A todos los amantes de la literatura en sus distintas formas o variantes...

Donaciano Bueno Diez

Donaciano Bueno Diez

Editor: hombre de mente curiosa, inquieta, creativa, sagaz y soñadora, amante de la poesía.

POEMA A UN AMOR INEXISTENTE [Mi poema]
Domingo Moreno Jimenes [Poeta sugerido]New

MI POEMA…de medio pelo

 

Quisiera conocer lo que usted piensa,
aquello que en verdad le quita el sueño,
meterme en lo más hondo de ese empeño
pudiendo aquí salir en su defensa.

Así que disimule le delata
que tiene un mal de amor y le atormenta,
no puede ya ocultar, no trae a cuenta,
que acaso fuera un sueño de hojalata.

Tan lleno de remiendos y costuras
difícil de apreciar tenga un futuro,
posible pues que nadie dé ni un duro,
incluso de curar no haya suturas.

Olvídese señora, no atormente
y busque un sucedáneo a su locura,
se sabe que el amor no tiene cura,
evite que le arrastre la corriente.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDO:  Domingo Moreno Jimenes

Confidencias

Desde que naciste
ya nos había separado el Destino.
Hijo, resígnate
a tener un padre extranjero en el mundo.
Los años pasan
y aprender el ritmo del día él no aprende.
El egocentrismo lo hiere
y él permanece ante la estatua del Sanchopancismo,
desunido!
Su mirada se vuelca
no para “el dos y dos son cuatro”
sino para la estratosfera que existe en la raíz de todo
hombre.
Su pupila tiene un radio espiritual superior a su rostro,
y es justo que sufras,
hambre, tortura y desnudez aun después de la muerte.
¡Qué sería de ti y de los demás hombres
si así no fuera!

Melancolía

Dejaré mis niños.
Partiré del pueblo.
Me roerá la angustia que a los peregrinos
acoge en silencio.

El día que parta,
todos a sus puertas saldrán a verme;
encontraré en mi senda alguna anciana
de las que socorría algunas veces…

Cuando unos pinos cruce
fustigaré mi potro;
y aunque el norte no empañe ni una nube,
mi pañuelo de hilo me llevaré a los ojos.

Al verme las perdices
levantarán el vuelo;
llorará en una palma una tórtola triste,
y tal vez un can sucio me seguirá a lo lejos…

Por unas semanas y aun meses
me instigará una sombra;
luego… mis cantos en la mañana alegre.
¿Y después?… el olvido y algunas muertas rosas

Poema de la hija reintegrada

Agonía

I
Hija, yo no sé qué decirte si la muerte es buena
o si la vida es amarga;
sólo te aconsejo que despiertes, adulta de
comprensión más que tu Padre!

II
Hija, ya no habrá oriente ni poniente para tu porvenir:
una sábana blanca serán tus días,
una sábana blanca será tu pasado
y tu recuerdo una estrella que frente a frente
me iluminará el porvenir!

III
No sé por qué tu agotamiento
me trae una recóndita dicha anegada de lágrimas,
que me hace auscultar el corazón de la tarde.

IV
Tu infancia y tu silencio me parecen hermanos.

V
Hija, hazme tomar la resolución de los otros:
vuelve mi proa añicos
y mi voluntad una piragua;
que nada sea mío desde hoy, que no quiera
poseer nada mañana;
desnudo de bienes y desnudo de virtudes hazme;
sin egoísmo de lealtades y sin egoísmo de pureza;
hazme entero el milagro de darme todo a los elementos,
como si fuera en sustanciación un ser increado!…

VI
Tu vida fue microscópica, pero grande;
el segundo de tu existir, eterno!

VII
Hija, cuántas nubes,
cuántos pájaros,
cuántos horizontes insospechados me abre
en el amanecer tu ruta!

VIII
Hija mía, para ti la mañana no será clara ni fresca;
verás envuelta el alba en la noche,
y las cosas de mayor transparencia
tomarán ante tus ojos la actitud de un largo crepúsculo.

IX
En este mundo donde sólo se premia la
capacidad de fingir mejor,
era justo que llegaras, y después de breves instantes,
ya estuvieras confundida con la cal y con la
mariposa, con el carbón y con la piedra.

X
¡Cómo me alivianas la sombra, al advertir
desde que te dormiste que en mi
derredor todo es sombra!

XI
¡Oh tú, que me enseñaste desde que naciste
a ver la vida con ojo más sabio
y a la humanidad con ojo más triste!
Triste, triste; ¿y no es acaso la suprema alegría
de los seres mudables el ser tristes?
Triste fue la faz de la tierra cuando se
desperezó el primer hombre!
Triste tiene que quedar la tierra cuando se
desentuma en su regazo el último hombre!

XII
¡Oh, tú, que desde que naciste pude decir:
boleta de la tumba
Oh, tú, que ya crecida pude decir, por tu desvalidez,
la preferida mía.

XIII
Por ti quise cambiar y que la fortuna me sonriera;
por ti no cambié
y la fortuna no me sonreirá nunca!

XIV
Hija, cada vez que examino tu vida
me doy cuenta que tú eres como mi vida:
una sombra entre dos crepúsculos!

XV
Iba a decir entre dos agotadoras auroras
y ya ves, reincindí, sin querer, entre dos crepúsculos!

XVI
¿Por qué tan pura, tan casta y tan leve, te
debas parecer al crepúsculo?

XVII
Olvidaba que toda adjetivación es cruel y ruda:
Dios dio desnudo a los hombres el verbo,
y del lenguaje, sólo debe quedar desnudo el verbo!

XVIII
Toda filigrana de síntesis es una profanación
¿verdad, hija mía?
Ya no te puedo buscar sin parcializaciones,
sin atributo contingente:
¡serás en mi incompleto nombrar, sencillamente,
el vaho de las cosas!

XIX
No te puedo asir con una palabra,
y no debe extrañarte, recónditamente,
porque estás para mí más alta que la región
de las palabras!

XX
Y vuelvo a caer en las comparaciones.
¡Oh, hija, cuán subordinado estoy a la vida!

XXI
Miserable hombre que osa creer que
después de la sombra la vida es vida!

XXII
De imperfecciones se forman nuestras excelencias
y es toda la existencia del hombre un brazo tendido
hacia el turbio por qué de los enigmas!

XXIII
-Tiene el pulso demasiado débil,
pero este letargo no es la muerte-.
Su médico era mi propia almohada de cabecera
y yo quedé perplejo ante su callado
sufrimiento y la miseria de la vida!

XXIV
Si fuera bizco de pensamiento
y tuviera la boca siempre llena de mentidas palabras;
hija, iba a blasfemar por tu dolor… pero, ¡perdona!

XXV
¡Compran caro el suelo donde colocan a los muertos,
y ellos son más dueños de la tierra que los
hombres que comercian con ellos!

XXVI
¡Al través de los milenios, los hombres son
puñados de tierra
que se deforman a su antojo!

XXVII
Hija, ya han venido a avisarme que tus pies están fríos.
Hija, resígnate a que lo blanco no sea blanco
y a que lo negro no sea negro.

XXVIII
Hija, cuán brilla el sol sobre el tamiz de los guayabos,
cómo se agiganta la nada sobre la soledad
de tu aposento,
cómo nace y renace la esperanza por entre
los ámbitos de la vida!

XXIX
Tibien la leche, terciada con agua,
para si mi chiquitina despierta.
Cuídemela hasta que se vuelva esperma como
capullo inmortal el cuidado.
Ella es carne de mi vida, flor de mi
pensamiento, cemento de mi alma.

XXX
(¡Eres, amada mía,
como flor del higüero joven,
como el azogue del crepúsculo,
como la diafanidad de la Naturaleza toda!).

XXXI
No seas padre; sé Hombre,
sencillamente.
¡Gira tu vida a tu derredor
y que tu amor a una abstracta “Humanidad”
no te haga olvidar jamás de que eres Hombre!

El diario de la aldea

¡Ay Dios, que ves el viento y ves la nube,
compadécete de mi alma
que es una nube fría en un cielo claro!

Mi andar no es andar de consciente sino
de sonámbulo;
llevo las manos en el aire
y el pensamiento en el azul;
llamo «madre» a las plantas
y a las margaritas «hermanas»;
en cualquier riachuelo veo la faz de mi padre,
y los luceros, carbunclos de la noche,
son mis «hijos».

Esta síntesis del mundo que llevo conmigo
a veces me sume en la tiniebla;
¡pero siempre me arrastra a la luz!

Oh naturaleza, ¿qué mal te he hecho
para que me castigues con una carga tan
desapacible?
Yo sé que vine del misterio,
pero los cambiantes de la vida son más inexplicables
que las flaquezas de la muerte, o que
la sencillez de la nada.
Tú no me podrás dar la alegría riente
de lejanos días y lejanos tiempos;
en ti vengo a curarme de viejos males,
en ti vengo a reposar.

El pájaro herido busca el antiguo albergue
de sus dichas.
Junto a aquella rama, yo soñé;
bajo la sombra de aquel árbol yo medité;
el susurrar del río ya no me sabe a música, pero a
un despertar próximo me suena.
Mariposillas: no voléis,
brisas: no entremezcléis mi cabello cano.
¡Siga mi frente erguida y luminosa como
una antorcha!

Este hueco de cañada me recuerda la vida
y esta placidez de soledad me quiere como
hablar de niñez.
Yo fui un niño como todos los otros,
aunque un poco más cándido y más triste.
De ayer a hoy, ¡qué abismo!
y de ayer a mañana, ¡qué universo!

Con moras frescas me teñí las manos
y tengo la mirada cansada de soñar cosas tristes.
El cielo que tengo por delante no es doloroso;
pero el horizonte de mi vida presente, sí que lo es!

El maíz brillaba en las manos del hombre,
la polla se internaba entre los matorrales,
el cielo se encapotaba sereno.
¡Quién fuera madreselva!
¡Quién fuera río!
¡Quién fuera cañada!

Flores,
flores,
flores.
¡Oh mayo!
¡oh dolor!

Tal cuando el sol tramonta,
y las nubes oscuras se entretejen de grana
y los aires se llenan de infinitos vapores;
tal cuando la torcaz da el grito que espanta la
nidada y el ruiseñor;
tal cuando las montañas que están por arriba de mi
cabeza sueñan;
tal cuando los árboles tiemblan y los arroyos cantan.

Relinchos de caballos en mi puerta,
más luego, pasos y voces;
a poco, un loco sobresalto de mi ser solamente;
en seguida, el sol, la alegría de los pájaros,
la mañana,
dos aldeanas rientes,
una mujer pálida,
dos niñas, sus hijas, enmascaradas de riguroso luto,
la cruz de un muerto,
mi estupefacción al ver, hasta el dolor
metamorfoseado de esa manera;
mi expresión: «vuestras lágrimas sean benditas»;
al momento, mi pretexto de buscar la lechera.

Después… el campo y yo con el campo y los
pájaros, solo.

Ligelia

Tengo una novia
trigueña y silenciosa
que me ama en las sombras.
Sus dientes son joyas de marfil
y sus manos parecen rosas;
tiene unos ojos mágicos que asombran y deslumbran
y ella toda,
es como una libélula que huye
no sé si es el temor
o un río que se desborda.
que me la roba
o un cielo sombrío que la guarda,
ello es que siempre sola
la descubro,
y cuando trato de atraerla a mi dominio se encoleriza como
[una loba;
y de mis artificios
vencedora
me contempla sonreída mucho tiempo,
y luego, cual una frágil ola,
parte dejándome aterido sin saludarme a veces
y otras,
dejando que me digan la punta de sus dedos
lo que sólo en la oscuridad confía a su alcoba
en un derroche de delirio,
cuando la media luna por sus jardines ronda.
Y sin embargo,
cuando en las cimas nace la aurora,
me advierte en las nubes que se deslizan ledas
y el encanto de las alondras.
Tengo una novia
trigueña y silenciosa
que me ama en la sombra.

Desasimiento

Era blanca
y me perseguía;
era pálida
y me perseguía;
era casi diáfana
y me perseguía.
Mujer,
¿no sabes que ya ho he olvidado la vida?
Mujer,
¿no sabes que ya yo he trocado mi corazón por un cayado?
Mujer,
¿ignoras que hasta la lumbre de mi sentir se ha
desvenecido?

La niña Pola

¿Qué será de la niña Pola,
que estaba en el campo,
que su padre figuraba tonta
y echaba a rodar a los vientos de la alborada su risa loca?…

Crepúsculo y alma,
ingenuidad y gloria;
suspirillos de un pecho que no había tenido pasares nunca,
inquietud de unos ojos que habían rondado por la montaña,
tras el arco-iris que los copúsculos tornasola…

Sobre blanco rojo,
y sobre rosado, moreno.
Brillo como aquel brillo, yo no he encontrado ni en
el diamante ni en el destello;
castidad parecida,
ni en la albahaca ni en el romero,
ni en la petunia, ni en la magnolia, ni en la paciencia;
(el sol de espaldas o el sol de hinojos junto al cerro…)

—Es muy tranquilo; pero me lleva catorce años.
(¡Oh, si supieras, cuántos abismos, cuántos obstáculos,
salvo en la tarde, salvo en el alba, parta tenerte junto a
mi sueño!)

¿Qué será de la niña Pola,
que estaba en el campo,
que su padre figuraba tonta
y echaba a rodar a los vientos de la alborada su risa loca?…

La sangre aborta, y a las miradas que están en éxtasis
no le es posible seguir el curso ya desarbolado de la
égloga!…

La siesta

La negra de los dientes blancos
me ha prometido
darme una cita junto a los naranjos,
a la hora de la umbría,
en el momento que gorgean los pájaros.

Se fue por la avenida de las acacias. Y en tanto
que unas cotorras la empalizada brincan
y ella por el andén se va alejando,
por mi memoria cruza la visión de otro cuadro,
vivido hace unos meses
en el campo.

La quietud y el bochorno
me van amodorrando,
y ya siento en mis brazos su cintura
y en mis labios sus labios;
tiemblan cual uvas sus morados senos;
y como un tronco al cual ya ha herido un rayo
cae su cuerpo por tierra, y en el bosque
los ruidos cesan por un rato.
Y ya desvanecido aquel mal sueño,
con los ojos fijos en el término vago
continúa mi impiedad, indiferente
como si nada hubiera pasado.

Río-pueblo

Alto.
Jocundo!
Pareces una bruma de noche…
El alba siempre te está aguardando porque presiente que te
entregarás pleno!…

Mejor tálamo jamás pudo soñar la muerte!
Mejor florón de inquietud jamás pudo imaginar la vida!
Mejor espejo de horizontaneidad jamás pudieron anhelar los
vastos horizontes.

¡Oh río; oh arteria; oh fuente,
que haces posible en el común momento la inalcanzable cima,
que recreas, alzándonos del rudo polvo de que todas las cosas
están hechas!

Si abajo, es el amor;
si arriba, son las nubes;
si tu rostro es la más dulce plática del viento!
Tú que has hecho posible que la montaña se desnude,
que se irga el árbol y que la pradera se peine!
Si un pájaro canta su armonía es espíritu
porque tú fecundas de ambrosía el gorgeo.
Corona eres que rodeas a Santiago
y serpiente de eternidad que aseguras el Norte!
Oh, las partidas sin partidas del Atlántico
que palpan a Europa y dejan a la América intacta!
Plumón de ensueño,
gasa de eternidad,
corazón de infinito…
Mis sienes esperan el descanso de tus márgenes
y a mis manos sobre tus ondas no le duele estar prematuramente
marchitas!

Río, iba a decir, puerto!
La lluvia cayó sobre la montaña.
Por el Este aparecieron tres astros de rostros minúsculos.
Pero el devenir de la Humanidad estaba parado:
entre la cruz y un alfanje jiraba su mente!

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MANUAL DE RESISTENCIA DE UN POETA [Mi poema]
Harry Almela [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Poeta, escúchame, coge una idea
la observas, la analizas, diseccionas,
la pones a orear, que otras personas,
al menos que haya una que la vea,
así diga con pan tú te lo comas.

Demuéstrales que sabes resistir,
que en eso de insistir nadie te gana,
si alguna estrofa ves te sale rana
cambiarla te lo puedes permitir
pues tiene más cartuchos tu canana.

Empieza a descubrir la competencia,
verás que encontrarás otros peores,
que gozan de la gente y sus favores
y agárrate al manual de resistencia
pues tienes que bregar cual gladiadores.

Seguir hasta morir, ese es tu sino,
pues siempre has de arrastrar versos a cuestas,
así sean adversas las apuestas,
poeta has de aplicarte en tu camino
llevando hasta el final las botas puestas.
©donaciano bueno.

Y tú, #poeta, tienes ya tu manual de resistencia? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Harry Almela

CARTA DE INTENCIÓN

‘No me salves de nada, poesía.
Abandóname desnudo a la intemperie.
No me concedas claridad. No me interrogues.
Voy sobre la cuerda inestalble de mi equilibrio
y estoy al tanto de lo que me espera.
Niégame página en blanco donde puedan retozar
los tibios conejos de mi infancia.
No me aturdas cuando llegue la noche.
Quiero vivir en paz en esta selva húmeda
sin claros ni caminos.
No me consueles cuando vengo de regreso,
ocúltame palabras para decir hastío.
Permíteme vivir mi carne como si fuera mía
y déjame ser el ángel caído de mi cielo.
Sé de los lugares donde enseñas
a pisar las uvas de la ausencia.
Conozco la sílaba informe de mi tiempo.
Concédeme ser la sed en mi diluvio’.

Capacidad de vuelo

Era la mañana
sacar otro caramelo de su envoltura
y el alimento de los conejos.

Ir desde el desayuno
hasta el patio de la trinitaria
donde el arco iris tiene pico de loro
y nombre de lorenzo.

El atardecer
esa posibilidad de convertirme en amarillo
viendo a la gente en bicicletas
saludándose.

La noche era
las harpías buscándome
porque yo estaba sin bautizo
y sin el miedo que ahora tengo.

Regresar
al tiempo de remolinos
y fuego en las montañas
del verano.

Qué capacidad de vuelo
me ha sorprendido esta tarde
con la puerta de la calle abierta.

*

Te amo
sólo por ventana.

Estoy asomado esta tarde
a un olor que ya no existe.

Tu patio sin mí
es sólo tierra
una sed transeúnte
un anillo sin dedo.

¿Qué puede una ventana
sin una infancia que la mire?

*

La muerte
es algo
que sucede
a los otros.

Pero esta tarde
una ausencia
fue suficiente.

Una palabra
puede ser la última.

Y esta línea

Pertenencia

Hojeo un atlas
para descubrir
la forma de Birmania.

Más tarde
salen a mi encuentro
esas líneas que tanto
nos inquietan: la palabra
no es el sitio del resplandor

En la montaña frente a mi pueblo
a esta hora
la noche también existe
y un pájaro celaje la contempla.

El sueño me seduce
mirándote en las fotografías.

Acaricio formas de la ausencia,
esa otra manera tuya de poseerme.

*

Esa ventana en el cielo
para irnos a otra parte
se llama luna.

La noche nos hunde.

En el sueño somos
la mitad que nos falta.

Y la muerte
pasa a veces
tan cerca
y uno no sabe.

CONTRAPASTORAL

el animal
baja la cabeza

hunde el hocico
en el lodazal
de su destino

lo pardo
de sus cerdas
llamadas por la muerte

la muerte

que siempre le ocurre
a los otros
*
mi pasado
y mi futuro no existen

lo tengo sancionado por ley
*
eres alguien que está solo
en medio de los otros

nadie se preocupa de ti
le eres indiferente
a los demás

eres un pobre secreto
bajo el sol
*
el maestro
te visita
en tu suburbio
más amado

frente a un mar
de espejos azules
y espumas congeladas
bajo un sol con asma

te acercas
para que reconozca
tu herida

te ignora

sabes algo de él
que le perturba

y se aleja
sin darte la mano
*
los impostores cantan
el himno de su ejército

te persiguen
por zaguanes
y almenares

tú te atas
al mástil de tu cuento

y yo te espero
incandescente

como el carbón escarlata
debajo de la basura
*
no me acuses
de homilías

lo que está
en mi naturaleza
es cristal

diamante de mi cuerpo
dentro de un diamante

es algo
que no podrás conocer
hasta que lo sórdido
te separe
*
el jorobado vive
en el patio trasero
tras la empalizada

quiere redimirse
de la cadena perpetua
sobre su alfombra de cadillos

y no es tu enemigo

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YO ERA UN NIÑO CONTRARIADO [Mi poema]
Marcos Díez [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Pues vino Dios a verme en el pasado
un día en el fragor de una tormenta.
Cuidar, dijo, de ti no trae a cuenta,
mejor será te olvides que aquí he estado.

Entonces yo era un niño contrariado
que a todo lo correcto me oponía,
buscando demostrar que no entendía
por qué querer soñar era pecado.

Mis padres, mis tutores, mis maestros,
a mi de dar consejos no paraban
diciendo por mi bien que me los daban
igual que hace el pastor con los cabestros.

Ansiaban señalar que mi insistencia
rayaba en prepotencia y en descaro,
lo que ellos afirmaban tener claro
haciendo apelación a su conciencia.

Mas yo nunca cedí, seguí en mis trece,
debiendo soportar sus gatuperios.
Hoy paso a visitar sus cementerios
y piden que me olvide y que les rece.
©onaciano bueno

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MI POETA SUGERIDO:  Marcos Díez

MISTERIOS

A veces, simplemente, desearía
crecer a la manera de los árboles,
estar siempre en mi sitio, ser el sitio,
dejar que el mundo sea lo inmediato,
jamás representarlo, pertenecer a él
como el grano de arena que no piensa en la playa,
como el hombre que no piensa en la historia.

A veces, simplemente, desearía
que habitase mi cuerpo
un idioma que nada significa,
no intentar descifrar ningún misterio.

Quizá el misterio sea
la más inútil niebla de la mente.
De Desguace, Visor, 2018

CRUJIDOS

Eran vigas oscuras, de una edad tan antigua
que no me era posible comprenderlas.

Sostenían el peso de la casa.

Tumbado en el colchón, sumergido en las sombras,
me arrullaban los cantos de sus viejas heridas.

Se comportan así las grandes cicatrices:
atravesando el tiempo,
elevando su voz cuando todo se calla,
ocupando el espacio cuando llega la noche.

ARCE

Ha roto el sol la tarde sombría del verano
y el arce del jardín ha encendido sus hojas.

Cuántas veces el alma se aclara o se oscurece
por leves accidentes ajenos a nosotros.

LA EVAPORACIÓN

Sumergirme en el mar
me lleva a renacer
en un ánimo nuevo.

¿Qué refrescan las aguas tan antiguas,
venidas de tan lejos,
que rodean mi cuerpo,
que lo toman y mecen?

¿Por qué me quita el mar
el peso de ser hombre?

¿Y por qué cuando salgo
y me seco en la orilla
comienza lentamente a evaporarse
esa sabiduría que yo había aprendido?

AUNQUE NO LO RECUERDES

Pasarán estos años
y dejarán en mí
las huellas más sublimes,
las de tu vida abriéndose camino,
machetazos de luz en la espesura,
tu risa como un claro,
como el aire que brota
en el centro de un bosque
tan cargado de oxígeno
que cantan los pulmones de alegría.

Pasarán estos años
y dejarán en mí
un rastro luminoso,
un faro como un ancla testaruda,
una razón de ser.

El yo se empequeñece
asomado a lo grande.

Tras estos años
ya nada será igual y, sin embargo,
te olvidarás de todo.

En tu memoria vívida
no encontrarás el rastro
de estos años primeros.
Sabrás lo que pasó
por las fotografías,
por las pocas historias
que llegarán a ti:
pobres migas de pan
que nunca harán justicia a lo vivido.

Te olvidarás de todo,
pero debes saber
que existe una memoria sin recuerdos,
un pozo cuyo fondo jamás podrás mirar,
un cuarto tan adentro
que te será del todo inaccesible.

Allí, como un cimiento
más hondo que el cimiento,
guardarás tú este amor,
aunque no lo recuerdes.

TEMPORADA DE DESCUIDOS

Bastó una temporada de descuidos
para que la maleza se adueñara
del pequeño jardín.
Con qué velocidad creció la zarza,
cómo la mala hierba fue ganando terreno
a aquello que plantamos buscando la armonía.

¿Existe la armonía?

Pregunto porque dudo que la armonía exista,
porque miro el jardín tomado por las cosas
que tú y yo despreciábamos y encuentro que es hermosa
la vida desatada, que hay luz en el desorden,
que existe una belleza sin nosotros.
Belleza sin nosotros. Editorial: Visor

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YO SÉ QUE LA DISTANCIA ES EL OLVIDO [Mi poema]
Francisco Javier Larios [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Yo sé que la distancia es el olvido,
que el día en que me muera olvidaré
las buenas tantas cosas que aquí amé,
y sé que aunque quisiera ya hacer ruido
ya nunca más lo haré.

Pues sé también que el tiempo y la distancia
un salto harán mortal en el vacío,
sufriendo en ese ambiente tan sombrío.
No arriendo ya el recuerdo la ganancia,
no existe el albedrío.

Y entiendo que ese tiempo de locura
que empieza cuando el ojo no ve nada,
pondrá el punto final a esa jornada
-no sirven ya los puntos de sutura-,
dibujo a mano alzada.

Que aquí queda el morlaco ya hecho astillas
a pachas con su intriga y con su historia,
a expensas venga un viento a la memoria
la queme como el fuego a las gavillas,
y ya quede su escoria.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDO:  Francisco Javier Larios

(Premio Estatal de Poesía en 1981)

Elegía de aniversario

Sé –mi hermosa Cinthia– que tengo los días contados
que ya no podré ser el mismo hombre
que acariciaba la tersura de tu cuerpo
con una constancia viril y apasionada.

Sé que los demonios del amor inconfesable
por fin me han alcanzado.

Sé que de hoy en adelante
cada paso que dé será difícil
como un vía crucis solitario, humillante y silencioso.

Sé que ya no habrá agua en tus fuentes
para mis sedientos labios.

Ni una posada abierta, ni un mendrugo de pan,
ni siquiera unas migajas de cariño sobornable.

Todo será polvo, todo será sombra, todo será olvido.

Sé que todo está por terminar –mi apasionada Cintia–
Y sin embargo me resisto a aceptar
ese destino fatal e inevitable.

Para conjurarlo conservo algunos amuletos:
Tu voz conversando en un idioma hermano.
La sonrisa radiante de nuestra pequeña flor.
Algunas cartas que juntos escribimos.
Y el recuerdo inolvidable de tantas noches compartidas
en las que ardieron nuestros cuerpos
como una hoguera de fuego inextinguible.

LA CAÍDA DEL ÁNGEL

(A la memoria de Ángel Ganivet García (1865-1898).Precursor simbólico de la Generación del 98).

I
Viajo hacia el norte, siempre hacia el norte,
hacia las tierras frías y brumosas.
Dejo atrás a mis aldeas
bañadas de un sol que enceguece
y a un país, que se va oscureciendo poco a poco.
Voy huyendo del fracaso
y la debacle inevitables,
perseguido por los feroces
demonios de la melancolía;
que ya están a punto de alcanzarme.

II
Soy un hombre enfermo de tristeza.
Soy barro, lágrimas, olvidos
y un extraño dolor que no dice su nombre.
Sólo tengo de ángel el agua bautismal
que no logra lavarme los pecados,
“mis alas rotas en esquirlas de aire,
mi torpe andar a tientas por el lodo”,
y el sueño impreciso de un edén subvertido,
bautizado antaño por beduinos sedentarios
como la erizada perla de los califas,
también llamada luego, aldea o patria de ceniza.

III
Voy buscando el fin de la tragedia
en el libro ignoto de los días,
con un desenlace que ya se había escrito.
Sobre las heladas aguas del río Dvina
puedo escuchar el canto seductor
de esa sirena que me llama,
inevitablemente a su regazo.

IV
Con el agua hasta el cuello
y al filo del naufragio
rememoro una infancia tan lejana y sombría.
Filigranas acuosas, estrellas doblegadas
ante el mentiroso reflejo de su brillo.
Tiempo líquido que fluye inevitable…
Ladrón de la tibieza perdida en aquellas manos
que maternas y amorosas me arrullaron…
Soledades maduras para cosechar de tajo.
Recuerdos que agitan el río
para dejarlo finalmente, calmo.
Agonía reveladora del instante: espasmos y fracasos;
caigo y me sumerge la pesada carga de la vida
y atado al cuerpo llevo el lastre
de inumerables sueños que no fructificaron.
Pero este suicidio será el único proyecto no frustrado.
La realidad es apariencia
y todo lenguaje, un engaño.

ÉXODO

Cerca de la soledad
en cuya esquina
esperan hacinadas
a que llegue
la mariposa de turno,
paredes de queso cuelgan
de la indolencia.

Es así como este poema
se ríe del interpretador de sueños,
y como, a salvo del estruendo,
florece vengativa la criatura de sal
que vendieran viejos autores
al precio de una fábula

Que no se envanezca Egipto con su Nilo,
pues mil de ellos hay
en el Sannil de Granada (2)

Por uno escaparemos mientras duerme el interpretador
un silencio feliz con su largo bostezo.

¿Adónde ir? A andar. A robar tumbas
A arrancarle
pulgas a las momias.

Que alguien
se atreva a denunciarnos
que acuda al lugar de los deshechos
y que esculque
la mentira.
Encontrará nada más
nuestros huesos
ociosos, llenos
hasta la saciedad de escape.

El interpretador de sueños
verá la hamaca inmóvil moverse y el sol
acuchillar su arena.

Pero ya iremos lejos. Lejos de toda adversidad. ¿O lejos
de toda libertad?
La piel de la pregunta infructuosa es ¡tan cantable!
Flores de sal la besan en amores sin templo.
Mueven sus pervertidos cuellos,
sus sodómicos tallos
en el centro del polen.

Esto no lo entiende el interpretador.
He ahí nuestra indescifrable victoria.
Nos ha hecho y ha extraviado
el mapa de su intento.

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QUÉ ES POESÍA Y QUÉ SER POETA? [Mi poema]
Tina Escaja [Poeta sugerido]New

MI POEMA…de medio pelo

 

Pues tú quieres saber qué es poesía
y esperas del que escribe una respuesta,
mejor será que te eches una siesta
y empieces a soñar. Pues no sabría
jugar no equivocando en esa apuesta.

Mas sé que debo y pido su amnistía
para esos que sembrando van las flores
e intentan que se expandan sus olores
y aciertan a dotar de fantasía
al verbo que es amor de mis amores.

Y admiro a aquellos vates que recitan,
-el don con el que un dios no me ha adornado-,
y añaden al poema recitado
las fuerzas que al espíritu levitan
por zumo de placer obnubilado.

Mas viene aquí lo triste, que poeta
yo nunca podré ser por más que intente.
Vacío el contenido, el continente
es falso cual lo fuera una maleta
sin nada que aportar. Muerto viviente.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDO:   Tina Escaja

Nebulosa del Cangrejo

Como la estela
de una barca en el alba
de la que nada queda
Sami Manzei

Apunte estelar.

El viaje inmediato perpetúa
el residuo.

Froición y agonía.

No hay regreso.

SATURNALIAS

Mascaradas de invierno

Los diablos cruzan arroyos y ostentan tenazas
y colmillos.
Saltan y afloran los Carachos,
persiguen a muchachas,
acogen con la lengua el devenir de un caos cósmico y preñado.

Pitones con naranjas en las puntas levantan las faldas
y lamen posaderas.
Aciertan con el falo en las pezuñas y en las sienes,
en orificios gratos
al cuerno de Dionisos.
Cae la noche.
La Obisparra llora el funeral.
El Cencerrón seduce en jirones colorados.
Canta el Moladillo. La Filandorra
mea.

En su cuna de piedra nace Mitra
y los pastores le entregan parabienes.
El tiempo se repite,
ostenta accesos de la carne y libaciones.
Deméter se prepara a la cita de la siembra inmediata,
mientras bailan y exponen sus vulvas
las mujeres.

El tiempo se repite saltimbanqui,
obsoleto.
El solsticio impone su ejercicio de quiebra
y entrega su aguinaldo a la diosa. El año nuevo nace.

La luna permea el ritual, juega a las damas

y pierde.
De 13 Lunas 13, Ediciones Torremozas

Mujeres del mercado

Mujeres del mercado
que posan rutilantes de cachivaches y frutos.
Catálogos de bananas,
confitura de anaqueles,
la família numerosa,
y el adorno por sombrero ocasional.

Las manos reposando
como pájaros cansados en un mandil de sueños suspendidos.
Manos sabias de insistencias y declives,
de manejos de casaba, pan de coco,
paraíso de tubérculos, comadreo habitual
que dibuja una sonrisa
interrogante
o espléndida.

La próxima a las legumbres elabora el desafío y el desplante.
La más joven delibera todavía su condición de ancla sorda.
Casi todas aquilatan su momento de letargo,
serenísimas y justas,
apaciguadas, rendidas.

Mujeres grandes y niñas
que venden en mercados de la costa, de los llanos,
en este lado y en todos,
que ventilan con su escoba cotidiana,
al final de la mañana,
el raro fruto marchito de las jornadas idénticas.

De amores y bares

Los pilares de cerveza que se elevan por encima de los muros. Superan los resortes del trazado al tiempo que ella espera, recostada sobre el marco de madera,
maltratada, carcomido,
espera
las manos enlazadas, la falda corta y de volantes, sandalias
deportivas
y el esmalte
colorado.

El cabello casualmente recogido sobre el hombro
invita la mirada hacia el declive adolescente
de unos senos apresados
en la franja de la tela.

Espera la muchacha con su filtro de sonrisa
al cliente de cervezas,
la caricia de palabras o el desplante,
el asueto de las tardes reposadas con afán de envergadura.

El grito y estupor desmantelados
por la senda de los trece.

En mapuche

Kütran: enfermo, enfermedad.
Kütrandwameln: afligir.
Kütre: vagina.
Kütran küyen: menstruación.
Küyen: luna, mes.
Küyentum: menstruar.

Mensa, mes, bendición, purgación, medición,
luna.

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MI POETA INVITADO:  Millán Cruz Hernández

Roto el hechizo de los sueños

Te dije adiós
y tú lo repetiste.
Ya no caminaremos juntos
como antes,
ni miraremos en la misma dirección.
Tampoco, cada noche,
cruzaremos los abrazos.
No me susurrarás,
ni yo contemplaré tus ojos.
Quizás alguna lágrima
resbale desde el alma.

Juramos vivir eternamente juntos.
Íbamos a morir juntos para siempre.
Me dices adiós
y yo te lo repito.

Mañana,
deambularemos entre otras gentes,
hablaremos de otros temas,
pensaremos otros sueños;
moriremos por otros sufrimientos.
Pensábamos seguir la misma senda,
acabar la vida juntos.

¿Te paraste a pensarlo?:
Adiós es separarse, olvidar el pasado,
cortar el hilo que nos unía.
A partir de hoy,
nos citaremos con otras personas.
El sol te calentará a ti,
a mí me calará la fría lluvia.

¡Cuántas cosas nos quedan por hacer!
Pero es momento del adiós.
Sin usar me quedan:
Abrazos para el cuerpo y besos en los labios,
caricias en las manos, palabras en la boca,
pasión en el corazón, aturdimiento.

No se puede luchar contra el destino,
ni siquiera el poeta lo consigue.

Cuando llega el momento del adiós
se abrocha la noche con el suelo,
se rasga el aire, sin hacer ruido
se rompe el hechizo de los sueños.

Naves, nubes, sombras…

¡Abrid los ojos!
¡Amad sin tregua!
¡Vivid deprisa!

Como las naves,
igual que las nubes,
como sombras,
como un fugaz relámpago
sin vida propia,
así pasan los hombres.

La vivencia breve,
la tímida existencia
es una interminable pasarela:
cual la corriente del río,
del mar las olas,
los pies ligeros del viento,
tal vez una mirada.

Tras otros unos
vamos desfilando
sin dejar siquiera
un rastro de humo,
ni tampoco huellas
como senda visible
que seres venideros
seguir pudieran.

En un parpadeo fugaz
se va la vida,
sin tiempo para amar;
un sueño de un segundo,
una quimera que termina
con la ilusión fundida,
en tierra sepultada.

Un beso traicionero
una mota de polvo
llevada por el viento.

La vieja encina seca

Cuando la tarde gris,
Ha doblado su cintura,
Como un monje erguido
Con los brazos abiertos
Que dirige al cielo su plegaria,
Con el hábito y cochambrosa,
Se mantiene de pie
La vieja y seca encina.

Pareciera vertebrar,
Con la vida del alma,
El espinazo de la tarde.
Una mano seca, encallecida,
Se muestra codiciosa,
Como queriendo extraer
Del aire pasajero,
El aliento de vida que perdió,
Un pellizco de carne.

Se muestra impasible,
No se inmuta:
La encina difunta
Con su lenguaje mudo
Manifiesta un oculto secreto,
Un saber de la vida
Que reserva humilde
En sus entrañas,
Donde su sangre quedó
helada para siempre
y consumida.

La vieja dama ya decrépita,
Con la carga de soles que soporta,
En su orgulloso tronco guarda
Con celo su oculto misterio.
Con la luz de la Luna,
Las sombras de sus brazos,
Nerviosas se agitan
Como si quisieran agarrarse
A las últimas historias de su vida;
Decir adiós, calladamente,
A las hermanas frondosas
Que sin hablar la miran,
Con su seco y apagado
Zarpazo de silencio.

BENDITOS SOPLAMOCOS! [Mi poema]
Juan Manuel Calvo [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

De niño me endosaban soplamocos
y hasta hoy que ya soy viejo lo agradezco,
y empiezo a sospechar si aún los merezco,
que nunca me olvidé sorber los mocos,
y de ello me entristezco.

Mi madre era muy ducha en los cachetes,
mas a ellos se aplicaba con cuidado,
si acaso no le daban resultado
me hacía un retortijo en los mofletes
o el culo me ponía colorado.

Mi padre solo usaba reprimendas
y a veces repartía los capones,
a tono con sus santas maldiciones,
no había ni admitía componendas
sacando a pasear a sus razones.

Mas supe pues mis padres lo decían,
y amén que lo dijeran demostraron,
que aquellos los azotes con que honraron
así fuera mayor me servirían
y en esto sí acertaron.

Mis padres se ganaron mi respeto
el tiempo que habitaron esta estancia.
Dejar quiero hoy patente en la distancia,
tal suerte por si ocurre que algún nieto
se aplique a la sustancia.
©donaciano bueno

Entre la #letra con #sangre entra y la permisividad hay un trecho? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Juan Manuel Calvo

Cupido

Este mundo que llega nos ha dado la vuelta.
Lo ajeno nos excita y el amor nos repele.
La luna se conforma con apagar la tele
y ver a los amantes dormir a pierna suelta.

Y el amor se complace con este nuevo apaño.
Su trabajo es más fácil, le deja más holgura
para que se distraiga. Y el amor, que madura,
ya no dispara flechas, para no hacernos daño.

El amor que no vuela se convierte en cariño,
y, desde ciego a bobo, sus sentidos apura
en busca de una nieve que cree que es armiño.

El mundo de la imagen ha roto la aventura,
y engulle lo que intuye que permanece niño.
A Cupido le han dado lecciones de cordura.

Misterio

Tu piel, cuando se aleja de mis labios,
se continúa en mí, junto a la mía.
Y, en tus ojos, lo oscuro se desvía
hasta dar luz a estos instantes sabios.

La duda rompe, y tu verdad, rotunda,
rescata los misterios de la vida.
La soledad, que ahora es compartida,
resucita el placer y nos inunda.

¡Cuánto tacto en la vida que despunta
en los dedos que buscan lo pequeño!
Qué maravilla esta ilusión que junta

hasta sentirse sueño de otro sueño
y respuesta del beso que pregunta
cómo continuar en este empeño.

Nevará sobre nosotros…

Nevará sobre nosotros el tiempo, poquito a poco.
Seremos, sin darnos cuenta, criaturas invernales.
Frío y viento por doquier, color de luna en el aire.
Nos sorprenderá el deseo de inventarnos en los otros.

Los recuerdos en los nidos del árbol de la memoria
Iniciarán ya sus vuelos incipientes y traviesos.
Las ramas viejas del árbol se irán acercando al suelo
Y confundirán con flores los colores de sus hojas.

Inventaremos pasados más bonitos que los nuestros
Y habitaremos en ellos situaciones tan reales
Que, de tanto ir y venir, nos acabarán sabiendo

Como se saben las cosas que en el fondo no se saben.
Cabalgaremos caballos que atravesarán el tiempo.
Y, al galope, llegaremos a no conocer a nadie.

ESTRAMBOTE

Arriba queda el fuego, lo que no es agua,
la energía que gira en remolinos
mientras decanta el ser.
De la humedad del agua y de su propio nombre
nacen maravillosas criaturas.
El agua grande y quieta es el reflejo oscuro
de la energía y la luz.

Cuando se abre la concha y nace el mundo,
la serpiente se ondula y se desplaza
y sus plumas de cielo piden agua.
Nace el número cero como centro.
Nace el poder que asume de la altura
su soledad de luz, y enturbia el agua.
Y la serpiente se convierte en piedra
y el rito se hace miedo y a voz grito.

Las hormigas del silencio van afilando la noche.
Costureras de senderos, tienden redes intrincadas
para atrapar los destinos que han crecido demasiado.
la noche se ha ido cerniendo por un colador de estrellas.
Ahora es solo noche y hiela.

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MI POETA INVITADO:  Andrés de la Orden

MUERE EL PEZ

Anoche
Vino cartófilo
a decirme que podia errar
eternamente con él.
Me aseguró, sobrio, sediento
Como el mismo Jesús al que negó
El último trago, que nunca
moriríamos
Hasta que Satanás y Dios se sentarán en el suelo
a juzgarnos culpables.
Tendremos tiempo, me dijo, para vaciar
Las próstatas edematosas
De tantos pecados y tantísimas
falacias, de sacarnos de carne joven
y de los gusanos
de la miseria.

Dudé por un momento.
Yo no he matado a nadie, contesté, esta
tu maldicion
No ha de ser la mía, yo quiero
Algún día
ser sepultado
y lloró.
Mientes, Longino, me contestó, tu lanza
Hiende el costado de Cristo
Cada vez que abres la puta
boca.
Editorial Balduque

NÉMESIS

Habrás sentido ese temor
que no comprenden los jodidos
ecógrafos
y esos buenos pastores que tuvieron
más que bastante
con sus vigentes
ovejas.
Quizás por eso me has hendido
esas zarpas que presienten
la aritmética gélida
de lo conveniente, será por ello
que has mordido y maullado recordando
al impúdico dios
de los mínimos
animales.
Pierde cuidado.
No será esta mano quien mensure
tu destino.
Has elegido la muerte en el intento.
Iré contigo pronto, tu amo, tu relente
lacrimal
a esa la multiplicación
de tu sangre.

MATAR PARA COMER ¡QUÉ ATREVIMIENTO! [Mi poema]
Juan Cobos Wilkins [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Matar para comer ¡qué atrevimiento!
Matar para vivir ¡qué desvarío!
Coger los pobres peces en el río
haciéndolos sufrir a fuego lento,
saciando así tu estómago vacío.

Matar y disfrutar ¡vaya impostura!
Matar y compartir sin sentimiento,
trocando al otro ser en alimento,
así lo hiciera dios, lo diga un cura,
matar es un fenómeno sangriento.

Por mucho que tuviera que aceptar
que el hecho no resiste a la memoria,
debemos revertir ya nuestra historia,
-que aquí no nos podemos resignar-
haciendo el signo al fin de la victoria.

Morir, vivir, ¡que gran contradicción!
que arrastra al que es humano a la deriva,
matar a un ser buscando que otro viva,
exijo a dios nos dé una solución
logrando sin matar se sobreviva.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDO:  Juan Cobos Wilkins

Corazón de nunca jamás

Abandoné Nunca Jamás
para entrar en tu corazón.
No supe
cómo me sucedía. Sólo intuí
-pero no quise interpretarlo- algún
obscuro signo: la escritura
similar al insomnio y el ensueño
igual a la escritura, evitar
a mis años la amenaza
ingenua del horóscopo o negarme
tres veces mi espejismo
en un espejo roto a medianoche.

Aún ahora
no acierto a comprender
a dónde huyó la Sombra, cuándo
venció el Pirata, si se hundirá
la Isla, pero escucho
mi adiós a aquella tierra
y como un niño en el exilio
llamo mi país a esa roja
víscera autista, el corazón,
tu corazón
de nunca jamás.

Cruza el mar rojo…

Cruza el mar rojo
el primer verso
y augura ya mi edén,
este iniciado
camino en soledad
que me profetizaba
-Escritura o Paraíso-
mi elección.

En la corriente

Mientras te amabas
sólo a ti mismo, no crecías.

Pero anhelaste amar y ser amado
y entonces ya
la corriente del río
se puso en movimiento.

Escrito en el libro

Si ladra cinco veces el perro en el jardín,
tus ojos, como entonces, vuelve hacia la ventana.

Aunque ahora diga te prometo
regresar cuando apunten
las yemas en el tronco por el que ascendíamos
a nuestra antigua casa,
cuando sea la luz de noche en tu mesita
la de quien en su vuelo
repetía
imbécil,
imbécil…
creo que me olvidaré.

Está escrito en el libro:
te olvidarás de mí
antes de la limpieza de cada primavera.

La isla

No la busques, la Isla
te encontrará a ti.
En esos bares
en los que siempre cenas solo,
en la obsesión por contemplar un día
la aurora boreal, en las horas
de fiebre cuando desde el escalofrío
de la sábana mirabas
cobijarse de la lluvia
a los inflados gorriones. Incluso
mientras, indiferente, escéptico,
oficias a un dios desconocido.

Donde estés
-entre el tedio o la frivolidad
fugitiva- allí
donde quiera que te escondas,
la Isla encuentra al náufrago.

La sonrisa visitada

Despatriado entre el olvido y hadas,
qué otro todavía soy yo.
Si aún conservo
mi primera sonrisa y a veces
esas tardes envenenadas que el corazón escarchan
como fruta de Navidad,
que lo empañan como fiordo en bruma, que lo dejan
de nuevo en aquel mismo andén
lluvioso donde nos despedimos, me atrevo
y otro que soy yo todavía -su sombra
de puntillas- se acerca
y la visito:
intacta
mi ex-sonrisa en el formol, se finge
-al verme- copia
de esa copia sin fin que es la Gioconda.

Menos uno

Tanto tiempo ha pasado y vuelvo
a ti, poema, ten piedad.

Ten piedad,
porque no puedo, no sabré
ya escribir muerte
como antes de la muerte
vivida de mi padre.

Ni amor
será la palabra que fue
y, sin metáforas, conocí
como el amor.

Apiádate, regreso
igual que el hijo pródigo,
desnudo y sin memoria, ten piedad,
poema, del que sabe
por qué todos los niños crecen
menos uno.

Mientras tuvo alas

En las piscinas celestes flota tu adolescencia ahogada.
Ahora el salto del ángel
sí es mortal
desde el vértigo
– altísimo
trampolín último-
se lanza
y cae.
Cae el cuerpo insumiso desnudo :
ondas
concéntricas abriéndose
hasta fingir disiparse en las prohibidas
láminas del reflejo donde, ahogada, flota la adolescencia.
Salto del ángel, desafío
a la gravedad, vuelo suicida contra esa impura
ley. Esto, y más no, es el cuerpo : ángel de asalto.
¿Libre?.
Libre yo de tus alas, libre yo de tus alas, libre yo de tus alas.

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MI POETA INVITADO: Andrés Ortiz Tafur

LLUEVE

No supe decirte que llovía.
Que fuera, no muy lejos,
donde vuelcan las montañas,
florecen los limoneros
y persiste el río grande
sin acordarse siquiera
de que aquí también respira.
Que tuve la idea
y no la intención
de llevarte,
pensando que amainaría.
Que traigo la última noche
en los zapatos
y la pena de tu falta
en una futura canción ya escrita.

NO SUFRAS

La gente que te deja de querer
siempre te ha querido mal,
a su modo,
mediante un tubo
que absorbe en una sola dirección.
Hasta que, en un momento dado,
estiman que la densidad de flujo es inferior a la deseada,
se emberrinchan por ello
y derraman el vaso.
Entonces te mojas.
Sí, al pronto llueve y sale el sol.
Y te sientes más ligera:
el frescor de una mañana
con todo un día por delante
para seguir queriendo.

MI PATRIA

Me independicé con veintitantos
y no hay un solo día que no eche en falta a mis padres.
Sin referéndum, no fue necesario:
ellos me dieron libertad de elección
y el comodín de los tupper.
E incluso, luego, tras su muerte,
he recibido la cesión de su territorio.
Esto ha sido lo más revelador:
descubrir que mi bandera nunca salió de su casa.

Traigo noche en los zapatos (Siltolá)

¿PERO QUÉ COÑO ES EL AMOR? [Mi poema]
Jorge Riechmann [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

De niño me dijeron que el amor,
aquello era decir lo que sentía,
sin trampas ni cartón, con alegría,
dejando se expandiera el resplandor.

Amor, el que al buen Dios se profesaba,
amor con que se ungía a los hermanos,
amor a familiares más cercanos,
sin nada a recibir que compensaba.

Amor a los demás sin distinción
igual fueran paganos o cristianos,
amor a sabandijas y a gusanos
abriendo a la bondad tu corazón.

Amor al que te trata con cariño
y al mismo que se enfrenta hecho una fiera,
que lleva en la pupila una alambrera
o suele con maldad hacerte un guiño.

Pues nunca se me habló de amor carnal,
incluso el desamor, de amor impuro,
amor que es resultado de un conjuro
mas propio de quien sabe es animal.

Amor que con el sexo se confunde,
sujeto a sus impulsos y deseos,
absorto a que se ciernen bombardeos,
amor con el placer con quien se funde.

Y hoy mismo yo aun no entiendo qué es amor,
si siempre ha de bailar con intereses,
y debo de admitir sin hacer eses
que amor es sucedáneo de dolor.
©donaciano bueno.

Y tú está seguro de lo que es #amor...? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Jorge Riechmann

Amantes embrollados, 1995

Amar puede ser
un aperitivo con sifón
en una mañana de colores ácidos

o puede ser zambullirse en un lago de montaña
nadar equidistante entre el cielo y el fondo
suspendido de un sol de extrema desnudez

Las buenas chicas no piden
la cabeza del Bautista sobre una bandeja

Ya sé que no eres una buena chica
pero piensa que la cabeza
de cualquier fantasma sobre bandeja de plata
desequilibraría a cualquier bailarina

Las cabezas parlantes
prometen la vida eterna con sifón
pero yo he elegido cocinar contigo
crear contigo follar contigo dormir
en el país que delimita
el aroma de tu cuerpo desnudo

Amor mío
olvídate de decapitamientos con sifón
Ven a nadar al lago donde ya estamos

Rechazar el sueño de la ingravidez
no implica renunciar a la caricia de la piel azul del cielo
ni del dulce légamo suavísimo del fondo
(De ‘El día que dejé de leer EL PAÍS’ 1997

Acción de gracias

El valor del amor no está en el amor
sino en tu alegría.
El valor de la lucha política no está en ella
sino en las cerezas, las muchachas y la buena atención sanitaria.
El valor de la libertad no está en la libertad
sino en la igualdad.
El valor de la igualdad no está en la igualdad
sino en la fraternidad.
Seguro que ya sospechas dónde reside
el valor de la fraternidad y no te engañas:
en la libertad.
El valor de tu alegría tampoco está en sí mismo
sino en el gozoso desorden
con que construimos horas de libertad
de cerezas de igualdad de lucha política de amor.

Pero estas cosas las sé
porque tú existes.
(De El corte bajo la piel y Baila con un extranjero)

Alabanza sucinta de la enamorada

Cada vez que me miras
nazco en tus ojos.

Alabanza tuya

Es malo que haya
gente imprescindible.
No es muy buena
la gente que a sabiendas
se vuelve imprescindible.
La fruta
ha de continuar atesorando sol,
no ha de menguar la fuerza del torrente
si por acaso un día
se pierden unos labios.

Pero
-y este pero me abrasa-
no puedo
decir que sea malo
que tú seas imprescindible.

Alianza

Un bosque entero ha regresado desde tu nuca
esta noche, lo he visto conciliador,
amigo, decididamente a favor
de lo posible, tú dormías
tras la severidad de las últimas jornadas.
No quise despertarte, me refresqué en tu pulso.
Las señales parecen indudables:
podemos auxiliar a tiempo, juntos,
al número dos de dios, al tres, a otros acaso.
Ahora es sazón de no olvidar los sueños.

2
Hueles
tan bien. Hay miel como hay sudor,
hay trigo y tierra. Yo lo veo y lo oigo resonante,
tan bien. Sabes tan bien gozar.
Preservas tanto instinto de la flor a la fruta.
Yo lo veo y lo oigo y te respiro y otra vez
te tomo abierta en nuestra mesa de viento.

3
He soñado
la salvación de tu sudor

defiendo
nuestra intimidad común
ante los estragos de este cielo sangriento

recibo
en la libertad de tu cuerpo marcado
la ligera prosodia del placer

he soñado
la salvación de tu sudor.

4
Luego en el filo de la sombra
bailas
iluminada por blanca lentitud, bellísima,
tajantemente viva, sabiendo en todos los poros
y en todas las arrugas del placer,
que es bien cierta la muerte, mas sólo empieza mañana.

Bienvenido al club

Eres uno de los pocos que podían aspirar a esto, en realidad
te estábamos esperando sólo a ti.
Hemos sabido siempre que eras diferente,
ahora ya has llegado: relájate y disfruta.

Nota cómo te crecen los músculos viriles
y pliegues cerebrales bajo las yemas de los dedos.
Nosotros vamos a volverlos rabiosos.
Tu piel adquiere un bronceado envidiable,
se te esponja la próstata, tus esfínteres conversan en inglés.
Ahora te tensaremos hasta la excelencia.
Nota cómo te crece una memoria mejor.
Eres otro, ya no eres quien eras,
nunca fuiste quien eras
pero tenías que llegar tan alto con nosotros
para saberlo.

Ahora ya has llegado.
Te lo mereces todo y nos lo debes todo:
te lo cobraremos hasta la última gota.
Bienvenido al club.

Elogio de la durmiente

Yacer despierto a tu lado
en el profundo cobijo de tu sueño.

Boca abajo, respiras
una canción de la tierra
que no recordarás al despertar.

Acompaso mi ser a esa canción.

Elogio de la superviviente

En tu cuerpo, escrito:
la infancia como una enorme sala húmeda
hospitales donde trasplantan cicatrices
una temible aguja que se abreva en tu piel
terror a cruzar puentes sobre las autopistas
diez años de indagación sobre el suicidio
desamor golpes y la más extrema
clandestinidad del llanto.

El cuerpo del deseo es el del sufrimiento.
Ahora yo también escribo en él
con esperma y con besos, arrastrando las sílabas.

Francamente: eres tan hermosa
que todas las mujeres son hermosas.
Nace mi lengua en tu boca de tabaco tibio.
Pero esto te lo diré de otra manera:
no hay más derrota que el morir, la muerte
de un solo trago o a sorbos. Y hasta entonces
sigue tu música y la lucha sigue.

Elogio del estar

Dulce es morir a veces de tu cuerpo,
dulce resucitar en tu mirada.

Dulce el crujir de la luz que abre las horas,
dulce la espera, dulces los estambres
que reparte tu mano tibiamente. Apenas
hace falta decirlo. quizá sólo
depositar las palabras en el quicio
de una ventana, donde las encuentres.

En definitiva: muy rico soy de ti,
hay música en el aire y en la cama,
todo valió la pena.

Elogio del placer en Sevilla

En qué pliegue de tu carne desdoblada
anidaba el placer

y por qué ahora
tras un vuelo instantáneo
dilata el magnolio
desborda el río
excede el vino la torre de naranjos

por qué respira tanto
en el pecho del mundo.

Por saber que tú existes–

Si te queda la mitad del desconsuelo
la décima parte
la milésima parte del desconsuelo

eres inviolable.

(Vulnerable, inviolable).

Si la algarroba te confía
un ángulo de dulzura en la boca
y conservas todavía en las palmas de las manos
el seco calor tan leve de tus muertos

seguramente eres tan vulnerable
como inviolable

y yo casi lo mismo por saber que tú existes.

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LA VUELTA HACIA EL PASADO [Mi poema]
Silvina Ocampo [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Hay veces que me vuelvo hacia el pasado,
son esos en que el alma se revienta,
que pienso que el vivir no trae a cuenta
y debo de mirar hacia otro lado
a ver lo que se cuenta.

Son veces que me encuentro confundido
lo mismo que si fuera un estropajo,
repique una campana sin badajo,
y encuentra que el tañir perdió el sentido,
cual pobre y sin trabajo.

La piel quiero arrancarme a cañonazos,
y noto como arrecia la tormenta,
el tiempo que aun me queda se descuenta,
no sirven para nada los abrazos,
y ves la luz se ausenta.

Quisieras tropezar con diez mil tiros
y ves que no resiste tu canana,
te vuelves a mirar de mala gana
y solo has de lograr entre suspiros
zurrarte la badana.
©donaciano bueno.

Se llama #desesperación...? Share on X

«Quien teniéndolo todo para ser feliz, no lo es, no tiene derecho a vivir».

MI POETA SUGERIDO:   Silvina Ocampo

Al rencor

No vengas, te conjuro, con tus piedras;
con tu vetusto horror con tu consejo;
con tu escudo brillante con tu espejo;
con tu verdor insólito de hiedras.

En aquel árbol la torcaza es mía;
no cubras con tus gritos su canción;
me conmueve, me llega al corazón,
repudia el mármol de tu mano fría.

Te reconozco siempre. No, no vengas.
Prometí no mirar tu aviesa cara
cada vez que lloré sola en tu avara
desolación. Y si de mí te vengas,

que épica sea al menos tu venganza
y no cobarde, oscura, impenitente,
agazapada en cada sombra ausente,
fingiendo que jamás hiere tu lanza.

Entre rosas, jazmines que envenenas,
¿por qué no te ultimé yo en mi otra vida?
Haz brotar sangre al menos de mi herida,
que estoy cansada de morir apenas.

Diálogo

Te hablaba del jarrón azul de loza,
de un libro que me habían regalado,
de las Islas Niponas, de un ahorcado,
te hablaba, qué sé yo, de cualquier cosa.

Me hablabas de los pampas grass con plumas,
de un pueblo donde no quedaba gente,
de las vías cruzadas por un puente,
de la crueldad de los que matan pumas.

Te hablaba de una larga cabalgata,
de los baños de mar, de las alturas,
de alguna flor, de algunas escrituras,
de un ojo en un exvoto de hojalata.

Me hablabas de una fábrica de espejos,
de las calles más íntimas de Almagro,
de muertes, de la muerte de Meleagro.
No sé por qué nos íbamos tan lejos.

Temíamos caer violentamente
en el silencio como en un abismo
y nos mirábamos con laconismo
como armados guerreros frente a frente.

Y mientras proseguían los catálogos
de largas, toscas enumeraciones,
hablábamos con muchas perfecciones
no sé en qué aviesos, simultáneos diálogos.

En tu jardín secreto hay mercenarias

En tu jardín secreto hay mercenarias
dulzuras, ávidas proclamaciones,
crueldades con sutiles corazones,
hay ladrones, sirenas legendarias.

Hay bondades en tu aire, solitarias
multiplican arcanas perfecciones.
Se ahondan en angostos callejones,
tus árboles con ramas arbitrarias.

Alguna vez oí el chirrido frío
de un portón que al cerrarse me dejaba
prisionera, perdida, siempre esclava

de tu felicidad que junto a un río
bajaba entre las frondas a un abismo
de intermitente luz, con tu exorcismo.

La llave maestra

La luz de su cuarto me habla de él cuando no está,
me acompaña cuando tengo miedo,
y siempre tengo miedo porque soy valiente;
oye su paso sobre los mosaicos de la entrada
va a su encuentro cuando abre la puerta lentamente
cuando lo espero, y siempre lo espero;
lo mismo es para la luz eléctrica que para la luz del sol,
lo mismo para el sol que la luna o la estrella.
Un tapiz forma la luz complicada
es la vida y siempre la vida.
Si me quedara ciega la vería con mis patas
o tal vez con mi frente cuando llega.
El tapiz no lo forma la luz sino su llegada, el sonido
que cambia de oscuro en claro.
El tablero de la luz tiene varias llaves
pero una gobierna el resto:
se llama la llave maestra.
Del mismo modo el tablero de mi luz
tiene una sola llave que gobierna las otras
la llave que está en sus manos.
Apagaría todas las luces si quisiera
pero yo cierro los ojos para no ver
la oscuridad que podría ser luz
para no herirlo.

Las huellas

A orillas de las aguas recogidas
en la luz regular del suelo unidas
como si juntas siempre caminaran,
solas, parecería que se amaran,
en la sal de la espuma con estrellas,
sobre la arena bajo el sol las huellas
de nuestros pies desnudos
tan lejanos, y mudos.
Dejando una promesa dibujada
nuestra voz entretanto ensimismada
se divide en el aire y atraviesa
la azul crueldad de la naturaleza
mientras solos cruzamos
la playa y nos hablamos.

Quiero morir si de mi vida no hallo…

Quiero morir si de mi vida no hallo
la meta del misterio que me guía,
quiero morir, volverme ciega y fría
como la planta que fulmina el rayo.

Si lo que ansío decir es lo que callo,
y si he de aborrecer lo que quería
sin asco y sin vergüenza hasta este día,
si todo lo que intento es mero ensayo,

será porque he vivido de mentiras.
Por no morir quiero morir. El viento
que suena entre los muros con sus liras

o el hibisco bermejo, o el fragmento
de la luna, siempre algo, hasta mi queja,
me deslumbra y me deja más perpleja.

Quisiera ser tu predilecta almohada…

Quisiera ser tu predilecta almohada
donde de noche apoyas tus orejas
para ser tu secreto y ser las rejas
de tu sueño: dormida o desvelada

ser tu puerta, tu luz cuando te alejas,
alguien que no trató de ser amada.
Huir de la ansiedad que está en mis quejas,
poder a veces ser lo que soy, nada,

no tener nunca miedo de perderte
con variación y honda infidelidad,
jamás llegar por nada a concederte

la tediosa y vulgar fidelidad
de los abandonados que prefieren
morir por no sufrir, y que no mueren.

Si la verdad se vuelve una mentira…

Si la verdad se vuelve una mentira,
si se vuelve dolor la dicha aviesa,
si se vuelve alegría la tristeza
con sus falsas promesas cuando expira,

si la virtud a la cual en vano aspira
mi vida frustra la habitual promesa,
si el corazón de odio o de amor me pesa
y al helarse cual mármol, aún suspira.

Si no pude enmendarme al recibir
la ingratitud de los que más he amado
ni pude ensombrecerme al eximir

de mi cariño a los que me han colmado,
será porque los dioses me han herido
del inocente horror de haber nacido.

Si soy en vano ahora lo que fui…

Si soy en vano ahora lo que fui,
como la blanda y persistente arena
donde se borra el paso que la ordena,
no he sufrido bastante, amor, por ti.

Ah, si me hubieras dado sólo pena
y no la infiel intrépida alegría
tu crueldad no me lastimaría,
no podría apresarme tu cadena.

Quiero amarte y no amarte como te amo;
ser tan impersonal como las rosas;
como el árbol con ramas luminosas

no exigir nunca dichas que hoy reclamo;
alejarme, perderme, abandonarte,
con mi infidelidad recuperarte.

Sobre un mármol

Tantos recuerdos juntos en el viento,
tantos jardines juntos que recuerdan
sin nadie nadie ya que los recuerde,
tantas fuentes con ángeles, sirenas,
tritones o cupidos o pescados,
tanto mar en el sueño hecho de mármol,
tantas flores de caña ya perdidas
detrás de las mareas de los ríos
y un “moriré o no moriré muy pronto”
que dicen deshojadas margaritas
en lugar de «me quiere» o «no me quiere».

Soneto del amor desesperado

Mátame, espléndido y sombrío amor,
si ves perderse en mi alma la esperanza;
si el grito de dolor en mí se cansa
como muere en mis manos esta flor.

En el abismo de mi corazón
hallaste espacio digno de tu anhelo,
en vano me alejaste de tu cielo
dejando en llamas mi desolación.

Contempla la miseria, la riqueza
de quien conoce toda tu alegría.
Contempla mi narcótica tristeza.

¡Oh tú, que me entregaste la armonía!
Desesperando creo en tu promesa.
Amor, contémplame, en tus brazos, presa.

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AL FINAL DE LA CARRERA [Mi poema]
Idea Vilariño [Poeta sugerido]New

MI POEMA …de medio pelo

 

Cada día que pasa es uno menos
o quizás uno más, según se mire.
No se puede alargar ni poner frenos,
nadie puede acercarle o que se estire.

Pues resulta que estaba equivocado
al pensar que el que espera desespera,
y es que el tiempo me viene a dar de lado,
no aparece y no está ni se le espera.

¡Qué le vamos a hacer si alicortado
quiso un día saltar hacia el vacío
a sabiendas lo mucho que hace frío!

Y hoy se encuentra que el tiempo se ha pasado
despistado ya al borde de una acera
esprintando el final de la carrera.
©donaciano bueno

De nada sirve #correr o sprintar al final...? Share on X

MI POETA SUGERIDO: Idea Vilariño

Ya no

Ya no será
ya no
no viviremos juntos
no criaré a tu hijo
no coseré tu ropa
no te tendré de noche
no te besaré al irme
nunca sabrás quién fui
por qué me amaron otros.
No llegaré a saber
por qué ni cómo nunca
ni si era de verdad
lo que dijiste que era
ni quién fuiste
ni qué fui para ti
ni cómo hubiera sido
vivir juntos
querernos
esperarnos
estar.
Ya no soy más que yo
para siempre y tú
ya
no serás para mí
más que tú. Ya no estás
en un día futuro
no sabré dónde vives
con quién
ni si te acuerdas.
No me abrazarás nunca
como esa noche
nunca.
No volveré a tocarte.
No te veré morir.

Amor

Amor
desde la sombra
desde el dolor
amor
te estoy llamando
desde el pozo asfixiante del recuerdo
sin nada que me sirva ni te espere.
Te estoy llamando
amor
como al destino
como al sueño
a la paz
te estoy llamando
con la voz
con el cuerpo
con la vida
con todo lo que tengo
y que no tengo
con desesperación
con sed
con llanto
como si fueras aire
y yo me ahogara
como si fueras luz
y me muriera.
Desde una noche ciega
desde olvido
desde horas cerradas
en lo solo
sin lágrimas ni amor
te estoy llamando
como a la muerte
amor
como a la muerte.

No supiste

Pobre mi amor
creíste
que era así
no supiste.
Era más rico que eso
era más pobre que eso
era la vida y tú
con los ojos cerrados
viste tus pesadillas
y dijiste
la vida.

Todo es muy simple

Todo es muy simple mucho
más simple y sin embargo
aún así hay momentos
en que es demasiado para mí
en que no entiendo
y no sé si reírme a carcajadas
o si llorar de miedo
o estarme aquí sin llanto
sin risas
en silencio
asumiendo mi vida
mi tránsito
mi tiempo.

Vive

Aquel amor
aquel
que tomé con la punta de los dedos
que dejé que olvidé
aquel amor
ahora
en unas líneas que
se caen de un cajón
está ahí
sigue estando
sigue diciéndome
está doliendo
está
todavía
sangrando.

Desnudez total

Ya en desnudez total
extraña ausencia
de procesos y fórmulas y métodos
flor a flor,
ser a ser,
aún con ciencia
y un caer en silencio y sin objeto.

La angustia ha devenido
apenas un sabor,
el dolor ya no cabe,
la tristeza no alcanza.

Una forma durando sin sentido,
un color,
un estar por estar
y una espera insensata.

Ya en desnudez total
sabiduría
definitiva, única y helada.

Luz a luz
ser a ser,
casi en amiba,
forma, sed, duración,
luz rechazada.

Si muriera esta noche…

Si muriera esta noche
si pudiera morir
si me muriera
si este coito feroz
interminable
peleado y sin clemencia
abrazo sin piedad
beso sin tregua
alcanzara su colmo y se aflojara
si ahora mismo
si ahora
entornando los ojos me muriera
sintiera que ya está
que ya el afán cesó
y la luz ya no fuera un haz de espadas
y el aire ya no fuera un haz de espadas
y el dolor de los otros y el amor y vivir
y todo ya no fuera un haz de espadas
y acabara conmigo
para mí
para siempre
y que ya no doliera
y que ya no doliera.

Tal vez no era pensar, la fórmula, el secreto…

Tal vez no era pensar, la fórmula, el secreto,
sino darse y tomar perdida, ingenuamente,
tal vez pude elegir, o necesariamente,
tenía que pedir sentido a toda cosa.
Tal vez no fue vivir este estar silenciosa
y despiadadamente al borde de la angustia
y este terco sentir debajo de su música
un silencio de muerte, de abismo a cada cosa.
Tal vez debí quedarme en los amores quietos
que podrían llenar mi vida con un nombre
en vez de buscar al evadido del hombre,
despojado, sin alma, ser puro, esqueleto.
Tal vez no era pensar, la fórmula, el secreto.
sino amarse y amar, perdida, ingenuamente.
Tal vez pude subir como una flor ardiente
o tener un profundo destino de semilla
en vez de esta terrible lucidez amarilla
y de este estar de estatua con los ojos vacíos.
Tal vez pude doblar este destino mío
en música inefable. O necesariamente…

Tan arduamente el mar…

Tan arduamente el mar,
tan arduamente,
el lento mar inmenso,
tan largamente en sí, cansadamente,
el hondo mar eterno.
Lento mar, hondo mar,
profundo mar inmenso…

Tan lenta y honda y largamente y tanto
insistente y cansado ser cayendo
como un llanto, sin fin,
pesadamente,
tenazmente muriendo…

Va creciendo sereno desde el fondo,
sabiamente creciendo,
lentamente, hondamente, largamente,
pausadamente,
mar,
arduo, cansado mar,
Padre de mi silencio.

No te amaba…

No te amaba
no te amo
bien sé que no
que no
que es la hora
es la luz
la tarde de verano.
Lo sé
pero te amo
ahora te amo
hoy
esta tarde te amo
como te amé otras tardes
desesperadamente
con ciego amor
con ira
con tristísima ciencia
más allá de deseos
o ilusiones
o esperas
y esperando no obstante
esperándote
viendo
que venías
por fin
que llegabas
de paso.

Pasa se va se pierde…

Pasa se va se pierde
no se detiene
fluye
mana incansablemente
se escapa de las manos
corre vuela a su fin
se desliza
se apaga
se aniquila
se extingue
se deshace
se acaba.

Quiénes son quiénes son…

Alma, Azul, Poema, Numen

Quiénes son quiénes son
metidos en mi vida
imponiendo ternura
espectros como yo
momentáneos y vanos
iguales a las hojas que pudre cada otoño
y no dejan memoria.
Quiénes son quiénes son.
Son éstos y no otros
de antes de después
frutos de muerte son
sin remedio sin falta
irremisiblemente
antes o después
muertos
tan fugazmente cálidos alentando y erguidos
y amando
por qué no
amando sin pavor
sin conjugarse nunca
la otra alma el otro cuerpo
la otra efímera vida.
Quiénes son quiénes son.
Qué camada de muertos para el suelo que pisan
qué tierra entre la tierra mañana
y hoy en mí
qué fantasmas de tierra obligando mi amor.

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DEJAR LA MENTE EN BLANCO [Mi poema]
Mónica Velasco [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Dejar la mente en blanco no es posible,
es cual fuera ese un banco sin billetes,
un preso al que le han puesto los grilletes,
un vaso con un líquido imbebible,
la huelga sin piquetes.

La mente está en constante movimiento,
se muestra diligente y laboriosa,
la mente es para algunos una diosa
que viene y va lo mismo que hace el viento,
pues ella es caprichosa.

La mente es un vestido con costuras,
que aunque haya un descosido no ve nada,
hay veces que te suelta una patada
y hay otras en que todo se ve a oscuras,
cual vaca ella es sagrada.

Mas no pienses que todas son iguales
que algunas hay que van contracorriente.
La mía, algo holgazana, es persistente,
si digo que la pongo unos bozales
se va por la pendiente.
©donaciano bueno.

Es lo mismo que estar en #babia o en las #batuecas? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Mónica Velasco

La lágrima del corzo

De Llumantia ilíquida. The Wavering Blaze

¿Qué nos importa, ya,
si oscurece la tarde?
¿Qué importa si el viento
nos trae a las pupilas
olor a incienso, a tierras altas?
¡Amémonos como lo quiere la vida!
¿No sientes el pulso suave
salirse entre los miembros?
¿No rompes en delirio en
esta estancia sin prisa,
en este abismo de flores?
¡Amémonos como lo pide el mundo!
Escucha al mar
cantar al fondo de sí mismo
esa canción profunda.
Escucha las aves hilar la tela
que sostiene al ruido.
Todo late esta tarde por nosotros
esperando el azar
de tu mirada, fortuita,
abriendo mi vestido

Comulga el ave con el aire,
el vuelo en el vuelo
Y la distancia o persigue nada.

Un océano de luces, vertical.
La rama flota en su música.
Recorta los perfiles solo el ojo
en la mirada.

Madre de una muchedumbre

Porque en la noche prende lo perdido.
Porque la noche no arranca
en su descenso húmedo
y no acaba de romper el firmamento,
yo llevo ahijados en mi cuerpo
todos los nombres.
Soy madre de una muchedumbre
y a todos conozco.
Pude ver hincarse las rodillas
y la frente del último bastión
de Atenas.
Entonces lloré como una niña
y mis cabellos mojados
mojaron al mundo.
La sangre precipitada
untó mis manos todas,
mi vestido.

Alejandría fue mi patria
con sus hombres.
Pescadores del puerto
me mordieron los pechos.
Yo en el Faro los esperaba
a todos, venidos de lejos,
con sedas de China,
con algodones de Indias,
con sus cansancios todos,
su soledad…
En mis caderas anchas dejaron
sus cabellos y muchos
lloraron hasta el alba.
¡Qué inmensa su canción!

Soy madre de una muchedumbre
que aún palpita en mi pecho y en mi
rojo vestido de flores
llevo a la humanidad.
Al viento lanzo mi oración perpetua
con los nombres de mis hijos,
porque en mis labios no muere
una sola y callada muerte
huérfana.

Recuerdo el nombre de los hijos
de cada selva,
cada línea de sus manos.
Recojo el llanto de sus madres
cuando en la noche recorren
el canto oscuro de las lanzas,
la piel del tigre.
Y recojo
el llanto y la marea
y la lucha de los hombres
que muerden las ortigas
del mar
hasta la aurora,
porque esos hijos me duelen
como duele la carne.

Soy madre de una muchedumbre.
A todos. A cada uno
conozco.

Ser noche que dispara
o ser dardo que acude.
Y ser en la noche
y en el dardo
el incienso que queda.

Urdimbre

¡Qué redondez la de la vida! Déjala
hacerse en el hilado de una abeja
tras otra, en la campana de la lavanda
de este huerto improviso. No reparan las
flores ni insecto alguno en mi estancia.
Aquí solo soy. Escucho morder
la breve madera por la avispa,
el aire que entre las ramas desgrana.
No hay luz que rompa contra
la piedra y no hiera en su propia luz.
La cascada olorosa, esta urdimbre
en tensión que es la tierra,
en su dicha me bastan.
Mis ojos han dejado de ser dos tigres,
al acecho, en la belleza,
escrutadores. Traspasados
de este incendio detrás de la pupila
son un aceite solo, que vibra,
noche aceitosa del mar y de lo oscuro,
en esta música inaudible y certera.

De Tus ojos sostienen el vuelo del pájaro

«Hay algo en el amor que pertenece
a este mundo»
GONZÁLEZ IGLESIAS, J.A.

Hay algo en el amor

Hay algo en el amor
que no nos pertenece. Que es fuga.
Algo como esta luz diaria
que no es nuestra tampoco.
Como el calor que deja el cuerpo
en las estancias, entre las sábanas.
Que se evapora y resiste de algún modo.
Respiro. Cuerpo de átomos el aire
me acontece y es la dicha.
El solo aire, tu dicha
en mi respiración.
A cambio sé que venceremos.
La fuga de tu aliento sobre el mundo
se curva entre las flores,
amenaza a la muerte,
sortea precipicios y ya solo
el viento puede ser
lecho de especias,
resistencia fecunda
de la vida.

Origen

Dejadme sola con los lirios.
En el silencio de mi voz
combada hacia los astros,
tejidos mis tobillos a la raíz
del olivo, en la maraña de la tierra.
Mi cuerpo silba en la cometa.
Los cabellos, levantados
por el polvo de la vida.

Siento la ubre de las hembras
en mis dedos alargados,
el roce del polen en las campanas,
el vello de mis brazos es arpa
para el viento.
El cuello sostiene los aromas
vencidos por la lluvia,
la verdad de las jóvenes bocas,
el néctar de las nupcias.
Mis labios emiten códigos indescifrables.
Flores de cerezo anidan mi frente.
Gorriones y jilgueros en cascada
coronan las sienes,
me trenzan los cabellos.
Dejadme este bosque purísimo,
las ciervas recién paridas
detrás de los helechos,
el blanco de la lechuza y sus ojos,
el amor en la garganta.

El sol se filtra entre los robles
y ya seca mi ropa.
Va cesando la música en mi pelo.
Se adormecen los pájaros.
Los hombros son lecho
de algún erizo ahora
y en mi pecho reposan las libélulas.

El vientre,
matojo de encinas,
nudo fértil,
es origen.

El envés de las hojas

El envés de las hojas
me habla más del amor
que su dorso.
Cuando el viento levanta
su lado más íntimo,
el que carece de brillo,
el que asemeja
la cara oculta de la luna,
siento que la luz toda
se adentra al nervio más humilde,
al menos precioso
y que se hace el milagro.

Hoja, apenas

¿Quién puede atestiguar que este temblor
no es vibración del mundo?
¿Quién si en las hojas
heridas del otoño no es donde
la frente Dios reposa o su latido?
¿Quién de este tronco
en su altura de bosque
no cantaría la dicha,
no la aurora?
Alcanzada la garganta del sabor.
Punzado el iris de mis ojos.
Soy yo contemplación y vibro,
hoja apenas sostenida
de su tallo.

De la escritura

Cuando mis ojos perfilan el roce
del ala en el aire,
descifran el fuego.
Cuando mi oído alcanza
la tensión del átomo en la vida.
Cuando mi piel inspira
la temperatura que fuera
de mí -en sinergia-
circunda y se inflama.
Soy el lobo al acecho de toda verdad.
Fiera de fauces y garras.
Encrespada. Devoro.
Después, el cazador de la noche
abrirá mi vientre y me hundiré,
de nuevo,
en la rutina del pozo
cargado de piedras.

Grafemas

El aire suspendido los comprende.
Conoce los grafemas que diluyen
su discurso. ¡El solo aire!
Cruzar entre los planos un ala
que abarque
la sola transparencia.
Soñar el trazo desligado de la letra,
dejar la sola palabra al azar.
Y vienen a mi casa con su lumbre.
Traspasan los postigos y los muros.
Todo es selva cercada, luminosa,
jardín donde las letras me recuerdan
la escala que tendemos invisible.
Mejor es no decir
y ser del vuelo.

Alas

La vi entregarse en su blancura,
-oleaje y vendaval-.
Tal vez se hiriese incluso entre las ramas.
Todo su ímpetu fue entrega o búsqueda.
¿Qué hallaría su pureza desnuda?
Aquel sonido brusco de sus alas
torpemente, como el albatros del francés.
¿Qué deseo llevó a este ángel,
-ramas, aliento, polvareda-
a adentrarse entre las hojas del abeto
y a olvidarse?

Soledad

Y se llenó el bosque de pájaros,
las cúpulas de pájaros.
Pasaron sobre mí antorchas, siglos
de pájaros.
Cantaban su canción polifónica.
Solo uno acompañaba mi tarde
en el tejado.
Su canto era el mío y era solo.
Dejó que se marcharan,
como piedras.
Volvió a cantar después.
Solo su canto solo.
Más allá de la niebla.

La escucha

La escucha, que es de salmo, está a la espera.
La entrega, en oración. Así los trigos.
No aspiro a nada más, pues ya lo es todo.
Esa es la danza que quiero de mi vida.
Aquí mi piel, mis órganos: arena.
¡Permeadme junto al agua,
erguidme junto al fuego,
levantada en la llama!
Conquistad en el viento cada grano
y dispersadme.
Añoro esa conquista en la extensión
sobre los bosques, los océanos,
valles sombríos donde no cupo la luz.
Cavernas solitarias del océano,
sabéis vosotras, también,
de su existencia.

No son los rayos del astro
ni el conjuro de la luna
su más puro reflejo.
Solo amor lo sabe.

Solo el signo

¡Solo me alcanza el signo!
Pájaro, rama, sortilegio,
fuente, pulso, latido.
¿Con qué el hilado me hilvana
al arroyo y a su música?
¿Qué parte de mí recoge
el viento y me hermana
con trigos y adobes,
el malva del tomillo,
la contundencia del cactus y su luz?
¿Cuánto de mí conoce el aire
y cuánto queda entre la música?
Solo signo yo,
presencia pura y pensamiento.

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NO ES LO MISMO SOÑAR QUE SOÑAR [Mi poema]
Mario Bojorquez [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Soñar es una válvula de escape
¡quién dijo que soñar no trae a cuenta!
el sueño es como el río que alimenta
al agua que no encuentra quien le atrape,
soñar, lo que es soñar, todo se inventa.

Soñando que soñaba desperté
mas quise recordar lo que pasaba,
y todo en mi cerebro se ocultaba.
Después, del pensamiento solo sé
que en medio la tormenta me anegaba.

Los sueños son la forma de incordiar
que tuvo que inventar algún malaje
tratando de enfangarnos ese viaje
y así no permitirnos descansar,
buscando de imponernos un vendaje.

Yo, puestos a elegir, soñar despierto,
al menos mientras sueñas tú disfrutas,
pues eres quien manejas las batutas
que marcan el compás de ese concierto.
pudiéndose evitar pasar canutas.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDO:  Mario Bojorquez

Memorial de Ayotzinapa

I
—Le dije a mi nahual—
Todas las formas están vacías
apenas un relámpago atraviesa
la piedra de moler
y el río
que corre abajo
hacia la tierra honda
es apenas el murmullo del agua.
Todo está vacío.

II
Mi nahual respondió—
Todo el tiempo rehuimos
la visión de las cosas vacías.
Todo el tiempo creemos
que asimos la realidad
intocada.
Ve allá y recoge los huesos preciosos
para que los hombres vivan de nuevo,
la vida está vacía como el pellejo de una fiera
Junta los huesos y en un barreño
muele los huesos
para que los hombres puedan vivir.

III
Me dijo mi nahual—
Ahora tendríamos que ir a buscar
los huesos preciosos
Están a flor de tierra
casi insepultos
Basta remover un poco
el polvo
y encontraremos
los huesos calcinados
400 fosas hemos de escarbar
hasta encontrarlos
en Cerro viejo, en Cocula, en Huitzuco
Con las uñas partiremos la tierra
con las uñas y un poco de saliva

VI
Debo tomar ahora
camino hacia el Mictlán
lugar temible
a donde van a dar
las inocentes almas
Ahí el Señor y la Señora del oscuro recinto
me negarán los huesos
Trampas para mi muerte me darán
me darán la muerte como un regalo muy ansiado

VII
Me dijo mi nahual—
No te aflijas con eso
toma a 43 surianos
del «río de las calabacitas»
y condúcelos a «donde serena la noche»
Ahí morirás para que todos vivan
Sólo si mueres los dioses te darán un lugar
para que nadie olvide
un lugar para que la muerte sea memoria
alegre
ahí donde la muerte ondea como una bandera de justicia
Que no te aflija eso

XV
Éramos —le dije a mi nahual—
43 los del «río de las calabacitas»
y yo, pero yo no cuento ni tú tampoco
éramos, entonces, 43
los que cruzamos la noche

XVII
Me dijo mi nahual—
Debes soplar tres veces
el caracol sin agujeros
invita a los gusanos y a las abejas
y a los Avispones
para que hagan hoyos
por donde soplar
sopla fuerte
antes de que te arranquen la cara

XXXII
Después
ya no me acuerdo bien
si yo iba en el piso de la camioneta
empapado en mi propio rojo o en el de algún suriano
El que estaba a mi lado, el paisa, el comité
ya no respiraba ni latía
Pensé —es mi nahual—
y sí era pero también era el que me estaba pateando las costillas
lo miré sin ojos
ni cara
Se asustó al verme
Yo también era el desollado
pero me dio más fuerte.

Brooklyn Bridge

Desde la otra orilla de lo que digo
se tiende un puente para llegar a mi palabra.
Cada vez que pronuncio mi nombre,
mi nombre vuelve a mí desfigurado.
Cada que digo agua, el agua vuelve viento,
el viento fuego, el fuego mi nombre exacto
pero mucho más pleno, y más desconocido.

Tiro palabras, nombres, versos a la otra orilla
cada vez,
y cada vez anuncia nuevas intensidades
de lo que no conozco.

Habría de arrojar sobre este puente
aquello que no digo, mi silencio,
para que alguna vez vuelva poema.

Expresso at Soho

Yo soy ese que toma café
bajo los cascos de los caballos
He venido desde la Zona Río en Tijuana
Desde el Cecut a probar sus cubos de azúcar
No confío en el Village ni en sus antros clásicos
me gusta el SoHo barrio de pintores y galeristas
y en el mantel individual manchado de menta
le digo a mi amigo Poncho que aquí
y en Saint-Germain-des-Prés
en Les Deux Magots
el café sabe igual
que en El Taquito de la Leyva

Querella

Leixe pia e praderia
De Vigo ia em romaria
Castelo de São Miguel
Casa Dom Affonso El-Rei

Pelo vizinho rio Minho
Ia sozinho o caminho
Castelo de São Miguel
Casa Dom Affonso El-Rei

Ia comigo meu Amigo
De Vigo com’eu lhe digo
Castelo de São Miguel
Casa Dom Affonso El-Rei

Hugo Vidal

-el mejor áureo sueño de la plata-
Eduardo Lizalde

Escucha cómo late tu sangre
Cómo pierde el oído su pulso acelerado
Escucha el ardor de las venas bajo la coraza de tu piel
Súbete en el caballo desbocado de tu sangre en la vena
Dale sangre a tu vena
Dale vena a esa sangre para que corra

Ahora que ya es tuya
Que vas con ella montado en su sonido
Observa que cojea que su potro ha quedado mordido por el hambre
Que un destino ha baldado su galopar esbelto
Que se oxida la grupa

Corre en tu sangre los caminos vedados a la conciencia
Siente la espina injertada en el casco

Dices que el amor es una fruta artera
Una pulpa de sangre en boca codiciosa
Que es mentira que alegra corazones de sapo
En lluvias prisioneras

Luego te reconvienes
Que el amor es el fuego que sustenta a las bestias
Que es una fiesta sacra donde se es a un tiempo ofrenda y oficiante
Al final te has callado
Y ese silencio tuyo ha dejado por fin
Todo todo
Todo tan claro

Como si lentas costas en mar embravecido
Te dejaran al puerto la única salida
Y de tu baja sombra el pie en la orilla
Mordiendo una esperanza de fallido naufragio
Alza entonces la cara
Y enfrenta donde otros abajan la mirada
El futuro que asoma en tus pasos de tierra firme

Después recordarás tu pie en la arena
Como una memoria feliz de un tiempo ya pasado
Y el sostén de tu pie donde el abismo impere
Servirá para andar en el aire
Como aquel que ya sabe
Muy bien dónde es que pisa

Me llaman Sombra
En el tendido hueco de un árbol que me acoge
Me dicen ese nombre porque nadie se atreve
A ver en mi costado la marca de los días
Es costillar desnudo de lo que ya se fue
Y no vuelve

Yo asiento con un gesto
Me acomoda saber que no soy nadie
Que no importan mis penas ni el pasado
Que para siempre fue en mi cuello una carga

Esa sombra se mueve sin un cuerpo
Pensarán
Y hay algo de razón en su sentencia
Qué sino sombra habrá de ser aquel
Que ha quemado sus naves en la costa serena de la vida

Yo me cubro las piernas con las ramas
Sombra del árbol
Voy con él o me quedo
Para siempre plantado en el camino

Escribes para injuriar lo que de ti es sagrado
El golpe artero en la raíz del ansia
Que no te deja ver

Sabes que ninguno será mortal
Asumes la distancia objetiva
Que te permite evaluar lo que es literatura

Cada hachazo en la corva
El tajo que afilado te sangra en la muñeca
La amargura del vaso en tus labios de almendras

Escribes para injuriar lo que de ti es sagrado

Saludas amablemente al que te ha injuriado
Intercambias algunas frases decorativas y sonríes al aire
Aparentas interés en sus asuntos y haces observaciones recatadas y aceptables
Eres sincero
Eres cordial
Por esa razón la injuria te toca en todas partes

Edicto

Mas qué é o que diz?
Qué é o que dize o vento
As frores o rio?

Dizem que meu amigo
Ó doce stormento!
Pelo ar cinzento
Voltará até mim

Hugo Vidal

Dios asiste. Y acato
Abigael Bohórquez

No se vuelve del sueño
Donde aquel que fuiste
Lanzó su vida por senderos distintos
No se vuelve
No hay camino posible para volver de ahí
Ni siquiera podrás regresar al huerto que alimentó aquel sueño
Allá te quedas

La apariencia
Desnuda
Afila
Tus huesos carcomidos
Sobre tibias y fémures
Alzas una memoria
De lo que no es aquí
Si no recuerdo
Y el tumbo de los muebles
Al rozar tu esqueleto
Resuena una música triste
(de El deseo postergado, 2007)

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EL TIEMPO, LA FUENTE, LA VIDA [Mi poema]
Rafael Arráiz Lucca [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Hoy sentí que la vida se escapaba.
La vida ya se sabe es una fuente
que existe mientras que hay agua corriente,
se seca y se acabó lo que se daba.

Se escapa entre los dedos de las manos
el tiempo que se sabe que es la vida,
la fuente siempre sangra por la herida,
el tiempo con la fuente son hermanos.

La fuente a echar más agua se resiste,
el tiempo va saltando a la torera,
la vida ya no está ni se le espera,
no puede parecer lo que no existe.

Que ayer salí a la calle, estaba oscura,
la fuente un vendaval había arrasado,
el tiempo ya otra novia se había echado,
no pudo soportar tanta amargura.

Lo dice ese refrán, con una mora
la mancha de otra mora se destinta,
la fuente verterá ríos de tinta,
el tiempo ya no admite más demora.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDO:  Rafael Arráiz Lucca

SERVICIO COMPLETO

En los controles de la lavadora
seleccioné el programa B lento
para algodón, lino y cáñamo,
esperé la conclusión de los pasos de la máquina.
dispuse luego la secadora
en su programa rápido,
planché con atención todos los dobleces
como repasando su cuerpo entero con el hierro,
coloqué sus cosas blancas
en la misma maleta que trajo hace diez años.

Horas después apareció por la puerta,
le ofrecí las últimas palabras de mi amor
entregándole la ropa limpia en la maleta,
le dije adiós
para siempre.

LA PETIT MORT

No hay dicha mayor
que el jadeo ansioso
de una mujer feliz.

Si la vida tiene sentido,
es tu cuerpo quien se lo otorga,
cuando lo roza la muerte
para seguir viviendo.

 ALMACÉN

Abrigué durante años la esperanza
de hacer un poema que fuera un fresco
de todas las cosas que me afectan;
pensé admitir algunos hechos
que me hicieran extrañamente feliz;
quise hacer un texto largo
donde la enumeración estuviera sustentada
por cuatro o cinco observaciones inteligentes,
una estructura de secuencias,
como si mis ojos fueran una cámara
repasando un galpón, deteniéndose, formando
un discurso que resaltara un trasto viejo,
como el par de zapatos de tap de mi tía bailarina
y una lavadora que motivó un poema anterior.
Vi los versos como cuando veo una casa
y gozo con los cuadros y los muebles
porque ellos definen a sus dueños;
vi los versos hablando de mí
como hablan los objetos,
supuse la aparición de las cosas en el almacén
como fueron llegando a mi vida,
desde siempre o adquiridas por mi suerte.

Tantos años estuve gestando este poema
que sus cosas ya no existen:
han desaparecido en mi memoria
por el infinito beneficio del olvido.

Tercer milenio

Estos son los años
más tristes de la historia.

Nos ha tocado oir el rumor
de la maleza ahogando los maizales,
hemos visto los espacios reducirse
hasta abolir la distancia,
han hecho con nuestros huesos
una tuerca que aprieta el horizonte
donde nadie asoma la cabeza.

Tiempos opacos éstos
cuando lo único cierto es la mayoría
marchando eufórica sobre el cadáver
de la excelencia.

Tres

El animal de peltre que desde hace años me acompaña
resopla sobre la hornilla como un silbato de tren.
Voy en su auxilio: soy un devoto en pos de sus iconos.
Mientras vierto el líquido del amanecer,
sobre el herido pocillo de barro,
recuerdo la máxima recurrida y utópica:

“El mayor trabajo del hombre
es la búsqueda de la felicidad.”

Me asomo en la ventana del espejo
para ver mi sonrisa pronunciarse
sobre el crepúsculo que me refleja.

¿Quién esplende en mi mirada?
Veo los ojos de mi madre en los míos:
sus cejas levemente protuberantes,
como unas discretas cordilleras,
cayendo sobre los párpados.
Ahora vislumbro la sonrisa de mi padre en la mía:
su rictus para desenvainar el brote perspicaz de la ironía.
Creo ver en el mentón partido
la misma división que llevaba mi abuelo
desconocido y rescatado en el desván de las fotografías.

¿Qué hay de mí en esta pieza cubista
en que se me convierte la cara,
cuando logro separar sus partes
y brilla la autonomía de sus causantes?
Algo debe haber,
pero lo distinguirán mejor mis herederos,
los que llevan en sus maletas el compás medido
de los trayectos y los puntos equidistantes.

Eugenia

Además de tener dispuesto para el momento de tu aparición
el viejo moisés que usó la abuela,
el dibujo de un perrito en la pared,
una despensa de ungüento
para hacerte las cosas menos ásperas
y escarpines de muchos colores
para que vayas reconociendo la pluralidad,
se me ocurre que, si hubieses podido,
me habrías exigido un pequeño manual,
algunas instrucciones que indicasen
las precauciones necesarias.
Por lo pronto, es apropiado
que vayas sola e irresponsable
por el imperio de tu mundo;
con el tiempo irás sabiendo
que la impunidad no existe,
que sólo hablan los hechos,
que, si te creíste segura,
estabas totalmente equivocada.

Para cuando aquellos que te trajeron
estén ansiosos de conocer tus habilidades
para cuando termines por comprender
que los muchos aviones que pasan, pasan
si no te calificas para subir sus escaleras,
para cuando sepas que el asunto eres tú
frente a la molicie de las cosas
estarás –con toda razón– aterrada;
entonces, podrán presentarse muchas rutas:
que optes por una certeza universal
y enfrentes el mundo con la verticalidad de los imbéciles,
que te hagas de una coherencia unívoca
hasta terminar indemne,
pero sin entender los acontecimientos que se dan
por los cuatros puntos cardinales
o, también, que no quieras saber nada de nada
y te dé por coleccionar arañas, manchas en el techo
e inveteradas rutinas que te mantengan absorta,
aunque para nada así parezca.
Tantas avenidas puedes tomar.

Yo, pocas cosas puedo decirte
salvo que la alegría ayuda como pocas
a seguir en la cubierta del barco, respirando;
que si alguna de las virtudes es indispensable,
la tolerancia es la primera:
ella te regalará la lucidez
y algo que todos dicen buscar sin descanso:
la paciente y esquiva justicia,
siempre hábil para escaparse
como los peces babosos de los ríos.

Guadalupe te dirá
de las infinitas bondades que prodiga las observación;
ella podrá abrirte las ventanas de la sensualidad:
no dejes de entregarte a las pasiones que despierta,
no te niegues al tacto y al olor
que los cuerpos y las cosas despiden
para que nazcan los diálogos;
así, tus inclinaciones hallarán
los interlocutores propicios,
y cualesquiera que ellos sean,
dispone al intercambio, porque allí,
en el sitio de recibir y entregar,
están las claves pasionales del mundo.
Ya que el regreso al sitio de donde saliste es imposible,
hazte algunas casas parecidas:
la casa larga del afecto
es una vieja certeza en esta tierra;
la casa donde se apuesta porque las cosas no sean así,
sino algo parecido a tu primera inocencia,
es incómoda y hermosa como las grandes montañas.

Si crees encontrar en mis palabras alguna claridad,
no te engañes; hablo desde la confusión.
En esta eventualidad
probablemente viva un secreto:
la vieja clave de ni dejarse llevar
por el juicio final;
deja a los mediocres el íntimo acierto
de creerse dueños de la veracidad
y busca la trastienda,
ama la duda y, más que a ella,
ama a quienes la ejercen con nobleza;
no creas en las respuestas primeras
si no vienen del rayo de la intuición
de quienes comparten tu precariedad,
afinca tus pasos en las calles largas
y, cuando te venza la fatiga,
convérsales a tus compañeros de ruta, para encontrar
el eco de tu cansancio y la fuerza,
la terquedad de la ternura.

Arráncale el sentido al lugar común:
estamos solos en el mundo
porque, más allá de escucharlo mil veces,
es tan cierto como la fragilidad de estas letras
y tan preciso como que la capital del paraíso
es la fiesta de tus primeros años.
del libro Terrenos (1985).

Casa del Paraíso

V
La luz de mis ocho años fue
el sol del mediodía en la piscina:
aquella ruda victoria de vencer el agua,
el terror de sumergirse y no salir
(sólo te visito, infierno,
Si estoy seguro de poder dejarte).

Casa de mar

IX
Para cuando estos peñeros hagan agua
ya habrá un sitio de los dos
con algún muelle para resistir el viento
y dos vasos que llenaremos
a ver si la vida se hace más nuestra.

Para ese tiempo quizás
un loquito histriónico correrá por los pasillos
hablando incoherente de crespos y alegría.

Para cuando llegue
el velero que nos lleva hacia otras playas
ya habremos matado a la muerte.

Para ese entonces que puede ser ya
estaremos más desnudos.

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MI POETA INVITADA: María Belén Milla Altabás

Tres o cuatro cosas

Desangelada y acompañada del alumbrado público
amé en el fondo de una ciudad grave
como se ama en las ciudades graves
con imágenes limpias de las llegadas
con herramientas de calor
aprendiendo a temer lo que habla
terso y boca abajo:
un tipo de amor alejado, cociente, mi
novio aritmético ensayando su mejor
valor cuantitativo: un pétalo de algo
mi novio arrítmico
y el número de sus hermosas
circunstancias donde me afilaba los bordes
donde toda la crueldad del país
se comía como un pastel decorado
nuestro mejor capital social
mi corazón, no
lo maten
su ánimo es controlado, solo
un carasucia emocionado
parece un encaje de novia, parece Navidad
parece un
ganso dormido
si yo fuera el mejor niño cazador
diría de la vida tres o
cuatro cosas
apretaría tres o cuatro cosas
cargaría a las presas sobre mis hombros
tocaría mi caballo hacia la izquierda
hacia el lado flaco
acumularía todo lo más líquido
no sería poeta
no atravesaría dócilmente las ventanas
solo tocaría mi caballo
y sus variaciones de caballo: un poco de tristeza
como un trapecio
un movimiento claro muy solo
sin lírica sin suavidad: un caballo endurecido
odiado, ningún sujeto delicado solo mi
caballo tocado
solo mi presa
tendría la sonrisa luego muy
juntita
como una cicatriz en la cara
nadie me cargaría dócilmente
sobre los hombros

San Sebastián

Tal vez me yergo
esperando a ocurrir
erguido mi amor dije
completaría la más vertical de tus regiones
pero me encontré de casualidad al fondo
de tus cosas, la intrusa
dije soy el pájaro más oscuro de este lugar
tal vez me desangre con belleza si
hay alguien para notarlo
solo atravesada por flechas se toca
lo divino
oh lo demás es
solo un juego
en el que cambiamos cualquier sustancia por
su efecto moviéndose en nosotros
si somos una serie continua de transacciones: mi
amante, el marido de otra
me lleva hacia el lugar en que nos otorgamos valores,
un conjunto establecido bajo otras premisas
un lugar con peso concreto, medible
donde uno se inicia
y se acaba
no procrearemos ningún hijo que vaya
a repensar el mundo
ningún hijo nuestro se ablandará por
nosotros
no habrá renovación de fe
no se moverá el afecto
mi amante dice
me tienes extraño
chisporroteando, su forma
de trasladar la luz
y procede a besar el costado pelado, el costado
que no tiene palabra, algo de mí
lo recibe y puedo
verla con claridad
puedo ver
la columna a la que me atan.
Guillermo Escolar Editor

EL CIELO SE HA QUEDADO SIN CAMPANAS [Mi poema]
Justo Jorge Padrón [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Hubo un tiempo perdido en la distancia
que el cielo a mi me amaba y era mío,
comienza cuando empieza la lactancia,
se fue poquito a poco a su albedrío.

Un tiempo que ha pasado en un suspiro,
sin nadie en la atalaya me avisara
de forma que pudiera darle un giro,
consciente que no hay dios que lo parara.

Posible es que tuviera que pasar.
Borrando la distancia en mi camino,
inútil, no se puede ya avanzar,
no hay goma de borrar para este sino.

Que el cielo se ha quedado sin campanas,
que puedan observarse en el espejo,
-desnudas de esperanza las mañanas-
sé un día han de tocar pues ya soy viejo.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDO:  Justo Jorge Padrón

EL POETA

Ved a este hombre ignorado, ése a quien se desdeña
por el don esencial de su palabra.

El que ama la belleza como a la libertad
porque ambas son la fuerza de su fuego.

El que contra el poder injusto se rebela
ejerciendo su grave disonancia.

El que ilumina la palabra sol
cuando la escribe, y cuando dice pájaro
el aire es una ráfaga que canta en la maleza.

El que hasta el límite su verso pule
como labrado acero por defender la vida
de cuanto late y crece y vuela y sueña.

El que escucha los mundos lejanos de su mundo
y absorto nos trasciende un nuevo espacio.

El que rompe las trampas de la pena
y la esclusa de toda agua estancada
por adentrarse lúcido en su fosca planicie.

Ese mismo que un día abre una grieta
hacia la muerte para nunca ser
un guijarro atrapado en el muro del odio.

Sólo muere la mano que te escribe, 1985-88.

¿QUIÉN ERES TÚ, PALABRA?

¿Quién eres tú, palabra? ¿Qué persigues?
¿Qué susurro deslumbras en mi herida?

Te escucho y no te alcanzo. Te espío en mi zozobra.
Acaso eres un astro diminuto,
el sueño de una piedra en el agua dormida
o la luz desterrada de la escarcha
tras un viento apacible que se esfuma.

En mí te voy buscando, cayendo como un ciego
dentro de ti para palparte y verte
con el tacto y la calma, para escapar contigo,
distante de lo ingrávido o lo inmóvil,
muy lejos de ti, muro, y de ti, tiempo avaro.

Fúndate en mí, palabra, horada mis pupilas.
Quiero oír en tus frondas la canción de la niebla
y edificar contigo el latir de la magia.

Sólo muere la mano que te escribe, 1985-88.

Desde el fondo del vino una mujer me invoca…

Desde el fondo del vino una mujer me invoca
con un riesgo sinuoso. Su cuerpo se ilumina
como exaltada llama empañada de invierno,
como enterrada lluvia rompiendo sus latidos,
deshaciéndose en música envolvente,
tan desolada y bella, hasta cegarme.

El oro fascinado de su risa
me lleva hasta el delirio de celebrar su cuerpo.
Con su hechizo me invade desde el aura
de su rosa sombría, que absorbe en su corola
el absoluto tiempo que viví.

Y así, preso y errante, en su inquieto perfume
tibiamente lejano, me destierra en el vino
bajo la maldición de su recuerdo.

El eros de la muerte

Crueldad, quiero tu lengua, tu inteligencia oculta
de perversión feroz y a la deriva,
contaminada en las maquinaciones
del placer que enmudece, despertando
la insidia y el peligro de tu experiencia única.

Qué enjambre de caricias en el nudo
con el que aún reclamas la posesión suprema.
Seguir, merodear de forma subrepticia
hasta ir descubriendo este delirio
atroz que se enardece por entrar y expandirse
en el fuego del daño y el desmayo.

Impaciente deseo tu cuerpo cenagoso,
maduro como el vicio que a sí mismo corrompe
con su olor a azahares ultrajados,
a estrellas que en el vino se disuelven.
En él presiento el odio que palpita
en su voltaje oscuro de noche y de marea,
por alcanzar la sangre, cuando el beso
insaciable la busca y la aniquila.

Ah, sombría violencia fascinada,
que encuentras tu destino en la tensión mortal
con que dos cuerpos duros se engastan, se penetran
hasta la raíz misma de sus limos,
allí donde la furia es la pasión
y el miedo de no ser el fulgor de la muerte.

El espectro del ansia

¡Qué sensación de nunca se hace umbría en tus ojos,
qué sinuosa evidencia desolada,
de vacío sin fin ante la posesión
entregada, desnuda e imposible!

¿Quién puede consolar este deseo
que está perdiendo el ser entre lo vivo?

¿Eres tú, inocencia demoníaca,
en la inmisericorde tentación,
la que reclama aún este fuego de médulas?

La pasión ha secado su hontanar.
Ya eres el desterrado de tu cuerpo.
Te escarba y te persigue el espectro del ansia.
El tacto se extravía en los ciegos sentidos,
anhela su redoble y no lo encuentra.

Agotada la copa enhiesta de la llama
se apagaron las luces de la sangre,
y en el desasosiego del futuro,
esa voz sin piedad de tu exilio sentencia:
Sólo lo que has perdido es tu desierto.

En el amanecer te desvaneces…

En el amanecer te desvaneces.
Sólo queda tu sombra entre mis manos,
una presencia de aire, anhelo y sueño y risa
que disipa su incendio consumido.

Con desesperación busco tu cuerpo,
el fugaz testimonio, ese deleite
de toda tu fragancia derramada,
cautiva todavía por mi piel.

Relumbras por mis médulas como un latido unánime,
como una ciega música que habitara en mi oído,
con su calor, su vibración de fondo,
su presencia invisible en el silencio.

Cruzo de la pasión a la demencia
persiguiendo tu espectro, el espejismo
de una imagen que asciende por la escala nocturna,
llevándote desnuda entre sus brazos.

Algo invisible fluye a nuestro lado

Acaso despedirse de la vida
sea contar las veces que nos quedan
por habitar las cálidas costumbres.
Quizá estas tibias cosas cotidianas
ofrezcan las imágenes de lo que un día fueron:
encuentros soberanos con la luz
o con ese misterio fugaz de la hermosura,
la voz de una mujer, aquel poema,
cierto instante encantado del crepúsculo,
cuando el aire se incendia en los balcones
y el valle como un cuento se duerme en sus palabras.
Algo queda latente en nuestros labios,
un gozo, una inquietud ante lo impronunciable,
y la brisa remonta la torre del jazmín
y susurra leyendas de amor y de nostalgia.
Algo invisible fluye a nuestro lado,
el delirio estelar, la música del cosmos
palpitando en su espera deslumbrada.

Es tan raro el amor por uno mismo

Sigo en la oscuridad sin rostro. Sufre
el niño solitario que palpita en mis ojos,
perdido en la espiral de la congoja.
Él nada pide, escucha un porvenir desnudo.
Está oscuro y ausente y ya no me sonríe.
No sé cómo inducirlo a la alegría
Con mis lágrimas calla y no puede dormir.

Parte soy de la niebla que no me ama.
Un latido delgado me anuda a lo que vivo,
ya no sabe si soy lo que aún soy
o soy lo que me niega tercamente.
Es tan raro el amor por uno mismo
que en su frontera tiembla con su envés
y a veces se intercambia o se suprime.
¿Cómo entender entonces la súbita piedad,
la sinrazón de un odio que a veces se conmueve
mostrándome su helada transparencia?

Hoy es tu corazón un tacto inútil

Con la certeza del que nada aguarda
abres sin prisa la cancela antigua
y escuchas los lentísimos
pasos, que no parecen tuyos,
en la escalera gris.
Ninguna voz te ofrece su calor,
andas a oscuras, nada
te lleva a tu rincón, ni tan sólo la música,
ni los viejos poetas, ni las gastadas cartas
de amor son esta noche
para ti compañía.
Pasan por el recuerdo los perdidos
nombres que en otro tiempo
honda fe dieron a tu juventud.
Llega el rumor del viento,
el tedioso vacío de tu vida,
y en él te reconoces,
porque amas al que fuiste
y percibes la ausencia
de tus mejores días.
Hoy es tu corazón un tacto inútil,
lo sabes y no puedes engañarte
y aún dejas que la impávida memoria
se lleve cuanto amaras,
cuanto perdiste en esta tierra estéril:
aquel hondo temor que acaso siempre
tuviste por la vida: tu fracaso.
Pero nada te importa ya, y contemplas
por la ventana el árbol más tenaz,
llenas tu vaso y piensas:
éste es tu patrimonio de hombre solo.

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ELEGÍA AL 13 DE JUNIO DE 2014 [Mi poema]
Javier Adúriz [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

¡Nadie lo podrá evitar, la derrota se avecina!
Sobre la yerba cansina, la maldición va a empezar,
los corsarios en la mar blanden con saña tal zaina
sus sables que han de afilar. Y hasta llueve en la colina
y esas lágrimas divinas sangre lloran de pesar.

¿Por qué olvidados ya están aquellos tercios de Flandes?
dios, que genios tú nos diste y otros que fulgor darán
¿no ves que estos caerán? ¡no te humilles, no te ablandes!
¡por los que murieron ya, por los que fueron tan grandes,
lanzo un SOS de aquí a los andes, que vuelva el Gran Capitán!

No permitas, por favor, que en la América querida,
donde millones de vidas te ofrendamos a ti, dios,
¡campeones!, deban volver al inicio de partida
o allí dejarse perder en tumba tan desabrida
¡veta que en tal situación la selección diga adiós!
©donaciano bueno

El pasado día 13 de junio se produjo un acontecimiento triste, en su partido ante Holanda, en el hasta ahora exitoso recorrido de la selección española de fútbol, campeona de mundo y de Europa. El autor recrea este hecho y pide al altísimo que no les abandone.

MI POETA SUGERIDO:  Javier Adúriz

El gato

No llores, Lulita, no me hagás de todo esto una tragedia.
¿No ves? tuve razón: estaba escrofuloso. ¿No viste, no lo viste,
lo errático que estaba, su poco pelo, ese cansancio de hambre?
Lo que no sabíamos era su gana de muerte. A la final
fue de cajón el sórdido desplome hacia el machimbre.

Qué vas a hacer, mi amor. No hay que llorar. Y menos
acá en la basura…A más, a quién le importa, decime.
A quién le importa si subía o bajaba del cielo por la noche.
A quién le cabe si miraba o remiraba con odio. Amarillos
los ojos, los tiene cualquier gato. Cuantimás este maula

que hizo lo suyo duro. Sin ardor en exceso, sin lamerse
con furia las heridas…Por dios, aquí hay olvido nada más…
Tomá, gasta un trago….Si me oyeras, si me oyeras un poco
lo que hablo. Ya sé que era tu príncipe. Y qué, y qué.
No nos sacó de ésta, ¿no? A a quién le importa tu compasión,

los años de incierto entendimiento. Ese mirarse a los ojos
como quien mira a alguien, a la ternura, a un compañero…
Comprendo, el fin de la ilusión. Lo comprendo de veras.
Pero no me hagas de esto una elegía. Lo juro, yo te entiendo
que sus pulgas comían tu congoja. Y qué, por dios, y qué.

Miremos juntos otra vez lo alto en lo sucio de la noche.
estamos solos, Lulita. Y me quiero reír y así no puedo.
Por favor, acariciame, acariciame un poco. Si el olvido
es el don de la miseria. Te lo ruego, Lulita, detesto
lo bandengue. No concedás la emoción enferma.
(Buenos Aires, 1948-2011)

¿Oís el río?

¿Oís el río, Okusai? No está lejos.
Tiene el sonido ambiguo de la vida.
Son como cascotitos limpiándose
con la corriente, algo múltiple.

Prestá atención. Detrás del ruido
se ve el nacimiento rudo de las cosas,
eso íntimo, desesperado, casi, casi
enorme en su notoria nimiedad.

¿Oís, Okusai? ¿Ves? No necesito
que me pongas esa cara de tintorero
feliz. Dejate ir nomás, un poco.
¿O vinimos nada más que para esto?

Piercing

1.
Hijo, qué sorpresa me das
con ese sólido arito colgándote del iris.
Pasear un cuerpo atado a las pulsiones
es inquietante sí, por lo que sabe
a revuelta generacional…
Lo nuestro fue más ensoñado siempre.

¡De verdad!, no creo que hayamos sido
unos ilusos mejores o peores. Que yo sepa
el sol salía igual que para ustedes
mientras el mar batía los acantilados.
Fuimos masacrados nada más.
Quiero ser directo, disculpame.

La diferencia radica tal vez en los matices.
Como ayer, la historia hierve como ácido.
No te rías. Por qué buscar solución
en la materia, si la cuestión del espíritu urge.
Pero es cierto, no tenemos casi derecho a importunar:
la ley del fracaso no levanta la voz.

Aun así, guarda un vago consuelo
sostener pensamiento sobre casi todo.
Opinar fue la forma de ser libres. Sí,
más mentira para más verdad…
No me pegues. Nadie te quita la palabra
aun cuando sea tan gestual lo tuyo.

Y no sabés, querido, cuánto reconforta
que hayas resuelto confiarme el sueño.
……….Aplicarte un ancla en el escroto
no suena nada mal, habida cuenta
que parece otro gesto sobre el aquí y ahora,
esta turra injusticia que nos ahoga a todos,

eso tanto más viejo que nosotros,
que vos y yo.

2.
Viejo, siempre en estado de pancarta.
No entendés nada. (Tampoco hay tanto
que entender, poner el cuerpo nada más.)
Me hablás de espíritu. De qué espíritu
hablás. ¿No ves que eso de ser libre
brilla sólo en tu baldosa? ¿No ves
la radiación por todas partes?
Vivís entre abstracciones. No quiero ir
a tus libros ni al pasado. Entre otras cosas
porque ahí estás vos y tu ficción
de perdedores. No quiero terminar
llorando y ¿sabés?,
me voy a perforar el cuerpo y pintar
la carne hasta que se me dé la gana.
Digo,
¿por qué no fumamos uno de los buenos
y la seguimos disueltos en el humo?

El nadador

Las últimas piletas son agrias. Llueve
tanto o más de lo pensado, aun
cuando los jazmines revienten
y las enredaderas se aúpen a los árboles.
Creeme…, no se puede creer. Los huesos
hablan y el animal afina por debajo
una canción indescriptible. Igual,
no se quiere dejar de sonreír.
Hay algo en los recuerdos, vale decir,
en el seco ahora, en el puro y desaforado
ahora, que no importa demasiado
si el resto se vuelve confuso y breve,
fragmentario. Lo interesante está aquí,
en este aquí del tiempo, aunque la casa
finalmente esté sola… o vieja… o devastada.

para Jorge Olivero

El circo de las masas

La tele es una fiesta, circo y arena de las masas.
No es casual, hay que abombar, cerrar los ojos
y por la raja del párpado absorber el estímulo,
mandatos de compra y venta de equilibrio social.
Con artes combinadas, exhiben lo que sea
para mantener un orden delicado: que te dividas
y así reinar en el iris de la nada nula. Es fuerte
considerar que vivimos de acuerdo a estamentos
de consumo. Primer nivel, los usuarios compradores,
franja de la felicidad estúpida y compacta. Después,
como en Metrópolis, el escenario en sombra del abajo,
lo no visto y vivido por las multitudes, hombres
en racimo procurando su día sin poder entender.
Pero más abajo aún, los desechados. Los feos,
los enfermos, la discapacidad lacerante, lo inútil.

Una fiesta. El noticiero colorido de un programa pasó
el otro día, con narrador transido y música blandita,
lo asombroso: hubo que llevar una grúa a cierta casa
para rescatar a una obesa de su cama. Con claridad
se veía el bulto de algo que era sufriente. El error
de la naturaleza y aun así, con reflexión y ansia.
Adónde va esta cosa malograda de carne, adónde.
A quién le importa, si estamos fijos, subyugados
de tornasol local y siniestra exhibición publicitaria
dándole máquina a un afán, cuya norma es no saciar.
Qué hábiles y oscuros procesos se ponen al tablero
cuando vemos lo que vemos, distraídos de todo.
Un fascismo social, con otros gorros y entorchados,
es lo que vemos ahí. El abandono de nosotros mismos.
Sí, tal vez con apagar la tele, se venga al trote y pronto

la revolución…

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MI POETA INVITADO: Juan Peña

Premio Hermanos Machado

DON DE LA VEJEZ

Era hermoso su cuerpo.
Y la luz de su carne y su tersura
se apagaba y quebraba
lentamente,
al ritmo de las noches y los días.

Vidas que no se rompen
por un azar infausto,
que se agostan y mueren
por las leyes del tiempo.

Bendita sequedad,
que es dictado del tiempo.
Bendita esta fealdad
de asperezas y arrugas,
este triunfo que iguala a la belleza.

APRENDIZAJE

He aprendido a morir.
Nada me quitará la muerte
que no me haya quitado
tantas veces la vida.
Editorial Pre-Textos

A LA MORCILLA DE BURGOS [Mi poema]
Pablo de Rokha [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Rellena, redondita y alargada,
por fuera tan morena y roja dentro,
jugosa, la anfitriona de este encuentro,
sencilla, complaciente y tan mimada.

De niño te adoré despanzurrada,
bailando revoltosa en el caldero
la jota con tu gracia y tu salero
moviéndote al compás de la mesnada.

En Burgos se forjó tu nacimiento
de apodo renombraron de moronga
estás predestinada a un final cruento.

Y es tu alma la que encierra el condimento,
-pues hecha de mondongo, eres mondonga-
ilustre y tan sabrosa ¡qué alimento!.

Asada, en guiso, frita ¡me contento!
gustosa si es revuelta, tan oronda,
morcilla, aquí hoy te erijo un monumento.
©donaciano bueno

Y al caldo, que le den #morcilla? Share on X

La morcilla de Burgos es un embutido a base de sangre de cerdo y arroz típica de la gastronomía burgalesa. A los ingredientes mencionados se les añade cebolla, manteca de cerdo, sal, pimienta, pimentón, orégano, y otras especias. La tradición oral dice que debe ser: «sosa, grasosa y picosa»

La ensalada y salpicón
hizo fin; ¿qué viene ahora?
La morcilla. ¡Oh, gran señora,
digna de veneración!
Baltasar del Alcázar

MI POETA SUGERIDO:  Pablo de Rokha

La forma épica del engaño

El mundo no lo entiendo, soy yo mismo
las montañas, el mar, la agricultura,
pues mi intuición procrea un magnetismo
entre el paisaje y la literatura.

Los anchos ríos hondos en mi abismo,
al arrastrar pedazos de locura,
van por adentro del metabolismo,
como el veneno por la mordedura.

Relincha un potro en mi vocabulario,
y antiguas norias dan un son agrario,
como un novillo, a la imagen tallada.

Un gran lagar nacional hierve adentro,
y cuando busco lo inmenso lo encuentro
en la voz popular de tu mirada.

Círculo

Ayer jugaba el mundo como un gato en tu falda;
hoy te lame las finas botitas de paloma;
tienes el corazón poblado de cigarras,
y un parecido a muertas vihuelas desveladas,
gran melancólica.

Posiblemente quepa todo el mar en tus ojos
y quepa todo el sol en tu actitud de acuario;
como un perro amarillo te siguen los otoños,
y, ceñida de dioses fluviales y astronómicos,
eres la eternidad en la gota de espanto.

Tu ilusión se parece a una ciudad antigua,
a las caobas llenas de aroma entristecido,
a las piedras eternas ya las niñas heridas;
un pájaro de agosto se ahoga en tus pupilas,
y, como un traje obscuro, se te cae el delirio.

Seria como una espada, tienes la gran dulzura
de los viejos y tiernos sonetos del crepúsculo;
tu dignidad pueril arde como las frutas;
tus cantos se parecen a una gran jarra obscura
que se volcase arriba del ideal del mundo.

Tal como las semillas, te desgarraste en hijos,
y, lo mismo que un sueño que se multiplicara,
la carne dolorosa se te llenó de niños;
mujercita de invierno, nublada de suspiros,
la tristeza del sexo te muerde la palabra.

Todo el siglo te envuelve como una echarpe de oro;
y, desde la verdad lluviosa de mi enigma,
entonas la tonada de los últimos novios;
tu arrobamiento errante canta en los matrimonios,
cual una alondra de humo, con las alas ardidas.

Enterrada en los cubos sellados de la angustia,
como Dios en la negra botella de los cielos,
nieta de hombres, nacida en pueblos de locura,
a tu gran flor herida la acuestas en mi angustia,
debajo de mis sienes aradas de silencio.

Asocio tu figura a las hembras hebreas,
y te veo, mordida de aceites y ciudades,
escribir la amargura de las tierras morenas
en la táctica azul de la gran danza horrenda
con la cuchilla rosa del pie inabordable.

Niña de las historias melancólicas, niña,
niña de las novelas, niña de las tonadas,
tienes un gesto inmóvil de estampa de provincia
en el agua de asombro de la cara perdida
y en los serios cabellos goteados de dramas.

Estás sobre mi vida de piedra y hierro ardiente,
como la eternidad encima de los muertos,
recuerdo que viniste y has existido siempre,
mujer, mi mujer mía, conjunto de mujeres,
toda la especie humana se lamenta en tus huesos.

Llenas la tierra entera, como un viento rodante,
y tus cabellos huelen a tonada oceánica;
naranjo de los pueblos terrosos y joviales,
tienes la soledad llena de soledades,
y tu corazón tiene la forma de una lágrima.

Semejante a un rebaño de nubes, arrastrando
la cola inmensa y turbia de lo desconocido
tu alma enorme rebasa tus hechos y tus cantos,
y es lo mismo que un viento terrible y milenario
encadenado a una matita de suspiros.

Te pareces a esas cántaras populares,
tan graciosas y tan modestas de costumbres;
tu aristocracia inmóvil huele a yuyos rurales,
muchacha del país, florida de velámenes,
y la greda morena, triste de aves azules.

Derivas de mineros y de conquistadores,
ancha y violenta gente llevó tu sangre extraña,
y tu abuelo, Domingo Sánderson fue un HOMBRE;
yo los miro y los veo cruzando el horizonte
con tu actitud futura encima de la espalda.

Eres la permanencia de las cosas profundas
y la amada geografía llenando el Occidente;
tus labios y tus pechos son un panal de angustia,
y tu vientre maduro es un racimo de uvas
colgado del parrón colosal de la muerte.

Ay, amiga, mi amiga, tan amiga mi amiga,
cariñosa, lo mismo que el pan del hombre pobre;
naciste tú llorando y sollozó la vida;
yo te comparo a una cadena de fatigas
hecha para amarrar estrellas en desorden.

El viajero de sí mismo

Voy pisando cadáveres de amantes
y viejas tumbas llenas de pasado,
cubierto con cabello horripilante
del gran sepulcro universal tragado.

Acumulo mi yo exorbitante
y mi ilusión de Dios ensangrentado,
pues soy un espectáculo clamante
y un macho-santo ya desorbitado.

Mi amor te muerde como un perro de oro,
pero te exhibe en sus ancas de oro.
Wínétt, como una flor de extranjería.

Porque sin ti no hubiera descubierto
como una jarra de agua en el desierto
la mina antigua de mi poesía.

A la manera de antaño

Gran hogar patriarcal lleno de nidos,
de muérdagos y rémoras felices;
un pan de sal para los días idos
y un pan de mar para los días grises.

La proa afronta contra la ola ( heridos ),
a los corsarios sobre cien países,
o andamos por la aldea atardecidos
tragando sol o cazando perdices.

Le invade de chacales la retórica,
pero yo echo la orinada histórica
sobre sus catres de metales blandos.

Y aunque toda la horda nos acosa,
medio a medio de los caminos, rosa
de humo y piedra, la tribu está brillando.
«Dinamo» 1925

Autorretrato de adolescencia

Entre serpientes verdes y verbenas,
mi condición de león domesticado
tiene un rumor lacustre de colmenas
y un ladrido de océano quemado.

Ceñido de fantasmas y cadenas,
soy religión podrida y rey tronchado,
o un castillo feudal cuyas almenas
alzan tu nombre como un pan dorado.

Torres de sangre en campos de batalla,
olor a sol heroico y a metralla,
a espada de nación despavorida.

Se escuchan en mi ser lleno de muertos
y heridos, de cenizas y desiertos,
en donde un gran poeta se suicida.

Aventurero

Oriente de cobre duro, fino y ensangrentado,
de tiempo a tiempo
tendido
de mundo a mundo.

¡Voluntad!

Soy el hombre de la danza oscura
y el ataúd de canciones degolladas;
el automovilista lluvioso,
sonriente de horrores, gobernando
la bestia ruidosa;
el tallador en piedra de catedrales hundidas:
el bailarín matemático y lúgubre.
coronado de rosas de equilibrio;
el vendedor de abismos, trágico,
dt cabellera de ciudades
y un canto enorme en la capa raída.

Tren nocturno
con ]as hojas marchitas y un vientre humoso.

¡Ay! cómo aúllan en la tierra cóncova y madura
mis leones muertos…
Voy de estrella en estrella
acariciándole los pechos violados a las guitarras.
con mi mano única;
¡oh! jugador,
agarro mi gran rueda de espanto,
despernancada,
y la arrojo contra las estrellas,
arriba del cielo, más arriba del cielo
que no existe.

Y suelo estarme cuatro y cincn mil lunarios,
como un idiota yiejo,
jugando con bolitas de tristeza,
jugando con bolitas de locura
que hago yo mismo manoseando la soledad;
entonces me río,
con mis 33 dientes,
entonces me río,
entonces me río,
con la risa quebrada de las motocicletas,
colgado de la cola del mundo.

La campana negra del sexo
toca a ánimas adentro de mi melancolía,
y una mujer múltiple y una
múltiple y una
como un triángulo de setenta lados y muchos claveles.
se desnuda multiplicando las heridas
sobre mis mundos quemantes y llenos de senos de mujeres estupefactas.

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POLOS OPUESTOS [Mi poema]
Juan Carlos Suñén [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Me gustas cuando dices tonterías,
cuando metes la pata, cuando mientes,
cuando finges sentir lo que no sientes,
cuando, triste, demuestras tu alegría.

Que esclavo a tus antojos yo me siento,
caprichos son de niña mal criada
que acierta a sonreír sin decir nada
pintando la dulzura en un ungüento.

Yo soy tan racional y tu impulsiva,
correcto yo, y tú tan complaciente,
yo introvertido y tú tan transgresiva.

Dos polos que opuestos, a fe mía
que haciendo a la verdad muy diferente
son notas de la misma melodía.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDO:  Juan Carlos Suñén

Cien niños

I
Soñaba entre hojarasca y entre vidrios borrosos hombres acobardados
envueltos en sus centones, haraposo afilándose bajo el barro. Soñaba
que la casa se iba de los pequeños, hacia el marrón y el índigo, como una
mujer enferma cuando el pecho escondido se hace notar de pronto.

Eran las sombras largas, los fantasmas de azolve remisos a deshacerse,
odiaba cosas para siempre perdidas. Hablaba de ese sueño entre la
charla atenuada y otras torpezas propias de los proveedores. Y preguntó
por qué batimos la colada toda la noche, por qué el reloj batiera toda la
santa noche. No preguntaba por sus padres.

La madre puso un unto privado en las bisagras, pero el chirrido fino se
escapaba de ellas a lo largo de meses, avisando. Era el lamento de la casa,
avisando, seguido sólo del sudor, y de ese ahogo que le venía cuando se
alborotaba la ceniza porque el que bebe ahora en una copa de piedra (y
aún así no se vuelve más fuerte en su memoria, sino que se hace canto
en derredor de su raza) se buscaba de nuevo quebrándose en los suyos.

Por fin habló de las casas¹, con la subida, en que todos los muros vacilaron
a una y las viejas de leche gimieron hasta el alba. Toda la santa noche. Y
las palabras lo enterraron todo, por segunda vez, bajo el horror de los
otros.

Estuvo aquí siete años y aprendió a restañar, a tener miedo a lo visible,
a dar las gracias.

II
El día en que su madre se sacudió la blusa, nos lo trajeron: sucio, descosido
y bebiendo sus pensamientos de una larga botella cuyo contenido
conocíamos apenas por los escasos y mal redactados informes que le
habían precedido.

Las nubes oscurecían la tarde recién entrada amenazando una lluvia
última antes del calor, y los pájaros iban y venían los unos agitando a los
otros sobre el ominoso cemento del patio. Preguntó por qué no había
barrotes en las ventanas, pero no escuchó la respuesta. Cenó bien,
y se durmió sin hablar. Pero hubo perros durante semanas, sábanas
húmedas, insultos. Perros contra la noche del infeliz que no podía hacer
otra cosa que guardarse su miedo hasta la mañana siguiente.

Luego tomó por otra parte, de repente. Y desaparecieron la enurosis, la
rabia y el dolor, los perros cuando aún podían ser últiles. Él mostraba su
mano tras las puertas del barrio y las vecinas le ponían un buñuelo de
bondad, hermético, rico en óxidos dulces y no en quitar la pena como el
transparente alcaloide del padre. Quizás llegó a pensar que andar por ahí
calzado, que jugar en el patio, que apoyar la cabeza en el paño y soñar
eran buenas andanzas para un niño dejado. Nunca alcanzó a decirnos lo
que llegó tan pronto, tan de repente armado, hasta el hombre que gana a
lo vencido y quiere más lo bueno de lo malo.

Se alzó egoista ante el mundo como un objeto de arte. Faldero en su
animosa soledad despreciada². Bello siempre en su esquiva
determinación fotográfica, siempre a punto de ser abatido por un deseo.

¹ En esta última articulación de la imagen antes de despedirla, devolverla material
al otro lado de una transparencia que la alejará para siempre de la recién adquirida razón.

²Pues si la artesanía es el arte de lo útil, lo fácil o lo obvio, el arte es la artesanía de lo difícil,
lo inesperado y lo inútil. Y ese valor que se sostiene en un trabajo extraordinario de la voluntad
no es ni arbitrario ni perecedero: carecemos de todo derecho a despreciarlo, reclamarlo o usarlo.

De La prisa 1994

1. Íbamos al dolor sin desengaño:
teníamos la prisa de las navajas. Pero
aquella noche el vino vació sus hechuras,
y se alzó en nuestro sueño destapando su gato,
y comenzó a dolernos
no ya la soledad, ni la fatiga,
sino algo muy pequeño aquí o allá, y entonces
se nos hizo medrosa la paciencia,
nueva la leña,
húmeda la sal.

Y esa noche temimos nuestro silencio:

eso fue lo segundo que perdimos.

20
Y hoy va sin testamento, sin lección, se figura,
ebrio tal vez, que va dispuesto a darse,
ahora sí, para siempre;
a entregarse jurando:
nunca mds, no y no. Pero ¿qué hizo?
Quizá esa misma tarde
alguien había contado, ¿para él? , cómo un día
arrojó (poco importa
la causa) el cigarrillo
con rabia al aire. Pero van ustedes
a pensar que les miento, demoraba
su final apurando
su anís, dio no se cuántas
vueltas y luego ¡zas!
cayó de pie, idepie! Las probabilidades…
proseguía en el tono
de quien quiere decir: sólo yo he sido
el elegido del milagro. ¿Qué
pudo, o en qué prodigio
comparable siquiera fundó él su privilegio,
qué dejadez ganó?
De «La prisa» 1994

21
¿Y qué ciudad es esta
que para otro se apremia bajo el gastado palio
de sus reclamos, bajo
sus pretenciosos pájaros sin resplandor?

Avergonzada en su ácida demanda,
¿cómo puede guardarse
tanta nostalgia para sí, la sola
vigilia toda para sí de un hombre,
entre la sucesión y la revuelta? ¿Y cuánto
haber salvado puede quien pagaba
copa los viernes en la sobremesa
de la mediocridad?

22
¿Cuánto si por su lápiz,
cada lunes,
su lápiz requerido,
era otra ambición la consolada?
¿Y quién reclamaría un solo paso,
a este que ahora murmura nunca más, entre dientes,
y también no y no?

23
Sí a aquel pagado
y sobrio que medía
sin ardor sus maneras varoniles:
altivo contra el torpe
divagar de los buenos ciudadanos.

O a ese otro consciente,
de adversario adquirido
y amigo devorado.
O al celador o al preso. Si tan sólo
deseaban salvarse,
desesperadamente,
salvarse. Bien podríamos
amonestar sus idas
y venidas. ¿Pero a este…?

¿No era él quien amaba,
entregado a cuadernos descuidados,
al tocar de la prisa sobre puentes cohibidos
por el tiempo, y quemaba
sus tardes largas entre manos rojas
que le llamaban (que según decía
le llamaban danzando) hasta lugares donde
le querían traído y extranjero,
borracho y extranjero,
desnudo y necesario? ¿No era acaso,
el mismo que volvía por las primeras luces
del mar cantando (casi
podemos verle desde aquí, curtido,
tan minucioso bajo la resaca
del cielo) , respirando
toda la vanidad del mar, la recibida
inocencia del viejo sol, soberbia? ¿No era el mismo
entonces que el que ahora prevalece
modesto entre los otros liberales?

24
El que ahora acompaña
a la pequeña al parque. Me ha pegado
ese niño, papá: nada que pueda
no arreglarse con una coca-cola.

25
Está mirando a todas las mamás, y a esa
niña mayor y ya no tan segura
de que todo el amor le pertenezca, y lee
de reojo a un poeta
alemán (cierra su libro,
y deja el pensamiento en ese charco
donde beben los perros, y los niños
se mojan los zapatos, pero acusa
la presunción del sol, esa punzada
viva del mediodía, ese pequeño
dardo sin enemigo ni deseo).

26
Vuelve a mirarla, sabe
que aprenderá a cruzar las piernas,
a sostener su vaso narrativo
y su beso poético. No hay nada
más en el mundo, quieres
decirle, sólo
la canción de tus años sobre el atril del tiempo.

Y el viejo error que permanece puro,
y el dolor que perdura
en el miembro amputado.

27
Y ella pulsa,
pero al aire, su miedo:
se prueba en ese hombre
de mirada derecha.
Se desea apiadada entre las otras
imágenes, tenida,
solamente tenida, en esos ojos
que la inclinan, en esa
mano que acariciando el hule
la convoca.

28
(Vuélvase harina el pan bajo su blusa,
28 levadura el azogue en su espejo de leche.

Vuélvase tierra el diezmo,
harapo el atavío,
Hágase enigma mineral su tumba
que allí seguirá el hule).

29
Si el instante reclama
su derecho al pasado,
si tanto se parecen
la luz, el vaso, el libro,
tanto él mismo, esa mano, el derrotero
del día. Si no hay otra diferencia
que el momento siguiente, ¿a qué venimos?
¿A qué se vuelve el signo, la lectura
de un verso de perdón, la algarabía
de los pájaros? ¿Dónde?
¿A qué se vuelve que no es ya el recuerdo
sino una vana y seca
solicitud? ¿Qué puede
la intención, qué la prisa,
la delación de un nuevo sobresalto
ganado o no, qué puede
que cambia todo en este lance y torna
prudente la mirada,
la tentación consuelo,
aperitivo el vino?

30
Espabílate, dice,
que ya es tarde.

Íbamos al dolor sin desengaño:
teníamos la prisa de las navajas, sí,
pero ¿qué hicimos?

¿qué, cuando nos dijeron
de este lado ya no sois más, no hay nada,
esta es la raya de la edad, teneos?
Pero cuánta justicia, si bebimos
la juventud, la esbelta prisa, el verbo…
para que otros hiciesen su discurso a los postres:
barriesen las migajas
bajo el mantel de la viabilidad.

31
Bebíamos para el hombre,
para el honor del vino.

Y ellos hicieron esta raya donde
antes no había más que piedra añil,
olor a nailon, a erosión, a tinta.

Santificábamos nuestro designio en la embajada
de los agobiados.
Contábamos los días y su número era el número de
nuestra apuesta:
cisma en los humedales de la palabra.

Brillante en su obstinación,
nuestra palabra era el ángel que se vuelve posible,
que se pierde entre todos,
santo provisional.

32
Y se vencía
implacable en sus naipes, áspera en su tabaco:
ante las puertas, bajo las ventanas,
y así entraba en el hueso de luz de los vecinos,
así caía en la palma de las buenas mujeres,
aireando la alcoba
de los borrachos del mundo.

Precediendo a la vida,
hablaba en el juicio de los seres que al cabo
regresaban a casa con lo justo (lo justo,
qué ironía). Destello

la palabra era entonces,
hoy es nuestro cuidado.

33
Y los preceptos se desordenaban en nuestra boca
para que el número no tuviese lugar,
Y allanaba las noches nuestra lengua (entrenada)
para estorbar la falsedad del número.

Pero fue condenado y orecido,
tasado en el quiosco de las anchas maneras,
visitado y mentido nuestro idioma.

Y la duda se interpuso entre nosotros como la certeza
se interpone entre los esposos.

Mas si hubiera ganado su secreto
la palabra esperada habría salido limpia
contra toda angostura. Habría sido
mudo reparto y sido
reparación. Habría
hecho de ese momento un canto de partir:
eso fue lo siguiente que perdimos.

34
(Y, enterrado el silencio, ¿qué lenguaje
resiste? Tienes algo
de ensaladilla en la nevera. El martes
cumple años tu hermana, no te olvides
de llamar al despacho. Y unos pocos
trazaron esa raya.)

Íbamos al dolor sin desengaño.
Ahora vamos a él como engañada
va la mano a la falsa quemadura
en el miembro amputado.

35
Íbamos al dolor pero no a este
tan tratable y tan corto,
egoísta en su mal.

Y del hombre ejercido
(¿para qué sin ejemplo, sin pereza?),
tras callar su jornada y su descanso,
y sin mas compañía que esa rara
canción que nunca cede, esa ternura
a la que debe apenas
restos occidentales, el olvido
de algo cada vez ya menos suyo
(cada vez más borrosos
jirones, menos anchos
los días hasta aquí, menos vivido),
¿qué queda, quién parece
ahora tan separado de su haber?

36
Pero ocurre
tan pronto el corazón, y tarda tanto
la vida. Ya no quiere
sino una potestad e ir hacia ella,
salir de suyo a la espesura, presto
al mundo levantado,
al pavor de estar vivo
y solo. Tú qué sabes,
qué sabes, le solía
decir su padre (como a todos), si eres
demasiado inexperto, demasiado
pequeño aún. Ya había decidido
ir tras otro dominio
cuando esa mirada le ha hecho crujir el hueso.

37
Siente la soledad del adversario
frente a su copa de coñac, su poco
de entereza (orgullosa
mentira) mientras mira la idiotez de la suerte
dispuesta en varios cofres
gigantes, cuando entra
su mujer: ¿Se ha dormido
la niña? Si volviera
pronto el mayor podrían
salir a tomar algo. Dame un poco
de masaje en los pies: estoy rendida.

De El hombro izquierdo 1997

Junto al rescoldo ha dormido
un perro rojo como la miel. La boca

le sabe a color malva, a religión y a cuarzo.
El animal vigila cada gesto y su propio
miedo. No toma el pan de la mano.
Tampoco salta para atraparlo antes
de que llegue a la alfombra.

* * * * *

Se ha acercado
por fin, reclina el peso
de la cabeza sobre
las rodillas desnudas del centésimo mono.

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MI POETA SUGERIDO: Carolina Esses

Leyó toda la historia clínica

sabe cuánta morfina le dieron
en qué momento fallaron los riñones
conoce el nombre de los medicamentos
que le inyectaron en el suero.
Atardece sobre el centro de la mesa
la luz de una lámpara
deforma nuestras sombras,
ella despliega informes, estudios
compara fechas, resultados.
Le aconsejo no hacerlo
para qué, le digo
pero después me acuerdo,
Joan Didion hacía lo mismo.
Ah, la falsa certeza de los nombres
de la letra,
escribir sabiendo que vamos a fracasar
dirá, más adelante, la poeta.

Papá anotaba los gastos del día

como quien escribe
pagar almacén o ir al dentista,
lo hacía en papeles sueltos,
números pequeños
delgados como arañas
que después pasaba a una agenda.
El trazo es ligero, ágil
apenas alza la lapicera de la hoja.
Toda su vida escribió este diario íntimo
compuesto por cifras innecesarias. Una vez
yo tendría quince, dieciséis
o quizás más
quizás veinte
trabajaba en una oficina
colaboraba con la economía de la casa,
entró a mi cuarto
me preguntó qué eran esos papeles
¿qué vas a hacer con esos papeles?
Parecían las plumas de un pájaro muerto
—¿había estado toda la tarde descuartizando
palomas, sacándoles la piel
desplegando
ese abanico sobre alfombra, cama, cajones?—
eran poemas, fragmentos,
como los números
que él anotó
hasta el 20 de agosto.
Creíamos en un lenguaje
cifrado, abstracto. Ahora
¿qué voy a hacer con estos papeles?
Editorial: Renacimiento

AMADAS OLAS [Mi poema]
Enrique Frías [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Lascivas y engreídas olas, tan plateadas,
que andando a la deriva nadáis de predio en predio
encintas de misterio, leyendas impregnadas,
dueñas sois de destinos, Quijotes sin remedio.

Ayer bajé a la playa, me encaramé a tu vientre,
-éramos dos amantes, éramos animales-,
con ansiedad trepando llegue al pecho turgente.
del placer disfrutamos nuestros juegos florales.

Mas poco fue y duró pues se asomó la brisa
y fue ya de esa guisa que en este corazón
el amor se durmió y se apagó su sonrisa.
solo queda el recuerdo pues que huyó la pasión.

Y desde ese momento se olvidó de soñar,
hundido en su amargura nunca volvió a la mar.
©donaciano bueno

Subirse al lomo de una ola tiene algo de erótico desde donde se puede volar con la imaginación.

MI POETA SUGERIDO:   Enrique Frías

NO VA A COMPONER TODO LA POESÍA

No va a componer todo la poesía
no va a modificar por completo la vida
no va a disminuir la fealdad o el dolor por completo
no te va a salvar por completo la vida

sin embargo viene a tu vida
para arreglar el instante
para perfumarlo
para poner en el dolor y la fealdad
un sedante
como una calma
porque, a pesar de tener la vida con dolor
la podemos soportar

La poesía llega a la vida como apoyo
como refugio, como entrada o salida,
la poesía sirve al creador y al consumidor
la poesía te salva
en diferente medida.

PONGO ESENCIA EN MIS MANOS

Pongo la delicadeza de las flores en mis manos
para así poder escribir
para así poder tener suavidad y esencia

Pongo en mis manos la fortaleza de la tormenta
de los puños del boxeador
para así poder dar un golpe
un despertar

Pongo en mis manos la virginidad de las islas
para así dar a descubrir nuevos hogares
Pongo la suciedad y la indecencia
la maldad y lo doliente
para dar a entender que no todo es felicidad

Pongo en mis manos la inocencia
para que en tu camino no dejes de jugar
Pongo mis manos
ofrezco mis manos
como si fuera un cristo, un papa
como si te fuera a dar
Ahora extiende tus brazos, tu carne, y tu alma al
poema No sabrás de mí en las palabras, sabrás de ti.

PROFESIÓN

Siempre estamos cercanos a la muerte,
así siempre hay algo crudo e impío que decir.
Las voces de una eternidad desconocida
van con uno,
en gargantas desanimadas
o firmes dedos que firman y afirman.
La pluralidad de la vida,
lo que hay que decir queda escaso,
al tiempo que erigen sonrisas
o se desbarata el llanto.
Porque se dice que ya no hay nada que decir
es que nos seduce escribir.
Porque se dice que no hay inicio ni fin,
es que nos seduce la vida y la muerte.

Yo iré al mar

Yo iré al mar,
para recordar que soy muy pequeño,
para recordar que no soy nada,
para recordar que nada en mí la infinidad
al sentir en mis pies la arena
y al sentir cómo limpia mis pies el tibio mar.
Yo iré al mar,
para quemarme y refrescarme,
para ver a lo lejos cómo las olas se divierten.
Yo iré al mar,
para recordar que no soy nada,
y que a la vez nada en mí la infinidad.
Yo iré al mar,
o quizá vaya verla a ella.

Poema a papá

Descansa en paz

Casi no lloré en tu muerte
pero internamente me partía
pocas lágrimas
muchos sentimientos y arrepentimientos

Casi no te lloré, pero desde la infancia lo hacía, cuando te fuiste por primera vez con ese mal; ese derrame cerebral

Casi no lloré en tu muerte
pero te lloro en un poema
en un recuerdo en el centro de la ciudad
cuando nos veo en el Zócalo, en la Alameda, o en la catedral
hablando sobre fútbol o sobre mamá

Te conservo en los bellos recuerdos
los pocos que me quedan
las pequeñas alegrías breves de la infancia
cuando me dabas un periódico a leer
cuando me montabas, –aun con mucho peso–, en tu antigua bicicleta
Cuando llegabas un viernes a limpiar tus viniles y cassettes
y sonaba Coniff, The Beatles, José José, entre cientos que por ti escuché

Casi no te lloré,
pienso en la muerte también como una salvación, sobre todo para tu cuerpo y tu existir que tanto sufría
Pienso en la muerte como un consuelo para quien es justo y necesario

Casi no te lloré
pero aquí te pongo otro poema.

Placer en mis manos

Otro pequeño poema de amor

Tengo entre mis manos un nuevo libro
me gusta su textura y su color
Tengo entre mis manos un nuevo mundo
me dará placer quitar el celofán
Tengo que abrirlo y acariciarlo
y olerlo antes de empezar a leerlo
Tengo que sumergirme en sus páginas
como en unas piernas suaves de mujer.

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