A todos los amantes de la literatura en sus distintas formas o variantes...

Donaciano Bueno Diez

Donaciano Bueno Diez

Editor: hombre de mente curiosa, inquieta, creativa, sagaz y soñadora, amante de la poesía.

LAS AGUAS RESIDUALES… [Mi poema]
Francisco Brines [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Las aguas residuales que habitan en mi mente
son aguas putrefactas respuesta a mis deseos,
se van sin que perciba, se van por la corriente,
detritus que quedaron jugando en mil torneos.

A veces me disgustan pues odio y las desprecio
y hay otras en que al alma le da retortijones,
son como la carcoma que roe al árbol recio
haciendo que se pudran hasta los cortezones.

Incluso cuando sueño las aguas no abandonan,
pues siguen repicando, lisiando al sentimiento,
instintos primitivos que puede que me coman,
impulsos, frustraciones en forma de lamento.

Y así que lo quisiera no puedo deshacerme,
me siguen y persiguen pues nunca han olvidado,
presiento en lo más hondo que ansían el perderme,
y gozan al vencerme sabiendo que he pecado.
©donaciano bueno

#El, Yo y Superyó son estructuras que forman la psique humana? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Francisco Brines

LASTIMOSO ENAMORADO

Quejoso, lastimero, en la lívida
luz del día, me topas. De la noche
tú regresas cadáver, y apresuras
tu inanidad: tiemblas, lloras, maúllas.
Anegados están de tu miseria
caudalosa, amigos y enemigos.
Tú que eras sordo, y digno, y dominabas
la carne y el espíritu, ridícula
muestras ahora tu figura, la edad,
tu lujosa experiencia. La ufanía
del gesto y la conciencia se te mustian.
El amor te degrada, e incomprensible
si pienso en quién lo causa, fiel reflejo
del sol que sois. Pues ya no crees en Dios,
por amor de tu dama hazte ermitaño,
hasta que cures tú, y mis orejas
no tapones con roncos estertores;
pues no viví tu gloria, yo no viva
tal bosquejo de infierno. ¡Al desierto!,
y regresa de allí como tú eras:
odioso y suficiente; sólo elijo
el mal menor. Con estimarte poco,
me puede divertir tu erecta cresta,
pero vencido, no; busco piedad,
e impío soy para el aburrimiento.

Aquel verano de mi juventud

Y qué es lo que quedó de aquel viejo verano
en las costas de Grecia?
¿Qué resta en mí del único verano de mi vida?
Si pudiera elegir de todo lo vivido
algún lugar, y el tiempo que lo ata,
su milagrosa compañía me arrastra allí,
en donde ser feliz era la natural razón de estar con vida.

Perdura la experiencia, como un cuarto cerrado de la infancia;
no queda ya el recuerdo de días sucesivos
en esta sucesión mediocre de los años.
Hoy vivo esta carencia,
y apuro del engaño algún rescate
que me permita aún mirar el mundo
con amor necesario;
y así saberme digno del sueño de la vida.

De cuanto fue ventura, de aquel sitio de dicha,
saqueo avaramente
siempre una misma imagen:
sus cabellos movidos por el aire,
y la mirada fija dentro del mar.
Tan sólo ese momento indiferente.
Sellada en él, la vida.

Ardimos en el bosque

¿Pero cómo saber, sin la mirada,
la hermosura del bosque, la grandeza del mar?

El bosque estaba tras de mí; lo conocían
mis oídos: el rumor de sus hojas,
la confusión del canto de sus pájaros.
Sonidos que venían de un remoto lugar.
Y el mar del otro lado, golpeando
la frente, sin rozarla,
cubriéndola de gotas. Era mi piel
quien descubría su frescura,
mi soñoliento olfato quien entraba en el pecho
su duro olor.
¿Pero cómo saber, sin la mirada,
la hermosura del bosque, la grandeza del mar?
Porque no había más, en el lugar del pecho,
que una extendida sombra.

(¿Mas qué frío candente mis párpados abrasa,
qué luz me desvanece, qué prolongado beso
llega hasta el mismo centro de la sombra?)

Joven el rostro era,
sus labios sonreían,
y el retenido fuego de su cuerpo
era quemada luz.
Entramos en el mar, rompíamos
el cielo con la frente,
y envueltos en las aguas contemplamos
las orillas del bosque,
su extensa fosquedad.
Miré, tendidos en la playa, el rostro:
contemplaba las nubes;
y el retenido fuego de su cuerpo
era un sombrío resplandor.
Penetramos el bosque, y en las lindes
detuvimos los pasos;
perdido, tras los troncos, miramos cómo el mar
oscurecía.
Tenía triste el rostro,
y antes que para siempre envejeciera
puse mis labios en los suyos.

Con quién haré el amor

En este vaso de ginebra bebo
los tapiados minutos de la noche,
la aridez de la música, y el ácido
deseo de la carne. Sólo existe,
donde el hielo se ausenta, cristalino
licor y miedo de la soledad.
Esta noche no habrá la mercenaria
compañía, ni gestos de aparente
calor en un tibio deseo. Lejos
está mi casa hoy, llegaré a ella
en la desierta luz de madrugada,
desnudaré mi cuerpo, y en las sombras
he de yacer con el estéril tiempo.

Vuelve la hora feliz. Y es que no hay nada
sino la luz que cae en la ciudad
antes de irse la tarde,
el silencio en la casa y, sin pasado
ni tampoco futuro, yo.
Mi carne, que ha vivido en el tiempo
y lo sabe en cenizas, no ha ardido aún
hasta la consunción de la propia ceniza,
y estoy en paz con todo lo que olvido
y agradezco olvidar.
En paz también con todo lo que amé
y que quiero olvidado.

Volvió la hora feliz.
Que arribe al menos
al puerto iluminado de la noche.

Conversación con un amigo

Se me ha quemado el pecho, como un horno
Por el dolor de tus palabras
Y también de las mías.
Hablamos del mundo, y desde el cielo
Descendía su paz a nuestros ojos.
Hay momentos del hombre en que le duele
Amar, pensar, mirar, sentirse vivo,
Y se sabe en la tierra por azar
Solo, inútilmente en ella.
Como si se tratase de algo ajeno
Hablamos de nosotros
Y nos vimos inciertos, unas sombras.

Con poca fe, con las creencias rotas
Con un madero en la marea,
Con toda la esperanza naufragando
Porque no es la que llega a nuestra barca,
Sólo la caridad nos redimía
Del mal nuestro de ser.
Mirábamos la calle, rodeados
De luz, de tiempo, de palabras, de hombres.

Con quién haré el amor

En este vaso de ginebra bebo
los tapiados minutos de la noche,
la aridez de la música, y el ácido
deseo de la carne. Sólo existe,
donde el hielo se ausenta, cristalino
licor y miedo de la soledad.
Esta noche no habrá la mercenaria
compañía, ni gestos de aparente
calor en un tibio deseo. Lejos
está mi casa hoy, llegaré a ella
en la desierta luz de madrugada,
desnudaré mi cuerpo, y en las sombras
he de yacer con el estéril tiempo.

Vuelve la hora feliz. Y es que no hay nada
sino la luz que cae en la ciudad
antes de irse la tarde,
el silencio en la casa y, sin pasado
ni tampoco futuro, yo.
Mi carne, que ha vivido en el tiempo
y lo sabe en cenizas, no ha ardido aún
hasta la consunción de la propia ceniza,
y estoy en paz con todo lo que olvido
y agradezco olvidar.
En paz también con todo lo que amé
y que quiero olvidado.

Volvió la hora feliz.
Que arribe al menos
al puerto iluminado de la noche.

Conversación con un amigo

Se me ha quemado el pecho, como un horno
Por el dolor de tus palabras
Y también de las mías.
Hablamos del mundo, y desde el cielo
Descendía su paz a nuestros ojos.
Hay momentos del hombre en que le duele
Amar, pensar, mirar, sentirse vivo,
Y se sabe en la tierra por azar
Solo, inútilmente en ella.
Como si se tratase de algo ajeno
Hablamos de nosotros
Y nos vimos inciertos, unas sombras.

Con poca fe, con las creencias rotas
Con un madero en la marea,
Con toda la esperanza naufragando
Porque no es la que llega a nuestra barca,
Sólo la caridad nos redimía
Del mal nuestro de ser.
Mirábamos la calle, rodeados
De luz, de tiempo, de palabras, de hombres.

A punto de un viaje en coche

Las ventanas reflejan
el fuego de poniente
y flota una luz gris
que ha venido del mar.
En mí quiere quedarse
el día, que se muere,
como si yo, al mirarle,
lo pudiera salvar.
Y quién hay que me mire
y que pueda salvarme.
La luz se ha vuelto negra
y se ha borrado el mar.

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A UN SAN PEDRO MIOPE [Mi poema]
Carlos Germán Belli [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Sin comerlo ni beberlo,
se infiltró una felonía,
y San Pedro repetía
asombrado y sin creerlo,
que así fuera de estraperlo
yo distingo vivaracho
si es un simple mamarracho
que pretenda aquí enredar.
Pues que a mi la quieran dar
no consiguen ni borracho.

Con mi tiempo a esto jugar
y mis años de experiencia,
y mi esfuerzo y resistencia
nadie aquí pudo pasar.
Ni que fuera el mismo Zar
ni el más sabio leguleyo
pudo osar tal descabello
de colarse sin permiso.
No pasó del primer piso
ni un lacayo ni un plebeyo.

Si alguien cree que soy lelo,
mi trabajo toma a guasa,
le diré que aquí no pasa
nadie que no venga al cielo.
Ni ha de haber quien tome el pelo,
menos aún de mi se ría
o anteponga su osadía
y se quiera aquí colar.
Vaya y busque otro lugar,
que a mi darla, no hay tu tía.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDO:  Carlos Germán Belli

POEMA

Nuestro amor no está en nuestros respectivos
y castos genitales, nuestro amor
tampoco en nuestra boca, ni en las manos:
todo nuestro amor guárdase con palpito
bajo la sangre pura de los ojos.
Mi amor, tu amor esperan que la muerte
se robe los huesos, el diente y la uña,
esperan que en el valle solamente
tus ojos y mis ojos queden juntos,
mirándose ya fuera de sus órbitas,
más bien como dos astros, como uno.

SEGREGACION NO. 1
(a modo de un pintor primitivo culto)

Yo, mamá, mis dos hermanos
y muchos peruanitos
abrimos un hueco hondo, hondo
donde nos guarecemos,
porque arriba todo tiene dueño,
todo está cerrado con llave,
sellado firmemente,
porque arriba todo tiene reserva:
la sombra del árbol, las flores,
los frutos, el techo, las ruedas,
el agua, los lápices,
y optamos por hundirnos
en el fondo de la tierra,
más abajo que nunca,
lejos, muy lejos de los jefes,
hoy domingo,
lejos, muy lejos de los dueños, entre las patas de los
animalitos, porque arriba
hay algunos que manejan todo,
que escriben, que cantan, que bailan,
que hablan hermosamente,
y nosotros, rojos de vergüenza,
tan sólo deseamos desaparecer
en pedacititos.

ALGUN DIA EL AMOR

Algún día el amor yo al fin alcanzaré,
tal como es entre mis mayores muertos:
no dentro de los ojos, sino fuera,
invisible, mas perenne,
si de fuego no, de aire.

AMANUENSE

Ya descuajeringándome, ya hipando
hasta las cachas de cansado ya,
inmensos montes todo el día alzando
de acá para acullá de bofes voy,
fuera cien mil palmos con mi lengua,
cayéndome a pedazos tal mis padres,
aunque en verdad yo por mi seso raso,
y aun por lonjas y levas y mandones,
que a la zaga me van dejando estable
ya a más hasta el gollete no poder,
al pie de mis hijuelas avergonzado,
cual un pobre amanuense del Perú.

¡OH HADA CIBERNETICA! . . .

¡Oh Hada Cibernética!, ya líbranos
con tu eléctrico seso y casto antídoto,
de los oficios hórridos humanos,
que son como tizones infernales
encendidos de tiempo inmemorial
por el crudo secuaz de las hogueras;
amortigua, ¡oh señora!, la presteza
con que el cierzo sañudo y tan frío
bate las nuevas aras, en el humo enhiestas,
de nuestro cuerpo ayer, cenizas hoy,
que ni siquiera pizca gozó alguna,
de los amos no ingas privativo
el ocio del amor y la sapiencia.

OH HADA CIBERNÉTICA

Oh Hada Cibernética
cuándo harás que los huesos de mis manos
se muevan alegremente
para escribir al fin lo que yo desee
a la hora que me venga en gana
y los encajes de mis órganos secretos
tengan facciones sosegadas
en las últimas horas de día
mientras la sangre circule como un bálsamo a lo largo de mis cuerpo.

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MI POETA INVITADO: Esther Peñas

Quien ofrece su corazón

impregna de ternura a la virtud.
Quien impregna de ternura a la virtud
colma de fe al hombre.
Quien colma de fe al hombre
prende la esperanza.
Tú eres mi oración en instinto.
Ante el miedo,
rezo tu recuerdo desgranando salmos
pequeños,
como minúsculas sacudidas de convicciones.
Tú me llenarás de círculos…
Jurar, que es un creer embrutecido,
se angosta para comprometerte
y, sin embargo, todo en ti es límpido.
Tu desprendes el incienso para el culto.

EL PASO QUE SE HABITA

Si viene este reino pequeño de la fiebre
habrá que estar alerta,
ofrecer vigilia al letargo,
sacudir la siesta, aventar las ganas
para volver al diámetro del intento,
para que el paso reconozca el símbolo de la torre,
para que el paso llegue al dios reo,
para que las manos labren nuevos diccionarios
de los que crezcan inesperados árboles, y ramas verdes
de las que, a su vez, brote la lengua que nos hizo seres
………………………………………………………………….[de nieve,
manos o trazos de tinta, terco golpe de cincel,
manos como escoplo
que abra formas con murmullo de universo;
habrá que estar alerta a las décimas,
al mercurio que indique víspera, que alcance la línea
de frontera entre lo crónico y la melancolía,
entre lo triste a secas
………..y la espiga,
porque lo triste, así, desnudo,
lleva genes de constancia,
purga el verso heredado que escapa
al antídoto,
calza números siniestro
que van por las aceras y se convierten en invierno,
y llega el invierno e invierte plumas,
crece el invierno y revienta rostros,
se extiende el invierno y nos deja otoño de raíz
y remiendos, sin equívoco posible;
hay que permanecer a cubierto
hasta que llegue el reino pequeño de la fiebre
envuelto en los te quiero que pontificaron
…………y aún resuenan,
tendiendo puentes
de la orilla del miedo
a la orilla del misterio,
puentes de latón y consistencia,
puentes que comprometan y justifiquen,
puentes abiertos al paso cerrando naufragios,
porque hay puentes que dirigen destinos
y puentes que administran el viaje del vértigo,
la travesía del desconcierto,
puentes que engarzan
el éxodo al estado de ánimo
…………………..(el no nómada),
que unen inmensidades que se rozan entre piedra
primera y última piedra de un puente que busca el
punto de abrigo,
puentes que abren puertas,
que despliegan la lluvia que sana,
la lluvia siempre nos queda
y no es peor que llueva,
es piel hecha promesa
y corazón capaz de lluvia.
……….Corazón capaz de lluvia.
Puentes de algas,
de melancólica sospecha,
de paisaje con savia de bruma
y afilados dientes.
Puentes
para este pequeño reino de la fiebre,
puentes.
También primavera.
De “El paso que se habita”, Chamán Ediciones, 2018

REFRANEANDO QUE ES GERUNDIO [Mi poema]
José Hierro [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

No pidas peras al olmo,
donde no hay, no pueden dar,
y esperar, otro cantar,
que esperar, eso es el colmo,
que a otro sitio has de buscar.

Tres pies no busques al gato
que ese gato ya no existe
como sabes que el alpiste,
al canario es lo que al pato
que ambos juegan al despiste.

Pan al pan y al vino vino
que el que no llora no mama,
o se cuelga de una rama,
o se agota en el camino
o se esconde en una cama.

Y es que el tiempo todo cura,
si te pica es que ajos comes,
que aunque tú mal te lo tomes
no eres canon de mesura
sea así te reconcomes.

Si haces caso a los refranes
tú eres un afortunado
mas te advierto ten cuidado
que hay algunos muy truhanes
pues los tiempos ya han cambiado.
©donaciano bueno

Los #refranes no todos son sabios...? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  José Hierro

Evocación

Hoy sé que los quebrados son olivos
cercados en el área de la escuela.
Hoy sé que llevan remo y blanca vela
los amados balandros adjetivos.

Hoy sé que aquellos tiempos están vivos,
que cada asignatura es centinela
que vigila un recuerdo y lo revela
con gesto y con presencia redivivos.

Me encontré solitario, inerte, ciego,
sin risueño pasado, sin el juego
alegre entre los vientos del verano,

y yo busqué en los álamos mi vida
y al no encontrarla la creí perdida,
y estaba aquí, al alcance de la mano.
(De Prehistoria literaria, 1939)

Alegría

Llegué por el dolor a la alegría.
Supe por el dolor que el alma existe.
Por el dolor, allá en mi reino triste,
un misterioso sol amanecía.

Era alegría la mañana fría
y el viento loco y cálido que embiste.
( Alma que verdes primaveras viste
maravillosamente se rompía. )

Así la siento más. Al cielo apunto
y me responde cuando le pregunto
con dolor tras dolor para mi herida.

Y mientras se ilumina mi cabeza
ruego por el que he sido en la tristeza
a las divinidades de la vida.
De ‘Alegría 1947

Las nubes

Inútilmente interrogas.
Tus ojos miran al cielo.
Buscas, mirando a las nubes,
huellas que se llevó el viento.

Buscas las manos calientes,
los rostros de los que fueron,
el círculo donde yerran
tocando sus instrumentos.

Nubes que eran ritmo, canto
sin final y sin comienzo,
campanas de espumas pálidas
volteando su secreto,

palmas de mármol, criaturas
girando al compás del tiempo,
imitándole a la vida
su perpetuo movimiento.

Inútilmente interrogas
desde tus párpados ciegos.
¿Qué haces mirando a las nubes,
José Hierro?

(De Cuanto sé de mí, 1957-1959)

Alma dormida

Me tendí sobre la hierba entre los troncos
que hoja a hoja desnudaban su belleza.
Dejé el alma que soñase:
volvería a despertar en primavera.

Nuevamente nace el mundo, nuevamente
naces, alma (estabas muerta).
Yo no sé lo que ha pasado en este tiempo:
tú dormías, esperando ser eterna.

Y por mucho que te cante la alta música
de las nubes, y por mucho que te quieran
explicar las criaturas por qué evocan
aquel tiempo negro y frío, aunque pretendas

hacer tuya tanta vida derramada
(era vida, y tú dormías), ya no llegas
a alcanzar la plenitud de su alegría:
tú dormías cuando todo estaba en vela.

Tierra nuestra, vida nuestra, tiempo nuestro…
(Alma mía, ¡quién te dijo que durmieras!)
De ‘Agenda’ 1991

Así era

Canta, me dices. Y yo canto.
¿Cómo callar? Mi boca es tuya.
Rompo contento mis amarras,
dejo que el mundo se me funda.
Sueña, me dices. Y yo sueño.
¡Ojalá no soñara nunca!
No recordarte, no mirarte,
no nadar por aguas profundas,
no saltar los puentes del tiempo
hacia un pasado que me abruma,
no desgarrar ya más mi carne
por los zarzales, en tu busca.

Canta, me dices. Yo te canto
a ti, dormida, fresca y única,
con tus ciudades en racimos,
como palomas sucias,
como gaviotas perezosas
que hacen sus nidos en la lluvia,
con nuestros cuerpos que a ti vuelven
como a una madre verde y húmeda.

Eras de vientos y de otoños,
eras de agrio sabor a frutas,
eras de playas y de nieblas,
de mar reposando en la bruma,
de campos y albas ciudades,
con un gran corazón de música.
De ‘Alegría’ 1947

Canción de cuna para dormir a un preso

La gaviota sobre el pinar.
(La mar resuena.)
Se acerca el sueño. Dormirás,
soñarás, aunque no lo quieras.
La gaviota sobre el pinar
goteado todo de estrellas.

Duerme. Ya tienes en tus manos
el azul de la noche inmensa.
No hay más que sombra. Arriba, luna.
Peter Pan por las alamedas.
Sobre ciervos de lomo verde
la niña ciega.
Ya tú eres hombre, ya te duermes,
mi amigo, ea…

Duerme, mi amigo. Vuela un cuervo
sobre la luna, y la degüella.
La mar está cerca de ti,
muerde tus piernas.
No es verdad que tú seas hombre;
eres un niño que no sueña.
No es verdad que tú hayas sufrido:
son cuentos tristes que te cuentan.
Duerme. La sombra toda es tuya,
mi amigo, ea…

Eres un niño que está serio.
Perdió la risa y no la encuentra.
Será que habrá caído al mar,
la habrá comido una ballena.
Duerme, mi amigo, que te acunen
campanillas y panderetas,
flautas de caña de son vago
amanecidas en la niebla.

No es verdad que te pese el alma.
El alma es aire y humo y seda.
La noche es vasta. Tiene espacios
para volar por donde quieras,
para llegar al alba y ver
las aguas frías que despiertan,
las rocas grises, como el casco
que tú llevabas a la guerra.
La noche es amplia, duerme, amigo,
mi amigo, ea…

La noche es bella, está desnuda,
no tiene límites ni rejas.
No es verdad que tú hayas sufrido,
son cuentos tristes que te cuentan.
Tú eres un niño que está triste,
eres un niño que no sueña.
Y la gaviota está esperando
para venir cuando te duermas.
Duerme, ya tienes en tus manos
el azul de la noche inmensa.
Duerme, mi amigo…
Ya se duerme
mi amigo, ea…
De Tierra sin nosotros 1947

Como la rosa: nunca…

Como la rosa: nunca
te empañe un pensamiento.
No es para ti la vida
que te nace de dentro.
Hermosura que tenga
su ayer en su momento.
Que en sólo tu apariencia
se guarde tu secreto.
Pasados no te brinden
su inquietante misterio.
Recuerdos no te nublen
el cristal de tus sueños.

Cómo puede ser bella
flor que tiene recuerdos.
De Con las piedras, con el viento 1950

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LA ESQUINA DE UN SUEÑO DE CARTÓN [Mi poema]
José Echegaray y Eizaguirre [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Soy la esquina de un sueño de cartón
que revolotea en torno a la ignorancia,
la miseria,
el dolor y la angustia,
la muerte.
Llevo a cuestas
sobre mis hombros
una alta sobredosis de desesperanza,
(dudas, filias y fobias)
para la cual no encuentro antídoto.
Me muevo entre la gloria y el delirio
de un mundo que ha hecho añicos
mi percepción subliminal.
Traigo gases lacrimógenos por quintales.
Cada día que pasa
es un avance
hacia la nada,
esa ecuación en la que la nada es cero
y el sueño el infinito.
En que el grito se torna en mariposa.
Donde nada es lo que parece.
Un visionario
que no ha acertado a ver
ni un centímetro más allá de sus narices.
©donaciano bueno

#Soy la distancia entre el cielo y el infierno? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  José de Echegaray

Como hago dramas

Escojo una pasión, tomo una idea,
un problema, un carácter… y lo infundo,
cual densa dinamita, en lo profundo
de un personaje que mi mente crea.
La trama, al personaje le rodea
de unos cuantos muñecos que en el mundo
o se revuelcan en el cieno inmundo
o se calientan a la luz febea.
La mecha enciendo. El fuego se prepara,
el cartucho revienta sin remedio,
y el astro principal es quien lo paga.
Aunque a veces también en este asedio
que al arte pongo y que al instinto halaga,
¡me coge la explosión de medio a medio!

LOS TRES CUENTOS

I
Un niño de tersa frente,
y la muerte carcomida,
en la senda de la vida
y en el borde de una fuente,
por su bien o por su mal
una mañana se hallaron
y sedientos se inclinaron
sobre el liquido cristal.

Se inclinaron y en la esfera
cristalina vi6se al punto
de un niño el rostro muy junto
a una seca calavera.
La muerte dijo ¡Qué hermoso!
¡Que horrible! -el niño pensó;
bebi6 aprisa, y se escapó
por el bosque presuroso.

II
Pasó el tiempo y cierto día
ya el sol en toda su altura,
en la misma fuente pura
bebieron en compañía,
por su bien o por su daño
la. Muerte y un hombre fuerte
la de siempre era la muerte
el hombre, el niño de antaño.

Como vióse de los dos
la imagen en el cristal
con la luz matutinal
que manda a los mundos Dios,
la del hombre áspera tez
y la imagen hosca y fiera
de su helada compañera
se pintaron esta vez

Bajo el agua limpia y fría
sus reflejos observaron:
como entonces se miraron,
se miraron todavía.

Ella dijo no se qué
señalando hacia el espejo
él murmuró: -¡Pobre viejo!

III

Cae la tarde; el sol anega
en pardas nubes su luz:
envuelta en negro capuz
medrosa la noche llega
Dos sombras van a la fuente
las dos beben a porfía
y aún no sacia el agua fría
sed atrasada y ardiente.

Se miran y no se ven;
pero pronto, por fortuna,
subirá al cielo la luna
y podrán mirarse bien

Al fin su luz transparente
el espacio iluminó,
y en espejo convirtió
los cristales de la fuente.

Y eran las sombras ideales
bajo el agua sumergidas
de tal modo parecidas,
que al partir las sombras reales
de sus destinos en pos,
o por darse mala mafia
o por confusión extraña,
cada sombra de los dos
tomó en el liquido espejo
lo primero que encontróse
y, sin notarlo, llevóse
de la otra sombra el reflejo.

La lucha eterna

Oye: yo te he querido con locura,
y aquí en mi corazón fuiste señora;
yo cifré en tu cariño mi ventura,
y has alumbrado mi existencia obscura
con reflejos dulcísimos de aurora.

Tú llenaste mi pecho de consuelo,
y aún por tí el alma a mi pesar suspira;
tuve en tí tanta fe como en el cielo,
y busqué tu cariño con anhelo,
y me juraste amor… ¡y fue mentira!
Mira, ve lo que has hecho:
aquí hubo un corazón dentro del pecho
que latió para tí, para tí sola,
y hoy tu gran ingratitud me inmola,
te lo vengo a pedir, y está deshecho.
Escucha: has sido infiel, me has engañado;
hay huellas en tu faz que te delatan
y que van pregonando tu pecado.

Vé por qué vengo a hablarte con enojos,
y vé por qué mis penas se desatan,
pues comprendí la vida por tus ojos,
y ahora tus ojos son los que me matan.

¡Aparta!… ¡Huye de mí! No quiero verte.
¡Déjame, que no puedo!
Yo debo aborrecerte,
y tus ojos me impulsan a quererte,
y miro al corazón… ¡y tengo miedo!
¡Huye!… Comprende lo que estoy penando,
y perder este amor lo que me cuesta…
¿Ves? Te quiero olvidar, y estoy llorando;
¡que la razón, que es fuerte, te detesta,
pero te quiere el corazón que es blando!

En un abanico

No apresures los impulsos
de tu aliento;
mira que crecen las llamas
con el viento,
y pudieran ser cenizas
tus despojos,
si avivases el incendio
de sus ojos.

Lo grande y lo mezquino

Era una noche del helado Enero,
y un cielo sin la nube más ligera;
era un tejado igual a otro cualquiera,
con sus rojizas tejas y su alero;
era en el caballete un gato fiero,
de cierta gata en amorosa espera,
y era en el borde de la azul esfera
la luz esplendorosa de un lucero.
La cola el Micifuz levanta airado;
con ella eclipsa al astro peregrino;
y queda plenamente demostrado
que a lo grande lo ruin cierra el camino,
si está lo grande alto y apartado
y entre tejas y cielo lo mezquino.

Los tres encuentros

Primer encuentro

Un niño de tersa frente
y la muerte carcomida,
en la senda de la vida
y en el borde de una fuente,
por su bien o por su mal
una mañana se hallaron
y sedientos se inclinaron
sobre el líquido cristal.

Se inclinaron, y en la esfera
cristalina viose al punto
de un niño el rostro muy junto
a una seca calavera.
La Muerte dijo: «¡Qué hermoso!»
_»¡Que horrible!»_el niño pensó;
bebió aprisa y se escapó
por el bosque presuroso.

Segundo encuentro

Pasó el tiempo, y cierto día,
ya el sol en toda su altura,
en la misma fuente pura
bebieron en compañía,
por su bien o por su daño
la Muerte y un hombre fuerte;
la de siempre era la muerte;
el hombre el niño de antaño.

Como viose de los dos
la imagen en el cristal
con la luz matutinal
que manda a los mundos Dios,
la del hombre, áspera tez,
y la imagen hosca y fiera
de su helada compañera,
se pintaron esta vez.

Bajo el agua limpia y fría
sus reflejos observaron:
como entonces se miraron
se miraron todavía.
Ella dijo no sé qué
señalando hacia el espejo.
Él murmuró: «¡Pobre viejo!»,
bebió despacio y se fue.

Tercer encuentro

Cae la tarde; el sol anega
en pardas nubes su luz;
envuelta en negro capuz
medrosa la noche llega.

Dos sombras van a la fuente,
las dos beben a porfía,
y aún no sacia el agua fría
sed atrasada y ardiente.

Se miran y no se ven;
pero pronto por fortuna
subirá al cielo la luna
y podrán mirarse bien.

Al fin su luz transparente
el espacio iluminó,
y en espejo convirtió
los cristales de la fuente.

Y eran las dos sombras ideales,
bajo el agua sumergidas,
de tal modo parecidas,
que al partir las sombras reales
de sus destinos en pos,
o por darse mala maña,
o por confusión extraña,
cada sombra de las dos
tomó en el líquido espejo
lo primero que encontrose,
y, sin notarlo, llevose
de la otra sombra el reflejo.

Recuerdos

La lluvia de una nube,
del sol al vivo rayo,
un arco de colores
pintaba en el espacio.

El agua de una fuente,
del sol a los reflejos
un iris roto y pálido
pintaba sobre el suelo.

Quien en lo azul estuvo,
al bajar a la tierra,
del espacio los iris
como puede recuerda.

Reflejo

¿Ves bajo el líquido velo
de su linfa, cómo el lago
pinta con sumiso halago
sombras y luces del cielo?
¿Le ves brillar con azul
purísimo, transparente,
cuando de Oriente a Poniente
los aires tienden su tul?
¿Le ves en la noche obscura
negro como el cielo mismo,
imitando aquel abismo,
el abismo de la altura?
Él refleja el rojo sol
en sus ondas peregrinas;
él refleja las neblinas
y refleja el arrebol.
Pues como el lago sereno
luz y sombra reverbera,
y de la celeste esfera
la imagen lleva en su seno,
¡yo reflejo tu dolor,
yo reflejo tu placer,
y en el fondo de mi ser
llevo el cielo de tu amor!

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LA LUCHA ENTRE LA RAZÓN Y EL CORAZÓN [Mi poema]
Heberto Padilla [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Ansiaba el corazón tener su parte
en contra del criterio la razón,
razón y corazón son parte y arte,
y deben de pactar sin dilación.

La lucha entre los dos no se sostiene
y deben de apuntarse a un plebiscito,
de nada ha de servir pegar un grito
si la una con el otro no se aviene.

Los dos deben de ser condescendientes,
los dos deben firmar un armisticio,
que evite resbalar por la pendiente.

Modelo ser los dos de convivencia,
en este que es tablero tan maldito
y acaben los problemas de conciencia.
©donaciano bueno

#Perpetuo conflicto entre lo que deseo y lo que está o no bien? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Heberto Padilla

Pero el amor

Sea la muerte de capa negra
y su aureola de un amarillo intenso
y tenga las costumbres que a ella le dé la gana;
pero el amor que sea
como se practica en los trópicos:
cuerpos en pugna con la tenacidad del mediodía,
espaldas aplastando la yerba calcinada
donde el verano esconde sus pezuñas de pájaro,
y humedades mordidas,
impacientes,
y el rasguño en cal viva
bajo el chorro solar.

Poética

Di la verdad.
Di, al menos, tu verdad.
Y después
deja que cualquier cosa ocurra:
que te rompan la página querida,
que te tumben a pedradas la puerta,
que la gente
se amontone delante de tu cuerpo
como si fueras
un prodigio o un muerto.

Fuera del juego

A Yannis Ritzos, en una cárcel de Grecia

¡Al poeta, despídanlo!
Ese no tiene aquí nada que hacer.
No entra en el juego.
No se entusiasma.
No pone en claro su mensaje.
No repara siquiera en los milagros.
Se pasa el día entero cavilando.
Encuentra siempre algo que objetar.

¡A ese tipo, despídanlo!
Echen a un lado al aguafiestas,
a ese malhumorado
del verano,
con gafas negras
bajo el sol que nace.
Siempre
le sedujeron las andanzas
y las bellas catástrofes
del tiempo sin Historia.
Es
incluso
anticuado.
Sólo le gusta el viejo Armstrong.

Tararea, a lo sumo,
una canción de Pete Seeger.
Canta,
entre dientes,
La Guantanamera.
Pero no hay
quien lo haga abrir la boca,
pero no hay
quien lo haga sonreír
cada vez que comienza el espectáculo
y brincan
los payasos por la escena;
cuando las cacatúas
confunden el amor con el terror
y está crujiendo el escenario
y truenan los metales
y los cueros
y todo el mundo salta,
se inclina,
retrocede,
sonríe,
abre la boca
«pues sí,
claro que sí,
por supuesto que sí…»
y bailan todos bien,
bailan bonito,
como les piden que sea el baile.
¡A ese tipo, despídanlo!
Ese no tiene aquí nada que hacer.

Para escribir en el álbum de un tirano

Protégete de los vacilantes,
porque un día sabrán lo que no quieren.
Protégete de los balbucientes,
de Juan-el-gago, Pedro-el-mudo,
porque descubrirán un día su voz fuerte.
Protégete de los tímidos y los apabullados,
porque un día dejarán de ponerse de pie cuando entres.

Última primavera en Moscú

Mira esta primavera que ha llegado corriendo
y gira sobre las estaciones.
Mírala cómo llena las plazas de Moscú.
¿Qué haces tú, solitario, que no vas a alcanzarla?
Gruñón, ¿qué estás haciendo
bajo la capa turbia de las imprecaciones?

Mírala levantarse en el botón reciente de la rosa,
energía del año, perfume entusiasta de los seres.
Con la pipa encendida del poeta,
tú recuerdas la hora siniestra del invierno
que hasta ayer aleteaba en tu hombro sin fuego.

Arden las casas en el aire nuevo.
Se vuelcan en el río los lastres del invierno.
La vida es el retoño que se abre lentamente
como se cierra una herida.

El abedul engendra su hoja ciega.
Están vibrando hasta los materiales
ocultos de los capullos,
contrarrestados por cada caminante sin edad.
Y el amor es el único elemento.
Con la súbita primavera los deseos despiertan
como los uros, muy silenciosos, muy sedientos.

Heinrich Heine

En una de estas tardes
me pondré guantes blancos,
frac negro,
sombrero;
iré a la calle Behren,
cuando nadie se encuentre en el café,
y no se haya formado la tertulia
y nadie me pueda reconocer
excepto Heinrich Heine,
pues debo hablar con él,
que sabe cuánto oculta la gloria y la ponzoña,
el exilio y el reino
(y que lo sabe bien).
Escéptico, burlón, sentimental creyente…
(Así lo describió Gautier)
Pero ¿de quién hablaba?
¿De nosotros o de él?
Porque ¿quién no ha opinado
contra sus sentimientos?
¿Contra quién no ha graznado
un cuervo de hiel?
En una de estas tardes…
Enfundaré los ojos de Teresa,
se los pondré delante a Heine
de modo que comprenda que también
supe de ellos y los desenterré.
Le diré que es mi modo de ser contemporáneo.
Haremos una larga reverencia
(son ojos de otro siglo,
descubiertos por mí…)

Esta tarde tal vez…
Cuando el brumoso mirlo
salte de rama en rama
y sólo Heine se encuentre en el Café,
y nadie pueda nunca saber
que anduve entre walkirias, nornas,
parcas del norte,
que yo también he sido un desenterrador.

Autorretrato del otro

¿Son estremecimientos, náuseas,
efusiones,
o más bien esas ganas
a veces tiene el hombre de gritar?
No lo sé. Vuelvo a escena.
Camino hacia los reflectores
como ayer,
más veloz que una ardilla,
con mi baba de niño
y una banda tricolor en el pecho,
protestón e irascible
entre los colegiales.

Es que por fin
lograron encerrarme
en el jardín barroco que tanto odié
y este brillo de ópalo
en los ojos
me hace irreconocible.
El gladiador enano ( de bronce)
que he puesto encima de la mesa
-un héroe cejijunto y habilísimo
con su arma corta y blanca-
y su perra enconada,
son ahora mis únicos compinches.
Pero cuando aparezca
mi tropa de juglares
limaremos las rejas
y saldré.
¡Puertas son las que sobran!

Bajo la luna plástica
¿me he vuelto un papagayo
o un payaso de náilon
que enreda y trueca las consignas?
¿O no es cierto?
¿Es una pesadilla
que yo mismo pudiera destruir?
¿Abrir
de repente los ojos
y rodar por el sueño como un tonel
y el mundo ya mezclado con mis fermentaciones?
¿O serán estas ganas
que a veces tiene el hombre de gritar?
Las Derechas me alaban
(ya me difamarán).
Las Izquierdas me han hecho célebre
(¿ no han empezado a alimentar sus dudas?).

Pero de todas formas
advierto que vivo entre las calles.
Voy sin gafas ahumadas.
Y no llevo bombas de tiempo en los bolsillos
ni una oreja peluda -de oso-.
Ábranme paso ya
sin saludarme, por favor.
Sin hablarme.
Échense a un lado si me ven.
De «El hombre junto al mar» 1981

Berta

Estás contra mi pecho,
y sé que todo el aire desordenado
de mi vida
rinde ante ti los brazos, mujer mía.

Conmigo por tantas horas,
tú restauras mi profunda alegría
y la apuntalas a tu modo
en el mundo.
Y eres la fantasiosa que recorre
el delicado juego
de la encantada noche, mi poseída.
De «El justo tiempo humano» 1962

Día tras día

Cada noche me libras
de la corona turbia
que amenaza las horas de mi felicidad
y llegas en puntillas lentamente
y me arrancas los ojos de humanista
susceptibles al sueño
de modo que la muerte no puede seducirme
Definitivamente soy tu modelo azul
temblando en cualquier agua en que tú me sumerjes
La flor monumental para el salón de té
de las embajadoras que ignoran nuestros nombres
De «El hombre junto al mar» 1981

El hombre junto al mar

Hay un hombre tirado junto al mar
Pero no pienses que voy a describirlo como a un
ahogado
Un pobre hombre que se muere en la orilla
Aunque lo hayan arrastrado las olas
Aunque no sea más que una frágil trama que respira
Unos ojos
Unas manos que buscan
Certidumbres
A tientas
Aunque ya no le sirva de nada
Gritar o quedar mudo
Y la ola más débil
Lo pueda destruir y hundir en su elemento
Yo sé que él está vivo
A todo lo ancho y largo de su cuerpo
De «El hombre junto al mar» 1981

LA VIDA…QUÉ ES LA VIDA? [Mi poema]
Ángela Figuera Aymerich [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

La vida es la madeja
que vas desenhebrando
y sigues estirando
en tanto ella te deja,
que a veces se te atasca
y hay otras se hace un nudo
dejándote desnudo
borracho en una tasca.

La vida es la veleta
que va donde va el viento,
y sigue en movimiento,
no puede estarse quieta,
si un día ella parase
mejor es no hacer caso,
llegado es el ocaso,
momento en que se abrase.

La vida es esa noria
que va dando bandazos,
te deja hecho pedazos
cual fueras una escoria,
se mueve a su albedrío
obviando las razones
que lanza en cangilones
ahogándose en el río.

La vida es una fuente
preñada de misterio
tomar se debe en serio
si el agua da corriente,
mas si gime y se seca
evita el estar triste
pues sabe que anduviste
de Ceca hasta la Meca.

La vida…¿qué es la vida?
quien sepa me lo aclare,
preciso es no compare
con otra más bruñida,
la vida ¿quien lo dijo?
no es más que un dulce sueño
que empieza de pequeño
y acaba en la partida.
©donaciano bueno.

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MI POETA SUGERIDO:  Ángela Figuera Aymerich

Cañaveral

Entre las cañas tendida;
sola y perdida en las cañas.

¿Quién me cerraba los ojos,
que, solos, se me cerraban?

¿Quién me sorbía en los labios
zumo de miel sin palabras?

¿Quién me derribó y me tuvo
sola y perdida en las cañas?

¿Quién me apuñaló con besos
el ave de la garganta?

¿Quién me estremeció los senos
con tacto de tierra y ascua?

¿Qué toro embistió en el ruedo
de mi cintura cerrada?

¿Quién me esponjó las caderas
con levadura de ansias?

¿Qué piedra de eternidad
me hincaron en las entrañas?

¿Quién me desató la sangre
que así se me derramaba?

…Aquella tarde de Julio,
sola y perdida en las cañas.

Colina

Ola cuajada en la piedra
con espuma de romero,
hasta tu desnuda cima
me has levantado sin vuelo.
Sobre tu lomo clavada
-mástil sin vela en el viento-
de un horizonte redondo
soy matemático centro.
Ocres, amarillos, verdes,
me enredan los pensamientos…
-pinos, tierra; tierra, pinos;
Duero, chopos; chopos, Duero-.
El aire me hace sorber
tragos de frío silencio.
El péndulo de la tarde
me bate lento en el pecho.
El grito de un ave avanza,
hélice de agudo acero:
manos y boca me sangran
sólo de intentar cogerlo.

Cuando nace un hombre…

Cuando nace un hombre
siempre es amanecer aunque en la alcoba
la noche pinte negros cristales.

Cuando nace un hombre
hay un olor a pan recién cocido
por los pasillos de la casa;
en las paredes, los paisajes
huelen a mar y a hierba fresca
y los abuelos del retrato
vuelven la cara y se sonríen.

Cuando nace un hombre
florecen rosas imprevistas
en el jarrón de la consola
y aquellos pájaros bordados
en los cojines de la sala
silban y cantan como locos.

Cuando nace un hombre
todos los muertos de su sangre
llegan a verle y se comprueban
en el contorno de su boca.

Cuando nace un hombre
hay una estrella detenida
al mismo borde del tejado
y en un lejano monte o risco
brota un hilillo de agua nueva.

Cuando nace un hombre
todas las madres de este mundo
sienten calor en su regazo
y hasta los labios de las vírgenes
llega un sabor a miel y a beso.

Cuando nace un hombre
de los varones brotan chispas,
los viejos ponen ojos graves
y los muchachos atestiguan
el fuego alegre de sus venas.

Cuando nace un hombre
todos tenemos un hermano.

Culpa

Si un niño agoniza, poco a poco, en silencio,
con el vientre abombado y la cara de greda.
Si un bello adolescente se suicida una noche
tan sólo porque el alma le pesa demasiado.
Si una madre maldice soplando las cenizas.
Si un soldado cansado se orina en una iglesia
a los pies de una Virgen degollada, sin Hijo.
Si un sabio halla la fórmula que aniquile de un golpe
dos millones de hombres del color elegido.

Si las hembras rehuyen el parir. Si los viejos
a hurtadillas codician a los guapos muchachos.
Si los lobos consiguen mantenerse robustos
consumiendo la sangre que la tierra no empapa.

Si la cárcel, si el miedo, si la tisis, si el hambre.
Es terrible, terrible. Pero yo, ¿qué he de hacerle?
Yo no tengo la culpa. Ni tú, amigo, tampoco.
Somos gente honrada. Hasta vamos a misa.
Trabajamos. Dormimos. Y así vamos tirando.
Además, ya es sabido. Dios dispone las cosas.

Y nos vamos al cine. O a tomar un tranvía.

Destino

Vaso me hiciste, hermético alfarero,
y diste a mi oquedad las dimensiones
que sirven a la alquimia de la carne.
Vaso me hiciste, recipiente vivo
para la forma un día diseñada
por el secreto ritmo de tus manos.

«Hágase en mí», repuse. Y te bendije
con labios obedientes al destino.

¿Por qué, después, me robas y defraudas?

Libre el varón camina por los días.
Sus recias piernas nunca soportaron
esa tremenda gravidez del fruto.

Liso y escueto entre ágiles caderas
su vientre no conoce pesadumbre.

Sólo un instante, furia y goce, olvida
por mí su altiva soledad de macho;
libérase a sí mismo y me encadena
al ritmo y servidumbre de la especie.

Cuán hondamente exprimo, laborando
con células y fibras, con mis órganos
más íntimos, vitales dulcedumbres
de mi profundo ser, día tras día.

Hácese el hijo en mí. ¿Y han de llamarle
hijo del Hombre cuando, fieramente,
con decisiva urgencia me desgarra
para moverse vivo entre las cosas?
Mío es el hijo en mí y en él me aumento.
Su corazón prosigue mi latido.
Saben a mí sus lágrimas primeras.
su risa es aprendida de mis labios.
y esa humedad caliente que lo envuelve
es la temperatura de mi entraña.

¿Por qué, Señor, me lo arrebatas luego?
¿Por qué me crece ajeno, desprendido,
como amputado miembro, como rama
desconectada del nutricio tronco?

En vano mi ternura lo persigue
queriéndolo ablandar, disminuyéndolo.
Alto se yergue. duro se condensa.
Su frente sobrepasa mi estatura,
y ese pulido azul de sus pupilas
que en un rincón de mí cuajó su brillo
me mira desde lejos, olvidando.

Apenas sí las yemas de mis dedos
aciertan a seguir por sus mejillas
aquella suave curva que, al beberme,
formaba con la curva de mis senos
dulcísima tangencia.

Durar

Yo pasaré y apenas habré sido,
-frágil destino de mi pobre arcilla-.

Hijo, cuando yo no exista,
tú serás mi carne, viva.
Verso, cuando yo no hable,
tú, mi palabra inextinta.

El fruto redondo

Sí, también yo quisiera ser palabra desnuda.
Ser un ala sin plumas en un cielo sin aire.
Ser un oro sin peso, un soñar sin raíces,
un sonido sin nadie…
Pero mis versos nacen redondos como frutos,
envueltos en la pulpa caliente de mi carne.

Muerto al nacer

No aurora fue. Ni llanto. Ni un instante
bebió la luz. Sus ojos no tuvieron
color. Ni yo miré su boca tierna…

Ahora, ¿sabéis?, lo siento.
Debisteis dármelo. Yo hubiera debido
tenerle un breve tiempo entre mis brazos,
pues sólo para mí fue cierto, vivo…

¡Cuántas veces me habló, desde la entraña,
bulléndome gozoso entre los flancos!

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MI POETA INVITADO: William González Guevara

Y MÁS ALLÁ DE LA MUERTE, NOSOTROS

Si traspasas el alba te conviertes en polvo,
hálito de penumbra embalsamada.
Así que me encamino a traspasar
la oscuridad para prender en ella
un garbo sacuanjoche relumbrante,
—con una foto nuestra entre las manos
y un ramito violeta de una flor—
te mostraré mi amor en el crepúsculo.
Tú ya muerta te acercarás a mí
hecha cadáver como lo vivido,
pupila lagrimosa, putrefacta.
Sabrás a ciencia cierta que soy yo
—amores del ayer se reconocen—,
quien te saluda desde el otro lado.
Soy yo quien te ilumina con su honesto
candor fosforescente de penuria.
He aquí la manifestación más pulcra
del amor infinito que he podido ofrecerte.

PAÍS HURACÁN

A Sergio Ramírez

Pretenden que tu prosa se amedrente,
se engañan, pues lo escrito no fenece.
Intentarán quemar tus magnas obras,
sabed que de pavesas nacen versos.
Intentarán borrarte de la trama,
mutar tus apellidos, exiliarlos.
Creen que morirás en el olvido,
y cabe tanto, tanto en el olvido:
tus cuentos, la palabra poesía.
Sé que cargas en hombros la nostalgia,
el cielo blanquiazul de Nicaragua.
Sé que transitas calles sin lenguaje
en busca de vocales, consonantes.
Vivir es inventar un alfabeto.
Sé que buscás aquello que dejaste
—y como a Benedetti—
un viento te sacude las persianas,
ignoras que es el viento del exilio.
Sé que mirás los muros de tu patria
si un tiempo fuertes hoy cacrecos, blandos.
Ediciones Hiperion

DE CUANDO PESCÁBAMOS A OJETE [Mi poema]
José Batres Montúfar [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

De aquel río recuerdo su amargura,
sus ansias de luchar saliendo a flote,
el agua al salpicar de bote en bote,
metiéndome yo allí hasta la cintura
fardando de Quijote.

Los pobres pececillos, los cangrejos
sujetos a inocentes travesuras,
nosotros, su causantes, caraduras,
huyendo de la siesta y sus consejos
en busca de locuras.

Jugábamos saltando en el regato
a ver quien era aquel que más pescaba,
si alguno una culebra se encontraba
un grito repicaba ese mal rato
que al pueblo se escuchaba.

El río, riachuelo, hoy ya está seco
los padres, ya han pasado a mejor vida,
yo sigo ya esperando la partida,
y apenas si percibo ya aquel eco
del río y su crecida.
©donaciano bueno

#Recuerdos de mi infancia. ¡qué tiempos! Share on X

No existía emoción más intensa que escaparse de la siesta para ir al río a pescar con los amigos. Se decía pescar «a ojete» o séase, desnudos.

MI POETA SUGERIDO:  José Batres Montúfar

MARÍA

Esa que veis, gentil como la aurora,
ninfa graciosa del rosado velo,
tierno destello del azul del cielo,
exalación del Céfiro y de Flora;
esa deidad que entre los hombres mora
como flor transplantada de otro suelo
como avecilla que cortó su vuelo
y en nido extraño por su nido llora;
más serena que el iris de la alianza,
más plácida que el rayo de la luna,
más fresca que la gota del rocío,
más suave que el placer de la esperanza,
más dulce que el reir de la fortuna,
es la beldad que adora el pecho mío.

Cuento

Una vieja soltera se moría
y sin cesar pedía
al confesor que estába cerca de ella
la palma y la corona de doncella;
y su afán era tanto
que era capaz de impacientar a un santo,
aunque no lo mostrase el padre cura,
hombre muy ponderable de dulzura.

Una de tantas veces, sin embargo,
que estába repitiendole el encargo
nuestra virgen anciana
por centésima vez en la mañana,
aburrido el pastor de aquella tema
a la vieja le dijo con gran flema:
«Mire, Tía Pascuala, que la cosa
es algo peligrosa,
pues si su doncellez no es verdadera,
y la van a enterrar de ésta manera
cubierta con insignias virginales,
el menor de sus males
será ir al infierno en cuerpo y alma
tan sólo por la culpa de la palma;
mírese bien en ello, madre mía,
y no le salga cara su porfía.’
«El Señor, le responde, me és testigo
que no reza conmigo
éso que usted acaba de decirme.
¡Si por algo no temo yo el morirme…!
Ello…en fin…es del todo…indiferente,
Pero…mejor será…porque la gente
no vea…vanidad en mi persona,
que me entierren sin palma ni corona’.

Volcán del agua

Sobre la gran muralla americana
altivo torreón, vecino al cielo,
su cúspide levanta soberana,
a do jamas osó llevar su vuelo
la reina de las aves atrevida
que en la cuna de Júpiter anida.

Gigante es Almolonga entre los montes,
fuerte, soberbio, grande entre los grandes
¡Cuál domina millares de horizontes!
¡Cómo huella la cumbre de los Andes!
¡Cómo mira a su falda avasalladas,
de cien montes las cimas encumbradas!

Cuando animado el pensador profundo
de la sublime inspiración divina
quiere ver a sus pies el ancho mundo
y al vértice elevado se encamina,
¡cómo va sus ideas ensalzando
al par que va subiendo y va mirando!

Allá en su patria misma el fiero rayo
oye bronco tronar bajo su planta:
y el sol que el monte hiere de soslayo
y la nube que lenta se levanta,
y su sombra contempla, que distinta
cual espectro en la atmósfera se pinta.

Verde, risueña, alegre, la campaña
que mil arroyos cruzan argentinos
divisa, y la ciudad y la cabaña,
y el cerro con sus bosques y sus pinos,
el lago de cristal, la fértil vega
y el río transparente que la riega.

Mira a un lado el Océano poderoso
cuyas ondas azules va lamiendo
la inmóvil planta al terrenal coloso.
Al Izalco, por otro mira ardiendo,
y allá en una comarca más distante
el Momotombo mira fulminante.

Y sin saciar su vista ni su mente
por estrecho sendero y escarpado
baja de la montaña lentamente
el sabio a sus ideas entregado;
tal virtud, tal poder, tal fuerza encierra
¡aquel gran monumento de la tierra!

Se vuelve y ve de la montaña erguida
en la cintura atlética azulada
cándida zona en derredor ceñida,
y la sublime cúpula adornada
de suspendida nubecilla leve
deshecha y pura y blanca como nieve.

Y el filósofo en éxtasis admira
las obras portentosas de natura
y quiere comprenderlas y suspira
al ver su presunción y su locura;
y su saber y su razón humilla
ante el autor de tanta maravilla.

Luego exclama el filósofo admirado:

Suicidio

Llegó en fin a este presido
inserta en El Semanario
(periódico literario)
la contienda del suicidio.
Para matar el fastidio,
por no decir otra cosa,
saco mi Musa quejosa
de vivir arrinconada,
cómo quién saca su espada
para ver si está roñosa.

A todos hablar prometo
sin ofender a ninguno,
que a todos, uno por uno,
los estimo y los respeto.

A decidir no me meto
quién es quién tiene razón;
sólo diré mi opinión
con modestia o sin modestia
que suele causar molestia
afectar moderación.

Muchos siglos van corridos
desde que hay suicidados
amantes menospreciados
y jugadores perdidos.

Tantos sabios distinguidos
han tratado del esplín
y del suicidio, que al fin
disputar está demás.
sobre si es nefas o fas
(que yo también sé Latín)

Tengo por mal argumento
para quitar la vida
el citar algún suicida
de valor o de talento.
Por uno se encuentra ciento
de la más ilustre fama
que terminaron su drama
enfermos, asesinados,
borrachos, apaleados
en la horca y en la cama.

Lector, si fuera a exponerte
tantos ejemplos diversos
llegaría haciendo versos
a la hora de mi muerte.
Citaré algunos y advierte
que no quiero fastidiarte;
va leyendo hasta cansarte,
y así que estés muy cansado
descansa, lector amado,
no vayas a suicidarte.

Yo pienso en ti

Yo pienso en ti, tú vives en mi mente
sola, fija, sin tregua, a toda hora,
aunque tal vez el rostro indiferente
no deje reflejar sobre mi frente
la llama que en silencio me devora.
En mi lobrega y yerta fantasía
brilla tu imagen apacible y pura,
como el rayo de luz que el sol envía
a traves de una boveda sombria
al roto mármol de una sepultura.
Callado, inerte, en estupor profundo,
mi corazón se embarga y se enajena
y allá en su centro vibra moribundo
cuando entre el vano estrépito del mundo
la melodía de tu nombre suena.
Sin lucha, sin afán y sin lamento,
sin agitarme en ciego frenesí,
sin proferir un solo, un leve acento,
las largas horas de la noche cuento
¡y pienso en ti!

Romance

Es un joven desgraciado
cómo una rosa marchita,
frescura y color le quita
el sol que la ha marchitado.

Apenas la sombra queda
de la forma que perdió:
Ya el olor se disipó,
no hay quién volverselo pueda.

Huye de todo consuelo,
que el infeliz no le tiene:
Ni esperanza le mantiene,
éste grato don del cielo.

En su profundo estupor
y desesperada calma,
ya no lisonjea su alma
ni la gloria ni el honor.

Cómo un volcán abrazado
su adolescencia pasará,
¡cuán violento palpitará
su corazón arrojado!

Hoy para él todo está muerto
que el corazón arrogante
cayó frío en un instante
y de tristeza cubierto.

Otro hombre jamás ha habido
que algún bien no haya gozado;
más él siempre desgraciado
y nunca dichoso ha sido.

La esperanza ni una vez
vino a alimentarle un rato;
no tendrá un recuerdo grato
con qué aliviar su vejez.

Mírale, tierna doncella,
mira aquella alma postrada;
que enciende una tu mirada
la vida que aún resta en ella.

Para la piedad naciste,
tu misión es la ternura;
no seas con él tan dura;
velo: casi ya no existe.

Más ¿rehúsas doncella hermosa,
dar fin a tan cruel tormento?
¿No te mueve ni un momento
su desdicha lastimosa?

Ya su mal está calmado
¡Oh muerte! ¡Oh nada desierta!
abre, eternidad, tu puerta
para que entre un desgraciado

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CUANDO EL TIEMPO SE PASA [Mi poema]
Nilton Santiago [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Cuando el tiempo se pasa y tú no quieres
ya ni abrir las ventanas ni balcones,
que la puerta se cierra a sinrazones
pues que insiste acabaron los placeres,
al igual que no hay más celebraciones.

Cuando ves que al llamarle no hace caso,
que tu grito se pierde en el vacío,
y presientes que fuera es que hace frío
y es que dudas que exista hasta el parnaso
metido hasta las trancas en un lío.

Cuando sientes que el cuerpo se resiste
a seguir con el ritmo que le marca,
pues se encuentra sin vela ya tu barca
dando tumbos jugando así al despiste
y la vida no es mar que es una charca.

Dile al tiempo que siga con su moda,
que encantado de haberle conocido,
que disfrute en la gula con la poda
y al que toque que sufra y que se joda
pues la culpa la tiene haber nacido.
©donaciano bueno

#Lógica aplastante, si uno no nace, no muere no? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Nilton Santiago

Monólogo de las estrellas del circo

El viejo poeta clown
se ha puesto una vez más la nariz rojo cereza
para salir al escenario.
Poco antes, mientras se miraba al espejo y se dibujaba una sonrisa escarlata,
ha pensado en la forma en la que se sacaría de debajo del sombrero
el gorrioncillo con gafas que se llevará su corazón para siempre
y todo para que el público estalle en risas
después de verlo caer fulminado por un rayo de luz.

Y si la vida al fin y al cabo consiste en eso
o, por ejemplo, en acercarse a la ventana para ver si llueve
y ver caer violentamente una gota de lluvia sobre el lomo de una hormiga,
cualquier intento de sonreír de nuestro amigo el clown
únicamente lo llevará a aquella mañana
en la que vio a su abuelo meter un baobab
en el maletero de su Chevrolet Malibu del 64
mientras se sacaba tres gramos de besos de la cartera.

Ahora sé que nuestro amigo clown no volverá a hacernos reír
hasta que le aplaudamos con las orejas
y no sé qué diablos pensar.

Quizás lo mejor sería dejar huir al gorrioncillo con nuestro corazón.
Felizmente,
todo termina por ocupar su lugar:
el viejo Chevrolet Malibu del 64 llora ahora en el desguace,
tu mejor amigo, del que tanto te burlaste cuando erais niños,
se pasea con un brillante golden retriever de la mano de su novia de calendario
y tu abuelo, el viejo sindicalista,
es el viento que mueve la hierba donde algún día tú también dormirás
para siempre.
Y claro, ahora también entiendo por qué la hormiga de la que hablábamos antes
toma conciencia de que es una hormiga
cuando muere ahogada por la gota de lluvia.

Pero de pronto,
el drama de la hormiga y el tuyo propio son cosas de niños
cuando piensas en los ramos de besos
que Al y Jeanie Tomaini se dieron por última vez.
Él era un gigante bonachón de 2.55 metros
(la secreción hormonal de su hipófisis le impedía un crecimiento normal)
y ella, Jeanie, una pequeña que nació sin piernas y que se dedicó durante años al circo,
pero aun así, y porque quizás la vida es un pañuelo lleno de instantes,
terminaron casándose.

Y si esto es al fin y al cabo la vida, es decir,
ponerse la nariz rojo cereza cada mañana,
buscarte entre las entrañas del viejo Chevrolet Malibu,
creo que lo entiendo todo
ahora mismo que miro por la ventana para ver si llueve:
soy yo la hormiga,
soy yo la gota de agua que le aplasta el corazón.

SOBRE EL FALSO ETIQUETADO DE MERLUZA PROCEDENTE DE ÁFRICA 10 (QUE SE VENDE COMO EUROPEA O AMERICANA)

Ahora lo sabes,
también los peces tienen que pasar las fronteras,
llorar todas sus afonías,
pedirle impuestos a la luna llena que cada noche se disuelve en sus lágrimas
cuando se ha roto “la cadena de frío” en sus maltrechos corazones marinos.
Pero así es la soledad en el agua cuando se sabe de antemano
que compartirás el envase (con otro solitario) en algún frigorífico,
así son los falsos pasaportes
para los que no saben llorar bajo el agua
y terminan en los supermercados con la carne limpia y sin escamas,
lista para meter al horno.

CUANDO LOS PERROS SON LOS ÚNICOS QUE CONOCEN EL CAMINO A CASA

Como el viento que arrastra a las hormigas fuera del camino
así arrastran las mañanas la imagen del último vagón del tren.

Los oficinistas y las amas de casa
abren las cortinas de su corazón
mientras los perros se borran del paisaje,
como si fuesen a habitar un reloj de arena.

El reloj de arena o su imagen en este poema
arroja sus manecillas contra las nubes.

Una nube en este poema es una jaula llena de pájaros
y el pájaro no es un animal alado lleno de plumas,
sino que en este poema es un animal que llueve,
es tan solo una moneda líquida con la que un ángel
acaba de pagar una noche de hotel.

Este poema yace en el fondo del corazón de un ama de casa
que acaba de perder para siempre el contenido de sus lágrimas
y tú y yo somos la miel que entra en los avisperos
y también el contenido de una lágrima,
la mano que suelta a la mano para coger la estrella
y caer

al vacío.

El vacío lo contiene todo.

El vacío es el pañuelo que seca las lágrimas de las mariposas
cuando se miran al espejo y comprueban dos hipótesis:
a) que si se miran al espejo aún pueden ver que tienen la mirada de una oruga y
b) que no existe una imagen concreta del pasado.

El pasado va cambiando en la medida que el futuro se reduce a cenizas
hasta convertirse en un haz de luz.

Y de pronto tú y yo vemos aproximarse al tren
por la esquina de esta página en blanco.

El chofer del tren ve que nos acercamos
como si fuésemos nosotros quienes somos cuando estamos juntos
y junio y las bicicletas y este martes
fueran en realidad quienes dicen ser.

Pero el tren ni siquiera es un tren porque en este poema solo existen palabras.

Y esta cama que veo vacía
es simplemente una palabra dando botes fuera de este poema
hasta perderse en la esquina de mi habitación.

El cuerpo del ángel es el mismo que el de la hormiga filosófica
en el preciso momento que el viento nos arrastra fuera del camino.

Los perros son los únicos que ahora han quedado en el paisaje
porque a pesar de que se han borrado para habitar un reloj de arena
yo soy el único que jamás he existido en este poema.

EL VACÍO COMO LENGUAJE, OTRA RECETA DE LA ABUELA DE ANDREA

La piel es un invento de la necesidad de tocarnos
—dices, mientras pones la mesa para la cena de esta noche
cuando aún es la hora del desayuno.
Estamos en la casa de Andrea,
una especie de lágrima de azúcar del tamaño del mar.
Andrea tiene el corazón lleno de sardinas,
como lo tenía su abuela cuando era niña
y creía que la luna era un vertedero de lágrimas.
Andrea dice que en su patria las sardinas vuelan sobre las nubes
confundidos entre hipocampos y mantarrayas.
Nadie sabe por qué.
Sólo se sabe que los más pobres entre los pobres
los pescan poniendo inmensas redes entre los árboles.

Andrea continúa:
en su pueblo no sólo hay centauros en las guarderías
(que lloran cuando ven el telediario)
refugiados sirios arrojados al mar,
refugiados libaneses cayendo en paracaídas sobre las bibliotecas,
sino también que hay gente que cree
que la soledad es lo único que nos hace parecidos a las estrellas.

Andrea ha cocinado unos espaguetis frutti di mare.
La receta es de su abuela,
una vieja de casi doscientos años que ha vivido dos guerras
ha perdido tres maridos y ha sepultado a todos sus hijos bajo un cerezo.
Yo no he dicho una palabra.
El silencio se expande sobre la mesa
como las mantarrayas entre las nubes,
como el corazón de los refugiados en una morgue de hipocampos.

¿No es cierto acaso que quién conoce su corazón está enfermo?

Me dice ahora Andrea, mientras recoge los platos.
No tengo ni idea, la verdad —le respondo—,
mientras le señalo la iguana que se esconde en mi corazón.

La única verdad es la nada,
la nada es el esqueleto de Dios
—dice Andrea,
mientras chupa una valva vacía de mejillón.

ANÁLISIS SOBRE EL FRACASO DE UN POEMA (Y DEL LENGUAJE) PARA DESCRIBIR LA LUNA LLENA

Un hecho poético abandona una farmacia
donde una pobre vieja ha concertado una cita con este poema.
No soy yo el que ve a la vieja sujetarse de la lluvia para sentarse
sino un pelícano.
El pelícano es un ser del aire.
Eso lo sabemos porque el aire cruza los campos de girasoles.
Porque 15.000 litros de aire entran en los pulmones de un gorila al día.
Entonces tomamos conciencia de que existe el aire
porque sabemos que los gorilas existen.

En la farmacia, a la vieja le recomiendan cuidarse la glucosa.
El hecho poético se pone las gafas de leer
y deja al pelícano y a la vieja hablando de sus males.

Todo se puede solucionar con paracetamol.

El hecho poético baja a la estación del metro.
Entra sin pagar, como es lógico.
Un vagabundo le pide dinero.
“Pero el dinero solo sirve para hacernos más pobres”
—le dice el hecho poético.
Igualmente deja caer una moneda como una yema caliente.
El vagabundo la guarda en una de las grietas de su corazón.

Dos muchachas
hablan con una libélula que creo que soy yo.
¿Soy yo o mi representación? ¿qué coño es ser yo?
Las dos chicas ríen porque les he dibujado un mapa en la mano.
Buscan un sitio donde “comprar”.
Debo tener cara de “camello” latinoamericano.
Mientras espero el tren no puedo dejar de ver el puto móvil.
Como todos los hijos de puta
que vamos a trabajar vestidos como soldaditos de plomo.
No sabemos ni usar un matamoscas y creemos que hacemos
lo suficiente para ganarnos los frejoles.
El metro está lleno de negros vendiendo bolsos falsificados.
Los miro. También un policía que escupe sobre las vías.
Este día no ha existido.
Ni la farmacia, ni el vagabundo, ni las dos chicas libélula.

El hecho poético vuelve a casa, resignado,
vestido como yo:
un puto soldadito de plomo.

Otra noche se irá a la cama sin escribir un poema.

EL ESTUDIO DE LA MATERIA DEL AGUA VS. EL ESTUDIO DE LA MATERIA DEL LENGUAJE

Para designar la palabra mar
primero
hay que saber qué es la lluvia para un caballo.
Segundo
hay que ponerle una escafandra al caballo
no, mejor hay que sacar el caballo del agua.
Para ello sólo tienes que ir a buscarlo al diccionario
en la palabra mar
allí lo encontrarás solitario y lleno de escamas
y verás que ha crecido
hasta alcanzar el tamaño de un pez
y que el significado de caballo
está irremediablemente contenido en la palabra mar.

Mi abuela tiene un puesto de comida en el mercado de Casma, donde los pobres van a comer a cambio de nada

Son las seis de la mañana en los relojes de todas las cigüeñas
y mi abuela acaba de llegar a la ciudad de Casma con un niño,
que es mi padre, envuelto en una manta lliclla llena de mariposas.

Ha tenido que abandonar el fondo del mar
huyendo de los abusos de uno que cree que el amor
significa atar a la pata de la cama a un ángel
y darle de comer comida para peces.

Mi abuela, fuerte como una lágrima a punto de romperse,
ha juntado todas sus baratijas
y ha decidido poner un puesto de comida en la ciudad de Casma.

Mientras cocina, mi abuela cuida que el viento
no llegue tarde a su cita con los pájaros
para que los pájaros acudan puntuales a despertar a mi padre,
quien pasa las madrugadas haciendo largas colas
para comprar la carne más barata entre las carnes.

Mi padre es un niño tan alto como una puesta de sol
pero aun así tiene el oficio de recoger la lluvia
para que mi abuela tenga agua suficiente para fregar sus ollas.

El puesto de comida de mi abuela
estaba lleno de las sonrisas de mi padre
y también las de los perros que solían dormir bajo los taburetes,
donde se sentaban sus clientes con la barriga llena de estrellas.

En mi país, los perros callejeros duermen donde pueden
y sueñan que cruzan nadando las lágrimas de Dios.

A la hora del desayuno,
mi abuela empezaba por borrarles los lunares a sus clientes con quitamanchas
porque sabía que las estrellas tenían que volver al cielo
después de haber abrigado la piel de los más pobres.
Entonces,
los pobres de Casma se sacaban una moneda
debajo del corazón para pagarle el desayuno,
pero mi abuela, alta como una puesta de sol,
solía sonreírles y servirles en cambio otra caricia recién horneada.

Los pobres en Casma entonces pagaban con sus lágrimas
la comida que mi abuela les ofrecía
sin recibir nada a cambio,
esto lo sé, porque sé que mi padre transportaba el agua de la lluvia
para que mi abuela tuviese agua suficiente para fregar las ollas.

Aún hoy, los pobres en Casma tienen perros pobres,
y aun hoy todos en Casma saben que los perros pobres
también venían a saludar a mi abuela llevándole un hueso
o un milagro en el hocico,
como si le trajeran el periódico.
Ella los recibía mientras desayunaba con mi padre sobre sus piernas
y compartía con ellos las sobras de las comidas.

Un día de otoño mi abuela se metió a mi padre al bolsillo
y partió a la ciudad de Lima para vender comida en las puertas de otro mercado
y nunca más se la vio por Casma.

Aún hoy, si miro bien detrás de la lluvia,
veo que mi padre es un niño que corre detrás de una pelota de terciopelo
que también es el corazón de mi abuela.

Entonces me doy cuenta de que los pobres de Casma
aún esperan que mi abuela despierte debajo del árbol donde ahora duerme
y que los hijos de los hijos de los perros pobres
aun yacen debajo de los viejos taburetes
donde se sentaban sus clientes con la barriga llena de estrellas.

Ahora sé,
después de tirar a la basura otro yogurt caducado (y media nevera)
que en los relojes de todas las cigüeñas
es la hora de la cena de los pobres de Casma.

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LOS IDIOMAS, ESAS ARMAS POLÍTICAS [Mi poema]
Roberto Sosa [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Critico, los idiomas creando van fronteras,
usando a las palabras cual balas de trabucos,
esclavas pignoradas, soldados mamelucos,
bastardas y serviles y a veces pendencieras,
en donde la metralla se enfrenta a los patucos.

Critico a quien defiende la multitud de idiomas
y dicen de los mismos que un bien son cultural;
si en eso de entenderse que uno haya es natural,
y a falta de argumentos, con pan tú te lo comas,
son como las gallinas del ruido en un corral.

Critico a quienes hablan y dominar presumen,
conocen los dialectos igual que al buen yantar,
disfrutan de sus jergas llevándote a su altar
y al resto, al que no sabe le enredan con su numen
haciéndole un resumen pudiendo así embaucar.

Critico al que al lenguaje va convirtiendo en arma
que siempre se utiliza para lograr poder,
sin rastro en los principios tú habrás de padecer,
se incrusta, te emponzoña, después si se desarma
aquel que te la clava te dice hasta más ver.
©donaciano bueno.

#Idiomas, herramientas de comunicación o armas de discriminación? Share on X

Pues dicen que en el mundo existen 7000. Será cierto. ¡Qué difícil aprender tantos!

MI POETA SUGERIDO:  Roberto Sosa

De niño a hombre

Es fácil dejar a un niño
a merced de los pájaros.

Mirarle sin asombro
los ojos de luces indefensas.

Dejarle dando voces entre una multitud.

No entender el idioma
claro de su medialengua.

O decirle a alguien:
es suyo para siempre.

Es fácil,
facilísimo.

Lo difícil
es darle dimensión
de un hombre verdadero.

Esta luz que suscribo

Esto que suscribo
nace
de mis viajes a las inmovilidades del pasado. De la seducción
que me causa la ondulación del fuego
igual
que a los primeros hombres que lo vieron y lo sometieron
a la mansedumbre de una lámpara. De la fuente
en donde la muerte encontró el secreto de su eterna juventud.
De conmoverme
por los cortísimos gritos decapitados
que emiten los animales endebles a medio morir.
Del amor consumado.
desde la misma lástima, me viene.
Del hielo que circula por las oscuridades
que ciertas personas echan por la boca sobre mi nombre. Del centro
del escarnio y de la indignación. Desde la circunstancia
de mi gran compromiso, vive como es posible
esta luz que suscribo.

Los pobres

Los pobres son muchos
y por eso
es imposible olvidarlos.

Seguramente
ven
en los amaneceres
múltiples edificios
donde ellos
quisieran habitar con sus hijos.

Pueden
llevar en hombros
el féretro de una estrella.

Pueden
destruir el aire como aves furiosas,
nublar el sol.

Pero desconociendo sus tesoros
entran y salen por espejos de sangre;
caminan y mueren despacio.

Por eso
es imposible olvidarlos.

El aire que nos queda

Sobre las salas y ventanas sombreadas de abandono.
Sobre la huida de la primavera, ayer mismo ahogada
en un vaso de agua.
Sobre la viejísima melancolía (tejida
y destejida largamente) hija
de las grandes traiciones hechas a nuestros padres y abuelos:
estamos solos.

Sobre las sensaciones de vacío bajo los pies.
Sobre los pasadizos inclinados que el miedo y la duda edifican.
Sobre la tierra de nadie de la Historia: estamos solos
sin mundo,

desnudo al rojo vivo el barro que nos cubre, estrecho
en sus dos lados el aire que nos queda todavía.

Malditos bailarines sin cabeza

Aquellos de nosotros
que siendo hijos y nietos
de honestísimos hombres de campo,
cien veces
negaron sus orígenes
antes y después
del canto de los gallos.
Aquellos de nosotros
que aprendieron de los lobos
las vueltas
sombrías
del aullido y el acecho,
y que a las crueldades adquiridas
agregaron
los refinamientos de la perversidad
extraídos
de las cavidades de los lamentos.
Y aquellos de nosotros
que compartieron (y comparten)
la mesa
y el lecho
con heladas bestias velludas destructoras
de la imagen de la patria, y que mintieron o callaron
a la hora de la verdad, vosotros,
-solamente vosotros, malignos bailarines sin cabeza-
un día valdréis menos que una botella quebrada
arrojada
al fondo de un cráter de la Luna.

Las sales enigmáticas

Los Generales compran, interpretan y reparten
la palabra y el silencio.

Son rígidos y firmes
como las negras alturas pavorosas. Sus mansiones
ocupan
dos terceras partes de sangre y una de soledad,
y desde allí, sin hacer movimientos, gobiernan
los hilos
anudados a sensibilísimos mastines
con dentaduras de oro y humana apariencia, y combinan,
nadie lo ignora, las sales enigmáticas
de la orden superior, mientras se hinchan
sus inaudibles anillos poderosos.
Los Generales son dueños y señores
de códigos, vidas y haciendas, y miembros respetados
de la Santa Iglesia Católica, Apostólica y Romana.

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MI POETA INVITADA: Natividad Cepeda

EN TI QUIERO QUEDARME

Rescato un sueño pétreo entre abedules y robles
como un grumo de vida que se yergue
en la atalaya de un otoño fósil por el que voy subiendo.
Y me llama mi Hidalgo.
Me nombra con su voz abarcable
por mi aldea que es reino del amor.
La leyenda se funde por todos los caminos de la Tierra.
Por ellos va la melancólica pasión de un caballero,
y llega su peregrinar hasta la tierra americana
y en Asia, son piel de loto y samurai con yelmo
sus aventuras. Magia que por amor resurge.
Regresas, y a tu amparo del ideal humano
los pueblos se cobijan en su tamiz de siglos.
Todos te buscan. En las viejas posadas y albergues
llegan preguntando por nosotros viajeros
que sueñan encontrarnos entre heráldicos escudos,
libros de hojas desgastadas y velas que arden
en conventos. Vacía yazgo porque tu no me habitas.
Mi epílogo eres tú. En ti quiero quedarme.
Regreso de un espejo de siglos para afimar

Poema para el mes de marzo de 2021

Hoy el día está nublado y no hay clamor
de lluvia y si lo hay de voces repetidas
hablando de vacunas y fin de restricciones
para salir del pueblo y también abrir
puertas de bares y cafeterías.

Las voces se multiplican en tertulias y vídeos
aunque en las tiendas de ropas
y complementos apenas si hay clientes.

Tampoco se supera el paro masivo
que suma millones de parados;
dicen que sobre todo de mujeres y jóvenes.

Por las compuertas de los grupos de Whatsapp
se repiten hasta el infinito consignas
de libertad manipulada, a favor unos y otros
de políticos que hurgan en el intelecto
colectivo para, acusándose, los unos y los otros
llenar sus bolsas de sumisos votantes
y seguidores fieles.

Son puertas de atrás y de servicio
para los que sin verjas ni guardianes
en sus casas tiene que servir al señor
de turno, tan déspotas y barbaros
como aquellos de antaño a los que nada
importaba la vida de los inferiores.

Soportamos estos días vándalos callejeros
jaleados por el poder constituido
que dejan que la anarquía campe a su placer
en ciudades desprovistas de quienes les defiendan
porque a ellos, los poderosos políticos,
no están expuestos a su brutal hazaña
de destrucción masiva.

Marzo ha llegado con la misma inclemencia
de hace unos días, unos meses, un año…
Con el desamparo que nos deja la muerte
de la maldita pandemia del coronavirus
que es la peste del siglo veintiuno
sin cantos gregorianos, sin besos ni abrazos.

Y poco importan los poetas que se afanan
por las callejuelas del mundo
en recitar sus poemas y presentar sus libros
para apaciguar tanta tristeza marcada
en la comisura de los labios.

Un año llevamos arrastrando este amargo
trago de morirnos con el fantasma
del miedo en las almas.
Nos hemos convertido en sauces llorones
sin lágrimas en esta primavera enfangados,
ahora, en la celebración de ese 8 de marzo
que resuena a podrido mensaje
en favor de millones y millones de desamparadas
mujeres a lo largo y ancho de aldeas y ciudades,
de grandes urbes y escondidos reductos
donde todavía se venden niñas
y se explota a niños en inmundos trabajos
sin que les importe a nadie; sin nadie,
absolutamente sin nadie que los defiendan.

Y mi cabeza de poeta y de mujer
no comprende ya nada porque apenas
hemos avanzado en la justicia humana
tan cacareada con días señalados en los inútiles
calendarios de nuestra sociedad
vacía de valores auténticos.

Un año llevamos viendo en nuestra mesa
sitios vacíos, puertas cerradas,
zapatos y calcetines sin pies para usarlos,
vestidos sin mujeres a quien ponérselos.

Un año subiendo por estos meses
con la boca tapada con mascarillas
y sin palabras para delatar y denunciar
el horror que nos ha convertido en muñecos
de viejo cartón abandonados a nuestra escasa
suerte de parias pagadores de tributos.

¿Para qué reunirnos en esa marcha
reivindicativa del 8 de marzo?
¿Para qué?
No tenemos ni tiempo ni fuerzas para marchar
en pos de nada.

Yo escribo un poema al abrigo de mis paredes
sin ignorar que de nada sirve
porque hasta por ser mujer mi poema
no será valorado como el de un poeta hombre.

Escribo en soledad y no me rindo
a pesar de haber cumplido muchos marzos
y de saber que mi poema no tendrá repercusión
en sagrados ámbitos culturales.

Ahí donde las computadoras del saber
apenas si apuestan por la mujer, también ahora.

Contemplo la vaguedad
de tantas sombras que trae la primavera
y continuo escribiendo sin que nadie me pague
por ser juglar y escribidora de versos.

Hoy está nublado y no llueve,
que tristeza tiene el viento soplando en los tejados.

Enfrente de mis ojos han cruzado bandadas
de palomas y por un instante quiero
tener alas y volar y volar en libertad
para perderme en ese cielo nublado de marzo
que presagia lluvia y no llueve.

Pienso, si este largo poema verá la luz
de otras miradas desdoblándose
en las mañanas de marzo sin necesidad
de taponar su palabra con bozales de miedo…
Pienso…

FUENTERRABÍA/Hondarribia [Mi poema]
Humberto Garza Cañamar [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Cada vez que recuerdo, Fuenterrabía,
la emoción me aproxima más a esos años
cuando yo era un pipiolo con mis engaños,
tú la gracia y la gloria, mi fantasía.

Yo estudiaba en los frailes filosofía
como el joven que juega con las razones,
aprendiendo a enfrentarme con las pasiones
de los sexos opuestos que perseguía.

Hace un tiempo que quise volver a verte
con las ansias que tiene un enamorado,
para mi fue sorpresa ya habías volado,
me imagino en la busca de mejor suerte.

Con mis versos hoy quiero reivindicarte
reviviendo mi etapa de adolescente,
yo soñando con chicas, tan inocente,
y hoy jurando que nunca podré olvidarte.
©donaciano bueno

#Recuerdos de juventud. La edad de la pubertad! Share on X

Fuenterrabía, en vascuence Hondarribia, es una pequeña población en el norte de España en la que éste aprendiz permanente pasó, en un colegio de la Orden de los Agustinos Recoletos, esa etapa que dicen tan difícil de la adolescencia.

MI POETA SUGERIDO:  Humberto Garza

Acuarela

Respirabas en mí, en mí; pero muy dentro,
como los tiernos brotes de una planta pequeña.
El aire de tu vaho llegaba al pensamiento
dándole vida al canto del pájaro que sueña.

Corrías en la sangre de mis noches ingrávidas
y en los ríos crecidos de minutos sin fin,
también como una lluvia perdurable de lágrimas
caías en el golfo que ronda mi Delfín.

Piel rizada en la tibia caricia de otros labios,
verbo de la neurosis deshecho en el trastorno.
Brújula sin imán, dirigiste mis barcos
en una travesía que no tuvo retorno.

El derecho al amor que ejercían tus ojos
era el escrito largo de una pluma inexperta,
buscando pertinaz, maravillas de un cosmos,
y percibiendo sólo mi geografía desierta.

Las mágicas reuniones de mis dudas antiguas
inexcusablemente llegaban como niños
a desatar la enorme borrasca de tu risa
sobre el casto pelambre de enero y sus armiños.

Debí cansarte mucho, sin notarlo siquiera;
a los reinos de abajo mis reyes han caído.
La historia de sus vidas, las sepultó la arena
del médano más grande que levantó el olvido.

Evocación

Nos amaremos más cuando la hierba crezca
y envuelva los caballos que asustaban al aire,
y envuelva aquellos potros que iban cual cometas,
convulsionadamente, en un macabro baile.

Le robaré tus besos a meteoros de Australia
y a electrónicas lluvias que bañan pastizales,
y gritaré, radiante, que la suerte no es mala,
porque la suerte tiene, para andar, muchas calles.

Buscaré tu figura en los ríos del tiempo,
¡mitológico aspecto de excéntrico donaire!
Buscaré tu figura para llevarla lejos
a mirar los canguros a la tierra de nadie.

¡Persistente locura! En los días aciagos
cobra vida el fantasma disuelto en la memoria,
y empieza a galopar como hacen los caballos
después de haber pastado en los campos de euforia.

¿Llegan a tus oídos las palabras de mi alma?
¿Llegan a ti las voces de viejos caminantes?
no me respondas hoy, respóndeme mañana,
cuando esté más tranquila tu celestial imagen.

Ayer, al recordarte, sangró la vieja herida.
En esta gran planicie, ¡no te deseo menos!
Pienso: ¿Estará soñando como estaba Cristina
sentada en la llanura, mirando siempre lejos?

Amazona vehemente cabalgando en el río
donde purpúreas alas de cardenal se baten;
libera la serpiente que muere en el delirio,
hazla volver de nuevo al trópico de antes.

Te sigo imaginando en la cara del agua,
proyectando a la vida ambarinos colores.
Te sigo imaginando, conflictiva adversaria,
dentro del receptivo cóctel de medianoche.

Marina

Surgías como hada en el silencio
de mi deseo amargo,
tu piel iridiscente semejaba
divina flor de mayo.
Mis ojos perseguían tu mirada
y el rumor de tus labios;
rompía los hechizos de la noche
con amorosos cantos.

La fiesta de las rosas perfumaba
tus adorables manos,
llegaba una brisa de nostalgias
hasta tus ojos claros.
Marina, las cosas te adornaban
como la hierba al campo,
yo buscaba caer en la prisión
de tus lejanos brazos.

Mi voz acompañaba la tiniebla
por entre candelabros
que después el proscenio revelaba
tan sólo eran retablos.
Duele saber, amiga, que las aguas
de ese bullente océano,
han dejado el salitre de tu cuerpo
en mis ardientes labios.

Seremos cual estrellas yuxtapuestas
por un dictado extraño,
hablando de cosas inconcretas
un lenguaje raro.
ú, llenando de magia y transparencia
te universo largo,
o, buscando llegar a tus oídos
n mi ruido de pájaros.

Agonía

Dondequiera, ya no es alguna parte,
ya no es hotel ni plaza ni alameda,
ya no es un restaurante
ni una casa friolenta
donde todos acechan,
amargando el frescor de la sorpresa.

Se terminaron todos los lugares,
los destruyó la vida sin decirme,
los destruyó el destino sin contarme;
los destruyeron para destruirme.

El éxtasis no corre por mi carne,
crucificaron todos los momentos,
y mi vista no es nave
bregando en las ondas de tu cuerpo.
A veces, la llovizna,
trae aroma distraído de tu aliento,
y emigro a los túneles de octubre
a fumar y a degollarme en tu recuerdo.

No ha pasado la crisis,
y no podrá pasar, es lo que siento.
En ninguna parte
te encuentro.
Tenemos que buscarnos mucho, mucho,
con deseo fuerte y pensamiento;
desgarrando las casas con la vista
y viajando en la alfombra del afecto.
Tenemos que buscarnos,
en el pecho y la espalda, si es posible,
del tiempo.

Yo te miraba de reojo,
mostrándome disperso.
El ámbito aceptaba mi soborno,
y sentía que el momento
y la vida…
¡por fin, valían un poco!

Voy a peinar la ciudad de arriba abajo,
voy a poner en la nariz de mi sabueso
la parte tuya que dejaste en mí,
para que rastree tu recuerdo
en la tierra y el cielo,
para ver
si te encuentro.

Transformación

Emergeré apacible, en el mundo del sueño,
con el rostro azotado por aires fantasmales,
y vagaré en el cielo, cubierto de silencio,
llevando entre mis ojos las hogueras de antes.

No tendré ya la fiera potencia de los rayos
que dan a las tormentas segundos abusivos,
y dejan la corteza, blanda, de los pantanos,
envuelta entre los gritos de árboles caídos.

No seguiré la noche con horribles jaurías
de colmilludos astros y lunas descompuestas,
ni golpearé la espalda de la tierra dormida
con ardientes meteoros y colas de cometas.

No fundiré perfiles de las cosas pequeñas
que guardan la semilla de mi brillante cosmos,
ni sembraré en el mundo castigos y tragedias,
ni execrables momentos de cosas en trastorno.

Estaré en la armonía, con sonrisa oportuna,
pegado a los vitrales históricos del tiempo;
actuando en sacramentos preñados de cordura,
haciendo comunión con las normas del cielo.

Mi gesto reposado, mi cara alucinada,
buscarán manifiestos legendarios del pacto;
que borra la fiereza fluctuante de las almas
y otorga la silvestre llaneza de los campos.

Estaré en las ideas que altamente suscribo
al ir por el recinto de las grandes estatuas,
como fruta sin nombre y el corazón herido
al enviar los reportes a las cruentas batallas.

Sin rumbo

Vamos sin paradero como todas las cosas,
tropezando en los cuerpos de minutos vacíos;
nos oprime el rumor más actual de las rosas
y el faraón vehemente que oprimió a los judíos.

Enloqueció la noche, al saberme contigo,
luego besó la estatua del ángel congelado;
el resto de la historia la sabe el enemigo
y el girasol que brilla en el verso extenuado.

Al norte de tus ojos brillan menos las lunas,
es más directa y simple la torpe humanidad;
una luz blanquecina brilla sobre las cunas
y nadie se adjudica la patria potestad.

De niño hice trabajos de madera labrada
y cubrí ciertas partes con azul terciopelo.
Hoy la navaja blanca de mi antigua mirada
esculpe tu figura en pedazos de cielo.

Se va poniendo el sur… de un brillante más claro;
pero una lluvia empapa las rosas de la mente.
Todo principio ha sido frígidamente raro,
tímidamente gris y heladamente hiriente.

Se quema la mañana de mi angustiada aurora
nadie puede salvarla, nos cubre la neblina.
el abdomen de nubes que me refugia ahora
con familiares rayos me busca y asesina.

Sólo yo

Se van muriendo tus palabras,
el viaje termina sin tu voz.

¡Sólo yo!
¡En el peñón altivo de tu alma,
en el silencio grande de tu alma,
¡Sólo yo!

Tu mano cruza por el aire y deja
vorágines de amor en la Creación,
luego hiere la piel de mis tejidos
con abatidos tonos
de una Escala Menor.

¡Sólo yo!
Sobre la cresta hermosa de tu imagen,
¡sólo yo!

¡Yo, nada más!
¡Nada más yo!
Vibrando en el alma de tus cosas,
rodando sobre el eje de tu mente,
creciendo en el abdomen de tu sombra
y amando el blanco mármol de tu frente.

¡Yo, nada más!
en la armonía de tu canción.
Enloquecido en el vaivén de tu alma,
¡sólo yo!

Dentro de todo lo que huele a ti,
cubriendo todo lo que sabe a ti,
dentro de cada letra que te busca
como un clavel que escribe sin saberlo;
¡sólo yo!

Yo no quisiera cantar…

Yo no quisiera cantar
porque mi voz ha dejado
un rastro de sombra negra
en el blancor de tu paño.
Por ti, me volví poeta,
por ti, recorrió sonámbulo,
y en total desequilibrio
el trote de mi caballo.

Aquella luz mañanera
que se despertó llorando
sobre encendidos claveles
y delicados geranios,
era tu rostro, y el brillo
de las alas de tus pájaros
batiéndose en maceteros
de rojo y blanco pintados.

Hoy, es historia pasada,
de algo que vivió en mis campos,
de algo que vibró en mis cuerdas
al soplar vientos helados.

Ya no quisiera cantar,
los mástiles de mis barcos
no pasearán sobre el verde
de tus inmensos océanos.
Mis peregrinos tampoco
harán caso a los badajos
que pegan sobre los bronces
de tus campanarios altos.
La luz de mi plenilunio
al caer sobre tus lagos
ignorará los rumores
del ruiseñor y sus cantos.

Aspirarás la fragancia
en las flores de amaranto,
y al entrecerrar los ojos
comprenderás que te falto.
En tus pétalos rosados,
por lluvias, ¡ajados tanto!
se reflejará el recuerdo
de mi evidente quebranto.
Tú dirás: “Ferviente amigo,
¡ven a mí, te estoy llamando!
hoy los pies de mi memoria
quieren de tu césped blando;
¡ven a mí, ferviente amigo!
¡ven a mí, te estoy llamando!
quiero desandar caminos
que hoy estaba recordando.”

Yo estaré lanzando redes
en relinchos de caballos,
con escalofríos inmensos
y los ojos extasiados.
Yo estaré soñando yeguas
de respiros agitados,
sufriendo de blancas lunas
los enfermos rayos claros.
El martirio de tu ausencia
me dará un sabor amargo,
y el brillo de tu memoria
como un astro ya apagado
no perturbará jamás
mi ser desequilibrado.

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HE VISTO A MARÍA [Mi poema]
Antonio Acevedo Linares [Poeta sugerido]New

MI POEMA de medio pelo

 

He visto a María nadando en la playa,
retándole al viento, tendida en la arena,
fisgando en el agua, tan llena de pena,
pidiéndole al cielo por fin no me vaya,
con sus ojos tristes trazando una raya
cual ajusticiado que espera condena.

No digan que miento, que estoy confundido,
que era ella, María, que aquella sirena,
la misma que un día, con cara de buena,
saltaba y brincaba buscando hacer ruido,
su traje de baño solo por vestido,
hoy ha interrumpido mi estancia serena.

Ya sé que la gente comenta y murmura,
que dicen, que cuentan que estoy trastornado;
si dicen que digan, que lo que ha pasado
es que mis amores ya nadie los cura,
que aquel episodio marcó mi locura
y hoy sigo las huellas que allí me ha dejado.
©donaciano bueno.

#El amor, aun el irreal es tan fuerte, no? Share on X

MI POETA SUGERIDO: Antonio Acevedo Linares

JUSTICIA POÉTICA

Por los innombrables
por los que se guardan
un minuto de silencio y luto
por los que no pasan
por el ojo de una aguja
por las victimas del amor
y sus suicidas por los derrotados
de la lluvia por los que no ofrecen
su otra mejilla por los que derraman
su sangre fresca por los estigmatizados
del odio por los criminalizados
de la justicia por los damnificados
de la tierra por los enamorados
de la vida por los humanos derechos
restituidos por la redención del cuerpo
y la palabra por el desarme de la muerte
por la justicia y reparación de victimas
por la reivindicación de la poesía
y el amor por los dioses que no
amenazan con el cielo o el infierno
por la defensa de la rosa
por el fuego de las palabras
y tu cuerpo por la justicia poética
aquí y ahora en nuestra vida
y en nuestra muerte.

ORACIÓN AMOROSA

Amor mío que
estás en mi cielo
amoroso sea tu nombre
déjame entrar en tu reino
amémonos a nuestra
voluntad así en los días
como en las noches
dame los besos y caricias
y rosas y abrazos de cada día
perdóname los olvidos
como también perdonamos
a los que nos olvidan
déjame caer en la
tentación de tu cuerpo
y librémonos de la muerte
del deseo y el amor.

POEMA DE GRACIAS – POR LOS AMORES

Gracias por los amores
vividos y perdidos
por los amores soñados
y amados
por los amores que un día
tuvimos bajo la lluvia
por los amores que me
alucinaron y maravillaron
por los amores que amé y lloré
por los amores que escribí
con el corazón
por los amores con los que reí y gocé
por los amores que me regalaron
felices
Gracias por los amores que sentí
y por los amores que soñé
por los amores que intensamente
quedaron tatuados en la piel
y por los que me marcaron a fuego
y por los amores que aprendí
por los amores que me olvidaron
y por los amores que olvide.
Gracias por los amores
que me hicieron vivir
y por el que vivo ahora por ti.

MI PATRIA

Tu cuerpo es mi patria
rodeado de dos océanos
y un hermoso horizonte
y su paisaje son dos colinas
y un valle fértil como
su monte de Venus
en donde ondea una bandera
como su pelo del viento.
Tu cuerpo es mi patria
con sus preciosos yacimientos
y agrestes desembocaduras
como con su parque natural
de los nevados y sus cascadas
su jardín de orquídeas y corales
sus ciénagas y arrecifes
desiertos y santuarios
de flora y estoraques.
Tu cuerpo es mi patria
que escribo y amo
y sueño en ésta página.

LA REINA

Habrá otras mas
anchas que tu
pero tu eres la reina
puede que existan
otras mas hondas que tu
pero tu tienes corona
puede que nadie la vea
cuando vas por la calle
pero tu eres la reina
nadie ve la aureola
que tienes
solo yo
cuando te lamo
con mis labios
y te palpo
milímetro a milímetro
mi lengua que conoce
uno a uno todos tus
rincones
te ha elegido la reina
de todas las vaginas.

LABIOS

Tus bellos labios
como la sonrisa de la Gioconda.
Alabados sean en tu cuerpo
como los girasoles de Van Gogh.

Tus bellos labios rojos como los de tu boca
que palpitan bajo tu falda como tu corazón
maravillosos como la torre Eiffel.

VENTANA

En las noches
en que como
un guerrero reposo
en su lecho desnudo
fumamos a la orilla
de la ventana
por donde oímos
el silencio o la música
de la noche
conversamos del amor
que nos trae hasta
esta ventana a fumar
y a mirar las estrellas
pero en el fondo
estamos mirándonos
los dos como cuando
desnudos nos amamos
con las cortinas abiertas.

A TU ESPALDA

A tu espalda
yazgo como
el hombre que te ama
y que te estrecha
en las noches con
sus brazos dormidos
que te besa en la frente
y en los senos y en los ojos
y acaricia con su mano lenta
tus muslos y tus nalgas
redondas y blancas
y se queda acariciadora
en tu vientre y en los labios
carnosos de tu sexo.
A tu espalda
yazgo con la ternura
infinita de abrazarte.

JUNTO A TU CUERPO DESNUDO

Junto a tu cuerpo
desnudo dormir
es sentir el oleaje
de tu pelo
el olor de tu cuerpo abierto
los latidos de tu corazón
y la respiración de tu piel
en mi pecho.

Junto a tu cuerpo
desnudo dormir
es vivir el amor
a flor de piel
o en carne viva
la experiencia vivida
de tu cuerpo que se
transforma en la
experiencia escrita
de un poema leído
por tus ojos maravillados.

PIDO LA PALABRA

Pido la palabra
para la libertad y la ternura
para la justicia y la belleza
para imaginación y la utopía
para la lucidez y la locura
para la rebelión y la pasión
para la blasfemia y la herejía
para la erótica y la onírica
para los poetas y los niños
para los locos y los suicidas
para los convictos y los prófugos
para los enamorados y los repatriados
para los inmolados y los mártires
para los solitarios y los solidarios
para los proscritos y los derrotados
para los refugiados y los apátridas
para los prohibidos y los tristes
para los inocentes y los cómplices
para los malditos y los olvidados
Pido la palabra
para la poesía y el amor.

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LA RELIGIÓN, UN ARMA SOCIAL? [Mi poema]
José Gautier Benítez [Poeta sugerido]New

MI POEMA de medio pelo

 

Critico a los humanos creando van deidades,
los entes superiores que nadie nunca ha visto.
Distintos con sus nombres, Mahoma, Buda o Cristo,
pretenden atraparnos diciendo sus verdades,
el uno sobre el otro, a ver quien es más listo.

Critico a los que insisten que el suyo es verdadero,
y olvidan que los otros también dicen lo mismo.
Cada uno con sus ritos, sus pilas de bautismo,
te buscan, te persiguen y atrapan tu dinero
diciendo ten cuidado, te irás hacia el abismo.

Si es cierto Dios existe ¿a qué viene haya tantos?
y en esta disyuntiva ¿a quién debo hacer caso?
Si al fin de nuestra vida la misma es un fracaso
y en ésta no redimen de duelos y quebrantos
mejor será exprimirla soñando a cielo raso.
©donaciano bueno.

Si #Dios es infinito, no puede haber más de uno, o no? Share on X

MI POETA SUGERIDO: José Gautier Benítez

A PUERTO RICO (Ausencia)

Puerto Rico, patria mía,
la de blancos almenares
la de los verdes palmares,
la de la extensa bahía;
¡Qué hermosa estás en las brumas
del mar que tu playa azota,
como una blanca gaviota
dormida entre las espumas!
En vano, patria sin calma
muy lejos de ti, suspiro;
yo siempre, siempre te miro
con los ojos de mi alma;
En vano me trajo Dios
a un suelo extraño y distante;
en vano está el mar de Atlante
interpuesto entre los dos;
En vano se alzan los montes
con su manto de neblina;
en vano pardas colinas
me cierran los horizontes;
Con un cariño profundo
en ti la mirada fijo:
¡Para el amor de tu hijo
no hay distancias en el mundo!
Y brotas a mi deseo
como espléndido miraje,
ornada con el ropaje
del amor con que te veo.
Te miro, sí placentera
de la isla separada,
como una barquilla anclada
muy cerca de la ribera.
Do el viento sobre las olas
te lleva en son lastimero,
del errante marinero
las sentidas barcarolas;
Y céfiros voladores
que bajan de tus montañas,
los murmullos de tus cañas,
los perfumes de tus flores.
El mar te guarda, te encierra
en un círculo anchuroso,
y es que el mar está celoso
del cariño de la tierra;
Y yo patria que te quiero
yo que por tu amor deliro,
que lejos de ti suspiro,
que lejos de ti me muero.
Tengo celos del que mira
tus alboradas serenas,
del que pisa tus arenas,
del que tu aliento respira.
Tú das vida a la doncella
que inspira mi frenesí,
a ella la quiero por ti,
y a ti te quiero por ella.
Ella es la perla brillante
en tus entrañas formada,
tú la concha nacarada
que guarda la perla amante.
Es paloma que en la loma
lanza su arrullo sentido,
y tú, patria eres el nido
donde duerme la paloma.
Si yo te vi indiferente
si mi amor no te decía,
¡¡ay patria yo no sabía
lo que es el llorar ausente!!
Mas hoy que te ven mis ojos
de tu mar entre las brumas,
como una ciudad de espumas
forjada por mis antojos;
Hoy que ya sé lo que vales
hija del sol y del viento
que helarse mi sangre siento
con las brisas invernales;
Hoy diera, en la tierra hispana,
el oro que el mundo encierra,
por un puñado de tierra
de mi tierra americana.

EL MANZANILLO

Hay en los campos de mi hermosa antilla
en el suelo feliz donde he nacido
como un error de la natura, un bello
arbusto que se llama el manzanillo.

Tiene el verde color de la esmeralda
y su tupida, su redonda copa
esparce a su alredor en la llanura
fresca, apacible, deliciosa sombra.

Mas, ¡ay!, el ave al acercarse tiende
para otros sitios el cansado vuelo
porque su instinto natural le indica
que su sombra es mortífero veneno.

Todas las plantas en la selva umbría
entrelazan sus ramas y sus hojas
y al halago del viento se acarician
y se apoyan las unas en las otras.

Y unidas crecen en amante lazo
y unidas dan al aire su fragancia
y el manzanillo solo en la ribera
y el manzanillo solo en la montaña.

¡Ay!, cuántas veces al mirarlo, cuántas
con honda pena, con dolor he dicho
¿Si será mi existencia en esta vida
la existencia fatal del manzanillo?

ORIENTAL

Hermosísima sultana
de los jardines de Hiram,
sonrisa de la mañana,
por mirarte a la ventana
diera su reino un sultán;

Sus jardines orientales,
sus alfombras y pebetes,
ruiseñores y turpiales,
sus cachemiras y chales,
sus Zegríes y Zenetes;

Diera sus galas y flores,
sus esclavas y su harén,
sus sueños embriagadores
y la existencia de amores
prometida en el Edén.

Mas, ¡ah!, maldice su oro,
y su pompa, y su esplendor:
no puede el monarca moro
pagar, con todo un tesoro,
una sonrisa de amor.

Por eso lanza su gente
en algara a la frontera,
por eso nubla su frente
y va buscando impaciente
una lanza que lo hiera.

Por eso el monarca moro
quiere morir con honor,
pues ha tornado a desdoro
que no alcance su tesoro
para pagarte su amor.

UN SUEÑO

Soñé que la mujer a quien adoro
con infame perjurio me engañaba
y a otro amante feliz, le abandonaba
de su amor el bellísimo tesoro.

Soñé que apasionado, que sonoro
su beso en otra boca resonaba
y aunque el sueño mis párpados
cerraba los abrían las fuentes de mi lloro.

Si en el drama futuro de mi vida
tan inmenso dolor me está esperando
que la muerte de mí compadecida

antes me brinde su reposo blando
porque más que la tumba me intimida
mirar despierto lo que estoy soñando.

LOS OJOS DE T.

Un astrónomo viendo las estrellas
preguntó la razón
de por qué le faltaban las más bellas
a una constelación.

En vano ¡e1 infeliz! se fatigaba
queriéndolas hallar,
y del cielo a la bóveda miraba
¡qué habría de encontrar!

Cansado de mirar al firmamento
a tus ojos miró.
«¡Por fin!», exclama, y se marchó contento
pues entonces las vio.

COMO TÚ QUIERAS

Bajo el sol tropical de las Antillas
marchítase la flor;
como ella palidecen tus mejillas
al fuego del amor.

Mas la pálida rosa, vida mía,
la reina es del pensil,
y la besan, temblando de alegría,
las auras del abril.

Sé, en buen hora, la rosa que fragante
al aura da su olor,
y yo seré… la brisa susurrante,
la brisa del amor.

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MI POETA INVITADO: Elena Bethencourt Rodríguez

MAR

Alberto quiere ser mar
con olas en la cintura,
para jugar con los barcos
y hacer muñecas de espuma.
Peinarse las caracolas
de una gran melena rubia
que llega hasta el horizonte
y resbala por sus curvas.
Alberto quiere tener
un vestido sin costuras
adornado de sirenas,
peces, pulpos y medusas.
A juego, un fular de algas,
unos tacones de bruma
y –con la sal de los charcos–
pintarse blancas las uñas.

Guarda su nombre en secreto
metido en una burbuja
que flota sobre las aguas
de su inmenso mar de dudas.
Nunca pierde la esperanza
de que alguien lo descubra
y pronuncie esas tres letras
como tres gotas de lluvia.
¿Podemos llamarte Mar?
—una niña le pregunta—,
y Alberto se vuelve costa,
océano, islote, duna.
Sonríe, dice que sí,
y sus pupilas oscuras
encienden toda la playa
como si fueran dos lunas.

La niña ciega

La niña ciega sonríe,
cuando juega al “veo veo”,
porque acierta a la primera
lo que guardan los secretos.
La niña ciega sonríe
cuando ponen un pañuelo
sobre sus ojos alegres
para comenzar el juego
de la “la gallinita ciega”.
Comentan sus compañeros
que no se fían del todo
y creen que “ve no viendo”.
La niña ciega sonríe
cuando, apenas sin esfuerzo,
edifica arquitecturas
con vocaciones de cielo
y casa piezas de un puzle
con geométrico acierto.
La niña ciega sonríe
cuando recorren sus dedos
los leves puntos del Braille
para leer unos versos
que hablan de luz y colores,
y describen los sucesos
con los detalles de quienes
los estuviéramos viendo,
aunque –según dice el título–
sean “romances de ciego”.
Y, aun con los ojos cerrados,
entre la luz de sus sueños,
sonríe la niña ciega
porque ha aprendido el secreto
de que, para ver el mundo,
es, sin duda, más certero
que mirar siempre hacia afuera,
saber mirar hacia adentro.

LOS MALES DE ESTE MUNDO [Mi poema]
Edel Juarez [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Vestirle, no nos sirve, de princesa,
los males que amenazan a este mundo,
olvídalo, no tienen solución.
Cuidarle no lo intentes, no interesa,
no pierdas un momento ni un segundo,
no entienden, no hacen caso a la razón.

Que el mismo ya ha nacido condenado,
los hombres, los que habitan esta tierra
haciendo gala van de su egoísmo,
no paran de mirar hacia otro lado
sacando a pasear la moto-sierra,
lamentos transformando en cataclismo.

No saben distinguir en la distancia,
colmando sus delirios de grandeza
disfrutan como gatos panza arriba,
se muestran tan preñados de arrogancia
que olvidan de mimar, les da pereza,
y pueden condenarla a la deriva.

Que el mundo, nuestra cárcel en la tierra,
lugar donde los hombres convivimos,
no encuentra quien la mime, quien la quiera,
obsesos que luchando en una guerra,
al tiempo que su tumba construímos
matando hemos de andar hasta que muera.
©donaciano bueno

#Así es de triste, así es de real Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Edel Juarez

diciembre cuatro

algo debe habitar en ti de las primeras noches,
del sol primario, de la vida más pura.
algo que los demás extraviamos,
desaprendimos u olvidamos.

algo debes saber de las palabras y sus poderes:
malabarista, hechicera,
jamás ilusionista.
tuya es la red más fina,
la distancia más amarga,
el plan más entrañable.

por ti dejo siempre un espacio en blanco en cada texto,
previendo que un día, con suerte,
puede que juegues con él.

deja a un lado los recuerdos

deja a un lado los recuerdos,
no pienso competir con lo que fuimos.
deja de soñarte entre mis brazos,
deja de decir «es mío».
deja los planes que quedaron,
no me pidas que te cuente lo que nunca hicimos.

deja el camino que no andamos,
deja aquel hotel donde estuvimos.
deja el recuerdo de las sábanas,
el desayuno al pie del jardincito.
deja las caricias que inventé para asombrarte,
las palabras que te dije
y lo que fingiste no escuchar.

deja de buscarte entre mis líneas,
tú no apareces más, te he desterrado.

no habría que dejar de moldear las nubes…

no habría que dejar de moldear las nubes,
de pintar con gises el camino hasta mi casa.
no debes olvidar que con crayones de colores
una pared siempre dejará de ser un obstáculo.

yo no he perdido mi bloc de cuadros grandes y azules
y desde que volví a los patines no hay distancias insalvables.
a diario el chocolate con leche y la ropa por toda la casa,
el regreso obligado a las jugueterías donde por un tiempo no paré.

sólo recuperando el territorio,
peleando sin tregua contra la madurez,
puede uno esperar que el silencio no llegue.

mientras dure

no me importa mostrarme débil mientras escribo,
si aún no soy fuerte ni nunca lo he sido.
no he aprendido a amar como aquí juegan,
yo amo con los codos, con el sueño, con la voz,
no tengo objeción en no ser correspondido.
no me importa cuánto vivan mis amores,
yo amo mientras dura, mientras puedo,
mientras se vacía el vaso y emprendo mi camino.
no entiendo cómo aman los humanos,
por eso estoy aquí contigo, por tu duda,
por todo lo que no sabes ni averiguas,
por todo lo que das sin saber siquiera que tuviste.
amo tus alas, tus vuelos, tus caderas
donde termina mi noche, mi nostalgia.
no me importa que no entiendas que te amo,
que dudes y llores y preguntes y reclames,
yo te amo,
mientras dure.

a este corazón desvencijado

a este corazón desvencijado
que marcha a contratiempo,
que llega siempre tarde,
que arrastra los minutos
y no sale de tu calle.

a este corazón malhumorado
que estuvo en muchos puertos,
que no supo amarrarse,
que no me de la mano
y cruza sin mirar.

a este corazón que llama y cuelga,
que teme a las visitas,
que se apaga horas enteras,
que salta de improviso
y no recuerda lo que sueña.

a este corazón tan triste y a la espera
se le ha ocurrido amarte.

Como amar

Como amar
como verde amar y las lagunas,
sin sentir y sin sentido.
Como amar
profundo tibio y cielo,
sin pasión y sin medida.
Como amar
incandescente y tardío,
desentrañable y cronológico.
Como amar
repetitivo y poético,
recurrente y sin amor,
esa es tu forma: mi mar.

Me gustaría

Me gustaría
me gustaría tenerte desnuda ahora y poder hablar de tu cuerpo
de la distancia exacta que hay entre tus senos
me gustaría poder contarles de tus piernas
ese par de tijeras con las que has podado mis pudores
con las que abrazaste mi inocencia
hablarles de tus manos,
y de las caricias que estas encierran
de tus ojos y la paz con la que nado en ellos
de tus caderas firmes y de tu vientre plano
de tu sexo, ese eterno manantial de mis pecados,
de tus pies que marcan mis pisadas
de tus uñas y como dibujan con la sangre de mi espalda
de tu lengua como ágil oponente de mis dientes
y de toda tu cuando estas desnuda…
me gustaría tenerte desnuda ahora aquí
para no contarles nada.

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MI POETA INVITADA: Sonia Andújar

A mi abuela

Mujer de labios grandes,
en ti la vida se acuesta al sol.
Rizos de plata en el cabello,
esos que tanto han visto a la vida correr.
Mujer de ojos pequeños
que son ardientes espejos del camino,
cansados, llenos de estrellas,
reflejo de la sombra y el vagar de una luna inmensa.
No te ves, no ves la belleza de tu silueta,
tu perfil redondo y perfecto.
Tienes la experiencia de quien lleva la vida en sus entrañas,
a cuestas… el recuerdo, las ampollas…
La vida remansa en tu mirada,
te abres en las mañanas,
floreces mirando al sol,
en los minutos de soledad en tu salón,
en el vaivén de los días y las noches.
Tú, mujer de sonrisa inmensa,
plena en su sentir,
con lágrimas de alacena.
Quién podrá sentir las piedras que hubo en tu camino,
quien será consciente de tus ardores,
labores de huerto espeso,
bosque latiendo,
sensible en tus poros y arterias.
Dulce silueta blanca,
de batalla ganada,
de vida exprimida,
de melancolía intensa.

Amor…

Adoro el olor de mi casa si me recuerda a ti.
Mis sábanas son lienzos que nos dibujan el amor en las entrañas.
Cada arruga es un guiño, un beso apasionado.
Son dulces tus oídos si acunan mis palabras,
son remansos donde descansa mi lengua dormida.
Sabes que te quiero.
Amo tus ojos tristes, de velero olvidado.
Amo tus manos que me aman,
amo tus dedos que sonríen a la vida a través de la piel desnuda.
Amo las pestañas que perfilan tus miradas,
amo el sentimiento que fulmina mi cuerpo cuando me
piensas y te pienso.
¡Eres amor tan puro!
Muñeca dulce y dolorosa que de placer se enciende,
lluvia intensa en las tardes ardientes.
Eres tal y como yo te amo.
Sin más que querer ni desear,
sino el todo del tiempo y de tu espacio.
Eres alma poderosa, generosa, sensible, vital.
Eres el puño que da vida a mi pecho,
que hace avanzar la vida y empuja,
empuja al viento.

Olifante Ediciones de Poesía

HAY VECES CUANDO DUDO [Mi poema]
Emilia Pardo Bazán [Poeta sugerido]New

MI POEMA…  de medio pelo

 

Hay veces, cuando dudo, cuando pienso
e incluso cuando dejo de pensar,
me ocurre cuando empiezo a meditar,
la mente ya no encuentra algún consenso
que la haga razonar.

Que intente comprender a los humanos
-los hombres, esas fieras disfrazadas,
que nacen persiguiendo en sus manadas-,
y engañan cuando dicen dan las manos
y en cambio dan patadas.

Los mismos, los que nunca se han querido,
y llevan el amor preso en su boca
conscientes la empatía que provoca,
y aun menos de fiar que un salpullido
que ataca lo que toca.

Que arrastran la maldad entre sus piernas
impulsos y deseos reprimidos,
el ansia de poder y los gemidos
que manchan de impudor las hojas tiernas,
candores corrompidos.
©donaciano bueno

#Quien dijo el hombre es un lobo para el hombre qué razón tenía! Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Emilia Pardo Bazán

Almas gemelas

Mitades de una gota de rocío
con que el mar, al beberla,
en lo profundo de su seno frío
cuaja una sola perla;

átomos del perfume de la rosa
que el viento mece unido;
notas que vibra el arpa melodiosa
iguales en sonido;

estrellas dobles que en el alto cielo
una órbita describen;
almas gemelas que en el triste suelo
de un pensamiento viven;

esto sin duda son los que se quieren
su fe guardando entera,
y acaso pasarán cuando aquí mueran
a amarse en otra esfera.

Álbum de ignorado origen

Álbum de ignorado origen,
¿por qué mi firma reclamas?
firma y versos a las damas
son cosas que no se exigen.
De la mujer en la vida
es la inspiración secreta,
como pálida violeta
que no quiere ser cogida,
y que cuando se propasa
dulce perfume a exhalar,
sólo debe embalsamar
las paredes de su casa.
Pero haciendo concesiones
a este tiempo de locura,
alteraré tu blancura
con desiguales renglones
y entre firmas de valía
que guardas ya con empeño,
echa la culpa a tu dueño,
de que figure la mía.

BALADA

Entolda el horizonte densa bruma,
montañas hasta el cielo suben de espuma,
encima la tormenta, lejos la orilla,
corriendo de ola en ola va la barquilla.
Del huracán tremendo bajo el empuje
la tablazón delgada retiembla y cruje,
y contrastar no logran su saña fiera
pálidos los remeros como la cera.
Solo el patrón robusto, de pelo cano,
lobo curtido y viejo, de oscura frente,
el timón dirigiendo con fuerte mano,
impasible contempla la mar rugiente.
-¡Orza! ¡de proa! ¡Jala! ¡Remad con brío!
¡Esto es aire y espuma! ¡Jala al avío!
¡Cargad… cargad el peso… por ese lado!
¿Por qué sueltas el remo… di, condenado?
¡No llores tú, grumete, carilla fina!
Estos lances enseñan ciencia marina…
¡Por un huracancillo tan dulce y leve
que amante nuestro barco columpia y mueve!
¡Ira de Dios! Dad gracias a la hija mía,
a las madres que aguardan con pesar hondo;
que si no juro a Cristo que anhelaría
llevaros -por cobardes-del mar al fondo”.
Sin fuerzas ni esperanzas, pero sereno,
ve el patrón entreabrirse del mar el seno,
y surgir un gigante genio bravío
coronado de espumas, verde, sombrío.
-¿Quieres salvarte?, dice su voz, que bronca
domina la del viento, zumbando ronca.
-Si aplacarse ver quieres el mar furioso,
prométeme a tu hija, seré su esposo.
-Sea -responde el padre que vio la muerte.
-Sea -al decirlo el genio, tendió la mano,
y ya la dulce luna sus rayos vierte
sobre el lomo tranquilo del Océano.

En la playa se junta la gente toda;
la niña está compuesta para la boda;
le cuelgan por la espalda blondos cabellos,
la brisa de los mares retoza en ellos.
La barca un gallardete gayo empavesa;
sube la niña; al padre la mano besa;
él la amarra desata con pulso cierto,
aunque tiene el semblante color de muerto…
Lenta boga la barca; de pronto, gira
de un abismo en las negras profundidades…
¡El patrón se desploma, cuando lo mira,
como mástil que truncan las tempestades!

¿Dónde fueron la gloria, el sentimiento

¿Dónde fueron la gloria, el sentimiento
que amaba la verdad, el claro día,
la blanca nube, el bello pensamiento
lleno de fe, radiante de alegría?

Entre la sombra del ramaje oscuro
veo el rincón del lecho solitario;
aun queda el rastro del recuerdo impuro
como envolviendo el que da el sudario.

SONETO

Considera que en humo se convierte
el dulce bien de tu mayor contento,
y apenas vive un rápido momento
la gloria humana y el placer más fuerte.

Tal es del hombre la inmutable suerte:
nunca saciar su ansioso pensamiento,
y al precio de su afán y su tormento
adquirir el descanso de la muerte.

La muerte, triste, pálida y divina,
al fin de nuestros años nos espera
como al esposo infiel la fiel esposa;

y al rayo de la fe que la ilumina,
cuanto al malvado se parece austera,
al varón justo se presenta hermosa.

LA AURORA

Dos cosas hay en el suelo,
una pura, otra florida,
y son la aurora del cielo
y la aurora de la vida.
Una salpica las flores
de rocío abrillantado,
otra con dulces amores
llena el pecho entusiasmado,
y en ambas con armonía
se reúnen al instante
color, belleza, alegría,
luz deliciosa y radiante;
como visión vagarosa
duran tan solo un momento
la luz de color de rosa
y la edad del sentimiento;
que hay dos cosas en el suelo,
una pura, otra florida,
y son la aurora del cielo
y la aurora de la vida.

ODA

¡Ficción, brillante Diosa! Rasga el velo
que al poeta prestaste,
y aléjate callada.
Ya que a la sacra voz del patrio suelo
vibra el arpa olvidada,
despiértela del sueño en que yaciera,
único numen, la Verdad severa.
¡Oh, Verdad! ¡Ansia eterna, paraíso
prometido al mortal! Tus resplandores
la frente iluminaron del que quiso
sendas al pensamiento abrir mejores:
del que armado de crítico escalpelo
con firme pulso disecó la vana
retórica que en aulas se aprendía,
y —de nombre no más— filosofía
era disfraz a la ignorancia humana.
¡Palabras solamente! A tal confuso
montón de frases arrojado al viento
llamaban el sofista y el iluso
sublime concepción del pensamiento:
en árida, capciosa sutileza
el ingenio español, extraviado,
se agotaba y estéril revolvía
girando sin cesar sobre sí mismo:
y de la luz del día
como el ave nocturna horrorizado,
sellaba la razón con el candado
del viejo dogmatismo.
***
Velo Feijóo. Con generoso alarde
dice «atrás» al error, «marcha» a la idea,
«libre vuela» al espíritu cobarde,
y a la tímida ciencia «avanza y crea».
Y radiante la faz, y el alma henchida
de entusiasmo y de unción, tiende la mano
señalando la gran Naturaleza.
«Dad», les grita, «al olvido
tanto sofisma vano:
campo es el Universo, a la mirada
de los contempladores siempre abierto,
cuya magia y belleza
nos revela un Artista soberano:
su atenta observación es rumbo cierto;
la hipótesis es nada».
***
Y a su voz, como cría de altanera
águila, en breve jaula detenida,
si los hierros quebraron
de su estrecha prisión, rauda y ligera
se lanza a los espacios y a la vida,
así, sedientas de tender su vuelo,
las ciencias se elevaron
con un grito de júbilo hasta el cielo.
Sin trabas ni recelo
la física estudió los naturales
fenómenos, a leyes reducidos,
por su misma unidad más colosales;
rasgó la medicina sus anales
y escéptica emprendió la nueva vía;
globos y mundos registró sin cuento
en el éter azul del firmamento
con telescopio audaz la astronomía:
y distinguió la atónita ojeada
en el espacio escrito
con refulgentes letras siderales
este verbo «infinito».
***
Mas no sin combatir ganó la palma
de la victoria el sabio.
Cual víbora sedienta
cebó la envidia en él rabioso labio:
y como tras la calma
en el mar se desata una tormenta,
sacudiendo mugientes oleadas
contra la escueta roca,
injurias y libelos a bandadas
en el firme peñasco de su alma
se fueron a estrellar con furia loca.
***
Impávido los vio.
Jamás rendido
de la verdad el campeón vacila:
antes, por alta mano sostenido,
camina al ideal apetecido
que en lejano horizonte se perfila.
¡Gladiador del porvenir valiente,
que nada tu fe robe!
Si te ciñen espinas a la frente,
di, como Galileo: «E pur si muove!».
***
¡Filósofo profeta! ¡Si te fuera
dado que retornases a la vida
y vieses ya cogida
la rica mies, cuya semilla acaso
sin esperanza derramaste al paso!
Hoy, lozana do quier, do quier florida,
se propaga la ciencia,
como tú la pensaste,
en el hecho fundada y la experiencia:
de base tan segura
surge el Conocimiento, lentamente,
como en el mar Pacífico está el diente
del pólipo creando
un nuevo continente.
Poco a poco, sus velos desgarrando
va la Naturaleza:
y cual el relojero
que fabrica el reloj pieza por pieza
para después organizarlo entero,
así dato con dato se eslabona,
y la cadena el pensador uniendo
especula y razona.
***
Si pudieras alzarte
y arrojar tu sudario,
¡oh, genio del análisis!, ¡qué vario
y grandioso espectáculo mostrarte
lograra Europa!
El rayo aprisionado
por un hilo sutil veloz camina,
mensajero del raudo pensamiento:
del buque en el costado
y del tren en el seno chispeante
enciérrase una fuerza misteriosa
por la cual ya ni el viento
ni la distancia teme el caminante:
el químico analiza
desde el breve infusorio y la flor bella
hasta la brisa que las olas riza
y el resplandor de la remota estrella.
Con fuerzas de gigante
la inteligencia a la vivaz materia
sujeta y tiraniza,
y el hombre casi olvida su miseria.
***
De tanta y tan magnífica conquista
solo escuchar la lista
quizás haga a tus huesos,
¡oh, Feijóo!, estremecerse de alegría,
allá en la noche de la tumba fría.
Mas no eleves la frente,
no alteres tu reposo:
que si tiendes la vista
un siglo encontrarás inteligente…
¡pero no venturoso!
***
Jamás tu natural filosofía
trocó tu corazón en un desierto:
siempre guardó tu entendimiento claro
la llama de la fe, bendito faro
que te tornaba al puerto.
Hoy… ¿Cómo te diría,
sin apenar tu espíritu sublime,
la fiebre y la locura,
el hondo malestar y la amargura
en que este siglo gime?
Edad de transición, de sorda pena,
de lucha de encontrados intereses
y escéptico dolor, a su cadena
amarrada, cual nuevo Prometeo,
dudando hasta de Dios y de su alma,
ha perdido la calma
y le resta el deseo.
¡Mil veces sabio tú, que respetaste
del hombre la conciencia,
y que, sin deshojar una creencia,
asido de la mano, le guiaste
al templo de la ciencia!
¡Mil veces sabio tú! Cuando el misterio
profundo, inexplicable, de las cosas
abrumaba tu mente,
en extático anhelo
alzabas tus miradas hasta el cielo.
¡Sabio mil veces! El poder divino
lo explica todo al que la fe respeta.
Habla Feijóo… «¡La ciencia es el camino,
pero Dios es la meta!»

JAIME (II)

Alma mía, pasó ya la noche,
la noche y su sombra,
y en ti y en los cielos
despunta la aurora.
Alma mía, despliega esas alas
que inertes y rotas
plegaste, cual suele
la herida paloma.
Alma mía, renace al consuelo,
renace a la gloria:
amable es el mundo,
la vida es hermosa.
Alma mía, poblose el desierto
de mirtos y rosas,
susurros, perfumes,
gorjeos y notas.

JAIME (XIV)

En un rosal de mi huerto
un jilguero labró nido
y con noble confianza
en el sitio más florido,
más central y descubierto,
colgó el lecho de esperanza.
Delicado huevecillo
puso allí, como una perla
que entre flores se cuajase;
y voló después, sencillo,
sin recelo de que, al verla,
su postura le robase.
Haces bien, ave del cielo,
que no cabe a tus amores
asechanza en mí ninguna;
ven, incuba tu polluelo,
que tu nido está en las flores,
y en mi cuarto está la cuna.

EVOLUCIÓN DE LA ROSA

Por tierra de unidad y de armonía
la vieja Grecia se preció de hermosa:
símbolo de belleza fue la rosa;
Venus entre sus rizos la prendía.
Duraba su esplendor tan solo un día;
era pomo de esencia deliciosa;
y, borracha, la alegre mariposa
en el cáliz de fuego se dormía.
Vienen la edad moderna y los Linneos;
llega el floricultor, y en variedades
la rosa dividió, como en casillas…
¡Venus y Anacreonte, estremeceos!
¡Cantores del amor! ¡Muertas deidades!

EN NOMBRE DE LA DUDA [Mi poema]
Álvaro García [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

En nombre de la duda yo os emplazo
trocando al que es agnóstico en creyente.
La duda siempre va contracorriente
que avanza, pues no hay luz, dando un codazo.

Que sigue, te persigue y que te aflige,
encuentra su placer siempre a tu lado,
transforma lo que piensas en pecado,
y a todos lo que opinas lo corrige.

Se encuentra acomodado en la sospecha
y muestra a cada paso su recelo,
si dudas de que un día irás al cielo
retira esa esperanza y la desecha.

No tiene corazón. Y es que la duda
no guarda relación con la razón,
conflicto, confusión, vacilación,
la duda la verdad convierte en muda.

Dudar es descubrir que aun estás vivo
y así que la conviertas en certeza,
la duda siempre trae de cabeza,
dudar, que aquí dudar, es de recibo.
©donaciano bueno.

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MI POETA SUGERIDO:  Álvaro García

Abril

Abril, la ceremonia de las hojas
que sólo puede hablarse con la canción en blanco,
la consecuencia de lo inconsecuente
a trozos que se unen al decirlos
lo mismo que las rayas del paseo
se vuelven línea entera en la velocidad.

Las cosas son seguidas sólo en función del tiempo.
Nada enlaza al instante con su aroma.
El día por ejemplo, el día es qué,
pero de pronto es un azul tranquilo
para decirnos el secreto breve
de ser gente que vive y hace planes,
que plancha el día en la camisa húmeda
y pulveriza el agua contra el rostro.

Mañana no estaré ya en este día
que el aire desmenuza en los tejados
tendidos al poniente
y al cabeceo largo de las olas
en las que suena el respirar del mundo
igual que nadie
habrá vivido un día exacto al anterior.
Abril que nos descansa de haber gastado el tiempo.
Mañana no seremos ya los mismos,
mañana no será esto lo que mire,
aire blando de abril para silbarlo,
para decir el día con palabras
y que sean felices de ser respiración de la memoria
y por debajo de los hechos nítidos,
entregados al fuego de la continuidad y de lo útil,
esa precisa combustión de nada
en busca siempre de algo que se quema también para ser algo,
como el tiempo, tú y yo,
lo que arde exacto en fuegos inexactos,
saber y no saber y ver las olas.

SITUACIÓN

Hablar de nada es, hoy, hablar de mucho.
No va a llover por más que tú analices.
Mantente, pues, a un lado y piensa en Beckett:
no hay nada que decir ni que escribir,
pero es imprescindible expresar eso.

Nadie respira porque le apetezca.
Si las palabras deben respirar,
que emigre este poema hacia sí mismo
y sea el verde sol del árbol solo.
La poesía tal vez sea un oxígeno,

un subir a por aire necesario
para bajar después a lo de siempre.
Te acuerdas de Mondrian y sus silencios,
tan plenos, tan callados, tan hablantes.
Lo mismo que él, solista del color,

tendrías que decir hoy lo que digas.
Que te perdone el día con su urgencia;
que te disculpe el hierro del instante.
Deja la actualidad, que se hace sola,
y ve al presente, que te necesita.
(De Intemperie, 1995)

ENCUENTRO

Este es Vuillard, que mira los cargueros,
que pinta el balanceo de los mástiles,
que mira tanto que se desentiende.
La cabezonería del pintor,
la descripción del mundo, el inventario.
Este es Vuillard, el que mira los barcos.
Vuillard el de la barba vagabunda.

Este es Vuillard, el que pinta a un amigo
que escribe con un lápiz diminuto
o rasca en un papel o pega un sello.
Este es Vuillard, ojos definitivos.

Llega un momento en el que el retratista
se pinta, en camiseta, lavándose las manos,
como si descansara, como si regresara,
como si al fin quisiera pensárselo dos veces,
como si decidiera lavarse al fin las manos.

Azul es el color de una noche cualquiera
y verde es el color del mediodía.

Inaugura a diario las cosas de a diario.
Este es Vuillard el viejo.
(De Intemperie, 1995)

LA TARDE

Confían los objetos
su caudal de memoria a su color estático.
Te dicen. O te inventan
un instante de olvido.

Sin asomarme a ver lo que hay tras ellos,
celebro su silencio más que duele.

Con la necesidad
aceleramos el destino.

Confían los objetos.
(De Para lo que no existe, 1999)

PALABRAS

Yo sigo el rastro de la tinta oscura
para encontrar palabras que sean lo que son y al mismo tiempo
lo que no pueden ser, lo que transita.

Las horas que gastamos en pensar;
la exactitud de lo que no es exacto;
el margen de equilibrio que admite que los dedos del presente nos mancillen.

La sensación de estar donde no estamos
y también la contraria:
no ser jamás del todo lo que somos.

Materia y consistencia y transparencia:
como una fina lámina de mármol
deja pasar la luz.
(De Para lo que no existe, 1999)

LA RAZÓN

Vivir ante el cristal de un lento mundo
nos pone complicados: esta tarde
con avenidas rápidas y a las seis es de noche
descubro la vergüenza
de no saber llegar al centro de otras vidas
si no es mediante pobres abstracciones.

La de que no haya vidas sino vida,
por ejemplo, y por tanto
la mía sea la de todos.

Se encienden las ventanas.
(De Intemperie, 1995)

EL ACERO

Aquí en el ascensor, la torre arriba
y abajo, fuera y dentro ?extraños-, yo amo
que nuestros cuerpos vayan al reclamo
de este azar de botón y pasión viva.

Mecánica carnal a la deriva
descendente, ascendente, tramo a tramo,
en la que me proclamas, te proclamo
divinidad de sexo y de saliva.

Fuera y dentro del mundo, arder a ciegas
en la caja, rumor y espejo, instante
cuyo destino va marcando el dedo.

Me entrego al no lugar al que te entregas:
fondo y cielo y acero terminante
y temblor al que cedes y al que cedo.
(De ‘Ser sin sitio’, 2014)

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DE BRUJOS Y ADIVINOS [Mi poema]
Martín Rodríguez-Gaona [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medo pelo

 

Nacer el mes de junio, mi amigo, fue una suerte,
pisar con pié derecho me trajo la fortuna,
que aquí se conjuntaron los astros con la luna
haciendo que en la duda decida y siempre acierte.

Mas debo de admitirlo no siempre que acertaron,
mis padres esperaban que yo fuera una niña,
después vine a apropiarme muy pronto de una tiña,
¿caparme en un descuido? con ganas se quedaron.

Y así pasa esta historia de magos y adivinos,
de brujos y de augures, videntes y farsantes,
queriendo a mi engañarme lo mismo que a los chinos,
mas duro de roer un hueso soy como antes.

Por mucho que lo intenten, incluso dando un beso
por mucho que quisieran no me la dan con queso.
©donaciano bueno

#Adivinar el #futuro? Vamos, anda! Share on X

*Dar con queso vs engañar.

MI POETA SUGERIDO:  Martín Rodríguez-Gaona 

SUEÑO DE UNA AMIGA QUE DICE QUE ESTA CIUDAD ES MUY RUIDOSA

Encerrados en un túnel transparente
pasamos nuestra vida. Nuestro túnel
se enlaza con algunos túneles
en los que se encuentran los demás.
Nos agotamos
en leer sus labios, nuestras caras y manos
pegadas inútilmente a las paredes.

La sombra de un sueño: atrevernos a abrir
esas escasas y complejas escotillas.

Ya lo hicimos alguna vez, a riesgo
de perder oxígeno
y energía y debilitarnos sin remedio.
Por eso las escotillas dejaron de ser
una esperanza
y hoy sólo anuncian otra mala tentación.

EN LA ESQUINA DEL PASAJE COMERCIO y LA CALLE TRES CRUCES

Puedes ser lo mejor del mundo,
tener pegada y rapidez
pero esos golpes, una vez que entran,
nunca más salen
y has estado en feroces intercambios
cuyas huellas
humedecen hoy en día
las cuerdas y el cuadrilátero.

No hay amistad, no hay amor,
sólo la lucha entre quienes aprenden
las leyes del juego
y la nostálgica admiración
de aquellos que quedaron fuera.

DIOS ES UN DEEJAY y APENAS BAILA SU PROPIA MÚSICA

Carteles de los años veinte, versiones
recién bajadas y distintos compañeros de piso.
Comparten conciertos -Rufus Wainweight,
Franz Ferdinand,
La habitación roja- que, como una voluta de humo,
ponen en marcha el desfile habitual
de colores espontáneos, bien definidos.
Los amigos preparan bebidas intensas
con hierbas aromáticas y azúcar.

Mirando postales y fotografías de ciudades
hoy lejanas, celebran nacimientos, contratos por obra,
amores canallas.

No tienen corazón para decirle a sus padres
que la guerra continúa y nuevamente
están muy cerca de los que han perdido.

UNA OCULTA BENDICIÓN

Sí, ellos están vivos y pueden tener esos colores,
Pero yo, en mi espíritu, estoy vivo también.
Siento que debo cantar y bailar, para decir
Esto de alguna forma, que el conocerte sea entregado a mí.

Y yo canto entre la desesperación y el aislamiento
De la oportunidad de conocerte, de cantarme a mí
Que eres tú. Como ves,
Tú me acercas a la luz de una manera

Que nunca pude haber esperado, o sospechado, tal vez
Porque siempre me dices que soy tú,
Y con razón. Los grandes frutos amenazan.
Yo soy tuyo para que mueras conmigo, para desear.

Nunca puedo pensar en mí, te deseo
Para una habitación en la que las sillas siempre
Tienen las espaldas de cara a la luz
Impuesta en las piedras y los caminos, los verdaderos árboles

Que parecen brillar para mí cruzando un enrejado que tienes cerca.
Si la salvaje luz de este día de enero es real
Yo prometo serte fiel
A ti, a quien no ceso de recordar.

Recordándote para olvidar. Recordándote para pasar más allá de ti
hacia aquel día
Sobre las alas de un secreto que nunca sabrás.
Sacándome de mí mismo, en el camino
Que la circunferencia pastel del día me ha asignado.

Te prefiero a ti en el plural, te quiero a ti.
Debes venir hacia mí, todo pálido y de oro
Como el rocío y el aire.
Y así me inunda esta repentina exaltación.

NECESITO OTRA COPA DE VINO PARA VERLO TODO MÁS CLARO

A veces, cuando voy a desayunar con María, me doy
cuenta de que no necesito el absoluto.
Ella no usa esa materia, ella no tiene esas pretensiones,
o quizá aquella sea su máscara
o lo que está dispuesta a compartir conmigo.

Yo le doy las gracias
de esta forma secreta —María detesta los poemas— y
me complazco
de encontrar en cada gesto,
en cada quiebre de su pequeño y admirable cuerpo,
motivo de alegría.

La saliva sagrada de María.

BROT UND WEIN

Dame la paz para perdonar
a la belleza
que nada perdona. A la inconmovible
satisfacción
de sus apetitos
ella dedica la noche: dedícale tú
el olvido
que todo nivela.

Donde sea que habite
la luz
deja que esté hoy
entre nosotros.

No
somos hermosos
y lo agradecemos
porque has hecho nuestra
la canción.

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MI POETA INVIDADA: Carmen Rotger Ordóñez

EL FIN DE LA IDEA

Esto es un cimiento
y dentro:
coceremos la pasta sin fuego
dividiremos el patrimonio.

Esto es otro cimiento
y dentro:
la noche y el seto no asustan
el suelo no se riega por apetencia.

Esto es otro cimiento
y dentro:
piano y violín sonarán
siempre al unísono.

Esto es otro cimiento
y dentro:
el piano se ha callado y tú
ejercitarás todos los niveles discursivos.

Pues bien
el tiempo ha sido ya, he aquí el nivel último:
nunca más se podrá edificar
sobre estas ruinas.

EL FIN DEL LIBRO

El árbol da sentido
la orquídea desprecia el significado
el árbol existe en un punto de una línea
la orquídea crea focos de luz.

La orquídea se define única
sin creer en las definiciones
el árbol tiene ramas
y por eso no cree en la definición.

La orquídea habla
y dice
“el pensamiento no es arborescente”
y cree que los árboles
sólo existen
en los campos de tulipanes
entre los tulipanes
el árbol dice que
en realidad
la orquídea es un árbol y lo cree.

La orquídea dice que la hierba
que crece en los huertos de China
es la realidad
el árbol dice
que China
es la realidad.

El árbol tiene hijos
la orquídea ve mesetas
que hierven
a través de las ventanas
que son conjunciones.

La orquídea cree en la Nomadología
el árbol transforma la Historia.

La orquídea critica el Estado
como modelo de libro
el árbol hablará
del fin del libro.

NO HAY QUE PEDIR PERAS AL OLMO [Mi poema]
Ramón Pérez de Ayala [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Del pueblo y el país, los gobernantes
no pueden ser honestos,
pues siempre triunfarán los que farsantes
nos lleven a la ruina con sedantes
y bellos manifiestos.

Ganar, esa obsesión por ser quien manda
al pueblo y la nación,
sin música saber llevar la banda
borracho en una noche de parranda
lanzando al paredón.

Promesas y promesas, más promesas,
regates y regates,
espera a que gobiernen, sus sorpresas,
se quemen repartiendo las pavesas,
mentiras y dislates.

Y el pueblo ¿qué es el pueblo? marionetas
a quien hincar el diente,
insulsos monigotes de sus tretas
que intentan dirigir cual las veletas
lo mismo que a Vicente.

Que el pueblo, escucharás, no se equivoca,
descarta esa falacia,
insulto eso es lo que es de su acrobacia
que suele repicar de boca en boca
y a ti no te hace gracia.

Pues que a ellos solo ves a corto plazo,
si tocan tu bolsillo,
consciente que le quieren sacar brillo
y así puedan lograr pondrán un lazo,
o incluso un buen pestillo.

Pedir peras al olmo es de inocentes,
dirán que hay que votar
conscientes que te quieren engañar
y así puedan lograr te sacarán los dientes,
pelillos a la mar.
©donaciano bueno.

#Aquí lo importante es pescar aun que sea a base de promesas irrealizables? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Ramón Pérez de Ayala

MARCO Y PERPÉTUA

¡Cantemos la hermosura de la vida
corporal! ¡En el cuerpo se concentra
toda la vida! Robustez del cuerpo:
¡sumo bien y ventura de la tierra!
Deleite del sentido. Boca húmeda
de mujer, donde sacia su sedienta
boca el varón. Erecto y suave seno,
para sus ojos y su tacto. Fresca
voz para la aridez del alma. Canto
del ruiseñor nocturno en la mimbrera,
junto al arroyo. Rosas y jacintos
en la mata y entre la cabellera.
Y luego el mar, la rubia playa, el prado,
el bosque, la montaña, las estrellas.
Todo para el gozoso ayuntamiento
de mujer y varón. Naturaleza,
sin el deseo de dos cuerpos mozos,
es caótica, sorda, muda y ciega.
¡Oh voluptuosidad de los sentidos!
¡Oh cuerpo humano, lleno de belleza!

PROMETEO

¡Oh, cuerpo humano, templo de Belleza!
Pobre templo de paganía.
La lámpara del espíritu
estaba sin óleo y sin vida.
Pasó la juventud dcl templo.
Se ha derrumbado en negras ruinas.
Los dioses, que perdieron su culto,
huyen como sombras efímeras,
huyen a esconderse llorando
detrás de las higueras bíblicas.

Y hasta allí los va persiguiendo
la informe imagen de las víctimas.
A lo lejos, pasa Odysseus,
rugiendo de dolor y de ira.
El arco lleva a la espalda.
El arco de sus fechorías.
Y se escucha una voz incógnita
que habla con música benigna.
Odysseus, hombre esforzado,
que has puesto tan alto la mira
y has disparado tu flecha
contra el cielo que a todos cobija;
si otra vez repites la hazaña,
cuida de poner bien prendida
en la punta de la flecha tu alma,
tu propia alma dolorida,
y, con tu voluntad robusta,
luego, volando, al cielo envíala.

LA CAÍDA DE LOS LIMONES

En la campal llanura de los cielos,
dos campeones búscanse sin fin.
otro es la noche, el negro paladín.
Se persiguen, mas no se encuentran nunca.
Sobre la tierra, cabalgan de paso.
Y según pasan los anuncian
las campanas en los campanarios.

El Angelus del alba canta:
«La noche huye. La noche ha huído».
«El día se pierde en la distancia»;
llora el Ángelus vespertino

Talán, talán.
Campana de plata.
Ha nacido un nuevo cristiano.
¡Oh blanco misterio!
Talán, talán.
Campana de bronce.
¡Oh negro arcano!
Llevan un hombre al cementerio.

OFRENDA

En verde boscaje, quimérico moro,
que es nido de ensueños y fuente de amores:
las rosas de púrpura y fuego, las flores
sangrientas, deshojo en mi cáliz de oro.

Mi triste ferminge su canto sonoro
entona, y mis versos ritman ruiseñores,
que gozan mis dichas, lloran mis dolores
y ensalzan en salmos de amor lo que adoro.

Laureles simbólicos aroman mi estancia,
el viejo Anacreonte sus vinos escancia,
un sátiro ostenta su torso broncíneo,

sonríe el dios Término, la luz es difusa,
y en mármol pantélico te erijo allí ¡oh Musa!
el ara en que oficio mi culto apolíneo.

LA MUSA NUEVA

La escena ha sido en Francia.
El Zeus del Parnaso
en un antiguo vaso
el néctar nuevo escancia.
Dilúyese en fragancia
su risa de payaso
y deja atrás de un paso
la retórica rancia.

Como Banville divino,
derrama un nuevo vino
en cáliz principesco,
y hasta el Olimpo salto
en un muy noble y alto
rimar funambulesco.

PARA UN POETA JOVEN

(IMPROMPTU)

El papel sustituye al oro.
Hay más producción y más hambre.
La humana voz, divino tesoro,
es ya un sonido sin alambre.
El arte escénico, el estambre
que tejía ensueños, hoy en día
es «cine» incoloro y sonoro.
Terpsícore ha perdido su decoro.
Sinfonía es algarabía.
¿Qué será de la Poesía?

El inmarcesible semita,
o le acogotan o acogota.
Al as y al rey falla la sota,
y al sobrio canon de Afrodita
vence la Venus hotentota.

Son homólogos mitin y misa.
Un duce a Dios piden las ranas.
El nuevo Estado está en mangas de camisa.
El jazz ahoga a las campanas.
En lugar de minués y pavanas,
la danza negra de las bananas.

La humanidad parece una estampa
que al propio Goya desconcertaría.
Todo se lo lleva la trampa.
¿Qué será de la Poesía?

Y esto no obstante… Sin embargo…
Todo está recreándose de nuevo.
La vida es corta, pero el arte es largo.
Hay que comenzar desde el huevo.

Si es caótica la situación,
como en el Génesis para Jehová,
tanto más tentadora es la ocasión
de iluminar el más allá.

¿Hacia dónde se halla la meta?
Tiene la palabra el Poeta.

La paz del sendero

Con sayal de amarguras, de la vida romero,
topé, tras luenga andanza, con la paz de un sendero.
Fenecía del día el resplandor postrero.
En la cima de un álamo sollozaba un jilguero.

No hubo en lugar de tierra la paz que allí reinaba.
Parecía que Dios en el campo moraba,
y los sones del pájaro que en lo verde cantaba
morían con la esquila que a lo lejos temblaba.

La flor de madreselva, nacida entre bardales,
vertía en el crepúsculo olores celestiales;
víanse blancos brotes de silvestres rosales
y en el cielo las copas de los álamos reales.

Y como de la esquila se iba mezclando el son
al canto del jilguero, mi pobre corazón
sintió como una lluvia buena, de la emoción.
Entonces, a mi vera, vi un hermoso garzón.

Este garzón venía conduciendo el ganado,
y este ganado era por seis vacas formado,
lucidas todas ellas, de pelo colorado,
y la repleta ubre de pezón sonrosado.

Dijo el garzón: —¡Dios guarde al señor forastero!
—Yo nací en esta tierra, morir en ella quiero,
rapaz. —Que Dios le guarde. —Perdiose en el sendero…
En la cima del álamo sollozaba el jilguero.

Sentí en la misma entraña algo que fenecía,
y queda y dulcemente otro algo que nacia.
En la paz del sendero se anegó el alma mía,
y de emoción no osó llorar. Atardecía.

Una vez, érase que se era…

Érase una niña bonita.
Le decían todos ternazas
y le hacían dulces halagos.
Tenía la niña una muñeca.
Era la muñeca muy rubia
y su claro nombre Cordelia.

Una vez, érase que se era…

La muñeca, claro, no hablaba,
nada decía a la chicuela.

”¿Porqué no hablas como todos
y me dices palabras tiernas?”
La muñeca nada responde.
La niña, enojada, se altera.
Tira la muñeca en el suelo
y la rompe y la pisotea.
Y habla entonces por un milagro,
antes de morir la muñeca:
”Yo te quería más que nadie,
aunque decirlo no pudiera.”
Una vez, érase que se era…

LA MANDOLINATA

Sobre las ebúrneas gradas bizantinas,
entre rasos ricos y piedras preciosas,
van las seis princesas, en sus mandolinas
modulando gráciles frases amorosas.

Son las seis princesas de un país distante
de que hablan las áureas crónicas francesas;
de un país en donde la brisa galante
suspiros murmura, son las seis princesas.

Amalia: corona la regia figura
las líneas correctas de su rostro fino,
de Bizancio finge débil escultura
o frágil madona del buen Perusino.

Paz: lo austero tiene <le una diosa ática
que esculpiera Fidias en mármol pentélico,
y surge en sus ojos atracción simpática
que esfuma en el ánimo propósito bélico.

Victoria es capullo de tibia fragancia
que a un beso temprano de amor se entreabrió;
luce de las reinas la misma elegancia
que, a un tiempo, en Versalles, pintaba Watteau.

Es suave y de brisa la risa de Luisa,
aroma y conjura los besos soñados
cuando la princesa deslíe su risa
que finge por entre los dientes nevados,

María: sus ojos son de terciopelo,
ojos que destellan en tenues cambiantes.
Luce rosas ígneas sobre el negro pelo;
tal en sus gitanas Miguel de Cervantes.

Y Ana, en cuyo rostro no es blanca la nieve,
un ángel ha hilado su cabello en oro;
de su cuerpo lindo la escultura es leve
y en sus labios arde de amor un tesoro.

Sonríen las rosas pomposas y hermosas
-las mejillas rosas son en las princesas-
y las mandolinas dicen quejumbrosas
secretos que ocultan las bocas traviesas.

El crin crin armónico tiene indiscreciones
y al azul lanzando sus notas perladas
el ritmo modula de los corazones
y rima destellos de amantes miradas.

De los recios trajes entre brocateles
cual pálido lirio florece la mano;
tal trazó sus vírgenes con suaves pinceles
en sus cuadros místicos el viejo Tiziano.

El plectro de Concha destaca en la cuerda,
la mano de nieve nostalgias evoca
y la vacilante música se acuerda
al leve y discreto temblor de una boca.

Hablan indiscretas las seis mandolinas
de las seis princesas de los labios rojos;
hablan los secretos de las bocas finas,
de los pechos frágiles, de los negros ojos.

Y entre el torbellino de las notas locas
que brillan con giros mágicos de plata,
tienen languideces de dolor las notas
que va sollozando la mandolinata

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ADORMILADO [Mi poema]
Julia Otxoa [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Yo, pobre, un inocente, me confieso
que un día vine aquí sin consultarme,
dispuesto a que pudieran dar con queso,
buscando el engañarme con un beso,
sin nadie se acercara a consolarme.

Haciendo seguí gala de prudencia
según lo que dictaban mis maestros,
así que algunas veces mi paciencia
tuviera que paliar con la inconsciencia
tratando de imitar a los cabestros.

Y no se acaba aquí, que en el camino
anduve sin cabeza, desnortado,
buscando sin cesar cual es mi sino,
y aun sigo consultando a un adivino
que diga lo que pasa si he soñado.

Y es aquí que llegado hasta este punto
en que el tiempo de andar ya se ha pasado,
ignoro si he vivido o lo barrunto,
y dudo de la vida en su conjunto
creyendo que aun yo sigo adormilado.
©donaciano bueno

#Las tinieblas, el sustento de la existencia...? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Julia Otxoa

Cuando la lluvia se ha ido

Cuando la lluvia se ha ido
he salido descalza al exterior,
el olor a tierra mojada era tan intenso….
parecía que toda la montaña
latía con fuerza dentro de mi estómago.

He sentido entonces mi silencio emocionado
como un manzano mecido por la brisa.
Luego me he arrodillado y he estado comiendo tierra
hasta que dentro de ella he oído cantar a mis abuelos.

Dos mariposas blancas

Aquella noche la abuela trajo dos mariposas blancas
y las colocó sobre los ojos del durmiente,
más tarde, cuando tras la cabeza de la luna
asomó frío el aullido del lobo,
los sueños de aquel hombre
que dormía bajo las mariposas,
nos ayudaron a crecer en la serenidad.

La música de tus labios

La música de tus labios
besa siempre mi pecho al amanecer,
de ese modo, todavía sumida en el sueño,
suavemente recuerdo el nombre de las cosas sin sobresalto

La libre posesión del dolor

La libre posesión del dolor,
su dulce sombra, rehaciéndonos de nuevo diminutos

El secreto de la poesía

El secreto de la poesía pertenece
más al náufrago que al navegante.

El tiempo lo ha desbordado todo

El tiempo lo ha desbordado todo,
como si alguien de pronto nos hubiera puesto
una granada sin seguro entre los dientes
y nos hubiera dicho, anda levántate,
¿No ves que ya ha comenzado el día?

La piedra y la arena

La piedra y la arena, el instante y su sombra.

Pensábamos de niños-

Pensábamos de niños que las montañas
estaban ahí para la eternidad,
que aquellos hermosos gigantes no morirían nunca,
luego supimos que estábamos equivocados,
las montañas también mueren
como el más frágil de los hombres.

En todas las ciudades

En todas las ciudades me siento extranjera
en la Naturaleza nunca.

Tras la fiebre

La constante interrogación del desarraigo,
del extrañamiento del ser en el mundo.
Sólo después de la
y el dolor de las preguntas sin respuesta,
se puede hallar la serenidad en el total desvalimiento.
Desde la humildad de la ignorancia,
el misterio del ser se convierte entonces en cobijo.

adn

Por una ligerísima diferencia en su adn,
el llamado homo sapiens pudo ser la mosca de la fruta
amante de las bananas podridas,
con el cerebro muy activo
del tamaño de una cabeza de alfiler

Diario de una escritora

Solo con pensar en escribir se agota,
y sin embargo es lo único que desea,
pero tiene serias dudas de si escribir refleja el vivir,
a menudo cree que no, otras que sí y vuelta a empezar.

Ella por lo general entender, entiende muy pocas cosas,

la mayor parte del tiempo transcurre volátil,
la cabeza como un golpe de tiza, la escritura muda,
va por la calle como recién venida. No sabe vivir.

Tras cada impacto hay un instante agudo sin nada dentro,
luego es la ferocidad y el cansancio y el preguntarse siempre cómo narrar,
como si fuera posible dejar constancia de lo apenas entrevisto,
del curso precipitado de las cosas, de la presencia fantasmal del asalto,
del extraño latido del pequeño corazón desconocido.

No le gusta jugar en espacios inmaculados,-

ni que el nudo resista las soterradas sacudidas de la cuerda.
El gesto de escribir es para ella, en primer lugar un salto en el vacío.

La intensa significación de la expresión

la agitación de las palabras, eso solo se consigue furtivamente.

A veces a ella le parece caminar hacia atrás,
desatender lo aprendido, sembrarse en batallas perdidas de antemano,
alimentar el delirio, vivir el poema en lugar de escribirlo.

EL ERIZO

El erizo se acerca caminando sobre la blusa de seda,
viene a hablarnos de justicia y libertad,
la gente está asustada,
porque una vez que tome el poder,
tendremos que felicitarle,
darle palmadas en la espalda,
y probablemente desangrarnos en el acto
como les ocurrió a nuestros padres,
con aquellos otros erizos
que vinieron caminando sobre los sueños de seda.

HACIA EL SILENCIO

¿Cómo atrapar los días para frenarlo todo?
Para decir a la gente:¿Acaso no véis que viajamos hacia la ciudad de hielo?
Mirar vuestros ojos llenos de tristeza,
vuestros corazones atados con rudas sogas por un grito de miedo.

¿Acaso no sabéis que doblando de tal modo la cabeza ante la noche
os quedaréis sin cuello?

La primera argolla fue la del silencio,
Y taladró sin misericordia el conocimiento de los pájaros.

La segunda fue la del olvido
amasada con niebla y desverguenza.

La tercera fue la del vacío
nombrándose a sí mismo
único monarca por el vasto imperio
de multiplicados cementerios.

DIEZ MIL TERNEROS

5.000gallinas,
3.000 patos,
10.000 terneros,
son sacrificados cada día en la ciudad.

Luego los barrenderos
barren y barren de aquí para allá,
plumas y quejidos,
pieles y cabezas.

A petición de los vecinos,
han insonorizado el Matadero Municipal,
sin embargo, en otras partes del Planeta,
existen mataderos silenciosos,
gente educada que muere de hambre
en Etiopía o Somalia.

Sus delgados huesos no hacen ruido
cuando se desploma el cielo.
Son apenas un poco de nada,
que muere tris tras,tris tras,
sin protestar.

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