A todos los amantes de la literatura en sus distintas formas o variantes...

Donaciano Bueno Diez

Donaciano Bueno Diez

Editor: hombre de mente curiosa, inquieta, creativa, sagaz y soñadora, amante de la poesía.

EL MUNDO, NUESTRO MUNDO [Mi poema]
Francisco Pérez Febres-Cordero [Poeta sugerido]

MI POEMA...de medio pelo

 

Este mundo,
este carro destartalado y mustio,
con llantas plagadas de verrugas,
padece de psoriasis,
está enfermo.

Nosotros,
los humanos,
listos,
autoproclamados listos
pero irresponsables,
y aún más, insolidarios,
cada uno tirando hacia donde le viene en gana;
inmensamente influenciables,
siempre a la búsqueda de la verdad,
de nuestra única y exclusiva verdad,
la única,
la nuestra,
nuestra certeza absoluta.

Queremos cambiarlo,
a nuestra manera,
según nuestros propios intereses,
y se nos hunde.
Y poco a poco,
las esperanzas,
las pocas que nos quedan,
se van por el desagüe del inodoro.

Los buenos,
los malos,
los blancos y los negros,
los ricos y los pobres,
los ricos que desprecian a los pobres,
los pobres que odian a los ricos,
los bendecidos o no,
los que alardean de corazón y los que no lo tienen,
los que saben,
y los que dicen saber y que no saben
(imprescindible incluir aquí a toda la caterva de predicadores),
que presumen de vivos y están muertos,
los que se ofrecen,
los anti-todo,
los que piensan
o los que se fuman un puro.

Cada uno
con su propia letanía,
como el más listo,
imprescindible y/o predestinado,
el más inseguro,
seguro.

Y mientras tanto, el enfermo se muere,
sin despedirse,
se muere,
irremediablemente
se muere,
de vergüenza.
©donaciano bueno

¿Es éste el mejor mundo de los posibles, como creo decía Santo Tomás o el peor según el pesimista de Schopenhaüer? Y nosotros ¿somos los responsables de su deterioro material y moral? Con estos versos me he permitido incursionar en este tipo de poesía, sin métrica, ni rima, no habitual en mi.

MI POETA SUGERIDO:  Francisco Pérez Febres-Cordero

Romance de Concepción Fernández

¡Pobre Concepción Fernández!
Era tan rubia y tan buena…
Y quizá por eso quiso
Dios a su lado tenerla.

Era la tarde soleada
de un día de primavera
en la Granada andaluza
del Albaicín y sus cuevas,
de la Alhambra y García Lorca,
de rosas y panderetas,
y en medio de tantas flores
y tanto son y aves bellas,
nadie hubiera presentido
que se advertía una tragedia.

Salió Concepción Fernández,
capullo de Macarena*,
esperanza de sus padres
y alegría de ,,La cueva»**
a pasear por los caminos
montada en su bicicleta….
¡Cómo ríe, canta y ríe..!
Pedalea, pedalea
tan dichosa que se olvida
de observar mayor prudencia.
El Destino ya había puesto
en movimiento su Rueda
decretando la desgracia
que se avecinaba, negra,
y hace a un coche ejecutorio
de la terrible sentencia.
¡Ay, tarde andaluza de oro,
cómo te enlutas, siniestra»
Se oye el quejido de un freno
y un grito que al alma llega;
el endeble cuerpecito
contra el camino se quiebra
mientras el coche hacia un lado
del camino se voltea.

¡Pobre Concepción Fernández!
¡Era tan rubia y tan buena..!
Ahora yace hecha un despojo
tendida en la carretera
y la vida se le escapa
de una herida en la cabeza
¡Concepción..! Tus rizos rubios
de tibia sangre se llenan!
Los dedos de sus manitas
crispados, casi se entierran
en el duro pavimento
como si el alma quisiera,
reacia a volar hacia el cielo,
aferrarse así a la tierra.
Viene un médico, a la niña
hacia el hospital se lleva;
el mandato del Destino
la Ciencia apelar intenta…
mas inútil el cuidado
y el desvelo son, que estas
sentencias del Ser supremo
no se cambian en la tierra.

¡Adiós, Concepción Fernández!
Te extrañará Macarena,
te recordarán las flores,
te llorarán en ,,La Cueva»,
y cada doce de mayo
habrá dolor en dos tierras:
en tu Granda de rosas
y en mi Guayaquil de estrellas…

¡Feliz Concepción Fernández!
Era tan rubia y tan buena…
¡y ahora entre los ángeles
Dios a su lado la sienta!

*Macarena: Suburbio de Granda
**,,La Cueva» establecimiento de la localidad.

Soy un vaivén

(A Ileana Espinel)

Soy un vaivén del péndulo destiempo,
Es tan breve, tan breve la existencia…
Y es preciso dejar un rasgo, un eco:
Justificar aquí nuestra presencia.
No basta solo ser. No es suficiente,
incluso, el hijo, el árbol, el volumen.
Hay qye dejar en ellos indeleble
la personalidad, el ego, el numen.
Y el tiempo que tenemos es tan mínimo…
Aunque nos esforcemos,
si es que en verdad nuestra misión cumplimos
posiblemente nunca lo sabremos…

Frustración

( a Jacinto Santos Verduga)

Yo, que tengo el propósito perenne
de dar todo de mí, de ser más bueno,
siempre quedo burlado o se interpretan
equivocadamente mis empeños.
Yo, que anhelo ayudar a los que sufren,
ayudarme a mí mismo no consigo.
Cuando quiero ser luz, ya llega el día.
Cuando quiero ser fuente, cree el río.
Yo, que me esfuerzo por sembrar rosales,
he cosechado con frecuencia zarzas.
Y cuando extiendo en amistad la mano
hay en ella un puñal que hiere o mata.
Cuando quiero explicar, no hallo palabras.
Y si anhelo entender, nada comprendo.
Yo, que voy tan puntual a todas partes,
llegaré con retraso a mi sepelio.

Sarcasmos – 40

Es cosa comprobada
que siempre en el amor cortos prefacios,
tarde o temprano tienen
epílogos extensos y enredados.

II
Siento al escribir mis versos
dentro del alma la pena
de no poder decir todo
lo que mi mente desea,
pues las palabras no alcanzan
a transcribir las ideas:
es ciertamente difícil
el intentar en sentencias
encerrar los pensamientos,
que límites nunca aceptan.

Pero pese a ello, converso
algunos pequeños poemas:
son el único recuerdo
de delirios de grandeza:
de instantes en que creía
que podía ser poeta,
y que fueron sólo sueños
de los que ya nada queda.

I
Yo quisiera poder decir en versos
las muchas emociones
que sin cesar mi corazón sacuden
en el día o la noche;
quisiera interpretar los dulces trinos
de las aves del monte
y el susurro del viento cuando pasa
de noche entre las flores;
saber lo que las olas en la playa
dicen cuando se rompen
e interpretar los mil sonidos vagos
que en la floresta se oyen.
Pero inútil será que lo desee:
que no pueden los hombres
encerrar en palabras los misterios
que la natura esconde.
Y a solas bajo el cielo despejado,
lejos de ruidos torpes,
escribiré mientras que Dios lo quiera
versos de amores.

XXX
Yo también –¿no sabías?–
soy poeta coronado…
¡Con la ,,corona» indigna
del amor engañado!

XXIX
No pienses, si me ves pasar con otra,
que aquel cariño que te tuve ha muerto:
te lo he jurado eterno y yo soy siempre
fiel a mis juramentos.

Mas la materia es débil; y si el alma
puede querer de lejos,
aquella necesita la presencia
de algo palpable y cierto.

XVIII
No hay nada que justifique
esta rutina tediosa
a que algunos llaman vida
con un cinismo que asombra.

Puesto en medio de este mundo
sin ser mi opinión pedida,
al menos debieron darme
aliciente en la alegría.

Pero soy cual una barca
dando tumbos en un mar
de hastío y de pesadumbre
sin ver tierra o naufragar.

Ver tierra, un islote ver
con una accesible playa
en donde pueda lograr
felicidad y bonanza.

O naufragar de una vez,
salir de esta incertidumbre
que hace mi vida espantosa,
que hace mi acento más lúgubre.

Quizá es mejor naufragar.
Vivos, sabemos la muerte
va la vida a interrumpir;
mas la muerte es para siempre.

XVII
Una tarde que yo había
más de cuenta bebido,
me recosté, adormecido,
sobre la pública vía;
un rato allí ya tenía
descansando placentero,
cuando un cerdo majadero
acercóse a mi lado,
quizá por estar cansado
se echó, cual en su chiquero.

En rato tan enojoso
un buen anciano pasó,
y tan pronto como vio
aquel cuadro nada hermoso,
dijo en tono sentencioso:
,,Siempre por la compañía
sabrán tu categoría…»
Y el animal, oyendo esto,
se levantó y se fue presto
por donde venido había.

XXVI
Ayer por primera vez
vi pasar una belleza
y no volví la cabeza
para verla con fijeza
de los hombros a los pies.

Pero no me extraña aquello
ni me tiene preocupado;
mi gusto no se ha cambiado;
la cabeza no he volteado
porque me dolía el cuello.

XXV
La vida es una broma interminable
y el Amor es una broma más pesada;
es para subsistir indispensable
enfrentarlo con una carcajada.

Quien toma en serio a Amor está perdido–
bromas hay que encarar on otras bromas.
Mucho mejor te puede ir en la vida
si dó las dan las tomas.

XXIV
Cual Diógenes, me haré de una linterna
para buscar una mujer afable,
femenina, romántica, muy tierna,
comprensiva, adaptable…
y mi busca será también eterna.

XXIII
El pelo corto y suelto
en desorden atroz;
la frente sudorosa
quemada por el sol:
de su boca colgando
humeante un ,,Viceroy»;
la camisa anudada
delante; un pantalón
bastante estrecho al cuerpo;
zapatos sin color;
dando saltos convulsos
incansable, y con voz
ronca diciendo a gritos
incomprensible un son.
¿Es un hombre dopado
o lleno de alcohol?
¡Nada de eso! Tan sólo
–común escena de hoy–
una joven ,,moderna»
bailando ,,rock and Roll».

XXII
Toda mujer hermosa es un castigo
a quien de amores la requiere en vano
y un premio –aunque dudoso–
a quien logra su mano.

XXI
Si te vas a casar (que en sí es locura)
buscar no debes la mujer más bella
pues vivirás muriendo al ver que todos
clavan ansiosos la mirada en ella.

XX
La vida es de por sí penosa y dura
(a muchos salva de ir al Purgatorio);
¿para qué complicarla más, entonces,
con esa gran locura, el Matrimonio?

XIX
Después de vivir algo, llegué a estas conclusiones:
haz del Amor un juego; del Sarcasmo una ciencia;
recuerda que el Dinero puede mover peñones;
que es el mundo tan sólo del Infierno una agencia;
que una Mentira logra más francas razones
y que es toda mujer una Amante en potencia.

XVIII
Tus labios se parecen a los pétalos
marchitos de una rosa
que pasó en un salón de mano en mano
y hoy, ya olvidaba, mustia se deshoja.

Y a mis labios tus besos
parecen como gotas
de un elixir de fórmula secreta
que un amargo dulzor deja en la boca.

Tus labios han perdido, al roce de otros,
su seducción; y si te beso ahora
es por satisfacer de vez en cuando
alguna súbita ansiedad erótica.

XVII
En este mundo fatal
nada es verdad o mentira–
todo es según el caudal
que puede pagar quien mira.

XVI
Pues no he tenido en el amor fortuna,
me desquito escribiendo estos sarcasmos
irónicos espasmos
de una palma que agoniza sin fe alguna.

XV
No digas que con nada te he dejado.
¿Y toda la experiencia que te he dado?

XIV
Esta mujer tan hermosa
fue muy popular un día
y cada vez la veía
de otro hombre prenda dichosa;
pero agotó presurosa
de varones el caudal
con su ansiedad sin igual
y hoy se preocupa y suspira
porque si alguno la mira
es sólo en forma casual.

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A MI ME RECONOCERÁN [Mi poema]
Ricardo Labra [Poeta sugerido]

MI POEMA... de medio pelo

 

A mi me reconocerán por lo que escribo
puesto que acostumbro a expresar mis sentimientos
impertinentes y enfrentado a que los vientos
tranquilos soplen o amenacen con derribos.

Y aunque reconozco dudar de lo que digo,
-el roble ha de permanecer con sus cimientos
sin importarle si agraciado es o mendigo,
ceder a cantos de sirena o a lamentos-,

observo patinar las aguas por el río,
cómo, a veces suaves, de pronto se enardecen
y avanzan decididas aun con mucho más brío
hasta que ya al final los mares lo agradecen.

Mi pluma es patosa y triste, amén de humilde,
como espiga que aposentada en sementera,
donde encuentra algo que decir, pone la tilde,
a los toros siempre observando en la barrera.

Alma de juglar, cardelina o mariposa,
vagando inquieta más allende de los mares,
ha subido al cielo o acabado en una fosa
sin oráculo al que acceder a sus altares.
©donaciano bueno

Al final todo se queda en una especie de psicoanálisis de la personalidad a interpretar del que escribe.

MI POETA SUGERIDO:  Ricardo Labra

FUEGO EN EL CREPÚSCULO

Es primavera y bien lo sientes.

De tus manos agrietadas
brotan las hojas verdes
con frescura.

Te agradaría si no fueran
demasiado dolorosas
sus verdes quemaduras.

Es primavera en los muñones
de tu memoria

y bien que lo sientes.
[Los ojos iluminados, Col. Deva, 2003]

Tus piernas

Tus piernas parecen las alas
de una mariposa.

A veces se estremecen como si quisieran
desprenderse de la luz

que las sorprende en la lámina
de la tarde.

Tus piernas tienen el rubor
de la mañana.

Hacia ellas vuelan deslumbrados
los deseos de la noche.

Tus piernas unen dos distancias
insalvables.

A un solo paso
el infierno y el paraíso.

Tus piernas tienen el sonido
del fuego
cuando llegan

y de la lluvia cuando se van.

Tus piernas cruzan la luna
de dos horizontes.

La sombra hechiza su misterio.

Tus piernas se asoman,
largas y torneadas,
por la corta falda
que anuncia el verano.

La estación del sofoco.

Tus piernas son un peligro
para el orden público.
Congregan las miradas a su paso,

con los consiguientes atascos
púbicos.

Tus piernas no son un templo

y, en cambio, ante ellas oran
los adoradores de Venus.

Tus piernas escriben
su destino.

En cada paso que dan
busco mi nombre.

Tus piernas no soportan las medias
tintas.

Puede que por ello,
así de desnudas, estén llenas
de enigmas y misterio.

Tus piernas nada saben
de los espejismos
que crean.

Cada caminante ve en ellas
una ciudad diferente.

Tus piernas están hechas para cabalgar
sobre el viento.
En ningún lugar hallarán reposo.

Pobre del ingenuo que sueñe
con retenerlas.

Tus piernas son dos verdades
que interrogan

y sacan los colores a la costumbre.

Tus piernas nunca se convertirán
en el nudoso tronco de un árbol,
como una Dafne cualquiera.

El fuego está condenado a la ceniza
y a la arena.

Tus piernas buscan la plenitud.
Por eso huyen de cada instante
agotado

y dejan el rastro de su quemadura.

Tus piernas son un espejo
que también sueña
con duplicarse.

Tus piernas juegan a las adivinanzas.

¿Qué se esconde detrás de los ojos
que logran inquietarlas?

Tus piernas fueron requeridas
para probar un zapato viudo.

Pero tus pies no tenían la huella
de una cenicienta.

Desde entonces más de un príncipe sueña
con poder rescribir su historia.

Tus piernas avanzan quedamente,
muy despacio.

Aún no me explico por qué deslumbran
como relámpagos.

Tus piernas arrugan el abrigo
de invierno.

Se insinúan
por sus pliegues dolorosos.

Así protestan por el largo asedio
del frío.

Tus piernas son un río

en el que nadie acaricia dos veces
la misma orilla.

Tus piernas emiten señales luminosas
en medio de la noche.

Aunque resulta inalcanzable
para la mayoría de los náufragos

la tierra que prometen.

Tus piernas están en permanente peligro.
Ariadna es mujer envidiosa

y además hace tiempo que desea
congraciarse con el Minotauro.

Tus piernas —me ha dicho un médico forense—
no dejan de ser una necesaria relación
de huesos
y músculos envueltos por la piel
como un paquete de regalo.

Qué visión tan lamentable de un prodigio.

La misma que sobre la poesía tienen
algunos críticos literarios.

Tus piernas también miden el paso
del tiempo.

Saben que el final del camino no admite
exceso de equipaje.
Apenas un rastro de arena, un perfume…

ya sin memoria.

Tus piernas alimentan el viejo mito
del retorno.

¿Quién no soñó con volver
a ser un niño
o Tarzán
—el hombre simple y bueno—
en medio de la naturaleza?

Tus piernas son muy sofisticadas
con medias de seda y tacones estrechos.

Siempre tuvieron andares de reina.
Y, de vez en cuando, les gusta enseñar
su corona.

Tus piernas se despiertan como si nada
hubiera sucedido.

Levantan el vuelo de las sábanas
sin sobresaltos, casi sin hacer ruido,

de regreso a su laguna.

Tus piernas en la sombra
de la alcoba,
son las más diestras.

Las que imprimen velocidad al centauro.

Tus piernas cortan como tijeras
lo que consideran innecesario.

No nacieron para las cadenas,
tampoco para los naufragios.

Tus piernas fueron a explorar
nuevos territorios.

Si alguien desea saber por dónde andan
esta noche,
que pregunte a la otra cara de la luna.

Tus piernas entran en la oficina.

Los empleados inclinan la cabeza
con indisimulado respeto,

para contemplarlas con más detalle.

Tus piernas más que adornos
llevan puestos los cepos de Diana.

Con calculada precisión enseñan los ligueros
que besan sus líneas más secretas,

de los que cuelgan los ojos desgarrados
y ornamentales
de más de un pájaro.

Tus piernas recuerdan que la vida
es corta

y demasiado larga su belleza.

Tus piernas desnudas incitan
a desnudarlas de nuevo.

Quién pudiera alcanzar su desnudez
última

para vestirlas de nuevo
y comenzar a desnudarlas.

Tus piernas han recorrido la mitad
de su belleza.

Que el tiempo no se detenga,
porque la eternidad es este instante.

Tus piernas cruzan el bosque.

El lobo feroz llora de impotencia.

Tus piernas no precisan un espejo
mágico.

Les basta la unanimidad de los videntes.

Tus piernas son de diosa.
Y ya se sabe lo que pasa
con las piernas de las diosas,

que bajo sus mármoles fríos arde
el fuego de las bacanales.

Tus piernas inventan un argumento
cada día.

Aunque el sol se ponga
por el mismo horizonte.

Tus piernas por mi vida.

Ya sé que resulta anticuada
esta propuesta.

Pero, ¿quién no desea habitar en el paraíso?

Tus piernas están de compras
por los grandes almacenes.

Se mueven con rapidez por las secciones,
flexionan sus rodillas, elevan sus talones

y arrastran el peso
de la tarde.

Tus piernas no tienen dueño
y sí muchos perros que les ladren.

Tú misma desconoces el lugar
adonde han de llevarte.

Tus piernas en el otoño
parece que también se deshojan.

Qué dulce la savia
del olvido.

Tus piernas son el pecado,
la tentación de cada día.

Los renglones torcidos
que todo lo enderezan.

Tus piernas barajan la suerte
marcada
de los afortunados.

En esa partida el azar
apenas decide.

Tus piernas centran el punto
de mira.

En vano un locutor de televisión
anuncia el cese de hostilidades.

Tus piernas impregnadas en aceite
con el dorsal de la indiferencia.

Largo va a ser el maratón
de la noche.

Tus piernas danzan sobre la pradera
de un bar.

Enmudecen los tambores,
fascinados.

Tus piernas duermen bajo el sol
del verano.

Que nadie las despierte,
para que mi sueño no se desvele.

Tus piernas en el jardín.

Lejos queda el otoño.

Tus piernas a veces amanecen tristes
como dos gatas melancólicas.

La luz del día se parece entonces
a un roedor insaciable.

Tus piernas, aunque inmaculadas,
son de este mundo.

Por eso inquietan tanto a los santurrones
y a los arcángeles,

que ante su contemplación padecen
más de un rigor místico.

Tus piernas se ponen en marcha.

Como una perrita faldera
la luna las sigue.

Tus piernas son felices descalzas,
sin ataduras,

ni huellas permanentes.

Tus piernas vibran en el arco
de la playa.

Qué héroe no soñó con unas flechas
tan audaces.

Tus piernas no cuentan historias,
ni se defienden de las miradas de la gente.

La belleza suele ser así
de silenciosa.

Tus piernas se mueven como las hojas
de un libro abierto.

Quién pudiera descifrar los signos
de sus deseos.

Tus piernas provocan el vértigo
o un dulce sosiego.

Abismo y remanso
en la misma orilla.

Tus piernas huyen irremediablemente.

Los segundos acompasan sus pasos.

Tus piernas pueden ser trágicas.

Conocen demasiado bien la trama
de la comedia.

Tus piernas puntuales recorren
la esfera del día

y revelan la hora con más precisión
que un informe sociológico.

Tus piernas niegan las profecías.
Son la insurrección de la carne
que resucita a los muertos

que las miran.

Tus piernas caminan descalzas
por la playa,
descalzando la arena

que no puede atarles los cordones
de sus zapatos.

Tus piernas detestan el tacto
frío.

Las manos de manual con fe
de erratas y otros roedores.

Tus piernas quiebran cualquier simetría.

Son la atracción de los contrarios.

Tus piernas dos caminos
o una luna partida.

La promesa del hallazgo
o del encuentro.

Tus piernas se burlan del principio
de autoridad.

Conocen demasiados finales
que lo niegan.

Tus piernas suben la escalera
repicando
en la campana de su falda.

Llamando a la oración de los sentidos.

Tus piernas esta noche.

¿Quién puede envidiar la realidad
de otro sueño?

Tus piernas en el infierno.

La tentación de los ángeles.

Tus piernas conocen demasiado bien
la pobreza,

por mucho que sus árboles
se vistan de reales académicos.

Tus piernas están llenas de metáforas,

como versos infinitos.

Tus piernas ponen a prueba
la lucidez.

Heracles jamás pudo conquistarlas
por la fuerza.

Tus piernas son la viga
del ojo ajeno,

que sólo ve la paja
de sus muslos bellos.

Tus piernas tendidas en la hierba.

Los árboles de sombra, las flores,
la fuente de agua fresca
que rumorosamente corre…

Aparece el locus amoenus
donde ellas se detienen.

Tus piernas no ven por delante
el mundo.

Se conforman con caminar a su lado,
paso a paso con su montera.

Tus piernas pueden conceder la inmortalidad
de una noche.

Nada podrá hacer el gusano,
ni el viento

que dispersará su arena.

Tus piernas tejen un tapiz
prodigioso,

para que el pobre Ulises pueda,
al menos, consolarse los ojos.

Tus piernas son una visión
del mundo.

La realidad también puede ser
hermosamente intensa.

Tus piernas alimentan los monólogos
interiores,

dando pábulo al condenado
que a duras penas sobrevive.

Tus piernas tienen el rumor
del agua que corre
por la imaginación y el recuerdo.

Así calman, piadosas, la sed del sediento.

Tus piernas bajo la parra sombreada
de su falda,
proclaman la primavera.

El fruto inagotable de la dicha.

Tus piernas son el mejor
deseo.

A su lado la tierra es leve.

Tus piernas en la edad
de lo posible.

Bajo su sombra todo florece.

Tus piernas se llevan la luz
de la tarde.

Inquieto y famélico,
un viento frío
olisquea los rincones.

La noche nace huérfana.

Tus piernas me han enseñado
la ciudad
de la alegría.

Ésta tan triste
que ahora recorro
con el paso cambiado.

Tus piernas ponen mi corazón
en un puño.

El mismo que desea abrir sus dedos
—o mejor sus alas—
para liberar su latido.

Y yo sé muy bien por dónde.

Tus piernas vienen de ida
y van de vuelta.

La luna ilumina su mediodía
y el sol las sombras
de su plenilunio.

Tus piernas esperan el verde guiño
del semáforo.

Pasan vertiginosos los coches,
ciegos en su sentido.

Tus piernas doblan la esquina
de la calle.

Una nueva página comienza.

Tus piernas se sumergen
en el mar.

Brillan las olas
iluminadas.

Tus piernas señalan el rumbo
de la aventura.

Tienen el mapa de la isla
del tesoro.

Tus piernas también encierran
más de una contradicción.

En algunas ocasiones afirman
lo que niegan.

Tus piernas sobre el diván.

La negación del psicoanálisis.

Tus piernas se parecen tanto
que me equivocan,
cuando se cruzan en mi mirada.

Y nunca sé si es la derecha
la que se adelanta juguetona
bajo la piel del zapato,
o es la izquierda la que no pierde pie
sobre la tierra que pisa.

A veces me pregunto si tienen deseos
gemelos.

Tus piernas aman la verdad
de las manos
que buscan la verdad

y se afanan por encontrarla.

Tus piernas proyectan su sombra
por la luz del mediodía.

Mis manos van en su busca,
asombradas.

Tus piernas parecen las alas
de una mariposa.

Entre los dedos dejan el color
inolvidable de su ausencia.

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IMAGINA, MEJOR NO IMAGINAR [Mi poema]
Jacinto de Salas y Quiroga [Poeta sugerido]

MI POEMA... de medio pelo

 

Imagina que en este mundo cruel
las personas vivieran sin abrazos,
sin los besos, saludos y aun codazos,
sin poderse rozarse con la piel.

Que las calles brillaran por su ausencia
porque nadie a pasear se decidiera,
y hasta el ruido de pena se muriera
procurando a pecados penitencia.

No pudiérase hablar con sus vecinos
por el miedo a juntar con apestados
y mirarlos con semblantes despechados
aun peor se tratara de gorrinos.

Imagina que fueras un anciano
recluído en tu casa y resistiendo,
mientras oyes los viejos van muriendo
sin que nadie les echen ni una mano.

Imagina, es mejor no imaginar
que eso mismo es lo que hoy está pasando,
las campanas de pena están llorando,
sin que exista otra opción, la de rezar.
©donaciano bueno

Estábamos tan calentitos...y vino #Dios a vernos Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Jacinto de Salas y Quiroga

Yo te amo

Angelito, dame un beso;
dame un beso y un abrazo,
que tu padre está en la guerra
hace ya más de dos años,
y de entonces nada basta
para darme buenos ratos
sino una voz de tu boca,
sino un beso de tus labios.
¡Pobrecillo!… ¡Cuántos lloros
a mí mísera has costado!
De tu padre, ángel del cielo,
eres el vivo retrato.
Esas mejillas de rosa,
esos ojos azulados
que respiran solo amor…
Eso todo, no hay dudarlo,
eso todo es de mi Antonio…
Aprende, niño adorado,
a decir como tu madre:
«Yo te amo, yo te amo».
Mamá, mamá, ¿por qué quieres
que suspire al pronunciarlo?
-Hijo mío, dame un beso.
-Mamá mía, yo te amo.
Vino luego de la guerra
el militar suspirado,
y al darle un abrazo tierno,
fuera de sí, enajenados,
hijo y madre repetían:
«Yo te amo, yo te amo».

El amor del poeta

Mon luth sur mes genoux, soupirant mon amour,
je charmerai ta peine en attendant le jour.
LAMARTINE

Amor, devora el alma de tu esclavo,
devórala en un día;
o deja que mi pecho candoroso
en torrentes se exhale de armonía.

Ya no tiemblo, no tiemblo… el Dios que inspira
al genio creador es quien me inflama;
Él dio temple a las cuerdas de mi lira,
Él raudales de voz en mí derrama.

No es más grata la fuente en el desierto,
ni en el jardín más bella es la palmera,
que el grato sonreír de la ternura,
y el mirar de la virgen hechicera.

O virgen, me amarás, que yo te adoro,
y a un destello no más de mi mirada,
a una gota tan solo de mi lloro
sin querer te verás cual yo arrastrada.

El llanto del poeta es más que fuego,
su mirar arrebata y enardece,
y el valor de la virgen inocente
a su cantar de amor desaparece.

Si la brisa murmura, de tu boca
me parece que a mí trae un suspiro;
si las olas se estrellan en la roca,
algo me dice: allí tu imagen miro.

Cuando el hielo del Norte me cubría
el latir de mi pecho era aun más frío,
y ora que siento el sol de Mediodía
me digo: aun más me abrasa el amor mío.

Mil te amaran, o virgen, mil te amaran;
mas ¿te amará jamás cual yo un poeta?
Ellos sin ti por otra suspiraran,
más yo ¿qué necesito?… Mi paleta.

Mi paleta, teñida de colores,
para pintar el cielo…
Cantar fue mi elemento y mis amores…
Y ora otro amor me arrastra por el suelo.

¡Oh! Por ti nada más… por ti, mi amada;
sin tus ojos de cielo yo dichoso
¿Qué pidiera al Eterno?… ¡Oh! Nada, nada:
Melodioso cantar, gloria y reposo.

Sí, que me niegue luz el Dios que inspira
sino puede mi canto enternecerle;
en mil pedazos quiébrese mi lira…
O compasión o muerte.

El soldado

Caballito, caballito,
el de la cola rizada,
hoy me dijo el capitán
que me puedo ir a mi casa.
Hace ya más de ocho años
que no duermo en buena cama,
que vivo sin padre y madre,
sin hermanos, sin hermanas,
que no tengo quien me cosa,
ni quien me diga: ¿qué extrañas?
Ya se acaban mis trabajos…
a Dios, caballo del alma;
cuando mi madre me abrace
le diré: «Sólo me falta
mi caballo para ser
dichoso, madre adorada».

Así decía el Soldado,
luego con dolor y calma
fue a casa del Capitán
Y recibió sin tardanza
su licencia. ¡Pobrecillo!
Quiso volver a la cuadra
a dar el último abrazo
al de la cola rizada.
Ve al caballo, y sin querer
una lágrima se escapa
de sus ojos… «Caballito,
caballito de mi alma,
no veré más a mi madre,
dormiré sobre unas tablas,
llevaré palos del cabo,
más cuidaré tu cebada.
No, no te puedo dejar…
Vales tú más que mi casa».

Dijo, y rompió la licencia.
¡Pobre! Volvió a sentar plaza.

La indecisión

Cada vez que sin conmoverte
mi tierno llanto ves correr,
deplorando mi triste suerte
me ofrezco no volverte a ver.
Pero si acaso una sonrisa
llego en tu boca a descubrir,
lloro, suspiro, mi Luisa,
y aquí a tus pies juro morir.

Cuando el requiebro de otro amante
veo que escuchas con placer,
acusándote de inconstante,
me ofrezco no volverte a ver:
mas si hacia mí, dueño adorado,
llegas tu vista a dirigir,
si ves mi llanto con agrado,
aquí a tus pies juro morir.

Si pienso que mi ardiente anhelo
de ti no puede merecer
ni una palabra de consuelo,
me ofrezco no volverte a ver.
Mas si imagino que algún día
a mi amor te podrás rendir,
siento renacer la alegría,
y aquí a tus pies juro morir.

El roble y la caña

Fábula
Lima, 1832

El orgulloso roble cierto día
a la flexible caña así decía:
¡cuán injusto contigo me parece
el padre de los dioses! ¡Pobre arbusto!
Un régulo ligero te estremece,
y te dobla a su gusto.
Al impulso de Céfiro impotente
inclinas sin defensa humilde frente:
yo, no sólo detengo sin trabajo
del sol molestos rayos, mas el viento
es para mí un débil elemento,
y en su curso furioso yo le atajo.
Tan pródiga natura fue conmigo,
como parca contigo.
¡Si nacieses siquiera
bajo mi espesa copa, bondadoso,
yo de la tempestad te defendiera,
y sabrías así lo que es reposo!
Mas a menudo naces, infelice,
en las regiones húmedas del viento.
Señor, la caña dice,
digna es vuestra bondad del nacimiento
que Júpiter le ha dado;
mas no se aflija tanto por mi suerte;
contra el viento es verdad soy poco fuerte,
mas, si me dobla, nunca me ha cortado.
Cuando así dice, Bóreas inclemente
forma la tempestad más horrorosa
que ha visto humana gente.
El cielo se obscurece, el sol reposa,
zumba el viento, la tierra se estremece,
y todo con su estrépito perece.
La caña dobla, el árbol se resiste;
La tempestad no obstante
su fuerza aumenta, y con furor persiste;
y hace tanto que el árbol del Tonante,
cuya cabeza toca al firmamento,
se mira derribado en el momento.

La luna

Leur ciel est nébuleux et leur soleil est froid.
NAPOLÉON EN EGYPTE.

No me interrumpas, que contemplo ansioso
el astro bello que en el cielo brilla,
no cual le he visto, triste y nebuloso,
del Támesi a la orilla.
Hoy hace un año el astro así vagaba,
y sobre el césped húmedo sentado,
cual hoy le contemplaba,
el rostro mío en lágrimas bañado.
Envuelto estaba en mi pesado manto,
y mi vista a lo lejos descubría,
para placer y encanto,
nieve más bella que la luz del día.
No así la luna, con su faz hermosa,
Las canas plateaba del anciano,
ni del rostro lozano
yo distinguía la color de rosa.
La luna de Albión, entre vapores,
no alumbra, cual alumbra la de Iberia,
que la nuestra es de amores,
la suya de miseria.
Hoy mismo hace dos años que en los mares
guiaba mi bajel el astro mismo;
al verlo yo olvidaba mis pesares,
al verlo no temblaba ante el abismo.
Hoy, astro de inocencia y de consuelo,
te miro de mi patria y sin anhelo,
suspirando tal vez… ¡Si soy poeta!
Pero tal vez dichoso
si recuerdo aquel tiempo tenebroso
en que cantara a Pirra la coqueta.
Allá arriba otros ojos en la luna
se encontrarán acaso con los míos…
-«Su luz te es importuna.»-
-«Los años son tardíos.»-
No, déjame mirar, ya que no pueda
ver lo que quiero si la vista inclino;
¡Qué consuelo me queda
si no sueño más próspero destino!
Mira, ¿no puedes descubrir conmigo
sus ojos retratados
en el astro testigo
de sus amores lánguidos pasados?
Bajo la vista, que me brota el llanto,
y harto lloré en mi vida;
cúbrete, oh luna, con tu triste manto,
que tu belleza al lloro me convida.

A Damón

Je crains toujours d’attrister les heureux.
BÉRANGER.

Una vez sola, o numen de alegría,
una vez sola endulza mis cantares,
los de aquel que jamás pulsó su harpa
sino al claror de antorchas funerales.

Hoy el amor, cual amo, me avasalla,
él me arrastra hasta el pie de sus altares,
él mi labio desata… Dios o monstruo,
tú enfrenas por un día mi coraje.

A la puerta divina de tu templo
himeneo en mirarte se complace,
el que sin ti es la hidra de Lernea,
y por ti protegido es sólo un ángel.

Así será para mi tierno amigo,
que halló dolor al alto de los Alpes,
en la ciudad hermosa de Pizarro,
y en el piélago inmenso de los mares.

Doce veces la tierra en su carrera
midió el sol, cuando el fin de tus pesares
sonó, Damón, en el reloj sagrado,
y el amor te dio fuego que te abrase.

Felice tú que adoras a quien ama,
que sientes los latidos de quien late,
que recoges sus lloros en tus labios,
y suspiras tal vez por leves males.

Al lado de tu esposa, Damón mío,
sólo mora una paz interminable,
y nadie hay cerca de ella desgraciado,
sino el triste que entona estos cantares.

Si así, porque sus penas son eternas;
sus penas que bondoso tú escuchaste
en la ciudad del reino de los Incas,
do la amistad a entrambos nos fue madre.

Hoy ¡cuán distintos! La amistad nos une,
y en eso nuestros pechos son iguales,
pero tú gozas de indecible dicha,
mientras que a mí me oprimen nuevos males.

Mas sé feliz, mis penas se mitigan
al contemplar que vives sin pesares;
mientras tanto yo pobre pido al cielo
para cantar tu dicha voz suave.

A *** (Salas y Quiroga)

Sublime virgen, a mi canto atiende,
y si mi nombre el eco de la fama
repite un día y te alboroza el pecho,
di, virgen mía, que tu amor me inflama.

Tu amor es quien mi párpado humedece,
tu amor el que da sones a mi lira,
tu amor es el que acalla mis pesares,
tu amor quien este cántico me inspira.

Por Delia suspiró Tibulo versos,
el Petrarca por Laura, y por Elvira
suspiró Alfonso, el cisne de la Francia,
y sus nombres por siempre tendrán vida.

¡Dichosa la beldad que ama el poeta!
Es eterna cual él… O virgen pura,
si los siglos audaz mi canto vence,
tu nombre será eterno y mi ternura.

Y en los remotos siglos una amante
repetirá a su amante tiernamente:
«Ámame cual Fileno amó…» Y entonces
tu nombre sabrá el mundo solamente.

Al pueblo español, en la época de su regeneración política y literario.

Quizás mis versos secarán el llanto
de algún hombre inocente y afligido.
Alma ardorosa con secreto encanto,
menospreciando el mundanal ruido,
quizá hallará en mis versos candorosos
mayor verdad que en versos más famosos.
J. L DE MORA. -Poesías inéditas.

Le poète est semblable aux oiseaux de passage
qui ne bâtissent point leur nids sur le rivage,
qui ne se posent pas sur les rameaux des bois;
nonchalamment bercés sur le courant de l’onde,
ils passent en chantant loin des bords; et le monde
ne connaît rien d’eux que leur voix.
LAMARTINE. [IX]

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PERDIDO EN EL CAMINO [Mi poema]
Marina Yuszczuk [Poeta sugerido]

MI POEMA... de medio pelo

 

¿Qué hace él allí, en el medio del camino,
desnudo, incomprendido y solitario,
sufriendo el sol que abrasa, sin sudario,
carente del ajuar con el que vino,
por qué ha de soportar este calvario?

Sin alma, sin zurrón, sin pan ni vino,
vagando ausente y sin confesionario,
sin cuentas que guardar en relicario,
va en busca a su pesar de su destino
ausente, cual cigüeña en campanario.

Las calles se entrecruzan en su mente,
la angustia se acomoda allí callada.
Nadie sabe lo que le pasa, nada,
hasta el viento se ha vuelto displicente,
para su mal no existe ya pomada.

Intenta allí poder armar un sueño
repensando en aquello a lo que amaba
y hasta el sueño contra él se rebelaba.
Tan triste se sentía, tan pequeño,
que un tiro se pegó. Y se despertaba.
©donaciano bueno

Un #tiro en un sueño? A todos nos ha pasado Share on X

Comentario del autor sobre el poema: Léelo hasta el fin. Y sonríe. En la vida, lo que siempre cuenta es el final. Estoy seguro que lo harás. Si no es así, estos versos serán un fiasco

MI POETA SUGERIDO:  Marina Yuszczuk

De Madre Soltera

Quiero decir las cosas de este año de la forma más delicada posible,
¿delicada por qué?
Porque no tengo que quedarme atrapada en la banalidad del lenguaje de la queja,
en el “estoy cansada”,
en “hace meses que no duermo dos horas seguidas”,
eso que no expresa nada o en todo caso recubre de un pelaje, duro y espeso
el corazón del problema
por llamarlo de algún modo y darle un corazón:
el cuerpo tan sensible como si la piel
estuviera ampollada por el sol
la mente, aturdida la arena del desierto al mediodía
y el alma, si es que se pueden abrir estas partes como en un abanico para decir
“esto es así, esto es así”,
el alma fina, crujiente, quebradiza
en su momento de aparente fortaleza máxima.

Béisbol de fantasía

Soñe con todos, parece exagerado pero fue verdad
dormí miles de horas y me desperté
súper cansada, y las cosas que anoche quedaron
arriba de la cama
esta mañana estaban en el piso
es raro que dormir sea una cosa tan tenue
más ocupada incluso que los días
tendría que haber sueños adentro del sueño
adonde descansar de veras, pero sobre todo
qué alivio que el mundo exista
y no dependa totalmente de mí
me dio mucho trabajo repasarlo, y además
no solucioné nada
algunas cosas que pasaron eran mejores que las que pasan en la vida
pero no demasiado
es como que lo malo y lo bueno estaban repartidos un poco distinto
pero seguían siendo lo malo y lo bueno
así que no importa
creo que me dije a mí misma esto, y me llevó toda la noche:
que el mundo imaginado es mucho menos maleable que el mundo real
porque uno se parece demasiado a sí mismo
y hasta dormido piensa más o menos lo mismo
entonces, estadísticamente es mucho más interesante
estar entregado a lo que pasa afuera
aunque las cosas se caigan de la cama.
De La ola de frío polar

Madre soltera

Quedar embarazada por error es una forma de quedar embarazada. ¿Y qué es un error? Una cosa que no estaba en los planes, eso quiere decir que nadie se la había imaginado. Algo que se lamenta después que sucede, o un deseo tan profundo que no se sabía, y el cuerpo se adelanta y lo realiza.

Este año mi vida sexual es estar en la cama con mi bebé
y eso me trae problemas. Después de parir
estuve abierta, no como en una herida
mi cuerpo se abrió como la boca de un pez para que salga
en una bola, gelatinosa, mi hijo
y así quedé, ni siquiera me hicieron un tajo pero por mucho tiempo me sentí
abierta, no como en una herida
como una ostra que se abre, completa
para entregar su contenido
y se cierra

después
el sexo se posa en el pecho
el pecho se abre
y en el pecho desnudo se abre
con la leche
una flor nueva

es lo más suave que toqué
es sexo y lo más suave que toqué.

*
Es difícil cuidar a un bebé porque va contra toda costumbre y aceleración, contra las ganas de que todo el tiempo pase algo, o de tener algo para contar. El bebé aprende cosas que se cocinan en un tiempo muy lento, lentísimo mientras dura pero que en la totalidad de la vida es un relámpago.

*
Uno se esfuerza por decir su verdad, por mantener cierta “fidelidad a la experiencia”, pero yo parto de la base de que todo lo que está pasando no se puede escribir. Y sin embargo quiero decir algo. Vivo en el mundo de la infancia de mi hijo, en un año sin lenguaje. “Poner el cuerpo” no alcanza para decir este estado, que es hacerme sólida cuando hace falta y después suave y después licuarme, sacar cosas nuevas del cuerpo que parece agotado, correr el límite, exprimir todavía un poco más.

*
Porque de última, ¿adónde empieza un cuerpo,
y adónde termina? ¿De quién es
la teta en la boca de mi bebé? ¿Y de quién es
ese hueco que siento, o que me siento
cuando no está en mis brazos?

*
Ahora, estamos saliendo de la cueva
o ya salimos
tenemos una casa que parece un hogar
tenemos ropa
pero los otros meses me escondí con mi hijo en una cueva
estuve con la teta al aire como una amazona
con la teta desnuda y lastimada
la mente suspendida, el cuerpo tenso
una flecha en el arco, tenso y listo
listo para abrazar, alimentar
siempre cerca
siempre vigilante y siempre cerca
de vez en cuando venían personas y me preguntaban cómo estás
yo creo que tartamudeaba
apelaba a los ecos de las conversaciones tenidas y escuchadas
para dar mi respuesta
y después,
contenta o aliviada
me agazapaba con la cría en un rincón oscuro.

*
El parto no se puede contar, o mejor dicho, del parto no se puede contar nada que importe. Lo que te rompe y te destruye y te tira contra la vida salvaje desnuda y temblando es otra cosa.

*
Esa es la luna, ¿te gusta?

*
A veces siento que la maternidad me destruyó. Nada, eso.

*
No sé cómo empezó
creo que fue el gateo
quizás fue antes
para hacerle lugar
a nuestro hijo
que además de comida y amor
mucho espacio
es lo que necesita
levantamos las sillas
pusimos la mesa contra la pared
sacamos las macetas al pasillo del edificio
así empezó la fiebre
que todas las semanas
se come un poco más de nuestra casa
estoy mirando mi biblioteca
y sueño con guardarla en cajas
eso me pone eufórica
necesito dedicarme a lo único que me sale bien
para lo único que sirvo
mirar una cosa por vez
con una intensidad
que me llena de melancolía
ser fiel a eso
este año es un baile con la destrucción
o algo menos drástico, puede ser
pero que sí
tiene su ritmo
significa que quiero tener menos
adentro y afuera
tener menos
quiero tener menos
más plata, menos cosas
plata para gastar
solamente en las cosas
que no se guardan
los taxis, las comidas
los paseos
las experiencias
las experiencias que se pagan con plata
un auto que me lleve a todas partes mientras miro todo
y caminar
no quiero guardar nada
no quiero guardar nada.

*
La noche es el infierno.

*
Este día es celeste
aunque está nublado, y llueve
“a cántaros”
este día es sagrado y celeste
o por lo menos
quiero que sea así
lo necesito
este año quiero pocas cosas
primero, la paz
mi bebé duerme al lado mío
y yo rompo la paz
sólo un poco para escribir esto, que también
es un pedido
la lluvia nos aísla y está bien
no tengo nada que decirles a mis amigos
ni a nadie que conozca
el caos se adueñó de mi casa
y hace falta pensar en la paz
no tener miedo de lo sagrado
las poetas mujeres que estoy leyendo sienten lo sagrado
¿y qué es?
para mí, es la vida
en su pequeña o grande posibilidad de moverse, de escurrirse
lo que sucede espontáneamente
en soledad
este deseo de tener un bebé
y lo que hicimos
todo lo que nos pasa
en esta casa donde nos aislamos
lo que le pasa a él
que le pasa de todo
y mi función consiste en ayudarlo
porque es sagrado y está lleno de delicadeza y gravedad
todo lo que le pasa
también, es invisible
como estos días transparentes de los que en el futuro no vamos a acordarnos

nunca pensé que los bebés tenían problemas tan intensos
y ellos no lo pueden expresar
por eso la frivolidad
de la gente que los mira al pasar y pregunta,
¿se porta bien? ¿duerme toda la noche?
¡quién va a dormir toda la noche
si pensara que al caer en el sueño
puede no despertarse!
mi bebé se descubre
y eso lo llena de miedo
el otro día que lo estaba cambiando lo dejé desnudo
eso le encanta
necesita sentir que es un cuerpo
y se tocó la panza, el pecho
por primera vez
me miraba y se reía
con alegría, un poco de sorpresa y alegría
pero después, cuando lo llevo al espejo del baño
no se quiere mirar
se ve que no está listo
y todo esto, yo sé que es muy difícil porque me pasó
algo se rasgó para él
que lo expresa gritando
también, algo se rasgó para mí
pero yo, en cambio
no grito
mi función es mantener la paz
o ser la paz
para mi hijo
ser una calma con los brazos abiertos
lista para recibirlo
cuando me necesite
por eso dije que este día es celeste
busco la paz
me deshago de la mayoría de las cosas
es todo muy difícil pero no gritar
es una forma de respeto
hacia el pequeño sufrimiento de mi hijo
también, una manera de ya no ser niña

un poco más de paciencia, y todo pasa
¿y qué es paciencia?
yo no sé si la tengo, pero no importa
la paciencia se toma del aire
se respira del aire
paciencia es disolverse y entregar
este cuerpo entrenado en la lucha
en el apuro
dejar que el aire entre
y ver lo que sucede
acá no hay nadie más
y no hay moral, todo ese ruido
el bla bla bla de la crianza
y los “consejos”
debe quedar afuera
me dedico a callar todo alrededor nuestro para escuchar con atención
para llegar a una comprensión delicada de lo que pasa en ese cuerpo indefenso y enérgico que cuido.

*
Una idea florece en el corazón como una planta con espinas.

54

Estoy cansada
y pienso en el cansancio
¿cómo se siente una madre?
¡yo qué sé!
pienso cómo se habrá sentido mi mamá
cuándo éramos bebitos, pero es fácil
puedo llamarla por teléfono y preguntarle
pero el resto no sé,
no tengo idea,
¿y yo?
me siento loca.

55

Todo es muy serio
y a la vez
liviano

la angustia junto con la risa
están ahí
conforman la verdad

los juegos son ligeros
¿dónde estoy?
¿adónde está mamá?
y si mamá no está
¿volverá?
¿me dejó para siempre?

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POEMA AL AMOR INCOMBUSTIBLE [Mi poema]
Alfredo Chacón [Poeta sugerido]

MI POEMA... de medio pelo

 

Al alba se marchó y aquí yo espero,
-se sabe que el que espera desespera-,
se fue sin despedirse tan siquiera
ni nota que dejar en el trastero.

Se fue sin hacer ruido, de puntillas,
cual fuera de mentir tuviera miedo,
se fue, con mis lamentos yo me quedo,
se fue de pie dejándome las sillas.

Lo supe porque el viento que pasaba
le vino a susurrar a mis mejillas,
el viento siempre haciéndome cosquillas,
tratando yo ocultar que me enteraba.

Y es hoy en que aquel tiempo queda lejos
que aun sigo con dolor, desesperado,
pues niego o no me doy por enterado,
tratando de tirar sigo los tejos.
©donaciano bueno

Por algo dicen que el #amor es #ciego? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Alfredo Chacón

LLAMADO

Ven mujer

vámonos
hacia nosotros.

LLAMADO 2

Vuelve a ser
tu ausencia repentina.
Decídete a empezar
por mí
donde nunca te busco
y siempre estoy.

LLAMADO 3

Lancemos al camino
sólo presentido
el paso que pueda conducirnos
hasta el principio del camino
hacia la andanza
presentida.

Es sólo eso,
pero
eso
es todo.

Quiero hablarte, palabra,
ser tu voz
y que tú seas la palabra de mi voz.
Te convido a decir
seguro de que dices
pero no conmigo
sabiendo que yo digo
pero no contigo.
Te convido a decirnos.
La voz de un poeta
se escucha en la espesura
de todos los poemas
y se llama dicción.
La prueba de la existencia de un poeta
se encuentra
en la invención que hace su voz
de la palabra.
Como la voz de un poeta
no se puede escuchar
sino en una palabra
inventada por el silencio de esa voz,
tengo la prueba
de la existencia de un poeta
de la invención que él y yo hacemos
del poema
en la espesura de su voz.

Palabra instigadora
del rumor de mis límites,
carnada echada en cualquier parte
de mi mar sin fondo,
llegar a ti
por el trasluz de este pensar
en el que escribo,
es lo más que presumo.
Seguir contigo sería demasiado.
Ni tú ni yo
somos capaces
de soportar tanto apremio.

NADA MÍO

De pronto
yo en mí
al descampado y sólo en mí.
Desatado
conmigo
sin nada mío
sin distancia con nadie.

ESCUCHA Y SIÉNTEME

Deja que el canto que te hablo
borre su trazo y se desmaye

Persuádeme con tiempo para huir
del alborozo mortecino en que persistes

No transijas Convénceme de ti

De todos modos
pues que nada es lo mismo
acude junto a mí y déjame contigo
en el lugar donde acabas de oír
esta tonada.

sendero que se bifurca

labios lengua para lamer
jardines en la pierna qué ofrecimiento el de los senderos
quiero el círculo violáceo del pezón
pero es dos veces
bifurca la sed de mi saliva.

Nítida, tórrido

Nítida corriente tórrida, tórrido y nítido el afluente que se asoma, empuja, entra en la llanura roturada. llegado al punto de volver a partir y del viento ácido, con su lento huracán lastima la pústula terráquea más visible, el cráter inmediato, el camposanto. Se convierte en su propia cábala geológica.

Aquí
Adentro Ahí donde no se sabe
dónde es
dónde se encuentra dónde queda
cómo se llegó

Ahí es lo que llena Aquí es lo que se llena
Llenura de vapor de agua
oscuro al rozarla con sus límites
de rebote
hacia adentro

Extasiada
en los recodos que no ha tocado
agobiada
por su propio peso vacilante
henchida
de sí misma
desbordada
de impulsos de materia disuelta
de presencia hueca y hacinada adentro.

DEL RUMOR DE MIS LÍMITES.

Retraerse. Crujir
de frío y de calor afuera.
Volver a entrar
ahíto de intemperie.
Seguir en esta duración
sin historia
con sólo desgarrones y sabores,
premuras y albricias
que no llegan a ser
lo que se quiere refutar, acoger,
lograr que nos concierna.

Quiero hablarte, palabra,

ser tu voz
y que tú seas la palabra de mi voz.
Te convido a decir
seguro de que dices
pero no conmigo
sabiendo que yo digo
pero no contigo.
Te convido a decirnos.

Como en juego

disuélveme, perdóname,
dame tu absolución.
Sigue fingiéndome
entre tanto,
no abandones todavía
a mi apariencia.

Por el ahora se sabe

que a todos algún día
nos tocó decir
lo que sólo uno de nosotros dijo:
“Las cartas de amor que escribí en mi infancia
eran memoria de un futuro paraíso perdido”.
Homenaje a Juan Sánchez Peláez.

La voz de un poeta

se escucha en la espesura
de todos los poemas
y se llama dicción.

La prueba de la existencia de un poeta
se encuentra
en la invención que hace su voz
de la palabra.

Como la voz de un poeta
no se puede escuchar
sino en una palabra
inventada por el silencio de esa voz,
tengo la prueba
de la existencia de un poeta
de la invención que él y yo hacemos
del poema
en la espesura de su voz.
Para Alejandro Oliveros.

Cómplice, insalvable compañera

de mi culpa,
sigue siéndolo conmigo
y como si tu culpa fuese mi regalo.

¿Qué quieres

que yo no sea
otra cosa sino vista ciega
o que yo sea
la piel que te recubre y se estremece?

Con presencia
sin forma
el toque de la mano
insaciablemente sentida.

Palabra instigadora

del rumor de mis límites,
carnada echada en cualquier parte
de mi mar sin fondo,
llegar a ti
por el trasluz de este pensar
en el que escribo,
es lo más que presumo.
Seguir contigo sería demasiado.
Ni tú ni yo
somos capaces
de soportar tanto apremio.

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YO LLAMÉ A LA PUERTA DEL MUNDO [Mi poema]
Jacinto Santos Verduga [Poeta sugerido]

MI POEMA... de medio pelo

 

Llamé, al mundo llamé. Fue en una tarde,
que junio era ese mes cuando los viejos
al sol salen, igual que los conejos
y el monte en su esplendor se encuentra que arde.

Fue un golpe, un estertor, una llamada
aquello que yo vi, duró un segundo,
asido de los pies, rojo, iracundo,
de azote y de palmada tras palmada.

Aquí debo decir que no vi nada
mas crean si les digo que aun recuerdo
al verme allí desnudo como un cerdo
dispuesto ya a sumarme a la manada.

Después, todo paso, llegó la fiesta,
había que anunciar bien mi llegada.
Lo que luego ocurrió no entiendo nada,
que hoy sólo ya disfruto de la siesta.
©donaciano bueno

Qué historias! Share on X

Qué emocionante el momento de nacer y qué interesante sería el poder recordar esa primera vivencia de la salida del vientre de la madre.

MI POETA SUGERIDO:  Jacinto Santos Verduga

Poema final

A Francisco Pérez Febres-Cordero

Perdónenme
si mi silencio
les causa ruido,
si les duele
la herida
que yo he curado.
Comprendan,
no es mía la culpa,
ya estaba señalado.

Jacinto Santos Verduga
bahieño; 1944 – 1967
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Réquiem
Lentes míos,
en qué rincón
de la noche
se quedaron dormidos.

Un niño

Un niño
me persigue
y pregunta
por mi extraña
manera
de ser padre.
Me mira
desde un
alcantarilla.
Muéstrame
la sonrisa
que a esta edad
tuviera
y se va
en silencio
mientras llora.

También los ángeles se suicidan

Al Dr. José Santos Rodríguez

Un coro de botellas
trasnochadas
tejió este abismo,
al que me asomo
para veri mi rostro.
Inevitablemente
la noche
me espera
en la esquina.
Díganle
que no tardo.

Uno menos

A esta hora,
mientras escribo
la palabra territorio,
a una mujer que amo
le escarban la vida…
Con las herramientas
de la muerte
le están borrando
la huella digital
de mi ternura.

Poema al hijo

„No hay mejor padre
que aquel que no tiene hijos,
ni mejor hijo
que el que no nace“.

Hijo mío:
pequeña levadura de mi sangre,
honda raíz sumergida
en el centro
de la vida
verdadera.
Lentejuela
activa y esencial,
controlando el ritmo
de las internas palpitaciones.
Desnuda soledad
en un secreto cosmos.
¡Arco iris!
Estela cincelada
en el vuelo
de nueve cometas blancas.
Hijo mío:
delgada sonrisa
del dolor naciente,
prolongación del llanto
en lluvia multiplicado.
Antes que me asombre
el milagro
de la creación,
quiero reconocerme
en estas palabras
que desvelarán tu sueño
y rasgarán la calma
de tu íntimo universo.

Esférica,
completa,
ideal,
fue la antigua residencia
de mis sueños,
donde las diminutas manos
palparon el cielo
de la elástica membrana
y la savia
me llegaba puntual
por los profundos conductos
de todas las arterias.

El sol de su sangre
lloraba mis tejidos
y todo su espíritu
hichaba mis venas.

Yo vivía pensando
por los milenio.s próximos,
sin saber que pronto
se cumpliría el plazo,
y así me sentí,
de repente,
con otra luz y oxígeno distinto.

Si me hubieran
anunciado antes
todo lo que me esperaba,
seguramente
mis dedos habrán crecido
para hacerse garras
y prenderme fuerte
por todas las paredes
de sus íntimas entrañas.

Yo no sé
por qué la vida
no continúa siempre,
segura y altiva,
en el vientre de las madres.
Para qué salir
si en cuanto estamos afuera
empieza nuestra muerte.
Por qué seguir
si sólo nueve meses tiene la vida.

Yo amé aquel recinto santo…
y aún lo extraño.
Y cómo no pensar en el regreso,
si regresar fuera posible,
cuando sabemos
que adentro no hubo guerras,
ni hambre, ni desolación, ni muerte.
Sólo amor. Un cosmos diferente.

Mi infancia
fue una estrella en fuga
fugaz
y la estela que dibujó
en mi recuerdo,
un lacerante desgarramiento de los sueños.
Pronto fui hombre.
Las lágrimas habían endurecido tanto
que pesaban en mi rostro.
Y las dejé atrás.
Vino el amor.
Y con él, el caos.
El ascenso a la cumbre
de todas las esperanzas
y el descenso a la sima
de todos los desengaños.

Todo en mí
llegó inesperadamente,
la vida, la muerte larga
y este anillo en la mano izquierda.
Hasta tu latir
lo siento inesperado.
Créeme,
he pensado
mil veces en tu existencia
y me parece hermosa
por todo lo que traerás de nuevo,
por la risa que nacerá en tu boca
para regarse en este pequeño cuarto,
por el tamaño de tus dedos
y el color de tus ojos.
Por todo lo primero
te necesito y espero.

Pero, hijo,
¡cómo hablarte,
sin herirte, de lo que ignoras?
Por lo mucho que te quiero
no quisiera que fueras,
por todo lo que te espera
no desearía esperarte.
No ves, que a veces,
en mí se anida tal paradoja,
que pienso
que no hay mejor padre
que aquel que no tiene hijos,
ni mejor hijo
que el que no nace.

Te diré y no te asombres,
que mientras mueren los niños
en algún lugar del mundo,
los otros no han dejado de ir al cine,
que la tragedia nos visita tanto
que cuando no llega, la esperamos.
Te diré pequeño mío,
que éste tu padre
sufre el sufrimiento
que no le es propio,
vive con el sueldo estrecho
—hasta hoy no he comprado
a mi boca
un pedazo de sonrisa—,
mira por las noches las estrellas
y para casarse
alquiló un terno viejo.

Si tú quieres
puedes venir.
Ven. Llega.
Yo besaré tu fresca piel mojada
y cuidaré las horas de tu sueño,
haré con mis brazos un cerco
para que juegues todas las mañanas,
seré tu sombra, si tú quieres,
tu mejor caballo de juguete,
pero no me mires nunca,
por favor, con malos ojos;
no me tengas venganza,
te lo ruego,
si se desgarra tu alma
por algo que no pueda evitarte,
si te muerde el cáncer,
si te hiere el desengaño,
si te amenaza la guerra.

Por Dios, hijo,
no quiero que sufras,
que nunca se humedezcan tus ojos
ni suba la fiebre a tu cabeza,
que nada desvele tu sueño
ni llegue el momento
que tú me preguntes: «¿por qué?»
y yo no sepa contestarte.

Si después de todo
tú llegas,
con los ojos más claros
por lo que te he dicho,
y amas la paz
y las cosas sencillas,
y das tus calcetines,
tus zapatos,
la camisa que llevas
y hasta tu misma alegría
al primero que encuentras,
yo bendeciré tu llegada
y amaré la vida.
Ganador del Segundo Premio del Ismael Pérez Pazmiño de 1966

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DEL HOMBRE Y SUS CIRCUNSTANCIAS [Mi poema]
Antonio Soto Alcón [Poeta sugerido]

MI POEMA... de medio pelo

 

Que el hombre nace y crece hasta que un día
comienza a decrecer
y acaba por decir hasta más ver
siguiendo la divina profecía
que indica su destino es fenecer.

Que hay quien nace y no tiene que comer,
y un día y otro día
saltando va de vía en otra vía,
-la estancia aquí del hombre es padecer-,
dudando si es que al fin lo lograría.

Y sigue caminando a la deriva
sin rumbo, siempre a ciegas,
en busca de una luz que anda furtiva
que anime y le permita sobreviva
salvando de la quema y las refriegas.

Que el hombre es ese ser que no se entera
que aquí él es temporero
y debe de sudar, pues que el sombrero
no sirve a mitigar tan tensa espera
muriendo en algún ruedo cual torero.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDO:  Antonio Soto Alcón

PUBIS PÚBER

La muerte, sí,
pero mientras viví
qué hermoso fue todo.

Todo en ti es milagro:
vulva, labios, flor,…
Beso negro de mi boca,
por ti se cierrran los mares
y se desbordan los ríos,
por ti y solo por ti
vivo y muero.
Rincón oscuro de mi alma,
llaga roja de mi sed.

Me preguntas, Glauco,
cuál es la flor más hermosa
de tu jardín,
y yo sin dudarlo, te respondo:
la de tu mujer, Glauco,
la de Viniria con diferencia.

Abre tus largos muslos
y que mis ojos los admiren.
Ahí, en tu frondoso valle quiero vivir,
de tus manantiales frescos quiero beber.

COMO ESOS VIEJOS BARCOS

Como esos viejos barcos
que atracan al atardecer,
a los que nadie espera,
y al final, nadie llora cuando parten,
así tu vida, cuando avista
el último faro que alumbra tus días,
alejándose hacia ese oscuro mar
de donde jamás se regresa.

AVISO A LA MUERTE

Si me sorprende la muerte
que no diga:
“Estos ojos fueron míos,
estas manos, estos labios”…
Ella bien sabe a quién perteneció
mi boca y mis palabras,
a quién le permití poseerlas.

JARDÍN

Un árbol y un pájaro me bastarían
si tu corazón no existiera antes que ellos.

EN LOS TANATORIOS

De madrugada en los tanatorios,
siempre se espera a que un ángel
entre por la ventana.
Mientras unos lloran desconsolados
a la palidez de ese rostro,
otros -con semblante serio- hablan
y cuentan historias de éste
que reposa al otro lado del cristal;
sin embargo,
el que yace entre lirios y rosas,
sonríe vagamente feliz
a todo lo que ha dejado atrás:
dolor, llanto, traición, envidias, pasiones.

ESPERANDO EL POEMA

Mientras llega el poema
contaré los pelos de tu pubis.

OSCURO AMOR

Cuando acercas tu pubis a mi rostro
toda la noche cae sobre la tierra.

OBDULIO

Obdulio,
si las rosas no te dan placer
busca el placer en las margaritas.

CLAUDIA

Claudia,
los semáforos se entrometieron
en nuestro camino.
Mientras tú los cruzabas en verde,
a mí se me pusieron todos en rojo.

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MI POETA INVITADO:  José Antonio Funes

A manera de consejo

Nunca dediques poema a mujer alguna.
Los amores posan y luego pasan
ante la cámara absurda de la vida,
mientras los versos avergonzados quedan,
heridos en su honor
de ver a la ingrata que se va con otro,
o se adentra para siempre en la niebla del nunca más.

Piensa en la lluvia
y su vieja canción sobre los techos,
en el mar que guarda
un cofre de versos a cada poeta,
en el viento viajero
que sabe bien de faldas y sus secretos.

Nunca dediques poema a mujer alguna.
Mejor díselo al oído,
en esa intimidad
donde la poesía es una caricia inédita,
el bálsamo que alivia
todos los dolores del mundo.

Canto del agua

Aprendemos del tiempo
a no malograr su jugo transparente,
a detenerlo en las ventanas o encerrarlo a besos.

Porque la noche es golosa con las horas;
no entiende que tu piel es un laberinto
donde mis manos despedazan el sueño.

Y más allá de eso,
subo con la luz en tus peldaños dulces,
derribo copas,
hago cantar el agua de tus labios.

Y todo es bello
como un violín en las manos de un ángel ,
como un canto
o un silencio perdido entre dos pájaros.

No solo por escribir escribo

Es que necesito escuchar a ese otro,
a quien le brillas o le sangran las palabras,
el que sufre porque todo el universo no cabe en un poema
y porque no hay adjetivo
para explicar la mirada de esa muchacha.

Es que me gusta asomar el alma por la ventana
para espiar a la noche con sus flores y sus fieras.
Escribo, no para sacar panes donde hay hambre,
sino para escucharme a mí mismo
palabras que enmudecen ante la muerte.

Euclides pudo haberlo dicho

El amor es un punto
donde un hombre y una mujer
se unen.

El amor es un punto
donde un hombre y una mujer
se separan.

El amor es un punto.
Editorial Gravola

YO ENVIDIO [Mi poema]
Jorge Luis Pérez Armijos [Poeta sugerido]

MI POEMA... de medio pelo

 

Yo aquí a veces quisiera renunciar
a la patria del pueblo en el que vivo,
aun a fuer de tener que ser mendigo
de un permiso en algún otro lugar.
Pues los oriundos no saben apreciar
lo que otros reconocen de su historia
trucando la verdad de la memoria
y no le cejan jamás de denigrar.

¡Yo envidio a ese pueblo ecuatoriano
tan humilde, sencillo y tan chiquito,
que supieron lanzar en Quito el grito
sin ceder la altivez de ser indiano!
Felices de enseñar a visitantes
su pasado primitivo y colonial
y de ambos a la vez sentirse igual
lo que hoy son, que vinieron, los de antes.

Pues la historia es el bagage natural
de padres que a nosotros precedieron,
lucharon trabajaron y sufrieron,
realizando cosas bien y otras muy mal.
Es preciso estudiarlas a granel,
forzoso separar paja del trigo,
a los dos refugiando y dando abrigo
salvando con cautela ese dintel.

Que mirando al pasado siempre hay sombras
y entre esa oscuridad algunas luces,
evitemos poder darnos de bruces
empezando a mimar a las alfombras.
Y en la tela que forma esa maraña
valuemos el papel que ésta ha jugado,
¡lo que otros pueblos hubieran deseado!
aprendiendo a querer a nuestra España.
©donaciano bueno

MI POETA SUGERIDO:  Jorge Luis Pérez Armijos

Quintetos julianos

A la reina del cerro Santa Ana

Estrella, con tu fino salero
resaltas en tu belleza criolla,
¡relumbra grácil de tu esmero
la pureza que cual una joya
parpadea en gratos luceros!

¡Retumba a la ola de tu encanto
el fulgor bravío que esconde
bajo la profundidad de un canto
esa franca serenidad donde
late en secreto el albo manto

que vela tras tus ojos oscuros:
es tu inquieto corazón puro
que en darse a Guayaquil se ufana
y con benevolencia lozana
acepta que los dos sean uno!

Cruces de noviembre

Sus lágrimas no hicieron el río.
El río ya estaba ahí.
Si no, ¿por qué
precisaban piedras para hundirlos?

Plomo y piedras su Última Cena.
¿Cómo desayunarán
aquellos valientes
que ejecutaron esa condena?

¿Habrá volado la calle antes
de que la cubran de piedras?
Como volaron ellos
y por eso les pusieron lastre.

¿De qué color era el río?
¿Cómo era la consciencia?
¿Dudó algún gatillo?
Guayaquil no será el mismo.
17 de noviembre de 2015

Amor de verano pasado

¿Dónde estás, amor de verano?
Tu memoria la he descuidado.
Busqué entre mis recuerdos, en vano
tu nombre, mas lo he olvidado.

Aunque tu nombre se ha volado
junto a él un día joven fui,
mas diez veranos me han pasado
y ya sus letras yo las perdí.

Hoy que volvió a mí tu recuerdo
te volví a sentir feliz, cálida
y sentí otra vez que me pierdo
tocando tu piel de luna pálida.

Tronó mi lira en verso yambo
al volver tu olor de alcachofa
y me enredé en tus pelos zambos
al recordarte en esta estrofa.

Te recordé feliz en la playa
y te vi reír en la terraza
tus ojos, estrella que estalla,
pasean mi azúlea plaza.

Amor del verano que pasó
qué suerte fue olvidar tu nombre.
Tú ya eres mujer y yo hombre:
si llego a recordar tu nombre
o si te llego a volver a ver
dejarás de sólo recuerdo ser.
Si te evoco, te mato, mujer;
tu memoria impoluta quedó,
mas el tiempo igual avanzó.
Septiembre de 2014

Sonetillo a Guayaquil

La celebro con risa
y cántole sin velo,
la ahondo con esmero
si ando su algarabía.
¡Es cuna de flores mil,
es la bella Guayaquil!

La bella, la estrella,
ha vuelto a Octubre.
¡Guayaquil es la reina
que en mi pecho sube
cual espuma de alba
retumbando certera
mi palpitante alma
que amarla anhela!
Octubre de 2014

Y yo aún no sé cómo se llama

A Wayne Kemp

Aunque son años desde ese día
recuerdo aún cómo se veía
la noche que la invité a bailar.
Hablamos de todo, luego de más
y al despedirnos dijo «si te vas
espero que volvamos a quedar».

Amanecí con esa sonrisita
y la llamé para agendar cita
apenas terminé de desayunar.
Pero un recuerdo se me esconde
cuando al teléfono me responde:
de su nombre no me puedo acordar.

Pues arece que está permitido
que aunque un nombre esté omitido
puedan dos igual llegarse a gustar.
Cuando es una cuestión de instinto
una rosa por un nombre distinto
aún podrá su cariño entregar.

Y a pesar de lo que no sabía
esa relación igual florecía
hasta que con la rodilla doblada
yo le entregué un viejo anillo
que escondía tras su flojo brillo
una inscripción que no decía nada.

Mas pensé que sería informado
estando ya frente al abogado
que iba a unirme con mi dama,
pero después de que ella firmó
cuando por mí el juez le preguntó
dijo ella «no sé cómo se llama».
UPF, 5 de octubre de 2015

Jacinto está ahí

En la casa de un poeta
un pájaro abre la puerta
deslumbrándonos cuando vuela
con el silencio de su estela.
En la noche con que me visto,
en qué rincón de mi hastío
posáronse los lentes míos
y ahí se quedaron dormidos.
11 de noviembre de 2015

por contreras

A Santiago González

Bajo un corto y descalzo cielo
fusilaron a pedro contreras.
Durmió dieciséis horas enteras
y no soñó con el leve velo
de un perdido último anhelo.
Le dijeron que de madrugada
quedaría su deuda saldada,
que conocería al Redentor,
su único posible Salvador;
mas se tardó la hora pactada.

Y por eso Pedro durmió tanto.
Mientras dos campanadas sonaban
ante el Coronel, que almorzaba,
no hubo quién ofreciera llanto
cuando iba Pedro bajo el manto
gris que de sábana a sudario
convertiría cuando un notario
atraviese en línea certera
el nombre de un Pedro Contreras
archivado en asuntos varios.

Se cuadran tres rifles a mansalva
y con eso llegan las ofrendas:
ni cura, cigarrillo, o venda.
—Quiero que ninguno use salvas
—dijo con su aliento de malva.
—¿Una última petición? —terca
voz a sus oídos le alterca.
Asoma un silencioso velo.
Su bandera brame en el cielo.
—Sí: que me disparen más de cerca.
12 de diciembre de 2015

Cruces de noviembre

Gritos ahogados incesantes
les raen sus ropas como hiedras.
Ojos sin lágrimas anhelantes
llevan el vientre lleno de piedras.

Sumergido el ímpetu seco,
el agua se tiñe en sus heridas.
Retumba en la calle el eco
desde su memoria sumergida.

¿La hunde al adoquín la calle?
¿Atraviesa a la piedra el alma?
¿Cuánto lastre la sangre precisa
para oír la clamante prisa
que el río erosionó a calma
logrando que el dolor se acalle?

Soneto a Leonora

¿Por qué llegas, Leonora?
¿Di por qué me has buscado
poniéndote a mi lado
precisamente ahora?

Leonora, mi tormento.
Tu verbo es mi sentencia,
mi ansia es tu presencia,
tu ausencia, mi lamento.

Tu salero y tu maña
quemándome la entraña
a mi temple derrocó.
Si tu sol ya me quemó
más tu ausencia me daña
con tu voz que es sin tu voz.

Ojomeneo a Guayaquil enguayaberado

Guayaquil de mis sabidos
¡cómo brota del estero
tu ciudadano bielero
en un pasillo perdido?

Pana enguayaberado
llevas en la frente el sino
de ese fulgor octubrino
que nos dejó por legado

fino acorde rasgado
en el olvidado trino
que por mandato divino
Olmedo ha enviado…

Guayaco en guayabera:
¡son tus manos el reflejo
del cansancio sin complejos
que nos lleva a nueva era!

Guayaquil de mi relajo,
mi aliento aguardentoso
ya te declara gustoso
¡viva Guayaquil, carajo!

Ley de la ex

En mi vida, no hay duda,
si sucede cosa alguna
siempre es la más reciente
la que en mis gustos presente
se sitúa cual la mejor.

Describo la situación:
¿Cuál fue peor borrachera?
La que sucedió apenas.
¿Poema que mejor hice?
El que recién me leíste.
¿El disco que más me gusta?
El que tengo en escucha…

Aunque esta fijación
también tiene excepción:
a la que más he querido
no es la que se ha ido
justamente ya recién:
yo a esa olvidé.

Nostalgia no embelesa
la memoria de aquella
que el tiempo más alejó,
mas lo que pasa es que yo
con el tiempo inoportuno
voy perdiendo el buen gusto.

Soleares a tus lágrimas

Ante el féretro mortal
tu agónica ausencia:
una premonición fatal.

En la cúpula oscura
donde fui y soy hastío
por silente amargura.

Algún día el derroche
de tu usurpada presencia
me llevará con la noche.

Tú, agónica ausencia,
¿donde fui y soy hastío
de tu usurpada presencia?

Aves raras

A Abel Meeropol

Aves raras a la costa,
moto oscura y alma negra.
En la intersección mora,
aves raras nos espera.

Galante escena a la vista.
Testa blanca, boca rota,
el monte que se rebosa,
y un ave de rapiña.

Fruto verde o selene,
y desatender al caos,
pudriéndose bajo un árbol,
aves raras se nos vienen.

Vive, sueña, siente – Poema a Rotaract

Reprime el deseo de esperar
o dejar que otros se encarguen.
Te cansarás de mirar al cielo
a ver si alguna lluvia cae.
Rompe esquemas cual solución:
a que llueva no esperes, haz llover;
crea el cambio y sé la lluvia.
Trata ser el cambio que quieras ver.

Soleares a la tempestad

Tal como lo encontré escrito en una curiosa tipografía

Yo no sabía si el hache de pe era ya loco o si el viento lo dejó así. Luego, mucho después, caí en cuenta de que a lo mejor tampoco había sido ciego antes del vendaval, pero en ese momento no lo había pensado. Sólo sé que en ese momento, cuando lo recogimos, el viejo, con el pecho jodido, dijo esto:

«¡Ay, el fulgor de los aires!
¡Ay, el fulgor del hastío!
¡Ay, por qué el aire trae
la tempestad del destino?

»Un Rey que en su corona
sólo reina confusión,
de su tormento desploma,
repta, y luego, emerge
una borrasca infernal,
la que nunca se suspende;
un bufón sabio lo busca
do en el cielo sombrío
todas las almas ululan.

»Eran cuatro que eran dos:
un bufón, un sabio, un rey,
y un loco: sólo una voz.
Mas la tormenta atrajo
de un averno remoto
visitas de otro caos.

»De una rajada tela
raída veintitrés veces
una ave blanca vuela;
tempestad de tempestades,
el Rey de emperadores
se embarca en su cauce.
Otra alma, Rey también,
de oído inundado,
sufre el aire que tal vez
le habría sofocado
en voces intempestivas
soplo danés de antaño.
Hubo también quien volando
andaba lavándose las
manos, creo yo en vano,
luchando contracorriente
en ese rojizo viento
teñido de sal o muerte.

»Vi una paloma negra,
vi una de curioso pico,
era tacaña cigüeña
hija del viento marchito,
que causaba tanto ruido
como mil quinientos gritos.

»Las cosas se disolvían
con el cantante soplido
desgranándose en harina;
ya éramos tres las almas
vagando en el tormento,
bajo esas otras almas.

»Vi dos que juntas volaban,
ninguna era Francisca;
mi aliento se escapaba,
ni amor ni empatía
el cuerpo me calentaba:
sé que sentí que moría
cuando vi dos almas juntas,
las que muertas juntas yacen,
supuse que eran puras,
y caí cual muerto cae».

—¡Cállese, viejo hijueputa, no me venga con pendejadas, ¿qué va a haber visto nada? —le dije, o algo así le dije, no sé ya. Ciego y loco. El punto es que ahí mismo se desfalleció. Cayó como caen los hombres, en el suelo.

Por no hacerle un feo, lo fuimos a llevar al cementerio de la quinta de Vueltalarga. Ahí lo enterramos en una caja propiedad de doña Marita. Como nunca le supimos el nombre, no le marcaron nada. Nadie ha venido a preguntar por él.

Rosca de Reyes

Detrás del paso de la estrella
van los tres sabios con sus ofrendas.
Con el oro para el rey va Melchor,
Gaspar lleva incienso, con fervor,
y Baltasar, de alma perfecta,
va presto detrás, con las maletas.

Melchor habla: «¿Qué llevas, Baltasar?
¿Oro o incienso vas a ofrendar?».
—Para Dios o para Rey, lo vuestro,
yo llévole algo más ameno.
—dice ya dejándolos en vilo
el mago que viene de Egipto.

Calmado el rey negro respira:
«Lo que yo traje se llama mirra».
—¿Qué es eso? —les pregunta Gaspar
—Es algo que sirve para callar;
¿qué mas te da? —dice el Rey mayor
y todos se callan ante Melchor.

Cruzando el Mediterráneo
Dice Gaspar, dejando el remo:
«¿Por qué traemos tanto carbón?
¿Y por qué sólo voy al remo yo?»
—Tú remas más bonito callado
—sentencia locuaz Melchor el blanco.

Conversa el rojo con el negro
inquisitivo, pero muy quedo:
—¿Y este recorrido tan largo?
—Es que somos más reyes que magos.
—¿Por qué no tenemos quien nos reme?
—Pues somos más humildes que reyes.

Cerca de las puertas de Belén
se recorre el rumor que son tres
y sendos presentes ellos traen.
Van tras esa estrella que yace
sobre aquel humilde pesebre
donde les espera Dios, alegre.

Y cuando al niño al fin lo ven
atento les saluda José.
Su don le ofrece el fiel Melchor:
«Es de Atenas el Oro mejor».
—Incienso para un Dios celebrar
—adjunta presto el indio Gaspar.

José que bien ya ha percibido
que uno ha desaparecido
pregunta por el Rey de Egipto
y le dicen sin algún decoro:
«pues detenido se fue el moro
por haber querido traer opio.»

Marea

1
Todos sabían que estaba enamorado de ti
menos yo.
Tomé mi verbo y lo convertí en prosa.
Cumplí la promesa que habría de romperse
porque detenerme y especular no hubiere sido correcto
cuando ya estaban las cosas habladas.
¿Por qué ser feliz y enamorarme si es culpa tuya
hacer una llegada tardía al ardor de mis entrañas?

Que no te sorprenda saberme aún enamorado,
pero ahora sin oportunidades.
La pasión no tiene caducidad,
mas la fortuna no siempre sonríe, y
sólo lo hace para los audaces.
Remaré en mi mar de agonía.

2
Remo en un mar de agonía.
La noche arropó a la noche
y encerrada está en su broche
nuestro secreto de aquel día.

Y temo al verte destaparlo,
mi acierto de melancolía;
a mis pasos huecos de Gran Vía,
y a mi silencio sin buscarlo.

Busco a tus pasos con los míos
dentro de mis recuerdos te huelo;
con tu voz sereno mi hastío
y desde la distancia te velo;
y a tu inverosímil regreso
anhelante, al dormir, yo beso.

Estrella de Octubre

¡Belleza sin par!
¡Profunda la mar
de ese mirar
al que olvidar
será castigo!
¡Yo no consigo,
pitiminí,
encontrar en ti
fino detalle
que innoble halle!
Mi soberana:
¡sé que el Santa Ana
por ti suspira
y uno mi lira
a su anhelo
que sin un velo
va a reclamarte
para amarte
pues, tú, estrella,
eres tan bella
que tu dulzura
es de altura
de flor en abril!
Tú eres mía.
¡Eres Guayaquil!

Soneto a una señorita Vigilante

Señorita, lo digo plano,
yo entiendo la situación:
lléveme, no más, al canchón,
pero cogidos de la mano.

Vigilante ojos de fiera,
no he venido a quejarme,
puede usted a mí citarme
tantas veces como requiera.

Cómo podré presentar queja,
su autoridad me abulta;
veo en usted una compleja
pasión que uniforme oculta.
Acepto mi culpa si deja
su teléfono tras la multa.

Soñé

Hoy me levanté pensando en ti,
en ti me levanté pensando.
No sé por qué, mas sé cuánto.
Por ti toda la noche
pasé recordando.

Soñé que vivía suspirando,
y que iba hablando de ti
y para ti suspirando.
Y el recuerdo tuyo
llegó susurrando.

Ya que hoy me levanté pensando en ti
contigo pasé la noche soñando.
No sé cuánto perdí despertando,
porque sólo pensando en ti
podré vivir abrazado;
y ya que me levanté
hoy pensando en ti
me fui a dormir
yo de nuevo,
volando.

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A UNA MERETRIZ EN DECADENCIA [Mi poema]
Gonzalo de Berceo [Poeta sugerido]

MI POEMA... de medio pelo

 

Tú, linda casa que amenazas ruina,
que a forasteros les brindas tu portal,
de aquí sean o de marte te da igual,
que vendes el placer en cada esquina.

¡Pobre mansión compuesta de argamasa
chamuscada por sol pero sin toldo,
que bailas al vaivén de alguna brasa
y observas las pavesas y el rescoldo!

Cada día que pasa es tu morada
aceite de un candil que se consume
para de inanición morir ajada.

Del cigarrillo la última calada
a expensas ya de que esa luz se esfume
y ponerle un bozal a tu almohada.
©donaciano bueno

Ese oficio, dicen que el más antigua del mundo, tiene una triste decadencia.

Da igual lo que pidiera... Siempre quise
que, de una puta vez, se iluminara
tu rostro indiferente y me abrazara
el fuego de tu cuerpo sin tabú.
(Gonzalo de Berceo)

MI POETA SUGERIDO:  Gonzalo de Berceo

¡Eya, velar! ¡Eya, velar! ¡Eya, velar!

Velat, aljama de los judíos,
¡eya, velar!,
que non vos furten al Fijo de Díos.
¡Eya, velar!
Ca furtárvoslo querrán,
¡eya, velar!,
Andrés e Peidro et Johán.
¡Eya, velar!
Non sabedes tanto descanto,
¡eya, velar!,
que salgades de so encanto.
¡Eya, velar!
Todos son ladronciellos,
¡eya, velar!,
que assechan por los pestiellos.
¡Eya, velar!
Vuestra lengua tan palabrera,
¡eya, velar!,
havos dado mala carrera.
¡Eya, velar!
Todos son omnes plegadizos,
¡eya, velar!,
rioaduchos mescladizos.
¡Eya, velar!
Vuestra lengua sin recabdo,
¡eya, velar!,
por mal cabo vos ha echado.
¡Eya, velar!
Non sabedes tant de engaño,
¡eya, velar!,
que salgades ende este año.
¡Eya, velar!
Non sabedes tanta razón,
¡eya, velar!,
que salgades de la prisión.
¡Eya, velar!
Tomaseio e Matheo,
¡eya, velar!,
de furtarlo han gran deseo.
¡Eya, velar!
El discípulo lo vendió,
¡eya, velar!,
el Maestro non lo entendió.
¡Eya, velar!
Don Philipo, Simón e Judas,
¡eya, velar!,
por furtar buscan ayudas.
¡Eya, velar!
Si lo quieren acometer,
¡eya, velar!,
¡oy es día de parescer!
¡Eya, velar!
¡Eya, velar! ¡Eya, velar! ¡Eya, velar!

El pobre caritativo

Milagros de Nuestra Señora – versos 525 a 564

V
Era un omne pobre que vivié de raziones,
non avié otras rendas nin otras furcïones
fuera quanto lavrava, esto poccas sazones:
tenié en su alzado bien poccos pepïones.

Por ganar la Gloriosa que él mucho amava,
partiélo con los pobres todo quanto ganava;
en esto contendié e en esto punnava,
por aver la su gracia su mengua oblidava.

Quando ovo est pobre d’est mundo a passar,
la Madre glorïosa vínolo combidar;
fablóli muy sabroso, queriélo falagar,
udieron la palavra todos los del logar.

«Tú mucho cobdiciest la nuestra compannía,
sopist pora ganarla bien buena maestría,
ca partiés tus almosnas, diziés Ave María,
por qué lo faziés todo yo bien lo entendía.

»Sepas que es tu cosa toda bien acabada,
ésta es en que somos la cabera jornada;
el Ite, missa est, conta que es cantada,
venida es la ora de prender la soldada.

»Yo so aquí venida por levarte comigo,
al regno de mi Fijo, que es bien tu amigo,
do se ceban los ángeles del buen candïal trigo;
a las Sanctas Virtutes plazerlis há contigo.»

Quando ovo la Gloriosa el sermón acabado,
desamparó la alma al cuerpo venturado,
prisiéronla de ángeles, un convento onrrado,
leváronla al Cielo, ¡Dios sea end laudado!

Los omnes que avién la voz ante oída,
tan aína vidieron la promesa complida:
a la Madre gloriosa que es tan comedida,
todos li rendién gracias, quisque de su partida.

Qui tal cosa udiesse serié malventurado
si de Sancta María non fuesse muy pagado,
si más no la onrrase serié desmesurado,
qui de ella se parte es muy mal engannado.

Aun más adelante queremos aguijar:
tal razón como ésta non es de destajar,
ca éstos son los árboles do devemos folgar,
en cuya sombra suelen las aves organar.

El clérigo simple

Milagros de Nuestra Señora – versos 877 a 940

IX
Era un simple clérigo pobre de clerecía
dicié cutiano missa de la Sancta María;
non sabié decir otra, diciéla cada día,
más la sabié por uso que por sabiduría.

Fo est missacantano al bispo acusado,
que era idïota, mal clérigo provado;
Salve Sancta Parens sólo tenié usado,
non sabié otra missa el torpe embargado.

Fo durament movido el Obispo a sanna,
dicié: «Nunqua de preste oí atal hazanna.»
Disso: «Diçit al fijo de la mala putanna
que venga ante mí, no lo pare por manna.»

Vino ante el obispo el preste peccador,
avié con el grand miedo perdida la color,
non podíe de vergüenza catar contra’l sennor,
nunqua fo el mesquino en tan mala sudor.

Díssoli el obispo: «Preste, dime la verdat,
si es tal como dizen la tu necïedat.»
Díssoli el buen omne: «Sennor, por caridat,
si disiesse que non, dizría falsedat».

Díssoli el obispo: «Quando non as cïencia
de cantar otra missa, nin as sen nin potencia,
viédote que non cantes, métote en sentencia,
vivi como merezes por otra agudencia.»

Fo el preste su vía triste e dessarrado,
avié muy grand vergüenza, el danno muy granado;
tornó en la Gloriosa, ploroso e quesado,
que li diesse consejo ca era aterrado.

La madre pïadosa que nunqua falleció
a qui de corazón a piedes li cadió,
el ruego del su clérigo luego gelo udió:
no lo metió por plazo, luego li acorrió.

La Virgo glorïosa, madre sin dición,
aparecio’l al obispo luego en visïón;
díxoli fuertes dichos, un brabiello sermón,
descubrióli en ello todo su corazón.

Díxoli brabamientre: «Don Obispo lozano,
¿contra mí por qué fust tan fuert e tan villano?
Yo nunqua te tollí valía de un grano,
e tú ásme tollido a mí un capellano.

»El que a mí cantava la missa cada día,
tú tovist que facié yerro de eresía;
judguéstilo por bestia e por cosa radía,
tollisteli la orden de la capellanía.

»Si tú no li mandares decir la missa mía
como solié decirla, grand querella avría,
e tú serás finado hasta el trenteno día,
¡Desend verás qué vale la sanna de María!»

Fo con estas menazas el bispo espantado,
mandó envïar luego por el preste vedado;
rogó’l que’l perdonasse lo que avié errado,
ca fo él en su pleito durament engannado.

Mandólo que cantasse como solié cantar,
fuesse de la Gloriosa siervo del su altar;
si algo li menguasse en vestir o calzar,
él gelo mandarié del suyo mismo dar.

Tornó el omne bueno en su capellanía,
sirvió a la Gloriosa, madre Sancta María;
finó en su oficio de fin qual yo querría,
fue la alma a gloria, a la dulz cofradía.

Non podriemos nos tanto escrivir nin rezar,
aun porque podiéssemos muchos annos durar,
que los diezmos miraclos podiéssemos contar,
los que por la Gloriosa denna Dios demostrar.

El clérigo y la flor

Milagros de Nuestra Señora – versos 401 a 460

III
Leemos de un clérigo que era tiestherido,
ennos vicios seglares ferament embevido;
peroque era locco, avié un buen sentido,
amava la Gloriosa de corazón complido.

Comoquiere que era en ál malcostumnado,
en saludar a ella era bien acordado;
nin irié a la eglesia nin a ningún mandado,
que el su nomne ante non fuesse aclamado.

Dezir no lo sabría sobre quál ocasión
ca nos no lo sabemos si lo buscó o non,
diéronli enemigos salto a est varón,
ovieron a matarlo: ¡Domne Dios lo perdón!

Los omnes de la villa e los sus companneros
esto como cuntiera com non eran certeros,
defuera de la villa entre unos riberos,
allá lo soterraron, non entre los dezmeros.

Pesó’l a la Gloriosa con est enterramiento,
que yazié el su siervo fuera de su conviento;
apareció’l a un clérigo de buen entendimiento,
díssoli que fizieran en ellos fallimiento.

Bien avié treinta días que era soterrado:
en término tan luengo podié seer dannado;
dísso’l Sancta María: «Fizistes desguissado,
que yaz el mi notario de vos tan apartado.

»Mándote que lo digas: que el mi cancellario
non merecié seer echado del sagrario;
dilis que no lo dexen ý otro trentanario,
métanlo con los otros en el buen fossalario.»

Demandóli el clérigo que yazié dormitado,
«¿Quí eres tú que fablas? Dime de ti mandado,
ca quando lo dissiero seráme demandado
quí es el querelloso o quí el soterrado.»

Díssoli la Gloriosa: «Yo so Sancta María
madre de Jesu Christo que mamó leche mía;
el que vos desechastes de vuestra compannía,
por cancellario mío yo a éssi tenía.

»El que vos soterrastes luenne del cimiterio,
al que vos non quisiestes fazer nul ministerio,
yo por ésti te fago todo est reguncerio:
si bien no lo recabdas, tente por en lazerio.»

El dicho de la duenna fue luego recabdado,
abrieron el sepulcro apriesa e privado;
vidieron un miraclo non simple ca doblado,
el uno e el otro, fue luego bien notado.

Issiéli por la boca una fermosa flor
de muy grand fermosura, de muy fresca color;
inchié toda la plaza de sabrosa olor,
que non sentién del cuerpo un punto de pudor.

Trobáronli la lengua tan fresca e tan sana
qual parece de dentro la fermosa mazana;
no la tenié más fresca a la meredïana
quando sedié fablando en media la quintana.

Vidieron que viniera esto por la Gloriosa,
ca otri non podrié fazer tamanna cosa;
transladaron el cuerpo, cantando «Specïosa»,
aprés de la eglesia en tumba más preciosa.

Todo omne del mundo fará grand cortesía
qui fiziere servicio a la Virgo María;
mientre que fuere vivo verá plazentería,
e salvará la alma al postremero día.

ESCOMIENZA LA VIDA DEL GLORIOSO

Vida de Santo Domingo de Silos – versos 1 a 36

I
En el nomne del Padre, que fizo toda cosa,
Et de don Ihesuchristo, fijo de la Gloriosa,
Et del Spíritu Sancto, que egual d’ellos posa,
De un confesor sancto quiero fer una prosa.

Quiero fer una prosa en román paladino,
En qual suele el pueblo fablar a su vecino,
Ca non so tan letrado por fer otro latino:
Bien valdrá, como creo, un vaso de bon vino.

Quiero que lo sepades luego de la primera
Cuya es la ystoria, metervos en carrera:
Es de Sancto Domingo toda bien verdadera,
El que diçen de Silos, que salva la frontera.

En el nomne de Dios, que nombramos primero
Suyo sea el preçio, yo seré su obrero,
Galardón del laçerio yo en él lo espero,
Que por poco serviçio da galardón larguero.

Señor Sancto Domingo, dizlo la escritura,
Natural fue de Cañas, non de basa natura,
Lealmente fue fecho a toda derechura,
De todo muy derecho, sin nula depresura.

Parientes ovo buenos, del Criador amigos,
Que siguíen los ensiemplos de los padres antigos.
Bien sabíen escusarse de ganar enemigos:
Bien les veníe en mientes de los buenos castigos.

Juhán avíe nomne, el su padre ondrado,
Del liñaje de Mans un omne señalado,
Amador de derecho, de seso acabado,
No l’falsaríe su dicho por aver monedado.

El nombre de la madre deçir non lo sabría.
Como non fue escripto non l’devinaría;
Mas váyala el nombre de Dios, e Sancta María:
Prosigamos el curso, tengamos nuestra vía.

La çepa era buena, emprendió buen sarmiento,
Non fue como caña, que la torna el viento,
Ca luego así prendió, como de buen çimiento,
De oír vanidades non le prendíe taliento.

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FORASTERO [Mi poema]
Rosabetty Muñoz [Poeta sugerido]

MI POEMA... de medio pelo

 

A fuer de ser sincero, soy huraño,
que impermeable soy a los te quiero,
y aunque sé que me estoy haciendo daño
trato siempre evitar ser traicionero.

Pues nunca quise ser de algún rebaño,
que un pastor me indicase a mi el sendero,
ni aún de sed beber del mismo caño
y distinto elegí, a ser primero.

Hoy que estoy al final de algunos años,
un trasto sólo soy en un trastero,
una vela que extingue en candelero.

Y harto ya de sufrir tantos apaños
me encuentro sin lugar, les soy sincero,
forastero en el mundo, forastero.
©donaciano bueno

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Nunca he sido, pongo un ejemplo, de...el Real Madrid, de tal o cual cofradía, Partido...etc...evitando manejen o manipulen mis emociones. He preferido aparecer como un verso suelto solamente sujeto a lo que dicta mi cerebro. Y a controlar mis emociones.

MI POETA SUGERIDO:  Rosabetty Muñoz

HAY OVEJAS Y OVEJAS.

Las que comen de cualquier pastizal
y duermen con una sonrisa de satisfacción
en los potreros.
Las que caminan ciegamente
por los caminos acostumbrados.
Las que beben despreocupadas
en los arroyos.
Las que no trepan por pendientes peligrosas.
Esas van a dar lana abundante
en las esquilas
y serán sabrosas invitadas
en las fiestas de fin de año.
Hay también
las que tuercen las patas
buscando campos de margaritas
y se quedan horas y horas
contemplando los barrancos.
Esas balan toda la gran noche de su vida
encogidas de miedo.
Y hay, por fin,
las malas ovejas descarriadas.
Para ellas y por ellas
son las escondidas raíces
y los mejores y más deliciosos pastos.
(De Canto de una oveja del rebaño. Santiago: Ediciones Ariel, 1981)

NO SE CRIAN HIJOS PARA VERLOS MORIR

Cuando el mar se llevó a sus tres hijos
ella estaba acodada en la puerta de
su casa, pensando en ollas aladas y repletas.
De pronto cayó en un vacío del que surgió
vieja y encorvada. No necesitó entrar para
vestirse de negro. Ya estaba recogiendo flores
cuando salió su hombre con la radio en la
mano, desamparado y tembloroso.

Ella es una sábana flotando sobre nosotros.
Nada detiene el remolino que alienta su vuelo.
Desde su vientre deshabitado
los ovarios violeta se abren como flores nocturnas.
La ansiedad es un arrecife
donde acerados corales hieren los cuerpos amados.
Sin hijos bajo sus ojos
quisiéramos las madres
ofrecerle un trozo de pañal
para vendar sus muñones o un arca
donde recoger los salados restos.
(De Hijos. Valdivia: El Kultrún, 1991)

Deseo

El deseo es un barco poderoso
arriando anclas y cadenas
en medio de la noche.

Estallando con el estrépito
de las posibilidades.
Bajo el silencio crispado
el ansia apenas perceptible.

Es también, el despliegue de luces
en las islas de canales tan angostos
donde un barco, más que navegar,
acaricia.

El río de la noche

El río de la noche es otro
atravesado y solo en la ciudad que duerme.
Le gusta que le lleve naranjas y poemas
que no le tema y le tema
arrullándome con alemanes hermosos
que miraban el cielo para construir su casa
y hombres tristes que se perdieron tierra adentro.
“La vida les debe lo innombrable”
y me abre los brazos oscuros.
“Podrías dormirte dulcemente”.
Me habla como a una amapola
que tiembla en el viento.

Pero amanece y no es el mismo.
El río de la noche no me reconoce
entre todas las muchachas
que cruzan el puente.

MUERTOS QUE TRANSITAN

a Jorge Torres

Ciertos muertos se llevan sus objetos preciados
o vuelven
para dejarlos caer
cambiarlos de lugar.
Lloran en los rincones
por el retrato de la amada.
Abren cajones giran llaves encienden luces
Y, sin embargo,
nada les devuelve el ardor.
Les parece carne la página de un libro
sangre, la luz que atraviesa los visillos,
músculo el brazo del sillón.
Sólo ellos, ciegos y terrosos
son puro residuo evanescente

LA FLOR DE LA DICHA

Aquí, a orillas de la mesa
con la ventana entreabierta
y una tetera silbando monocorde,
el instante despliega su andamiaje.

Descanso el rostro sobre el brazo
y me dejo recorrer por esta paz.
Ya antes de todo, ahí
en ese sitio
estaba concentrada la plenitud.

El fuego, la luz, los objetos amados
reunidos en capullo
se abren sin aspavientos.

Es la flor de la dicha
que estalla unos segundos
y perfuma, al extinguirse,
los demás momentos del día.

BASURA

Ahora tenemos aquí
una bolsa negra que contiene un niño.
Sabemos que sufrió.
Que se retorcía.
Que se le pegaba el nailon
en la abertura de la boca.

No alcanzó a reír.
No alcanzó a colgar
de la ternura de un pezón.

Pisadas en la arena.

La visión no es clara
pero supone un pueblo hundido
por el peso de la culpa.
El enrarecido aroma
de huesos deshechos
y ojos circulando clandestinos.
Cedemos el territorio amado
dejamos del regocijo
un residuo parecido al cansancio.

Perspectiva.

Donde se fija la mirada
aparece una herida.
La grieta palpitante,
un ojo abierto hacia los otros.
La culpa es un cuervo sobrevolando
la ceguedad.
A veces, apenas, un estremecimiento
del eterno orificio cósmico
situado en el ardor
remitido a sí mismo
estallando continuamente.

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LA MALDAD [Mi poema]
Jacinto de Evia [Poeta sugerido]

MI POEMA ...de medio pelo

 

Escúchame maldad, tu indiferencia
no podrá doblegar mi pensamiento
ni aunque añadas bondad al sentimiento
y justifiques de dolor su ausencia.

No has de conseguir pida clemencia
pues tal iniquidad y tal pericia
capaces son, tal llenas de malicia,
de al mal inocular malevolencia.

No tienes compasión, piedad no tienes,
eres perversa, mal nacida e inmoral,
no tienes caridad, tú, flor del mal,
presa estás del capricho tus vaivenes

¿Mas que sería sin ti del pobre bien?
¿en dónde él colgaría sus laureles?
Si tú no estás, qué sirven oropeles,
en los rieles moriría bajo el tren.

El mal y el bien son dos hermanos
por antojo de azar mal avenidos;
pues que imposible es lograr sean amigos,
al menos que se cojan de las manos.
©donaciano bueno

#Qué bonito sería este mundo sin los malos! Share on X

En la vida los valores no tienen sentido sin un punto de referencia con el que comparar. Así, alta-bajo, listo-tonto...etc...Lo mismo le ocurre a la maldad y ésta es la razón por la que su existencia se hace necesaria.

MI POETA SUGERIDO:  Jacinto de Evia

Sueño amoroso

Con qué gusto entre los brazos
de Nise gocé un favor,
que eterno juzgó mi amor
por ser de tan fuertes lazos:
mas, ¡ay!, que breve los plazos
llegó mi dicha a gozar,
pues sólo vino a estrujar
del alma tan dulce empeño,
en breves sombras de un sueño
que se acabó al despertar.

A una rosa

Sol purpúreo de este prado
que en los rayos de tus hojas
si das envidias al sol
ofreces lustre a la aurora.

Los jilgueros de este valle
festejan tu hermosa pompa,
y admirando tu beldad
por dulce objeto te rondan.

Todos tu carmin nevado
labios de coral los nombran,
y el rocío que te esmalta,
dientes que guarda tu boca.

Uno entre otros lisonjero,
o se atreve o te toca,
queriendo beber el ámbar,
y el rocío de tus hojas.

Si fiado (ignoro) en sus alas,
o en favores que le otorgas,
por descanso de su vuelo
escoge tu airosa copa.

¡Oh qué requiebros te dice!
y aun con ellos enamora
una azucena, que al lado
te acompañaba gustosa.

No sé si a su dulce acento
fuiste insensible o sorda,
o a sus importunos silbos,
como a los vientos la roca.

Mas no, ingrata, bien oíste;
(¡oh cuántos celos me ahogan!)
pues espinas que te guardan
no te esquivaron honrosas.

¡Oh qué escarmientos me enseña
esa tu inconstancia loca!
no pienso prendar el alma
de otra flor ni de otra rosa.

Qué mal se guarda la belleza
en el campo se ostenta hermosa;
que como muchos la miran
su beldad alguno logra.

Ya la cítara que un tiempo
te celebraba gustosa,
como está triste su dueño
gime también ella ronca.

Mas ya la pienso quebrar
de mi firmeza en la roca;
y pues ya no pienso amar,
tampoco cantar me importa.

Romance

Si esta ciudad de tu ingenio,
oh Arvildo, luces gozó,
el cielo de Catalina
goza hoy también tu esplendor.

Y porque explayas tus rayos,
a vista del mismo sol,
entre accidentes los suyos
benigno Cristo ocultó.

Si Juan del Cordero sacro
fue la voz que le anunció,
hoy de un Juan y este Cordero
feliz anuncio es tu voz.

Con que al mesmo tiempo logras,
no sólo del Verbo Dios,
pero de la voz también
ser eco y aspiración.

Si el vergel de Catarina
se esmalta de tanta flor,
el Favonio de tu aliento
fragancias hoy respiró,

siendo tu elevado ingenio
la abeja, que en su candor
néctar estudia sagrado,
por paladearnos mejor.

El paladar delicado
es el convidado hoy,
que como es manjar de sabios,
es muy sutil su sabor.

A un puquio o manantial, que se halla en el valle de Lloa, a las raíces del monte de Pichincha.

A la raíz de un monte excelso
un humilde valle alberga
cristal mucho en breve espacio,
hijo altivo de una peña.

De tan soberbio presume
que desconoce la tierra,
y en los saltos repetidos
esfera en el aire anhela.

¡Oh qué ufano se halla
el prado del cristal con la soberbia!,
pues de un ojo de sus aguas
por Polifemo se ostenta.

Y al Polifemo del cielo,
que de luces se alimenta,
le arrojaba las de nieve,
por batirle aun en su esfera.

Cielo se halla del bosque,
y tan dueño de las selvas,
que el registro de su vista,
la más oculta penetra.

Tan bella copa al subir
hace el puquio, que creyera
Que hay árboles de diamantes
como de esmeraldas tiernas.

En dos ramos se dilata
el tronco, que la sustenta,
y en sus repetidas flores
al Abril y Mayo albergan.

Tan esmaltados se miran
de su florida belleza,
que entre el verde de sus hojas,
sólo lo vario se apuesta.

Munición de argentería
contra las plantas asesta,
porque pretende de Flora
ser martinetes de perlas.

Y aun la mano de marfil,
como anillo se la arrea,
siendo engaste la esmeralda,
y él el diamante a quien cerca.

También recama el vestido
con la plata de sus venas,
aprisionando en mil lagos
matices que la hermosean.

Dos cintas de resplandor
en dos corrientes despeña,
para que en cárcel de vidrio
sus vistosas hebras prenda.

Aqueste cristal un valle juzgo
que avaro le niega,
porque, a conocerle Apolo,
mucho Hipocrene perdiera.

Y en los dos montes de Quito
su Parnaso repitiera,
en cuya cumbre sus cisnes
dulcemente se aplaudieran.

De aqueste pecho de plata
suave néctar recogieran
las Musas, y en él lograran
sus alumnos las cadencias.

Divulgue, pues, ya la fama
sus corrientes, que a su empresa
anhelaran mil Virgilios,
mil Orfeos, mil sirenas.

A dos arroyos que nacen de una peña, y a otro que se destila de otra en forma de pluvia.

Mucho cristal en su seno
concibe una adusta peña,
y ya dolores de parto
en quejidos roncos muestra.

Todas las Ninfas del bosque
que le asisten en su pena,
le anuncian que dos arroyos
en cruel batalla le aquejan.

Por gozar el mayorazgo
sin duda de aquella selva,
que la ambición, aun en riscos
no falta quien los fomenta.

Su pecho en dos partes rompen,
nadie cede en la contienda,
y escamados vivoreznos
materno fuero atropellan.

Y por verse ricos de aguas
más altivos se despeñan;
a que impele el precipicio
cuanto es mayor la riqueza.

Un río que, caudaloso,
aqueste orgullo contempla,
breve muerte entre sus aguas
A su sobervia apareja.

Hallando en su propia infancia
su cuna tumba funesta;
¡oh qué de altos pensamientos
su fin al principio encuentran!

Una peña, que cercana
miraba aquesta tragedia,
trasuda en menudas gotas,
tanto este susto la aqueja.

Lágrimas serán sin duda,
con que su malogro endecha;
que llanto aun de un pedernal
saca la desdicha ajena.

Y si es que hay terrena nube,
advertido yo dijera,
que no el cielo ya en las plantas,
mas el suelo llueve en ellas.

Y aun hay quien diga que es nácar,
en las que conciben perlas,
y en ricas sartas el bosque
ciñe su madeja crespa.

Aprisionando plumajes,
que de esmeralda la arrean;
que aun lo insensible las galas
vanamente hoy aprecia.

El dueño de aqueste sitio,
Flora diré, ya más bella
que esotra, más casta Venus
que la que Chipre celebra,

de este llanto compasiva
ataja en curiosa senda
aquel cristal malogrado,
que antes vano se despeña.

Con que apacible en sus ondas
más advertido pasea
por celosías de flores,
por enrejados de hiervas,

fabricando en breve espacio
a esta Flora y Venus nueva,
de oloroso jaspe casa,
en que siempre el Mayo alberga
,
donde su consorte amado,
donde sus dos hijas bellas
logran en lazo amoroso
dichas que el cielo las feria.

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UNA CALADA [Mi poema]
Camila Henríquez Ureña [Poeta sugerido]

MI POEMA... de medio pelo

 

En la piel tengo un remiendo
avejentado y sin brillo
igual que ese cigarrillo
que apagado está durmiendo.
Y aunque de blanco se viste
no se ocultan sus andanzas,
ha bailado en muchas danzas
y nunca aparenta triste.

Que precisa de costura,
y de adecentar su escote
para que en el estrambote
no se asome la mixtura.
Que se note está viviendo
aunque sea una calada
y casi no quede nada
y se acabe consumiendo.

Sus múltiples cicatrices
nunca exentas de veneno,
son bocadillo de cieno
y placer de meretrices.
No atiende a contemplaciones
y a todo hace oídos sordos
son como caballos tordos
embriagados de emociones.
©donaciano bueno

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Así es el alma, llena de costuras.

MI POETA SUGERIDO:   Camila Henríquez Ureña

Angustias

A mi esposo, ausente en Europa

Torna a morir el sol. Así pasando
van de tu ausencia los terribles días,
en mi semblante pálido marcando
la huella de profundas agonías.

Torna a morir el sol. El hogar mío
de arpegios infantiles está lleno;
pero rueda del párpado sombrío
una rebelde lágrima a mi seno.

¿Podré, cuando regreses a mi lado,
rico de porvenir, rico de ciencia,
presentarte el tesoro inmaculado
de este grupo de amor y de inocencia?

¡Yo no lo sé! Cuando la muerte lanza
su aliento destructor sobre este suelo,
desfallece en mi pecho la esperanza
y me finge el terror mi hogar en duelo.

Yo no he visto en los círculos de Dante
más terrible ansiedad, más cruel angustia;
se rinde el corazón agonizante,
y el alma siento desolada y mustia.

¡Y tú sufres también! También los brazos
extiendes a tu hogar con el deseo,
y luchas del deber entre los lazos,
cual otro encadenado Prometeo.

¿Por qué dejé que tan prolija ausencia
así emprendieras en momento aciago,
si me siento morir sin tu presencia,
si en todo miro aterrador amago?

¿Si miramos los dos, lentas y frías,
entre duda y afán pasar las horas,
sin que calmen futuras alegrías
las nubes del pesar abrumadoras?

Imposible vivir así, llevando
la angustia en el espíritu, la muerte;
imposible vivir agonizando,
sin luz el mundo y la existencia inerte.

¡Acaba, llega! ¡Que el hogar sin calma
es de mis penas intimas remedo;
que tiemblo por los hijos de mi alma;
que la vida sin ti me causa miedo!

Llegada del invierno

Llega en buen hora, más no presumas
ser de estos valles regio señor
que en el espacio mueren tus brumas
cuando del seno de las espumas
emerge el astro de esta región.

En otros climas, a tus rigores
pierden los campos gala y matiz,
paran las aguas con sus rumores,
no hay luz ni brisas, mueren las flores,
huyen las aves a otro confín.

En mi adorada gentil Quisqueya,
cuando el otoño pasando va,
la vista en vano busca tu huella:
que en esta zona feliz descuella
perenne encanto primaveral.

Que en sus contornos el verde llano,
que en su eminencia la cumbre azul,
la gala ostentan que al suelo indiano
con rica pompa viste el verano
y un sol de fuego baña de luz.

Y en esos campos donde atesora
naturaleza tanto primor,
bajo esa lumbre que el cielo dora,
tiende el arroyo su onda sonora
y alzan las aves tierna canción.

Nunca abandonan las golondrinas
por otras playas mi hogar feliz:
que en anchas grutas al mar vecinas
su nido arrullan, de algas marinas,
rumor de espumas y auras de abril.

Aquí no hay noches aterradoras
que horror al pobre ni angustia den,
ni el fuego ansiando pasa las horas
de las estufas restauradoras
que otras regiones han menester.

Pasa ligero, llega a otros climas
donde tus brumas tiendas audaz,
donde tus huellas de muerte imprimas,
que aunque amenaces mis altas cimas
y aunque pretendas tu cetro alzar,
siempre mis aguas tendrán rumores,
blancas espumas mi mar azul,
mis tiernas aves cantos de amores,
gala mis campos, vida mis flores,
mi ambiente aromas, mi esfera luz.

EL AVE Y EL NIDO

«¿Por qué te asustas, ave sencilla?
¿Por qué tus ojos fijas en mí?
Yo no pretendo, pobre avecilla,
llevar tu nido lejos de aquí.
Aquí, en el hueco de piedra dura,
tranquila y sola te vi al pasar,
y traigo flores de la llanura
para que adornes tu libre hogar.
Pero me miras y te estremeces,
y el ala bates con inquietud,
y te adelantas, resuelta, a veces,
con amorosa solicitud.
Porque no sabes hasta qué grado
yo la inocencia sé respetar,
que es, para el alma tierna, sagrado
de tus amores el libre hogar.
¡Pobre avecilla! Vuelve a tu nido
mientras del prado me alejo yo;
en él mi mano lecho mullido
de hojas y flores te preparó.
Mas si tu tierna prole futura
en duro lecho miro al pasar,
con flores y hojas de la llanura
deja que adorne tu libre hogar».

LA RAíZ

«Sobre los campos danza la gracia de las flores
y resuena la verde sonata del follaje;
se han vaciado en el aire mil ánforas de olores;
el color fluye y colma las venas del paisaje.
Mientras mi pie devuelve a la ardorosa tierra
el beso de las ramas que rozan mi cabeza,
yo pienso en la raíz que en el polvo se entierra,
pedestal ignorado de la vital belleza.
La raíz que en silencio, como madre amorosa
mantiene al fruto, oculta bajo la opaca alfombra,
y extiende con la rama y eleva con la rosa
hacia la luz, el lento trabajo de la sombra.
Lo externo puede siempre renovarse. La hoja
cae, el tallo se quiebra, la flor pierde sus galas,
el fruto aguarda una mano que lo acoja,
mas la vida no cierra su palpitante olor.
Y la planta renace, si la raíz atenta
Sostiene su latido misterioso y fecundo.
Ella nada posee, mas todo lo sustenta
Y por sus venas corre la fuerza que creó el mundo.
Amor, toda mi sangre te cierto por la herida.
¡Bébela y al sol alza tu impetuosa hermosura!
Soy una entraña, un nudo secreto de la vida,
una raíz, henchida de eternidad oscura».

VIVAZ

«Alta, fría, flexible,
con apariencias frágiles,
acero,
brutal mano de viento
la desnudó. Rehizo
su verde velo.
Labio de sol violento
la resecó. Le ofrece
rocío nuevo.
Boca ávida de hombre
la despojó. Ha brotado
para volver a darse desde dentro.
Sobre la tierra ruda,
sólo un poco de sombra, de frescura,
sólo un gesto, en silencio».

Viaje por el espejo

«Penetraré en tu fondo delicado,
transparente
tu transparencia,
en la profundidad que no se mide
con la materia.
Vagaré por tus largas avenidas,
tu inagotable sucesión de puertas,
me hundiré en tu universo de distancias
de cristal.
Déjame entrar en mí. Vengo cansada
de vagar por la imagen de mi sombra,
hacia adentro, sin alba de otros ojos,
¡sin miradas en la inmensidad!
En tu pupila viva,
navegaré a través de mi infinito,
hecha luz».

FUTURO

Cuando yo haya dejado de existir, en la vida
¿qué se creará con esta materia ahora reunida
en mí? Y esta energía, este aliento divino,
¿en qué transformaciones renovará el destruir?
Ser y no ser yo misma: continuar la existencia
disgregada, disuelta, esparcida en esencia.
Levantarme del polvo con la savia secreta,
ser con el viento, abrazo que circule el planeta,
con el agua, llevar en mí la claridad,
con el grano de arena, realizar la igualdad.
Repetir de la carne el gesto dolorido
en el cansado cuerpo de un animal sufrido,
y volver, con la muerte, a la inmortalidad.
Al ojo de la estrella dar mi curiosidad,
gemir con el mas ávido en todas las riberas,
brillar en las auroras de nuevas primaveras
y en invisible rayo de idea, con mi ardiente
inquietud, incendiar un alma indiferente.
Punto en el universo, vibración, chispa, arista,
átomo en todo. Acaso cuando mi yo no exista
se colme al fin mi anhelo de sentir y de ser.

A La Patria

Desgarra, Patria mía, el manto que vilmente,
sobre tus hombros puso la bárbara cueldad;
levanta ya del polvo la ensangrentada frente,
y entona el himno santo de unión y libertad.

Levántate a ceñirte la púrpura de gloria
¡oh tú, la predilecta del mundo de Colón!
Tu rango soberano dispútale a la historia,
demándale a la fama tu lauro y tu blasón.

Y pídele a tus hijos, llamados a unión santa,
te labren de virtudes grandioso pedestal,
do afirmes para siempre la poderosa planta,
mostrando a las naciones tu título inmortal.

Y deja, Patria amada, que en el sonoro viento
se mezclen a los tuyos mis himnos de placer;
permite que celebre tu dicha y tu contento,
cual lamenté contigo tu acerbo padecer.

Yo ví a tus propios hijos uncirte al férreo yugo,
haciéndote instrumento de su venganza cruel;
por cetro te pusieron el hacha del verdugo,
y fúnebres cipreces formaron tu dosel.

Y luego los miraste proscritos, errabundos,
por playas extranjeras llorosos divagar;
y tristes y abatidos los ojos moribundos
te ví volver al cielo cansados de llorar.

Tú sabes cuántas veces con tu dolor aciago
lloré tu desventura, lloré tu destrucción,
así cual de sus muros la ruina y el estrago
lloraron otro tiempo las hijas de Sión.

Y sabes que, cual ellas, colgué de tus palmares
el arpa con que quise tus hechos discantar,
porque al mirar sin tregua correr tu sangre a mares
no pude ni un acorde sonido preludiar.

Mas hoy que ya parece renaces a otra vida,
con santo regocijo descuelgo mi laúd,
para decir al mundo, si te juzgó vencida,
que, fénix, resucitas con nueva juventud;

que ostentas ya por cetro del libre el estandarte
y por dosel tu cielo de nácar y zafir,
y vas con el progreso, que vuela a iluminarte,
en pos del que te halaga brillante porvenir;

que ya tus nuevos hijos se abrazan como hermanos,
y juran devolverte tu angustia dignidad,
y entre ellos no se encuentran ni siervos ni tiranos,
y paz y bien nos brindan unión y libertad.

¡Oh Patria idolatrada! Ceñida de alta gloria
prepárate a ser reina del mundo de Colón:
tu rango soberano te guarda ya la historia,
la fama te presenta tu lauro y tu blasón.

A mi madre

Aquí, a la sombra tranquila y pura
con que nos brinda grato el hogar,
oye el acento de la ternura
que en tus oídos blanda murmura
la dulce nota de mi cantar.

La voz escucha del pecho amante
que hoy te consagra su inspiración,
a ti que aun eres tierna, incesante,
de amor sublime, de fe constante,
raudal que aliento da al corazón.

Mi voz escucha: la lira un día
un canto alzarte quiso feliz,
y en el idioma de la armonía
débil el numen ¡oh, madre mía!
no hallo un acento digno de ti.

¿Cómo tu afecto cantar al mundo,
grande, infinito, cual en sí es?
Me basta si te miro,
si la dicha y el bien sueño a tu lado,
porque tu vista calma
los agudos tormentos de mi alma.

¡Ay! Que sin ti, bien mío,
mi espíritu cansado languidece
cual planta sin rocío,
y con sombras mi frente se oscurece,
y entre congoja tanta
mi corazón herido se quebranta.

Oye mi ardiente ruego,
oye las quejas de mi angustia suma,
y generoso luego
olvida que la pena que me abruma
te reveló mi acento
en horas ¡ay! de sin igual tormento.

Escúchame y perdona:
que ya mi labio enmudeciendo calla,
y el alma se abandona
con nuevo ardor a su febril batalla,
y débil mi suspiro
se pierde de las auras en el giro.

¿Cómo pintarte mi amor profundo?
Empeño inútil, sueño infecundo
que en desaliento murió después.

De entonces, madre, buscando en prenda,
con las miradas al porvenir,
voy en mi vida, voy en mi senda,
de mis amores íntima ofrenda
Que a tu cariño pueda rendir.

Yo mis cantares lancé a los vientos,
yo di a las brisas mi inspiración;
tu amor grandeza dio a mis acentos:
fine fueron tuyos mis pensamientos
en esos himnos del corazón.

Notas dispersas que en libres vuelos
y a merced fueron del huracán,
pero llevando con mis anhelos
los mil suspiros, los mil desvelos
con que a la Patria paga mi afán.

Hoy que reunirlas plugo al destino,
quiero que abrigo y amor les des:
esa es la prenda que en mi camino
al soplo arranco del torbellino,
y a colocarla vengo a tus pies.

El Cantar de mis Cantares

Cuando los vientos murmuradores
llevan los ecos de mi laúd
con los acentos de mis amores
resuena un nombre, que de rumores
pasa llenando la esfera azul.

Que en ese nombre que tanto adoro
y al labio acude con dulce afán,
de aves y brisas amante coro,
rumor de espumas, eco sonoro
de ondas y palmas y bosques hay.

Y para el alma que en ese ambiente
vive y respira sin inquietud,
y las delicias del cielo siente,
guarda ese nombre puro y ferviente
todo un poema de amor y luz.

Quisqueya ¡oh, Patria! ¿Quién, si en tu suelo
le dio la suerte nacer feliz,
quién, si te adora con fiel desvelo,
cuando te nombra no oye en su anhelo
músicas gratas reproducir?

Bella y hermosa cual la esperanza,
lozana y joven, así eres tú;
a copiar nunca la mente alcanza
tus perfecciones, tu semejanza,
de sus delirios en la inquietud.

Tus bellos campos que el sol inunda,
tus altas cumbres de enhiesta sien,
de tus torrentes la voz profunda,
la palpitante savia fecunda
con que la vida bulle en tu ser,

todo seduce, todo arrebata,
todo, en conjunto fascinador,
en armoniosa corriente grata,
hace en tu suelo la dicha innata
y abre horizontes a la ilusión.

Y ¡ay, si oprimirte con mano ruda
quiere en su saña la iniquidad!
Tu espada pronto brilla desnuda,
te alzas potente, y en la lid cruda
segando lauros triunfante vas.

Naturaleza te dio al crearte
belleza, genio, fuerza y valor;
y es mi delirio con fe cantarte
y entre lo grande siempre buscarte
con el empeño del corazón.

Por eso el alma te buscó un día
con ansia ardiente, con vivo afán,
entre las luchas y la porfía
y entre los triunfos de gallardía
con que el progreso gigante va.

Mas ¡ay! en vano pregunté ansiosa
si entre el tumulto cruzabas tú:
llevó la brisa mi voz quejosa;
silencio mudo, sombra enojosa
miré en tu puesto solo y sin luz.

Tú, la preciada, la libre Antilla,
la más hermosa perla del mar,
la que de gloria radiante brilla
¿huyes la senda que ufana trilla
con planta firme la humanidad?

A tu corona rica y luciente
falta la joya de más valor;
búscala presto, que ya presiente
para ti el alma, con gozo ardiente,
grandes victorias de bendición.

¡Patria bendita! ¡Numen sagrado!
¡Raudal perenne de amor y luz!
Tu dulce nombre siempre adorado,
que el pecho lleva con fe grabado,
vibra en los sones de mi laúd.

Y pues que mueve nombre tan puro
de mis cantares la inspiración,
y ansiando vivo tu bien seguro,
la sien levanta, mira al futuro,
y oye mis cantos, oye mi voz!

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BEBERSE LA VIDA [Mi poema]
Iván Oñate [Poeta sugerido]

MI POEMA... de medio pelo

 

No sabemos por qué ni lo sabremos,
e ignoramos el qué, cómo ni cuándo,
poco a poco a la vida nos bebemos
y seguimos aquí disimulando.

Labrarnos pretendemos un futuro
y él responde que así les vayan dando,
que espere sin pensar, fúmese un puro,
y el que venga detrás vaya arreando.

Dispuesto a atravesar este desierto
la vida paso hoy aquí filosofando
-en tanto uno respira no está muerto-
y mientras que se pueda disfrutando,

La verdad, la que importa, eso es muy cierto
todavía es que vamos caminando
y soñando aunque esto sea despierto,
cuando llegue el final no se hará andando.

Por si acaso me siento y tomo un vino
poco a poco el espíritu alegrando,
momento que es tan plácido y divino,
me invita a no pensar que estoy pensando.
©donaciano bueno

En esta vida hay que ser #pragmático? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Iván Oñate

Estación Cochabamba

Era la tarde de un día
hecho para siempre. Yo venía del Sur
sin resignarme todavía y
con un número en la mano
buscaba una puerta
o una tumba, yo no sé.

Pero di con plazas, con calles
que no conducían a ninguna parte,
Con muros negros como los abismos que salían a detenerme o
a empujarme
hasta dar con los andenes de una estación
de fierros detenidos y tristes.

Y allí
con el papel en la mano
como una llave o un cirio inútil
fue que los vi, a los tres,
Al viejo al hombre y a la niña
o tal vez me equivoco
A la vieja
al hombre y al niño
o tal vez

A los tres viejos o a los tres niños
pero ella era hermosa y el hombre era fuerte
y el viejo pensativo y venían
sucios
agotados
moribundos pero con furia, como si una tormenta
de rayos y polvo
los hubiera humillado en su miseria, o fueran
los ángeles sobrantes
de una caída brutal sobre su propia tierra.

Y pasaron
sin siquiera verme,
pasaron simplemente,

Y yo dejé caer esa llave
que no sonó
porque no hay sonido
cuando algo cae al abismo.
(de El Ángel Ajeno, 1983)

Los huesos de Vallejo

Ya no veré París

Porque el tren en que arribe
estará cansado, cargado de vacas, de banano chorreando moscas,
de borregos para el matadero, de jóvenes
que consultan su destino en libros prestados y
en estrellas ajenas,

de travestis
que se depilan al apuro y con dos monedas
de espuma,

de ilusiones,

de ojos como los míos
estará cargado,

y limpiándome la cara con un trapo
me iré con los brequeros filipinos, con
los jóvenes esclavos
venidos de la Arabia
a beber un litro de vino en alguna cantina,
en alguna mesa taciturna
donde apoyaré mis codos y dormiré,

dormiré
hasta dar con los huesos de Vallejo,

con la dirección
de alguien
que resultó ser un terreno baldío,

o con los ojos
de la portera
que despertándome
me lanzará fuera, afuera de la pensión
y me encontraré en una plaza
rodeado
por desconcertados muchachos, que como yo, nada saben
de los que vinieron
o no vinieron, de los que se quedaron en el mar o en una cantina
dándole vueltas a París,

LA POESÍA

Habría que buscar
en los enramajes del sueño, en los múltiples
ríos
que procedieron a la sangre
con su violencia oscura. En el paso lento
de niebla
cubriendo la tierra de reflexionado dolor,
de consabido amor
o de estremecimiento.

Habría que buscarte
clavando un cuchillo furioso
en el árbol que dejamos olvidado y
que delira con mudo sudor
la soledad del mundo a nuestro regreso. Con dedos
crispados de verdadera ansia
buscarte entre los párpados de los muertos,
o en la nieve
que cubre largos, insomnes trenes
cruzando la noche
como cordilleras solas. En todo eso,
en la poderosa sombra
que es capaz de extender la muerte,
en la muerte que es capaz
de recoger la sombra, buscarte,
con el corazón lamido por los perros, allá,
en el ocaso
donde terminan los cielos
y da comienzo el suburbio
con sus ángeles recién caídos,
con estos naipes marcados
a la recuperación del reino.

BIOGRAFÍA APÓCRIFA DE BORGES

a María Esther Vázquez

Madre
apiádate de Borges
el enamorado. Cuídalo
que no resbale. Tu niño está preso
de la peor de las cegueras,
esa que permite ver la luz
del otro lado, de todo
lado.

Luz que no pudieron sospechar
y peor
tocar las palabras.

Ayúdalo a vencer
los oscuros temores
que heredamos en la sangre y
esos otros,
más profundos y terribles,
que se esconden entre las páginas
de los libros.

Madre
consuélalo por la fatiga,
por el insensato propósito
de renunciar a ser Borges, aquel
en cuyos brazos
jamás desfalleció la mujer amada.

Anúnciale
que los materiales de un poeta
son la humillación y la angustia.
La convicción inexorable
de un destino desdichado.

Recuérdale
que conocerá la gloria. A su alrededor
se levantará un universo, un mundo
embellecido por su álgebra y por su fuego,
una ciudad
querida y detestada.

Una ciudad
donde millones de seres
tomarán el ascensor o el subterráneo
pero con la certeza
de haber perdido su destino.

Una ciudad
donde existe la única mujer. La única.
Y ella no lo ama.

EL ACUSADO

Yo,

que he sido cruel, tierno, torpe,
lúcido y
alguna vez
en ojos de un amigo que amé y
luego olvidé en una taberna: poeta,

deambulo
borracho y desnudo a medianoche. Por ciegas
y gimientes salas
tropiezo con vagos hombres vestidos de enfermero
y algo sufre
algo se lamenta interminable
cuando la noche cae
y me da a beber
su sombra y su veneno. ¿Quién está aquí?
¿Quién está aquí? Algo pasa,

una bandeja donde flota un algodón, un niño y
un guante muerto
pasa. Y mientras busco una salida,
entre los dedos del médico, desesperadas
laten todavía unas vísceras antes de caer
en las fauces del perro. ¿Estás acaso por aquí
Carlota, mi hermana? ¿Dime?

¡Por Dios,
ya es tiempo de que paren esta lluvia!

¿Cómo saber
si eso que me lastima desde la niebla roja
es la realidad
y esta agua y esta sangre y este dolor
solamente frutos de mi repodrida cabeza?

Cómo saber
si todo está empapado. Y desnudo,
no hay lugar para un fósforo, peor
para el resplandor de un ángel
o de un rayo
señalándome la tiniebla exacta
donde habito. Porque entonces,

en su definitiva luz
yo vería la soga que espera
y sabría por fin,
quién es el acusado y
quién acusa.

Pero no os desesperéis
mis buenos hijos de cura párroco, ya tendréis
tiempo
para todos mis traumas
servidos en una mesa. Juro
que los legaré a la posteridad
como aquel magnánimo que legó el riñón, o su testículo derecho.

Por ahora,
tiradme una manta, una ironía
con su corrosión amable dentro del pecho,
que ya no aguanto con este frío,
con esta culpa.

como en este sueño.

La caída

Señor Dios del insecto,
de la ameba
que desasosiega al intestino recto. Dios
de la fatiga que levantó al Duomo de Milán
para que en la niebla
se manifieste. Dios
del ingenuo
que se toma fotografías
arrimado a la torre de Eiffel. Dios,

del otro ingenuo
que se toma fotografías
arrimado a la brevedad de un ángel. Dios,

de la música y del silencio
pero también del verdugo
que afina su instrumento. Dios,
de lo vivo y de lo muerto

De los que deliran
olvidados
en la estantería atroz
de una morgue. Dios

que se nombra cuando se alcanza la cima de un orgasmo
pero también
cuando hay que reconocer lo querido
en el fondo de un cajón
o de un abismo. Dios,

de lo que nace y muere
y en el trayecto se corrompe. Dios

de mis padres y de mis hijos
venidos o no pero al fin hijos. Dios solitario,
colega que tachonas ciego
un borrador incesante, afrentoso. Dios
sin Dios para tu perdón, sin Quién
para que te corrija.

Dios sin recursos a Ti mismo.
Dios abandonado, Dios
ateo.
(de Anatomía del Vacío, 1988)

La Guerra

I
Yo volvía impreciso
de un oscuro y solitario viaje. De la felicidad
que no me esperó
con su final perfecto. Y encontré
la tierra devastada,
tajeada de ira por ríos ausentes, por charcos
de humo y sangre
como luna olvidada y muerta. Entonces,

por entre los gritos y las flamas de furia
escuché el grito
que destinado estaba para mis oídos
ciegos:
era mi niño,
lacerado y tierno
casi un susurro deshaciéndose en la ceniza
que dejó
aquel rayo. Pero,
el niño que recogí entre mis brazos
bien pudo ser el amigo
o el enemigo, o quizá
yo mismo,
cuando mi padre me olvidó
con una maleta
en algún hotel de la tierra. Era la guerra,
esa que les sucede a los otros, allá,
a lo lejos,
en el futuro o en los libros de historia, la
misma
que nos afrenta en las calles, en las camas,
en las almas, en las caries,
en las cantinas olvidadas de Dios y
de su propio dueño: la guerra.
(de Anatomía del Vacío, 1988)

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A TOMAR VIENTO [Mi poema]
Nicolás Suescún [Poeta sugerido]

MI POEMA... de medio pelo

 

El viento de Levante, prepotente,
un poco de humildad bien le vendría,
se puso a deslizar por la pendiente ,
mas quiso retornar y no sabía.

Demuestra ser muy poco complaciente
tratando de llegar siempre el primero,
por mí puede seguir, así reviente,
mas pido que respete a mi sombrero.

Pues sigue sin cesar, más le valdría
pararse a reposar algún momento.
No puede descansar ¡quién lo diría!
que preso siempre está del movimiento.

Le increpo cuando salgo a pasear,
por mucho que le grito él va contento,
que el tipo nunca para de soplar.
Perdonen que hoy le mande a tomar viento.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDO:  Nicolás Suescún

NO DEPENDE DE MÍ

No depende de mí.
Es algo que se contrae y se expande
sin que yo pueda hacer algo al respecto.
Sin embargo,
me han aconsejado que sea prudente,
que reconozca mi impotencia en esta materia.

No depende de mí,
pero siento en el fondo que debo hacer algo,
aunque no resuelva ni siquiera el problema
de la identidad del desconocido
que no quiso participar en esta tarea
que me he impuesto, sin saber muy bien
de qué se trata, como si me la hubieran dictado
en un sueño que he olvidado.

No depende de mí,
sino de algo que me mueve y me lleva
más allá de lo razonable y lo sensato,
quizás más allá de la locura,
en un punto donde ésta da la vuelta
y llega -¡oh, milagro!- a la suprema cordura,
donde la emoción y la razón
son una y la misma cosa.

No depende de mí,
porque nada de lo que he escrito
ha sido razonado, pensado, planeado,
o hecho con alguna intención
que no sea el acto mismo de escribir
lo que siento muy hondo, muy hondo.

No, no depende de mí.

EL FILÓSOFO

Está el filósofo en la foto
en blanco y negro
contra un fondo de árboles
con grandes flores blancas,
o bajo un cielo poblado
de enormes estrellas?
¿Y está él iluminado,
muy blanca su camisa
y su mata de pelo,
por el sol, o bajo la luz,
muy blanca, de la luna?
¿Y qué esta explicando
con esa mano fuerte, levantada?
¿Acaso que la realidad
tiene dos o más explicaciones
pero es una misma realidad?
Pues solo la foto, y él la explica
sin darse cuenta
-su trabajo es explicar
incansablemente
el ser y el mundo?
nos demuestra
que la luz de la luna
es la misma ?reflejada?
luz del sol, que la ilumina.

LA PUERTA

Tengo sueño. Siempre sueño
que despierto, que veo mejor.
Me hallaba en el terminal marítimo
cuando un terremoto destruyó
la ciudad y toda la república.
A eso debo mi vida,
a mi pasión por el agua,
por su música,
por la sinfonía eterna del mar.
Años llevo desde entonces
recorriendo el mundo
y aquí estoy, ante la puerta.
Toda puerta, pienso,
para que sea de verdad una puerta
debe estar cerrada,
de lo contrario es un agujero
necesario para que pueda yo
pasar al otro lado.
Esto no lo dice la ciencia
sino el Tao
que es el camino
entre el vacío y la plenitud,
sabiduría milenaria
que dice que el cuarto
tampoco sirve para nada
si no tiene puerta,
es decir,
que el vacío del cuarto
es útil y es un cuarto
por el vacío que le es propio,
y el de la puerta
-y las ventanas.

¡Qué dicha vivir en este país tan bello!

¡Qué dicha vivir en este país tan bello
donde la gente ama tanto los toros
y la sangre en la arena! ¡Qué bella la sangre, tan roja! ¡Qué bueno vivir aquí
donde los policías juegan a la ruleta rusa
no apuntando el revólver
hacia su propia cabeza
sino hacia la cabeza de los adolescentes,
donde los asesinos ríen al matar
y acumulan cadáveres
que tiñen los ríos de púrpura
y nos cubren con un velo bermejo! ¡Qué hermoso país es éste
con tantos matices del rojo,
aunque la sangre con el tiempo
se vuelva negra,
y aunque nuestras fiestas delirantes de alegría
las presida y clausure
el esqueleto del capuchón y la guadaña!

Jamás tantos muertos

Jamás tantos muertos rondaron la casa de los vivos,
jamás tantos vivos habitaron la casa de los muertos.

Nunca se oyeron tantas voces, nunca tanto silencio,
nunca se fue al traste tanta cosa,
y se pudo más y se hizo menos.

Siempre es que hemos vivido tanto tiempo
que uno ya se pregunta
qué sería de la tierra sin el peso gravoso de los hombres,
y qué sería de los hombres sin la tierra.

Ahora son las diez de un martes o de un muerto
y mi sangre corre, corre la de los vivos
a dieta de sopas de sangre de sabores diversos,
y huesos enlatados, cadáveres en polvo,
todo el corpus delicti de la A a la Z.

Infancia 1

El mar, inmenso, azul,
profunda tumba de piratas y tesoros,
estaba allá muy lejos
detrás de las montañas.
Era una ausencia.

Los ríos, también, eran grandes ausentes:
sus aguas bajo la tierra
corrían espesas y oscuras,
arrastrando desperdicios,
y la belleza también se escondía,
rara vez salía a la calle
pero a veces a veces se asomaba con el sol en el patio
o en los ojos del gato,
y los viajes tenían que ser imaginarios,
pobres ensueños tibios en los fríos rincones
donde empezaban los caminos,
así que todo viaje era un proyecto,
todo proyecto un viaje secreto, inconfesable,
y los potreros donde jugaba fútbol
se iban llenando de casas:
había que caminar mucho
donde no hubiera extraños.

El camino de la escuela a la casa:
ese simulacro de la Odisea.

Los pedazos
La vida ya no tiene sentido para ella
y se le rompe el corazón, ya roto,
en más pedazos, y yo, ¿qué puedo hacer,
ya casi muerto y hablando oscuro?
Es que hay algo que me espera,
lo presiento, en la noche,
un mar silencioso o un laberinto
imaginado, sin salida.
Y hay tantas preguntas sin respuesta.
Hay tantas cabezas rotas
como piedras destrozadas en el camino,
como ideas olvidadas
y decepciones, sueños truncos.
También tengo yo roto el corazón,
y sólo ella, lo sé, pueda tal vez
recoger los pedazos uno a uno,
los suyos y los míos.

La casa de N

II
N escribe una fábula: «El hombre y el río del tiempo». Una vez un
hombre se sentó en la ribera de un río a esperar que se secara. El río
no se secó, pero el hombre no murió de sed.

Moraleja: Los modernos no podemos hacer fábulas a la antigua.

VII
El Amargo le dijo a su sombra: «Desde hoy no volveré a jugar contigo».
La sombra le respondió: «Te equivocas, como siempre». Pero él no oyó
nada, no creía que la sombra hablara.
***
En el estruendo
la paz interior,
círculos perfectos
en los charcos.
***
No hay mayor placer que estar con uno mismo, ni mayor tormento.

X
Explogans de N. Convierta sus sueños en millones. El que nace y
renace se deshace. La unión hace la rosca. Mejor matar que curar,
más barato. Cultiva los vicios y llegarás al cielo.

XXI
Aquí reina la noche entre mí mismo, y el ayer cae, la noche cae, todo
cae irremisiblemente, las piedras y los relojes, los hombres y sus sillas,
y los ángeles.

Pequeño poema a mi padre en espera de una larga y tendida conversación que muy probablemente jamás tendrá lugar

Con usted no puedo hablar de nada
a pesar de que mis ojos
y mi nariz sean suyos
—me lo han dicho—
o de que yo haya sido
su mayor imprudencia
—me lo han dado a entender—
y de que en cierto modo
sea usted quien camina
—soy yo quien lo sospecha—
cuando voy por la calle.

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LA VIDA, ESA BENDITA FLOR [Mi poema]
Dennis Avila [Poeta sugerido]

MI POEMA... de medio pelo

 

La vida, esa bendita flor, la vida,
dichoso el despertar cada mañana,
respirar y asomarse a la ventana,
feliz al mundo dar la bienvenida.

La vida, es esa alfombra divertida,
que se exhibe vestida de torera
su gracia y su belleza placentera,
sobria a veces y alguna vez bebida.

La vida es esa niña que atrevida
tan linda, tan alegre y pinturera
inunda a nuestro hogar en primavera.

Aunque pudiera haber otra mejor
me gustaría guardarla en alcanfor,
me llena de dolor su despedida.
©donaciano bueno

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De la vida se ha escrito de todo, bueno y malo. Cada uno la pinta como le place. Este es un humilde canto a la misma.

MI POETA SUGERIDO:  Dennis Avila

Ausencia

Pensar que uno es el hombre
que un día despierta a la par de una mujer
y ella está más humana que nunca
y uno está más despierto que vivo.

Saber que éste es el instante
en que las miradas chocan
y ahí las paredes indecentes de luz
y por allá las ropas.

Volver a las estaturas a lo largo de los cuerpos
y otra vez estas pieles descalzas
estos mismos aparatos digestivos.
Hombre y mujer
de pronto dos ríos arrancándose las aguas:
a esto se le llama dos ángeles caídos.

Se hace el amor, se hace el odio
pero antes del amor
todo un mundo de cosas aburridas
que después se lloran a solas en un cuarto.

Prehistoria del deseo, post aniversario
de la culpa
dejemos las cosas en paz, estos son
los tamaños.

Y pensar que uno es el hombre
que otro día despierta a la par
de lo que llamaremos ausencia.

Paz

Te declaro la Guerra
porque la paz no se define entre tecnología
entre edificios y corbatas.

La paz se siente cuando llegas a tu casa
y te conduces a tu desorden
– por los momentos
hermoso
donde nadie reclama las perchas
de tu ropa herida.

La paz es la dificultad de palabra en tu cólera
el temor a que una estupidez te co:
conformarte con arrancarle
las alas a una mosca.

La mano, instrumento de la piedra
no se compara a la paz de tus sentimientos
en buen estado
ni al color de tu sangre
fluyendo a patadas del corazón
aquella tarde que por fin pusiste el amor
en otra parte.

Por eso te declaro la paz.
Que gane el mejor perdedor.

Al derecho del espíritu

Me preparo para ver tu acontecimiento
y ver tus ojos: evolución
de párpados prehistóricos
y ver la sombra sobre las paredes: anda cerca
/la luz
pero es mucho pedir viniendo de tu ausencia.

Me presento con mi tristeza a tiempo incompleto
porque tropiezo con amables esquinas canadienses
a pesar de que el día acabe con los ojos abiertos
y una noche no pueda ocupar todo tu cielo.

Pero déjame contarte: he recibido todo tipo /de amenazas
heredero del futuro, mi piel dice mi raza
digo estrellas
constelación con mis lunares.
Cosa mejor: ya no tengo un lugar en el espacio
soy del tiempo
un lugar en el tiempo
el otro día el otoño me arrancó unas hojas.

Me gusta decir agosto
me gusta decir aquel abril
¡qué prohibido otoño el del trópico
de mis recuerdos paisanos!

La historia es el cementerio
de los sobrevivientes.
Me paré sobre un glaciar
y me dolió un dinosaurio.
Vivir es el único pretexto para evitar la muerte.

Este no es un libro de amor.
Es un libro de vida.

MUTACIÓN

Los poetas no se van:
su destino es un grillo
que raspa las paredes de la noche.

Al abandonar un país
creen dejar su infancia,
y lo que sigue
son pasos de niño sobre el mundo.

Alguien les niega un algodón de azúcar,
y no hay nada más triste
que la luz extinguida de un poeta
veinte años después
frente a un juego mecánico.

Inclinan la balanza
por un lugar en el camino
y cada regreso
es un volver mamífero.

Su maquinaria de hormigas
abre un sendero de hojas.

Los poetas son árboles en fuga
queriendo echar raíces
en un planeta propio.

FRONTERA

Traigo –en el fondo de mi encuentro–
dos mitades.

Vienen de un lejano verano,
inmersas en su hora necia,
y antiguas
como la edad misma de los acantilados.

Arrastran dos ganas de llegar,
intentan huir a lo deseado;
han escuchado que es ahí
donde las cosas viven.

Una quiere quedarse;
la otra, solo quiere cumplir un sueño,
para que dos mitades
en un bus, en una calle, en un cuerpo
no tropiecen.

En esta cábala de esperas
seguirán buscándose.
cada una se quemará por dentro.

Soy mi ciudad. Soy mi país.
Soy un pedazo de tierra.

Traigo en el fondo de mi encuentro
las mitades de un río
que juntas se apedrean.

VEINTE MIL LEGUAS DE VIAJE PERSONAL

El Nautilus
fue una mantarraya de hierro
que me seguía por las noches.

Cansado del capitán Nemo,
de un pulpo gigante
y otros hechos literarios,
decidió habitar mis pesadillas
con los hilos de agua
que dejaba tras de sí
cuando salía de mi cama.

Lo recuerdo
como el papalote de Neptuno,
saliendo del océano
–hasta nublar el sol–
para caernos encima.

El Nautilus fue un submarino
que dio color
a la oscuridad del mar.

Vuelvo al libro de Verne
para repetirme:
es una máquina buena,
pero algo de este miedo
aún enciende sus motores
en el agua de mi pecho.

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PERDONE CABALLERO SI ME EXCEDO [Mi poema]
Juan Ramón Torregrosa [Poeta sugerido]

MI POEMA ...de medio pelo

 

Perdone, caballero, que no guarde respeto,
comprendo si alguien dice que soy un inconsciente,
que soy un mal nacido, que en qué vergel me meto,
que al opinar me excedo, nado contra corriente.

Lo mio no es dilema, no soy un atrevido,
mas no existen los grises, que todo es blanco o negro,
sólo es la consecuencia del tiempo que he vivido
y de ese maremagnum en que me desintegro.

Que un idioma en el mundo sería un gran invento,
el resto a la basura pues todos son bastardos,
de madre mal paridos, un cuento sobre un cuento,
para entenderse sobra poner tantos bolardos.

¿Parir, tantos, pa' qué? ¡fuera las meretrices!
y dar satisfacción a algunos mercenarios.
Si basta que con uno podamos ser felices
¡el resto han de penar en los confesionarios!
©donaciano bueno

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Manifiesto: "Por un idioma único en el mundo en el que todos....intentemos entendernos"Comentario del autor sobre el poema: La historia de la Torre de Babel tiene guasa. Lo que no la tiene tanto es que se siga insistiendo en la riqueza cultural de los idiomas como medio de comunicación, o mejor, como yo siempre mantengo, de incomunicación y una demostración más de la estulticia humana. Si con uno todos se entendían, ¿para qué hacía falta crear más?.

MI POETA SUGERIDO:  Juan Ramón Torregrosa

Sonetillo con avisos

Sonetillo con avisos
para el año dos mil diez
que remite a los amigos
el que escribe, que lo es.
…..
Ayer, sin ir más lejos,
estaba yo en las nubes
cuando veo que subes
con un par de verdejos.

-¡Vamos, fuera complejos!
-exclamaste- No incubes
dudas ni oigas, si tú ves
que te va, más consejos.

Del qué dirán ni caso.
En un pispás se pasa
la vida, y a este paso,

si te descuidas, ni eso.
O la tomas con guasa
o te la dan con queso.

PRESENCIAS

Quietud de las horas
gozadas sin tiempo.

Anhelos en vilo
buscándose absortos.

Cielos estrellados
de hondura insondable.

Rincón de los juegos
con olor a barro.

Cómo acechan, vuelven,
deleitan, agobian,

en días conclusos,
truncados y pobres,

sin oído amable,
sin mirada firme,

sin paz,
………….sin consuelo.

VIDA RETIRADA

Pozo profundo, galerías
por donde el agua dulce mana,
palmeras, dátiles caídos,
verdor y fruto de una infancia
colmada de soles y asombros;

Dunas, soledades, caminos
con hervor de cigarras locas,
higueras, jínjoles, hinojos:
no quieras otra luz ni aroma,
otro anhelar ni más promesas.

Sólo un tranquilo estar, el gozo
libre de los días completos,
como los frutos de la tierra
que te sostiene y da sustento,
como el agua que canta y calma.
* del libro Cancela insomne, Aguaclara, Alicante, 2013.

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MI POETA INVITADO:  Pablo Malmierca

Arena en el plato,

el pan acero,
el agua turba,
la mirada fija en las pupilas de una muñeca de trapo.

La locura asoma
ajena al paso del cometa,
una voz desde la lejanía
babosa sobre la ventana.

Vestida con los andrajos de la ira,
en una silla de musgo
busca su identidad
en el fragmento de un espejo.

La nada le devuelve imágenes
marcadas por la corrosión de la vida,
su rostro comienza a deshacerse
entre sus manos de ébano.

Sin comprender,
atada a un mundo aprehendido,
acerca sus brazos,
la dificultad del camino.

JACULATORIA

Vivimos tiempos de pontífices falsarios,
en cada monte una herejía,
miles de profetas reescriben su historia.

Se erigen los apóstoles de la verdad absoluta
sobre cuerpos que muestran la verdad de la esperanza,
la demagogia ha inundado
sus oídos de amaneceres.

Escupen sobre ti
palabras que murmuran obscenidades,
jaculatorias como letrinas.

Tu prédica
resbala
sobre pieles dañadas por promesas.

Te regalan un camino que transitar,
rechazan todo de ti,
la muerte del lenguaje
es permiso de la vida.

APNEA

Vivimos el mundo pantalla
disociamos realidades
ajenos al sufrimiento
marcamos la existencia a golpes de pupila.

Nos venden
la impudicia de sus razones
para agasajar a un cuerpo
que hace tiempo no nos perteneces.

Nacemos aislados del dolor,
nos mantienen vivos
en la asepsia de la lejanía.
La velocidad nos seda
para manejarnos en la distancia de la conciencia.

En la parálisis de la apnea
buscamos respirar,
recuperar el latido,
volver a creer en el hombre.

EXCUSEN SI ME EXCEDO [Mi poema]
Gabriel Paredes Villegas [Poeta sugerido]

MI POEMA... de medio pelo

 

Para mí, Machado, excusen si me excedo,
fue ¿cómo fue, cómo diría?
un observador del alma, ese vigía
que cobijo va buscando en un hayedo.

Ese ser con alta fe pero sin credo,
que, respirando amargura,
sacó a pasear entre surcos la locura
de quien anduvo el camino con denuedo.

Ecologista y pintor. Las emociones
inundaron su ideario
muchas veces somnoliento o solidario
que hoy adornan a cantantes sus canciones.

Ante todo un hombre bueno, un sevillano
andaluz reconvertido,
que, obligado, al azar renunció a su nido
e introdujo en el paraje castellano.

Madrid, París, Baeza, Segovia y Soria,
son de Antonio el gran paisaje,
un ir de aquí para allá, un peregrinaje,
ésta última la antesala de su gloria.

Machado es todo, un verso, y es la poesía,
del sentir del pueblo, esencia,
y es pudor, loor de música y cadencia,
la íntima y más proverbial sabiduría.
©donaciano bueno

Comentario del autor sobre el poema:

¿Castellano o sevillano?
¡qué más da! ¿Que su saeta
fuera Serrat quien cantara?
Hoy quiero besar la tiara
de Machado, el gran poeta.
Y aquí le extiendo mi mano.

MI POETA SUGERIDO:  Gabriel Paredes

Yo vengo de una tierra muy parecida al Edén

Yo vengo de una tierra
muy parecida al Edén,
entre ríos y montañas
y quiero darla a conocer.

Encontré a don Camilo
enrumbaba pa’ Buena Fe,
al cruzar por mi camino
enseguida lo saludé.

Siendo hombre andariego
va sin rumbo por doquier,
monta burro, caballo
en bicicleta o a pie.

No conozco su procedencia
naidien sabe de donde es,
para espantar las dudas
hoy mismo le preguntaré.

-Güenas tardes don Camilo
en tiempo que se deja ver,
de bajo de este tamarindo
quiero conversar con usted.

De años somos amigos
no me acuerdo cuando jue,
creo que en algún rodeo
lo vide por primera vez.

Montaba chúcaro potro,
arisco negro corcel,
por más que caracoleaba
ninguna vez pudo caer.

Aprietando bien las crines
con la juerza de su ser,
se mantuvo firme arriba
logrando a si prevalecer.

Recuerdo a dos bandidos
que lo quisieron someter,
enfrentó a esos forajidos
sabiéndoles responder.

Se abalanzó uno primero
intentándolo sorprender,
esquivó el ataque fallido
el fulano lo vi descender.

Saltó er filudo machete
listecito pa’ acometer,
dos planazos en la espalda
y se echaron a correr.

Demostrando valentía
bravura supo imponer,
montubio recio y bragao
como muy pocos se ven.

Cualquier trabajo realiza
sembrar, regar o recoger,
la ociosidad no conoce
nunca le falta que comer.

Siendo amigo sincero
correcto en su proceder,
quiero saber don Camilo
¿de dónde ha venido usted?

-Yo vengo de una tierra
muy parecida al Edén,
entre ríos y montañas
que hace tiempo la dejé.

En la negra madrugada
cuando er sol va a nacer,
clarito cantan los gallos
anunciando el amanecer.

Y cuando las vacas mugen
el ordeño habrá que hacer,
leche fresca y calientita
y espumosa hay pa’ beber.

Las gallinas cacareadoras
anuncian que van a poner,
entregan el huevo diario
fruto de su propio ser.

El burrito trabajador
cumplidor con su deber,
lleva a lomo la carga
sin prieguntar el porqué.

Yo vengo de una tierra
que no deja de florecer,
lo que se siembra produce
arroz, cacao, soya, café.

Jartos frutos tropicales
pechiche, cauje, canistel,
piñas, naranjas, guayaba
zapote, caimito y mamey.

Fragante jardín colorido
hay variedad pa’ escoger,
rosaledas, lirios, jacinto
jazmín, hortensia y clavel.

Brotan plantas medicinales
ruda, sábila, llantén,
uña de gato, tamarindo
verdolaga y escancel.

Yo vengo de una tierra
de tempestades al granel,
nos inunda, nos ahoga
y nos hacen padecer.

Los inviernos son inviernos
a cantaros viene a llover,
se hinchan los flacos ríos
raudos empiezan a correr.

Tumban los viejos puentes
los muros no quedan en pie,
anegando nuestros sembríos
naidien los puede detener.

Pero también traen alegrías
el pescador saca en su red,
guanchiche, dama y dica
hay abundancia por doquier.

Fresca lluvia agua bendita
nos trae la vida al caer,
transformando los desiertos
haciéndolos reverdecer.

Yo vengo de una tierra
cultivadores de su saber,
con el verso en amorfino
enamoramos a la mujer.

Al pasar una montubia
rimas hay que componer,
demostrando galantería
la intentamos convencer.

-Señorita no la conozco
pero la quiero conocer,
porque me está gustando
su bonito proceder.

Ese lindo pelo negro
azabache que tiene usted,
retinto bien parecido
al oscurecido café.

Si acepta mis cumplidos
¡juro! la voy a querer,
formaremos nuestro nido
en las ramas de un laurel.

No le ofrezco riquezas
sólo tengo mi chalet,
con mis pollos y gallinas
muy felices hemos de ser.

Yo vengo de una tierra
mucha sangre vi correr,
en las luchas liberales
peleando junto al coronel.

Mi coronel Nicolás Infante
aguerrido en su proceder,
antes que pedir amnistía
él prefirió morir de pie.

Después Pedro J. Montero
los sabanales hizo arder,
anduvimos de montoneros
hasta morir o vencer.

Yo vengo de una tierra
que todos deben conocer,
de montubios campesinos
orgullosos de su proceder.

Amorfinos del río

Por onde pasa un río
nunca habrá tierra mala,
generoso con er plantío
abundante vida regala.

Por su corrientosa entraña
va nadando en Boca Chico,
guanchiche, chane o dama
raspabalsa, barbudo y bío.

Atarrayando con er bajío
pesco: viejas coloradas,
guacucos, bagres de río
y unas guaijas de montaña.

Nuestro río no se amansa
nunca se deja dominar,
de verano callado pasa
en invierno ha de bramar.

Diciembre tiempo inicial
arrecian los aguaceros,
embravecido temporal
a mediados de febrero.

Inundados hasta el guargüero
entrando el mes de abril,
hay un refrán muy certero
“en abril aguas mil”.

El río amigo gentil
se vuelve traicionero,
saliéndose de su redil
nos anega los terrenos.

No hay quien le ponga frenos
cual caballo desbocado,
la cosecha perderemos
se nos ahogará er ganado.

Si er río juera muchacho
lo metería en cintura,
con unos dos bejucasos
le quitaría su bravura.

Pero también trae frescura
cuando en él nos bañamos,
al campo le dan hermosura
aquellos ríos campiranos.

Gabriel Paredes
guayaquileño; 1962 –
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Amorfinos del monte
No sé qué tiene mi monte
de él; yo vivo cautivo,
lo transito, lo trabajo
como todo campesino.

Agarro filoso machete
y voy abriendo camino,
descuajando la montaña
pa’ preparar el sembrío.

Llegando er día preciso
aspergeamos la semilla,
en este gentil paraíso
nuestra esperanza germina.

Brota der suelo el plantío
regado por los aguaceros,
muestra el sol su poderío
abrazando los terrenos.

Gran abundancia tenemos
en cada ciclo cumplido,
pasamos los días contentos
viendo er monte florecido.

Mi monte es prodigioso
gran verdor lo engalana,
plazarte, bejuco, bototo
y miles plantas nos regala.

Sabrosas y dulces papayas
zapotes, guaijíes, caimitos,
pomarrosas, anchas guabas
lima, limón y tamarindo.

Sembrando las tierras bajas
en los extensos pozales,
por la cuenca der Guayas
amarillean los arrozales.

Sobre inmensos tendales
la gramínea es colocada,
virando y virando el grano
por los soles es secada.

Plátano, café, cacao
lo que se siembra emana,
en este mi monte sagrado
tanta abundancia no acaba.

¿De dónde vienes, amorfino?

¿Amorfino de onde vienes?
¿Amorfino pa’ onde vas?,
¿Qué omnipresencia tienes?
¡Que en todos laos estás!

Vengo andando caminos
de quien me quiera cantar,
soy la voz del campesino
que naidien puede acallar.

Traigo mi propio lenguaje
aunque me saben criticar,
entre amigos y compadres
nos entendemos al palabriar.

En las fiestas patronales
hago presencia en Balzar,
amorfineando a raudales
bajando voy hasta el Daular.

Raudo salgo a Flavio Alfaro
Jipijapa, Chone, Paján,
doy la güelta en Milagro
toco Yaguachi y Durán.

Alzo er velo a Montalvo
a Quevedo y Catarama,
después visito er Guabo
Santa Rosa y Machala.

Estoy en boca de todos
de los que tejen palabras,
en la rima me acomodo
al bordonear las guitarras.

El verso es libre

Nuestro verso nace libre
¡déjenlo! por los montes vagar,
nuestro verso no es de naidien
si no; del que los quiera cantar.

Soy la mata del amorfino
a cada rato florece,
pa’ que recoja er indigno
lo que mi pecho le ofrece.

Mi verso montubio crece
cual sembradío mañanero,
nuevo fruto aparece
aunque le falte aguacero.

Traigo er verso romancero
de adentro de la sabana,
reposado en mi guargüero
pa’ trinar una semana.

En la noche campirana
me acompaña una estrella,
er poeta se engalana
cantándole a su doncella.

Hago el verso a mi manera
lo aspergeo sin temor,
pa’ cuando er día que muera
lo recoja el compilador.

Pa’ rimar el amorfino

Pa’ rimar el amorfino
se necesita inteligencia,
esta amontubiada ciencia
regalo de lo divino.

Aguzar bien er sentido
buscar la rima primero,
crear un verso certero
a pocos es permitido.

Son como hijos paridos
sin ayuda de comadrona,
nacidos de la persona
en su mente concebidos.

Er montubio campesino
va desgranando palabras,
al sonar de las guitarras
canta er verso repentino.

Al cual llaman amorfino
coplas de nuestras tierras,
aquellos versos encierran
saberes del hombre antiguo.

No faltará sabio ladino
que escuche su composición,
arrebatará la creación
editándola en un libro.

Poeta der siglo XXI

Soy un poeta montubio
de este siglo veintiuno,
y vengo a cantar mis versos
como no canta ninguno.

si yo no digo lo que soy,
si no les muestro mi mundo,
sino me asomo a este portal
¿quién valorará lo montubio?

Lo montubio y la ciudad
siempre anduvieron juntos,
hay que saber agüaitar:
un montubio es vecino suyo.

Er monte no queda lejos
sólo nos separa un muro,
antes que esto juera ciudad
esto era un campo montubio.

Er montubio priesente está
cada vez que toman desayuno,
en er café con bolón,
en er queso con maduro.

En la tortilla de maíz
en los mangos, en los frutos,
en er arroz con menestra
que devoramos con gusto.

Er montubio volando va
como pájaro en arbustos,
entre mitos y leyendas
de los cantares montubios.

Tienen un saber natural
razonamiento profundo,
un lenguaje con identidad
propio de su terruño.

Este saber vengo a declarar
pa’ no quedarme mudo;
antes de irme de aquí,
a mi campo con mi mulo.

Aquí hay un hombre de verdad
que siempre quiere ser justo,
trabajador, amigo leal;
téngalo usted por seguro.

Corazón sin retoño

Tristemente caen las hojas
en el jardín del olvido,
torbellino hecho suspiro
de un amor que ya murió.

No habrá reconciliación.
Bórrame de tus recuerdos,
en aquel jardín desierto
nunca crecerá una flor.

Florecido en el dolor
viejo amor apasionado,
marchitose deshojado
por descuido de los dos.

Moribunda tierna pasión,
no te ausentes de mi lado,
por culpa de tus agravios
desfallece el corazón.

Moribunda tierna pasión,
sin dulzura y sin halagos,
nuestras flores se secaron;
no florece el corazón.

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IDEAS! [Mi poema]
Rafael Vargas González [Poeta sugerido]

MI POEMA... de medio pelo

 

Ideas son efluvios que insistentes
existen aunque tú nunca las veas,
que brotan de la savia de las mentes
cual rios con geniales afluentes
y un agua del que tú siempre alardeas.

Ideas que aunque ignoras las cortejas
pues son a divulgarse reticentes,
y admiras pues valoras y aconsejas,
resistes a meter entre las rejas,
quisieras que estuvieran más presentes.

Hay otras que andarán por el desván,
las viejas, las que están ya desgastadas,
o esconden por aquel del qué dirán,
dormidas, que esas nunca aflorarán
e incluyo a las que fueron apocadas.

Ideas de la buenas, las fetén,
se cuentan con los dedos de las manos,
¿preguntas quién la tuvo? no se quién,
vinieron al tran tran con su vaivén
de sitios que se cuentan muy lejanos.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDO:  Rafael Vargas

El tiempo. Quién nos iba

a decir que el tiempo
nos mataría antes de comenzar.
El tiempo nos ha contagiado
y sometido. Nuestro tiempo
nos ha condenado a vivir
una vida que suplanta a la vida,
una jodida metáfora colectiva.
Los niños mueren por culpa del tiempo.
El ahora, es su ahora
y las miserias del poder
con nuestra mansa pasividad,
han programado para ellos
el ayer del porvenir.
Hay en sus ojos
parte de nuestra muerte.

Tras arrancar setenta calendarios

ya no te engaña el candor de las violetas,
con el éxodo de los sueños
la vida es ya
una muchacha que nos olvidó,
ya ni recuerdas cuándo adquiriste la locura
de gastar la existencia
sembrando fábulas como un dios ebrio.
El tiempo mueve su dolor…
Y cuando te haces con él
y lo guardas en los sargazos del alma
como el ruiseñor guarda el suyo
para la ribera, hay que imponerse a la fuga.
¿A dónde ir si no a la vida?
Detrás de la muerte sólo hay más muerte.
Que el mármol no nos corrompa
ni la tramposa inmortalidad tampoco.

Cambio mi vida por el sueño de un niño

o la sombra de las palabras
por el alma de un río
o la flexible gracia del guepardo
por el lastimero gemido del Stradivanus
o la apasionada tinta de la amapola.
Cambio mi vida por el iris de una perla
o la transparente cruz de la libélula
por la honda raíz de la siguiriya
o la angustiosa fugacidad de la mariposa

Cambio mi vida porque no se adonde ir…
¡Decidme, para qué la quiero!
Si pudiera olvidarme de lo visto y oído,
de los dos rostros de la verdad, de tanta nada.
Elegir nos deja más sedientos. Sí. Ya sé:
al poeta sólo le alimenta el hambre.

El paradero de la luz (fragmento)

El sur, éste sur hermoso
y miserable, es una gran herida.
Tierra de paso de razas
y de tiempos, mezclando
saber y barbarie…

Hubo un día en que quise

ser viento.
Vestirme de fina brisa
con incrustaciones de nube,
rodar por los siglos
como el azor se coge del aire,
pero los años me ensenaron
la horizontalidad del agua.
Fundé mi fe en los hombres
y estos se traicionaron,
averigüé su amargura
y la mía se hizo infinita,
quise para ellos el más alto azul
y prefirieron la greda,
pasar los duendes del rocío.
Y reincidieron, una vez y otra,
como perdidos niños.

Las nanas del galeote

Yo, tierra, destinada a ser tierra,
tierra primordial
inocente y sencilla,
de rotaciones incontemplables,
cada día asciendo un peldaño
hacia esa otra tierra de surcos celestes
donde madura la luz(…)
Por eso, yo, mitad barro, mitad
transitoria carne; tosca arcilla
o mantillo fértil verticalmente alzado
que se nutre en tus pechos de ensueños,
más hijo de tu raíz que de mi sangre,
quiero pagarte en callado verso
cuanto me diste en polvo y alma.

Alto es el cielo

Alto es el cielo
pero no para el que vuela más allá de las nubes,
ni para el que en él encubre su miedo o su arrogancia,
sino para quien se atreve a mirarlo
con ojos de inocencia, como acabado de nacer.
Alto no es quien desde el promontorio mira
a quienes pasan por debajo
o el que desde la gran muralla observa el horizonte
y juzga que todo está a sus pies,
sino el que nunca baja la mirada ante los hombres
y jamás halla fango en sus manos;
alto es quien por la calle va dejando vivas
y frescas amapolas y la luz de sus ojos
reparte entre los hombres;
no quien habla alto, ni el que a muchos habla,
ni el que imparte doctrina,
sino el que en la sucia taberna
escucha al extranjero o al sin voz,
el que duda y no halla nada sólido,
sino movimiento, tránsito.
Alto no es quien irrumpe en el templo
con voces estridentes,
sino el que en él, ensimismado,
escucha su voz, que surge de una grieta;
no es alto el músico porque al sonar el instrumento
a todos complazca y de todos se sepa admirado,
sino el que al tomarlo siente cómo en él vibra el mundo
y en sus dedos la nada del aire se llena de sentido,
pájaros que vuelan hacia el norte,
nimbos tejiéndose en la aurora.
Alto el que se entrega, el que se da,
el que lleva siempre a un niño
arrullado en sus ojos, el que se rinde por amor,
el que por amor destruye el palacio,
el que perdona, el que al llegar a casa,
secándose el sudor, exclama,
bien estuvo el día, lo he vivido.

La luz nadie la escoge: llega,

siempre virgen y siempre diferente.
El poema nace de la raíz
del instinto y de la luz.
La luz que lo piensa,
que le da sentido y lo fija.
La luz donada que geometriza
la vastedad del lenguaje,
el ritmo, la música
y los alfabetos de la noche.
La luz que deja pasar el infinito
balido del silencio.
La luz no se ve, es un hecho:
médula, hueso y esencia del poema.
La luz que hace diferente al poeta.

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