A todos los amantes de la literatura en sus distintas formas o variantes...

Donaciano Bueno Diez

Donaciano Bueno Diez

Editor: hombre de mente curiosa, inquieta, creativa, sagaz y soñadora, amante de la poesía.

ALMAS GEMELAS [Mi poema]
Enrique Geenzier [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Yo sé muy bien que tú me reconoces
aunque intentes aparentar no hacerlo,
poco importa tengamos nuestros roces
los afectos no saben de estraperlo.

Tus goces siempre han sido nuestros goces,
tus sueños se han fundido con mis sueños,
compartimos menú y en los arroces,
cucharas somos de los mismos dueños.

Te conozco como a mi tú me conoces,
alegre, juguetón, jovial, risueño,
somos ecos los dos de nuestras voces

y hasta usamos los mismos albornoces.
Y aunque tú, hermano, seas más pequeño,
para entender nos sobran altavoces.
©donaciano bueno

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Almas gemelas son aquellas que viven y suspiran al unísono.

MI POETA SUGERIDO:  Enrique Geenzier

La Torre De Panamá La Vieja

Frente a la playa y cerca al mar, a solas,
semeja el torreón, ya todo en ruinas,
un anciano que oyera las marinas
canciones turbulentas de las olas.

Ya no escucha en las horas vespertinas
el rumor de las tiernas barcarolas,
ni, aromadas de incienso, las estolas
puede ver en las prácticas divinas

¡Pero, a pesar de su abandono y duelos,
eleva todavía hacia los cielos
sus cuatro paredones colosales;

y a la luz de las diáfanas estrellas
parece que evocara cosas bellas
de los místicos tiempos coloniales!

La Voz De La Soltería

Un amigo, dos mujeres,
cuatro copas, buen licor;
perfumes, besos, placeres,
ni una pena, ni un dolor.

¿Y después? ¡Después, olvido,
reposo y dulce soñar,
para evocar lo que ha sido
y volver a comenzar!
Del libro: Corazón Adentro

Bandera Mía

Blanca, roja y azul con dos estrellas,
es la bandera que mi patria un día
recibió, rebosante de alegría
de manos de matronas y doncellas.

Podrá haber más gloriosas y más bellas,
más llenas de esplendor y bizarría;
pero ninguna existe cual la mía,
tan limpia de pesares y querellas,

Es por eso quizás, que sin temores
de una agresión extraña, sus colores
contemplo siempre con fervor profundo.

Cuando la ruta del canal cruzando
saludan mi bandera, tremolando
las banderas más celebres del mundo.

Romance del Agua

¿Qué fragor de ronco trueno,
qué crujir de pétreas capas,
qué concierto de turbiones,
qué rugidos o amenazas
bajan raudos, tumultuosos,
del riñón de la montaña?

Es el canto de epopeya,
es la grave y ronca marcha,
es el lúgubre estampido
de cañones y metrallas
que en torrentes caudalosos y
rugiantes canta el agua.

¿Qué sollozos, qué suspiros
de doncella enamorada;
qué murmullos suplicantes
o qué trémulas palabras
flotan leves en las brisas
y penetran en las almas?

Son los hilos transparentes,
son las notas argentadas,
son los diáfanos bemoles
de la tierna serenata
que brotando de las fuentes
a las flores canta el agua.

Roncos bajos de Amazonas,
graves oboes de Guayas,
finas arpas de Iguazúes,
Rimacs de quenas incaicas,
Patagonías y Caribes
de trompetas y de gaitas,
clarines de Río Grande.

Reventazones de flautas,
dulces marimbas de Lempas,
timbales de Titicacas,
helicones de Orinocos,
citaras de Tequendamas,
anchas cometas de Tuiras,
platillos de Nicaragua,
sarrusófonos de Ulúas,
barítonos de Montaguas,
Pilcomayos de ocarinas
y saxófonos de Platas…
Tal es la grandiosa orquesta
de lagos y cataratas
y de mares y de ríos
que en la América indohispana
por todas partes entona
la sinfonía del agua.

Ondulante en los arroyos,
saltarina en las cascadas,
silenciosa en los remansos
y rugidora en las playas,
se deshace en finos flecos
bajo nubes desgarradas
o envuelta en tenues cendales
de crespones o de gasas
se distiende en las lagunas
con el cielo en la mirada,
o desbordante en un pozo
sueña ser Samaritana.

¡Cuán suave cuando acaricia
un bello cuerpo de Diana!
¡Cuán cruel cuando sus ondas
vidas y predios arrastran!
¡Cuán tierna cuando suspira
y cuán buena cuando calma
la ardiente sed del soldado
que agoniza por la Patria!

¡Bien hizo el Santo Francisco
en llamarte «Hermana Agua»!
¡Agua: vapor, movimiento,
salud, belleza, esperanza…
Tú das vida a quien te bebe,
suave ritmo al que te nada,
esbeltez al que acaricias
Y mil sendas al que viaja.
Si el frío te paraliza,
te brinda el calor mil alas;
y si la luz te acribilla
con finos dardos de plata,
también te ofrenda fulgores
de turquesas y esmeraldas.

Eres bella cuando ruges,
eres bella cuando saltas,
eres bella cuando lloras
y eres bella cuando cantas.

¡Pero más bella que nunca
me pareces dulce hermana,
cuando en los mudos combates
del Honor —que, herido, calla
porque no puede, impotente,
castigar a quien la mancha—
preñada de angustia gimes
y anudando la garganta
los fieros ojos alumbras
con el fulgor de una lágrima!
Del libro: Viejo y nuevo

En la niebla,

A Juan M. Villalaz.

Bajo el blanco plumón de la neblina
la silente ciudad se despereza,
mientras Febo levanta la cabeza
envuelto en una gasa blanquecina.

El paisaje parece que bosteza
al soplo de la brisa matutina,
y la mar es un monstruo que fascina
con murmullos de fraile cuando reza.

Hay algo en la mañana que es sagrado:
cada torre es atleta que se empina,
cada ruido un sollozo entrecortado;
y del sol a la lumbre matutina
la ciudad es un muerto acurrucado
bajo el blanco plumón de la neblina.

Antítesis,

No sé si confesarte que te quiero
o mis odios profundos confesarte;
ni me atrevo tampoco a despreciarte
ni a ofrecerte mi amor, grande y sincero.

Que te amo y que te odio es lo que infiero,
lo único que puedo asegurarte.
Tanto te amo que llego ya hasta odiarte,
tanto te odio que sin tu amor me muero.

Me dejas y te busco por mirarte,
me buscas y me escondo por no verte;
nuestro amor es un gran antagonismo,

un amor que no puedo yo explicarte,
y no sé si olvidarte o poseerte
pues te amo y te odio a un tiempo mismo.

Vórtice

Un silencio de tumba triste y hondo!
un silencio profundo que me crispa,
sin un rayo de luz, sin una chispa,
flota de mi cerebro allá en el fondo.

Un cansancio cruel que me tortura;
un cansancio de todo y de mi mismo
y un anhelo letárgico de abismo
mi cráneo azotan con mortal pavura.

Y en el vórtice horrible de esta hora,
cuando la mente en su telón decora
la magia de las rojas lontananzas,

pasa el fantasma de mis ilusiones
portando una bandera hecha jirones
que fue el emblema de mis esperanzas!

Un anhelo insaciable de infinito
me inyecta el corazón. Enorme anhelo
de perderme en la elíptica del cielo
con todo el esplendor de un aerolito.

Un ansia de renombre que se inflama
en mi cerebro y que mis sienes quema;
el ansia de vibrar como un poema
o ser en el espacio un oriflama.

Hermosa concepción santa y bendita
que allá en el fondo de la mente agita
el muerto mar de las desilusiones:

Eres sueño fugaz, sueño sombrío
que en el desastre del anhelo mío
tremolas de una enseña los Jirones!

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LA MALDAD SÍ, EXISTE [Mi poema]
Demetrio Fábrega [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

El mal si que existe, lo conozco,
se cruza por mi lado cada día,
entre rezos, está en la sacristía
y en tugurios de alto y bajo costo.

Los veo pulular por las ermitas,
tras las rejas, está en confesionarios,
sibilinos y a veces ordinarios,
sacando sus espadas, son cainitas.

Y es que ocultos, están siempre al acecho
atentos a saltar sobre su presa
y engullirla dejando allí el desecho;

mas no esperen que él sièntase maltrecho,
que a la maldad el bien no le interesa
pues cree no penar por lo que ha hecho.
©donaciano bueno

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El mal está siempre al acecho. Las más de las veces disfrazado de bondad. Puede estar muy próximo a ti. Ten cuidado no cruzarte en su camino.

MI POETA SUGERIDO:  Demetrio Fábrega

El Idilio De La Montaña

¿No has visto descender desde la altura
de la montaña, entre tupidas lianas,
dos fuentes de agua pura
que al llegar a la paz de la llanura
se buscan y se abrazan como hermanas?

Separadas nacieron, separadas
bajaron por los recios peñascales,
como si en vez de alegres camaradas
se dijese que fueran dos rivales.

Pero la suerte quiso
que las dos se acercaran de improviso
al bajar por las ásperas pendientes,
y al hallarse tan cerca sus corrientes
descorrieron el velo de sus brumas,
y al verse, sonrieron
y algo muy en secreto se dijeron
en la armoniosa voz de las espumas.

Así empieza la lucha desde lo alto
de la montaña que el idilio ampara;
si las acerca un salto
otro salto más luego las separa;
así fueron bajando de la altura
buscándose y huyendo,
suspirando unas veces y otras riendo
hasta encontrar la paz de la llanura.

Y al llegar a la vega que sonriente
como un lecho magnífico se abría
se enlazaron las dos eternamente
bajo la hermosa claridad del día:
¡así son nuestras almas: lentamente
la tuya irá acercándose a la mía!
Del libro: Obra Selecta.

Oleaje

Lanzando roncos, fieros rugidos,
el mar furente las costas baña,
y al retirarse deja esparcidas
entre la espuma, sobre la playa,
pequeñas conchas de mil colores
que la desnuda ribera esmaltan.

«¿Qué ley suprema me las confía?
¿Por qué nacieron en mis entrañas?
¿Por qué rodando, siempre rodando,
desde hace siglos la dura carga
he de ir llevando perennemente
como un castigo sobre mis aguas?
¿Por qué no puedo sobre una orilla,
por qué no puedo, necio, arrojarlas?»
El océano clamó así un día,
mientras al cielo su espuma alzaba,
y desde entonces hay tantas conchas
amontonadas sobre las playas.

Cuando aparecen sobre la arena
por los reflejos del sol bañadas,
fingen bandadas de mariposas
que de remotas tierras llegaran.
Si por ventura pasa una niña,
al contemplarlas queda extasiada,
pensando que ellas le traen recuerdos
del novio ausente que la adoraba:
de aquel macebo que en una tarde
«adiós!» le dijo desde esa playa.
Luego las mira una por una

buscando entre ellas las más preciadas,
para ponerlas con sus recuerdos
en el pequeño cofre de nácar,
en ese cofre donde hay cabellos
ensortijados y muchas cartas
y muchos ramos de no me olvides
ya desteñidos y sin fragancia.

Pasa la niña. Luego la arena
las va cubriendo con negra capa,
y el océano indiferente
otras arroja sobre la playa.

El mar interno de mí cerebro,
en sus terribles, recias borrascas,
sobre las blancas hojas de un libro
como en ocultas, desnudas playas,
también arroja para librarse
de su enojosa, pesada carga,
muchas estrofas que son las conchas
que en sus ocultos abismos guarda.

Yo sé que nadie cuando ellas caen
vuelve los ojos para mirarlas,
y que el olvido, como la arena
las va cubriendo con negra capa; sé
que para ellas no hay sol radiante
ni enamoradas niñas que pasan,
pero aunque triste suerte las lleve
a ser del mundo pronto olvidadas,
el mar revuelto de mi cerebro
como impelido por fuerza extraña
sigue arrojando constantemente
conchas y conchas sobre la playa.
El Heraldo del Istmo, Año II. N°. 47

Las Palomas de San Marcos

Para Octavio Méndez Pereira

La ciudad ducal perece.
Se oye un ruido cual un trueno
que los aires estremece.
Son las hordas de germanos
que se acercan agitando su pendón.
Los Hulanos de la Muerte. Los hulanos
que se acercan. ¡Maldición!

¡Oh , Venecia la encantada!
¡Oh, Venecia la cantada,
la del Rialto y el Canal;
la que encierras todo el Arte
en tus viejas catedrales,
en tus palacios ducales,
en tu cielo y en tu mar!

¿Quién será el que te defienda
del furor del enemigo?
¿Quién protege ese tesoro
que en tu seno buscó abrigo,
el tesoro de tus cuadros,
y el tesoro de tus arcos?

Han huido tus soldados
como si un pavor extraño los arredra:
aún parece que asustados
los leones de San Marcos
crispan sus garras de piedra.

No es que teman por su muerte,
es que temen por tu vida;
es el miedo de que manos
de profanos te mancillen y que en sangre
se purpure de tus lagos el cristal.

¿Quién al mundo te devuelve
cuando el hierro te destruya?
No es tu vida sólo tuya,
pues que el Arte vive en ti.
Deja que entren por tus calles los soldados.
Por tus mármoles sagrados
no te empeñes en la lid.

Se oye un ruido cadencioso
como de un batir de alas
que azotaran suavemente
tus comisas y tus arcos.
No estás sola, que aún revuelan
por tus calles solitarias,
tus palomas legendarias:
las palomas de San Marcos.

No; jamás te dejaremos, dicen ellas,
si a tu gloria vive unida nuestra suerte,
por tu gloria moriremos.
Mas, ¿qué hacer por defenderte?
Es muy débil nuestro pico
(pico de ave)
contra el casco de los fieros coraceros
y el plumón de nuestras alas
es muy suave
contra el plomo traicionero de las balas.

Nunca fuimos de la muerte mensajeras.
Desde bíblicas edades
siempre el ramo de la oliva
en las recias tempestades
sobre un pico de paloma floreció;
elevemos cual baluarte
la eucarística blancura
de las alas, estandarte
que se eleve como enseña de perdón.

* * *

Así hablaron, y juntando todas ellas
los plumones de sus alas,
por los aires se elevaron
sobre la muerta ciudad,
desplegando ante los ojos
del extático enemigo,
cual un reto a sus enojos,
¡una gran bandera blanca
como un símbolo de Paz!

Llanto Mudo

A Guillermo Andreve

En la altiva y vetusta catedral de Toledo,
en la puerta que se abre por el lado de Oriente,
he visto una cariátide que, al decir de la gente,
de un hereje famoso era vivo remedo.

Cuando la lluvia cae por entre el fino enredo
de los frisos que adornan esa mole imponente,
una gota resbala sobre la faz doliente
y, al llegar a los ojos, se detiene con miedo.

El sol, al levantarse en su marcha gloriosa,
en la muerta pupila, como lágrima viva,
hace brillar la gota que rodó silenciosa.

Y es así cómo ha siglos, sepultada entre yedra,
la cariátide aquélla, que del mundo se esquiva,
viene llorando a solas con sus ojos de piedra.

La Balada del Río

«Entonces la naturaleza levantando su gran voz, dijo: Hombre, no oses
compararte conmigo, porque tú eres pequeño y pasas y yo perduro en
el Tiempo». —Schartz.

Yo iba en las mañanas
a bañarme al río,
con un bravo mozo
compañero mío.
Se llamaba el río
el «Zoromantiel»;
mi mejor amigo
era el mozo aquel.

Pero una mañana
el mozo no vino;
yo fui hasta su casa,
cerca del camino,
¡y lo hallé tendido
en un ataúd,
con sus cuatro cirios
y una vieja cruz!

Pasaron los años;
me alejé de aquella
tierruca, que lejos
la soñé más bella.
Y cuando una tarde
de nuevo volví,
ni me recordaban
ni la conocí.

Pregunté a los viejos
si me daban cuenta
de aqueste pasaje
que mi musa cuenta;
todos me miraron
sin me responder,
nadie se acordaba
ni de mí ni dé él.

¿Ya que no hay memoria
del amigo mío,
no sabréis decirme
el nombre del río?
Y mozos y viejos…
todos a la vez,
dijeron en coro:
el «Zoromantiel».

Liberación

Voy atado a la vida como bestia a la noria,
pisando, a cada vuelta, sobre mi propia huella,
sin nada que me diga de un canto de victoria
y viendo en el espacio brillar la misma estrella.

Un día -cualquier día- yo sentiré la extraña
sensación de que se abre este círculo estrecho,
sentiré una luz nueva que mi pupila baña
y un grito de aleluya brotará de mi pecho.

Clarinadas

Junto a un mar, que se agita encrespado y zahareño
y otro mar que lo copia en su limpio cristal,
entre las dos Américas el Istmo Panameño
se alarga como un brazo fraternal.

Tal es la hermosa tierra que nuestros bisabuelos
nos dieron en custodia como santa heredad;
fanal que resplandece bajo los altos cielos
como llamando al mundo a la fraternidad.

Pero el mundo está sordo para el amor hoy día
y se enardece al grito de bélico clarín,
como si entre los hombres viviera todavía
despertando los odios el alma de Caín.

Raza de Hispanoamérica! Cuando se acerque el choque
que entre los grandes pueblos ha de sobrevenir,
no olvides que nuestro Istmo es la piedra de toque,
donde una raza entera se juega el porvenir.

Entonces, en la furia de esa lucha que abisma,
el que antes fue en la América un lazo fraternal
podrá ser para el pecho de la América misma,
en manos enemigas, como un fiero puñal!

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YO QUISIERA SABER [Mi poema]
Federico Escobar [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Yo quisiera saber por qué la vida
nace, crece, se reproduce y muere
sin poder retornar a la partida
tantas veces como uno lo quisiere.

A veces me pregunto que sería
si la niña que un día me embobara
hubiera declarado me quería
y no que me ignorara.

A veces cuando estoy entre tinieblas
la miro y la reveo y fantaseo,
tan bella y pizpireta entre la niebla
de mi corto paseo.

Saber quisiera ahora qué es de ella
si acertó al iniciar otro camino,
si ha sido muy feliz y hoy sigue bella,
mi excelso jarrón chino.

Mas es posible que la niña aquella
ahora pensando esté en lo que escribo,
viéndome a mi como yo la veo a ella,
con mi rescoldo aún vivo.
©donaciano bueno

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Dicen de la importancia de no dejar pasar el tren cuando atraviesa tu puerta. ¡Qui lo sa!

MI POETA SUGERIDO:  Federico Escobar

Madrugada en el campo,

(Soneto Istmico)

Para el ilustrado tableño B. Porras

En la vasta llanura, que es serrallo,
muje, Sultán con astas, viejo toro;
las vacas, odaliscas, le hacen coro
y cada buey eunuco es un vasallo.

Relincha en el potrero el Rey caballo
tal vez celoso de un potranco moro;
y alado trovador, de plumas de oro,
alegre en el cortijo canta el gallo.

Y en el corral está con la totuma
sacando a chorros leche que da espuma,
la campesina que una vaca ordeña,

Mientras su esposo, rústico montuno,
en el bohío espera el desayuno
para ir en busca de mazorca y leña.

Panamá, 1910.
Publicado en: Nuevos Ritos,
Nº 75-76 de 1º de noviembre de 1910.

La criolla panameña,

Lleva el pelo formado en dos nudos
sujetados con lindas peinetas,
y a la vez con enormes tembleques
do relucen blanquísimas perlas.

Coronada de muchos jazmines
el ambiente perfuma doquiera;
y un sombrero muy guapo de paja
se coloca sobre la cabeza.

Vedla: al hombro se cruza buen paño;
es limeño, con flecos de seda;
y una gruesa cadena de oro
con grandes escudos, al cuello le cuelga.

La camisa es de género fino
y formada con dos arandelas
(la camisa no cubre los brazos
ni los hombros de la panameña).

A su talle se ajusta las faldas
de clarín que se llaman pollera,
sujetadas con cuatro botones
que quizá muchos duros le cuesta.

Sus zapatos son finos, por cierto
son babuchas de pana o de seda…
Pero, aparte: no gasta en las ligas
porque el traje no exige las medias.

He aquí, pues, mis queridos lectores
el retrato de la panameña,
que en los días de alegres jolgorios
el Punto, aire alegre, muy bien zapatea.

Nieblas,

¡Negro nací! La noche aterradora
trasmitió su dolor sobre mi cara;
pero al teñir mi desgraciado cuerpo
¡dejó una luz en el cristal del alma!
C. Obeso.

También negro nací; no es culpa mía…
El tinte de la piel no me desdora,
pues cuando el alma pura se conserva
el color de azabache no deshonra.

Hay en el mundo necios que blasonan
de nobles por lo blanco de su cara;
que ignoran que en la tierra sólo existe
una sola nobleza: la del alma,

¡Qué importa que haya seres que se jacten
de nobles porque tienen noble sangre
si practican el vicio?… Nada importa;
que ellos son nada ante el Eterno Padre.

Negro nací; pero si Dios Supremo
ha teñido mis pieles con la tinta,
me ha dado lo que pocos hombres tienen:
un corazón virtuoso y una lira.

Negro nací ¡no importa! Mi conciencia
me dice que conservo pura el alma,
como las puras gotas de rocío,
como la blanca espuma de las aguas.

Y si la noche con su oscuro manto
logró cubrir mi cuerpo aun en la
cuna, una luz internó dentro mi pecho
y en mi mente una chispa que fulgura.

Canto al Fierro,

Eres reja de cárcel y eres grillo,
y eres cadena del esclavo encono…
ACERO te llamó después la Ciencia
cuando fuiste templado con carbono.

Eres cañón, y lanza, y rifle, y sable,
instrumentos mortíferos de guerra:
pero eres instrumento de trabajo
convertido en arado, y yunque y sierra.

¡Mirad! Pensando en su bufete el sabio,
de fuerza extraña inspiración recibe,
resolviendo problemas complicados
con la pluma de acero con que escribe.

Eres cincel con que el artista hiere
la tosca mole de la piedra blanca,
para buscar las primorosas formas
complementarias de la Venus Manca.

En cuerdas de las arpas transformado
produces musicales vibraciones…
Y para tí, cuando te llamas brújula,
tiene el polo magnético atracciones.

¡Oh, soberbio metal! Tú del labriego
eres el protector … Yo te bendigo…
En manos de la humilde segadora
te llamas hoz con que recorta el trigo.

Pero yo te maldigo cuando llevas
por donde quier desolación y luto;
cuando te miro derramando sangre
y eres puñal con que asesina Bruto.

Te maldigo en el hacha con que inmola
Enrique Octavo a Howard Catalina;
te condeno, instrumento de castigo.
cuando en Francia te llamas guillotina.

Te admiro en el Antiguo Testamento,
espacio do cual águila te ciernes,
cuando Judith con indomable arrojo
cercena la cabeza de Holofernes.

Te abomino en poder de los malvados,
te abomino en poder de los bandidos;
pero te justifico cuando hieres
para salvar a pueblos oprimidos.

Oh, sí! Yo te maldigo y te bendigo
ante la faz del Universo entero:
te maldigo en las manos del verdugo,
te bendigo en las manos del obrero.

Amarga Pena,

Al maestro MARIO VALENZUELA (S. J.)

“Es flaca sobremanera
toda humana previsión,
pues en más de una ocasión
sale lo que no se espera.
MARROQUIN

Tengo un hondo y amargo sufrimiento,
amarga pena que a mi ser abruma:
de todos los rigores es la suma
y multiplicación de un gran tormento.

No me aflige ver negro el firmamento,
ni ver airado el mar y sin espuma;
ni que se rompa mi acerada pluma,
ni que le falte a mi garganta acento.

Ni sufro aún por la mujer ingrata
por quien mi ardiente corazón palpita. . .
Algo grave, más grave me maltrata,

Quién me obliga sufrir?- Una maldita,
una maldita y destructora rata
que ha destrozado mi única levita.

Pecadora,

Cual de fresco rosal la verde rama
que cede al vendaval, en tu idealismo
cediste al angustioso paroxismo
que produce el Desdén cuando se ama.

Después purificada por la llama
del Amor, tras amargo letargismo,
te apartaste del borde del abismo
y otro galán te proclamó su dama.

Transformada, luciste la hermosura
del alma, la belleza triunfadora
de la virtud en la expresión más pura.

Y sin embargo la Injusticia ahora
te sumerge en el mar de la Amargura
y te sigue llamando Pecadora!

Negra y Blanca,

Especial para Nuevos Ritos

Cual las negras pupilas de tus ojos
que luz difunden como dos luceros;
como tu negra y blanca cabellera
que con ternura juega con el viento;
como del negro Otelo la silueta,

Vida mía, tienes el cuerpo.

Blanca como los copos de la nieve
que se congela en las regiones árticas;
como el capullo de una blanca rosa
que sus pétalos abre en la mañana;
y pura como el alma de Julieta,

Negra mía, tienes el alma.

Como alas de una golondrina,
como lira de lustroso ébano,
como estatua de Venus Citerea
que Fidias cincelara en mármol negro;
como plumaje de una negra garza,

Alma mía, tienes el cuerpo

Y blanca como el disco de la noche
de luz tibia, suave y argentada;
pura como una gota de rocío
entre la madre-perla coagulada
y santa cual la hostia en la patena,

Alma mía,
Vida mía,
Negra mía,
tienes el alma.

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AFÁN DE ÍNTIMA NOTORIEDAD [Mi poema]
Rubén Valle [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Ignoro si ese afán de publicar
de aquellos que se salen de la norma
se debe a que se quieran lamentar,
peor, a se precisen perdonar,
no encuentren excusarse de otra forma.

Pues justo es admitir que haya excepciones,
en esto de las cosas del querer,
debiendo respetar sin distinciones,
distinto es compartir las emociones
y aun menos nos las quieran imponer.

Que todos somos «yo y mis circunstancias»
y nadie en este asunto ha de juzgar
y aun menos zaherir con sus jactancias.
Cual flor, en el amor son las fragancias
que deben conducirnos a su altar.

La vida las personas, las facetas
que afectan a la vida personal
no deben publicarse. Cada cual
el uso habrá de hacer de sus recetas.
Y a mi lo que otros hagan me da igual.
©donaciano bueno

#Cada uno es cada cual, o no? Share on X

No entiendo esa manía de hacer ostentación de sus tendencias sexuales por parte de algunos personajes públicos cuando nadie se lo pregunta.

MI POETA SUGERIDO:  Rubén Valle

ORONEGRO

La poesía es un mueble viejo
-sensiblemente aggiornado
para la ocasión o el fin del mundo-
Te sentarás en él
para nunca caerte de ella
Habrá estrépito sin embargo
Causa & efecto
Comerás en su mesa
con hambre de nunca acabar
Sucia la boca limpias las manos
Volverás una y otra vez
al lugar de los hechos
como el asesino previsible
a su cadáver exquisito
para instalar allí cama o tumba
donde nunca enmudecer tu eco
La poesía es un mueble viejo
En él será astilla tu palabra
Poema su incesante oronegro.

El que viene

“A usar tu lengua vienes…”
Macbeth a un mensajero, William Shakespeare.

Maten al mensajero, pronto maten al que vino
a decir que Rimbaud desembarcó de su ausencia,
al que jura que la palabra de Sor Juana sabe tan dulce
como un pezón de luna. Maten al impostor, al que aún bebiendo todo
el aguardiente puede recitar sin respiro un palíndromo, dejarse amar
por cien mujeres y recordarlas brutalmente tan sólo con olerlas
en la penumbra. Maten al malvenido, al inesperado, al homérico.
Ciérrenle la puerta en la cara antes de verlo erguido como un lirio.
No podrán resistirlo, les dirá cómo olvidarse de lo que nunca fueron,
los dejará en medio del círculo, los invitará a un banquete de sombras.
Maten al mensajero, al palomo malherido, al desbocado juglar
de las tabernas que apestan de solos. Pónganle hartas piedras,
ciérrenle el camino, háganle un pozo de silencio hasta que caiga.
Niéguenle la soga el salmo la rosa el orgasmo, sobre todo la mirada.

Maten al mensajero: la luz que dice traer es la luz que ya encendimos.
(De Tupé)

Derecho de autor

¿Para qué la poesía si los barcos
no pueden volar a contramano,
Si la virgen no encuentra su adagio
en el inspirado beso del semental?
Crédulos (o no) los relojes
deberían ser pájaros y piedras a su modo
¿Por qué no camaleones de un solo color?
Cada poema una isla dentro de otra isla
Un libro desierto donde el náufrago se escriba a sí mismo
Y nosotros, meros bastardos del Dante,
espantapájaros de nieve en un infierno
que embriaga sus nueve lenguas en agua bendita
¿Para qué la poesía entonces
si la palabra no se desnuda en público,
unta las sábanas con su esperma negra
o copula con el mar dentro de una botella?
Es derecho de autor dejar
último en la fila……entre paréntesis
al creador del tajo y la cicatriz
Hacer que el mundo vuelva a ser nuevo
último en la fila……e igual de cuadrado
Una hoja en blanco donde los ciegos lean
La poesía es la ley y también la trampa.
(De Tupé)

Lo negro de la nieve

El azar te juega sucio
Los horóscopos deciden
por vos sin vos
La única teoría de las probabilidades
es improbable que pueda aplicarse
………………a tu cuadro de situación
Una bruja bien podría leerte
la mano nunca el corazón
En la borra del café
no sería extraño hallar pistas
de las mujeres que perdiste
……………………..y te perdieron
El olvido es un ejercicio vano
Insobornable como ese detective ciego
que por las noches te encuentra sin buscar
Y te dice: sólo los espejos pueden mirarse a sí mismos
No les preguntes ni a ellos ni a la intemperie

Ninguno te revelará lo negro de la nieve
(De 911/Poemas urgentes)

El ciego de Lepanto

En el Ecuador del vaso
En lo lleno y lo vacío
En lo tangible y lo distópico
…………………….planto bandera
En el Ecuador de este vaso
la vida no nada vale y todo lo vale
Se puede tocar la estrella o el fondo
y no dejará de ser la misma mano
En esta niña de los ojos
soy el equilibrista que lee el vacío en braille
sabiendo que caer o volar es parte del milagro
En el meridiano de mi camino incierto
miro hacia atrás oteo hacia delante
y veo tanto que ya no veo
Soy el ciego de Lepanto

El loco que dice su verdad
(De 911/Poemas urgentes)

La búsqueda del tesoro

¿Y si al fin hallaran el cuerpo de Cervantes
sus seis dientes su esqueleto incompleto
en ese luminoso osario del siglo de oro?
¿Y si a la vera de Catalina se hace presente
su mano ausente y la derecha siguiera escribiendo
aún en las entrañas de una improvisada tumba?
¿Y si lo que encuentran es un caballo desarmado
con una herradura sin hache y la dentadura
abierta como un grito de ¡oh Dios!?
¿Y si ese montón de huesos en realidad
es de una abuela ajena o un pastor en su diáspora
o la oveja misma que murió lejos del rebaño?
¿Y si lo que habrá de descubrir el hombre de la pala
es la cintura de Dulcinea abrazada por las raíces
de un roble que podría haber sido la mesa de su casa?
Si en esa mancha informe donde pervive el manco
irrumpe un molino luchando contra un hombre
puede que un Quijote o dos regresen
a desandar ese libro que nunca nadie logró enterrar.
(De La guitarra de Kafka & otros poemas acordes)

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YO TE QUISE, MI AMOR [Mi poema]
Demetrio José Fábrega [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Mi cerebro es un libro que yo he escrito
despacio y sin hacer nada de ruido.
Experiencia es la letra, que he vivido,
cada texto, ecuación, un nuevo hito.

Mi sangre aquí es mi tinta. Y un lugar
la reflexión ocupa en mi tintero,
algún borrón que ignoro pues prefiero,
impulsos que he tenido que aplacar.

Las dudas he intentado ya pasar
por el tamiz. Y el resto que no quiero,
tirarlos he intentado al basurero
o en nota al pié tenido que explicar.

Antes de a la edición ponerle fin
unas líneas habré de completar
para verlo y poderlo publicar
saliendo a disfrutarlo a mi jardín.

En portada yo quise allí pintar
-un naranjo e injerto un limonero-
y un texto que destaque en un letrero:

“yo te quise, mi amor y yo te quiero”.
Y un globo he sujetado en el sombrero
por si un día él tuviera que volar.
©donaciano bueno

Si se pudiera trasladar desde el disco duro que es el cerebro, a un pendrive y posteriormente al papel, la vida de cada uno de nosotros constituiría nuestro libro, nuestra biografía. En él quedarían grabadas de forma fidedigna todas nuestras experiencias, éxitos, fracasos, ilusiones, desesperanzas…

MI POETA SUGERIDO:  Demetrio José Fábrega

Libro de la Mal Sentada – Soneto I

Con un pañuelo encima no, que nada
niegue el golpe de luces prometido,
que nada esconda lo que de escondido
hizo al bosque bramar, gemir la espada.

Con una cinta no, la flor ahogada,
que mi decoro rueda desabrido,
y un capitán muy pálido, rendido
busca la flota que le fue burlada.

Pólvora y yesca y pájaros de hondura
hieran de cuajo al centinela breve
de la casa que exhibes y me alejas.

Yo por los campos voy de tierra dura
mordiendo mudo tu puñal de nieve
con que me dejas ver que no te dejas.
De: Libro de la Mal Sentada.
Premio nacional de poesía de 1956.

Libro de la Mal Sentada – Soneto II

Señora por amor de Dios,
aved algún duelo de mi.
Alfonso el Sabio.

Dejado de tu mano, a la deriva
rabio, en tu puerta imploro, amargo muero,
y el tragaluz, el borde, el lisonjero
doblez de espuma odiada por esquiva.

Dejado de tu luz que se reaviva
para arrasar las cárceles que quiero,
y la mañana de tu piel que espero
abrió sus tiendas donde yo no iba.

Ramo de llama en flor y flor amena
bajo los guardias mirtos declarados:
Tú con desnudo pié, las blandas iras.

Un bandazo no más a mi carena
y cuántos oros para siempre anclados
porque escogí tu mar que me retiras.

Libro de la Mal Sentada – Soneto III

aun mi corazón que tienes,
alas te da contra mí.
Quevedo.

Alas, las leves alas del vestido,
te da, quemando para mi deshora,
contra mí, la blancura abrumadora
de un ángel necio en tu jardín, dormido.

A tu movido modo sometido
muerto mira el color por tu demora,
y aquella gravedad desarmadora
de arder el viento y dármelo escondido.

Pulsa el pastor vencido por los lagos
de lo que tienes casi al desceñirse
junto del suelo y casi con mi pecho,

y de las aguas hondas con halagos
un lamentar azul sube a vestirse
con el marfil airado de tu lecho.

Libro de la Mal Sentada – Soneto IV

Turbia la soledad, y alcor de nieve,
la fiera quilla estalla en tu recato,
que tu desdoro fuera mi arrebato
y el que no fuera más lo que me mueve.

Todo el temblor del mar azar se lleve__
tu decisión normal yo no la acato__
huésped que despertara a tu rebato
tengo llorando tu descuido breve.

Ya no tendré más hijo que la pena
de estar mirando sin mi señorío
la hierba que amo, el viento que me hostiga,

y no querré más bien que tu serena
daga de amores por el pecho mío,
verdugo dulce, oh dulce mi enemiga.

Poemas Amorosos

Ven a llenar las blancas soledades,
el huerto donde la marchita
violeta alumbra el capitel perdido,
ven a llenar tus nombres
que he recogido por el mundo.

Entre los sauces de la noche vi
cómo venías por las losas húmedas
dejando atrás estrellas agitadas.

Escuchar las voces de la ciudad.
Risas y máquinas,
crímenes y festejos.
Todas distintas ahora
que todo me habla de que voy a ti.

Hollada tu inocencia, lloro
sobre tu cuerpo sosegado.

Firme tu boca y blanda y fiera
y repentina y loca,
sobre la carne estremecida.

¡Todo, perderse! Mi pensar, la verde
revolución del viento en los pinares,
y las pálidas islas despidiéndose,
hoy prodigio, mañana sombra huida.

Sí, pero mírate cruzar los campos,
la fuente que regala tu reposo,
los blancos, derramados mediodías.

Adiós, playas azules,
lagos ardientes,
bosques floridos.

¡No! que no puedo dar con las palabras
que a mi me digan que te digo adiós.
Del Libro: Cuerpo Amoroso.

Libro de la Mal Sentada – Soneto V

Llévatelo partido y sin consuelo,
salido de tu pié, desconsolado,
como niño en tu cielo, desgajado,
siempre partido y nunca sobre el cielo.

Llévatelo sin nuncio ni recelo,
adherido a tu flor y en mal estado,
deshijado por ti, desamorado,
nunca bajo tu piel, sobre tu pelo.

No tenga tu sentir pues no tuviste
viro que hincara celos en tu ropa,
ropa que tapie el sol, las islas, valles,

porque en la mesa oscura que serviste
siempre estaré, colgado de tu copa,
para morder tu voz en donde te halles.

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NEPAL [Mi poema]
Ismael Ramos [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

¿De qué sirven los dioses si en Nepal
las tripas de la tierra hoy se han abierto
trocando a este país en cenagal
con un futuro incierto?
Los dioses, decidme, ¿dónde están
un día tan aciago
en el que el temblor hizo su estrago?
¿de qué sirven los rezos?
Las cerezas mustias ya entre los cerezos
incrédulas lloraban
al ver ¡qué indignidad! vuestros bostezos.
¿Por qué tantos murieron
en hechos tan siniestros, tan horribles?
¿Por qué, ante tal tragedia, no se unieron
en gobierno de crisis? ¡Insensibles!
Tú, Shiva, Visnú, Trimurti o Brahmá,
cualquiera que seáis, divinidades,
tú, Himalaya que inculcas las verdades,
vuestras almas de vergüenza temblarán.
Decid, ¿qué hubo que hacer
para a la tierra pudiérais aplacar
e impedir a los sueños derrumbar
y a las flores dejarlas florecer?
De nada sirvió a los dioses suplicar,
pues acaso los dioses no son dioses,
o son dioses del montón,
incapaces de ablandar su corazón.
Unos falsarios sin alma, es lo que son,
ruin representación o meras poses.
©donaciano bueno

El terremoto de Nepal de 2015 fue un sismo de magnitud 7,81 o 8,12 MW que se registró a las 6:11 GMT (11:57 hora local) del 25 de abril. Tuvo su hipocentro a una profundidad de 15 km y su epicentro se localizó a 81 km al noroeste de Katmandú, concretamente en el distrito de Lamjung. Produjo más de 6500 muertos y 20.000 heridos y unos daños materiales incalculables.

MI POETA SUGERIDO:  Ismael Ramos

EN CADA UNIDAD FAMILIAR HAY UN CARPINTERO, FABRICA ATAÚDES

El padre fabrica su propia muerte. Se afana en la figura. Cuida la forma de los dedos. Los signos del desfallecimiento.
Estoy pensando qué me enseñó mi padre. Estoy recordando: no quise aprender nada.
Lo que no quería decir es: tendré siempre diecisiete años.
El padre construye los órganos del hijo a su semejanza. Se confía a la piedad.
El padre se construye dentro del hijo. En madera. Luego arde.

Fábula

Hubo un día en que mi padre me pidió que me pegase un tiro.
Esto no es un poema.
En casa de mis abuelos hay dos escopetas.
Hacía sol y decidí caminar cuesta abajo.

La muerte son los hijos

El poema es el poema de los padres.
La herida es la herida de los padres.
La herida de los hombres.
Las cicatrices también.
Las cicatrices son uno de los frutos de la herida.
Los hijos somos cicatrices.

Eos

A las nueve de la mañana entra mi madre en un bar al lado de la carretera, cojeando, detrás mi hermana. Desayunan en silencio. Puede que haya en la barra alguien que toma café y llega tarde a abrir su negocio. Probablemente hombres que hayan dormido unas pocas horas nada más. De vez en cuando se miran y hacen algún comentario la una de la otra. Mamá lee el periódico y mi hermana saca fotos de todo con el móvil.

Desayunan sentadas en una mesa del fondo. Los dueños del bar las conocen aunque no sepan cómo se llaman. La mujer detrás de la barra sonríe y mi madre le devuelve la sonrisa.

Después, mi hermana dos horas de inglés, ortografía y matemáticas. Así cuatro días a la semana. Mi madre pasea por detrás de los edificios, dos horas, cuatro días a la semana. A veces se cansa y arrastra el pie derecho.

A la salida vuelven por el bar o se sientan contra alguna pared cerca de la carretera. Mi padre pasa a recogerlas a la vuelta del trabajo.

Es duro, pero así debe ser.

Retrato de mi madre con una ciruela

I
Mi madre se restriega una ciruela por el muslo.
Hay un rastro de color. No porque la carne sea blanca, sino porque se pudre la fruta.
Mi hermana escribe sobre cómo las mujeres romanas se maquillaban usando fruta podrida.
Dice que es increíble. Lo que quiere decir es que le da asco.

II
Mi madre arrastra una ciruela por el muslo. Sentada, no hay dirección.
El gesto no tiene función alguna. Por eso es el gesto del poema. Solo mancha, huele, destaca la desnudez de todo lo demás.
Yo miro apoyado en el marco de la puerta.

III
Una piel roza otra piel. Se rompe, mancha. Resbala antes de llegar a la semilla. Se deshace.
Y no hay vuelo ni herida.
Si yo miro, el gesto es cotidiano. También el poema. La ciruela tiene el tamaño exacto del puño de mi madre.

NEPAL [Mi poema]Ismael Ramos [Poeta sugerido]New Share on X

HAY QUE DECIRLO [Mi poema]
Carlos Alberto Palacio [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Es triste, mas preciso, hay que decirlo,
que en estas sociedades avanzadas
mujeres hay que son apaleadas
teniendo a un mal marido que sufrirlo.

Es triste, y es preciso, hay que decirlo,
que aquí donde a los males se rehuyen
hay padres que a sus hijos prostituyen
así la sociedad no quiera oírlo.

Es triste, y es preciso, hay que decirlo,
que amén de que los toros lleven astas
hay curas que además son pederastas
así que siempre traten de fingirlo.

Maestros que a los niños adoctrinan,
a base de meter en sus entrañas,
sus filias y sus fobias y patrañas,
de forma que el futuro les arruinan.

Ladinos hay, políticos que mienten;
nacieron para ser predicadores,
y en tanto que ellos son los bebedores
en viñas que otros poden y sarmienten.

Reptiles, mas no sapos ni culebras,
ni ratas ni lagartos pestilentes,
mas unos que presumen de indigentes
y exigen al zurzir de oro las hebras.

Es triste, mas preciso, hay que decir
que hay tipos que mejor se hubieran muerto
justo antes que llegaran a buen puerto
o acaso en el momento de parir.
©donaciano bueno

#Dios debiera de cernir a los #humanos por una criba en la que solo pasaran los buenos? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Carlos Alberto Palacio

CASI MIL AÑOS A BORDO DE CATORCE VERSOS

Me desordeno, amor, me desordeno
Carilda Oliver Labra, 1946

Me desordeno, amor, me desordeno
cuando voy en tu boca, demorada;
y casi sin por qué, casi por nada,
te toco con la punta de mi seno.

Te toco con la punta de mi seno
y con mi soledad desamparada;
y acaso sin estar enamoradame
desordeno, amor, me desordeno.

Y mi suerte de fruta respetada
arde en tu mano lúbrica y turbada
como una mal promesa de veneno;

y aunque quiero besarte arrodillada,
cuando voy en tu boca, demorada,
me desordeno, amor, me desordeno.

A veces

La dicha está volando a ras del suelo,
Tentándonos, lanzándonos señuelos;
Y aún así perdemos las perdices,
a veces no queremos ser felices.

Sabemos bien dónde esta hundido el oro
Pero si hay que nadar tras el tesoro
Somos los más cobardes aprendices,
a veces no queremos ser felices.

No digo que todo esté bien
ni que no exista el dolor,
Pero el que busca un empate
sale perdedor.

Algo le falta al discurso que vende el recurso de nunca arriesgar
¿no ven que la vida es un curso para un funeral?

La terquedad del mar enamorado
Se ve mejor desde el acantilado,
Pero, ya ves, nos pesan las raíces,
a veces no queremos ser felices.

No es el dolor del salto equivocado,
Es el rubor por nunca haber saltado
Lo que al final nos deja cicatrices.
A veces no queremos ser felices.

Rubia como la Monroe

Hey, vamos a ver, que tal nos ha tratado el día
vos, a punto de arder, y yo con mi melancolía
volveré a tomar el tren, hasta tu saliva
y haremos igual que ayer, pero vos arriba.

Bien, puedo que no, tengamos el dolor resuelto
okay, te digo yo, que importa si al final te encuentro
rubia como la Monroe, tibia como el leño
bella como el arte qué, mala como sueño

Para el loco veneno que sos, no tengo antídoto
te veo atípico, me cuesta hablar
no me mata el … que soy
deporte atlético, pero hasta el pánico
te puedo amar.

Te veo aquí, con ojos verdes asesinos y con vientre de jabón, por tu lengua que me espía, voy a ser James Bond

Rubia como la Monroe, tibia como el leño
bella como el ….
mala como sueño

Para el loco veneno que sos, no tengo antídoto
te veo atípico, me cuesta hablar
no me mata el … ni soy
deporte atlético, pero hasta el pánico
te puedo amar.

Yo que te deshielo, que te insulto
que te traigo un jacinto desplomado
yo que te apruebo la melancolía
yo que te convoco a las sales del cielo
yo que te zurzo okay
cuando vas a matarme a salivazos héroe
cuando vas a molerme otra vez bajo la lluvia
cuando, cuando vas a llamarme pajarito y put@
cuando vas a maldecirme, cuando, mira que pasa el
tiempo y ya no se me aparecen ni los duendes, y ya
no entiendo los paraguas, y cada vez soy mas sincera,
si te demoras, si se te hace un nudo y no me encuentras
vas a quedarte ciego, si no vuelves ahora, infame, imbécil, torpe, idiota, voy a llamarme nunca, pero
no importa, bésame, otra vez y otra vez para encontrarme
ajústate a mi cintura, vuelve, se mi animal, muéveme
adormiremos como homicidas que se salvan atados a una
flor incomparable, y a la mañana siguiente
cuando cante el gallo, seremos la naturaleza
y me pareceré a tus hijos en la cama
vuelve, vuelve, atraviésame a rayos
hazme otra vez una llave turca pondremos
el tocadiscos para siempre, ven con tu nuca de infiel
con tu pedrada, júrame que no estoy muerta
te prometo amor mió la manzana.

Unas son de cal

A veces soy todo en color
y la mañana es la fiesta con invitación
y allá voy, limpio del cuerpo despierto
y abierto al amor.

A veces si, a veces no
hay mil aromas a viernes
y hay días sin sol con dolor
pero la vida es la herida que me prefirío.

Unas traen dolor, otras traen miel
y otras mas herido sin saber quién fue
una el eslabón, otra la cadena,
una son de cal y otra de arena.

A veces luz, beso en abril
a veces todo es silencio y miedo a seguir
es así, día sin día y días para bendecir
sé que esta vida es un arma mortal
y que vivir es el fuego

Pero si hay dolor, miedo tempestad
siempre te salvas con besos

y allá voy, limpio del cuerpo
despierto y…

Yo no voy a parar

A los 16 viajábamos Cool
Sentados sobre nuestra cera
La calle era el tren y el barrio era el club
No importaba que viniera

Quisimos volar y soñamos un gol
Y asesinamos las ventanas
El Crash del balón y luego a correr
de miedo de doña Julana

Todo fue sin miedo y sin dolor
Y después el acelerador

Primero el café
Después el billar
Y el sexo que nos arrincona

Y como crecer y a donde fumar
Que hacemos con tantas hormonas

Cambiamos de luck de calle de andén
De música y de catecismo

Llegó la mujer que nos bautizo
Ya no seriamos los mismos

Hay que ver como cambio el color
Desde que nos encontró el amor

CORO
Yo no voy a parar
Yo no voy a parar
Los años corren pero todo sigue igual

Yo no voy a parar
Yo no voy a parar
Yo sigo el sueño a donde tenga que llegar

Cortamos la flor del bien para ver
que el mundo no era en blanco y negro
Cargamos de amor
Repletos de fe
Temidos por curas y suegros.

Y respirar

Ni vos tenés que ir al sur
Ni yo dejar de servirte el desayuno.
Lo que quiero decir es que aunque muera por vos
Antes del dos estaba el uno.
Que somos un par de impares
Ajustando sus radares.

La vida se deja pintar
Si cada cual suma su trazo.
Hay que entender que de idolatrarse
a intoxicarse hay sólo un paso,
Hay que sacarse de la boca
Las promesas que sofocan.

Y respirar y respirar,
Tienen jardines los palacios.
Vos respirar, yo respirar,
Dejar espacio.

Champán es champán, ron es ron
Juntos son un arpón que me indigesta.
Sumar, a sumar yo me sumo
Y que dos se hagan uno es una resta.
Soy digamos tu portero, pero cierro cuando quiero.

Nada de arder juntos para fundirnos,
Cada cual en su revista hace de protagonista
Porque el sol brilla lejos del mar, porque el fuego pide viento
Y las llamas tienen que
respirar y respirar, como en el agua los batracios.
Vos respirar, yo respirar, dejar espacio.

Y respirar y respirar
Tienen jardines los palacios.
Vos respirar, yo respirar,
dejar espacio.

Vivir

No hay que esperar volver de vacaciones
Para entender lo bello del hogar
Los vicios entre dos, las seducciones
De una mujer desnuda en un altar

No hay que esperar las sobras del mecenas
Ni al productor famoso hay que esperar
Tenemos las canciones en las venas
Y es un pecado estúpido callar

No hay que esperar por nada en esta vida
Tarde o temprano vamos a partir
Para tener la muerte entretenida
Solo hay que vivir, vivir, vivir

No hay que esperar al hombre de tu vida
Sal a buscarlo a gatas en el tren
Si ese no fue después de la partida
Al menos deja el sexo que esta bien

No hay que esperar al cielo de los justos
Si esta justo en un labio de mujer
En el vino barato que degusto
Y en los vicios que aún tengo que aprender

No hay que esperar por nada en esta vida
Tarde o temprano vamos a partir
Para tener la muerte entretenida
Solo hay que vivir, vivir, vivir

No hay que esperar juntar unas monedas
No existen ni el ayer ni el por venir
Hay que gastar los días que nos quedan
Que pueden ser o dos o diez o mil

No hay que esperar pronósticos del tiempo
Hay que seguir sin cartas ni tarot
Mirar atrás es un error violento
O que lo diga la mujer de

No hay que esperar por nada en esta vida
Tarde o temprano vamos a partir
Para tener la muerte entretenida
Solo hay que vivir(x7)

Para tener la muerte entretenida
Solo hay que vivir, vivir, vivir, vivir.

Usted sabe que te quiero

No ponga esa jetica así
Como de decepción
Yo que de modales
No aprendí lección

Pero aunque mal hablado
Y deshilado el pantalón
Usted sabe que te quiero corazón

Ta’ claro que voy lento
Soy consiente que hablo mal
Pero pienso de que es algo temporal

Habremos mucha gente
Que soñamos mejorar
Usted sabe que te quiero
y al final.

No importa más
No importa más
No importa nada más

No importa más
No importa más
No importa nada, nada mas

Tu, Buena como el pan de miel
Yo cero en religión
Tu alérgica a las manchas
Yo al jabón

Distintos como somos
Pa’ que hacernos al dolor
Si usted sabe que te quiero corazón

Y en lo que haya que hacer prometo
No hacerlo nada mal
Leer, buscar, pensar, crecer, callar

Prometo dar todo decir
Par que no te vas
Usted sabe que te quiero
y al final

No importa más
No importa más
No importa nada más

No importa más
No importa más
No importa nada, nada mas.

Una silla en el bar

Sea para bien o para mal
Termina el show y el funeral,
Mira qué suerte: Yo quiero quererte sin punto final.

Tendrán su fin ron y mezcal
y procesión y bacanal;
es una suerte que quiera quererte sin punto final.

Y no es que me trague esa mie*** de la eternidad,
es sólo que siempre te guardo una silla en el bar.

Llámalo afán para sufrir,
llámalo El Club del Mal Vivir
y está bien dicho: Me apunto al capricho de amarte y sufrir.

Para apostar el comodín,
para arriesgar reina y alfil,
pa’ las que sea me pica la idea de amarte y morir.

Y no estoy diciendo que nunca se va a terminar,
es sólo que siempre te guardo una silla en el bar.

Y no es que me trague esa mie*** de la eternidad,
es solo que siempre te guardo una silla en el bar.

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YO YA NO SERÉ FELIZ [Mi poema]
Pedro Jorge Vera [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Ya no seré feliz. Quizás no importe
si angustiado me encuentre o tenga frío;
para hundir a los álamos del río
sople el viento es preciso desde el norte.

Ya no seré feliz. Tal vez no importe
al ciego que se cruza en mi camino
si hay zamarra, migajas y si hay vino
lo que al inquisidor el cielo aporte.

Ya no seré feliz. Y aunque lo fuera
he de aprender del arte del olvido
lo esperado y aquello que he tenido.

Ya no seré feliz. Y el que me quiera
habrá de hacerse a contemplar la herida
desde el día de hoy a la partida.
©donaciano bueno

#Ser_feliz es únicamente una cuestíòn de actitud? Share on X

¡Ah, la felicidad! Todos buscándola fuera sin darse cuenta que anida en nuestro interior.

 MI POETA SUGERIDO: Pedro Jorge Vera

Canción de la España Nueva

Avanzas madre nueva con el corazón amaneciente.
Y tu voz enrojecida, en los vagones del viento.
Y tus mujeres, sin más flor que el fusil.
Y tus pasos robustos, golpeando noche a noche
en nuestros pechos amazónicos.

¡Claridad de la noche! ¡Cristales de las sombras!
Himnos enloquecidos que han perdido su ritmo.
La silueta de Aída Lafuente
es el solo mensaje que ha llenado los muros
y llega a nuestros ojos como una golondrina aventurera,
a secarlos de lágrimas y a empaparlos de luz.

Ya nuestros corazones han salido al desfile.

¡Ah! Nuestra sangre duerme
como el agua de un lago,
prisionera en las venas cobardes.

¡No más dolor de ver! ¡No más dolor de oír!
La alegre barricada nos espera
con sus brazos ardientes.

¡España libre en nuestra cabellera encabritada!
¡España libre en nuestros biceps eternos!
¡España libre en nuestra muerte!

Mujer del mar

Era toda del mar. Desde la honda
raíz del hueso hasta el reluciente
pétalo en que la piel triunfal remata.
Las algas que poblaban su cabello
mecíanse al impulso de la brisa
marina de su aliento. Por su cuello
descendía en raudal la conchaperla
hasta la playa brava de los hombros.

Era toda del mar. Ola en su cuerpo
horizontal, agónico o enhiesto.
Ola en sus labios de molusco. Ola
en sus pechos potentes como proas.
Ola en sus muslos ebrios. En su vientre
donde el coral su orfebrería instalaba.
Ola en su corazón. Ola en sus venas.

Era toda del mar. Sus dos pupilas
eran agua de mar adormecida.
Al puerto de su boca yo arribaba
como un lobo marino presentido.
Me mordían sus dientes insurrectos
con la furia tenaz de los ahogados.
Sus manos eran dos gaviotas ávidas
cayendo heridas en mi arena muerta.
Y sus uñas entraban en mi carne
como arponazos, como anclas nocturnas

Era toda del mar. Mis carabelas,
en su sangre por rayos sacudida,
descubrían los nuevos continentes.
Ciegas, las golondrinas acudían
a inflamarse de mar en su mirada.
Estatua de agua, y sal, y sangre, y viento,
el mar la acompañaba como un perro.

Era toda del mar. Como en las noches
en que el marino crea los siete mares
las estrellas cantaban a su paso.
Los grandes ríos de mi pasión salvaje
morían en su océano tumultuoso.
Ella era el temporal y el arco iris.
Ella era el sur y el norte de mi brújula.

Era toda del mar. Viejos tesoros
dormían en sus regiones submarinas.
Sus islas solitarias amparaban
misteriosas imágenes de niebla.
La rosa de los vientos desbordaba
su verde corazón aventurero.
Y sus palabras truncas me llegaban
como el eco de antiguas caracolas.

Era toda del mar. Ante su embruje
quemé mis naves y rompí mis flechas.
País de libertad, país de muerte,
entregado a tus aguas sin remedio,
escribí en mi diario abandonado:
«¡Marineros, al mar, hasta la muerte

Era toda del mar inexorable.
Era toda del mar incontenible.
Y porque era del mar, del mar eterno,
una mañana, con las velas altas
y sin mirar atrás volvió a su reino.

CHE DE AMÉRICA

Solo vino del Plata, caminante
endurecido por el luto humano.
Solo tomó en la palma de la mano
el sur y el norte del dolor errante.

Solo contempló al indio agonizante
en la pradera y en el altiplano.
Solo siguió la ruta del banano
que la Yunai convierte en flor sangrante.

Solo llegó a la playa mexicana
donde Fidel labraba la mañana
para vestir a Cuba, desnudada.

Y ya no estuvo solo. Verde olivo,
miliciano incansable, fuego vivo,
Che de América oscura, despertada.

Recado al Gran viejo

Eloy Alfaro, mi viejo
manabita duro y claro
viento grande montonero
de nuestro Ecuador amargo,
fulgor en Jaramijó
y llamarada en Gatazo,
vuelve para rescatar
la flor, el aire, el arado.

¡Ah estas ganas de gritar
que viva Alfaro carajo!
Te han convertido en estatua
para tenerte amarrado.
Te escarnece y ningunea
audaz cualquier pobre diablo.
Te incineran diariamente
llena la boca de Alfaro
y mancillan tus cenizas
payasos de tres al cuarto.

Tu corazón indomable
de guerrillero templado
latina en el vendaval
del color americano
y ofreciste tu palabra
y el empuje de tu brazo
sin vainas ni vuelva luego
al Martí de los cubanos.

En tu alma estaba el pobre
y el pobre sigue de esclavo.
Niños de huesos desfilan,
los pulmones en la mano.
El indio riega la tierra
con sus lágrimas de espanto.
Esta es la patria, mi viejo
que los buitres han dejado.

Montuvio de siete suelas,
eras del indio el hermano.
General de hacha y machete
nunca fuiste derrotado.
Ah mi viejo luchador
costeño como serrano,
ven dáñales el pastel
que los vivos amasaron.

¡Estas ganas de gritar
que viva Alfaro carajo!

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ASÍ PASA LA VIDA [Mi poema]
Antonio Calera Grobet [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Así es la vida y así va pasando,
mirando al horizonte, al infinito,
recelando siempre y filosofando,
la esencia del amor siempre buscando
y hasta a veces a dios pegando un grito.
Pensando siempre en lo que vas pensando,
vagando y lentamente caminando.
Soñando en nuestro propio chiringuito
tan cómodo, tan bien, tan calentito.

No importa lo que fuera esté ocurriendo
si es que aquello no ocurre a nuestro lado,
que la gente de hambre esté muriendo,
por las contiendas la gente sufriendo,
lo que a ellos les ocurra es su pecado.
Nosotros plácidos la tele viendo,
a la broma que nos gusta sonriendo,
a un sandwich de pena dando un bocado
y el dolor de conciencia así aplacado.

Nos fumamos la vida cual turistas,
mirando cual si fuéramos de paso,
sólo viendo lo que alcanza nuestra vista;
y aunque a veces presumimos de altruista
si ésta mira y no le gusta no hace caso.
De seres superiores presumiendo,
a sus vísceras fiel obedeciendo
y entre tanto, riqueza acumulando,
las ansias de ayudar, apaciguando.
©donaciano bueno

Es así como somos, o no...? Share on X

La vida es un mar de dudas y contradicciones llena de mea culpas y escasa de ejemplos.

MI POETA SUGERIDO:  Antonio Calera Grobet

VEN

(Ya los dientes en su lugar, el hueco al pecho, la columna vertebral destacada en su lugar,
las férulas y las escayolas en su lugar. Todo en orden: nos haremos de un nombre).
*No más un trozo de carne que reclama un costillar, un terremoto en crío que tema perderse en los muslos blancos bajo los vestidos. No más. *No más un zapato de cuero que tema regalarse en un cuerpo: el más magnánimo de los cetros.
(Porque hemos venido a tumbarnos sobre este terraplén,
entre los restos de escaramuzas de viejas guerras,
a escupirnos con sobrada razón, míralo bien,
sobre toda nuestra cara de vergüenza.)
*Y es que somos un vaso de nada aún y agua nueva nos acercamos. Y tierra. Ser pica y ser coa. Recobrar el hambre de llamados al taller de fuego: andar por otras veredas, irradiar verbo apenas atisbado el cielo abierto. *Y ni con el glauco en los ojos cejaremos. Ni llegados los hasta aquí, ni agotadas por entero las existencias cederemos el paso: ni un palmo de terreno en lo nuestro y por eso:
(Ya los dientes en su lugar, el hueco al pecho, la columna vertebral destacada en su lugar,
las férulas y las escayolas en su lugar. Todo en orden: al fin nos convertiremos en hombres).
*Ser de nuevo la fuerza de la sangre: esa ilustrísima fregona, no más licenciados que se truenan cual vidrieras, no más marea de moscas en su siniestro castillo de moronga: de nuevo de buena madera, carne de eras.
*Ser armón en el arte de la fuga, atado de yerbabuena, turba, marabunta, puro caldo de verbena.
*Ser cencerros que repiquen en los cerros reverdecidos, despacho de entendimientos, humeantes escritorios en bellas fincas guarecidos.
*Dar con hilo y aguja, a remendarnos los pellejos, hacernos de tela dónde cortar, pese a las tirrias y trampas en la Casa de los Espejos.
*Ser más pica, más pala, más coa., más tierra: hasta encajar el brocal continuar en la brega. Ni pena, ni miedo, un día tras otro, hasta tragarnos la agenda entera:
SER OJO QUE SE CLAVA EN OJAL, MIRADA PUESTA EN LA VEREDA,
EN EL BELLO PAISAJE QUE ABRE EL VENTANAL,
DE TRAMA MÁS LIMPIA, DE COSA MÁS CIERTA.

DE NUEVO UN ALCE

De nuevo un alce
TÚ, QUE PUEDES, MIRA COMO ME SALE SANGRE DE LOS OJOS.
SANGRE: porque nacidos guijarros (guijarros que fueron sacos, que fueron montículos, que fueron continentes y se hicieron nosotros), no somos, ahora, más que payasos.
SANGRE: porque nacidos pelícanos (pelícanos que se tajaron y dieron de comer a otros pelícanos, que se tajaron y dieron de comer a pelícanos que se atragantaron y vomitaron sobre los otros), no somos, ahora, más que badajos.
SANGRE: porque nacidos de noches cerradas como ésta, ni los llanos húmedos, ni las aguas de los ríos a través de los bosques sosegados, pueden abrirle la tráquea, el pecho, dar aire a uno, aquí, arrojado a las postrimerías del mundo.
SANGRE: porque entumecidos, nos sabemos ordinarias bateas de sopa al centro de una mesa, sola y fría.
SANGRE arracimada pues, en moluscos tibios. Eso: moluscos tibios sobre el mantel de la tiricia.
[¿En espera de qué, según quién? ¿Un tiempo, una época, una era entera?] [¿Para abrir los ojos a misma cimbra de la obra negra?] NO:
Habría en vez que hablar desde otros cerros, las más apartadas esferas, ese majestuoso concierto que va, desde el mismo suelo que lame nuestros zapatos hasta la pesca astral de nuevos credos y lleva por nombre, la callada música de los planetas. Por esto te escribo, mi amigo viajero.
Porque aún quedan cosas por decir, cosas que deberás pulir aunque te sientas vino viejo.
Por eso es que te digo:
PULE. Aunque no halles siempre cómo: PULE.
PULE hasta tu osamenta, deja cada hueso limpio y duro de roer: PULE.
PULE porque pulir urge. PULE.
Porque hay que cantar de nuevo no como majaretas
sino ciudadanos arrojados a la mera vida, no más como meros poetas
HASTA TU SANGRE:
P U L E.
SANGRE, porque si bien nacimos abejas, no interesa ya la labor alguna, sea de un zángano o de su reina, ni siquiera el magno espíritu de la colmena: valemos cada vez menos por lo que somos, agua, y cada vez más por lo que seremos: piedras.
SANGRE, digo, en los tepalcates arrumbados en los traspatios, los floreros anegados, acendrada en las más tristes cubetas de geranios, en todo aquello por lo que no brindamos.
=SANGRE POR LA QUE HABRÁ QUE PLANTARSE Y AFERRARSE=
=SANGRE DE DONDE BROTARÁ ORGULLOSA EL HAMBRE=
*
Pero ello, mi viajero amigo, llegada a ti la negra noche, te digo.
Haz que tu horda sea de salvajes. Rodéate de los que tengan hambre.
No de carne = de camino.
Y cuando te hayas perdido para: alza en tu mente una morada,
prende fuego ahí a todos tus calderos, hazte de nuevo de tus pensamientos
hasta bien entrada el alba:
Ahí frente al espejo de ti mismo, de nuevo cantarás:
“SANGRE:
“SI TÚ HACES DE MAR Y YO DE TRAJINERA, NO HABRÁ ZOZOBRA NI HIENAS.
ESTE QUE VES ES AL QUE OFREZCO, SUS VÍSCERAS, LO QUE LLEVA POR DENTRO.
MÍRATE: NO SERÁS MÁS UN MOJÓN EN DONOSTIA, UN PEDAZO DE TEJA:
SERÁS DE NUEVO UN HERMOSO ALCE INAMCULADO:
LA MÁS MAGNÍFICA DE LAS BESTIAS”.

NADA SALVO PROLONGAR

Nada salvo prolongar

Tú eres de los que canta, esas burdas alusiones al amor. Lo tuyo, que es lo mío y cuidas, es cantar hasta la oda al cloro. Dejarse llevar por el tuétano de las horas diáfanas, así nos encontremos como edificios derruidos, oficinas diametralmente opuestas, refundidos en las sala de espera por un eucalipto, un pedazo del otro. Y es que no queremos otra cosa que hablar, brindar por la palabra “cadmio” y las azucenas, sobre este muladar de pan rancio y letrinas, volver a las colmenas: nada salvo prolongar. Tú eres de los que canta, otras burdas alusiones al amor. Pese al miedo, pese al pasado, pese al dolor. Y por eso lo tuyo, que es lo mío y me cuidas, es dejarse llevar por las calles del centro, de nosotros mismos, y decirnos, preguntarnos: “Si de cada poema que cantamos naciera un mundo: ¿en este al fin valdremos lo que sembramos?”

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MI POETA INVITADA:  Katya Vázquez Schröder

Archivo-letra

Vuelve a contar la historia
de aquellos miserables de La Rioja
que le abrieron el candado del diario
y leyeron el relato
del desembarco en Brasil
los primeros años de infancia
leyeron sin comprender
los días en Canarias, las despedidas
leyeron sin remordimiento
lo que se siente tocar por fin tierra firme
leyeron y leyeron y el secreto
dejó de serlo
el diario ardió en la hoguera
mi mamá miró con horror la memoria
incinerada y olvidó
cuál fue la primera palabra amiga
si hubo una alguna vez.

No sé qué sentí.

Apenas aprendí a escribir
mi mamá me regaló un cuaderno
verde a rayas.
No tenía candado,
no hacía falta:

quien lo toca, se quema.

Así no es

Me han puesto en entredicho tantas veces:
tu nombre se escribe con j
tu nombre no es de acá
acá acá aka ka aca kat acá.

Mi nombre no es de donde soy.

Tu acento de dónde
tu apellido
cómo se pronuncia
(no sé)
¡¿cómo se pronuncia?!
(no sé).
En la puerta de mi habitación: KAT-JA.
No sé cómo se abrevia.

Quien te nombró
ya no te nombrará más.

¿Quién arrancó
una forma de decirme sin letras?

Llamame a través del globo.
Decime cuántos kilómetros me separan.

Finca de Tegueste

No pasábamos hambre, pero sí desconsuelo.
De repente mi madre traía dos yogures
y éramos ocho hermanas lamiendo el mismo vaso.
Las ocho con la misma tierra bajo la uña
de tanto señorearla.
Cuando sentíamos el clavo de una mirada,
metíamos en el saco de papas un bicho.
El susto se oía hasta acá
y nos reíamos.
No era maldad,
era justicia.
Éramos niñas,
aunque ella fue madre con siete años
de ocho hermanas.
Me enseñó a mirar a los ojos
porque los mantenía enterrados con las papas.
Pero mira y tú,
¿has escuchado alguna vez a un gallo morir?
Ediciones La Palma

LA SOMBRA [Mi poema]
Pablo Dema [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

La sombra avanza suave, lentamente,
por un camino lleno de misterio,
no mira hacia ambos lados, va de frente,
pareciera que fuera al cementerio.

Tirado va en un carro con auriga,
demuestra conocer bien el camino,
desnudo ya de sueños y de intriga
pues no ha de precisar de pan ni vino.

La figura no es ya, que fue un fantasma,
la obsesión personada en el dinero,
asmático, creyó no tener asma.

Y aunque él no presumiera de adivino,
un pobre, ahora será, un sepulturero,
quien pondrá punto final a su destino.
©donaciano bueno

El #último_acto siempre es el mismo? Share on X

«La muerte es una quimera: porque mientras yo existo, no existe la muerte; y cuando existe la muerte, ya no existo yo. Epicuro«.

MI POETA SUGERIDO:  Pablo Dema

Los poemas de William Grove

Hell

No es la enfermedad terminal
ni la ruina económica
ni la guerra que se avecina.

Es descubrirte cada noche pensando
que tu vida sería mejor
si alguien que has amado
-y no me refiero a cualquiera:
hablo de tu padre, tu hermano, tu hijo-
estuviera por fin muerto.

Conduciendo en medio de la noche

Ahora que el coche comienza a hacer un ruido raro
y el agua está llegando a la altura de las luces que vacilan
comprendo cuántos errores he cometido en las últimas horas.

No presté atención al alerta que daban en la radio cuando partí por la mañana.
No le hice caso a mi amante
cuando me dijo que no me largara a la ruta con esta tormenta.
(Ella ya no quiere saber nada conmigo,
pero hubiera preferido que pasara la noche en el sofá).
No quiero recibir un llamado a medianoche avisando que te hiciste papilla, dijo.

Pero hasta un cobarde como yo es temerario cuando se siente despechado.
Ahora la lluvia arrecia
y sólo circulan de frente los camiones de gran porte.
Lejos de mejorar, la situación empeora cuando bajo la cuesta
y después de un último parpadeo las luces se apagan.
Alrededor todo es oscuridad y agua que golpea.

Salir fue un error,
volver fue un error,
seguir fue un error.

Me pregunto si esta evaluación
no se aplica también a lo que hice en el día de ayer,
a la última semana,
al mes, al año entero
y al resto
de mi vida.

Colecho

para Virginia

Sin despertar veo surgir el día.
En la cama de al lado
una sombra dormida solloza.

Aprendí una cosa durmiendo
en albergues y pensiones.

Intentamos en vano
que nuestro niño duerma solo.
No puede ser ya un hombre
porque un hombre es un niño
que ha perdido a su madre
y la persigue a ciegas
en sueños
para siempre.

Toneladas de barro había en mi corazón

No te dedico un poema
porque todo lo que sale de mí
está sucio de mí.

Ninguna palabra en la noche,
solo mis manos
edificando la muralla muda
por donde nadie pasa.
Y vos dormida al otro lado,
mitad materna del nido que somos.

No te dedico un poema
porque todo lo que sale de mí
está sucio de mí.
Toneladas de barro había en mi corazón.

Un amigo

No hay flechazo de la amistad, sino más bien
un hacerse paso a paso,
una lenta labor del tiempo.
Éramos amigos y no lo sabíamos.

Maurice Blanchot

1
Hablamos, hablamos,
pasan los días
y no nos hacemos amigos.
La llama del mechero
nos guarda en su círculo de luz,
cuando el sol agrande la cocina
no tendremos ya el mismo centro,
cada uno lo será
de un mundo grande
donde los dos estaremos solos.

2
Aparecen las manchas de humedad
en los altos muros de los diques interiores;
es la amistad que se filtra,
impregna la mampostería, hace olor,
crecen líquenes y hongos,
seres que viven en la felpa de la materia necrosada.

Hablamos, bebemos, reímos
y nos vamos haciendo amigos.

3
Hacer amigos
Hacerse amigos.

Un chico descubre que hay otro en el recinto,
de repente corre mirando al desconocido de soslayo,
el otro lo persigue,
ríen al mirarse de frente por primera vez:
son amigos
y vuelven a correr.

Fácil amistad,
tierna y dulce, pura amistad
que empieza de la nada
y termina sin dolor.

Una amiga

I
Pasé frente a tu edificio esta mañana
y vi la ventana del departamento
en el que solíamos estudiar.

Si vivieras allí todavía,
si te hubieras quedado,
serías una autora
con un par de poemarios buenos;
pasarías frío en el invierno,
trabajarías de cualquier cosa
porque te cuesta dar las últimas materias,
ganarías poco
y no mucho más que eso
sería tu vida.

Pero te fuiste como todas
las estudiantes pueblerinas
para habitar una casa
con calefacción central,
un marido algo recio pero bueno
y unos niños que son
la luz de tus ojos.

Notarás que no abro juicios
ni hablo de chatura.
La aplanadora del tiempo
nos pasa por encima a todos,
a los que somos
y a los que quisimos ser.

II
Querías ser Alejandra
pero el furor lírico
te duró dos cuatrimestres.

Si escribieras todavía
serías
la loca de la familia,
pasarías con tu estampa etérea,
un buzo arratonado demasiado largo
y el pelo cortado a lo garçon.
Serías invisible en la calle
y un par de críticos distantes
te habrían dedicado
una reseña favorable.
Nos veríamos de vez en cuando
comentaríamos con amargura el estado
calamitoso de la nueva poesía
aunque no sabríamos ni por asomo
de qué estamos hablando.

Serías ella,
serías por fin vos misma,
no serías nadie
y estarías sola
con la poesía.

III
Al llegar, un poco de Satie o Leonard Cohen,
un par de tomates, naranjas
y una botella de agua bebida del pico.

Tu flacura blanca
desparramada en la cama,
el cigarrillo y un libro de poemas.

Toda la noche
haciendo la noche,
sólo vos
y tu cuaderno de notas;
a veces
una amante furtiva
despedida al poco tiempo
para producirte una llaga que lamer
en los días siguientes.

Harías
una literatura salvaje
que haría
estallar tu antigua furia
contra los paredones del mundo.
Si fueras así,
fotofóbica y neurótica,
adicta al café y a Emily Dickinson
tendrías tal vez
noticias mías.
«Filos», una propuesta diferente

En el aire

Nos contaste que en Nantes
una chica te sirvió un crêpe de naranja.
Cuando lo dejó sobre la mesa,
le acercó una chispa con su encendedor
y la golosina ardió un instante ante tus ojos.
Brillaba, comenzando a derramarse, el almíbar tibio.
Fue tan hermoso, dijiste,
que no pude contener las lágrimas.

Estabas solo.
Tu esposa en un continente,
tu madre enferma en otro
y tu padre ya en ninguno.

En los días que compartimos
varias veces hablaste de la soledad.
Al despedirnos nos dimos un abrazo
y dijiste la palabra amigo.

A todo esto lo escribo en el aire,
ese lugar donde las cosas se vuelven
más intensas, más hermosas, más frágiles.

Nacimiento

para Ana y Eva

Dos corazones
del tamaño de una almendra
imitan, en su latido,
el sonido de la nieve
cayendo sobre un lago nocturno.

Lo que acontece en secreto
siempre adquiere el ropaje del milagro,
como un paisaje nevado
descubierto en la mañana
como las dos almendras rosadas
titilando calladas en la noche.

Lo demás,
las cosas, el mundo, nosotros,
¿cómo saldremos del asombro
de sentirnos engendrados por lo que nace?
El universo confluye, de repente,
en esa doble hendija de luz
que son las recién nacidas;
y todo lo que de ellas viene, a su vez,
queda teñido del brillo inaugural
todavía difuso pero esplendoroso
de su mirada.
Poemas (inéditos)

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UN JOVEN DESCREÍDO [Mi poema]
Verdi Cevallos Balda [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Yo nací para creer
que el cielo era el paraíso
y accedías a ese piso
aunque no lograras ver.

Y fue, pasando al crecer,
que la idea original
se quedó en el orinal
sin llegar a florecer.

Y así me ocurrió que yo,
el roble joven, fornido,
se convirtió en descreído
y del cielo se apartó.

Ahora en este atardecer
busco a Dios y ya no veo
y aunque lo encuentre, él no creo
me quiera reconocer.
©donaciano bueno

Tantas veces llamando y sin ninguna #respuesta? Share on X

Así es la vida en general. Cuando naces, sigues las directrices de los que te educan. Cuando crees que tienes la capacidad de andar por tu cuenta, tomas tus propias decisiones. Cuando llegas al final y ves las orejas al lobo, intentas retornar al principio.

MI POETA SUGERIDO: Verdi Cevallos Balda

Holocausto

Tu rostro se adueño de mi mirada
como el imán se adueña del acero;
de tu gracia en la espléndida alborada
mi vida se apagó como un lucero.

Tu belleza, tu magia, tu perfume,
me enfermaron de lánguida inquietud;
cual cirio que ante una ara se consume
ante tu vida ardió mi juventud.

En el jardín de tu impecable encanto
tembló la rara orquídea de mi llanto,
se desangró en el clavel de mi pasión.

Si algún día te alejas de mis playas,
¡oh amor, a donde quiera que tú vayas
irá el fantasma de mi corazón!

Mi destino

Si es pecado mi amor, pecado sea;
si es delito tenerte en mi memoria,
pagaré yo mi culpa cuando vea
que ha llegado el final de nuestra historia.

Si es pecado llevarte a todas partes
fundido con mi sangre en cada grito…
no importa la condena, si al amarte
me olvido del perdón y el delito.

Yo habré de obedecer este destino
que me obliga a adorarte con pasión…
Si este amor es pecado o desatino,
no importa condenarme por amor…

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LA QUE FUMA EN PIPA [Mi poema]
Rodrigo Armoa [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

(palabras moribundas)

Es la que fuma en pipa, la cachimba,
mejor debe decirse que fumaba,
que aquí ya se acabó lo que se daba,
después de subastarse en una timba.

Y es que hoy ya no tiene quien la escriba,
del tiempo en que triunfó nadie se acuerda,
se fue como otras muchas a la mierda
muriendo poco a poco a la deriva.

Que voces hay que tiene el diccionario
de un tiempo en que gozaron de importancia
y hoy quedan para ejemplo funerario.

Después de subsistir sin militancia,
esclavas del maldito calendario,
quedaron ya sin chicha y sin sustancia.

A expensas del profit de los humanos
se espera te respeten los gusanos.
©donaciano bueno

Las #palabras tienen su propia vida a la que los humanos manosean con descaro? Share on X

Palabras moribundas. Muchas mueren porque desaparecen las cosas u oficios que representan. Quedan así fuera de la lengua palabras, algunas centenarias y términos que tuvieron una vida muy breve.

MI POETA SUGERIDO: Rodrigo Armoa

Si vos queres

Si vos queres
vamos a pasear al conurbano
nos perdemos en los pasillos de La Cava
jugamos a las escondidas con los miedos
también podemos mirar un rato
las casitas de La Boca
y clasificarlas en colores y formas
y besarnos un domingo de local.
Si queres nos tomamos el bondi
y sacamos las manos por la ventana
¿Si no nos mataron solos, quien nos para juntos?
te invito a jugar a la mancha en la 9 de Julio
a esquivar los autos como esquivamos llorar
las noches que extrañamos a alguien
en alguna estación de servicio
o pintar en la pared del cabildo
“Los pobres también sabemos amar”
y reírnos de la idea de que nuestro amor es político
bien sabemos que es eso
pero también es mucho más.
Podemos imitar la foto de Titanic
desde un tercer piso de la Villa 31
fumamos un porro en algún
barrio de La Matanza
un par de secas cada uno
la tuca te la regalo
y terminar agitados en el colchón
bajo el techo de mi barrio
esto no es un poema de amor
es una propuesta a mi alcance
la cosa está jodida, negra
pero la ciudad es nuestra
la libertad también.

Hemisferio Sur

Me di cuenta que estaba perdido
cuando mi diablo se puso de tu lado
tu sonrisa tibia se proclamaba
reina de la fiesta
me ofreciste beber del cáliz
y recostado sobre una nube de humo
la noche se volvió cotillón
la vida y la muerte se dan la mano
vos partís en dos la coraza
te deseo/ alteza/ te deseo
y viceversa
probé tu crisantemo
el roció regó mi jardín
desesperados hicimos honor
a todas las religiones.

Villa Crespo 4 A.M.

Una ruta doble mano
inútil
un barrio del que nadie vuelve
beso una estatua de oro
filo

tengo los labios nerviosos
la muerte tiene lista de espera
uno de los está soñando

me voy de tu cordillera
escondo un manojo de escarcha
tentación
no creo en la magia
creo que los lobos
son más amigables que la carne.

Kamikaze

Prendí fuego mi cama
ahora no tengo dónde dormir.
Descanso sobre ruinas  (Ediciones Continente, 2021)

No soy un pibe cualquiera

¿Cuál es la verdad?
al fin y al cabo soy
todas las verdades
acaricio el hielo
tibio rock and roll de niños que
saben bailar
visten lindos trapos para llorar
se caen sus versos por el bolsillo roto
de un neceser
¿mi pelo va con la ocasión=
son todos muy hermosos
eso los hará menos poetas
ofrezco mi corazón
eso me hará menos hermoso.

Psicología inversa

Tengo otra idea: esperar
en el andén equivocado.

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UN INDECISO [Mi poema]
Teodoro Vanegas Andrade [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Eres aire que vuela sin rumbo fijo,
marinero que en sueños quiere ser aire,
objeto arrepentido de su desaire,
la palabra que falta de un acertijo.

Viaje eres que conduce a ninguna parte,
que igual lleva al infierno que al paraíso,
en un cristal un eclipse tan impreciso,
una mota que en polvo quiere ser arte.

Nadie de ti conoce si vas o vienes,
puesto que no se sabe subes o bajas,
cuando estás ocupado si es que trabajas
o es que por el contrario tu te entretienes.

La duda que entre tinieblas siempre perdura,
si eres pasado, presente o eres futuro,
si una entelequia eres o un fruto maduro,
realidad tangible o una impostura.

A veces soberano y otras sumiso,
la inquietud que corroe a otra gran duda,
el que a cada momento cambia de muda,
pues se diría que eres un indeciso,
©donaciano bueno

Indeciso: Perplejo, irresoluto, que tiene dificultad para decidirse.

MI POETA SUGERIDO:  Teodoro Vanegas Andrade

AMARGO

Amargo el sol
en llaga de salitre.
Amargo el viento
en flechas de salitre.
Amargo el mar
en la resaca turbia del salitre.
Amarga la mañana,
la tarde
y hasta la luna amarga.

Amargo el suelo,
la nube,
y la lluvia
amargas sin remedio.

Amargo el pan
del hombre
que le tocó vivir
de este País su amarga cabecera.
Pan amargo y pequeño
que no pesa
el sudor de un día en las arenas.

Amargas las pupilas
del que llega a esta llama de salitre.
Amarga la partida
del que se quema en la llama de salitre.
Y amargos los gusanos
y hasta los huesos
carcomidos y rojos por esta llama de salitre.

Amargo corazón;
amargo el paso
del que deja una estatua de salitre.

Amargo el túnel
de la voz,
de la sangre
con que escribo doliéndome esta página.
De Señales de la erranza.
Edit. Casa de la Cultura ecuatoriana.

UBICACIÓN DEL HOMBRE

Yo soy un hombre
que miro desde la altura de los pájaros,
que identifico apenas las cartas geográficas.

Puedo llevar el signo de la cruz,
como la estrella
que dibujaron todos los profetas.

Gritar dolido
cuando se acaba el día
o cuando muere un búho acosado de luz.
Y puedo alzarme al júbilo,
cuando un soldado llega
derrotado en las líneas de la pólvora,
pero latiendo aún su corazón.

Yo llevo mi destino…
y no quebranto el tiempo,
ni el país que señala
la inicial y la senda de mi cuerpo;
y quizá la memoria
si es que un día regresa mi exhumada cal

Yo llevo mi destino…
como todos los hombres…

Ciento cincuenta el juego de la nada

Nosotros …

los que partimos
bajo el agua y sobre el agua,
hecha de piélago de tactos bautismales,
con el esternón
doliéndonos hasta la aguja de lo inefable:
con la lengua
pronta a insultar a dios y sus escamas;
con el sexo
buscando la ferocidad en el acto más tierno;
con las manos en garra,
en puño,
o estrangulando las execrables dádivas.

Los que trajimos toda la pobreza
de abajo,
de los pantanos
sin peces y sin pan y hasta sin tábanos;
del amargo sin sal,
que es el peor de los amargos,
en la garganta,
en el triángulo del vello hereditario,
en la tierra de las uñas,
que es la única tierra
que nos repartieron aún con mezquindad.

Los que dejamos
atrás la puerta
que sólo guarda un miedo vergonzante,
y caminamos, a tiento y sobresalto,
por los sesgos
del cuchillo, del cepo y de los látigos,
del verdugo,
del juez,
y del que se amamanta
bajo el ombligo de todas las deidades.

Los que encontramos,
en los rincones de la desesperanza,
a los marcados
con las escoriaciones de todas las erranzas,
con las rodillas ahuecando el fango,
con sus espaldas pegándose a la hilacha.

Los que nos confundimos
con los que nunca, ni una vez, se numeraron,
y sin embargo
los cuentan mil y uno…
¡ah humillados hasta la astilla de los huesos!
ululantes
como aves de rapiña,
para abatirse luego
con la simple rasgadura de un relámpago.

Los que arribamos
por el sigilo de las oquedades,
con la promesa
de cercenar cabezas,
de desangrar virtudes y bienaventuranzas.

Los de todos los tiempos,
de todas las edades.
hasta aquí alargamos. nuestro paso.

Aquí…

donde los ríos corren más largos.
porque se escamotearon
a la sed de los recién sacramentados,
de los advenedizos
con la lengua partiéntdose
en el terrón umbilical de malas madres.

Aquí…
en el umbral del tiempo aldabonado
de lo que no ha de ser
ni pozo de los muertos
ni callejón de criaturas ácimas.
ni mansión celestial de adanes. de rameras y de santos.

Y esto no tiene nombre.
porque se acabaron todos los signos,
todas las letras.
de la piedra, de la corteza,
de los pellejos desollados…

Y aquí
nos detuvimos,
para advertir que nos levantaremos,
reuniendo todas las blasfemias
para juzgarlos
y lapidarios
a los que nunca más
podremos llamarlos con la voz de la sangre.
A los que con la saliva les manchamos
con la palabra les nombramos…

Ustedes…
los que duermen con la pupila siempre dilatada.
sobre el metal que escamotearon
a los que sólo conocieron el pavor y el hambre.
Los que nunca olvidaron un paraguas,
ni el más esquivo número
en la cuenta del año atrabiliario.
ni los centavos
para burlar el ojo de la aguja.

Los que con siete llaves
guardan la sangre de su sangre.
piedra rosada,
huerto sin frutos,
cascabel en las alas de un pájaro asexuado;
niñas de apelativos.
niñas de piel dulcificada,
que juegan
con la moneda de Dios entre las sábanas.

Ustedes,
los que reparten el polvo de Caín
en medidas espantables,
para que nadie reclame de sus cálices.
de su harina de gúla cotidiana,
de las esclusas rotas de su poder y su substancia.

Los que en el rescoldo de la sangre.
en la primera luz
del túnel al que nos obligaron,
echaron las cenizas del salmo,
para cegar a los que vieron,
para herrumbar la azada de los débiles.
para pulir el ombligo de los fuertes.

¡Ah cajas vacías
que se les va estrechando el corazón de las dádivas!
¡Ah silbadores
del viejo hueso de las fábulas!…
guardadores del aldabón de las divinidades;
y sus hijos,
los más antiguos habitantes.
la imagen,
el testimonio
de las calles que aún están quemándose.
Pobres demonios sin artificios y sin clámides.
corriendo tras el hilo
de un pecado que nunca dibujó
ni siquiera la curva de la fealdad.
Huérfano sin remedio
que cada noche mueren musitando:
«hoy estarás conmigo en el reino de mi padre».

Ustedes.
rostros de furiosa imaginería,
capaces de enturbiar y rendir en todos los jardines,
a los colores anhelantes de la mañana.
Ojos en los que toda distancia se vuelve tan cercana
para medir
al sin techo y sin descanso,
al caminante
que nunca halló una ciudad con tibios callejones.
Oídos por los que toda campana toca arrebato
por el que ya no tiene sitio
para decir su verdad inaplazable…
ni en el vertedero del sobresalto,
ni en los pabellones del confinamiento,
ni en los sótanos,
ni en el patio
de la ráfaga aventada del último milenio.
Manos en las que toda balanza
desborda el agua para lustrar a los culpables,
y ahogar a los suplicantes
pidiendo perdón
hasta por la inocencia de los antepasados.

Ustedes,
albaceas de todo júbilo,
invitados al vaivén de la hiedra.
los de la tinta negra entre ceja y ceja:
los que antes del hartazgo
firmaron la sentencia
de quien, ayer no más,
codo con codo,
migaja con migaja,
partían la hermandad de la pobreza.

Ustedes,
ustedes,
ustedes
y los iguales a ustedes,
del mismo légamo,
los que nos ofrecieron
arrancarles la cuerda que les une,
más arriba
de las candelas y del viento del medioevo…

Ellos …

los iguales a ustedes,
del mismo pus,
nos prometieron
al filo de un lenguaje con mil ecos …
nos juraron
por Jesucristo,
un hombre entre los labios al hablar de la muerte:
por Marx,
una hacha
para labrar un cielo sin dios y sin arcángeles;
por Lenin,
un perfil rojo
en la geometría de las escarapelas;
por Mao,
un continente de amor y poesía;
por el Che,
un saeta sin bandera y sin arco…

¡Ah! cuántas promesas,
cuántas intenciones,
entre los dientes,
en los puños,
y rebozando el corazón.

Pero ¡ay!
nosotros éramos los débiles…

La luz va siendo un hilo,
un puntito achicándose a cada sacudida;
y la última hendija del respiro
le cierran siete clavos,
y ya no es más,
no es más este latido.

¡Ah si la tierra abriese sus raíces!
con el deslumbramiento de sus luces ocultas.
hasta hacernos creer
que la tiniebla nunca hubo existido.
Hasta que el ritmo de lado y lado de la frente,
del amargo en la lengua,
y de las yemas de los dedos
se escarmenen.
Hasta hacemos creer que no hubo miedo,
y que arriba
los pájaros, el agua, el viento,
nos hacen buenas señas.
Hasta hacemos creer que la mano no tiembla,
y echó la piedra
y cayó sobre el espino negro.
Hasta que el lienzo que nos amordazó
y copió las líneas del llanto y la tristeza
se enrede
en las alas del pájaro que no vuelve.
Hasta hacernos creer
que la saliva y las blasfemias
fueron siquiera una sorpresa.

Pero ¡ay!
ustedes y ellos eran los más recios,
los dueños de los sucederes,
del fin de la querella,
del grito,
de la última letra de los albedríos.

Nosotros
éramos los obligados del silencio,
los sin pared y sin dinteles,
los sin vestiduras,
los sin nadie.
y al fin hasta sin muerte.

Y nos quedamos
para que otra vez
y otra vez
y otra vez
caiga y ruede y se levante
nuestra cabeza,
hasta el último cascarón de la existencia,
hasta el final encaje
de la albúmina del tiempo.
Ganador del Primer Premio del Ismael Pérez Pazmiño de 1980

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REFLEXIONANDO [Mi poema]
Vicente Amador Flor [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Existir, ser, estar
mirándose al espejo cada día
creyendo en lo que refleja y no dudar
si esa mueca es de susto o de alegría.

Vivir, contar, cantar
en la ducha las coplas que quisiera
que acerquen al pasado; y recordar
que es vivir lo que entonces él viviera.

Sentir, soñar, amar,
querer tocar el cielo con las manos
ansiando ver que dios al despertar
igual te quiera a ti  que a tus hermanos.

Y al viento contemplar
que acaricia y que besa tus mejillas.
Y, sin verle, del gesto disfrutar
del olor de las lindas florecillas.

Andar y recortar
el tiempo de esta vida tan pequeño,
sabiendo que nuestro fin ha de llegar
dejando para el fin el mejor sueño.

Éste soy yo, un juglar,
un poeta subido en una nube
que disfruta en su atalaya al contemplar
como allí, lo que baja, siempre sube.
©donaciano bueno

Vivir es observar la vida,

MI POETA SUGERIDO: Vicente Amador Flor

Vicente Amador Flor

Evocación

Retornando al Ayer de nuestra vida
hoy me siento sin ti como el viajero
que busca en vano un amoroso alero
en una gran ciudad desconocida.

Hoy nada te suplico ni te exijo;
es inútil soñar el alma nueva;
y sin embargo el corazón te lleva,
como un niño que lleva un crucifijo.

Por sendero distintos trajinamos
y el parque donde siempre nos juntamos
sólo existe a través de un espejismo.

Hoy, con la angustia del que nada espera,
en mi dolor, parece que tuviera
el corazón al filo de un abismo.

Desolación

He muerto para ti. Pero no hay duda
que fue tu amor tan puro como un cielo
y que tu mano de impiedad desnuda
me dio a beber la fuente del consuelo.

Hoy me atormenta una tristeza muda
y abrasadora como lava ardiente.
Hoy mi recuerdo a mi dolor se anuda
para clavara espinas en mi frente.

Lejano amor, ¡oh adoración tan alta!,
me siento solo, tu piedad me falta.
Y suspirando, el panorama abarco

tal como un viejo capitán marino
que se abandona tristemente al vino
desde la noche que perdió su barco.

En el mar

Apaga el sol sus luminosas fraguas
y sobre el mar -- cuya belleza asombra --
yo te siento venir como la sombra
del divino Jesús sobre las aguas.

A mi doliente soledad te sumas;
en mis saudades silenciosa rondas;
mientras mutila el seno de las ondas
la nave airosa entre un albor de espumas.

Más, de repente sueño contemplarte
muerta, mientras levanta su estandarte
la noche acribillada de luceros.

Y en el confín del mar triste me pierdo.
Y se quedan mis ojos prisioneros
del inmenso dolor de tu recuerdo.

LA ORACIÓN DEL OLVIDO

Llora el recuerdo triste su elegía
y el corazón en su dolor te evoca;
alma yo sé que nunca serás mía
y sin embargo pienso que algún día
he de juntar mi boca con tu boca
en un beso de dulce idolatría.

Bién sé que soy un loco incomprendido
que en vano adoro una quimera santa,
inútil es pensar que si he perdido
el ave de tu amor que ya no canta
como ayer en el huerto florecido.

Hay algo en tu amor, algo tan triste
como el último adiós de tu mirada,
sé que no volverás, la frágil nave
de nuestro amor ya se perdió y la vida
con su tristeza demasiado tarde
que no hallarás la dicha ya perdida.

Dicha imposible, corazón herido,
amor lejano, dulce edén perdido,
templo olvidado donde hoy en día me pierdo,
en él tan solo tejerán su nido
los pájaros errantes del olvido.

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UNA CHARCA [Mi poema]
Vicente Espinales [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Ayer paseando miré a tu acequia,
estaba triste,
sus aguas cenagosas,
antaño claras, limpias y olorosas,
de putrefacción ahora se visten.
De tus sueños ya hoy queda la entelequia
de aquellos que en sobrevivir insisten,
mas nadie te acaricia ni desviste.
Y tu escenario,
al cruel paso del tiempo no resiste
pues nadie ya contigo es solidario.
Casi laguna, acequia, ahora charca,
tus sueños y esperanzas de ser mar
se han perdido en tu incierto caminar
o entre alcanfor guardados en el arca.
Hasta las ranas te han abandonado,
pues ahora ya a tu lado
sólo queda dolor y desconsuelo.
Trágico hoy hasta el duelo
entre sombras se ausenta ensimismado.
Tus ojos dolorosos, desprendidos,
atónitos de afanes escondidos,
lágrimas lloran con olor a muerto
en nombre de un futuro tan incierto
escaso para vivir ya de motivos.
©donaciano bueno

Ah de aquellos #charcos de mi #infancia! Share on X

El paso del tiempo hace que los sentimientos, si no se cultivan, se queden anticuados.

MI POETA SUGERIDO:  Vicente Espinales

Junio

Hermano mayor del mes de Mayo
abiertas están mis puertas
las que nunca se abrieron
para que dejes durante treinta días
la Historia de otros años
y tu presencia como un niño blanco.

Llegas aún entre la lluvia
traes al son en tus columnas
derrámalo en el campo
y entrégame un domingo de ternura

No te llenes de ceniza
ni contemples las ruinas de un pasado
tú y yo podemos ser ancianos
y sin embargo eres nuevo en el verano
y yo con una luna redonda entre mis ojos.

Junio
hay un río que corre en tus laderas
y es mi sed, mi fuerza, mi cerebro
mi relámpago.

Febrero

¡Ya a Febrero lo tengo entre mis sienes
despertando las luces de este invierno;
mientras un barco despide mi tristeza
mis manos llenas de cansancio
arrancan los números finales.

En este nuevo mes
cosecharé luceros,
brotarán las espigas
que sembré en Enero
y habrá por todo mi campo de respuestas
un terminar de campanas y colores.

Es tan corto mi amor es tan hermano
que llega a humedecer hasta mis versos,
pero es sincero en mi ventana de sorprersas
ciegamente lo espero.

Febrero, no sé por qué
tú me entregas en tus marcados días
lo que desde hace mucho tiempo anhelo.

Celos

Baja un poco la sombrilla
El sol está quemando tus pezones
Y sobre la arena caliente
Un par de piernas se entusiasman.
Y te aclaro que no me sorprendo de nada.
Simplemente tengo terror a los anzuelos
A los ojos desorbitados
A la malicia servida a plena luz del día
Y a la falsa posición de los abrazos.
Talvez me esté consumiendo en mi vejez
O en esa libertad repasada que me acusa.
Pero me importa más
Que todo el tiempo ya vivido
Tu perfil de fruta apetecida
Tu busto al viento
Y esa copa derramándose en mi mirada.
No te inquietes
Si digo que bajes la sombrilla
Si es que importa.
Caso contrario, desnúdate más
Y más. Que así es como yo te amo.
Y que todos entiendan
Este lenguaje de amor
Que tengo para tu cuerpo.
Y esta razón de amarte
Para tu enriquecida vida.

Llamada

Me dicen que llamaste
No sé desde dónde.
Tus vuelos son tan mágicos
Que en mí son separaciones.
Ayer una, hoy otra.
Y talvez mañana la última.
Siempre es la última.
Porque volvemos galopando
Al sitio de la entrega.
Allí sin timbres alucinantes,
Sin interrogaciones
Los cuerpos son los cuerpos
Las pieles se deshojan.
La noche es una sola.
Y los dos entrelazado
Para seguir el cuento.
Pero ayer mismo te fuiste
Y comprendo que andas desesperada.
Ahora otra vez
Quiero volver conmigo
Para lo mismo, para lo mismo.
Talvez te vuelva a recibir
Pero por si acaso no te molesta
Haz un esfuerzo
Y vuélveme a llamar.

Discúlpame

La puerta estaba abierta
Arreciaba la lluvia
Hacía mucho ruido en el tejado
Y el viento era una constante
Entre mis huesos.
Almacenaba de verdad anhelos
Desde la última llamada de emergencia.
No enloquecía. Suspiraba en medio
De la inquieta soledad
Que entraba de puntillas poco a poco.
Decidido entonces a permanecer despierto
A ser guardián de mis propios sueños
A tratar de embriagarme con recuerdos
Y a no dejarme vencer en el cansancio.
Así llego desnudo a tu aposento
Al mismo lugar de los encuentros.
En donde ni tú ni yo nos consolamos
Invierno tras invierno.
Discúlpame me ensortijó el deseo
Me bañé sin quererlo en tus adentros.
Y lentamente fue descendiendo en la promesa
Hasta quedarme frente a ti sólo en mis ojos.
Ahora, bien puedes marchitar la lluvia
Que aún se anida entre mis huesos.
Soy el mismo de ayer con más sigilo
Y sin embargo tirito todavía.
Vamos, dejemos los lamentos
A la tierna suspicacia del anhelo.
Los dos somos una guitarra desprendiéndose
En la noche
Con un canto latiendo en cada cuerda.
No me sorprendas cerrándome la puerta.
He venido a tu encuentro.
Tómame, desgárrame, incinérame.
Sólo tú conoces la adivinanza de mis besos.
No le hagas sombra.
Siémbralos en tu amanecer
Bajo la lámpara.

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QUIERO ESCRIBIR UN VERSO [Mi poema]
Carlos Gorostiza [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Quiero escribir un verso que destruya
al mundo cual si fuera un cataclismo,
plagado de ignominia y de cinismo
lanzando a mil toreros con su puya.

Un poema blasfemo que se cague
del mismo en sus miserias, sus escorias,
supuestas falsedades de sus glorias,
que encienda una fogata y nunca apague.

Un canto a la maldad sin restricciones
que invite a ser más malo que la quina,
provoque una explosión con gasolina
en medio el desenfreno las pasiones.

Un verso en que a los hombres los desnude
dejando al descubierto sus miserias,
del vientre sus inquinas, sus histerias,
de forma que al pasar nadie salude.

Y al dios, aquel que está siempre escondido,
que salga ya por fin de su agujero,
y pare, si es capaz, tal desafuero
del mundo al cenagal en que está hundido.

Y empiece a construir otro en que rija
la paz, la libertad y la justicia,
un mundo en que no exista la avaricia
y si hay algún defecto, lo corrija.
©donaciano bueno

Un #mundo_feliz? pues eso. Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Carlos Gorostiza

La casa del silencio

La casa del silencio
se yergue en un rincón de la montaña,
con el capuz de tejas carcomido.
Y parece tan dócil
que apenas se conmueve con el ruido
de algún árbol cercano, donde sueña
el amoroso cónclave de un nido.

Tal vez nadie la habita
ni la quiere,
Y acaso nunca la vivieron hombres;
pero su lento corazón palpita
con un profundo latir de resignando,
cuando el rumor la hiere
y la sangra del trémulo costado.

Imagino, en la casa del silencio,
un patio luminoso, decorado
por la hierba que roe las canales
y un muro despintado
al caer de las lluvias torrenciales.

Y en las noches azules,
la pienso conturbada si adivina
un balbucir de luz en sus escaños,
y la oigo verter con un ruido
ya casi imperceptible, contenido,
su lor paternal de tres mil años.

Nocturno

A Eduardo Luquín

Esta noche sin luces y esta lluvia constante
son para las historias de aquellos peregrinos
que dejaban el lodo de sus buenos caminos,
cegados por la recia tempestad del instante,
y con paso más firme seguían adelante,
al lucir de los nuevos joyeles matutinos.

Esta noche sin luces aguardo ante mi puerta
los tres toques de aldaba que tocará un viajero,
y, no obstante, podría negarle mi dinero,
el calor de la alcoba o la paz de mi huerta;
pero vendrá a mi casa y al corazón alerta
porque siempre me busca cuando yo no lo quiero.

E iluminado por el espejo que brilla
-todo un campo de luz en las horas morenas-
al vaivén de las manos blancas como azucenas
me contará su historia agradable y sencilla,
y a sus labios, ocultos por la barba amarilla,
ha de fluir el canto mortal de las sirenas.

Ya no podré vencerle, ya no tendré la mano
fuerte para arrojarle de mi casa tranquila,
si apenas el relámpago negro de su pupila
le da el pequeño orgullo de llamarme su hermano,
mientras retiene un poco del cielo de verano
la lluvia pescadora con sus redes en fila.

Pero tú, que de nobles éxtasis te revistes,
no abras nunca la puerta para dar hospedaje.
Ten el oído sordo cuando ceda un ramaje
bajo la taciturna pisada de los tristes,
o busca el más secreto bálsamo si resistes
a no probar el ímpetu fantástico del viaje

La luz sumisa

Alarga el día en matinal hilera
tibias manchas de sol por la ciudad.
Se adivina casi la primavera,
como si descendiera
en lentas ráfagas de claridad.

La luz, la luz sumisa
( si no fuera
la luz, la llamaran sonrisa )
al trepar en los muros, por ligera,
dibuja la imprecisa
ilusión de una blanda enredadera.
¡Ondula, danza y trémula se irisa!

Y la ciudad, con íntimo candor,
bajo el rudo metal de una campana
despierta a la inquietud de la mañana,
y en gajos de color se deshilvana.

Pero puso el Señor,
a lo largo del día,
esencias de dolor
y agudo clavo de melancolía.

Porque la claridad, al descender
en giros de canción,
enciende una alegría de mujer
en el espejo gris del corazón.

Si ayer vimos la luna, desleída
sobre un alto silencioso de montañas…
si ayer la vimos derramarse en una
indulgencia de lámpara afligida,
y duele desnatar en las pestañas
el oro de la luna.

Borrasca

Noche, madre sombría,
de nubes negras y relámpagos ágiles,
cuyos gritos de luz al mar doblegan:
Menesteroso de silencio, pido
tres palmos de la orilla
desolada,
de donde pueda regresar sencilla,
como un fuego marino, la mirada.

Nublada debo de tenerla ahora,
mientras el mar castiga sus lebreles,
si tú piensas la angustia de una estrella
– viento del norte la desprende el oro –
y yo, sin los resabios
del camino,
en un beso feliz, añejo vino,
dulce soplo de brisa entre losa labios.

En el mismo sendero son viadores
un límpido crepúsculos de luna
y el pájaro fugaz de la tormenta.
Para un mismo viajero
se divide en jornadas el camino,
porque pasan la aurora y el copo del lucero
vespertino
en un solo sendero.

Noche, madre sombría:
Cuando llegue el minuto negro de mi borrasca,
hazme sufrirlo aquí, junto a la orilla
del agua amarga.
que, si me vienen ganas de llorar,
quiero tener azules las ideas,
y en mis palabras el sonar
de las mareas.

El enfermo

Por el amplio silencio del instante
pasa un vago temor.
Tal vez gira la puerta sin motivo
y se recoge una visión distante,
como si el alma fuese un mirador.

Afuera canta un pájaro cautivo,
y con gota fugaz el surtidor.

Tal vez fingen las cortinas altas
plegarse al toque de una mano intrusa,
y el incierto rumor
a las pupilas del enfermo acusa
un camino de llanto en derredor.

En sus ojos opacos, mortecinos,
se reflejan las cosas con candor,
mientras la queja fluye
a los labios exangües de dolor.

Cuenta la Hermana cuentas de rosario
y piensa en el Calvario
del Señor.

Pero invade la sombra vespertina
un extraño temor,
y en el péndulo inmóvil se adivina
la séptima caída del amor.

Tal vez gira la puerta sin motivo.
Afuera canta un pájaro cautivo,
y con gota fugaz el surtidor.

Elegía

A Ramón López Velarde

Solo, con ruda soledad marina,
se fue por un sendero de la luna,
mi dorada madrina,
apagando sus luces como una
pestaña de lucero en la neblina.

El dolor me sangraba el pensamiento,
y en los labios tenía,
como una rosa negra, mi silencio.

Las azules cenéforas de la melancolía
derramaron sus frágiles cestillos,
y el sueño se dolía
con la luna de lánguidos lebreles amarillos.

Se pusieron de púrpura las liras;
las mujeres, en hilos de lágrimas suspensas,
cortaron las espiras
blandamente aromadas de sus trenzas.

Y al romper mis quietudes vesperales
lo gris de estas congojas,
las oí resbalar como a las hojas
en los rubios jardines otoñales.

Apaguemos las lámparas, hermanos.
De los dulces laúdes
no muevan le cordaje nuestras manos.
Se nos murieron las siete virtudes,
al asomar
los finos labios del amanecer.
¡Ponga dios una lenta lágrima de mujer
en los ojos del mar!

Espejo no: marca luminosa…

Espejo no: marca luminosa,
marca blanca.

Conforme en todo al movimiento
con que respira el agua

¡cómo se inflama en su delgada prisa
marea alta

y alumbra -qué pureza de contornos,
qué piel de flor- la distancia,

desnuda ya de peso,
ya de eminente claridad helada!

Conforme en todo a la molicie
con que reposa el agua,

¡cómo se vuelve hondura, hondura,
marea baja,

y más cristal que luz, más ojo,
intenta una mirada

en la que -espectros de color- las formas,
las claras, bellas, mal heridas, sangran!

La casa del silencio…

La casa del silencio
se yergue en un rincón de la montaña,
con el capuz de tejas carcomido.
Y parece tan dócil
que apenas se conmueve con el ruido
de algún árbol cercano, donde sueña
el amoroso cónclave de un nido.

Tal vez nadie la habita
ni la quiere,
Y acaso nunca la vivieron hombres;
pero su lento corazón palpita
con un profundo latir de resignando,
cuando el rumor la hiere
y la sangra del trémulo costado.

Imagino, en la casa del silencio,
un patio luminoso, decorado
por la hierba que roe las canales
y un muro despintado
al caer de las lluvias torrenciales.

Y en las noches azules,
la pienso conturbada si adivina
un balbucir de luz en sus escaños,
y la oigo verter con un ruido
ya casi imperceptible, contenido,
su lor paternal de tres mil años.

Mujeres

A Ciro Méndez

De mi ciudad sonora
viene al pueblo de tibia somnolencia,
donde saben a sal los labios de la aurora.

Y traje una dolencia
de mis valles,
ansiosos de marina transparencia.

Cruzaban las angostas cintas de las calles
mujeres de aguzados senos
y agilidad de música en los talles.

Había sol en los rostros morenos;
dos ágatas de luz en sus pupilas,
y en sus labios melifluos los venenos.

en onduladas filas,
eran como de cálidas palomas
Por el limpio tejado de las montañas lilas.

Y soñaban en pomas
paradisíacas de filtrado jugo,
y en un idilio de los vientos con los aromas.

Al Señor Nuestro plugo
darles líneas de copas transparentes,
como se reza en Hugo.

Y secaron mis fuentes
por esa gota lánguida de un beso
en las finas copas de labios adolescentes.

Córdoba, cofre de mujeres, dulce embeleso:
Les prometí la luz de un arrebol
por esa gota lánguida de un beso…

¡Y me dieron el sol!

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NO ME MUEVE [Mi poema]
Vicente Muñoz Elizalde [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

No me mueve a escribir, cuando yo escribo,
un afán de renombre y lucimiento,
pues que expreso sincero lo que siento,
y le pongo aquí al mundo por testigo.

Que la fama no tienta ni persigo,
mi deseo es volar como hace el viento,
en la sombra escondida de un lamento
germinando en la espiga como el trigo.

Lo que ansío es vivir en libertad,
que nadie ose tocar mis sentimientos
muriendo si es preciso en soledad.

Ausente de bondad y de maldad
caso omiso atención de otros ungüentos,
suplicando tan solo a Dios piedad.
©donaciano bueno

Una #mentira_piadosa? Share on X

En realidad lo que aquí expreso es una pequeña mentirijilla que espero me sepáis perdonar. La verdad es que todos deseamos que además de que alguien nos lea, haya alguno al que le guste.

MI POETA SUGERIDO:  Vicente Muñoz Elizalde

Balada

1
Rotas la ceja de oro
y la trenza de plata,
quemado el labio fino,
la muñeca cortada,
de sus venas celestes
sale una vid dorada,
de sus pupilas verdes
vuelan dulces torcazas.

La miel estremecida,
la fontana abrasada,
el guijarro en el cielo,
el rayo bajo el ala,
es el hijo del hombre
y en su lengua quemada
puso el hombre su hierro,
su cuchillo y su estaca.

Aquél que está sediento
pese a ser toda el agua,
aquél que de hambre sufre
siendo el pan y la vianda,
el que cruza la sombra
siendo su mano el alba,
el que precisa amor
siendo el amor y el ara,
está preso en el leño,
está en silencio el arpa,
la luz cual ave ciega
choca en la piedra amarga.

2
Como todos los hombres
que sufren, se llamaba:
López, Quiñónez, Cuesta,
nombres con que see llaman
los que rompen la piedra
y los bosques arrasan,
los que abonan la tierra
con sus manos sagradas.

Era sencillo y pobre
el que iniciaba el alba,
el que regia los soles,
el que al partir lloraba
los dolores ajenos
las ajenas ansias.

Lo llamaban el Cristo,
pero yo lo llamaba
Juan Dolor, Pedro Llanto,
Gil Tristeza, Luis Lágrima.
En todos los oficios
humildes trabajaba:
cinchador de toneles,
vendedor de barajas,
labriego de las ferias,
carpintero de barcas.
Vivía las profesiones
en las que sufre y calla
el hombre de los pueblos,
en las que muere y calla.

Él en Francia era Pierre
y Giovanni en Italia,
en América, John,
Ludwig en Alemania,
Arthur, Domingo, Paul,
Stephan. Caminaba
por todos los senderos
con su rota sandalia.
Lloraba su ojo izquierdo
en la estepa quemada
y era su ojo derecho
lágrima sobre el África.

3
Yo te amé en otras vidas,
fui tu hermano y amigo,
lloré cuando te alzaron
al madero asesino,
te busqué en Hiroshima
entre violentos vidrios,
entre agujas de fuego,
sepultado y perdido,
te llamé en Nagasaki
con el nombre de un niño,
con las señas de un viejo,
rey de los desvalidos,
y no eras como hoy eres
Cristo Jesús, el Cristo,
sino Juan el quemado,
sino Luis el mordido,
sino Pedro sin ojos,
Ezequiel sin destino,
buscado el padre ajeno,
perdido, el hijo mío,
entre aletas de fuego
entre hierros torcidos,
pieles sin mano y dientes
de sus bocas perdidos.

Cristo no. Te llamabas
Nakawa, Fiyusimo
y eras pastor y obrero,
soldado y campesino
hijo del hombre, quiero
decir como yo mismo.

Tú no eras Emmanuel
sino el pueblo judío,
el de la dura erranza,
sin agua, peregrino,
lámpara sin aceite,
soledad sin asilo.
Eras jacob, y el ángel
no podía contigo.
Eras Moisés, tu paso
roturaba el camino
con sal y llanto de hombre
hacia la paz del trigo,
hacia el beso del pan
y los ángeles de hilo.

Sin embargo, en Oswiecim
fuiste de nuevo Cristo,
en Dachau te quemaron
hombres desconocidos,
te arrancaron los ojos
oxidados cuchillos.

No, no eras Emmanuel
sino el pueblo judío.

5
Sólo el clavo de fuego,
sólo la zarza en llamas,
hecho trizas el paño,
vuelta lágrima el agua,
el panal de sus labios
es una flor tronchada,
la abeja de sus ojos
no puede abrir el alba.
Muerto el hijo del hombre
para la luz que pasa,
para el color que muere,
para el ave sin alas.

Rotas la ceja de oro
y la trenza de plata.
Segundo premio en el Ismael Pérez Pazmiño de 1965

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LA SIESTA [Mi poema]
José Javier Villarreal [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Cruzaba yo la floresta
una tarde de verano
con el sombrero en la mano
y el sol calando en la testa.

Cuando la mano siniestra
repasando iba la frente
llegó un viento de relente
e invitó a echarme la siesta.

Arrimé a mi mano diestra
y apoyé mis posaderas
junto al río en las choperas
con habilidad maestra.

Allí tumbado a la sombra,
a la vereda del río
descubrí que el albedrío
es como al cielo una alfombra.

Que tirarse a la bartola
no es literal como el dicho,
que es un divino capricho
con el que soñar mola.

Que es un hecho relajante
que produce una modorra,
que es como vivir de gorra
sin tener que ser mangante.

No existe mejor propuesta.
cuando el quemazón calcina.
Para aplacar la calina
¡la siesta, no hay mejor fiesta!
©donaciano bueno

A mi que no me quiten la #siesta! Share on X

¡Qué hay que no se haya escrito de la siesta!. Pero por mucho que se haya dicho, no hay nada comparado con disfrutarla.

MI POETA SUGERIDO: José Javier Villarreal

Estoy viendo una silla

pero pensando en un perro.
Pareciera que afuera el viento se hubiese calmado
ahora que estoy viendo una silla
pero pensando en un perro.
Las asociaciones se me dan con cierta facilidad,
incluso al escribirlas logro imprimirles
cierto metro melódico
que las hace pasar como versos.
Hay que tener cuidado -lo dijo Paz,
recordando a Villaurrutia-
de no confundir la inspiración con el facilismo-
ahora que estoy viendo una silla
pero pensando en un perro.
El problema que me presentan siempre
las asociaciones
viene después
cuando tengo que interpretarlas;
es entonces cuando dejo de pensar en un perro
y sólo veo una silla -una silla-
donde tú no estás.

en memoria de Minerva Margarita Villarreal

ALGO NOS HACE FALTA

un sello que no tenemos, un par de monedas,
algún billete de baja denominación. La gente,
que no nos conoce, nos ve de reojo, algo intuyen,
o acaso es que se nota demasiado.
Siempre que se lee con atención hay un epílogo,
una tarde que resucita a los muertos,
un momento de fragilidad al pie de una alta montaña.
No sabemos qué hacer, a quién hablar.
Buscamos y rebuscamos sin saber exactamente qué.
Estamos en medio de un río, pero no se mueve,
cruzamos un desierto, pero hemos perdido la caravana,
el pueblo elegido pasó hace tiempo y, ahora, que intentamos
el paso, las aguas comienzan a juntarse.
Todo lo teníamos planeado, todo estaba bajo control:
el brillo de los ojos, el tono de la voz, la actitud corporal.
El sol brillaba y el viento, por la ventanilla del taxi, nos acariciaba la cara.
No había duda, los cormoranes secaban sus plumas
y los ángeles nos acompañaban en silencio.
Atrás todo estaba por resolverse; sin embargo,
las piezas iban embonando y nosotros nos hacíamos cargo,
el rompecabezas –con sus flores y su cielo azul–
iba adquiriendo forma sobre la mesa;
nadie lo tocaba, nadie –que no fuéramos nosotros–
se atrevía a mover una pieza.

Pero de pronto algo no combina, algo minúsculo pierde su ritmo,
quizá sea la blusa, el comentario o la mirada del taxista,
una pieza que se nos ha caído,
la inquietud de que algo se nos ha olvidado,
la incertidumbre
de que quizás, en el asiento de a lado, o detrás de nosotros,
no haya ningún ángel. El viento ya no entra por la ventana,
la fila es enorme y no avanza, todo se detiene
menos el tiempo,
el tiempo con sus bisagras, con sus inversiones a plazos,
con su mesa de dinero, con el sentimiento de culpa
que ha empezado a mover su abanico; pero el viento
ya no entra por la ventana, ya no estamos en el interior del taxi,
no hacemos fila para comprar un café.
Estás sola, al pie de una alta montaña, viendo cómo la tarde resucita a los muertos,
sintiendo en tu cuerpo el dolor de que alguien, tal vez la empleada doméstica,
ha guardado el rompecabezas y limpiado la mesa.
La gente –que tú no conoces– te mira de reojo
como intuyendo algo. Buscas en tu bolso, pero no sabes qué.
Los ángeles se han ido, los cormoranes no aparecen
y tienes que hacerte a un lado porque tu turno ha pasado
y la gente –que tú no conoces– sigue llegando,
siempre tan segura, tan dueña de sí.

HAY QUIEN TIENE LA GANA de habitar el paraíso.

Como si fuera y se presentara, como si dijera:
aquí estoy, cumplí con mi trabajo, estoy listo y dispuesto,
no tengo temor alguno, puedo sentir el aire fresco,
la brisa sobre mi rostro, la temperatura que me habrá de conducir
por las tersas playas de la felicidad.
Estoy dispuesto a exponerme. Los ángeles –todos de azul marino-
reman alegremente;
la muchacha –no hay necesidad de acentuar su belleza-
se desnuda como si nada frente a los hombres que conversan en el parque
a la sombra de los arrayanes.
Los veleros en la marina, los niños en sus salones,
los jardines y zonas de juego deslumbrando con sus colores.
El paraíso es así. ¿Pero quién lo habita,
quién se atreve a caminar por sus angostas veredas,
quién cree adivinar siluetas en la neblina que se levanta de la superficie del lago?
La pregunta es engañosamente larga pues se divide en preguntas más pequeñas,
en historias menudas, en galerías de una extensa caverna.
Pensar que el paraíso es una extensa caverna
sería tanto como cuestionar la existencia de las aves,
poner en duda la realidad de sus plumas
o ignorar el aire que recorre sus entrañas.
Dónde esté el paraíso no es una cuestión definitiva,
Milton hizo decir a Lucifer que el infierno se encontraba donde él estuviera;
el paraíso, desde esta perspectiva, puede estar aquí o allá, incluso,
quizá, más allá, o, todavía, más acá.
Pero ¿quién lo habita, quién se atreve a llenar el formulario,
a pagar la póliza, a dejarlo todo,
a cerrar la puerta, despedirse, y cruzar el umbral
que debe haber?
Hay quien asegura que ese tiempo nunca se da,
que no hay ocasión propicia para tal decisión.
Habitar el paraíso encierra largas y melancólicas consecuencias,
actitudes no siempre positivas o alentadoras.
Dante volvió a la tierra, pero sin Beatriz, y justamente en ese momento termina la Comedia,
la Vida nueva es una extraña alegoría, dado que se escribió
antes de ir al paraíso.
Me da por pensar, lo cual no tenía claro
cuando empecé a escribir esto,
que tal vez se trate de sobrevivientes,
que lo que llamamos realidad
o vida cotidiana
sea un largo despertar, una extensa mañana, una pradera que parece no tener fin
donde habitan veteranos, hombres y mujeres de experiencia,
ángeles –sin ninguna duda- que por razones muy diversas
y particulares
se vieron expulsados o fuera del paraíso,
y nadie se atreve a confesarlo.
Visto de esta manera no hay pasos ni instructivos,
no hay poemas o cuadros que nos abran sus puertas,
pólizas o actos voluntariosos que nos conduzcan hasta él;
sólo accidentes, vida cotidiana, día tras día
que de pronto se rompe o descarrila, establece su propio tiempo y espacio
donde puede haber o no jardines, pájaros, cavernas,
muchachas de extraordinaria belleza que se desnudan
en los lugares más inesperados.
Del paraíso sólo se conservan sus consecuencias,
y con el paso del tiempo se acentúan sus huellas
aquí entre las cosas de este mundo.

EL MUNDO NO SE ACABÓ, nadie había pronosticado su fin para este cambio de año.

El invierno llegó.
No se trata de pueblos ricos, de culturas milenarias
o mundos sofisticados;
es gente ordinaria que viste con lo que puede,
que toma y come lo que le alcanza,
que ve, los fines de semana, lo que la cartelera del periódico le anuncia,
que las ofertas de un Buen fin
-que tiene su origen en un Viernes negro hablado en otra lengua-
le ilusiona, le ofrece un motivo.
Los bárbaros, que siempre estamos esperando con emoción y miedo
-pese a no conocer el poema-,
no llegaron, no traspasaron la amurallada frontera que nos contiene
y nos obliga a vivir con nosotros, entre nosotros.
El día amaneció frío, la noche anterior lo estaba,
todos los pronósticos lo aseguraban;
sin embargo, en esa continuidad sólo el suministro eléctrico falló;
los aparatos, junto con los demás muebles que nos rodean,
acentuaron su silencio y su quietismo;
nada se movió y nada parpadeó.
El día se revelaba inédito, siendo tan parecido
a los días del año anterior, era distinto,
más serio, anguloso, cercano a la fisonomía y carácter de mis ancestros.
Esto lo sé por Minerva, por una amiga de Minerva
que le mandó una liga sobre la familia Villarreal.
De San Miguel de Allende a Monclova, de las minas
al Valle de las Salinas. Hombres y mujeres de su tiempo,
soldados y terratenientes, infatigables matronas
que sacrificaban su belleza en familias numerosas.
“Perseguidos todos ellos”, aclaró Minerva.

Este año llegó porque le correspondía, no porque quisiera;
la falta de luz aún no se ha resulto y sigue siendo un misterio que espero pronto se aclare.
(“Trabajamos las veinticuatro horas –me advirtieron-, pero el servicio puede demorar
de una a treinta horas;
claro que llegaremos lo antes posible”.)
Aquí me había atascado. Llegaba al punto de la dubitación.
Varias veredas ¿Por cuál seguir?
¿Ahondar en el clima? ¿Continuar con la familia? ¿Decir
-lo cual es mentira- que la batería de la computadora se había agotado?
¿Intentar descubrir una epifanía con respecto al cardenal que se posó en la rama
de la anacahuita
que tengo enfrente,
tras la ventana?
Eran cerca de las nueve cuando llegamos a la tiendita de la carretera en Potrero.
Mi madre se quedó en el auto.
Minerva y yo entramos dispuestos a comprarlo todo, a preparar nuestra cena.
El dependiente era sumamente simpático y amable, y lo más que se había internado
en México era Ensenada
-a hora y media de la frontera-.
Nos mostró los quesos, los congelados
y la variedad de botanas que exhibía bajo el mostrador.
Llegamos a Tecate y pusimos la mesa;
mi hermano había llevado Noche buenas.
Obviamente que he vuelto al año anterior, había luz en la casa de mi madre,
el invierno todavía no asentaba sus reinos
y en esa geografía no hay anacahuitas, los Villarreal
son una excepción y todavía no conocía el contenido
de la liga que había mandado la amiga de Minerva hace ya varios años;
era otro año, pero a pocos días de éste.
Sigo sin luz y el frío es mayor, el mundo no se acabó,
nadie había pronosticado tal cosa; los muebles
siguen en silencio y no parpadean, sólo el frío
-ahora- se siente en la planta de mis pies
como un ángel que ha detenido su vuelo,
apagado la chimenea y sentado frente a mí
al otro lado de la mesa.

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