A todos los amantes de la literatura en sus distintas formas o variantes...

Donaciano Bueno Diez

Donaciano Bueno Diez

Editor: hombre de mente curiosa, inquieta, creativa, sagaz y soñadora, amante de la poesía.

HABLAR POR LOS CODOS [Mi poema]
Mariano Blatt [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

La calle no es de nadie que es de todos,
de gente de pelaje variopinta,
el sol cuando aparece suda tinta,
la tierra está plagada de beodos.

Catetos, no te extrañe, somos todos,
que sólo descollamos por la pinta,
la vida ya no es vida si es extinta,
los tedios sedimentan con sus lodos.

Hablar, como se dice, por los codos
no es tener en los brazos una boca
pues que sólo quien habla se equivoca
y sólo en las verdades no hay recodos.

Cada uno va diciendo lo que siente,
y mudo es cual decir que presentimos,
pensar no es descubrir por qué vivimos
si hablamos de algún tema inconsistente.

Amar, sentir, soñar y disfrutar
de vivir necesarios ingredientes,
mas nada ellos serán sin contendientes
sufrir, luchar, penar y aun perdonar,
©donaciano bueno

Desde que el niño es niño ya lleva inoculado ese sentido de la propiedad hasta tal punto que se niega incluso a prestar lo que ha recibido de regalo.

Es una calle larga y silenciosa.
Ando en tinieblas y tropiezo y caigo
y me levanto y piso con pies ciegos
las piedras mudas y las hojas secas
y alguien detrás de mí también las pisa:
si me detengo, se detiene;
(Octavio Paz)

MI POETA SUGERIDO: Mariano Blatt

Mariano Blatt

El Paraíso, el Espacio Exterior

El Paraíso,
el Espacio Exterior,
un viaje en lancha por el Río de la Plata,
una charla confusa con un perro,
3 pibes caminando por el medio de la calle.
El olor de una panadería, de un porro y de después de coger en verano.
Una buena mesa en una pizzería. Un vaso de cerveza, un chico en cuero.
Un pibe con cara de drogado en el subte. Un ventilador de esos de pie que me tira aire a mí, a vos, a él, a vos, a mí de nuevo y así toda la tarde.

El Paraíso,
el Espacio Exterior,
un camino entre árboles re altos,
las siete de la mañana,
una pila de libros,
varios pibes jugando a la pelota en un descampado
y otros destrozados por la droga y por el amor,
especialmente por el amor.

El Paraíso,
el Espacio Exterior,
una foto de un lugar abierto,
el ruido que hacen las estrellas
y el que no nos dejan hacer.

Gente del otro lado del alambrado.
Los diferentes tipos de drogas que usamos para estar bien,
el sol dándote de lleno en la parte de arriba de la cabeza.

El olor de una pileta techada,
la luz en el vestuario de chicos,
los chicos.

Un buen nadador,
un chico del interior andando en motito de delivery.
Un montoncito de yerba usada tirada atrás de un campo de deportes.
Un pibe con buzo de Tigre andando en bici por la plaza de Lobos.
Un campo de deportes a las cinco de la tarde.

El Paraíso,
el Espacio Exterior,
un chico re lindo bailando re bien.
La luz de una estrella,
la de muchas,
un pibe extasiado mirándote de cerca a los ojos
y otro con cara de extasiado buscando perdido a su grupo de amigos.

El Paraíso,
El Espacio Exterior,
un buzo de los Minessota Timberwolves.
El primer día de vacaciones de cuando tenías diecisiete y se te marcaban los abdominales re bien.
El montoncito de mochilas en la playa,
un pibe dándole la mano a otro.

El Paraíso,
el Espacio Exterior,
el olor de fumar porro los sábados a la tarde.
Una casa con las ventanas abiertas,
las cerámicas frías de la cocina,
una pileta en la parte de atrás.

El Paraíso,
el Espacio Exterior,
el viento del Río de la Plata en la rambla de Montevideo,
un pibe rubio de ojos negros haciendo juego consigo mismo y la camiseta de Peñarol.

El olor del barro seco entre los tapones del botín,
el pantaloncito de fútbol manchado con pasto,
una droga nueva re rica que viene en gotero.

El Paraíso,
el Espacio Exterior,
la sensación de empezar a estar muy drogado en una super fiesta,
una foto del campo a las cinco de la tarde,
un amigo pasándote el brazo por atrás de la cintura para empezar a saltar juntos.

El Paraíso,
el Espacio Exterior,
un chico en la cancha de Quilmes moviendo una bandera de palo de Argentinos.

Un jugador de fútbol bailándole cumbia al banderín del córner,
un puente re largo de cruzar.

Gente saltando porque su equipo va ganando,
un policía más chico que vos revisándote los bolsillos.

Quince micros parados al costado de la ruta a cincuenta kilómetros de entrar a Córdoba,
unos vagos que estuvieron tomando Fernet todo el viaje jodiendo a unas vacas para matar el tiempo,
un policía cordobés yéndolos a buscar.
Una foto desde el cielo,
la hinchada visitante cantando mucho más fuerte que la local.

El Paraíso,
el Espacio Exterior,
la única forma de entrar a un lugar.

Un pueblo de pocos habitantes,
un camión heladera llevando lácteos al almacén,
los yogures,
el chico que los descarga,
un billete de dos pesos volando en el medio de cualquier lado.

El Paraíso,
el Espacio Exterior,
la terraza de un edificio,
la parte más alta.

Una buena manera de empezar a bailar.
El primer momento que te das cuenta que te pegó,
saber que tenés más éxtasis en el bolsillo del pantalón.

Una charla graciosa con un amigo,
dos pibes hablando con los anteojos puestos,
siete amigos bailando exactamente igual por un ratito,
3 pibes caminando por el medio de la calle.

El Paraíso,
el Espacio Exterior,
una escalera que no termina nunca más,
un amigo jugando al ajedrez contra la máquina,
un pibito que no entiende lo que está pasando.

La droga de los buenos,
la de los mejores,
la de los increíbles.

Una foto satelital de altísima resolución,
un chico haciéndote una pregunta interesante.

Un abrazo re sincero.
Muchos recuerdos juntos que te hacen cosquillas en las piernas.

El Paraíso,
el Espacio Exterior,
las cosas que nadie entiende.

Un chico con los ojos cerrados,
unas zapatillas para saltar mejor.

Un perro de la misma raza que el chico que te gusta,
un amigo hablándote del campo a las cinco de la tarde
y en el momento en que iba a escribir que tomaba mate
tomo mate.

Un sueño re lindo,
un momento agradable para estar en.

El Paraíso,
el Espacio Exterior,
un chico imitando el ruido del viento con la boca,
una esquina mal iluminada.
Dos pibes con capucha fumando porro.
Un poema que empieza y termina como vos querés.

El Paraíso,
el Espacio Exterior,
un chico que te lo jura por dios,
una canción que viene con un sonidito increíble.

El Paraíso,
el Espacio Exterior,
saber que está todo bien.
Un chico con un tatuaje de Michael Jordan,
una pastilla que te pone como superhéroe.

El Paraíso,
el Espacio Exterior,
un pibe bailando re bien con las mejores zapatillas,
un tema que te da ganas de vivir
y otro, que viene después, que te da ganas de vivir más arriba.

El Paraíso,
el Espacio Exterior,
un festejo de gol igual a un súper pico de pastilla,
los mejores chicos para estar enamorado de.

Un poema re fácil de escribir,
un chico re lindo de ver sin remera,
un arquero que achica bien en el mano a mano.

El Paraíso,
el Espacio Exterior,
la sonrisa de éxtasis más linda de la fiesta,
mucha gente levantando las manos al mismo tiempo.

Estar bien,
estar re bien.
El árbol más alto del pueblo,
un tema que te hace despegar.

El Paraíso,
el Espacio Exterior,
una carrera de acá a la esquina,
una cosa que se me acaba de ocurrir,
un poeta con la mirada puesta en.

Media pastilla de éxtasis en el bolsillo de la campera que más te gusta.
El Paraíso,
el Espacio Exterior.

FANTASMITAS (2009)

Va Mario Bros caminando con Dr. PacMan
por la famosa calle de la realidad
y vos sentado en una silla escuchando todo lo que tenés que hacer.
Tenés
por ejemplo que escribir poemas centrados
para que con ellos los chicos puedan construir
caños de cobre que esa misma tarde
en esa misma calle de la realidad
pero un poco más al costado
colocan en la plaza y se la pasan
haciendo pruebas muy difíciles pero a la vez muy bonitas
como el flip slide caño caño
o el doble triky sin remera
que consiste básicamente en lustrar los caños de cobre
con la panza de la tabla
(y hacerlo sin remera).
Esos caños de cobre lustrados
fueron hechos con la misma fibra con la que escribiste
poemas centrados. Tenés que escribir
además
poemas corridos.
Estos servirán para abastecer
la gran red de energía eléctrica
que está al servicio de la ya famosa realidad.
El proceso es así:
agarran tus poemas corridos
dicen esto está mal
esto está bien
esto no rima
esto no está pero lo veo igual
(fantasmitas).
Una vez que ya se sabe todo esto
pasan el poema por una maquinita
(es la misma maquinita
con la que los chicos hicieron los caños de cobre
solo que usada para el otro lado).
Entonces de ahí sale energía que se pasa al cableado
y así se iluminan las ciudades.
La iluminación de las ciudades es una cosa importante
aunque no lo parezca. A mí, personalmente
me gustan las luces rojas
las verdes, las amarillas. Me gustan las luces de mi cabeza
cuando están prendidas o cuando están apagadas.
Me gustan las luces con efectos.
me gustan los chicos con defectos
y me gusta que vaya Mario Bros caminando con Dr. PacMan
por la famosa calle de la realidad.
No me gusta, en cambio
tener que escribir poemas torcidos.
Pero los poemas torcidos
son los que se usan para volver a la corriente. La técnica es así.
Como sabíamos uno se venía cayendo de la famosa calle de La realidad,
porque esa es una calle resbalosa
además de angosta. Y como sabíamos
hay mucha gente caminando por la famosa, angosta y resbalosa
calle de la realidad. O sea que es casi imposible
no caerse. Pero como sabíamos
vos tenías que escribir poemas torcidos
que para que se los figuren
son como unas cañas de pescar, sólo que torcidas. Y para que se lo figuren
Si vos sacás tu caña de pescar y tirás el anzuelo para la calle de la realidad
como la caña está torcida, inmediatamente se te traba en un arbolito.
Es el arbolito que te trae a la realidad.
Abracemos el arbolito.
Ahora sentémonos un rato a la sombra del arbolito.
Y veamos
si queremos
cómo los chicos hacen pruebas cada días más hermosas
cómo el viento mueve las hojas del arbolito
cómo tu chico se saca la remera porque tiene calor
y porque tiene lindo cuerpo.
Y cómo el mundo sigue dando vueltas
un día es de día al otro día es de noche.
La gente que hoy conocés mañana ya no la conocés
los problemas se hacen chiquitos
las civilizaciones se van
y tu chico tiene lindo cuerpo
y vos tenés una capucha
y por ahora todo marcha más o menos bien.
(Publicado en la edición de marzo 2018)

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ASÍ ES MI CIELO [Mi poema]
José Verón [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Mi cielo no es azul, que es verdi-blanco
pintado de unos toques de amarillo,
mi cielo no creáis que es muy sencillo
que en eso de gozar no queda manco
y siempre va silbando un estribillo.

Mi cielo es muy coqueto y pretencioso
que allí si existe fuego se presenta,
no sabe distinguir, no tiene en cuenta
y encuentra diversión saltando al coso
así haya quien le cante las cuarenta.

Y es que él es singular, nadie le tose,
sostiene que la mar es su escenario,
que vive sin que medie el calendario,
así que de bondad siempre rebose,
al cielo yo le erijo aquí un santuario.

Pues cielos como el mío no hay ninguno,
no he visto, pues no existe que se sepa,
me invita a mi a gritar ¡viva la pepa!
me viene a visitar al desayuno
y en esto que yo opino, no discrepa.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDO:  José Verón Gormaz

Hacia el poema

Si aprecias el valor de la palabra,
si sientes el valor de su sonido
y sopla en tu razón su contenido,
busca una llave que el poema te abra.

¡Disfruta el surco que el poeta labra,
como si compartieras el latido
de un corazón sediento, mas herido
para que el muro se abra y se reabra!

Abre tu entendimiento a esa belleza,
al recio encanto de la noche fría,
a la calma ritual y a la fiereza

de quien despierta y por soñar porfía,
del verso humilde que, alzando la cabeza,
construye con su voz la poesía.

¡Canta, canta!

¡Canta aunque estés en silencio!
¡Canta, aunque sea sin voz,
que aunque no te oiga la gente,
te escucha tu corazón!

Tal vez soñar

Estás pensando en silencio
que tienes que despertar,
pero el alma te aconseja
que no dejes de soñar.

Ayer

Aquella fotografía
me ha hecho amar en el recuerdo
algo que ya no existía.

Las palabras del viento

El despertar de la brisa
está moviendo las ramas,
y su aliento fugitivo
ha entrado por la ventana.
Siento su voz silenciosa
que ni pregunta ni exclama,
aunque algo quiere decirme
en los oídos del alma.
¿Acaso me quiere hablar
de la luz de la mañana,
o de los pasos perdidos
en las horas solitarias?
¿Quiere contarme el secreto
de los minutos que pasan,
o recordar en silencio
el valor de las palabras?
¡Esa voz que se insinúa,
pero que no dice nada!
Aunque no se oye, la siento:
es la vida quien me llama.

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A MÍ ME GUSTA EL FÚTBOL [Mi poema]
Roberto Jorge Santoro [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

A mí me gusta el fútbol, si puedo voy a verlo,
es mi divertimento, del tedio distracción,
disfruto cuando un brinco le pega ese balón
y ruge cual león y acaba por comerlo.
¡qué dicha y bendición!

Recuerdo aquellos tiempos en los que yo jugaba
y vivo a cada instante cual si hoy mismo lo hiciera,
esa pelota inquieta, voluble y puñetera
a la que dar patadas tanto me emocionaba
y ahora volver quisiera.

Aquellas galopadas del ágil Paco Gento,
del atrevido Amancio, sus dribling y regates,
a Alfredo, a aquel olfato para los jaques mates,
la explosión y alegría de ese febril momento
del gol en los remates.

Recuerdo aquellas tardes cuando yo era un pardillo
sin duro en el bolsillo y un sueño en el morral,
cuando, luego he sabido, mandaba el General,
al fútbol los domingos. la bota, el bocadillo,
siempre el mismo ritual.

Con qué alegría me iba al Paseo de la Habana,
los sueños de colores y un plus de adrenalina,
del alma los amigos, que aquello era una mina
pues como medicina duraba una semana,
toda una golosina.

Que entonces las chavalas quedaban relegadas
y el fútbol ocupaba su sitio preferente,
los goles, las pitadas, los gritos de la gente
y en medio de ese ambiente, las pifias, las cagadas,
todo era diferente.

Yo era feliz entonces, mandara quien mandara
que me era igual quien fuera, vivía y trabajaba;
que otro mundo existiera jamás yo imaginaba
y menos la experiencia más tarde empeorara
y aún menos que muriera.

¡Cuánto tiempo ha pasado! Que hoy ya las sensaciones
son otras, son distintas, no existe el General,
tampoco los amigos, que hoy las televisiones
son para mí el estadio. Que el fútbol sigue igual
llenando de emociones.
©donaciano bueno

Recuerdos de cuando yo era joven, allá por los 60, que llegué a Madrid con ansias de comerme el mundo. Y esa emoción de ir con los amigos los domingos al fútbol al Estadio Bernabeu. El General se refiere a Francisco Franco, que era quien mandaba en España. El paseo de la Habana es la actual ubicación des Estadio.

MI POETA SUGERIDO:  Roberto Jorge Santoro

El fútbol

Bailarín
con un pie mareador
silbador
quien lo ve
toca de a poco
en caricia
le pone al cuerpo ballet
levanta el balón
lo empuja
lo resbala
lo mima con una gana
lo enrolla con otro pie
le da una vuelta
en el aire
de taco
que ni se ve
la vuelve
le cae al pecho
que para
cae
resbala
su pierna
de forma rara
la hace morir en el pie
que la pisa
si dormida por el suelo
la toca
y levanta vuelo
la pelota y el ballet
que en avance
con un pique
le dice que se le achique
la guarda
que en el zapato
del otro que ni la ven
se da vuelta
y no la tiene
está saltando
en el aire
le dice con la cabeza
que va el otro
que la deja
que la espera en otro pie.

CANTO A LA ESPERANZA

Andaba yo desnudo de mí
perdido en la lluvia del olvido,
de barco navegando por las plazas,
dormido el pecho,
su gorrión descalzo
y tuve que llevarte a la palabra,
ponerte en posición de vuelo,
a veces de bufanda
rueda azul
andaba
te seguía
mi muerte con su forma de guitarra
y tuve que ponerla en la memoria
como se pone un hijo
con esa rabia dulce
mitad de mí
agua del aire
andaba así
de loco en el olvido
de furia que quiere reventar por el costado
y un día de tanto nombrarla
la encontré,
se la llevé a mi madre,
la puse en el saludo,
la compartí como un pan con mis amigos,
la arrastré hasta. el remolino del amor
allí donde los ríos tienen un mismo nombre,
para que entendiera de una vez por todas
que era nuestra,
para que nunca se olvidara de este país enorme,
de esta ciudad,
su ternura abandonada en los portales,
le dije algunos versos,
le puse el corazón como una hoguera,
me la bebí de cabo a rabo,
le enrosqué la cola en mi solapa,
me di el gusto de agarrarla de la mano
y hoy la traigo aquí,
pero si un día se llega a volar porque fallamos
si se escapa esta rabia que llamamos esperanza,
si un día se va,
yo crucifico al amor
y después. de enterrar a mis hermanos,
me voy con el tranvía de la muerte
a clausurar mi corazón en una plaza.

LAS COSAS CLARAS

mi voz está en su sitio
el corazón sabe algo más porque me duele

por eso digo:
terrible oficio
es repartir equivocadamente los abrazos
y que el alma viva entre perros hambrientos

uno de mis errores
fue creer que todos éramos hermanos

y ahora
no se le puede cambiar el horizonte a la nostalgia
hay que olvidarse de las viejas sonrisas
y andar con el dolor a cuestas
para que sirva definitivamente

nunca dije
mi lágrima fue grande
sufrí
no me quisieron

cada uno conoce su dolor
y sabe de qué manera hablarle a la desgracia

que venga la vida y me golpee
de nada vale cerrar los ojos

un hombre dormido
es un dolor que descansa

es duro el amor cuando se niega
un día sin embargo recuesta sus abrazos
apoya su misterio en mi cabeza
y me lleva a vivir al primer piso de un incendio

no comparo
simplemente doy mi fruto
y espero

la semilla más humilde
puede brotar el fuego o la hermosura

si estoy acorralado entre dos besos
decido acurrucarme al pie de mi corazón
y sueño

soy triste hasta los zapatos

a la hora del té
mi alegría se sienta y llora conmigo

pero sostengo que un día
aunque el amor sea el hermano implacable de la lluvia
de mi casa a tus ojos
no habrá naufragios.

CALCOMANIA

sonríe
dios te ama
disimula
el comisario vigila

ALGUNAS COSAS

un viento que se llevó la alegría
y la luna de los dedos
ahora se golpean las cosas con mis ojos
y ventanales de azufre registran la catástrofe

se derrama el misterio como un papel ajado
atropellando nuestro circo de asombro
todo el esperar castillos y brujas para salirnos del cuerpo
como buscando los ángeles
los barriletes huidos
esos interminables bosques de lobos y caperuzas
esas casas de chocolate
de enanos y gigantes
esos silencios de la siesta en que uno cree volver al beso

y cuando echaste no sin esfuerzo los ojos tras la magia
te despiertan
para erigir estatuas que ruedan la mentira
la sinrazón entre bostezos de sangre
el odio pero con nuevas palabras
y todo lo que callo
y todo lo que olvido
y entonces te componen su esfuerzo avinagrado
y creen en los ojos leyendo el abandono
y guardan la estulticia dormida tras la boca
enumerando estrellas
pájaros
canciones

es el momento en que te adentran sus lenguas de huracán
restallando los enigmas que anhelaste
es el momento en que quisieras vestirte de venganza
y hundir sus necios alfabetos
su estar de lacerías
su acopiado cenegal de estiércol
esa ínfima saciedad con el destrozo
el incontrolable idioma con que destierran la vida
robándote el silencio
hiriendo las entrañas de tu sueño
y dejándote como un payaso solo
y entonces te dan ganas de gritar
de no querer el mismo cuerpo
y el escalofrío del insulto se queda como un tonto por los ojos
y se te desgarra adentro como una cosa inquieta
y entonces te dan unas ganas raras de llorar
de caerte muerto
y convertirte en globo
o en lluvia de organitos
qué sé yo

cada día se nos muere un hermano

POESÍA EN GENERAL (II)

él está como una miss de barrio
orlado de cintas y bastones
y sus perros falderos
que lamen podredumbres

sentado a la diestra
de mamá democracia
dialoga largamente
con boca de asesino

alza su mano sostenida y fácil
baja su culo gordinflón
y a manera de efebo reluciente
se caga en el país con toda el alma.

Pedradas con mi patria

I
en esta tierra grande
de tanto golpe grande
de tanto odio grande
de tanta basura
de tanta locura
en esta tierra grande

en esta tierra llena
de tanta entrega llena
de tanto lema llena
de tanto escarnio
de tanto daño
en esta tierra llena

en esta tierra herida
de tanta culpa herida
de tanta sombra herida
de tanta astucia
de tanta angustia
en esta tierra herida

en esta tierra sola
de tanto molde sola
de tanta sangre sola
de tanta estrofa
de tanta mofa
en esta tierra sola

en esta tierra rota
de tanto grito rota
de tanto rito rota
de tanta bota
de tanto idiota
en esta tierra rota

III
hablando con honradez
humanamente hablando
algo anda mal
tranvía de mi corazón parado en la mitad del pecho

es preciso investigar
dar en el clavo
martillo poesía
proceder con primaveras

es preciso desabrochar la mano
desnudarla en la calle
entrar derribando la puerta de los hombres
segundo piso a la izquierda
expediente número ternura

llamado urgente
arrinconar la muerte con un beso
y no despertar sospechas
un asunto muy serio se subió a mi ventana

VI
mi patria está viva cuando escribo
se sale por el lápiz
invade mi camisa
muchacha
inventemos el amor con lo que queda
es necesario buscar
no perder tiempo

mi patria tiene forma de poema
hay que llevarla crucificada al hueso
ayudarla a salir
amarla y desamarla

entonces algo pasa
se cortó el hilo de repente
mi patria es joven como yo
tiene sus dudas

IX
los generales con los testículos plastificados
y los empleados copulando adentro de un cesto de papeles
y la gente que llora cuando se muere un arzobispo
y las mujeres desnudas arriba de los colectivos
y los estudiantes sietemesinos
y los políticos con diarreas de verano
y los funcionarios que no tienen calzoncillos
y los economistas fabricantes de inodoros
y los leprosos amantes de los secretarios
y los burócratas con derrames infecciosos
y los futbolistas atropellando con sus coches a los jubilados
y los presidentes comprando materia fecal en los remates

esto han hecho de ti
por eso yo arrojo mis pedradas

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MIS DOS ALMAS [Mi poema]
Begoña M. Bermejo [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Tengo un alma que dice, que me dice,
buenos días, señor, tenga un buen día,
y otra en cambio que llega y le desdice
destilando en su poro antipatía.

Tengo un alma torcida, puñetera,
que me advierte insistente que he pecado
repitiendo cuidado, te he avisado,
salpicando moral en cada acera.

Tengo una alma que mira, que me observa,
que me dice, chaval, tú aquí has errado.
Me persigue hasta haber rectificado,
si hago oídos sordos va y se enerva.

Yo critico si estimo se ha pasado
y le pido me exima de condena,
que sensible morir puedo de pena,
y contemple si se ha extralimitado.

Dos almas tengo yo, dos almas tengo,
cada una sabe hacer bien sus deberes,
una a gozar me incita de placeres
y la otra a denunciar si contravengo.
©donaciano bueno

En el lenguaje freudiano el YO y el SuperYO. Para simplificar, los impulsos y la razón.

MI POETA SUGERIDO:  Begoña M. Bermejo

Allá donde estés

No hay mar,
las olas se han reducido
a espuma, que el viento
zarandea como barco
a la deriva

Oh, capitán!!! Te llevas la estrella
que iluminaba nuestra senda,
como guía de tu viaje,
y a oscuras, dejas nuestra vida.

A mi amigo, compañero y padre poético
José Valle Valdés (Pichy)
Ojalá no hubiese llegado nunca este día…

Un manotazo duro, un golpe helado,
un hachazo invisible y homicida,
un empujón brutal te ha derribado.

No hay extensión más grande que mi herida,
lloro mi desventura y sus conjuntos
y siento más tu muerte que mi vida.

Te echaré de menos amigo… Ya lo hago. Un beso allá donde estés. Tu amiga Bego.

Palabras

Intento que las palabras
lleven un sonido peculiar:
un aumento de la voz muda
o un susurro ensordecedor.

Pero, no lo logro. Sólo,
se amontonan en el cerebro,
formando sudokus lingüísticos,
para resolverse en sopa de letras.

Y es que voy mucho al cine
donde no me dejan hablar.
Y si lo intento escribir,
la oscuridad me ciega.

Así que, he decidido
ir al teatro. Puede que allí,
entre sus luces, consiga un papel
para mis palabras.

En esta pecera no se nada

No logro ataviar el léxico con morfemas
que modifiquen el dolor humano
cuando indago en el sueño y el alma

Dejarlo en manos del abandono
suscita los temores a desaparecer,
como un mal truco de escapismo
que se atraganta con las llaves.

Siempre he tenido fobia
a cerrar las puertas: el oxígeno
está condicionado.

¿Qué es eso de que la poesía salva?

SIN DESCANSO

Continúan saliendo del almohadón
hojas caducas del otoño pasado.
Mi bolsillo de sueños elípticos.

Es hora de encuadernar
antes de que lleguen con la primavera
las aves que baten bisoñas plumas
sobre el musgo que crece
en los viejos versos.

Desvelos

Tengo esa necesidad
imperterrita,
inaplacable,
longeva

de acrecentar el verbo
sin florituras

ya se con el recuerdo
de tus labios entreabiertos
cuando tiritan de frio
o de tus caricias, arrancando las heridas
de mis manos.

Pero con los desvelos que me acechan
crece toda la flora
inhospita,
intransitable,
maloliente…

que envenena los poemas.

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DESESPERADAMENTE [Mi poema]
Víctor Argüelles [Poeta sugerido]New

MI POEMA…de medio pelo

 

Yo no odio a dios, a nadie, ni al cielo ni a la muerte,
ni a aquello que hoy admiro, tal vez, nunca consiga,
grosero sea conmigo, y así que me persiga,
ni culpas tan siquiera yo echo a mi mala suerte.

Por mucho que lo evite pues no es un accidente,
desesperadamente su imagen me persigue,
desesperadamente maldigo y sigue y sigue
y siempre hacia mí torna desesperadamente.

Hoy quisiera decirte que ya no me interesas,
que busques otras presas, que inventes otro frente.
Verás, yo estoy ahora, mas sé, soy bien consciente
que un día traicionera veré como me besas.

¿Después? Será la nada. Que ya se hará presente.
Sin más, como si fuera la niebla en la alborada,
desnudo como vine, la línea traspasada,
extinta la mirada. Ya irremediablemente.
©donaciano bueno

Hay quien #opina que la muerte no es el #final. Ojalá! Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Víctor Argüelles

LA LUZ IMPURA

Nunca habré terminado
de hacer rondines
por la luz impura.

Nunca de trazar un rencor de aguja
sobre predios asoleados
que atrás de la memoria habitan.

El silencio que revelo
guarda incrustado una llave de sonidos
para abrir la oscuridad de la mañana,

el día gris de altos vuelos,
la resaca de los ojos pronunciada
que velan una imagen captada
en el jardín de la lujuria.

Cuando entro en el abismo,
cierro instantes en la lengua,
para no decir, para callar
con asombro lo que tengo en las manos:

paraíso de luces quemadas,
mis radares inservibles,
cascajo flotando en agua de coladeras.

Agua sucia por correr en las zanjas.
agua venidera, desásete de mí.

TIEMPO

Llevará tiempo en cuajarse…
Salir de su morada para reventar la voz,
ser grito después de la pauta.
Más tiempo llevará
que el perdido en cada estorbo
de esquina y banqueta,
derrapando ligero
adrenalina ciega.

Barricadas del cemento impiden removerme,
purificar mi esencia del fango de la duda.

Renovarse es alisar
la textura indócil de moléculas
cuajadas en desorden
entre ríos grises de ilusiones púrpuras.

Me llevará el tiempo…

Tiempo necesario para levantar murallas,
para saber que el silencio me espera después
del pausado alarido.

Tiempo suficiente para hacerse certidumbre
y rebasar límites precarios
impuestos sin luces de navíos celestes
que vienen remando desde orillas lejanas.

PALABRA EN LA CENIZA

Algo habita en la palabra como un filo,
una extensión de sombra virada hacia sí misma.
Si diseccionara sus entrañas
encontraría escombros de exactitud;
un vocablo descuartizador de membranas,
de células, de profundos pliegues de carne,
y tantos retazos que he sido con mi piel
en todas partes, gritando y respondiendo,
callándome y hundiéndome al efecto de la noche
con su abierta boca al veneno del alcohol.

Y podría lacerarme enseguida… tanto he rumiado
para ingresar descalzo al sótano donde la muerte
es todo el eco que encontramos.

Qué substancia me explora por dentro que vacía mi casa
y mis pertenecías las deja al descubierto.
Mi casa ha resguardado al que conozco y no conozco
tan ajeno y próximo a remar contra la corriente
voces y más voces desconocidas.

Un alarido dejo caer, me levanto
y he podido sostener la pisada.

Siglos cercenados en la intemperie,
al sudor rancio de las hojas caídas
su abandono evaporiza mi nombre.

Nadie llamó a mi puerta el día en que perdí mis ojos
ante la ráfaga de visiones pútridas.

Tanto desvelo es un delirio,
una pedrada, una punzada,
un incendio que evoca
la calma en situación de ceniza.

EN EL INTERIOR DEL OJO

La noche…
su vestigio señala epidemias de panteón
por sus poros exhala moribunda
el tráfago entumido a su movilidad de sincronía.

Circular en sus juegos amenaza,
insiste en la orfandad de mis acciones
que divagan suspendidas
sobre fétidas excreciones y densas estampidas de humo.

Insistencia mía por llevar un disfraz
por pasar de largo, inadvertido.

Durante el día un latigazo de sol ha derretido mi forma
y bebió en mis pozos la escasa gota de silencio.

En el cráter de mis cuencas, el desvelo
párpados que cierran instantes sometidos
al sueño y la vigilia

El cráter de la noche, es el desvelo
cierro lapsos obedientes
al sueño y la vigilia.

Los reflejos caminan entre asfalto tieso,
sin perderse,
van sucediendo las bocas del instante,
a punto de abrirse, cerrarse conmigo adentro.

INDICIO

Entre la cuenca del ojo y la memoria
el recuerdo se registra,

escarbo en la oquedad de todos los vientos
alguna impresión abandonada.

Percibo una fuerza disminuida a tres niveles bajo mar,

el punto de hierro incandescente devino en larva,

lava de larvas corriendo hacia mí
su pronta ignición de lumbre,

la inminente destrucción devora…

Un remolino incrustado desde lunas y soles
busca la oxigenación mineral fuera de mí.

Un chillido de navajas crepitando alrededor
busca el centro de mi esfera, alquimia de todas las voces
enlutadas.

La ola me deja de su arrebato una respuesta…

la diafanidad del aire me sigue,

mi cuerpo se abre
y en su depresión de cuerpo lumbre
me sumerge
al sitio
indescifrado del pantano,
desde ahí

…percibo intranquilo el tiempo, guarecido
el segundo envejece, anida en el respiro,
lo que comienza tendrá que desgastarse:
abrir la cortina es ya un indicio de paz.

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BEBER LA VIDA A SORBOS [Mi poema]
Salustiano Masó [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Si vivir es beber la vida a sorbos
y después esputarla a borbotones
o engullirla cual vil camaleones
para escarnio de ciegos y de sordos.

Yo he tratado de hacerlo acompasado
con mis miedos y fobias sobre el hombro,
husmeando la escoria en el escombro,
hasta el fango metido y embarrado.

Si todos vamos con las mismas bocas
a qué sirve inventar ya más palabras,
que hoy renuncio a vivir como esas cabras
que rumian lo que pillan como locas.

Tú, y yo al igual aquel y el otro vamos
de hambre hambrientos, de lágrimas y ruido,
de ojos ciegos. Pues que aquí hemos venido
sin saber por qué, para qué. Y así andamos.

Que yo anduve cual pollo sin cabeza
en sitios que decían diferentes
y he visto, sólo he visto, muchas gentes,
hartos de incertidumbre en la maleza.

Gente que reza y gente que no reza,
que ausente cree que está o que está ausente,
duda de la verdad, sabe que miente,
o aquel ya de vivir siente pereza.
©donaciano bueno

MI POETA SUGERIDO:  Salustiano Masó

Atrás en la distancia queda el humo

Atrás en la distancia queda el humo
quedan las siemprevivas avergonzadas de morir
el pañuelo con que se dice adiós a un amor imposible
quedan las máscaras con sus medias lágrimas
el pan de la boda y el de los años de hambre
atrás en la distancia queda la fuente
tú y yo como dos llamas niñas que se dan alimento
granos de uva que se disputan las avispas
quedan abrazos con dolor de diamante partido
el juguete mágico que jamás nos regalaron
la pena que nos cayó de los aleros
el vino que nunca nos emborrachó bastante
quedan los caballitos de cartón-piedra dando vueltas dando vueltas
los ángeles linfáticos de las iglesias restauradas
allá atrás allá atrás
no hay ojos para tanto
basta con un notario para dar fe del humo
para dar fe de nada
basta con no mirar y seguir pian piano
aparejando músicas a hurtadillas del viento.

Desayuno

Saboreo los gajos agridulces
del nuevo día, salpicando
los olorosos jugos
en el hule de cuadros,
y el café,
que es recuerdo y atisbo de mañana,
parece remedar no sé qué música
que se extingue,
pero hay algo en su aroma que le pone
un contrapunto de inmortalidad;
algo como el acorde perfectísimo
de esta dorada miel
que nutre y lentamente
destruye:
panal que fluirá sobre la muerte

Así, ajeno al remontar del día,
me doy al sortilegio y al manjar
y me transformo y soy
el paladar que goza y ya no piensa
y urde su inverosímil ajedrez
sobre el mantel de cuadros
mientras
aún en el llar la cafetera insiste
y la sabiduría está en que no se apaguen
esos rescoldos

Álbum de familia

Repaso fotos hoy de muy antaño
y se me van clavando en lo más blando
y duradero del sentir:
ésta sí, aquélla también,
hacen saltar las cuentas
de mi amargo rosario

Unos que fueron se alzan desde lo gris
del polvo
Otros que aún son y andan lejanos
o prefieren romper con toda imagen

Pero duelen, resisten las amarras
de estas fotografías, a dentelladas con
el olvido
Y tan inanes en la niebla
como faros a los que se les ha agotado
el combustible,
clávanseme sin fin desde su nada,
hácenme sollozar desde su todo

Y el gato
crece, crece, despide por los ojos
chispas de alto voltaje

En un instante se abalanzará
sobre mí

Y entonces…

¡Ah, entonces,
habrá dejado ya de ser un sueño,
y una vez más me encontraré indefenso
en mi yacija de puñales
despedazado por la realidad!

Alta improbabilidad

Si me toca la gracia
—quiero decir si me tocara—¬
me doy cuenta al momento,
porque algo me duele —dolería—
¬de vértebras afuera,
de vértebras adentro;
porque algo que hay en mí
ciego de nacimiento
abre un ojo terrible —lo abriría—
¬y voz que nunca tuve rugiría
—desmelenado violín violento—

Si me tocara, digo, la gracia, que, en principio,
no sé muy bien en qué demonios
consiste —ruego
que me perdonen—,
de dónde llega cuando llega,
pese a lo mucho escrito con
tan tenaz convencimiento
por la legión rampante
de los desposeídos de ese don
tan egregio

La gracia, incomprensible lotería,
de la que llevo —llevaría—
¬participación enésima,
y a buen seguro no me va a tocar
jamás —como ya es obvio
por el momento—¬

VOLVERÉ

Volveré. De la sombra o la nada o las transmigraciones o el Reino, volveré.
Seré voluta de humo, chispazo de antimateria, pavesa de algún
abismo, no lo sé; pero os prometo que volveré.

Y también os prometo no molestar a nadie, no incordiar ni
dar sustos a deudos ni enemigos;
no consumar venganzas; no alternar con licántropos ni urdir
cortocircuitos:
seré un fantasma nada convencional, un espectro correctísimo.

Volveré, sí, a la tierra, pero no me busquéis en el castillo en ruinas
ni en la vetusta casa solariega
a mí que nunca tuve solar ni castillo ni siquiera una sábana con que
taparme a veces:
seré un fantasma indigente, expuesto a los calores y los fríos.

Buscadme entre las multitudes que amé y aborrecí al unísono:
aquellos a quienes nunca comprendí del todo, hombres y mujeres
en soledad o emparejados o ferozmente gregarios.

Estaré junto a ellos ayudándoles a arrastrar sus cadenas en la
noche,
yo que jamás fui capaz de librarles de un solo eslabón mientras
vivía.

Buscadme en mis querencias, tal un soplo de nostalgia glacial,
infinita:
en el tumulto y el color de los mercados, en las nochebuenas y
carnavales de los pobres,
allí donde el vino y la desesperación hagan brotar extrañas voces
jamás escritas,
donde haya un aquelarre sin convocatoria previa, una plática
al sol de visionarios no catalogados;
en todos los discursos políticos silbaré, y dirán: es el viento;

en los desahucios y confiscaciones haré volar las gorras de los
funcionarios;
en el sermón hipócrita seré un zarzal ardiendo; en la velada
espiritista, un largo silencio aterrador.

Y cómo vibraré, carcajada inaudible, cuando un perro cualquiera
levante la pata y haga lo suyo en pedestal de estatua o arco
de triunfo.
Si escucháis un torrente de aguas claras, sabréis que estoy allí,
fantasma en pleno día;

Y si las aguas corren turbias, habrá lágrimas mías con los
derrubios de la tempestad.
Lágrimas de añoranza, pues a pesar de todo era hermoso estar vivo.

Y si quien tenga ojos asiste a un juicio sumarísimo y ve caer al
juez que se dispone a decretar
la pena capital; si ve que cae de pronto sin causa que lo explique,
como cae un borracho, o un títere al que quiebran el hilo, o un
globo que solapadamente pinchan,
sabrá que estoy allí, fantasma inexorable, dañino, subversivo:
sabrá que estoy allí defendiendo la vida.
(del poemario Una vasta elegía, 1976)

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POEMA SEMI-MODERNO [Mi poema]
Paco Bendezú [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Aquí está. Es esa piedra moribunda
sin lluvia, sin sonido, sin más nada,
asida cual la lapa furibunda
al germen de su baba, de carcunda
desnuda de su piel y descarnada,

Sufrida piedra, ausente de palabra,
por odios y rencores dolorida,
que no encontró en la vida quien la labra,
rumiadora de sueños como cabra
que ignota va sangrando por la herida.

Falsa piedra que, huera, sin cerebro,
sutura sus lamentos por la orilla,
goteando entre piernas, que es requiebro
de sombras retorcidas como enebro
que a su alma con denuedo la mancilla.

Una piedra que expira abotargada.
que un día renunció a su nombre, Pedro,
culpando de sus males a la nada.
No quiso formar parte en la manada
dispuesta como está a cruzar el Ebro.
©donaciano bueno

Y tú, eres más #clásico o #moderno? Share on X

La poesía moderna, como ocurre con la pintura y otras artes dejan libertad absoluta al autor dejando todo a merced de la aprobación del lector.

MI POETA SUGERIDO: Paco Bendezú

MELANCOLÍA

A María Isabella Flórez

Los días pasan
como tranvías.
El amor muere.
Melancolía.

Sal, cabelleras.
sangre que mana
de mis heridas:
sangre perdida…

Las tardes rielan
en mi memoria
tal amarillas
fotografías.

¡Noches de palmas
y colgaduras!
¡Ay!, con las nubes
se va mi vida…

Los días pasan
como tranvías.
El amor muere.
Melancolía.

Penitenciaria de Lima, 1953.

MÁSCARAS

¿Qué baila detrás de nuestras frentes?

¿Quién vela al otro lado? ¿Qué nos espera?
Nadie. Nada

Solamente una luz fuliginosa.
O nuestros brazos como remos de inmóviles mareas.

Ni punto ni círculo ni línea
ni la barca del tiempo.

(Yo no sé si la voz no es más que un sueño
Ni si el amor es un casto paroxismo de amapolas.)

Yo sé que las estatuas sorben llanto en la arboleda.
Yo sé que el otoño acumula silencio en las botellas.
Yo sé que en la estación los guardagujas duermen.

Solamente un solsticio de sordas mariposas,
o inútiles carruajes con teas de tinieblas,
o esqueletos de gallos
cantando eternamente por albas que no rayan.

Mujeres sin sombra, apariciones,
espejos insondables con lentos naufragios a distancia,
y fuegos fatuos, y en las landas
el tierno gemido de las mandrágoras recién arrancadas,
y el siempre y el jamás ardiendo juntos.

Ni torres ni molinos
ni el tórax misterioso de las tardes.

¿Para qué las cabelleras desplegadas
como estelas sobre el mundo?

¿Para qué los púlpitos, las bazas,
los óvulos, los cascos, los marbetes?
(¿Y las águilas inmunes de alta mar?
¿Y los granos – óleo y luz – de los sarcófagos?)

¿Para que los mástiles, los cables,
las epístolas, las gafas, las briznas de los nidos,
el agua magnetizada, los muñones,
las escuadras de cuencas vacías, los gramiles,
las sinuosas membranas briscadas de los armarios,
las filacterias , la sal, los meteoros?

¿Es caso, inútil la esperanza?

¡Embestid contra las rodillas doradas de la muerte!
¡Combatidla cuerpo a cuerpo!
¡Ella corta con su espada el alambre que nos ata al fuego puro!

¡Nuestra insomne navaja de alaridos
contra su hilo indestructible de silencio!

MUCHACHAS DE ROMA

A Giuseppe Ungaretti

Muchachas intensas como vitrinas.
Precarias como lápidas de nieve.
Muchachas como los árboles inmobles del otoño.
Pálidas como espigas. Delgadas como llaves.

Muchachas exangües con cerezas silvestres en la nuca agujereada,
y sombra en los hombros de esmeril, y cepilladuras azules en el pubis.
Muchachas fósiles con espaldas de aire denso o laminado
y sedantes falanges enjoyadas de liquen y sal gema.

Muchachas fértiles
fabricadas de arena bruja y niebla y lacre derretido.

Muchachas delicuescentes como los oblongos escaparates de la Via Due Macelli, encuadrados por guirnaldas de nostálgico flúor a las siete de la tarde, cuando el crepúsculo trasfunde sangre de mar en los áticos, y por las azoteas, como briznas de gasa pulverizada, silentes bayaderas platican por señas, y lentamente ascienden, fascinadas por el imán vertiginoso de la monotonía, hacia los tiránicos moldes desolados (galaxias, constelaciones) cuyo auxilio impetrarán los yacentes fundibularios de Ostia y los amantes del Trastevere, la Via flaminia, Piazza Spagna, la Via Appia, Ponte Milvio, Tivoli divino y el luminiscente Gianicolo de mi juventud varada.

Muchachas sonámbulas como vitrinas.
Muchachas comedoras del loto del silencio.
Muchachas desnudas como ventanas.
Muchachas lancinantes como lámparas de desahuciados.
Sus cabelleras: garras de hilo;
sus corazones: palmeras;
sus piernas: pérfidas cucharas;
sus pies: nidos de sortijas licuadas por la luna.
Muchachas solitarias como vitrinas en medio del páramo o las landas.

Muchachas lívidas con plumas de alciones en las sienes.
Muchachas con el busto descubierto bañado en plombagina.
Y alondras de oro mudas tras los barrotes ígneos de las costillas.

Muchachas impacientes como relojes fluviales.
Muchachas trémulas como los vagones traslúcidos del viento.
El silencio os impregna de luz las cabelleras
espesas como el vino de Frascati, largas como el Tíber.

Muchachas ignotas como vitrinas.
¡Inminentes como la aurora!

TWILIGHT

A Mercedes

Yo soy el granizo
que entra aullando
por tu pecho desquiciado.
Soy tu boca.

Yo atesoré a ras del sueño,
debajo de las horas,
el latido de tus pasos por el polvo de Santiago,
y tu densa fragancia de magnolia,
y tu lenta cabellera
con perfil de éxtasis o algas,
y el ardor fulmíneo de tus ojos, que de noche,
como naves sobre el mar,
la bruma iluminaban.

Como guijarros de playa,
o nostálgicos boletos entre cintas y violetas olvidados,
enterré en mi corazón la línea de tu frente,
la piedra gastada de tus codos, tus sílabas nocturnas,
el fulgor de tus uñas, tus sonrisas,
la loca luz de tus sienes.
¿No sientes trasminar mi dolor a través de tu cuchara?
Mi memoria quedó tal vez en ti
como las ediciones vespertinas
en las bancas de los parques desahuciadas.

Tu sombra es mi tintero.
Juventud.
¡Juventud mía!
¿Qué tumbos socavaron
la torre más alta de mi vida?

¡No habrá nunca
hilo más puro
que tu larga mirada
desde lo alto de las escaleras,
ni lampo de cometa comparable
a la curva nevada de tus dientes!
Cantaba la mañana
en las pálidas cortinas y la hierba.
El tiempo cintilaba en tus vidrieras
como sólo una vez el tiempo parpadea.
Ya no estás entre las flores. Ni volverás
jamás a estarlo. ¿Qué tu amor sino labios
que escrituras en el viento fueron?

¡Yo quiero que me digan
si el amor, como los pájaros,
se va a morir al cielo!

Me acuerdo de una noche de trenzas y peldaños,
y óxido, y collares,
me acuerdo, como ayer, de lo futuro.

¡Quiero acuñar, como el otoño,
medallas en las calles,
o beberme llorando tu ausencia en los teléfonos,
o correr, correr a ciegas por
los tejados de todas las ciudades
hasta perderme para siempre o encontrarte!
¡Otra vuelta estar contigo!
¡Oh día de verano
extraviado en alta mar
como una mariposa!
Contra el flujo incoercible de los años
los días, uno a uno,
absurdamente buscan tu lámpara en las sombras,
no la penumbra, no el espejo de la muerte,
sino el cristal de la esperanza:
tu ventana que sólo está en la Tierra.

¡Aspersiones de ceniza para tu boca cerrada!
Otra vez tengo veinte años, y sonámbulo, y en llanto
a la puerta de tu casa estoy llamando,
al pie de tu reja, como antaño,
bajo la lluvia sin telón ni máscaras ni agua.
¡Oh zumbantes calendarios
que en vano el cierzo,
como a encinas,
deshojara!

¡No me digas que te quise! Te quiero.
Te debía este lamento, y aunque un grito
mi sangre apenas sea,
también te lo debía: un solo interminable
de un corazón en las tinieblas.

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ESTADO DE RETRETA [Mi poema]
Vega Cerezo [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Y es que él pareciera que está ausente,
mirando a su interior, que a nadie espera,
pues vive otro planeta es evidente,
que aquí ya nada pinta, él es consciente,
dudando ha de aguardar la primavera.

No quiere ya mirarse en el espejo
que él vive entretejiendo una quimera,
sin aun reconocer que ya es un viejo.
Si piden él se niega a dar consejo,
volver a la niñez, lo que quisiera.

Se pasa así las horas murmurando
haciendo de escribir su abrazadera,
y aquello que le incita comentando,
con ese hilo de voz casi temblando
sabiendo que quizás nadie le oyera.

Solo cambia el semblante si su nieta
le mira con sus ojos inocentes,
y aparta cual si fuera anacoreta,
la pena a un estado de retreta,
fingiendole con gestos sonrientes.
©donaciano bueno

MI POETA SUGERIDO:  Vega Cerezo

AUSENCIA

Guardo una sirena
bajo la piel
que me envuelve
y protege.
Tumbada en el sofá
me pellizco un plieguecito
y tiro.
Uno por aquí,
otro por allá
Ahora que tú no estás
para corregirme
el vicio
y decir que me dolerá,
que escocerá,
que me quedará marca.
Es tan rabiosamente hermosa
que no ceso
de mirarla,
de asomarme a ella.
Sigo dejando charcos,
charquitos de agua salada
por si vuelves a buscarme
para que esta dermis
no te engañe
y este olor
no te confunda
y este llanto
no te espante.
Para que me reconozcas
sin tener que arrancarme
la piel a jirones
y desaparezca este vicio.
El dolor.
Este escozor
que solo deja marca.

RESURRECCIÓN

De todas las muertes que tuve contigo
escojo la última.
No fue la más leve
ni la menos dolorosa.
No resultó agonizante
ni fulminante
ni roja
o muy roja.
Fue muerte
–como todas–
mas trajo el regalo
de la Salvación.
Creí que tus ojos eran del color del cielo,
azul claro y luego negros.
Pensé que orar era este llanto
largo, hipado y amargo.
Tu perdón no redime almas,
las calma hasta el siguiente pecado.
En el único resurgir
de la mejor de mis muertes
posé los pies en la tierra y
salí caminando hasta que tu imagen fue
pequeña e irrelevante.
¿Qué matarás ahora que no estoy a tu lado?
¿Cómo vivirás sin un funeral de vez en cuando?
¡Qué solo quedaste!
Tendrás que ser el verdugo
y a la vez el ahorcado.

LAS MANOS DE DENIS MUKWEGE

Hay en el Congo un médico que repara
a las mujeres que otros hombres rompieron.
Hombres que eran suficientes para el amor
pero eligieron el daño.
Hemos manchado la Tierra
con esa sangre.

A veces, en mitad de un atasco, cierro los ojos
y sueño con el doctor Denis Mukwege.
Ejercito mis branquias y ensayo
otra forma de respiración
para no sucumbir al horror.
Vivir así comienza a ser una ordinariez.
Por eso pienso tanto en Denis Mukwege,
en sus manos sanadoras y su rito delicado
uniendo tejidos, membranas y huesos, amorosamente.
Adoro su agitadora y soberbia locura.

Quizás no esté todo perdido y ciertas disidencias
sean nuestro único canto a la ternura.

EL PRIMER FRÍO

Mi abuela canta La Tarara en la cocina.
Prepara el desayuno y menea la cadera al compás de la tonada.
Tiene la Tarara un vestido blanco
con lunares rojos para el Jueves Santo.
La observo apoyada en el quicio de la puerta.
Tengo seis años y es invierno.
Lo sé porque recuerdo ese frío.
Aún en camisón, descalza y somnolienta,
canto con ella.
Tiene la Tarara un dedito malo
que curar no puede ningún cirujano.
La Tarara si, la Tarara no,
la Tarara niña que la he visto yo.
Se seca las manos en el mandil y corre a besarme,
porque la abuela besa con las manos y los labios.
Huele a leche y pan caliente.
Aprieta mi rostro entres sus palmas
y amanece en mí la ternura.

Nadie se ha levantado aún en casa.
Somos las dos habitantes
del planeta más frágil del universo:
Las mujeres que cantan y cuidan a otros.
Disponemos el desayuno en la mesa: la leche,
el café, el pan tostado con manteca
y las migas de las gachas.
Llegan ellos, los otros: mi abuelo, mi tío, mi padre.
Comienzan a dar cuenta del festín y discuten –alborotadamente-
sobre su timba de cartas ayer tarde en el Café Gran Vía.
Amanece el frío en mí.
Lo sé porque recuerdo ese temblor y su herida.
Tengo seis años y veo por vez primera a mis lobos.
Yo os conozco, pienso.

Escucho a la abuela cantar desde la cocina,
su planeta de ternura y cristal.
Baila la Tarara con bata de cola y si no hay pareja,
ella baila sola.

LA CASA DEL ÁRBOL

La única religión que he sabido explicarle a mis hijos
tiene por reino un árbol frondoso, algo de cuerda
y buena madera.

En la oscuridad del cuarto, cuando la noche convoca
los miedos de Iván para Iván, la cama es útero
y es cueva que crea y cura
la angustia que nos cobija,
Aturdido y erizado, pega su lomo a mi pecho y yo
aspiro su dulce olor animal.
Lo aspiro con ansia, como el depredador que olfatea enloquecido
un rastro, ése hilo pegajoso e invisible que ata su hocico
a la tierra y lo arrastra -sin tregua- hasta el hallazgo.
Así te respiro.

En esa intimidad construimos con pericia la casa
que nos salvará del desastre,
porque no hay cura si antes no hubo herida.
Escogemos el ramal que sostendrá el suelo, las poleas
que elevarán los frutos, el agua, la caza; todo el sustento.
Inventamos la escalera que nos acercará a la tierra.
Edificamos hasta que el sueño nos vence y el terror
se disipa y vuelve al padre del terror que lo guardará
hasta la noche de mañana, y la de pasado mañana,
y la del día siguiente a pasado mañana.
Es su forma de castigar nuestra soberbia por vivir.

No es mucho lo que les dejo.
Una casa en un árbol que apenas soporta
la embestida del día. Obligados a elevar un reino caduco
que solo alcanza a temperar su miedo a lo oscuro.
Mis criaturas salvajes olfateando el hilo pegajoso de un rastro de luz [invisible y falaz
que doblegará sus hocicos a la tierra en espera del macabro hallazgo.

No es mucho, lo sé,
pero es la única religión que he sabido explicarle a mis hijos.
Todo lo que no es selva, es muerte.

TODO Y A VECES CASI TODO

¿Para cuándo un poema que hable de mí?
Me preguntas al oído
mientras fumo cerca de la ventana (el rincón de mi vergüenza),
y tú
cocinas o enredas en la cocina; no sé.
¿Para cuándo un poema que hable de mí?

Queda tu pregunta como un hueso de albaricoque
pelado y huérfano rodando por mi boca.
Mi boca,
que envuelve tu anhelo
huérfano y pelado
durante días,
deseosa de hablar de ti.
De ti, sin mí.
De ti a secas.

La blancura del papel,
el hueso de albaricoque,
la rueda acuna-anhelos
y la cueva de mi boca que escupe,
no sé si versos (francamente lo dudo).
Todo. A veces, casi todo.
Porque soy tan mía,
que no sería yo si fueses todo.
Sosiega pensar que eres casi todo.

¿Para cuándo un poema que hable de mí?
Mientras fumo y tú cocinas.
¿Y cuándo no hablé de ti en un poema mío?
¿Cúando?

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DEL JUCIO A LA HISTORIA [Mi poema]
Orlando Rossardi [Poeta sugerido]New

MI POEMA…de medio pelo

 

La historia, amigo mío, eso es pasado,
no puede hoy observarse en el presente
con ojos de mirada diferente
so pena de sentirse equivocado.

Que el agua que cayó desde esa fuente
y fue desde un lugar a otro lugar,
la quieren hoy de nuevo examinar
despues que la ha llevado la corriente.

Asi no tenga nada que ocultar
no puede comprenderse pues la gente
no piensa ahora igual. Y es que a la mente
la música le suena a otro cantar.

Y aquellos que la quieren hoy juzgar
mejor será se juzguen a ellos mismos.
No existen ya los mismos catecismos.
No busquen, pues, la aguja en el pajar.
©donaciano bueno

Qué fácil es ver la paja en el ojo ajeno, no...? Share on X

MI POETA SUGERIDO: Orlando Rossardi

Hambre de poema

A Enrique García Cuevas que murió
de hambre en las cárceles de Cuba

¿Sabe usted lo que es morir de hambre?
Yo no. Pero hay hombre que se ponen a esas cosas
por ver si alguien revienta o se estremece
y cambia el mundo, de golpe, su estructura.
Yo no sé lo que es morir de hambre
(a mí puede y me salva el sueño en poesía),
pero va y me pongo en huelga de poema
y se me secan la garganta y las bacterias,
y el corazón se me vacía de savia y de sonrisas;
me quedo esquelético de enseres y paisajes
y luego, irremediablemente, muero
sin saber lo que es vivir a secas.
Va y me pongo a morir en medio de la calle de poema
-sin regreso- tercamente, yendo y regresando
del pan nuestro a los presagios,
en la espera de que algo pase sin que pase nada,
como sucede con la gente en las aceras
que camina y se detiene, deshojada y hueca,
esperando una luz verde que le ceda el paso.
¿De hambre? No, yo no sé lo que es morirse de ese modo,
pero va y me siento a morir de poesía
y luego tiene alguien que añadir en las esquelas:
“Descanse en paz quien murió de esa manera;
le sobrevive el mundo y otros deudos más cercanos”
Entonces va y alguno, sin llorar siquiera,
cruza los brazos, vibra y se estremece;
y en cualquier lugar de esta remota herida
surge diáfana la letra entera del poema.

Memoria de mí

Este hombre que soy se ha licenciado de altas letras,
tiene título sellado y de tarde en tarde prodiga poesía.
Ha cruzado por su historia a la carrera
y aún busca, ferozmente, como detener el paso,
en qué manos vibrar en sueltas y espigadas alegrías.
No es que nunca tuvo amor, ¡pero fue tan pasajero!

Las tardes y los golpes de este hombre
se dieron como se dan, a veces, los golpes y las tardes:
¡deslumbrantes, serios, torrenciales!
Quiso no hacerles caso pero eran suyos
y no tuvo más remedio que meterles toda el alma.

Este hombre tuvo infancia y a ratos aún la tiene.
Tuvo amigos y los vio perderse luego por un golpe de fortuna.

También tuvo un espacio al que llamó suyo;
y a otras cosas fue llamando cielo, mujer, patria…
Dios, más tarde, en su bondad quizás, regó sus letras
y los nombres que eran suyos se quedaron
dando tumbos por los cuadros del tablero.
Este hombre que soy es como otros hombres
-ni más alto ni más bajo en su melancolía-,
uno más, de entre otros tantos, que no pudo,
que no quiso estarse quieto ante el milagro,
que puso leche de su cuna a destilar,
verso con verso, sueño entre las líneas.
Este hombre por dichoso se merece cuanto tiene:
Un amor antiguo perdido en los armarios,
una clave de victoria en las derrotas,
un silencio de espantado entre la gente,
un corazón que a veces le da sustos
y una más fácil –repentina- entrega al llanto.

Generación sola

A los poetas de mi generación

Y nos quedamos solos
y cayó la noche -dentro y fuera-
en campo de azul y atardecer
de estrellas. Y nos quedamos
solos, con la estrofa entre las manos,
órganos al viento y bulevares,
y semanas, y distancia.
Urbanamente solos
por aulas y oficinas,
entre elásticas mareas,
con enigmas y poemas
por las bibliotecas solas,
los libros de ida y vuelta;
con las grietas solos
por la prisa y por los ritos.
Solos cuando todos
buscaban compañía. Solos,
por azar solos, armándonos
la suerte sin pretextos tropicales.
y mucha palabra al viento
y mucho podrirse en pliegos
viejos entre estantes y correos;
solos por la ojerosa raza.

Y nos quedamos solos
jugando tristemente
a que esta luz es luz
y alumbra, y aquélla es sombra,
a que esta ausencia es mía
y no del otro. Por los cantos
solos, con la letra del idioma
perdiendo nombre y seña
en las distancias, palpando
como amigos los silencios,
por los rostros que se echaban
a otros rostros también solos,
dando golpes por las puertas
por ver si a golpe vivo,
de un golpe, la soledad se abría.

Beso soñado

Y que al mundo, como presa, sueltes llena tu carrera,
que me surjas por la frente como espacio penetrante
y que a puerto llegues con tu labio y con el mío amante,
tú conmigo, luego el trecho que culmina en ansia entera,

tus ojos en los míos, espacio en lumbre que nos funde
y queda para arder profundo, entero, bien adentro;
como eterno, lo alto fulminando a renacer del centro
de ese todo aquel aquello que es ya fuego que nos cunde.

Tu amor fiero con mi amor amante, la ola con la roca
que al chocar en alma se convierte, pone, y se resuelve
en el don total, sonante y reluciente de tu boca.

El mejor aquí con su comienzo para un ver sin dueño,
el más acuciante abrazo que en la sombra nos abraza;
beso que al fin, en su horizonte, nos tramita el sueño.

Hoy sales de la carta tuya

En memoria de Ana María Fagundo
Tenerife, 13 de marzo de 1938- Madrid, 13 de junio de 2010

Hoy sales de la carta tuya como ayer de tu poema.
Te asomas a decir que has vuelto al sueño recurrente,
que no es cosa de sufrir sino de albricias y semillas,
de esas mismas que sembraras por el polvo del camino.
De esas como viento despedido, luz tejida al cuerpo
que dejabas siempre a flote de una en otra suerte de marea,
de un paso hacia otro paso, siempre retozando a la deriva,
como a quien le sobran manos, ojos y los besos,
como a quien más que poesía le faltan los abrazos.

Y sales de ti, del tacto de tu pulso por la letra tuya,
la que salta del labio de tus páginas a la página vacía,
la que brilla por tu ausencia como un chorro de cariño
nuevo, como huella entre los versos que has dejado,
como cumbre que arrima la presencia tuya al cielo:
este asombro de palabras que has armado letra a letra,
fundado libro a libro, brotando frutecido en el poema,
el canto tuyo todo igual de espacio abierto y colorido,
nombrando aquellos nombres que sacabas del pañuelo,
magamente , aquellas noches por la playa aquella.

Y eras tú vivida y suelta por ese buen querer a tu manera,
ese tú que era más hondo en la fina solución de los silencios,
aquel tiempo convocado del misterio y de los gestos;
y en la carta aquella en que ponías la palabra exacta,
tu sed de niña dolorida, la triste nueva de tus ritos viejos
que hoy, a golpe de memoria y de poema, te rescatan.

Ese

“La poesía, connubio del Enigma y de la Nada”
Gastón Baquero

Ese que aún no sabe quién será mañana,
se pasea con su sombra entre las cosas,
se levanta e intenta decir esto o aquello
a ver si se le escucha y le acata el tiempo.
Ese hombre que se alegra en los recuerdos
cuando no es ya otra cosa que un retrato,
ese que llora en las esquinas porque no sabe
si andará muy solo por el cielo o por la nada;
o si alguien hablará de ese poema, del verso
aquel que urdió su idea a ras de una palabra
y escaló hasta verse metido por los libros.
Ese que quizás seré será como aquel hombre
que echa por la borda el alma en la memoria.
Ese que no soy pero quien seré mañana,
irá regado con su nombre entre las letras,
con sus puntos, sus acentos y sus comas,
por la estrofa acariciante de una página vacía.

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ME NIEGO EN REDONDO [Mi poema]
Diego Doncel [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Me niego aquí en redondo. Tengo miedo.
Periódicos y prensa a la basura.
La radio me hace huir por su impostura.
La tele da asco ver, me importa un bledo.

Que yo quiero ser libre. Sin cadenas.
Sin nadie que me cante las cuarenta.
Obviar lo que se dice trae a cuenta.
Preciso liberarme de condenas.

Que un día he de morirme, no lo olvido.
Y solo de pensarlo me molesta.
De tanto repetirlo ya me apesta
y hieren a mi vista y a mi oído.

Prefiero ser soldado en la batalla
que ser en retaguardia un cobardica.
Que nadie a mi me tilde de acusica.
Tampoco aparecer como un canalla.

Y a aquellos que hacen caja aquí les digo
que salgan a buscar a otro cliente.
Me niego ya en redondo a que insistente
pretendan convencer, no va conmigo.

Vivir, solo es vivir si de ataduras
te puedes liberar. Y no haces caso
de aquellos que te anuncian un fracaso,
volando sin dudar por las alturas.
©donaciano bueno

Los #miedos anulan la #libertad? Share on X

Desde que llegó este maldito Coronavirus, el miedo, antes esporádico, se ha instalado entre nosotros de forma permanente para jodernos la vida.

MI POETA SUGERIDO:  Diego Doncel

EL ENTUSIASMO Y LA INSPIRACIÓN DE LA UNIDAD

Me retiro hacia ti, señor,
para tener conciencia
de que ahora soy el sueño que inmolas
en tu cuerpo, la sangre de tu sangre
que ofreces a la luz.
Tus entrañas mas puras
en mí se han consumado y en mí tu verbo funde
la tierra con el cielo y el fuego con el mar.
Agua oscura es tu cuerpo, señor, un manantial
perdido donde los muertos beben el flujo
de tu paso. Santa morada, orbe celeste
en el que boga el mundo y se anega mi alma
presa del más allá…

En ti la noche vierte esta carne inflamada
que turba a la materia y en ella enciende el fuego
de tu sagrado altar.
Mas mi muerte, señor, prende luz a tu espacio,
en ti alza la música
que a los seres abrasa con aliento divino.
Sostiene en ti la forma
alta y ebria del misterio
y en el misterio brotas
(de mi carne ensoñada) siendo mi misma luz.
Vas de tu cuerpo al mío y sólo un cuerpo
respiras, y somos el mismo aire
que besa el aire del mundo.
Somos tan sólo un alma de un universo
ardiente acordada a los ritmos
y presa del aroma que conforman la luz.
De ti y de mí, señor, brota armonía,
están los cielos altos y la noche profunda
fundiendo los contrarios y el árbol
de la vida se engendra en el espacio
de un eterno existir.

Esta es la noche santa, oh señor,
en que al fin con mis manos
toco tu rostro puro,
y dejas que respire esta luz cegadora
que hace abono del aire,
y das tu mismo aliento
a este pecho profundo que llena sus pulmones
del fuego de las cosas arrobado en tu amor.
Dentro de mí los cielos dan señales y pulsos
de espacio enardecido,
conjugan los planetas
a mi sangre ensoñada y bullen, poderosos,
al fondo de mi cuerpo donde es fértil
su luz.
¡Cómo siento su música
derramarse en mi sueño y ser signo
del aire, y ser signo del ser y esencia
de lo hondo! ¡Cómo viene este aroma
tan dulce de tu boca
a quemarme en el éxtasis,
y respirar conmigo y respirar, por ti,
el mundo en mis entrañas! ¡Cómo late mi alma
y acoge en su extensión los hilos invisibles
de todo lo visible, y es un vuelo
que funde estrellas y silencios
al rumoroso mar!
¡Cómo vence mi muerte esta región prescrita
y se abrasa en los ángeles, y se convierte
en viento de nocturna armonía que deja de existir
y empieza a ser el soplo de lo eterno!

Más allá de la vida, señor, más allá
de la muerte se alza nuestro reino
(pues tampoco en nosotros hay principio
o final): somos tan sólo el centro
donde, ciega, la luz brota y se olvida,
la materia incendiada por el viento perpetuo
que trae la eternidad.

PUNTO DE FUGA

El alma, que es tan sólo tránsito,
derramada, plegaria a los seres del mundo
que en ella son signos, se anuncia inmensa
al fin por este cementerio, suspendida
entre el mar, la luz y la materia.
La revela el silencio encendido
de estos montes, el fulgor y el aliento
en el que tiembla el cielo, y un mensaje
hecho carne en las aves y el hombre,
estigma de la gloria y de la eternidad.
No existe otro destino en la vida
o la muerte que no fluya en su cuerpo:
por ella surge todo y las cosas
la crean soñando que la viven.

Mas hoy, el alma aquí, su claridad
dilata, por este mar ardiente
que encarna el paraíso.
Ahora goza, otra luz, el cuerpo
en la armonía serena del amor, la carne
de este reino por siempre insatisfecha,
la paz que está consigo y en la tierra
se cifra y en la ladera esplende
con sus astrales árboles
que bajan tan dichosos a beber fuego
al mar.

Decidme si no es este el espacio sagrado
donde todo se une y al final
todo es alma, que vive enardecido
por el aroma dulce del algarrobo en flor.
Si no se siente aquí esa antigua alianza
del aire con el agua, del agua con la tierra,
de olivos y gaviotas y horizonte
hasta ser parte en la luz.

Y decidme si el alma, purísima,
como esencia de dios no se revela ahora,
y en las terrazas que el abismo funda
no salta ella también
a fundirse en el oro.
Si, súbitos e iluminados por la luz
de la sal, no regresan los dioses y devienen
los campos un efluvio divino que se adensa
al juntarse los muertos, las frondas, los hombres
al néctar y a la lumbre de los astros.
Si la verdad no se alza al borde
del deseo, y no deviene el mundo, al fin,
la misma cosa: unos signos celestes
por el sol arañados en la arcilla
de lo eterno donde se mira dios.

Pero allá de esta luz otra sombra
reclama y quizá tras la sombra alumbre
un nuevo día y germine otro sueño.
Tal vez, allí, no exista nada
que no sea esta tierra extasiándose serena
en las ondas del mar. Este sentido pleno
que los seres alcanzan al rendirse gozosos
en la eternidad de la luz.
Y este blanco respirado de los cielos,
y esta sal profundamente respirada
que besan la pureza y la fecundan
en cada fugitiva reverberación.

Mas el alma, que es tránsito,
para recomenzar de nuevo el juego
de la muerte, por volar, por fluir
y hacerse espacio, otra vez toma el rumbo
de las constelaciones…

SUB ESPECIE MORTIS

(Una visión del alma)

I
¡Oh, qué velo se ha rasgado,
qué entrega, tan profunda, de la noche,
qué infinita la tierra, qué aires
y qué ruegos infinitos, qué silencio
profundo al cabo el campo!
¡Ese árbol alzado sobre suelos
de estrellas que su savia incendiada,
el tronco que discurre umbrío
y armonioso por lo eterno, sus frondas
celestiales, el verdor que no cesa
de alumbrarle testigo
de unos signos sagrados,
y esa antigua abertura, señalada en su copa,
a todas las corrientes de los cielos!
¡Ese nacer y ser humildemente,
pasivo y arribado al instante,
en medio de la nada o en presencia
de todo cuanto vive:
beneficio visible de invisibles regiones,
incendio en pie que alberga,
como un alma purísima,
en sí todo el paisaje:
las sierras que susurran
un cántico de dioses, y esos vuelos
y esos pájaros que en tu espacio
se erigen, árbol, desde una antigua estación!
Uno canta, entre todos,
más allá de esas ramas.
Lo ampara el tiempo mísero
pasado aquí en la tierra, condenado al pelaje
de las más sucias sombras, rebotando en los lindes
del mundo conocido, sin cruzar el umbral.

Pájaro cautivo que, mientras la luz
caía, era la luz traslúcida
que su ser nos mostraba:
junto al caos, allá afuera,
inseguro existía, enlazado
a un volar a través de las formas,
soportando, con ellas, el implacable tiempo,
el flujo de las noches
presente en su mirada.
Era ¿qué carne tibia y qué fuente
de una antigua aflicción,
de un exilio qué pasto
en la tierra acabado, qué oráculo
de sangre cumplido en su materia?

II
Tú estás, pájaro, desterrado,
y por ti el aire
con su figura revelada
va volando. Se estremece
ante ti, roza tu carne,
a tu bosque de plumas lo suspende
y con fragores de sombras lo arrulla
al acecho de la luz.
En él está, y no en ti,
lo que es visible. Y en su soplo
remoto de dios escondido tu cuerpo
aún no se conforma: la cola trae el destino,
al mundo lo somete, ¿o es el mundo
quien cede a tu volar incierto?
Tú te viertes en todo, haces signo
el paisaje, con los miembros
hundidos en natales guaridas
al origen no enlazas. Sobre las ramas dóciles
en que tú, hoy, te posas
te guardaba la madre de la altura
del miedo. ¿Fuiste presa, entonces,
de un crecer increíble, de un éxtasis
perenne en este aire nutricio
que mana del silencio?
Nos descubres tu canto desde un muro
de fuego. Es un canto de queja
derramado en la noche, dirigido
a ese viento que para ti deseas
no sólo atravesarlo.
Ese viento se quiebra
de tanta transparencia,
por su levedad se distancia;
óyese su rumor en todo
el campo, su latido intentado
que es latido del mundo,
el que tú en vano logras
pues su huida es perpetua.

Aire como la más fiel presencia
de la muerte; aire en la noche,
testigo de dos reinos: su cadencia
es la vida, su transcurrir el llanto,
a cada soplo suyo, oscuras, las cosas
se conforman, por su soplo
(angustiado) en todas las esencias
se abre el infierno.
Para que a ti te abrase
y reencarne en ti lo que está abierto,
como a una flor intentas respirarlo.
«Poséeme, le dices, con tu aliento,
al par de los abismos llévame,
pues tu cáliz alzado, de mi exilio,
es la marca perfecta.
Tú eres bálsamo y mirra
de un vasto dominio, úngeme
con tus podridos pétalos
y que la exhalación negra de tu vientre
me traspase. Quiero fundirme
contigo, agotarme en tu faz,
hasta que por la noche,
en ti, aire incendiado,
muera yo para vivir.»

III
Llega la muerte y tiembla por el vasto país,
arrasa con sus círculos todo fuego sagrado,
el tiempo lo destruye, ni los dioses
se curan, ni se salvan los muertos
de un silencioso estar,
de un estar que es olvido
y sueño en otro sueño
y el más arcano valle, la sima
más extensa entrañada al origen
que el vacío desgarra.
¿Quién puede soportarte, luz
intensa, en el umbral de tu reino,
cuando otra carne esbozas
y los seres ya mezclas, y los pasos
más hondos al fin al caos nacidos:
el curso de los cielos
al ritmo de los miembros derrotados?
Sólo quien en el conjuro anduvo,
el que amasó su rostro
a una meta sagrada, su existencia
al vacío, de los nombres, fluyente,
aquél que ya sabía lo ilegible
del mundo pues lo alto cifraba
y acudió a la soledad
para poder entreverlo…
El pájaro y el árbol,
el amplio vuelo y la enramada alta
que penetran los espacios de la luz
y la sombra como el viento,
en todas las partes siempre,
todos los orbes cubriendo
hasta llegar al fin.
Pues cuando muere el pájaro,
el pájaro no muere, sino en la muerte vive,
y desconocen los hombres qué ámbito
se alza, tras sus alas. Es un mundo
escondido, un boscaje o un aire
que los ojos no ven, que siente
el pensamiento. Es la presencia pura
del universo lo que miran, el jardín,
tan ardiente, del sentido perfecto,
el verdadero árbol donde todo se une
sobre la superficie sin fondo
y el fondo sin memoria
de la eternidad.

IV
Sí, apenas es vencido por el pájaro
el árbol, el pájaro se pierde.
Encarna en su semblante un destino
logrado: el unir con su vuelo
los espacios abiertos donde la vida
triunfa y las ciegas derivas,
el seno de los muertos, los centros
de una mente transida por el caos.
Mensajeros de los fondos, con una luz
difusa, él, todo lo ilumina:
cómo respira el cosmos tornándolo
a lo íntimo, cómo se da en su aliento
fuera de sí, a las cosas, y entre ellas
se pierde, y cómo, en fin,
es lugar donde todo pasa
y no cesa más allá de la noche.
Son las cosas, los hombres quienes sin él
se extrañan: alimentan en vano
su ansia de absoluto
y aquel antiguo sueño que, bajo el manto
de los astros, los juntaba al infinito.
Con su solo rumor la luz asciende,
se entrevé en el éxtasis
el singular encuentro, la abertura
a los signos y a los rostros terrestres
que el límite inmenso de la muerte
ha logrado existir. Los seres ya no son,
para él, los mismos seres, ni sangran
junto al frío las sombras de la noche
como antes. Estas sombras nos lavan,
con su misterio imponen una enorme
intemperie, el azar virtuoso
y otro tiempo
que, inmóvil, ya nos cambia.

Tiempo de la pasión, tiempo
de la certeza, abismo silencioso
que nos da antiguos pasos, muerte
no oculta ya que nuestra vida amasa:
la vida con la muerte, la muerte
con la vida, confiadas. Dulce placer
de estar así tornado, con todo en alianza,
con estas claras manos y el sendero
tan cierto del amor.
(¿Tal vez es ésta nuestra suerte?)
Y el alma, como un pájaro,
el rumbo toma de las constelaciones.

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NOCHE INTERMINABLE [Mi poema]
Juan Ruiz de Alarcón [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

No pude descansar aquella noche,
sin rumbo rebotaban por el suelo
recuerdos que afloraban sin consuelo
llegando a desbordar por su derroche.

Noche larga, diría interminable,
en que asoman los viejos pensamientos,
como piedras de un sueño sin cimientos
en un magma de cieno miserable.

Noche tensa difícil de olvidar
en que pude entrever que me moría,
cómo fue de incordiar, cómo sería
que de pronto me puse allí a llorar.

Noche triste, tal fue que la agonía
se quiso en mi cerebro aposentar
viniendo de ese sueño a despertar
sin nada recordar. Y amanecía.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDO:  Juan Ruiz de Alarcón

Al Vesubio

Al Nilo, Eúfrates, Ganges y Danubio
lágrimas faltan y en ardiente abismo
gime Neptuno todo el caso mismo
del hijo infausto del Planeta rubio.

Tanto de rayos, tanto es el diluvio,
que el orbe ya en funesto paroxismo
el último flamante cataclismo
se anticipa en volcanes del Vesubio.

¡Oh, humano sueño! ¡oh, necia confianza!
Despierta ya, que el cielo en el que miras
te ofrece avisos del mayor estrago.

Y si irrita sus iras tu tardanza,
¿cuál será, cuál, el golpe de sus iras,
si tales son las iras de su amago?

SONETO

En un mar sangriento de cruel venganza,
de rabia, de ira y de coraje lleno,
corrí tormenta, de esperanza ajeno
de llegar en mi estado a ver bonanza;

y un súbito accidente, una mudanza
el pecho libra del mortal veneno,
y el que en mi agravio a mi furor condeno,
en el perdón produce mi esperanza.

No la privanza me movió futura,
que Fortuna en sus obras desiguales
no hace de los méritos memoria;

más debo a mi piedad esta ventura,
y por lo menos en hazañas tales
de la gentil acción queda la gloria.

AMISTAD

Aumento de la próspera fortuna
y alivio en la infeliz; maestra llave
que con un natural secreto sabe
dos voluntades encerrar en una;

del humano gobierno la coluna;
ancla segura de la incierta nave
de la vida mortal: fuero suave
que en paz mantiene cuanto ve la luna

es la santa amistad, virtud divina
que no dilata el premio de tenella,
pues ella misma es de si misma el fruto;

a quien naturaleza tanto inclina
que al hombre que vivir sabe sin ella
sabe avisar el animal más bruto.

DÉCIMA

Un aguacero cayó
en un lugar, que privó
a cuantos mojó de seso;
y un sabio que por ventura
se escapó del aguacero,
viendo que al lugar entero
era común la locura,
mojose y enloqueció,
diciendo: «En esto ¿qué pierdo?
¿Aquí donde nadie es cuerdo
para qué he de serlo yo?»

ROMANCE

En Madrid estuve yo
en corro de tal tijera,
que la pegaba cualquiera
al padre que la engendró.

Y si alguno se partía
del corro, los que quedaban
mucho peor dél hablaban,
que él de otros hablado había.

Yo, que conocí sus modas,
a sus lenguas tuve miedo,
¿y qué hago? Estoime quedo,
hasta que se fueron todos.

Pero no me valió el arte,
que ausentándose de allí,
sólo a murmurar de mí
hicieron corro aparte.

Si el maldiciente mirara
este solo inconveníente,
¿hallarase un maldiciente
por un ojo de la cara?

OCTAVAS

Elogio descriptivo a las fiestas que la Majestad del Rey Felipe IV hizo por su persona en Madrid a 21 de agosto de 1623

Mientras la admiración avara atiende
a tanta majestad, a tanta pompa,
el vuelo, ¡oh, fama!, con la voz suspende,
porque, informada bien, silencios rompa.
No encarecida la verdad aprende,
que no mendiga aumentos de tu trompa;
ministrará mi numerosa Clío
lengua a tu aliento y ley a tu albedrío

Era del año la estación ardiente;
daba a Febo el León último hospicio,
del alto cielo al húmedo Occidente
su carro amenazaba el precipicio;
la turba inferior, y la eminente
nobleza, o por su sangre, o su ejercicio,
de la Corte de España concurría,
y, de su circo, anfiteatro hacía.

Los tafetanes, rasos, terciopelos,
telas, tabís, damascos y brocados
edificios mentían, si eran velos
en consonancia hermosa variados.
Daban ventaja a su esplendor los cielos,
cuanta soberbia a su color los prados,
y la inquietud del pueblo y el ruido
sobraban a la vista y al oído;

cuando el aplauso roba cortesano
de diosas dos la adoración humana:
esta Juno del Jove castellano,
del anglo Endimión esta Diana.
Coro de ninfas las emula en vano,
si su hermosura puede soberana,
ausentes estas dos deidades bellas,
acreditar de soles sus estrellas.

Grave se mueve el uno y otro plaustro
de cielo, con razón presuntuoso,
hasta la línea en que su breve claustro,
lo que negó envidiado, da envidioso;
rosada y blanca ostenta, opuesto al austro,
dos bellas albas un Oriente hermoso,
porque a Filipo y Carlos precursoras,
pues son dos soles, nazcan dos auroras.

Jerarquía gentil de semidiosas,
obsequio ilustre de sus Majestades,
cuando de propios rayos luminosas,
reflejos gozan de sus dos deidades;
vivos claveles, animadas rosas,
componen de vistosas variedades
bellezas que las alas solicitan
dar al amor, que a la esperanza quitan.

Candores brilla, si entre auroras puede,
del cielo de Austria el esplendor tercero,
que, si no las compite, no les cede;
si ellas auroras son, él es lucero;
pimpollo tierno, a quien la edad concede
maduro fruto en su verdor primero;
Antistes en Toledo vigilante,
Príncipe en Roma, y, en Castilla, Infante

Rosas Gales vertiendo y azucenas,
si la sed de su amor en la tardanza
del merecido premio sufre pena,
glorias bebe en la vista su esperanza;
duro en medio metal finge cadenas,
por quien Tántalo preso el bien no alcanza;
y, cuando en fiestas uno y otro polo
se alegra de su gloria, pena él solo

Al espléndido trono fija atento,
ávida vista, el pueblo circunstante,
cuando se ve ilustrar el firmamento
de nueva luz, de sol más radiante .
¡El Rey!, turbada mano, flaco aliento,
antes que rudo escriba, antes que cante
poco canoro Majestad tan suma,
¡Oh!, pídele perdón, ¡Oh, voz y pluma.

No tanto entre topacios y jacintos
se oculta al hijo hermoso de Latona,
cuando los rayos de su luz distintos
esparcen oro a la elevada zona;
alba que de confusos laberintos,
de estrellas fugitivas, se corona;
cuántas postró Filipomajestades,
eclipsó luces, humanó deidades

Ocupa el real trono, eminente
solio, del de Arctus a la mano diestra.
Si su genio, si el signo su ascendente
predice efectos y verdades muestra,
del quinto Carlos Fénix renascente,
cuanto en el nombre en la marcial palestra,
que al sol hesperio en luces emulara,
a no vencerle a rayos su tiara

Águila, a su esplendor no se deslumbra;
salamandra, a su fuego no se abrasa
aquel que digno a su favor encumbra
mérito, propio ya, ya de su Casa
polo constante a la región que alumbra,
al orbe que gobierna, firme basa;
por cuyo sabio y religioso celo
es Anglia España, y es España cielo

Del alto trono el trono mismo alcanza
el árcticoAlmirante que merece
quien del huésped inglés ha la privanza;
con propias partes y adquiridas crece;
su verde ornato explica la esperanza
del bien futuro que a su patria ofrece,
siendo al principio de esta unión tercero,
siendo, al deseo de este fin, primero

Tudesca hueste herrado fresno esgrime
en la plebeya turba resistente,
que al escarmiento de sus golpes gime,
sin que al gemido de ellos escarmiente;
mas, tanto su furor al fin la oprime,
que, atropellada en fuga diligente,
imita por las puertas el gentío
rápido curso de inundante río

Movibles selvas, fuentes racionales,
en orden bañan el espacio enjuto,
formando con sus húmedos raudales
caracteres que borre el marcial bruto.
Mas ya en festivos cóncavos metales
(porque unión tan feliz con su tributo
ayude a celebrar cada elemento),
antes que cese el agua, suena el viento.

Pueblo de famas es el ordenado
escuadrón de rubíes numeroso,
de cuya mano o pecho es inspirado
uno y otro instrumento sonoroso;
diez veces quince son los que en ornado
bruto el término atruenan espacioso;
y aún no tanto clarín y tanta trompa
es voz bastante a la futura pompa

Clara familia infante el grave paso
circundante repite, honora atenta,
del que, si presto volara Pegaso,
ahora tardo Majestad ostenta.
El rubio que el Oriente, el que el ocaso
cándido pecho rinde, le acrecienta;
rayos sí, mas no fuego al ardimiento;
sosiego, no opresión al movimiento

Terliz purpúreo, que, de Arabia el oro,
dosel del solio imperial guarnece;
si del rico jaez niega el tesoro,
satisface la injuria en el que ofrece;
en medio el nombre regio, a quien el moro
adusto, el escita helado, se estremece;
el oro cifra, y cándidos retrata
los rayos de sus sienes rica plata.

Siguen sus huellas, en ornato iguales,
cincuenta y nueve agravios del primero,
cuyos retratos son las celestiales
alas del carro del mayor lucero;
en plata y nácar luce de reales
ministros pueblo, cuyo lisonjero
culto el alarde irracional venera
por sacro altar de la deidad que espera

Portátil basa que, a sus pies rendida,
escala sirva al Rey para el estribo,
en los hombros se mueve sostenida
de cuatro copias de granate vivo.
Velo sutil de púrpura tejida,
cielo avariento, oculta el leño altivo,
porque nadie presuma, en los despojos,
donde su Alteza el pie, poner los ojos

Doce enfrenados montes, que de Ociro
son y el tardo animal (mestizo parto)
hijas, conducen de Ladón al tiro,
que ha de atreverlas al planeta cuarto.
Metal de Ofir en múrice de Tiro
presta aljaba a las flechas, que del parto
honrosas han de ser al arco afrentas,
de la mano partiendo más violentas

En torno lustra la cuadrada arena
el concertado alarde en lento paso,
y en orden de sus rayos la enajena
la puerta, que al Oriente les da ocaso;
suspensa está en la admiración la pena
de la ocultada pompa, que el Parnaso
en vano musas a alabarla ofrece;
alábela el callar, que no enmudece

Madrid entonces a Madrid presenta;
cuatro sonantes bronces, y del fruto
del azahar sobre el color ostenta
cándidas venas de oriental tributo;
ricos jaeces veintidós sustenta,
número igual de beticano bruto,
por quien su timbre más presuntuoso
cambiar pudiera ya en caballo el oso

Sus huellas borra y borra su memoria,
de cuatro voces de metal guiado,
el escuadrón, que la segunda gloria
da de Berganza al término cercado;
la plata ofrece letras a su historia
en piel bermeja que el león le ha dado,
siendo rubís, zafiros y esmeraldas
treinta envidias al sol en treinta espaldas

Emula de la pompa lusitana,
después que al bronce el viento se estremece,
provincia de vasallos castellana
del más claro Mendoza resplandece;
blanco tesoro de espelunca indiana
la oscura tela esconde, no guarnece,
con cuarenta caballos en que admiro
la razón de ventaja a los de Epiro

Ya tiembla el turco, ya se turba el medo,
que el clarín hiere el elemento raro,
y del color de que se viste el miedo,
y el blanco amor del insaciable avaro,
el ejército marcha del Toledo;
claro en la paz, cuanto en la guerra claro;
su valor muestra en solos veinte frenos,
porque para vencer le bastan menos.

Tuba sonante la atención incita
al escuadrón, ya racional, ya bruto,
del nombre lusitano, que acredita
de enamorado humor el tinto fruto;
fecunda de jazmín la planta imita
sobre el color de abril indio tributo;
y en sus caballos treinta y dos podía
matar la sed la avara hidropesía

Festivo, si marcial, suena inflamado
metal de cuatro alientos, que repite
el nombre de Tifeo respetado,
temido del esposo de Anfitrite;
el Almirante, término cifrado,
que cuantas glorias a la voz permite
la lisonja mayor, cuantas la pluma
mendaz amplía, verdadero suma.

De éste, pues, héroe, visitó la arena
copioso pueblo, que en la tela oscura
rayos borda del sol, furias enfrena,
ornadas treinta y dos de plata pura;
y diez el oro en dilatada vena
cubre desde la espalda a la herradura,
tanto, que es de ellos cada cual juzgado,
no dorado animal, oro animado.

Largo escuadrón, al resonar del viento,
de Italia muestra el español Atlante;
el oro en blanca tela es elemento
que puebla oscura fiera sibilante;
hijos del Betis la mitad de ciento
oprime triplicada turba infante,
poca opresión a su soberbia furia,
a su humilde obediencia mucha injuria.

De Córdoba al clarín tiembla la tierra,
que el son conoce de su heroico abuelo;
blanco tesoro de las Indias hierra
sobre el color que el mar presta a su velo;
dos veces doce a la fingida guerra
marchan caballos tales, que, si el suelo
saben con hierro penetrar sus huellas,
sus espaldas con oro las estrellas.

Silencio imprime cuando acorde suena
último coro de metal dorado,
que la gloria de Sando da a la arena
pródigo alarde en orden dilatado;
de lirio azul y cándida azucena,
mayo es agosto, y la palestra es prado,
grande aparato al mundo, si pequeño
a publicar grandezas de su dueño.

Cuanto su vista el ánimo suspende,
su aplauso más la suspensión dilata;
cuanto la admiración los labios prende,
tanto en más libres voces los desata;
Telus se oprime, cuando el sol se ofende
al peso y luz de perlas, oro y plata,
que a veinticuatro sillas prestan velos
que vientos cubren, que descubren cielos

En él dio fin la ostentación faustosa;
y, aunque el postrero a la estacada llega,
estancia ocupa a todos ventajosa,
pues del alfa del Rey es él omega.
Columnas a la fiesta suntuosa
de Alcides son sus pompas, con que niega
el paso a la esperanza, hasta que el mundo
al cuarto César deba el plus segundo.

Aún no la planta se ocultó postrera,
aún no el encomio sucedió a la gloria,
cuando bicorne mugiente fiera
hurta el pasado fausto a la memoria.
De fugitiva discurrió ligera,
previniendo su instinto que a la historia
de tan dichosa unión no dé la mano
sólo una letra de licor humano

Aquí la águila regia, aquí el segundo
de Austria león, de España aquí el Atlante,
para mostrarse en nuevo Oriente al mundo,
de su esplendor lo privan fulminante;
bien que la noche al centro más profundo,
y más alta región tan radiante,
lució de estrellas, que la idolatría
le dio holocausto en el altar del día.

Pagó el postrero universal tributo
el toro al filo del metal templado,
cuando en nácar y plata, en vez del luto
que debe a sus exequias, adornado
tríyugo impulso de valiente bruto
del circo ausenta el bulto inanimado,
por quien no vino a ser menos festivo
su rapto muerto que su curso vivo.

Solicitó el segundo con ligera
hendida planta en círculos el coso;
segundo a Europa engaño ser pudiera,
no menos que por manso, por hermoso.
En fieras ocho no se vio una fiera,
auspicio claro, indicio venturoso,
de que fue providencia soberana
tanta conforme contingencia humana.

Segunda vez de mílite extranjero
huye ofendida la confusa plebe;
segunda vez de bosque lisonjero
nube inundante en las arenas llueve;
porque segunda vez al hemisferio
de trompas el ejército se atreve,
altivas tanto más cuanto a su asiento,
por precursor del Rey, se humilla el viento.

Los que a la pluma truecan ya la espada
(injuria de la edad), uno Mejía,
otro Girón, ilustran la estacada
en gallardo animal de Andalucía.
Para correr Filipo en su embajada
por la licencia de Isabel envía,
que al sol para salir no ha sido ahora
la vez primera que la dio la aurora

Cuando la puerta que antes el Oriente
saluda de la luz que borda el día,
del español Titán se vio luciente,
que a pesar de la tarde amanecía;
en uno y otro aplauso de la gente,
vencida la atención de la alegría,
bien que en confusa voz, el regocijo
«¡Filipo!», repitió; «¡Filipo!», dijo.

De un bizarro alazán la espalda oprime,
que fogoso los vientos amenaza,
sin desmentir, si fatigado gime,
del céfiro andaluz la noble raza.
Apenas toca el pie, menos imprime,
su breve huella en la espaciosa plaza,
dándole, si lo ajusta o si le bate,
el freno ley, impulso el acicate.

Carlos le sigue; de su bruto alado
la planta iguala mal el pensamiento,
pues, aunque de su imperio moderado,
deja sin plumas y sin alma el viento;
menos eran veloces los que al Pado
joven precipitó del alto asiento
que ellos bajaron, por volar, al suelo,
y éste penetra, por correr, el cielo.

Rayo es del sol, si puede serlo alguno,
la oliva, a cuya ley la militante
señal obedeciendo de Neptuno,
a Palas otra vez hace triunfante.
Sigue Carpio, gentil cuanto ninguno,
la luz del sol hermana, y arrogante
blasona que a la luna de su espejo
pueda ser sombra, cuando no reflejo.

Ébano y oro dividiendo hermosa
línea de plata en animados vientos
galas prestó a Madrid, que en la gloriosa
mentida oposición a los violentos
estrépitos de Marte, victoriosa,
de su motor siguió los movimientos;
siendo, pues, luz vecina al sol, mostraba
nube, que su esplendor reverberaba.

Con relámpagos siete, ardiente rayo,
aumentó a la palestra luz suave
Eduardo el regio; y del festivo ensayo
se argumentaba en él lo horrendo y grave,
multiplicado en ocho abriles mayo;
y en alazanes ocho se vio una ave,
y, si en lo rubio el dios que nació en Delo,
en lo blanco y azul volaba el cielo.

Mendozas dos un cuarto son planeta,
pues siendo Faetón uno, y otro Apolo,
con arrogancia agora más discreta,
el hijo unido al padre alumbra el polo;
cabello blanco en negra piel perfecta
dan consonancia en dos partos de Eolo,
que ligeros, conformes y lucidos
muestran que al carro van del sol uncidos

Toledo el quinto, quinto ya Mavorte,
aunque hoy su edad es freno de su ira,
dando a un rucio la rienda, si a la Corte
un instante se muestra, un siglo admira;
según le iguala su veloz consorte,
la blanca pluma o la emplumada vira
de dos es una y uno el movimiento,
y ambas espumas que arrebata el viento.

El lusitano Mora, que dilata
Indias de Portugal hasta Castilla,
entre esmeralda, entre topacio y plata,
claro lucero de su hueste brilla;
tanto le imitan todos, que retrata
cualquiera de ellos a todos, en la silla
tan diestros todos, que común el lauro
hizo creíble un alazán centauro

Los aplausos prorrumpen alegría,
porque el Neptuno de Castilla viene,
que en los pies de un morcillo desafía
las alas del que dio nombre a Hipocrene.
El oro que llovió en su luz el día
lo oscuro esparce de la noche, y tiene
tal gala, uniendo extremos y colores,
que de sombras se viste y resplandores.

Blasones aclamó del Almirante
el mundo en una voz, no lisonjera;
llegó su nombre a la opresión de Atlante,
transcendiendo una esfera y otra esfera.
No tuvo más de vida que un instante
el bello tramontar de su carrera,
y en él, arrebatando corazones,
áncoras dio por timbre a sus leones

Del carro de la noche se desata
veloz caballo, vegetado monte,
roca en su oscura cumbre de oro y plata;
penetra Monterrey nuevo horizonte.
Plumosa selva en la inquietud retrata,
si, en la color, las ondas de Aqueronte,
y en la velocidad, puesto que negra,
ira de Jove fulminada en Flegra.

Cordobés rucio entiende el pensamiento
del que a su patria nombre dio lozano,
y, hurtando el pie su ligereza al viento,
borra envidioso estampas de la mano;
o ya el fértil de plumas elemento,
negro blasón del bárbaro africano,
talares le calzó, porque en su vuelo
presuma él de Mercurio y él de cielo

Mi pluma llega de volar cansada,
tanta, siguiendo, tan veloz carrera,
para que, en propio espíritu fiada,
volar intente igual con la postrera;
postrera, que ha de ser paragonada,
siendo al círculo fin, con la primera.
Dadme, pues, un aliento, ¡Oh, musas nueve!,
si a tanta empresa vuestra voz se atreve

Rápido rucio es rayo arrebatado
que expira llamas cuando vientos bebe;
alas le presta el peso, y, obligado,
pagan los pies lo que la espalda debe;
a laurear el pueblo aficionado
al Duque Sandoval las voces mueve;
pero, ¿qué la afición, si el hondo abismo
dejó la envidia para hacer lo mismo?

Segunda vez Bucéfalo espumoso
del cristiano Alejandro a la carrera
fatiga el pie, por no dejar quejoso
un ángulo del circo en otra esfera;
segunda vez le sigue el numeroso
campo ecuestre, y le sigue la tercera,
que dio por más vecina al francés norte
solsticio al sol de la española Corte.

De las escuadras diez que ya leales
siguieron a su Rey, las cinco en esto
obedientes también campos iguales
van a formar al sitio contrapuesto;
mas, cuando el sol de claros Sandovales
ocho rayos conduce al otro puesto,
tan juntos van, que, hiriendo las regiones,
rompe un aplauso en mil admiraciones.

La caña empuña el Rey, la adarga embraza,
la espuela aplica a otro león bermejo,
y el occidente de la hermosa plaza
de nuevo ilustra su oriental reflejo.
Juntando la piedad a la amenaza,
de Marte es vivo y Júpiter espejo,
uno que fresno belicoso esgrime,
otro que rayo fulminante oprime

No opuesto el Duque, no; (correspondiente
imitador; émulo no) se muestra
con la adarga y la caña en rucio ardiente
a la oriental región de la palestra;
ya se ven los dos campos frente a frente,
y la blanca señal, que mano diestra
de dos Mercurios ha de dar al viento,
uno y otro caudillo aguarda atento.

Tremola apenas el delgado lino,
cuando los dos hermosos escuadrones
la caña blanden, émula del pino,
por diversas del círculo regiones,
hasta que en tortuosos cursos vino
a verse junta de los dos Fitones
una y otra cabeza, cuya furia
del primero en el sol vengó la injuria.

Aquí de Ampudia el advertido Conde
(si bien no mendigó de la advertencia
tan natural acción) la caña esconde,
y al Rey da, en vez de adarga, la obediencia;
con no corresponder le corresponde,
funda en no competir la competencia,
teniendo en ella su lealtad por gloria,
que el vencimiento venza a la victoria.

Cuatro veces en giros diferentes
las ecuestres legiones se avecinan,
y los del Duque tantas obedientes
la inerme lanza con la frente inclinan;
cesa la escaramuza, y los valientes
ya divisos ejércitos caminan
al puesto en que la paz que goza España
ha de mentir el dardo con la caña.

Su campo ostenta el de Austria, y el de Cea
su escuadra muestra; el mundo se suspende,
cuando tejida nieve lisonjea
el viento mismo que agitada hiende.
El hipogrifo regio, que desea
glorias al dueño, con volar pretende
que no impriman sus pies al leño vano
menos violencia que del Rey la mano.

En medio de su curso impele al viento
el joven brazo la minante vira,
mayor de los cíclopas escarmiento
que las que a Febo ministró la ira.
El provocado campo, en movimiento
lustrando circular, tan diestro gira,
que en su alazán -errada la sentencia-
se juzgó instinto lo que fue obediencia

Vuelve el caballo el Rey, y, acompañando
de los ojos la espalda, al mundo muestra
que es sol, que es luz esférica, y, cambiando
los oficios las manos, en la diestra
pone el gobierno de las riendas, cuando,
abreviado en la adarga la siniestra,
lo esconde tanto que a la perla imita
que aún la nativa inculta concha habita.

Mas, ¿para qué, Señor, tan cuidado,
si para ostentación menor sobrara?
que a vuestra adarga rinde el dios armado,
por más diestro, el escudo y la tiara;
tanto que en vos el mérito agraviado
del poder, a poder lo renunciara,
porque se viera que es vuestra persona
única adulación a su Corona.

Ya el Duque, pues, que en los pasados giros
se ufanó de rendirse al encontraros,
por serviros os sigue, por seguiros
vuela, os quiere alcanzar por alcanzaros.
Si caña lleva, os juzga Amor, y tiros
contra sí mismo intenta ministraros
(si no puede ser más de lo que es vuestro),
porque ocioso no esté brazo tan diestro

La lealtad puede tanto, tanto puede
el respeto en su sangre generosa,
que ni la ley de la ficción concede
al brazo una amenaza mentirosa.
Ya de vuestro alazán al curso cede,
y la que no os sirvió, poco dichosa
caña, hacia atrás del brazo humilde vuela;
tanto distó de que hacia vos la impela

¡Oh, Carlos!, perdonad, que, deslumbrado
al sol que aún os deslumbra a vos, no os veía,
cuando en otro alazán tan semejado
al luminar mayor de tanto día,
dais luz, que ni la vista ni el cuidado
a sutil diferencia os distinguía,
y juzga cuando os ve que en el reflejo
mira al mismo Filipo de un espejo.

El gallardo Guzmán, el fiel Acates
del que es al Tibre más piadoso Eneas,
en lanza, adarga, riendas y acicates
vence del pensamiento las ideas;
cuatro veces por turno los combates
el Rey repite, y tantas semideas,
que, huyendo, al dios del campo enmudecieron,
huyendo al Rey de España, hablar supieron.

No callan, a los cielos atrevidas,
las que la mano disparó violenta
del Infante español; que en ser oídas,
y vistas no, su furia se argumenta.
Más pública temió el rústico Midas
de su justo suplicio aquí la afrenta,
cuanto inmóviles las otras murmuraban.
Y éstas, volando esferas, voces daban

Hasta que ya interpuestos los ancianos
terceros de la paz, los escuadrones
cesan de competir, y a ser ufanos
obsequios van al Rey; que las regiones
dos veces discurriendo con humanos
ojos de la palestra, aclamaciones
concitó tan gloriosas su alabanza,
que alcanzará cuanto la edad alcanza.

Mientras, seguido de su hueste hermosa,
glorias esparce a la arenosa esfera,
en pie le guarda su adorada esposa
que igualmente lo adora y lo venera;
con la acción misma la majestuosa
real copia honorándolele espera
Púsose al fin el sol, y, en sombras frías,
término fue una noche a muchos días.

Respuesta de Juan Ruiz. Patacoja. a Quevedo

¡Oh Musa! Dime quién es
la infamia de cuanto vive,
quien contra todos escribe
escribiendo con los pies.
Y aquel que ofende, ¿cuál es
a todo viviente , en suma,
con infame lengua y pluma,
a quien nunca el agua moja?
Patacoja

¿Quién en el infierno ha estado
adonde halló lo que ha escrito?
¿Quién con cara de proscrito
de demonio ha profesado?
¿Quién es tan desvergonzado
que el rey del oscuro centro
aún no lo sufrió allá adentro
por librarse de congoja?
Patacoja

¿Quién era pícaro ayer
y agora se ha puesto don
y quien por sólo bufón
la cruz llegó a merecer?
¿Quién estuvo para ser
en Alcalá sagitario
por ladrón y por falsario
agora nobleza arroja?
Patacoja

¿Quién el que de bujarrón
profesó en Sicilia y Roma?
¿Quién de barbaje en Sodoma
pudiera ganar ración?
¿Quién es este gran varón
el señor de Juan Abad
en quien toda suciedad
como en su centro, se moja?
Patacoja.

AMOR Y ABORRECIMIENTO

Hermoso dueño mío,
por quien sin fruto lloro,
pues cuanto más te adoro
tanto más desconfío
de vencer la esquiveza
que intenta competir con la belleza!
La natural costumbre
en ti miro trocada:
lo que a todos agrada
te causa pesadumbre;
el ruego te embravece,
amor te hiela, llanto te endurece.
Belleza te compone
divina-no lo ignoro,
pues por deidad te adoro-;
mas ¿qué razón dispone
que perfecciones tales
rompan sus estatutos naturales?
Si a tu belleza he sido
tan tierno enamorado,
si estimo despreciado
y quiero aborrecido,
¿qué ley sufre, o qué fuero,
que me aborrezcas tú porque te quiero?
(La prueba de las promesas, acto I)

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CON MI SUEÑO EN LA MOCHILA [Mi poema]
Mario Islasáinz [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Iba yo con mi sueño en la mochila
rampando por la vida tan campante,
cual avanza el ingenuo que espabila
o el amor se encandila hacia el amante,

la luna que al paisaje le vigila,
la sombra en movimiento atrás y alante,
el agua que rebasa de una pila,
orgullo que se muestra petulante.

Iba yo dando saltos en la acera
de un jardín donde el aire era belleza,
las risas se apostaban a mi vera,
los pájaros besaban mi cabeza,

muchachas me sacaban los colores,
las flores con su olor me perfumaban,
de frutas degustando sus sabores,
violines que en el cielo se asomaban.

Iba yo sin saber por donde iba
tal fue así que a un gran pozo me caí,
pasa eso cuando vas a la deriva
y no hay nadie que sacar pueda de ahí.
©donaciano bueno

Si el sueño fuera (como dicen) una
tregua, un puro reposo de la mente,
¿por qué, si te despiertan bruscamente,
sientes que te han robado una fortuna?
(Jorge Luis Borges)

MI POETA SUGERIDO:  Mario Islasáinz

Inocente

Recojo el miedo de la noche
sólo para unirme a tus recuerdos
y llenarme de ambos.
El sereno recorre las horas
erizándome los sentidos;
te temo exactamente igual.
Estoy aquí,
extrañando amanecer en silencio,
porque las palabras
eran funciones olvidadas,
respiros nocturnales en el pasillo
por donde debía marchar
a las asquerosas calles
rebotando a solas por las aceras
como vil vaso desechable.
Por eso espero a que amanezca,
a que la aurora penetre en ti
y en mis temores;
aceptando ésta noche
ser un día y número más
de lo que va de vida.
Salgo entonces,
recogiendo el miedo
que padezco por las aceras
y me declaro inocente
por seguir amando la libertad.

¿Por qué el silencio niña?,

es tarde y los motores de los autos
estremecen el asfaltado corazón de las calles.
El silencio es un animal que daña, extraña,
y no se cómo armar al decantado cielo
que se oculta tras la lluvia atípica
se va metiendo indolente en las entrañas.
Tampoco sé colgar en las estrellas la desnudez
de todos los segundos que transitan por cada
sílaba de la palabra olvido.
Paseo la memoria que se extiende a cada paso
en el murmullo que despierta la noche
cuando tu sombra degüella la silueta
de los pájaros.
Y cuando se quiere eliminar, como a ti, se extraña,
la ciudad se agranda
y se nutren las nubes en el espejo
de charcas astilladas por las ruedas
de los autos – caleidoscopio perdido en una rosa-,
por ello tenlo contigo huraña,
o es acaso una artimaña.
Las huellas de mis ansias deambulan
sin prisa entre la pátina del jueves,
entre los tambos de basura,
entre las sombras que se visten
con los aretes de jueves que luce la semana.
No importa niña,
sigue dándomelo cada mañana,
busco en tus senos el jueves nuestro
-de cada día-
y en la ternura del canto las lágrimas
de lluvia atípica,
que yo en la necedad de ti, niña,
no dejo de florecer sorteando mañas.
Es tarde y los motores de los autos
no cesarán de estremecer las calles
que amenazan con exterminar
con este día.

AY DE MÍ

Sentado,
repto por entre la náusea de pasillos
que significan la vida,
rapto momentos de ayer
para entretenerlos hoy
ante la ruptura de lo irreal.

Fin del principio
en esta angustiante etapa,
atraviesas hasta el centro
de las vivencias y revives
intentando redimir lo sucedido.

Las garzas que han volado
por encima de las alfombras verdes,
nada tienen que ver
respecto a las gaviotas de arena dorada
y mar azul:
adorada imagen que se regodea
de ser la única interna
en este espacio.

Luz de sol,
soledad de estar solo
en el sólido paraje que se
enfrenta:
soledumbre.

No me levanto,
y asido, menos,
no podría hacerlo
en el país que padezco
sin quererlo.

Ay de mí,
un ilusorio corredor me aguarda,
mientras, iluso ignoro
por qué deseo ilusionado
continuar aquí,
sumido en esta desazón
que lastima.

Cuando llegué y te vi ahí

lo supe
jamás volverá a ser lo mismo
qué difícil
y es que estabas tan bella
tan distinta
tan tú sin serlo ahora
pero eras
bastó mirarte a los ojos que resaltaban
azules
inmensos océanos inquietos
verdaderos
vertederos en donde me arrojé
mil veces
luego de convertirte en mujer
ahora
sé que fuiste de otros y muchos
asesinos
certero hachazo a la inocencia
indecente
matar para ponerte gruesas joyas
doradas
que te adornan todo el cuerpo
maduro
investida en ropas que desconozco
pobreza
de la que huiste ambiciosa
la tierra
es para los jodidos como yo dijiste
cobardes
que vivimos del sudor de nuestras frentes
me voy
mis aterradas manos no sirven para zafarte el cuello
no saben
cuelgas de un puente peatonal muy pelón
y sola
que el recuerdo y un dios de haberlo
te salven.

He de decirte que me expongo.

que alzo la voz desde el silencio trasero
para que la vida no pase sin mí
la próxima estación.
Que la locura me pide por las noches
hacer una verso verde
que brille sobre tu almohada
como sobre la cordura
duerme el arrepentimiento.
Se me ha ido olvidando llover,
tus gotas desesperadas
mojan las escaleras de mi garganta.
Me crecen gritos,
pero mi boca no los deja salir,
desayuno rutinas
y me invento ilusiones de arena
con las que descalzo
colecciono espejos quebrados
en donde verme roto,
he de decirte que a veces,
me voy poniendo triste
para poderme doler.

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TODO EL TIEMPO DEL MUNDO [Mi poema]
Vicente Basso Maglio [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Todo el tiempo vagando entre la duda
y hoy que setenta y cinco años tengo
aun no sé a dónde voy, de dónde vengo,
si es que dios es Mahoma, Cristo o Buda.

De qué sirve pensar, que alguien me diga
si la ruta no lleva a ningún lado,
Sartre* pudo él andar equivocado
que entre el ser y la nada no coliga.

Pues la duda es un sueño que se abriga,
invidente que tiene que creer,
la verdad que imposible es conocer
aunque ande tras de ti, que te persiga.

Ese ansia por creer, que nada cura,
e induce a cavilar, clarividente,
es alma del misterio de esa fuente
que lleva al intelecto a la locura.
©donaciano bueno

La #duda corroe, dicen, Share on X

*Jean Paul-Sartre fue un filósofo, escritor, novelistas, dramaturgo, activista político francés exponente del existencialismo y del marxismo humanista. Pareja de Simone de Beauvoir.

Tanto quiero creer, que no te creo,
dicha y tormento de la vida mía,
veo tu amor tan claro como el día,
mas lo anubla una cosa que no veo.
(Ramón de Campoamor)

MI POETA SUGERIDO:  Vicente Basso Maglio

LLEGADA A LA HIERBA

Con garganta de nieblas, cantaremos aún
sobre el árido cauce,
antes de trasponer el suelo erguido
de los gajos sin siega;

Y antes de atravesar enrojecido
campo de resonante estrella…

Pero, sangriento pie del abierto sendero,
al fin, sobre la fresca verdad fina,
-hierba plateada-,
te posaré!

PARA AQUEL QUE ES MI ABEJA

Aquel que tiene dentro de su garganta, días;
lleva bajo del párpado, el grano de las noches.

Aquel a quien perfila
clarín de recio brote,
luego se hace arpa fina,
miel resonante y lluvia de otoño.

Yo, estrella sin almohada, descanso en la ceniza!
Él duerme sobre marfiles
y su sueño es el trigo de la luna.

Su nuez es mi tormenta;
mi rencor, su guijarro que ahoga en la marea…
Y tú, hora profunda,
vienes de sus grandes colmenas.

SENTIDO DE LA PUBERTAD

Vaga, bajo la sombra mi corazón alegre;
toda su paz hallada, todo su ardor cumplido.
Clara meditación, frescura verdadera
de la vida.

Dardo de soledades, ya desmayado, ahuyento
en él, que está sin rutas y tampoco se viste
de girasol sangriento.

Así, bajo la noche, levanta al fin la rueda
de la confianza pura y del ensueño libre
la corola agotada que desprende la abeja
al llegar el rocío.

APTITUD CONSTANTE

Morir todas las veces que nos sea posible…
¡ Hasta agotar tus tonos, claridad desenvuelta!
Y madurar como la fruta, hacia una muerte,
entre esmaltes lejanos, sobre viejos matices.

¡ Acérquense mis días!… ¡ Sus riberas serenas
pulirán bordes duros y guerreros perfiles,
como endulza el guijarro de las playas inmensas
el eterno cantor de las conchas marinas!

Y porque voy perdiendo todo el rudo contorno,
¡ oh, muerte!, y ya comprendo a mi estrella finísima,
el color de mi sangre es tapiz de los ojos;
costumbre de esperarte, esta profunda herida.

Y no salto del lecho con la misma viveza
del que salta del barco a la orilla, de pronto;
y no saco a través de la vaga pereza,
los cuernos delicados, caracol de la noche…

Morir todas las veces que nos sea posible…
¡ hasta agotar tus tonos, claridad desenvuelta!
Hasta hacer de la muerte una aptitud constante
y llevarla lo mismo que el hábito tranquilo.

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PANTA REI [Mi poema]
Amanda Berenguer [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Pasan los días, pasan las horas, pasan los años,
las alegrías y sinsabores, los desengaños,
cada minuto, sin darnos cuenta, la vida pasa,
y a cada paso cerca el ocaso ya el sol se abrasa.

Pasan los malos, pasan los buenos, pasan los listos,
los triunfadores, los fracasados, los imprevistos,
los presumidos, los apocados y los ineptos,
los que trabajan, también los vagos y los preceptos.

Pasan las flores y los aromas y los colores,
lo que es más triste y hasta los sueños y aun mis lectores,
los afligidos, los amargados y hasta la guasa,
los reyes magos y los amores y hasta dios pasa.
©donaciano bueno

Es cierto que todo fluye, está en constante #movimiento? Share on X

Panta rei, todo fluye, es un concepto atribuido al filósofo presocrático Heráclito por Platón, que esquematiza su supuesta opinión de que todo está en cambio continuamente.

Aequam memento rebus in arduis
servare mentem, non secus in bonis
ab insolenti temperatam
laetitia, moriture Delli.

(Traducción: ”Recuerda conservar la mente serena en los momentos difíciles; así como templada en los favorables y lejos de la alegría exagerada, Delio que has de morir“).

Quintus Horatius Flaccus, Odae (II, 3).

MI POETA SUGERIDO:  Amanda Berenguer

El cuento

este frágil objeto que me alberga
acaso tenga una forma inquietante próxima
botánica:
¿»espada de San Jorge»
lidiando con un dragón de tinta?
¿árbol en el despegue
que arranca sus raíces de la entraña del vidrio?
¿géiser vegetal
surgido del hueco de la botella?
¿almácigo de la altura?

treparé por la planta de la habichuela
que cuentan/que crece y crece
y que ha crecido aquí dentro/entre mis cosas
y me asomaré/para saber si hay afuera
por el cuello incierto de la botella.

Tarea doméstica

Sacudo las telarañas del cielo
desmantelado
con el mismo utensilio
de todos los días,
sacudo el polvo obsecuente
de los objetos regulares, sacudo
el polvo, sacudo el polvo
de astros, cósmico abatimiento
de siempre, siempremuerta caricia
cubriendo el mobiliario terrestre,
sacudo puertas y ventanas, limpio
sus vidrios para ver más claro,
barro el piso tapado de deshechos,
de hojas arrugadas, de ceniza,
de migas, de pisadas,
de huesos relucientes,
barro la tierra, más abajo, la tierra,
y voy haciendo un pozo
a la medida de las circunstancias.

Comunicaciones

Urge el pensamiento conectando
¿se siente? ¿alguien entre líneas?
¿errata? ¿paréntesis? ¿qué signo?
¿escuchan?
(La claridad del lenguaje
tiene apenas
la intensidad ambigua del poniente)
Estamos aquí, lanzados a la noche
terrestre, apretujados,
aquí, en la noche terrestre, aquí
en la noche terrestre.
De nuevo el hilo
el cable roto, el deslumbrante
cortocircuito.
¿No oyen? ¿No se oye?
Palabras mías, insensatas,
hechas de furor y de locura,
cuantiosa tesitura negra
a borbotones desbordándose
hacia dentro, hacia
el fondo
interpolado de rígidas luciérnagas.

Tiembla y destella, hace señales,
todas son huellas de la eternidad,
enumeradas y prolijas,
cuernos de caza, al mundo
aullidos de perros, está el desierto,
toques de peligro, inútilmente,
pasos cambiados, ¿dónde?
campanas para niebla, una piel fosforescente,
pedidos de auxilio, y envenenada,
sirenas de patrulleros, llamando,
gritos de alarma, solo, solo, solo,
bocinas de ambulancias, se hace tarde,
quiero saber si se hace tarde.

Un código de emergencia,
un vaso de agua, un hueso
para la inteligencia,
un alfabeto de clave radioactiva,
o telepática, o nuclear,
o una sustancia de amor
para esta extrema ubicación,
25 de abril de 1963, otoño,
en mi casa, hemisferio austral,
aparentemente a la deriva.

Primavera i

A veces en que estamos sobre el mundo
para ver la espantable maravilla,
en que vemos nacer la primavera
bajo un grito mortal, como los niños.
Hay veces tan difíciles, y estamos
de pie, en la irrespirable tolerancia
de la tierra, entre luces de peligro,
comiéndonos las uñas, escribiendo
una letra con tierra sobre el cielo,
para vernos el hasta dónde, el hasta
cuándo, y vernos a veces como muertos
con los huesos floridos, así reyes
yacentes y enjoyados. Para vernos.
Y hay veces entre otras, tan serenas,
en que vamos de sombra, y no se ve.

La carta

escribo una carta infinita
en la pared ambigua del recipiente
que me contiene
unas veces adentro
otras veces afuera
sin levantar el bolígrafo
escribo una carta infinita.

La estranguladora

«entonces levantó una garra afelpada / un espejo»

No hubo apremios / ni desgarraduras /
Ni ser cosa aparente / que fuera de veras /
—así creía /

fui violada / impregnada / por el Ave Tiempo /
el Ave Roc del 2º viaje de Simbad / —me parece /
y quedé presa / irremediablemente embarazada
de algo que no sabía /

aquí estoy / toda vientre / hasta el final /
globulosa ampolla / esperando
la desocupación del cuerpo: ¿el nacimiento? /

¿qué es esto que llevo dentro?
¿árbol con plumas? ¿pájaro? ¿libro secreto?
¿totem de la casa? ¿una cuchara acaso?
Computadora ¿dónde estás? ¿la guardó José Pedro?
—no la veo / ¿qué pasa? ¿estás aquí? señalo
con el índice su cuerpo /
oh congestión de la memoria / el huevo crece /
el útero se desborda / y aquello que no sabía
¿dónde se encuentra ahora?

Cuando se mira en el espejo / su vientre crecido
hacía pensar en la gran magnolia / —blanca y sedosa
como la angustia / se oyó decir a la noche
oculta entre las aguas tormentosas del espejo /
—lleva el destino en la cintura
igual que el cinto de Orión
igual que el collar de Sirio la Estrella-perro
de dos cabezas /
dijo el aire / y con sus dedos midió la altura
de la habitación / y la magnolia no cab@­a /
—mal tiempo: la luna se hizo con agua
clamó el Ave / el violador /
y se abrió el espejo /

debí escribir magnolia o sandía /
lo mismo da /
la gran magnolia multipétala / drogada de sexo /
o la faraona sandía de manto verde
mostrando en la mano izquierda su tremendo feto
sangrante /

¿habría podido hacerlo? / ¿perdí el sentido? /
¿qué nervios unen la magnolia a la sandía? /
¿qué cabos atan los encuentros?

no supe si había arriba o abajo
entre las plumas entreveradas / y el sudor /
los 40 grados del Ave Roc / el termómetro
amarillo / lo dejé sobre la mesa de luz /
y tuve miedo / la fiebre subía
lentamente como una inundación / el diluvio /
la nave estaba llena de animales y cosas y preguntas

y estaba Drácula en lo oscuro / los hermanos
Karamazovi / los bigotes espesos de una morsa
o de Nietzche / y unas palabras en el espejo:
«habré vivido parecido a los dioses / y eso basta» /
perdí la cara de Hölderlin / y me miró sedoso
y Delmira de rojo / y mamá / y mamá
con sombrero pequeño con larga pluma de faisán
¿tía Ana / muerta de tisis? / tres rosas amarillas /
pregunta Emily hamacándose / y Marosa con gladiolo
—¿cree Vd. en los presentimientos? /
Alvaro y Sylvia asisten
y José Pedro / sentados en el borde de la cama /
más dos aspirinas y redoxón / más el jazmín
de noviembre / y un vaso de agua / y mejor /
mejor / —me siento mejor /
¿me pueden decir dónde estaba ese pájaro?

saliéndose de sí / el monstruo / pujando
desde el primer círculo concéntrico del agua /
la magnolia hinchada / el monstruo / la magnolia
en el líquido / en la placenta /
primera imagen del viaje /

vamos a torcerle el cuello a la Esfinge /
como mi abuela Pepa sabía hacer con la gallina
o el pollo / a la hora de cocinar /
la cabeza con pico ojos y cresta / en la mano derecha /
y el cuerpo en la izquierda / conteniendo las alas /
mi abuela de pie / bajaba el animal a la altura
de sus rodillas / y luego de enroscar la cabeza
estiraba con fuerza —con las dos manos
en dirección opuesta: hacia arriba y hacia abajo /
después con un cuchillo bien afilado
(pasa el afilador en bicicleta y su piedra redonda
de la que saltan chispas / —no afiles las tijeras, Minye
—si está nublado, no lo llames /
—si hace sol, trae suerte)
después hacía un tajo profundo
en la nuca del ave / del que manaba
sangre a raudales /
y entonces todo se moría /aleteando
a mi alrededor /
a mí me gustaba comer el corazón
y lo repartía entre los demás comensales /
siempre lo partí a lo largo / el corazoncito
con sus cavidades vacías / en cuatro / seis / ocho
partes minúsculas / una para cada uno /
el padre /la madre / los hijos / los nietos /

le traje a José Pedro de Teotihuacán
un cuchillo de obsidiana / negro y brillante /
«vivisecciona el destino y extrae,
palpitante, un corazón victorioso
del pecho de los vencidos» /
todos quedamos callados / cuando
lo miramos /

—¿qué haces, abuela, con ese cuchillo ?
—voy a afilarlo para matar al corderito /
—¿por qué no a ese otro bicho enorme, abuela? /
lo he visto en el gallinero /
las alas le saltan por encima del alambrado /
sus patas mullidas de gato montés aplastan los huevos /
tenía cara de reina / de genia / de superhermbra /
y detrás esa cola / esa culebra que la seguía /

a los siete días aborté la magnolia
y al noveno / la Esfinge /
hubo una especie de sabotaje
en la maternidad / donde sobrevolaba
vigilante / el Ave Roc / el padre /

la Esfinge nació con cabeza y pecho de mujer
y la cara andrógina /egipcia / de Sol de Levante
o de Madonna / de acuerdo con las circunstancias /
cuerpo de león /recuerdo sus patas y sus flancos
color fuego suave /con aquellas alas semiplegadas
al uso de escultura arcaica / y aquella cola sinuosa
se serpiente / para que nadie se engañe /

(después supe que en Egipto / 3000 años antes de Cristo /
había nacido sin alas / y que los árabes la llamaban
en medio del desierto «Padre del espanto» y
«León de la noche»)

en seguida habló: / ¿de qué demonios hablan?
¿dónde estoy? ¿adónde vamos? ¿qué me pongo?
¿quienes son? ¿a qué hora comemos? ¿quién hace
las camas? ¿dónde dormiremos? /
su lenguaje tenía la voz aguda del viento /
envolvente / seductora /

(Píndaro el poeta / había dicho que tenía
«la voz fatal del trueno» /
mal observado: no rea así)

Y con su voz segura / insinuante /
se hizo inquisidora /
¡si los sabremos! que no sabemos
y en el saber «toda ciencia trascendiendo»
no podremos, no / con la enorme roca /
con el peso abrumador de la pregunta /

se puso el día / habló de modas y de maquillajes /
encapulló palabras como huevos de serpiente
bajo hilos de seda / y plumas / y gestos de mujer /
mas una fuerza feroz / convertida en cuento cotidiano
sin salida / —¿recuerdan?
—¿Querés que te cuente el cuento del gallo pelado?
—Si / —No te pregunto que sí / te pregunto si querés que te
cuente el cuento del gallo pelado / Sí / sí / contámelo
por favor! / — No te pregunto si querés que te cuente el cuento
del gallo pelado / —¡Basta! ¡Basta! no preguntes más /
no preguntes más /
—Humorista la Esfinge /
la encontré luego / muy cerca de casa /
a la vuelta de la esquina / echada a la sombra
de los plátanos / en la vereda /
en esa calle que lleva al «río grande como el mar» /
y aunque hacía mucho calor / nadie / nadie /
no pasaba nadie hacia la playa cercana /

me había arrastrado / había caminado
desde hacía mucho / y ahora me apoyaba / cansada /
sobre un bastón /

entonces levantó una garra afelpada / un espejo /
me miró como si ella y yo nos estuviéramos mirando
a través de un telescopio / ¿era el desierto de Atacama
o el Sahara / la zona que habitábamos?
¿dónde estaban los plátanos frondosos? / ¿y el salado
y dulce Río de la Plata?

me hubiera gustado acortar las distancias /
y llevarla como si fuera un perro con cabeza de niña
y alas de mariposa / —María pósate / virgen maripósate /
vamos / —le dije familiarmente— / vení conmigo /
vamos a la clase / ayudame a ordenar
el Cuestionario /

la cara de la Esfinge bella y fuerte /
parecía ahora un autorretrato de Frida Kahlo /
y allá en Teotihuacan en un friso
de la Pirámide del Sol /
su cola de serpiente se emplumó /

¿qué sentiste Frida Kahlo / la pintora /
rodeada de sandías / entre las copas llenas de rojo /
y Tú Madonna / tan rubia / tan rockera /
aullando sobre la escena / envueltas las dos
en esa boa de plumas blancas y negras
de vodevil de los twenty / cuando llegó
la noche de las Diosas?

hace mucho / en una vuelta artera
de la Sierra de las Ánimas /
cuando íbamos de excursión hasta la cima /
se te podía ver a la hora del poniente
detenida al borde del camino por donde trepábamos /

y éramos jóvenes / en los pantalones de jean
se ensartaban las espinas de la cruz /
y éramos jóvenes / y nos dejaste pasar /
y éramos jóvenes / y no preguntaste / hija mía /
entonces mostrabas cabeza de india charrúa /
alas pardas de águila mora / en cuerpo de puma dorado /
y cola moteada de yarará /
y tenías puesta la cara de Delmira / la de esa foto
tomada días antes de su asesinato /

sobre tu sexo de gran felino / espejeaban
tus ojos de pájaro altanero /
bajo tu cola de noche filósofa / alquimista /
de sierpe encubridora
«done puede nutrirse la simiente
de una estirpe sublimemente loca» / dejó escrito
Delmira /

ahí estaba a Esfinge / la Estranguladora /
hija de Humo Estupefaciente y de Serpiente /
o hija de Sirio y de su propia madre /
(su padre Sirio era la radiante Estrella-perro
de dos cabezas:
una cabeza miraba hacia adelante / hacia el Año Nuevo /
la otra cabeza miraba hacia atrás / hacia el Año Viejo)
o la misma Esfinge montevideana hija mía
y del Ave Roc del 2º viaje de Simbad/

la Estranguladora había volado desde lo más lejano
del mundo / desde Etiopía / —creo— / hasta
el Monte Ficio / entre montañas / cerca de Tebas
la griega / pasamos por allí
en un verano ardiente de 1971 /

y vimos las ruinas de la ciudad / una barraca
de materiales de demolición rodeados de tejido de
alambre / restos de mármoles sucios / casi enterrados /
columnas quebradas / pedazos de capiteles
desparramados como en un basural /
de Edipo / que algunos conocían
y que nadie sabía de verdad /

allí la Estranguladora había gobernado el Año
y las Estaciones /
y fue asimismo la Diosa Luna: la que cambia
de «León creciente» a » Serpiente menguante»

comparemos:
aquí en el hemisferio Sur / sucede /
que el Año tiene forma de herradura /
y nos rodea como el horizonte
cuando se navega en medio del Océano /
una herradura con las puntas separadas
hacia el Norte / hacia el verde / hacia el rojo /
hacia el calor / y la curva continua hacia el Sur /
hacia el blanco / hacia el violeta / hacia el frío /
con esa herradura cabalgan mudo los años planetarios /
—observé /

de niña los veía así:
sorprendidos por sus edades opuestas
el último día del Año Viejo /
y el primer día del Año Nuevo / tenían que cruzar
el puente /
los separaba un espacio infinitesimal /
de pasaje imposible /
«Zenón! Cruel Zenón! Zenón d´Elée!
m´as-tu percé de cette flèche ailée
qui vibre, vole, et qui ne vole pas!»
los separaba un fragmento infinito de noche
de verano Austral / que se cruzaba / sencillamente
de un salto / en un instante /
a las 12 en punto PM. del 31 de diciembre
al cumpleaños de papá / el 1º de enero /
a papá le regalábamos esa noche / una corbata de seda
que usaba sólo los días de fiesta /

en esa fisura del tiempo / en los más hondo /
estaba escondida la Estranguladora / lo sabía
pero no lo dije / aunque temblaba de asombro /
y allí asomaban sus cabezas
sobre un «espejo humeante» /
lo verde y lo seco / lo vivo y lo muerto /
el sí y el no / el uno y el cero /
la sandía y la blanca cala con el espádice amarillo
de un retrato, por un lado / y la hueva binaria
inteligente, por el otro /
la luna: la mirada de la sombra, del revés /
y los nervios sexuados de las computadoras,
del derecho / asomaban desafiantes
sobre la espumosa cerveza de las Estaciones /

el Tiempo sorbía la espuma que desbordaba
las orillas del espejo /

mucho más al Norte / pasando el istmo de Panamá /
nos esperaban los antiguos aztecas renaciendo
en Cerámicas / en Frescos de la Ciudad de los Dioses /
en Códices /
pasaban por allí cruzando la enorme calzada rectangular
entre la Pirámide del Sol y la Pirámide de la Luna
por el Valle de los Muertos /
de pronto
se iluminaron de luces rojizas /
—como cuando se pone el Sol—
las alineadas habitaciones del Palacio /
de dónde salían cantos y coros de guerreros /

salían Caballeros Águilas / Caballeros Tigres
con máscaras impenetrables /inmóviles / hieráticas
en los rituales de la iniciación /
el cuchillo de obsidiana / el mismo
cuchillo afilado de mi niñez /
cuando repartía el corazón /

el Sol preside las ceremonias /
lo oscuro se hace claro / lo femenino masculino /
la serpiente se empluma y empolla mariposas:
las livianas almas de los muertos /

espíritu /aire / tinieblas / tiembla el jeroglífico:
«oscuro espejo humeante» / «humo espejeante» /
la palabra enuncia las insistentes / vitales /
repetidas preguntas /
«¡oh amigos!
¿dónde está la tierra en la que no se muere?
¿no habré de ir acaso a la región del Misterio?»

cuántas veces nos hemos preguntado
cuando se oscureció el sol / cuando llega la sombra /
cuando murió mi madre /
y todas las cosas se pusieron boca abajo
en señal de respeto/

«yo iba sola al Misterio, bajo un sol de locura»
contestaba Delmira desde Montevideo /
la Esfinge aguarda / echada en la vereda /
a la sombra de los plátanos / muy cerca de mi casa /
y se sabe que está ahí / con máscara teotihuacana /
o cara de qué?

la encontré sin querer / la reconocí /
entonces levantó una garra afelpada / un espejo /
y me miró como si ella y yo
nos estuviéramos mirando a través de un telescopio /
recorrimos los puntos cardinales de su encuentro:
la orilla del Nilo / Tebas / Teotihuacán /
la Sierra de las Animas / el barrio donde vivo /
y tuve la impresión de estar volando encima del Ave Roc
junto a Simbad / el marino /

las mil y una noches brillaban en el cielo /
como una constelación de vanguardia /

pero no olvides / la Esfinge conoce
el magisterio del lenguaje / fue educada /
por Cantoras divinas / las Musas / hijas
del Firmamento Brillante y de la Memoria /
que le enseñaron la palabra:
su música / su poder / y su vuelo /

sus maestras dijeron
lo que es / lo que será / lo que ha sido /
y las res le enseñaron el Enigma:

esa pregunta compuesta de imágenes
a punto de metáfora /
de alegoría final /
y la respuesta exacta
con la que se jugaba a muerte /
la vida /
era cruel y ocurriría siempre /

—¿qué ser con sólo una voz, tiene a veces dos pies,
a veces tres, a veces cuatro, y es más débil
cuantos más pies tiene?

—¿cuál es el animal que tiene cuatro pies
por la mañana, dos al mediodía, y tres por la noche?

adivina adivinador / ¿cuál es el ave que pone mejor?

—Martín Pescador / ¿me dejará pasar? /
—pasará / pasará / pero el último quedará /
(así jugaba la niña cuando iba a la escuela) /

—¿brillará el sol / mañana?
—¿adónde iré? ¿adónde iré?

«—¿sólo así he de irme
como las flores que perecieron?»
«—¿nada quedará en mi nombre?»

—¿qué podía hacer yo?

—¿adónde iré? ¿adónde iré?

pasaron por allí viajeros / corredores de bolsa /
ejecutivos / turistas / camioneros / periodistas /
videístas / fotógrafos / cineastas / rockeros /
cantores / poetas /
y fueron interrogados en ese aeropuerto /
y todos perecieron / estrangulados /
y devorados /
por la monstruosa inquisidora /

cuando la encontré nuevamente / cerca de casa /
esperándome /
a la sombra verde oscuera de los plátanos
de espesas hojas / en la vereda que llevaba
al «río grande como mar» /
y la reconocí /bella / atenta / astuta / feroz /
tuve miedo /
el miedo se me vino encima /
y me pregunté a mí misma: ¿adónde iré?
¿adónde iré?
y tuve más miedo / y pensé en alguien
que pudiera acompañarme en esas horas /

el sol se había oscurecido / y se veía
a la luna abrazada al cuerpo del sol como amantes /
papá! / mamá! / José Pedro! / Álvaro! / los llamé
a grandes gritos /

el eco me respondió como si mis palabras
hubieran rebotado en mis propios tímpanos /

«—¿acaso de verdad se vive en la tierra?»
«¿acaso son de verdad los hombres?»

«—¿dónde andabas, oh poeta
—como esmeraldas y plumas finas llueven
las palabras»

¿acaso son palabras/ la única memoria
de la tierra?

¿puedes recordar
el alma de los hombres /
sin haber escuchado la caída penetrante
de esa lluvia / de esa llovizna transparente?

¿puedes recordar
el alma de los hombres /
sin haberte embebido de esa agua alimenticia /
casi inmemorial / de palabras proferidas
a lo largo de edades y culturas?

¿acaso una inesperada precipitación
apagará la brasa del Enigma?

¿es ésto lo único cierto en la vida?

«—eres festejado /divinas palabras hiciste» /
¡pero has muerto!
enero-febrero 1995
De: La estranguladora. Constelación del navío

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APESADUMBRADO [Mi poema]
Aurelio Guzmán Berro [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Desnudo de cintura para abajo,
a solas con sus miedos y su sombra,
rendido como humilde escarabajo,
pasando van recuerdos a destajo
vertidos a lo largo de la alfombra.

Vestigios de ese ayer con desparpajo,
bragados cual soldado en mil batallas
que hoy ya tristes, campanas sin badajo,
simulan más la forma de estropajo,
vengativos, traidores y canallas.

Que el paso de los tiempos ha marcado
cual reses señaladas con el hierro.
Quisiera descubrir por qué ha pasado
que hoy tan triste se siente, acobardado,
penando sin piedad a este destierro.
©donaciano bueno

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Poema de la duda
Nuestro amor ya es inútil como un mástil sin lona,
como un cauce sin agua, como un arco sin flecha,
pues lo que enciende un beso lo apaga una sospecha,
y en amor es culpable el que perdona.
(José Angel Buesa)

MI POETA SUGERIDO:  Aurelio Guzmán Berro

A LA INDUSTRIA

ADÁN, primer varón, surgió a la vida
Que Dios le deparó, de encantos llena.
Consciente, y libre de presión ajena,
Labróse, con su culpa, su caída.
Su prístina pureza así perdida,
Cundió la corrupción de vena en vena,
Y a la prole infeliz legó su pena
En su naturaleza enflaquecida.
Dios, misericordioso y providente,
Alto remedio al grave mal previno:
Descubrió la esperanza al inocente,
Puso en las aras el dolor divino,
Subió a la cruz, y al abatir la frente,
Alzó los ojos y mostró el camino.
¡Raza de Adán, la sierva y la señora!,
Tu tarea empezó desde tu cuna,
Y apuras las jornadas una a una,
Del solo viaje cuyo fin se ignora.
Trepando la pendiente abrumadora,
El bosque atravesando y la laguna,
Desoyes, al andar tras la fortuna,
Tu voz interna que reposo implora.
Llegar te ves, donde llegar aspiras,
Y acaso hastiada de tu clara estrella,
Las blandas auras del hogar respiras;
Mas no descansas; ilusión más bella,
Meta más ardua, en lontananza miras.
Y se alza tu ambición, gritando:

¡a ella! ¡Ah! desde la alborada de la vida,
la ambición en el alma se despierta
que va, por esa vía siempre abierta,
le deseo en deseo conducida.
Cruza al marcharse la ambición cumplida
con la que asoma por la fácil puerta
sin que un solo momento esté desierta
al alma débil que les da cabida.
Beato aquel que contemplando el cielo
sin desfallecimiento y sin mudanza,
a nobles fines empeñó ese anhelo!
Él podrá con serena confianza
dar sus despojos al materno suelo
y abrazarse, al morir, con la esperanza!
Llena de pruebas fue, penosa y lenta,
de nuestra estirpe la primer jornada,
cuando a sus propios fuerzas entregada
ndaba errando sin hogar y hambrienta.
desnuda ante el rigor de la tormenta,
contra graves peligros desarmada,
y en la zarza del bosque desgarrada
la obscura tez de rojo humor sangrienta,
Cuántas veces, acaso, habrá caído
el raudal de sus lágrimas amargas
a las espumas del torrente unido!
tú sola, dulce fe, que el alma embargas,
tus horas acortar habrás sabido;
Las que llena el dolor siempre son largas!
Pugnar debió, para nutrirse, un día,
el mortal infeliz; mas ya seguro
del hambre y de la sed, buscóse un muro
contra el rayo del sol que le ofendía;
bajo el hondo peñón que le cubría,
fuese formando su linaje obscuro;
allí, su corazón agreste y duro
al hálito de amor reblandecía:
viendo en la piel de la cerdosa fiera,
defensa al frío de la noche insana,
caza él, y la tierna compañera
con sólo su belleza, más galana,
guardando el fuego, en la caverna, espera.
Tal fue el origen de la Industria Humana.

Débil de cuerpo, mas de ingenio fuerte,
Con la rama nudosa y piedra rota
Contra los reyes de la selva ignota
Hace el hijo de Adán arma de muerte.
Después, el bronce, a su placer, convierte
En lanza aguda o defensora cota;
Dios, cuyo nombre de sus labios brota,
No le abandona en su precaria suerte.
El suelo, por su brazo, destrozado,
Él útil grano a que sirvió de abrigo
Devuelve a su heridor, centuplicado.
¡Oh Providencia fiel, yo te bendigo,
A ti, que protegiendo al desterrado,
Te muestras bienhechora en el castigo!
Unido el fierro a la adquirida lumbre,
El horizonte dilató su anchura:
La planta humana se movió segura,
Del hondo valle, a la empinada cumbre.
El arte, sucesor de la costumbre,
Ornó la utilidad con la hermosura;
Nació el deseo de mayor holgura
Y fue ya escasa la primer techumbre.
Caverna, choza y artesón labrado;
Ruda piel, sayo vil y blanda tela,
Son las etapas del camino andado;
¡Pero el viaje moral, deja su estela
Lejos del rumbo que le fue trazado
Por quien el giro de les orbes vela!

Cuando brilla en los cielos encendida,
En pos de humilde noche, la luz pura,
¿Esa tierra, no veis, árida y dura
De mil súbitas flores revestida?
Impalpable simiente, allí, escondida,
Despierta, y arrojando su envoltura,
Rompe los senos de la madre obscura
Al soplo misterioso de la vida.
Así también la actividad humana
Con fruto inesperado nos sorprende
En cada despertar de la mañana:
¡El saber a la industria el brazo tiende
Y un velo más de la natura arcana
Con el rayo del día se desprende!
¡Ya no se mide la labor del hombre!
Relámpago es su paso, en lo infinito
Del tiempo durador, y deja escrito
En hondas huellas el instable nombre.

¡Noble industria, salud! Lazo potente
eres, que al hombre con el hombre liga,
y la extensión a dominar le obliga
tras nuevos climas do mostrar tu frente.

Sí; supiste cambiar rápidamente
en pan sabroso la buscada espiga,
y el vellón tibio que la carne abriga
al tugurio allegar del indigente;

mas ¡ay! ¡la libertad le dio a tus alas
el aire y luz donde espaciar te veas,
y a la opresión das tú hierros y balas!

Si nuevas armas contra el hombre creas.
Si en el bien y en el mal tu esfuerzo ¡gualas.
Industria, don fatal, ¡Maldita seas!
(Montevideo – Uruguay, 1834 – Buenos Aires – Argentina, 1911)

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MI POETA INVITADO:  Ennio Moltedo

Me han robado

Me han robado, me están dejando nada más que la cáscara. Ése es el problema. Me cambiaron los azules y todo el orden de las olas. No he vuelto a caminar con el mismo paso. Yo mismo no me reconozco en los espejos. Y hay música hasta el fondo de los tarros.

Cambian las formas y te extrañas del movimiento de tus dedos, de los viajes de tu cuerpo. Ya no escuchas. Las orejas son estructuras sin sentido. Los ojos van detrás de telas, carteles, objetos pintados y te detienes a descifrarlos y ella, ella se renueva a cada instante y la ves sacar la lengua entre los puntos de la gran fotografía.
(De Mi tiempo)

Límite

He aquí un simple tubo rojo o la baranda junto al mar. A tus espaldas el camino suave, limpio por la brisa de los vehículos; más atrás el sendero, la cortina de los árboles oscuros, la última guardia de flores, quizás la vida.

He aquí el límite. A tu frente el desorden, la libertad del viento, la línea azul – que aún no es línea -, el agua que trepa y salpica cada vez en forma diferente. Se puede pasar tardes contemplando el escurrir siempre distinto de la espuma por las rocas.

Frente a ti, el mar.
(De Concreto azul)

Pérdida

Yo, que en estos momentos puedo inconmensurablemente todo, escojo pero no acierto entre veinte nombres. Más fácil hubiera sido consultar su destino o dejarle clavada una señal indicadora.

Fueron la ascendencia especial de su piel azul y su cabellera recogida en Europa, lo que me hizo meditar lo necesario para permitir su desaparecimiento. Decepcionado después de un cambio de luna entero, no encuentro cómo llamarla. He buscado entre almohadas y coronas, he dormido en su cama, pero todo resulta una canción escolar o un pájaro de domingo.
(De Cuidadores)

Feliz Año 2016 [Mi poema]
María Sotomayor [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

Un año viejo se va
y otro año nuevo que empieza,
el que se va ya no está
y el que viene dios dirá,
qué panorama traerá
si de alegría o tristeza.

El tiempo que ya se han ido
nunca jamás volverá
a retornar a su nido.
Que el vino que se ha bebido
cuando ya se ha digerido
en la nada quedará.

Es, sólo es, que eso es,
hoy, aquí, en este momento,
no más tú eres lo que ves.
Y aunque vuelvas del revés
dos más uno serán tres
el resto sólo es un cuento.
©donaciano bueno

Estos versos fueron escritos con motiva de la entrada de este nuevo año 2016. Es buen momento para hacer un inventario en nuestro interior y sacar aquello que no es de buen color, desarraigar el rencor, la ira y abrir espacio para que se llene con amor, comprensión y buena disposición. Feliz Año Nuevo.

MI POETA SUGERIDO:  María Sotomayor

EL LENTO OFICIO de los hombres justos

ha huido lejos o lo han olvidado simplemente
sus brazos caen agotados sobre la juventud
y en su pecho se entrelaza
el desorden de los vestidos blancos
a lo mejor algún día perderán el miedo de su lengua
lejana
a lo mejor podrán transcribir la distancia de las
piedras
que lanzadas al estanque nunca vuelven a la mano
después un calendario es un reloj de madera
pero la mesa sigue vacía
desde el principio hasta el final del hambre

YO VIAJO en treinta zapatos

siempre después de haber sufrido
de los hogares vacíos y de las madres llenas
de la cara solo me lavo los dientes
y muerdo un barco que se enciende
dejando el agua correr sobre un pañuelo
desde que lo supe no he parado de dibujar
rosales en el pecho
para plantar lagos verdes a punto de crecer
y algún que otro escarabajo asustado
un zapato impar ha subido por unas escaleras
mostrando orgulloso su huella en el recorrido
ha dejado descalzo a mi padre antes de pasar
y yo juraría haberlo visto antes saludando a los
labios
desde la tristeza más alargada de su último viaje
como hilo de lana dentro de la respiración del aire

HAS DICHO palabras aquí

aquí no voy a volver a entrar
en este lugar la respiración no nos enternece
porque no existe y el tiempo se estira y se confunde
como la vena violácea en un párpado
hoy que hace un frío
insalvable
un frío profundo
o los días tuertos
en los que me protejo los ojos con las manos
con un simbolismo de inexistencia de gestos

dormí con el peso de un hueso
atascado en la garganta
el mismo peso que un hueso redondo
y de memoria
hice el esfuerzo de imaginarme
dando a luz con el pelo sucio y mal cortado
por la luz
haciendo de la luz un periodo mucho más largo
donde los labios se mueven mucho más despacio
para pedir las cosas

hace días que hago lo que me digo

las puertas se abren con las rodillas las rodillas
son ganzúas

mientras me pongo en la postura del perrito dando la
espalda
porque este mundo está conmocionado por relatos
que me impiden
y honesta soy capaz de hacerme la mustia
está bien solo hice lo justo a mi parecer
no tuve dudas
porque no comí de una belleza azul para después
desdecirme
sostenida de nombre juntando las manos
me vine al mundo
a pedir perdón.

Nos cruza una niña jugando

lleva el pelo recogido en forma de llave
y un lluvia pálida en cada mano
parece hambrienta
siempre ansiosa por estar adentro

antigua
desnucada
algo resbaladiza

la arena entonces en sus pies
y lo lento del girar en el sentido de las manos
con sus golpes, sus rodillas violetas
me pregunto
si su ombligo tiene forma de paloma
la invisible cicatriz umbilical
dentro de una cáscara de rosa

escribo sobre sus pies torcidos
su labio rojo tan lejos, tan lejos
de los tobillos huérfanos de charcos
del significado de lo puro cuando encaja
convirtiendo a los árboles
en animales heridos junto a la carretera
y los juegos infantiles son bombillas rotas de la tarde
tal vez la infancia sea un hilo en el suspiro del viento

No tiene prisa, olvida un zapato

pero no el sabor verdadero de los grifos
los hijos pasan silbando blancos por los caminos
y ella detrás del visillo deja correr la lluvia en sus dedos

se ha separado el pelo
y cose un jarrón milenario dentro de las azucenas
también afuera una cierva con el vientre hinchado
ha llegado hasta tu puerta
con un corazón de hombre en la boca

por qué ya no os conmueven los partos de los animales
por qué

el tiempo sería más lento en los ojos
si aprendiéramos a alimentarnos del goteo de leche
de las cicatrices redondas de los cuerpos
del ritual anémico de lo salvaje sobre la vida

He despertado en medio de un puente gris

soplando pequeños pasos
como insectos torpes que saltan
y saltan y remueven sus patitas
en mi carne abierta en mi carne blanda
una luz
naranja
de tarde
se derrama
por la garganta
y lo cubre todo de tierra brillante, incluso la cintura

allí dentro estoy a salvo porque el silencio avanza
y no lo he dicho aún, pero mi pena es redonda y roja
con el mismo aspecto de la tripa de mi madre
cuando ella no era mi madre y yo aún no era yo
tan sólo éramos hambre
entonces
tan chiquita era
que no podía llorar
después me soltó la mano
y las hijas dejaron de hacer pie en las bolsas
para quedarse dormidas dentro de una trapo azul
en el cielo de los niños
en las casas furiosamente extrañas.

Si toda la luz se quedara quieta

contemplando las manos sacudirse
motitas de polvo alrededor de las farolas
y yo sintiera que me estaba enfermando
no pararía de acariciar el pequeño diente
que me empezó a crecer dentro del cráneo
en lo liviano de mi condición de mujer hacia dentro

más tarde
más tarde aún de encaminar mis pies por las aldeas
de bajar feliz de la cama y bautizar a mis doce hijos
más tarde aún de estar siempre del lado de las tormentas
pero en distintos lugares lo supe

hay que seguir tragando flores con los ojos muy abiertos
para seguir oliendo bien por dentro

así que detrás de todos mis intentos de llorar pétalos
sólo me quedó ponerte a navegar en lo hueco de los tallos
por los ríos, por las rayas lisas y pequeñas de tus manos
por la nostalgia luz barullo de los naranjos

y no hizo falta estar limpia para arrastrarse
cuando el gallo cantó su dibujo infantil
contra tu primer llanto blanco de animal sin amo.

Una vez a mis cinco años tuve una hija

no pude llorar lo puro de su carne
la mancha cobalto que dejó en la tierra

la parí a escondidas debajo de un árbol
y no encontré señal alguna de los lobos
más tarde fui la madre de una cierva
y también gorrión dentro de una rosa
clavada en el dobladillo de un vestido blanco

la primera sangre tuvo aspecto de miel púrpura
me hizo nudo y sonrojo las mejillas
despeinada de cintura para abajo

después, la cierva murió tatuada en la ternura
en un pedazo de cielo inmenso que nos hizo sombra
la mañana que nosotras también quisimos el amor
más allá del hambre, de la tripa limpia de los hombres únicos.

Tenías una belleza tan líquida colgando del labio

que hubo un tiempo que olvidé cómo nombrarte
más tarde el puño sobre la mesa
y quedarte tan flaca después del nacimiento
en los objetos punzantes que han llenado tu cabeza
la casa tan vacía
el grito tan alto
que no te reconoces
en el olor de la cocina sucia después de los adultos
de la ceremonia salvaje de ser dorada

ningún espejo va a devolverte tu imagen de cierva
como ningún hombre te va a volver a llenar el vientre
estás seca, te doblas como un junco
y su pequeño corazón se derrama
en tu belleza tan líquida
colgando del labio
en algún lugar de una niña
que hace una acrobacia en la ventana
y lo pone todo perdido de cabellos
sonando a barro en los ríos
en la vida entera.

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COMPRAR, SU DIOS, SU RITO [Mi poema]
María Paz Guerrero [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Hoy salió. Fue a comprar. Y se ha comprado
una crema que dicen crece el pelo,
un potingue calmando irá su anhelo
y una gafas que miran si el de al lado
por ella al observarla está colado
y cura el desconsuelo.

Y un pullover que estaba rebajado
así sea verdad no lo precisa,
y en el mismo paquete una camisa,
y unos guantes que nunca los ha usado
mas contaba lo mucho que se ahorrado
obrando de esa guisa.

Y un espejo que opinan que al mirarse
se puede conseguir verse más guapa,
y que, dicen, quien mira ya derrapa,
y aunque sabe no puede consolarse
solo piensa no más en qué comprarse
impulso al que no escapa.

Y una plancha que dicen plancha sola
y un robot que lo enciendes y cocina,
y otro móvil que te habla sin inquina,
para hacer que algo compres otra trola
que dicen que te enseña y baila sola
que gusta y es divina.

Resistir no consigue a sus deseos
pues va siempre encontrando algo bonito
y así ella hace al comprar un requisito
que pueda hacer feliz. Y es que son reos,
que absorbe y les somete a devaneos.
Comprar, eso es gozar, su dios, su rito.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDO:  María Paz Guerrero

chupa con el moco de su trompa

la calavera
le quita el barro los gusanos la maleza
se demora
sus crías van a pasar hambre
mientras lava el esqueleto
los huesos serán masticados
por el tiempo
molidos por el aire
hasta desaparecer
las partículas se disolverán
limpias
en el desierto

Algo ondeaba

algo babeaba, se arrastraba en la alfombra de la casa
algo sudaba en la cama de madrugada
algo corría y se caía y se raspaba la rodilla
algo se bajaba los pantalones
algo se acostaba en el pasto y se restregaba en la tierra
algo orinaba en la mitad de la calle
algo dejaba al canchoso suelto, en un potrero
algo miraba al perro y no sentía ternura
algo aprendía a no querer
algo corría hasta quedar muerto
algo volaba papalotes en el aire hirviente de Comala
algo conocía la sed en un libro
algo tomaba vasos eternos de agua
*
Los campesinos todavía desayunan arena,
almuerzan cascajo
y comen piedras asadas.

Sale al bosque a desenterrar raíces
llena el tiempo de huecos
y mete el escaso cuerpo
en uno de ellos
Cubre su esqueleto del viento
para que la corriente
no roce su superficie de erizo
Se rompería en añicos el aire
al contacto con las puntas
No busca hacerse cortaduras en la cara
ni beber licores fuertes
mucho menos ser vidente
Ya tiene ojos rasgados, piel amarilla
y se pone a ser india
en la mitad del día.

La vieja sentada en la mesa

sus manos aruñan la comida
su boca chupa el hueso solitario
cuando engulle
sus músculos tiemblan.
Absorta en su trabajo
avanza como caracol

Parpadea
Todo su tiempo contenido
en ese despojo

Descarga su peso sobre las horas

como si el atardecer
torbellino,
como si la vista desde el piso octavo
lo acercara a Marina
79 años
se desploma contra el césped
se parte los dientes.
En al ascensor Marina
le agradece a Dios
y tapa su boca mueca*

Desde el piso octavo busca historias:

Antes, la sangre de Marina era
el ciclo solar de su cuerpo.
Ahora la mano temblorosa
arranca un diente
y esta nueva sangre
le recuerda cómo la carne
-no solo el iris, ni el tiempo-
también se parte

No sabí­as quién era

y aún así­ buscaste en las grietas del aire
su gesto suspendido.
Indagaste con la tenacidad muda
del animal
encontraste
su risa repetida
en la retina de los niños
el silencio cóncavo en el corredor
la ausencia ní­tida
que revela la cicatriz en el ojo.

Me levanto y la boca es una mancha

me estiro, reptil
pinto las uñas de mis pies

Salgo al parque
el aire juega como niño
infla mi pecho cansado
me sube a la copa de la acacia
me da vueltas
Delicada, frágil
destruí­ la noche.

Ahora

todo está hueco de sí­ mismo
traslúcido
solo queda el rayo diminuto
que parte por la mitad la añoranza

El perro se acuesta en la orilla

resopla sin asidero

Ella consume la fragilidad del animal
esa tenaz consistencia del pulmón marchito
ella fuma
-silenciosa, con la cautela que mata el tiempo-
fuma
para acompañar el resuello

Es su único apego
ese perro dañado.

Benjy

Benjy ama a Cathy
escucha quietudes, aires
The sound and the Fury.
Quiere ser bobo
hablar como asno, mula de carga
quiere ser este que es ahora:
uno más cercano.
¿A qué suena su infancia?
a tienda, martillos.
La percusión está abajo y los chelos arriba
donde llegan los pájaros.
Benjy besa, se pega a Cathy
lame su rodilla fresca
confunde a su hermana con la flor
confunde la falda de su hermana con la muerte

Ahora mismo las plantas están vivas

impávidas no saben que Eulalia las pinta
Diana las hace sonar y yo las escribo.
Ellas
mueren
respiran
se llenan de sí­ mismas
mientras nosotras
inventamos su gramática.

Infancia

Reúne guijarros en los bolsillos
los arranca del suelo
para llevarlos al agua
los mete en peceras para que respiren
y acostumbrarlos a su próxima morada
*
Cuando el niño ve la piedra
se la lleva
la piedra es suya, desde siempre,
así­ como los pedazos de madera.
Pero no se puede llevar la quebrada
así­ aprende que hay cosas que no son de él.

Escribe ese pedazo que vibra

sutil
escribe con un cuchillo
y después corta cada filamento
para unir ese intenso
dislocado
grave
camino.

Edipo se quitó los ojos

yo me arranco las palabras

No quiero ser muda
quiero sonidos por eso aúllo

El mundo es tonto
no habla

Yo grito por él.

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Y UN DÍA SE PIRÓ… [Mi poema]
Martín Rodríguez Arellano [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Y un día se piró. Zoe su nombre.
Era mi amiga, fue mi confidente.
Huyó sin avisarme, de repente,
quizá es que yo con ella fui un mal hombre.

Cada instante pasó lloré el vacío,
que en mis ojos tejióse una alambrera,
y hoy aun miro debajo la escalera,
y su ausencia se torna escalofrío.

Hay quien dice la vio, no sabe dónde,
otros hablan de ayer, no saben cuando,
yo quisiera pensar que es que se esconde.

No paro de llamarla y no responde,
que imaginar quisiera está jugando,
mas nunca es que a mi amor no corresponde.
©donaciano bueno

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Es un dicho eso de que el perro es el mejor amigo del hombre que tiene mucho de cierto.

Bebiendo un perro en el Nilo
al mismo tiempo corría.
¿Bebe quieto? le decía
un taimado cocodrilo.
Díjole el perro prudente:
¿Dañoso es beber y andar,
¿pero es sano el aguardar
a que me claves el diente?.
(Félix María de Samaniego)

MI POETA SUGERIDOMartín Rodríguez Arellano

El pueblo

Cuando yo muera
El pueblo no se acabará.
Permanecerán las sonrisas,
Existirán grandes palabras,
Los niños cantarán en ayuuk.

Cada sol de nuestra vida,
Escuchará el himno mixe,
Con el regocijo de Kong Oy
Muchas fiestas nos esperan.
Y el pueblo ayuuk no se apagará.

Gente de Estado

No sonrías,
No festejes
Mi desaparición forzada
Ni mi vida extinta.

No digas que el triunfo es tuyo,
No pienses que es a mí a quien dañas,
Porque sucede que tú eres yo.
Si no vuelvo a aparecer o me extingo
Significa que pronto perecerás.

Las flores del jaguar

Cuando se oculta el sol
En felino de flores se convierte,
Recorre selvas y montañas
Para que lo tomes por nagual.

Bajo la luz de la luna
Observa la bóveda celeste
Y descubrirás las flores del jaguar
Que cada día guiarán tus pasos.
Al presentarse la alborada,
Se apagan como la lumbre,
Igual que en un sueño nocturno,

Y el día nos saluda de nuevo.

Y lo sabe

El viento no puede
atajar un sueño.

La noche se hace luz
para el pensamiento.

Yo vivo aquí
pero
pienso allá…

Y mi pueblo lo sabe.

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