A todos los amantes de la literatura en sus distintas formas o variantes...

Donaciano Bueno Diez

Donaciano Bueno Diez

Editor: hombre de mente curiosa, inquieta, creativa, sagaz y soñadora, amante de la poesía.

TENGO UN ALMA ARRUGADA [Mi poema]
Pilar Pallarés [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Tengo un alma arrugada. Su cariño
se fue por la pendiente cuesta abajo,
no encuentra a quien querer, y en su trabajo
no acierta a digerir ese pestiño.

No acepta lo que ve. Tanta locura
se mueve entre la ruina y el fracaso,
¡pobre hombre le ha llegado ya su ocaso!
debieran de ponerle una sutura.

Se niega a comprender por qué la vida
de aquellos que la tienen regalada
deciden aquí darse a la bebida.

En cambio quien ya empieza degollada,
no dudan en le dar la bienvenida
gozando al ver nacer otra jornada.
©donaciano bueno

#El hombre nunca valora lo que tiene y desea lo que no puede alcanzar? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Pilar Pallarés

(Premio Nacional de Poesía 2019)

Hay una ciudad que me espera en el sur

Hay una ciudad que me espera en el sur
y es extraño que no tenga tu nombre grabado en las paredes

(necesito emborracharme
cerrar todas las ventanas que dan a esta tarde
necesito saber la cantidad exacta de desesperación que anida en
esta hora)

en el sur sé que hay una ciudad que me espera
es extraño nunca he vivido allí la tristeza de noviembre
no sé cómo será el rumor de los magnolios golpeados por la lluvia
cuando noviembre invada las avenidas
y sobrevivan las cúpulas solitarias sencillamente solas
bajo un cielo de invierno sin pájaros

no sé qué vibración de muerte se esparcirá sobre el río

en el sur

no sé si tus pasos sonaron alguna vez en las losas de la ciudad
(es extraño que no tenga tu nombre grabado en las paredes)
tendré que enseñar a sus habitantes
el perfil asombrado de tu rostro
tendré que asesinar sus tardes de tranvías y río
con la furia que he aprendido de tu mirada

pero en el sur

qué extraño será atravesar parques y plazas
masticar el viento enervado de noviembre
descender a los muelles
sabiendo que siempre hay una ciudad que me espera
y que no tiene tu nombre grabado en las paredes.

Dormirme en la noche de tu pelo

Dormirme en la noche de tu pelo
en el filo de tu labio desvanecerme
ser tan sólo pigmento de tu piel
fósforo encendido en la médula de tu hueso
desposeerme
serte
en el músculo que tensa tus muslos
en la vena que azulea en tu muñeca.

Poema a Palestina

Puiden vencer aquela vez a morte,
cando o ceu se abateu sobre nós en forma de metralla
e o cheiro animal do sangue
ocultou para sempre o dos limoeiros na casa dos meus pais.

O ceu aproximou-se até eu o tocar cos dedos
e estava vivo e quente como o ventre das feras,
pero era enxofre e mancava os calcañares
con arrestas e cal.

Despois houvo un siléncio entre os meus sete anos
aquel pátio onde á tarde brincava
perseguindo os insectos.

Sorrin cando me fotografou co meu gato Kamal entre os escombros
un dos homes franceses,
sorrin e avancei altivo como os guerreiros e os profetas
porque as cancións da avoa din que a pátria está perto
e a vitória non tarda.

Resistin aquela morte e outras mortes
e non ollei atrás
e cando os nosos soldados saíron expulsados da cidade,
dei-me présa en medrar
e fun soldado
e erguin contra Israel o brazo e a razón,
o peso dos meus soños
e unha pátria a cumprir-se.

Amei-te tanto esta tarde

cando non estavas,
e estaba o ceo como un atlas de ausencia
esvarando nas horas!

Que estraño é todo isto, este amor que se agolpa
e verte a sua fúria por acima de unha
sen piedade!

Non sei porque estes días en que te amo tanto
e tan fundo e tan duro e tan tristeiro
dias en que quixera aniquilar-te
de tanto amor como me tinxe o corpo
e me lastima os dentes.

Esta tarde amei-te como invasión de escumas
en sartegos tenrísimos.

Non sei que estrañas aves aniñaron en min
para que así te ame,
on sei que tortas roitas ou mans confabuladas
me trouxeron a ti,
Non sei porque camiños navegou o meu sangue
para chegar a ti.
Non sei se faro ou torre ou terra prometida
foron marcando o norte dos meus sucos.
Só sei que aquí me tes, oferecida.

Agosto

Pasa a choiva devorando horizontes.
esfiáñase a tarde nos carreiros.
Chove. Batalla o sol coa auga
sen ganas.
O meu cuarto, no que dorme o silencio.
Sombras, corvos, un libro nunca esquina.
Agardo.
Os bruídos da aldea tecen a súa nostálxia
no solpor extrañado.
¡Ouh señardade,
soidade que atravesas o tempo e asulagas,
agosto de invernia, ouh puñal de tristeza,
corazón meu ferido!

Si te gusta #Pilar_Pallarés... Share on X

MI POETA INVITADO: Encarna Gómez Valenzuela

Poemas del agua

I
En el azul vibrante del agua
descubrí los ojos del día.
Y en el verdor de la hierba,
el remanso feliz de todos los riachuelos,
la ausencia de clepsidras en los vergeles.

El tiempo se hace canción
en el susurro latente del agua,
luz y poema en el pálpito de los estanques.

II
Asómate al balcón del agua,
en sus dolientes paisajes de caracola,
la gota oscura del silencio
reverdece como alondra matutina
que nunca detiene el vuelo.

Su esplendor de nardos florecidos
es aprendizaje y designio ciego,
sosiego de verso y copla,
tierna melodía que el viento mece.

III
Encontrar una senda escarlata
en el agua que corre por tus venas
y en la savia dorada, la brecha
que emerge del interior de la tierra
y recorre las verdinegras veredas
del corazón anhelante.

En las transparentes lágrimas
que brotan de tus ojos, hallar el agua.
Agua, sólo agua nítida
para lavar las heridas del mundo,
para borrar todos los agravios
que flotan en el azul de los mares.

IV
De la inusitada melodía del viento,
acariciando las nubes,
brotó el susurro del agua,
la plácida y sutil llovizna,
cristales fosforescentes
suspendidos en el aire,
esquirlas de sol y luna.

Leve su caricia en la orilla de los besos,
los labios se hacen herida
y tiemblan como luceros sorprendidos.
Estupor en los violines del cielo,
demencial música de cítaras.
Es el agua que derrama
su manto de placidez
más allá de su brillo diamantino.
En su risa, los espejos nacarados
reflejan el estupor de los campos.
En el olivo, la gotas fructífera,
primicia de la incipiente aceituna.
La paloma mensajera de esperanza.
Óleo febril de todos los aguaceros
que fecundan el corazón de la tierra.

V
En las fugaces entrañas del agua,
el tibio deseo de germinar
y en el valle humedecido de su vientre,
la frescura versátil de la hierba
verdeando en su interior.
Las orquídeas del deseo se derraman
en sus manos encendidas de pasiones.

Y en la lejanía del piélago,
el más límpido cristal del agua,
el suspiro de la brisa de los mares,
la tormenta purpúrea del ocaso
caldeando la canción de las sirenas
para enamorar a Ulises.

Su magia es ternura y flor,
deleite su melodía,
su llanto, fértil llovizna
del impoluto resplandor del alba.

EL INTERIOR DEL AGUA

En el interior añil del agua,
el hallazgo de sus perlas,
la dulzura de sus jardines,
la placidez de sus amaneceres,
la tibia calidez de sus crepúsculos.

Y en su diáfana esencia,
la ternura del abrazo cristalino
entre sus hilos de plata.

Ineludible aureola blanca
cuando se mira la luna
en el tranquilo sosiego del agua
y en su espejo, la inesperada frescura,
la joya de su esplendidez.

LA CANCIÓN DEL AGUA

Ya escucho la canción del agua
en el lago azulado de los sueños,
la gota fugaz que borda
nardos en un mar de olas,
la espuma blanca que vibra
en recónditas e ignotas playa.

Haces de luz en la niebla.
Los brillantes de la lluvia
se deshacen en el aire.
Agua, siempre agua
para saciar los corazones sedientos,
y sus gotas se deslizan silenciosas
como rosas de pasión
en el satén de sus pétalos.
Grupo Editorial Sial Pigmalión

SOMOS REOS DE NUESTRAS CIRCUNSTANCIAS [Mi poema]
Dionisio Ridruejo [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Pues yo nací en España, soy cristiano,
si en India o en Japón, fuera budista,
Argelia o Senegal, mahometano,
si en un huerto y al sol, vegetariano,
o en un circo nacer, malabarista.

Pues todos somos fruto del azar,
su entorno con sus usos y costumbres
que empiezan desde niño a amamantar,
y siempre ya te habrá de acompañar
con todo sus barniz y sus herrumbres.

Si es cierto que pudiéramos cambiar
no es menos que ya el árbol no endereza,
que se ama al que te han dicho que hay que amar,
se niega al que te indican de negar,
se reza al que te han dicho que se reza.

No es justo ni se deben traicionar
y sigues la lección de tus mayores,
son ellos los que saben de colores
los mismos que conocen el altar
y un día engatusaron con sus flores.
©donaciano bueno

Tú también eres lo que tus #padres #quisieron, qué opinas? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Dionisio Ridruejo

A un pino

Pino esbelto y tranquilo,
soledad de la tarde,
tan concreto en la libre
desolación del aire,
tan alto cuando todo
se confunde y abate
y huye el sol a tu copa
tibio y agonizante.

Cómo me fortalece
la paz de tu combate,
ascensión sin fatiga,
raíz honda y constante.

Tu majestad envuelve
el cielo sin celaje
y en tu recio sosiego
la tierra se complace.

Mis ojos educados
en tu sediento mástil
ascienden y divisan
la soledad más ágil,
mientras sueña el silencio
sin astros y sin aves
como el solo decoro
de tu verde ramaje.

Pino esbelto y tranquilo,
tu soledad te guarde,
y consagre la mía
desunida y errante,
segada de su tierra,
extraña de su aire,
cuando aún es oro virgen
la cumbre de la tarde
y tú clamas e invocas
el tiempo de mi carne
y otro vuelo sin tiempo
que se sueña y se hace.

Nostalgia del primer amor

Tu soledad de nieve reclinada,
virginal y sencilla, en mi memoria,
como agua fiel de fatigada noria
viene a regar mi voz enamorada.

¡Cómo recrea el alma sosegada
la penumbra y dulzor de aquella historia
con resplandores de tardía gloria
entre abejas y frutos constelada!

¡Oh, delicada llama, ardor primero
velado en llanto y celestial mirada,
par del trino, la fuente y la azucena!

Mírame combatido y prisionero
volver a tu ilusión breve y tronchada
como un temblor en la desierta arena.

El Burgo de Osma

Como la nieve fluye y va sonora
de haber sido silencio, así mi olvido
de las cumbres del ser en que ha dormido
baja al tiempo natal y fluye ahora.

Ya es celeste el hollín en la herrería
y el chirriar de la rueda con estopa
del cordelero y riza la garlopa
una miel inmortal de todavía.

Vuelve la yunta de ganar el valle
con su lanza arrastrada y la campana
vuelve a pasar entre la luz y el puente.

Vuelve el mercado a empavesar la calle
con soportales. Vuelve todo y mana
el para siempre ayer eternamente.

Memoria

Y resbaló el amor estremecido
por las mudas orillas de tu ausencia.
La noche se hizo cuerpo de tu esencia
y el campo abierto se plegó vencido.

Un ayer de tus labios en mi oído,
una huella sonora, una cadencia,
hizo flor de latidos tu presencia
en el último borde del olvido.

Viniste sobre un aire de amapolas.
Como suspiros estallando rojos,
bajo el ardor de las estrellas plenas,

los labios avanzaron como olas.
Y sumiso en el sueño de tus ojos
murió el dolor en las floridas venas.

Asalto

Suave y firme tu mano.
No tembló tu corazón; era un instante
de calma y superficie
en tu voz como plata con arena
y en la húmeda pizarra de tus ojos.

Ha sido ahora, ausente,
cuando el tacto recuerda una caricia
y sangre adentro va tu aroma alzando
el oleaje y quema tu piel de oro.

Sufro extrañado en esta mano nueva
con su emoción de almendro,
que late y crea al recordar. La paso
por los objetos de costumbre: el hierro,
la madera, el cristal, la lana -tuyos-
y una descarga eléctrica de rosas
los hace carne viva.

Cómo mana tu savia ardiente

Nos junta el resplandor en esta hoguera
que tu alabastro transparenta y dora,
y en lenguas alegrísimas devora
una viña de muerta primavera.

Astros de velocísima carrera
resbalan en tus ojos, y me explora
todo tu ser en ascua tentadora,
el corazón que consumido espera.

Amada sin secreto, tan cercana,
veo íntima y abierta, en un ocaso
que hace el sol en ti misma, cómo mana

tu savia ardiente bajo limpio raso;
y hago sarmiento de mi amor, que gana
oro para la sed en que me abraso.

El amor desierto

Quien le dé un corazón a este minuto
yerto, a este fluir sin armonía,
a esta mi sangre dolorosa y fría,
a este seco dolor sin voz ni luto.

Quien pula aristas al diamante bruto,
quien vuelva al ave su perdida guía,
quien haga soledad y compañía,
voz y silencio al cántico absoluto.

Quien me devuelva todos mis paisajes
y vea, en mis quietudes recogida,
costa anhelada y velo de mis viajes;

Quien la salud me torne con su herida,
quien a mis sueños vista con sus trajes,
¡ansia sin forma! cumplirá mi vida.

Epitafio de la amada en la voz del amante

No es, enterrada bajo sauce mudo,
piedra y silencio su presencia pura,
la encuentro en alas de tu voz segura
de vida y muerte en amoroso nudo.

Su luz erige tu clamor agudo
y en él anida su feliz ternura,
puebla del gozo la florida altura
y de los llantos el vergel desnudo.

Todo tu verbo de su pulso nace,
toda tu tierra se estremece y vive
de ser la tierra en que su forma yace.

Tu ser cumplido de su ayer recibe
este balido que en sus labios pace
hierba presente que el mañana escribe.

Nostalgia del primer amor

Tu soledad de nieve reclinada,
virginal y sencilla, en mi memoria,
como agua fiel de fatigada noria
viene a regar mi voz enamorada.

¡Cómo recrea el alma sosegada
la penumbra y dulzor de aquella historia
con resplandores de tardía gloria
entre abejas y frutos constelada!

¡Oh, delicada llama, ardor primero
velado en llanto y celestial mirada,
par del trino, la fuente y la azucena!

Mírame combatido y prisionero
volver a tu ilusión breve y tronchada
como un temblor en la desierta arena.

Si te gusta #Dionisio_Ridruejo... Share on X

LA VENTOLERA [Mi poema]
Elidio La Torre Lagares [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

La ventolera, la ventolera,
si tú me quieres yo te quisiera.

Yo te prometo, cariño mío
cuando tú quieras soy tu marío,
el que te cuida y el que te adora,
que siempre mima, quien te enamora.

La ventolera, la ventolera
si no me quieres yo te quisiera.

Yo te recuerdo cuando la brisa
me llega al cuello de mi camisa,
cuando en la playa donde te miro
mi alma se arruga dando un suspiro.

La ventolera, la ventolera
si no me quieres yo te quisiera.

Cuando algún día tú te decidas
y sin dudarlo mi amor me pidas,
veré cumplidas mis esperanzas
las que alguien dice que nunca alcanzas.

La ventolera, la ventolera,
te querré siempre ya hasta que muera.
©donaciano bueno

#Pensamiento o determinación inesperada y extravagante? Le dio la ventolera. Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Elidio La Torre Lagares

LAS PÉRDIDAS DESESTIMADAS

las pérdidas se cansan del cuerpo
Juan Gelman

creo perderme a tientas en la idea
de que vuelo en sueños. ciego
como un murciélago por un cielo
inocuo. me confunde la cercanía simétrica
entre tiempo y poema. yace la materia
combustible que detona presagios
como cortaduras de papel que arden
en lo posible y lo constante. hace sombras

en mis sueños siempre escribo
el mismo poema. un bodegón atrincherado
en la oscuridad de mis alas. dos fósiles taciturnos
como el despecho tardío que amasa la memorias
hasta que caigo aparatoso en la imagen sonora
de mi corazón vacío. la soledad de una ciudad desleída,
o un cuerpo hablado pero nunca dicho

al despertar, siempre llueve. la muerte me enamora
y cualquier otro desvelo es una verdad que tiembla
en huesos ante el espejo. naufrago infalible
mientras me miro en el letargo del agua. lamo
la mano del deseo. el error es enteramente mío

y las pérdidas, al cansarse del cuerpo, se sueñan en poema

LOS HUESOS DE MI PADRE

Todas las formas de la tristeza
venidas en el rostro de mi padre
la tibia aspereza de su barba
decantada en los juegos de sombra
el terror de los años soflamados
en los capilares de sus ojos
mientras me mira,
con piedad, pavor y perdón,
como quien sabe
que los latidos recesan
y abandonan el cuerpo
para llenar otro espacio
un luto en su aliento
predica la tarde fría
donde el cielo se ennegrece
como un hormiguero
mi padre duerme
hecho huesos,
o puentes caídos,
y su voz,
azorada,
se pierde
como cenizas
de una luz.

BIOGRAFIA
[mabón]

Flamboyán de ceniza, eco del fuego,
leso misterio de la despedida::
flama boyante del viento que es viejo::
simetría inválida de mi cuerpo::
lacra mutuante del agua pasada::
la impedancia entre el entorno y el alma::
el fuego encrestado encora el canto
y en mi piel se apagan viejos luceros::
aquí se acaba la carne; se acaba,
pero la voz se criba entre los versos
avejigada en las grutas del tiempo::
el maná falaz desecho en mi boca
como mentiras de azúcar y hojaldre
se imposibilita entre las estrellas//

las constelaciones son jedas vacas::
las constelaciones, mi verbo en gueto::
piedra de ílice, alúmina y flúor;
amarillo alfeñique del mismo sol::
baile ritualista por los desiertos
de las palabras pronunciadas muertas
y arrojadas con estolidez fatal
para estiomenar el centro del pecho
como un responso clavado al aliento::
los días se ensanchan hasta reventar
como muertos solos a la intemperie,
el bilioso amargo de la imperfección::
el tiempo geminado en noche y día,
su gas desgastado en el largo viaje//

el mar embiste y desgasta la isla::
la isla se encoge, degusta el espacio::
el espacio se reduce y te ahoga::
la fe de despertar sostiene al hueso::
la niebla fecunda la curiosidad
y de pronto el corazón tiene alas::
mañanas irisadas por la ilusión,
como la blanca ceguera en los ojos//
por los fines y confines del sinfín
por donde se encenaga un hambre buena,
la misma hambre de las rosas//
el camino es largo y no, no se acaba::
pasos y versos, marcha y poema::
me levanto de un recuerdo, emerjo::

innominable encuentro con mi sombra::
bajo una ingente lucerna de cos,
por donde pasea el otoño vago
mientras deshija la mansa arboleda,
como quitarle el vestido a una mujer
inoculada con tersas palabras,
a quien se le versan dulces encantos
para regalarle el temblor glorioso//
mi rostro intrágico no desfigura
sólo busca la serpiente de agua::
mi mirada navicular se arrastra::
la luna equinoccial se pluraliza::
la fiesta del maíz y el vino empieza::
revivo en la ánfora de una musa.

Dédalo, róbalo,
atardecer índigo-
la lluvia aplasta el rumor tácito
de las penas sin péndulo
vestidas de sándalo-
la soledad se ha puesto tu traje
y me hace un mendigo-
pétalo ácido-
vuelta sin círculo-
que a veces me besas
y a veces me salas-
me complicas en un páramo
dedal de ortigas-
veneno íntimo-
bésame a veces
cuando no, también-
¿quién campanea en tu crisálida? –
mi mar se muere a tu puerta-
lamiente libélua-
crápula y lívida-
esta tarde tísica
se fuga por un ojal-
tálamo pútrido-
tornasol vértigo-
has de mi risa un rosal de razones-
encuentra mi sombra
junto al árbol de ceniza-
soy el esqueleto
que en espera de tu verbo,
se quedó sin carne-
soy la fe de parafina-
soy la ostia mustia
y un arco iris asesina mi corazón.

Fragmento

VI.
La noche giraba como un vasto domo
sobre mi cabeza
donde la luna irradiaba como
un osario de platino.
Sombras poblaban las calles
cual fantasmas viajeros
por esta ciudad
de caricatura en carboncillo.

A final,
mi cáliz espera
una
vaga lepra del alma.

Una mujer pasó por mi lado
pero sus ojos estaban perdidos
en la enajenación de la soledad.
Su traje parecía flotar
sobre la acera.
Llevaba flores en las manos
que no despedían aroma.

Ella no me miró.
O no me vio.
No supe quién era el muerto.

Llanto para una alegría | Poema del 2 de agosto de 2019

A las cinco de la tarde.

Eran las cinco en punto de la tarde.

Un niño trajo la bandera negra
a las cinco de la tarde.

Una cabeza en una bandeja cromada
a las cinco de la tarde.

Lo demás era miseria y sólo miseria
a las cinco de la tarde.

La lluvia mojó consignas y canciones
a las cinco de la tarde.

La incertidumbre en algodón de azúcar
a las cinco de la tarde.

Ya luchan el tiburón y el fariseo
a las cinco de la tarde.

Y un cuerpo desangrado a la espera
a las cinco de la tarde.

Suenan los redobles de pandero
a las cinco de la tarde.

Las trompetas de fuego y de furia
a las cinco de la tarde

En la Calle Fortaleza a son de gritos
a las cinco de la tarde.

La bestia brama pulmón abierto
a las cinco de la tarde.

Los cuerpos en aceite y sudando
a las cinco de la tarde,

cuando San Juan burló el lodo
a las cinco de la tarde,

la ira desovó sus voces de azufre
a las cinco de la tarde.

A las cinco de la tarde un viernes.
A las cinco en punto de la tarde.

Un hombre con serpientes por tripas
a las cinco de la tarde.

Los ojos lloraban la rabia
a las cinco de la tarde.

La muerte vino de lino blanco
a las cinco de la tarde.

La calle en sahumerio de dolor
a las cinco de la tarde.

En el beso libre el tumor agoniza
a las cinco de la tarde.

Las manos tiemblan con piel dolida
a las cinco de la tarde.

La historia azuza el espejo dormido
a las cinco de la tarde

A las cinco de la tarde.

¡La cogida mortal a las cinco de la tarde!
¡A las cinco en todos los relojes!
¡Fue a las cinco el encuentro con la sombra!

(Reescritura de ‘Llanto por Ignacio Sánchez Mejías’ de F. García Lorca)

en Roma con Byron en el Bukowski’s Bar.

Entiéndeme. No soy como un mundo ordinario. Tengo mi locura, vivo en otra
dimensión y no tengo tiempo para cosas que no tienen alma.
Charles Bukowski

, no tengo tiempo para cosas
que no tienen alma, una palabra
que es motivo de discusión,
ya que es la savia de Lord Byron
para la ciudad que él y yo amamos
como huérfanos del corazón

sentados en el Bar Bukowski, bebiendo a
las lindas chicas italianas. y el vino
a los pies de la Ciudad del Vaticano,
un acto involuntario pero voluntariamente
de blasfemias de dos lobos
que han chupado la leche materna
de esa loba por el Tíber

Roma es vigor, dice Lord Byron
y uno de nosotros tendrá que matar al otro

mundo es tan frágil como nuestra arcilla,
respondo. Byron me dice que podría
haber escrito que

me ne frego, Le digo a Byron

que me desea búhos y arrogancia sobre
escalones de piedras rotas
y templos

, dejamos el bar borracho
mientras las mujeres, atacadas
por las cenizas de Shelley, se besan y cuentan que
hablar de Caecila Metella
con el fantasma de John Keats

es el amor, de hecho , un perro del infierno

Roma nos mira
con sus cien mil ojos
de recuerdos como un sílfide palimpsesto
aerosolado en graffiti

que contiene Childe Harold

nosotros, muy enfermos, en el corazón.

Pérdidas

admiro un remolino de hojas
que barre la acera
cual falda de bailarina

el árbol desnudo
permanece impávido
insufrible, indoloro

las hojas se alejan

el árbol, es obvio,

no las extrañará:

no tiene recuerdos
pese a que se hace en el tiempo

el árbol, he de decir,
no sabe poesía

es condición del lenguaje
evocar una ausencia:

la poesía es la memoria de las palabras

el árbol, seguro,
no tiene necesidad
de reparar por sus pérdidas.

EL CAPITALISMO DEL DESAMOR

acabas el café y te apresuras a nada
como si no hubiese vida antes o después,
hoy cuando los pájaros han amanecido
espléndidos y su canto de vidrio
te llena en una sordera acaparadora
como el deseo, justo en la ironía de recibir
325 felicitaciones de cumpleaños y ningún
abrazo, y sientes que quisieras llamarte
a ti mismo diez años atrás, tal vez,
cuando la costumbre carecía el usufructo
habitual de las palabras que no callabas
porque decían algo, aunque no te entendías
del todo, hasta que te quedaste sin voz,
quiebra o afonía que solo la mesa entiende,
porque escucha tu silencio en migajas
dispersas por la eternidad que empalidece
en la lesa manera que aprendes a olvidar
como si flotaras en el aire, hasta que comienzas
a olvidar cómo olvidar y las cuentas del desecho
parecen solo acumulación, y así entiendes
que los desamores son capitalistas:
se pagan con más de lo que cuestan.

Si te gusta #Elidio_La_Torre_Lagares... Share on X

ESOS PUEBLOS SIN DIOS [Mi poema]
Virgilio Piñera [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Cuatro casas de adobe, cuatro gatos
y en la puerta olvidada la gatera,
los labriegos fisgando en sus retratos,
y aldabones y pernios a la espera.

Una fuente sin agua, cuatro pozos,
y unas calles sin firme y sin aceras,
y una iglesia sin norte y unos mozos
suspirando con mozas en las eras.

Es la imagen de un pueblo de Castilla
donde hoy día no quedan ni rastrojos,
y es que allí ya del árbol se hizo astilla,
y se esconde la luz tras los matojos.

Que hoy las viñas, bodegas y lagares
y las mieses se fueron a por uvas,
la labranza sumida en sus pesares
al socaire se encuentra de las cubas.

Esos pueblos, sin fe, deshabitados
en que sufre la vida y languidece,
el futuro en su contra se ha tornado
pues fue malo y tendrá lo que merece.

Lamentando les hayan olvidado,
hoy perdidos están hasta los huertos,
pueblos tristes anclados del pasado,
sin la mano de dios, pueblos desiertos.
©donaciano bueno.

#Pueblos que han sido dejados de la mano de dios? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Virgilio Piñera

Testamento

Como he sido iconoclasta
me niego a que me hagan estatua:
si en la vida he sido carne,
en la muerte no quiero ser mármol.
Como yo soy de un lugar
de demonios y de ángeles,
en ángel y demonio muerto
seguiré por esas calles…
En tal eternidad veré
nuevos demonios y ángeles,
con ellos conversaré
en un lenguaje cifrado.
Y todos entenderán
el yo no lloro, mi hermano….
Así fui, así viví,
así soñé. Pasé el trance.

El hechizado

A Lezama, en su muerte

Por un plazo que no pude señalar
me llevas la ventaja de tu muerte:
lo mismo que en la vida, fue tu suerte
llegar primero. Yo, en segundo lugar.

Estaba escrito. ¿Dónde? En esa mar
encrespada y terrible que es la vida.
A ti primero te cerró la herida:
mortal combate del ser y del estar.

Es tu inmortalidad haber matado
a ese que te hacía respirar
para que el otro respire eternamente.

Lo hiciste con el arma Paradiso.
-Golpe maestro, jaque mate al hado-.
Ahora respira en paz. Viva tu hechizo.

Isla

Aunque estoy a punto de renacer,
no lo proclamaré a los cuatro vientos
ni me sentiré un elegido:
sólo me tocó en suerte,
y lo acepto porque no está en mi mano
negarme, y sería por otra parte una descortesía
que un hombre distinguido jamás haría.
Se me ha anunciado que mañana,
a las siete y seis minutos de la tarde,
me convertiré en una isla,
isla como suelen ser las islas.
Mis piernas se irán haciendo tierra y mar,
y poco a poco, igual que un andante chopiniano,
empezarán a salirme árboles en los brazos,
rosas en los ojos y arena en el pecho.
En la boca las palabras morirán
para que el viento a su deseo pueda ulular.
Después, tendido como suelen hacer las islas,
miraré fijamente al horizonte,
veré salir el sol, la luna,
y lejos ya de la inquietud,
diré muy bajito:
¿así que era verdad?

Los desastres

I

Nadie medita la murena.
Un tema de la romanidad:
yo no sugiero los esclavos,
no digo la voracidad.

Entre la cabeza y la cola,
en ese espacio sin salida
la murena se desola.
No es un problema de comida.

Todo el mundo pontificaba
que la murena resolvía
un punto de gastronomía.
Quizá si el césar sabía…

El esclavo bajo las aguas
era un pretexto romano;
el pueblo chocaba las manos,
la murena se oscurecía.

La beatitud de la murena
no salía a la superficie.
¿Qué cabellera para asirla?
si la murena es la calvicie.

La salvación por un cabello,
la beatitud en el espacio;
la murena como un palacio
deshabitado no podría.

Nadie defina que es marino
el silencio de la murena;
es un silencio repentino
el silencio de la murena.

Escucha entre dos sonidos
su silencio como una almena.
Su silencio de murena
es la flor del escalofrío.

Muerde la memoria acuática
la fulguración de su lomo
y la tristeza como un plomo
muestra la murena enigmática.

I I

La ostra en su tiniebla asume
el quietismo, el modo linfático;
su duración se resume
en el estar matemático.

Entre nadas su ser inunda.
Chorros de nada para hacerla,
¿cómo puede ser que la perla
sea la enfermedad de una tumba?

La delectación en su costra
es el juego de la mortaja
¿no sabe separar la ostra
el abanico de la caja?

El abanico inconsolable
en el aire de la campana
sobre la ostra se amortaja
como un estilo memorable.

Ninguna mano pueda alzarte
en su concha Venus surgente;
bajo ese techo era su arte:
el de la ostra secamente.

Hila su palpitación verde
con simetría de sepulcro;
yo no sugiero llamar pulcro
al consonante que se pierde.

Pero su ataraxia anula
al motor del conocimiento:
no rima la ostra simula
el artificio del acento.

El artificio donde habita
la música que no se escucha:
la música como una trucha,
bajo su hielo se ejercita.

En el artificio se afina
la única testa que no piensa.
Y apoyada sobre su ruina
la ostra la música trenza.

I I I

Esa manera de la hiena
Despide un olor especial;
no es un capítulo del mal
esa manera de la hiena.

Su pestilencia desconoce.
Ese tema de la literatura.
La cantidad de su fragancia
reconstruye esa boca pura.

Si la hiena se estimula
con la víscera nauseabunda
su instrumento no disimula:
sabed que un estilo funda.

El estilo de la carroña
O la indiferencia glacial.
¿Se vio sonreír a este animal?
Esto lo sabe la carroña.

En el amarillo vuelo del diente
la indiferencia se retrata;
el vuelo que resume la hiriente
sordera de la catarata.

Se desune los vendados pies
su hocico como un insulto
su hocico entre las tumbas es
la duda de una animal culto.

Ese cuerpo de más a menos
desorienta el juego del ojo.
¿Quién pudo mirar de lleno
al triángulo inscrito en su ojo?

Ese melancólico asalto
erige la insepulta memoria;
su respiración de contralto
se afina en el son de la escoria.

¡Oh tú, nocturna, fría, aniquila
la piedad, la piel inmunda;
allí tu perfume destila
fragante dama de las tumbas!

Naturalmente en 1930

Como un pájaro ciego
que vuela en la luminosidad de la imagen
mecido por la noche del poeta,
una cualquiera entre tantas insondables,
vi a Casal
arañar un cuerpo liso, bruñido.
Arañándolo con tal vehemencia
que sus uñas se romían,
y a mi pregunta ansiosa respondió
que adentro estaba el poema.

Cuando vengas a buscarme

Cuando vengan a buscarme
para ir al baile de los cojos,
diré que no uso muletas,
que mis piernas están intactas.

Bailaré cha-cha-cha y son
hasta caerme en pedazos,
pero ellos insistirán
en llevarme a ese baile extraño.

Con dos hachazos estaré listo,
con dos muletas iré remando,
y cuando entre por esa puerta
me pondrán una coja en los brazos.

Ella me dirá: ¡Amor mío!,
yo le diré: ¡Mi adorada!,
¿cómo fue lo de tus piernas?
¡cuéntame, que estoy sangrando!

Ella, con gran seriedad,
me contará que fue a palos,

pero haciendo de sus tripas
corazón como un brillante,
lanzará una carcajada
que retumbará en la sala.

Después, daremos las vueltas
de estos casos obligados,
saludaremos a diestra, a siniestra
y a muletazos.

Y cuando nadie lo espere,
a las dos de la mañana,
vendrá el verdugo de los cojos
para que no queden rastros.

La destrucción del danzante

Como un ave entre pausas repitiéndose
presagia el pie el encantado desvelo del danzante.
Empieza a repetirse
en su círculo desesperado,
donde gime la suerte del ave encarcelada:
estallante faisán que en sol concluye
y luna antigua su enfriado pico.

Pero el danzante su círculo gobierna con el ave,
así erigiendo al ave en lunada veladora de la danza.
Sabe caer, se inclina.
Desordena la fingida frigidez del pez,
se asoma al aire; sabe caer como una mentira enguantada.
Solicita el vahido de las damas
fascinadas por la ilusoria fragilidad del destino
y golpear con el pomo de la espada.

Nadie sabe que la ausencia del danzante está en su paso.
Nadie sabe que en espiral de espejo hacia la tierra
el pie comienza su secreta danza.
Nadie sabe definir la angustia que mora en el pinchazo de una vena
o del gigante ahogado en un vaso de violetas.

Pero el danzante sabe caer,
se inclina, languidece;
estrangula al rumor entre dos pasos
ofreciéndose en irónico salvador de la destrucción participada.
Sabe caer,
pero el polvo que cae de los astros
sabe caer con suficiente cantidad de terrible caída
para cubrir el círculo desesperado y la deidad asistidora.
Pero el danzante sabe caer con la caída del polvo de los astros,
cuando ligeramente pálido,
acaricia la extraña piel del rumor ajusticiado
que gime de placer entre dos damas.

Condenado al errante destino de las calladas flores,
el enlutado perfume de las deidades sensitivas.

Su intacta curvatura escapa lenta entre vuelos pintados.
Sin sonido se ofrece deslumbrante
a la contemplativa gozadora.
Desenvuelve la interminable angustia del desvelo
con la maestra suerte del indiferente,
apoyando el talón sobre su sombra:
así imponiendo al círculo desesperado
la diversión de su ojo impenetrable.

Desenvuelve el desvelo del amortajado,
asume la tremenda figura que dibuja el rostro de su rostro,
pega su lengua al cristal enemistado del aire.
Pero sabe caer, se inclina,
languidece con lentitud de esponja,
dibuja el aire con pasión exacta
y su límite diáfano concluye.
Pero sabe caer más que caído,
cayendo sobre el invisible hilo de la monstruosa araña.
¡Oh levitante insecto de los muertos,
sabes parar el aire con tu vientre hilador?
Pero sabe el danzante
que la devanadora gravedad
más que caída cae;
cayendo sabe su melancólico peso sostenido,
trenzado en suertes asistidoras del faisán
que el peso suma al doblegado cuello.

Siempre concluye el luto su dominio
en inesperado círculo de las tejedoras.
Pero siempre caer es suerte hermosa
con la sabia mitad de la caída.
Afinando en la llama las aristas,
avisando a la muerte su distancia,
desoyendo al oído sus rumores
pues un método impone el vencimiento.

¿Sabe acaso el metódico danzante dónde respira el aire?
Pero sabe caer, se inclina con el aire
y su trémulo fuelle lento aspira
entrando en el hilado cautiverio:
Saltadores de toros como agujas
ofrecen sus cabezas a las nubes
para pesar el vuelo de los ángeles.
Nadie acecha al infiel que pinchar puede la frente del rocío,
al adivinador del peso de la nube
oscuramente díscolo y desnudo.

Luchadores y galgos acontecen
junto a damas de nítida demencia
y lento crecimiento de la piedra.
Con ondulante fiebre tiranizan
la ascensión de la siesta neblinosa,
golpeando el costado y la pupila
porque caer es método del cuerpo.
Obligado caer suma el desvelo,
la siesta suma el peso del destino,
asumiendo la aplomada función del pie pedido.
Suave corcel su rápida caricia.

Pero define el paso.
Jamás hermoso en danza modelárase
si indefinible astucia al círculo pidiera.
Sabe el paso y la suerte y el peligro
del caracol, hermano de la siesta
y acechanza final bajo la oreja.
Con la monótona frialdad de la suerte
entrega al espantoso viajero de oreja detenida
el seducido coro de las aullantes volutas:
divinidades lívidas entre la pleamar y el pez podrido.

La metódica lucidez de la caída
defendiendo sus torres y silencios,
esquiva el desangrado mediodía del girasol
encerrado en su duda como un túmulo.
Con la servicial brevedad del tránsito del aire
esquiva la somnolencia del color amable,
entregando a las torres la derretida siesta
y el vuelo inútil del contorno áspero.
Aún la sutil saeta disparada
de su ojo inefable al centro fino
no podría esquivar el paso de un cabello,
pero la metódica lucidez
el tránsiío y la vuelta funde breves
entre el cabello y el contorno áspero.
¡Oh lúcida deidad asistidora,
nada persigues, sigues y sumerges,
nada apoya en tu cuerpo sus cautelas!
¡Oh deidad que prolongas los matices
del pie pedido a los silencios y a las torres
uniendo el talle al toro dibujado!

Su silenciosa ondulación de agudas plumas finas
mueve los cristales del dulce terremoto
adormecido en la campana helada.
Dulce oficio en el busto avisa el suelo,
dividiendo, sus partes, sus medidas
en el frasco de arena más furioso.
Pero sabe el danzante el dulce golpe
que a la grieta regala el vencimiento
del busto absorto en su dominio helado;
no dividiendo partes sino olvidos,
a silencios de partes entregados,
por la mano que mueve los cristales
del dulce terremoto y sus ventanas.
Menos que lenta, más que inmóvil, suma
la columna sus cubos y funciones
al busto entre ciudades olvidadas;
golpeando la frente de los dioses
con el lomo del río menos joven,
siempre más que sonámbulo, centauro,
repartido a luciérnagas ruinosas
por truncadas columnas deshaciéndose.

Pero el danzante los cristales oye
en la nocturna menta de los frascos
y sus quebrados obeliscos gira.
Suave empuja su pie desesperado.
Entre huellas y pasos detenido
borra en la cabaña de hielo
el enfriado rastro de los números
y sus inconsolables cantidades.
Su buen pie desune
los huesos de la melancólica ballena
clavada en la vitrina inesperada.
Dulce enlaza
el estanque al espejo inconciliable:
las miradas ciñendo los desvíos,
los olvidos ciñendo las miradas.
Muestra la menta y la angustia
sobre el perfil donde la muerte mueve
el irónico fruncimiento de la belleza.
La demente belleza y desplomada luna
los erizados cabellos del sonámbulo,
el terror de una columnata herida.

Se inclina,
languidece en el frasco más furioso
y la crueldad en las cejas inicia.
Define el paso,
pero en la frente el círculo separa
al carnaval del coliseo
y las máscaras muertas sobre harina.
Se asoma al aire,
pero esparce el ruinoso dominó sus últimos vellones
tocando de melancolía al petrificado surtidor.

Hurta al rostro el rubor de la danza
bañándolo con la palidez de la indiferencia;
pero la mariposa y la hermosura conjuradas
prolongan el desvelo de la llama
sobre el dulce danzante,
dulce siempre como el espanto de los astros.
¡Oh astros y demencia siempre dulces,
llueva sobre la frente del danzante
vuestro quehacer donde el silencio escucha!

El poderoso lamento, el ronco grito
es el recuerdo sobre un torso fúnebre,
un sollozo en la desolada extensión de la nuca,
un concluido canto entre las ruinas
dedicado al horror del danzante,
al horror de su paso imperial.

Sabe caer,
pero el tremendo barco preso en la botella
estalla en la región más dulce de la espalda,
y una melodía, un responso se detienen
en el pie pedido a la flor de la sangre.

Si te gusta #Virgilio_ Piñera... Share on X

REMORDIMIENTO [Mi poema]
Bárbara Alí [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Juntando va las letras una a una,
con mimo una palabra conformando,
rogándole a su diosa la fortuna,
que le aupe hacia el embrujo de la luna
y aquellos sus palotes recordando.

Hoy hombre con su calva prominente
que oculta por debajo del sombrero,
de mente gris más propia de indigente
obliga a navegar a su inconsciente
el tipo que es de aspecto pinturero.

¿El mundo hecho al revés? él se pregunta,
¿a qué viene que sea tan cruento,
por qué todo se esconde tras de un cuento,
en medio está de tanta marabunta
sin nada que añorar. Remordimiento.
©donaciano bueno

Es el #remordimiento una muerte prematura? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Bárbara Alí

Mamá intenta contarme

de esos días
pero algo se atasca
como un hueso en la garganta
como si mamá nadando
se hubiera tragado
todas las espinas de un pez.
La nadadora
tiene que tener la precaución
de ver dónde abre la boca
el pez por la boca muere
le dijeron.

Trata de recordar

el calor de las manos de su padre
aquella tarde en la plaza
el viento soplaba fuerte
y levantaba la arena
solo suena en su cabeza
el chirriar de las cadenas de una hamaca
ese sonido agudo del metal oxidado
busca en sus bolsillos
algo para apretar como amuleto
recordar es siempre
un movimiento en reversa.

En esta historia

un mamut o varios mamuts
y sus pisadas fuertes
levantaron un polvo
hay una nube gris
que ensució todos los nombres
y entonces cada cosa
se llamó de otra manera
a la puerta la llamaron pared
correr era peligroso
un abrazo se convirtió en una excepción
un árbol era algo que flotaba
padre, alguien desconocido.
De Memoria fantasma. Premio Unicaja de poesía.

El corazón es una víscera, pienso

mientras corto la carne
separo los huesos y la grasa
vos te conjugás adentro mío
en infinitivo
sos la línea extendida
en la pantalla negra
que marca las pulsaciones
si pudiera cortar lo que no sirve
dejarlo a un costado
y mi corazón quedara limpio
seguramente podría alimentarme de mí
¿quedamos en coma,
en suspenso?
¿somos la grieta por donde
se filtra la luz,
la astilla clavada
o la uña del animal
que quedó adherida al tronco?
Desecho las vísceras chorreantes y rojas
las tiro en una bolsa
más tarde me quedo
ladrando al camión de basura
hambrienta y llena de luz.

Soñé que nadábamos

con los brazos cansados
a contracorriente
que cada brazada desesperada
nos alejaba un poco más
de la orilla
que de pronto te decía
cerrá la ojos y sentí tus aletas
ahora saltemos.
De un laberinto
siempre siempre
se escapa
por arriba.

¿Cómo se huye

hacia adelante?
Lo saben los animales cazadores
por su instinto de supervivencia.
Lo sabe la mariposa
al atardecer
cuando desaparece en el cielo.
Lo sabe el pez
que prefiere el hambre
antes que acercarse a la carnada.
Lo tengo que aprender yo
que camino ilusionada
en reversa.

El médico no me cree

cuando le hablo
de este vértigo de pájaro encerrado
le digo que me quedaría días
en estado horizontal oliendo flores
quieta y alargada como una enredadera
el médico no entiende
abre su gran libro de tapas duras
escribe con letra eléctrica
en un papel
el nombre de una droga.
Cierro la puerta del consultorio
camino por la calle
me pierdo en los carteles
me repito
él no puede
ver adentro
él no puede
ver adentro.

Algo como una lengua menor

un zumbido de abeja
este lenguaje lleno de repeticiones
no nos deja
escucharnos.
*
Si bailo, por ejemplo,
alrededor de una flor
quiero decirte
que esta noche
quiero estrellas.
*
Succionar :
es una palabra
que me llena la boca
de agua brillante.
*
La boca puede ser
un puente
entre yo que estoy adentro
y el mundo que está afuera.
*
Pienso en la palabra leche
y te imagino arriba mío
mirándome.

Si te gusta #Bárbara_Alí... Share on X

MI POETA INVITADO: Nelson Reyes

«SI ESTANDO EN LA CARRETERA OYES UN BIP-BIP, TEN LA SEGURIDAD QUE SE TRATA DE MÍ»

El Correcaminos

1
Tanto animal muerto
en las orillas de esta carretera
tanto mal (d) olor
que ya no me sorprende
encontrarme con un neumático «Super Radial Sport»
tatuado en mi espalda.

3
En estas carreteras las muchachas bonitas hacen dedo
y las llevan gratis,
las muchachas feas
pagan sus pasajes
y enrollan el boleto
mientras reciben las burlas
de su compañero de asiento.

6
Hasta ahora
sólo han florecido
industrias salmoneras
en las orillas de esta carretera
un camión reptando
cargado con metro-ruma
hace sonar el silbato
mientras la coqueta le guiña un ojo.

Y este otro que carga apenas
con el polvo acumulado
en sus hombros
descansa con la cabeza
entre las manos
y deja resbalar una lágrima
guacha hacia el asfalto.

DE LOS HECHOS QUE ACAECIERON
CUANDO NUESTRO HÉROE NACIONAL
NO TUVO DINERO PARA JUBILAR,
O PEQUEÑO HOMENAJE A MARTÍN VARGAS

Paga Martín paga,
paga la luz Martín,
el agua, el teléfono.

Paga Martín paga,
paga los estudios de tus hijos
paga tus dividendos Martín.

Paga Martín paga,
consigúete el «money» Martín
mira que aquí no te dimos
una jubilación vitalicia,
mira que aquí no se aceptan
héroes beneméritos (a veces).

Paga Martín paga,
esquiva el cros de tus acreedores,
dales con tus puños
de retador al Titulo Mundial.

Paga Martín paga,
movilízate en el ring
en este indigente último round
donde todos fuimos emperadores romanos
soltándote a los leones.

POEMA A UN INNOMBRABLE [Mi poema]
Santiago Redondo Vega [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Al bendito culo (con perdón)

El culo ¡vive dios! esa palabra
que no hay que pronunciar, no trae a cuenta,
si sufre de algún mal no se comenta,
se debe de ocultar ¡abracadabra!
e incluso no se tienta.

El idem de otro nombre en rabadilla,
pandero, diz trasero, posaderas,
si dices que se muestre va a por peras,
se emplaza más arriba la rodilla,
por sobre las perneras.

Simétrico, ovalado, equidistante,
bitácora trazada en decadencia,
más propia de quien sabe de decencia,
y suele presumir de buen talante
de alguno en su presencia.

El pompis, referente a una señora
se debe de nombrar con disimulo,
si el mismo es respingón así es más chulo,
pues oigo replicar más se valora,
a qué disimular, eso es un culo.
©donaciano bueno

...en ambas sus valientes #posaderas, al aire descubiertas, el Quijote Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Santiago Redondo Vega

VI HE APRENDIDO A VESTIRME

HE APRENDIDO A VESTIRME la piel que me delata,
a conversar a solas con mi propia verdad que se desnuda
los lunes, sin carmín y sin memoria,
ante el abismo impreso de los libros.

He aprendido a buscarme
en el alma enjaulada en la trastienda
de la razón más nimia,
en sus heridos párpados, celosos
de unos labios de absenta.

He aprendido a escuchar
del río sus remansos, como quien cuelga
sus palabras del eco que repite su nombre
y le incita a que vuelva a ser el niño
que ensartaba con lascas el agua entre dos mundos
de infancia y madurez irrenunciables.

X GRAVITO EN EL DESEO

GRAVITO EN EL DESEO que alimenta
las espigas morenas de los viernes,
o en el ocre del viento escarmentado
que hace heridas sin sangre en la corteza
de esta tierra congénita que habito.

Aquí la tarde es parda, horizontal, longeva,
el paisaje un quimérico trasluz cereal y visionario,
y el hombre es por su alquimia
nobleza de amapola y atavismo de espino en el carácter.

De todas esas magias se adoba la ecuación de mi existencia,
adscrita a la mitad del alma que me falta,
por eso aguardo en vilo -de noche- cada día
tu improbable respuesta
al burofax que te amo a beso revertido.

XII NO ME EXILIO EN LA EXCUSA

NO ME EXILIO EN LA EXCUSA que hace nido en la noche
de un domingo cualquiera. Quizá
mi abstracción solo indague
del sueño la medida y sus horarios,
de la piedra el hastío, del reloj la impaciencia,
de tu piel…
de tu piel cada instante.

Mi identidad por hombre se alimenta
-Ícaro intruso-
de mi libérrima obsesión de pájaro,
y vuelo de cigüeña, de azor o de vencejo
por los cielos virtuales de la tinta.

Porque no he de negar nunca estas alas
ni el sueño que las nutre
me poso cada noche en la utopía
de las convictas ramas de los versos.

XVIII HAS VENIDO A ENMENDAR

HAS VENIDO A ENMENDAR la tarde con argucias
empeñada en plagiarla del limo de tu rostro,
como si el tiempo
destejiera en mi pecho un mar de arterias
ahogándome el recuerdo hasta morir
sobre tu voz pautada, y fueran
la soledad y el mundo esas dos islas
que anegaran de lastre mi cordura,
y tú mi balsa.

La soledad,
la soledad que muerde
–acre estela de bruma en la distancia-
nos escora a estribor de cualquier puerto
y nos cita, nos goza, y nos despecha
convertida en placebo de nuestro propio acíbar.

El mundo, sin embargo,
casi nunca navega a voluntad del hombre
ni tatúa relojes de esperanza
en el trasdós fugaz de su antebrazo.

La existencia es así, opaca y lúcida
recostada en el hombro de quien quiere
negar la noche al sol
y rogarle a la luna que le ignore.

XXI

Supimos que el silencio era un paisaje
de niebla y decepciones
anclado a la obviedad premiosa de los ojos
al decirnos la piel adiós de golpe
y oxidarnos la rabia
de aquéllos mil atrases que en noches de solsticio
endulzaron de herrumbre mi boca y tu regazo.

Cadenas, libertad,
eslabones con lengua que se abrazan al cuello de los días
y alientan, desde el nunca y para siempre,
la mitad del dolor con que dolernos tanto.

Dos mitades de un sueño a contraluz
de naranjas y enebros,
engarzado en acero de palabras
que ahora engulle –sobre una playa extinta-
la irremediable química del óxido.

XXVI

La luz emerge y blande
los espacios en sombra
con su boca enlutada de resplandor consciente.
Certeramente luz, ingrávida techumbre
adherida al desmán de un cielo de palabras.

El tiempo es un gigante
que engulle cuanto ignora,
auspicia lo que odia, reclama lo infinito
y acaba por velarnos el sueño entre cipreses.

Así me alumbro en ti,
idílica cariátide,
mujer que con mirarme desnudas mis deseos,
ubicua y boreal como un destello súbito,
embebida en carmín, inabordable y tersa.

(de su libro Mecánica de fluidos)

Si te gusta #Santiago_Redondo_Vega... Share on X

MI POETA INVITADO:  Olivia Falcón

Puerto

I
Con los pies enterrados en arena,
el húmedo rostro
traza un nombre.
Huellas solitarias
deja.

II
Nacida del hacha
y las cenizas,
de tierras yermas,
nodriza.

III
Desmemoria
pacta
con el olvido.
Soledad.

Salgo de clase

Salgo de clase,
la plenitud era el momento
en que arrancaba aquellos ramilletes,
de las flores de mayo,
a los lindes y riscos,
camino a casa:
Regalos para mi madre.

Libres

Orden, seguridad,
cara al mundo.
Terror y tinieblas
en lo intimo.
¡Shhhhsss!
Silencio, ya viene.
Mamá, llora.
Hoy,
anodina estampa.
A dónde se ha ido
tu petulancia divina.

PESCANDO MUSARAÑAS [Mi poema]
Antonio Praena [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Echando voy mi caña de pescar,
dudando en donde lo hago si haya peces,
en tanto que me pongo a imaginar
que tienen que picar. Y es que hay a veces

que pienso no haya puesto bien el cebo
e incluso esté oxidado ya el anzuelo.
La vida bien se sabe es un señuelo
que debo de pasar. Y en la que debo,

amén de disfrutar, pasar el rato,
lo mismo que una boya sobre el mar
se expone si se pincha a naufragar,
pues debe de cuidarse ese aparato.

Pescando, yo he pescado musarañas,
y algunos resfriados recogido,
si acaso nunca sepa por qué ha sido
que tuve que pescar muchas migrañas.

Frecuente yo he tenido que acabar
volviéndome hacia casa de vacío.
Cansado por sufrir un desvarío
al ver lo que antes tuve que negar.
©donaciano bueno.

#Es preciso tener cuidado con lo que se pesca? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Antonio Praena

EL JOVEN FRAILE

Y pensar que nadie desabrochará mi camisa
con manos de paloma,
ni hará caracoles en el vello de mi pecho
porque ya tengo un amor que es Todo y Nada…
Y saber que soy un guerrero
que reza como un almendro

(«De Humo verde». Amarú. Salamanca 2003)

GRÚAS

Me conmueven las grúas en invierno.
Parecen estar vivas y cumplir
su vértigo llenándose de grajos
que bordan en su acero un pentagrama.
La esencia de las grúas son las aves
de paso. Las cruces de este siglo,
donde todo se mueve, son las grúas:
inmóviles, calladas, imposibles.
Yo he querido ser grúa muchas veces,
recibir la nevada antes que el mundo,
los pájaros, los rayos matutinos…
y ser desmantelado cuando acabe
la obra en la que elevo humilde carga.
Las grúas son amigas de los pájaros.
Que vengan y se posen en mis hombros
mientras huyen del frío es mi deseo.
Que canten para mí, ser para ellos
el árbol más sencillo, pues apenas
un eje vertical y un brazo abierto
conforman mi estructura permanente.
(Vendrá la muerte a dar vida a este sueño
haciéndome también ave de paso).
Y, mientras, ser tan sólo un trasto útil
entre el cielo y la tierra. Algo invisible
a los ojos de todos pero nunca
al ojo diferente de los grajos.

INSTANTE

No lo pienses muy bien,
porque ésta es la felicidad, y si la piensas
se escapará de tu mirada hasta otro tiempo
que pertenece a un mundo incontestable.
En el futuro añorarás estos segundos
en los que aún no sabes lo que ocurre,
pero que son más plenos que mil vidas.
Y la brutal desproporción
entre los sueños albergados
y el saldo de tus horas
se hará un abismo infranqueable ante tus ojos.
Mas no te dejes engañar,
porque has tenido algo más cierto que los sueños;
lo estás teniendo en este instante
en que ocurre algo silencioso
mientras papá remueve el fuego
y en la cocina corre un grifo.
Es una luz que te recorre entera
y hace temblar tus huesos de ternura.
Ya estás cumpliendo ese deber
que el hombre tiene al arrebato luminoso
y da valor a cuanto ni arrebata ni ilumina.
Pero no quieras atraparlo:
es imposible poseer el rayo del misterio
si no es tan sólo al precio de la muerte.
Tú acaso graba esta ignorancia en la blancura de tu vida
y estruja su recuerdo,
como se estruja un bálsamo bendito,
contra las llagas que el futuro te reserva.
Ya no podrás decir
que el gran secreto de la dicha te ha esquivado.
Quizá tan sólo cuando acabe
conozcas lo que tienes sin tenerlo.
Mas no lo quieras comprender,
que es descifrar la claridad lo que la mata.
(Poemas para mi hermana. (2006)

GRAFITI

¿Quién nos sostiene en este mundo?
No son los tipos como yo,
trajeados, erguidos y con clase.
Quizás esas mujeres con carritos de rafia
que son feas y gordas
y visten chaquetitas con pelusas.
Quizás las que consuelan los peores
25 minutos en la vida
de alguien que ignoramos:
‘Dios es negra’
he visto en un grafiti sobre el muro
de un solar de desguace. Me he reído:
si vamos a ponernos trascendentes,
añadamos que es calva y que está en paro.
Ya lo dijo Aristóteles:
no siempre la verdad resulta bella.
Pero Aristóteles no existe.
Tan sólo es un consuelo de afligidos,
un invento de Grecia.
(Historia de un alma (2017)

CASTIDAD

Dime tan sólo que tan sólo
mi vida ha sido inútil, pues declara
von Balthasar que no hay otra belleza
más honda en el amor que el simple acto
de amar sin beneficio. Dime sólo,
tan sólo, que mi angustia ha sido eso:
despojo de mí mismo en manos rotas,
la eterna profesión de amar en balde.

Salida 13

Si una especie de hombres se atreviera
sólo a soñar las cosas que yo he visto,

todos los sueños morirían.
He visto Barbys desvirgadas

entre los guantes impolutos
de un tipo trajeado.
Marquesas y fervientes
regalar pitilleras
con tal de ser tratadas como golfas.
He visto el Maserati de un famoso
en los arcenes de Las Barranquillas
—ya sabéis: salida 13
de la Autovía de Valencia—
buscando mefedrona junto a un chulo
con Wranglers de elastano.
También he visto anillos de brillantes
al fondo de condones
y polvo de kamagra
sobre botines de serpiente genuina.
¿Qué esperabais del arte? ¿Alguna vez
te has preguntado cuántos mundos
se esconden en lo oscuro de este mundo?
Los sueños no podrían respondernos,
porque los sueños son absurdos e idealistas
igual que el niño muerto que llevamos
muy dentro de nosotros.
Y he visto, finalmente, te lo juro
—porque las letras son ajenas a los sueños—
sobre un cuerpo ciclado
con anabolizantes esteroides,
un tatuaje que dice:
“aquí no queda espacio para tanto vacío”.
(De Historia de un alma)

Comebolsas

Tampoco en estas cosas es lo mismo:
los ricos, sola y buena;
los pobres con alcohol y muy mezclada.
Las comebolsas lo saben:
te miran el reloj y los zapatos
y, si encima conduces un buen coche,
se te pegan al cuerpo y no te dejan
hasta que las invitas a unas rayas.
De pasta andan muy cortas,
por eso dejan a los tíos
más chulos en la pista
y se vienen contigo.
Las he visto muy jóvenes
montarse con un viejo en un Mercedes
camino de una noche más oscura.
A mí, concretamente,
las que visten peor me ponen mucho.
Un hotel de extrarradio les parece gran cosa.
Jamás se han visto en otra y es la tuya;
medio gramo y ya vuelan
dos gramos y te dejan medio muerto.
Las puedes encontrar siempre los viernes.
El sábado en la noche y el domingo
lo pasan en el barrio, con su novio,
curándose la culpa y la tristeza.

Si te gusta #Antonio_Praena... Share on X

MALDITOS ADIVINOS! [Mi poema]
Washington Daniel Gorosito Pérez [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Los hados me legaron un halo de infortunio
que sigue y me persigue y nunca me ha olvidado,
quisiera se abstuviera mirando hacia otro lado
pues solo él ha acertado naciera el mes de junio.

Lamento pues conmigo no fueron complacientes,
los astros, los planetas, ¡malditas predicciones!
y así que les ignore me pisan los talones
pues siento sus pisadas que siguen persistentes.

Salud, dinero, amores los tuve, no me quejo,
y aun sigo algún consejo para encontrar mi sino
que indique mi camino para llegar a viejo.

En tanto aquí aun espero bebiendome un buen vino,
prefiero si es Ribera, mejor si éste es añejo,
Y olvido a mi zodiaco, condeno a ese adivino.
©donaciano bueno.

#Todos lo que quieren es robarte la cartera? Share on X

MI POETA SUGERIDO: Washington Daniel Gorosito Pérez

Pájaro poeta

Una máquina de escribir rota
descansa bajo el encino,
vieja como las enigmáticas estrellas.

Un pájaro azul
pica las teclas desvencijadas,
extendiendo sus delicadas alas.

Las palabras
vuelan una a una,
se acomodan a su gusto
formando líneas de versos,
que el viento susurra
y
surgen
rayos luminosos por doquier
en la etérea transparencia.

Extraño conflicto,
poesía y luz
retan a la oscuridad
de las crisis humanas,
más versos para amanecer
y llegará la claridad.

Claridad

¿Cuáles son los límites de la noche
que trajo el hombre?

¿Hay nostalgia en la sombra?

Mi mente ya enajenada
busca la claridad.

Mi energía está mal orientada.
¿Cómo escribir poesía?

Cuando hay tantas cosas “útiles”
por hacer, dicen por ahí.

Crisis, crisis, crisis, crisis,
se oye un murmullo que
acaba en grito ensordecedor.

De valores, económica, moral,
racial, política, crisis…

Mientras yo poeta,
humildemente,
descargo mis frustraciones
en unos cuantos versos
en los que se incluyen
trocitos de esperanza.

Esperanza en el ascenso

Descendemos,
de eso no hay dudas.
La paz endeble en que vivíamos
se ha roto, dicen “para siempre”.

¿Qué nos queda a los poetas?

Escoger entre el conformismo
y la sedición

Callar o escribir,
sólo eso nos queda.

Eso sí,
aborrecer la neutralidad,
existir pese a todo,
a pesar de los presagios,
de las crisis, de la muerte.

Es que hay mucho por hacer
en el exilio de las palabras.

Descendemos,
como el sol al final del día,
y
como la luna
los poetas
nos rebelamos.

Palabras perdidas

Lluvia de letras sobre el paisaje del desamparo.
O. Paz.

Me envuelvo en las palabras
como un manto protector.

La poesía me separa
del áspero mundo de las manipulaciones
mecánicas y normalizadas.

Desciendo recordando
el abismo del destino.

Me faltan las palabras redentoras
para alumbrar las tinieblas humanas,
sacudidas por estruendosas crisis
y sus monstruos,
las bombas, la pobreza, la esclavitud,
que no dejan percibir
el triste susurro del alma.

Por lo tanto tristemente
no me puede sorprender
que me falle una y otra vez
el lenguaje
para pintar la realidad
y brindar una
esquelética esperanza.

Esquelética esperanza

No se ven las mariposas,
sólo un puñado de gorriones
caminan velozmente dando tumbos por la calle,
picando piedritas de colores.
El aire frío duele
y la falsa calma abruma.
Antesala de metamorfosis,
palabras clausuradas
el tiempo del silencio
o la complejidad del silencio.
Un pájaro símbolo
hilvana melodías
ese poema sonoro es la ruptura
esquelética esperanza.

Tu ciudad

Montevideo,
tu cuerpo de siglos,
silencioso y gris.

En las calles rumores de tu ausencia
invaden el empedrado
mojado por las lágrimas del adiós.

“El poeta marchó al exilio”,
dice un grafiti en un muro montevideano.

Puerto y tango llorón.

Raíces

Ciertos días
vuelvo sobre mis pasos
y miro debajo del sol.

La niebla descendente,
fresca y gris,
ahoga la claridad.

En la oscuridad me pregunto:

¿Soy lautreamoniano por
montevideano?

Montevideo no olvida

Montevideo: falsa puerta en el tiempo.
Jorge Luis Borges
La tardecita sangra sobre el Plata
un rojo ceibo cubre el horizonte
en la orilla sur del mundo.
Una bandada de aves nocturnas
abofeteadas por el viento
lanzan sus trinos angustiosos
sobre la Ciudad Vieja atardecida
se van sombreando
sus calles adoquinadas.
La Iglesia Matriz se erige hermosa
con su arquitectura sencilla y sobria
como su pueblo.
El campanario mudo
donde no muerde el viento
no despertará al viejo barrio.
Dicen que hallaron restos
de la antigua muralla de la ciudad
que nació fortificada.
Un sideral silencio de siglos
se rompe y descubre perennes historias
la puerta abierta al tiempo,
a las raíces, a la nostalgia,
al ayer.
Montevideo no olvida.

#Si te gusta Washington Daniel Gorosito Pérez... Share on X

LA CASA AMARGA [Mi poema]
Carolina Coronado [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

La casa amarga, la soledad sin luz,
las lágrimas sedientas de cariño,
los viejos que abrazando van a un niño,
altares, los olivos y la cruz.

Ventanas en que observas al trasluz
la vida que se mueve entre pavesas,
muchacha a la que quieres y a quien besas,
la bala disparando un arcabuz.

La momia del que sabe ya no existe
y siente que ya el mundo lo ha olvidado,
la sombra que a su sombra ha despreciado,
el ansia que a vivir ya se resiste.

Pegarle a la memoria un latigazo
soñando que ya el mundo no existiera,
echándote a ese mundo por montera,
morir, por fin morir en tu regazo.
©donaciano bueno.

#Si eres capaz, dime que no te gusta Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Carolina Coronado

A UNA GOTA DE ROCÍO

Lágrima viva de la fresca aurora,
a quien la mustia flor la vida debe,
y el prado ansioso entre el follaje embebe;
gota que el sol con sus reflejos dora;
Que en la tez de las flores seductora
mecida por el céfiro más leve,
mezclas de grana tu color de nieve
y de nieve su grana encantadora:
Ven a mezclarte con mi triste lloro,
y a consumirte en mi mejilla ardiente;
que acaso correrán más dulcemente
las lágrimas amargas que devoro
mas ¡qué fuera una gota de rocío
perdida entre el raudal del llanto mío…!

CANTAD, HERMOSAS

Las que sintáis, por dicha, algún destello
del numen sacro y bello,
que anima la dulcísima poesía,
oíd: no injustamente
su inspiración naciente
sofoquéis en la joven fantasía.
Si en el pasado siglo intimidadas
las hembras desdichadas,
ahogaron entre lágrimas su acento,
no es en el nuestro mengua,
que en alta voz la lengua
revele el inocente pensamiento.
Do entre el escombro de la edad caída,
aun la voz atrevida,
suena, tal vez, de intolerante anciano,
que en áspera querella
rechaza de la bella
el claro ingenio, cual delirio insano.
Mas ¿qué mucho que sienta la mudanza
quien el recuerdo alcanza
de la edad en que al alma femenina
se negaba el acento,
que puede, por el viento,
libre exhalar la humilde golondrina?
Aquellas mudas turbas de mujeres,
que penas y placeres
en silencioso tedio consumían,
ahogando en su existencia
su viva inteligencia,
su ardiente genio, ¡cuánto sufrirían!
¡Cuál de su pensamiento la corriente,
cortada estrechamente
por el dique de bárbaros errores,
en pantano reunida,
quedara corrompida
en vez de fecundar campos de flores!
¡Cuánto lozano y rico entendimiento,
postrado sin aliento,
en esos bellos cuerpos juveniles,
feneció, tristemente,
miserable y doliente–,
desecado en la flor de los abriles!
¡Gloria a los hombres de alma generosa,
que la prisión odiosa
rompen del pensamiento femenino!
¡Gloria a la estirpe clara
que nos guía y ampara
por nuevo anchurosísimo camino! (…)

¡Ay! transportad mi corazón al cielo!

Ángeles peregrinos que habitáis
las moradas divinas del Oriente
y que mecidos sobre el claro ambiente
por los espacios del mortal vagáis.

A vosotros un alma enamorada
os pide sin cesar en su lamento
alas, para cruzar del firmamento
la senda de los aires azulada.

Veladme con la niebla temerosa
que por la noche ciega a los mortales,
y en vuestros puros brazos fraternales
llevadme allá donde mi bien reposa.

Conducidme hasta el sol donde se asienta
bajo el dosel de reluciente oro
el bien querido por quien tanto lloro,
genio de la pasión que me atormenta.

¡Ay! Transportad mi corazón al cielo,
y si os place después darme castigo,
destrozadme en los aires y bendigo
vuestra piedad y mi dichoso vuelo.

El amor de los amores

I
¿Cómo te llamaré para que entiendas
que me dirijo a Ti, dulce amor mío,
cuando lleguen al mundo las ofrendas
que desde oculta soledad te envío?…

A Ti, sin nombre para mí en la tierra,
¿cómo te llamaré con aquel nombre,
tan claro que no pueda ningún hombre
confundirlo, al cruzar por esta sierra?

¿Cómo sabrás que enamorada vivo
siempre de Ti, que me lamento sola
del Gévora que pasa fugitivo
mirando relucir ola tras ola?

Aquí estoy aguardando en una peña
a que venga el que adora el alma mía;
¿porqué no ha de venir, si es tan risueña
la gruta que formé por si venía?

¿Qué tristeza ha de haber donde hay zarzales
todos en flor, y acacias olorosas,
y cayendo en el agua blancas rosas,
y entre la espuma libros virginales?

Y ¿por qué de mi vida has de esconderte?
¿Por qué no has de venir si yo te llamo?
¡Porque quiero mirarte, quiero verte
y tengo que decirte que te amo!

¿Quién nos ha de mirar por estas vegas,
como vengas al pie de las encinas,
si no hay más que palomas campesinas
que están también con sus amores ciegas?

Pero si quieres esperar la luna,
escondida estaré en la zarza-rosa,
y si vienes con planta cautelosa,
no nos podrá seguir paloma alguna.

Y no temas si alguna se despierta,
que si te logro ver, de gozo muero,
y aunque después lo cante al mundo entero,
¿qué han de decir los vivos de una muerta?

La luna es una ausencia

Y tú, ¿quién eres de la noche errante
aparición que pasas silenciosa,
cruzando los espacios ondulante
tras los vapores de la nube acuosa?

negra la tierra, triste el firmamento,
ciegos mis ojos sin tu luz estaban,
y suspirando entre el oscuro viento
tenebrosos espíritus vagaban.

yo te aguardaba, y cuando vi tus rojos
perfiles asomar con lenta calma,
como tu rayo descendió a mis ojos,
tierna alegría descendió a mi alma.

¿Y a mis ruegos acudes perezosa
cuando amoroso el corazón te ansía?
Ven a mí, suave luz, nocturna, hermosa
hija del cielo, ven: ¡por qué tardía!

La rosa blanca

¿Cuál de las hijas del verano ardiente,
cándida rosa, iguala a tu hermosura,
la suavísima tez y la frescura
que brotan de tu faz resplandeciente?

La sonrosada luz de alba naciente
no muestra al desplegarse más dulzura,
ni el ala de los cisnes la blancura
que el peregrino cerco de tu frente.

Así, gloria del huerto, en el pomposo
ramo descuellas desde verde asiento;
cuando llevado sobre el manso viento

a tu argentino cáliz oloroso
roba su aroma insecto licencioso,
y el puro esmalte empaña con su aliento.

Nada resta de ti…

Nada resta de ti…, te hundió el abismo…,
te tragaron los monstruos de los mares…
No quedan en los fúnebres lugares
ni los huesos siquiera de ti mismo.

Fácil de comprender, amante Alberto,
es que perdieras en el mar la vida,
mas no comprende el alma dolorida
cómo yo vivo cuando tú ya has muerto.

Darnos la vida a mí y a ti la muerte;
darnos a ti la paz y a mí la guerra,
dejarte a ti en el mar y a mí en la tierra
¡es la maldad más grande de la suerte!…

¡Oh, cuál te adoro!

¡Oh, cuál te adoro! Con la luz del día
tu nombre invoco, apasionada y triste,
y cuando el cielo en sombras se reviste
aun te llama exaltada el alma mía.

Tú eres el tiempo que mis horas guía,
tú eres la idea que a mi mente asiste,
porque en ti se encuentra cuanto existe,
mi pasión, mi esperanza, mi poesía.

No hay canto que igualar pueda a tu acento
cuando mi amor me cuentas y deliras
revelando la fe de tu contento;

tiemblo a tu voz y tiemblo si me miras,
y quisiera exhalar mi último aliento
abrasada en el aire que respiras.

EL MARIDO VERDUGO

¿Teméis de ésa que puebla las Montañas
turba de brutos fiera el desenfreno?…
¡más feroces dañinas alimañas
la madre sociedad nutre en su seno!
Bullen, de humanas formas revestidos,
torpes vivientes entre humanos seres,
que ceban el placer de sus sentidos
en el llanto infeliz de las mujeres.
No allá a las lides de su patria fueron
a exhalar de su ardor la inmensa llama;
nunca enemiga lanza acometieron,
que otra es la lid que su valor inflama.
Nunca el verdugo de inocente esposa
con noble lauro coronó su frente:
¡Ella os dirá temblando y congojosa
las gloriosas hazañas del valiente!
Ella os dirá que a veces siente el cuello
por sus manos de bronce atarazado,
y a veces el finísimo cabello
por las garras del héroe arrebatado.
Que a veces sobre el seno transparente
cárdenas huellas de sus dedos halla;
que a veces brotan de su blanca frente
sangre las venas que su esposo estalla.
¡Y que ¡ay! del tierno corazón llagado
más sangre, más dolor la herida brota,
que el delicado seno macerado,
y que la vena de sus sienes rota!
Así hermosura y juventud al lado
pierde de su verdugo; así envejece:
así lirio suave y delicado
junto al áspero cardo arraiga y crece.
Y así en humanas formas escondidos,
cual bajo el agua del arroyo el cieno,
torpes vivientes al amor uncidos
la madre sociedad nutre en su seno.

Si te gusta #Carolina_Coronado... Share on X

EL DÍA EN QUE ME VAYA [Mi poema]
Delmira Agustini [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

El día en que me vaya nadie saldrá a mi encuentro,
no habrá ningún lamento si cruzo ya esa raya,
nadie podrá culparme de ser inconformista
ni aparte de su lista, el día en que me vaya.

Ni pedirán que calle, que no diga bobadas,
que son habas contadas, me abstenga dar detalle,
ni sufrirán al verme, pues perderán de vista,
diciendo hasta la vista en medio de la calle.

Se olvidarán del día en que era otro como ellos,
con sus mismos destellos, vagando en misma vía,
y aunque mis versos queden ya nadie me hará caso
y es que ya en el ocaso se olvidarán del día.

Después vendrá otra ausencia vagando a su albedrío,
nadando en otro río, culpando de demencia,
no pediré clemencia por ser un carcamal
que aunque siente fatal después vendrá otra ausencia.
©donaciano bueno

#Unos se irán para que otros vengan no...? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Delmira Agustini

El intruso

Amor, la noche estaba trágica y sollozante
cuando tu llave de oro cantó en mi cerradura;
luego, la puerta abierta sobre la sombra helante,
tu forma fue una mancha de luz y de blancura.

Todo aquí lo alumbraron tus ojos de diamante;
bebieron en mi copa tus labios de frescura;
y descansó en mi almohada tu cabeza fragante;
me encantó tu descaro y adoré tu locura.

¡Y hoy río si tú ríes, y canto si tú cantas;
y si duermes, duermo como un perro a tus plantas!
¡Hoy llevo hasta en mi sombra tu olor de primavera;

y tiemblo si tu mano toca la cerradura;
y bendigo la noche sollozante y oscura
que floreció en mi vida tu boca tempranera!

Boca a boca

Copa de vino donde quiero y sueño
beber la muerte con fruición sombría,
surco de fuego donde logra Ensueño
fuertes semillas de melancolía.

Boca que besas a distancia y llamas
en silencio, pastilla de locura,
color de sed y húmeda de llamas…
¡Verja de abismos es tu dentadura!

Sexo de un alma triste de gloriosa;
el placer unges de dolor; tu beso,
puñal de fuego en vaina de embeleso,
me come en sueños como un cáncer rosa…

Joya de sangre y luna, vaso pleno
de rosas de silencio y de armonía,
nectario de su miel y su veneno,
vampiro vuelto mariposa al día.

Tijera ardiente de glaciales lirios,
panal de besos, ánfora viviente
donde brindan delicias y delirios
fresas de aurora en vino de poniente…

Estuche de encendidos terciopelos
en que su voz es fúlgida presea,
alas del verbo amenazando vuelos,
cáliz en donde el corazón flamea.

Pico rojo del buitre del deseo
que hubiste sangre y alma entre mi boca,
de tu largo y sonante picoteo
brotó una llaga como flor de roca.

Inaccesible… Si otra vez mi vida
cruzas, dando a la tierra removida
siembra de oro tu verbo fecundo,
tú curarás la misteriosa herida:
lirio de muerte, cóndor de vida,
¡flor de tu beso que perfuma al mundo!

Con tu retrato

Yo no sé si mis ojos o mis manos
encendieron la vida en tu retrato;
nubes humanas, rayos sobrehumanos,
todo tu Yo de Emperador innato

amanece a mis ojos, en mis manos.
¡Por eso, toda en llamas, yo desato
cabellos y alma para tu retrato,
y me abro en flor!… Entonces, soberanos

de la sombra y la luz, tus ojos graves
dicen grandezas que yo sé y tú sabes…
y te dejo morir… Queda en mis manos

una gran mancha lívida y sombría…
¡Y renaces en mi melancolía
formado de astros fríos y lejanos!

Cuentas de fuego

Cerrar la puerta cómplice con rumor de caricia,
deshojar hacia el mal el lirio de una veste
-La seda es un pecado, el desnudo es celeste;
y es un cuerpo mullido, un diván de delicia.-

Abrir brazos…así todo ser es alado;
o una cálida lira dulcemente rendida
de canto y de silencio…más tarde, en el helado
más allá de un espejo, como un lago inclinado
ver la olímpica bestia que elabora la vida…

Amor rojo, amor mío;
sangre de mundos y rumor de cielos…
¡Tú me los des, Dios mío!

Sobre una tumba cándida

«Ha muerto…, ha muerto…», dicen tan claro
que no entiendo.

¡Verter licor tan suave en vaso tan tremendo!
Tal vez fue un mal extraño tu mirar por divino,
tu alma por celeste, o tu perfil por fino

Tal vez fueron tus brazos dos capullos de alas
¡Eran cielo a tu paso los jardines, las salas,
y te asomaste al mundo dulce como una muerta!
Acaso tu ventana quedó una noche abierta

¡Oh, tentación de alas, una ventana abierta!
¡Y te sedujo un ángel por la estrella más pura
y tus alas abrieron, y cortaron la altura
en un tijeretazo de luz y de candor!

Y en la alcoba que tu alma tapizaba de armiño,
donde ardían los vasos de rosas de cariño,
la Soledad llamaba en silencio al Horror.

Amor

Lo soñé impetuoso, formidable y ardiente;
hablaba el impreciso lenguaje del torrente;
era un mar desbordado de locura y de fuego,
rodando por la vida como un eterno riego.

Luego soñélo triste, como un gran sol poniente
que dobla ante la noche la cabeza de fuego;
después rió, y en su boca tan tierna como un ruego,
soñaba sus cristales el alma de la fuente.

Y hoy sueño que es vibrante y suave y riente y triste,
que todas las tinieblas y todo el iris viste,
que, frágil como un ídolo y eterno como Dios,

sobre la vida toda su majestad levanta:
y el beso cae ardiendo a perfumar su planta
en una flor de fuego deshojada por dos….

Anillo

Raro anillo que clarea,
Raro anillo que sombrea
Una profunda amatista.
Crepúsculo vespertino

Que en tu matinal platino
Engarzó espléndido artista.
El porvenir es de miedo…
¿Será tu destino un dedo

De tempestad o de calma?
Para clararte y sombrearte,
¡Si yo pudiera glisarte
En un dedo de mi alma!…

Desde lejos

En el silencio siento pasar hora tras hora
como un cortejo lento, acompasado y frío
¡Ah, cuando tú estás lejos de mi alma todo llora,
y al rumor de tus pasos hasta en sueños sonrío!

Yo sé que volverás, que brillará otra aurora
en mi horizonte grave como un sueño sombrío;
revivirá en mis bosques tu gran risa sonora
que los cruzaba alegre como el cristal de un río.

Un día, al encontrarnos tristes en el camino
yo puse entre tus manos mi pálido destino.
¡Y nada más hermoso jamás han de ofrecerte!

Mi alma es, frente a tu alma, como el mar frente al cielo:
pasarán entre ellas, cual la sombra de un vuelo,
la Tormenta y el Tiempo y la Vida y la Muerte!

Día nuestro

-La tienda de la noche se ha rasgado hacia Oriente.-
Tu espíritu amanece maravillosamente;
su luz penetra en mi alma como el sol a un vergel…

-Pleno sol. Llueve fuego. -Tu amor tienta, es la gruta
afelpada de musgo, el arroyo, la fruta,
la deleitosa fruta madura a toda miel.

-El Ángelus. -Tus manos son dos alas tranquilas,
mi espíritu se dobla como un gajo de lilas,
y mi cuerpo te envuelve… tan sutil como un velo.

-El triunfo de la noche. -De tus manos, más bellas,
fluyen todas las sombras y todas las estrellas,
y mi cuerpo se vuelve profundo como un cielo!

El arroyo

¿Te acuerdas?
El arroyo fue la serpiente buena…
Yo muero extrañamente…
No me mata la Vida,
¿Te acuerdas?
El arroyo fue la serpiente buena…
Fluía triste y triste como un llanto de ciego
cuando en las piedras grises
donde arraiga la pena
como un inmenso lirio se levantó tu ruego.
Mi corazón, la piedra más gris y más serena,
despertó en la caricia de la corriente y luego
sintió cómo la tarde, con manos de agarena,
prendía sobre él una rosa de fuego.
Y mientras la serpiente del arroyo blandía
el veneno divino de la melancolía,
tocada de crepúsculo me abrumó tu cabeza,
la coroné de un beso fatal, en la corriente
vi pasar un cadáver de fuego… Y locamente
me derrumbó en tu abrazo profundo la tristeza.

Si te gusta #Delmira_Agustini... Share on X

LAS BODEGAS [Mi poema]
Luis Alberto Arellano [Poeta sugerido]New

MI POEMA …de medio pelo

 

Nadando entre dos aguas las bodegas,
antiguas catacumbas del buen vino,
hoy miran al que cruza en su camino
tratando de penar, sin poner pegas,
conscientes que en su vida ese es su sino.

Se muestran cabizbajas, resignadas,
lo mismo que hace el caño de la fuente
que seco ya de cuerpo está presente,
ni espera ya esas bocas abrasadas
pues sabe que no existe tal corriente.

Aceptan que han pasado a mejor vida,
tras verse hoy deprimidas, maltratadas,
bodegas hoy de llantos anegadas,
antaño dando el cuerpo a la bebida
y hoy tan pronto dormidas y olvidadas.

Los vuestros, los famosos borreguiles,
acaso ya no tienen ni cerceras;
que alguno volverá de uvas a peras
mas nadie gozará de tus barriles
ni asando la chuleta en las hogueras.

Sin jotas, ni canciones ni cantares,
que el tiempo las mandó ya a hacer puñetas,
lo mismo que a los odres con sus grietas,
dejando de soñar con los lagares.
cual niñas que se van a hacer calcetas.
©donaciano bueno.

Qué #recuerdos! Toda una infancia en torno a las #bodegas Share on X

Las bodegas de Zazuar (Burgos) forman parte de un paisaje lleno de montículos, como simbólicas setas, en las que antaño se guardaba el vino y en cuya superficie, entre jotas, en improvisadas hogueras hechas con las gavillas de sarmientos, se asaban las chuletas.

MI POETA SUGERIDO:  Luis Alberto Arellano

ESCRITO EN EL POLVO

Caminamos oscuros por el bosque.
Atrás quedó el campamento donde
todos bailan y ríen junto al fuego.
En un claro encontramos un grupo grande de luciérnagas.
Sus cuerpos encienden y apagan un ritmo
pausado que parece un mensaje a los cielos.
Mi hijo grita y señala el abrasarse,
como teas al viento, de los bichos.
Parece que los cuerpos interrogan a las estrellas
por el paradero de Dios.
Algo urge que le comuniquen.
La noche nada responde.
Sólo el croar de algunas ranas
y el parloteo inútil de las aves en la enramada.
El aire sabe a sal como una lágrima.
Amenaza lluvia y la inminencia todo lo cubre.
La mano de mi hijo en mi mano
me salva del mudo abandono de las estrellas.

CADA HOMBRE ES UNA GARGANTA

Trocar vaso de vidrio molido
y beberlo con ambas manos
cuerpo a cuerpo en un respiro de ojos
amor con la punta de la lengua
con todos los sentidos despiertos
oír tu cuerpo
gustar tu cuerpo
oler tu cuerpo
mirar la sombra
amor en la punta
y además tu lengua
beberlo con ambas manos
cargando la traición de los mendigos
que libran santo y seña: Going to America?
dice el passport
santo y seña: sustantivo, cinco letras, vertical.
Una lámpara encendida
y cuatro manos que tiran del cordón
la luz y la palabra vicio
en la entraña del abismo.
Arriba un señuelo en forma de disco
girando
girando.
Tantas luces para un escape slow motion
y sonido roto por el silencio a pausas
porque nadie aguarda a que la
otra orilla se manifieste
todo es río y nadie permanece

CAJA DE TEXTO

Están estas cosas:
Una mesa con libros desgastados
inútiles
pedazos de metal que fueron un cable
envases vacíos de agua
y de refrescos
baterías sin carga
células
y ellas formando tejido
y el tejido sobre mis huesos
y las células encima de todo
con su núcleo ordenado al lado derecho
y la circulación de la sangre entre ellos
(tejido, músculo, hueso y piel)
y la piel cubriendo todo
Un pie
una pierna
dos
mis caderas
el sexo
el torso
una forma abierta
las manos y brazos
la cabeza
donde están mis ojos
donde sucede todo
donde se registra todo
Y el ausente sonido de la respiración

MECANISMOS DE COCCIÓN LENTA

y de pronto la vida muerta
en mi plato de pobre hombre de los témpanos
un magro trozo de celeste cerdo albano
aquí en mi plato
lo invito a pasar a mi plato
le explico las reglas de mi plato
le ofrezco asiento en mi plato
le abro las entrañas en mi plato
y de pronto las municiones muertas
en mi plato de pobre bestia de los bosques
un magro trozo de celeste cerdo hembra
aquí en mi plato
tantas historias en mi plato
negros indigeribles milagros
y la estrella de oriente
que también se mastica
y tiene gusto a polvo cósmico
emparedados
y el hueso del amor
que se encuentra en medio de las cervicales
lo extraigo con mi grande y pulido cuchillo
de combate
limpio la pobre sangre indigerible
en mi grande y pulido pantalón
de combate
tan roído y tan duro
brillando en otro plato
esta hambre propia
existe
es la gana de proteína
que es el cuerpo
que es el enemigo
abierto como magrotrozodecelestecerdo
en mi plato de pobre
no hay otro aquí
en este plato vacío
sino yo
devorando mis ojos
y los tuyos

EFECTO NOCTURNO

No mire a sus espaldas/ no hay nadie
No camine a sus espaldas/ no hay nadie
No entienda las voces a sus espaldas/ no hay nadie
No finja conocer el barrio a sus espaldas/ es de Nadie
No mire de frente a los hombres a sus espaldas / se llaman Nadie
No esconda sus plumas en el puño cerrado a sus espaldas/ el muro es de Nadie
No escriba su nombre completo a sus espaldas/ es lectura de Nadie
No escuche consejos de viajeros a sus espaldas/ es tierra de Nadie
No pague con billetes en público a sus espaldas/ nada es el valor de Nadie
No vaya a lugares públicos a sus espaldas/ el festejo es de Nadie
No se quede en casa sólo a sus espaldas/ lo visitará Nadie
No encienda aparatos electrónicos durante el despegue a sus espaldas / el vuelo lo pilota Nadie
No recline su asiento antes de que se encienda la luz roja a sus espaldas / caemos por culpa de Nadie
No registre su teléfono a sus espaldas / es trabajo de Nadie
No espera detrás de la puerta a sus espaldas/ la escucha es para favorecer a Nadie
No intente esto en casa a sus espaldas/ usted vive en casa de Nadie
No discuta cuando le pidan sus objetos de valor a sus espaldas / Todo pertenece a Nadie
No exponga a sus hijos al fuego a sus espaldas / la materia es porosa como Nadie
No se deje al alcance de los niños a sus espaldas / la precaución es objeto de estudio de Nadie
No conteste el teléfono a cualquiera a sus espaldas / su posición en el mapa es saber de Nadie
No camine por calles sin iluminación a sus espaldas / la oscuridad es premisa de Nadie
No finja que sabe la respuesta a sus espaldas / la pregunta la formula Nadie
No negocie con terroristas a sus espaldas / no tiene permiso de Nadie

LA MÁQUINA DE MATAR EL TIEMPO

Sé que ésta es la ciudad / he estado en ella antes
Sé que ésta es la ciudad/ he caminado sus calles antes
Sé que ésta es la ciudad/ he visto fotografías aéreas antes/ he visto la sombra correr por sus calles/ he visto la ciudad antes
Sé que ésta es la ciudad/ he estado en sus calles antes
Sé que ésta es la ciudad/ he oído las balas rozarme antes
Sé que ésta es la ciudad/ he olido sus entrañas calientes antes
Sé que ésta es la ciudad/ he estado en fotografías aéreas antes
Sé que ésta es la ciudad/ he visto sus puños de cerca antes
Sé que ésta es la ciudad/ he visto su sombra aérea en fotografías de antes
Sé que ésta es la ciudad/ he sido su sombra entre las calles antes
Sé que ésta es la ciudad/ me han pateado el cráneo sus verdes botas aéreas antes
Sé que ésta es la ciudad/ he sido la carcajada sin dientes mucho tiempo antes
Sé que ésta es la ciudad/ he visto mi sombra de cerca entre sus sombras antes
Sé que ésta es la ciudad/ he palpado su entrepierna alada como antes
Sé que ésta es la ciudad/ he comido de sus contornos rojizos antes
Sé que ésta es la ciudad/ he visto amenazarme a sus hombres por el cuello antes
Sé que ésta es la ciudad/ he visto a sus travestis apuntarme con su sexo antes
Sé que ésta es la ciudad/ he meado la patrulla esposado antes
Sé que ésta es la ciudad/ he salido a sus bares y vuelto de prisa tantas veces antes
Sé que ésta es la ciudad/ he llorado la mañana entre su madriguera antes
Sé que ésta es la ciudad/ he comprado la droga entre sus pliegues antes
Sé que ésta es la ciudad/ he bebido licor agrio entre sus piernas antes
Sé que ésta es la ciudad/ he renunciado a la ceniza ante sus muros antes
Sé que ésta es la ciudad/ he leído la provocación en sus ojos antes.

Enuma Elish

Amanecemos tan pronto
en un delicado vergel de amatistas
en la égida insolemne de la tromba
Amanecemos tan de prisa
así de frágiles, marchitos
redondos en la mácula sombra de la investidura
desierta en el costado que nos profundamente nombra
Y nos desnudando vamos
silentes y ajados como la sordera que les precipita
a tramos recorremos de los días
el pesado fardo, la incompleta calma de la lluvia
De un pasado que nos inventa es que huimos
de la ceguera que nos antecede, de la caricia que se nos pierde:
todo lo que nunca hemos sido
En la cuenta de las fracciones
de este cuerpo creador de sangre
que crea cuerpo que crea sangre que crea cuerpo
nos miramos, gota a gota, en las solvencias de la carne
en la disminuida llama que lentamente se apaga
en el pesado humo de cada miembro en su caída
Y corremos fragmentados al coro de voces
que nos solitariamente llama
al sonido de ropajes que sigue presuroso
Evitamos de tarde en tarde responder
al silente canto de las aves
Quién grita mi nombre
Quién señala el verde prado, la limpia cizaña
Quién reclama de su dueño, su amo
una tunda, un azote por mediodía
Es la suerte que está echada
Es la mano feroz que nos encierra y nos arroja sin daño
Es el rebote de dados que nos bendice
Despacio caímos al pecado
silentes somos ante el azar incontenible
de ser hombre, ser mujer, ser gato
Tiramos con ambas manos de este cordel
desvencijado, amuleto indescifrable que nos une
tiernamente a nuestros padres
Los hábitos de la ceniza
el sílice crucifijo que cabalga porcelana
las habitaciones donde hemos amado
Un hombre es tierra y agua
sólo arena que se funde al contacto
cristal y cicatrices, augurios en la piel
por cada año en silencio que admiramos los prodigios
Era todo mirabiliis factum:
el luminoso eco de un andar por otra avenida
la torrente lumbre que despedía el polvo sobre los objetos
El milagro, la piel airosa, ventolera en su cima
de águila enardecida
La corriente móvil, el río —el mismo—
sus pausas que no terminan de suceder
éramos torrente de cinco mil años
una suma de talentos, un salobre vestigio de esmeraldas
refulgentes en la palma de la tromba
(En el cristal de tu divina mano
de un punto a otro de mi destierro
más osado, pero más perdido
En la crujiente calma de tu mirada
de un todo fulgurante a uno oscurecido
me solitariamente lleva el arcano
En el inminente recorrido de mi yerro
del desierto a la lluvia anegada
por la mirada contenida de la sombra)
Y ha pasado nada, el polvo —el mismo, las aves
el viento y sus pétreos aromas, todo lo mismo
una epidermis de cansancio nos cubre pacientemente
para evitar la ruina, la desgracia de ser inmóviles
en los líquidos restos del día

Cuando en lo alto solitario sol
se pierde, es que el lento animal
que somos se inclina recóndito
y termina de nombrar
aquello que juiciosamente no alcanza:
una tortuga que entre risas corre
a la destemplada orilla de la ola
(De Erradumbre, Mantis, 2003)

Escrito con ceniza

Lo feliz me viene del lado materno:
Todas esas charlas al filo de la mesa
dieron para un hijo y ciertas noches,
en que, por temor a la oscuridad,
escondía mi cuerpo desnudo en los límites
de una mujer desnuda (creía que la luz llama
a la luz, por tanto frotaba hasta encenderla).
Con el resto de las cosas tengo problemas:
Mi memoria no sirve, recuerdo todo una sola vez
y luego olvido hasta las letras del alfabeto.
¿De qué color es la moneda que sostengo en mi mano izquierda?
¿Qué es color, qué es izquierda? corro a preguntarme en voz alta.
Tampoco sé volar.
A veces bebo y bebo,
hasta que el orden vertical del mundo
se altera: lo bajo por lo alto, o los costados en el cielo.
Entonces el mundo es de agua y corre vertiginoso
en espirales que se hacen más grandes.
No controlo mi risa en lugares públicos
y mis palabras ofenden a las colegialas.
También desconozco mi nombre o el significado
de estos papeles.
Olvidaba, es cierto, ya lo dije, que estoy loco
y tengo un miedo personal a los aviones.
(De Plexo, Fondo Editorial Tierra Adentro, 2011)

Una roca por mitades

Tiembla
cielo
han llegado
son los bárbaros que asoman
al horizonte de la acrópolis.

Han venido de tan lejos, distinta tierra
a la que nombramos madre
con sus batallas deslizándose en la niebla
con sus caballos de formas extrañas, sus magos que todo
lo crean, con sus cacharros y sus vicios
con el cruel hábito de los vientres unidos
en mutua soledad
hembra y macho olvidando
en otra boca.

Son ellos, los bárbaros, después de tanto desenlace
ellos sabrán qué hacer
con nuestros dioses, mudos y furiosos
los desbocados augurios
y el silencio sospechoso de las aves.
Ellos podrán, lo sabemos, aliviar
los despojos de nuestra ruina.

Ha ya tiempo que nuestros hombres
solo miran placer en otro hombre
que las féminas se desquician solitarias
como la roca partida por mitades
llorando agua
como los avisos
de líquidos minerales que se dejan escuchar
en boca de los ciegos o las vírgenes.
Ellos, los otros, vendrán cargados de sus hijos y sus madres
llevando a cuestas el hogar y las cenizas
sus muertos, la peste, el fuego.

El vigía en torre grita paciencia
que no son ellos. Los harapos y el desánimo
son nuestro viejo rey y la corte
el polvo que les cubre es de esta tierra
por muy lejano que haya sido el viaje.

Él partió a su encuentro siendo joven
hubo quien juraba haberles visto.
Ahora regresa y la ciudad tiene puertas selladas.
Creímos que eran ellos, lo juro
pero es sólo la maldita costumbre de esperarlos.

Si te gusta #Luis_Alberto_Arellano... Share on X

A UN SENO [Mi poema]
Enrique Falcón [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

La dulzura que emana de tu seno
créeme que me tiene obnubilado,
no me pidas que mire hacia otro lado,
no recalques mirar, eso es obsceno.

Tan perfecta estructura y armonía
no la pudo crear otro Arquitecto,
fuera Dios el que puso su intelecto
con la gracia y el arte que Él tenía.

Si una regla y compás la diseñara
y existiera del canon la belleza
ten seguro que no lo imitaría

salvo el mismo, que fue quien le amasara
con su arte, su gracia y su destreza
a ese barro tan dúctil que tenía.
©donaciano bueno

#La perfección solo Dios puede hacerla, o no? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Enrique Falcón

España y poesía, viejita y regañada

con la complicidad de Eladio Orta

En mi país cocido de lejos buenamente con las tripas afuera
los poetas comen jeringuillas con leche
carne de avestruz
brotan de las cuevas con un poco de saliva
se derraman por el campo como niños sin dientes.

En mi país cuchillo en las trenzas de los buenos empresarios
no hay huelgas generales:
los poetas las evitan con un trapo en la boca
brotan de las cuevas con temblores de piel
y lamen los cercados de los hombres ricos.

En mi país castigo en periferia de los barrios más bellos
se prohíben cosas que no sean de madera:
con blancos mondadientes se arrancan los colmillos
los poetas honestos de todo el país
brotan de las cuevas con los párpados mudos
para luego calmarse con trescientos espejos
los poetas honestos de todo el país.

Mi
verdadero conflicto:
que me muerden mis versos,
que no tengo país.
(del libro: Codeína)

Falseando alternativas

“La justicia no es anónima,
nombre y dirección?
—Bert Brecht

( para jorge riechmann )

Ocurre que al amor le sigue
un rubor de tierra tras tu patio.

Ocurre que existe la injusticia,
su sal en el aullido
sin más temblor que la esperanza.

Ocurren las dos cosas
en el mismo tiempo que ambos preguntamos.

Y está por decidir

sobre qué posar la lengua
el poema que viene.

Fragmento V /4 de La marcha de 150.000.000

La primera es morir por amor.
La segunda, definitivamente no hacerlo
y aparecer en tu boca como un niño muerto.
Trescientas horas bajo un sol desnudo
que se llena de algas y está próximo a existir:
un comienzo excelente para olvidar los avisos
y clavarse en el mundo
y clavarse en el mundo.

—Para ser oído
diste el cuerpo a su llanura
en el tiempo en que los árboles agrandaban sus cabezas
–para ser oídos–
volcando sus ojos de árbol en tus ojos de hombre.
‘Para verte de cerca, tú: próximo a existir.’

La primera es morir por amor.
La segunda, definitivamente no hacerlo
o cruzar la tierra oscura para ser oído
mientras te manchas de inocencia y de hojas
y te pones un nombre
con el que poder apagarlo.

El informe ´Nunca más´
despidió a Gerardi sobre el asfalto muerto
desatendió casi todos los avisos
pues las tumbas y las memorias heridas de los hombres
reclamarían después todas sus visitas:
en un número superior a cincuenta mil,
los ojos se volcaban en mi mano de hambre.
(La batalla en el cristal contra el licor del miedo.)

La primera es morir por amor.
La segunda, definitivamente no hacerlo
y mirarse el amor como quien juega con un ángel
hasta hacerle daño,
hasta hundirle la cabeza,
hasta hundírsela en el suelo para buscarse el olvido.

Volvieron, como él, reconocible
Romero de América, convertido en diez nombres:
Javier Cirujano, forzado en la memoria—
Alfonso Stessel, sacudido en la memoria—
Jean-Marie Vincent, escapando en la memoria—
Teresa Rosales, agrandada en la memoria—
Julio Medrano, hundido en la memoria—
Quevedo Quezada, enredado en la memoria—
Lopes Filha, abismada en la memoria—
Hernán Calderón, azotado en la memoria—
Manuel Campo, florecido en la memoria—
Riccy Mabel, arrastada y confundida en la memoria—.

A Gerardi le aplastaron la cabeza:
para siempre,
de esta manera,
lo hicieron reconocible
,
el olvido se alejaría sereno
y después se caería en las sillas al negarle más pasos.

—Contra el licor del miedo,
la primera es morir por amor,
o llamarse Gerardi a pesar de las autopsias:
el ejército guatelmateco negaría cualquier participación
—batir de alambre en una noche de cascos—
en el hecho de hundirte la boca,
de tragarse el sol por un hueco del frío
y dejarte a puntito de existir.

Nunca más: el Proyecto Remhi aparecería apenas antes
señalando a los culpables, vomitando puños de memoria:
—’de esta manera a Gerardi,
volvieron a hacerle reconocible’.
La primera es morir por amor.
La segunda, definitivamente no hacerlo
y caer por las ventanas con tu incendio de sienes.
La cola de una estrella se desnucara en tus manos
y tú, muertito de amor, tragándote el abismo.

—Para ser oído,
cae Gerardi del sol a las raíces,
del luto a la memoria
con su enigma de sal para todas las bocas del mundo.
Gerardi muere de resurrección
y enloquecen los amos y los perros del Amo:
de tanto en tanto le duelen los pies de quedarse muerto
de quedarse delirio,
de ser humo sin fecha o cal en los espejos,
le duelen los pies de andar tan muerto y sin agua,
hasta que vuelva el alarido nel árbol,
se muera de amor, o vuelva a ser oído.

Hola de conquistas

las mujeres enfermas que jugaron con burros
las que cavaron tumbas en las palmas de un trueno
las sólo voz dormidas en los centros solares
las hambrientas de todo
las preñadas con todo
las hijas del golpe y de los sueños mojados
las que fijan continentes que dejaron atrás
las niñas con pimienta en sus quince traiciones
las de pan-a-diez-céntimos sin cafetería
las del turno de visita con oficios de muerte
las madres eternas de los locutorios
las arrasadas, las caratapiadas, las comepromesas
las terribles solitas en las salas de baile
las clandestinadas pariendo futuros
las oficinistas que ahogaron sus príncipes
las acorraladas
las desamparadas, las sepultureras
las del polvo sobreimpuesto y el trago a deshora
las poquito conquistadas
las niñitas vestidas con mortajas azules
las que cosen el mundo por no reventarlo
las mujeres con uñas como mapas creciendo
las hembras cabello-de-lápida
(todavía más grandes que su propio despojo)
las corresquinadas, las titiriteras,
las que tierra se trajeron atada a los bolsillos
las nunca regresadas
las nunca visibles
las del nunca es tarde
las del vis-a-vis sin un plazo de espera
las reinas en los parques y en los sumideros

todas ellas las mujeres que me llegan con todos sus cansancios,
todas, en sigilo: las amantes

y mis camaradas.

LLUVIA TEMPRANA

«El desastre, la resignación, el deseo de perder para descansar, no merecen la pena»
(Belén Gopegui, El lado frío de la almohada)

Esperan que te rindas.

Que devuelvas las canciones a sus cuartos.

Que lenta y pobremente
atiborres sus rincones con cristales

y apartes de tus hijos la visión de una revuelta.

Esperan que claudiques
–seas piel, dentada o marzo.

Que suavemente caigas.
Que así tu rendición.

No les libres de la piedra que respira en tus manos.
No les venzas los ojos.

Nada dice
de la lluvia temprana que va a abatir las puertas,

nada
de ese incendio intacto y por venir.

La tormenta, compañero, llegará.

Contra todos los pronósticos,
menos tarde que temprano,
–seas piel, dentada o marzo–
el ciclo de las lluvias / llegará.

CARTA DE ROSA

Yo pesé al nacer 1.300 gramos:

como un zarcillo,
abordé el comienzo de mi vida por la puerta pequeña:
mi pequeño puño cerrado.

Setenta años después,
continúo en lo mismo:

amé en todo lo posible, sin saber cómo
no tejí ningún miedo con las hebras del amo
alcé los hombros de mis hijos me levanté junto a ellos
no recé casi nunca la oración de mi patrón.

Camino lentamente con una sombra a mi lado.
Vuelvo ahora a lo que fui.

Como un zarcillo.

Mi pequeño puño
todavía apretado.

VALENCIA EN EL SUBSUELO DE LA GLORIA

«¡Que despierte esta ciudad
y se ponga la mortaja! »
(León Felipe)

Levantan un castigo y lo llaman ‘calma’.
Levantan sus manteles y lo llaman ‘hambre’.
Levantan todo ánimo y lo llaman ‘pueblo’.
Levantan a este pueblo y lo llaman ‘patria’.

Levantan testimonio y lo llaman ‘alma’.
Levantan nuestro embargo y lo llaman ‘gloria’.
Levantan un cadáver y lo llaman ‘sarna’.
Levantan nuestros nombres y nos llaman ‘precio’.

Se levantan pronto, y levantan vuelo.
Se levantan sucios y se llaman ‘hombres’.
Si se llaman ‘calma’.
Si se llaman ‘gloria’.
Que nos llamen ‘precio’.

EL FIN Y LA CAÍDA

escribo poemas a dos metros del apocalipsis
–un día anular –con una hoz de tierra
en las postrimerías de mi tiempo de mi mundo de esta edad
sin uñas
escribo poemas,
anillado al amor como un niño amansado.

juan me acompaña y hay luz en sus ojos
la misma luz exacta que no vimos entonces
yo escribo poemas él no suelta mi mano
la tierra se ha apartado –instintivamente

un poco más abajo las historias
ya han sido todas relatadas:
los profetas buscan agua
recogen pronto sus agujas
se aprietan en los patios a esperar el fin de esta tormenta

mi hijo (que ha apretado mi mano)
pregunta si ¿ahora?

yo le digo que nunca,
en el curso de la historia del hombre,
había sido más lícito escribir un poema

(la tierra ha respirado y
en todos sus termómetros se acunan los erizos –
los francotiradores han dejado sus puestos
y en ellos ya no quedan sino piel y colillas)

todo el mundo sabe,
todo el mundo espera

finalmente no hubo el agua que anunciaron los augurios,
el agua que devasta autopistas y campos:
sino agua de los tronchacadáveres,
agua nuestra y lisa de mis antepasados,
agua para el fin de los días, para el rezo en los colchones
cercados de plegarias

las historias, en efecto,
finalmente han sido ya contadas:
solo yo escribo poemas, en las postrimerías del tiempo,
empuñando una hoz que se hinca en la tierra.

mi otra mano en mi hijo
tiembla con la edad que aguardan los hombres
y no hay muerto que hoy no tenga su muerto apretado,
ni su duda de arista, ni su alivio inasible

la tierra, más abajo, se achicó sin sorpresas –
hace ya más de dos horas que callaron las ciudades:
el pan con levadura ha quedado colmado
y en poco más de un rato saldrán de los colegios
(de todos los solares) (de todos sus arcones)
los niños derramando su empeño de cinturas

todo el mundo lo sabe,
todo el mundo lo espera

mientras tanto contesto
(delante de una mano que conduce a mi hijo)
que nunca como ahora
fue más lícito escribir un poema:

este
poema
que hinco en la tierra, empuñando una hoz.

: sí, yo escribo todo esto
a dos metros contados del apocalipsis
–un día anular –con una hoz de tierra:

juan (que me acompaña) ha soltado mi mano

y unidos en la dicha,
contemplamos sobre el curso del agua

(juntos) (para siempre)

el fin y la caída
del Capitalismo.

Si te gusta #Enrique_Falcón... Share on X

Zamuria – Manuel Gerardi

Asoma una fiesta en cada techo
corona en dermis desnuda
abajo corren niños con tijeras
arriba aguardan la rapiña y su sombra
sea la pulsión de todas las muertes
ganando el pulso
un festín de carne en la mesa de Caín
aquí cada hombre es lobo
cada ave de carroña lo sabe
cada vuelo es Pascua
perenne carnaval de los martirios
de los días picoipala
. y procesión
gramaje de este cielo bien-poquito
en la hirviente soledad de los nombres
en la risa como flora de las tripas
en la huelga de mis dioses tan ligeros
con su encanto verdugueante
arrastrando rojamente escalofríos
rrrrrompiendo el eslabón perfecto
del absurdo
traqueteando en este mar
que ya emprendió la retirada
viniendo
como súbito deslumbre de venganza
con sus patas como flechas entre doce anillas
hacia atrás
hacia la curva del mundo
como sarna en la piel de la inocencia
como cólera en tu savia envilecida
sea el revoloteo
. sobre los techos
y los dedos que corren
y las olas
que retrocediendo se estrellan
contra el borde de las camas
quién iba a pensar en la cobardía de las aguas
y la muerte
qué sabrá la muerte de sus hijos
quedará para el futuro poco más que palabras
escritas en agua
un grafiti que anuncie el reino de los cielos
en la tierra
quizás para mañana
y todo lo que pueda comprarse
y lo que se pueda comer.

LOS SIGNOS DEL ZODIACO [Mi poema]
Emma Barrandéguy [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

¿Los signos del zodiaco? ¡Que no me chupo el dedo!
Quien quiera a mi engañarme que invente otro sistema.
Que siembran en baldío, que a bobos con el tema,
no creo en las patrañas y no me meten miedo.

¿Los signos del zodiaco? por mucho que me adulen,
que digan que soy guapo, que pronto seré rico,
a mí no me la pegan ni aun bailen un zorcico,
que insistan y pregonen, y así que me vapulen.

Profetas y adivinos, nadie me da lecciones.
Que nadie se confunda, no soy esa vecina
que goza con los chismes beldando en sus balcones.

Augures y profetas, videntes, nigromantes,
que anuncian el futuro, pues nadie lo adivina.
¡Malditos vaticinios, malvados los farsantes!
©donaciano bueno

#De verdad hay tantos tontos para que proliferen tantos adivinos? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Emma Barrandéguy

El apaciguamiento de las cosas

Todo está en calma.
Doy una última mirada al cuarto:
si muriera esta noche
mínimas serían las dificultades que siguieran.
No hay nadie ya despierto
y he concluido la última anotación
de lo que haré mañana.
Todo está encarpetado,
no hay ningún ángulo que sobresalga.
Casi no hay objetos redondos.
Los piolines en su sitio
y los suicidas sonriendo tras los vidrios.
Este poema es lo único que da
la clave de la madeja:
‘Los monstruos, bien peinados, por dentro’.

Desconozco tu mano

Desconozco tu mano que se agita
hacia una orilla donde no me encuentro.

Veo el asombro con que te interrogas
buscando las señales de la dicha.

Y conozco el sabor de tus palabras:
‘Nada hay desesperado ni furioso’.

Sólo un dejarse acompañar que acepta
que haya mareas que nos solicitan.

Y saber que ni al filo de la rama
nos ha de desprender la misma brisa.

Verbos y preposiciones

Hasta el hueco del cuello y la clavícula,
hasta sentir las manos por las sienes,
hasta el color de las calcomanías
repatriarse.
Hasta acceder al gesto que nos llama
sin anhelo, fatiga ni malicia,
hacia el minuto que no habita nadie,
encaminarse.

La foto

Esa soy yo:
una mujer gastada y melancólica
con la mirada
que arranca de una infancia razonable
y una cabeza peinada
como corresponde
a una señora de tantos años.
Procuro que las canas
tengan su orden natural
que tranquiliza a los que miran,
aunque yo casi estoy segura,
después de todo,
que moriré sin haber sentado cabeza.

Planta

A través de decenios, de patios,
trasplantes, mudanzas, basuras,
desdenes, colillas y helechos
vuelve a florecer el lirio atigrado
de noviembre,
traído por tus manos
a los canteros de mi adolescencia.
Miro sin asombro el milagro.
Envejezco,
rabiosa de vida, como el lirio.

Siempre sorprende
la repetición de los gestos
al bañarse,
al doblar la ropa
y guardarla en los roperos.
Los años me han enseñado
el ahorro de energías
y la precisión.
Y hasta a mirarse en los espejos
con la ceguera necesaria.
Sabemos que hay siempre una frase
que nos espera.
Y el beneficio de la lluvia.
Y hasta la sonrisa
ha encontrado su medida justa
y el domingo la dimensión doméstica adecuada.
Pero hay cosas que todavía nos indignan.
Y todavía
la mentira presurosa
viene en ayuda de un amor imposible.

Refrán

Porque has dicho:
‘El que mucho abarca poco aprieta’.
¿Aprieta qué?
Aprieta el acopio de las cosas.
Quisiera en cambio no poseer nada
más allá del secreto silencioso de las lámparas.
Aprieta tú en tu mano
aquello que adquiriste.
Aprieta lo especial, lo que autoriza,
aprieta tú el sumario
y déjame abarcar la nube,
la rama, el rumor de los cables,
el vuelo, el mar,
la receta del bizcochuelo,
los bolsillos del niño
y también el cobro de la quincena.
Déjame abarcarlo todo
y no retener nada
ya que debo irme con las manos vacías
como vine.
Te dejo medir el gesto que conviene,
acumular los recibos y las planillas.
Me encontrarás en el frigorífico,
en la simetría de las plumas,
en la cantera, en el motor, en el basket,
en la exposición de grabados,
en la charla con el guarda,
en el derrumbe de las jerarquías
o mirando el cielo de noviembre
cuando es de día a la salida de la oficina.
Mi respuesta tiene la única vulgar certeza:
dentro de cincuenta años,
todos los de mi edad estaremos muertos.
Y tu cargo será ocupado por otro.
Déjame pues.
Mientras,
déjame terminar de leerlo.
Para ir abarcándolo todo
para ir cada día apretando en mis manos menos cosas.

Déjenme ser una hoja de árbol…

‘Déjenme ser una hoja de árbol,
acariciada por
la brisa’
La última hoja amarilla
de los fresnos,
del ceibo, de la glicina blanca.
Soy.
Ya culmina el otoño
entre nosotros.
Las hojas esperan en la vereda
El agua que las empape y las ensucie.
El árbol, libre de ellas,
al fin puede conversar con la luna
que asoma brillante y sensual
por el este de la noche
que silba entre las ramas.

Si te gusta #Emma #Barrandéguy... Share on X

MI POETA INVITADO: Eladio Orta

Ausencia

pero yo estuve en otras cárceles
isabel pérez montalbán

en el poema total
las puertas abiertas
a lo desértico
están cerradas

en el poema vacío tácito
el desierto está dentro
del poema

la poesía es inactual o
no es poesía ¿ ?

es un cuento de hadas
ensangrentado

revolución es muy pequeña
es como dijéramos:
la autogestión
está en pañales

nada serio por ahora
leves ramalazos de aforismos
lavándose los pies en palanganas
invisibles de ternura

espectáculo

sucede que hablamos más
de las camareras
que con las camareras
david eloy rodríguez

para dar espectáculo
está el actor o
el cómico

pero al poeta
en estos tiempos
ambiguos

también se le exige
que dé espectáculo

al poeta hay que pedirle
que intente escribir

con el polen de la flor
de la intuición

pero espectáculo

la poesía tan tímida y
humilde

tan perenne y
alerta

tan antagónica al ruido

¡por favor!

¿desde cuándo la poesía

es un espectáculo?

Soy de derechas

un día acabará edita
un día acabará voces del extremo
un día acabará crecida
un día empezará edita
un día empezará voces del extremo
un día empezará crecida
un día arderá edita
un día arderá voces del extremo
un día arderá crecida
un día será otra edita
un día serán otras voces del extremo
un día será otra crecida

POBRES, POBRES, LOS DE ANTES [Mi poema]
José Antonio Ramírez Lozano [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Que hoy a pobre nadie gana,
pobres, pobres los de antes,
que mendigos hay, farsantes,
los que hurgándote en la pana,
te desnudan tan campantes.

Que esos pobres, los de antaño,
eran pobres de miseria,
pululaban por la feria
y a ninguno hacían daño
ni inculcando una bacteria.

Los que andaban trashumantes
mendicantes, borrachines,
con los pies sin calcetines,
sin vianda, viandantes,
ni migaja en los festines.

Que mirando al mundo ciegos,
sin los sueños ni esperanza,
te bailaban una danza,
implorando en los maitines
o contaban una chanza.

Tan simpáticos y amables
siempre haciendo chirigotas,
pues fingiendo eran idiotas
sonreían, siempre afables,
no soltando palabrotas.

En los labios su pitillo
la botella en su regazo
a la súplica un abrazo
que a su faz sacara brillo,
ignorando algún pelmazo.

Que eran pobres, no rateros,
ni ladrones, ni mangantes,
de limosna mendicantes,
y premiaban tus dineros
con la gracia en sus semblantes.
©donaciano bueno.

#Te acuerdas? Aquellos si que eran mendigos de pata negra Share on X

MI POETA SUGERIDO:  José Antonio Ramírez Lozano

CREDO

Creo en el Dios que está detrás de lo creado
siendo él la creación, su propio aliento,
bastándose en su obra, mostrándose en la ausencia
de estar sin ser, múltiple y uno, solo
contenido en su nombre, comunión de mis labios
que lo invocan creciéndolo, múltiplo de su verbo.

Nada me exige a cambio de vivir. Sólo eso,
vivir sin más dejándome llevar de su cuidado,
de esa oscura armonía, de ese círculo claro
con que dicta la edad, con que cumple la dicha
o arrebata el amor y procura la muerte.

Sólo con él combato su propia adversidad.
Sólo con él me digo lo que apenas conozco
y no puedo negar más que con él, a un tiempo
materia como es también de mi ignorancia.

Si la nada en que un día me tuviera ya antes
de nacer es tal vez lo que al cabo promete,
gozo será no ser, ausente de mí en esa
manera de estar siendo sustancia de su olvido.
Y si acaso preserva otra vida tras ésta
todo estaré ya en él, sin ser parte en la dicha,
pleno de Dios, dios mismo, mudo de pronunciarme.

Ni adoración ni miedo, confianza le tengo.
Como la flor del trigo suele encañar por mayo
y dejarse amasar sin miedo a la cizaña,
del mismo modo yo me abandono a la vida
fiado, en mi ignorancia, de su sabia certeza,
cumpliendo en mi descuido con su mudo cuidado.

VIDAS QUE NO FUERON

Hay vidas que no fueron vividas a su tiempo
y han dejado un vacío sin vivir
que tiene su tamaño entre los vivos,
que delata su ausencia.

Ese fiscal sin plaza que frecuenta de noche
la subasta de las estilográficas
y se olvida del nombre cuando puja,
porque no tiene nombre, porque no tiene más
que el hueso de una sílaba,
y un carrete en que ovilla el perfil de su talla.

O ese afilador que toma el tren en Cangas
con un billete numerado cuyo asiento no existe,
porque no hay tren en Cangas
ni cementerio en Sila, a donde va
cada noche a poner una glicinia
en la piedra sin nombre del hijo que no tuvo.

O esa monja del sueño
que pronuncia su nombre en mitad de la salve
para ser en la música
y el coro lo descubre sobre la partitura
como una nota vana de silencio,
ese cerco de ausencia y humedad
que precede al suspiro, al tacto de la carne.

Hay vidas que no fueron vividas y de noche
toman cuerpo en las sombras y frecuentan
las vidas que los hombres descuidan cuando duermen.

Besan entonces con sus labios,
calzan sus mismos pies, muelen café, vomitan.

Y si acaso en la noche un hombre tose,
se desvela y orina,
ellas salen huyendo de su propio extravío
para arrojarse, ciegas,
en ese mar de fiebre, espejo de la nada.

CODICIAS

Saben, Elvira, que eres tú la dueña
y todos lo codician.

Acuden los tetrarcas de Judea
y te tientan con diademas de sal,
con virutas profanas del oro de los mártires,
con pulgones de ónice,
con un sistro que ahuyenta la luna de las parcas
y el acecho de las conjuraciones,
con un tarro de escamas vestales de luciérnagas
al que acude a beber
el pájaro de fuego las noches boreales.

Pero tú no lo cambias por nada de este mundo.

Caravanas de Adén llegan para ofrecerte
un álbum de suspiros,
un quitasol de mica con las plumas de un ibis,
y cuarenta elefantes cargados con incienso
de Gardefán y púrpura de Elisa.

Pero tú no lo cambias por nada de este mundo.

Por el mar de la China arriban mercaderes
que te ofrecen a cambio
un tigre de Ceilán con sus ojos de ágata
que se devora y vuelve a nacer de su sombra,
una esponja de seda en la que cabe el mar,
siete esclavos filólogos que conocen las lenguas
ya perdidas del mundo,
y un candado de jade que paga a quien lo abra
con la resurrección.

Pero tú no lo cambias por nada de este mundo.

No valen todos juntos lo que ese perfume
que existe sólo porque tú lo piensas,
que huele sólo si lo nombras tú.

EL ABUELO DE DIOS

Dios tiene un abuelo aún más eterno
que se sabe el olvido, que perdió la memoria,
que anda por el mundo madrugando
y que lleva la cuenta de las hormigas muertas
y los lunares de las mariquitas.

El abuelo de Dios tiene una llave
para guardar la tierra de sus propios demonios,
que le roban los verbos mientras le reza al nieto
y que él luego castiga sin tentar una noche
o a escribir una plana con sus uñas,
tan negras ya de la caligrafía.

El abuelo de Dios no sabe nada
de si es trino o si no, si es que ha nacido
de sí mismo o del sueño de los hombres.
Pero es dueño del bosque de los salmos,
de las minas de arroz, de las pipas peladas.
Y sonríe cuando ve
pasar las caravanas de camellos
por el ojo pequeño de la aguja.

Yo soy más del abuelo.
Él para perdonar nos da el olvido.

VELEROS Y METÁFORAS

El mar y su constancia.
La mano y el afán de la escritura.
Los dos en ese empeño por negarle
su amenaza al abismo hasta llenarlo
de peces negros, jibias
como palabras que emborronen una
por una con su tinta
sus páginas saladas, su vasta soledad.

Azul, azul, azul, el mar oculta
su horror con la insistencia de su caligrafía.

Por el renglón del horizonte cruzan
veleros y metáforas.

LA LECHUZA

La lechuza tiene mucha
ganita de estornudar.
Y se está quieta en la rama
del olivo, como un hito,
hasta que ya le
hasta que ya le
hasta que ya le-
jchu!
za estornuda
y pone blanca la luna
la noche del olivar.

Si te gusta #José_Antonio_Ramírez_Lozano... Share on X

OBEDIENCIA CIEGA [Mi poema]
Rómulo Bustos [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

El cura dice, niño, no hagas esto,
los padres, cuida chico no hagas lo otro,
comprueba lo que comes indigesto,
si juegas tú pudieras con tu escroto
mear fuera del tiesto.

No seas tan travieso, tú hazme caso,
aprende a comportarte más formal,
no actúes cual si fueras un payaso,
no seas tan inquieto y carcamal,
que ya se colma el vaso.

Pues debes de hacer caso a tus mayores,
comprende que ellos lo hacen por tu bien,
y presta la atención a profesores,
diciendo a lo que digan siempre amén,
pues que obras son amores.

Y hoy debo confesar que traicionado,
me empiezo a resistir a mi pesar,
a ser cual conejillo aleccionado
pues dicen que hoy debemos de cambiar
y aquello han olvidado.
©donaciano bueno

Las #filias o #fobias de los mayores no se deben trasladar a los niños, o no? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Rómulo Bustos

 CRÓNICA DEL ÁRBOL DE AGUA

Un día
Dios sembró un árbol de agua
para que lloviera
Tomó lágrimas suyas y las sembró
Y vio Dios que era buena la tierra del cielo
para sembrar la lluvia
Y hubo así estaciones
Y cada cierto tiempo
el viento que agita las alas de mil ángeles
estremece el árbol y sus hojas se esparcen
sobre la tierra
Entonces comienza el invierno
Y nosotros ponemos ollas y cántaros para recoger
la lluvia.

MONÓLOGO DEL VERDUGO 

Cuando el rey baja la mano
debo entender que hay que aniquilar a la víctima
Si la deja a media asta
se trata entonces de una mutilación simple
Si un poco más abajo de una mutilación doble
Ignoro si alguna vez ha levantado la mano
absolutorio
Diarias son las inmolaciones. Los días
no son menos violentos que las noches
¿Llegará un descanso para mi fatigado brazo?
En verdad no soy mejor ni peor
que el resto de los mortales.

CRÓNICA DEL MEDIODÍA

La luz se empoza en los techos de zinc
Un pájaro canta
Y su voz es un hilo tendido entre el pico
y el color amarillo que ha hecho nido
en lo alto
Sería dichosa la madre
si sobre él pudiera tender la ropa recién lavada
Cuando el pájaro acabe de cantar
podría venirse abajo el cielo.

DE LA DIFICULTAD PARA ATRAPAR UNA MOSCA

La dificultad para atrapar una mosca
radica en la compleja composición de su ojo
Es el más parecido al ojo de Dios
A través de una red de ocelos diminutos
puede observarte desde todos los ángulos
siempre dispuesta al vuelo
Parece ser que el gran ojo de la mosca
no distingue entre los colores
Probablemente tampoco distinga entre tú
que intentas atraparla
y los restos descompuestos en que se posa.

PALENQUERAS

Mujeres grandes que llevan
tesoros blancos en los dientes
Sentadas parloteando en lengua extraña
como enormes diosas ya olvidadas
Acaso mejor que el sabio
conozcan sus cabezas
el peso exacto de las cosas del mundo.

SÓLO ME ES TUYO TU INDESCIFRABLE

escándalo de luz, el lujo
de tu enigma
¿Cómo no temerte?

CRÓNICA

A los pocos días de nacido apareció el demonio
Se posó sobre el cabezal de la cama
siguiendo con su pico el movimiento de mis ojos
Una vez más
madre lo espanta con un grito en medio
del recuerdo
y agrega sonreída:
‘ahora estarías ciego, hijo mío’
‘sí, madre¡ – digo
Mirando fijamente el vacío horizonte.

CUENTO

Me pregunto ¿Por qué escribo poesía?
Y desde algún lugar del misterioso bosque
(de ese otro cuento que en vano estoy tratando
de escribir en este poema)
responde el lobo
moviendo socrático la peluda cola:
Para conocerte mejor.

POETA

Sospecha de mí

Es sano sospechar de un poeta
que ha publicado su sexto libro
Mejor aún
sospecha a partir del tercero

Tout le rest pudiera ser literatura
Trampa
Lánguida hipoteca al oficio

Pronto habré publicado el séptimo

Juro que no soy Pedro
pero ya he negado seis veces
Y aún no canta el gallo.

Si te gusta #Rómulo_Bustos... Share on X

VINO Y SE FUE LA LUZ [Mi poema]
Amalia Bautista [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

De pronto me vi solo ante la puerta
oyendo una ovación de bienvenida,
la estancia exenta estaba de salida,
diríase la sala estaba muerta.

En medio de ese ambiente truculento,
que allí es donde el color pierde su sombra,
me quise cobijar bajo una alfombra,
el aire al respirar se hizo cemento.

Yo a solas con la suerte en mi mochila
en medio la quietud todo observaba.
Supuse aquí acabó lo que se daba,
despierta ya del sueño y espabila.

De pronto vi del sueño una rendija
y en esto percibí que entraba luz.
Por fin ya iba a librarme de esa cruz
mas vino y la tapó una sabandija.
©donaciano bueno.

Ocurre que ves una #luz y viene a taparla una #sabandija? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Amalia Bautista

HE SOÑADO LA CASA DE MI INFANCIA

He soñado la casa de mi infancia,
la galería, el vértigo del patio,
la escalera gastada, el pasamanos.
Me he visto ahora, con mis hijas,
enseñándoles cómo se podía
vivir en los espacios
que ellas sentían tan extraños.
Cómo cantar o saltar a la comba,
o cómo merendar con los abuelos,
o cómo, en la ventana,
esperar que mi padre volviera del trabajo.
Y allí estaban aquellos, los fantasmas
que antes de serlo fueron esa vida
y mi vida. Se acercan, me preguntan
cómo va todo. Y yo digo que bien,
miento y no les engaño, ellos saben
quién me quiere y quién no. Mis hijas miran
con esos ojos que son mundos plenos.
No entienden casi nada. Yo tampoco.
Salimos del portal, la nube se desgaja,
mis fantasmas siguen allí, sonríen.
Desde lejos me abrigan con su sombra.

Africanas (Inédito)

La luna está africana y yo también.
Esta noche se ha puesto
del color de las lámparas
de cuero de camello.
Yo, ajorca en el tobillo,
sudor en el escote,
tambores en las sienes.

¿Qué haces aquí? (De Cuéntamelo otra vez, 1999)

Creía que te había dicho adiós,
un adiós contundente, al acostarme,
cuando pude por fin cerrar los ojos
y olvidarme de ti y de tus argucias
de tu insistencia, de tu mala baba,
de tu capacidad para anularme.
Creía que te había dicho adiós
del todo y para siempre, y me despierto
y te encuentro de nuevo junto a mí,
dentro de mí, abarcándome, a mi vera,
invadiéndome, ahogándome, delante
de mis ojos, enfrente de mi vida,
debajo de mi sombra, en mis entrañas,
en cada pulso de mi sangre, entrando
por mi nariz cuando respiro, viendo
por mis pupilas, arrojando fuego
en las palabras que mi boca dice.
Y ahora, ¿qué hago yo?, ¿cómo podría
desterrarte de mí o acostumbrarme
a convivir contigo? Empezaremos
por demostrar modales impecables.
Buenos días, tristeza.”

Siempre creí que solo las palabras (Hilos de Seda, 2003)

Siempre creí que solo las palabras
salían de mi boca, y que eran ellas
las que lograban aplazar mi muerte.
Hoy sé que de mi boca sale un hilo,
transparente y tenaz como un insomnio,
que te ha atado a mi vida para siempre.

Luz del mediodía (Estoy ausente, 2004)

Ni tu nombre ni el mío son gran cosa,
sólo unas cuantas letras, un dibujo
si los vemos escritos, un sonido
si alguien pronuncia juntas esas letras.

Por eso no comprendo muy bien lo que me pasa,
por qué tiemblo o me asombro,
por qué sonrío o me impaciento,
por qué hago tonterías o me pongo tan triste
Si me salen al paso las letras de tu nombre.

Ni siquiera es preciso que te nombren a ti,
siempre nombran la luz del mediodía,
la fruta, el paraíso
antes de la expulsión.

Vísperas I (Falsa pimienta, 2013)

La Ciudad del Ombligo de la Luna
me espera con los brazos abiertos como un pájaro
que tampoco esta vez alzará el vuelo.
Malheridas quizá, plomo en el alma,
sangre en los ojos y en las plumas barro,
el ave y la ciudad quedarán juntas
cuando yo emprenda el vuelo de regreso.
Mi piel volverá a casa, y todos los colores
que eran la vida no serán capaces
de maquillar el plomo ni la sangre ni el barro
que eternamente cargaré conmigo.

EL DOLOR

El dolor no humaniza, no ennoblece,
no nos hace mejores ni nos salva,
nada lo justifica ni lo anula.
El dolor no perdona ni inmuniza,
no fortalece o dulcifica el alma,
no crea nada y nada lo destruye.
El dolor siempre existe y siempre vuelve,
ninguno de sus actos es el último
y todos pueden ser definitivos.
El dolor más horrible siempre puede
ser más intenso aún y ser eterno.
Siempre va acompañado por el miedo
y los dos se alimentan uno a otro.

VAMOS A HACER LIMPIEZA GENERAL

Vamos a hacer limpieza general
y vamos a tirar todas las cosas
que no nos sirven para nada, esas
cosas que ya no utilizamos, esas
otras que no hacen más que coger polvo,
las que evitamos encontrarnos porque
nos traen los recuerdos más amargos,
las que nos hacen daño, ocupan sitio
o no quisimos nunca tener cerca.
Vamos a hacer limpieza general
o, mejor todavía, una mudanza
que nos permita abandonar las cosas
sin tocarlas siquiera, sin mancharnos,
dejándolas donde han estado siempre;
vamos a irnos nosotros, vida mía,
para empezar a acumular de nuevo.
O vamos a prenderle fuego a todo
y a quedarnos en paz, con esa imagen
de las brasas del mundo ante los ojos
y con el corazón deshabitado.

EL PUENTE

Si me dicen que estás al otro lado
de un puente, por extraño que parezca
que estés al otro lado y que me esperes,
yo cruzaré ese puente.
Dime cuál es el puente que separa
tu vida de la mía,
en qué hora negra, en qué ciudad lluviosa,
en qué mundo sin luz está ese puente,
y yo lo cruzaré.
De Roto Madrid, Renacimiento, 2008

CUÉNTAMELO OTRA VEZ

Cuéntamelo otra vez, es tan hermoso
que no me canso nunca de escucharlo.
Repíteme otra vez que la pareja
del cuento fue feliz hasta la muerte,
que ella no le fue infiel, que a él ni siquiera
se le ocurrió engañarla. Y no te olvides
de que, a pesar de los problemas,
se seguían besando cada noche.
Cuéntamelo mil veces, por favor:
es la historia más bella que conozco.
De Cuéntamelo otra vez, La Veleta,1999

ÍCARO

Se derriten al sol
las alas que les pongo a los recuerdos:
a unos, para que vuelen hasta mí:
a otros, a ver si emigran para siempre.
De Falsa pimienta, Renacimiento, 2013

Si te gusta #Amalia_Bautista... Share on X

JUGANDO CON LA LUNA [Mi poema]
Rafael de Léon [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Jugando iba en la noche con la luna
zurciendo yo en las nubes garabatos.
La noche estaba negra cual ninguna.
La noche es gran amiga de los gatos.

Mirando de la noche el frontispicio,
pensé que en ese mar yo naufragaba.
No supe allí encontrar ni un orificio,
no pude, de lo oscuro que ella estaba.

Tan triste estaba todo que barrunta
que andaba tras del sol que la amamanta.
La luna cuando luce saca punta
al cielo que de aciago se atraganta.

La noche tiene un alma de poeta,
yo es eso porque escribo por la noche;
la sombra me hace recio cual profeta
y ayuda a terminar poniendo el broche.
©donaciano bueno

Es más fácil #escribir por la noche? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Rafael de Léon

Así te quiero

A Conchita Piquer

El día trece de julio
yo me tropecé contigo.

Las campanas de mi frente,
amargas de bronce antiguo,
dieron al viento tu nombre
en repique de delirio.
Mi corazón de madera
muerto de flor y de nidos,
floreció en un verde nuevo
de naranjos y de gritos,
y por mi sangre corrió
un toro de escalofrío,
que me dejó traspasado
en la plaza del suspiro.

¡Ay trece, trece de julio,
cuando me encontré contigo!

¡Ay, tus ojos de manzana
y tus labios de cuchillo
y las nueve, nueve letras
de tu nombre sobre el mío
que borraron diferencias
de linaje y apellido!

¡Bendita sea la madre,
la madre que te ha parido,
porque sólo te parió
para darme a mí un jacinto,
y se quedó sin jardines
porque yo tuviera el mío!

¿Quieres que me abra las venas
para ver si doy contigo?
¡Pídemelo y al momento
seré un clavel amarillo!
¿Quieres que vaya descalzo
llamando por los postigos?

¡Dímelo y no habrá aldabón
que no responda a mi brío!
¿Quieres que cuente la arena
de los arroyos más finos?
Haré lo que se te antoje,
lo que mande tu capricho,
que es mi corazón cometa
y está en tu mano el ovillo;
que es mi sinrazón campana
y tu voluntad sonido.

Nunca quise a nadie así;
voy borracho de cariño,
desnudo de conveniencias
y abroquelado de ritmos
como un Quijote de luna
con armadura de lirios.

Te quiero de madrugada,
cuando la noche y el trigo
hablan de amor a la sombra
morena de los olivos;
cuando se callan los niños
y las mocitas esperan
en los balcones dormidos;
te quiero siempre: mañana,
tarde, noche… ¡por los siglos,
de los siglos! ¡Amén! Te
querré constante y sumiso,
y cuando ya me haya muerto
antes que llegue tu olvido,
por la savia de un ciprés
subiré delgado y lírico,
hecho solamente voz
para decirte en un grito:
¡Te quiero! ¡Te quiero muerto
igual que te quise vivo!

Profecía

«Y me bendijo a mi mare;
y me bendijo a mi mare.
Diez séntimos le di a un pobre
y me bendijo a mi mare.
¡Ay! qué limosna tan chiquita,
qué recompensa tan grande.
¡Qué limosna tan chiquita,
qué recompensa tan grande!»

¿A dónde vas tan deprisa
sin desirme ni ¡con Dió!?
Me puedes mirá de frente,
que estoy enterao de tó.
Me lo contaron ayer
las lenguas de doble filo,
que te casaste hase un mé
y me quedé tan tranquilo.
Otro cualquiera en mi caso,
se hubiera echao a llorá,
yo, crusándome de brasos
dije que me daba iguá.
Y ná de pegarme un tiro
ni liarme a mardisiones
ni apedrear con suspiros
los vidrios de tus barcones.
¿Que t’has casao? ¡Buena suerte!
Vive sien años contenta
y a la hora de la muerte,
Dios no te lo tenga en cuenta.
Que si al pie de los artares
mi nombre se te borró,
por la gloria de mi mare
que no te guardo rencor.
Porque sin sé tu marío,
ni tu novio, ni tu amante,
yo fui quien más t’ha querío,
con eso tengo bastante.
* * *
—¿Qué tiene er niño, Malena?
Anda como trastornao,
tié la carilla de pena
y el colorsillo quebrao.
Y ya no juega a la tropa,
ni tira piedras al río,
ni se destrosa la ropa
subiéndose a coger níos.
¿No te parese a ti extraño,
no ves una cosa rara
que un chaval de dose años
lleve tan triste la cara?
Mira que soy perro viejo
y estás demasiao tranquila.
¿Quieres que te dé un consejo?
Vigilia, mujé, ¡vigila!

Y fueron dos sentinela
los ojitos de mi mare.
—Cuando sale de la escuela
se va pa los olivare.
—Y ¿qué busca allí? —Una niña,
tendrá el mismo tiempo que él.
José Migué, no le riñas,
que está empesando a queré.
Mi pare ensendió un pitillo,
se enteró bien de tu nombre,
te regaló unos sarsillos
y a mí un pantalón de hombre.

Yo no te dije «te adoro»
pero amarré en tu barcón
mi laso de seda y oro
de primera comunión.
Y tú, fina y orgullosa,
me ofresiste en recompensa
dos sintas color de rosa
que engalanaban tus trensas.
—Voy a misa con mis primos.
—Bueno, te veré en la ermita.
Y qué serios nos pusimos
al darte el agua bendita.
Mas luego en el campanario,
cuando rompimos a hablar:
—Dise mi tita Rosario
que la sigüeña es sagrá,
y el colorín, y la fuente,
y las flores, y el rosío,
y aquel torito valiente
que está bebiendo en el río;
y el bronse de esta campana,
y el romero de los montes,
y aquella línea lejana
que la llaman… ¡horisonte!
¡Todo es sagrao: tierra y sielo
porque así lo quiso Dió!
¿Qué te gusta más? —Tu pelo.
¡Qué bonito me salió!
—Pues, ¿y tu boca, y tus brasos,
y tus manos reonditas,
y tus pies fingiendo el paso
de las palomas suritas?
Con la puresa de un copo
de nieve te comparé;
te revestí de piropos
de la cabesa a los pié.
A la vuerta te hise un ramo
de pitiminí,presioso
y a luego nos retratamos
en las agüitas de un poso.
Y hablando de estas pamplinas
que inventan las criaturas,
llegamos hasta tu esquina
cogíos por la sintura.
Yo te pregunté: —¿En qué piensas?
Tú dijiste: —En darte un beso.
Y yo sentí una vergüensa
que me caló hasta los huesos.
De noche, muertos de luna,
nos vimos por la ventana.
—¡Chssss! Mi hermaniyo está en la cuna,
le estoy cantando la nana.

«Quítate de la esquina,
chiquillo loco,
que mi mare no quiere
ni yo tampoco».

Y mientras que tú cantabas
yo, inosente me pensé
que nos casaba la luna
como a marío y mujé.

¡Pamplinas! ¡Figurasiones
que se inventan los chavales!
Después la vida se impone:
tanto tienes, tanto vales;
por eso, yo al enterarme
que llevas un mes casá,
no dije que iba a matarme,
sino que me daba iguá.
Mas como es rico tu dueño,
te vendo esta profesía:
tú, por la noche, entre sueños
soñarás que me querías,
y recordarás la tarde
que mi boca te besó
y te llamarás «¡cobarde!»
como te lo llamo yo.
Y verás, sueña que sueña,
que me morí siendo chico
y se llevó la sigüeña
mi corasón en su pico.
Pensarás: «no es sierto ná,
yo sé que lo estoy soñando»;
pero allá en la madrugá
te despertarás llorando,
por el que no es tu marío,
ni tu novio, ni tu amante,
sino el que más te ha querío.
Con eso tengo bastante.
Por lo demás, tó se orvía.
Verás cómo Dios te manda
un hijo como una estrella;
avísame de seguía,
me servirá de alegría
cantarle la nana aquella:

«Quítate de la esquina,
chiquillo loco,
que mi mare no quiere
ni yo tampoco».

Pensarás: «no es sierto ná,
yo sé que lo estoy soñando».
Pero allá en la madrugá
te despertarás llorando.

Porque sin sé tu marío,
ni tu novio, ni tu amante,
yo soy… quien más t’ha querío…
¡Con eso tengo bastante!

 Romance del hijo que no tuve contigo

Hubiera podido ser
hermoso como un jacinto
con tus ojos y tu boca
y tu piel color de trigo,
pero con un corazón
grande y loco como el mío.
Hubiera podido ir,
las tardes de los domingos,
de mi mano y de la tuya,
con su traje de marino,
luciendo un ancla en el brazo
y en la gorra un nombre antiguo.
Hubiera salido a ti
en lo dulce y en lo vivo,
en lo abierto de la risa
y en lo claro del instinto,
y a mí… tal vez que saliera
en lo triste y en lo lírico,
y en esta torpe manera
de verlo todo distinto.
¡Ay, qué cuarto con juguetes,
amor, hubiera tenido!
Tres caballos, dos espadas,
un carro verde de pino,
un tren con cuatro estaciones,
un barco, un pájaro, un nido,
y cien soldados de plomo,
de plata y oro vestidos.
¡Ay, qué cuarto con juguetes,
amor, hubiera tenido!
¿Te acuerdas de aquella tarde,
bajo el verde de los pinos,
que me dijiste: —¡Qué gloria
cuando tengamos un hijo! ?
Y temblaba tu cintura
como un palomo cautivo,
y nueve lunas de sombra
brillaban en tu delirio.
Yo te escuchaba, distante,
entre mis versos perdido,
pero sentí por la espalda
correr un escalofrío…
Y repetí como un eco:
«¡Cuando tengamos un hijo!…»
Tú, entre sueños, ya cantabas
nanas de sierra y tomillo,
e ibas lavando pañales
por las orillas de un río.
Yo, arquitecto de ilusiones
levantaba un equilibrio
una torre de esperanzas
con un balcón de suspiros.
¡Ay, qué gloria, amor, qué gloria
cuando tengamos un hijo!
En tu cómoda de cedro
nuestro ajuar se quedó frío,
entre azucena y manzana,
entre romero y membrillo.
¡Qué pálidos los encajes,
qué sin gracia los vestidos,
qué sin olor los pañuelos
y qué sin sangre el cariño!
Tu velo blanco de novia,
por tu olvido y por mi olvido,
fue un camino de Santiago,
doloroso y amarillo.
Tú te has casado con otro,
yo con otra hice lo mismo;
juramentos y palabras
están secos y marchitos
en un antiguo almanaque
sin sábados ni domingos.
Ahora bajas al paseo,
rodeada de tus hijos,
dando el brazo a… la levita
que se pone tu marido.
Te llaman doña Manuela,
llevas guantes y abanico,
y tres papadas te cortan
en la garganta el suspiro.
Nos saludamos de lejos,
como dos desconocidos;
tu marido sube y baja
la chistera; yo me inclino,
y tú sonríes sin gana,
de un modo triste y ridículo.
Pero yo no me doy cuenta
de que hemos envejecido,
porque te sigo queriendo
igual o más que al principio.
Y te veo como entonces,
con tu cintura de lirio,
un jazmín entre los dientes,
de color como el del trigo
y aquella voz que decía:
«¡Cuando tengamos un hijo!…»
Y en esas tardes de lluvia,
cuando mueves los bolillos,
y yo paso por tu calle
con mi pena y con mi libro
dices, temblando, entre dientes,
arropada en los visillos:
«¡Ay, si yo con ese hombre
hubiera tenido un hijo!…»

Ojos verdes

Apoyá en er quisio de la mansebía
miraba ensenderse la noche de mayo;
pasaban los hombres y yo sonreía
hasta que a mi puerta paraste el caballo.
«Serrana, ¿me das candela?»
Y yo te dije: «Gaché,
ven y tómala en mis labios
que yo fuego te daré».
Dejaste er caballo
y lumbre te di,
y fueron dos verdes luceros de mayo
tus ojos pa mí.

Ojos verdes, verdes como la albahaca.
Verdes como el trigo verde
y el verde, verde limón.
Ojos verdes, verdes, con brillo de faca,
que están clavaítos en mi corazón.
Pa mí ya no hay soles, luceros ni luna,
no hay más que unos ojos que mi vía son.
Ojos verdes, verdes como la albahaca.
Verdes como el trigo verde
y el verde, verde limón.

II
Vimos desde el cuarto despertar el día
y sonar el alba en la Torre la Vela.
Dejaste mis brazos cuando amanecía
y en mi boca un gusto de menta y canela.
«Serrana, para un vestío
yo te quiero regalá».
Yo te dije: «Estás cumplío,
no me tienes que dar na».
Subiste ar caballo,
te fuiste de mí
y nunca una noche
más bella de mayo
he vuelto a viví.

Ojos verdes, verdes como la albahaca.
Verdes como el trigo verde
y el verde, verde limón.
Ojos verdes, verdes, con brillo de faca,
que están clavaítos en mi corazón.
Pa mí ya no hay soles, luceros ni luna,
no hay más que unos ojos que mi vía son.
Ojos verdes, verdes como la albahaca.
Verdes como el trigo verde
y el verde, verde limón.

 Triniá

 I
Al Museo de Sevilla
iba a diario Juan Miguel
a copiar la maravillas
de Murillo y Rafael.
Y por las tardes, como una rosa
de los jardines que hay en la entrá,
pintaba a Trini, pura y hermosa,
como si fuera la Inmaculá.
Y decía el chavalillo:
«Pa que voy a entrar ahí,
si es la Virgen de Murillo
la que tengo frente a mí».

Triniá, mi Triniá,
la de la Puerta Real,
carita de nazarena,
con la Virgen Macarena
yo te tengo compará;
algo tu vida envenena,
qué tienes en la mirá
que no me pareces buena,
Triniá, mi Trini, ay… mi Triniá.

II
El Museo sevillano
un mal día visitó
un banquero americano
que de Trini se prendó.
Y con el brillo de los diamantes
la sevillana quedó cegá
y entre los brazos de aquel amante
huyó de España la Triniá.
Y ante el cuadro no acabao
así decía el pintor:
«Tú me has hecho desgraciao,
sin ti qué voy a hacer yo».

Triniá, mi Triniá,
la de la Puerta Real,
carita de nazarena,
con la Virgen Macarena
yo te tengo compará;
algo tu vida envenena,
qué tienes en la mirá
que no me pareces buena,
Triniá, mi Trini, ay… mi Triniá.

I
Al Museo de Sevilla
iba a diario Juan Miguel
a copiar la maravillas
de Murillo y Rafael.
Y por las tardes, como una rosa
de los jardines que hay en la entrá,
pintaba a Trini, pura y hermosa,
como si fuera la Inmaculá.
Y decía el chavalillo:
«Pa que voy a entrar ahí,
si es la Virgen de Murillo
la que tengo frente a mí».

Triniá, mi Triniá,
la de la Puerta Real,
carita de nazarena,
con la Virgen Macarena
yo te tengo compará;
algo tu vida envenena,
qué tienes en la mirá
que no me pareces buena,
Triniá, mi Trini, ay… mi Triniá.

II
El Museo sevillano
un mal día visitó
un banquero americano
que de Trini se prendó.
Y con el brillo de los diamantes
la sevillana quedó cegá
y entre los brazos de aquel amante
huyó de España la Triniá.
Y ante el cuadro no acabao
así decía el pintor:
«Tú me has hecho desgraciao,
sin ti qué voy a hacer yo».

Triniá, mi Triniá,
la de la Puerta Real,
carita de nazarena,
con la Virgen Macarena
yo te tengo compará;
algo tu vida envenena,
qué tienes en la mirá
que no me pareces buena,
Triniá, mi Trini, ay… mi Triniá. I

Al Museo de Sevilla
iba a diario Juan Miguel
a copiar la maravillas
de Murillo y Rafael.
Y por las tardes, como una rosa
de los jardines que hay en la entrá,
pintaba a Trini, pura y hermosa,
como si fuera la Inmaculá.
Y decía el chavalillo:
«Pa que voy a entrar ahí,
si es la Virgen de Murillo
la que tengo frente a mí».

Triniá, mi Triniá,
la de la Puerta Real,
carita de nazarena,
con la Virgen Macarena
yo te tengo compará;
algo tu vida envenena,
qué tienes en la mirá
que no me pareces buena,
Triniá, mi Trini, ay… mi Triniá.

II
El Museo sevillano
un mal día visitó
un banquero americano
que de Trini se prendó.
Y con el brillo de los diamantes
la sevillana quedó cegá
y entre los brazos de aquel amante
huyó de España la Triniá.
Y ante el cuadro no acabao
así decía el pintor:
«Tú me has hecho desgraciao,
sin ti qué voy a hacer yo».

Triniá, mi Triniá,
la de la Puerta Real,
carita de nazarena,
con la Virgen Macarena
yo te tengo compará;
algo tu vida envenena,
qué tienes en la mirá
que no me pareces buena,
Triniá, mi Trini, ay… mi Triniá.

Pena y alegría del amor

 A José González Marín

Mira cómo se me pone
la piel cuando te recuerdo.

Por la garganta me sube
un río de sangre fresco
de la herida que atraviesa
de parte a parte mi cuerpo.
Tengo clavos en las manos
y cuchillos en los dedos
y en mi sien una corona
hecha de alfileres negros.

Mira cómo se me pone
la piel ca vez que me acuerdo
que soy un hombre casao
y sin embargo, te quiero.

Entre tu casa y mi casa
hay un muro de silencio,
de ortigas y de chumberas,
de cal, de arena, de viento,
de madreselvas oscuras
y de vidrios en acecho.
Un muro para que nunca
lo pueda saltar el pueblo
que anda rondando la llave
que guarda nuestro secreto.
¡Y yo sé bien que me quieres!
¡Y tú sabes que te quiero!
Y lo sabemos los dos
y nadie puede saberlo.

¡Ay, pena, penita, pena
de nuestro amor en silencio!
¡Ay, qué alegría, alegría,
quererte como te quiero!

Cuando por la noche a solas
me quedo con tu recuerdo
derribaría la pared
que separa nuestro sueño,
rompería con mis manos
de tu cancela los hierros,
con tal de verme a tu vera,
tormento de mis tormentos,
y te estaría besando
hasta quitarte el aliento.
Y luego, qué se me daba
quedarme en tus brazos muerto.

¡Ay, qué alegría y qué pena
quererte como te quiero!

Nuestro amor es agonía,
luto, angustia, llanto, miedo,
muerte, pena, sangre, vida,
luna, rosa, sol y viento.
Es morirse a cada paso
y seguir viviendo luego
con una espada de punta
siempre pendiente del techo.

Salgo de mi casa al campo
sólo con tu pensamiento,
para acariciar a solas
la tela de aquel pañuelo
que se te cayó un domingo
cuando venías del pueblo
y que no te he dicho nunca,
mi vida, que yo lo tengo.
Y lo estrujo entre mis manos
lo mismo que un limón nuevo,
y miro tus iniciales
y las repito en silencio
para que ni el campo sepa
lo que yo te estoy queriendo.

Ayer, en la Plaza Nueva,
—vida, no vuelvas a hacerlo—
te vi besar a mi niño,
a mi niño el más pequeño,
y cómo lo besarías
—¡ay, Virgen de los Remedios!—
que fue la primera vez
que a mí me distes un beso.
Llegué corriendo a mi casa,
alcé mi niño del suelo
y sin que nadie me viera,
como un ladrón en acecho,
en su cara de amapola
mordió mi boca tu beso.

¡Ay, qué alegría y qué pena
quererte como te quiero!

Mira, pase lo que pase,
aunque se hunda el firmamento,
aunque tu nombre y el mío
lo pisoteen por el suelo,
y aunque la tierra se abra
y aun cuando lo sepa el pueblo
y ponga nuestra bandera
de amor a los cuatro vientos,
sígueme queriendo así,
tormento de mis tormentos.

¡Ay, qué alegría y qué pena
quererte como te quiero!

Romance

 Yo me acerqué hasta tu vera
con miedo, ¿por qué negarlo?

En las sienes me latían
cincuenta y dos desengaños;
gris de paisaje en los ojos,
risas sin sol en los labios,
y el corazón jadeante
como un pájaro cansado.

Yo me acerqué hasta tu vera
con miedo, ¿por qué negarlo?

Te reventaba en la boca
un clavel de veinte años
y en la mejilla un süave
melocotón sonrosado.
Cuando dijistes: «Te quiero»
fue tu voz igual que un caño
de agua fresca en una tarde
calurosa de verano.

Se me echó encima el cariño
lo mismo que un toro bravo
y quedé sobre la arena
muerto de amor y sangrando
por cuatro besos lentísimos
que me brindaron tus labios.

De la sien a la cintura,
de la garganta al costado.
¡Qué boda sin requilorios
sobre la hierba del campo!
¡Qué marcha nupcial cantaba
el viento sobre los álamos!
¡Qué luna grande y redonda
iluminó nuestro abrazo,
y qué olor el de tu cuerpo
a trigo recién cortado!

El pueblo, a las dos semanas
hizo lengua en los colmados,
en las barandas del río,
en la azotea, en los patios,
en las mesas del casino
y en los surcos del arado:
«Un hombre que peina canas
y que le dobla los años».

Es cierto que peino canas
pero en cambio, cuando abrazo
soy lo mismo que un olivo,
igual que un ciprés sonámbulo,
Cristobalón de aguas puras
que atraviesa el río a nado
si ve en la orilla unos ojos
o una boca hecha de nardos,
para cortarle el suspiro
con el calor de mis labios.

Que me escupan en la frente,
que me pregonen en bandos,
que vayan diciendo y digan.
Tú conmigo; yo a tu lado
respirando de tu aliento,
yendo al compás de tus pasos,
refrescándome las sientes
en la palma de tu mano.

Centinela de tus sueños,
hombro para tu descanso,
Cirineo de tus penas
Y San Juan de tu calvario
para quererte y tenerte
en la noche de mis brazos.

¡¿Qué importa que haya cumplido
cincuenta y pico de años?!
¿En qué código de amores,
en qué partida de cargos,
hay leyes que determinen
la edad del enamorado?
En cariños no hay fronteras,
ni senderos, ni vallados,
que el cariño es como un monte
con un letrero en lo alto
que dice sólo: «Te quiero»
Y colorín colorado.

Auto de fe

Esta noche de agosto
he quemado tus cartas…
¡Ocho años de vida apasionada!

Mi corazón ardía
en medio de las llamas,
rodeado de fechas,
¡cenizas de mi alma!

Los abrazos crujían,
los besos se quejaban,
y los dulces ¡te quiero!
de tinta y de esperanza,
en una pirueta
de fuego, se rizaban.

Como una serpentina,
tu nombre se alargaba,
y era un puente la firma
sobre un río de brasas
que, silenciosamente,
sin voz, se desplomaba.

Esta noche de agosto
he quemado tus cartas…

¡Ocho años de vida apasionada!

Centinela de amor

Te puse tras la tapia de mi frente
para tenerte así mejor guardado,
y te velé, ay, amor diariamente
con bayoneta y casco de soldado.

Te quise tanto, tanto, que la gente
me señalaba igual que a un apestado;
pero qué feliz era sobre el puente
de tu amor, oh mi río desbordado.

Un día, me dijiste: – No te quiero…-;
y mi tapia de vidrios y de acero
a tu voz vino al suelo en un escombro.

La saliva en mi boca se hizo nieve,
y me morí como un jacinto breve
apoyado en la rosa de tu hombro.

Si te gusta #Rafael_de_León... Share on X

VIVIR NO SALE CARO [Mi poema]
Bartolomé Leonardo de Argensola [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Arrastro la nostalgia en mi pupila.
Yo soy un melancólico perdido.
Los hechos que han pasado y que he vivido
los llevo a buen recaudo en mi mochila.

Haciendo voy un alto en mi camino,
de vez en cuando paro y me refresco,
las saco a airear, las pongo al fresco
lo mismo que me ocurre con el vino.

Así que ese pasado ya no exista
hay veces que me sirve de consuelo.
Las migas que me encuentro por el suelo
las pongo yo en estado de revista.

Si dicen la nostalgia es el olvido
yo sigo caminando y no hago caso
durmiendo con mi sueño a cielo raso
las cosas tan bonitas que he vivido.

Admito pueda ser un bicho raro,
un tipo que no admite vuelta y vuelta.
Vivir, como yo lo hago, a pierna suelta,
vivir, así vivir no sale caro.
©donaciano bueno

Tú crees que es muy #caro vivir? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Bartolomé Leonardo de Argensola

A un caballero y una dama

Firmio, en tu edad ningún peligro hay leve;
porque nos hablas ya con voz escura,
y, aunque dudoso, el bozo a tu blancura
sobre ese labio superior se atreve.

Y en ti, oh Drusila, de sutil relieve
el pecho sus dos bultos apresura,
y en cada cual sobre su cumbre pura
vivo forma un rubí su centro breve.

Sienta vuestra amistad leyes mayores:
que siempre Amor para el primer veneno
busca la inadvertencia más sencilla.

Si astuto el áspid se escondió en lo ameno
de un campo fértil, ¿quién se maravilla
de que pierdan el crédito sus flores?

Gala no alegues

Gala, no alegues a Platón o alega
algo más corporal lo que alegares,
que esos cómplices tuyos son vulgares
y escuchan mal la sutileza griega.

Desnudo al sol y al látigo navega
más de un amante tuyo en ambos mares
que te sabe los íntimos lunares
y quizá es tan honrado que lo niega.

Y tú, en la metafísica elevada,
dices que unir las almas es tu intento,
ruda y sencilla en inferiores cosas;

pues yo sé que Apuleyo más te agrada
cuando rebuzna en forma de jumento
que en la que se quedó comiendo rosas.

Aunque Ovidio

Aunque Ovidio te dé más documentos
para reírte, Cloe, no te rías,
que de pez y de boj en tus encías
tiemblan tus huesos flojos y sangrientos;

y a pocos de esos soplos tan violentos,
que con la demasiada risa envías,
las dejarás desiertas y vacías,
escupiendo sus últimos fragmentos.

Huye, pues, de teatros, y a congojas
de los lamentos trágicos te inclina,
entre huérfanas madres lastimadas.

Mas paréceme, Cloe, que te enojas;
mi celo es pío; si esto te amohína,
ríete hasta que escupas las quijadas.

Viéndose en un fiel cristal

Viéndose en un fiel cristal
ya antigua Lice, y que el arte
no hallaba en su rostro parte
sin estrago natural,
dijo: «Hermosura mortal,
pues que su origen lo fue,
aunque el mismo Amor le dé
sus flechas para rendir,
viva obligada a morir,
pero a envejecer, ¿por qué?»

Filis naturaleza

Filis, naturaleza
pide la ostentación y los olores
para sus nuevas flores
a la fértil verdad de tu belleza
y que en meses ajenos
pródigas abran su temor los senos.

De tu cerviz reciba
cándido lustre el de la rosa pura,
como animar procura
su carmesí en tu rostro la más viva;
den tus labios crueles
púrpura más soberbia a los claveles.

El cogollo más tierno
crezca con ambición de formar selva,
tan firme, que, aunque vuelva
a herirla por asaltos el hibierno,
ni le marchite el brío,
ni agrave más sus hojas que el rocío.

Por ti con los jardines
más prósperos compiten estas peñas,
que entre gramas risueñas
te producen violetas y jazmines,
para que de los dones
que tu hermosura influye la corones.

Ya, al favor de tus ojos,
entre frutos pendientes, el otubre
segunda flor descubre,
y te ofrece esperanzas y despojos,
porque en entrambas suertes
anticipados regocijos viertes.

Mas, ¡ay!, que cuando inspiras
el no esperado honor con que se apresta
para ti la floresta,
haciendo en el vigor de cuanto miras
tan dichosa mudanza,
mísera yace y sola mi esperanza.

Si amada quieres ser

Si amada quieres ser, Lícoris, ama;
que quien desobligando lo pretende,
o las leyes de amor no comprehende,
o a la naturaleza misma infama.

Afectuoso el olmo a la vid llama,
con ansias de que el néctar le encomiende,
y ella lo abraza y sus racimos tiende
en la favorecida ajena rama.

¿Querrás tú que a los senos naturales
se retiren avaros los favores,
que (imitando a su Autor) son liberales?

No en sí detengan su virtud las flores,
no su benignidad los manantiales,
ni su influjo las luces superiores.

Dime Padre común

«Dime, Padre común, pues eres justo,
¿por qué ha de permitir tu providencia,
que, arrastrando prisiones la inocencia,
suba la fraude a tribunal augusto?

»¿Quién da fuerzas al brazo, que robusto
hace a tus leyes firme resistencia,
y que el celo, que más la reverencia,
gima a los pies del vencedor injusto?

»Vemos que vibran vitoriosas palmas
manos inicas, la virtud gimiendo
del triunfo en el injusto regocijo.»

Esto decía yo, cuando, riendo,
celestial ninfa apareció, y me dijo:
«¡Ciego!, ¿es la tierra el centro de las almas?»

MI POETA INVITADO: Eva Molina Saavedra

FILIA

Absorta en el giro del agua,
amasa el hatillo
hasta que ve su transparencia.
Saca las prendas de la tina
y las escurre una a una.

Gotea la ropa en los alambres,
el viento se corta
y en las telas el sol deslumbra.
Los niños corren en el laberinto
de la azotea, entre macetas
hechas con latas, colmadas de flores.

La mujer descansa,
siente a los chiquillos
y acepta el frío encarnado en su estirpe,
las manos quemadas de lavandera.

LITIGIO

Vivo un litigio
en secreto contra el Estado
por coacción, abuso e incumplimiento,
porque me quita lo que me hace falta
y se impone.

Es secreto.
Un litigio contra el Estado
porque la naturaleza es levantisca.
Por lo solar se rige,
y por lo originario,
pero encierra un grito contenido.

No soy parte de un experimento social,
ni vivo en la ficción, ni guardo copia
de ningún contrato sin previo aviso.

Siento una guerra íntima
contra el Estado,
pues no soy animal de granja.
Si fingí ser sumisa, lo hice
para subsistir. No seré
la delatora que necesitáis.
No firmo, ni obedezco, ni me inclino.

Por eso quiero esconder en la mano
la fuerza de ese gesto que haga fértil
mi pequeño jardín.
A años luz de vuestra gran mentira,
pisar la hierba para sentir la savia.

MANANTIAL

Nos inclinan las derrotas, andamos
con la mirada rasante
de quien no comprende
porque su visión se ha fragmentado.

Una y otra vez, para curarme,
entraré en el espacio del nosotros,
paso ciego en un denso vacío,
llave y fuente de todo lo que es.
De La mirada rasante, (Bartleby)