A todos los amantes de la literatura en sus distintas formas o variantes...

Donaciano Bueno Diez

Donaciano Bueno Diez

Editor: hombre de mente curiosa, inquieta, creativa, sagaz y soñadora, amante de la poesía.

DESCONFÍA DE LOS HOMBRES [Mi poema]
Víctor Álamo de la Rosa [Poeta sugerido]New

MI POEMA... de medio pelo

 

Los hombres, los que dicen ser humanos,
los mismos que se van tirando pedos,
metidos como están en sus enredos
cogiendo van la mierda con las manos
y echando sin pudor a otros hermanos
siguiendo la doctrina de sus credos.

Los hombres, esos tipos melindrosos
que van con sus mensajes flatulentos,
clavándole un puñal a los cimientos
de aquellos que se sienten bondadosos,
al tiempo que les van dejando posos
en mar de tabernáculos cruentos.

Cuyo único objetivo es de medrar,
-es esa la obsesión que les mantiene-,
pues solo ellos lo harán si les conviene
o sirve a que pudieran disfrutar
sin miedo a que a otros pueda disgustar,
la única razón que les sostiene.

Los hombres, si tropiezas con alguno
olvida lo que digan, ve qué han hecho,
que muchos hay presumen por derecho,
mas pocos has de ver, quizás ninguno,
te dé a ti de comer y esté en ayuno,
o pare a socorrer si estás maltrecho.
©donaciano bueno

Los #hombres, dime de qué presumes y te diré de qué careces? Share on X

MI POETA SUGERIDO: Víctor Álamo de la Rosa

Todos los instintos

Hace tiempo que
no arde el poema no
me visita ni
se echa a la mar en busca de
rumbos
mareas ni
premoniciones de las que
solo sabe su lunática voladura
el entrecejo
la grieta.
Hace tiempo que
no arde el verso ni triste ni
mojado ni
siniestro porque solo se quiere
el desprendimiento
despojamiento de la sola palabra limpia
antorcha que
rutile sin
máscara ni apoyo ni sintaxis sin
nudos que
ilumine la sola palabra tiritando
hecha
nube
pecado
sentencia de la precisión que
abre el gozo y
la abundancia y
el afilado corte de su rigor
equilibrio del equilibrio
solsticio del carcelero:
la palabra amanuense
la palabra que
se da de palabra para que
ni lagartos ni cuervos ni
otras bestias insinúen
la voraz mordida de este siglo sin luz sin
poeta que
le devuelva su origen cantador su
devastado silencio su ternura musical
para esos pocos que
no saben ser
sordos:
esto es lo que
ya dijo el fuego
de la prehistoria,
su llamarada larga,
todos los instintos son
palabra.
(“Todos los instintos”, poema inédito (2016)

Lecciones de botánica

Le partí el corazón, dijo, y yo me quedé más alto dentro de su altura, buscándole pies al ciempiés de sus ojos líquidos, en aquel estruendo de sexos que
se frotan y la promesa que
solo cumple el horizonte, el horizonte deshaciéndose, bonito, en migajas acuarelas.
El corazón se lo partí, pobrecillo, repitió ella altialta, y yo rebusqué en los armarios y en las bóvedas, en las estrellas y en los lápices, en los blancos y en los negros el nudo gordo que
desata las pasiones, los fuegos voladores, sus vértigos más dulces, ¿los que
arranca su lengua?
Esa mujer me puede y me pone y me despone y me azuza y me amorosa, tan lenta y musical. Que
me parta el corazón, que
me lo parta su rayo y así habrá de servir cielo a los más altos cielos, basta de vagabundear en busca de cuervos y mendrugos o limosnas, si ser una sola vez sola es más que
suficiente, laberinto mío, sin cartas ni teléfonos, ven a sentarte sobre mí, así, moviéndote, que
no pido otra cosa sino la luna, esfera de tus ojos, almendro y rododendra, botánica íntima, hazme crecer hasta que
muera y desmuera, limpio pero impúdico, arbolado y florecido, velocidad de tu jardín.

Para desbrozar

Y va y me dice que
está casada y yo le argumento que
si eso que
me asegura es para dejarme compuesto con lo puesto y sin novia que
no, que
no vaya por ese caminito porque yo no la voy a dejar, que
esa espesura de arbusto no me separara ni separará, que
es para mí aunque se ponga pelargonia y espinosa, que
yo saco el machete y abro senderos donde hágase la luz, bellesura, no te me precipites, que
nos queda noviazgo, matrimonio y muchos hijos muchos, y que
habremos de saltar la tapia confinadora y cargar suficiente abono para enfrentar problemas, mi trigo limpio, más mía que
mía, no es más que
un abejorro chinchoso quien te disputa al jardinero fiel, le dije. Y para concluir le dije mi arroz, mi bambú, ven que
te desbroce y te vuelva al mundo limpia, perplejo instante de fruta, ven que
de sobra sabes que
te quiero.
de “El equilibrista y los jardines”, Ediciones La Palma, 2013

LA TOS DE PABLO

Cuando mi hijo Pablo tiene
tos tiene
tos el mundo
el mundo feo
el mundo nublado el mundo
tristón el mundo sin vados sin
garajes sin lugar donde apearse sin
solidaridad urgente sin
músculo ni mística
el mundo feo feo cuando
mi hijo Pablo tiene
tos
tos y
juque juque
el mundo se acaba y se acaba
el mundo sin flor sin prestigio
solera decadente de los días
abrumados el mundo que
se acaba en un pañal y
el mundo cosido a
grietas el mundo feo feo sin
trinos sin justicia ejemplar
taller del abuso de los ricos
miserables sin lamento o
consideración ni amor ni
enseñanza ni cooperativa ni
siquiera fugaz
compromiso del hombre con el hombre
en este mundo sin sol sin cima
feliz con escasa prudencia ante
la enfermedad del mundo feo feo
cuando mi hijo Pablo tiene
tos tiene
tos la vida que
se arrastra lejos de las tortugas que
dan pena oceánicas
enredadas en plásticos petroleros del
mundo feo feo sin
misericordia sin
ecología sin
gobierno sin
salida ni freno ni luz de
esperanza porque
mi hijo Pablo tiene tos y tiene solo
diez meses y tos y tos y tos y
ya nada importa más allá
del jarabe y de la altura de
su vista cuando observa y me sonríe y
se levanta la espesura qué
demonios y
el mundo escampa y
pareciera salir de su reja y
de su lado siniestro más oscuro que
lo oscuro y se hace la luz con
vértigos
viridiscentes y
musicales y lo torcido se endereza y
lo fácil es facilidad del aire y
del mundo que
vuelve otra vez a girar con
compás y partitura porque Pablo se me
abraza y
aunque esté en Tenerife escucho repicar
las campanas de Notre Dame de París y
los claxones taxistas en la 5ª con Broadway y
los elefantes relinchos por las selvas de Jaipur y
las cebras apareándose en las llanuras Serengueti y
las ballenas y los delfines campando libres y
las estrellas rutilaciones allá en su altura
eclipsadas e
inseguras porque
mi hijo Pablo hace
muecas sin
tos sin
tos por
fin.

LOS POBRES, LADO OBSCENO

Los pobres que
por las terrazas de la ciudad los pobres que
venden pulseras bonolotos rifas o
la voluntad
de la limosna los pobres que
limpian parabrisas y piden piden piden monedas
ruegan un
cartón de leche
cartón de vino
cartón de zumo
tanto monta los pobres que
no saben por qué son pobres los pobres que
tienen baratijas pulseras bonolotos rifas paños
mojados los pobres que
piden piden los pobres que
naufragan en la intemperie ciudad
los pobres que
ahora me conocen porque yo también soy
paro
contingencia
crisis
los pobres que
siempre son los otros para que
él juegue tenis tenga rolls royce tenga rólex tenga escopeta y
cace elefantes en Botswana y folle con hermosas en los hermosos
asientos audi que
la vida es justa porque los pobres
se amigan y se
prestan
consuelo y se
prestan letras y
toda la ortografía cuando escriben
tengo ambre para que
la ache no siga muda y agarre vuelo y
hable de
hartazgo y
heladas que
impunemente
matan.

LAS ADOLESCENTES

Porque yo estaba tan tranquilo tomándome
un café en esa terraza que
da a la calle de los institutos no pensé que
ellas
las adolescentes
vendrían a distraerme de la lectura del
periódico y de mi café y de mi primer cigarrillo sabroso
mañanero sino que
pensé que
sería cosa de un momento y que
las hermosas
las adolescentes
se largarían con su canto ruidoso
a las rebajas de Zara pero
resulta que
me equivoqué de todas todas porque
cuando yo solo quería leer y fumar y desayunar ellas
me sembraron la algarabía y su estruendo de risas
fortachonas y yo, sin moverme de mi silla, pensé que
no era justo ni serio ni sano que
me enseñaran gran parte de sus nalgas blancas porque
yo estaba tan tranquilo y ya no pude ni
leer ni pensar en mis cosas ni nada más sino
mirar los arcos que
dibujaba la braga saliendo del vaquero y
ponerme a decidir cuál de ellas era más bella que
bella porque el verano ya principiaba y
todas las hermosas las adolescentes
competían en desbocada desnudez.

Porque yo estaba tan tranquilo elegí
medidas y cuadraturas y sin ser arquitecto alcancé a
vislumbrar que
esos arcos de la nalga que
apunta eran color de la mañana del viernes y
exacta presión de la belleza y
larguísimo instante de felicidad.

Periódico, café y cigarrillo dejaron de
tener sentido y ellas las hermosas
las adolescentes por las que
habían trepado volúmenes de mujer se
fueron de
pronto con
la música de esas esferas intocables.

Toda la luz de ese día lejos no
logró ser más densa que
el deseo de no ser
menos que
para ellas las hermosas las adolescentes un
sombrío tipo
invisible.
de “La tos de Pablo y otros poemas para inventar el mundo”, Ed. Baile del Sol, 2016

ALBA

Hablaron los del lugar de anónimos y espinas
Contaron horas sin contar con la siniestra
Turbulencia de una siempre puntual Alba
Y Alba fue punto feliz de su nombre,
Y verdad sin más historias,
Y partida lúgubre
de los que derriban muros.
Vuélveme Alba,
deposítame con bondad
en el lecho de las olas,
en el pecho mártir de la espada.
Alba, por qué todos me comentan
las raíces
si yo sólo soy éste
que ahora camino
del agua me empaño
en vago salitre de naufragios
Callaron un largo entonces
los de aquel lugar,
por temor y amor
olvidaron campanas.
De Fósiles (1989)

CARACOLA

1
Fragua de mar
tímpano del tiempo

2
¿No es el mar
ruido de tu vida respirando?
De Altamarinas (1997)

EL TREN

El tiempo va envolviendo caminos
transcurre por el hilo invisible
de la piel y las miradas.
, dijiste,
, respondí con la
mentira presta y todos los
vagones
vacíos.
De Mar en tierra, antología. Últimos poemas (1998 -2000)

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INSIGNIFICANTE [Mi poema]
María Laura Decésare [Poeta sugerido]New

MI  POEMA... de medio pelo

 

Era tan poca cosa que andaba a ras de suelo,
tan falta de señuelo que alguien pisó al pasar,
fue migaja en la risa o un suspiro en el duelo,
sin rumbo decidido ni espacio, ni lugar.

Iba sin hacer ruido con la humildad a cuestas,
carente de equipaje, lleno de ingenuidad,
pasando inadvertido en los saraos, las fiestas
que incluso ni en la siesta capaz fue de soñar.

Paso por este mundo sin que se apercibiera,
pareciendo muriera ya antes de echar a andar,
cual gota fue en un mar. polvo en la carretera.

Nunca asomó al balcón ni unióse a la manada,
su voz tan susurrante, jamás intentó hablar,
tan inapreciable fue que apenas fue la nada.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDO: María Laura Decésare

RETRATO

El espejo se rompe
y avanza la imagen de lo pequeño
que olvidamos hace tiempo.
Con asombro vemos unos ojos
de mirada limpia
que casi no podemos reconocer.
Ha pasado tanto
sobre nuestras cabezas
que el claro de esos ojos nos toca
y es mejor
estarse quieta por un rato.
La hija menor (Ediciones del Dock, 2017)

DE MADRUGADA

La niña que fui
vuelve con la noche,
me toma de la mano
y pide que cierre los ojos:
oigo el ladrido del perro,
un movimiento de sillas
y la voz de papá.
No abras los ojos, insiste
la niña y siento una caricia
sobre mi pelo negro,
tiemblo al reconocer
ese olor familiar.
No te vayas, murmuro,
no me despiertes.

CAMINO A CASA

De memoria voy
por el camino que me lleva
a la casa materna,
desde la plaza veo el molino
al que pocas veces me atreví a subir
para ver desde lo alto los techos,
no cualquiera tiene uno en su patio.
Cruzo la puerta, atravieso el jardín
mientras tarareo una canción.
Que pase lento el tiempo, pido
para mis adentros.
La misma escena: mamá en el sillón,
yo de rodillas le abrazo las piernas
y dejo que sus manos me despeinen.
Una caricia repetida
que me vuelve niña y me trae
sin paradas intermedias,
derechito
al comienzo de todo.

IRSE

Volver es una forma
de alcanzar lo que creímos
perdido: una mirada, un libro,
el nombre de lo amado.
Una voz insiste y me dice:
no cruces esa puerta.
Pero ya es tarde,
desobedezco, salto y canto
como un grillo.
Somos lo que damos (Ediciones del Dock, 2015)

PURASANGRE

Como un caballo de carga
que debe ir hacia delante
sin descanso, sin parar,
así me siento hoy.
Con el peso sobre el lomo
es imposible rebelarse
pero el amo exige más.
Escucho el sonido del viento,
me dice al oído: libertad.

LO QUE VUELVE ES EL NOMBRE

Quiere hablar de amor
y le duele un nombre.
¿Acaso el amor y el dolor
van por la misma vereda?
¿Será cuestión de cruzarse
para evitar el tropiezo?
¿Cómo podemos evitar
la brisa que dejó la lluvia
y no adorarla?

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FELIZ INOCENCIA [Mi poema]
Juan Guzmán Cruchaga [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Algunos hoy quisieron sin por qué,
a la infancia robarle la inocencia.
Pues que he de confesar, pido clemencia,
que una noche de Reyes yo me até
el dedo y una cuerda a la ventana
poniendo a la ilusión una peana.
Y al fin cuando del sueño desperté
¡oh, milagro! los Reyes de Occidente
habían me dejado su presente
en zapatos, quizás a hora temprana.

Para nada pensé por qué la cuerda
seguía atada allí tan muda y lerda.
Y aún es hoy frecuente que persigo
una ilusión, un sueño, una esperanza
precisando soñar y a veces sigo
inmerso en esa ingenua adivinanza.

No existe una razón, a mi me digo,
la vía es fantasía, quien no quiera
apear deberá raudo del coche,
echando a la cuneta de la acera
o irse de este mundo por la noche
culpando de fracaso y su reproche.
Pues puesto que elegir si alguien pidiera,
a la verdad yo elijo la quimera.
©donaciano bueno

MI POETA SUGERIDO: Juan Guzmán Cruchaga

Compañera

Tu voz, viajera de muchos siglos,
llegó apoyándose en un sueño.
En ningún país la reconocían.
No cabía en ningún recuerdo.
No sigas. Quédate. Eres mía.
Lo sé desde el alba del tiempo.

Tus ojos perseguidos
todavía tiemblan de miedo.
Oscuras jaurías de angustia
los acosaban.
Cierra. Hay viento.
Descansa. Es la dicha tranquila.
El reposo. El silencio y el fuego.

Iban tus manos entre mis libros,
entre mis flores y mis versos
naturalmente, sin asombro.
Tampoco había asombro en ellos.

Las rosas que ahora te miran
son nietas de las que te vieron.
Descansa. Quédate. Eres mía.
Lo sé desde el alba del tiempo.

Elegía del reloj sin dueña

Habla el reloj

Ya se fue para siempre
el tiempo de su voz, el de sus manos.
¿Para qué andar horas vacías
en que su rostro no aparece
si era vida mejor morir con ella
y andar con ella por la muerte?
Como aroma la flor su cercanía
todo lo embellecía su belleza.
¿Para qué andar
horas deshabitadas, horas secas,
horas desposeídas de su gracia?
Huérfanas de sus ojos
y de la suavidad de su mirada.
Llegaba el día de sus alas.

Yo que canté la hora de sus manos,
la hora de sus ojos,
debo decir que ya se ha ido
y callar para siempre.
Veladora del sueño,
albor, llave del cielo,
cofre de los milagros,
¿para qué andar por la hora muda
y para qué decir -cantar- la hora
si entramos en el tiempo ya sin ella?

Claro de luna

La luna entre los árboles
ennobleció el silencio de la noche armoniosa
y tomaron las fuentes vaguedad de pupilas,
y hubo meditaciones albm en las magnolias.

El misterio nocturno se aromó de azucenas,
conmovidas palabras vinieron de la sombra
Los amores antiguos, -seda triste, oro turbio,-
vivían en la voz helada de las hojas

Otoño

Restablecido apenas de mis males
principescos, percibo la elegancia
de los jardines de oro y la fragancia
de los fríos senderos otoñales.

Pienso que de cármenes lejanos
ha de venir, lo mismo que en un cuento,
una reina a curar mi desaliento
con las última rosas de sus manos.

Viene y va mi dolor como una esencia
de jazmines enfermos en el leve
y angustiado sigilo de la brisa.

Es tan sensible mi convalecencia
que el vuelo de las hojas me conmueve
y me hace sollozar una sonrisa.

Viajero inmóvil

Despedida de El Salvador
-Viajero inmóvil, ¡parece
que te vas pero te quedas!
-Se me quedan sus miradas,
su gracia y su voz de seda,
se me queda un cuento de hadas,
a la sombra de una ceiba.
Me faltará su sonrisa.
No olvidaré una promesa.
Se me queda un roce de alas
y un aroma de violetas,
y una rosa y unas manos,
no podré vivir sin ellas.
Se me queda un «pudo ser»
y un sueño casi de veras.
¿Viviré sin la preciosa
compañía de esta tierra?
¿Y el embrujo de unos ojos
y la voz de sus poetas?
¿Cuándo estuvo el alma mía
de almas amigas más cerca?
Se me quedan sus volcanes
que con sus lámparas cercan
los jardines que son versos
vivos de Raúl Contreras.
La tierra que me dio un hijo
y un rincón. ¡Bendita sea!
Un rincón donde va mi alma
cuando la apaga la pena.
-¿Para qué se va? ¿Y adónde?
¿Si casi todo lo deja?
Se nos va el viajero inmóvil
¡se nos va pero se queda!

Lámparas

Amante silenciosa de una noche,
fina muñeca de marfil antiguo,
cuando mi cuerpo duerma el sueño largo
visítame una vez en el olvido.
Mi alma estará en la sombra, solitaria
y en la neblina viviré perdido;
quema un farol chinesco y la ceniza
será como una estrella en el camino.
Entonces en las alas de los pájaros
y en el rayo de luz vendrá mi espíritu
a brillar en el agua de la fuente
y a encender la mañana de mis hijos.

Canción

Alma, no me digas nada,
que para tu voz dormida
ya está mi puerta cerrada.
Una lámpara encendida
espero toda la vida tu llegada.

Hoy…
la hallarás extinguida.

Los fríos de la otoñada
penetraron por la herida
de la ventana entornada.
Mi lámpara estremecida
dio una inmensa llamarada.

Hoy…
la hallarás extinguida.

Alma…no me digas nada
que para tu voz dormida
ya está mi puerta cerrada.

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Y YO ME IRÉ… [Mi poema]
Fari Rosario [Poeta sugerido]New

MI POEMA... de medio pelo

 

Y yo me iré. Y el viento seguirá reflexionando,
deslizando sus huellas, a lo que ocurre siempre atento.
Los que hoy a mi me quieren seguirán pronto olvidando
pues que huraño este viento nunca ha de ser el mismo viento.

Que un buen día me iré. Silente me iré sin decir nada
igual que el que en Sevilla se ausentó y perdió su asiento,
que amable va cediendo el que es su espacio en la almohada
a otro que afortunado la ocupará con mejor tiento.

Y así es que me iré, mentira es si digo que contento,
sin chistar aceptando ser otro más de la manada
dado que privilegios o bulas no hay para este evento.

Pues que el viento soplando ha de resistir al desaliento,
me iré como la lluvia hace y deshace en la nevada.
Disculpas si a quien pude ofender, fue sin querer. Lo siento.
©donaciano bueno

MI POETA SUGERIDO: Fari Rosario

LA CASTAÑA

Camino con un cigarrillo en las solapas de mi conciencia
Voy por las calles nubladas de humo y miserias humanas
Camino con el peso de los días y con plomo en mis manos estériles
Me detendré en la esquina de “los productos nostálgicos”
Y te compraré una hermosa castaña amarilla.

Con ella pretendo profanar el rito de la cotidianidad, afilar los cuchillos
recuperar la saliva, el movimiento y los susurros que se perdieron en la planicie
de los folios, de la tinta y los recortes de periódicos con sus palabras muertas.
He encontrado las huellas y la memoria de mi castaña
Ella me habla como lo hacen las blancas piedras del río Yaque del Norte
Quizá pretendo almidonar los sueños y que no mueran de hambre
los hijos de nuestra larga vigilia en el valle septentrional.
La vigilia se teje como telaraña en el rincón de los días.
Mi castaña es redonda como la duda, como el pozo de tus ojos
que me orienta y me sorprende en las noches largas de octubre.

Definitivamente le haré un museo y la bautizaré con un verso de Vallejo
No la herviré aunque vengan cien días de guerras y penurias
La exhibiré en mi sala cual si fuese un amuleto marino porque
tu castaña me ha revelado el círculo del placer,
los límites fronterizos de mi alma verde, de mi descenso dibujado, marcado
almidonado de deseos
Tu castaña es la huella
Me conduce en silencio a la tierra

donde duerme mi terrible bestia erótica.

FACTOTUM NOCTURNO

La noche es un viejo aroma
que hace galopar el tacto,
el conjuro de las manos
manos que se rozan
que se desvanecen en el viento,
tibio laberinto de las miradas.

Tu cuerpo es una puerta, abierta, solemne
como el susurro de los templos,
un reclamo luminoso al borde de la estepa
a media mañana.

Me embriaga la luz, la noche que albergan tus ojos
el aroma a canela y a jazmín no basta
para exorcizar tu sombra,
tu cuerpo que va incendiando
los caminos del deseo.
Y yo me abandono al don de tu perfume de tierra virgen
al misterioso vaivén que me lleva
hasta la orilla del río donde descansa Eros.

EL HOMBRE SIN ATRIBUTOS

A Juan Bosch

Ese hombre que tú ves ahí
-con ojos de pájaro disminuido y con el rostro barnizado
por el sol y la miseria-
ese hombre es tu espejo y el linaje de tus huellas.
Ese hombre que ves ahí, tirado
se arrastra contra la luz, va sembrado miradas oblicuas
va escondiendo su filosa sombra
ante los negros contenedores de basura.
Ese hombre diminuto que tus ojos no alcanzan a palpar
mete su mano, con agilidad y con prominente astucia de roedor,
en los sacos de la vanidad sin fondo.

Hurga así, sin prisa alguna,
mientras las palomas se acercan con su
estertóreo parloteo y su arrullo
que no consuela la eterna sed y el hambre del desdichado.
Las palomas se acercan atraídas por el grano de arroz y de soya que,
milagrosamente se desprenden de la MANO del innombrable.
¡Qué otro nombre merece un HOMBRE sin rostro como él!
El, simplemente, las deja comer, no las espanta,
siente que en la mecánica de sus dedos va desgranando
un triste pensamiento:
“las palomas no ponen en peligro mi mendrugo”.
El sudor del hombre solo se conjuga en prosa…
y en prosa muere.

El hombre de la piel gris sigue hurgando en los negros contenedores
del Destino. Busca, suda y revuelve la basura que inevitablemente se mezcla con su aliento. (Toda la basura evidencia el Desaforado Consumo de la Ciudad) que aún no se redime ante la puerta del polvo.

(El Otro hombre asciende
mientras yo desciendo en el columpio del tiempo)…
el canto vuelve al río
como el eterno mito del círculo y el devenir.
Es entonces cuando desciendo de mi apartamento
Para comprar un poco de tabaco en la bodega.
Al abrir la Puerta veo al hombre gris
que ahora tu ves (sin pudor ni temblor como aconseja el protocolo).
Pero al chocar la oceánica mirada del granuja con la mía,
Retrocedo…
Cruzo el umbral y la calle sigilosamente
para que el hombre no se avergüence de mí.
CRUZO la calle rápidamente, deseando
voltear mi rostro de cien máculas pero
no lo hago para que César Vallejo y Sigmund Freud
no se avergüencen de mí y de ti.

Ese hombre que tú ves ahí, agazapado tras el muro
es la semilla que engulle el tiempo
y la piel sarnosa de la esperanza y el aire.

HORROR VACUI

Si al menos el manantial de las palabras

no se agotara ante este pasmoso abismo
donde caen mis ojos mis vísceras mi dolor
donde mi existencia se multiplica en el vacío
en el viscoso espacio de lo no dicho.

Y no hay palabras ni cifras
para desmitificar los caminos del destino
el ancho aguijón de la acritud y la pesada vigilia
y de la saliva que no redime
y he ahí a un hombre que permuta que muere
como un pájaro diminuto, herido.

Y al final ese camino vuelve a empaparse de sueños
y de la nostalgia de los días ametrallados
por la necesidad y el falso rito de las monedas
inquieto y trepidante un hombre
moviéndose como una hormiga
para conquistar un pedazo de pan y el mendrugo del alma
con un verdadero hormiguero de larvas en el pecho.
Y es entonces cuando veo y siento
que mi angosto mundo
también crece se fermenta en los fecundos surcos
de la palabra y la creación.

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SOLO TÚ Y YO SABEMOS [Mi poema]
René del Risco Bermúdez [Poeta sugerido]New

MI POEMA... de medio pelo

 

Solo tú y yo sabemos lo que ignora la gente
pues que ambos disfrutamos el mismo desvarío
aunque los dos pensemos de forma diferente
y las aguas transiten por diferente río.

Que los días son largos y las noches son tristes
y los miedos se agarran en el mismo asidero
y cuando llega el alba a cambiar se resisten
viendo pasar el tiempo por distinto sendero.

Siempre así tropezando con la misma torpeza
escarbando los sueños de un posible delirio,
los pasos dando en falso por la misma maleza
aunque los ojos curen con el mismo colirio.

Y así la vida pasa con mil contradicciones
queriendo a quien te quiere pero no a quien conviene,
obviando a la razón mas no a las emociones,
y en esta incertidumbre la vida se entretiene.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDO: René del Risco Bermúdez

NOCTURNO

Tengo esta noche las manos negras, el corazón sudado
como después de luchar hasta el olvido con los ciempiés del humo.
Todo ha quedado allá, las botellas, el barco,
no sé si me querían, y si esperaban verme.
En el diario tirado sobre la cama dice encuentros diplomáticos,
una sangría exploratoria lo batió alegremente en cuatro sets.
Un bosque altísimo rodea esta casa en el centro de la ciudad,
yo sé, siento que un ciego está muriéndose en las cercanías.
Mi mujer sube y baja una pequeña escalera
como un capitán de navío que desconfía de las estrellas.
Hay una taza de leche, papeles, las once de la noche.
Afuera parece como si multitudes de caballos se acercaran
a la ventana que tengo a mi espalda.

EL BREVE AMOR

Con qué tersa dulzura
me levanta del lecho en que soñaba
profundas plantaciones perfumadas,
me pasea los dedos por la piel y me dibuja
en le espacio, en vilo, hasta que el beso
se posa curvo y recurrente
para que a fuego lento empiece
la danza cadenciosa de la hoguera
tejiéndose en ráfagas, en hélices,
ir y venir de un huracán de humo-
(¿Por qué, después,
lo que queda de mí
es sólo un anegarse entre las cenizas
sin un adiós, sin nada más que el gesto
de liberar las manos ?)

El viento frío

Debo saludar la tarde desde lo alto,
poner mis palabras del lado de la vida
y confundirme con los hombres
por calles en donde empieza a caer la noche.
Debo buscar la sonrisa de mis camaradas
y tocar en el hombro a una mujer
que lee revistas mordiendo un cigarrillo;
ya no es hora de contar sordas historias
episodios de irremediable llanto,
todo perdido, terminado…
Ahora estamos frente a otro tiempo
del que no podemos salir hacia atrás,
estamos frente a las voces y las risas,
alguien alza en sus brazos a un niño,
otros hay que destapan botellas
o buscan entretenidamente alguna dirección,
una calle, una casa pintada de verde
con balcones hacia el mar…
Debo buscar a los demás,
a la muchacha que cruza la ciudad
con extraños perfumes en los labios,
al hombre que hace vasijas de metal,
a los que van amargamente alegre a las fiestas.
Debo saludar a los camaradas indiferentes
y a los que viajan hacia otra parte del mundo,
porque todo ha cambiado de repente
y se ha extinguido la pequeña llama
que un instante nos azotó,
quemó las manos de alguien, el cabello,
la cabeza de alguien.
Ahora se acaban aquellas palabras,
se harán ceniza del corazón,
se quedarán para uno mismo…
Es hermoso ahora besar la espalda de la esposa,
la muchacha vistiéndose en un edificio cercano,
el viento frío que acerca su hocico suave
a las paredes,
que toca la nariz, que entra en nosotros
y sigue lentamente por la calle,
por toda la ciudad…

No era esta ciudad

No era esta ciudad.
Habían muerto los ruiseñores de metal
en las ferreterías,
se incendiaron las piernas
de los maniquíes,
y las tiendas de discos
se llenaron de polvo
y del lamento de las calles.
No era esta ciudad. Te lo repito.
No era esta ciudad,
porque entonces las muchachas perdieron
sus cabelleras de pronto,
y fuimos aprendiendo
a fumar impasiblemente
junto a la perdida mirada de los muertos…
Hubiera sido completamente absurda
esta ciudad,
nadie se hubiera acercado a las vidrieras
a ver trajes de baños,
máquinas de afeitar,
pantalones McGregor,
nadie hubiera intentado
pensar en este amor de palabras oscuras
detrás de copas de Martini,
en estos altos pisos
donde el rumor de la vida
nos aprisiona,
nos empuja a besarnos,
nos deja llorar
y luego con el dorso de la mano
nos hace aparecer
con el rostro tan limpio como siempre…
Pero no. No era esta ciudad.
Puedes acercarte al balcón,
mirar la verde copa de los árboles,
respirar hondamente
y extender tu mirada
sobre los rojos tejados;
nada te hablará de aquella voraz llama,
de aquel rugido ardiente
que nos lanzó de pronto a las paredes,
que descolgó ruidosamente
las lámparas del techo
e hizo morir apresuradamente
los peces de colores,
los ositos de lana,
las muñecas…
Hoy eres tú,
el cuello perfumado,
la cabellera recogida,
la nariz dilatada
en el frío viento de la tarde.
Hoy eres tú, y soy yo
con espejuelos ahumados
y el cigarrillo perfectamente encendido
para el tedio…
Aquella ciudad quedó tal como estaba,
los zapatos vacíos,
las uñas chamuscadas,
las paredes caídas,
las sucias humaredas…
Aquella ciudad no la hallarás ahora
por más que en este día
dejes caer la frente contra el puño
y trates de sentir…
No, no era esta ciudad.
Te lo repito…

Belicia, mi amiga…

Belicia, mi amiga,
tú y yo debemos comprender
que estamos en el mundo nuevamente…
bajo los pájaros, junto a los vendedores,
entre alegres muchachas
con trajes adornados.
Estamos nuevamente en la ciudad,
en las provincias,
leyendo los periódicos,
seleccionando perfumes y corbatas,
gesticulando festivamente
como pequeño-burgueses…
Belicia, mi amiga,
tal vez debamos ya cambiar estas palabras.
Atrás quedaron las humaredas y zapatos vacíos,
y cabellos flotando tristemente…
Ya no son tan importantes los demás,
ni siquiera tú eres tan importante;
podemos marcharnos, separarnos,
y nadie lo reprochará por mucho tiempo,
ni siquiera tú, Belicia.
Estás nuevamente en la ciudad,
entre los parques y las cafeterías
y los grandes anuncios de los cinematógrafos.
El sol nace entre los árboles cada día,
y los hombres salen a la calle
con trajes y espejuelos,
otros lustran sus automóviles,
y tú, con una cinta perfumada
recoges tus cabellos encima de la nuca…
Todo es distinto a lo de ayer.
Ahora tú puedes enfadarte conmigo,
cantar simples canciones,
viajar a tu pueblo entre la brisa…
Y yo podré tranquilamente comprar un libro,
preferir tranquilamente estar en casa.
Pero no podremos otra vez
estar de manos sobre aquella ceniza,
ni nadie contestaría tus preguntas
acerca de la muerte en los tejados…
Porque hemos regresado, Belicia.
Ahora paseamos junto a los jardines
y discutimos de otras cosas,
y yo no admito tu dureza,
y tú descubres mi egoísmo
y en fin, Belicia, amiga mía,
ya lo demás no son tan importantes
y tú y yo debemos comprender
que estamos en el mundo nuevamente…

Esta Carta

Esta carta bien puede estar
fechada de este modo:

Hotel Canaima,
de Maturín a Abanico
Caracas, Venezuela
Noviembre, 1966

Señor
René del Risco

Estimado René:

Anoche, aproximadamente
a las 10:00 p. m.,
llegaste aquí a Caracas
y todavía sientes ese dulce terror
de haber muerto trágicamente
en tu país.
Ya desde antes,
cuando en el bar del aeropuerto
dijiste secamente
«Un trago doble, por favor»,
te daba pena saber
que estabas despidiéndote
de aquel muchacho lleno de pesadumbre
que se ponía tus corbatas
casi sin comprender
por qué debía sonreír a tantas gentes
que cinco años atrás
le eran completamente inalcanzables…

Después de todo,
aquel muchacho tenía el rostro
de un suicida,
y por eso tal vez
ante el espejo
sentías esa extraña impresión
de estar ante un hermano muerto,
y de reconocer en sus ojos
algún gesto doliente de tu madre…
«Un trago doble, por favor…»
y casi una mano morena sobre tu hombro,
unas negras pestañas quizás;
y desde entonces esa pena,
esa cruel certidumbre
de saber que en ese instante
caían rápidamente
las oscuras hojas de un árbol
que en tu infancia trepaste
con terror,
de aquel muchacho
con las manos sudadas
ya no tendrías palabras con qué retenerte,
lo sabías perfectamente
desde que comenzaste a recordarlo
con la pijama verde,
y aquellos incontenibles accesos de vergüenza
cuando la maestra de aritmética
le ordenaba ir a la pizarra.
«Un trago doble, por favor…»
porque tiene miedo,
justamente dentro de diez minutos
llamarán a los pasajeros,
«Viasa anuncia su vuelo hacia Caracas…»
y te dirigirás
a la puerta número 2.
Y ya no fuiste más aquel muchacho
con pesadillas
en las que se precipitaba
desde la azotea de un edificio gris,
y se sentía terriblemente solo y perdido
cuando detrás de algunas puertas de aposento
descubría un brassiere negro,
una ligera bata azul.
Ahora avanzaste bajo las luces
con tu maletín
sonreíste de una manera perfectamente triunfal
en el momento del flash,
tuviste gestos verdaderamente despejados
y hasta supiste decir con innegable aplomo
aquella frase que no olvido:
«Magnífica noche para viajar, ¿no es así?»
Ahora estás aquí en Caracas:
Dos millones y pico de personas
alrededor de altos edificios
y ese letrero de los cigarrillos Park
que has visto esta mañana
al correr la cortina de tu cuarto…
Tienes la duda extraña
de ser otra persona,
de haber crecido repentinamente
dejando atrás la locomotora del central,
la torre de la iglesia
cortando un cielo de nubes retardadas
en el que tú aprendiste
a ver el humo sucio de los barcos,
las golondrinas como duras tijeras
en la soledad…
Alguien ha muerto. Tú lo sabes.
Por eso abres el grifo
y metes la cabeza en ese chorro tibio,
y tomas la toalla
y estás de nuevo en la ventana
mirando la ciudad:
Sabes que encontrarás letreros
y cabezas en la avenida Urdaneta,
zapatos marrones,
ojos de repente fijos en la luz del semáforo
hacia las puertas, los taxis,
las esquinas.
Y te sentirás también moviéndote
entre todos,
integrado a esa flotante masa
desconocida
que irrumpe en la ciudad
desde los aviones llegados a Maiquetía
y que tú te empeñas en descubrir,
en reconocer su nacionalidad
tan solo por un gesto,
el arco de las cejas,
el modo de vestir.
Te preguntarás qué haces allí
y solo entonces
tu mano irá al bolsillo de la chaqueta
y comprobarás alguna dirección,
un nombre extraño
que pronunciarás mecánicamente
como aquellas lecciones del libro de Mantilla.
Sabes que encontrarás hermosa la ciudad,
y que te deslizarás por las avenidas
contando veinte pisos
por la ventanilla del automóvil.
Pero nada. Siempre tendrás esa certeza
de que ha muerto alguien
y de haber destruido un juguete,
una lámina a colores,
una pequeña mariposa bajo el zapato negro.
Inventarías comer una barquilla
atravesando ese amplio hall
donde buscas la oficina de una línea aérea
y donde tocas con la frente un cristal
detrás del cual alguien te hace señas
con el dedo
y de repente estás amenazado.
O ahora que contemplas detenidamente
el monumento en la plaza con músicos
y estanques
que te recuerdan a Trujillo,
serías capaz de caminar apresuradamente
hacia la ciudad, huyendo,
volteando el rostro a cada instante,
evidentemente perseguido.
Pero no. En esta cafetería de Rockefeller
puedes cerrar los ojos
oyendo las cansadas palabras
de los oficinistas que echan catshup
a la cena…
Después te irás al cine
a ver al Bergman que no irá a tu país
por mucho tiempo;
y todo así, como si recién salieras de la cárcel
o hubieras sobrevivido a una tragedia
en la que todos los tuyos perecieron.
Por eso ahora te desacordonas los zapatos
sentado en esta cama del hotel
y piensas en aquel muchacho
con ojos de suicida
que regresaba de la escuela
todos los viernes a las cinco
bajo arboledas verdaderamente tristes…
Has apagado la luz de la pequeña lámpara
y todavía con el cigarrillo entre los labios,
desde la cama miras la noche tras la ventana,
el caballito azul de los cigarrillos Park
y ahora estás completamente seguro,
yo he muerto en tu país,
anoche justamente
cuando un muchacho tímido
desde mi corazón me vio partir
como a un hermano rico
hacia Caracas…

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AMIGO [Mi poema]
Oswaldo Reynoso [Poeta sugerido]New

MI POEMA... de medio pelo

 

Amigo, tu amistad a mi me enorgullece
cual río sin parar que llega al mar y crece,
o el vino que en la bota termina haciendo añejo
el afecto es más grande y nuestro amor más viejo.

Quisiera que el ayer guardes en un baúl
y que abras la cancela cuando el sol brille azul,
las rosas cuando luzcan en todo su esplendor,
lealtad, si se airea, será más y mejor.

Que así sea el recuerdo no vuelva atrás los años
el agua cristalina corre en los mismos caños
y es hoy que nos bañamos en sueños en reposo
el abrazo es más fuerte, el amor más hermoso.

Tu corazón y el mío están entrelazados
cuando no estoy contigo, estás siempre a mi lado.
que sepas vivo estás, siempre tu llama arde,
pues para la amistad, el tiempo nunca es tarde.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDO: Oswaldo Reynoso

Responso para un pequeño combatiente

Un sabor de durazno amanecido
recién maduraba en tu rostro
y te mataron cuando mirabas la tarde!

Te gustaba morder dulcemente un clavel
a orillas de la noche mientras cogías
del cielo un pájaro estrella
pero te mataron cuando mirabas la tarde!

Tus manos hacían veleros de papel
y la nieve escribía con fuego
en tus ojos la biografía de una niña
y te mataron cuando mirabas la tarde!

Y esa tarde alzaste tu cuaderno manchado con sangre
y esa tarde cuando
sembraron el dolor en todos los surcos
tocaste la campana de junio
y esa tarde una bala rubricó en tu frente
la muerte clara del trigo
y te mataron cuando mirabas la tarde

Las estrellas lloraron en tu tumba
y el maíz mostró sus puños de sangre

Las niñas que te amaban bajaron
de la escuela con las trenzas deshechas
rompieron sus mandiles
besaron tus heridas y con agua de la luna
lavaron tu cuerpo joven.

¡Y te mataron cuando mirabas la tarde!

Mandil blanco…

Mandil blanco
de la primera puesta
de la tarde colegiala
me llego a ti
con mis alfabetos de agua
y con los puros azules
azules de mis manos
y el azul del lápiz
con que escribí en el viento
mis palotas rotas

Qué fue de aquel
tu bolsón repleto
de mariposas de miel y brisas

Qué fue de aquella
mi pizarra
que marcó el luto de tus trenzas

Qué fue de la embriaguez
del vino de tus ojos
que maduraban en el mar

Ahora que el recuerdo
se pone tan difícil
vamos tomando las manos
de la tarde -la hermanita buena-
para jugar ronda
en torno de la muerte

Mandil blanco
da para mis manos
el frutos de un rostro.

El pecado hace del cuerpo…

El pecado hace del cuerpo un fruto oloroso

El tiempo es llegado
estoy listo para la cosecha
arráncame de mi lecho
y elabora con fuego mi sangre
hasta que mis ojos
se leven en llamaradas a la luna.

He caído y ya no podré agitar…

He caído y ya no podré agitar
mis alas ni mostrar mi corazón
como cerezo ardiente.

Lo único que me queda
es machacar mis ojos con la luz
y comer el fuego de la tierra.

He caído y el mar ha perdido
su inocencia y la ciudad
se ha convertido en impúdica
durmiente bendecida en el amor.

He caído un ángel ha quemado
el templo y un niño ha llorado
ahogándose en mis sueños.

He caído cuando dos cuerpos
desnudos
se matan en la noche.

Mandil blanco…

Mandil blanco
de la primera puesta
de la tarde colegiala
me llego a ti
con mis alfabetos de agua
y con los puros azules
azules de mis manos
y el azul del lápiz
con que escribí en el viento
mis palotas rotas

Qué fue de aquel
tu bolsón repleto
de mariposas de miel y brisas

Qué fue de aquella
mi pizarra
que marcó el luto de tus trenzas

Qué fue de la embriaguez
del vino de tus ojos
que maduraban en el mar

Ahora que el recuerdo
se pone tan difícil
vamos tomando las manos
de la tarde -la hermanita buena-
para jugar ronda
en torno de la muerte

Mandil blanco
da para mis manos
el frutos de un rostro.

El pecado hace del cuerpo…

El pecado hace del cuerpo un fruto oloroso

El tiempo es llegado
estoy listo para la cosecha
arráncame de mi lecho
y elabora con fuego mi sangre
hasta que mis ojos
se leven en llamaradas a la luna.

He caído y ya no podré agitar…

He caído y ya no podré agitar
mis alas ni mostrar mi corazón
como cerezo ardiente.

Lo único que me queda
es machacar mis ojos con la luz
y comer el fuego de la tierra.

He caído y el mar ha perdido
su inocencia y la ciudad
se ha convertido en impúdica
durmiente bendecida en el amor.

He caído un ángel ha quemado
el templo y un niño ha llorado
ahogándose en mis sueños.

He caído cuando dos cuerpos
desnudos
se matan en la noche.
(de Luzibel publicada por Estruendomudo y Editorial San Marcos)

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DEL SEMBRAR Y DEL ESCRIBIR [Mi poema]
Jorge Daniel Tejeda Palafox [Poeta sugerido]New

MI POEMA ...de medio pelo

Sembrar y escribir casi es lo mismo
se siembra cuando escribes un poema,
después que ha de pasar por el bautismo
verán si ha de salvarse de la quema.
 
Sembrar y el escribir es diferente,
se siembra cuando esparces la semilla
y ves como germina de repente
y empieza a florecer ¡qué maravilla!
 
Sembrar y el escribir, contradictorias,
pues lanzas la semilla ya dañada,
y así que la eches agua con tus norias
regar no ha de servir, nunca, de nada.
 
Pues todo es natural, no hay negro o blanco
los hechos van del brazo de matices,
un banco de sentarse no es el Banco,
y nunca has de cazar si no hay perdices.
 
En ambos casos piensa, similares
se muestran con ropajes diferentes.
Que escribes y a pesar de los pesares
a nadie ha de importar lo que nos cuentes.
 
En cambio si se trata de sembrar
atento se ha de estar a la cosecha
gozando sin dudar al contemplar
si viene muy copiosa, esta maltrecha.
©donaciano bueno

Ante todo hay que ser #pragmático? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Jorge Daniel Tejeda Palafox

Estrella

Érase una vez
El 10 de octubre de 2012.
miércoles por la tarde
Una criatura especial me estaba esperando.
nunca me lo esperé
Fue un dia normal
Otro día tedioso de la universidad.
Así que caminé desde allí hasta casa.
Abrí la puerta
y ahí estaba ella
Su nombre es Estrella, dijo mamá.
Ella ladró y orinó. Una bebé Schnauzer muy divertida y linda.
Decidí respetar el nombre de bautismo.
La depresión y la terquedad invadieron mis días.
Pero cuando llegó Estrella
Todo eso desapareció inmediatamente.
Su nombre tiene un significado, “Luz de rescate o Salvación”
Ella fue desde ese día hasta ahora la luz en mi vida.
No sólo una perra, sino una compañera verdadera.

Yako

Esta es la breve historia
en un poema
Sobre el estelar Schnauzer blanco estelar llamado
Yako,
Un perro solitario de un año aproximadamente
Vagando por las calles
Sin un hogar para estar a salvo
Hasta el miércoles por la tarde,
9 de abril de 2013
Mamá, mi hermano y yo lo vimos.
La gente se atrevió a patearlo.
Entonces vino a mí con gracia y ternura.
Lo tomé sin pensarlo dos veces.
Y mamá condujo el auto con todos nosotros adentro.
Un nuevo amigo para nosotros,
para Estrella y Kika la vieja caniche albina.
Yako, diminutivo de Jacobo (“suplantador”,
“a ser seguido”), es el regalo que me envió el cielo.
Dios me bendijo con un perro macho.

Kid (Nino)

La gente dice que los gatos son criaturas especiales.
Como misteriosos y espirituales
La vida decidió darme
un gato bebé
Cuyo sexo se desconocía luego de tres meses de cuidados
Primero, fue "Katie".
Se corrigió y en realidad
se renombró como “Kid” para un gato macho.
“Kid”* como variante de la palabra “Niño” en inglés.
Juguetón, alegre
Y, sin embargo, bastante enigmático,
Kid es el 'Gato Estelar’ para mí
La astucia es su principal virtud.
Y su presencia siempre envuelve.
Brilla como una estrella celestial.
Nota: *El nombre “Kid” al ser “Niño” como sustantivo genérico, pasa al término “Nino”, como un nombre propio.

A Dios

Padre del Universo
Señor del Mundo
Dueño del oro
Mi creador
Aquí tienes mis palabras.
Con amor
Con fe
Con esperanza
con fuerza
con justicia
Con prudencia
Con templanza
Todo es tuyo, el poder y la gloria
por los siglos de los siglos, mi amado Señor.
Gracias, gracias, gracias.

Cuando el tiempo apremia

Cuando el tiempo empiece a empujarte a hacer lo inevitable
Es porque
Ese evento ha de ocurrir
Y sin miedos ni vergüenzas
A tomar acción y agarrar coraje
Para hacer de lo desconocido en algo que te pertenece por derecho divino
Sí, suena emocionante y nacen en ti diferentes sensaciones
Solo déjate llevar y no pienses en las consecuencias
Disfruta el proceso y agradece
Todo pasa, todo mejora

Hoy después del ayer

Cuando despedí el ayer
Y el reloj marcó las doce de hoy
Agradecer a Dios fue lo primero que hice
Una oportunidad más otorgada
Y empezar un nuevo reto más
Pensé en intentar algo nuevo
Y al decir intentar
Era olvidar si funcionaría o no
Lo que era importante era hacerlo
Sin expectativas
Dejé el ayer
Y hoy tomé las riendas del caballo
Y marcho hacia un destino distinto
Otro camino
Otra alternativa
Y disfrutar
Coleccionar experiencias
Coleccionar memorias
Hoy después de ayer
Recordar que vuelvo a vivir

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MI POETA INVITADO:  Ismael Cabezas

Música que escucharé cuando hayas muerto

MADRID
(Fragmento)

Vine a Madrid para morir,
pues si el azar dispone dónde nacemos,
no siendo conmigo en exceso generoso,
morir es el acto final de la tragicomedia,
nuestra última y más íntima obra de arte.
Vine a Madrid para morir,
allí conocí aunque fuese por breve tiempo
algo parecido a eso que llaman felicidad,
el caprichoso don del poema fue otorgado
y hubo gestos silenciosos y cálidos
de hombres cuyos nombres desconocía,
quizás ese caprichoso y extraño misterio
de reconocerse el uno al otro en las palabras
como en un antiguo y desconchado espejo.

La primera vez

La primera vez que desnudas por dinero
tu frágil cuerpo en una habitación
sucia y fría de la Calle Montera,
la primera vez que escribes un mal poema
y juegas ante todos a ser Baudelaire,
la primera vez que en aquella casa abandonada,
entre escombros y ruinas clavas la aguja
en la piel aún tan blanquecina y joven,
la primera vez que mezclas cocacola con ginebra
a los dieciséis y crees que el tiempo no existe,
la primera vez que estás solo en la oscuridad
de una celda de viejas paredes desconchadas
y rezas una oración que apenas recuerdas,
la primera vez que sentado en una silla vencida
por el peso de los cuerpos de tantos otros,
aguardas turno en el pabellón de psiquiatría,
la primera vez que en mitad de una madrugada
de noviembre, piensas en anudar una soga a tu cuello,
la primera vez que con tu primer hijo haces cola
una soleada mañana de enero en el comedor social
del barrio donde una vez fuiste niño,
todas esas veces que en un solo instante,
cambiaron para siempre nuestras vidas.

Poética

Para Domingo F. Faílde, in memoriam

La dependienta de la tienda de una gasolinera
abierta las 24 h, que mira con ojos vacíos
las luces traseras de los coches
a las cuatro de la madrugada,
el yonqui en rehabilitación que enseña
una cicatriz que le recorre todo el vientre
y cuenta que ha conseguido trabajo
para un par de meses,
la cuarentona que lleva quince días
divorciada y pregunta por algún libro
en la sección de autoyuda,
los ojos de un niño de apenas dos años
llenándose de la luz que penetra
por la ventanilla del autobús,
la cabeza de una vieja gitana dormida
caída sobre el pecho arrugado,
quemado de tanto sol, y una bolsa
con unas sucias pertenencias a sus pies,
no se trata de postestructuralismo
de Foucault o Derrida
o de hiperrealidad,
sino de un simple y ligero ejercicio
de la mirada, de observar a fin de cuentas
todo eso que a veces,
como las lágrimas y la sangre,
hemos acordado en llamar vida.
Palabra y Ceniza

MORIR Y RENACER [Mi poema]
Hildebrando Pérez Grande [Poeta sugerido]New

MI POEMA... de medio pelo

 

Morir y renacer el mismo día
cual suave susurrar de una plegaria,
pasar de la tristeza a la alegría,
de escena que es festiva a funeraria.

Soñar y recrear cada momento,
de bruces golpearse contra el suelo,
tener final feliz o más bien cruento,
y ver la realidad siendo un señuelo.

Amar y renunciar al ser amado,
en menos de un instante, en un momento,
teniendo que tornar hacia el pasado.

Del arte del amor hacer oficio
creyendo estás viviendo como un cuento
o es que alguien te ha lanzado un maleficio.
©donaciano bueno

Hay veces en las que la #realidad no se percibe con total nitidez? Share on X

MI POETA SUGERIDO: Hildebrando Pérez Grande

LA NIEVE Y EL ESTAMBRE

Yo nunca he visto la nieve
que arde bajo la luna
en las comarcas más oscuras de la tierra.
Y si me preguntan
qué flores he recogido en esta primavera
les diría -sin tristeza- que ninguna.
Yo nunca he visto la nieve
ni te he llevado flores
en esta primavera,
sin embargo cada tarde
cada noche
reconozco la sed interminable de tu vellocino
y me convierto cada tarde
cada noche
en el estambre más rojo de la tierra.

LA ESCRITURA SAGRADA

Tú no eres más que un racimo de valses
Maravillosamente mundanos. Punto
Y raya. Un relámpago harapiento
De ademanes y remolinos y nomeolvides.
Siempre reverberas sobre la página en blanco
De tus amores perdidos como una lluvia
Inquietante de puñales peregrinos.

Yo no quiero la piel de tu escritura alabada
Por lechuzas incautas: no me atrae
Ni tu fama ni tus premios ni tu nada.

Yo quiero tu palabra. No te muerdas
La lengua. Inventa primaveras. Abre
Tus labios sagrados como si fuese un deseo
Impostergable. No te quedes sin municiones:
Da curso a la lengua de tus antepasados,
Al fuego de tus apetitos elementales.

Pide la palabra: es tu espejo. Tu aguardiente.
El barro triste de un corazón desangelado.
No silencio.
Viento entero.
No mudez.
Soplo eterno.

MARÍA FÉNIX, TAHONA FELIZ, MARÍA CAPU

A Edmond Raillard , traduciendo a Vallejo en
Clermont-Ferrand

Déjame ser tu lazarillo para despeñarnos
por las orillas nocturnas del Isére. Déjame
ser la envidia de los pájaros aturdidos
por el rayo de tu belleza sideral. Como un perro
andaluz lamo el arroz sagrado de mi melancolía.
Y pulso
mi grave guitarra
tan sólo para espantar las moscas
que revolotean sobre mis escamas incoloras.
Mi soledad reclama el valium de tu cabellera
azabache. Mi soledad pregunta
por el yodo sutil de tu vestido estrujado
y por aquellos anteojos oscuros por donde se filtraba
la retama encendida de mi huayno fugaz.
Ya no sé dónde poner el cuchillo de mis noches
degolladas. ¡Para quién guardar la dorada saliva
de mi infancia! Duquesa mía. Turquesa mía. Tirana,
tocaré mi viejo tambor para enterrarte
bajo la ardiente nieve de Grenoble. Y te encerraré
cantando en una botella persa eternamente.

Tu n’ as pas de Maries qui s’ en vont
me escribes, amigo Edmond, traduciendo
pálidamente tu hueso, tu gabán, tu luto perpendicular.
Ah, María Félix, tahona feliz, María Capulí.

Cementerio de automóviles

Todo en él era viejo, salvo sus ojos
Ernest Hemingway

Corrías cara al sol en las tardes claras de un loco
Verano, seduciendo a las muchachas
Con tu chasís reluciente y la potencia de tu HP.
Muchos miraban con envidia la forma como subías
Por las lomas más empinadas, fierro
A fondo. Y más aun cuando bajabas por laderas
Iluminadas por el carmín y la sonrisa de tu gitana en flor.
Eran los prodigiosos años sesenta. Los caminos
Inciertos los recorrías cantando only you. Pero
No siempre merecemos nuestros sueños: ahora
Se te cae el pelo, el aceite, los deseos. Eres
Una chatarra inútil y estás bajo de rating. Tan sólo
Añoras un espejo retrovisor para mirar
Tardíamente las maravillas insospechadas del universo.

Sin chasís, sin jazmín, sin lubricante
Acaricias tu vieja placa:
PERU. Lima. 27-04-41.

Mutatis mutandis

Un árbol derribado no es un árbol: es un río
que crece entre los hombre. Un río que crece
entre los hombres no es un río: es un sueño
que en los días de verano se desborda sobre tu tierra
seca. Y un sueño que en los días de verano
se desborda sobre tu tierra seca no es un sueño:
es la hoguera en la que por un tiempo
ha de temblar tu delicioso cuerpo. Pero la hoguera
en la que por un tiempo ha de temblar
tu delicioso cuerpo no es, como supones, una fuente:
es tan sólo un árbol, un río, un sueño que te dice
inútilmente que sí, que es mentira, que no lo volverá a hacer.

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AMIGO, SÉ QUE EXISTES [Mi poema]
Frank Báez [Poeta sugerido]New

MI POEMA... de medio pelo

 

Amigo, sé que existes pero no sé tu nombre,
yo nunca lo he sabido ni lo quise saber,
y es que por tus poemas sólo he podido ver
de alguna pincelada, tu nick o sobrenombre.

Sólo sé que tu vives subido en una nube
volando por el mundo con tu imaginación,
reclamando atención mientras rimero él sube
a tus versos malditos rellenos de pasión.

Amigo, enorgullezco de que seas mi amigo
por las letras unido al cordón umbilical,
que aquello que persigues es lo que yo persigo
y de esa miel libamos en el mismo panal.

Hoy a ti mi alma se acerca y declara su amor
y un abrazo efusivo te ofrece fuerte y terso,
que la vida te trate con intenso calor
y sigas disfrutando siempre escribiendo un verso.

Pues aunque algunos piensen sólo el sexo es placer
deberán aprender que un buen poema es un beso,
que envías al lector que deberá recoger,
un capricho que es de dios de un sueño que has impreso.
©donaciano bueno

MI POETA SUGERIDO: Frank Báez

Mi amigo camina hacia el silencio

Mi amigo decidió
que no iba a escribir más
estaba sentado en el metro
en dirección a su casa
tarde en la noche
cuando se dijo
que no más
que ya no es necesario
que uno sencillamente puede
dejar de escribir y renunciar
como uno de esos árboles
que en primavera se niegan a que
sus hojas broten
y eso hizo mi amigo
decidió que no iba a escribir más
y que cuando le viniera
el impulso
lo iba a ignorar
o mejor aún
iba aprovechar esa energía
para hacer otra cosa
como caminar
y eso hizo
se puso a caminar
por Manhattan
y cuando le preguntaron
hacia dónde iba
él respondía que caminaba
hacia el silencio y bueno el silencio
no existe
el silencio es una metáfora
en un experimento John Cage demostró
que no existe el silencio
se metió en una cámara a prueba de sonido
y se dio cuenta de que en todo momento
seguimos escuchando
el latido de nuestro corazón
o la circulación de la sangre
es decir que nuestro cuerpo es lenguaje
o mejor aún que el lenguaje es vida
pero a mi amigo esto no le interesa
y sigue caminando
en busca del silencio
y pronto hundirá sus zapatos en la nieve
y avanzará como si fuese el primer
explorador que alcanza las regiones del silencio
y los copos de nieve caerán cada vez más rápido
como queriendo sepultarlo
y sus pasos en la nieve resonarán
al igual que sus versos que solo cesarán
cuando alcance el silencio
y la nieve borre una a una sus huellas y su cuerpo
y la ciudad blanca como una hoja de papel.

Querido Walt, te escribo para contarte
cómo tu barba ha inspirado a mi generación
más que tu poesía.

Estoy en el futuro observando una foto
que tomaron en mil novecientos setenta y nueve
cuando yo tenía un año y mi papá tenía treinta y uno
y donde este me carga detrás de un retrato tuyo.

Mi papá tiene una barba rala.
Y tú tienes tu poderosa barba whitmaniana,
y ahora que el tiempo ha pasado
comprendo que era una premonición
de que yo también acabaría con barba.

Me la dejé crecer hace unos años.
No fue nada planificado.
Fue creciendo así como una hiedra
que crece misteriosamente en el patio.
Y creció en mi cara y fue bien recibida
en una época en que quienes se dejaban la barba
eran talibanes o terroristas.
Pero yo la dejé que siguiera creciendo
y entonces cada vez más aparecían barbudos
y llegaron los hipsters con sus bigotes y sus barbas
las cosas inmediatamente cambiaron
y los barbudos se pusieron de moda
como en el medio oriente
y a nadie más le volvieron a vocear terrorista
por tener la barba larga
ya que ahora con una barba lucías cool
y hasta los policías y las mujeres se las dejaban
y en los aeropuertos no volvieron a verme raro
y en migración me dejaban pasar
sin cuestionarme de más
y sin llamarme Osama.

Ahora de cada dos hombres hay uno con barba
y cada vez que veo un barbudo
con una mujer hermosa de la mano
siento que el mundo va por buen camino
y sé que este asunto de la barba
ha molestado a los lampiños
que no saben qué hacer
y están los bigotudos
que no se quieren quedar atrás
y que han empezado
a dejarse crecer la barba
y juran que siempre han sido barbudos
como si uno no se diera cuenta.

Y los he visto paseando en bicicletas,
en picnics tomando té y galletas,
paseando perros y jugando con gatos.
Los he visto temprano en las mañanas
de pie en sus baños
aceitando y peinando sus barbas.

Querido Walt, he visto el puente de Brooklyn al atardecer
lleno de niños con barbas largas como la tuya.
Y a veces pienso que fue a ellos
a quienes te dirigiste cuando escribiste
los versos de «Cruzando en el ferry de Brooklyn»
y que quizás esa vez tuviste una visión profética
y alcanzaste a verlos a todos ahí arriba
con sus barbas paseándose en el puente de Brooklyn
que por cierto también era parte de la visión
ya que en esos días el puente tampoco existía.

Pero qué tal si Dios o los que escribieron la Biblia
se olvidaron de agregar los cigarros
y en realidad todas esas figuras bíblicas
se pasaban el día entero fumando
al igual que en los cincuenta en que se podía fumar
en los aviones y hasta en la televisión
y yo imagino a todos esos gloriosos judíos
llevándose sus cigarrillos a los labios
y expulsando el humo por las narices
en lo que aguardan
por sus visiones o porque Dios les hable,
e imagino a David tocando el harpa
en un templo lleno de humo,
a Abraham fumando cigarro tras cigarro
antes de decidirse a matar a Isaac,
a María fumando antes de darle a José
la noticia de que está embarazada,
e incluso imagino a Jesús sacando un cigarro
de detrás de la oreja y fumando
para relajarse antes de dirigirse a las multitudes
reunidas en torno suyo.
Yo no soy un fumador.
Pero a veces me vienen ganas y fumo
como en este instante en que miro la lluvia
caer tras la ventana
y me siento como Noé cuando esperaba
que pasara el diluvio y se la pasaba
de arriba a abajo por toda el arca
buscando donde había puesto
esa maldita cajetilla.

Llamo por teléfono a Miguel y le pregunto
si piensa que me iría mejor de DJ o como poeta
y Miguel responde que siga como poeta.
Mi novia también dice que como poeta.
El hermano de mi novia dice que como poeta
y una jevita que hacía una fila en el cine
y que recién conocí dice que como DJ.

Las menores me ven más como DJ
y las mujeres que compran en el supermercado
dicen que persista con los poemas.

Mi mamá dice que como poeta.
El plomero dice que poeta.
Los cinco poetas que conozco me dijeron
que me iría mejor como DJ.
Mi hermana se abstuvo de votar.

Fui a ver a DJ Tiesto
y una gringa me tomó de las manos
y me explicó que los DJ son criaturas de Dios.
Son ángeles, dijo y mientras hablaba
yo imaginaba a los DJ volando
con sus turntables alrededor de Dios
como si fueran mosquitos y Dios los espantara
con la mano.

Pero bueno, la cuestión es si los poetas y los DJ
se pueden conciliar.
Si pueden ser uno,
si es posible escribir con una mano poemas
y con la otra pinchar discos,
si se puede ser mitad poeta y mitad DJ,
si del ombligo para arriba soy poeta
y del ombligo para abajo soy DJ
o al revés
o quizás que un poeta se convierta
en DJ las noches de luna llena
o quizás estoy exagerando
y en el fondo todo DJ quiere ser poeta
y todo poeta quiere ser DJ.

Hay una fábula en donde un DJ y un poeta
caen en un pozo.
Empiezan a vocear y a vocear hasta
que un hombre se asoma y les tira una
cuerda para irlos subiendo poco a poco.
Sube al DJ primero y cuando se la
arrojan al poeta este grita que lo dejen abajo
y el hombre y el DJ así lo hacen, aguardan
en silencio y se marchan al rato.

Breve conversación con el mar Caribe

Te cuento que el otro día conocí
al mar Mediterráneo y fue un poco
como conocer un actor olvidado.

Caminé por el malecón oyendo
sus olas que sonaban como
la tos de un Joe Pesci asmático.

Aunque más que un actor olvidado
el mar recordaba las momias que
exhiben en el museo del Cairo.

Nada que ver contigo, mar Caribe,
que esta tarde tienes tanto vigor que
parece que vienes del gimnasio.

No sé si te prefiero cuando
te tiendes manso y reposas como
un león en medio de la pradera.

O cuando te enfureces y ruges
e intentas sodomizar la costa
a la manera de Marlon Brando

en El último Tango en París.
Los pelícanos y las gaviotas se
te escurren de los dedos cuando

intentas atraparlos, es como si
quisieras salirte del lecho,
pero tus cadenas te sostienen

con tanta fuerza que no te queda
de otra que gritar y despotricar.
Di la verdad, ¿no te molestan

los cruceros con ancianos
y toda esa basura que te arrojamos?
Te hemos envenenado, contaminado.

El año pasado tus costas tenían
tantas algas que parecía que
en nuestras playas un turista

te contagió la sífilis.
Yo me dije esto se ve feo.
Y me pregunté si este no era el fin.

Pero en vez de mandar un tsunami
y desquitarte de nuestras ciudades
y borrar del mapa a Miami,

volviste a pacer tu rebaño de olas
que balaban en paz y en armonía
a lo largo y ancho de la costa.

¿Qué más te digo? Eres el mar
de mi infancia, me he pasado
la vida descifrando tus palabras.

Ambos hemos envejecido, pero
a pesar del paso del tiempo
sigo viniendo a este arrecife

a conversar contigo con la
misma inocencia de cuando
era niño y paseando por

tus playas recogí una caracola
y me la llevé al oído y tú me
hablaste por primera vez.

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A MI ME GUSTA [Mi poema]
Pablo Guevara [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Dormir me gusta a mi bajo la luna
gozando de tu amor al cielo raso
contando las estrellas una a una
libando del licor que hay en tu vaso.

Me gusta imaginar junto a tu cuna,
subiendo junto a ti hasta el parnaso,
que amable me recoges en tu duna,
tocando voy tu piel y que me abraso.

Sentirte y abrazarme a tu sonrisa,
tus labios columpiar como un payaso,
susurros de tu voz ser en la misa.

Volando te percibo entre la brisa,
en versos del poeta Garcilaso
o el bies que hay descubierto en tu camisa.
©donaciano bueno

MI POETA SUGERIDO: Pablo Guevara

QUIETUD EN EL POLO SUR

Son espejismos las ciudades
no corren los trenes, nadie camina por las calles
todo está en silencio
como si hubiese huelga general
Pero porque todo está hecho para tu olvido
y yo mismo dudo, si soy muerto o viviente
tal vez ni mis brazos puedan cruzarse sobre mi pecho
acostumbrados como estaban al contorno de tu cuerpo
Pero aunque no sobrevivirán muchas cosas
Y es cierto que mis ojos no serán mis ojos
ni mi carne será mi carne
y que Chile entero te está olvidando
Que se me derritan los ojos en el rostro
si yo me olvido de ti
Que se crucen los milenios y los ríos se hagan azufre
y mis lágrimas ácido quemándome la cara
si me obligan a olvidarte
Porque aunque hay miles de mujeres en quién poder
alegrarse y basta un golpe de manos
para que vuelvan a poblarse las calles
no reverdecerán los pastos
ni sonarán los teléfonos ni correrán los trenes si
no te alzas tú la renacida entre los muertos
¡Despiértate tú, desmayada, y dime que me quieres!

GIRA EL BARCO HACIA EL CENTRO DEL GUIÑAPO DE SEDA DONDE EL GRAN VIENTO LE BUSCA LAS HILACHAS

PARECIERA COSA IMPOSIBLE QUE UN GIGANTE marino acoderara
en los muelles del Callao se recostara allí – echara ahí
anclas en la rada – en esos treintaitantos años
de nuestra contemporaneidad más abisal.. .

Al Callao le faltaban dragas para los barridos
de los diversos cúmulos / esos bancos de arenas remociones
de rocas inmensas de las cordilleras y fosas debajo temblando
¡nunca dejarán de hacernos cosquillas en los pies…
En la barriguita como a sus bebés queridos…

ELLOS los maravillosos trasatlánticos parecieran estar aquí
fuera de sitio o de lugar – parecieran no poder estar
aquí pasando un día aunque sea de enfilada como en
las películas tachonados de luces… o peces
celajes por el mar o por los platos
raudos vueltos pescados fritos…

Y al descender un buen día de la Westphalia o
La Renania septentrional en pez salmón del norte
el Westphalen se iba se iba volviendo cada vez más
y más enigmático al señalar impertérritamente el norte
que va al sur… (el norte magnético de su poesía) fue
la paradoja de esos años ser un pez de las aguas frías
que viaja al Mar del Sur para subir a contracorriente
los ríos costeros tras un mar de huaycos viene del Atlántico
al Pacífico Sur para ovar sabroso pez de entrambas aguas…

Y nada me asombra más ni nada menos que
que los hombres que nadan en el mar a contracorriente
como amantes peces trinitarios de las aguas
frias y tibias y calientes… y no mueren…

Ovando como ovó de golpe esas dos hueveras magníficas
casi hermafrodíticamente…
LAS ÍNSULAS… y ABOLICIÓN del joven-viejo Tiresias
y años después
BELLEZA DE UNA ESPADA CLAVADA EN LA LENGUA /
HA VUELTO LA DIOSA AMBARINA
del viejo-joven Tiresias

Con miradas desorbitadas del pájaro parado
sobre un árbol mitológico multicolor silbando
también en las cimas de las palmeras-rey de la avenida Arequipa
viendo pasar los micros ir volver ir volver ir y volver
TAL MULTITUD FLUÍA SOBRE LA AVENIDA AREQUIPA,
QUE NO PODÍA CREER QUE FUERAN TANTOS LOS QUE LA MUERTE ARREBATARA
[parafraseando a Eliot]

Ya no va mucho a la ciudad pero vuelve de la
ciudad de memoria atraviesa los aires él no llevó nunca
carteles publicitarios sobrevuela el Estadio Nacional solitario
algunas veces la Plaza Mayor de Gobierno
los Mercados Central o Mayorista y Minorista devela
enigmas que come la Esfinge ¿qué comerá una Esfinge?
¿secretos? ¿misterios? ¿vaticinios? ¿enigmas?
desciende en el santuario costero wari de Pachacámac
y todo parece volverse a veces locura locura

re-volver re-volver re-volver ¡revólver!

MI PADRE

Tenía un gran taller. Era parte del orbe.
Entre cueros y sueños y gritos y zarpazos,
él cantaba y cantaba o se ahogaba en la vida.
Con Forero y Arteche. Siempre Forero, siempre
con Bazetti y mi padre navegando en el patio
y el amable licor como un reino sin fin.

Fue bueno, y yo lo supe a pesar de las ruinas
que alcancé a acariciar. Fue pobre como muchos,
luego creció y creció rodeado de zapatos que luego
fueron botas. Gran monarca su oficio, todo creció
con él. La casa y mi alcancía y esta humanidad.

Pero algo fue muriendo, lentamente al principio;
su fe o su valor, los frágiles trofeos, acaso su pasión,
algo se fue muriendo con esa gran constancia
del que mucho ha deseado.

Y se quedó un día, retorcido en mis brazos,
como una cosa usada, un zapato o un traje,
raíz inolvidable quedó solo y conmigo.

Nadie estaba a su lado. Nadie.
Más allá de la alcoba, amigos y familia,
qué sé yo, lo estrujaban.

Murió solo y conmigo. Nadie se acuerda de él.

DOS MONARCAS

Amo al pescado, el plateado monarca
que se agita en mis manos. Yo lo escucho
y lo miro vibrante en mis sentidos, tal vez
como en las costas libres de alguna gran bahía
donde no hay pescadores que sumerjan sus redes.
Fabulosa materia que me intriga los ojos,
dinos, ¿fue feliz este espacio de aleteos dorsales?
Surcador de los sodios, ¿fue feliz este estado del ser
temblando en la ansiedad, pero que nunca supe si es que huía
o partía hacia costas o límites? Oh, habitante del mar,
-otro reino que es el mío- oh, querido, necesito saberlo.

Hoy estamos cogidos. Y tú extrañas el mar.
Y yo extraño el amor. Si sonara el amor
extenso como el mar. Oh, querido.
(De Retorno a la creatura)

CANTO XI
LAS TORTUGAS

Ajenas a la vida de la justicia y la injusticia
y bajo los cielos rojos las tortugas pasan
con su casa de mil lados a cuestas?

Pasan, ignoradas de los hombres, las arrugadas
que nunca estuvieron presentes en los asesinatos;
en tanta noche humana son la imagen feliz
de polícromos palacios y cabañas
que nunca han hecho sombra a la existencia;
pasean, comen, procrean, van a dormir,
en las concavidades de las playas calientes
escuchan la voz de palmeras, sueñan.
(De Los habitantes)

CRISTINA

Y es en el oval de la mejilla que camina,
hija a mi lado, el esquife más pequeño
que tengo, el más dorado de todos,
donde está la proa de mi amor.

Y en el tan dulce pelo que es,
dorado del Botticelli, trigo de Teruel, Jauja o Kiev,
y en el pórtico oval gótico por donde brillan
ojos ojivados del Van der Goes o del Memling
ventanitas son de monasterio oscuro, oscuro,
irisados bajo la garúa nacen y mueren,
rojos, verdes, azules en pugna con el gris
de calamidad de Lima, y el marchito tiempo
al fondo, tiempo que lloro, plúmbeo marco
como los de Leonardo?
En tanto sostengo el remo, el bracito nacarado,
el cáñamo japonés, el tallo de la flor de Rhodesia,
en el mar desencadenado y en la albúmina excesiva
como de tuberculoso de Lima, y en la alegría
de su boca, música del Corelli, campanita
solar del valle mientras tiembla mi corazón
y llegar al puñal no oso, y por fin mi vida es
junto con la de la imaginación aunque sólo
sean unos segundos -siempre son unos segundos,
estos que son la vida de los que no han perdido
su libertad ni jamás se la dejarían arrebatar
por sobre todas las cosas y pueden predecir
la sequía o la cosecha de la gavilla,
aunque los pueblos estén de duelo
por los gavilanes y los guerrilleros,
ah Nacimiento, ah Muerte, volver a partir
desarrebujando las velas, aún más remendadas,
ah Niñez, ah Juventud, ah Gravidez, ah Vejez
del Amor, y los astutos dioses haciéndonos
las espaldas y las olas creciendo, siempre creciendo?
(De Crónicas contra los bribones)

LOS ECUESTRES

Mi país enrumba hacia Nacimiento y hacia Extremaunción, a la
gloria de las destrucciones en este Orden atormentado.
Aunque hay niños que se arrojan enloquecidos y luchan por los
valles
y los viejos dicen que se arrojarían prestos a despanzurrarse
por las inscripciones en sus arcos votivos
-diciendo que mueren así por sus principios-
la mayor parte de muertos son jóvenes:
ellos amanecen apasionadamente encarcelados,
apasionadamente apaleados, apasionadamente acuchillados,
desmembrados, bombardeados;
aves rapaces basureras oscurecen los cielos
se posan en mis hombros
vienen a mis sauces y mis alcanfores y me cuentan la Historia
que no se daña, hacen imponderables mis escritos, ciudades reginas
no os amo
pues mil noches necesito para cumplir una bella jornada.

II
Hay que destruir este Orden Establecido,
para levantar la res-plan-des-cien-te-casa-de-psyché
en el vasto imperio solar y en el corazón, y atreverse a matar:
como el enfermo deshauciado que desarmó a su enfermedad
palpando cada día la verdad de sus muros en vez de adivinarlos,
y la verdad de su poder -o no poder- para destruirlos.

En estos hogares, banderas, templos, instituciones, libros,
de leyes, de misas, de cocinas, de contabilidades, deidades
no sois más mis amigos, nunca lo fuísteis, sois mis enemigos.

Jamás el más mínimo cultivo, ni cocina ni sazón;
carne, alguna vez, cruda o semicocida por el calor de los muslos
frotando sobre el arnés;
mujeres cautivas, las necesarias para burlar alguna burda jornada,
en los carromatos sin roperos ni joyeros ni afeites ni tapicerías;

Niños, muchos niños libres, sin propiedades, sin rebaños
ni molinos de agua ni molinos de viento ni escuelas
de ésas que domestican la libertad;
ambos sexos en toda edad con un mismo vestido,
para toda estación un mismo color, con groseras costuras
de pieles de roedores salvajes, animales resistentes por muchos años
y por todo saludo el saludo del Odio cuando ha sido descuartizado
el Amor.

III
Como Hunos
con cabezas rapadas y trenzas solitarias mirando el horizonte
con olores nauseabundos visitando a los amigos y a los enemigos,
sentados a horcajadas sobre la realidad,
realidad medida, calculada, soñada, admirada
toda la vida sobre patas cortas e hirsutas,
avanzaron con maestría dueños de sus medios:
flechas y caballos.
Caracoleando sobre andaluces caballos, los almagristas primero,
después los chupeños, sobre morochucos, en las breñas,
hoy los guerrilleros, a pie y en asnos y en caballos,
también disponiendo
de sus únicas vidas cuando nada ni nadie, aparentemente se las
pedía
en el imperio feudal que mal se disimula con créditos o
parcelaciones,
un poema sin sombras me visita, aletea y me hiere
y me hace feliz u hosco o desdeñoso
de todo bien remoto y de todo bien próximo.
Como esos magníficos hombres
de los que sólo se hallaron sus vestigios después de mil años
(2 o 3 cráneos en Mozonszentjanos
-llanuras de Hungría-), así mis hermosos compadres
dejaron sus restos en mis montañas
Compadre Guillermo, Compadre Paul
ya los encontraremos.
Llegaron al punto
en que se volvió a demostrar
que lo habitual y lo cotidiano
es la Historia
y que vahos, sudores, llagas, imprecaciones,
pies como globos, diarreas, caídas, maldiciones
a través de muchos kilómetros sin testimonios
son la Historia,
otra Historia,
y destruyeron el Imperio Romano
y su injusta PAX.
(De Hotel del Cuzco y otras provincias del Perú)

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SI YO HUBIERA SIDO DIOS [Mi poema]
José Manuel García Gil [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Si hubiera sido dios, es un supuesto,
osando al ser humano diseñar
hubiera precisado contemplar
hacerlo aseadito, más apuesto.

Y así los dejaría predispuestos,
en serie ya de inicio, por igual,
y a quienes desearan, opcional,
muy ámplia una gama de repuestos.

¡Pensar en ese niño con pañal
plagado de saber, conocimientos,
tan bien apuntalados sus cimientos
sabiendo el bachillerato elemental!

Los repuestos, sensato y natural,
habría que pedir tres presupuestos
puntuando para aquellos más dispuestos
primando aquí su esfuerzo personal.

¿Que falla un ojo? aquí repuesto habemos!
lo mismo ocurrirá si es el oído
si vemos ya que el otro se ha perdido,
si no en el almacén los buscaremos.

Y ¿qué hacer si  alguno no está presto
o es tu caso, precisas de un riñón,
y más si es que te afecta al corazón
no existe del que llevas un repuesto?

El hombre al que tú hiciste tan correcto,
los mismos que inventaron el sistema,
la envidia deja a un lado, menos pena,
tú sabes bien, que aquí nadie es perfecto.
©donaciano bueno

MI POETA SUGERIDO: José Manuel García Gil

Un hombre de letras

La verdadera vida no es reducible a palabras
habladas ni escritas, por nadie, nunca.
Don DeLillo
Punto omega

Escribir porque sí,
por ver si acaso, por verlas venir.

Escribir para acordarse, para recordarme,
no ya en ninguna huella, en ninguna parte, en el cuerpo de nadie,
hasta que solo el eco de un nombre
crezca en mí con la furia
con la que se destapa el agua de un torrente.

Escribir en la dirección opuesta a ciertas revelaciones,
tratar de no alcanzar la luz, de aproximar
a lo remoto lo cotidiano, de mezclar
el pasado con el presente y el futuro
Escribir con dedos de plomo, saberlo todo
para decir nada acerca de la nada.

Escribir con cosas muertas.
Tomarlas y hacerlas caminar, hablar
sobre el papel y sobre el papel verlas reanimarse
como flores deshidratadas en el agua,
como peces agonizantes esperan
de alguien que los eche al mar.

Escribir para volver atrás,
para encender motores, soltar amarras,
ganar tiempo, remar en busca del nacimiento del río.

Escribir para escribirme yo,
para restablecerme
de la agotada y pestilente circunstancia humana,
como una medicina para rescatar pedazos de mí
adheridos a ciertos suicidioa, ciertas mujeres, ciertas ciudades,
a descascarados rostros malheridos.

Escribir para cambiar
el nombre de mi asesina, quitarle virtudes aburridas,
agregarle sabrosos defectos,
para crear algo que nunca nadie va a leer
para ser otro en el acto impuro de estar escribiendo.
Para desaparecer ahora mismo.

Escribir y dejar la palabra.
A su aire. Dejarla hablar espontáneamente, sola,
como destrozar una almohada de plumas o hacer volar
una maleta de billetes que se desperdigan al viento
y ya nunca se pueden recuperar.

Para quedarme sin palabras, escribir.

La caja número 998

para Carlos Edmundo de Ory

Para que vuelvan
a ser medusas en los mares,
pongo mis dedos a disposición de la arena,
el papel en blanco y la tinta azul
de donde surgían las olas poderosas,
las calles abundantes,
las habitaciones sombrías

Para los amigos,
en quienes más he confiado,
pongo los conejos en las chisteras
las nubes harapientas del verano, el laúd
y la tarjeta del alegre lupanar, el pan
tatuado con peces pongo
palabras malabares en las treinta y seis
pupilas de Seriabin, todas descansan
sin importunarse, una a un salto de la otra,
como luciérnagas inexistentes.

Para el amor,
la oscuridad que solía em pujarme en voz baja,
una muchacha de larga cabellera
que sin preguntarme si la amaba
o no la ababa, caminó conmigo
y se acostó conmigo,
una tarde de esas
en que se desviste de hojas el calendario.

Para el sombrero y el bastón,
pongo mi mano, para orientar
a los murciélagos silenciosos,
para desembozarsus capas pasadas de moda.
Mi mano que pudo señalizar en otra dirección,
que pudo colocar las piedras
por pesos en lugar de por tamaños.

Pomgo la magia de los clavos
como clave para que el alma empiece
sola su remiendo, la risa triste pongo,
por debajo del hocico, la risa de las risas,
la risa que se ríe de las risas,
pero podría, en su lugar,
poner un dragón, el estertor de un volcán,
la rigidez que antecede a un terremoto.

En un cuarto pobrísimo
en el centro de Madrid, pongo
el sol en el vaso de la margarita,
así de frente y de simple, pongo
un triste quinqué para una sombra hambienta,
la maleta de lona y el cuaderno de apuntes,
los poemas ensartados en los alambres,
sus tripas en la mesa de los catedráticos
para alumbrar su dolor
y sus voces fantasmales.

Pomgo la memoria
en dos cilindros de cartón
y me deepido de la nostalgia, de los ojos
sin vida de mi padre, de las ventanillas
de los trenes que parten bajo la lluvia,
de la sal de mis rodillasy del agua de mi pelo
en el año triste en que los niños
envainan su espada de grafito.

Mis días sin objeto, pongo
y me sujeto a estos papeles sin propósito
que deposito en la caja
vacía numero998:
palabras, palabras, palabras.

Un poco de aire movido por los labios.

Shès leaving home

Como Platón sobre la verdad
descubrí la verdad en tu belleza,
en tus ojos imperdibles, una tarde
de gabardinas al alimón
y de lluvia cinematográfica.
Durante un año planté
granitos en la terraza y puse luz
en la caverna de nuestro cuarto.
Porteaba tus maletas y creí
que las sombras eran el mundo vedadero.
Durane un año,
sin escapatoria de esta existencia,
ni de este error, puse una etiqueta
irreal a mis deseos.
De la piel a los huesos
se fueron acumulando las lesiones.
nueve o diez. No las conté.
Descongelaron un dolor
discreto y cariñoso.
Y un día estabas pero no estabas
y una noche pusiste
el reloj y las pulseras
en la mesita de otro.
Una mañana no hubo nardos
en los floreros de la cocina.
Fue el fin de un fin de semana permanente.
Corrí al atardecer por si te veía
en donde merendábamos.
No te reconoció el camarero
en la fotografía que le mostraba:
no recordaba cuándo ni dónde.
No recordaba quién.
Igual que dos líneas
que se encuentran en un punto,
chocan y reemprenden,
sin mirar atrás,
su pelea por la vida.

Amores que saben a libro

Anda, dame un nombre
-sé que después te tragará la profundidad de la calle-,
un nombre que sepa a aventura,
a sonrisa burlona, a hermosa cicatriz,
un nombre que pueda tomar
entre los dientes, entre las piernas:
salado como el llanto final del Corsario Negro,
uno que sirva para el odio,
para el sexo de los desvalidos,
un nombre de espada ensangrentada,
uno que lleve en tus ojos rayadas agonías
y pájaros tintados de bárbaros augures.
Lloverán, lloverán, lloverán
otras cabezas sobre tu cabeza, amoríos y muertes en tropel
y no podrás cerrar el libro.
Y caerán aerolitos sin gravidez
sobre el mohoso y tibio yrmblot de la larga noche,
flores de espuma sobre el rencor, nubes en el veneno.
Taciturnas, ariscas,Olvidadizas cabezas
caerán, caerán, caerán,
antiguas y ceremoniales, pero entonces
será verdad: dentro de tu pecho
habrá crecido en la furia de una lengua extraña,
como un caracol por encima
de un cuerpo espléndido, un nombre
que puedas domar en la jaula de esta noche.
Y bajo el sol de las lámparas
será posible masticar el deseo, seguir su huella
en el suelo del papel mientras la tierra gira.
Anda, dame ese nombre,
porque así seguirán en esta historia y tan solo
saldrás de ella cuando yo quiera.

De La belleza no está en el interior
VI Premio Iberoamericano de Poesía Hermanos Machado

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YO CHARLIE NO SOY, LO SIENTO [Mi poema]
Omar Pérez [Poeta sugerido]New

MI POEMA... de medio pelo

 

Yo Charlie no soy ni seré, lo siento,
porque a mi es que la burla no me gusta
y menos que me aticen con su fusta
obviando que les de el consentimiento,
por si algo me disgusta.

Que nadie a mi me ofenda ni se mofe
diciendo que mi madre es una puta
ni así fuera verdad que es disoluta,
tampoco a mis amigos ni a mi profe
admito si es que eructa.

Perdón, pero aunque insistan no comprendo
por qué en humor se deba zaherir
y a creencias se deban sacudir
si yo creyente soy y a nadie ofendo
¿por qué ofenderme a mí?

Yo aquí reivindico el fino humor
que alardea de ser inteligente,
las sonrisas despierta suavemente
y acaba provocando un estertor
intermitentemente.

Y detesto a los zafios, malolientes,
que se inspiran causando a alguien dolor
cuyo fin es reírse de las gentes,
sin remilgos sembrando van temor
en mentes inocentes.

No reirían si yo de ellos dijera
algo impropio resulte inconveniente.
Lo mismo que para otros no quisiera
debiera evitar. Y es que doliente
puede serlo cualquiera.

Y puesto amor y humor riman igual
pintemos el humor lleno de amor
librando de causar cualquier dolor,
y así la tentación de hacer el mal
y herirlos en su honor.
©donaciano bueno
(París)

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MI POETA SUGERIDO: Omar Pérez

Word

La buhardilla del poeta es Word
la pesadilla del poeta es Word
el paraíso del poeta es Word
el compromiso del poeta es Word.

Oí decir que en el principio fue
The Word
Adán y Eva comprendieron que
The Wall
era el reinado de la cosa en sí
bemol
todo pecado en el pasado fue
mejor.

La escalerilla del poeta es Word
la barandilla del poeta es Word
el paraíso del poeta es Word
el pasadizo del poeta es Word

Los Filisteos descubrieron que
The War
es la manera de seguir de bien
en peor
acumulando pan al por
mayor
y produciendo circo al sol
menor.

La buhardilla del poeta es Word
la pesadilla del poeta es Word
el sacrificio del poeta es Word
el armisticio del poeta es Word

Sobre el agua iba flotando
Word
y el Gran Libro pregonaba
War
el poeta se jactaba
por
los derechos que cobraba
en Word

La buhardilla del poeta es Word
la pesadilla del poeta es Word
el paraíso del poeta es Word
el limpiapisos del poeta es Word
el compromiso del poeta
el sacrificio del poeta
el armisticio del poeta
el orificio del poeta
el edificio del poeta
es Word.

Los hombres viven borrachos
en sus canciones de cuna
y al que primero se despabila
le dan el premio de la locura.
Una camisa de fuerza, blanca
un crucifijo de piedra, negra
una medalla de oro, falsa
y una cadena.
Papá, cuando sea grande
cómprame un traje de héroe.
Hijo, cómpratelo tú
con los ahorros de tu conciencia.
Los hombres van en diez bandos:
primer bando, los que matan
bando segundo, los que enseñan
tercer bando, los que cavan
bando cuarto, los que vuelan
quinto, los que hablan en números
sexto, los que ensartan perlas
séptimo, los que se trasquilan
el dorso de la paciencia
octavo, los que se preparan
para vivir de la guerra
noveno, los que se ponen serios
disimulando que juegan
décimo, los que por hacer justicia
no perdonan ni a la abuela.
Hijo, cuando seas grande
constrúyeme una escalera.
Papá, constrúyela tú
con los peldaños de tu lengua.
Los hombres viven borrachos
gozando el premio de su locura
y al que primero se despabila
le cantan esta canción de cuna:
Una camisa de fuerza, blanca
un crucifijo de piedra, negra
una medalla de oro, falsa
y una cadena.

La poesía es el arma d la revolución
la poesía es el arpa d la revolución
la poesía es el herpes d la revolución
el policía es el héroe d la revolución
enarbolando el lápiz d la reprobación.
La tropelía es el lupus d la renovación
el cauce purulento d la fragmentación
fragmento con fragmento en la televisión
momento tras momento d cruda
imantaciòn.
La etnologia es el baile d la graduación
d los frijoles negros en ebullición
y el arrocito blanco, envase d cartón
d moros y cristianos en mala
traducción.
Y parecía
y parecía q el hombre se moría
despacio, d tanta reflexión
cabeceando en la noche d su generación
centenario d zafra y
desertificaciòn.
Què vacilòn, què vacilòn
el paso vacilante d la transición
d cada cual su sino
a cada cual su son
d cada cual su rito
a cada cual su ron
què vacilòn, el paso vacilante
d la transición.
La poesía es el huerto d la evolución
la poesía es un herpes cargado d emoción
la poesía es un arpa sembrada en un cajón.
Me dijeron q la isla no estaba fijada ni a su fondo
ni al cielo
y q en ella nacería una nueva criatura
sabroso mango sin chupar, y entonces
hasta cuándo
el amor será instrumento d venganza
y la dulzura objeto para el lucro.
Me dijeron q la isla era infinita
y ahora q he llegado aquí
todo está lleno d límites.

Integridad d cartón

T prometieron una ley
o la prometes?
Un agujero d sol
llena la muela d sal
t prometieron una ley, o la prometes?
Un millón d sentidos son ofrendados
al absurdo
tus acciones caen en la bolsa
los banqueros pronuncian cualquier cosa:
“El sentido común es la manera más económica
d adaptarse al caos”.
Cada pichón
en su corral
solo si t pagan
sale a volar.
El protagonista es un niño azul
d cerebro carbonífero
en el cual se observan
guerrilleros derrengados.
Cada pichón
en su corral
solo si t pagan
sale a volar.
Habéis visto arder la hoguera astrològica?
Habéis participado en los juegos mundiales
del retraso mental adquirido?
Podrá participar en la olimpiada
quien tenga la lengua bien planchada.
Cada pichón
en su corral
solo si t pagan
sale a volar.
Una civilización completa es una sociedad formada
en hileras d a cinco pesos el minuto espacial
“Planetas que me escuchan!”
Cada pichón
en su corral
solo si t pagan
sale a volar.
T prometieron una ley
o la prometes
t prometieron una ley, t prometieron una ley
o la prometes?

Zarabanda

Tiembla ciudad ronca, ciudad renga, ciudad rambla
gira bombo d rupias y ratas, en contradanza.
Ciudad maligna: miro tus tachos, miro tus techos, miro tus tetas
y en una esquina indigna podría comerme 12 croquetas.
Cuánto vale una rumba d cascabeles en competencia
cuánto cuesta un helado, una sonrisa, una paciencia
cuánto
este moho oscuro que todo llena d lentejuelas
del pasado oportuno: biblias, grilletes y castañuelas.
Sé que t gusta el mambo, quieres ser miembro d la porfía
sé q chupas y soplas, soplas y chupas con rebeldía
sé q cantas Habana
cual se tratara d un Paradiso
sueños d marihuana
lamiendo culos por un permiso.
Ah…
arrastrate serpiente, corre venado, calla tortuga
trinen los pajarillos, q baile el niño con su maruga.
La lengua se me traba en un trabalenguas d la prehistoria
tiene el preso su jaula, tiene el custodio su pan
d gloria.
Zarabanda, zarabanda, zarabanda.

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CRITICAR, PROTESTAR [Mi poema]
Carlos Galindo Lena [Poeta sugerido]New

MI POEMA... de medio pelo

 

Criticar, protestar es muy sencillo,
lo sabe hacer cualquiera,
un niño que no encuentra quien le quiera,
un memo, algún gañán e incluso un grillo
que intenta destacar, que alguien le oyera.

Criticar, protestar es un derecho,
un hecho inalienable,
pues nadie ha de impedir quien quiera que hable,
y amén de que por ello saque pecho,
incluso si lo hiciera un miserable.

Criticar, protestar, sin fundamento
pues ya es otro cantar,
no importa si se pone él a gritar,
del hecho, del motivo, del momento
e incluso con retar tirarse al mar.

Criticar, protestar, con argumentos
es dar siempre en la diana,
llamando a su verdad de buena gana,
tratando de adjuntar los documentos
sin uso haber de hacer de una catana.

Que es cierto todo el mundo puede hablar
e incluso si lo estima
hacerlo y aplicándole la rima,
mas debe estar atento y evitar
que alguno que le escucha le de grima.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDO: Carlos Galindo Lena

POEMA ENCONTRADO SOBRE UN MURO I

Qué hacer si he perdido las llaves y estoy solo.
Por los techos de la noche oigo los pasos de un
animal salvaje.
Gimen los árboles bajo el peso de unas formas
que sirven para clasificar los astros.
Afuera es otoño y alguien llora.
Alguien que conoce el peso de su llanto.
Enmudece la habitación en la que antaño ardía
una lámpara de vida.
Yo estoy solo.
Las llaves se han perdido.
Y en las manos surge una flor súbita de sangre.
Padre, oh padre mío, diez primaveras han pasado
sin que el mantel fuera quitado de la mesa.
El pan junto a la jarra
y el cuchillo junto a las flores de papel.
Nadie osa decapitar esas flores de antaño,
ni el rostro alucinante que se pudre en su marco.
Las cortinas aún conservan la forma de su llanto.
Pero qué hacer ahora, padre, qué hacer,
si he perdido las llaves estoy solo.
Todas las puertas se han cerrado definitivamente,
y el carcelero torpe grita de pie junto a los muros:
“El que ha quedado afuera que se pudra.”
Es otoño y alguien flora.
El carcelero arroja las llaves al pozo de la noche.

TACITA DECLARACION DE AMOR

Con la magnificencia de un crepúsculo
puesto a morir en las arenas,
así era tu cuerpo aquella tarde
de mi resurrección.
Sabía que tu piel daría a mi piel
el encanto de la soledad,
y que tus ojos, libres de la
condición divina,
me ayudarían a encontrar
los pozos execrables de la desesperación.
No en vano hemos vivido
junto a las alas muertas
de los pájaros marinos,
exótica prolongación de tu belleza.
Dulzura de una edad
en que la razón, tan pequeñita,
es obnubilada por la música del alma.
Y lo perecedero se amontona a nuestros pies
como un suburbio de la inmortalidad.
Hemos escuchado juntos a Vivaldi
para renacer frente a la ignominia.
Hemos cantado el himno unánime de la verdad
entre las piedras del poniente,
en la pequeña parroquia que da al mar.
Dios nos libre de la sangre inocente
que no se derramará
como en la noche de san Bartolomé.
Ya la música de la compasión
comienza a vivificar
nuestros cuerpos desnudos.
Lo que más me sorprende
en esta edad agobiante
es la falta de pudor entre los hombres.
Enero 1988

DESDE EL MIRADOR

Topes de Collantes

Tu rostro emerge de esos cedros
que se consuelan a la luz de la luna.
¿Quién puede evitar que su presencia nos devuelva
a la vida?
¿Quién puede evitar que las cavernas se conviertan
en nuestra fortaleza
nos inclinemos a rezar
por todos los que desafían la tormenta?
La pradera se incendia con el trotar de los caballos
que huyen de la noche
en que decapitaron a todas las criaturas inocentes.
El mirador nos devolvía la imagen
de ese pequeño puerto calcinado por el sol
donde también hay hombres que aman, sueñan
y transitan diariamente
por los angostos caminos de la vida.

Atrapados entre el salitre y el profundo sudor
de la montaña
cumplen su itinerario de amor desconocido
y reciben a Dios cuando en el alba
abren sus puertas al olvido.

SIGLO XX

Sus pies estaban descalzos,
como en las visitaciones del señor.
El pecho herido y tan confuso,
como un cielo que se creara
en medio del desastre.
La desesperación tallaba
en mármol su cabeza altiva.
Toda su humanidad cabía
en la pequeña hoja del almendro.
Y en medio del furor aconteció
el milagro.
Una lágrima terca,
rota,
obstinada, totalmente obligada
por la cólera,
o tal vez por la inocencia,
saliendo de sus ojos, nos devolvió,
miembro a miembro,
gota a gota,
toda su humanidad perdida
en el combate.
Bastó hermanos esa lágrima
para darnos toda la dimensión de
su ternura.
Ay, la guerra es tan infame como la amarga
soledad del hombre.
Agosto, 1985

UTOPIAS

Yo era entonces un niño cargado de utopías
las estrellas me indicaban un camino de luz
intransitable y soñé siempre
acercarme hasta la piel de dios.
Yo era entonces un niño cargado
de utopías que pensaba que todos los hombres
eran como Aliosha
y que el mundo era ya como un anticipo del eterno
paraíso. Yo sigo siendo el niño cargado de utopías;
lo único que ha crecido en mí es tu amor.

VIENTOS DE CUARESMA

Los vientos soplan desde el alma hacia
las cumbres,
no mengue jamás ese deseo del ver el rostro
de dios en la cuaresma
porque es como si el mundo
quisiera renacer de los escombros del pasado.
Ese brutal viento de cuaresma
me clava en el madero
donde el espíritu demanda para siempre
y ya no sirve para morir, resucitar,
todo se quema entre las paredes del corazón
del hombre.

FINAL

Está lloviendo sobre ti y sobre mí
y sobre todos los abismos de la tierra.
Esta lluvia borrará nuestra inocencia,
y tal vez nuestra memoria.
No sé, porque es solidaria y tenaz
como la muerte,
y como ella predice los
fantasmas del hombre,
y llega interminable y casta
a sus dominios.
Pero la muerte como la lluvia
no borra nada
y deja intacto al hombre.
Sólo establece un veredicto:
si fue bueno crece como la luz
en los abismos,
si fue malo,
regresará al polvo mortal de donde vino.

QUEDARÁ DE TU SER LO QUE HAS GANADO…

Quedará de tu ser lo que has ganado:
la multitud de amor frente a la noche.
No hay espacio vital para el reproche
aunque se pierda el sol de lo allegado.

Cuando el camino ha sido transitado
con pie de abismo a flor, sin un derroche,
queda la esencia de la luz, la noche.
Vuelve a su ser el ser de lo logrado.

Y florece el espacio, el tiempo cede,
vive en la eternidad del que te nombra
y que a nacer de ti forja su estrella.

No ves que el hombre tonto que te agrede
no se resuelve en luz, queda en la sombra
y al fin crece y renace de tu huella.

SIEMPRE ES BUENO RECORDAR A TEBAS

Siempre es bueno recordar a Tebas.
Eteocles no supo distinguir nunca entre la rúbrica
de un pájaro en el cielo
y la muerte de un héroe.
Señales siempre existen en el polvo de las
sandalias del vencido.
Porque hay una sangre que no debe ser
derramada a pesar del deseo de los dioses:
la sangre del hermano debe correr libre entre la
primavera, el tiempo y la esperanza.
No era la hora de dejar insepultos a los muertos
y Antífona vistió a Polinice con los aromas más
sutiles de la tierra.
Mas yo, un hombre de su tierra y de su tiempo,
no sabe aún dónde está al tumba de la madre.
Por las lágrimas de Antífona sabremos dónde
está enterrada Polinice,
porque siempre los sensibles mueren en la séptima
puerta.
Pero ¿no es acaso esa la puerta del Paraíso?
Oh dioses, decidme: ¿Eteocles o Polinice?
A mí, oh Antígona, un pedazo de mar me separa
del último abrazo de la madre,
pero siempre ha sido así para que se cumplan
las nuevas y las viejas profecías.
En la cruz murió el hombre un día por el furor
y el odio de las almas.
Pero decidme: qué emblema, qué sol, qué cielo
puede amparar al que se entrega con las
manos atadas
o con el corazón ebrio de amor.
Polinice retorna para morir en la séptima puerta.
Yo, hermanos míos, muero porque un pedazo de
mar me separa
del último abrazo de la madre.
Sabed que sufro cuando el Corifeo entona su
canto de piedad
y Antífona toca con sus manos purísimas el sol.
¿Es así como los muertos entierran a sus muertos?

SAGRADA ESTIRPE

Quién ha vaciado, oh Patria, tu espíritu
tu inocencia, tu poder,
tu amor consagrado siempre a la libertad
del hombre
¿Quién es tan sabio que puede comprender tu
corazón de imagen,
tu inventario de sueños,
el fracaso de tu estirpe sagrada?
Oh no, sigue tu diálogo feroz y triste con tus
muertos
y atiende sólo a la eterna voz de tus dioses.
Yo no sé cuándo, oh Patria, descansará tu corazón
Tu Elegguá travieso te lama niña arrodillada
frente al mar
pero yo te llamo sufrida portadora de un tiempo
inexistente,
de una raza inexistente,
de una verdad y un sueño inexistentes,
pero en ti, oh Patria, todo devienen en virtudes,
en sabia esperanza,
aún cuando Caín y Abel vive eternamente sus
querellas,
sin comprender siquiera
que están totalmente ganados por la muerte.
Oh virtud de los que aman,
tu esencia es hoy la imagen invertida de Dios,
porque te traiciona la sangre de los hijos
que no amaron ni aman tu verdad.

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BAILANDO LA VIDA [Mi poema]
Enrique Winter [Poeta sugerido]New

MI POEMA... de medio pelo

 

Paso a paso con la vida voy bailando
y no tengo, partenaire no necesito,
que una cosa es al bailar ir caminando
y otra haciendo del andar un requisito.

Pues yo danzo con la vida suavemente
para alante, y para atrás otro pasito,
que comparto con los bailes de mi mente
y los sones al compás siempre repito.

¿Bailar? bailar he sabido, sé bailar,
ya sea suelto o agarrando al dios bendito
y es al tiempo que aprendí a tararear..

¿Y qué se puede decir del caminar?
te lo puedo demostrar, lo tengo escrito.
Mas te pido no me pidas navegar.

Y es que el agua para mi es otro cantar
pues solo para beber la necesito
no me obliguen pues pudiera zozobrar.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDO: Enrique Winter

Terminales comunes

Sólo la vuelta de otras niñas en bicicleta
da origen a la plaza en donde puedo escribirte.

Los círculos concéntricos del cielo
trazan decenas de gaviotas

mientras tu mano se esculpe a sí misma
(vuelos de águila sobre el tocador).

Estos retoques a la piel del mar
hacen de los pelícanos cucharas
en las pestañas del océano.

El agua es tu perfil,
oculto por la niebla de los puertos
girando en bicicleta.

No tuve un amigo imaginario.
No me subí con él a una casa en el árbol ni a los árboles.
No formé una pandilla ni hice pactos de sangre con los vecinos.
No jugué con ellos en la calle,
no me manché con barro porque ellos lo hiciesen
ni me entré por comida casera.
No usé la jardinera igual a mi hermano.
No me gustó la más linda del curso, no formé un club de nada.
No fui punk ni metalero. No actué en una compañía.
No me asocié a un club deportivo ni a una liga de fútbol,
menos a una tribu urbana.
No participé en ninguna junta de vecinos.
No milité en un partido político.
Casi ni fui a los cumpleaños familiares. No conocí a los sobrinos menores.
No conviví con una pareja ni me proyecté más allá de sus caderas.
No llamé ni me llamaron diariamente.
Nadie me fue y a nadie le fui incondicional. Ni lo pedí.
No tuve un colectivo ni un grupo cerrado de amigos.
No hubo una cofradía a la que pedirle pega,
no recurrí a influencias protectoras, ni las hubo.
No trabajé con compañeros de estudio.
No confabulé con grupo alguno para instalar a alguien.
No me esperó nadie en las ciudades a que me mudé ni tuve domicilio fijo.
No me sentí inseguro para pedir el mismo cigarrillo o el mismo trago
de la tele. No tuve tele ni sus temas.
No tuve cargas familiares en la isapre ni tuve isapre.
Tampoco ropa de marca ni la necesité.
No me inscribí en messenger, blogs, fotologs ni facebook.
No tuve deudas ni aparenté lo que no tuve.
Mi tiempo pasado jamás me pareció mejor.
No cambié mi vida por la de nadie ni lo haría.
No los cargué con mis problemas por parecerme menos graves
y los del resto me fastidiaron un poco.
Soy absolutamente libre (y me arrepiento).

Esto
la caja de zapatos donde vivo
la caja de zapatos donde vive mi padre.
Dos zapatos izquierdos.

–Cuando chica quería ser artista, veterinaria o astronauta.
–Yo arquitecto (me mira y no me cree).
Mi papá me llevó a la construcción algunos sábados. A mí me
encantaba. Una vez le pregunté en qué consistía su trabajo.
Me dijo que el arquitecto (primera vez que oía esa palabra y
me sonó importante de inmediato, como archiduque)
imaginaba el edificio y que la pega de él consistía en que
simplemente no se cayera. Un trabajo que sólo imaginaba
lugares me pareció extraordinario. No así la opaca labor del
padre. Los lugares imaginados se le comunicaban con dibujos.
Y a eso dediqué mi infancia, a dibujarle rascacielos y chozas.

La pega de mi papá consiste en que no se caigan.

Nunca aprendimos a saltar la cuerda.
Mis padres la olvidaron
en el bazar de Presidente Errázuriz
dos nueve cero uno.

Al techo del lugar sigue amarrada,
balanceando a mi abuelo.

Soles

Un sol, la dicha
sorprende a la mesera que recibe
la propina cual dios del mismo nombre.

Un sol rojo en la playa, píxel en el ojo
de una foto digital que no debimos sacarnos,
interrumpido por líneas de nube (las cataratas)
y la tele del bus,
polvo que impide otros polvos
en un desierto que ningún pasajero reclama,
inadvertido el mar (el iris).

El bus auspicia la negra carretera
que corta el arrebol,
una camiseta que sería de rangers
si estuviera en mi tierra y no
donde ninguna construcción se ha terminado
para eludir impuestos o mirar las estrellas,
apenas cubiertas por la ropa interior colgada
y flameando: camisetas de un equipo pequeño
visitando el estadio de la masa tevita.
La rueda del triciclo armando un taco, este sol
tres cuartos en el agua su reflejo,
más la pantalla del bus que ese ojo rojo.

Una vez me dijeron que era un sol.

Y si para tocar el sol bastaba
poner el dedo chico en la primera
cuerda luego del do, siempre enseñaron
mejor el anular, voltearlos
como el cartel –cerrado– en los boliches
y me dan ganas de contarles cuál
es el cambio de sol a peso,
pero la tasa es otra (juego de manos
y muecas) cuando la pronuncio
en la guitarra.

En el cielo despejado no hay puntos de referencia
para decir cerca o lejos.

Mejor que venga el sol, que trague
a quienes lo permiten apenas quince días
retribuyendo el año de maltratos
(era gratis, gratuito, gratis, gratis).
Con el color ladrillo de las casas
sin terminar (ya, casi todas)
dorado el oro, el día, el hombre
no la plata, la luna, la mujer (acaso la pantalla
o bien la dicha de la mesera que recibe
la propina cual dios del mismo nombre).
Las decenas de veces que intentamos la foto
con la puesta de sol, la espera
por revelar un rollo que nos presentaría
negros de nuevo, tapando un rojo inentendible.

En la ciudad que habito yo decido
si me alimento, si me abrigo, si miro mis pisadas cuando vuelva.
Quien decide afuera es el sol,
si crece algo de comer, si muero
de hipotermia o transpiro.
Le rezaría a él antes que a nadie:
yema de huevo de campo
derramada en mar la copa
no del galán de la tele
sí de los espectadores.

La clara previa a revolverse es una nube
y el cielo cubre la paila.
El ruido de ese aceite recuerda al de las olas
cuando se está en el mar y no con la conchita en el oído,
a regadores cuando empapan, y

las películas nos robaron hasta el atardecer.
El bus nos ha robado el viaje.

Al sol lo construyeron jornaleros
como los de este bus, que ni lo miran
ahora que la energía puede inventarse en otros soles,
que no los broncearán
aunque se juren invitados.

Difícil adorar a un único sol
cuando ya existe la palabra soles
y uno no sabe si vio el mismo ayer
(cambiaron el camino y la abrazada)
cuando al camino le salieron brotes
y a la que amamos, el fruncido ceño
las decenas de veces que intentamos la foto
con la puesta de sol, la espera
por revelar un rollo que nos presentaría
negros de nuevo, tapando un rojo inentendible
como el del ojo en tomas digitales.
Acaso quede el puro rojo
que ven los cerrados cuando al sol,
delgados pájaros de interferencia.

La terramoza (qué palabra) dice
que para una mejor visión de la película
se cierren las cortinas.

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MADRID ERA MUY GRANDE [Mi poema]
Coriolano González Montañez [Poeta sugerido]New

MI POEMA...de medio pelo

 

Pues él llegó a Madrid siendo un mocete
mas bien desaliñado o descuidado,
un joven e inocente mozalbete
que tuvo que aprender siendo un zoquete
a ser más pillo y listo que el de al lado.

Que entonces ya Madrid era muy grande
mas él, recién llegado, era un pardillo,
dispuesto a obedecer mande quien mande,
con riesgo a que el cateto se desmande
haciendo oposiciones para pillo.

Que ¡guapa más que guapa, chulapona!*,
aquel era un piropo muy castizo,
lo mismo que decir dormir la mona*,
cantar como el Esteso La Ramona*,
oír algún serial de Juana Ginzo*.

Que allí solo mandaba el General
nosotros sin saberlo y a lo nuestro,
haciendo la contraria a aquel maestro
que quiso allí inculcarnos la moral,
del cura perdonar y un padrenuestro.
©donaciano bueno

*Chulapa: propio de personas de las clases populares de algunos barrios de Madrid, con ciertas maneras de vestir, hablar y de ciertos modales desenfadados. *Dormir la mona: después de haberse emborrachado. *La Ramona: una canción popular de Fernando Esteso. *Juana Ginzo, famosa por sus seriales en la radio. *«¡Adiós, Madrid, que te quedas sin gente!». Inicialmente la frase es atribuida a un zapatero remendón, que al abandonar Madrid porque su negocio no prosperó, al salir de la ciudad, mirando a su espalda, mencionó la frase ya famosa desde primeros del siglo pasado. 

Adiós #Madrid que te quedas sin gente? Share on X

MI POETA SUGERIDO: Coriolano González Montañez

SIETE CITAS Y UN EPÍLOGO PARA UN INSOMNIO

One of these days (versión en Pompeya). Pink Floyd

1
La imagen de la mujer que se abrasa
con aceite hirviendo la mano
y del hombre que se quema los labios
mientras le besa la piel para aliviarle el dolor.
La boca en carne viva que busca en otra boca
el aliento que adormece el grito,
la saliva apasionada que sana a su vez.
Miguel Torga escribió: “Hace mucho tiempo
que no escribo un poema de amor”.

2
Fotografías amarillentas.
Los rostros ajados que ya nadie reconoce.
Versos atiborrados de desgarro,
de pérdidas, de nostalgia.
La pasión me había sido ajena
y de pronto el desbordamiento.
El acto de la escritura sólo acrecienta
la necesidad de insistir,
de creer que el poema es imprescindible.
Borges escribió: “Estar contigo o no estar contigo
es la medida de mi tiempo”.

3
La mirada que guarece mis sueños esta noche;
la certidumbre de que aún en la oscuridad
sería capaz de encontrarte;
el paso incierto por callejuelas de penumbra
en ciudades imaginadas: la derrota.
Rafael Cadenas escribió: “Los lectores de poesía
buscan, en el fondo, revelaciones”.

4
Una palabra que atravesara las distancias, el tiempo,
que recogiera y se clavara en lo más íntimo de mí
para anclarme en un refugio
y esperar la llegada del invierno.
Octavio Paz escribió: “todo poema es tiempo y arde”.

5
La piel, el aroma.
No hay arena en las playas del exilio.
A un lado del cristal el frío;
al otro, el ardor.
Si nuestras manos se encontraran.
Mario Luzi escribió: “Qué noche desde lejos
se prepara en la niebla”.

6
Un aire añejo de un tiempo
que quedó arrinconado en las telarañas
de aquella vieja casa,
me lleva hipnóticamente hacia ti:
respirarte, beberte, vivirte.
Ser uno y no despertar.
Súbitamente, la lluvia ha regresado
moribunda y ciega.
Tu voz me sabe, me huele,
la siento lluvia.
Tu voz es lluvia.
Yves Bonnefoy escribió: “ya que sólo
hay mirada en lo que muere”.

7
Nick Mason golpea con insistencia la batería
en la noche de Pompeya.
Las caras de los muros en ruinas
parecen acompañar con gritos y lamentos.
En el instante de mayor intensidad
una baqueta se le escapa
y el batería, ágil, agarra otra.
Espontaneidad y apasionamiento,
hermanados con el fuego
y las coladas del volcán.
Nacimiento, muerte, resurrección.
En las cenizas sólo hay
ignominia y olvido.
Roger Waters aúlla: “Uno de estos días
te voy a cortar en trocitos”.

8
Aún no he aprendido a pronunciar tu nombre.

(De Retorno. The dream is over, 2009)

DÉJÀ VU

Camino despacio por la orilla.
Dejo que mis pies se hundan en la arena
y que las olas los traigan de nuevo a la luz.
Camino entre los charcos
antes del cambio de luna.
Están calientes, como un caldo,
y esperan el agua fría.
Pronto se inundarán de peces.
Todos los años, todos los días
de todos los veranos, el mismo ritual.
En silencio. La playa ya se ha vaciado.
Queda poco para la puesta
y algunos esperan el estertor del día en los bancos,
más allá de la arena.
Solo unos pocos permanecemos en el agua.
Son casi las nueve de la noche.
De niño creía que la marea alta
siempre correspondía a las mañanas
y que el atardecer traía la marea baja.
La infancia debió moverse a ese ritmo de olas.
La brusquedad del día,
la playa llena de gente, de sombrillas,
la arena sin resquicio;
el apaciguamiento de las noches, la intimidad,
los juegos en las sombras.
Como la existencia, quizás,
que se calma a medida
que los acontecimientos se tornan inevitables.
Ahora camino por el muelle.
Repito una vez más el mismo recorrido.
La rutina permite que el tiempo se detenga,
que siempre se retome
el mismo punto de partida.
Han pasado quince años y, sin embargo,
no llevo ni uno
en este paisaje cambiante de malecones,
de calles, de plataneras, de arenas, de mareas.
Quizás este atardecer debiera ser otro.
Sería necesario pararse a contemplarlo.
(inédito)

Haikús

sobre la arena
cuatro huellas de pies:
dos son de niño

el perenquén
y el olor de los plátanos
tras el crepúsculo

sólo la noche
y aquel aroma a guano:
risa de niños

el viento en sombra
entre cañaverales
¿quién me despierta?

lluvia de otoño
lluvia roja de otoño
¡oh, sobre mí!
(De la luz, 2010)

PADRE

Padre, vengo a matarte.
El recuerdo no puede seguir sosteniéndose
sobre una vela que cada noche se enciende
solo para iluminar tu fotografía.
Ayer, mientras rebuscaba en la herramienta,
me encontré con tu destornillador.
Y, no sé muy bien por qué, me llevó a otro recuerdo.
Te contemplé -y también te olí-
pocos instantes después de tu muerte.
Te besé en la frente en aquel cuarto mortuorio
y aún en ti había tibieza.
Les dije a los empleados de la funeraria:
“Mi madre no puede verlo así”.
La boca abierta, rendida la cabeza,
los ojos aún vigilantes, entrecerrados,
el pelo sin orden.
Ya no eras tú
y pensé que te hubieras avergonzado
de que cualquiera pudiera mirarte
en ese momento.
Con la profesionalidad
de quien se maneja hábilmente
en la muerte cotidiana,
me aseguraron:
“No se preocupe. Lo arreglaremos”.

Luego, en el tanatorio, ya sonreías
y el pelo había vuelto a cobrar forma.
Te habían rellenado la boca
y forzado una mueca para que sentenciasen:
“Pobre, murió en paz”.
Y me tendría que callar
y llenarme de rabia cada vez que alguien
te destapara el rostro para despedirse.
¿De qué? ¿De quién?

Mientras, el calor de aquellos días de agosto
te amarilleaba la piel y aceleraba
la descomposición de tu cuerpo.
Te salía la barba, pero yo solo quería
que acabara todo y regresar a mi soledad.

Ahora, padre, sigo encendiéndote una vela
todas las noches. Y, cuando viajo, busco
lugares donde hacerlo.

Hoy, luna nueva, hace ya siete años.
Acabo de cambiar aquella cerradura
que quedó pendiente,
sin embargo, llevo dos años escribiendo
este poema, temiendo siempre llegar al final.

Pero tú ya no existes. Ni tu cuerpo.
¿Debería mantener tu imagen detenida
en tus sesenta y cuatro años
y aguardar a llegar a tu edad
y mirarme al espejo para saber
si me reconozco o te reencuentro?

Por eso, padre, vengo a matarte.
De Mapa del exilio

LA PIEDRA DEL VALLE

Padre, he vuelto al valle donde te esparcimos
hace ya una semana.
He vuelto solo
y allí estaban, esperándome, inmóviles,
los trazos de tus cenizas blancas.
No las grises que dibujaron
tirabuzones en la tarde,
sino las blancas,
aquellas que no eran cenizas
sino restos triturados de tus huesos,
aquellas que caían
y no se fundían con el viento.
Pasé mi mano por las diminutas esquirlas
de tu cráneo o de tu fémur
o del tórax que albergara tu corazón.
Cogí los pequeños restos de ti
y traté de desmenuzarlos
con mis dedos,
de retornarlos a la tierra.
Pero abandoné la tarea
por inútil y carente de sentido.
Con las manos y los pies
traté de confundirlos con el polvo,
pero siempre emergía el tono marfil
que se extendía hasta las retamas.

Entonces me senté en la piedra, padre.
Y contemplé el volcán mientras miraba
el lugar de las cenizas.
Recordé cómo mamá cogió tu urna
y quiso esparcirte de una sola vez al viento,
cómo el recipiente se le escapó de las manos
y casi le golpeó la cabeza,
cómo lo cogí al vuelo
mientras mucho de ti se depositó
ahí donde ahora miraba.
Luego continué arrojándote
con rabia y desespero.

Pero todo es inútil, padre.
Sigues aquí y ni siquiera el viento
que ahora sopla en el valle
logra dispersarte.
Te quedarás para siempre,
tiñendo el tono de la tierra de los ancestros.
Bastará con remover la superficie
y aparecerás.

O quizá te lleven
o te confundas o te pierdas
cuando lleguen las lluvias y las nieves.
O quizá no.

Pero yo volveré y me sentaré
otra vez en la piedra
para hablarme o hablarte.
Que es lo mismo.
Para buscar restos de tus huesos
y deshacerlos en mis dedos
y darme cuenta
de que jamás te irás.
De Mapa de la nieve

TINA CONTEMPLA LA NIEVE

I
Tina nació a finales del siglo XIX.
Era analfabeta. No reconocía ni letras ni números.
En un tiempo de pesetas y céntimos
solo sabía contar en duros.

A finales de la década de los setenta,
Tina llegaba casi a los noventa años.
Se quedaba sola en la casa
y nos preocupaba que pudiera tener un accidente,
que se sintiera enferma
y que no pudiera avisar a nadie.
Visitarla cada día era una prueba de vida.
(Sentir el paso entrecortado
que se acercaba a la puerta).

Un día intenté enseñarla a marcar
nuestro número de teléfono.
Pensé en rotular los dígitos
con marcas lógicas,
pintar una secuencia de colores.
Ella me miraba con paciencia
e intentaba hacerme caso.
Hoy me doy cuenta de que participaba de mi juego,
pero que se daba por derrotada,
incluso antes de repartir la primera mano.
Yo tenía diez años y ella sonreía.
A veces me pregunto
cuánto de esos momentos me condujeron,
mucho después,
al camino de la docencia,
en qué parte de mi inconsciente
quedaron aquellos instantes.

Un día sonó el teléfono.
Francisco la había encontrado
tirada en el suelo del corredor.

Mamá Tina está muerta, dijo.

Cuando no logro que un alumno
entienda una explicación,
siento que alguien me llama
y veo a Tina yaciente.

II
No es cierto que haya cincuenta o más palabras
para designar “nieve” en esquimal.
Es – diríamos – una leyenda urbana.

[Sin embargo, en finés sí hay alrededor de cuarenta.
(Parece que es mágico para una lengua
llegar a esa cifra).
Por ejemplo, distinguen entre “lluvia de nieve” (pyry),
“nieve” (lumi), “tormenta de nieve” (myräkä),
“granizo” (rae) o “aguanieve” (räntä).
Me gusta especialmente el concepto
“nieve flotando sobre el agua” (hyhmä);
una sola palabra que designa la belleza
de un instante que me sobrecogería.

Imagino a un finés cogiendo sol
en alguna playa de la isla.
Levanta la cabeza y no ve el azul del cielo.
Se sorprende ante “la acumulación de nubes
que traen los alisios para refrescar el clima” (panza de burro)]

El esquimal ni siquiera es una lengua.
Los inuit tienen ocho familias
y suman un total de veintidós idiomas distintos.
Cuatro de sus lexemas me sorprenden:
“aput”, nieve en el suelo,
“qana”, nieve que cae,
“piqsirpoq”, nieve a la deriva,
“qimuqsuq”, tormenta de nieve.

Agua en el suelo.
Agua que cae.
Agua a la deriva.
Tormenta de agua.

Silencio en el suelo.
Silencio que cae.
Silencio a la deriva.
Tormenta de silencio.

En el suelo; que cae; a la deriva; tormenta.

Tina nunca supo marcar un número de teléfono.
De Topografía de los faros (inédito)

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Y DIOS CREÓ EL MUNDO [Mi poema]
Amaranta Caballero Prado [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

¿Y qué es lo que ha pasado?
¿por qué si es infinito,
no se esmeró un poquito el querido dios bendito
para no hacer del mundo al actual desaguisado?

¿Qué le hubiera costado,
y por qué así no quiso
aquí hacer el paraíso subiendo al primer piso
sin tener que esperar a que el tiempo haya acabado?

Nos hubiera ahorrado
dolor y sufrimiento,
quejidos y lamentos y lágrimas sin cuento
y después de ello contento hubiera descansado.

Y puesto que él es justo,
sin duda omnipotente,
no cabe en sana mente por qué tan indolente
anduvo haciendo a este ser humano tan injusto,

Si hizo el amanecer
se recreó en las olas
las lindas amapolas las hizo florecer
por mucho que me expliquen no consigo entender

Todos dicen ¡creer,
ahí anida el principio!
pero para mi creer se convierte en suplicio,
en un constante y duro conflicto con mi ser.

¡Creer o no creer!
sin duda es la cuestión
oír al corazón o a lo que dicta la razón,
es éste ese dilema que está sin resolver.
©donaciano bueno

MI POETA SUGERIDO: Amaranta Caballero Prado

DE SER POSIBLE

Luego de cuatro meses de volver a casa
los pájaros de la mañana siguen
sonando a fresco, a plantas, a cerros de
tierra fértil entre hojarasca y armadura;
Diríase que los barcos siempre pasaron
por aquí en días inciertos de bruma
y querosene, pero nada de eso,
salitre es lo que extraño
con sus curaciones respiratorias y
exfoliantes de la piel porque entre tanta
venda y achicoria entre cortes, tajos y
rebanaditas, las jeringas prominentes
y las gasas vaporosas, ya mis trazos, dibujitos,
no me dicen ni me hablan ni me consienten.
Aguanieve sobre la ciudad, incendios provocados
en los cerros mis vecinos, pulcritud y una extraña
cosa nueva que aún no identifico porque aprendí
a pensar que luego de cierto tiempo y en otro lugar
todo lo raro vuelve y se presenta en su mejor traje
de fiesta. Limpio y sin costuras.
Todavía se siente la alegría de caminar el patio
de la recámara hacia la cocina; el frío del comedor
se cuela entre las sílabas, las letras y palabras
porque es la manera de decir que es tiempo de volver
como hace cuatro meses, habitar un lugar y
cargar con esas dos maletas que ojalá no guarden
ni miedo ni pesadillas. Espanto comprobar
las cargas de cada quién, los vacíos de cada cual;
la hora de la mañana parla puntual desde un reloj
y pinta de oro macizo los recovecos del habla.
Muchos fueron los lugares donde nunca
bebí un café y pocos más fueron los sitios
donde evité llegar porque me di cuenta que
empecé a ser más feliz caminando
y hablando sola, de ser posible en voz alta.

II. A FUERZA DE

A fuerza de alzar la voz
vencimos la ventisca;
poco a poco pudimos ver
cómo caían los tordos,
su lomo gris aceitunado,
sus plumas, ornamentos
de camisa. El eco duró
poco más de un siglo.
No supimos si era un ruido,
o dos.

Irradiaban como la luz
desde el foro de un teatro.

VII FECHORÍAS VARIAS

Fechorías varias cometí durante
la gloriosa época del no pensar,
del mucho sentir; ilustre portento en escapismo
al fin, tuve a bien el poderío de abrir puertas
y rendijas, abrir chapas, cerraduras,
caminar sobre andamiajes sin rechinar,
desde lo alto, a sabiendas de que no
hubiera red: saltar. Sin prudencia ni temor,
puro arrobo y malaquita la ornamentación
febril. Poco a poco el agua fue subiendo,
poco a poco el hambre amainando,
contrario a lo que se esperaba, con más ímpetu
aprendí a volar. Una noche, calurosa,
de par de par el único balcón:
Saltar. Lo que vino después
fue el detenimiento: cornisas, ventanas,
fachadas, frontispicios, recovecos y hierbajos entre
las grietas sin cantera: extendí los brazos, sobrevolé,
secundé la fuerza del viento que desde abajo impulsó
las múltiples partículas; apenas ascendí, supe de la
ausencia del temor y si apenas titubeé, cardenales
anidando en los nichos de honor,
saludaron uno a uno a mi ónix, mi alabastro,
mi pequeña piedra astral
y lluvia fina.

Nada más cierto, nada más irreal:
el recuerdo aleteando sobre el nido.

¿El nido es la memoria?

Los tendones, los huesos, la sangre, los pulmones
y todas las personas que hemos sido ya.

(O la elegancia de la palabra: sarcófago.)

Sobre la nueva calle: múltiples las funerarias, engarzadas, inmediatas,
compartiendo tabique, arena, pared, como la hilerita de los dientes de leche,
como todas las blancas palomas palabras que nunca te dije.

¡Compartiendo las múltiples cenizas!

Los cuerpos tiesos, en reposo, a la espera;
los anuncios gritan: “Cremación 24 horas”
mientras el olor –entre adobo y pollería–,
entre químicos y ungüentos
golpea la cara justo con la ventisca.

La rampa de la nueva calle, el ir y venir de los pasos lentos,
las aceras y el caminito de los nuevos vidrios,
¿Qué más hay que el ahora?

Me gustó verte, hablar contigo, y aunque todo llore, decirte sonriente:

Construyo un nido nuevo, ¡Albricias! ¡Albricias!

Marque con una “palomita”  el inciso que considere correcto:

1. Los hechos ocurrieron cuando:

Una oca cruzó el libro de la selva
Un sismo liberó a 300 presas
Ella hizo un gesto de horror y asco

2. El anuncio fue a través de:

Señales de humo con fuego artificial
Un aviso en el periódico
Un poema de largo aliento sembrado de piedras bajo el sol

3. En el momento de la fotografía, usted:

Avanzó sin pensarlo dos veces
Sufrió un colapso un segundo después
Arrojó la cámara hacia el agua

4. En el manantial de ojos:

Las niñas y los niños bebieron como tigres
La lluvia arreció de pronto
Las idea de las cosas se transforma

5. Si usted pudiera ser otro(a), elegiría:

Otro color de piel
Otro sexo
Otra galaxia

6. Escoja una palabra:

Vuelo
Peñasco
Amplitud
Limo
Mapa

7. Después de marcar los incisos, realice todas las posibles combinaciones y escriba un poema. Cuando termine, diríjase lo más pronto posible hacia una nopalera y observe.

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DEL MUNDO Y SUS PROFECÍAS [Mi poema]
Kevin Cuadrado [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Aquí se acaba el mundo. Las pandemias
serán las que lo causen. Los humanos
matando van fantasmas con las manos
culpando a un dios supuesto con blasfemias
impropias de cristianos.

Os hablo desde el lado de la historia,
allí donde ocurrieron las matanzas,
las guerras del medioevo, las venganzas,
las plagas en Egipto, de esa escoria,
y todas sus andanzas.

Viruela, sarampión, la lepra, el sida,
la gripe de Hong Kong y la española,
la cólera y el tifus con que asola
y arruina la esperanza en esta vida
y al hombre en su lugar, pone a la cola.

Jugando entre la inopia y el despiste
huyendo en zafarrancho de combate,
cuidando no le den el jaque mate
al tiempo que discute y que resiste
en medio de un debate.

De Dios el ser humano es esa apuesta
que está ya destinada a fracasar,
que pone a cada uno en su lugar
tirándose cacharros a la testa
del mundo, el lupanar.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDO: Kevin Cuadrado

El hombre mira el retrato de su niño futuro

Si quitara el nombre ‘casa’ a una casa,
esta ya no funcionaría como una.
Su significado sería otro
y al instante cada recuerdo desaparecería.
Inútilmente busco a mi madre entre estas paredes
que fueron alguna vez una casa.
Recorro en vano las habitaciones
identificándome con las piedras y el polvo
pero no es mi madre
la mujer que sujeto entre los dedos.
Somos otros,
alguien, en algún lugar,
nos ha quitado el nombre
(debo encontrar
la palabra
con la que ahora se nos nombra).

La sonrisa de un hombre en un anuncio militar que convoca a la desaparición de todos los paisajes

Un hombre mira la tierra bajo sus zapatos.
Sabe que es tierra de ciudad,
de un parque de niños y madres felices,
que pertenece a un terreno baldío junto a una casa,
a dos calles de la biblioteca.
El hombre recobra el sentido.
El sol lastima como un latigazo en la espalda.
El calor le recuerda la sopa y la mesa casera,
el delantal de mamá y el periódico,
le recuerda una mañana de marzo.
Debe seguir caminando.
Anochece y entre las hojas
silba una bala.

Lo que está fuera de tiempo

Recordamos solo aquello que nos recuerda,
lo que está fuera de tiempo.
Sobre la mesa de la cocina
las verduras crudas parecen cadáveres
hasta que llegan a las manos de mamá
donde se convierten en alimento y memoria.

La palabra dice cosas que no comprende

La noche no es un objeto al que podamos nombrar,
tampoco es un lugar para el sueño.
Diremos de ella, únicamente,
lo que ella ha dicho acerca de nosotros.
La noche, decimos, es una taza de café.
La noche, pensamos, no es un árbol florecido.
La palabra es un límite engañoso.

La sencillez cotidiana de vivir

Es más fácil decir
existo bajo el cielo de mayo
que decir existo en un lugar específico.
No es lo mismo regirse por el lenguaje de los días
que por el idioma de las cosas.
Yo diré: canario, rosa, beso
y en mayo serán un canario, una rosa y un beso.
Pero en una ciudad distinta
tendrán otros significados
y será un lugar
sin canarios sin rosas ni besos.

El búho juega con su reloj de agua

La tarde sucede entre los pasos mientras escucho el paisaje,
sus sonidos vienen lentos en imágenes amarillas
como una flor deshojada por la quietud.
Conozco cada uno de sus sonidos.
El riachuelo se estrecha entre dos rocas
y pasa lento ignorando que adelante hay una pendiente.
(El agua se pierde en otro paisaje.)
Regreso a casa
donde no hay ríos y los árboles se alzan presurosos.
El árbol, entonces, es una casa.
Un búho marca la hora en su reloj de agua
−del que bebe para no dormir−
y la noche asusta a los niños
desde el otro lado de las hojas.

El búho ha perdido su reloj
y la tarde pausadísima desaparece
con el ulular escondido entre las ramas,
cuando los árboles se abandonan al silencio.

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CAINITAS [Mi poema]
Carmen Ollé [Poeta sugerido]New

MI POEMA... de medio pelo

 

Aquestos tiempos de dolor y rabia
perturbados desde el crimen de Caín,
la ortiga que irritando va el jardín
maldades va arrastrado entre su savia.

¿Cómo pudo ocurrir tanta desgracia?
¿qué le impulso a matar Caín a Abel?
¿qué pasó para que fuera tan cruel?
quisiera la verdad, no una falacia.

Hoy, lamentable, el crimen se repite
hermanos que pelean con hermanos
llenando sus caminos de chinitas.

La avaricia y codicia aquí compite,
intrínseca maldad de los humanos,
rencor, venganzas y luchas cainitas.
©donaciano bueno

MI POETA SUGERIDO: Carmen Ollé

¿Quién te ama, Mishima?

La rutina, esa enemiga si tú y yo
caminamos de la mano
o si tú y yo nos sentamos en un café
a filosofar
filosofía de viejos harapientos
marido y mujer al fin y al cabo,

en la Martinica vivió Juan del Diablo
pasé mis años adolescentes en una embarcación de vela
como la de él
la oreja pegada a la radio,
has bajado los párpados cansada de oírme
el mismo tema,

fue Morita –entonces digo- el discípulo, quien le
asestó el golpe de gracia ¿sabes? Fue un mal golpe,

voces extranjeras se confunden con los
rugidos de las olas
ninguna es como tú, ninguna alcanza
tu pequeñez, querida… y
cómo odio ese sol
a las tres de la tarde
tus ojos vuelven a caer
son los de un dios tibetano.

¿Fue sólo el vino lo de aquella vez? ¿Lo crees?
¿Sólo el vino? Acaso fuera el vino
y sólo eso…
pero cada botón de tu blusa era uno menos y uno más
como me gusta
una tanga negra entre tus piernas
un poco sucia
como me gusta

y ya no era yo sino otra
en la goleta de Juan
en la mismísima isla de mi infancia
el sol ya se había ocultado como ahora
las brujas bajaban a mi dormitorio
a recoger los papeles regados
el diablo duende escondido en el empotrado
detrás de la cortina
de noche
mi desidia ha de arrancarte mil dudas
cualquier elipsis por la que mi entendimiento
huye hacia la nada oscura
te hace daño a ti que has vuelto
de la traición al mar,

cruzas el mar con el jeep y cada ola
te hace soltar una carcajada purpúrea
los cabellos llenos de arena
la ropa pegada al cuerpo,
pendes de la absoluta ilusión.
Otra ola más, gritas, llena de dicha
me acerco desde la orilla y trepo
olvidada.

¿Qué viajeros, qué poetas se perdieron
en el tiempo, los océanos, los médanos
las hogueras encendidas
el sable en alto,
Morita?

Frágil ante lo inmundo
lo inmundo considerado como una débil respuesta
del ser cotidiano ante sus mezquindades
me sorprendo en una ciudad cuyo nombre
ni la humedad pegada a los muros ancianos
ni sus palomas tísicas
me importan
como estar en su imagen de plástico
hundiéndome en La Defense
o
perdida en el ardor de su pasado

ah pureza frescor de lo marchito
toneladas de plumas nos cubren
nos desnudan en tu presencia
y tú ciudad donde hoy habito
¿naufragas o emerges de mi
calidoscopio?

A pocos metros de la estación moderna me habita
en pequeñas áreas mal ventiladas
campiñas fantasmales donde uno (de pocos ingresos)
atraviesa la tarde de un verano desolado
desde sólo un ángulo
-lo maravilloso de la tarde-
su caricia en el sexo es la de un espectro
y amo esa tarde como en un film.

El ardor del pasado descansa en la infancia
pero no puedo ocuparme largo rato de esta transparencia
y no deseo edificar una infancia
lo maravilloso es la rama torcida
que se eterniza en un material innoble (chatarra)
esta falta de flores lo es sobre la tarde gris.
Apoyada en tus brazos:
de las viejas Bastillas
nace tu sonrisa más fresca
y mis partes están irritadas con fluidos verduscos
como tonos impresionistas
caminando para aprehender el rígido otoño en el Louvre
el sentimiento de piedra de la Venus egipcia
o el gesto de bronce de una pierna de gladiador
-sótanos y galerías de tesoros robados-
camino, palpo el tubérculo de los recuerdos
mi cuerpo de niña
el silencio rígido
de la pureza
nada de entonces puede penetrarme en el miedo
como esta ciudad en la usura.

a Giovanna Pollarolo

El viento corta el rostro en la estación de Schönefeld,
he podido olvidar que estoy acá, camino a Praga
para pensar en ti desde el Este…

Bésame mucho, canta una voz en una radio lejana,
como si fuera ésta
la última vez…

La música en español nos persigue inútilmente
como si en realidad fuera la última vez.
Mi compañera de viaje duerme sin conocer el peligro.
El tren se separa de Occidente hacia un oscuro
campo, hacia un oscuro destino.
Sólo los vietnamitas
saben a dónde van y para qué.
Nosotras, apenas, a divisar a lo lejos algún
puente sobre el Moldau
o una apacible plaza de rostros lánguidos
y blancos
que no se parecen a Kafka.
Sólo nosotras podíamos caer en un hotel
con ese nombre: Kafka:
habitación número 5
y el Moldau fluye sin flotantes…

Ella abre los ojos y mira
melancólica el paisaje.
También huye, pienso, de algún
mal de amor…

Los gendarmes, duros y verdes, nos detienen,
¿viajeras? Sí, obsesas, como si fuera
la última vez.
Vacío mi mochila, un frasco de crema Revlon
cae, sospechoso, como el color de los ojos asesinos.

Dos solitarias y
el aire parece lleno de fantasmas
una buhardilla alta,  en un viejo edificio
nos tienta
los escritores y los artistas
somos gatos agazapados en los tejados
soñolientos gatos y sabios…
Bravo, has sonreído después de mucho tiempo
en la calle Malá Strana, vieja y barroca,
seguramente Kafka conoció a Felicia en ella
y las delicias de Felicia,
el mejor remedio contra el mal de amor
es sobre todo el vino, entonces vamos
paseemos por todas las tabernas
de noche y de día…
No preguntes por Auschwitz, que
está en Polonia…
En Bohemia corta el viento
con lujuria
…el café Mozart tiene sillones de terciopelo púrpura
y el Moldau fluye pérfido, olvidadizo…

Casa de cusipata

(A la madre del Inca Garcilaso)

Casi un infierno sin luz
como ante el púlpito de San Blas
la calavera de Horcacitas.
Señor, qué madera,
he cerrado los ojos, Señor,
y no me entretengo en el altar
aunque brille marrón el oro
por la plegaria impura.

Ahí,
la madre del bastardo,
el cordero de Dios.

La princesa en casa.
Vagabundeo por la vieja ciudad
¿Dónde he de verla por fin?
Miro a los lados, insomne,
acaso llegaré a comprender
el ansia.

Y ella advenediza, solitaria,
en el altar se arrodilla para besar
la cruz,
peldaño a peldaño
da el beso maldito…
Delgada sería la pequeña
el vestido de organdí azul luce
con filamentos de oro en la cintura fina
los botines aún de moda.

Beatífica viajera
la princesa está en casa
mas a ti nada te importa
pues de lejos
le dices adiós.

Una elegante silla negra
está rota en el recibidor.

Teléfono silencioso

Sombras desde el amanecer
el corazón late en vano
copas de vino desde el alba hasta
la luna llena
pérfido músculo

vacío embriaguez
muro hiedras púrpuras
pútridas hiedras
un efebo una aparición
sin piel sin límites

Vibración

Tarde
Mina y yo bajamos por la avenida Aviación
La noche de brujas
Los carteles iluminados de pollerías y bares
Insinúan que esta noche se llena
De hambre
De macabros huesos
En la Taberna de los monjes
Sobre una gran pantalla
Madonna escupe su risa provocativa
Las dos nos hemos sentado a la ventana
Una grada más alta que la realidad
Como si la inocencia necesitara tres centímetros de altura
Nadie ve que sonreímos por algunas tonterías
Como dos niñas con helados de fresa
O de vainilla
Nadie ve que rozamos nuestras yemas
Como si fuera la primera vez
Tengo el rostro estragado por el licor
Y pronto el barquero me arrastrará
Como a un alma en pena
Entonces me será difícil recordar
Y sostener la visión de sus labios
Que soplan un mechón de mis
Cabellos.
de Poemas parisinos (Inédito, 1981?)

Otoño (los dos se llaman otoño?)

Es otoño en mi gabinete
las luces ocres envuelven los geranios
los sepias cubren el asfalto cagado por los perros
¿qué órgano podría dejar de funcionarme bien?
Frágiles
alcachofas de cemento en Creteil
algunos se han suicidado este verano

Una bomba de 60 vv fabrica la penumbra
música de Maurice Jarre (París 78/80)
buhardillas
porcelanas (no de Limoges)
abrigos (no de Astrakán)
copitas para Martinis secos
cojines fauna y flora estampada

Seguimos el rumbo de una pipa que atraviesa
una plaza y termina en un café
solitario
una pipa argelina que vuelve apagada
en el bolsillo
alguien arrastra un piano
por el corredor

Lo que pongo: palabras sucias
envejecidas
un pensamiento
un pozo de sombras
nada es cierto
sino que respiro
como un cazador persigo una idea
le disparo
esta es aquella presa
disecada
entre líneas
un insecticida de 65 pesetas
debido a que lo he incluido
en mi página
existo

Sí, hoy he vivido, leído a Sade
a saltos
a Faulkner por los pelos
en mi bolso de la biblioteca
pernocta sin abrir
mañana será miércoles
y vendrá el lechero.

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