A todos los amantes de la literatura en sus distintas formas o variantes...

Donaciano Bueno Diez

Donaciano Bueno Diez

Editor: hombre de mente curiosa, inquieta, creativa, sagaz y soñadora, amante de la poesía.

¡MALDITA CIÁTICA! [Mi poema]
Leonardo de León [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Vengo hoy a quejarme de la ciática,
que no es linda mujer esta señora,
mas alguien te visita en mala hora,
sin avisar, de forma errática.

Y así no abras la puerta, ella es fanática,
si intentas evadir, se pone histérica.
Horrible esa malade tan colérica
que a tu columna hiere y es traumática.

Maldita esa afección tan puñetera,
que al nombre del Señor le toma en vano,
sumerge en ese mundo asaz freudiano,
si en mi mano estuviera la zurciera.

Si un día te visita, estás perdido,
confiando puedes irte ya a la iglesia,
prepara a padecer mejor de amnesia
que un mes o acaso dos te habrá jodido.
©donaciano bueno

Es cierto que este #dolor se puede comparar al del #parto? Share on X

El término ciática describe los síntomas de dolor de pierna (y posiblemente de hormigueo, adormecimiento o debilidad) que empiezan en la parte inferior de la espalda y pasan por los glúteos y el nervio ciático mayor en la parte posterior de la pierna.

MI POETA SUGERIDO:   Leonardo de León

Intersecciones

Cuando me otoño tú me primaveras
y me praderas mientras me colinas
te barco entera cuando me marinas
te viento fuerte si me cordilleras.

Te nido cada hueco si me hogueras
te astro los rincones si me estrellas
te paso y peregrino si me huellas
te útero si tú me calaveras.

Si yo te manicomio, me locuras
me aguas por los ojos si te río
me hiedras mientras yo te escalofrío

te verso cuando me literaturas.
Te apetito, me bocas y me ancianas
te ocaso y cada noche me mañanas

Poesía

Un poeta no vive de la luna
ni de noches leudando en el desvelo:
la sílaba que elude su señuelo
ya estaba en el berreo de su cuna.

Lo cercan las palabras y ninguna.
En la hambruna del lápiz, su consuelo
se sacia con la sed que corre el velo
de otra noche, otra infancia y otra luna.

Su patria es una grieta temblorosa
que ahonda por sí misma hasta su entraña
y late como un eco en la montaña

y grita y se despeña y no reposa.
El poeta no es hombre de esta vida:
anda afuera buscando la salida.

Fonomenología

Locura rima con literatura
y mente es consonante con corriente
no es raro que con gente rime puente
si lectura coincide con montura.

Asombra que tortura y hermosura
se oigan como hermanas, y siguiente
coincida con presente, igual que frente
con caliente, cura con sepultura.

Está claro el idioma, con amor
riman ardor, temor, y con destino
rima inclino, camino y asesino

así como escritor con impostor.
¿Es pura coincidencia que con rima
rime lima, racima y pantomima?

Cruci-ficción

La sílaba destella pero falla
se muere apenas oye su sonido
y busca en el acento su perdido
corazón de torrente y de muralla.

El metro es una brújula que estalla
y busca en los fragmentos su sentido:
borrosas coordenadas de un roído
alfabeto que adora su batalla.

Se pierde en las trincheras el mensaje
y mira alrededor: palabras muertas
que esperan otro cuerpo ante las puertas

de la hoja, ese pálido pasaje.
Poeta es quien escucha al fin y al cabo
el ritmo de otra cruz sobre su clavo.
De El hacha del bufón (2018)

Y solo

No escribo para nadie, escribo solo
como el agua que nombra la garganta
la letra nombra al lápiz, no me espanta
la sombra del lector que no controlo

no me duele escandir ni el protocolo
de guardar los poemas en la santa
polilla de un cajón que se agiganta
tragando lo que pienso, lo que inmolo

en la tarde incendiaria de palomas
deformes, desfondadas, al abismo
segundo tras segundo soy el mismo

que en un prado de blancos y de comas
rebusca la palabra, el nombre inmundo
donde ovilla mi grito para el mundo.

En el país de Carrollicia

Silaescribo el poema, versitoco
palabras, desficorren por el filo
piesiento noslancólico, agujilo
y bordo espadachillos, luciloco.

Nubestrellas, ardores, la soluna
palomaires cruzando el paginaje
si nalta un pescarroyo, es un lencaje
de ojobrillos la siel de la laguna.

Ramaíces vueltierran la otoñera
(verainvierno pero relojuntado)
refresombra un sombrejo, siamesado:

la muervida vifunta y verduñera.
Silengrito el herror del diccioterio
Carrollicia se ríe carcaserio.
De El bardo bifronte (2019)

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A QUÉ VINE YO AQUÍ? [Mi poema]
Marina Tapia [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Yo vine hasta aquí a salvar el mundo
mas vean pues que nunca pude hacerlo,
no basta con decirlo o con quererlo,
el cambio que hay que hacer es tan profundo
que tuve que cejar nada más verlo.

Pensé que en mi la vida era un regalo
y tuve que pararme a meditar,
de qué sirve el andar, el caminar,
pues dudo y aun en sueños me apuñalo
y siento que ya voy a naufragar.

De nada sirve andar sin un sentido
que ayude y que pudiérate orientar,
jugando sin saber a qué jugar,
sin rumbo, aquí pasando inadvertido,
si todo ya al final lo has de dejar.

Y voy ya sin comerlo ni beberlo,
y al tiempo sin saber a qué he venido.
Si el mundo sigue igual de renegrido,
a qué vine yo aquí. Quiero saberlo.
Me iré, quiero que sepan, resentido.
©donaciano bueno

#A qué vine yo aquí, alguien lo sabe...? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Marina Tapia

Almuñécar

«Esta ciudad de náufragos te espera»
Pamela Pérez

Y bajo hasta Almuñécar,
como quien baja a un pozo,
hasta su propio abismo
rural y necesario;
camino hasta los valles
del mar donde la vida
oscila
en nuestro margen.
Y juego a ser palmera
o piedra de un castillo,
imito aquel asombro de los pasos
y alivio al corazón
en el paisaje verde
de tus ojos.
Viene la paz, se sienta
y nunca necesita dar aviso
(pues ya la reconoce mi emoción)
Cuántas ciudades blancas
tengo que caminar para encontrarme.
Cuántas plazas guardar en la memoria
para volverme niña
y sílaba-gaviota.
Sabrás que no temí,
que ya he llegado, madre
y mi cuerpo será de la tierra.

Torre de la Cautiva

Yo quiero ser aquella, la cautiva,
la que nunca se muestra
y crea en torno a sí
leyenda,
cielo,
pájaro.
Yo quiero…
pero soy
abierta cicatriz,
una piedra
perdida
en el musgo.
Mi luz está en el fondo,
la enciendo en esa noche que no archivas.
No culpo a tu cadera
que acerca su pujanza a la vitrina
o detiene sus ojos en sólidas mujeres,
en dinteles perfectos…
Haga su apresto el tiempo
y quede lo más firme de mí sobre la bruma.

Postal desde Granada

Valparaíso está.
Se ha mudado a estas calles,
ha volcado la mar en la sierra
y vuelve -como náusea- con su peso.
¿No le oyes, acaso?
apuntala las puertas que caen,
da licencia a la hechura del aire
y luego, complacido,
camina al mirador
más alto
para verse.
La torre de la vela le contiene
o la palmera, el friso, algún recodo.
Él sabe de su reino.
Él sabe de su lengua curadora.
Tan sólo necesita mi nostalgia.

Razón del desembarco

I
Estoy aquí, Granada, ante tus cielos amplios,
ansiosa,
seca,
náufraga.
He llegado.
Con mi atril-ataúd,
con las ceras que no arden,
y este ato de ropas vacías.
Hasta tu fortaleza de leones,
hasta el olor a almizcle y hierbabuena.
Voy por tus casas blancas,
desnuda, para asir
la luz que nos regalas cada día.
Escondo en las ranuras de tu muro
mi plegaria, el dolor
que creció como fruto.Y abres
tu máquina de hacer atardeceres
a este perfil
deshecho en la avidez.
Ha sido necesario
bajar a tus baldosas,
librar esta batalla con la sombra,
para volver a mí
por tu camino.

II
La vida es la que arrastra,
la vida
no me deja hacer planes,
deshace mis maletas,
ata piedras al helio que asciende.
Escúchala, que viene,
se parece a una audaz cuidadora de pollos,
al antojo, a un remedio
incapaz de curar.
Ha perdido mi norte en su bruma.
¡Ay! La vida
se disfraza de paso y me lanza a sus calles,
no me deja inclinarme al sosiego.
Firma cartas, parodia,
extravía mi ajuar
(esos versos que guardo al amor)
Fue la vida, no yo
la alquila a mi nombre
esta nueva ciudad.

III
Él me mostró Granada entre la bruma,
me dijo, que la Alhambra,
domesticaba al sol si es necesario.
Él me buscó un refugio entre la piedra.
Y la luna de Lorca
de lejos tutelaba los enjambres.
Grité en el Sacromonte
con esa voz quebrada del gitano
y abrí, por fin, la jaula de mi risa.
Quédate en mí, Granada,
Acaso te complazca que me vuelva
alpiste, agua, fuente de unos versos.
Acaso,
mi corazón de agujas te remiende.

DERECHOS Y DEBERES DE LA AUTORA

Probadme, mordisquead mis pensamientos,
los vicios, mis caídas;
es fácil
bajar
la cremallera
de una mujer expuesta, que se dona.
Mas,
no puedo aseguraros
que lleguéis hasta mí,
a la raíz del llanto o de la risa.
Aún conduzco en medio de la niebla
y es largo este camino de carteles
por el que voy buscando mi morada.

Me doy
pero me guardo,
he ahí mi mercancía.
Dejadme que conserve
algún secreto
furioso
entre los dientes.

Por lo demás, leedme sin piedad.
(50 MUJERES DESNUDAS, Amargord Ediciones)

ENUMERACIÓN

Ayer, amado tótem:
tu cabeza
estuvo entre las fauces del león,
tocó la campanilla varias veces
y derramó
la leche que traía
(¡qué torpe!)
en mi portal;
volvió a cuestionar el mito de Platón en la caverna;
provocó ese diluvio
¡cuánta lluvia!
y destrozó mi arca de Noé;
y Troya fue sitiada por tu potro;
mordisqueaste la boca-manzana
con hambre de recién casado,
de eterno buscador del paraíso;
pusiste tu bandera en la Portada
de Antofagasta,
en la cueva
de Nerja,
en los aros de Saturno;
viniste disfrazado de bombero,
de Pollock, de Picasso, de Yves Klein;
ayer, querido tótem,
salpicaste vida en mi garganta.
(EL RELÁMPAGO EN LA HABITACIÓN, Editorial Nazarí)

ASALTO Y CLARIDAD

Y vuelvo a recordar que los helechos
desprenden sus sortijas en la sombra,
que el agua habla más claro en las acequias,
en grutas escondidas,
que es breve la estación del esplendor,
que hay que lanzarse al prado
antes que merme
la faz de lo secreto
y ver
y ver
y ver hasta colmarse.
(MARJALES DE INTERIOR, Editorial Aguaclara)

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BOCAS TRAVIESAS [Mi poema]
Sofía Rhei [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Tengo una boca huérfana de besos
que albergue da a una lengua viperina,
traviesa y casquivana, en esa mina
que avanza o que camina en retroceso.

Se enrosca, se revuelve y es por eso
que silba o que reclama la autoría
de ser dueña de besos, esa vía
que enfila con sus cercos muy traviesos.

Emite una palabra y me acaricia
muy suave como alegre mariposa
hurgando en cavidad, esa carnosa,
frecuente y humeante de impudicia.

Moldeada está en arcilla con pericia,
con tinta empalagosa barnizada,
juguetona y de almíbar embriagada
mi lengua es revoltosa, una delicia.

Voceros que propagan las ideas,
de mente su canal espiritual,
mimosa, eres hermosa, eres carnal,
elíptica, redonda o como seas.

Es tren que ansioso espera la señal
de verde que me indique tu aquiescencia
y a puerta de tu túnel me acercar
saciándome de amor con tu presencia.

De labios rojos boca que provocas
ansiedad, impudicias y temblores,
del corazón codicias. Los amores
ocultos siempre están entre sus rocas.
©donaciano bueno

MI POETA SUGERIDO:  Sofía Rhei

Alicia tira los dados para abolir el azar

El tiempo avanza porque existen las certezas,
y sin embargo
sólo es capaz de expresar su gratitud
consumiéndolas,

en cierto modo, hay juguetes radiando decisiones,
peonzas que se detienen
en una casilla y no otra del juego de la oca,
yoyós que responden
con determinado número de elevaciones
y no otro,
igual que los ladridos
de los perros matemáticos del circo.

Pero de todos es sabido que a las niñas
nos gustan las miniaturas,
y nunca podremos resistirnos a una muñeca rusa
[hecha de dados
cada vez más pequeños,
uno dentro de otro hasta el abismo.
[Poema recogido de Alicia volátil, Cangrejo Pistolero Ediciones, 2010]

Silencio de blanca

Si no fuera a mancharse,
amasaría tu tersa blancura
con leche distraída a los cachorros,
con pétalos internos de capullos

Con qué habré de engarzarte,
qué seda no heriría tu factura,
qué nube fabricarte
en la que no te cruja la cintura…

bordaré las paredes de plumón
porque tu piel translúcida y tus huesos
son muy poco armazón
para tu delicado corazón.

Vino del deshielo

«Et d’Amérique vient le petit colibri
De Chine sont venus les pihis longs et souples
Qui n’ont qu’une seule aile et volent par couples.»

Es más fuerte que yo
la sed
de beberme el deshielo de tu sonrisa.

Agua bendita

Si llueve (siempre llueve)
da al azar la fortuna de mojarte,
y bebe del riego que te ablande el futuro.

Si llueve no me esquives,
icono de mis ojos como gotas,
y bebe del riesgo que te expande el futuro.

de Las flores de alcohol por Sofía Rhei
Ed. La Bella Varsovia 2ª edición 2006
a la venta en Librería La Central,
Museo Nacional de Arte Reina Sofía

Taninograma

como el estallido de los frutos rojos
tiñe y marca
El amor mancha como el vino como los más incestuosos amaneceres
de cualquier precio
estropea las sedas
como obras maestras recién pintadas
que cualquier golpe de falda puede arrasar.

Todo tu espíritu cabría en mi alma,
igual que todo tu cuerpo se expande dentro del molde exacto.

El tiempo verbal de los totales
mientras germino entre tus manos
permite que florezcan los pétalos concéntricos de la hemoglobina,
opuesta en su girar al sentido del tiempo.

Romper aguas

Dices que no, esculpiendo con la boca,
que ya no tienes sed, porque me objetas
que la humedad se fragua;
y te recuerdo, surcando la roca,
el ansia transparente de las vetas
que pugnan desde dentro por ser agua,
por ser de ti, por serte.

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HOY NO ESTOY PARA NADIE [Mi poema]
Ana Vidal Egea [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Hoy no estoy para nadie, es un mal día.
Si preguntan por mí, diles que no estoy.
Que hoy mi amiga del alma, mi alegría
me ha dejado en silencio, vida mía,
sin decir tan siquiera que me voy.

Que hoy mi alma se ahoga en la tristeza
porque a mi fiel amiga yo perdí.
No consigo entender tanta vileza,
ni siquiera meterme en la cabeza
que nunca ya ha de estar más junto a mi.

Hoy no estoy para nadie, desespero
ahogando va de pena al corazón.
Compañero del alma, compañero,
por último repito hoy que te quiero,
las lágrimas me asaltan de emoción.

¡Tantas horas gozando en tu vivencia,
¡momentos de alegría y de ilusión!
Fue tanto el disfrutar de tu presencia
que hoy ya más consciente de tu ausencia
sólo queda rezarte una oración.
©donaciano bueno

Di si o no te #gusta Share on X

Hoy ha fallecido, después de más de trece años de intensa convivencia, nuestra perrita Zoe. A ella le dedico estos humildes versos.

MI POETA SUGERIDO:  Ana Vidal Egea

Nosotros

Nosotros, los que nos fuimos pronto de casa
primero a otra ciudad, luego a otro país,
—cada vez más grave— cambiando de lenguaje,
de clima, desaprendiendo, mutando. Los que vivimos solos
en hemisferios distintos, poniendo un océano de por medio
que hace imposible regresar a tiempo.

Nosotros, los que hemos dicho adiós tantas veces,
los que hemos masticado el silencio de los aeropuertos
y nos hemos tragado la piedra de la duda;
los que tenemos miedo a volar pero volamos
a los que nos cabe todo en una maleta,
los que hemos llegado de noche adonde nadie nos esperaba.

Nosotros, los huérfanos funcionales,
los que no recordamos las camas en las que hemos dormido,
los que tenemos que confiar en desconocidos,
los que seguimos buscando con un mapa en la mano
porque no tenemos lugar de descanso;

nosotros, apretamos los dientes, agudizamos la vista
y temblamos al recordar lo que vamos dejando.
[Poema recogido del libro Dolores- Manhattan, La Fea Burguesía, 2016]

Anna

Dices que mi nombre debiera escribirse con dos enes
como las protagonistas de las películas de Bergman,
de Theo Angelopoulos.
Dices que desde que me encontraste me llamas así,
que me nombras muy despacio, deteniéndote
en el centro
justo, de la palabra.
Que nadie puede notar la diferencia,
y que es así, como viven los secretos.

A veces dejo un lado libre en nuestra cama
por si regresas
cualquier noche en que no importe estar desnuda.
No estás.
Yo sigo buscando árboles.
Podré perderme en un bosque algún día
cuando no quiera ser más.

De pronto un día empezaste a odiar a todas las madres
tú que no querías odiar,
que no crees en la venganza, ni en los gritos.
Que no quieres creer ni en la verdad.
Que la niegas.
Por qué no haber elegido ser invertebrado,
impermeable, inaccesible
para que nada, nadie,
pudiera tocarte jamás. Romperte.
Partirte,
como lo estás ahora, derruido.
Por qué no haber elegido.

Era demasiado mayor cuando descubrí la nieve,
el frío, la vastedad, los bosques solos,
el miedo al blanco.

Si soy un enfermo,
o si estamos enfermos, no importa ya.
Alguna vez creí tener una cura oculta
pero sé que no existe más que esto,
esta habitación, las notas
tus vestidos en el ropero,
algún cuadro, una foto,
tu dolor, que no encuentra reposo que te salve,
mi dolor, al que no quieres acostumbrarte,
ese disco que no se cansa de decirnos
lo que somos y lo que seremos
aunque vayamos y hagamos lo que sea.
Tú, pidiendo auxilio,
tú en todos los caminos, tú de todas las formas,
en todos los cuerpos, tú, en broma y en serio,
suplicándome que me cure y te sane pronto.
Tú, que tienes miedo, que tienes tanto miedo,
que tienes más miedo aun.
Que sabes que me quieres,
que no quieres querer a un enfermo terminal
que como tú, se muere,
y que te coge de la mano
y te arrastra y te lleva adonde siempre estás.

Quiero tener el suficiente amor
para que Dios no me importe,
que un beso de aquellos viejos
no malgaste mi dolor.
Yo, en trozos, fui lluvia de piedras
sobre las islas peregrinas que me habitaron.
Supo arrancarlo, he sido.
ya se han ido todos los que creen en el adiós.

Hubo una época de derrochar
Cuando creía en el exceso
Y prodigaba y desperdigaba
Siempre en plural
Besos a doquier,
Tibios, alegres, altruistas.

Llegó después la época de morder,
De arrancar a jirones lo que quería,
Tragarme cartas enteras,
Exámenes, ramos de flores,
Morder para tatuar
A quien temía las agujas,
Ahogar así los gritos.

Después noté que me agotaba
Vino la medición y la cautela.
Di únicos besos,
A un libro, a la arena,
A mi madre, al disco que me curó,
A ti.

***
Un hombre que ha buscado su casa
por más de un continente
durante más de una década;
que ha permanecido sin ver a su familia
durante años,
a sus amigos, durante años,
ha llegado a mí.
No hemos gastado palabras.
Le he dado el único beso que me importa
y se lo he dado entero.
***
Guardo tus cartas en un ataúd
en aquella, la habitación de mi infancia,
de la que me separa
todo un laberinto de telarañas.
No hay sangre azul, no hay regreso.
Mi rostro sangra sonrisas.
Vuelvo a mi mundo terrenal,
donde ningún girasol sobrevive.

PÁJAROS A PUNTO DE VOLAR

La vida está en la calle, allí paso mis horas
cruzando carreteras segundos antes
de que los coches me embistan,
regresando a casa de madrugada
por calles de putas y travestis.
Bebiendo en bares donde todos me señalan
y según el humor, también en otros donde no existo.
Corro más rápido que la belleza,
más rápido que la velocidad permitida a mi edad
corro creyendo que habré de topar con algún límite.
Llevo corriendo desde que aprendí a correr.
y correré hasta morir o hasta que alguien me detenga.

MUJERES SOLAS

Una mujer sola no es una mujer triste,
no es, ni mucho menos, una mujer derrotada
como un algarrobo tumbado tras la tormenta.

Una mujer sola no es un ser marginal,
ni enfermo, ni depresivo, ni débil, ni indefenso,
no tiene nada que ver con la fealdad ni la pobreza.

Una mujer sola es una mujer sola,
una mujer sola es una mujer libre.
de Todo este espacio, Prensas de la Universidad de Zaragoza (PUZ), 2019

HAS DE SABER

La mujer sin hijos, sin casa,
la mujer sin trabajo, sin destino,
de noche y sin sueño, hecha de agua;
que vaga itinerante buscando una tierra
donde quedarse.
La mujer que te mira sin prisa,
y sin ropa,
no tiene miedo.
de Dolores-Manhattan, La Fea Burguesía, 2014
Prólogo de Amalia Iglesias

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LA CIUDAD FANTASMA [Mi poema]
Leire Bilbao [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Esa ciudad perdida en el desierto,
casi muerta, ciudad que anda dormida,
con casas sin balcones ni ventanas,
calles sucias de polvo y de tartanas
de antiguos traficantes de bananas
y gentes de presencias reprimidas.

Ese cielo negruzco y tan incierto
que en nubes desteñidas amenaza
susurrando la brisa al triste viento.
Ánimas apenadas de un convento,
niebla mustia, anegada en el lamento,
es el climax de la ciudad callada.

Esos campos de sueños fratricidas,
sordos aullidos, bestias pignoradas,
ríos contritos de aguas apagadas,
y de aves carroñeras y arruinadas
con ecos del silencio en bienvenida,
sombras sois al final destartaladas.

Tenéis, ciudad, los párpados cerrados,
de misterios cegados en el alma.
Cansados de vagar, vivir cansados.
Todo esto es de ficción y es fantasía,
que hoy saca a pasear la mente mía,
esta ciudad no existe, es inventada.
©donaciano bueno

MI POETA SUGERIDO:  Leire Bilbao

Descabezando

Hay
pieles de mujer
con un olor más penetrante que el de las escamas
Hay
manos femeninas que se adentran en el estómago
sin saber cómo vaciar sus entrañas
Hay
delantales teñidos por la sangre
Hay
peces con mirada de marido
Hay
branquias que el jadeo desgarra
Hay
cuerpos que tiemblan como las olas
Hay
quienes se acuestan con el mar
como con un amante infiel
Hay
mujeres que arrancan la cabeza al pescado
como si fuera la (suya) propia.

[Poema recogido del libro Ezkatak/Escamas, Editorial Susa, 2006]

Mistos

Levas unha vida de misto
esperando unha morte de misto.

Ti mesmo dicíasme
que máis cru que morrer
é vivir sen saber para que.

E queimáchesme as xemas dos meus dedos
querendo ou sen querer
cando che deches lume a tí mesmo.

Non quero

Non quero unha patria que me enterre
que me traia á boca aquilo que queriamos ser.

Non quero un amor que me fatigue
que se me suba ao pescozo só por vinganza.

Non quero unha nai que me protexa
se non a teño á beira cando o tempo se me vai.

Sen patria, nin amor, nin nai
a onde poderei volver?

Maneras de caerse

Hay distintas maneras de caerse
bien desde arriba
bien desde abajo hasta lo más hondo
también de pie o hacía los lados.

Hay tantas maneras de caerse
como hay maneras de enloquecer.
También hay maneras de autodestruirse con ternura.
Ya sabes de qué te hablo.

Dime que nos ayudaremos a vivir
igual que nos ayudaremos a morir.

Dime que lo nuestro no se trata
de robar a nadie el calor ajeno.

Dime que no somos olvidos
que no somos dos zapatos abandonados en la calle
a punto de caer
como las preguntas y las pestañas
como los niños y los pájaros
a punto de enloquecer.

Todos advertimos cuándo nos hemos vendido.

Perro callejero

soy tan mía como de nadie
me sucede lo mismo que al perro
que intenta morder su sombra
me ponen nerviosa las canciones de amor
mis dedos juegan con el dial de la radio
cuando se cansan de peinarme

negros cuervos anidan en mi cabello
siempre que no vuelen cerca
como la sombra del perro
de hecho hace tiempo
que extravié la sensación de pérdida

cuéntame por favor cosas que pueda olvidar
esas que se escapan de las bolsas de la compra
hace tiempo que sobran perchas en mi armario
no hay nadie que me llame desde la cocina al baño
sigo rodeada de sillas vacías

soy tan mía como de nadie
igual que el perro callejero
puedo seguir engañándome
a mí misma como en este instante
y así por ejemplo
tumbarme al otro lado de la cama
para que cuando me gire y mis ojos me busquen
sea mía la ausencia que encuentre

Convoy exceptionnel

Un convoy exceptionnel de nuevo ante mí
por tercera vez esta semana.
Luces giratorias
gigantes camiones transportando
bloques de piedra destino al dique
como terrones de azúcar que se diluyen en el agua
cúbicas, perfectas, compactas.

Convoy exceptionnel leo tras mi parabrisas
por tercera vez desde mi coche
bloques de piedra que recorren la carretera
pesadas, lentas, cansinas
toneladas de silencio que imagino arrojadas
unas sobre otras.

Bloques de piedra apilándose
sosteniendo ampliando defendiendo el puerto
de la erosión diaria de la mar
resistencia resignada asignada.

Me detengo a un lado y contemplo mi propio dique,
me pregunto contra qué marea luchan mis bloques
cuánto les falta para que las olas
las erosionen del todo.
Creí que nunca lo diría
yo también preciso de un convoy exceptionnel
para volver a mudarme en piedra.

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LA FIESTA DE LOS TOROS [Mi poema]
Manuel García-Viñó [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Tradición, esa fiesta de los toros,
la que a algunos alegra o entristece,
un hurra lanza al sol, la res fenece,
o provoca en sus almas sendos lloros.

Ese lance entre fiera y un humano
la que a adictos eleva hasta parnaso,
o insisten repetir que es un retraso,
con rémoras, vestigio de pagano.

Ambos dos se presentan radicales,
ambos dos representan la verdad
que dicen defender los animales.

Ambos dos son actores principales
de un hecho partirá la sociedad,
del mismo, por igual, dos carcamales.

Entre ellas dos, pasiones por iguales
y un principio que se dice libertad,
¡fluya el agua do quiera en sus canales!
©donaciano bueno

Toros, si; toros, no. Mientras los toros sean sacrificados para comer, no tiene mucha razón esta disputa. Dejemos que ella misma vaya desapareciendo con el tiempo de forma natural. O es que la vida no es cruel per se. Matar para comer.

MI POETA SUGERIDO:  Manuel García-Viñó

«Escorpión»

Yo nací con los labios tendidos hacia el beso,
llevando en la garganta
este tremendo grito involuntario
y, en el pecho, la curva de un abrazo.

Yo no agité los vientos de mis acantilados
ni levante clamores en mis mares de sangre;
yo no inventé tormentas ni oleajes
ni puse en el rugido tu nombre y mi llamada.

En mis manos y estaban las furias retratadas
y mi llanto de niño
fue un llanto de inocente condenado.

Si lastimé tu pecho, no me culpes.
Yo no pedí estas garras
que sin querer afilo entre mis piernas.

He llegado empujado,
vestido con el traje que me dieron.

Yo no crucé tu ruta con la mía.

Canción para el futuro

Y pasarán los hombres y pasarán las cosas:
las flores en un día y en mil siglos las piedras,
y brotará la hierba sobre las tumbas rotas
y será ayer lejano lo que aún es mañana.

Apagarán cien lluvias el sol de cien veranos
y cambiarán de sitio las estrellas:
se estirará la Osa Mayor como un caballo
y yo la habré cantado como un carro de luz.

Pero yo ya habré muerto y allí donde repose
bostezará un lagarto cansado al mediodía,
y en el árbol que cubra mi última morada
se arrullarán sus trinos dos pájaros sin nombre.

Mi voz se habrá dormido y mi sitio en la tierra
habrá sido cubierto por una flor pequeña
que temblará al empuje de la brisa amorosa
que traiga el eco oculto de lo que ya no exista.

Y se hundirá la torre donde mis ilusiones
habrán brillado ciertas como un faro continuo,
y todo será sombra en la ignorada playa
donde yo habré jugado, pobre niño poeta,
a vaciar el océano con una concha blanca.

Todo, amor, pasará, como pasan las nubes
sin dejar ni una estela sobre el azul intacto.
El polvo y las marañas ocultarán las huellas
de mi paso cansado por el camino antiguo.

Pasarán los recuerdos y pasará la historia
que los dos escribimos con nuestra propia sangre,
y quedará el oasis donde yo te he amado
como esta misteriosa ciudad abandonada.
(Ruinas de Itálica, otoño de 1951)

I

APOTEÓSIS DE RAFAEL DE CÓZAR

(13 de diciembre de 2014)

Lo que construye el hombre está en el fuego.
Un día lo supiste viendo arder
tus libros. Era un día en que querer
era lo mismo que morir. Y el fuego

no te dio de tinieblas, de sosiego
te dio mansa lección. Si quieres ser
feliz dale a los otros el placer
de ser como ellos quieran para luego

morir sin dejar huella. Y reflejarte
en otros ojos como si la vida
fuera un simple reflejo de la nada.

Si quieres ser feliz, rechaza el arte,
Disfruta, sé banal, bebe y olvida.
Porque cada minuto, porque cada

libro tendrán su llama. Lo que inventa
el hombre está en el fuego. No hay vacío
que no haya estado lleno de sombríos
sueños de carne contra la tormenta,

sueños de siempre juventud sedienta,
sueños de invierno bajo el sol de estío.
Música, libros, cuadros son rocío
de las eras: son hombre que se enfrenta

con su obstinada voluntad al hombre,
con su ceguera al resplandor del sol,
con su huella al silencio de los astros;

son niño que ha grabado dulce nombre
de niña sobre el tallo de una flor
para siempre, pensando que ese rastro

habrá de perdurar. Lo que destruye
el hombre está en el fuego: Desde el beso
primero en leves labios hasta el grueso
cansancio de la pena. Todo fluye

y solo vive muerto aquel que huye
y solo vive libre aquel que preso
tuvo su corazón. Tan solo eso
aprendimos de ti: que se diluye

en otro el que es feliz, que un hombre bueno
es agua, fuente, pan, es sed, es tierra
que compartir y por la que nacemos.

Y así luciste, como luce el trueno,
y así viviste como quien no cierra
las puertas, como el cielo que queremos

que hereden nuestros hijos. Lo que espera
el hombre está en el fuego, está en el filo
de una navaja con la mano en vilo,
que abre una herida cada vez primera.

No, para ti no hay muerte. Y si la hubiera
debe ser un lugar fresco y tranquilo
bajo las aguas, hasta donde el hilo
se pierda de la luz y de la hoguera.

Solo existe la muerte para el triste
que mató a hierro y que quemó lo ardido
hasta embotar y engangrenar la herida.

Y tú moriste por tus libros, diste
consuelo con tus libros al herido,
memoria con tus libros al que olvida.

Como pasó tu vida,
así surquen tu muerte nuevos bríos
y un agua nueva por los viejos ríos
nos empuje a encontrarte y a leerte.

II

CONTRA TODAS LAS PATRIAS

(Bombardeo de la Biblioteca Nacional de Bosnia Herzegovina, en Sarajevo,
el 25 de agosto de 1992)

Habría que saber por qué proceso
el hombre más sensible se convierte en
alimaña. La historia no es de ahora,
sino de siempre.

Pongamos que es un joven profesor
de Sarajevo, que es experto en Shakespeare.
Que ama los libros a los que dedica
sus horas de emoción y sus placeres.

Pero esa herida de los libros no es
suficiente, sino que camina
come, viaja, fornica, tiene amigos,
sueña y siente
una patria que ama y que quisiera
grande, libre y triunfante entre laureles.

Justo en la parte del cerebro donde
entra la patria, todo lo demás,
libros, música y arte, se convierte en
una cuestión de higiene.

Limpiar, limpiar, y al cabo de los años
de militancia y formación política,
su país, que pongamos que es la Serbia,
hace una guerra de limpieza y tiene
este hombre poder y, como puede,
ordena destruir la biblioteca
donde estudió, dio clases y leyera
tantas horas a Shakespeare.

Era una biblioteca demasiado
libre, con libros bosnios y croatas
y libros servios conviviendo amigos
en el silencio de los anaqueles.

El nombre es lo de menos, mas pongamos
que se llamaba Nikola Koljevic.

Y como el fuego engendra, da esplendor,
y limpia y fija, le pusieron fósforo
blanco a las bombas para que en el breve
espacio de unas horas fuese humo
lo que cientos de manos recogieron
de libros pieles hojas incunables
durante muchos siglos. Cuánto duele
la miseria del hombre y sus quehaceres.

Mortal, tú que me lees, no te vayas
de estos versos indemne
y párate a pensar cuántos tu patria
–sea real o inventada–
libros quemó, dilapidara herejes.

III

(En el invierno de 1929 el escritor soviético Mijail Bulgákov quema en
la estufa de su casa las libretas de su diario, cuando se las acababa de
devolver la policía política de Stalin)

El resplandor del fuego se refleja
en tus pupilas, rompes poco a poco,
dañándote las uñas, tus cuadernos
y colocas los trozos en las brasas
de los leños.

Tu cara se ilumina pero pronto
las cenizas ahogan
la llama, y sobre el rojo triunfa el negro.

Palabras libres demasiado libres
bailan su última danza sobre el fuego.

Y las atizas porque sabes que los
manuscritos no arden y es mejor
que sobre el ruido de la letra triunfe el
silencio
de la ceniza que es hondo silencio.

Y sabes que a un Estado criminal
antes lo vence que la rebelión
la belleza elegante de algún gesto.

Lo que nunca supiste –y bien hubiera
alegrado el infierno de tus días
de sufrimiento–,
es que la copia minuciosa
mecanografiada
que hizo la policía de tus cuadernos
hoy nos permite a todos
leerlos.

IV

UN CORAZÓN DE PIEDRA

(En abril de 1895, Oscar Wilde sueña
en la cárcel de Reading con la subasta de su biblioteca)

Estás durmiendo, tienes
un sueño, sueñas que
te persiguen, te encierran,
te crucifican, sed
tienen tus labios rotos
de no se sabe qué.
Sueño de abracadabra
el que te sueña: se
quitan tu apellido
tu hijo y tu mujer.
Tu casa, tus objetos
no son ya tuyos, ves
tus lujosos chagrines,
el marroquín que fue
por manos artesanas
decorado, el papel
de hilo con verjura,
las guardas de moaré,
las raras ediciones
dedicadas, perder-
se entre las manos ávidas
de usureros sin ley.
Y tú, testigo mudo,
no te puedes mover
del sueño que te sueña
ese mundo al revés.
Tu corazón de piedra
hecho para el placer,
ahora es carne viva
de la piedad. La fe
al menos te ha salvado
de ti mismo. Ten fe.
Estás durmiendo, tienes
un sueño, sueñas que
ya no te llamas Oscar,
sino C.3 y 3.

V

(Durante 20 años el manuscrito de la novela «El color del verano»
persigue a su autor, Reinaldo Arenas, para que por fin la termine de
escribir y se publique póstuma en 1999)

“Y aquí, dentro, desnudos y deformes, revueltos y barajados en
indescriptible confusión, los siento a veces agitarse y vivir con una
vida obscura y extraña…”

Bécquer, Introducción sinfónica

Pinga morronga manigueta bulto
trusa miembro viril picha panocha
morcilla y abultada portañuela
pingazo de divina proporción.

El precio que pagaste por ser libre
fue escribir tantas veces tu novela,
tantas como quemada o entregada
fuera a la policía por amantes,
amigos y parientes,
cárcel censura miedo envidia celos
y campos de trabajo y delación.

Pájaro loca macharrán singante
sarasa joto maricón jabao
santa marica flora y bugarrón.

Debías elegir entre tu vida
y aquella de los otros. Y elegiste
no la vida que otros te quisieron,
no aparentar lo que ellos querían verte
no escribir de mentira y promisión.

Fueron los nombres de tus delatores
Tatica Eva Felipe y Orfelina
Aurelito Cortés y Coco Salas
Fifo Fidel Raúl su puta madre
Fifo Raúl la santa Inquisición.

Y al final no se sabe cuántas veces
cinco seis siete ocho comenzaste
a escribir cuántas sátiras de nuevo,
qué parrafadas de belleza y carne,
qué espinas de una isla que quería
solo cadenas, no la redención.

Te singaron templaron entollaron
pujaron taladraron empuñaron
para tu matarile y colofón.

Pero la libertad no es de este mundo
y ser libre supone un alto precio
que hay que pagar: el hambre la fatiga
soledad cárcel fuga muerte digna
en Nueva York.

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NAVEGANDO POR LA VIDA [Mi poema]
Luis Jiménez Martos [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Navegando por la vida soy velero
que se encuentra sumergido entre dos aguas
rodeado de barcazas y piraguas,
capitán, soy atrevido y pendenciero.

Soy Quijote, soy bizarro, d’Artagnan,
soy valiente y atrevido mosquetero,
defendiendo con mi espada lo que quiero,
siempre ausente de la gente al qué dirán.

Ni molinos ni truhanes, bandolero
nadie a mi me aminará, que a nadie temo,
ni saltando entre las llamas yo me quemo
y en el arte de lidiar soy un torero.

Orgulloso de la mar con mi bandera,
con mi parche en ojo izquierdo y mi sombrero,
solo a solas con mi sombra, pinturero,
atravieso el ancho mar. Nadie me espera.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDO:  Luis Jiménez Martos

LA LUZ

Es la luz.
Yo no puedo decir que aumente más,
como aseguran que pidió Wolfgan Goethe,
porque es imposible
y soy un hilillo dentro de la gran lámpara
(la luz, la luz)
y quemo,
y apenas si mi piel es un escudo
contra tanta invasión que no hace ruido.

Me he abandonado a la larga claridad
y no me importaría seguir así
poniendo mi cabeza en una almohada
transparente, hecha de tiempo acaso,
pero con la intención de no dormirme nunca
sobre esta tierra,
que le sirve de cama, de pupila y de fosa.

No disolverme,
jamás, ¿oyen?, jamás,
sino tener el tacto, los ojos y la boca
suspensos ante cuanto me rodea.

La luz

Como si encima
y debajo de su piel
estuviese lo único de verdad existente,
porque no necesita de nosotros,
mas permite que seamos espectadores suyos.

Me duele la mirada
de ir tan lejos y volver,
de darme cuenta cómo aquí es igual que allí,
de sonreírme de la Historia,
pues esta luz lo mismo fue que es hoy.

Ocupo el mismo sitio que ocuparon
Rino, Alaufo, Abdelasís, don Mina,
Francisco Piedraalta, Pepillo el de la Paula,
un tal González, Pedro…

La luz

Engaña hasta a la muerte.

CANTE DE MADRUGADA

De repente el silencio se hizo cueva.
De repente algo igual que una llama tembló,
siguió temblando,
aunque era noche con el aire ido.
Un hombre desgarraba
la tensa piel de agosto,
un hombre que quería
abrir como una puerta,
lentamente primero,
a golpes duros, rápidos, después,
hasta que al fin dio un grito.

Partida por sus dientes,
casi feroces,
yo oí como la copla saltaba en mil pedazos.
Y luego el hombre,
con lentitud y asombro del que mira el misterio,
recogió poco a poco lo que quedaba de ella
sobre el terrizo de la madrugada.

Al apagarse
la voz del hombre, el mar siguió latiendo
pleamarmente furioso,
ocupador ahora del centro de la noche
por sólo unos instantes,
porque una vez y otra
volvieron a crujir bajo la cueva
los ritos disparados,
la quejumbre alargada,
el coro de las palmas,
el bajar y subir del cante herido.

Era como una lucha,
una caliente lucha entre dos pulsos.

Y la pena del hombre
le podía al mar,
le podía
al mar.

MONÓLOGO DEL NADADOR

Le he abierto el pecho al mar para hundirme en su sombra,
y de golpe descienden conmigo luz y tierra.
Las instantáneas nupcias tienen rumor de peces.
Soy otro del que era cuando dejé la orilla.
Me pesaba la carne, la arena y el ruido
del roce del verano desnudo entre la gente;
me vencía el impulso de no querer salir
de la propia espesura de mi cuerpo asolándose,
y ahora floto en el júbilo del agua, se bautiza
nuevamente mi ser, la sal viene a mi boca
con un nombre que yela e intenso me recorre
como una ondulación feliz, como un disparo
de espuma que trae Vida al herirme los pulsos.
Qué lejos queda todo cuando alzo la cabeza.
En un instante cruje redonda la mañana.
Por entre el gotear de los ojos me asombra
ese otro continente seco del playerío.
Se mueven las aletas múltiples de la sangre,
despiertan del origen en que fuimos creados,
y el silencio marino hasta el fondo me abraza
mientras el corazón es un pez que se agita.

Combaten ya mis brazos el azul y lo quiebran.
Sólo me he de salvar de un dichoso naufragio
(oh ritmo en que se olvidan raíces terrenales);
sólo me he de salvar: alma a contracorriente
mecido en esa cuna que me lleva hacia adentro.

Soy otro del que era cuando dejé la orilla.
Y me subo en las altas terrazas de las olas.
Y el mimbre de los músculos dulcemente se queja.
Y juego con el sol, naipe enorme a la vista.
Y el tiempo es invisible delfín en mi costado.

Yo soy un nadador en libertad mojada
que besa con gozo el respiro del mar.

CONFUSIÓN Y VERDAD

El ojo a veces se me vuelve mano;
la tierra a veces se me vuelve agua;
entre lo que oigo y lo que veo transitan
otras cosas que no son de ver y oír;
la duda a veces se me vuelve risa
(la risa como cántara del miedo);
puede que diga verde y sea amarillo,
pero ante el amor no me confundo nunca
ni ante los puntos cardinales: Sur.

Brindis

Por la tierra que se hace
humedad en mi garganta.
Por la ausente y presente
vida que ya he bebido
despacio si podía.
Por la nostalgia, no.
Ni por el tiempo aquel.
Lleno mi copa, la alzo
por el sino que acepto
y tomo en esta pálida
y densa majestad
del vino que naciera
donde yo.
Me atraviese
como un poco de río.
No hay que decir su nombre.
Vaya por cuanto amo
y traspasa mi boca.

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DESDE MI VENTANA VEO… [Mi poema]
María de los Reyes Fuentes [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Desde mi ventana veo…
a los niños de un colegio
jugando junto a un trapecio
en perfecta sintonía,
¡sus gritos, sus alborotos,
sus lenguajes boquirrotos
su vida en ebullición,
febril imaginación
y ante todo su alegría!

Desde mi ventana veo…
el sol vivo al mediodía
que alimenta mi energía,
junto al sudor en la frente,
miro el agua de la fuente
y me pego un remojón,
y refrescado me voy
dando saltos, sonriente
¡qué agradable sensación!

Desde mi ventana veo…
a los álamos del río
inclinando al albedrío
que les va marcando el viento,
sus ramas en pleitesía,
y de aves la algarabía,
y el murmullo del gorgeo,
las hojas cayendo al suelo
tocando una sinfonía.

La invención es la ventana
que abro yo de par en par
al comenzar la mañana,
que me permite soñar
y genera una ilusión,
sin olvidar mientras tanto
de evitar el desencanto
¡que los sueños son un canto
y los sueños, sueños son!
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDO:  María de los Reyes Fuentes

Flores tardías

Vienen sus llamas cuando ya no somos
materia combustible de esos fuegos.

Un viento las sacude, ya qué tarde
para descomponer la arquitectura
de piedra, en la que un día —cuanto tiempo—
convirtieron la dúctil, blanda casa
donde quisimos alojar su entonces
nada inflamable corazón llamando.

Frígidos seres, con angustia y solos,
nuestro calor pidiendo mas negándose
a compartir la pira, el holocausto
donde el amor se ofrece. Que tardaban
en irse, porque hacían como un curso
de precalentamiento en que iniciarse
hacia la hoguera, el rito de vivirse
con esa incandescencia en que nos vieron.

Siglos hará de que nos convertían
llamaradas en roca; qué dureza,
tras la ceniza, nuestro ser tomando.
Granito somos cuando reaparecen
reveladores de voraz incendio,
de la necesidad y la belleza
de arder como ya entonces nos quemamos.

Viejos planetas, sí, donde los soles
pasan lejanamente por nosotros,
nada podemos ofrecer ahora
tras la tardía fundición de quienes
inoportunamente nos descubren.

Columnas rotas

Cuánto se ha roto, Dios.
Tú que lo sabes,
dime por qué se agrietan las columnas,
se pudren los cimientos,
se desploma el palacio
donde pusimos oro, plata, bronce,
cerámica, cristal, flores y fuentes,
con el primor, la entrega
de eternidades casi.

Cuánto se ha roto. Mira
por dónde los pedazos, ese polvo
que levantan las casas derribadas,
las carreras salvajes
de potros que se pierden a lo lejos,
por horizontes en que el viento llora
quién sabe qué desvíos.

Cuánto se ha roto, Tú.
Respóndeme qué pasa
si sólo quedan puentes destrozados,
descabaladas torres,
castillos en la hoguera de los sueños.

Por estas avenidas
donde pasaran toros, huracanes,
se erigieran estatuas
conmemorando esas
invasiones solemnes,
yo sobre las ruinas te pregunto
qué fue del templo aquél, de aquella roca
donde esculpí mi grito.

Del río

El río es como un brazo de justicia
con su sentencia al fin: el tránsito, el ejemplo.

Y en todos los rincones de la tierra
brotan los ríos y los hombres, que fluyen, y discurren,
que abocan en su mar tan sentenciado,
definitiva fuente donde hundirse
con el desgarramiento de la huida.
Que el hombre, como el río, es un curso, una fuga,
un arrepentimiento, que primero avasalla
y se agazapa a veces, pero sigue adelante,
en la inútil carrera del minuto a minuto.

Los hombres o los ríos, disparados,
van hacia la constancia de un camino
que les lime las rocas
y les haga contornos de dulzura.
Se desvían sus fuerzas
y hacen marca distinta a la soñada,
la que pudo haber sido pero que se resiste
y allí en la resistencia abandonamos,
o golpeamos mucho,
como pasión segura de todas las razones,
o se deja lamida,
con nuestro gusto, así, para que sepa
al testimonio fiel de última instancia.

Y el río es como un trámite vigente,
y un hombre es como un río,
de la raíz del tiempo al polen más alado,
de raíz de raíces, de la sorpresa al mar.

Hay ríos muy pequeños y sin lucha,
que llevan la paciencia de enarbolar silencios
sin leyenda o razón que atribuirse.
Y hay ríos que son grandes,
como este que discurre a mi costado
y que lo sé común a tanta entraña,
con brazos extendidos de ambición o de ensueño,
con ansias de domar a las hirientes peñas,
con virtud de caricia si por el tierno valle,
bebiéndose el tesoro de toda Andalucía,
trazando la gran rúbrica por este Sur de España,
mientras que salta el aire de una sierra a otra sierra
pero él sigue y persigue por su fluida columna
que busca la sentencia del Océano,
la meta irremediable
de donde han de brotar, ay sí, las nuevas aguas,
porque el río delata su parecido al hombre,
Y se hace la justicia de su curso,
su curso por la tierra, por la historia,
y no hay mutilación que nos lo niegue.

SONETO DE LA LLAMADA

Me duelen las entrañas de llamarte,
De saberte y saber que no te veo,
Heroico gladiador de este torneo
Donde mi amor no cesa de quererte

Y se me rompe el sueño y se me parte
El alma de guardar este deseo,
De no perder el creo porque creo
Que vendrás a salvarme y a salvarte

No me sirve el adiós como frontera
Si tengo la esperanza poderosa
Y es un grito que clama tu venida

Pero pesa la espera y desespera
El duro desaliento que se posa
En la estrella final de tu partida
(De Sonetos del corazón adelante)

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FIN, AL FIN [Mi poema]
Carmen Martín Gaite [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

No deseo vivir más,
que irme quiero de este mundo,
sumergirme en el sueño más profundo
y evadir de esta triste realidad.

Siempre fui muy problemático,
mi familia me repite,
estoy harto de sufrir,
que me intenten prohibir,
¡ya no quiero más deslices!

Que ellos sean muy felices,
quisiera beber el vino
donde el alma duerma en paz.
Adiós campo montaraz,
donde anduve mi camino,
la hora de la verdad
ha llegado a su destino.

A nadie guardo rencor,
-ni al amor ni al desamor-,
como supe yo he vivido.
Ahora que estoy junto a un pino
es el momento mejor
para deciros adiós.

Que dios, si es que vive Dios,
se apiade un poco de mi
por lo mucho que sufrí,
el amor que yo sentí,
piedad por dios yo le pido.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDO:  Carmen Martín Gaite

CANCIÓN ROTA

Siempre que iba a cantar
algo se interponía
y a mí no me importaba,
¡había tanto tiempo!

Mi canción se quedaba en el alero,
confiada,
meciéndose en la espera
cuajada de horizontes.

Si alguna vez con mudo gesto
antiguo
acaricio las cuerdas,
el aire se retira
y el corazón me late nuevamente
con aquellos latidos turbulentos,
heraldos de mi canto.

¡Ay, mi canción truncada!
Yo nunca tenía prisa
y la dejaba siempre,
amor,
para después.

DESTELLO

Hoy habláis otra lengua,
lirios que os despeináis bajo la lluvia.
Me apresáis con vosotros
igual que si me viera en un espejo.
Y tengo que dejaros.
Tiran de mí precisamente ahora
que acabo de encontrarme
-pequeña, pura-
entre vuestras corolas.
Voy a cerrar los ojos,
-no deshagan la imagen-.
Y me iré sin miraros otra vez.
Ay! Cuando vuelva a veros
¿sabré ya comprender este lenguaje vuestro
que un minuto ha rasgado mi tiniebla

oh lirios despeinados por la lluvia?
(Septiembre 1947)

CALLEJÓN SIN SALIDA

Ya sé que no hay salida,
pero dejad que siga por aquí.
No me pidáis que vuelva.
Se han clavado mis ojos y mi
carne,
y no puedo volver.
Y no puedo volver.
Ya no me gritéis más que no hay
salida
creyendo que no oigo,
que no entiendo.
Vuestras voces tropiezan en mi
costra
y se caen como cáscaras
y las piso al andar.
Avanzo alegre y sola
en la exacta mañana
por el camino mío que he
encontrado
aunque no haya salida.

POR EL MUNDO

Me atrapa como un pulpo
el color ya sabido de las cosas,
me asfixian mis sonrisas,
no respiro en las de ellos.
Dormí noches y noches
con el balcón cerrado
y al recordar después
la imagen mentirosa,
multicolor del sueño,
siempre había a mi lado unos
oídos
y unos ojos abiertos;
me gustaba amasar
mi falaz pesadumbre
ante el espejo aquel.

Abrid ya las ventanas.
Adentro las ventiscas
y el aire se renueve.
Quiero huir de los ámbitos
calientes y tapiados,
salir sin compañía
por el mundo adelante.

FARMACIA DE GUARDIA

No es Valium ni Orfidal,
no me ha entendido.
Se trata de la fe. Sí: de la fe.
Comprendo que es muy tarde
y no son horas
de andar telefoneando a una
farmacia
con tales quintaesencias.
Lo que yo necesito
para entrar confiada en el vientre
del sueño
es algún específico protector de
la fe.
¿Que le ponga un ejemplo más
concreto?
Pues no sé… Necesito
creerme que este saco
cerrado por la boca
y en cuya superficie
se aprecia la joroba
de envoltorios estáticos
puede volver a abrirse alguna vez
a provocar deseos y sorpresas
bajo la luz del sol y de la luna,
bajo el fervor clemente
de los dioses del mar.
¡Oh, volver a sentir lo que era
eso!
Y ni siquiera necesito tanto
—ya es menos lo que pido—;
simplemente creerme
que un día lo sentí
intempestivamente
cuando más descuidada andaba
de esperarlo,
y supe con certeza
que sí, que se podía,
que un corazón doméstico
cuando al fin se desboca
es porque está latiendo sin
saberlo
desde otro muy cercano.

Ya. Que no tienen nada.
Pues perdone.
Comprendo que es muy tarde
para hacerle perder a usted el
tiempo
con tales quintaesencias.
Ya me lo figuraba.
Buenas noches.

CERTEZA

Habéis empujado hacia mí estas
piedras.
Me habéis amurallado
para que me acostumbre.
Pero aunque ahora no pueda
ni intente dar un paso,
ni siquiera proyecte fuga alguna,
ya sé que es por allí
por donde quiero ir,
sé por dónde se va.
Mirad, os lo señalo:
por aquella ranura de poniente.

Amor nómada

Cada pitillo una carta
y cada carta un amor
y cada amor una herida.

Así vas tú por la vida,
dulce poeta menor
de la palabra fingida.

Cuando han prendido la llama
tus ojos levantan vuelo
a hacer noche en otra tierra,
ciegos a quien los reclama
y a su celo,
corazón de fuego y guerra
que conquista y nunca ama.

No hay reposo ni guarida
para tu breve fulgor,
incierta hoguera aterida.

Así vas tú por la vida,
dulce poeta menor
de la palabra fingida.

MUERTE NECIA

Se me ha gastado el día,
atropelladamente
en idas y venidas,
en gestos y recados
que al hacerlos juzgaba.
necesarios.

Desperdiciado, débil y oscilante,
el número equis ene de mis
días
era un cabo de vela
y afuera lucía el sol de la
mañana.

El sol se hunde en silencio
y sopla las bujías
y se envuelve en su manto como
un rey.

El número equis ene de mis
días
murió de muerte necia.

Ahora lo estoy llorando
cuando veo a las nubes
ponerse un traje grana
para morir también.

TIEMPO DE FLOR

Cuando el tiempo de flor
venga a fundir
la nieve en la montaña,
ya no te esperará mi corazón,
alondra.
¡Ay!, ¿cómo eran sus labios?
– cantará el surtidor.
De nuevo el mismo sol
se vendrá a los tejados, perezoso,
herido por el grito de los niños
que juegan en la plaza.
Y, como hoy,
la mañana despertará encendida
por fuera de mis ojos.
Pero mi corazón, alondra,
ya no te esperará.

DESEMBOCADURA

Y siempre queda más agua en
mi pozo,
y si me asomo al borde
es más hondo y me asusta en su
negrura.
Siempre queda más agua
y no quiero beber
los cubos que he sacado.
Sólo quiero seguir en mi tarea
de verlos cómo suben
derramando agua viva una vez más.
Enredaré canciones y canciones,
desparramando trigo
en era de verano.
Y no habrá oído nadie nada nuevo
ni habrá bebido nada nuevo.
Y cuando muera,
mi pozo seguirá todavía lleno,
no mudado, profundo,
y desembocaré.

LUNA LLENA

Fuera del mundo, ausente,
mellada contra andamios,
has nacido otra noche
con tus venas azules,
igual que un globo inflado,
Luna llena.
Globo inflado te llamo,
otros rostros de muerta,
nave, farol, pandero,
o blanca rebanada
o novia o meretriz
te llamaron por turno.
A tu luz se acogieron
deslumbrados,
tristes y balbucientes
los poetas,
frioleros y turbios,
estremecidos, los enamorados.
Te invocaron sin tregua
a lo largo de un río subterráneo
de palabras marchitas
que viene desde Safo y Rosalía
a morir en tu boca.Jugamos a invocarte,
levantamos antorchas de mentira
que sólo manosean tu vestido de
tul.
Y tú, intacta y desnuda,
te escapas, luna llena,
subiendo apenas
perceptiblemente,
navegando le noche con oblicuo
reflejo,
como si nos oyeras, como si nos
miraras.
Nadie te alcanzará,
ni por tu hueco abierto a
incógnitos paisajes
ha atravesado nadie.
Tú rozas con tu luz la otra
ladera.

PÍDEME QUE ESTÉ ALEGRE

Aún me entra cielo azul
y lo miro en mis charcos
reflejado a jirones.
Pídeme que esté alegre.
Si tú me lo pidieras,
en un caballo blanco subiría,
en un caballo bravo y montaraz.
Pídeme que esté alegre.
y correré a ponerme
atavíos de fiesta,
abriré las cien puertas de mi casa
y saldré entre piruetas
y saltos de través
aturdida de sol,
y a las verdes palomas
daré migas de pan.
Pídeme que esté alegre.
En un caballo blanco correría,
en un caballo loco y montaraz,
si tú me lo pidieras.

POR EL MUNDO ADELANTE

Me atrapa como un pulpo
el color ya sabido de las cosas,
me asfixian mis sonrisas,
no respiro en las de ellos.
Dormí noches y noches
con el balcón cerrado
y al recordar después
la imagen mentirosa,
multicolor del sueño,
siempre había a mi lado unos
oídos
y unos ojos abiertos;
me gustaba amasar
mi falaz pesadumbre
ante el espejo aquel.
Abrid ya las ventanas.
Adentro las ventiscas
y el aire se renueve.
Quiero huir de los ámbitos
calientes y tapiados,
salir sin compañía
por el mundo adelante.

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MATANDO LA EXISTENCIA A TROMPICONES [Mi poema]
Rolando Kattán [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Yo he errado muchas veces. No sé cuántas,
si digo al buen tun tún me quedo corto.
Que he sido testaferro en un aborto,
de joven, inocente, un pagafantas,
maduro, de adivino un alicorto.

Matando la existencia a trompicones,
metido en la bazofia hasta las trancas,
me he visto sumergido en las barrancas
burlando a quienes eran mis ladrones
moviéndome a merced de otras palancas.

En medio de la nada en las noticias
que actúan como viles renacuajos,
causándome al cruzar mil altibajos,
a veces rodeado de caricias,
o, injusto, cual trataran a estropajos.
©donaciano bueno

El que no haya #errado que tire la primera #piedra Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Rolando Kattán

VENTRÍLOCUO

Si quieres que un muñeco hable
debes estar atento a las desgracias:
una guayaba, su fútil pudrición,
esperando que timbre tu teléfono;

o espabilar una moneda
en palma ciega y buscar
en la agonía del cíclope, un rostro;

o sólo hablar con las maletas
y los animales más desdeñables
(tengo la idea de azuzar avispas).

Si discutes con puertas y ventanas,
y otros objetos de las despedidas

o sales un domingo trasparente
y entrañas los pasillos del museo
y sientes la mirada de los cuadros
como soga en tu cuello, sin el Judas,

comienza tus ensayos de ventrílocuo,
busca el muñeco en el primer espejo.
De Luciérnaga de otoño, 2018

Spoon River Anthology

a nadie han vuelto a enterrar
en la colina
ya nadie quiere
vivos a los muertos

los que se van
tienen mucho que decirnos
pero muertos
son mejores confidentes

Ciego de la boca

una sola palabra
suspendida en la boca
mató a Vallejo un Viernes Santo

una palabra le creció a Rimbaud
como un diente de elefante
y lo dejó mudo

una palabra molestó tanto a Rulfo
que dejó de escribir

una palabra llevó
a Alejandra Pizarnik al suicidio

una palabra que te deja
ciego en la boca

que no se escribe
ni se dice
(Extraído de Animal No Identificado, Cisne Negro, Tercera Edición. Tegucigalpa, 2016)

La lengua de los dioses en antiguo

En los vastos jardines sin aurora
Luis Cernuda

En un mercado de frutas exóticas,
disfruto de aquellos olores.

Se disimula en el husmo
del animal vencido por la muerte,
lenguaje que secreto habla al olfato.

En los vastos jardines sin aurora
donde también habité mis fríos
recuerdo solamente aquel olor
de tu mano envolviendo nuestro beso.

La lengua de los dioses en antiguo.
Y a aquellos perfumistas de Chanel.

Cada 14 días muere un idioma

Se lamentaba Wislawa Szymborska
del infinito en medio de la carta
y el encuentro. Otro tiempo discurría
entre las dos nostalgias separadas.

La poeta tenía razón:
las cartas alongaban las semanas.

Pero ahora que nadie las escribe
el tiempo es un veloz gupardo en caza,
basta que el semanario dé la vuelta
y se enciendan las lenguas ancestrales.
Post Scriptum: Cada 14 días muere un idioma.
Titular del El País, 26 de diciembre de 2016.

Los cisnes negros viven en Australia

Rara avis in terris nigroque simillima cygno
Juvenal

Con antiguos ojos descubrí
cisnes negros en Autralia.

El difuso confín
fue revelado por la travesía:

Por siglos rara avis representó
el nombre propio de lo inalcanzable
los espejos del lago olvidaron
la previsible sentencia del padre:
–No construyas castillos en el aire–

Sueño, de nuevo, al amor,
el espinazo de los imposibles,
vivo y boyante en los lagos de Australia.
(Extraído de Luciérnaga de Otoño, Cisne Negro, Primera edición. Tegucigalpa, 2018)

A MI LADO ALGUIEN LEE UNLIBRO ESCRITO EN MANDARÍN

a mi lado alguien lee un libro escrito en mandarín
las palabras caen como una lluvia sobre sus manos
y sus manos abiertas se llenan de agua
como las manos que entran a los ríos
el hombre a mi lado bebe agua de un libro
y su rostro como el de los santos se ilumina
qué está escrito allí que sin leerlo siento su humedad
qué libro es ese
en donde las palabras no huyen de la página como en los míos
acaso lo que allí se lee no se olvida
y permanece en la memoria muchos años
como un río que sube y después llueve
¿esa brisa del agua al caer en sus manos
es la poesía?
De Animal no Identificado, 2013

METAMORFOSIS

Abierto el camino por Kafka,
invito a cada quien a ejecutar su propia metamorfosis.
Elijan ser lo que les plazca:
Yo elijo ser un libro,
un libro de 182 centímetros de alto,
tan alto y palpitante como un árbol,
deseoso de un dedo índice en mi pecho,
o que el viento alborote mis hojas,
echado yo en el campo,
u oír a la gente exclamar:
Dios mío, miren qué libro,
ése que va pasando.
Cruzar la pierna y leerme, en el pie de página,
un verso de Molina, enfocarme en el espejo
y leer un verso de Sabines,
y que al terminar el día una mujer se tienda
en mis páginas abiertas, y lea
las más antiguas lecciones de amor.
De Acto Textual, 2016

ANIMAL NO IDENTIFICADO

no entraron en El Arca:

las jirafas
que en un principio tenían el cuello corto
y que cabizbajas andaban por la selva anhelando
las hojas más altas

el Dodo y el Solitario de Rodríguez
que olvidados en las islas inhabitadas del océano Índico
renunciaron a la divina gracia del vuelo

los cisnes negros
porque no fueron creados por Dios sino por un poeta

todos los peces
las grandes ballenas
y los más pequeños organismos
en el ojo de una niña que llora

tampoco los dragones unicornios y pegasos
de las aves sólo las domésticas
las gallinas los gansos los patos el gallo
y como consta en las sagradas escrituras: la paloma

se quedaron afuera los centauros
las nereidas los faunos y los animales esféricos de Borges

porque eran muchos y muy grandes
también
la mayoría de los dinosaurios
pero de todos los animales que entraron
no reconozco al animal que recorre mi cuerpo
De Animal no Identificado, 2013

SEPULTURA DEL TACTO

Aquella habitación que, acaso, guarda ahora
sólo el recuerdo vivo de un único habitante
Francisco Brines

Desde la soledad de las paredes
imagino la casa abandonada:

Una finísima capa de polvo
cae sobre los días, cosa fúnebre
sin familia;

comienza con la huella de tu pie
-calor desnudo sobre loza fría-,
después sepulta el tacto
hasta que un viento suave y laborioso
hace las veces de sepulturero.

Los muros atestiguan
el paso lúgubre de las arañas,
y en sus ladrillos quedan
discusiones, rutinas y costumbres.

Los boleros que tanto te gustaban
se lamentan en esas manchas húmedas
y recuerdan que aquel repella y pinta
siempre fiel al servicio de la muerte.

A las paredes las destruye el tiempo,
en sus escombros me hallarán.
De Luciérnaga de otoño, 2018

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EL GORRILLA DEL BARRIO [Mi poema]
Miguel García-Posada [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

El gorrilla del barrio de Santa Engracia
va buscando la sombra en alguna acacia,
cuando el sol brilla
las lágrimas resbalan por su mejilla.

El pelo corto y negro, la piel morena
que para protegerse nunca usa crema,
y su sonrisa
pareciera avanzara siempre deprisa.

No domina el lenguaje del castellano
mas el idioma lleva siempre en la mano,
es atrevido
dando gracias al cielo de haber nacido.

Nadie sabe su nombre ni le hace falta
que el siempre está al acecho de la que salta.
Pepe le llaman
y así el acude siempre que le reclaman.

El gorrilla del barrio tiene salero
sabe torear toros y no es torero,
tiene soltura,
él dice a los vecinos que iba p’a cura.

Se muestra agradecido con las propinas
que dispone de ungüentos y medicinas.
Nadie conoce
alquien que haya tenido con él un roce.

Yo le saludo al verle todos los días
y él me va repartiendo sus alegrías.
Por la mañana
al salir yo le observo por mi ventana.

El gorrilla del barrio, aparcacoches
trabaja por el día, no por las noches.
Si te descuidas
te la mete doblada con sus salidas.

Que las noches dedica a sus menesteres
a dormir como es justo y a sus placeres.
Nadie conoce
donde vive, disfruta, donde le escoce.

El gorrilla del barrio es un bandido
que el sabe adivinar si alguien se ha ido,
y es evidente
que a las niñas las trata muy diferente.

El gorrilla del barrio de Santa Engracia
reparte su salero, su arte y su gracia.
©donaciano bueno

Un gorrilla, un franelero, o formalmente cuida-coches o aparca-coches callejero, es una persona que se dedica a vigilar los coches aparcados en determinadas calles de grandes ciudades a cambio de una propina.

MI POETA SUGERIDO:  Miguel García-Posada

«De flores»

Una flor puede ser
El emblema de la felicidad.
Los poetas de oriente llevan siglos
repitiéndolo, sabios y sutiles;
yo he encontrado ese emblema
en una flor de los cielos abiertos:
la amapola, compacta en sangre generosa,
vecina buena, ubicua compañera,
fiel intrusa de todos los caminos,
musa alegre de todas las cunetas,
revisora segunda de los trenes.
Doncella de los labios carmesíes,
me ha traído mi infancia de la mano,
la niñez transparente, alondra tibia,
y ha voceado sus nombres más queridos
y ha repetido fraternal sus cantos
de cristal, sus sonidos
de sueño limpio y alto en los afanes.
Entonces –era entonces–, mayo
venía con su caballo blanco y puro
a llevarse en su lomo de jazmines
las pálidas cenizas del invierno.
Mundo de la promesa, los mitos y los ángeles.

Desdichado de aquel que nunca tuvo
o no retuvo, el triste,
una flor palpitante en su memoria,
pues empezamos a morirnos
el día que la dejamos
en los sucios desmontes del olvido.

«Homenaje a Marcel Proust»

Danzaban todos pero estaban muertos,
sus máscaras fingían las vidas clausuradas,
amortizadas en la nada umbría.
Máscaras –Arlequines, Pierrots, Polichinelas,
Colombinas–, disfraces, falsedades.
Adiós, adiós, hubiera habido que decirles,
adiós, adiós y para siempre.
Pero no había lugar a los engaños:
las calaveras se exhibían
en los engolados disfraces,
apenas si velaban
las dentaduras postizas,
sin rubor se asomaban
a las pelucas grises
y se insinuaban eficaces
en las manos de cera transparentes,
habitadas de azules abanicos
que surtían un aire amarillento
y helado.
……………La orquesta
decía el triunfo de los madrigales,
el rumor inconsútil de las faldas de seda
y el movimiento leve de rizos y de bucles.
Pero otra música sonaba,
rebotaba en los muros ya marchitos
y lloraba las llagas siempre abiertas
del perseguido amor, esa verdad
de los amantes descarriados.

Y muy pocos sabían escuchar
aquella música discreta.

Muy pocos, sí, mas es lo cierto,
las músicas sonaban duplicadas,
leves valses de luna, oscuros réquiem,
y ducados, condados, baronías
contemplaban la oscura ceremonia
del tiempo consumado,
como el aire cruel
de los azules abanicos.

Con el amanecer,
en nada concluidos los telones
y las sombras copando las butacas,
la luz restaurará la falsa historia
de los muertos aquellos
y el paisaje real que transitaban:
el cementerio, sí,
el salón genuino de cristales sin vaho,
donde la luna cumple con sus consumaciones,
y borra laboriosa,
las altas inscripciones de la piedra,
la piedra tan enfática y mentida,
la piedra, carne de los grandes ídolos,
decidida agonista de la muerte
con escudos, banderas y linajes.

Emblemas o ficciones de la historia,
mascarada de las suplantaciones,
pasto fértil de años y de siglos.

DE DOCTRINA

Descartados ya todos los afectos,
Abandonada toda cortesía,
No esperar comprensión ni tolerancia,
Ni clase alguna de misericordia;
Ventear bien despierto las insidias,
La deslealtad, la astucia, las traiciones;
Estar siempre dispuesto a abrirle al juez
De par en par las puertas de tu casa:
Observar en silencio, resignado
Cómo se lleva todos tus despojos.
‘De doctrina’, de Miguel García Posada (1944)

«Pausas de la noche»

La noche tiene pausas, ríos, fuentes,
que hasta la piel afluyen del despierto
y riegan eriales delincuentes
del que habitaba un mundo, oscuro, yerto.
Y con el agua vienen los jardines,
la gloria del jazmín y los azahares
el triunfo del dondiego y sus afines,
los claveles, los lirios, los cantares.

Cuando el alba irredenta se deslice
y a su vez se apodere de las cosas
nadie, habrá ya que garantice
la decadencia augusta de las rosas.

Todo será de nuevo una ruina
cenicienta, caduca y gris informe:
la luz resuelta en lumbre mortecina;
yo, insomne y diminuto; el mundo, enorme.
Publicado en: Cuadernos Hispanoamericanos. Núm. 688, octubre 2007

«Carcoma»

La carcoma es la reina de la noche,
la enviada del mundo de los muertos.
Es la diosa primera de un Olimpo
oscuro, subterráneo y subceleste.
Su falso y átono violín
parece modular
la presunta armonía de los astros,
la concertada euritmia
de la creación;
pero lo que en verdad proclama,
la obstinada,
es la ruina de todo cuanto existe,
las fraudulentas huellas del demonio
que labora insistente
en las entrañas mismas de la vida.

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QUE VIENE EL MORO MUZA! [Mi poema]
Iván Carvajal Aguirre [Poeta sugerido]New

MI POEMA…de medio pelo

 

¡Que viene el Moro Muza! me decían
aquellos que de niño me asustaban,
mas ellos, ignorantes, no sabían
que aquello era saliva que gastaban.

Pues nunca al Moro Muza puse cara
e incluso que dudaba que existiera
y a aquel sea cual sea me gritara
les pido que le envíen a galera.

Hoy supe que el tal moro era muy malo,
lo sé porque lo vi en la wikipedia,
mas nunca que su pata era de palo
y sí que aquello fuera una comedia.

Ignoro quien fue el dios que lo inventara
haciéndole al demonio competencia,
he visto aquí hoy la foto del majara
y crean, no me asusta su presencia.

Y puestos como están a meter miedo
que busquen algún virus que se inventen,
lo metan, la verdad, en algún credo
y vayan y a los niños se lo cuenten.
©donaciano bueno

Es el #miedo solo un recursos para los que #mandan? Share on X

Que viene el moro Muza! era en aquellos tiempos un sustituto del «hombre del saco, el sacamantecas o el mismo Lucifer con el infierno.

MI POETA SUGERIDOIván Carvajal Aguirre

CACERÍA

1
En el sueño te atrapo,
sólo en el sueño.
Me disfrazo y
me tiendo entre las zarzas.
Mis ojos ya gozan la avaricia
de contenerte, arrancarte
del juego.
¿Pero quién pone al cabo
el cepo y la celada?
Manso posa el venado
dándose en don
a tu aleve flecha.
Tú corres con tus huestes
y pasas sin volverte.
Ríes a mis espaldas.
¿De mí? ¿De ese venado?
¿Del sueño de que escapas?

2
Miraré mi rostro en las aguas dormidas.
Junto al cuerno de luna, ese cacharro.
Al fondo, rastros de sangre.
La sombra, a mis espaldas.
Una burla. Bajo los arbustos
se enmascara. Ridículo, beberé.
No el vino sino luz helada.

3
El verso es arco que se tensa
sin flecha que partir pudiera
hacia tu pensamiento oculto,
hacia tu voluntad tan lerda
para mí.
Acaso
no exista el verso que te acose,
que te circunde y cerque
y te conmueva al fin,
pero tal vez exista
el verso o el gramo de silencio
que te pudiese herir.
Y si parodio plegarias y epitafios
es por buscarlo entre los restos
y el enojoso reto que me lanzas
sin pronunciar siquiera una palabra.
(De En los labios / la celada)

CAMINO DESDE EL LECHO A LA BUTACA…

Camino desde el lecho a la butaca,
vengo a la cocina, enciendo la luz,
hiervo agua en una olla
y vuelvo tras mis pasos
a la butaca y después al lecho.
Son malos tiempos.
Llueve y a causa de la artritis
sufren mis huesos.
Hay mucho polvo en casa.
Barbado y en pantuflas la recorro
del un extremo al otro.
No soy un héroe,
no nací para serlo.
Persigo por la casa una mosca
con una mueca y tal vez con miedo.
Miro al jardín y luego hacia las nubes.
Más tarde empiezo a destapar conservas,
despilfarro mi acre sarcasmo abriendo latas
y aunque afuera maduran los higos
comeré salchicha y fruta seca.
Miro la taza única,
el único pan sobre la mesa,
el café muy negro.
Mordisqueo un trozo,
la silla cruje
y no hay más movimiento
que mi balanceo
ni otro ruido.
¿Y qué diré?
¿Con quién conversaré?
Óyeme gato -¿pero qué gato?-.
Era tu risa la que llamé un día
“felina insensatez”.
Están aquí el pan, la taza, el café,
una ventana abierta que da al jardín
y en él la higuera y allá las nubes.
Adentro está mi cuerpo en bata y en pantuflas,
dentro del cuerpo el hígado maltrecho,
unos huesos crujientes,
los pulmones en duelo
y tanto humo tragado
y mucho más sin duda.
Pero si bambolea la puerta
es que la empuja el viento.
Aquí no hay gato encerrado,
es el aire es el aire es el aire.
(De “Memorial”, En los labios / la celada)

LA OFRENDA DEL CEREZO

Para Arga y Juan González Soto

I
Simulacro de la escarcha
en el día soleado,
mapa de un cielo de estrellas
albas y enanas, o un firmamento
que apenas se sostiene
de las cuerdas mecidas
por un rumor de niños que se alejan.
Las flores del cerezo
copan el cuadro de la ventana.

II
Esta ventana se abre al jardín.
Detrás de sus cristales,
la luz y el cerezo.
En este instante
la ventana existe
para que la luz
ilumine el despliegue
de las flores blancas,
su suave balanceo.

III
El mundo podría seguir rotando sobre su eje
aun si no estuviese este cerezo en marzo
sobre la acera de una calle en Washington.
Tal vez ninguna necesidad tenga la Tierra
de su color, de su perfume o de su peso.
Ninguna necesidad de él tienen los imperios.
Seguirían su curso los negocios.
El asesino no detendría el disparo
ni la víctima se volvería a mirarlo
antes de caer. Que aquí florezca
se debe a la intriga diplomática:
un obsequio del imperio japonés
a Norteamérica.

IV
Ninguna necesidad tiene el cerezo
que venga de tan lejos y me detenga
a contemplarlo en su milagro.
Nada es necesario para el árbol
salvo la luz, la noche, el agua,
los fermentos, la brisa del Potomac
y el vuelo de las moscas.
La rotación incesante de la Tierra.

V
Para ser, el árbol no necesita que
me detenga a contemplarlo.
No mora el cerezo real en mi palabra.
Mi palabra es tarda, sólo evoca
un cerezo que florecía en Washington
y aquél otro en el jardín de Arga
junto al Mediterráneo. Existen
una avenida que da al Potomac
y una ventana que da al jardín
para guardarlos, y en mi memoria
avenidas de diáfanos cristales
por donde llego al árbol que contemplo.

VI
El poema es movimiento interno.
Memoria, imagen. Luego, vacío.
Imaginación y palabra inventan otro cerezo,
la sombra del cerezo contemplado
en otro lugar una mañana.
¿La sombra?… ¡La luz! La luz
Espléndida en la flor del cerezo.

III
Contemplo al cerezo en su milagro.
Florece. Y aunque me embriaga su aroma,
no estaré aquí para probar sus frutos.
Mi vida depende del cerezo apenas
mientras dure este instante. Un blanco manto
que cae y se mece, un fresco olor,
mi júbilo. Me iré en unos minutos.
Mi vida no depende del cerezo.
Y sin embargo irá el fantasma
del árbol conmigo para siempre.

VIII
El universo continuaría en expansión
sin el cerezo. Seguirían la historia
y las catástrofes. El ascensor descendería
con su carga y en el puente
esa pareja de amantes se abrazaría igual.
Y sin embargo el esplendor del día
se hundiría en mi mente
sin el cerezo en flor.
Sin el fantasma de ese cerezo en flor.

IX
Siembro un cerezo en Chigchirián.
Tal vez un día alguno de estos petirrojos
parezca un sol del tamaño de un puño,
la mancha de un corazón sobre el manto
blanco del cerezo. Tal vez estaré
sentado en una silla del jardín
esperando el milagro. Otro cerezo
distinto de aquellos que contemplé
plantados en una avenida que va al Potomac
y en un jardín que da al Mediterráneo.
Otro cerezo. Hoy mi mano abre
su nido en el suelo. Y espero la lluvia
con unción.

X
¡Una ventana para este cerezo
y una avenida para llegarse a él!
Tampoco se detendría la vida
si no plantase hoy este cerezo,
si un día no llegase a florecer.
Mi política en este pequeño reino
-el huerto en Chigchiriánapenas consiste en abrir un hoyo
para sembrar el árbol.
Mi diplomacia: la paciente espera.
Que la Tierra gire y con ella el Sol
en torno a su tallo. Que las ramas
sean sacudidas por la lluvia y el viento.
Que florezca y revoloteen las moscas
polinizándolo. Por lo demás,
la historia y las catástrofes
seguirían su curso sin el poeta,
sin el jardín, sin el cerezo.
(De La ofrenda del cerezo)

ULISES

Va a soñar entre los picos de las gaviotas
que vienen a sus pies por las migajas
nadie asome a perturbar su somnolencia
a solas rumia el chasquido de las madreperlas
enhiesto marino que enhebra sus leyendas
de corsario de puertos lejanos
viejo es su hábito de esconderse con los pájaros
en él nada queda de la ostentosa astucia
y el olvido jubila sus Calypsos sus Penélopes
ya sólo el sueño saquea sus andrajos.
De Del avatar

SE ENSARTA SE ENCRESPA SE ENSECRETA…

Se ensarta se encrespa se ensecreta
se ejemplifica se adecua se corrige
se sueña inmerso en múltiples sí mismos
los otros detrás de los cerrojos
decrecientes
él mismo con su cuchara
consigo alargándose bajo las sábanas
húndese el dedo en el pecho
se sabe él sí mismo consigo
los otros se derrotarán capitularán
pero él se escruta se piensa
y ahora a solas se esfuma de sí mismo
pero consigo
consigo solamente.
De Los amantes de sumpa

LOS AMANTES DE SUMPA

Llegará una noche, mi amor,
en que ella misma, la noche y
su usual desenfreno nos abra
las tumbas buscando agobiada
la orgía que otra noche inhumó
entre los siglos.

Dispondrá del trascabo en sus
manos oscuras, es tan negra la
noche, son tan pesados sus
dientes de acero en las almas
de niebla.

Por qué no aceptar simplemente
el cerrar las miradas, sortear
cada verso en el tiempo y
quedarnos los dos dormitando en
un cuerpo.

Pero nunca seremos la paz de
un sepulcro ni mil cruces juntas,
porque siempre deseamos ser
ave que llega, reposa un instante
ante el mar en reposo y se marcha
al edén donde apunten sus alas.

Qué ingenua será su mirada al
posar su caricia en dos rosas
ausentes: tu rosa adherida a tu
pecho entre rosas aún vivas,
y la mía, mi rosa bermeja,
mi rosa gitana empuñando en
su mano una espina enclavada en
la oscura garganta.

Porque ya no estaremos, mi amor,
porque no habrá estertor ni color en
las cosas que acalle el murmuro en
la boca del cielo.

La oscuridad no podrá contener su
arrebato invisible, una estocada será
suficiente, no somos verdugos, no
somos heraldos de oscuras venganzas.

Somos el único tango después del
portón donde el baile no existe, somos
la almohada en la cama del tiempo,
somos los ríos enramados en un solo
brindis con todas las copas y todos
los labios.

Tal vez un grito será el caminante,
el hombre del puente que anude en
sus pasos la sombra y disuelva en
sus ojos la luna que un día alojó
a los amantes que fuimos y aún
somos aquí en esta tierra de polvo,
palabras, y rosas aún rojas.
De En los labios / la celada

MI MIRADA VAGABUNDEA…

Mi mirada vagabundea por tus largos dedos extendidos.
No reposa, naufraga. Se hunde en tus ojos.
Se vuelve ávida, quiere cada detalle.
Párpados, labios, el océano infinito de los hoyos,
bosques de luz entre las grietas.
Hurta en el vello sombras pequeñas,
señuelos de imperfección en el piélago perfecto.
Fluye mi mirada codiciosa. Te quiere entera,
trepa y desciende cada colina,
por la planicie de tu vientre, por su cráter,
hurgando entre tus muslos haraganea mi mirada,
se solaza en tus esferas,
te exige aparecer y orgullosa
exhibes tus encantos. Mi mirada cae en ti.
Una cascada.
Debo adorar al sol que se entrega,
la noche dándose, el don junto a la lumbre,
desnuda, alegre, inabarcable.
De La ofrenda del cerezo

PEQUEÑA COREA, NY

Empieza a oscurecer cuando el enjambre
todavía espiral entrando saliendo de los almacenes
baratijas no-te-olvides el sacacorchos
empire state en el reverso el humo el cacareo

al voltear la esquina rancias bocanadas
grasa cebolla ajo por diez dólares
le otorga ese sombrero cierto aire
de explorador aunque no sea lo suyo

ostentar la cornamenta del ciervo sobre
una chimenea que ciertamente no posee
solo espera en la esquina por aquel autobús
que ha de rodar toda la noche al occidente

esparciendo sobre el asfalto la silenciosa familia
paquistaní la mujer que llega con su almohada
la joven que parece ir en búsqueda y el oscuro
gris al fondo pero aún apoyado al capó

el muchacho enrolla el porro somnoliento
el andino recuerda la cafetería junto
a la gasolinera un asco todo se nubla
y cae un hombre abatido por el nunchaku.
Inédito

DISCURSO DEL MÉTODO

Y si todo fuera ilusión
sería inútil correr de lado a lado
por la casa en desorden
y buscarte en cada rincón
de este laberinto de vasos
de libros y frazadas

que si fuera engaño
tu cuerpo denudándose
y desviviéndote de amor
deseo mío
ardientes besos y quejidos
no fueran más que el sueño de un infierno

pero más que la furia de la tempestad
o la herida en la guerra
o un pensamiento mío
tu cuerpo de mar extendido
al que repliegan muerte y vida
es certidumbre plena.
De Poemas de un mal tiempo para la lírica

MEMORIAL

Camino desde el lecho a la butaca,
vengo a la cocina, enciendo la luz,
hiervo agua en una olla
y vuelvo tras mis pasos
a la butaca y después al lecho.

Son malos tiempos.
Llueve y a causa de la artritis
sufren mis huesos.
Hay mucho polvo en casa.
Barbado y en pantuflas la recorro
de un extremo al otro.

No soy un héroe,
no nací para serlo.
Persigo por la casa una mosca
con una mueca y tal vez con miedo.
Miro al jardín y luego hacia las nubes.

Más tarde empiezo a destapar conservas,
despilfarro mi acre sarcasmo abriendo latas
y aunque afuera maduran los higos
comeré salchicha y fruta seca.

Miro la taza única,
el único pan sobre la mesa,
el café muy negro.
Mordisqueo un trozo,
la silla cruje
y no hay más movimiento
que mi balanceo,
ni otro ruido.
¿Y qué diré?
¿Con quién conversaré?

Óyeme gato ? ¿pero qué gato? ?.
Era tu risa la que llamé un día
«felina insensatez».

Están aquí el pan, la taza, el café,
una ventana abierta que da al jardín
y en él la higuera y allá las nubes.
Adentro está mi cuerpo en bata y en pantuflas,
dentro del cuerpo el hígado maltrecho,
unos huesos crujientes,
los pulmones en duelo
y tanto humo tragado
y mucho más sin duda.

Pero si bambolea la puerta
es que la empuja el viento.
Aquí no hay gato encerrado,
es el aire es el aire es el aire.
De En los labios / la celada

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LOS HUMANOS, INHUMANOS [Mi poema]
Aquilino Duque [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Los humanos, esos seres tarambanas,
cada uno con sus fobias y sus filias,
obsesiones, intereses y familias,
cada cual un poco más canta-mañanas.

Los humanos con sus odios y rencores,
sus desprecios, con sus éxitos y pifias,
que egoístas, van libando de caricias
cual si fueran indigentes picaflores.

Los humanos, llenos de contradicciones,
sin escrúpulos, modales ni decoros,
al igual de rastreros, putas de oros,
son trileros predicando sus pasiones.

Sospechosos, esos seres tan pequeños,
egoístas que presumen de amorosos,
los humanos, tan farsantes y engañosos,
prepotentes, ni en sus vidas son los dueños.

Los humanos, ¡que ironía, que inhumanos!
que veneran a la vez a tantos dioses
e imposible hacen la vida a otros hermanos
y ante retos se presentan con sus poses.

Son tan listos, esos seres, los humanos,
que haciendo uso van espurio de su nombre
cual si fueran inmortales, como ese hombre
que destroza a su cerebro con las manos.

Yo, que humano también soy junto a mi llanto,
que en sus heces me sumerjo y me revuelvo
y en jirones de la duda me disuelvo
hoy renuncio aquí a ese honor. Y así me planto.
©donaciano bueno

Los humanos, esos seres que presumen de inteligentes, que adoran a uno entre tantos dioses, a veces tan inhumanos con sus semejantes.

MI POETA SUGERIDO: Aquilino Duque

Puertos del Norte

A Meye Maier

¡Las niñas bien de calcetines blancos
en aquellos veranos de trasguerra!
En los jardines de Alderdi Eder
el plumón verde de las casuarinas.

El cine de los martes y domingos
en el Teatro Principal. El Náutico
empavesado a punto de zarpar.
El obsesivo “son de la marimba”.

Los catalejos en los miradores.
Las sirenas pidiendo práctico.
El alto puente del trasbordador
y abajo, las traineras, como galgos marinos.

Entre los barcos que limpiaban fondos
y las parrillas para asar sardinas,
arco iris de escamas y de agua
salada y sucia de petróleo y coque.

El misterioso rayo verde
que nadie nunca llegó a ver
encendía en el fondo de la ría
la falsa aurora de los altos hornos.

En el andén del tren eléctrico
pescaderas de faldas de mahón,
y allende el agua, bajo las acacias,
las niñas bien de calcetines blancos.

Curriculum vitae

Fui feliz en los bancos de la escuela,
feliz en el cuartel y en el colegio,
y en aquellos veranos sin más agua
que la del pozo aquel del patio.
Si tuve sinsabores
supe olvidarlos al debido tiempo.
Viajé en un tren colgante sobre un río
entre bosques y fábricas,
y en vaporcitos entre los canales
de ciudades marinas.
Fue azul mi vida como el mar,
blanca como la nieve,
y tuve, cómo no, mis horas bajas,
de ésas que abren en el alma el surco,
difícil de llenar, de los remordimientos

Queen Anne’s Lace

Here Thou, Anna, whom three Realms obey.
Pope

RANDAS de encaje de la reina Ana,
velos de novia de la primavera,
zanahoria silvestre que engalana,
flotando de árbol a árbol, la ribera
del cuarto reino de la soberana.
¿Floreció así la zanahoria
silvestre en los tres reinos insulares?
¿Al menos cuando fue común la historia
y era Albión la dueña de los mares?
Hampton Court está lejos,
su Támesis, sus torres de ladrillo,
los conos verdinegros de los tejos,
el dafodelo esbelto y amarillo.
Algodón de las plantaciones,
casacas rojas. Por el estuario
sube con sus setenta y dos cañones
la pérfida amenaza de un corsario.
¿Era este cuarto reino un yermo?
¡Tejos de Hampton Court, tulipanes de Holanda!
Tanto monta María como Guillermo
y Ana tiende su encaje randa a randa.
(Entreluces)

Juego de espejos

Juego de espejos, sucesión de engaños,
de luna nueva va la la luna llena
y hay quien tardó cerca de treinta años
en llegar a Salzburgo desde Viena.

Desde el hotel del Vellocino de Oro
hasta el palacio Mirabell,
Almaviva so io, non son Lindoro,
y no te he sido siempre fiel.

Tienen de bueno los espejos
que multiplican el espacio
y reproducen a lo lejos
aquel hotel y este palacio.

Aquel hotel que ya no existe,
este palacio, estos jardines,
y esta ciudad, que no resiste
el frenesí de los violines.
(Entreluces, 2009)

El cachorro en el puente

El cachorro en el puente
Esta noche, Manuel, tú sobre el puente,
tú sobre el río, prometiendo abrazos
que nunca habrás de dar porque no puedes,
porque un madero y unos clavos dicen
que nadie es libre de morir su muerte.
Esta noche, Manuel, tú sobre el río.
Quién te puso corona de saetas,
Cachorro de Sevilla…
Quién pudo hacerte interminable el tránsito…
Hoy no se pasa: aquí muere Sevilla
mientras tu silueta va en el río
caminando otra vez sobre las aguas…
Y ya tu pelo, nebulosa trágica,
río de miel lentísimo,
va velando la muerte que te vela.
Trono moreno de Judea, pasa.
Pasa, Manuel, tuyo es el Viernes Santo,
tuyos son estos ojos que te lloran,
esta voz que te canta,
esta espuma de estrellas andaluzas.
Sigue pasando, alzado y ofrecido.
Esta noche, Manuel, tú sobre el puente.
Quién te trajo hasta mí, quién levantaba
tu belleza, tu cuerpo como un río,
lanza de luz nocturna en el costado…
Quién pudo hacer que el último suspiro
de tus labios se dé a cada momento,
desde no sé qué siglos hasta ahora,
hasta ahora, para ir diciendo al mundo,
para ir diciendo al tiempo: Así se muere.

Así mueren los Hombres.
(La calle de la luna)

Campo de girasoles

Campo de girasoles.
buscaré el girasol de tu sombrilla.

Mi corazón de caza va husmeando
tu paso intacto por el agua limpia.

Llegaré a rescatarte
con mi sable infantil, con mi alegría
de panderos muy altos
y leyendas antiguas.

Ente los girasoles, tú, morena,
disimulada flor de la sombrilla.

Nunca sabré qué atardecer romántico
pondrá en tus ojos dos estrellas fijas,
ni qué constelación de girasoles
hará cielo la tierra, noche el día.
(Verso y canción del Sur)

Verano en la Plaza del Pópulo

Encinas, pinos y palmeras
saben revueltos hacia el Pincio
rampas, estatuas, fuentes,
jeroglíficos, prismas,
arcadas triples, balaustradas dobles
y un cielo de palomas y vencejos.

Qué libertad la del verano,
qué orden de líneas puras,
de aristas limpias, de pilastras fuertes
y de cupulas sólidas.

El aire
invade la ciudad por la puerta del Pópulo
y hay una estrella fija de ocho puntas
y lápidas y conchas y linternas
y escudos de armas.

Todo intacto,
resiste al trote de la muchedumbre,
a la onda expansiva de los cines,
a la insolencia del presente
putrefacto y decrépito.
Uan alud de pancartas
anuncia los rigores del otoño.
En la botica oscura se prepara
la entrada de los bárbaros.
Arden las últimas orgías.
La plebe pide ácido y bencina.
el pescado arroja al Tíber
las llaves de la Historia.

Pero no, que es verano,
el aire libre llena
los antiguos pulmones de las plazas
y salva a la ciudad de morir por asfixia.
Aún suenan las campanas del cielo de Roma.
(Aire de Roma andaluza)

Una niña aprende a nadar

Un rayito de sol, una fruta de oro,
una niña de agua ha caído en la alberca.
Vacío, el salvavidas
es un cero a la izquierda.
La niña nada sola.
Nadie ni nada la sujeta.
Sonríe con los ojos entornados
alza triunfante la cabeza,
y nada, nada,nada por el agua
que riega los naranjos de la huerta.
(El invisible anillo)

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EL CAÑO DE UNA FUENTE [Mi poema]
Juan Morales Rojas [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Revoltosa de su madre va naciendo,
reluciente y en un parto acelerada,
cantarina con su lumen afinada
como niño va al dictado repitiendo.

Sobre un lamido pretil ella derrama
sus vivencias, su paciencia y su misterio,
esas ansias de vivir y hasta la llama
de quien sabe hacerlo todo con criterio.

Bendita sea esa música divina
que a espíritu de sentidos les halaga,
la que inspira placidez y al alma embriaga,
tan diáfana, transparente y cristalina.

A constancia nadie gana y a insistente,
susurrante, es un dechado de pureza,
pareciera que allí cae mientras reza,
es humilde, besa el caño de una fuente.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDO:  Juan Morales Rojas

Soneto a Montoro

Guadalquivir ceñido a tu ladera.
Estrella y blanca noche en tus alcores.
Romana Epora, entre olivar y flores,
dormida está la eternidad que espera.

Montoro es brisa y flor, sueño y quimera
que a la pira romana resplandores
le presta de los ojos soñadores
de su mujer, inspiración y hoguera.

Alcázar de olivares es tu sierra,
que hace de tí, bendita y noble tierra,
un rincón de delicias, un tesoro.

Cuando el río a su paso fiel te baña
canta después su linfa que en España
¡Tiene un rincón el Cielo que es Montoro!

Brisa de Montoro

Hay que subir…Subir por la ladera,
Ángel cansino hasta la cumbre altiva
en que la sombra del aceite esquiva
la brisa de lejana sementera.

Hay que sentir nostalgia de pradera,
hay que beber el brote en peña viva
y escuchar la garganta de la diva
que su canción entona plañidera.

¡Ay! brisa de Montoro, montoreña,
que en cada faz plenilunar se empeña
en ser joven eterna en los olivos.

Déjame que, al morir, mis labios yertos
reciban la caricia de mis muertos
cuando arrastres pasiones de mis vivos.

Eternidad en Montoro

La tarde se diluye entre los montes
entre un sopor estático de olivos…
El arrecife malva de los vientos
hojas juega de planta en remolinos.
¡Cuántas tardes iguales, ¡oh, Montoro!
fueron labrando tu erosión de siglos!…
¡Cuántas brisas suaves peinadoras
de ese suelto cabello de tus riscos!
¡Cuánto aroma de bálsamo de aceite
temblando en el alcor de tus molinos!…
Un pálpito de paz brota en los muros
dorados de tus viejos edificios:
edificios calientes con aleros
donde aves tiernas suspendieron nidos.
¡Cuántas noches iguales, ¡oh Montoro!
Viejas y estrellas duermen en tus quicios;
niños y perros juegan en tus plazas…
bajo tu puente pasan tiempo y río
La vida se diluye entre tus montes.
Bajo tu amada tierra son los míos
canción de la nostalgia, acaso rosas,
polvo de siderales infinitos,
dulzura amarga en la borrada huella,
Eternidad de donde nacen siglos,
¡Cuánto aroma de tiempos, ¡oh Montoro!
¡Qué jugar de tu plata en remolinos!
Un pálpito de paz vive en tu brisa…
bajo tu puente pasan tiempo y río…!

Soneto a Andalucía

Cielo azul entre campos soleados,
desde Jaén a Córdoba la Llana.
Una lírica gracia sevillana
y un bálsamo de olivos plateados.

Carabelas y afanes preparados
al alborear en Huelva la mañana,
de la gloriosa gesta americana
de marinos por Dios iluminados.

Cádiz, napoleónica e isleña.
Gloria mediterránea malagueña.
Y un mar de fandanguillo en Almería.

España admira, absorta y asombrada,
la infinita belleza de Granada.
¡Belleza sin igual de Andalucía!

Córdoba

La centenaria piedra al sol dorada;
Bética Madre en quién florece el río.
Campiña que arde al fuego del estío;
jara, espliego y tomillo, cumbre alada.

Por la cultura, tú, romanizada.
Por el Corán se pierde tu albedrío.
Te libra el fuego de la Cruz del frío,
teológico sentir, cristianizada.

Risueña en tus viñedos y olivares,
poetas te coronan de cantares,
prudente y sabia en tu filosofía.

Y entre callejas, plazas y rincones,
un cante jondo enciende corazones.
Y brota del nocturno tu Poesía.

A LA GIRALDA (Mercedes de Velilla)

A tu sombra nací, Giralda mía,
y con el aire que te besa aliento;
de su arte soñador te hizo portento
la árabe raza triunfadora un día.

De la reina gentil de Andalucía
eres la maravilla y ornamento,
y te elevas gallarda al firmamento,
y esplendes a la luz que el sol te envía.

Yérguete siempre en mi nativo suelo,
y, al mágico vibrar de tus campanas,
olvide mi ciudad tristeza o duelo.

De alzarte entre los ángeles te ufanas;
que a tu vértice tienes los del cielo,
y al pie las hechiceras sevillanas.

CÁDIZ (Antonio Pardal)

Cádiz, rinconcito hermoso,
entre el mar y la salina.
Tienes la arena más fina
y el paisaje más precioso.
Cuando se oye una alegría
o algún tanguillo cantar
ya no se puede aguantar
la sal de esta tierra mía.
Nunca me podré olvidar
de tu bella Puerta Tierra
ni el muro de Cortadura,
que muy cerquita del mar
tu linda tacita cierra
resguardando tu hermosura…

LA ALHAMBRA (Camilo Valverde)

Es la Alhambra princesa misteriosa
sitiada por devotos pretendientes;
la abruman de requiebros tan ardientes
que, tímida, se oculta silenciosa.

Su incisiva mirada brilla airosa,
prendida en sus ojazos complacientes,
al rumor de arabescos relucientes
ebrios de sol en brisas armoniosas.

Doncella recatada, con finura,
encubre su elegancia recoleta,
reservando discreta su hermosura.

Al arrebol, se adorna muy coqueta,
y, vistiendo de aromas su ternura,
sólo espera el abrazo de El Veleta.

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A TI, LECTOR [Mi poema]
Fernando Quiñones Chozas [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

¿Qué debe hacer mediando en las peleas?
¿Dónde quieres que ponga él su acento,
si sólo ha de contar el sentimiento,
o el punto de inflexión son las ideas?

A quimeras atar, si así deseas,
o a palabra aplicar debiera el cuento,
quizás en la empatía, el pensamiento,
o es en temas de amor que te recreas.

Mas sepas que así dudes, no le creas,
le soplen al poeta malos vientos,
seguirá predicando en las plateas.

Y si observa que suben las mareas,
nadie escuche sus quejas o lamentos
ha de intentar, lector, que tú le leas.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDO:   Fernando Quiñones Chozas

Soneto a su ciudad, Chiclana de la Frontera:

Cal encendida, léganos, redores
archibebes, viñedos, plaza, río,
arena virgen de tu playerío,
pico borracho de tus ruiseñores.

Albinas, altas huertas, resplandores
del levante por julio, miel, trapío
del potro, luna lánguida, hoy vacío
el sol antiguo de tus matadores.

Ojos negros en ronda por la vega,
Barrosa, salinar, pinar, labriega
y pescadora tú, de cara al viento.

Abierta madre siempre de la mano
contra el incendio azul de tu verano,
vieja y muchacha por mi pensamiento.

EL PAN ES LUZ CAUTIVA…

El pan es luz cautiva y apretada
Cordilleras del pan, laderas, fuego
blanco de amor la miga, tajo ciego
la tórrida corteza enamorada.

Quiero pan, dame ya esa levantada
visita general y áspero ruego
del pan, carta del pan, hombro, sosiego
del pan y su hermosura y su mirada.

Caballo que en la lengua desordena,
desata el sol, enciende el movimiento
acompasado de la trigalía.

Pan, campana en la sangre, ¡ay boca llena
de pan, de España en llama y luz, oh aliento
con que la tierra viene a ser más mía!

COMO UN RÍO de ROSTROS…

Como un río de rostros, como un río
de sucesos, nos hunde y nos aleja.
Todo es ayer y nunca ya. No ceja
el aluvión de un tiempo, como un río.

Ultima gota tú, ya el correntío
te deja atrás también, te desmadeja
hacia delante siempre. El sol maneja
tu entera historia ya, tu paso, el mío.

Pero tú estás ahora y aquí, tú alcanzas
el cielo con las manos, determinas
la negación del tiempo con tus ojos

y te toca llevar las esperanzas
tuyas y nuestras, y hoy por hoy fulminas
tanta sed y pesar, tantos cerrojos.

MEMORIAS CORPORALES

Marta la que lloraba al despedirse.
Mariana con un lucero en el muslo.
Paca la de Arcos, que se llevaba la noche en una cesta.
Antonia de ojos inviolables,
áspera María Luisa de Zamora
junto al silbido de los trenes,
¡ah Extremeña de bata roja y boca pálida,
Manolita la Verde tocando en la noche de los marinos
su desmedido acordeón carnal,
Rosa desnuda junto a un río,
jubilosa bandera, triste y brava bandera,
escuadrón lívido y hermoso
al que amamos largamente entre los dones del vino,
cuyas sólidas armas abrazamos
hasta los bordes de la aurora
en espera de aquello que aparecía a veces!

LOS POETAS

También tú, curtidor,
y tú, patán hermoso, arrancándole
al invierno terrones, empujando
en agosto el plostellum. Y tú,
herrero entre sombríos fulgores,
o tú, inocente
borracho sin oficio.
También vosotros sin saberlo
conocisteis alguna vez
no la mayor: la única gloria del poeta:
cuando en el prado, la curtiduría,
la taberna, la fragua, se os llegaron
casualmente a la boca aquellas tres, cuatro palabras
que no se habían juntado antes
o nunca habían sonado de aquel modo,
y que dejaban dicho algo,
sencillo acaso como ellas,
pero tan verdadero, tan nuevo y tan antiguo
que os suspendió y enmudeció un instante,
como a algunos de los que os escuchaban.
(de su libro Las crónicas de Hispania, 1985).

Red cautivadora

En la extensión mojada,
lejos de las habitaciones y las leyes,
desveló el nuevo día,
alto ya el sol, una congoja
de salinas y esteros (charcos) extasiados, de rostros
quemados en el mar, de vida quieta
y esperante, bajo la luz del Sur.
Había una charca negra. Los cardúmenes (bancos de peces),
desposeídos antes de su casa sin límite,
arreados más tarde
por las grandes cuadrículas amargas de la sal,
giraban en silencio; hacia la superficie
se conmovió lo negro de repente
en vastos y callados remolinos, como si contuviera
una culpa incallable, mas no llegó a brillar
un anhelante lomo que del aire
lo esperase aún todo.
Hundiéndose hasta el pecho entonces
en los limos (lodales) inmemoriales,
un hombre, cinco, siete, trabaron ya las aguas,
las mallas, las señales
del terror; todo comenzó a hervi…

Música final

No la razón del piano: las del hombre
te condujeron desde que eras niño
y entre la fría luz de la patria angustiada
a la que no habías de volver.
Ya entonces intuiste la caediza
ráfaga del amor, la carrera del tiempo,
los impuros motivos del tambor y las armas,
la soledad en que, como con el regalo
de un dios inexorable,
se mueve nuestra vida hacia su término.
Ya retenías aquello en el sollozo,
más viril y más tierno, de las cuerdas.
Ya eras del todo y para siempre tú,
testigo y mensajero, condolido inventor
de una esperanza para los humanos
o de aquel llanto en luz con que creerla.
Polkas y baladas, las amargas
delicias de un nocturno, los estudios
por los que nieve y fuego, o muerte y vida,
se entrecruzan temblando,
eran emanación de aquella fuerza
con la que el corazón del universo,
cuan…

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NADA ES PARA SIEMPRE [Mi poema]
Emilio Paz [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Si un día alguien te sigue ya no está,
-posible es que él mantenga sus razones-,
tú empiezas a pensar por qué será,
si acaso nunca más ya volverá,
quizá ya no le atraigan tus canciones.

Lamentas que te vaya abandonar
y haciendo vas de tripas corazón,
mas debes de admitir la deserción
como algo que debiera de llegar,
que un día siempre acaba la función.

Ocurre en cada estancia a cada hora
pues salvo la verdad nada es eterno,
un día has anotado en tu cuaderno
que ves como la vida te enamora
y al otro sin dar cuenta ya es invierno.

Así es, principio y fin. Alfa y Omega.
Origen y final de todo evento.
Prefacio y colofón que en este cuento
va uniendo en una acción de corta y pega
de afecto a la razón y el sentimiento.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDO:  Emilio Paz

SOGNARE

Quizá el hombre piensa como ave.

Quizá el hombre
…….vuela
…….planea
…….domina
…….escapa
…….persigue
…….enternece
pero igual muere.

Y el ave muere
como mueren los peces,
como mueren las plantas,
como muere un niño dentro del útero,
como muere un anciano en una sala vacía
que parece un útero de ave:
…….húmedo
…….callado
…….triste
…….secreto.

¿Qué nos diferencia del ave?

…….¿Las manos?
…….¿Los pies?
…….¿Los dientes por pico?

Quizá el hombre piense como ave
y quiera tocar el sol,
quizá el hombre quiera ser un ave
para no ser cómo Ícaro.

Pero el hombre jamás podrá ser un ave,
el ave no posee límites geográficos
…….ni nacionalidades
…….ni religiones
…….ni congregaciones
…….ni partidos políticos

El ave, solo es ave y morirá siendo ave.

El hombre, es hombre y morirá
…….siendo el hijo desterrado de Eva

Eva, posiblemente, algún día será avE.
(De Diáspora, 2018—2020)

CANTO PARA LA MUCHACHA MALA DE LA HISTORIA

María Emilia Cornejo, guardas mi nombre en femenino,
pero yo soy olvido / tú eres luz.
¿Quién soy para compararme contigo?
Soy una rapsodia mal escrita / un plato de lentejas rechazado
por la alta cultura limeña.

María Emilia Cornejo, anónima del bel canto,
canto villano como el de la poeta de Barranco,
pero tú eres distinta, como distinto es el olvido
que elige a cada poeta

Aquí yace el mar que mirabas, el fardo funerario que encierra
a aquellos que te señalaron y te quitaron el listón dorado,
pero tú no querías eso, no querías eso,
no querías eso sobre todas las sangres que Arguedas
siempre menciona entre sus letras muertas.

Yo no soy tú, soy el mal canto de Judas,
el disco rayado de Tomás que cae de incrédulo
y que sigue buscando a Dios entre las esquinas de Quilca con Camaná.
Porque mi destino quizá no sea el lago eterno
donde los cisnes ya no necesitan del vuelo
si basta con mirarse, amorosamente, en el reflejo de las aguas azules
que esconden a millones de soldados caídos
que lucharon en nombre de Dios / del amor / de la poesía

María Emilia Cornejo, guardas mi nombre en femenino,
pero yo soy olvido / tú eres luz / tú eres eternidad / yo soy fugaz.
(De Diáspora, 2018—2020)

APOCALIPSIS AZUL

La carretera Panamericana recorre todo territorio americano,
pero en cada punto se solicita algún documento:
visa, pasaporte, documento de identidad, billete de cien dólares.

Todo es válido con tal de cruzar la frontera
y poder escribir en las crónicas sobre ruedas.

Pero uno no tiene idea de qué tan difícil es el recorrer
los miles de kilómetros que separan
a la esclavitud de la libertad.

Si nos ponemos a pensar / reflexionar / indagar
encontraremos que los pueblos no conocen sobre fronteras,
no necesitan armar tratados limítrofes
ni aplicar protocolos de estado, solo desean intercambiar sus productos
y que estos les regalen los diez centavos para la cena.

Sin embargo, nuestros gobiernos solicitan más y más documentos,
más y más dinero / más y más sudor del cuerpo,
porque tiene un alto costo separarse de sus muertos
y no poder obtener más votos para el Congreso.

Entonces comenzaremos a redescubrir el camino de la redención
mientras imploramos a nuestros muertos que nos oigan
y nos permitan alcanzar las puertas del cielo,
para que podamos obtener un último descanso.

Aunque Dios no quiera.
(De Diáspora, 2018—2020)

EPÍSTOLA PARA SCORZA Y LOS POETAS

Querido escritor, si tiene deseos de grandeza
no escriba poesía,
no gaste la vida de los árboles
en aquellas hojas que guarden sus letras.
Evite la deforestación
y regale algo de esperanza al mundo.
No, no escriba sobre usted
si es un hombre que guarda el pudor,
porque los poetas no saben de pudor
y para ellos, lo privado es público
y lo íntimo se muestra en el estante
donde se oferta la vida.
Evite escribir poemas,
mejor beba una taza de café
y escuche las canciones de Queen.
Regálese la oportunidad de ser feliz
y no se condene a la desdicha de la escritura,
de los comentarios de la crítica,
de ser adicto a las reacciones líquidas de la red,
a ser un animal encerrado en algún premio
o ser una herramienta de estudio en el colegio.
Evítese ser un maniquí donde cuelguen letras
e ideas de tantos niños
que renunciaron a ser astronautas
y lo único que les queda es ser poetas.
Por favor, evítese la angustia,
no siga la epístola de Scorza
y descanse jugando con su perro y su gato,
echados en el sofá
mirando alguna serie de Netflix.
Evítese la fatiga,
el rumor incesante,
las miradas acusadoras,
los dedos que señalan la herida,
la materia que pulula de las bocas
de los agrios críticos literarios,
de asesinar árboles para fabricar más hojas
para sus libros que están en la imprenta.
Porque escribir hará que se olvide
de alimentar a sus mascotas,
de la taza de café sobre la mesa,
de saludar a sus familiares en sus cumpleaños,
de visitar a su amigo en la cárcel,
de darle un beso diario a su pareja.
Evite el martirio y la fatiga,
deje de escribir y no exponga su vida.
Porque de la poesía el hombre no come,
porque de la poesía el hombre no muere.
Porque por la poesía uno se hace eterno,
pero debe ofrecer algo a cambio
y todo lo que el poeta ofrece
es su vida que se agota poco a poco.
(De Diáspora, 2018—2020)

MARIPOSAS

Las mariposas sobrevuelan las flores,
las copas de los árboles,
los grandes valles,
los edificios azules,
la huella de los cadáveres.

Las mariposas sobrevuelan los deseos de los niños,
las preguntas de los fieles

¿No será Dios observándonos
en la figura de cada mariposa?
(De La balada de los desterrados, 2019)

PINOCHO

Pinocho no era de madera,
era de sueños.

Su nombre estaba escrito
sobre arena,
sobre hierro fundido.

Paradójico.

Pinocho era un sueño
de un hombre
que estaba muriendo.
(De Laberinto de versos, 2018)

Carta de despedida para un padre desconocido

Padre,
gracias por existir,
pero hoy me despido
de tus ojos llenos de dolor
de las montañas escondidas en tus hombros,
de los peces que germinaban de tus dedos
de la extensión del mar que principiaba en tus pies
de tus oídos que eran la última esperanza de Marte.
Padre,
me despido de ti,
tú que estás al otro lado del mar.
Siente mi abrazo,
cálido cándido sereno abrazo
que se confunde con olas de mar
pero que se vuelven fuerzas sobrenaturales
de un Dios que aguarda por ti.
Porque cuando estés al otro lado
no podré visitarte.

Aeternus

El hombre es un ser temporal
como un río,
como un lago,
como la placenta,
como las estrellas,
como el vacío y la existencia.
Sujetos al tiempo, de la mano.
Pero el hombre se aferra a lo eterno,
a la posibilidad de detener el tiempo.
Juega a ser Dios,
pero sin ese aburrimiento de la quietud.
El hombre se mira frente a un espejo
y le reza a la imagen tensa
que descansa en la faz de la luna;
a ese conejo que vieran los antiguos
y que ahora verán sus nietos.
El hombre juega con la parábola y el engranaje
de un misterio que pueda ser resuelto.
El hombre se aferra a la eternidad
en el amor y en el verso,
como los artesanos de la belleza,
como los gurús de la sapiencia.
El hombre se aferra a la eternidad en un poema.

Puntuaciones

Un punto puede ser:
un par de enamorados
un par de esposos
un par de divorciados.
Un punto puede ser:
el final de un poema
el inicio de una estrofa.
Un punto puede ser artístico
como la contemplación
de Dante sobre el infierno.
Un punto es la pupila que observa,
es el cañón de una pistola,
es el canon de los cristianos.
Un punto
podría ser la génesis
de una composición
y a la vez
ser la mortalidad que persigue al poeta.
La poesía es un punto
en medio de todas las artes,
en medio de todos los conocimientos.
Platón y Aristóteles
no negarían el poema
cuando el artesano de la palabra
se vuelva en el único que contempla
la Idea primigenia.
El punto
podría ser esa idea.

Absolución

“Hoy te perdono”
dijo Dios
tras cinco rondas de whisky.

Pero yo estaba de espaldas
y no lo escuché.

Seguí bebiendo
en aquel bar
donde él

era el dueño.
Como respuestas
miradas atrapadas,
gemidos y orgasmos,
poesía que se escribe
a las tres de la mañana.
La luna tiene
lo que el ser humano no tiene:
la paz de cometer homicidio
y no sentir culpa de él.

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POR EL SENDERO ANGOSTO [Mi poema]
Carmen Rojas Larrazábal [Poeta sugerido]New

MI POEMA …de medio pelo

 

Por el sendero angosto de la esperanza
va contando los pasos cual peregrino,
lo que quiere es que acabe pronto el camino
y gozar como premio de la pitanza.

Va soñando entretanto como en el cuento
qué será de su vida cuando anochezca,
y es que ignora siquiera si lo merezca
o quizás su destino sea un fin cruento.

Él avanza perplejo muy pensativo,
procurando no aislarse de su sendero,
intentando cubrirse con el sombrero
a dios gracias le dando pues sigue vivo.

Se imagina ese cielo, lleno de estrellas
en que dicen se sube por la escalera,
esperando indulgencia cuando él se muera
y les de un carpetazo si hubo querellas.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDO:  Carmen Rojas Larrazábal

LIBRE

A tantos niños huérfanos de paz y amor.

Libre
Para abrazar mis raíces a la tierra
Y arrullar todo el llanto sin testigos,
Para romper de sol naciente las fronteras
y aprender de una vez a ser oído,
a saber que se sienten mis cadenas
más no callan lo que dice en sus latidos,
este preso corazón que se rebela.

Libre
Para ser pájaro-nube de tus penas
Y despertar en lo más alto de tus nidos
Allí donde se alcanzan las verdades
Y no le rasgan las alas a quien vuela.

Libre
Para separar de tu nombre los segundos
Que llegan a quedarse entre mis días
A ser amigo, compañero de camino,
oración que disipa las tormentas.

Con mirarme a los ojos, te conformas,
Y como siempre te lo habían advertido:
haces todas las preguntas
Sin esperar ni siquiera la más simple,
La más breve y sutil de las respuestas.

Libre,
Para dejar de enumerar derechos
Y plantar nueva siembra en la conciencia,
Que den los frutos nobles que se enciendan
Junto al pan que da luz a nuestra mesa.

Quiero ser libre,
Para poder definir la libertad,
Para cambiar el poder y la pobreza,
Para borrar del enemigo su agonía,
Para cambiar su temor por rumbo claro
Y a los niños devolver nuevas sonrisas.

Quiero ser libre
Para celebrar los colores
Que olvidaron las antiguas primaveras,
Para cambiar el silencio y la tristeza
Y encontrarle la voz al sufrimiento
En cada grito que transita entre tus venas.

Que se confiesen, de una vez tus cicatrices,
Y que desangren las razones de tu duelo,
Y que arranquen los fusiles de tu pecho,
Hasta que logren respirar tus pensamientos.

Libertad, dicen?
Quiero ser libre para redefinir ese concepto,
Para darle al alma nuevos sentimientos
Y al corazón de la humanidad
Nuevos latidos
Para cantar a una voz, y quemar a un solo fuego,
A plena voz sobre la cima,
Y a callado susurrar desde el silencio.

Quiero ser libre,
Para al fin ser tu testigo,
Y aceptar de una vez lo que se ha ido,
Quizá ha sido tu madre, tus hermanos,
tus amigos
Y que esta noche no habrá sobre tu mesa
Ni un pedazo de pan para tu olvido.

Estoy ahora, frente a ti,
Al borde de la guerra que te oprime,
Debajo de las minas que te anulan
Y al proyectar mi sombra en tu tristeza,
Ya no estarás solo en tu agonía,
Hijo mío, o hermano, o fiel amigo,
Quizá este día, vestido de enemigo,
Con puñal de presencia te revivo
Y devuelvo la luz a tu mirada
Con el libre corazón que habías perdido.

Lo encontré bajo el árbol de la vida,
Muy sediento de tus cantos infantiles,
De tus juegos, de tu risa y de tus sueños,
Para dártelo de nuevo, me he hecho libre.

Esa libertad es la que cuenta,
No la quiero si no incluye tu dolor,
Si no sirve para el pan sobre tu mesa,
Si te vuelves invisible ante mi voz.

Libre
Esta tarde pude al fin llamarme libre,
Porque he visto tu rostro entre las ruinas,
Pero ya no estaba sola frente a ti,
Allí estaba conmigo la cosecha
De incontables corazones que te oyeron,
Que trajeron su trigo y su agua fresca
Hasta el lugar secreto en que guardabas
tu frágil esperanza de vivir.

La piel de la memoria

Podría ceñirme a estás murallas,
Descifrar la capa y la espada de la tarde.
Atravesar los ríos que trepan sus historias
hasta desenterrar las espinas de la noche.
(¿Reconocer en ellas, mis heridas?)
Podría negar la invención del invierno.
moldear por primera vez la lluvia
hacerla estanque y mar
Relámpago y quietud
Pequeñas nubes
que se quiebren en la piel de la memoria.
Podría ceñirme a estas murallas
como vestigio de un abrazo inacabado
Dejar caer la voz de mis cenizas
Junto a la antigua derrota
de las hojas amarillas.

La noche me conoce bien

Poco sé de la noche
pero la noche parece saber de mí
Alejandra Pizarnik

Parece conocer la ciudad que interpela
los abismos de mis manos
y se declara refugio instintivo de mis huesos.
Parece abrir su boca y muerde mi nombre con la embestida de quien no alumbra a tiempo
por no dejar al descubierto las heridas.
Todo emigra de sus ojos al amanecer,
aunque el dolor no me pierda de vista
y sea demasiado tarde para encontrarle el pulso a la esperanza.
La noche parece conocerme bien,
su página en blanco clasifica el desamparo
de guerras ganadas en mi casa vacía.
Parece saber que aunque lo niegue,
soy polvo de su polvo,
asida frágilmente a la orilla
más tolerable
de la luz.

Árboles de sal

Mis antepasados cruzaron el mar
Sobre una cruz de palo
Juan Carlos Mestre

Mis antepasados invocaron el fuego
para reconocer la lluvia más allá de la niebla.
Alzaron sus heridas
para llegar al fondo de los días de sol,
alumbraron surcos en los sueños
con la precaria luz de sus semillas.
Mis antepasados hundían
atardeceres en el agua de sus ojos,
Mientras lloraban a solas
los abism
os de la sed.
Mis antepasados buscaban el pan
Con cesta fugaz de pescadores.
Bajo el agua,
su rebaño de luz se posaba
entre árboles de sal
de un bosque sumergido
En la memoria.
Mis antepasados se dieron a la fuga del dolor
para dejarse atrapar
por la esperanza.

Oración a un desconocido

Puedo dejarte un pedazo de pan
En los días que desnuda la marea.
Puedo llevar la lámpara y conducirte
Al pasadizo que da al fondo de la luz.
Puedo mantener tu sombra
Apoyada en mi hombro,
ó en alguna piedra blanca
Con aristas de olvido.
A orillas del muelle
que cuida tu sueño
despierta el barco sumergido
en tus preguntas.
Te conocen bien
las gaviotas que habitan en tu pecho,
hacen caminos sobre el agua,
se hunden contigo hacia la nube más alta,
Irreconocible para la intemperie
Que te cobija esta noche.
Se humedecen las palabras
casi sin respiración,
para devolver el pedazo de pan.
Dices que es mejor guardarlo
para otro naufragio

La última sed de la tarde

Quien dice que se nos murió todo
Cuando se nos quebraron los ojos
Paul Celan

La desgarradura de estos vidrios enmudece la alegría,
desangra la fe en medio de las grietas,
persigue sus estruendos, sus heridas.
Hemos aprendido a sobrevivir
el fin de la esperanza en pupilas anónimas,
a respirar el aire dentro de los espejos
y a dormir sumergidos al fondo de la oquedad,
fingiendo junto al fuego la última sed de la tarde.
No murieron los recuerdos
inhumados bajo párpados de alabastro.
Han quebrado también, querido Paul Celan,
la oscuridad de sus nombres
y como serie inalterable,
habitan la memoria del prófugo,
embistiendo con incisivos ojos,
el pulso inédito de la luz.

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AMORES ROTOS [Mi poema]
Alejandro López Andrada [Poeta sugerido]New

MI POEMA…de medio pelo

 

Nunca me cansaré de maldecir el día que cruzaste en mi camino
junto al sendero imaginario, al lado de la playa,
de tu imagen juvenil quedé yo seducido,
ingenuo ¡por qué no me advertiste! que secuestraste mi alma.

Maravillosa, ibas presumiendo de tus dieciocho años que habías cumplido,
mientras yo vagaba en la nube de un mundo feliz lleno de sueños,
-creí tocar el cielo con la punta de los dedos-
y tú tenías una sola obsesión: volar conmigo.

Del altar de mis deseos fuiste durante algún tiempo la imagen preferente,
-el atardecer era más lindo y aún más placentero el despertar al alba-.
No existía el tiempo, sólo el presente
contaba para nosotros. Obviábamos la calma.

¡Oh, aquellos tiempos felices que vivimos en nuestra intensa y breve fantasía!
¡qué dulce era el soñar y qué alegría!
¡por qué tan pronto se esfumó! ¿por qué un soplo sólo duró de viento?
¡cuánto daño causó a mi alma y cómo aún lo siento!

¿Por qué los negros nubarrones tan pronto aparecieron
sin ni siquiera darnos tiempo para sincronizar nuestros relojes?
Pronto comenzó a nublarse el cielo. Nuestros goces
entre tormentas mentales, relámpagos y rayos se murieron.

El tiempo, me decía, dale tiempo,
es el único antídoto que del alma a los males pone remedio.
Día a día he seguido ese consejo sin que hasta la hoy librarme haya podido del asedio
mientras que lentamente, triste mi corazón, muriendo sigue en el intento.
©donaciano bueno

MI POETA SUGERIDO:  Alejandro López Andrada

VISIÓN TRAS LA TORMENTA

El ventanuco abierto al encinar
tu bicicleta
rota en la hojarasca.
Una silueta oscura
está en el río,
buscando el resplandor de aquel verano

La tormenta se fue.
Tras el asfalto
que cruza la dehesa, hay voces de agua.

Flota un aroma de hinojo
en la colina;
los astros bordan tapices de silencio.

El hombre lleva
en el pecho mariposas
y, en los ojos, una fosforescencia malva.

A su paso
va llenándose de luz
los árboles, las fuentes, las montañas.

ECO EN LAS RUINAS

Escucho un tiempo de oro y de tristeza,
una edad
lejanísima de ciervos,
de salamandras cubriendo el arco iris
que se alzaba sobre oscurecidos puentes.
Como trigales
cortados por la sombra,
como azulados rumiantes sobre el campo,
pasan los hombres,
y el humo está en sus ojos
y una tristeza de oro hay en sus almas.
Se hizo herrumbre el amor.
La soledad
de un dulce invierno
dejó en mi sangre lluvia.
Un paisaje violeta y derrumbado
es la verdad que nos vigila desde siempre.

FOTOGRAFÍA VELADA

Es siempre el mismo sueño;
abuela está
sin rostro ni cabeza en un foto.
Padre nos mira
desde aquella incierta edad
que da el vacío
y nos cubre la nostalgia.
¿Cuál es la luz que tirita
en esa imagen
donde se ve un corralito abandonado?
¿Cómo agarrar la nieve
que resbala
por la ternura agreste de esa estampa?
A veces, se cae el tiempo
y en la foto
suena la luz como un cántaro quebrado.
Entonces, te despiertas
con los ojos
llenos de frío. Y te habla aquel retrato.
De “El humo de las viñas” (1998)

LA PEDRERA

(Abuelo Alejandro)

Al frente, veo la hilera de los álamos
sumergidos en la lluvia,
como músicos
vagando por la inmóvil majestad
del campo abandonado.
Es todo oscuro
y, sin embargo, toco las arrugas
de tu alma siempre alegre. En el dibujo
trazado por el agua en mi memoria,
está tu risa abierta,
el cielo puro,
la misma soledad llena de amor,
la misma lejanía hecha de lutos.
Aún rozo tu silueta
si regreso
desnudo hacia aquel tiempo. En lo profundo,
contemplo el azul limpio
de tus ojos cruzando la vereda,
el bosque húmedo,
el viento
y la cantera de granito
como un palacio muerto, entre los juncos.
Del libro “Los árboles dormidos” (Editorial Algaida)

RIO CUZNA

Colocabas las cañas junto al río
silencios de bambú
sobre la hierba. Planeaban libélulas
y el cielo
en el agua reflejaba mi inocencia.
Me entregabas cien peces luminosos
que yo escondía
a la orilla de una adelfa.
Si ahora volviese aquel tiempo
intentaría
sujetarte en mis ojos para siempre.
Sé que aún vuelan
silenciosos petirrojos
sobre la mancha antigua de aquel bosque.
Sé que en la orilla
oscura de las mimbres
aún reverbera el eco de tu risa.
Pero ya es tarde: del cementerio sube
un rumor de agua umbría marchitándose.
Hiela en el río,
y las carpas no comprenden
que el mago de los peces se haya muerto.
Del libro “La tumba del arco iris” (Colección San Juan de la Cruz)

VISION TRAS LA TORMENTA

El ventanuco abierto al encinar
tu bicicleta
rota en la hojarasca.
Una silueta oscura
está en el río,
buscando el resplandor de aquel verano

La tormenta se fue.
Tras el asfalto
que cruza la dehesa, hay voces de agua.

Flota un aroma de hinojo
en la colina;
los astros bordan tapices de silencio.

El hombre lleva
en el pecho mariposas
y, en los ojos, una fosforescencia malva.

A su paso
va llenándose de luz
los árboles, las fuentes, las montañas.

TRAS LOS TILOS

Muy lejos, en el recodo de una tarde,
aún suena el oleaje
de los trigos. Llenándose de ausencia alarga el sol
su lento brazo de oro hasta las juncias.
Cose una niña ciega el corazón
de un águila en un lienzo.
Hay servilletas, cucharas de vainilla,
un plato hondo
en el que silba un tábano.
Ceniza.
De nuevo se alza el humo
entre los tallos
sagrados del silencio. Tras los tilos,
a un paso del columpio, en un balcón,
la luz de aquella infancia aún tiene frío.
(«El silencio del humo»)

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