A todos los amantes de la literatura en sus distintas formas o variantes...

Donaciano Bueno Diez

Donaciano Bueno Diez

Editor: hombre de mente curiosa, inquieta, creativa, sagaz y soñadora, amante de la poesía.

NO BUSQUES QUE NO EXISTE [Mi poema]
Lina de Feria [Poeta sugerido]New

MI POEMA …de medio pelo

 

Conviene recordar, si es que el recuerdo
aflora sin desprecio a la memoria,
seguir dándole vueltas a la noria,
sin agua, el ejercicio será lerdo
cuando acceder se aspire hasta la gloria.

Por más que sacar agua se pretenda
difícil ha de ser si no existe agua,
sin hierro y sin el fuego no habrá fragua
lo mismo que sin trigo no hay molienda
ni lago así que sueñe la piragua.

Que además de ver claro el objetivo
es preciso gozar de buena vista.
Por más que tu te apuntes a la lista
la vida no ha razones ni motivo
mejor ponte en estado de revista.

Convéncete, tu tiempo ya ha pasado
y deja de buscar lo que no existe,
tampoco es necesario estar muy triste.
Si el mismo te desprecia y da de lado
respóndele con guasa tú, y resiste.
©donaciano bueno

Nadie está vencido hasta que no abandona? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Lina de Feria

XIII

A Cintio Vitier

hay un amago de hoja nervada
Cintio entre sus ojos
y pienso en la otra planta
como la cicuta del cuento
yéndose con la rara muerte del sabio
y lo intuyo lejano de la amargura común
como una liebre de fondo
que rápida busca
el camino más amplio para vencer
tanta velocidad hacia el esqueleto de los versos
hacia la transida terminación del siglo
con el agua vertiendo la extraña sabiduría
de algo que no es precisamente una “lección”
sino el encuentro del hilillo de luz de los
arroyos
con la mano insegura
que sorprende los morir-vivir
al soplo de los cielos.
usted captó en mí lo incapturable
y ahora cuando desierta
develo el enmohecido cristal
donde me miro
Cintio sonríe como la sombra
en la foto de la película del insólito Clouzot
insomne en su mirada
inexplicable.
(De El libro de los equívocos)

Poema Tras la Crisis

Los huéspedes de la tierra vienen para
una sola tarde. Amábamos, destruíamos,
viviamos en nuestra hora de muerte pero se
alzaban sobre nosotros las eternas estrellas,
bajo ellas los concebimos.
(Ilya Ehremburg)

I
todavía con algo de prohibición de madre
de reciente adolescencia sobre mis botas
quisiera disertar sobre tantos detalles
sobre tantas cosas de mi mundo de alrededor
quisiera poseer esas viejas palabras
y las palabras jóvenes y hasta el silencio
para explicar el hallazgo y la vida
para hablar del pequeño camarada
o del otro grande y difícil.
para contar como hago
que el hábito sea origen
y los humos fabriles comiencen desde abajo
a hacerme la memoria,
para contar mi batalla
de mi declaración humana
de mi sudor ya descubierto
para contar de un siglo ilimitado
que de pronto nos busca.
desde mi guardia miro:
el perro de esta tarde busca un amo
choca sin prevenirse
buscando quien le hable del semblante
del fuego interno que muestra
quiere saber si su expresión la recibimos
o es que está líricamente extraña
-como difícil de coger-
no bastaría con decir la tarde está bonita
habría que averiguar qué es eso aprisionado
que hoy se suelta
para echarse a correr en los cables eléctricos
y terminar temblando en la pupila del hombre
como si fuera un animal
un perro libre
mordiéndose la hora del corazón.
miro desde mi guardia:
oscurece el latón de la basura
lleno de cristales y noticias viejas
medio muerto al amanecer.
pero así le vigilo
junto a la ciudad y las calles
donde nadie bosteza o fuma
pero así le vigilo
en la ocasión de mi uniforme
desde todas mis once mil libertades.

(De El rostro equidistante)
De: Casa de Luciérnagas
Antología de poetas hispanoamericanas de hoy
Mario Campaña

La visión de Jeremías

A Michael Ávalos

La paganidad surgió buscando
que los mitos humanos confrontaran imaginación
y sufrimiento en las bárbaras hordas
soy un elefante despellejado
un sobrevuelo de zopilote
el encendido carbón
que se niega a morir
en la estela de los fuegos
el hombre estrena su quijotesca forma
por las calles del Down Town
y encuentro en un libro de Nabokov
que también los molinos
pudieran estar en las cuestas de Samaria
el mundo será desierto
y una angosta lágrima de nube
no servirá para darle plenitud al mar
salido de sus asideros
tragándose los icebergs
y parte de las lenguas físicas del polo norte.

La visión ya no es solo la amenazante
carta de descanso del dantesco continuar.
Cristo vino a salvarnos
pero las predicciones de Jeremías
nos persiguen como un sello
que puesto en mi corazón
me exige las razones furibundas
la furia parece ser el container
de las mareas altas
los megatsunamis tienden almendras
ahogadas en cada rostro humano
muerto.
El sufrimiento es cavernario
como si se hubiese transgredido

el manifiesto de ser
por la esencia de lo que se perdió
hilo azul de los aires
en las mañanas sagradas de la niñez.
No somos ni el comenta verde
ni la fresa recién salida del terrón
ni los rostros azules de Picasso
la hechura humana
estalló como ojo caído
a la estrella Polar.
y ahora se mueven las estructuras
del atlas cargando el mundo
de tal forma que las visiones
donde solo la robótica atina
a crear un mensaje tal vez
menos drástico
con respecto a la inteligencia humana
y su descendencia
urge desde la incandescencia
del pulmón interior
y apestan los soles ennegrecidos
de Tutmosis IV.
El hombre desde acá no observa
la esperanza
como si se tratara de una época

en que la cacería de brujas
no ha cesado.

La historia tiene lebreles tiránicos
en la palabra indirámbica
de sus hombres
y todo huele a estopa quemada
a ley que enajenando al hombre
le arguye desde dentro
pájaro amarillo en hueso
pececillo tragado por los alcatraces
la inutilidad del tiempo oculto.
El hombre
más que sentido sobre la palabra
y contenido trasnochado del pecado
solo tienen ante si el caos
una suerte de rostro de Hailraizer
que lo condena todo
a una sierra que corta la pierna
de un joven en un baño cerrado.
Hay una suerte de enfermedad
en lo cognoscitivo.
La ética ha pasado al plano inocuo
y en medio de la alharaca discursiva
reboza una copa de vino tinto
sobre los canalones de los techos
y ya el hombre perdidito
entre las líneas del tren
no canta baladas y bolerones
sino agolpa su frente
con una sinfonía Rock
que la amalgame
el continuado huir de sí mismo
que a veces requiere solamente
mirarme en otro
hallarme en la otra pupila
salir de la consternación del mundo
por breves instantes
de sentimiento interno
de alardes gratuitos de bondad humana
de recíproco resto
de hallarme entre los hombres
que aun meditan y sufren
con fuerza benigna
la búsqueda de Juana de los Ángeles
demoníaca y pura
y más pura por el tiempo
en que todo
aliviará este caos
azules poco neutro
pájaro a la deriva.

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Antonio Machado

La noria

La tarde caía
triste y polvorienta.
El agua cantaba
su copla plebeya
en los cangilones
de la noria lenta.
Soñaba la mula
¡pobre mula vieja!,
al compás de sombra
que en el agua suena.
La tarde caía
triste y polvorienta.
Yo no sé qué noble,
divino poeta,
unió a la amargura
de la eterna rueda
la dulce armonía
del agua que sueña,
y vendó tus ojos,
¡pobre mula vieja!…
Mas sé que fue un noble,
divino poeta,
corazón maduro
de sombra y de ciencia.

LOS HOMBRES, SON HUMANOS? [Mi poema]
Gabriel Jiménez Emán [Poeta sugerido]New

MI POEMA …de medio pelo

 

¿Los hombres son humanos? ¡quién lo duda!
los hombres se distinguen de las fieras
en que hacen solo el mal de uvas a peras,
si hay uno que te mira y estornuda
habrás de responderle aunque no quieras.

¿Los hombres son humanos? eso es cierto
así que haya más de uno que es malvado,
más malo que la sarna y desalmado,
que solo ha de ayudar si ve eres tuerto
y puede que te pegue algún bocado.

¿Los hombres son humanos? se publica,
algunos presumiendo van de serlo,
se nota que carecen na’ más verlo,
cual fueran un placebo de botica
que es algo que hay que ver para creerlo.

Los hombres son humanos o eso dicen
los mismos, los que haciendo van las guerras,
pues lo hacen en defensa de sus tierras,
y al tiempo que a ellos mismos se bendicen
se sacan, sin complejo, buenas perras.

Los hombres, casi todos buenas gentes,
salvo unos que vinieron a hacer daño,
se dejan arrastrar por las corrientes
cual fueran mansos, simples e inocentes,
borregos del pastor de algún rebaño.

Los hombres, los que sueñan con ser dios
e irrumpe algún volcán y se los lleva
durando poco más lo que una ameba,
y así que aquí se va él partiendo en dos
de vez en cuando grita y se subleva.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDO:  Gabriel Jiménez Emán

ME OBSESIONA UNA IMAGEN

A Gustavo Pereira

Me obsesiona una imagen que es muchas
Es la imagen de un patio llovido
Y de unas flores tímidas.
La imagen de un niño mirando las nubes
mientras un gato duerme sobre las hojas secas.
Es una vieja imagen que me sigue
cuando abro los ojos:
veo la cara húmeda del tiempo
y sueño, dentro de la hamaca,
con los inviernos rotos.

Mientras tanto
mi cuerpo cumple su destino de cuerpo
por estos arrabales, va por antiguas callejas
reconociendo fachadas en su paseo nocturno.
Entra el cine, al bar. Y bebe su ron solitario.
Tantas veces vine, tantas veces fui
buscando esa Nada, sin saberlo.

YO QUE ME CREÍA

Yo que me creía un gran poeta
Que me creía un hermoso imbécil con barba
Que me creía un sol cotidiano
Ahora me asomo al cuarto cerrado
De mi espíritu
Y veo peces dormidos bajo el agua
Veo pájaros perdidos en la noche blanca
Veo mis ojos aparecer en la puerta de mi alma.

Considero también la posibilidad de irme por el cielo
A beber cervezas con los amigos al lado de aquella nube
Que me hace guiños detrás de la mejilla de Dios.

SOBRE LA PIEL DEL MAR

Sobre la piel del mar
la luz azul
del amanecer
recoge los restos
de la noche
y los envía
a la alcoba
donde los amantes
se han llenado
cada uno en el cuerpo
del otro
y caminan sigilosamente
en la penumbra
de la habitación
en busca
de agua
y de silencios acurrucados en rincones
afueras las palmas comienzan
su diálogo con el viento
mientras voy en busca del dulce pezón
de donde salgo limpio
a buscar los horizontes
a pescar delicias marinas
para mi boca
para mi labio inquieto de sueños
llevo tatuadas en la espalda
caricias de la amada
la brisa entra al espíritu
como ráfaga milagrosa
que detiene el tiempo
en la palma de mi mano.

ENAMORAO

El cielo me regala nubes borrachas
el mar me envía mensajes
a través de estas palmeras
las gaviotas alimentan fantasmas al romper
las olas
la brisa marina me estampa la cara
la imagen de tus
ojos
con su bandolín mi padre me dedica un valse triste
desde una
barcarola
una pareja joven pasa ante mis ojos
derrotada por el
amor
y un niño le pone un lacito de algas
en la tenaza a un
cangrejo.

Allá dentro en la cocina de la casa
tú murmuras una canción marinera
mientras las botellas de vino refrescan la nevera
y los pescados crepitan en el aceite
para excitar a los
gatos
y acrecentar nuestro apetito de existir.
Un mosquito atraviesa la piel de mi brazo
con su dulce pinchazo
para confirmarme que estoy vivo
te llamo para que veas pasar la próxima edición de
gaviotas
las ruinas del pobre pasado de este pueblo
me deslumbran con sus muertes desconocidos
que pensaban en un
futuro
qué fortuna poder vivir este presente contigo
amor mío
enamorao como estoy de tus piernas de majarete del
trópico
de tus brazos de durazno joven
y de tus ojos que me miran desde una distancia turquesa
pues la muerte aquí no tiene recuerdo
perdió la memoria siendo niña
con un cabezazo que se dio distraída
con la bóveda del
cielo
abre tus brazos amor mío allí voy
como un meteoro a cobijarme en tus pechos
y a regalarte mi aliento
enamorao
metido en este atardecer bondadoso
que se ha dedicado a hacerme feliz
con todas sus
fuerzas
y
con todas
sus lágrimas.

MI ALMA

Mi alma lee a veces poemas para calmar su sed
ingenuamente cree
que puede ir más allá.
Mi alma disfruta de placeres efímeros
para recordarlos después
como cosas inmensas.
A menudo se enamora de una mujer
y yo se lo permito
también a veces dona un clavel a un anciano
en el parque
y se aleja sola a caminar entre los árboles.
Mi alma está habitada de pequeños pensamientos ilusos
y de faroles que se encienden calladamente
al fondo de sí misma.
Mi alma solicita un permiso para dormir junto a mí
se despierta antes que yo a preparar el día
abriéndose paso entre las cosas reales.
Yo le sonrío y la llevo conmigo
le agradezco en secreto
todo lo que hace para salvarme
me lleva a la cama me arrulla y le habla a mis sueños
pero mis sueños no hacen caso de ella
mis sueños siempre le huyen a mi alma
y ella triste se refugia en mi cuerpo
mientras yo le digo alma mía ten paz que algún día
estaremos tú y yo nada más
pasaremos de largo entre las cosas reales
y después tranquilamente
saldremos a dar un paseo entre las nubes.

PLAYA SANTA

Una hoja de palma
roza el cielo
de soslayo acaricia un buque
con el recuerdo de tus ojos
irisa el mar
entre los escombros de este corazón
un albastros bebe cielo
y los ojos del pez solicitan asombro
de los vecinos
para urdir
las tramas de recuerdos mojados
tus manos de lluvia
atenúan la soledad
en esta isla con nombre de domingo
que abre el pasado
y arde en el mar de los sentimientos guardados como joyas
en la gaveta infiel
de la memoria.

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LA TENDERA DEL BARRIO [Mi poema]
Leopoldo Castilla [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Vivo en un barrio viejo donde una tienda
se oculta tras locales de la jodienda,
y aunque quisiera
nadie queda que exista con su solera.

Todo lo que se sirve, vende al contado,
tiene leche, escabeche y algo salado,
la tiá María
si alguien pide prestado, nunca se fía.

La tendera del barrio no fue a la escuela,
si puede te la mete, por ver si cuela,
y en un despiste
te sisa una peseta si es que no viste.

Va dando sus razones, que vende al peso,
con sus falsas promesas y con su queso,
su reprimenda
que aunque algunos lo nieguen no hay quien la entienda.

Se conoce los chistes del mundo entero
y los cuenta con gracia, con gran salero,
y si le insistes
para vender cebollas te hace ella chistes.

La tendera del barrio, ella es experta,
siempre tiene a tu paso la puerta abierta,
y si alguien llama
salta con diligencia desde su cama.

Sabe cómo se vende, siempre lo mismo,
que lo aprendió en la cuna, desde el bautismo,
pues ya su padre
despachaba en la tienda junto a su madre.

Prepara sus pedidos con gran cachaza
envolviéndolo todo en papel de estraza
y en la labranza
le ayuda diligente, fiel, su balanza.

Cuando empieza la noche la tienda cierra
y comienza a animarse la vida perra,
es otra historia
que a uno lleva al infierno y a otro a la gloria.
©donaciano bueno

Ambas son mercancías de nuestros días Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Leopoldo Castilla

XXXII

Iba yo por el salar
y un hombre me saludó
desde entonces nadie sabe
dónde estoy, qué me pasó.

El silencio es azul. La montaña
como una loca
arrastra sus arterias,
se arranca las piedras alarmadas
la violencia del metal y el perdón de la nieve,
inquiere
con el cóndor que vuela en el olvido,
en el hielo, en el ventisquero
y no da con el mar que ha desaparecido.

No se acerca al salar la cordillera.
Es ánima ese páramo
donde golpea el océano con olas que no hay,
con espuma difunta.
Sin barcos, sin viento, sin peces y sin pájaros.

En el calvario sólo la respiración
de ese hombre con un hacha
como un solazo,
dividiendo la sal,

Vende panes de cemento.
Vende los huesos del mar.

ÁFRICA

En la luz comienzan los animales
extenuada
expulsó a la cebra
que no tiene campo
sino en el espejismo
enfermó a la resolana para espesar al león
y dobló en un tulipán
a los flamencos.

Ella hizo
que las especies se reconocieran
para que el fin durara,
que no se cruce con el halcón
el leopardo
el buitre con el pez
pues nunca serán del todo
sólo formas del miedo que tuvo el universo
a perder la memoria.

La luz es eso que las bestias gritan
el bramido del elefante
amputado
del pulmón de la noche
el grito con que se alumbra el zorro
la risa
con que se desclava de sus huesos la hiena
y el rugido
de cada rotación del mundo en el león.

Los hombres, al borde del cráter, sonríen
con el voltaje justo
para no desaparecer,
quietos, igual que sombras azules bajo los árboles veloces,
separados
por el cuello
de la intemperie
atraídos
como jóvenes muertos
hacia la luna vacía del Ngorongoro.

Son el alguien del viento
los masais
van como lentos pájaros
detrás de su ganado
sin rumbo:
ellos son el confín. El ademán
de la planta
cuando iba a ser vagabunda,
el de la sombra cuando iba a ser persona,
hombre que sale por su propio pie de un sueño
y no acaba de ser
aunque se imante de colores
se perfore
o a duras penas toque tierra.
No le viene su animal ni bebiendo sangre
sólo el cloriti le devuelve el rugido
que, como el coraje, regresa desde muy remoto
y entonces sí
el león huele a masai
y se espanta de ese hombre
hendido
por una bestia transparente.

Recién entonces entran, solitarios,
a la luz que ondulan
y es ver
peces oscuros
en un campo de olfatos.

Los animales emanan sus distancias:
en la jirafa cunde
la visión de la hierba;
la alegría de un suicidio
en el azul
del pájaro,
que no ocupa nada
y ese color es más grande
que todos los espacios.

Estos invisibles son el campo
donde la cebra acaba
va a comenzar la lluvia,
el avestruz mira
por donde él ya se ha ido
y la garza
vuela siempre en otro lado.

Fuera, los masais, cercan
en círculos
sus animales, sus casas, sus mujeres.
Para seguir, borran el camino
en círculos
como el fuego
y los pájaros.

En la sabana tarda el primer día.
El último, el final,
un viento de eclipse borrará las llanuras
alentará
ya ingrávida en el polvo, la gacela,
en su imán
el rinoceronte
y en leves desiertos
la desnudez, sólo la desnudez
sin cuerpo de los hombres.

A ese final lo huele el ñu, sabe que sólo el que huye
es único
y muere sin cesar en la manada,
el cocodrilo que aguarda en el pasado,
el hipopótamo
que envejece, amniótico,
las aguas de su nacimiento.

Las bestias
sostenidas
por la música de su aparición
propagan, copulando, esta comarca de temblores,
de alumbramientos.
Y empieza la cacería, dentro del polvo
en Masai Mara,
dentro de la atmósfera
en Ngorongoro
y en un desmonte de la luna
en Taranguire.

El día no tiene tiempo.
El mismo instante
que aísla
el sueño de la jirafa
hechiza
el oído del elefante;
se templa en el búfalo
la hora
que martiriza al buitre
aquí
pesa más la sangre que la muerte.

Ya de noche, lo que se oye y brilla
son fiebres
el elefante grita como un árbol,
como un humillado
la hiena
y una ola lejos del mar
clama en los leones.

Todos deformándose
hasta desterrarse. Pero vuelve la luz
y con la luz
el tacto
y el esperma y la sed y la sombra y el hambre
entonces
cambian el color
y son el pasto
y la arena y la rama y la lluvia
y nada puede detener el mundo
mientras dure el quebranto
del primer día del mundo.
de “Manada” (2009)

LA MESA DE MIS DIOSES

A Pedro González

Bebo con mis dioses,
con Xangó, dios del trueno, protector
del ebrio y del amante,
a quien he visto desimantar a las bahianas
marearlas
como si dentro les copulara una bandera,
que descendió en mí en Santiago de Cuba
por obra y gracia de Orula y de un babalao
cenizo
de cruzar la suerte de los hombres.
Bebo con Vishnú a quien no pude despertar
de su lento absoluto, cuando ascendiendo
una escalera enorme
lo vi yacer, sin mundo,
como una luna esperando el regreso del cielo.
Fue en Bali esa visión. La tierra
desaparecía
devorada por sus delicadezas.
Ofrendo y bebo con la Pachamama, porque le pertenezco
arbolito que yo soy y nunca alcanzo
río que me llamo y nunca vuelvo,
y con el Señor del Milagro,
que brillaba como un fruto
en el terror
en el luto
y el espejismo del alma de mis abuelos.

En la mesa, desnumerando, como suelen,
está el duende, con su mano de lana
y su mano de hierro
cicatrizando sus ojos debajo de la higuera.
Y el diablo, pobre hombre, aparecido en otra dimensión,
tahur,
que sólo como música puede entrar a este mundo.
De pie, a mis espaldas, está mi muerto. Lo desconozco.
Me dijeron “es alto y tiene el pelo blanco. Lo cuida.”
Un extraño condenado a mi suerte,
un plenilunio de mi cuerpo. Y es que otras formas duran
para sostener tu forma
y están vacíos todos los nacimientos.

Y estoy yo, ateo, sin iglesias,
milagroso.
Y en otro rincón, también yo, con siete años,
mirándome mirar
los sentires de mi madre
y a mi padre ardiendo,
maravillado,
herido
entre cantores difuntos.

Unos recién naciendo,
otros, en la muerte,
maldormidos,
nos amanecemos
aunque nunca llegue el día.

Estamos todos ocupando todo.

No falta nadie.
Y, sin embargo, la mesa está vacía.

NACIMIENTO DE LA SIMETRÍA

A Osvaldo Torasso

De esas dos mitades sólo una es real.
Hechizada por su aparición
y antes que la luz la disuelva
engendró la otra para verse.

Medio árbol es el que extiende sus ramas para tocarse,
medio hombre el que custodia su propia calavera
y sólo con un ala y un espejo
vuela la mariposa.

Una desesperada volandería de mitades llena de mañanas el mundo.

Siempre que la muerte, que es tuerta,
con su ojo demasiado solitario
no se atreva a mirar,
lo irreal semillará la tierra.

SUPLANTACIONES

El firmamento para esa mujer es el oro,
el oro para ese niño
un fueguito en el baldío,
el baldío para una anciana
su juventud en esa fotografía.

Las cosas están soldadas por la desesperación.
Entre ellas, el hombre que las junta,
mientras nada, sonámbulo, en el cardumen de sus antepasados,
y va, tenue de pensamiento,
a ese otro pensamiento
que es la muerte.

Entonces, le unen las manos
para que se toque y se recuerde.
Pero él ya no está,
ni puede reunir sus islas.
La anciana, la mujer, el niño
lo miran irse de la fotografía
hacia el firmamento baldío.

Alguien dice: “son cosas del destino”.

Y lejos, el destino gira,
fuera de sí,
sin porvenir,
como un loco atado
al árbol del fondo de la casa.

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Mario Benedetti

El barrio

Volver al barrio siempre es una huida
casi como enfrentarse a dos espejos
uno que ve de cerca / otro de lejos
en la torpe memoria repetida
la infancia / la que fue / sigue perdida
no eran así los patios / son reflejos /
esos niños que juegan ya son viejos
y van con más cautela por la vida
el barrio tiene encanto y lluvia mansa
rieles para un tranvía que descansa
y no irrumpe en la noche ni madruga
si uno busca trocitos de pasado
tal vez se halle a sí mismo ensimismado
volver al barrio siempre es una fuga.

LAS PRIMERAS NIEVES [Mi poema]
Juan Carlos de Lara Ródenas [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Cae la nieve, suave, lentamente,
ya comienza el invierno, es la primera,
ha llegado de pronto, de repente,
después de tanto tiempo estar ausente
sin avisar siquiera.

Y luego vendrá otra y la siguiente,
las aves volarán de rama en rama
buscando de acomodo alguna cama,
resguardo, y que le acoja diligente
del bajo Guadarrama.

Con un conjuro el blanco suple al verde
y ese paisaje se torna virginal,
sin matices, que ahora todo es igual
nadie en un tiempo habrá que lo recuerde
que fue un juego floral.

Y pasarán las noches y los días
hasta que el cielo sufra un desencanto
y logre descubrir bajo ese manto
la vida con sus llantos y alegrías
y eleve a dios un canto.
©donaciano bueno

Quien no ha visto #nevar no puede comprender esa #sensación? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Juan Carlos de Lara Ródenas

(A quién tanto espero)

“POR TI REVIVIRÉ DESPUÉS DE TANTOS AÑOS
LOS DÍAS DE UNA EDAD SIN CULPAS NI RECUERDOS”

A tus ojos cerrados todavía,
a tu pequeño mundo, tan extraño,
quiero llegar sin que te cause daño
para mostrarte toda mi alegría.

Me haces verdad esa esperanza mía
que he podido salvar año tras año
de tanta sombra y tanto desengaño
como vivir supone cada día.

Te entregaré lo poco que he reunido:
mi casa, viejos juegos que no olvido
y estos versos que el tiempo hará pedazos.

Pero en tu misma sangre yo soy quien
tendrás contigo para siempre. Ven,
ven a empezar la vida entre mis brazos.

Llegarás, hija mía, con el próximo otoño,
cuando las lluvias vuelvan a detener el tiempo.
Desde lo más profundo, con mi esperanza a solas,
me acercaré hasta ti con los brazos abiertos.

Con tu presencia, entonces, me quedará ya siempre
una razón inmensa para vencer el miedo
a malgastar mi vida, como hasta ahora acaso,
en equivocaciones y en arrepentimientos-

Tras el anuncio alegre de tu llegada vuelve
mí vieja fe en las cosas, aquel soñar despierto…
A veces me parece que estás aquí de tanto
Haberme imaginado nuestro primer encuentro.

Levantaré tu cuna con mis manos repletas
del mismo amor sin fondo que mis padres me dieron.
Por ti reviviré, después de tantos años,
los días de una edad sin culpas ni recuerdos.

Llegarás, hija mía, el próximo otoño,
cuando vuelvan las lluvias a detener el tiempo.
Entonces mi esperanza, como mi propia vida,
encontrará en tu llanto su despertar auténtico.

Hija mía, si nunca me he sabido
defender de esta vida que tú empiezas,
si en mis ojos aún quedan tristezas
sin edad, sin remedio y sin miedo…

hoy que estás en mis brazos he podido
desbaratar al fin todas las piezas
de este particular rompecabezas
de vivir sin creer que se ha vivido.

De ti no me hallarás nunca lejano
y seré quien te coja de la mano
cuando le encuentres sola y cuando llores.

Y duerme confiada en tu niñez,
que habrás de caminar más de una vez
entre el dolor, la niebla y mis errores.

(Paseando a mi hija en su cochecito)

Ay, colegio francés,
altas palmeras,
con otro sueño paso
por tu cancela.

Esperándome siempre,
viejo instituto,
existe un nombre escrito
sobre tus muros.

Han quedado, ruinas
de Villa Rosa,
en pie mi soledad
y su memoria.

Al bajar la avenida
de San Antonio,
naranjos y otra vez
aquellos ojos.

Me vuelvo por tu acera,
Adoratrices,
callado y sin saber
por qué estoy triste.

Del recuerdo, María,
que Dios te salve.
Bendita tú entre todas
mis soledades.

Ay, pobre de mi niña,
no sabe nada
ni del abecedario
ni de la tabla.

En su idioma va uniendo
llanto con llanto
para asomarse al mundo
donde mis brazos.

Entre mis brazos cabe
mi niña chica
y dentro de sus manos
toda mi vida.

Si sale da paseo
se duerme sola,
sí tiene que dormir
llora que llora.

Cuando a veces la llamo
nunca responde.
Ni conoce siquiera
su propio nombre.

Ay, pobre de mi niña,
qué poco sabe.
(Qué poco supe yo
hasta muy tarde).

Donde guardo las horas más felices,
la primera esperanza,
mis seguidores,
donde me quedo en los momentos que estoy solo
quiero creer, María, que me podrás hallar.
A veces me miras como si adivinaras
lo mucho que me cuesta ignorar este cansancio,
las voces de ayer, este frío de ahora…
tanto barro acumulado por mi vida.
No sabes, María, qué difícil resulta
despertarse y de nuevo volver a vivir
con los ojos cerrados,
salir a la calle cubierto de olvido,
ser otro silencio que grita por las aceras.
Tu no sabes nada. Por lo que has vivido ya
aún no ha cruzado el tiempo, María,
no el que pasa de largo y no se detiene,
no el que nos hace envejecer,
el tiempo que nos arrasa como un viento helado
desde lo mas profundo de nuestra memoria.
Tú no puedes saberlo. Tu llanto no conoce
la soledad de un mundo indiferente,
tu miedo es otro, María,
a todo lo que sientes que es extraño.
Pero abriendo los ojos a lo desconocido,
despertando a lo nuevo,
irás descubriendo la vida poco a poco
hasta que la vida un día se descubra ante ti.
Llevaré, María, tus primeros años
lejos del cansancio y del olvido,
adonde no es posible que regreses nunca
una vez que así lo quieras,
una vez que las cosas no te asombren
y camines, sin mi mano, entre este frío.
El tiempo pasará sin detenerse
y acaso vivirte sea difícil
recordarás entonces tus horas más felices
y por siempre, María, me tendrás contigo.

Aquí me tienes, serio y vacilante,
perdido para siempre en esta vida
de la que sólo queda sin herida
la infancia y poco mas que algún instante.

Aquí me tienes, hija, en mi constante
ir y venir de aquella edad perdida
que de repente ha vuelto, renacida
en la que ahora tienes por delante.

Aquí está lo que tengo y lo que soy,
mis temores de ayer y los de hoy,
mis dudas, esperanzas y fracasos.

Aquí estoy con mi olvido y mi recuerdo
a ver si de una vez al fin me pierdo
por la niñez con tus primeros pasos.

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Nicolás Guillén

Nieve

Como la nieve cae aquí,
nieva también dentro de mí.
(Verlaine con nieve, ¿no es así?)
De ti me acuerdo? ya sin ti.

¿A qué llorar, me digo yo,
por quien no llora ni lloró?
Si estuve escrito, me borró,
si ardí un instante, me apagó.

Caiga la nieve, está muy bien.
Mas no por eso va Guillén
a entristecerse si no hay quien
del mismo mal muera también.

Literatura, en realidad,
nimia de toda nimiedad.
¿Que está nevando en la ciudad?
Al fin y al cabo es la verdad.

A ADOLFO SUAREZ [Mi poema]
Victoria León [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

Lamentable, hace tiempo que ya anduviste muerto
y aunque hoy es que tu cuerpo dejó de caminar,
dormir puedes ya en paz, sabiendo que en tu huerto
aquello que sembraste jamás se va a secar.

¡Prometer y prometo! gritaste en el Congreso
buscando ser amable con quien te iba a matar,
los mismos que apenados hoy lloran tu deceso,
hipócritas, sus flores no paran de enviar.

Político patriota, valiente y seductor,
dispuesto a conducir las aguas a su fuente,
¡maldita carroñera, maldita sea esa gente
que osaron sin reparos llevarte al paredón!

¡Descansa en paz, Adolfo! pues sabes que cumpliste,
y así que estemos tristes nos llenas de emoción,
de ti siempre aprendimos que gana el que resiste,
por tanto que nos diste, GRACIAS de corazón.
©donaciano bueno

Adolfo Suárez fue una figura clave de la Transición española, donde se dejó atrás el régimen dictatorial del General Franco y se pasó a formar parte de un sistema democrático.  El día 23 de marzo de 2014 moría Adolfo Suárez, el Presidente que no recuerda que lo fue, que tuvo la responsabilidad de conducir a España desde la dictadura hasta la democracia, con seguridad el mejor presidente de la historia reciente.

MI POETA SUGERIDO: Victoria León

EN LA SECRETA LUZ

En la secreta luz de los abismos.
En la noche insondable de la ausencia.
En las torres de hielo del silencio.
En la pena callada de la lluvia.
En los trenes de vuelta de la dicha.
En la herida infinita del deseo.
Bajo el cielo implacable del verano.
En las ruinas del mundo que soñé,
te seguiré esperando, hasta otra vida.

RASTRO DEL FUEGO

la poesía exige incandescencia,
vivir, o haber vivido, entre las llamas,
bajar al propio infierno sin más guía,
haber mirado el mar sin esperanza
y conservar , al menos , un puñado
de cenizas que aún quemen en el alma.

ENVEJECEN TAMBIÉN NUESTRAS HERIDAS

Envejecen también nuestras heridas.
Nos vamos deshaciendo lentamente
en el dolor, huyendo de quien somos,
tratando de borrarlas por completo.
Nos desdibuja el tiempo junto a ellas.
Y a veces conseguimos no sentirlas
porque ya hemos dejado de existir:
somos fantasmas de nosotros mismos
que valgan por el mundo sin nostalgias
en las que refugiarse de la muerte.

VIDA SECRETA

A veces solo nuestro amor por alguien
nos mantiene secretamente vivos.
Nos arrebata al miedo y nos libera
de la cárcel de nuestra tiranía.
Silencia nuestra rabia y nuestro odio.
Guía nuestro andar ciego por el mundo
y dulcifica el rostro del dolor.
Convierte en luz la sombra y la derrota:
consigue que amanezca en nuestro cuarto
solitario de sábanas intactas.

ENTRE LA NIEBLA

Del recuerdo de algunas horas quedan
tan solo los abismos que dejaron,
nieblas de amaneceres implacables
tras noches sin dormir, calles pobladas
de fantasmas a plena luz del día,
tardes de soledad y de derrota,
de ausencia interminable entre la bruma
y el rumor lejanísimo del mundo.
Y, dentro de nosotros, el silencio
del vacío, la arena del reloj
deslizándose, invicta hacia la nada.

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MI POETA INVITADO: Víctor Valera Mora

CANCIÓN DEL SOLDADO JUSTO

«A los montes me voy, me voy completo
y espero regresar de igual manera
Si me cortan las piernas y las manos
asiré el caminar con los anhelos
Si me arrancan los ojos y la lengua
nueva guitarra agitará banderas
Si me quitan la tierra donde piso,
yo vengo desde un río de asperezas
que antes me llevó y ahora me lleva
Si me tapan los oídos con que oigo
a mis hermanos pálidos y hambrientos,
hablaré seriamente con el aire
para que se abra paso hasta los sesos
Y si una bala loca se enamora
de mis sienes violentas,
yo seguiré pensando con los huesos
Me voy a despeñar sobre los crueles
que han hecho de la patria un agujero
y si no asiste el pecho a la camisa
y me matan de muerte sin lucero,
esperadme, os lo pido caminando,
que yo regresaré como los pueblos
cantando y más cantando y más cantando».

NUESTRO OFICIO

Por este empecinamiento del corazón
en hacerse horizonte por completo:
nosotros, que hemos participado
en los grandes acontecimientos históricos,
que hemos ayudado en lo construido
aún con un poco de tristeza,
digamos, casi mucha.
Guardamos
toda nuestra radiante alegría
para lo que construiremos
cuando el pueblo llegue.
Podemos caer abatidos
por las balas más crueles
y siempre tenemos sucesor:
el niño que estremece las hambres consteladas
agitando feroz su primer verso.
O el otro, el de la disyuntiva,
que no sabe si hacerse flechero de nubes
o escudero del viento.
Jamás la canción tuvo punto final.
Siempre deja una brecha, una rendija,
algo así, como un hilito que sale,
donde el poema venidero pueda
ir halando, ir halando, ir halando,
halando hasta el mañana.
Nosotros los poetas del pueblo,
cantamos por mil años y más…

CERCO

Desempleado, sin un centavo en el bolsillo,
sin combates, sin nada que hacer,
digo, no tengo acceso a la alegría,
no tengo derecho al más pequeño de los saludos
y menos aún al amor.

Sólo la blasfemia me es dada, sólo la blasfemia
y las hambres mas hondas me son dadas.

Pero sabedlo,
esto no va a durar toda la vida.

Vosotros devoradores de la canción,
que durante sombras seculares me habéis tenido
acorralado en este cerco de tristezas:
¡escuchadme bien!
es cierto que estoy hecho para grandes decepciones
y cierto también, preparado,
para inexorables alegrías que vendrán.

Tengo necesidad del mañana
no me juzguéis cruel por mis actos.

Alias VÍCTOR «EL CHINO» VALERA MORA

CONSEJOS VENDO Y PARA MI NO TENGO I [Mi poema]
Aurelio González Ovies [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Como médico que soy, aunque no soy,
vengo aquí a diseccionar la poesía,
poetas que del fuego salvaría
o siempre voy tras ellos cuando voy,
permitan no citar quien quemaría.

Para escribir de amor, José Angel Buesa,
social y religioso a Blas de Otero
mas debo de decir a fuer sincero
que yo siempre coloco ante mi mesa
al gran Machado, Antonio, el que más quiero.

Los dos, Gerardo Diego y Unamuno,
me gustan por igual, aunque distintos;
otros hay de pelaje variopintos
que no puedo aquí nombrarles uno a uno,
tantos hay como existen vinos tintos,

Si, eximio, me olvidara del gran Lorca,
los clásicos ¡por dios! no citaría
moderno, posmoderno olvidaría ,
seguro hubiera alguno que a la horca,
sujeto de su cuerda colgaría,

No quiero confundirles. Cada uno
puede elegir a Borges o a Vallejo
Neruda, en fin. Pedirme algún consejo
no servirá de nada, ni oportuno,
que yo soy iletrado y ya soy viejo.
©donaciano bueno

Ya se sabe, sobre gustos no hay nada escrito? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Aurelio González Ovies

ESCENA DE CASA

Y es que aunque nada puede
detenerse,
he sido tan feliz que es suficiente. Bajo
la tarde, aquí, recuerdo
ahora
la vida transcurriendo
como fruta brillante. Las fieles golondrinas
girando hasta la cuadra y el olor
de la hierba.
-Mi madre era tan joven…-

Existió todo en mí. El cariño y la infancia
como un pan abundante,
los rayos del verano entrando
hasta la siesta. El nombre los pájaros,
su canto. Las luciérnagas,
su silencio encendido sobre las noches
largas.

Ha sido tan verdad que ya es bastante.
Más allá, los postes de la luz,
los maizales,
y el mundo se acababa.

ACCIÓN DE GRACIAS

Me ha costado mis años
llegar a escribir
soy
siento.
Estoy aquí y percibo
la grandeza del día,
su dimensión azul,
mi transparencia.
Se lo debo a los nombres
que tanto me llamaron.
Se lo debo a la infancia
y a su fosforescencia.
Se lo debo a los árboles
que crecieron conmigo.
Y a los versos que un hombre,
pastor en Orihuela,
dejó sobre la vida,
llegaron a mis manos,
giraron en mis ojos,
filtraron en mi voz.
Y, corazón arriba,
reconocimos juntos
la belleza.

ÁREA DE PRIORIDADES

De nada vale decir
aquí estoy yo,
gobierno y mando,
si al pasar por Castilla
y ver el sol crujiendo tras
los olmos,
uno no sabe dar gracias a Machado.

De nada sirve
montar revoluciones, modernizar
las leyes,
si al entrar en Moguer y abrir sus muros
blancos,
uno no escucha, como un geranio púrpura,
la voz en los balcones de Juan Ramón
Jiménez.

Muy poco importa
marcharse tan de prisa a tantas partes
a todas a ninguna,
sin pararse una vez, y al coger nuevo
aliento y mirar el camino,
sentir sobre la piel: Palabras
para Julia.

Sin duda alguna,
España no va bien, como el resto
del mundo y el fondo de la vida.
Necesitamos agua, pan, un poco
de esperanza. Y poesía.

EL VENENO AGRIDULCE DE LA VIDA

Ganar, abrir, cerrar,
perder. Hoy el encuentro
feliz. Mañana la despedida.
Todo es lo mismo
y contrario. Como la luna
y el día. Todo de luz y de
sombra. Como una noche
muy llena y una casa
tan vacía.

Tomo un sorbo. Reconozco la fe.
Amargamente sonrío:
dulce veneno, la vida.

DESHIELO

Enero. Sus últimas
estancias. El sol
está más alto.
Alguna lagartija asoma
entre los setos.
Brotan ya los narcisos
con la misma pasión que un día
sentí sobre mi cuerpo.

Respiro hondo. Rejuvenezco
un poco y siento
-qué contradicción dulce-
que envejezco.

REPETICIÓN DE UN DÍA

Esta mañana -julio, sol, silencio-,
amargamente hermosa, la he vivido
hace tiempo. No sé dónde
ni cuándo.

Los gatos a la sombra del castaño,
espejismos de fuego en los caminos,
la vida inabarcable y el eco intermitente
de un tractor a lo lejos.

No sé dónde ni cuándo. O todo
era más hondo o yo no soy
el mismo.
(Inéditos en castellano)

ARGOS

Los caseros no atienden a sus ojos,
pero detrás de sus negras pestañas
oculta una tristeza tan redonda
que apenas le permite la mirada.
Por eso algunas veces con la cola,
cuando escucha el sigilo de las vacas,
dibuja sobre el barro en que reposa
retazos de impotencia y de desgana.
Y poco a poco el giro de las moscas
que rondan sobre él noche y mañana,
le han dado un parecido con las cosas
que a la muerte se pudren olvidadas.
Su hocico respingón ya tiene forma
del aullido más último del alma,
y de aquella nariz de caracola
tan única en los rastros de la caza,
cuelga la transparencia de una gota
que ya no puede secarse con la pata.
Y aunque sigue esperando, de su boca
sale de vez en cuando esa palabra
con que expresan los perros su derrota;
y lloriquea y cae y se levanta…
(De Poemas del Álbum amarillo)

USTED seguro que ha sentido vergüenza alguna vez
al decir que en su cuarto caía una gotera
o que su pobre madre le hacía el bocadillo
siempre de natas con azúcar
-son cosas de la vida-.
Confieso que en mi casa el olor a humedad
era casi entrañable
y todos los domingos se comían garbanzos,
salvo en alguna fecha señalada.
Que lloré muchas veces por no querer llevar
los jerseys con coderas
o no tener un lápiz con enanito arriba.
Confieso que la ropa nos la daban los primos
que ahora son albañiles
y que nuestra familia se rompió por la herencia
de unos metros cuadrados de baldosas con taras
-son cosas de la vida-.
Que, a escondidas de todos y hasta los siete años,
tuve el chupete debajo de la almohada.
Confieso que los míos son personas sencillas:
usted sospecha que hablo de un padre que no sabe
lavarse bien los dientes,
de una mujer que escribe con mala ortografía,
de unos hermanos fieles como la misma sangre
y una casa que huele, cada vez que entro en ella,
a las húmedas manos de la melancolía.
Confieso que he nacido donde hubiera elegido
por encima de todo
cada vez que naciera.
(De La hora de las gaviotas)

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Antonio Machado

Consejos

Este amor que quiere ser
acaso pronto será;
pero ¿cuándo ha de volver
lo que acaba de pasar?
Hoy dista mucho de ayer.
¡Ayer es Nunca jamás!

II

Moneda que está en la mano
quizá se deba guardar:
la monedita del alma
se pierde si no se da.

LAS HORAS MUERTAS [Mi poema]
Alejandro Sebastiani Verlezza [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

He pasado tantas horas junto a ti
que puedo asegurar que te conozco,
no sé si las gané o si las perdí,
me quedo con lo mucho que aprendí
que más no merecí, lo reconozco.

Testigo nuestras cuitas, el teclado,
las notas con la pluma y el papel,
los libros que encontré en el anaquel
que anduve en el leer emocionado,
al frente de mi barca el timonel.

Si un día ya no acudo a nuestra cita
no pienses que es que acaso he sido infiel,
ni gozo deslizándome en tu piel,
que ya no es la pasión la que me excita,
la miel ya se ha trocado en pura hiel.

Que el tiempo es el que a mí me ha traicionado,
el mismo que lanzándome una alerta
de pronto me avisó. Esta es la puerta.
Ya debes de olvidarte del pasado.
Prepárate a otra vida más incierta.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDO:  Alejandro Sebastiani Verlezza

Otro carpe diem

Quisiera describir un paisaje.
Pero estoy fuera.
Me falta una leve conexión.
No logro entrar.
De pronto así.
Se trata de otro sábado.
Lacónico, impertinente.
No pasa nada. O eso parece.
Quizá mi percepción falle.
Los oídos suenan (poco).
Afuera, rompen la piñata.
Mayores sorpresas no hay.
Tiros. Ambulancias.
Una fiesta ronca en la tela de la madrugada.
Todo cóncavo, solo.
Pero no. Así no.
Ah, esto bajo.
Sin mood.
Yo quisiera hoy un paisaje que me describa.
Todo secamente.
Me interesa dejarte, hoy, en el hueso.
Sí. El pasaje hacia tu muro.
Huir de la morada metafórica.
Quedarme en el rumor, rotura, eso que emerge.
Los ojos ahí, mirada con inundación de fondo.
Yo. O lo que puede ser yo.
En esa esquina.
Apenas, respirando.
La ráfaga. El lento centelleo.
Estoy pero lateralmente.
Que la marea navegue cerca del pensamiento.
Que registre sus baches.
Que estos rayones me hablen.
Algo así como poner un micrófono (adentro).
Escuchar morosamente.
Cada grumo deslizándose.
Esa materia.
Las alusiones.
Lo no dicho.
El piso roto.
Si doy con eso.
Opaco paso de la ráfaga.
Voy contento.

F, tedium

Cansado. Los mismos trópicos.
El amor. La muerte. La noche
y su larga nada.
Cansado no. Harto.
Aburrido de estos rones insípidos.
Por eso recurro a ti.
Como si nada más pudiera decirse.
Como si lo expresado quisiera devastarse.
Escribe el aburrimiento, dice F.
Escríbelo. Échale sal.
Es un pescado.
Pero yo no tengo red.
La mía está rota.
Sólo recojo algas, latas.
Pero susurra, SUSURRA.
Algo. Un gorjeo.
Di: llegamos al fin del asombro.
(¡llagamos!)
No. Quizá vamos hacia el basurero del mundo.
(2046, esa desmemoria)
El tren es una caja. Humeante. Parada.
Sin conductor. Sin motor. Sin dirección.
Como una acechante y oculta enfermedad.
Quizá.
Tal vez.
Quizá.
Pap pap, susurra eso, insiste.
El sonido. El enemigo.
Déjalo que hable y diga ya no hay nada.
Ay, lengua sin jaula.
Muy poco logra brotar.
Las formas quedaron deshabitadas.
Queda el ritmo.
Un punto seco.
Lento, rítmico.
Sin misterio.
Lo desollado es ganancia.
Aquí, solo lo físico.
El dedo golpeando una superficie.
Estos amagos.
Voz de Nadie.
Nadie.
Nadie disfrazado de mendigo.
Nadie.

Ese recuerdo oceánico que eclipsa todo pensamiento.

Mood

Verme fuera de esta lengua
y encontrar el rumor
que llame y rellene mi forcejeo
–eso que de este lado desconozco–

me alejo de casa si oigo b a u m
ese sonido que no termina de cuajar
me explica
–en paradoja–
mejor
mucho mejor
que mi lengua no mía

–hace falta algo más que gritar en sus entrañas–

pero hay otros
momentos
extraños
si digo
ejem
domanda
allí se suelta el desvelo
me gusta detenerme
ahí ahí

lanzar ese puente en voz baja
–casi duermevela–
domanda eres demanda
yo de ti domando algo
y ay
cuando aparece esta rendija
como si dos destinos
se cruzaran sin saberlo
en el roce de sus ropajes.

Melancholic jam session

qué es la espera
sino el deseo de aniquilarla
–quizá su negación–
el vaso colmado de humo
calmo abismo
susurro de ceniza que aún no se desmorona
tras la ventana se va borrando el rostro del paisaje
porque llueve grueso
y te provoca un trago de paciencia
–a mí jalón de cerveza en el columpio–

cómo esperar

n o

l o

s é

–variaciones sobre la obsesión por la realidad–
y seguro responderás
desaparecer
diluirse
borrarse con el viento
volar en el tartamudo adeus
“i see you soon”
never
“addio”
el cielo se acaba
ser uno con el cansancio
jodido mood
“c`est finite” y su enferma dimensión de las cosas
solamente pam pam pam
pa-pam pam
–trompeteo de Chet–
y un descanso
salto atrás
hacia el sueño que me lanzó en bocanada a esta fractura.

Tedio

pequeños
circulitos
amenos
sumisos
parlotean al infinito
y se levanta el Guaire salvaje
“ahí está este disfraz de lo real ahí está”

“¿ellos no forman parte de nosotros?”
“¿así se lanzan tus hados?”

––esto no es poesía mister Di es la risa de un voluble–

¿sabes cuándo vendrá este mes?
es una ruleta que se detiene en cualquiera de nosotros
porque el mundo está remendado con estos pálidos alambres

––¿y entonces no hay algo banal en todo esto?

perdona

son los tedios de la vuelta
–malditas maletas cuándo aparecerán–
recordar destruye
por eso el refugio tras la rendija

sus vapores emergen como la basura furiosa de tu río.

Another soul

ayúdame a entrenarme
–enterrarme–
en el silencio

te pido
apágala
apágala
que su ardor estalle solo adentro
y la piedra me haga rodar
y rodar
hacia el sincomienzo de mi balbuceo
allí
solo yo podré resolverme

nadie
–pero nadie–
será perturbado por esta confidencia
te lo pido
no diré ya dio
–prometo–
solo ese ojalá que rueda debajo de mi piel

quizá
haga algo
ya ya
por mí
y esta compulsión susurrante
es otra vez el asedio
palabra sin eco
dádiva
hilo

apenas sobreviene
solitaria
melodiosa
en forma de tú.

Orar arar

lo foll
se lanzó al camino

cantando

y dijo ansiedad
para huir de la acedia

sostuvo ese ánimo mucho rato
entonces pellizcó la cuerda
y luego del escupitajo

esto soltó

no me diga foll
tampoco fool
mejor follia
que me abarca más
y mejor si es de a dos

adiós al que se perdió en el camino
mientras distraído iba en los malabares de su cabeza

mejor es soltarse
que permanecer
fijo y sin aderezo
en la isla de uno mismo

solo el liviano
rehúye de su furia
¿no te parece?

mira
que lo foll
entonces
sea nuestro

busquémoslo
por todas partes

y no solo basta el saludo
sino compartir su grave dicha.

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ESCARDANDO AL VIENTO [Mi poema]
Silvia Barón Supervielle [Poeta sugerido]New

MI POEMA …de medio pelo

 

Si escardar es quitar las yerbas malas
hoy yo he salido a desbrozarle al viento
arrancándole el odio al sentimiento,
la envidia y el rencor que hay en sus alas.

Y de cuajo he extirpado a salpullidos
que suelen provocar las emociones
y he subido de la ira a sus balcones
y quitado mala sangre en sus fluidos.

Limpiando la razón de sinrazones,
las brozas desalmadas del desprecio
que malvado es, no goza de mi aprecio
y anida en lo más hondo en las pasiones.

Y así queden muchas yerbas por quitar,
salvando de la siega a las virtudes
de indignas y de insanas actitudes,
preparado tengo el viento. Ya a regar.
©donaciano bueno

Demasiadas #hierbas #malas, no te parece? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Silvia Barón Supervielle

Pruebas para un espacio

(extracto)

que nadie
no cierres mi
párpados

te quiero
ver perturbar
eternidad

que nadie
cierre me
los párpados

quiero
molestar verde
eternidad

fresco, flautista

el flautista espacial
camina alrededor,
escudriñando
el acorde
perdido.

entre el intervalo
del relámpago
y la explosión
del trueno

me identifica
el instante

que nadie
me cierre los
párpados

quiero verte
perturbar
la eternidad

devuélveme la
diferencia
entre el sol
y la lluvia
mi vasta soledad
donde podía
correr

devuélveme la
ciudad de la noche
una ventana.

loin de moi
si un mot
pouvait lancer

l’accord
de ma poitrine
emprisonné

si sin mí
un verbo
lanzase

la nota
de mi pecho
prisionera
*
on lui prit la main
pour passer la rue
on guida son crayon
lui montra le chemin
sur l’atlas déplié
on lui apprit à prier
lui décrivit la mer
lui dévoila le fruit
mais on ne l’adopta
pas pour franchir
sa pupille figée

le hicieron cruzar
la calle de la mano
guiaron su lápiz
le enseñaron la ruta
en la vasta geografía
aprendió a rezar
le explicaron el mar
le mostraron el fruto
mas no lo adoptaron
a fin de liberar
su pupila fija
*
ils sont venus un soir
déménager les choses
sans trébuler ni dévier
la vue avec les sangles
serrées les jambes lentes
le dos infléchi de poids
inanimé ils emportaient
les cintres de l’armoire
les manches renversées
du manteau les souliers
et revenaient reprendre
le lit la table la lampe
close la règle la clé
la porte entrouverte
du jour descendant

vinieron por la tarde
a trasladar las cosas
sin tropezar ni desviar
la mirada con las ceñidas
cinchas y los pasos lentos
la espalda bajo la carga
inanimada a llevarse
las perchas del armario
las manchas recogidas
del abrigo los zapatos
y volvían por la cama
la mesa la lámpara
apagada la regla la llave
la puerta entreabierta
del día derribado
*
nous n’eûmes
pour naître
pas de nom
et fûmes elle
ou il pour
mourir

no tuvimos
un nombre
al nacer
y fuimos ella
o él para
morir.
Traducción de los poemas al castellano de la autora y Eduardo Berti.

nada está preparado
ninguna hoja
ningún diciembre
ni remota llanura
ni mano ni sereno
atardecer
ni verano ni abrazo
de un poema
***
no hay palabra
las sombras
del silencio
se dibujan
y remontan
la luz desnuda
de la mirada
que escribe
***
cambié de sitio
la fotografía
a fin de liberar
su mirada
de la mía.

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MI POETA INVITADO:  Walt Whitman

HOJAS DE HIERBA

He dicho que el alma no vale más que el cuerpo
y he dicho que el cuerpo no vale más que el alma,
y que nada, ni Dios, es más grande que uno mismo,y quien camina una legua sin amor, camina a su propio entierro
envuelto en su sudario,
y tú, o yo, que no tenemos ni un céntimo, podemos comprar lo más
preciado de la tierra,
y el destello de unos ojos, o el guisante en su vaina, confunden a la
sabiduría de todas las épocas,
y no hay oficio ni ocupación en los cuales el joven que los sigue no
pueda ser un héroe,
y no hay objeto tan blando que no pueda ser el eje de las ruedas del
universo,
y digo a cualquier hombre o mujer: deja que tu alma permanezca
fría y serena ante los universos.

EL MUNDO INFELIZ [Mi poema]
Esther Ramón [Poeta sugerido]New

MI POEMA …de medio pelo

 

Y un día ha de venir, yo estoy seguro,
en que el mundo espabile y se despierte
y se plante sin miedo ante la muerte
y atienda a la razón tejiendo un muro.

Y esto ha de ser así de aquí a cien años,
quizás, no sé, posiblemente mil,
mas un día vendrá ese mes de abril
y el mundo seguirá con sus engaños.

Infelices los hombres vivirán
mucho tiempo. Y gracias a la ciencia
cada uno luchará por su presencia
más todos en el mundo no cabrán.

Los niños nacerán con su Tartessos,
los viejos ya dirán cual es la edad
dependiendo del sitio y la ciudad
en que pasen a ser meros pellejos.

Habrá borregos, muchos, un montón
más o menos como ahora pero más
y entre tanto pervivir tú te ahogarás
en las flemas de una inútil reflexión.
©donaciano bueno

Qué opinas tú del futuro del mundo? Share on X

Hay muchos otros que se me adelantaron previendo lo que ha de ser el mundo del futuro. Entre otros un tal Aldous Huxley en su famoso libro Un mundo feliz. 

MI POETA SUGERIDO:  Esther Ramón

Distancia

Tensa la cuerda alrededor sin forzar
el delicado resorte de su ala
enferma y tira despacio hasta
depositarla en el primer alféizar,
que se aleje ahora de la casa y mire
de frente las nubes a su alcance y los
postes eléctricos y los
jardines.

Sacrificio

Apetitosos insectos
para liberar sus patas
de las fauces de piedra.

Cascar caparazones
y extraer con la cuchara,
servir sobre grandes hojas.

Recoger. Flores. Hierba.

Cuchillos verdes para los
insaciables lagartos
de quietud.

Deshielo

No tengas miedo
de mirar por mis ojos.
Me dijo la serpiente.
Fluye, fluye como la muerte,
Mira cómo mi piel se desprende
contra la corteza,
Ven, deja que te coma,
arrastra mis escamas,
entra.

Asómate y cae, olvida tus brazos,
en el agua eres una piedra
que fluye, fluye como la muerte.
Ven. Expulsa el aire y la tierra
del cuerpo y derrámate
en el camino sin piernas,
las hojas se pegan a tu piel
viscosa: ahora eres una
rama que se desliza.

Paseas por el bosque envenenado.

No tengas miedo.

Parirás un insecto afilado y seco,
un saltamontes sin forma
que atraviesa, sin rozarlo, el sendero,
que sobrevuela las ramas tiernas,
que se posa en los troncos
tocados por el rayo.

No tengas miedo
de mirar por mis ojos.

Me dijo la serpiente.

Tus manos, tus pies son
una bandada de cigarras que
asolarán el lago embarrado
antes de desaparecer entre
el humo de los enjambres.

Entonces nos arrastraremos.
Baja la cortina y mira
la ventana oscurecida,
ya no hay árboles sino
sombras que podrían ser
cuerpos en la pradera que
se enfría.

Baja los párpados: los cuerpos
son letras que atrapas
con tu lengua precisa,
con mi lengua, y al tragarlas
nos duplican y hacen pesado
el camino.
Las escupimos en cada matojo,
en cada madriguera.

El bosque se llena con las voces de los muertos.

Escucha. Escúchalos.

La canción sin gargantas penetra
nuestros poros congelados lejos
de las últimas cabañas derramo

la marea quebradiza de tus pasos

reptando en círculo sobre las ortigas.

Ven. No tengas miedo

de mirar por mis ojos.

Me dijo la serpiente.

Fluye como la muerte.

Dinamita

Explosión del cigarro que espera,
piedra anciana en el desfiladero,
almohada, boca abierta.

Date la vuelta.

Gato blanco cruzando,
mismo lago,
misma madera desprendida,
duerme al sol de las lanzas:
el ruido, la cascada.

Baja el escalón.

Llegará la patada en la puerta
abierta, llegará la patada en
la puerta abierta, llegará,
la patada, en la puerta.

Cuidado.

Abejas en la comida de la comadreja.

Calla

Bebedizo

Probando el sabor de la saliva animal.
De un gato. La saliva de un perro.
Olisqueando el pienso de las gallinas.
Libando sus abrevaderos de gallina.
Durmiendo en sus palos.

La figura que corre. Y enfoca.

Despertando en la cueva del oso
despellejado.
Calzando la piel muerta.
El bosque es una rama llena de bayas
llenas de veneno.
Pujando en el mercado de los viejos.
Tentándoles las carnes.
Palpando sus dientes falsos
con los dedos.

Una mujer. Va a saltar.

Bajando hasta abrirlas. Desnudando
con las manos llenas de tierra.
Clavando la nariz en las axilas,
en el sexo. Conteniendo
la respiración
sobre sus mandíbulas.
Rastreando alientos.
Escalando para estrellar en la roca
los huevos de los buitres.
Para callar a sus polluelos.

No hay nadie detrás. Delante no hay tiempo.

Tragando pequeños animales.
Animales vivos como arañas
o murciélagos.
Sintiéndoles comer.
La arena es una larva
entre la ropa es una
linterna.

Rascando la madera podrida
de los barcos,
Mordiendo tiras de acero.
Royendo los cristales
de las tiendas de música.
Bebiendo agua salada.
Boca abajo.
No chocamos no atravesó.

Vomitando.

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MI POETA INVITADO:  Aldous Huxley

Carpe Noctem

No hay futuro, no hay más pasado,
ni raíces ni frutos, flores pasajeras sólo.
Túmbate tranquila, túmbate tranquila y la noche perdurará,
silenciosa y oscura, no por un espacio de horas,
sino eternamente. Déjame olvidar
todo menos tu perfume, todas las noches menos ésta,
la pena, el infructuoso llanto, el pesar.
Sólo túmbate tranquila: este lánguido y suave embeleso
florecerá al borde del sueño y se esparcirá,
hasta que no haya nada más que tú y yo
abrazados en un silencio intemporal. Pero como
el que, condenado a morir, por la mañana estará muerto,
yo sé, aunque la noche parezca eterna, que el cielo
antes que el sol del mañana pronto se iluminará.

MI DIOS, MI TABLA DE SALVACIÓN [Mi poema]
Julieta Valero [Poeta sugerido]New

MI POEMA …de medio pelo

 

A ti, Dios, que tantas veces te he buscado,
y en lograrlo siempre he puesto un arduo empeño,
al que tanto en mis penurias he implorado
y he acercado mis pupilas muy risueño.

A ti, Dios, con el que poco he tropezado
y he buscado entre la niebla con ahínco
y en sus muros, sin lograrlo, me he topado
y perdido en ese enorme laberinto.

Al ti, el único, el mas grande al que yo he osado
suplicar por que vinieras en mi ayuda
cuando sólo y desvalido me he encontrado.

Que hoy quisiera que acudieras a mi lado,
¡oh, lector! y me sacaras de esta duda
aun fingiendo estar del verso enamorado.
©donaciano bueno

La #vida se nos pasa #buscándole...? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Julieta Valero

Dónde puede ser visto.
Qué lugares frecuenta

Transcurres en todo lo que queda innombrado.
Sucedes en la arena que a la mano del tiempo se escapa.

Ocurre tu sexo mientras nadie lo mira,
florece y se licencia
en un triste salón
y nadie va a verle.

Tienes lugar en los ojos de tu madre,
en la boca de amigos, sastres y tenderos,
en el silencio de los contables,
en todas las palabras, comidas y siniestros
a los que renunció tu memoria.

Pero aconteces como nunca en las aceras
cuando libre de vigilias irrumpe
tu sola forma oceánica.

Tu sola forma oceánica,
los modos del mercurio.

Eres un exilio, un empeño en mil direcciones,
la fuerza del viento y su mal maridaje.
Parece que tus ramas brotaran alianzas,
que todo fueran signos de un íntimo
alzamiento. Y caen
las hojas, y no hay estruendo,
sinfonía ni conclusión.

Aunque exactamente hermoso, un instante.

Nunca sabrás el rostro que llevas cuando nadie te mira.
Es un pez del abismo, es un cuento hecho carne,
lo que dicen los dioses cuando está amaneciendo,
lo que piensa un atlante cuando ve que le acechan.
Don del errante, gran dignidad y un lecho para la dulzura.

Pero tú nunca sabrás de ti en tesoro.

Los días cabalgan en los días,
porta un recuerdo de sí todo lo que se rompe,
la ciencia del collar rige a los mortales.

Pero tú nunca, unánime nunca, nunca cielo de ti.

Es nocivo el deseo; vive en la anterioridad
y su experiencia es cesar. Es confusión de la memoria.
Antonio Gamoneda

Barcelona

Barcelona está bien en los cielos.
Allá arriba duerme lo negado,
lo que el reo de tus ojos
ya se encarga de desear.
Y parten sus aves en busca de ventura.
Sí. Barcelona y el mar deben seguir
percheando tu deseo.

Deja a Barcelona al noreste de la ansiedad.

Conocerla sería apagar sus incendios,
sufragar su miseria, violarte el espejismo;
un rumor de mercado enhebrando tus plumas.
Conocerla sería conocerla
para luego entender que la has perdido,
y que ya no sabrías perderte en su olor imaginario.

Barcelona triunfa colgada de tu afán.

Porque triunfa en los techos y no existe,
no deben caer las torres sagradas,
no debe ensuciarse el azar de su lodo,
que no pierdan esos labios sus mestizas vocales,
su besable extranjería.
Porque son como caderas, no se tocan.

Pues no tienes dios y del arte vas dudando,
protege la fe en las postales de tu frente.

Barcelona ignota. Barcelona a salvo.
Barcelona al noreste del deseo.

El dolor, ejercicio de cálculo

El principio de los tiempos, ahora
mismo, todos los seres

-millones de auroras
de caminos, de germinaciones, interminable
ristra de ojos, haz que no cesa-
que han pasado por el mundo
-augurios, coronas, el semen, palabras suspensas, lo perecedero-
todos aquellos que ruedan
-piel que no olvida ningún tono, lenguas inauditas,
conjuntos que el sol deshizo-
en este instante por el mundo
-el frío, el hambre, la pena, la perversión del hombre, poema infinito-
¿cuál, de entre ellos?
-ahogados, quemados, la tortura,
el abandono, ¿resuena en un tórax, la cuerda del dolor
lo mismo en Chicago que en Sodoma?
Campamentos, nieve, tiempos remotos o la próxima esquina
leyes y materia para un día
de imposible reconstrucción-
¡cuál, de entre todos ellos!
-y la insistencia, aquello que se encarniza o
simplemente se enamora, el dolor
tomando un cuerpo por posada-
fue y no lo supo, el perfume del Caos
-inquisidores, césares, soldados convencidos,
apóstoles, un sencillo homicida,
un cocinero de pavor y epifanía en sangre-
la moza abierta para el Caos
-un niño, luego un hombre, luego un niño,
el dolor no precisa anchas camas-
la cruz del Caos fue, o el foro del espanto
-en Persia, en Tebas, Bombay o Girona
sobre dos piernas y en torno a un vientre
ambicioso de pan y regalos blanquecinos-
el Elegido de Dios
-al alba, junto a un mar; noche-noche o luz absoluta-
de un Dios entonces más pequeño que un discurso
-hay tantos credos como vidas guarda una ola-
más concreto y deficiente que cualquiera de los Hombres.

No hay ley, máquina o cejas que dibujen el rostro
del que más ha sufrido, pero ha estado aquí
y todos los Hombres le tienen por rival,
y todos los Hombres soportan su rostro, un rato.

Galicia-agosto-otra mujer:

En estos días de verano
una mujer discontinua, pariente de olas y sórdidos menajes.
En este verano plagado de días para los que no tengo alimento
una mujer arrasada y sinembargo.

Y me mira, me mira enseñando el sistema nervioso,
a mí, sólo a mí, que me pongo hermosa de privilegio;
se abre la camisa y tiene dos llagas para mí,
que me revelo deseable como un desarraigo
e ingreso en la vida azarosa de los espías.

Una mujer arrasada y aún es tiempo.
Y en mí conoce al fin puente y calidez.

«Trabaja con las manos» -alguien dice-.
«Se le cayó el alma en un descuido y
la saca los domingos de paseo»
-susurran sus órganos, todos con fiebre-.
Y yo sé más de lo que debiera
escuchando su cuerpo de último esfuerzo por todo;
su cuerpo brotado a destiempo en un bosque
de árboles esbeltos como niñas
(«todas eran más guapas» -admitía su madre-).

Hoy son muchos los hombres y mujeres que corren a escuchar
lo que canta su desnudo.

¡Oh tierra que pace once meses bajo el agua!
¡Oh cuerpo hermano al borde del abismo!
Dadme plaza en este mes que a todos los ojos convoca.

La casa que habitamos apenas ha notado un susurro.
Los árboles de ahí fuera nos distan con jurásica piedad.

Se irán las diminutas clavículas de mi perro, que sostienen su tanto,
te llorarán los pechos con pena cada día más blanda.
Y me muero, me estoy muriendo en el sol,
me estoy muriendo de una pequeña dimensión
porque toco la vida y es tan frágil que me enferma.
Me muero de pena por todo lo innombrado
esa mujer y su puente hacia mi rostro.

Una fina corriente arrastra pronto el luto.
Soy desleal tal cual tomo aliento.

Viene mi amante, entran los días; yo diré si me tocan.
Bajo al comedor y ya te estás diluyendo, no nos hemos sucedido.
Silencio. Nuevos visitantes.

Paisaje sin células

Este hombre admirable se recuerda a sí mismo, muchacho,
arrojando piedras en un estanque. En un estanque.

El otro hacía memoria y regresar era un huerto,
patio, higuera, una hacienda almenada de faldones
(las mujeres irradiaban la excelencia de las viejas estatuas).

Cuando aún quedaban cosas remotas este joven desdichado
partía el muelle con desgarro trasatlántico. Al fin halló la calma
hilvanando su angustia con los sabios lagartos de ciudades verticales.
Lo hizo dejando una mano en el pozo de la infancia.
Ayudaron las claves de las fuentes que un amigo le prestara.

Ella busca cada tarde la forma. En sudar se contenta.
Ella busca en los venerables la forma de entrar por el crepúsculo
a la mañana. Son los eléctricos avisos nunca iguales.
Y por eso cruza la calle de espaldas; y escucha. Espera.

Dicen: jilguero. No puede ver nada.
Se oye: olivo, trasmina, la rosa es más rosa
de puro y puro dorada. Y del olivo, el aceite,
de la rosa, insólita fragancia,
hasta el almendro es un esfuerzo que precisa
nutritivas franquezas blancas.

No nos extrañemos. Antes de ver su primera gallina
ella cifraba la existencia en veintiocho deidades.

Sí, su niñez ya fábula de calles. Fábula.

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Lectores (Jorge Luis Borges)

De aquel hidalgo de cetrina y seca
tez y de heroico afán se conjetura
que, en víspera perpetua de aventura,
no salió nunca de su biblioteca.

La crónica puntual que sus empeños
narra y sus tragicómicos desplantes
fue soñada por él, no por Cervantes,
y no es más que una crónica de sueños.

Tal es también mi suerte. Sé que hay algo
inmortal y esencial que he sepultado
en esa biblioteca del pasado

en que leí la historia del hidalgo.
Las lentas hojas vuelve un niño y grave
sueña con vagas cosas que no sabe.

HUÉRFANO [Mi poema]
Miguel Calvo Morillo [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Entre el sol y la luna hay un espacio
que abarcar no consigo, aunque lo intento,
lo mismo que no acierto al sentimiento,
arrimando los polos muy despacio,
acercarlos los dos. Crean no miento.

Y es que yo aunque lo estiro y tiro y tiro
y aunque tanto lo alargo no lo siento,
seguro mentiría si contento
dijera que amo al aire que respiro,
así que me resigno y me lamento.

Que esas que hoy veis cenizas fue una madre
que quiso pervivir y en ese intento
se fue hacia el vacío como el viento
sin que nadie tuviera que le ladre
dejando a mi alma ayuna de sustento.

Y hoy aquí ya tan sólo y sin abrigo
abandonado de mi y a paso lento
no quisiera pecar, pero presiento
que estoy ya preparado como el trigo
a ser segado presto en un momento.
©donaciano bueno

Triste como la vida misma ¿Te gusta o no? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Miguel Calvo Morillo

La Alameda

Paseo por la Alameda. Nuevamente
los recuerdos caminan a mi altura.
Quimeras de romántica hermosura
que acuden al concilio de mi mente.

El viento me saluda alegremente
con manojos de rosas. Se apresura
la mañana y despierta la frescura
del agua silenciosa de la fuente.

Acaricio al olmo solitario
a cuya sombra acude con presteza
el tañer de un lejano campanario.

Transmina las Bernardas su nobleza
y la Puerta del Ángel es notario
que testimonia de Jaén tanta belleza.

Muy entrañable

Hacia el olvido
Como gorriones ateridos
se me han muerto en las manos
un puñado de palabras.

Se me han muerto
trillo, barcina, bieldo, narria.

Se me están muriendo
asno, carbón, cal, cencerro.

Apenas si respiran
alhóndiga, algibe, alcuza, albarda.

Quizá hoy se me mueran
amistad, amor, entrega, sacrificio

Poema sobre un poeta

Decían que era poeta
y que no tenía donde caerse muerto.
Se vestía de distinto, y por sus ojos
descendían como dos chorros de luz casi dorada.
Tenía otras palabras y sus manos
parecían palomas enamoradas.
Apuntaba sus versos en un viejo cuaderno
y hablaba con los árboles y llamaba
a las libélulas que huían.
Sabía muchos decires y era como un león
antiguo que perdiera las garras
luchando por el pan que regalo a los otros.
Y miraba a los ojos igual que los valientes
y nunca malvendió una sola palabra.
Decían que era bueno y que pudo haber sido,
tal vez, otro gran hombre,
pero no les hacía caso, el sabía ciertamente,
que todo lo ignoraba. Y enfermó como un olmo
y quemó sus poemas una tarde de invierno
y aventó las cenizas, y se hizo semilla,
y lo acogió la tierra, y olvidaron su nombre,
y tan solo un soneto que perdiera una tarde
palpita en mi memoria igual que un arroyuelo.
( Retablo de la Memoria Encontrada. 1991)

INDIFERENCIA

Gastaron sus tardes en el casino
mientras la lluvia detenía sus brazos
y los caminos se hacían intrasitables.

Gastaron y gastan sus tardes en las tabernas,
quedando tanto por hacer,
tanto por recobrar desde el pasado,
tanto por aprender para el futuro.

Y es que nadie les dijo: ¡Así de esta manera!
Nadie les dijo: !Pueblo, levántate y anda,
camina hacia adelante con la ilusión
prendida como una flor sobre tu pecho!

Y es que nadie quiso roturar sus almas,
ni decirles que también los hombres
tienen primaveras que pueden renovarse.
Era mejor así.
Brazos sin frente, frente sin pensamientos.
Solo ríos de sudor a bajo precio
para regar la tierra.

Y otra vez al lento discurrir de los días,
y a matar el tiempo, y a enterrarlo en la nada,
y a desangrarse por las heridas del ocio
hasta la anemia total
hasta el olvido.
(Palabras en el Pueblo, 1978)

DOMINGO, 6 DE MAYO DE 2012

La Peña se vistió de primavera,
florecida de rojas amapolas
de sangre, por el campo-mar sin olas,
se entristeció la parda barbechera.
Agosto levantaba su bandera
y las tierras con el sol quedaban solas.
la muerte hizo sonar sus caracolas
asomando plural su calavera,
Y un clamor elevose hasta los cielos
proclamando blancores de azucena
para un linaje limpio como el oro;
Mas quebró la injusticia los anhelos,
Y el pueblo, consumada la condena,
en la Cruz engarzó su amargo lloro.

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Gustavo Adolfo Bécquer

RIMA LXXIII

Cerraron sus ojos,
que aún tenia abiertos;
taparon su cara
con un blanco lienzo;
y unos sollozando,
y otros en silencio,
de la triste alcoba
todos se salieron.

PAZ Y TRANQUILIDAD [Mi poema]
Héctor Rosales [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Aquí la vida pasa lentamente,
con lánguida sordina, y es tediosa,
sólo existe la calma y el presente
se alarga sin cesar eternamente
cual agua que resbala de una losa.

Aquí se escucha el eco en retroceso,
pareciera el futuro se haya ido
tras aura compungida de algún beso
que presiente llegado ha a su deceso
en medio de un espacio adormecido.

Que aquí ahora no se oye ningún ruido
y hasta el viento parece que está ausente,
el ansia por gritar se halla escondido
entre brumas del alma dolorido
para al fin suicidarse en parapente.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDO:  Héctor Rosales

PRESENCIA DE LA MÁSCARA

Islas: tanta claridad es misterio.

IDA VITALE

Su mutismo borraba las jaranas, los taconeos
cercanos al traspié, los acertijos que anoche pisaron
adoquines en aquella romana esquina gris.

Apretado y perfecto el carmín, más rojo
que la cabellera de plumas lloviendo sobre el antifaz
dorado, con algo de ese sol a su mañana esquivo;
muy negras, rotundas, las hojas negras
de sus pupilas, la capa bajando
en impecable caída hasta la ausencia de piernas;
mientras una blancura turbadora dibujaba
su cariz contra el tumulto de la calle.

Así la máscara, preparada para oferta,
al lado de la puerta de un comercio que ignoraba
la respiración de tal mercancía.

Indagué al pasar el absorto perfil,
su probable vida, sus sueños de fiesta, su espera,
y lo que habríanle murmurado al rechazarla.

La besé con el disparo de la foto.

Y no le dije adiós al dejarla, casi cabizbaja ante
la inminencia del frío, ante las antiquísimas columnas
que aún soportaban los restos de los restos de argollas,
caballos, carruajes y armas implicadas en siglos
y pretensiones de gloria.

No le dije adiós. Y permaneció sin la menor sombra,
impávida frente a las farsas y la providencia, sin nadie,
sin nadie, con todos nosotros.
Roma, 12 / 2008

EL INCENDIO

Escuché los gritos de los árboles
en el incendio, el reseco bramido
de la humareda, la coral fundida
del bosque fraterno. Quedé solo.
Nada pude hacer. Ni la primavera,
oyente de luto, viuda inesperada.
Años, aves, albas, vientos, todos
fuimos hojas, ojos cerrados, ramas
del esqueleto intacto de la noche.
Barcelona, agosto 2011

CULPABLES

Lo debemos asumir, piedra intratable
horadando nuestro tejado, mano
que desligada del brazo
se vuelve puño contra su pecho
ya vaciado de afán:

Estar es terminar
aceptando
lo que no podemos corregir.

Entonces y ahora cómplices
del viento aborrecido
en los espejos. Encorvados
barriletes en cielos y dedos
y días forasteros.

Las circunstancias
entrelazan el nudo, colocan
los filos, indican la ruta
preferida del veneno.

Lo debemos asumir, quitando
el injusto estigma sólo dispuesto
por cobardes, adocenados
devotos de la incomprensión:

Aquí, en este ciego soplo
donde nos crían los desgastes,
el menor culpable
es el suicida.
Barcelona, 2012/ mayo 2015

Ruptura

el refugio inmune ha dudado

esas pupilas a través de la playa del episodio
interrumpido por las mismas diversas saetas
dirigentes de tu rumbo haciaquí

observabas las aguas dormidas y eran ellas que desde ti
me miraban moribundos rubíes
pautaron en laxitud
nuncasumibles conveniencias

y quedar dentro de aquellas fosas
afiebrados no salir y sin embargo ya fuera
de nos-otros ya el viento en nuestrarena

observabas pero yo no estaba en esos minifundios
que contemplaron cómo los veneré cómo
en medio de aquel sueloxigenado
al que apostamos

quién traería estos oleajes los peces ahogados
las trampas de la repentina medusa

observabas
desde tus dedos apretados de inocencia y de no

rodaba un mañana similar a otoño eterno
y ambos evitando el centro

nos
otros

que teníamos la ecuación del hielo
resuelta con puro abrazo

los que acorralamos desgracias armados de humor y fe

otros

los que habíamos mantenido al sol
desde la orilla

Arbustos al borde de la vía

A Fernando Cabrera

arbustos al borde de la vía fibras del pensamiento
llano llamado esmeralda por cortos cables
verticales luego madejas del baldío avisos
vaticinios
pasto sin más usuario que mi aliento rastro
mío verdemente inmóvil cuando paso inmóvil
sobre carriles extremados a la estación de ceniza

bustos al margen de la huida testigos
atónitos de un pasaporte indefinido cada uno
arriando estrechas lupas que la carestía empaña

siento esas pupilas esas fuentes alcaloides
modificando vegetales dándoles la grave
información que de pronto al viento excita

tos al cabo del temblor en los macilentos conductos
de la tierra tos que trepa hasta mi espalda
verdemente doblada como un tallo un quebrado
cristal mientras me alejo

Semblanza II

cambia la hora su indumentaria de ayeres
mientras el señor se acuerda de los manzanos
aportando turgencias a la siestagraciada

tal vez sea cristal la carretera
que diametralmente atraviesa la estancia
donde un escritorio silla trenzada cirio
lápiz cuartillas grises boina y alcanfor
rifan la suerte de un poema estremecido

de ayeres borra la mano vestuarios
que cruzan asimismo el ámbito sin estufa
y es azul melodía de la edad
lo que quiebran los bronquios contra el sol
apagándose

desde un retrato reducido emana
verdores la miradadolescente desnudando
cincuentaños de chica trigales y altillo
plazas y sábanas como aves
picoteando fuegos y eneros haciatrás

pero nieva
sobre las áridas alfombras que la noche
confunde con la ruina ante las instrucciones
del río al sendero por los abiertos panes
rechazados que contempla la ridícula sonrisa
en el vaso cautiva nieva
entre las cejas del señor
al moverse una muchacha pelirroja
a través de los tatuajes del jardín
y traspasar la pared para detenerse ante
su propio retrato

y delicada lentamente cerrar
los párpados de un hombre que no escribe
ni sueña ni aguarda
ni extraña.

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Silencio – Octavio Paz

Así como del fondo de la música
brota una nota
que mientras vibra crece y se adelgaza
hasta que en otra música enmudece,
brota del fondo del silencio
otro silencio, aguda torre, espada,
y sube y crece y nos suspende
y mientras sube caen
recuerdos, esperanzas,
las pequeñas mentiras y las grandes,
y queremos gritar y en la garganta
se desvanece el grito:
desembocamos al silencio
en donde los silencios enmudecen.

JUGUEMOS AL ESCONDITE [Mi poema]
Mariluz Escribano [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Volvamos a jugar al escondite,
tú me buscas a mi, y yo me escondo,
tu gritas hasta diez, yo no respondo
y luego recompensas el envite.

Sé te gusta de mi que haga un regate,
que intente comprender aunque no entienda,
que sea complaciente en la contienda
y al fin haga efectivo ese remate.

Los dos vamos jugando hacia el despiste,
viviendo nuestro amor sin conocernos,
los dos riesgo corremos salga un quiste.

Quisiéramos saber o eso creemos.
Por mucho que juremos, es muy triste
seguimos sin saber si nos queremos.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDOMariluz Escribano

Canción del silencio

En las horas pisadas por las sombras
en un gesto final de despedida,
cuando es tarde y tardíamente escucho
esta niebla o canción que me regresa,
todos los muebles tienen
una poblada soledad de incierta
nostalgia telefónica.

Y los libros me miran
con sus ojos de octubre
y el cigarrillo clama
urgido desde el piano
con volutas que pasan
transitan, me construyen
la palabra de amor en que trabajo.

Sobre la mesa, intacta,
la violeta de un nombre
que desprende una página.

Yo ya sé que es domingo
y que la brisa tiene una luz convocada
que me recuerda el mar.
Pero deja que guarde entre mis manos
limosnas de silencio:
siempre dejan sus huellas
espacios de rocío en la mirada.

Los ojos de mi padre

Los ojos de mi padre,
los ojos de mi padre,
mirándome en la patria cereal de los trigos,
en un tiempo de cunas
mecidas por el viento de la guerra,
mirando cómo crezco
en los abecedarios
y conquisto sonidos primitivos
balbuceos, palabras necesarias,
porque él me empuja y vuelve,
desde su corazón y sus espigas,
su corazón de tierra y manantiales,
patria de tierra y gritos apagados.
Mi padre es un silencio
que mira como crezco.
Sus manos me conforman,
me miran la estatura,
la dimensión del cuerpo,
averiguan gozosas
que me elevo en trigal.
Las manos de mi padre
tocan mi cuerpo y cantan,
y yo sé que me acunan
con nanas de caballos,
con la salmodia triste del judío,
del converso que habita por su sangre.
Pero paseo con mi padre.
Abandono en sus manos
mis manos tan pequeñas,
y al calor de su sangre
mis pulsaciones tienen
una ambición de tiempos.

En las luces inquietas de la tarde,
al borde de la noche,
vamos pisando hierbas, territorios,
ríos como torrentes, manantiales,
horizontes donde la niebla habita,
paisajes metalúrgicos y bosques,
ciudades, vientos, cordilleras,
blancas constelaciones.
Camino con mi padre.
Me nombra a las palomas,
pájaros migratorios,
aguanieves que rozan las praderas,
alcaudones de viento,
golondrinas, gorriones, avefrías.
Y todo pasa y llega de su mano,
y a mi infancia regresa
el calor confortable de su sangre

Cuando llegan los días de septiembre,
láminas del otoño,
las madrugadas frías y estrelladas
detienen sus palabras.
Pero es sólo un instante
de sangre y de fusiles
porque mi padre vuelve del silencio
y pasea conmigo
el callado silencio de las calles,
y los campos sembrados
y las constelaciones,
y su voz de madera me acompaña, me mira cómo crezco.
Todo el mundo conoce
que heredé de mi padre una bandera.

Gabo

Cruzan los teletipos los océanos azules;
ha muerto Gabo dicen, como si fuera un cuento,
allá en Colombia habita el buitre que cantaba
esa mala noticia que nos deja. tan huérfanos.
El eco lo repite: ha muerto Gabo,
y un profundo dolor deja en los ojos lágrimas.
Macondo está de luto, con sus callejas lóbregas
y sus hombres alzados sobre el polvo del tiempo.

Cien años de soledad son pocos
los que nos deja el hombre
que levantó una patria con nombre de Macondo,
habitada por hombres y por mujeres tristes
tan solos en un mundo ajeno a la aventura.
Sólo queda en Colombia un rincón ignorado,
Macondo se llamaba y Macondo se llama,
algún aventurero buscará con presteza,
aquellos peces de oro de Aureliano Buendía.

Escribiré una carta para cinco

Cuando surja la luz de primavera,
y las rosas dibujen sonrisas de colores,
escribiré una carta para cinco muchachos,
contándoles lo mucho que gané con la vida.
Escribiré desde una nube blanca,
con una tinta azul que no la borre el tiempo,
porque no volveré a pisar las arcillas,
ni la dura tristeza del asfalto.
Contaré que mi vida
fue una historia muy larga,
con mapas y lecciones
en un palacio antiguo,
el fragor de los trenes
hacia el país del trigo,
la lluvia sobre el mar
y las arenas suaves.
El Cantábrico allí,
tan lejos de Granada.
Después vinieron ellos,
esos cinco muchachos,
y los días pasaron
con nanas y con besos,
con los ojos dormidos
en cuna almidonada.
Mi corazón estuvo
siempre en guardia con ellos
Y ahora que ya han crecido
y conocen los mundos de las hierbas
los nombres de los pájaros,
la música del mundo,
los placeres del libro,
creo que ya he cumplido
mi misión en la tierra.
Escribiré una carta para cinco
cuando la primavera arribe
y me inunde la casa de amarillos.

Cuando me vaya

Dejaré un silencio en el recuerdo,
sonidos de una voz que fue muy joven,
y un aroma de sándalo y cipreses
para que no me olvides.

Y ahora, cuando el sol desaparece,
y hay promesa de una noche clara,
las estrellas se esconden
y están muertas de tanta nívea luz.

Dejaré abierta la ventana.
Un gorrión divulgará mi huida,
y un frescor de mañana
anunciará mi marcha,
con trémula voz para llamarte.

Cuando me vaya
perderé las praderas,
los bosques encendidos de noviembre,
el verde del jardín en primavera,
la tenue luz de los planetas,
la sonrisa de un niño,
el calor de un amigo,
lágrimas de dolor por los caminos
que transité tan alta,
la caricia de un perro
que dio fuego a mis manos.

Cuando me vaya
habré perdido tantas cosas,
que creceré en trigal
por no morirme.

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Miguel Hernández  – Soneto

Estoy perdidamente enamorado
de una mujer tan bella como ingrata;
mi corazón otra pasión no acata
y mis ojos su imagen han plasmado.

Si escudriño en mi pecho, triste creo
que otra hermosa me diera sólo enojos
y si sereno miro, ante mis ojos
su figura gentil tan sólo veo.

Con voz trémula le dije mi cariño;
y sarcástica y cruel exclamó: “¡Niño,
conoces el amor sólo de nombre!”

Y desde entonces sufro lo indecible…
¿Por qué, amada mujer, crees imposible
en un cuerpo de niño un alma de hombre?

http://www.miguelhernandezvirtual.es/

A LA MAYOR GLORIA DEL PRESIDENTE [Mi poema]
Catalina Reggiani [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Un verso me ha encargado el Presidente
en que hable de él, le alabe en su tarea,
de forma tal que aquel que a mi me lea
su imagen la engrandezca y adecente
y amén de que lo entienda que lo crea.

Mas yo no sé mentir, por consiguiente,
debiera de encontrar los argumentos
que pongan a estos versos los cimientos.
Si digo él es honesto, nunca miente,
habrá quien me repique que son cuentos.

Por tanto no lo puedo aquí ocultar,
su caldo de cultivo es la mentira,
que hay veces que parece que delira,
ocurre cuando le hablan de votar,
y empieza a sospechar que alguien conspira.

Que miente cuando dice al ciudadano
se debe, que le ocupa y obedece,
si ve que alguno sufre él lo padece,
si hay otro que cayó le da la mano
pues sepan que eso a él también le escuece.

Y miente a todas horas. Sus discursos
lo son a conveniencia de si mismo,
y el único y sagrado catecismo
consiste en complacer con los recursos
a todos los que aplaudan su cinismo.

Debiera haber pensado en un poeta
de aquellos que se arrastran por los suelos,
que quieran progresar con sus libelos,
y saben adaptarse cual veleta
cumpliendo sin remilgos sus anhelos.
©donaciano bueno

Antes de llamar a una #puerta conviene conocer la puerta a la que se llama? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Catalina Reggiani

El ronroneo de mi casa

es una heladera que,
aunque nueva, fue siempre
ruidosa.
El ronroneo de mi casa son las copas que vibran arriba
de esa heladera
y titilan.
Tiene el tin que hacen
tus manos lavando los platos
cuando te veo la nuca y…
Pero no, el ronroneo de mi casa
es el ventilador del colegio de al lado
que zun que zun
que suena y la profesora que me
enseña, de nuevo, logaritmos
sin éxito.
El ronroneo de mi casa
se me enrosca atrás
de las orejas cuando lo único
que me separa de las horas libres
es una cortina
que si me verán, si no, si cuándo.
Lo escucho,
al ronroneo de mi casa.
Se me ponen los pelos de punta,
los pelitos de las piernas,
soy un pollo cuando después
del timbre que suena siempre
a la noche siempre
entre las doce y las doce y diez,
entre el camión de la basura,
entre las palomas que toman
el territorio que no domino;
se me ponen
los pelitos
de punta
así
mirá
si entre el ronroneo de mi casa
que me arrulla y me acostumbra
a este llano sonoro
aparece algo
peor que una voz
o un movimiento inesperado
en el piso que es mío y sé
que es tan silencioso.
Como cuando todos
los animales de la selva hacen una pausa
en el jolgorio para escuchar el peligro,
así, el ronroneo de mi casa
se aquieta y la piel se eriza
alerta.

Un secreto es un refugio,

puede ser incómodo.

Un secreto tiene que ser incómodo
como un refugio:
la realidad temporal
no está hecha a medida.

Un secreto de a uno
no es secreto, es pensamiento.
Hacen falta dos
para poner un techo de palabras
y conectar la garrafa
que permita cocinar la noticia.

Un secreto es una noticia
en el pasado.
Una noticia es un secreto
en el futuro.

Esto es un secreto
Te invito a este refugio a medio construir
a esta noticia primitiva
Quiero que estés incómodo.

Mirá cuando la marea suba y nos lleve.

La noche no nos va a dejar enterarnos.
Si estuviéramos atentos, quizás,
si alguno pegara la oreja al piso,
pero pensamos en otras cosas
y sabemos que nada malo puede pasarnos
salvo.
Mira cuando la marea suba y nos lleve,
canto pri esa agua viva de almohada
que ya es de noche y espero
que el agua que llega me arrulle.
Quién de nosotros se va a hacer amigo
de los berberechos.
Quién va a construirnos una casa en el fondo.
Quién va a cantar las canciones que funcionan
como fuego y dejan lejos
a los tiburones.
Mirá cuando la marea suba y nos lleve
y tengamos que dejar de preocuparnos
por las cosas terrestres,
solo flotar y sacar branquias,
solo convencer a la reina de las algas
de que podemos convivir con ellas.
Volvernos largos y unirnos
a otras formas de decir las cosas.

Pero,
“Mirá cuando la marea suba y nos lleve”
dijiste, y después
“Ojalá que nos deje en casa”.

Mirá cómo creció esa planta de bidones.

Pensar que fue ayer
por pura curiosidad
por puro ver pasar
el tiempo o la tarde
que hicimos patito
con una tapita azul de villavicencio.

En esos días el agua no corría
como corre el agua cuando pensamos
en agua que corre.
Era ácida, era turbia,
la escupían las canillas de la casa,
traía el eco de una fuente indigesta.
En esos días el agua que tomábamos
vivía embotellada.

Como la algarabía pegajosa
que florece en verano donde solo veíamos
los restos de un camino apenas transitado
la planta de bidones creció de la basura
para colorear el paisaje a nuestras espaldas.

Durante las primeras tres horas del día

ocurren las desgracias.
Abro los ojos
pesadilla, contractura en puerta
Abro los ojos
y una grieta nueva, desconocida, amenaza
el refugio indestructible.
La pared que me separa del mundo,
que vela por mi sueño,
destruida por el hogar de un montón de palomas.
La victoria definitiva.
El resto de la noche avanza con calma.
Lo cierto es que la casa se sostiene desde antes que yo la habite
y si prometo mirarla con cuidado
seguirá en pie incluso cuando me vaya.

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VIEJA CHIMENEA CASTELLANA [Mi poema]
Teresa Shaw [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

La chimenea está deshabitada,
no tiene corazón, no tiene leña,
la lumbre no aparece ya risueña
ni luce chispeante y colorada.

Cual ropa ya no cuelgan los perniles
ni hay leña de carrascos, ni hay sarmientos,
se diría no tiene sentimientos
para que alguien se ponga los mandiles.

Por no quedar, no queda ni una brizna
de lo que un día soñaron sus pavesas
y el gato acurrucado en las artesas
no teme ya a la chispa que le tizna.

Tanto es así que hoy esta chimenea
podría certificarse que está muerta,
que ha sido asesinada, en la reyerta
de los signos del tiempo, su pelea.

Cocina castellana, que orgullosa
antaño y hoy negada y despreciada,
los tuyos han huido en desbandada
mas hoy yo aquí me planto ante tu losa.
©donaciano bueno

En dónde queda aquella #chimenea con su leña, su fogón, la badila...? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Teresa Shaw

Supongamos el estallido

Supongamos el estallido
un instante de pura luz
un punto denso de materia
el aluvión de mercurio y azufre
La dilatación del tiempo
antes del primer segundo
Infinitos manzanos
en una sola semilla parda
Supongamos la Tierra y los océanos
la vida desnuda y sin propósito
La naturaleza entera abriendo los ojos
cuando la amorosa criatura despierta
Y supongamos aún que en el silencio de la noche
nadie lo advirtiera
Pero escucha
los suaves cascos del verano
descienden ya por el jardín

¿Recuerdas?

¿Recuerdas?
Rescatar el testimonio
de la que murió con el vestido de otra,
abolir el tiempo,
la locuacidad de las palabras.

¿No estaban ya aquí las encinas,
no eran las garzas, garzas,
la laguna, laguna, antes que lenguaje y frontera?

Las palabras te esconden,
disimulan.
El pasado, fijado para siempre,
te desconoce.

Donde perdimos las palabras
echamos raíces.

El pez

El pez.
Su ser desposeído
escamas, arena, fondo de agua.
Pero no de la vida
–come con avidez,
cae en el anzuelo–
sino del tiempo.
Desposeído ojo,
labio, redondez:
Encarnado ahí
oculto en el universo.

Ahora que he muerto

Ahora que he muerto,
tejeré una corona
de ramos y colgaré
una guirnalda
en cada puerta de la casa. Más
tarde lavaré mi cuerpo,
el frágil lazo de la lluvia
hilándose en el cuello.
Y como el tiempo es nada,
correré del brazo de los días,
el pelo suelto,
libre de dulzuras, desasida anda. Así,
llegaré a todas partes. Ahora que he
muerto,
rueda bajo la mesa,
negro como una uva, mi corazón.

ABIGAIL

De pronto comprendió:
Aquel jardín era una trampa,
la tierra toda estaba seca.
Dormía junto al calor que dan los hijos, mas en cuanto oyó la voz
supo que emprender el camino era salirse de él. Amanecía
y en la telliz del cielo entrevió
la piel de nuestra condición.
En silencio, a espaldas de su marido,
se dispuso a cargar
los doscientos panes
con los dos cueros de vino
y todo lo demás: las ovejas,
la harina, las uvas, los higos.
Descendía por la cara oculta del monte.
Un viento repentino elevó todas aquellas cosas semejantes a una diminuta humareda
de hojas, plumas, cintas
para reflejarlas en el agua.
Levantó su rostro y vio cómo flotaban
sobre su cabeza desnuda.

VUELO

Miré por la ventana
la maqueta de las casas, los sembrados, el silencio que entrañan
los bordes de un mundo trazado. Acaso un fragmento
girando en el espacio, el extremo innecesario.
Aún distingo un último verdor, las lentas corrientes,
los cuerpos tocando el agua. Tal vez nosotros, culpables
en una tierra que nos fue negada.
Y la gloria de los bosques que vimos arder
en algún lugar, allá abajo.

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De Nicolás Guillén a Rafael Alberti entregándole un jamón (soneto)

Este chancho en jamón, casi ternera
anca descomunal, a verte vino
y a darte su romántico tocino
gloria de frigorífico y salmuera.

Quiera Dios, quiera Dios, quiera Dios, quiera
Dios, Rafael, que no nos falte el vino,
pues para lubricar el intestino,
cuando hay jamón, el vino es de primera.

Mas si el vino faltara y el porcino
manjar comerlo en seco urgente fuera,
adelante, comámoslo sin vino

que en una situación tan lastimera,
como dijo un filósofo indochino,
aun sin vino, el jamón es de primera.

ESPEJO Y RETRATO [Mi poema]
Ramón de Santiago [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

¿Cuántos días me quedan? dos, tres, cuatro,
quizás una semana, acaso un mes,
un año podrá ser, pueden ser tres
para aquí poner fin a este relato.

Ojalá que así fueran veinticuatro,
¿cuarenta y dos?, si fueran del revés,
A quien tiene la llave de este estrés,
no pretendo culpar de desacato.

Mas nadie se confunda, mojigato
nunca he sido aunque baile con corsés,
que araño mucho menos que hace un gato.

Y es que dios me hizo así tal cual me ves
siempre a vueltas dando cuerda a los por qués
curioso, soy espejo y soy retrato.
©donaciano bueno

Puestos a #presumir, a qué quedarse corto? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Ramón de Santiago

La loca de Bequeló

Ramón de Santiago
En la enramada de un rancho viejo,
Nido de gauchos cerca de Yi,
Guitarra antigua tierna cantaba
Más bien, lloraba
La triste historia
que escribo aquí.

¿Sabéis, paisanos, por qué ando errante
Bajo estos bosques de Bequeló?
Me llaman loca; pero es mentira:
Es que no tengo ya corazón…
Venid, paisanos, venid conmigo;
Diré mi historia junto al fogón.
¿Veis mis cabellos? Eran muy negros,
Más que las alas del cuervo, más;
Están muy secos… tan blancos… blancos…
Como las flores del arrayán.
¿Veis estos ojos? ¿No tienen vida?
Pues antes puros como el cristal,
Fueron dos luces que se encendieron
En una aurora del Uruguay.
Tristes mis labios son amarillos
Como el pellejo de butyhá;
¡Ay! los tenía rojos y alegres
Como el penacho del cardenal.
Allá en la loma como un calvario
Veréis ruinas y un triste ombú;
Fueron mi cuna, fueron mi estancia,
Fueron mi nido verde y azul.
Cuando yo muera, clavad, paisanos,
Bajo aquel árbol mi humilde cruz;
Que allí murieron mis dichas todas;
Allí he perdido mi juventud.
Tenía un esposo que ardiente amaba,
Y un hijo bello que era mi Dios.
¡Ah, qué contenta perdiera el cielo
Si yo pudiera ver a los dos!
Una mañana… ¡Maldita sea!
Cuando esta guerra se pronunció,
Mi esposo tierno me dio un abrazo,
Llorando mucho su hijo besó,
Pálido el rostro tomó su lanza,
Montó a caballo triste, y partió.
Aun me parece lo ven mis ojos
De lejas lomas haciendo ¡Adiós!
¡Ay! mis paisanos, en ese día
Perdí un pedazo del corazón…
Pasaron meses,
pasaron años,
Llorando siempre, siempre peor,
Cuando una tarde que al hijo amado
De mis entrañas contaba yo
Del pobre padre, que no volvía,
La ausencia larga, su último adiós,
Cruzando campo, llegó un sargento,
De su caballo se desmontó,
Y al rayo solo de mi esperanza
Estas palabras le dirigió:
¿Ves esta lanza? Fue de tu padre;
Por su divisa bravo murió:
Tómala, y vamos, no te demores,
Que en las cuchillas se duerme el sol.
Llorando mi hijo me dio un abrazo,
Montó a caballo, triste, y partió.
¡Ay! mis paisanos, en esa tarde
Quedó mi pecho sin corazón.
Ya van dos veces que las torcaces
Dulces arrullan en el sauzal,
Y los boyeros, cantando alegres,
Cuelgan sus nidos del ñandubay;
Pero no he visto más a mi hijo
Desde esa tarde negra y fatal.
Allá en la loma como un calvario
Veréis ruinas y un triste ombú:
Cuando yo muera, clavad, paisanos,
Bajo aquel árbol mi humilde cruz.
Esta es la historia que una guitarra
De un rancho viejo, triste lloró.
¡Ay! cuántas locas habrá en mi patria
Como la loca de Bequeló.

Miranda y Bolívar

Ramón de Santiago
Bajo su cielo ecuatorial ardiente,
En sus hermosas y floridas vegas,
Entro sus bosques de gigantes cedros
Y de rojos granados;
En las salvajes cimas de sus cerros,

Al tronar de sus mares,
Lucha la heroica Venezuela, y lucha
Sin ventaja ni tregua,
Como si el mártir del romano circo
Con las garras del tigre combatiera.

Un día ese pueblo cuya sangre arde
Como los fuegos que en la noche brillan,
Sobro las crestas del altivo Duida,
Mirando a sus señores frente a frente,
¡Quiero ser libre! dijo…. Al no humillante
Que hirió su corazón en lo más sacro,
Rompe sus fierros, como rompe el potro
El fuerte lazo quo al corral lo ata,
Monta de un brinco su corcel de guerra,
Enristra denodado
De libertad la poderosa lanza,
Y el Omnímodo Rey de medio globo
El duelo acepta, y a la arena baja.

Al fragor de la guerra
So estrellan iracundas en sus peñas
Del mar de las Antillas y el Atlántico
Las encrespadas olas;
Hincha su seno el Maracaibo airado,
Y en su furente curso el Orinoco,
Parece inmensa boa quo tragara
Los bosques do su orilla temblorosos.
¡Infeliz Venezuela! En vano, en vano
La mejor sangre de tus hijos corre;
Tus ligeros jinetes, tus peones,
Tus amados caudillos
Van cayendo en la lid, y sobre ellos
Seguras marchan, victoriosas siempre,
Del Monarca insultado las banderas,
Buscando aún los restos do tus héroes
En la insegura sombra do tus sierras.

En vano el gran Miranda,
Tu ardiente apóstol, tu primer caudillo,
El austero repúblico sublime,
El orador vehemente, el espartano,
Por la virtud, la abnegación y audacia;
Aquel que recibiera su bautismo
De sangre y fuego y libertad y gloria
Combatiendo abnegado
En las legiones del divino “Washington;
Aquel que de París el pueblo hirviente
Tuvo por pedestal en días eternos,
Y cuyo nombro agradecida grava
En el arco triunfal de sus victorias
La veneranda Francia;
En vano, digo, en el soldado infunde
El desprecio a la muerte, el amor santo
Á la anhelada independencia, el odio
Al opresor altivo, la esperanza
Dulce y consoladora
Del triunfo final para la patria.

¡Ay! para dar la libertad á un pueblo,
Arrancándola audaz de entre los brazos
Airados y potentes.
Do la augusta Señora de dos mundos,
No basta abnegación, valor, talento;
No bastan héroes, so precisa un genio.
El genio! el genio! sólo con tal nombre
El corazón del orbe se estremece!
En prolongado y repetido trueno
Retumba de Caracas el asiento;
Con ondulante convulsión se agita
Cual la espalda de un monstruo agigantado,
En cuya entraña ardiera
El ciclópeo calor del Chimborazo;
Como débiles mimbres so doblegan
Las altas torres del sagrado templo,
Estrellándose en polvo y en escombros
Como lanzadas por el brazo inmenso
Del dios de las tormentas;
Rásganse las murallas, caen los fuertes,
Mil moles de granito brota el suelo,
O se abre en surcos de azulado fuego;
Y desde el seno que revienta en ira
De las espesas nubes
Flagela el rayo la ciudad caída.

De en medio a esa catástrofe espantosa
El fantasma se irguió del fanatismo
Y al aterrado pueblo amenazaba:
—De rodillas, mortales; vuestros rostros
Cubrid de polvo, y suplicad al cielo
Perdón a vuestro crimen ¡parricidas!
A vuestro Rey rebeldes insultasteis,
Y el Dios del Sinaí os aniquila!
Y aquel pueblo temblando y consternado,
Agrupándose en masas convulsivas,
Vacilantes, llorosas y humilladas,
Su grande causa, su misión hermosa
Implorando clemencia abandonaba,
Y la nube del miedo ante sus ojos
El luminoso porvenir apaga.
Mas ¡nó! quo de repente, cual si fuera
Del terremoto el genio,
Una visión surgió sobro aquel cuadro
De terrores y penas.

De pié sobre las moles
De la arruinada catedral, y altivo,
Y ardiente y majestuoso
Como el sublimo Spartaco
En las quemadas rocas del Vesubio,
Un joven se levanta.
Enreda el huracán su cabellera
Con el silbido de feroz serpiente;
Bajo sus plantas crujen
Las hacinadas ruinas;
Fulgura ante sus ojos la centolla,
Y desgarra su alma
Un terrible clamor, un ¡ay! terrible,
Ultimo adiós do la ciudad amada.

¡Arriba caraqueños! grita ardiendo
En esa misteriosa, interna llama
Que en Mirabeau
produce la elocuencia,
Furores en Danton y en Marat saña:
—Dejad para los niños el espanto;
Solo ante Dios se quiebra vuestra espada;
Sólo ante él se dobla vuestra frente;
Si á nuestra causa la natura ciega
Sus horrendos fenómenos opone,
Con ella lucharemos;
Es de los libres la final victoria!
¡Arriba caraqueños!
¡Oh sublimo Bolívar! sí, tú fuiste
Quien tronando severo en eso día
De amarguras y duelo,
De pasiones voraces y de engaño,
De sus abismos levantaste un pueblo
Con el genial arranque do tu alma,
Debelando a sus ojos conturbados
Del opresor la trama.

Desde entonces Caracas, foco ardiente
De la revolución, volcán activo
Quo esparciendo sus llamas creadoras
Incendiaria cien pueblos,
En el joven Bolívar vio su genio,
Su corazón, su brazo,
De su destino el dueño.
En esos días ¡ay! héroe abnegado
De la anhelada redención do América,
Caía Miranda por doquier vencido,
Perdiendo para siempre
La encantadora faz do Venezuela,
Su maternal ambiente,
Y de su sol los amorosos rayos,
Para morir al fin entro las sombras
De una prisión cruel, aherrojado
A la muralla de empapada roca.

Desde entonces Bolívar,
Sintiendo sobre él, sobre él tan sólo
La sagrada misión, la obra titánica
De hacer naciones de colonias simples,
Y vencer al león de las Españas,
De un puñado de mártires rodeado,
A muerte acepta la cruel batalla
Con veteranas huestes
Vencedoras temibles de Miranda.

España! España! ¿quién sobre tus ojos
Ligó la venda del orgullo insano ?
¿Quién en tu noble corazón de madre
Vertió el veneno de nefandos odios ?
¿No ves que si la leona en fiera rabia
De aire y de luz á sus cachorros priva
Ellos acabarán por devorarla?

No niegues, no, a tus hijos
Esa tan justa libertad que piden;
Ese celeste don que tú, cual nadie,
Con tanto amor, con heroísmo tanto,
Contra el romano defender supiste,
Contra el cartaginés y contra el moro,
Contra el águila franca, en cuyas garras
Suspensos estuvieron
Leyes, altares, pueblos y monarcas.

Recuerda, sí, recuerda
Que el ardor de tu sangre en la pelea
Lo apaga sólo de Numancia el fuego,
Las furias de Lepanto,
El heroico suicidio de Sagunto,
De Trafalgar el sanguinoso Océano.
Qué vas á castigar? tu misma audacia?
Tu instinto noble y grande
De preferir la muerte al menor yugo?

Demuestra, heroica España, al orbe entero,
Que si has podido conquistar un mundo
Y llevar á él tu sangre, tus costumbres,

Tas dioses, y tus leyes, y tus glorias,
Sabes también crear naciones libres,

Como tú libres, y cual tú grandiosas.

Pero es en vano ya! Cuando los pueblos
Víctimas son de inveterados vicios,
De atrasadas pasiones y creencias,
Anhelando alcanzar mayor renombre,
Toman por ascensión a altos destinos
El descenso fatal de su grandeza.

Todo es inútil ya! Desde el Atlántico
Hasta los pies de los soberbios Andes,
Del Amazona al mar de las Antillas,
Nueva Granada, Quito, Venezuela,
Del gran caudillo á la palabra ardiente
Océanos son de furibunda guerra.

En mil cadalsos se alzan
Altares a la muerte,
Y al concluir el batallar furioso,
El demonio feroz del exterminio
Sobre el sangriento campo
Ultima los vencidos.

Sucédense los triunfos y derrotas;
Los cantos de alegría en la mañana
Son ayes de dolor al caer la tarde:
Ya las grandes victorias
De Búrbula, Cucuta, San Mateo,
Horcones, Magdalena,
Se oscurecen y olvidan
Ante el desastre horrible de La Puerta.
Pero entonces Bolívar, aun más grande
En la desgracia que en el mismo triunfo,
Cubierto aún del polvo de la guerra,
Ante el Congreso de Granada exclama:
—No soy ya vuestro genio.. ..
Sucumbe Venezuela… . estoy vencido….
Juzgadme y castigad: soy vuestro reo.

Mas no lo juzgareis, no, granadinos:
Ese hombre excepcional, rayo en la guerra,
Humilde ante la Ley, cuya constancia
En su admirable corazón se afirma,
Con más poder quo el gigante Sorata
Sobro su eterna base de granito,
En su cabeza poderosa lleva
La libertad de América,
Y antes faltara al sol de Venezuela
Su inmensa luz creadora
Que el renunciar a su potente idea.
************
Cae de nuevo Caracas bajo el yugo,
Y más tarde también Nueva Granada;
Luego la hermosa y desgraciada Quito…
Ya todo sucumbía
Ante las armas del feroz Morillo.
¡Ah! Bolívar entonces encerrando
En su afligido pecho
La idolatrada imagen do su patria,
Y llevando al destierro
De libertad la sacrosanta llama,
Con más ahínco, con mayor constancia
Bienes, salud, placeres y familia
Á su imperiosa idea consagraba.

Viuda de su caudillo Venezuela,
En paz de tumbas llora subyugada.
¿Quién a su paso alumbrará amoroso
La nueva senda de anhelada lucha?
¿No volverá á volar sobre sus campos
La tricolor bandera,
Ni brillará jamás sobro sus playas,
En sus montes y vegas
La espada do Araure y Santa Marta?
No, Venezuela, no; los tiempos llegan
De heroica redención y de victoria.
Ya la cruz funeral de tu Calvario
Cual esplendente sol se enciende, brilla,
Y hasta las nieves de tus altos picos
Con poderosos rayos ilumina.

Para la audaz, valiente profecía
Que al rostro de los Reyes
En las temblantes ruinas de Caracas
Bolívar arrojó, la época viene.

¿No sientes ya de su bridón de guerra
El delirante relinchar, y al golpe
Del fuerte casco en la carrera ardiente,
No vos surgir tus hijos
De libertad resucitados Lázaros
A la voz del caudillo?

¡Escucha, Venezuela! A tus montañas
Los ecos llegan del canon tonanto…
Es Boyacá quo marca
En el cuadrante eterno do los siglos
Nueva Granada como pueblo libre,
Dueña y señora de su gran destino.

Pero más cerca aún, cual si en tu seno
Celestiales acordes resonasen,
¿No sientes esa voz potente, altiva,
Como la voz del Niágara,
Consoladora y dulce como el eco
Do tus vegas y playas ?

Levanta, Venezuela, y visto pronto
De pueblo rey tus relucientes galas,
Quo ya la libertad sus himnos canta
Sobre el campo inmortal de Carabobo.

Mas ¡no! demora tu alegría anhelada
Pues nuevo batallar tu alma atribula.
Espera !,.. . escucha!…. entona,
Entona al fin tu cántico do gracias,

Quo ya se irgue de su atroz martirio
En Bombona y Pichincha
Libre por siempre la valiente Quito.
Y de esas cuatro homéricas jornadas
Surge grande Colombia, nombre excelso
Conque el genio de América triunfante
Repara la injusticia
Que Europa hizo al genio de los mares.
¿Del gran Bolívar la epopeya acaba?
¿Tanto laurel para su frente alcanza?
Mil veces no; porque del mártir Inca
La patria libertada
Por el Gran Capitán de Chacabuco
Se ve en peligro y á Bolívar llama.
Llega, combate, vence,
Y de Junin el eco al mundo pasma.
Junin! Junin! Esplendorosa página
De los fastos do América;
Desesperada guerra de titanes,
Espantoso bramar do león que lucha,
Batalla griega en campo americano,
Donde espadas y lanzas despreciaron
Los rayos del canon, y cuya gloria
Vencedor y vencido se disputan.

Y después do Junin, allá, más lejos,
El campo do Ayacucho,
De el último Virrey rinde su espada
A la sombra gloriosa
De la bandera que flameó Miranda.
Y después más allá, allá en las faldas
Del soberbio Ulimani,
Una nueva nación, Bolivia hermosa,
Con sus entrañas de fulgente oro,
Sus legiones do cerros,
Sus ríos como mares,

Su perfumada flora
Yla rojiza luz de sus volcanes.
¡Basta, Bolívar, basta!
Que ya para un mortal tu gloria sobra;
Los Andes acumula,
Titán de libertad, escala el cielo,
Que solo allí la encontrarás más grande
En este mundo sublunar ninguna.

Titán de libertad, escala el cielo,
Que sólo allí la encontrarás más grande;
En este mundo sublunar ninguna.

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Le rêve d’un curieux, Charles Baudelaire (1821-1867)

El sueño de un curioso.

¿Conoces, como yo, la pena gozosa?,
Y de ti haces decir: «¡Oh, que hombre singular!»
Iba yo a morir. Era aquello en mi alma amorosa,
Deseo mezclado con horror, un mal particular;

Angustia y viva esperanza, sin humor falso.
Cuanto más se vaciaba el fatal cadalso,
Más áspera y deliciosa era mi agonía;
Del mundo entero mi corazón huía.

Y me sentía cual el niño ávido del espectáculo,
Odiando el telón como se aborrece un obstáculo.
Finalmente la verdad fría se manifestó:

Estaba muerto, inesperadamente, y la célebre aurora
Me envolvía. Entonces, ¿no es más que esto?
La cortina se había alzado y yo esperaba todavía.

AMAR NO ES FÁCIL [Mi poema]
Carlos Roxlo [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Que amar no es fácil. Amar, ¿a quién, a Dios?
quizás sea mejor amar al diablo
que encuentre en la pared o en un retablo,
o paso de puntillas por los dos
a expensas de sufrir un descalabro.

Que amar se dice bien más no es lo mismo
ser feliz que sufrir un desencanto,
amar a quien zahiere, amar a un santo,
aunque así te lo indique el catecismo
o haciendo tú lo mismo yo abrillanto.

Pues nunca supe amar, eso me dicen,
quienes son propietarios del amor,
que tienen en su entorno, alrededor,
y a todo lo que ven ellos bendicen
aunque sufran difteria por su hedor.

Amar la juventud, amar las flores,
las aves variopintas con su canto,
quien quiera que se arrope con su manto,
olores, fantasías y colores
y ser siempre feliz amando tanto.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDO:  Carlos Roxlo

La Cruz del Sur

Cuando las carabelas rechinantes
Y con todo su lienzo desprendido,
Entraban ya del mar desconocido
En las verdes planicies ondulantes,

Se hincaron con pavor los navegantes
Del casco férreo y del arnés bruñido,
Al sentir en su rostro ensombrecido
La llamarada azul de tus brillantes.

Así que tu fulgor brilló en sus golas,
¡Cruz del altar del mundo americano!
Le dijeron las brisas y las olas

Al león rujiente del escudo hispano.
Que si tú sus espumas arrebolas, \
¡Canta a la libertad nuestro Océano!

El Ceibo

En tus ramos entona gallardamente
La canción de sus zumbos la lechiguana,
Y les presta á las luces del sol poniente
Sus reflejos de lacre, tu flor boscana.

Tus capullos relumbran, como rubíes,
Cuando el sol de las doce los campos tuesta,
Y en tus frescos capullos los mainumbíes,
Como en rojos divanes, duermen la siesta,

¡ Con tus cálices siempre de azúcar llenos,
Con tus verdes y lindas hojas aovadas,
Eres el estandarte de los serenos
Estíos de mis frondas embalsamadas!

¡Cuando un cintón florido de tu ramaje
Forma cerco a una virgen cara trigueña,
De mi ronca guitarra todo el cordaje
Con ardientes coloquios de amores sueña!

¡Testigo palpitante de las hazañas
Y los rudos blasones de nuestra historia,
Tu púrpura encendida tiñes y bañas
En los flecos del astro de nuestra gloria!

¡Del fogón de tus ramas junto al rescoldo,
Cuando el postrer reflejo triste fluctúa,
Llora sobre las muertas dichas del toldo
El espíritu errante de algún charrúa!

Andresillo

«La Libertad», «El Pueblo», iba gritando
Por calles y por plazas,
Cuando el jardín se cubre de heliotropos,
De azules lirios y de rosas pálidas.
«La Libertad», «El Pueblo», repetía
Sobre el fango y la escarcha
Cuando tiemblan los árboles desnudos
Y se encorvan las ramas.

Descalzo, el cuello al aire, mal prendido
El pantalón que a la rodilla alcanza;
Sobre el cabello inculto, vieja boina
De dudoso color y rota malla;
Trigueño, endeble, sin descanso y ágil,
Por calles y por plazas,
A la lluvia y al viento,
Sobre el fango y la escarcha
Iba gritando con su voz ya ronca:
«La Igualdad», «La República», «La Patria».

II
Se llamaba Andresillo y contaría
Diez primaveras a lo más; su infancia
Fué una penumbra dolorosa y triste,
Como aurora de un día de borrasca;
Un pasaje del Dante; una tragedia
Escondida en la bolsa de una larva.
Recogido del suelo del suburbio,
Hijo de la embriaguez y de la infamia,
Creció entre golpes y denuestos, sólo,
Sin escuchar jamás esas palabras
Que parecen el salmo de las cunas
Y que las madres verdaderas cantan.

No le vieron jamás sus compañeros
En los alegres corros de la playa;
Ni precedió a las tropas en revista,
Al vivo son de la marcial charanga;
Ni merodeó jamás en los frutales
Que la ciudad circundan, ni su charla
Hizo sonreír al viejo transeúnte
Que junto al grupo de chicuelos pasa.

Creció en un antro, conociendo el hambre;
Junto a un hogar sin llamas,
Y apenas supo andar, sus manecitas,
¡Sus manecitas por el frío cárdenas!
Ofrecieron temblando al pasajero
Esas hojas inmensas en que vagan
En orden apiñado
Las líneas negras y las líneas blancas.
Vendiese poco o mucho, eran los golpes
La recompensa diaria;
Y fuerza fue agotar la mercancía;
Gritar «El Porvenir», «La Democracia»,
«El Progreso», «La Idea», con voz ronca,
Bien estridente, alta,
Para aplacar la furia del verdugo,
De la mujer salvaje y sin entrañas,
Que adoptó porque sí, por hacer algo
Al hijo del misterio y de la crápula.

Si el niño – ¡Perdón madre! – le decía
Deshaciéndose en lágrimas,
Aquella furia contestaba alzando
Su diestra de giganta:
-iTu madre fue una horrible mujerzuela!…
¡No me llames así!. . . ¡Duérmete y calla!-
En tanto un hombre, que paseaba ebrio
Por la mísera estancia, Azuzaba a la bruja murmurando:
-Haces bien: ¡que se duerma o que se vaya!-

Así pasó del huérfano
La dolorosa infancia:
¡La infancia de Andresillo, un condenado
De que el Dante no habla!

III
Una noche de invierno, triste y fría;
Noche de lluvia sepulcral y opaca,
Andrés enfermo, pero alegre y ágil,
Volviendo a su prisión cruza una plaza.
No es fácil que le peguen; ha vendido
Cuanto quiso vender, y aun cuando se halla
Con fiebre y muy cansado, sólo el frío
De la lluviosa noche le acobarda.

De pronto oye un sollozo; es una niña
Huérfana como él; como él oleada
Del fango, de la sombra y compañera
De oficio y correrías. -¿Qué te pasa?
¿Por qué lloras?- le dice, y sollozando
La pequeñuela exclama:
-¡Que no pude vender todos los números
Y me van a matar! – ¡Mi pobre Paula!
¿También a ti te pegan? -¡Es por eso
Que tengo miedo de volver a casa!

-¿Cuántos números tienes? – Andrés dijo
-¡Ocho! – responde la pequeña. ¡Oh santa
Compasión del insecto por el átomo!
Andresillo infeliz la frente baja,
Compra los ocho números y sigue
El camino que lleva a su morada,
Calculando los golpes que le esperan,
Llena de angustia el alma,
¡Mientras que de rodillas en la noche.
Sobre las nubes pardas,
La madre de la niña sin ventura
De gratitud y de dolor lloraba!

IV
Llegó Andrés a su cueva; vio en lo oscuro
El gastado jergón de húmeda paja,
Y sobre tosca fuente junto al fuego
El humo de las viandas.
-¡Si te queda algún número a la calle!-
La mujer le gritó – ¡La noche es mala
Y no pude vender! – Con ronco esfuerzo
Del niño balbucea la garganta
Ya llena de sollozos. – ¡A la calle!
¡A dormir en los bancos de la plaza!
-¡Estoy enfermo y la ventisca sopla!
-¡A la calle, repito! – Y la giganta
Hecha una furia de cabellos rojos
Dejó al niño y la sombra cara a cara.

Lo que el niño y la sombra se dijeron
Es un misterio aun; tal vez el alma
Enternecida de la pobre madre
Sobre el niño tendió las leves alas.
Lo cierto es que al venir el nuevo día
Los quinteros que entraban
En la ciudad, rigiendo adormecidos
Con mano floja, las carretas tardas,
¡Le vieron con asombro
En el umbral oscuro de la casa,
Lívido, inmóvil, azulado, muerto,
A la confusa claridad del alba!

En la agraciada

(A la juventud universitaria)

¡Aquí fue!… Yo las siento
Aún a las franjas de la insignia fiera.
Sus tres colores desplegando al viento,
Crujir con acre majestad guerrera
La tricolor bandera
Con revuelos de cóndor se mecía,
Y el roce de sus ondas escribía,
En la página azul de lo infinito
Y sobre el ceño adusto de la suerte,
Nuestro vibrante y legendario grito
De «¡Libertad o muerte
La patria estaba aquí con sus maizales,
Con sus ceibos en flor, con la tristeza
Que canta nuestro tordo en los juncales,
Cuando la sombra de la noche empieza!
¡Los Treinta y Tres la vieron, sacudida
Por un sollozo ardiente y convulsivo,
Cuando clavaron la bandera erguida
Sobre la arena del confín nativo!
¡Los Treinta y Tres la vieron! ¡Dulcemente
Iba su cuerpo virgen arropando
En las tres listas del pendón crujiente,
Para morir con el heroico bando
O levantar la soberana frente!
¡La amante acariciada
Por el caudillo de azulados ojos,
Oyó aquí su segunda clarinada!
¡Parten de aquí los fogonazos rojos
Y el choque de los sables de la vieja
Y nativa canción, canción sonora
Que deja en cada planta trepadora
Y en cada cumbre del terruño deja,
Cuando hablan los luceros con la aurora,
El nombre varonil de Lavalleja!
¡Este sitio es el trono inmaculado
De nuestra independencia, compañeros,
Por que aquí nuestros padres han templado
En el río charrúa sus aceros!
¡Este sitio es el pago, la alborada
De los grandes amores revividos,
Toda la historia de la edad pasada.
La santificación de los vencidos!
¡Sobre la costa que la espuma oprime,
Sobre la arena que hacia el río avanza,
La bandera artiguista, la sublime,
Se estremeció de afán y de esperanza!
¡La tinta en sangre desde lo alto al cuño,
La enrojecida en la extensión desierta
De la patria heredad, vuelve al terruño
Soñando en las revanchas de India Muerta!
¡Doblemos reverentes la rodilla
Ante el pendón marcial, cuyos afanes
Viven en las estrofas de Zorrilla
Y en los colore del pincel de Blanes!
¡Tus patricias virtudes acrisola,
Oh juventud, honrando a la cruzada
En cuyas filas épicas tremola
El pabellón ungido en la Agraciada!

-II-
¡Ya de limpios reflejos
El horizonte matinal se llena!…
¡ Callaos y escuchad!… ¡Lejos, muy lejos
El ronco acorde del clarín resuena!
¡Hablan sus rudas notas
De unas banderas que quedaron rotas
Junto al Tacuarembó! — ¡Venga una lanza
Para coser con ella los jirones
Sacudidos por fiebres de venganza!

¡Oh la inmortal, la de los tres listones,
La hecha con sangre y con fulgor de cielo,
La que en los correntinos malezones
Dejó clavada el brazo de Sotelo!
¡Oh la inmortal, cuyo gentil ropaje
Se aroma con perfumes de espinillo,
Cuando se cimbra con furor salvaje
Entre las rudas manos de Andresillo!
¡Oh la inmortal, que escucha en sus mañanas
De Las Piedras la ardiente melodía,
Y creciendo en vigor, himnos de dianas
Oye en Santa María!
¡Oh mi sublime tricolor bizarra,
Que, cuando crujes, el espacio llenas
De armoniosos rasgueos de guitarra
Y sones de chillantes nazarenas!
¡La del ombú rugoso en que se mecen
De las calandrias los cantores nidos,
Y la de las barrancas en que crecen
La cicuta y el saúco confundidos!
¡La del pago, la nuestra, la bendita,
La que amó del blandengue las miradas,
Y la que el soplo de la tarde agita
Sobre el trébol en flor de las lomadas!
¡La enrojecida desde lo alto al cuño,
Ve a buscar a las huestes imperiales,
Y vengando a los muertos del terruño,
Circúndalos de dianas inmortales!
¡Sarandí es el poema
Del lazo en lagarganta
Y el sable en el riñón!… ¡Con la diadema
De su soberanía se levanta
La patria en Sarandí!… ¡Cuando cargamos
Enrojeciendo el filo y la llorona,
En el parque imperial nos encontramos,
Oculta en un armón, una corona!
¡Después del galopeo febriciente,
Madre y señora, tu legión triunfante,
Sobre el moreno cutis de tu frente
Puso aquella corona centelleante
¡Guárdala bien y al fin de la jornada,
Cuando detengan sus enormes giros
Los mundos de la atmósfera incendiada,
Haz que de Dios la encuentre la mirada
Con tesoros de luz en sus zafiros!
¡De Ituzaingó los roncos atambores
Marcan el fin de la ascensión! Subieron
Crujientes las banderas tricolores
Y el rojo cuño en la montaña hundieron!
¡Aun que con furia el viento las golpea
No habrá quién de la cumbre las derribe,
Mientras la gloria entre sus pliegues lea
Los nombres de textura ciclópea
De Trápani y Colmán, Rojas y Oribe!
¡Entre aquella mortal fusilería
Y entre aquella fragosa clarinada,
Los Treinta y Tres vocearon todavía
El lema del pendón de la Agraciada!
¡Por ese augusto lema defendidos,
Madre y señora, están tus gramillares,
Tus aromos con música de nidos
Y tus corrientes con hervor de mares!
¡Por las virilidades de ese lema
Defendidos están los montes tuyos,
Y el jazmín de tus huertos que se quema
Cuando sobre él se acoplan los cocuyos!
¡Ese lema defiende las quebradas
Lomas que ondulan en los versos míos,
Y defiende también las enramadas
Que sombrean los patrios rancheríos!
¡Ese lema, cruzando las edades,
Con hechizos de magia y de conjuro,
Defiende la labor de tus ciudades.
Que son las prometidas del futuro!
¡En el nombre de Dios, madre y señora,
Para labrar la urdimbre de tu vida
Yo te abro los telares de la aurora;
Haz con la luz en ellos esparcida
Alas para subir, mi tejedora!
¡Trenzando de la luz las gentilezas
Y sobre el huso doblegado el pecho,
Forja, madre, con íntimas ternezas
Los oros del trigal y del derecho!
¡Pon el rubí de todas las verdades
En el bruñido puño de tu espada,
A fin de que mantengan las edades
Lo que hizo la legión de la Agraciada!

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Gabriela Mistral  – Amo amor

Anda libre en el surco, bate el ala en el viento,
late vivo en el sol y se prende al pinar.
No te vale olvidarlo como al mal pensamiento:
¡le tendrás que escuchar!

Habla lengua de bronce y habla lengua de ave,
ruegos tímidos, imperativos de mar.
No te vale ponerle gesto audaz, ceño grave:
¡lo tendrás que hospedar!

Gasta trazas de dueño; no le ablandan excusas.
Rasga vasos de flor, hiende el hondo glaciar.
No te vale decirle que albergarlo rehúsas:
¡lo tendrás que hospedar!

Tiene argucias sutiles en la réplica fina,
argumentos de sabio, pero en voz de mujer.
Ciencia humana te salva, menos ciencia divina:
¡le tendrás que creer!

Te echa venda de lino; tú la venda toleras.
Te ofrece el brazo cálido, no le sabes huir.
Echa a andar, tú le sigues hechizada aunque vieras
¡que eso para en morir!

PARTIENDO DE UN SUPUESTO [Mi poema]
Concepción Silva Bélinzon [Poeta sugerido]New

MI POEMA …de medio pelo

 

Partamos de la base de un supuesto,
que Dios con su bondad me creó a mi,
mi madre me echó al mundo con lo puesto
y en esto yo un payaso es lo que fui.

Pongamos que Dios me hizo inteligente
dotado de un cerebro excepcional
que sabe discernir, nada frecuente,
y aprende a distinguir el bien del mal.

Pongamos que un buen día va y me dice
no creas, que es un acto irracional,
le insisto que es que no y me contradice.

Y saca en conclusión que Dios no existe
cuidando que al dudar me salga un quiste
o que alguien piense soy un animal.
©donaciano bueno

Seguramente esto último es lo único #cierto? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Concepción Silva Bélinzon

La colmena

Dice mi corazón que tiene dueño
el vocablo mejor, para llamarte:
lo que pasa allá lejos no es un sueño
sin responder, yo sé dónde escucharte.

Del eclipse de sol también me empeño
especie de dragón en cualquier parte:
riquísimo señor a quien desdeño
un manojo de llaves, su estandarte.

Bien limpia y bien cerrada la colmena;
coleccionaba gatos y recuerdos
acaso más hermosa entre la arena…

De espaldas y de frente más arriba:
fijaremos los últimos acuerdos
los que beben sin sed a la deriva.

Se instala profecía

(Soneto)

Estaba todo gris hasta las sedas
adentro de una caja muy oscura;
ademanes de engaños y monedas
un gastarse por dentro la cordura.

Amarrado a un madero sin veredas
vive sobre tu frente la angostura;
aún lleno de pájaros y ruedas
se instala profecía en tu estructura.

Con los pies menos Negros acostados;
coches muy rojos pasan como quiera
barridos por el Viento y asustados.

Tu río estaba allí, y yo segura;
con máscaras y guantes primavera
como tambor callado, mi amargura.

Gentes apresuradas

La amapola se quema y no asustarse
(el padre se vistió para la tumba)
gentes apresuradas sin mirarse
sobre un tronco flotante… llora y zumba.

El perdón no bastaba sin amarse
viviendo sólo en parte se derrumba;
soportar cualquier cosa no es salvarse
el verano tan largo ya retumba.

Más allá de la muerte, no es la muerte:
hay que lavar las manos una a una
la sangre de los mártires convierte.

Traiciones del océano y las rocas
ausencia de vergüenza en la tribuna
y asistimos a misa entre las focas.

Puede entrar el que quiera y animales

Se vestía con mantas bien lavadas
aumentando en su cuerpo
luz sin luces
substancias malhechoras reparadas
no hay cartas ni cortinas
si reluces.

Las llaves de mi Padre
bien guardadas
para formar los Hombres sin las cruces;
muchas frentes marchitas levantadas
si el faro está caído
no me acuses.

Las puertas bien abiertas
día y noche.
Puede entrar el que quiera
y Animales
ya corté los cerrojos y reproche.

Las cabezas de sabios
tienen multas.
Uniones con amigos desleales
en mi Libro Sagrado
tengo ocultas.

Lo absurdo de los sauces sin regreso

Plaza fuerte muy digna de tus frases
hacen saltar la tapa de los sesos
¿y esta presentación?
no tiene clases
como la gran helada entre los huesos.

Ruiseñor mal herido ya renaces
con tu cabeza errante entre los besos;
la siembra que no rinde la deshaces
y el proyectado fruto sin sabuesos.

Se recogen las uvas sin inquina;
y el poema sonríe con certeza
y paladea el gusto en cada esquina.

Interna brillantez sin falsedades
inconcebible crea la belleza
indisoluble acuerdo en soledades.

Más sabes que los astros

A Marosa di Giorgio

Más sabes que los astros la armonía
del que siempre te tuvo, en su corona,
la cascada del bosque que pregona
tu voz más que el silencio yo diría.

Sobre dolientes líquenes vigía
hasta la niebla misma te perdona;
y el lagarto inceleste se abandona
por luz tan verdadera que lo guía.

En su gran Mano de Oro tu cabeza,
junto al niño que cuidan las doncellas
no conoces secretos ni flaquezas.

Como el sol en las uvas moscateles,
supiste madurar con las estrellas
la rueda se derrumba en tus laureles.

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Blas de Otero

Basta

Imaginé mi horror por un momento
que Dios, el solo vivo, no existiera,
o que, existiendo, sólo consistiera
en tierra, en agua, en fuego, en sombra, en viento.

Y que la  muerte, oh estremecimiento,
fuese el hueco sin luz de una escalera,
un colosal vacío que se hundiera
en un silencio desolado, liento.

Entonces ¿para qué vivir, oh hijos
de madre, a qué vidrieras, crucifijos
y todo lo demás? Basta la muerte.

Basta. Termina, oh Dios, de maltratarnos.
O si no, déjanos precipitarnos
sobre Ti —ronco río que revierte.