A todos los amantes de la literatura en sus distintas formas o variantes...

Donaciano Bueno Diez

Donaciano Bueno Diez

Editor: hombre de mente curiosa, inquieta, creativa, sagaz y soñadora, amante de la poesía.

QUE SE VAYAN A LA MIERDA [Mi poema]
Juan Manuel Romero [Poeta sugerido]New

MI POEMA …de medio pelo

 

Recuerdos de mi infancia: el estraperlo.
Quien no vivió esa etapa no conoce
que fuera lo normal un día hacerlo;
la vida allí era fruto de un desbroce
y todo sin comerlo ni beberlo.

Que había que comer, y era imposible
jamar sin cometer algún chanchullo
que fuera del gobierno comprensible;
preciso era meterse en un barullo
y hacer como que fuera uno invisible.

Y es que el mercado negro era normal
así que algún jaleo originara
llevando al susodicho a un tribunal,
y amén que hubiera alguno y condenara,
era algo por demás muy natural.

Ya nadie de estraperlo aquí se acuerda
e incluso desconocen su acepción,
disculpen si es que acaso hoy ya me pierda,
a aquellos que se quejan sin razón,
pretendo aquí mandarles a la mierda.
©donaciano bueno

No hace al caso eso de que cualquier tiempo pasado fue mejor? Share on X

Aquellos si que eran tiempos de penuria en  los que cada uno se ganaba la vida como podía.

MI POETA SUGERIDO:   Juan Manuel Romero

IGUAL QUE QUIEN INJERTA

Igual que quien injerta
sobre la rama abierta el brote nuevo,
así te llevo en brazos al dormirte.
Me ha pesado entender que dando vida
estás atándote a la vida,
y creces cuando ayudas a crecer.
Cada día me ato más a ti
para que corra el tiempo por nosotros.
Te llevo en brazos
pero eres tú quien me sostiene.
De Desaparecer, Pre-Textos, 2014

FRAGMENTOS

Tengo un vaso en las manos.

Tras comer en silencio tú te has ido a dormir.

El vaso estalla.
Los trozos de cristal, hundidos en el agua
del fregadero, cortan.

Lo inesperado
se convierte en un vaso
que se quiebra en el agua.

Al fondo,
todo lo que se rompe antes de tiempo:
nosotros, esta noche.
De Hasta mañana, Pre-Textos, 2008

SEQUÍA (Blanchot)

El arroyo se seca
y va quedando sólo un sendero deshecho
con restos de agua pútrida
en los recodos,

como a un cadáver que trasladan
de una cama a otra,
o como la carrera del viejo en el andén
con pasos de humo
igual que todo lo que ya no vuelve.

Soy una parte de lo que se agota,
maleza de mí mismo,
un ciego que, asustado, encendiese una lámpara.

CASA QUEMADA

Exprimimos al fondo de la noche
los cuerpos imponiéndoles
un pulso y una extrema resistencia
al viento oscuro que provoca
el demonio febril
que aquí nos tiene, esclavos. Queda todo
dicho en la lasitud y el vicio
que nos limpian de un modo impredecible,
como un verso llegado a la pura ignorancia,
como si nos volcase la ola del vencimiento.

Se hace carne el presente, frágil
y violenta a la vez, consciente del desastre
de esta agresión que no sucede
contra el tiempo, sucede sin indulto
sobre nosotros los culpables, los débiles.

Para la noche débiles, para el dolor osados.
¿Quiénes son los que queman
su casa contra el frío de la intemperie,
los que anegan la propia barca
en nombre de una costa que no existe?
Nosotros que mordemos sobre lo irreparable
y en la fiera alegría
del desamparo, por llegar más lejos,
por ser nosotros pero sin nosotros,
dejamos que la noche nos exprima
como seca naranja y le rendimos,
exhausto barro irremisible,
este homenaje atávico del cuerpo

LIBRO DE LEVÍTICO 10: 1,2

Servidora celosa de una turbia liturgia,
despreciando la luz que no provenga
de tus injustas brasas, la ruda claridad
que intentamos alzar destruyes implacable
y clavas tu pisada, como una fría púa
o un insano silencio, como feroz aceite
sobre el pecho indefenso, limpio,
de la derrota unánime que somos.

Haremos con palabras
un fuego extraño,
con nuestra juventud que no tolera
estar vivos sin más y necesita
a una llama apostar su vida inútil.

Pero tú bajas, muerte,
en nombre de qué dios
altivo,
y rompes cuanto alumbra nuestra noche.

No podrás evitar, sin embargo, este grito
que cifra una respuesta ingobernable:
no somos nada y en la nada ardemos.

MANZANAS

La mañana nos dice su luz desmadejada
como una flor abriéndose al rocío.
Tras la ventana espera ya
el brillo de las cosas que con su fin nos tientan.

Si no abro la ventana el asombro se duerme
bajo una manta que no cubre
sus pies entumecidos.
Si no abro la ventana no existirá el camino
que veo atravesar un bosque que me oculta.

Nos dice la mañana un nacimiento,
el sol urdiendo un mundo sin respuestas
para el hielo dolido de las vanas preguntas.
Es su trabajo terco ofrecer las manzanas
que en el deseo dulces se deshacen.
Negarlas es el terco oficio
de la derrota nuestra, tan podrida.

Sobre la piel marchita de las sombras
que somos rompe el sol y contra los visillos.
No hay transparencia
más alta que este ser en el temblor del día,
en la necesidad de las manzanas.

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MI POETA INVITADO: Carlos Macías Esparza

Sin dios en la tierra

Para la Familia Reyes Salazar

Habían llegado los tres féretros.

El pueblo se volvía polvo,
hay algo mágico parecido a Macondo.

En las calles solo se ven sombras,
la poca gente visible se oculta.

Unos hombres hacen un pequeño cráter en la tierra,
enterrar hondo que no quede nada de existencia.

Algunos seres malvados quemaron todo a su paso,
a lo lejos un niño entrega un vaso con cenizas
es lo que queda de su padre y de su hogar.

Todo se cae a pedazos
en el cielo no hay ninguna pizca de existencia,
la madre de ese niño lo ha perdido todo,
su noche será un hacha que parte la obscuridad.

Arnulfo toma el arma y se apunta a la cabeza.

Esto lo hizo a partir de que encontrara en el cajón de su hijo un revólver.

Cuando encontró el arma sintió un golpe tan fuerte,
una tristeza pocas veces soportada por el ser humano.

La sostenía sobre su sien
y mirando una fotografía familiar sostenía el revólver sobre su cara,
con la arrogancia que solo tienen los suicidas.

Jaló el gatillo, el disparo se oyó en toda la cuadra,
era uno de tantos disparos en la ciudad.

Él es un pequeño hombre que enfrenta al mundo a Dios

Del otro lado del mundo alguien dispara contra sí mismo,
es la tristeza que ronda nuestras calles.

Profecía Rarámuri

Alguien ve el desierto, aquí alguna vez fue agua,
nunca ha dejado de existir la guerra.

En otro tiempo los hombres amanecían colgados de los árboles,
la tierra se defendía con sangre.

Curioso ahora también.

Él sigue viendo el desierto y recuerda que el tiempo ha sido cruel con ellos,
lo sigue siendo
vendrán otras guerras, otros mundos,
solo resistirá el que venza el miedo.

Para entonces habrá caído la noche, quiere dormir,
ve las estrellas, todo sigue igual allá arriba,
se duerme,
cuando amanezca promete que el imperio arderá.

ANTE EL ESPEJO [Mi poema]
Ricardo Gómez López [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Un día me juré que nunca juraría,
mi imagen increpé mirándome al espejo
mas no reconocí pues se apreciaba un viejo,
el mismo que de cara y de frente se veía.

Y allí un golpe pegué de forma incontinente
y al gesto replicó de nuevo a aquel pendejo,
no le quise mirar pidiéndole un consejo
¡a ver quién es usted! le pido se presente.

Quiero me haga el honor, le exijo sus respetos,
a qué viene ese horror, a qué el recibimiento,
pues sepa en el saludo es norma el cumplimiento
y a nadie admito yo se escude en parapetos.

Permita que le diga a usted, mi acto reflejo,
que mero es un cristal con un barniz de azoque,
y aquí ante su cara que yo me desahogue,
por más que ha de intentar, yo nunca me acomplejo.
©donaciano bueno

#No hagas caso nunca de lo que percibes? Share on X

El espejo es el reflejo que a cierta edad no quisiéramos ver.

MI POETA SUGERIDO: Ricardo Gómez López

Lucy

Lucy es la hermana mayor.
Se fue a Buenos Aires y allá se quedó. En sueños
jugamos a que yo la visito
o que ella despacito por los Andes
para no despertar la nieve.
La Pampa es grande
y la cruzo dentro de una carta
allí me apersono
le cuento que mamá es ‘más’ abuela
(ella más tía en consecuencia)
que el Metro cruza en cruz el centro
y nadie se persigna
que los valses pa las cármenes
ni las cuecas del dieciocho
son lo mismo.

En este domingo de nostalgia
trato de escribirle líneas alentadoras
pero la alegría no resulta.

Tomo la guitarra y compongo una canción
en DOlor Mayor sostenido
y paseo nuestras risas por la infancia.
No es que esté solo
sólo que me siento
incompleto.
(perdona mi caligrafía ardorosa
al parecer el lápiz tiene fuego)

Escribe pronto y no vayas
a decir que tienes canas verdes
Manda un beso con el sol
dime que la lluvia no hace charcos en tu rostro
dime que volveremos a cantar y reír juntos
dime
por favor
que todavía y más
somos hermanos.

De este mundo

Soñé
que yo era un ave de otro planeta

Desperté pajareando
con las alas entumecidas
y con una veintena de bípedos
curiosos          mirándome
(abajo la Capital de ojos brumosos)
tras los barrotes del zoológico.
(Incluido en el CD Poemas de Ida y Regreso,
Dúo Urbe-Provincia, Leutún, 2002).

En el palomar

Dos palomas observan vitrinas
En el paseo peatonal
Se escandalizan de los maniquíes
Aprietan sus carteras          añosas
Se miran
Suspiran
Y se dirigen al Banco del Estado de Chile
A cobrar la jubilación.
(Incluido en el CD Poemas de Ida y Regreso,
Dúo Urbe-Provincia, Leutún, 2002).

Cerca de la sima de Babel

En calle Bandera
—entre la Compañía de Jesús y Huérfanos—
La urbe se agita
Mientras la multitud extravía inspiraciones
una hoja blanca se balancea eléctrica
aferrada a un cable telefónico
Con la estampida de las 12 p.m.
se precipita pálida
bajo las suelas rápidas del transeúnte

A eso del ocaso
detrás de un kiosco yace la hoja
a t e r r a d a
Su faz luce una mancha pop:
helado de frutillas
que escurre sobre el dibujo naif
de una familia tomada de la mano
Un bubble gum          lacre su pecho
el escupitajo          a sus pies
a-firma la civilidad cotidiana

Desde entonces
las vagabundas hojas sueñan
en campos          virginales
ducharse desnudas bajo la luna
ausentes del shock capitalino
y de todos los edificios cómplices
que noche a noche
bostezan
con sus melenas de neón.

SERIAMENTE

Algo grato se extravió del rostro humanitario:
aquel rictus cosquilleante que subía desde adentro
y anidaba luz
más allá de la mueca injusta de estos tiempos.
Tal vez se fue esfumando entre años de locura
y proyectiles del terror, que acribillaron sueños
condenándolos a flotar río abajo…
Por allí comenzó este misterio, esta seria insolencia
que fue destripando alegrías
y dejando el bolsillo de la esperanza vacío de mañanas.

Ya nada es lo mismo:
lo cotidiano: un oscuro pasadizo en trámite hacia ninguna parte.
(Todo transeúnte lleva máscara para ocultar propios extravíos).

Pero más allá de incontables desgracias hay risas,
sí que las hay:
grotescas, faranduleras, de los que día a día, peso a peso
y con soberana indolencia
se hacen millonarios de sonrisas
robándonos
las nuestras.

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MARTINA, NIETA MÍA [Mi poema]
Raúl Contreras [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

A Martina Fernández Bueno

Martina, amada mía, nieta mía,
libélula sutil de mis anhelos,
la ninfa azul y diosa de mis cielos,
sustento que alimenta mi alegría.

Refuerzo que arrebujas en mis días,
blancura silenciosa que en mi sueño,
mimosa de inocencia yo me adueño
y en tu rostro percibo melodías.

Yo ya estoy al final y tú al principio,
yo a manías propenso y tú a sonrisas,
tú tan ávida de andar y yo sin prisas.

Homenaje quisiera en estos ripios
armarte a ti brindando con esmero
la destreza del cazador certero.

Y cuando pasen años del rapero
y no esté aquí, recuerdes tus principios
¡lo mucho que te quise y hoy te quiero!.
©donaciano bueno

No es cuestión de rivalizar pero qué sería de los #abuelos sin sus #nietos? Share on X

Por una mirada, un mundo,
por una sonrisa, un cielo,
por un beso… ¡yo no sé
que te diera por un beso!

Adolfo Bécquer

MI POETA SUGERIDO:  Raúl Contreras

OCULTO FUEGO

Más allá de la línea, donde avanza
La oscuridad, brilla el oculto fuego.
Un áspero subir y un rumbo ciego…
¿A qué delirio la obsesión me lanza?

El valle, ¡siempre el valle!, en lontananza
Refleja mi espejismo. Qué sosiego
Para esta fe de elevación. Qué riego
De estrellas fijas en la luz que danza.

La altura corre hacia el abismo. ¿Y luego?
Más allá de la línea, en la bonanza
De la plenitud, ¿qué alcanzaré si llego?

Tal vez, desde mi pozo de esperanza,
El áspero subir baje a mi ruego.
Que sólo brilla lo que no se alcanza.

CAUCE DE SED

Cauce de sed donde encontré acomodo
Para mi vocación de enredadera.
¿Cómo llamarle lluvia a lo que era
Augurio de rosal sobre mi lodo?

Mínima parte que buscaba el todo,
Dejé volar mis pájaros de cera.
No pude detener la primavera,
Pero en mi sangre le labré un recodo…

Ansia pura del Ángel, prisionera
En mi cauce de sed. ¿Hallaré modo
De huir con el presagio que no espera?

¡Si, por la gracia del rosal que podo
Hasta el azul de la raíz, pudiera
En cada espina devolver mi lodo!

PRESENCIA DE HUMO

¿En qué ignorada vid, en qué repliegue
Del mísero terrón perdí aquel zumo
Que ardía sin arder? Presencia de humo
Distante ya para el amor que llegue…

Qué poco podré dar a quien entregue
Mi saldo de ilusión. Tengo, a lo sumo,
El rescoldo de ayer con que perfumo
Mi medialuz cuando la luz me ciegue.

Tal vez bajo el telar de la llovizna,
Mi mano débil cogerá la brizna
Que el viento hace lanzar junto a mi toldo.

Tal vez… Y en esta noche que me incuba
Veré en mi cepa madurar la uva
De aquella vid. Porque guardé el rescoldo.

Ángel en mi

Te estoy hablando bajo, muy bajito,
Sin voz, como se le habla a los querubes.
Pero sé que me entiendes y que subes
Del fondo de mi sangre hasta mi grito.

¿Grito? ¿Por qué? Si mi dolor contrito
Se percibe sonriendo entre las nubes.
¡Si estoy aguardando a que te incubes
En la sed de mi hondón, ángel proscrito!

Ángel en mí, lejos de mí. Tan leve
Que ni a nombrarte la ilusión se atreve,
Y, sin embargo, la ilusión te nombra…

Ángel en mí, lejos de mí… Que existe
Sin existir. Porque mi carne triste
Bebió tu luz para alumbrar su sombra.

Un visitante

Alguien abrió con el mayor sigilo
mi puerta, de seguro mal cerrada.
Le vio, sin forma apenas, mi almohada,
el paso muelle y la palabra en vilo.

No, no era nadie que buscara asilo
ni que quisiera demandarme nada.
Con la primera luz de la alborada,
salió en silencio y me dejó intranquilo.

Eso fue todo. ¡Nada más! No espero
saber la causa ni atisbar los fines
de esa visita inesperada. Pero

esta mañana oí sonar violines.
Nada tampoco… ¡Amaneció mi alero
cubierto de hojas rubias y jazmines!

Vértigo

Al caer de la luz, mínima y quieta,
Repaso mi dolor.  Y alzo mi vida
Lo mismo que una página leída
Cuya frase final no se concreta.

El ritmo en fuga, la canción inquieta
—voces de ayer y hoy niebla desvaída—
rezuman en los bordes de mi herida
como el agua se filtra por la grieta.

¡Alas de la ilusión llenas de herrumbre!
Un día azul casi toqué la cumbre…
Y, enferma de horizontes y espejismo,

Resbala en mis silencios la congoja
Del día alucinado que se arroja
Por vértigo de altura, en el abismo.

El viaje inútil

Todo era azul en la primer salida
Azul la embarcación, azul el puerto.
El corazón, hacia la luz abierto,
Soñaba con la tierra prometida.

Y en el retorno, con pavor de huida,
Anclo en mi propia soledad y advierto
Que, tras de mí, se iluminó el desierto
Y que en la luz se me quemó la vida.

Aquel azul… ¿era un azul de aurora?
Bajo la niebla, el corazón ahora
No atisba las señales para el viaje

sin término, sin rumbo, sin destino.
¡Aquel azul me alucinó el camino…
y fui… y estuve… pero nada traje.

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EN BUSCA DE UNA LUZ [Mi poema]
Julen Carreño [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

He salido esta noche al firmamento
en busca de una luz que me alumbrara,
el cielo estaba oscuro y un lamento
me vino a regañar por un momento
pidiendo por favor que le olvidara.

No busques más me dijo, que esa luz,
aquella que tú buscas ya no existe,
el día en que Jesús murio en la cruz
se fue difuminándose al trasluz
y hoy sigue aquí fardando y va al despiste.

De entonces a esta parte los humanos
haciendo van de tripas corazón,
incluso los que dicen ser paganos,
quisieran abarcarle con sus manos
buscándole a la vida una razón.

Que allí donde no hay agua, no habrá peces
no lances más la caña, es un fracaso,
verás que no aparece ni aunque reces,
la luz solo verás cuando feneces,
si alguno aquí la ha visto no hagas caso.
©donaciano bueno

#Manía la de buscar algo a sabiendas que no existe? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Julen Carreño

A Castilla

La vi nacer
entre fresnos y nogales
y dormitar un halo de tenues graznidos
en una sábana de inquietos girasoles.
La vi crecer
encharcada de salinas vírgenes
y vi colgar sus impronunciables pueblos
de los acantilados pedregosos.
A lomos de una cálida meseta argentada
vi arder su verdor esquilado
en una quietud extensa y silenciosa
y vi al viento castigar, enfurecido,
la elegante delgadez de los cipreses
en un sinuoso baile de siluetas
que agitaba la falsa paz del camposanto.
Y escuché llorar al Duero un réquiem ahogado
moviendo cascabeles entre guijarros marchitos
escarchando de poemas la ribera,
sonrojando de misterios mil escuálidas callejas.

Ancha es Castilla, como mis pasos
y, como mi memoria, seca…
y el rocío de sus campos amarillos
son mis ojos que los miran, compungidos.
Castillo de Sigüenza, a 20 de agosto de 2005

Seré

Seré salvaje como las margaritas o
amante del apego irracional a los lugares.
Seré una tibia voz lapidada
en un enjambre de venas secas, o
un torrente de lágrimas disueltas
en las caricias del sol, a ti debidas.
Seré un universo abierto,
el octavo color del arco iris;
seré estigma de la ira del invierno,
en copos de agua helada transformada.
Seré fugaz como lo placentero o
eterno como el denso azul del cielo…

lo que tú quieras seré, mientras me quieras
y si no logro conquistarte con mi arte
moriré en la aventura esquizofrénica de amarte.
Madrid, a 21 de agosto de 2005

Introducción, de Vigilias

Premio Marc Granell, 2020.

En la hoja de la morera
que alimenta al gusano
yace oculta
la arquitectura del vuelo.

De De luz y sombras

Premio Avant Ciudad de Ceuta, 2019.

Lo más fascinante de la luz
es que trabaja a oscuras
como ese don preclaro de evocar los sueños
que asalta siempre a los arrepentidos.

La luz, que es muro, es aceite, es aliento
y es caricia que se biloca en sombras,
osada, ronca, temeraria, ciega,
y es una herida abierta en la materia
que en silencio se apura y se camufla.

La luz es misionera de los ojos
que se asoman al dorso de la vida
y es linde porque es ella y su contrario,
un mapa de montaña entre las sábanas.
La luz desgaja el aire en infinitos,
es órgano que pare y que condena,
es juez del mundo, espejo de la muerte
que viaja a oscuras presa de sí misma.

La luz es un tormento de vigilias,
epidermis de un Dios que se desarma
memorizando huellas y emboscadas.

Aguardas con paciencia de redera
a que el amanecer traiga respuestas:
un color nuevo, un grajo que levita, un
amor tal vez en forma de elegía.
Pero es compacta la noche
y joven… Las estatuas
y su cemento imantado de ausencias
son un velo fraguado en fuegos ralos
que traza inercias contra la demencia.

Aguardas la luz como aguarda un padre
la buena nueva en la unidad de partos
mientras la noche teje un mundo líquido
que se derrama en llantos y abordajes.

Ahora sabes que en el ángulo mudo
de la espera yace, velando armas
un muerto que respira todavía.

Canto IX, de Los prohombres relativos

Premio Ángel Urrutia, 2008.

Sólo un agujero dentro de uno más grande
y la panza del espacio sin estrellas
B. Collins

El semáforo canta para un ciego
en ámbar
y en el parque niños viejos
caminan a tres patas,
tarde
bajo el cielo equivocado
(dos púberes fuman a escondidas)

En un banco
las manos de un poeta
clandestino encumbran
el Parnaso azul de un pecho
y en las lentes del metro
asoma el retrato de un yorkshire
-al pie, en negrita, un llano
“PERRO EXTRAVIADO”-

Y en el caos de un reparto
incalculable ni rastro
de una esposa que desteja sus telares.
Sólo tú
y el resto de figurantes.

XLVI, de La inquietud de las estatuas

Premio de poesía joven “Antonio Carvajal”, 2007.

LA PEQUEÑA MUERTE lo llamaban
los románticos ágrafas normandos
en un obtuso ejercicio literario
y la expresión

ha llegado a nuestros días…

Me pregunto
cuántos francoparlantes
habrán resucitado desde entonces.

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YO NO LE RECONOZCO [Mi poema]
Ramón Cote Baraibar [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Pues no le reconozco, no pregunten,
que ignoro por qué al mundo él ha venido,
qué es lo que ha hecho, si algo ha conseguido,
por qué y para qué está. Y aunque barrunten,
ni siquiera sé aún por qué no ha huido.

Tampoco sé y saberlo hoy no quisiera,
si en el barco él es el dueño del timón,
en suerte le ha tocado el acordeón
en la orquesta que anida en su sesera
o si él quisiera tocar el saxofón.

Si es consciente del mar que está bravío
y se ha inmerso en la niebla bien despierto
decidido aparcar en este puerto
a los mandos, ingenuo, del navío
enfrentando sin fe a ese cielo abierto.

Tal es así que él nunca descubrió
los tesoros que hubiera en su camino,
si fue un acierto o fuera un desatino
la corriente que tan trémula anegó,
en sus babas de sed a ese cretino.
©donaciano bueno

La #duda, esa constante del ser humano? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Ramón Cote Baraibar

LAS MUERTES

A los dieciséis años
uno de mis mejores amigos del colegio
se pegó un tiro en la cabeza
por una decepción amorosa.

A los treinta y nueve
mi más admirado profesor de literatura
murió de hipotermia en un río,
por salvar a su perro que se ahogaba
bajo una engañosa capa de hielo.

A los cuarenta y cuatro
un poeta norteamericano que acababa
de conocer desapareció para siempre
en una remota isla al sur del Japón
por ver de cerca la boca de un volcán.

Muchos dirán con sangre fría
que la impaciencia del primero,
la extrema confianza del segundo
o el imprudente proceder
del tercero, fueron la causa determinante,
como si esas explicaciones pudieran alterar
la gravedad de los resultados.

A lo largo de la vida
uno va acumulando muertes
y se empieza a pensar sin quererlo
en cuál de esas será la suya,
si será por amor, Sergio, por lealtad,
Eduardo, o por valentía,
Craig.

TEMPLO PORTÁTIL

A Fabio Morábito.

Si quieres hacer tuya cualquier esquina
acerca a la ventana más próxima un asiento
para detener el desorden de las horas.

Si ya escogiste ese preciso lugar de la casa
donde habitas, entonces enciende una vieja lámpara
que ilumine el perímetro de tu nuevo territorio.

De esa manera no será necesario que disimules
tu condición errante cambiando los muebles
o llenando las mesas con fotos familiares.

Pronto descubrirás la necesidad de estar allí,
inmóvil, rodeado de fugacidad y permanencia
en tu península con su faro solitario.

Sea cual sea el lugar donde te encuentres
sabrás que cada noche tienes una cita
en ese espacio que amplía sus fronteras.

No habrá palacio que lo iguale
ni monumento de mármol que lo imite:
este será tu palacio y tu monumento.

Pasarás las semanas sucesivas sabiendo
que ya cuentas para el resto de tu vida
con un lugar que solo a tí te pertenece.

Basta elegir una esquina cualquiera, una mínima
ventana, un asiento y una vieja lámpara
para que viajes por el mundo y puedas repetir
tu ritual nocturno en tu templo portátil
acompañado por tus dioses domésticos. Así nunca
te sentirás extraño en ninguna parte de la tierra.

Sonata del ángel

AL extranjero no se le reconoce únicamente
por su soledad. Apartado y oblicuo
observa cómo el tiempo es en otros tiranía,
lumbre discutible. Aunque mucho se demore
en otro país que no es el suyo
y pierda sus giros indelebles y el lenguaje
que no le bastaba para cubrir su timidez
ahora le resulte en cierto modo familiar,
intenta descubrirle cerca de sus hombros,
bajo su única camisa amarilla,
los vacíos orificios de sus alas.

Aviso de tormenta

Pasan las horas de la tarde y este gris
acumulado durante semanas no se decide
a ser tormenta.
Por todas partes de la ciudad se siente un presagio
de trueno, por todas las esquinas se huye
de su amenaza de metal,
como de un temible cuchillo.

Quizás eso explique el esquivo
perfil de sus habitantes, el retroceso
de palomas en los parques,
el angustioso pregón de los loteros y hasta la impaciencia
de los vendedores de paraguas.

Sucede que de su veredicto depende
tanto cautiverio. Basta una advertencia,
un tácito relámpago rasgando el cielo
para que Bogotá sea limitada y muda,
y para que los cerros del oriente,
que parecían protegernos,
se conviertan en cómplices de su resonancia.

Así se vive en esta ciudad de las alturas:
esperando que pase lo peor
y llegue el día en que todos
podamos habitar la merecida inmensidad
del azul
que desde hace siglos se nos niega.

Segundo testimonio de soledad

Errante entre todos los nombres todavía,
oculta detrás del sol, o a un lado,
ya que aún no eres
pero vas a llegar a serlo,
si puedes, si eres capaz
mírame fijamente a los ojos y memoriza
estas palabras que ahora te dirijo:
si en vez de mano tuviera el aire
y si en vez del aire tuviera el cielo
con ese cielo te haría un pájaro,
para que el día en que decidas
llegar desde muy lejos
te reciba como un árbol
con los brazos abiertos
y pueda saludarte y besarte y decirte:
bienvenida tú de vuelo en vuelo,
ave de alivio.

Extranjeros

Los extranjeros tienen una forma de alejarse
que muchas veces se parece al desprecio.
La timidez
de un vagón de la Western Pacific,
pintado a propósito para filmar
alguna película de vaqueros en el desierto de Almería,
o el verde de Carruagems Portugueses
que recuerda a un camaleón incómodo
descubierto de repente,
o el ruso, molesto de tener pintado
un caballo que responde
a la desvaída emoción del jinete
en una parada militar.
Más tarde formarán parte del inventario,
pero por ahora siguen conversando
ese extravío mudo
de las cosas olvidadas
el dolor guardado —golondrinas— con que callan,
el anillo equivocado de las despedidas.

Shenandoah

Existe
en medio del bosque
un árbol elegido
que maduro de verano
da la señal.

Allí se inicia el otoño
de toda una nación,

un árbol alto
quizás un arce

o un roble
se revela del bosque
con toda su tripulación
alzando sus sables dorados.
Es un abordaje
desapercibido.

A su alrededor
todo sigue siendo verde,
salvo este árbol
erguido, agorero,
terminal.

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ARROZ A BANDA [Mi poema]
Sor Ana de San Bartolomé [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Hoy los canales se han convertido
en nuevas armas de propaganda
que en los hogares ya se han metido
para vendernos su arroz a banda.

Hoy, nuevos medios audiovisuales,
aunque parezcan que son muy píos,
nos muestran filfas de sus rosales,
que de farsantes son sus troníos.

Pues sin reparos sus arrabales
aunque simulen están baldíos,
sólo si es oro para ellos vales
haciendo presa a tus amoríos.

Los hay perversos, los hay falsarios
que en sus espacios versos recitan
mezclando en ellos sus idearios,
y a ser conversos siempre os invitan.

Falsos, tramposos, predicadores,
cual sanguijuelas chuparte ansían;
el aura limpia de tus amores,
y si les dejas te destruirían.
©donaciano bueno

Dime que espacios de #televisión ves y te diré quién eres? Share on X

Las televisiones sólo son máquinas de fabricar dinero. Sin principios ni escrúpulos, para sus dirigentes, sólo la cuenta de resultados es el becerro de oro al que ellos adoran.
Tú, únicamente eres el medio que tienen para conseguirlo.

MI POETA SUGERIDO:  Sor Ana de San Bartolomé

¿DÓNDE VAS CON TANTA GALA?

¿Dónde vas con tanta gala,
Niño Dios, enamorado?
A buscar una zagala
Que me ama y yo la amo.

Hoy quedará desposada
En el tálamo de amor.
Es la ovejita hallada
Que me cuesta mi dolor.

La busqué con gran cuidado
Por traerla a la manada.
Y así voy con tanta gala
Mostrándome enamorado.

Y así voy con tanta gala
Mostrándome enamorado.
A buscar esta zagala
Que me ama y yo la amo.

Dos palomas vuelan hoy

1
Dos palomas vuelan hoy
con un vuelo soberano
hasta el nido del amor,
adonde se han reposado.

2
En el nido se han entrado
buscando ya su vivir,
porque más quieren morir
que vivir a lo acostumbrado.

3
El amor las ha topado
y las quiere para sí;
en su pecho es su vivir,
y en él se han reposado.

4
En este vuelo tan alto
¿quién las ha dado la fuerza?
El amor tiró la flecha
con que las ha enamorado.

5
Y sedientas han buscado
el que las había herido,
y aunque pesa al enemigo,
en él se han reposado.

6
Este vuelo soberano
pocos le pueden gustar,
porque está ya el paladar
del mundo muy estragado.

7
No piensan lo que vendrá,
y vivan ya sin cuidado;
y mis hijas vais volando
en el nido a reposar.

LLEGUÉME A PAR DE ESTE RÍO

1
Lleguéme a par de este río
buscando mi salud, y he hallado,
que de muerta que estaba
ahora vivo.

2
Miraba qué agua era, me acercaba
a esta fresca rivera
y verde prado
y cierto, que he hallado
en el amigo Dios,
que de muerta que estaba
ahora vivo.

3
Mirando de lejos
me espantaba,
mas cuando yo me acerco
bien me agrado,
el camino que llevaba
es el divino,
que de muerta que estaba
ahora vivo.

4
Si Dios no me acercaba
sin pedirlo,
el mundo me llevaba
a lo perdido;
que me traía engañada
sin sentirlo,
que de muerta que estaba
ahora vivo.

5
Hoy me hacen la gracia
con un velo
y quedo desposado
en gran consuelo;
que me viene del cielo
de mi amado,
que de muerta que estaba
ahora vivo.

6
Cuando he bebido esta agua
es sabrosa,
y de fea que estaba
soy hermosa.
Hoy me ponen corona
a lo divino;
que de muerta que estaba
ahora vivo.

7
Estas son las joyas
de mi amigo,
yo quedo su esposa,
y él es mío;
y llámanme dichosa
pues lo he sido,
que de muerta que estaba
ahora vivo.

ZAGALAS, ¿Y QUÉ BUSCÁIS?

Zagalas, ¿y qué buscáis
En esta vida tan nueva?
¡Y vestís nueva librea!
Doyme a Dios si vos no amáis.

El amor no os da lugar
A escuchar tantas razones
Como los del mundo os ponen
Queriéndoos perturbar.
¡Oh, qué engañados están
de que vuestra suerte es buena!;
¡Y vestís nueva librea!
Doyme a Dios si vos no amáis.

¡Dichosa la amistad
Del maestro que os enseña!
Pues dejáis la libertad
Y tomáis la vida estrecha,
Y en lugar de de pura seda
Os vestís gordo sayal.
¡Y vestís nueva librea!
Doyme a Dios si vos no amáis.

Como los ciervos saltáis
Subiendo las altas sierras
Sin temer las penitencias
Que son duras de llevar.
¿Quién os da tal fortaleza
Siendo de tan tierna edad?
¡Y vestís nueva librea!
Doyme a Dios si vos no amáis.

Si ves mi pastor

Si ves mi pastor,
háblale, Llorente,
dile mi dolor.
mira si lo siente.

Dilo con cuidado
y bien dicho, pastor,
que por qué ha cerrado
así mi corazón,
y siendo él el Señor
así se me ausente.

Dile mi dolor,
mira si lo siente.

Vuélveme la luz,
caro y buen amigo,
y venga la cruz
como seáis servido,
que ese es el camino
que pide el amor.

Dile mi dolor,
mira si lo siente.

La noche es oscura
y da grandes temores,
y los robadores
que no se cunduran
y entonces te escondes,
mi buen fiador.

Dile mi dolor,
mira si lo siente.

No os mostréis tan duro,
buena está la prueba
y basta la hecha;
pues veis no es seguro
en tan flaca tierra
y tan sin vigor.

Dile mi dolor,
mira si lo siente.

¿Cómo me has metido
en tan fuerte breña
y te has escondido
dejándome en ella,
y en una estrecha senda
sin saber dónde voy?

Dile mi dolor,
mira si lo siente.

Y si me ha entendido,
¿cómo no respondes
a un triste suspiro
que es cierto le oyes?
Y eso más me pone
triste y con temor.

Dile mi dolor.
mira si lo siente.

Dile cuál estoy
y todas mis penas,
y con gran dolor
de ver sus ausencias,
y en tierras ajenas,
que es más el temor.

Dile mi dolor,
mira si lo siente.

Dile que no tarde,
porque yo me muero
y no hallo nadie
que me dé consuelo,
si yo no le veo
en mi corazón.

Dile mi dolor,
mira si lo siente.

Dile que a qué hora
quiere que le aguarde,
que él mismo la escoja
y que me lo mande,
y que yo le halle
como a mi pastor.

Dile mi dolor,
mira si lo siente.

¿QUIÉN LLAMA CON TAL PORFÍA?

¿Quién llama con tal porfía
a mi puerta y con gemido?
Vuestro esposo es, alma mía,
que os apela noche y día,
y vos no le habéis oído.

Con el frío y el calor
yo os atiendo a estos vientos,
la jalea en mis cabellos,
y por vuestro amor suspiro.
Vuestro esposo es, alma mía,
y vos no le habéis oído.

Yo me he entrado por las breñas,
habiéndome mal herido,
y la sangre de mis venas
por este suelo vertido
sin tasa ni sin medida.
Vuestro esposo es, alma mía,
y vos no le habéis oído.

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LA MALA EDUCACIÓN [Mi poema]
Santiago Anguizola Delgado [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Vivimos en dos mundos diferentes,
el mío de bondades está hecho,
respeto y de la ausencia de despecho,
mostrando comprensión para las gentes.

La furia se combate con decencia,
despecho, con modales y bondad,
quien trate de culpar la humanidad,
debiera ser sujeto de indulgencia.

No atienden tan siquiera a las edades
ni intentan enseñar buenos principios
lamentan ver y oír barbaridades
¡y aun pretenden los ríos vengan limpios!

Y ríen de tu padre, si es preciso,
diciendo, argumentando que es de broma,
y mofan del que muere o que está en coma,
penetran en tu hogar sin tu permiso.

Pues dejen de llorar y de artimañas
quejándose con febles argumentos,
de nada servirán después los cuentos
y aún menos, rimbombantes, las campañas.
©donaciano bueno.

Más #contradicciones...? Share on X

Es habitual escuchar comentarios acerca de esa lacra que es la violencia de género. Mientras tanto estamos ofreciéndoles a los niños títeres en la plaza pública en la que se les muestra escenas de cómo matar a una monja, acuchillar a una mujer embarazada, ahorcar a un juez…etc….,todo ello en nombre la llamada libertad de expresión. Eso sí, para contrarrestar, se hacen campañas.

MI POETA SUGERIDO:  Santiago Anguizola Delgado

Manos

Manos que son seráficos señuelos
para ceñir las almas con cadenas;
manos finas, y suaves, y morenas,
que provocan fantásticos anhelos.

Manos que son retazos de los cielos,
por el azul procero de las venas,
como alas de arcángel, siempre llenas
de la gracia de Dios en los hoyuelos.

Manos donde el milagro se presiente
de verlas transformadas en estrellas
cuando se abren sus dedos blandamente;

Manos encantadoras y tan bellas
como para pasarse eternamente
acariciando el corazón con ellas.

Morena

La caricia del sol te hizo morena
para darle más gala a tu hermosura,
porque en la seda de tu piel oscura
se adivina de Dios la gracia plena.

El brillo de la casta nazarena
de tus ojos relumbra en la negrura
y tu boca de ensueño se empurpura
con claveles de sangre sarracena.

No eres la Hurí que en el Edén habita,
ni el genio de los nobles alminares,
ni orgullo de la raza morabita;

pero eres gloria de mis patrios lares
porque pareces tú la Sulamita
que inspirara el Cantar de los Cantares.

Trabaja

Abra el surco en la gleba tu misma mano;
que el sudor de su rostro fecunde el suelo;
lanza cada semilla con un anhelo
y siembra una esperanza con cada grano.

Trabaja cuanto puedas, que bajo el cielo
nadie ha hecho ninguna labor en vano:
hay siempre una conquista por cada vuelo
y una América oculta tras cada arcano.

Lucha, que aún es tiempo y la vida corta,
la faena comienza, que nada importa
lo fatigosa y larga que ella te sea.

La cosecha es el premio de lo sembrado:
el hombre su sustento debe al arado
y su progreso el mundo debe a la idea.

Soy Chiricano

De junquillo flexible mi sombrero,
camisa holgada de cotín listado,
pantalones de dril fuerte y tostado,
grueso calzado y cinturón de cuero.

Cabalgo siempre mi corcel ligero
con el machete del arzón colgado,
y siempre gran afecto he profesado
a mi soga y montura de vaquero.

Rudo soy, es verdad, porque han curtido
mi cuerpo un sol de rutilante llama
y el trajín de la hacienda en que he crecido,

pero en mi pecho un corazón se inflama
que es todo compasión para el dolido
y todo amor para mi dulce dama.

Soy poeta, no más, porgue este suelo
donde tranquila se meció mi cuna
es el florido «Valle de la Luna»
de verdes campos y estrellado cielo.

Porque aquí he visto florecer mi anhelo
y, ¡oh dicha!, aun tengo para mi fortuna
una madre, amorosa cual ninguna,
que es el único don de mi consuelo.

Y cantaré mientras que altivo alumbre
el esplendente sol desde la cumbre
del gran Barú hasta el inmenso llano,

para decirle con orgullo al mundo
que no en sus glorias mi esperanza fundo,
que es mi gloria mayor: ser chiricano.

Dios

Dios no cabe en los templos: su grandeza
tanta es que ocupa el universo entero,
vive en la pequeñez de la pavesa
y alienta tras la lumbre del lucero.

El es la voz de la Naturaleza,
único, inacabable y verdadero.
El tiende el manto de la noche espesa
y difunde la luz del sol de Enero.

Dios no cabe en los templos de la tierra
y, pues que todo su poder lo encierra,
su culto debe estar en cada cosa:

llámese mar o cielo, nube o viento,
vida o muerte, ventura o sufrimiento,
águila o caracol, oruga o rosa.

El último Doraz

Herido el pecho, fatigado el brazo,
con la amargura del titán vencido,
del Barú junto al cráter encendido,
el último doraz detiene el paso.

Presa su tribu del artero lazo
que le tendiera el blanco maldecido,
mira en el horizonte del olvido
del sol doraz el sempiterno ocaso.

Sacude el indio la emplumada frente
y al cielo, como un reto irreverente,
¡airado arroja la guerrera lanza!

Rápido el paso hacia el abismo gira
y en el horror de la grandiosa pira
brilla el último gesto de su raza.

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POMADA A LA DESESPERANZA [Mi poema]
Stella Sierra [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

La vida si se muestra dolorida
y posa en el espíritu cansado,
y el gran Dios ya a tu cuerpo ha abandonado
creando una gangrena en esa herida.

Cuando el alma solloza tristemente
dudando si la vida sigue viva,
se ahoga en la garganta la saliva,
los ojos se te nublan de repente.

Cuando sientas te importa menos nada
aquello de tu entorno, alrededor,
percibas que el perfume ya es hedor,
que todo lo que miras no te agrada.

Sugiero que sumerjas tu mirada
en lo hondo de tu ser, en su interior,
contemples de esperanza el resplandor
de forma más tranquila y sosegada.

Que aunque el agua te observe despiadada
y empuje del planeta su temblor
no olvides que también aquí hay amor
y hace uso cual si fuera una pomada.
©donaciano bueno

La #esperanza nunca ha de perderse? Share on X

Aquí viene muy bien aplicarse al lema ese de la botella medio llena o medio vacía.

MI POETA SUGERIDO:  Stella Sierra

Alegría, alegría

Siente mi corazón una alegría
extraña, a flor de piel ?vaso de esencia?;
aunque yo desnudase su presencia
su desnudo integral me cegaría.

Es esta milagrosa sinfonía
de mi risa y mi danza, adolescencia
en mi sereno rumbo de inocencia,
trompo de luz y pétalo de un día.

¡Inquietud de soñar, canción temprana,
rosa de cielo y de ilusión, campana
que en mi celda interior amor invoca!

Es en mi corazón el goce tanto
que si yo intento convertirlo en llanto
la risa saltará sobre mi boca.

Amor (Grácil volar de leves ruiseñores)

Grácil volar de leves ruiseñores,
núbil campaña de cristal tallado;
el ensueño del sueño de mi Amado
es el prístino amor de mis amores…
Rosal de amor que da sus rojas flores
en un desvelo reposado;
y cuanto más amor, más desvelado
abrirá el corazón los surtidores.

Desnuda, amor, con júbilo me entrego…
¡Un éxtasis divino de sosiego
me ha de bañar de luz y de rocío…!

¡Mi linda flauta de marfil y oro,
en un preludio del más casto lloro
me dice, amor, amor, que ya eres mío!

Libre y cautiva

Por sentirme despierta en la cautiva
morada oscura de su sangre, llevo
este amargo laurel de gajo nuevo
y esta miel de cilicio rediviva.
Y no quiero saberme fugitiva

de la celda de amor en que me muevo;
porque el ángel te encuentre, yo renuevo
mis llamadas de intacta sensitiva.

Extenderás tu mano que ?imposible?
quiere lograr la flor indivisible;
su cauto aroma velará tu frente.

Como cierva te huí. ¡ Qué te encadena
más ese afán de hallarme en la colmena,
carcelera celosa de tu mente!

Motivo bañado de luna

El viento peina la sombra
que se ha mojado la luna.
La luna besa la huella
de su esperanza desnuda.

¡Media luna de los vientos,
media luna de la espuma…!
(la sombra dejó olvidado
su peine de media luna…!)

En el cáliz de un lucero
una oreja azul fulgura.
El viento peina la sombra
que se ha mojado de luna.

Perfección de la rosa

¡Oh rosa, plenitud de muerte y vida!
Esencia, luz y ser, belleza. ¿Tanto
adoró tu deidad el sol y el llanto
para engarzar tu imagen definida?

Rosa del goce sin dolor, nacida
de la nada a lo breve: dulce canto
del ruiseñor, que enseña en su quebranto
con la novia, vestal entristecida.

¡Perfección de la rosa, gracia nueva
que en la infinita soledad eleva
su seno crespo y puro en ágil vuelo!

¡Oh rosa eterna, frágil, casta, sola!
Tu aliento leve como tu corola.
¡Virgen desnuda, fiel, carne de cielo!

Amor

Grácil volar de leves ruiseñores,
núbil campaña de cristal tallado;
el ensueño del sueño de mi Amado
es el prístino amor de mis amores…
Rosal de amor que da sus rojas flores
en un desvelo reposado;
y cuanto más amor, más desvelado
abrirá el corazón los surtidores.

Desnuda, amor, con júbilo me entrego…
¡Un éxtasis divino de sosiego
me ha de bañar de luz y de rocío…!

¡Mi linda flauta de marfil y oro,
en un preludio del más casto lloro
me dice, amor, amor, que ya eres mío!

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YO NACÍ DE REPENTE [Mi poema]
Teresa Agustín [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Yo nací de repente, no recuerdo
el día en que nací, tampoco el año,
qué iluso me introdujo en el rebaño,
si fue un loco de atar o anduvo cuerdo.

No recuerdo por qué, si estuve huraño,
que en todos los detalles yo me pierdo,
quisiera no pensar que soy un lerdo
o  fuese de esta historia algún apaño.

Pero pues que aquí estoy sin hacer daño
y pronto he de quedar en el recuerdo,
y dado sólo soy un subalterno
subir quisiera en versos un peldaño.

Consciente de que soy un forastero,
del cuerpo y de mi alma un ser extraño,
quisiera dejar claro, no me engaño,
si digo no me importa si me muero.

Que morir es vivir otra experiencia,
otro paso en la vida hacia otra etapa,
y es posible de aspecto sea guapa,
apelo aquí al manual supervivencia.
©donaciano bueno

Acaso alguno #recuerda el #día en que nació? Share on X

Qué suerte he tenido de nacer,
para estrechar la mano de un amigo
y poder asistir como testigo
al milagro de cada amanecer.
(Alberto Cortez)

MI POETA SUGERIDO:  Teresa Agustín

LE RELAIS DE L’ HOTEL DE VILLE

Seis de noviembre, cada una en una mesa mientras la gente cruza
deprisa, deprisa la calle gris, con boina roja, amarilla, azul.
Ella escribe y yo escribo sobre ella, sobre escribir, sobre
espiar en París a la que escribe, la mujer china y el cuaderno rojo.

Tocábamos el frío y la soledad en la ciudad de la luz, las dos
soñadas pero no queridas, la mujer china que bebe café.
En la otra mesa del bar y a su lado, apuro el vino en mi cabeza
bebe. Bebe café sin azúcar, ella.

Dos mujeres juntan palabras en dos mesas anónimas. Ella
mira y escribe tras los cristales y yo la escribo con ojos de lantana.
Vino y café y miles de palabras nos separan. Escribimos en el
mismo instante, en ese momento que no volverá a producirse.

No volveremos nunca a encontrarnos la escritura, la mujer y yo
Y me pregunto si esa hoy escritora llegará a contar el mundo.
Qué escribe ella que no veo yo. La pintora, la poeta, ella.
Delgada, el pelo recogido en una coleta, aún no se tiñe el pelo
Sin rostro, no tiene historia ni sé si es una mujer soñada esa noche
fría de noviembre donde los amantes no se encuentran más.

Cierra la mujer su cuaderno rojo, guarda sus cosas en un bolso
negro. Investiga un plano del metro de París, se levanta, va.

No supo que yo, detrás de ella, escribía un poema azul sobre ella.

(extraído de REVISTA CONLAA)

LA VIRGEN SUICIDA

También sueño que puedo dormirme en el color de las olas.
Veo un mundo imaginadamente azul, tal cual lo haría
un ciego y luego lenta desaparezco en el añil.

Distendida y frágil, azul, la lluvia
se suicida
desde el cielo.

Me visto para la luna

Me visto para la luna
que influye sobre mi único enamorado.
Me visto y salgo a su encuentro
deslizándome por entre las ruinas
que el sol ha hecho visibles durante el día,
escalo para lograr un encuentro
y canto mi miedo a los ríos salvajes
que crecen bulliciosos mientras fluye la noche.
Es el triunfo de lo invisible sobre lo visible,
es el grito el que subyace:
yo, siempre yo
y la desconocida yo.

Me visto para la luna
que influye sobre mi único enamorado.
Como Endimión, yo también la espero.

Una mujer en la ventana

Una mujer en la ventana,
incierta como luna navegando por el mar,
princesas destronadas que inventan historias
de reyes rojos, y mujeres sueño con labios
muertos, donde crecen las manos de los árboles.
Una niña del miedo llorando en el acantilado
mientras contempla a una ahogada.

Sólo esto vi en una noche múltiple y
dolorosa, donde un arlequín sin manos,
sin pies, volvía a colocarse entre mi sombra y el día.
Sueños desde el acantilado donde vive la iguana,
del que ya te he hablado,
y en el que he decidido insistir.

Y el niño aquella noche

Y el niño aquella noche
le pidió a la niña que le odiara;
y ella, recogidas las manos en su cintura,
lloró en grieta el largo camino de la palabra,
fría de silencios y de tiempos,
de quien antes le pidiese que le amara.

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APRENDE A RESTAR [Mi poema]
Teófilo Cid [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Yo sí que sé sumar, lo sé y lo juro,
que siempre dos más dos resultan cuatro,
dije cuatro, reafirmo, estoy seguro,
como son doce y doce veinticuatro.

Y tú, ¿sabes contar? ¿También tú cuentas
las horas que dedicas al trabajo,
¿acaso te compensa sumar rentas
al tiempo que lo estrujas a destajo?

Uno, dos, uno, dos, tic-tac, son las dos
uno, dos, uno, dos, tic-tac, son las tres,
cada instante fichas son de dominós
van pasando las agujas del revés.

Al ritmo van pasando que tu pasas,
mientras pasa a tus días va restando,
que lozanas, las uvas se hacen pasas,
los pasos que has de andar se van pasando.

La vida es una suma que se resta,
capacho que en el culo resquebraja,
vas sacando los huevos de la cesta
o espachurran al caerse por la raja,

Yo sí que sé restar, lo sé y lo juro,
es la pura verdad, y estoy seguro,
tal es así que hoy aquí me fumo un puro.
©donaciano bueno.

MI POETA SUGERIDO:  Teófilo Cid

NIÑOS EN EL RÍO

Allí,
Bajo los puentes,
Donde pasa el río urbano
Arrastrando en su bruma el ensueño de la gente;
Allí,
Allí quedaron,
Los rostros esculpidos por glacial fruición de muerte.

Fue arrebol de su dominio
El fluvial convoy silvestre
Donde brilla como témpano el vacío,
En fanal en que ellos vieron florecer la llama esbelta
Y el carnal derretimiento de sus pétalos ardidos.

Allí,
Junto a las duras piedras humanizadas,
En lo hondo de la espuma,
Entre redes de fulgor;
Allí,
Allí quedaron,
Los rostros enjoyados por la ráfaga invernal.

Cuando iban ya sus bocas a decir lo que se ama,
En cariátides de hielo se quedaron,
Sus sueños congelados en los labios.
¡Oh, palabras que no hienden su vestido corporal!

Cuando iban ya sus ojos a mirar ojos más tiernos
Se quedaron convertidos
En emblemas de rigor.
¡Oh, palabras que no sienten su amargura forestal!

Cuando iban ya sus manos a tocar la gloria extrema,
El estambre de la flor correspondida,
Una gélida escultora congelo sus rostros finos.
¡Oh, palabras que no quiebran su cristal!

Puede ahora, por la ruta de la hierba
Lucir el arbol, honda, su esmeralda
Y echar sus aves a volar;
Pero el día está escondido de verguenza
Y, en la ausente claridad,
Las lágrimas vacilan como pajaros de exilio.

La nota puede acaso retornar a la garganta
Y en un temblor de idilio diluir su coro antiguo;
Pero el día tiene el rostro entre las manos
Y en la espesa claridad que se filtra de sus dedos
Las nubes ya no quieren caminar.

Oh, enojo del Destino -Manto grave
Que ha cubierto las pupilas con su trémulo llanto;
Nadie sabe ya decir donde se encuentran,
En qué parque de alegría epitalial
Sus sombras comen;
En que lírica tahona
Sus sombras se hartan;
En que lecho de cabina maternal
Sus sombras duermen.

Nadie sabe ya decir la palabra del idioma
Natural que corresponde,
La palabra de piedad
Que surge pálida en la noche,
Como el blanco de los dientes,
Como el blanco de los ojos,
Como el blanco de las almas.

Nadie sabe ya llorar
En la antigua soledad resonante como un organo,
Llorar a solas de piedad
Por aquellos que no fueron sino flores desdeñadas
Sin pasión de jardinero que su aroma cultivara.

¡Nadie, nadie, nadie!
El mundo ya no tiene lágrimas que dar;
Se quedaron apozadas
En el fondo de los cuerpos
Y en el lago cerebral que allí disponen
Los árboles no sacian su ansiedad.

Nadie ha mirado estos puentes,
La avenida sombría que cubren
Y los álgidos jardines que atan.
Nadie.

Solamente la noche
Que también suele ofrecer
El bouquet de sus miradas a los pobres.

Y en sus manos de escultora perennal
Plasmó sus cuerpos.

¡Ay de aquel que es observado por la noche!

La noche no sabe discernir.
Sea amante dichoso o niño desolado,
Pone su fresca atonía en los ojos,
Contrae sus lenguas sepulcrales
En torno a la raíz de las palabras
Y deja caer un astro que, cual veneno, se disuelve.

Solamente la noche
Los miró con amor,
Con ese amor que brota
De las cosas que se hallan mas allá de las cosas mismas.

Solamente la noche los amó
Y pensó que siendo ella una artista inmemorial
Bien podría esculpirlos con su aliento.
Y ahora estan allí,
Henchidos por la brisa que recorre sus sentidos,
Llevando estériles mensajes.
Allí,
Allí.

Yo os pido por eso
Que no vengais con lagrimas tardías
A llorar su silencio
Y a intentar que de nuevo
La luna en sus ojos resplandezca
Y el perfume en sus sentidos
Y el ensueño entre sus labios.

¡No vengais con vuestras ánforas oh madres!
A ungir de aceite inútil su madura rigidez.
Están unidos por la brisa que lleno de hojas sus almas
Y de otoño virginal los fríos cuerpos.
Están unidos y vuestras lágrimas podrían separarlos.

Bajo los puentes
Donde el río parte en dos el egoísmo,
Donde lucen las parejas su privada primavera,
Y el policía hace el amor a la más dulce
De las doncellas de servicio;
Junto al parque,
Que en invierno llora sólo por toda la ciudad…

Allí,
Bajo los puentes,
Allí quedaron
Con un nudo interrogante entre los labios.

EL BAR DE LOS POBRES

Hoy he ido a comer donde comen los pobres,
Donde el putrido hastío los umbrales inunda

Y en los muros dibuja caracteres etruscos,
Pues nada une tanto como el frío,
Ni la palabra amor, surgida de los ojos,
Como la flor del eco en la cópula perfecta.

Los pobres se aproximan en silencio.
Monedas son sus sueños
Hasta que el propio sol airado los dispersa
Para sembrarlos sobre el hondo pavimento.
En tanto, cada uno es para el otro
Claro indicio, fervor de siembra constelada.

Y en la pesada niebla de los hábitos
que en ráfagas a veces se convierten
De una muda erupcion
De alcohólica armonía,
yo siento que el destino nos aplasta,
Como contra una piedra prehistórica.

Pues somos los que pasan
Cuando los más abren los ojos claros
Al amplio firmamento
Que adunan los crepusculos antiguos.
El mundo es sólo el sol para nosotros,
Un sol que ha comenzado por besar las terrazas
De los barrios abstractos.

Masticamos sus migajas,
Sintiendo que un espasmo egoista nos mantiene,
Pues somos individuos, por más que a ciencia cierta
El nombre individual es sólo un signo etrusco.

En los que aquí mastican su pan de desventura
Un viejo gladiador vencido existe
Que puede aún llorar la lejanía,
Los menús elegir de la tristeza
Y darse a la ilusión de que, con todo,
Es un sobreviviente de la locura atómica.

Sentados en podridos taburetes
Ellos gastan los ultimos billetes
Vertidos por la Casa de Moneda.

Los billetes son diáfanos, decimos,
Carne de nuestra carne,
Espuma de la sangre.

Con billetes el mundo
Congrega sus rincones
Y parece mostrar una estrella accesible
Sin ellos, el paisaje es sólo el sol
Y cada cual resbala sobre su propia sombra.

Pero la Casa de Moneda piensa por todos
Y los billetes, ¡Oh encanto del bar miserable!
Nos suministra sueños congelados,
Menús soñados el dia desnudo de fama
Al levantar los vasos se produce el granito
Del brindis que nos une en un pozo invisible.

Alguien nos dice que el sol ha salido
Y que en el barrio alto
La luz es servidora de los ricos
¡La misma luz que fue manantial de semejanza!

Hoy he ido a comer donde comen los pobres
Y he sentido que la sombra es común
Que el dolor semejante es un lenguaje
Por encima del sol y de las Madres.

Canto primero

La soledad es un reflejo de las horas dichosas
Por su espiral las zonas blancas
Que aparecen como causa de las negras
Vierten en la hondura su compacto mecanismo
Y los recuerdos calzan zapatos puntiagudos
Sobre el cojín de las sienes apagadas.

La soledad es un estanque con faunas de alcohol
Millares de pálidas tribus de nicotina
Canoas frágiles de sed
Y un cielo que interceptan nubes ebrias.

Vencido por sus aguas hojarasca soy
Árbol de río de azúcar
Lluvia angélica tostada por el sol
Mi soledad es un paraguas que se quiebra
Como un trozo de voz.

En torno a su eje
Brillantes lagartos trepan
Y hay siesta en el trigal.

Yo recuerdo una mañana sombría
Exactamente equilibrada para aquellos años
De extenuación y niñez
Los faroles temblaban bajo el remo de la lluvia
Yo miraba, yo miraba
Un bello témpano de amor tendido junto a mí.

Pasé la mano sobre el dorso azul
Y vi que los astros eran tiernas dependencias
De mis oídos
Que los sonidos de la luz eran dulces vertederos
De palabras de amor
Y creí sentirme mixto puente de dos pieles
Para cruzar aquel gran río, aquella ancha ría
Que había entre los dos.

Oh mía entre las mías
Ilumina el resplandor
E1 negro hálito de adiós
Que yace en toda boca
Ilumina mi verdor
Las praderas que en los besos reverberan
Con sus vacas y sus méritos actuales
Oh amiga, oh virtuosa de la fuga
Que hoy te encuentre nuevamente en mis palabras
Creada por instinto de cansancio
O por valor.

Tríptico de la noche (I)

¡Oh noche! ¡Oh noche! Detén a los paseantes
con el rumor de aurora de tus astros extasiados.

El amor es la razón de tus árboles dormidos,
del silencio que corre por tus venas aurorales
porque en ti las bocas son nidos
y las palabras aves que pronuncian tu mensaje.

¡Oh noche! Detén a los paseantes
que surgieron como una onda física,
como un axioma en flor.
Deténlos en la aurora de sus besos,
perfílalos de umbral contra el silencio,
que sea eterno el ángulo que dibujan sus deseos.
¡Oh noche! Tú que tienes el valor del día
y que escondes en tu índole un sol nuevo.

Tú puedes contra el tiempo revivir en verdes pinos,
azular el espacio detenido en una huella,
hacer que el lecho vibre con un ópalo…
¡Oh noche! Tú que puedes detener a los amantes,
detén a estos viajeros que han llegado sin aliento.
Son ellos los viajeros que ayer partieron desde un beso
y que ahora se pasean por un nimbo sin designios.
Ahora sus pupilas centellean, cruzan sus espadas
para quedar impresas en panoplia eternizada.
Ellos tienen un secreto que compartir contigo,
un secreto que un pensil de instinto ha levantado.
¡Oh noche! Detén a los amantes
con el rumor de aurora de tus astros extasiados.

Tríptico de la noche (II)

Cuantos vienen a mirarte te miran desde un solio de egoísmo
bajo el cual una cisterna brota que embrida a los astros.

No pueden suponer que el día nace de tus sombras,
el día que concede su luz a cualquier hombre
y que también nos sirve para odiarnos.

En ti yo encuentro los semblantes más amados,
el de una ciudad que invierte sus tejados en el agua
y el de un puente de salud sobre dolencias pálidas.
(Recuerdo como aludes de agua fresca,
viejos recuerdos donde las diarias preocupaciones crean fútiles regatas.)

Por eso a ti recurro, ¡oh noche!, para impetrar tu sombra,
tu mano enguantada de negro, tu dominó de olvido,
porque ellos, los paseantes que ahora llegan de la mano,
puedan quedar prendidos como jíbaros de espuma
al primitivo silencio de tus astros extasiados.
¡Oh emblema nupcial! ¡Oh dulce acorde transpirado!
La noche tiene ahora escudo de armas como reina,
dos miradas, dos alientos, dos palabras que el silencio crispa
en un augurio de cemento eternizado.

Tríptico de la noche (III)

¡Oh dulce noche, que mueve los estambres
con su sombra silenciosa
que es luz para la sangre!

Tú posees la fatiga que requiere mi descanso,
la faz nupcial que esconde el eco
por donde un hilo de éter va fluyendo.
Lo que eres en la simple geometría
de los cuerpos enlazados por ustorio espejo de heno,
lo que eres en la granja de tus árboles de lira
donde pastan armoniosos animales,
temblorosas palmas ávidas de estío.
Y aluminio el caserío que refleja el río antiguo,
un problema que hace nido,
un nidal que es puro lapsus,
el lapsus que es el tiempo sin medida.

¡Oh noche que das paz a las estrellas
con el vaho de los cuerpos!;
al sereno de las fábricas,
a los viejos conductores de tranvía.
Yo te voy iluminando piso a piso.
Das un lujo sideral
como al verde rascacielos
que madura con los besos de sus miles de habitantes.
Es preciso mirar sobre tus hombros
para ver el naipe que manejas.

Has detenido a los paseantes,
empleando gatos negros, perros vagos, taxis lóbregos,
que pasan a favor de la corriente
como el sueño a través del hipnotismo.

¡Oh noche! Tan hermosa
como ver a Doña Venus en la punta de la vida.
Tú que eres en el rapto de las diosas
la que acepta ser raptada,
en el rapto del espejo
la ilusión que sobrevive;
en el rapto de los besos
el lenguaje que se cambia.

Hay soles en tu nombre,
marchitos soles que devienen
populosos como siembras,
cuando una lenta espera me domina
con su atroz desesperanza.

Hay estadios en tu nombre
donde juegan inexpertos jugadores,
endurecidos como estatuas en un parque
al juego viejo que llamábamos la barra.
¡Oh noche! Tu guante ha caído al día.
Allí lo veo como sobre el banco de un parque desolado.
Me acerco. Lo oprimo contra mis labios
y entonces veo que es un bello atardecer.
Lo retiro de mi boca
y entonces veo que es la aurora que se acerca.

MADRUGADORAS

Comentario de Braulio Arenas: » ¿Por qué perra y no perro?, preguntábamos a Teófilo al llegar al final de este poema suyo. Al interrogarle, pensábamos en el can llevado en su viaje a la luna por los expedicionarios de Julio Verne, muerto en el viaje, arrojado fuera de la nave, y siguiendoles, atraído por la fuerza de gravedad del vehiculo, a traves del espacio. El mismo poeta no se explicaba por qué perra famosa y no perro famoso. Este poema fue publicado en el número primero de nuestra revista «Mandrágora» (diciembre de 1938). Sólo muchos años más tarde tendríamos la explicación, pues fue una perrita la que viajó en el Sputnik de los soviéticos. «

Sumergida en tiempo
En imágenes
En distintas direcciones
En focos de alta mar
En odio al vesperal dominio
En tí misma
Yo vivo a través de tu candor
Como la sangre en una vena
Un farol de equinoccio
Al final del sitio plano
Del hangar más alto
En estas cordilleras
Donde la voz escucha su propia sombra
El milano atrae sus hijuelos
En este adiós de tí
De tí la madrugadora
Perdida en un hemisferio de cristal
En una curva sin dibujos
A la intemperie
Como una perra famosa
lamida por el éter.

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BENDITO SOL [Mi poema]
Teresa Martín Taffarel [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

¡Bendita luz, el sol y su ventana,
cristal que transparente en mi se asienta,
que impide el firmamento a mi me mienta
tan dulce, tan alegre y sin desgana.

Bendito sea el placer de esa herramienta
que mima nuestra piel como hace el ama
que al bebé sus caricias le derrama
esperando que el niño lo presienta.

Gracias te doy, ahora, aquí, que siento
tu agradable calor, viendo contento
traslúcida y diáfana mirada.

Felicidad de un alma enamorada
repleta de nostalgia y sentimiento,
gracias dándole a dios, de amor sediento.
©donaciano bueno

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Anoche cuando dormía
soñé, bendita ilusión,
que un ardiente sol lucía
dentro de mi corazón.
Antonio Machado

MI POETA SUGERIDO:  Teresa Martín Taffarel

Este juego inaudito de los días

Este juego inaudito de los días
ya no puede atraparme en su engranaje.
La estrategia del tejo que se pierde
es el signo de un tiempo sin rescate.

Como el niño que elige los reflejos,
coloreo las copas de los árboles,
una casa, las nubes, los caminos,
y modelo las flores de la tarde.

Evoco incomprensibles retahílas,
converso con la sombra en las paredes,
camino sin salirme de las rayas.

Las estatuas del patio no me miran.
El cielo del dibujo se ha borrado.
Sólo queda la luna de la infancia.

Yo dije mis palabras
con un temblor que contenía
esa pena honda que siempre me acompaña
estaba sola entre mis signos
pero yo sé que todos me escuchaban

Y sí, tuve miedo
de quedarme esencial y desolada
frente a la mirada interrogante
de quienes esperaban
leerse en mis imágenes
en los nombres que para cada uno
tienen las cosas habituales
y en aquellas otras
las que no se dicen
porque cualquier palabra las empaña

Aquel día
yo dije mis palabras
y supe que mi tiempo
era un canto sin dueño
que volaba entre lluvias y neblinas
para anidar en otros campanarios.

La primera palabra

La primera palabra se anuncia en el silencio.
Es un pliegue del aire, un resquicio del tiempo
y no sabe si es agua, o pájaro o estrella,
y si nombra, si llama, si se niega o espera.

La sustancia del viento se resuelve en un signo:
las farolas, el libro, la cuna, las estatuas.
Y el mundo que se inventa de nuevo en la mañana
para hacerse y rehacerse como ilusión de río.

Hilandera de nubes en la arena impasible,
se cierra la escritura como azul entramado.
Los anillos de savia intentan un suspiro
en los leños que arden en la tarde apacible.

Las palabras se pierden en decires lejanos
Y vuelve la tristeza que acumula artificios.

Escribir el instante

Escribir el instante
que no es poco.
Inventarlo, intentarlo
con palabras indóciles.
Acomodar los signos
en desacuerdo con el día.
Saber un poco más
o un poco menos.
Y adivinar que mañana
habrá otro borrador indescifrable.

De qué hablamos cuando hablamos del tiempo

De qué hablamos cuando hablamos del tiempo
De qué hablamos cuando decimos
esto, aquello, lo otro, lo que siempre regresa,
lo que se va y no vuelve.
Las palabras se dicen aquí, en este momento
y retornan a su eterno sistema de silencio.

Y qué es el silencio…
el silencio es un brazo que se aleja,
la llama que se extingue,
las cenizas del fuego.

Y también es la tierra y el cielo,
el árbol y la lluvia,
cuando aún no han sido nombrados
y esperan existir en los labios humanos

Y hablamos y decimos
tiempo
y esto, aquello y lo otro.
Y al renacer en nombre
enmudecen las fuentes,
y se callan los ríos…

En el fondo del alma
hay un mar de silencio.

A QUIEN SE FUE Y NO VOLVIÓ

Y cerraste la puerta.
Ibas a buscar,
ya no recuerdo,
manzanas o el periódico,
y olvidaste el camino de regreso.

Parecía irreparable,
pero ha sido un alivio,
y al cabo de los días
la casa respiraba otros deseos.

Ahora te rescato del olvido
para decirte
que encima de tus huellas
se fueron escribiendo otras historias.

Y te devuelvo al olvido,
de nuevo
y para siempre,
único sitio confortable
para quien como tú
no conoce los caminos de regreso.

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PREGUNTANDO [Mi poema]
Teresa Riggen [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Comprendo que yo soy un preguntón
cual niño, el que se hace mil preguntas,
obseso de la vista, otro mirón,
que observa aquí al pasar de refilón
aristas, las esquinas y las puntas.

Yo hoy quisiera saber ¡pues baya plasta!,
quisiera conocer ¡pues vete a misa!
¿por qué, por qué, por qué son de esa guisa,
y hay lerdos a mi lao a decir basta?

¿Acaso preguntar es un delito
para que a quien pregunta le condenen?
Hay que ver la manía que nos tienen
colgándole al deseo un sambenito.

Si mal yo no hago a nadie, a qué decir.
a quienes me critican no comprendo,
así insistan no cambiaré de atuendo,
que atento estoy dispuesto a resistir.

No importa si ahora el cielo está tronando,
que alguno vea en mi su desconsuelo
mientras tenga los pies yo sobre el suelo
seguiré a todas horas preguntando.
©donaciano bueno

Colgar un sambenito es atribuir a alguien repetitivamente el descrédito que queda de una acción y se relaciona con la fama o la buena reputación perdidas.

MI POETA SUGERIDO:  Teresa Riggen

RUBEN

(1973-1980)

Te gustaba plantar semillas,
dibujar trokas,
observar los pájaros
mientras tus compañeros destruían sus
nidos bajo el eucalipto.
No quiero pensarte
dormido en la luz quebrada
de la alberca,
cuando el sol teje sobre ti
una red de sombras,
y el agua te mece
para que germine tu sueño.
A tu alrededor el jardín gotea.
Tu voz de niño me persigue
y cruza el patio en un eco suave.
Te busco en el asombro de lágrimas redondas.
(A veces rozo tus dedos en unas tijeras torpes
o en las cintas de unos tenis con lodo.)
Aquí
hemos aprendido a hacer barcos de papel.
Allá
donde se acunó de nuevo tu llanto enmohecido
el sol es un cirio cada mañana
sobre las aguas lisas.

Nuevo milenio

A Eva Tóth

El primer día
la mujer repitió en voz baja las palabras:
«Hágase la luz»
al abrir las persianas,
descolgó una botella de suero semivacía
la puso en el cesto con los algodones, gasas
y cinta adhesiva
y la luz se hizo en la recámara.
Encendió una grabadora, las notas de una
flauta dulce
nombraron al día por su nombre
entonces ella se atrevió a nombrarlo también
segura de que la noche había terminado.

El segundo día
recogió agua de lluvia y la calentó con sus
manos
hasta hacerla mansa como el cuerpo del
hombre que yacía en la cama
sus dedos lo humedecieron despacio
después de secarlo
lo envolvió en sábanas lavadas con manzanilla
y luna.

El tercer día
ungió sus yemas con sábila para alisar
cada surco
amasar con savia blanca la flacidez de brazos
y piernas
para dar fuerza a los músculos
en esa tierra aún fértil.

El cuarto día
mientras pasaba el rastrillo por Jas
barbas jabonosas
le habló del sol y de las estaciones
hasta que él retomó el tiempo que parecía
haberse detenido.

El quinto día
cerró los periódicos con fotografías de
guerras y temblores,
al romper una receta que había quedado
sobre el buró
rogó que los años por venir se multiplicaran
como las aves y los peces
y poblaran la casa que había estado un tanto
abandonada.

El sexto día
pulió con paciencia de alfarero el torso
varonil, el cuello, la cabeza,
repasó una y otra vez el bordo de la oreja
presionó con firmeza las plantas de los pies.
Acercó su boca hasta infundirle su aliento
ayudó a incorporarse a ese hombre
cuya imagen no era semejante a ella
y vio que lo hecho era bueno.

El séptimo día
el olor a café y pan recién horneado Ja fue
trenzando a él
se tendió a su lado
antes de descansar decidió contar de nuevo
los dedos unos a uno
pasó su lengua entre ellos
encontró gozo en moldear con sus manos un
poco del barro que había quedado blando
hasta darle forma
el séptimo día no hubo reposo.

Inmovilidad

Se dio cuenta del rapto, y se quedó quieto.
Leyó lo que ofrecían por información, y permaneció callado.
Pasó el resto de su vida calculando lo que habría podido comprar con la recompensa.

De vuelta a casa

Norma sacó la cartera y preguntó frente a la caja:
—¿Cuánto es?
—Quinientos sesenta.
—Permítame, señorita, por favor. Era una voz varonil sobre su hombro. Norma alisó su pelo discretamente mientras volvía la cabeza para dar las gracias. Se sintió halagada. Recordó que tenía los puntos de la media corridos. Se enderezó sumiendo el estómago y sonrió.
—¿Me permite llevarla?
El olor a lavanda la envolvía.
—Vivo muy cerca.
—Pero está empezando a llover.
Se dirigieron a un Mustang y ella se arrellanó en el confortable asiento.
(Bendita lluvia. Por mí que llueva cuarenta días y cuarenta noches. El tapiz parece de terciopelo. No puedo llegar a casa con este hombre, si lo ve Ernesto tendré problemas.)
—Es en esta calle.
(Puedo decirle que vivo en la casa de la esquina. Ojalá me invitara a cenar, y luego a bailar, ésa sí debe ser vida. ¡Que distinto!)
—¿Y cómo va Susanita en sus clases?
—¿Susanita?
—Susana del Río
—Su… Susana… ¿es usted su papa?
—Si, maestra. ¿No me recuerda? En la última junta de Padres de Familia.
—Ah, sí… Bien… va bien. Es aquí.

Teresa De Riggen
No. 102, Abril-Junio 1987
Tomo XVI – Año XXIII

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MI POETA INVITADO: Jesús Sánchez Rivas

MI SOMBRA

Me acompaña siempre adonde vaya.
En verano es osada y su cuerpo
se hace fuerte si el sol es de justicia.
Y crece, mermando casi sin querer
en las mañanas, y estirando sus brazos
con el caer de la tarde.
No se lleva con la noche, que me oculta,
pues se pierde en las grietas de la tierra
y en los muros de la iglesia.
Se asoma, a veces, si entro en la plaza,
despacio, y paso debajo del farol
esquivo, que apenas ilumina mis pasos.
Me escucha cuando rezo y, a mediodía,
en el cénit de mi día, se esconde,
asustada, debajo de mis zapatos,
dejándome solo,
consumiéndome
en
agua.

JARDÍN QUE YA NO ES PATRIA

La sombra que tiene mi cuerpo
es la del alma que me deja verte.
Cuando ya no esté,
tampoco estará esa alma.
Ya no seré.
Se perderá la raíz que me dio
la tierra cuando fui, el primer día.
Mi luz era, siempre, ver el color
de tu tallo y la risa de tus pétalos,
en el jardín donde nos vimos
por primera vez.
Allí hemos bebido,
respirado y crecido.
Este jardín que ya no es patria nuestra.
La luna era suficiente,
en nuestras noches,
para seguir palpitando como uno.
Su luz blanca te cubría
como un velo de novia
el día de su boda.
Nupcias a diario entre aspiración
y expiración de flores nocturnas.
De día, el sol nos vestía de colores.
Hoy, tonos grises se esparcen
en el jardín, aunque es de día,
aunque es verano.

YA, QUE TIENES CUATRO AÑOS

Un abrazo largo,
con su apretón en medio
y un beso en la mejilla,
sonoro y húmedo
(¡esos dulces…!).
Solo esas cosas
que sabes darme cuando te vas,
después de una tarde
de montañas rusas
y parques abigarrados.
Una tarde de trabajar,
apagándome el ventilador,
porque te molesta
y dándome el abanico
con el ceño fruncido.
El carácter que se va forjando,
entre los mohínes de niña,
que siguen en tu rostro,
todos los días
que vienes a verme.
Que no se apague
esa alegría que me desespera,
por inagotable,
esa ansia de no acabarte,
aun cuando el sueño te vence.
Vibras en mi vida,
como el abejorro en el jardín,
monótono y eterno.
Tu voz es de aire y de fuerza
en tus baterías de litio.
Nuestros escritores

A VECES PIENSO [Mi poema]
Minerva Margarita Villarreal [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Padre, a veces pienso, si tú hoy vivieras,
qué pensarías de mi. Si es posible,
de haberme hecho quizás te arrepintieras.
Hoy presiento que hubiera sido horrible
saber si el sueño huyó por peteneras.

No sabes, si es así, cuánto lo siento
no haber correspondido a tus desvelos,
de nada ya sirve ahora el lamento.
Quizás sobrestimaste tus anhelos
o incapaz fuera yo de armar el cuento.

La vida, padre, ese trozo de tiempo
que dios nos presta en acto dadivoso
hay veces que nos pilla a contratiempo,
pues él siempre se muestra veleidoso
haciendo a nuestra vida un pasatiempo.

Si así fuera, hoy, aquí pido disculpas
que ya cambiar la historia no es posible.
Quisiera yo asumir todas las culpas
que aunque quise imitarte fue imposible
espero tu perdón, si es que me exculpas.
©donaciano bueno

MI POETA SUGERIDO:  Minerva Margarita Villarreal

Aparece

Antes del alba sus manos traen el cielo hasta el muro de piedra
y en lecho de madera abro los ojos que no abro
Su hábito solar….su descalzo venir
estando aún dormida con otros ojos vi
Tersa Teresa de las metamorfosis
blanca es rosa su piel….roza casi su rostro
Detrás del respaldo que no hay
ella misma es respaldo:
Cara….brazos….torso….manos….sobre mi cabeza
Inclinada está:
Cúmulo de luz Teresa bajo el velo negro en la tiniebla rémora
sus pies desde otro plano
la vigilia previa de atravesar
el curso de los astros
e irrumpir
Tersa de las meditaciones
En la tierra el espanto:
Más que asombro
mantequilla líquida penetrando
por no sé qué resumidero
el cuerpo:
Seré una alcantarilla en manos de Teresa
una fiebre de oro de las llagas de Cristo
un cielo desprendido del siglo dieciséis
una viuda oscilante….un dominico en ascuas
una familia perseguida
y de cuatro maneras germinará lo plantado:
Agua del pozo
Agua de noria sin anegar el huerto
Agua de río o del arroyo
Lluvia del cielo:
La humanidad de Cristo desnuda tus pupilas
su tórax alanceado aún gotea
Bañémonos Teresa en esta rojedad
En la tierra el espanto
Bañémonos Teresa
El espanto Teresa
Bañémonos Teresa en esta rojedad.

Esa otra vida

Ladeándose….vadeando….yendo sin rumbo
desde la almohada ardiendo
densa fiebre habría de bendecir
para todo transformar
Ir de la lava de la ira a la armonía de la flor
del hastío a la alegría
de la indignación al llano
previamente alzado por Dios
cuando me eleva
mi llanto adereza su mano
y cuelgan los frutos
llagan:
El rosal donde Cristo abre el ojo
de mi dolencia
La pócima de ingredientes amargos
Con grandísimo desatino
todo me daba vueltas
Muy en lo alto
me observaba
postrada
dándome todo vueltas
Ya el mundo nada dice
pues allá donde nadie ha pisado la luz
con ella doy vueltas
y resuenan en mí
las letras escondidas de su alfabeto
Mamá volátil y encerrada
el mundo se me ha ido
¿Acaso dudas que vengo de la resurrección?

Laude

Del color del viento
del aire que erosiona los muros
De cómo transparentan los matices
de piedras y arenales
el verde sedoso del olivo
bajo el rayo
a lo largo del día
Tersa crucificada:
Así miré tu sangre
la canción de tu sangre
Consunción
oscuro follaje
que mana el agua viva

Dentro rompe la creciente
y salgo de las sombras
que se alojaron en mí
Mi animal huye por la montaña
Hacia allá salgo todos los días
empapada de oscuridad
y de regreso
ya que la luz declina
la nube divide y parte en dos al sol
Dos soles bañan lo perdido
Allá quedaron mis pies buscándolo
mis ojos
mi perdido animal
Pero nada serás
sin estos versos
convertidos en pájaros
en círculos
en pasos
que mis años alargan

La pátina del hierro el amarillo adobe el óxido adoquín
Un eco un chillido un pájaro elevando
los incendiados muros
que el fuego amó
Gravitaciones torceduras
en el margen turbio de las cosas
brilla el silencio
La paila
bajo la teja
que da al patio
de mosaicos rojos
Entro y salgo
y la puerta es tu pecho
entro y salgo
y tus labios me besan
me besa tu inclemencia
me atraviesa tu aliento
Verde sed
a la orilla del río
suntuosidad de hojas flotantes
de viñas y de higueras
cuyos frutos
devoran los pájaros
Las perlas o la sangre
manteles de alabastro
las copas esparcidas
el hierro en que clavaste
el corazón
Todo flota
y el espacio deja de serlo
La muerte y lo que llama de la muerte
Entro y salgo en el instante en que el vino
se vierte sobre la mesa
y vuelven
tus sandalias
con su paso de lluvia
y tus pies a mi pecho
y mi lengua en tus dedos
Porque la noche fue
contada entre los días
y vino entre los meses
y prendió su grano de luz
cuando este templo asciende
en este espacio
en esta mesa

Probar el fruto
y saber
que eres tú.

Lejos de la rosa,
de la primavera y su verde consigna;
alejada también de los príncipes,
de sus dardos
sobre las cabezas de las doncellas;
ese cristal en vuelco
donde cinco minutos de arena
repasan años de furia:
el matrimonio,
la felicidad que habría de aparecer,
la inhóspita tristeza,
los detalles y lluvias que deslavan la vida.
Lejos, de espalda al paraíso,
frente al cañón donde los vientos aguijonean,
me uno a su revuelta,
van con ellos mis deseos, los pétalos y hojas,
las vidas que me aguardan;
a ellos me uno,
misteriosos señores de la huida.

No era la alteración de sus cuchillos
el festivo diapasón que sugería
sino una contrita y despeinada manera de irse escondiendo
Medrar medrar bajo la sangre de la cruz
oración que no termina cuando cesa
y hollar al mismo tiempo en el norte
de este pecho perforado
Medrar medrar bajo la sangre de la cruz
andar en círculo….con el centro vacío
y en añicos el cristalino verbo
Despuntaban carcomidos los ojos de la tierra
Vaciabas en la copa pulida tus dedos glaciales y líquidos
eras el mismo cáliz
Medrar medrar bajo la sangre de la cruz
beber beber hasta embriagarme.

PIEDRA

En esta piedra yo te espero
en el estómago en el regazo de esta piedra
junto al río cuyas aguas dejaron cicatriz
Como jauría con hambre
como perro
te espero
sobre la piedra que contempla
las grandes aguas que no volvieron más
la vista fija de las vacas que la tarde apacienta
estrellas caídas las botellas que alguna vez
guardaron la pureza
Excepto tú todo pasa
y todos pasan por aquí
Excepto tú
por esta piedra
pasan
y en mi mente
quedan
como regalos
de tu ausencia

A EDUARDO CHILLIDA

La pátina del hierro el amarillo adobe el óxido adoquín
Un eco un chillido un pájaro elevando
los incendiados muros
que el fuego amó
Gravitaciones torceduras
En el margen turbio de las cosas
brilla el silencio
La paila
bajo la teja
que da al patio
de mosaicos rojos
Entro y salgo
y la puerta es tu pecho
entro y salgo
y tus labios me besan
me besa tu inclemencia
me atraviesa tu aliento
Verde sed
a la orilla del río
suntuosidad de hojas flotantes
de viñas y de higueras
cuyos frutos
devoran los pájaros
Las perlas o la sangre
manteles de alabastro
las copas esparcidas
el hierro donde clavaste
el corazón
Todo flota
y el espacio deja de serlo
La muerte y lo que llama de la muerte
Entro y salgo
en el instante en que el vino
se vierte sobre la mesa
y de la lluvia
vuelven tus pies
a mi pecho
y mi lengua en tus dedos
Porque la noche fue
contada entre los días
y vino entre los meses
y prendió su grano de luz
Cuando este templo asciende
en este espacio
en esta mesa

LA CASA

La casa que construiste fue arrasada
Vi cómo sucedió
cómo se desprendían paredes y ladrillos
El techo voló
sobre los huesos
y el paisaje entre la hierba abrió
echó raíces bajo las plantas de mis pies
Estoy anclada
y esta casa mojada por la lluvia
esta casa azotada por el viento
hecha polvo
y materia que crece
Esta casa soy yo

FARMACIA

Como si un papalote se alzara por el aire
el velo desprendido los niños
el cabello trenzando
la corona de azahares
los perros mi vestido
niños que el viento aleja
y yo intento unir

Entre esos niños estaba mi padre
que siempre soñó tener una farmacia
en esa esquina donde todo era viento

El salón
donde debo encontrarte
es el mostrador de esa farmacia

Tú pasas sujetando a tu madre en la silla de ruedas
Velar te come las palabras

Estoy sola frente a tu madre
tiene dolor de cabeza cabellos de nieve y morena la tez
Yo le doy dos pastillas que como flores
brotan de mis manos
Le toco la frente
le aliso el cabello
le digo que la amo

Entre el olor de asepsia y las vitrinas
vestida de novia con un satín de cisne
sé que vino a entregarte

EL PUENTE

a Bernard Pozier

Hace años el puente no existía
lo que hoy es el puerto fue un cerco de piedra
Esa casa tan alta de ladrillos rojos
era la primaria
donde yo estudié
Hoy la habitan ancianos
Ancianos:
los primeros niños
que pisaron la escuela
regresan a ella
para nunca salir

LA CAÍDA

La piedra cruzo todos los días
la piedra laja la piedra bola la piedra pinta
la caliza piedra blanda de tus labios
la tigre que con tus ojos me liga
como el cazador a su presa
y hace que caiga en la piedra
que repentinamente
se puso de pie
y me llamó desde un tiempo de silencio
me llamó
para que me aquietara.

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Mi padre duerme. Su semblante augusto
figura un apacible corazón;
está ahora tan dulce…
si hay algo en él de amargo, seré yo.
(César Vallejo)

PATO POR LIEBRE [Mi poema]
Patricia Olascoaga [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Yo hoy, señores, con todos me sincero,
presumiendo de aspecto tan sensato,
que he visto al rey hablando con mi gato
en acto de mayar dicharachero.

Mi gato que es muy sabia, pues es gata,
al mismo reprochaba, forastero,
por qué debió pensar pato primero
cuando hubo de decir meter la pata.

El mismo al que sagaz, ese pendejo,
guardándose un conejo en la chistera
brindaba que tal acto se celebre,

que amable replicó, guarde el consejo,
por más que a mi engañarme usted quisiera,
dar nunca logrará pato por liebre.
©donaciano bueno

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Meter la pata o dar gato por liebre son dos expresiones muy comunes, aquí trato de jugar con ambas de forma jocosa.

MI POETA SUGERIDO:  Patricia Olascoaga

Sería poético si no fuera

sería poético
poder contar tu historia
diciendo que un brazo de mar
ciñó tu cuerpo de treinta y cinco años
yendo cada mañana al lugar donde en
las rocas
gruñe o lame o lame y ruge
el cantábrico
salpicando el tesoro de tus manos
el tesoro que tus manos agrietadas
junta en las cestas hasta llegar al kilo de percebes
frescos del día para mesas exigentes.
sería poético poder decir
que el mar enamorado se lleva tu vida
una vida en su abrazo gigantesco
y que tus cincuenta minutos de lucha y pánico y lucha y vida
valieron por lo menos para una nueva plaza tahim
para una nueva primavera como aquellas manzanas rodando
con la vida de aquel chico de túnez
y que tus percebes y tú
tuvieran más de su minuto en la historia
en el noticiero de las dos en sucesos
en la página de nacional:
«en la costa gallega una percebeira de 57 años muere al ser absorbida
por el mar»
sería poético
si no fuera
por setecientos al mes
por tus nudillos enrojecidos de frío
por tu aliento lleno de miedo
por tus ojos desorbitados mirando la orilla
a los ojos desorbitados
de tus compañeras mirando al cielo
implorando
mientras aprietan los
delantales
implorando al cielo que venga
abrazadas entre llantos.
sería poético
si no fuera
porque esos cincuenta minutos en la ola
fueron los que tardó
el helicóptero en llegar a tu costado
en la costa
cuando ya no estaban tus ojos atónitos mirando al cielo.
cuando romper el silencio con las hélices
cincuenta minutos después
fue la diferencia entre la vida y la muerte
y sólo depende de nueva orden:
el personal de salvamento no permanecerá en la base y hará las guardias
en sus casas
a la espera de la llamada de la señorita de la central de llamadas
de la empresa privada de salvamento de la costa gallega.
sería poético
si no fuera.
(De Vayamos al grano; 2014)

EN CUÁNTAS NOS VIMOS

En cuántas nos vimos
los pocos
en la plaza en el frío
por Palestina o el Sahara
o los presos nuestros invisibles del FIES,
cuando aún no se oían las ratas en las alcantarillas
mordiendo
los cables de la luz
de las bombillas hogareñas,
comiéndose
los órganos por dentro
mientras los cantos de sirena
Acunaban la ignorancia protectora.
En cuántas nos vimos
hasta bien caída la noche.
Caían ideas análisis desencantos y cantos
a partes desiguales
Preguntándonos
dónde están ellos
aunque nos sabíamos la respuesta.
Y nos subíamos
el cuello del abrigo
y bajábamos la cabeza
por no decir con rabia
mal contenida
dónde están ellos.
Y equivocar
la pregunta fatal
de desenfocar la impotencia
y tirar la piedra
antes de ver el cristal
y tal vez caer en
la trampa
de bajar los brazos
al bolsillo
o bajar la vista
a la moneda.
En cuántas nos vimos, antes,
sonriéndonos,
también sabemos,
al reconocernos
ser capaces de reír con alegría
los mismos de siempre
concentrados
concentrándonos,
los pocos junto a la pancarta compartida.
En cuántas nos vimos.
Algunos envejecieron y muestran canas.
Otros andan cambiando de oficios y discursos, perdidos
buscando similitudes, perfecciones, soñando todos
andamos todavía diciéndonos
en cuantas nos vimos.
Despidiéndonos
Hasta la otra.
(De Vayamos al grano; 2014)

TE LLAMAN

A las paredes
de mi pueblo les cambió la cara.
Del te quiero anónimo
y la polla mal dibujada
que escandaliza
a las viejas y ríe a los críos
pasaron
a Somos los de abajo,
los de siempre hambreados,
Cría ricos
y te comerás sus crisis,
Sólo la lucha
nos hace libres,
Homicidios
son estos recortes,
estos desahucios
Nos robaron los sueños:
ahora,
no les vamos a dejar dormir.
A las paredes
de mi pueblo le están saliendo las uñas
y ya no son inofensivas ni para los meados
de los perros.
Tienen razones
las paredes que oyen,
lo han dicho siempre los refranes
y están hartas
de guardar silencio o corazones vacíos con una flecha de cupido.
A estas paredes
algún día
se le van a echar a andar las esquinas
empujadas por la gente
y se harán barricadas
con las esperanzas rotas
y barricas de gritos y cantos subversivos
con las que queden intactas.
Paredes que no quieren ser muro de lamentos
ni movimiento quieto
ni testigos mudos
ni murallas defensivas
de cómodos rincones donde esconderse.
Andan las paredes
con pareja de baile en la plaza
montando el festejo
los domingos por encima de las campanas,
señalando con el dedo
los elefantes muertos,
las alimañas,
los cortarollosmaquiavelos
del sillón de gobernante.
Se cansaron las paredes de tanta parsimonia.
Y se vuelven grito.
Y te llaman.
Vayamos al grano. Ed. Germania, 2014. En: DISIDENTES: antología de poetas críticos españoles (1994-2014). Ed. La oveja roja. Madrid, 2015

Pobreza

Detrás de una camiseta de tres euros
hay dos pobres:
el que compra
el que cose.
Cada uno en una parte del mundo.
En el medio el explotador,
que une la necesidad de dos pobrezas
en su beneficio.

Como Olmos

No es tiempo para el desánimo o la desidia.
Habremos de enraizarnos como raíces
para que las esperanzas sujeten la alegría
en un abrazo de utopías.
Habremos de enraizarnos como presentes
para que las raíces sujeten la rebeldía
en una transgresora muchedumbre de insurrectos.
Habremos de enraizarnos como olmos a la vida
en el gesto insobornable
en el acto de abrazarnos
en el guiño a la luciérnaga
en el hecho hecho de hogaza y agua
en la mesa compartida donde el nombre que importe
sea nosotras,
enraizadas en los vientres en parto
como olmos bajo la lluvia
sujetando tierra en el secano
en este campo grande de la vida.

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MENUDO LABERINTO [Mi poema]
Víctor Jiménez Guerrero [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Es noticia, perdón, ya no es noticia
que se ignora la vía en la que vamos,
y aunque infausta es la etapa en la que estamos
túnicas parecieran de novicia.

Y avanzamos así de pifia en pifia
sin se sepa quizás donde está el norte
la manada de acólitos, cohorte,
demostrando sus ansias de codicia.

Más se dice, se opina, más se ignora,
menos sabe, si acaso dios lo sepa,
parece se tratara de algún trepa
mofando de su pueblo que le implora.

Pobre Patria, menudo laberinto
enfangada que estás hasta las cachas
por progreso se dicen y otros fachas
gozando al mismo sol pero distinto.
©donaciano bueno

Imagináis un país en el que los #políticos fueran elegidos entre los más sabios? Share on X

Los cuatro jinetes del Apocalipsis, Rajoy, Sánchez, Iglesias y Rivera, por orden de actuación, mareando la perdiz mientras los ciudadanos expectantes observan atónitos el espectáculo.

MI POETA SUGERIDO:  Víctor Jiménez Guerrero

Abril

Como la brisa apareció en la tarde
de aquella tibia calle con naranjos.
A mi encuentro venía lentamente,
como si no quisiera llegar nunca
o buscara quién sabe qué misterio.
Por fin llegó a mi altura y se detuvo
-justo cuando esperaba su pregunta
con ese rubio acento de ojos claros
que tienen las muchachas extranjeras-
a coger unas flores de azahar,
hasta entonces tan lejos, de tan cerca.
Después siguió despacio su paseo
sin mirarme siquiera, en sus asuntos.
Y me alejé sabiendo que yo supe
por ella que volvió la primavera.

Como lumbre

Con la luna has llegado hasta el umbral
sin que a tu voz ladraran mis mastines.
Segura y fácilmente
has abierto la puerta
de mis ojos,
como si siempre hubieran sido tuyos.
Luego, en silencio -mientras iban
cayendo
una
a una
todas tus prendas en el suelo-
el lóbrego pasillo que sube al corazón.
Y, por fin, has entrado
desnuda, como lumbre.
Con las manos abiertas
yo te esperaba en sombra,
solo en la soledad de mi vigilia.
Y encendiste la luz con sólo un beso.

El atajo

No es que yo viva para la añoranza
ni que, a menudo, ande cabizbajo
pero, si alguna vez se viene abajo
mi corazón y pierdo la esperanza,

si retrocede la ilusión y avanza
sombrío el desaliento, no hay atajo
mejor, para ponerme a salvo bajo
el cielo, que volver a la bonanza

de aquella luz, de aquella primavera,
de aquel tiempo de sueños sin frontera
cuando nada se sabe de la muerte.

No es que yo viva para la memoria,
pero el agua de ayer me sabe a gloria
cuando mi corazón no está de suerte.

Flor de un día

Si siempre ha sido flor
de un día la esperanza
y hasta la piel que tocas
mañana será nada;

si todos somos nadie
y nadie supo nunca
que fuera más que sombra,
que fuera más que duda;

si ni siquiera sé
si aún nos queda tiempo,
¿qué me quieres pedir?
Para darte, ¿qué tengo?

Por no decirte amor,
dolor, ¿te digo olvido?
Por no decirte vida,
herida, ¿qué te digo?

La vida

Del alba a la agonía
la vida es duda. ¿Acaso
pena? No viene al caso
hablar de la alegría.

Solo o en compañía
lo mismo, paso a paso:
mañana, tarde, ocaso…
y nada cualquier día.

Del alba a la amargura
hay tal vez lo que dura
sólo la primavera.

Después la vida pasa
de todo. Y no se casa
con nadie aunque la quiera.

La dicha

Tal vez la dicha sea, entre otras cosas
cotidiana y hermosamente simples,
venir, como esta tarde, a recogerte,
a la salida del colegio, ¿sabes?,
y bajo el sol dorándose en tu pelo,
llevarte de la mano y sorprenderme,
como si del olvido regresara,
de ver que ya me llegas justo al pecho
y de lo mucho que a ella te pareces;
y al aire nuevo de la primavera,
pasear por el parque y de palomas
llenarme el corazón y la mirada
cuando alegre me cuentas que sacaste
un siete en Naturales y que Bea
te ha invitado a su fiesta de cumpleaños.
Acaso sea la dicha, como tú,
una niña traviesa que se esconde
detrás de una caricia o de la puerta
de esta cafetería donde estoy
merendando contigo mientras Laura
Pausini, tu cantante preferida,
se pregunta en estéreo ¿POR QUÉ NO?

La arriada

Mana recuerdos tibios
la tarde de noviembre
mientras sobre la cama
me acostumbro a la muerte.
Acodado y absorto,
un niño, desde el puente,
contempla, al sol, las barcas.
Con ojos transparentes
el niño mira, y tiembla
el agua en las paredes.
Con las aguas del río,
del mar y de la fuente,
con las aguas del cielo
lo que se fue nos vuelve.
Sigue lloviendo y sigo
haciéndome a la muerte.
Con la lluvia verdean
los recuerdos de siempre.
Humeante y veloz
pasa un tren bajo el puente
y en su estela de humo
a lo lejos se pierde
sin dejar lejanía.
En mi pecho inocente,
de niño, qué milagro,
qué alegría, qué suerte
no saber cuánta vida
se nos va con los trenes.
Y después, cuánta lumbre
apagada en la nieve.
Como un perro de sombra,
¿quién una, algunas veces
no dejó vagabunda
el alma en los andenes?
Se empañan los cristales
del recuerdo. Me vence
el sueño. El niño va
cayendo en la corriente.
Nada. Nada después
más triste. Lentamente,
en las aguas del tiempo,
como el gozo fue hundiéndose.
La lluvia va amainando,
apenas casi llueve.

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AMIGOS, TODOS [Mi poema]
Juan Francisco Manzano [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Amigos míos todos los humanos,
permitir que hoy a todos diga amigos,
seáis, budistas, moros o cristianos,
blancos, negros, azules, bosquimanos
o ricos o mendigos.

Precisamente hoy que ha descargado
en el alma y corazón de esta Europa
la sinrazón. Y el cielo se ha nublado,
gimiendo el corazón desconsolado
tal muerte a quemarropa.

Que aunque lejos estoy en la distancia
hoy quisiera trocar este lamento
en acto de condena a la arrogancia
del que al amor mata y deja constancia,
sepáis cuánto lo siento.
©donaciano bueno

Pobres #marionetas! Malditos adoctrinadores! Share on X

Bruselas 22/03/2016. Atentado terrorista. Si en sí mismo el acto de matar a otro ser humano es condenable, aún lo es mucho más hacerlo en nombre de un supuesto Dios.

MI POETA SUGERIDO:  Juan Francisco Manzano

Mis treinta años

Cuando miro el espacio que he corrido
desde la cuna hasta el presente día,
tiemblo y saludo a la fortuna mía
más de terror que de atención movido.

Sorpréndeme la lucha que he podido
sostener contra suerte tan impía,
si tal llamarse puede la porfía
de mi infelice ser al mal nacido.

Treinta años ha que conocí la tierra;
treinta años ha que en gemidor estado
triste infortunio por doquier me asalta;

mas nada es para mí la cruda guerra
que en vano suspirar he soportado,
si la comparo, ¡oh Dios!, con lo que falta.

A la ciudad de Matanzas

(después de una larga ausencia)

Testigo un tiempo, campo venturoso,
de tu maleza fui, manjar y uvero,
en ti mecerse contempló el viajero,
que frecuentó tu ceño montuoso.

Ya en vano buscó desde el monte añoso
tus uvas, mangles y el pajizo alero
de la abatida choza, do el montero
su indigencia oculto, mendigo, ocioso.

Todo desapareció: tu plaza crece,
y a par huyendo, dejante poblado
selva, maleza y campesina sombra.

Tamaña variedad jubilo ofrece;
pues quien te abandonó, tan desmedrado,
hoy con placer filial te ve, y se asoma.

La cocuyera

Un incauto cocuyo
Revolaba brillando.
Ya del prado a la selva,
Ya de la selva al prado.
Libre cual mariposa
Hendiendo el aire vago,
Liba en virgenes flores
Jugos almirabados
Ora esplende , ora oculta
Del fosforo inflamado
La luz a que no cabe
Color acomodado.
! Como vuela invisible !
Lucero es ya bien claro;
Si puesto se oscurece,
Presto ilumina el campo
En vano los mancebos
Le siguen anhelando,
Con teas encendidas.
El placer de tomarlo,
Pues revolando en torno
Al silbo suave y blando,
Vuelve la luz en niebla,
Se pierde entre las masas;
Y en la frondosa capa.
Parose , y parome aquel conjunto
De femeniles prendas naturales,
Donde su cuerpo y alma se ostentaba
De un genio angelical el estro santo.
La tierna , juvenil , hermosa frente
Cual nitida amapola , los cabellos
De ebano – lustroso perfumado.
Las mejillas de rosas y violetas,
Los negros ojos y purpureos labios,
El aire fino de garboso talle
Que ostentaba en su andar nada lascivo.
En un rincon de Cuba me ofrecian
Un ser divino bajo humana forma.
Abrasado ! ay de mi ! con vista inquieta
Hasta el piano la sigo rebosando
De jubilo interior , cual jovencillo
Que en las praderas de mi patria trisca
En pos de las pintadas mariposas;
Llega a la multitud que le deleita,
A todas las contempla, y solo a una
Por su belleza singular prefiere;
Mas mientras cata la dudosa presa,
Con anhelante vista y tierno gozo
Observala posada entre las flores
Sin osar ni aun mover la manesita,
Temiendola perder si el punto falla:
En igual actitud yo la admiraba,
Cuando volvio la frente y dulcedumbre;
La blanca risa se asomo a sus labios,
Girando en derredor una mirada
Tierna, profunda , prolongada , intensa,
Y al movimiento que en mis ojos para,
Como buscando en ellos algo suyo,
Pareciome decian misteriosos
Un – yo te amo – en lo interior del alma.
Deslumbrado al fulgor de astros tan bellos
Quede inmovil , corrido, cual se queda
En tenebrosa noche el caminante
De improviso relampago sorpreso
En esta situacion que sola cabe
Al animo sensible apasionado,
De su voz los acentos esperaba
En dulce arrobacion perdida el alma.
! Oh ! misero del hombre, que arrojado
Tras la ilusion superficial del mundo,
Vaga como sunsun de flor en flores
Libando de mil calices las mieles;
! Miserable afanar ! en la inconstancia
Solo cifra su encanto sus delicias.
Y en tan voluble condicion no prueba
Cierta dicha sin par , cuyo deleite
De aquel afecto inesplicable mana
De amar eternamente en un objeto
Juntas a la virtud y a la belleza.
Tal distraido en mi interior pensaba
Cuando un preludio del sonante piano
Desperto mi atencion : bajo sus dedos,
Cuyo dorado cutis centellaba
Al fulgor de brillantes piedrerias,
Las teclas se oyen modular heridas
De una sobrerbia actriz….
Fuera entonces de mi con noble arrojo,
Asi le hablaba en mi silencio el alma:
» Toma mi corazon y un solo instante
Concedeme en que amor jurarte pueda,
Y hasta el pie del altar fieles partamos….»
Al punto en mi agitada fantasia
Todo se allana , y a mi ardiente vista
El florecido suelo se embellece
Por nuncio de mi bien: del templo santo
Las poderosas emcumbradas puertas
Crugen , girando sobre fuertes gonces:
Y abiertas de improviso, junto al ara
Del Dios de la verdad nos encontramos;
Nuestras tremulas manos entrelaza
Un fiel ministro , y la sagrada fuente
Bendice el placer….fervido entonces
De mi cariño y gratitud en prueba
Tomo otra vez la bienhechora mano,
De mi eterna pasion la fe mas pura
Por la virtud y la amistad creada….

! Oh Dios ! no mas ! no mas ! porque recuerdo
De mi dulce ilusion ! oh Delia mia !
Del cielo imploro la constancia y fuerza
Para triunfar de mi. Escucha Delia,
La voz de un corazon que lidia y vence,
Y a la santa virtud le rinde el triunfo.

A la luna

ODA
¡Oh! luna: deidad qe. el ser supremo
Sustenta a par del sol, de cuya frente
Nase tu Iuz de paz, cuando al estremo
Del ocaso profundo
Ledo parte; ya el mundo
Tu sola tennidad llena clemente
De inefable placer, y el alma mia
Pr. tu regia mansion su canto embia
Ora tus grasias todas a mis ojos
Brillan, de amenidad y de belleza
Vivificando grata los manojos
De las distintas flores
Con qe. en fragantes olores
Con tu influjo bertió naturaleza
Cuyos pensiles inter bien declinas
Embazaman la esfera qe. iluminas
Así siempre de Cuba al venturo
Climas derrames tu candor divino,
Y en pura calma y en perene gozo
Desde el dulse Almendares
Te sigan los cantares
De la paz, del amor, y buen destino
Qe. ofrese al Bardo qe. sus linfas besa
Virtud, inspirasion,. y fortaleza.
Cuantas tranquilas noches esquivando
El sueño, te admiré; bajo algun sause
La pensativa frente reclinando
Belaba a tus reflejos, .
Y ollendo desde lejos
El espumante hervir del ondo cause
Do fragoroso Agusti despeñaba
¿No fue allí tu deidad quien me inspiraba?
Benefica impresion yo te saludo
Pr. cuanto se dilata la corriente
Qe. llebó con mi edad el tiempo mudo
Bolaron los floridos
Años qe. ya perdidos
En vano busco con tu luz presente
Mas ¡hay! de tus mismos movimientos
Renasen mis pasados pensamientos
Contemplandote alli mi mente inculta
Osó jusgarte sentro indivisible
De otro mundo, quizá donde se oculta
Bajo profundo arcáno
De este genero humano
Otra espesie tan pura cual sensible
Cuya sabiduria luminosa
En la esensia inmortal de Dios se gosa
No beran fuerte y elebado muro
Donde la fuerza ostenta su hufanía,
Ni quien proboque a lid marchando impuro
Ante el .cañon violento,
Mortifero instrumento
Qe. la guerra abortó con saña impia
Ni el torrente fatal de armas lusientes:
Triste debastasion de los vivientes.
Vida, paz eternal, gratas masiones,
De bien abenturados cuyos ojos
Divinos climas ben; no abran pasiones
A qe. el alma sucumba
Ni temerá en la tumba
De fugases placeres los despojos
Tremula abandonar con cuanto quiere
Pr. qe. el genio del mal allí no hiere
(Tal yo desia; pero en mi bobiendo
No allé en tu mangnitud la patria digna
De la prole de Adan, esta corriendo
Los campos de la tierra
Su corta vida ensierra
Donde infalible el cielo la destina
O a baratros profundos condenada
O al reino del señor pr. siempre alsada
Que han sido ya donde se undieron
Las delisias de Eden, la ermosa .exena
De paz y de ignosensias qe. fueron
A perfecion creados
Y a la vida llamados
A quel felice par de quienes llena
La tierra con diversas produsiones
De tantas cartas pueblan sus regiones.
Palida, temblorosa y tristesida
Desde lo alto del inmenso cielo
Visteis del primer hombre la caida
Ya miserable humano;
Allí sensible en vano
Por no mirar al dolorido suelo
bigor a su ocaso el sol se undía
Y tu luz a su falta susedia
Si: el eco omnipotente en sus destinos
El fallo pronunció… el Eden arde
Y acosado de ardientes querubines
Todo pabor derrama
Y en llanto Adan esclama
Clemensia ¡Oh Dios!… mas ya fue tarde
Serrose el paso a su venigna suerte
Y abrieronse las puertas de la muerte
Entonses ¡Ay dolor!… del misterioso
Caos de adversidad al fin salieron
Todas las causas de inestab1e gozo
Y en ora mal hadada
Cual plaga infortunada
Al mundo con el hombre dessendieron
Dó asta al ultimo aran fiel testigo
De la culpa fatal, ¡fatal castigo!
Desde entonses acá! cuantos trofeos
Y triunfos de nasiones eminentes
Contemplarás en tristes musuleos
Bajo belos luctuosos,
Y en paramos tristosos,
Donde fueron las glorias preeminentes,
Con el bullisio mundanal a ralla
Qe. en soledad perpetua todo calla.
De Egito, Babilonia, Trolla, y Tiro,
Las soberbias piramides en vano
misero busco; pr. doquiera miro
Columnas misteriosas
En ruinas lastimosas
Donde grabó del tiempo la alta mano
Sublime orror; y al recorrer la historia
Emblemas mudos de la humana gloria
Así en belada noche silensiosa
Efímero consuelo de almas tristes
Osé pensar ante tu faz donósa:
Y en mis meditasiones,
¿Cuantas rebelasiones
Desde tu inmensa cumbre me ofresites?
Tiempo fugaz, eternidad sombria
Desde do nase asta do muere dia.
Solo tu beldad siempre inmutable
Sobre el basto trastorno de Ias cosas
Ostenta el mismo ser, mas armirable
En la noche querida
Qe. el sol cuya esendida
Llama fecunda ardiente y calurósa
Leer nos priva en su estructura eselsa
Del supremo asedor la alta grandeza
¿Quien osado una vez alzó sus ojos
Pa. armirarle en su esplendente via
Qe. no pagó sin vista sus arrojos?
Mas ¡Ay! cual si te mira
Dulsura no respira?…
Pues tu encanto belleza y ufanía
Modelos son de admirasion bastante:
Ellos serán mi objeto en adelante.

La música

Detén la diestra mano encantadora,
angelical mujer, álzala en tanto
que entusiasmado tu bondad implora
tu más débil cantor. ¡Si, Delia hermosa!
Tome a su ser el alma que extasiada,
incierta discurría
bajo el impulso y grata melodía
que gustar hace el plácido instrumento,
cuando en lozana juventud te admiro,
cual aquella deidad que al casto coro
sublime encauta con el arpa de oro.
¿Por qué no es dado a mi infeliz estrella
fácil ahogar el dulce sentimiento
de vida, de amistad y de contento
que inspira la beldad modesta y pura?
Entonces, sí, callara; y silencioso,
con el oyente tibio confundido,
y a ti desconocido,
de la Música el estro poderoso
no descubriera en tí. Mas, ¡ay!, Natura
de un alma me dotó tierna y sensible
al mágico entusiasmo irresistible
que experimenta juventud florida,
cuando el aura de dicha respirando,
descuella por los campos de la vida,
de la belleza en pos, placer buscando. y
a en el teclado armónico te siento,
marcando los compases
con celestial impulso… ¿En tal momento
bañado en dulcedumbre y alegría,
yo inerte, inanimado,
lleno de desamor el pecho helado
contemplarte podré? ¡No, Delia mía!
Cuando tu grato nombre
de labio en labio la amistad llevaba,
como décima Musa te invocaba:
de este feliz renombre,
que en sus alas el mérito levanta,
mucha suma esperé, pero no tanta.
…………………………………………
Con sensaciones tales
música y poesía me inspirabas,
en tanto que ignorabas
cuánto a tu influjo tu cantor sentlía.
Tus manos, ¡ay!, tus manos
me hicieron conocer que aún existía
dicha inocente entre los goces vanos
que nos llevan en pos, y precipitan
en caos de dolor, do siempre tarde
recuerda el triste que en pasiones arde.
¡Feliz aquel mortal que siente y pinta!
Así dos veces una dicha goza,
si la inocencia pura
tributa candorosa
del ingenio al pincel la hermosa tinta
que a la Verdad tan sólo pertenece.
Mi labio tal te ofrece
no el fuego devorante
de un simpático amor… ¡Ay! ¡Yo, tu amante
nunca, Delia, seré! Naciste bella,
parda virgen que ciego idolatrara;
cuyo candor a mi color uniera
como ingenioso artífice entrelaza
el morado clavel a la violeta.
Mas el Destino, la razón prudente,
el cielo todo ofuscan, do mi estrella
sin fortunada luz a obscuras pasa.
Pero no pudo rigoroso el hado
privarme del placer que experimento
cuando al impulso de tus manos siento
que, herido el diapasón, te corresponde
la métrica cadencia,
la sublime influencia,
la dulce magia que tu esfuerzo esconde.
¡Oh, magia!, cuyo efecto poderoso
me comunica el entusiasmo ardiente,
el volcánico ardor que hace a la mente,
por un mundo ideal, en fervoroso
rápido vuelo, alzarse, y los concentos
de los celestes coros melodiosos
endiosado gozar…
…………….
Cuando inspirado
de fuego celestial, las cuerdas de oro
ante el pueblo de Dios David pulsaba,
y hasta el Eterno en cántico sonoro
inmaculados tonos levantaba,
¿quien tan sublime impulso a su arpa diera?
Por ti, Genio divino,
se hizo eminente el inmortal Rossini,
cuando del Sena el curso suspendiera
con nunca oídos tonos, encantando
con su influjo y poder a Europa entera.
Yo, al pintar tan patética dulzura
en ti, Delia inocente,
respiraba este afecto de ternura;
y en la encendida, arrebatada mente
larga rienda soltando al pensamiento,
¡oh, cuán digna, te hallé del canto mío,
y cuán bella también!
……………
Pero callaron
ya las templadas cuerdas. ¿Dónde fueron
la divina expresión, el mago canto
y la destreza más que sobrehumana
que cautivó sensibles corazones?…
Terminaron también mis ilusiones
como si de un ensueño despertara…
Yo entonces, conmovido
de un no se qué de gratitud grandiosa,
en mi transporte al colmo me elevara;
y de allí arrebatado en la ardorosa
idea que aún halaga mis sentidos,
mis labios en tus labios estampara;
fuera de mí, perdido,
a morir a tus plantas me arrojara.

Português do Brasil (pb) Español (es)
Juan Francisco Manzano, poeta en la isla de Cuba, fue la única persona esclavizada latinoamericana a escribir una autobiografía sobre su experiencia en el cautiverio.

A autobiografia do poeta-escravo, de Juan Francisco Manzano

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POEMA PARA UN INTRUSO [Mi poema]
Edwin Madrid [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Un gato se introduce en mi terraza
un día y otro día,
lo hará porque me tiene simpatía,
quizás porque le sirve de amenaza
a un bicho al que vigía.

A veces cuando observa no le veo
me mira y me sonríe,
cuidando su mirada no extravíe,
atento al percibirse algún meneo
que al mismo contraríe.

El gato es de algodón y es menudito
y es negro de azabache,
los ojos parecieran de guirlache,
a un tigre se asemeja si le grito
o a un mono de Larache.

El gato del que aquí hablo entra en la noche
así, sin hacer ruido,
sin llave y sin permiso haber pedido.
No esperen que yo le haga algún reproche
pues siempre es bienvenido.

Por ende yo le tengo simpatía
que el tipo es muy ladino,
queriendo demostrar que es un felino
se salta por la valla, su porfía,
igual que sube a un pino.
©donaciano bueno

Cuidado con fiarse de los #gatos, que arañan, no? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Edwin Madrid

LOS PÁRAMOS DE QUITO

Qué será de Benjamín Carpio,
muchacho de cejas cargadas, mirada gitana
y defensa dulce de sus ideas.

Escribía poemas inspirados en Whitman y Thoreau,
no estaba interesado en la desaforada actualidad, lo suyo
era una gota de rocío resbalando por la hoja del naranjo.

Él era un poeta de la desobediencia civil,
un militante de Gandhi.

Nos gustaba ir al páramo, contemplar la pureza
de los cerros irrumpiendo los azules limpios del cielo;
instalábamos la tienda de campaña entre los árboles
y nos tendíamos horas de horas a leer poesía,
a escuchar el ruido del bosque y del arroyo.

Nunca salió una mala palabra de su boca, sus bromas
siempre fueron inteligencia pura, humor contundente.

Uno de esos días, mientras reíamos desmesuradamente
bajo la carpa, él se colocó a horcajadas sobre mí
pidiéndome que no me ría, pero yo seguí hasta que
juntó sus labios a los míos y mi risa fue ahogándose
en un beso adolescente.

Qué cielos cobijarán hoy a ese poeta.

HISTORIA

Un hombre, relativamente, joven,
Sentado en una banca de piedra,
una banca ordinaria; a lado
una muchacha dulce,
piensa que ese hombre es de piedra.
La muchacha se levanta
y se marcha dulcemente.
El hombre ordinario, mira como,
relativamente, la muchacha se pierde.
Es historia de amantes quedarse sentado en la banca
mirando como una mujer de piedra se marcha dulcemente.

ESTE POEMA ES LA EBRIEDAD

Escucho cómo los cadáveres
baten sus alas
la memoria me restituye
en cada latido de mi muerte
ella trae música que fluye
de estas cuatro paredes
veo caballos blancos arrastrando mi cuerpo
hacia las llamas
y jóvenes hermosas correr detrás
no tengo nada que añadir
al resplandor de esta muerte
es una niña que llega
y nos desnuda
sus pulsaciones me van deformando
como si destripara un conejito
anda de boca en boca
asustando con sus encantos
de mago que hace pasar
un camello por el ojo de una aguja
vomita peces fosforescentes
y mete en su boca
la cabeza del león
estoy solo y ni siquiera
puedo volver la cara para verme
voy hasta el espejo
lanzo una piedra
entonces miles de criaturas saltan por un hoyo
ahora soy escrutador de cadáveres
pero hago girar mi sobresaltada humanidad
y caigo de la cama
¿por qué me concentro en una larva de la muerte
y hago que me siga como el perro vago que me acompaña?
este poema es la ebriedad de los pájaros
la virtud de su elocuencia
no tiene metáforas.

DELICIAS DE LA NOCHE

Obedezco a una noble traición perversa
amo el dolor, la belleza y el rencor,
sobre todo, la crueldad.

Conservo recuerdos insurrectos de mi infancia,
rememoro la faz marchita de personajes
que me instruyeron en una degeneración ilustre.

Reconstruyo escenas macabras que presencié
asombrado e inocente.

Mi espíritu es desde aquellas noches
crítico y blasfemo contra el mundo
y sus habitantes, esto sería suficiente
para dar cuenta de mi desbordada existencia.

Detesto a mis semejantes quienes
pueden inspirarme únicamente epigramas inhumanos.

Confieso que desde muy joven
realicé actos que despertaban
el pánico y el aturdimiento de los viejos.

II
Nunca me sedujeron los placeres mundanos
y siempre he recurrido a la soledad.

Aqiev me atrajo por su bosque yerto y
su inhóspito paisaje, allí el río cruza
como un chorro de sangre, y sus márgenes
torcidas son azotadas por vientos putrefactos
que en las noches invaden el aire
de manera demencial.

La curiosidad me indujo por sus parajes,
cada vez más desolados, donde el graznido-
de los pájaros de mal agüero y la oscuridad
de la noche me solazaban en mis pensamientos.

III
Recuerdo que cuando encontraba a algún humano
en mis rondas nocturnas,
lo tomaba del cuello, por sorpresa, hasta
casi asfixiarlo, y al soltarlo,
corría despavorido chocándose contra los leños.

Pero esto no satisfacía mis instintos, por lo que
decidí hacer cosas fundamentales para mi espíritu:
inventaba fábulas sangrientas de gigantes
y caballos alados,
subía a la copa de los árboles y
aullaba como un lunático, era un
gesto vibrante y dramático que me
cargaba de energía para mis desventuras.

IV
Luego iba a las poblaciones cercanas
donde imprimía mi marca a hombres
y mujeres que después de mi presencia
ya no eran los mismos.

V
Viví así una temporada de cruda actividad
hasta que una crisis de nervios me llevó
al manicomio; allí, experimenté, con los
locos, torturas más sutiles y crueles. Sin
embargo, no he logrado aplacar mi perversidad,
y ahora he llegado a la
urbe de siniestros símbolos que me acoge
como a un espectro más.

LATITUD 0º0’0’’

Invoco a Hieronymus Bosch a pintar esta ciudad
circundada por montañas púrpuras
donde la noche llega por todas partes
y el poder de su sombra
reclama ser aplacado con ofrendas y sacrificios

Los hombres sollozan y siguen su camino
como la procesión que avanza igual a
una serpiente colosal cruzada en ocho
rezando una misteriosa misa que solo ellos saben
seguramente fueron las tinieblas
una de las primeras cosas que amaron.

Bajo la luz de la luna los cuerpos brillan
y existe un silencio que emociona,
cada hombre cada mujer deja correr sus pasiones
parecerían decir la carne es tan sabia que se junta en
una orgía para dignificar el alma.

Entonces una maraca suena ritualmente
y los cuerpos se descoyuntan con fuerza demoníaca.

Si bien el Titán Prometeo regaló el fuego,
ellos saben que fue tomando de un árbol encendido
por el rayo y levantan sus trompetas anunciando
la belleza en los puteríos.

No hay nada fortuito
el más hermoso y rebelde de los ángeles
fue arrojando al abismo,
desde entonces baila en los
puteríos.

En la noche piedra sobre piedra se reconstruye Gomorra
los ojos parpadean como tambores ceremoniales
mientras por las encendidas avenidas se riega sangre
y los patrulleros sirven para un montón de cosas funestas.

Profético como los húmeros cruzados sobre una calavera ¡peligro!
es en la noche donde se comunican los espíritus buenos y malos

Homero se equivoca cuando habla de la aurora de rosados dedos
es la noche de rosados dedos la que
descubre a los ángeles hablando sin piedad en las cantinas,
es la noche de alma rosada
la que nos muestra que el infierno no es tan temible, es
en la noche donde el egoísta esconde su mano estúpidamente,
es en la noche donde el ceño fruncido puede matar bastardos,
es en la noche que admito estar viejo para,
algunos empleos ¡no podría ser cabrón!
por eso invoco a El Bosco a pintar esta ciudad latitud 0º0’0’’
un accidente no pasa a cualquiera,
pues solo en las noche de Quito
la niebla conduce con mano segura a otro mundo
y aquello de atar pájaros amarillos al pie de la cama
para que al dejarlos volar arrastren consigo nuestro destino
no funciona.

LAS ENCANTADAS

Son erupciones volcánicas aparecidas en el mar.
Superficies rugosas, calcáreas y negras, cicatrices del tiempo.
Al principio no existía vida, entonces llegaron las aves y
depositaron semillas incluidas en su excremento o en el fango
adherido a sus patas, otras pepitas resistentes al agua llegaron
por el mar desde el continente suramericano, troncos flotantes
que transportan iguanas, tortugas que emergieron del mar
y se convirtieron en gigantes terrestres, animales habituándose
al alimento hallado en las islas. La ley del más fuerte.
Fue la selección natural.
Galápagos está a mil kilómetros de mí, pero a los dos
nos atraviesa la línea equinoccial. He escuchado relatos
de bucaneros y filibusteros atracando en ellas,
mas no conozco Galápagos.

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CUANDO HABLO CONMIGO [Mi poema]
Vicente Quirarte [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Cuando hablo conmigo, me miro a los ojos,
suspiro y las penas las pago conmigo,
repito insistente y ni sé lo que digo
y entre esa maraña de hierba y abrojos
al cielo maldigo.

Cuando hablo conmigo y escucho a mi mente
resuena insistente y recojo el testigo
y así de repente mis ansias abrigo
bajo los auspicios de un ser indigente
ya nada coligo.

Cuando hablo conmigo y a mi no me escucho
no quiero, conozco, digo o no hago caso,
soy vaso vacío, quizás no soy vaso,
suena una campana, se afila un serrucho,
en ruido me abraso.

Cuando hablo conmigo y el viento se esconde
y ya la azotea se acerca al ocaso
no se reconoce, no da el primer paso,
se siente perdido y aun no sabe dónde
convierte en fracaso.

Cuando hablo conmigo me siento un payaso
Cuando hablo conmigo
©donaciano bueno

Dicen que hablar con uno mismo es de #locos, o no? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Vicente Quirarte

Los bares del Sur

De gitana los ojos;
las ojeras, victoria de la noche.
De renovado mármol la epidermis.
Mascarones de proa, los dos pechos
navegan por el mar de los sargazos
entre ardidos, piratas y sedientos.
Los zapatos celestes, grande y honda la herida
del taconear ligero y de la falda
que, igual al escote de la blusa,
busca el ojo cerrado del ombligo.
Y esa risa alevosa, envolvente, cantarina,
chorro de luna llena
en el sol con muletas de los antros.
Engalanada para la sed del Viernes,
tomas posesión. A los peones ordenas
el trópico en un vaso
y ese ron que comienza el tiroteo
inunda de llamas dulces tus entrañas.
Mides, con regla de señora, tu dominio,
reina de los plebeyos de la barra,
ángel entre los torvos y sirenas.
Estela de los bares, tú no esperas:
veinte cerillos prenden tu cigarro
cuando ya lo ha prendido tu bocaza,
en pie de alta guerra tus carmines.
Acódate y acábame. En tu primer cigarro,
une a todas las divas de mi infancia.
Concédeme la gracia
de guardar en mis ojos tu antebrazo
donde quince lunares se congregan
para trazar la forma del caballo
donde espero llevarte
a cabalgar la noche.

Que después la mañana nos disuelva.

Encuentro con la nieve

Nevó toda la noche y amanece
la tierra inmaculada.
Quién pudiera decir que bajo el manto
prepara su verdor la primavera.
Si la pureza existe,
qué semejante es a la nieve:
hoja blanca cedida por el mundo
para probar que nada permanence.

Belleza del astrónomo

El Sol que nos alumbra
no es un sol presente:
ocho minutos tarda
en llegar a la Tierra.
Cuando dejas la casa
la hermosura prospera:
tu perfume en la cama
lentamente madura
como un sol generoso
que en presente redime
la pequeña hecatombe
de la alcoba desierta,
la memoria viviente
de dos planetas solos
que entre veinte millones
se encontraron.

Razones del samurai

Para mi madre y mis hermanos

Nada que no tuviera
el antiguo sabor de la derrota:
el inútil trabajo del incendio
o la mitad del bosque;
la cólera tejida de la espuma
—corona, un solo instante,
del encaje del mar sobre la roca—,
espejo aliado fue de sus acciones.

Por eso sus victorias
tuvieron el estrépito
de lo que nace próximo al desastre:

el idiota que atreve un ‘yo deseo ‘,
la lluvia que se viene en el verano
para encender la sed con más violencia,
de la niñez el vuelo interrumpido
cuando la fiesta apenas comenzaba.

I
A las tres de la tarde
de aquel trece de marzo,
la voz de mi hermano Ignacio en el teléfono:
‘¿Puedes regresar?’
Y yo que quería contarle
del alba en California;
del cartel de la ballena jorobada
—cuarenta toneladas de energía
saltando en algún lugar de Alaska—;
del libro sobre la ballena spermacetti,
la Moby Dick que acometió al Pequod
y echó a pique los sueños
de su capitán alucinado;
del café que estrenaba las mañanas
con su campana oscura;
de las rubias empleadas de las tiendas
que en mi sed de comprar reconocían
las huellas del amor recién nacido.

¿Padre, hubieras querido que tu primer hijo
diera la mala nueva de que ya éramos menos?
En tus treinta minutos de agonía,
con el pie en el estribo de otro tren,
¿te acordaste de sus primeros pasos
cuando al pie de las sillas de montar
posaba como un pequeño Buda,
grave y solemne como los niños tristes?

‘¿Puedes regresar?’ Me dijo Ignacio.
Debajo de sus palabras se anunciaba e
l valeroso miedo de ser débil,
la rabia por no soltar la brida del caballo.

Era, como en los Viernes Santos,
la hora en que llegó la quinta herida,
en aquel cuarto oscuro de Los Ángeles
donde Ignacio quería decirme, dijo, me decía
que a la tribu por ti capitaneada
la diezmaban de tajo,
que te ibas de plano, y nosotros contigo.
Y mientras yo pensaba que la vida
era para mi sed un mar pequeño,
te tirabas —sereno— de aquel puente
para dar comienzo a las preguntas.

II
Atrás quedan la luz, el mar, las nubes
más brillantes después de la tormenta.
A diez mil metros de altura
regreso a la ciudad monstruosa
donde tú ya no esperas mi retorno.

III
A veces, cuando nada
pareciera librarnos del desastre,
estas ganas de ser maleducado
y de abrir, como tú, la puerta grande.
Pero afuera del baño de cantina,
mis amigos me esperan: su alegría
tras una selva negra de botellas.
Mira, siempre podemos engañarnos:
Que tus libros, tu huella, tus alumnos.
Lo cierto es que tus manos ya no cogen,
Que tus labios no inventan otra boca
y no orinas, soltando, lo que bebes.
Por eso llamaré —capricho de borracho—
a la Carmen que va no conociste
y le diré las cosas que me vuelven
más vivo que este ruido y este antro.
Y mi cuerpo saldrá de la cantina
y el aire de la noche será frío
y habrá más todavías, mañanas y más tardes.
¿Qué pensaste —carajo—, qué sentiste,
al volar por segundos, convencido
de que abajo la red no te esperaba?

IV
Don Emigdio, el abuelo, fabricaba
las sillas de montar más allá de la noche.
El café, la pobreza, los desvelos
desbocaron la yegua que no tuvo.
Cuando fuiste al hospital a recogerlo
—luego supe que se llamaba manicomio—
te entregaron su ropa aún mojada.
A nosotros, por niños, nos dijeron:
‘Su abuelo murió ahogado en una alberca’.
Pero una voz más honda nos decía:
‘La lima despertaba su otra sangre
y afilaba navajas en su carne.
El agua donde su cuerpo navegaba
en las manos sin cuenco de la muerte,
le ganó la partida a la locura’.
¿Qué diremos de ti que no te turbe,
qué diremos de ti para que nada
interrumpa tu sueño?

V
Larga y lenta canción de la desdicha:
quien apuesta a su incierto pentagrama
traza su propia trampa y la sonrisa
de una doncella coja a quien invitan
al baile de palacio.
No hay canciones felices: lo que duran
es aire para vivir los otros días,
fruto de la amargura cotidiana,
asfixia de la hoguera en la semilla.

VI
El arrayán sacudido por la abuela,
el único árbol de su patio,
era un hermano más: solitario, tristón,
sostenido en pequeñas alegrías.
Como los terremotos, imprevistos,
cuando el padre y la abuela se enfrentaban
era el tiempo de huir, de refugiarse
a la sombra del árbol,
jugar a la soledad con los mosaicos,
contemplando la hierba que crecía,
igual que mi tristeza, a lo salvaje.
Más tarde, además de juguetes, tuve libros.
En los cursos de invierno repetí ‘La robe est verte′
verde como los ojos de la niña
que maduraba tigres en mi sangre.
Refugiado en su luz y su perfume
miraba el ciclo oscurecerse y me sentía
como ese arrayán que en casa de la abuela
era el hermano ausente,
desmelenado y solo, orgulloso y viril,
al fondo de la casa.

VII
Entonces también era diciembre
y lima y tejocotes era el aire.
En uno de los equípales tapatíos
que saben ser eternos, nos dijiste:
Sentarse aquí para esperar la muerte’.
recuerdo con rabia y te imagino
sacando a la Catrina de la greña
cuando no te tocaba,
a las tres de la tarde de tu trece de marzo.

VIII
Escribo de este lado del espejo:
no ignoro que respiro, que mi cuerpo
es un buen animal que me soporta
por la ciudad en ruinas, tu dominio.
Y no olvido que hablo de la muerte
como el niño que burla a un toro ciego.
Al hallar las palabras que te buscan,
la verdad es que hablo de lo mío,
de lo que soy por ti, de lo que tengo
para encender la hoguera
cuando pienso que estás doliendo menos,
para que no te olviden la prudencia,
el sentido común, el tiempo curandero.
¿Creerás que mis palabras
quisieran ser el diálogo,
un desquite a destiempo
por todos esos puentes
que dejamos tendidos en el aire?

IX
También los grandes icebergs se desploman.
También esas montañas como dioses
se rinden a las armas
del tiempo y sus legiones.
Igual que a nuestros dioses, otros dioses
los arrastran, los llevan, los humillan
para hacerlos monarcas en exilio.
Te disuelves, como un iceberg, en el tiempo.
Pero nada convence a la memoria
de que el dolor presente es el comienzo
de los siete dolores
que debajo del mar me están guardados.

X
Pero valió la pena lo bailado:
la caricia del mar,
su azogue estremecido;
falsa estrella que, trémula en la mano,
te pagó por caricias de sirenas
que en tus huesos tatuaron su perfume.
Aunque armas y letras te prolonguen
poco a poco te irás, como se borra
el olor del amor bajo las aguas.
Nadie se queda en el recuerdo.
La mejor de las formas de guardarte
es respirar a puños este aire
encendido de luces y muchachas,
vacaciones, jardines desencuentros
que nos dejan, con sed, en el preludio.

XI
Tú le abriste la puerta. Estoy seguro
de que no te doblaste al enfrentarla,
y en tu vuelo sin alas regresaron
las palabras ardientes del vencido,
con la ciudad a punto de perderse,
al encuentro de un sol de bayonetas.

Pero hay algunas tardes, como ésta,
en que el traje de luces no la viste
y la muerte es pequeña y pobre y pinche,
como un pulpo vulgar, incontinente,
que nos riega de tinta la camisa
y nos quita la entrada de la fiesta.

XII
Te conceda la gracia de las nubes
y de que, inmóvil, mires lo mutable,
y vuelvas en verano, con la lluvia
a inventar la ciudad inagotable.

No el océano que amaste sino el cielo,
más alto que los hombres y los barcos,
te nombrará farero de las nubes,
profesor de sirenas descarriadas.

Contemplarás los blancos paquebotes
esculpidos en luz o ala de ángel,
navegar por canales luminosos
con el sol en sus cuerpos imposibles.

Todo será futuro, sueño ardiente,
y estarás en un cielo más tangible,
el burlador triunfante de tus ansias
cuando diste batalla entre nosotros.

El mundo

Queremos nombrar el centro de las cosas,
el corazón sonoro de las cosas,
el fervor silencioso de las cosas.
Creemos: develar el misterio
nos salva del transcurso
de las horas que gastan la memoria.

Mejor dejar las cosas
tras la tela paciente de la araña,
tras el ala del ángel traicionado
o el camisón que crece en tu hermosura.
El alma de las cosas
es la niebla purísima que deja
adivinar su nombre verdadero.
No buscar los prodigios. Esperarlos:
tu bramido de amor
que sale del espejo que te copia:
esa reconstrucción lenta del mundo
que afirma su materia más durable.

La piel del mar

I
Por mano de varón, sus maravillas.
Los músculos de un hombre levantaron
sus cumbres y sus puentes;
le tensaron la piel sobre los huesos,
la pulieron a fondo entre los muslos,
dura y terrible y nimia en los pezones.
Del talento de un hombre la sustancia
que lubricó su entraña.
Y al final de la hechura,
la mano de varón abrió la herida
que a un tiempo da la luz y trae la muerte.

A tanta perfección, puerta cerrada.
Fue mano de mujer, la curadora.
De sudor de mujer, la aguja de diamante;
de su saliva, el hilo en nudos ciegos;
de sus aceites íntimos, el bálsamo
que extinguió los dolores del naciente.
Con nombre de mujer nació la lluvia.

II
La memoria es un barco de papel
donde puedes guardar una ballena.
Armado en astilleros del pupitre,
lo doblan manos frescas de muchacha,
navega sin que nadie lo bautice
y resiste las peores marejadas.

Con su velamen de papel periódico
y sus jarcias de tinta,
se embriaga como barco adolescente
o asesina gaviotas
como el viejo marino que navega sin rumbo.
Cuídalo del naufragio y no lo turbes:
ese barco navega por los sueños
y si tú lo despiertas
nadie sabrá qué hacer con su locura

tercero

A Ximena Amescua Cuenca

Bienaventurada la mujer que mire una ballena,
la aleta prodigiosa
que es en verdad tan fina,
tan poblada de huesos y tejidos
como los largos muslos
de las hembras terrestres.
Bienaventurada la que sienta,
en la ballena que emerge en pos de aire,
el pulmón de la vida,
el fuelle gigantesco de esa vaca profunda
que igual a las mujeres de la tierra,
siente crecer su cuerpo
y canta las canciones de cuna del nonato.
Bienaventurada quien escuche
el ronco ritual del macho
en vigilia de amores, mar adentro,
y los violines niños del cachorro
afinar el silencio en la bahía.
Bienaventurada la mujer
que en la lengua pulse la sal de la mañana
y ante sus ojos pase
un coro de ballenas con sus nuevos infantes,
grávidas las hembras,
orgulloso el varón de la manada.
Bienaventurada aquella
que al tiempo que su vientre se ilumine,
en el aire que bebe reconozca
que ella también va llena
y es criatura dilecta de los mares,
donde nació su historia.

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