A todos los amantes de la literatura en sus distintas formas o variantes...

Donaciano Bueno Diez

Donaciano Bueno Diez

Editor: hombre de mente curiosa, inquieta, creativa, sagaz y soñadora, amante de la poesía.

LAS CAMPANAS DE MI INFANCIA [Mi poema]
María Ángeles Pérez López [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Algunos se lo perdieron ¡qué pena me da, qué pena!
esa música tan plena, los que entonces no vivieron
el repicar de campanas, ¡el badajo en su melena,
que bonito, cómo suenan, vigorosas o badanas!

Siempre en la torre presentes para anunciar un evento
repiqueteando, contento o llorando un accidente,
comunicando a la gente cualquier acontecimiento
si despacito, lamento, si rápido, alegremente.

Las tres llamadas a misa -bien planchado el pantalón-
raudo cuando suena el gon -bien aseada la camisa-.
llegó ya la primavera bajemos ya del balcón
disfrutando la ocasión ¡vamos, niños, mas deprisa!.

La vendimia ya ha empezado, viene con muchos caprichos
!a cazar aquí se ha dicho! ¿quien lo ha dicho? las campanas.
Preparemos las cananas ¡que se preparen los bichos!
pues la iglesia ya ha anunciado sus ceremonias paganas.

Cuando la calma es latente y el silencio es un desierto
tan pausadas, tan tranquilas, las ovejas con esquilas
repican a cielo abierto. ¿alguien sabe quién se ha muerto?
suenan con presagio incierto las campañas intranquilas.

El volteo de campanas lo llevo en mi subconsciente,
allí estará muy presente hasta que me salgan canas,
me despierto en las mañanas y espero muy impaciente
su tañer tan inocente ¡vivan las ondas hercianas!
©donaciano bueno

Para los que, como es mi caso, convivimos en su infancia con el repique de las campanas de la iglesia, ese sonido nos acompañará siempre a lo largo de la vida. Constituían el medio de comunicación de cualquier acontecimiento ya fuera éste bueno o malo con la población.

MI POETA SUGERIDO:  María Ángeles Pérez López

[El perfecto dibujo]

El perfecto dibujo de la piel amarrada,
a sí misma amarrada,
desplazando el aire con cada movimiento,
tiene un perfil de piedra,
de palote de niño dibujando.

Tiene un peso de piedra
y el oscuro entrecejo de la luz resbalada
porque la luz siempre resbala sobre las cosas

y no lo entiendo.
(de Tratado sobre la geografía del desastre)

[Dos]

Dos piernas, dos rodillas, dos tobillos,
los dedos diminutos de los pies
que son tan parecidos unos a otros
y suman sus falanges en parejas,
los huesos semejantes, sucedidos
y su contaduría vertebral
para escribir el peso o el fulgor
son nómina y carbón en papel copia,
perfecta simetría con que el cuerpo
busca no estar tan solo y se consuela
del lunes y su abrazo envenenado.
Por eso se acompasa en paridad,
escruta sus meninges, sus alardes,
su tiempo entristecido y concluyente
y cuenta sus costillas mientras gime,
porque es inmensa la llanura sola
y el sol está tan lejos como el mar.
El día en que nos faltan los afectos,
palabras olvidadas como trébede,
justicia, lapicera o resplandor,
cuando estalla la flor de la torpeza
y aroma los manzanos al troncharse,
el cuerpo se conforma como puede,
busca su concordancia, su acomodo
para la ley de las compensaciones
y balancea su peso duplicado
por el estrecho beso de lo dual.
Tan solo los impares desiguales
?el sexo, el corazón o la cabeza?
revientan en su plomo solitario,
reclaman con ardor para la sed
y exigen de algún modo compañía,
un canto en que se enreden otras voces
haciendo más liviano el universo.

[Islotes]

Hasta el poema llegan, como islotes
de óxido y de plancton celular,
los restos silenciosos del naufragio
en que quedan los barcos y los hombres
tras el amor intenso, el oleaje
que levanta su proa y la sumerge
al fondo de la mar y sus caballos.
Las caracolas guardan su rumor,
la lentitud sombría en que los peces
desnudos se acomodan a morir
y vuelven cristalina su belleza
de fósil, su armadura transparente,
su vertical caída hasta el silencio
en que el fondo del mar guarda la espuma
que levantó el deseo y las mareas.
En su abisal distancia deslenguada,
amor y mar comparten varias letras
y la raíz mojada por la sal
empapa cada signo tras su empeño
por la coloración y el frenesí.
La boca humedecida, la entretela
del cuerpo y sus humores ablandados,
las veintisiete letras rezumadas
por la líquida masa del amor
después se vuelven piedra quebradiza,
astilla y fósil blanco en su rescoldo,
su agalla enrojecida en el vivir.
(de La ausente)

[Ciervos]

La mujer espera la llegada de los ciervos.
Se sienta en la cuneta y se descalza.
Con la uña más pequeña de su pie
rasca la tierra blanda y enmohecida
hasta arrancar un árbol de raíz.
Con un dedo invisible en su estatura,
remoto soberano primordial
empuja los nogales, los gomeros,
las hayas y los robles, los manzanos.
Después, bajo la lluvia, se arrepiente
mientras le late el pánico en la ropa.
El dedo mutilado es como el odio
del árbol mutilado, en la mujer
que se pinta en los labios treinta y dos
piezas dentales blancas, esmaltadas
con las que no morderse los pezones
ni llorar por los árboles caídos
y que suben despacio, en sus alveolos,
como subió cada árbol a su copa.
Del tronco descuajado, vuelto torre
gemela de otras torres neoyorquinas
caen los pájaros muertos, las personas
como estorninos muertos, el ramaje
como chicharra muerta, los tablones
como féretros muertos para Irak.
La mujer entretanto se avergüenza,
guarda el dedo y su uña, sus dolores,
el esponjoso hueco de la encía
en que ató cada diente su raíz
y levantó una torre mineral.
A su lado, los árboles reposan
su tiempo de madera, griterío
de perros y de niños clausurados,
los brazos y las piernas como ramas
taladas con dolor contra la tierra.
Los animales huyen espantados.
Los ciervos se disculpan y no vienen.

[Elefantes]

Como los elefantes, la mujer
se inquieta ante los huesos de su especie,
mueve nerviosamente la cabeza,
se extravía y tropieza en su dolor.
Los esqueletos largos, mascarones
que arrojaron el mar y el pleistoceno
para dormir, lavados por el agua
hasta volverse láminas de luz,
son una herida abierta y silenciosa
que los grandes mamíferos levantan
con tal delicadeza, con colmillos
en su arabesco y su melancolía.
Porque los elefantes, la mujer,
elevan la osamenta de los suyos
y los acunan con sus grandes dientes,
los mecen con pasión y con trastorno.
Como los elefantes, la mujer
cubre su piel de arena y de termitas,
arroja a sus costillas, su espaldar
la tierra de sus muertos, se recubre
de su aspereza seca, ventolera
o ráfaga de tiempo calcinado
y canta lentamente una canción
que en su baja frecuencia, solo escuchan
congéneres lejanos, primordiales.
Cuando pinta sus dientes de marfil,
dentina opaca y blanca, romboidal
que prestigia su boca y su alegría,
la mujer talla en ellos la aflicción
preciosa, endurecida como laja
que atraviesa la luz y la somete.

(a Esteban Peicovich, por “El otro amor”)
(a Charo Ruano)

[Sobre su pecho muerto]

Sobre su pecho muerto, la mujer
pinta una gran ventana para el aire.
El corazón, en su áspera alegría,
asoma al sur su sala octogonal
por el hueco del seno que extirparon
la enfermedad, la mano, el bisturí.
Sobre su pecho muerto, la mujer
raspa cualquier recuerdo doloroso
y colorea el soplo y el zumbido
del arrebato rojo de quedarse.
El hospital se borra en su blancura,
esa sala de espera es no lugar,
la habitación sin lágrimas ni olivos
es también no lugar, los lavatorios
y ascensores que nunca se detienen,
el pasillo alargado como el miedo
de biopsia en biopsia es no lugar.
La madre le cosió dos grandes senos
con hilo destrenzado del cordón
que la anudaba al tiempo y sus asomos.
Ahora un médico serio, preocupado
descose uno de ellos, lo retira
en silencio, y la extensa cicatriz
que corre por el tórax como el frío
abrasa los paisajes de la tundra.
Pero sobre su pecho, la mujer
sombrea un árbol negro, transversal
por la ira de perderse en el otoño.
También nubes y niños anhelantes
en su transpiración y su ajetreo
para mojar la tarde y las palabras.
El viento que entra en tromba la despeina
y su risa es un pájaro veloz.
(de Atavío y puñal)

[Lanzar contra la luz]

Lanzar contra la luz todos los peces
y evitar que las redes los atrapen,
que los muerda el anzuelo con su boca
curvada en la violencia de morir.
Desanudar la asfixia, trabazón,
bocanada de anhídrido y espinas
en que se hunden la angustia y los tacones
cuando el jueves se cierra, abochornado,
sobre su propia lista de imposibles.

Lanzarlos como quien avienta lana,
como quien suelta el trigo tras la trilla
o la harina blanquísima en el pan,
para que permanezcan en su vuelo
igual que permanece en la memoria
del agua cada fibra de la luz.
Para que se detenga su caída
contra el asfalto sucio, contra el miedo
metálico que exudan los arpones.
Para que permanezca en cada letra
el copo diminuto de almidón
como quietud de aquello que se mueve,
pez que se escurre raudo entre las manos
y nada en la canción de las agallas.
(con Eugenio Montejo)

[La imaginación del cereal]

En la imaginación del cereal
la hoz no se reduce a una herramienta.

Media luna que canta en el centeno
su amor diseminado en cada corte,
la violencia más dulce del verano.

Metal de la alianza, la apetencia
en que la espiga entrega su esplendor,
circulación y flujo de lo vivo
que se resiste a ser identidad
y busca diluirse entre la harina.

Melaza en que se aprietan hierro y cobre,
aleación y prodigio de no ser
lo que se era al principio. Convincente
cesión hacia lo dúctil que transforma
el rígido enunciado del objeto
en savia derramada como aire,
como metal en punto de fusión
que corre enrojeciendo las dos manos.

En la ardiente planicie de la siega
se estrechan la cuchilla y las gramíneas
mientras los cuerpos buscan a los cuerpos
y las letras se funden lentamente
con la vocal redonda de la hoz.
Disolución de lo que fue en el todo
que es morir y nacer para la boca.
con Claudio Rodríguez, de nuevo

[En el aire, la piedra]

En el aire, la piedra ya no duele.
Cuando rueda, recorre con violencia
la edad que se camina hasta ser bronce
y transforma en herida cada lasca.

Limadura, fracción con que el lenguaje
despedaza la piedra en sus dos sílabas
como vocablo hendido y estilete
que afila la humildad de la derrota
para ofrecer la dádiva del miedo,
la floración solar del sacrificio.

Piedra cuchillo, caracola de aire
que encierra los sonidos de la tribu
en el tambor solemne de la guerra,
en la angustia y pezuña de animal,
en la desesperada turbación
con la que Gaza sangra por sus cifras.

Sin embargo, la piedra se resiste.
No está dispuesta a ser domesticada.
Hay en su corazón un alto pájaro.
Hay en ella arrecifes, elefantes,
caminos y escaleras, soliloquios,
las circunvoluciones, el destino,
el álgebra, la luz de las estrellas,
el abrazo de Abel y de Caín.

Hay en su corazón un alto pájaro.
Cuando vuela en el aire, ya no duele.
(de Fiebre y compasión de los metales)

[Avispas]

Estruendoso zumbido de lo real. Y sin embargo, nada sé de las avispas.
¿Hasta dónde alcanzan sus obligaciones con el nido?
¿Acaso pueden zafarse
alguna vez
de la tarea prioritaria de desconocer la muerte?
¿No les preocupa saberse deudoras del verano y sus diosecillos rencorosos?

Lanzadas hacia la luz y la avidez,
obedecen el mandato de los días.
Asisten a su escuela de calor.

Algunas son hermanas entre sí
y se abrazan en la noche
porque temen la sombra.
Con las seis patas que entrega cada una,
forman un estrecho círculo de tiza
del que solo podrán salir al mismo tiempo.
No es posible pensar sino en el todo,
en su sustancia algo viscosa y primordial
que sostiene encendida la mañana:
hasta cinco mil piecitas de ámbar,
impacientes,
acercan todo el sol al avispero.
Otras son solitarias, como yo, que me aferro temblando a mis dos patas.

Tampoco sé de su apetito,
de su organización territorial
o sus banderas.
Ni siquiera si se excitan cuando lamen el miedo.
Me pregunto si en sus pesadillas hay también una cabeza de caballo ensangrentado.
Cuando despierto estoy empapada en esa sangre.
Mana de mi centro y sube a la raíz,
donde el pelo se adentra en lo invisible.
Incluso encharca todo el arco de la frente.
Desesperada, agito los brazos hacia lo alto
izando una bandera blanca
que tampoco se ve
y cuyas raíces terminan perdiéndose en el aire.
Intento gritar pero no puedo
y solo se oye un disturbio de baja intensidad,
………..un rumor calcinado en el oído.

Las avispas conversan con palabras blanduzcas.
En el fragor de sus tareas, tal vez dicen:
esto está demoliéndose,
el ala oeste ha sido arrasada en el ataque,
festejaremos la noche de San Juan
y yo entregaré la pulpa y los atajos
a la palabra patria, ese avispero…
Arrancan descargas de fulgor
y se entregan sin miedo a la energía
en la que reverbera lo real.
Para ellas, las celdillas son cobijo, son argumento afín, son arrebujo
que permite a las larvas crecer hacia la luz.

Nada sé de su talle,
su desdén
o su desoladora adolescencia.
Ni del modo en que se enamoran de los caballos
hasta hacerlos morir contra mi boca.
Cuando acerco la mano hasta las crines
también soy devorada por mi propio aguijón.

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CUANDO YA ME VAYA [Mi poema]
Sebastián Salazar Bondy [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Yo, cuando ya me vaya, en la maleta
pediré que me guarden los despojos,
en un lado, diré, dejen los ojos
que no puedan mirarme a la bragueta.

La boca han de poner muy bien cerrada
que entren moscas tratando de evitar,
las orejas habrán de precintar,
pues mejor ha de ser que no oigan nada.

¿De la nariz qué hablar? Si a mi el olfato
del amor me falló, y en los negocios
no guardo un buen recuerdo como socios,
mejor será que dejen un retrato.

Al cerebro, el causante de mi ruina
debieran preservar entre algodones,
por más que él me causó contradicciones
le guardo gran respeto y mucha estima.

La tapa han de sellar, atornillada,
haciéndole en el centro un agujero,
preciso respirar, si no me muero,
después ya pueden darme una palmada.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDO:  Sebastián Salazar Bondy

Peregrinaciones de las horas

VI
En todo aquello de que hablo hay temor,
hay piel de gato silenciosa por los suelos,
hay pequeñas imágenes y moscas y cuchillos
y gracia dulce en su saliva.

Madre escucha venir con sus coturnos de acecho
al dios de la salud en su coche de mimbre
y hay todavía en las ventanas que al estero
abren su interna paz de dormitorio,
el amuleto mágico de pelos,
el nudo, el alfiler muerto.

Hay un vago temor cuando algo se detiene o las cortinas
danzan al lado mismo de las almas cercanas.

Arte del poema

No nazca sangre viva de tu seno,
sí un aire bueno que entre los amigos
lava castigos y desciende pleno
por vados de mentira y desabrigos.

Sobre los dioses

No crezca, dios, en tu puño, tu corbata,
tu seno abrigador, leche y desgano,
sino tu pie sangrado y tu caballo,
alto espíritu malo en mi verano.
(De Cuaderno de la persona oscura)

Mujer y perros

A Augusto, que la conoció

Recuerdo en Lima una mujer, una cansada
sombra de pordiosera que juntaba
perro a perro como los frutos de su vientre.

Eran canes de paso, animales
manchados, negros, hoscos, melancólicos hijos
que la escuchaban en el suelo y lamían su mano
agradecidos de una llaga,
un harapo mejor, un simple hueso.

Una mujer que se sentaba en una plaza
y cosía el alba y el ocaso al calor
húmedo y triste de sus perros.
(De Los ojos del pródigo)

Confidencia en alta voz

Pertenezco a una raza sentimental,
a una patria fatigada por sus penas,
a una tierra cuyas flores culminan al anochecer,
pero amo mis desventuras,
tengo mi orgullo, doy vivas a la vida bajo este cielo mortal
y soy como una nave que avanza hacia una isla de fuego.

Pertenezco a muchas gentes y soy libre,
me levanto como el alba desde las últimas tinieblas,
doy luz a un vasto campo de silencio y oros,
sol nuevo, nueva dicha, aparición imperiosa
que cae horas después en un lecho de pesadillas.

Escribo, como ven, y corro por las calles,

protesto y arrastro los grillos del descontento
que a veces son alas en los pies,
plumas al viento que surcan un azul oscuro,
pero puedo quedarme quieto, puedo renunciar,
puedo tener como cualquiera un miedo terrible,
porque cometo errores y el aire me falta
como me faltan el pecado, el pan, la risa, tantas cosas.

El tiempo es implacable como un número creciente
y comprendo que se suma en mi frente, en mis manos,
en mis hombros, como un fardo,
o ante mis ojos como una película cada vez más triste,
y pertenezco al tiempo, a los documentos, a mi raza y mi país,
y cuando lo digo en el papel, cuando lo confieso,
tengo ganas de que todos lo sepan y lloren conmigo.

Desde el corazón

Me sitúo en el centro de mi corazón,
pongo los ojos en el fondo de ese pozo
como dos lámparas frías que encienden el amor,
¿y qué veo?

Dios mío, si veo

el claro espejo familiar que hay en mi sueño,
el pan que sale del horno de la vida a cada rato.
Vuelve a ti, viajero, vuelve
al Hotel de Bâle, ya que París es una pieza mortecina,
un lavabo, una mesa, un lecho para el vino de esta noche,
y sabrás nuevamente que eres un círculo de dudas
un remolino incesante que gira en torno de la ausencia.

Me sitúo en el centro de mi corazón, repito,
y me digo:
“Estoy aquí, pero en Lima
despertará mi madre cuando el perro
gima a su puerta, le dé los buenos días, la bendiga,
porque su mano es como un fruto que no cesa”.

Todo esto es mi país

Mi país, ahora lo comprendo, es amargo y dulce;
mi país es una intensa pasión, un triste piélago, un incansable manantial
de razas y mitos que fermentan;
mi país es un lecho de espinas, de caricias, de fieras,
de muchedumbres quejumbrosas y altas sobre heladas;
mi país es un corazón clavado a martillazos,
un bosque impenetrable donde la luz se precipita
desde las copas de los árboles y las montañas inertes;
mi país es una espuma, un aire, un torrente, un declive florido,
un jardín metálico, longevo, hirviente, que vibra
bajo soles eternos que densos nubarrones atormentan;
mi país es una fiesta de ebrios, un fragor de batalla, una guerra civil,
un silencioso páramo cuyos frutos son jugosos,
un banquete de hambres, un templo de ceremonias crueles,
un plato vacío tendido hacia la nada,
un parque con niños, con guitarras, con fuegos,
un crepúsculo infinito, una habitación abandonada, un angustiado grito,
un vado apacible en el cual se celebra la vida;
mi país es un sepulcro en medio de la primavera,
una extraña silueta que abruma con su brillo la soledad,
un anciano que camina lentamente, un ácido que horada los ojos,
un estrépito que apaga todas las músicas terrenales,
un alud de placeres, un relámpago destructor, un arrepentimiento sin culpa.
un sueño de oro, un despertar de cieno, una vigilia torva,
un día de pesar y otro de risa que la memoria confunde,
un tejido de lujo, una desnudez impúdica, una impaciente eternidad;
mi país es un recuerdo y una premonición, un pasado inexorable
y un porvenir de olas, resurrecciones, caídas y festines;
mi país es mi temor, tu ira, la voracidad de aquel,
la miseria del otro, la defección de muchos, la saciedad de unos cuantos,
las cadenas y la libertad, el horror y la esperanza, el infortunio y la victoria,
la sangre que fluye por las calles hasta chocar con el horizonte
y de ahí retorna como una resaca sin fin;
mi país es la mujer que amo y el amigo que abrazo tan sólo por amigo,
el extraño que te sorprende con su odio y el que te da la mano porque quiere;
mi país es la ventana a través de la cual miro la tarde,
la tarde que cae con sus ramos de melancolía en mi pecho,
y el agua matinal con que limpio mis pupilas de imágenes sucias,
el aire que respiro al salir de mi casa cada día,
y la gente que se precipita conmigo a los quehaceres sin sentido,
el trabajo, la fatiga, la enfermedad, la locura, el pensamiento,
la prisa, la desconfianza, el ocio, el café, los libros, las maldiciones;
mi país es la generosa mesa de mi casa y los rostros familiares
donde contemplo la marea incansable de mi dicha,
el cigarrillo que consumo como una fe que se renueva
y el perro cuya piel es cálida como su amistad; mi país son los mendigos y los ricos, el alcohol y la sed,
la aventura de existir y el orden en que elijo mis sacrificios;
mi país es cárcel, hospital, hotel, y almacén, hogar, arsenal;
mi país es hacienda, sembrío, cosecha;
mi país es escasez, sequía, inundación;
mi país es terremoto, lluvia, huracán;
mi país es vegetal, mineral, animal;
mi país es flexible, rígido, fluido:
mi país es líquido, sólido, inestable;
mi país es republicano, aristocrático, perpetuo;
mi país es una cuna, tumba, lecho nupcial;
mi país es indio, blanco, mestizo:
mi país es dorado, opaco, luminoso;
mi país es amable, hosco, indiferente;
mi país es azúcar, tungsteno, algodón;
mi país es plata, nieve, arena;
mi país es rudo, delicado, débil y vigoroso, angelical y demoníaco;
mi país es torpe y perfecto;
mi país es enorme y pequeño;
mi país es claro y oscuro;
mi país es cierto e ilusorio;
mi país es agresivo y pacífico;
mi país es campana,
mi país es torre,
mi país es isla,
mi país es arca,
mi país es luto,
mi país es escándalo,
mi país es desesperación,
es crisis, escuela, redención, ímpetu, crimen,
y lumbre, choque, cataclismo,
y llaga, renunciación, aurora,
y gloria, fracaso, olvido;
mi país es tuyo,
mi país es mío,
mi país es de todos,
mi país es de nadie, no nos pertenece, es nuestro, nos lo quitan,
tómalo, átalo, estréchalo contra tu pecho, clávatelo como un puñal,
que te devore, hazlo sufrir, castígalo y bésalo en la frente,
como a u hijo, como a un padre, como a alguien cansado que acaba de nacer,
porque mi país es,
simple, pura e infinitamente es,
y el amor canta y llora, ahora lo comprendo, cuando ha alcanzado lo imposible.
(de Confidencia en alta voz)

Testamento ológrafo

Dejo mi sombra,
una afilada aguja que hiere la calle
y con tristes ojos examina los muros,
las ventanas de reja donde hubo incapaces amores,
el cielo sin cielo de mi ciudad.
Dejo mis dedos espectrales
que recorrieron teclas, vientres, aguas, párpados de miel
y por los que descendió la escritura
como una virgen de alma deshilachada.
Dejo mi ovoide cabeza, mis patas de araña,
mi traje quemado por la ceniza de los presagios,
descolorido por el fuego del libro nocturno.
Dejo mis alas a medio batir, mi máquina
que como un pequeño caballo galopó año tras año
en busca de la fuente del orgullo donde la muerte muere.
Dejo varias libretas agusanadas por la pereza,
unas cuantas díscolas imágenes del mundo
y entre grandes relámpagos algún llanto
que tuve como un poco de sucio polvo en los dientes.

Acepta esto, recógelo en tu falda como unas migas,
da de comer al olvido con tan frágil manjar.

Patio interior

A Luis Loayza

Viejas, tenaces maderas
que vieron a tantas familias despedirse,
volverse polvo y llovizna,
retornar a las dunas como otra ondulación,
os debo algo,
dinero, melancolía, poemas,
os debo cierta ceniza plateada y claustral.

Columnas fermentadas que persisten
soportando la sala, la alcoba, la despensa,
la cocina donde humeó algún sabor frugal,
os debo riquezas sin ira,
grandes palideces pensativas.

Patio interior,

cuervo de ociosas neblinas
entre cuyas largas plumas los amantes
se deslíen como una inscripción de pañuelo
os debo ahora mismo mi fosforescente vicio,
y os habito,
os corrijo,
os firmo con mi rápido nombre de cuchillo.

Describo el invierno

A José Miguel Oviedo

Conozco bien estos pesados guantes de albayalde
porque antes vi su rastro
cubrir otros días de lujuria y beatitud,
la rauda pareja de lobos
de cuyo lecho nacen como quejidos o espasmos
humedades, virus, toses.
Sé cómo el tiempo cose sus lentejuelas
en la loca ropa de ayer,
cómo se agrietan sombras de muebles y paredes,
cómo el corazón se encharca y lentamente
trae un recuerdo desde la antigüedad.
Repito mi historia en el duro piano de invierno:
mi sangre es toda blanca
cuando las brumas de junio en los parques
tuercen el cuello al cisne de la fecundación.

Cinco ejercicios tenaces

4. La nada

La nada no es espacio,
tampoco tiempo perdido,
sino la confianza
con que retomo la tinta
y combato con su sombra,
y oigo a mi hija llorar,
y siento la dulzura de mi mujer
abrir su cofre de cuentos,
y reconozco a mis vecinos
por sus guitarras borrachas,
y pienso en mis amigos
con odio mas nunca sin afecto,
y veo en mis líquidos
que miento en el teléfono
cuando digo: “No hay novedad”,
y todo es nuevo a mi alrededor,
aunque yo acabo de nacer
del vientre de mi sueño.
Pero la nada resiste las olas
en medio de un océano
de cosas y remordimientos.
(de El tacto de la araña)

Sombras del origen

Nací en un leve nido
de barro y caña de Guayaquil
(calle del Corazón de Jesús, donde ahora
parece fracasar un taller de mecánica)
cuando aún no se hablaba de comunismo
sino en el secreto de algunas familias obreras
y la palabra sonaba muy lejos
y entre muros de niebla
se arrastraba por los largos silencios del invierno.
Un leve nido oculto
en las húmedas ramas de Lima,
un temerario desafío, en verdad,
de aves mutiladas a los cielos.
En torno al nido, paciencias enmohecidas,
patios ralos, rincones de prohibida belleza,
relojes en penumbra,
alcobas muelles y miradas de loco,
y aunque la pequeñez del mundo era infinita
la pobreza del pobre se extasiaba en los entorchados,
bajo la pálida garúa de los oficiales,
al paso de la sigilosa extremaunción,
mientras el tatachín dominical
vestía los barrios con sus harapos bailables.
Claro que a veces breves gritos humanos
pregonaban frutas o mieles,
piedras de afilar,
tamales!,
y los vecinos los invitaban a acercarse a sus ventanas
de celosías intimidadas por la ola gripal.
El mar, a distancia, divulgaba su química monótona
de aires yodados,
lívidas aguas lentas,
turbiedades viajeras sin rumbo ni peligro.
Llanto y risa fui entonces
y otras cosas enemigas entre sí,
suaves,
solares,
negras también,
mas siempre mi vida buscó la dulce habitación arbórea,
el ovillo de barro y caña,
la cavidad suspendida en la sombra original,
donde cierto día hubo una irrepetible reunión de calores.
Nací en un leve nido
y su pérdida agobia como un terror mi sueño infantil.
(De Sombras como cosas sólidas)

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HABLO DE…LO QUE NO HE VISTO [Mi poema]
Agustín Mazzini [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Hablo de lo pensado y que no he visto,
que quise yo soñar y no he soñado,
y que, aun desconociendo, lo desvisto
y que sin presentir ya he imaginado.

Grito por mi y aquellos que no gritan,
su voz en el olvido se ha olvidado,
que en la noche son sombras que tiritan
o egoistas ronquidos no han roncado.

Y escribo, hasta el final, como aquí escribo
sin saber para qué, cómo ni cuándo
que en tanto hago que vivo me desvivo,

e invito, sin saber lo que prescribo,
mis ansias de abjurar a dios jurando
y entre tanto seismo aún sigo vivo.
©donaciano bueno

Estar #vivo, es lo que cuenta...? Share on X

Sigo sin saber qué hago aquí, para qué estoy, qué orientación tomar…pero sigo vivo.

MI POETA SUGERIDO:  Agustín Mazzini

Bestias de la poesía II (la poesía es un fantasma solitario)

Con su máscara de canción,
su disfraz de grafiti,
sus sílabas de rap,
ella camina
por las pupilas del mundo.
Y aún así
el mundo no la reconoce.

Amanecer

Homenaje a Pere Gimferrer

Las imágenes de oro, los caballos
de la luz, el clavel que arde en el aire
carbonizado resplandece, nombra
los rubíes traslúcidos, sus gritos,
estrellas extenuadas y rendidas.
Centellean las sombras relucientes
del tiempo, los metales luminosos,
y en el capó de los autos azules
la claridad del día es un relámpago
estallando en silencio. El mar alza
su corazón llameante, sus banderas
(esto es como un teatro, como un cine),
su boca carmesí brilla en las ruinas
del bosque del pasado y el presente
toca con guantes de seda muy blanca
los ojos de la muerte, el cristal.

Prólogo

Este libro se recordará como el cajón pequeño
donde el autor guardó las manos que desordenaban
su vida.
Su corazón oscuro dice “en estas páginas
una casa se derrumba, un perro ladra
para espantar su propio reflejo de la pared”.
El mensaje viaja rendido en una botella:
la palabra siempre es la marea.

Hijo

Para Martha

Mamá,
el agua del sin sentido diluyó nuestros sueños.
El agua donde se refleja un niño que tiembla y adora
a los muertos que le presentabas en las fotografías.
Ahora, su sangre entra en mi sangre
como todo el cielo en los libros más hermosos.

Mamá, te estoy llamando
desde una piedra tallada por el dolor.

La noche entró en mi casa

…y ni la música de Amy Winehouse la pudo apagar

En mi casa, la noche
crece como una sombra que entra a los huesos del
corazón.
Se arrastra por un mundo vacío con un deseo de
claridad
que piensa en los cuadros de Vladimir Kush
(ahí, las mariposas son manzanas partidas al medio).

Como un caballo negro galopa la noche.

Viene cuando Amy Winehouse está cantando;
de sus tatuajes escapan flores de jazz
que se mezclan con los fantasmas
de la habitación.

La escena es absorbida por un gran pozo ciego.

El milagro
es que no necesito que suceda nada más
para que algo suceda.

Revisiones

Veintitrés años caen como veintitrés gotas a un vaso
que amenaza con reventar pero nunca se rompe.
Un mar de fuego se agita ahí, naufragios de besos,
casas a la intemperie del amor agarrado a sí mismo
mientras pregunto ¿qué es el tiempo sino una espera
larga, silenciosa igual a las camas de los hospitales?
Números quebrados que se juntan al final del día.
Despojos de paciencia sobre papeles en blanco.
Llanto de ser lo que nunca termina de sernos.
Un espejo que desea ser alguien más.
Eso es el tiempo, veintitrés años.

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MI POETA INVITADA:  Lucía Emmanuel

Aita y ama roncan al otro lado del pasillo.

Yo cuento estrellas, fluorescencias,
mi cama el globo que vuela en la oscuridad.

Aita y ama roncan más allá de mi puerta.
Travesía de manos pequeñas,
pies fríos y lunares en los brazos.

Aita y ama roncan en su habitación.
Yo cuento estrellas, fluorescencias.

Aita y ama roncan y cierro los ojos.
A veces tengo miedo de morir.

Mi mano de marte,

ancha, sin pose.

Dice que abra la palma y adelante el dedo corazón,
como si sujetase un taco de papel contra el índice.

Se baila con tacos de papel invisibles entre los dedos,
se baila formando cuencos de aire con las manos.

Mi mano de venus
si el corazón se adelanta
y le hace hueco al aire.

De Muro con buganvilla (Buenos Aires Poetry, 2024)

MI VOZ [Mi poema]
Juan Bautista Aguirre [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Oídlo todos bien, esta es mi voz,
la que al mundo ha mandado a tomar viento,
que al grito ha convertido en pasatiempo,
su potro es desbocado y es su coz.

La que chirría y clama en el desierto,
intrépido huracán que a la aventura
despotrica y con ella se conjura
para morir de pena boquiabierto.

La que lanza en un soplo la amargura,
la voz que canta, jura y la que reza,
es la misma que sueña y que bosteza.

Aquella que al clamar no tiene cura,
que incita a la venganza y la locura
causante de maldad y de grandeza.
©donaciano bueno

#De qué sirve gritar si nadie te escucha? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Juan Bautista Aguirre

Descripción del mar de venus

(Ficción Poética y Moral)

De Memnón en el reino floreciente,
donde entre rosas, llama brilladora,
con bostezos de nácar al oriente
se asoma el sol en brazos de la aurora,
cuando, risueño, la estación luciente
del celeste zafir purpúreo dora,
y, fogoso bajel, trasmonta bellas
ondas de luz en piélagos de estrellas,

el Mar de Venus yace, que encendido,
encrespando los rizos de su frente,
ondas eleva que formó Cupido
de adusto aljófar, de cristal ardiente.
En llamas hierve el golfo, y convertido
en torpe hoguera su voraz torrente,
risueñas brillan con incendio ciego
espumas rojas en un mar de fuego.

Abrasado en el golfo es un cometa
cada brillante pez, y con iguales
rayos que emulan al mayor planeta
los escollos se cambian en fanales:
nada de Venus el ardor respeta,
escollos, peces, ondas ni cristales;
y, luceros del mar, arden serenas
de Cupido en el fuego aun las arenas.

Este, pues, golfo habitación profunda
de halagüeñas sirenas siempre ha sido,
arqueros del amor, en quienes funda
su imperio Venus, su poder Cupido;
que dulces vibran con acción fecunda
de apacible veneno arpón teñido,
y a los esfuerzos de su acero impuros
arrojan sangre aun los peñascos duros.

¡Oh a cuántos necios el mentido halago
de este mar enamora sin sosiego,
y, mariposas de su mismo estrago,
la muerte beben en un dulce fuego!
¡Oh cuántas naves, de este obsceno lago
despojo fueron al impulso ciego,
revelando su ruina a las orillas
sangrientos trozos de deshechas quillas!

Aquí la madre del Amor navega,
que si riza las ondas o el mar bruma,
con lo halagüeño de su vista anega
en luz el aire y en ardor la espuma:
Venus, divina Venus a quien llega
de las tres Gracias la belleza suma
confusa al verla, matizando ufano
arpón dorado su nevada mano.

Su nave es una concha brilladora
que de nácar y púrpura formada,
o es, constelado, el llanto de la aurora
o es la risa del cielo congelada:
su proa argenta, si su popa dora
de luz y aljófar copia enamorada;
y si gira las ondas, es en ella
Venus la perla de esta concha bella.

Aquí Cupido, de este mar pirata,
del arco ebúrneo fatigando el seno,
en suaves dardos de bruñida plata
dispara dulce su mortal veneno;
y tanto el ciego flechador maltrata
del convexo marfil la cuerda o freno,
que, siendo el blanco humanos corazones,
anega al mundo en piélagos de arpones.

En esta, pues, galera de Cupido
se miran muchos del amor forzados,
que en dulce llanto y apacible ruido
gimen al remo, de una flecha atados,
y del numen rapaz, terror de Gnido,
siendo azote su cuerda, amenazados,
con eco alterno, con clamor profundo,
juran a Venus por deidad del mundo.

Enamorados de sus graves penas,
de un dardo y otro al golpe repetido,
forman del nácar que latió en sus venas
víctima a Venus de carmín vertido;
y de las bellas de su amor sirenas
al fatal silbo dulcemente oído,
sulcan gustosos con trabajo sumo
golfos de fuego en remolinos de humo.

En copas de oro que el amor propina,
un néctar liban de dulzuras lleno,
en el cual Venus a su sed destina
veneno dulce, pero cruel veneno;
y el dios vendado, que áspid se reclina
en el catre florido de su seno,
en suave llama su ponzoña miente
para entrañarles hasta el alma el diente.

A estos cautivos cada ninfa ingrata,
Circe hechicera, brinda dulcemente
en manos de cristal prisión de plata,
y en labios de carmín ponzoña ardiente;
cadena de oro con que amor los ata
es el pelo, desdén de ofir luciente,
que en las costas de amor estas sirenas
son causa hermosa de un Argel de penas.

En el purpúreo rosicler sediento
que risueño en sus labios liba grana,
tiñe sus dardos de carmín sangriento
el lince, nieto de la espuma cana.
Y de amor los cautivos, al violento
fogoso impulso de la flecha insana,
ríen y lloran, porque están de modo
que nada sienten y lo sienten todo.

¡Oh infelices forzados de la impura
madre del numen faretrado y ciego!
¿este tormento lo juzgáis dulzura?
¿refrigerio fingís que es este fuego?
¿por acierto tenéis esta locura?
¿esta inquietud amáis como sosiego?
¡Oh, cuánto os ciega vuestro amor! ¡oh, cuánto
la copa un día colmaréis con llanto!

A la inconstancia del mar

(Uno que había padecido naufragio habla en estas décimas)

Ayer en rocas de nieve
dragón de plata te vi,
tan soberbio que temí
ser sorbo a sus ondas leve;
y hoy tan humilde se mueve
tu resaca, que dudé,
a ese peñasco que ve
de tu soberbia la mengua,
si lo lames como lengua,
si lo adoras como pie.

Bien tus engaños expresas,
mar, que dividido en cascos,
ayer bravo herías peñascos,
y hoy humilde arenas besas:
a qué mudables empresas
te expones, monstruo arrogante,
hoy callado, ayer bramante,
advirtiendo así al prudente
que jamás hubo creciente
que no parase en menguante.

¿Para qué fue amenazar
con tantas furias ayer,
si tu soberbio crecer
ha sido para menguar?
Bien te pudiste acordar,
cuando sierpe embravecida
amenazabas mi vida,
de este cobarde reposo:
pero ¿cuándo el poderoso
se acuerda de su caída?

Si no es que tu engaño intenta
dar mentirosa esperanza,
disimulando bonanza
para crecer en tormenta,
piadoso se representa
tu golfo a aquel que lo mira,
hasta verlo de tu ira
un despojo lastimoso;
que siempre es del ambicioso
propio centro la mentira.

Ea, pues, golfo inconstante,
altivo mar impaciente,
o volverte a tu creciente,
a quedarte en tu menguante.
Cierre el paso al caminante
tu cólera enardecida;
mas no lo harás, que, advertida,
es tu condición variable
imagen de lo mudable
de las cosas de esta vida.

Y nace esta conjetura
de la experiencia mayor,
pues ayer vi tu furor,
y hoy admiro tu blandura:
aquella y esta pintura
tan diversas en ornato,
te hacen con diverso trato,
aunque no son en ti unas,
un teatro de fortunas
y de Fortuna un retrato.

Qué me canso en persuadir,
¡oh monstruo de variedad!
que en firme estabilidad
mudes tu inestable vivir;
si aunque me puedes oír
el bien a que te provoco,
está tu discurso poco
sujeto a variar fortuna,
pues quien anda con la luna
no puede ser sino loco.

Llanto de la naturaleza humana

(Después de su caída por Adán)

De su infelice suerte
naturaleza humana congojada,
del árbol de la muerte
al yerto tronco estaba recostada;
y si el curso del llanto suspendiera,
aun más helados tronco pareciera.

¿Hasta cuándo, hasta cuándo
(clamaba triste) el mal que me atormenta
su fuerza irá aumentando,
que, aunque infinita, por mi mal se aumenta?
¿hasta cuándo querrá mi mal supremo
mostrar que admite más y más lo extremo?

Mas si suele en el llanto
hallar tal vez consuelo un afligido,
arroje mi quebranto
ayes del alma con mortal gemido,
canten mis ojos, y sus melodías
tan tristes suenen que parezcan mías.

Pero ¡ay! ¡ay! que son tales
las crueles penas que en el alma siento,
que a publicar mis males
de mis ojos no basta el instrumento;
y así, por dar el lleno a mis enojos,
en vez de llanto lloraré los ojos.

Yo fui aquella dichosa
formada a esfuerzos de un milagro, aquella
criatura venturosa,
copia de Dios y copia la más bella;
yo fui ¡ay dolor! aquella peregrina
centella hermosa de la luz divina.

Yo fui la que al esmero
del más sublime numen delineada,
en mi instante primero
de mil prodigios me miré formada;
mas ¡ay! que si esto fui, todo ha pasado,
y en mí, de mí, la sombra no ha quedado.

Mi antigua llamarada
tan breve se apagó, con tal presteza,
que, convertida en nada,
antes que llama se miró pavesa;
pues sólo ardió mi luz aquel instante
que a dar ser a mi nada fue bastante.

Esta mi pena ha sido,
y esta pena importuna de tal suerte
con el alma se ha unido,
que aun no la puede separar la muerte,
pues cuanto a mitigarla se apercibe
en ella muere, y ella en todo vive.

Y así en tales enojos
apelo sólo por remedio al llanto.
Lloren tristes los ojos
mi imposible dolor, y lloren tanto,
que al ver absorto mi dolor profundo,
valle del llanto se apellide el mundo.

Lloraré eternamente
la antigua dicha de que fui halagada,
aun más que el mal presente;
pues, porque fui feliz soy desdichada.
Dijo, y rendida al grave sentimiento,
en el dolor se destempló el acento.
(Rimas premiadas en primer lugar en un certamen cuyo asunto era el nacimiento del Niño Jesús)

Carta a Lisardo

(persuadiéndole que todo lo nacido muere dos veces, para acertar a morir una)

¡Ay, Lisardo querido!
si feliz muerte conseguir esperas,
es justo que advertido,
pues naciste una vez, dos veces mueras.
Así las plantas, brutos y aves lo hacen:
dos veces mueren y una sola nacen.

Entre catres de armiño
tarde y mañana la azucena yace,
si una vez al cariño
del aura suave su verdor renace:
¡Ay flor marchita! ¡ay azucena triste!
dos veces muerta si una vez naciste.

Pálida a la mañana,
antes que el sol su bello nácar rompa,
muere la rosa, vana
estrella de carmín, fragante pompa;
y a la noche otra vez: ¡dos veces muerta!
¡oh incierta vida en tanta muerte cierta!

En poca agua muriendo
nace el arroyo, y ya soberbio río
corre al mar con estruendo,
en el cual pierde vida, nombre y brío:
¡Oh cristal triste, arroyo sin fortuna!
muerto dos veces porque vivas una.

En sepulcro süave,
que el nido forma con vistoso halago,
nace difunta el ave,
que del plomo es después fatal estrago:
Vive una vez y muere dos:
¡Oh suerte! para una vida duplicada muerte.

Pálida y sin colores
la fruta, de temor, difunta nace,
temiendo los rigores
del noto que después vil la deshace.
¡Ay fruta hermosa, qué infeliz que eres!
una vez naces y dos veces mueres.

Muerto nace el valiente
oso que vientos calza y sombras viste,
a quien despierta ardiente
la madre, y otra vez no se resiste
a morir; y entre muertes dos naciendo,
vive una vez y dos se ve muriendo.

Muerto en el monte el pino
sulca el ponto con alas, bajel o ave,
y la vela de lino
con que vuela el batel altivo y grave
es vela de morir: dos veces yace
quien monte alado muere y pino nace.

De la ballena altiva
salió Jonás y del sepulcro sale
Lázaro, imagen viva
que al desengaño humano vela y vale;
cuando en su imagen muerta y viva viere
que quien nace una vez dos veces muere.

Así el pino, montaña
con alas, que del mar al cielo sube;
el río que el mar baña;
el ave que es con plumas vital nube;
la que marchita nace flor del campo
púrpura vegetal, florido campo,

todo clama ¡oh Lisardo!
que quien nace una vez dos veces muera;
y así, joven gallardo,
en río, en flor, en ave, considera,
que, dudando quizá de su fortuna,
mueren dos veces por que acierten una.

Y pues tan importante
es acertar en la última partida,
pues penden de este instante
perpetua muerte o sempiterna vida,
ahora ¡oh Lisardo! que el peligro adviertes,
muere dos veces porque alguna aciertes.

Soneto Moral (2)

¡Basta ya, pecador! No tu malicia
ejercite más tiempo mi paciencia:
harto lugar te da a la penitencia
mi bondad despreciada por propicia.

Hoy mi amor con ternura te acaricia,
hoy disimula y sufre tu insolencia;
mas podrá ser que en breve esta clemencia
se convierta en rigores de justicia.

Ea, no tardes más en el pecado;
y si al ver del castigo la tardanza
hoy mi misma paciencia te ha obstinado,

Adviertan tu descuido y confianza
que, mientras más retiro el brazo airado,
voy doblando el impulso a la venganza.

A una rosa

I
En catre de esmeraldas nace altiva
la bella rosa, vanidad de Flora,
y cuanto en perlas le bebió a la aurora
cobra en rubís del sol la luz activa.

De nacarado incendio es llama viva,
que al prado ilustra en fe de que la adora;
la luz la enciende, el sol sus hojas dora
con bello nácar de que al fin la priva.

Rosas, escarmentad: no presurosas
anheléis a este ardor; que si autoriza,
aniquila también el sol ¡oh rosas!

Naced y lucid lentas; no en la prisa
os consumáis, floridas mariposas,
que es anhelar arder, buscar ceniza.

II
De púrpura vestida ha madrugado
con presunción de sol la rosa bella,
siendo sólo una luz, purpúrea huella
del matutino pie de astro nevado.

Más y más se enrojece con cuidado
de brillar más que la encendió su estrella;
y esto la eclipsa, sin ser ya centella
la que golfo de luz inundó al prado.

¿No te bastaba, oh rosa, tu hermosura?
Pague eclipsada, pues, tu gentileza
el mendigarle al sol la llama pura;

Y escarmiente la humana en tu belleza,
que si el nativo resplandor se apura,
la que luz deslumbró para en pavesa.

A una tórtorla

(que lloraba la ausencia de su amante)

¿Por qué, tórtola, en cítara doliente
haces que el aire gima con tu canto?
Si alivios buscas en ajeno llanto,
mi dolor te lo ofrece; aquí detente.

Al verte sola, de tu amante ausente,
publicas triste en ayes tu quebranto;
yo también ¡ay dolor! suspiro tanto
por no poder gozar mi bien presente.

Pero cese ya, oh tórtola, el gemido,
que aunque es inmenso tu infeliz desvelo,
mayor sin duda mi tormento ha sido:

Pues tú perdiste un terrenal consuelo
en tu consorte, pero yo he perdido
en mi adorado bien la luz del cielo.

A un zoilo

(que viendo unas poesías del autor, dijo que eran ajenas)

Miraste mis poesías,
y tu envidia mortal de ardores llena
dijo que no eran mías,
sino parto feliz de pluma ajena:
así lo dijo, pero no me admira
que la envidia dé cuerpo a la mentira.

Con ocultos esfuerzos
a algunos simples persuadir previenes
que han tenido mis versos
catorce padres como tú los tienes;
más sabe que es, aunque tu furia ladre,
más honrada mi musa que tu madre.

¿Acaso no has sabido
de mi instrumento la dulzura? ¿acaso
ignoras que yo he sido
de los aires dulcísimo embarazo,
adornando mis sienes oficiosa
de bella Dafne la esquivez frondosa?

¿Ignoras, dime, ignoras
que al eco de mi lira se suspenden
las aves, que canoras
el ceño verde del Parnaso atienden,
y que escuchan mi hechizo peregrino
tejiendo el aire en éxtasis divino?

¿No sabes que ha sonado
mi dulce voz en uno y otro polo,
y que he sido envidiado
de los cisnes tal vez, tal vez de Apolo?
¿No sabes, Zoilo, que produce en suma
sublimes partos mi fecunda pluma?

Pues si esto has conocido,
si tú no ignoras mi divina musa,
¿cómo, cómo, atrevido,
así tu lengua contra mí se aguza?
Pero es tu envidia tan villana y ciega,
que aunque ve la verdad, la verdad niega.

Tú, sí, que cuando escribes,
en vez de pluma, mueves bien las uñas,
y así, Zoilo, concibes
que hurtan los otros cuando tú rasguñas,
porque todo ladrón con viles modos
se persuade que son ladrones todos.

Tú, sí, que algunas veces
que al parto pones a tu ingenio corto,
al cabo de seis meses,
por ser sin tiempo, pares en aborto,
aborto que, en su traza y fealdad rara,
es propia imagen de tu ingenio y cara.

Tú, sí, que sólo aciertas
a formar unas coplas desiguales,
pesadas, patituertas,
y más toscas, en fin, que tus modales,
sin que puedan pulirlas a porrazos
ni ochenta escoplos con ochenta mazos.

Tú, sí, que persuadido
de que el que miente es poeta verdadero,
por ser poeta aplaudido
has dado en ser grandísimo embustero,
y según tú lo juzgas y lo sientes,
siempre haces versos porque siempre mientes.

Y así, Zoilo, derrama
contra mí tu mentira, que entre tanto
el eco de mi fama
irá creciendo al grito de mi canto;
miente cuanto quisieres, pues no viene
a quitar el honor quien no lo tiene.

Di que sólo prevengo
engañar con mis versos a algún bobo,
pues aquellos que tengo
me los soplan tal vez, tal vez los robo;
pero advierta tu envidia que, si aprieta,
a su costa verá si soy poeta.

Soneto moral

No tienes ya del tiempo malogrado
en el prolijo afán de tus pasiones,
sino una sombra, envuelta en confusiones,
que imprime en tu memoria tu pecado.

Pasó el deleite, el tiempo arrebatado
aun su imagen borró; las desazones
de tu inquieta conciencia son pensiones
que has de pagar perpetuas al cuidado.

Mas si el tiempo dejó para tu daño
su huella errante, y sombras al olvido
del que fue gusto y hoy te sobresalta,

para el futuro estudia el desengaño
en la imagen del tiempo que has vivido,
que ella dirá lo poco que te falta.

A una dama imaginaria

Qué linda cara que tienes,
válgate Dios por muchacha,
que si te miro, me rindes
y si me miras, me matas.

Esos tus hermosos ojos
son en ti, divina ingrata,
arpones cuando los flechas,
puñales cuando los clavas.

Esa tu boca traviesa
brinda, entre coral y nácar,
un veneno que da vida
y una dulzura que mata.

En ella las gracias viven:
novedad privilegiada,
que haya en tu boca hermosura
sin que haya en ella desgracia.

Primores y agrados hay
en tu talle y en tu cara;
todo tu cuerpo es aliento,
y todo tu aliento es alma.

El licencioso cabello
airosamente declara
que hay en lo negro hermosura,
y en lo desairado hay gala.

Arco de amor son tus cejas,
de cuyas flechas tiranas,
ni quien se defiende es cuerdo,
ni dichoso quien se escapa.

¡Qué desdeñosa te burlas!
y ¡qué traidora te ufanas,
a tantas fatigas firme
y a tantas finezas falsa!

¡Qué mal imitas al cielo
pródigo contigo en gracias,
pues no sabes hacer una
cuando sabes tener tantas!

A unos ojos hermosos

Ojos cuyas niñas bellas
esmaltan mil arreboles,
mucho sois para ser soles,
pocos para ser estrellas.

No sois sol, aunque abrasáis
al que por veros se encumbra,
que el sol todo el mundo alumbra,
y vosotros le cegáis.

No estrellas, aunque serena
luz mostráis en tanta copia,
que en vosotros hay luz propia
y en las estrellas, ajena.

No sois lunas ami ver,
que belleza tan sin par
ni es posible en sí menguar,
ni de otras luces crecer.

No sois ricos donde estáis,
ni pobres donde yo os canto;
pobres no, pues podéis tanto;
ricos no, pues que robáis.

No sois muerte, rigorosos,
ni vida, cuando alegráis;
vida no, pues que matáis;
muerte no, que sois hermosos.

No sois fuego, aunque os adula
la bella luz que gozáis,
pues con rayos no abrasáis
a la nieve que os circula.

No sois agua, ojos traidores
que me robáis el sosiego,
pues nunca apagáis mi fuego
y me causáis siempre ardores.

No sois cielos, ojos raros,
ni infierno de desconsuelos,
pues sois negros para cielos
y para infierno sois claros.

Y aunque ángeles parecéis,
no merecéis tales nombres,
que ellos guardan a los hombres
y vosotros los perdéis.

No sois diablos, aunque andáis
dando pena a los que os vieron,
que ellos del cielo cayeron,
vosotros en él estáis.

No sois dioses, aunque os deben
adoración mil dichosos,
pues en nada sois piadosos
ni justos ruegos os mueven.

Y en haceros de este modo
naturaleza echó el resto,
que, no siendo nada de ésto,
parece que lo sois todo.

Breve diseño de las ciudades de Guayaquil y Quito

Dichoso paisano en quien
con diversísimos modos
se miran los dones todos,
todas las prendas se ven,
perdone si en parabién
de tu carta no te da
algo mi amor, porque ya
cuanto yo darte podía,
que era la voluntad mía,
tú te lo tienes allá.

Mostrárteme agradecido
hoy mi empeño viene a ser,
y para poderlo hacer
de estos versos me he valido;
recíbelos advertido
de que si aun el don mayor
sólo recibe valor
del amor de quien lo da,
inmenso mi don será,
pues es inmenso mi amor.

Contarte un pesar intento
por ver si puedo lograr
el que mi propio pesar
sirva de ajeno contento;
escúchame, pues, atento,
que ya mi triste gemido
empieza a dar condolido
dos efectos a mi canto,
pues lo que en mi voz es llanto
será música en tu oído.

Guayaquil, ciudad hermosa,
de la América, guirnalda,
de la tierra bella esmeralda
y del mar perla preciosa,
cuya costa poderosa
abriga tesoro tanto,
que con suavísimo encanto
entre nácares divisa
congelado en gracia y risa
lo que el alba vierte en llanto;

ciudad que es por su esplendor,
entre las que dora Febo;
la mejor del mundo nuevo
y aún del orbe la mejor;
abunda en todo primor,
en toda riqueza abunda,
pues es mucho más fecunda
en ingenios, de manera
que, siendo en todo primera,
es en esto sin segunda.

Tribútanle con desvelo,
entre singulares modos,
la tierra sus frutos todos,
sus influencias el cielo;
hasta el mar con que anhelo
soberbiamente levanta
su cristalina garganta
para tragarse esta perla,
deponiendo su ira al verla
le besa humilde la planta.

Los elementos de intento
la miran con tal agrado,
que parece se ha formado
de todos un elemento;
ni en ráfagas brama el viento,
ni son fuego sus calores,
ni en agua y tierra hay rigores
y así llega a dominar
en tierra, aire, fuego y mar,
peces, aves, luces, flores.

Los rayos que al sol regazan
allí sus ardores frustran,
pues son luces que la ilustran
y no incendios que la abrasan;
las lluvias nunca propasan
de un rocío que de prisa
al terreno fertiliza
y que equivale en su tanto
de la aurora al tierno llanto,
del alba a la bella risa.

Templados de esta manera
calor y fresco entre sí,
hacen que florezca allí
una eterna primavera;
por lo cual si la alta esfera
fuera capaz de desvelos,
tuviera, sin duda, celos*
de ver que en blasón fecundo
abriga en su seno el mundo
ese trozo de los cielos.

Tanta hermosura hay en ella
que dudo, al ver su primor,
si acaso es del cielo flor,
si acaso es del mundo estrella;
es, en fin, ciudad tan bella
que parece en tal hechizo,
que la omnipotencia quiso
dar una señal patente
que está en el Occidente
el terrenal paraíso.

Esta ciudad primorosa,
manantial de gente amable,
cortés, discreta y afable,
advertida e ingeniosa,
es mi patria venturosa;
pero la siempre importuna
crueldad de mi fortuna,
rompiendo a mi dicha el lazo,
me arrebató del regazo
de esa mi adorada cuna.

Buscando un lugar maldito
a que echarme su rigor
y no encontrando otro peor,
me vino a botar a Quito;
a Quito otra vez repito
que entre toscos, nada menos,
varios diversos terrenos,
siguiendo, hermano, su norma,
es un lugar de esta forma,
disparate más o menos:

Es su situación tan mala,
que por una y otra cuesta
la una mitad se recuesta,
la otra mitad se resbala;
ella sube y se cala
por cerros, por quebradones,
por guaicos y por rincones
y en andar así escondida
bien nos muestra que es guarida
de un enjambre de ladrones.

Tan empinado es el talle
del sitio sobre que estriba,
que se hace muy cuesta arriba
el andar por cualquier calle;
no hay hombre que no se halle
la vista en tierra clavada,
porque es cosa averiguada
que el que anda sin atención,
cae, sino en la tentación,
en una cosa privada.

Hacen a Quito muy hondo
una y otra rajadura
y tendiendo tanta hondura,
es ciudad de ningún fondo.
Aquí hay desdichas a bondo,+
aquí el hambre y las sed se aúnan
y a todos nos importunan;
aquí, en fin, ¡raros enojos!,
los que comen son los piojos,
los demás todos ayunan.

Son estos piojos taimados
animales infelices,
grandes como mis narices,
gordos como mis pecados;
cuando veo que estirados
van muy grandes en cuadrilla,
me asusto que es maravilla
desde que un piojillo arisco,
sólo con darme un pellizco
me sumió la rabadilla.

Las sillas de mano aquí
se miran como a porfía
y te aseguro, a fe mía,
que tan malas no las vi;
luego que las descubrí
por unos lados y otros,
viendo los asientos rotos
y quebradas las tablillas,
dije: bien pueden ser sillas,
mas yo las tengo por potros.

En estas sillas se encierra,
llevando cualquier serrana,
mucho pelo y poca lana,
como oveja de la tierra.
Aquí, pies, en civil guerra,
con femeniles enojos
son de los piojos despojos
y con dentelladas bellas
los piojos las muerden a ellas
y ellas muerden a los piojos.

Estas quiteñas, como oso,
están llenas de cabello
y, aunque tienen tanto vello,
más nada tienen hermoso;
así vivo con reposo
sin alguna tentación,
siquiera por distracción
me venga, pues si las hablo,
juzgando que son el diablo
hago actos de contricción.

Lo peor es la comida
(Dios ponga tiento en mi boca):
ella es puerca y ella es poca,
mal guisada y bien vendida;
aquí toda ella es podrida
y ¡vive Dios! que me aburro
cuando imagino y discurro
que una quiteña taimada
me envió dentro de una empanada
un gallo, un ratón y un burro.

Hay tal o cual procesión,
mas con rito tan impío
que te juro, hermano mío,
que es cosa de inquisición:
van cien Cristos en montón
corriendo como unas balas,
treinta quiteños sin galas,
más de ochenta dolorosas,
San Juan, Judas, y otras cosas,
casi todas ellas malas.

Con calva, gallo y sin manto,
un San Pedro se adelanta
y, por más que el gallo canta,
no quiere llorar el Santo;
pero le provoca llanto
de sus llaves la reyerta,
pues cuenta por cosa cierta
que, estando el Santo con sueño,
hurtóselas un quiteño
para falsear una puerta.

Va también tal cual rapaz
vestido de ángel andante,
con su cara por delante
y máscara por detrás;
con tan donoso disfraz
echan unas trazas raras,
dándonos señales claras
que, en el quiteño vaivén,
aun los ángeles también
son figuras de dos caras.

De penitentes con guantes
salen los nobles, por no
dar limosna— y temo yo
que han de salir de danzantes.
Estos quiteños bergantes,
¿cómo harán tal indecencia?,
pues hallo yo en mi conciencia
que es muy grave hipocresía
vestir la cicatería
con traje de penitencia.

Después se ven unos viejos
beatos, brujos y quebrados
y algunos frailes cargados
con sus barbas y agarejos;
luego se sigue a lo lejos
una recua de Cofrades,
después las Comunidades
y otras bestias con pendones,
porque aquí las procesiones
todas son bestialidades.

Mil pobres despilfarrados
se miran a cada instante,
mas ninguno es vergonzante,
que son bien desvergonzados;
ciegos, mudos, corcorbados
y enanos hay en verdad
tantos en esta ciudad,
que yo afirmo sin rebozo
que es este Quito piojoso
el Valle de Josafat.

Hermano, en aqueste Quito
muchos mueren de apostemas,
de bubas, llagas y flemas,
mas nadie muere de ahíto;
y hay serrano tan maldito
que al rezar la letanía,
pide a la Virgen María,
con grandísimo fervor,
que le conceda el favor
de morir de apoplejía.

A cualquier forastero,
con extraña cortesía,
sea de noche, sea de día
le quitan luego el sombrero;
y si él no trata ligero
de tomar otra derrota,
le quitan también sin nota
estos corteses ladrones
la camisa y los calzones
hasta dejarlo en pelota.

Andan como las cigarras
gritado por estas sierras
que son leones en las guerras
y lo son sólo en las garras;
para hurtar estos panarras
con sutileza y con tiento
son todos un pensamiento,
de suerte que yo he juzgado
que en las uñas vinculado
tienen el entendimiento.

El que es noble gamonal
algún obraje procura
y de esta suerte asegura
tener en jerga el caudal.
Los quiteños, por su mal,
entablaron desdichados
estos obrajes malvados,
pues con esperanzas vanas
van al obraje por lanas
y se vuelven trasquilados.

Todos estos obrajeros,
por interés del vellón,
compran ovejas y son
ellos gentiles carneros.
Tienen bueyes y potreros
del caudal para ventaja,**
pero, aunque ellos se hacen raja,
nunca salen de pobreza,
pues vinculan su riqueza
en cuernos, lanas y paja.

A todos con gran certeza
de frailes les acredito,
pues todos en este Quito
hacen voto de pobreza;
pero el fausto, la grandeza
y la gala es incesante,
pues aquí, como es constante,
se estudia con grande aprieto
la comedia de Moreto
nombrada Trampa adelante.

Cualquier chisme o patarata
lo cuentan por novedad
y para no hablar verdad
tienen gracia gratis data:
todo hombre en lo que relata
miente o a mentir aspira;
mas esto ya no me admira,
porque digo siempre: ¡Alerta!
Sólo la mentira es cierta
y lo demás es mentira.

Mienten con grande desvelo;
miente el niño, miente el hombre
y, para que más te asombre,
aun sabe mentir el cielo;
pues vestido de azul velo
nos promete mil bonanzas
y muy luego, sin tardanzas,
junta unas nubes rateras
y nos moja muy deveras
el buen cielo con sus chanzas.

Llueve y más llueve y a veces
el aguacero es eterno,
porque aquí dura el invierno
solamente trece meses;
y así mienten los franceses
que andan a Quito situando
bajo de la línea, cuando
es cierto que está este suelo
bajo las ingles del cielo,
es decir, siempre meando.

Este es el Quito famoso
y te lo digo, jocundo,
que es el sobaco del mundo
viéndolo tan asqueroso.
¡Feliz tú!, que de dichoso
puedes llevarte la palma,
pues gozas en dulce calma
de ese suelo soberano;
y con esto, adiós, hermano.
Tu afecto Juan de buen alma.

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PENSAR NO ES DE RECIBO [Mi poema]
Amparo Dávila [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

El pensar hoy se ha puesto al rojo vivo,
si pensar es decir lo que uno siente,
a exponer no le sigues la corriente,
como ocurre a mi mente cuando escribo.

Que opinar es un viento fugitivo
que tiene que lidiar contracorriente,
el agua que destila de otra fuente,
recibo que dudoso es de recibo.

Quizás es lo mejor estar silente,
las palabras guardase en el bolsillo,
o aparentar que es uno un inocente.

O prohibirle al uso de tu mente,
o en la cárcel meter. Con un martillo
darle un golpe en la testa. Tan sencillo.
©donaciano bueno

Y tú que opinión tienes al respecto? Share on X

Hay personas que, como se dice vulgarmente, no se comen el coco. Otras tienen en su cerebro una máquina que no para. Pero ay de aquel que tiene la ligereza de decir lo que es políticamente incorrecto. Pobre de él. Es mi caso.

MI POETA SUGERIDO:  Amparo Dávila

POLICROMÍA DEL TIEMPO

Tiempo blanco
vacío sin ti
contigo en la memoria
memoria que te inventa
y te recrea

Tiempo azul
el sueño en que te sueño
la clara certeza
de hallar en ti
la tierra prometida

Tiempo verde
más allá de la esperanza
aguardo
la certeza de tu cuerpo

Tiempo rojo
presiento tu cuerpo
y se derrama
un río de lava
entre la sombra

Tiempo gris
nostalgia de tu voz
y tu mirada
ausente de tu ser
cae la tarde

Tiempo negro
lenta muerte
un viento de puñales
se desata
al no saberte cierto

Brindis

Recordemos el ayer y bebamos por lo que fue; por lo que ya no es!
Levanta la copa y brinda por lo que fue vida y fue muerte;
por lo que un día fue presente y ahora es pasado.
Recordemos el ayer y los amores color de flama; flama esencial
que incendiaba el alma.
Yo sólo tengo vino color de llama; la hoguera de sus amores
se quedó atrás en el pasado.
Llena la copa y bebe; bebamos por el pasado que no puedo
olvidar!

Acuática

Iré por la noche hasta el río musical, cuajado de estrellas;
iré a bañarme en sus aguas color de turquesa.
Escucharé los lamentos de las ramas inquietas; creeré piedras
movibles, los sapos grises.
Correré por la orilla de arenas dormidas, persiguiendo
luceros; en la arena quedarán las huellas de mis infantiles
goces.
Navegaré por el río con mis brazos por remo; el río cruzaré
con remos alados, y brotarán de mis manos las flores
del agua.
Desafiaré los peligros de las aguas profundas; sumergida
en su seno, me pensarán acuática.
Interrumpiré el sueño de los pececillos leves; a los peces
de mil colores les robaré sus sueños de perla.
Liberaré los cabellos con ansias de redes; pescarán estrellas
de coral y de nácar.
Cansada de juegos, descansaré a mi antojo sobre el regazo
del río; el río adornará mi cuerpo con encajes de espuma.

Gimen las flautas

Gimen las flautas
en las manos del aire
y en vano las brisas
azotan los cristales.
¡Es tan duro el corazón de la piedra!
Arcilla desolada,
el peso de los astros
lacera tu frágil epidermis
y hace trizas, cenizas y sollozos
la rosa de la luz.
Dejadme gritar y ensordecer
con mi propio grito
hasta escuchar la esquina
más sola de mis venas.
Quiero pensar, creer
y, sin embargo…
están ausentes de ternura
los ojos de la tarde
y lloran solos
las fieras en el monte.
Si lo sabéis, decidme:
¿en dónde está el secreto manantial,
el agua virgen?
Busco bajo la niebla cuajada de horizontes…
Y ni siquiera lo sabía:
¡soy muda y ciega!

El cuerpo es una estrella fugaz

una llama encendida
que se apaga

La noche es una ala negra
que se extiende
y envuelve en su negrura

La noche hunde
su prestigio de tigre
muerde al sueño
y al cuerpo
el tigre de la noche
en el agua

Este cuerpo que grita
y no se escucha
que se abisma
para salir huyendo
cuerpo sin luz
en sí cerrado

Ni un solo pájaro
en la noche
ni nada que nos retoñe
el cuerpo olvidó su rostro
su sombra
su recuerdo

Noche sin alba
profunda
eterna
el cuerpo cae en ti
como fruto maduro
y consumado

Como pregunta sin respuesta
el cuerpo va cayendo
de silencio en silencio
en la noche embozada.

Decir tu ausencia

I
Aquí, donde comienza tu ausencia,
en este litoral del olvido
donde una esperanza se consume,
estoy como molino sin aspas;
como barco sin velas,
soy el eco de otros gritos;
amarga sal concentrada de otros llantos,
me circunda un horizonte de ruinas;
me acecha una noche sin luna y sin estrellas.

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GALLITO DE PELEAS [Mi poema]
Juan León Mera [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Luchando contra vientos y mareas,
enfrascado en, perdidas, mil batallas,
peleando saltador era de vallas,
presumido, un gallito de peleas.

Pugnaba la razón con sinrazones
y al viento se enfrentó sin aspavientos,
para nadie él tenía miramientos,
sembrando por doquiera sus pasiones.

Sinvergüenza, canalla y malandrín,
acosaba el honor de las mujeres
a las que él ofrecía sus quereres
para antes de quererlas poner fin.

Mas murió un día el pobre Serafín
que es y así se llamaba el susodicho
y en silencio descansa ya en el nicho
la que fuera impostura de postín.

Dictado para sus acreedores
la losa de impoluta reza un dicho:
nunca dudéis, aquí descansa el bicho,
pedir por él, mas no pidáis favores.

Que hablar y hacer no son la misma cosa
y otra es corroborar lo que se ha dicho,
si algo os dije que aquí quede desdicho,
cobrar es otra cosa mariposa.
©donaciano bueno

#Menudo_pájaro, no? Share on X

Retrato de un personaje más habitual de lo que se quisiera.

MI POETA SUGERIDO:  Juan León Mera

Mi fortuna

Siempre avara conmigo la fortuna
de mi alcance sus dones ha alejado;
a perpetua pobreza condenado
por un capricho fui desde la cuna.

Mis locas esperanzas, una a una,
cual seductores sueños han pasado;
pero nunca en mis ansias he llevado
al pie de esa deidad queja importuna.

Con otro don divino estoy contento,
no comparable a material tesoro:
mi noble corazón y mi talento.

De mi Patria a la gloria éste dedico,
y a la tierna beldad a quien adoro
mi corazón entero sacrifico.

El genio de los Andes

Canto a los ilustres viajeros M. M. Wilhelm Reiss y Adolph Stübel, con motivo de su ascensión al Cotopaxi y al Tungurahua.

En otros tiempos los sublimes vates,
del estro divinal arrebatados,
dioses y héroes cantaban, en combates
estupendos mezclados,
cuyo espantoso estruendo
hasta el trono de Jove estremecía;
o bien, de audacia llenos, impetuoso,
raudo vuelo rompiendo,
a las etéreas esplendentes salas
con ellos se encumbraban, y su canto
con el canto de Apolo competía;
o, depuestas las galas
del divino festín, a la sombría
mansión bajaban del eterno llanto
y el blasfemar eterno del precito;
y ¡oh portento inaudito!
treguas la magia de su lira daba
al tormento infernal. La antigua Musa
tal era; el universo reverente,
inclinada la frente,
cuanto la voz pïeria le anunciaba
fanático adoraba.
Mas, ahora, la humilde Musa andina,
dichosa cuanto humilde,
más noble tema a su cantar alcanza;
siente en el corazón llama divina,
hierve su sangre, exáltase su mente,
su mirada chispea
cual de águila caudal a la febea
lumbre, su mano treme y se abalanza
al acorde laúd, púlsale, y notas
nuevas al viento y armoniosas lanza.

¡Genio de las ignotas,
altas, inmensas, mudas soledades!
¡Genio de las igníferas montañas!
Tú, Genio de los Andes, Genio anciano
como el dios que preside las edades!
¡Tú, cuyo imperio del glacial Océano
Septentrional al Cabo se dilata
que al Sur el mundo de Colón remata!
¿En dónde, en dónde estás? ¿Por qué enmudeces?
Alza, yergue la frente. ¿Qué profundo
pasmo suspende tu inmortal aliento?
Álzate y habla… ¡Oh Dios! ¡quién lo creyera!
Vencido el numen de los Andes yace,
su mansión profanada…
¡Oh feliz vencimiento!
¡Santa profanación! Una y otra era,
y otras y otras rodaron sobre el mundo,
como de mar airada
tumultüosas ondas: mas, ninguna
de la humana osadía ejemplo muestra
semejante al que ahora
propala ya la fama voladora.

Reinaba el Genio; en majestad terrible
su faz resplandecía;
su níveo trono, al hombre inaccesible,
Naturaleza levantado había,
cuando a ostentar sus juveniles fuerzas,
en fiera convulsión, de sus entrañas
hizo brotar montañas tras montañas,
y los Andes se alzaron estupendos.
Desde allí su dominio al Continente
tendió que el Grande Océano
y el mar de Atlante en cerco inmenso guardan,
desde allí vibra su potente mano
la tempestad rugiente;
y hace que atroces los volcanes ardan
que el seno de la tierra se estremezca,
y entre montones de funestas ruinas
el ser humano mísero perezca;
desde allí ha visto ¡oh cuántas,
cuántas generaciones
rodar vertiginosas a sus plantas,
cual llevadas, de raudos aquilones,
de eternidad en el abismo a hundirse!
¡Cuántos reyes y locas ambiciones,
sangrientas guerras, crímenes, violencias
de conquistas audaces! ¡Cuántos nombres
en el ingrato olvido confundirse!
¡Cuánta infamia vivir! y ¡cuántos hombres
diversamente grandes… Moctezuma,
de trágica memoria;
Huaina-Cápac, del sol hijo felice;
Atahualpa, inmolado a la codicia
de un invasor; Colón, a cuya suma
inmarcesible gloria
ni aún el brillo faltó que la injusticia
da, persiguiendo el mérito eminente;
Cortés, cuya luz clara
fuera mayor si al lauro de guerrero
el de conquistador no se enlazara;
Pizarro, si no un héroe, aventurero
sin rival en la historia;
Las Casas, que a borrar con pías manos
vino el crimen que obraron sus hermanos;
Penn, de severa probidad modelo;
Franklin, audaz sojuzgador del rayo;
Washington inmortal que trajo al suelo
de América fecundo,
en venturoso ensayo,
de república libre las simientes;
Bolívar el excelso en paz y en guerra,
a quien proclama justiciero el mundo
libertador, y padre, y vida y gloria
de cien pueblos valientes;
el noble Sucre, en cuyo heroico lauro,
¡oh singular, altísima fortuna!
no halla posteridad mancha ninguna.
Y vosotros también perseguidores
de los secretos de natura ¡oh sabios!
La Condamine, Humboldt, Caldas el mártir,
Boussingault… Todos del soberbio Genio
en la presencia deshojasteis flores,
y con honda efusión y ardientes labios
cantasteis sus loores.

Mas, un día llegó… ¡Quién te augurara
que en el seno del tiempo aqueste día,
oh numen poderoso, se guardara
de humillación a ti, de gloria al hombre!…
¿Los veis? ¿Quiénes son ésos? ¿Qué osadía
mueve su planta a la vedada cumbre?
Son dos germanos, y el amor de ciencia
allá los arrebata… ¡Ah, deteneos!
Temed, parad; devoradora lumbre
arde en esa eminencia;
Crüel fin nos aguarda: ¡que! la historia,
¿tendrá Encelados nuevos y Tifeos?
¡Que! de la austera ciencia el ejercicio,
¿de otros Plinios demanda el sacrificio?

¿Temer? ¿Cejar? ¡Oh, no! Vedlos: llegaron;
de ellos el triunfo es ya; bajo su planta
la frente el monte secular humilla,
y erguida en el espacio se levanta
y con los lampos de victoria brilla
del campeón de la ciencia la figura.
¿Veis esa exhalación que allá fulgura
una vez y otras mil en el lejano
confín del horizonte?
Es el Genio que en vano
juzgaba eterno alcázar su alto monte,
y hoy bate en fuga las enormes alas,
y en su rápido y vario movimiento
cárdenas luces va lanzando al viento.

Del sublime espectáculo pasmada
calla naturaleza;
de las entrañas de ignoradas tumbas
las sombras surgen de la antigua gente,
y entre las nubes vagan lentamente;
alzan los muertos siglos la cabeza
pesada y polvorosa…
Delante el vencedor contempla abierta
la boca del abismo pavorosa;
aún cálido y letal aliento espira,
cual monstruo herido que en penoso esfuerzo
por intervalos al vivir despierta,
al gladiador triunfante al lado mira,
y en el inútil furor tiembla y respira.
Encima el astro inmenso
numen de luz y genitor del día,
que en majestuoso ascenso
se aproxima al cenit; el infinito
azul espacio en torno; un océano
de crespas nubes a los pies, heridas
por las del sol miradas encendidas;
y el nombre venerando en todo escrito
y visible la mano
del de los mundos Padre y Soberano.

En tanto el pensamiento
de los felices héroes de la ciencia,
vívido rayo, a par de su mirada,
al hondo seno del volcán desciende;
en la lava y las rocas busca atento
las huellas de los siglos, y la influencia
indaga, aún poderosa, aún no menguada,
de remotos y horrendos cataclismos.
Así a la inteligencia
muestran hasta los lóbregos abismos
caracteres y cifras en que se halla
la Verdad escondida
al humano saber, mas no perdida.
Ella aparece y por el mundo vuela,
el claro nombre honrando
de quien tras luengo afán hallarla pudo;
ella aparece y su beldad mirando
la Musa, que yacía en ocio mudo,
se anima, el sacro fuego la arrebata
y en himnos de victoria se desata.

Amargura

¿Por qué florece la infernal mentira
y, con el torpe vicio en alianza,
de triunfo en triunfo por el mundo avanza
y su reinado a eternizar aspira?

¿Por qué el humano corazón delira,
y, en tanto juzga que la dicha alcanza,
solo, en verdad, columbra su esperanza
que brilla, lo enloquece, y se retira?

¿Por qué el dolor mortal se encruelece
y el negro tedio, de la vida plaga,
cual nunca en este siglo, medra y crece?

¡Ay! ¡Porque la impiedad desoladora
toda sublime aspiración apaga,
y ya no hay fe, ni se medita ni ora!

Madrigal

Dios me hizo, niña mía, algo divino.
¿Quieres que te revele una secreta
sentencia que yo sé de tu destino?
Pues sabe que a un poeta
entregarás tu corazón amante.
¿Quieres que te diga más…? La poesía
es mi tesoro y yo… Pero es bastante
lo dicho a que me entiendas, niña mía…

A Fernando Velarde

A su paso por Ambato.

I
¿Qué misteriosa magia, dulcísimo poeta,
se encierra en tu inflamado y hermoso corazón,
que el mío deleitando le atrae, le sujeta,
y al par le comunica su fuego abrasador?

¿Por qué del alma tuya la mía aficionada
quisiera a sus destinos los suyos aunar,
y en su delirio insano verse a la vez lanzada
en pos de los portentos del gran Pachacamac?

¿Será que ha dado a entrambos su sabia Providencia
idénticas las almas, el corazón igual?
¿Será que has recibido la vívida influencia
cual yo del inti sacro, cual yo de la deidad?

¿Será que ha dado a entrambos su sabia?
¿Será tal vez que gimes, cual he gemido yo?…
Tal vez en nuestras almas el cielo habrá infundido
iguales sentimientos, idéntico dolor?…

Por eso a ti me atrajo la tierna simpatía,
apenas en mi oído tu nombre resonó;
por eso de tus versos la célica armonía,
las fibras más sensibles me hirió del corazón.

¡Oh, cuánto diera, vate de tiernos sentimientos,
por escuchar tu canto sublime junto, a ti!
¡Por exhalar osado contigo mis acentos,
sintiendo en entusiasmo mi corazón hervir!

II
Mas de la patria de Hualpa,
ya, Fernando, te despides;
y a pasos rápidos mides
la tortuosa vía real.

Ya has dejado a tus espaldas
el Cotopaxi espantoso,
de los Andes el coloso,
el mustio y raso arenal.

Y bien pronto, hijo de Iberia,
henderás el turbio Guayas,
y de Olmedo allá en sus playas
la Patria saludarás.

¿Y después? ¡lanzado
en el piélago tremendo,
de tu destino siguiendo
ciego las huellas irás.

Y las hondas del océano
imagen de nuestra vida,
de hondura desconocida
trasunto del porvenir;

y ese azul inmensurable,
como del hombre el deseo,
que audaz en su devaneo
quisiera el vate medir;

esas trémulas estrellas
vírgenes del cielo hermosas,
esas nubes vagarosas
que en lontananza se ven…

Todo, todo a tu alma ardiente
dará mil inspiraciones,
y acaso mil ilusiones,
y nuevo amor, nueva fe…

Marcha, bardo errante, marcha,
sigue tu hermoso destino,
y tu canto peregrino
haz donde quiera escuchar.

Y si un mundo no te basta
para ensanchar tu poesía,
en tu ardiente fantasía
vuela otro mundo a buscar.

Pachacamac te proteja
y te dé un ángel amigo,
que vaya siempre contigo
y vele siempre por ti.

La madre luna no altere
ni el inti los hondos mares,
cuando por ellos cruzares
este mundo baladí.

Entre tanto en las orillas
de mi torrentoso río,
levantaré el canto mío
al blando son del laúd;

y entre mis índicas trovas
conservaré tu memoria
como una prenda de gloria
que adquirí en mi juventud.
(Escrita el 21 de Noviembre de 1855).

A la Unión Iberoamericana

¡Hirviendo está en mi pecho la alegría!
Partid, vientos veloces,
desde las sierras de la Patria mía
llevando a España mis ardientes voces.

Pasó ya el tiempo de sangrienta lucha,
cual de turbión las olas;
ya del sañudo Marte no se escucha
el grito aquí ni en playas españolas.

Ya no hay brazo cruel que acero vibre
a herir pecho de hermano;
al libre mundo de Colón su libre
madre llama y provoca… ¡Oliva en mano!

Vedla: nos abre su bondoso pecho
y amable nos sonríe.
¡Sus! ¡a unirnos con ella en lazo estrecho
que el tiempo y las pasiones desafíe!

¡Nudo de amor y paz…! Losa de olvido
cubra de ayer el odio,
y a que no torne el monstruo maldecido,
vele cada uno de la Unión custodio.

Viva en el bronce sólo y en la historia
la antigua cruda guerra,
y viva de sus héroes la memoria
para asombro perpetuo de la tierra.

Contra ti nuestros padres, noble España,
acero audaz movieron,
y en los abismos de la mutua saña
¡cuántos miles de víctimas se hundieron!

Pero aqueste de horror cuadro inhumano
¡qué excelsa gloria muestra!
digna del pueblo griego y del romano…
¡Oh, no, que es digna de la raza nuestra!

La saña pasó ya; mas sin penumbra
ni ocaso, la luz viva
del astro eterno de la gloria alumbra
esta raza titánica y altiva.

Sí: la gloria de América en que ardiente
sangre de héroes circula,
no para sí tan sólo el Continente,
reino feliz de libertad, vincula;

es bien común de la familia hispana
cual océano extendida
allá y aquí, y en su unidad ufana
de sangre, historia, religión y vida.

Bolívar, de los Andes el coloso,
brotó de la semilla
que Pelayos y Cides al famoso
suelo dio de Cantabria y de Castilla.

América a estos genios suyos llama,
y España a la memoria
de aquél rinde homenaje, y le proclama
genio español y de su nombre gloria.

¡Salve, España! Tus hijos, de remotos
climas habitadores,
su corazón te envían y sus votos
de que el Cielo te inunde en sus favores.

¡Salve, España! Si un día destrozamos
el cetro de tus Reyes,
mientras más libres hoy, más acatamos,
de ti atraídos, las filiales leyes.

¡Plegue al Cielo que el nuevo y santo lazo
de paz y unión fraterna
haya, como el sublime Chimborazo,
firmeza, y brillo y duración eterna!

Y a par símil soberbio esta alianza
encuentre en la que pronto,
coronando con gloria una esperanza,
celebrarán un ponto y otro ponto.

El gigante de ocaso y el de oriente
van a enlazar sus manos;
mas libre cada cual e independiente
serán como hoy, entrambos soberanos.

¡Salve a la Unión! De próspero futuro
las puertas Dios franquea
a la íbera familia: ¡que seguro,
por ellas al entrar, su paso sea!

¡Vuelva la edad en que a esa heroica raza
besaba el pie la tierra,
y cuya historia sin rival abraza
cuanto hay grande y glorioso en paz y en guerra!

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BISOÑOS [Mi poema]
Juan Íñiguez Vintimilla [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

¡Oh, esos imberbes voceros
que fueron contrapoder,
ahora que tocan poder,
esos mismos, los tuiteros,
de su soflamas fuyeron
y se olvidan del ayer!

Ese ayer que les persigue
y al que algunos ya olvidaron,
del que raudos se excusaron
está ahí. Y sigue y les sigue
y en la memoria pervive
aunque borrarlo intentaron.

Niños con zapatos nuevos
faltos de alguna experiencia
su gran arma, la ocurrencia,
será pasto de sus cebos,
ciudadanos, los recebos,
a dios le piden clemencia.

¡Ojo! que vienen los buenos,
santos y predicadores
que van repartiendo amores
pero dinero algo menos!
¿donde habrá tantos terrenos
para abonar tantas flores?

Porque lo que es producir
nunca produjeron nada
pues gastaron la jornada
en aprender a vivir
del erario. Y resistir
al que entonces les mandaba.

Ahora que ya son la casta
que tienen que gobernar
discuten como mandar
y al que opine a decir basta.
Pasan que ésta sea nefasta
pues lo suyo es predicar.
©donaciano bueno

#Qué fácil es criticar y difícil admitir que te critiquen! Share on X

Dedicado a ese equipo de bisoños concejales del grupo Ahora Madrid que han sido el contra-poder y ahora, que tienen que ejercerlo, se ponen serios y quieren huir y borrar su pasado. Ironía de la política. Demuestra las miserias e incongruencias de los seres humanos.

MI POETA SUGERIDO:  Juan Íñiguez Vintimilla

La confesión del poeta

¡Placer! yo soy ministro de una Deidad muy triste:
No quiero que me busques… ¡Ni que me nombres quiero!
Proscrito a las regiones donde el dolor existe,
como hijo de la Gloria, ser repatriado espero.

Me faltan los brocados que gastan los que tienen
en tus banquetes puesto; carezco de los dones
soberbios de las minas; mis obras no entretienen
a los que el alma llevan nublada de pasiones.

Apóstol de mi culto, las lágrimas recojo,
venero los andrajos, deploro el mal ajeno;
los tronos me repugnan, me ofende el manto rojo,
las conveniencias odio, sólo amo lo que es bueno.

No sé doblar el dorso, ponerme de rodillas,
besar pies que degüellan… ¡De hinojos solamente
a Dios!… ¿Por qué camino podré ganar orillas
al lucro y la privanza, sin empolvar la frente?

En esta cumbre austera, en donde aislado vivo,
pan falta y frío sobra, pero hay independencia:
se vive como pobre, mas no como cautivo;
y al oro con deshonra, ¡prefiero la indigencia!

Abajo, en sus orgías, están las cortesanas
jadeantes bajo el peso de sus joyeles de oro;
están esos galanes, si rubios, si de canas,
que nunca conocieron honor, fe, ni decoro.

Están los que por vida traducen el sentido;
los que los ojos tienen para la luz cerrados;
las hijos de Epicuro, que aprecian lo vivido
por esa cifra negra, baldón de los honrados.

Allí, galones de oro traiciones simbolizan;
la seda cubre llagas, la adulación rencores;
las frentes más alzadas de sombras se matizan,
naufragan las conciencias y medran los errores.

Aquí, en mi aislamiento, do vivo solitario,
hermano de las alas, del Arte sacerdote,
me embebo en el excelso sistema planetario
de aquellos que no llevan sino la luz por dote.

Notas y colores

Recuerdo esa tarde, cuando el sol moría
cobijando al mundo con tibios reflejos;
sentados yo y ella de un árbol al trono
me preguntó trémula lo que era un beso…

Callé. De las ramas del árbol, la noche
colgó sus crespones en rededor nuestro;
su mano en mi mano, su boca en mi boca,
por largos instantes guardamos silencio.

¿Ya sabes — le dije volviendo del éxtasis —
lo que ha sido el beso?
De nuevo sus labios uniendo a los míos
me dijo temblando: ¡ahora sé menos!

CANTO PRIMERO

…. deja que la voz de una flor sea para tí el oráculo de los dioses: ¡Te. ama!
¡Comprendes lo que indica? ¡Te amo!
GOETHEl!

Y regresas, Clotilde ! …. Tu memoria
que inmortalice quieres! …. Nuestra historia
más digna es del laúd que de la pluma.
Florezcan en tu ruedo mis canciones,
cual del mar en las grandes convulsiones,
brota el acíbar hecho flor de espuma.

Acércate algo más: que .de tu aliento
el contacto me inflame el pensamiento,
y· blancas, limpias, tersas, transparentes,
emerjan mis estrofas en hilera,
como cisnes que ganan la ribera,
saliendo de mitad de las rompientes.

Junto a ti todo, todo y sin medida:
extraer sangre de la exhausta herida;
atizar el incendio que me abrasa;
en Timas de oro transformar mi llanto;
dar a mi noche el esplendor del canto;
despedir luz para mostrarme brasa …..

Recuerdos! Silenciosos roedores
de las almas! volviendo a los hervores
de vuestra hambre primera, nuevamente,
a despertar las notas de mi sistro,
traédmelo al Dolor, ¡ese ministro
de todos los prodigios de la mente!

Y Tú, la de Valclusa Musa austera,
¡en el amor y en el dolor primera!
dale divina entonación a mi estro,
y por la senda guíame del Arte,
hasta poder un día coronarte
de laureles en flor como el Maestro.

Mas por dónde empezar? Dónde la nota
que funda en armonía cada gota
de este libro de lágrimas? ¡Amiga,
el Cielo me devuelve a tu cariño,
para que en ti halle, como inerme niño,
luz a mi ansia y reposo a mi fatiga!

Cual si tú no estuvieras a mi lado,
del mar de oscuridad de mi pasado,
extraeré la perla de tu historia;
y en santa comunión daré a los pocos
a quienes llama la ignorancia locos!,
porque son los ungidos de la gloria.

Corría el mes de Agosto. En la ribera
del rubio Yanuneay, por vez primera
nos vimos, al cruzar una enramada:
botón de rosa que recién se abría
a la luz ella; yo, en mitad del día,
llevaba el corazón en la mirada.

Cascada de tinieblas el cabello,
albura presta al redondeado cuello
y marco al rostro en destellar de auroras,
los labios de promesas expresivos;
los ojos -negros, grandes, pensativos-
cual de todas las grandes soñadoras ….

Un sonreír de perlas y rubíes,
solo soñado en náyades y huríes;
unas maneras nobles, atrayentes;
unas manos tan. blandas y tan suave …
más suaves que el plumaje de las aves,
chiquitas, hoyueladas, inocentes.

Princesa en su sexso, su realeza
ostenta en su estructura. de princesa:
curvas que alternan; firmes redondeces
que el vestido subleva y escultura,
y adentro, la potente levadura
de los quince años en constante creces.

Acudía, por verla, cada tarde
a su quinta; y, del sol con el alarde
postrero de los últimos reflejos,
sin valor para entrar, los derredores
rondaba, simulando coger flores,
y temblaba mirándola de lejos.

Tardes del tiempo aquel! En la memoria,
como páginas vivas de su historia
las guardo. Me parece que aun veo
el campo enfermo, el río tan escaso,
que solo enseña piedras, y en ocaso
del sol agonizante el parpadeo.

Las nubes, de dolor, el horizonte
dejan; se agrupan; lloran sobre el monte,
y, luego, en desbandada, de una en una,
se esfuman en la sombra, sin ruido,
en tanto que su rostro desteñido
de esquiva doncellez muestra la luna.

A su luz, tras las tapias del cercado
la vez primera hablamos. Agobiado
un sauce nos cubría con sus ramas.
Después que oyó mi confesión, -No puedo-
murmuró- decir nada : tengo miedo
que no sea verdad que en verdad me amas.

-Por· esta cruz de Dios!- clamo al instante;
pero en vano: se encuentra ya instante.
Cual nimbo de luz blanca, que la brisa
lleva, atraviesa el campo adormecido;
y, sin chafar la hierba, su vestido,
como aura embalsamada se desliza.

Habíase callado, y yo la oía;
habíase perdido, y la veía.
El sauce cabeceaba con rumores
de suspiros de amor, y el aura, suave,
me besaba, me besaba como sabe,
cuando les lleva polen a las flores.

En los claros del cielo, los luceros,
igual que diminutos agujeros
del palacio del sol, su broche ·de oro
abrían titilando; en el fecundo
tálamo de la sombra, sobre el mundo,
el amor derramaba su tesoro ….

Marché como un sonámbulo, embebido
en éxtasis de ensueño no sentido
hasta· entonces jamás. Naturaleza,
en lengua misteriosa de druida,
salmodiaba en mil formas a la vida,
que es en cada latido una promesa.

Agitaba el calor de sus acentos,
mi colmena interior de pensamientos,
como aliento de sol regado en torno;
dormir me era imposible: en mis entrañas
palpitaba Afrodita, y sus marañas
sofocante¡; tendíame el bochorno.

La soledad es mala compañera
del amor y la vida …. Primavera,
tú lo sabes mejor! Tú tren de flores,
gemas, y linfas; cánticos y trinos,
acusan, de la vida en los caminos,
al velo y el sayal, de desertores!

Entre proyectos a cual más risueños,
decidí, como flor de tantos sueños,
para rendirla, visitar. su quinta.
Era ya medio día, el sol caldeaba;
y por tras de los· montes asomaba
de blancas nubes una leve cinta.

Fingiendo estar de caza, la escopeta
al hombro, lleno de ansiedad secreta,
llegué …. En el corredor de ancho ladrillo
embaldosado, en un sillón de cuero,
en desgaire de campo, un caballero
circunspecto, fumaba su pitillo.

Era su padre. Me tendió la numo, ·
y me invitó a sombrar. Cuadro de llano
el patio, un marco de árboles encierra.
Debajo de esos árboles, dañinas,
en el suelo,· una banda de gallinas,
haciendo hoyos, bañábase con tierra.

Al expresarle mi deseo. -Es raro-
me dijo- que un poeta, sin reparo,
haga de cazador. ¿Qué mal le han hecho
las pobres aves? Si mi compañía
prefiriera a su afán, le contaría
un suceso. -La sombra de su techo-

le interrumpí- me es preferible a todo.
-Gracias, mil gracias-, ·exclamó- de modo
que obligado me queda, desde ahora,
a salirse veraz. Me encargo de ello.
Y un apretón de manos fue aureo sello
para ese pacto de fulgor de aurora.

Acaso comprendiendo mi extrañeza
de verlo solo, con leal franqueza,
me insinuó: -La familia bajó al río;
no dilata en volver. -Me será grato
-contesté- saludarla. -Haga usted rato-
replicóme- escuchando el cuento mío.

Entre tanto, las nubes que al comienzo
del día fueron cinta, ya son lienzo,
y entoldan la mitad del horizonte.
Juega el viento en revueltos torvellinos
y templa sus bordones argentinos
la tempestad ·sobre el lejano monte.

Pues, yo también, me dijo, encabezando
su relación, fui afecto a cazar, cuando
joven. Salí con un amigo un día!
Habíamos andado sin destino.
El sol ya terminaba su camino,
y mi escopeta como fue volvía.

Cruzábamos el campo somnolente,
de regreso al hogar, y, derrepente,
entre un rastrojo una torcaz …. A gatas
me acerco, y …. ¡Pum! -¡Te juro que va herida!
-grita mi compañero; y, en seguida,
salvamos cercas, pampas y jaratas.

¡Cómo dejarla, si era la primera?
De un sauce se ocultó en la cabellera ….
Se asilaba a morir! Al pie llegamos
del árbol corpulento, y un ruido,
como el que hacen los pollos en el nido
cuando llegan los padres, escuchamos.

No bien lo percibiera, estuve encima ….
y …. ¡Qué cuadro, Dios santo! ¡Era una sima
de dolor! ¡Pobre madre! Había muerto
cubriendo el nido amado …. Los pollitos,
anegados en sangre, los piquitos
levantando, gemían en concierto.

La escena me abrumó: reo y testigo,
el arma infame regalé al amigo
y no he vuelto a cazar. -Es un poema-
exclamé conmovido. -Es solo el hecho,
me replicó- pero le doy derecho
para que usted lo adopte como tema.

Al concluír su relación, el seno
de las nubes rasgó el rayo, y el trueno
retumbó. Era hora de marcharme. -En vano
se empeña usted -me contestó- no tarda
la tempestad. -Quien la huye no la aguarda-
le observé, en pie, tendiéndole la mano.

-Llueve ya!- Y en el campo, goterones
caían. Cada vez las tronazones
eran más recias …. Casi a la carrera,
ella y su madre, mano en los sombreros,
por la calle asomaron de gomeros,
suelta al viento la negra cabellera.

¡Qué hermosa estaba bajo la negrura
de su ala de cabellos! …. La ternura
que, de encontrarme, se pintó en sus ojos!
Pretendimos fingir indiferencia,
y a nuestro afecto dieron evidencia
la mutua turbación y los sonrojos.

Me halló la luna allí. -Juré que la amo;
y, al despedirme, deslizóme un ramo
entre los dedos. Una vellosida
y un heliotropo, en maridaje bello,
ligados por una hebra .de cabello:
confesión, a la vez que despedida.

De Gloria Suprema

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MI JARDÍN [Mi poema]
Julia Galemire [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Mi jardín es esa excusa
que al comienzo la mañana
busco yo de buena gana
convirtiéndose en mi musa.

Mi jardín es mi sedante,
el que calma mis deseos,
tranquiliza en mis mareos,
que me impulsa a ir adelante.

Mi jardín es mi alegría
el que insufla en mi su aroma,
donde todo suena a broma,
sin el cual no sé que haría.

Yo le cuido con esmero
y él a mi me recompensa,
siempre salgo en su defensa,
no le pongo ningún pero.

Si una planta se marchita
la remozo y doy un beso,
pues su flor me tiene preso
como el novio está a su cita.

Y es que estando en mi jardín
corre el tiempo que las pela,
nada existe que me duela,
si alguien grita, que a mi plin.
©donaciano bueno

El jardín es mi #placebo a la #felicidad Share on X

«¡A mí, plin. Yo duermo en Pikolín!». Muchos de los lectores probablemente recuerden este eslogan con el que la conocida marca de colchones comenzó a hacer publicidad hacia los años sesenta. El lema se hizo tan popular que llegó a pasar tal cual a la mochila coloquial de los españoles, suplantando una expresión anterior en la que esta marca se inspiró: ‘¡A mí, plin!’. Lo que viene a decir quien la pronuncia es que le importa un comino lo que ocurra a su alrededor.

MI POETA SUGERIDO:  Julia Galemire

I

La música enamora, hace milagros
en la copa del mundo
en el efímero hilo crepuscular
donde los sueños se cruzan
Sueños, que vibran quimeras
a cada espacio, sin distancia
tal vez al todo adentro
acaso al mar de otros tiempos
Solo su rituario está
en el río fiel de la memoria,
su fluir boga, desde vegetales
caminos subterráneos
cada nota es
lenta caricia que ha sido
cada ritmo es
incesante ansia de lenguaje
cada melodía es
amor abierto a los secretos
Bach retorna
con su belleza azul
a la invisible partitura
al compás de nuestra sangre
a beber con fuego el regreso y el perdón
a
Dios

II

La música enamora el misterio
donde se abre
de par en par la acera de cielo
solo así puede atisbar
en una plaza
de no sé qué triste ciudad
la máscara de un insondable código.
El ayer enhebró memorias
al estremecido encuentro de tus manos
nacidas en el agua de las mías
al calor de tus ojos abiertos y,
sumergidos
en mi vuelo
al brazo viviente
con retazos de alma
al banco plegado donde
el silencio deshojó caricias.
Soterrado mantra, con sabor a miedo.

III

Mientras recuerdas
a los amigos
cuyos rostros duermen
en el vacío
de las ausencias
solo terrenales.
En torno tuyo despliegan
sus falsas urdimbres
las plegarias
que en el espacio
van creando fantasmas
como último recurso.

IV

La calle,
árbol azul
jacarandá tatuado de horizonte
pleno
de hojas
exhalaciones
y palabras deshechas
en un fue, es o será.
La calle,
árbol azul
inicia su luz
en el espacio
de límites distintos
donde moran
los fantasmas

de esquivos ojos interrogantes,
insomnes
miran
estremecer
la diástole y la sístole
de antiguos relojes.

Miran
marchitar el tiempo
en sus viajes transitorios,
soportan
el contrapunto de historias que habitan
en el húmedo
trayecto de los párpados.

Los ojos (2)

Miro los ojos
a partir del
borrón
de la niebla
y descubro
el límite nuevo
entre el delirio y
el mar.

No debes poema

Pienso que no debes poema
destruir
mis sueños,
no debes destruir
las palabras
que alguna vez hallé
y que ya he escrito
con rigor dudoso.
Pienso también
que no debes irte para siempre,
poema,
que debes permanecer
cerca de lo creado
como un rastro
de todo lo que serás
con tus
propias frases
en alguna parte del texto.

Al sur del aire

Al sur del
aire
la paloma
se oculta
en su regazo de
pluma y pulso
arrebatado
busca
un reciente cielo
para el ansia de su ala
así el rostro de la
ola enajenada
busca la mañana de
cercados
tallos en un mar
sin brújula ni centro
la paloma y la ola
vaga por una nube virgen
al sur
del aire
De su libro Al sur del aire.

El aplauso de los demás es un
Estimulo y hacemos bien en des
confiar a veces de el
La sensación de la fuerza propia
Nos hace modestos
Paul Cezanne

Cezanne

Recuerdo el claro oscuro del cuadro
Disuelto en fragmentos
Donde se siente
Lo que nace y se hunde
en la serenidad del corazón
ya fatigado

Descubro los ojos del paisaje
, pleno de hierbas
y orillas baldías
El alma inanimada
Que duerme su luz astral

Ritmo de claro oscuro
(a lo lejos el tiempo)
Alguien se pierde
Sobre el horizonte
De piedra
Y ángeles grises

En el cuadro figuras
Se diluyen
En una revelación
De pretextos y experiencias
En soledades claras
Que no son verdad

Y en ese viaje
de búsquedas
Tal vez de nuevas raíces
Simbolizo una contracción temporal
un tiempo suspendido.

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COSAS QUE PASAN [Mi poema]
Juan Arabia [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

El agua
El agua que resbala de la fuente,
insípida ¿lo ves? no sabe a nada,
si tratas de pegarle una patada
responde refrescándote la frente,
tan noble que te invita a ser besada.

La vida
Al ritmo que la vida pasa y pasa
él va cada mañana repicando,
con una vela a dios y al mazo dando,
la vida con su gracia, con su guasa,
que sabe ha de acabar sin saber cuando.

Los sueños
Que existen me lo dijo un pajarito
un día en que yo andaba en las batuecas,
los supe solamente por las muecas,
no fue preciso hablar o darme un grito
lo supe que aun me acuerdo de las suecas.

El tiempo
Incordia aquí pensar que hace unos días
el era un muchachito de buen ver,
que dicen que debía merecer,
se puso a estropear, blandenguerías,
de forma que hay que ver para creer.

El cielo
Me ofrecen un buen cheque de regalo
para ello debo hacer tal o cual cosa,
no dicen que no acabe en una fosa
si sigo su instrucción y no soy malo,
lo pienso y a otra cosa mariposa.

Filosofía
Verás, le dijo un día un adivino,
que el río cuando llueve lo agradece
mas nunca se sabrá si lo merece,
borracho como andando va el camino
pues nada lo que ve es como parece.

Amigos
A todos mis amigos en las redes
a todos hoy les quiero aquí decir
son ellos que invitaron a escribir
los mismos que animaron ¡que tú puedes!
y al tiempo me tuvieran que sufrir.
©donaciano bueno

Cosas que pasan, sin más Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Juan Arabia

Abracadabra

Voy a empeñar mi corazón
hasta que sea pájaro y caigan de él
nuevas estrellas para el mundo.

Porque todavía viajo
—soy un extraño—
y en las ciudades los puentes
enmudecen y me lastiman.

Voy a protegerme de las atrocidades
y de las injusticias
hasta que el atardecer sea rosado
y cicatrice.

Distrito de los lagos

Yo, que negué a Cristo en el primer barco,
finalmente entendí el significado de la palabra adiós.
No se trata de una simple despedida:
es el momento en el que todo se hunde
en los blancos y transparentes mares de números,
y se pierde la flor, única prueba
de la existencia de un paraíso.

Es el momento donde se pierde el inmediato calor
de aire que encierra y separa a cada una
de las cosas que existen en el mundo.

Juicio

Nos alejamos de la ciudad,
infortunio, infortunio, etcétera.
En la que ya no hacemos
más canciones.

Nuestra flauta quedó encerrada
en la raíz de un sauce:
destruyendo el suelo,
levantando calles y baldosas.

Nos vamos lejos, amigos:
donde las vacas beben,
donde la savia fluye.

Nuestros versos necesitan
ser juzgados,
pero en tierras más salvajes…

Rue du Génie

Afuera se acumula el aura
y permanezco cerrado
en la silenciosa Rue du Génie

donde el sol acomoda sus vértebras
en balcones de antiguas casas
reflejando el color de sus peces

en la fresca noche del Château d’Eau
donde mil diablos
azules bailan sobre el aire

Quai Aspirant Herber

Hemos aspirado de la noche menos segura,
pero la más eterna de todas, donde algunos principiantes
sueltan su carnada lejos del puerto
en la que abundan los industriales ociosos.

Cada uno parado con su canasta,
lejos del centro, casi sin verse,
arrodillados por el deseo de sobrevivir
y conseguir una o dos piezas de cobre y de luna.

Existe otra respiración, que siempre muere
cuando respira uno de los nuestros,
similar a la de ese pescador

que sólo consigue la cena del día siguiente
y habita en su soledad de esa otra muerte
en la que cuelgan hambrientos los carcelarios.

La Camargue

Esos príncipes del verano
arrasaron con todo,
cercaron los Campos Elíseos
por un cálido baño de cerveza.

Cercaron sus vientres,
enterraron pájaros de Provenza
para desfilar juntos en la monárquica
noche de Montpellier,

para desfilar juntos en el precipitado
entierro del sol,
mucho antes de arrojar sus manzanas
en la profunda noche del Mediterráneo.

«Heading for Carcassone with wich
Troubadours had little to do»
EP

Carcassone

Ennui

El único castillo construido
hacia el horizonte
es el de los pájaros.
El otro es el refugio de los pobres
que siempre exigieron autoridad
representando el teatro de la criadas
en las voces ocultas del atardecer.

El trovador mojaba su pan
en todas las fuentes,
en tabernas ocultas,
bebía de ese otro campo
sustancial como el
excremento de un rey.

Aigues-Mortes

Tenso

Hacia Carcassone, dijo el jefe,
captando el sentido de lo distinto
mucho antes de que otros poetas
estuvieran ahí.

Avanzando de pie y junto al sol
a Provenza, degastando las suelas
REGISTER
junto al pan que mojaban los trovadores
con la cerveza del pueblo.

Avanzando, por encima del mástil,
imitando el sonido de los pájaros
mucho antes de que otros poetas
invadieran el cerco de canciones
tontas y estancadas.

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SOBRE EL AYER [Mi poema]
Leonidas Pallares y Arteta [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Ayer, ese ayer que ahora no existe,
y que nunca alcanzará a un nuevo día,
que murió sin saber por qué moría,
ya no sufre y por tanto no está triste
pues no puede sentir lo que sentía.

Su memoria al pasado se resiste,
el pan, duro quedó de aquella hornada
y el deceso le arrastró a otra jornada
que aun antes de vestirse se desviste,
tampoco existe ya, no queda nada.

Y otro día vendrá. Y en un despiste
comenzará de nuevo la alborada
y sin mordisco dar a la tajada,
del tiempo el medidor con arma en ristre
llegará para darle una patada.

Y en la rueda con vueltas ya medidas
otra muesca a añadir a la canana,
¿un minuto más, un día, una semana?
el ayer no ha de curarte las heridas
lo que cuenta es el ahora y el mañana.
©donaciano bueno

Un día ¿qué es un día? Antes de amanecer casi ya anochece.

MI POETA SUGERIDO:  Leonidas Pallares y Arteta

Rimas

I
De las quimeras que forjó en mi mente
el amor inspirado por la gloria,
sólo quedó la sombra de un recuerdo
flotando como un sueño en mi memoria.

Crepúsculo del alma es el recuerdo,
que va formando la ilusión perdida,
cuando se pone el sol de la esperanza
tras las doradas cumbres de la vida.

IV
Un enjambre de estrellas inocente
juega en el fondo azul de la laguna
y la noche estival cubre mi frente
con un velo de rayos de la luna.

Cae el rocío en blanquecinos rastros
al entreabierto cáliz de las flores,
cual luminoso llanto de los astros
en ideales diálogos de amores.

¡Dulce es soñar y padecer a solas,
cuando callan los pájaros y el viento
y en urnas de cristal duermen las olas
y en recuerdos se aniega el pensamiento!

V
Hay un desierto inmenso y aterido
a do las almas huérfanas se van
cual aves desterradas:
es la región estéril del olvido
que no alumbran del sol las llamaradas
ni estremece la voz del huracán.

Aire de sueño esa pampa orea,
despiden secas yerbas acre olor,
brilla luz de miradas;
de negro peñascal lento gotea
un manantial de lágrimas heladas
y susurran gemidos de dolor.

Caravana de sombras va cruzando
las triste soledad de esa región
y en bulliciosa danza,
bellísimas mujeres van llegando
que vienen a enterrar nuestra esperanza
en el mismo ataúd del corazón.

VI
Han pasado los años cual las hoces
que van segando mieses
y forman las memorias de mi vida
una larga cadena de reveses.

Sobre escombros de muertas esperanzas
que el tiempo ha amontonado,
melancólicas sombras atraviesan,
con el rostro de lágrimas bañado.

Son los recuerdos… Lúgubres viajeros
que atraviesan las ruinas
y que el paso detienen, jadeante,
porque les hacen sangre las espinas.

Pero pasan y pasan en silencio,
sin detenerse nunca…
¿Adónde irá tanta ilusión que muere,
tanta bella esperanza que se tronca?

Nunca Más

Adiós, visión que apareciste un día
como una palma al borde del camino,
para dar al cansado peregrino
sombra y frescor mientras la tierra ardía.

Cuando en mi pensamiento atardecía,
tú fuiste un lampo de fulgor divino;
tú en ánfora de amor me diste el vino
que restauró la vida que moría.

Demoledora eterna de quimeras,
la esperanza brutal secó esa palma
do anidaron mis aves pasajeras.

¡Y quedó triste y solo en la partida!
Ilusión, ilusión,tú eres el alma;
juventud, juventud, tú eres la vida.

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GRANJA-ESCUELA [Mi poema]
Julio Zaldumbide Gangotena [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Hoy pretendo mostrar a mis lectores,
si es que alguno me sigue, que aun retengo,
que aunque viejo, que muchos años tengo,
oí en mi infancia piar a ruiseñores,
silbar, balando a ovejas, los pastores.

Conviviendo con cerdos y gallinas,
con patos, con caballos y conejos
Y que amén de que ahora doy consejos,
bellotas recogí de las encinas,
y en pinos yo aspiré de sus resinas.

Que fui andando cual puta por rastrojo
a la caza por surcos de perdices
¡qué inocencia de aquellos aprendices!
éramos cual polluelos en remojo
al albur de inocentes trampantojos.

Mi estancia fue cual una granja escuela
y de todos más bicho ese era yo,
jugando con la peonza o al yo-yó,
agarrado a las faldas de mi abuela
atizando en las noches la candela.

¡Tiempos en que aquel sabio pelargón*
lograba conseguir más energías!
Hoy saben ya al mamar tecnologías,
el whatsapp, tablet, móvil y el iFhone
¡a esta infancia han robado el corazón!
©donaciano bueno

Te gusta, o no? Anda, dímelo! Share on X

¡Cómo cambian los tiempos! Cuando nosotros éramos pequeños, nuestras casas eran una granja escuela. Ahora lo niños juegan online al juego de la granja… * Pelargón fue la marca de la primera leche infantil disponible en España en pleno período de posguerra, fue producida por Nestlé a partir de 1944.

MI POETA SUGERIDO:  Julio Zaldumbide Gangotena

La eternidad de la vida

A Juan León Mera

I
Cosas son muy ignoradas
y de grande oscuridad
aquellas cosas pasadas
en la horrenda eternidad,
por hondo arcano guardadas.

¿Quién pudo nunca romper
de la muerte el denso velo?
¿Quién le pudo descorrer
y en verdad las cosas ver
que pasan fuera del suelo?

Que por fatlo irrevocable
padecemos o gozamos
los que a otro mundo pasamos,
es cuanto de este insondable
allo misterio alcanzamos.

Si medir nuestra razón
procura, ¡oh eternidad,
tu ilimitada extensión,
¡qué flacas sus fuerzas son
para con tu inmensidad!

Sube el águila a la altura
del vasto, infinito cielo;
medirle quiere de un vuelo;
mas, toda su fuerza apura
y baja rendida al suelo:

Así el loco pensamiento
se encumbra a medirte audaz;
ma se apura su ardimiento
y abate el vuelo tenaz
al valle del desaliento.

II
En verdad que da tormento
este funesto pensar:
¿en qué vienen a parar
esas vidas que sin cuento
vemos a la tumba entrar?

En la tumba, de los seres
precisa fin pavorosa,
remate así de placeres
como de los padeceres
de esta vida trabajosa:

En la tumba, oscura puerta
cuya misteriosa llave
vuelve con la mano yerta
la muerte: playa desierta
de donde zarpa la nave,

de la vida a navegar
con brújula y norte inciertos
en no conocida mar,
mar sin fondo, mar sin puertos,
ni ribera a do abordar.

III
¿Qué es morir? ¿Qué es la muerte? „Oscura nada,
triste aniquilación“, dice el ateo.
¿Todo se en la tuba se anonada?
¡Error! ¡Funesto error! Yo en ti no creo.

Si este que siento en mí soplo divino
dentro dentro la huesa en polvo se convierte;
si la esperanza de inmortal destino
se disipa en las sombras de la muerte;

fuera entonces de Dios dádiva inútil
esta triste existencia de un momento,
que se disipa con un sueño fútil
o como el humo vano viento.

¿A qué este don de penas y quebrantos?
¿A qué darnos la vida, conducirnos
por un desierto de dolor y llanto
y para siempre al cabo destruirnos?

¡No puede ser! El hombre desdichado,
de gusanillo que se vio en el suelo,
en mariposa angélica trocado,
de la lóbrega tumba vuela al cielo.

IV
Y, ¿a dónde va quien deja nuestro mundo?
¿A dónde el que en tu sombra, muerte, escondes?
¡Jamás a esta pregunta tú, profundo
silencio de la tumba, me respondes!

¿Sus lazos terrenales se desatan?
¿Se acuerda del humano devaneo,
o todos sus recuerdos arrebatan
las soporosas ondas del Leteo?

¿Está por dicha con la eterna unida
esta rápida vida que se acaba?
¿O allá el amigo la amistad olvida
y el amante también lo que adoraba?

El amor, la amistad ¿son vanos nombres
que borra el soplo de la muerte helada?
Del alma, que no muere, de los hombres,
¿son ilusión no más, sombras de nada…?

V
Oigo una voz que eleva el alma mía,
voz de inmortal y de celeste acento:
„¿Qué a mí la muerte ni la tumba fría?“
dice hablando secreta al pensamiento;

„piensas que la segur que hace pedazos
las cadenas que al cuerpo sujetaron
mi esencia divinal, los demás lazos
rompe también, que al mundo me ligaron?

„¿Piensas que del amor, que fue mi vida
en la vida del mundo, me despojo
estando al otro mundo de partida,
cuál de la arcilla que a la tumba arrojo?

„¡No! No es capricho de la carne impura
la amistad, o de amor la llama ardiente;
del espíritu sí la efusión pura:
y el espíritu vive inmortalmente.

„Y así a la eternidad llevo conmigo
cuando abandona su terrestre estancia,
amor de amante, o amistad de amigo,
sujetos nunca más a la inconstancia“.

VI
Sí, dulce voz. Cuando me anuncias creo;
quien en ti cree espera y vive en calma,
seas la voz mentida del deseo
o la voz del oráculo del alma.

¡Triste de aquel que los oídos cierra
y cierra el corazón a tu consuelo!
¿Qué tendrá el infeliz acá en la tierra
si la esperanza le faltó del cielo?

Noche será su triste pensamiento
que el negro ocaso ve, mas lo la aurora;
en su pecho la muerte hará aposento,
anticipada a la postrera hora;

que será como sombra ver la vida,
como sombra el placer que llega y pasa;
ver la dicha en el mundo tan medida,
y no esperarla alguna vez sin tasa…

Sí, ¡profética voz!, tu acento tierno
llega a mi corazón, consolatorio;
tú en la muerte el placer pintas eterno
y el dolor en la vida transitorio:

por ti el amor que aquí se desvanece
cual tierna flor que deshoja al viento,
más allá de la muerte reflorece
de las eternas auras al aliento.

Tú la dicha nos pintas duradera,
y la gloria del cielo en la lontananza,
borrada del sepulcro la barrera
y trocada la muerte en esperanza…

¡Bella esperanza! Cuando ya cercano
me hallare yo a la tumba apetecida,
mis ojos cerrará tu dulce mano
y olvidaré el tormento de la vida!

América y Bolivar

Himnos no canta América este día
a un crudo engendro de la horrenda guerra,
en quien no tiene qué admirar la tierra
sino la ira de Dios, que se lo envía.

Sea en buena hora pasmo y ufanía
de un mundo siervo aquel que al orbe aterra
con su ambición, hasta que el Cielo atierra
en él de otro Luzbel la alta osadía:

que la América libre es templo inmenso
que sólo al alma Libertad endiosa,
purgada el ara de servil incienso.

Hoy de la ardiente llama esplendorosa
perfume eleva, de loores denso
al mayor hijo de la altiva Diosa.

A la soledad del campo

A ti me acojo, soledad querida,
en busca de la paz que mi alma anhela
en su ya inquieta y procelosa vida;
mi nave combatida
por la borrasca de la mar del mundo,
esquiva ya su viento furibundo,
y en busca de otro viento sosegado
dirige a ti su desgarrada vela,
¡oh!, puerto deseado
en que la brisa de bonanza vuela.

Tú levantas el ánimo caído,
bálsamo das al pecho lacerado,
das nueva vida al corazón helado,
y aliento nuevo a su vigor perdido.
El alma que perdió su lozanía
y fuerza soberana,
junto con su ilusión y su alegría,
allá en la estéril sociedad humana,
en tu repuesto asilo,
en tu seno tranquilo
feliz respira al fin; sus ya enervadas
alas despliega, y remontando el vuelo,
halla para espaciarse un vasto cielo,
y recobrada la calor perdida,
con vida nueva torna a amar la vida;
así el ave, encerrada
dentro la estrecha jaula, se entristece,
pierde luego el vigor desalentada,
y en su prisión doliente desfallece;
pero si encuentra acaso la salida
que en su afán vigilante vio cerrada,
dejando libre paso a la partida,
rauda se lanza a la región del viento,
y el orgulloso vuelo desplegando
se espacia por el ancho firmamento.

Heme ya libre del tropel humano,
y contigo, ¡oh Natura, a solas heme,
y con tus montes y extendido llano!
Heme lejos, en fin, del aire impuro
que respiran las míseras ciudades,
sin oír el de dolor vago lamento
que en su recinto oscuro
se escucha sin cesar: ¡Héme aspirando
bajo tu abierto cielo inmensurable,
con placer inefable,
el aire libre, embalsamado y puro;
y en vez de humanas voces, escuchando
el apacible acento,
la melodiosa voz del vago viento!

En tu augusto retiro,
¡oh soledad!, los hombres olvidemos,
la vista separemos
del teatro infeliz de los mortales.
Caos de confusiones,
angustioso espectáculo de males,
furioso mar que ruge alborotado,
do silba el huracán de las pasiones,
do se oye el alarido desgarrado,
y el eternal suspiro
que elevan a la par los corazones.

Demos todo al olvido:
los hombres y su mundo corrompido.
Deja a mi corazón, antes opreso
por insufribles penas,
respirar libre de su enorme peso;
deja que mi alma rompa las cadenas
con que la ató el dolor, y alzando el vuelo
se espacie alegre por tu inmenso cielo;
y deja, en fin, que tienda la mirada,
tanto tiempo a un mezquino y nebuloso
espacio reducida,
por la verde campiña dilatada,
por tus claros y abiertos horizontes
y el rudo aspecto de sus grandes montes.

Bajo tu amparo, en tu sereno asilo,
¡oh soledad!, yo viviré tranquilo;
yo olvidaré la angustia de la vida,
no sentiré su peso,
vagando en tu pradera florecida,
y por el fresco laberinto errando
de tu amena floresta y bosque espeso,
yo desoiré la voz de mis dolores
por la canción del aura entre tus flores,
y el murmurar de la apacible fuente,
que baña tus jardines, resbalando
entre lirios y rosas mansamente.
Y en tu retiro y deleitable calma
iranse poco a poco disipando
algunas sombras de mi triste frente,
y el padecer del alma.

¡Oh! vosotros que dais, árboles bellos,
sombra a la tierra, al aire galanura;
aves alegres que moráis en ellos
y con canciones adormís las horas;
volubles vientos que mecéis festivos
las copas cimbradores;
diáfanas fuentes que esparcís frescura
al prado, al aire, a la arboleda oscura;
arroyos fugitivos
que corréis por hallar muelle reposo
dentro del huerto umbroso,
y entre las flores plácido remanso…
¡Árboles, aves, vientos, aguas puras,
llegó por fin el día,
que tanto ansié, de haceros compañía!
Vengo en vosotras a buscar descanso,
vengo a olvidar mis crueles amarguras;
de hoy más, junto a vosotros,
vuestra vida será también la mía.

Cuando el alba las puertas del Oriente,
coronada de aureolas de oro,
abra al rey del espacio refulgente,
uniré la voz mía
al de las aves armonioso coro,
por saludar al sol del nuevo día;
y cuando éste, inclinado al Occidente,
recoja su llameante vestidura
en los tendidos cielos esparcida,
yo y la bella natura,
que queda lamentando su partida,
nuestro adiós le daremos de amargura.

Y así en este continuo y dulce giro
de días y de noches,
con la naturaleza
en grata comunión, huirá la vida
entre contento y paz; ya no el suspiro
se oirá en mis labios, ni en mi frente erguida
las sombras se verán de la tristeza…
¡Oh! ¡Diérame la suerte
aquí vivir, ajeno de pesares,
y aquí esperar la muerte,
arrullando con plácidos cantares
el sueño arrebatado de las horas,
pues que son, como un sueño, voladoras!

La tarde

Con majestad sublime el sol se aleja,
y el extendido cielo
a las encapotadas sombras deja,
que ya le cubren con umbroso velo.

¡Qué solemne misterio! ¡Qué profunda
de paz y de oración grave tristeza.
ya el sol llega al ocaso
y la noche le sigue a lento paso.

En duelo universal naturaleza
se despide de aquel que la fecunda:
triste el cielo se enluta, gime el viento,
el mundo eleva unísono lamento.

Ya el rumiador ganado lentamente
desciende por la húmeda colina;
cansado el labrador deja la era
y a su rústica choza se encamina.

¡Qué misteriosa el aura pasajera
suspira y pasa! El ave en sordo vuelo
por las ramas se mete en pos del nido.
Sólo se oye el zumbido
de los insectos, que tal vez lamentan
desde la yerba del humilde suelo
la partida del claro rey del cielo.

¡Adiós, sol refulgente!
Yo también uniré mi voz humilde
a la voz elocuente
en que un sentido adiós te envía el mundo.
Tú no puedes parar, ni más despacio
puedes seguir tu arrebatado giro;
la mano omnipotente
a recorrer te impulsa sin reposo
las vastas soledades del espacio,
esos serenos campos de zafiro;
pero mañana volverás glorioso
a darnos vida y luz, astro fecundo…

De la meditación la voz me llama
a vagar solitario en la arboleda.
Anhelo ahora soledad, silencio…
allí los hallaré. El aura leda
duerme en las flores y la blanda grama
el son apaga de mis pasos lentos.

Como las sombras cunden de la umbría
noche en el cielo, así en el alma mía
cunden ya dolorosos pensamientos;
y una hoja que desciende,
algún eco fugaz, una avecilla
que errante y solitaria el aire hiende,
la leve nubecilla
que viaja a reclinarse allá en el monte,
o a perderse lejana
en el vago horizonte;
todo me causa una emoción profunda,
me aprieta el alma una indecible pena
y de improviso mi pupila inunda
de inesperado llanto amarga vena.

¡Melancólica tarde, tarde umbría!
Desde que pude amar me unió contigo
irresistible y dulce simpatía.
Tú fuiste siempre confidente mía,
tú fuiste, tú el testigo
de mis más tiernos e íntimos deseos
y locos devaneos;
tú de mi corazón, tú de mi alma
el seno más recóndito conoces.
¿Qué lágrimas vertí que no las vieras?
¿Exhalé alguna vez triste suspiro
que errando con las auras no lo oyeras?
¿Qué secreto agitó nunca mi seno
que a tus calladas sombras lo ocultara?
¡Qué de sueños de amor y de ventura,
qué de ilusiones halagüeñas viste
en mi pecho formarse
con esperanzas halagarme el alma
y para siempre en humo disiparse…!

Todo esto, ¡ay infeliz, todo me acuerda
esa tu sombra triste
y sin poder valerme huye la calma
del centro de mi espíritu agitado
y el dique rompe en férvido torrente,
el llanto, por mis ojos desbordado…!

¡Es preciso olvidar! Córrase el velo
del olvido sobre ese de amargura
pasado tiempo. A mi dolor consuelo
sólo tú puedes dar, alma natura;
yo por ti el mundo abandoné engañoso,
para buscar en ti dulce reposo.

¡Oh, tarde! Estas heridas mal cerradas
que aún sangran y renuevan mi tormento,
pasará el tiempo y las verás curadas.
Nunca de hoy más, halagará mi oído
de pérfida ilusión el dulce acento,
ni buscaré la flor do está la espina.
Quiero vivir contento
en esta amable estancia campesina,
aquí cavaré tumba a mis dolores;
y ajeno de ambición, de envidia ajeno
aquí (si tanto diérame la suerte)
como tu sombra espero cada día
esperaré sereno
esa de la existencia tarde umbría,
nuncio feliz de la esperada muerte.

En tempestad sin tregua de bonanza

En tempestad sin tregua de bonanza
sufrir, llorar, de amor la pena dura,
sin ver para más grande desventura
ni en tu esquivez ni en mi dolor mudanza.
Fingir acaso en bella lontananza
dichoso porvenir a mi tristura;
ver luego disiparse su luz pura,
y, cual siempre, quedar sin esperanza.

Aqueste es mi destino, Delia impía.
Mas, tú contemplas con desdén mi llanto…
¡Ay! Si has de ser de piedra a la agonía
del pobre corazón que te ama tanto,
¿de qué me ha de servir esta traidora
llama que en él prendiste y le devora?

El llanto

Cuando yo considero que en la vida
no he cogido de amor ninguna rosa;
cuando no miro en duda tenebrosa
surgir lejana una ilusión querida;

cuando de hiel colmada la medida
de mi dolor el cálice rebosa;
cuando el alma en su lucha tormentosa
se postra al fin sin fuerzas abatida,

la frente inclino; en abundante vena
desátase mi llanto, y baña el suelo,
y mi alma poco a poco se serena:

de la tormenta así el nubloso velo,
revuelto en confusión, se rompe, truena,
desciende en lluvia, y resplandece el cielo.

A las flores

Prole gentil del céfiro y la aurora,
nacida con el don de la belleza;
gracias con que la gran naturaleza
ríe, y su augusta majestad decora.

La luz del sol, que el universo dora,
no tanto de su frente en la grandeza,
cuanto en vosotras linda se adereza,
y con matiz más gayo se colora.

En el campo del éter las estrellas
son flores celestiales, y en el suelo
vosotras sois estrellas de colores.

Tan puras sois, en fin, al par que bellas,
que pienso que del mundo el claro cielo
no tiene cosas más… que alma y flores.

A mis lágrimas

Corred, lágrimas tristes,
que es dulce al alma mía
sentiros a raudales
del corazón manar;
corred, que los suspiros
que exhalo en todo el día
las ansias a mi pecho
no bastan a calmar

Triste, férvido llanto,
tus gotas de amargura
mitigan celestiales
la sed del corazón;
y sólo tú suavizas
mi horrenda desventura
y sólo tú consuelas
mi lúgubre aflicción.

Que cuando la cima
de dulce venturanza
desciende el alma al golpe
del darlo del pesar,
si entonces la la dicha
perdemos la esperanza
nos queda sólo el triste
consuelo de llorar.

Y así la flor marchita
revive del consuelo
con lágrimas regadas
por lóbrego dolor,
como al nocturno llanto
de tenebroso cielo
cobran las flores secas
su aroma y su color.

Corred, lágrimas más,
consuelo a mis dolores;
en férvidos raudales
del corazón manad;
y así, de mis ensueños
revivan ¡ay! las flores
que ha marchitado el rayo
del sol de la verdad.

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LA COSECHA [Mi poema]
Alí Calderón [Poeta sugerido]New

MI POEMA …de medio pelo

 

La tierra está reseca. La cosecha
apenas si resiste la sequía;
si el cielo no se apiada habrá algún día
que nada habrá que hacer. Solo la mecha
de algún tipo imprudente con su llama
queriendo disfrutar del panorama
la quiera destrozar y ponga fecha
dejándola desecha.

Las mieses que en invierno se sembraron
debiendo germinar en primavera;
tras larga, laboriosa y tensa espera
apenas si los brotes despuntaron.
Quizás no encuentren ya el remedio
siempre a un lado, quitándose de enmedio
soltando allí el mal lastre de su inquina
o echando gasolina.

El campo, quien trabaja lo conoce
y sabe si se cuida que responde,
pues siempre da la cara y no se esconde
ni evita se produzca cualquier roce.
Y sea así que es duro de roer
y el campo nunca dice hasta más ver,
se sabe de él que sangra por la herida
si falta la bebida.
©donaciano bueno

La #vida sin el #agua, qué sería...? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Alí Calderón

Lago Lucerna

a Jair Cortés

Gélido
el lago,
espejo
del cielo:
Inmaculada
imagen
de la transparencia.

VI
[Mittlere Brücke, Basel] Aceitoso verde olivo
ácueo
somnoliento el Rhin
deambula por su cauce.

Salmo

Un día cuando crieben los albores
el tu rostro cataré, Señor.
E será mexor que ver dama
despojada de rançal o
muger que juegue hallar
sin haber en las sus manos letanía.
E será mexor, Padre, porque vos estades
en los goces y en los deliçios,
en la fermosura de cada dueña
y en las imágenes del poeta,
espexo perfecto,
porque Dios, Padre Santo
Criador del universo,
vos mismo sodes la poesía.

XI
E pasarán las alfayas,
los pedrales,
las fermosas caras alcoholadas
e los finos briales de frisado e perlaflor.
Pasarán las avenencias de los omnes
e la grand plaçentería
y el adarve de cibdades poderosas e rricas.
Pasarán las palabras, los adjetivos
e las construcciones sintácticas
pero tú non pasarás, Señor, non.
Tú non pasarás.

HOY ES EL DÍA.

Mi muchacha ha llegado plena proclamando la primavera
La brevedad de su falda alaba el renacimiento constante de la vida
Ella es el tierno sur de las parvadas
el motivo de los altos y ligeros vuelos de las aves
Sólo en su piel la claridad es razonable
Bajo su párpado toda alborada resulta posible

Mi muchacha ha vencido los dominios de la noche
para instaurar
en la esbeltez de su cuerpo
la luz.

Pole position

Y mi pecho una supercarretera
de ocho, dieciséis, treinta y dos carriles
con miles y millones de caballos de fuerza
vertiginosos corriendo
y derramando lumbre en mis arterias.

Aquellas peligrosísimas curvas
impostergables y letárgicas
y particularmente inabordables
cada vez que tú, Lesbia, no me miras.

Ese imperioso arrancar en segunda
cuando tus sí se vuelven indecibles,
impronunciables,
inminentemente pospuestos
turbiamente y con perfidia
por tus no unánimes e inconmovibles.
Sólo tú echas a andar este Ferrari rojo,
incalculablemente insaciable,
impaciente por recorrer solemne
las largas calles de tus piernas
siempre prodigiosas, siempre proféticas
y en lo que a mí respecta,
absolutamente litúrgicas,
plenas de infinitud.

Que la batería desbarate su potencia
en tu cintura inenarrable
porque finalmente y después de todo:
este bólido, Lesbia, no carbura
sin tus estrechos jeans a la cadera.

Pancake

Tu dulce cuerpo Lesbia
con miel de maple todo
festín de lengua y labios
impone a todo el mundo.

III

Ni siquiera una catedral barroca
tiene tantos
y tan maravillosos encantos
como tiene Lesbia
bajo su delicada blusa.

IV

Pensaba Borges que en un punto
están todos los puntos y en un
momento
todos los momentos…
Si el adagio, Lesbia,
es verdadero,
se devela en tu belleza
la belleza.

V

Hay algo en el aire Natalia que respiras
en cada uno de los pasos que das e ineluctables rompen
la continuidad del instante
en tu cintura que inaugura del arte
los nuevos códigos
algo
un insólito vértigo intensísimo
larga herida perceptible apenas
un cierto no sé qué tan admirable Natalia
tan inaudito y profundamente incomprensible

Mis días son un lento espejo intacto que enmaraña
inconmovible
en sus fibras frágiles tu imagen.

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BUSCAR LA AGUJA EN UN PAJAR [Mi poema]
Rodrigo Arriagada-Zubieta [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

La aguja en un pajar, si la has perdido,
no busques que imposible es encontrar,
por mucho que decidas rebuscar
o debas lamentar por qué habrá sido
coser ya no podrás ni remendar.

Tu estancia te has pasado investigando,
buscando siempre a un dios, a todas horas,
hurgando en el amor, y sin demoras
seguiste con buscar y al mazo dando,
del alma descubriendo sus esporas.

Dudando si es que es recto tu camino,
tratando los pedruscos evitar,
echando los pelillos a la mar,
en marcha, permanente peregrino,
buscando algo que te haga disfrutar.

Y admites, renunciaste ya a buscar,
que a tí mismo constante te has buscado,
cuidando de andar libre de pecado,
poniendo a cada paso en un altar
debiendo de admitir no te has hallado.
©donaciano bueno

De qué sirve pasarse la #vida buscando...? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Rodrigo Arriagada-Zubieta

Love is colder than death

No seremos los últimos en venir a morir el amor
en esta habitación horrible como un sueño
Todo ha devenido
este silencio funeral que nos embiste
infinitamente bañados por el mismo río nocturno
en el que ahora nos dispersamos
como restos de un distinto naufragio
Dirás que no ha sido lo correcto consagrarnos, una vez más,
a la infracción de los cuerpos por rito necesario
robar su belleza a las horas
ensayando algunas últimas formas de lo perverso
y convertirnos en esta ausencia en que nos hemos disuelto
sonámbulos de beber en la boca del otro un licor añoso
la desazón de cada cual hasta el fondo de la náusea
Dirás y mudamente asentiré
indiferente a tu sensual abandono
que Füssli bien hubiera podido retratar
los párpados a punto de la ensoñación
y un gesto casi teatral capaz de grabarse
como un recuerdo trágicamente difuso
que retornará una y otra vez
bajo la falsa apariencia del deseo.

En todo momento la memoria vuelve a lo impenetrable
a lo inasiblemente incompleto
ahí donde las cosas agonizan
como una dócil danza en la oscuridad
larga y apaciblemente desiertas
Evitamos – por vicio recordatorio-
el contacto
Somos desapasionados fantasmas de viejas destrucciones,
el coito de las sombras penetrándose a distancia
la tardía peripecia de una magia
religiosamente desaparecida.

El cine y la vida

Las películas no son como la vida:
estas emociones pueden diferir del tiempo de los hechos
deslumbrar sí a media luz, pero desalojadas unos momentos
de la letanía del reloj
apenas montadas en la ilusoria cercanía del espectáculo de uno mismo
En la memoria todo es un cuarto oscuro
que retiene el aire frío de lo ausente,
actores cuyas imágenes no tuvieron por sí mismas un final
y dejaron de envejecer
conservando una feble transparencia
capaz de romper la quietud de noches tan silentes que irritan
En ellas sólo basta con cerrar los ojos para mirarme en ti
dejarme atar a estas impresiones inestables
que desnuda ostentas como única eternidad aparente
belleza que duele entre un desplazamiento y otro
de Isabella Rosellini a través de la pantalla
fatalidad de mujer
trágicamente adherida por la memoria a tus gestos
Lo que me ata a ti son estos no lugares
donde para siempre ocurre un desencuentro o una espera
de la pareja en otro tiempo ideal
el desconsuelo sin imagen
de un final feliz, en nuestro caso, imposible
que me priva decir más
– corten-.

Cenicienta, Actriz Favorita

Aquella joven estudiante de teatro
no aspirará a un éxito más sencillo
que el de un anonimato inagotable
Será la estrella intermitente de una película inconclusa
montada sobre la memoria
como inútil escenario desolado
Hizo su mejor personificación en una noche de incierto realismo
con la ciudad como telón de fondo
infligiendo el viento de una atmósfera imposible
Fue una sirena de mar espuma de la nada
o una musa de Monet montada sobre un escenario imaginario
más bien, una impresión reverberante
deshecha en residuos crepusculares
Representó el amor en su liquidez indecible
sin más previo ensayo
que el de un rencor madurado por los años, sabiamente
y desapareció en el preciso instante de su estrellato
en medio de la luz cegadora con que se vela un recuerdo.

Volveremos a encontrarnos

en la memoria colmada de calles sin fin ni principio
y de los dos sólo yo podré ,al menos, contemplarte
Serás ahí lejana en el mismo lugar de nunca y para siempre
un rostro sin maquillar en medio de una nada
hecha de tiempo inacabado
Perfección de Cenicienta al no agotar jamás su encanto
en una película de cine mudo
que veré a través de una pantalla rota
proyectada en negro y negro.

COMMON PEOPLE

Te vuelves a sumergir
en bares completamente velados
Ellos han sido desalojados de su exterior
como si no existieran en ciudad alguna
destinados a ocultar el verdadero repertorio de apetitos
en todo semejantes al abismo fúnebre de las almas en reposo.

En este lugar el secreto reside en una especie de éxtasis
del que nadie puede rehuir despierto
sueños sin protagonistas a fuerza de evocarlos
años después como un amor frío – nieve en la memoria-
cae desde todos los rincones
ríos cristalinos donde se suspenden fragmentos
de lo que fuera alguna vez la vida
una cinta que repasas hasta el cansancio
con gesto desapasionado.

Bienvenida sea la noche y los dulces azares del cuerpo
que te hacen poner de pie a expensas de ti mismo
la belleza femenina cancela – reconócelo de una vez-
cualquier afán de dormir
Tu verdadera expedición es entrar a hurtadillas
en el peligro de la noche,
absorber en una misma copa
todas las fragancias del deseo
siguiendo – como un Teseo a tientas-
la urdimbre de una mujer que te da de beber
con sus manos de virgen
hasta el borde mismo de alguna versión de la locura.

Y no te vas de aquí sin haber conocido
a la que conociste y no conociste
ni haber escuchado todas las canciones
i want to live like common people
i want to sleep with common people like you
mientras se hace de día
a la velocidad de apariciones y desapariciones
se congela tu soledad en una única medida que
distorsiona tiempos incompatibles: futuro, presente, pasado
pequeña obra maestra
de la noche extasiada en su delirante confusión.

A diferencia de ti, los demás viven sólo ese momento
y son la espuma indistinta
agobiadoramente comparables a unas cuantas piezas de museo
sin firma de autor que, por capricho, acaban de exhibirse
todas juntas, amontonadas,
como olas de una misma rompiente.

Lo que te ata a este lugar es aún más irreal que esos cuerpos
la ilusión de ser aquel que conserva
la imagen intacta de lo ajeno
el ciudadano del todo invisible
como lo son, al fin de la noche, entre sí
los invitados de este escenario que llega a la aberración
cuando se han olvidado todos los nombres,
seres que ahora espejean sólo copias de sus sombras,
huecos en la memoria hechos de nada
que tú mismo no podrías llenar siquiera en tu libro de poemas
y, sin embargo, viven en ti
en tanto son tu existencia conmovida
por ese sonido que se extiende de sol a sol en tu cabeza
como resplandor de voces en una carretera perdida.

Different Class-1996
canciones de otro tiempo que, al fin,
hacen que todo, en lo esencial, se parezca a algo
Falsa claridad memoriosa
laberinto soleado
de los pasos de un ciego.

CINEMA

Esta noche vimos en el cine una película italiana
de la que habrías querido mayor realidad
y eso ocurre, querida, minutos después
en la habitación a solas
cuando ya no hay la vida de otros en la pantalla
Nos quedamos de silencio en silencio
desvelados por nuestra propia historia
como en una imagen de cine mudo
donde escribir la palabra tedio
y llenar el encuadre vacío que son estos cuerpos
divididos por una última escena
con los ojos dolorosamente encandilados
del exceso torrencial de episodios sobrantes
que un guionista bien hubiese podido acotar
Nos hemos dormido en nuestra función interminable
y ya no basta cerrar la puerta con llaves
ni inducir al sexo con la puntualidad de Cenicienta
haciendo uso de una antigua magia
cuando solitarios espectadores abandonamos la sala
nauseabundos de adivinar un final tan predecible
En este punto ya hemos quemado nuestra propia cinta
y el teatro se derrumba como en Cinema Paradiso
con nuestros nombres difusos en el neón
arrasados por el tiempo que los borra
Derrama ahora una lágrima conmovedora
por este fin
insoportablemente real.

ERASER HEAD, 1977

Él quiere ser otra fuga de sí mismo
como un baile de los astros dispersos
un túnel sin ventanas
donde asomar hacia lo más hondo del frío
una noche de insomnio en la cabeza.
Quizás él duerme a medias su vacío
se cansa de ayunar
en un mundo tan fácilmente repleto
lo perturba el ruido del metal,
el aroma a cámaras cerradas
y cada día esplende inconmovible
la ciudad de la que se oye hablar,
que se presiente a lo lejos
donde nunca habita el hombre.
La terrible criatura es él
como un día sin frutos y sin espigas
y sin preguntar por la cosecha;
aplasta con el pie los espermios
que no deben volver a florecer
como sangre en los jardines.
Finalmente, el gran arquitecto de los sueños
le regala ese abrazo de la Mujer del Radiador:
una fracción de segundos
para que entre algo de luz
y arda
se consuma
se ciegue
sediento de tragar su ser baldío
por arte de una boca lejana.
No es verdad – como quisiera el autor-
que el espíritu lo alcance.
El deseo hecho irrealidad
corta la escena sin llegar a iluminar lo oscuro,
un cierre de plano que tributa al instante
que sin memoria lo humilla
y el amor se aleja.

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AMIGO, TE ADMIRO [Mi poema]
Benito Pérez Galdós [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Quiero saber, amigo, si así puedo llamarte,
si puedo tutearte pues que aún no te conozco,
sólo sé de tus versos donde admiro tu arte
lo mucho que disfruto y aquí lo reconozco.

Han pasado unos días y parecen mil años
desde que por fortuna subí hasta tus altares
y me quede abducido dentro de tus rebaños
y hoy ya sé que hay tormenta y está lloviendo a mares.

No me pongas excusas, no digas que el adviento
ha jugado sus tretas y ha llamado a tu puerta,
no he de creer a nadie, no he de creer, lo siento.

Y así logres huir te seguiré buscando
de puerta en cada casa y hasta en la sombra incierta
para que nunca olvides que te sigo admirando.
©donaciano bueno

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Es un entrañable compañero de páginas de poesía que me han llegado noticias que está atravesando por momentos difíciles con el deseo de que se restablezca pronto y podamos volver a gozar de su arte e ingenio.

MI POETA SUGERIDO:  Benito Pérez Galdós

Poema de amor secreto

Mi amor es secreto,
misterioso y oculto,
como las perlas,
que además de estar
dentro de una concha
están en el fondo del mar.

No tengo celos de nadie,
porque su corazón es todo mío.
No tengo celos más que de la publicidad;
odio de muerte a todo el que descubra
y propale mi secreto.
Antes me arrancaré la lengua
que pronunciar su nombre
delante de otra persona.
Su nombre, su casa,
su familia, todo es misterioso.

Yo me deslizo en la oscuridad,
en oscuridad profunda
que no proyecte sobra alguna,
y abro mis brazos para recibirla,
y los oscuros cuerpos
se confunden en el negro espacio…

LA EMILIANADA

Un ruido sordo en el recinto suena
y los valientes de pavor transidos
contemplen todo con horrible pena
sus furores en miedo convertidos.
La herrada puerta entre sus goznes gira
y en el dintel don Lucas se abalanza
bañado el rostro, que terror inspira,
con la sonrisa cruel de la venganza.
Con ojos de Satán la turba mira,
cual tigre se apresta a la matanza,
cual hambriento cóndor que ve delante
rojo montón de carne palpitante.
Disperso corre el engreído bando
a la vista del jefe furibundo,
con vergüenza y despecho deseando
que se lo trague el ámbito profundo.
¡Esclavo sin razón!, ¿por qué combates?
Humíllate al poder de los magnates.

EL TEATRO NUEVO

En una noche lóbrega,
se cierne sobre el ámbito
de la ciudad pacífica
siniestro ser fantástico.
Es el espectro fúnebre
de aquel poeta extático
que a mártires y vírgenes
y apóstoles seráficos
colores dio poéticos
con sus serenos cánticos;
de aquel cuyos volúmenes,
que algunos llaman fárragos,
contienen más esdrújulos
que gotas el Atlántico.
Al ver la chata cúspide
del coliseo náutico,
una sonrisa lúgubre
bulló en sus labios cárdenos,
y con expresión hórrida
exclama contemplándolo
¿Quién fue el patriota estúpido,
quién fue el patriota vándalo,
que imaginó las bóvedas
de ese teatro acuático?
¡Por vida de san Críspulo!
Que a genio tan lunático
merece coronársele
con ruda y con espárragos
para que el tiempo próximo
en los anales clásicos
le aclame por cuadrúpedo
con eternal escándalo.
Así dijera y súbito,
su rostro seco y pálido
tiñóse con la púrpura
del encendido gánigo,
y en los espacios célicos
corrió con vuelo rápido,
pronunciando los últimos
esdrújulos tiránicos,
que en el espacio cóncavo
repite el eco lánguido,
diciendo en voz lacónica
¡Qué bárbaros, qué bárbaros!

El pollo

¿Ves ese erguido embeleco,
ese elegante sin par
que lleva el dedo pulgar
en la manga del chaleco;
que, altisonante y enfático,
dice mentiras y enredos,
agitando entre sus dedos
el bastón aristocrático;
que estirando la cerviz
enseña los blancos dientes,
atravesando los lentes
sobre la curva nariz;
que saluda con tiesura
a todo el género humano,
y lleva siempre la mano
enclavada en la cintura;
que, más obtuso que un canto
y sin saber la cartilla,
refiere la maravilla
del combate de Lepanto;
que va al teatro y pasea
sus miradas ardorosas,
contemplando a las hermosas
jóvenes de la platea;
que aplaude mucho al tenor,
y aplaude a la Cavaletti
y critica a Donizzetti,
y al autor del Trovador;
que hallándose en la reunión.
sin modales elegantes,
se va estirando los guantes
por vía de distracción ?…
Ese estirado pimpollo
que pasea y se engalana
de la noche a la mañana:
es lo que se llama un «pollo».

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MI POETA INVITADO:  Jorge Camacho Cordón

Ascensión

Como Dédalo e Ícaro
me fabriqué un par de alas
con cera de abejas y plumas de buitres leonados.

“Será distinto esta vez”, me dijeron,
pero la cera empezó a derretirse
cuando ascendí a lo más alto.

No llegaré nunca al sol, ni me importa.
Que las plumas y el viento me lleven, con eso me basta.
Rectificar es de sabios.
*

Ascendo (1)

Kiel Dedal’ kaj Ikaro
mi faris por mi flugilparon
el abelvakso kaj plumoj de leonbrunaj vulturoj.

“Ci-foje estos alie”, ili diris al mi,
sed la vakso komencis fandigi
ce la kulmino de l’ flugo.

Mi neniam atingos la sunon, sed tio ne gravas.
Suficas al mi ke plumoj kaj vento min portu.
Malpovas sangi opinion nur stultuloj.

[1] La versión en esperanto – Ascendo – musicada por Andy Hernández Martínez mediante IA: 

Recuerdos del futuro

Los insectos se extinguen. ¿Quién polinizará
melones, alcachofas, berenjenas, almendras,
peras, albaricoques, cerezas, girasoles
cuando desaparezcan, inermes, las abejas?

Caminaremos solos, seguros, en ciudades
sin lluvia que las bese, sin viento que las meza,
o rozando los codos en vagones metálicos
ajenos a las miras de la naturaleza.

¿Seremos más felices? A quién preocupa eso…
Viviremos más años. Tendremos más certezas
gobernados por hombres que, con puño de hierro,
sabrán qué ambicionamos y qué nos interesa.

A fin de cuentas somos seres imperceptibles,
livianos en el tiempo, que apenas dejan huella…
Hablamos de una fina capa de asfalto o césped
olvidando el latido del centro de la Tierra.

In viro veritas

En el virus la verdad. Apenas tiene
importancia alguna esta pandemia
salvo la de catalizador, la de reflejo
de nuestra decadencia e impotencia.
¿De qué progreso hablaban? Damos pasos
atrás; reconstruimos las fronteras;
vemos en el televisor o el microscopio
(eminente espectáculo de feria)
la carrera espacial de las vacunas
entre gobiernos, firmas farmacéuticas;
hacemos caso a tal o cual político
sin visión de futuro, sin vergüenza;
peleamos por minucias o despojos
como estúpidas aves carroñeras;
damos palos de ciego, damos golpes
a quien nos curaría la ceguera.
Pésimo ejemplo damos, si procede,
a las generaciones venideras.
El mundo ya no tiene quien lo arregle:
vendrán hambrunas, crisis, entreguerras…
La pandemia habrá sido lo de menos.
En el virus la verdad, la peripecia.
Calumnia Edicions

COPLAS DE LA DESPEDIDA [Mi poema]
Pedro Mir [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Fue un momento, una ilusión,
un suspiro verde y grana
que ensombreció a una mañana
fruto de alguna traición.
Y el balcón, aquel balcón,
y aquella brisa malsana
conjuraron la función
dejándose el corazón
allí, junto a la bocana.
Perdón ¡gritaste perdón!
y perdón repitió el eco.
Todo el mundo en la estación
repicando el mismo son
la cabeza volvió en seco.
Del tren, arrancó el vagón
y se asomó a la ventana
una chiquilla sultana
que una lágrima soltó,
En la brisa la envolvió,
voló y desapareció
entre las ondas hercianas
y aquella rosa temprana
de aquel sueño se esfumó…
©donaciano bueno

La #ilusión a veces es traicionera? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Pedro Mir

Contracanto a Walt Whitman

Yo,
un hijo del Caribe,
precisamente antillano.
Producto primitivo de una ingenua
criatura borinqueña
y un obrero cubano,
nacido justamente, y pobremente,
en suelo quisqueyano.
Recorrido de voces,
lleno de pupilas
que a través de las islas se dilatan,
vengo a hablarle a Walt Whitman,
un cosmos,
un hijo de Manhattan.
Preguntarán
¿quién eres tú?
Comprendo.

Que nadie me pregunte
quién es Walt Whitman.
Iría a sollozar sobre su barba blanca.
Sin embargo,
voy a decir de nuevo quién es Walt Whitman,
un cosmos,
un hijo de Manhattan.

Dominí

En tu peñón solitario
lleno de olvido y dolor,
estrictamente salario,
perpetuamente sudor.

En tu girón de archipiélago
de ron y cañaveral,
chupado por el murciélago
numeroso del central.

En tu estirpe de malarias
secretas como tu voz,
llena de angustias agrarias
y de silencio feroz;

Dominí, no estás solo,
no estás solo, Dominí.
Del ecuador hasta el polo
el mundo lucha por tí.

A pesar de tantos daños,
tanto silencio, a pesar
de tantos sufridos años
sin comprender, sin pelear;

a pesar de que tu islote
cierra el horizonte y vas
solo como un galeote
solo y sin brisa quizás;

Dominí, no estás solo,
no estás solo, Dominí.
Del ecuador hasta el polo
el mundo lucha por tí.

Y que tus golpes los cargas
en tu solitaria piel,
y que tus noches amargas
te son solas, te son hiel;

Dominí, no estás solo,
no estás solo, Dominí.
Te acosa el hambre y el dolo,
sólo que tú no estás solo,
y hoy que miran hacia tí
tantos hombres y mujeres
¿qué te pasa, Dominí?

Hay un mundo de quehaceres
y tú duermes o algo así.

O algo más entrañado…
Como si una soledad
desenvolviera a tu lado
sólo sombras, sólo edad.

Como si el tiempo y el agua
que sollozan en tu pie,
o el sol que nace en la fragua
y va a morir al café,

o la niña junto al río
y tú en tu cañaveral
y la tierra y el bohío
fueran todos del central

y el hambre y los goterones
de sangre y lágrimas y
sudor agrio, en los terrones
de tu patria, para tí

fueran solamente. Fueran
sólo de tu soledad.
Y como si hoy estuvieran
solos los hombres de edad,

y las mujeres de espera
y los jóvenes de amor.
Como si el mundo no fuera
hoy tu apoyo y tu vigor:

miles de manos y fuegos
de millones en un haz;
de soldados, de labriegos,
de los que llenan la paz

de alegría y de esperanza,
de los que van al taller
o vienen de la labranza,
de los que saben leer…

De aquél que no, pero sabe
tu lomo herido y tu voz,
llena de un silencio grave
y de un agravio precoz.

Del ecuador hasta el polo
hoy todos luchan por tí.
Te acosa el hambre y el dolo
sólo que tú no estás solo
¡Dominí, no estás tan solo,
no estás solo, Dominí!

La vida manda que pueble estos caminos

Vienen las horas, horas de cielo azul,
y de verano, sobre la copa verde.
Vienen sobre las velas de la mar
del sur y luego sobre los hombres vienen.
Crujen al paso del timón y saltan,
y desde entonces saltan sobre los meses.
Y un caracol de manos entre la espuma
coge su mes de plata y lo desenvuelve.

Por estas horas vienen estos caminos
de sangre, temblorosos hacia la gente,
traen su viejo bulto de sudor, su angustia,
sus jornales de luto sobre las sienes;
traen su vieja rabia de color y el último
recio lenguaje de color y su fiebre;
traen sus brazos torcidos como la brisa
de las banderas, el sudor asustado
como el brocal de un pozo y el viejo paño
de lágrimas y el puñal de cruz y la muerte.

Estos viejos caminos cruzan las horas
largas, vienen hacia los hombres, los vuelven
amargos, los hacen madurar en ácida
madurez de fruta cálida y agreste,
y a veces les distribuyen horizontes
rojos de espinas y amapolas rebeldes.

Vienen las horas y yo quería un rápido
florecimiento de amor, una inminente
paz cuajada bajo los techos. ¡La vida
manda que pueble estos caminos oscuros!…

Yo quería una verde provincia de pan
y frutas erguida sobre un mapa reciente,
junto al agua de piedras que el puño alcanza,
y el afán alcanza y el sudor contiene…

La vida manda que pueble estos caminos:
manda que pueble estos caminos y entonces
sale esta voz de sombras y de raíces
amargas y de mariposas de fiebre,
de esta garganta tupida de raíces
amargas y de encendidas mariposas de fiebre.

Si alguien quiere saber cuál es mi patria

Si alguien quiere saber cuál es mi patria
no la busque,
no pregunte por ella.

Siga el rastro goteante por el mapa
y su efigie de patas imperfectas.
No pregunte si viene del rocío
o si tiene espirales en las piedras
o si tiene sabor ultramarino
o si el clima le huele en primavera.
No la busque ni alargue las pupilas.
No pregunte por ella.

(¡Tanto arrojo en la lucha irremediable
y aún no hay quien lo sepa!
¡Tanto acero y fulgor de resistir
y aún no hay quien lo vea!)

No, no la busque.
Si alguien quiere saber cuál es mi patria,
no pregunte por ella.
No quiera saber si hay bosques, trinos,
penínsulas muchísimas y ajenas,
o si hay cuatro cadenas de montañas,
todas derechas,
o si hay varios destinos de bahías
y todas extranjeras.

Siga el rastro goteando por la brisa
y allí donde la sombra se presenta,
donde el tiempo castiga y desmorona,
ya no la busque,
no pregunte por ella.
Su propia sangre, su órbita querida,
su instantáneo chispazo de presencia,
su funeral de risa y de sonrisa,
su potrero de espaldas indirectas,
su puño de silencio en cada boca,
su borbotón de ira en cada mueca,
sus manos enguatadas en la fábrica y
sus pies descalzos en la carretera,
las largas cicatrices que le bajan
como antiguos riachuelos, su siniestra
figura de mujer
obligada a parir
con cada coz que busca su cadera
para echar una fila de habitantes
listos para la rueda,
todo dirá de pronto dónde existe
una patria moderna.
Dónde habrá que buscar y qué pregunta
se solicita. Porque apenas
surge la realidad y se apresura
una pregunta, ya está la respuesta.

No, no la busque.
Tendría que pelear por ella…

Tarantela

Unidad de las anclas y las hélices,
estimadas en toda su alegría
navegadora. Unidad de las olas
en todas sus volubles golondrinas.

Unidad de las lanchas y de las redes
en la luna del pez y de la anguila,
sobrepecho del mangle y blancas hojas
en todas sus repúblicas reunidas.

Cal de huesos, nocturna belladona,
sustancia de la flor más escondida,
y toda la unidad de los colores
de todo mar, de toda travesía.

Unidad de la concha y de la arena,
unidad de la mujer y campesina.
Y a veces de zagala y tejedora,
besadora lunar y mal vestida.

Unidad de las calles y las casas
y acaso de la gente empobrecida,
del suburbio y la escuela y unidad
de todos los rincones de esta isla.

De este duro peñón, e este pedazo
de hueso de clavícula extendida
desde un lado del mar al otro lado
de una orilla salobre a la otra orilla.

Unidad de las lágrimas y el beso
de alerón de aeroplano y parabrisa,
de la clase firmeza y de la clase
fraternidad y de la clase espiga

y de la clase laborada y de la clase
sola y desnudamente campesina
y desde luego de la clase triunfo
o de la clase obrera que es la misma.

Unida de también y cuanto anhelo
de aquello que soporto y que tenía
hace ya largo tiempo menos sangre
y ahora tiene más sangre y menos vida.

Unidad de lo cierto y lo soñado
contenido en ¡qué amor! y me querías
porque un buque que parte hacia la noche
se hunde con las luces encendidas.

Unidad, unida, tronco liviano
pero fuerte, materia pensativa,
alborozo unidad, fiesta unidad,
sortilegio unidad que yo quería

para un país amargo pero amado,
para una consistente tentativa
para un pueblo dolor, una isla sueño,
toda en trance de amor y de rodillas.

ALEGRÍA DE LA MAÑANA BLANCA

Son
las nubes
de almidón.
¡Estoy de besos henchido
como una vela blanca!
Alza mi alma un sonoro
cáliz de ritmo de plata
en la misa del sol y del verso
bajo los cúmulos de algodón.

Esta es la fiesta de un hombre
que emborrachó de emoción.
¿Quién te llevó por el río
para besarte la falda?
¿Quién te decía los versos
y te confiaba las cartas?
¿Quién te apretaba el meñique
y los besos te robaba?

¡Ah, las nubes de almidón
me poetizan la mañana!
Nadie te cuenta mis gozos
de almidón de nube blanca,
y tu sombra me persigue
por esta alegría larga…
¡Siga el canto! ¡Siga el canto!

Que el pecho me da en merengues
un corazón de guitarras!
Están de almidón los días
y de almidón las semanas:
días,
semanas,
días,
semanas
y siempre las alegrías
de almidón por las mañanas.

¿Quién sorprendió los cariños
y te contó las pisadas?
¿Quién se achicó en tus pupilas
por culpa de una mirada?
¡Ah, la mañana se asombra
de nubes almidonadas…!

Fiebre de luz y de sombra
violentamente contrastan,
las mismas que me dibujan
y en tus ojos me retratan.

¿Fiesta? La de tus ojos.
¿Parranda? La de tu cara.
Felicidad y alegría.
¡Triunfo de las nubes blancas!
Conviérteme todo en besos
para estamparme en tu cara.

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ABRAZOS A TUTIPLÉN [Mi poema]
Héctor Lira [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

La vida, amigo mío, sin abrazos,
distinta, no es lo mismo, es otra cosa,
igual que sin perfume no es la rosa,
favores que hay se dan y son sablazos.

Que abrazos da la luz cuando amanece
mostrando sus afectos y caricias,
haciendo disfrutar con sus delicias,
la luna cuando el sol ya al fin fenece.

Abrazos sin pereza y con codicia
abrazos a rabiar, y a tutiplén,
abrazos despidiendo en el andén,
abrazos con fervor, con avaricia,
abrazos sin saber por qué y a quién.

Abrazos con pasión y sin medida,
algunos, los más fuertes achuchones,
que expresan sin pudor las emociones,
abrazos hasta tanto el cuerpo pida.

Abrazos los afectos demostrando,
la paz, de la amistad y la empatía,
del alma transmisión de la energía,
amor, felicidad. Y abrazos dando.
©donaciano bueno

La vida sin #abrazos no sería vida? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Héctor Lira

VECTORES DE CARNE

Hay quienes
. . . . . se habitan a sí mismos
. . . . . . . . . . verticales.

. . .. . . . . . . Los he visto
. . . . . caer en sus cuerpos,
parirse a sí mismos
. . . . . con dolor maternal.

Se rajan desde adentro
. . . . . contra sí, como dulces
. . . . . actos de guerra.

Son vectores de carne:
. . . . . transforman la noche
. . . .. . . . . . en día.

Combaten todas las formas
ineficientes de dolor:
. . . . . perder lo mismo muchas veces
. . . . . cada vez en su versión más pálida.

. . . . . . . .. . . . . . . Todo ser humano
. . . . . . . .. . . . . . . es barro en el ciclo del agua.

UN TORO NEGRO CORRE HACIA MÍ

Lo siento en los puños
acorralado en mi mandíbula.
Evolucionar ha sido advertir
su acceso a mi presencia: la inevitable
expansión de sus cuernos
desde el interior de mi tórax.
Cada embestida revienta
. . . . . . . .. . . . .espuma roja
. . . . . . .en el límite de mis encías,
. . . . . . .en la cúspide de mis nudillos.
Mataría al torero que ha convertido
al novillo en bestia.

TERAPIA

Vivir con un fósil atorado en el pecho
que Dios estira con sus dientes a través del tiempo
como una goma de mascar negra.
Reconstruir los borrones involuntarios
sobre una historia. Sentir el cuerpo del dolor
como una colonia de hormigas en pie de guerra
acuartelada en la amígdala de mi cerebro. Todo recuerdo
recuperado son millones de pasos y mordiscos
mínimos que recorren mi sistema nervioso.
Entre las cosas que hace un niño para sobrevivir
está también el jugar y colorear
todo ese blanco resplandor en la memoria.
Es un silencio tan inmenso.
Luego retroceder en el tiempo y perdonar
a tu versión más débil: un niño de cuatro años
que no sabe morir y observa con atención forense,
hipervigilante de la luz sobre todas las cosas.
Si lo logras encontrar abrázalo
y permítele jugar con tus hijos.

CUANDO LEÍ A MISTRAL

A mi madre.

. . . .. . . . . .– Mi infancia mana leche de cada rama que quiebro –

Mi mamá era profesora rural,
cuando leí Tala me encontré con ella

. . . .– si tú me lees yo me vuelvo viva –

Debe haber razones por las que cae una hoja;
la fuerza de gravedad, o un último acto de resistencia

. . . .– la danza de perder cuanto tenía –

Devolvamos la historia a quienes habitan
los registros fotográficos

. . . .– se te va todo, se nos va todo –

Entonces, nos quedará una madre imaginaria
que reside en su hijo treinta y tantos años después

. . . .– escóndeme que el mundo no me olvide –

Un corazón desértico con temporadas floridas,
un valle ácrono bajo el fresco lago del cielo
. . . .
. . . .– el olvido de Dios de tu infancia –.

TODO EL ÓXIDO DEL MUNDO

He visto ochenta inviernos
caer como si nada y recién hoy
decido desnudo enfrentar la lluvia

abrir sobre mis vértebras
este paraguas de pellejo
como una mariposa arrugada

o redimir bajo el agua
mi resignación de pez
ante las corrientes marinas

¿Cuánto tiempo perdí en mi pose
de recipiente vacío
en espera de aguas dulces?

Con mi boca abierta al cielo,
cae el tiempo a través de mí
y se anida en mi estómago

No puedo huir más allá de mis ojos:
Tengo todo el óxido del mundo
. .. . . . .. . .atorado en las caderas.

LLORAR PUEDE SER UN JUGUETE

los hombres no respiran, decían.
guarda el aire entre tus puños
y lánzalo hacia afuera

de haber sabido que llorar
es babear con los ojos

como recién nacidos

frágiles esperamos descansar
en los hombros de cualquiera

Cuando lloro siempre pido perdón
por manchar a otros
con mis ojos adultos.

PUESTA DE SOL QUE NO VI CON ELLOS

Atardeceres, decepción revelada.
Luego la noche y el despertar abrupto
por la garganta reseca. Despierto
y la ausencia de personas se fragua
sobre los muebles y las mascotas.

La alternación de sus rostros
en el carrusel de mi memoria.

Debo aprender a olvidar
las infinitas biografías
que nunca supe vivir
junto a mí / junto a otros.

En mi retina se proyecta perpetua
la infinidad de puestas de sol
que nunca vi con mis padres,
que no veré con mis hijos.

ENJAMBRES DE SERVILLETAS VOLADORAS

atacan a turistas de pie
. .. . . .& en los cerros
. .. .. .. . . . . .cangrejos sin coraza
. .. . . .se atrincheran
en los miradores.

El cielo
. .. . se abalanza,
. .. . . .. . proyecta su sombra en el mar
. .. . . .. . mientras el horizonte afilado
. .. .. . . . . .. . disuelve buques de guerra.

El océano
no atenúa el impacto
. .. . . ..de su cuerpo sobre la costa,
. .. . . .. . . . . busca pasadizos en cada arremetida.

Todo individuo es un mirador inamovible
frente al silencio de los cuerpos sumergidos.

LOS ENGENDROS MÁS EXTRAÑOS

Colibríes penetran hibiscos,
chupan el néctar de los rincones
donde otras criaturas no llegan

yo también escondo un rincón,
una selva capaz de parir
su propio clima tras el diluvio

en los días del agua sobre la tierra
los insectos se guarecen bajo las hojas
¿sabrán que ha nacido un refugio?

hay diferentes maneras de sobrevivir
en un bosque inundado,
al menos una por cada especie:

las más sensibles imitan el agua
las más furiosas se tragan la luz
los engendros más extraños
brillan en la noche de la selva.

LAS BESTIAS SE LO DEBEN

Toda brisa porta
el mensaje de las plantas,
la frecuencia donde vibra
el alarido de las hojas

Una oleada de hierbas
revienta en los edificios,
. . . . . . . . . . canta un viaje
hacia el centro de la tierra:

. . . . . . La extraviada libertad
. . . . . . de echar raíces en el barro
. . . . . . La deuda de las bestias
. . . . . . al oxígeno del bosque

Algunos hombres escapan de la ciudad
directo hacia los árboles,
más quisieran el lenguaje de la flor
que el gruñido de los huesos y la carne

. . . . . . Quizás sentir los latidos
. . . . . . en las venas de las hojas,
. . . . . . hijas de troncos despiertos
. . . . . . que se retuercen desde el origen.

SERVICIO NACIONAL DE MENORES

En algún lugar de Chile
aún importa el color de las paredes
. . . . . . . . . . . . .. . . de una habitación,
mas no en este hogar
de párpados blackout que obstruyen
la luz de los amaneceres.

En mi mente toda superficie es un tramo de agua,
nada puede aterrizar. En mí jamás hubo tierra firme.
Los cohetes que vinieron y vendrán
jamás podrán invadirme con la felicidad
de los seres solidarios que cobran mi rescate.

Sería más fácil ser un robot
con secuencias y rutinas. Morir de estabilidad.
Sentir un algoritmo vigorizante.
Es eso o convertirme en un león
que se devora a sí mismo
por vivir entre gacelas.

Mis ojos sin cortinas, mis ojos empuñados
me salvan de la muerte que ejercen sobre mí
los lugares donde usualmente duermo.

Dicen que nunca he dormido en un hogar.

TRASPASAMOS LA CIUDAD

Traspasamos la ciudad
para escondernos de las aguas y fuegos
. . . . . . . . . . . . .. . . en el bar de un hotel.

A través del ventanal observo
cómo dos cuerpos se defienden
cuando están abrazados,
¿se defienden de quién?

Descubro a turistas anónimos
apostados en la barra, los oigo
hablar en otras lenguas, traduzco
todo según el brillo de sus ojos.

. . . . . . . ¿Y alguien más ve
. . . . . . . a esa enorme bestia que empuja
. . . . . . . . .. . . . a esos hombres y mujeres
. . . . . .. . . . . . . . .. . . . . . .. . .. . . . contra sí?
Los imagino
con ganas de huir y burlar
. . . . . .los recuerdos
escondidos en las intersecciones;

. . . . Por un lado, una recta de silencio
. . . . enterrada en el estómago, por el otro,
. . .. . . .. . . la expansión del universo
. . . . . . . . . . .. creciente en las costillas.

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LECTOR, AMIGO, QUE ME SIGUES [Mi poema]
Luis Espinoza Martínez [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Tú, lector. que me sigues y asistes a mis cuitas,
que sabes de lo que hablo, cuando me contradigo,
que en mis versos naufragas, indigente y mendigo,
y con tanta zozobra en el cieno tiritas.

Que dudando de todo y hasta si el mundo existe,
ansías descubrir lo que nunca sabremos,
el hoy que es nuestro infierno o el cielo que no vemos,
lo que tanto deseamos y tanto se resiste.

A veces me parece que no comprendo nada,
amigo, no te esfuerces que entre tanto follaje
un punto insulso somos en este largo viaje,
polilla que carcome y que dormita larvada.

Ambos aunque corsarios, nos estamos muriendo
en esta gran congoja, alevosa y taimada,
como rosa podrida que espera ser cortada
nuestras lágrimas tristes de pena corrompiendo.

Nos estamos muriendo por los cuatro costados,
mientras vamos andando vamos envejeciendo,
lagartos que hibernando y ad eternum durmiendo
en este mar de histeria y dudas anegados.

Fingimos que vivimos para no irnos hundiendo
en pozos putrefactos que tientan nuestro halago,
que escribiendo yo engullo y escupo en cada trago,
condenados, amigo, y entretanto sufriendo.

Yo quisiera ser mudo para no oír que ocurre
o sufrir silencioso la gangrena en mi mano
y aburrir al cerebro donde nada discurre
y creer que eso es cierto, todos somos hermanos.

Y ascua ser para ver se achicharra la lumbre,
del alma el escalpelo de cualquier cirujano,
y entre la muchedumbre buscando a dios en vano
o pecador convicto morir de incertidumbre.
©donaciano bueno

MI POETA SUGERIDO:  Luis Espinoza Martínez

El ceibo

Laberinto invertido en el paisaje
verdes rompecabezas multiformes,
polizonte de músculos enormes,
anquilosado en medio del boscaje.

Arabesco de signos centenarios,
cabelleras de crenchas despeinadas,
monograma con líneas enredadas,
torre con intricados campanarios.

Filántropo de normas discutidas,
desparrama sus fibras con largura
y conserva modestos remanentes.

Pilastra mayestáticas crecidas
para el soberbio templo de Natura
que quedó con las cúpulas ausentes.

Convicción

A cada golpe que te dé la suerte
responde con un gesto de desprecio.
Sé como el yunque si te hieren: fuerte:
Sé como el mazo si tu hieres: recio.

No supliques jamás, nunca tu boca
conozca de la plática que humilla.
Sé para el odio de los torpes, roca.
Sé para el mar de la injusticia, quilla.

Con sereno ademán, con entereza,
al peso del dolor nunca postrado,
de tu credo de amor y belleza.

Ante Dios y tus padres, solamente,
fervoroso y humilde, arrodillado,
en sublime actitud baja la frente.

DESALIENTO

Amor que reviviste la muerta lozanía
En mis jardines plenos de tristeza y de tedio;
Mujer que derramaste tu copa de alegría
Para embriagar las horas de dolor en asedio.

Te debo la dulzura que retorno a mi vida
Enferma del extraño veneno del hastió;
Añoro la inefable suavidad escondida
En tus labios que guardan la piedad del rocío.

Amor que conseguiste curar el desaliento
De mi corazón saciado de todos los amores;
Mujer que mitigaste la sed de mi tormento
Para dejarme luego ansiedades mayores.

De nuevo por la vida solitaria y sombría
Voy llevando un recuerdo que no morirá nunca
Como perfume raro de la melancolía…
Que floreció en el seno de una esperanza trunca.

El grillo

Impertinente músico barato
artista de cartel desprestigiado
que, como represalia, ha concertado
desesperante dúo con el gato.

Considera magnífica la holganza
y realiza incursiones a porfía
entre sendas y paños de valía,
que profana las calmas tropicales.

Saltador vagabundo y molestoso,
necio trasnochador escandaloso
que profana las calmas tropicales.

Repite sus monótonas canciones
causando enervadores sensaciones
y agravando las murrias invernales.

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MI POETA INVVITADA:  Ana Vega

Solo existió un hombre

y, sin embargo, solo
ese hombre,
condujo a toda a una nación
al genocidio.
La psicología de masas
se aplica cada día
sobre nosotros
sin que nadie se atreva
a alzar
ni mirada incluso.
Bastó la cobardía moral
y bastó,
tan solo,
únicamente,
un solo hecho:
la absoluta indiferencia
de todos los hombres y mujeres.
También
la
de
los buenos.

Como tan bien describió Sharon Olds

en su poema Satán dice,
este nos insta a abrir la caja,
cierta ordenación de recursos,
acciones, pensamiento y hecho,
el relato es conocido.
Pero son las manos las que dan forma
a la violencia,
también la boca,
la lengua que se aproxima al paladar
y lento pronuncia,
la garganta que alza la voz y dice:
yo te voy a destruir.
Y finalmente todos los que desde
ambos lados del círculo
DECIDEN no hacer
absolutamente NADA
para impedirlo.
He ahí la misma culpa.
O aún más.
Su génesis, nacimiento, origen…

“Tiene una cerradura de oro en forma de corazón y carece de llave” Satán dice, Sharon Olds

Ojo por ojo

Diente por diente
Y la humanidad
Verá
Por vez primera.

“Somos lo que hacemos con lo que hicieron de nosotros”
Jean-Paul Sartre

¿Y qué vas a decidir entonces

en este preciso instante
tras tu devastación,
la culpa y el culpable,
cuál va a ser tu lugar
en esta historia?
¿Víctima o verdugo?
Tal vez el simple deseo
ya tan conocido,
sea la dicha
ahora:
hágase la luz
en ti…
De: La cuerda. Editorial: Uve Books.

NADIE YA HA DE CREER EN MI [Mi poema]
Manuel María Sánchez [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Escribo de la esquina de este verso
que ha sido por los hados maldecido,
que fue muerto antes ya de ser herido
para soñar que sigue vivo y terso.

Pues apenas nacer pasó al olvido,
ahogando el valor en propias flemas.
Ni ecuaciones plantea ni dilemas,
es una nulidad, no es de recibo.

Nadie habrá de creer lo que yo digo
y menos comprender lo que yo siento
ni aunque quiera fingir que soy mendigo.

Si este verso no tiene ni argumento
¿para qué he de pensar lo que aquí escribo?
no serviría, no más, que de lamento,

El mundo no se para ni un momento.
En ese aire de incomprensión yo sigo,
nadie en mi ha de creer. Bien que lo siento.
©donaciano bueno

MI POETA SUGERIDO:  Manuel María Sánchez

PORTADA

Será este el libro de mis horas tristes.
Dejaré en cada página,
con la huella sangrienta de la herida,
un pedazo de mi alma.

Dietario de dolor, serán sus hojas
como fuente sellada,
donde broten las penas de mi vida,
ignotas y calladas.

En él encontraré al único amigo
que ni miente ni engaña;
le contaré mis íntimos sentires
y mis secretas ansias.

Le buscaré cuando me asalte el tedio,
le hablaré en voz muy baja,
y será como un vaso peregrino
donde vierta mis lágrimas.

MI DOLOR

Todo es uno y lo mismo.
Dondequiera que voy,
perspectivas iguales
me presenta el Dolor.

El borra con sus sombras
hasta la luz del sol
y donde hay alegría,
pone desolación.

No oigo armonía alguna;
sólo escucho su voz
que convierte en lamento |
la más suave canción.

Y, así, seguiré siempre,
mañana como hoy,
recogiendo los cardos
que en mi vida sembró.

Conmigo, a todas partes
lo voy llevando yo,
aquí, en mi pensamiento,
aquí, en mi corazón.

FRAGMENTO

Mis versos, tan dolientes, tan amargos,
parecen como gotas
de lágrimas y sangre, que cayeran de mi alma
vaso que hiel rebosa.

EN SILENCIO

Mi dolor es callado; yo tengo
el supremo pudor de mis penas,
las oculto con ansia de avaro
y no quiero que nadie las sepa.

Mi dolor es callado; no busco
los consuelos de las confidencias
ni deseo vaciar en otra alma
la amargura que mi alma envenena.

Mi dolor es callado; yo ahogo
en el fondo del pecho mis quejas,
y a su oscura morada retornan
y a salir de mis labios no llegan.

Mi dolor es callado; insaciable,
cada día, en sus furias, me deja
—agitando invisible sus garras—
en mi ser, más heridas abiertas.

Mi dolor es callado; en silencio
yo devoro mis hondas tristezas,
y en mis labios enfloro sonrisas
y levanto la frente serena.

Patria

Patria tierra sagrada de honor y de hidalguía
que fecundo la sangre y engrandeció el dolor.
¡Cómo me enorgullece poderte llamarte mía,
mía como a mi madre, con infinito amor!

Por tus cruentos martirios y tus dolientes horas,
por tus épicas luchas y tú aureola triunfal,
Por tus noches sombrías por tus bellas auroras
cúbrenos siempre, ¡oh Patria! con tu iris inmortal.

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