A todos los amantes de la literatura en sus distintas formas o variantes...

Donaciano Bueno Diez

Donaciano Bueno Diez

Editor: hombre de mente curiosa, inquieta, creativa, sagaz y soñadora, amante de la poesía.

SOLO SOY LO QUE SIENTO [Mi poema]
José Saramago [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Pudiera ser verdad pero no es cierto,
aunque nadie lo crea, no le importa,
no puede soportar, que no soporta
al viento que no sopla, que es incierto.

Pudiera contemplar el mar abierto,
pudiera ser del cielo una gaviota,
pudiera ser de un niño una pelota,
una rosa incrustada en el desierto.

Pudiera ser del mismo firmamento
la estrella que hace guiños, que alborota,
de la baraja de oros una sota,
el suspiro que envuelto va en lamento,

Y pudiera ser él, si eso pudiera,
el soplo del amor en celo envuelto,
el azúcar que en aura va disuelto,
el ansia de volar en primavera.

Quisiera ser, ¿por qué siempre quisiera?
deseo que permite estar contento.
Sólo soy lo que soy, soy lo que siento,
un infeliz asido una quimera.
©donaciano bueno

#Amigo mío, los deseos siempre andan latentes en nuestro subconsciente? Share on X

MI POETA SUGERIDO: José Saramago

Catorce de junio

Cerremos esta puerta.
Lentas, despacio, que nuestras ropas caigan
Como de sí mismos se desnudarían dioses.
Y nosotros lo somos, aunque humanos.
Es nada lo que nos ha sido dado.
No hablemos pues, sólo suspiremos
Porque el tiempo nos mira.
Alguien habrá creado antes de ti el sol,
Y la luna, y el cometa, el espacio negro,
Las estrellas infinitas.
Ahora juntos, ¿qué haremos? Sea el mundo
Como barco en el mar, o pan en la mesa,
O el rumoroso lecho.
No se alejó el tiempo, no se fue. Asiste y quiere.
Su mirada aguda ya era una pregunta
A la primera palabra que decimos:
Todo.
De «Poesía completa» Alfaguara Editores, 2005
Versión de Pilar del Río

Alzo una rosa

Alzo una rosa, y grito a cuantas aves
El cielo colorean de nidos y de cantos,
En el suelo golpeo la orden que decide
La unión de los demonios y los santos.
Alzo una rosa, un cuerpo y un destino
Contra la fría noche que se atreve,
Y con savia de rosa y con mi sangre
Perennidad construyo en vida breve.
Alzo una rosa, y dejo, y abandono
Cuando me duele de penas y de asombros.
Alzo una rosa, sí, y oigo la vida
En el cantar de las aves en mis hombros.

El beso

Hoy, no sé por qué, el viento ha tenido un
hermoso gesto de renuncia, y los árboles han
aceptado su quietud.
Sin embargo (y es bueno que así sea) una guitarra
organiza obstinadamente el espacio de la soledad.
Acabamos sabiendo que las flores se alimentan en
la fértil humedad.
Ésa es la verdad de la saliva.

Estudio de desnudo

Esa línea que nace de tus hombros,
Que se prolonga en brazos, después mano,
Esos círculos tangentes, geminados,
Cuyo centro en cono se resuelve,
Agudamente erguidos hacia los labios
Que ansiosos de los tuyos se desprenden.

Esas dos parábolas que te encierran
En el quebrar ondulado de cintura,
Las calipigias cicloides superpuestas
Al trazo de las columnas invertidas:
Tibios muslos de líneas envolventes,
Torneada espiral que no se extingue.

Esa curva tan suave que dibuja
Sobre tu vientre un arco reposado,
Ese triángulo oscuro que fulgura,
Camino y sello de la puerta de tu cuerpo,
Donde el estudio que de desnudo hago
Se transforma en cuadro terminado.

Intimidad

En el corazón de la mina más secreta,
En el interior del fruto más distante,
En la vibración de la nota más discreta,
En la caracola espiral y resonante,

En la capa más densa de pintura,
En la vena que en el cuerpo más nos sonde,
En la palabra que diga más blandura,
En la raíz que más baje, más esconda,

En el silencio más hondo de esta pausa,
Donde la vida se hizo eternidad,
Busco tu mano y descifro la causa
De querer y no creer, final, intimidad.

Laberinto

En mí te pierdo, aparición nocturna,
En este bosque de engaños, en esta ausencia,
En la neblina gris de la distancia,
En el largo pasillo de puertas falsas.

De todo se hace nada, y esa nada
De un cuerpo vivo enseguida se puebla,
Como islas del sueño que entre la bruma
Flotan, en la memoria que regresa.

En mí te pierdo, digo, cuando la noche
Sobre la boca viene a colocar el sello
Del enigma que, dicho, resucita
Y se envuelve en los humos del secreto.

En vueltas y revueltas que me ensombrecen,
En el ciego palpar con los ojos abiertos,
¿Cuál es del laberinto la gran puerta,
Dónde el haz de sol, los pasos justos?

En mí te pierdo, insisto, en mí te huyo,
En mí el cristal se funde, se hace pedazos,
Mas cuando el cuerpo cansado se quiebra
En ti me venzo y salvo, en ti me encuentro.

Signo de escorpión

Sabrás que para ti no habrá descanso,
La paz no está contigo, tampoco la fortuna:
El signo así lo ordena.
Te pagan bien los astros esta guerra:
Por más breve que sea la cuenta de tu vida,
Pequeña no será.
(Traducción de Ángel Campos Pámpano)

Hasta la carne

Otros dirán en verso otras razones,
Quién sabe si más útiles, más urgentes.
Éste no cambió su naturaleza,
Suspendida entre dos negaciones.
Ahora, inventar arte y manera
De juntar el azar y la certeza,
Se lleve en eso, o no, la vida entera.

Como quien se muerde las uñas cercenadas.
De «Poesía completa» Alfaguara Editores, 2005
Versión de Ángel Campos Pámpano

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INVENTOR DE SUEÑOS [Mi poema]
León Plascencia Ñol [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Un inventor quisiera ser de sueños,
pasar la vida aquí siempre soñando,
andar sobre el asfalto levitando
creando cada vez nuevos diseños.

Vivir la vida toda imaginando
sin pararme a mirar lo que no quiero,
los toros no observar desde mi albero
de pena ni a los barcos naufragando.

Volando sobre un mundo novelesco
relleno de placer y fantasía.
Que inventos estos son los que yo haría:
para los humos malos, un refresco,

un corrector para las malas formas,
antiácido para odios y rencores,
de mentiras detector de los amores,
para los apocados, plataformas.

Y gotas de humildad a presumidos,
para la ira algún tipo de tabasco*,
especial, una venda para el asco,
supositorio para malnacidos.

Ya sé que quedan más, que inventar todos,
antídotos, que el mundo fuera amable.
Sería necesario que dios hable
y diga por qué él hizo tantos lodos.
©donaciano bueno

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Tabasco, marca comercial de una salsa picante. La realidad es que todos somos inventores de sueños. La diferencia es que los que yo propongo son parches para curar alguno de los males que aquejan a la humanidad.

MI POETA SUGERIDO:  León Plascencia Ñol

1. kamo-gawa

—una nube allá—
garzas, pescadores,
makis con kimonos festivos.

la bicicleta
el desorden, las piedras
pulidas por el agua,
el curvo paisaje
demolido,
quedó una visión
en la grava,
una señal de un grupo
de paseantes
que levantan la mano
a modo de
saludo al extranjero
que mira
la mansedumbre del pescador
y el rostro
de una japonesa
casi anciana
o de edad indefinida
como el humo
de su cigarro blanco.

aquí hay grullas
insomnes y el murmullo
de lo que dijimos
tendría
que haber sido así.

allí está el río
y la calle kawabata-dori.

2. el buda

la reconstrucción
de un rostro
en plena avenida
—el buda acontece—

es sólo un trazo.
en la piedra blanca
de la memoria
todo queda
así,
elemental,
partido en dos,
como el dragón
volador que
deja inscrita
su muerte a un costado
de las cosas.

5. kawabata-dori

nadie dijo nada
lancé una piedra al río
desde la bicicleta
voy a otro lugar
nadie dijo son demasiados
los lugares blancos
a lo largo de la calle
me abandono en una lengua nueva
señales evidentes
de la confusión de mirar
en mal momento el vuelo
de una grulla
nadie dijo regreso más tarde
no hace frío
el objeto de este poema se hunde
una piedra tan sólo.

6. higashi hongan-ji

es posible
entender que un murmullo
circular
es el soplo del buda.

el monje
kakunyo
fue el primero
—detrás de la enorme
puerta negra—,
que se dedicó
a pensar en amida,
el buda del paraíso del oeste.

hay nubes frente
a nosotros.

en 1602, el shogun
tokugawa, mandó
construir el templo.

la nave principal
tiene
la temperatura
de un trazo
hecho por la mano
de un calígrafo.

en agosto
la lluvia no
es invisible.
mantiene el color
de ciertas divinidades.

9. ginkaku-ji

la escena que cambia bruscamente:
el estanque apacible, la madera sosegada
del pabellón de plata, una inscripción
de nuestra historia, los jardines de camelias,
la vida nítida, la luz que viene de la dirección
correcta en caso de que pueda iluminar
la franja de la puerta en el momento exacto,
las piedras —su interior oscuro—.

alguien esboza el resto y tenemos un telón
de fondo —montañas de higashiyama—.
una bolsa con papel de arroz; es un poco
de mi vida la que no consigo enfocar por ahora,
es una cuestión de tiempo o de sentido.
¿es realmente necesario describir los caminos
de grava negra, la calma sinuosidad de los árboles
arriba de nuestra vista? un tronco enmohecido,
el anciano que enfoca su cámara
a un objetivo minúsculo, los grupos de familias,
los extranjeros de las tres de la tarde. un poco
más y encontramos la frecuencia
de un paisaje expresivo. pero no fuimos conscientes.

10. bochi

una bandada de cuervos sobrevuela el cielo de verano
estoy aquí una bandada de cuervos sigo caminando
los dragones voladores vienen antes de la lluvia
tumbas minúsculas como una herida sigo caminando
afuera del bochi los kuruyamas esperan pacientes
dos hombres obesos bajan de una kuruma sigo caminando
el cielo es negro como la bandada de cuervos que giran
y giran hasta formar una hélice aguardo el olor de comida
es natural sigo caminando la lluvia encima.

* Los textos que forman parte de “Kioto” son instantáneas que buscan representar el trazo del calígrafo: pocos movimientos para lograr una exactitud y precisión que al momento de decirse se vuelven nada. En mi cuaderno de viaje intentaba apresar pequeños instantes, a veces a través de estos textos que parten del influjo de Haroldo de Campos, y en otras ocasiones con pequeños dibujos rápidos. Irónicamente, el influjo proviene matizado no por la poesía japonesa, sino por la poesía concreta brasileña de De Campos, que hace una relectura de ciertos poetas japoneses. Fuente: el Periódico de la Poesía

SÍNDROME DE LA CABEZA ESTALLADA

La persistencia de un punzón
que hiende el aire; la conjetura
de la marcha melancólica de un grupo
de hienas; la taladrante sensación
de algo que cae; la sutura
de una herida en el campo
de batalla; la caída estrepitosa
de un bucle amarillo; la rajadura
de un cráneo; la mirada oblicua
al empezar el día; la noche adentro
de la cabeza; la estallida múltiple;
la estallida sin orden. La cólera.

SÍNDROME DE CAPGRAS·

mi madre es adolf hitler,
la vi preparar discursos frente a la mesa de madera,
la vi conducir un auto a gran velocidad por la baja sajonia con su uniforme oscuro,
la vi degollar con una espada a antílopes y jirafas;
mi padre es sharon stone, johnny depp y joe dimaggio,
a veces iba al estadio de beisbol o intercambiaba personajes
en el set cinematográfico –yo estuve presente cuando se vistió de blanco
y abrió sus piernas a los policías–;
mi mujer es bill clinton antes de que conocer a monica lewinsky,
también es saddam hussein –y no está muerto– y mi vecino sin piernas
que ondea una bandera norteamericana todas las mañanas;
mi hija es una extraterrestre de ojos grandes que se comunica
con sus amigas a través de un radio portátil de onda corta,
es lawrence de arabia o peter otoole, depende de las circunstancias
y de los alimentos que haya ingerido;
mi hijo es un saltimbanqui del siglo xvii que está perdido en un cuarto
donde viven yonkies albinos,
yo lo vi como funambulista en nueva york,
como pordiosero con rostro de jimi hendrix a las afueras de un bar angelino;
yo vi a dios con el rostro de mi hermano mellizo –nunca pudo engañarme–.
yo los amo.
sé que un árbol es un árbol.
yo los comprendo.
una nube cambia de vértigo y de blancos.
yo los perdono.·

todos me alientan, todos me alaban, todos me destruyen.

PARANOIA·

Luces interminables al fondo del pasillo. Una larga repetición
de lo que sucede siempre; flashazos de una muerte
que no existe, que vuelve una y otra vez; ángeles que caen en la pulsión
de un hoyo negro, lleno de una materia; luces en los deslaves azules
de la memoria, como si fuera posible un cielo fracturado
por cuchillos silenciosos. Todo se iba por el sumidero de la inconsciencia,
por los arroyos de una sangre imperceptible para otros ojos.

Hubo partículas de odio incrustadas en los miembros más frágiles
del cuerpo. Descendieron seres amarillos, casi tanto como una herida de desamor,
por escaleras múltiples y cayó un relámpago con esquirlas
para el enemigo que nunca fui de mí mismo. Pero había habitaciones blancas
cerca de corredores que van a ningún lado, muñecas sin labios, batones
percudidos tirados en una esquina. Entonces yo entré en un pasadizo
acolchado, con salientes rocosas, y de mi cabeza salían músicas inolvidables
que tenían que ver con un mundo rompido, esquinado.

Nadie supo de la visión, pero había un desierto rojo al centro
de la cama, un grupo de seres que se borraban por segundos,
y en mis párpados caía una cera lenta y yo estaba en mi memoria
devorada por el azul, frente a una ventana transparente
como una escenografía golpeada por los ecos de los fantasmas
que no importan a nadie. Nunca paré de hablar de los mordiscos
que me daba la mañana con su niebla casposa, su rugido ilegítimo.
Pero en primer plano, como un asesino fratricida, está mi amor
por lo persecutorio, el aroma de los perros en celo, la parca
resistencia de los caballos rojizos, la sonámbula tarde
en donde los seres idénticos se repiten con insistencia cromática.

Por momentos entendí que el lenguaje se disfraza de horizonte,
tiene una capa naranja, un afeitado síntoma, una altura que siempre
cae de golpe, entre la carne, como el disparo que nunca hice,
o lo hice de múltiples maneras, dentro de ese garage circular.

Todos los nuevos pensamientos son acerca de la pérdida.

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SOÑAR NO CUESTA NADA I [Mi poema]
Tomás Morales Castellano [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Soñar que tú has logrado ser querido,
pensar que eres un genio y no eres nada,
que tú no te mereces ese nido,
que sólo te has ganado una patada
por ser así de audaz y desmedido.

Agarrando a algún clavo cuando, herido,
insistes en vender tu mercancía
justificando el fiasco, ¿por qué ha sido?,
rogando para el mismo una amnistía
pues que hacer daño a nadie tú has querido.

Mas sabes de este tiempo que es fraterno,
que la llama se debe de apagar.
Es posible que llegue un nuevo invierno
e incluso otro y aún otro deba llegar
mas deja de pensar que él será eterno.

Y pues si un día yo he de irme, a mi pesar,
quiero decir al mundo que le quiero
prometiéndole al mismo no olvidar
los oles que escuché cuando torero
en esa plaza debí de torear.

Pues que no guardo rencor ni uso antifaz
y mucho es que la vida a mi me ha dado
y en mi alforja ya no existe la maldad,
si alguna vez pequé ya lo he pagado,
nada debo ni me deben, muero en paz.
©donaciano bueno

#Soñar es vivir la felicidad que la vida no te da? Share on X

Soñar, soñar, soñar…ayuda a vivir.

MI POETA SUGERIDO:  Tomás Morales Castellano

La espada

Yo he forjado mi acero sobre el yunque sonoro,
al musical redoble del martillo potente,
y he adornado, en mis noches de trabajo paciente,
con líricos emblemas su cazoleta de oro.

Su rica empuñadura vale un tesoro,
y su hoja, fina y ágil, pulida y reluciente,
al girar en el aire vertiginosamente,
brilla al sol con la ráfaga fugaz de un meteoro…

Yo quise que en mi verso, como en mi espada, hubiera
románticos ensueños y cánticos triunfales
-la gloria por escudo y el amor por cimera-,

como aquellos famosos hidalgos medievales,
que acoplaban los hilos de una gentil quimera
al épico alarido de las trompas marciales.
De ‘Las rosas de Hércules’

Vacaciones sentimentales, I

Cortijo de Pedrales, en lo alto de la sierra,
con sus paredes blancas y sus rojos tejados,
con el sol del otoño y el buen olor a tierra
húmeda, en el silencio de los campos regados.

Bajo la dirección tenaz de los mayores
se fomentó la hacienda y se plantó la viña;
y más tarde sus hijos, que fueron labradores,
regaron con su egregio sudor esta campiña.

Todo está como ellos lo dejaron: la entrada
con su parral umbroso y el portalón de encina;
aún la vieja escopeta de chispa, abandonada,
herrumbroso trofeo, decora la cocina.

Allí los imagino, con ademán sereno,
bajo las negras vigas del recio artesonado,
al presidir la mesa, partiendo el pan moreno
sus diestras, que supieron conducir el arado;

o en la quietud benigna del campo bien oliente,
mientras el agua clara corre por los bancales,
de codos sobre el mango de la azada luciente
e inclinadas a tierra las testas ancestrales…

¡Oh, el perfume de aquellas existencias hurañas,
que ignoraron, en medio de estos profusos montes,
si tras estas montañas habría otras montañas
y nuevos horizontes tras estos horizontes!

La casa blanca al borde de las espigas rubias,
la conciencia serena y el hambre satisfecha,
los ojos en las nubes que han de traer las lluvias
y el alma en la esperanza de la buena cosecha…

Y así fueron felices… De toda su memoria
solo quedó esta página inocente y tranquila:
¡vivieron largamente, sin ambición ni gloria,
su vida fue una égloga dulce como una esquila!
De ‘Las rosas de Hércules’

Vacaciones sentimentales, IV

Entonces era un niño con los bucles rizados:
a la tarde, solía jugar por el jardín,
feliz con mi trompeta, mi caja de soldados,
sin más novelerías que los cuentos de Grimm.

Había algunas niñas, amigas de mi hermana:
Leopoldina era rubia con oros de trigal;
Carmencita, morena como una sevillana;
¡Lucila era tan pálida!… Y la traviesa Juana
reía en el crepúsculo su risa de cristal…
Esta era la alegría: en cuanto era llegada
se poblaba de trinos el amplio caserón,
con su vestido blanco, su carita rosada
y aquellos labios, rojos como una tentación…

De todas las muchachas era la preferida:
ella fue mi primera visión sentimental…
Al recordar ahora su silueta querida,
siento que mi alma tiene dulzuras de panal…
Yo estaba enamorado de mi amiguita… Un día
en que el sol de su risa brilló más retozón,
eché a correr tras ella por ver si la cogía,
y la cogí… Y, entonces, como ella se reía,
yo besé aquella risa, que era mi tentación…
De ‘Las rosas de Hércules’

CANARIAS

SONETOS

(de sus Poemas del Mar).

Es todo un viejo lobo: con sus grises pupilas,
las maneras calmosas y la tez bronceada.
Solemos vagar juntos en las tardes tranquilas;
yo le estimo, él me llama su joven camarada…

Está bien orgulloso de su pasado inquieto;
ama las noches tibias y los días de sol;
y entre otras grandes cosas dignas de su respeto,
es una, la más alta, ser súbdito español.

En tanto el mar se estrella contra las rocas duras,
él gusta referirme curiosas aventuras
de cuando fue soldado de la Marina Real;

de aquel famoso tiempo guarda como regalo
la invalidez honrosa de su pierna de palo
y su cruz pensionada del Mérito Naval…
……

Esta vieja fragata, ducha navegadora,
que luce en nuestro puerto su aparejo cansino
y, bajo el botalón, enristrando la prora,
policromado en roble, un caballo marino…

Esta vieja fragata portuguesa, en la rada
reposa su ventruda vejez de cachalote;
navegó tantos años y está tan averiada,
que es un puro milagro que se mantenga a flote…

Acaso -¡pobre nave!- recuerde en su porfía
la irreflexiva pompa con que un lejano día
zarpó del astillero, velívola y sonora;

y en este puerto extraño, de pesadumbres llena,
hoy, valetudinaria, sobre estribor se escora
buscando el tibio halago del sol en la carena…
…….
Puerto de Gran Canaria sobre el sonoro Atlántico,
con sus faroles rojos en la noche calina,
y el disco de la luna sobre el azul romántico
rielando en la movible serenidad marina…

Silencio de los muelles en la paz bochornosa,
lento compás de remos en el confín perdido,
y el leve chapoteo del agua verdinosa
lamiendo los sillares del malecón dormido…

Fingen, en la penumbra, fosfóricos trenzados
las mortecinas luces de los barcos anclados,
brillando entre las ondas muertas de la bahía;

y de pronto, rasgando la calma, sosegado,
un cantar marinero, monótono y cansado,
vierte en la noche el dejo de su melancolía…

DE LAS ROSAS DE HÉRCULES, LIBRO SEGUNDO
ODA AL ATLÁNTICO, IV

Es una inmensa concha de vívidos fulgores:
cuajó el marismo en ella la esencia de sus sales
y en sus vidriadas minas quebraron sus colores
las siete iridiscentes lumbreras espectrales.
Incrustan sus costados marinos atributos
-nautilos y medusas de nacaradas venas-
y, uncidos a su lanza, cuatro piafantes brutos
con alas de pegasos y colas de sirenas.
Vedlos: ¡cómo engallardan las cabezas cornígeras!
Ensartadas de perlas vuelan las recias crines,
y entre sus finas patas, para el galope alígeras,
funambulescamente, rebotan los delfines…
El agua que inundara los flancos andarines
chorrea en cataratas por el pelo luciente.
¡Oh, cuán abiertamente
se encabritan y emprenden la carrera, fogosos,
los ijares enjutos, los belfos espumosos,
al sentir en las ancas las puntas del tridente…!

ODA AL ATLÁNTICO, XXIV

¡Atlántico infinito, tú que mi canto ordenas!
Cada vez que mis pasos me llevan a tu parte,
siento que nueva sangre palpita por mis venas
y, a la vez que mi cuerpo, cobra salud mi arte…
El alma temblorosa se anega en tu corriente.
Con ímpetu ferviente,
henchidos los pulmones de tus brisas saladas
y a plenitud de boca,
un luchador te grita ¡Padre! desde una roca
de estas maravillosas Islas Afortunadas…

POEMAS DE LA CIUDAD COMERCIAL, LA CALLE DE TRIANA

A Domingo Doreste

La calle de Triana en la copiosa
visión de su esplendor continental:
ancha, moderna, rica y laboriosa,
arteria aorta de la capital…

La calle del comercio, donde ofrece
el cálculo sus glorias oportunas,
donde el azar del agio se ennoblece
y se hacen y deshacen las fortunas.

Donde el urbano estrépito domina
y se traduce en industrioso ardor,
donde corre sin tasa la esterlina
y es el english spoken de rigor.

El sol del archipiélago dorando
los rótulos en lenguas extranjeras,
y los toldos de lona proyectando
sombra amigable sobre las aceras.

Y por ellas profusos peatones
de vestes y semblante abigarrados;
y, cual derivación, en los balcones,
los pabellones de los consulados.

Todo aquí es extranjero: las celosas
gentes que van tras el negocio cuerdo,
las tiendas de los indios, prodigiosas,
y el Bank of British, de especial recuerdo…

Extranjero es el tráfico en la vía,
la flota, los talleres y la banca,
y la miss que, al descenso del tranvía,
enseña la estirada media blanca…

Todo aquí es presuroso, todo es vida;
y, ebria de potestad, en la refriega,
la ciudad, cual bacante enardecida,
al desenfreno comercial se entrega…

Y al alma, que es, al fin, mansa y discreta,
tanta celeridad le da quebranto…
y sueña con el barrio de Vegueta,
lleno de hispano-colonial encanto…

Grand Canary… La gente ya comprende;
y, bajo un cielo azul y nacional,
John Bull, vestido de bazar, extiende
su colonización extraoficial…

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MAÑANA QUIZÁS HABRÁ GOBIERNO [Mi poema]
Tina Suárez Rojas [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Que mañana, quizás, ya haya gobierno,
o habremos de esperar a primavera,
a que el brote de maíz ya se halle tierno,
lista esté para urdir la sementera.

O es probable habrá otras elecciones
y así nos plantaremos en verano,
habremos de ensayar nuevas canciones,
debamos ya segar la mies a mano.

Pobre tierra por dudas anegada
impidiendo que broten nuevos frutos,
condenada a pagar tantos tributos
¡maldito sea el derecho de pernada!.

Quien rige los designios no es profeta
y no puede declararse el enviado
que incapaz de llevar es a la meta
la hacienda que sus hijos le han prestado.

¡Pobre viña, qué pena, pobre suelo!
tanto tiempo que perdió mirando al mar
nadie puede curar tu desconsuelo
del abuso de ese riesgo a naufragar.
©donaciano bueno

Es posible que algún día salga el sol? Share on X

Mientras que los ciudadanos tratan de hacer camino andando día a día, en España, los políticos no paran de marear la perdiz anteponiendo los intereses de los partidos a los de sus conciudadanos.

MI POETA SUGERIDO:  Tina Suárez Rojas

PITAGÓRICA

«¡Mi pequeña estudianta!»
C. E. de Ory

en la infancia escolar

ese terror a la seño
de cálculo ese desbarajuste
en los números que te restaba
fuerzas para enfrentarte
a pitágoras y multiplicaba
las carcajadas ajenas delante
del encerado

no se te daban los ángulos
compañera
¿quién lo diría?
en ese lento
aprendizaje de teoremas absurdos
tú eras abriéndose paso
entre los catetos del reino
la más bella hipotenusa
en clave de luna.
(De Pronóstico reservado)

MANIFIESTO

Yo no quiero que a mi niña
la vayan a hacer princesa.
GABRIELA MISTRAL

se acabaron el ocio boyante
y la dulce haronía de las tardes
palaciegas
se acabaron los romanceros
que nos enclaustraban
entre almenas y tábanos

no más fijar la esperanza en un
horizonte estéril
en la ficticia polvareda
de algún galope celeste

lleva premura talar cuanto antes
de la herencia paterna las torres
más altas lleva premura
lanzar la rueca contra el firmamento
arrancar de cuajo estas doradas trenzas
cambiar el quadrivium
por los dragones silvestres

infantas sin pecado concebidas
escúchenme todas
el placer es una guerra y el amor
una conquista
tomemos la ballesta y olvidemos
los lirios

las fresas con nata el rubor
de abanicos la languidez sublime
queden atrás las prímulas ceremoniales
que nos prohibieron
decir te quiero con los codos
en la mesa

salgamos a pisarle los talones
a la vida
cortejemos a villanos
seduzcamos a hechiceras

y mueran para siempre mueran
las princesas insufribles de testa
quejumbrosa!
(De Una mujer anda suelta)

COLORÍN COLORADO

… me vengaré, llorando!
JOSÉ MARTÍ

no le quitabas ojo al horizonte
en las tardes propicias
te jugabas el espinazo sobre las tejas
por descubrir la dirección del viento
abrías los puños de la camisa
se diría que buscando alas
en lugar de manos
tramabas secretitos
con las palomas de enfrente

tu amor me daba en las narices
olores a mortaja
yo por si acaso
fui cultivando espantos
como flores de otoño a fin de que la muerte
no me pillara desprevenida
pero aposté la entereza a que te quedarías
y me jugué la confianza

saliste de mi vida con mesura
aupado en tibios aires de grandeza
se te olvidó por completo
que una vez fuiste batracio
que por el beso de esta estúpida
degeneraste en príncipe

AMOR TRES DELICIAS

mi amigo me invita a cenar
al mandarín risueño

si lo miro atentamente
tiene los ojos un poquitín oblicuos

tal vez en el trecho
que va del rollito imperial
al chop suey de pollo
o quizás en mitad de los litchis
saque a la luz su sabio abolengo
de grullas amarillas confiese
que bebe flor de loto en porcelana
ming que a menudo juega al go
con su sombra chinesca
que se desmenuza la boca recitando
a wang wei o que sabe amasar
pastelitos de mijo las veces
que la luna se torna copa amarga

si lo miro atentamente
tiene los ojos un poquitín oblicuos

puede que de un momento
a otro ilumine mis sentidos
musitando en la velada
que entre algodón y poliéster
guarece un enorme
kylin milenario de fuegos naturales
y ansias devoradoras

ahora mi amigo me acaricia
la rodilla con técnica taoísta

si tenemos un poco de suerte
y el i ching nos da resultado
no cabe duda de que esta noche
su ying mi yang y viceversos
rechinaremos por todo lo bajo
las otras muchas ventajas
de la revolución cultural

CUMPLEAÑOS FELIZ

«sabe que no te olvido,
aunque la vida a veces me distraiga»
Arturo Maccanti

todo era bajar hasta tu casa

escapar de puntillas
sobre los adoquines del pueblo
llegar a la playa
inundada de luna

eran tus malvasías en mi cesto
el jable haciéndonos hueco
en la oscura complacencia
de tenernos tan cerca

era todo un susurrar a tientas

unas felicidades mi vida
y un quererte mucho ¿recuerdas?
y un saberme a poco.
(De Que me corten la cabeza)

FOR SALE

por ahí anda eva

su hijito caín de la mano
y el canastillo de pomas
sobre la cabeza

dicen que deja atrás
en cartel de inmobiliaria
una tentadora
ganga edénica

finca rústica
adán adosado
paraíso en venta
(De El principio activo de la oblicuidad)

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MI POETA INVITADO: Narciso Alonso Cortés

SONETO

Como florece al borde del camino
la zarza que motea la llanura
y ofrece al caminante la hermosura,
oreando el ambiente campesino,

así la fe que guía al peregrino
en el abismo de la noche oscura
le sirve de acicate y de ventura
para llegar al fin a su destino.

Llegará con la ropa destrozada,
con la carne maltrecha y lacerada,
apoyado tan sólo en su bordón.

Pero la fe que le sirvió de guía,
en tanto que su cuerpo se moría,
sostuvo florecido el corazón.

Por comarca desierta,

caminaba el Amor, libre de miedo,
cuando tú y yo, que estábamos alerta,
a la vez le agredimos con denuedo.
Y sin que su niñez nos diera pena
le arrojamos maltrecho por la arena.
No le valió su arrojo
ni sus brazos gallardos,
y víctima le hicimos de un despojo
al caer derrotado en la contienda:
tú el carcaj le robaste con los dardos,
yo le robé la vendad.

Un trono en las montañas se desploma.

El monarca cercano al cataclismo,
prende en los escarpados de una loma
el último jirón de su heroísmo.
Cansado de luchar, se rinde y doma,
bajo la magnitud del cetro mismo,
y, rasgando en su veste policroma,
se hunde majestuoso en el abismo.
El viento a sus corceles espolea;
la luz sigue al monarca moribundo
con profusión de tintas y de rasgos;
y las nubes, en guisa de pelea,
se agrupan como ejército iracundo,
de monstruos, de gigantes y de trasgos.

Amazón

LA VIDA EN MI BAR [Mi poema]
María Cristina Casado Alcalde [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Hoy bajo al bar. Hace calor. Pido un refresco.
Mientras lo tomo voy al público observando.
En una mesa veo a chicos conversando,
y a otro más que el periódico lee. Y un fresco

que a la camarera le intenta dar palique.
Y en la otra mesa que hay al lado, muy animada,
otros tres mayores de edad, de voz pausada,
y uno, que allí es un habitual, de nombre Enrique.

Y a tres señoras en edades de buen ver
que en susurros van hilvanando confidencias,
aprovechando de sus niños las ausencias
hasta que al colegio les deban recoger.

Por lo demás todo trascurre aquí tal cual,
como si no ocurriera en este mundo nada.
Así es la vida en este bar, cada jornada.
Hablar de fútbol, ver la tele, es un ritual.

Pues la rutina se aposenta en el local,
en besos al café, mordiscos a ensaimada,
parsimonia que alumbrará nueva alborada,
que todo allí sigue su curso. Es natural.
©donaciano bueno

Mi bar es Le Nuit, aquí en Museros, donde yo acostumbro a tomar un café a media mañana.

MI POETA SUGERIDO:  María Cristina Casado Alcalde

TARDES DE PESCA

Atrapadas entre juncos quedaron nuestras voces.

Red lenta de retel trenzado
manipulado con calma.

Hoy al borde del arroyo ha brotado ya otro siglo
que ha apagado nuestras voces
y amortajado a los juncos.

MOMENTO

La cerveza fresca
que hoy compartimos
bebe nuestros nombres
sedientos de espuma.
Es cebada y campo,
agua bendecida.

Legado

Amargo y dorado el
pasto sintético
rueda sobre el hambre
del rebaño humano.
La pupila sin ojo filma sin
tregua.

Así,

..en plena tarde
…………..la lluvia
…………………..gotea mansa.

……….Las nubes
….tejen su nido
…………………..en los balcones.

Es ella, la lluvia,
…..la que mece
…………………y arrulla
la que lava por dentro.

Hebras azules de musgo antiguo

trenzan cortezas con la marea.
Bloques dormidos de hielo y fango
urden desiertos de frío y sombra.
Desde la cumbre los cuervos rojos
se precipitan hacia la orilla.
Azota el viento.

En mi tierra

Desde este exilio consentido, lejos de la danza hiriente de Bruselas, asisto al descalabro
de mi tierra.
Árboles talados con las manos, triángulos sintéticos sin hierba, más garajes subterráneos. Seres mudos hacinados junto a un fuego que los hiela, mariposas cojas y cigalas muertas.
En mi tierra
ya no quedan ladridos ni casas con portero, ya no quedan senderos ni huertos cultivados, todo es mole cuadrada de ladrillo, grúa abandonada, estertor de marioneta, hipoteca muerta. Peones oxidados de párpados impedidos, treinta noches con sus días para arañar unos euros.

En mi tierra

engordan más los caciques, bífidas lenguas con púas, torres con el cráneo hueco.
Algún trébol que aún asoma entre zarzas carcomidas huele el aire y se protege
de la estampida.

Las cinco y veintisiete de otra noche que me duele.

El camión roza los suelos arrugado. Cajas mal apiladas se derrumban. Alguna bolsa rasgada o cerrada con descuido deja su rastro de espinas.
Desgarra apenas la niebla un chaleco fluorescente. Un hombre doblado en dos alarga un brazo que es aire. Bolsas y cajas se alzan, vuelan surcando la noche, hasta el vientre del camión gira que gira.
Manos que son todo guantes, olor a dientes muy limpios junto al de col ya podrida.
Y en el estribo apoyada, la enorme bota gastada.

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MI POETA INVITADO:  Ricardo Rojas Ayrala

Nube Treinta y Cuatro

I
Apenas la voracidad de las palabras
algún desencuentro, una revolución fallida.
Protégeme de ti, amor mío,
del loco bustrofedón de tus palabras.
Protégeme de ti, amor mío.
Resguárdame de los ruidos del cielo
entre las nubes más antojadizas.

II
Protégeme de ti, amor mío,
en los almuerzos muertos con cuchillos a la francesa,
en los fogonazos del impertérrito ciberespacio.
Protégeme de ti, amor mío.
Cuídame de los espejos infelices con su impecable silencio,
abandonados en el desván más alto del corazón.
(de Las nubes; Editorial Descierto, Argentina, 2015).

Primer movimiento

ante el puntazo del vacío se vacila….tuétanos a miedo
desenterrados….destetados….desterrados….salvajes cautivos
ante el vacío se torna hacia lenguaje….che
¿Será una forma de atraer la desolación?….ahora mismo
¿Será una forma de distraer la desolación?….ahora mismo
como si no hubiera otras lecturas….como si sí

desde el pago aerolíneo argentino….revolotean aeroplanos
que rayan los ojos….del que observa sin pijotear terror
vómitos….en los psiquiátricos se arma algo

sábense las estaciones con chancho….Chacarita Champs Élysées
¿pero quién se fue?….el óxido adoctrina….es credo….creo
cruz y cara….anverso….¿pero quién se quedó?….¿se aquietó?
¿para qué quién qué?….el facón romano….el culto latín
el rebelarse….no hay lava más furiosa….incandescencia
“¡¿ora et labora?!”

caerse callarse calarse….rabioso vidrio de presente….bocio
callos….voceríos de coro de caridad….empujón y fuerza

chupaderos….nunca se está afuera….hay presos devotos
la alborada no secuestrará….las cabezas jesuíticas….cura
nunca se está fuera de….—no….no se está—….jué pucha
los coroneles….atienden sus parroquias envenenadas

exclusivo….¡¿acá nunca pasa nada?!….videoclip halopidol
en la entrevista….la libreta….¿pero decime ché y ese hipo?
acostados para toda la cuenta….uno diez ya….pantomimas
knock out….lona….paredón….fosa común

desprecio en el sistema….milanesas con fritangas….asadores
chillando encantamientos en Pinamar….lechuzas….chist
entretenimiento en la seducción….maulas cepas trapiches
tinta roja además de funyi….puterío….sarna

cupones….cada tanto se está almorzado….lo que pasa video
monitores….guturales glú glú….glú….como pececitos de colores
cupones para todo el mes….ya no tener na’a….go de hambre
remarcando la manteca suelta….anochecerá

cuál propiedad de la acción humana….del entendimiento
en más o en menos….báscula….dende el trabajo….desgañitarse
el apaisanamiento con el azar….o con el azar….mesmo
tal lo específico….tal la fortaleza

descuartizados….nuestras vísceras….banderas atahualpas
visto lo posible….en el carancherío….vista la probabilidad
impiedad en el colmenar bombardeado….todo miel malicia
si para un tarro de cuál gramaje
(…)
(de Sin conchabo corazón; Editorial El Caldero, Argentina, 1993).

UNA HISTORIA EN TRES PALABRAS [Mi poema]
Silvia Guerra [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Hoy pretendo escribir en tres palabras
la historia que jamás tú habrás leído
de un hombre aquí llegó y que ha vivido
cual náufrago en un mar de olas macabras.

Que el tiempo fue con él muy resentido,
y hasta dios ignoró que él existiera,
nunca tuvo ni un duro en la chequera,
y en su medio sufrió de incomprendido.

Hoy que dicen, quizás ya ha fallecido,
la esquela se ahuyentó y hasta el entierro,
de campanas no habrá un sólo quejido.

Que el viento nunca anduvo favorable,
no alcanzó ni al papel de testaferro
llegó al punto final. Inevitable.
©donaciano bueno

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Tomando como leit motiv las tres palabras que yo aporté al reto, «Inevitable punto final», os dejo un humilde soneto que he construido con la esperanza de que a alguno le guste,

MI POETA SUGERIDO:  Silvia Guerra

Atropo

Ni mía.
Ni de nadie. Nada.
Yescas, hojillas. Viento de hoja seca.
En la mañana azul, la blanca brisa y el perverso anhelo
El ir queriendo, la cabeza la cara con eczemas, al viento.
Baja por esa correntada nítida y precisa
en el perfil, en el miedo atroz de la figura.
El agua en la mirada que se enfrenta y es un rostro sin alma
que se escapa para llenar ese otro rostro de silencio
para llenarlo con el hilo libado de los sueños, en la niebla.
La sombra sin atrás, sin cuerpo que refleje, la pura sombra.
La sombra pura que maltrecha de sí logra extenderse, asirse
sobre un suelo, cubrir la heroica superficie agreste
Beber hacia el desierto como un canto como un sonido largo,
una oquedad nimbándose desde el cobre central, dulcísimo
metal, que envuelva.
Y afuera entre las casas, dispersamente lejos
conjuntos de hábitos, manteles, pequeños telares enardecidos
de gardenias. Y afuera lejos, la tarde que se curva
las primeras estrellas. ¿ Para siempre?

CLOTO

Afuera, en el cóncavo espejo que es Ahora
un fino entretejido se suspende: alguien
habla de dos, otros de cifras que son inmensas cantidades.
La ascendencia se pierde en estratos
que no tienen demasiada importancia.
Se nombran los caminos los pazos los pequeños jilgueros.
Se camina sonriendo por la empinada cuesta
con las botas sucias del barro del camino.
Se llenan los carrillos los rojos los sonrientes
de un aire
que ahí arriba se dice que es purísimo.
Y se habla de la guerra. Del color de la guerra.
Y aparecen los muertos, en fila, con el plato vacío
me preguntan algo que no entiendo, no entiendo que me dicen
no entiendo que hago ahí, por qué me siguen.
Y yo no sé que hacer, y ellos tampoco.

I
Como borde, bordar este tramado
Todos los días un poco, un poco más gotea
arma la rama, nido entrama
sobre el hilado que se extiende
no sutura. Pero no, viene de fuera.
De dentro viene enrevesando trama
hay que entender que inunda
que golpea las paredes, que resiste.
Hay que entender que gime que se rompe
que heroico es hacer del ánima brocado
que se expanda, y lo demás dejarlo
Como olvido
Como distancia, entre lo posible
y lo inherente.

II
Inclina oscura testa de alado halo rodeada
y empieza la tarea, que es ardua
de vegetal acuático y profundo.
Hila, con la cara de otra
traspasada. El cordero se mueve, se retuerce
avanza, sobre un plano verde
pradera natural entre pestañas.
Cree. Cordero cree que puede
estirar el hocico, morro, pasto cree
O no sabe
O confía.
Bailan los osos turbios con caretas enormes
al gozo de la llama y por la cuerda
que rítmicamente
otros, azotan contra el piso.
Bailan los osos balanceando sombra
gozo, para que los niños rían.
Y el cordero, que espera.

Finos dedos de seda
hilan, la bolsa de mercado.

V
Volver
a la condición de perro
inapresable, de pelaje lamido
de matadura rosa. Decir Nada
Resume. Decir la lengua mía
deshaciendo sustancia pegajosa
chocolate trufado. Una lengua
que aquí venga con la condición
terrosa del olvido en sordo resplandor
El maleficio. Vidriado ojo
que atravesado de placer percibe la roja curvatura
el anzuelo sangrado la enardecida linfa
y una vez más la cera, líquida inflamable
espesa que se cuece.

VI
La vela que gotea sobre el mantel bordado.
La piel, pétalo sobre la fuente abandonada.
A un hombre le sangra la nariz rota de un golpe
en un ring de suburbio,
con las paredes húmedas
pintadas de naranja. Una mujer se levanta de una sala
a la que no habrá de volver dejando atrás
la infancia y la muñeca. El racimo y el sueño.
Y no haber nadie
Nadie que espere en ningún sitio.
Apenas si se barren los restos de la cena.
Apenas si se nombra el porvenir.
Apenas el ala violeta del sombrero.
El tacto, apenas.

VII
Nada la sombra.
Nada el inquietante punto transbordado
moviéndose. Alejada del plato y del ruido
del hambre, de la noción siquiera
de carencia.
Creciendo desde un nódulo de atrincherada madera
verde y populosa temblando desdice coyunturas
corre por un tronco más o menos liso y pide agua
miel de palma
rebozo. Página dónde apuntar
olvido.
La costa varía apenas un poco cada día y transforma
los dibujos en la arena. Y es tan frágil la línea,
y tan azules los ahogados.

VIII
Podría ponerse en contra de la luz, del ventanal
para un juicio final, para el ocaso.
El ocaso en jirones de rosado cielo recortado
de dorado perímetro silente
para un incendio oscuro y agobiado.
Y nada se verá. Ni se sabrá tampoco nada.
Ni hoy ni mañana ni nunca.
Todo permanecerá como hasta entonces,
como hasta el entonces en que un loco
director descubra, levantando la tapa de otro seso
el roto cardenal, el silente ejercicio
la incesante paradoja de descomposición y olvido.
Y filmará entre aullidos
escena tras escena
como no fueron nunca en realidad
en esa recortada realidad de los hechos
transidos, fragmentarios.
Y estará ardiendo, mientras tanto,
el siempre ardiente
oscuro
corazón inadvertido.

IX
En un pozo de sombra que surgiera aparece la voz
como esperada, y modula
un diseño para una posteridad bien avenida.
No era sólo dolor, ni era la pena
como trapitos grises de deshecho juntados.
Ni era tampoco la alegría
salpicando con su falda festiva
los amarillos rostros despertados.
Era sed de esmeraldas el trasluz
pantomima de giro y no quería.
La boca, y van retazos
pedazos en gloriosa marea trasnochada
de intentos, de posibles esquirlas
luminosas y oscuras. La piedra
entre los dientes, la marea
entornando los ojos que enturbia la pestaña
para evadir el estampido
que taladra el hombro, el roto corazón,
ese afluente.

Láquesis

Es un prisma. Es un prisma que gira.
Es un prisma que fragmenta la luz, la descompone.
Es un sueño la luz.
Es un sueño la luz que se repite.
Es un espacio verde, que se hiciera
Hay dos amordazados en la luz
en el preciso verde.
Gira una vez el prisma y se hizo tarde.
Gira una vez la luz y hay un zapato suspendido en la esquina
un montón de arañitas verdes, casi transparentes que caminan
incendiándose el lomo, sobre una tela casi transparente que no
deja respirar a los que de una manera casi transparente
empiezan a quemarse.
Afuera, alguien salta tratando de mirar por la ventana
un golpe apenas en el vidrio, una marca de sangre.
Y es la luz, los irisados tonos de la angustia
Ese silencio bordado de la tela
Crujiendo, desde la lluvia verde, casi transparente.

LA COPA DE ALABASTRO

«lo único que quiero es mi ojo»
(Un esclavo al emperador Adriano)

I
Una fisura se tiñe con la niebla que inicia en la llanura.
Verde del jade oblicuo que da la transparencia que es
negada :
hojas de espeso tinte, aroma que desciende
fragor de ese principio como vacuo, condena
desde el tinte al aroma,
durazno que recubre.
Sonrosa la línea y va sonriendo, pide de su dulzor
al cardenal azul, cardenalicio moretón de celo
Rosa en la ventana del espanto el azul tinte
de morada medusa, no mora donde acusa y va de luto.
Golpeando la cabeza contra el vidrio el roto cardenal
abre de rosas la cumbre del brazo, la curva que la dicha no
quisiera.
Es tarde, deben abandonarlo todo con sangre entre los
dientes, con el espeso aroma de las hojas humeantes
de la niebla. Batirse en retirada a duelo,
sobre las alas de ese inmenso albatros disecado
colgando desde el techo del sepulcro.
Dorada bóveda de grillos, blandir en el trasluz del fuego
la mano hecha de enaguas, soñar de crisantemos
Al levantar el manto que es la niebla, está la espejada de
luz
con manantial, el fruto de la aurora

Tajo en la frente mórbida, sombría, eje de evanescencia
Distraído.

II
Ascuas, astillas de alabastro en el cristal de roca
¿La mano que al dosel estaba presa?
¿La savia que dormida perecía, sin poderlo evitar
brujos y machis?
Qué extensión tendrá ese territorio circunvalado tantas
veces
feroz por cuanto es impredecible
Hasta cuándo se extenderá, líquida la angustia
de esa gota final. De esa espesura
La muchedumbre pasa grita, y este silencio resplandece
puro como el primer día, sobre filosa superficie
Como vapor que sueña dibujos que lo surquen.

III
Columnas de un agua condensada que después se hará roca.
Dulce colmena que trae hasta el enjambre la zozobra.
Una machacada constancia es la que vuelve la cabeza, gira
una rueda, y un dios sin doble recobra la inocencia.
Cuentas de reloj de Italia, licor con el color de las almendras.
Va a venir mamá con uvas amarillas, van a traer confites
van a darte esa leche de las cabras que acuna.
En esta orilla se abanica el vaivén.
En esta orilla llueve.
Ni besos ni dulces ni confites.
Esas palabras susurros al envenenado oído
Esas constelaciones que recorre el azul del rayo que fue
ayer
que no hubo tiempo
Camino del que no vuelve arriero trayendo la prenda de la
vida
Va a saltar cuando nadie lo espere.
Se va a esconder en esa lengua oscura, obscena
de la muerte.

IV
Sobre el perfil del cielo recorría una vasta pradera que
pintaba de azul otro color sobre un horizonte de planicie
verbal.
Volvía con la radio en el bolsillo
silbando una tonada que no
estaba a la moda.
Volvía desde el ignoto borde del silencio como arrastrando
peces de un mar en madrugada.
Y estaba todo ahí, sobre la mesa sucia
los peces, el olvido, el alcohol, las mal pintadas uñas.
El Olvido.

En mano

Ahora pasada juventud sacude el musgo
Porción inválida lumbre de lo eterno en anterior
la letra plausible las contiene a todas: Sea.
Humo, color de humo tela barata y rústica
raspa el cuello las mangas la tela de camisa
burda. Duele. Enrojece. Sobre el agua quieta
mueve apenas la sombra desde abajo la irisa
Vuelve arcada zócalo sobre sí maneras de pisarse
juntar los pies lograr emplazamiento. Desde allí se conoce
Desde allí se perdura durando la extensión el tiempo
en los depósitos oscuros llenos de eco, el tiempo
volviendo a sus depósitos más puros llenando de sustancia
húmeda las puertas los estantes las rayas de las cosas. Dos
ríos que pueden confundirse o ser el mismo río
en el desembocar mezclados. Mezclarse dentro el agua
pensarse de ese modo umbrales traspasados primera letra
que contiene a todas el sitio por el fin, sin fin el sitio
de hondo enarbolado. Pasó; Pasó la tarde, pasó el día
de la muerte, pasó el posible amor
Pasó la vida. Se confunden los ríos los nombres de los ríos
allí en la mente, las garzas pueden ser nocturnas y parecen
cuervos rosadas y parecen dioses. Y no necesitar nada de
nadie nunca
Más la muerte. Ese calor que emana de repente,
que puede verse a contraluz
esa energía queriendo. Será ordenar el tiempo
Todo, ahora.

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AGUAS TURBIAS, AGUAS CLARAS [Mi poema]
Cecilia Álvarez [Poeta sugerido]New

MI POEMA …de medio pelo

 

Agua turbia, encharcada, sin futuro,
de cuerpo simulando estar presente,
por mucho que lloréis dais contra un muro,
en cambio el agua fresca, transparente
que invita a uno a mirarse en el espejo
gozando del favor de su reflejo
se muestra complacida y complaciente.

Aguas turbias, fecales, aguas duras
contrarias al brotar de manantiales
vestidas tan graciosas con sus chales
desnudas con heridas sin suturas,
vosotras sois cual rosa a los rosales
lo opuesto a las que sufren de angosturas
más propias de becerros y animales.

Que abundan hoy las aguas pestilentes,
las ansias por medrar, los sinsabores,
los odios, las rencillas, los rencores
que inundan, contaminan los ambientes,
las mismas que incomodan a las gentes
con sapos en su charcas, con censores,
las aguas putrefactas, malolientes.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDO:  Cecilia Álvarez

CARICIAS DE ESPUMA

Se mide la distancia por ausencias,
por todas esas huellas que habitan en el aire
abandonadas por los sueños
en un limbo de niebla
donde sólo recala una memoria hendida,
unos pasos borrados por la lluvia,
unas palabras hilvanadas
con caricias de espuma y de llovizna.
Y las horas se te colman de preguntas
y a tu lado descubres
una hilera de respuestas
que esperan
ante la coraza infranqueable de tu alma.
No hay respuestas,
sólo queda una vorágine de pretéritos
ocasos y azules que tiñen tus recuerdos,
esos que te salvan o destruyen
te aniquilan o te viven. Y mientras dudas
caes en la cuenta de que, al menos,
puedes seguir dejando tus huellas
en el aire,
libres e imperfectas,
a salvo de la furia del mar y de las olas
del bullicio que ahoga y los silencios.
A salvo, definitivamente, de ti misma.
(De El lento suspirar de la aurora)

LA SOLEDAD QUE TE ENCUENTRA

“Mi soledad termina en tu latido”
Luis Rosales

Hay una soledad que buscas
y otra que te encuentra, al doblar
la esquina de tu propio silencio.
Es esa soledad tan llena
de nada, tan saturada
de voces que no te pertenecen,
tan vacía de tacto, tan carente de latidos.
Es esa tan ausente de palabras,
tan sobrada de paréntesis
en blanco, sin verbos, sin comas
ni adjetivos, sin sílabas
que unan la frase de tus días.
Es esa soledad tercamente ungida
de ausencia, extraviada
entre crepúsculos sin soles.
Es esa soledad tan desolada,
tan cruel al recrearse
en tus ayeres, tan reacia
a llenarte de mañanas.
(De El alma deshabitada)

MANOS QUE ENMUDECEN

“He sentido que la vida se ha apagado
sólo viven los latidos de mi pecho”
Juan Ramón Jiménez

Calladamente se van las ilusiones
calle abajo, entre arboledas sin nombre
en medio del silencio de la tarde.
Apenas hay palabras coherentes
sólo unas manos que enmudecen
en medio del invierno, solitario y gris
apagado y ausente.
Se va la vida calle abajo, lentamente,
paso a paso entre lejanas sombras
dejando huellas ilegibles, rotas
bajo la escasa luz de mis lágrimas.
(De Palabras al alba)

INFINITO SILENCIO

“Hablo conmigo misma, conmigo solamente, aislada”.
Sylvia Plath

Te abarca un infinito silencio que te apuñala
que te estruja el alma hasta vencerla, hasta
romper el aire que penosamente respiras.
No hay palabras que te colmen, que te vivan
sólo un profundo silencio que te envuelve
que, sin remedio, se va alojando en tu pecho.
Hiere el amor y el vano vacío de las horas
hiere el mar y el aire salobre que te cubre.
Hiere la vida cuando sólo el silencio te vive.
(De Adagio del silencio)

AUSENCIA

Es esa palabra tan ovillada
a la presencia, tan colmada de silencio.
Es esa palabra encadenada al vacío,
al tiempo huido y lágrimas contenidas,
es la memoria atrapada en un instante
que se racima al caer la tarde, cuando
llueven recuerdos sobre tu piel dormida.
Es ese hechizo sin conjuro que te abarca
y te latiga, un veneno con sabor a miel
que recorre tu savia y no te salva, que hurga
en tus heridas y te saja los latidos.
Es la ausencia un caudal de aromas
que diluvian, un mar de tactos trasnochados
que se llevó la brisa al limbo del pasado.
No es una palabra. No.
Es la vida que condena.
(De El lento suspirar de la aurora)

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MI POETA INVITADO: Boris Rozas

JAMAICA PLAIN

Soy el sueño de Gerardo Diego,
que aún le tiene miedo al mundo
mientras se debate por una almohada
con su padre,
como a veces soy la lluvia
de Jorge Luis Borges,
que oye caer a los hombres
por precipicios que no existen.
Soy Sylvia Plath
recordando con un nudo en la garganta
los suburbios de Jamaica Plain
antes de quitarse la vida,
como a veces siento que soy Jim Morrison
a los 27,
acariciando dócilmente a Pamela Courson
mientras la gota de lluvia de Borges
otra vez se detiene apacible
en su ventana.

BÂTON-ROUGE

Recién sentado en su silla de mimbre
en la terraza abierta a la calle,
el poeta imagina la belleza
como segada
por un hacha invisible,
convertida en gafas de sol de marca
y largas propinas.
Luego se levantará de allí
teléfono en mano
y echará a correr de nuevo
mientras trata de escuchar el rumor de los
barcos
que recorren el río
en un último trance.
Su corazón es un suspiro
sobre una mesa de café vacía.
Eolas Ediciones

NO QUIERO SER UNO MÁS [Mi poema]
Fernán Silva Valdés [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Yo, no quiero ser uno más, simple abeja en la colmena,
un ser con un alma buena que va caminando a ras
de este mundo en que quizás vivir no valga la pena
arrastrarse por la arena o avanzando para atrás.

Que vivir es respirar, eso es cierto, es bien sabido,
como un soplo es relamido por el aire en el desierto,
o el dormir a cielo abierto pusiera ser desmedido,
dudando de haber venido a este mundo tan incierto.

Y pues que no hay elección, habremos de hacer camino
hasta llegar al destino sin ninguna dilación,
con la gula del glotón disfrutando del buen vino,
si es que ha de ser nuestro sino bendita esta bendición.

A veces melancolía y a ratos la frustración,
una pena, esa emoción, un llanto en una agonía,
del despertar la alegría, o aun la desesperación
cuando llueve, una canción, el rezo en la sacristía.

Así es el día tras día y así el tiempo va pasando,
nuestro alrededor mirando todo lo que el viento arrasa,
con temor, con fina guasa, a unos y a otros criticando
que el recuerdo va robando a la esperanza su grasa.
©donaciano bueno

MI POETA SUGERIDO:  Fernán Silva Valdés

Gaucho

Gaucho:
Naciste en la juntura de dos razas
como en el tajo de dos piedras
nacen los talas.

Con un poco de tierra y otro poco de cielo,
amasaste el adobe para construir tu rancho
-mismo como el hornero-.
Por eso yo te veo ascendencia de pájaro.

Eras,
una mitad liada abajo y otra mitad hacia arriba;
una mitad de tierra y otra mitad de cielo;
un mitad de carne y otra mitad de alas;
carne tu forma física;
alón tu forma lírica;
y si eso no bastara para llamarte alado:
alas en tu caballo,
alas en tu sombrero,
alas todo tu poncho.
alas, a media espalda flameando en tu pañuelo;
y alas también llevabas fijas en los talones:
las agudas rodajas de tus espuelas.

Gaucho:
naciste en la juntura de dos razas
como nacen los talas
en el tajo de dos piedras.

Yo soy un hombre

Mujer, si mis poemas no te gustan
He de gustarte yo;
Entre nosotros dos sobra el poeta
Porque yo vengo a enamorarte en hombre.

Para decir “te quiero” no necesito versos;
Los poemas me sobran cuando estoy a tu lado;
Los poemas son buenos
Para llenar el hueco que hay entre dos hastíos;
Y el día en que me. ames podremos estar mudos
Porque hasta lns palabras nos servirán de estorbo.

Ignoras hasta dónde te comprendo;
Y que soy ese mismo que ti andabas buscando.
No te traigo canciones, te traigo besos;
Yo canto solamente cuando tengo
Los labios en ocio;
Yo no soy un poeta, soy un hombre;
Y eres tú la que quiero, tú la que me hace falta
Para sembrar mi nombre en la carne de un hijo.
Mi presente no es para adorno de tu piel;
Ni para tus cabellos, ni para tu garganta;
Yo te traigo — caliente de sangre —
El grito más viejo del mundo.

Yo no soy poeta, soy un hombre.

El Cardenal

Entre los pájaros cantores
ninguno más salvaje, ni más bello
ni más bravo, ni más altanero
Eres lindo, lindo,
con tu pecho blanco,
con tu lomo gris
y tu arquitectónico mechón colorado
Cardenal,
pájaro americano de copete rojo.
yo no sé cómo Rozas
no te hizo obligatorio.
Cardenal:
yo te he visto volar en el alba crecida
portador de la mecha
para encender el día;
y he notado que al rato
tu canción fresquita y mojada
venía apadrinando la madrugada.

Capitán de mis sombras

Yo, mi caballo y el campo.
Chicotear del lazo en las ancas del pingo;
saludable olor al sudor del montado;
mellizo flamear de la golilla sobre mis hombros;
festivo pereré de un petizo a media rienda;
dolor perfumado del pasto machucado por los cascos;
horizonte caliente y luminoso que abre cancha a mi audacia
verde culebra del monte estirada
a lo largo del río.
Yo, mi caballo y el campo,
y atrás, galopando sin ruido,
el pelotón de los míos.
Todos los criollos que llevo en la sangre
se corporizan, fantásticos, a mi espalda,
y se oscurecen y se aclaran
en la nube de polvo que levanta mi flete.
Yo, mi caballo, el campo,
y tapando mi trillo el tropel de los míos.
Borrosos en sus barbas y en sus melenas
los voy reconociendo:
Aquel es don Francisco Solano Antuña,
servidor de la patria:
Ese otro Juan Venancio Valdés.
guerrillero de Oribe;
y Calixto Muñoz, con su escuadrón de locos;
Y José Maria Silva.
defensor de la plaza civil de la Florida:
y Dámaso, su hermano, que murió fusilado;
y subiendo en la hebra del mismo apelativo,
don Antonio Teodoro. padre de los mentados,
que peleó en Sarandi, sin salir de sus campos;
y mi padre, mi padre en su caballa overo,
mismo como el del «Fausto’.
overo en cuyos lomos aprendí a ser abrojo.
Y al galopar por los campos sonoros,
dorados de soslayo por el último sol,
el pelotón me sigue fantástico y heroico,
embanderado de ponchos y golillas…
Y sus miradas duras acampan en mis ojos;
y sus bocas barbudas quieren decirme algo;
y sus manos levantan, hábiles, los fletes silenciosos
-cancheros del aire-
y sofrenan a un tiempo si yo sujeto el mío;
y yo que sin quererlo, voy en la punta,
insisto en comer cola.
respetuoso, asombrado,
deseo dejarlos pasar adelante,
hasta que uno me grita desde su cerrazón,
parado en los estribos:
«Hacé punta muchacho, no te achiquen las barbas;
si el más sabio, el más viejo, el más toro sos vos.
Sos la suma de todos,
florecés y te alzás de nosotros
como el árbol se alza de sus raíces.
Nosotros, desde abajo, te nutrimos
de criollismo;
sos la punta florida de cuatro apelativos;
cierto que estamos ciegos,
cierto que estamos mudos,
mas cuando vos cantás
nos sentimos cantores en las sombras
porque vos sos nosotros, cantando por tu boca,
y el ansia de cantar que en vida mantuvimos,
en tu boca, muchacho, se hace voz;
no te achiquen las barbas y hacé punta,
que para eso sos el payador».

Y al galopón por los campos sonoros,
llevado por el viento y el polvo que ellos soplan,
punteo sin quererlo -capitán de mis sombras-,
cuarteador de la Muerte,
luminoso, embrujado,
envainando mi cuerpo en la noche al bracear del caballo.

La leyenda de la flor de ceibo

Me lo dijo un indio viejo y medio brujo
Que se santiguaba y adoraba al sol
Que en los tiempos en que el era niño
El ceibo no lucia flores rojas como hoy.

Pero una mañana sucedió el milagro
-es algo tan bello que cuesta creer-,
Con la aurora vimos al ceibal de grana,
Cual si por dos lados fuera a amanecer.

Y era que la moza mas linda del pago,
Esperando al novio toda la velada,
Por entretenerse se había pasado
La hoja del ceibo por entre los labios.
Entonces los ceibos como por encanto,
Se fueron tiñendo de rojo color…
Tal lo que me dijo aquel indio viejo,
Que se santiguaba y adoraba el sol.

El rancho

Retobado de barro y paja brava;
insociable, huyendo del camino.
No se eleva, se agacha sobre la loma
como un pájaro grande con las alas caídas.

Gozando de estar solo,
y atado a la tranquera a ras de tierra
por el tiento torcido de un sendero,
se defiende del viento con el filo del techo.
Su amigo es el chingolo;
su centinela gaucho el terutero.

Por la boca pequeña de una ventana
apura el mediodía en un solo bostezo:
de mañana despierta con el canto de un gallo
y de noche se duerme con el llanto de un niño

Es creyente a la vez que fatalista:
a supersticioso nadie lo iguala:
se persigna al chistido de la lechuza
o se tapa los ojos por no ver la «luz mala».
Y se encorva de miedo cuando aúllan los perros
-con las cerdas del lomo despeinadas-
porque pasa la Muerte, chúcara e invisible,
montada en pelo
en la yegua sin freno de la leyenda.

Es torvo como el gaucho hasta en su mansedumbre;
como aspira tan poco, nunca sale de pobre;
y guarda con orgullo, como único tesoro,
-expuestas en un marco con alardes artísticos-
la estampa de un caudillo
y una divisa bordada en oro.

Ni altivo, ni bizarro; humilde, nada más;
ignorante a la gracia y al donaire,
adornan su mal gesto curtido de intemperie
un nido de hornero y un clavel del aire.

Es viejo ya, sus quinchas han visto tres patriadas;
agringarse los criollos, acriollarse los gringos;
si no le salen canas le nacen cicatrices,
y aceptando el destino de concluir en tapera,
mira pasar los años y crecer los «gurises»,
echado boca abajo y con el lomo al sol.

En los atardeceres en que se pone triste
revisa sus recuerdos de un vistazo hacia adentro,
y encuentra cuatro fechas que lo hicieron vibrar;
cuatro fechas que son
los puntos cardinales de su emoción:
Una boda, un velorio, un nacimiento
y una revolución.

Cuando se quede solo, sin poder contra el viento,
y caiga de rodillas, será tan poca cosa,
su historia tan vulgar: un placer, una cuita,
que cabrá en las seis cuerdas de una guitarra
y en los seis suspiros de una vidalita.

A un río

Río
Condenado a jadear como los pechos;
Condenado a pasar como las horas
Arteria que conduce la sangre del ocaso
Al corazón sediento de la tierra,
Y se ciñe al paisaje.

Como a un ramo de flores una cinta.
Río que en sus ondas
Ritma el vaivén del tiempo,
Y es como una bandera quo flameara
A lo largo, a lo largo de las patrias.

Te adornas en la espuma;
Te enojas en los riscos;
Te aburres en los puertos;
Y cambias de color por cualquier cosa:
por una nube que pasa…

El hombre que te explota y aprovecha
Te hace plena justicia sin saberlo,
Pues te ocasiona el tajo de una quilla
Y lo la la alegría de una vela.

Naces en una gruta de la montaña;
Bajas al llano y andas muchas jornadas,
Y al sentirte cansado
Formas un lago y sueñas…

Eres como los hombres cuando cantas;
Eres como los hombres cuando ruges;
Y mejor que los hombres porque ellos

Llevan consigo sus instintos malos
Y no tienen orillas donde ochar sus resacas.

Río, cuando cantas
No sé si estás colérico o alegre,
Pues siempre lo haces mostrando tu espuma.
Eres como los hombres cuando enojan
Y eres como los hombres cuando ríen,
Que siempre lo hacen, mostrando los dientes.

Ignoro si eres noble o eres vil;
Llevas oro escondido en tus corrientes
Pero en tu superficie baila el sol.
Eres noble — río
La nobleza más vil es la del oro
Pero el oro más noble es el del sol

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UN BALA PERDIDA [Mi poema]
Miguel Tonhatiu Ortega [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Y tú quién eres, muñeco,
de peluche o de basalto,
presumiendo mear alto
y apenas eres un eco.
Si tu cerebro está seco
sin ideas ni esperanza
y tu cuerpo no te avanza
más allá de Alcalá Meco.
Tan de corto recorrido
que antes de venir te has ido.

Que tu pantalón de rayas,
gabardina de charol,
sólo son brindis al sol
vayas tú por donde vayas.
Pues sabes bien que la mona
aunque de seda se vista
hará ver que ella es turista
pero no es de Barcelona.
Y aún de puntillas te pongas
no cuelan ya tus milongas.

Ni tu pelo con tupé
ni siquiera tu apellido
conseguirán hacer ruido
pues que no tienes parné.
Ni tienes agarraderas,
ni tampoco quien te llore
y menos alguien te ignore
pues nadie sabe que fueras.
Solo eres bala perdida
derrotada en la salida.
©donaciano bueno

Alcalá Meco es un pueblo cercano a Madrid en el que existe una cárcel.

MI POETA SUGERIDO:  Miguel Tonhatiu Ortega

Luz revelándose

Retorno al mismo espacio
donde las lecturas de día
se resuelven con lámparas fijas;
se leen, como yo las leo,
en forma de antiguas historias.
El eco de esquina a esquina
aborda el segmento de sonido
de un trozo de relato
descrito en pasado anterior:
con una taza de café en las manos,
hecha de un brillo matutino e imberbe;
una frígida luz revelándose
ante los nubarrones exiguos y el sol:
son las ocho.
Amaneció la superficie húmeda
como si la lluvia tuviese un rencor escondido,
como si la noche, como si la lluvia, como si el rencor,
como si el día o la nube fueran determinantes para escribir.

Las palabras no existen,
sólo es mi eco.

Cuerpo desnudo en Uruguay

I
¿Hubo ciudad para ti,
en ese bosquejo de formas:
el concreto y la naturaleza
que renunciaban por ver a la muerte?

Pudo, quizá, no existir vuelo
que tuviera el fondo de Chet Baker
y la trompeta inusual para seguir la música
sobre la orografía; los ríos y ciertos mares.

Tu cuerpo fue un árbol frondoso y sutil,
en marzo desprendió su aroma
único (vuelta), impelido por la forma del aire.

Fue la gracia, el tintineo del aire
y el fruto cayó lejos del durazno;
y tus manos como cuerpo desnudo en el Uruguay
ya no poseían sentido franco.

II
Se revelarán las piedras en tu jardín.
El mármol afilará el brillo del amor,
nunca estuvo dirigido al sitio del encuentro.

Mis palabras secas sólo son útiles
ante un viento inmortal que niega la pérdida.

Hay un canto en una habitación vacía:
lo trazas para siempre y el sol lo valida.

Volverán las hojas de un cuerpo de otoño;
no estaremos, entonces,
porque el viento tramará venganza
por este encuentro fallido,
nunca llegó al puerto alguno:
bajar las escaleras, mirar tu maleta;
eran sólo una parte del sueño
(ningún mago celeste pudo interpretarlo).

III
La ciudad no era para ti,
Chet Baker se oye en el ambiente.
El mapa no permanecerá más sobre la mesa;
las efigies de tu jardín ya no se moverán,
sabrás que fui yo por ese viento,
nunca cesó de agitar el árbol
de ese jardín ficticio en que respiras.

Un cuadro antiguo[1]

Aparece en el suelo,
el cuadro donde un Cristo y su luz
emanaban desde una habitación vacía.

Otra vez, escuchaba,
la madera entre crujidos;
la cual los artesanos
teñían en retablos de óleo:
dominaban los nudos del benjuí,
la luz dentro del círculo:
cierta herida punzaba interminablemente.

Y el hombre hacía un movimiento
en dirección a la llaga: ¿Cristo?

Yo era uno que alumbraba
y veía mal,
miraba la luz
no tan próxima:
la luz, dije.
El vértigo era para ella:
una antorcha,
y algunos hombres;
la imagen de los aceites;
luego, la luz, el cuerpo y la llaga.
El olor de parafina.

Tomás, como yo, tocó la herida,
la luz me cegó.
Había nudos en los colores:
“Es cierto”, dijo Tomás.
Yo sólo pude decir que sí,
nunca más volví a ver el cuadro.

Caza del toro
Mugía el cielo nocturno.
Tomas Tranströmer

Animal mestizo como su fruto,
sumergido en un odio antiguo,
dormía a la intemperie,
la luna su luz:
un célebre día,
una bestia es un espejo.

Animales salvajes para ti,
para un cielo innecesario; eres el toro,
y el firmamento restañe,
la luna mata con sus astas desde anoche;

vuelve a tus ojos rojos con un arma sagrada,
baja la colina, intacto,
esconde cierto mugir y cierto odio:
el filo saldrá de la vaina durante el día;

estoy seguro:
será en tu contra.

El sonido de tu cuerpo al caer

Cuando Mi funny Valentín ya no resulta
en el cielo cerrado de las calles sin amor:
Haz dicho que ninguna nota sobra en el jazz.
¿Qué hiciste?
La trama de la historia en Francia indica:
Aún se escuchaba la trompeta en los bares del centro
cualquiera reconocería tu sonido entre el polvo.

No he vuelto por las mismas calles
Y luego, la metadona, hace tiempo;
mi corazón sonaba al ritmo de esa trompeta.

Escuché tu música,
aquella noche, Gerry Mulligan te acompañó.
Una mujer negra bailaba conmigo.
He olvidado,
He dejado atrás la piedad del poema.
Me devora la historia
Y tu tocas la trompeta con toda calma:
“Autumn leaves” suena y desintegra las hojas.
He olvidado quién soy,
no deseo escribir, hermano.
Algo de Ámsterdam,
algo de ese vacío en el edificio
tu cuerpo vuelve a tierra.
Aunque un hombre como tú se lance
desde la ventana del hotel.
(porque la metadona no fue suficiente):
Autumn leaves
y el último sonido de tu cuerpo al caer:
he olvidado quién eras, Chet.

ALONE TOGETHER

(Chet Baker y Bill Evans)

Justo así con tu sonrisa,
Cuando aún no construías
El mundo con el sonido de la trompeta
(un regalo de tu padre).

Aún el susurro no delibera
“me han dejado solo”, dices,
El saxofón responde y yo creo que sí.

No han muerto aquellos
Que te escucharon en Europa.
No eres tan viejo.
LA trompeta deja a la luz vulnerada:
El tiempo posee el miedo
De cometer el erro al pasar a través del sonido:
En los metales dorados, Chet.
¿Qué se escucha? ¿Son las percusiones?
El aliento es un dios.
Abre la puerta al fin, silencio;
Nadie se espera la vuelta,
La trompeta utiliza la mudez como arma
Solo develada en el periplo de un sueño.
Chet Baker, sí, silencio, sí Chet…

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MI POETA INVITADO:  Miguel Gallo

Soñar un sueño

I
Anoche soñaba un sueño
en el cual tú te encontrabas
en dicho sueño me amabas
despertando mi pasión
sonaba como campanas
el latir del corazón.

II
Tu rostro sutil, difuso
muy lentamente emergía
haciendo la noche, día
con un dejo de nobleza
tu cuerpo tan armonioso
y radiante de belleza.

III
El viento sopló de pronto
y comenzaste a correr
yo no te puedo creer
sonó como en un lamento
no me vuelvas a soñar
te juro, cómo lo siento.

IV
Desperté muy angustiado
con la ilusión destrozada
preguntándole a mi almohada
cuál sería aquella razón
de ponerle un gran candado
al sentir del corazón.

Golondrinas

I
Bandadas de golondrinas
que año a año nos visitan
sin pensar si las invitan
aparecen en el cielo
con su línea inconfundible
nos deleitan con su vuelo.

II
La llegada de estas aves
ya nos anuncian verano
y tomados de la mano
vemos formar sus figuras
elegantes, misteriosas
con su gracia, su dulzura.

III
Llegan raudas y veloces
en un vuelo peregrino
desafiando mil caminos
vuelan, vuelan sin cesar
me pregunto qué misterio
las hace hasta aquí llegar.

IV
Al atardecer se juntan
comienza el revoloteo
pensativo yo las veo
la luna blanca de fondo
de golpe desaparecen
con su aire muy orondo.

Amistad

I
La amistad es un tesoro
que bien se debe guardar
tiene más valor que el oro
su llave difícil dar.

II
La amistad tiene ese efecto
el de brindarse, el de dar
donde regalas afecto
el hombro donde apoyar.

III
Es la mano que se extiende
cuando más la precisas
es la llama que se enciende
cuando hay oscuridad.

IV
Es aquella voz de aliento
el abrazo generoso
una bocanada de viento
y la franqueza en los ojos.

V
Compartir gratos momentos
la angustia de una tristeza
tal vez sea algún lamento
también darle fortaleza.

VI
Si al leer estas palabras
estás de acuerdo conmigo
quizás mi corazón abra
y podré llamarte amigo.

LOS SANTOS INOCENTES [Mi poema]
Leoncio Martínez [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Ojos tristes de pupilas dolientes y de oscuros nubarrones
violentados por el capricho de bufones de mentes oxidadas
que atónitos miráis cómo vuestra sangre es derramada a borbotones,
en tanto que ellos debaten del conflicto la razón con sinrazones
¡rehenes sacrificados sólo sois de sus tétricas patrañas!

Presos de pánico contempláis de la muerte el aullar en cada esquina,
entre silencios sospechosos y explosiones que irritan los cañones,
por todas partes se escuchan las soflamas y pululan los matones
¡es tanta la basura, hediondas cloacas defecando moralina,
que ya no os queda sensibilidad para percibir las emociones!

Por vosotras, víctimas inocentes, nunca doblarán más campanas,
ofuscadas vagáis como bichos en busca de propias madrigueras,
¡que empiecen a oficiar y lancen sus ayes compungidas plañideras
por el dolor humano, los sueños olvidados, esperanzas vanas,
yo demando respeto por sacrificar las alegres primaveras!.

Tan fuerte es esta tortura que hasta mis versos resoplan doloridos
entre fogosos harapos, tarros de basura, residuos malolientes,
cuerpos cansados, maleados, silentes a fuer de incomprendidos,
olvidadas fantasías, amores postergados, deseos perdidos,
para mi vosotros si que sois, lo digo aquí, «los santos inocentes».
©donaciano bueno

Las guerras son la prueba evidente de la estulticia humana. Manejadas por los llamados gobernantes del mundo, los auténticos sufridores de las mismas son los seres humanos que, sin desearlo, se ven atrapados en ellas.

MI POETA SUGERIDO: Leoncio Martínez

BARATARIA

La unciosa paz del patio solariego
dejé por la conquista y la aventura;
el viejo caserón donde perdura,
como la herrumbre en el metal, mi apego.

Muertas cenizas encumbraron fuego
a nuevo soplo; por visión futura
troqué en azar, temores y amargura
aquel dulzor del familiar sosiego

Hoy en poblada soledad y suspiro.
Añoro el huerto y el solar, y miro
con facha de Quijote, triste, enjuta,

con adarga y lanzón por equipaje,
que no sé si tendrá retorno el viaje
porque el vaivén del mar borró la ruta.

Bruñen las cimas de montes bermejos
rayos oblicuos que el sol les asesta;
áridas cumbres simulan al lejos
piara monstruosa durmiendo la siesta.

Émbolos fuertes en rudos manejos
ganan a golpes la ríspida cuesta
entre nogales y cardos añejos:
brava natura, tostada y enhiesta.

Tales amagos de rabia agresora
nunca detienen la locomotora,
símil y ejemplo de vidas y sinos:

sobre los yermos, a incultos ambientes,
yérguense las voluntades potentes
hechas a rectos y nobles destinos.

Poesía de Venezuela
Románticos y Modernistas
Editorial Universitaria de Buenos Aires, 1966

Amalia (o La Chipola)

Canta claro maraquero,
canta los amores míos
en la voz de los corríos
el joropo del llanero.

Canto y sufro con mi mal,
de ternuras y de amor,
tengo el temple de un puñal
y el cantar del ruiseñor.

Para cantar la Chipola
mi mano temblando amarra
al cuello de mi guitarra
tres cintas en una sola.

Yo digo con mi canto
lo que yo aprendí en la escuela
bandera de Venezuela
por qué yo te quiero tanto.

Amarillo color de oro,
y azul de la azul esfera
y rojo que reverbera
como la sangre del toro.

Dama antañona

De límpidos blasones tú fuiste la rosa
Románticos galanes dijeron ayer
Qué trigueña más linda que vi
Al salir de la misa de diez

Mirándote bajabas tu frente de nácar
Y cándida esquivaban tus ojos la luz
Escondiendo fugaz el rubor
En las blondas del velo andaluz

Dama antañona gentil
El honor fue su escudo
Supo en sus galas unir
El amor y el hogar

Noches de luna escuchó
Al balcón serenatas
Y de rendido galán escuchó
Las promesas bailando el vals.

Amalia (o La Chipola)

Canta claro maraquero,
canta los amores míos
en la voz de los corríos
el joropo del llanero.

Canto y sufro con mi mal,
de ternuras y de amor,
tengo el temple de un puñal
y el cantar del ruiseñor.

Para cantar la Chipola
mi mano temblando amarra
al cuello de mi guitarra
tres cintas en una sola.

Yo digo con mi canto
lo que yo aprendí en la escuela
bandera de Venezuela
por qué yo te quiero tanto.

Amarillo color de oro,
y azul de la azul esfera
y rojo que reverbera
como la sangre del toro.

Balada del Preso Insomne

(1888-1941)

Estoy pensando en exilarme,
en irme lejos de aquí
a tierra extraña donde goce
las libertades de vivir:
sobre los fueros: hombre-humano
los derechos: hombre-civil.
Por adorar mis libertades
esclavo en cadenas caí:
aquí estoy cargado de hierros,
sucio, famélico, cerril,
enchiquerado como un puerco,
hirsuto como un puerco-espín.
Harto en el día de tinieblas
asomo fuera del cubil
bien la cabeza, bien un ojo,
bien la punta de la nariz;
temeroso de un escarmiento,
encorvado, convulso, ruin,
-como ladrón que se robase
sólo el reflejo de un rubí-
por mirar brillando en el patio
el claro sol de mi país.

II
¡Sol para iluminar ensueños
de vastos campos sin confín,
del cielo abierto a la esperanza
de las alas tendidas. Y
aquí alumbra torvas miserias,
venganzas crueles, odio vil
y un dolor que no acaba nunca
ante otro dolor por venir…
¡Oh la bendita tierra extraña
donde nadie sepa de mí!,
a donde llegue de atorrante
sin ambiciones de Rothschild
con la mediocre burguesía
de que me dejen existir!
Hablaré mal en otro idioma,
comeré bien otros menús,
y alguna tarde arrellanado
en mi sillón de marroquín,
viendo a través de los cristales
un cielo de invierno muy gris,
pensaré en los muertos amados,
en los amigos que perdí,
en aquella a quien quise tanto
con la vesania juvenil
de cuando iluminó mis sueños
! el claro sol de mi país !

III
Estoy pensando en exilarme,
me casaré con una miss
de crenchas color de mecate
y ojos de acuático zafir;
una descendiente romántica
de la muy dulce Annabel Lee,
evanescente en las caricias
y marimacho en el trajín,
y que me adore porque soy
tropical cual mono tití…
que me pregunte ingenuamente
—¡y yo no la habré de desmentir!—
cómo es cierto que en Venezuela
los coches de la gente chic
los tiran parejas de tigres,
de tigres «tamaños así…»
(y la altura de un elefante
marcará su mano pueril).
¡Qué fantasías desarrolla
el claro sol de mi país!

IV
Mis hijos han de ser gimnastas
con el ímpetu varonil
de quien tiene libres los músculos
libres el pensar y el sentir,
pues nacerán en tierra extraña
y no en la tierra en que nací;
y mis nietos, gigantes rubios,
de cutis de cotoperiz,
bíceps y espíritus de atletas
con volubilidad infantil,
puede que sí se me parezcan,
tal vez tengan algo de mí:
la realidad de mis ensueños,
la mentira de mi sufrir.
¡Pero en vano entre sus cabellos
hundiré mi mano febril,
echaré hacia atrás sus cabezas
y buscaré, sin conseguir,
en el fondo de sus miradas
el claro sol de mi país.

V
Y cuando ya, siempre extranjero,
descanse más libre por fin,
y tenga lo que a mi me niegan:
la libertad del buen dormir,
en un cementerio evangélico,
cubierto por el cielo gris,
allá que no hay flores al año
sino una vez, mayo o abril,
a falta de la cruz de té,
del nardo, la rosa o el lys,
colocarán sobre mi tumba,
grabado a rasgos de buril,
un versículo de la Biblia
o algunas coronas de zinc.
Y ya muchos años más tarde,
muy cerca del año 2000,
mis nietos releyendo las fechas
de mi muerte y cuando nací,
repetirán lo que a sus padres
cien veces oyeron decir:
—¡y le darán cierta importancia!—
«el abuelo no era de aquí,
»el abuelo era un exilado,
»el abuelo era un infeliz,
»el abuelo no tuvo patria,
»no tuvo patria… ¡Y ellos sí!

VI
¡Ay, quién sabe si para entonces,
ya cerca del año 2000,
esté alumbrando libertades
el claro sol de mi país!

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MI ALMA TIENE UNA PENA [Mi poema]
José Luis Sampedro [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Mi alma tiene una pena que no se puede curar
que se infectó por azar y a punto está de gangrena,
y hoy me quiero liberar de esta pesada condena,
de sus cantos de sirena y la he tirado a la mar.

Me gustaría inventar un antídoto cabal
que además de original permitiera sacar brillo,
un método muy sencillo de factura sin igual
que juntara al bien y al mal y fumaran un pitillo.

Comprendo que es anormal el deseo que yo tengo
mas les juro que no vengo a aburrir al personal,
que me resulta fatal y aunque mucho me contengo
nunca sé si voy o vengo, hago el memo o es carnaval.
©donaciano bueno

MI POETA SUGERIDO:  José Luis Sampedro

SI NUNCA DESPERTASTE EN SOBRESALTO FEBRIL.

Si nunca despertaste en sobresalto
febril, precipitándote hacia el lado
vacío de tu lecho, tanteándolo
con manos que se obstinan vanamente
contra implacable ausencia.

Si no sentiste entonces la muerte
desgarrándote en vida y agrandando
el vacío entre tus venas inflamado,
el vano apartamiento de tus muslos,
el ansia de tu sexo.

Si no rompió tu voz ese gemido
que acuchilla la turbia madrugada…
es que en tu corazón no ardía la hoguera
que llamamos amor.

En ella me consumo y es mi grito
tu nombre: a ti me abro en carne viva.
Mi piel muere en espera de la tuya,
mi sexo late con ansiosa boca
de pez en la agonía.

Y al no llegar tus labios con tu bálsamo
ni el fuego sosegante de tu lengua
mi mano se fatiga inútilmente
en estéril caricia…

Porque tan sólo tú tienes las alas
para el vuelo que mata y da la vida.

Órbita de la palabra (fragmento)

Pero me llamo hombre. Mi memoria está viva,
va más allá del tiempo, de jornales ganados
a fuerza de renuncias, de míseras cautelas
para andar y estar solo y andar después aún.
Pero me llamo tierra. Mis efímeros sueños
no pueden contener ese enjambre de indicios
que mi cuerpo recibe, que mis manos soportan
y más y más reduzco cuanto más me aniquila.

Cruzarme con el aire

Cruzarme con el aire
en los campos abiertos.
Cruzarme con el mar
frente a los cuatro vientos.

Cruzarme con la vida
y encontrarme al amor
en un sendero.
Y dejarlo,
y volver a encontrarlo
en mi recuerdo.

Hacer algo:
lo que sea, pero no esto.

Los que volvieron

Los que volvieron
traían solamente unas manos vacías
—curvadas todavía, asiendo el viento—
y unas alegres caras cansadas
y ojos cuya mirada nadie explicará nunca.
Nadie, ni los poetas,
porque en ella vivían las últimas palabras
de los que no volvieron.

Volvían todos juntos en apretadas filas.
Hombro con hombro, resplandecientes, iban por los caminos,
por los anchos caminos.
Pero en cada sendero, separándose,
marchaba un hombre solo hacia el valle lejano.
Hasta el último pueblo y la última cabaña
donde habitaron los que no volvieron.

Los hombres y mujeres salían a las puertas.
A las pequeñas ventanas.
Esperaban a muchos y volvía uno solo, trayendo solamente
unas manos vacías, una mirada mágica.
Y los niños jugando, vieron también su rostro
—su alegre cara cansada—.
Y él los miró y los acarició
—como jamás lo hizo— con sus manos vacías.
Y los niños siguieron jugando, sosegados
como si hubiesen vuelto todos los que faltaban.

Y saben desde entonces,
para nunca olvidarlos, porque se han hecho suyos,
los nombres y los hechos de los que no volvieron.

Y el que volvía tuvo asiento al fuego,
y durmió bajo techo.
Y a la mañana, desechó las botas,
y volvieron sus pies a calzar las albarcas.
Unció los mansos bueyes, que le reconocieron,
y se volvió a los campos.

Araba solo.
Solo en la tierra parda, y sin embargo,
al tiempo que su ijada, centenares de ijadas
azuzaban innumerables yuntas.

Al tiempo que su voz, centenares de voces
bajo el cielo de nubes, redondas nubes blancas.
Y sentía en sus hombros y en sus manos
el vigor de otras manos y otros hombros.

Pues parecía, sí, le parecía
como si hubiesen vuelto,
y estuviesen con él en la nueva tarea
los que nunca volvieron.

Castilla

1.
Llenos tengo mis ojos de Castilla.
El viento suave de los trigales, el viento fuerte de las cumbreras,
ha lavado mi piel
ungiéndola de ti, Castilla.

Mis espaldas cansadas
hallaron muchas veces el reposo en tu tierra,
y el vigor necesario para el nuevo trabajo,
porque hijo tuyo soy.

Llenos tengo mis ojos de Castilla
y mis labios henchidos de tu nombre.

2. Acto de fe

Creo en sus cerros altos y en sus innumerables álamos.
Y en sus caminos, que van a todas y a ninguna parte
porque son bellos de andar, y bellos de mirar desde un recodo,
inmóvil.
Y creo en la potencia de sus viejos castillos.
Y en la virtud aquietadora de sus maravillosas nubes.
Y en el vigor de sus hombres, en el amor de sus mujeres, en la
sonrisa de sus niños.
Y en las aves y en los caballos, capaces de arrastrar el arado y los
cañones.

Creo en lo que ha sido, en lo que es,
y creo en lo que será,
desde ahora, en que los mazos del carpintero de ribera,
vuelven a golpear sobre quillas, sobre cuadernas de navíos
descubridores.

3.

He visto las ciudades de Castilla. Las grandes,
y las pequeñas ciudades, en que se ve el castillo
desde cada una de las calles estrechas y empinadas,
allá arriba, como un ejemplo.
Y he visto los pueblos tan pobres
que la iglesia sin torre solo tiene espadaña con dos campanas únicas:
la que antes quebrará por ser voz cotidiana
y la que distingue —jerárquicamente— los disantos.

Todo lo he recorrido, y ¡oh!, Castilla, en cada uno de tus lugares
me gustaría vivir y haber nacido.

Desde que he visto Aranda, nací en Aranda.
Desde que vi Medinaceli, dije a todos
—y lo afirmaré, y podré jurarlo sin decir mentira—
que allí he visto la primera y más maravillosa luz.

Y ¡oh!, Castilla, en cada uno de tus lugares
me gustaría morir y haber nacido.

En cualquiera.
Aquí, en este Castillo de Sigüenza.

4. Sigüenza

Sigüenza. Esta mañana, Señor,
ha sido para mí toda plena de gracia.
Porque he visto Sigüenza
solo, con un cayado hecho por mis propias manos
y mis botas claveteadas.
Sin conocer las crónicas, sin consultar las guías.

Y si me preguntasen quién hizo este castillo,
qué hombre lo defendió con su sangre, qué mujer con sus
lágrimas,
no sabría decirlo.
Ni tampoco qué obispo meditaba en la muerte junto a esta
ventana.
Ni qué niño en el patio, oyendo a los guerreros
soñaba con ciudades misteriosas, escondidas en selvas de esmeralda,
y con galeones panzudos llenos de oro y especias
balanceándose en las aguas oscuras, densas, inmóviles
de un puerto desconocido.
Yo todo esto no puedo decirlo, no lo he aprendido.
Y sin embargo lo sé.
Porque mi sangre es la sangre de mis padres, y la de los padres
de mis padres.
Y mis palabras son sus mismas palabras.

Estando en este patio, de este castillo de Sigüenza,
late mi corazón con más certeza.
Y mi alma angustiada, fugitiva,
se siente atada con impalpables lazos

Y a la vez —¡qué espléndido, qué extraño!—
mi pecho alberga el vigor junto a la calma.

Sí, sé que podría morir aquí. Sé que aquí viviría
—frente al pinar, los cerros y las nubles plomizas,
y el cielo tenso, de un azul maravilloso—
mejor que en ningún sitio.

Porque esta es mi patria. Porque este es el lugar
del que hay más números en mi alma.

Guardián

Escribo ¿para quién? Para ninguno.
Para mí ni siquiera. Lo reniego.
No es el basalto-acero que retumba
en la roja caverna de mis entrañas.
No es el cuchillo, ni el violín siquiera,
el violín afilado por la vida.
Es otro quien lo escribe, no mi mano.
Alguien que no soy yo y está escondido

Veinticinco años después

A la octava promoción
Esta mañana, esperando
sentado en el Ministerio,
pude oír unos diálogos
muy parecidos a estos:
—¡Caramba, si estás lo mismo
salvo las gafas!
—¡Y el pelo!
—¡Fijaos qué pocas canas
tiene el amigo Modesto!
—¡Pues tú, excepto la tripita,
sigues igual de estupendo!
—¡Me planté en los treinta años,
y ni uno más, ni uno menos!
—Por la octava promoción
¿verdad que no pasa el tiempo?

¡Ay! Así hablábamos todos,
mis queridos compañeros.
Ahora bien, la verdad pura
es que en todo el Ministerio
solamente el ascensor
sigue como en nuestros tiempos.
Y aun ese, si no envejece
es porque nunca fue nuevo.
Lo demás… todo ha cambiado
y si no, vamos a verlo.

Para empezar, ¿es que entonces
comíamos tan selecto?
¿no es verdad que hasta Biarritz
—junto al Canal, no el auténtico—
nos resultaba imposible
aun siendo a duro el cubierto?
(Claro que entonces un duro…
un duro valía un huevo.
Y ahora un huevo cuesta un duro:
eso no ha cambiado, es cierto.)
Además, es muy verdad
que ahora el menú es más perfecto
pero ¿y de la digestión?
¿A que salimos perdiendo?

Otrosí: hace cinco lustros
todos éramos solteros,
y como tales, sufríamos
una vidita de perros.
¿Recordáis? ¡Siempre cambiando
de pensión, y descontentos
con el cuarto y la comida!
Y, lo que es peor, expuestos
a dar con mujeres de esas
suprimidas por decreto
y que ya no queda una
según dicen los discretos.
¡Qué vida aquella! ¡Qué espanto!
¡Qué mujeres, ay!… Yo creo
que ahora somos más felices

en el ambiente hogareño…
aunque también el día quince
se nos acaba el dinero.

¿A qué seguir? Todo cambia
y yo, para convenceros
y terminar de una vez,
os voy a contar un cuento:
«Pues, señor, era un anciano
que confesaba en secreto
a un amigo:
—Yo, de joven,
desconocía mi cuerpo.
No sabía dónde estaban
ni el hígado, ni el cerebro,
ni el pulmón… Solo una cosa
notaba a cada momento
dando señales de vida
y poniéndome tan negro
que me obligaba a salir
a ver si calmaba aquello,
descargándome el espíritu
de tanto desasosiego,
con ayuda de alguna alma
que hiciese de cireneo…
Ahora, en cambio, yo me noto
el hígado, el esqueleto,
el corazón, los riñones
y otras tantas latas dentro.
Pero ¡ay!, aquella otra cosa,

tan atrevida en sus tiempos,
por mucho que me la busco…
¡ni con lupa me la encuentro!».

Me diréis que ha de haber algo
que no sea perecedero.
¡Hombre, claro!… Los recargos
transitorios, por ejemplo.
Pero aun el mismo Arancel
lo están ya recomponiendo,
y aun el ascensor de marras
se niega a seguir subiendo.

Hay sin embargo una cosa
que resiste años enteros
y un par de guerras, e incluso
muchos cambios de Gobierno.
Y eso es lo que aquí nos une
y nos hace compañeros:
los lazos profesionales,
la vida con sus recuerdos.
Por eso nos reuniremos
siempre con el mismo afecto.

Y ahora os pido perdón
por lo ramplón de estos versos
y hace mutis por el foro
este que lo es
Sampedro.

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EL QUE NO LLORA NO MAMA [Mi poema]
Emilio Frugoni [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

A ese viejo tan reviejo
que un día fue calavera
que sentado está a su vera
y hoy no mira en el espejo.

De la vida nada espera,
que de achaques se resiente,
que ya dejó el aguardiente
y el fumar en la guantera.

A ese viejo empedernido
que de todo está de vuelta,
su mente da rienda suelta
sin saber por qué ha venido.

A ese viejo condenao
algo hirsuto y cascarrabias
que aún persigue las enaguas
como un pollo despistao.

Que observa sin desparpajo
lo que antaño fuera un nido
y lo encuentra desvaído
mustio y mirando hacia abajo.

La crítica es su remedio
y el lamento el desahogo,
que aún peca de demagogo,
pues nada tiene remedio.

Al que escribe esta soflama
que en sus versos se lamenta
que hace tiempo se dio cuenta
que el que no llora no mama,

aquí pide al que le lea
no sea muy comedido,
dele un aplauso encendido
y a este ciego haga que vea.
©donaciano bueno

Al fin y al cabo, todos estamos necesitados de los aplausos.

MI POETA SUGERIDO:  Emilio Frugoni

El caballo de Artigas

Ese que está en el bronce vino de Europa un día
a instalarse en la cumbre
de la Cuchilla Grande que cortando los campos
de la patria atraviesa la historia desde el Norte
hasta el Sur como un lazo
de tierra y pasto verde y en la ciudad se cubre
de hormigón y de torres para arrimarse al cielo
sosteniendo en su más erguida loma
el caballo que monta José Artigas
para surcar los siglos en el piélago
de su inmortalidad y de su gloria.
El Héroe lo condujo al frente de su pueblo
cuando buscaba asiento para el impulso en armas
(“más en almas que en armas”)
en trance de labrarse un destino de estrella
en la constelación del Continente.
Con él ganó batallas y soportó derrotas
y guió retiradas y llevó a cabo avances
para al fin exilarse silencioso
en las selvas profundas del Paraguay, que abrieron
sus brazos para darle todo el caudal de sombra
que la brasa de su alma dolorida anhelaba.
Y allí, junto al devoto, nobilísimo Ansina,
tuvo para sus días de trabajo sin tregua
el caballo que quiso en la hora de la muerte
hallar junto a su lecho otra vez ensillado,
viéndose el Héroe al frente de su pueblo aguerrido
acampado en sus tiendas, en la Banda Oriental.
Su caballo lo vio morir, inmóvil. Y agachó la cabeza
mientras Artigas descansó la suya
en la ola de sombra de la muerte.

El canillita

Ya te encontré
pájaro de un ala,
tu ala es de papel,
a rayas negras, negras sobre una hoja blanca.
Ya te encontré
pajarito que corre y salta
sostenido
por una única ala.
Adherida a tu cuerpo
con rigidez de aleta o de membrana,
tu mismo a manotones
grandes jirones de papel arrancas,
y lo esparces a tu paso entre !a multitud urbana.
La multitud cruzas piando y eres como un ave
que atravesase un negro bosque en marcha,
sobre un rayo de sol que en el ambiente
tiembla como una rama
te posas un instante
y cantas.
Y tu pregón pregona
la efímera sustancia de tu ala.
Tus manos la dispersan
a los vientos que pasan.
En la ciudad que se abre al nuevo día
como una flor con pétalos de casas
eres todo un latido
vivaz del corazón de la mañana.
Eres palpitación de clamoreo
desde que el sol se alza
hasta que en el océano nocturno
el ascua de oro, el barco iluminado
de la ciudad naufraga

En los umbrales luego
te acuestas a dormir heroicamente
sobre el último resto de tu ala
y la maldad de la calle te salpica
sus negros salivazos la calzada.

Pequeño vendedor de hojas banales
que reflejan la vida cotidiana
en tus manos aprietas
tornada en tinta y en papel el alma
de la ciudad inquieta y rumorosa
donde tu grito clavas
una y mil veces a través del día
como un puñal de plata.

Pequeño canillita
pajarito de un ala
pues que el infecto limo de la calle,
te macule el espíritu y lo apaga.
Yo te veo — maldita la miseria!—
como una lacra
Y pido que los dioses te protejan
contra el vicio y la crápula
entre los cuales vives agitando
tu única ala,
no por cierto a manera de un escudo
sino como una vela solitaria
en ¡a que soplan implacables vientos
que impulsan yo no sé a donde tu barca.

Ojos arcanos

de «El eterno cantar»

Vous pouvez mépriser les yeux les
plus célébres…
BAUDELAIRE.
I
¡Tus ojos I.. Yo no sé lo que me inspiran,
cuántas cosas de amor me hacen soñar!..
Son dos astros; dos astros que me miran
desde el fondo del mar…

Verdes ó azules, porque no he podido
el color de su magia precisar …
Sólo sé que al mirarlos he creído
ver el cielo y el mar.

He soñado en misterios siderales,
en planetas de un raudo escintilar,
en solemnes auroras boreales
que se elevan del mar …

He pensado en soberbias Estambules
haciendo al sol sus cúpulas brillar,
y en pájaros de rémiges azules
atravesando el mar…

En los soles que ruedan incansables
por encima de todo imaginar
y arrastran sus cabellos impalpables
por el fondo del mar…

en las constelaciones abstraídas
en un triste y remoto fulgurar,
¡y en todas las estrellas sumergidas
para siempre en el mar!..

II
He visto en lo profundo del arcano
que esos ojos descubren al mirar,
como huyendo de mí, todo lo humano
que se parece al mar:

Pasiones siempre prontas al empuje,
tristezas imposibles de sondear,
todo lo que en las almas canta ó ruge:
¡mares dentro de un mar!

Y vi también serenas majestades,
altísimas quietudes sin hollar,
religiosas, augustas soledades:
la montaña y el mar …

III
Astrólogo de amor, quiere mi anhelo
los signos de ese arcano descifrar,
¡cuándo ignora si el mar está en el cielo
o el cielo está en el mar!

Me he acercado á los bordes del abismo,
queriendo ver, ¡mas tuve que soñar!..
y desde entonces para mí es lo mismo
el espacio que el mar …

Lo mismo; que en mis ansias intranquilas
cuando voy lo infinito a interrogar,
veo al mar, como un cielo, en tus pupilas,
y al cielo como un mar.

Fue así como una vez las regias naves
de la Ilusión tus ojos vi surcar,
como si atravesaran muchas aves
pausadamente el mar…

Y después, con la proa hacia el profundo
confín, desde el Ensueño vi zarpar
mi carabela huroneando un mundo
escondido en el mar…

¡Oh, yo he visto también, en una loca
ensoñación que nunca he de olvidar,
el cielo descender hasta una roca,
mientras subía el mar!

Y vi, por fin, con una estremecida
angustia que me hiciera sollozar,
un novelesco y trágico suicida
hundiéndose en el mar…

¡Oh sombra de Gilliat, callada y triste:
no pudiendo en sus ojos descansar,
serenamente heroica le pediste
asilo eterno al mar!

Oda al hombre vulgar

Vulgar, en este caso: común (N. del E.)

Hombre vulgar, prosaico,
que no sabes de esculturales gestos;
ignoras la plástica moral de los arrestos
y eres en el mosaico
de la especie, la piedra más opaca.
Hombre simple y oscuro
cuyo perfil borroso no destaca
ni un rasgo ni una línea
del gran montón anónimo, y no obstante
bajo el destino duro
revelas un alma broncínea
y una voluntad perseverante.
Hombre modesto, ocupas en la vida
un ignorado puesto;
vida desguarnecida
de toda luz, pequeña
y metódica vida
que silenciosamente desempeña
su misión necesaria.
Eres un héroe reacio
al laurel. Tu ordinaria
existencia circula
en el hueco invariable de su espacio,
lejos de toda lírica estridencia:
no sabe de lirismos tu existencia.
Eres resistidor como la mula.
Mas nadie reconoce la importancia
de tu trabajo, y eso que tus manos
sin elegancia y sin arrogancia
realizan en afanes cotidianos
con abnegación invisible
y con mecánica insistencia
la obra que hace posible
la humana convivencia.

Tú en el taller, guiando
la máquina o blandiendo
las herramientas, vas canalizando
el latido tremendo
de la naturaleza, y vas haciendo
la gran casa de todos,
la vida con sus múltiples facetas
y sus distintos modos.
Te ignoran los poetas,
pero te necesitamos todos.

Yo te veo en los puertos
pululantes de trabajo,
moverte en una nube de faenas,
de arriba para abajo,
de abajo para arriba,
desde la estiba al muelle,
desde el muelle a la estiba,
entre las formidables antenas
de los guinches potentes,
atravesando el ríspido tumulto
de las actividades urgentes,
curvado, casi oculto
bajo el peso de los sacos deformes,
depositando en los hangares
las mil cosas vulgares
que reclaman las gentes,
con tus manos enormes.
Yo te veo en las tiendas
y en las áridas sendas
del comercio, con sus tumultuosos emporios;
o en la calma burócrata
de los escritorios.
Te veo
en los barcos, que evocan
el mito de Anteo,
pues cuando en tierra tocan
es para recobrar
fuerzas e impulsos
con que hendir el mar.
Te veo en las sentinas
y entre las máquinas propulsoras,
ante las hornallas devoradoras
de carbón; en las jarcias
donde el viento se enreda
como en una arboleda
de intrincado ramaje,
y entre el abigarrado pasaje
sobrellevando el gris hastío
de los forzados ocios,
que disuelven tu brío;
pensando en tus miserias
o en tus negocios
bajo el gotear de las horas iguales.
Y te veo en el campo, entre los animales
que cuidas y arreas.
Cuando el pasto acarreas,
semejante a una hormiga
que tiembla bajo el peso de su carga.
Te veo descansar de tu fatiga,
con expresión amarga,
entre los tuyos, sin hablar siquiera.
Te veo en todas partes, donde quiera.
Tú llenas el espacio
de la vida, hombre útil.
Tú eres el vulgo inmenso,
inmenso como el mar, que es una inmensa
muchedumbres de olas. Voy suspenso
de tus secretas ansias, tras tu paso.
—Ese hombre que encontramos al acaso
siente y piensa. ¿ Qué piensa ?…

En ti, hombre oscuro,
hay una oculta luz, una imprevista
poesía hecha de prosa.
Tus virtudes
sin poesía valen la poesía
del mundo. No tienes inquietudes
espirituales, pero en cambio tienes
dolores sin grandeza, sin belleza y sin voz,
¡nada más trágico!
Hombre vulgar que vas y vienes
en tu trajín insustituible,
paso a paso te sigo;
luego en tu mesa con tu pan comulgo.
Hastiado estoy del vulgo irredimible
de los que no son vulgo,
¡y te bendigo!
y no concibo el gozo
de las sañudas gentes
cuando aciertan en los blancos vivientes.
Me agrada la pechuga
de la perdiz y el pato,
y me los como a veces con lechuga
si alguien me los coloca sobre el plato,
pero los quiero bien y no los mato.

Aquí sentado al borde
del río, me reflejo
en sus ondas, acorde
con la tranquilidad de mi aparejo
que se duplica en el movible espejo.

Yo estoy en una punta
y en la otra punta el alevoso anzuelo,
y entre las dos la caña que nos junta.
Yo he matado el anhelo;
y el pez que muerde me lo manda el cielo.

Yo le dejo morderme la carnada
sin que mi sentimiento y mi conciencia
me lo reprochen. Nada
me impide reducir a la impotencia
al pez que aguardo con feroz paciencia.

Pero ¿en verdad aguardo
al pez como a su presa
aguaita entre las ramas el leopardo?
No es realmente el pez lo que interesa,
sino la paz, que como el sol nos besa.

Y cuando el pez se clava
y la boya se agita,
el pacífico sueño se me acaba.
Mi mano apresa el cuerpo que palpita,
y en la tierra fatal lo precipita.

No hay sangre pero hay muerte.
El pescado me mira

con su mirada inerte.
No leo en ella ira
ni desesperación. Nada me inspira.

Mas también es mi hermano.
“Mi hermano pez”. Como su pena es muda
sin compasión lo ultima nuestra mano,
cual la del cazador torpe y sañuda.
Pescándolo egoísta y “muy humano”
pesco mi paz de un día este verano.

El hombre se divierte
jugando con los pobres animales
juegos de sangre y muerte.
Los hombres somos fieras racionales
y el mal ajeno cura nuestros males.

Mi caña pensativa
es un arma terrible bajo el cielo.
Pero yo tengo un alma inofensiva
que en hacer mal no puede hallar consuelo.

¡Chito! Que ya otro pez mordió el anzuelo.

LAS PLAYAS

I
Montevideo tiene un aire de pereza.
Tendida cabe el río, sobre colinas gayas,
aburrida bosteza
hacia el espacio, por sus cinco playas.

¡Oh, las graciosas playas de Montevideo!
Abren sus blancos brazos, como con el deseo
de estrechar todo el río en sus arenas,
y el río les regala el cabrilleo
de sus aguas serenas.

Ramírez y Pocitos, y Carrasco y Malvín
y Capurro, hospitales que curan el esplín.
En ellas tiende el Río de la Plata
sus sábanas de espuma para la conjunción
de sus aguas azules con la arena de plata
en que lento se acuesta el río, como un león.

Con esas cinco playas, que son bocas divinas,
sonríe en el estío a las auras marinas
que la perfuman al pasar,
dejando en esas bocas un ósculo del mar.

Montevideo tiene un aíre de pereza. . .
Al descender los días estivales
sobre sus costumbres casi coloniales,
es como una criolla joven, pero algo obesa,
que al sol se despereza
con movimientos lentos y sensuales.

Sus pupilas se encienden de un fulgor repentino,
sus labios reflorecen con dulzor de pitanga,
y su garganta arroja al aire cristalino,
como una piedra, el grito de su risa guaranga.

Hacia las cinco playas vuela el aburrimiento
de la ciudad, en automóviles y tranvías,
y allí lo contemplamos, en aquel somnoliento
desfile por las ramblas, igual todos los días.

II
¡Playas armoniosas! En su blanco seno
Yo sorbo de bruces, junto al mar sereno,
con labios voraces,
la savia esencial de la vida,
que hierve en las ondas y flota en el viento.
En ellas mis ojos audaces
gustaron visiones de carnal belleza
que me depararon un deslumbramiento,
y también un poco de vaga tristeza
como deshojarla como flor al viento…

Yo adoro esas playas,, y en ellas adoro
a las mil ondinas de cabellos de oro
o de bronceados o negros cabellos,
que muestran sus cuerpos flexibles y bellos
ante el mar sonoro.

Yo adoro
los muslos pulidos, los brazos, los cuellos
de mujer desnudos, en la arena llena
de chispazos de oro.
¡Playas! las sirenas
cantan a los ojos sobre las arenas
que el día rescalda,
ofreciendo al aíre los senos, la espalda,

las carnes morenas
que el sol les madura con su beso gualda.
Playas deliciosas que adoro y envidio;
sobre vuestro seno aventan su fastidio
voluptuosamente divinas ondinas;
¡oh, playas divinas!
Yo envidio las ondas que abrazan y tumban
los cuerpos de diosa, tal como en un lecho;
con mil dientes blancos les muerden el pecho,
y, al fin, jadeando, a sus pies se derrumban. .
¡Playas, playas, playas! bocas sonrientes.
¡Playas, playas, playas! brazos en que veo
mecerse confiadas mil formas vivientes
que admiro o deseo.
¡Playas, playas, playas de Montevideo…

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CONTENTO CONMIGO MISMO [Mi poema]
Heberto de Sysmo [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Partamos de la base que soy rico,
ya sé que alguien dirá que eso es mentira,
y alguno que mi mente es que delira,
que gusta de fardar, de darse el pico.

Yo sé también que existen envidiosos
que rico, esa palabra, la repelen,
debido a que son pobres y les duelen
al ver que otros disfrutan tan gustosos.

Ser rico es ir creando pelusilla
a aquellos no disfrutan tales fueros,
lo diga Agamenón o sus porqueros,
ser rico es de la envidia la semilla.

Ser rico aquí os lo juro no me importa
pues nunca es el más rico el que más tiene,
y a mí quizás que ser no me conviene,
vivir sin regatear no se soporta.

Que así yo soy feliz. Pues nada tengo.
ni quiero lo que sé que no lo alcanzo.
Voy libre y en la lucha me afianzo,
contento en lo que soy, de donde vengo.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDO:  Heberto de Sysmo

Versos de queda

La palabra es el tiempo, el silencio la eternidad.
Maeterlink

Si supieras que tantas imposturas

no van a conducirte a donde piensas,
dejarías de ser el mamporrero

de esta estética muerta.

¿Por qué contar las sílabas de un daño?
¿A qué, reorganizar las tildes
en una despedida?
Ya sea incontinencia, vicio o filia,
— ¡valiente serendipia! —
en busca de la forma, encontramos un modo.

En mi mesa de artista
conviven el bolígrafo, el pincel,
la servilleta;
los unos, desdibujan el ensueño,
la otra, recoge el semen
de sus burdos intentos de embarazo.

No por forzar el verso a nuestra idea,
no por romper el himen
gramático, la prosa,
encontramos belleza en la escritura.
Para encontrar el ritmo que no suena
resulta imprescindible que el silencio
retumbe en tu conciencia.

Desaparece del poema.
Así, cuando regreses, verás qué tanto ocupas
en este simulacro de homicidio.

La música no cuenta con nosotros
al gestar los milagros que con su lira tañe;
afirmar la autoría
de ese robo imposible
es gritar: — ¡soy poeta!

PALABRA MANDÍA

Tu belleza me increpa.
Sí, pienso en desvestirte
y desglosarte inmune.

Mi cuerpo es amasijo de materias
desconcertadas, su ínfula inasible,
transfigurada y sísmica,
reconfigura la cartografía:
mi craquelada piel.

Cróbilos, frondas, lazos: fractaria porcelana
en reverberación por ti:
estruendo mudo.

Encallar en tu costa inexplorada
invita a desguazar mentira y muerte,
dolor anacoluto, sobreexpuesto
a ardidas luminarias de tus orbes.

Cincelo el petroglifo que en tu carne
horada la avenida del delirio,
tiento la algarabía de una música
entre la esquizofrenia y el milagro;
lloro tendido, soy espejo
de tu mundana herida.

Desollar tu epidermis,
ser tatuaje, no: hueso;
columna que vertebre tu inocencia
para, después, herirla y corromperla
como jamás se ha visto.

En tu cuerpo, mi escombro
recuerda que fue muro.
Siento —metralla inmóvil—
haber explosionado
frente a una flor que nace.

Palabra fuego.
Nuestras lenguas en celo
—apéndices comunicantes—,
no saben más idioma que el contacto
de los cuerpos, cercados y ateridos
a este tiempo caníbal, distancia sin espacio,
de quien por hambre come.

HOMEOLOGÍA

(Receta casera de la poesía)
«Solo aquellos que ardieron como cirios
en los templos vacíos del silencio,
son dignos de fervor y seguimiento».
Ignacio Caparrós

Revierte tu tristeza en un cuaderno.
Añádele dos lágrimas.
Ahora ciérralo bien fuerte.
Apriétalo contra tu pecho.
Agítalo.
Transfiérele tu fe y confianza.
Guárdalo en un lugar fresco y seguro.
Espera un tiempo.
Sí, mucho tiempo.
Tiene que fermentar en el olvido.
Y cuando aquel dolor
que dio origen a su escritura
te impulse a regresar a sus páginas,
comprobarás que debes ofrecerlo;
ya que tal vez, no a ti,
pero sí a otros muchos
será capaz de restaurar su daño.

TATUAJE

Arrugas en la frente son renglones vacíos.
Las “haches” por detrás de las rodillas
son insonoras huellas.
La “i griega” entre tus ingles y tus muslos
es el canope vaso que contiene la vida.
La “o” duerme en tus ojos,
los paréntesis en tus nudillos;
en la cartografía de la carne
también se manifiesta esta tragedia.
En esta anatomía de asterisco
vibra una turbamulta de pulsiones,
impulsos que en el signo encuentran cauce.
“La uve” está en el óvalo del rostro,
tu sexo en su cabello porta un mundo
—mosaico enrevesado de formas y textura—,
por eso cuando hacemos el amor
somos palabras nuevas.

VARIACIÓN SOBRE “AUSCHWITZ”

El hombre y su ficción,
que es lo que existe
Jaime Siles

Un leon felipe

Nací en Tabara, España; morí en Ciudad de México;
Sequeros fue escenario de mi infancia.
Ha sido boticario,
también actor de obras itinerantes,
y en más de ochenta años de viajes,
dolores y experiencias,
no he conocido bestia
Tan atroz como el ser llamado humano.

El infierno de Dante no es infierno.
Los poetas malditos, las novelas.
que narran ese mito, quedan cortas,
no hay círculos, ni hay nueve
estadios de sufridos ordenados,
no hay jerarquía en el dolor supremo;
solo una enorme fila de niños en el frío
caminando desnudos al horno crematorio;
solo una podredumbre que se agolpa
no en los vasos sanguíneos,
sino en el corazón.

Llevamos el infierno con nosotros,
somos nosotros mismos.

Ahora habladme
de musas y violines,
de máscaras que oculten herida a la verdad,
de infiernos tan menores que no llegan a infierno.

Romped todas las harpas, todos los lienzos ¡rápido!
Vivís en la ignorancia del infante
y la tranquilidad del nuevo rico.
Con la misma ceguera
fabricaréis también el cielo
y un dios que lo gobierne y os castigue.

Siempre pensé que el mundo
más que un lugar terrible era no mundo,
un no lugar para un no ser humano,
hasta que un día
—no del yuppie o banquero,
no de quien puede—
recibí una limosna
de manos de una puta callejera.

EPILEXIA

Leyendo un poemario encuentro
una palabra nueva;
la anoto en un cuaderno, pienso en ella:
no sé qué significa.
Balbuceo su nombre buscándole una imagen
pero no encuentro nada que se avenga a su forma.
Este tiempo de sol y viento nuevo
es momento crucial, de savias otras
que brotan encendidas para nadie;
momento en que el cerebro, el mundo entero,
conspiran, configuran su lenguaje.
Cómo llamarte lo que no a mis labios
se entrega para darte, mas naciendo
palabras que no sepan de nosotros;
porque no soy capaz, y esto me duele,
de amarte como un gato: sin palabras.

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UN SIMPLE AMIGO [Mi poema]
Líber Falco [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Amigo suena bien, suena bonito,
palabra tan afable y con solera,
que inunda en el ambiente y pega un grito.

Amigo, ese vocablo, requisito
a nexo ser de un diálogo cualquiera,
precede a ese llamado, yo te invito,
amiga es lo contrario a forastera.

Amigo más que un nombre es un piropo,
un modo de atraer a la empatía,
que acerca hasta el oído en que me arropo,
si siento ya mi alma está vacía.

Qué hará que hasta el mísero mendigo
al oírlo enardece de alegría,
y hasta Dios que reclama ser tu amigo.
©donaciano bueno

#Se ha desvirtuado la palabra amigo? Share on X

Los amigos se eligen, cosa que generalmente no ocurre con la familia, que viene en el paquete.

MI POETA SUGERIDO:  Líber Falco

Despedida (Falco)

La vida es como un trompo, compañeros.
La vida gira como todo gira,
y tiene colores como los del cielo.
La vida es un juguete, compañeros.

A trabajar jugamos muchos años,
a estar tristes o alegres, mucho tiempo.
La vida es lo poco y lo mucho que tenemos;
la moneda del pobre, compañeros.

A gastarla jugamos muchos años
entre risas, trabajos y canciones.
Así vivimos días y compartimos noches.
Mas, se acerca el invierno que esperó tantos años.

Cuando el Sol se levanta despertando la vida
y penetra humedades y delirios nocturnos,
cómo quisiera, de nuevo, estar junto a vosotros
con mi antigua moneda brillando entre las manos!

Mas, se acerca el invierno que esperó tantos años.
Adiós, adiós, adiós, os saluda un hermano
que gastó su moneda de un tiempo ya pasado.
Adiós, ya se acerca el invierno que esperó tantos años.

Destino (Falco, 1954)

La tarde declinaba
buscando lentamente
los pliegues de la noche.

Las gentes pasaban presurosas.
Todo en el mundo cumplía su destino.
Sólo tú y yo quedamos en sus bordes.
Mas, miré a mi costado, te busqué,
y ya no estabas a mi lado.

Esta calle vieja

Esta calle vieja
de viejas paredes
de aire viejo y triste
de muros y musgos.

Calle amarga
donde es triste vernos
vestidos de fantasmas
donde todo es triste
porque fue
y no ha sido.
Porque ya ha pasado
y porque el tiempo es triste.

El abismo

Estoy debajo de mis sueños.
Ya ni estrellas ni pájaros nocturnos
levantarán mi canto.

Puente de plata y oro es el amor.

Amada, tú eras el único asidero
pero yo he mirado al abismo
donde ondula (libre de nosotros)
el limo de mis sueños y tus sueños.

Desde entonces ah!
qué solo estoy en la tierra.
Y tú, qué sola.
No lo sabes y disuelves tus lágrimas en risas.
Desde entonces,
cuando apoyo mi frente
en el tibio regazo de tu seno,
algo quiero olvidar que no conozco todavía.
Y crece mi ternura para ahuyentar el miedo.

Lejana erra mi alma
y en sus flancos llueve la tristeza.
Deja que te llore y que me llore allá.

Infancia (Falco)

Vivías en una casa grande.
Grandes pájaros asomaban a tus ventanas.
Y como su todo por primera vez
por vez primera todo se aprestara a vivir
cada mañana de nuevo y siempre
descubrías las cosas y los seres del mundo,
de nuevo y siempre cada mañana siempre.

Mas, el tiempo pasó.
Pasaron días y días; tiempo y tiempo.
Y vino, y sobrevino la noche.

Oración de la desesperanza

Noche sin luna
y yo aquí.
Ni velamen ni vientos,
ovillado en la noche
interrogante signo sin frase

Y este dolor
sin raigambre en las cosas
?fantasma sin memoria?
¿vino de un mundo donde no hay ojos,
que velen a la muerte?

Quiero solamente,
en bautismos de alegría y de dolor,
apretarme a la Tierra
bajo el ala quebrada del desvelo.

Ahora

Dame tu mano y vamos
entre la tarde, tristes,
a recordar los días
que se fueron.

Aquella mi pobre casa
donde en dura pobreza
bebimos la dulzura,
aquélla ya no existe.

Eras alegre entonces
y a veces eras triste.

Mas, dame tu mano ahora,
oh, amor, dame tu mano y vamos
a recordar siquiera,
lo que ya no existe.

Nuestra España

Ahí yacen y esperan debajo de la tierra,
muertos que por las noches escuchan una estrella.
Mas, son millones los astros y en el silencio ruedan.
Son millones los muertos y en el silencio esperan.

Ahí yacen.
Bajo la tierra gime, no acabada,
endurecida en su último gesto,
la risa confiada de los niños
y aquel soldado, Pedro Rojas,
vivando un canto fraternal y nuestro.

Ahí yacen.
Oh! amor de siempre, sepultado.
Oh! dulce rostro de lo amado y bueno.
Pueblo, piedras, árboles.
Pueblo y pueblo, ya olvidado.

Ahí yacen.
Oh! madre nuestra
muerta y rediviva,
siempre.

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ANONADADO ASISTO [Mi poema]
Ovidio Fernández Ríos [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Asisto anonadado a lo que pasa
en torno a mi existencia en este mundo,
tratando hacer del mismo tabla rasa,
y viendo como mueve su argamasa
en este mare magnum nauseabundo.

Veo dolos, rencores y traiciones,
vendettas, animadversión y guerras,
disputas por mandar entre naciones
y asisto a la maldad de corazones
y a llantos que lo son de vidas perras.

Del fondo de lamentos oigo gritos,
guerrero que amilana y se desmaya,
rugidos de rufianes inauditos
que siembran de cadáveres malditos
y entierran ilusiones en la playa.

Bramidos de violencia que desgarra
de forma repentina e insistente
las ansias de vengar al que se amarra
blandiendo con crueldad su cimitarra
y engulle sin piedad a tanta gente.

Quisiera no estar triste más no veo,
quisiera no mirar a ningún lado,
quisiera ser un ciego en su paseo
que extiende su bastón, como un ateo
reniega de ese dios que le ha creado.

Y quiero, eso es verdad, aunque no puedo
calceta ser volviendo del revés,
pensar que todo a mi me importa un bledo,
salir con libertad ya de este enredo,
soltando esta condena en un traspiés.
©donaciano bueno

#Pesimista o más bien realista? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Ovidio Fernández Ríos

TU CUERPO

Tu cuerpo es una vibración. Es una
tremante flor de nieve, que parece
que de su cáliz blanco resplandece
un brillo de estival claro de luna.

Tu cuerpo es una línea, es un camino
entre Dios y el hombre. Luz y arcano.
es muy divino para ser humano
y es muy humano para ser divino.

Y a veces, en mi ardor, quisiera al verlo
darle besos frenéticos, morderlo,
y hundirlo en mis brazos soberanos;

¡más, no me acerco, porque temo, fuera
un hilo de cristal que se rompiera
a la primer caricia de mis manos!

YO SÉ QUE ESTÁS EN MÍ

Yo sabía, mujer, que iba a encontrarte
más, sin saber por donde llegarías
ni cual era tu nombre, ni que harías
al llegar hasta mi, para anunciarte.

Tú vendrías a mi, sin yo buscarte,
sin yo sentirte, tú te infiltrarías
en mi ser con tu luz y me darías
la divina razón para adorarte

Yo sé que se cumplió el pensamiento
yo sé que estás en mi, porque me siento
enamorado de ti, sin conocerte.

No sé quien eras, pero ya eres mía
con un amor, que sólo apagaría
el profundo silencio de la muerte.

LA CANCION DEL PARIA

Yo soy un legionario de las turbas hambrientas
Yo voy vagando siempre, cansado y sin hogar;
Yo voy dejando trozos de mis carnes sangrientas
En las montañas, donde yo subo a blasfemar.

Yo soy un paria errante. En mi gran fiebre quiero
Buscar las libertades, soñando un Sinaí;
Más, tengo por guardia el Universo entero
Y el Universo es chico para guardarme a mí

Yo quiero herir al monstruo del mundo con mi lanza;
¡Dejar hecho ruinas donde yo plante el pie!
Yo tengo mucha hambre de amor y de venganza,
Y sufro y me revuelco… ¡pero llorar no sé!

¡Yo sueño las derrotas de todas las edades;
Yo clamo por las almas vencidas y sin luz;
Y las miserias todas de las humanidades
Las llevo en mis espaldas como una inmensa cruz!

El látigo del déspota en su bárbaro anhelo,
Jamás hizo a mi rostro teñirse de arrebol;
¡Y yo no tengo frente para bajarla al suelo,
Porque mi frente se hizo para llegar al Sol!

Mi voz nadie la acalla. Mi voz en las cuchillas
Y en los llanos, tiene el eco de un lírico huracán,
Y el pan, yo no lo imploro hincando la rodilla,
Porque hombre soy, tan hombre, como el que tiene pan!

Desprecio las riquezas, las pompas, los laureles;
Es todo fango y sangre, orgullo y vanidad
De los cerebros muertos ¡yo quiero los corceles
Y la carroza roja, do va la libertad!

Y siempre voy vagando. Y si algún día siente
Mi espíritu, apagarse la fe que lo alumbró
¡Sabré morir de angustia, más sin doblar la frente!
¡Sabré matar mi alma, pero arrastrarla, no!

HOMBRES LIBRES

HOMBRES LIBRES (parte de una extensa poesía dedicada a Batlle y Ordóñez)(Noche del 14 de diciembre de 1910 en el Teatro Stella de Italia una Conferencia Pro Batlle – El poeta la recitó aquí por primera vez).

“…Como un clarín de guerra que dijera
A la máquina humana: ya es la hora
Que depongas tus fueros, triunfadora
Llega un ala de luces nunca vista
La evolución universal existe
Si ayer, conquistador de un mundo fuiste
Hoy otro mundo viene en tu conquista
Y ese otro mundo es la nueva frente
La juventud moderna, el siglo XX
Que no pide, que toma sus derechos
Por la fuerza o razón, sin Dios ni leyes
Gritando ante los tronos ya desechos
Viva la libertad, caigan los reyes
Viva la democracia soberana
Caiga la sombra, resucite el arte
Queden las catedrales en escombros
Y salve la juventud, titán que lleva
Otro mundo triunfal sobre los hombros…”

Del caos

Era en la noche eterna. Los volcanes
Vomitaban su lava incandescente,
Y al empuje de rorcos huracanes,
Las montañas caían, cual titanes
Heridos en la frente.

Los truenos eran lúgubres tambores
Tocando a carga con pujante brío,
Y mil rayos de vividos fulgores
Fingieron una lluvia de colores
En medio del vacío.

Revolvióse el océano salvaje
Escupiendo sus olas contra el cielo;
Chocáronse las rocas con coraje,
Y los astros, surgiendo del chispaje
Iniciaron su vuelo.
El Planeta giró sobre si mismo,
Y luego se incendió cual ígnea tea;
Y al apagarse, de ese cataclismo,

Surgió un hombre de lo hondo del abismo
Y en su frente una luz, y fue la Idea.

El poema del invierno

A Manuel Blanco

Descendiendo por una montaña
Viene un viejo, muy viejo y muy blanco.
Hace ya muchos siglos que emprende
Un viaje a la tierra por año.
Viene todo cubierto de nieve,
Su cabello y su barba son largos,
Y parece que fuera en la noche
El fantasma de algún ermitaño.
¿Donde va? ¿Quién lo guía? ¿Qué busca?

¿Que misterio hay en él, que a su paso

Se deshojan y tiemblan los árboles
Y se mueren las flores del campo ?
¿Quién le dio ese poder, que al sentirlo
El molino da vuelta sus brazos,
Y se llenan de muchas tristezas
Las almas, los cielos, las flores, los lagos ?

Ha golpeado tres veces seguidas
En la puerta de un regio palacio,
Donde se oyen, de afuera, las notas
Musicales de un dulce piano
Que acompaña los cantos amables
De princesas y de cortesanos,
Luego el giro sutil de una danza.
El bullir del champagne delicado,
El sonoro chocar de las copas
Y las risas en todos los labios…
Allí hay luz, mucha luz, mucho fuego,
Hay calor, alegrías y hay cantos,
Allí hay vida, y hay oro, y hay pieles,
Y por eso, del regio palacio
En la puerta, ese viejo muy viejo,
Ha golpeado tres veces en vano.

¿Donde va? ¿Quién lo guía? ¿Qué busca?
Ese viejo, tan viejo y tan blanco?

Esta vez ha vencido. En la choza
Miserable de un pobre aldeano
Ha llamado una vez solamente,
Y la puerta se abrió á su llamado.
Allí todo era negro y muy frío.
No había fuegos, ni luces ni cantos;
Un jergón en el suelo, dos niños

sobre él, como dos estropajos;
Una anciana tendida en un lecho,
Muy enferma de un mal hondo y largo,
Y sentado en el suelo, había un hombre
Que dormía, apoyando en sus manos
La cabeza, quizás dolorida
De sufrir por muchísimos años.
Mucha hambre había allí, mucha pena,
Y el intruso rió con sarcasmo,
Y besó a cada cual en la frente

Con su beso maldito y helado.
Agotó de la anciana la vida;
A los niños dejó demacrados;
Y arrancó de los brazos del hombre
La única fuerza y mató su entusiasmo !

Ya salió de la choza enlutada.
Ahora ante él ha brillado un relámpago.
Y camina, camina sin rumbo
En busca de hogares que no estén cerrados.
Y allá va, lentamente, el Invierno,
Ese viejo tan viejo y tan blanco,
El que llena de muchas tristezas
Las almas, los cielos, las flores, los lagos!

SABIDURÍA

Si ser sabio es saber todo el misterio
que hay en el ser y en la naturaleza;
tener un universo en la cabeza
y hacer del corazón un cementerio;

si ser sabio es vivir sobre el abismo;
alzar el puente que lo liga al mundo,
y envuelto en el desprecio más profundo
encastillarse dentro de sí mismo.

Si saber es odiar al que no sabe;
tener orgullos; pronunciarse grave;
y traficar ideas y palabras

sacrificando el alma y la conciencia:
si ser sabio es así, si así es la ciencia,
prefiero ser pastor cuidando cabras!

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CUANDO SEAMOS VIEJOS… [Mi poema]
Claudio Mamerto Cuenca [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Cuando seamos viejos…
cual quinceañeros nos cogeremos de las manos,
iremos de paseo por el sitio más cercano
para que el mundo contemple lo mucho que te quiero.

Cuando seamos viejos…
tu cara y mi cara se han de llenar de arrugas,
yo, guapa, te seguiré viendo cual ninguna
y tú no harás caso cuando mires al espejo.

Cuando seamos viejos…
juntaremos en la cama los cuerpos doloridos
recordando los momentos felices ya vividos
para así mitigar el dolor de nuestros cuerpos.

Cuando seamos viejos…
nos sentaremos en un banco mirando al infinito,
soñando que vivimos en un mundo muy bonito
ahuyentando de la mente nuestros miedos.

Cuando seamos viejos…
y tiemblen mis manos al rozarse con las tuyas,
pensarás que es de emoción, mas nunca lo atribuyas
a que son problemas de la edad ni mucho menos.

Cuando seamos viejos…
y notes que los quince años te llevo de adelanto
se empiezan a notar; tú solo piensa en cuanto
te quiero y que, nena, a ti aún te queda mucho tiempo.

Cuando seamos viejos…
jugaremos a juntar dos corazones,
tú a mí me enseñarás a controlar las emociones
y yo a ensayar tirarte de nuevo a ti los tejos.

Cuando seamos viejos…
viviremos cada minuto de la vida
con la misma intensidad que en la corrida
pone al lidiar en cada suerte así el torero.

Cuando seamos viejos…
al levantarnos cada día, saltaremos de alegría
como si se tratara del último de nuestra vida
y vuelta así a empezar hasta el final de este cuento.

Cuando seamos viejos…

MI POETA SUGERIDO:  Claudio Mamerto Cuenca

MI CARA

Esta cara impasible, yerta, umbría,
Hasta ¡ay de mí! para la que amo helada,
Sin fuego, sin pasión, sin luz, sin nada,
no creas que es ¡ ah, no ! la cara mía.

Porque esta, amigo, indiferente y fria
Que traigo casi siempre, es estudiada….
Es cara artificial, enmascarada,
y, aquí para los dos, -la hipocresía!

Y teniendo que ser todo apariencia,
Disimulo, mentira, fingimiento,
Y un astuto artificio en mi existencia,
Por no poder obrar conforme siento

Y me lo mandan Dios y mi conciencia.

EL LUNAR

Como del cuerpo entro todos
Los hechizos sobresale,
Y hasta una hermosura vale,
De los ojos la beldad :
Así entre las bellas dotes
Del corazón y del alma,
Como en la selva la palma,

Descuella la caridad.

UN MAL CASADO

En medio de los dolores
de una muerte que amagaba
Un infeliz recordaba
Sus ya pasados errores ;

Mas cuando aquel recordó
De haberse buscado suegra,
Basta, dijo, muerte negra,

Líbrame, de él, y espiró.

INÉS

En su próxima dicha embebecido,
Delirante de amor Favonio espera,
Que se desnude Inés, y placentera ..
Entre con. él al lecho apetecido.

La ve soltar un lazo, y sorprendido
Mira caer á sus pies la ancha cadera;
Un resorte, y con él la cabellera,
Y en pos de un otro, el muslo desprendido.

Queda el rustro divino : ¡ oh ! ¡qué blancura !
Mas no, que es Solimán …. se pone prieto,
Y… ¿ qué saca, después ? ¡ la, dentadura !
El seno ¡ ah! se desprendo con el. peto!
¿Y qué resta por fin do su hermosura?
¡Oh engañosa beldad, -un esqueleto !

UN SONETO

Un soneto! sí, Fabio; un cuarto de hora
Que escribo, y sudo, y voto, y me fatigo,
Y llano al . . pero qué . . nada consigo;
Si mas quito y añado, más se empeora.

Iba á escribir …. mas ya … ni sé ahora;
Y es esto diversión, ¡ ah ! no ; maldigo
Hasta el mismo alto numen que es testigo
Del vático furor que me devora.

De esta vez, no hay remedió, pierdo el juicio!
Quince versos, dos ripios, plan y objeto
Es preciso borrar ; ¡qué sacrificio !
También un consonante, un epíteto
Mal aplicados ¡ oh ! ya esto es suplicio !

¡ Llévese el diablo, pues, pluma y soneto !

EL SASTRE

De un rico lino cortaba
Para su esposa, un vestido
Cierto sastre, y distraído
La mitad del lino ahorraba.

Nótalo ella y grita: Espera,
Tú me robas mucho paño!
Y él responde : No es extraño,
Me olvidaba de quien era.

A UNA DAMA

Preguntóme una doncella.
¿Me falta algo por ventura,
Siendo rica, noble, y bella?
Sí, le dije, más cordura.

LA RESPUESTA

Preguntóme, ¿cuál de aquellas
Cinco damas es mas linda?
Un amante; óyelo Alcinda

Y dice, ninguna de ellas.

EPIGRAMAS

Un pendenciero

Un valentón desafió
A un antiguo militar,
Y llegados al lugar
De la riña, así le habló :

Tú tiras, o tiro yo,
O me matas, o te mato,
Y es sabido que un mal rato
Debe huirse.. . .y disparó

La Viuda

Bañada en lágrimas vi
Quejarse á una joven viuda,
Diciendo: muerte sañuda,
¿Porqué me dejaste á mí ?

Grita, llora; mas voy yo,
Háblole de casamiento,
Y la viuda en el momento
En risa el llanto mudó.

El beato

Rezando estaba un devoto
Muy contrito, cuando al paso
Pisa su hijo por acaso
Un mal jarro y queda roto :

Se enfurece con exceso,
Grita el beato, rabia y vota,
Toma al hijo, cruel le azota,
Se hinca luego y sigue el rezo,

El busto

A un chulo se preguntó
Si el busto de un magistrado
De blanco mármol labrado
Le era fiel, y respondió :

El busto no admite medra
Ni puede hacerse mejor
Porque imitó el escultor

Hasta los sesos de piedra.

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LAS REDES ASOCIALES [Mi poema]
Amparo López del Baño [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

La red, el basurero putrefacto,
que vive de las heces que unos sueltan
y de otros que en las heces se sustentan
cual fuera con el diablo hacen un pacto.

La red, el lupanar donde inhumanos
mostrando van pudor de incontinencia,
defecan sus estados de inconsciencia,
ensucian lo que tocan con sus manos.

El muro de las mil lamentaciones
que llenan las cloacas de improperios,
se mueven como sombra en los misterios
aquellos que presumen de bribones.

Las redes, que hoy las tildan de sociales,
allí donde se ocultan las mentiras,
los tacos, las blasfemias y las iras
resurgen cual si fueran animales.

La charca donde los escupitajos
se encuentran a sus anchas, paraíso
de aquellos que rebuznan sin permiso,
de todas las campanas sus badajos.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDO:  Amparo López del Baño

¡AY DE MÍ!

¡Qué si he amado decís! Estos cabellos
antes de la vejez blancos y escasos,
la eterna palidez de mi semblante,
mis ojos abatidos y nubilados,
la orla azul que circunda mi mejilla,
el pliegue desdeñoso de mis labios
el eco melancólico y doliente
que de mi voz resuena cuando hablo,
el tosco desaliño de mi traje,
mi talle juvenil encorvado,
la expresión indolente y descuidada
de todo cuanto digo y cuanto hago,
la nube de tristeza y de amargura,
que cubre mi semblante ya hace años,
¿no están diciendo a voces, que es mi vida
un gemido de amor continuado?

Récipe

Me preguntáis la forma y la manera
de vencer el dolor, clara, precisa…
yo os daré la receta verdadera
y en fórmula, por cierto, bien concisa.
Para que el gozo inunde vuestro pecho,
y nunca os abandone la alegría,
y de la vida en el sendero estrecho
luz del cielo llevéis por norte y guía.
Amad, aunque no os amen: al que ignora,
al que sufre tended la amiga mano:
compadeced a todo aquel que llora,
fuese verdugo, víctima, o tirano.
Y haced bien, mucho bien, aunque os lo veden
los sectarios del negro escepticismo:
que ni el mal ni el dolor existir pueden,
allí donde no exista el egoísmo.

Ilusiones

Me parece que toco con la frente
al firmamento azul;
y que navego en el etéreo espacio
entre olas de luz.
Que crezco, y me dilato; y que en la tierra
casi no quepo ya:
pues se difunde el alma cuando, sueña;
y sentir es soñar.

Virtud de amor

Paréceme, que solos en la tierra
existimos tú y yo;
que el cielo, el universo está vacío,
y lo llena y lo colma nuestro amor.
Donde quiera que miro, un océano
de luz y de pasión
ven mis ojos, y a ti sobre sus olas
dominándolo todo, como un dios.
Y no me engaño, no: que los que aman
como amamos los dos,
son el trasunto fiel, la viva imagen,
del mismo Creador.

Deseos

No: yo no quiero ni aun tocar su mano:
¡su mano! ¿para qué?
lo que yo quiero es penetrar su alma
una vez, y otra vez.
¡Que me cerque, me envuelva, y acaricie;
y que juntas, volar
puedan por los espacios infinitos,
sin volverse ya nunca a separar!

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MI POETA INVITADO: Willian Geovany Rodríguez Gutiérrez

No soy el otro tampoco soy yo

Encarno un territorio
lo habito en el desierto
cada sepulcro va y viene con el oleaje
se postra al vacío
no soy Sartre ni Camus
ni soy yo el otro de Borges
sino una llamarada
se aviva en cada ánima
y muriendo vive en mí
y viviendo vas dejando en el camino
pasos de gigantes

Tiro de gracia

El destierro de Hermes me llama
devora mis pasos
se cruza en mi camino
me muestra espejos que se incendian
y cortinas que se extienden en el frío amargo
ya no hay paso entre tanta podredumbre

Las flores del mal de Baudelaire debo entregar
y firmar mi sentencia una vez más

Controversia

Los dioses de fuego atesoran en Ítaca
el espectáculo de la creación
usan artilugios consagrados
y mezclan sus palabras como pilón en tierra
la controversia se disuelve con el mejor postor

El sofisma ha vuelto
al cristal de las hienas una vez más

LAS TRIBUS HUMANAS [Mi poema]
Luis Bravo [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Las tribus que pululan el planeta
caminan por caminos muy diversos,
y así que sean vecinos son adversos,
dispuestos siempre a hacerse la puñeta.

Todos aman a un dios aunque distinto,
todos usan lenguajes diferentes,
todos van presumiendo de sus gentes
blindando a rajatabla su recinto.

Todos van con su orgullo y sacan pecho
fardando de un ancestro singular,
sus artes y sus mañas de jugar
que otorga al de su etnia algún derecho.

Sus danzas, vestimenta, sus canciones,
distintas sus hazañas, sus leyendas,
el arte en cocinar y otras prebendas,
e incluso para amar las emociones.

Ocultan sin cesar que son mejores
mas eso en realidad es lo que piensan,
son presos de sus egos con que inciensan
y aspiran al gozar de sus vapores.
©donaciano bueno.

#Dónde nace ese afán por diferenciarse del vecino? Share on X

¿Cuál es la razón por la que los seres humanos defienden siempre esas llamadas señas de identidad que les diferencia del resto y apelan a los derechos que por este hecho les asiste?

MI POETA SUGERIDO:  Luis Bravo

VISIÓN DEL HADA SEXUADA

«…de mármol con cabeza de fuego»
Delmira Agustini

Por no se sabe qué pliegue de la rosa
la ardiente sombra amante abrió

Rastro sangrante tiñe el blanco lago
hecho polvo el cisne del primer amor

Muñeca de encaje errante no encajas
lamías la herida con tintas de la noche

Esfinje lunar oblea de opio
lenguas de sal sobre la mar oscura

Estatuas que en tu nombre amaron
lo que se hace mujer a vos te nombró

Viento en contra desnudaste el corazón
impío lo acribillara el enjambre del rumor

Flor abriendo al duro empuje de un dios
regia pesadilla que a Otelo cegó

No te ultimó el maridaje, no te mata su veneno
en la limpia vocal del orgasmo resplandeces

«Preparo los astros del abismo», anunciaste y
aún las voces rasgan enaguas del estuario.

EL BRASIL*

El Brasil es un país tropical y maravilloso de América del Sur,
limitado al norte por de Andrade
al sur por de Andrade
al este por de Andrade
al oeste por los países de habla hispana que lo rodean
y no comprenden su lengua ni la alegría de su gente.

Las principales producciones de Brasil son:
Tupí or not Tupí, de de Andrade
Paulicea desvairada, de de Andrade
Brejo das almas, de de Andrade.

El Brasil cuenta con tres ciudadanos ilustres:
de Andrade, de Andrade, y de Andrade.
Los otros habitantes se llaman a sí mismos
Oswald, Mário, Drummond,
pero todos responden al unísono al apellido de Andrade.

de Andrade es la única trinidad poética de América del Sur.
Sus obras completas aún no han sido publicadas ni comprendidas en Español.
*En diálogo con el poema «O Uruguai» de Murilo Méndes (1901-1975).

PARTIDA

Una pieza de dominó comienza el poema.

El segundo jugador mira de un plumazo sus fichas.
Agrega una metáfora a la primera pieza.

Brossa incita al juego y desaparece de la escena.

(el juego es un pretexto para el poema de los números simétricos).

ODA A LEZAMA EN VIAJE A LIMA *

para Suma Jestalt & Cleo

Ahora ya sabemos encender un habano en La Habana
Hágase el humo cargo de lo que digo, lluevan las volutas a su antojo
Ese alejandrino desciende del joven conquistador y sus ojos de pantera
Huiste de boina a pedal como un ladrón de bicicletas ¡a quién se le ocurre!

A quién se le ocurre navegar en canícula sin sombrerero ni gato
Sí, es el señor de camisa y tiradores que gusta el ron y la guaracha
Quién lo viera más acá de los violines, aullando guampas de chivo en ristre
A la luz de la vela, bajo la luna nueva, chaleco de fieltro negro con botoncito dorado.

Es suya esa luz de monedas girando, dados en la sonrisa de lo eterno,
Escalinata o serpentina de la lombriz, vislumbre irremediable sin Eco
Quién lo diría, te has animado a confesar al oído del animal sombrío
Sí, la motito-taxi es la pieza que falta en tu colección de autos cubanos.

Los libres no cometen delitos mas conocen a la momia que les ata con vendajes
Ya se ha ido, ya se fue, le encantó escucharse; es un encanto oírte recitando
El final levantado de la frase, la cadencia del verso elevándose al mástil, el aire
Rasgas y en el fondo ajado del pulmón vuelves de una calada el ritmo a tempo.

Flamante charol de los zapatos, chirrido al son de la pianola y el canto negro
Bola de nieve y Cachaíto llevan un danzón a la orilla de ese infinito,
Sí, el señor gordo que respira entre pliegues de la historia con peces voladores…
En la sala suena la palabra Revolución, empañada la entrañable transparencia del héroe.

Desnuda en la bañera la doncella pidióle le lamiera de cabo a rabo
Quién sabe si sumiso a sus pies hecho un Góngora habrás besado
En la recta final el pescuezo del mulo empuja el aire por las tuberías
El disco rojo anuncia un final de bandera verde, palmera sin estribos,

Una oscura pradera va pasando entre bisontes de gran peso lunar
A salvo en su guarida, conforme a lo dicho, sujeto al relicario más devoto
De la virgen y de tu madre, y de tan lozana cristalería de mendigos,
A quién se le ocurre poner a parir el poema en medio de la misa del Partido.

Hemos de triunfar en la Redota como dijo el pueblo en derrota
Será cuestión de andar en sulky, a tranco los belfos por el Vedado
Adoquines de mirada azul, amor retinto de jinetera vestida de seda,
Ande me llevas cenicienta mía, mi reino por el tokonoma abierto de tu herida.

Nunca entraste en Lima y en verdad no podías, quien clama tal es chusco de Santiago,
entre los húmeros de cristo Dios, las osamentas del abecedario leninista,
tenso el arco y brillante el cuerno aéreo de Diana, en sonora perla irregular
criolla del fragor, al ras sobre la dura piel de la isla en peso su lengua pasa.

ALTA MINA

la que balbucea
y se ilusiona entre los signos

las glorias deletrea
entre los caracteres del estrago
doña Juana Inés Ramírez

tras largo esqueleto en la cruz de los papeles
en ascensor desciende al cono de sombra o primerísimo sueño.

COSTILLA DE LA VOZ

«poesía no dice nada poesía se está callada
escuchando su propia voz»

dice el epitafio limeño de Martín Adán

Lo mismo digo y pienso desde hace largo tiempo:
Adán lo dijo mejor y antes, y yo tan sólo soy su Eva.

REYES SIN CORONA

flor de menesunda
suena en flor
se desmelena
como cuando éra
mos chicos y era
otra era y serían
las afrovoces
un quilombo era
sabor a cosas
dispares
a contubernio
a tubérculo bajo
la tierra en flor
suena un color
los buenos ecos
la sequedad
del corazón del
río
que no
divide no
deja de recor
darnos
como cuando éra
mos éramos
decían los veteranos
para referir a un lío
de algún tipo
un quilombo (voz
africana) aunque
suena a mezcla
de cosas dispares
con sabor gastronómico
a contubernio
menesunda en flor
a Reynaldo Jiménez que encontró la menesunda en los recovecos del eco.

TRISCA

«Pastos mortales» me llenó la boca
soy un caballo herido de poesía en el estómago:

el campo me mira desde adentro
y yo lo sigo con sílabas de asombro:

así fueran mías las migas en la sintaxis del camino
de la DAMAris Calderón: digo.

POETA DE LENGUAS

Bueno y Bueno el paraguasho
Mas ¿quién será boiúna?
«Ursula punza la boyuna yunta»
meio século previo a Girondo la empuña Julito Herrera

y lémbrate te digo Ajens
y lémbrate to dig
oh! cummings will come
for ti
en ford T
en forte algarabíajens, Andrés…

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