A todos los amantes de la literatura en sus distintas formas o variantes...

Donaciano Bueno Diez

Donaciano Bueno Diez

Editor: hombre de mente curiosa, inquieta, creativa, sagaz y soñadora, amante de la poesía.

¿POR QUÉ SUEÑO CUANDO SUEÑO…? [Mi poema]
Ketty Alejandrina Lis [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

¿Por qué sueño cuando sueño,
por qué muero cuando vivo,
por qué vivir no consigo
y me siento tan pequeño
si yo no sueño contigo?
Dime amor, ¿por qué razón
postrado estoy en tu lecho,
se convierte en obsesión
y acto seguido el despecho
le invade a mi corazón?

¿Dónde está el amor que amé?
¿quién eres para decir
si es que debo de vivir
o a mi recordarme qué
deberé por ti sentir?
¿A qué puerta o qué ventana
debo llamar al amor
para encontrar su frescor
al comenzar la mañana
sin que me cause dolor?

Decid, soñador Morfeo,
el único dios que adoro,
si es verdad lo que yo veo,
tesoro en que me recreo,
por favor, yo a ti te imploro.
Tu eres mi beldad, mi amante,
compañera en esta lid
pues que tu eres mi adalid
y yo soy un aprendiz
saca este amor adelante.
©donaciano bueno.

MI POETA SUGERIDO:  Ketty Alejandrina Lis

Pausa

a Any Lagos

La furia
en el trueno.
El tornado
tronando
tornando
al miedo inicial.
La desprotección
despeina
desde la raíz
hasta la copa yerma.
Y sin aviso previo
una pequeñísima pluma
corona
la corona de gotas
de la frente.

A la deriva

a Elena Cabrejas

Hemos padecido demasiado
con el desamparo
de los símbolos.
Los matices y los ritmos continúan
aunque ahogan
de vacíos.
El corazón
es una durísima coraza
y en la cabeza sobrenada
la nada
sobre un camalote a la deriva.

El anuncio

La noche
se ha paralizado
detrás
de un lienzo
roto
y se va disgregando sobre zona
sísmica.
Noche-horas.
Teléfono-horas.
¿Sientes, también
este universo
de ceniza y lava?

MAGGIE

Las creencias, por la erosión, palidecen.
Evtuchenko

El viento vuela las cortinas
como un ala ciega
que tropieza una y otra vez
contra la dura aspereza de las ramas
delirio caminando codo a codo
los ojos bien abiertos de no ver
oh dulce Maggie.
Sábanas sin amor
la ternura lejos lejos
el pelo suave revuelto en llamarada
el cuerpo quieto corriendo en llamarada
y esos gritos subiendo peldaño por peldaño
la escalera que baja al calabozo de ollas y sartén.
¿Es hora de encender el horno?
No, es temprano todavía
si en las casuarinas
en la vereda
en el tiempo sin cordura detenido
no se escucha otra cosa que el silencio de la siesta
pero la siesta hoy estuvo en especial pesada
y ayer fue igual
y mañana también princesita de los charcos
subida a un globo para asar la carne con ciruelas.
Hay que pelar papas
¿cuántas?
y todo para qué
ni en el centro ni en la orilla de este mundo existo para nadie
casi polvo mis huesos.
Las fotos velan la caja de cartón
ya es agosto y pronto volverá a zumbar en los oídos
el escándalo de calor color y olor de octubre
de la mano de la rama madre
ciudad pequeñita Santa Fe
dormida entre las azulinas flores de los paraísos
en octubre siempre lo que no fue bueno
en octubre
en octubre lo mejor
en aquellos saltos a la cuerda
Barrio Roma
calles
tierra
nada que recuerde a la Via Apia vigilando
el regreso en triunfo o en derrota.
Qué haría de haber sido una diosa
adorablemente inmóvil
el templo dedicado ya lo tengo
la mudez es porosa como el mármol
el altar se escucha a la hora de la cena
los señores «cenadores» en sillas ordinarias
no en curules
sin manto y en ojotas se sentarán más tarde
a masticar callados
a lamentar las causas de la decadencia
buscando dentro de la propia mismidad
culpables por afuera de sí mismos.
Roma
por qué ese nombre a un barrio
de calles y veredas anchas
anodinas
si en la capital del que fue una vez imperio son angostas
como la figura increíble de Juan L.
La noche de esta noche ha de estar como siempre repleta de TV
se comerá sin que importe en absoluto
si el aceite es de uva o de maíz
o de oliva si le place a los héroes de incienso y terracota
Princesita de los charcos
refugiada en un rincón del monumento a los caídos
o mejor en el Templo de los Dióscuros
aceptando del César la ofrenda sin perfumes
–mirá vos pobre Maggie quién diría
perdida en otro mundo como está
si en las casuarinas
en las veredas
en la casa
en el tiempo sin cordura detenido
no se escucha otra cosa que silencio de la siesta.

EL CORAZÓN ES UN ESTADO DE INTEMPERIE

A Jorge Ariel Madrazo

Se necesita un corazón abierto
no cubierto
ante las múltiples
cruzadas líneas fuerza del poema.
No hay razón para humillarse repitiendo
no hay razón para no cambiar de discurso velozmente
si está la cerca
a una distancia corta
en el punto de aliño en que es refugio y cueva.
Todo aquel que se ha bañado alguna vez en la laguna Estigia
<y todos nos hemos bañado alguna vez<
reconoce su amarga fetidez desde el ángulo más cándido
o más ríspido.
En qué lugar del ser o del planeta
habrá un discurso terso o linealmente claro
que defina la infinitud de la angustia existencial
en la incomprensible finitud de la existencia.
Tocar no alcanza
no
tocar la mano
un dedo
apretar la frente
en el calor del hombro largo de un amigo
no
tampoco alcanza.
Por qué hablar del corazón entonces
como de un músculo que es funcional y late.
Han observado su forma no su fondo.
El corazón es un estado de intemperie
en permanente ruego.
Desatemos de un golpe la piel de la cabeza
pequeño robot
separemos lo vasto de las piezas
arrojemos un poco al viento
un poco a mar abierto
abramos una brecha
aremos con furia en el mejor amor
un trecho de latidos y palpitaciones
¿lo esencial? fue escrito por Pound en sus Cantares
con rabia
bellamente
sin usura
donde el poema
impenetrable mascarón de proa
revela un pozo cargado de sentidos
se sube a su alto faro
configura
transfigura
bebe de su propia majestad
y es fiel vigía.
El corazón es ese estado de intemperie
donde nace y se mece la Poesía
por eso
nada digo si digo que al tronco lo sostienen las raíces.
Todo digo si digo que el poema
aun sin sostenerse
me sostiene.
Sólida
sigilosa hija de la luz
perfil ojos alados inclinándose en un abrazo amparador
pósase a una brizna del aliento
se retira
vuelve a posarse. Y una ranita de agua
observa y bebe del cuenco de su mano.

BAJO CONTINUO

A Marta Cwielong

La tarde parece andar morosa en el Torreón del Monje
luego un lago
lejos
lujo del verano
en el rosal solitario calle abajo
varilla de ámbar encendida por el mar cercano y rumoroso
y arriba
vaho y vida entre los músculos
olor salobre
áspero.
La tarde parece patinada en ocre
por un fogoso foco que espléndido circunda el círculo lunar
más allá de la escala que espera para alzar su vuelo sin un rumbo estable
subida al velamen de los barcos.
Cerca un chiquillo solitario
el sueño suave
la cara sucia
tristeza
en la fotografía de la adolescente
con sombrilla de encajes y pamela blanca
un caballo galopando
al conjuro liviano de los bosques
su espíritu herido de morado en la serena blandura de la arena.
Lo salvaje del caballo se estremece
se asoma a una casi noche enrojecida
donde debiera lucir el arco iris
para esta joven que mira desde un pasado sin retorno.
Dónde habrán ido sus criterios
dónde sus contradicciones
porque bien pudo compartir
el rígido ritual de la mesa familiar
y hacer secretamente el amor a la hora de la siesta
al amparo de los árboles del parque
del agua clara saltarina de la fuente
en un «palacio entre luz humosa».
Es posible también que haya celebrado su boda ante un altar
abarrotado de figuras
a veces valiosa presencia de lo artístico
siempre inútiles
y ser una elegante dama en Buenos Aires, Londres o París
aunque su cuerpo se ha desintegrado igual
con la custodia de un ángel de mármol de Carrara
comprado carísimo en Italia.
Perdió de todos modos la burbuja del misterio
lloró de todos modos la huida del misterio
al entrar en los sueños dulces
turbios
que en las mañanas se deshacen.
Fue ciertamente hermosa y quizá murió muy joven
o quizá soportó la ancianidad cegando el cristal de sus espejos.
¿Su libro preferido habrá sido la romántica historia de ‘María’?
Por qué la taiga si hasta ayer parecía florecer la primavera
prometiendo sembrar un cielo de jazmín
sobre sus párpados
¿Tal vez pudo internarse
en la profunda y bella fronda de La Sonata a Kreutzer?
Es posible que en algún momento un ojo zarco detrás de los azogues
espesa tundra interna
demiurgo en sí
haya escuchado el latido del océano
presumiendo
apresurando
la certeza de que no había demasiadas diferencias
salvo una simple y lineal cuestión de circunstancias
con aquella muchachita marchita y tan callada
que tanto se esmeró en cuidar su guardarropas
a quien le regalaba sus prendas de interior
algunas de sus blusas
algunas de sus faldas
y sus zapatos viejos.
Su sola transparencia
cardo ancestral
perdida zarzamora
sólo puede mirar el andar bullicioso las madrugadas
asomada al paredón interminable de la Recoleta.
Es posible

imaginar en ese rostro terso de la adolescente
fotografiada con sombrilla de encajes y pamela blanca
rojas ramas en el roble
que sostienen la saliva volátil de los vivos
la soledad esteparia de los muertos
aunque la magnitud del tiempo se pierda sin consuelo
en la zona movediza de un desierto fugaz
donde la historia de cada historia personal se esfuma
en la hora del estruendo sin estruendo
en la hora del silencio con silencio
en los bordes imprecisos de la noche
madrugada al caer
mientras los arbolitos de la calle están sin sus tutores
esqueletos de hierro
pintados sin imaginación de negro
basural de latas vacías de cerveza o coca cola
Tristeza
galope fantasmal en la fotografía de la joven
que alguna vez caminó por las mismas veredas que nosotros
pura transparencia hoy su rostro
a pesar de la bella sombrilla de encajes y la pamela blanca.

CALOBE

Una vieja y aún bella mujer
que se mece y en su balanceo
parece que canta un extraño canto
al sendero calmo de la luna andando sobre los tejados
cuece en su marmita un ajado cuento
que cuenta una historia
una historia de aura expandida
y en el cuento que cuenta vibra
se desborda
la plana estructura de honda negrura
temerosa como la mirada de un ciervo acosado
desde el día en que Diana acertó su flecha
tiró la esperanza a los tigres
y ellos se ensañaron
le enseñaron
a esconder sin piedad la inocencia.
Calobe su nombre
hermoso como un dios
encerrado en sí mismo como un sueño
de hinojos detrás de una pared escindida por la duda
de no saber con certeza
nunca saber cómo es
por dónde se desliza
la mansa liviandad de la coherencia.
Por entonces Londres
apretaba su agonía hasta hacer saltar sus dientes
¿una sirena? Correr correr hasta el refugio
en orden
primero niños y mujeres
luego a despejar escombros. Y no llorar
que no hay un solo sitio en la ciudad para más lágrimas
París era cualquier cosa menos una fiesta
Arco de Triunfo sin triunfo
pasos de ganso de horror
alfabeto en sombras
donde la Torre seguía altiva como siempre
y la sangre
lirio partisano hacia los cuatro vientos
se abría en una flor carnosa
carnívora
morada desnudez en la inútil nave de los templos
¿La radio? Equivalía a muerte
lluvia
barro en las trincheras
los que no tenían que pasar pasaron línea Maginot
y el puño cerrado
delgado spitfire más acá del océano .
olvidó la perilla en el golpe
«–cállese, le digo, cállese carajo
Escocia está lejos tan lejos de aquí
cerca está tan cerca de obuses y muerte
y una carta no podría reemplazar a Will
primo-hermano-amigo aún de pie
envuelto en tu tartán el kilt al viento».
Severa obstinación de los alisos.
La vieja y aún bella mujer
mira el horizonte sin ver su marmita
resplandece mientras en las sienes
pega con saliva hojas de rosal
bueno al parecer para aliviar jaquecas
¿el lago Dallas seguiría siendo un lago?
¿el río Lossie seguiría siendo un río?
Cima enhiesta amada Cairn Kitty
volveré
algún día volveré
aunque las guerras siempre presentan sus facturas
y a un ser humano
lo mutan a un golpe memoria y nostalgia.
Calobe su nombre
Calobe
Calobe
No obstante en su placa de bronce
intemperie sellada de olvido y , distancia
viejamente fue escrito Alejandro Bassús
al costado de dos sucias flores de plástico
una mariposa sin destino fijo
y el piar de un pájaro.

Lacrimosa

No duele el golpe.
El tiempo duele
debajo de la capa
decadente
ácida.
No acusa el tiempo.
Acusa la intemperie
de la llama
que debió protegerse de los vientos
y tímida
decrece.
No humilla.
No hunde la intemperie.
Vence
la masa de proyectos
olvidados.
¡AY!
a Ana Maria Cué
Son bandadas
de alas desplegadas
pegadas a la piel
al pelo
a los pies.
Son bandas
negro – negro
lila- rojo
negras alas
alzadas
sobre el pelo
los pies la piel
y la garganta.

Si te gusta #Ketty_Alejandrina_Lis... Share on X

NACER, CRECER, VIVIR, MORIR [Mi poema]
José Luis Puerto [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Nació con esa cara de inocente,
creció para servir a Dios y al diablo,
vivió cual fuera burro en un establo,
murió cual muere un bicho repelente.

Nació porque nacer era su sino,
creció con esas ansias de crecer,
vivió lo que le pudo acontecer,
murió llegando al fin de su camino.

Nació con el deseo en florecer,
creció tendiendo un puente a la esperanza,
vivió sin dar un paso en esa danza,
murió tratando siempre de aprender.

Nació como cualquiera sin saberlo,
creció haciendo caso a los maestros,
vivió poniendo en duda fueran diestros,
murió al fin sin comerlo ni beberlo.

Que ser, nacer, crecer, vivir, morir,
las cuatro variables del poema,
ya nadie ha de salvarles de la quema
los versos que ahora acabo de escribir.
©donaciano bueno

#Nacer, #crecer, #vivir, #morir es nuestro sino del que nada ni nadie se salva? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  José Luis Puerto

Un pulso de relojes

Un pulso de relojes
Horada la armonía
De este perfecto instante en que la pluma
Desliza su galope por la intacta
Llanura y la convida
Al mágico festín de las palabras.

En la otra parte de las ciudades

En la otra parte de las ciudades
Habitan ciertas etnias
De dudosos colores,
Con esa extraña y general costumbre
De la melancolía,
Cuando el sol, en las tardes,
Alumbra los aleros
De otro niño perdido.

Como si no labraran para el polvo

Me parece el igual de un dios, el hombre
que frente a ti se sienta…

(Safo)

Como si no labraran para el polvo,
Tejieron en las cañas blanco lino
De la postrer cosecha. Las jornadas
Hilaron del estío bajo soles
Tórridos, calcinantes. Terminaron
La labor fatigados. El escriba
Ordenó redactar sobre la tela
Estas palabras que el tiempo borraría:
«Igual que un dios el hombre me parece».

Atravesaron las ciudades

Atravesaron las ciudades:
Buscaron el lugar en que los dioses
Esconden el secreto de la dicha.
Sólo hallaron cenizas,
Perpetuos laberintos donde se esfuma todo.

Mientras era tu rostro la ribera del Esla

A María, en Villacidayo

En los campos de la principal y antigua ciudad de León, riberas del río Esla.
(Jorge de Montemayor)

Mientras era tu rostro la ribera del Esla:
Ninfas junto a los chopos tejiendo primaveras,
Diana entre los desnudos brazos del buen Sireno,
Y Silvano que acecha con fuego en la mirada.

Ya poblaban tu sangre los endrinos, las urces,
Los majuetos, el soto con negrillos, carrizas,
Zarzales, altimoras, lecherinas. Invierno
De la edad que cercena tesoros de la infancia.

Hay un vals de palomas habitando la tarde

Hay un vals de palomas habitando la tarde
Un delirio de ortigas sobre las azoteas
Las estatuas ocultan territorios de asombro
Por las enciclopedias transita la nostalgia
Aman los transeúntes el sabor de la sombra
Un racimo de lluvia galopa por las calles

Los pájaros al alba suelen morir sin gestos

Inventaría una ciudad de sueño

Inventaría una ciudad de sueño
En la que ardieran los atardeceres
Por los marchitos ojos
Del transeúnte que acaricia sombras.

Inventaría yo la sed de nuevo
Para acercarme al agua del copioso
Torrente de la vida
Y beber en su cauce que no sacia.

Un jardín al olvido

Un jardín al olvido

Era un tiempo de brezos con aromas de esquilas
Y un rumor amarillo del heno en los sobrados.
Las fuentes derramaban monótona salmodia
Y los labios su pura transparencia gustaban.
El recuerdo nacía de las macetas vírgenes
Con flores y fragancias y pétalos sin nombre.
Era un secreto espacio: soportales, rincones,
Celosías de sueño y esculpidos en sombra
Los ojos aurorales que la vida miraran.
Las manos esparcían semillas en la tierra
Y en los muros dormían recogidos los granos
En espera de soles que a la luz los abrieran.
Era una senda virgen llena de abecedarios
Secretos que en la tarde desgranaba la brisa
Y en las enciclopedias anidaban saberes
Que aprendían los niños con tonos de nostalgia.
Y los pobres vencejos coronaban de ausencia
Las gráciles campanas que tañeran al ángelus.
Era un tiempo de piedras en tristeza labradas
Y la lluvia ascendía lenta por la memoria
Humedeciendo el débil corazón de las horas
Mientras en las alcobas el amor dormitaba.
Tiempo, espacio, sendero, ¿a qué jardín conduces?
¿Dónde la llave virgen que nos abra tus rosas?
Era un jardín sin tiempo, sin dolor, sin memoria,
La inocencia brotaba en las ramas de un árbol
Que tuviera en la sangre sus raíces más hondas
Y las flores sagradas de la niñez perdida
Formaron los aromas de un secreto jardín,
Un jardín sin retorno,
un jardín al olvido.

Canción ante una puerta cerrada

Cançao diante de uma porta fechada.
(Agustina Bessa Luís)

Ahora que ya nada nos queda
Del pasado
Sino un jardín en la memoria
Cerrado a cal y canto
Por el oscuro portalón del tiempo,
Venimos con la cítara a entonar
Esta canción
Ante una puerta ya cerrada.
Ahora que ya nada nos queda
En el cabás de la ilusión:
Ni el amarillo olor de las cartillas
Ni el trazo fugitivo en las pizarras
Borrado por la sombra
Ni el rumor inocente de las enciclopedias
Con láminas gozosas
Con amplias cordilleras
En mapamundis de nostalgia
Con claras ecuaciones de estrenada niñez,
Venimos con la cítara a entonar
Esta canción
Ante una puerta ya cerrada.
Ahora que ya nada nos queda
En la plaza sin muros del recuerdo:
Ni el corro en que los niños de la mano
Trazábamos los círculos de amor y de inocencia
Entre risas y cánticos y asombro
Ni los lienzos blanquísimos
En que absortas mujeres
Bordaban las polícromas figuras
De un sueño puro anterior al tiempo
Ni el toque de campanas de pureza
Desde torres de gozo
Anunciando la vida
Con badajos perdidos en la niebla
Que ya nunca escuchamos,
Con lágrimas venimos a entonar
Esta canción ante una puerta
Para siempre cerrada.

En aquel cortinal

Del cortinal las lilas
Caían en la tarde fugaz de primavera.
Niño, jugabas con la tierra
Bajo las copas de los guindos
Que ofrecían sus ramas a un delicado cielo;
Y las mujeres sentadas en los poyos,
Frente al sol, resguardadas,
Cosían en los lienzos, en las telas de lino,
El desamparo virgen,
La soledad primera
Que a diario vivíais entre un rumor de esquilas.
Era quietud el aire
Y los lirios labraban aromas en silencio;
Tañían las campanas un misterioso salmo
Mientras las golondrinas
Tejían de rumores el cendal de los sueños.
Y vosotras, absortas,
Penélopes del tiempo, del olvido,
Consumíais las horas en bordar la derrota
En retales que aún tiemblan
En las puras estancias del recuerdo.
En aquel cortinal,
Con las lilas de un llanto antiguo y lento…
¿Dónde la aguja que enhebrabas, madre,
Para en vida zurcir
Los rotos calcañares de la escueta pobreza?
¿Dónde los claros bastidores
Que recogen las telas
En que se hallan bordados ya de sombra
Los signos capitales de mi infancia?

La ropa tendida

Subid, subid a los terrados,
Asomaos a aquellos cortinales,
Mirad la ropa
Tendida a la mañana, a la luz de noviembre,
A un delicado sol que acaricia las telas.
Fijaos cómo el aire orea los tejidos,
Cómo en ondas los mueve
En sutiles vaivenes, cómo diluye el agua
Su líquida presencia.
Ved esa algarabía de gozosos
Colores
Que lanzan al espacio saludos naturales.
¿Quién durmió en esas sábanas de lino?
¿Quién la camisa limpia
Ensució con el vino, con la cálida grasa
Del cocido diario?
Tienen los calcetines nostalgia de unos pies,
Del calor de las botas
Que abrigan sus dibujos. El alambre
Cómo acoge la ropa,
Con qué fervor la mece en la clara mañana,
Cómo al aire la expone y la duerme en susurros.
¿Y las mujeres tendiendo sus barreños
En los balcones, en las azoteas?
Cómo colocan amorosamente
Los pañales del niño
Y acarician las telas
Con los escuetos labios de las pinzas;
Cómo redimen la rutina en estas
Cotidianas tareas.
Mirad, mirad la ropa,
Ved cómo con siseos nos saludan sus pliegues
Sintiendo
Cariñosa nostalgia
De nuestro cuerpo, nuestra piel, de nuestras formas.
¿Qué de nosotros está puesto a secar?
¿De cuál de nuestras telas
Hemos lavado las manchas del desánimo
Frotándoles el limpio
Jabón de la inocencia?
¿En qué alambre se orean nuestros oscuros linos
Hasta alcanzar al viento
Su perdida pureza?

Elegía por «la Luisa»

¿Quién devoró tus manos para el polvo?
¿De qué balcón colgaste
Las sábanas blanquísimas
Estampadas en tu cuerpo de verónica?
Lloran las ventanas,
Las paredes lloran.
Los hijos que no has parido nunca
Invocan tus senos de verdades
Rendidas en la tierra
Ante jacas infértiles,
Eternamente locas.
Ya no hay mañana para ti. Se fueron
Las últimas estrellas de tus noches de agosto.
¿Cómo te has muerto ahora
En estas alcobas tan de barro,
Tan de misterio, sin sangrar los besos?
Ya no vendrán los pinos
A llorar con sus larvas plañideras,
Ni tu boca dirá las palabras de siempre.
Te has ido
Y parece que aún no habías llegado
A anunciar por las calles
Tu muerte vespertina.
Ya no te morirás. Tu cuerpo aguarda
La llegada de todos los veranos,
Del otoño, del hielo. Tu semilla
La tienes ya sembrada:
Recogerás abrojos,
cardos,
olvido.

Ángel de luz

I
¿Dónde el ángel de luz
Que en aquel paraíso de inocencia
Guiaba nuestros pasos a un espacio de gracia?
Oleadas de sombra cercan nuestra morada.
Sin brújula, caóticos,
Caminamos errantes a un abismo sin fondo,
A una tupida ciénaga,
A una sima de niebla, fatal, deshabitada.
Roen nuestra memoria
Turbulentas ciudades, avenidas desiertas,
Transeúntes que pasan
Sin mirarnos el rostro,
Sin escrutar la vida que late en nuestros ojos,
Sin mostrarnos siquiera su corazón herido.
Reino de soledad, de tinieblas, el mundo
Fugaz en que habitamos,
Esfera que, beoda,
Se pierde en los espacios letales de la noche.
Y, sin embargo, entonces…
En aquel paraíso de inocencia
El ángel de la luz
Nos mostraba un jardín cordial de mansedumbre,
Una rosa embriagada
De amor y de belleza,
Un espacio de vida donde encontrar caminos
Que, lentos, condujeran
Al prado aquel de flores bien tupido
Donde el pobre romero
Encontrara reposo bajo un árbol de dicha.

II
Era el tiempo pausado del cabás y la siembra.
En la escuela los sábados,
En Historia Sagrada,
Coloreábamos de luz,
De ilusiones y magia,
Las viñetas del margen de las enciclopedias.
Aquel dibujo virgen
Del ángel que guiaba con sus alas a un niño,
Aquel dibujo de emoción
Que fiel nos transportaba
A ignotos territorios de inocencia,
Coloreamos con pasión aquella
Mañana que se alberga en la memoria.
Surgían con viveza de nuestras manos niñas
El rojo de las túnicas y el azul de pureza,
El ocre de la tierra y el intenso amarillo
De un gozo compartido
Con pan y chocolate.
Y el ángel protegía lleno de luz al niño
Guiándolo amoroso
Por hermosas estancias
Habitadas de amor y de dulzura.
Luego vino otro tiempo de ciudades y máquinas.
Y fuimos arrojados a avenidas de niebla,
Donde habitan extraños
Sin ojos ni latidos,
Y quisimos buscar las alas de aquel ángel
Que en la niñez dichosa
Alegres dibujamos
Para que en las extrañas calles nos orientara
Y llenara de luz la noche de la vida.
Fuimos al pueblo un día,
A la casa paterna, pobre, deshabitada,
Y buscamos con ansia aquella enciclopedia,
Pero el ángel no estaba.
El papel ya decrépito y muy desdibujado
Se deshizo en las manos
Que temblando lloraban
Por una edad de gozo, por una edad de gracia.

Retrato de mi abuela Juana por José Ortiz Echagüe

Toda en tu rostro la semilla
Misteriosa de un tiempo soterrado
Bajo zarzas que, ardiendo, no consumen su llama,
Bajo fuentes que cantan un secreto murmullo.
Toda en tus ojos la tristeza
Tan serena, tan lenta, tan antigua
Que descansa en profundas raíces enterradas
En la oscura materia que en silencio germina.
¿Desde dónde nos mira
Tu quietud, tu reposo?
¿Dónde llevas esa fecunda luz
que en tus pupilas late?
Sobre tosco bufete apoyadas, tus manos
Revelan hondos surcos de sed, de sufrimiento,
Y esconden amorosas
Caricias de las noches
Que florecen de gozo en las alcobas;
Tiernas manos
Para el amor labradas
Que consumen su tiempo entre pucheros,
Entre ropas, labores
Que prolongan calladas el ritmo de los días.
¡Qué misterio convoca tu mirar abstraído
Celebrando los claros rituales de la vida;
Y tus ojos
Cuánto asombro derraman,
Cómo nos interrogan
Desde un reino de sombras por tu amor habitado!
Y cubriéndote el pelo
Llevas mantilla de pureza,
Y engalanan tu escondido pecho
Alhajas, relicarios, brazaleras, corales,
Rosarios, medallones,
Que vienen en silencio
Desde un tiempo ya antiguo
Lleno de mil celebraciones
Y de fecundos ritos resueltos en tristeza,
La tristeza que guardas
En tu rostro semilla,
La tristeza que alojas en tus ojos raíces.

Niño de los cincuenta

Niñez de leche en polvo
Y queso americano.
Por las enciclopedias galopa la nostalgia
Pupitres Aritmética secantes
Ebrios caballos entre los renglones
Por la caligrafía de la ausencia.
Manos engarañadas
Labios que abren al mundo un pórtico de luz.
Cromos en los bolsillos
De artistas y migajas
¿Dónde estás Mara Laso?
¿Dónde tu rostro vivo amarillo en los cromos?
Intercambios platillos y chapas de botellas
Los guardias y ladrones
Domingos catequesis remudarse
Ropa limpia botones
Que abrochan la tristeza de las tardes.
Y de los ojos luces que acarician las cosas
Fuentes aves senderos
Soportales la plaza
Gritos lluvia la lumbre
Y en los inviernos lenta deslizándose
La nieve por la sierra por laderas
Entre brezos chaguarzos
Agazapada por las calles
Como animal herido entre las piedras
Sucia por las pisadas.
Y el cabás con los lápices
Con cuadernos con risas
Guardadas entre mudos
Signos de las pizarras. En la torre
El sonoro volar de las campanas
Que taladran el aire.
Y un niño ensimismado bajo los soportales
Sintiendo el mapamundi rojo del corazón…

La sala

Las ramas del cerezo llegaban a la sala
Con su intenso frescor y el rojo de los frutos
Por la ventana abierta.
Y la brisa del río movía las cortinas
Con un vaivén de flores estampadas de luz
Ondas blancas de sueño
Ninfas que de las aguas moraban en las telas
Que el viento en la ventana meneaba despacio
Con pausado rumor.
La mesa de nogal en el centro callada
Con florero de vidrio, con secretos aromas
En la muda penumbra.
En la pared la cómoda con sus adornos quietos
El conventino, tazas, fotos, recuerdos, vírgenes
Ingenua devoción
Y los cuadros colgando con escenas sagradas
De los muros blanquísimos, Cristo y la de Samaria…
Qué estampas tan intensas.
Las alcobas guardaban misterios de la noche
Horas de amor gastadas en abrazos y entregas
En repetir la vida
¿Qué secreto encerraba la noche en las alcobas
De la sala dormida? Albergaba su olor
La estancia en las mañanas
Olor cálido, humano… Sobre los maceteros
De los rincones plantas con sus hojas colgaban
Derramando el verdor.
Y en el palanganero la toalla de lino
El jarrón y el espejo y un rostro que soñado
Se escondiera en su azogue.
El niño abría la puerta de la sala furtivo,
De aquel prohibido espacio. Volaban las cortinas
Con sus ondas suavísimas.
Los objetos le hablaban con un lenguaje mudo
Dirigido a sus ojos, ojos desorbitados
En la contemplación.
Y cerraba la puerta con sigilo, con tacto,
De aquel jardín vedado para sus ojos niños.
Las ramas del cerezo…
De su ilusión brotaban.

Por el camino de los robles

Por el camino de los robles
Llevan los niños los ganados
A praderas que bajan
De las montañas vírgenes
Y zumban los oscuros moscardones del tiempo
Que anidan en las hojas
De lobuladas geometrías
Y en ramas adornadas con pendientes
De redondas bollágaras.
Por el camino de los robles
Se entretienen los niños
Cuando el ganado ramonea
Al pausado compás de cencerras, de esquilas
Con sones que se pierden en la luz, en el aire.
Y contemplan absortos
El callado libar de las abejas
En las flores del brezo,
Del chaguarzo, la escoba,
Del tomillo que obsequia con morados aromas.
Y buscan lagartijas,
Saltamontes o grillos,
O tesoros de sueños nunca hallados,
En el áspero tacto de los robles.
Y temen a los duendes
Que en el bosque se ocultan
Y que en metamorfosis de gigantes, de enanos,
De brujas o dragones, de grifos o de ogros,
De súbito aparecen, devorando a los niños;
Y ante el miedo se aprietan
Unos contra los otros
Y afrontan temerosos
Batalla imaginaria, desigual y perdida
Contra fieros y crueles adversarios…
Por el camino de los robles
Sigo yendo a llevar otro ganado:
Las reses del recuerdo que en estío
Pastaban en los limpios prados de la inocencia
Y en hilera volvían mansamente
Con los niños aquellos ya perdidos
A descansar en los establos cálidos
De la noche sin tiempo.

Peña de Francia

En la alta cima, donde está la Madre
Morena con el Niño en su regazo,
Tengo la parte hermosa
Del corazón primero.
A la alta cima, elevación purísima,
He ascendido de niño por atajos
Escarpados, estrechos,
Con repletas alforjas de emoción,
A encontrarme de frente
Con la raíz, la rosa,
La fontana suavísima de que mana la vida.
Y era duro ascender en las mañanas frías
Cuando la brisa helada de pequeños regatos
Nos atería el rostro
Y el cansancio crispaba
Las piernas infantiles,
Mas el pecho era todo llamarada,
Era fuego vivísimo
Que impulsaba a los pobres peregrinos
A subir a la cima
En que está la Señora que protege
Sus vidas olvidadas.
Y juntos ascendíamos gozosos
Entre pinos, chaguarzos, castañares,
Entre guijarros, piornos y pizarras,
A estar con la amantísima
Madre que nos besaba
El fatigado corazón.
En la alta cima, misteriosa y muda,
Entre rocas y riscos y canchales
Se encuentra -tan lejana-
Perdida mi niñez.

Caballos

Que vuelvan los caballos
Del tiempo a mi jardín,
Que pasten en las hondas
Praderas de mi pecho.
Nutre como la sangre
La roja hierba de mi corazón.
Siento aún el galope velocísimo
De esos latidos que me llevan siempre
A aquel jardín lejano,
A aquel espacio virgen
Lleno de castañares, de granito
De enciclopedias que atesoran
Los enigmas del tiempo.
Que vuelvan los caballos,
Tengo caminos para su galope
Que llevan a un jardín, a mi jardín
Con rosas de inocencia, con aromas
Que atraen las caracolas del recuerdo,
Tengo praderas en el mapa mudo
De la niñez,
Allí qué pastos hallarán, qué arroyos
En que abrevar felices,
En que calmar la sed
Del pasado, tan lejos;
Aún tienen hierba mis laderas prístinas
Y el agua de la vida aún las riega.
Que vuelvan los caballos
Del tiempo a mi memoria,
Que traigan los recuerdos
En alforjas de magia;
Hace tiempo que espero su galope
Por las secretas vías de mi infancia,
Hace tiempo que esperan mis oídos
Escuchar su galope;
Están de mi jardín las puertas bien abiertas
Y en las altas planicies de mi pecho
No existe ningún muro
Para impedir su paso.
Si vienen les daré las rosas de mi sangre.

El viejo afilador

El viejo afilador llegaba por otoño
En pobre bicicleta de abandono oxidada
Con un exiguo fardo de soledad repleto
Con ceniza en los ojos de una apagada lumbre.
Y al morir de las hojas sonaba su instrumento
Que caía en las calles anunciando su vuelta
Que caía en los pechos ya de amor embotados
Por hondas melladuras del corrosivo tiempo.
Bajaban las mujeres de las oscuras casas
Llevándole tijeras, petallas o cuchillos
Castigados en ásperos usos de la pobreza
Y el desgastado filo de duros corazones.
Y el viejo afilador hacía girar la rueda
Y aguzaba los cortes y aguzaba los pechos
Con mansa lentitud como un caer de hojas
Que en giros amarillos al corazón llegaran.
Y curiosos los niños en corro rodeábamos
Al hombre que en un poyo su merienda sacaba
Y gozosos veíamos su lata de sardinas
Abierta cual tesoro para engañar el hambre.
Al volver los rebaños y los hombres del huerto
Cansados del trabajo de recoger los frutos
El viejo afilador marchaba en el crepúsculo
Y en lentas pedaladas se perdía en la noche.
Se perdía en la noche su mirar de ceniza
Hasta que en otro otoño por el pueblo volviera.
En las gentes quedaba embotado su pecho
Mellado el corazón y la vida apagada.

Hacia el oeste está mi corazón

Hacia el oeste está mi corazón.

Un oculto jardín
Que al olvido me lleva
Donde brotan violetas, castañares, recuerdos,
Donde crece el amor entre semillas vírgenes.

Hacia el oeste está mi corazón.

Un delirio de torres
Meciéndose en las aguas
Palpitando en sus piedras amarillos temblores,
Reflejando en sus rostros un misterio de espigas.

Hacia el oeste está mi corazón.

Allí perdí por siempre
Mi niñez entre ortigas,
Allí sembré rosales de ternura en el alba
Y allí regresaré en caballos de niebla.

Porque…
Hacia el oeste está mi corazón.

Visión de las ruinas

Monleón

Los grajos acuchillan la tarde con sus quejas,
Con su ronco graznar
Tiembla la hoz del río,
Dan vueltas al castillo y coronan la torre
De negra majestad sobre las ruinas.
Por los caminos vuelven
Los carros con las cargas,
Con las cajas de fresas recogidas en junio
Por lentos campesinos de silencio y espera.
Recinto amurallado,
Entramos por la puerta que conduce hacia el centro,
Junto a ella se levanta
Un verraco granítico,
El pasado remoto toma forma en la piedra,
El tótem protector contra el peligro
Mudo en su pedestal esta tarde de fresas.
Sentados en los poyos, los ancianos
Meditan con la luz de su mirada
La derrota del tiempo.
Las murallas en ruinas no defienden el castro,
Su desamparo expresa
Decadencia presente,
Esta tarde de junio, esta tarde de fresas,
De aromas del saúco en las hoces del río,
Mientras sola y sin quejas
Se va yendo la luz.

Aquí otro tiempo estuve
Cuando era adolescente,
Era un tiempo sembrado de latín y gramáticas.
Por caminos de robles y de cuarzos purísimos
Llegábamos a ver el pueblo amurallado,
Los grajos resonaban en la hoz
Lo mismo que esta tarde embriagada de fresas.
Sólo que ahora conozco
Que el tiempo nos derrota,
Cuando entonces creía
Que el paso por los años
era de plenitud.

La tristeza

Es una ortiga la tristeza
Que nace entre los páramos del tiempo.
Es una flor de erial,
De tierra de pastores,
Lleva el nombre grabado
En la dura cayada de las horas.
Es cual flor estampada
En las hojas del alma
Donde queda su marca allí con manchas turbias.
De ella sabe el pastor
En sus horas de espera,
La conoce el muchacho si faltan a su cita
En las noches despierto, desvelado en la cama.
Es una ortiga la tristeza,
Crece en la tierra húmeda
Encharcada de tiempo.
Su picor es tan agrio
Que llega a las planicies
altas del corazón.

Visión de las ruinas

(Monasterio de Santa María de Gracia, San Martín del Castañar)

1
En la tarde de julio
Fuimos buscando el valle:
Mejorana, chaguarzos, geometría quebrada
Del cuarzo por los suelos,
Los insectos zumbando en los bosques de robles.
Seguimos el camino
Entre tierra y chinarros,
Castañares tan frescos en los prados
Que pastaban las vacas con sus sones de esquilas.
Y en la mitad del valle
En aquella ladera ensimismada,
De pradales y robles y negrillos
Y de acequias y caños
Que desciende hacia el pueblo,
Vimos rotos los muros,
Quebradas las techumbres,
Hundido ya en la tierra el templete del agua
De aquel recinto sacro
Donde oraron los monjes.

2
Donde oraron los monjes
Hoy las zarzas
Hoy cornisas caídas, esgrafiados maltrechos
Hoy grietas que recorren la frente de los muros
Hoy lagartos que al sol su latir aletargan
Hoy boscaje en las sobrias estancias de otro tiempo.
Donde oraron los monjes
Trepan hiedras
Por el templo, los atrios y por el refectorio
Cuyo púlpito al aire predica desamparo,
Trepa el olvido por los muros. Los negrillos
Elevan su verdor hacia un cielo limpísimo.
Donde oraron los monjes
La maleza
Reina con el descuido de los hombres, del tiempo
Los signos se diluyen por entre los ramajes
Dovelas menos frágiles esperan las arcadas
El sueño busca un tiempo de oraciones y cánticos
Donde oraron los monjes.

3
Si algún día conociera
Las ruinas que en mí habitan:
Arquitrabes maltrechos, pechinas que al ceder
Hunden todas mis cúpulas,
Sillares en desorden que ya no forman muros
Los muros tan derruidos
De este mi corazón.
Por qué sendas llegar al valle de mis ruinas
Cegadas por las zarzas, tupidas por los árboles
De un desamparo antiguo;
Dónde encontrar el valle
Tan lleno ya de sombras
En que mi monasterio se alberga tan oculto.
Erigir, levantar
He aquí nuestra tarea,
Sobre ruinas, cenizas, sobre limos
¿Mas con qué materiales sobre tantos despojos?
Convocar la memoria
Que desbroce la noche
Que desbroce las ruinas, que desbroce la muerte
Y levantar los muros
De otro tiempo ya nuestro.

Si te gusta #José_Luis_Puerto... Share on X

¡AY, RAMÓN! [Mi poema]
Joaquín Arcadio Pagaza [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

¡Qué malo que eres Ramón!
-la Juana me dijo a mí-
desde el día en que te vi
no duermo hasta la mañana
pues mi mente es tan malsana
que bloquea mi razón,
dame alguna explicación
que me sirva de sedante,
saque este cuerpo adelante
y cure la excitación.

Juana, ¿tu mal se asemeja
a una cierta desazón
que sale del corazón
y que pensar no te deja?
A esa dolencia tan vieja
le llaman el mal de amor
que se ensaña en una flor
y aunque lo quieras no ceja.

Verás…es como una abeja
que produce un picazón
en tu bendito rincón
e introduce en la calleja
remolona, tan pendeja,
de ese molusco bribón,
bibalbo y tan sabrosón
de nombre común almeja.

Para este mal, ¡ay mi Juana!
solo hay una solución:
que un bichito juguetón
se introduzca sin desgana
saltando como una rana
y pegando un empujón
dé un golpe y sin remisión
cure la dolencia insana.

¿Y dónde encuentro ese bicho?
¡Ay, Juana, qué cosa has dicho!
No me tientes, por favor
¿No presientes el temblor
que hay en mi cuerpo, pelona?
Pues que eres una glotona
y yo tan débil, ¡pardiez!
sacia conmigo tu sed
y hasta el hambre, niña mona.
©donaciano bueno

MI POETA SUGERIDO:  Joaquín Arcadio Pagaza

Crepúsculo

Lento desciende el sol y se reclina
en nubes de ámbar, rosa y escarlata;
y resuélvese en lluvia de oro y plata
de los montes lejanos la neblina.

Entre nimbos la estrella vespertina
brilla y treme; en el lago se retrata
el nublado que grácil se dilata
donde rompe la bóveda azulina.

El horizonte aclárase y remeda
voraz incendio, tinte de amaranto
el cielo cubre, el llano, la arboleda.

Y junto al nido el postrimero canto
entona embebecida el ave leda
del sol poniente en el divino canto.

Al amanecer

Asoma, Filis, soñoliento el día,
y llueve sin cesar, en los cercanos
valladares al pie de los bananos,
mi grey se escuda de la niebla fría.

Las vacas a sus hijos con porfía
llaman de los corrales, en pantanos
convertidos; y ruedan en los llanos
pardas las nubes y en la selva umbría.

Oye, se arrastran sobre el techo herboso
los tiernos sauces con extraño brío
al mecerlos el viento vagaroso.

Que trayendo oleadas de rocío
por las rendijas, entra querelloso.
Prende el fogón, amiga, tengo frío.

La peña majestuosa

De un monte el dorso ríspido y serrado
tiene por trono, y la escarpada cumbre;
se corona en laurel, y su techumbre
las nubes son y el éter azulado.
Por cetro empuña verde y arriscado
monolito de enorme pesadumbre;
las colinas su regia servidumbre
son, y su imperio el valle dilatado.
Se embebece mirando en el bruñido
y liquido cristal su faz severa,
su airoso porte y ademán temido.

Y su música dulce y placentera
son el trueno del rayo y el graznido
del águila salvaje y altanera.

El Papaloapan

Escucho aún tu plácida quejumbre,
gigante río. ¡Límpida guirnalda
tu sien orne y del médano la falda
ciñas con aparente mansedumbre!

Del sol hermoso la divina lumbre
retrátese en tu linfa de esmeralda
y en ti se vea tinta de oro y gualda
del Citlatépetl la nevada cumbre.

De tus riberas el papayo rico
la poma ostente en nido de verdura
del tordo herida por el rojo pico
y mézcanse tus palmas en la altura
blandamente agitando el abanico
que al dulce Tlacotalpan da frescura.

La cumbre

¡Soledad y quietud! Monte y más monte
de verdes tilos, álamos y abetos;
grandes peñascos húmedos y escuetos
sin raudales, sin cielo ni horizonte.
No hay alondra que el rigor afronte
del crudo frío en los salvajes setos;
y el negro buitre y céfiros inquietos
se alejan antes de que el sol tramonte.

Y los robles, calada la capucha
de liquen, aunque el cierzo los azota,
mantienen con el sol eterna lucha.

La peña majestuosa

De un monte el dorso ríspido y serrado
tiene por trono, y la escarpada cumbre;
se corona en laurel, y su techumbre
las nubes son y el éter azulado.
Por cetro empuña verde y arriscado
monolito de enorme pesadumbre;
las colinas su regia servidumbre
son, y su imperio el valle dilatado.
Se embebece mirando en el bruñido
y liquido cristal su faz severa,
su airoso porte y ademán temido.

Y su música dulce y placentera
son el trueno del rayo y el graznido
del águila salvaje y altanera.

LA ORACIÓN DE LA TARDE

Tiende la tarde el silencioso manto
de albos vapores y húmedas neblinas
y los valles y lagos y colinas
mudos deponen su divino encanto.

Las estrellas en solio de amaranto
al horizonte yérguense vecinas
salpicando de gotas cristalinas
las negras hojas del dormido acanto.

De un árbol a otro en verberar se afana
nocturna el ave con pesado vuelo
las auras leves y la sombra vana;

y presa el alma de pavor y duelo,
al místico rumor de la campana
se encoge, y treme, y se remonta al cielo.

Si te gusta #Joaquín_Arcadio_Pagaza... Share on X

ESAS TIERRAS DE SECANO [Mi poema]
Jaime Saenz [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

El cielo está plomizo,
dorados los trigales,
los campos que dios hizo
secos, sin manantiales.

Penando los carrizos
van por los sequerales,
rastrojos gris, cenizos,
pardos los matorrales.

Sumisos los barbechos
junto a los pedregales
de repechos maltrechos,
verdeando los zarzales.

Surcos, de agua sedientos
colmados de sudores,
caminos polvorientos
tumba de labradores.

Tierra triste, arrugada,
eremitaña, asceta,
esperáis la guadaña,
los versos del poeta.

¡Pobres campos impíos
huérfanos de sustento,
ya sólo os queda el viento,
áridos y baldíos!.

El cielo está plomizo,
dorados los trigales,
tu cuerpo está rojizo
ansioso de caudales.
©donaciano bueno

MI POETA SUGERIDO:  Jaime Saenz

EN LO ALTO DE LA CIUDAD OSCURA

Una noche en una calle bajo la lluvia en lo alto
de la ciudad oscura
con el ruido a lo lejos
es seguro que suspirará
yo suspiraré
tomados de las manos por un gran tiempo
en el interior de la arboleda
sus ojos claros al pasar un cometa
su cara llegada del mar
sus ojos en el cielo mi voz dentro de su voz
su boca en forma de manzana
su cabello en forma de sueño
una mirada nunca vista en cada pupila
sus pestañas en forma de luz un torrente de fuego
todo será mío dando volteretas de alegría
me cortaré una mano por cada suspiro suyo
me sacaré un ojo por cada sonrisa suya
me moriré una vez dos veces tres veces cuatro veces mil veces
hasta morir en sus labios
con un serrucho me cortaré las costillas para entregarle ,mi corazón
con una aguja sacaré a relucir mi mejor alma para darle una sorpresa
los viernes por la tarde
con el aire de la noche cantando una canción
me propongo vivir trescientos años
en su hermosa compañía.

TU CALAVERA

A Silvia Natalia Rivera

Estas lluvias,
yo no sé por qué me harán amar un sueño que
tuve, hace muchos años,
con un sueño que tuviste tú
-se me aparecía tu calavera. Y tenía un alto encanto;
no me miraba a mí -te miraba a ti.
Y se acercaba a mi calavera, y yo te miraba a ti.
Y cuando tú me mirabas a mí, se te aparecía mi calavera;
no te miraba a ti.
Me miraba a mí.
En la alta noche, alguien miraba;
y yo soñaba tu sueño – bajo una lluvia silenciosa,
tú te ocultabas en tu calavera, y yo me ocultaba en ti-.

EN LA VENTANA

A Nelly Villanueva

Sabe Dios lo que yo buscaba, quería encontrar
no sé qué,
una tarde,
sentía el antiguo momento del encanto, las cosas
olvidadas en el tiempo
-los objetos sin forma dentro de mí,
un rastro de ceniza y un pedazo del acre,
esos nombres inmortales en la memoria.
El ancla, en los botones dorados, y los papeles,
el polvo en el vació – el olor, en unas ropas de niño,
unos restos, unas migas de hace años -y desde muy lejos,
al soplo del aire en la ventana, pensé en ti: en las nubes, un presagio de lluvia era el echarte de menos,
con tus ojos inexplicables, y la tarde moría.
Era un color, la ansiedad de los presentimientos:
era una sombra: el adiós,
la noche profunda en la ventana.

Como una luz

Llegada la hora en que el astro se apague,
quedarán mis ojos en los aires que contigo fulguraban
Silenciosamente y como una luz
reposa en mi camino
la transparencia del olvido.

Tu aliento me devuelve a la espera y a la tristeza de la tierra,
no te apartes del caer de la tarde
-no me dejes descubrir sino detrás de ti
lo que tengo todavía que morir.

La noche

1.
Extrañamente, la noche en la ciudad, la noche doméstica, la
noche oscura:
la noche que se cierne sobre el mundo; la noche que se duerme,
y que se sueña, y que se muere; la noche que se mira,
no tiene nada que ver con la noche.
Pues la noche sólo se da en la realidad verdadera, y no todos
la perciben.
Es un relámpago providencial que te sacude, y que, en el instante
preciso, te señala un espacio en el mundo:
Un espacio, uno solo;
para habitar, para estar, para morir –y tal el espacio de tu
cuerpo.

2.
Pues existe un mandato, que tú deberás cumplir.
en homenaje a la realidad de la noche, que es la tuya propia;
aun a costa de renunciamientos imposibles, y de interminables
tormentos,
deberás decir adiós, y recogerte al espacio de tu cuerpo.
Y deberás hacerlo, sin importar el escarnio y la condena de
un mundo amable y sensato.
Es de advertir que miles y miles de mortales se recogen tranquilamente
al espacio de sus respectivos cuerpos,
día tras día y quieras que no, al toque de rutilantes trompetas,
y en medio de lágrimas y lamentos;
pues en realidad, recogerse al espacio del cuerpo, es morir.
Pero aquí no se trata de morir.
Aquí se trata de cumplir el mandato; y por idéntica razón,
habrá que vivir.
Y tan es así, que no se podrá cumplir el mandato, sino a condición
de recogerse al espacio del cuerpo, con el deliberado propó-
sito de vivir.
Lo cierto es que aquel que comete tan alta aventura, no hace
otra cosa que ocultarse de la muerte.
para vislumbrar así la manera de ser de la muerte,

3.
El espacio que tu cuerpo ocupa en el mundo, es igual al espacio
del cuerpo en el que uno se ha recogido;
y si esto es así, nadie tiene por qué molestarse, ni importunarte;
en el espacio de tu cuerpo, del que tú eres el soberano absoluto.
puedes pararte de cabeza y hacer y deshacer, y transitar tranquilamente,
libre ya de un mundo de pesadilla, poblado de espectros y de esqueletos que pululaban y te
quitaban la vida.
En todo caso, tu morada, tu ciudad, tu noche y tu mundo,
se reducen a tu cuerpo;
y quien lo habita no eres tú, sino el cuerpo de tu cuerpo.
Pues el cuerpo que te habita, en realidad, eres tú;
sólo que tu cuerpo deja de ser tú;
y pasa a ser él.
Imagínate, el cuerpo que eres tú, habitando el cuerpo que
es él.
y que no por eso deja de ser tú.
De ahí el habitante, o sea, el cuerpo de tu cuerpo; y de ahí,
asimismo, el habitado, o sea, tu cuerpo.
¿Y qué decir de la honda soledad, habitando el espacio de
tu cuerpo?
Hay un echar de menos la soledad, cuando hay alguien a tu
lado;
pero, cuando no hay un alma, es la propia soledad quien te
echa de menos
-y es como si tú no estuvieras, o como si te hubieras ido,
en busca de alguien a quien echar de menos.
La soledad en el espacio de tu cuerpo, ha de ser, pues, una
soledad muy larga, muy alta, y muy álgida.
-como esa soledad que uno imaginaba de niño,
con un retrato desaparecido y una rueda inmóvil, en el cuarto
oscuro.

4.
¿Qué es la noche? –uno se pregunta hoy y siempre.
La noche, una revelación no revelada.
Acaso un muerto poderoso y tenaz,
quizá un cuerpo perdido en la propia noche.
En realidad, una hondura, un espacio inimaginable.
Una entidad tenebrosa y sutil, tal vez parecida al cuerpo que
te habita,
y que sin duda oculta muchas claves de la noche.

Cuando pienso en el misterio de la noche, imagino el misterio
de tu cuerpo,
que es sólo una manera de ser de la noche;
yo sé de verdad que el cuerpo que te habita no es sino la oscuridad
de tu cuerpo;
y tal oscuridad se difunde bajo el signo de la noche.
En las infinitas concavidades de tu cuerpo, existen infinitos
reinos de la oscuridad;
y esto es algo que llama a la meditación.
Este cuerpo, cerrado, secreto y prohibido; este cuerpo, ajeno
y temible.
y jamás adivinado, ni presentido.
Y es como un resplandor, o como una sombra:
sólo se deja sentir desde lejos, en lo recóndito, y con una soledad
excesiva, que no te pertenece a ti.
Y sólo se deja sentir con un pálpito, con una temperatura,
y con un dolor que no te pertenecen a ti.
Si algo me sobrecoge, es la imagen que me imagina, en la distancia;
se escucha una respiración en mis adentros. El cuerpo respira
en mis adentros.
La oscuridad me preocupa –la noche del cuerpo me preocupa.
El cuerpo de la noche y la muerte del cuerpo, son cosas que me preocupan.

Y yo me pregunto:
¿Qué es tu cuerpo? Yo no sé si te has preguntado alguna vez
qué es tu cuerpo.
Es un trance grave y difícil.
Yo me he acercado una vez a mi cuerpo;
y habiendo comprendido que jamás lo había visto, aunque lo
llevaba a cuestas,
le he preguntado quién era;
y una voz, en el silencio, me ha dicho:
Yo soy tu cuerpo que te habita, y estoy aquí, en
las oscuridades, y te duelo, y te vivo, y te muero.
Pero no soy tu cuerpo. Yo soy la noche.

Si te gusta #Jaime_Saenz... Share on X

PITONISA [Mi poema]
Jair Cortés [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Mirando voy por saber, andando la vida paso,
observando al cielo raso, buscando la luz divina,
preguntando a la vecina y a los dioses del parnaso,
todo aquel que me hace caso o que mi mente maquina.

Decid, ¿por qué la estulticia se antepone a la pericia,
no entiendo por qué la maldad más vende que la bondad,
por qué tanto se cotizan la codicia y la malicia,
más morbo que una caricia les da a muchos la crueldad?

Hoy he subido hasta el altar a verle a mi pitonisa,
al Oráculo de Delfos. Y la he vuelto a preguntar
para calmar mis anhelos y a mi psique así aplacar,

¿quién invirtió los principios? ¿dónde está la realidad?
Y cuando yo me puse a hablar y pronuncié castidad
se puso a reir sin parar y allí se murió de risa.
©donaciano bueno

Por qué mencionar la palabra castidad produce risa? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Jair Cortés

Ahí, dicen que en la orilla el agua

Ahí, dicen que en la orilla el agua es sangre,
corriente anónima de fuerza parecida a la de un río.
Y no es un río,
sino una lágrima
acaso derramada por Dios
o por la bonanza de una época divina.
La gota de luz invade todo espacio,
lo negro se vuelve menos negro,
no profundo,
devuelto a una claridad,
a un deslumbramiento.

Ahí, en esa célula de tiempo,
En esa marea lenta
(por momentos abrupta),
en ese piélago desconocido,
lenguaje líquido,
palabra,
carnal desaparición de los miedos
en donde se funden esencias más probables
de un polvo más pesado que el oro,
en donde la arena es manecilla
pendiente siempre de la llegada de la lluvia.
En ese río que no es un río
y en esa lágrima no lágrima,
según dicen
comienza la vida.
(De A la luz de la sangre)

Fósiles

Para Omar Martínez Verde

I
Atardecemos.
El arco de la luz se disuelve lento.
¿Qué son las alas y para qué sirven?

Por la piel escurre el ámbar,
la edad que llegará cuando dejemos al frío en simple sensación,
cuando los trópicos existan sólo para los hijos de nuestros hijos,
cuando el dinosaurio sea la escama de la tierra
y nosotros fósiles,
cuna de petróleo;
acaso cuna de nostalgia.

II
Las alas podrían ser una extraña manera
de nombrar los pétalos de algunas flores;
el esfuerzo de la oruga
que dejó en sí misma una vida de anhelos
y de piedra.

III
Tarde se descubre la primera arruga.
Demasiado tarde,
cuando demasiado es un don en lo fugaz.
Tarde es en la nuca
de quien se recuesta para morir profundo
sobre el pecho de su tumba.

IV
Dicen que las alas son un instante,
una mueca gris,
tardía,
y son quizá el destino vegetal de la libélula,
los brazos de una nave antigua,
los remos de la barca perdida en el fallido cálculo
de su destino.

Yo digo que las alas
en algún tiempo fueron campanas,
volaron alto
y descendieron para morir en los oscuros pozos.

Yo digo que las alas no existen,
porque la tarde es un instrumento de la memoria para recordar la vida.
Un espejismo.
Una silueta en el colmo de la mente.

Dicen que las alas son quizá el último beso en la frente del náufrago.
Dicen de las alas,
y de nosotros,
viejos sueños,
fósiles y sin alas,
nadie,
nadie dirá nada.

Dios

Quien quiera que seas,
en el lugar en que estés,
trata de ser ausencia,
para evitar estas preguntas,
para que este monólogo no nazca,
para curar mis heridas sin respuestas.

Como te llames,
llámate nada,
por mucho poco.

Del color de tus labios,
del cielo que hayas visto,
olvídalo todo;
que tus ojos ya no lloren por el espejo,
alza las manos y húndete en ti,
hasta el fondo,
para ser eso que ya no eres.

Quien quiera que seas,
cierra para mí tu puerta,
por venganza o por miedo.

Vacía tu memoria.

Como se llame tu patria,
levanta la bandera del destierro,
calla,
no hables…

Quien quiera que seas
si posees voluntad,
ya no me duelas.
(De Dispersario)

Poema de amor

Altas torres, cumbres de concreto,
¿de qué sirvieron si el cielo estaba entre nosotros?
En el paisaje que provoca un ahuehuete en medio del campo
y en la mujer que mira ese paisaje
y en el hombre que mira a esa mujer.
(De Nubes despiertas)

Atrios

I
Alguien superior a nosotros,
el fuego innombrable,
eterno,
nos odia.

Nos odia al amanecer
y nos lleva hacia la noche matadero.

Algo
o alguien
está odiándonos,
aquí mismo;
de lo contrario
no se explica este sufrimiento.

II
Piensas en el lago,
en su orilla,
y no concibes que una piedra
pueda alterar su quietud.

Miras la palma de tu mano
y una piedra reposa sobre ella:
esa verdad llegará a ti algún día,
esa piedra que ahí ves y ahora no pesa
es el juramento de que el mal existe,
y sólo espera,
y solo es piedra…

III
El que ama a Dios
hallará delante la misma paz de aquel que lo odia.

El que nada tiene
perderá lo mismo que pierde el que lleva al hombro la carga de la virtud.

El despojado de sus bienes no quiere saber de abundancia,
porque su pie está en el suelo
y porque sabe
que nada que posea el hombre
podrá llamarse riqueza.

IV
Tuyo es mi odio,
Tuya es esa lágrima que ahoga desde los ojos hasta los puertos.
Tuyos son el vientre del volcán
y el beso de la alabarda en el cuello.

Tuya será mi muerte
cuando yo muera.

V
Asómate al río turbio del hubiera
Mira cómo se aleja la posibilidad
Al final se quiebra
Entonces
Comprendes que nada en el odio
puede contagiar la sencillez de una línea recta
(De Caza)

Digo mi historia

Digo mi historia
y es la historia de otro
vista por mis ojos
océano que se rompe en la palma de las manos
carne que tiembla
Caigo en mí mismo y me levanto
los nervios a flor de piedra

No soy yo
sino el verdadero

Cuento mi historia
y es la historia de otro
enredado en el sin fin de la luz y del delirio

Lo eterno
es un río que no conozco …

Ya es hora

Ya es hora
¿Qué tiene el hombre en sus manos que el tiempo es sólo tiempo?

No me duele partir,
me duele quedarme,
irme,
partirme en varios caminos,
desgajarme en otras voces,
a la misma hora,
y con un solo nombre.

Es verdad que me quedo,
no me lloren
también ahora
me he marchado.
(De Tormental)

Enfermedad de talking

Puso incendio para el café,
quitó la tapa del cerillo
y se sacudió los perros de la cabeza.

La ventana de su librero
dejaba entrar la caja vieja de zapatos
que días antes había visto envuelta en el diciembre agrio tostado del vaso.

Miró su rostro en el cajón:
sintió entonces la pintura correr por su latido,
ánimo del suelo el de su cuerpo recostado sobre la fina azotea comprada en Venecia.

Preguntó por ella:
respondió el toc (tic tac) toc de un pájaro que voló dentro de la licuadora.

-No sé más de mí-
contestaron las voces terribles de su gripe
que, a estas alturas de la fragancia,
habían ya cocinado una pasta compuesta con letra de molde.

Dijo adiós,
pero un ligero, casi imperceptible bosque,
le abrazó de pronto, y ella, de sí,
volvió otra vez a lo real
y contempló la cuchara ciega
que buscaba, esta vez,
azúcar por encima de la mesa.

Si te gusta #Jair_Cortés... Share on X

EL PASADO [Mi poema]
Jesús García Rodríguez [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Para mi, tú eres pasado, ya no existes,
cual frasco de perfume sin olor,
la polilla metida en alcanfor
la sonrisa de amor de un rictus triste.

De barro, un prototipo al que han tullido,
tu historia ya es un recuerdo inconsistente,
un olvido que es un grito contenido,
la pavesa que se apaga vagamente.

Un soplo que ni siquiera es un latido.
te asemejas a un otoño doloroso,
a la muerte que es un sueño reprimido,

eres simplemente un trance muy curioso,
tan lejano que hace tiempo que ha ocurrido
y que nunca ya jamás será glorioso.
©donaciano bueno

#Realmente eres muy poca cosa? Share on X

El tiempo, ese tesoro menos reconocido y valorado por los humanos

MI POETA SUGERIDO:  Jesús García Rodríguez

Sé que vienes

a exterminarme
y no me importa

Tu lengua crece
más de lo debido,
se introduce por todas
las cerraduras
del universo.

Qué más da.

Pasaste tan deprisa
que ni siquiera pude verte.
*
Fue cuando respirábamos
nieve ovalada y hueca.

Mi mano,
converetida en túnel,
brilló a lo largo
del verde cielo inflamado.

Me veo caminar
y no avanzo
un solo paso.
*
Avanzo
hacia ese último recodo dentro de mí
-corazón que late a la inversa-,
mientras mastico un trozo
de Febrero,

caminando a tientas,
perdido en la espiral violeta
de un ojo taladrado,

intentando escupir esa palabra
incrustada en el fondo de mis pulmones,

lento y vacío,
hueco por dentro,
mientras me disminuyo,
mientras acabo convertido
-tan lejano, tan menguado-

en un fragmento de mí mismo.
*
Paredes de palabras
que conducen
hacia el fondo
de un mar rajado en dos :

bajo un tsunami de luz
a treinta mil kilómetros por debajo
de todo,
buscando un hueco diminuto
entre un espacio y otro espacio,

-retinas por entre cuyas grietas
se divisa el otro lado-.

Hacia el walhalla

I
Volver a nacer
en el sudario
bajo el graniza
triangular

Roja
la noche,
en sus membranas
se abren círculos acuosos

La espada
nívea,
perfora esa pierna
estrangulada,
a la altura de las corvas.

II
bebí tu sangre,
oh doncella,
en copa de plata:

sabía a hiel

paredes de oro
me rodeaban.

Atravesé los bosques
transparentes,
veloz como un corzo
irisado.

Bajo los árboles,
mi sangre,
trasformándose
en clorofila.

III
Entre paredes de hielo,
buscando ese otro
anterior a ti.
La lengua del alce
lame tu nuca azul,
transparente.

Heridas
que nunca restañan,
el mar
Chocando contra tus pómulos.

Me di la vuelta:
detrás de mí
estaba yo,
de frente.

IV
Un cisne rojo,
entrando en mi cuerpo
por la boca.

Empuñando la espada
de molibdeno:
mi cuerpo se desmorona
como de arena.

Mira mi sangre,
mírala a los ojos:
por sus caminos de escarcha
se llega
al gran incendio
espiral.

Si te gusta #Jesús_García_Rodríguez... Share on X

MI POETA INVITADO: Marcos de Quinto

No creas que no valoro

tu afán por redimirme
Por mi parte intento todo
en mi afán por merecerte

Probablemente el viento nunca sopla
hacia donde nuestra razón escoge

Perdóname por no ser ese ser perfecto
que la vida parece estar negándote
pero es que se me hace difícil separarme
de este equipaje de imperfecciones que me acompaña
y que es todo lo que tengo

Sin él
no me reconocería en el espejo
ni podría tutearme en el futuro

Te adoro por tus nobles intenciones, por tu mano tendida
pero dudo que el peso de todo este hormigón que
circunda mis pies
me permita volar contigo
Wiesbaden, 2007

Me pregunto cuánto tiempo de mi tiempo

lo he desperdiciado como un sonámbulo hiperactivo
sin parar de hacer… y sin conciencia de ser

Es como si me hubiera dejado robar la vida
Como si me hubieran adormecido la voluntad
y bajo una extraña sensación de haber sido drogado
viviera solo para vencer batallas
de una guerra de la que todo ignoro

Me pregunto cuántas veces (como ésta)
un súbito relámpago de conciencia me ha invadido
y he podido verme, como ahora, ante el espejo
tal y como en verdad soy:
un manojo de sueños y contradicciones, sin destino
mirando con espanto tras el alambre de espino
Vuelo Madrid-Atlanta, 2014

Ella me vigila

Hace rato que finjo no darme cuenta
pero siento cómo sus ojos recorren todos mis gestos
inventando historias inexistentes

De vez en cuando la acaricio
para volver a esconder enseguida mi mirada
en algún rincón oscuro de la habitación

Como si temiera hacerle daño

Ella, como un cachorro indefenso, nada pregunta
Se limita a anunciarme todo su miedo
a través del silencio

Quisiera decirle
que me gustaría quererla
y no pensar en nada más allá de estas paredes
Quisiera explicarle
que afuera la guerra ruge
y que quisiera quitarme todo de encima
para volver a erguirme
sonriente, fuerte y seguro
en este mismo instante en que su llanto me atrapa
Guadarrama, 1979 – Editorial Cántico

MIS BESOS [Mi poema]
Javier Alvarado [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Besos del alma, besos, besos míos,
a veces tan esquivos, tan distantes,
vosotros, no sois ya como los de antes
causantes de temblor y desvaríos.

Oh besos hoy tornados besos fríos,
ausentes del color acidulante
que impulsa el corazón hacia adelante,
y a veces van trocándose en impíos.

Besos antaño de oro, hoy de hojalata
otrora temblorosos, y hoy ya inertes
que a mis ojos siquiera les diviertes.

Quisiera ahora gozar besos de plata,
y así antaño, mantenga referentes,
pretendiendo sentir lo que hoy no sientes.
©donaciano bueno

Y los tuyos, tus #besos, dime, cómo son? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Javier Alvarado

BOCA LA CAJA

Ya habrán desaparecido las casas
Y los restos del colmenar en el invierno.
Ya nadie azotará las redes desde la parquedad
De las barcazas. Todos se fueron yendo
Cuando quedó cercada la infancia
Por los temibles edificios. Ya nada es más distante
Que el tiempo y su sombra, que el veredicto final
De las casuchas que desaparecen como el último
Recuerdo que dejó Dios en la memoria, quizás no fuimos
Tan mortales y perecieron nuestras huellas.

¿Adónde va Boca la Caja con sus centellas
Y sus muertes?
¿Adónde sus fogatas y la pesca que se va desvaneciendo
Como una temible batahola?
Ya no se escucharán más las risas y los llantos,
El arroz con coco y los pescados se nublarán
Con un bocado de hambre y mansedumbre.
Sólo miro el avance del concreto y una luz
Se apaga en el poblacho.
Mi infancia quedará arrebatada por los altos edificios.
La Virgen del Carmen se quedará en la tierra.
Sólo quedaremos en vídeos y postales.
Algún cronista nos llamará: un pueblo perdido,
El invierno lloverá dentro de nosotros
Y ya nadie azotará las redes
Desde la parquedad de las barcazas.

EL CARIBE SUELE SER UN ROSTRO

Hay un algo tan cercano que no deja definir su rostro
Quizás el de la ciencia
O el velero que se apaga
Esos que atisban la sal de los dominios y los recuerdos respirados de medianoche,
Lo que se incrusta en la pared
Como un testigo lapidario o un fusilamiento en las rosas del muro
Lo que fustiga a la quietud y a la inverosimilitud de la gravedad con la manzana
El epitafio rojo de los acertijos y de las lagunas mentales
Que no pedía tener
Cuando era un aprendiz
Y detrás de los abedules solía mantener pláticas
Con mi primer maestro
Donde él –todos los lunes capacitaba la luna de su tedio–
Le daba asco el café y solía caminar solo por la nieve de los parques;
Dicen que en Hyde Park protestan contra el miedo
Contra la luz inhumana y la inflación
Y hay alguien que afirma
Haber protestado contra la multiplicación de los clones
Cuando escuchábamos la sonata y a Eliot desperdigar maldiciones
Contra su cruel Abril
(A T.S. Elliot solían darle unas gripes muy fuertes
Durante esa época del año)
Contra eso que tiene la voluntad de ser
Una guillotina en medio de la palabra o de los astros
Las cartas antiguas que los amores evaporaron
En las hogueras de ópalo y las fuentes de odio incontenible

El caminar por estas avenidas es agitarse con el aire londinense
Esperar una palabra quieta o una humedad extraña bajo la axila
Cuando el viento barría las hojas fulgurantes del otoño
Que anunciaba su testamentaria muerte, su boina derribada
Por los ciclos del hambre, los vagabundos solían cantar
Esa extraña canción de sir Elton John cuando estaban borrachos
Y osaban tirarse al Támesis después de hacer su trato con la vida

Yo exigía una mirada o algo que se pareciese a la resurrección
A una explicación votiva que me hacía huir de la madre y del cadalso
Me alejaba por los bares como portando un as para redimir al futuro
Las barajas temblaban afiebradas sobre la mesa del póker
Los juegos peligrosos anuncian una entrada con sigilo.
Es un puente imaginario que estatifica los augures de la fiesta
La canción prenatal que se descosía ante el ritmo de los paraguas y los truenos.
Yo empujaba con mi soplo la carrera acelerada
De las ratas blancas que hacían girar la rueda
De nuestra conciencia colectiva;
Ese desesperado pataleo por alcanzar la libertad
Y la amplitud deiforme de la imagen
(Evita la transición y el paroxismo)

Siempre he tenido miedo a las grandes ciudades
A que me devoren con sus alféizares temibles
O con las puertas enormes de sus grandiosidades pedestres
Esos dioses de hormigón que rascan la columna vertebral del aire
Aún las edificaciones albergan la división de las lenguas.
Temo a seres extraños y a mis terribles conocidos
Algo como deshojar
la agarofobia

(Digo sucede en blanco, por la explosión que me aniquila)
Algo tiembla debajo de mi bufanda como una serpiente tiritando por el frío,
Le hacen falta las hiedras y las ofrendas germinadas
Por la lengua de la leche;
El hipocampo que la trajo desde el mar
Donde batallaron lugareños y guerreros invasores;
El mar suele devorar a las ciudades
Aún en presencia del sismo o de la tierra.

Esto cavilaba desde las ventanas de mi hotel a oscuras
En South Kensington, con la palangana de la brisa
Y los recolectores de la siembra
Atisbando desde lo gris al sol de mi país,
Esa yema milagrosa de los trópicos.
Yo solía recorrer los parajes sin esperar la extremaunción
De los poderes,
Eso que puede ser una ilusión o una utopía
Por alcanzar la radioactividad de lo real y la certeza
Una llama que nos espera en la guarida del relámpago
Un invierno legendario en cada mano
Algo que nos puede imposibilitar llegar hasta las canoas
Del otro lado del Atlántico.

El Caribe es esa noción de ser
Ese tambor primigenio atornillado a la cadera

Nos reuníamos en esas noches
Con la arena y el sopor de las ensenadas
Yemayá y Ochún tiritando desde las infinidades
–Saladas y dulces
De agua y tierra del Caribe–
Elegguá abriéndome las puertas de su cielo promisorio
(La pluma del escritor que tantea la historia
De esa mestizada humanidad)

Es entonces esa caribeña razón de ser
La que me convida a sentarme
Y a observar mi rostro disuelto en otros rostros
Las frutas gritando por la violación de los molinos
La llama de nácar y la yegua que se posesiona del enjambre
Esas abejas visperadas para el equinoccio
La memoria de la concha y el arquero de las cañas
Penetrando en el hormigueo del corazón con su machete.

LA MUERTE Y SU BARCO

La muerte regresa a tientas con su barco
Escupe sus negros esclavos, sus piezas de mercadería
Regresa desde los sueños en forma de galeón o de canoa
Es en nosotros que vive con su llanto sumergido
A veces me pregunto a quien llaman mis padres
Desde la senilidad con sus tantas voces;
Por qué se repiten mis abuelos en los mismos hábitos
De hablar con la nada
O de esparcir sus fotografías
En el garabato de la niebla?
Aún no se esconden las cosas presentes y los veo
Jugar con los nietos, que permanecerán cantando para siempre
Cuando hay brea sobre estos puertos
O gaviotas confusas que se posan en los mástiles y en las cuerdas
A diatribar con los gallotes.
No hay más misterios nivelados que observar el mar
Y su llanto sumergido,
Esos dioses gemebundos
Que bostezan despacio o que se llenan la boca con fabulaciones
De foca o de ballena.
Es este miedo a respirar las sales que ya conozco
A visitar esos puertos donde se quedó mi cuerpo de tritón
O de almirante,
Escribir los mismos poemas
Que circularon con las estrellas de la espuma, o recordar
Esa balada que va en la boca de los longorongos
Que gritan sus orgasmos repletos de fiebre;
Vegetar en mi espejo que se vuelve un caracol henchido
O una furia oceánica que se repite como un triste maremoto.
Por eso atestiguo el recolectar con mi caña de pescar estas imágenes.
Estas verdades que tiemblan y se agitan en el fondo
De todas las nadas como peces que resguardan la tranquilidad del aire
O como burbujas secas que se quedan vacilando
En mis manos como medusas.
La muerte me llevará a todos los puertos
E irá doblando mis pantalones y mis restos de equipaje.
Seré más oscuro o luminoso cuando recorra
Las huestes y las epopeyas de otros mares, seré joven o viejo
O quizás oblicuo como todo resplandor que nace.
A veces creo que cada día
La muerte nos prepara para entrar en su barco.

MATACHÍN *

Siempre anduve de paso, mirando la vida que corre
en algún tren opuesto al mío.
Eugenio Montejo

Despierto ahora que no quedan destellos en el pueblo
Cuando no quedan restos de manos
Acariciando el lomo de las puertas,
Alguna vela desterrada (si es que podemos descifrarla)
Alguna sombra colgando de un árbol (si es que el tiempo la ha dejado
Tejer una guirnalda, un légamo de trenza).
Escribo con el temblor de las palabras
Mientras el invierno
Teje una corona de sí mismo;
Mientras los pájaros dormitan
En otro silencio, en otro bosque, en otra selva,
Cuando todos desertamos de esa oscuridad
Que ya viene, que ya se fue y que llama a nuestros rituales con voz ronca
Como una llama de sangre que incuba las parcelas
Cuando raspamos una piedra contra otra,
Buscando el albur de nuestro tedio.
Es una hora en que todos se han marchado
En que partimos hacia épocas añejas
Con zapatos nuevos y ojos advocados al misterio
Con un dragón de escamas gualdas,
Con nuestras familias arrancadas de raíz,
Con el último intento del gallo de asir la tierra,
De alejarla de su cresta y rotar la muerte en su plumaje:
Cuando ya no me escucho, cuando ya no me oyen
Cuando en vano trato de plantar los rieles y durmientes
Y sobrevive un cántaro roto a las cuentas de la lluvia y los dictámenes del día
Cuando nos embarcaron desde Cantón para alborear la esfera
Para vislumbrar alguna pagoda en el paisaje.
Dejamos atrás nuestra ciudad,
El aroma lirico que transcurre en nuestro tiempo,
Algunas brazadas hacia el loto abierto del estanque,
Hacia nuestros sueños, algo de nuestras vidas inconclusas, fragmentarias,
Algo de nuestros dioses
Que en esta parte de Panamá aún respiran, prevalecen,
Mientras me devora un sol
Para llenar mis pupilas con los colores asaetados por el trópico;
Cuando un tren enmudecía en el pecho
Y se rumoraba
Que entristecíamos por falta de opio, que el opio no habitaba nuestros huesos
Como las oscuras voces que se debatían por ser grullas en la montaña sagrada.
Pero aun así, vestimos con sedas preciosas
Y amamos a nuestros hijos y mujeres
Condensando una huella que viene de tan lejos
Que se esfuma, que retorna, que muere contigo;
Era como recordar la siembra
Y la evocación empapada de nuestro padre,
Disputando las espigas de arroz
Y el monzón que se adviene -como hálito tardío-
Mientras el corazón se nos repliega
Con ese ruido de locomotoras que pasan
Y cada una de nuestras vidas es un durmiente
Y cada una de nuestras muertes es un riel demenciado entre las piedras.
Algunos se amarran guijarros
Y deletrean el curso sanguíneo de los ríos,
Otros empiezan a tallar lanzas de palo y luego hunden
Esa inocencia de árboles al cuello,
Algunos pagan por decapitaciones
O se sientan amordazados en el borde lastimero de la playa
Para que el mar los resida con sus pies de tentáculos
Y sus lágrimas de espuma
O toman sus trenzas
Y se anudan a las ramas y estallan sobre la tierra como frutos
Y cuelgan con sus grandes pantalones al viento
Como aguardando al eco,
Al aluvión que atesora lo parsimonioso de sus pasos,
A sus tés medicinales que desborda la tormenta.
Yo no puedo recordar el llanto de esa gente
Y la desolación que corre por sus ojos.
El istmo cuelga de un moño chino
Cuando no quedan restos de manos
Acariciando el lomo de las puertas;
Mientras recorro las historias de Matachin página por página;
Ahora que parto en tren
Y que ya no quedan destellos
De ahorcamientos
En el pueblo.
Pueblo donde se dio una gran ola de suicidios por parte de asiáticos durante la construcción del ferrocarril transcontinental y transistmico por el istmo de Panamá.

Si te gusta #Javier_Alvarado... Share on X

JE M’EN FOUS [Mi poema]
Moravia Ochoa López [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Que escribir no es competir. Yo comparto
todo aquello que acabo de escribir,
no es preciso lo deba repetir
pues no espero al lector le dé un infarto
evitando lo tenga que sentir.

Que yo escribo deseando compartir
a quien quiera me lea lo que escribo
como muestra que al tiempo sigo vivo
dando guerra a las ganas de vivir,
no me importa si piensan que mendigo.

Que escribir es pensar, es meditar,
a la mente una y otra fustigando,
como al burro el labriego va arreando
preparado así a dar y disfrutar
mientras miro que el tiempo va pasando.

Que yo escribo y el que insista je m’en fous,
¡qué me importa se diga lo hago mal!
no pretendo acudir a un festival.
Si pretenden que no diga ni mu,
vano intento ni aun pongan un bozal.
©donaciano bueno

Si el que #escribe desea que le lean, qué mejor que #regalarlo, o no? Share on X

JE M’EN FOUS, me da igual o no me importa, en término coloquial, que paso de…

MI POETA SUGERIDO:  Moravia Ochoa López

Estos Ojos,

Yo te dejo estos ojos que me
duelen
En el altar de todo donde estás
Lo dejo sin hoja de recibo
Sin factura, sin ningún
formulario,
Ni siquiera mi nombre por ningún
lado.
Los pongo a tu cuidado, los
traigo al mejor médico,
Al mejor oftalmólogo (¿ podría
Ser?)
Y si me equivoco (no!)
Qué es entonces, dime, la verdad
o Quién?

Del libro: Nunca Menos que el singular milagro.
(La Gracia del Arcángel)

A más quererte,

Todo este tiempo lo esperó
En tiempo áspero, en tiempo suave,
En columpio de cielos azulados
No mintiendo en la espera
Resucitándote
Tenía lugar sagrado
Y le pedía a la vida
Guardarle el cuerpo como un templo
¿Has llegado mi Sumo
Sacerdote?
¿Acaso es la verdad?
El sueño es la vigilia de la vida
¿La vigilia es la vida?
Lo soñado es perfecto desde ti.
Revista Lotería, Nº 425 – Julio-Agosto de 1999.

Todo perfecto,

No la quieres cansada
Tú la quieres con ánimo
Tú la quieres con fuerzas
Tú la quieres en la cumbre de la montaña
En las alas del colibrí sencillo
Que abanica armonía
Tú la quieres amándote
Tú la quieres agradecida
Tú la quieres robada
En silencio, prohibida
Sin una lágrima
sin chistar una pena.

Debo entender entonces
Que todo irá muy bien
y está tu corazón en esta casa
Que a veces tú me quieres y te quiero
luz que viene a mi sino y me sonsaca.

Llevar por la corriente,

A veces yo me dejo llevar por la corriente
A veces tú me exiges y eres la creciente,
A veces tú me obligas y eres el huracán
Que todo se lo lleva sin permiso
Me tomas de la mano y ya me llevas
Eres agua que inunda las lomas las montañas
la pasión y el ensueño
Y soy títere tuya, muñeca hecha de trapo
Con un corazón rojo de flores germinantes.
A veces no te dejo entrar como quisieras
A veces entras todo sin que te dé permiso
Pero igual, a tu modo, te insertas como aguja
Y das pinchazos duros que duelen duramente
en un sitio secreto más allá de la carne.
A veces yo me dejo llevar por la corriente
Y entro en contradicciones, contriciones.
A veces yo me dejo llevar por la corriente
A veces tú me obligas y eres el huracán
que se lo apropia todo sin permiso.

Cuando yo te se amar,

En la muerte está Dios cargado de ceniza,
violeta lo retrata su canto inmaterial,
con los ojos cerrados, robusta su pelliza
contra el frío terrestre. La muerte es natural.

Apenas tengo miedo, mas un río desliza
un cauce humedecido de hoja y cenagal.
Tengo un llanto profundo. Si la sed agoniza
¿dónde dejo mi nombre divino y animal?

Quiero profundamente con cien contemplativas
palabras silenciosas, palabras que están vivas.
¿Dónde está el tiempo herido que se me fue a tu mar?

Es el presente, tú eres, es mi dar generoso
el que llega y me impulsa, se me prende furioso.
Está la muerte lejos cuando yo te sé amar.
La Estrella de Panamá, 23 de octubre de 1966.

Dulce Adán,

Dulce adán de la tierra, dame cuna,
luz sobre el rostro y braza en el latido,
arréame a tu cuerpo prometido,
atízame o una estrella o dame luna.

Puedo ser lo que quieras: aceituna,
cerezo, naranjal, lirio florido,
camino por ti sólo recorrido,
aurora que tu boca desayuna.

Eres, adán, mi vértebra y mi tierra,
aromada palabra que me encierra,
abeja instituida entre la boca.

Eres el ansia en soledad poblada
por la múltiple voz de la alborada
que entre la carne al florecer me toca.

Si te gusta #Moravia_Ochoa_López... Share on X

DE VALENCIA A MADRID [Mi poema]
Juan José Téllez [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

La vida es breve y se pasa
como si fuera un desliz
siempre buscando el barniz
de esa especie de melaza
que es el mundo. Y de aprendiz
hasta que el cuerpo se abrasa
pasa moviendo la brasa
caldeando muy feliz.
Voy de Valencia a Madrid
en el AVE ¡qué pasada!
ni un ruido, no se oye nada,
raudo como una perdiz.
Es un vagón de primera
no se ve la carretera,
la vida aquí es placentera,
-ya no existe el traqueteo,
que provocaba el mareo-
el tren se llama Adaliz.
Es un viaje confortable,
voy recostado en mi asiento
no se escucha a nadie que hable,
ni un suspiro, ni un aliento,
cada eremita en su ermita,
uno escribe, otro dormita,
pero dentro nadie grita
ni se oye un solo lamento.
El tren llega a su final
es un soplo un dulce acento,
como lo he visto, tal cual
lo he vivido te lo cuento.
Ya llegué a la terminal
me levanto en un momento,
justo el tren llegó, puntual,
al mismo ritmo que el viento.
©donaciano bueno

#Evidencia del avance del mundo no hay nada más que compararlos con aquellos trenes de carbón? Share on X

Este recorrido que une la capital de España con la costa, 355 kilómetros, que por carretera nos llevaría entre 3,50 y 4 horas, merced al recién inaugurado tren de Alta Velocidad (AVE), se realiza en 1, 38 horas con una puntualidad inglesa.

MI POETA SUGERIDO:  Juan José Téllez

ANTIGUO TESTAMENTO

Si acaso el vaticinio se cumpliese
y sobreviniera al cabo al fin del día,
cuando el arcano del tarot lleve mi nombre,
decidle a los océanos que quise
su afición de aventura, no de muerte.

No entierren en sagrado mi memoria,
déjenla arder como alma en pena,
bríndenme un adiós en las tabernas,
detengan a la dama que me llore,
por el crimen del amor, verdugo mío.

Que no vengan los fantasmas a buscarme,
salvo los del bosque herido en llamas,
la ciudadela perdida o el mar muerto,
el continente que se hundió en la noche,
el oscuro idioma que ya nadie dice.

No pongan banderas, ningún himno suene:
yo fui un meteorito, un reflejo en el agua,
un beso robado, un país de silencios,
un hombre sin sombra, una hoja de otoño,
el sueño que amanece, y no es poco.

JURAMENTO

Me vais a soñar, puedo jurarlo,
escuadrones del miedo, venas abiertas,
altos rascacielos con vistas hacia el dólar
y almas oscuras de arenas movedizas.

Me vais a soñar como venganza,
como si ardieran los palacios del pasado
o los templos no dieran más refugio
ni el abrazo protegiese a la ternura.

Me vais a soñar y en vuestros ojos,
sólo habrá tristeza y maleficio,
un raro territorio sin cosechas,
el viaje que no lleva a parte alguna.

Me vais a soñar, merodeadores,
bucaneros que saquean el viejo muelle,
papeles sin palabras, tarde en penumbras,
desamor que nos despoja de utopía.

REGRESO A VENECIA

En otro tiempo, entonaba poemas ambiciosos
como esta ambigua ciudad de lujo y decadencia,
palabras de mármol, emociones barrocas,
oscuras catedrales de miedo y de silencio,
alzadas sobre un sitio sin apenas tierra firme.

A aquel paisaje vuelvo y releo algunas frases
que escribí bajo el signo de la pasión eterna,
embarcaderos vacíos, desolados palacios,
y los rostros que veo no llevan ya mi sombra.

Por la Serenísima el tiempo se desploma
como un peso muerto con sabor a fracaso.
Miro pasar las góndolas y las páginas de un libro
donde no hay escrito nada que merezca la pena.
¿Qué fue de la República que cautivase al mar
y de un joven poeta que buscaba ser sabio?

NON PLUS ULTRA

Bienaventurados los templos y los patios de aspidistras,
la palabra desnuda que extremece a la muerte.
¿Qué, salvo silencio, seríamos, salvo noche,
Sin las sinfonías o los lienzos al óleo,
sin las cartas marinas y las largas cometas?

Aullaríamos de miedo en la selva de las horas,
sin esa vaga memoria de ideas y de dioses.
Perdidos, sin misterio, tenebrosos mezquinos,
sin no surcaran sus piernas la luz de los crepúsculos,
el curso de los ríos, las nieves perpetuas
y la niebla que envuelve al corazón solitario.

Bienaventurados los puentes y los carros de fuego,
la sombra de la duda, la certeza del fin.
Más allá el abismo. Más acá, los monstruos.

ESA TORMENTA EXTRAÑA

¿Qué buscarás mañana junto al galeón del puerto,
las telas y el ámbar, los libros de las luces
o el cofre con monedas cuya letra oculta
el verdadero nombre de sus ensayadores?

¿O pedirás acaso el relato que narran
al relente, de noche, en el castillo de proa,
fábula de tritones, cantos de sirenas
o la voz arponera que avisa entre el velamen
que las ballenas blancas solamente surtan
cierto mar proceloso mal llamado imposible?

Bajaré a los muelles para ver como vuelves
con las manos vacías de un mundo sin misterio:
ya no más las hazañas de aquel pirata incendiario
o las tabernas escritas entre los labios mestizos,
ni el humo del vapor sonando en la bocana
como la exacta promesa de una larga aventura
que jamás nadie se atreviese a romper.

Ahora, apenas veo pesqueros en desguace
y las altas cubiertas de los buques que llevan
largos contenedores de metal azulado
en donde ya nadie recuerda nuestro miedo
a que un día barajasen malas cartas marinas
y aquella mercancía de los viejos bajeles
sólo fuera espejismo, un antiguo naufragio,
la bruma en la escollera, esa tormenta extraña.

PARTE DE GUERRA

Cuando vuelvas del miedo, tráeme los nombres
de aquellos recuerdos que no nos conciernen,
la calle en tinieblas donde nunca hubo pasos
sonando en silencio por la madrugada.

Cuando el país del regreso ya figure en tu ruta,
devuélveme las islas en donde nunca buscamos
un tesoro sin mapa, esas raras fronteras
asoladas por las huestes de la melancolía.

Cuando bajes acaso del vapor de los siglos
y no venga nadie al puerto a saludar tu viaje,
pregunta por los años en que un tipo avistaba
en el muelle, cada tarde, la línea de la sombra.

Cuando acudas, entonces, susurrando canciones,
películas antiguas, las huellas de otro tiempo,
sólo verás la muerte y una casa sola,
pero ni en tus propias palabras hallarás abrigo.

Cuando el destino te alcance con su zarpa de acero
y todas las ruletas apunten a las sienes,
dime el rumbo de una ciudad que no sea mentira
y una sola pasión sin daños colaterales.

LOS PEORES PRESAGIOS

Llegarán los Hermanos de la Costa
a despojar los restos de los sueños.
Mis heridas no morderán la bala
ni habrá un solo recuerdo que sea tuyo.

Volarán las palomas de las malas noticias
sobre el mapa que lleve nuestro norte.
Llamará la angustia de las altas horas
en ese tiempo muerto cuando nunca
doblen a gloria las campanas amantes.

Nos leerá las cartas del destino
cualquiera que no sepa su alfabeto.
Seremos dos países mutuamente remotos,
impenetrables rostros, imposibles cimas,
islas sin tesoro, pecios en la escollera.

PAISAJE DESDE UN BOEING

Desde el aire, cuesta distinguir los flamboyanes,
las dulces damiselas de apellido antiguo
que pasean del brazo de imposibles mucamas.
A veces, sobresalen rascacielos, recuerdos,
una nación de brumas rompiendo el horizonte.

El avión demuestra que la tierra es plana
como los sabios marinos que imaginaron a Ulises.
Océanos, pesadillas, ríos ardiendo,
a babor de ese vuelo que el viajero comparte
como si la vida propia no fuese suya,
ni el tiempo le contara, ni la muerte le buscase.

Hay un fantasma que mira por la ventanilla
de un lugar que no existe salvo en los sonares,
la leve patria de las aeromozas,
el corazón desnudo de las aves peregrinas.
No es nada, entonces, su porte y sus tarjetas
de crédito son nada. Quien le espera, sabe
que aguarda para siempre.
Quien movió los pañuelos para despedir su rastro,
tal vez se arrepienta muy pronto de ese gesto,
y a más de miles de pies o de millas,
en mitad de un barrunto, el ojo de la tormenta,
hay alguien que sabe que el limbo debe ser
como ese rincón de fronteras azules:
el aire, solo, el aire
donde cuesta, sin duda, distinguir los flamboyanes.

Si te gusta #Juan_José_Téllez... Share on X

DE SORIA A ARANDA [Mi poema]
Alberto Torés [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Marcho liento, trashumante peregrino
en busca de trovadores y juglares,
de los bribones tratantes de bovino
o de arcanos facedores de cantares.

El Duero, río que pesado va de amores
yace o va, se engrasa y silencioso pasa
y esparciendo generoso va su grasa
para orgullo de sus nuevos pobladores.

Anda y se desanda y a veces agranda
trazando en su recorrido garabatos,
restos, reliquias, señuelos, arrebatos
de posadas, de mesones y de viandas.

Retazos son que van de Soria a Aranda,
con retratos que de abates y pastores
y reinatos fenecidos por traidores
a causa de tantas guerras zurribandas.

¿Do quedan ya los vetustos carromatos?
¿do está el arado romano en sus labrares?
hoy las bodegas, los tinos, los lagares
reclamando están en busca de alegato.

Do altas torres de las iglesias pías
abarzadas a sus fieles cigüeñales
en casa noble algún blasón, los trigales,
vestigio ya son de la memoria mía!
©donaciano bueno

Qué #tiempos! Tan cerca y sin embargo tan lejos Share on X

He introducido algún término del castellano antiguo, unos menos conocidos como: Abarzar: abarcar, Liento: húmedo, Do: dónde, zurribandas: luchas, y otros de uso más común. San Esteban de Gormaz, Atrauta (y sus bodegas), Langa de Duero, Castillejo de Robledo, La Vid (con su famoso monasterio), Peñaranda de Duero y, por fin Aranda son algunas de las poblaciones de este recorrido.

MI POETA SUGERIDO:  Alberto Torés

EL HOMBRE TINTA

Un hombre con tinta
se desdice, toma
tiempo cuando quiere
cantar a lo breve
y se precipita
cuando no ve formas.
Un hombre con tinta
al cielo asoma,
después se nos hiere
en el texto, adrede
y feliz, emigra
y bien nos joroba.

LAS FRESAS

El pokemón se mete en mi cabeza;
frente a mi memoria planta rosales,
se come unas fresas. Luego, de mis males
Hace una muestra y los adereza
con limón, con aceite y con fresas
otra vez. ¡Mucho achucha este pelmache!
No contento, coqueto me dice: “Péiname
tío”, replico “no soy tu colega”.
“Ya. Pero te faltan varias estampas:
la dos, la S doce, la veinticuatro…”
Me ablando, pienso a la chitacallando.
Mas Pokemón, rápido me desbanca,
recoge su álbum y dice travieso:
“La vida o las fresas” y me deja patitieso.

LA HERMOSURA DEL CÍRCULO

Al salir del cole, vimos
un tren grandioso, brillante
y dispuesto para llevarnos
alrededor de los mundos.
Al salir del cole, vimos
el mar grandioso, brillante
y dispuesto para llevarnos
alrededor de los mundos.-
Al salir del cole vimos
humo grandioso, brillante
y dispuesto para llevarnos
alrededor de los mundos.
Al salir del cole, vimos
que el tren, el mar y el humo
pues eran la misma nube
blanca, grandiosa, brillante
y dispuesta para llevarnos
alrededor de los mundos.

POEMA PARA TRABALENGUA

El pájaro que trina, nos repite:
¿El recuerdo será juego. Quedamos
entonces?
El pájaro que repite, nos dice:
¿Recuerdo, quedamos entonces para
juego?
El pájaro que trina, que repite
“verte si…”y que confunde, callado
está con el cuello bien retorcido.
– – –
1. amo y ama se aman, el ama ama a su amo, el amo ama a su ama, si el
amo ama y el ama ama, aman y aman el amo y el ama.
2. Si es así como se dice, y dice usted cómo es, como usted dice si es y
así es como se dice.
3. Si el verte fuera la muerte y el no verte fuera la vida, prefiero la muerte
y el verte, que no verte y tener vida.

COMPOSICIÓN PARA LA CELEBRACIÓN DEL DÍA DE LA PAZ

Y la paz estaba en tierra, desnuda,
tiritando de miedo, sola y triste
porque los panes ya no son de harina,
sí de pólvora y metal maldito.
Y la paz la señalo con el dedo,
sin saber qué dirección toma el viento,
cuando repitiendo una y otra vez:
“no la veo, no la siento”, decido
dar la mano a la esperanza; fundirme
con los pueblos en un abrazo cierto,
poner sentido y justa medida
en el hoy, mañana y pasado mañana.

YENI

Y con la música de piedra gris
los ojos verdes del recibimiento,
las manos frías, Yeni amorosa
te recuerdo en corto metraje. Lenguas
que no fueron, cuerpos como la miel.
Es bueno recordar, Yeni enamora.
Enamora y se entrega la ciudad
ahora con armonía no olvida
tiempos de cólera. Pero Yeni vive
de paciente gesto entre las sábanas
multicolores. «Glósame», me pide
con ternura. «Yeni, creo que te quiero»,
replico sin pensar. «Loco y el poema».
«Al poema pues que le vayan dando»

Si te gusta #Alberto_Torés... Share on X

LA VIDA SE HA QUEDADO SIN TROMPETAS [Mi poema]
Nicolle Garay [Poeta sugerido]New

MI POEMA …de medio pelo

 

La vida se ha quedado sin trompetas,
se fueron suicidando resentidas,
causándole al amor tales heridas
que no pueden pagarse con pesetas,
ni en sueños pues no existe ya un rey Midas.

La vida se ha quedado sin tambores
no existen ya repiques de campanas,
se fueron a pasear hasta las ganas
de hacer feliz la flor con sus olores,
son sapos, que en los charcos ya no hay ranas.

La vida está desecha, ya hecha trizas
exenta de la sal y el condimento,
escasa de sazón. Del sufrimiento
no más quedan rescoldos y cenizas
y el ansia por vivir se hizo cemento.

La vida ya no tiene quien le llore,
no existen plañideras.
Se fueron a llorar por las afueras.
De nada ha de servir se les implore
y es que hasta de esperanzas ya están hueras.
©donaciano bueno

Para #llorar, el muro de las #lamentaciones? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Nicolle Garay

A La Bandera Panameña

Mantengamos en alto la enseña
que en aurora de suave irradiar
vio la libre nación panameña
bajo un cielo sin nubes flotar.

Veneremos la hermosa bandera
que en los aires invita a la unión;
que el istmeño mil muertes prefiera
a sufrir un ultraje al pendón.

Al altar de la patria lleguemos
una rama de olivo a ofrendar:
los rencores de ayer olvidemos
que el pendón tricolor va a ondear.

Tres De Noviembre

Tres de noviembre
fecha querida
en que a la vida
libre nació
un pueblo altivo
aunque pequeño
de todo istmeño
gloria y amor.

Tres de noviembre
yo te saludo.
En el escudo
del pabellón
que bajo el cielo
tremola al viento,
vibra un acento
de redención.

Tres de noviembre
dichoso día
que al alma mía
júbilo das,
tú eres la gloria
de los hogares
do tiene altares
la Libertad!

Los Tres Amores

Quiso un artista hacer una pintura
del amor puro y su misión de gloria
y llevando a su pueblo a la victoria
trazó de Juana de Arco la figura.

No satisfecho de su criatura
busca otro tipo en la sagrada historia:
la penitente que desde la escoria
sube en alas de amor a excelsa altura.

Mas halla éste el pintor infiel retrato
de ese amor que perdona, que redime
al criminal tornándolo un ser bueno.

Y entre abierta la viste con recato
pintó una madre en éxtasis sublime
ante el hijo suspenso de su seno.

Postrer Soneto,

Improvisado oyendo el último
estertor de un paciente muerto
en el Hospital Panamá a las
tres de la madrugada del 10 de
mayo de 1928.

Aquí estoy, a dos pasos de la muerte!
un cadáver, tabique de por medio,
me predice que vano es el remedio
que absorbo si ya echada esta la suerte.

La labor que en el día me hace fuerte
cede, en la noche, su lugar al tedio.
Huye el valor y a la enfermera asedio.
Vuelvo a luchar hasta que yazgo inerte.

Dime! Oh Cristo! si es mía la victoria,
si al mundo volveré, de vida llena,
a continuar con brío la jornada!

Ay!, el humano es víctima ilusoria
del ansia de vivir que lo encadena
al ansia de saberlo: todo o nada.

Paisaje tropical,

A Manuelita Hurtado des Cordes.

En la boca del río Pacora.

Lenta cubre el poniente gasa umbría
que apaga de la luz el postrer brillo;
llena el valle el perfume del manglillo,
huele, al entrar al bosque, la curia.

Torna al corral en busca de su cría
la vaca; el son monótono del grillo
vibra, como un violín, en el sencillo
concento de la tarde en agonía.

Termina el labrador su ardua faena.
Cabe la ría y ve, de frutos llena,
su piragua y en ella se recrea;

mas como un palmo apenas mide el agua,
se echa a dormir tranquilo en la piragua
esperando que suba la marea.

Flor Celeste,

A mi sobrina Mercedes.

Una flor me pides? Una?
no te la puede negar
quien se puso a tu mandar
desde que te vio en la cuna.

Mas yo que el guiar tus pasos
cuitas tuve y tuve enojos;
“yo que me he visto en tus ojos
cuando te alzaba en mis brazos.”

Y con piadosa intención
en tu alma blanca sembré
la azucena de la fe
y el lirio de la oración,

no he de callar, por temor
de ocasionarte una pena,
que hay casos en que envenena
el perfume de una flor.

Y te escudaré asimismo
contra la lisonja vil
que de un risueño pensil
transporta el alma a un abismo.

Pálidas flores de invierno
que no avivó el sol de estío,
las flores del vergel mío
son de un aroma muy tierno;

Mas si ellas colman tu anhelo,
aspira y gusta su aroma
imitando a la paloma
que, al beber, contempla el Cielo.

Y en su suave claridad,
desde la celeste altura,
inundarán tu alma pura
Fe, Esperanza y Caridad.

Feliz tú sí, con fruición
de esas flores celestiales,
los aromas inmortales,
guardas en tu corazón.

La Hora Triste,

Vé, ligero pensamiento; vuela, rauda fantasía;
tus mil alas bate al viento y remóntate al Cenit.
Suenan bélicos clarines en la amada patria mía
y en los quietos arrozales flota el alma de Judit.

Trueca el himno hoy en guerrera su pacífica armonía;
nos inflama la bandera como el sol en el Cenit;
la profana el extranjero? Castiguemos su osadía
que inviolable es nuestra enseña como el velo de Tanit.

Atraviesa las fronteras; vuela, vuela pensamiento;
en la voz del océano, en el trueno y en el viento
narra al orbe la victoria que reclama el ofensor.

Di que no hubo un solo istmeño que escondiera el noble pecho;
di que todos se aprontaron a morir en el Derecho
y que el alma esta abatida…peso en alto está el honor.

Si te gusta #Nicolle_Garay... Share on X

SI EL MUNDO FUERA COMO QUIERO [Mi poema]
Miguel Casado [Poeta sugerido]New

MI POEMA …de medio pelo

 

Si a la verdad se uniera un requisito
haciendo que haya gente que la quiera,
y no que siga siendo una quimera,
robándole insaciable el apetito
a la maldad severa.

Si el hombre se mostrara más humano
dejando ya de dar golpes de pecho,
obviando los rencores y el despecho,
amando a los demás como a un hermano
de frente y por derecho.

Si el mismo fuera honesto y campechano
dejando y aparcando el egoísmo,
pensando en los demás, no en uno mismo,
y a todos agarrando de la mano
cual dice el cristianismo.

Si Dios un día diera un paso al frente
dejando de esconderse y se mostrara
tan sabio, tan audaz e inteligente
haciéndoles felices a la gente
y el miedo no sembrara.

Si todo fuera así, y es mi deseo,
el tiempo que el azar nos asignara
no habría quien al mismo lo ensuciara,
ni ncluso que al amor le hiciera un feo
ni un dios que lo fundara.
©donaciano bueno

Merece la pena sufrir por dejar este mundo? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Miguel Casado

LA RAMA en el ojo,

como en el árbol, desnuda,
que el viento bambolea.
Sube y baja con el viento,
azota, misteriosamente
se la ve desde un sótano,
al pie de una escalera.

AHORA QUE la cabeza está llena

de una pasta esponjosa
y continua, en que nada
toma luz, se mira las manos
y encuentra el extraño callo de escritor:
hendido y rojo un momento
por la presión de la pluma. Y lee
sin entender la grafía negra,
esa forma plana del deseo,
plana y estéril.

LA MADRE urge a la niña, le dice

que su hermano, al que lleva en brazos
-con más de treinta meses le cuelga doblada
la cabeza-, pesa como un muerto.
Y las palabras resbalan por el cuerpo dormido
y caen al suelo entra las dos;
la niña mira, con cuidado de no pisarlas.
De Tienda de fieltro, DVD poesía, 2004

Autorretrato ante el espejo

del hombre flaco
y ya mayor, impreciso
de formas, completamente
cano. Pudo pintar
la miopía mirándose con esos ojos
hundidos y velados, con esos
ojos de no ver, toda la vida
mirando y sintiendo
el sentimiento de la vista.

Tendido a oscuras, con las ventanas

abiertas, respira la brisa
de los árboles, ve la sombra
más negra de la habitación
de las ramas del moral, y la extraña
luz que se difunde en el cielo.
Luz de la noche,
equilibrio de verdad y mentira,
corriente sin manantial. Oye
el leve goteo del agua en la acequia,
tan rato desde hace años.
Oye lo que sabe y lo que no sabe
resuena en sus tendones. Luz
de la noche, no sabe si queda tiempo.

La niebla absorbe en forma de nube

la lluvia violenta de ayer,
aplaca el color por unas horas,
aísla estos vecinos árboles del resto
del mundo. El carbonero viene
a la acacia y picotea la rama
casi exenta con leves cabezazos,
los grumillos verdes.
Veo crecer las hojas día a día,
se aplica cada especie
a su proyecto, tiene su ritmo,
su particular fiebre. El pájaro
repite el silbido como una evidencia
mecánica, la máquina de vivir.

Si te gusta #Miguel_Casado... Share on X

MI POETA INVIRADO:  Gabriela Villa

Laberinto

La jaula se vuelve pájara revuelto
cuando se desnudan sus manos
y me pregunto cómo
no castigar al viento si se respira
un delirio nuevo y repentino:
apenas un amor vuelto pájaro
aullando la muerte,
un sonreír detrás de la puerta
que se antoja inmarcesible
y baila sobre una nube
de tiempo (inmemoriado).

Es el exhalar que nos condena
a gritar —en silencio—,
este miedo que nos consume.

ROJO LUNAR

La luna ya no es luna,
sino reflejo repentino
de voz delirio que gobierna
sobre nosotras,
es el rojo sacrificio
del ojo marino indómito
con forma de mujer
y estrías de luz,
apenas el rito de la otra vida
de la copiosa selva,
exultante ¿esquiva?

IMPAR

Lanzar los fragmentos
al aire y mudarse
a lo profundo de la historia,
un hombro acerca la mano
traicionando la muerte
y el innegable
paraíso titubea el adiós:
el único abandono
(de tenernos)
por tan solo una vez.

MATERIA INVISIBLE

Encontré mi playa sola
por creer en el átomo
y en aquello que —sin verle—
se reconoce como propio
y existente.

Quizá la mar vacilante
que acepta la materia
que se asoma
desde lo profundo,
todo por asumir
que sin ver es imposible
y, por la noche (y a ratos)
no me queda más
que creer y creer llorando.

YOEIDAD

Se asoma tu sombra
al miedo del animal
que ya fui.

INFANCIA

Arrojar todas
las preguntas
que durante la infancia
se nos arrebataron
para que,
en cada gesticulación,
se nos diluya el temor
de la danza salvaje
que nos devoraba
el corazón de niñas.

LA PLUMA ESTILOGRÁFICA [Mi poema]
José Antonio Santano Serrano [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

(palabras moribundas)

Era de septiembre un caluroso día
La flora tardía de olor perfumaba
la estancia vacía que a solas penaba.
La luna asomaba, el sol se dormía,
la lluvia caía, casi bostezaba.

Del extremo oscuro sentada una silla
dormitando triste en silencio esperaba
de unas posaderas que en ella posara.
Levitando absorta dormía la bombilla
susurrando un grillo un adiós recitaba .

Preside la mesa, al centro un tintero
esperando ansioso que se alce la pluma
mas ¡ay! traicionero ¡maldito reuma!
-atento escondido va el sepulturero-.
se eleva y recae y extinta rezuma.

Por una ventana se asoma la bruma
y allí en el mismo acto se prepara el duelo,
desde las paredes gimen sin consuelo
lágrimas resbalan que llegan al suelo
y por las baldosas derraman su espuma.

Los sacros silencios de un avemaría,
perdido entre rezos que un réquiem cantaba,
alguna plegaria a lo lejos se oía.
La luz se apagaba, la melancolía,
era atardecer en Castilla y soñaba
©donaciano bueno.

#Una demostración de que aquí nada es perenne? Share on X

Palabras moribundas III, La pluma estilográfica, ese objeto de escritura habitual durante un tiempo, posteriormente, objeto de distinción, aquí los escritores desde sus cuadros en la pared asisten perplejos a su defunción y derraman sus lágrimas.

MI POETA SUGERIDO:  José Antonio Santano Serrano

V

En qué estás pensando, me preguntas
y el crujido del viento se clava en las paredes
de la casa, justo allí donde el reloj
pronuncia su última arenga de silencios
y la alacena esconde los secretos de la infancia
o el hule de la mesa muestra sus colores
de siempre, y sus arrugas de cráter;
cuando crece la tarde entre las manos
de una niña pecosa y pelirroja,
princesa de otro tiempo que se aleja
mientras la lluvia humedece los geranios
con un hilo de agua cristalina. Pero ahora
la vista alcanza en lontananza
un mar de plástico y de espejos
sobre esta tierra de poniente
donde viven y resisten, heroicos,
los apátridas del mundo y sus confines
a la espera de un verbo o una sílaba
que los haga más hombres y más libres.
Y para qué quieres que te diga
en lo que pienso, si vuelas por las nubes
buscando otros mundos, otro cielo distinto
de áureos y magnánimos destellos
donde no quepa el aire de los besos
ni la voz afable de los ríos y las acequias
o el tacto ardiente de la llama en el pecho;
quizá la luz de los ojos y la luna
en los altares de la noche y los desiertos
que el tiempo quiso para consigo
después de haber peregrinado
hasta la cúspide infinita del silencio.
Para qué me preguntas qué pienso
como si no fuese contigo esta historia
que ocultas y niegas cada día
ante los cientos y miles de vencidos
que obedecen las órdenes precisas
de los amos del mundo en esta hora;
pienso –digo- en la fuerza del aire,
en su semilla que crece lentamente
bajo el blanco de los plásticos
que dibujan sobre el valle otro mar
de intensa mudez y de azabaches.
Pienso en la abrupta soledad
que los conmina a ser nada
en la inmensa geografía del plástico,
en los colores de la tarde
sobre viejas bicicletas, en las casas
que lucen cicatrices de espanto en sus fachadas,
en los caminos abiertos por la herida
xenófoba, por la vil calumnia que cercena
los sueños y la vida.
En qué piensas, me pregunta
facebook, y yo, sin más, contesto
reafirmándome en lo dicho, en la tristeza
de ver en la mirada el desencanto
de estos seres que callados sobreviven
en la frontera del miedo, al límite
siempre del abismo y la derrota.
Y yo, aferrándome a los colores del día
proclamo en sus colores la vida,
y oigo los rumores del beso en la brisa
que se clava hasta sus huesos,
pues ya solo me importan sus pesares
y en ellos reconozco la dignidad
de ser hombres cabales aun siendo
la piel de mil colores o el habla
tan compleja y tan distinta,
que a su lado la huella de la vida
se asemeja a una luz intensa y única
que alumbra los caminos de poniente
entre mares de plástico y de soledades.
(de Tiempo gris de cosmos)

III

Recuerdo que al principio te veía
con asombro de niño en los espejos
del agua de los ríos y la luz
vertical de frondosas alamedas,
juguete entre mis manos diminutas,
llamarada de soles en estambres
de cobre y de arcoíris prolongados;
era inagotable, siempre atento
al brillo de mis ojos esperaba
que el tiempo detuviese su aventura
en aquel blanco vértice de ensueño
que la vida trazaba sobre el aire
y los tejados grises de las casas.
Recuerdo, muy al principio, que tus dedos
se enredaban alegres al espacio
azul de las sonrisas y eras todo
tú, mariposa en vuelo hacia los mares,
deslumbrante luciérnaga, fanal
del tiempo, voz de ecos repetidos.
Recuerdo, muy al principio, te recuerdo…
La tarde iba cayendo en las cortinas
de blanco encaje –lúcidas formas
tras la pared de alcobas y desvanes-,
de huellas y aromática alhucema
en los atardeceres del invierno,
también de sus silencios estridentes
sobre la piel enferma del abismo
cada vez que tus manos me apresaban
a la luz de la luna y en tus sueños
existía gozoso en las estrellas,
libre en mi fugaz vuelo hacia los astros.
Recuerdo, muy al principio, te recuerdo…
En el blanco silencio de la casa,
cuando nada era todo, vida toda,
luz primigenia, solo luz del alba
que derrama sus ojos sobre el patio
colmado de crecidas aspidistras
y aromas de jazmín y madreselvas.
Recuerdo el pavoneo de tu cuerpo
vestido de domingo entre las nubes,
el tañer de campanas misteriosas
que hablaban de mareas y glaciares,
las ollas de agua hirviendo y el vapor
que aniebla las paredes del aseo
teñido de pobreza y soledades.
Recuerdo, te recuerdo en la distancia,
abriéndote caminos de cristal
y de cuchillos, ebrio de placeres
en la encendida noche del solsticio
de invierno, ya cumplida la condena
que te apresó al abismo del vacío.
Pasado el tiempo vino la luz calma
del silencio, los sones de la lluvia
y todo fue latido y pulso ciego
en las blancas mañanas de domingo.
(de La voz ausente)

VI

MADRE LLUVIA EN LOS DÍAS

que avientan la memoria
de la casa perdida
en un tiempo de guerras
y encendidos silencios
en aquella alta calle
de campanas al vuelo
por el cielo azulado
sin estrellas ni luna
que iluminen las noches
y la piel de caricias
como lluvia de besos
y sonrisa inocente
por los campos de olivos
y amapolas silvestres
en las nubes espejo
de esta lluvia perpetua
invitada de piedra
en la sala de siempre
y el sillón de orejeras
cuando el sueño descansa
en la mesa camilla
al calor de otro fuego
de espantoso suplicio
en la carne madura
mestizaje de alcoholes
aromando la alcoba
cada noche de cientos
que duró ese calvario
de obligada presencia
en la piel terciopelo
de una lluvia continua
madre lluvia dolida
de los años derrota
en la arista del silbo
que la sombra creciente
alza luz en el patio
de aspidistras y rosas
en un baile infinito
de sentidas canciones
alegría de la calle
en mañanas de invierno
y en el corro las niñas
y en el trompo los niños
en meriendas de aceite
las tardes perduran
en la sala de ahora
sin visión de futuro
mano a mano la lluvia
cae y cae en los ojos
del sillón de orejeras
que en silencio dormita
y regresa a otro tiempo
de sedosos abrazos
en los días primavera
de una vida tras otra
de la infancia vencida
en la voz de las ánimas
que en su lengua son grito
resurrección acaso
como oídas las coplas
en sus labios de sílfide
sin tristezas ninguna
de los hijos en casa
abrazados en llamas
del amor en su nombre
madre lluvia gozosa
en la estancia y los hijos
que el invierno reúne
al calor de los besos
en brasas de picón
y a la mesa leyendas
una taza de leche
y en los ojos brillantes
fantasías galopando
en las noches de insomnio
que el vacío de la ausencia
orfandad viva siempre
enclavó el cuchillo
en la espalda del tiempo
para nunca jamás
regresar a la luz
de los días de arcoíris
y canciones de cuna
que en los años primeros
como gotas de lluvia
de la fuente rezuma
y corre por acequias
en estanques se agolpa
y humedece de vida
la pobreza de años
y la cárcel aquella
de tristeza en la casa
y en el aire la espera
de otro día de silencios
las ventanas abiertas
y a la escuela los hijos
golondrinas al nido
en danza de soles
por el cielo azulado
de alamedas y bosques
y los ecos tempranos
de la lluvia en los campos
y la estancia vacía
sin sillón de orejeras.
(del inédito Madre lluvia)

LA MÚSICA CALLADA

la soledad sonora…
cárcel del alma toda
paciente luz oscura
regreso a Fontiveros
donde el aire pregunta
¿qué callan los caminos
a qué abismo asciendes
que el rostro se ilumina
y un mar de rosas vive
en espiral de espejos
por donde el sol se pone
y solo habita el don
silente y absoluto
que al hombre reaviva
al descubrir el fuego
y concebir la nada
eterna flor de sangre
trasnochada melodía
que al alba te despierta
y en ella hasta la altura
del cielo en el espanto
la lluvia es su plegaria
por única razón
temblor del agua clara
en los dichosos ojos
las manos oferentes
que acarician la piedra
su piel de soledades
que crece y crece toda
en la hondura del tiempo
que nunca cicatriza
la herida del deleite
en alma pura siempre
fulgor del fiero sino
que alcanza la palabra
su voz abrasadora
de nombres y de verbos
al son del agua nieve
que busca entre las nubes
la azul quietud del aire
el doloroso grito
la ungida oscuridad
testigo de la luz
que alumbra las esquinas
el silencio intramuros
el pozo de la edad
abriéndose en la noche
a un paso del talud
o el caos dominador
eterna y honda ausencia
de luz que resplandece
en cantos y en espíritu
en viva Noche y Llama
de amor en soledad
o infortunada muerte?
¿Por qué no hablas dime
acaso no es de urgencia
reclamar la esperanza
de lo armónico humano
de regreso al origen
de los signos y el agua
de adentrarse en la herida
y beber toda sangre
y abrasarse en los huesos
para luego en la tierra
contar tumba a tumba
muerto a muerto sepulto
y arrancar con los dientes
los delirios del alma?
¿Para qué este silencio
después de tantos siglos
por qué el desamparo
del hombre en su silencio
en su pobre morada?
Subamos a ese Monte
al canto que lo hizo
sagrado espacio todo
desposado fulgor
amado carmelita
dime adónde mirar
que no exista tiniebla
usura y sordidez
odiosa inquisición
dime tú Juan de Yepes
qué camino seguir
peregrino en soledad
adentro de lo oscuro
por llegar a la luz
que incendia el corazón
abrasa el cuerpo entero
y ya sin voz ni lengua
turbada la razón
penetra en las entrañas
y en ellas toma abrigo
y crece en profecía
de vida misteriosa
caudal de amor eterno
en soledad sonora.
Alcánzame esta noche
subamos al Carmelo
que sea la nada toda
en tu pecho y el mío
el fuego de la dicha
manantial de palabras
que crecen en el huerto
de aquel convento humilde
tan pequeño y austero
cárcel de soledad
morador en los trinos
de pájaros celestes
crecida voz del aire
que arrecia en el granito
envuelto por la nieve
que luce como estrellas
y al son de las campanas
la oscura luz misterio
y negación se vuelve
en las aguas del río
o en el sol de la tarde
que triste va cayendo
en el convento solo
después de haber gozado
aquel eterno instante
donde ya nada existe
sino la voz sin cuerpo
de lo indecible vivo
que vuela por el Monte
en canto de alma pura
y en la casa es silencio
que desciende a lo oscuro
de una muerte cualquiera
habitante en las sombras
de regreso a la vida
en la cal de las tumbas
o en los mármoles luz
que en las manos ardiendo
intensa voz proclama
y nombra en otros nombres
lo absoluto innombrable
este tiempo agostado
camino circular
de cegadora luz
en carne y alma fiero
allí donde el fuego hiela
y solo la palabra
en el silencio mora
en toda noche oscura
y en alma toda clama.
(del inédito La luz imaginada)

VI

EN EL JARDÍN de la casa
el esplendente cedro de Líbano
ese cedro intocable que plantaron sus albas manos
único en su soledad de árbol
vivo en densa y duradera madera
oriental aroma que embriaga las noches de estío
los templos de Salomón y Éfeso
alto como nube blanca
que flota imperecedera en el espacio sideral del verso
primigenio abarcador abierto al mundo
en los azules ojos marinos de Vicente
en el rotundo silencio de Marparaíso
de regreso al exilio de las ramas caídas
después del crepúsculo en el edén
que corona los días de ausencia y de olvido
en el verdor intenso de sus hojas
que miran a la copa y se abisman
en la eterna quietud de la muerte
que no muere
resurrección del verbo
florecimiento en primavera
de la luz en el cedro de Líbano
que espera todavía las albas manos
que acaricien su grueso tronco
y escriban en su pardo grisácea corteza
los nombres todos
que el amor derramara en la carne
en el alma toda de Vicente
por siempre
eternamente vivo.
del inédito Luces de Velintonia)

Si te gusta #José_Antonio_Santano_Serrano..... Share on X

NO SÉ SI VOY O VENGO [Mi poema]
Fernando Valverde [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

No sé si voy o vengo, si un día anduve aquí,
por qué camino allí, por qué no me detengo,
o qué es lo que pretendo cuando miro hacia allí,
la verdad es que yo aquí no sé si voy o vengo.

Los días que perdí, en mi alforja hoy no tengo,
de los tiempos pasados solo quedan en mi
los sudores penados, la inclemencia del tiempo
mas, miedo yo no tengo a los días que perdí.

Quisiera conocer si el futuro es incierto,
me aguarda el frenesí para ya decrecer,
si aún me queda vivir o pronto estaré muerto,
pues tantas dudas tengo, quisiera hoy conocer.

Que la vida es un medio para llegar a un fin
y yo en este interim espero en paz su asedio
expectante y risueño, yo soy un arlequín,
puesto que para mi la vida es sólo un medio.
©donaciano bueno

Acaso tú si que sabes por dónde andas? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Fernando Valverde

EL JUGADOR

Nos jugamos la vida a cara o cruz.

Sé que no va a gustarte,
pero no hemos logrado responder
por qué vale la pena,
qué significa todo,
dónde espera la nada
que está menos presente
pero en todas las cosas.

No vayas a quejarte,
por esta oscuridad han pasado tus dedos
palpando las paredes.

Ya tienes la moneda entre las manos
y no será el azar quien la deslice
ni la suerte su impulso.

Hoy sujetas los días que vendrán
y los lanzas
y flota
la tristeza en el aire
girando con el vértigo
de lo que pudo ser
otra vida contigo.

BABEL

A Jorge Galán

El eclipse de luna que alumbra la ceguera,
el cáncer que es el musgo devorando el futuro,
el amor que descubre los balcones
y salta hacia el vacío,
el llanto que es principio y que escala en los cuerpos
igual que las burbujas revelan los pantanos.

Toda la muchedumbre,
con su débil memoria sujetada
como ruina durmiente,
sucede al mismo tiempo.

En los huesos del bosque,
en la hondura del fango o en la ciénaga
donde las ranas brillan como ortigas,
crecen los esqueletos sobre animales muertos
que riegan las raíces y son enfermedad,
desfiles de silencio que ahogan los tambores.

Ya ha llegado a su sangre,
el corazón del bosque se envenena
bajo la piel del mono,
la infección es del aire y avanza por el agua,
es pasto en la basura y en los charcos de amianto
que ahora lamen las vacas en Jaipur.

Seiscientos mil pulmones serán aire podrido
en las calles de Delhi,
después serán el fuego y la ceniza,
ascuas sobre los ríos,
restos de carne y muerte que camina hacia el mar
en busca de otras bocas.

Todo sucede al mismo tiempo.

Ella se ha despedido,
su paso es el desorden,
un alfiler templado que atraviesa el asombro
igual que un nadador es un huésped del agua.

La mujer de las horas detenidas
se desploma en el suelo del lavabo.
Los recuerdos se apagan,
son luces que se intuyen en la costa,
farolas encendidas
que dibujan la línea del naufragio.
El cofre de cartón que los guardaba
se vuelve un laberinto,
los trajes entallados se confunden
con zapatillas viejas
y los rostros son puertas de salida,
escaleras que llenan los borrachos,
aceras subterráneas,
curvas que son paredes.
Toda la angustia elige el mismo tiempo.
El diluvio que llena de barro los colchones,
la desembocadura,
su agonía de oro que acaba en los tumultos.
Todo ya es parte de la misma herida.
La noche con sus bordes,
los viajeros que cargan el peso de la luna,
el paisaje nocturno y el relámpago,
la tormenta y el duelo,
los amantes que sienten en los labios
un sabor parecido
al último minuto de sol sobre la hierba.
Todo sucede al mismo tiempo,
y se adentra en la niebla,
y se detiene.

LA JOVEN DE SCARBOROUGH

(Ana Brontë, 1820-1849)

Ana mira el desierto,
una tormenta espesa de nieve sobre el mar,
piensa en su tos, en la sangre que escupe
que pertenece a ella como el hambre o la fiebre.

Sus pulmones se extinguen,
es 1849
y ha llegado hasta Scarborough
huyendo de la muerte.

Va a respirar el mar,
el verde de las algas que agoniza en la arena.
Siente el agua y la espuma
y un sudor que le sube hasta la boca
como si fuera aceite.

Se asoma a la ventana,
inhala las agujas que le quedan al sol
y el olor de la tarde le recuerda al pescado
pero también al paso de los días.

El blanco de su cuerpo en el abismo
es amor y es deseo,
el vuelo de los pájaros
y también su caída.
Alguien la ve pasar,
atraviesa el invierno más de un siglo después,
delgada como niebla,
viento detrás de las cortinas
o una mano de hielo que dibuja un cristal
de párpados cerrados.

La alegría hecha escombros.

Ahora está maldita,
se cierran las ventanas a su paso,
se marchitan las flores y el mundo es un desierto,
una tormenta espesa que sube hasta la boca.

CON LOS OJOS ABIERTOS CAMINAS POR LA MUERTE

Para Alí Calderón,
que me acompañó a la última quebrada

En la última quebrada de los Andes,
donde la cordillera se hace piedras
que llenan los caminos
y caen como nevadas,
donde pastan el hambre y la pobreza
y en las gasolineras
hay una calma muda que se apoya en el aire.

Alguien se llama Ernesto,
alguien dice tu nombre en el mercado,
o en caminos de tierra que atraviesan los niños
que comen los insectos,
que se beben la sangre de los niños
y dejan en las puertas la marca de la altura
y unos viejos zapatos
sobre el tendido eléctrico
y unos viejos zapatos en los pies del que cruza
el último desierto de los Andes,
un valle en el dolor,
las piedras rotas que caen como tormentas
sobre esta soledad de cuerpos apagados
que lleva siempre hasta los hospitales.
Dicen que eres un muerto de los que nunca mueren,
que tus ojos mirando hacia el vacío
se han clavado en el techo del Hospital de Malta
que hoy ocupan el dengue y la tuberculosis,
que pastan en la hierba
como animales pobres y delgados
que beben en los charcos
o se tragan el plástico de los contenedores.

Como la tierra de los cementerios,
nada puede callarte,
con los ojos abiertos caminas por la muerte,
alguien repite Ernesto,
ya se marcha la lluvia hacia otro lado,
alguien siente las piernas
pesadas como el plomo
y acaba en una cama del Hospital de Malta,
una tarde de junio,
ya ha terminado octubre,
van a matar a un hombre,
no cruzan los pasillos con su paso de fieras,
no se escucha la huella de las botas
como en aquella tarde
de mil novecientos sesenta y siete
que fue la tierra para los cementerios
y los ojos abiertos la esperaron
en la lavandería
al otro lado de las cordilleras.

Ahora siente un dolor de sangre en los tendones,
ha pasado la fiebre,
ha cruzado la muerte hacia otra cama,
se ha instalado en el gas que llega a la cocina
o ha puesto ya sus huevos en las pinzas
o sobre la destreza en los quirófanos.

Sucede así en el valle,
con lógica de hambre y la costumbre
de ver caer las piedras.

En las últimas horas de esta tarde de junio,
el muchacho que tiene
la sangre coagulada en las rodillas
se atropella en la hierba,
no hay ruido de helicópteros,
sólo dos extranjeros entran al hospital
pero hay en sus gargantas una rabia durmiente
que no altera el silencio
de la lavandería.

Ellos van a volver a Santa Cruz,
pero el joven que arrastra
la pierna y las rodillas
ha nacido en el Valle,
y ha visto que la muerte cruzaba el hospital
y hasta la calle Sucre
y la ha visto escondida en una madriguera de culebras
o en el agua estancada.

Él sabe que a la muerte no se entra
con los ojos abiertos,
tal vez porque sospecha
que no hay nada que ver,
alguien le dijo un día
que la ceguera es blanca,
será la oscuridad de cualquier modo
y no hay nada que ver,
y los ojos abiertos perdidos al vacío
siguen clavados en el techo
de la lavandería
mirando a algún lugar,
señalando un camino o sosteniendo
alguna dirección,
allí donde se rompen cordilleras
y las piedras se clavan en los ojos
y destrozan los huesos de los campesinos,
allí fuiste a morir,
a la ceguera blanca,
traiciones que recorren las calles como cables,
alguien te llama Ernesto en el mercado
o en las gasolineras,
un joven atraviesa la hierba en una silla,
ahora dice tu nombre
como quien busca alivio en medio del dolor,
allí fuiste a morir
con los ojos abiertos.

CELIA

Nacida hoy.

No conoces la lluvia ni los árboles,
pero ya eres un bosque.

Hoy que comienza el mundo para ti,
que se pueblan tus ojos con el mar,
que todos te reciben como en una estación
donde se espera siempre,
que es principio y asombro,
mapas que no aseguran un lugar donde ir.

Hoy que el mundo comienza,
tristeza inadvertida,
eres el tiempo limpio,
el olor a madera y el silencio,
las preguntas sin sombras
y el amor sin orgullo del que ha perdido todo.

Es esa mi certeza,
las olas, el océano,
tu risa que es un pájaro.

Has traído el murmullo de un recuerdo,
los pies pequeños, como pequeño
es el rastro de nieve que has dejado
en las horas de enero.

Cómo será la vida cuando crezca en tus manos
con la fragilidad de las buenas noticias,
como un pez que se escurre para volver al río.

Una tarde cualquiera,
con la misma sorpresa que un amor,
vas a sentir la brisa que ha tocado los árboles
con su cansancio antiguo.

Hay veces que es rugosa y escuece como un fósforo
cuando enciende un recuerdo…

Tus manos brillan,
no hay sombras ni puñales,
puedo ver los cometas
arañando la noche
como un barco que zarpa y se adentra en la niebla.

La vida es una casa donde habita un extraño,
un jardín del pasado al que no volverás,
una orilla que buscas con miedo a los fantasmas.

Pero también la vida
es una luz detrás de una ventana
cuando la oscuridad
ocupa cada hueco y cada continente.

Esta noche es oscura,
el tren busca unos brazos
que están al otro lado de las horas.

Mientras, pienso en el modo de decirte
que los sueños son parte de nosotros
como un embarcadero es un viaje.

Porque ya eres un bosque,
y hay delfines, y lagos, y montañas,
y amores imposibles
que se llamarán Celia.

Alguien dice tu nombre en el futuro
y se llena de gente una casa vacía,
todos se sientan a la mesa.

Ya lo habrás olvidado,
fue la felicidad quien sembró este dolor,
fue la felicidad igual que una tormenta
sobre un vaso vacío.

Cuando lleguen el miedo y la desesperanza,
y todas las cerezas hayan caído al barro,
y las gaviotas griten
el olvido imposible de una mujer herida
que siente que avanzar es quedarse más sola…

Si todo esto sucede
recuerda la manera en que la lluvia
se convierte en un árbol
y el modo en que las olas
son el final del agua y el principio del mar.

No conoces el mar, ni el barro, ni los árboles,
pero ya eres un bosque por el que pasa un río.

Si te gusta #Fernando_Valverde... Share on X

NO ES LO MISMO [Mi poema]
Javier Vela [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

No es lo mismo percibir que apercibir,
pues que si alguien me dona algo yo percibo
y si solo me lo muestra lo apercibo
y a dos velas quedo allí sin recibir.

Y lo mismo me sucede al escribir
para nada ya interesa lo que escribo
mucho menos de la forma en que describo
así sea que pretenda aquí insistir.

Que lo lúcido en la vida es prescribir
y el mensaje que lo compre algún vecino
mientras lleno mis aljibes de buen vino.

Y pues todos deberemos de vivir
las viandas amarraré para el camino,
no es lo mismo que lo tengo o que adivino.
©donaciano bueno

El doble significado de las palabras puede llegar a confundir? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Javier Vela

Pequeñas sediciones

hay tanta gente sola

seria perdida mustia
emborbonada
que sueña que sucumbe

gente que se detiene
en los semáforos
y hojea –es un decir–
revistas de países
a los que nunca irá

ánimas solitarias cuerpos solos
con tedio se masturban y a menudo
piensan en el pasado

lejos de ser felices se conforman
con la mención de la felicidad

están al día de todas las noticias
de todas las canciones
los libros las películas

son buenos anfitriones y organizan
cenas con compañeros de trabajo
en pisos de alquiler

recogen entre todos
la mesa
tristemente

después vuelven a casa
y así viven

todos creen merecer algo mejor.

LA HABITACIÓN CERRADA

Primer plano

Cuando te duermes, miro cómo sueñas.

Parece que estés muerta y, sin embargo,
dentro de ti la vida se despliega
como un libro infantil.

Cruzo un país de pechos montañosos,
de pliegues laberínticos,
hasta llegar al límite imposible
de tu interior.

Te amo.

Amo la cercanía de tu cuerpo
tendido junto al mío, respirante,
la primavera nórdica y el frío de tus pies.

Yo sé que no estás muerta y, sin embargo,
parece que ensayaras tu desaparición.

Si ahora se despertase, la habitación, el mundo
se esfumarían contigo sin esfuerzo.

A UNA MUJER DE VERDE

en cuyos pechos nunca
me quedaré dormido,
y en cuyos ojos no me reconozco,
pero cuya visión me revelara
una belleza exenta de deseo
y una verdad a un tiempo
molesta y deliciosa
como un picor de espalda
que se rasca.

Canción del cosmonauta

Ton ton, ton taine, ton ton!
JULES LAFORGUE

The moon has lost her memory
T.S. ELIOT

I
Adelante, adelante, olvidémoslo todo,
perdamos para siempre la memoria y la herencia
como viejos seniles, adorables y anónimos cuyos ojos han visto demasiado,
a la hora en que el ángel nos anuncia entre voces festivas,
o en noches impregnadas de etanol y miseria,
torpemente acodados en nuestros pensamientos
como borrachos en la barra de un bar.

Crecemos como esporas atomizadas por la costumbre,
pero no hay crecimiento sino retrocesión,
materia inerte y células simbólicas.
Pero no hay crecimiento sino demacración,
luz sucia, leche amarga, mierda en los orinales.

Todo cuanto define mi existencia posee más permanencia
que yo mismo. El invierno y su música de piscinas vacías
donde un nudo de avispas dulcemente se ahoga,
o la mano que avienta la ceniza de las últimas flores
y remueve en nosotros un olor a piano.

Los callejones sórdidos por donde nos perdimos,
Ofelia mía, ya nunca volverán.
Pasarán los aviones pero queda en el aire la belleza furtiva de su estela.
Pasarán los amores pero queda un aroma de mujer en el baño.

Eres como el tapón del infinito.
Mujer que trae la lluvia, y el canto alegre de los padres huérfanos.
Aún estamos a tiempo de nunca dispersarnos por caminos
demasiado asfaltados.
Ahora que la mañana se restriega los ojos y deletrea mi nombre
con labios extranjeros, salgamos ahora, Ofelia, a conjurar el llanto.

En la calle hace frío y alguien hunde un cuchillo
en el vientre vacío de un joyero.
Narcos en liza y putas y chaperos, cada cual a lo suyo,
nimban la baja noche de gritos imprevistos. Es la hora en que el niño
mancilla su inocencia y el aire se oscurece de toses y de grillos.
Bajo el tartamudeo de las farolas, solitarios vigilantes jurado
postergan su relevo mientras hojean la prensa deportiva
con gesto de añoranza. En los pasillos de las autoescuelas,
señoritas demasiado reales juegan a intercambiarse
sus sombreros de fiesta, y en los jardines públicos
jóvenes asexuados interceptan volúbiles señales del abismo.

Cada quien ha dispuesto su labor y su vida
como un tarro de orugas memoriosas,
con su horario de dígitos iguales a sí mismos
y esa inercia implacable de escaleras mecánicas
en lo hondo del pecho.
Solo yo, que camino entre ellos, que me parezco a ellos y me llamo
Javier humanamente, me detengo a observarlos
como a un charco de sombra derramada en los muros,
como a una escurridiza salamandra en los muros,
con esa ardida vocación de humo enroscado en mi cuerpo.

¿Y recuerdas Ofelia cuando te sofaldaba en mañanas de luz anaranjada?
Pero tú me gustabas. O al dejar una mano olvidada en la silla
en la que ibas tímidamente a sentarte.

Ah este afán imposible por abarcarlo todo,
por amar a cada mujer y cada pájaro.
Hemos andado en círculos hasta llegar a casa.
Cuántas lunas y cuántos resplandores y cuántas tempestades
todavía nos faltan para ganar el puerto de las madres en vela.

Adelante, adelante, que la memoria sea como un recién nacido
que añora una existencia embrionaria y amniótica,
a la hora anodina del café a media tarde con terrones de azúcar
y sopor infinito,
en la extinción del sueño y el fuego de la acción.

Regresemos a casa como niños perdidos,
como el hijo de Anquises regresara a la patria de sus antepasados,
dándole un nuevo nombre a las tierras lavinias,
y olvidémoslo todo, la muerte y aun los dioses,
y el viento, siempre el viento y su lenguaje de hojas caídas.

II
Tengo una edad abstracta fosilizada en mi corazón.
Mis años son imágenes, son idos, son imágenes
que prenden en el sueño y se diluyen en la cuchara de la eternidad.
Como puños cerrándose, como venas que laten y se hinchan
bajo el calor eléctrico, así eres, hermoso caballo de la noche,
cuerpo tallado en luz, ego del alba.

El mundo ya era viejo cuando tú aún eras joven
y los dioses bajaban a comer a mi mesa.
Ahora tu voz de ánade enjaulado cimbrea en las ventanas
como una lluvia seca o un truco de payasos metafísicos.
Pero no basta, Ofelia, ni tu cuerpo en un río suavemente inclinado,
ni tus ojos que brillan como el anillo de las floristas
o el guiño de los francotiradores, ni tus ojos que giran
como el tornillo de los planetas o la vajilla de los monarcas.

Ah solitaria, ebúrnea peregrina.
En tus manos anidan los acróbatas.
Eres gozosa y cínica como templar hormigas con fósforos dormidos,
como tender un cable de belleza entre torres gemelas
mientras que la razón se defenestra.

Volvámonos, urjámonos, a prisa regresémonos
como regresa el mar en cada ola, y no es el mismo ya pero es idéntico.
Perdamos la ironía, la sonrisilla fúnebre de los desencantados
en el amor y el odio y el fracaso.
Dios expropió la tierra solo para nosotros,
humanos, fragmentarios, nuevos ancestros de la vieja horda.

Amiga nemorosa, lejana mía, vuelve. En mi cuerpo he vivido y en el tuyo
me he quedado a vivir. Tu nombre perseguido está grabado
en la corteza arbórea del recuerdo. Tuya la voz de Dafne,
el silencio de Eurídice, la prisa de Atalanta. ¿Por qué huyes?

En ti viven los labios de Marisa Madieri, los pómulos
de Anne Sexton, los ojos tristes de Simone de Beauvoir.
Pero no te detengas a recoger manzanas,
Angélica, Oriana, Dulcinea. Muda Beatriz, ¡regresa!
Sabe que, de entre todas, a ti te elijo, Ofelia, sirena de agua dulce
en cuyo pecho siento latir el universo, para fundar mi estirpe.
Yo escalaría mil veces las murallas de Nínive por verte amanecer.
Amo la medialuna de tus uñas en que la noche empieza,
tu risa nigeriana, y el lago de tu ombligo donde acampar solía.

Eres hermosa y trágica como la efigie de Nefertiti,
lánguida y lujuriosa como Nancy Cunard.

Adelante, adelante, cerremos la ventana para inhalar el humo
polvoso del olvido, su languidez hipnótica, su paz –sueño de ángeles–,
su voz de mansedumbre.
(Sin que la luz velase nuestra imagen,
mirábamos danzar, así desnudos, un bodegón de sombras polimórficas
a lo Juan Gris, mientras, en las paredes, la oscuridad trepaba
sin monedas, y en la pantalla ardía lo real.)

Y ahora ¿a dónde iremos?
Como un temblor de sombra tus labios me consuelan,
en tanto que tu lengua, tierna como un exilio de panteras,
aguza mis sentidos, pero luego te alejas por la acera contraria
llevándote contigo la verdad de la tarde,
la verdad nebulosa de la calle sin ti.

Cruzas el arco de la librería como una osa lunar que se guarece
bajo la nieve sucia del recuerdo. Allí todo es seguro, y hay banderas,
y hay guantes de mendigo colgando de un paraguas.
Tu acento viridiano da sueño a los ociosos,
valor a los escépticos, ánimo a los cansados de fanfarrias marciales.
Y hay anclas en el techo de las que penden islas navegables,
y mapas incompletos y páginas impares
donde la muerte exhibe su muñón obsceno,
aunque por suerte tú no estás en ellas.

Mujer, que te interpones entre tu idea y tú misma,
reloj de lo infinito, te amara yo en el tiempo de los condicionales.

Aún oigo tus gemidos entre mis almohadas, cercano el apogeo.
Con qué tacto de luna o seda líquida se desleía tu sexo entre mis dedos,
y el cepo de tus piernas, y el adormecimiento de tu ropa interior,
y tus senos ungidos como soles de marzo.

Mujer, himen de niebla, te detesto, te amo.
Cuando seas vieja y tengas
las uñas largas y la boca espesa, y los pechos dulcemente caídos,
aún entonces, Ofelia, te seguiré esperando.
De Ofelia y otras lunas, inédito en libro

Si te gusta #Javier_Vela... Share on X

HONOR Y GLORIA AL GENERAL SANZ PASTOR [Mi poema]
Raúl Quinto [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Tu vida fue el de heroico General
bregado en mil batallas,
de nombre Sanz Pastor fuiste Pascual,
soldado en esa España desigual,
pagando con heridas tus medallas.

Llegaste hasta este mundo en un lugar
perdido de Castilla,
un sitio en que la mies le suple al mar,
Zazuar, se ignora quien así quiso nombrar,
los padres que pusieron la semilla.

Tus éxitos constantes en los trances
contaron a millares,
igual que en las batallas los percances,
saliendo victorioso en esos lances,
obviando los pesares.

Maltrecho en la batalla San Ulpiano
mostraste valentía
luchando sin ceder espada en mano,
en Cuba defendiendo cual cristiano
los retos que la patria te pedía.

A ti mi general, tú el que naciste
en un lugar pequeño
te aclamo por ser grande como fuiste
haciendo tuyo el lema: quien resiste
al fin ha de triunfar en el empeño.

Servir a Dios, al Rey, servir de guía
al pueblo, a la nación,
dejando muestra fiel de tu hidalguía,
tus ansia por ganar y tu osadía
en torno a las campanas y el cañón.
©donaciano bueno

Un sitio cuasi diminuto para un tan egregio #militar? Share on X

Pues a mi en la escuela nunca me contaron esa fascinante aventura que fue la vida de este General, Don Pascual Sanz Pastor, hijo de la pequeña Villa de Zazuar, población que en su momento más álgido (1900) llegó a alcanzar el número de 1000 habitantes. A lo sumo sabía que existía una calle con su nombre, pero nada de su historia.

MI POETA SUGERIDO:  Raúl Quinto

Tótem

Contrasta el azul del moscardón
con el ocre abrasado de la herrumbre.
Contrasta la quietud.
La torsión del metal. La geometría
impura de las plantas.
Una imagen:
la aguja detenida
del velocímetro, su cifra exacta.
El mudo desconcierto del cristal
diseminado por el cuero.
Un reflejo atrapado en cada trozo.
Un instante de algo.

Una frase borrosa.

Tectónica

Fotografías de tu cuerpo, rotas
y recompuestas al azar. Fragmentos
de ti que ahora son un animal
vigilando tus ojos. Una grieta
dentro de las palabras. Una sima.

Podría congelar aquí la imagen,
y que cesara todo en un temblor.

Warhol

Miro un espejo y sólo veo
el esqueleto de un relámpago
varado en el desierto. Alguien duerme.
Alguien nos sueña. Comprobaron
la eficacia del método
en animales superiores:
un elefante cae a plomo
ante los ojos de la prensa.
Corriente alterna. Color plano.
Digo relámpago y es bello.
Digo descarga de dos kilovatios,
y el olor de los cuerpos
derretidos por dentro

y nada ocurre. Un jirón
en la carpa del circo:
sólo la trapecista ve la luna
deshaciéndose
como un grano de sal, también sus huesos
en el centro del aire desgarrado.
Alguien la sueña y en ese instante
despierta con un grito. Amarillo
plano, violeta riguroso,
copia tras copia. Una máquina
de huesos. Un retrato al natural
del vacío. Aquí.

Gas

Descripción del sujeto: una máscara,
un número de serie, dos grilletes.
El brazo izquierdo tatuado
con un dragón. Un nombre de mujer
en letras góticas adorna el otro.

Mueve sus alas negras
salpicando de tinta
los uniformes. Y comienza.

Debajo del asiento
una caja de estaño
llena de ácido sulfúrico,
pastillas de cianuro de potasio.

Observa el movimiento
de las agujas del reloj.

Apenas perceptible, como el gas.

Descripción del objeto: un octógono
de acero con ventanas de cristal
en varios de sus lados. Mirar dentro.

Más adentro. Vagones atestados
de carne temblorosa. Lo invisible

diciendo su acertijo.

Barroco

Difumina la línea entre su cuerpo
y el resto de las cosas. Escaleras
rotas. Un corazón entre las manos
como respuesta. No preguntes.

No alteres el desorden.

Recuerda que el final nos llega a todos,
y que esta música pretende
no acabar nunca.

Javier Verdejo

Una pared. Incomunica

la carne con la ropa,
la piel con su interior.
Solo sucede la pared.
Solo pupilas. Solo dedos.

Como agujeros
por los que brota
la luz salina
de las linternas.

La pared nos rodea
y nos encierra afuera.

Hablamos un idioma
de palabras quebradas.
Un mundo a medio hacer.

Alguien baila en el fondo
de la piscina
de la urbanización abandonada,

abraza a un maniquí
y le dice al oído: esta música
no existe, como tú la luz tampoco
tiene ojos ni boca,
pero mantiene en pie
todo aquello que vemos.

Una fotografía del paisaje
tras la ventana ocupa
milimétricamente la ventana.
Y eso es cuanto sabemos

de lo que somos.

de dónde viene lo que no puede venir

desde qué cuándo

qué es este aquí que sucede
este ahora por qué

esta corola de flor de vértigo
ardiendo al otro lado
de dónde viene si no puede venir.

Si te gusta #Raúl_Quinto... Share on X

CORAZÓN DE MADERA [Mi poema]
Carlos J. Aldazábal [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Amor, dime tú ¿por qué ya no eres amor
y entregando tu alma al diablo sientes frío?
Ausente de tu corazón el desvarío
no sientes las mariposas ni el temblor,
amor, ¿en qué te he fallado, dime, en qué te fallé, amor mío?

¡Con tantos tropezones que te dio la vida
y aún insistes en darle a la vida sueños!
¿dime qué fue ya de esos ojos tan risueños
ahora trocados en un mirar perdida?
¿por qué razón intentas devolverme hasta el punto de partida?

Amor, tú que indolente, ya no eres soñador,
que arando caminas por diferentes surcos,
¿por qué razón tus ojos se han vuelto parduzcos,
y aquel ambiente sugerente, abrasador,
abandonado han nuestra sed de amor y el deseo de estar juntos?

¿Dónde se esconden ya nuestras noches de besos,
de miradas cómplices, por la luz cegados,
labios junto a míos con engrudo pegados
tan ansiosos de contactar, labios traviesos
a experiencias y nuevas sensaciones abiertos sin candados?.

¡Qué bello era ese amor más ¡ay, cuán despiadado
se vuelve si el alma por la neblina ciega!
cansado ahora de esa dura y triste espera
nada más queda del pasado y maltratado
te has convertido ya en un corazón insensible, de madera.
©donaciano bueno.

MI POETA SUGERIDOCarlos J. Aldazábal

Eso que fuimos, que seremos

Empiezo por los ravioles:
entonces se hacían los pactos de familia,
los acertijos de mortero
que luego sazonarían las salsas.

La pimienta significaba un estornudo,
y estornudar una plataforma de lanzamiento.

Pero no hace falta llegar a la estratósfera
para saber cuándo empieza otra esperanza,
parecida al ayer pero en futuro.

Es que evoco de nuevo esa molienda,
aquel acto de fe, aquel almuerzo,
cuando los pactos cruzaban Orinocos
ríos de salsa.

Pronto volverás, abuela,
a preparar los ravioles,
moliendo el mismo trigo
en el mortero.

Ahí estaré, carne de tus huesos,
cayendo en tobogán al precipicio
donde estarán tus manos para arroparme:

harina entre tus dedos,
satisfecho y feliz de ser servido
en la mesa final donde todo es memoria.

Kandinsky

La cuestión aquí es la despedida:
un pañuelito que se agita despacio
y una acequia por las mejillas.

Toda despedida es un pequeño luto,
como el negro de tu falda
o aquella tarde de domingo a la luz de la lluvia.

Algo de nostalgia también hay:
no por el pasado, sino por el futuro,
camino perdido entre malezas,
profecía que nunca ha de cumplirse.

Luego está la canción,
sea grillo, vals o chacarera,
candombe, acordeón o pajarito:

ruido impertinente que suena en el cerebro
sin que nadie lo llame,
justo cuando el pañuelo se agita
y las acequias desbordan
la lluvia, tu falda y el domingo.

La canción:

línea de fuga a lo Kandinsky
que pretende elaborar sus teorías
trazando una espiral:

punto en expansión por donde escapa el tiempo.

Guacamayo

Tu máscara está pintada como un guacamayo:
eso te hace hablar más de la cuenta, y ese murmullo,
atrapado en la máscara, suele ser encantador.

A veces tu máscara alucina en la noche
como una balada irresistible entonada por hadas.
Otras veces, la presión del rojo la lleva a irradiar
un aire de vergüenza: es cuando yo acepto taparme la cara
con una bolsita de cartón, de ojos pintados y boca sonriente,
ideal para andar por una avenida transitada
sin ser percibido.

Sé que querés, pero yo no me atrevo a prestarte un espejo.
La ilusión es tan buena que aterra lo real,
como bien lo señala el verde de tu máscara.

Lo único que podría alterar tu escondite
es que tu máscara deje de ser máscara
para ser guacamayo. Y ahí te quiero ver:

vos sin máscara con una bolsita de cartón tapándote la cara,
paseando por la avenida con un guacamayo al hombro:
un aterrador efecto de realidad.

Pero por ahora tu guacamayo sigue siendo máscara
y te protege, incluso cuando caminás con ojos enamorados
y todas las bolsitas de cartón de la avenida
se dan vuelta para señalarte.

Esto es cosa sabida:

no basta un arco iris para tapar las nubes
ni una bolsita de cartón para morir
con la sonrisa en la boca.

Por ahora tu guacamayo es tu máscara,
y basta esa certeza.

Escuchando a Lou Reed

La canción de las cenizas
desgarra el aire con sus lamentos:
prédica de lo que será, de lo que fuimos.

Afino la sintonía
y la cortina que disimula la nitidez
se desvanece para sacarnos una foto:
vos con tu manía de lo verdadero,
yo con la imaginación de una vejez perfecta.

Cuando la canción de las cenizas se calle
todo volverá a su anestesia,
ilusión de eternidad, espejismo de lo durable.

Pero la canción de las cenizas volverá a sonar
para acunarnos.

Confundidos en sus notas,
esparcidos en un mar a cuya orilla
arderá la hoguera de unos huesos
parecidos a nosotros.

Hamaca

Es que el misterio empieza con una sacudida,
un shock de sombra que estremece la escandalosa iluminación de la escena.
Otra probabilidad es que se sostenga en un zarpazo,
pero para eso el animal interior no debe estar amaestrado.
Al menos, algo de rugido debe conservar,
algo de toro enfurecido por la sangre.

Cuando digo “misterio” no me refiero solamente a tus ojos
o a la obvia pregunta sobre lo invisible,
salvo que lo invisible sea yo para tus ojos,
y ahí no hablamos de misterio, sino de olvido.

No: por misterio me refiero al estremecimiento, al vaivén,
eso que puede ser vals, aunque no solamente,
eso que puede ser sueño para despertar abrupto,
despertar de sirena, por ejemplo,
pero más de Odiseo que de ambulancia,

aunque para Ulises también hubieran sido misteriosos
esos colores rápidos, desatados al vaivén de la marcha,
al ulular de la luz contra la sombra, de la sombra contra la luz
y viceversa.

¿Y si el misterio no empieza?

Eso es lo inexplicable.

Ni sombra, ni luz, ni animal interior, ni esperanza, ni sangre.

Sólo una calma chicha, sobradamente conocida por otros navegantes,
los que anhelaron el misterio antes que el olvido,
pero recibieron el olvido,
los que esperaron la gotita de sombra en la luz centelleante,
pero fueron encandilados por el sol:
atados a su mástil, aguardando sus sirenas sin la suerte del griego,
mientras el mar los ahogaba, sin hamacarlos nunca.

Si te gusta #Carlos_J._Aldazábal... Share on X

INCONSCIENTES [Mi poema]
Romelia Alarcón Folgar [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Caminamos al vacío lentamente
avanzando paso a paso sin premura,
enfangando nuestros pies en la basura,
disfrutando de un ambiente maloliente
enfrentando a la existencia como un Miura.

Cada día, cada hora, a cada instante
aplicamos nuestras artes para el juego,
inconscientes al pasar delante el fuego,
cual si fuera de la vida un principiante
que se enfrenta ante el peligro cual borrego.

Impregnados de un estado de locura
despertando de un mal sueño hacia el ocaso
vamos raudos convencidos a un fracaso
despreciando y denodando la cordura
del que ignora que no es más que un vil payaso.

Sin chistar, sin remisión, ¡al matadero!,
poco a poco nos iremos al tran tran
y aquí acaba ya por fin el que dirán,
tus esfuerzos por ganar mucho dinero
y aun los deudos con el tiempo olvidarán.
©donaciano bueno.

Todos los #caminos tienen un final, o no? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Romelia Alarcón Folgar

GUATEMALA

Nadie te hiera amor, nadie te toque
ni el dardo envenenado ni la espina
ni la espada furtiva se aproxime
a lastimar la luz de tu epidermis,
nadie con ojos fieros se te acerque
nadie te toque amor, nadie te toque
si no es para besarte,
y que estallen en tus predios,
con la ternura de sus flores nuevas
y en el silencio de tu faz nocturna
y de tu faz silvestre
con el viento de aurora conmovidas
tu tráfico de alondras sorprendidas.

Nadie te hiera amor, nadie te nombre
con los labios blasfemos porque eres
el sabio acontecer de tus mayores;
el resumen traslúcido de ayeres
que ha dejado plasmada la armonía
en todos los contornos y parajes
que relucen al sol tu geografía
única en el planeta y amorosa
desde la más humilde florecilla.
Dioses mayas regresen y te amen,
fecunden tus entrañas maternales
y una raza de héroes te salve.

Nadie te toque amor, nadie te mire
si no es para volcarse en alabanzas
con júbilo de luces y con frutos
maduros de tu tierra y ramilletes
de las flores del alba.
Hincarse reverente y cuidadoso
poniéndote un dosel de hojas y pájaros
para que tu camines conmovida.

Nadie te toque amor, nadie te nombre
si no es para adorarte.
Voceríos aclamen tu hermosura
y el tacto de tu suelo ennoblecido;
tu cesto de jardines olorosos
en el verde espiral de tu cintura.

Epístola irreverente a Jesucristo (I)

Cristo,
bájate ya de tu cruz y lávate las manos,
lava tus rodillas y tu costado,
peina tus cabellos,
calza tus sandalias
y confunde tus pasos
con todos los pasos que te buscan
por la cordilleras y el mar;
por las comarcas;
por el aire,
por las alambradas de los caminos.

Tú solucionas cualquier cosa,
para ti todo es fácil
y entonces
¿qué esperas?
¿Por qué no bajas de tu cruz ahora mismo?
Sin parábolas, con balas
y sueltos arrecifes vengativos
en las manos…

Y se llenen los pueblos de hombres liberados
y sol de mediodía,
huertos, palomas y rosas
de corolas intactas
y clarines anuncien
pacíficas mañanas.

Cristo,
baja ya de tu cruz
donde millares de hombres contigo
están crucificaos:
lava tus manos y sus manos,
tus rodillas y sus rodillas,
tu costado y el costado de ellos;
lava tu frente y la frente de ellos
coronada de espinas.

Que no prosiga tu martirio inmóvil:
muestra tu ira,
baja ya de cruz,
mézclate con los hombres que te aman.

Poemas de la vida simple

Si él me llamara sin palabras oscuras
y pudiera escribir la mañana desde el trino,
dejar que aúllen las sirenas en la boca del agua
y esqueletos quebrados
busquen sus ojos arañando raíces.
Si pudiera olvidar que ya no existe
olvidar la zona de sus ojos cerrados
y esperar encontrarle en la calle
con una flor en el ojal del saco,
listo para entrar en el corazón.
Regresar vertiginosamente
al origen del sueño;
estrenar el algodón del alba
y cortar los primeros minutos
directamente de su sonrisa.
Si mirara de nuevo
la silueta delgada en floración,
acomodada en los marcos del aire
tal como el arbusto de narcisos
en el creciente día.
Su gesto de cristales atrapando la luz
y un grupo de palomas –su camisa blanca-
albeando sobre pecho.
Me poblaría de capullos
usaría mi voz de mariposas
y saldría a su encuentro
desde mi casa de poemas.
Y calles rosadas infinitas
trazadas con dulces episodios
llegarían de su ciudad a mi ciudad.

PANORAMA

Es inútil
ya no es posible con lenguaje sencillo
preguntar ¿qué tal amigo?
y hablar con modos de poeta.
Luego se mezclan
coágulos de SANGRE
se movilizan larvas
el NAVAJAZO a flor de piel
el aullido que se arrastra en el VIENTO
capítulos de párpados mojados
y pavorosos ayes.
Ya no se puede conversar con voz corriente
de cualquier cosa bella
digamos de la lluvia de julio
su fúlgido follaje su oficio de perfume
y centenas de AVES Y SEXOS DE VIOLETAS.
Luego saltan CADÁVERES Y CABEZAS SIN
TALLO.
La voz es una llamada arrebatada
oscilando en la niebla.
Hay demonios en brama los domingos
y espectros BEBIÉNDOSE LA LUZ
ya no se puede conversar como antes
con modos de poeta
esta es ahora «la ciudad del llanto».
Pero quizá un día vengan
por todos los caminos de la patria
blanqueados por el SOL antiguos dioses buenos
con renovados hombres y RÍOS DE DULZURA

Si te gusta #Romelia_Alarcón_Folgar... Share on X

MI POETA INVITADO:  Leopoldo González

EXILIO

Si el exilio es la patria,
me doy la cordial bienvenida
al salitre y humor de esta tierra,
al abandono escrito en la hiel
y las desgarraduras del vocablo,
al corazón de fiera acorralada
que palpita en mi esqueleto,
al cerco que ha puesto a mi piel
la atroz dentadura del viento.

LAS MAÑANAS DEL MUNDO

Las mañanas del mundo tienen su alba,
su mediodía, su crepúsculo y anochecer.
Pero hay mañanas del mundo que quemaron
su luz primera antes que naciera el día;
mañanas del mundo que socavaron

a matinal inclinación de su mañana;
mañanas del mundo que abolieron
el grito vertical del mediodía;
mañanas del mundo que apagaron
la caricia violeta del atardecer;

mañanas del mundo que subrayan
lo que anuncia la luz dentro del ojo:
mañanas de un mundo sin mañana
que son noche ciega,
noche cerrada,
noche sin fin
en la puntual relojería de un destino cruel.
Hora temprana