A todos los amantes de la literatura en sus distintas formas o variantes...

Donaciano Bueno Diez

Donaciano Bueno Diez

Editor: hombre de mente curiosa, inquieta, creativa, sagaz y soñadora, amante de la poesía.

A UN BANCO AMIGO DE LA INFANCIA [Mi poema]
Milton Schinca [Poeta sugerido]New

MI POEMA …de medio pelo

 

Hoy he vuelto a sentarme en ese asiento
el mismo en que lo hacía cuando niño
y he visto reflejado su cariño,
pareciera que estaba muy contento
y hasta pude observar me hacía un guiño.

Así fuera que el tiempo haya pasado
él se encuentra fornido, consistente
-le he pasado la mano por la frente-
que hoy he vuelto a ser niño aquí a su lado
con el ansia de un alma efervescente.

Él estaba asentado y yo en su asiento,
ambos dos, viejos tiempos recordando,
él me habló de su vida, yo de cuando
le hacía travesuras. No les miento
si digo cuánto anduve disfrutando.

Tal fue así que sin más se echó la noche
nos dimos con afecto un gran abrazo,
él se quedó algo triste en su regazo
y yo echando ando aquí ahora ese broche
probando a restañar del arañazo.
©donaciano bueno

Los #bancos en los que te sentaste son cómplices de tus andanzas y por tanto de recuerdos? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Milton Schinca

MEDITEN FRENTE A ESPLENDORES DE UNA ÚNICA FLOR

Renuevo el fatigado prestigio de la rosa
y ante su desnudez recuperada exclamo:
rosa deseada largamente, preparada por siglos
de proponerse ciertos hombres descifrar cómo sería
la imagen de este universo que se ama
si pudiera encarnarse en una estructura leve.
Rosa pues levantada
a tenue culminación del mundo, a iluminado símbolo
de lo exterior que sin embargo
habla con inequívoco dulzor nuestra lengua vigente,
se alza como rigurosa hasta una estatura
que nuestras manos pasajeras
en su escala pueden, conmovidas, alcanzar.
Entonces éste es el rostro de lo real, amistoso;
ésa la justa proporción de tamaños y tiempos
entre el hombre y el no hombre. No somos
más débiles que lo débil, más efímeros
que lo efímero; más bien amos
en un jardín donde gloriosas constelaciones aroman.

Alguien mentará lo caedizo de todo símbolo,
la liviandad de una metáfora si se implanta
en figuraciones abonadas desde antiguo.
Respondo:
como resultado de un sabio amor la rosa
atestigua nuestra oscura naturaleza en tanto niega
la declinación, la desmiente cuando esplendiendo
nos induce a lo perecedero.

TE CAÍSTE DE LA LUZ…

Te caíste de la luz y qué pura materia apareciste.
De qué poder juicioso está compuesto el mundo
vista esa ley de que todo no se parezca a nada
pero tu desnudez sí se parezca a todo,
esa piel tuya tiene algo extremo, no me digas qué,
sospecho que la alegría primera toda junta,
la liviandad del mundo que se estrena
con todas sus potencias, y así me lo dijiste
en un idioma adánico sin trabas y tan inteligible
que sólo cabía besarte y multiplicarte
porque era la época antes de todo misterio,
el período evidentísimo
en que faltaba fabricar el antes y tú allí
con tanta gracia original,
todavía sin conciencia pero con cuánta
calidad nativa
reinando pura piel, el puro río,
la mismísima transparencia de ser antes de ser,
Y así quedaste hasta el hoy de mi llegada
mando caíste de la luz qué justo
pues yo irumpía postandolas tijeras candentes,
las semillas frenéticas, el empuje trozador.
Y qué pura materia apareciste,
y que puro materio respondi,
y yo sentí uma carreta de años llegar hasta nosotros
algo sólido a cumplirse por debajo de la historia,
y te penetre a golpes de siglos felicíssimos
y sé que nunca más, nunca más, edades tras edades,
podrá ser más fecundo lo fecundo.

Es ahora mismo

«Este árbol que une sus ramas, / íntimo, distinto, /
reservado en alma, / denso, /de estío definido /
de latido de ahora / se adelanta, / muestra /
su persuasivo horario de ánimas /
como si me avisara / que vienen a llamarme de un camposanto, /
aunque aquí me defienda /
un campo campo, / Con otro, si florece, /
que es campo canto./
Y este árbol / también llama. /
La autoridad de su embriaguez compruebo./
Todo se vuelve más íntimo asunto./
Separo grados, nuevas diferencias, / que bautiza el placer, / yo no me olvido. / Y aunque después me ven desfigurado, / no es cierto: voy por dentro, / por fuera descansando / y en un compás de espera caminando. / Y cada vez más sólo, / sin ángeles, sin pascuas, / cruzado de monólogos, /bajo este raro cielo, / mientras la odiable muerte resta o suma, / todo se vuelve aquí último asunto /la autoridad de su embriaguez confirmo. /
Confirmo el árbol y su fondo de ojos /
y la joya subiendo a la mirada. /
La mirada sostiene un cáliz: /
se entreabre y se ve / el pecho de una flor. /
Vertiginoso, verde, / con otra flor parece : /
parece la esperanza /
halagada por la locura. /

BOLEROS CEREMONIALES

Te siento poblándome, aliada esperadísima,
habitante de cada territorio mío
donde te escucho persistir, fresca y completa
como si recién llegaras a mí, como si estuvieras
allí desde muy siempre.
Te miro cada vez que miro algo de mí mismo.
En mí recibo la primera noticia de quién sos
pues me he vuelto el espejo devoto de ti;
tu imagen va asomada a mi carne, a mis pensamientos
como un espacio que amara al río en que se mira.
Y es bueno reconocerte así,
recibirte en mis plácemes de amor
y saber que yo soy lo que tú,
tú lo que yo,
y que si no fuera por estas junciones nuestras
el mundo no habría emergido todavía.
§
Es como sentarnos apaciblemente
uno junto al otro. No hay nadie más; quiero decir
aquí está todo.
En la serenidad peinada de estar juntos
dialogamos tú y yo sin decirnos palabra,
pues no hay detalle de lo que existe
que no nos comunique, y así fue
desde la ventura de nuestro origen.
Estamos solos en medio de tanta unción.
Tal vez más valiera permitir
que todas las cosas caducaran ahora mismo
(lo que es, por ser, ¿no instaura
alguna forma de separación? ¿escinde
lo que es a lo que es?). Ah que siga intacta
la transparencia que nos une;
que nada perturbe el delicado,
el sustancioso silencio
que es como el fiel de nuestra conjunción.
Tú y yo suspendidos
en el eje sonoro de la plenitud.
§
Fuiste asunto de amor, quién no lo ve.
No se habla de otra cosa cuando se llega a tu centro.
Simplificás todo lenguaje con fogosa premeditación:
amor es la única palabra que dejás sobreviviendo
de la inutilidad originaria.
Pero no sobrevive como náufraga
sino como rotor tuyo
que se pone a rearmar el ser entero;
tu costumbre de dar se lanza entonces
a remontar lo vivo
entonando canciones de recién estrenada.
Ah es contagioso, Eis,
verte desarrollar una vez más tu juego
porfiadamente sano,
ese usar cada instante
para recomponer con desenfreno
tu luz fructífera.
Tal es tu ley, el lema sacro,
que yo con gozo hago mío.
§
Si quiero representar la bondad que se posa
me basta medir el equilibrio de tus manos,
centrarme en la sonrisa susurrada de tu piel.
Te noto abriendo las alas
sobre las aguas libertarias del mundo
y cubrir de elocuencias los territorios
que clamaban por ti.
Cómo se enardece tu manto, tu ofertorio.
No hay lugar donde no llegue la paz
que has concitado,
y veo cómo jugosamente
la derramás sobre el paisaje amante
habitándolo de bienes y de caos
que no hacen más que celebrar
lo entera, lo cantábile que sos.

TRIPTICO

1. EIS LA COMPAÑERA
Viajás al lado de quien soy
como la camarada innata de mi identidad.
Canto con el apoyo de tu equilibrio,
me lavo en tu contagiosa vocación de eje.
Desconectaste lo inestable de mis noches,
no me hiciste olvidar
la ecuación de mi nacimiento.
Sabés llevarme centrado
hacia los horizontes de la completud
que me instala por tu mano en el quicio terrestre.
Y ya no sé nombrar las cosas y los sucesos
si no es con el lenguaje de tu compañerismo
pues sólo me acaricia el cargamento del día
cuando vas abrazada a mi sed conyugal.
Atiendo, en fin, a tu sermón documentado
porque me enseña sentencioso
que no soy nunca el que seré
sino como tu esposo decisivo.

2. EIS LA MADRE
Toda tú te infundiste
persistente en mi molde elegido.
Fuiste plasmando tu naturaleza y tu textura
en el vaso que iba a ser el yo,
y en él abriste tus alas de ser.
Fue un acto selector el de forjarme
con tu descendimiento de ternura,
ese inclinarte sobre mi hueco de ser
con la premura de las protecciones,
y así me torné réplica de tu aliento,
un duplicado de tu condición.
Engendradora artesanal
de todo lo durable en que he fraguado,
reconozco en lo materno de ti
la razón literal de mis raíces,
la filiación que da contento
a esta raza en que voy.

3. EIS LA AMANTE
Te empuja un ventisquero de feminidad
que se abre paso entre mis pliegues de ser
sembrando en mis parajes quemantes joyerías.
Tu habla es devoración,
sangrienta temporada de legumbres,
y yo no quiero prescindir
de esa manera tuya de excavarme
ni perder ni un segundo de tu arriesgado lirismo.
No sabría desde ahora
ser yo mismo (¿cómo antes pude?)
si no es soliviantando nuestros cuerpos
en mis espacios de cantar
donde concordaremos tú y yo en un tajo
exhaustivo
más allá de nosotros,
tan vueltos uno solo en los castillos de la carne,
tan parecidos al cosmos con su trote estival,
que ya nadie recorrerá nuestros nombres
ni las casas que fuimos
y de nosotros quedarán tan sólo
dos plaquetas sonoras del amor fructificando
cada día entre los ramos del origen.

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Antonio Machado

Húmedo está, bajo el laurel, el banco… 

Húmedo está, bajo el laurel, el banco
de verdinosa piedra;
lavó la lluvia, sobre el muro blanco,
las empolvadas hojas de la hiedra.
Del viento del otoño el tibio aliento
los céspedes undula, y la alameda
conversa con el viento…
¡el viento de la tarde en la arboleda!
Mientras el sol en el ocaso esplende
que los racimos de la vid orea,
y el buen burgués, en su balcón enciende
la estoica pipa en que el tabaco humea,
voy recordando versos juveniles…
¿Qué fue de aquel mi corazón sonoro?
¿Será cierto que os vais, sombras gentiles,
huyendo entre los árboles de oro?

CUANDO NACEN LAS HORAS [Mi poema]
Carlos Sabat Ercasty [Poeta sugerido]New

MI POEMA …de medio pelo

 

Cuando nacen las horas, al comenzar el alba,
cuando empieza el silencio despacito a rezar,
la luz se hace notar y el sol asoma su alma,
me asocio con la calma y empiezo a caminar.

Soy como dijo un tipo que de escribir sabía
un viejo, un peregrino, un simple caminante,
un émulo cansino de un burro, rocinante,
de un rocinante, un burro que escribe poesía.

Soy para mis adentros otro no más que sueña
hallar un escondrijo, un techo, una posada,
y sale hacia su encuentro así cada jornada
y sigue a cada instante de todo haciendo leña.

Que ve en las mustias yerbas que encuentra allí a su paso
un pobre que aproxima pidiéndole clemencia,
y siente su amargura, lavando su conciencia
y clama al dios bendito porque no le hacen caso.

Sólo cuando oscurece, la tarde ya es sombría,
el cielo se ha enlutado, de pena está muriendo,
con el paso cansado retorna a su cuaderno
para esperar que nazca con suerte un nuevo día.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDO:  Carlos Sabat Ercasty

Sobre la noche cósmica

Hay la contemplación sublime de los astros,
un ir por consteladas distancias musicales,
una unión del oído recóndito y los ojos
en la interior videncia de la extrema armonía.

Hay una noche viva, toda en constelaciones,
cítara de ¡os orbes en intangibles números,
iris de los matices en reflejos acordes,
y hay la navegación en la nave celeste.

Mas repentinamente nos arrancan del tacto
de la sidérea luz y las liras astrales,
y sobre el cielo cósmico emerge el cielo místico.

El éxtasis nos une a la Unidad divina,
toda la noche astral es una ideal estrella,
y todos los espíritus son sólo el Alma única,

El cielo

¡Hermanos!
¡Haced un alto en medio de este día purísimo!
Que los martillos pendan de las manos,
que el arado brillante
no hienda la tierra oscura y profunda,
que las madres y los niños queden en silencio
en medio de los divinos campos!
¡A todos os invito!
Levantad los ojos hacia el cielo,
y así, hermanos, así
ante la inmensa hondura de la mañana,
ante la limpia belleza de las supremas fuentes,
meditad en esa maravilla azul
donde la luz inmensa brota en diáfanas olas!
¡Es el cielo, hermanos,
es el cielo altísimo!
¡Es el mar celeste donde los astros giran!
Allí los grandes sueños eternamente nacen,
allí están los destinos que mueven nuestras vidas,
allí, vastas ideas y músicas arcanas
sin cesar, van surgiendo del más allá sin limites!
¡Ah, cuántos de vosotros recién lo habéis visto!
¿Qué importa que estuviese sobre vuestras cabezas?
¿Qué importa que siempre haya sido celeste,
armonioso, resplandeciente?
Pero ahora, hermanos.
hundid más la mirada en sus senos azules!
¡Refrescad la frente en sus puras distancias!
Olvidad la tierra por un momento,
por un solo momento,
hasta que vosotros mismos os sintáis azules,
hasta que vosotros mismos volváis a ser luz,
hasta que la alegría radiante de los inmensos cielos
desborde todo vuestro ser,
y os quedéis disueltos en la eternidad celeste
de los grandes espacios!
¡Mirad, mirad más!
¡Saciaos de azul, de pureza, de diafanidad!
¡Embriagaos, enloqueceos!
¡Subid, volad, asaltad con los ojos
los grandes reinos azules de los supremos cielos!
¡Hermanos!
¡Haced un alto en medio de este día purísimo!
Levantad los ojos. Permaneced inmóviles.
¡He ahí la más alta oración!

Canción de la nube

Estoy sobre el campo arado
la tierra siente mi sombra
sobre su cuello
y me reconoce.

La acaricio como una mano.
Los surcos abren sus labios
y me llaman
esperando mi lluvia.

Mis primeras gotas no se ven
sobre la sed de la tierra.
La madre ansia henchir el pecho
y darle mi leche a las semillas.

Yo quiero irme toda a la tierra
Yo me aprieto y me exprimo
hasta caer toda sobre el campo.

Cada gota mía
está abriendo una semilla
con su llave milagrosa.
Mientras cantan mis labios
desato el nudo de la fecundación.

La pequeña raíz me bebe
y me sube por el hilo de la primera rama.

Yo soy la humedad de la hoja
y la frescura de la sombra.
Yo levanto el azúcar de la tierra
y ensancho la cintura de las frutas.

Yo goteo de los racimos
y los pájaros me pican
en la sazón de las uvas.

El fuego del sol me levanta en el aire
y mí agua creadora
abrirá de nuevo con su llave azul
la grieta anhelante de las semillas.

La nube vuelve a la nube.
La planta vuelve a la planta
El ritmo trae y lleva
todas las cosas buenas
que embellecen el mundo.

El hada y la luna

Ya no te aguardo, Sueño. No me borres la alcoba
ni me bebas el agua azul de la mirada.
Me acojo a la pereza del diván de caoba
hasta que llegue en sedas y desmayos, el Hada.

Cuando en la media noche de cobaltos profundos
las margaritas de oro hagan jardín los cielos,
vendrá de las distancias inmensas de los mundos
con ópalos lunares y vagos terciopelos

en su carroza de ópalos y de ágatas lechosas,
con rosas atenuadas en la luna y las rosas….
Es el Hada lunática, blanca en sutiles copos,
con glicinas de estrellas en las manos astrales,

plata en luna la frente de lilas y heliotropos,
y lirios de la luna azules en los chales.
En sus ojos de éter bebe luz el espacio.
Sus manos transfiguran todo terror nocturno.

Vierte un lúcido ensueño, construye mi palacio,
me marea con filtros astrales de Saturno.
Ya no te aguardan, sueño, mis pupilas.
Me acojo a la pereza del diván de caoba.

Cuando cierres el párpado de las vidas tranquilas,
entrará el Hada blanca, toda en luna, a mi alcoba.
Me extasiará una líquida sensación de distancias,
irradiaré mi sangre en luz hacia los astros,

y en fuego azul y en éter disolveré las ansias
de mi carne lunática de perlas y alabastros.
Ah, las olas cambiantes en el gris de sus mares
que llegan de sus pechos al diván de caoba,

y la flota ilusoria de navíos lunares
que transfigura en puertos fantásticos mi alcoba!
Ah, la carga de esencias y perfumes azules,
las rosas de otros astros más viejos y las rosas

de otros astros más nuevos, las sedas y los tules
que traes de tus largas estrellas amorosas!
Ah, mi alma que sufre sus enigmas de estrella,
y en un afán nocturno, perdida, alucinada,

aguardará en la noche al Hada, y sólo a ella,
para embriagarse en éxtasis con el amor del Hada!
Hada visitadora de los meditadores,
de los viejos astrólogos y los tristes poetas,

los cabellos de luna sobre un agua de flores
y un perfume lejano de noches y violetas.
De tu claro de luna bajan jardines blancos
y rozas con tu claro de luna mis ventanas.

Ah, si la carne cósmica de tu pecho y tus flancos
se abrazara a mi anhelo con intangibles lianas!
Yo estaré luminoso de estrellas y de luna.
Me embriagarán licores astrales en tu boca.

Y me hundiré en tu música de ensueño, y como en una
ebriedad del espacio se irá mi frente loca.
Ah, tu carne de ópalo nos hace delirar
y nos das el mareo de ilusión de tu viaje,

y tu eterna quimera y tu antiguo soñar,
y el camino de estrellas que tiembla en tu paisaje!
Ah, cuando el vaso cósmico me derrame tus vinos
y esté la media noche lunar toda extendida

en mis anhelos diáfanos, astrales, cristalinos,
y las constelaciones converjan a mi vida.
Presiento los desmayos de mi carne sensible
hasta la esencia última de los ojos del Hada,

y acaso quede muerto de una herida intangible
que a mis pupilas entre de su inmensa mirada.
Ya no te aguardo, Sueño. No me borres la alcoba
ni vendes el espejo de mis ojos abiertos.

Me acojo a la pereza dei diván de caoba.
Pronto el Hada en su nave llegará hasta mis puertos.
Sobre mis carnes fluyen unas sedas de oro.
En mis pupilas flotan lentos lotos lunares.

El lirio de la frente tiembla de azul sonoro
y el alma huye en la ola de los arcanos mares.
Es la hora ilusoria, sin realidad de vida,
cuando toda mirada tiende un camino incierto

entre el deseo cósmico y la estrella fluida.
Y el corazón de carne, de no ser luz, se ha muerto.
Se diluye la sangre en éteres de espacio,
y me exhalo en esencias de heliotropos y lilas.

Transfiguran los éxtasis la alcoba en un palacio.
Se atenúan en sedas nocturnas mis pupilas.
Hora en que lo más próximo se ve flotar muy lejos
y el desmayo nos miente sus distancias irreales.

Viajamos una senda de engañosos espejos.
Los ojos están húmedos de emociones astrales.
Ya es la noche indecible, imprecisa, exhalante.
El Hada de la Luna me ilumina la alcoba,

afelpa sobre mi alma su seda alucinante
hasta borrar mi peso del diván de caoba.
Sólo queda en mi cuerpo la ilusión de haber sido.
Ha caído a la alfombra mi carne desmayada.

En el diván mi vida sin sangre es un fluido
disuelto en los fluidos estelares del Hada.
Ah, las olas azules en la luz de sus mares.
Ahora de mi se irradian como surgen de ella,

y en la flota ilusoria de las naves lunares
mi alma va con el Hada intangible, a su estrella.
Viaja un río de plata en el claro lunar
y el agua es el reflejo de un agua de amatista.

La nave es el recuerdo de otra nave en un mar
que dormía sus franjas de turquesa en la vista.
Se me hizo de estrellas la ilusión de haber sido.
Una esencia de mundos nacientes me embriagaba.

A un astro iba la proa de mi barco encendido
y me sentí más diáfano cuanto más avanzaba.
Me aluciné en las luces más ténues e intangibles,
en selvas de reflejo y en bosques de ilusión.

Llegué hasta los perfumes de los mundos sensibles,
todo de llamas de astros tembló mi corazón!
Y arribamos entonces a la estrella deseada.
Ella besó mi frente en su nave de tul,

y yo entré en el fluido desmayado del Hada
y ella entró en mi fluido como una onda azul!
Después hubo una fuga de remotos navíos.
En su barca de plata volvió mi afán desde ella.

Sentí la suave huida del Hada en lentos ríos,
y la luz de su cuerpo tembló como una estrella!

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Antonio Machado – Extracto de Proverbios y Cantares (XXIX)

Caminante, son tus huellas
el camino y nada más;
Caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.
Al andar se hace el camino,
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
Caminante no hay camino
sino estelas en la mar.

¿QUÉ CULPA TENGO YO? [Mi poema]
Dolores Catarineu [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Así quieran culpar, no soy culpable,
que yo soy lo que soy, que así me hicieron.
Los que a mí me educaron y murieron
buscaron un promedio de notable
haciendo a un ciudadano. Y confundieron

sus deseos, principios y el futuro.
sin llegar a entender que algo más tarde
aquello que tachaban de cobarde
se iba a poder tildar de prematuro,
negando la verdad y haciendo alarde.

Debieran de saber los que no saben,
debieran de entender los que no entienden,
no miran hacia adentro, no comprenden
que nunca han de encontrar quien les alaben
y menos conseguir quien les arrienden.

Debieran de saber los que cainitas
vestidos de ropajes variopintos
se empeñan en blindar a sus recintos
tirando a los de al lado sus chinitas
por ser más desgarbados o distintos.

Debieran ¡ay dios mío si pudieran!
tirar su egolatría al inodoro,
dejar de respirar por cualquier poro
su afán de criticar. Y que bebieran
las aguas cristalinas del decoro.

¡Qué culpa tengo yo si a mi me hicieron
creer lo que era el bien, lo que era el mal!
Y hoy me quieren tildar de carcamal
porque aquellos mayores no previeron
que habrá un día en que aquel dulce torne en sal.
©donaciano bueno

Estos versos vienen a colación de un artículo del magnífico Pérez-Reverte en el que describía como al abrir la puerta de una librería y coincidir con la salida de una señora éste la cedió la puerta recibiendo a cambio un exabrupto de ¡machista!. Reflexionaba: si a mi me educaron desde pequeño que este era un signo de cortesía. Hay quien confunde el culo con las témporas, diría Cela.

MI POETA SUGERIDO:  Dolores Catarineu

Cómo quise tu boca

¡Cómo quise tu boca,
granada abierta,
que en las noches
de estío de amor
me llena!
¡Cómo lloran las sombras
de las veredas,
qué cauces más amargos
dejan!
En fragmentos la luna
se mete en las ventanas
entreabiertas,
y manos de fulgores
las cierran.
En las praderas bailan blancas estrellas.
¡Cómo quiero tu boca
cuando te alejas!
Tender un puente firme
en esta noche clara,
desde mi pensamiento
a tu dormido ensueño.
Tener la certidumbre
de que esperas, sin duda,
y sentir palpitar
como un pájaro herido,
tu corazón en lucha
que reclama el silencio.
Estar en el deseo
como bruma azulada
que acaricia tus párpados
con desvelo de nido.
Ordenar las estrellas
que velarán tu sueño;
y sentirte latir
en la onda sonora
que trae tu sentimiento.

Tender un puente firme

Tender un puente firme
en esta noche clara,
desde mi pensamiento
a tu dormido ensueño.

Tener la certidumbre
de que esperas, sin duda,
y sentir palpitar
como un pájaro herido,
tu corazón en lucha
que reclama el silencio.

Estar en el deseo
como bruma azulada
que acaricia tus párpados
con desvelo de nido.

Ordenar las estrellas
que velarán tu sueño;
y sentirte latir
en la onda sonora
que trae tu sentimiento.

AMOR

¡Cómo quise tu boca,
granada abierta,
que en las noches
de estío de amor
me llena!

¿Cómo lloran las sombras
de las veredas,
qué cauces más amargos
dejan!

En fragmentos la luna
se mete en las ventanas
entreabiertas,
y manos de fulgores
las cierran.

En las praderas bailan
blancas estrellas.
¡Cómo quiero tu boca
cuando te alejas!
Incluido en su poemario Amor, sueño, vida de 1936.

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DIBUJANDO UNA HUELLA [Mi poema]
Margarita Ferreras [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Jugando una partida con la suerte,
al dueño del acierto estoy llamando.
Quisiera hoy conocer si fuera y cuando
el día en que este cuerpo quede inerte.

Tener las papeletas y que acierte,
los tickets a adquirir y así, jugando,
a aquel que es adivino reclamando
me diga es hasta aquí. No más invierte.

Que al tiempo las pisadas voy pisando
sin nunca conocer si es la siguiente
la que se ha de penar, de huella ausente,
de unos zapatos viejos arrastrando.

¡Tantas horas descalzo caminando!.
¡Tanto tiempo esparciendo la simiente!
¡Qué huérfana se queda la siguiente
del que anduvo su huella dibujando!
©donaciano bueno

Ni tú, ni yo, nadie sabe... Share on X

Comentario: Nos pasamos toda la vida dibujando huellas para que en el mejor los casos luego vengan otros y las borren.

MI POETA SUGERIDO:  Margarita Ferreras

Por la verde, verde oliva

y el verde, verde limón,
llegaron los ojos negros
que te embrujaron de amor.
Por la verde, verde oliva
y el verde, verde limón.
La sombra color cuchillo
que da el arco de una puerta
cobijaba a una mujer
en largas horas de espera.
El cielo es azul añil
de pinceladas violeta
mientras la cal en el patio
de blancura reverbera.
La calle arriba y abajo
la blanca Muerte pasea
con la guadaña en el hombro
y en la boca una azucena.
Por la verde, verde oliva
y el verde, verde limón,
se acercan los ojos negros
con un hechizo de amor.
Por la verde, verde oliva
y el verde, verde limón.
Llega y abraza con furia
a la mujer deseada
y le da en el corazón
el hielo de las entrañas.
Los martillazos en el pecho
la van poniendo amarilla,
las piernas se le desmayan
y le amarga la saliva.
Enroscándose ella misma
el cuerpo de la culebra,
dice con voz de martirio
y al mismo tiempo de entrega.
Yo he visto unos ojos negros
en una cara morena,
si no han de ser para mí
que se los coma la tierra.
Por la verde, verde oliva
y el verde, verde limón,
ya se van los ojos negros
arrastrando un corazón.
Por la verde, verde oliva
y el verde, verde limón.

– – –

No moriré mientras tú vivas.
Desesperadamente
mis raices se alargan.
Eres agua y te busco.
Me revuelco como un pez en la tierra
cuando tú pasas.

– – –

Huelo estas lilas
y desandan mis venas
la mitad de mi vida.

Era mi carne intacta
desnuda transparencia
incolora del agua.

Y removéis el poso
siervas de los sentidos
de los ecos remotos
en delicia presente.

Las golondrinas rayan el cristal del cielo.

Las golondrinas rayan el cristal del cielo.
Agrios chillidos de diamante.
Se abre la mañana como una rosa plena.
Ciñe el cielo a la tierra con sus brazos de aire.
Llevo el alma pegada a los cristales de mis ojos.
Con una sed de cielo renace mi sonrisa.
Abro las alas de mis brazos en un azar seguro
a pleno mediodía.
Un ángel indolente abre sus alas
de grises silenciosos y violetas fríos
y eleva el Sol en un cáliz de fuego.

– – –

Huelos estas lilas
y desandan mis venas
la mitad de mi vida.

Era mi carne intacta
desnuda transparencia
incolora del agua.

Y removéis el poso
siervas de los sentidos
de llos ecos remotos
en delicia presente.

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UN PÁJARO SIN ALAS [Mi poema]
Yamandú Rodríguez [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

(canción triste)

Me contaron mis abuelos que en la Habana
por la noche, cuando ruge el malecón,
en que afloja la pereza y la galbana,
con su parche, su bandera y su canana,
surge un hombre tarareando una canción.

Por su aspecto pareciera que es un viejo
que entonando siempre sigue el mismo son,
con su gorra de marino y su entrecejo,
abrazado a la botella de un añejo
disfrutando de algún trago de un buen ron.

Que él soñaba con llegar a otros lugares
donde dicen que se vive en libertad
navegando con destreza hacia otros lares
en que habitan desde un tiempo familiares
y saber si lo que dicen es verdad.

Mas se cuenta que al nacer una mañana
esa sombra del marino se esfumó
a esa hora en que dormía tan temprana,
unos dicen ya vivía con desgana
y otros cuentan que de pena se murió.

Desde entonces, cuando inicia el nuevo día,
es el eco que repica esa canción
sin la letra, que sólo es la melodía,
que transporta al malecón melancolía
y hace un solo, fiel su amigo, el acordeón.
©donaciano bueno

MI POETA SUGERIDO:  Yamandú Rodríguez

El Remate

Falta el aire, y sobran moscas en este domingo de enero,
el sol fríe la chicharra duerme un matungo azulejo,
algunos pollos con argaras están de picos abiertos,
por los charquitos de sombras hay unas guachas bebiendo,
por los caminos calientes cruza la siesta en su lerdo,
ojos azules de cardo curiosean desde lejos,
y asoman por las retamas, ojos azules de ceibo,todo es dulce de tan pobre..

Frente al rancho de tanteo,que esta
con los cuatro codos deshilachado de tiempo,
subasta un rematador, las pilchas de un criollo viejo,
hay muchos interesados, son vecinos todos ellos,
muchachos que hasta hace poco le llamaban «el abuelo».

Recostado sobre el palenque los mira tristón el viejo,
han ido a comprar barato cosas que no tienen precio,
y piensa con amargura, ya no da criollos el tiempo,
que vale este par de espuelas,si las rodajas de fierro
son como dos lagrimones que llorasen por su dueño,
con ellas salio a ganar hace ya muchos inviernos,
la novia en un bagual blanco, la vida en un bagual negro.
Los mozos suben la oferta, doy 10, 15, 20 pesos,
disputan como caranchos el corazón del abuelo,
que al escucharlos se pone rojo de vergüenza el cielo.

Son suyas las nazarenas, dice a uno el martillero,
le han vendido las lloronas, hoy por desgracia hoy tan luego,
que en el palenque la vida le ato su bagual mas negro,
y piensa con amargura, ya no da criollos el tiempo..

Sacan a la venta un poncho, donde garúan los flecos,
para mojarle la cara al que se lo lleve puesto,
tiene la boca zurcida, y lo gasto tanto el tiempo
que a tras luz del calamaco se ve la historia del dueño,
guampas chuzas y facones lo acribaron de agujeros,
pero su filosofía siempre le puso remiendo,
de día con un celeste, de noche con un lucero…

Yo pago por esa pilcha tuita la plata que tengo,
subo a una onza la oferta, si no hay quien de mas lo quemo.
Entonces cae el martillo en lo mas duro del silencio,
un mozo se llevo el poncho y allí cerca el pobre viejo
esta temblando de frío en una tarde de enero,
y piensa con amargura, ya no da criollos el tiempo.

Así perdió en la bajada lo que gano en el repecho,
una a una las ovejas, pilcha por pilcha el apero,
quisiera salvar del lote su mancarrón azulejo,
pa´ que lo agarre la noche en un caballo estrellero,
no tiene mas que uno, y ese, se lo quema el martillero.

Allí termino el remate, cobro la cuenta el pulpero,
¡ aura si! Al verlo tan amargao tan desecho,
todos los rumbos arrollan los lazos de los senderos,
y son cuatro pialadores los que están esperando al viejo,
en cuanto quiera salir, le van a dar contra el suelo…

Entonces aquellos mozos se acercan pa´ defenderlo,
y el mas ladino le dice entre temblón y risueño,
todos compramos sus pilchas, pa´ salvárselas abuelo,
aquí tiene sus espuelas, aquí tiene su azulejo,
Otro le trae en los brazos, igual que a un niño, el apero
otro le entibia las manos con aquel poncho de fleco,
y otro que no compro nada, le estampa en la frente un beso…
Por que sigue dando criollos, muy lindos criollos el tiempo…

AMANECIENDO

Yo ya andaba levanta’o…, de madrugada salgo a prender mi tabaco en el lucero, mientras termina de encerrar la noche… una ronda de gallos fulgurientos.

Tapa’o con las cenizas del rocío….,
Arde haya en horizonte el trasfogueo,
hay un pirincho…, caprichoso,- madruga mucho,
-viene hacer buche de luz en ese alero.
Hay una ronda de pajaritos con los picos recién pintaos de nuevo
y en los juncales del arrollo de oro tiende a secar sus medias el bollero.

Yo era mozo…, mozo y con novia,-
Me faltaría mas o menos un mes pa el casamiento.
Sobre el amanecer de mi relato
— ha pasao… poco olvido,
Pero mucho tiempo…,

Se ve un amargo…
Y sentí en la puerta como el balar de un corderito enfermo…
Abro… y me encuentro… con un niño e meses…
envuelto en unos trapos viejos, ¿y esto?…
pensé pa’ mis adentro….
Quien sabe?,….. quien sabe que miserias me trajo a mi este mamón ajeno.
Lo alcé…, ¡lo alcé como quien alza un crucifijo toca’o por dentro.
Lo bese en la moyera que tenia una pelusa de patito negro.
Lo apreté juerrrte contra el calor empluma’o de mi pecho y el niño…,
El niño dejo de llorar,
Y el sol…, el sol curioso se acerco como olfatearlo,
El horno abrió tamaaña boca al verlo… y pa que el niño riyera mi caballo viejo hizo de su coscoja un sonajero.
Entonces yo toca’o le dije a tu’itos,
Al aire,… al rancho,… al caballo, a la vaca, al sol, al viento,..
Este,… éste es un hijo mío…
Claro que es un hijo mío por que es una semilla,… es
Una semilla que me trajo el viento…
Bendita sea la noche que lo puso desnudito de amor bajo mi alero.

Le deje el neno a una vecina,… le cargue espuelas al caballo viejo,
Y lo raye en el patio de mi hembra,…
En el patio de esa mujer que no tuvo corazón,…
En el patio de esa mujer que no tuvo sentimientos,…
Porque le negó al niño el agua del socorro y pecho,
Porque iban a decir cuatro vecinas que ese hijo era nuestro,
Iban a decir que lo habíamos tenido nosotros sin permiso el pueblo ante el casamiento, y ella,… mi novia,… mi novia me pidió que lo regalara,
Mi novia me pidió que lo diera! y ¡como podía darlo…,
¡Cómo podía darlo si no era un perro!,..
No era un perro… era un pedazo de carne,..
Era un pedazo de carne con una rosa adentro.
Y Dios,,,, dios no puso ese niño en el nido de un malba’o,,
Dios lo puso en el nido querendón de un hombre de América,
Que se santigua por los cuatro vientos,
Y yo no estoy pa que me tiemble el pulso cuando salgo a prender mi tabaco en el lucero.
¡Ella mi novia!.. me dijo que podía haberme dado’ un hijo nuestro,
Que ese,. .que ese era un pedazo de carne ajena,…
¡Que ese era un pedazo de carne negra,…
Que ese era un pedazo e’ carne e’ pueblo,
Que lo diera que lo regalara!, y como podía, como podía regalarlo…
si no era un perro….
Y entonces mi novia,… la mujer quien en toavia quiero,…
La mujer que le estaba agarraaanndo,,,
Agarraaanndo la orejita al casamiento.
Me apunto los ojos en el pecho y me dio a elegir; » el niño… o ella»,…
El niño o ella, …el niño o ella,… el niño o ella.
CON el niño le dije que SÍ, con el desnudito de amor, con Él me quedo.

El perdón

Son las cinco de la tarde en un pago de leyenda.
A estas horas el ombú, se saca el poncho violeta
y lo tiende sobre el suelo curtido de la tranquera.
No pasa una virazón.
El patio se recalienta
con un brasero ‘e malvones, prendido no bien clarea,
a donde las ponedoras van a pintarse las crestas
y casi siempre murmuran su rosario las abejas.
El rancho es de palo a pique.
Parece que jué carreta;
porque entuavía se ven entre los yuyos dos ruedas:
una es la boca del pozo y la otra, la manguera.
Dicen que todo era dulce: el agua, el techo y la dueña,
una viejita muy blanca, que dejó viuda la guerra
con cuatro hijos varones…y se echó esa cruz a cuesta.
Sus manos son un milagro de amor, porque sale de ellas
tierno el pan del amasijo, tibia la leche que ordeña,
blanco de espuma el mantel en el altar de la mesa,
donde esas manos bendicen la caridad de la cena
con la hostia de la luna azulando la cumbrera.
Esas manos día a día, sacan calor de la rueca,
pa’ antibiar cuatro pichones que desplumó la pobreza.
Y esas manos de la madre, con diez palitos sin juerza,
van haciendo cuatro gauchos a rigor de potro y sierra.
Si alguna vez se enojaba con un gurí, siempre ella,
antes de cerrar la noche, le dio la mano derecha
para que él se la besara con un “¡perdoname vieja!”
Nunca se pudo dormir con un hijo en penitencia.
Y esa tarde, el más muchacho, estando solo con ella,
olvida la ley de Dios, levanta un puño y golpea
el pecho de aquella madre, que es un santa de güeña.
A’i no más monta a caballo dejándola cáida en tierra.
Y a la oración, cuando güelven los cuatro para la cena,
está el fogón apagao y hay un frío de tapera…
-¡Mama!- Naide responde.
Temblando ya, la campean.
Como buscan a la altura del corazón, no la encuentran;
porque la madre está allí, pero sobre el piso: muerta.
Los cuatro mozos de luto, al campo santo la llevan.
Pesaba tan poco en vida…y aura no pueden con ella.
Doblan por las cuatro puntas aquél pañuelo de tierra…
Caian unas flores de yuyos…se santiguan…y la dejan.
Al otro día un vecino, al pasar por allí cerca,
avisa que a la finada le quedó una mano ajuera.
¡Cómo! Se miran los cuatro y ninguno malicea,
güelven, le cubren la mano y pa’ mejor protejerla
Rodean la sepultura con un corralito ‘e piedra.
Y la misma tarde, un hombre que cruza con su caballo
les dice que vio la mano otra vez a flor de tierra…
Entonces, al más muchacho, le habló al ‘oido la conciencia;
porque se puso ‘e rodillas en el corralito ´e piedra,
bajó la frente y llorando, pa´ que la madre l´ oyera,
como cuando jué gurí, dijo: “Perdoname, vieja”.
Cubrió de besos la mano…después la cubrió de tierra…
Y como salía solo pa´perdonar la ofensa,
dende la tarde del beso ya descansó bajo tierra…
Y naides más vio la mano de la madrecita güena,
que nunca pudo dormir con un hijo en penitencia.

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Rosalía de Castro – ¡Para la Habana! 

Este se va y aquel se va,
y todos, todos se van.
Gálica, sin hombres quedas
que te puedan trabajar.
tienes, en cambio, huérfanos y huérfanas
y campos de soledad,
y madres que no tienen hijos
e hijos que no tienen padres.
Y tienes corazones que sufren
largas ausencias mortales,
viudas de vivos y muertos
que nadie consolara.

ES INÚTIL QUERER CAMBIAR EL MUNDO [Mi poema]
Josefina Romo Arregui [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Es inútil querer cambiar el mundo,
y adornarle de flores, diferente,
se incline hacia otro lado de repente,
trocando su carácter nauseabundo
en gozo que resulte complaciente.

Inútil es soñar con descubrir
de esa puerta su lado más humano
o estar ciego, no ver, no percibir
que está lleno de maldad, que te ha de herir
con desdén cual si fueras un gusano.

Que inútil es, por mucho que tú quieras
vestirle de un ropaje colorado
y echarte así a soñar en sus riberas
intentado gozar con sus quimeras
o, indecente, mirar hacia otro lado.

Ni siquiera, te asiste la esperanza,
que creer que la vida hoy es pecado.
y tampoco jurar cual Sancho Panza
pensando que este mundo es una chanza
y que, iluso, tu amo está chalado.

Tú que dices saber y que no crees
en falacias tan burdas que han contado,
por mucho que engañarte lo desees
y, haciendo caso omiso, te recrees
así es que salga el sol, que esté nublado.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDO:  Josefina Romo Arregui

Ser fea

Hoy he sentido todo el amargo pesar
de saber que es mi rostro casi feo, vulgar;
tal vez tú no comprendas lo hondo de la herida
no sabiendo que adoro el amor y la vida,

la belleza hecha carne de plástica asombrosa,
de suavidad de bruma y de aroma de rosa.
Por eso me he sentido encogida de pena
cuando él me decía, la mirada serena:

no eres bella, más luce sobre tu frente
la magnitud de tu alma escogida y consciente.
Ay! La amargura toda se ha agolpado en mi pecho
y el castillo de naipes ha quedado deshecho.

He golpeado mi cuerpo con sañuda fiereza
hasta quedar rendida de dolor y tristeza.
Por ser hermosa, hermosa, de atractivos sin cuento
diera todo este espíritu que tan solo es tormento

que me retiene en hondas meditaciones graves,
mientras las flores mecen sus contornos suaves.
Oh! En la Armonía Eterna de ser un triste designio
y en la bella Natura no encontrarse a sí mismo.

Por eso hoy he sentido tan amargo pesar
al saber que es mi rostro casi feo, vulgar,
y llevaré en mi alma el rastro de la herida,
en mi alma enamorada del amor y la vida.

Quiero besarte la risa

Quiero besarte la risa
y sus notas cristalinas;
colgándome de los labios
parecerán campanillas;
quiero besarte la luz
que brota de tus pupilas.
¿Cómo será fría o cálida?
¿Lo mismo que cuando miras?
Sueño mi beso estuviera
lejos del radio en que gira
lo que es, pues yo quisiera
bajo la noche tranquila
besarte lo que ninguno
hasta hoy te besaría.
De la antología Peces en la tierra (Merlo, 2010)

Romancillo de invierno

Es invierno, el viejo invierno
que extendió por las montañas
su calofrío de anciano
y su suave barba blanca.
Afuera aúllan los lobos
y el viento baila su danza.
Afuera cruje la nieve
en fantásticas pisadas.
Adentro mirando al fuego
con pupila dilatada,
sueño. Sueño que este invierno
no hiele también mi alma
y que ella sea una choza
como ésta en que estoy, cerrada
a los fríos y los lobos
del dolor y las nostalgias.
El viento impulsa a la nieve
a una loca zarabanda,
de nuevo suenan medrosas
las fantásticas pisadas.
Yo sigo inmóvil soñando
junto al hogar arropada…
Chisporroteos de lumbre
bajo la vieja campana,
chisporroteos de amor
en un rincón de mi alma.

ÚLTIMA COGIDA (inédito)

Al matador de toros
Juan Belmonte que se suicidó.

¿Qué toro te mató?,toro de sombra
toro que en la manada no apacienta,
negro toro sin luz, toro que aumenta
cornamenta y testuz cuando se nombra.
¡Oh matador de toros! ¿No te asombra
su mugido en el viento cuando alienta
sin mayoral la noche en que se asienta
del dolor de vivir la breve alondra?
¡Oh matador de toros! ¿Qué bramido
dentro de ti estalló? Un toro ciego
en tu arena interior marcó su instante
y al volapié mortal para él fingido
rodó ese toro en tí con breve fuego
y te llevó, guiñapo, por delante.

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Por una mirada, un mundo… (Rima XXIII)

Por una mirada, un mundo;
por una sonrisa, un cielo;
por un beso… ¡yo no sé
que te diera por un beso!

De: Rimas, leyendas y narraciones
Gustavo Adolfo Bécquer

MIS TRAPOS SUCIOS [Mi poema]
Osiris Rodríguez Castillos [Poeta sugerido]New

MI POEMA … de medio pelo

 

Remueve en el estiércol de su mente
cual pobre que rebusca en la basura,
allí en donde su magma es podredura,
no hallando ningún hilo consistente
del que pueda anudarse la cordura.

Escarba con frecuencia en su mollera
cual escarda el labriego en la maleza,
se exculpan los pecados al que reza,
la fiera que se planta ante otra fiera
y aparca hacia otro lado su fiereza.

Que al límite de herir sus sentimientos
se araña hasta sufrir un desengaño,
consciente de que al alma le hace daño,
con balas de dolor a sus cimientos,
afligiéndose tal cual año tras año.

Y tanto esto es así que hoy se presenta
como un loco de atar lleno de harapos,
de melindres, de chinches o de sapos,
desecho que le asusta y lo lamenta,
desnudo sin lavar sucios sus trapos.
©donaciano bueno

MI POETA SUGERIDO:  Osiris Rodríguez Castillos

Camino de los quileros

Hay un camino en mi tierra
del pobre que va por pan,
camino de los quileros
por la sierra de Aceguá.
Tal vez, sin ser tan baqueano
cualquiera lo ha de encontrar,
pues tiene el pecho de piedra
pero el corazón de pan.

Gurisit’e pierna flaca
Barriguita de melón
Donde hay tanta vaca gorda
No hay ni charque para vos.
Tu bisabuelo hizo patria,
tu abuelo fue servidor,
tu padre carneó una oveja
y está preso por ladrón.

Toma café con fariña
y andá guapeando por ahí.
Mañana mate cocido;
pasado, Dios proveerá.
Mañana busco el camino
del pobre que va por pan
Si no me para una bala
pasando te traigo más.

Yerba, caña, rapadura,
un rollo’e naco, nomás;
los pobres contrabandeamos
a gatas pa’ remediar.
¡Qué gaucho es el tal camino!
Pero duro de pelar.
Camino de los quileros
por la Sierra de Aceguá.

Cantado:

Abajajá, pampa viejo,
hopa, hopa, yaguané.
En los corrales de Algorta
me espera el atardecer
la flor de la sanducera,
criollita bonita de labios de miel.

A los corrales de Algorta
llegué con tropa una vez.
Vamos chorreao no se me abra,
hopa, hopa, hopa, buey.
Abajajá, y ya llegamos, barroso, (1)
y entre el mugir de la hacienda,
la vida, y ya mi alma dentró a padecer.

En los corrales de Algorta
se me hace que alguna vez
me esperarás, sanducera, (2)
pero ya no he de volver.
Por los caminos de tropa,
penando con rondas
de niebla andaré.

Poquito me ha dao el mundo,
poquito le dejaré.
Abajajá, pampa viejo,
hopa, hopa, hopa, buey.
Mi eterno grito tropero, (3)
mi poncho en el aire
de un atardecer.

Versión de Osiris Rodríguez Castillos.

Los Olimareños hacen los siguientes cambios:

(1) «abajajá, ya llegamos, barroso»
(2) «me espera la sanducera»
(3) «ya estamos vistos tropero»

De Corrales a Tranqueras

De Corrales a Tranqueras,
cuántas leguas quedarán,
dicen que son once leguas,
nunca las pude contar.

Las hice con agua y viento,
escarcha de luna y sol,
pero entonces no contaba,
porque iba rumbo al amor.

Entonces todo era canto:*
agua, tierra, viento y sol;
entonces todo cantaba,**
porque iba cantando yo.

Mi flete era parejero,
mis años, de domador,
y los caminos cortitos
pa’l trote del corazón.

Camino de mis recuerdos,
tierra roja y pedregal,
bordea’o de cerros parejos
que se empinan al pasar.***

Vigilante, Miriñaque,
cerros de mi soledad,
repecha’os por mis cantares,
sombras de toro y chilcal.

Hoy, que me duele la vida,
cansa’o de tanto changar,
balda’o por los redomones
ya no las puedo contar.

Y quebra’o por una pena,
pregunto a mi soledad:****
De Corrales a Tranqueras,
¿cuántas leguas quedarán?

* Alfredo Zitarrosa dice «Entonces todo cantaba».
** Alfredo Zitarrosa dice «entonces todo era canto».
*** Alfredo Zitarrosa dice «que se inclinan al pasar».
**** Alfredo Zitarrosa dice «pregunto en mi soledad».

Décimas a Jacinto Luna

Versión de Alfredo Zitarrosa:

No pregunten de a’nde soy,
vengo del tiempo aparcero,
y ni los mismos senderos
se imaginan p’ande voy;
voy tiempo arriba y estoy
conforme con mi destino,
de andar solo y peregrino,
durmiendo sobre mis garras,
y despertando guitarras
a la orilla del camino.

Sin facón en la carona
ni lazo ata’o a los tientos,
traigo un temblor que los vientos
dejaron en mis bordonas,
y una pena en las lloronas
que no levantan el vuelo,
porque el rigor del pihuelo
la lleva atada a mi huella,
de no, ya serían estrellas
alumbrando desde el cielo.

Ya no tengo ni querencia
y las leguas no me espantan,
porque no hay pa’ los que cantan
más pago que el de la ausencia;
nada me ata a la esistencia,
voy muriendo al tranco lerdo
y, en ocasiones, me pierdo
tras los horizontes rojos,
con un niebla en los ojos
y acosa’o por los ricuerdos.

Me han echa’o en el fogón
ramitas de mataojo,
espinas en el rastrojo,
dolor en el corazón;
y voy con esta canción
en los labios de una herida,
pa’ que al final de mi vida
quede mi canto despierto,
pues todo cocuyo muerto
deja una luz encendida.

La galponera

Dicho:

Un resabio de gauchismo
quedó a la orilla de los fogones;
casi en cualquier parte se ven aún,
una espuela rota, un lazo ramaleado,
una lanza olvidada entre los varejones de una quincha.
Y en toda guitarra: una milonga,
la más humilde, la más peona, «La galponera».

Cantado:

La llaman «La galponera»
y es milonga de fogón,
que lo mismo vive a monte
si le niegan el galpón.

La arrastró la montonera, (1)
cuando el llano corcoveó,
y hubo un ñudo de orientales,
lanza, trabuco y facón.

Fue capataz de sargento,
de comandante, el patrón, (2)
y los peones de melicos…
¡salga de ai, si era un primor!

Ande hubiera una guitarra
y algún pardo trovador, (3)
«La galponera» pa’ tuítos,
General de División.

En la paz como en las guerras (4)
apeligrando vivió,
entre guampas de franqueros
y ahorquetada a un redomón. (5)

El cariño ’e los mensuales
le hizo un sitio en el galpón
con las pilchas domingueras
y el recadito cantor.

En ella mojan mis indios
los ojos de su canción,
ruda pa’ los sacrificios
y curtida pa’l amor.

Versión de Osiris Rodríguez Castillos.

Los Olimareños omiten la introducción recitada y hacen además los siguiente cambios:

(1) la bajó la montonera
(2) de comandante, patrón
(3) o algún pardo trovador
(4) en la paz como en la guerra
(5) y horquetada a un redomón

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Jorge Guillén – Sin lamento – Cántico

Oigo crujir una arena
¿es aquí? nadie la pisa
En el minuto resuena
-‘cuánta playa nunca lisa!-
mucho tiempo, va despacio.
¿Por qué fluctúa despacio,
hostil a su movimiento?
Lenta la hora, ya es todo
breve. ¡Bah! por más que el codo
cavile, no, no hay lamento.

MADRID, UN SUEÑO [Mi poema]
Pilar de Valderrama [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Sueños he visto, muchos, más. Que en sueños
proclamo mi destreza. Soy experto.
He visto con frecuencia el cielo abierto
y a él subido en Madrid. (Los madrileños
tienen paso expedito hacia ese puerto).

No quiero presumir mas si quisiera
podría describir como es la luna,
que he tenido la suerte, la fortuna
de estar acurrucándome a su vera
gozando el privilegio de su cuna.

Me tienen que creer, es lo que siento,
que un día, atardecer, me fui, subí
y hoy para complacer de nuevo he vuelto
y en esa nebulosa sigo envuelto
pensando en ti, Madrid, soñando en ti.

Tantas veces yo anduve ese camino
tantos días nervioso yo he esperado,
tantas horas mirando hacia el tejado
embriagado de anhelos y de vino
que mi vida fue un sueño que he soñado.

Y es que Madrid, confieso, en sí es un sueño,
la gracia hecha ciudad, la fantasía,
de aquel que sabe amar y hacerse el dueño
y en sólo disfrutar pone su empeño,
que allí es donde vivir siempre querría.
©donaciano bueno

Desconozco quien fue el autor de la famosa frase «De Madrid al cielo y un agujerito para verlo» Pero sea quien fuere, yo me identifico con ella y así lo manifiesto.

MI POETA SUGERIDO:  Pilar de Valderrama

Evocación

Aquel café de barrio, destartalado y frío,
testigo silencioso de nuestras confidencias,
extremo de rigores, conjunto de inclemencias,
que sólo caldeaban tu corazón y el mío.

Viejo café de barrio, adonde yo acudía,
donde tú me esperabas con el alma impaciente,
y cada vez, al verme, coronaba tu frente
con un halo de luz la fugaz alegría.

Con nostálgico afán en vano te he buscado
queriendo en tus vestigios revivir un pasado
que inexorablemente para mí se ha perdido.

Nadie de ti sabía, todo estaba cambiado:
tus muros, tu recinto, la sombra de Machado
como un girón de niebla han desaparecido.

Glosa

Acaso a ti mi ausencia
acompaña. A mi memoria
tu recuerdo…

Me acompañó tu ausencia día a día
en todas mis angustias interiores;
en medio de amarguras y dolores
llenó de tu nostalgia el alma mía.

Al irte para siempre, no sabía
tu corazón los arduos sinsabores
que me acechaban, como negras flores
de muerte, olvido y soledad sombría.

En aquel “tu dolor” de mi recuerdo
estaba yo; tú estabas en la “ausencia”
en que “de mar a mar” nos obligaron.

En laberintos de un ayer me pierdo;
y veo en esta luz de tu presencia
que ni guerra ni mar nos separaron.

Mujeres de carne y verso.
Antología poética femenina
en lengua española del siglo XX.
Edición de Manuel Francisco Reina.
La esfera literaria. 2002

Tejiendo estoy. Mi estancia conmovida

da forma a un corazón, punto por punto.
Ahorcada en mi laurel separo, junto,
se me escapan los hilos de la vida.

Tejiendo estoy. La prenda sostenida
se quiebra ante la pena que barrunto.
Me lastima tu ausencia y su conjunto
en la rabia que crece a mi medida.

Crece, toma la punta en su llamada,
rompe el tiempo con un chocar de agujas,
dos pinchazos de lleno en la mirada.

Crece, cunde; Mas déjame después
sola, rota, volviéndome al revés,
tiritando en la piel, desmadejada.

ESTE BESO

Este beso que tiembla en tu boca
y en la boca mía,
tiene un dejo de amarga verdad,
de dulce mentira,
es licor de muerte
y es un tiempo venero de vida.
Es infierno por senda de flores
es la Gloria por senda de espinas.
Es risa entre llanto,
es llanto entre risa.
Es abismo muy hondo… muy negro…
que una astral claridad ilumina.
Es el árbol que guarda en sus ramas
la fruta prohibida,
y cuando a ella se alarga la mano
una fuerza interior, la retira.

Es embrujamiento.
Pecado que brinda
en el fondo un aroma muy puro
de incienso y de mirra…
Pecado que enciende
tanto fuego que al fin, purifica.

Este beso que fue condenando
nuestros labios a eterna sequía;
que nos fue, poco a poco, mermando
la sangre y la vida…
Ahora ya en el umbral de la muerte
aún lo siento que vivo palpita,
¡este beso que nunca se dieron
tu boca y la mía!

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Miguel Hernández:

La ciudad de Madrid, en 1936

«De entre las piedras, la encina y el haya,
de entre un follaje de hueso ligero
surte un acero que no se desmaya:
surte un acero.

Una ciudad dedicada a la brisa,
ante las malas pasiones despiertas
abre sus puertas como una sonrisa:
cierra sus puertas.

Un ansia verde y un odio dorado
arde en el seno de aquellas paredes.
Contra la sombra, la luz ha cerrado
todas sus redes.

Esta ciudad no se aplaca con fuego,
este laurel con rencor no se tala.
Este rosal sin ventura, este espliego
júbilo exhala.

Puerta cerrada, taberna encendida:
nadie encarcela sus libres licores.
Atravesada del hambre y la vida,
sigue en sus flores.

Niños igual que agujeros resecos,
hacen vibrar un calor de ira pura
junto a mujeres que son filos y ecos
hacia una hondura.

Lóbregos hombres, radiantes barrancos
con la amenaza de ser más profundos.
Entre sus dientes serenos y blancos
luchan dos mundos.

Una sonrisa que va esperanzada
desde el principio del alma a la boca,
pinta de rojo feliz tu fachada,
gran ciudad loca.

Esa sonrisa jamás anochece:
y es matutina con tanto heroísmo,
que en las tinieblas azulmente crece
como un abismo.

No han de saltarle lo triste y lo blando:
de labio a labio imponente y seguro
salta una loca guitarra clamando
por su futuro.

Desfallecer… Pero el toro es bastante.
Su corazón, sufrimiento, no agotas.
Y retrocede la luna menguante
de las derrotas.

Sólo te nutre tu vívida esencia.
Duermes al borde del hoyo y la espada.
Eres mi casa, Madrid: mi existencia,
¡qué atravesada!»

SOLO UN HOMBRE QUE NO ES POCO [Mi poema]
Christian Peña [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

¡Qué rápido fue! Nació, creció, murió.
Vivió sin conocer por qué vivía
asido a los poemas que escribía
cual ficha que se aferra al dominó
o espíritu penando en sacristía.

Y aunque ruido quiso hacer, olvidarán
a ese tipo el que tanto discutía
a sabiendas que a nadie convencía
siempre ausente y atento a el qué dirán
cuidando a la razón que era su guía.

Nadie debe asombrar que su osadía
no tenga quien la alabe, quien la nombre,
ni encuentre el que a su lar vaya y le nombre
ni siquiera quien fuera, sombra impía,
de quien luchó por ser sólo eso, un hombre.
©donaciano bueno

#Otro más, otro cualquiera? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Christian Peña

COLUMPIO

Para Pablo Molinet

Una cuerda amarrada, bien sujeta
al árbol más cercano de mi infancia.

Hoy he vuelto al vaivén donde pasé las tardes
mientras el viento golpeaba mi risa.

Hoy tomo la cuerda, hago un fuerte nudo
y lo ciño a mi cuello. Pero ya es demasiado tarde.
Ya no logro balancearme. Ya estoy grande para juegos.
Ya mis pies tocan el piso.

JOHNNIE WALKER

A punto de llevarme el vaso a los labios,
recuerdo que la noche antes de su muerte,
mi abuelo, que era escocés,
me enseñó que el secreto consiste
en dejar que los hielos se derritan
unos cinco minutos
antes de dar el primer trago;
“sólo después de ese tiempo
podrás probar un whisky puro”, me dijo.

Al día siguiente lo mató su vecino
clavándole un arnés de carnicero.

MARLBORO

“El cáncer de pulmón es mortal”, dice la cajetilla.
El cáncer vende: mi padre fuma como chimenea.
Lo quiero, pero no quiero ser como mi padre:
tan sedentario y tan feliz.
Y no quiero que mi padre muera.

Mi padre nunca me donará su sangre,
mucho menos,
por mucho amor que haya, un pulmón.

Nuestros pulmones valen igual a nada;
ambos tenemos humo, el suyo es doméstico
como el de una chimenea.

Yo soy una fogata de neumáticos.

Lo quiero, pero no quiero ser como mi padre;
a mí la promesa del cáncer me da paz:
sólo con la garganta hecha trizas
puedo hablar como hombre.

Lo quiero, pero no puedo ser como él.
Él fuma como chimenea, sedentario y feliz;
yo fumo como locomotora.

AUTORRETRATO

No tengo el pudor necesario para guardar silencio.
Mis ojos son verdes como la hierba que crece en las banquetas.
Nací un día de lluvia. Alguna vez un hombre confío en mí y fue en vano.
Casi no abrazo a mi padre, pero la primera vez que hice el amor
llevaba sus zapatos puestos. No sé nadar pero conozco la muerte.
No pude estudiar química. No me enseñaron a trabajar sin quejarme.
Me gusta el ron. Tengo una úlcera del tamaño de mi boca.
He entonado la primavera en la voz de los muertos.
No he visto el atardecer en Punta del Este,
pero me enamoró la luz en los ojos de Gabriela.
Fui un hijo íntimamente deseado aunque mis padres no me planearan.
Adoro el mar y sus olas que me rompen los labios.
En mis sueños tengo siempre una mejor vida. Me dan miedo los pájaros.
Sé leer la hora en los ojos del gato. Puedo llorar por casi todo.
No tengo hijos, pero sé lo que es perder a uno.
Un día, no muy lejano, espero dar un grito que incendie a los hombres
y apague al sol, porque amo desinteresadamente.
Y sobre todo, voy a la poesía como quien va a la iglesia y me inclino
ante estos dolorosos papeles que no atienden plegarias.

EL SÍNDROME DE TOURETTE

El síndrome de Tourette […] se caracteriza por un exceso de energía nerviosa y una gran abundancia y profusión de ideas y movimientos extraños: tics, espasmos, poses peculiares, muecas, ruidos, maldiciones, imitaciones involuntarias y compulsiones de todo género. […] El paciente de síndrome de Tourette constituye (tanto clínica como patológicamente) una especie de “eslabón perdido” entre el cuerpo y la mente.
Oliver Sacks

Yo nací un día
que Dios estuvo enfermo.
César Vallejo

En el principio fue el verbo
y luego nadie supo qué decir.
O quizá todos dijeron tanto que era imposible entender,
prestar oído a la voz ajena.
Alguien dijo: Mi virtud es errar.
Otro dijo: La coz del caballo me destrozó el pecho y vació mi corazón.
Uno más, envuelto en una fiebre oscura,
hincado ante el retrato de algún santo,
juró que rasgaría el cielo con un aullido
igual o parecido al de un lobo de monte.
Alguien fue cacofónico.
Alguien amenazó de muerte a su esposa.
Alguien lloró.
Yo estuve en el principio, por lo que he escuchado.
Yo dije: Nada es relevante.
Luego me contradije: Todo tiene un valor.
Luego mentí y quise contárselo a los otros.
Luego me arrepentí.
Alguno más dijo tres veces: Lengua, lengua, lengua.
Luego, alguien le dijo que estaba enfermo.
Otro preguntó: ¿Acaso no estamos enfermos todos?
A mí me gusta oler las manos de la gente, a él le gusta comer moscas,
ése prefiere limpiarse las orejas hasta encontrar la sangre;
a ese otro le encantan las puertas giratorias,
aquél no deja de encoger los hombros.
¿Acaso no es eso estar enfermo?

Lengua larga. Lengua, otra lengua.

Por qué todo se repite.
En el principio fue el verbo
y luego nadie supo qué decir.
Por lo que sé, yo estuve en ese principio, pero quizás estuve en otro.
En ese principio alguien dijo: Hay quienes piensan que soy un farsante, que mi enfermedad no existe; que me encuentro cómodo gritando obscenidades a los cuatro vientos. Hay quienes piensan que sólo hablo el lenguaje de cantina y que no es cierto que la coprolalia sea un síntoma del síndrome de Tourette.
Otro dijo: Todos tenemos Tourette.
Vallejo estuvo ahí y dijo: Yo nací un día que Dios estuvo enfermo.
Vallejo dijo: Golpes como del odio de Dios.
Vallejo dijo: El suicidio monótono de Dios.
Yo lo sé, porque estuve en ese principio.

Lengua, lengua, otra lengua.

Desde hace días tengo ganas de gritarle a alguien: Malnacido.
Un malnacido dijo en ese principio en el que estuve,
y que no recuerdo ya si ocurrió de noche o al amanecer,
que su ingle olía al sudor del mundo;
que su mujer era la mejor amante del mundo;
que su dolor era humano y de este mundo;
que él había creído en el mundo hasta que cayó enfermo.
Otro más dijo: A mí me duele el mundo, pero no me quejo.
Otro lo interrumpió y dijo: Yo nací mal: mi cuerpo se puso en mi contra desde el principio. Dentro de mí hay más de un centro, una cadena de mundos que chocan entre sí. Digo cosas que no pienso. Me muevo sin querer. Nací mal, seguramente un día que Dios estuvo enfermo. Yo fui el dolor de cabeza del mundo, el malestar de Dios. Yo soy el accidente.

Puterías. Muerdealmohadas. Soplanucas.

Alguien dijo ese día:
Qué vergüenza escribir malas palabras en un poema;
y más aún en un poema aislado,
un poema como una isla donde el lector no entiende lo que pasa
y sólo desespera e intenta en vano atravesar el mar.
Muchos le dijeron a ese alguien que estaba equivocado.
Otro le dijo que lo que había dicho era cacofónico, que rimaba.
Tal vez alguno estuvo de acuerdo. Yo no.
Yo estaba ocupado, diciendo: Nada es relevante.
Alguien, uno del que ya hablé,
ese día o noche del principio del que hablo, dijo: Lo que yo tengo fue descrito por Georges Gilles de la Tourette, un neurólogo amigo de Freud. Lo que yo tengo, según Tourette, se caracteriza por tics compulsivos, repetición de las palabras o los actos de los demás (ecolalia y ecopraxia), y por pronunciar de una manera involuntaria o compulsiva maldiciones u obscenidades.

Lengua larga. Lengua, otra lengua.
Tengo un conejo gris que baño en leche.

Por qué todo se repite.
Ese día, o noche, del que aún no puedo contar todo,
yo dije: Todo tiene un valor.
Hubo alguien más que dijo:
Mi mujer tiene las piernas más duras de toda la ciudad;
sus pezones se erizan si acaricio su pelo o si escucha,
de pronto, un silbato en la oscuridad;
sus ojos negros muestran la pasión de un perro atropellado.
Alguien le contestó: Eso que dices me hace ruido: oscuridad y ciudad riman.
Otro dijo: Yo tengo un amigo al que le gusta perseguir ambulancias en su auto.
Hubo otro que escupió su rostro en el espejo.
Otro se mordió la lengua.
Otro gritó el nombre de su esposa.
Otro más, cansado de escuchar a todos, se encogió de hombros.
Vallejo dijo: El traje que vestí mañana no lo ha lavado mi lavandera.

Otra, otra, otra lengua.
¡Cuidado con el perro!

No sé si fue ese día, o noche,
cuando le lancé un guiño a la muerte, y otro, y otro.
Pero la muerte no quiso coquetear conmigo
y le grité hasta que los labios me dolieron y fue en vano.
La muerte sólo vino por los otros, yo conocí a alguno,
que sí murieron y ahora me llevan ventaja.
Uno de ellos, antes de morir, dijo:
La muerte es una señorita de escote pronunciado.
La muerte cobra por hora y no da besos en la boca.
La muerte es blanca; tiene la piel de gallina,
y cuando no está matando a alguien,
se mira en el espejo y se arranca las canas y los pelos de la nariz.
Otro, señalando al cielo, dijo: Al amanecer el sol hará polvo las tumbas.
Otro más, dijo: En una urna de mármol tendrá lugar el desierto de mi piel y huesos.
Vallejo dijo: ¡Hoy he muerto qué poco en esta tarde!
Vallejo dijo: No temamos. La muerte es así.
Yo escuché lo que dijeron, aunque estaba ocupado diciendo:
Sé de memoria la fecha de mi muerte. Nada es relevante.
Alguien más, inmerso en su discurso, dijo: Hay quienes piensan que hay algo primitivo en mí, que el síndrome de Tourette libera lo que habita en lo más hondo de mi inconsciente. Pero lo que yo tengo es un trastorno neurobiológico de tipo hiperfisiológico; una excitación subcortical y un estímulo espontáneo de muchos centros filogenéticamente primitivos del cerebro.

Ramera, golfa, zorra, perra, puta.
Quiero tomar agua de alfalfa a medianoche.

Por qué en el principio fue el verbo,
por qué si nadie sabía qué decir.
Por qué nada es relevante.
Por qué alguien dijo que estaba a punto de rendirse.
Por qué otro aulló.
Por qué otro apuntó con un arma a su esposa.
Por qué otro encogió sus hombros.
Por qué otro insistió y dijo: Mi virtud es errar.
Por qué Vallejo dijo: Tengo fe en ser fuerte.
Por qué alguien más repitió: Todos tenemos Tourette.
Por qué alguien dijo: A veces lanzo cosas que terminan por romperse en la pared; otras, relaciono extrañamente a un perro con mi madre. Mi atención y mi oído son llamados por lo raro, lo inusual. Hay momentos en que comienzo a escribir obsesivamente, ¿por qué?, ¿acaso escribir es sólo un padecimiento?, ¿la escritura es una consecuencia de la enfermedad? No lo sé. La enfermedad podría ser, en todo caso, un síntoma de la escritura. ¿Escribir es un acto involuntario, un reflejo crónico? Lo ignoro.
Por qué alguien comenzó a aullar después de lo que se dijo.
Por qué todos nos creímos enfermos en ese momento,
en ese principio del que hablo.

Quiero comprar una dentadura postiza.
Quiero otra lengua, una larga.

Por qué el principio fue contradicción.
En ese principio era de día
porque los árboles tendían sus sombras al descanso,
las aves recogían migajas de la mano abierta de las banquetas
y una anciana llevaba lentes de sol.
Era noche, quiero decir, por qué todo es contradictorio.
Era de noche en ese principio porque mi corazón estaba oscuro
y los ciegos atenuaban su tiniebla,
pasaban desapercibidos entre la oscuridad de los otros,
y alguien quiso encender la luz, prender una vela,
y todos corrimos confundidos y alertas
y nadie supo qué hacer ni qué decir.
Por qué todo inicia con el caos.
Por qué la luz necesita la sombra.
Por qué no logro recordar si ese día era noche.
Por qué alguien preguntó si escribir es un acto involuntario.
Por qué dije: Escribir no es relevante, nada es relevante.
Por qué otro dijo: Lo que yo escriba quedará impreso en la noche
como una prueba de que siempre estuve solo.
Mi amor renacerá en cada palabra,
alguien escuchará ese canto afilado a la luz de una lámpara;
alguien dirá que era hermoso como el nacimiento de un leopardo;
otros dirán que era en verdad horrible
como una mujer amarilla de hepatitis;
otros dirán que nunca lo escucharon;
y alguien más, alguno, acaso, dará la vida por él.
Por qué los aullidos de alguien rasgaron el cielo
e interrumpieron intempestivamente lo que se decía.
Por qué Vallejo dijo: ¡Y si después de tantas palabras, no sobrevive la palabra!,
por qué dijo: Esperaos. Ya os voy a narrar todo,
por qué dijo: ¡hay ganas de quedarse plantado en este verso!
Por qué quiero otra lengua.
Por qué el mismo del que hablé hace un momento, dijo: Lo que yo tengo puede ser utilizado creativamente. Cuando los tourétticos nos exponemos a la música o a una actividad rítmica, puede producirse una transición instantánea de los tics descoordinados y convulsos a la capacidad de moverse de manera perfectamente orquestada. Lo que yo tengo puede darme paz a ratos. Lo que yo tengo puede olvidarse, pero no sanar.

Quiero otra lengua.
Quiero correr hasta borrar mi sombra.

En ese principio en que fue el verbo, alguien dijo: A veces, me imaginoencerrado en un cuarto, con otros como yo: somos un griterío de personas a un mismo tiempo; una persona que lanza diferentes gritos. Comenzamos a hablar sin ningún orden, a emitir sonidos extraños, a articular una lengua ininteligible, a tratar de decir lo que no puede decirse; a repetirnos, una y otra vez lo que no puede decirse; a atropellar lo que no alcanza a decirse; a dar la vida por oír lo que no puede decirse.
Por qué alguien le gritó a ese hombre: Malnacido.
Por qué alguien insistía en matar a su esposa.
Por qué alguien encogió sus hombros.
Por qué Vallejo dijo: ¡Y si después de tantas palabras, no sobrevive la palabra!
Por qué otro dijo: Se trataba de reunirlo todo en una sola voz,
de conjugar un verbo en un tiempo estático;
de hablar otra lengua, una larga, una estática;
de formular entre el ruido una voz para todos.
Se trataba de tejer una red de lenguaje,
una red donde la palabra estuviera al alcance de la sed de todos,
de tener por siempre un verbo en la punta de la lengua.
Se trataba de tener qué decir,
de tener qué contar en el filo de un grito,
se trataba de un enjambre de gritos, de gritar al unísono.
Se trataba, más que de una cascada, de un despeñadero de sonidos.
Y luego ese alguien se detuvo.
Por qué, por qué demonios se calló.
Por qué demonios el aullido de alguien interrumpió lo que decía.
Y yo por qué demonios dije: Nada es relevante. Sé de memoria la fecha de mi muerte.
Por qué empecé diciendo: En el principio.
Si no sé en qué principio era, ni de qué hablaba.

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José Angel Buesa

Hombre

Luchando, cuerpo a cuerpo, con la muerte,
al borde del abismo, estoy clamando
a Dios. Y su silencio, retumbando,
ahoga mi voz en el vacío inerte.

Oh Dios. Si he de morir, quiero tenerte
despierto. Y, noche a noche, no sé cuándo
oirás mi voz. Oh Dios. Estoy hablando
solo. Arañando sombras para verte.

Alzo la mano, y tú me la cercenas.
Abro los ojos: me los sajas vivos.
Sed tengo, y sal se vuelven tus arenas.

Esto es ser hombre: horror a manos llenas.
Ser —y no ser— eternos, fugitivos.
¡Ángel con grandes alas de cadenas!

DIOS EN LOS TEJADOS [Mi poema]
Rosa Lentini [Poeta sugerido]New

MI POEMA …de medio pelo

 

Yo he visto a dios subido en los tejados,
en las lágrimas de un reo y en el viento,
en mitad del murmullo, en los pecados,
en las salas de fiesta, en los saraos
y le he visto aquí a mi lado y muy contento.

Y lo he visto en un columpio que agarrado
con ahínco a la cintura de unos niños,
se reía a pierna suelta, descarado,
con su estampa de payaso almidonado
y sus ojos de embarrar barbilampiños.

Y he subido a la montaña y en arroyos
y del agua que allí rumia, en sus andares,
y en los campos de golf, dentro, en los hoyos,
¡mas qué digo! que he visto en los embrollos
cuando el cielo está lloviendo a mares.

Y en los sapos, asquerosos, lagartijas,
y en reptiles y en verdosos renacuajos,
de artilugios del pasado en las vasijas,
de señores de algún pueblo, en las valijas,
y le he visto oliendo mal entre los ajos.

Que es tan triste el saber que dios no existe
que preciso es de inventarlo quien pudiera
cual Cervantes con caballo y lanza en ristre
y evitar que reproduzca al alma un quiste
ante el ansia de esperar sea primavera.
©donaciano bueno

MI POETA SUGERIDO:  Rosa Lentini

Cuenta el bosque

Corteza de árbol el vestido de novia,
fantasma blanco de resina.
Los días nacen de las noches,
no entre pliegues de luz,
una colina es sólo fango endurecido,
el nacimiento una lejana estrella,
y el poema únicamente voz.
Caza nocturna de sueños,
fisura en la mirada ajena.
De «El sur hacia mí» Igitur, 2001

Desnudos, asomados…

Desnudos, asomados
a un pasaje colmado de pinturas,
donde, vueltos de espaldas,
las figuras parecen mirar
hacia el interior de cada cuadro
las nubes, un tronco, unas piedras.
Olvidadas de sí, sus miradas
habitan el cuerpo del retrato:
una piedra, esa desvencijada puerta,
aquel sendero que llega,
pasos en la página que elude guarecerlas,
donde la palabra quizás escucha
un viento brusco en las horas
y de golpe el silencio:
solos sus ojos
al mirar de soslayo
un pájaro aleteando,
deseo de percepción;
el frío, su figura en lo azul,
nuestra sola cosecha.
De «El sur hacia mí» Igitur, 2001

El daño

Del cordón umbilical de las preguntas
sólo tira hacia afuera lo que quema,
una apuesta sostenida,
un color remoto y dócil que se fue.
Perdimos incluso el rastro de la rabia
en mundos insomnes.
La noche y la humedad
llenaron de polvo tu canto,
y ahora acoges el pálido silencio
que acerca el eco a lo sagrado.
Más allá las palabras se cosen a la voz,
las lenguas se visten con alientos
que se desvanecen en espejos,
pues la imagen del mundo
espera aún en la zarza,
con un nuevo asombro y un tiempo vacío.
De «El sur hacia mí» Igitur, 2001

En horas insomnes como rocas…

En horas insomnes como rocas
veo tu frente herida por el aire,
tu espalda que el aire descubre y explora,
tu boca entreabriéndose y tus manos huecas
oreadas en la densidad de la noche.
Te escucho arder en gestos desvelados, largos,
veo tus muslos tensos que guardan para sí
su piel más fina y secreta;
me quedan solos tus ojos cerrados al misterio del aire.
De «La noche es una voz soñada» 1994

La rosa de hielo

La rosa esculpe
sus violentos colores en el frío,
y no es sino quimera de la rosa
en la nieve, rosa de invierno,
agua helada, blanco en lo blanco,
ofreciéndose .
La rosa crepita en la llama,
y en la desolación de la nieve
no hay deshielo demasiado lento.
De «El sur hacia mí» Igitur, 2001

Leyendo a Alejandra Pizarnik

I
Sólo un nombre se murmuraba Alejandra a sí misma en 1956, el año en que yo fui concebida. Cuarenta años más tarde leo el nombre en minúscula «alejandra», en boca de quien poseyó la muerte como la niña que en vientos grises espera la otra orilla, y escribe:

«debajo estoy yo
alejandra»

A su lado otra, enamorada de la niebla, dice no creer en el cuerpo que nunca existió.
Pienso ahora en la eternidad que sus palabras, en ese estar por debajo, despliegan en mi lectura.

II
Antigua sombra en el centro,
donde en la oscuridad
el doble es el contrario,
ambos, desgarraduras en la música
de la última sobreviviente,
juego cercando la avenida,
deshojada, de una poeta
que asienta su niebla;
más tarde el lugar se precipita,
tras escribir mucho
las fragmentaciones
suceden a los silencios,
irse sin quedarse
o hablar por los desmemoriados,
el hueco o el exceso,
el poema imponderable, alguna vez
en equilibrio cósmico
o con más flores,
el cuaderno escolar en el agua,
donde una bandada de pájaros
con antifaz golpea el aire.

“Y yo soy el temblor de todo lo azul,
la caída”, decía.

III
«Caer hasta tocar el fondo desolado».
Del otro lado el lazo mortal
sin para qué ni para quién.
Hay que escribir en la promesa,
cavando en la sombra, luz adentro.
Y dice: «el invierno sube por mí»,
y es más en el interior consigo.
El silencio poseyó tu puerta,
zanja y hueco. Pasa alguien
como lobo gris en la noche
con su camada desollada,
mientras la muerte talla sus huesos
como esculturas, como flautas.
El silencio es de plata, la música
de diamante y la muerte no es
un puñal de oro.

IV
De cara al cielo
se clausura
al terminar, al recomenzar,
lo que no es otro
ni es nada;
buscar fue un vértigo,
ángel petrificado
o desposesión de lluvia,
palabras adolescentes que,
maleza entre escombros,
no quieren volverse;
girar la ausencia
en los colores del bosque
ni voz lejanísima
ni cruzar sin alas.

“Hablo del lugar en el que se forman
los cuerpos poéticos” dijo.

V
La vida no desplegó su término
en una sola mañana, alguna vez
el centro del mundo tampoco es
su resignación, lugar de metamorfosis
en contra, saliva de los árboles.
Una cosa es ella misma si
no sabemos ocultarla. Restos,
como el duelo, muriendo de orfandad.
Ojos, muriendo de espejos.
La viajera visitando la mirada.

VI
La forma de alejarse de la rada
cuando empezaba a aprender
en la luz mortecina de su rostro
y a escuchar como si pudiera oírse
bajo el agua; criatura del fondo.

Una voz
y otra voz detrás,
los lentos pliegues de la doble memoria.

Con dormidas cortezas de árbol sobre el pecho
ahora es fácil saberla abrazada a la tierra,
mirar el jardín por donde decía no venir,
sus palabras de cueva de espaldas a las nubes.

Verla transformarse en Virgen de las Rocas.
De «Leyendo a Alejandra Pizarnik» Igitur, 1999

Lo que dice la arena

Miradas al trasluz tus manos hojas,
sombra enlazada a sombras,
puro hechizo de voces deslizadas.
Lanzaderas, lanzaderas,
edades que van y vienen en sus conchas.
Tu cuerpo fue rama o voz,
resina flexible que unía
la tela del agua a un fondo
leve de desmemoria.
De «El sur hacia mí» Igitur, 2001

Los dos sueños

Un haz frente a la costa
y un fuego que arde en el espejo,
ambos guardan los recuerdos:
el primero enturbia el viento que encrespa
al mar contra las calles nocturnas,
región de plegarias susurradas
por nuestros ahogados,
sueño de vastedades y caídas
con anhelos de escapar o dolerse,
callado como un buril puliendo la arena.
El otro se nutre de un mar de cera, y arde.

Rápido en borrar huellas,
el mar hubiera envuelto el labio en su frío
si en otra noche, con otra sal en la piel
escociendo furiosa, hubiera suplantado los recuerdos
en una de sus mareas.
Para luego entregarse a ti sobre todos ellos,
al dormir las memorias
en la arena, o aún en la ceniza.
El mar antepasado,
moviéndose en su rutina,
sin gaviotas volviendo a casa,
sin misiones de encendidas preguntas,
la ola en su paso sobre la ola,
llevaría o traería un murmullo de gente,
rostros radiantes dejados atrás,
cuerpos en un mundo oscuro,
sin latidos de ausencia
en lo definitivo del adiós.

Con el tiempo, el suelo seca
voces vírgenes o recónditas
que nos contestan raspando las estrellas
con sus lenguas que la luna platea;
y bajo el palio de este cielo
pasa el viento la página
del centenario libro de registros,
al que acudimos una y otra vez
en busca de nuestros nombres.
De «El sur hacia mí» Igitur, 2001

Si yo fuera Alejandra la fugaz…

Si yo fuera Alejandra la fugaz,
de bellos ojos enquistados en la fiebre,
ojos que dibujan su forma,
cansados de leer palabras
que nombran y hacen
sombras sin carne,
sabiendo que se trata de eso,
de hacer la ausencia;
si yo fuera su fiebre,
su fruto mordido, su único
pájaro en el viento
o sus brazos, follaje mortecino,
transparencias a la luz del cielo,
amorosos restos de una biografía.
Al cruzar este mundo,
desde la otra orilla,
a través de su retina,
desde la barandilla de la barca
de la laguna Estigia,
toda la noche, diría:
escucho con mis ojos a los muertos.
De «El sur hacia mí» Igitur, 2001

Todo se dio en el pulso…

Todo se dio en el pulso,
en un forcejeo celoso,
medianoche de agujeros de odio
que ahogan tus dedos de alga,
niños compitiendo como faros;
sin embargo hubiera sido fácil
en esta insaciabilidad
el verano de la risa,
la red tendida ante la ruina,
ceñida tela para exorcizar
la locura, el dopaje,
Todo se dio a medianoche.
De «Despedida del sueño de Venus»

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PanteÍsmo

Juana de Ibarbourou

Poema publicado el 10 de Noviembre de 2008

Siento un acre placer en tenderme en la tierra,
bajo el sol matutino tibia como una cama.
Bajo mi cuerpo, ¡cuánta vida mi vientre encierra!
¡Quién sabe qué diamante esconde aquí su llama!              

¡Quién sabe qué tesoro, dentro de una mirada,
surgirá de este mismo lugar donde reposo,
si será el oro vivo de una era sembrada,
o la viva esmeralda de algún árbol frondoso!

¡Quién sabe qué estupenda y dorada simiente
ha de brotar ahora bajo mi cuerpo ardiente!
Futuro pebetero que esparcirá a los vientos,

en las noches de estío, claras y rumorosas,
el calor de mi carne hecho aroma de rosas,
fragancia de azucenas, y olor de pensamientos.

YO CUENTO MIS HISTORIAS [Mi poema]
Ricardo Prieto [Poeta sugerido]New

MI POEMA …de medio pelo

 

Yo cuento mis historias como el cantor que canta
sus logros, sus temores, y expande sus miserias
y siente aunque no quiera que un nudo en la garganta
cual coagulo mental le ataca a sus arterias.

Yo cuento aunque no quiera la vida como pasa
y siento un estertor cuando en la tierra piso
e intento aunque no pueda tomar la vida a guasa
sabiendo que el vivir la vida es un inciso.

Y pienso un pasatiempo resulta el escribir
para el que quiera oír aquello que hoy presiento
aun cuando algunas veces no quiera eso decir.

Y no quiero insistir que el mío es un lamento
un hábito cruento al que hay que desvestir
volviéndole a vestir tal cual se escribe un cuento.
©donaciano bueno

No son algo habitual estos sonetos Alejandrinos? Share on X

En mi caso, a veces pienso en una idea y comienzo a escribir lo que se me ocurre en torno a ella, y a medida que avanzo ésta se va desviando por otros derroteros que nunca yo hubiera previsto.

MI POETA SUGERIDO:  Ricardo Prieto

Poemas franceses

XIV

El aire pesa, es sombrío.
París en verano, la luz de Francia
envuelve el tiempo.
Interminable hilera de muertos
pasan, claman ante mí
que estoy, inofensivamente,
tomando un café frente a la Concergierie.
Desciende Marie Antoinette erguida,
silente, marmórea.
Va en carreta hacia la muerte.
Proust pasa en un carruaje
escudriñando el ser de las cosas.
Canta el aire, la luz canta.
Son sombríos
-a pesar de la luz-
la piedra, las tejas, la suave
brisa del atardecer.
¿Dónde están los muertos,
los reyes, los duques, las condesas?
¿Dantón y Robespierre?
¿Napoleón y Ana de Noaïlles?
Tumba tras tumba magnificada
he visto aquí.
En París, en Versailles, en Nantes.
Inútil afán de perdurar en los mausoleos.
Polvo al polvo, Ana de Bretagne.
Y también Sophie, cocinera de Flaubert.
Quedan, inmóviles, la piedra
y el dolor cristalizado.
Busqué a Sartre en el café de Flore
y me dijeron que ya no puede ir.
Muerto.
Y a Juliette Grecco no se la ve
Por Saint Germain de Pres.
¿Seguirá amando los pequeños cafés,
los sombríos edificios ancianos,
el petit café servido con tierna prisa
por los oficiantes del quartier de los poetas?
¿O habrá muerto ese amor también?
Muerte incesante.
Todo es frágil, ínfimo, casi inútil.
Sin embargo, la muerte no pesa tanto aquí.
Es más liviana, quizá.
Sobrevive el aire.
Fructifica en él un latido,
Un soplo incesante:
El viejo dolor.

Piel derramada

a Miguel Ángel Prieto

Julio horrible.
Se nos vino la muerte
sin golpear,
sin pedirnos.
Se nos cayó el reposo
y el viento humedecido
también nos vio morir.
Se fue el hermano oscuro
por el ardor, con miedo,
temblando, se fue.
Julio horrible.
Se nos vino la muerte.
La vida se murió.

II
Te he perdido.
Desde la oscura noche del nacer
te he perdido
a ti que amé más que a Dios sin saberlo,
más que todo,
a ti,
pórtico del deseo por el que entré
sin que huyeras
para quedarme siempre allí.

III
Miguel Ángel, niño oscuro,
ven hacia la tierra donde anclamos
madre y yo
con la bandera del amor a medio flamear
haciendo tristes señas.

IV
Tú y yo estamos mirando
la oscurecida harina del mar,
madre nos toca
arranca el sol de nuestros hombros.
Tú y yo niños sentimos
su pesarosa mano secando el resplandor.
Tú corres,
yo me inclino,
tú me llamas,
yo acudo,
y allí juntos –de piel-,
de otra harina
-de miedo-,
se disemina en mí tu temblor,
mi temblor te escudriña.

Hermano,
hermano mío,
marchando solo ahora
hacia la inmensa playa
donde nunca estuvimos.
Hermano,
hermano mío,
riego de todo el llanto,
blanco,
oscuro,
pesando de amor,
cayendo en nuestro nombre.

V
Aquí, Montevideo. La pensada muerte
vino a esquilmar mi casa otra vez.
Paredes saltaron, cuchillos.
Pero yo,
madre también,
olemos tu piel derramada,
oímos el viento, sabemos que ollas, manos, pesares,
recodos de los tréboles,
y el pasto mojado de rocío,
y la noche misma, vaciada,
y las lámparas, colchas, roperos,
todo inmenso se torna,
infértil
cae.
como madre,
como yo mismo,
como tú ausente
en inmóvil terror.

VI
Tuyo era el pan,
y el rocío blanco
se empecinó en verte partir.
Las tumbas se abrieron
para que entráramos contigo,
y en mi mano llevé tu peso,
y en mi mano te contuve
como nunca,
a ti.

Pero ahora comienza el páramo.
Hosca la tierra nos margina
y el día nos pide tus ojos,
el ramo fúnebre,
tu piel.

Se ha derramado el cántaro
y hemos caído,
nosotros en la muerte incesante,
tú en la boca blanca de Dios.

Piel derramada sobre el arca de julio
se llevó nuestras flores,
el perdón del verano
y la luna.

Hemos quedado debajo del mundo
todos nosotros,
aquí.

el jardín secreto

– I –
presentido arenal donde escuchan mi canto
allí sobre el confín se vuelve azul la pena
y el dormido jazmín resurge con mi estirpe
porque soy el guardián de su ardimiento inmenso

– II –
encima de mi casa han colocado un pino
lo trajo un cuervo herido que voló en una cruz
sus ramas son de olivo su tronco de cristales
sus filamentos arden como el yugo que amé
encima de mi casa han colocado un ave
de su verdoso pico vi caer el maíz

– III –
apuro de salir a la mañana quieta
(atrapada en su hoyo aguarda allí al que sale)
apuro de rodar por las calles caídas
(solas en su aflicción apuestan por la tarde)

– IV –

horas que en el verano parecen arrastrarse como hormigas
las camas solitarias se caen sin sus colchas
y se aburre el jabón la silla azul la pena misma
pide en calma morir porque todo la harta
el ropero en su cruz clama por la intemperie
y el óbolo del pan se resiste en las bocas
el plumero el arcón la ventana las ollas
quieren dejar de ser piden tregua me miran

– IV –
a/

– V –
hijo de leñador subí por la montaña
era mi padre el rey de la savia purísima
era mi madre verde y enredadas pelambres
le tapaban la voz cuando amaba llamarme
hijo de leñador por la extraviada altura
de un país sin color donde nunca me vieron

– VI –
el mundo está marchando por universo ciego
por caminos de espinas suele pasear la luna
hay un hombre que aguarda entre seis mil planetas
una mano de carne que lo ayude a volar

– VII –
rojo el nacer
blanco el morir
la condena blanca
el sangriento don

rojo el nacer
blanco el morir
se parece a todo
me recuerda a dios

– VIII –
paren tristes las hostias a los hijos de otros mundos
y el carbón con temblor se yergue si lo miran
este es el tiempo y yo contemplo el pegamento
el almizcle el ardor en que se funde todo
el que quiere nacer que recuerde este día
ayer por el camino vi morirse a la espuma
y allí donde pensé donde vi donde estuve
el manto del perdón no quiso abrirse nunca
el que pide nacer que recuerde ese día
parece triste todo lo que se mueve
y triste quiere el mar mezclarse con la tierra
y triste vi el nacer y el morir y el quedarse

– IX –
hoy vi un niño siguiendo a una paloma
eran miles y sólo quería aquella
la cazó y la escondió entre los telares
de sus manos curtidas por mis alas
hoy vi un niño deseando a una paloma

– X –
vino virgilio por el jardín secreto
trajo para el festín la puerta de su noche
y el confín al que quiso llevarme
fue el remoto lugar donde estuve otro día

vino virgilio por circulares mármoles
frente al viejo portón tuve que despedirlo
tuve que darle manos temblando sin las llaves

– XI –
y por el ruido voy y por el humo
por el andén que conduce a tantas muertes
por la ciudad que se olvida de todo
por tanta ruina y tanta pérdida
por el misterio de que me lleven
y de que a veces me acompañen
y de que siempre me pidan cuentas

– XII –
abeja del polen puesto como un huevo
se enraizó en la greda del calvo santuario
que un árbol sin bosque le dio

– XIII –
aprisa va la marejada del ser
por el oscuro mundo más oscuro que la muerte
será por eso que le pedimos a los ángeles
socorro y despertar sobre cama eterna
pan menos breve y ver el rostro de dios.

el madero

– I –
se fue la tarde
se fue la sucia arena que el sol reparte
se fueron las precarias dádivas
las inertes hostias
se fue todo
hacia la noche
hacia el oscuro huevo
cerrado bajo el cielo

– II –
y hay lluvia
sucia
mortal
sobre la tierra

y estoy yo
los que me aman
subidos al madero
más allá del naufragio

– III –
pero tiniebla no es pez
ni el mar encubre ciénagas
más hondas
que el día extraño
donde un pie
se yergue oscuro
como rastro de un dios

– IV –
y el río
la ciudad muerta
mi casa
mi desahuciado nombre
los roperos
la noche
la distancia que hay
entre la aurora
y el muerto último
no tienen tregua
nada se apiada de sí mismo
todo acontece como un milagro
sin culpa
sin aparente ley

– V –
pero está escrita
la ley del clavo
del pan primero
de la astilla
la ley del pene erguido
y del óvulo
la transparente ley del amor
superviviente
aterrador

– VI –
y detrás
encima
debajo
delante
la ley de la existencia
que trama delirante

todo quiere nacer.

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UN DÍA CUALQUIERA [Mi poema]
Francisco Álvarez Hidalgo [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

A menudo en silencio amanece
esa calle, vacía, desierta,
observando la vida que crece
lentamente; cerrando la puerta
a la luna que al fin ya fenece.

La mirada del sol se aparece,
y se escucha una radio despierta
que un paisano con gusto enardece,
hace un hoyo con fuerza en la huerta
y ese golpe retumba y perece.

En la plaza, del caño una fuente,
recitando suspiros del alma,
va dejando sus carga insistente.
En su entorno se envuelve la calma
sólo rota por un indigente.

Mas de pronto se oye una reyerta,
un rugido, de escándalo, un grito,
al oído chirriando en la puerta,
de la bulla el resople maldito,
para echar al final la compuerta.

Es así que percibe mi mente
el vaivén de otra etapa cualquiera
en que el viento sopló de relente.
Pido avisen a una plañidera
que otro día hoy murió tristemente.
©donaciano bueno

Un día cualquiera es hoy, ayer,  y que, seguro, lo será mañana, ese que pasa, anodino,  en medio de la rutina, del ocio, del trabajo, de los amigos… Como les ocurre a los seres humanos, los días también nacen, crecen, se reproducen y al fin, unos tras otros se mueren.

MI POETA SUGERIDO:  Francisco Álvarez Hidalgo

“Tibiamente los años nos descubren
que nada existe ya sin tu sudor y el mío”
(Luis García Montero)

Es el tiempo campana que enmudece
día a día. Sus ecos cotidianos
ruedan por barranqueras y altiplanos,
donde el silencio al cabo prevalece.

Se funde en torno mío, o palidece,
la turba de hambres, sábanas y manos
que integraron mi historia, y los arcanos
misterios de un ayer que languidece.

Carece de sentido o relevancia
cuanto quedó clavado en la distancia
de memoria, de tiempo, de lugar.

Tus escrituras son las mías propias,
quemando, por inútiles, las copias
que no tiene sentido conservar.
Los Ángeles, 9 de enero de 2012

Rompiendo con el pasado

Apresúrate a andar, que muere el día,
y la noche te pisa los talones;
fúnebres sombras crearán visiones
sumergiendo la mente en anarquía.

Si iniciaste la fuga en osadía
de la tiniebla de tus represiones,
sólo en dinámicas aspiraciones
llegará el fin a tu melancolía.

Mira de dónde vienes, cómo estabas,
en qué apática silla descansabas,
indiferente, gris, sin voluntad.

Acelera tu ritmo, aprieta el paso,
que ya desciende el sol en el ocaso,
y has vivido excesiva soledad.
Los Angeles, 23 de julio de 1999

Apremiante

Siga el amor su curso, sin premura,
río perseverando en su viaje,
definido, no más, por el paisaje
que atraviesa, de cuna a sepultura.

El entorno decide su estructura,
su ritmo y expansión, y el engranaje
a que dos se someten, ya en salvaje
o en delicada acción; y así perdura.

Cada apremio de amante es nuevo paso
que el otro da hacia atrás, con el fracaso
acechando a la vuelta del recodo.

Encúmbrese tu espíritu sin prisa,
con alas, no de viento, mas de brisa,
que suavidad y tiempo ganan todo.
Los Angeles, 17 de enero de 2014

Ánfora

Alfarera del alma, me moldea
tu palabra gentil que, día a día,
me roza, me suaviza, y se vacía
dentro de mí; tu idea es ya mi idea.

Me has hecho ánfora tuya, y burbujea
tu mente en mi interior; casi eres mía,
y soy tuyo a la vez; no hay lejanía
entre ambos ya, mi agenda es tu tarea.

Me das, te das, mi recipiente lleno
de cuanto eres y piensas; si algo ajeno
se vierte sobre mí, lo desestimo.

Quien me observe ha ver no ya tu huella,
mas se se ha de preguntar: ¿Es él o es ella?
Tanto a ti misma, amada, me aproximo.

Arcilla

El barro es nuestro origen y destino;
nacimos de él y en él nos disgregamos;
y cuántas veces, al andar, dejamos
nuestra huella en el barro del camino;

leve marca de endeble peregrino
que borran viento y lluvia, y olvidamos
como algo efímero, que no logramos
tallar en material noble y genuino.

Pocos serán al paso de la historia
quienes impriman rúbrica de gloria
transmitiendo al futuro su heredad.

También de arcilla son, mas cincelando
en bronce o mármol cómo, dónde y cuándo
fue su labor de excelsa calidad.

Todos y cada uno de los poemas de Francisco Alvarez Hidalgo, están respaldados y protegidos por Registro de Derechos de Autor con validez internacional.

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EGO SUM QUI SUM [Mi poema]
Elisabeth Mulder [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Soy yo. Hablo de mi. De quien bosteza.
Sus mimbres, sus miserias, su fortuna,
a solas con su sombra y con la luna,
sus sueños, sus deseos, su torpeza,
y todas sus perezas una a una.

Ego sum qui sum. Sus circunstancias.
son lágrimas, suspiros con sus flemas,
demonios que le montan mil dilemas,
errores, persistencias y arrogancias
pecados no salvados de las quemas.

‘Hey!, mira quien soy. Un indigente.
una entente ante el miedo que se pasma,
apenas diminuto un citoplasma
que vino y ya se ha ido de repente
sin siquiera saber que es un fantasma.
©donaciano bueno

Háblame de ti Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Elisabeth Mulder

La dulce música

Fuente,desgrana tu pena
en esta tarde azulada.
Rima tu copla encantada
en esta tarde serena.
Bella amiga, mi hada buena,
di tu mágica balada.
¡Canta tu dulce tonada
que es toda gracia llena!
Y la fuente me escuchó:
y su romance cantó en el suave atardecer.
Y cada gota caía
como divina harmonía
en el fondo de mi ser.

Sinfonía en rojo

Roja, toda roja…
Roja, toda roja vi siempre la vida;
como una inmensa hoguera
donde quemaba bien
mi pobre corazón, rojo también.
Todo rojo el camino,
todo rojo el sendero
a seguir
y el día a vivir.
Y rojo el mundo entero.
Rojo de amor.
Y de dolor y de horror…
En este vasto incendio
(brasa, flama, carbunclo),
que todo centelleante apareció
en esa luminaria,
¿qué habia de ser yo,
alma furtiva
y temeraria?
¿Qué habria de ser yo
sino una llama viva?

La zarpa

Noce de estío, que en inquietud me sume…
Una flor lentamente se deshoja
entre intensas oleadas de perfuma;
y hay una luna grande, hiriente y roja.
La brisa espesa muerde perversamente
con el hábito tibio de un suspiro,
y acaricia la boca febrilmente
con el ávido beso de un vampiro.
No hay estrellas. El cielo es esta noche
la misteriosa comba inmaculada
prendida únicamente con el broche
de una luna de faz congestionada.
Quizás mañana habrá tormenta;
acaso en esa obscuridad se está preñando
el rayo y la tormenta paso a paso,
y el torrente pluvial que ha de ir saciando
esta ansia intensa de humedad que encierra
una agria emanación calenturienta
que sube de la entraña de la tierra
seca y resquebrajada, ardorosa y sedienta.
Nocturno de estío. Hora febril y palpitante
en que el silencio y la fragancia arrullan
y toda la existencia se hace un interrogante
y en la calma tan sólo los sentidos aúllan.
Mañana habrá tormenta. Esta noche expectante
me deja dolorida de emoción
como una zarpa alucinante
que me fuera exprimiendo el corazón.

Yo misma

¡Si pudiera salir de mí
Acaso me salvaría!
Tal vez se marchitaría
Como una flor
el dolor
en que mi vida se abisma
si no diera a lo exterior
tan gran parte del horror
de mí misma
Un misterioso capuz
me oculta a la vida extraña
que fuera de mí florece.
Al acercarme a la luz
Me transformo en niebla huraña
que la tamiza y empaña
hasta que la luz fenece.
¡No poder nunca ver nada
como los otros lo ven!
Tener luz propia: alborada;
Y sombra propia: la nada,
Y en este luchar eterno
Por apartarme de mí
ser esclava del infierno
fatal donde me sumí
por ignorar lo que hacía.
¡Si pudiera salir de mí
acaso me salvaría!
¡Pero no puedo!
En vano mi alma buscó
algo distinto a su «yo»
en la misteriosa prisma
de la vida donde ahondó,
porque tan sólo encontró
un reflejo de si misma.
¡Y fue una imagen tan triste
La que acertara a mirar
que ahora el alma se resiste
a volverla a contemplar!
¡Y ahora es tarde!
Es ella sola, yo sola,
lo que en la vida he de ver.
¡Estandarte que tremola
sobre la hoguera y la ola,
sobre el dolor y el placer;
mi sombra, que huye de mí
cuando avanzo hacia una cosa,
mi sombra, ¡Oh fatalidad!,
compás, pauta, ritmo, norma,
mi sombra, que a todo da
los contornos de mi forma!
Y es triste, cuando uno ama
Lo externo, vivir así:
sin más noche que su noche,
sin más llama que su llama,
en febril
agitación,
arrimándose al candil
de su propio corazón
que se alimenta de su pena.
¡Es triste vivir así
cuando uno adora la ajena
palpitación!
¡Prisionera!
Prisionera en la demente
Personal limitación
del plano en que me coloco.
Y es tal la concentración
en que me llego a abismar,
que aunque me adelante un poco
sólo consigo avanzar
las rejas de mi prisión.
Como figuras lastimosas
vuelven a mí todas mis penas.
Soy de esas almas misteriosas
esposadas con sus esposas
y atadas con sus cadenas.
Yo soy mi propio carcelero.
Soy mi tirano y mi señor.
Yo soy el propio constructor
del patíbulo donde muero.
Abrasada en mi misma llama
y asfixiada en mi mismo humo,
en vano la paz mendigo
porque ha de morir conmigo
el fuego en que me consumo.
Mi cuerpo es tan sólo un cirio.
¡Oh fuego, blasón y emblema
de esta existencia que quema
con convulsión de delirio!
Mientras viva no veré extinto
el fuego de mis hogueras,
como no escaparé del recinto
de mis fronteras.
Sin otro que mi sol,
sin otra losa que mi losa
para ocultar mi existencia;
sin otro estol que mi estol
para seguir mi demencia
terrible y maravillosa,
soy igual que una alquimista
portentosa
filtrando de su crisol
el extracto de su esencia
misteriosa.
Soy la eterna sombra, que avanza
ante mí quiero ir lejos.
Soy la noche de mi esperanza.
¡Soy un reflejo de reflejos!
Y es triste vivir así
cuando hecho polvo de rubí
todo mi ser disgregaría…
¡Si pudiera salir de mí
acaso me salvaría.

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MI POETA INVITADO:  Charles Bukowski

El corazón que ríe

Tu vida es tu vida
no dejes que sea golpeada contra la húmeda sumisión
mantente alerta
hay salidas
hay una luz en algún lugarStone Roberts – grand central terminal
puede que no sea mucha luz pero
vence a la oscuridad
mantente alerta
los dioses te ofrecerán oportunidades
conócelas
tómalas
no puedes vencer a la muerte pero
puedes vencer a la muerte en la vida, a veces
y mientras más a menudo aprendas a hacerlo
más luz habrá
tu vida es tu vida
conócela mientras la tengas
tú eres maravilloso
los dioses esperan para deleitarse
en ti.

HOY HE VUELTO AL FRÍO [Mi poema]
Juan Carlos Rodríguez Búrdalo [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Al frío, hoy de nuevo he vuelto al frío
receloso del bajo Guadarrama,
con el alma y estómago vacío,
harto de andar, de tanto desvarío,
cual agua que del río se derrama.

Ya han pasado cinco años y parece
que el tiempo por aquí nada ha cambiado,
la lluvia al clarear se desvanece,
sólo a un árbol he visto como crece
alto y fuerte que un día hube plantado.

Me han dicho que ascender hasta la torre
no es camino de cabras, no es agreste,
que el balcón si hace ruido se descorre,
con el aire de sierra viene y corre
a la espera que abrigo alguien le preste.

Como antaño, por el monte ruge el tren,
de su ritmo cansino acompasado,
ya no hay ratas y conejos no se ven,
pues que huyeron asustados al vaivén
del metal del gusano articulado.

Hoy el río del pueblo en que no hay río
va arrastrando memoria en la corriente
recordando hubo un tiempo en que era mío.
Y así fuera pudiera estar baldío
en mi alma ha de seguir siempre presente,
©donaciano bueno

A lo largo de la vida hay etapas que se recuerdan cn especial agrado- Para mí estos son los aproximadamente veinte años que viví en Torrelodones. Torre es el diminutivo de Torrelodones igual que lo es Dona de Donaciano.

MI POETA SUGERIDO:  Juan Carlos Rodríguez Búrdalo

LO HONDO

El sol muriendo bajo el frío seco
de noviembre,
timbal en la frontera
que ilumina el silencio cada tarde
en las postrimerías de la luz.
Después la noche, póstumo legado
que añade ceguedad entre lo oscuro,
como sombra que agranda más en sombra
cuando todo es retorno hacia la nada.
¿Qué puedo yo ofrecerte en despedida
si contigo se va también mi tiempo?
Cortemos los dos lluvia para un ramo
que sea a nuestros pies blanca ceniza.
Sí, cortémosla pronto, que ya veo
claridad, y en sus pétalos el fuego.

LOS CIMIENTOS DEL AIRE

Hay horas que la luz ocupa leves
con signos transparentes de belleza,
espejos delicados del silencio
que devuelven su raíz a la mirada.

Oímos, fugaces, las voces del mundo
llenando de brasas la memoria,
cayendo verticales sobre el tiempo
como lluvia tardía y deseada.

Así las horas desnudas de distancia
traslucen presencias efímeras,
abarcan verdades inasibles
como abarcan los mares las estrellas.

Los cimientos del aire han levantado
la incierta luz de la melancolía.

CIUDAD MONUMENTAL

OTRO TIEMPO que hubo reside en la piedra,
estoico en la muralla, volcado al Adarve
otea rapiña de Castilla,
algarada codiciosa del Moro,
inquieta mirada del Señor de Braganza.

A ti, indiferente extranjero que buscas
el perfil insólito,
la voz original,
algún vestigio;
a ti, fugaz galeote de templos y palacios
ofrezco la llave del silencio,
palabras resbaladas de los libros
que duermen su misterio sobre el mármol.
Mira esta plaza adoquinada, oye
latir de callejas que le brotan, prepara
aposentos del corazón para la Historia.
Como viniste, vuelve luego tan silenciosamente
sobre tus pasos;
dejas atrás
bóvedas que guardan la fuente que buscas,
rejas que agudizan la pupila hacia el oro,
yeso muerto bajo pliegue solemne en hornacinas
y, seguramente, el esplendor azul
que no has podido encerrar, pese al esfuerzo,
en el ojo rapaz de tus fotografías.

GUADALUPE

Más allá de las cepas indolentes,
más allá del rostro invariado del tiempo,
más allá del credo impositivo.
Hay una ternura de caricia frágil sobre el aire,
a la cintura vertebrada de Villuercas.
(…)
Dice la campana diptongos de quietud,
y cae la tarde.
Afuera
sigue hilando la fuente
su rumor antiguo.
Más lejos,
el frenesí de la noche
cabalga ciudades entregadas…

No sé, no sé cómo este puente
que hubo de escupir el olvido,
escarnio que los dioses nos dejaron
antes de partir, este racimo colosal
de piedras obedientes
sigue fiel al mandato o al designio.
Sé que al pisar los siglos de su palma
un largo escalofrío me recorre
y me dice que allí,
sobre las aguas,
bajo el cielo,
se reconocen mis huesos en la piedra
y medito la herencia de mis pasos.

No barrunta la tarde otra algarada.
Yace un arco de púrpura igual
por donde el mirar concluye.
Casi noche el cerro en su abandono,
y yo mismo.
Cae un rocío piadoso
a las alas del pájaro último.
Arde el crepúsculo su lágrima perenne
sobre el roto afecto de los hombres.
Enciende la distancia luminarias de ausencia
donde el corazón habita.
El encinar acuesta
mustio silencio,
la piel vieja de siempre,
oscura melodía,
acre levadura.

Se ha perdido en las estrellas el chillo del búho
y no barrunta la tarde otra algarada.
Casi noche el cerro
y el silencio
y yo mismo.

#Juan_Carlos_Rodríguez_Búrdalo Share on X

SI NO SE SABE SE INVENTA [Mi poema]
Eduardo Jordà [Poeta sugerido]New

MI POEMA …de medio pelo

¿Por qué nace la luz, de dónde nace,
de noche por qué brillan las estrellas,
si el sol pide a la luna que le abrace
incluso ha de dudar si le amenace
o acaso sea objeto de querellas.

¿Por qué la mar desliza y se relaja
y hay veces en que ruge y se alborota,
el agua al resbalar parece rota
no puede así guardarse en una caja
metiéndola al entrar gotita a gota.

Las nubes por qué flotan por el cielo
y a veces al sudar expulsan agua,
se busca explicación si se hace hielo
igual que a mi me ocurre con mi anhelo
o el hierro que se funde en una fragua.

Preguntas pues que ignoras la respuesta
cual fuera que se trata de un lamento
a esperas de lograr un argumento,
que intenten responderte en una encuesta
o traten de engañar con otro cuento.

Que aquí si algo se ignora pues se inventa,
-lo dijo tal o cual celebridad-,
si acaso pasa el tiempo y no es verdad
aquella explicación no trae a cuenta
y solo se especula. Nimiedad.
©donaciano bueno

A falta de una #certeza cada cual con su #interpretación, no? Share on X

MI POETA SUGERIDOEduardo Jordà

Haiku

Noche de junio.
Las ranas nos despiden
ebrias de estrellas.

Mujeres enamoradas

Cuando tú ya no estés, yo estaré aquí.
Cuando no seas nada, aquí estaré.
Cuando seas olvido y ningún hombre
recuerde que una vez dijiste amarme,
cuando canten las piedras, cuando mueran
los ángeles, aquí estaré, esperándote.

Pero sucede

No sabemos por qué, pero sucede.
Una niña perdida vuelve a casa.
Llueve y llueve en mitad de un gran desierto.
El cielo se abre en dos, y nos acoge.
Los muertos nos susurran al oído.
Un testigo prefiere la verdad
al dinero o la calma. Un ambicioso
rechaza la injusticia provechosa.
En una celda inmunda, un pobre diablo
se niega a delatar a un compañero.
Una mujer y un hombre -o bien dos hombres,
o dos mujeres- se aman hasta el fin.
Y una familia entera, en la cámara
de gas, se abraza y da gracias a Dios.

Brian Wilson compone Surf´s Up

La luz de un amanecer de agosto
es una nota rojiza, redonda, no, no,
ovalada más que redonda, y casi cálida,
tibia, sí, tibia,
en mi menor, justo en mi menor.
La rozo, la oigo, la siento
porque está aquí, no, no está aquí,
está dentro, dentro.
Y los remolinos de la playa
forman una armonía a tres voces,
las puedo oír ahora, una escala de voces
que ascienden en el aire y se funden con el sol
que aún no ha salido pero al que yo veo
porque puedo oírlo, sí, ahí está:
ahora mismo asoma por el horizonte
y yo lo oigo y muevo los brazos
porque yo también asciendo
con el sol y la lluvia y la niebla y el viento.
*
Las voces, las voces…

Están aquí de nuevo. ¿No las oís?
Puedo oír las tripas del bajista
y el ruido de las cañerías
y el basso continuo del extractor de humos.
Pero ahora llegan las voces de los niños
que cantan las vísperas en una iglesia helada.
Y las voces de los niños en el funeral
de una tía sordomuda.
Y las voces de los niños que susurran,
helados, agotados,
cuando vuelven a casa por las calles embarradas.
Esas voces están ahí. ¿Cómo es posible
que no podáis oírlas?

“Has vuelto a ser joven”, decían los sacerdotes egipcios
a las momias de los muertos. “Ahora respiras de nuevo”.
Y yo las oigo en mi cabeza en un idioma que no conozco
pero que mi corazón entiende.
Y esas voces abren la boca de los muertos.
Y les dicen: “Respira. Eres joven de nuevo”.
Y esas voces están ahí, han vuelto, están ahí.
Y los muertos son otra vez jóvenes.
Y mi propia voz vuelve a ser joven.
Y yo asciendo en el aire con la luz y el viento
y los pinos y las olas de la playa.
“Habito en el oeste del cielo”, dicen los muertos.
Y yo habito en el oeste del cielo.
Y soy el cielo. Y el oeste. Y el crepúsculo.
Y el amanecer. Y el silencio del amanecer
justo antes de que empiecen a cantar los pájaros.
*
Y esa nota que nadie más oye
pero que yo sé que está ahí.
Esa nota que se forma
cuando dos notas que son la misma nota
suenan a la vez y se funden en una sola.
La misma, pero distinta.
La misma, pero otra.
Esa nota yo la oigo con mi oído derecho,
el que no oye -o el que la gente dice que no oye-,
porque mi padre me dejó sordo de una paliza.
Pero yo oigo esa nota
con mi oído que no oye.
Esa es la nota que oyeron Bach y Mozart,
pero no Beethoven,
porque en su corazón había rabia.
*
Mi padre me pegaba, mi padre me pegaba,
y yo oía el impacto de los golpes,
y eran notas, notas, notas.
Pero ahora no hay rencor, no hay dolor.
No, todo es música, todo es una nota
que estalla, que se enrosca, que se vuelve
aire que asciende al cielo,
voces de niños entumecidos que cantan las vísperas,
voces de los muertos que recitan
“Respira, eres joven de nuevo”.
Joven de nuevo.
Joven de nuevo.
Ya no hay rabia en mi corazón.
No hay rabia.
No hay rabia.
Ahora mi corazón
es una madre que canta a sus hijos.

Lamento de Ofelia

Quise dártelo todo, mi principio
y mi fin, mi tortura y mi júbilo,
mis mañanas de sol y mis noches de invierno.
Quise darte la alquimia de mi vientre,
con la que soy capaz de dar la vida
al espasmo que tú olvidas tan pronto.
Quise darte estas flores, este río.
Quise darte este cuerpo que se llevan las aguas.

Pero a ti te atrapó el trabalenguas de este mundo.
Te extraviaste en palabras malolientes
como tus calzas y tu miedo amargo.
Y a ellas las amabas más que a mí,
por mucho que dañasen como úlceras
el último repliegue de tu espíritu.
¿Y qué fue de mi pelo? ¿Y mis canciones?
¿Y qué fue de este cuerpo que se llevan las aguas?

Y ahora, quédate con tu infinito.
Te cedo la negrura de la noche
y el gusano que anida en todo entendimiento.
Te cedo el todo y la nada, la música
de las estrellas perdidas. Te doy
la mano fría de esta aurora fría
y un mundo de palabras sin sentido.
Te doy la eternidad. Te doy el miedo.
Te doy la luna llena que me alumbra.
Dile adiós a este cuerpo que se llevan las aguas.

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PERDÓNAME SEÑOR PORQUE NO ENTIENDO [Mi poema]
Enza García Arreaza [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Perdóname, Señor, porque no entiendo
si en algo que no he visto he de creer,
por qué debo matar para comer,
los hombres con descaro van mintiendo
y hay niños que ya mueren al nacer.

No entiendo la razón por la que el mundo
camina poco a poco a la deriva,
la tierra así imposible es sobreviva,
por qué, di, cuando pienso me confundo
logrando que mi suerte sea esquiva.

Viviendo es imposible no pecar,
si muero y he pecado me condeno,
mofando van de mi si ven soy bueno,
mi vida es un constante caminar
sintiendo que la duda es mi veneno.

Por más que yo quisiera comprender
me asaltan una y mil contradicciones,
tú escribes tan torcidos los reglones
que a mi por más que insisto impiden ver
y tiene al corazón hecho jirones.
©donaciano bueno

No es todo suficientemente confuso para que el mismo #Dios escriba recto con renglones torcidos? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Enza García Arreaza

Una vez dormí contigo

y con tu gato desahuciado
debí saberlo entonces
eras incapaz de sostener el universo.

(a Stephen Hawking)

Voy a tener ausentes y lobos

por no hablar de mi abominable educación
en praxis, ontología o estética
y demás resabios del hastío.
Mi vida tendrá irrupciones
Ares para humillar
Orfeo para mentir
habrá sátiros, estrellas beatas
mi vida tendrá enjambres
salvajes, fotógrafos
juegos de súcubo
y notables incontinencias
llenaré cajones de celuloide y polillas
dormiré poco maleable
infecta y culpable de mis polizontes.
Debo equivocarme de semen
hablar de morir antes de tiempo
como una adolescente que se da mucha importancia
decir tigre, abedul, conejo y violeta
conjurar carne penitente
debo reconocer que una mente arruinada
no distingue entre demonio y compromiso
debo convencerme de que el estallido
y los planetas resultantes
no fueron en vano.

Crecer es asesinar al padre, te dicen.

Pero cuando yo veo a mi padre
encuentro al niño
hambrienta miniatura corriendo por el monte
cazador de tucusitos con una gomera
que le temía a su abuela por bruja
lujuriosa.
Yo no puedo matar a un niño
le tengo pena
ahora que ha envejecido
y habla de las mismas cosas
recordándome que debo cavar un hueco
y amarlo para siempre.

En el colegio católico sucedían estas cosas:

Yo tenía diez años
(la cara redonda, las rodillas rotas)
entonces algún compañerito me interrogaba
sobre el oficio de mis padres
y yo no encontraba con apenas una década sobre la tierra
cómo bregar con la vergüenza que en aquel entonces
aparecía como un espanto en la barriga:

Papá vende animalitos y terminales*
por las tardes sale en su moto
mamá se la pasa todo el día gritando
y mis hermanas quieren crecer y largarse.

Después supe que desperdicié mis años de inocencia
preguntándome si alguna vez me pondrían
como reina del Carnaval
y si de verdad pertenecíamos a la clase media.
(Para Manuel Gerardo Sánchez)

*Juegos de azar.
Del libro inédito El dinosaurio blanco

en 2008 aprendí varias cosas

por ejemplo
es mala idea ponerse de novia con un muchacho
cuyo padre dejó a su esposa por otra mujer

al final puedes terminar metida
en una caja de zapatos
te pueden pedir
que bailes con unos lobos de segunda mano
y ofrezcas tu hígado al mejor postor

la gente es interesante claro
pero los niños abandonados son todos
caníbales

siempre hay una vieja

a punto de hacerme la vida imposible
quiere ser mi amiga mi consejera
quiere prepararme una sopa y darme nociones de bruja
quiere decirme que me cuide el dulce
y que no tome en serio a mi marido

quiere hacerme su hija honoraria
[por lo general esta clase de vieja tiene al menos una hija
que no la soporta ni la llama] y quiere que le deba todo un vestido una taza
una carta de recomendación y un unicornio

y es ahí
donde yo sólo pienso en ese dialecto pabloescobar
que aprendí en Netflix
ay pero no sea usted tan gonorrea
ni que fuera Wislawa Szymborska
ni que la mismísima Emily Dickinson
hubiera saltado la verja que separa
la eternidad del chisme y hubiese reencarnado
en esa derrota
cazar muchachitas para odiarlas de cerca

plot twist: I am getting old too.

escribir poesía no es tener sentimientos

y declarar cada tres minutos en la red social Twitter
que estás rota aprendiz Pizarnik o Lispector
sin duda menos especial que un combo de pollos Arturo’s
no es declarar que la curva de una mujer es tu vicio
y que te odias mejor que nadie
terrible infante que se jura leyenda
de los grandes palos por donde caminaba Montejo
cuando todavía no imaginábamos el tamaño del cráter

quizás es poesía porque estamos todos muertos

por Tarkovski hay que dibujar un caballo

y sentir vergüenza
naciste sin pelos y con exceso de cielo
y hay que tomar en cuenta que los abedules
se incendian como todo
y cada niño muerto será un peso en tus hombros
hay que leer un poema de nieve fastidiosa
pedirle a la sombra de la casa que nos devore despacio
que nos deje una ñinguita de voz
para la plegaria cuando venga la noche y el rito solo
de recoger amadísimos escombros de escarcha
aunque seamos trópico
porque malditos estamos y el temblor es santo habitual
por Tarkovski hay que volver sagradas las grietas

no me gusta la gente

que pide tiempo y espacio
esto no es una singularidad en un agujero negro

es la muerte natural de tus ceremonias

el fin del mundo me encuentra

preguntándole a mamá el orden
de los ingredientes para un arroz con pollo

pide fotos de cuando lo tenga listo pide no la deje morir
y no se te olvide que le debo unos reales
a Hernán de la bodega que acepta Zelle

el fin del mundo era esto
un cohete que no tenía cielo.

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AGRANDA LA PUERTA, PADRE

Agranda la puerta, padre,
porque no puedo pasar;
la hiciste para los niños,
yo he crecido a mi pesar.
Si no me agrandas la puerta,
achícame, por piedad;
vuélveme a la edad bendita
en que vivir es soñar.
Gracias, padre, que ya siento
que se va mi pubertad;
vuelvo a los días rosados
en que era hijo no más.
Hijo de mis hijos ahora
y sin masculinidad
siento nacer en mi seno
maternal virginidad.

A UNA JOVEN DESAPARECIDA [Mi poema]
Tatiana Oroño [Poeta sugerido]New

MI POEMA …de medio pelo

 

Era joven. Se fue. Quizás no fuera.
No saben qué pasó. Se desconoce.
Nadie la pudo ver. Y hoy ya es desbroce
de un soplo que pasó, que nadie viera.

Se fue sin decir nada. Sin permiso,
para nunca volver, cual si quisiera
al pasado perder. No fue un inciso.
Sospechan que alguien a ella retuviera.

Sus padres, su familia, sus amigos,
no llegan a entender lo que ha pasado,
Todos con insistencia la han buscado
sin rastro ni señal, que no hay testigos.

Era alguien por hacer, era un proyecto,
la savia rezumando es lo que era,
y un mal día o mañana puñetera
esfumóse en la niebla en su trayecto.

Pues pasó por aquí como el que pasa
perdiéndose en el aire como el viento,
apenas hoy ya queda el sentimiento
de un mal sueño que ardióse en una brasa.

La duda por la culpa se acrecienta
sacando a su temor a pasear,
la pena, el desconsuelo han de aflorar
creando una tristeza truculenta,
©donaciano bueno

Qué triste con toda la vida por delante! Share on X

Son aproximadamente 10.000 las personas desaparecidas en España, (34 cada día). De ellas sólo son casos contados los que adquieren notoriedad merced a los medios de comunicación, con el consiguiente sufrimiento para sus allegados.

MI POETA SUGERIDO:  Tatiana Oroño

Vedo por mí

Me concedo

cuidados. Acontece que hago

por mi vida. Segrego mi capullo como un ajuar
trenzo mi última edad me envuelvo
en mis edades. No he
de entrarme
en años

sin tomar providencias. He de hilar
la crisálida. Perlada
de roturas. Saturada de nudos.

Ensaliva su seda la devana
el abdomen

con tacto secretor con oficio
envolvente. La boca
desdentada no deja de lamer recubrirse. En esta larva ungida
de babas cuidadosas
cicatrizan suntuosas cabelleras o medran algas
de doble densidad
y canutillo
acuáticos caireles y pinzas de cangrejo. El desgaste
emparenta lo dispar muele la cáscara tritura los relámpagos

en cada cao. El capullo es un nido

que se autodestina. El capullo
de añarse de añejarse. Lo he cosido
con agujas y dientes con las muelas más fuertes
con pechos y caderas. Es labor de mis días. Muselina
envuelta

en derredor. Membrana

que me enjoya.
De: Revista de Poesía Prometeo
XVII Festival internacional de Poesía de Medellín

Andamos sobre losas de gavazzos

transpira, es resbaloso
lo mancillado. Azulejos mosaicos porcelanas
bajo la lava el sello
de los cuerpos / cántaros gargantillas huertos

Montevideo es aquí. No Herculano. Aserrín del deseo. Es aquí
donde el duelo no duele

suficiente. Arrojado a las aguas. Pavimentado
en cales. Tachado a la callada. Yo soy la que no soy. Estoy
bajo mis pies. No escucho ese rumor de amores quebradizos
bajo la marcha. Murmullo que seguro
murmuraba. Bajo este momento
la agrimensura de todos los adioses
excavados
a la redonda

no escucha no registra
no suena (aunque quisiera
no puede hacer sonar)

el paso
de ceniza
de lo que pasó

donde ahora me paro.

Los hombres

juegan en equipo. Esa práctica

de dividir al medio y tener de rival
a una mitad y a la otra de aliada

es jugada

maestra. Ordena
el mundo.
Vende

locus
amenus.
De talud
a tribuna numerada.

No conozco el calado.

Ábrese el laberinto silba la entrada. Es aire hambriento.
Tú tienes tus extremos que se nombran “las manos”, “las pupilas”, por ejemplo,
pero asimismo tienes
una ciudad de calles góticas voraces como gárgolas

que te ahuecan los centros
del peñasco
que habitas
y no tocas.
No adivinas.

Y eso es la mujer. Lo que no. La ciudad de cornisas y canales
donde la noche cae como cae la tormenta y derrota
costillares de barcas y de remos y parte

astilla
la piedra sostenida el mentón de las calles que te horadaron túneles
en el zigurat fósil
de las células vivas.

Nada comprenderé.
Nunca seré ladera cima ni pie del monolito el bloque.
Tanto arrimar de todo. Tanta industria y tesón. Tanto apisonar suelo y
pendientes
siempre.

Y todo para
esto.
Una noche de amor
te arroja a las arterias
desiertas
de la ciudad que pulsa y que tirita
como venecia hundida
con los ojos vendados.

Son vagidos
famélicos
los que arrojan papeles y residuos
a las calles
vacías
largamente empedradas
por sangre adoquinada
a pico
y cadena perpetua permutada
por
la pena de dar
la forma de ladrillos
al deseo de que todo cantara como acequias o arroyos
en escondidas napas.
****
Piedra de la tarea. Liquidada
la cosa. Arrojada la flecha.
La cosa hecha.

El ojo / parpadeo de la vida
encandilado.
Loco.

Los círculos concéntricos. Anillando. Embocando
en el orden: propagación de ondas. Intocable
invisible sorda orquesta de círculos
me abraza.
La musiquilla. El ritmo. Esferándome.
Redondeando
la masa
de algo que estaba por hacer. Y ya está hecho.
Rodeándome
adivino, pobrecitas, sus notas.
***
Tomé el último puesto. Quedate, ha dicho
la voz de la experiencia
u otra. Atrás
niños de niebla, a mis espaldas, ciegos

mortíferos
ángeles. Las cosas

huelen mal. Lo inerte huele.

Es rincón, percha, entrepaño, tenue película
de cadáveres
bajo el cajón movido. El intersticio el pliegue. Mi casa
de fantasmas, cubilete
que hago sonar. Sonaja. Último puesto. Cada uno

dejó atrás
cosas
que el desuso
violó. Que mancilló el resguardo, el celo de añorarlos.

Es brumoso dictamen. Custodiar despoblados distritos de familia
no es salvación. Es puesto
de frontera. Es tarea compulsiva, tara de poca monta
aliñar los confines
de su bóveda.

Al sonar de la hora
trocarán
en despojos las reliquias. En roedores
los caballos piafantes
sudorosos. Los cuadernos de escuela
en letra cenagosa.

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LINDA Y BELLA [Mi poema]
Romildo Risso [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Era linda y bella y yo la perseguí,
y en sueños seguí tras ella, tras ella,
cual fuera un destello, que al cielo subí,
y yo allí la vi cual fuera una estrella.

Que en torno a la luna la vida era bella,
ella una grosella y yo un colibrí,
pues no era de aquí que ella era centella
tan linda y tan bella que no era de aquí.

Y hoy ya pienso aquí si aquella era doncella,
tan linda y tan bella, la que nunca vi,
se apiade de mi pues dejó una huella
mi alma haciendo mella que así lo viví.
©donaciano bueno

Qué bonita, no y qué volátil? Share on X

Muchas veces lo imaginado supera la realidad con creces.

MI POETA SUGERIDO:  Romildo Risso

Ricuerdo

Las sendas y los caminos,
Van quedando atrás y lejos…
Por dispacito que vaya,
Pasan las cosas que veo…

Y siempre, al alzar las vistas,
En su sitio -más o menos-
Algo que no tiene alcance
Aunque figura estar quieto.

Parece que el horizonte,
En la mirada lo llevo…

Ansina, días… Y días…
Años, ansina se jueron…
Pasaron, la mar de cosas
Que ya no veo, ni en sueños!…

Algo, cruzao en la vida,
Siempre clarito lo tengo!…
Talmente que un horizonte,
Formaran l’alma y el tiempo…

Cómo vi’a dejarlo atrás,
Si en la mirada lo llevo!

Flor (Risso)

Hay una flor de una penca,
Que se abre a media noche,
Y sólo pocos minutos:
Como pa que no la vean.

Bien puede ser, le suceda
Que no teniendo ni nombre,
Ande con miedo del mundo,
Que tam fácil disprecea…

Si es güena tu condición,
Sos lo mesmo que cualquiera:
Con nombre o sin nombre: flor.

El hilito de agua

Un hilito de agua!…
¿Quién sabe de aonde viene haciendo juerza,
abriéndose cancha,
y sale jugando, como los cachorros
que ricién se largan…

Retozón, alegre; corriendo sin rumbo;
haciendo un festejo de sus propias gracias,
es un inocente, reventando ‘e vida,
que ansina la gasta…
Talmente, parece que siente una dicha
y quiere contarla!…

Mesmo que un botija que de tan contento
se enrieda en el habla,
y en su media lengua, son puros trompiezos,
y un atropellarse señas y palabras, –
igual me risulta, dende que lo miro,
este hilito de agua!…

Tiene alguna dicha; tiene alguna idea
que quiere contarla.
Y, aunque no le entienda,
árboles y yuyos, el pasto, las plantas, –
sienten la alegría que se les contagia!

Hasta repriesenta,
que haciendo cosquillas, el traviesa pasa,
y riyendo quedan las raicitas sueltas,
de verse sin tierra, temblando en el agua…

Y a su lao risulta que tuito es más verde;
más vivo, más lindo, de mejor fragancia:
El aroma sano de la vida juerte…
Los colores juertes de la vida sana…

La expresión que tiene… ¡Tan de criatura!…
No se la cambea la tierra que arrastra:
si mesmo por causa que se vé la tierra,
se vé l’agua clara!…
… … … … … … … … … …
Se allega un botija con las manos negras,
la cara embarrada,
y tienen su ojos el mirar tan limpio,
que uno, se le ríe, lo besa y lo alza.
Si mesmo, figura que se nos dentrase
un poco ‘e su alma!…
Y el aroma sano de su vida juerte,
se siente deveras, como una fragancia!…
… … … … … … … … … …
Talmente un botija,
el hilito de agua…
… … … … … … … … … …
Dá gusto ‘e beberla…
Aunque sea sin ganas

Vaya a saber uno…

Jué árbol! Y grande…
Áhura es una piedra.
De haberse partido y hallarlo en pedazos,
Le paso po’encima, sin verlo siquiera…

A lo más, si acaso trompiezo con uno,
Miro y le doy güeltas,
Sigo, convencido de que juesen toscas
Que parecen leña.

Esos que anduvieron ahondando el arroyo,
Lo han tirao a tierra.
Tarde, lo sacaron; de haber sido pronto,
O vive o se pudre – según como juera…

Porque, amigo, basta que una ríaz se agarre,
Pa que el árbol prienda.
No digo, pararse, pero: vida es vida;
Sea como sea…

Mas de uno le muestro que, a los sacudones,
Voltió la tormenta,
Y echaos, pero vivos, están dando ejemplo:
Del tronco -de abajo- saca ráices nuevas…

¿Brotos?: si de diga!… Y flores… Y todo…
Como cualisquiera!
No tuvieron juerza, contra juerza bruta;
Pero hay otra juerza!
… … … … … … … … …
Este ha cáido entero; pero ha cáido al agua…
Y l’agua, no es tierra…
Y un agua endiablada!… Vea lo que hace:
Los convierte en piedra!
Los mata de a poco:

Al cuerpo les dentra,
Con ese veneno que -de juro- tiene,
Pa matar dejando sanito por juera!…
… … … … … … … … …
Es misterio, mesmo!… Qué cosa endiablada!…
Se ha dáo, de cristianos que los desentierran
Y están enteritos!…
Vaya a saber uno, el árbol no sea…

Almas muy sufridas.
Que tuito aguantaron con gran fortaleza,
Y al dirse de cuerpo, lo dejan curado
Con algún veneno que tien la pena…

Vaya a saber uno, en pie no los haiga,
Árboles que sufren, lo que ni se sueña!…
Y en vida, ya juntan el veneno ese.
Que los hace piedra…

Pa mi, todo es vida: el árbol, el hombre:
Distintas maderas…
De aquí, yo no paso…
No me dá mi cencia.

Faltaba más!

Llevo los güeyes cansaos.
Y me faltan doce leguas!…
Si por tiempo las carculo,
Dentran cién en la docena…

…Uno dice: salgo, y sale…
Lo demás, no hay quién lo sepa!
…Ni que uno juese adivino…
Llover la semana entera!…
… … … … … … … …
Carcular!… ¿No sé pa qué?…
Puro vicio de hacer cuentas…
Cuando no Dios, es el Diablo
Que por gusto, las enrieda.

¿Que valemos tanto y cuanto!…
Póngalé, nomás, que acierta;
Es el número de arriba;
Hay que ver, lo que le restan!…

Claro que siempre hay recursos:
(Lo borran, al que no tenga!)
Procurar que no lo igualen;
Estirarse, mientras dea!

Son días, sin verse el Sol!…
Tumbas, parecen las güeyas…
A mi, ¿que me traguen vivo?…
Puede ser… Si me manean!…
… … … … … … … …
Ciego, marcha el tucu-tucu,
Y pa pior, debajo ‘e tierra…
Nosotros: menos que un bicho?!…
Faltaba más!… Güeya… Güeya!!…

Que salga el Sol o no salga:
Dispués haremos las cuentas…

Pero de estos gustos…

-Cargue, nomás… Que es «carreta»…
Hay ruedas, pa dir rodando…
Los güeyes, van cuasi sueltos…
¡Qué han de sentir el recargo!…

Hemos dicho: «a tanto el viaje»:
Pero, páresé, compadre:
Usté mira su provecho,
Yo miro mis animales!…

Que los concluya una peste,
Santo y güeno… Dios lo manda…
Pero, que yo los reviente…
No se ha’e ver! Menos, por plata!…
… … … … … … … … …
Qué se habrá créido, ese zonzo!…
… … … … … … … … …
Esto sí que es dir livianos!…
Hasta las tripas vacidas…
(Dende ayer, que piden algo…)
… … … … … … … … …
Con hambre, lo que no harían…
Si se lo devoran, hartos…
… … … … … … … … …
Oro, tendrán a montones:
Pero de estos gustors… Cuándo!

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