A todos los amantes de la literatura en sus distintas formas o variantes...

Donaciano Bueno Diez

Donaciano Bueno Diez

Editor: hombre de mente curiosa, inquieta, creativa, sagaz y soñadora, amante de la poesía.

QUÉ CONFUSIÓN! [Mi poema]
Carlos Javier Morales [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Confusión es no saber lo que es confuso,
ignorar, no discernir lo que interesa,
si una niña a ti te quiere cuando besa
o si es ella que de ti hace un mal uso.

Es pensar que tú te encuentras ya en desuso,
descubriendo cómo pica la pimienta,
cuánto dura y al estómago alimenta
para luego rechazarle por intruso.

Es dudar, siempre dudar, y en ese estado
adelante ir o atrás o por el medio
y tener que decidir sin más remedio
si hacia un lado debes de ir o hacia otro lado.

En qué lío hoy me he metido, me ha tocado,
yo hoy quisiera descifrar ya este misterio,
si me voy a meditar a un monasterio
o aún mejor si es de mi mente que me apiado.
©donaciano bueno

MI POETA SUGERIDO:  Carlos Javier Morales

PARA QUE NO LO OLVIDES

Apoya tu cabeza en esta roca
y oye el rumor del tiempo:
el tiempo de las olas que rompen junto a ti,
el tiempo más real,
tiempo del mundo.

Duerme tendido en esta roca:
la que no sabe nada
de tu dolor,
de tu cansancio,
del tiempo solitario en que has vivido.

Sueña con el azul
del cielo a mediodía,
con el azul del agua iluminada.

Vuela sobre las aguas
y vuelve a despertar sobre la roca:

al fin verás el mundo verdadero
(De El corazón y el mar, 2020)

EXCELENCIA

Y ahora que has decidido rodearte de sabios,
dejar de perder tiempo con las gentes
que tan sólo sabemos lo que vemos,
lo que nos cuentan otros
o todo lo que hemos estudiado
con tan vulgar esfuerzo;

ahora que vas directo al hueso duro
desde el que nacen todos los problemas
y conoces a algunos que han probado
una tarde cualquiera
la pulpa que se esconde en este mundo
y da sabor a todas las comidas,

¿dejarás al común de los mortales,
incluso a tus amigos más sinceros,
mancharse en este fango del que tú ya has salido?

¿Dirás adiós al mundo
el día que conozcas su secreto?

¿Es la verdad tan cruel
como tú mismo?
(De El paisaje total, 2014)

PARAÍSO TERRENAL

En la Universidad
se acaba el universo
en la Universidad.
Y el hombre de la calle,
el que trabaja para no morirse,
el que imagina un cielo despejado
para sus quince días de permiso;
el que come su pan a horas contadas,
el que teje el poema de su vida
para que otros lo estudien analíticamente,
el que inventa un amor que pudiera ser cierto
arrancándole al día unos minutos libres;
el hombre, el hombre vivo en su pobreza,
el hombre en cuerpo y sangre,
es una masa demasiado informe
para el perfecto mundo de las aulas,
es un tema carente de prestigio
para la letra impresa
que sólo leerán los que la escriben
y conocen la lengua de la verdad más digna,
que no es precisamente la lengua del poeta,
hombre de malvivir y sin criterio,
que no investiga ni publica nada
más que la mierda de su propia vida.

En la Universidad
se acaba el universo
en la Universidad.
Y todo el universo daría asco
si Cristo no promete que los últimos
tendrán el primer puesto allá en su reino,
y que aun en este mundo delirante
la basura de hoy, el hombre vivo,
mañana será el tema, por desgracia o fortuna,
de ese universo inmenso que se acaba
en la Universidad.
(De Nueva estación, 2007)

Jueves Santo

Por las calles del pueblo,
por las calles eternas de mi pueblo,
oigo cómo me siguen los pasos de mi madre.

Allí, en el cementerio, no los oigo:
su lápida y mi oído son dos mundos diversos.

Y si miro hacia el mar, mi mar de siempre,
hoy sólo siento miedo por tanta inmensidad inaccesible.
La isla es un isla es una isla.

Camino por el pueblo como por una tumba
un instante tras otro verdecida.

Camino por el pueblo y sólo se oyen
los pasos familiares de mi madre.
No sé de dónde vienen ni hacia dónde.

Tampoco sé si vienen a abrazarme
(¡cómo recuerdo, madre, tus abrazos!)
o a reprocharme el rumbo de mi vida.

EL PASEANTE

Apoyaba su oído en la negrura
de todas las fachadas más viejas de mi pueblo.
Caminaba despacio y se miraba
en los charcos de lodo del Parque del Retiro.
Y siempre que podía hacía una pausa
en los puestos de fruta al aire libre.
En los días de lluvia sonreía
y contaba las gotas de todos los cristales.
No quería mirar al sol de frente
en las tardes de agosto: le bastaba
con el ardor sediento del asfalto.
Le daba miedo el mar: como los niños,
quería tocarlo todo y se inquietaba
al ver el horizonte siempre lejos.
Le faltaba la luz y el aire y el sonido.
Buscaba a Dios por todas las esquinas.

LECCIÓN DE HISTORIA NATURAL

Brotan ansiosas las semillas debajo de la tierra
y su ansiedad la siento palpitando en mis lentas pisadas.
Brotan ansiosas las semillas en medio del invierno,
cuando ya me parece que los besos anuncian la muerte
y parece un absurdo que mañana vuelvan a nacer rosas
si ahora el aire se llena de niebla y nos cansa la vista,
si ahora todos los hombres se refugian a esperar en sus casas
que la noche nos duerma para siempre y nos despierte a todos
en un día tan vasto donde ya nadie nazca ni muera.

Brotan ansiosas las mujeres en sus jóvenes cuerpos
y en sus ojos se abren esas rosas que un día fueron nuestras,
y en sus pechos va latiendo la vida que darán a este mundo
cuando todos sentimos que este mundo ya ha vivido bastante.
Pasan delante de mi puerta dos novios que se ríen
y su risa va dejando en el aire un olor misterioso
y ese olor me recuerda los veranos en que yo me reía
cada vez que mi novia aseguraba que éramos eternos.

Vuelven las olas a la playa con impulso creciente
y se van con más prisa que nunca a donde no se sabe;
brilla la espuma temblorosa del sol del mediodía
cuando todos sentimos que es muy tarde y la playa está
/oscura.
Y no sé por qué todos no lloran en esta hora tan triste
y me asombro de ver tantos rostros mirando con ansia el futuro
y me asombra que todos, tal vez, no sintamos lo mismo.
Me pregunto si todos acaso no cargamos el peso del tiempo,
si es posible que mientras morimos aún broten con ansia
/semillas,
y rosas, mujeres, amores y olas aún sigan naciendo.

RESURRECCIÓN MARINA

«El mar, el mar, siempre recomenzando»,
y mi vida y la tuya, junto al mar,
también vuelven ahora a su comienzo.

De pequeño, en el mar, pude ver la grandeza del mundo
y, pues vi lo mayor que se ve en esta tierra,
yo me vi tan mayor que creí que mi vida algún día
iba a ser aún mayor que este mar tan inmenso.
De pequeño, en el mar, yo soñaba con tantos lugares,
que creí que en mi reino jamás surgirían fronteras:
las ciudades, las playas, los puertos de este mar poderoso
abrirían sus puertas lejanas a mi gozo perpetuo.

«El mar, el mar, siempre recomenzando»,
y mi vida, en el mar, hace tiempo, también comenzaba.

Pero después mi vida, lejos ya de esa playa,
dejó de oír los rumores de su música suave
hasta quedarse sorda y vagabunda
por un mundo prestado donde había
que pagar con la sangre cada plato de tiempo.
¡Qué pequeños los días desde entonces!
¡Y qué precio tan alto por cada jornada!
¿Cómo iba a ser posible recordar esa música
y ese silencio hondo que respetan las olas
hasta alumbrar su nuevo nacimiento?
¿Cómo iba a ser posible ver hermosa la vida
después de haber pagado su precio cotidiano
y ver que un día mi deuda con la vida
se haría insostenible
y habría de pagarla con mi muerte,
con mi pequeña muerte cotidiana?

Pero hoy llegamos juntos a este mar,
a un mar ya muy lejano de mi tierra de infancia,
y siento que este mar es el mar que refresca la vida,
es el mar donde todos olvidan su sedienta y oscura memoria,
y siento que este mar es mi vida y la tuya y la vida de todos,
que estas olas entonan un tiempo que va más allá de la muerte
y te ruego que vengas conmigo a este mar,
a este mar, a este mar,
siempre recomenzando.

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CON MI LIBRETA A CUESTAS [Mi poema]
Inmaculada Moreno [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Yo, con mi libreta a cuestas siempre voy,
mi lápiz es mi voz, mi confidente,
el que hace que me pare de repente
cuando algo se me ocurre. Y es que soy
del río que es mi mente un afluente.

Tomo una nota aquí y otra de frente,
otros dos pasos doy, tomo otra nota,
y en esto que mi mente se alborota
o quizá pareciera que está ausente
pues por mucho la estrujo no lo nota.

Así es mi devenir en cada tarde
que lanzo a navegar a ver si flota,
como el niño que lanza la pelota
la persigue, la coge y hace alarde
y una vez que la tiene va y la frota.

Mas no siempre he llegado hasta la meta,
que frecuente en el medio me he quedado
dejando a mi objetivo muy frustrado,
y aparcado alguna otra en la cuneta,
día triste, ese, aciago y despiadado.
©donaciano bueno

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Un día escuche decir en un programa de radio a Juan Manuel Serrat que él envidiaba a los cada día salían de paseo con su libreta de apuntes. Al oírle y, como uno de esos soy yo, se me ocurrió escribir este texto.

MI POETA SUGERIDO:   Inmaculada Moreno

AUTOBÚS DE CERCANÍAS

El bufido mecánico
y el cacareo breve: Pound love
daban paso al paréntesis,
su mecido sin ritmo.
-Could you please-
sombrero, guantes y zapatos
color crema,
el bastón tan brillante.
Afuera graznan las gaviotas.
Se desplazan las casas y las tierras:
la vida, que se aparta a nuestro paso;
y en una de esas casas
hay gatos y un jardín
con narcisos y hortensias.
El paréntesis bufa nuevamente
con lenta languidez de desperezo.
Un flequillo planchado
tercamente caído sobre el ojo,
la chaqueta arrugada con escudo
– Don´t give a damn-,
la mirada perdida justo al borde
de la ventana,
donde se sueñan siempre
los besos con saliva
y su calor de sangre;
y al arrancar oscilan un segundo
la mochila de libros,
el bastón tan brillante,
la cabeza pesada
-barba de cuatro días-,
las piernas separadas.
Una onomatopeya -Asshole-,
y se cierran las puertas.
Afuera, en algún sitio,
una esposa y un piso oscuro
huelen a margarina y a cerrado.
El semáforo urge
como un guardia sin piernas
y el paréntesis sigue,
en su noria de asfalto y herbazales
del bullicio al bullicio.

QUERIDA MÍA

Querida mía:

Las noches, sus bandadas
de cuervos y de sueños
aleteando negros y graznantes;
el infierno que es sordo, la locura
ocupando mi frente y la garganta;
las horas como hilos
de arena en un reloj inacabable,
y yo estoy dentro.
Un agujero negro, la razón.
La marioneta de mi cuerpo;
el mundo inalcanzable,
tras un cristal blindado;
las palabras que surgen
como dentro del agua,
o las palabras que retumban;
el guiñapo que está
flotando dentro de esa agua;
el aire que se vuelve
un cañonazo, sólido en el pecho;
y ese derrumbe incontrolado
que el esqueleto oculta.
Este dolor sin sitio.

Querida mía,
nunca nadie más bello y más ausente.
Ahora sé
que durante toda mi vida
me ha acompañado el miedo
a que ya nunca más
estuvieras.

DE LO QUE PUDO HABER SIDO

Y si ahora
dejas a un lado el libro que leías
con interés escaso,
buscas amarras y te acoges
al color de una foto,
clandestina memoria en cartulina;
no podrás evitar
que te arrecie mortal la certidumbre
de que podrían
haber sido las cosas de otro modo,
como cuando niña
componíamos cuento de futuro
y no importaba el riesgo del recuerdo.
Y te sientes turista entre tus cosas.
Y sabes que es verdad,
que es que podrían
haber sido las cosas de otro modo,
y a estas horas,
abatida por fotos diferentes,
estarías viviendo otra manera
de ser infeliz
en otro cuarto.

POST-SCRIPTUM

Cercado por la noche y el silencio
un hombre
-o una mujer-
escribe un poema:
son los días de todos,
son palabras de todos
y es de todos
el íntimo dolor que lo ocasiona.

Dos ratones

Dos ratones, dos ratones
que se escapan que se esconden
tras las patas de la mesa.
Se han metido en la despensa
y se suben y se bajan
por los botes, por las latas
por paquetes y botellas.
Han mordido las galletas,
han abierto los garbanzos,
han salido y han entrado,
han corrido por el suelo,
han saltado hasta el frutero,
sin pararse se han cagado
y se han ido como entraron.

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BENDITO VINO [Mi poema]
Gabriel Bocángel [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Si Baco hoy levantase la cabeza
sería muy feliz al ver que el vino
sustento sigue siendo en el camino,
motivo de renombre y de grandeza.

Mayor, su contrincante la cerveza
es más artificial y su ingrediente,
la cebada muy pobre es indigente,
exenta de virtud y de belleza.

A mi me gusta más cuando es clarete,
su colora rosáceo y tan fresquito
que inunda el paladar muy suavecito
y a papilas les llega y se entremete.

Y el tinto ¿qué decir del vino tinto?
un trago que al gaznate le alimenta,
palpar allí el calor como incrementa
para al fin caldear ese recinto.

El blanco, que alguien dice que no es vino,
matices de afrutado que refresca,
yo lo dejo en las noches a la fresca,
si me paso convierto en adivino.

Mas no osen deducir que soy borracho,
que me encuentro enganchado a la botella,
aunque un trago a mi vida hace más bella
me siento parlanchín y hasta más macho.
©donaciano bueno

Vino que del cielo vino,
vino con tanto primor
que al hombre sin saber letra
le hace predicador..
(anónimo)

MI POETA SUGERIDO:  Gabriel Bocángel

Entonces vivo, porque muero, cuando

Entonces vivo, porque muero, cuando
me enseña amor a más morir, viviendo;
que no es pena el morir, es vida, habiendo
morir que se dispone, no acabando.

Morir procura amor, siéndole blando
fin, que no ha de ser fin; y feneciendo
se construye más vida, pues naciendo
nada se inmortaliza, sino amando.

En este, pues, hilado laberinto,
fiscal y actor a un tiempo de mi vida,
en última la enseño a ser primera.

Muerto, sí, me verán, mas no distinto;
dará a su muerte ser quien fue, no siendo,
si al fin mi ser no ser entonces era.

Felice yo, si de mis sueños tiemplo

Felice yo, si de mis sueños tiemplo
lo rápido en aqueste precipicio.
Templo fue aquel ayer, hoy es su indicio.
¿Adónde huyo, si padece el templo?

Justo, aunque adverso, Jove, te contemplo,
si el aviso anticipas al suplicio,
y, vengativo menos que propicio,
si lo que atiendo en ti logro de ejemplo.

Mas, oh padre del cielo, en cuanto yace
sublime a tu poder grande y prescrito,
por criador te arguye tu aspereza.

¿Delinque a caso lo que excelso nace?
¿Es delito el ser mas?, y si es delito,
fulmina Jove a la naturaleza.

Hasta cuándo esta tinta, dime, Fabio

¿Hasta cuándo esta tinta, dime, Fabio,
pondrá tu engaño sobre tu cabeza?
Quien hace la traición naturaleza
tema del tiempo el alevoso agravio.

Mas ya que con discurso poco sabio
ultrajas de los años la pureza,
tíñete las arrugas, que es bajeza
que parezcan de dos mejilla y labio.

La mentira en la voz es caso feo,
y, siendo sin pretexto y sin disculpa,
es un delito en el honor nefando.

¡Oh, Fabio, cuánto más pecar te veo,
pues tomas tan de siento aquesta culpa
que ya te sales con mentir callando!

Del ya postrero sueño en que yacía

Del ya postrero sueño en que yacía
el solícito amante se burlaba
Anaxarte, mirando que robaba
la nieve su postrera rosa fría.

Ella, rebelde siempre despedía,
no la dureza, mas el alma brava,
y al odio alcázar de alabastro daba,
que por blanda su carne aborrecía.

Vos no podéis ser ya, Lisi, más dura
y, puesto que os aguarde algún castigo,
será de tomar forma en mi amor tierno.

Seréis más inmortal en mi fe pura,
pues a vuestra dureza yo me obligo,
que en el mármol odioso, aunque sea eterno.

La voz a Italia, cuando el eco a España

La voz a Italia, cuando el eco a España,
fía el sagrado cisne que venero.
Dúdase dónde se escuchó primero,
si el eco es voz, pues como voz engaña.

No es hoy la maravilla más extraña
de Urbano, que le admite el orbe entero;
ni ser mayor, por lo mayor pondero;
poder crecer en su mayor hazaña.

Y tú, Gabriel, que extiendes la armonía
del Rey del Tibre por los campos míos,
canta, mayor que Orfeo en tu trabajo.

Que de Orfeo es lo más que se atendía
parar las ondas, no mezclar los ríos,
y tú juntaste el Tibre con el Tajo.

¿Qué importa al Mongibelo estar nevado…

¿Qué importa al Mongibelo estar nevado
si en fuego oculto las entrañas arde?
Lo mismo que el amor tiene de alarde
halla de menos en lo venerado.

Más dura en la república del prado
la rosa que el cultor descubre tarde
que aquella a quien avisa que se guarde
la primera experiencia del arado.

No dura la belleza un solo instante
más que el deseo, y el deseo miente
al punto que pasó de la experiencia.

Así dice el recato vigilante,
que es desdicha morir como accidente
y necedad morir por diligencia.

¿De qué seno infernal, de cuyo seno…

¿De qué seno infernal, de cuyo seno
fuego infame, te opones al glorioso?
De origen dulce, efecto venenoso,
yo mismo te idolatro y te condeno.

Sólo es verdad en ti, de horrores lleno,
el martirio, el objeto mentiroso.
¿Qué mayores indicios de alevoso
que tener siempre equívoco el veneno?

Más que mucho, si Alcides arrogante,
Jove humano, adoptado de los cielos,
ya furioso por ti, ya flaco expira.

Excedió desdeñoso, cedió amante;
lo mortal sólo confesó a los celos;
vivo le dio mortaja Deyanira.

No puede ser; y miente el sentimiento

No puede ser; y miente el sentimiento,
que el dolor, como ciego, no es testigo,
o padece excepción como enemigo
que presenta la lid al sufrimiento.

Temo de Filis un falso pensamiento,
y más cuando le temo por castigo,
de que acaso madrugo yo conmigo
lo que aún de Filis duerme en el intento.

Darla que no temer a su mudanza
será darla a pensar que desconfío;
temo avivar mi mal si no le creo.

Neutral quiero que estés, desconfianza,
que, como mientras el temido empleo,
sé verdadera en el momento mío.

Vuestra carrera creo y la imagino

Vuestra carrera creo y la imagino,
pues sólo deja señas de creída.
Yo os vi tan uno que os sobro una vida,
veloz Marqués, alado Bernardino.

La saeta en el viento cristalino
no sólo alcanzaréis, haréis dormida.
Tarde os puse la vista en la partida;
tarde, porque primero fue el camino.

La vista os une, el número os difiere;
ambos dicen verdad, aunque ninguno
de su verdad efectos manifiesta.

No permitáis que os dude quien os viere;
haced, por parecer dos, otra fiesta,
que, de igual, no se alaba lo que es uno.

A un ruiseñor

A un soldado
Al viento su esperanza y su porfía
Alzad, Señor, vuestra Sión divina
Amante ruiseñor que das al viento
Aunque de Europa el robador divino
Bárbaro el Fénix a su fin aplica
Bruto feliz, venciste; ya se inclina
Cese ya de un engaño repetido
Como en estancia, que de mármol fino
Como enfermo que anhela en lecho ardiente
Crece el dolor y, en orden a su aumento
Creció el infierno aquí, Nilo violento
Crédito fue de la naturaleza
Creyó el Jordán que vez segunda oía
Culpa, Celia, tu error y no tu daño
¿De qué seno infernal, de cuyo seno…
Del ya postrero sueño en que yacía
Detén, Jáuregui docto, el curso altivo
Dio el agua procurada sepultura
Dos naufragios se oponen igualmente
En vivas ondas de ofendida grana
Entonces vivo, porque muero, cuando
Escrito en Roma está, yo lo he notado
Ese de la amistad indicio raro
Ese reloj que mano soberana
Esta partida imagen de la vida
Este morir, esta postrera suerte
Este, que a voz en grito (¡o Bulequino!)
Felice yo, si de mis sueños tiemplo
Fénix divino que en mortal oriente
Filis, en cuyo amante muerte fiera
Gerardo, quien su engaño repetido
Grandes los ojos son, la vista breve
Habla, bulto animado, no tu esquivo
Hablando con su dama ya difunta
Hasta cuándo esta tinta, dime, Fabio
Hasta que mueres tú, joven valiente
Hoy a tu brazo infiel, Hebreo esquivo
Hoy, Fabio, te casaste con Lisena
Hoy, Noroña, el sangriento Rey de fieras
Huésped, no yace aquí, falta severo
Huye del Sol
Huye por minas de cristal y grana
Jacinta, aquel artífice violento
La voz a Italia, cuando el eco a España
Lloras, Filis, que el pueblo te murmura
Lloro, Filis, mas es sin apariencia
Mendoza prodigioso, a quien la fama
Miré un laurel, cuyo desdén sagrado
No donde plumas de oro el Tajo baña
No puede ser; y miente el sentimiento
No se debió a la bala tu caída
Noble ciudad, de reyes coronada
Ocios son de un afán que yo escribía
Oh tú, que el polvo amado mudamente
Oyendo en el mar
¿Qué engaños, Celia, qué locuras mueve…
¿Qué importa al Mongibelo estar nevado…
¿Qué son los celos? El mayor tormento…
¿Quién es, Gaspar ilustre, el que fallece…
Recoge el temerario lino alado
Róguete, oh Lisi, que tu edad florida
Sabio Marqués, con quien Apolo parte
Sceva, después de la postrera herida
Señor, estoy de vos tan alcanzado
¡Señor, que viera un pedernal helado…
Tu obstinado cadáver nos advierte
Un tirano formó de bronce ardiente
Venciste, Filis
Venganza fue de amor, flechada en vano
Viendo España la pérdida temprana
Vivo de amor tan libre
Vuestra carrera creo y la imagino
Ya de puro dolor, dolor no siento
Ya el polvo no es ruina, sino aliento
Yo aquel que un tiempo con semblante ledo
Yo cantaré de amor tan dulcemente.

Propone el autor discubrir en los afectos del amor

Yo cantaré de amor tan dulcemente
el rato que me hurtare a sus dolores
que el pecho que jamás sintió de amores
empiece a confesar que amores siente.

Verá como no hay dicha permanente
debajo de los cielos superiores,
y que las dichas altas o menores
imitan en el suelo su corriente.

Verá que, ni en amar, alguno alcanza
firmeza (aunque la tenga en el tormento
de idolatrar un mármol con belleza).

Porque, si todo amor es esperanza
y la esperanza es vínculo del viento,
¿quién puede amar seguro en su firmeza?

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YO, SÍ QUE CREO [Mi poema]
Alejandro Martín Navarro [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

En verdad hoy prometo que yo creo,
al igual que creí cuando era un niño,
un ingenuo chaval barbilampiño,
como sé que algo existe aunque no veo
y creo en el cariño.

No concedo me roben la inocencia,
que me impidan amar lo que deseo.
¡Oh, esas noches en brazos de Morfeo
ignorante entre el coma y la conciencia
del sueño el ajetreo!

Que por más que me insistan o amenacen
ya tan lejos me pillan los amagos,
no hago caso a mentiras, ruidos vagos,
nunca habrá nadie ya que los reemplacen:
creo en los Reyes Magos.
©donaciano bueno

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Comentario del autor sobre el poema: La creencia en los tres Reyes Magos de Oriente está tan asociada a la inocencia que resulta un acto que roza lo criminal el tratar de sustraérsela a los niños.

MI POETA SUGERIDO:  Alejandro Martín Navarro

La subida

Hemos llegado al fin hasta la cima.
Vemos ahora los valles y llanuras
desde los que una vez miramos este monte
con atónitos ojos. Empujados
por la fascinación de su belleza,
emprendimos la marcha.
Primero fueron horas,
y luego días, largos años,
subimos sin cesar. Vimos mañanas
y noches que pasaron igual que un viento frío.
Todo fue un mismo instante:
el dolor de alcanzar lo más lejano
y la dicha que sigue a la conquista,
todo es la misma cosa en el recuerdo.
Ahora, al asomarme
en soledad a los despeñaderos, veo desvanecerse
la realidad del tiempo y la memoria
y el sueño y la vigilia y la conciencia
como esta bruma densa que me envuelve.
Miro los verdes valles abrirse al horizonte como inmensos
océanos de niebla,
y unas súbitas aves emprenden su partida.
Igual que los vencejos ya no sé
de dónde comenzamos nuestra marcha
ni cuándo empezó todo.

Job

Alrededor escucho sordos ecos.
Los surcos en la arena del desierto
van quedándose atrás. Crecen por todas partes
los hierbajos agrestes, y a mi espalda crepita
el acérrimo viento de Judea
que arrastra la maleza y deshace las rocas
con silencio terrible. Mientras ando
crecen ante mis ojos llamaradas de imágenes,
abrazos, mar, sonrisas, años, lunas,
y me llena los labios un sabor:
la piel salada y nueva de mis hijos.
Observo cómo tiemblan las moribundas luces de la tarde
mientras cubre mi rostro la ceniza,
el polvo del que vengo.

La lira de Hölderlin

De qué me sirve haber vivido como un dios
si fue sólo una vez. De qué me sirve
saber que en un momento alcancé algo innombrable. Ahora vuelvo
por las calles gastadas por millones de pasos,
por sucias multitudes a través de los siglos.
Soy uno más. Recorreré esas calles
de la misma manera; como ellos
amaré a una mujer, y también frente a mí
estallarán las buganvilias cuando
llegue abril. Pasarán un par de cosas,
y nada más. Escribiré unos versos
que ya no tendrán luz, porque la luz fue tuya
solamente un instante.
Aquello será niebla,
desaparecerá
como un amanecer sobre las olas
en el recuerdo de un anciano.
Se perderá la luz. Te perderás.
Y serás desdichado, y no sabrás por qué.

Felix Mendelssohn escucha la Pasión

Un largo y tibio tono es la penumbra
en este silencioso
refugio de la luz en que me encuentro.
Igual que todo cuanto vive:
con esa misma mansedumbre
que reflejan los rostros de las cosas que amo al extinguirse.
Escucho a Bach y creo en sus palabras.
Creo en la oscuridad que le precede
como creo en mi mismo y en la vida.
¿Quién asiste a esta larga y vasta ceremonia?
Creo en la soledad del hombre.
Ahora estoy aquí, como esta música
habita aquí también. Nos comprende y nos ama. Refleja
lo que quisimos ser sin conseguirlo.
Estas notas, la música, de algún modo nos salvan
en una tierra nueva. Sentado y silencioso,
escucho a Bach como quien busca a Dios:
para saber quién soy, por vivir para siempre.

Canto primero

(Del cantar más antiguo)

Una casa pequeña sobre un árbol
robándole a los pájaros su nido.
Nuestro reino duró sólo unos años
en el inmenso mar de los olivos.

Las piedras eran santas, los geranios…
Todo es santo en las manos de dos niños
que corren sobre el polvo del verano
y atraviesan el tiempo en un respiro

hasta llegar aquí, sin saber cuándo
salieron sin llegar a su destino,
pero siguen cogidos de la mano
y trepan por el árbol del olvido.

En tus ojos está la luz, hermano,
que ya jamás encontraré en los míos.
Son sagrados los ecos de tus cantos,
y tu risa es la fiesta de los vivos.

Canto segundo

(Dos letras para ser cantadas por soleá)

Es hermosa la lluvia sobre el cerro
y tienen luz las hierbas, los trigales.
Todo lo perderás. Estarás lejos
y llorarás el agua de esta tarde.

En los troncos dormidos de los campos
tiembla la voz partida de los grillos
y los pájaros callan: tienen frío
sobre la nieve blanca del geranio.

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CASTILLA, HOY MI POSADA [Mi poema]
José Mateos [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Castilla vieja, peregrina y santa,
la que algunos ahora dan por muerta,
de yermos y de páramos, desierta,
de iglesias y de ermitas sacrosanta.

Tierra reseca, sofocante y fría,
beoda de sol, de lágrimas sedienta,
reina pía trocada en asistenta
de los que fueron súbditos un día.

Castilla fiel, repleta de pinares,
donde antaño sembraban labradores,
de ganado, rebaños y pastores,
la tierra de regachos y hontanares.

Hoy, robado el mar, no puedes navegar,
te has quedado sin barcos ni veleros,
y hasta ya no precisas los aperos
para en tus surcos austeros naufragar.

Castilla lóbrega, cual vino tinto,
pintada de lagares y bodegas,
medida en celemines y fanegas
y gentes de pelaje variopinto.

Forjadora de sueños a empujones,
creadora de mitos y de artistas,
hoy te observo a través de tus aristas
como ejemplo a imitar de otras regiones.

Castilla con la espiga al sol dorada
el humilde lugar de mis mayores,
tan lejos ahora ya de mis amores,
ayer mi hogar y hoy sólo ya posada.
©donaciano bueno.

Comentario del autor sobre el poema: Un pueblo de Castilla la Vieja fue el lugar de mi venida al mundo. Desde los trece años en que me ausenté fui habitualmente siempre que me era posible. Hoy se ha convertido únicamente ya en mi posada. En la antigua clasificación regional, Castilla incluía a Cantabria con su salida al mar Cantábrico, «El mar de Castilla».

MI POETA SUGERIDO:  José Mateos

EL TIEMPO

En las tabernas sucias, en los cuartos
con fotos y cartones de otra época,
en la humedad de un sótano que guarda
el disfraz y el espejo, el uniforme,
los guantes que confiesan su lujuria,
la candorosa media y el caduco
papel donde se riman los recuerdos.

En la confusa urgencia de la muerte
que ahora recorre un cuerpo entre las sábanas.

En la abolida noche donde, herido,
conversa el asesino con su crimen.

En las sórdidas calles. En los trenes
vacíos, irreales de una noche.

Contra mí, contra ti, contra la vida.

En la terca oquedad de este poema.
Una extraña ciudad ( 1983-1990)

CUANDO SE HIZO LA NOCHE

A Francisco Bejarano

Aquí, frente a este cielo que ahora extiende la noche,
sentados a la brisa tranquila del verano,
en tu casa, movido por uno de tus libros,
mientras ibas leyéndonos sus versos, sus palabras,

al fin he comprendido que nunca, nunca acepta
ni aprende uno a estar solo y a vivir con el miedo.

Tú nos dices que arrastra el viento lo que es puro,
que se lleva estos días, que nos dejan las tardes
sólo dolor y angustia. Lo sé , pero no importa.

Aquí , mientras yo oigo tus severas palabras
y ladran unos perros, allá al fondo, en la noche,
qué suerte es estar juntos y apurar nuestras copas.
Días en claro ( 1990-1995)

LAS LÁGRIMAS DE AGOSTO

Quién no lo habrá soñado en esas noches
de turbia soledad, bajo el hechizo
terrible de una luna indiferente,

como en aquella noche de verano
lo soñé yo, con empañados ojos,
en un cuarto sin luz, lleno de libros,
pidiendo a un Dios ausente lo imposible:

una puerta al regreso, una salida.

CANCIÓN 5

(Diálogo en la oscuridad)

Todavía algunas noches,
padre mío, me despiertas
y me preguntas, temblando,
como a través de la niebla,
si ha de venir algún día
para ti la primavera.

-¿Es que no sabes que has muerto,
que donde estás no florece,
cuando es abril, la semilla,
aunque en el campo la entierres?

Y contestas: -«Hijo, ¿cómo
me hablas estando yo ausente?
¿A quién de los dos, entonces,
está engañando la muerte?”

PRIMAVERA EN EL AIRE

Creías que la niebla y el mal tiempo
no acabarían nunca, que en tu casa
no volvería a entrar la primavera.
Y esta mañana, mira:
un año más florecen los cerezos;
álamos y castaños tiemblan ya de hojas verdes;
el aire huele a juventud y a huerta;
y el río, antes dormido bajo el hielo,
vuelve a correr al sol, más limpia el agua.

Sólo el brochazo de esas nubes negras
parcelando la sombra, monte arriba,
te advierte que esta pausa termina en otro invierno.
Y aunque el frío y el mal tú los conoces,
inocente y feliz como el jilguero
que ahora recita versos de amor a un Dios extraño,
-escúchalo- también bajo otras nubes,
tu pobre corazón canta por dentro.
del libro “Reunión”. Editorial Comares

QUISIERA

QUISIERA escribir poemas
sin el dogal riguroso
de los poemas bien hechos;

Poemas que casi no fueran
poemas, sino el silencio
de donde nace el poema.

Como esas flores sin nombre
que hay en los cementerios,
quisiera hacer mis poemas:

Ser más fuerte que la muerte
con el olor de un momento.

EL ÁLAMO

DURO, quieto, indiferente
al río y la muerte.

Asceta de la ribera,
te desmienten
tus hojas que tiemblan.

SIN TÍTULO

HACE tiempo
Tuve un nombre,
Un nombre que no recuerdo.

Me llamaba…,
Como todos.
No sé como me llamaba.

¿Ansía? ¿Eco?
¿Vanidad?
Algo parecido a eso.

En Un sí menor. Editorial Pre-Textos
Colección la cruz del sur.

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MI VIDA ES SIMPLE AQUÍ [Mi poema]
Juan Meseguer [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Mi vida es simple aquí, leo y escribo,
intento ir conversando con la gente
sencilla y tan humilde e inocente
que llevan adhesivos y en su mente
un naranjo pintado y un olivo.

Todas las tardes, llueva o haga frío,
cuidando mi salud doy mi paseo,
al tiempo que yo pienso y me recreo
en lo que creo, veo que no veo,
lo que se mueve, todo, en torno mío.

Difícil conversar y distraerme,
como no soy de aquí, no tengo amigos,
es un pueblo que no produce higos,
ni pinos hay, carrascas, verdes trigos,
donde yo reflejarme o pueda verme.

Tan feliz, me arrebujo con un verso,
cual le atañe a quien es advenedizo,
o ese niño que un día primerizo
remira el garabato que ayer hizo
soñando ser pintor del universo.
©donaciano bueno.

Que aquí la #vida pasa casi sin darse cuenta...o no? Share on X

Comentario del autor sobre el poema: La vida va pasando como pasan los días, las penas y alegrías, los remos van remando, las luces alumbrando a un mundo de locura que me ata y me tortura….

MI POETA SUGERIDO:  Juan Meseguer

«De vita poetica»

Y a lo mejor la vida
no es otra cosa que eso:
llegar de noche a casa
(los niños, los deberes,
los deberes, los niños),
sentarse en un sofá,
prescindir de la tele,
y estar unos minutos
contemplando en tus ojos
la solución exacta
-el verso pertinente-
a todas mis preguntas.

– – –
Adoración de ídolos y becerros de oro.
Baile de brujas. Aquelarre.

Pero, ¡cuidado!. ya se acercan.
Escuchemos atentos sus falsas ceremonias…

¡La Palabra Poética! Oooooooooh.

¡¡La Gran Palabra Poética!! Oooooooooh.

Ella ¿nos salvará?

Silencio.

Perro brujo

No hay problema sin solución,
promete convencido
Maestro Biciri,
Madrid, Metro Legazpi, línea 6.
El poderoso mago
orienta, aconseja, sana
todo tipo de males.
No dude en contactar con él,
no espere más, pídale ayuda…
En 72 horas
usted
dejará de arrastrarse como un perro,
usted será feliz, usted
tendrá amor.

Mas luego no se olvide,
se lo ruego,
del fuerte y poderoso Biciri.
Intuyo
que a él también le pesa
su retorcida cruz,
su negra mano al cuello.
(Áspera nada, 2014)

Efecto Lázaro

A lo lejos, la fe te hace señales;
quisieras descifrarla.
Es una llama viva.
Tú y yo
llevamos varios años muertos.
Nos queda la esperanza
del efecto Lázaro:
que a través de la noche de los tiempos
nos llamen unos ojos
rugientes como tigres de Bengala.
(Áspera nada, 2014)

Posmodernidad

En la Escuela de la Nada,
el pensamiento débil
es el mejor alumno.
No protesta por nada,
no se queja de nada
porque nada
en la abundancia del saber
tecnológico:
control, alt, suprimir.
Lo que dijeran Marx o Agustín,
¿qué importa?
(Áspera nada, 2014)

Eros es Dios

(variación sobre un tema de Miguel Sánchez Gatell)

Me dicen que eres ágape,
dispuesto al sacrificio.
Y yo que sí,
que es cierto.
¿Y cómo no va a serlo
después de tanta Cruz y tanta Eucaristía?
Mas
no olvidemos
tu amor en lo más hondo de mi carne;
el secreto temblor que nos recorre
en la cima del éxtasis.
Por no hablar —¡cielo santo!—
de esas misas salvajes,
cuerpo a cuerpo,
donde Tú te me entregas
con la pulsión a punto de romperse.
¿Y qué decir
del modo en que perdonas mis pecados?
Yo venga a hacer el tonto
—¡admirable constancia!—,
y Tú:
Anda, amado mío,
levántate y no peques más.
Enjúgate las lágrimas
y vamos a querernos
a un lugar apartado.
Ven, vámonos,
que es tarde y anochece.
(Un secreto temblor, 2011)

Cena para dos

Recoges en un cuenco la belleza
del mundo. Es redonda y gira
interminablemente tuya.
Tú quieres entregarla
como se entrega el pan caliente.
Y sirves una cena para dos.
Amor, abrirse inacabable.
(Un secreto temblor, 2011)

Ardiente secreto

Esperaré a la noche
para contarte cosas que ya sabes.
Te cubriré la frente con mi mano
con cuánta lentitud, con qué misterio.
Hablaremos de fechas
extrañas para el mundo.
Y te sorprenderás.
¿Cómo entender la luz de dos hogueras,
la intimidad del fuego?
(Un secreto temblor, 2011)

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LA SOBERBIA [Mi poema]
Antonio Moreno Guerrero [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

La gente le fue fiel, mas poco a poco
los unos y otros más abandonando,
creyó se el nuevo dios del Orinoco
de forma que llegó a volverse loco
mas muchos le seguían adorando.

Que allí donde llegaba él actuando
la masa de forofos le aplaudía,
en tanto que él seguía levitando,
los mismos que loaban despreciando,
creyendo que el aplauso merecía.

¡Pobre iluso, muñeco pies de barro!
Al lado de tu cuerpo hay una pira,
la llama que ha salido de un cigarro
un día ha de crearte algún desgarro
de aquellos que hoy bendicen, por su ira.
©donaciano bueno

Las ansias por lograr la #fama y cuán efímera es ésta, merece la pena? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Antonio Moreno Guerrero

CONTRA LAS HORAS

I
AL caminar concierto la armonía,
la proporción exacta de la esfera.
Escucho en los sembrados
el paso inadvertido de la tarde
acompasado al mío.
Me detengo
despacioso a mirar en torno, y pienso
en el saber fugaz y desprendido
de este momento, frente a los saberes
que otros dejaron en sus páginas.
¿Quién pretende fijar contra las horas
su certeza de nada?
¿Qué puede una quietud
frente al cambio incesante de este cielo?

II
AHORA que el tamaño del futuro
palidece, menguados los proyectos
y el falaz horizonte,
atalayado
en este punto de mi vida veo
con claridad certera la región
de tantos otros y sus viejas sendas.
Aquí los setos y el paisaje buscan
ser tan sólo un paisaje y unos setos:
el monte diluido tras las ramas
y la luz de la tarde sobre el muro.
En sucesión desde el pasado llegan
hasta aquí los engaños y sus ruinas,
aquellos vaticinios confundidos.
¿Qué cabría esperar para otro tiempo
sino este mismo instante?
Nada busques
más allá que tu sombra sobre el muro,
sobre el muro y el seto de la tarde.
de “Solar antiguo”, reunido en “Intervalo”, Editorial Comares

PÁRVULOS

EL patio de María Auxiliadora,
con sus arcos de medio punto y su orden
cerrado, como claustro de la infancia,
los cuentos de Offenbach, la alta palmera
en el rincón, aquellos azulejos
y la imagen risueña de la Virgen
que nos miraba con su niño en brazos.
La sombra en la capilla, los castigos
en el desván oscuro, la amenaza,
aquel miedo a escribir, aquel empeño
por no salir del trazo de palotes
y mi dibujo repetido, un faro
con su destello abriéndose en la noche,
y el alivio, por fin, de la salida,
mi madre bajo el sol, que me salvaba.

Restos sin ilación, esquirlas sueltas
de un cristal hecho añicos para siempre.
Qué claro veo ahora en mis palabras,
en todo cuanto he escrito, el mismo empeño,
aquel dibujo mío candoroso:
sentir la luz en medio de la noche.
de “Metafísicas”, reunido en “Intervalo”, Editorial Comares

CASTAÑO

¿ES locura —o bien juicio recobrado—
detener el andar, pararse en medio
de la acera del día para hablarle
al árbol retoñado que se encuentra
delante de nosotros? Para hablarle
muy de cerca aunque mudos y por dentro,
sin musitar palabra, pero hablarle
como lo haríamos ante el amigo
bueno con quien estamos siempre a gusto.

Yo me detengo a veces de este modo.

Me pongo en un rincón, junto al lugar
que ya se había transformado en casa,
en seguro recinto de la vida,
y oigo el temblor de todas esas hojas
como un pueblo con una sola lengua;
escucho el agua de ese movimiento
que es libertad al tiempo que destino,
y en su verdor iluminado aprendo
a ser mejor y más el ser que quiero.
de “Nombres del árbol”, Tusquets

UNA PIEDRA

COGE una piedra de un lugar querido.
Mientras caminas, llévala en la mano
como quien va cogido de otra mano,
porque es ella también la que te lleva.

Explora su relieve entre tus dedos,
cómo transmite su frescor umbrío
y su pequeña fuerza ahí, en tu palma.

No tiene más edad que tú esta piedra,
ni más ni menos ser que el tuyo ahora.
Siempre estuvo esperando a que pasaras:
para marchar contigo, y tú con ella.

Aparte

La verdad siempre duele, no la pidas.
Qué pretendes saber. Adónde quieres
llegar con esa antorcha que se extingue
helándose en la noche. Porque el mundo
es ausencia de luz, eso es el mundo,

oscuridad, tiniebla, oscuridad
en donde luz y amor son quienes pierden.
Trabaja y envejece con tus ocios,
con esos espejismos de tu vida,
y no quieras saber, no busques nada.

Quien comparte tu vida vive solo,
aquel que dices conocer es otro,
tú mismo eres otro para el otro.
Sufre ese llanto de abrazarte a ti
ahogándote en la noche entre tus brazos.

de “El caudal”, Rialp.

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VERSOS ROBADOS [Mi poema]
Genaro Ortega Gutiérrez [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Que estos versos no son míos
se los he robado al viento
de un suspiro, muy contento,
y he sentido escalofríos.
Me he metido de puntillas
en su ser, sin hacer ruido
valiéndome de un descuido
¡que suerte, que maravillas!

Que estos son de esos aires que respiro
que huían al albur en movimiento,
se han parado y he cogido en un momento
antes que ellos pudieran darse el piro.

Son alegres, sinceros, son sencillos,
diáfanos, son humildes, transparentes,
sin nada que ocultar en sus bolsillos,
siendo de las verdades, referentes.

Reflejan la inocencia en su mirada
y blanco al corazón como la nieve
la sangre que es inquieta está calmada
como es la lágrima de amor que llueve.

Que aunque robado así fueran
exento están de disculpas
pues escogido he las pulpas
para que el resto no vieran.
No me dirán, no avisé
los versos hube robado,
cuando esto escribo ya sé
que el viento me ha denunciado.
©donaciano bueno

Comentario del autor sobre el poema: Todos los versos son robados, no sabemos a quién, quizás alguien los escribió antes y no lo sabemos o en cualquier caso sustraído a las palabras, al pensamiento. * Darse el piro o pirarse: huir con el rabo entre las piernas.

MI POETA SUGERIDO:  Genaro Ortega Gutiérrez

Azul en el ombligo

Pocas cosas
más elocuentes que los silencios de las gárgolas,
cuando las noticias meteorológicas
confirman una tendencia imparable
de fatuos relámpagos,
si flamean las rodillas y la lengua demanda peces,
pues no es extraño que sean
otros labios cercanos
quienes cultiven la semilla robada a la noche,
su madurez preinstalada
como voz que rebota por dentro
-aún lectora tardía-,
y sale al paso del trueno
o crece en elasticidad.
El ojo de la aguja.
La mirada de la aguja.
Los belfos del viento por las arcadas.

Con las cejas pobladas

Lo mires por donde lo mires
el fenómeno es siempre el mismo:
muros ante la soledad
que corren riesgo de hundimiento
en los días plañideros.
Ruina, araña y polvo.
Noches trazadas con líneas borrachas,
en las maderas que sopesan
lo ofrecido con lo tomado
y velan.
A veces, sin embargo, aparecen
minúsculas invenciones,
-llueve sobre mojado-
la sustancia de ese adentramiento que es
la hora más difícil.
(Tú sabes apreciar estas cosas;
nobleza obliga.)
A menudo, están al alcance de la mano,
entre la espada y la pared,
primeros geranios del balcón
que despiertan un legítimo delirio,
legendario.
El tópico se hace realidad cuando
el examen consiste en crear espacios ilusorios,
postales, billetes, grifos y muñecas.
Tiovivos salidos de tu boca
en el patinaje silencioso de los sueños
y las vidas,
rutilantes, como rosas
sobre terciopelo negro.
De la seria hostilidad de los ritmos
para perder los papeles y las formas
ya tienes factura.

Erupción nasal

Un buen día, las cosas
se fueron por otros derroteros,
y el vientre se te quedó
tapizado de polvo y de desidia.
Las circunstancias que envolvieron
tu embelesamiento
te colocan en el umbral de un prodigioso
y complejo retablo, donde las palabras
curan la pasión
como cualquier otra deformación profesional.
Acaso la extraña actitud,
tu gallardía de entonces,
se debiera principalmente a los efectos benéficos
de la brisa serena y celosa
sobre su busto.
Ya está.
Aclaradas las cosas,
no hace falta ir más adelante.

Erupción cutánea

Es en la pureza,
en la vecindad botánica de las palmeras enanas donde
invocas difusos conflictos con la métrica y las formas
académicamente perfectas.
En la cuerda floja del equilibrista,
donde se juegan el sueño los ángeles
disipados en humo y cenizas exteriores.
Pero sobre todo,
en la renuncia
a un lenguaje que remite al deseo de alimentarte
exclusivamente de lirismo.
Cielos
al rojo vivo,
por un territorio exento
de reproches en que los grandes astros
se han ido incorporando lenta,
muy lentamente…

El ojo del huracán

Gracias a la generosidad de la lluvia
has mesurado esta tarde
los extremos recónditos del jardín:
un fotograma en blanco y negro. Lentitud
que ennoblece la llanura del plano
y te convoca a la calidez
de otra historia, reduciéndolo todo
a su última pasión nefanda.
Como un amor adolescente
o un atentado terrorista,
en cuya gravitación se mueve, inexorable,
la palabra que conspira
-desalmada-,
puesta al servicio de unos dogmas
que buscan equivalencia
entre el espíritu y la forma,
entre el amanecer y el mar.
Quizás,
después de todo,
la verdadera poesía está
fuera del tiesto.

Falo de ayer

Profanas candelas te conducen
permanentemente a callejones sin salida,
huecos donde pierden el perfil las caricias
y la sombra aborrece la salada fluidez
de la almendra.
Básicamente
es el viento quien esta tarde
pone el dedo en la llaga,
consciente
de su poder evocador de bramidos y naufragios,
cuando empieza a narcotizarte
la rutina, y los sonetos
no aportan un grano de arena al espejo
que se encorva al final del pasillo.
!Qué lujo hubiera sido
poder atisbar ese mar azul,
jardín de flores mestizas
con los estambres cargados de polen
y el diálogo siempre en clave!

Hilos, cabellos, tejido

Ya no vale la excusa del perfil abierto
para sepultar la carne arracimada,
ni someterse al ritual
salvaje de las evidencias.
Sobre todo cuando es ocioso
cumplimentar los expedientes de crisis
en la mañana intacta,
y el escorzo infantil con que olvidar
la nieve se te ha quedado solo
en el bolsillo.
El puro rigor literario
se te muestra más bien desnudo,
hoy,
mientras planea la luz invernal
sobre la mesa revuelta de trabajo.

Intenso cultivo de ojeras

Solemne desgranas
la contenida fascinación por las sombras, racimos,
que jamás serán capaces de apresar
el infortunio del otoño,
el himno tan guardado.
Banderas recónditas, pero implacables,
que abren las ventanas de par en par
y establecen un contrapunto de delicadeza
y malicia.
Luego
has ido fermentando
argumentos de esplendor feliz,
sutilísimas veredas interiores,
limítrofes con el sueño.
Arroyos
que destilan esperanza
en un diálogo interminable
con los vidrios del ajuar, cerrado.
(Alguna vez
los símbolos -erre que erre-
fueron un modo singular de resistencia).

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¿QUÉ SERÁ DE TI? [Mi poema]
Fernando de Villena [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Qué será de ti cuando yo me vaya,
cuando ya me haya ido qué será de ti,
seguirás aquí mirando a la playa
o quizás con suerte pensarás en mí.

Mas llegará un día, como debe ser,
y tendrás que ver muchos más ocasos,
y así otra mañana y otro atardecer
y tú irás también siguiendo mis pasos.

Mas habrá otro día, quiero suponer,
en que habrá de haber otra nueva vida
mucho más alegre que la que hubo ayer
donde sólo amor tenga allí cabida.

Y allí junto al mar mirando al pasado
un barco de vuelta volverás a ver,
yo me bajaré y sentaré a tu lado
y ya eternamente te habré de querer
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDO:  Fernando de Villena

ESTACIÓN DE ALDEA

La tarde moría sobre las acacias.
Del campo venía la brisa aromada;
las aves callaban, los grillos cantaban…
La tarde moría.

Las rosas en sombra formaban guirnaldas
por sobre los arcos, junto a la campana,
y con sus agujas lento las flechaba
el reloj añoso.

La luna en creciente y estrellas clavadas
en un firmamento turquesa y de nácar.
El reloj añoso los sueños contaba.
La tarde moría.

Estrépito grande y una luz lejana.
Un temblor del aire por las enramadas.
Un silbo furioso: el tren que llegaba.
Las rosas en sombra.
Un ángel huía. La noche reinaba.

FERNANDO DE HERRERA (1596)

Quizá se me reproche mi verbo de andaluz;
acaso no se estime mi empresa la más alta,
pero al caer la tarde, cuando la luz me falta,
preciso me resulta cantar mi propia Luz.

Yo un hombre soy tan sólo y amar fue mi blasón;
oculta al fin mi Estrella, ni sueño ya ni espero.
A los regios banquetes un buen libro prefiero
y un tiento de Correa que de la Fama el son.

Prefiero en fin mirando las aguas del gran Betis
los días ver hundirse que perseguir en vano
el oro que –se afirma- posee el suelo indiano
allende el oscilante trigal azul de Tetis.

Prefiero tosca saya que el roce del arnés
y a las doradas jaulas o cortesanas salas
do sólo la mentira posee libres alas,
prefiero mis callejas en torno a San Andrés.

EPITAFIO

No ha de turbar mi tumba el ronco viento
ni la lluvia de inviernos sucesivos.
Para dejar tus lirios sensitivos
en vano buscarás mi monumento.

No deseo la tierra como asiento
ni siquiera en la paz de los olivos
ni estar cerca del mundo de los vivos
cuando acabe el sentir de cuanto siento.

Una tarde estival, celeste y tibia
llevarás mi ceniza al mar latino
y, en sus ondas disuelta, prontamente

llegará a Grecia, Italia y hasta Libia,
buscará algún palacio submarino
o hallará su quietud en el Oriente.

ELEGÍA II

Nos habla el viento algunas veces
por boca de las hojas nuevas.
Nos habla y nos recuerda
vivencias de unos años idos
de tan veloz manera
que ciertos no parecen.

Nos habla el áureo polen
que, tal lluvia de Dánae,
esta tarde se mece sobre el valle,
y toda la creación
parece fecundarse de repente,
en un instante pleno y jubiloso.

Nos habla el aire de que fuimos jóvenes
y alguna vez entramos en la danza
que el dios Amor propone a sus devotos.
Nos habla sí, con toda su vehemencia…
Pero ya no entendemos su lenguaje.

ADIOS

La vida se nos iba
en días inocentes
de mansa lluvia y frío en los tejados.
Leíamos sin orden, amábamos a veces…
El vano conversar y la esperanza incierta
nos llevaban el resto.

En días soleados
las fieles estaciones al paso por los chopos
-ya verdes, ya dorados, ya desnudos-
silentes nos decían la vida se nos iba.

Y se nos fue la vida, ¡tan callando!,
sin traer una nueva primavera
después del largo y doloroso invierno.

EL PATIO DEL COLEGIO

En los días de cielo encapotado
está más triste el patio y sus balcones
con maderas de viejos cuarterones
y baranda muy negra en mal estado.

Es un patio sombrío, encajonado,
y vencidos están sus canalones;
tiene sombras de hospicio en los rincones
y líquenes de sangre en el tejado.

En sus cuatro parterres frente a frente,
bajo humildes naranjos y rosales,
crece hierba salvaje hacia la puerta.

En el centro y de piedra una gran fuente
muestra pútridas aguas en la cuales
flota esta tarde una paloma muerta.

ELLA

Puedo hablar del viento en las cañadas,
del viento en las ramas de los olivos
y de las nubes altas, prendidas en un cielo celeste.

Puedo hablar del mosto dorado de este otoño
que guarda en sí el aroma y el sabor
de esta tierra salvaje y hermosa
-tierra de toros bravos y pájaros extraños-.

Puedo hablaros de algunas mariposas
que, zagueras de la primavera última,
giran aún entre las encinas,
y de los valladares de piedras
silentes bajo la tormenta.
Todos me entenderíais
.
Mas si os hablase de ella,
de María Teresa, que une en su interior
la arrogancia y la dulzura del viento,
el fuego del mosto recién pisado,
la belleza indefinible de las mariposas,
la firmeza de las antiguas piedras
y la emoción de todos los otoños
y de las primaveras todas…,
¿quién de vosotros me creería?

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LO QUE PIENSO Y LO QUE DIGO [Mi poema]
José Antonio Sáez [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Si he perdido, ya la vida, el tiempo, todo,
lo que soñé, lo que tuve y lo que hoy tengo
ha pesado mucho más y lo mantengo
lo que pienso, lo que digo y aun mi apodo.

Si he buscado casi siempre mi acomodo
y he cedido mi opinión a algún proscrito
a traición nunca he vendido, quede escrito,
lo que pienso, lo que digo y aun mi apodo.

Si he sufrido de demencia algún periodo
y a peanas de otros dioses he subido
fue un intento por lograr ser bendecido
lo que pienso, lo que digo y aun mi apodo.

Por si hay duda en estos versos me redigo,
me disculpen por ser hoy tan insistente,
obsesivo, siempre tuve yo presente
sin adobo lo que pienso, lo que digo.
©donaciano bueno.

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Comentario del autor sobre el poema: La libertad de pensar y decir lo que uno piensa es un tesoro con el que nacemos y al que nadie debe renunciar.

MI POETA SUGERIDO:  José Antonio Sáez

MEMENTO MORI.

Después de haber vivido tantos días felices
con que la vida quiso regalarle
y de haber relegado en el olvido
el desamor de otros tantos que el cielo,
indulgente, cedió a la desmemoria;
confió todo el amor que le cupiera
al Creador de quien lo recibió.
Fue tanta la gratitud que albergaba
su alma, y tan hondo el gozo que sentía
allí, en lo más recóndito (lejos ya los dolores,
las angustias, los temores, los miedos);
que sólo acertó a mojar con sus lágrimas
las manos de quienes le confortaban
y cerraron sus párpados en la gracia del vuelo.

INSCRIPCIÓN SOBRE UNA TUMBA ANÓNIMA.

Pues no me cupo otra gloria en este mundo
que servir a mi propia conciencia y no tuve
otros dueños que no fuesen el cultivo interior
y la dignidad exigible; pasé entre los hombres
desde el silencio en que ellos parecían ignorarlo.
Mas no creas que guardo rencor alguno,
ni tampoco a la vida que me dio, seguramente,
cuanto merecía y gané con mi único esfuerzo.
Que tuve momentos de gozo, como otros,
no es ningún secreto y agradezco su dádiva
a quienes me ofrecieron su amistad o su mesa,
estrecharon mi mano o me abrazaron.
No sean ajenas a ti, que pasas hoy ante mi tumba,
estas palabras que la lluvia, el sol y el tiempo
con implacable fiereza han desgastado.
Nada queda de mí ni mis menguados méritos.
Sólo esta ofrenda de amor que son mis huesos.

(Antología, IV)

Cae sobre mí como lluvia suave
y no atiende a razones.
Va y me susurra al oído palabras
encendidas del más vivo lenguaje.
Graba siempre mi nombre
en los troncos de los chopos desnudos,
a la orilla del río,
fundido junto al suyo.
Se desliza en las sombras de la noche,
así como el felino tras su presa,
y se escabulle luego
en los arbustos del jardín cercano.
Me llama y su rugido
se escucha en el pantanal donde silban
los pájaros al alba rosicler.
Habita en soledad y no desea
otra compañía que mi presencia.
Ella es así, y cautiva.

EMIGRANTE MARROQUÍ EN UN PARQUE

Sus ojos ya no buscan más que el mar en la tarde,
el sonido del agua, su perfume salobre
que impregnaba los barcos en el muelle sombrío
del puerto aquel lejano, de la patria en ruinas.
Siempre mira de frente y sus ojos denuncian
la tristeza sublime de este recinto en llamas
que el ocaso avecina con sus tubas doradas.
Solitario y vencido, derrotado y perdido,
vareador acaso que buscó en otras islas
lo que ayer le negara la tierra polvorienta;
entre ríos de arena buscó las dunas móviles
que el destino arrogante le arrebató sin fuero.
Contempla hoy, burlado, las palomas del parque
que alimentan los niños y los viejos venidos
en busca de ese sol que es apenas caricia,
y ofrecen en sus manos unos cuencos vacíos
donde inquietos gorriones picotean las migas.
Mientras, su corazón acuna el sueño del regreso
y cerrando los ojos ya pasea por las plazas
de Marrakech o Rabat, y en Casablanca o Nador
saluda a los vecinos del zoco en donde un día
vendiera sus alfombras, sus objetos de cobre,
confundiendo a turistas bajo el sol de Marruecos.

SULTAN AHMET ÇAMII

[LA MEZQUITA AZUL]

Con las manos detrás, sobre la espalda,
mirando hacia lo alto, al cielo,
del que son embajada las altísimas cúpulas,
camino descalzo por el mar de alfombras
de la Mezquita Azul… La mañana se filtra
a través de las alegres vidrieras
que inventan otra luz, otro modo de ser
del día; otra manera de ser de la luz,
que es ya emoción,
porque el corazón late más rápido.
Azulejos de ensueño, de verdes y de azules,
con el brillo de siglos y de gemas cautivas,
componen ese cosmos de geometría o locura:
tulipanes y ramos, claveles o planetas;
dorados laberintos en los que se quedaron
los ojos del calígrafo… Resuena aquí una fe
que es una brisa y una queja,
ese canto desde el mihrab lo afirma ahora,
y es un llanto que endulza de lejos la esperanza.
Genuflexos, los fieles prosiguen su liturgia
y se inclinan o besan un suelo de pisadas;
pisadas en lo santo de plantas temerosas…
Siento que tiembla el mundo y que aquí,
bajo el regio velamen de esta nave doliente,
-acaso un espejismo-, tiene mi vida
ese cobijo que, quizás, la redime…
«No puede ser, no puede ser -me digo-,
esta lujuria, esta explosión de luces,
este delirio que nos conquista la voluntad,
este oro que flota, este polen
al que el alma no sabe oponer resistencia»…
Aguardo a que termine la oración, un instante,
y me quedo a solas, bajo la inmensa corona
de lamparillas que llamean sobre mi cabeza.
Respiro el vaho sagrado que alimenta al espíritu
y ensueño junto a una columna de briosos nervios.
Dios está aquí, en esta desmesura,
en esta dolorosa fantasía de los hombres,
que oran con la cabeza cubierta
y tienen los dedos resecos
por las cuentas de sus rosarios.
Afuera el Mar de Mármara,
azul, como el color de los ojos de la favorita
es un mar calmo, de seda, un mar dormido,
en el que se han quedado varados los grandes navíos,
varados por el hechizo inexplicable de un deseo.
Por esta gran burbuja preferida y gigante
va mi vida errabunda; la luz y el salmo
la consuelan, porque lejos de esta ilusión,
(que la retina mira con hambre,
por miedo a que se desvanezca),
la desventura sigue aguardando
con sus trampas secretas.

TUMBAS EN LA CIUDAD

Repica el agua en la verde maleza
que ahoga las tumbas de los antepasados:
estelas inclinadas y hundidas en la tierra
llevan grabadas frases que en su vida
los muertos idearon. Sentencias y deseos,
sueños tallados en la piedra.
Y ahora la lluvia toca sus pensamientos
y resuena también, verde y furiosa,
en la maleza que es su única amiga.
Dentro parpadean las lámparas de la mezquita
y se inclinan las sombras de los fieles.
Aquí fuera la lluvia, la lluvia que viene
de ese cielo tan gris, como el polvillo viejo
de los huesos; tan gris como el destino
de ceniza que a todos nos espera.

DESDE LA TORRE GÁLATA

Contempla allá esa luz
que hacia el poniente es sangre.
Esa luz que parece inventarse la ciudad
en sus atardeceres. Distinta cada día,
contémplala desde aquí y mira cómo asciende
desde la urbe que la sueña,
mientras se van haciendo eternos los perfiles
de cúpulas y de minaretes.
Quisiera el alma retener para siempre
este latido vivo que llega de la entraña
de la ciudad, este pálpito,
este rumor infinito de voces
que se mezclan y se contradicen.
Azota el viento el rostro y guarda el ojo
su lágrima penúltima
para gozar la acuosa imagen del milagro.
Por el Cuerno de Oro van mis sueños
que solté desde aquí, desde la Torre Gálata,
como un puñado de palomas.

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EL CUENTO DE LA VIDA [Mi poema]
Mª Eugenia Reyes Lindo [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Que la vida es un cuento nadie lo duda,
que los que la bendicen solo son cuentos,
pa’ tapar las heridas usan ungüentos
y cuando no hay repuestos piden tu ayuda.

Que nunca nadie sabe por qué se nace
si al acaso dios hizo una travesura
e implicarnos debió en esa aventura,
jugando con nosotros, hace y deshace

Pues sólo monigotes, las marionetas
vamos al son que dictan otros tocando,
sin conocer el cómo nos vienen dando
por qué a todos nos mandan a hacer puñetas.

Solo los sueños tienen algún resquicio
por donde nuestros ojos ir asomando
para fuerza cogiendo e ir caminando
antes ya de asomarnos al precipicio

Pues somos como flores que un día brotan
las más afortunadas, que otras son cardos,
todos hijos de dioses, todos bastardos,
los restos de un naufragio que apenas flotan.
©donaciano bueno.

MI POETA SUGERIDO:  Mª Eugenia Reyes Lindo

OTRA FORMA DE ESTAR MUERTO

La luna,
apenas una rendija de luz tras las cortinas
de un ático mecido por la noche.
Bajo el silencio atento de unos árboles
recortados
que quisieran entrar
al amor de un fuego que no conocen.

De nuevo me has salvado de la muerte,
porque hay
muchas maneras de estar muerto:

Mirar por la ventana y ver tan sólo
la luna moribunda
y un campo de tiniebla.

PALABRAS AL NOVIO

Cuando todo se llueva sin remedio
y olvide hasta mi nombre,
háblame.
Cuando olvide mi voz
y me pierda en los charcos,
háblame.
Cuando desaparezca hasta la lluvia
porque todo sea lluvia,
háblame entonces
de cuando te entregué,
bajo una luz que nunca miente,
mis manos y mi voz,
mi nombre para siempre.
de su libro Nuestro nombre en las piedras.

Oda a la tristeza (fragmento)

Mi tristeza de hoy
es como la tuya de siempre,
lo que no pudre ni envenena,
tristeza sola y simple
como salida de un crisol;
como tuvo que ser
la tristeza primera
del mundo:
ver el amor trocado en otra cosa.

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MI POETA INVITADA:  María Laura Guisen

LA RISA

Mi hija
y sus amigas,
sueltan
sus risas
al aire,
carcajadas
como globos,
como pájaros,
las bocas
abiertas
sin pudor,
los cuerpos
agitados,
en un temblor
dulce,
todavía infantil

Se recuestan
en el pasto,
intentando
atrapar
el último
rayo de sol
de la tarde,
hablan
de amores
recién
estrenados,
construyen
cartas astrales,
abrazadas
a los caprichos
del sol,
y las estrellas

Las observo
desde una
distancia
planetaria,
me gustaría
imaginar,
que las siluetas
luminosas
de sus risas,
son una foto
tomada
a contraluz,
un talismán,
dispuesto
a desafiar,
el roce del tiempo,
y sus heridas.
Ediciones Liliputienses

Parece

Parece una mujer
que toma sol
en el borde de la pileta.
Se acomoda los lentes
con una mano,
y desliza
delicadamente
la otra,
rozando el agua.
Parece una mujer
que lee un libro,
hay un movimiento
imperceptible
de los labios,
o quizás
es un temblor ligero
en el mentón.
Parece una mujer
que está pensando,
tiene los ojos
cerrados,
el ceño inquieto,
y los pies
apenas encogidos.
Parece una mujer
que habla por teléfono,
mientras acaricia
la cabeza tibia
de su perro,
que mueve el rabo
pidiendo atención.
Parece una mujer
contrariada,
lo revela
un titubeo sutil
en el cuerpo,
y la tensión
evidente
de la mandíbula.
Parece una mujer
que camina
decidida
hacia la puerta
de calle,
apretando un teléfono
entre los dedos.
Parece una mujer
que sale de su casa
y se aleja,
escoltada
por un perro
triste
que aúlla.
Parece una mujer
que aúlla
también.

Ediciones en Danza

OTEANDO EL HORIZONTE [Mi poema]
Pedro Sevilla [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Aquí estoy hoy, subido en la colina,
con la vista oteando el horizonte,
me recreo, cercano veo un monte
y un poco mas allá la lluvia fina.

La nostalgia me acerca a tiempos mozos,
precoces, recordados de mi infancia,
las ansias de volar de aquella estancia
la sed por embriagar de aquellos pozos.

El dolor que hoy me causa es muy profundo
no consigo entender que haya pasado,
siempre en guerra sumido, despiadado,
cual si fuera yo solo contra el mundo.

Con mi alforja repleta de alimentos
al final del trayecto ya he llegado,
atrás queda ya solo mi legado,
propósitos y buenos sentimientos.

De aquellos diez denarios dios me ha dado
he intentado sacarles rendimientos,
pagado el principal y en los asientos
el debe y el haber dejo cuadrado.

Hoy tan sólo aquí espero relajado
sorteando el temporal, los malos vientos,
la vida se escapó tras los alientos
¡qué raudos ya los tiempos han pasado!
©donaciano bueno

MI POETA SUGERIDO:  Pedro Sevilla

CEMENTERIO EN OXFORD

En el cementerio de la iglesia de St.Mary Magdalen,
los mendigos se acuestan en las tumbas de mármol ya borrado.
Desahuciados de todo, envueltos en abrigos vagabundos,
comparten con los muertos su no ser,
su no dolerle a nadie después de tanto olvido.

A veces, sin embargo,
también ellos regresan
del reino de las sombras y de pronto
nos piden con la mano una moneda
a cambio de contarnos qué es la muerte.

ESCRIBIR ES SEMBRAR

LLEGABA por las tardes, al sol puesto,
y sin decirle nada me sentaba a su lado
porque junto a su pecho se esfumaba mi angustia
y también porque olía su ropa a sol y a lumbre,
a campo y a honradez.

Cuando el sol era ya sólo un recuerdo
volvía del trabajo con su eterno cigarro,
con sus blancas camisas jornaleras,
y mientras preparaba mi madre agua caliente
y él ponía en la radio las noticias,
yo me daba a pensar, a imaginármelo
esparciendo semilla entre los surcos
que luego el sol, el agua y la paciencia
mudarían en verde y en espigas,
en pan para las dulces meriendas de los niños.

Por eso ahora lo imito. Y por eso
ahora que soy mi padre
esparzo estas palabras
en el raro silencio de un cuaderno,
les pongo el corazón y espero que germinen:
que la escritura alcance madurez cereal
y que un día alguien pueda,
como un trozo de pan y de memoria,
hacer de estos poemas su alimento.

UNA FLOR EN TUS MANOS

CON la destreza milenaria
que gastáis las mujeres en los ritos
de la vida y la muerte,
has subido hace un rato a la azotea
para arreglar las flores,
maltrechas y ahogadas de hojas muertas
tras el penoso invierno.

Es abril y renacen los sentidos.
Todo es verdad ahora,
todo se ve y se huele,
mientras tus manos mullen la tierra en las macetas
para sembrar como quien duerme a un niño,
como quien tapa a un muerto,
plantones de geranios, de endebles gitanillas,
de romero.

Luego, cuando terminas,
con las manos de tierra y el rostro iluminado,
preguntas si me gusta, y te sonrío.

Cómo no ha de gustarme, Josefa, si es lo mismo
lo que tú haces conmigo cada día,
lo que haces con mi alma…

BÚSQUEDA ETERNA

COMO se entra en los muslos que uno ama,
con turbación y miedo,
buscando salvación, placer, ternura,
consuelo, vida, muerte,

así he entrado en los libros,
abriendo, acariciando, desgarrando,
en busca de palabras sanadoras,
de signos, de senderos luminosos,

asaltándome siempre,
muy dentro del abrazo o el poema,

la misma pesadumbre,
el mismo hondo silencio.
de “Serán ceniza”, Libros Canto y Cuento.

AQUÍ MI PADRE

Cómo hubiese querido cederle a usted mi silla
en este cine de verano que hoy ha sido
el solar de un misterio, el espacio de un rito
donde un gitano turbio y orgulloso,
heredero forzoso de dolores antiguos,
ha estado buceando en los pozos del tiempo
para extraer la joya legítima del cante.

Sin duda habría sido usted más digno oyente,
más legitimo,
porque también fue más cumplido en el dolor,
y el dolor ennoblece, y otorga esa elegancia
que a mí ya me asombraba cuando niño:
en el cine del pueblo, otros veranos,
o en las hondas tabernas,
le recuerdo muy serio, ensimismado,
mientras cantaba un hombre
cosas que el vino le llevaba a la memoria.

Lo he entendido, padre, entendí sus silencios,
el brillo de sus ojos que era pasión y vino,
y por eso he fumado despacio, como usted,
y he bebido callado, misterioso, para parecerme más a su retrato.

Esta noche, en la voz del gitano orgulloso,
he sabido el secreto que nos une:
un dolor transmitido,
una historia que viene de muy lejos,
una pasión que va más allá de la muerte. Pedro Sevilla

Éramos violentos

Éramos violentos y algo tristes.
El paraíso entonces
era besar tus labios,
ir contigo a los muros donde en tiempos de paz
se abrazan las parejas
como si cachearan al amor.

Era el setenta y siete.
Tenías veinte años y un temblor en el pecho
de palomas miedosas que acostumbraron pronto
a probar la ternura de mis manos.

Éramos violentos: agentes de uniforme
saqueaban las aulas en busca de octavillas,
de libros prohibidos;
no comprendieron nunca que en los parques de octubre,
besándonos los labios,
fuimos más inquietantes, mucho más peligrosos
que gritando en las calles mientras no perseguían.

Tenías veinte años:
Recuerdo que en un muro,
bajo la sangre quieta de unas siglas,
hicimos el amor en pie de guerra.

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ASÍ DE RÁPIDO [Mi poema]
Carlos Pardo [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Cuando él nació, el mundo ya existía,
que el mundo no paró porque naciera,
mas otro hay que al nacer ya se muriera
cual fuera que nacer él no quería.

Metido como estaba ya en harina
pasó la vida ansiando alguien le quiera,
haciendo de la misma una quimera
y viendo que este mundo es una ruina.

Mas tuvo que ocurrir, y sucedió
que un día, el más aciago, se moría,
y el mundo mal que bien vivo seguía
y entonces ya del mismo se olvidó.
©donaciano bueno

La #vida es corta, larga? depende de con qué la compares. Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Carlos Pardo

NADIE PREGUNTA

NADIE PREGUNTA quién pero nosotros,
comparsas del planeta
burgués, comentaristas
del reciclaje, hombres piojo,
medimos la parábola de la próxima elipse
por si acaso quisieran lanzarnos al desagüe del tiempo
entre los pre y los pos,
porque si todo instante es irredimible-
mente gasto,
todo sujeto es un conservador.

Para empezar alguien dice nosotros
pero quién entre ruidos
sin un nombre vernáculo
por exceso de lata,
aun enfermo de abulia en blogs de periferia,
llamara nomadismo a este

deambular del trabajo al videoclub,
hacerse el muerto en la contrapartida
del crujir de las ramas,
del adiós de la savia a la página en blanco,
a la página impura

y aburre ser tan tonto en tiempos sulfatados.

BASURA

El mar es familiar en el sentido
de una sopa de genes,
y delante del mar hay un estercolero
y un rebaño de ovejas
husmea pobres restos de comida.

De pronto dudas de la seducción
repetitiva de las escombreras,
de los residuos líquidos
y orgánicos del cementerio.
Con qué invisible y duradero encanto
pudren el aire de los vivos
o respiran su propio aire espesado.

¿Gozamos pervirtiendo la belleza,
como en las universidades, u otra
belleza nueva en la basura anuncia
un horizonte sin cicatrizar?
¿Más metafísica o adorno?

La basura no quiere ser humana.
Le falta un término
a la comparación. Es lo que era.
Cáscaras, pensamientos,
costumbres… Ni los huesos
soportan, pobre Yorick,
confundirse contigo.

Desciendes a la orilla
donde hay niños y espuma saludable.
Te demoras y sacas unas fotos
de dos rectángulos de tiza
bajo el cielo encalado: dos amantes.
O marido y mujer.

Como otros animales vives
entre la madurez de los detritos
de espaldas a la roca, a la asepsia del mar
yodado y joven. Amas
en el descenso. Aunque
quizá no sea amor.

La basura se siente bien contigo.
Hazla metáfora.
O deja aquí, entre plástico, los ojos
para que otros los use.

Y TODO TIENE

Y TODO TIENE un aire presexual.
El mar apesta a olas
hormonadas, y para despistar

los albañiles
cortaban en la calle las baldosas.

Era la primavera, y sigue
una enumeración.

ASOMADO COMO

ASOMADO COMO ave a un hervidero
de nidos, no poeta lírico,
atado en corto a ideas sin semilla,
iluso de la nada,
posesivo tantálico,
arrendatario de miserias escolares,
flojo, con una grulla
parlante en las costillas,
con sueños concurridos
por timidez, hermético pudiendo ser ambiguo,
sin biceps ni razones de altura,
sin la proverbial paciencia de la mala suerte,
rastreador del justo medio
en los extremos de la acidia,
supersticioso de la sensación

y aunque en un ejercicio
de impersonalidad
he llegado a gustarme,
la sangre se demora en un laberinto
que ni siquiera es laberinto,

cada partícula
pide emanciparse.

LA BIOGRAFÍA

LA BIOGRAFÍA nos abandonó.

La casa hinca los codos. Amueblar:
hacer sitio al tiempo.

Y por aquí, ciudad amortizada,
como valses de polen,
dados de sombra y juegos de la luz,
como un zoo de arrumacos desvalidos
la domesticación
devuelve al cuerpo un interés de res.

El deseo nos guarda
del golpe de la dicha.

Un escondite en la palabra novia.

Y ahí no cabe Freud.

Del griego Omphalós

PRIMERA CICATRIZ

PRIMERA CICATRIZ
de soledad, nudito,
vuelve a advertirme:
—Estás equivocado.
Alguien te escucha. Habla.

COMO LAS CIRCUNSTANCIAS

COMO LAS CIRCUNSTANCIAS me pidieron
un toque personal
adopté el tono bajo para voz atiplada
con temblor en la frase y temor en el verbo,
resuelto a trompicones.
No era yo
ni era el propio lenguaje
quien hablaba, sino un experimento
de humanos con cultura,
pues soy un hombre de labios impuros
y en un pueblo de labios impuros
habito.
Porque era vanidad
querer narrar la vida
aun más cubierta de su camuflaje
de cuidado interior,
desflecada
en oficios,
y vanidad hablar
del mundo como de la superficie
que devuelve el reflejo
de uno mismo asombrado
y un nimbo de paisaje lila
o verde y fucsia y ocre
o negro con dos trazos azules
excéntricos,
de pulso abierto,
dialéctica del tacto y la cabeza
en cielos que un exceso creador
pulcramente dibuja despoblados
—y vanidad que no dijera yo
y que hablara de dioses
de un acerbo de oídas.

Las mujeres van y vienen
oliendo a tàpies.

Hemos tomado fórmulas prestadas
del viaje épico, del auto-
conocimiento a pie, del folk,
del rock,
de los documentales susurrantes,
del apólogo esdrújulo,
del cosmos homeopático.

No partir, no llegar. retardar para cuando
realicemos de forma pleni-
potenciaria el placer
sin que éste nos consuma,
más digno por la confianza, más
aséptico sin duda
por haber olvidado la emergencia,
por haber esperado
—si el deseo era auténtico
hablando en jerga de autenticidad—
un deseo que luego
luego será mejor.

Hablar para salir airosos de la vida
por los caminos del lenguaje.

Y aquí termina la insatisfacción.
De Echado a perder. Madrid; Editorial Visor 2007.

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UN AMANTE FIEL [Mi poema]
Beatriz Villacañas [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

No paro de mirarlo y me extasío,
intento darle vuelta a cada instante,
suspiro cual suspira algún amante
que llega a producir escalofrío
en acto delirante.

Y así una y otra vez rozo su piel
recorriendo mis dedos su textura,
descubriendo en el borde una ranura,
los surcos que rezuman de su miel
en trazos de pintura.

Olor del que desprende. La ternura
que ahonda estas mis ansias, que respira
salpicados de amor, pena y de ira
renglones que destilan tinta impura
penados a la pira.

¿Cómo puedo yo huir de esta locura,
del climax que produce el acto aquel?
¡Dios mío, que no muera el anaquel!,
no puedo soportar tanta tortura
¡oh, libro de papel!
©donaciano bueno

Comentario del autor sobre el poema: Y decían que el papel estaba destinado a desaparecer con las nuevas tecnología. Yo aquí hago un alegato para que ésto no sea así.

MI POETA SUGERIDO:  Beatriz Villacañas

NO SON ALAS: ES TAN SÓLO UN PIANO

Los pájaros son el recuerdo cotidiano
de la atadura que nos une a la tierra
diariamente.
Son el espejo en el que se refleja
esa distancia, siempre irreconciliable,
del hombre con su piel.
Ellos
son ese sueño cercano e inasible
de crueldad bellísima.
Tiernos e indiferentes,
y desconocedores
de todas las palabras
que inventamos nosotros
para poder volar.Escucha:
¿No percibes su corazón acelerado?
Oye cómo bombea
ese aire que en nosotros se estanca
y se hace pensamiento.
Ellos
reinventan el viento día a día
mientras tú y yo seguimos
intentando entender el porqué de su vuelo,
que se acerca a llamarnos
y se aleja después.
Para nosotros
el deseo es un pájaro caído
incapaz ya de atravesar el aire.
Para ellos
nosotros somos la amenaza que se olvida
al recobrar el cielo en un instante.
Míralos allá arriba,
intentemos hacer de la mirada un ángel redimido
un segundo tan sólo.
Luego,
nuestras pisadas nos traerán a la tierra nuevamente
y volverán a caer, algunas veces,
sobre la hormiga
que sólo mira al suelo.
(DEL LIBRO JAZZ, 1990)

PARA AQUEL ZOÓLOGO ALEMÁN QUE BUSCABA ANIMALES MONSTRUOSOS

La ciencia pudo ser el arma de tus manos,
tu instrumento. Pretexto:
La magia era tu meta,
perseguiste su sabia con la sed
de todos los desiertos,
ávido de esa luz que sólo brota
de la raíz del pozo más oscuro.

Elefante-luciérnaga,
pez que huye por tierra
con pies inexplicables,
y ese animal tan negro, tan feo, tan humano,
que gime y casi llora cuando se le acaricia.

Dime,
ante el horror del monstruo,
¿sentiste escalofríos?
¿te atormentó el placer?
¿tuviste pena?
Quizá llegaste a amar, acas, digo,
el labio leporino de aquel pájaro
o el corazón sufriente del bicéfalo
y viste en ellos
al hijo indescifrable del dolor
con tus gafas del siglo diecinueve.

Diste a esa frente tuya que escalaba
las cumbres más nietzscheanas
un tenebroso oficio,
en ello te hermanaste con todos los poetas,
porque el monstruo
es el misterio profundo de la vida.
(DEL LIBRO ALLEGRA BYRON, 1993)

AQUILES, HIJO MÍO

Aquiles, hijo mío,
algo me vence más que tu grandeza:
el recuerdo de tu ser recién nacido.
Sólo yo, Aquiles, hijo mío,
sé cómo fuiste niño.
Cuántas veces, a nuestros pies las olas,
con mis dedos quitaba yo la arena de tus cabellos rubios.
Siempre escondías tesoros diminutos en tus puños,
que se abrían como rosas
sin haber conocido aún el hierro de las armas.
Aquiles, hijo mío, tuyas son las victorias,
tu lucha es mi derrota.

Aquiles, mi guerrero,
al hacerte soldado
caíste prisionero de tu propia armadura.
El mundo está asediado,
y todos tus triunfos ponen nuevas murallas
en los pechos de los hombres y los héroes.
Tus pies ligeros no han de llevarte nunca más allá
de los confines de la guerra,
y con ellos te vas marchando lentamente de mí
porque te marchas para siempre.

Aquiles, hijo mío,
te vi vivir antes de verte con los ojos,
te oí sumergido en el silencio
y te toqué sin necesidad de usar las manos
mucho antes que la aurora de los dedos rosados.

Ahora que estás dormido y la luz de la luna
perpetúa el resplandor de tu espada,
a la vez que con su leche nutre esta nocturna tregua,
contemplo en tu talón la convulsión del tiempo,
y aunque tú no lo sabes, Aquiles, hijo mío,
como siempre
los dioses han vencido.
(DEL LIBRO EL SILENCIO ESTÁ LLENO DE NOMBRES, 1996)

DELIRAS POR DUBLÍN

Dublín es como todo,
sólo un pretexto más de la existencia,
lo diré de otro modo,
que vivir es la ciencia
de no saber de nada y a conciencia.

Es una antología
tan personal como los ruidos viejos,
como una epifanía
que nunca da consejos,
con el presente Joyce siempre a lo lejos.

Yo me tomo unas liras
con todos los borrachos dublineses.
Muerte, sé que me miras
como a los feligreses
de los templos profanos irlandeses.

Que el pub es cosa seria,
de la sed sin fronteras es la casa,
es toda nuestra feria,
es todo lo que pasa,
es creer que la muerte se retrasa.

El amor, por su parte,
puede encontrarnos en cualquier postura,
quizá el amor es arte
de mestiza blancura.
Me gusta que el amor no tenga cura.

Porque si la tuviera
Dublín sería un diálogo mezquino,
no habría ciudad entera,
ni cerveza ni vino
que nos pusiera a hablar con el destino.

Ya lo dije hace mucho,
Dublín no es otra cosa que un relato
tan mío que lo escucho
cómo come en mi plato,
que la vida es muy largo y sólo un rato.
(DEL LIBRO DUBLÍN, 2001)

ÁMAME CON CARIBES Y PANTERAS

Ámame con Caribes y panteras,
deja que Eros cumpla su destino,
ponle caña de azúcar al camino,
dale cuerpo al futuro que tú esperas.

La noche nos dará sus lunas fieras,
el abrazo tendrá sabor marino,
y la canela excitará el felino
que ronronea bajo las palmeras.

Inúndame de tropical ternura,
acércame tu aliento, tan caliente
que puede hacer arder la tierra entera.

Démosle rienda suelta a la bravura,
superemos la gloria del torrente
y que el gozo nos lleve donde quiera.
(DEL LIBRO EL ÁNGEL Y LA FÍSICA, 2005)

LA MÁS CONTRADICTORIA DE LAS ARMONÍAS

La vida, viaje extravagante,
centro infantil
donde convergen los sueños y los astros.
Imposible sosiego,
pulsión deshecha en átomos cegados.
La vida ésta. Ángel frutal
engendrador de pájaros profanos.
Canción de charco en charco
con el amor doliendo en el costado.
Texto escrito en la carne y en lo desconocido.
Fulgor penitenciario
y una legión de insectos formando una pregunta.
O mil preguntas como mil guerreros.
Beso a flor de cuchillo,
melodía en el campo de batalla.
Perfecta desnudez frente al todo y la nada.

La vida, cruda y lírica,
toda ella hecha cuerpo, muerte y resurrección.
(DEL LIBRO DE LA GRAVEDAD Y LA MANZANA)

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QUÉ SERÍA, ME PREGUNTO [Mi poema]
Carlos Pío Urbach [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

A veces me pregunto que sería
de haber nacido yo en otro lugar,
la vida que hoy debiera de llevar,
posible nunca yo lo creería.

Pongamos un ejemplo: Afganistán,
¿país con su facción separatista?
-posible hubiera sido terrorista,
-seguro hubiera sido talibán.

Si en África naciera, negro fuera,
o un ser que se murió antes de nacer,
futuro condenado a padecer
que tuvo por visión una alambrera.

Si en India, convertido en un budista,
España o Sudamérica, cristiano,
si en China, maoísta o comunista,
en mundo del islam, mahometano.

En Cuba, Venezuela o Nicaragua,
allí donde gobierna es dictadura
haciendo lo que ordena un caradura
debiendo bendecir por darme el agua.

En France, la de Macrom, republicano,
monárquico en Holanda y Reino Unido,
doctor o analfabeto hubiera sido,
depende si carnívoro o vegano.

De idiomas qué debiera aquí decir,
olvida de fardar, ser presumido,
que tú como hice yo te has aprendido
el que hablan no dejándote elegir.

Pues todos somos frutos del lugar,
del sitio, por azar, en que nacemos,
del padre y madre y sitio en que comemos,
de aquel que se dedica a adoctrinar.

Que el mundo solamente será humano
el día en que los niños al nacer
les dejen de enseñar como han de ser
y enseñen solo a ser buen ciudadano.
©donaciano bueno.

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MI POETA SUGERIDO:  Carlos Pío Urbach

Budoir

Alcoba. En los tapices, el ramaje
sobre malva entreabre blancas rosas
con un tinte enfermizo. Un oleaje
de blondas cae del lecho. Temblorosas

parpadean las joyas. El paisaje
de un biombo irradia luces misteriosas
de crepúsculo pálido. Salvaje
y voluptuoso olor de resinosas

maderas esculpidas. Grave escudo
labrado en la cornisa. Espesa alfombra
ahoga las pisadas. En la incierta

penumbra de la tarde, yace mudo
el fastuosos budoir, donde la sombra
va envolviendo el recuerdo de la muerta!…

Homero

Un gigantesco cíclope simula
cuya espalda no encorvan las edades,
y aun su lira de bronce a las deidades
con sus estrofas clásicas adula.

El regio canto que épica modula
estremece las ruinas de ciudades
muertas, o en las celestes soledades
a los dioses proscriptos estimula.

Supremo forjador de eterna joya,
émulo poderoso de vestiglos,
yérguese excelso en inmortales bregas.

Y el resplandor magnífico de Troya
apagóse en la bruma de los siglos
cuando aun refulgen sus pupilas ciegas!

Byron

Nació de heroica estirpe ese poeta
de bruna cabellera ensortijada,
brillando su pupila constelada
como un rayo que filtra una faceta.

Fue su musa tan triste, que interpreta
la desdicha de un alma desolada
o la expresión que anima la mirada
cuando rueda, vencido, de un atleta.

Del tumultuosos hervor de sus pasiones
huyeron, como tímidos alciones,
sonoras rimas de vibrantes ecos;

y trazóle su horrenda desventura
hosca senda de tétrica amargura
donde halló sólo corazones secos.

Incoherentes

¡Los fervientes anhelos! los que hilan
los flébiles amores celestiales
y enervando el dolor de los mortales
cual lánguidas visiones se perfilan;

en mi alma nostálgica destilan
el aroma de goces ideales,
y lívidos fantasmas, espectrales
por mis ensueños cándidos, desfilan;

al cruzar por mi mente oscurecidos
como un sol deslustrado que se apaga
o tristes como pálidos dementes;

entumecen mis nervios doloridos
con la dulzura misteriosa y vaga
que engendran los delirios incoherentes.

Los templos

En sus bóvedas guardan la infinita
castidad que los sueños tornasola,
como guarda en su pálida corola
alburas la silvestre margarita.

En su recinto protector no agita
el ansia terrenal su impura ola;
del blanco cirio la dorada aureola
a los delirios lánguidos excita.

Narcótico deleite se desprende
del incensario fúlgido que al aura
impregna de balsámicos olores;

y el ritmo melancólico que extiende
por la atmósfera el órgano, restaura
el piadoso fervor de mis mayores.

Julián del Casal

Amó el brillo sutil que reverbera
aureolando las joyas fulgurantes,
los místicos deleites enervantes,
la tarde, de los sueños mensajera.

Con el matiz de rubia cabellera,
o el iris de las sedas espejeantes,
forjó sus tersas rimas deslumbrantes
moldeando el verso como dúctil cera.

Cruzó cual encendido meteoro,
con radiaciones fúlgidas de aurora
el firmamento azul de Poesía;

a sus estrofas de bruñido oro
ungiendo con la esencia soñadora
alma de vesperal melancolía.

In extremis

Aura sutil su clámide olorosa
de verde enredadera en los festones
desgarra. Melancólicas canciones
flébiles surgen de la selva hojosa.

Tiñe el cielo su bóveda azulosa
con lácteas tenuidades de jarrones,
y en el ocaso humeantes bermellones
del sol la veste esparce esplendorosa.

Como un pálido ejército las garzas
van acampando en las punzantes zarzas
que bordan los linderos del camino

donde en áspero lecho de fría piedra
que alfombra crespa exuberante hiedra
agoniza extenuado peregrino.

Un cruzado

Nímbale el casco broncínea cimera
donde erizado feroz jabalí,
a la ígnea lumbre del sol reverbera
chispas sangrientas de ardiente rubí.

Pende bruñida tajante altanera
como un trofeo del marcial tahalí,
y la acerada lóriga, severa
surca y blasona la cruz carmesí.

Yergue su diestra cruzado orifloma,
lleva en la mente su Dios y su dama,
sacro amuleto, feliz talismán;

y en la hosca brega febril del combate,
hunde frenético, agudo acicate
a encabritado brioso alazán.

Vesperal

El sol envuelve su caldeado escudo
en sudario de brumas irisadas,
cual la púdica virgen el desnudo
turgente busto en sedas sonrosadas;

rasga trémulo el aire el eco agudo
que lanzan los alciones en bandadas:
quiebra en negro arrecife el mar sañudo
sus eréctiles ondas argentadas.

Como un ópalo níveo en ocre raso,
mancha con su blancura del ocaso
la ensangrentada clámide, alba vela;

pájaro de plumaje marfileño
finge, que a las comarcas del Ensueño
por encendidos firmamentos vuela.

Velada

En la blanca frialdad de la neblina
su lívido semblante verde-plata
la luna arropa, y tenue se retrata
tras su manto de aérea muselina.

Cuando en su curso agónico declina
hacia el ocaso, su cendal desata,
y el nítido sudario desbarata
su luz que argenta y pálida ilumina.

Filtrando el cortinaje de la bruma,
en la onda azul, crenchada por la espuma
al irisar sus últimos fulgores,

copia del tedio abrumador el astro
que al surgir en mi cielo, deja el rastro
de su fúnebre brillo en mis amores.

Reminiscencia

Lánguida y melancólica sonrisa
de cándidos infantes hechiceros;
flores de alba corola que la brisa
mece a la lumbre azul de los luceros;

amores de cruzados caballeros
y blondas castellanas, indecisa
luna que al resplandor blancos regueros
con metálicos tintes la onda irisa;

a mi alma habláis con musicales voces,
hacéis promesas de ideales goces
a mi tétrico espíritu abatido;

y, emisarios de ignotas lontananzas,
me traéis soñolientas remembranzas,
del lejano país en que he vivido.

Enclaustrado

Sólo en mi corazón reina el hastío
como un déspota audaz que se entroniza;
lo que ayer me sedujo, hoy me horroriza,
y encuentro el mundo en derredor vacío.

La nostalgia del claustro mudo y frío
en mi alma soñadora y enfermiza,
como fragante flor, aromatiza
las ansias de mi espíritu sombrío.

¡Ay!, yo aspiro a las dichas ideales;
los efímeros goces terrenales
engendraron el tedio en mis placeres.

Pueblan mis sueños vírgenes con tocas,
y no me encienden las sangrientas bocas
con que besan las pálidas mujeres.

Desolación

Como el gallardo paladín caído
viendo inutilizada la cimera,
levanta desde el polvo su bandera
como postrer esfuerzo de vencido.

Así mi corazón, mártir herido
por aciago pesar, ya nada espera,
mas sostiene su fúlgida quimera
como un faro entre ruinas encendido.

¡Oh Señor! Si perpetuo desolado
cruzando los senderos terrenales,
llevo mis ilusiones condolidas.

¡Infúndele a mi espíritu agobiado
la fe de religiosos ideales
o el heroico valor de los suicidas!

Para unas voces

En la penumbra incierta del historiado coro
disuélvese un perfume como de castidades,
y de la nave inmensa las blancas soledades
invade un leve soplo de virginal decoro.

De los erguidos cirios la lágrima de oro
tiembla al errar el vuelo de espiritualidades
que emana de las voces del coro, en suavidades
flexibles, tenues, leves, como hálito sonoro.

La vibración postrera se extingue de las voces,
y aun se perciben vagos, como sedosos roces
que pueblan el silencio de los sitiales almos;

y el ánimo interroga, si en la alta sillería
expira lentamente la santa melodía
o inícianse en el alma desconocidos salmos.

De Carlos Pío y Federico Urbach

Introducción

Somos nosotros pálido pintores
que diluyendo el alma en la paleta,
esbozamos ensueños de poeta
con justas gradaciones de colores.

La trágica expresión de los dolores
forja marco a la cláusula discreta,
si la indomable aspiración, boceta
iris de fugitivos resplandores.

En el cielo del arte, los matices
cruzándose en artísticos deslices
simulan espejismos visionarios,

y en el paisaje desolado, abiertos
lirios negros en cármenes desiertos
forja nuestra labor de solitarios.

Somos nosotros pálidos pintores
que infundir anhelamos al bosquejo,
la expresión vacilante del reflejo
que agoniza entre lampos tembladores.

La dicha que difunden los amores
o el pesar que deforma el entrecejo,
quisiéramos copiar, como un espejo
de una ninfa los rasgos turbadores.

Pero, como los copos invernales
el diáfano fulgor de los cristales
opacan con sus gélidos sudarios,

implacable el olvido tenebroso
opacará, cruzando misterioso,
nuestra extraña labor de solitarios.

Para unas rosas

Rosas que el rosa tenue de senos virginales
mostráis, y la clausura del tiesto cristalino
ornamentáis con tono de lampo vespertino
o fugitivas luces de cielos otoñales.

Espirituales rosas que a las espirituales
contiendas amorosas unís vuestro destino,
poniendo en las mejillas rubores, y en el vino
de amor de rojas bocas los hálitos sensuales.

En el fecundo huerto del corazón nacidas
las rosas del ensueño, dobléganse rendidas
al alma de las rosas que en el salón divaga,

y dulces rendimientos el corazón presume
en la embriaguez suprema que emerge del perfume
y el resplandor de rosas que la pupila embriaga.

En la arcada

Bajo el dosal de la esculpida arcada
eres visión de blanca vestidura,
que de una estrofa esquiva la clausura
por suplicantes ritos evocada.

Por locas inquietudes agitada,
tus ojos, que abrillantan la ternura,
fíjanse, escrutadores, en la oscura
sombra de la avenida enarenada.

En la tiniebla nocturnal imitas,
inmóvil en el rico barandaje,
virgen enferma o moribundo nardo…

Viendo en el horizonte de tus cuitas
cruzar con resplandores de celaje
la última rima del ausente bardo!

En la partida

Cuando la inquieta nave, refractaria
a indolentes perezas, dejó el puerto,
e internóse en el náutico desierto
ávida de región hospitalaria;

ella junto a la borda solitaria,
viendo esfumarse el horizonte incierto,
la frialdad homicida de lo yerto
sintió invadir su dicha visionaria.

Y entonces ¡del amor loca sublime!
asiéndose al anhelo que redime
con un desbordamiento de alegría,

forjóse una quimera misteriosa:
¡que su alma se quedaba venturosa…
en las patrias riberas con la mía!

De otoño

Un vuelo melancólico de hojas
en las arcadas de la selva ondula,
como sonrisa virginal que adula
la muerte, de la vida en las congojas.

tal en tu selva, corazón: despojas
tus ramas de recuerdos, y simula
un miraje engañoso que estimula
el manojo de ensueños que deshojas.

De otoñales tristeza se diluye
un algo espiritual en la contienda
en que el aroma de tu vida exhalas;

y al rumor angustiado, sustituye,
de tus alas heridas en la senda,
un vuelo melancólico de alas.

De tránsito

Yo vengo de un país que el sol inflama
con su lluvia de ardiente pedrería,
que en regueros lumínicos envía
de su ígneo disco la caldeada llama.

Donde susurra lánguida la rama
del árbol de los sueños su elegía,
y sus notas de rítmica armonía
en los delirios pálidos derrama.

Allí a través de mágico espejismo,
descúbrese del sacro misticismo
el séquito de goces ideales;

y vírgenes de cándida hermosura
engendrando en el alma la locura
profetizan las dichas celestiales.

Crisantemos

Fabulosas leyendas orientales
dicen del crisantemo la leyenda,
que entraña en dulce símbolo la ofrenda
de exaltadas primicias virginales.

Fingiendo atardeceres estivales
sus corolas deshójanse en la senda,
que señala al encanto la contienda
de áureos deslumbramientos floreales.

Sus pétalos, a modo de venablos
de mil luces, a zonas mil alcanzan
como flechas de un sol iridiscente,

y engarzando en sus pétalos vocablos
a las comarcas del ensueño lanzan
fabulosas leyendas del Oriente.

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DOS Y DOS SON CUATRO [Mi poema]
Juan Andrés García Román [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Que dos y dos son cuatro es evidente,
sumar es muy sencillo,
yo sumo, tu haces trampas, yo te pillo,
lo niegas y repites insistente
fingiendo ser sincero y eres pillo.

Tú llevas la razón, yo me arrodillo,
más tú eres un tunante
y sabes convencerme a cada instante
haciendo que me trage tu estribillo
cual fueras tú el maestro y yo el pasante.

Sumar y convencer son las dos caras
de una misma moneda,
la lanzas y depende como queda
que apuestas pueden ser te salgan caras
o salgas vencedor en esa rueda.

Que en medio de los dos está el engaño
que siempre está a acecho,
tú crees que esta bien lo que tú has hecho
mas siempre hay quien te lleva a su rebaño
tratando de al mediar sacar provecho.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDO:  Juan Andrés García Román

Ramo mixto (La novia)

Para Erika

Los poetas románticos lanzan
miradas oblicuas a sus obras póstumas,
sus cartas se rozan en el buzón
como caricias en
el dorso de las manos;
no les acaba el tórax en abdomen
sino en un fino tallo
que se une a otros tallos
dentro de un anillo.

En los bolsillos de su chaqueta
se busca la mano de Napoleón.
Los poetas románticos
tienen cocido el pelo y sus ojos
picotean la esquina de las gafas
como en una pecera. Sin duda
prefieren la luz zombi del atardecer,
que es la hora en que toman la pluma
y escriben las soflamas
contra sus archienemigos de un poco más abajo,
los poetas que hablan de flores
(y a los que la boca les huele a agua de jarrón).

Lo que los poetas románticos no saben
es que ellos mismos,
y los otros también, son flores secas
de un ramo en una alcoba de viuda,
y que el capullo que no ha abierto
y en cuya cabeza depositan todas sus esperanzas
estilísticas, nunca va a abrir,
que el cosquilleo de la brisa
es sólo el rumbo de una mosca en la nuca.

No lo saben, pero lo sabrán
esta misma noche,
cuando la viuda salga a la chirriante puerta
y los coloque, junto a otros trastos,
bajo las estrellas que no paran
de crecer.

E l b u r g u é s g e n t i l h o m b r e l o b o
( I n c l u y e u n a p e q u e ñ a h i s t o r i a d e e s t a c l a s e s o c i a l )

Eres feo,
tienes siete cabezas oscilando
en el aire y en todas
el mismo
sueño perverso.

Eres feo, cuestión de proporciones
o decoro, no sé, pero no te integrabas.
Lo recuerdo, te ibas
disimuladamente aparte
y te ponías muy serio como el niño
que va a hacerse la caca.

Entonces, comenzabas a pintar
la pared de la cueva
(Mamut-mamut-ut-pictura-poiesis).
Echabas mano de tus colecciones
-vidrio, cerámica, marroquinería-,
tendías tu trapo

y en ésas te pilló el Gran Diluvio
y te pusiste empapado.
Aunque más bien es como
si te hubiera caído un crecepelo
porque a partir de entonces
te salió un fino vello en la nariz, la frente,
el dorso de las manos.
-Y en otros sitios donde ya tenías,
la región inguinal, se hizo aún más espeso;
pelos más gordos nunca se habían visto;

de la barbilla lo que te salían
eran patas de escarabajo,
y te las rasurabas a nivel
ayudándote con un colador-.

A finales del siglo XIX
te colocaste un tornado a modo de chistera.
Mas no sirvió de nada.
Nunca fuiste más feo,
has ido desechando elementos
de tu naturaleza
humana, te han salido
tentáculos con uñas de plomo y eres polioftálmico.
Además, pones huevos -Platón, Mercurio, Venus-
y los haces rodar por la vía láctea
a que el sol los incube
y te dé una progenie galáctica y tremenda.

Aunque si feo eres tú, más fea es tu novia,
toda de astracán y con un collar de perlas
que se le ríe en el cuello
como branquia con dientes.

Qué quieres de nosotros, dímelo,
y por qué pones cara -¿es una cara?-
de enhebrar una aguja o de ir a silbar…
¿Qué te propones? ¿Vas
a poner otro huevo?

Pones blancos los ojos
y tu aullido retumba en las lunas metálicas.

Réquiem y fuga muy lejos

Cuando mañana me despierte y no vea
la cama de mi hermano
paralela a la mía como un signo de igual
ni su cuerpo en ella como un parterre
ni su rostro y sus gafas como flor de ese parterre,

cuando las plantas de nuestros pies ya no señalen el amanecer.

Cuando mañana me levante
y me saquen sangre en una sala blanca para siempre,
cuando me pongan una pulsera de goma
y al final del brazo del sillón
se cierre un puño y se abra una mano
como soltando algo o como
tomando prestado algo al Señor.

Cuando mañana me levante temprano para ir al colegio,
pero a mi pupitre se haya sentado la muerte niña.

O cuando el mediodía se descalabre
con sombra espesa de torre
un día y otro y otro
y en la huida introduzca la cabeza en la soga,
pero el resto del cuerpo no me quepa
y me quede colgando del cielo

y contemplando

la cabeza del cuerpo del Señor,
las rodillas del cuerpo del Señor,
el corazón del cuerpo del Señor.

Cuando mañana me levante
pero la luna podrida tenga un gusano,
cuando llueva tanto que se me encharque
el pulmón y, entalleciendo en él, la primavera,
como un grano de mijo que lleva al crecer su cáscara,
me impulse junto a mis maestros viejos,
los que echaron la rama de un bastón
y murieron goteando en las cátedras
de un colegio futuro

y un recreo de niños albinos y felices.

El muchacho piadoso y su fervor interior

Para Katie

Mi padre abría su ventana a un cuervo
que venía de noche,
empollaba en sus testículos
y, antes de clarear, se deslizaba
entre los abetos y las estrellas,
estrellas que eran siempre en su opinión:
“las puntas asomando de los clavos
con los que al otro lado se sujetan
los dorados iconos, el cielo”.

Fui concebido entonces
y al crecer me encerré en esta capilla
donde un cáliz refleja
el mundo tal cual es: oscuridad,
sí, sí, qué oscuridad, hay más miseria aquí
que gloria en ningún sitio.

Monjas llenas de hormigas, crepúsculo giboso
y un bosque de tocones o un vértigo de anillos
que preguntan al cielo como ondas radiofónicas:
Dinos, cielo, qué tiene, qué le pasa al muchacho,
por qué nació tan feo y sin alegría.

Oh frente mía rectilínea,
perfecta para apoyar en una vidriera
hasta que la noche caiga,
evoque la luna y la envuelva con párpados
para que mi única novia,
la del rostro ascendente,
no me abandone.

Ya ni recordar puedo
la vieja primavera.
Mas para qué,
si de sus eclosiones y sus larvas
emergían seres siempre más informes.

Siento a las cucarachas poblar los entresijos
que separan mis días unos de otros.
Cosquillean
al mover las antenas
preguntándose: Qué puede tener
el muchacho, por qué nació tan feo
y sin curiosidad.

Pero hoy, cuando oscurezca
y ellas se acerquen como cada noche
desde el pasado, algo las detendrá.
Mirarán extrañadas
y, subiéndose a lomos unas de otras,
avistarán al fin cómo se alza
del postrer de mis días,
un íntimo y coloso resplandor.

(Vuelos de cuervos reflejados en un cáliz.)

Mi cremación junto a un bosque marchito
habrá causado un fuego que será
mayor que el Sol,
más puro que la Tierra.

Mes de febrero de un solo día

Tlan-tlán tlan-tlán la campana
gira como la falda
de una mujer mecánica, llamando
a sus gallos mecánicos,

que se vuelven para ver
cómo el cielo se ha puesto color ponche.

Porque las tardes ya se notan,
las nubes sacan pecho
por todas sus esquinas
y ¡¡Brrhhhmmm!! cuatro relámpagos
le dan al cielo forma de alambrada.

Un niño herrumbroso entonces
te pide que lo lleves a su casa y
te enseña la ramita
que tïene por brazo.

¡Ay cómo está raquítica y sin hojas!
Pero eso va cambiar. La primavera
-como un abrigo caro
que se ha puesto de pie porque lo aplauden-
está ya de camino. Bhrrrhrrrp eructa

el campo de cebada
y la noche -un tapete
sobre una jaula- ciérnese
encima de las casas, del castillo

en el que el bisabuelo
reza junto a la cama,
apaga la palmatoria
que flota sola en el aire

y se tumba y bosteza y

se müere y bosteza.

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UN CANTO A LA VIDA [Mi poema]
Rafael Adolfo Téllez [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Quien a la vida se enfrenta
sin saber como la aguanta
es igual que aquel que canta
y un catarro se presenta.
Aquel que se toma menta
y un picor en la garganta
hace que al habla atraganta
y en vez de voz sale un pito,
ese es momento maldito
que a la concurrencia espanta.

Quien crea que el argumento
es la base de la ciencia
es que no toma conciencia
pues que también lo es del cuento.
La vida es un sufrimiento,
eso lo sabe cualquiera,
mas también una quimera
un lance, un atrevimiento,
del alma es un sentimiento,
para el cuerpo, una fresquera.

Por eso aquí me adelanto
antes que él adiós me diga
y lanzo al tiempo este viva
y a la vida lanzo un canto.
Quien no fue en la vida un santo
aunque tampoco un perdido
algo hay que haya aprendido
agradecer a quien fuera
que sembró esta sementera
y al viento haber florecido.
©donaciano bueno

MI POETA SUGERIDO:  Rafael Adolfo Téllez

LOS VIEJOS GATOS

La noche los trae, de lejos, al ruinoso
caserón,
y miran, recostados en el suelo, la llama
que tirita en el candil.

Nosotros comemos nuestros platos,
sentados a la mesa
en la que padre, con su traje rugoso,
alza pensativo la cuchara.

No son de esta tierra
aunque suban ahora del arroyo
y en sus lomos traigan sones silvestres,
matorrales…

Los gatos portan en su piel el oro
de otros mundos.

Bajo las vigas recias del techo
duermen,
en un recodo en sombra.
Tal vez, oyen aún las viejas lluvias.

Los viejos gatos regresan, pordioseros
como nosotros,
donde antes, sin tardanza,
les servíamos, en cuencos de barro,
un poco de leche.

Pero, no sienten piedad alguna.

Sus maullidos resuenan aún acá
o en otra parte.

CON LAS PRIMERAS HELADAS DE INVIERNO

Ya no es joven,
pero, temprano, en la mañana,
se apoya aún en el brocal
de un pozo
de piedra carcomida.

Ocupa su puesto aquí bajo estos cielos
y no recuerda apenas
y saluda tímido
a ese poco de sol…

Ahora que, con las primeras heladas
de invierno,
sobre el brocal,
estalla una luz que no es suya
sino de otro

que anduvo a pie
por estos campos,
cuando bastaba apretar un puñado
de hierba entre las manos,
cuando entre las líneas de
las hojas verduscas del olivo
podía leer aún el nombre de un dios.

LO MIRO DEAMBULAR POR CALLEJAS OSCURAS...

…magnolia que mojó la luna
Homero Manzi

Lo miro deambular por callejas oscuras
y detenerse ante el mostrador
de una taberna a beber.

¿Por qué no ha de beber
si amó mucho,
y, ahora, busca, entre estas piedras,
la certeza de estar vivo?

Un hombre que en sus alforjas lleva sólo
haber amado tu piel,
magnolia que mojó la luna,

en este arrabal o en otro.
Tal vez en una ciudad distinta a esta
en la que hay un río y tranvías sonámbulos
que cruzan la noche
camino a no sé qué parte.
Es lento, mesurado, taciturno.

Y ya no sueña.
Ha escrito en su cuaderno
apenas unas cuantas sílabas,
las del adiós.

EL VELÓN EN EL QUE ARDIERON LAS NOCHES

La noche suele llegar pronto y llovizna
en la oscura calleja. Cae en la techumbre
y cae en la carcoma y en el hollín de las pesadas vigas
la lluvia que vino de tan lejos.

Qué duende revolotea
en la penumbra, entre tus risas,
tus pechos…
qué duende en las sábanas, en las que al amarte,
puedo oír, —en otra región, tal vez—
pisadas de mulos y carros.

Esos mismos que hoy se alejan
o se acercan, ya no lo sé,
mientras veo apagarse, en la vieja pared,
el velón en el que ardieron las noches
de nuestra juventud.

UNA TIENDECITA

Ya no se ve al niño
que, al doblar un recodo, llegaba,
en la mañana,
con unas cuantas monedas,
a la tiendecita que hay en la calle Torrijos.

Huyó el viejo tendero con su
delantal blanco.
Siempre bajo una luz muy tenue,
como en el Génesis.
Se fue no sé adónde
el mostrador con sus cajas de arenque
y su papel de estraza…
Se aleja todo, se sabe.

Lo mismo que aquel
cielo turbio
que era un brochazo de Dios
en la calle dormida

por donde, de cuando en cuando,
venia noviembre con su pala al hombro,
con sus alforjas de oro.

Y nos amaba.

ADIOS A TURÓBRIGA

He dicho adiós a mi calle
y al ángel invisible de mi calle.
Aquí para mí ya cantó el gallo.
Me alejo de sus piedras que no entiendo.
Un cantero grabó algo en ellas, hace mucho.

Miro eso que hay aún en sus montañas
abierto como una flor de aire.
He sido sólo un vecino que habló
con uno y otro,
mientras caían las dos otras sílabas de la tarde.

Me despido de la familia humilde
que, en el suelo,
aguarda que llegue a su puerta un poco de sol;
del ruinoso ventanal donde cantan los pájaros
que ayer saludaron mi vuelta.

He aprendido que quien viaja
necesita apenas
sombra, musgo, un poco de luz que guíe sus pasos.

Turóbriga es pobre, pero si aquí llegas un día
sin nada,
el viento te llenará las manos.

LOS CANTOS DE JOSEPH UBER

I
La lluvia llega a ratos a su chozo con alero
de paja,
pero Uber aviva un fuego,
pero Uber susurra una tonada
que hizo alguno
para cantar temprano entre las zarzas.

Mordisquea una hoja de olivo,
aquí en el monte
donde, hace ya mucho,
cruza un arroyo silencioso,
camino no sé de qué otro cielo.

¿Qué miran sus ojos mansos
hoy que una mariposa sobrevuela
con mi nombre en sus alas?
Su bastón es de escarcha.

Quizás es Joseph Uber
quien tatúa mi vida ahora,
en alguna vieja piedra.

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A LA MUERTE DE UN POETA [Mi poema]
Gerardo Guinea Diez [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Gala haciendo de honor y de hidalguía
subió se su alma libre hasta el parnaso
un día triste y gris en que el ocaso
con un requiebro cruel le bendecía.

Un breve rezo, dos avemarías
y un responso formaron su breviario
en la recta final de su calvario
entre un flujo de insignes letanías.

De nada le sirvieron sus esfuerzos
ni cantos de sirena, ni plegarias.
Sus versos, ahora huérfanos, son parias.

Las ranas que escribió ya son escuerzos
que inútiles de alzar al aire el ala
quedaron bajo el yugo de la pala.

Sufriendo otra jugada más del cielo
ahí se pudrirán junto a su anhelo
para, tristes, velar su desconsuelo.
©donaciano bueno

Pues menuda #herencia no? Share on X

Comentario del autor sobre el poema: Para la mayor parte de los poetas, cuando mueren, sólo quedan unos versos que ya nadie nunca leerá.

MI POETA SUGERIDO:  Gerardo Guinea Diez

NAUFRAGIOS (EL CUERPO DEL NIÑO KURDO)

Hoy cayó un general
y vos, boca abajo, ahogándote
de soledad y noche
-Ruiseñor que cantaba-

Veo tu cuerpo y su playera roja
tu brazo derecho en la arena
quién tuviera la voz de Bola de Nieve
y cantarte: duerme, duerme negrito,
pero el dolor naufraga entre palabras.

No irás al olvido
porque todo te nombra,
el llanto de tu padre,
el relámpago de tu silencio.

Sí, mi niño, hoy cayó un general
y las olas que mojan tu frente
son la danza postrera
de nuestra miseria.

Sí, mi niño, mi niño boca abajo,
calvario inmóvil,
ángel sin alas,
encallado por la vileza de la guerra,
eres el que pintaba pájaros azules
en los brazos de la tarde.

Sí, mi niño, mi niño boca abajo,
faro de mar adentro,
tu cuerpo de tanta alma
será letanía de manos abiertas.

Sí, mi niño, mi niño boca abajo,
tu amargo puerto
es la pregunta que quedó
en soles ciegos
y pesadumbres blancas.

Qué te doy

¿Qué te doy de mi cuerpo?,
prestado a otros cuerpos,a otras vidas.
¿Qué puedo darte de estas frases?,
préstamo de otras.
¿Cómo te doy del sueño y color de
otras manos, mis flores?
¿Cómo te doy mis brasas para no arderte?
¿Cómo recoges mi polvo?
¿Cómo darte mi viento, si la
humedad coronó su tiempo?
¿Cómo te doy mi almohada, si
ya no hay madrugada?
¿Como te doy la nada?
¿Acaso tú,heredera del silencio
puedes darme otro cuerpo?

La Lluvia

Es la lluvia, la hormiga que asciende lenta
en la hoja intemporal;
es la hoja, la lluvia que moja
el negro paraguas;
es el paraguas,
la sombra donde crece el delgado tallo;
es el tallo,
el fulminante verde que amanece en mis ojos;
son mis ojos, los creadores de la página;
es la página,
el epitafio de las letras;
es la letra,
el caos de mi nombre.

No habrá nada

No vendrán y aquí estamos
con la comida lista
y ciertas penas que contar.

No volaremos sobre el abismo
donde descansa ese dolor acogido,
listo para develar esta historia.

No habrá pacto de salvación
ni consuelo porque las pérdidas
fueron muchas y la luna es privación.

No habrá arrepentimiento
ni sonrisas que perdonen
a un arcángel ofuscado.

No habrá vida,
nomás sobremesa con el país que existe
y se aferra a pensamientos caídos.

No habrá nada,
sólo barcas en sosiego
para una verdad muerta.
de Cierta grey alrededor, Colección Pregón, de Gerardo Guinea Diez.
Publicado por Magnaterra Editores

LA RISA DE LAS MUERTAS

RÍAN erguidas mientras
marzo calienta con sus cifras
el frío de la morgue
y una ráfaga de melancolía
se columpie en las horas
y en las sábanas del verano.
Rían ciegas y tristes
en el puñal de los partes policíacos
y la moribundez que alimenta
las semillas del odio.
Rían con luz en los labios
nocturnas y aborrecidas
por sus tatuajes
y sus desordenados furores.
Rían para purificar el aire
de la pestilencia del rencor,
rían para que todos dejen
su cadáver interior
y curen su hipo de burdel.
Rían, pájaras, a los homicidas,
a su amargura sorda;
rían ciervas heridas,
libres de la arreciada muerte,
hártense de ese sediento festín
de carne y vida,
hártense de esos pobrecitos.
Premio Nacional de Literatura 2009
de Antología (1984-2006)

NEGACIONES

Sean para Antonio Camargo
estas negaciones

I
No son los días sino sus entrañas
lo que flota en este río de crímenes,
dispuestos en su miseria a ocultar
lo que la hartura nombra casualidad.

No son los días sino los hombres,
con su gran ojo sin alma,
todo escombros ellos,
los que imaginan un lienzo irreal
con una dulzura obvia y un aire torvo.

No son los días sino su pesadumbre
la que arde en llamas,
sin cenizas que la sofoquen,
sin esa hosquedad de un rebaño de piedras,
sin entrañas,
que nos han dejado sin la luz del consuelo.

No son los días sino su historia
la que se abate como un ángel ebrio,
con aliento espeso y mala fiebre
a decirnos del pasado y un final
sin perdón ni piedad.

No son los días sino las palabras,
las que dan continuidad a un brillo gris
que suspende el tiempo en su luz ahogada,
apenas, en el rostro de una virgen aterida,
ayer niña,
más sueños que vida,
echada sobre su dolor sembrado,
ante una eternidad sorda y cobarde.

II
No pesa el miedo,
es voz helada
y muertos que no están en su sitio.

No huele el miedo,
es luto sucio
y huérfanos que tantean su animal.

No es cuerpo el miedo
sino pena sola
bajo el pájaro de la noche.

No es vida el miedo
sino muerte lejos de sí
entre dedos que rezan cuando.

No es vino negro el miedo,
es perro sin pestañas
y una mano más vieja que la otra.

No sabe el miedo,
es beso frío
y una locura sin nunca.

No es ruina el miedo,
es la caducidad del suburbio
con sus hojas sucias y viejas.

No es histrión el miedo,
es un soplo de muerte
en el fango y un rocío de sangre.

Fragmento del libro de poemas Negaciones

FUENTE DE PENAS

SÍ, te lo escuché decir:
era un crápula,
pero cómo te amaba;
sí, te lo escuché llorar,
de bruces en un abismo de lágrimas,
sin amparo, derribada por el hachazo;
pero, qué haces con las astillas,
qué, con la mitad de esa luz
que te ciega como una luna.

Sí, te lo escuché decir:
era un crápula,
pero te amaba
como un bendito sin cordura,
venerándote entre ruinas
y la asfixia de su infierno.

TU PATIO

Propicio es el martes para festejar
y decir lo que la sangre no puede,
pero en tu casa desierta mora un deseo
que naufraga en un mar de ruinas
petrificadas en su cólera,
más allá del sueño de la estirpe,
en la orilla del naranjo de tu patio,
con un silencio hundido en sus raíces,
obediente a un dios caído.

Propicia es la gloria equivocada,
pero tu casa desierta con la cama tendida,
entre desmayos y flores degolladas,
ordena el Paraíso que tu escrupulosa voz
modela.

Propicio resulta el día para erigir la noche
y soñarte con un niño entre los brazos
y una jarra de agua en la azotea del cielo;
lo es cuando el gallo anuncia la madrugada,
indigesta de dolor y malos augurios;
propicia, es pues, cuando pactas tranquila
la tragedia de mundos infinitos,
mientras un cometa se enrosca en tu cuerpo
y mi avidez desanda el camino de tu patio.

CÓMO PESA VERTE

Te veo con este peso
que dibuja un telar de amor,
y el corazón es un ánfora
a punto de reventarse,
una bestia coceando a ciegas.

Te veo y cae una mentira
que desflora la mañana
y me obliga a hincarme,
a estar en la penumbra del silencio,
en el lienzo que te pinta
como un tallo que alimenta
perversidades y resplandores.

Pero, quién recordará tus ojos celestes,
quién dirá tu nombre
y con eso baste para calmar la sangre
y los deseos de nuestra gracia;
quién,
quizá la piedad de ese hombre
que te sueña y guarda en secreto
el sabor de tu alba;
quién,
quizá mis ojos que rozan
tu fosa cuando resbalan hacia la locura.

POSESIONES

Ya no tengo adónde volver mis ojos,
muertos son los vivos
que deambulan por el corredor
con su nada, agitando banderas
sin un final apropiado.

Ya no tengo adónde volver mis ojos,
y agónica suena el agua del cántaro
cuando tus pies pisan el precipicio
y tus manos desde la locura,
desovan mis deseos.

Ya no tengo cómo rescatar el día,
que se niega a levantarse de la losa
donde las piedras acumulan décadas
y el tiempo, en su horario carnicero,
revienta sobre el pavimento la demencia
de lo que siempre está siendo,
más allá de tu rostro,
más acá de lo que se desmorona.

EL ABECEDARIO DE MI MUJER

Tú, hija del mar,
tocas la frente insomne del día
y diestra en salvaciones,
anegas la cólera
con balbuceos gozosos
que dan ganas de reír
y morirse en esa última realidad
tan habitada de ligerezas,
naranjas y buganvilias.

Tú, hija del mar,
algo sabes del gentío
que llena las calles
de un esplendor absorto,
óseo y duro como sus miradas.
Tú, hija del mar,
gracia y alimento,
respiras el vivir del mundo,
diestra en tu trono de luz
y mangos de leche,
eternamente desplomas
tu hambre de vida
con los frutos rojos,
amarillos y verdes,
donde encalla adormecido
un año de mil días.
del libro POEMAS PARA EL MARTES (2003-2005)
PREMIO MESOAMERICANO DE POESÍA LUIS CARDOZA Y ARAGÓN

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