,
de mí será acompañado,
cuitada, mientras biviere.

¡O reina desconsolada!
sé que me pueden llamar
la más triste apasionada
de cuantas saben amar.

E aquellas que non te amaron,
Señor, como yo te amé
de sola vista goçaron
¡mezquina! que no goçé.

Bien escura fue mi suerte,
mi quebranto et mi dolor,
non deve refusar muerte
la que pierde tal señor.

A mis cuitas remediava
cuidando que resurgía;
mas cuando bien lo mirava
mayor planto et cuita avía.

Ya el día fallescía
et la noche se aquexava,
mi alma se escurescía
e mi plazer se apocaba

porque partir me fazían
donde el buen Ector estava,
mis dolores más crescían
et mi plazer se apocava.

Fin

De la grand pena que avía
lo más que me consolava
era que presto moría,
segund el mal que pasava.

Si te gusta #Juan_Rodriguez_de_Padrón... Share on X

¡OH LA PUBLICIDAD! [Mi poema]
Raúl Rivero [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Publicidad permanente es ese asedio
al que estamos sometidos los humanos.
A todos lados no sigue sin remedio,
de su acoso es imposible liberarnos.

Publicidad, tozudez, esa manía
de contarnos las verdades del barquero,
de tenernos engañados todo el día,
de intentarme a mi vender lo que no quiero.

Pongo la tele al azar, se abre un canal,
-no sé si es casual o es pura coincidencia-
¡qué oportuno, me aparece un comercial
y después ya otro programa de videncia!

Harto, hastiado apago la televisión.
Decido hacer online una transferencia,
oigo un mensaje que ofrece una inversión
a lo cual ya me resigno con paciencia.

Prendo la radio y rebusco en el dial
y a medida que emisoras voy buscando,
solo oigo propaganda sin igual
que me va con sus mensajes abrumando.

¿Qué he de hacer para acabar este suplicio?
¿Cómo podría yo aislarme de esta guerra?
¿No quiero ya escuchar, salir de quicio?
¡No lo puedo soportar, es que me aterra!

Publicitè, publicity, publicidad.
Lo que hoy deseo, que a mi me gustaría,
conseguir sería a algún cliente más
que se animara a comprar mi poesía.
©donaciano bueno.

#Publicidad vale, pero no hasta en la sopa, no? Share on X

Esa mosca, casi siempre molesta, alguna, las menos de las veces, interesante, con la que estamos obligados a convivir y que mueve el mundo comercial: la publicidad. Una sátira en clave de humor.

MI POETA SUGERIDO:  Raúl Rivero

ELLA

Saber que uno va a irse
de pronto una mañana
para ese viaje largo
que no se acaba nunca
sin haber caminado
contigo por La Habana.
He ahí a la muerte de perfil.
Otro ángulo de su serenísima majestad
es no poder
escribir tu nombre
y el tercero
es la certeza
de que todo esto
me va a pasar.

II
Algo muy grave
es no saber
ningún secreto tuyo,
no verte llorar
no conocer la clave
de tus silencios
y no sentir nunca
como sube desde tus gavetas
el olor de la intimidad.

III
¿Te gustará el jugo de naranja
los jardines, los pájaros
la traumaturgia, los arrabales
las 10 y 42 de la mañana
el azúcar, noviembre, el aire frío
volar, convalecer, los hombres feos
el pan y la piedad
los campanarios, Florencia
el litoral, el misterio
de las tres personas
la altura, los sillones
las muñecas de trapo, el vacío
asombrarse, Madrid, los eslabones
odiar, enmascararse, el rencor
levitar, las claridades
comprar estrellas, el as de oro
y la pesadumbre? […]

IV
¿Se acordará que en misa
los domingos
yo era el niño
de la corbata azul?
¿Se acordará que yo
le dije que siempre
la iba a recordar
y luego le pregunté
sí tenía tiempo
miedo
y noción de la vida?
Yo cumplo mi promesa:
Medio siglo después
Sin motivo aparente
Le recuerdo
Que la recuerdo.
Nada más que la memoria salva.

POLVO DE ESTRELLA

Julia Roberts se equivoca conmigo
resisto su mirada hora tras hora
y otras veces la pongo de castigo:
contra el piso su cara seductora.
Si va a decirme algo, no hago caso
si me guiña los ojos o algo d eeso
la oculto con un gesto de mi brazo
y le dejo en la boca congelado un beso.
Julia mira las paredes a porfía
sofoca con silencio su reproche
y yo, con mi desdén, la mortifico.
Le ignoro normalmente por el día
aunque a decir verdad todas las noches
la uso con pasión como abanico.

POEMA PARA LOCALIZARME

Escríbeme una nota que me hable
del azar, de tu cara, y de las venas
una nota de duelo, de regreso
desde las catedrales de las penas.
Que diga confusión y firmamento
indemne, encadenada y presunción.
Un manuscrito que he esperado siempre
una escaleta de arrepentimiento
un dolor que me toque y que me asalte.
Un llanto relativo que me empañe
los ojos tristes y los espejuelos.
Una reseña del amor periddo
la crónica letal de esos que fuimos
las palabras finales con el mapa
(la cruz de tinta que señala el sitio)
donde abriste la tumba en la que vivo.

POEMA DE MARZO

Prométeme que irás
y que irás sola.
Prométeme que el sol
va a estar en la distancia
opaco por las nubes
y los árboles.
Júrame que estarás
muy cerca
confundida
entre un grupo de extraños
Sin levantar la vista
salvándome del íntimo
destino que me acoge.
Prométeme que al menos
al final
vas a estar
lo más cerca posible
de mis ojos cerrados.

Donde clamo por Ángela

Y te busqué por pueblos,
Y te busqué en las nubes.
José Martí

Ángela, me dabas fiebre
me moría recorriendo tu cuerpo lleno de sobresaltos
y palabras inimaginables a tus catorce años.

Ángela, me hacían temblar tus piernas prodigiosas
tus senos con sabor a chocolate
duros
como marcando un precipicio por el que me hundía
increpado violentamente por tu demagógica inocencia.

Ángela, qué será de mí este sábado en que invento un rostro
te llamo por tus dos apellidos a lo largo del malecón
registro cines, parques
y no encuentro siquiera la sombra de tu sombra.

Ángela, cómo pasan los meses
cómo te me has ido desvaneciendo
el tiempo es un animal revolcándose en tu piel
rompiéndola.

No dejes que te acabe
regresa
vuelve a vivir conmigo,
Ángela, amor, hija de la gran puta,
vuelve a darme tu fiebre.

Propiedad privada

Esta mujer es mía
mi instinto de animal
no me permite prestársela a un amigo.
No la comparto
ignoro si me presento ahora
como un monstruo ante ustedes
pero no cedo, no la doy
no le permito que entregue a nadie más
su corazón que a mí.

Esta mujer es mía
míos son sus afectos y sus lágrimas
su amor, su juventud
su carne, su tristeza
sus desesperaciones, sus manías
sus malas noches, sus dolores
sus amarguras y sus sufrimientos.

Esta mujer es mía
no la comparto
no la entrego
la defiendo de extraños
la resguardo de cataclismos y epidemias
la alimento y alimento a sus hijos
la abrigo y la poseo
le canto y la fecundo.

Ésta es la realidad.
Juzgadme con mesura
profundizando bien sobre estas cosas
y vamos todos a firmar este poema
en La Habana
en la década del 70
en medio de una lucha feroz por ser mejores
porque más nadie escriba nunca esta mujer es mía
como si fuera un libro o una lámpara.

Firmemos, ayúdenme a testimoniar este momento
queridos contemporáneos míos.

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CONFUSIÓN [Mi poema]
Roxana Popelka [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Nacer, vivir, morir,
soñar o imaginar que estás soñando,
vivir esta movida sin vivir,
saber que has de morir sin saber cuando.

Pensar, saber, sentir,
¿dónde, cómo y con quién, cuales y cuantos,
por qué nací, y yo qué pinto aquí,
por qué en este mundo somos tantos?

Creer en Dios y un día descubrir
que el mismo Dios alguna vez te ha traicionado.
Confiar a tus hermanos tu vivir
y encontrar por la puerta de atrás muchos engaños.

¿Quién fue el que decidió que yo naciera aquí?
¿Quien además lo hiciera un mes de marzo?
¿Mis padres si pensaron siempre en mí?
¿Cual es la razón por la qué yo crecí tan alto o bajo?

¿Dónde está la inocencia que perdí?
¿Qué he de hacer para reconciliar mi alma?
De mi existencia tengo mil preguntas, mil,
sólo anhelo ya dejar mi mente en calma.

¿Cómo se justificaría mi sufrir?
Yo sólo quisiera conocer si al otro lado
hay alguien que me pueda descubrir
la duda del por qué, donde, quien, y el cómo y cuando.
©donaciano bueno

Total, casi nada, no...? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Roxana Popelka

EN DOCE LINEAS

Descubrió
en el descampado
que nosotros éramos
los que nos movíamos

-lo demás reposa-

Y las estrellas
nacen y mueren
¿nacen y mueren?

La pasión desapareció
y se despidió con un
café frío y unas
tostadas quemadas.

CAFÉ LUXEMBOURG

(200 West 70 Th Street NY)

¿Has visto a esas tres mujeres
en la barra del bar
Luxembourg?
Una mira hacia nosotros, es la
morena de pelo corto.

Las tres están desnudas
-Completamente-

El humo de sus cigarrillos se lo lleva
el aire acondicionado

Es uno de mis mejores propósitos:
-Capturar nuestra identidad-
Yo, nosotros, como observadores
podemos mirarnos a través de
poses o gestos que
nadie nunca
comprenderá por completo.

¿quién soy yo?
¿podré ser amado?

¿puedo amar?

Aquella fue la última vez que GRACE posó desnudo
para mí.

Viajando por la autopista

Los viernes por la tarde
en la autopista de la Y griega
siempre hay colapso.
Y ahora han puesto neones
que indican el número de
muertos que hubo
tal día como hoy
hace un año.
53 MUERTOS EL 15 DE OCTUBRE
DE 2003
–dice un luminoso-.
Y me da por pensar,
hoy que es viernes
y que voy por la autopista
de la Y griega,
en muchos de esos
53 que salieron despedidos
de sus coches a través
del parabrisas,
o que se quedaron
atrapados entre los
hierros, o peor aún
tetrapléjicos para siempre.

Mis vecinos

Recuerdo a todos y a
cada uno de mis vecinos.
No sé sus nombres
pero sé cómo pisan.
Sé que tienen miedo,
sé que son unos cabrones
que llevan una vida
miserable, y
que no salen de casa.
Que tienen un trabajo
embrutecedor, y mienten
cuando dicen que
les encanta.
Mis vecinos son
una condena permanente.
Sé que cuchichean a
mis espaldas tratando de
averiguar cómo vivo.
Sé que me vigilan
cuando salgo del portal,
que fisgan por la
mirilla para saber
si vengo acompañada.
Que pegan el oído
a la pared del salón
y me oyen cuando
hablo sola.
¿Cuántas veces habré
mandado a la mierda
a mis vecinos?
Sé que sus vidas
se han acabado
– por completo-
y yo,
no voy a hacer nada
para cambiarlas.

El mismo discurso

Conozco a un tipo
bastante vulgar, que
dice ser un
buen padre.
Es de esos que
se levantan
y trabajan,
aunque sólo para
medrar
un poco más
en la escala
social.
Una vez en casa
se vuelve cruel, duro
y egoísta,
y también amenazador.
Para él no existe
el término medio
“o estás conmigo,
o contra mí”.
He dejado,
hace ya mucho
tiempo,
de creer
en sus discursos
-impecables discursos-
Y ese mismo tipo
es el que ahora
intenta lavar su
imagen
comprándoles juguetes
a mis hijos
mientras busca
su autoestima
en mujeres que
lo engañan,
lo desprecian.
Aunque él
-yo lo sé-,
se siente guapo
se siente orgulloso
de ser un buen
“macho”.
Y ahora estoy
aquí sentada
pasando página,
tratando de
olvidar a ese
tipo desalmado
intolerante,
déspota.
Estoy aquí sentada
y veo el final;
el de un
auténtico fracasado.

La pieza

Cuando nací me pusieron
una pieza de Lego
en mi mano
con una nota que decía:
sólo hay otra pieza
– de entre un millón –
que pueda encajar con la tuya,
podrás encontrarla
a lo largo de tu vida,
o no.
Esa pieza
está hoy a mi lado,
eres tú.

La Noticia

El telediario; la voz cansina del presentador
agonizando por la 2.
Y las vocecitas de los muñecos infantiles
que dan las buenas noches
a los niños menores de doce años.
Que esta noche, como todas las
demás, volverán a tener pesadillas.
Se agitarán sudorosos en
sus camas soñando con arañas
de 15 patas que atraviesan la habitación
remando en una canoa
con indios medio borrachos,
o en pozos, donde al final
siempre espera un dinosaurio.
Y a unos metros más allá
en la habitación de al lado
los vecinos discuten:
-Tú, te quedas con los niños, y yo, me quedo sola.
¿No te gusta esa idea, verdad? –dice ella.
Y siguen hablando del poco tiempo libre,
y del trabajo, y de la colada que se acumula.
Después ella
se echa a llorar, como exhausta.
Oigo un portazo
que hace temblar
toda la casa.
Enciendo la televisión,
aparece el presentador del telediario,
con su voz cansina
agonizando por la 2.
Pero esta vez me quedo helada cuando
le oigo decir que
Superman,
el auténtico Superman,
ha muerto.

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MI POETA INVITADO: José Manuel Luque Taco

DE SUEÑOS Y LOCURAS

Ahora que la noche cubre con su manto tu sueño
siento sólo los pasos sonámbulos de tu angustia estallar en pedazos
siento que el viento desgarra tus labios y tu garganta
siento frío en mi piel de cientos de años y te ríes
te ríes sin estupor y transitas por mis venas
jalas de mi bilis de mi rabia y de mi locura
y siento que te amo como el aire a mis pulmones
despierta de ese sueño estúpido de dioses
estoy enfermo oliendo a ti mientras todos temen a su locura
mientras tratan de buscar la palabra perfecta
que encaje en los pechos de los amantes
mientras el miedo invade letal yo me río y me embriago
y siento que no pertenezco a este mundo esquivo
y siento que tu voz agoniza y muere en mi boca
y siento que estas palabras no encajan en tus sueños
y siento que un amor muere mientras construyo una torre de locura en tu cabeza
mientras recorto este mes de angustia
mientras vocifero desde este lado de mi guarida
mientras siembro algo que se llama amor y se marchita.

ENTRE EL MIEDO Y LAS DUDAS

Una invasión poderosa como un fresco amor se aproxima
Es tu olor incendiario que me quema la piel
Tu sonrisa petrifica la juventud de la primavera y de estos años
Tus caricias son armas letales en un rincón desgastado por el verano
Dime tú qué haces temblar la tierra con tus pasos
¿Acaso debo morir como la espiga en el horizonte?
¿Acaso mi corazón es un trozo de placer para los cuervos?
Dime ¿qué mar de desdicha se mece en tus manos
Que sólo acarician tormentos y angustias?
Dime qué otros pecados me faltan realizar bajo este sol irónico
Bajo este cielo de dulces mentiras
Bajo esta sombra reluciente de caricias
Eres tú la que viene sin tregua a conocer mi mundo
Y soy yo quien con temor abre su pecho
Así es el amor una química un hechizo o un arrebato
Así es mi vida cuando empiezo a tejer con palabras
Tu nombre… amor.

SONETO DE LA DESPEDIDA [Mi poema]
Manuel Rivas [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Hace tiempo lo sé, que ser felices,
lo dice nuestra historia, está vetado,
no preguntes por qué pues lo he intentado
incluso restañando cicatrices.

De nada servirá el hacer reproches
culpando a la otra parte del problema,
queriendo así salvarse de la quema,
que excusas no suturan los derroches.

Habremos de aceptar lo que es palpable,
que somos como el agua y el aceite.
Por mucho que los dos nos empeñemos

en ser uno con otro más amable
ninguno colmará nuestro deleite.
Mejor será que al fin nos separemos.
©donaciano bueno

Lo que no puede ser y además es #imposible? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Manuel Rivas

BLUES

Sólo la noche es el paraíso: duermen los hombres.

Los sueños abren las ventanas
y se lamen las heridas en las playas y en las orillas
de los ríos.

Los sueños cantan con la garganta helada.
Como esclavos, hacen sonar los tambores.

DESPEDIDA

Puedo estar orgulloso.
Se cae la casa
pero mis hijos huyeron al bosque
con la cabeza llena de pájaros.
(De Un millón de vacas, Barcelona, Ediciones B, 1990).

SOMOS LO QUE SOÑAMOS SER

Somos lo que soñamos ser
Y ese sueño, no es tanto una meta
Como una energía
Cada día es una crisálida

Cada día alumbra una metamorfosis
Caemos, nos levantamos
Cada día la vida empieza de nuevo
La vida es un acto de resistencia y de reexistencia
Vivimos, revivimos
Pero todos esos tienen la memoria

Somos lo que recordamos
La memoria es nuestro hogar nómada
Como las plantas o las aves emigrantes
Los recuerdos tienen la estrategia de la luz
Van hacia delante
A la manera del remero que se desplaza de espaldas para ver mejor
Hay un dolor parecido al dolor de muelas
A la pérdida física
Y es perder algún recuerdo que queremos
Esas fotos imprescindibles en el álbum de la vida
Por eso hay una clase d melancolía que no atrapa
Sino que nutre la libertad
En esa melancolía como espuma en las olas
Se alzan los sueños.

Viudas de vivos

Ellas escribían cartas
con amaneceres de miel y bizcocho
y llegaban postales con trolebuses encarnados,
jardines de acuarela,
muñecos de peluche,
y una pareja absurdamente feliz
encima del puente de Westminster.

Cuento

Yo leía el periódico y el niño rebullía.
Decidí adormecerlo con el cuento de un caballo.
Se lo repetí dos veces.
Otra vez, dijo el niño. Sólo otra vez
el cuento del caballo.
Y lo miré marchar,
sin poder hacer nada,
en su caballo,
por los llanos inmensos.

Camposanto

Fue en el entierro de Antón Avilés de Taramancos
en la parroquia de Boa.
El sitio le ha de gustar: tiene buena vista
-dijo la anciana de ojos enrojecidos,
cuando la tierra llamó al ataúd con los nudillos.
¿Quién dijo que el pueblo no reconoce a sus poetas?

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MI POETA INVITADO:  Lorenzo Roal

ENTRE BAMBALINAS

Se vuelven anodinos los aplausos que escuchas
desde los altavoces del vestuario, otros
compañeros conversan, comen, escuchan música,
medio vestidos medio de calle y de teatro;
en escena la magia, aquí abajo el misterio
de la espera, del límite entre ser uno y otro,
los segundos perfectos para la poesía.

VIRUTAS

Qué hacer con el silencio que regalas
cada vez que tus ojos se posan en los míos?
Cómo vivir cuando me has descubierto
todo el amor del mundo en un abrazo?
A qué escribir si cada vez que hablas
se vence un anaquel en mi cerebro?

Ahora, entre la hierba de esta casa
que lleva un año dándome segundos,
dejo que los minutos nos alcancen
mirando las virutas de la luz
entre las hojas, esas pecas de oro
que bailan con el viento como agua
brillando en tus mejillas. Esto es,
un poco de Sorolla y de Regoyos,
el arte puro. Aquí. Este momento.

Sonámbulos Ediciones

UN POETA ES UN PEDANTE [Mi poema]
Eugenio de Nora [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Un poeta es un tipo despistado,
un pedante que finge no es creído,
cuando escribe tocando va de oído
mas se inventa que aquello lo ha soñado.

Siempre absorto pendiente de una idea
que el farsante pudiera imaginar,
que le lleve a gozar frente al altar,
si es posible además que alguien le vea.

Una especie quizás en extinción
en la selva tan frágil en que habita
en que dicen que el ánima levita
y se encuentra en su salsa la emoción.

Que un poeta no encuentra quien le quiera
pues que él siempre va en busca de cariño,
si es preciso se muestra como un niño
o al contrario demuestra es una fiera.

Y aunque quiera engañar ya está gafado
pues clásico ha de ser, quizás moderno.
Los dioses, los que habitan el averno
testigos de su hacer lo han sentenciado.
©donaciano bueno

#¿Qué opinas? ¿Crees que esto es así? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Eugenio de Nora

POESÍA CONTEMPORÁNEA

Medito a veces
en la triste materia de mi canto.

Bien sé que hay muchos, soñadores,
(como yo rodeados de desgracia y caminos)
por entre nubes blancas, con sus ángeles
abanicando tímidas
alas prerrafaelistas, lejos;
que quizá en el estío
cultivan la nostalgia de la lira imposible,
decoran las palabras, sumisas como rombos
de plaza pobre en farolillos
de verbena y papel colorín colorado…

Oh Dios, cómo desamo,
cómo escupo y desprecio
a esos cobardes, envenenadores,
vendedores de sueños, mientras ponen
sedas sobre la lepra, ilusión sobre engaños, iris
donde no hay más que secas piedras.
Esclavos, menos
aún, bufones esclavos.

Malditos una y siete veces,
en nombre de la vida, aunque juren que aumentan
la belleza del mundo; en verdad,
la belleza del mundo no precisa
ser aumentada ni disminuida
con sus telas. Lo que necesitamos
es una luz, es un desnudo brazo
que señale las cosas. La poesía es eso:
gesto, mirada, abrazo
de amor a la verdad profunda.
Ay, ay, lo que yo canto
miradlo en torno y despertad: alerta.

Ahí están, reunidos
en sociedad devoratoria y número.
(Llamar bestia asesina
al que, como el pesado
elefante del sátrapa
hunde la pata hasta estrujar el rostro
que niega; ladrón vil
al emplumado grajo de cadáveres;
canalla al miserable…
acaso sepa a música
derrotada, a lamento
débil. A lo que no queremos.)
Pero nombrar no es sueño.

No sigáis las palabras. Contra ellos
yo canto hombres que tienen las titánicas caras
talladas como a látigo: sonríen
al dolor, pero miran
al sol, y aprietan
los firmes dientes.
Y ya acabo.
(Esto no es un poema; son palabras
apretadas también, con saña.) Adiós. Es tiempo
de no plantar rosales. ¡Acordaos!

  1. España, pasión de vida, 1954.
Carmen de la tarde bella

Querría solamente una rosa;
esta luz clara y tibia en los ojos,
y una rosa entre las verdes hojas.

Una rosa,
para mirarla, para descansar,
para sentir el alma y ver su forma;
para estar solamente en silencio,
en armonía con la tarde hermosa.

Dejar que el tiempo, como una muchacha
deshoje su blanca corola,
eligiendo, dejando caer
entre las cosas, nuevas cosas;
el tiempo de luz y de sombra…

Quisiera solamente ser
una ternura frente a otra;
quisiera únicamente soñarte;
quisiera una rosa, una rosa.

Carmen de la voz más pura

¡Maravillosos pájaros del alba!
Los musicales ramos
del aire, quietos. ¿Para quién
cantamos?

…Decís el cielo, lejana rosa
y violeta; en lo alto,
es azul, tiempo. ¿Para quién
cantamos?

La primavera secará sus flores.
cuando el amor vuele en el viento, el tallo
estará roto. ¿Para quién
cantamos?

¡Música dulce, oh voz de madrugada!
No he conocido lo que amo;
pero yo canto con vosotros,
¡maravillosos pájaros!

Carmen de las manos maravillosas

¡Versos de amor! Qué pronto queda
dicho todo, sin empezar.
Es igual que mirar al cielo
iluminado alguna vez.

Tan honda en lejanía, tan puro
lo que quisiéramos cantar.
Pero qué decir de una rosa
en la mano, en el corazón.

( Sentarse al borde de una fuente,
sedientos, y verla temblar
en el junco verde, en el pájaro
que alegra la onda de la luz.

Tan indecible y sin palabras
como adorar, quedar, sentir
al aire en flor de una sonrisa
toda nuestra felicidad. )

Yo no sé bien por qué, tentado
de imposible, quiero decir
cómo la dicha excede al hombre,
cómo es tan inefable ser;

¡ser, solamente, ser, completos,
esto que somos al amar!
Una lira sonora, ebria,
en manos…
ah, ¿de quién, de quién?

Carmen de unos recuerdos

Hermosa,
sólo hermosa.
Estrellas tibias en tu pelo suelto
que el aire combatía;
prados floridos, cielos
en el agua, curvados
animales ligeros cuerpo abajo, ladera
abajo; pechos
gacelas; áureas
caderas con caballos. Todo, fuego
en un río de espacio musical, cauce de astros
infinito.
Sí: bella,
hermosa. Sonreías
como cálida nieve; mirabas pasar ríos;
concedías labiales
claveles oprimidos, auroras
vacilantes, luz negra,
hiedras ardientes cuerpo adentro.

¡Oh rosa
hija del tiempo, agua
del tiempo, floreciente
lago de tiempo!
Junto a tus orillas
he soñado la vida, y he mirado
anchos los cielos. Aunque todo pase,
yo amaré siempre.
Poso mi cabeza
sobre la roca, muevo el horizonte,
y oh sollozado ramo de palabras, golpeo
el agua clara. ¡Fuente,
luz del ser, con tu imagen!
¿Te soñaba? Tenía
una estrella en el pecho.
Y tú eras
hermosa, eras
hermosa; sonreías…

Carmen del amor implacable

Está lejos el mar, pero recuerdo
el musical chasquido de las olas
-oh cima, oh prados de agua florecida-,
corona de la fuerza melodiosa.

Está lejos el mar, pero recuerdo
la luz del sol en mil alfanjes rota,
la intensidad feroz, la luz de fuego
reverberando, primavera honda.

Oh, la visión alegra y embellece
la tristeza infinita de las horas
en espera; el azul innumerable
acoge al alma innumerable y sola.

Está lejos el mar, pero ¿quién ama
sin recordar las implacables olas?
La Fuerza insoportable hiere, rapta,
y de palabras bellas nos corona.

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MI POETA INVITADO: Juan de Marsilio

Soneto con perros

Se lame un perro casi fantasmal
con poca lengua para tanta herida
un dolor más antiguo que su vida
en el escueto abrigo de un portal.

Un congénere arrima su animal
calor amigo en busca de guarida
y en la perruna noche compartida,
entre el silencio casi sepulcral,

se oye apenas un dueto de quejidos
que moverían a la misma Muerte
a operar por piedad y con ternura.

Lástima que ande en otros recorridos.
Verán amanecer su mala suerte
y desayunarán de la basura.

Para la gata de un poeta

Mucho puede decirse sobre los gatos
que es mejor silenciarlo con gran respeto.
Pero a poco mirarlos ya no es secreto
que tienen con lo arcano frecuentes tratos.

Existen desasidos de lo concreto
salvo cuando deciden para esos ratos
de cazar o dormir o mear zapatos
bajar a nuestro plano para un discreto

baño de “realidad” e insignificancia:
están muy por encima de su mascota
aunque a veces les plazca jugar con ella.

Al gato lo impresiona nuestra importancia
tanto como un gorrión con el ala rota
y las gatas reencarnan en mujer bella.
Parlamento UY

YO SOY UN INFELIZ [Mi poema]
Luis Benitez [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Yo soy un infeliz, un ciudadano
que haciendo de su honor apostasía
salióse a caminar por si veía
un ser que le agarrara de la mano
muriendo del disgusto en la porfía.

Yo soy otro no más, un indigente,
ansioso de encontrar alguien le quiera,
que anduvo sin lograr la vida entera
a punto de rodar por la pendiente
a solas, sin tener ni una asidera.

Yo soy otro no más, otro que pasa,
que un día sin saberlo se encontrara
de frente ante un espejo con su cara
y quiso simular que eso era a guasa,
la vida resistir, está muy cara.

Y quiso dar un salto en el vacío
haciendo así de tripas corazón,
viniendo a despertarle la razón,
sintiendo del temor su escalofrío,
dudando ser la justa decisión.
©donaciano bueno

Aquí la #abundancia_ofende Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Luis Benitez

Las persianas

Cada noche me dices
que ponga la mayor atención
en dejar bien cerradas las persianas:
el casero perfume de la cena
aún no se desvaneció,
nuestros ojos todavía
no se abrieron dentro del sueño,
pero antes es preciso
repetir esa cotidiana precaución,
no por el alternado ataque
de los vientos y las lluvias
ni por el sol siguiente.
Las persianas deben estar bien cerradas
para que nada entre nosotros
ingrese como un insecto
llevando entre sus patas
un veneno exterior,
algo que corte u obstruya los puentes
que tan cuidadosamente hemos tendido
durante todos estos años entre tú y yo.
Eso es, sí, exactamente eso:
para que no entre ningún insecto.

Un pez en el acuario

Su crimen fue la curiosidad o el hambre;
tal vez sus padres ya eran esclavos
de esos enormes rostros que, de tanto en tanto,
se asoman entre la niebla del límite
a ver al detenido o golpean el vidrio sin respuesta.
¿A dónde se fue el océano, el océano
sin paredes traslúcidas y sin luces lejanas?
El misterio es un inmenso afuera
que lo rodea todo y que le está prohibido.
Lo sustituyó este mar minúsculo,
donde cada tarde un dios avaro
deja caer comida de los cielos:
hojuelas que el cautivo atrapa, escupe y luego traga,
antes de que se pudran entre las algas de plástico.
Siempre activo, como un pensamiento
dando vueltas y vueltas y vueltas
en una cabeza que no lo deja partir,
mirando permanentemente
lo que no puede entender.
La única certeza, una vianda que no se quiere admitir.

Tengo planes para el pasado

Tengo planes para el pasado
que contemplan el uso de nafta
y un solo fósforo, aun sabiendo
que contiene materiales incombustibles,
como esas gastadas momias
que conocí en vida
y yacen allá atrás,
todavía con el corazón latiendo.
Sería mejor que la memoria
dejara sus tareas: su día libre
sería el mío y así, de la línea de montaje
ella levantaría los ojos para atisbar
-siquiera por un momento-
el paso silencioso del presente,
esa visita que ya se va.
Tengo planes para el pasado:
escupirlo con desdén irresponsable
contra un muro cualquiera,
dejarlo pegado como un chicle
allí donde quede bien oculto
o bien mascarlo como una vaca lo hace,
inmóvil al costado de esa ruta vertiginosa,
hasta que pierda todo sabor
y pueda tragarlo sin peligro,
mientras los días pasan
llevándose todo por delante.
Tengo planes para el pasado
solo porque es lo único que
-posiblemente- se puede modificar.

Darle cuerda a las cosas

El viejo reloj, olvidado sobre la mesa,
tuvo su infarto y hubo que reanimar
con los dedos su trabajo.
Lentamente volvieron a correr
los días y las horas y por segunda vez
sucedieron las cosas: las catástrofes en países lejanos,
todas esas muertes y la suma de cada pasado nacimiento;
las dudas que mordieron los minutos de cada uno,
aquello que pasó un martes y se desmintió el jueves,
el dolor de estómago del viernes,
la esperada llamada del teléfono,
la vacía sustancia de aquel sábado.
Siete días arrastrando sus noches
tornaron a cruzar veloces esas vías,
pero sin parar esta vez
en ninguna de sus estaciones.
Así, entre los dedos, hasta llegar al hoy,
a este presente, cuando el reloj ya en marcha
se apresura a expulsarlo.
Y en cada casilla que va recorriendo la hora,
devuelta a sus dominios,
la misma pregunta exacta vuelve a esperar,
ardiente como una antorcha,
sigilosa como una araña:

Cuál de estas, de todo el círculo,
será aquella que todo lo detiene.

Vodka del atardecer

Esa única moneda, de oro tan viejo,
se derrite pausadamente
sobre el horizonte
(como de costumbre) desesperando
de cuanto sucedió en el día.
Y en el vaso Stolichnaya
tan insípida, inodora y venida
del otro lado del mundo
refleja como un espejo
su amargor final, metáfora
de cuando más allá de mi mano nos rodea.
Me trago el mundo
y en su sabor nada es una sorpresa:
¿pero cómo cada tarde no confirmar, por las dudas,
que ninguna cosa ha sido todavía del todo destruida?
La precaución obliga a los labios a comprobarlo,
la lengua asegura que la oscuridad que viene
será solamente momentánea,
pero el estómago rebelde siente caer
el peso de cuanto está más allá, tan frágil,
tan falto de cualquier certeza
como siempre.

LA INGENUA

Ella creía que la reflejaban los espejos
que era esos dedos que hurgaban en el rostro
las lentas mutaciones
que era su pulóver sus zapatos
lo que recordaba y lo olvidado
que era una guirnalda detrás suyo
que era su cabeza
que era sus amigas sus trabajos
un hombre en una esquina. Una mañana.
Las casas que habitó sus cuatro barrios
que era las que era tras el portón borroso de los sueños
que alcanzaba para ella el gentilicio
y la historia de un país incierto
el hambre la sed
o lo que amaba.

El pescador de perlas

Esta tarde y parte de la noche
volví a sumergirme en el espeso mar
donde flotamos los seres y las cosas.
Bajé por perlas que mostrar a los hombres
que temen siquiera el riesgo de la orilla.
Esta tarde y parte de la noche
estuve en ese silencio, en esas profundidades
donde el más infinito placer sería disolverse
y supe que en todos los caminos
hay monstruos para quien los teme.
Llegué nadando adonde no se ama ni se odia,
sencillamente se flota sobre un eterno presente
y todo lo que miras es tu contemporáneo:
nada más traen las olas del atrás y el adelante.
Tomé allí esta perla y ahora te la ofrezco.
Pero cuando quise volver,
no vi a ningún hombre en la orilla.
No vi orilla. Todo es el mar.
Esos que temen la orilla
no saben que caminan en el mar.

¡OH! TRAE EL VINO NEGRO,

que lleva su bosque, la tierra con muertos y vírgenes
cegadoras en un caudal desesperado hasta mi boca;
él mezcla la sangre y el semen del hombre para darle
un hijo de mirada turbia. Quiero los ojos de fuego y de mareas,
que no dejan entrar la muerte a mis palabras, pero me acercan
con alas de mojados papeles a la risa hueca de mis huesos,
compañeros únicos y fieles en los años navegantes
que bajaron del útero conmigo, a este mundo
de chinches y desgracias. Trae el vino negro
con tapón de seca calavera que me hace oír
en los cuartos vecinos pianos tocados por mi espectro,
mientras el tiempo transcurre despacio entre los dedos
y puedo jugar con él y con sus rudos templos bailarines.
Sólo así puedo mirar tranquilo el mundo de la noche,
mientras el seco rostro del amor me apaga lentamente
cigarrillos sobre el estómago y la garganta
que pronunció su nombre se hace una cisterna
donde chapotean ranas, triángulos, confusos centauros
en desorden. Trae el vino negro.
Esta noche quiero a todos mis fantasmas en las venas.
Ellos despertarán con sus besos la gloria,
en nuestros entristecidos corazones.

John Keats

Caen sobre él los actos inútiles del día.
John Keats recuerda y es también de otros el recuerdo:
humillaciones, rostros y palabras
hacen de un pozo la noche repetida.
‘Fanny Brawne me has alejado,
tú me has acercado a Keats y era lo mismo’.
Suena tan distante el Mar del Norte
para ser cada segundo todos los mares,
pero si lo que fue y será mañana brilla
en su oscura hora presente, ese hombre pequeño,
inclinado sobre el verso, lo adivina.
Presiente que será uno y va a ser todos
cuando es tan caro el precio de eso múltiple:
ya no lo amparará el primer fervor por las palabras,
no aliviará sus horas la furia, perdida, de estar vivo
ni lo protegerá la noche pedida de ningún olvido;
nada lo salvará de tanto
que es, en su medida, tan un poco.
John Keats será John Keats, será nosotros.

DE LAS TANTAS COSAS QUE NO PUEDE

mostrar ciertamente la palabra,
la primera imposible es el olor
tan propio y exacto de las cosas.

La poesía también es como el aroma.

Así quedan sin nombre
el olor definitivo de la lluvia
y el efímero matiz que se respira
al asomarse a las sombras de un aljibe;
el olor del primer mar, a los seis años,
la fragancia, que nos asustaba, de los cielos nublados,
y el olor a comida de una casa
que nos fue querida.
La memoria tal vez sea
sólo visión de olores olvidados,
como este papel a donde llamo
a la presencia ardiente de unas hojas quemadas
y a la clave del enigma de la rosa;
al olor de las sangres
que no vi derramarse,
al olor del incienso y al del alcanfor,
un olor que resplandece;
al de las jóvenes mujeres en los baños públicos,
al de las monedas, que abandonan la mano
y que retornan, al de la tierra de Pinzón
una mañana de octubre, al de los gatos,
al olor milagroso de las cosas vulgares,
de las que apenas se comprende
que emanan la noche poderosa,
al de un río que corre lejos
y al que sin razón evoco,
al de la palabra marisma, al de retablo,
a los de esta mañana
que partieron a un país sin dónde,
al de una muchacha que se fue,
el 2 de noviembre de 1982,
para que mis palabras
pidieran el perfume de unos versos
y me quedaran la fecha y la balada,
el de las ballenas que tiñen
la espuma de aceite y de tamaño,
el de un hombre que hablaba del origen del día,
al de las tantas cosas
a las que no pude acercarme y que me esperan.
Son otro mundo más sobre este mundo,
veo el bosque y entre el bosque
la selva del aroma.
Yo me voy de los hombres y las cosas
como un salvaje que marcha a las ciudades
y dice adiós a su mundo de olores;
también a mí ellos vuelven
bellos y pesados como un remordimiento.
Serán desde estos versos mi memoria,
seguirán sobre el mundo
cuando me haya muerto.

El poema de hierro

Dame un poema de hierro que restalle
sobre las vacías cabezas y una mano firme
en la muesca dela antorcha, un poema
de sangre y de huesos impacientes
y la pluma de carne firmando sentencias
en las culposas mentes de los jinetes locos;
que convierta en sal a los cobardes,
un poema de hierro oxidado y torvo
paleteando en el estanque a medianoche,
cuando ni los muertos sueñan con la aurora.
Un martillo de palabras para dejar al mundo
con las cuencas vacías; rabioso ademán,
piedra encendida en la boca de los que duermen
mientras el agua sube en el Gran Cuarto Esférico;
un puñetazo en el sexo de la muchacha arrodillada,
idiota, paciente humanidad, que no ve, que no oye,
sólo conversa con las cenizas de sus dioses muertos.

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ME INDIGNAN LOS QUE SE INDIGNAN [Mi poema]
Juan Carlos Abril [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Me angustian los que sufren de penurias
o que andan algo escasos de sustentos,
y afligen afectando a sentimientos
al ver como soportan las injurias.
Mas siempre si es preciso yo denuncio,
en tanto a mis prebendas no renuncio.

Y debo confesar que me conmueven
de alguno si presencio los maltratos,
pues debo contener mis arrebatos,
tratando de impedir que se subleven.
Mas siempre si es preciso yo denuncio,
en tanto a privilegios no renuncio.

Preciso es subrayar que me entristecen
las penas y dolores de los otros,
lo mismo fuera alguno de nosotros,
no puedo aquí expresar cómo me escuecen.
Mas siempre si es preciso yo denuncio,
en tanto a mis prebendas no renuncio.

Me incordia si es que escucho que haya gente
que deba soportar una injusticia
por culpa de algún pillo y su malicia,
y quiera así tirar por la pendiente.
Mas siempre si es preciso yo denuncio,
en tanto a privilegios no renuncio.

Me indignan esos mismos que se indignan
que sacan a airear sus sentimientos,
convierten a los hechos en lamentos,
y hay veces si creyentes se persignan.
Pues siempre si es preciso yo denuncio,
en tanto a mis prebendas no renuncio.
©donaciano bueno

Todos somos buenos de boquilla, o no? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Juan Carlos Abril

Premio de Poesía Manuel Alcántara 2011

Don de la ingenuidad

Cuando regreses
a la ciudad verás las ilusiones
que madrugan con sus acentos
incapaces de desprenderse
del pasado, que ignoran
lo mismo que nosotros.

Tú ni siquiera sabes por qué vives,
cómo es posible limitar
la realidad de varias formas,
si es tuyo este deseo
en la utopía de los débiles,
rebeldes, nunca hermosos.

No dormirán las culpas hasta tarde
y en su espiral el ruido
con su dragón ajuglarado
bisbiseará un nuevo día:
Horarios imposibles,
beata actividad.

Contra ti mismo cuántas veces;
cuántos modos conoces
de hacerte daño.
Ya no quedan violines
y la melancolía de las fuentes
posee menos memoria
que sentido común.

He de explicarlo casi todo.
El tiempo, como un herpes, su sintaxis
sin posibilidad. Irás
pero no volverás.
Este país tiene la pata herida.

Yo quise destruirme
fregando platos,
dije lo que me apetecía.

En los desfiladeros
de mis eses,
con el afán
de principios de curso
superé mi propia rutina
y eliminé
lo que no soportaban.
Unos dicen que ha muerto,
otros que nunca morirá.

Aún así
te convences con poco.

Colono de una lengua
que hoy sigues recordando,
quiero reírme
de esas largas genealogías
mientras diseño aquí mi casa:
encinas y palmeras,
tamarindos,
palabras con descuento
e insistencia:
es tu virtud.

Y otro episodio
dentro de ese vacío
infantiloide
que debes aceptar
intermitente,
la descripción de un personaje
con flexibilidad: ser puente o río.

El clavo

Todo lo revivido se estremece.

Repites las historias muy despacio
con los nombres del mundo de los muertos
pues lo bello, al final, resulta triste.

Las huidas sin carrera son la imagen
grotesca de los sueños, el agua que se escapa
entre las manos y, por eso, prefieres
cambiar aquellos nombres y lugares, dejar
sólo los hechos con los sentimientos
que arrastran.
Puede ser una señal
y casi te deslumbra.

En el dolor, no obstante,
el abrazo es más rápido que un cepo.

Ser uno mismo, sí, pero antes ser de otros.

El vigía

Veo en el horizonte un humo verde
reptando, caprichoso,
igual que una culebra entre las rocas.
Y cerca, en el camino a mitad de este sendero,
la verja vegetal que lo recubre
lujosa, decadente,
escarchadas y lánguidas
clarean unas ramas.
Parecen tensas venas que sujetan
a punto de partirse este paisaje
en la ventana de la fantasía.

Protege la muralla.
Y cómo cubre cárdena su imagen
y oscila en la penumbra,
cómo se pierde, y cómo se difunde.

Justo ahí donde empieza la escalera,
una escalera natural
de piedra, justo ahí es donde paro,
y me vuelvo otra vez.

Y aquí yo, y tú también,
ya nosotros.
Con miedo incluso, incluso
incertidumbre, en triple dirección.
Con la mano temblando al escribir
esta venérea milicia, noble
título, y mucho más real; pues sabemos
que no nos pertenece casi nada,
que todo es suyo y nuestro,
y que yo no soy nadie.
¿Algo es mío?

¿Cómo es posible ahora
escuchar su advertencia?
¿Cómo estar en lo cierto
y descifrar los símbolos osados
que la belleza desinteresada
rasga en nuestras imágenes?
¿Preguntas
indefinidamente sin respuesta?

Daré la voz de alarma
ante cualquier extraño movimiento.
Tengo explícitas órdenes
de tirar a matar.

Elegía

La noche es el escudo
que abarca su mirada,
la tierra que rodea
desde el riesgo a la tumba.

Ya amanece
en la posada del acantilado
donde cuelga un farol
y un letrero que gime en las tormentas
infernales de invierno.

Aquí vibra el dominio de la espada,
mano que empuña su destino
libre y que atraviesa
el territorio de la dignidad.
Yo prometo
la tierra de los sueños,
lejana de las leyes de los hombres
que ahora contemplamos.
Voz inerte,
viento, nostalgia. No te apresarán
los perros convocados que persiguen
el olor de una muerte fugitiva,
ni cederán el hambre, los pies siempre cansados,
la persistencia del dolor.
Yo sé
que este horizonte púrpura consigue,
como fuego y presagio,
el rastro insoportable de la cólera,
la luz de la esperanza.

Emoción breve

Por la escalera azul de la mañana
el deshollinador.

Su piel de escamas y sus cejas
serpentinas, felices

bailan. Todo podrá cambiarse,
dice. Nada me toca.

Espacio

Llegas de cualquier sitio
y, elegido al azar,
sin mapas, sin señales,
el otro lado esconde la sorpresa
feliz y azul.
Entonces permanece la ruptura
intacta. Entonces fuera o dentro impide
su difusión.
El viaje trae un orden en cadena,
un movimiento ansioso que repite
su dispersa memoria:
ya nadie nos indica que el error
desconocido o su secreto
sirva robado y oprimido,
tiempo arenoso que se va.

Todo va a ser abandonado.

Espacio 2

Llegas a cualquier sitio
a través de un poema:
el mundo viaja solo, y tú también
en su infinita red de vanidades
te dejas arrastrar
por símbolos, deseos,
buscando su sabor
con recuerdos gastados.
No te canses. Tampoco insistas.
Para qué preocuparse.
Quien más quiere avanzar más retrocede
en este laberinto donde olvidas
el único color de los matices,
su frágil soledad difuminada,
y arrojas sus palabras al vacío
y al caos.
Nunca el caos, camino equivocado.

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MI POETA INVITADO: Tomás Sánchez Santiago

ÁRBOLES

Todo se lo dejan hacer: nidos arriba, manchas torcidas y
tachaduras sobre los nombres aborrecidos.
Pasión silenciosa la de los árboles.
Y hay un ritmo interior que desentona el juego ciego de las
elaboraciones:
hojas, frutos, vainas, flores.

Y, luego, no se defienden nada. Se entregan a las usurpaciones
como animales quietos.
¡Y mira que nada consiga defraudarlos…!

Caen sobre su entereza manos, dientes, picos, frío. Y no hay
idioma en ellos que delate el dolor de los arrancamientos. Nadie,
nadie sabe a qué suena la voz pasiva de los árboles.

OBLIGACIÓN

Abre la boca y tira ya
las acumulaciones.
Aguas
tan retenidas mal pueden dar
otra cosa que olor y escarmientos.

Deja que, aun mal sentadas, pesen solo en tu oi´do
si´labas solas.
Las que ahora te visitan como pasos sueltos.

Ponlas afuera,
lejos de los mu´sculos, del ennegrecimiento.

COMO LA VIDA

A medio morder, la fruta llora y se oscurece.

Fulgor de lo empezado, se mueve la dulzura entre los dientes.

Tintineos de azu´car nin~a que se esconde del mundo
para librar la tormenta del hueso, que ahi´ viene

retumbando.
Eolas Ediciones

COLEGA [Mi poema]
Alejandro Medina Ycochea [Poeta sugerido]New

MI POEMA …de medio pelo

 

Óyeme viejo,
por mucho que lo intentes,
tú nunca me dirás lo que he de hacer,
no voy a obedecer
pues no me mueve a mi ningún consejo
y soy un seguidor de las corrientes.

No te equivoques,
si quieres instruirme
tendrás que ir a buscarte otro cliente
que beba de otra fuente,
no venga con que mire y no me toques
ni así que me demuestre lo que afirme.

Me sé la copla
y sé quien la inventó
que explica lo del viejo y lo del diablo,
pues sé de lo que hablo,
la vida por delante me la sopla,
pues sepas que quien sabe aquí soy yo.

¡Vaya colega
sin pajolera idea
que viene a mi a tocarme las narices
mangando mis perdices!
Si dejo y me descuido me la pega.
Pues sé latín y el resto me cabrea.

Eah, eah, que eres tú
quien riñe y que chochea
y andando cuatro pasos trastabilla
el mismo al que morcilla
debiera darle dios ¡por belzebú!
pues pierde hasta el sentido cuando mea.
©donaciano bueno

No dicen que donde hay confianza da asco? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Alejandro Medina Ycochea

Poema 10

Oh los alaridos salvajes
Otea ese lugar izquierdo donde los demás sienten
en mí es una cueva oscura donde mora una bestia
donde inerme tú te atreves a ingresar
con apenas una antorcha encendida
y escudada con tu corazón

Poema 17

Una gota de llanto cayó del cielo en Pinto
mi lengua atada a las hélices del viento
al sinuoso vaivén de la distancia
cuántas veces cuántas nos asomamos
al mismo ocaso y a exhalar tristes brisas remotas
todo parece tan inútil como el mismo vivir
todo parece como un deseo indeseable de pérdida
tú por allá / yo por aquí
allá donde no se encuentran los mañanas
aquí donde se traicionan los ayeres
yo por aquí / tú por allá
aquí donde escribo al amor que desfallece
allá donde llueve en Pinto

Lo cierto es que mi rostro en Lima
sufre húmedas profusiones tristes.

Sólo porque sí

Hay días, como hoy,
que tengo tristeza sólo porque sí.

Que las aves enmudecen y se corolan los labios en flores negras,
que cruje el alma ausente de soles dorados y herida por el muérdago,
días de tristeza inefable y de guijarros lanzados al camino,
días donde se enlutan los ojos encarcelados en ausente estío,
donde la resaca espumosa agoniza en desesperanza,
donde hiere el frío de la calle de un invierno cruelmente frío,
donde no sacias el hambre de Cristo con tu huesudo cuerpo,
días donde los relojes no restañan lo vivido
y está el cronológico y embobado tarareo
de minutos que se van
y se siente el feble
eclosionar del tiempo…
guardándome para el silencio.
Y la estúpida pena
descendiendo sobre los caracoles y los cautivos
y la lágrima que anega de escombros el festín funesto
y el dolor afiebrado que consume como brasa ardiente
y luego todo es silencioso
………..frío
……………..de muerte…

Y aunque no hay razones para este desconsuelo:

hay días como hoy…
que me pongo triste sólo porque sí.

Mi piel

sigue siendo mapa
astrolabio
un velamen desplegado
sendero
de lado a lado
angosta abertura
hemorragia
que te baña los ojos
un profundo mar
de iridiscentes notas
un leño
un bosque
dos piedras
un espanto en la noche
un alarido
zoológico.

MANIFIESTO POLÍTICO

El hombre siempre ha estado
antes y después del hombre
Nunca ha estado en humanidad
serena simétrica sincera
Fue bestia queriendo ser hombre
Es hombre carroñando
como bestia
célica codiciosa bélica.

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MI POETA INVITADO:  Renato Leduc C. G.

Del Partido al oftalmólogo

Amanece con el rostro enemigo dentro del párpado
con el índice ligero por presurosos veredictos
y nos adaptamos al mundo como el polvo a las cosas
para aceptar –ya con el café tibio–
que los precipicios también
provocan cataratas.

Cartografías de la guerra

Impunes,
en la bolsa de un despiadado,
los dobleces del papel
deciden las fronteras
entre imperio e imperio.

YO HACE TIEMPO QUE NO VIVO [Mi poema]
Yolanda Bedregal [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Vivir yo hace ya un tiempo que no vivo,
quizás sobrevivir es más preciso.
Mi vida está morando en un inciso.
Quizás solo me tiento cuando escribo.

La vida es un compendio de esperanza,
de esfuerzo y de trabajo, es un oficio
que debes de aprender con sacrificio.
Si existe un objetivo se afianza.

Y debes de bregar en el trayecto
cuidando que al final no estés cansado.
No digas que la suerte te ha ignorado.
Recuerda que aun resiste el intelecto.

Que el hecho de vivir es una fuente
que un día ya no echa agua pues se agota.
Con él ha de llegar la bancarrota.
Preciso es que florezca otra simiente.

Y así fuera no creas conveniente
vendrá otro aquí a ocuparse de tu espacio
-las cosas de palacio van despacio-,
que un hueco has de dejar para el siguiente.
©donaciano bueno

#Qué sería del mundo si los humanos fuéramos eternos? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Yolanda Bedregal

Flujo

Una mansa locura de amor al ser invada.
La ceniza inicial de la sangre se evada
a la porción azul de salobre marea
que, en vigilante insomnio, cada orilla golpea.

Tremor que llega herido para herirnos la herida
otra vez en la pulpa de la poma mordida.

Mi cal desmenuzada acéndrase en mi mano;
cáscara transparente, hoja que, de su arcano,
busca la geometría mínima del pistilo
donde, antes de ser lámina, fue punto y después hilo.

Fatal ya se presiente la potestad sañuda
– maciza telaraña sobre larva menuda–
de abstruso pensamiento que tendrá que aplastar
la pequeñez rebelde, la sed de perdurar.

Va desvelando el noto huella oculta en el pasto,
y la tímida bestia rompe su sueño casto.

Esqueleto amasado de polvo en turbias horas
cede sin equilibrio, Amor, si lo desfloras.

Espuma, cuarzo líquido, acosado deseo,
empinado alarido en oscuro tanteo
aguza voz de muertos en la cintura abierta
del mar que suda cantos en unidad desierta.

SALADA SAVIA

A mis hermanos Gonzalo, Jaime,
Álvaro, Ramiro

Padre mío, el invierno –espada de tu muerte–
sus varillas de hielo sobre mi pecho inclina.
Crujen las hojas secas en desolada sombra
al filo del minuto que te arrancó a la luz.

Ya no hablaremos nunca del verdeciente pino
aunque giren los meses hacia la primavera;
yo veré conmovida hundirse contra el cielo
la erguida copa oscura, y ya estarán tus ojos
perennemente mudos en el carbón azul.

Se esponjarán los días, descenderán las noches
hacia asoladas playas del Siempre y del Después,
mas la salada savia del amor está
herida al filo del minuto que te quitó de mí.

Contigo platicamos del trino y la gavilla,
del libro y el amigo, la reja y la parábola,
del agridulce zumo en el cristal humano.
Fraternales rondaban por tu voz de maestro
San Francisco de Asís, don Quijote y Jesús.

Padre mío, en las horas del hogar apacible
devanamos la lana del cotidiano afán;
y siempre tu sonrisa tendía el hilo de oro
que bendecía el agua y suavizaba el pan.
Presagio de ventura, flotaban nuestros nombres
con halo de alegría si los decías tú;
hoy me duele hasta el nombre
que tú ya no pronuncias,
y nos pesan las manos tendidas hacia ti.

Tus ojos amparaban la senda de mi verso.
Mi infancia en tus rodillas todavía mecía
la muñeca de trapo que el tiempo sepultó.
Ahora me llueven años por cada hora que faltas.

Nuestro pino ha llorado hasta su último espino.
Aúlla la madera de tu sillón vacío;
los platos en la mesa tienen sonido a roto;
y se empaña la atmósfera de girasol nocturno.

Esta salada savia del amor se hace niebla
al filo del minuto que te llevó a la luz.

GRANADA

Y se me dio en el alma
por dentro, como un beso.
Me vino desflecada
con sus cabellos de agua
sobre el hombro pulido
de la Sierra Nevada.

Un halo de campanas
la anunciaban sumida
entre olorosa vega.
Sandalias de arrayán,
cinturón de palmeras
la vi entre polvo de agua
milenaria y actual.
Y se me dio en el alma
por dentro, como un beso.

Tramontando los Andes
océanos y llanuras
vine a buscar Granada
como se busca un sueño
emergiendo en el mar
de un mapa que no es.

Tenía en sus facetas
como una rara joya
aristas de Fenicia
de Cartago, de Iberia.
Peana de olivares…
Así, gris y mojada
la palpé y era fina
cuerpo de Lindaraxa…
Hoy día se me ha dado
Carúmenes, campanas, agua,
Jardines, sol, fuentes…

ALEGATO INÚTIL

Cada día tenemos más salobre la saliva.
La migaja se crispa
ante la entornada puerta del perdón.
Cada día se saltan a las uñas
los dos niños morenos de los ojos
que fueron ángeles despiertos
a celestes honduras.

¿Con qué habrá de rematar el alegato
que está ya en el tope del sollozo?
Cada hora se ha hecho voraz
como engranaje de colmillos;
los pasos se han desacostumbrado
a la caricia de la grama húmeda;
el aire avanza granizado de saetas.

Conduélete, Señor, a ti clamamos.
¡Así tu mundo tambalea!
No somos Job, oh Padre; ¡no te tornes padrastro!

¿Acaso estás enfermo, o te pudres
con este vaho que te sube desde nos?
No te tornes padrastro, buen Dios.

Sonríe una vez sobre tu Hechura.
Regresa a tu niñez de Primer Día
cuando soplabas burbujas de color
y te brotaba de las sienes
boscaje y pleamar.
Eras entonces sin arrugas,
y era tu barba de cristal
lira entre los dedos de la luz.

Sonríe, Padre, sobre el libro mancillado,
y todos en Tu Nombre
escribiremos PAZ

La simple trinidad de una palabra;
bandera universal para soñar;
hostia de comunión para construir;
extremaunción para vivir.

Perdona, Dios, esta mi turbia arena…

AQUEL CABALLO DE MADERA

El caballo de madera
que mecía nuestra infancia
tiene huella de praderas
en el curvo balancín.

En pastizales sonámbulos
abrevaba a media noche.
Lo fustigaba la cinta
de siete años asombrados.
Era su pienso brazada
recién cortada de sol.

Más grande que una montaña,
lo trajo mi padre a casa
en un sábado sin lunes;
y los días galoparon
en mar sin reloj ni brújula.
¡Cuánto grano sin retorno
trillaron sus cascos fijos!

El caballo de madera
rematando la menguante
luna de su balancín …..

Navío del alto día,
Trono en la alfombra de felpa,
pájaro alazán en blanca
neblina de la niñez …..

* * *

Una noche de San Juan
en que ardían las fogatas,
por alambrados de olvido,
brincó al fuego tentador.

Su monótono galope
de fantasma regresando
campanilleaba agridulces
sones entre su crin
seca de lunada escarcha.

Crecía el sedoso lomo
con su carpa de nostalgias.

Cuando cayó entre las llamas,
se humilló el briosos fuego.
De súbito a los costados
brotaron alas de lumbre;
donde estaba la cabeza,
le nacía un resplandor.

¡Madera en resurrección!

Caballo de la ventura
entre rubias llamaradas,
a otro mundo te lanzaste
como en pirueta de circo
saltando mi corazón.
Relinchando con las chispas,
ascendiste por el humo
y te tragó en la gran pista,
rasgando su aro, la luna.

¡Ay caballo de madera!
aunque ya seas ceniza,
todavía está meciéndose
tu rítmico balancín.

HOLOCAUSTO

A mi hermana Carmen

Oh Cristo, yo quisiera de tu augusta cabeza
desclavar los espinos; endulzar tu martirio;
darte mi adolescencia como incienso en delirio;
alabándote en salmos, restañar tu tristeza.

Te volcaría en mi alma con la dulce certeza
de corporal expolio a cabezal de lirio.
Me inmolaría entera como ala sobre cirio
votivo que, al quemarse, con su llama te besa.

El humo, en holocausto, de mi cuerpo ofrendado
empapara en perfume la esponja de la hiel
y, hundida entre la llaga, mi vida en tu costado,

–la culpa redimida y el mundo sin pecado–
a la última palabra de Dios crucificado,
ungiría con rosa de amor tu humana piel.

entura, flotaban nuestros nombres
con halo de alegría si los decías tú.
Hoy me duele hasta el nombre que tú ya no pronuncias
y me pesan las manos tendidas hacia ti.

Tus ojos amparaban la senda de mi verso.
Mi infancia en tus rodillas todavía mecía
la muñeca de trapo que el tiempo sepultó.
Ahora me llueven años por cada hora que faltas.

Nuestro pino ha llorado hasta su último espino.
Aúlla la madera de su sillón vacío;
los platos en la mesa tienen sonido a roto;
las pisadas resuenas indagando algún eco.

Esta salada savia del amor se hace niebla
al filo del minuto que te llevó a la luz.

Tus manos

Canción de la esperanza
en el camino inútil
de mi vida, tus manos
cruzan como dos alas
cargadas de ternura.

Viaje inútil

Para qué el mar?
Para qué el sol?
Para qué el cielo?
Estoy de viaje hoy día
en viaje de retorno
hacia aquella palabra sin orillas
que es el mar de mi misma
y de tu olvido.
Después de que te he dado mar y cielo
me quedo con la tierra de mi vida
que es dulce como arcilla
mojada en sangre y leche.
Ahora me sobra todo lo que tuve
porque soy como acuario y como roca.
Por mi sangre navegan peces ágiles
y en mi cuerpo se enredan las raíces
de unas plantas violetas y amarillas.
Tengo en la espalda herida
cicatrices de alas inservibles,
y un poquito en mis ojos todavía
hay humedad inútil de recuerdos.
Pero, que importa todo esto ahora?
cuanto estiro los brazos y no hay nada
que no sea yo misma repetida.
Acaso no soy mar y no soy roca?
Misterios de colores en mi vida
suben y bajan en mareas altas
y extraños animales y demonios
se fingen ángeles y helechos en mis grutas.
Están además el mar, el sol, la tierra.
Ahora que he vuelto de un amor inmenso,
tengo ya en la palabra sin orillas
lo que pudo caber entre sus manos.

Resaca

Cuando ya la resaca deje mi alma en la playa,
y del arco agobiado de mi espalda se vaya
el ala cercenada, cual vela desafiante,
en cicatriz y estela prolongará el instante.

Quedarán vigilando, símbolo intrascendente,
dos pobres ojos pródigos y una mendiga frente.
¡Catacumba de agua, amor! ¡No me conoces!
Ni nadie nos conoce. Sólo hay fugaces roces,
desencuentros, en la prieta mudez de encrucijadas.

Expían su demora presencias nunca halladas.
No son cruz ya los brazos ni altar para holocausto
de salvajes ternuras. Con su claror exhausto,
un sol desalentado ahonda los abismos.
Somos polvo y lucero, todo en nosotros mismos.
Para esta elemental ceniza taciturna
sea la inmensa lágrima del Mar celeste urna.

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¿QUIÉN LO DIJO? GAMONEDA [Mi poema]
Luz Méndez de la Vega [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

¿Quién lo dijo? Lo dijo Gamoneda.
Y es el pueblo además quien lo bendijo.
Que la culpa la tiene la moneda
que se mueve y que quieta nunca queda,
la que tiene las llaves del cortijo.

Que el sistema llamado democracia
se asemeja algo más a dictadura,
y parece que al mismo no hace gracia.
Se aproxima algo más a una falacia
a una especie de farsa o de locura.

Pues produce a la vez un sufrimiento,
al saber que el dinero es el que manda,
y se presta a crear resentimiento.
Quien carece lo troca en un lamento
si él no puede tocar en esa banda.

Si eso fuera verdad no es menos cierto
sin mandar si alguien puede no se queda,
aunque fuera que el mismo ya esté muerto.
Todos quieren labrar en ese huerto,
lo diga Agamenón o Gamoneda.
©donaciano bueno

Qué tendrá el #poder del #dinero que tanto lo critican y todos lo añoran? Share on X

Antonio Gamoneda es uno de esos gurús que cada vez que habla sienta cátedra para una gran cantidad de seguidores, generalmente de izquierdas sudamericanos. «Tenemos una democracia política que alberga una dictadura económica. Y todos dicen amén al sistema. Eso provoca que el sufrimiento permanezca». Amén.

MI POETA SUGERIDO:  Luz Méndez de la Vega

PRÓLOGO

Pronto fui expulsada
del coro de las voces claras,
cuando ya había
perdido el derecho
al canto del solo.

Colgué al hombro
mi voz
–agria y ronca–
como un arma,
y me fui
por los caminos
transitados por el grito.

De allí, también,
salí proscrita
por mi voz opaca
incapaz
de alturas y violencia.

Desde entonces,
camino por extravíos
con mi voz
muerta
atada al cuello;

e, inútilmente, trato
–muda para siempre–
de hablar, cantar
o gritar
con torpes gestos.

Anticipo

Porque eres viajero
mi amor siempre tiene
dolor de adioses.

Un día te irás.
Pasajero huésped,
te esconderán otras caras,
otros nombres
y otros brazos.

Una postal vendrá
desde remotos paisajes.
Retratos tuyos me traerán
un eco de tu mirada azul
que temblará en mis manos.

Te irás porque eres marino
perseguidor de horizontes
en tu alucinada brújula
de nortes imposibles.
Te irás y lo nuestro
será sueño y olvido.

Por eso
no me preguntes,
ahora,
por qué mi amor
siempre tiene
dolor de adioses…

Brujería inútil

Hoy hice la brujería
que me recomendó Marien:
‘Para estar segura de olvidar,
-me dijo- la receta es estupenda,
al momento mismo
lo dejas de amar…’

Yo seguí la fórmula exacta,
paso a paso:
Con precaución vedada de ceremonia,
bajo la luna llena,
y en un sitio solitario,
a las doce en punto de la noche,
di fuego a un mechón de tus cabellos,
diciendo: ‘¡Vete! ¡Vete de mí,
maligno amor que me hieres!’

Y, al instante, la brujería rompí
y me quemé las manos
sacando de las llamas
el trozo medio encendido
del mechón de tus cabellos.

De todos modos ¡Bien sabía!
que era inútil la brujería
del consejo de Marien;
porque a un amor
como el tuyo y el mío
ni brujos ni diablos
ni psiquiatras
pueden ¡tan fácilmente!
borrarlo.

El gato negro

Ónix y jade.
Lagunas verdes
que fosforecen
en la sombra
del ébano arqueado.
Reposo de terciopelo.
Garra afilada
bajo la nocturna seda.
Elástico resorte
presto para el salto,
desde el perezoso desmayo
de la siesta ronroneante.

Igual que el gato
enroscado
en el sofá de raso
de la alcoba;
en silencio,
ovillado
sobre el tibio cojín
de mi carne,
inesperadamente,
ágil brinca
el deseo,
cuando más dormido parece.

El milagro

Mano,
labio,
sexo trémulo.
Tirano impulso
de imposibles.

La caricia y el beso
-minúsculos prodigios-
certeros quiebran
la dura soledad
que nos circunda.

Y,
bajo nuestra piel
amurallada de silencios
hacen nacer un dios
de cegadora lumbre
que,
a su fugaz dulzura,
borra
la eterna angustia.

Rescate

‘Ya vendrá un viento fuerte
que me lleve a mi sitio’
León Felipe

En el camino de los vientos
espero.
Bajo el ancho cielo,
mar adentro,
con las velas tendidas,
espero.

Porque has de venir
‘viento fuerte’
y yo estaré presta
para el tormentoso viaje
-timonel alerta-
que no pierda tu rumbo
viento rescatador
de inmovilidad de siglos.

LA HUELLA

Mañana
olvidaremos
nuestros nombres
y nuestros rostros.

Olvidaremos
el tremendo
ancestral deseo
que ha hecho arder
y resplandecer
nuestros cuerpos
como soles febriles
en la sombra.

Olvidaremos
esta historia
de dulces días
y tibios atardeceres
en los que ha sido
sutil atadura
hasta el silencio.

Ineludiblemente
se perderán nuestras fechas
entre ajenos calendarios.
El recuerdo de paisajes
y recodos íntimos
se confundirá
entre nuevas geografías
de rostros y de nombres
nunca antes pronunciados.

Mañana,
amaremos otras veces y otras.
Mis manos repetirán
sobre otras cabezas
el mismo gesto tierno
con que hoy
acaricio tus cabellos.

Tu boca repetirá
en otros labios
el inédito beso
que puso en los míos
el poderoso olvido
borrará,
y borrará implacablemente.
Hasta el recuerdo se perderá
náufrago sin rescate
en el fondo del tiempo.

Y, sin embargo
cada otra vez,
que tú y yo
amemos
esa pequeña
inexplicable tristeza
de algo que falta
será la invisible huella
de estos días intensos.

VIRTUD SUPREMA

Si yo fuera hombre,
se codearían riendo,
al verme
como un viejo alce
doblada la frente por el peso
y la ramazón
de la cornamenta que
—aunque invisible—
todos miran, puesta por ti,
en mi cabeza.

Pero como soy mujer,
precisamente,
la misma ven y loan
unánimes,
en admirativo coro,
como diadema esplendorosa
o aureola de santa.

Virtud suprema, pues,
que lleva al cielo
a la mujer,
aquello mismo que,
al hombre,
sume en infiernos
de burlas y vergüenzas.
(de Las voces silenciadas: (poemas feministas), Grupo Literario Editorial RIN-78, 1985  y en Antología poética de Luz Méndez Vega, Ayer y Hoy, 2006)

BIOLOGÍA ES DESTINO

a Freud.

Porque mi cerebro pesa
unos gramos menos
y mis músculos no alcanzan
la potencia
de los récords masculinos
dicen:
que biología es destino
(destino al servicio)

porque mis glándulas
me condenan
a desangrarme cada luna
y el olor y el color
de mi sangre recuerdan
mi poca angélica naturaleza
dice:
que biología es destino
(destino inferiorizante)

porque me falta
un protuberante sexo
entre las piernas,
que me libere del compromiso
de pasos lentos
y abultado vientre
tras un fugaz orgasmo,
dicen:
que biología es destino
(destino a pañal, escoba y cocina).

Porque la historia registra
miles de nombres masculinos
y muy pocos de mujeres
que vencieran las flamígeras espadas
de los arcángeles misóginos
de la fama,
dicen:
que biología es destino
(destino a la ignorancia)

Y con tantas evidencias,
deberemos enorgullecernos
cuando nos elogian magnánimos
en los discursos oficiales
diciendo:
detrás de cada gran hombre
hay siempre una gran mujer
y se olviden
—astutos y olímpicos—
de añadir
el calificativo justo
de: frustrada.
(en Antología poética de Luz Méndez Vega, Ayer y Hoy, 2006)

SAFO A CLEIS

Me amo en ti,
y
en tu figura,
me miro,
transformada
con la forma de mi sueño.

Al acariciarte
es mi reflejo
el que acaricio
narciso
en el espejo de tu cuerpo.

Me miro, así,
toda yo
vuelta carne tuya,
belleza que amo,
seda que acaricio
en tus mejillas.

Sabor de tu piel
en la blanca corola
de tus senos
y en la oscura y dulce fruta
de tu sexo.

Lenta y deleitosa
te recorro
con mis dedos
más sabios en formas
que los de Fidias,
y vuelvo
un cinturón de oro

mis brazos en torno
a tu cintura,
mientras
ávidas
mis piernas
—como lianas—
se enredan en las tuyas
al tiempo que no hay límite
entre tu boca y la mía.

¿Tú o yo?
¿Cuál soy?
¿O cuál tú eres?

Fundidas en el placer
todo se borra,
y sobre el lecho, entre
los deshojados jacintos
de las rotas guirnaldas
—con que nos adornamos
para el íntimo festejo—
sólo sé
que soy llama
encendida en tu aliento.

Enajenada en ti
sin tiempo
y sin fronteras.
Perdido el borde
de mi cuerpo,
en las oscuras aguas
del orgasmo,
me entrego hasta morir
en tu belleza.
(de Helénicas, Artemis y Edinter, 1998)

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AQUELLO QUE SOÑÉ [Mi poema]
Alfredo Gangotena [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Resulta que yo estaba equivocado,
que aquello que soñé no era mentira.
La mente es una farsa que delira.
Soñando no se llega a ningún lado.

Pensaba yo a mi lápiz sacar punta
y el lápiz respondió diciendo nones,
no acierta a soportar ya esas canciones,
que el agua y la vinagre no se junta.

Creía en pos estar de la palabra
y quise allí tirarme a la piscina,
me vino a despertar una sordina,
la tierra pertenece a quien la labra.

Que hay veces que te buscas y no te hallas
y hay otras que te subes al tejado.
Si dudas si te calas o has mojado,
ganar la guerra exige de batallas.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDO:  Alfredo Gangotena

El agua

Navegante,
¡Almendra del navío!
La mirada acorralada por tantos brillos,
Amianto y témpanos vivos de la estrella polar.
El arco metálico arranca de las ramas astrales
El lino de las cataratas.
¡El hielo de las cabezas sobre la esfera
Que sonará una voz sin nombre!

¡Bah, la luna en su plenitud!
El asalto guerrero de las llamas
Que me libra de la sima de espuma
Y de las jaulas de plata.
La campana gotea, ¡ay! en la clepsidra:
En mí las sílabas del otro, virtuales y explosivas.
Presa total de las bocas de la hidra,
Rueda también mi hermano hacia el pantano del Atlante.
Con la sola resaca de la orilla liminar
¡Cuán lejana es la osadía del corsario!
La fauna brota cardinal y ampulosa:
¡La manada salvaje
del Maelstrom!
¡Yo me abrazo al mástil como un retoño!

El ladrón

A Jules Supervielle

Como los grandes vientos que soplan en su nocturna y miserable inmensidad,
En las profundas soledades del invierno,
Yerro hirsuto, miserable y sin abrigo.
Ya el lobo no escucha en su guarida
Sino el golpe siniestro de mis años.
Y cuidado con las llamas de un solsticio soñado:
En sus claros de bosque,
Las divinas y vigilantes miradas husmean entre las hojas marchitas.

Desollándome como Judas el infame
-El alma en la punta de la lengua helada-
Me agito en el más bajo fondo del bosque
Como las entrañas del famélico.

Mil formas solemnes se precisan en esta sombra oscura y temida,
Mil formas solemnes que se jactan ante mí del hipócrita contorno de sus encantos.
El limo de mi sombra aterciopelada
Me ofusca los sentidos y anuda mis pasos.

Como el árbol que dolorosamente reprime su cuita
En el blanco nadir de sus raíces,
El hombre maldice su destino.
En la basílica de los pinares,
El yermo corazón se lamenta:
«¡Despréndete aceleradamente, río, y sé
»La cuerda, la siniestra cuerda que me estrangulará!
»Que las ramas de hierro prendan los hervores de la tempestad.
»Aunque las frondas del relámpago estallen,
»No podréis jamás apagarla.
»Cielos, tristes y sombríos cielos,
»¡Jamás apagar esta llama de amor que canta dentro de mis ojos!»

«¡Sobre qué lienzo se imprime mi semblante?
»Sobre vosotros, charcas de absintio
»Y putrefactos brazos del río

«En el aire, en el agua mental del firmamento,
»¡Dónde, en qué onda embrujada, se abrevan mis ojos?
»¡En las cavernas de la tempestad o en la extrema
»Soledad del movimiento?»

«¡Hierbas, adiós!
»Me he fatigado y saciado con vuestra savia inmóvil.
»¡Adiós!
»Me lanzo sobre la punta de mis pies
»Hacia el meteoro de Belén.
»Sin hurtaros un día el Paraíso,
»Al revés de la gota adormecida,
»Escalo los torreones más altos,
»Señor,
»Señor, a fin de ofreceros muscíneas.»

Oh aleteo de esos labios que imploran clemencia

A Gonzalo Zaldumbide

Oh aleteo de esos labios que imploran clemencia:
Dama admirable, ceded a mi alma el esplendor de Vuestra Magnificencia.
Gritos velados de mis dientes, estertores salvajes del parto,
Dictad me la orden en los dédalos de mi canto.
Resortes y fuerzas martillados en los cráteres del sedimento;
Puertas omnímodas extraviadas en los palacios de diamante;
Y vosotros, senos del éter, donde se desmayan las fuentes del año,
Lactad, íntimos, las vías frugales que se derraman en mi pensamiento.
Bocas amasadas en el éxtasis y en la plenitud del sueño,
Anunciad al fiel para que escuche el follaje del espíritu.
El émulo del arquero, por la ruta alisia, apacigua las selvas:
Id a debatiros en la onda de sus plumas,
En el instante capital en el que evoco los encantos del mundo.
El acicate de su inmensa empresa y su gloria de doble filo
Que yo clame sin par, ¡Oh Legiones! la epopeya del Gran Navegante.

De lo remoto a lo escondido

Tanto soy y más la brizna de saturada espina
A cuya sed perenne se acrecientan los desiertos.
Sangre adentro y de soslayo iré por consiguiente,
Como van las tempestades,
Hacia aquel país cerrado a toda mente,
País de Khana, cuando al paso, en las sales densas de la muerte,
Habré de hablarte,
Toda en escombros, ciudad de Balk.

No hay empero reparos de horizontes.
¿En dónde estoy, a dónde me conduce lo inaudito?
¡Oh Príncipe de innumerables plantas y llanuras,
A aquella fuerza de soledad me atengo
De tu nocturna condición!

Atrás dejé las puertas, las sabanas en aliño.
Los que sois de presa;
Magnates, caciques de la tierra, empolvados sobrestantes,
Velad el campo ausente.
Profesores y otras huestes,
vosotros los de la especie cotidiana, ya no vivo de vuestra
ciencia ensimismada.

Pronto me acusas,
Aire desnudo,
Doblegas mi ceño,
Me das el pánico de lobos aullando bajo la abrupta claridad lunar.
Al romper entonces la procesión oscura de esta sangre coagulada,
A más de la intrínseca solidez de mi sombra y de mis dientes,
¡Oh selva transparente,
Tus vientos primordiales se desprenden de intensa luz
En mis recintos!

¡Oh mía de mis años!
Las plazas comentadas, los caminos, las edades,
Cuánto he recorrido en virtudes de tu imagen trascendente.
Como holanes de rocío en torno de tantas frondas agostadas,
Mil rumores de tus sienes prevalecen en mi espíritu.
Mis gotas caen.
El ala irrumpe a través de tus tensos jardines soñolientos.
La premura aún
De este ser tan secreto y transparente como el néctar de las flores.
Allá sin tregua
La extensión continua, el fragor de la conquista.
El espacio aquél, a brote de epidermis.
Tal recibe el eco, en vertientes albas de tu cuerpo,
Mandatos consabidos de luz oculta.
¡Oh cuerpo femenino a cuya entrada se extasían las tormentas,
Los ciclones!

Al amparo de una lámpara perdida en su esplendor de azufre,
Aquí te imploro, en la concentración de mis entrañas,
En las caudalosas lunas de mi adviento.
Bajo este rotundo cielo atravesado de miradas y de clamores,
Más allá de todo ambiente, te escucha mi ansiedad.
En la eternidad de mis cenizas se verán las glorias de tu sangre,
Las dulzuras de tu empeño.

Pero Él

¡Amén, Silencio! El paso se inquieta en el suelo de las gamas.
Recojamos las melódicas flores de la pastoral
Para nuestras tiernas hermanas.
Venid todos, mordamos los barbechos; para nosotros los peces y el arsenal.
Agua disipada de ámbar en la resonancia estelar.
¡Que el mundo alterado inicie las rutas del relámpago!
Íntimamente intactos, oh cementerios, de mi fósforo,
Enrollad vuestro mar deslumbrante, vuestro océano sonoro.
Entre la inmovilidad de los tallos que el astro confunde
Están mis labios arrastrándose en esas lágrimas y áureas bebidas.
Las formas se lanzan a la conquista del viento.
Alojad a ese anciano, advientos, nitidez,
La espalda ya no soporta bajo tanta oscuridad.
¡Me bastas, cohorte, y me atormentas!
Maldición, ¿qué vigilancia me sujeta hacia atrás las huellas?
Ave de infortunio, tú serpenteas, ave
Implacable, en mi cerebro.
Brujas, silba el veneno de vuestros dedos;
¿No soy acaso digno de vuestras cábalas?
Un cargado aliento -floración más rara-
Injuria violentamente a los que viven en las charcas.
Fuerzas secretas, ¡para mí el magisterio de vuestros cenáculos
Si desfallezco!
Sin embargo, tal cálculo
Era fórmula cierta y hecho de milagro,
Solemne y bajo vuestras cúpulas protegido,
¡Oh lámpara de ceguera!

Poemas varios

A Alberto Coloma Silva

1. De lo remoto a lo escondido

Tanto soy y más la brizna de saturada espina
A cuya sed perenne se acrecientan los desiertos.
Sangre adentro y de soslayo iré por consiguiente,
Como van las tempestades,
Hacia aquel país cerrado a toda mente,
País de Khana, cuando al paso, en las sales densas de la muerte,
Habré de hablarte,
Toda en escombros, ciudad de Balk.

No hay empero reparos de horizontes.
¿En dónde estoy, a dónde me conduce lo inaudito?
¡Oh Príncipe de innumerables plantas y llanuras,
A aquella fuerza de soledad me atengo
De tu nocturna condición!

Atrás dejé las puertas, las sabanas en aliño.
Los que sois de presa;
Magnates, caciques de la tierra, empolvados sobrestantes,
Velad el campo ausente.
Profesores y otras huestes,
vosotros los de la especie cotidiana, ya no vivo de vuestra
ciencia ensimismada.

Pronto me acusas,
Aire desnudo,
Doblegas mi ceño,
Me das el pánico de lobos aullando bajo la abrupta claridad lunar.
Al romper entonces la procesión oscura de esta sangre coagulada,
A más de la intrínseca solidez de mi sombra y de mis dientes,
¡Oh selva transparente,
Tus vientos primordiales se desprenden de intensa luz
En mis recintos!

¡Oh mía de mis años!
Las plazas comentadas, los caminos, las edades,
Cuánto he recorrido en virtudes de tu imagen trascendente.
Como holanes de rocío en torno de tantas frondas agostadas,
Mil rumores de tus sienes prevalecen en mi espíritu.
Mis gotas caen.
El ala irrumpe a través de tus tensos jardines soñolientos.
La premura aún
De este ser tan secreto y transparente como el néctar de las flores.
Allá sin tregua
La extensión continua, el fragor de la conquista.
El espacio aquél, a brote de epidermis.
Tal recibe el eco, en vertientes albas de tu cuerpo,
Mandatos consabidos de luz oculta.
¡Oh cuerpo femenino a cuya entrada se extasían las tormentas,
Los ciclones!

Al amparo de una lámpara perdida en su esplendor de azufre,
Aquí te imploro, en la concentración de mis entrañas,
En las caudalosas lunas de mi adviento.
Bajo este rotundo cielo atravesado de miradas y de clamores,
Más allá de todo ambiente, te escucha mi ansiedad.
En la eternidad de mis cenizas se verán las glorias de tu sangre,
Las dulzuras de tu empeño.
1944

2. Agonías de un Caribú

Bajo el paso incierto y vegetal de angustia,
Levanto el polvo de la nada.
Toda pupila emerge
en esta soledad suspensa,
Toda concentración oscura,
En violencia tal
De hacinamiento y llama pura entre las rocas.

La luna atenta y circundada
A su vez aclara
Aquel espacio de su prenda
Fluente y nemoroso.
Atormentados cascos van a mengua
Redoblando el eco
En mil contornos de la estéril claridad polar.

Único en sí repercute el gemido entre la fronda
De un balido incauto.
Ventajas cruentas de la selva:
Desvalidos pasos del garañón herido
Que ya en las turbias aguas del escajo su condición aplaca
Su pesar consume.
Yacentes ojos a su propia luz ocultos
Bajo el ámbito nocturno de este vuelo.

Ver adentro, el cazador también escucha
El retiro alado de tanta lejanía inclusa.
Y en murmullos que la brisa asume, cuanto más cercanos, se acrecienta el rocío de las fieras.

A aquellas cuencas vuelvo, al conjunto aquél,
Saturado y tenso,
De fragancia y brotes.
Los continuos árboles
De vertical sustento, de fiero embate,
Allí persisten
Como la postrera vibración del aire.

Tantas voces en el eco. ¡Oh luna te reflejas en mi mente!
Como el ave en las alturas de su vuelo contenida,
Tan solo aún, Noche mía, voy en ti, tan duro de distancias.
La pradera de tierno espacio en tanto me recibe,
Que en jugos desbordantes de los aires resplandece.

¿Mas, volverá el cedeño pasto
a brotar de luces?
De lo remoto el ciervo acude
A tal empeño de este clamor vedado.

3. Perenne luz

La noche de cerca, y tan desnudo golpe a expensas de mi corazón.
¡Dolorosa mano mía no aciertas a caer
suspensa en aquel trasluz
de movimiento
de tu imprescindible exclamación!

Ya los mares del Oeste como pecho se dilatan:
Tanto el vuelo de mis sienes, y el velamen de esta lámpara que levanto a firmamentos,
al paso de aguas, a más decir por la anchura de mis párpados.

¡Oh metal tan fresco
Bajo el calor del epidermis!
¡Oh clara huella de su tránsito
En el campo deseado,
en las congruentes potestades de tu sexo!
De clamores y destellos me consuma
Habiendo de sosegar su desnudez.
De sosegarla en la noche de la especie,
En brañas del oasis,
Con mi aliento cuando en vilo de miradas.

Todo que te arrima en resplandores
Que tu condición aplaca de mi ensangrentada consistencia
Todo aquello que no se ajusta de palenques y de fronteras familiares.
Soledad cumplida.
¡Oh silencio, me retraes
-como una implacable roca de durezas en el alma!

¡Menguada luz de escaso asilo!
Labios míos, dadme altura en el trance de estas ansias.
Mas al borde de riberas semejantes
Cuántas aves de este mundo se incorporan,
Como el rostro implícito en el fulgor de la visión,
Que atraviesan de soslayo la magnitud de las esferas…
Por cuanto asumo de mi cuartel de sangre,
La baja tierra de brisas se ilumina.
Mi cuerpo en tanto a vista se desprende de cenizas,
Gimiendo en hontanares de espeso llanto.

Premisas todas de la muerte.
Un ay seguido de tinieblas, de esta gota pertinaz del pensamiento.
¡Oh mi sueño entrante en humedad de flores!
El espíritu denodado
Se arranca de sus perennes paredes lastimosas.
Abultados cortinajes, como otras tantas cabelleras de lo oscuro,
Y la más ardua noche
De presión continua.

Entidad fortuita
Que no habré de hallar sino a merced de escombros,
En el fragor de la ruptura,
Cuando este golpe de mi total caída
Apura entradas en la nada.

¡Oh lamento de tu voz en mi espesura!
Y esa latente réplica, de néctares y de estambres, al placer que me convida.
¡Oh Tiempo, me defines de presencia y de universo!
Hoy cuán bien, ¡oh luz!, aciertas entre tejidos y asperezas, a descontarme espacios,
A circundarme de vecindades el corazón.

Vida sin prejuicios cuando de Ella al tanto de sus senos concatenando habré de recibir.
Me sostengo en vilo, sin huella entonces, a mayor premura de memorias.
En mi boca de ayes.
Mi labio amén de vez repercute golpeando lo indecible

Ésta acendrada concentración del alma,
¿En qué cúmulo no obstante de la esfera que me oculta?
Hoy mi sentencia, a toda prueba.
De un paso mío al consiguiente, ¿Qué distancia de resuelve?
Tu propia luz endurecida,
Como aquella, a expensas de la nada, claridad conjunta de los universos astros.

Todo vuelo se desprende de tus ansias;
Tanto así mi faz en los recónditos espejos que la nombran.
La reverberación así del sexo
En la extensión de su cabida,
Como el clamor de los metales
Bajo el lampo de tus cruentas auroras boreales.

Ni vectores, ni herramientas de otra fuerza.
Gota a gota la fría lámpara
Sobre mi sien persiste.
¡Tus miradas desgreñadas!, ya sus íntimos cristales de violencia me golpean
A merced de tu estatura.
Vertientes todas de mi lecho.
El deseado cuerpo a su poder de luz se entrega,
A sus mejores aguas.
Tal es mi consumo,
De transparencias tuyas y señales en el retiro incalculable de los astros.
Allá en demora, Amada mía,
Por cuentas y sabores de tu amor que concertar.
Y los terrestres años se deciden, en trances de mi prenda,
Hacia el extremo vértice de profundidad apetecido.

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