A todos los amantes de la literatura en sus distintas formas o variantes...

Donaciano Bueno Diez

Donaciano Bueno Diez

Editor: hombre de mente curiosa, inquieta, creativa, sagaz y soñadora, amante de la poesía.

PROMESAS [Mi poema]
Francisco Urondo [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Prometo no alzar la voz, no rebelarme
y no decir la verdades aunque duela,
no azuzar a mi caballo con la espuela
y callarme aunque pretendan humillarme.

Darle un mendrugo de pan a quien no tiene
y a los que tristes están enjugar penas
y hacerles más llevaderas sus condenas
incluso si para mi alma no conviene

Nunca más del derrengado hacer astilla,
hipócrita, no lavarle a mi conciencia,
o fingiendo pecador, pedir clemencia.

Samaritano, poner la otra mejilla,
de egoísmos y ambiciones suspenderme,
o imponerme en penitencia a mi leerme.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDO:  Francisco Urondo

A su lado

No serán muertos los pasos del amor; vacío
vino al mundo, tibio aún
por el viento que lo aposentaba
tan deliciosamente.

Y la tibieza fue
frío y el agua piedra
y las sombras cuchillos y el grito, la primera vez.

Lloró como nunca –no fueron
los muertos los pasos del amor-, pudo hablar
y mentir y deslizar su vida y su alegría
hasta quedar harto de leche y sueños, y olvidar
y empezar a morir como todos:

un día cualquiera termina
el año, el sol termina
y comienza todo donde una mano empieza.

Su mano, su calor
llegado desde del vientre
hacia mí; inspirado por otro calor,
para levantar ahora los pasos del amor,
para impedir que mueran.

Por eso, aquélla o ésta, principio
o fin, madre o amante; ella
estará donde mis ojos vayan.

El ocaso de los dioses

No hay nadie en la calle, en los ruidos húmedos,
en el vuelo de las hojas y mis pasos quieren
reiniciar las maderas de la adolescencia.

Pero todo está abandonado, no hay nada que
pueda favorecernos; ningún aire de
inconsciencia, ningún reino de libertad. Sólo
hábitos tolerantes haciendo crujir nuestra
memoria. «Ha estado bien», decimos.

Dueños del incendio, de la bondad del
crepúsculo, de nuestro hacer, de nuestra
música, del único amor incoherente; soberanos
de esa calle donde los tactos y la impresión
hicieron su universo.

Las sombras acarician aún sus veredas, tu mismo
nombre y tu gesto son una forma nocturna que
en esa constelación crece y sabe enrostrar
nuestra culpa.

Y todo termina con una esperanza, con una
dilación —»ha estado bien»—, o en un bostezo,
o en otro lugar donde es menester el coraje.

Ojos grandes, serenos

Andando, el barro nos llega a las caderas.
Calmando algunas inquietudes, han nacido
otras. Rodamos sobre nuevos remansos.

Nadie vuelve; es ahora el momento del amor. El
deseo es una ola suave; aquí en la orilla, con la
mano firme, detrás de los juncos, frente al sol.

Volarán los pájaros silvestres, las islas vencerán
a las palabras: el silencio sagrado sobre el mundo.

Iremos a la hoguera con los grandes herejes.
(de Historia Antigua, 1950-1957)

B.A. Argentine

a Clara Fernández Moreno

tiemblan en silencio
retumba y crece el desafío
de un dolor común y distinto sumado en el tiempo
los hombres significan y conforman
los enigmas del tiempo
y se deslumbran y desisten
de los resplandores que esos misterios establecen

altos vuelos
pequeños gemidos de la ciudad que cruje y cede
ante tantas cosas que vienen
a golpear sus flancos prematuramente envejecidos

cosas inútiles difíciles de nombrar
es el antiguo sol
es la soltura del río
es el agua abatida en su ancha extensión

es el riesgo que incita a decidirse
la certidumbre que asusta y demora
el desenlace que hace posibles otros riesgos
o descalifica para siempre
es alguna palabra sobre el amor
que se pone en movimiento
y complica con el mundo
es el lenguaje la relación
es la vida que el amor modifica

Una mujer ha cambiado
el mundo parece derrumbarse
sólo quedan las marcas de la desolación
corazón débil
ves con tristeza el ritmo y la turgencia de ese cuerpo
que se dibuja en el tiempo para sumarse a otro dolor
para reforzar aquel viejo desafío
aquella atmósfera densa y provisoria
donde nada parece crecer
donde todo se aleja o se arrincona

en la penumbra de la boite algo se oculta
y no se oye ruido que no sea el roce de los cuerpos
el latigazo de los encendedores
el cigarrillo peligrosamente oportuno
la fragancia de un humo de abandono y de fiebre
su memorable elegancia dispuesta a la huida más inmediata
sus canciones a las rondas
y a las tinieblas
sus maneras
para empuñar copetines de bellos colores
y evaporarse también con el humo alucinado que apresura
la partida
que las pone tristes
o las hace reír

delicadeza airada o aparente
que se abandona
o no se entrega al rumor del nombre amado
y no se deja olvidar
suave desdicha que vendrá o que se pierde

una dureza imprevista le hace clavar la mirada
cierta melancolía
subir los peldaños del bar la escalerita
salir sometida de tucumán
buscando el norte
para el lado de retiro
y trepar por los vapores de la cortada tres sargentos
y bajar a los grill de los hoteles de raza
o sumergirse en 25 de mayo
como los peces en la soltura abatida del agua
y andar con un aire un desgano
con los ojos crispados por el mismo humo
haciendo señas hospitalarias o procaces
persiguiendo la estela de un espléndido sueño

ha cambiado la que murió joven
dejando criaturas pequeñas
la buena madre y la siniestra
y la generosa y la dueña del amor
del amor que muere y parte el alma vulnerable
abismos cansados en la memoria
el amor áspero y encantador

el amor furiosamente trazado

el que repugna y renueva el deseo
y el temor de no sentir más sus aullidos
ni divisar su rastro
ni imaginar siquiera cuál será su nueva forma
su nueva alegría y su nuevo fracaso
sus técnicas desconocidas
sus sombras
los aspectos ignorados del amor que vendrá
porque había un tiempo
en que creímos que aquerenciado se acercaría
para siempre
que había un tiempo de esperanza
como hubo otro tiempo de protección
y como existe este nervioso tiempo de desamparo

ella ha cambiado
y tenía el lustre de la lujuria
ya no hay amor
es otra
son otras marcas del tiempo
distintos signos del lenguaje
distintas lágrimas distinto odio
distinta manera de rebelarse
o soportar

llegan rostros desconocidos
el destino yace en la piel asediada de tu mano
tu-delicada-mano-de-mujer
tu mano culpable y temerosa y surcada por los hechos
sin forma

planetas enemigos
dioses propicios
la sota con sus armas hacia abajo
o hacia la suerte
y el tiempo que arrima los pálpitos
alerta en todas partes
en todo asfalto de toda ciudad

el tránsito está prevenido y teme
en la madrugada del sacrificio y el miedo
la gente no quiere morir
no quiere sufrir
quiere seguir
quiere defenderse

su coraje y su miedo
es una misma vibración
un resentimiento acumulado
una venganza creciendo pacientemente
un odio subrepticio y agorero
la madrugada áspera de barracas
y la aceitosa de valentín alsina
la madrugada de la insurrección posible

philips humea feliz como un trasatlántico
la chimenea lanza un grito de gozo
y los pasajeros se inquietan
entonces la borda se aleja suavemente
la proa enfila hacia las gordas naranjas
hacia las redondas mujeres paraguayas
suena el canto de las sirenas
el trasatlántico se pierde
en las brumas que también se alejan a mediodía

los hombres forman una dolorosa columna
es la hora del valor y de la subordinación
—un hombre joven ha salido barbudo del calabozo
el calabozo era estrecho
húmedo
son las tardes forzadas
asediadas por las aves que merodean el sustento
que rinden honores a la enarbolada
a la-gloriosa-bandera-de-la-patria

es la fiebre de los niños en la madrugada
una fatiga
quebrantando las intenciones más perfectas
es el amor ahogado en el cansancio
la ternura derrotada para siempre
la espera sin ilusiones
la desdicha

son los dioses exilados
adán arrojado del paraíso
la salvación que no llega
el incienso que nos abandona
es la revolución que huye por las ramas
apenas se distingue su forma
su aroma ha cedido lugar
al penetrante jazmín de lluvia
hace un momento
que se ha desencadenado el trajín
en el mercado de liniers
un viejo se toma de la cintura
otro afloja un arnés
una mujer levantó un cajón de doradas frutas
correntinas
y bostezó
un colectivo trepa y huye por la avenida general
paz

hace un momento en liniers llovía suavemente
los jazmines gozaron del agua
y acrecentaron-su-belleza
ella estaba a tu lado tomándote de la mano
y esa tibieza de aquella mano
es un insoportable dolor
que crece junto a nuevas desdichas
que otra mujer
otra mano sin duda podrá desencadenar

has andado por un lejano arrabal
estás en el mundo
la gente camina a tu lado
en la calle los hombres no se conocen
es el lugar del desencuentro
no pueden conversar
caminan a veces por corrientes
allí iniciaban otro amor al amanecer
y la fatalidad cubría a la mujer del tango

nada podía evitarlo
estaría descalza
sin el raso efímero
que ajusta ahora su pie experto de bailarina
su melena armada por los aires del mundo
y su humillación
“el motivo”
los ornamentos que disfrazan su amor
que postergan su venganza o su realidad
ese aparente amor sin país y sin alternativas
esa tonada que la hace de otra tierra
de distinto signo
de un abuso de la fatalidad
del designio del pueblo o del barrio
la exageración del tango
su certeza

caminan como antaño
por esas calles arrasadas
no quieren hablar
ninguno recuerda o reconoce ya la orfandad del amor
que en la calle corrientes permanece algo cambiado
y suele estallar en la gran vía del norte
y desfallece al tercer día
en la madrugada de palermo chico

una heladera se abre
y una mano vuelve a la salita en penumbras
un brazo agita el último cocktail
un opel se detiene
dos rostros se acercan
dos cuerpos descorren los siete velos de nylon
y se ocupan de hacer algo muy viejo
además de tomar el último trago
además de consolidar la madrugada
en la cual se desconfía
como se puede dudar de todo
de los ideales
del sabor
de las ganas también se duda
hasta tocar la madrugada
en la que alguien parte o regresa para siempre
un chorro de vapor trepida en el amanecer
la grappa humea junto al café
la locomotora humea como un potro
el tren está empañado y quieto
san martín se arropa y mira tristemente
los maderos que flotan
y la brisa encrespa su capa de bronce

el héroe parte solo hacia la pampa
hacia el viento
hacia el alcohol de los hoteles desconocidos
es general pico o catriló
realicó o general villegas
es bernasconi
es villa iris y el hotel irreal del cognac
y las mucamas ariscas y cortesanas
es santa rosa de la pampa
es cora que reabre el amor y entorna el silencio
es el mar de bahía
y el duro “bon voyage” a los barcos que se alejan
es el “corazón oprimido”
la sucia melancolía

los barcos han partido vacíos de culpa
los trenes también se alejan
y su rápida y prolongada figura
alumbra nuevos o corrompidos horizontes
los relámpagos desvisten la noche impúdica
caen entre los cerros apartados
la luz corta la noche puntana que se deshace
y se transforma
el sol y el vino dan un lustre dorado
a la ficción y a las grietas de las tierras de cuyo
la tierra se niega
se abre
la tierra engaña
la tierra tiembla como tus manos

ella encendía un cigarrillo a tu lado
y te miraba desde el fondo del agua más serena
los animales gritaban y enloquecían
y era la tierra culpable del desorden
las habitaciones crujían
el mundo se movía demasiado
y en la confusión
pudo no obstante
sin mezquindad
dar fuego a tu cigarrillo y a tu vida
pudo ofrecerse
y esconder su riqueza
como a veces
con naturalidad
paseaba a tu lado por el sólido parque
y te amaba y se interesaba por tu salud
y por el destino que nos tocaría en suerte
y no habíamos cambiado mucho
con esa tierra inquieta
con esos terremotos

ellos pudieron ahuyentarla demasiado pronto
o con toda facilidad cambiarla para siempre
o consolidar la imprevisible ternura
que la luz de chacras de coria en ella desencadenaba
allí veía con temor el tibet silencioso
y los monjes irreales la miraban
ella estaba a tu lado en la madrugada de rodeo del medio
todavía era la misma y jugaba con la nieve
tomaba aguardiente en la hostería del cerro
rodeada de sombras que la amaban
desde un mundo sin forma
eran los que han muerto hace mucho
aquellos a quienes no atribuimos ninguna desgracia
los abuelos sonrientes
que miran más allá del cansancio
del lugar de su dicha aparente y antigua

la desdicha cambia con el tiempo
y toma los aires de la felicidad
y nos toca
y suspiramos por el tiempo pasado
por los momentos ajenos
por todo aquello que no podrá pertenecernos nunca
que no podremos imaginar
o que se impondrá
en nuestra saturada memoria

su piel era tersa
sin quejidos
tocada por el silencio y el fuego
bordeada por antiguos temores
aquellas sombras daban miedo con su amor injusto
o la dejaban insegura
o un poco sola
y se cruzaba de brazos para esperar
sus brazos eran sólidos
como el agua impaciente de guaymallén

el agua que miraba sin rabia
no era el miedo ni la esperanza
era un relámpago de vino
que se derramaba sobre pie de palo
un grito que brilla y se olvida
en el contorno de las sierras chepes
en el filo de los penitentes
era el suyo como el brazo seguro de puente del inca
era el aconcagua erguido como el amor
era la nieve más helada de los andes
la ternura más tibia
la materia más blanca y silenciosa del universo
era el calor de tucumán
y los helechos
y los hongos que ella acariciaba
era el sudor y el andar de algunas mujeres

sus sienes brillaban
sus ojos buscaron el calor de la tierra
un cuerpo rodó por esa ladera
y su fragancia fue creciendo
mientras el cuerpo y el sudor
maduraban
era el fuego
era villa quinteros y sus borrachos
y la presencia de su extensa bondad
pero también el mundo que se oculta y se olvida
era el azúcar
y la madrugada negra de los ingenios
era el sudor
corrompido por una riqueza que faltaba
que no quisieron distribuir
era el clavel del aire
flotando en la quebrada y en el olvido
era belén sin redentores y arrasada por nadie
era el polvo y la sal de santiago
nuestro triste y apartado mundo

aquí se deshojan las tierras demoradas
los hombres olvidados
los amores perdidos
aquí se lucha contra la autocompasión
es el agua abandonada de las siete corrientes
es la madera ajena del chaco
es el blanco algodón de los otros
y la roja palmera de los amores

es la soledad del tartagal
la angustia del tanino que se pierde
es la blanca
la impura madrugada del arroz

es la blanca madrugada
y la roja
y la negra
la terrible madrugada del que espera y acecha

se coloca al margen de esta vida
en el centro de sus sueños-dorados
por un abrurrimiento que nada soporta
por una rabia que no aguanta y se disimula

el tiempo se va
la vida escapa
y los proyectos han quedado intactos
es la rebelión traicionada o estéril
el itinerario hermético de los celulares

empezamos diciendo que no
y hemos terminado asintiendo
queríamos ir para allí
y nos hemos dejado llevar en un sentido totalmente opuesto
nos han tenido de aquí para allá
algunos prefieren quedarse al margen
y otros admiten la abyección
y todos

los volubles y los mártires
caen
sufren
miran sin remedio ese orden ajeno
este tiempo raro
sus vuelcos
sus caprichos
la hora ordenada
el derrumbe de los ídolos
que su propio resplandor pudo imponer

sufren desalentados o convencidos
el signo de nuestra américa de abajo
cobijan el amor o el odio
son aguerridos
blandos
pierden la pista
reencuentran un viejo gemido
crujen con la ciudad
soportan los enigmas de su tiempo
se desbarrancan con algunas ideas sin desenlace
la solidaridad grita y se defiende
entre las piernas ágiles de los alazanes
el fervor los sostiene
caminan toda la noche
y llegan al confín del puente donde ellos esperan

los sables brillan sobre sus cabezas
era como el resplandor de una estrella
la que conducía al lugar preciso
donde nuestro-señor-jesucristo
había nacido

una muchacha fue pisoteada por un caballo
tuvo poca suerte
su piel nueva y tirante no fue tocada por la bondad de
el redentor
—sonia lejana
lugar incesante y quieto
en el rincón más secreto de la memoria
casi líquida
ausente
como ofelia en los últimos gestos—

fue enarbolado entre dos caballos
apuntan con una portátil
están cansados de caminar
y defenderse siempre en desventaja
un guardia pelirrojo galopa hacia el desaliento
un hombre abatido trata de huir sin convicción
y salta por los aires
como una inobjetable bailarina
como una cachiporra decidida y alegre

un winchester se escurre por la ventana
el delgado brazo de dulcinea
ha llamado a su amante
su boca suelta un escueto disparo
nadie puede insultar
y vuelven las miradas furtivas
de tu primera seducción

no te quedes allí
se agolpan demasiadas memorias
ceden los flancos prematuramente envejecidos
la ciudad cruje
gime en el tiempo un dolor común y diverso
el aire es irrespirable
la gente grita
los hombres tienen miedo y se demoran
el trapecista salta
y el gloster meteor cae en picada
a morir entre los escombros como-un-delicado-pétalo

han bombardeado sin orden
sin método aparente
han destruido con torpeza
dejaron lo mejor intacto
nadie pensó que algo pudiera salvarse
en el aire se ha extraviado el velo de la favorita
no quedan misterios
el desatino y el amor se han perdido
irremediablemente
los gritos de libertad se confunden con el desaliento
alguien saluda
las proclamas de las aparentes revoluciones
entusiasman y espantan
bandadas alegres de avestruces
trotan para esconderse
en la tierra temblorosa y caliente

suena la voz inexperta de los nuevos mandatarios
los receptores levantan la cabeza
es la voz de los jefes
el clarín de las soluciones
entre aplausos llega el último arturo de la dinastía
flamean los blasones de downing street
vibran las trompetas de rockefeller center
huye en la llanura
cuando esas sombras aparecen
cuando toman el aspecto carnívoro
de los grandes pájaros
tiembla ante el petróleo
ante la tierra arrebatada
temblorosa como una doncella

han raptado a las sabinas
lentamente irán creciendo
los gritos de venganza
el clamor subirá con un nuevo temblor
una fragancia nueva calmará sus cabellos
una nueva sonrisa abrirá su rostro
iluminará su cuerpo
acariciará sus manos postergadas

tiembla ante el signo
de esta triste parte de américa
de este penoso sector de la desesperanza
huye de la quietud y la misericordia
del amor de nuestra santa madre
que así nos ama
de macarthy el romano
construyendo las estrofas más bellas
a la luz del incendio

el sol ha dejado de brillar
no hay calor
no hay energías en esta temblorosa tierra
hay gemidos en la ciudad
tiembla un dolor mudo y expectante
una tierna vacilación
una certidumbre que demora
un riesgo que incita y escapa
aquel titubeante desafío
otro lenguaje otro amor
otro enigma
otro tiempo

merecías estar lejos de este destino y esta tristeza
de esta autocompasión
de los estragos del alcohol
quisieras otra tibieza sin errores
una mano sin contradicciones abiertas
palabras sin dolor
sin culpa de otras memorias
una tregua
una irremediable venganza

perdón por los que nacen
por los que caen para siempre sin probar una
ternura breve o amarga
por la urgencia
por el amor que no supimos ejercitar
por las ideas que no pudimos imponer
por las mujeres que no entendimos
por el fracaso
por los éxitos de esta vida
perdón por hacer el amor
con los resplandores de este mal tiempo
con este signo impropicio y viejo
por gustar de la mujer
especialmente en la espesura de la siesta
y tocarla buscando el vigor amplio y sin nombre
que estalla en su forma
perdón por no aguardarla
por la resonancia que esperabas de su carne
por olvidarla fácilmente
y confundirla
por una torpeza inútil o por pereza o por falta de
volundad
o cansancio
o por designio o fatalidad o capricho de este
mundo
donde no hay un momento para ganar
ni nada bueno que perder
ni tiempo de darse cuenta de los vientos que soplan
esperábamos otra cosa de los aires del mundo
que un milagro impusiera un nuevo destino
un destino que no ganamos que no pudo
correspondernos

toda la noche pasó sobre nosotros
sin que ella llegara
desfalleció el champagne
evaporándose con las notas de la última balalaika
sobre la calle brilló una luz imprecisa
con el estallido del póstumo souvenir
su ausencia era leve
un departamento dejaba filtrar
un pálido resplandor
y toda suposición fue posible
y el mundo se rehizo sin lamentos
de sus propios despojos

se inventaron los-sueños-dorados
entre las perfumadas basuras
de la calle donde estuvimos esperando
voló por los aires
un camisón perfectamente frágil y rosado
voló como un hada protectora
a la hora triste y perfecta de la tarde
es éste un país en el cual se fornica a toda hora
en la hora de la serenidad y en la del peligro
se fornica con esposas propias y ajenas
con parientes
en grupos de toda edad
hombres entre sí mujeres entre ellas
fornican como pueden en este país
en este país se fornica sin alegría
no se ama como uno quisiera
en este país estamos muy tristes
nos ha ocurrido una desgracia
y ahora no hay sosiego en el corazón desorientado
y se tiene miedo
y todos quisieran abandonarse
y claman por una tregua
y no pueden amar como soñaron
ni reconocer que otros vendrán
sin nuestro señorío sin nuestra incapacidad

un camisón puro y eterno
se nos escapa siempre de las manos
se nos vuela
y ahora sentimos el luto de las mujeres
ocultas para sufrir su dolor inexcusable

una lengua rosada
se introduce en un rosado orificio
y se conmueve una pálida noche sin horizontes

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FUIMOS ÁNGELES [Mi poema]
Francisco González Léon [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Nosotros, ángeles que un día fuimos,
de un mundo muy cercano al paraíso,
buscando allí volar sin previo aviso,
castillos que en el aire construímos,
a solas, sin permiso.

Nosotros, que juntábamos los sueños
y a empujones paríamos ideas
en medio de mil riñas y peleas
tan propias de esos seres tan pequeños
en tantas patuleas.

Nosotros, que fumábamos estrellas
y en silencio escuchábamos los grillos,
ingenuos y tan simples, tan sencillos,
mirando con placer las cosas bellas,
con miedo a pecadillos.

Nosotros, que ignorábamos contar
al dios, el incipiente abecedario,
pues cuentas se contaban del rosario,
las letras abriendo a voltear
en nuestro campanario.

Debió ser una noche que abusando
el pecado a nosotros nos tentó
la inocencia de pronto se murió,
sin saber ni el por qué, cómo y ni el cuando
ninguno lo evitó.

De entonces hasta hoy vamos penando
cumpliendo a sacrosanta penitencia,
sin pensar que pidiéramos clemencia,
dando fuerte nos vienen y azotando
incluso en la conciencia.
©donaciano bueno

MI POETA SUGERIDO:  Francisco González Léon

Agua dormida

Agua dormida de aquel pilón:
agua desierta;
agua contagiada del conventual
silencio de la huerta.

Agua que no te evaporas,
que no te viola la cántara,
y que no cantas, y que no lloras.

Tu oblongo cristal
es como el vidrio de una cámara fotográfica
que retrata un idéntico paisaje
de silencio y de paz.

Tus húmedos helechos,
un cielo siempre azul, y quizás
un celaje…

Tú a la vida, jamás, jamás te asomas
y te basta de un álamo el follaje,
y en las tardes, un vuelo de palomas…

Agua dormida,
agua que contrastas con mi vida,
agua desierta…

Pegado a la cancela de la huerta,
de sus rejas detrás,
¡qué de veces de lejos te he mirado!,
y con hambre espiritual he suspirado:
¡Si me dieras tu paz!

Siestas dogmáticas

Apagado y rescoldo aroma
del profuso jazmín del corredor;
siesta cálida
en que es pálida
la emanación de la flor.

Llave del agua que tintinea
su gota pertinaz;
grifo de cobre, donde
a beber la gota de agua
disfrazada de monjita
se aproxima la torcaz.

Siestas dogmáticas de canónigo en el coro;
oro agresivo de calientes siestas…

Y estas quietudes de los canarios en la pajarera
bajo la red de alambre;
y esta hambre espiritual;
y esta íntima divagación;
y la ronca intromisión
del reloj familiar que se propasa,
cuando enturbia el silencio de la casa
tañendo su bordón de catedral…

Soldaditos de cristal

Lluvia del aguacero,
lluvia de agujas de acero,
lluvia llena de olores y de ruidos
que me mueves el alma y los sentidos.

Qué lejana visión en ti se afina:
Cuando eras citadina…
Cuando eras pueblerina…
Cuando eras campesina…

La urbe episcopal, vieja y lontana…
mi pueblo… mi casona… mi ventana…
la granja con su olor a mejorana…
Fresca siempre al caer y siempre bella;
pero ya no eres aquella:

La que con mi devoción
rezaba su honda oración
allá dentro de aquel hueco
barítono canalón.

Cuando eras agua bendita
para mi alma que contrita
y neófita en su emoción,
acaso en ti comulgaba
su pristísima comunión.

Cuando soñaba y soñabas,
cuando te hablaba y me hablabas,
cuando eran alma las cosas,
cuando del patio ancestral
marchabas sobre las losas
en un desfile marcial
de infinitos soldaditos
de ejércitos de cristal.

La gotera

Llovió toda la noche.
La llovizna final aún parpadea
un húmedo rumor en la azotea;
archivo de hojas que moviera el viento.

La oscuridad del ámbito se duerme
desvelada dentro del aposento.

La lluvia ha hecho
que se filtre el agua
y se traspase el techo
destilando metódica en la estera
del piso de la pieza,
una gotera.

Esbozo musical que se devana.
…Ritmo alterno
de arteria o de campana:
Tic…
Tac…

Si motivos de música de cámara
la llovizna ejecuta,
la gotera en el suelo pertiguea
la ley de una batuta.

Hay algo que recóndito se afina;
la oscuridad es morfina
propia para soñar.

Abranse de par en par
los sencillos postigos de la infancia.
Perspectiva interior de la distancia,
que tan cerca del alma se veía:
la vieja casa conventual y fría;
las grandes y recónditas alcobas;
los cuentos de los duendes que ahí andaban
cambiando de lugar a las escobas.
Y el bullicioso gozo;
y el asomarse al pozo
por distinguir la arruga
que en el agua dejaba la tortuga.

Recóndita virtud de aquellas cosas
que se amplían en el alma a la manera
del vidrio de una esfera.

Gotera
de renguera
desigual:
Tic…
Tac…

Clepsidra cuya gota horada el tiempo
con caída de ritmo vertical;
rumor que asemeja al de la péndola
que en la sala de ambiente colonial
rebanaba el silencio de las horas
con el filo de su disco de metal.

Cuartetos

Aunque el uno es insomne,
y el otro un somnolente,
el gato y el grillo se parecen
en que buscan del fogón
la ceniza caliente.

Ron, ron del gato;
del grillo el cri, cri persistente;
límpida noche en enero
temblando en estrellas.
Cruzado de brazos
el gato medita;
y el grillo parece
que está de rodillas.

Penumbras friolentas
enturbian mi estancia.
Roto sedimento de amarga fragancia
vaga en el recuerdo
de vieja ilusión.

Hay algo que vuela
y algo que se esconde.
Y en estos instantes
que el tiempo alargó,
callan dos silencios
y hablan dos rumores:
el gato y el grillo;
las sombras,
y yo.

Diálogo

Los mismos sitios y las mismas calles.

“Días como tirados a cordel”,
tan lisos y tan sin detalles.

Cual el tic-tac de un reloj,
isócrona la vida,
y monótono el latir del corazón.

El propio sol adormilado y yerto
echado como un perro junto al huerto;
las mismas puertas en los mismos quicios;
la campana de hoy que es la de ayer
y ha de ser la campana de mañana;
la eterna catecúmena campana
llamando a los idénticos oficios…

Senectud del monástico mutismo
de una vieja ciudad puesta en catálogo.
Y la lentitud de un diálogo
consigo mismo…

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QUE ACABE YA ESE CALVARIO [Mi poema]
Sixto Sánchez [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

La noche es otro día que está a oscuras,
las luces se han fundido,
preguntas y no saben por qué ha sido,
si corres ten a mano las suturas,
mejor no les preguntes a los curas,
te roban la cartera en un descuido.

Los ojos con que miras ya no ves,
que allí todo son sombras,
ignora y da un traspiés pues no hay alfombras,
y vuelta a tropezar y otro traspiés,
que en ella no hay derecho ni revés
y solo a Dios recurres y le nombras.

Se encuentra uno cual pollo sin cabeza,
pues todo es un misterio,
te invita a meditar y a poner serio
e incluso el que no cree va y le reza
y pide que embriagado de tristeza
por dios que no le lleve al cementerio.

Anhela que por fin se haga la luz,
y salga en su defensa,
haciéndole un favor en recompensa
y acabe de una vez con esa cruz
así que solamente vea al trasluz
a cambio ha de guardarse lo que piensa.
©donaciano bueno

Qué sería de un #mundo sin la #luz? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Sixto Sánchez

La suicida

Fue encontrada esta mañana
En la madrugada
Una chica muerta
Que se encontraba sin vida
Los médicos aseguraban lo dicho
Que había sido un suicidio
Por parte de la suicida
Tuvo que haber sufrido mucho su sufrimiento
Porque en su rostro se dibujaban las huellas
Del dibujo de la tristeza dibujado
Por dibujantes tristes que de sufrir murieron
Creen que ella creía
En lo verdadero de la verdad
No gritada por gritones, ni callada por callados
Era una frustrada de su frustración
Que se mató al no poder gritar
Los sentimientos de su sentir.

Metamorfosis

De vuelta a la comida voy como un lobo
Y sobre la cama soy la serpiente
Como perro obedezco al cansancio
Y repito los días del loro
Es la golondrina quien te escribe una carta
Y el camaleón quien pasea por la ciudad
Acecha el tigre cuando en las noches respiro
Y al conejo lo persigue una bala
Me arrastro gusanamente hacia un espejo
Donde un mono explora su garganta
Y estalla la risa de la hiena.

El fin del fin

Vendrá el último diluvio
El irascible relámpago
Destruyendo las razones
Los lugares, el tiempo
Las miradas de terror.

Ríos de lava
Anunciarán el Apocalipsis
Sepultando los caminos
Sus hospedajes
El rostro de la civilización.

En los pantanos flotarán las bocas
De derretidos besos
Y nadie resucitará el verbo
Del barro conceptual.

Poética

La palabra se detiene entre sus puntos
Sobre el verbo una inclinación
La coma descansando respiraciones
En MAYÚSCULA se alza la tinta pálida
Y la muerte atraviesa cinco veces un texto
Donde un círculo languidece
Muerte, muerte, muerte, muerte, muerte
Del dolor doblemente sentido
Dolor insólito, dolor analítico
Dolor sicológico, dolor metafórico
Dolor anatómico, dolor especulado
Se escribe sobre el hombre interminablemente
Que interminablemente desaparece.

Amén

Cuando yo sea el muerto
No me arreglen una sonrisa
Que de vivo no tuve
Ni acomoden mi barriga
Aparentando ser más flaco
Si pueden, dejen sonar
Música estridente, sicodélica
Las manos detrás de la cabeza
Como si estuviera en la playa
Pónganme las medias y la correa
Que compré para esa fecha
¡Y por favor! A las fotografías
No les reclamen por mis actos
Les juro que jamás responderán.

El psicótico de la urbanización

Muy pronto visitará a la vecina
Con bombones y penachos de cacao
El rictus de homo sapiens en celo
El corazón traspasado por un puñal.

Al compás de violines imaginarios
La llevará hasta la antiséptica cocina
Él Fred Astaire, ella Ginger Rogers
Ella la Tongolele, él el propio Tin Tan.

Entre giros y vueltas de remolino
Irán a dar hasta el centro de la cama
Ella cubriendo con una sábana su lujuria
Él llenando una bañera con espuma de miel.

Cuando él vaya hasta su casa
Entre petardos y miradas de incienso
No consentirá que ella le cierre la puerta
Y ninguna excusa le nublará el instinto.

Regreso a casa

Los chóferes miraban hacia el fondo del valle
El chasis roto de un carro sin fisonomía
Todos presentían que ninguno estaba vivo
La sangre en su caída fue golpeando las matas.

Pasan las horas hasta que llega la ambulancia
Encuentran un cadáver y uno de sus zapatos
Por la radio empieza el acertijo de la identidad
Las elucubraciones del volante clavado en su pecho.

La oscuridad y el frío asaltan la carretera
Mientras los motores retornan a sus destinos
Una señal de animales en la vía nos advierte
Que la muerte a veces anda en cuatro patas.

Hoy fue un día bueno, todavía seguimos aquí
Pero el último para los que ya no están
Apaguen la radio, echemos en grupo una rezadita
Pues faltan dos horas con tres puentes para llegar.

Desempleado sentado en una piedra

Irá nuevamente al malecón
A llenarse de aire los pulmones
Sintiendo que vive una película
En la cual no tiene parlamentos.

La sal pegada al paladar
Ciudadano que salta el horizonte.

A su lado se sentarán las promesas
De los personajes que se imagina
Porque él es el dueño de cada uno
Y cada uno un ensayo de su estupidez.

Una ola le moja el cigarro, otra la franela
Una tercera le sacude la dignidad.

¡Un momento, señores cangrejos!
Se ha levantado para orinar
Se santigua en este día crónico
Donde ni en su casa lo esperan.

Camino trasnochado

Detrás de la puerta
La carretera se desliza hasta la playa
Se detiene en un pequeño kiosco
Donde el Sol languidece en una silla
Un ventilador a las moscas espanta
Mientras un pescado se fríe.

El aire suena en las ruedas de la bicicleta
Como si un niño silbara una canción.

Se puede oler la personalidad de las algas
Percibir el misterio de la creación
Con sólo dormitar sobre la arena.

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MI PARTIDA DE BAUTISMO [Mi poema]
Edith Checa [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Hoy encontré en mi cartera
la partida de bautismo
¡qué vieja me pareciera,
tan rancia la puñetera.
para tanto silogismo!

Me ha traído a la memoria
cuando dios era el buen Dios,
aquellos días de gloria
que son parte de la historia
en que uno y uno eran dos.

Que hoy la iglesia no es lo que era,
ya casi nada es lo mismo,
aquella luz no es lumbrera
se ha convertido en ceguera
ni es lo que era el catecismo.

Pues que en plano espiritual
aquello que era ya no es,
y puesto que nada es igual,
dios, el cielo, el bien o el mal,
hoy la he vuelto del revés.
©donaciano bueno

#Fe, decía el catecismo, es #creer lo que no vimos? Share on X

Comentario del autor sobre el poema: Aquellos principios morales de obligado cumplimento que nos enseñaron cuando éramos pequeños, causantes de nuestras vigilias, ahora ya han sido borrados por culpa de un tipex descreído.

MI POETA SUGERIDO:  Edith Checa

Videopoemas

El maestro eleva el cincel biselado de viento

para esculpir el mármol hallado
en la cantera de su memoria.
Y Atlante rebulle en el núcleo de la piedra,
intuyendo la cercanía de la mano creadora
que dará forma a su vida inanimada.
Ansía que el escoplo se incruste, certero,
en cada recta, y forme curvas; en cada plano
y forme aristas.

El maestro martillea con la cadencia de un soneto
en el pentagrama de la sinfonía inacabada.
Descubre surcos que no espera,
marca perspectivas a veces erradas
porque Atlante insiste y se agita en su baile prematuro
y quiere ser escultor de su propia hermosura.

Y el maestro, a cada golpe,
se arrepiente de su dádiva libertaria
y abandona a Atlante en angustiosa lucha
cuando sólo queda su pensamiento desdibujado
en los planos de la losa marmórea.

Atlante, el esclavo.
El creador deja su obra inacabada.

Contemplo tu rostro de escarpados gestos

Contemplo tu rostro de escarpados gestos
cuando paseas merodeando mis sienes.
Opaco es el ópalo de tus ojos,
que son lastre de un grisú
demoledor de sinfonías y cantinelas.
No
te
acerques.
Yo no soy la estrella Siro que ansía copular
con tu boca enfebrecida.
No quiero una desaforada catarsis que reúna
a mis pies la película exhumada
de mis cumpleaños.
No quiero tu nada y tu abismo,
el frío de tu lápida que escondería mi voz
en el pozo del cieno de la pena,
en el fango del venero cruel de los solitarios.
No
te
acerques.

Hay tardes que tienen gris la mirada.

Hay tardes que tienen gris la mirada.
En ellas las preguntas solo obtienen silencio.
Un mutismo perseverante está cincelando
la piel de ausente reencuentro
tan fácil como si fuera de cera.
Hay pájaros, en esta tarde, que emiten cantos
y se sumergen en la bruma
que ya intuíamos llegar.
Hay palabras que regresan de sus nidos
y nos llevan a la noche,
a la noche.
Esta tarde tiene gris la mirada,
se está llenando de sombras
y no me deja hacer preguntas.

Devaneo en los infiernos

Devaneo en los infiernos
sobre el acantilado de los suicidas,
mientras miro el mar excelso y laminado
de desdichas y poemas,
de despedidas y recuerdos.
Un mar que es calendario de una vida,
de muchas vidas,
y que pasa las hojas,
como pasan las horas,
como pasan los días,
como pasan las olas
ondulando el horizonte.
Y se ríe, ronco, como un demonio escarlata
que adivinara el salto del Último Adagio
en el hundimiento de cada Titanic.
Y se ríe, tierno, como un ángel azul
que se sabe acogedor de los que huyen
del país de las decepciones.

Es un mar que pierde esperanza por algún desagüe
que llega al infierno del miedo.

Estás plagado de retrocesos

Estás plagado de retrocesos,
de indecisiones como mareas
insistentes hacia la costa
y lo lejano.
Casi ahogado en la espuma de tu flirteo
con la muerte,
con la muerte de la especie
que como baluarte ondeas
frente a las retinas impávidas
del deseo ¿humano?
Saber de oscuridades de piélagos
y de reencuentros en arenas que no genuflexionan
su respetable secreto ante el albor de un ocaso.
Saber de leyendas bajo el cristalino
que transforma caballitos de mar
en caballitos de feria
y estrellas de mar
en estrellas de cine.
O realza rocas sin nombre
y medusas peregrinas
para consuelo de plañideras enlutadas de mentira.
Saber, bajo el cristalino quebrado,
por esa soledad que deshidrata,
que está callado el mar por tanta muerte.

Porque nunca has estado aquí

Porque nunca has estado aquí
en la tarde gris de mi playa silenciosa
sobre la arena en la que se hunden mis pies
y mi juventud;
ni has envuelto con tu risa las soledades de mis párpados
cada vez más rígidos por el miedo,
y más húmedos por la pena;
ni has escuchado la melodía del viento en mis pestañas
pobladas de rubor por la intuición de tu cercanía…
Porque nunca he estado ahí
en la tarde gris de tu playa silenciosa
sobre la arena en la que se hunden tus pies
y tu juventud;
ni he envuelto con mi risa las soledades de tus párpados
cada vez más rígidos por el miedo,
y más húmedos por la pena;
ni he escuchado la melodía del viento en tus pestañas
pobladas de rubor por la intuición de mi cercanía…
Sigo aquí,
a la espera.

No me pidas silencio

No me pidas silencio
cuando el aire viene impregnado de saudades
y se acaricia en las hojas de ese árbol
con piel de desengaños
que es mortecina noche de besos
y caja fuerte de deseos

No me pidas silencio,
porque no callaré los secretos
de esa pradera
mullida de caricias que enjugó sus enojos
de niño enfurruñado por el destino,
y que ahora se seca.

No me pidas silencio
que no puedo callar esta pena
plagada de cuchillos
que gritan su nombre: ¡azul!,
y mi soledad: ¡blanca!.
Y son alacranes de acero entre mis libros
y entre mis ojos, y entre mis costillas.

¡Que no me pidas silencio!
¡porque no voy a callar!,
que no quiero callar esta pena
que se derrama y me forma balsa,
y lago, y catarata,
y asume su papel
de borradora de encantos y ensoñaciones.

¡Que no me pidas silencio!
porque no voy a callar

¡Calla tú, recuerdo!

Se desmoronó la aurora… de tanto inventarla

Se desmoronó la aurora
………………………….de tanto inventarla,

Ahora no llueve violeta
sobre la laguna espejo
llueven chorreones de insolencia
en los cristales de una casa embarrada
en la que los inquilinos son huéspedes
de tan sólo una cita
para recordar los sueños incumplidos.

Se desmoronó la cita
…………………………de tanto soñarla

Ahora no besa la aurora
el perfil malva de la laguna
ni la espera crea mariposas
en el tacto de los sentidos.
La espera se hace larga, larga
Como raíles
que recorrimos crédulos de infinitud.

Se desmoronó el tacto
…………………………de tanto desearlo

Ahora no tocan violines cuando suena una caricia,
ni hay manos que puedan mecer nuestros besos,
ni besos que puedan avivar la apagada ternura.
El mundo ha volcado su mercancía
Y el mar,
bocabajo,
llora
Y nos moja azul.

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EL DÍA EN QUE NACIÓ LA LUNA [Mi poema]
Federico Hernández Aguilar [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

El día aquel en que nació la luna
el cielo dormitaba, estaba oscuro,
las meigas recitaban un conjuro,
ni un atisbo de luz. Y es que hubo un muro
que ciego, se postraba ante su cuna.

Y fue así que comenzaba a aparecer
una bebé sonriente, tan bonita,
tan linda, tan oronda, tan chiquita
para hacerse enseguida alargadita
volviendo su figura a decrecer.

Nadie fue a celebrar su alumbramiento
ni siquiera el sol fue, su contrincante,
que estaba ausente, dicen, ese instante
y nadie le avisó que algún tunante
pretendiera ocultar tal lucimiento.

Mas comentan e, ignoro si es verdad,
que surgieron bailando unas doncellas,
por azar convertidas en estrellas,
relucientes, gloriosas y tan bellas,
que brindaron a la luna su amistad.

Y así nació, cuando las uvas pintan,
sin ruido hacer, casi de tapadillo,
en ese paritorio tan sencillo.
Desde entonces los poetas sacan brillo
y en sus versos la pintan y repintan.
©donaciano bueno

Te imaginas como sería el día en que nació la #luna? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Federico Hernández Aguilar

Usted quédese amando al prójimo

A mí la que me gusta es la prójima

Toda próxima
la prójima me gusta más porque sonríe
porque quiere y no quiere con los joos
porque se aprieta el pecho con soltura
y cierra las piernas con codicia

Usted quédese amando al prójimo

Yo prefiero a la prójima que mira
que sabe que toca que prueba

samaritana
magdalena
repentina
la sin piedras
la de nunca por si acaso
la que enseña a dudar de verdad
en salones repletos de prójimos

Quédese pues
usted
amando al prójimo

que yo seguiré a la prójima
prófuga
próxima
pródiga

Del libro Apología del cinismo

PALABRA Y TIEMPO

(Paréntesis kantiano)

Para callar no necesito mi silencio.

Me muevo.
Se mueve la hoja que cae y no lo sabe.
El aire es la denuncia natural del tiempo.

Para callar no necesito mi silencio.

No puedo remover una pestaña
sin tocar un rostro.
La palabra es injusta si la tengo.

Para callar no necesito mi silencio.
Necesito tiempo.

SONETO DEL PERDIDO TIEMPO

Ahí donde el instante es un recado,
donde muere de prisa una palmera,
el reloj es la duda pasajera
de una caricia que aprendió el pasado.

Vivir y haber vivido: ¿Quién —alado—
sobre las crestas de las horas fuera
visitante de honor en cada esfera,
espacio, tiempo, dimensión o estado?

Pues el minuto, sin querer, devora
las entrañas del tiempo en cada hora
que finge el suave rostro de la espera,

es en los huesos donde el alma, ruda,
penetra los abismos y desnuda
con otra exactitud tu vida entera!

Tu pubis

a D…

Invitación a ver lo que no veo.
Desafío que ampara mis locuras.
Razón de mis atléticas posturas.
Todo origen si origen deseo.

Premura constipada que a Teseo
dirige nuevamente a las oscuras
entrañas del misterio. Voz que a duras
penas tiene una lengua. Mi recreo.

Si rincón, el preciso; el necesario,
si refugio. Verdad tan inocente
que no requiere sombra ni escenario.

Rastro -mujer de Lot- de tantas sales.
Antiguo silo de un afán reciente.
Levedad que se erige en mil finales.

Tu poema

A un poeta que anda por ahí

Es bello tu poema. Las musas te han dotado
con la sed del Parnaso y el trino de Castalia:
Erato y Calíope, las luces de Tesalia
-en ansias por el verbo-sin recatos te han dado.

Es lindo tu poema -lo acepto de buen grado-,
pero es lírica muerta, cual verso de ‘Farsalia’;
no es dote de mi musa tu cruel parafernalia…
¡Labor de sastrería es tu verso complicado!

Me gusta su estructura, tu toque delicioso;
me gusta su fineza y lo que tiene de pozo…,
pero me sabe a dulzón delirio de colmena.

Respondo a su figura, me atrae el ritmo raudo;
tiene tiempo, es musical, la métrica la aplaudo…,
pero no me revuelve la sangre tu poema.

Soneto para entender a un neurótico

Nota: Para la composición de este soneto
se utilizaron los más geniales argumentos
que el autor ha escuchado, a manera de exculpación
en los círculos literarios de El Salvador.

La vida en sociedad es un trapecio
que juzga a los que mal se contradicen:
‘-Si soy como prefiero, me maldicen;
si soy como ellos quieren, me desprecio.’

Mentiras y verdades tienen precio
(un precio que suplica le revisen),
y al socio-torpe ritmo en que se dicen,
resulta de buen gusto ser tan necio.

Si podrirnos de absurdo es el esquema,
más vale dar su sitio al anatema
y hundirnos en la luz de una psicosis,

o en el limbo sublime del dislate
-gracioso y sepulcral escaparate-,
dar rienda a la bondad de una neurosis.

Quiero regalarte un collar

Dos notorias promesas en tus senos
vislumbra quien recorre tu fachada,
pues no existe tan torpe una mirada
que no tropiece en ellos…cuando menos.

Pero tú que en los prístinos terrenos
del amor no has caído aprisionada,
esquivas todavía la punzada
del ansia que termina en desenfrenos.

Mas si harta de granizo sobre el lecho
exiges merecida compañía,
imploro -emocionado- mi derecho

de arrancar tus gemidos con porfía,
y ver mi ardiente y líquida osadía
corriendo por tu cuello desde el pecho.

Nadie le habla a mi sombra

Nadie le habla porque saca la lengua a la menor provocación.
¿Quién podría soportar sus caprichos,
su salada fruición de niña?

Es larga, tácita, sepulcral (me refiero a su lengua).
Nadie quierr ser víctima de sus movimientos espontáneos.
Por mucho que lo desee,
no puedo librarla de su propia falacia.

La resignación de los hombres
es la pereza de los astros.
Mi sombra lo sabe.
Lo peor es que lo dice abiertamente
en los bailes, en los torneos, en las fiestas de gala,
en los conciertos, en los clubes deportivos,
en las recepciones que se organizan para dar la bienvenida
a todos los diplomáticos del mundo…

¿Que si me da vergüenza?
Un poco, sí.
Un poco.

No siempre es agradable lidiar con una sombra maleducada.

FREUD

Necesita una hora de llanto
el niño perdido en el bosque
para vengarse toda la vida.

PASIÓN
Porque sabe que hemos venido
a aplastarla nuevamente,
la hierba se pone amarilla al vernos.

ARA
Ponedle un caso en las ramas,
amarradle una pistola al tronco,
cubridle de espeso carmín las hojas,
vendadle cada una de sus raíces…
Y ni por esas
se parecerá al hombre.

EDAD
Veintirrés años de vida,
doce de asombros,
dinco de inquietudes,
ni uno de certezas.

EROTISMO
Mientras bajo con mis labios a otra parte,
¿te comes mi dedo índice?

VERGÜENZA
Tres pudores rozando con el asma
que por la lengua sale a desvestirte.
Un cruel, atrabiliario y gris fantasma
que teme verte amar y divertirte.

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EN BUSCA DEL TIEMPO PERDIDO [Mi poema]
Martín Adán [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Tú, que jugaste a la loto
y en un triste desvarío
lágrimas fueron al río
entre penas y alboroto;
que nunca quisiste ver
lo que saltaba a la vista,
que nunca fuiste un artista
en las cosas del querer.

¡Qué pena me das, qué pena!
que allí donde pone huerto
hayas plantado té incierto
en un desierto de arena.

Yo que hoy subo a tu regazo
y tú que vas maldiciendo
los dos seguimos comiendo
del mismo beso y abrazo;
que un día habrá de llegar
en que ni uno ni otro coma
yo no podré ir a la loma
y tú no podrás bajar.

¡Qué pena me das, qué pena!
que allí donde pone huerto
hayas plantado té incierto
en un desierto de arena.

Que entre gritos y lamentos
hemos pasado las horas
cita, ausencias y demoras,
duelos y resentimientos.
Y así, cuando me haya ido.
lo que fue lamentarás
y encontrar ya no podrás
el tiempo que hemos perdido.

¡Qué pena me das, qué pena!
que allí donde pone huerto
hayas plantado té incierto
en un desierto de arena.
©donaciano bueno

À la recherche du temps perdu, en francés, es una novela de Marcel Proust, escrita entre 1908 y 1922 que consta de siete partes publicadas entre 1913 y 1927, de las que las tres últimas son póstumas. Es ampliamente considerada una de las cumbres de la literatura francesa y universal.

MI POETA SUGERIDO:  Martín Adán

SOL

El sol brincó en el árbol.
Después todo fue pájaros.

Lejos, aquí, llovía
el cielo de tus manos,
un cielo pequeñito,
profundo, solitario.
Hora todo es distancia,
ceguedad, aletazo.

El sol tiene en el árbol
inquietudes de pájaro.

PARÁBOLA

Todo es como una abeja
sobre el florecer
de la eternidad, que comienza
y acaba en cada aparecer.

Todo es como una abeja
sobre el liquen o sobre el laurel:
aquí acude al néctar:
allí huye de él.

¡Alabemos a toda esencia
en Dios, florido y cruel!
¡Labre la muerte su cera!
¡Labre la vida su miel!

POESÍA, MANO VACÍA

Poesía, mano vacía…
Poesía, mano empuñada
Por furor para con su nada
Ante atroz tesoro del día…

Poesía, la casa umbría
La defuera de mi pisada…
Poesía la aún no hallada
Casa que asaz busco en la mía…

Poesía se está defuera:
Poesía es una quimera…
¡A la vez a la voz y al dios!…
Poesía, no dice nada:

Poesía se está, callada,
escuchando su propia voz.

OQUENDO DE AMAT

Vivía sin corazón;
vivía de su respiro;
tenía, como el gorrión,
el corazón de suspiro.

Cuando bebía su té,
nunca comió su tostada;
era de ayuno y de fe
como una enamorada.

Murió como doce veces;
pedía dinero, bajo;
y brincaba de altiveces
por el mundo y el carajo.

Le nombraban al reír:
todos lo sabían loco:
él juglaba hasta morir,
y uno le pagaba poco.

¡Cómo se volvió prudente
con la sensatez lobuna!
Era tan inteligente
y manso como la luna.

Hizo verso que lloraba
como Dios ha de llorar,
ternura que declinaba
muy antes de comenzar,
como el sol que sí acaba,
que no acaba, en el mar.

AGUIJÓN

Ella no sigue por él,
Sino a sí misma, virtual…
A la agonía infernal,
En la rosa de papel.
Y mana, amarga, la miel
El duro dardo de ardor;
Cursa entrañable labor,
Por restreñar el herir,
Y jamás para a morir
La abeja del sinsabor.

NAVIDAD

Tus ojos
unen las manos
como las madonas
de Leonardo.

Los bosques de ocaso,
las frondas moradas
de un Renacimiento sombrío…

El rebaño del mar
bala a la gruta
del cielo, llena de ángeles.

Dios se encarna
en un niño que busca los juguetes
de tus manos.

Tus labios
dan el calor que niegan
la vaca y el asno.

Y en la penumbra,
tu cabellera mulle sus pajas
para Dios Niño.

LA MANO DESASIDA – CANTO A MACHU PICCHU (Fragmento 2)

Créeme tú, Machu Picchu,
Haz que yo crea, horrorosa flora.
Nada es real sino lo que supones
Por debajo delo que tocas.
Nada es real sino tu ceño
Y una roca
Y alguna mano humana que va haciendo
La vista, la cosa, la forma…
Y la divinidad de lo inmediato,
Y el instante del sentido, y el abismo en sombra.

LA MANO DESASIDA – CANTO A MACHU PICCHU (Fragmento 1)

¿Qué palabra simple y precisa inventaré
Para hablarte, Mi Piedra?
Que yo no me seré mi todo yo,
La raíz profunda de mi ser y quimera
¡Tú crees estar arriba, honda en tu cielo,
Y me estás tan enquistada en mi vida muerta!…
¡Ay, Machu Picchu, pobre rostro mío,
Mi alma de piedra,
Exacta y rompidísima,
Innumerable e idéntica,
Vuelo del alma mineral,
Esencia de conciencia de relabrada fuerza!…
¡Ay, Machu Picchu, hueso mío de presencia
Cuándo estarás de mí defuera!…

POESÍA, MANO VACÍA

Poesía, mano vacía…
Poesía, mano empuñada
Por furor para con su nada
Ante atroz tesoro del día…

Poesía, la casa umbría
La defuera de mi pisada…
Poesía la aún no hallada
Casa que asaz busco en la mía…

Poesía se está defuera:
Poesía es una quimera…
¡A la vez a la voz y al dios!…

Poesía, no dice nada:
Poesía se está, callada,
escuchando su propia voz.

ANTRO

¿Cómo, Cosa, así… vacía,
A cima de espina y pena,
Como ninguna… serena:
Deshumana todavía?
¿Dónde el dios y su agonía…
Dónde la tumba y la esposa!…
Dónde la lengua gloriosa!…
Dónde el azar que a ti se eche!…
Dónde la sangre y la leche!…
Dónde, Capullo de Rosa?…

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MI POETA INVITADO:  León de Greiff

Balada del tiempo perdido

I
El tiempo he perdido
y he perdido el viaje…

Ni sé adónde he ido…
Mas sí vi un paisaje
sólo en ocres:
desteñido…

Lodo, barro, nieblas; brumas, nieblas, brumas
de turbio pelaje,
de negras plumas.
Y luces mediocres. Y luces mediocres.
Vi también erectos
pinos: señalaban un dombo confuso,
ominoso, abstruso,
y un horizonte gris de lindes circunspectos.
Vi aves
graves,
aves graves de lóbregas plumas
—antipáticas al hombre—,
silencios escuché, mudos, sin nombre,
que ambulaban ebrios por entre las brumas…
Lodo, barro, nieblas; brumas nieblas, brumas.

Ni sé adónde he ido,
y he perdido el viaje
y el tiempo he perdido…

II

El tiempo he perdido
y he perdido el viaje…

Ni sé adónde he ido…
Mas supe de un crepúsculo de fuego
crepitador: voluminosos gualdas
y calcinados lilas!
(otrora muelles como las tranquilas
disueltas esmeraldas).
Sentí, lascivo, aromas capitosos!
¡Bullentes crisopacios
brillaban lujuriosos
por sobre las bucólicas praderas!
Rojos vi y rubios, trémulos trigales
al beso de los vientos cariciosos!
Sangrantes de amapolas vi verde-azules eras!

Vi arbolados faunales:
Versallescos palacios
fabulosos
para lances y juegos estivales!
Todo acorde con pitos y flautas,
cornamusas, fagotes pastoriles,
y el lánguido piano
chopiniano,
y voces incautas
y mezzo-viriles
de mezzo-soprano.

Ni sé adónde he ido…
y he perdido el viaje
y el tiempo he perdido…

III

Y el tiempo he perdido
y he perdido el viaje…

Ni sé adónde he ido…
Por ver el paisaje
en ocres,
desteñido,
y por ver el crepúsculo de fuego!

Pudiendo haber mirado el escondido
jardín que hay en mis ámbitos mediocres!
o mirando sin ver: taimado juego,
buido ardid, sutil estrategma, del Sordo, el Frío, el Ciego.
(De Libro de signos, 1930)

EPITAFIO [Mi poema]
Eduardo Vázquez Martín [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

“Se fue sin siquiera saber para qué vino”
Donaciano Bueno

Espigado y enjuto de talla alta,
botarate y autista y algo asceta,
que arribó a la vejez como poeta,
de burda calidad, que a vista salta.

Ingenuo, mas no tonto de remate,
iluso, estrafalario e iconoclasta,
seguro en convicciones, más que un plasta,
que la parca le dio su jaque mate.

De los mitos huyó, dios los consagre,
de lo banal pasó, no le interesa,
amante del yantar, la buena mesa,
nunca fue ni el aceite ni el vinagre.
©donaciano bueno.

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Comentario del autor sobre el poema: Todos, o la mayor parte de los poetas a lo largo de su vida han publicado su epitafio. Yo, que sólo soy aprendiz, he pretendido imitarles con estos versos.

MI POETA SUGERIDO:  Eduardo Vázquez Martín

Rojo Venado

Se han llevado a Tomás Rojo
pero Tomás es presente
quieren borrar sus palabras
pero Rojo se aparece.

Robarse su voz quisieran
borrarla con el olvido
y dejar al yaqui mudo
sin su lengua desarmado.

La voz de Rojo se alza
voz de otros
voz del mundo
voz que se sabe en asedio
y en el silencio se agolpa.

Voz de río voz desierto
voz hermana y de los hijos
padre y madre voz de noche
que fresca regresa al alba.

Voz clara serena y firme
que el fruto vano del odio
y del poder y del miedo
callar quisiera
no puede.

El encanto del principio
de este mundo en el hechizo
tutela de sol y luna
y las estrellas hermanas
hoy ese encanto es de luto
se han llevado a Tomás Rojo
a Luis Urbano balearon
y a los muchachos sin rostro.

El Jesús bajo sus velos
observa a los asesinos
al necio cómplice observa
que solo piensa en sí mismo.

Nada quiero más hoy día
en esta hora de angustia
que aparezca ya con vida
del gran mezquite su hijo
que lo que es justo suceda
como un milagro suceda
y en mitad del simulacro
y la indiferencia cruel
donde el mal de bien se dice
emerja libre Tomás
Rojo aparezca el vocero
de la tribu que resiste.

El agua que se defiende
quiere de nuevo ser río
para encontrar a Tomás
y con su gente el camino.

Percute venado el casco
rasguen el aire semillas
desde el vientre del guijarro
toque el tambor y la flauta.

que Rojo
yo´eme
danza.

COMER SIRENA

para Carmen Boullosa

Que no le sirvan otra cosa,
no foca, no cazón, tonina,
tanto animal del agua.
A la sirena hay que pedirla con cabeza.

Más importante aun que el ajo,
el estragón, pimienta y sal;
antes de ponderar
el cuerpo que Alavesa
le otorga a sus riojas,
o hacer alto homenaje a la cosecha
85 de Burdeos,
hay que mirar de frente a la sirena;

acariciar su cara desvaída,
limpiar de caracoles sus cabellos.

Primero que cerner
su cuerpo al infiernillo,
sin macerar siquiera, fresca todavía,
olerle el cuello,
deletrear a su oído la palabra percebe
y ver si resucita.

Si no responde sentirás el hambre.
Es el momento de cerrar sus ojos para siempre,
pedir que la retiren de la mesa
para dejarla en manos de pinche y cocinero.

Bon apétit
—de aperitivo oporto.

LA SOMBRA DE LOS ÁRBOLES

hay que soñar hacia atrás
hacia La fuente

Octavio Paz

Aquí, donde la loma desciende al valle áspera como zacate,
donde la ruina crece y guarda en sus adentros molcajetes sin mano,
arcilla requemada,
desde esta esquina de la calle donde el poder requiere un sastre que
le diseñe la sonrisa
veo crecer el culto a la concentración de las monedas,
a la hoja de lata,
a la imagen de uno mismo en el espejo
expresión cada vez más semejante a otro que no existe.

Mientras el tiempo se hace de piedras que son aire del instante,
alfombra de segundos,
y el río de palabras que van narrando cosas en cada una se dispersan,
algo se nos olvida de cómo se ha formado un salto de agua,
el cauce ancho que tiene un curso lento
sobre el que un día nace un puente,
exponen las ventanas sus habitaciones de sillerías vacías y manteles
sucios,
niños con hilo de pescar descienden a las orillas pardas,
viejos que han visto el río sin puente van despacio y así desaparecen,
cada uno y todos, en su momento,
mirando en la transparencia irregular una vegetación sedienta,
raíces que se abrazan, riñen, beben juntas,
arena que revuelve sus salitres mientras los rostros en el agua se
reflejan.

‘El siglo xx empieza en Sarajevo y aquí termina’, dijo la joven
musulmana.
¿A qué se refería Leijla?
La vi beber cerveza recargada en los codos, fumando,
viva en una tierra embarazada de sus muertos.
De paso por un barrio en ruinas
me habló de su novio armado detrás de una ventana
hecha de filos, cristales rotos.
Hace tiempo, en Salamanca, el abuelo Vicente cargó un rifle y balas
para hincarse después en su trinchera.
Todas las guerras tienen historias parecidas,
heroicidades sobrias como el libro usado.
La abuela María Luisa de eso hablaba poco:
llevaba puesto un mismo camisón zurcido cada día
y en su casa comíamos más de diez personas.
Tenía las manos cariciosas y un vientre inmenso,
sus piernas vegetales zureadas de raíces
la sostenían de pie, paquiderma cansada,
frente a sus cuencos de peltre y sus cucharas.
A veces, si el azúcar le cerraba las arterias,
comía claveles que le llevábamos los nietos
y hablaba de la casa que perdió, de sus hermanas
que bebieron de las copas de los enemigos el licor de la victoria.
La abuela María Dolores
fue una muchacha que actuaba a Doña Inés en el teatro de Baena
cuando se la robó un joven socialista.
Cuenta mi padre que murió llorando,
cansado el cuerpo por dar a luz sus ocho hijos.
Cuenta también que aquella noche se oían más cerca los combates
mientras la madre maldecía nombres de mujeres.
Murió celada en Barcelona unos días antes que Durruti
y el azar quiso los enterraran casi juntos en Montjuic.
Ella que buscó un poco de paz y no la tuvo
es polvo junto a aquel que en un verano
deseó prenderle fuego a las iglesias de España.

Voces gastadas en una sobremesa que demora,
ediciones de pastas rotas y páginas que el tiempo ha hecho amarillas,
nomeolvides en el florero,
la tipografía de los libros sembrada de fuegos fatuos
que fueron flores en la noche.
La guerra en Sarajevo hacía unos meses estaba suspendida,
en las banquetas grises, cubiertas de plomo y de ceniza, barrían las
viejas sus portales.
Entre tumbas cavadas en jardines públicos los niños jugaban a
esconderse:
hierba urbana, verdura tierna que al miedo y a la ira de los hombres
sabe resistir.
El niño que mi padre fue
un día miró a una mosca entrar y no salir de la nariz de un fusilado:
Madrid, 1936.
En esta fecha veo los ojos de mi padre absortos sobre el cuerpo sin
vida de un desconocido
en medio de una ciudad donde las aulas escolares ardían sin maestros
y las calles eran de los jóvenes que antes de morir cantaban
buscando el valor en los labios cortados de las hermanas mayores.
Salvajes con billete de vuelta al siglo diez y seis —dice el poeta
de los niños en la guerra;
ven con tanta claridad en la cara de sus padres la impotencia
que recogen despojos en el desorden de las calles de semáforos sin
luz,
puertas cerradas, casas sin nadie tapiadas en mitad del miedo.

En la frontera de Dobrinja, frente a los uniformes azules de los
chetniks,
sentí a mi bosnio temer mi lado serbio.
¿A qué se refería Leijla entonces?,
¿qué me decía y qué pensé había entendido?
Sarajevo, un paisaje de húmeda montaña,
ahí el filo de una llave como gubia burda
graba también, como en mi calle,
el nítido trazo de un resentimiento vano.
Más allá, en prados que guardan detonantes,
sobre lo hirsuto de la pradera urbana
hombros desnudos de muchacho, brazos de ella,
y sus bocas bordando besos en la carne.
Dos se sorprenden de haberse descubierto
y miran desde su propia perplejidad en la mirada ajena
signos alguna vez leídos como si de lengua extraña se tratara.

La guerra hace a las mujeres más hermosas
y a los hombres más dignos a los ojos de ellas.
Y sin embargo el para siempre que los amantes se repiten,
y el tiempo que se roban para lamerse,
y la sensación de eternidad Que en ese instante los embriaga
cuando cae la noche y sierren que sólo ellos no la duermen,
son en esos tiempos, como el agua, escasa,
traslúcida por no esconder mas. nada.
Olía Sarajevo a un colchón mojado,
edificio resentido en la obra negra, desencajados muros.
A la intemperie se pudrían cobijas y desde las fotos de familia los
ausentes
miraban el paisaje devastado con la sonrisa de quien ese día cumple
años.
Tanto silencio desatan en la ciudad los muertos
que su ausencia es un grafismo simple: dos fechas por un guión
unidas
y el nombre que siempre te recuerda el de alguien que conoces:
el tuyo, par de sílabas que son enamorados frente a sí dispuestos,
basalto que señala un volcán dormido, piedra clavada
donde somos el nombre completo que nos dieron,
dos fechas, un guión y nada.

Recién salidos del refugio pechos de niñas
soñaban por primera vez con un salón de baile.
Había también mujeres con el pelo suelto
y otra boca buscó la blanca tensión del muslo interno en escaleras
frías.
De mañana, para no hablar de los que faltan,
en el café unos amigos dejaron de dirigirse la palabra.
Aquel encendió el cigarro Y se Quedó mirando en los dedos el tizne
ámbar,
resinas ocres manchaban el interior de los tejidos.
El otro asomó sus ojos tras las gafas
y miró entre sombras la traslúcida miel de una copa de aguardiente.
El uno sorbía el humo amargo,
el otro empinaba su codo mientras reconocía que toda explicación
llegaba tarde.
Enes, detrás de la barra, destapaba botellas de cerveza
porque decidió hacer más llevadera la vida de los suyos;
ponía en su rocola a los Stones y actuaba gestos de Bogart para
Sabina.
Ella tenía en las ojeras grabadas alas de una mariposa negra
y él ya no tenía las piernas rotas.
En las paredes las esquirlas fijas
recordaban panales de abejas que emigraron.

El niño en su triciclo, el hombre que el tiempo encorva,
tienen un gesto que antes vi, como una seda negra,
sobre la cara de Femando Vázquez Ocaña
—que en vida vio a su mujer morir, en Barcelona,
herida de amor propio.
También él parecía una ventana con los vidrios rotos,
una ciudad deshecha tras el sitio,
una viuda con los pechos secos,
una cobija donde mama ciega la diminuta prole de una gata.

Frases para volver a caminar por la ciudad quemada que ahora veo
aquí,
distinta y una misma;
en estas calles donde hombres y mujeres recitan sus oraciones,
rosario que por repetirse olvida el dolor que lo citaba.

Bocas abiertas son las estaciones
donde una multitud en guardia ante sí misma
oye cantar el salmo de los cinco dulces por un peso.
Al pie de un Flamboyán en flor ¡imágenes del trópico!
rociado de petróleo un hombre arde inmolado por el pueblo;
en el sureste, bajo el puesto de frutas del mercado de Ocosingo,
el cuerpo sin vida de un rebelde boca abajo.

¿De qué se habla en las ciudades? ¿Cuál es su duda?
Detrás de cada puerta un mar de indiferencia,
un punzar de los aceros contra la carne blanda,
un compadre que al animarse enseña el cromo de la cacha,
el diente de oro.

Forzada en un baldío por sus vecinos
tiene María labios rojos, pelo azabache
y abierta sobre el muslo la mezclilla:
en el pecho, contra la carne firme,
busca la piedra el corazón de la morena.

Rostro desnudo sin melaya:
en los ojos de Leijla yace la pierna que perdió Hazim,
y la mezquita abierta en su centro por el oro cristiano,
y el mapa de un pueblo en la pared de un bunker,
y páginas y páginas de aquella biblioteca calcinada
donde la geometría del ajedrez cumpliera sus leyes alegóricas.
Ella es la puerta de una ciudad que sueña un mar para desplegar sus
velas,
ella es el mar a donde este río negro va y se entrega.
Tienen sus pupilas una serenidad furiosa que no pide consuelo
y no habrá Dios para sus labios
cuando el amor extienda de nuevo hasta ellos sus mantos de caricias:
serán palomas que después de las granadas busquen el quicio de la
puerta,
el rellano del placer, la sombra de los árboles.

de sirenas, y con brevedad se prosan algunas cualidades de ellas al estilo de Francisco Delicado

para Adriana

Las hay muchas y son variados sus hábitos. Unas sólo cantan sentadas a la puerta de su casa. Otras cuando cantan peinan larga cabellera. Se sabe, por raro que parezca, que además de sorda no falta la que es muda. Sirenas arrepentidas y cínicas. Unas santas y otras pecadoras, golosas y flacas, necias y atentas. Van de un lado a otro, de costa a costa, atropellándose en su enloquecimiento de cardumen disperso. De ahí que se diga que a río revuelto ganancia de pescador.

Altas y espigadas las que más favores reciben y mejor muerte proporcionan; son caras. Porque también es variado el precio que se paga por tanta alcahueta, ramera de buena voz ?tesitura dice el que de eso sabe o le contaron?. Sirenas putas y putas sirenas, pastan yerbas dóciles cuando se manatinan y se hacen buenas. Sirenas de horario muy distinto; la que sólo ama y mata a media noche, la que a cualquier hora, por vicio y por gusto y porque nunca falta quien va resuelto a perderse en sus abrazos. Por lo mismo hay remilgosas, apretadas, siperonoahorita. Romanas y griegas, españolas mudéjares y portuguesas tristes. Sirenas meridianas y occidentales. Sirenas combatidas y sirenas vencidas. Sirenas güelfas, gibelinas, injuínas y de mentiras. Sirenas secretas y sirenas públicas. Sirenas para cantarle sólo al príncipe y al vate que al príncipe la canta. Sirenas rebeldes, feriales y famosas. ¡Ligeia y Circe! ?por ejemplo?.

Sirenas trasvestidas hay. Sirenas de ambos sexos en las orillas de Reforma e Insurgentes. Sirenas para siempre. Sirenas de una noche. Al piano y con guitarra. Sirenas de acordeón ?falsas sirenas?. Sirenas maquilladas y sirenas jabonadas. Sirenas de partido, de catedral y de domingo. Buenas y malas sirenas. Hay tantas y tantas y el Campo Santo es corto que para eso hay mar y mar por todos lados.

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A QUÉ VIVIR [Mi poema]
Fernando Garavito [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

A qué seguir sintiendo esta congoja
la misma que hace un nudo en la garganta,
que mira hacia adelante y se atraganta,
presenta a la alegría como coja,
o cierra hasta los ojos y se achanta.

A qué seguir viviendo con la muerte
en vida, tan escasa de futuro,
pegando cada día con un muro
escrito en el que pone ¡mala suerte!
en letras garamond y un fondo oscuro.

A qué seguir en esta tesitura,
abstemio, sin ni gota de aguardiente
ni un sueño al que poder hincarle el diente,
sollozos naufragando en amargura
ni apariencia siquiera de presente.

A qué vivir si acaso y para qué,
silencio, la esperanza se ha perdido,
me encuentro entre la duda sumergido
en mares tan sinuosos en los que
debajo de la tierra ya se ha hundido,

A qué vivir ya más, siguiendo amable,
si un día habremos todos de morir,
quizás otra experiencia a percibir,
dejemos al albur lo inevitable,
a qué vivir, seguir, a qué vivir.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDO:  Fernando Garavito

Ejercicios de soledad

Estamos solos la mosca y yo
en esta tarde de sábado.
No intento sorprenderla como ella,
que surge sin saber cómo
mientras levanto la vista del libro donde leo
de atardeceres y congojas.
Lo más admirable de la mosca no es su vuelo geométrico
ni su lenguaje de figuras,
sino esa suerte echada que la distingue
y que la obliga a aceptar el destino
de haber llegado a morir a este sitio sin boñigas,
donde el único horizonte posible es la almohada.
Es evidentemente joven la mosca,
de pequeño tamaño, silenciosa, casi aséptica,
ni siquiera con el deseo de encontrar una borona,
un compañero,
con el que pueda hablar de sus preocupaciones de mosca
-que yo ignoro-,
de viajes al basurero y a los desperdicios,
que ella haría con actitud deportiva en caso de no haberse
extraviado aquí
lejos de sus hermanas.
Sé bien que las moscas no son acariciables
menos con el pensamiento,
de suerte que me acostumbro a pensar en ella
como un hecho súbito que surge y desaparece,
para nada necesitada de mí o de mi creencia,
satisfecha consigo misma en sus esguinces y rincones.
Esta mosca es lo menos mosca que haya conocido,
pero ella debe saberse mosca para ser tan encantadoramente solitaria:
toda clasificación parte de mí, a ella la tiene sin cuidado
ser mosca u hombre o elefante,
en su fuero íntimo le importará poco que ella sea hombre y yo mosca,
y no se extrañará de no verme volar
cuando compruebe que llevo mis dos patas a la cabeza
y la sacudo para que produzca palabras y pensamientos,
o cuando suene el teléfono trayéndome tus noticias
o cuando me siento descuidadamente cerca del periódico,
mientras le ayudo a que aparezca muerta y ya. Como yo, como todos.

Renuncio a mis derechos ciudadanos.

Quiero decir que desde ahora mismo
he resuelto dejar en manos de cualquiera
mis propios beneficios.
Renuncio al beneficio de sentarme
en un escaño público a mirar las palomas.
Renuncio al beneficio del trabajo,
renuncio al beneficio del sufragio,
renuncio al beneficio de la vida.
Renuncio a mi derecho de ser sacrificado,
de usar corbata, de decir señorita,
de mirar los fenómenos del aire.
Me tiene sin cuidado el sol, los aguaceros,
el arco iris, la aurora boreal, el mediodía,
aunque me gusta el viento.
(Renuncio a todo, a todo, menos a sentir
que me golpea el viento en las espaldas).
Renuncio, por qué no, a ser interrogado
a pagar mis impuestos al Estado
y a dormir cobijado por un árbol.
Renuncio desde ahora al placer de reírme
de las declaraciones del primer magistrado.
Renuncio a la libertad, a la igualdad
y a la fraternidad. Renuncio, si me dejan,
a cantar mientras tanto el himno nacional. Dejo
el olor a magnolias suspendido en el aire
(que lo huela cualquiera).
Renuncio a mi derecho de guardar compostura,
de ser cortado a la misma medida,
de exhibir una cédula con mi fotografía
y un número cualquiera que recuerde
que soy cualquiera a punto de causar
un conteo al revés en la panadería.
Renuncio al beneficio del amor
del odio, de la muerte. Ser un vegetal
implica obligaciones. Renuncio en consecuencia
a ser un vegetal. Mejor me vuelvo piedra.
Duermo encerrado dentro de mí mismo.
Y después me despierto, golpeo a todo lado,
vuelvo de mano en mano,
llego al punto de origen,
camino, corro, asciendo, me devuelvo.
Y grito a lo que doy:
renuncio a lo que quieran menos a Colombia y y a mi ciudad.
Quédense ustedes con lo demás.
A mí denme la patria solamente.

 No nos hagas ese daño apareciéndote en el Juego

(Lucy Van Pelt)

Para Hernán Nicholls

Primero les aviso
Que acá pueden tomar
Un buen vaso de vino
O de cognac.
Pero traigan su copa,
Traigan su soledad,
Traigan su gabardina
Para poder tapar
Lo que no tienen dentro
(Ustedes lo sabrán).
Vengan con una flor en el ojal
Y abran mucho los ojos
Que estamos por acá
Solos, nosotros solos
Nada más.
Hablen mientras me oigo
Mi única verdad.
Traigan también un gato
Fácil de desarmar
Que diga del rocío de la complicidad
Y que le cuente a alguien
Lo que quiera escuchar.
Hagan todos ustedes
Su santa voluntad.
Usen sombrero coco
Y zapatos de vals
Con agujeros piano
Por donde suene Strauss,
Hablen en un rincón
Y no digan jamás
Que les pedí venir.
Porque es falso. Si están
Acá conmigo gocen
Lo que quieran gozar.
Los veo, no me importa,
y les digo además
que no los acompaño,
Yo me les quedo atrás.
Sigan todos felices.
¿Quién dice la verdad?
Alzo mi risa y río.

TENGO EL PRESENTIMIENTO DE UN PELIGRO
INMINENTE
(Linus Van Pelt)

Como siempre que me pongo a pensar

_lo que es de vez en cuando_
A pensar solo de vez en cuando ( y en voz baja)
Para que no me acusen por preguntar
Algunas pocas cosas en forma respetuosa,
Como quén eligió al señor presidente
O si este orina en las mañanas,
Para dar buen ejemplo a sus conciudadanos
O lo hace más bien al mediodía
O solo por la noche
(o al mediodía y también por la noche
Para así demostrar que consume café a cada rato);
Por preguntar si el señor cardenal
Juega canasta con las damas rosadas
O qué juega
Porque, hay que decirlo con toda la franqueza,
A algo jugará en sus ratos de ocio;
Por preguntar también a sotto vocce
A qué streap tease acude el Estado Mayor
(y qué prefieren, si rubias o morenas)
Porque debe también decirse,
Que no hay homosexuales entre ellos,
Lo que es orgullo para la patria entera
y garantía de su comportamiento
En las cruentas batallas que libran cada día;
Para que no me acusen por preguntar
Quién conquistó la copa
En el duelo de bolas pactado entre los clubes
O cuál de las señoritas
A ellos afiliadas enchocoló más veces;
O si en el Derby
La esposa del Ministro de Minas y Petróleos
Fue la más elegante,
O lo fue el alcalde mayor,
Quien bien pudo lucir en ese día
Sus mejores arreos;
O si los galgos traídos de Alemania
Para que hagan juego
Con los parados del Club de Ejecutivos
Comen pollo
O qué comen ¡por Dios!
Díganlo francamente, porque la duda
Puede hacer descender el precio de la bolsa
Y, lo que es peor, el precio de galgos y de pollos y en consecuencia el precio
De los productos básicos;
Pero digo:
Como siempre que me pongo a pensar
_solo de vez en cuando
Para que no me acusen por preguntar demasiado_
Me pregunto qué pasa.

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EL CIEGO DE LA CALLE DE LA MINA [Mi poema]
Vicente García de la Huerta [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Al ciego de la calle de la Mina
que va con su bastón mirando al suelo,
que excusas no le sirven de consuelo,
y acaba tropezando en una esquina.

El mismo que en la puerta el Mercadona
intenta camelar con sus cupones
regando de boquilla los millones
y el pago, con su sorna, no perdona.

Que sabe que no ve pero presiente
las piedras que le han puesto en el camino,
logrando así llegar a su destino
mostrando con su gesta que es valiente.

Un tipo preparado, este invidente
que lleva al frontispicio una mirilla
y enciende si es preciso la bombilla
que alumbra la conciencia de su mente.

El mismo, el que aparenta no ve nada,
pues mira a su interior que es lo que cuenta,
capaz de a ti cantarte las cuarenta
vendiendo ese cupón cada jornada.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDO: Vicente García de la Huerta

Soneto la desconfianza*

¿Qué es esto, amante corazón rendido?
¿De qué te sirve tan dichoso estado,
si tus penas parece se han doblado
de que empezaste a ser favorecido?

La imagen horrorosa del olvido
turba mi gloria y crece mi cuidado,
y aun al alma, confieso, ha penetrado,
no celos, un recelo mal nacido.

¡Ay, Lisi mía, en qué mortal quebranto
despedazado el corazón me siento,
de un temor a la rústica violencia!

Y si sólo un temor me aflige tanto,
cuánto será bien mío mi tormento,
si a ser este temor llega evidencia.

* También intitulado Temores justos y continuos de un amante desconfiado de su mérito.

Soneto amor constante*

Antes al cielo faltarán estrellas,
al mar peligros, pájaros al viento,
al sol su resplandor y movimiento,
y al fuego abrasador vivas centellas;

antes al campo producciones bellas,
al monte horror, al llano esparcimiento,
torpes envidias al merecimiento,
y al no admitido amor tristes querellas;

antes sus flores a la primavera,
ardores inclementes al estío,
al otoño abundancia lisonjera,

y al aterido invierno hielo y frío,
que ceda un punto de su fe primera,
cuanto menos que falte el amor mío.

* También intitulado Explicación de la firmeza del verdadero amor.

El loco de chinchilla. fábula a la moda, esto es, insulsa y fría

Andaba en Chinchilla un loco
con la bellaca manía
de dar de palos a cuantos
topaba por su desdicha.

No hubo quien se libertase
de su locura maldita:
al que no descalabraba
magullaba las costillas.

Y fuese compasión,
fuese por majadería,
ninguno entre tantos quiso
querellarse a la Justicia.

Ni ella pensó en recogerle,
por estar la policía
algo atrasada en el tiempo
de que se cuenta esta hablilla.

Hasta que uno de Albacete,
murciano en la mala tripa,
manchego en lo mal sufrido,
a Chinchilla subió un día.

Atísbale el loco, llega
a hablarle y por bienvenida
le da tal palo en la chota
que a ir sin montera le birla.

El de Albacete, mohíno
de la ruin burla, le quita
el palo y con él le toma
la más horrenda paliza,

moliéndole de manera
entre nuca y rabadilla,
que, a no acudir gente, allí
acaba el loco sus días.

Escápase en fin, y temiendo
hallarle tras cada esquina,
iba corriendo y gritando:
«¡Otro loco anda en Chinchilla!».

De aquí procedió el refrán,
y de aquí la medicina,
de aquel loco. ¡Cuántos uno
de Albacete necesitan!

Cada cual el cuento aplique
a su caso y se corrija,
o hallará uno de Albacete
cuando menos lo imagina.

A muchos parecerá
insulsa la fabulilla,
mas ¿qué falta es ésta en tiempo
en que tanta insulsez priva?

El pedo exterminador caga-siete. fábula medio verdad y medio mentira

Del traductor de la Xaira,
heridos de la advertencia,
murmuraban en un corro
siete sabios de la legua.

Cada cual se iba apropiando
una de sus indirectas
muy pagado de no estar
comprehendido en todas ellas.

Clamaba un versiblanquista
contra el traductor poeta,
amenazándole hacer
pepitoria de sus piezas.

Otro prosador pedante
ponderaba en larga arenga
de todos los prosadores
la atroz e inaudita ofensa.

Un anti—epigramatista
de musa baja y ratera
en mil críticas pueriles
fulmina mil anatemas.

De un traductor insulso
resonaban las querellas
concitando en su venganza
la turba traduccionera.

Gritando un sectario triste,
de la frígida francesa:
«Juro hacer con la Raquel,
por ser judía una hoguera».

Habló un sátiro que tiene
de tal catadura señas
y dijo, medio rumiando,
«él me llevará otra vuelta,

que para eso tengo yo
cosecha de desvergüenzas,
y, aunque no letras, barberos
que desde Aragón afeitan».

Y del malvado Linguet
otro pesoró en defensa
inspirado del furor
de cierta sibila renca.

Aparécese a este punto
Huerta y sin que lo advirtieran
tan embebecida estaba
la mentecata asamblea.

Arrímase poco a poco,
y cuando estaba más cerca,
con horror de los malsines,
un tronante pedo suelta.

Aturdidos del estruendo
vuelven todos las cabezas
y al verle más aturdidos
se escabullen y dispersan.

Hácese público el caso
y todo el mundo celebra
del pedo dispertador
la ridícula historieta.

De suerte que aún los muchachos
gritan cuando a alguno encuentran:
«Allá va uno de los siete
en que se ha cagado Huerta».

Semejantes casos pasan
a necios de malas lenguas,
y al que ladra por detrás
que le caguen o le pean.

Redondillas a lisi esquiva

Si pretendes por despojos,
Lisi, los alientos míos,
¿qué has menester de desvíos,
cuando te sobran tus ojos?

Si con mi muerte, mi bien,
esperas tu libertad,
mátame con tu beldad,
pero no con tu desdén.

Pues será doble rigor,
cuando en tu mano lo tienes,
que me mates a desdenes,
pudiendo morir de amor.

Y nadie podrá ofenderte,
si lo hicieres con tal arte,
porque yo, por disculparte,
me achacaré a mí mi muerte.

Y aún te será más blasón
oír que tu amante Fabio
ha muerto, no de tu agravio,
sí sólo de su pasión.

Que se hace agravio a tu pura
y poderosa belleza
en que usurpe la fiereza
su poder a la hermosura.

Deja que mi amante fe
me mate, pues de esta suerte
tú consigues darme muerte
y yo lo agradeceré.

Pues logras de esta manera
que a tu beldad peregrina
la idolatren por divina
y no la infamen por fiera.

Sea lícito a mi tristeza
saber que, en lance tan fuerte,
los que celebren mi muerte
celebrarán tu belleza.

Y mis penas lastimosas
harán, cuando más no puedan,
que tu hermosura concedan
hasta las más envidiosas.

Y será doble rigor,
cuando en tu mano lo tienes,
que me mates a desdenes,
pudiendo morir de amor.

Ii la muerte de hizán*
El africano alarido

y el ronco son de las armas
en los valles de Gumiel
eran saludos del alba,

que a ser testigo salía
de las victorias que alcanzan
contra las infieles lunas
las cuchillas castellanas.

Cuando el valeroso Hizán
sobre una fogosa alfana,
regalo de Hacén, alcaide
de Font—Hacén y la Adrada;

desnudo el nervioso brazo
y el albornoz a la espalda,
esgrime la muerte en una
tunecina cimitarra.

Crece la sangrienta lid,
y el suelo de sangre empapan
las azagayas moriscas
y las españolas lanzas.

Bórdase el campo a colores,
que antes fue todo escarlata,
de turbantes y almaizares,
de aljaiduces y almalafas.

Los golpes de las cuchillas,
cuando hieren o reparan,
el vecino monte atruenan
y el turbado ambiente inflaman.

Anima Hizán a los suyos
con su ejemplo y sus palabras,
y el valiente don Gutierre,
cuanto Hizán anima, mata.

Y cada español presume
que él solo por sí bastara
a derribar de Gumiel
las enemigas murallas;

y a coronar por sí solo,
según fía de su espada,
de cabezas berberiscas
las almenas de su patria.

Ni el número superior
sus alientos acobarda,
que a contrarrestar a muchos
pocos con justicia bastan.

llena de horror a este tiempo
la bellísima Daraja
con sus pensamientos tristes
también dudosa batalla.

Deja el ya enfadoso lecho,
y a una torre de su casa
más que el tierno amor la guía,
el duro temor la arrastra.

Descubre el sangriento campo,
y las haces mahometanas,
más que vencidas, deshechas,
dan a la fuga las plantas.

Descubre al gallardo Hizán,
que él solo la lid restaura,
y cuanto con ignominia
sus soldados desamparan.

Y en lágrimas y suspiros
abre salida a sus ansias;
unos, cual su amor, ardientes,
otras, cual su pena, amargas.

El corazón en el pecho
con tanta zozobra salta,
que parece pronostica
las desdichas que le aguardan.

Al tiempo que don Gutierre
entre todos se señala
y por largo trecho siembra
de víctimas la campaña.

Viendo ya que la victoria
orlar sus sienes prepara,
y que sólo Hizán sustenta
la ya perdida batalla;

por entre los enemigos
cual rayo ardiente se lanza,
y todo cuanto resiste
lo atropella y desbarata.

Huye el rigor de su brazo
la berberisca canalla,
y el que no huye de su vista
es que el temor le embaraza.

Entonces, el bravo Hizán,
con furia desesperada,
al ver cómo don Gutierre
tan reciamente le carga,

feroz le sale al encuentro,
mas con suerte tan escasa,
que, antes de sentir el golpe,
grabó en el suelo la estampa.

En el animoso pecho
abrió el hierro puerta franca,
y tan capaz como acaso
la abrió la envidia en el alma.

Las rotas calientes venas
purpúreos raudales manan,
que segunda vez tiñeron
las rojas flores de grana.

Al espectáculo triste
un mortal desmayo embarga
de la amante mora bella
las más envidiables gracias.

Y tanto el dolor creció
que, no cabiendo su extraña
pasión en todo su pecho,
la ahogaron sus mismas ansias.

Murió pues, dejando ejemplo
que de amor la fuerza blanda
en el pecho más esquivo
más profundamente labra.

Y los fuertes castellanos,
gloriosos de su jornada
y ricos de gozo, vuelven
a ver los muros de Aranda.

*   Segunda parte del también intitulado Romances imitación de don Luis de Góngora.

Los párrafos en amarillo se omiten en el manuscrito, aunque aparecen en la ediciones impresas. Las palabras en azul son las divergencias entre el manuscrito y las versiones impresas, por suponer un cambio o texto omitido en la versión impresa. Como modelo de versión impresa seguimos el texto en la red de cervantesvirtual.com.

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EN LA ORILLITA DEL RÍO [Mi poema]
Fernando Calderón [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

En la orillita del río
me lanzó un beso una flor,
me perfumó con su olor,
presintió mi desvarío;
yo le respondí, amor mío,
correspondo a tu embeleso
mas debes saber que un beso
jamás debe ser impío.
– – –
Que otra flor en la otra orilla
fue primera en regalarme
su olor, y quiso besarme,
y era hermosa la chiquilla;
mas yo respondí al honor
con una amable sonrisa
y ella se murió deprisa
y a mí secuestró el pudor.
– – –
Y apareció una tercera
que paseaba, mimosa,
no era flor, que era una rosa
luciendo la primavera;
se acercó hasta mí, certera,
y susurrando al oido
acelerando el latido,
me robó allí la cartera.
– – –
Y al fin ya me desperté
en un dulce sobresalto,
y buscando pegué un salto
y a ninguna yo encontré.
Dejen que llore su ausencia
que en mis lágrimas me ahogue
y en su imagen me desfogue
libando de su presencia.
– – –
Que aunque sé que fue irreal,
sólo sé que disfruté
y a su imagen sublimé,
el resto a mi me da igual.
Lo que importa es, si no fue,
lo que a mi me hizo sentir,
de placer llegué a morir
cuando pueda volveré.
©donaciano bueno

MI POETA SUGERIDO:  Fernando Calderón y Beltrán

La risa de la beldad

Bella es la flor que en las auras
con blando vaivén se mece;
bello el iris que aparece
después de la tempestad:
bella en noche borrascosa,
una solitaria estrella;
pero más que todo es bella
la risa de la beldad.

Despreciando los peligros
el entusiasta guerrero,
trueca por el duro acero
la dulce tranquilidad:
¿quién su corazón enciende
cuando a la lucha se lanza?
¿Quién anima su esperanza?…
La risa de la beldad.

El conquistador altivo
precedido de la guerra,
cubre de sangre la tierra,
de miseria y orfandad.
¿Y quién el curso detiene
de su cólera siniestra?
¿Y quién desarma su diestra?
La risa de la beldad.

¿Quién del prisionero triste
endulza el feroz tormento?
¿por quién olvida un momento
su perdida libertad?
¿Y quién, en fin, del poeta
hace resonar la lira?
¿Quién sus acentos inspira?
La risa de la beldad.

Una suerte inexorable
llena de luto mi vida,
y mi alma gime oprimida
por la dura adversidad;
pero yo olvido estas horas
de tanta amargura llenas,
cuando suaviza mis penas
la risa de la beldad.

Soldado de la libertad

Sobre un caballo brioso
camina un joven guerrero
cubierto de duro acero,
lleno de bélico ardor.

Lleva la espada en el cinto,
lleva en la cuja la lanza,
brilla en su faz la esperanza,
en sus ojos el valor.

De su diestra el guante quita,
y el robusto cuello halaga,
y la crin, que al viento vaga
de su compañero fiel.

Al sentirse acariciado
por la mano del valiente,
ufano alzando la frente
relincha el noble corcel.

Su negro pecho y sus brazos
de blanca espuma se llenan;
sus herraduras resuenan
sobre el duro pedernal;

y al compás de sus pisadas,
y al ronco son del acero,
alza la voz el guerrero
con un acento inmortal:

‘Vuela, vuela, corcel mío
denodado;
no abatan tu noble brío
enemigos escuadrones,
que el fuego de los cañones
siempre altivo has despreciado,
y mil veces
has oído
su estallido
aterrador,
como un canto
de victoria,
de tu gloria
precursor.

‘Entre hierros, con oprobio
gocen otros de la paz;
yo no, que busco en la guerra
la muerte o la libertad.

‘Yo dejé el paterno asilo
delicioso:
dejé mi existir tranquilo
para ceñirme la espada,
y del seno de mi amada
supe arrancarme animoso;
vi al dejarla
su tormento,
¡qué momento
de dolor!
Vi su llanto
y pena impía;
fue a la mía
superior.

‘Entre hierros, con oprobio
gocen otros de la paz;
yo no, que busco en la guerra
la muerte o la libertad.’

‘El artero cortesano
la grandeza
busque adulando al tirano
y doblando la rodilla;
mi trotón y humilde silla
no daré por su riqueza,
y bien pueden
sus salones
con canciones
resonar:
corcel mío,
yo prefiero
tu altanero
relinchar.

‘Entre hierros, con oprobio
gocen otros de la paz;
yo no, que busco en la guerra
la muerte o la libertad.’

‘Vuela, bruto generoso
que ha llegado
el momento venturoso
de mostrar tu noble brío,
y hollar del tirano impío
el pendón abominado.
En su alcázar
relumbrante
arrogante
pisarás,
y en su pecho
con bravura
tu herradura
estamparás.

‘Entre hierros, con oprobio
gocen otros de la paz;
yo no, que busco en la guerra
la muerte o la libertad.’

Así el guerrero cantaba
cuando resuena en su oído
un lejano sordo ruido,
como de guerra el fragor.

‘¡A la lid!’, él fuerte grita,
en los estribos se afianza
y empuña la dura lanza,
lleno de insólito ardor.

En sus ojos, en su frente,
la luz brilla de la gloria,
un presagio de victoria,
un rayo de libertad.

Del monte en las quiebras hondas
resuena su voz terrible,
como el huracán horrible
que anuncia la tempestad.

Rápido vuela el caballo,
ya del combate impaciente,
mucho más que el rayo ardiente
en su carrera veloz.

Entre una nube de polvo
desaparece el guerrero:
se ve aún brillar su acero,
se oye a lo lejos su voz:

‘¡Gloria, gloria!¡Yo no quiero
una vergonzosa paz;
busco en medio de la guerra
la muerte o la libertad!’

La vuelta del desterrado

TRISTE, AFLIGIDO, LLOROSO
VOLVIO A SU PATRIA UN ANCIANO,
A QUIEN EL ODIO TIRANO
DE SUS HOGARES LANZO,

PÁRASE: TIENDE LA VISTA
SOBRE SU PATERNO SUELO,
ALZA LOS OJOS AL CIELO,
Y ASI EL MÍSERO EXCLAMO:

«AL FIN, ¡OH PATRIA QUERIDA!
AL FIN MI CANSADA PLANTA
VUELVE A PISAR TU RECINTO
DESPUES DE TANTAS DESGRACIAS:

POLITICAS DISENCIONES,
PERSECUSIONES TIRANAS,
EL FUROR DE LOS PARTIDOS
DE TU SENO ME ARRANCARAN:

YO ME ACUERDO, SÍ, ME ACUERDO,
¡NO PUEDE OLVIDARLO EL ALMA!
DE AQUEL TRISTÍSIMO DIA
EN QUE SALI DE TUS PLAYAS:

YO PISE EL BAJEL FUNESTO
QUE DE TI ME SEPARABA,
COMO PISA UN TRISTE REO
DE SU CADALSO LAS GRADAS:

YO HE VAGADO CUATRO LUSTROS,
POR LAS REGIONES EXTRAÑAS,
SIN APOYO, SIN ASILO,
SIN CONSUELO, NI ESPERANZA;

EL MISERABLE ALIMENTO
CON MIS LÁGRIMAS REGABA,
SIN TENER UN SOLO AMIGO
QUE MIS PENAS CONSOLARA.

MIS HIJOS, MIS TIERNOS HIJOS,
MI ESPOSA, DESCONSOLADA,
MIS AMIGOS, TODOS, TODOS,
SE PRESENTABAN A MI ALMA:

ETERNO DIOS, ¡CUANTAS VECES
TE DIRIGÍ MIS PLEGARIAS
PIDIENDOTE QUE LA MUERTE
MIS DESGRACIAS TERMINARA!

VUELVO EN FIN; PERO ¡QUE MIRO!
NI AUN EXISTE MI CABAÑA,
SU LUGAR QUEDO DESIERTO
POR EL FUROR DE LAS ARMAS.

¡HIJOS, ESPOSA… NO EXISTEN!
¡NADIE ESCUCHA MIS PLEGARIAS!
¡HAN MUERTO, DESCANSAN TODOS
EN SU TUMBA SOLITARIA!

¡HIJOS, ESPOSA… NO EXISTEN!
NI PADRE, NI ESPOSA…NADA,
NADA HAY SINO UN MENDIGO,
UN EXTRANJERO EN MI PATRIA.

SOLO QUEDA EN ESTE SITIO
EL ÁRBOL QUE CON SUS RAMAS
CUBRIO A MI CARA FAMILIA,
QUE A SU SOMBRA REPOSABA.

¡INFELIZ! ¡CUANTOS RECUERDOS!
MI ESPOSA ALLI SE SENTABA,
AQUI MIS PEQUEÑOS HIJOS
EN MIS RODILLAS JUGABAN.

Y AHORA…¡AHORA NADA TENGO
SINO LÁGRIMAS AMARGAS!

ÁRBOL, TU SOLO ME QUEDAS;
MAS NI A TI TE RESPETARON,
PUES EN TU TRONCO ESTOY VIENDO
LAS SEÑALES DE LAS LANZAS.

¿Y ESTA MANCHA? ¡DIOS PIADOSO!
¿SERA TAL VEZ ESTA MANCHA
SANGRE DE MIS TRISTES HIJOS?
¿SU SANGRE AQUI DERRAMADA?

¡OH, DIOS! ESTA SANGRE PURA
SOBRE LAS CABEZAS CAIGA
DE LOS VILES AMBICIOSOS
QUE DESPEDAZAN «MI PATRIA».

ABRAZO EL ÁRBOL QUERIDO,
LANZO UN LUGUBRE GEMIDO
Y JUNTO AL TRONCO EXPIRÓ…

DESPUES, ALGUN ALDEANO
LE DIO HUMILDE SEPULTURA
Y DOS LEÑOS EN FIGURA
DE CRUZ ALLI COLOCÓ.

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DE LAS FLORES Y EL AMOR [Mi poema]
Antonio Ros de Olano [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Era un niño de cartón,
¡qué de bueno no sería
que en su cuerpo no cabía
un enorme corazón!

Pues tan grande era el bribón
que la gente se temía
que de tanto inflar un día
provocara un explosión.

Y fue así que aquel enano
con su aspecto pinturero
le lanzó al mundo un te quiero
agarrando de la mano.

Desde entonces el amor
se presenta cada día
insuflado de alegría
reflejado en una flor.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDO:  Antonio Ros de Olano

Fatalidad

De luz vestida en el azul sereno,
limpio reflejo de la casta luna,
Diosa del mar en transparente cuna,
la amé en un tiempo, de esperanza ajeno.

¡Fatal amor!… El corazón sin freno
triunfó del Hado… ¡Mísera fortuna!
¡La Náyade de límpida laguna
fue Venus libre y me abismé en su seno!

Luego la vi en el féretro tendida,
pavorosa beldad de carne inerte,
astro apagado en luctuosa esfera…

Y ¡ay del deseo! Me atedió en la vida…,
Y amé el dolor con que me hirió su muerte,
¡vuelto al afán de mi ilusión primera!

No hay bien ni mal que cien años dure

El corazón es péndulo que advierte,
golpe tras golpe, en una misma herida,
¡cuán próxima a la muerte anda la vida!
¡Cuán cerca de la vida está la muerte!

Las empuja el dolor hasta la inerte
tumba, que en nuestra senda está escondida,
¡a tan serena sombra, que convida
a redimir muriendo nuestra suerte!…

Mas el dolor no mata en un instante,
como la fiera daga; y la asemeja
porque se clava con seguro tino:

Y así en el seno, el péndulo oscilante,
golpe tras golpe advierte al que se queja
que va la vida andando su camino.

Amor tardío

Junto a los días de tu edad primera
fueron los años de mi edad florida;
pasaron ¡ay! aquéllos de mi vida,
y son los de tu hermosa primavera.

Esta del labio confesión sincera,
voz de recuerdo, endecha dolorida,
llegue a ti como tierna despedida
del cisne cuando espira en la ribera.

Mas si el poder de la hermosura es tanto,
que así presta a mi cítara apagada
el grave acento en que mi pena fío;

¡Musa de mi dolor!…, Tuyo es mi canto,
y al repetirlo el alma enamorada,
sólo el suspiro que te mando es mío.

Funerales

«¡El Rey ha muerto!» «¡Viva el Rey!»-Corrieron
a ensordecer el ámbito estos gritos;
las galas con los lutos se fundieron
en el aplauso y funerales ritos.

¡Oh página del tiempo en que escribieron
privados y magnates sus delitos!…
«¡¡El Rey ha muerto!!… ¡Ha muerto!» respondieron
las tumbas en airados plebiscitos.

Y entonces el furor con mano fuerte,
¡epopeya cruel del vulgo zafio!
¡venganza de la vida y de la muerte!

Grabó en la losa con cincel de encono,
convirtiendo la historia en epitafio:
«¡Divinidad mortal, éste es tu trono!»

En la soledad

¡Santa Naturaleza!… Yo que un día,
prefiriendo mi daño a mi ventura,
dejé estos campos de feraz verdura
por la ciudad donde el placer hastía.

Vuelvo a ti arrepentido, amada mía,
como quien de los brazos de la impura
vil publicana se desprende y jura
seguir el bien por la desierta vía.

¿Qué vale cuanto adorna y finge el arte,
si árboles, flores, pájaros y fuentes
en ti la eterna juventud reparte,

Y son tus pechos los alzados montes,
tu perfumado aliento los ambientes,
y tus ojos los anchos horizontes?

A un soldado

Deja suelto el bridón; rompe la espada;
plázcante la quietud y los sencillos
festejos que tus hijos pobrecillos
te ofrezcan al volver a tu morada.

La voz de la tribuna hoy deshonrada;
en manos de la plebe los cuchillos;
la libertad forjándose los grillos…;
Esta es la Roma de la edad pasada.

El acto de Catón a otros asombre;
de César muerto nace el cesarismo;
bruto exclama: «¡Virtud, eres un nombre!»

Y así van las naciones a su abismo,
sin que a salvarlas baste un solo hombre,
sea Catón, o Bruto, o César mismo.

En la tribulación

Antes que fuese el Tiempo en la medida,
era la Eternidad en el vacío;
y Tú en la Eternidad eras, Dios mío,
ser increpado, Verbo de la vida.

«¡Sea!» dijiste; y fue de Ti nacida
la Creación cual desatado río;
que, a tanta potestad de tu albedrío,
nació la muerte a la existencia unida.

Ahora dime, Señor (para que sienta
fecundo mi pesar, y espere en calma
a que se rompa la fatal concordia),

Si este algo del no ser que me atormenta
es mi esencia inmortal, ¡el yo del alma!
Que ha de encontrar en Ti misericordia.

Regalando una botella de vino añejo

De ésta que envío, anciana generosa,
frágil tapada, indúbita doncella,
cuanto de más edad, mucho más bella,
rival temible a la mujer hermosa,

No queda en el origen ni aun la hojosa
vid de que fue racimo y es botella:
¡Quiso el deleite, hasta saciarse en ella,
tenerla en claustro por gozarla añosa!

Profana, amigo, su recinto escaso;
que a sensual Naturaleza plugo
en breves bordes provocar a exceso…

La boca femenina es chico vaso,
y allí embriaga el amoroso jugo
que vierte el labio al recibir un beso.

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ANTES QUE YO EXISTIERA [Mi poema]
Fanor Téllez [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Antes que yo existiera no había nada
pues todo para mí era el vacío,
ni existía el calor, tampoco el frío,
ni un sueño tan siquiera en la almohada.

Ni árboles había, ni había río,
ni el sol, la luz, la sombra, las estrellas,
las cosas horrorosas y las bellas
el temor, la traición, el amorío.

Por no existir, tampoco tú existías
ya que un poco después que yo naciste,
nunca que me encontraras presentiste
y aún menos que el hecho lamentarías.

Y en esta disyuntiva voy pasando
y el tiempo poco a poco consumiendo,
amando algunas cosas, presintiendo
la renta que gocé se está acabando.

Y pronto habrá otro día, otra alborada,
que presente ha de hacerse el desvarío,
la estancia y un sarcófago sombrío,
y de nuevo para mí ya no habrá nada.
©donaciano bueno

MI POETA SUGERIDO:  Fanor Téllez

Funeral en la familia

Que hace toda esta gente
dándome la mano, madre,
y por qué esa música acompasada
y hay hombres que hablan
y hemos caminado tanto,
hasta la noche casi,
oyendo voces
y por qué mi papá duerme tanto
y no ríe y baila como siempre,
sino que desaparece
y nos volvemos en bus
después de haber llorado
toda la tarde
y estamos todos tan tristes.

Miss Babian atendiendo…

EN UN BAR DE LA COSTA ATLANTICA 

Miss Babian, en este bar costeño,
atiende a rudos negros
recién llegados,
que tienen sombreritos comprados
en la Quinta Avenida de Nueva York.
Es la reina de Saba,
sonriente y frágil
con cejas tupidas finas
y falda como bolsón
pero debajo está su carne tensa,
toda la piel nocturna
con la luna de los dientes
y las dulces lascivas estrellas de sus ojos
ardiendo al sonido de su corazón-tambor
de Africa.
Miss Babian camina
como que danzara
y una oscura cintura te mostrara
en prolongaciones de onda,
pulidos de luz vientre o caderas,
adentrándote al sueño elíptico
en eternal copulación.

EL PRESIDENTE VERDADERO

El gobernante que buscamos
no quiere que la historia lo absuelva
o lo condene,
no se fatiga por dejar un recuerdo imborrable en ella:
hendidura de su huella
o discurso amenazante,
el continuum del dolor y de la muerte
como si fuera una filosofía sanadora para el pueblo.

Tampoco emprende actividades
que nos agobian en el tiempo
bajo la égida de obtener libertad, justicia, prosperidad.
Y no se le reconoce
porque no anda con ningún emblema
del oro, del poder, de la fama
ni destaca con gloria principesca
confundido con las gentes,
fluyendo en las actividades normales
sin colisionar con nadie su deseo.

El presidente ideal es bueno
y nadie se lo puede decir porque no lo hallan,
de tan standard, en el común habitual de la bondad,
y ama a las personas tan naturalmente
que nadie puede distinguirlo amando
a alguien entre el pueblo
como el que ama sólo a su correligionario
o a su camarada de partido político
o a su camarilla de halagar demagógicamente.
Él no se ve
como un amador non plus ultra, siéndolo.

El gobernante, que calza perfectamente
con lo que es gobernar
es como un rey, que desciende de su palacio
a la calle.
Sin carroza ni cortejo. Anónimo.
Saca de su cabeza la corona.
Saca lo que piensa que es su sabiduría.
Se queda sin nada.
Saca la arrogancia,
el deseo de afirmarse frente a todos.
Como un hueco,
como una ausencia,
como si no gobernara,
deja que la fuerza de la vida encuentre su sentido,
no interfiere contra ella
y estando con ella
la sigue unido con todos los hombres
y el mundo entero.
19 de febrero del año 2016.

PAÍS

En esta tierra donde mis padres
y mis hermanos han desaparecido,
he vivido bajo dictaduras
y dentro de una sociedad agresiva
con gente de temperamento desdeñoso,
excluyente y opresor
(no me dejo engañar por la música,
las fiestas o una que otra sonrisa).
Vivo en sobresaltos
como pulsaciones intermitentes de la angustia,
pero inclinado sobre esta página
encuentro el país al que pertenezco.
Mi solar natural son estas letras,
que llegan hasta donde el río de la escritura se hunde
y mi serenidad fluye en el vacío incesante
y mudo.

MONITOREO DE LA SEGUNDA LUNA DE LA TETRADA ROJA

Qué tenemos de lo terreno, sino hechos como indicios
para perseguir un sentido en lo inconexo
y ver lo que terminaremos haciendo,
porque después de Gaza, Israel como león cuida su madriguera.
Pedro Romano, pese al hosco godot de Pyonyang, mostró en Corea
del Sur la gloria de los santos y de los mártires. Y en Turquía
el antiguo esplendor de la futura unidad cristiana universal se insinuó
tan claro como se levanta en el cielo negro
la media luna del Califato Sirio y de Levante:
USA, Londres, Canadá, Francia y Alemania son brotes sangrientos
en el disperso frente occidental de la yihad
extendido hacia Oceanía, en la enorme Australia.
Ucrania ¿es rusa? o ¿debe ser rusa?: la lucha por el gas, por el petróleo.
La lucha del dólar para doblegar el rublo,
del yuan y del oro físico para colapsar el dólar.
Y para leer China en Nicaragua, milenramas, varillas o monedas
conforme el Libro de las Transformaciones,
bien formulada la pregunta ¿Cuál será el resultado?
Alcanzaremos los días de la caída de la Siria ¿a manos de quién?
Y el reino de la Persia, ¿se quedará quieto?
¿Y Jacob? ¿impasible ante las banderas negras con letras islámicas?
Es difícil encontrar una dirección clara, única, inteligible.
No razono para forzar designios que el Espíritu no me quiera decir.
México, eres imagen del Mictlanteotl. Una piedra de sacrificios.
Busco en el cerro a la que aplasta la cabeza de la serpiente.
USA y Cuba se distienden. Las palabras han depuesto sus lanzas.
Sri Lanka y Filipinas: oigo una profecía por los pobres.
Una voz por los niños, por las familias destruidas, por el noviazgo,
Una fe dialogante, una razón humilde, un corazón persuasivo.
Esto es lo luminoso. Pero hay lo oscuro. Un entorno humeante.
No interrogo a la esfinge. Los hechos temporales me hacen captar
La proliferación de un espíritu homicida. No necesito a nadie
Que me explique. Siento una filosofía de impiedad en el aire.

PAÍS: NUESTRA VICTORIA

Los jóvenes se cansaron de ver la belleza
de los países más hermosos, su bien, su libertad admirable,
lejos de aquí.

Hastiados de buscar el Paraíso extraterritorial,
abandonaron su deseo de ir allí.

Hartos de dictadura,
de disfraces
y de todo el falso amor del mundo,
volvieron hacia sí,
y en sus cuerpos
estaban las terrazas de la primavera.
La perfecta correspondencia del sueño
con la realidad,
del bien con la humanidad,
de la belleza con lo que no mengua.

Allí profundo contemplamos ahora
el más libre y puro país,
en su desinterés de morir para sí
con valor sin fin.
Desde el estío al aguacero,
entre el ideal y la historia
no cae la sombra.

Ese lugar, es nuestra patria nueva,
que en ellos se ha develado.
Destruyan aquí los asesinos lo que destruyan
¿Cómo podrán destruir la perfecta correspondencia?

¿Quién después de esta visión desea ir a buscarla en otro lugar,
donde no somos?
La tierra de nuestra naturaleza,
aquí y ahora la podemos tocar.

El déspota ha extraviado su destino, no la alcanzará.
Ya perdió

EN EL FIN DE ABRIL HACIA EL INVIERNO

Mi alma se ha hundido en la tranquilidad.

Incendios, estruendo de armas,
el fragor de multitudes yendo
y viniendo en peligrosa marea de muerte,
no alteran ni amedrentan mi interior.
El viento cortés se desliza en mi pelo.

Mi última guitarra está pensativa
¿Quién ganará, quién perderá?
Ningún corazón ignora a ninguna víctima.
Nuestro llanto invisible tiene convicción de bálsamo.
Mañana, las heridas tendrán una respuesta.

La canción del pacifista como una sensible trepidación
de sismo, registra el paso del árido verano
a las aguas invernales, arrolladoras de muros.
30 de abril del año 2018.

CONTRAUTOPÍA

Nací en Nicaragua, América Central, hace tiempo
y desde que recuerdo no respetamos la muerte,
porque nos cuesta aceptar que morimos.
Y no nos importa morir
ni matar ni nos asustan los que vienen en tendalada
a ser cadáveres por patriotismo, por honor, por codicia
o víctimas de malvados y de ideólogos fanáticos.

Nos imaginamos que pese a morir
la vida se prolonga en la memoria.
Pero eso no es cierto. Aunque te citen los libros de historia
y los romances hablen de ti, estás aguantando tierra.
Luego eres tierra. Alguien que murió, no tú.

Por patrañas vamos a la guerra. Al matadero.
Si nos importara de verdad la muerte, amaríamos la vida.
La propia y la ajena y la del pueblo entero.
No se nos ocurriría llegar y machacar a alguien porque sí
(Libertad o muerte. Legitimidad o muerte. Patria libre o morir.
Cualquier razón da igual)
sino abundar en buena fruta, legumbre y grano.
Nos importaría crecer fuertes, hermosos y alegres
¿A quién no le gusta vestir bien?
¿A quién no le gusta descansar sabroso en su casa?
¿Quién rechazaría un buen plato en tierra propia al mediodía?

Ah no, sólo nosotros hacemos un país para huir de él
-un estado diminuto comparado con Rusia
y nos contamos con los dedos comparados con China-
y por morir se nos olvida vivir en él.
Desobedecemos el equilibrio natural de respetar la muerte
y complementariamente, amar la vida.
Todos los días hacemos un país para autodestruirse.
Y son una rareza los que mueren de viejos en él.

MEDITACIÓN

Escribo porque es como medito
unido a cada cosa
y disipo pensamientos vanos
y equivocados.
Así permanezco en mí
y sé cuán extenso soy,
pues no me contienen los términos
aunque mis años sean pocos
y mi cuerpo parezca restringido a esta silla
y a esta mesa.
Así no menea mi voz un canto loco
ni trazo garabatos
cuando llueve octubre
y arrecia el fin del invierno.
Veo el noble embate del agua,
que a todos beneficia,
socavando el poder del tirano.
Veré el cambio de estación,
edificios derrumbados
porque fueron construidos sobre arena.
La llama del verano me dará
una canción para seguir adelante.

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SEMBRANDO A VOLEO [Mi poema]
Francisco Andrés Escobar [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Yo escribo mis poemas a voleo,
cual labriego que esparce su semilla
cuidando vaya al surco y no a la orilla,
pues nadie ha de saber del pie cojeo.

Cual líquido de un vaso que rezuma,
el corazón derrama lo que siente,
el regacho que acoge a la corriente
o se burla de aquello que le abruma.

El niño va tocando el acordeón
ignorando lo que es y por qué toca,
la baba que le cae de la boca,
la pelota rebota en el frontón.

Las olas que arrastrando van la arena
en la playa mirando a los granitos,
los ecos que formando van los gritos
y luego que al final mueren de pena.

Lo que es cierto es que escribo mas no sé
por qué ni para qué y qué es lo que escribo,
quizás saber preciso que estoy vivo
y que hay alguien me lee y que me ve.

Quizás es que una noria en mi cerebro
no para sin cesar de darme vueltas,
ideas que me ignoran y revueltas
van parcas al señuelo algún requiebro.

Ignoro mas no sé, no me pregunten
quién soy, cómo o por qué razón nací,
pues dudo de que ahora estoy aquí
respondan quienes sepan o barrunten.
©donaciano bueno.

A voleo era el método de siembra tradicional que tenían los agricultores en Castilla esparciendo las simientes lo más homogéneas posible mediante un movimiento de mano

MI POETA SUGERIDO:  Francisco Andrés Escobar

Por si el silencio

Si me voy y te quedas: restitúyeme al viento.
Lleva mi nombre triste y escríbelo en la arena.
Habla con las gaviotas, con las viejas mareas,
diles que no me he ido, que ando volando cerca.

Diles que me he quedado hecho cal en las piedras,
que vivo en el columpio de las flores silvestres,
que mis tardes las paso cerca del sol poniente
y que espero los días en la región del hielo.

Y siente mi presencia en todo lo que quieras,
en todo lo que mires con tus ojos de cielo:
desde el café de esquina donde hacía mi espera
hasta el musgo que crezca junto a mi cruz de tierra.

Encuéntrame en las cosas que rozaron mis dedos.
Mírame en los juguetes, en los dulces pequeños.
Sábeme detenido en mis humildes letras
con que canté a la vida fulgores y miserias.

Si me voy y te quedas: envuélveme en recuerdo,
adéntrame en el margen de tus memorias tiernas.
Y perdona el confuso torrente de mi anhelo
que amó sin esperanza, por rutas del silencio.

El país de donde vengo

Vuelve la sangre hasta el brocal del día
y en su ámbito limítrofe desflora
la roja pesadumbre de la aurora
con que escribe la muerte su elegía.

En la tierra, hecha tierra, madre mía.
¡Y en la luz vuelta luz, a toda hora!
La nostalgia sus hilos decolora
sobre duendes de almíbar y ambrosía.

¡No hay dolor! Que el dolor es lobo oscuro
con su gélido aliento de acechanza
y su largo colmillo de condena.

El recuerdo es “panal de sol maduro”,
evangelio de bienaventuranza
con su lumbre de mística azucena.

Soneto para un hijo alcohólico

Un hijo duele cuando va dolido.
Un hijo es gozo, cuando va gozoso.
Por él sondeamos el oscuro pozo.
Por él tocamos de la luz el nido.

Un hijo es alma que se nos ha ido
y vamos tras su andar débil o airoso.
Por eso no hay barrote o calabozo
que nos vede llegar, si hasta allá ha ido.

Yo tengo un hijo. Dios me lo ha heredado.
Por él mi rabia se volvió consuelo;
misericordia, mi altivez henchida.

Y es que cuando lo miro aniquilado
en los vahos quemantes de su duelo,
¡descubro a Dios, tras su apagada vida!

Petición y ofrenda

I
La media noche
detuvo sus andares
junto a un leve murmullo de pupilas.
Después…
un buceo lentísimo,
un sondeo profundo en aguas verdes,
en verde clorofila
poseedora de una luz magnífica.
Un viaje lento, de canoa suave,
hacia las luminosas oquedades del espíritu.

II
Es cierto que he llegado un poco tarde.
Es cierto
que no estuve ante tus lágrimas
y que arribo con años de retraso
para entender el cauce de tu llanto
que se enrolla en potentes espirales
y se adentra en el vértigo,
en sí mismo.
Es cierto que tus manos fueron solas
por el camino de las adivinanzas,
que hay historias de gnomos que no oíste,
que llevas mil preguntas escondidas
y canciones de sueños mutiladas.
También es cierto que,
de alguna manera,
has visto el rostro de la desesperanza.
Palpaste muy temprano
el calor de las piedras del camino
… y fuiste sin sandalias.

En la edad de la aurora
tormentas pequeñísimas generaron violentos huracanes
y vives la ambivalencia de la hoja:
Marcharse con el viento
o agarrarse con desesperación a la rama
en espera de un tiempo más dorado.

III
¡Si tan sólo yo hubiera llegado antes!
Si tan sólo en el verde de mi entraña
hubieras blasonado tu linaje,
esta oscura marea en que me agoto
sería rumor de ángeles
y el temblor vacilante de mis manos
poesía terminada.
Si tan sólo yo hubiera llagado antes
al encuentro genuino de tus pasos
hubiéramos unido soledades
para hacerle un altar a la esperanza.

IV
Una de las cosas más claras que aprendí
en la escuela de los caminos que anduve
es que siempre se puede
poner fuera de lugar a la desesperación.
Aprendí también que el llanto y la sonrisa
hay que llevarlos sobre pleno rostro,
sin ocultar con máscaras ambiguas
el tropismo natural de la raíz íntima.
Aprendí que es posible volver sobre los pasos
para encontrar el medallón perdido
y hacerlo refulgir en la garganta.
Aprendí que en el espacio entre dos soles
hay un remanso de hondo pensamiento;
que cada noche es “esta noche” una vez,
que cada día es “este día”, también solo una vez,
y que es posible alcanzar
la luz agotada del ocaso
y renacer con ella la mañana siguiente.
Aprendí que no es el tiempo que encierra la pupila
lo que la hace sabia y cercana:
es más bien la posibilidad de mirar cara a cara
en otros ojos
lo que le da la fuerza para salvar
y salvarse,
para reconstruir,
para crecer,
para vivir en la exacta dimensión
de lo que piden las fuerzas humanas.
Aprendí, finalmente,
que entre las cosas que nos hieren
flota una Presencia Suave
que conoce el volumen
del grito desgarrador.

V
Te pido y ofrezco:
la posibilidad de volver atrás,
a las cosas que quedan soterradas
y de construir la huella de adelante;
de descansar bajo el mismo campanario
hasta que sea un poco tarde
para poder andar sobre lo fresco
cada quien sus andares.
Te ofrezco el pan que queda en mi canasto
y que otras manos
tienen despreciado
porque no es de colores:
es pan bendito y ácimo.
Te ofrezco el agua de mis días solos
que nadie bebe
porque está en huacales;
pero que es agua pura… ¡y hasta santa!
Te ofrezco esta oquedad de amor inmenso
que heredo de la tierra
y de mi madre;
lo que guardo de viajes solitarios,
el cambio que me dieron al pagar
con moneda de amor y esperanza.

VI
Te ofrezco los juguetes de mi infancia,
los cuentos que mi nana me contaba.
Toda la ausencia que llevo de mi hermano
y el gesto noble que me dio mi padre.
Te ofrezco mi canción de adolescente,
mis viajes hacia el río y la montaña,
las flores que veía,
los pájaros que amaba,
el camino de piedras,
la guitarra,
el perro blanco que me dio mi abuela
y que murió de esperarme;
el álbum de mis fotos,
la chiltota, la lora verde,
el patio de naranjos,
la casa de arcos blancos y retablos,
las lámparas de aceite de los cuartos,
un farol con candela, que es mi primer recuerdo,
las flores de ilusión
encaramadas sobre las tejas rojas,
las palmas del Domingo de Ramos,
los juguetes de Corpus,
los pájaros de dulce,
la colación
y las procesiones de la Flor de Mayo;
la tienda humilde
y los dulces que compraba
con estampitas de la Biblia
para hacer un gran álbum;
la cruel separación de mi Rosario,
amiga, madre, brazo amado, nana,
ángel canelo de otro mundo altísimo
que se vino hasta aquí para cuidarme;
mis años de terror;
de mi naufragio;
mi salida hacia el mundo solitario,
sólo con la camisa y la esperanza;
mi tiempo de bregar por lugares extraños
que no me conocían
hasta abrir un camino que llevara a la luz;
los mares y los ríos en que he andado;
los aires que crucé
en fuga o en llegada;
la sangre que dejaba en cada estación,
amores consumados,
ilusiones,
amistad
de esa que se lleva durante años y años,
que trasciende a la muerte
y que siguen el mundo de las almas;
mi herida luminosa en Buenos Aires
y todas esas cosas que me hicieron hombre
y que esculpieron con cincel de vida
la vocación del padre,
en fin…
te ofrezco
todas las cosas que podrían, de alguna manera,
darte sombra,
ser un refugio fresco,
una tenue ocasión para quitar la máscara
que encubre una ternura desgarrada
y vivir como niño el reducto
que queda de la infancia.

VII
Si quisieras tomar
las cosas de mi ofrenda
tus pies ya no estarían tan descalzos
y las sendas difíciles que vienen
serían, poco a poco, fulgor de astros,
o conjunción magnífica de estrellas
en eclipse soberbio.
No serían amargas soledades,
ni gritos mudos,
ni manos temblorosas tanteando oscuridad,
ni avecillas heridas
por el frío de invierno.
Si quisieras quedarte con mi ofrenda
tendrías en las manos la experiencia
desde la cual mirar
con una luz más clara
los caminos en que andas,
y aquilatar desde una razón noble
lo que vale la vida,
sus dichas y aflicciones,
abismos y pleamares;
y sobre todo tendrías la ocasión
de reunir, en un tratado único,
al padre, al amigo, al maestro, al hermano
que tanta falta hacen
(¿quién lo comprende mejor que yo?)
para enrumbar los pasos
hacia horizontes claros.
¡Si aceptaras mi ofrenda
empezarías a buscar lo alto!

VIII
La media tarde.
Detenido su andar por un momento
en el largo sendero hacia el ocaso.
La profunda aguaverde inquisitiva.
Enfrente, en el paisaje,
el universo andando su camino.
Hay finas porcelanas de ilusión
en el altar de nubes del Altísimo.
Hay una zarza que prende fuego y arde.
Descalza tus sandalias:
en el Sancta Sanctorum de la vida
reposa la esperanza.

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MANUAL DE SUPERVIVENCIA [Mi poema]
Fabio Morábito [Poeta sugerido]New

MI POEMA … de medio pelo

 

Donde vivo no hay luz y está enrejado,
solo arriba en el techo una rendija,
en la tarde, se ve a una lagartija
con el rabo que muestra muy asustado.

Y un deslumbre de sol que de soslayo
aparece y se aleja sin mirar
y en la sombra comienza a dibujar
y a borrar esa línea con su rayo.

Si estoy triste les hablo a las arañas,
aunque sé no me entienden son vecinas,
mato el tiempo con esas inquilinas
las que urdiendo van tela con sus mañas.

Encerrado, trato hoy de protegerme
de quien ose extraerme las entrañas,
pues que fuera está de alimañas,
así evito en su cieno ya perderme.

Y es que a solas estoy con mi conciencia,
a tender nadie espero venga un puente,
si lo hicieran verían sonriente
que en manual escribí: Supervivencia.
©donaciano bueno

Mirando siempre a las #musarañas? Share on X

Comentario del autor sobre el poema: Este mundo aparentemente abierto a la libertad, para muchos a veces puede convertirse en una especie de cárcel.

MI POETA SUGERIDO:  Fabio Morábito

A tientas

Cada libro que escribo
me envejece,
me vuelve un descreído.
Escribo en contra
de mis pensamientos
y en contra del ruido
de mis hábitos.
Con cada libro
pago un viaje
que no hice.
En cada página que acabo
cumplo con un acuerdo,
me digo adiós
desde lo más recóndito,
pero sin alcanzar a ir muy lejos.
Escribo para no quedar
en medio de mi carne,
para que no me tiente el centro,
para rodear y resistir,
escribo para hacerme a un lado,
pero sin alcanzar a desprenderme.
De «De lunes todo el año» 1992

Bahía Quina

A Ethel

Esta mujer que abandona en la arena
su cuerpo es una roca que dibuja
la luz del mediodía, roca oscura
sin sed, sin ojos, sin sombra siquiera.

Esta mujer está tendida y sueña
que es una roca que la luz dibuja
en esta playa sin nombre. Sin duda
hay un ritmo de olas en sus venas.

En esta rada entra el mediodía
y borra los contornos de las rocas
y borra el mar de innumerables cuencas.

Y mientras sueña esta mujer tendida
que es una roca fija, una ola
se mete entre sus pies y la despierta.
De «Lotes baldíos» 1985

Ciudad de México

Un día mi padre dijo
nos vamos, y tú eras
la meta: otra lengua,

otros amigos. No:
los amigos de siempre,
la lengua, la que hablo.

Me he revuelto en tus aguas
volcánicas y urbanas
hasta al fin conocerme,

y si al hablar cometo
los errores de todos,
me digo: soy de aquí,
no me ensuciaste en vano.
De «Lotes baldíos» 1985

Cuarteto de Pompeya*

I
Nos desnudamos tanto
hasta perder el sexo
debajo de la cama,
nos desnudamos tanto
que las moscas juraban
que habíamos muerto.
Te desnudé por dentro,
te desquicié tan hondo
que se extravió mi orgasmo.
Nos desnudamos tanto
que olíamos a quemado,
que cien veces la lava
volvió para escondernos.

* En Pompeya, entre otros cuerpos petrificados por las lavas y cenizas
de la erupción del Vesubio (año 79), se conservan los de un hombre y una
mujer en el acto amoroso.

II
Me hiciste tanto daño
con tu boca, tus dedos,
me hacías saltar tan alto

que yo era tu estandarte
aunque no hubiera viento.
Me desnudaste tanto

que pronuncié mi nombre
y me dolió la lengua,
los años me dolieron.

Nos desnudamos tanto
que los dioses temblaron,
que cien veces mandaron
las lavas a escondernos.

III
Te frotabas tan rápido
los senos que dos veces
caí en sus remolinos,

movías el culo lento,
en alto, para arrearme
a su negra emboscada,

su mediodía perenne.
Abrías tanto su historia,
gritaba su naufragio…

Nos desnudamos tanto
que no nos conocíamos,
que los dioses mandaron
la lava a reinventarnos.

IV
Te desmentí de cabo
a rabo devolviéndote
a tus primeros actos,

te escudriñé profundo
hasta escuchar la historia
amarga de tu cuerpo,

pues sólo el amor sabe
cómo llegar tan hondo
sin molestar la sangre.

Esa noche la lava
mudó el paisaje en piedra.
Tú y yo fuimos lo único
que se murió de veras.
De «Lotes baldíos» 1985

Dime tú si no es cierto…

A Ethel

Dime tú si no es cierto
que el techo de esta casa
es todo de verdad,

que es la verdad más plena
de todo lo construido,
el muro en más reposo,

la redención de tantos
errores y desvíos,
la mano que disculpa,

el anhelado fin
de las hostilidades,
la prueba que buscábamos
desde el primer ladrillo.
De «De lunes todo el año» 1992

El viento, mas…

El viento, mas
que yo,
se fuma este cigarro
entre mis dedos,
dejándome el placer
de sólo tres o cuatro bocanadas,
y el mar expropia las palabras
que te digo,
porque, acostada, no me oyes.
El sol, el viento y la marea
te ensordecen
y cuando me levanto
para dar dos pasos,
viendo mis huellas que se imprimen
en la arena,
pienso que esas pisadas mienten,
que ya no piso así
desde hace no sé cuándo;
son huellas de otro
que sobrevive en mis pisadas; pues las mías
son mucho menos elocuentes.
Tú, en cambio, que me ves
completo e indivisible,
sabes mejor que nadie cómo soy mortal,
cómo mis huellas en la arena me describen
y cómo se plasma en ellas lo que soy,
sabes mejor que nadie cómo no escucharme.
De «Alguien de lava» Ediciones Era, 2002

«In Limine»

Por el perdón del mar
nacen todas las playas
sin razón y sin orden,
una cada mil años,
una cada cien mares.

Yo nací en una playa
de África, mis padres
me llevaron al norte,
a una ciudad febril,
hoy vivo en las montañas,

me acostumbré a la altura
y no escribo en mi lengua,
en ciertos días del año
me dan mareos y vértigos,
me vuelve la llanura,

parto hacia el mar que puedo,
llevo libros que no
leo, que nunca abrí,
los pájaros escriben
historias más sutiles.

Mi mar es este mar,
inerme, muy temprano,
cede a la tierra armas,
juguetes, sus manojos
de algas, sus veleidades,

emigra como un circo,
deja todo en barbecho:
la basura marina
que las mujeres aman
como una antigua hermana.

Por él que da la espalda
a todo, estoy de frente
a todo con mis ojos,
por él que pierde filo,
gano origen, terreno,

jadeo mi abecedario
variado y solitario
y encuentro al fin mi lengua
desértica de nómada,
mi suelo verdadero.
De «Lotes baldíos» 1985

Los amantes

Los amantes se acercan,
escuchan. Adelgazan
su piel hasta la asfixia

y adelgazan sus besos.
Por sus voces delgadas
sólo oyen silencio.

Los amantes se besan,
se acarician, el mar
apenas los contiene,

y su pasión es breve:
aleteo de un ave
en la espalda del agua.

Los amantes recuerdan
las heridas, las guardan
como un secreto bien.

Nunca cambian palabras.
Pero cambian heridas.
Son su secreta piel.

Cerca de dos amantes
se detiene un segundo
la sangre en la avenida;

son dos ciervos que saltan
en medio de nosotros
que somos las estatuas.

Los amantes se muerden,
se pisan, sólo temen
la muerte, trepan muros

de olvido y nunca vuelven
atrás, lujosos como
escarabajos verdes.

Los amantes no cuentan
los días, no enumeran
los muertos, ni siquiera

los mares. Su materia
está hecha sin tiempo,
su sed nunca se alivia.

Los amantes se mueren
un día. Bajo tierra
van, mudos y con miedo,

y la tierra adelgaza
su piel hasta la asfixia
y adelgaza sus huesos.
De «Lotes baldíos» 1985

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POLÍTICOS PANDILLEROS [Mi poema]
Rubén Bonifaz Nuño [Poeta sugerido]New

MI POEMA …de medio pelo

 

(sátira)

Diputados, gritad todos a una
qué viene a predicar el Presidente
y él es aquí el que manda en la tribuna.
Olviden de que existe otra vacuna,
recuerden que él es sabio y nunca miente.

Ustedes a lo suyo que es medrar,
¿qué importa si no dice lo que siente?
pues sepan que el dudar se va a acabar,
vayamos todos juntos a votar
sabiendo nuestro nombre está presente.

Dejemos los escrúpulos de lado
siguiéndole en sus cantos de sirena,
llegando a disfrutar a boca llena,
vedándole a rabiar probar bocado
al otro al ver sufrir, morir de pena.

Si insisten, no se dejen engañar
¿el pueblo? pues que importa lo que diga
si dentro de muy poco han de olvidar,
y así, salvo el momento de votar,
a nadie aquí le importa ni una higa.

¿Principios? mas ¡quién dijo aquí principios!
que aquí nuestro objetivo es el poder,
que impida que otros dejen de joder
lo mismo al escribir que hacen los ripios
y al resto así decirle hasta más ver.

¿Honor, a qué hurgar en esa herida?
ni engaños ni mentiras ni traiciones,
curemos con tiritas a emociones,
pues son parte de juego de la vida
los mismo que consejos, los sermones.

Obviemos del pudor sus zarandajas
en pos de la ambición que es desmedida
¿creer en el honor? vaya parida,
el vino ha de beberse en las tinajas
mejor si se acompaña en la comida.

Que izquierdas o derechas son excusas
y así poder armar nuestro argumento,
lo mismo si éste es falso o si es cruento
sabremos bendecir, sean obtusas,
incluso traicionando al juramento.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDO:  Rubén Bonifaz Nuño

Amiga a la que amo: no envejezcas…

Amiga a la que amo: no envejezcas.
Que se detenga el tiempo sin tocarte;
que no te quite el manto
de la perfecta juventud. Inmóvil
junto a tu cuerpo de muchacha dulce
quede, al hallarte, el tiempo.

Si tu hermosura ha sido
la llave del amor, si tu hermosura
con el amor me ha dado
la certidumbre de la dicha,
la compañía sin dolor, el vuelo,
guárdate hermosa, joven siempre.

No quiero ni pensar lo que tendría
de soledad mi corazón necesitado,
si la vejez dañina, prejuiciosa
cargara en ti la mano,
y mordiera tu piel, desvencijara
tus dientes, y la música
que mueves, al moverte, deshiciera.

Guárdame siempre en la delicia
de tus dientes parejos, de tus ojos,
de tus olores buenos,
de tus brazos que me enseñas
cuando a solas conmigo te has quedado
desnuda toda, en sombras,
sin más luz que la tuya,
porque tu cuerpo alumbra cuando amas,
más tierna tú que las pequeñas flores
con que te adorno a veces.

Guárdame en la alegría de mirarte
ir y venir en ritmo, caminando
y, al caminar, meciéndote
como si regresaras de la llave del agua
llevando un cántaro en el hombro.

Y cuando me haga viejo,
y engorde y quede calvo, no te apiades
de mis ojos hinchados, de mis dientes
postizos, de las canas que me salgan
por la nariz. Aléjame,
no te apiades, destiérrame, te pido;
hermosa entonces, joven como ahora,
no me ames: recuérdame
tal como fui al cantarte, cuando era
yo tu voz y tu escudo,
y estabas sola, y te sirvió mi mano.

Ábrese el fuego, y salta la burbuja…

Ábrese el fuego, y salta la burbuja
metálica de un pez; barre los ojos
una flor instantánea; doble salto
mortal, ensaya el corazón. Amigos,
algo mejor gocemos que un lamento.

Ya, para no caerme, estoy colgado
de tu clavo, alegría; de tu absorto
badajo, de tu azúcar infalible
de mujer conseguida.

Has caminado
de gusto, te has sentado de gusto,
has llorado de gusto hasta reírte.
Eras tuya, y bailabas, y las piernas
no te dolían tanto. Y es domingo.

Escaleras del aire, pan del día,
turquesa el vuelo entre nosotros.

Y de pronto es domingo,
y hay gente, y es de fiesta
y fraterna la gente, y es ahora,
y hay el viaje y la carta recibida
y el intercambio de la contraseña,
y la risa espiral regocijada.

Risa del pobre, cúpula sin suelo
por sí misma orquestándose;
música sin orquesta que la amarre,
deslimitándome, soldándome,
compacta, el dentro y el afuera.

Desde la almendra glandular me encumbras,
desde las cuatro alcobas
cordiales, me trabajas, alegría;
plural jarabe, rosa visitante,
llave de toda cerradura.

Amigos, ha pasado la nocturna
concepción de los cantos, y la víspera
de cristal doloroso, y la semilla,
y está el deleite con nosotros
como vino de suyo madurado.

Y está en las manos el solemne
fulgor; el número premiado
en esta lotería de campanas.

Albur de amor

En el vértigo del pozo angélico
gira y echa flor en los desiertos
de la sal, y les procura puertas
y pájaros cálidos y frutos.
Nueva, la carne se acrisola
bajo la estéril costra; humea
la ciudad corrompida: antorchas
y granizo de azufre. Y sigue
la derrota de mis fantasmas
en su remolino de cegueras.

Y en lo que no puede comprenderse
ejerzo ahora las palabras.

Yo, el desterrado; yo, la víctima
del pacto, vuelvo, el despedido,
a los brazos donde te contengo.

De rodilla a rodilla, tuyas,
la palma del tenaz espacio
se endominga y tensa su llamado:
su noble cielo de campanas,
su consumación en la sapiencia,
su bandera común de espigas.

Y el tacto mira, y en sus ojos
se inscriben hechos memorables
a salvo de ayer y de mañana.

Envejece inútil el castigo
a lo lejos, mientras tú, de estrenos,
suavizas tus misterios vírgenes,
la migración de tus arroyos
placenteros, tus racimos trémulos.
Yo errante y vivo, te conozco.

Tú, la estatua blanca, establecida
en el centro que no se muda;
la sal asombrosa del incendio,
el horno sagrado de estar viva.

La ciudad pequeña, tú, mi puerto
de tierra adentro; sembradora
de claros jardines, habitada.

Depuesta por las llamas últimas
sobre las playas de ceniza,
tú, milagro de la estrella fósil,
o pasmo de moldes interiores
en el caracol de tibia púrpura,
o perfecto mascarón de proa
en el tajamar erosionado.

Y con qué exigencias me reclamas;
me enriqueces con qué trabajos;
a qué llamados me condenas.

Cuando un girar de golondrinas
arteriales, se transparenta
por entre estériles desiertos; rige
lo incomprensible en las palabras;
cobra el fruto ansiado de las puertas
con los cerrojos descorridos.

Algo se me ha quebrado esta mañana…

Para Abril Boliver

Algo se me ha quebrado esta mañana
de andar, de cara en cara, preguntando
por el que vive dentro.

Y habla y se queja y se me tuerce
hasta la lengua del zapato,
por tener que aguantar como los hombres
tanta pobreza, tanto oscuro
camino a la vejez; tantos remiendos,
nunca invisibles, en la piel del alma.

Yo no entiendo; yo quiero solamente,
y trabajo en mi oficio.
Yo pienso: hay que vivir; dificultosa
y todo, nuestra vida es nuestra.
Pero cuánta furia melancólica
hay en algunos días. Qué cansancio.

Cómo, entonces,
pensar en platos venturosos,
en cucharas calmadas, en ratones
de lujosísimos departamentos,
si entonces recordamos que los platos
aúllan de nostalgia, boquiabiertos,
y despiertan secas las cucharas,
y desfallecen de hambre los ratones
en humildes cocinas.

Y conste que no hablo
en símbolos; hablo llanamente
de meras cosas del espíritu.

Qué insufribles, a veces, las virtudes
de la buena memoria; yo me acuerdo
hasta dormido, y aunque jure y grite
que no quiero acordarme.

De andar buscando llego.
Nadie, que sepa yo, quedó esperándome.
Hoy no conozco a nadie, y sólo escribo
y pienso en esta vida que no es bella
ni mucho menos, como dicen
los que viven dichosos. Yo no entiendo.

Escribo amargo y fácil,
y en el día resollante y monótono
de no tener cabeza sobre el traje,
ni traje que no apriete,
ni mujer en que caerse muerto.

Alguna vez te alcanzará el sonido…

Alguna vez te alcanzará el sonido
de mi apagado nombre, y nuevamente
algo en tu ser me sentirá presente:
más no tu corazón; sólo tu oído.

Una pausa en la música sin ruido
de tu luz ignorada, inútilmente
ha de querer salvar mi afán doliente
de la amorosa cárcel de tu olvido.

Ningún recuerdo quedará en tu vida
de lo que fuera breve semejanza
de tu sueño y mi nombre y la belleza.

Porque en tu amor no alentará la herida
sino la cicatriz, y tu esperanza
no querrá saber más de mi tristeza.

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AQUÍ NO PASA NADA [Mi poema]
José Tomás de Cuéllar [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Aquí todo está en paz, todo tranquilo,
aquí no pasa nadie, pasa nada,
el único en pasar que tiene en vilo
es eso tan vulgar, coronavilo,
con ganas ya de darle una patada.

Estamos encerrados sin remedio
trayendo a mal traer, maldito bicho.
En vez de haberse puesto él entremedio
inútil de librase de su asedio
debiéramos ponerle en entredicho.

Pues me ha tocado a mí, quién lo diría,
después de haber vivido tantos años,
buscando con ganar la lotería.
Se mueve sin pensar que contraría
haciéndose pasar con sus engaños.

Que aquí todo está en calma, ni una mosca,
se mueve en el lugar, que están de luto.
La vida es de rutina, es una rosca
que enrolla, desenrolla y que se enrosca
y suelta a cada paso un mal esputo.

El día que esto acabe, si es que acaba,
podamos ya gozar del aire puro
habremos de dudar si fue un conjuro,
que vino a demostrar el que mandaba
que en esto de sufrir se fuma un puro.
©donaciano bueno

Hasta cuando este maldito #virus? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  José Tomás de Cuéllar

El primer beso

DE Dios el sumo poder
Y de su alto amor en nombre,
Formó en el Edén al hombre
Y enseguida á la mujer.

Al ver él tanta hermosura,
Y al ver ella tanto ardor,
Sorprendieron al amor
Bajando desde la altura.

Y los tres en el exceso
De placer tan sin segundo.
Hicieron temblar al mundo
Al eco del primer beso.

Lazos de amor

YO creo que se ama en la otra vida
Lo que amamos aquí.
Comprendo que allá hay almas que me esperan
Mientras puedo morir.
Atravieso sufriendo y esperando
Esta vida infeliz
Porque los lazos que rompió la muerte
Se volverán á unir.
¡Ah, si el morirme fuera, oh madre mía!
No verte allá jamás… ¡Que horrible trance
Fuera entonces morir!

Tu mirada

VOY vagando perdido en el espacio,
Sin rumbo, indiferente á cuanto veo;
Como esas aves que en la mar errantes
Surcan el viento.

Enmudezco en las horas de tu ausencia
Como en la paz del triste cementerio;
Como la rota, abandonada lira
Del bardo muerto.

Pero apenas me fijas tu mirada,
Donde la vida y la ventura encuentro,
Soy un rayo de amor que raudo cruza
Al través de tus ojos hasta el cielo.

Los ojos azules

TIENE el azul divino de tu ojos
El diáfano color
De las flotantes gasas de los aires
Bajo la luz del sol.

Tienen la transparencia del zafiro
Que deja percibir de tu alma ardiente
El fuego del amor.

Tienen ese matíz del mar en calma
Cuando lo baña el argentado lampo
Del matutino albor.
Son aire, luz y mar; amor y cielo
Más hermosos que el mar y que el amor,
Más hermosos que el cielo…. El cielo es uno
Y tus ojos son dos.

El viento de la noche

OYES? Ya baja á nuestro espacio umbrío
De las etéreas salas
El viento de la noche rudo y frío
Rasgando nubes con sus negras alas.

Oyes? Como rumor de tristes voces….
Ecos de llanto, vuelos de suspiros….
Como tropel de ayes…. Como voces
De incomprensibles y volubles jiros….

Es que el viento recoje con empeño
Escorias de dolor, restos de llanto,
En la hora del sueño,
En que por bien de Dios se olvida tanto.

Es que el viento, divino mensajero
De la morada pía,
Barre el valle de lágrimas entero;
Pues si la aurora del risueño día
Viera tanta miseria…. No saldría.

Soledad del alma

YA moribundo el sol en occidente
Derrama sus postreros resplandores,
Dobléganse los tallos de las flores,
Cesa el rumor de la sonora fuente.

Suben en tanto allá por el Oriente
En confuso tropel negros vapores,
Y entre los altos juncos cimbradores,
Zumba medroso el huracán potente.

Cubre el zenít un velo funerario,
Hondo suspiro de dolor resuena;
Que al hombre que en el Gólgota se inmola

Envuelven en blanquísimo sudario,
Y la Madre de Dios de duelo llena
Queda al pié de la cruz postrada y sola.

Las nubes (Cuéllar)

NUBES flotantes, húmedos vapores,
Viajeras incansables del espacio,
Que vestís los colores
Del rubí, del zafír y del topacio!
Veros me place; el sol os ilumina
Y le tendeis magnífica cortina.

¡Las nubes! silenciosas mensajeras
De las azules cóncavas alturas,
Que destendeis vistosas
En el éter flotantes colgaduras;
¡Oh! ¡cuánto goza el corazón si miro
Vuestro voluble é incesante giro!

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MI POETA INVITADA: Maya Chález

El alma entre fronteras

Ahora sufres corazón, tu terco empeño,
ignoraste la voz que te advertía,
que el amor, a veces, es un sueño,
y la realidad, fría y sombría.
Es hora corazón de aceptar
que el amor también se ha equivocado.
En la penumbra, tu luz se ha apagado,
y hoy ni quisiera anhelas despertar.
Te dije, corazón, que era fugaz,
ese romance que anhelabas eficaz,
pero ignoraste mi voz y la razón.
Te dije, alma inquieta, no te entregues,
a un efímero amor que no se entrega,
más insististe en crear anhelos falsos.
Ahora enfrenta, corazón, la realidad,
se disuelve el lazo, cruel verdad,
olvídalo, que nunca te ha querido.
Te derrumbas en la penumbra de la noche,
entre sollozos el alma es un río
de un corazón herido y afligido.

Por más días azules

Que cada día puedas sonreír,
que cada día sueñes,
crezcas,
te levantes,
te perdones,
te encuentres.
Que cada día agites las ilusiones de tu alma,
que cada día desaceleres tus pasos,
descuides las tristezas,
destrabes los caminos,
y se estacionen los frutos
en la puerta de tu casa.

DOLOR DEL ALMA [Mi poema]
Franz Tamayo [Poeta sugerido]New

MI POEMA …de medio pelo

 

No quiero que me pinchen, que me duele,
tengo miedo a sentir lo que he sufrido,
no puedo soportar tanto castigo,
piedad, yo pido a Dios que me consuele.

A cambio de esta ayuda le prometo
creer en lo que nunca yo he creído,
amar a lo que siempre he resistido,
que quede aquí constancia en el soneto.

Señor, siento dolor, me duele el alma,
y vea si usted tiene algún remedio,
la tengo sometida a tal asedio

que intento no sufrir mas no se calma.
Acaso se halle escrito en mi destino
y no pueda elegir ya otro camino.
©donaciano bueno

Y dicen que a la fuerza #ahorcan? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Franz Tamay

BALADA DE CLARIBEL

En la desolada tarde, Claribel, al
claror de un sol que no arde,
Claribel, me vuelve el amante
alarde, aunque todo dice: «es
tarde, Claribel».
Lleva en sus alas el viento,
Claribel,
tu nombre como un lamento,
Claribel,
y en vano mis ansias siento
volar tras aquel concento,
Claribel.
Voz con que pía la ausencia,
Claribel,
saudade, canora esencia
Claribel!
Añoranza, transparencia
que la ausencia hace presencia,
Claribel!
Mar profundo y alto monte,
Claribel,
Es posible que tramonte,
Claribel,
tras el húmedo horizonte,
y que las nieves remonte
Claribel?
El tiempo es por siempre ido,
Claribel,
y eres quizás todo olvido.
Claribel,
Mas yo, iluso descreído,
aún pienso que me has querido,
Claribel.
El pan amargo en que muerdo,
Claribel
hecho está de tu recuerdo
Claribel!
Y el pasado nada cuerdo
es un sueño, en que me pierdo
Claribel!
Oh mañana azul y rosa,
Claribel,
en que te ví, mariposa,
Claribel!
Reina y mujer, niña y diosa,
oro, nácar, nieve y rosa
Claribel!
Cantaba en el aire un ave,
«Claribel «
suave cual la suave
Claribel.
Y unía al plumado clave
dulce risa y lloro grave:
Claribel!
Una música escondida,
Claribel!
Eres por siempre en mi vida,
Claribel.
Mamá de mi eterna herida,
lecho rosa y luz florida:
Claribel!
Vierte mi labio un perfume
Claribel,
musgo y clavel que resume,
Claribel.
Mira que eterna zahume,
óleo que no se consume,
Claribel!
Tu nombre dulce y cruel
Claribel
Sabe a fresa e hidromiel
Claribel.
Son de encantado rabel
hay un sortilegio en él,
Claribel.
De un nigromante el compás,
Claribel,
trazó en mi alma «nunca más Claribel».
Y así mis ojos jamás
como el alba volverás,
Claribel!

SCHERZO DE PRIMAVERA

Vino nuevo en las bocas
Vierten sus cántaras.
Caen Las rosas locas
De sus alcántaras
Y en dulce juego
Es caricia de nieve
Su eterno fuego!
12.
Pliega toda alma irónica
A su centella;
La palabra sardónica
Expira ante alla.
Horrenda fama!
La Belleza está hecha
De bronce y llama!
30.
Su pan aún siendo muerte
Tienta y convida:
Sabe a la rica y fuerte
Sal de la vida.
Maná perfecto!
Aun amasando en lágrimas,
no hay más dilecto!
33.
Rige un arcano el giro
De las pupilas.
De azabache o zafiro,
Glaucas o lilas,
Su prisma cierne
Matices y contornos
Que en luz discierne.
35.
La duda en alto pende
Quien más admira,
Si sol que arriba esplende
U ojo que mira
Mutuas miradas:
Es un cambio de guiños
Y llamaradas!
40.
Hay una ciencia abstrusa
En toda forma
Que revela a la musa
La pauta y norma.
En líneas puras
Las ideas son célicas
Arquitecturas.

EL SCHERZO MATINAL

3.
Nadie ha visto el milagro
Del primer día,
Cuando en el sutil agro
Amanecia!
Ojos huraños!
Esta aurora es la misma
que hace mil años!
5.
Llora perlas la vida
Cuando amanece,
Y en perlas guarnecida
Se desvanece!
Sólo es tesoro
El mar tumbante y púrpura
De eterno lloro!
11.
Velo de bruma rosa
Que el viento lleva
Descubre en cada cosa
Un alma nueva!
Y el oro leve
Del oriente encendido
La vida llueve!.
10
Al tiempo en que Las cosas
su luz reciben
o lóbregas o hermosas,
se dice: viven
porque encendidas
Las larvas de la muerte
son hechas vida!
51.
De verla el mar se comba
Como un camello
Y un himno en coda tromba
Da su resuello.
El monto hirsuto
Templa su horror y trémulo
Dora su luto.
55.
Cada pupila sella,
Espejo breve,
La eterna faz que en ella
Entra y se mueve.
Toda la esfera
En leve cerco vívido
Gira e impera!

EL ULTIMO HUAYNO

Guarda la tierra larvas
y el aire giros.
Pasan leves suspiros
y sombras parvas.
Así al destino
canto el último huayño
el cierzo andino!

LAS KHANTUTAS

Regia flor escarlata
del Ande innata,
su tinte en que el sol brinca
consagra al Inca.
Toda doncella
de fiera sangre India
renace en ella!

BEETHOVEN

Jamás dolor más noble
vibró en la fibra!
Así insonora vibra
el alto roble!
Era Beethoven
dolor siempre sonoro
y siempre joven!

LA VIBORA INVISIBLE

Romance aymara
Qué sabor tiene el perfume
que exhala tu oscura tez
Como una flor se consume
mi beso en tu oscura tez.
Qué‚ tibio imán invencible
envuelve tu oscura tez?
Una víbora invisible
virtió su magia en tu fez!
Desmayan en pleno vuelo
Las aves si oyen tu voz.
Dulce envenenado anhelo,
la muerte fluye en tu voz.
Qué caricia aborrecible
rompe en cristales tu voz?
Una víbora invisible
baila enloquecida en ti!
Amor tu cadera enarca
y vierte tu fiebre en ti!
Como en mecedora barca
mi afán apareja en tí!
Qué sortilegio terrible
Sacude tu cuerpo asi?
Una víbora invisible
baila enloquecida en tí!

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MALDITAS HABLADURÍAS [Mi poema]
Francisco Matos Paoli [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

¿Por qué me miras, flor, por qué me miras
feliz, tú, tan alegre y sonriente,
si no sabes de mí y de la gente
habrás podido oír solo mentiras?

Si cuando hablan de mí sólo son iras,
sospechas o rumor inconsistentes,
prejuicios con que algunas malas gentes
me quieren arrastrar hasta sus piras.

Tú, siempre, tan mimosa e inocente,
tan dulce y tan feliz, llena y de vida,
no dejes que te arrastre la corriente.

Y sigue así, ingenua y comedida,
aunque haya quien te tilde de indulgente
u otros piensen te tengo seducida.
©donaciano bueno

Malditas sean las #habladurías! Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Francisco Matos Paoli

MI VERSO

Mi verso es un misterio indefinible
un enigma sagrado e inmortal,
el ensueño de un amor imposible
el suspiro de un tímido cantar.

Es cual el ave que cruza impasible
por el cielo azul y el zafir del mar;
tras quimeras y sueños asequibles
y fantasías de un opiado soñar.

Envuelto en una niebla de dulzura
desgrano los cantares de mi verso
para el consuelo y ocio de mi ser.

Y sigo el sendero de mi ventura
esparciendo por todo el universo
las notas de mi verso rosicler.
Signario de lágrimas, 1931.

MI VOZ

Porque el montón la paseó en el cieno,
bulle en la vena comunal y pobre.
Porque la vida le vedó la vida,
ella es motín de cruentos corazones.

Motín del corazón que es pulpa amarga
fenecida en un llanto de ilusiones.
Motín del pecho hirsuto
y de la carne deshauciada,
y del semblante tajeado
de ardores.

Ella es motín
y no
bienvenida de pájaros
y flores.

Canta el delirio gris
y el remolino gris
que desolla la frente de unos hombres.

Lleva sayal de hambre por los pobres.
Y repudia la feria trajeada
donde la luz se compra por dinero
y la paz en un cielo de ladrones.

Mi voz se hace grieta
en las bocas
que son hostias de hiel,
y balido de niebla
y rigidez de cobre.

Porque el montón la divorció del ocio,
es sangrienta su cuna,
cuna de la montaña,
cadáver verde,
páramo de temblores.
Y ésta mi voz será la mecha
que asustará la seda
y quemará la melodía
de los seráficos señores.

Por ella los relapsos
y las sombras honradas
encontrarán albergue
y yantarán un pan de resplandores.
Cardo labriego y otros poemas, 1937.

PORQUE SOY EL POETA…

Porque soy el poeta,
befa mayor de la palabra,
debo tener el cielo dispuesto al mundo vano.

Y cuando chocan los seres,
qué impasible evasión, qué pábilo de lumbre
enterrada,
qué decisión baldía
hacer que todo poema se levante del ruido
y pueda representar la idea,
el fantasma infinito de los vuelos,
la eucaristía que se reconoce
en el modo de partir el pan.

Sé que el vecino hace un esfuerzo
grande
por ser hombre,
sé que debo hablar con armonía,
apaciguar el león que se come el crepúsculo.

De momento me enternezco,
me suelto en la corriente noble,
apabullo los astros con la mano y digo:
es mejor el silencio cuando se está tan muerto
y no podemos mejorar el día
común
prendido a nuestra lágrima.

Pero tengo que luchar y luchar.

Luzbel es la incomunicación,
el fácil deletreo que idiotiza,
el sedicente que
por abundancia de atmósfera
echa a perder el llanto,
ese tatuaje del olvido
que aún queda al encarnado.

Yo quisiera vivir
sin tener que ser profeta,
estar abierto en el agua como la flor de loto,
perder la huella de la noche,
no sostener más la perla del abismo,
huir hacia el cafeto florecido
que en simplicidad alaba.

Pero es imposible, Dios mío.

Si no enloquezco ahora,
¿qué será del semen de la imagen?

¿Para qué deseo el tieso
símbolo de los grandes congelados de la historia?

¿Para qué soy el patán
que se desvive en la memoria inasible,
todo rodeado de orillas,
todo poblado de insustancia,
todo clamante en el desierto?
Canto de la locura, 1962.

POÉTICA

Flor silvestre que busca dúctil llama,
sencillez pulsada en armonía.
No el misterio sufriente que confía
negar la lumbre abierta al panorama.

Tampoco el claroscuro que, sin trama,
queda exánime y torpe en la poesía.
Tal vez el árbol con fluencia ansía
mudarse al cielo donde se proclama

la inocencia selecta con fervores.
Ese traje tupido en sinsabores
no me menciona ya, no me pelea.

Yo vibro en consonancia decidora
con el ángel virtual que se colora
dentro del arrebato de la idea.
Dación y milagro, 1976.

¿POR QUÉ DESAPAREZCO?

Después de la sutil locura
se agranda mi Dios en los lirios,
empiezo a darme luz en las esquinas
y se paraliza el polen de los muertos
en lo que de mí está sellado.

Me llaman.
¿Qué hacer si los brazos ahuecados
aún repiten el aroma?

¿Qué hacer si la desnudez no es completa
y los narcisos vuelan
desde el gozoso ocaso
hasta mi humilde aurora?
(De Canto de la locura)

¿QUÉ VOY A HACER CON EL HECHO, con el praxista desconsiderado

que no cree en mí?
Alguien desea ardientemente acortarme las alas,
seccionarme en el objeto desnudo,
volcarme en la refriega del que empieza siempre
a no interpretar . . .
No es tan válido el útil que me ofreces
a cambio del suicidio de los astros.
No insistas, camarada,
yo no debo callar ante la madrépora gigante
cubierta de algas. No debo callar ante los corales primigenios
que conocí cuando era niño,
no debo callar.
(De Contra la interpretación)

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