A todos los amantes de la literatura en sus distintas formas o variantes...

Donaciano Bueno Diez

Donaciano Bueno Diez

Editor: hombre de mente curiosa, inquieta, creativa, sagaz y soñadora, amante de la poesía.

EL FIN DEL MUNDO [Mi poema]
Stella Díaz Varín [Poeta sugerido]New

MI POEMA …de medio pelo

 

Aquel mes, recuerdo fue aquel día
en que el cielo mostrara sus temores,
que la tierra acechara con temblores,
el sol bajo una nube se escondía,
y hasta el hombre pensó que se moría
buscando algún responso y unas flores
con ruegos a María.

Que las olas del mar siempre mimosas
anunciaran llegaba un cataclismo
que empujaba al planeta hacia el abismo,
allí donde mostrábanse furiosas,
al tiempo que cavando iban sus fosas,
y al acta de las pilas del bautismo
poniendole unas rosas.

Aquello ya pasó, los agoreros
debieron de acabar plegando velas
guardando en un armario las esquelas.
Quien quiera que a este mundo ponga peros
habrá de comprender son pasajeros,
que el mismo sigue bien, no tiene abuelas
y sobran los trileros.
©donaciano bueno

Ese día, cuando llegue todos calvos, o no? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Stella Díaz Varín

PROMESA

No te preocupes
Querido niño ávido
Tendrás tu perro azul
Te lo prometo
Siempre que lo fabriquen.
Además
Te prometo un puro tiempo
para lanzar anillos de por vida
En la cercana sombra de los parques.

VEN DE LA LUZ, HIJO

Que te ciegue la luz, hijo.
Ven de la luz;
Desde donde la pupila sueña
y vuelve atormentada,
como un escombro vivo,
como especie de flor, como pájaro.
Carbón de víscera terrestre,
así como víscera de árbol.

Deja que se ensañe la luz, hijo,
Desciende como los antiguos ángeles,
como los malos discípulos,
ardiendo en su pasión, desheredados.
Así como las fieras, hijo.

Incomprendidas del río, intocadas
absolutas, tristes.
Ese será el día
-presentimiento que no quise,
tú sabes, los conoces-
que tomaré la forma deseada.

Ojo de estiércol, húmedo;
aprisionaré tu llama,
tu superficie extraceleste
tu mirada de centro obscuro,
tu trigal;
la tibia voluntad de tu piel
me ayudará y seremos.

Nunca antes pudimos.
Yo era como esas pequeñas fuentes secas.
Desciende, hijo, de la luz;
avizora el espacio,
avizora el horizonte.
La curva que deja el corazón de un muerto,
la mano que se esconde,
la mano que nadie quiso acariciar.

Seremos.
Tú y yo venidos
irremisiblemente;
unidos como dos tallos jóvenes aún;
Queriendo apenas lo que no se nos dio.
Amando
lo que la luz aconseja:
el vértigo, la hondonada, el silencio.
el color de las piedras;
tantas cosas simples y distintas.
Llegaremos a amar la contextura de Dios
tan difusa;
tan perfecta como tus pequeños ídolos.
La madera de Dios
tan bella y roja
como el corazón de los árboles.
Tan bella y roja
como el corazón del veneno.
Que te ciegue la luz, hijo.
Que te atormente.
Ven de la luz, inúndate;
Ten la luz y desmiente la tiniebla.
Ven, hijo, arrodíllate.
Cree en los amaneceres.
En la luz son más bellos los ojos de Dios.

LA PALABRA

Una sola será mi lucha
Y mi triunfo;
Encontrar la palabra escondida
aquella vez de nuestro pacto secreto
a pocos días de terminar la infancia.
Debes recordar
dónde la guardaste
Debiste pronunciarla siquiera una vez…
Ya la habría encontrado
Pero tienes razón ese era el pacto.
Mira cómo está mi casa, desarmada.
Hoja por hoja mi casa, de pies a cabeza.
Y mi huerto, forado permanente
Y mis libros cómo mi huerto,
Hojeado hasta el deshilache
Sin dar con la palabra.
Se termina la búsqueda y el tiempo.
Vencida y condenada
Por no hallar la palabra que escondiste.

DOS DE NOVIEMBRE

No quiero
Que mis muertos descansen en paz
Tienen la obligación
De estar presentes
Vivientes en cada flor que me robo
A escondidas
Al filo de la medianoche
Cuando los vivos al borde del insomnio
Juegan a los dados
Y enhebran su amargura.

Los conmino a estar presentes
En cada pensamiento que desvelo

No quiero que los míos
Se me olviden bajo tierra
Los que allí los acostaron
No resolvieron la eternidad

No quiero
Que mis muertos me los hundan
Me los ignoren
Me los hagan olvidar
Aquí o allá
En cualquier hemisferio

Los obligo a mis muertos
En su día
Los descubro, los trasplanto
Los desnudo
Los llevo a la superficie
A flor de tierra
Donde está esperándolos
El nido de la acústica.

PROFECÍA

Las grandes ausencias amenazan
Cuando los sirlos
Esos bellos pájaros
Emigran
Y la lejanía hiere sus alas
El hombre no lo sabe
Porque duerme
Oculto por causa de la luz
Para no prever la muerte.
Entrega el dominio de sus sueños
Y emancipa el caos
Y pierde el poder
sobre su propio río
que lo recorre en longitud.
Los abismos se acercan
Y las múltiples aguas
Devienen creaturas de espanto.
Uncido al gran anillo
Olvidará su trayectoria astral
su fecundidad perecedera.
Ocurrió
Que cerró las pupilas ante la luz
Y no estuvo más allá
De las cosas presentes
Ni creó una analogía superior
a la distancia entre los astros
Ni escuchó el soberano mandamiento
De crear al hombre verdadero.
Olvidado en el tiempo
Aún persistirá en creer
que fue un símil de su conciencia.

TRASLUZ

Que se me permita mirar por la ventana
Sólo el espinazo de la muerte
A tranco largo
Mirando fijamente
A mis ojos deslucidos

Veo la ausencia
Doblando por la esquina
La miserable luz
De los días empañados.
Muy de tarde en tarde

Algún aprendiz de hombre
Vestido de domingo.

En estas agonías neblinosas
Estoy mirando desde una ventana ajena
Tras la luz de este rincón desconocido
Desde esta ventana hacia ningún paisaje
Hueco sin distancias
Seca pupila donde no resplandece
ni el más leve trino.

CUANDO LA RECIÉN DESPOSADA

Cuando la recién desposada
desprovista de sinsabor
es sometida a la sombra.
Sí. A su sombra…
Enciende la bujía y lee.

¡Ah! Entonces no es nada
la venida del apocalipsis,
los hijos anteriores enterrados
y un hilo de sangre desprendido del techo.
No es nada ya el océano y su barco
ni la muerte que intuye la libélula
ni la desesperanza del leproso.

Cuando la recién desposada:
Ya no estaré tan sola desde hoy día.
He abierto una ventana a la calle.

Miraré el cortejo de los vivos
asomados a la muerte desde su infancia.
Y escogeré el momento oportuno
para enterrarla.

BREVE HISTORIA DE MI VIDA

Comando soldados.
Y les he dicho acerca del peligro
de esconder las armas
bajo las ojeras.
Ellos no están de acuerdo.
Y como están todo el tiempo discutiendo
siempre traen perdida la batalla.

Uno ya no puede valerse de nadie.
Yo no puedo estar en todo;
para eso pago cada gota de sangre
que se derrama en el infierno.

En el invierno, debo dedicarme
a oxidar uno que otro sepulcro.
Y en primavera, construyo diques
destinados a los naufragios.

Así es, en fin…
Las cuatro estaciones del año
no me contemplan, sino trabajando.

Enhebro agujas
para que las viudas jóvenes
cierren los ojos de sus maridos,
y desperdicio minutos, atisbando
a la entrada de una flor de espliego
de una simple abeja,
para separarla en dos,
y verla desplazarse:
la cabeza hacia el sur
y el abdomen hacia la cordillera.

Así es
como el día de Pascua de Resurrección
me encuentra fatigada,
y sin la sombra habitual
que nos hace tan humanos
al decir de la gente.

ALBEDRÍO

Yo soy la vigilia,
Ustedes
Son los hombres castigados,
Los labradores
De gestos oblicuos
Que al engendrar falsos surcos
La semilla huyó despavorida.

Ahora respóndanme
Con una mano enguantada
A flor de corazón.
Cuál es la fecha exacta
Entre Aldebarán y Andrómeda.
El día en que los cuervos
Cosechen lo suyo
Entre las más grandes estampidas
De todos los tiempos. Amén.

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ESE NOMBRE: POETA [Mi poema]
Roxana Pinto [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Corriente es percibir en los saraos
donde dicen que escriben los poetas
que el hecho les convierte ya en estetas
sintiéndose felices cual fumaos.

En todos los oficios, aprendiz,
siempre ha sido antepuesto al de maestro
y un tiempo pasará hasta ser diestro
si logras asombrar con tu barniz.

Serán otros que habrán de decidir
si tu pluma y tu mente están maduras
y dominas ya en el arte de escribir.

Que ellos son los que habrán de prescribir
los que te aman y gustan tus lecturas
si a tus antros aspiran a subir.
©donaciano bueno.

Evidente que yo aún sigo siendo un #aprendiz Share on X

Comentario del autor sobre el poema: El mero hecho de que tú lo sientas no te da derecho a auto-proclamarte poeta o escritor o cualquier otra cosa. Este título nacerá del reconocimiento de los que te leen. Ojo al marketing!

MI POETA SUGERIDO:  Roxana Pinto

DIFÍCIL ADIÓS

Un estallido de pólvora agujerea
el pálpito de la noche.
Un cuerpo cae.
Su jadeo brota en el silencio,
deja en las nubes un resplandor helado.

Con corazón roído,
huyen los disfrazados.
Una infamia candente, al pasar, dejan.

Sólo queda él, con su acostumbrado gesto,
decayendo, en un último adiós.
A su alrededor se inclinan,
cabezas cubiertas de congoja.
Sollozos retorciendo el dolor,
despiden la juventud que fuiste.

torpezas de la historia

la viuda, compañera de infancia
estrella su luto azul y emplumado
contra la ley de hielo en la ventana
el comemaíz picotea años luz
en un mundo sin pausas
el pájaro que soy
desnuda sus orígenes
en un caer intenso a los silencios
qué vuelo de delirio me conduce
más allá de las mieles
donde se crispa el gemido de la muerte
enmudezco

afuera:

el trote vacío de la tarde
bajo mis poros:
el sexo por amor
el amor por el sexo
juegan al escondido,
sacando la cabeza en cada verso
lamen silencios
enigmas
cadencias
mi noche tiene páginas y páginas
un juego íntimo de sombras me enmudece
se me encima
persigue mis temblores
mece la hamaca de mis cuerdas
al adentrarse en mis abismos
y aclara la espesura de mis formas
enterrando sus uñas en mi aullido
por mis curvas de humo
goteando se desliza
la sombra líquida de mis palabras

protegerse del frío

con su pico de grulla
hace nidos deshechos
y da palos de ciega
a su caos de hojarasca
de su vientre vacío
hala el cordón y teje
calcetines de culpa
sombrero de olvidos

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MI POETA INVITADO:  Luis Mateo Díez

ADAGIO

No es tierra roturada
sino trincheras
sepulturas comunes
campos de guerra

Una vieja costumbre para abonar los siglos
y hacer la turbia música

Este legado de odio que recogen
nuestros hijos desnudos
quemándose la piel en tantas viejas glorias

Esta herencia de honores militares
haciendo un mar de sargazos
en la devastación

Nuestra historia sin pan y con metralla
Fundación Juan March

Timbales o Scherzo:

Van a depositar una corona
para olvidar tu nombre.
Te besarán las hojas de laurel
y hablarán de la patria
en gélidos funerales.
Una campana batirá los martillos
del honor.
Nadie te va a salvar.
Si el fuego te borró la cara
serás con los caídos
el soldado desconocido entre muerte y muerte.

Mira este poco de pan:

Mira este poco de pan
y dime quién se llevó la harina
de nuestro trigo
mira este poco de lumbre
y dime quién se calienta las manos
con nuestra leña<
dime si de verdad se puede
seguir viviendo
en esta tierra donde mataron
a nuestros padres.

El desayuno:

Por las mañanas nada mejor
que una copa de orujo
y buenos churros.
Si eres viajero
piensas que con cuatro estaciones
estás en casa
y te comes los churros
y brindas en la ciudad desconocida.
Si no eres viajero
casi siempre los churros están fríos
y el orujo raspa las entrañas
y provoca el ardor
y te demuestra de nuevo
que nunca tienes dónde ir.
Es mal asunto andar con las maletas
vacías
y ver que el tren se marcha.

SI VOLVIERA A NACER [Mi poema]
Enriqueta Ochoa [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Yo he porfiado con quien nunca, ahora lo sé,
se ha mirado de frente en el espejo,
no atendiendo, sin más, ningún consejo,
creyéndose tan sabio que era y que
aquello ya era viejo.

¡Más qué listo! a mi mismo me decía,
que así no seas dios ni aun satanás,
tampoco eres borrego ni uno más,
sí un poco más sabiondo cada día.
¡tú sabes dónde vas!

Tan creído y fatuo fui, ¡pobre de mí!
que nunca conseguí llegar muy lejos
¡si atento hubiera sido con los viejos,
estaría hoy cantando el do re mi
en miles de festejos!

Si volviera a nacer, recorrería
este mundo marcando el paso a paso,
en lugar dormiría al cielo raso
y a la luna yo allí la pintaría
del tinte del parnaso.

Si volviera a nacer lo que yo haría
es mirar a la vida de soslayo,
hablar como si fuera un papagayo
y a quien me viera mal, sonreiría,
gitano fuera o payo.

Si volviera a nacer aquí prometo
vivir la vida haciendo travesuras,
despreciando a las duras o maduras,
el pábulo no dando a ningún reto
y menos a los curas.

Si volviera a nacer, si yo aún pudiera
me lanzaría al mar pegando un brinco,
besaría a las olas con ahínco
hasta dar con que en ellas floreciera
la rosa con un cinco.

La rosa es la experiencia que he vivido
y el cinco son los años que me quedan
que debo de estirar mientras se puedan
buscando el provocar el mayor ruido
del eco y que transgredan.
©donaciano bueno.

Comentario del autor sobre el poema: Todo hemos pensado alguna vez qué haríamos si de nuevo volviéramos a nacer. El problema es que ese supuesto nunca se va a dar, o no.

MI POETA SUGERIDO:  Enriqueta Ochoa

El suicidio

para Rubén Tamez Garza

Pienso en la fecha de mi suicidio
y creo que fue en el vientre de mi madre;
aún así, hubo días en que Dios me caía
igual que gota clara entre las manos.

Porque yo estuve loca por Dios,
anduve trastornada por él,
arrojando el anzuelo de mi lengua
para alcanzar su oído.
Su fragancia penetraba en mi piel
palabras que no alcanzo a entender,
que no voy a entenderlas, quizá…
Aprendí muy tarde a conocer varón,
lo sentí dilatarse con toda su soledad
dentro de mí.
Fue una jugada turbia,
un error sin caminos.
Fue descender al núcleo fugaz de la mentira
y encontrarme, al despertar, rodando en el vacío
bajo una sábana de espanto.
Fue lavarle la boca a un niño
con un puño de brasas
por llamar natural lo prohibido;
por arrastrar con cara de mujer madura,
ese carro de sol inútil: la inocencia.
Fue arrancarte las uñas de raíz,
arrastrarte,
meterte en la oquedad de la miseria, a bofetadas,
por el ojo hecho llama sombría, del demonio.

Padre

para Macedonio y Teresa

Al montón de polvo que te cobija
bajé esta tarde;
la sal de la llanura ardía
bajo el árido resplandor del silencio
y un tifón de soledad golpeaba
contra la flor caliza de los cerros.
Yo te hablé con esa ternura indómita
que rompe dignidades,
y me quebré de bruces en la tierra;
allí donde ningún extraño enjugaría
las pupilas ajadas de desvelo.
Lejos,
en muchedumbre hambrienta palpitaba la vida
ajena de tu muerte y de la mía…
¿Es que pronto no habrá una lágrima
para mojar tu ausencia,
una antorcha vehemente que te salve de tanta
nieve oscura?

Las urgencias de un Dios

¡Cuánto girón de cielo prometido
que no puedo creer,
que no logra sitiarme
ni adormecer mi sien
ni incitarme el afán!

No rebusquen más mitos en mis labios.
Soy la furia salvaje de una criatura
abandonada en el monte
sin conocer más padre que el sol que ha requemado mi epidermis
ni más madre que ese lamento gris de tierra
que indefinidamente me derrumba y me levanta.

Una urgencia por Dios toma el vocablo.
¡Lo que nos pasa a veces!
Si cuando niña se me hubiera dicho:
‘Ante Dios
afloja la rodilla y baja el rostro’,
yo hubiera obedecido.
Pero nadie sopló luces de mitos en mi frente
ni se movió en los nervios de mis actos
(aprendí de mi abuelo a levantar, por mi mano, todas las cosas)
y fui sólo el bárbaro explorador sin ropas
que arañando la piedra se trepaba al risco
para avistar las rutas que indicaba
su brújula de astros y de olores.
Y ahora, cuando alguien me pregunta:
‘¿Cuál es tu Dios, tu identidad, y la región que habitas?’, digo:
?Mi tierra es la región del embarazo
y yo soy la semilla donde Dios
es el embrión en vísperas.

¡Cuánto pasado para llegar aquí!
Para poder estar de pie junto a las cosas
y decir:
?Mi corazón se espiga frente al mundo
como una inmensa lágrima caliente.
Pasan las madres con sus hijos.
Las parcelas revientan de brotes
y el espacio nutre un retoño
de vibrátiles e inmensas dimensiones.
Ante esto
yo mido la magnitud de mis caderas,
palpo mis carnes, aguzo el oído finamente
y confirmo el hecho:
como ellas yo llevo un fruto en mí.
Pero alguien, no sé quién, salta y me dice:
‘Ficticio anunciamiento
en la sorda pulsación de un cuerpo estéril’.
Qué saben ellos
de ese recóndito embrión
urgiendo mi presencia bajo un cielo de ruinas.
Qué saben de ese embarazo antiguo gestando desde siglos
un hijo despatriado que no logra nacer
ni abortar de mi vientre
cuando resbalo y caigo.
Un hijo falsamente robado y bautizado
en el narcotizante vino de un río mitológico
que no acierta a moverse
con la pesada carga que le asignan.
¡Ay del fruto en la entraña
escandalosamente percibido,
voluminosamente titulado,
quebrantando mis huesos al golpe de su peso!
Y antes no eran sus rasgos pronunciados
ni complicado el peso.
Yo recuerdo la niña agilidad
que jugaba con la víscera azul
antes del rapto,
casi en la misma conjunción del lecho:
aquella anunciación difusa y primeriza
de hace siglos,
donde su presencia apenas si brillaba
con párvula intuición de imprecisión y azoro.
Sensible al ruido y diminuto,
sus fugas nos vedaban los contornos
y aún el más sigiloso y descalzo de los pasos
le aguijaba de miedos
precipitándole en una tímida huida de corza repentina.
Pero eso fue ayer. Ayer,
en el tiempo de las primeras brasas.
Hoy todo es distinto.
Sé mi condición de madre
y de Dios su condición de hijo,
de sucesión, rumbo al futuro,
y un desgajado sol de otoños dulces
dilata mi corazón y lo revienta en grito:
¡Mi hijo! ¡Mi hijo!
Con un temblor de voz que supera todas las ternuras.

De blasfemia han tachado mis urgencias.
Dicen que Dios no reirá jamás entre mis labios
ni llorará en la cuenca de mis ojos tristes.
Seré siempre la anónima, la gris, la desterrada
para quien sólo existe por patria
un índice de estragos y de hogueras-
Pero…
Que no me digan nada.
El corazón se exprime en sus lagares
y canta en el ardor de sus heridas,
El mío canta aquí, a la intemperie,
sin fronteras ni códigos caducos,
sin esos cuentos viejos que nos dicen:
‘Corrían arcos de luz de arriba abajo
y tatuaban las frentes de distancias’.
Como si el ala oculta no tocara
más arriba del ojo de los vientos.
Yo no puedo alisar fábulas ciegas.
Alguien rompió sus labios pecho adentro
y me enseñó a forjarme desde siempre
una forma de amor recíproca y sencilla.
De aquí que guste la identidad sin límites ni ambages
y use el coloquio fácil y entrañable
con que en el vientre se hablan madre e hijo.
No reparo en lo dicho. Dios es mi inseparable,
mi más íntimo compañero
de juegos y de lágrimas:
el más constante y tierno,
más rebelde y sumiso.
Lo que son las cosas…
Yo sé lo que le espera al canto en que me espigo:
una turba de puños indignados demolerán su forma,
me trizarán a golpes.
Mas yo sabré ubicarme
de nuevo en mi insistencia
sacudida de grillos la cabeza
y destrenzado el pelo hasta las corvas,
porque odio los límites supuestos.
No me conformo con que digan:
‘su forma es ésta; vedada otra estructura’.
¡Qué débil consistencia de doctrina!
Recordad que Dios es el espejo
más contradictorio y bifurcado,
acomodado a todas las pupilas.
Yo lo esculpo a mi modo y le doy forma.
¿Cómo pecar con esto?
¿Peca la hembra que proclama al vástago?
¿Peca al decir: se hospeda desde siempre
en la borrasca delirante de mi sangre?
Imposible.
El concebir y el cantar no hay que velarlos.
Hay que danzar con ellos a la luz del día
y a la obsidiana luz de la alta noche.
Yo no puedo evitar mi índole espontánea;
soy una cascada de torsos al desnudo.
Como el niño se da, me doy al viento
desatando mi grito.
Los buenos
me dirán que calle y ceda.
Mas yo que en torno de mi cintura
be puesto un cascabel de mineral rojizo
que a cada paso grita a Dios: ¡Mi hijo!
y establezco mis propios cánones y salmos,
no me dejo llevar
ni me dejo negar
ni escondo la vereda
ni me humillo el rostro
cuando otros le nominan ‘Padre’, ‘’Artífice’,
ni les digo el origen de mi grito
porque no creerán en la sobrevivencia.
Perece el padre, sobrevive el hijo,
El último es eterno:
llora en el niño antes de hacerlo hombre,
y después y después,
y siempre el hijo despejando el futuro.
dominando horizontes
imperecedero, triunfal,
en la Unidad, en lo Eterno.
¿Por qué ignorar que el mundo
es un cotiledón de fuego
en que Dios va formando su presencia?
Son cosas que no pueden cubrirse.
Miradme aquí cómo al tratar su nombre
danzo en una resurrección
de brasas removidas
y siento sus latidos sonándome en el pecho.
¿Cómo negar al hijo que florece?
No he aprendido a ocultarle
ni a decir que me pesa, aunque me acusen
de agotarme su largo nacimiento.
¿Por qué habría de ser?
Él no me obliga a prescindir de nada.
Su floración es natural y simple
y si bien estos ojos vidriosos se me pierden
tras un vago rumor inaprehensible
y a menudo descanso en el camino
y acaricio su forma por mi vientre.
también puedo agitarme
y retozar a pie descalzo el monle vivo
y hago correr sus pies entre mis piernas
y hundo mis manos en la tierra firme
y bebo el agua corriente de los ríos
y desnudarme al sol.
Y es mejor que mejor,
porque no me gustaría que el que pasara viera
mi cabeza quebrada sobre el pecho,
ni quiero para él un enfermizo rostro
de Dios encajonado
en estancias oscuras y severas.
Quiero que muerda el corazón del mundo,
que sepa del sol,
de los astros, del viento,
de lo grande y lo mínimo.
Quiero en Dios al lujo que creciendo
en plenitud reviente al cerco falso
y destruya las fronteras
y la celda ficticia y demudada
del concepto y la carne.
Lo quiero levantando su imperio al aire libre.
desnudo, limpio, imperturbable y sano,
respirando hondo y fuerte
del aliento rotundo de la tierra.

Hacia el cristal secreto de los frutos

Dios mío,
de tus labios bajan ríos de luz
hacia el cristal secreto de los frutos
y amanecen maduros.
Muchos hombres vienen al mundo
a buscarse un lugar.
Yo he venido en éxtasis desde el alba,
atraída al aroma que escapa de tus cestos,
pidiendo dormir entre tus frutos esta noche
para que mi corazón madure.

Retorno de Electra

I
Para poderte hablar
así, de frente,
tuve que echarme toda una vida
a llorar sobre tus huesos.
Tuve que desandar lo caminado
desnudando la piel de mi conciencia.
Para poderte hablar
tuve que volver a llenarme de aire
los pulmones.
Y cuidar que no se me encogieran las palabras,
el corazón, los ojos,
porque aún se me deshacen de agua
si te nombro.
Ya me creció la voz. padre, patriarca,
viejo de barba azul y ojos de plomo.
Ya te puedo contar lo que ha pasado
desde que te fuiste.
Con tu muerte se quebrantaron todos los cimientos.
No me atreví a buscar
porque no habría
un roble con tu sombra y tu medida
que me cubriera de la llaga de sol en mi verano.
Uní la sangre que me diste a otra sangre.
Malherida,
borré la sombra del sexo entre los hombres
y me quedé vacía, a la intemperie.
Y no pude decir
hasta que se hizo carne de mi carne el amor
lo que era hallar la propia sombra, entregándose.
Después quise ubicarte en mí, te pesé,
te ultrajé, te lloré, medí tus actos,
di vuelta atrás,
y volví a caminar lo desandado.
Por eso puedo hablarte ahora, así,
porque entendí tu medida de gigante.

II
No podemos hacer nada con un muerto, padre.
Se suda sangre,
se retuerce el aullido tirado sobre las tumbas
en un charco de culpa.
Padre,
yo soy Pedro y Santiago,
el sable que doblado de sueño castró su espíritu
en tu oración del huerto.
Yo soy el viscoso miedo de Pedro que se escurrió
en la sombra a la hora de tus merecimientos.
Soy el martillo cayendo sobre tus clavos,
el aire que no asistió al pulmón en agonía.
Soy la que no compartió
el dolor anticipado que se enclaustró
a devorar su miedo,
la hendidura irresponsable,
la desbandada de apóstoles.
Soy este pozo de noche en que se hunde la conciencia.
Di, ¿qué se hace con un muerto, padre?
Di, ¿cómo lavo estas llagas
si todo queda inscrito en el tiempo
y todo tiempo es memoria?

III
Colgábamos de ti
como del racimo la uva.
Cuando la muerte
reblandeció el cogollo de tu fuerza,
presentimos el vértigo de altura y la caída.
Uno a uno,
en relación directa a la pesantez de tu esencia,
descendimos.
Bajo anónimas pisadas me vi saltar la pulpa,
sorprendida.
Y no era orgía de vendimia
ni enervación de culto.
Fue ser la sangre a la sed de todos los caminos,
dejar la piel desprendida
entre un enjambre de alambradas.
Ahora,
para afirmar la talla
con que tu amor me hizo
sólo queda una espina:
la palabra.

IV
Perdón, hermanos,
porque no alcanzo a verlos
ahogada como estoy en mi hoyo
de pequeñas miserias.
¡Mentira que deseo morir!
Antes quisiera conocerlos
sin mi lente deforme.
Quizá los amaría tanto
o más de lo que estoy amando
a mi lastre de lágrimas
en este viaje de niebla.

V
Padre,
no puedo amar a nadie.
A nada que no sea este fuego
de sucia conmiseración
en que se consume mi lengua.
Quiero otro aire.
Otro paisaje que no sean los muros de mi cuerpo.
Emparedada, desconozco el resplandor del centro
y la desnudez de la periferia.
Voy a abrir brecha hacia los dos caminos
y quizá quede atrás
la trampa de la vieja noria.

Carta a Jesús Arellano

Desde hace años, Jesús,
el corazón me rebota loco entre las sienes
y ando por los rincones escondiendo al sollozo.
Estreno una sonrisa cada mañana
y pido limosna en todas las esquinas,
porque ¿quién va a prestarme su vida,
su amor, o su Dios?
Tengo que comprármelos yo misma, y no me alcanza.
Y todo esto que escondo y espero y que no llega,
es la razón que me desangra dentro.
A veces ocurre que de tan hambrientos
inventamos el sueño, la esperanza…
y mortalmente heridos, agonizamos por todos los hijos
que se nos quedaron dentro,
y por las palabras desquebrajadas,

presas entre los molares apretados del miedo;
las que luchan por sobrevivir
y a veces se nos caen de la boca
como un aborto ciego y doloroso.
Algo se rompe acá dentro y pienso,
me estoy vaciando viva.
Todos los adioses se agolpan y me miran
a mitad de la noche.
Tomo mi cobija de silencio, entonces,
y camino arrastrándola por los pasillos de la locura
y no me muero, Jesús,
y me siento a la orilla,
pidiendo se me ayude a balancear mi vida,
antes de irme
y tiemblo y nadie escucha, huyen con espanto,
mientras yo juego a la pelota con la muerte,
lanzándola como pequeña brasa de una mano a otra.
Y no me muero, Jesús, y no se muere una,
hace sólo el ridículo con su pequeña muerte
que es sólo una niña azorada,
llorando por todos los que de veras mueren sin
derecho.

Eternidad

La eternidad mece, ondula,
abre de par en par su túnica de viento;
en el espacio de su seno esplende
una constelación de luz acumulada.
El Padre la detiene. Un instante
mete su mano turbulenta hasta la entraña
y la abre sobre la piel del mundo.
Un alud de semillas caen, parpadeando.
Se fecunda la tierra. Cada segundo se fecunda.
El hombre entra a la prisión de su cuerpo
doblada la cerviz
y vuelve a tirar de sí, uncido al yugo de la vida,
hasta que aspira el Padre
y volvemos al seno de la Madre.

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FLOR DE CONVENIENCIA [Mi poema]
Joaquín Pérez Azaústre [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Te dije que te quise y que te quiero
mas sé que te mentí, y hoy no arrepiento;
pues ahora comprobé que nada siento
y sepas no te tuve en mi florero.

Consuélame saber que tú tampoco
a mi nunca quisiste, y me engañaste;
ignoro si también ya me olvidaste
logrando liberarte del sofoco.

Quizás fuiste una flor de conveniencia,
un ave que cruzaba en mi sendero,
perfume que ha perdido ya su esencia,

atisbo de un nirvana ceniciento,
colilla que agoniza en cenicero,
al culo que yo fui de un mal asiento.
©donaciano bueno.

¿Ah, eso del #amor y las mentiras? El que esté libre que tire la primera piedra? Share on X

MI POETA SUGERIDO: Joaquín Pérez Azaústre

Caudal

Caudal es cantidad
de agua que transita en un segundo,
que viene al punto dado en la corriente.

Si no se especifica el sitio en el que mides,
si es el litoral, si es el meandro,
si hay un lugar de agua que te ignora,
pongamos que el lugar en el que mides
se acerca a lo que resta, te resta de la boca.

Así el caudal varía, según tú lo alimentes,
según la infiltración de afluentes que reciba.

El agua se evapora, se merma así el caudal
que viene a reponer el hombre en su trabajo,
la nieve si se funde, la lluvia en su estación
que mide y que se crece en el final.

Las piernas que se abren,
el agua que al abrirse desemboca.
De «Delta» 2004
Visor Libros– Colección de poesía

Duración

Mis alas te las dejo.
Agítalas con fuerza, toma impulso.
Yo prefiero quedarme entre los hombres,
volver a hundir mis pies en tierra blanda.

Qué si hasta el misterio se derrumba.
Me puedes encontrar detrás del árbol.
Quién ha dicho que el tiempo verdadero
nos tiene que durar más que la vida.
De «Delta» 2004
Visor Libros- Colección de poesía

El laberinto

Ella estaba detrás del laberinto.
Lo supe al conocerla.
Aunque al principio, al relumbrar su cuello
en la puerta fugaz de aquel hotel
(creo que podía ser el Miguel Ángel,
y había un piano-bar), jamás me habría creído
que era posible entrar con tanta suerte
ni en ningún otro hotel, ni en cualquier otra parte.
Tenías que haberla visto. Tenías que habernos visto.
Era casi imposible imaginar
a dos seres tan frágiles,
con un fulgor tan raramente humano.
Y el brillo se quedó dentro del pecho,
como un tibio dolor del corazón.
Poco después moriste, pero ya pude ver
que había una hebra invisible, un deseo capilar,
en ti y en ella,
de no tener más freno que la muerte.
Y se lo dije entonces, quizá hasta un poco antes:
eres como un cachorro de león asustada.
Tú sólo tienes miedo de tener
ese miedo más grande que la vida.
Eres como un cachorro de león asustada,
porque un león no se rinde,
no cesa ni claudica,
se encrespa en la batalla,
apenas retrocede
y muere de un impulso o ruge y toma aliento
y vence a dentelladas.
Me gustaría decirte que fue fácil.
Me gustaría decirte que aún es fácil.
Pero ella está detrás del laberinto
y no hay salida fuera de sí misma:
es un hotel costero abandonado
donde todas las puertas nos llevan hasta el mar.
De «Las Ollerías» 2011
Premio Loewe de poesía 2011 Visor 2011

El perfume de las nubes

He leído las palabras que aquel día
grabaste en unas hojas frente a un río.

Dejaste atrás la puerta
de madera tan gruesa como el cosmos,
subiste los peldaños de la entrada
y encaraste el ascenso de su Torre.

Pasaste dentro,
te sorprendió el aire acristalado,
llenos tus ojos blancos del rumor
de la hierba brotando en cada piedra.

Recordaste el murmullo último entre las carnes.

Pensaste que aquel sitio
podría gustarle a ella,
tu Torre construida sobre el mundo;
pero ella era del mundo sobre todo,
y tu mundo una Torre de silencio.

Saltaste más de cien
escalones de pensarlo
y el viento se volvió dulce al llegar;
el vino se acercaba a tus mejillas
borrachas del calor del que está solo.

Vindicaste tu orgullo de perdido
en la tierra vencida por los fuertes;
tu padre te observaba en un peldaño.

Tú sabías lo que sus ojos blancos
susurraban: -Nunca olvides cantar
a las estrellas del alba. -Tú olvidas
-contestaste-
que las empiezo a rozar.

He leído las palabras que aquel día
grabaste en unas hojas frente a un río
y he soñado tu Torre por el mundo;
dime, William ¿dónde marcháis los hombres
que habéis de cruzar el cielo
para hallar el sentido de las cosas?

¿Dónde ha quedado tu casa, tu mesa,
la tumba de tus hijos y tu amada?

Nos miras desde lo alto de tu Torre.

¿Y ahora qué?, canta el fantasma de Platón.
¿Y ahora qué?

¿Respiras el perfume de las nubes?
De «Una interpretación» 2001
Ediciones Rialp S.A.

Estampa del exilio

Tu puente de agua blanca va y se extiende
más allá del país de los naufragios.

El faro verde de estribor te avisa,
vas nadando con fe hasta la baranda.

Te extrañas. Nadie sale a recibirte.

Estás aquí, en un barco
de vidrio silencioso
y descubres de pronto nuestra fiesta
de huérfanos que sueñan con el mar.
De «Una interpretación» 2001
Ediciones Rialp S.A.

La pendiente

Miras abajo porque sientes
que todo lo que sientes
va a acabarse,

que el dolor sí se ha roto,
que hay un viento que anuncia
tu nombre y tu llegada a otras ciudades,

un lamento gris,
tus ojos que ahora sí lo entienden todo
y lo perdonan todo,

tus ojos que no miran
más que el vago contoneo de las cosas
para guardadas dentro,
que saben que la marcha
es una aceptación.

Antes de irte
quieres estrechar la mano del verdugo,
porque no deseas llevarte
nada parecido a un mal sueño.

Olvidas el dolor,
te están llevando,
parece que ahora estás mucho más lejos.
De «Delta» 2004
Visor Libros- Colección de poesía

Las ollerías

Aún es pronto para volver a casa:
me han curvado la espalda los enanos
que he venido cargando desde siempre,
los que duermen la siesta en mis bolsillos
para ralentizar mi digestión.
Aún es pronto para volver a casa,
aunque pisé los límites.
Pensé que nadie me podría reconocer.
Escuché los ladridos, temí el polvo naranja.
Recordé la alcancía oculta bajo el mueble.
¿Qué ha sido del nervio, el escondite
bajo un muslo de reina y el metal de unas manos?
Ahora los disfraces son de piel
y miro la avenida desde lejos, ya muy lejos
del sol y de los otros,
que alguna vez volaron para aplacar mi fiebre.
Sé lo que estás pensando: aún es pronto,
y casi no he cumplido mis pactos con la vida.
Es muy pronto aún, pero qué esperas,
si tu voz se me clava en los tobillos
y me amansa la angustia, el temor de un insomnio.
Dentro, en mí, habitas aún la casa.
Otros vinieron antes, y ya la vaciaron
de ti, de tus vestidos, de tus plantas vivaces
a las que siempre hablabas de mí, entre otras cosas.
De «Las Ollerías» 2011
Premio Loewe de poesía 2011 Visor 2011

Litoral

Estás quieta dentro del paisaje.

El rastro del azul
en la legión de puntas esparcidas.

La espalda como un río
encuentra la belleza en su estar dentro,
un sigilo que se afina,
que expone y que acompaña a la escalera;
ve a él, saborea en él
lo grueso de este labio sobre labio.
De «Delta» 2004
Visor Libros- Colección de poesía

Parada en las calle Velintonia

Y bajamos la cuesta de la luz.

Era una tarde de marzo y el aire
una caricia hilada del pasado,
un susurro dorado que iba ardiendo
en las copas acres,
en las aceras de plomo,
en los veleros perdidos por aquel mar naranja.

Supimos que otros hombres de otro tiempo
distante de este sol que se deshace
vinieron en tu busca en otro ocaso
con la sola querencia de escucharte.

Y bajaron la cuesta de la luz.

Divisaron de lejos los postigos
y los sauces naciendo sobre el muro;
era también aquél
un atardecer de marzo
y en el aire danzaban las palabras,
y tu verso latía entre las copas rojas,
en las aceras de bronce, en los barcos
llegados a tu puerto de acacias desde el mundo.

Tú estabas allí para aguardarles
con tu mirada gris de tardes largas.

Y todos acudían a que oyeras
sus sueños de papel y peregrinos.

Y bajaban la cuesta de la luz.

Ayer bajamos nosotros
tu cuesta de la luz.

La puerta de la verja está oxidada.

Las acacias ahogadas en la tierra.

Los sauces ya crecieron y espumosos
han vertido la niebla en tu jardín.

Sólo queda tu nombre en esta calle.

Y subimos la cuesta de la luz.
De «Una interpretación» 2001
Ediciones Rialp S.A.

Una hermosa muchacha despierta en 1939 tras un largo sueño

Has contado despacio
las ruinas que quedaron

de tu casa de mármol tras el fuego.

Buscas los restos, esperas
encontrar las miradas,

las voces de los tuyos.

Cada roca te muestra una sonrisa,
cada gesto se oculta en cada roca.

Te conquistan desiertos de silencio,
el polvo se ha anudado a tu garganta.

Ahora gritas, y gritas para nadie.
De «Una interpretación» 2001
Ediciones Rialp S.A.

Una noche de conjuros y ebriedad

Anunciaron tu nombre las estrellas.

Sacamos nuestras galas al saber que venías.

Disfrazamos la casa de palacio,
cubrimos nuestras mesas con los manteles de oro;
quemamos varas de incienso en el salón,
fuimos a pisar mil uvas
en una tina de cobre, dulce baile.

Te esperamos cantando hasta las tantas,
y de la noche llovió un susurro
azul de vino; un lamento veloz
que fue desbordando, triste, tu caudal.

Soñamos que llegabas,
cansado de tan lejos, como una vez llegaste,
siendo nosotros niños que esperaron
esa mirada oscura perdiéndose en palabras,
esos paisajes ocres que envolvían
a los cielos marrones del invierno.

Pero no apareciste en varias noches
y el viento se volvió de pronto frío,
se encresparon cascadas en los valles.

Tu vino de la vida nos regó.

Acordamos lucir todas las galas.

Soñamos que llegabas,
cansado de tan lejos, como una vez llegaste.
De «Una interpretación» 2001
Ediciones Rialp S.A.

Viento

Cambios de viento,
cambios de rutina que maltratan
aciertan con un gris tan macilento,
un gris de atmósfera, un gris de lluvia rota.

Las nucas erizadas, asfalto mal medido,
un gris que metaliza,
cambios de rutina y un maltrato.

El aire que no esperas.
El aire que no ves por la ranura.
De «Delta» 2004
Visor Libros- Colección de poesía

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MERCACHIFLES [Mi poema]
Luis Eduardo Aute [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Mis versos hoy les brindo a mercachifles
que abundan revestidos de maestros,
sujetos tan insanos, tan siniestros,
que en vez de apaciguar sacan sus rifles.

Que en esta sociedad gente hay que mata
clavándole un puñal al corazón
o linchan, más crueles, la razón
para hacerse con ellos y los atan.

Pues que el niño en su estado original
sólo debe adquirir conocimiento
para, crítico, hacer del pensamiento,
legado de salud sana y cabal.

La casa por tejado no hay que hacer
preciso es colocar bien los cimientos
sin fisuras ni falsos movimientos
derecho a decidir así ejercer.

Que educar es retar el conocer
y en la vida conceptos enseñar
para adulto pueda él seleccionar
lo que debe o no debiera hacer.

Adoctrinar, un crimen tan letal
que debiera por ley estar penado:
al niño de ser libre secuestrado
sacando las entrañas al chaval.
©donaciano bueno

Comentario del autor sobre el poema: Mercachifle: Persona excesivamente interesada en sacar provecho económico de su trabajo o profesión. Educar vs adoctrinar.

MI POETA SUGERIDO:  Luis Eduardo Aute

La inocencia

A estas intempestades de la travesía,
con viento en proa y sin cuaderno
de bitácora al timón,
quiero creer que aún existe algún vigía
que espere, tras el horizonte,
una asombrosa aparición.
Porque si es cierto
que no quedan singladuras
que lleven a otros faros lejos
del tesoro en el arcón,
pongamos rumbo al puerto de las sepulturas
donde reposa la otra luz,
la que dio vida al corazón…
Porque vivir
no es más que una inconfesada delincuencia
cuando no queda ni la incandescencia
del fuego que se fue
la inocencia, la inocencia…
Y cuando la mirada es sólo un catalejo
para viajar por laberintos
donde el dato es religión,
aún creo en la pregunta , que hay tras el espejo
en donde se produce la osadía
de la Reflexión.
Porque si es cierto que sólo existe lo cierto
y que los sueños son el aire
que le dio la sinrazón,
levantaré una gran columna en el desierto
para soñar que soy un sueño
y que los sueños , sueños son…
Porque vivir
no es más que una inconfesada delincuencia
cuando no queda ni la incandescencia
del fuego que se fue
la inocencia, la inocencia…

Alevosía

Más que amor, lo que siento por ti
es el mal del animal, no la terquedad del jabalí, ni la furia del chacal…
Es el alma que se encela con instinto criminal, es amar, hasta que duela,
como un golpe de puñal… ay, amor, ay, dolor…
yo te quiero con alevosía…

Necesito confundir tu piel con el frío del metal,
o tal vez con el destello cruel de un fragmento de cristal…
Quiero que tus sentimientos sean puro mineral,

polvo de cometa al viento del espacio sideral… ay, amor, ay, dolor…
yo te quiero con alevosía.

Nada envidio a la voracidad de tu amante más letal,
ella espera tu fatalidad, yo pretendo lo inmortal,
el espíritu que habita tu belleza más carnal,
esa luz que resucita el pecado original… ay, amor, ay, dolor.

Al alba

Si te dijera, amor mío,
que temo a la madrugada,
no se que estrellas son estas
que hieren como amenazas
ni se que sangra la luna
al filo de su guadaña.
Presiento que tras la noche
vendrá la noche más larga,
quiero que no me abandones,
amor mío, al alba,
al alba, al alba.

Los hijos que no tuvimos
se esconden en las cloacas,
comen las últimas flores,
parece que adivinaran
que el día que se avecina
viene con hambre atrasada.
Presiento que tras la noche
vendrá la noche más larga,
quiero que no me abandones,
amor mío, al alba,
al alba, al alba.

Miles de buitres callados
van extendiendo sus alas,
no te destroza, amor mío,
esta silenciosa danza,
maldito baile de muertos,
pólvora de la mañana.
Presiento que tras la noche
vendrá la noche más larga,
quiero que no me abandones,
amor mío, al alba,
al alba, al alba.

Dentro

A veces recuerdo tu imagen
desnuda en la noche vacía,
tu cuerpo sin peso se abre
y abrazo mi propia mentira.
Así me reanuda la sangre
tensando la carne dormida,
mis dedos aprietan, amantes,
un hondo compás de caricias.

Dentro
me quemo por ti,
me vierto sin ti
y nace un muerto.

Mi mano ahuyentó soledades
tomando tu forma precisa,
la piel que te hice en el aire
recibe un temblor de semilla.

Un quieto cansancio me esparce,
tu imagen se borra enseguida,
me llena una ausencia de hambre
y un dulce calor de saliva.

Dentro
me quemo por ti,
me vierto sin ti
y nace un muerto.

Pasaba por aquí.

La hora fue sin duda
lo que me hizo subir,
al ver aún encendida la luz
en la ventada del abid.

No pienses que te espío,
no llego a ser tan ruin
y es torpe que tu creas
que quiero sorprenderte en un desliz.

Y bien, que tontería, no soy nada sutil…
si yo solo pasaba, pasaba por aquí.

Pasaba por aquí ningún teléfono cerca
y no lo pude resistir, pasaba por aquí,
pasaba por aquí ningún teléfono cerca
y no lo pude resistir… pasaba por aquí.

Que esperas que te cuente?
hay poco que decir…
tal vez me vaya un tiempo,
no aguanto ni un momento estar aquí.

Te veo muy distinta,
es nuevo ese carmín?
estas mucho más guapa,
será que te embellece ser feliz?

Y bien, que tontería, todo esto es tan pueril,
si yo solo pasaba, pasaba por aquí.

Pasaba por aquí ningún teléfono cerca
y no lo pude resistir, pasaba por aquí…

Anda

Anda,
quítate el vestido
las flores y las trampas,
ponte la desnuda
violencia que recatas
y ven a mis brazos,
dejemos los datos,
seamos un cuerpo enamorado.

Anda,
deja que descubra
los montes de tu mapa,
la concupiscencia
secreta de tu alma
y ven a mis brazos,
dejemos los datos,
seamos un cuerpo enamorado.

Anda,
pídeme que viole
las leyes que te encarnan,
que no quede intacto
ni un poro en la batalla,
y ven a mis brazos,
dejemos los datos,
seamos un cuerpo enamorado.

Anda,
dime lo que sientes,
no temas si me mata,
que yo sólo entiendo
tus labios como espadas,
y ven a mis brazos,
dejemos los datos,
seamos un cuerpo enamorado.

De alguna manera

De alguna manera
tendré que olvidarte,
por mucho que quiera
no es fácil, ya sabes,
me faltan las fuerzas,
ha sido muy tarde,
y nada más, y nada más,
apenas nada más.

Las noches te acercan
y enredas el aire,
mis labios se secan
e intento besarte,
qué fría es la cera
de un beso de nadie
y nada más, y nada más,
apenas nada más.

Las horas de piedra
parecen cansarse
y el tiempo se peina
con gesto de amante,
de alguna manera
tendré que olvidarte
y nada más, y nada más,
apenas nada más.

Imán de mujer

Hoy tengo un día de ésos en que mandaría todo a hacer puñetas,
incluso firmaría con placer el acta de mi rendición…
Diría «adiós a toda eso» como Graves o incluso en plan asceta
me subiría a una columna en el desierto como San Simón.
o, como onetti, acaso intentaría no dejar jamás el lecho
o pillaría el primer vuelo al Himalaya para hacerme Zen…

Pero, maldita sea, cómo dar el salto de lo dicho a lo hecho,
contigo, ahí, desnuda, repitiéndome: «amor mío, ven, ven, ven…»

Sólo por ti sigo aquí, imán de mujer, imán de mujer…
me voy a perder pero sin salir de ti.

Que el mundo fue y será una porquería ya lo dijo Enrique Santos
y hay tengo un día de esos en que sufro toda esa poesía cruel,
aunque me temo que yo mismo soy quien me produzco
más espanto al verme comprendiendo las razones de Caín matando a Abel.

Me fugaría a Transilvania para convertirme en un vampiro
para no ver tras el espejo al bicho infame que dice ser yo…
Pero me abrazas y aún sabiendo que tus brazos son un mal retiro,
me tiro a tus infiernos donde habita el diablo que te re-creó…

Sólo por ti sigo aquí…

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TRISTE LA VIDA PASA [Mi poema]
Almudena Sánchez [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Triste la vida pasa como las olas,
a veces con descaro o muy suavemente,
va dejando en el fondo las caracolas,
momentos que ha soñado su historia a solas,
los otros que ha vivido sinceramente.

Tiene el alma gitana, tiene el embrujo
del que sabe que un día al fin partirá
hacia tierras lejanas donde el orujo
trazando va en el aire un nuevo dibujo
sobre el alma indecisa que viene y va.

Sueña con encontrar su nuevo destino,
en verdad su camino lo hace soñando,
con su zamarra al hombro escasa de vino
anda pasito a paso todo el camino
al frente la mirada va caminando.

Aunque ya la distancia va siendo corta
a veces qué pesada es la carretera,
el sudor en la frente ya no soporta,
puesto que a esta semblanza ya nada aporta
la trama de esta serie acabar quisiera.

Cree estar preparado mas es incierto
pues que para ese trago nadie está listo,
se tumba por las noches a cielo abierto
dudando si ese día llegue a buen puerto
puesta una vela al diablo y la otra a Cristo.
©donaciano bueno.

Comentario del autor sobre el poema: Así es la vida. Y aunque hay quien dice estar preparado para el final, la realidad es que es un trago difícil de digerir.

MI POETA SUGERIDO: Almudena Sánchez

REGALOS DE COMUNIÓN

Cosas que poner en una percha,
por ejemplo, murciélagos dormidos.

Y un reloj
y otro reloj
y otro más, de naturaleza digital.
Y uno de pulsera
y el derretido de Dalí
y uno con un cuco verde
histérico y mordaz
y un sujetador
que no es de mi talla.

Tengo el pecho ametrallado.

Una calculadora
que registra mis pérdidas
incalculables

de amigas rubias,
perros mezclados,
libros leídos con aceleración,
peinados que se deshicieron
jugando al escondite.

Mi coleta nunca tendrá la poesía
que tuvo a los seis años.

Si enciendo y apago
aquella calculadora científica
water protect y resistente al polvo,
el resultado es siempre el mismo:
un maldito escalofrío
que me impide hablar.

¿Por qué no habla esta niña?

Miss Mutis me apodaron
en un campamento estival
a la luz de un farol
al que se acercaban insectos
que morían al instante.

Qué planeta tan heliocéntrico.

He visto alas quemadas,
he corrido por los pasillos resbaladizos
de la orfandad
con ellas en la mano
para enseñártelas, mamá.
Si las tocas, crujen,
si las masticas, se disuelven
y, si las tiras al contenedor,
arden voluptuosas.

Siento fiebre.
El termómetro se rompe en mis axilas.
En mis labios.
En mis sienes.
Soy hija del calor
y de una olla hirviendo.

Podemos reanudar el cóctel,
llevo cinco relojes en la muñeca:
cada uno marca una hora distinta.

Las seis, las doce, la hora del diablo,
the blue hour y the golden hour.

Solo hay una verdadera fiesta aquí.

Es la fiesta del crecimiento vertiginoso
mientras crepita el fuego.

ANIMALES RUMIANTES

Vivo con tu pellizco en la espalda.
A veces lo percibo más
cuando me rebelo
inhumana
y me pregunto
si un semáforo es también una madre.

Deseo despegarte de mis
omóplatos,
arrancarte de mis
vértebras,
olvidar tu beso eterno
en la nuca
y tus ojos de piedra
ante mi avance
desequilibrado y kamikaze
hacia los árboles del bosque.

Te comparo con esas figuras griegas
que me enseñaron en los libros de texto
a las que les llenaba la cabeza
de goma de borrar.

Luego soplaba fuerte.

Mi pupitre infantil fue un lugar
completamente nevado
de precipicios insondables
que maldigo
y echo, con frecuencia,
de menos.

Allí escribí mi primer poema.
con un lápiz mordido.

Un profesor me mandó al rincón:
a resarcirme
y a pensar.
Y a pensar mejor.
Y a pensar razonadamente.

El poema se borró solo de la mesa.

Una ráfaga tiene la misma duración que un lamento.
(Expresado en términos numéricos: x • y = 400 000).

Tras tantos castigos,
me volví filosófica y onírica
como un animal rumiante
pastando en llanuras estériles.

Una vaca, un ciervo o una cabra
solo se concentran
en el ruido que emiten
cuando mastican.
Y su única tarea consiste en digerir:

digerirlo todo.

POEMA TEXTIL

Estudio matemáticas.
Tú coses botones
de camisas a rayas.
Nos une, ahora, el ser fructíferas.

Geométricas.

Me revoluciono al comprender
que hay líneas paralelas
que nunca se tocan
ni se tocarán jamás,
ni siquiera en los confines del universo.
En ellas se inspiraron
los cables de alta tensión
que van por encima de nuestras cabezas.

Continúas cosiendo botones
que se pierden por los suelos.
Yo los recojo
con actitud contenida.
Hay actos
que requieren cierta delicadeza
de manantial.
Y luego beso sus cuatro agujeros:
una diminuta constelación.
Gramática de mi madre (La Uña Rota),

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MI POETA INVITADO:  Julio Mariscal Montes

¿Qué he sido yo hasta ahora?

¿Qué he sido yo hasta ahora?
Amor mío. ¿Qué ha sido
este erial sin ti por treinta inviernos rudos?
Un pedazo de arcilla -grosera, tosca arcilla-
como esta que pisamos, que elevaron auroras, que sostuvieron ansias,
que tenderán los años para que otos la pisen.
¿Qué he sido yo hasta ahora con mi corazón loco
de enramadas y estrellas puesto en cualquier esquina?
Qué he sido yo, amor mío, antes que me trajeras
en tu risa pequeña la angustia de perderte?
POr ti he sabido el hondo silencio de los sauces,
la dorada nostalgia de la rosa y el trino;
por ti la tarde es un estanque vivo
de canciones de rueda y árbol con iniciales.
Por ti, amor mío, tengo un enjambre en los labios
y hasta lo más terrible -lujuria, muerte sangre-
se me vuelve de mieles, se meedifica en altos
ventanales de gozo
para contar los días que te tengo soñando.

A veces me pregunto

A veces me pregunto: ¿Sabrá ella
hasta qué oscura meta caminamos?
¿habrá sentido entre mis besos altos
el áspid tenebroso del deseo?
¿Es que, acaso,
has soñado siquiera
que esas quince palomas de tus pechos
se van a hacer vilano entre mis dedos?
¿Pero, es que ignoras, dime,
amor mío, regato en mi costado,
que tus noches de holanda y azucena
van a ser yunque de mis treinta años?
Y entonces -ya la fuente con estrellas
o el Ángelus de miel entre los pinos-
y entonces me pregunta
este tan loco corazón que estalla:
¿Es que lo sabes tú? ¿Es que tú, acaso,
has pasado del abecé del beso,
de la palabta rosa, o de ese encaje
de citas y canciones, niños, parques
y luna sola, allá entre las adelfas?

Cuando estoy solo…

Cuando estoy solo digo: «de mañana no pasa»,
mañana entre mis brazos, como dos ríos locos.
Como dos corazones en llama viva. Como
dos pecados mortales en un alma encendida…
De mañana no pasa que una palabra oscura
tiña de rojo el blanco pañuelo de tu frente,
que un gesto haga cosecha la viña de tus senos
tan bobamente niños, agraces todavía…

Pero llega mañana -la rosa de la tarde
quenándose en el oro puro de tus cabellos-
y basta una sonrisa tuya, un esbozo apenas
de tu mirar de frente,
para que en un momento se ferrumbe en tus nardos
toda la arquitectura de mis noches de insomnio.

Pasan hombres oscuros…

Pasan hombres oscuros con su miseria a cuestas,
son los abandonado, los proscritos del sueño,
hombres con horizontes de monedas y olivos
que no alcanzan la tierna perfección de la rosa.

Es inútil gritarles: aquí tienes el oro,
en este cielo puro millonario de estrellas,
ven a vaciar tus manos en los lentos crepúsculos
a coronar tus ansias de brisas y recuerdos.

Es inútil gritarles porque seguirán siempre
disputándole céntimos al alba o a la nube,
calculando los acres de cada sementera
aunque el surco delire florecido de alondras.

Pero tú y yo sabemos, Soledad, de ese niño
cuyo llanto levísimo colma la madrugada
y que este andar soñando por caminos de luna
es algo más que el tópico de un siglo amortajado.

Deja que ellos prosigan con su lastre en el alma
cautivos en el debe y haber de las fanegas,
ligeros de equipaje, aquí estamos nosotros
bebiéndonos el mundo con nuestas ilusiones.
De Pasan hombres oscuros

¡QUÉ DIFÍCIL ES…? [Mi poema]
Paola Llamas Dinero [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Cuando las emociones inundan los sentidos
las olas arrebatan el pensamiento al mar
tan duro y tan difícil podrán compaginar
que incluso el corazón y razón quedan partidos.

Difícil es poner las emociones
a salvo aquellos días en que llueve,
si calor hace o frío o cae nieve,
suene música triste, o las canciones
suaves se oigan, se escuchen en relieve.

¿Cómo puedo impedir me llamen necio
por enfrentarme a quienes manipulan
y esquivar los que miman y me adulan
o que incitan a odiar no haciendo aprecio,
los profetas que aquí tanto pululan?

Quisiera ya dejar la mente en blanco
y al corazón forrar de albal* quisiera.
Y prevenir que en esta primavera
nadie venga a quitarme ya mi banco
sin permiso. Y aquel que lo quisiera

desenvainar habrá de hacer su espada
y enfrentarse a la mía con ahínco
-cuatro más uno siempre han sido cinco,
aunque lo niegue el dios de la manada-
si a mi ego alguien le toca, pega un brinco.
©donaciano bueno.

Comentario del autor sobre el poema: * Hace referencia al papel aluminio que en España es conocido por la marca Albal.

MI POETA SUGERIDO:  Paola Llamas Dinero

Postales de amor para el último día de nuestras vidas

Apenas entiendo
lo que significa
envejecer
cuando me vi
sonriendo en la entrada de Home Depot.

En la pantalla vacía de mi teléfono
paso algunas horas
decifrando
de qué se tratará mi vida.

Voy por el vacío como por tu indiferencia
subí una foto de mis pies
obtuve 20 likes
que no son tuyos.

Voy por el vacío como por tu tristeza
subí una foto de mis lágrimas
obtuve 80 likes
y más ganas de morirme.

Voy por el vacío como por tu aprobación
subí una foto de mi inseguridad desnuda
obtuve 100 likes
10 comentarios
llamar la atención no significa superarla.

Un par de amigas se agregaron
a mi lista de amigas que no conozco.

El tiempo
pasa más rápido
en los memes que sobre la piel
cada mañana cuando mi piel muerta
se desprende
un meme muere.

Estoy más harta de Wikipedia que de ti,
todos saben cosas
meten mano.
Eres como una versión no mejorada
de ti mismo.

Me parezco más a una imagen en tu feed
que a una gota de agua
queriendo caer desde
la punta de un árbol.

En tus mensajes descifro:
Paola y un par de emoticones
que significan
el amor es una decisión en la muerte.

Puedo abrir y cerrar la puerta de un Oxxo
para que me des algo que no tengo
como futuro
o decisiones propias.

El dinero solo sirve para nombrarme
cuando esté bajo esa roca
nada podrá salvarme.

Imagínate soportar
ser Kim Kardashian
y tener dolor de estómago
retortijón por comer birria de perro.

Se les acabó su pendeja
cada día hay una palabra nueva
como ghostear
zona de amigos.

Veo tu rostro
teñido de rojo
bajo la luz de la lona
de esta taquería,
amor, te acompaño al fin del mundo
donde mezclen buche, nana y trompa
en el mismo cazo.

La poesía no es más
que una versión pirata
de Dios
bordes con rebaba.

Mi psicoanalista insiste
en que deje de compararme con la ciudad
una torta ahogada
la zona cerrada del centro
la línea 3 del tren ligero.

Cuando recibí tu paquete
el repartidor preguntó mi parentesco contigo
dije matrimonio
el mensajero de Amazon
fue nuestro único testigo.

Invítame al tianguis
el último día
en el suelo
buscamos tesoros
como buscar razones para vivir.

Se trataba de ser más listos
que los otros
el que determina el precio en un regateo
gana.

Días más o menos
admirando el sol
sobre los juguetes mugrosos
la ropa de segunda.

Mano
todas las manos han tocado
nuestros cuerpos.

Tu cara parece un filtro de Snapchat y no sé si me da emoción o miedo

Concretamente
me siento atrapada
entre espejos.

Entro a internet
como entrar a un campo
de amapolas,
algunas zonas vigiladas
por esclavos,
me siento más
como un tallo
que resiste.

Entro como entrar
a mi cabeza
un agujero en la tierra,
las hormigas a veces hacen
muchas fiestas
a veces se pasan llorando.

Y es que cuando te veo
todos mis sensores
se activan,
estoy hablando de ti
una red wifi
que nunca falla,
no es pública es hogar.

Cuando
hablo de ti
también hablo de mí
tu rostro es igual a otros rostros,
pecas de café disuelto
ojos grandes medio alien
medio bien despierta
labios como panditas.

Me parecen imposibles
sus cinturas
qué bello taco tu anillo de bodas Kim,
a mí Kanye me vendría bien
en figura de acción
una frase cada día,
love kanye like kanye.
Ese tatuaje en tu carita
no te corresponde, bebé,
un poco Michel
un poco Luis Miguel.

Todos esos rostros se parecen al mío
no sé cómo hablar de mí,
sin este espejo
laberinto.

Soy a veces también
detrás de una sombra
lágrimas en corazón
que palpitan sin vida
soy.

Me borro y me vuelo a inventar
desde cero,
si olvido las contraseñas,
me invento una nueva cuenta.

NO MÁS POEMAS TRISTES

A Kanye West

Me cansé.

No hay espacio en el cielo
de mis ojos para cosas absurdas,
tú en la verdad
eres un gato
observando mis manos,
desde la luz del sol que cae sobre el suelo
observas cuidadosamente.

La verdad es un filtro importante
– detenerse es necesario –
me observo el ombligo
me observo las manos sucias
observo mi sombra modificándose
al paso de la luz
observo la luz que me rodea.

Cómo es que el siglo acabó con todos ellos
cómo es que no puedes más que llorar
cómo es que no hay besos
como los besos que tus ojos llenan
en mi cuerpo.

Cómo es necesario
decir que no es necesario,
los poemas tristes acabaron conmigo
como la obscuridad acabó como todos ustedes
corriendo sin ver
no se dan cuenta que golpean a los otros
se tropiezan con sus propios pasos.
No estoy lista para fracasar
en la mentira
pero sí para ser como el gato
que observa la luz
que cae sobre el suelo
y duerme en ella
y ama
y toca cuidadosamente
las manos
que lo protegen.

COSAS QUE DICEN Y DIGO

Dijiste, nos estamos haciendo viejos
y vomité sobre mis manos
y vi lo que tenía dentro
y me asusté,
quise bailar y no bailaste
dijiste nada nunca
fue una máquina de palabras
un poeta no puede no drogarse
no me mientas.

Dijiste te extrañé
y te clavaste tras de mí a las 4 de la mañana
mis manos son dos bolas de pelo
atrapadas en la garganta de un felino fantasma
mis manos plastilina
se embarraron para siempre
en tu barba crecida de días.

Dijiste nadie sabe lo que hay dentro de mí
porque no son yo
y el infierno está adentro,
dijiste
mis amigos están lejos
y no quiero morirme solo
tengo una herida en el pecho
no iré al hospital.

Te dije nunca sabré lo que es correr
sosteniéndome los senos
por la gravedad,
pero puedo vestirme de hombre
en una fiesta.

Nos dijimos te extraño
aun sabiendo que estaremos lejos
siempre.

Te dije
acompáñame por un helado
a otra parte donde le llamen “montaña”
o roca o cascabel.

Quiero ser una foto instantánea
de un atardecer y que la
llames: selfie #789
mientras muero.

Dijiste mi novia se puso celosa de ti
porque no sabe que los amigos se quieren
y la poesía nos ató
y nos tatuamos en los brazos la muerte,
y nos regalamos una piedra
y un río
y el río se llevó nuestros versos inservibles
los haikus, es decir
la mugre de la ciudad devorada por Godzilla.

Dijiste,
las personas son pequeños poemas
Paola
cómo saber que algo está podrido
hay poemas lindos, otros no tanto,
te dije me pinto las uñas de rojo
para disimular la sangre que traigo en las manos siempre
cuando toco algo y lo rompo
y luego lo extraño
y luego lo busco
y me siento sola
y lloro por dentro mientras me pudro
de tanta humedad,
pero gracias al cielo existe internet
voy a prender una veladora.

Te dije soy adicta a los screenshots
y las cosas no pueden retenerse,
dijiste en este momento siento odio por ti
dijiste poeta egoísta
dijiste tráeme una torta ahogada
dijiste estás borracha
dijiste tu nombre son tres emoticones del whatsapp
dijiste fue una noche muy linda, no crees
dijiste estoy tomando pastillas otra vez
dijiste diez besos sin conexión, paola ??
dijiste no me siento bien
dijiste estoy en el día que Eva descubrió su cortadura
dijiste tienes que aprender a controlar tus emociones
dijiste me di cuenta que tengo mucho tiempo libre para llorar
dijiste voy a salvar focas bebés me acompañas?
dijiste eres una casa móvil
dijiste tengo muchas ganas de matarme
¿estás?
dijiste te dejé un beso pero no me acuerdo dónde
dijiste ._. no mames
dijiste VEN PAOLA PARA CONTAGIARTE TANTITO
dijiste sí quería ir
dijiste Paola fue un encuentro místico
dijiste yo no puedo el viernes, sorry
dijiste eres el amor en corazoncitos flechados así <3
dijiste hablemos del 2000
cuando teníamos 8 años y esperábamos en el pasillo
de la escuela con las piernas explayadas
dijiste disculpe las molestias regresamos en15 minutos D:
pero le dibujas esa carita, eh
dijiste para una cagua sí alcanza
dijiste diviértete
dijiste nos vamos?
dijiste escribe un poema de cosas que no existen
dijiste se me acabó la pila
dijiste me da miedo picarte el ombligo
porque te vaya a salir agua
dijiste te acuerdas?
dije, a veces no
y luego me solté.

TENGO ESTRÍAS Y NO TENGO HIJOS

No estoy segura
pero creo
que el cuerpo es
un campo de bacterias
microorganismos
fluviales
circuitos sin cause.

Reptaste sobre mi circuito
buscando
la forma de mi voz
pero mi voz no
tiene forma,
te lo dije
pero estabas mirando
las voces maquilladas
de otras voces.

No dejaste
de quererme
pero dejaste de gustar de mí
de comer
de mí
una canasta con frutos pasados
apenas espuma.
El espejo
roto no es
yo,
aunque a veces,
se parezca mucho
a mí.

Sobre todo
cuando pienso en la belleza
de las frutas
la sangre de las frutas
los amantes de las frutas.

Mi vientre no es la casa de nadie
porque nadie no habita
en mi vientre.

Lamento
las sobras absurdas
de ser yo
en sobras absurdas
postrándome ante ti
como una carnada
herida.

Lamento
la raíz del abandono.

Lamento el mar callado
de no mantenerte
sobre la arena.

No,
mi cuerpo no es yo.

No cabe
en la perfección
de tus manos
quise decir ojos
quise decir fantasma
quise decir invento
quise
decir no existo
quise decir
a la mierda tus ojos
que no pueden verme dentro.

Dentro
las entrañas no son parte
de mi cuerpo
porque no puedes verlas,
la tripa disforme
que recorre
mi carne.

Dos plantas del pie
plantas
negras de mugre
por la tierra que me ensucia
no es mi culpa.

Las plantas del pie
sobre las plantas
del otro
y pienso que el otro
es la tierra que me ensucia
o me enraíza
o me corta de tajo
porque la planta del pie
no es mi cuerpo
porque no
te sirve para nada;
como yo
o mis entrañas
o mi matriz plagada
de coágulos añejos
o los hijos
que no tengo
las estrías de mi corazón
manipulado.

No

es necesario llorar.

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LA TIERRA ES DE QUIEN LA TRABAJA [Mi poema]
Jorge Fernández Granados [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

La tierra es del que trabaja con el sudor de su frente,
al que agradece y consiente cuando la sed le rebaja;
la tierra no se relaja ya esté triste o sonriente
siguiéndole la corriente si el que trabaja la abraza.

La tierra es muy consecuente y al final les da sus frutos
brindando sus atributos al disfrute de la gente;
se derrama complaciente y al sol le ofrece tributos
y en sus surcos tan enjutos es amable y complaciente.

Incansable el labrador que abrigándose en un sueño
va imaginando que es dueño, de lo que labra el señor;
es como aquel bebedor que embargando va su empeño
y en su inocencia risueño va repartiendo su amor.

La tierra es humilde y noble, con su aspecto ocre parduzco,
la colora de un pedrusco y la firmeza de un roble
que ha de compensarte doble si con ella no eres brusco,
la firmeza de un etrusco y del tambor el redoble.
©donaciano bueno

El revolucionario mexicano Emiliano Zapata ya exigía hace más de cien años «la tierra para quien la trabaja». El actual modelo agroalimentario ha acabado por imponer una agricultura sin campesinos en manos de unas pocas empresas.

MI POETA SUGERIDO:  Jorge Fernández

La tierra prometida

Un hombre quiso ver el mundo,
que siempre estaba lejos.
Compró una enorme maleta de lona
y un cuaderno de apuntes, algo así
como el futuro libro de sus viajes,
un sombrero gris con funda, la mejor tarifa,
y el más extravagante diccionario.

Varias veces a lo largo de su vida
estuvo en otras tierras
al otro lado de la suya.
Viajar era el ritual de sus ahorros.
Era torpe y emotivo, ambicioso
de mirar, con lujos enigmáticos de niño.
Su corazón era una mezcla
de lirismo, crueldad, negocios y oraciones.

Poco a poco llenó la casa
de abanicos, monedas, tapetes
y un gran globo terráqueo, emblema
de su instintivo amor por los pasajes.
Pero lo más grande eran los regresos:
elaborado botín de su elocuencia
en los sopores de la sobremesa;
murallas, archipiélagos, leones, sarcófagos,
los palacios y la nieve, reinos
que sólo en sus palabras prometían
la magnitud de una aventura
más llena de verdad en su cabeza
que en el pobre espejo
de las fotografías.

Viajó hasta que sus piernas lo sostuvieron;
pero su memoria retenía con hilos
los nombres extranjeros.
Ya viejo, compró una amplia cripta
en el panteón de Xihualpa,
el pueblo donde vivió toda su vida,
Le puso una reja cara,
la pintó de blanco y cortó la hierba del terreno
cada año desde entonces
como quien cuida su casa.

Murió la última noche de abril
tres meses después de quedar viudo.
Lo enterramos en su cripta
que, gracias a él, es un lugar pulcro
y desde ahí se puede ver su pueblo
de gente pequeña y morena
que siempre lleva a cuestas algo y tiene prisa,
Su muerte estará llena de aguaceros,
frente a los magueyales, la iglesia, el viejo jardín
y los montes oscuros de oyameles.

El mago

Don Arteaguita, con el diminutivo
más por costumbre que por ternura,
era un hombre robusto y teatral,
cubierto permanentemente de un abrigo negro
y un bastón con empuñadura de marfil, grabado
con dos letras que no guardó mi memoria.
La esfera al sol
de su cabeza calva,
igualaba la refracción —pensaba yo—
del mediodía de las estatuas.
Su acento era distinto al resto de nosotros.
Sonaban sus palabras como el galope de caballos.
Los anillos de cobalto
en su mirada, bajo el fieltro
de un sombrero Tardán, negro como los grajos,
me hacía pensar
en esas nubes que anuncian el granizo.

Llenaba algunas tardes su visita
el centro de la bulla y de la bola
de chamacos que le quitábamos el tiempo
siempre para pedirle lo mismo:
que nos hiciera una magia.

Y el gigante parecía pensarlo:
—¿Dónde quieren que aparezca?

Yo señalaba mi oreja. Arteaguita
se envolvía de un silencio que hormigueaba.
Mostraba las manos vacías. Las frotaba,
sonriendo con marfiles viejos como su bastón
y les daba la forma de un cuenco, de un capullo:

—Sopla.

Entonces esas manos
extraían una pequeña
calavera de plata de mi oreja.

El llavero colgaba de sus dedos.
con su diminuta dentadura fija
en una mueca fulgurante
y una espumosa carcajada
ascendía de la barriga del mago.

Algunos años después, la historia de su muerte
fue también, digamos, extravagante.
Lo hallaron sobre el asfalto desierto de la madrugada,
bajo el puente de la carretera,
con su abrigo y su bastón,
su sombrero Tardán,
su helada piel, el sulfato de sus ojos
y todo su dinero, intactos.
No parecía un asalto, ni venganza.
Nadie me dijo si
entre alguno más de los objetos
que con seguridad esa noche llevaba
tenía el llavero de plata.

Seguramente ya no.

Oí la historia pensando
en su figura tendida y helada,
como dormida, difusa, sin drama
en un ataúd de neblina,
cubierto de las gotitas de agua
que deja la noche sobre las estatuas.

La perfumista

Urna de otras reliquias
ante la babilonia de cristal de los estantes
olisca el seco olor del palisandro, la resina
de estoraque (Venus)
o el aroma lunar de la alhucema.
En las alturas habitadas por el polvo
reconoce, con una orientación
de pájaro, los sitios
migratorios de los frascos.
El ámbar gris junto al pebete
y la sortija de durazno del almizcle,
el emoliente de la mirra, la cananga
siamesa que no conoce el frío, el cinamomo,
la perezosa goma del gálbano, el aura de la algalia
y la aromosa Quío de trementina.

Su anciano cuerpo de nao
navega los no muchos
metros cuadrados del negocio
a donde devanó una vida de vahos.
Humecta el heliotropo, el rayado
corazón del opopánax, fija el aceite
de lilas sumisas, glicinas, rododendros,
el inminente jazmín, lavándula, retama.
Líquidas querencias que sahúman
un instante el aire
como un destello íntimo
o un enigma en las narices de los legos.
Ella sonríe (ojos bilingües) satisfecha
del uso y del atisbo y del aviso
que su olfato le fabrica
en ámbar negro.
Reconoce a tiempo, como nadie,
cada temperamento
del planeta persa de las rosas o del dragón
de la gardenia.

(Algún día la busqué en su biblioteca de espíritus. Quería hallar uno. Tuvo conmigo la paciencia de una pitonisa; revolvía y probaba y negaba y volvía a probar. Dimos por fin con la síntesis, la sintonía del perfume que mi memoria fijó años atrás con la imagen de una muchacha en la playa a medianoche con los labios en un verso de Lorca: y que el mar recordó ¡de pronto! los nombres de todos sus ahogados. Salí de ahí con un frasquito. Ella tenía ese lugar de mí en un rincón de sus vitrinas.)

Cajas, etiquetas que
ella dictamina con el catálogo de un gusto
desconocidamente enciclopédico
mientras afina el pianoforte de
una armonía aromática.

Cálidamente sus muñecas
son un matraz
de enfrascados universos
que frota y airea para regocijar las aletas
de su nariz octogenaria.
Puede que existan tres centímetros de ciencia
en esa silla. Por lo menos
la esencial de los detalles.

Fundación

Hay un muro blanco que divide la llanura;
pero no un muro claro, útil, no:
un límite abisal, el borde oscuro.

No el muro de piedra, el de fuego.

Y ellos están de pie
entre el muro y la llanura
con el cuerpo quieto, acaso duro.
La vieja espada de un acero turbio
al cinto de cuero espera, diosa
de un vago testamento del instinto. Rostros
con la furia del sudor acumulado, sal
de otro bautismo todavía no decidido.

Lo saben bien: son menos,
siempre fueron menos; es su sino.
Mientras, a lo lejos,
la polvareda de los cascos se aproxima.
La espera asedia el pulso de algún miedo;
pero ya no es al dolor, es algo más profundo:
el vértigo de aquello que termina
y no espera renacer ni cree en el Cielo.

El galope suma un rumor pesado.
Se preparan para el asalto. Algunos,
en su corazón, dan ya la espalda:
todo parece inútil o fallido,
cruel y caprichosamente vano.

Cuando llega el enemigo
comienza la matanza.

Pero al final se dividen en dos,
siempre y solamente en dos, los acosados:
unos mueren bajando la cabeza,
humildes o más sabios,
llenan el último estertor de su boca
con las misteriosas letras de la divinidad
que todo tiene insondablemente escrito.
Y otros levantan la frente,
alumbran de un rugido la garganta
y empuñan el solitario filo de su furia,
para morir con el sangriento don
de los que dan pelea.

Nadie sabe si entre estos dos modos de morir,
que igual se suman en el polvo final de la llanura,
habrá un matiz de la arrogancia, dos estirpes
que muestran con un breve gesto la íntima sustancia
de su origen.

Los peces

Fuimos bajando hasta el fondo
por las calles del puerto. La noche
remaba en el abismo de los ojos. No recuerdo qué tanto
la brisa nos cubrió de sal y estrellas.
Es conveniente dormir a menos que amanezca, dijo,
pero éramos legión para esas horas ya rancias de cantinas.
El ron juntó a los peces
y a todas las criaturas que no duermen
esa noche de pescadores y viajantes, de grasa y aguacero.

Emigramos a La Luna,
que era una carpa improvisada en los
dudosos territorios del suburbio.
Sudores y cervezas, baile, sedimento
de géneros grotescos de alegría,
se fueron combinando con torpeza
hasta temblar en una sombra, un amasijo
de danza, alcohol y extrañas vidas.

Los círculos que lees con tu mirada
no están en realidad aquí,
pero a ti te fue dado contemplarlos,
—dijo sonriendo y se perdió bajo los cuerpos
en la anchurosa fiesta de esa carne.
El ritmo gobernaba la sordidez o la gracia
y en medio de su lago nos fundimos.

Más tarde, ya cansados
los pocos rezagados en La Luna,
sin sueño y con nostalgia de horizonte,
fuimos a buscar el mar:
la sonata del agua, el apetito de su hechizo,
en esa vigilia donde el límite
del cielo y el océano es todavía tiniebla.

Algo nos lleva ante la orilla
a ver cómo la luz se recomienza
y estar aquí sin comprenderlo,
testigos de este mar alucinado,
súbitamente viejos, silenciosos,
oyendo de su más oscuro corazón
una alabanza.

Sentados en el muelle esperamos el día:
poco a poco fue llegando su violeta,
la noticia azul de su marea,
y en el silencio de su gloria amanecimos.

Cielo de abajo

Una mujer sucede,
urde su gambito de encuentros,
aceita maquinarias de adoquín
y escribe en la arena de un café
un Mar Cantábrico, siluetas
que el diluvio reunió, vino de bardos
que pronto partirán, las geografías
donde el alma quema su madera.

Atraviesa
su tobillo al vaivén
de los que corren, conspira
contra el gris de la alacena
y esfuma la moneda de una broma

(la vida, su volado).

Suele saber
que el vestido,
el nylon, su reloj, el aguacero,
un Área de No Fumar (o el humo firma un fondo),
son la coreografía de un misterio
divagante también como el deseo
para, acaso más tarde o más temprano,
pernoctar ese tango al fin descalzos.
(Uno, claro, no entenderá.
La trama es muy barroca
y en el fondo carece de argumento.)

Una mujer sólo sucede.
Por eso hay desastres,
rincones jubilosos
donde la vida cabe
y toma lo que es suyo, a veces
hasta con el lujoso disfraz
de alguna coincidencia.

No obstante, preferimos no
entenderla, mirar con humildad
sus perversas ocurrencias.

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UN SIMPLE REGACHO [Mi poema]
Elsa Cross [Poeta sugerido]New

MI POEMA…de medio pelo

 

El agua que a la mar se va, no vuelve,
pero ella no lo hace por desprecio,
que es la ambición del mar que en su aura envuelve
y en su magma de lágrimas disuelve
para ejemplo al pedante dar y al necio.

Que el mar, la mar, de muy ambiciosa peca
siempre engullendo, siempre insatisfecha,
ansiosa que al pensar verse reseca
pudiera fenecer mientras defeca,
o quedar patitiesa algo maltrecha.

Mas sin ríos el mar no sería nada
por lo que debiera estar agradecida
a la lluvia a la nieve, incluso helada,
y a la escarcha que nace en la alborada
y olvidarse de ser tan presumida.

Yo voy por donde voy, sin saber dónde,
nunca supe, tampoco lo sé hoy
¿a dónde voy? quisiera ver a dónde
un ser soy que aparece y luego esconde,
un simple regacho medio seco soy.
©donaciano bueno.

Mis versos son rebeldes, vagan entre las nieblas,
aunque los cartabones son parte de su esencia,
pues sé que existen sabios, pedir quiero clemencia
aunque salir yo intento me inundan las tinieblas.

MI POETA SUGERIDO:  Elsa Cross

Amor el más oscuro I

Aquí comienzo a amarte,
en estos muros clarísimos,
en esta ciudad cálida al tiempo de las lluvias.
(¿Dónde estás ahora,
esta primavera tarde que pienso en ti?
¿Dónde estás, ignorándolo todo?)
Aquí te descubro
inalcanzable y triste.
Dime qué pasos te trajeron a estas tierras,
cómo abandonaste tu gracia de elegido,
tu ministerio de humildad;
qué suplicios te agobian desde entonces
que violentan tu rostro
y vierten en tu voz la nostalgia y la ira.
Dime en qué forma eres vulnerable
o ganas la lucidez en un momento.
Qué caminos dejaste,
qué expiación te vence y te despoja,
qué caminos seguiste para llegar aquí,
desconocido y hermoso,
donde yo te amo.

Amor el más oscuro II

Viene la melancolía del principio,
días de incertidumbre y sueño.
Vienen sólo distantes tu risa y tu perfil
y abarcan mi deseo
y me vuelcan a tu rostro,
a tu vehemencia contenida.
Ya siento de algún modo
tus manos previstas de ternura
conduciéndome,
olvidándome,
dejando a medias para siempre mi destino.
Sé que otra vez me cercará la calma,
la soledad llena de amor,
tu nombre.
Quiero pronunciarlo tantas veces
como días tendré después
para perderte en la memoria.
Pero qué lograría apartarme
si muestras la misma angustia que sustento,
la soledad de idéntico linaje,
la imperfecta voluntad de amor.
Para reconocernos
baste la oscura nostalgia socavándonos,
baste nuestra olvidada condición de amantes,
vocación de locura,
celda,
fuego.
Maldigo desde ahora
tu cuerpo cerrándome el abismo.
Sean el tedio y la tristeza,
sea apacible y humana tu mirada.
En este momento te amo para siempre
y van mis pasos hacia ti
para cumplir tu voluntad.

Amor el más oscuro III

A la desventura voy.
Algo en mí cada día te reconstruye
y me devuelve tu imagen.
Algo me lleva al lugar prohibido
en que te encuentras,
sitio que jamás debió tocar mi pensamiento.
Qué maleficio me extravía
y me oscurece todos los caminos.
A la desventura voy
y no quiero virtud que me confunda,
no quiero fortaleza ni mesura
que me aparten de ti.
Sean desoídas mis palabras
y viéndote
me sea dada tu menor ausencia.
De «Poemas escogidos»1965-1999
Colección Poemas y Ensayos – Universidad Autónoma de México

Aparece tu rostro…

Aparece tu rostro.
Se hunde en leche,
como el Cordero bienhallado
en los Misterios.

El fuego se acerca sin tocarnos.
El azul es más intenso
que la ebriedad creciendo hacia las islas.

Tembloroso,
como detrás de humo,
aparece tu rostro.

El caracol mezcla el mar
al propio estupor
en el oído,
oleaje donde navegan
islas de la conciencia,
destellos-
Ultramar.

Movimientos del muslo y la cadera
esbozan al tiento
una danza.

El mar se extiende
en olas que no rompen.

Movimiento-
la última vocal
reverbera en el oído.
El mar se extiende
más allá del tiempo
inamovible.
Temblor,
eco del movimiento–
calla
y nos habla
en su lengua otra,
parecida a ese incendio de adentro,
juega y se difunde
hasta aquietarse en un rayo vertical.
Omnipresente,
lenguaje del tacto sin manos.
De «Ultramar»
Fondo de Cultura de México 2002

Canciones del Egeo

1. Amorgós

Para Leonora y Pere

La tarde brilla en el vino
y en el mantel mojado

en palabras que sabemos
y no decimos

en el canto ambulante
y las cuerdas que rasga

en el jardín del templo
y la boda que empieza

en el sol que se acuesta
con el agua

2
A la mañana
la huella de tu oreja
ha tatuado en mi hombro
un caracol

Sus trazos paralelos
se separan
hacen de su voluta
un corazón

En su espiral de espuma
se detiene
el eco de tu voz-
ebullición

3
Toma el silencio la forma
de tus manos

La mañana se abre en la terraza
con el tajo del sol.
Extiende su brillo hacia la higuera
y se mece en el aura
de tu olor

Toma el aliento la forma
de tu nombre

Va subiendo sin peso la mañana
va cobrando color
Se enciende como las barcas a lo lejos
bajo el cuidado mínimo
del sol

4
Como las aceitunas
tus ojos
negros

y en cada gota de vino
tu beso
entero

5
Prendida de tu ala
me pierdo de claridad

De la barranca suben buganvilias
como del sueño esas vides moradas
transparencias

Prendida de tu ala
cruzo la o3curidad

Y brillando entre el mar y la montaña
como faros diminutos nos saludan
las luciérnagas

6
Langada

Para Nikos Vasalos

Pasa un rayo de sol
por la copa de vino
y danza en la hoja
donde escribo

Traza notas que van
y vienen
y se detienen
giros que van y vuelven
y se devuelven-

igual que sobre el mar
una gaviota
pequeña mancha blanca
en la página viva

donde ola tras ola
escriben también
y borran
la antigua historia

7
Al pie del promontorio
un ciprés entre olivos

Ropa tendida
tan blanca
como las tumbas a lo lejos

o el fantasma del viento
en los molinos

8
El gran estruendo rompe las palabras
Se dispara el sentido
-sólo queda un vaivén

oleaje de los amantes
un punzar en la vértebra
un esplendor furtivo

La gran marejada nos envuelve
nos anega en su fondo
-sólo queda un latido

México-Grecia, 1995-2000
De «El vino de las cosas»
Ediciones Era 2004

De lejos viene

Cuando lo sepas quisiera ver tu cara.
Por que vas a saberlo
aunque no te lo diga
ni leas estos poemas.
¿Cambiará algo entonces?
Es imposible
que no adviertas aún mi turbación:
tanto desorden de miradas,
tanta avidez
registrando el más breve de tus gestos.
¿Y nada modifica tu indolencia?
Ah, íntegro varón, que Dios te guarde.
Pero voy a aclararte
en nombre de esta cólera
y a manera de agravio,
que si te amo
es seguramente por error.
has de saber
que nunca me gustaron ojos desteñidos
ni maneras solemnes,
menos aún cabello lacio y bien peinado
(y de la solemnidad líbrame Dios, libérame).
También has de saber que eres
demasiado sencillo para mi soledad,
demasiado humano para mi deseo,
demasiado lineal
para la arquitectura de este laberinto.
Pero ya basta: pido una disculpa.
Ocurre tal vez
que sólo seas un poco distraído.
Vendrá entonces de ti
el reconocimiento
o una sincera frase paternal.

Lamida por un filo…

Lamida por un filo
en tus ojos no turbados,
la luz se escalda
sobre la piedra húmeda.

En sus mínimas cavernas
se detiene
entre musgos e insectos
tu pupila solar.

Rupturas en la piedra,
grietas,
algo que mira
desde el fondo.

Tu mirada refracta
el deslave abisal,
y eras de pensamiento se derrumban.
De «El vino de las cosas»
Ediciones Era 2004

Las Hijas del Viento

1
Murmuran tu Nombre
en las terrazas
inundadas de luz
frente al vinoso mar

2
Serpentean en la hierba
devanan suaves
sus marañas

Sisean
entre las siemprevivas

3
Juntan sus voces
al gemido de las piedras
y los arbustos
Hacen del corazón
un arpa tensa

4
Desatan su grito alucinado
a lo ancho del valle

Braman como terneras
son aullido reseco
trino
inverosímil

5
Se obstinan
como escenas repetidas
de una misma película

golpean en las ventanas
recorren muelles interminables
en el amanecer

6
Azotan las rocas de Haghía Triáda
con sus cuevas para ocultarse
de los piratas

Derriban al caminante
en el monte que se llama
Demonotópos

Alzan el rugido del oleaje
hasta el recinto de los cantos piadosos
junto a la Panaghía

7
Despeinan
al joven eucalipto
hacen caer sus resinas
sobre los barandales

Zumban amorosas
como abejorros
en el hueco de las cañas

Llenan la mirada de hormigas amarillas

8
Despiertan
al espíritu guardián del olivar
Dejan pacer tranquilo
el apetito de las bestias

Afilan
el cincel azulado
de la avispa

9
Someten a su ritmo
las flores encrespadas
el lomo de los cerros

Todo lo vuelven piedra lisa

10
Traen los ecos
de una conversación enfática
de un campanilleo de cabras
de un violín

Cantan en la noche
con sus aires de lamento oriental

11
Se agrandan
sus lenguas arpadas
en el invierno del espíritu

Fuerzan al alma
a agazaparse
en su rincón.

12
Escriben con sus dedos ligeros
tu Nombre
sobre la arena

repiten como plegaria
su grafía
De «El vino de las cosas»
Ediciones Era 2004

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¡NO LEERLO! [Mi poema]
Elena Martín Vivaldi [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Perdonen los que saben lo que escriben
si heroico o no ha de ser este soneto.
¿Si nunca he de aprender por qué me meto
y a osar entrometerme no cohíben?

Yo soy loco de atar, un simple loco,
que se ofusca y que va contracorriente
¡decir, líbreme dios que soy demente
aunque a la mente palpo y no le toco!

Cual boca de botella de aguardiente
que rezuma en los labios de un beodo
vicioso de libar en ese lodo,
una especie de lengua de serpiente.

Poco más que el soneto que hoy escribo
expoliando meninges al cerebro.
A estos versos que no son de recibo,

renuncio. Que un soneto es de estraperlo
urdido con retazos que aquí enhebro,
que un canuto he fumado. ¡No leerlo!
©donaciano bueno

Un soneto de #estraperlo, pues vaya no? Share on X

Comentario del autor sobre el poema: Un reclamo muy marketiniano para que alguien te compre un producto es decir que no lo compres. Claro que si después éste no es bueno, lo harán una vez pero ya están prevenidos en contra para tu siguiente mensaje. Ójala éste no sea mi caso.

MI POETA SUGERIDO:  Elena Martín Vivaldi

AMARILLOS

I
Qué plenitud dorada hay en tu copa,
árbol, cuando te espero
en la mañana azul de cielo frío.
Cuántos agostos largos, y qué intensos
te han cubierto, doliente, de amarillos.

II
Toda la tarde se encendía
dorada y bella, porque Dios lo quiso.
Toda mi alma era un murmullo
de ocasos, impaciente de amarillo.

III
Serena de amarillos tengo el alma.
Yo no lo sé. ¿Serena?
Parece que entre el oro de sus ramas
algo verde me encienda.
Algo verde, impaciente, me socava.
Dios bendiga su brecha.
Por este hueco fértil de mis ansias
un cielo retrasado me desvela.
Ay, mi esperanza, amor, voz que no existe,
tú, mi siempre amarillo.
Hazte un sol de crepúsculos, ardiente:
ponte verde, amarillo.

SOLEDAD

Y era un silencio duro como piedra;
un silencio de siglos.
Era un silencio adusto, impenetrable;
un silencio sin venas.
Era un dolor de amor, hecho de largas
noches sin el amado.
Hecho de fieles manos que se tienden
estremecidas, solas.
Era una voz dormida entre las sombras,
unas lágrimas secas.
Febril temblor de labios, una loca
esperanza desierta.

DESTINO

Entre ti, soledad, me busco y muero,
en ti, mi soledad, mi vida sigo,
vencida por tus brazos voy contigo
y allí te aguardo donde ya no quiero.

Desde siempre en mi calle yo te espero,
y amante de mis noches te persigo,
si alguna vez, dolida, te maldigo,
desde tu ausencia, triste, desespero.

Me diste la esperanza de tenerte
en mi dolor. Guiada por tu mano
subí los escalones de la muerte.

Aquí donde a tu sombra soy crecida,
el tiempo, tuyo y mío, va cercano,
dejándome la sangre ya cumplida.

DÍA 5

Dame tu mentira, abril,
venda mis ojos y enciende
toda la luz de tu sol,
y deja al alma que sueñe.

Esconde tú mi verdad.
No me la digas. Alegre
abre tu puerta. Que yo
por tu primavera entre.

Sonrisa. Abril. Cielo azul.
Con mis lágrimas, ya ausentes,
deja tu rocío a la flor.
¡Y dile al viento que espere!

EL ALA DE UN RECUERDO

Como un aire suave que el verano
nos deja entre la carne y acaricia,
trayéndonos, ausente, la primicia
de un otoño amarillo y más cercano.

Como un agua que llega hasta la mano,
sedienta de esperanza, y la delicia
de su frescura por la sangre inicia,
y calma el corazón. Así, lejano,

en brisas de nostalgias florecido,
el ala de un recuerdo, silencioso,
ha rozado mi alma, y, suavemente,

desde el umbral oscuro del olvido,
un sueño, de su noche, milagroso,
llega claro a mi sed con voz ausente.

GINKGO BILOBA – ÁRBOL MILENARIO

Un árbol. Bien. Amarillo
de otoño. Y esplendoroso
se abre al cielo, codicioso
de más luz. Grita su brillo
hacia el jardín. Y sencillo,
libre, su color derrama
frente al azul. Como llama
crece, arde, se ilumina
su sangre antigua. Domina
todo el aire rama a rama.
Todo el aire, rama a rama,
se enciende por la amarilla
plenitud del árbol. Brilla
lo que, sólo azul, se inflama
de un fuego de oro: oriflama.
No bandera. Alegre fuente
de color: Clava ascendente
su áureo mástil hacia el cielo.
De tantos siglos su anhelo
nos alcanza. Luz de oriente.
Amarillo. Aún no imagina
el viento, la desbandada
de sus hojas, ya apagada
su claridad. Se avecina
la tarde gris. Ni adivina
su soledad, esa tristeza
de sus ramas.
Fue certeza,
alegria – ¡otoño ! – . Faro
de abierta luz.
Desamparo
después. ¿Dónde tu belleza ?

LA LLUVIA

¿Cómo sería la lluvia
si no fuera de aroma,
de recuerdo,
de nube,
de color
y de llanto?
¿Cómo se oiría la lluvia,
si no brillara intensa,
pálida,
azul,
violeta,
relámpago,
arco iris
de olores y esperanzas?
¿Cómo daría la lluvia su olor,
su gris perfume,
si no fuera aquel ritmo,
aquella voz,
el canto,
eco lejano,
el viento,
una escala de ensueños?

¿Cómo sería la lluvia,
si no fuera su nombre?

POR TU SILENCIO AZUL

Tú, luna, si me hablaras,
si debajo de tu corazón frío
tuvieras, libre, un alma.

Si dentro de tu silencio azul
palpitaran palabras encendidas,
a mi vencida sangre despertando.

Si tus pasos dejaran una senda
y un marcado camino
para escapar al mundo de lo incierto.

Ay, luna, si llegaras,
luz de errante desvelo,
hasta mi casa.

Si abrieras los balcones de la noche,
y entre escalas de aromas
tus manos me tendieras.

Si olvidando tu ciega indiferencia,
llenaras a mis ojos de esos verdes
paisajes, donde tienes
escondido el secreto de tu llama.

Ay, luna, siempre luna,
por tu ventura inmóvil,
inútilmente luna de mi llanto.

¡Si tu me oyeras, luna!

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MI POETA INVITADA:  Graciela Maturo

XXVI

Vuelo sobre el mar
dejando atrás las cenizas
de los que amo.
Vuelo sobre los tiempos del dolor
sobre los cementerios
donde enterré mis lágrimas.
Voy hacia días desconocidos
hacia las Islas Afortunadas
donde crece
el árbol mágico del pan.
Dueña de mí y del aire
sé que todo está vivo para siempre.
La distancia es sólo una ficción
inventada por los condenados.

Navegación de Altura (Fragmento)

En la caverna de mi pecho nació un pájaro.
En el silencio de las grandes ruedas
que mueven los días y las noches
se oyó su canto solitario, tenue.

Sonaba en las albas iluminadas
o en la impiedad de desiertos dolorosos.
Pájaro auroral
ascua viva
corona de los días.

Dejadme amigos míos
en el vivir y el desvivir
dejadme entrar en la fogosa interioridad del bosque
donde residen los leones de la noche
y despertar en las auroras con jacintos azules
y ruido de mar en mis oídos.
Durar en el jardín
beber en el arroyo frío
entre piedras de musgo amarillento;

Mis ojos han sido destruidos
y han vuelto a nacer con luz propia.
Ellos me llevan ahora
entre nubes ingrávidas.
De Navegación de Altura, Madrid-Buenos Aires, 1997

Poema de la flor tardía

Para mi hermano Horacio

Triunfa, violeta alpina con tu seda morada,
triunfa sobre el vacío y la tristeza
del final del invierno, del olvido.
Sobre el gris de los días resurge tu belleza
y el oro de tu frente en mi ventana estalla.
Altiva y delicada con tu manto de reina,
con el callado amor de quien te envía,
eres un corazón abierto a todos.

Hablas en tu mudez resplandeciente
de la nieve, del brillo de los soles profundos,
del viento, del rocío, del canto, de la lágrima.
Traes una palabra en el desierto
un ala azul que tiembla en las rocas del alba.
Me recuerdas el aire de los días gloriosos
la ruta enamorada de la esperanza viva.

En tus pétalos graves abiertos hacia el cielo
miro nacer de nuevo la mirada de un ángel.
En la mañana del jueves 26 de octubre de 2017 (Inédito)

Un Viento hecho de Pájaros

Toqué la piedra, su opaco testimonio
anhelando su lenta seguridad compacta,
la dura perfección de su silencio.
Pero un viento volvía con crines musicales
saludando a los árboles,
removiendo los posos de mi tiniebla amarga.
Y naufragué en el aire delgado y transparente
siguiendo su hebra de oro,
buscando los minutos esquivos como peces,
naciendo en el asombro
desde el polen que crece a través de mis ojos,
desde la red de sombras que me cerca la sangre.
Un viento hecho de pájaros y de presentimientos
una marea añeja de sales y de gritos
arrasando mis tallos,
doblándome la frente con su lengua de plomo.
Suben los viejos días, las vidas en espera
de su predestinado, encendido minuto,
el agua de las sonrisas extinguidas,
la ciega podredumbre de todo entonces.
En vano es que enarboles pálidas estructuras,
que traigas su húmedos cántaros confiados, familiares,
para esta arena trágica.
Nada apaga esta sed,
este bárbaro ciervo alimentado de astros,
sorbiendo la médula de los días,
cabalgando en sus noches.
Quiero rasgar mi piel para conocer su rostro
imponerle una niebla de sosiego,
beber sus bellos ojos de lava ardiente,
nutrirlo en piedra, en ordenados muros.
Dónde nace este pájaro incesante
nebulosa de espumas,
enjambre de raíces y de fábulas…
De Un Viento hecho de Pájaros (1958)

Jardín de Hierro

No puede ser que todo se pierda para siempre,
que no tengan su número de amor
ni la música oscura que fluye entre mis dedos
ni el agua, ni la arena
ni la movida llana
ni el enorme silencio de los ojos del perro
ni el sueño de la tarde que bellamente muere.
Cómo será el olvido,
los días sin memoria,
sin este claro peso de las cosas amadas,
sin el tierno contorno familiar de los árboles
acaso sin tus ojos…
Cómo serán los lentos imperios de la gloria
su radiante crepúsculo sin noche
su implacable diadema.
Quizás pediré a Dios que me conceda un día
poder mirar el cielo desde huesos mortales
y saciar estos labios con un agua de tierra…
Volveré a los parajes que anduvieron mis pasos
entre piedras antiguas o entre muros
dulces, perecederos…
Acaso volveré, desterrada y ardiente
a mi jardín de hierro.
De El rostro (1961)

SONETO DE LOS REFRANES [Mi poema]
Carlos Oroza [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

No sé si será cierto lo que dicen:
que el hambre con exceso se diluye,
el gato, si escaldado, de agua huye,
o el agua algo tendrá cuando bendicen.

Que a gusto nunca llueve, eso es bien cierto,
y el tiempo no es mejor por ser pasado,
la piedra arroje el libre de pecado,
país, el de los ciegos, rey el tuerto.

Ser franco eso es igual que un libro abierto,
o el puerco es más rollizo con buen huerto,
no esperes que mañana sea tarde.

Con viento el aguacero deja cerco,
cual mula comportarse como un terco,
no queda aquí más cera que la que arde.
©donaciano bueno.

#Benditos y sabios los #refranes! Share on X

Comentario del autor sobre el poema: Los refranes, simpre sabios. Aquí sólo he pretendido apoyarme en esa sabiduría para hacer un simple soneto de humor. El mérito es de ellos.

MI POETA SUGERIDO:  Carlos Oroza

El interior del vértigo

Ni un murmullo ni un ápice ni un atisbo
Solo el silencio -sin embargo el silencio espectante-

Contemplamos ilesos el accidente
Tal vez yo sea el error
El accidente
La estatua
La actividad
Corporativa la moral
En su obviedad lo neutro lo secundario
Los criterios formados en la era del múltiple

Y cuando todo nos falla sólo nos queda la poesía

Iluminada su presencia
Como un río que viniese a besar esta provincia enajenada
Cariñoso salvaje sometido corazón saciado encima de mi sombra
Qué difícil subir a tientas la escalera

Sin embargo la cordura -el estilo-
La austeridad que goza del favor de la concordia

Preciso en lo inesperado
En los límites la lucidez
Una luz puntual donde nace la corriente -la palabra y el número-
La palabra que canta de la mar el amor que profeso
El tanteo el intento la ola
La madre en cuanto a distancia que nos da el origen

El cinco ha quedado atrás
No obstante las mareas se precipitan
El horizonte ase alarga y nos muestra el ocaso
El universo se convierte en vocales
La ascensión del cópul
Su itinerante -el ave- el alma -los reflejos-
Las simpatías de los opuestos y los embarques
Ellos van donde nosotros ya estuvimos
En el propósito de continuar
No cesaré en el empeño hasta convertir el territorio en mi estatura
Difiero de su parecer
No me gustan los adverbios
Sus adyacentes las estatuas
La impresión moral de su geografía restaurada

Pasa el viento lento
Y sus sombras se deslizan con suave complacencia en la corriente
Unívoca la voz
De encendidos tonos de color las mareas
Las maneras y el modo
La intuición
El estilo -el instinto- la gracia
En el lugar -no en la hora-
En el lugar estaré siempre atento
Pero no dejaré nunca que la forma llegue al fondo para que todo siga igual

El narrador divaga
Y se muestra con cautela ante lo inesperado
Preciso en la contemplación

En el sedal de fiebre hay una escalera blanca
Oscurece
Sube la temperatura y en los altibajos crece el fantasma.

“Malú”

Parece entonces como si yo y yo fuésemos dos personas que se persiguen mutuamente.
Es en la evasión donde está el sentido de mi propia seguridad.
Oh eva
évame malú
évame malú

Hoy en ferragosto o julio triste prohibido e inasequible. Solo
Oh eva.
Évame eva.
Évame si me transito.

Era de noche por tus ojos de fiebre – ómnima por tus manos que me acarician.
Era extraño cómo subsistía por la noche cada noche deviniendo por mis pasos
para encontrar dormido el cuerpo enfermo en la otra casa.

Mi cuerpo contra mí – Tu boca caliente y sofocada –
conflúyete
abrázate
no rompas el silencio no toques la pared
me conforto en tu aliento
miro por tus ojos empujo por tus ojos
y me encuentro con las últimas cenizas.

Me dejo en libertad – ómnima mis pasos
y corro – corro por la playa hacia la casa abandonada.

No sé que hacer si estoy detrás de mí
tengo miedo tropezar tu cara
mirar tus ojos y verme divisado
aspirar tu aliento y verme subsistido
tropezar tus manos y verme aderezado
cariño eva évame.

Ómnima si mi pálpito se pierde por los trenes y pulula por los gemidos
mi pálpito pegado al viet dolorosamente ernesto a tu cintura nati
mismo
cuando me dejo en libertad
y corro corro – corro por la playa hacia la casa abandonada
ómnima
ómnima
ómnima
mientras subsisto extraño por la noche deviniendo por mis pasos
para encontrar dormido el cuerpo enfermo en la otra casa.

Oh eva
évame eva
évame si me transito

Intento translucirme malú para llevar contigo
Y no hay apoyo vital para afirmarme
Y es como llegar a mí malú contigo
Madre por una sola vez si me transcurres
Mientras subo o me adelantas la luz para llegar arriba
Por una sola vez una vez dos veces tres veces golpeándome en las sienes
Tus brazos retenidos en las sombras
Tu mano y tu latido
Tu voz poderosa desde abajo – contigua hacia el balcón
Para decir que ha muerto alguno en esta casa
Pudo haber muerto alguno en esta casa
Y es como llegar a mí malú contigo
Inmersa
Golpeando fuertemente desde abajo
Golpeando en la escalera
Metiendo tus manos tus codos tus brazos por los huecos
Golpeando la pared
Tremándome en la vértebra
Demorando mis pasos por las sombras.

Una vez me escupiste cenizas en los ojos
Y yo te dije
Sigue sigue sigue
Te me adelantas. Tengo miedo. Estás golpeando al mundo.
Pero tu me das malú – malú – malú
Malú para llegar arriba.

Oh eva – Evame – Eva – Évame si me transito.

Blanquísima su presencia

Blanquísima su presencia,
sus temblorosos dedos
buscaban en las hojas de un libro el femenino del ojo.

Más allá de lo escrito o lo nombrado
no hay más bondad que la que emana de la inteligencia
lo que tomó fuerza en nosotros cuando la incertidumbre
cuando en la incertidumbre
en la enumeración caótica
reunidas las palabras que componen el discurso
los caracteres se van formando.

Del Universo es el mar una sombra,
una luz temblorosa en la piel
una línea que sueña
la unidad febril premonitoria
en el espacio creado para la música.

En el cambio de súbito el lugar se convierte
de su materia indemne la luz
un territorio transgredido por la poesía
un poema abierto in situ en la memoria
como la voz que disfruta en el proceso elaborada
en el calor humano
en el ánima
en todo lo habitable
como el amor embriagado de proximidad
el valor de su acción transmitid que aflora en lo que está oculto.

Del placer concertado
nosotros
los que somos cómplices
no amamos porque tengamos el hábito de vivir
sino porque estamos habituados a amar.

Anda – ven – bendice – canta –
cuéntame – haz tú de mí –

Si celebrado el concierto me identifico
aprenderé a saber
seré suave y sensible
traslúcido en el color
en el placer acaso
tembloroso y lírico en la visión.

Cuando se habla de ti
un sentimiento ingrávido recorre el ambiente
escrupulosamente delicada la belleza crece por intuición
liberada de sí – de su yo impreciso –
el sujeto extrañado de su territorio canta y deduce
que de un conjunto de sonidos se forma el arpegio
la memoria ante el blanco acude con presteza y corrige el compás
en la orilla de la línea divisoria.

Del azul febril que proyecta
del ojo que me persigue imagino la flauta
la llama prestada
los reflejos
la cadencia en la acción
el ritmo
en la visión creciente la belleza actuando silábica
haciendo lo que hice yo tantas veces en tanto papel concluso
¿Es el verbo tal vez la tristeza?
En la luz la materia también se envilece.

El misterio es el número
del proceso advertido su presencia en su actitud sin tregua
sucinto en el periplo de la lucidez en el ambiente unánime se seguir.

Las palabras que cantan como el número exacto que nos habla
las palabras que cantan
cuando a la vez en el espacio ausente sonámbulo
que al despertar el fenómeno de un deseo expresado
en el inicio como en el desarrollo
restaurando el alma en su estado original.

Sólo somos nosotros entonces
presuntos en la hora
en el inicio de un ciclo liberal
de un pensamiento que mora en la tristeza
que se ensancha en la fuga
convicto en el placer
en su ansiedad el otro.

Correr sin levantarme

Quiero encajar el círculo al volante
correr sin levantarme
salir de los retratos a la noche
e ir al encuentro de una guirnalda
a un tiempo luminoso y cegador que borre para siempre estas lluvias
y abra el lugar para los pájaros y la carrera de los animales.

La noche en la novena montaña.

Pero hay cuerpos que se cruzan y se confunden
sitios sin sombras
lugares luces y aguas sin paredes
y vemos presencias
la agonía
contactos con los dedos
latidos
voces de fondo,
formas y respiraciones en las huellas detrás de cada muro.

Y cada uno en sus noches se ilumina en una cara distinta
y se abraza y escucha sus pasos afuera.

Todo ha sonado mal esta noche
todo entró antes de tiempo por detrás del poema
¿En qué regresión rendirse entonces o atravesar con los ojos los dedos?

Lo he pedido demasiadas veces con unción por detrás del poema
Me he abrazado a su expresión.

¿Cómo va?
¿Por qué gigante circula?
¿Cuántas veces?
¿Por qué promiscuidad
¿En qué surco de la intuición va a venir?
¿Por qué la punta se va a encender la llama y comunicar la sensación?

Extiendo las manos
abro las pupilas
huyo
me ocupo en mi dimensión
estiro las puntas
doy salida a mi sed
me edificio
aparezco en tu orilla y surge un extranjero gozoso entre los dos.

Debí permanecer y no aceptar otro punto de vista
pero tenía necesidad de levantarme y flagelé fuerte el aire con un látigo
prisa y al tiempo indiferencia de saber lo que ocurría
demasiada calma por enterarme y llegar
y me asombraba en cada división
en cada parcela que miraba me sentía inquieto
me daba pena llegar
mis ansias iban directamente a la inmensa embestida del nacimiento del agua y de la música
a su animal transparente que invocaba con sus alas sin movimiento dispuestas a desprenderse

su cabeza de pez
atravesada por inagotables respiraciones
formaba una palmera
y hacía sombras y superficies
horizontes y orillas profundas

su invasión era perfecta
silenciosa
y su cabeza indeclinable y fuerte ocupaba un espacio considerable en el aire

su aparición culminaba por encima del orden
alargándose en crisis para formar una abstracción
y aparecer de nuevo y suceder al temblor

vi atravesar una cara y abrazar su expresión
y había diferentes puntos de vista
visiones que comparecían compactas
y se sucedían en incontenible prisa

los músicos olvidados por el silencio buscando el inmenso cordón de la última nota
el instrumento roto alargando sus pautas
agitándose
levantando las teclas
buscando su invisible realidad
gotas de luz que no caían y que daban cada una su dulzura y un sabor diferente
gotas de color de espejos que emanaban ruletas sin parar
cristales con dibujos de cúpulas
un sembrado transparente en la altura
la cima redonda en la cumbre
la plaza para tocar el aire por donde paso extendido en mis brazos
y veo abajo la violencia arrastrándose

rozando por sus fatigas
dando gritos saltos dislocados
y arañazos por el suelo
la usura
sus ojos escarbados
la peste que cae por primera vez y como víctima
y aúlla en los sótanos y en los bajos de los muros.

El que oficia el poema

Ni el aval
ni el poder sintáctico
ni el verbo sin crédito
no es el orden ni es el tiempo el que nos da el placer
su pureza
la blancura o el negro que proyecta en el mar las vocales sin contenido lírico

un valor sin destino de infinitos pies de universos que convergen en una vuelta fluvial
la parodia es la nube
de su haber es el brazo extendido una mano dirigida al infierno

un ave en vías de extinción.

Tal vez sea yo el error

Ni un murmullo ni un ápice ni un atisbo
sólo el silencio -sin embargo el silencio expectante-

Contemplamos ilesos el accidente
tal vez sea yo el error,
el accidente,
la estatua
corporativa la moral
en su obviedad lo neutro lo secundario
los criterios formados en la era del múltiple.

Y cuando todo nos falla nos queda la poesía
iluminada su presencia
como un río que viniese a besar esta provincia enajenada
cariñoso salvaje sometido corazón saciado encima de mi sombra
qué difícil subir a tientas la escalera.

Sin embargo la cordura -el estilo-
La austeridad que goza del favor de la concordia.

Preciso en lo inesperado
en los límites la lucidez.

Una luz puntual donde nace la corriente -la palabra y el número-
la palabra que canta de la mar el amor que profeso
el tanteo el intento la ola
la madre en cuanto a distancia que nos da el origen.

El cinco ha quedado atrás
no obstante las mareas se precipitan
el horizonte se alarga y nos muestra el ocaso
el universo se convierte en vocales
la ascensión del cópul
su itinerante -el ave- el alma -los reflejos-
las simpatías de los opuestos y los embarques
ellos van a donde nosotros ya estuvimos
en el propósito de continuar
no cesaré en el empeño hasta convertir el territorio en mi estatura.

Difiero de su parecer
no me gustan los adverbios
sus adyacentes estatuas
la impresión moral de su geografía restaurada.

Pasa el viento lento
y sus sombras se deslizan con suave complacencia en la corriente
unívoca la voz
de encendidos tonos de color las mareas
las maneras y el modo
la intuición
el estilo -el instinto- la gracia
en el lugar -no en la hora-
en el lugar estaré siempre atento
pero no dejaré nunca que la forma llegue al fondo para que todo siga igual.

El narrador divaga
y se muestra con cautela ante lo inesperados
preciso en la contemplación.

En el sedal de la fiebre hay una escalera blanca
Oscurece
Sube la temperatura y en los altibajos crece el fantasma.

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ANDAR PERO POQUITO A POCO [Mi poema]
Natalia Esquivel Benítez [Poeta sugerido]New

MI POEMA …de medio pelo

Pues cuanto más oscuro es el camino
a ambos lados se debe de mirar,
tropiezos hay que debense evitar
usando de las dotes de adivino
o siendo más prudente al caminar.

Que andar si éste es un ciego es peligroso
sin una referencia a que agarrarse,
andar por esta vida haciendo el oso
pensando que lo que hace es muy gracioso
sin nada ni un espejo en que mirarse.

Andar poquito a poco, despacito
y no como un caballo desbocado
corriendo sin control de uno a otro lado
haciendo del cerebro un requisito,
prudencia es la virtud que dios le ha dado.

De tanto y tanto ver si se ha cansado
la vista pues no para de mirar,
recurso, la memoria a recordar
que al fin de ese trayecto hay un cercado
y nadie se lo puede ya saltar.

No sirven ni las fiestas de guardar
pues todo ese camino habrá acabado
los ojos, la memoria echando a un lado,
e incluso la costumbre de soñar
se irán con los enseres del finado.
©donacianobueno

Que andando se hace el #camino, no? Share on X

MI POETA SUGERIDO: Natalia Esquivel Benítez

La canción de la lluvia

¿Quién toca el arpa de la lluvia?
Dulce María Loynaz

Con la lluvia sueña la tierra
cantos del río,
cantos del mar,
cantos de hojas
que por el viento van.

Con la lluvia, los sonidos,
son tambores de cristal
y se esparcen en arados
y en los ecos de un trinar.

Con la lluvia canta el ave,
canta el niño
y el rosal.

Con la lluvia los sonidos,
son cadencias de humedad.

Con la lluvia sueñan todos
con crisálidas de agua,
aguas del río,
aguas del mar,
aguas de un arpa
que canta al compás.

Con la lluvia, los latidos
son rumores, nada más
de los montes cristalinos,
de horizontes de agua
y sal.

Tesoros del Sahara

El viento silba
por mi barrio
con voz aguda
llama a la puerta.
Dicen que trae nubes
del desierto,
colores pintones
y bruma seca.

El viento pasa muy de prisa
recorre las aceras,
pregona tesoros del Sahara,
sopla secretos
de otras tierras.

Yo lo escucho desde la ventana
con asombro, conmovida,
que a puro golpe de tambor
¡a lo mejor canta
en africano
una poesía!

El mundo es una canción

“El mundo es una canción”
Rodolfo Dada

Sueña y vuela entre colores,
tan extensa como el mar.
Cantarina y risueña.
Nota a nota
o al azar.

¡Ay, el mundo rueda y canta!
Canta y rueda en un sinfín.
La tonada, alta en el día
y en la noche un serafín.

Lleva voces como encantos
y alegrías en la piel.
Su memoria es como un viaje
de sonidos y pincel.

¡Ay, el mundo rueda y canta!
Canta y rueda en sinfonía.
En la lluvia, una tonada.
Y en el sol, una poesía.

Corazón Jilguero

“Todos los niños pueden ser pájaros cantores”
Fernando Chávez R.

Mi corazón jilguero
revolotea en los cerros.

Se va lejos,
muy lejos
y regresa en los brazos de las flores
y el viento.

Mi corazón jilguero
tiene su nido en mi pecho.
Sale de mañana,
muy temprano
a rociar los cantos
de sonidos y versos.

Mi corazón jilguero
en sol,
en mi,
salta y juega en el jardín,
mientras sueñan las canciones
a ser pájaros de luz.

II

Difícil es desbocar
mi corazón en tu lecho.

Ya no sé si quiera quién eres
ni hacia qué neblina vas.

Hacia los fragmentos de mi cuerpo
viaja este dolor de hojas secas.

Quisiera hollar tu silencio y simplemente amarte.

Con profundidad de raíz
excavar la aurora…,
pero ya no logro retenerte.

Te vas desdibujando, día a día
como el latido de la muerte
que resuena,
viajero en los ocasos.

No me lleves contigo,
es muy tarde y me esperan.

V

Deshabitar la casa que nunca fue nuestra.
¡Cómo me muevo en ella con torpeza!

Inmóvil frente a la cocina,
me arrinconan las paredes de cal,
me desborda el mar en las pupilas
y octubre reafirma su sed en las ventanas.

En la concavidad de cada segundo
hay un murmullo: es la grieta del tiempo
que desgarra mi afán.

Hoy vivo en una caracola
y el sonido de mi pecho,
ancestral como las olas,
me golpea.

Sí, ya me voy de esta casa
que nunca honramos con flores ni melodías.

Me llevo su silencio,
su eterna nitidez
y el retumbo de mis pasos
en la arena.

Ya he empacado todo
lo que no pudimos ser.
Del poemario Andamios de lluvia

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MI POETA INVITADA:  María Auxiliadora Álvarez

EL ACANTILADO

madre
quisiera que nuestro dolor fuera un barco
dándose golpes contra un acantilado

y quisiera
madre
oír
el estallido final
de este cuerpo indivisible
en agua
sangre
y madera de sal

y sentir el acantilado
incrustarse en nuestro pecho
con un sólo martillazo
sordo y definitivo
esparciendo el aire de nuestros pulmones
como ronquidos de silencios
mucho más frágiles
que el inmenso tamaño aparente
que llevan los barcos
como los nuestros
por el medio de esta desgracia
inacabable del mar

y quisiera
madre
que de una vez
se abrieran en pleno las compuertas
y entraran y salieran
todas las aguas detenidas
y todas las partes podridas y perdidas
de esta embarcación compartida
que se nos ha dado por vida indeseable
y engorroso trajinar
de Páramo solo, 1999

PÁJARO DE SED

No de toda lágrima desciende un cuerpo de agua cristalina

no toda lágrima es un pájaro de sed No toda lágrima es lluvia de reverdecer:

algunas flores poseen un aroma de náuseas.
de Las regiones del frío, 2007

el hueso de la apuesta

el regreso de la excavación trae los cartilagos rotos El hueso de la apuesta
es una tela corta
colgando en tiras
mas en la distancia se siguen contando los granos secos de la harina
que no alcanza
–el enfermo no atendido en el paisaje desierto– La sed que no aplaca
pero ofrenda
Su sequedad
piedras de reposo
todo lo que quiero decirte hijo Es que atravieses el sufrimiento
Si llegas a su orilla si su orilla te llega Entra en su noche
y déjate hundirque su sorbo te beba que su espuma te agobie Déjate ir
déjate ir

Todo lo que quiero decirte hijo Es que del otro lado del sufrimiento
Hay otra orilla
encontrarás allí grandes lajas Una de ellas lleva tu forma tallada
con tu antigua huella labrada Donde cabrás exacto y con anchura
no son tumbas hijo son piedras de reposo
con sus pequeños soles grabados y sus rendijas.
Pre-Textos

CONTIGO PAN Y CEBOLLA [Mi poema]
Ángel Luis Luján [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Cebolla y pan contigo, me decía
la niña que por mi alma suspiraba,
reía y yo inocente la creía,
pues nunca yo pensé me engañaría
que fuera un comodín con que jugaba.

Prometo hasta morir comerte a besos
dejando a tus deseos sin aliento
sorbiendo de tu cuerpo hasta los huesos,
decía, con sus ojos tan aviesos
al tiempo que el decir llevaba el viento.

Hoy supe que ese amor era una treta
que fui solo un humilde subalterno,
igual que para un viaje una maleta,
su amor no llegaría hasta la meta,
y aun menos que ese sueño fuera eterno.

Y a aquel, el que conmigo compartía,
que sepa las ganancias no le arriendo,
tendrá lo que sin duda merecía
tirado irá en la misma cañería,
con otro le engañaba descubriendo.
©donaciano bueno

A ver quien es el que #ríe el último? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Ángel Luis Luján

POEMA I

Ya sé, me contradigo,
como un hombre sentado ante su propia fotografía:
me mira mi mirada.
Los dos que somos pensamos a la vez
pero ninguno… el tiempo ha dicho las palabras
que cubren el silencio
desde el que sin querer nos contemplamos.
¡Que aventura la de verte yo, recuerdo en carne,
y que aventura la de adivinarme tú, profeta injusto!

POEMA II (fragmento)

SOLO
como otras tantas tardes de mi vida y
batido en una retirada inutil
desnudo los instantes que me cubren
y tejen este dédalo de trajes
que arrastro por las calles.
Detrás de una ventana el mundo es más sincero,
al menos sé que existe y que yo existo
y apenas nos llevamos como malos vecinos
que entre dientes se saludan.
Por eso emprendo un túnel que me lleve a mí mismo
por el pasillo estrecho de otros ojos,
fugados de la carcel de los días,
y tomo el té cuando la tarde invoca
los últimos imanes de sus luces,
bañado en soledad, en una isla.

POEMA V

MI clase de francés.El tiempo atrás
que se llamaba escuela.
Había una muchacha que escribía
cn letra de bordado en el cuaderno,
y estaba en el rincón de la ventana.
Tenía tanta luz que daba pena
mirar el sol una vez más En el recreo
jugábamos a cosas sin ternura.
En el portal, en esas tardes de verano
desnudas como el baño del domingo, las vecinas
tejían ya un invierno anticipado,
y cómo se les iban quedando grandes
los hijos y las decepciones.
A la llegada de la noche, a veces, en un tiempo
que no podría definirse, brotaba la verbena
en nuestro barrio, y a la plaza
venía la muchacha y se quedaba
junto al puesto de dulces,
como una luna en medio de la fiebre.
Porque era su lugar, yo nunca me atreví
a saber cómo bailaba.

Mi clase de francés, si entonces era un poco
de sorpresa y cobardía,
y esperar a que el camino nos juntara,
¿por qué de huida ahora?
¿Acaso para ser féliz no basta una palabra?
Por ella,
recuerdo mi niñez como unos versos
que no voy a escribir indefinidamente.

POEMA VI

MI pequeña voluntad,
esa mano cerrada de ilusiones,
como manojo de un abril sin prados;
mi pequeño afán de pasos,
la leche de sus huellas cuando aun no ha madurado
la dentadura audaz del desconcierto;
mi corta mocedad vertida
en el destierro de las interrogaciones,
¿que pueden contra el mundo,
contra los horarios de los trenes
o el frio elemental de las mañanas de enero
que alimenta, como una amante casta,
la ausencia del deseo?
Mi pequeña voluntad no puede
detener que un año caiga
y que otro caiga encima
y que aún así los días se parezcan,
y que la vida me vaya arrinconando
y que me vuelva caja.
Mi pequeña voluntad ,
¿qué puede contra ti,
que estás también afuera,
donde llueve sobre ciudades sin piedad,
y se aprieta la esperanza en autobuses llenos,
y no hay más luz que la de la rutina
para mirar en la bondad desconocida de otros ojos?

POEMA IX (Puerto)

MILO recuerdo con lluvia que no pone la memoria.
El alba gris a veces difuminio de un crepúsculo de barcos,
y el cielo siempre era un intento de mar que se detiene
a las puertas de hacerse indefinible.
Apenas un paseo, unas palabras
que se rompen al borde de los otros;
y las gaviotas, dibujadas sobre un lienzo
de paso hacia la noche, como la esperanza
de rodar hasta el recuerdo de ahora:
hería su necesidad de ser miradas.
Los de entonces, borrachos de aquel tiempo sin fe,
a la luz de un faro, una lección de intermitencias,
llegábamos al fin de los caminos,
donde empieza de nuevo la jomada
dispuestos a vendernos como frutas
por el amor que entonces parecía.
Acaso ya ni somos la semilla dejada en lejanía
porque otras tardes tristes nos unieron,
otros sitios previstos, tiempo arriba
(distintos de aquel puerto en el ocaso)
y a veces el azar nos emociona
con un gesto de mar en la mirada.

(del libro «Días débiles)

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MI POETA INVITADA: Alba González Sanz

Anárquica distribución de elementos

Una autobiografía es la suma de las mentiras que se pueden contar.
Yo soy tres elementos en desorden:
la niña participando en pruebas de cross,
sin poder dar marcha atrás, saltar la cinta, detener el paso;
la niña que odia el deporte porque en él no se puede perder
la adolescente acomplejada por no ser bonita,
lista sí, pero con las piernas demasiado grandes;
piernas que ni siquiera me sirvieron para correr
la mujer (joven, oscura) que aún fuma a escondidas,
elige los libros que quiere leer, la forma de abrocharse las camisas, la barra de labios;
las agujas del reloj decidiendo por ella sus pasos inseguros.
Mi autobiografía es la suma de las veces que mentí,
las que lloré,
las traiciones y soledades que vi a mis pies,
que regué en silencio.
Mi autobiografía es un fracaso inicial, la certeza de la muerte.
Asumir el absurdo para ver
los estragos que en vosotros causa la esperanza.

De La urbanidad del ladrón

La abuelita de mentira sostuvo mis primeros balbuceos
al pie de una cocina de carbón.
Luego, en la muerte,
la viudez se resumía en esos zapatos bajos,
poco tacón,
punta redondeada y los hijos
que los miran por no observar
el féretro.
Mi madre, mi hermana y yo sentadas
seis bancos detrás, en diagonal.
Y llorábamos.
En el pueblo las querencias se distinguen de la sangre
por los bancos en la iglesia;
el derecho a dolerse
entre la estanquera y el señor del pan.

Anacronismo

Algo pasa con la luz
que llega a la cama,
su muerte sostenida
en una exacta velocidad.
Te despierta un rayo
y todos tus músculos
agradecen un calor
de otra vida.
Algo pasa con la luz
que anacrónica
se inserta en nuestros días
abarcando estas mañanas
con un halo de duda,
de premonición.
¿Cómo saber qué estrella
aún titila habitada;
cuál sirve de epitafio
a este amor que empieza?
De Apuntes de espera
Publicado por las afinidades electivas – España

OBSESOS [Mi poema]
Claudia Capel [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

No me gustan, lo siento, me disgustan
la personas que sufren obsesiones
e intentan trasladarles sus pulsiones
a quienes de sus platos no degustan.

Las hay de todos tipos y tamaños,
políticas, sociales, religiosas,
buscando de inventar distintas fosas
recurriendo para ello a los amaños.

Neuróticos, su cielo obnubilado,
de propios sus delirios, son posesos,
-intentan convencerte dando besos-
y hacerte ver el sol si está nublado.

Dedican sus esfuerzos, sus ideas,
sus manos a meter en tus bolsillos
haciéndole un encaje de bolillos,
cuidando y con sigilo no les veas.

Y es a eso que dedicarán su vida
y es con esa misma obsesión que mueren,
ni siquiera conocen lo que quieren,
perdidos al final de la partida.

¿Y a partir de ahora qué? El burro muerto,
las reliquias irán a un relicario,
los huesos pudrirán en un osario
o a abonar las patatas de algún huerto.
©donaciano bueno.

#Si tropiezas con uno, huye como gato escaldado... Share on X

Comentario del autor sobre el poema: El problema de los neuróticos o aquellas personas que sufren obsesiones es que tratan de trasladárselas a los demás existiendo un riesgo de contagio.

MI POETA SUGERIDO:  Claudia Capel

Hacer una casa

Hacer una casa
cada mañana
y sostenerla
como si estuvieras
en el aire.

Cuando aparece una flor
en mitad de un sueño
puede que alguien
quiera perfumar tu corazón

puede ser un deseo
que abraza la existencia
de los pétalos
o un amor que se planta
en lo profundo de la noche
para que no te lo pierdas.

TRES POEMAS DE «CORAZÓN Y MALETAS»

I.
Hace varias vidas que me preparo
para conocerte

cuando era gitana ya sabía
cuánto iba a quererte
y mientras pintaba en Roma
mezclaba colores
pensando en tu boca

en mis tiempos de sultana
andaba por la arena
soñando con tu espada
porque ya tenías
el arma que más me gustaría

cuando vendía cántaros de piedra
guardaba agua para lavarte el pelo
recuerdo
que robaba humo en los mercados
para dibujarte en el espejo

te espío hace miles de años
y en varios idiomas
incluso algunos que no existen
salvo en el libro para leerte
palabras de amor

antes de ser yo fui muchas otras
pero nunca dejé de quererte

ni cuando conquistaba tierras celestes
alrededor del mar
ni cuando bailaba sardanas en el Ampurdán
para conseguir monedas
que usaría para visitarte
ni siquiera
cuando morí la última vez
y no llegaste

antes era sabia del té
en una isla de limón
ahora soy poeta
quizás ya lo sepas
y te escribo tan enamorada
como en la primera vida
no sé cuántas me quedan
ni cuáles faltan todavía
pero siempre supe que te encontraría
en el camino
cuando el corazón quiera.

II
De costumbres y velas
está hecho el amor

cuando es tiempo de besos
en la cama hay fiesta

más difícil es el corazón

no sale de noche
prefiere poner nombres
en sus hielos con ron
y beberlos como si tuvieran piernas.

Hay un secreto
que no conocemos
entre la manera de andar
y los sentimientos.

III
Desde la punta del cielo
hasta la almohada
entre velas y vinos
invisible y real
color espejo
larga
–en años y metros–
redonda, quizás alunada
alrededor del mar
cuando la arena
donde el viento
más allá
al norte de los sueños
entre árbol y pájaro
semilla arriba
estrella abajo
a la izquierda de la verdad
secreto adentro
ancha
–en gramos y distancias–
al azar
desde el centro del agua
hasta este verso

vive mi soledad.

UN PETIT SOLDAT (ENNEIGÉ)

Pour V.

No puede ser casualidad este frío que atrapa los cristales y los precipita a la acera, pretendiendo ser restos de Guernica nevados.
Dicen que Paname Paname es melliza de Siberia en enero.
Yo te sospecho aterido a -9 grados, rodeado de brezos, los que el jardinero del cementerio olvidó adecentar.
Así es mejor,
un cuadro casi ruinoso,
sólo la luna llena otorga cierta alegría al Père-Lachaise, cuando entra, silenciosa,
por la Rue de la Roquette.

Esta ventisca que retuerce los cuellos, me recuerda a ti. A ti, muchachito que nunca conocí.
No quisiera entrevistas con
il Da Vinci
il Buonarrotti
il Medicis
il Caravaggio
il Palladio
il Brunelleschi,
erotomaníacos de su imagen devuelta en el espejo.

Hoy, 9 de enero, te requiero una conversación o unas risas encabalgadas de jazz viejo, apretujados entre mantas de mohair en el Café de la Paix o en uno de Ópera,
como dos bocartes arrastrados por las corrientes de este mar asfaltado de verdeles argénteos y fantasmas arracimados en torno a sus fallas.
El aguanieve me vuelve parisina. Tu sangre, ay de ese Rh derramado, te vuelve gato.

Adéntrate en mi materia gris,
quiero recordarte, bambino, que amo tu filosofía vital: hay más cosas aparte del amor, decías.
Nuestros cuerpos piden guerra.
A falta de batallas, hay que unirse a la contracorriente,
abandonar la infertilidad de las cañerías que desaguan y enloquecen a otros,
burgueses de los cafés, visones que comen rímel de ojos Caudalie.
Y a los amores. Hay que enloquecer a los amores.

No te crucificaste por nadie, te inmolaste por ti…
¿Y si no hubieras dado el salto, mon cher?
¿Y si hubieses partido hacia Marsella un enero para llegar a la vida soñada en vez de precipitarte al mármol imbécil de la eternidad?
¿Y si hubieras seguido recordando la belleza del Palazzo Ducale borrando que un día fue prisión?
Principe di canali, te me acercas con tu levita negra de Saint Laurent y un clavel rojo tras la oreja.
Sonríes, deliciosamente rubio y joven,
voluptuoso, a pesar de tu anatomía delgada y de tu carita pálida.

No es casualidad que me envíes ríos helados a modo de abrazos,
que desees la insonoridad de la melancolía antes que el ruido de los patios de vecinos.
Te abrigo con visón,
soldadito de plomo,
bardo de Napoleón,
aquí tenés mecheros para que arrases todo a tu paso y vociferen, a pulmón lleno:
¡Por aquí pasó el veneciano!
Orden policial contra tus aires moscovitas
y ese cuerpo escondido en el laberinto de Carcassonne.

Y, sin embargo, unas olas del mar inmóviles son el techo de tu perenne horizontalidad.
Te acompaño a Lutetia,
y recubro esa tumba con un edredón nórdico, dulce, con avefrías…
Para que se acurruquen sobre ti.

Aquí está, mi pertinente postal de un gato para que escribas con tu letra farragosa el diario del muerto más bello, otro año más,
mi tremendo, tremendo, exquisito rebelle.

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MI POETA INVITADO:  Juan Carlos de Sancho

Imagínate a este violinista

interpretando a Mendelshon
en el limonar de Arico
La noche ha huido como un sueño de Narihira
¿Qué andas buscando?
¿Por qué tanta urgencia?
Llamo a Mahler para pedirle
una explicación razonada
pero cuando más lanzado ibas
el violín comenzó a flotar en la neblina
¡Cuantas vibraciones en ese pliegue!
¿Cómo es el mundo dentro de esa música lejana?
No hay batallas reconocibles
pero alguien llora con lástima abajo
y su alma confundida y exhausta
vaga por estos territorios
del infinito limonar
El violinista parece un enfermo abatido
¿Y si apareciera en el limón su lágrima?
¡Oh, este mundo romántico y expirado
pero que acaricia sin cesar las puertas
del Jardín de Epicuro !
Nosotros, los violinistas de Arico
y estos vientos de otoño.

¡ Neumónides, anda

dile a Nacubodonosor si
la empaladiza está preparada
Está por llegar el Príncipe del Caos
y su prole de hermeneúticos
Traza el sol su llamarada vainilla
el camino centellea a su paso
Los caballos galopan sobre el
dibujo que la nube propone
Trae una Idea, Neumónides
una idea del tamaño de un elefante
el relámpago de una experiencia única
y apasionante
Restituiremos con precisión la Geometría
El Infante nos prefiere desprevenidos
y que el acontecimiento se produzca
con músicos africanos y pavor
¡Neumónides, despliega tus alas !
Aquí, en Palacio
amamos los desequilibrios
las divertidas invenciones de los poetas
desconectados de las circunstancias
¡Bien, dales paso pues !
¡Que sea bienvenido el invisible ingenio!
¡ Neumónides ! ¡Neumónides!
¡Todo lo que nos hemos perdido!

Artajerjes, tú que reinas desde Arta

la verdad y la rectitud
ignora las partes y ve directo al Volumen
La poesía de estos tiempos sombríos
tendrá que abrirse a tus invenciones,
nos alejaremos de las imposiciones y los credos
En este precipicio sin fin
fundaremos el Extravío Estelar
Nuestras providencias
aportarán luz a estos dibujos
que nadie consiguió descifrar
¡Oh Artajerjes
alimentemos con sus fulgurantes llamas
el arte del escultor medieval
la danza del eunuco
No tenemos que saber tanto
Saint-Saëns decía que la música
es solo un masa blanda
que podemos estirar, concentrar
¿Entiendes a lo que acabo de referirme?
Artajerjes, produzcamos
un nuevo signo inspirado
Este árbol esperando tu aurora, la verdad
y el acaecimiento de la nueva vía
Anroart Ediciones

CORRIENDO AL PRECIPICIO [Mi poema]
Joaquín Giannuzzi [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Él vive en un estado de inconsciencia,
no puede percibir que su camino
calado cual beodo va de vino
en sitio en donde hacemos penitencia.

Andando sin parar a la deriva
cuidando de evitar cualquier tropiezo,
creyendo se resuelve con un rezo
lanzando al buen tun tún una misiva,

él sigue con su paso acelerado
queriendo hasta el final ser el primero
a veces complaciente o pendenciero,
gozando al descubrir que lo logrado.

Vivir acelerado ese es su vicio
y sigue dando pasos incansable,
sin nunca de avanzar ya esté saciable,
corriendo sin pensarlo al precipicio.
©donaciano bueno

#Mejor que correr no sería mejor pararnos a pensar un poco? Share on X

MI POETA SUGERIDO:   Joaquín Giannuzzi

CUANDO EL MUNDO ES PUESTO EN DUDA

Entre verso y verso se instala una pausa
donde el mundo es puesto en duda: entonces
pongo mi amarga cabeza a circular por el jardín.
Busco un rumor terrenal
a un costado de la escritura consciente.
Palpo un higo maduro, una dalia inclinada
por el peso del agua
hacia este oscuro planeta. No residen aquí,
en estos suaves, acuerdos, las negaciones
de la existencia, su sonido negro. Al pie del muro
un susurro de violetas, la humedad feliz
de la vida individual. Del otro lado
los días de la muchedumbre que alza los puños
poseída por un conocimiento decisivo. Estas cosas
han optado por sí mismas. Toman la tierra
por asalto, la fecundan con un sentido
que me estoy debiendo. Ahora suena un disparo:?
¿debo elegir? ¿Mentir en la oscuridad de mi
habitación?
¿Cómo ser exacto? La época apresura su pánico
dentro de mi cabeza, allí
donde un aullido oscila oscuramente
de un extremo a otro de lo desconocido.

TELEFONO Y VACIO

Mientras suena el teléfono y anochece
en la habitación desierta
preparo mi cabeza de comediante para simular
la cobardía de toda una vida
ante un posible mensaje de terror.
No tengo respuestas. La época
creó parálisis ambiguas como esta.
Así crece el error de aquel que llama
apostando a un número muerto
y al crimen de esta omisión que organiza
un fracaso del otro lado de la línea.
¿Me alcanzará, sin embargo, el ajuste de cuentas,
a mí, vuelto de espaldas en la cama,
o inclinado hacia el plato de comida,
cobijando la coartada del sueño?
En alguna parte, el desconocido descubre
su propia apatía moral; escucha el timbre
que se pierde en la oscuridad
escribiendo una página ilegible: cae su rostro
melancólico y vano, dudando
entre aceptar la humillación del vacío
o romper objetos sin porvenir a su alrededor.
Mientras suena el teléfono a través de los años.

CUMPLEAÑOS

He cerrado la puerta de mi padre.
Finalmente lo supe, al amanecer
de este cumpleaños en que te sobrevivo.
Pero aún con la difícil respiración
al borde de la cama y sombrías
opciones por delante, puedo entender
que tú y todos los muertos han perdido
y que vivir es el único prestigio que cubre la tierra.
Entonces, todo lo que es está bien.
Por alguna razón me incorporo; jadeando,
vacío tu rostro hacia la pesada oscuridad
y tengo tu misma manera de torcer la boca
al paso de la puntada por el pecho anginoso.

ACCION FILMICA

Una mano abierta, como de nieve
desplomada, colgando de la cama
hacia la pesada oscuridad. La imagen
propone un enigma, allí
donde algo mortal sucedió.
Hasta hace poco, ella,
en una fisura crepuscular
jadeaba junto al teléfono dormido
extendiendo un terror no resuelto
a la amenaza de la materia.
Pero la escena se cerró. Bruscamente
cayó la anestesia de lo negro
cubriendo toda posible respiración.
Así se negó espacio y entre dos parpadeos
fue incubado un tumor de hierro.

LA NOCHE DEL ESPOSO

Buenas noches. El esposo que hay en mí
impide que el sueño nos divida.
Y aunque el cuerpo nupcial
tienda hacia un oscuro estallido, a partir
de la bestia cavando en mitad de la almohada
yo escucho el poder unificado
que fluye de nuestra vida. Receptivo
como la boca de un horno fundiendo metales,
devorando tu finitud y la mía
absorbiendo profundamente las señales
de tu respiración a mi costado. Juntas
nuestras amantes cabezas
sin error ante la muerte sentada
en un rincón del dormitorio, despierta
y hurgando en porciones de mutilada carne
con frías uñas bajo sus alas plegadas.

HIPOTESIS SOBRE OBJETOS

La materia es excesiva y comediante
a mi alrededor fatigado. Al caer la noche
suelta a sus hijos en la habitación:
las cosas sometidas se dispersan, pierden relación
y entran en verdadera escena.
Mis manos planean, descienden a la oscuridad.
A partir de la mesa
cuadrada, cotidiana, espesa, los objetos ligados
a mi fracaso descubren su finitud
y tienden hacia una especie
de emocionada autonomía, libres
para la acción de un teatro cerrado.
Son las 10 de la noche. Pierden
sus pálidos dioses, entran
en la anarquía de un mito olvidado:
ahora se disputan el campo de apariencia
y aumentan
la presión de la realidad sobre mi cabeza volcada.

El hueso de la gaviota

Breve y liviano sobre la playa, aéreo
el último hueso de la gaviota
aguarda la disolución en manos de los elementos.
No está previsto un accidente
que modifique la situación.
El sólido cuerpo del planeta
también espera,
pasivamente espera y con dulzura
el retorno del hueso a su garganta.
Cincuenta millones de años
contra unas semanas de vuelo.
No hay injusticia en la proporción
sino confianza y un pulido equilibrio
entre el agua, el viento y la temperatura solar.
Y allí de pie, el poder humano,
buscando en el cielo un agujero
donde meter la cabeza y si es posible
una eternidad independiente
de uso privado y esqueleto eterno.

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CUÉNTAME [Mi poema]
Elena Román [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Cuéntame tus sueños. No me cuentes,
di cómo percibes el futuro.
Háblame de ti, de lo que sientes
cuando observas del río las corrientes
y en su espejo reflejan sonrientes
aquel nuestro conjuro.

Habla, no me digas que no sabes
que el cielo sigue aun de un gris plomizo
por culpa de recelos y deslaves
que hundieron sin permiso nuestras naves
y obligaron a cambiar las claves
de nuestro compromiso.

Habla, por favor, dime algo, espero
que la ansiada un día primavera
haga florecer al limonero.
Dime, ya que sabes que te quiero,
cómo ansío verte en el florero
¡mi, juventud primera!

Y mañana, si ha de haber mañana,
haremos un hueco en nuestra pira
fundiendo en el fuego la desgana,
la hiel que atormenta el alma humana
y morder de nuevo la manzana
quemando nuestra ira.
©donaciano bueno

MI POETA SUGERIDO:  Elena Román

Lo que hacemos desde antes del amanecer

Para que la lluvia os sorprenda avanzada la mañana
–cuando ya estáis fuera de casa y sin paraguas–
y se os moje el pelo y se refresque
vuestra forma de mirar,
hemos trabajado desde antes del amanecer.
Porque la lluvia comienza por la noche
y es un sonido repetido hasta la nube.
Cuando hemos conseguido nuestro objetivo,
buscamos un sitio donde sentarnos
a veros crecer
pero todo está mojado
y tenemos sueño.

El hombre de viento

El hombre de viento se ha enamorado de mí.
Le he dicho que no tiene nada que hacer,
que se desenamore.
Salir con él supondría
descartar los vestidos,
descartar los columpios,
descartar los helicópteros
y acostumbrarme a los portazos
a la hora de la siesta.
No podría presentárselo a nadie:
cualquiera preferiría saludarle,
educadamente, desde lo lejos.
No me atrevería a asomarme con él
al balcón
y no concibo un amor sin balcones.
Sería imposible estar juntos
apenas unos segundos
y precisamente eso es
lo que me vuelve loca
del hombre de viento.

Vuestra última oportunidad de ser

Si sois capaces de ver
el rictus de un muerto
cerrando un ojo,

lo próximo será
tocar algo suave
y creer que os están nombrando

o, peor aún,
pretenderéis quitaros de encima
los desiertos a los que os reducís

cuando, por no llorar en su momento,
habéis olvidado
cómo se hacía.

Estefanía

Bacalao criado en lecho de telarañas
cubierto con polvo caramelizado
y acompañado por hojitas de laurel intermitente
es el plato que he aprendido a hacer,
tan bonito que no me atrevo a probarlo,
tan nutritivo que lo guardo hasta las once.
Mientras algunos piden limosna para
pagar el alquiler del cielo,
yo aguardo que venga la calle correcta
pero me pongo nerviosa y salgo
por la calle de los domingos.
Menos mal que siempre
guardo un camino de vuelta
aunque no sepa exactamente dónde.
Cuando por fin aparece la calle correcta
salgo corriendo y descalza
esquivando a los turistas
que ponen por medio todos,
todos, todos sus caminos de vuelta,
maldita sea.

TOMA FALSA

La actriz secundaria
rebusca en su bolso
con ganas de estrellas
y saca doscientos catorce
mil setecientos veinticinco
coma ciento ocho encendedores,
de los cuales sólo uno enciende.
Es confundida, sin duda, por un extra
con el alquiler de una habitación
individual en el casco histórico.
El actor secundario
va a hablar por hablar
para nada
porque es más importante
la banda sonora,
el verdadero lamento.

SU CINE

El firmamento es un cine que no avisa
qué película va a proyectar,
pero que sorprenderá con un giro argumental
en el último momento.
No hay nada que hacer,
nadie a quien preguntarle
la hora o el sentido de la vida.
Algunos derraman simpleza
sentados en la hierba
observando el cielo y
mordiendo un pedazo de pan,
es decir, acabando con todo
menos con ellos.

EL ÚLTIMO CAJÓN

Cuando me preguntan si es aquí donde se arreglan las cosas,
contesto que no, que se equivocan.
Guardo las explicaciones en el último cajón,
entre las musas y los dosieres
sobre casos reales de asaltantes callejeros diurnos
que se despojan de su careta humana sin problema
(si me hubiera encontrado con alguno,
me habría reído hasta envejecer
de golpe y con sandalias).
Pero hoy las equivocaciones me irritan
y ya no me revelan el significado de mis sueños
ciertos sellos franqueados.
Me despido educadamente porque creo
que es para siempre,
asumiendo que mi nombre no es mío,
sino de la voz de mis padres
sin contratiempos.
Por eso no me siento identificada
cuando alguien lo pronuncia,
alego inconsistencia
y sigo arreglando mis cosas.

EL OTRO MAPA

Fija un punto en el mapa.
Concéntrate en él.
A partir de ese punto
traza otro mapa
que te lleve a tu casa.
Debes tener muy claro
dónde está tu casa para
ubicarla en el otro mapa.
Llama. Si está vacía, entra
y no le digas a nadie
que estás ahí.
Si está ocupada, entra,
mata a sus inquilinos,
haz con sus cadáveres
un mapa en el que se pierdan,
cambia el nombre de la calle
y si alguien te lo pregunta
no digas nunca
quién eres.

URBANISMO

Él no puede tirar nada a la acera,
ni una colilla, ni un envoltorio.
No puede escupir en la calle,
estornudar, toser.
Le cuesta hablar por el temor
de que alguna palabra se le caiga,
rompa los adoquines, cave un túnel
y reaparezca justo en el lugar del mundo
donde no tenga ningún sentido.
Todas las noches llega a su casa desconsolado
porque no es capaz de recoger su sombra del suelo.
Pero entonces recuerda que, acostándose,
la recoge.

ES UN TREN

Lo que te querría decir
es un tren.
Con esa fuerza,
con esa prisa,
con ese estruendo.
Pero ese tren no puede echar a andar
porque hay alguien en las vías.
Yo misma.

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UN HOMBRE CORRIENTE [Mi poema]
Felipe Benítez Reyes [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Yo aquí menciono al que conozco, un hombre
que marcha hacia el trabajo cada día
soñando en mejorar su economía,
sin pararse a pensar que alguien le nombre
ni siquiera monago en sacristía.

Ese humilde personaje e inocente
que no escucha ni atiende a las soflamas
del que invita a gozar en otras camas,
ni va donde le arrastra la corriente
ni se expone a inmolar en falsas llamas.

Que es consciente solo es una pavesa
mas desea mostrar como él se siente
afirmando ser de sí el mejor cliente,
su caballo, montura y su calesa,
el agua y hasta el caño de la fuente.

Que un rictus ve si un tipo sonriente
un guiño hace añadiendo una mixtura,
ya sea el susodicho el señor cura,
del país más importante el presidente,
sea dios quien le ofrezca esa locura.
©donaciano bueno.

#Y tú, acaso te reconoces...? Share on X

Comentario del autor sobre el poema: Un hombre corriente es aquel que cada día se levanta puntualmente para ir a trabajar, que intenta mejorar la situación económica de su familia, que ahuyenta a los múltiples fantasmas que le abordan en su camino.

MI POETA SUGERIDO:  Felipe Benítez Reyes

El artificio

Un punto de partida, alguna idea
transformada en un ritmo, un decorado
abstracto vagamente o bien simbólico:
el jardín arrasado, la terraza
que el otoño recubre de hojas muertas.
Quizás una estación de tren, aunque mejor
un mar abandonado:

Gaviotas en la playa, pero quién
las ve, y adónde volarán.

Y la insistencia
en la imagen simbólica
de la playa invernal: un viento bronco,
y las olas llegando como garras
a la orilla.

O el tema del jardín:
un espacio de sombra con sonido
de caracola insomne. Un escenario
propicio a la elegía.

Unas palabras
convertidas en música, que basten
para que aquí se citen gaviotas,
y barcos pesarosos en la línea
del horizonte, y trenes
que cruzan las ciudades como torres
decapitadas.

Aquí
se cita un ángel ciego y un paisaje
y un reloj pensativo.

Y aquí tiene
su lugar la mañana de oro lánguido,
la tarde y su caída
hacia un mundo invisible, la noche
con toda su leyenda de pecado y de magia.

Siempre habrá sitio aquí para la luna,
para el triunfante sol, para esas nubes
del crepúsculo desangrado: metáfora
del tiempo que camina hacia su fin.

La música de un verso es un viaje
por la memoria.

Y suena
a instrumento sombrío.

De tal modo
que siempre sus palabras van heridas
de música de muerte:

Gaviotas en la playa…

O bien ese jardín:

Todo es de nieve y sombra,
todo glacial y oscuro.
El viento arrastra un verso
tras otro, en esta soledad. Arrastra
papeles y hojas secas
y un sombrero de copa
del que alguien extrae
mágicamente un verso
final:

Una luz abatida en esta playa.

Y hay un lugar en él para la niebla,
y un cauce para el mar,
y un buque que se aleja.

En cualquier verso tiene
su veneno el suicida,
su refugio el que huye
del hielo del olvido.

Puede
cada verso nombrar desde su engaño
el engaño que alienta en cada vida:
un lugar de ficción, un espejismo,
un decorado que
se desmorona, polvoriento, si se toca.

Pero es sorprendente comprobar
que las viejas palabras ya gastadas,
la cansina retórica, la música
silenciosa del verso, en ocasiones
nos hieren en lo hondo al recordarnos
que somos la memoria
del tiempo fugitivo,
ese tiempo que huye y que refugia
-como un niño asustado de lo oscuro-
detrás de unas palabras que no son
más que un simple ejercicio de escritura.
De «Sombras particulares» 1992

El símbolo de toda nuestra vida

Hay noches que debieran ser la vida.
Intensas largas noches irreales
con el sabor amargo de lo efímero
y el sabor venenoso del pecado
-como si fuésemos más jóvenes
y aún nos fuese dado malgastar
virtud, dinero y tiempo impunemente.

Debieran ser la vida,
el símbolo de toda nuestra vida,
la memoria dorada de la juventud.
Y, como el despertar repentino de una vieja pasión,
que volviesen de nuevo aquellas noches
para herirnos de envidia
de todo cuanto fuimos y vivimos
y aún a veces nos tienta
con su procacidad.
Porque debieron ser la vida.

Y lo fueron tal vez, ya que el recuerdo
las salva y les concede el privilegio de fundirse
en una sola noche triunfal,
inolvidable, en la que el mundo
pareciera haber puesto
sus llamativas galas tentadoras
a los pies de nuestra altiva adolescencia.

Larga noche gentil, noche de nieve,
que la memoria te conserve como una gema cálida,
con brillo de bengalas de verbena,
en el cielo apagado en el que flotan
los ángeles muertos, los deseos adolescentes.
D»Los vanos mundos»

En contra del olvido

Si el tiempo en la memoria no muriese
tan lento y torturado, disponiendo
por tanto una manera melancólica
de volver al pasado y de sentirlo
no como un algo muerto, sino siempre
a punto de morir y siempre herido
-y renacido siempre, y de tiniebla.

Si el tiempo, en fin, tuviese potestad
para borrar su estela de memoria,
para enterrar sin daño los recuerdos
en vez de darles rango de abstracción
-y en las tardes vacías recordar;
con algo de tahúr y algo de mago,
lo que ya sólo es ficción del tiempo
como un viento lejano, un eco frío.

Si todo fuese así, si en el pasado
no fuera uno la estatua de sí mismo
en una plaza oscura y sin palomas
o el actor secundario de una obra
retirada de escena, me pregunto
qué sería -imagina- de nosotros,
que sellamos un pacto tan antiguo
como el color del aire en la mañana.
Qué habría de ser entonces, sin memoria,
de nosotros, que hacemos renacer
al juntar nuestras manos esta noche
tantas noches y lunas y ciudades
y tembloroso mar de las estrellas.
De «Sombras particulares» 1992

Persistencia del olvido

Recuerdo una ciudad como recuerdo un cuerpo.

Caía ya la luz sobre las calles
ya caía en tu cuerpo
-en un hotel oscuro, o en no sé
qué habitación sin muebles de no sé
qué ciudad- la luz agonizante
de velas encendidas.

Un temblor
de velas, o un temblor de árboles,
en el otoño sucedía -no lo sé-
en la ciudad que no recuerdo
-ya esa desmemoriada sensación
de haber estado allí, ignoro adónde,
con alguien que no sé,
quizás en la ciudad que siempre olvido.

Tal vez era la lluvia: mi pasado
ocupa un escenario de calles desoladas.
Sin duda era la lluvia golpeando
los cristales de un taki, con alguien a mi lado,
con alguien que ha perdido
sus rasgos con el tiempo.

O era yo
-no lo sé-, tal vez yo mismo
reflejado en cristales mojados por la lluvia.
Quizás era en verano, no recuerdo,
y era otra ciudad la que ahora olvido.
Una ciudad con bares junto al mar,
donde tú nunca estabas.

No sé bien
qué ciudad era aquélla en que la luz
tenía la apariencia de una flor abrasada,
pero tus manos frías estaban en mis manos,
tal vez en algún cine con palcos de oro viejo,
en su caliente oscuridad.

Una ciudad
se vive como un cuerpo,
se olvida como él.

Posiblemente
ahora evoco ciudades que existieron
al lado de esos cuerpos que existieron
en ciudades que existen tal vez en el olvido.
Que deben existir, pero no sé.

EL ENFERMO

Instalado en la pureza más sola del dolor,
en un territorio incontaminado
donde no vive más que el dolor puro,
como una identidad desvanecida
que se ha llevado el aire,
¿con qué sueña?
¿Aristas que se juntan,
espirales letárgicas que giran,
un abismo al abismo…?
¿Qué narratividad rige su sueño?
En su sueño agitado, ¿qué sucede?
¿Qué hay dentro de cada cual que no es de nadie?
En esta asepsia clínica, en este plenilunio de la nada,
¿qué se puede soñar cuando ya solo queda
la pureza más sola del dolor?

EL ATLAS

Se alejaban los barcos cargados de tesoros
y el niño señalaba con mano desvaída
las regiones lejanas de nombres eufónicos,
suaves como versos de cadencia elegíaca:

Alejandría, Córcega, Tornea, mar de Banda,
Majach-Kala, Karat, Bengasi, Esmirna.

Regiones de las brumas y las tinieblas albas,
ciudades de los altos minaretes de oro
que en la imaginación entonces relumbraban
como gemas caídas de un cielo melancólico:

Trípoli, Yeros, Kemen, Bagdad, Adalia, Córdoba….
Detrás de aquellos nombres, ¿qué vida se ocultaba?
perdidos en la bruma glacial de la memoria
los barcos que zarparon duermen bajo las aguas

De Botnia, de Madrás, de la azul Etiopía.

ADVERTENCIA

Si alguna vez sufres —y lo harás—
por alguien que te amó y que te abandona,
no le guardes rencor ni le perdones:
deforma su memoria el rencoroso
y en amor el perdón es sólo una palabra
que no se aviene nunca a un sentimiento.
Soporta tu dolor en soledad,
porque el merecimiento aun de la adversidad mayor
está justificado si fuiste
desleal a tu conciencia, no apostando
sólo por el amor que te entregaba
su esplendor inocente, sus intocados mundos.

Así que cuando sufras —y lo harás—
por alguien que te amó, procura siempre
acusarte a ti mismo de su olvido
porque fuiste cobarde o quizá fuiste ingrato.
Y aprende que la vida tiene un precio
que no puedes pagar continuamente.
Y aprende dignidad en tu derrota,
agradeciendo a quien te quiso
el regalo fugaz de su hermosura.

LA CONDENA

El que posee el oro añora el barro.
El dueño de la luz forja tinieblas.
El que adora a su dios teme a su dios.
El que no tiene dios tiembla en la noche.

Quien encontró el amor no lo buscaba.
Quien lo busca se encuentra con su sombra.
Quien trazó laberintos pide una rosa blanca.
El dueño de la rosa sueña con laberintos.

Aquel que halló el lugar piensa en marcharse.
El que no lo halló nunca
es desdichado.
Aquel que cifró el mundo con palabras
desprecia las palabras.
Quien busca las palabras que lo cifren
halla sólo palabras.

Nunca la posesión está cumplida.
Errático el deseo, el pensamiento.
Todo lo que se tiene es una niebla
y las vidas ajenas son la vida.

Nuestros tesoros son tesoros falsos.

Y somos los ladrones de tesoros.

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OSARIO [Mi poema]
Francisco Manuel Sánchez de Tagle [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Por más trates de hacerte respetar
tú nunca serás ya más que un detritus,
y no has de trascender en los escritos
que en medio de esa escoria pudrirás.

Quizás puedas seguir diez años más
o hasta el tiempo se oxide o te corroa,
mas nunca esperes ya ninguna loa
y así intentes jamás sonreirás.

Que aunque fuiste y te crees fuerte y duro
la vida junto a tu alma se escapó
en busca de otro osero más seguro.

Resígnate a lo que eres, cuerpo impuro,
de incierta sepultura se exhumó,
huesos ya hoy descarnados, sin futuro.
©donaciano bueno.

#Es cierto eso que dicen que no somos nada? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Francisco Manuel Sánchez de Tagle

CONTRICION POETICA

¡Oh lira, que hasta aquí locos amores
en tus vibrantes cuerdas suspiraste,
y dócil a mis voces me ayudaste
a comprar por un goce mil dolores!

Ya que hiciste armoniosos mis errores
y a mi locura seducción prestaste,
herida de otro plectro, da, en contraste,
con acuerdo mejor, tonos mejores.

Llora de los pasados años míos
prolongada maldad, crímenes tantos,
y tan multiplicados desvarios:

de amarga contrición rige los cantos
en que le pida, con acentos píos,
misericordia al Santo de los Santos.

ODAS ANACREONTICAS

Ya viejo estás, Dalmiro,
me dicen las muchachas;
yo les respondo: Lindas,
las señas os engañan.
No veáis en mi cabeza
las mentirosas canas,
ni si en mi boca huesos
pocos o muchos faltan.
Ved sólo que mi pecho
todo es fuego y se abrasa;
que vivaces mis ojos
despiden puras llamas;
que mis miembros se prestan
á hacer cuanto les mandan,
en las festivas bromas,
en las alegres danzas;
que nadie entre los mozos,
me excede, ni me iguala
de amor en la ternura,
viveza y dulces ansias.
Haced, si no, la prueba:
correspondedme gratas;
veréis con experiencia
que como yo nadie ama;
y que ninguni tiene
más juvenil el alma.

ODAS PINDARICAS
I

EL ENTUSIASMO DE UNA NOCHE SERENA

¿Qué ardor, qué ardor me inflama,
que hasta hora ignota llama
circula por mis venas
y un tardo respirar me deja apenas?
¿Qué soberana y sacra inteligencia
altera de esta suerte mi existencia?

En fuego aliento y vivo,
mas en fuego creativo,
que en formas diferentes
le presenta á mi espíritu los entes,
le infunde elevación sobre sí mismo,
semen fecundo de sublime heroísmo.

Él mi cuerpo ha deshecho;
de ese recinto estrecho
del espíritu mío,
donde yacía cautivo mi albedrío,
su mano bondadosa me ha librado
y los lazos de unión ha desatado.

Mi vista se mejora
y ¡cuán otros son ahora
los seres á mis ojos!
Vi rosas, miro abrojos;
en sangre humea y en crímenes la tierra
y es podredumbre y males cuanto encierra.

Dejo tan triste suelo,
sublimo el raudo vuelo,
por otros orbes giro
y ¡que de cosas tan distintas miro!
Salve, región de luz y país hermoso,
y salve tú, silencio misterioso.

Mil ardientes fanales,
en masa, desiguales,
pero á cual más hermoso,
van caminando a paso majestuoso,
por espacios hasta hora no medidos
y de mente humana nunca entendidos.

Y siempre en movimiento
sin parar ní un momento,
al Sol hacen la corte
Mercurio, Venus, Júpiter, Mavorte,
Saturno con su anillo, y mil Estrellas,
y la tierra tambien con todas ellas.

Súbditos que domina
y entre ellos él camina
cual hermoso gigante:
fuente perenne de la luz radiante.
¡Cómo, cómo el mortal que el crimen ama
no tiembla al ver su majestuosa llama!

¿Y cuales son las brazas
de tan inmensa masa?
¿Quién así las mantiene?
El Eter solamente las sostiene,
y en él cada Astro el curso sigue ledo
que le señala de su Autor el dedo.

Mas allá, mil fulgores
vibran astros mayores,
y desde aquí se miran
otros planetas que en su torno giran:
allí Sirio reluce, allá el Boyero;
de soles tantos ¿cual será el primero?

¡De que extraña manera
el pasmo se apodera
de mi todo; ni es mía
ni rijo yo mi fragil fantasía!
¡En que profunda y silenciosa calma
se queda absorta y sumergida el alma!

Sacra deidad que has hecho
tu habitación mi pecho
y en él te eliges templo;
yo absorto y mudo tu poder contemplo,
y, de respeto y de terror transido,
tu majestad venero agradecido.

Mas, Dios grande y velado
que en tan feliz estado
me has puesto, dí, quién eres?
¿que pretendes de mi? ¿díme que quieres?
Tu soberano fuego puede solo
tornarme de esa suerte, sacro Apolo.

¡Oh! salve tú mil veces
que así me favoreces
con tu augusta presencia;
jamás me niegues tu calor é influencia;
sea de mi alzado verso el ejercicio
loar la virtud y maldecir el vicio.

ODAS PINDARICAS

IV

Al ilustrísimo Señor Don Fray Ramón Csaus

Por haber quemado parte de sus poesías
é intentar quemar las restantes.

¡Ay de mi! Voraz fuego
de la cumbre del Pindo se apodera,
y con ímpetu ciego
en cenizas la torna toda entera.
Arde el sagrado asiento
de Apolo, y de humo negro llena el viento.

De las hermanas nueve
el coro yace sumergido en duelo,
se anega en llanto, y mueve
á compasión la tierra y almo cielo;
y en la tiniebla obscura
oculta el numen delio su faz pura.

Decid, ¿que mano impía,
sagrada hija de la fiel memoria,
turbó la melodía
de nuestros himnos, y os robó la gloria?
¿Maldad tal en quien cupo?
¿Y quien la tea fatal empuñar supo?

Délfico Dios, ¿dormías?
¿Faltábante las flechas venenosas?
¿de Dafne en pos corrías,
diciéndole tus cuitas amorosas?
¿Como, dí, permitiste
incendio tal, ni el Pindo defendiste?

¡Ay! ¡ay! el mas querido
de tus sacros alumnos lo ha abrasado,
la guerra re ha movido,
la llama á tus tesoros aplicado,
sin oír tu humilde ruego
¡Maldita llama, detestable fuego!

Casaus, Casaus, ¿qué has hecho?
¿Qué infernal furia dirigió tu mano?
¿Quién agitó tu pecho?
¿Quién te infundió designio tan insano?
Furia cruel, no vomites
llamas contra el lenguaje de los Dites.

¿Dar al fuego tus versos,
que néctares hibleos muy más suaves,
aun más que cristal tersos,
más sonoros que el trino de las aves,
las que de tí aprendían
los cantos con que a Febo recibían?

¿Los versos que escucharon
del Olimpo los sacros moradores,
absorto, y olvidaron,
la ambrosía deliciosa y los amores,
y aun el canto sonoro
que Apolo principiaba en lira de oro?

¿Versos que adormecieran
al Cerbero, y al reino de la vida
segunda vez volvieran
del Cantor Tracio á la beldad querida,
que si en Tebas sonaran
segunda vez á Tebas fabricaran?

¿Versos cuya dulzura
del Ibero las glorias formó un día,
que la raza futura
llena de admiración repetiría,
en mármoles grabara
y en láminas de bronce conservara?

¡Versos ¡ay! semejantes
triste pábulo son de llama ardiente
de fulgores vibrantes,
y en cenizas se tornan finalmente?
Cuando el fuego aplicaste
Casaus, vate divino, ¿en que pensaste?

¡Ah, llama! deja, deja
de proseguir la empresa que acometes;
oye el ruego y la queja
del humano linaje: que respetes
mi voz conseguir pueda
de ese tesoro sacro lo que aun queda.

AL CUMPLEAÑOS DE SILVIA

Une graciosamente las doradas
madejas de tu pelo;
déjanos ver las prendas acabadas
que en dón te diera el cielo.

No en lágrimas bañada, cual un día,
nos muestres tu faz bella:
olvida, Silvia, olvida, Silvia mía,
el ceño de tu estrella.

Rebose en gozo tu inocente pecho,
más blanco que la nieve,
que los reyes de Febo no han deshecho
ni líquida se mueve.

El rubio padre de la lumbre pura
cubre hoy con crines de oro
su espalda sacrosanta, y la dulzura
de su castalio coro.

Excita así, tañendo la
lira las cuerdas suaves;
y su voz resonando peregrina
te canta en tonos graves.

Dice cómo de nueva luz circuido
en tu primera aurora
al clima se mostró, que envanecido
tal prenda en tí atesora.

El cuenta que las Diosas inmortales
te ornaban a porfía
con las dotes y prendas celestiales,
suyas, de mas valía.

A los pechos de Venus educada
en su sagrada estancia,
de arrullos de sus aves regalada,
pinta el numen de tu infancia.

Cuenta cómo creciendo, cual la palma
de un arroyo á la orilla,
gozando siempre de apasible calma,
fué tu beldad sencilla.

Afina más el Dios el instrumento,
y alaba, de una en una,
las prendas relevantes que sin cuento
en tí natura aduna.

No omite tus conquistas y despojos:
él vé de mil el lloro.
¡Cuántos ayes, causados por tus ojos,
resuenan el laúd sonoro!

¡Ah! vive, vive (Apolo terminaba),
de Anáhuac pura gloria,
ni el tiempo raudo por quien todo acaba
destruya tu memoria.

Que descuelle entre todas tu hermosura,
como el ciprés erguido
aventaja de un bosque en la espesura
el árbol mas subido:

Vuele siempre sonrisa placentera
en torno de tu labio;
y el pesar congojoso jamás quiera
causarte leve agravio:

Torne la esfera, en su eje sustentada,
y tráigase el momento
que tu alma pura dejará abastada
de plácido contento;

Cuando por premio de su fe constante,
un yugo duradero
te una con Palemón, tu tierno amante,
tu ardor sincero.

Cesó de su cantar el Dios contento;
de más luz ornó el día:
todo te alaba, y Palemón, atento,
á todos excedía.

A la heroica salida del Benemérito General José María Morelos por entre el ejército sitiador de Cuautla Amilpas

Insólito calor mi pecho inflama
siento en el alma desusado brío:
con imperiosa voz la cara patria
cantar me manda sus heroicos hijos,
y el divino valor, y el arte sumo
con que a sus sanguinarios enemigos,
en lid tan desigual vencer supieron
legando asombro a los futuros siglos.

¡Sombras amigas, tenebrosa noche,
madre del sueño, y del sabroso olvido,
que la creación reparas descaecida,
y eres a la fatiga único alivio!
¡Cuando aún los tigres y alimañas yacen
bajo tu cetro de ébano adormidos,
el hombre solo, con el ojo atento,
persigue al hombre; ni el menor resquicio
de esperanza o de bien dejarle quieren
su inmortal rabia y odio vengativo!
¡Oh noche! torna los brillantes ojos
al desolado Anáhuac, mira el sitio
do un puñado de bravos invencibles
resiste del Averno el poderío,
cansa miles de crueles, y supera
su furor, sus ardides, y sus tiros,
superior a la muerte que en mil formas
le presentan el tiempo y su enemigo,
sin dejarle momento de descanso,
ni entre ignominia o muerte algún partido.

¿Qué, se rindieron ya? ¿la peste acaso…
el hambre… la sed, y el número infinito
de balas y de males que contra ellos
setenta días, y más, le han dirigido
la encruelecida suerte, y atroz bando
de viles y pagados asesinos,
hundieron la esperanza de la patria,
su único apoyo en el sepulcro frío?

Alto silencio en los espesos bosques;
alto en los montes, en el valle y río;
hasta los vientos el aliento enfrenan,
nada se mueve, nada, ¡oh caos antiguo!
el genio del pavor en negra nube,
sobre los labios puesto el dedo frío,
abre los ojos más y más, y en vano
busca cuerpo en las sombras, o algún ruido,
su atenta oreja, que otro no percibe
que de su pecho el desigual latido.
¡Ay de morelos!, ¡ay de la aguerrida
gente, que en mil encuentros sostenidos
de honor llenaron a la cara patria,
su sien ornando del laurel divino!
Cuautla termina sus heroicas vidas;
Cuautla sepulta su valor invicto.
¡Júbilo cuánto para el bando opuesto!
¡Cuánto placer a su feroz caudillo!
Ellos locos dirán: “no se rindieron,
mas de nuestro valor víctima han sido”.

“No así, no así: mil bocas infernales
con espantable horrísono estallido,
lanzan a un tiempo silbadoras balas,
el valle atruenan con letales ruidos,
y con pálidas luces succesivas
mas horrorosas tornan los sombríos.
¡Oh loco delirar, vana soberbia,
que el patriótico esfuerzo has combatido,
y con inmunda boca saboreabas,
de antemano sus últimos residuos!
Mira al héroe de Anáhuac y a sus huestes
mayores más en el mayor peligro;
jamás domados, y medrosos nunca,
con orden marchan, y Mavorte mismo
al héroe lleva de la diestra mano,
y guía a los suyos con potente auxilio.
¿Do las trincheras en que tanto fiabas
y los aprestos del porfiado sitio?
¿Qué te valieron las espesas bandas
de fanáticos crueles y malignos
que una vez y otras derrotadas antes
aún te eran compañeras en delirio?
Ni posible siquiera imaginaron,
tan heroico valor y alto designio.
Por donde más el enemigo astuto
había agregado estorbos esquisitos,
al arte fatigando, y a los suyos,
y puesto de sus tropas lo escogido:
por allí rompe el héroe valeroso
y da a sus gentes cómodo camino.
En vano, en vano perseguirle quieren,
o perturbar la marcha que ha emprendido,
por buscar solo a su querida gente
contra la hambre y la peste, grato asilo.
¡Ay del que osado se acercare un tanto!
¡Ay de los mas resueltos y atrevidos!
la muerte encuentran infaliblemente
de nuestros héroes en los duros filos;
y cual los gozques que al mastín persiguen
si a ellos torna una vez, despavoridos
toman la huida, y aun a gran distancia
del can robusto temen los colmillos;
así medrosos, tras de intentos caros,
se tornen los realistas confundidos.

¡Salve mil veces, noche venturosa
que al héroe diste saludable abrigo!
Gózate, ¡oh Patria! de los héroes cuna,
viendo ya salvos a los mas queridos:
hoy tu sien orna su mayor hazaña,
en su loor suenen inmortales himnos.

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