A todos los amantes de la literatura en sus distintas formas o variantes...

Donaciano Bueno Diez

Donaciano Bueno Diez

Editor: hombre de mente curiosa, inquieta, creativa, sagaz y soñadora, amante de la poesía.

SUPONGAMOS… [Mi poema]
Hugo Lindo [Poeta sugerido]New

MI POEMA …de medio pelo

 

Supongamos que hallamos a un puntito
en medio del bullicio entre la gente
y a tu chepa se sube y pega un grito
que se escucha de Oriente hasta Occidente.

Supongamos que, así suene inaudito,
él es un burro andante y va volando
y que accede a un estrado y saca un pito
y el tipo envalentona allí pitando.

Imagina que él fuera un elefante
que entregando va leche a domicilio,
se cree que es un punto equidistante,
y canta por la noche como un grillo.

Dejemos la razón por un momento,
pensemos que se encuentra levitando
perdida en lo más hondo de un aliento
y a todo lo que encuentra va retando.

Creyendo que es vulgar ventilador
que a broza a la que pilla va beldando,
protestando pues siente un mal olor
y sufre incontinencia y va apestando.

Poner, es suponer, aquí soñando
que en vez de ser quien es, es un borrico,
si así fuera, no siga imaginando
que deja ya la pluma y cierra el pico.

Que aunque finge, su ingenio prodigando,
va echando a tomar viento sus cuartetas,
que invadieron su mente, delirando,
para no oírlas más. Y a hacer puñetas.
©donaciano bueno

MI POETA SUGERIDO:  Hugo Lindo

No es esto

¿No és ésto?

No es esto
lo que quiero decir.

Ni esta otra cosa.

Y cada vez que pienso una palabra
digo
o es esto,
no.

Cubre una red sonora
un extenso vacío.

Quiero cantarlo todo
desde el centro
de su más pura realidad,
desde el milagro
que vibra en tierra
y vuelva el sentido y aire y fuego y agua,
desde la elemental
y dormida sustancia de la arena
hasta el metal dorado
que hace brotar las lámparas del día.

No es esto,
no.
Todavía no es esto.

Mejor borremos una a una, todas
las palabras escritas.

No.
Todas, no.

Bien pudiera haber una,
quizá solamente una,
que lo diga.

Dimensión de la esperanza

Tierra, madre marchita y ampulosa,
Madre vencedora y vencida,
Regazo de la hiena y de la mariposa,
Del santo y del homicida:
Creemos en tu ruda maternidad, en tu dolorosa
Pasión de ser el sitio de la vida.
Creemos en tu lloro fecundo
Que hace crecer la mies y madura la poma
Y riega sobre el mundo
Con excelsa locura
La virtud, el amor y la aventura,
Y el trino y el color y el aroma.

Y pues somos creyentes de tu rito,
Apáganos ya el grito
Del hombre mutilado, de la virgen desnuda,
Del niño escarnecido y de la viuda…

Brillen de nuevo en la campiña
Los prados de esmeralda,
Y florezca la niña
Que recogía moras en su falda.
Sea dado rezar como otras veces
—mas no al igual que los abuelos
que elevaban sus preces
al reino de los cielos:—
Mezclada la oración con el trabajo,
Vencidos los blasfemos,
Dios será con nosotros aquí abajo.

Y entonces rezaremos,
Puestos a la otra orilla de la guerra,
Con el pecho frutal, con el alma encendida,
Una oración, de pie como la vida:

“¡Padre Nuestro que estás en la tierra…!”

De la poesía

I
Bien: es lo que decíamos ahora.
Encenderse de lámparas sin motivo aparente.
Alzar copas maduras
y beber los colores de la nieve
como quien bebe alas de paloma
o brinda con angélicas especies.

II
Claro: lo que decíamos ahora.
¿Para qué detener en las palabras
lo que se va por ellas, y revierte
en el propio minuto del encanto
a su silencio tenue?
¿Para qué definir lo que pudiera
relatarse jeroglíficamente?

III
Exactamente: de eso hablábamos.
De no decir el nombre de las cosas
ni aquella calidad de las aprieta,
sino sólo su sombra,
mejor dicho, el milagro
sonoro de su aroma.
Dejar que las palabras
por sí solas,
tomen hacia el prodigio
la ruta aérea de las hojas.

Amada mía

Amada mía: ¡el tiempo, el tiempo!
¿Qué sabemos nosotros de sus alas
o de sus garras?…
Todavía gira
La racha de un aroma deleitoso.
Todavía tus dedos
Tiemblan con un temblor de ramas tiernas
Cuando arrimo a tu ser mis soledades
Buscando el agua lenta de tus ojos…

¿Pero quién profetiza? ¿Quiñen nos graba
en la piedra y el bronce? ¿Quién nos dice
que en la marea de tu pelo un día
no se posen gaviotas extranjeras?

¿Quién asegura que el destino es firme
cuando el destino asoma por mis voces
y te dice un arrullo transitorio
disfrazado de ilímite esperanza?

Créeme eternamente este minuto,
Pero sólo el minuto, eternamente.

¡Maravillosa flor la flor de escarcha
que huye de sus aristas y su forma
para trocarse en lo que no sabemos
y dejarlo de ser al otro instante!

¡El tiempo, el tiempo, el tiempo!…
¿Qué sabemos nosotros de sus aguas
ni cómo nuestras velas de ternura
hallarán su horizonte o su naufragio?

Amada mía: el tiempo es tiempo de aire,
Y más de aire nosotros que volamos
Entre el arrullo dulce de un segundo
Y el silencio del polvo innumerable.

Créeme eternamente este minuto,
Pero sólo el minuto, eternamente.

Última fuga

Era volviendo la emoción arriba,
Trasponiendo la leche de los astros
Hasta llegar al corazón del día
Por nuestro propio corazón de barro…

Era olvidando el grito y la sonrisa,
La móvil trayectoria del gusano,
La dimensión y el fuego de la herida
Que nos convierte en huéspedes del llanto

Era yéndome a patrias imprevistas
Por caminos de amor, cilicio y canto:
Como San Juan, como Fray Luis solían
Vagar en la neblina de los páramos:
Como Teresa fuerte, dulce y fina
Se iba en la miel de sus silencios altos…

Era así, renunciando a nuestra ínfima
Condición de pupilos del espacio,
La posesión exacta de la huida
Y el inefable beso del milagro.

Hondura del dolor

¡Qué lección aprendiste de la tragedia, oh tierra!
Se te empapó la carne de silencio infinito,
Las cruces te brotaron como árboles de guerra
Y las aves trocaron su canto por el grito.

Sentiste que corría sobre tu piel la ausencia,
Que el llanto de los hombres te calaba los poros,
Que hasta la hierba estaba urgida de clemencia,
Que eran de polvo y sangre los ansiados tesoros.

Viste pasar la inmensa caravana de viudas
Con los hijos a cuestas. Los jóvenes de antes
Retornar con las cuencas vencidas y desnudas,
Con los miembros rasgados, lívidos y sangrantes.

Laceró tus oídos el lamento blasfemo
De aquél que fue a la muerte por el amor asido,
Y retornó a encontrarse con el dolor supremo
De la copa vacía y el lecho envilecido.

Escuchaste el crujido de la máquina fuerte
Que sucumbió al empuje del enemigo artero,
Y al capitán marino que desafió a la suerte,
Lo hallaste entre residuos de carbón y de acero.

Limonero del patio

Limonero del patio, yo recuerdo
tu matinal constelación dorada,
tus maduros planetas en el suelo
cantanzo zumos de amarillas gracias;
tu manera sutil de estar volando
en la invernal atmósfera del agua,
mientras en tu ramaje, las chiltotas
eran mudos ovillos de fragancia.

Recuerdo tu amorosa continencia,
tu dulce charla de hojas agitadas
y la quietud celeste que subía
hasta el perfume en tus dormidas aguas.

Y luego, a tu redor, manos inquietas,
nudos de voces, coros de algazaras
festejando inocentes, tu escondida
población de luciérnagas intactas.

Me fui de ti. Mi corazón te añora,
¡verde pilar de aromas en la infancia!
Mi soledad te busca en libros viejos,
cartas de amor y flores disecadas,
yendo corriente arriba por los años
a la acidez impúber de tu estampa.

Y me entristece a ratos tu recuerdo,
el frutal abandono de tu dádiva,
porque en tu olor se me enredó un cariño
y con el tiempo se ha tornado lágrima.

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BIENVENIDOS AL OTRO MUNDO [Mi poema]
Matilde Elena López [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

El infierno
Maldito Lucifer, seas maldito
maldito sea el dios que te ha creado,
a ti, junto a la pena, a ese garito
en el que por doquier está abrasado.
El malo de verdad ya está suscrito
y el bueno por el sueño atormentado.
Si un día ha de llegar tu cuerpo inerte
aquí estará mejor si se pervierte.

El limbo
El limbo ¿qué es el limbo? Ya no existe.
Recuerda bien fue un hecho del pasado,
que aunque a ti te contaron nunca viste
y aunque estaban seguros se ha olvidado.
Algunos te dirán que no entendiste,
que a los niños les tenga sin cuidado.
Que dios es cuidadoso con su anhelo
y a todos sin dudar mandará al cielo.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDO:  Matilde Elena López

Mirándome en tu cuadro

Quiero captar la poesía de tus ojos
-me dijiste mientras en el cuadro
les dabas vida irradiadora
y toda yo surgía como diosa.

Si pintar el objeto es poseerlo
Objeto de tu amor fueron mis ojos
Por un acto de magia que conoces.

Tan pura luz le diste a mis pupilas
Que hasta parece ahora que te besan,
¿pues si ya los robaste? ¿Qué me queda
sino seguir el robo que robaste?

Mi imagen en tu cuadro es una ermita
Que guarda una sonrisa misteriosa
Y la boca dibujas de tan leve
Que hasta parece que aletea el beso.

Me pintaste quizá un poco triste
Porque acaso sabías, sin saberlo,
Que sólo tú podrías darme vida.

Disyuntiva

Desde el vértice de esta disyuntiva
donde voces enormes me convocan,
oigo un clamor lejano y agitado
que angustioso atraviesa mi frontera.
Si no sigo tus pasos, Pasionaria,
si no sigo el tormento de tu lucha,
si no me doy al pueblo hasta la muerte,
que tu voz me maldiga y me condene.
Que sobre mis pupilas caiga hirviente
el aceite que ciega y que lacera,
que las hoces que inclinan tu esperanza
vendimien mis arterias execrables.
Pero yo te conjuro, Pasionaria,
a que alientes la fe de mi entereza,
que en tu fragua se eduquen mis crisoles
y que tus astros guíen mi amargura.
Por mi amor y tu medio siglo a cuestas
dame un destello de tu roja aurora.

Este azul indefenso

Para el azul indefenso
de los pájaros
yo pido amparo.

Y una ley que proteja
por siempre a los poetas.

Un decreto de alpiste
para el trino amarillo
y una isla encantada
para las liras dulces.

Estoy en paz contigo

Ahora sí
puedo ver el fantasma del azogue
y romper el espejo.
Puedo en la multitud
mirar tu rostro
sin ese galopar
entre las venas.

Y sin embargo,
tú presientes mis pasos
por esa leve huella
del pájaro en la fronda.

Desde allí
puedo sentir tu sobresalto
y ese gesto azorado.

¿Cómo negar
la identidad que llevas en tu ser
y que me pertenece?
¿Y cómo desoír
esa invisible voz
que se quedó vibrando en tus ramajes?

¿Cómo olvidar el sueño
que busca el sol
que le robaron?
Yo estoy en paz contigo.
Mas, a ti te cercan,
oscuros, los daimones.

Madonna de las siete lunas

Plena de la plenitud
en plenilunio
la luna soy
quemada por tus besos.

Me das calor,
me ves lucir al punto
que el sol se paraliza
en el eclipse.

Y cuando llega el novilunio
soy nueva en la violeta
y en la rosa
y crece más tu amor
—cuarto creciente—.

En el círculo soy
toda la clave
de luna que se ahoga
en el azogue
cuando refleja
las fases de la luna.

Mas, no hay menguante
porque el beso crece
y en tus brazos yo soy
todo el zodíaco.

Que más, si la estatua
veneraste alta
en el plinto inaccesible
—sola—
—luna en el esplendor
del juego de sus luces—
tengas ahora en tus brazos
la rosa entera
del perfecto instante.

Y ya las fases de la luna
cumplan el círculo
cabal en su retorno
—luna menguante—,
pálida hoz para el amor cumplido.

¿De qué centurias
venía tu ternura
rodeándome sin verla?

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No me mueve, mi Dios, para quererte (Anónimo)

No me mueve, mi Dios, para quererte
el cielo que me tienes prometido,
ni me mueve el infierno tan temido
para dejar por eso de ofenderte.

Tú me mueves, Señor, muéveme el verte
clavado en una cruz y escarnecido,
muéveme ver tu cuerpo tan herido,
muévenme tus afrentas y tu muerte.

Muéveme, en fin, tu amor, y en tal manera,
que aunque no hubiera cielo, yo te amara,
y aunque no hubiera infierno, te temiera.

No me tienes que dar porque te quiera,
pues aunque lo que espero no esperara,
lo mismo que te quiero te quisiera.

Un texto que no puede faltar en nuestro recorrido por la literatura del ciclo de la Pasión es el del famoso soneto «No me mueve, mi Dios, para quererte…». Se trata de una composición muy conocida, que ha generado abundante bibliografía y que ha sido atribuida a numerosos autores (entre otros, a san Juan de la Cruz o santa Teresa de Jesús, y también a san Francisco Javier y a san Ignacio de Loyola, sin que haya faltado tampoco la atribución a Lope de Vega y otros escritores), pero que a día de hoy podemos seguir considerando anónimo.

BIENVENIDOS AL OTRO MUNDO II [Mi poema]
José Antonio Labordeta [Poeta sugerido]New

MI POEMA …de medio pelo

 

(Octava real)

A pájaros es triste ver volar
sabiendo que en el árbol no haya nido
y una y otra vez revolotear
tan lejos del lugar donde han partido.
Las lágrimas se habrán de derramar
ya escasos de esperanzas, que han huido
no hallando por detrás de la espesura
más que llanto, dolor y la amargura.

Y aun más triste es tener que navegar
a solas por los mares del olvido
sin nadie en que se pueda confiar
y sientes que por fin ya estás perdido.
Cuando miras lejano sobre el mar
e ignoras qué ha pasado, por qué ha sido
te encuentras desahuciado cual mendigo
sin nada, sin consuelo y sin abrigo.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDO:  José Antonio Labordeta

TARDE ESTIVAL

Nos sentamos en la terraza
del café de Levante
y con parsimonia y lentitud
nos tomamos una leche merengada
desbordada de canela.
El calor, agobiante, no nos permite
hablar de nada ni de nadie.
El camarero,un muchacho rumano,
nos sonríe detrás de su rostro sudoroso
y se esconde en el interior
donde el aire acondicionado
salva de la angustia de la calle.
Al atardecer una brisa suave se levanta
y las mesas vacías se llenan
de parejas que se aman ardorosamente.
Es, en ese momento, cuando
abandonamos la terraza
porque a nuestra edad
no estamos ya para contemplar
amores desenfrenados.

VERSOS COMO BESOS

Los versos se hacen versos
en los atardeceres del otoño
y en el corazón somnoliento
se abren ríos de luz
y de esperanza.
Es como si todo
volviese a empezar
de manera infinita
y transversal.

FIN DEL MUNDO

Mi madre vaticinaba
el fin del universo
en medio de grandes Asambleas
religiosas y, tal y como gira el mundo,
creo que ella era
una visionaria de profundo sentido
de los últimos ritos
de tanta civilización
desvergonzada.
No quedaran ni dioses
porque acabaran con ellos
los mas ilustres teólogos de la Tierra.
Solo los descreyentes,
los agnósitcos mal intencionados
y los ateos de larga concepción
del mundo serán capaces
de abrir la grieta suficiente
para salir huyendo hacia el futuro.

Un mes inutil

Un mes inútil
invade las ventanas
de una larga y suave melancolía.
Escucho a una pianista
interpretar un nocturno
y la larga ausencia de los que se fueron
me atenaza la boca
y las lágrimas del olvido.
No es bueno en este mes,
febrero lento,
asomarse al vacío de los días pasados.
y en esta tarde,melancólica y suave,
con Chopín en mi pequeño
aparato de música entender:
La vida es lo mas bello que tienen
nuestras vidas.

Días huidos

Los alumnos me saludan
con la dulce nostalgia
de los días huidos
y,con melancolía,
me recitan ,en los largos pasillos,
los versos de Vallejo cuando era domingo
en las claras orejas de su burro.
Luego cantamos canciones de despedida
y se van como la lenta tarde de este sábado
lleno de sol y de infinitos rostros anublados
de aquellos muchachos y muchachas
que se amontonan lentos
en el fulgor impertinente de toda la memoria
inacabada.

EN EL LADO FELIZ

En el lado feliz
mis nietas me saludan
con el jolgorio de los días de fiesta.
Ríen, saltan, se combaten entre ellas mismas
la alegría de ver la vida como un río sin fin,
sin fondo. Como si el mar
llegase a nuestra puerta.
Ante tanto diluvio de alegría
a este viejo poeta abandonado
solo le queda la memoria,
la inestable memoria de los vagos recuerdos
olvidados.
Gracias a que la vida está entre ellas
rompiéndome la cruz de los silencios,
la vaguedad inútil del desierto
y la cumbre final de una montaña
me siento como vivo.
Como un ser humano acompañado.

CADA TARDE

Cada tarde
un viento huracanado
me estremece.
Son las sombras de todos los ancestros
y la linea final
de este viejo y siniestro Labordeta.
De mi no queda casi nada
y ellos, que se lo saben,
me asedian en las tardes de cierzo
como si nada quedara del recuerdo.
Se van.Nos vamos.todos.
La esperanza se quedó arrinconada,
la libertad se tambalea
y todo lo que pensamos que un día llegaría
se ha quedado desierto en la memoria.
Tardes de fabula dorada
muertas en el secuestro de los días.

MI VIEJO PERRO

Me mira con la misma sensatez que el tiempo
y con los ojos tristes
mi viejo perro quiere decirme adiós
sin la violencia del olvido.
Permanece en silencio y cuando me voy de casa
sus ojos se distancian del tiempo
y se hacen vida con las lagrimas de su olvido.
Se me lleva en silencio. Se me arrastra
a los días felices en que ambos
veíamos la vida
como un eterno juego entre los días.
Su presencia me presencia
a todos los seres con los que ambos convivimos
y que ya muchos se nos quedaron a mitad de camino.
El lo sabe. Lo intuye. Lo refrenda
en su pequeña memoria
y asume la nostalgia
de los tiempos huidos para siempre.
Mi viejo perro, como yo,
se abandona a la desesperanza
de los atardeceres.

LOS CAMINOS

Los caminos se hacen vertiginosos
los días en que el viejo patriarca
deambula por los largos pasillos
de la casa arruinada.
Como puros fantasmas
los hijos contemplamos
la terrible debacle de la historia.
Ni una pequeña alegría
en el destartalado balcón
de los vecinos.
Solo el tiempo victorioso
en los ojos amargos del recuerdo.

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MI POETA INVITADO:  Facundo Cabral

Hay otro mundo

Hay otro mundo
que no ven los noticieros,
donde la gente convive
y crecen los durazneros.

Hay otro mundo
de palmeras y caballos,
donde el hombre solo es dueño
de lo que hace con sus manos.

Coro
Ese es el mundo que el Señor nos ha dejado,
un mundo donde no existen perdedores ni soldados.
Ese es el mundo sin esclavos ni banderas,
un mundo sin alambrados donde todo es una fiesta.

Hay otro mundo
que no ven los noticieros,
donde la gente convive
y crecen los durazneros.

Hay otro mundo
donde nadie vence a nadie
y la vida se desliza
como el pájaro en el aire.

Hay otro mundo
donde el tiempo no interesa
y la familia de uno está en la naturaleza.

Coro
Ese es el mundo que el Señor nos ha dejado,
un mundo donde no existen perdedores ni soldados.
Ese es el mundo sin esclavos ni banderas,
un mundo sin alambrados donde todo es una fiesta.

Hay otro mundo
que no ven los noticieros,
donde la gente convive
y crecen los durazneros.

¿EXISTEN LOS MILAGROS? [Mi poema]
Ítalo López Vallecillos [Poeta sugerido]New

MI POEMA …de medio pelo

 

He oído decir a alguien que sabe,
que dice, que conoce o que él ha oído,
ignora o no recuerda, o que ha leído
y cree que de dios tiene la llave
a fuer de ser iluso o descreído.

Te digo, amigo mío, los milagros
sí que existen, lo creas o no creas,
se suben cada día a las plateas,
y son alegres, tristes o macabros
así es que tú no quieras que los veas.

Que yo he visto, repito, que yo he visto
algún tipo lisiado y que maltrecho
daba gracias a dios por haberle hecho
como tú, quizás más torpe o aun más listo,
sin odio, sin rencores ni despecho.

Y yo he visto y no creas que te miento
a un ateo lanzando una porfía
dando gracias a dios, ¡avemaría!
cambiando de raíl al sentimiento
trucando su tristeza en alegría.

Y a un cura predicando una amnistía
al mundo que se va y se desmorona,
y a un rey que presumiendo de corona
resbalaba al cruzarse en una vía
soñando que el mal fario le destrona.

Y he pensado y hoy pienso que un prodigio
es dejarme pensar y que esto escriba,
así fuera que vaya a la deriva,
como muestra del último vestigio
por si un día la suerte me es esquiva.
©donaciano bueno

Mi estado natural, la duda Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Ítalo López Vallecillos

Ciego afán

I
Adiós digo al vecino,
al hermano,
al dios que me empuja,
al aire, a la tormenta.
Adiós a la muchacha que se quedó
perdida en mis poemas y nadie pudo
borrar, ni el tiempo, ni los viajes,
ni las lluvias. Y está en mí
a pesar de la oración que nunca
dije. Adiós a las corbatas,
a los zapatos viejos, heridos por el tiempo.
Adiós al traje aquél tan mío,
compañero de bodas,
bautizos y entierros. Adiós.

II
Me voy
hacia los ríos, pez
en busca de la luz.
Navegaré la bruma.
Dormiré en los helechos
como la forma de antigua canción.
Alrededor mío, sólo el recuerdo.
Ni libros, ni palabras ni voces
que me llamen. El agua nada más rodeándome,
dejándome nadar hasta la orilla
de mis propios sueños,
de mis propias venturas.
El ojo abierto, y en mis alas
acaso la prisa de llegar, de ir,
de venir y volver.
Toda la aventura del ciego afán
de amar, de estar aquí,
sin poder estar allá.

Y voy y vengo incierto

Me pregunto si nada ha cambiado,
si no hubo antes pájaros,
estrellas,
vientos y lluvias, nieves que fueran
blanco preludio de la infancia.

Me pregunto si las estaciones y los hombres
han sido siempre iguales, mudables
como la llama del espejo, violentos
como el dulce amanecer.

Me pregunto si no hubo antes una inocencia
como la que he conocido ahora,
ahora que has sido mía, y se han roto los milagros
y está desnudo el ritmo. Y la canción volcó su propio acento.
Ahora que el instinto halló su propia brida
y no ha quedado camino sin descubrir.
Ahora que somos tú y yo, nada más. Los dos sin ayer,
presencia de hoy, casi mañana.
Me pregunto si todo ha sido siempre así.
Desde Adán, desde Eva. O desde antes que ellos cayeran
en ese abismo, sin principio ni fin.

Me pregunto y no encuentro respuesta.
Nadie sabe
qué es el pájaro, qué es la estrella
qué es el viento, qué es la lluvia. Qué es la nieve.
Las estaciones ¿Qué son?
¿Qué es el hombre? Tampoco nadie sabe.
Tal vez por eso pregunto y voy y vengo incierto.
Y ando de misterio en misterio,
de color en color, de símbolo en símbolo, de sombra en sombra.
Y todo es una extraña melodía en esta selva
en la que estoy definitivamente perdido.

Ars vivendi

I
Hay que destruirse. Incendiarse. Romper con los recuerdos.
Asaltar el crepúsculo. Robar la rosa extraña del jardín.
Vivir en la violencia y no en el gris. Convertir
el tiempo en pasión, hiedra sutil devoradora.
No huir jamás de la mujer ni de la poesía,
difíciles, pero reconfortantes.

II
Sea densa la palabra: piedra
sobre la que se puede edificar, no arena
para la flor inútil. Dócil muerte, al acecho.
Látigo sobre el silencio. Doncella infiel
en primavera. Vino para la noche ciega. Ventisca
y fuego en el hogar. Leve luz sobre la letra impresa.
Idea que penetra más allá del ojo, y se establece
en el aire y en la rima. Verso desnudo, dolido de soledad.

Sé ladrón de atardeceres. Guárdate las lluvias finas.
Y en ocasión, espléndido, regala tu ternura. Destrúyete.
Incéndiate. Vive la hora sin remordimiento.
Nada te turbe. Nada, digo, sino la hondura de vivir,
de amar, de estarse como cielo herido,
a la ventura y en la certeza de ser sólo
la llama ciega, el claro acierto del peligro,
la vida sin temor a la Nada.
Barco apenas desplegado en el mar.

Tiempo de recorrer caminos

I
Vamos, amor, a recorrer caminos,
el tiempo rompe afuera sus relojes.
Todo es propicio para iniciar el viaje.
Ven, no temas.
Tuyo es el día y mía es la noche.
Tenemos junto a nosotros a los hijos, la cosecha mayor.
Y mi corazón, jamás ha sentido como ahora este llamado.
Vamos, amor, sube hasta las escaleras del sueño.
Desciende luz primera sobre las flores del verano.
Camina sobre las antiguas palabras, esas que guardo
entre los libros, siempre a la espera del poema
que no logró terminar. Camina, amor, sobre nubes
y ciudades. Para nosotros no hay horizonte. Todo es cielo
o mar. El fuego que llevamos dentro.

II
Vamos. Nos espera la tarde y sus vientos amarillos.
Es nuestro el canto. Y en torno de las cosas, la luz se ha vuelto
pajarera. Todo es terso como hoja recién lavada por la lluvia.
Tengo en mis manos las llaves de la infancia.
Oigo al padre que viene por el largo corredor.
Los hermanos corren por el patio,
sueltos venados de una fábula casi perdida en la memoria.
Madre no está. Nunca estuvo, excepto aquella noche
en que tuve fiebre y caí en cama y llegó el médico del pueblo
y me devolvieron a la vida los rezos de un viejo pastor.
Esa vez si vi a madre entre los cristales de un sueño.
Nunca hablé de ello a nadie. Madre estuvo junto a mí
y se hizo el milagro de todos los días. Tomé a los pájaros,
a los árboles y a los ríos.
Basta de recordar. Aún es tiempo de recorrer caminos.

III
Vamos, amor. La vida es nuestra. Aprendamos un poco
de la hormiga. Sintamos la terquedad del viento.
Somos ala, corazón de la nieve, lluvia que lava
el ojo entristecido. Vamos, sandalia,
tuyos son los pasos. Camina. Deja tus huellas
en bosque, ciudades como viejos museos, trenes,
buses, hoteles, calles y bulevares. En todo sitio
siembra tu amor, roba privilegios al tiempo, destrúyete
en ti mismo. Has prevalecer tus lámparas de asombro.
Sueña, amor, sueña.
Y al vivir así, intensa, di al caminante
“aún es tiempo de recorrer caminos”.

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Juana de Ibarbourou

El dulce milagro

¿Qué es esto? ¡Prodigio! Mis manos florecen.
Rosas, rosas, rosas a mis dedos crecen.
Mi amante besóme las manos, y en ellas,
¡oh gracia! brotaron rosas como estrellas.

Y voy por la senda voceando el encanto
y de dicha alterno sonrisa con llanto
y bajo el milagro de mi encantamiento
se aroman de rosas las alas del viento.

Y murmura al verme la gente que pasa:
«¿No veis que está loca? Tornadla a su casa.
¡Dice que en las manos le han nacido rosas
y las va agitando como mariposas!»

¡Ah, pobre la gente que nunca comprende
un milagro de éstos y que sólo entiende,
que no nacen rosas más que en los rosales
y que no hay más trigo que el de los trigales!

que requiere líneas y color y forma,
y que sólo admite realidad por norma.
Que cuando uno dice: «Voy con la dulzura»,
de inmediato buscan a la criatura.

Que me digan loca, que en celda me encierren,
que con siete llaves la puerta me cierren,
que junto a la puerta pongan un lebrel,
carcelero rudo, carcelero fiel.

Cantaré lo mismo: «Mis manos florecen.
Rosas, rosas, rosas a mis dedos crecen».
¡Y toda mi celda tendrá la fragancia
de un inmenso ramo de rosas de Francia!

AQUEL AMOR IMPÍO [Mi poema]
Serafín Quiteño [Poeta sugerido]New

MI POEMA …de medio pelo

 

(octava real)

Hoy he vuelto a la orilla junto al río
donde un día el amor se hizo presente
recordándome aquel invierno frío
con el viento soplando de relente.
Reflejado en el agua aquel estío
me ha mostrado su cara displicente
como niña que a ratos te hace caso
o te arruina y te envía hacia el fracaso.

Y otra vez a ese río me he acercado
esperando curar mi desvarío
y otra y otra a un susurro yo he escuchado:
que ese amor no perdura, que era impío.
Cuando pueda o me amaine el resfriado
volveré a esa ribera con más brío,
aunque el quiste quitarme no pudiera
para ver si hoy por fin ella me oyera.
©donaciano bueno

1er Premio ex aequo del mes de Enero Lances poéticos

MI POETA SUGERIDO:  Serafín Quiteño

Sonetos de la palabra (poeta)

¡Oh, tú!, el abandonado entre puñales,
entre densos fantasmas, en perdidos
mares de sombra, selva de gemidos
y ausentes golondrinas y rosales.

¡Oh, tú!, el ciego, el confiado entre fanales
hoscos de noche y muertos sumergidos…
confiado entre lebreles contenidos
y solo ante los dioses inmortales.

Con todo, sosegado en la agonía,
Fuerte en el llanto, casto en la alegría
Resurrecta de oscuros manantiales.

Ahí un rodar de lágrimas te guía
Y una palabra pura frente al día
Alza sus infantiles catedrales.

Sonetos de la palabra (la palabra que viste) (ii)

La palabra que viste es siempre muda,
La palabra que viste es siempre triste.
No une, no libera, no persiste…
¡La palabra que viste no te ayuda!

Si pretende asistirte, no te asiste.
Si brazo, si defensa, no te escuda.
La palabra que viste es la más ruda
Entre todas las cárceles que viste.

Por ella, —muro, ergástula, cadena—
La isla del corazón es más condena,
Y la noche del hombre más sañuda.

¡Ah! Reposada soledad serena,
dame por fin, a ver, la última pena…
¡Yo quiero la palabra que desnuda!

Sonetos de la palabra (la que no viste) (iii)

He aquí la palabra que no viste
Y que no viste tú, por tan desnuda.
En claro anillo de silencio anuda
Lo que eres hoy y lo que antaño fuiste.

Si necesitas muda, ella te muda
Y de traje de sombra te desviste.
El poco de ángel que en el hombre existe
Es porque ella lo labra y lo desnuda.

Ella abre puertas, ojos, miradores,
Desnuda espacios, larvas, ruiseñores,
¡ninguna vestidura le resiste!

Une, aclara, congrega resplandores
Y por sus puentes de ángeles menores
Al fin, EL HOMBRE PARA EL HOMBRE, existe.

Auto-Retrato

Un soplo…una inquietud…un fiel quebranto…
Un dolor…un fervor…una tristeza…
Una vieja emoción mojada en llanto…
Una alta devoción por la belleza.

El mirar, un si-es no-es irrelevante
y la boca, de lúbricos antojos…
Un poco de Beethoven en la frente,
Un poco de Ben Turpin en los ojos.

Ensueño claro, la piedad, sincera;
la figura de trágicos asombros
– un poco yogui, un poco bandolera –
lleva la faz como una calavera
pávida y espectral sobre los hombros.

Así, en múltiples vinos encontrados
– el pecado, el hombre y el poeta
si Chaplin por los pies invertebrados.
Quijote por el alma tan inquieta.

Como potros retintos
ebrios de la ardentía de la vida
se le huracanan, briosos, los instintos
y se le van piafando en cada herida.

Pero en toda ilusión y en toda pena
canta su corazón – fácil allegro –.
Su alma criolla es un ánfora morena
rebosando un licor de café negro.

Y esta es la vera efigie y sin embargo
bien vale el cuadro el agregarle un poco:
cabello crespo y largo – no muy largo –
la fe infantil, el pensamiento loco,
labios de sonreír blanco y amargo
y los dientes de “jícama” y de coco.

¿El nombre? Una celeste melodía.
¿El apellido? Abrupto como un leño.
Pero él lleva los dos con gallardía.

El uno, porque es plácida ironía.
El otro, porque rima con ensueño.
Y no le importa nada y nada espera
porque le basta y sobra su alegría
donde hasta el mal se toca de armonía
y la última aventura es la primera.
Hugo Lindo (1917-1985)

Él se escuda

Acercaba los ojos a la grieta
para atsibar lo que hay detrás del muro,
y en hálito de miedos, inseguro
soplaba en sus impulsos de profeta.

Afirmaba. Negaba. Jamás inquieta
fue la pregunta en su silencio oscuro:
todas las acechanzas del futuro
eran contradicción para el poeta.

Se agitaban pendones de justicia,
se afirmaba el amor, más no era cierto,
y se hablaba de paz con impudicia.
Sobre la sangre del hermano muerto
Dirán que es evasión; pero él se escuda
en los secretos meandros de la duda.
(San Salvador, agosto de 1984)

No les pidáis virtud

(Religión no es para los vientres vacíos. – Vivekananda)

No coma no pidáis virtud en donde apenas
llegó un reflejo inútil de esperanza,
porque ya la virtud no los alcanza
en la atroz servidumbre de sus penas.
El desaliento cruza por las venas,
el egoism los clavó en su lanza,
y entre el hombre, el pavor y la matanza
creció la lividez de sus gangrenas.
Fuimos nosotros quienes les mataron
la luz, con soplo sin misericordia,
y llenaron sus pechos de ceniza,
quienes los redijeron y humillaron
plantado una tiniebla de discordia
que hoy nos sorprende y nos aterroriza.
(San Salvador, septiembre de 1984)

Los Apegos

Se ha coronado lo que estaba escrito
en la cartografía de las manos
y cada vez se encuentran más cercano
los límites del viaje que transito.

¡Y aún no acaba el penar del apetito
de sensaciones y de apegos vanos
que atan mi realidad, a los profanos
instantes de lo frágil y finito!
¿Cómo romper el hilo traicionero,
el encanto del ojo en el paisaje,
del oído en el trino del jilguero?
¿Cómo olvidar el tacto y su mensaje,
el gusto leve y el olfato artero,
para llegar al fin sin equipaje?
(San Salvador, agosto de 1984)

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José Angel Buesa

Te acordarás

Te acordarás un día de aquel amante extraño
que te beso en la frente para no hacerte daño.

Aquel que iba en la sombra con la mano vacía,
porque te quiso tanto que no te lo decía.

Aquel amante loco que era como un amigo
y que se fue con otra para soñar contigo

Te acordarás un día de aquel extraño amante,
profesor de horas lentas, con alma de estudiante.

Aquel hombre lejano que volvió del olvido
solo para quererte como nadie ha querido.

Aquel que fue ceniza de todas las hogueras
y te cubrió de rosas sin que tú lo supieras.

Te acordarás un día del hombre indiferente
que en las tardes de lluvia te besaba en la frente,

Viajero silencioso de las noches de estío
que sembraba en la arena su corazón tardío.

Te acordarás un día de aquel hombre lejano,
del que más te ha querido porque te quiso en vano.

Quizás así de pronto te acordarás un día
de aquel hombre que a veces callaba y sonreía.

Tu rosal preferido se secará en el huerto
como para decirte que aquel hombre se ha muerto.

El andará en la sombra con su sonrisa triste
y únicamente entonces sabrás que lo quisiste.

GOOD BYE, ADIÓS, AU REVOIR [Mi poema]
Facundo Cabral [Poeta sugerido]New

MI POEMA …de medio pelo

 

Y un día habrá en que yo no me levante
good bye, adiós diré, seguid en paz,
perdonad si me ausento, es un instante,
no me miréis así, no fui el causante,
que nunca hubiera osado tal maldad.

De tantos pasos que ya dí, es uno más,
de acuerdo, es más crucial, no tiene vuelta,
si hoy sigo hacia adelante o hacia atrás,
despacito, voy a hacerlo así al tras tras,
que inútil ha de ser que me arrepienta.

Y llorarán por mi, por mi fracaso,
y yo diré bye, bye, au revoir, me voy
a disfrutar de dios al cielo raso
con mi mochila a cuestas por si acaso
y un trozo del amor de lo que soy.

Me iré, sin más ni más, canturreando
a vida tan bonita esa canción,
momentos muy felices recordando,
cual niña que al amor está esperando
colmada de alegría y emoción.
©donaciano bueno

Después e todo siempre es mejor sonreír que llorar no? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Facundo Cabral

ME GUSTA LA GENTE SIMPLE

Me gusta la gente simple
aunque yo soy complicado
la gente de casa pobre
y corazón millonario

La que todavía suda,
la que se rompe las manos,
la que se juega la vida por el pan de sus hermanos

Me gusta la gente simple
que al vino le llama vino,
la que al pan le llama pan
y enemigo al enemigo

La que se da por entero y no tiene intermediarios
la que comparte conmigo el respeto a los milagros

Me gusta la gente simple,
que se levanta temprano,
porque hay que limpiar la calle,
pintar el frente al mercado,
bajar del camión la fruta,
repartir los telegramas,
servir el café, la sopa, pescar,
embolsar la papa,
cortar el árbol preciso para hacer una guitarra
con la que un día el cantor, caminará por la patria
contando la gente simple,
que sin ella no hay nada,
ni siquiera la milonga
que en el mundo me declara

Me gusta la gente simple
que hace la silla y la mesa,
los zapatos de mi madre,
el vestido de Teresa

La que ríe fácilmente,
la que fácilmente llora,
la que inocente confía
que un día cambien las cosas
Me gusta la gente simple
aunque yo soy complicado

ENTRE POBRES

Entre pobres yo nací
Entre pobres me crié,
Entre pobres voy viviendo,
Y entre pobres moriré,

Yo siempre quise vivir
Y porque quise yo vivo
Solo diciendo que si,
Se cumple nuestro destino.

Yo vengo de donde el Diablo
perdió la categoría,
el conquistador la fuerza
y la inocencia María.

Vengo de donde Francisco
se casa con la Teresa
todas las noches de año
y casi todas las siestas.

Suelo pasar el invierno
Con la leña que recojo
No soy esclavo ni amo
Para vivir de los otros.

El Hornero hace su nido
Como yo hago mi canción,
Cada cual con cada uno,
Es ley de la creación.

Tal vez mañana me vaya
si se me ocurre partir
y si no me da la gana
me quedaré por aquí.

No será más pobre el mundo
El día que yo me muera,
Otro canalla andará
Agitando por la tierra.

No pierdo tiempo en cuidarme
La vida es bello peligro,
Del peligro del amor
Mi madre tuvo siete hijos,

Si ella se hubiese cuidado
De mi padre y su fervor
A la reunión de esta noche
Le faltaría un cantor.

NO SOY DE AQUÍ, NI SOY DE ALLÁ

Me gusta el sol y la mujer cuando llora
las golondrinas y también las señoras
saltar balcones y abrir las ventanas
y las muchachas en abril.

Me gusta el vino tanto como las flores
y los amantes, pero no los señores
me encanta ser amigo de los ladrones
y las canciones en francés.

No soy de aquí, ni soy de allá
no tengo edad, ni porvenir
y ser feliz es mi color
de identidad.

Me gusta estar tirado siempre en la arena
o en bicicleta perseguir a Manuela
con todo el tiempo para ver las estrellas
con la María en el trigal.

No soy de aquí, ni soy de allá
no tengo edad, ni porvenir
y ser feliz es mi color
de identidad.

DESEO POCO

Te daré una vida sencilla
con las cosas que el hombre olvidó
sin alfombras, pero con sonrisas
y los ojos abiertos al sol.

Lo mejor de la vida es gratis
no hay pobreza teniendo a Dios,
la esperanza será nuestro huésped,
teniendo confianza, habrá comprensión.

Yo te ofrezco la brisa de mayo,
las flores de octubre
y todo mi amor.

Volaremos igual que las aves
en el cielo fronteras no hay.
A tu piel cubriré con la mía
y el invierno, verano será.

Nuestros besos, será nuestra casa,
nuestras manos, será nuestra ley,
por la plaza cantando descalzos,
con la vida juntos vamos a jugar.

Dios ha puesto la dicha en lo simple
y ese es el camino a la felicidad.
a la felicidad.

BUEN DÍA, PALOMA

Buen día, paloma
Canción, muchacha malbón..
El día es hermoso,
clavel, vayamos por él,
toda piel, toda sol, toda sal…

Y casi mar, mar..
si lo amas
tuyo es el mar..
Los ojos abrirás,
y nacerás, ya..

Buen día, paloma
canción, muchacha malbón..
el día es hermoso
clavel, vayamos por él,
toda piel, toda sol, toda sal…
y casi mar, mar..

TE QUIERO

Te dije, te digo y te dire
porque el amor es para siempre.
Te digo por ejemplo,
te quiero ahora que hace calor
y ayer que llovía.
En las mañanas nubladas
y en las noches abiertas.
Te quiero, te quiero de pie, tendida,
dormida y despierta
Te quiero a la una, a las dos,
a las tres y a las siempre.
Te quiero, te quiero en la casa
y te quiero en el camino
Te quiero después antes y ahora mismo
Te quiero
Te quiero, porque me quieres
y toda tu me lo gritas
Te quiero porque en ti comienzo
y termino

Te quiero porque nos encontramos
y nos perdemos uno en el otro
Digamos que te quiero con todos los que soy
incluyéndome a mí mismo.
Aunque tu sabes mi amor
que cuando digo te quiero
es Dios que Te embellece a través del amor
Y yo soy la encargada de tan bella tarea
es decir cada vez que yo te digo te quiero
Él te dice: Te quiero

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Antonio Machado

En el entierro de un amigo

Tierra le dieron una tarde horrible
del mes de julio, bajo el sol de fuego.

A un paso de la abierta sepultura,
había rosas de podridos pétalos,
entre geranios de áspera fragancia
y roja flor. El cielo
puro y azul. Corría
un aire fuerte y seco.

De los gruesos cordeles suspendido,
pesadamente, descender hicieron
el ataúd al fondo de la fosa
los dos sepultureros…

Y al reposar sonó con recio golpe,
solemne, en el silencio.

Un golpe de ataúd en tierra es algo
perfectamente serio.

Sobre la negra caja se rompían
los pesados terrones polvorientos…

El aire se llevaba
de la honda fosa el blanquecino aliento.

?Y tú, sin sombra ya, duerme y reposa,
larga paz a tus huesos…

Definitivamente,
duerme un sueño tranquilo y verdadero.

DONALD TRUMP [Mi poema]
Alfonso Quijada Urías [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

El señor Donaldo Trump
quiere quitar un idioma
de un plumazo, no al tran tran,
mas ¿cuál será el que se coma?
¿el inglés? no, es natural,
que el se cree el rey de Roma.

Que este tipo, el susodicho,
se comporta cual carcoma
que más que un hombre es un bicho,
por mi parte ya le he dicho
que con su pan se lo coma.

Pues por mucho que lo intente
no le arriendo la ganancia,
que lo tenga muy presente,
que quien puso la simiente
la adornó de su elegancia.

Mas en esto se parece
a otro tipo, Puigdemont,
a el que el pelo crece y crece
y que en talla se merece
ser el mismo Napoleón.

Y así sea que no aclamo
el que existan tantas lenguas
al inglés yo también le amo
y es por eso que reclamo
no me seas matalenguas.

No es justo discriminar
a ésta cojo, a ésta la dejo
pues la quiero aquí aparcar,
que al conjunto has de mimar
Donald Trump, no seas pendejo.
©donaciano bueno

MI POETA SUGERIDO:  Alfonso Quijada Urías

Escriviviendo

Escribo
Soy una lámpara en medio de la noche
No soy yo quien escribe
Sino la mano esclava de un pensamiento en fuga
Que inútilmente busca un desenlace
Cómo saberlo cuando la vida no termina de vivirse?
El hambre de vivir nunca se sacia
Pasa veloz un tres en la distancia
¿Será la vida misma?
Una muchacha también pasa
Rostro de esfinge
Un pájaro la sigue El Espíritu Santo
Así la vida pasa
Con ella el tiempo
Aunque esté detenido
Así la mano escribe
Sobre la mano esclava de un pensamiento
En fuga
Que inútilmente busca un desenlace!

SEPTEMBER ELEVEN

Ciudad mía, bienamada,
eres doncella sin senos,
N. Y. Ezra Pound.

Y llegó de las alturas el fuego del dios del terror,
y aquellos que aún dormían despertaron sobresaltados
ante la pesadilla de lo real.
Ante sus ojos el fuego, las llamas que se elevan hasta el cielo,
fantasmas cubiertos de polvo, seres de carne y hueso,
presas multitudes de un pavor acariciado por un autor
famoso por sus geniales libros de suspenso.
Otra vez la realidad imitando la ficción, el pánico moderno,
urdido por un genio demente de la talla de O. Wells.
-Nunca en mi vida vi algo semejante, dice la periodista estrella
de CNN haciendo esfuerzos por contener sus lágrimas.
-Yo soñé esta tragedia, confiesa Norman Mailer, la mirada
azul estancada en su asombro,
mesándose la barba recien encanecida,
en mi novela el terrorista es un muchacho tímido, infiltrado
en el Pentágono.
Después de esta tragedia ya no seremos los mismos.
En la jungla de la vida ningún poder está salvo de los peligros
existentes;
Un escorpión puede matar un elefante.
De ahora en adelante ya no seremos los mismos.
La violencia es la misma, inhumana, brutal. No cabe duda
alguna,
de todos los animales, el más rabioso es el hombre.
Se necesita más sangre en los hospitales, aún no hay un total

de la ascendente pirámide de muertos.
Papeles, papeles, documentos secretos, seguimientos de la
política exterior, libros en clave, todo Manhattan cubierto de
papeles, basura, polvo y ceniza,
ceniza los secretos, la inteligencia, la trama de la política
mundial,
los datos fidedignos de fieles e infieles, sus marcas de identidad.
Nadie sabía hasta entonces, sólo los prebostes de la hermética
informática
del silencioso profeta de la violencia y su Satán.
Nada, muy poco de la fe del infiel musulmán
para quien la muerte se
fija en el momento que venimos al mundo,
nada, muy poco de su apego al Corán que fue siempre una
espada para manchar de sangre el poniente y la aurora,
una revelación que aniquila y convierte todas las cosas en su
terrible Dios.
Nada muy poco de la prosa alcoránica y el idioma infinito
de la arena.
Nada del sufí que danza hasta ver a Dios. Nada de esa batalla
eterna que dan cuenta la montaña y el desierto.
Nada del milenario burka que cubre el rostro de las mujeres
afganas.
¿Y por qué nos odian tanto? preguntan los hijos a los padres,
y los padres amnésicos no encuentran la respuesta,
Alzheimer se llama la enfermedad de nuestro siglo.
Humo, polvo, cenizas, alambres retorcidos,
materia deleznable, sangre inocente que baja por los
acueductos
y llega subrepticia hasta las aguas del Hudson, alborotando
los grasientos patos,
sangre de las víctimas de un dios convertido en asesino por
la acción de los hombres,
su siniestra, invisible mano que ante la impávida
mirada de la reina y el rey
redujo las imponentes torres a ceniza, nada.
Adiós luz del verano, el otoño se acerca,
todo aquello que yace bajo tierra lo está sacando el tiempo
a la luz del sol.
En una semana se agotaron las profecías de Miguel de
Nostradamus,
Aquel, quien antes de su muerte, acaecida en el año del
Señor
de l536, anunció la catástrofe.

lo que vieron nuestros ojos no lo verán otros ojos.
En guerra, en guerra los átomos, las substancias y esencias,
los elementos del desastre,
en guerra todas las cosas que en aras del progreso ha
inventado el hombre.
En guerra el pensamiento contra la guerra misma y su rentable
mercado que no se sacia nunca.
No le faltan enemigos al espíritu humano.
De aquí en adelante, todos somos sospechosos de envenenar el
agua y emponzoñar el aire
pues gracias al terror el mundo es cada día
menos seguro y menos libre.
Nacimos con las guerras moriremos con ellas,
hasta allí nos arrastran la arrogancia y sevicia del empeño
humano.
Adiós luz del verano, ya se acerca el otoño,
y el hombre solo, emperador de su impotencia, recogiendo
sus huesos y sus pensamientos
indaga al cielo, la nefasta nube.

NECESIDADES

Necesito a mi mamá, con edipiano amor,
sus desayunos humanísimos. La ingenua
libertad de ese niño en sus faldas
suspirando la culpa original. Aquel
domingo de misa, pan y sol y la
muchacha aquella burlándose de mi
amor tontísimo.
Necesito de Dios y su absurda existencia
para luego volverme materialista y
soñador.
Necesito de mi mal ponderada
familiaridad de padre, casarme una vez
más con la madre de mis hijos. Que me
digan lo pequeño que soy. Necesito de
veras volverme a ver en el espejo limpio
de la casa y cambiarme de ropa y salir a
esperar como un novio solemne a la
vida, esperándome. Necesito una vez más
que mi tata me pegue con los puños terribles de patriarca y que me
diga bruto, inútil, polvo de la noche
delirante y brutal.
Necesito que las gentes acudan a mi
paso. De veras necesito que me quieran.
Me besen todos los labios del mundo. Y
que me dejen, me dejen, por favor,
crecer un poco más con mi vejez de niño
atolondrado.

MANCHAS DE RUIDOS ANTIGUOS…

Manchas de ruidos antiguos en los rincones del patio: sombras
de la mentira
tomando la forma de tu cuerpo y su lugar. La luz te hace
creer en todo lo que alumbra
o devela la sombra del monstruo que habita la penumbra.
Toda palabra quema,
ceniza será después, rescoldos de aquel fuego. Ruinas del
tiempo, escombros, hollín y polvo,
la efímera materia que fue la eternidad.
Pequeña llama inmóvil, rememoración de la desaparición de la
fe en la sorpresa.
Del aire impuro del mundo están hechas las palabras, su
círculo vicioso,
toda pregunta es una piedra que se lanza al agua cuyas
ondas alejan la respuesta.
En corregir lo incorregible se te fue la vida, en buscar el error
y al tratar de borrarlo,
volverlo a cometer y la culpa otra vez de provocarlo.
Palabras, resplandores inéditos buscando su sentido
en lo sentido.
En la ventana el rostro de la dulzura pensativa:
una sonrisa ciega, en toda ella las frases y los gestos que nos
son elementales.
La fuerza que guía la mano en selva oscura, a través de la
página,
hasta encontrar la máxima potencia. El ojo que descubre
lo invisible
mientras crece la historia durante el sueño, la bestia echada
junto a la ropa triste del amor consumado,
todo aquello que amamos y por eso matamos lo más vivo
en nosotros.

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POR PETENERAS [Mi poema]
Tomás de Iriarte [Poeta sugerido]New

MI POEMA …de medio pelo

 

Ayer soñé con ser un elefante
para plantarle al mundo una pezuña,
después me vi que no era ni una uña
y quise ser un loro en Alicante.
¿Y por qué en Alicante y no en Coruña?
Pongamos que era un loro delirante
que fuera y que viniera a darle el cante
a aquel que tanto gime y refunfuña.
(aquí voy a meteros ya una cuña:
«Si quieres no te coman la merienda
arrímate a algún tipo que te entienda»).
Volvamos a la historia de este loro
que de tanto cantar perdió el decoro
llegando a convertirse en un farsante
mas no creéis que el tipo, ese tunante,
ante tanta memez se amilanaba.
Y es que cuentan hablo le al paquidermo
(quizás lo haya soñado mientras duermo)
y decidió infligirle una gansada
¡no es posible!, diréis o ¡qué pasada!
¡ese bicho debía estar enfermo!
Enfermo o no, no queda alguna duda
que esa imagen de príncipe valiente
fue corriendo en la voz entre la gente
hasta el punto que a alguna dejó muda
y hoy comentan, no sé, que hasta su viuda
(disculpen pues que ignoro era casado,
mas es así que a mi me lo han contado)
al lorito pidió le matrimonio
(justo es aquí el llamado del demonio)
celebrando el evento, aquella cita
que fuera por las élites bendita
y envió la verbena al manicomio.
Y tú ahora dirás que no te enteras
y yo, ¡no lo comprendo, es inaudito!
Ahórrate no más, pegarme un grito
que he querido juntar uvas con peras
y sólo me ha salido este refrito.
obligándome a huir por peteneras.
Discúlpame: al inicio, el elefante,
de toda esta maraña fue el causante.
©donaciano bueno

Vaya con el dichoso lorito, pues no era tan #tonto como pareciera? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Tomás de Iriarte

El burro flautista

Cerca de unos prados
que hay en mi lugar,
pasaba un borrico
por casualidad.

Una flauta en ellos
halló, que un zagal
se dejó olvidad
por casualidad.

Acercóse a olerla
el dicho animal,
y dio un resoplido
por casualidad.

En la flauta el aire
se hubo de colar,
y sonó la flauta
por casualidad.

«¡Oh!, dijo el borrico,
qué bien sé tocar!
¿Y dirán que es mala
la música asnal?»

Sin reglas del arte
borriquitos hay
que una vez aciertan
por casualidad.

El galán y la dama

Cierto galán a quien París aclama,
petimetre del gusto más extraño,
que cuarenta vestidos muda al año
y el oro y plata sin temor derrama,

celebrando los días de su dama,
unas hebillas estrenó de estaño,
sólo para probar con este engaño
lo seguro que estaba de su fama.

«¡Bella plata! ¡Qué brillo tan hermoso!»,
dijo la dama, «¡viva el gusto y numen
del petimetre en todo primoroso!»

Y ahora digo yo: «Llene un volumen
de disparates un autor famoso,
y si no le alabaren, que me emplumen.»

El sombrerero

A los pies de un devoto franciscano
se postró un penitente.-Diga, hermano:
¿qué oficio tiene?-Padre, sombrerero.
-¿ y qué estado?-Soltero.
-¿ Y cuál es su pecado dominante?
-Visitar una moza. -¿Con frecuencia?
-Padre mío, bastante.
-¿Cada mes?-Mucho más.-¿Cada semana?
-Aun todavía más-. ¡Ya! ¿Cotidiana?
-Hago dos mil propósitos sinceros,
pero Explíquese, hermano, claramente:
¿dos veces cada día? -Justamente.
-¿Pues cuándo diablos hace los sombreros?

El ricote erudito

Hubo un rico en Madrid (y aun dicen que era,
cuya casa magnífica adornaban
muebles exquisitos.

«¡Lástima que en vivienda tan preciosa»,
le dijo un amigo,
«falte una librería!, bello adorno,
útil y preciso.»
Cierto», responde el otro. «Que esa idea
no me haya ocurrido!…
A tiempo estamos. El salón del Norte
a este fin destino.
Que venga el ebanista y haga estantes
capaces, pulidos, a toda costa.
Luego trataremos
de comprar los libros.

Ya tenernos estantes. Pues, ahora»,
el buen hombre dijo,
«¡echarme yo a buscar doce mil tomos!
¡No es mal ejercicio!
Perderé la chaveta, saldrán caros,
y es obra de un siglo…
Pero ¿no era mejor ponerlos todos
de cartón fingidos?
Ya se ve: ¿por qué no? Para estos casos
tengo yo un pintorcillo
que escriba buenos rótulos e imite
pasta y pergamino.
Manos a la labor.»

Libros curiosos
modernos y antiguos
mandó pintar, y a más de los impresos,
varios manuscritos.
El bendito señor repasó tanto
sus tomos postizos
que, aprendiendo los rótulos de muchos,
se creyó erudito.

Pues ¿qué mas quieren los que sólo estudian
títulos de libros,
si con fingirlos de cartón pintado
les sirven lo mismo?

El té y la salvia

El té, viniendo del imperio chino,
se encontró con la salvia en el camino.

Ella le dijo: «Adónde vas, compadre?»
«A Europa voy, comadre,
donde sé que me compran a buen precio.»
«Yo», respondió la salvia, «voy a China,
que allá con sumo aprecio
me reciben por gusto y medicina.
En Europa me tratan de salvaje,
y jamás he podido hacer fortuna.
Anda con Dios. No perderás el viaje,
pues no hay nación alguna
que a todo lo extranjero
no dé con gusto aplausos y dinero».

La salvia me perdone,
que al comercio su máxima se opone.
Si hablase del comercio literario,
yo no defendería lo contrario,
porque en él para algunos es un vicio
lo que es en general un beneficio;
y español que tal vez recitaría
quinientos versos de Boileau y el Tasso,
puede ser que no sepa todavía
en qué lenguas los hizo Garcilaso.

Extensión y fama del oficio de puta

No te quejes, ¡oh, Nise!, de tu estado
aunque te llamen puta a boca llena,
que puta ha sido mucha gente buena
y millones de putas han reinado.

Dido fue puta de un audaz soldado
y Cleopatra a ser puta se condena
y el nombre de Lucrecia, que resuena,
no es tan honesto como se ha pensado;

esa de Rusia emperatriz famosa
que fue de los virotes centinela,
entre más de dos mil murió orgullosa;

y, pues todas lo dan tan sin cautela,
haz tú lo mismo, Nise vergonzosa;
que aquesto de honra y virgo es bagatela.

La abeja y el cuclillo

Saliendo del colmenar,
dijo al Cuclillo la Abeja:
«Calla, porque no me deja
tu ingrata voz trabajar.
No hay ave tan fastidiosa
en el cantar como tú:
cucú, cucú y más cucú,
y sempre una misma cosa»

«¿Te cansa mi canto igual?
(el Cuclillo respondió).
Pues a fe que no hallo yo
variedad en tu panal.
Y pues que del propio modo
fabricas uno que ciento,
si yo nada nuevo invento,
en ti es viejísimo todo.»
A esto la abeja replica:

«En otra de utilidad,
la falta de variedad
no es lo que más perjudica;
pero en obra destinada
sólo al gusto y diversión,
si no es varia la invención,
todo lo demás es nada.»

La primavera

Ya alegra la campiña
la fresca primavera;
el bosque y la pradera
renuevan su verdor.
Con silbo de las ramas
los árboles vecinos
acompañan los trinos
del dulce ruiseñor.
Este es el tiempo, Silvio,
el tiempo del amor.

Escucha cual susurra
el arroyuelo manso;
al sueño y al descanso
convida su rumor.
¡Qué amena está la orilla!
¡Qué clara la corriente!
¿Cuándo exhaló el ambiente
más delicioso olor?
Este es el tiempo, Silvio,
el tiempo del amor.

Más bulla y más temprana
alumbra ya la aurora;
el sol los campos dora
con otro resplandor.
Desnúdanse los montes
del duro y triste hielo,
y vístese ya el cielo
de más vario color.
Este es el tiempo, Silvio,
el tiempo del amor.

Las aves se enamoran,
los peces, los ganados,
y aun se aman enlazados
el árbol y la flor.
Naturaleza toda,
cobrando nueva vida,
aplaude la venida
de mayo bienhechor.
Este es el tiempo, Silvio,
el tiempo del amor.

Los dos conejos

No debemos detenernos en cuestiones
frívolas, olvidando el asunto principal.

Por entre unas matas,
seguido de perros
(no diré corría),
volaba un conejo.

De su madriguera
salió un compañero,
y le dijo: «Tente,
amigo, ¿qué es esto?».

«¿Qué ha de ser? -responde:
-sin aliento llego…
Dos pícaros galgos
me vienen siguiendo.»

«Sí -replica el otro,
-por allí los veo…,
pero no son galgos.»
«¿Pues qué son?» «Podencos.»

«¿Qué? ¿Podencos dices?»
«Sí, como mi abuelo.»
«Galgos y muy galgos,
bien vistos los tengo.»

«Son podencos: vaya,
que no entiendes de eso.»
«Son galgos te digo.»
«Digo que podencos.»

En esta disputa,
llegando los perros,
pillan descuidados
a mis dos conejos.

Los que por cuestiones
de poco momento
dejan lo que importa
llévense este ejemplo.

Los loros y la cotorra

De Santo Domingo trajo
dos loros una señora.
La isla en parte es francesa,
y en otra parte española.

Así, cada animalito
hablaba distinto idioma.
Pusiéronlos al balcón,
y aquello era Babilonia.

De francés y castellano
hicieron tal pepitoria,
que al cabo ya no sabían
hablar ni una lengua ni otra.

El francés del español
tomó voces, aunque pocas;
el español al francés
casi se las toma todas.

Manda el ama separarlos,
y el francés luego reforma
las palabras que aprendió
de lengua que no es de moda.

El español, al contrario,
no olvida la jerigonza,
y aun discurre que con ella
ilustra su lengua propia.

Llegó a pedir en francés
los garbanzos de la olla,
y desde el balcón de enfrente
una erudita cotorra
la carcajada soltó,
haciendo del loro mofa.

Él respondió solamente,
como por tacha afrentosa:
«Vos no sois que una PURISTA».
Y ella dijo: «A mucha honra».
¡Vaya, que los loros son
lo mismo que las personas!

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A MI ME GUSTA… [Mi poema]
Román Mayorga Rivas [Poeta sugerido]New

MI POEMA…de medio pelo

 

Me gusta ver la gente que sonríe,
la flor que se abre dulce y despereza,
la cara de algún niño cuando reza,
el ciego cuando pide que le guíe,
y empieza a caminar y no tropieza.

Me gusta dar en facebook que me gusta
así que no lo hubiera yo pensado
poniéndome en lugar, del otro lado,
sospechando al mirar que lo degusta
y agradezca con él me haya topado.

Me gusta si me dicen un piropo
así pueda creer que es fariseo
sin parar a pensar si me lo creo,
que agua bendita esparce ese guisopo
y miro y me remiro y no me veo.

Me gusta ver el caño de una fuente
que nada pide a cambio y se prodiga,
no precisa que nadie le bendiga
para ser tan amable y diligente
libando sin cesar de su barriga.

Me gusta seguir siempre aquí a tu lado
sintiendo sobre mi hombro tu cabeza,
disfrutando feliz de mi torpeza,
agradeciendo a dios que te he encontrado,
presumiendo, adalid, de mi proeza.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDO:  Román Mayorga Rivas

Cisne negro

En las dormidas aguas del estanque,
góndola de azabache, un cisne negro,
a la luz moribunda de la tarde
bogando va con sus callados remos.
… …
Cuentan que un día, como flor del aire,
cayó una garza en el estanque terso,
que repelióla el cisne, y que, al instante,
de un picotazo lo dejó ella ciego.
… …
Voló, huyendo veloz, la nívea garza
y, aunque sin ver, el cisne victorioso,
sintióse único rey de sus dominios;
… …
y así, desde que nace la mañana
hasta que muere el sol, lo cruza solo,
negro como el dolor y pensativo.

Diálogo

escrito por
Román Mayorga Rivas y Rubén Darío

Rubén
Román, nuestros corazones
ven de amor distintos lampos…

Román
Sí. Tú el amor de los campos,
yo el amor de los salones.
Es cierto que en el retiro
de alguna selva callada,
goza el alma enamorada
en exhalar un suspiro;
pero en medio de la fiesta
y el compás de alegre danza,
se ve brillar la esperanza
en una noche como esta.

Rubén
Concedo que en el salón
el alma también suspire,
y allí es propio que delire
con locura el corazón;
mas tú no me negarás
lo que mi labio asegura:
el salón, fuego y locura;
el campo, contento y paz.
Aquí en suma plenitud
el bardo goza y se inquieta,
y allá el alma de poeta
vive en plácida quietud.

Román
No he de huir de la ciudad,
porque también aquí habita
aquella diosa bendita
que llaman felicidad.
Aquí en fervientes excesos
en la inquietud se hallan calmas,
y se confunden las almas
con el calor de los besos.
Al fulgor de las bujías
y al brillar de los espejos,
se ven lucir, a lo lejos,
misteriosas simpatías;
y el acorde de los pianos
las almas todas se engríen,
mientras los labios sonríen
y arrancan notas las manos.
Aquí, en dulce devaneo
a la belleza admiramos,
y extáticos contemplamos
a una Julieta, a un Romeo;
y en vagarosa ansiedad
vivimos aquí sonriendo
con la música, el estruendo
de la ruidosa ciudad.

Rubén
Pero el amor resplandece,
con un fulgor más sublime,
bajo el ramaje que gime
de un naranjo que florece.
Pasan corriendo las horas
apacibles y serenas,
cual corren en las arenas
las linfas murmuradoras.
Allá los enamorados
viven en dulce alegría,
poblada su fantasía
con mil sueños sonrosados.
Están sin penas ni agravios,
entre tímidos sonrojos,
con la ternura en los ojos
y la sonrisa en los labios;
en cada hoja que se mueve
y del viento en cada suspiro
del agua ondulante y leve,
creen oír blando rumor,
misterioso, indefinido,
que les murmura al oído
todo un poema de amor…

Román
¿Amor? Amor tú verás
traducido en cada nota,
que el arpa temblando brota
con armonioso compás;
su magia tú sentirás
cuando en el baile, Rubén.
Recline en tu hombro la sien
una mujer, indecisa,
mostrándote en su sonrisa
la poesía del Edén.
¿Amor?… Cuando en confusión
de luces, ecos y flores,
con sus prismas dan colores
las arañas del salón;
cuando la imaginación
se confunde y se recrea,
al ver la gasa que ondea
con abandono prendida,
al ver la alfombra mullida
y el pebetero que humea;
cuando la música rueda
en tropel manso y sonoro,
que de mil cítaras de oro
el rítmico son remeda;
cuando se arrastra la seda
crujiente de los vestidos;
cuando rostros encendidos
y ojos que brillo derraman,
los corazones inflaman
y enardecen los sentidos;
y las lámparas redondas
que aprisionan luces bellas
derraman lluvia de estrellas,
alumbrando tenues blondas;
cuando perfumadas ondas
llegan la frente a besar,
y en el alma a despertar
deseos vagos, sin nombre,
que tan solo siente el hombre
y no los puede expresar;
cuando una sonrisa suma
de unos labios sonrosados,
se esconde tras los calados
de un abanico de pluma;
cuando entre encajes de espuma
se envuelven formas de ondina;
cuando el alma se ilumina,
y encendida, absorta, inquieta,
la inspiración del poeta
vuela a una región divina;
entonces, esos rumores,
esas sonrisas y espumas,
esas complacencias sumas
con que sueñan los cantores;
esos rosados albores,
ese enjambre seductor
de luz, aroma y color,
y ese extraño y dulce anhelo,
son los efluvios del cielo
¡que los condensa el amor!
Porque el amor se engalana,
arde, se mueve y palpita,
donde quiera que se agita
la congregación humana.
La guitarra castellana,
el son de la guzla mora
y la cuerda vibradora
del dulce Aberle y de Olmedo[1],
traducen, en ritmo ledo,
de amor la voz seductora,
cuando allá en la noche obscura,
con su cítara de plata
llega a dar su serenata
un trovador sin ventura,
con inefable ternura,
sus notas al viento deja,
y al preludio de su queja
en el balcón donde canta,
oye una voz que le encanta,
al través de aquella reja.
Y esa voz, esa expresión
ardiente y entrecortada,
vaga y trémula, escapada
de un femenil corazón,
viene a aumentar la ilusión
con su tierna vaguedad,
y en la dulce intimidad
que se goza en esta cita,
se ve que también habita
tierno amor en la ciudad.
Ese afecto sin igual
también aquí domicilia,
para formar la familia
y mantener la moral;
como en el campo, inmortal
purifica y regenera,
germen de luz hechicera
de su seno se desprende,
y con sus llamas enciende
a la humanidad entera.
De este amor la esencia tiene
mucho de grande y fecundo,
y el equilibrio del mundo
con fuerza vital mantiene;
en sus misterios contiene
luz, armonía y placer…
¡Qué irresistible poder!
¡Cómo embriaga y enajena!
¡Y cómo al hombre encadena
a los pies de la mujer!…
Ya ves que a los corazones
que moran en la ciudad,
les brinda felicidad
el amor de los salones;
vienen bellas ilusiones
en tropel encantador
a iluminar el dolor
las tristes noches obscuras,
¡pues es fuente de venturas
infinitas este amor!…

Rubén
Pues amor del campo, mira:
¿Has oído alguna vez,
cómo en bosques de ciprés
un arroyuelo suspira?
¿Y no has visto cómo gira
la inconstante mariposa,
volando de rosa en rosa,
y ciega, sin tino y loca,
el cáliz apenas toca
con el ala temblorosa?
¿Has visto de la arboleda,
en el follaje tupido,
de dos tórtolas el nido
que acaricia el aura leda?
¿Y no has visto cual remeda
tiernos suspiros la fuente,
que moja con su corriente
la verde, mullida grama
que de espuma se recama
al crepúsculo naciente?
¿Has oído la armonía
misteriosa de los montes,
el trino de los senzontes
al despertar claro día?
¿Has mirado la poesía
del valle, de luz escaso,
cuando el sol baja al ocaso?
¿Y has oído el aura pura
que parece que murmura
églogas de Garcilaso?
¿Has mirado a las abejas
libando miel del rosal,
y has escuchado al zorzal
lanzando al aire sus quejas?
¿Has visto flotantes rejas
que de juncos y espadañas
se tejen entre las cañas,
entre verdes carrizales,
y cual sube en espirales
el humo de las cabañas?
¿Has visto tú la majada
como en el llanto retoza,
cómo juega y se alboroza
del pastor a la llamada?
¿Y no has visto en la enramada
esas gotas diamantinas
que en las flores purpurinas
están la luz reflejando,
y las desprenden, volando,
bandadas de golondrinas?
¿Has visto tú en la pradera
cómo a admirarla convida
una apacible y florida
mañana de primavera?
¿Cómo tímida y ligera
la cervatilla inocente
en el agua de la fuente
apaga la abrasadora
sed y corre sin demora
hacia el boscaje, impaciente?
¿Has visto en noche serena
reflejarse en la laguna
la blanca luz de la luna
de melancolía llena?
¿Has mirado a la azucena
que se cubre de rocío?
¿Has oído el manantío
que producen, confundidas,
Náyades adormecidas
sobre las ondas del río?
¿Y no has mirado lucir
de agreste cerro en la falda,
los cambiantes de esmeralda,
los cambiantes de zafir?
¿Has escuchado el gemir
de la amorosa torcaz
allá en la selva feraz,
donde el silvestre murmullo
se confunde con su arrullo
como símbolo de paz?
¿Has mirado al brillo puro
del sol, en días de calmas,
como estremecen las palmas
su retoño verde oscuro
con movimiento inseguro?
¿Y has sentido el sin igual
soplo de ambiente otoñal,
cuajado de mil aromas,
al perderse entre las lomas
susurros de cocotal?
Pues esos tiernos cantares,
y murmurios y sonrisas,
y quejas de blandas brisas
y susurros de palmares;
de los verdes olivares
los melódicos rumores,
y esas palabras de amores
que dicen en tonos suaves
las espumas a las aves
y las aves a las flores;
ese himno que al cielo eleva
naturaleza sonriente,
como un idilio elocuente
que dulces cadencias lleva;
esa magia que renueva
en las almas el ardor,
y que le inspira el Creador,
nos muestra en su eterno bien,
que es reflejo del Edén
de los campos del amor.
……
Amor del campo, armonía
de crepúsculos y fuentes…

Román
Amor del salón, lucientes
fulgores del mediodía…

Rubén
Dos rayos que Dios envía
de su fulgente diadema…

Román
Guíalos fuerza suprema,
y en la mundana penumbra…

Rubén
¡El uno apacible alumbra
y el otro, radiante quema!

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Pablo Neruda

Me gusta cuando callas (Poema XV)

Me gustas cuando callas porque estás como ausente,
y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca.
Parece que los ojos se te hubieran volado
y parece que un beso te cerrara la boca.

Como todas las cosas están llenas de mi alma
emerges de las cosas, llena del alma mía.
Mariposa de sueño, te pareces a mi alma,
y te pareces a la palabra melancolía.

Me gustas cuando callas y estás como distante.
Y estás como quejándote, mariposa en arrullo.
Y me oyes desde lejos, y mi voz no te alcanza:
déjame que me calle con el silencio tuyo.

Déjame que te hable también con tu silencio
claro como una lámpara, simple como un anillo.
Eres como la noche, callada y constelada.
Tu silencio es de estrella, tan lejano y sencillo.

Me gustas cuando callas porque estás como ausente.
Distante y dolorosa como si hubieras muerto.
Una palabra entonces, una sonrisa bastan.
Y estoy alegre, alegre de que no sea cierto.

UN JUGADOR EMPEDERNIDO [Mi poema]
Alberto Rivas Bonilla [Poeta sugerido]New

MI POEMA…de medio pelo

Ha jugado al solitario y ha ganado y ha perdido
y en un beso se ha escondido, y en las cuentas de un rosario
y en el show de un calendario y en el soplo de un olvido
que retándole al mal fario a sus flemas se ha comido
y alguna vez él ha sido un farsante solidario.

Que sólo soy lo que soy mas no soy lo que he querido,
inventor incomprendido de algún sueño delirante,
más que obtuso rocinante que en el trance se ha perdido,
unas veces reprochado y otras muchas reprendido
por el sino del destino, con un tinte acidulante.

Poco más que un peregrino, que un iluso caminante,
tildado de incontinencia como un barco a la deriva,
como un cedazo, una criba que cierne y recoge el guante
y va soltando su lastre para hacer que su talante
siga firme y expectante y a su obsesión sobreviva.
.
Que un día se puso al sol, a el que luce, al que más quema,
como el que se hunde en su flema agarrándose a su sombra,
jugando con las palabras, escribiendo este poema
con, escaso, su talento resolviendo algún teorema
clamándole a un dios, al cielo, velando bajo su alfombra.
©donaciano bueno 

MI POETA SUGERIDO:  Alberto Rivas Bonilla

AMOR TRISTE

Te contemplé al asar sin conocerte,
ver tus ojos ha sido un vano intento,
no sé cómo sonríes, ni tu acento,
jamás oí; mas soy feliz con verte.

Y en la alta noche, cuando el mundo,
inerte reposa, vuela a ti mi pensamiento,
y me siento dichoso porque siento ser
todo corazón para quererte.

Jamás llegará a ti. Como una estrella
te veo inaccesible, pura y bella
y en tu amor me consumo y por ti muero.

Ysa biendo que nunca serás mía
no sé, mi bien, que es lo que el alma ansía,
ni he de saber jamás por qué te quiero.

LAS GOLONDRINAS

Os veo levantar en raudo giro
En dorados crepúsculos el vuelo,
Rasgando el manto diáfano del cielo
Con el eco lejano de un suspiro.

Os persiguen mis ojos y deliro
En el acariciar de un vago anhelo,
Cuando vais a buscar en otro cielo
Dorada espiga y temporal retiro,

¡¡Cruzando espacios y salvando montes,
Cómo os asemejáis al alma mía!
Yo cruzo, cual vosotras, horizontes,

Cual vosotras, puedo ir de estrella a estrella;
Yo tengo alas también: mi fantasía,
Y un cielo: ¡El cielo de mi amor por ella!

Comienza así su canto

Patria gloriosa de Delgado y Arce,
de Celis y Rodriguez
oye las notas de vibrante acento
que hoy conmueve mi lira
y se dilatan en aras del viento.
Guardo Patria en mi lira
un oculto lienzo,
una cuerda inviolada,
cuerda de oro
para lo que enaltece y admira.
Y hoy por la vez primera
suena en un canto
de vibrantes notas,
como un crujido de cadenas rotas
el audaz tremolar de una bandera.

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Jorge Luís Borges

Ya somos el olvido

Ya somos el olvido que seremos.
El polvo elemental que nos ignora
y que fue el rojo Adán y que es ahora
todos los hombres y los que seremos.

Ya somos en la tumba las dos fechas
del principio y el fin, la caja,
la obscena corrupción y la mortaja,
los ritos de la muerte y las endechas.

No soy el insensato que se aferra
al mágico sonido de su nombre;
pienso con esperanza en aquel hombre
que no sabrá quien fui sobre la tierra.

Bajo el indiferente azul del cielo,
esta meditación es un consuelo.

VIDAS PARARELAS [Mi poema]
Lil Milagro Ramírez [Poeta sugerido]New

MI POEMA …de medio pelo

 

Es recuerdo de un día que suena muy lejano,
de un viejo caserón de enmohecidas tejas,
en un lugar pequeño de ambiente provinciano
donde hoy sólo perviven algunas comadrejas.

Eran tiempos revueltos productos de una guerra
que nadie nunca supo por qué se desató,
nosotros tan ingenuos con actitud gamberra
ajenos al problema, de lo que allí ocurrió.

Nuestro campo de fútbol inmenso eran las eras
y para las pelotas el patio era un frontón,
eran míseros tiempos, de miradas austeras
que embargan mi nostalgia y la llena de emoción.

De aquellos viejos tiempos en pié los dos quedamos
y mientras nos miramos la piel se resquebraja
ninguno ha conseguido aquello que soñamos
y hasta hoy los malos tiempos ya juegan con ventaja
©donaciano bueno

Es posible ser #feliz cuando no se tiene #nada? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Lil Milagro Ramírez

ESTE PAÍS PEQUEÑO

Este país pequeño
al que yo tanto quiero
se ha logrado meter todo entero
en mi imaginación;
no sé cómo explicarlo,
a veces en las noches
me despierta la urgencia de pensarlo
desde sus mínimas fronteras hasta el mar,
cuando lejos he dicho
“él mide 21000 Kms cuadrados”
No será tan fácil —me responden— quererlo
Es tan pequeño
Y yo siento quererlo más.
En él, así de mínimo,
yo quiero al universo
de él hacia el mundo me proyecto,
me interesa su forma de vivir,
sus estudiantes,
su juventud obrera,
sus campesinos, sus cosechas
y hasta sus pocas diversiones populares
el cine y el fut-bol
me son interesantes por ser suyas.
Mi pequeño país me necesita
y eso me hace feliz
mi pequeño país
ha decidido que yo ,luche por él
y eso me vuelve grande,
mi pequeño país
quiere que yo levante sus estatua
y eso me compromete
me aprisiona con una dulce esclavitud
Me preocupa su gente
sus edificios siempre amenazados
por un temblor de tierra,
a mí me causa una ternura
su pequeñez geográfica
que ha provocado risas muchas veces
Mi pequeño país me ha preguntado
si yo quiero
ser una gota de agua fresca
sobre su sed de libertad
y yo he sentido en mis mejillas
el rubor de una novia a quien su amado
le ha pedido una entrega,
y desde entonces
mi pequeño país y yo
nos hemos comenzado a enamorar,
como un amante loco
me transmite su amor,
¿cómo no lo he de amar?
yo lo he tomado de la mano
y alegres, muy alegres
los dos nos hemos puesto a caminar.
Diciembre 6 de 1970

Aquí me encuentro

Aquí me encuentro
testigo de mi misma
quedaron atrás los años fáciles
las tareas inútiles
Sin embargo
no todo es diferente
me siguen gustando los amaneceres
y esta vieja manía de escribir
se ha hecho aún más intensa.

Mi nombre aquel

Mi nombre aquel
no lo pronuncies ni siquiera
en vos baja
espera
ya volveré a ser yo
cuando la muerte o cuando
el triunfo.

Despertar

Yo era mansa y pacífica
Era una flor,
Pero la mansedumbre no es un muro
Que cubre la miseria.
Y vi las injusticias
Y ante los ojos asombrados,
Estallaron las huelgas y las rebeldías
Del hombre proletario.
Y en vez de absurdas lástimas,
De hipocres.as compasivas,
Brotá mi indignación
Y me sentí fraternalmente unida
a mis hermanos,
Y toda huelga me dolía,
Y cada grito me golpeaba
No solo en la cabeza o los oídos
Sino en el corazón.
Cayó mi blanca mansedumbre,
Muerta a los pies del hambre,
Me desnudé llorando de sus velas
Y un Nuevo traje me ciñé las carnes.
Primavera de lucha son ahora
mis brazos,
Mi enrojecida sangre es de protesta,
Mi cuerpo es verde olivo
Y un incendiario fuego me consume
Éy sin embargo,
sigo siendo como antes,
amante de la paz,
quiero luchar por ella
desesperadamente,
porque desde el principio
yo soñé con la paz.

Sembraremos

Sembraremos
a golpes si es preciso,
araremos la tierra siempre fértil
y en el profundo surco abierto,
lanzaremos semillas,
sembraremos

Lucharemos
hasta que el hombre se ilumine de sonrisas,
hasta que sea su destino
el esperado encuentro con la paz,
lucharemos
hasta que el hombre nazca,
y,
entonces
construiremos
para que el hombre viva,
para que el hombre dé a sus hijos
toda la herencia de la tierra…
desde lo más profundo
vendrá la arcilla
y construiremos.

En la desesperanza

En la desesperanza
prepare el hombre el surco del mañana.

Vuelen banderas y palomas
desde la más pequeña casa
desde el más duro corazón.

Reparte guerrillero la semilla
que la siembra será.

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Esa escuela compañera de fatigas de la infancia, ahora sin aquel bullicio sigue impertérrita tratando de ocultar las arrugas consecuencias del paso del tiempo.

Antonio Machado

Recuerdo infantil

Una tarde parda y fría
de invierno. Los colegiales
estudian. Monotonía
de lluvia tras los cristales.

Es la clase. En un cartel
se representa a Caín
fugitivo, y muerto Abel,
junto a una mancha carmín.

Con timbre sonoro y hueco
truena el maestro, un anciano
mal vestido, enjuto y seco,
que lleva un libro en la mano.

Y todo un coro infantil
va cantando la lección:
«mil veces ciento, cien mil;
mil veces mil, un millón».

Una tarde parda y fría
de invierno. Los colegiales
estudian. Monotonía
de la lluvia en los cristales.

DEL PRINCIPIO Y DEL FINAL [Mi poema]
Marta Sanz [Poeta sugerido]New

 

Es tránsito del cero al infinito,
la vuelta del origen a la nada,
un hecho singular, una patada,
del acto de nacer un requisito.

No admite discusión. Alfa y Omega.
Se nota cuando avanza hacia adelante.
Se ignora la segunda, esa constante,
que aquí no sirve usar del corta y pega.

La única verdad, es ese axioma
-se sabe que se sabe y desconoce,
que aquí solo un camino lleva a Roma-,

que advierte que se gasta con el roce
llenándole al final de una carcoma.
Con ella ya no existe ningún goce.
©donaciano bueno

#Solo sé que no sé nada...? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Marta Sanz

No quiero la palabra precisa.

Es pobre y es pequeña.
Quiero una palabra
llena de flecos.
Una lámpara con chupones morados.
Una excrecencia.
Gota que rezuma del canalón.
La estalactita rota.
El polvo de trabajar los brillantes.
Un hielo deshecho.
Y deshaciéndose.
La saliva que le escapa, por la comisura,
a la bella que duerme en el bosque.
La ganga del mineral.
El hilo que sobra detrás del cañamazo.
No quiero la palabra precisa,
sino una llena de flecos,
una lámpara y vuelta a empezar,
un laberinto,
la flor,
una palabra
que ni yo misma entienda
y solo pueda poseer
cuando los otros,
los de buena voluntad,
me la traduzcan.

Nosotras también tenemos derecho a la vida.

Las perras que mienten.
Y las que llevan bozal.
Las niñas perpetuas
que son
viejas prematuras.
Bette Davis lleva un vestido de encaje,
calcetines cortos,
huele a chicle
y un lazo le recoge los tirabuzones.
Tiene ochocientos setenta y nueve años,
y canta una canción
con inflexiones vocales
de estrella juvenil.
No necesita doblaje.
Tenemos derecho a la vida.
También nosotras.
Las tejedoras tristes.
Las retrospectivas.
Las mujeres mimadas
que desatienden a los hijos.
Las lolitas caprichosas
que chupan el palo del polo de mango.
Nosotras también tenemos derecho a vivir.
Aunque todos los días
miremos al frente
y nos lancemos,
rudas e indomables,
sin consideración por la que limpia,
escaleras abajo,
hacia el vacío.

Hubo una vez

un hombre con gafas de sol
barbilampiño
que me escribía cartas y postales.
Ahora sé
que si le hubiese devuelto
las palabras que
quizá
él presentía,
hoy
yo tendría un tiznajo en la frente,
un hijo
y, casi con toda seguridad,
estaría muerta.

Yo tuve mil amores

y quinientos racimos de uvas.
Un lobo blanco
me comió los coágulos del vientre.
De no haberlo hecho,
por las rayas de mis palmas
líquidos de embalsamadores
le habrían paralizado
poco a poco
piel, osamenta y colmillo.
Cristo de Medinaceli
sonríe
sobre el mueble fúnebre
de la televisión.
(Menos mal
que me dejó bien muerta
con un golpe insecticida).
Yo tuve mil amores
y quinientos racimos de uvas.

Corpórea (La Bella Varsovia) 

DEBERÍAS contarme

muchísimos más
cuentos
antes de dormir.

Recortes del periódico,
datos científicos,
relatos pornográficos,
confesiones,
cazuelita cuece,
intentos minúsculos
de la autobiografía.

Qué te daba tu madre para merendar.
Pensamientos impuros.
Pecados escolares.

Deberías enseñarme fotos viejas.

NO se puede hablar

del amor
en abstracto.

Quintaesencia cubista.
Destilación de la cebada
en un castillo escocés.
Santa hostia
entre algodones de azúcar
dentro del sagrario
de una catedral.

El amor solo tiene sentido
entre las cacerolas.

Dentro de las sílabas.

Plumero,
claro de luna
y factura de la luz.

Bartleby editores, 2013.

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ABRAZOS A CODAZOS [Mi poema]
Vicente Rosales y Rosales [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Engáñate si quieres, tú te engañas,
aquello que era tuyo ya no es, era,
que fueron convirtiéndose en patrañas
sacándote la sangre cual pirañas,
no quieres admitir hoy tu ceguera.

No insistas en mirar hacia otro lado
ni al calcetín dar vuelta y convencerme,
quisieras que estuviera equivocado,
que soy un mal amigo, un mal pensado,
que lo hago con maldad y odies ya verme.

No puedes admitir lo que ha pasado,
comprendo para ti se hizo de noche,
de lágrimas tu charco se ha inundado,
las rosas del jardín ya se han secado
en un día sin nombre y sin reproche.

Pues los odios no adornan a una vida
y no debe partirse en mil pedazos,
es preciso poner firme a la herida
e iniciar nuevo punto de partida
sembrándola de abrazos a codazos.
©donaciano bueno

El odio es el sentimiento más absurdo, solo hace daño a aquel que lo padece? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Vicente Rosales y Rosales

EL RÍO

En las márgenes plácidas y quietas
del río en cuyos bordes me recreo,
el agua entre las piedras del paseo
va formando remansos y facetas.

Rompiéndose en puñados de saetas
del horizonte alcanza el aleteo
con el último y trémulo gorjeo
que se oye del caudal entre las grietas.

En los rumores que en el curso deja
produce el lecho un musical acento
y el cauce hace de tul una madeja.

Sentado en la esmeralda de una peña
yo me mojo los pies y, oído atento,
sigo y repito la canción risueña.

LUCIÉRNAGAS

Relámpagos de un cielo de Saturno,
luciérnagas que pasan por la casa
y logran alumbrar con luz escasa
el aire familiar y taciturno.

Relámpagos juglares de un nocturno
y diminuto mundo que, en el asa
a veces de la lámpara, sin brasa,
por raras circunstancias hacen turno.

O regiones tal vez desconocidas
del hogar en las ánimas dormidas
a medianoche exploran en la sombra.

desde donde encendidas o apagadas
adviértense caer o por la alfombra
rodar cual finas gemas encantadas.

GOLONDRINAS

Dame tu corazón: nido de golondrinas,
de donde salen locas tus pupilas endrinas.

Dame tu corazón: yo te daré las ruinas
de mis noches lunares y mis tristes retinas.

De golondrinas tristes y pupilas divinas
haremos muchas cosas claras y matutinas.

MARIPOSAS

Florecen y son tales. Qué amorosas
Las mariposas del jardín, Dichosas!
Revientan en el aire y de las rosas
tienen ese desdén de su blancura,
y un perfume de inocencia pura
se desprende del alma de las cosas,
son sensitivas, tal las mariposas.

Cuando sueña el espíritu y la duda
se apodera del alma y del ensueño,
qué tierno en su perfume y qué risueño
y qué casta su anímula desnuda.

Noches de luna, de las mariposas
inmaterial como las ilusiones
se entrelaza el suspiro de las rosas
y de las mariposas vaporosas
se embriagan nuestros propios corazones.
(Fragmento)

La canción sin palmas

Un ritmo dócil, una emoción sedeña
En qué vaciar el oro de una canción humana,
Que tenga esa fragancia de la novia risueña
Que deja los corpiños olientes a manzana.

Unos vocablos tristes que hagan melancolía.
Y puntos suspensivos que dan tanto temblar,
Se fugen en un largo suspiro de agonía
¡Despertando un recóndito deseo de llorar!

Dame una gorga, Alondra. Yo cantaré contigo,
Ya que inquieto de celos, como tú ?todo amor—,
Bien me acostumbraría a comer granos de trigo
Y a beberme el rocío que amanece en una flor.

Oculta entre la rama, cubriendo a vientre el nido
Y el ojo redondo todo el oro del sol,
Dar mi trino más diáfano que engañar al oído
De una perla que rueda dentro de un caracol.

Una sílaba larga, larga, larga, muy larga,
En que se fuera toda la musicalidad
Inédita del alma, que se me ha puesto amarga
De succionar el gajo de la Sensualidad.
¡Una sílaba larga! Tan larga que midiera
Mis elasticidades. Y un modo de sentir
Que hiriera alma, silencio, corazón y quimera,
Como sobre una cuerda dulcísimo en que hubiera
Tendido largamente mi ansiedad de morir.

Unos ojos de humilde diafanidad celeste,
Unos labios floridos, sabrosos a panal,
Unas manos perlíferas y un suspirar agreste
¿No serían el claro motivo de cristal?

¡Oh! Canción sin palabras… Amor, novia trigueña,
¡Cielo azul que te acercas a la hora temprana,
A poner tu dulzura personal y risueña
En la paz inefable de mi abierta ventana!

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Blas de Otero

Entonces y además

Cuando el llanto, partido en dos mitades,
Cuelga, sombríamente, de las manos,
Y el viento, vengador, viene y va, estira
El corazón, ensancha el desamparo.

Cuando el llanto, tendido como un llanto
Silencioso, se arrastra por las calles
Solitarias, se enreda entre los pies,
Y luego suavemente se deshace.

Cuando morir es ir donde no hay nadie,
Nadie, nadie; caer, no llegar nunca,
Nunca, nunca; morirse y no poder
Hablar, gritar, hacer la gran pregunta.

Cuando besar una mujer desnuda
Sabe a ceniza, a bajamar, a broza,
Y el abrazo final es esa franja
Sucia que deja, en bajamar, la ola.

Entonces, y también cuando se toca
Las dos manos el vacío, el hueco,
Y no hay donde apoyarse, no hay columnas
Que no sean de sombra y de silencio.

Entonces, y además cuando da miedo
Ser hombre, y estar solo es estar solo,
Nada más que estar solo, sorprenderse
De ser hombre, ajenarse: ahogarse sólo.

PINTANDO EL CIELO [Mi poema]
René Rodas [Poeta sugerido]New

MI POEMA …de medio pelo

 

Hoy me he subido a un banco para acercarme al cielo,
cogerle con la mano, pintarle de amarillo,
hacerle más cristiano provocando el deshielo,
sentirle más cercano y hacerlo más sencillo.

Y el banco se ha quejado diciendo no resiste
pues yo con gran empeño su cuerpo le pisaba,
si no me bajo pronto le voy a hacer un quiste
me dijo mientras triste su alma se desangraba.

Que a veces uno pisa para ensalzar a ajeno
en tanto a otro se humilla y en el dolor se abrasa,
sembrado de altruismo, se expande algún veneno
a quien simple pasaba camino hacia su casa.

Me dijo, mira niño que el cielo tú decores
es algo muy loable, que quede más bonito,
mas ten mucho cuidado no saques mis colores
por dios, si no te importa, levanta el pié un poquito.
©donaciano bueno

Mejor que un banco, una escalera, no? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  René Rodas

Homenaje

Te veo, admonitorio, inclemente,
sacándome los dientes con un hilo.
Te recuerdo como una sombra inmensa,
amenazando mis miedos,
llegando puntual
a pisotear mi risa
como un verdugo responsable.
A veces también te veo como cuando
me alegraba verte.
Cuando eras el más bueno
de los malos padres.
En ocasiones al recordarte
sólo oigo un látigo ciego que golpea.
Otras veces dejo de recordarte,
y al ver esa fotografía
donde apareces de frente y muy serio,
con esa cara de quien ha alcanzado
sus módicos sueños,
me doy cuenta
que el olvido es el traje que mejor te sienta.
De los violines y otras cuerdas, 1984.

Lim la leve

Es tan ligera
que las puertas automáticas no se abren a su paso.
La lluvia no la moja y puesta al sol no hace sombra.
Tiene un frente delicado, armonioso.
Pero desaparece de perfil.
Los diminutos anteojos redondos resbalan
hasta los dos puntitos de la nariz.
Lim es un suspiro que no suspira nunca.
Le gustan los tipos rudos, pesos pesados,
de manos cuarteadas
y tan anchas como asiento de excusado.
“Los hago retorcerse como pollitos”,
confiesa con la segura levedad de su voz.
Poemas de Montreal, 2010.

The tramp

I
Saltaste en un tren de carga con tu hermana.
Llevabas la guitarra y los dólares negros
de tu tercera cosecha en Charlotte Farms.
Te quedaste ocho meses en una playa de Baja California.

II
Saltando en trenes de carga llegaste al puente Cartier.
Pusiste un clasificado en la única página
de un periódico imaginario:
«Busco peregrino que me cuente un cuento».

Encuentro
Bajo ese puente te encontré: En tu regazo agonizaba
el verano, y tú eras una isla llena de colinas y sauces.
Cerca había un río y más cercano el río de tu voz.
«Cuéntame un cuento, peregrino» dijiste.

Abrigo
Era de madrugada, primera gran nevada del año.
Golpeaste a mi puerta. Temblabas de frío.
Recogiste la guitarra y cantaste Shelter from the Storm.
Protestó algún vecino. Nunca Bob Dylan sonó mejor.

Trueque
«Poco tengo que ofrecerle a tu poesía». Así dijiste:
«Mi amor, mi juventud». Te conté de un amigo que habla
del “lucrativo negocio de la poesía”. Y hoy fue cierto.
En ti mis versos han encontrado quien ame su canto.

Desnuda
Apareces silenciosa y blanca
en mitad de la noche
como llega la primera nevada
al final de otoño.

Cabellera
El sol corre sobre el cobre antiguo de tu trenza:
Huye del antiguo invierno, busca tu calor para renacer.
Tardías flores de nieve se prenden desamparadas
al limpio desorden de tu frente.

Mayo
Abres las piernas al cielo y en tus muslos
cabalga el ácido demonio de los sueños.
Conmovidas las estrellas detienen la noche
para mirar su reflejo en el fulgor de tu pubis.

Palabras
Leo para ti en mi idioma y las palabras
van rodeándote con la música de su ceniza.
Te pueblan, te desnudan con su viejo misterio.
Ebrias de tu olor, vuelven a nacer de tu piel.

Enigmas
Busco en la lluvia enigmas para Lisa. Esfinges,
cuadrados mágicos, novelescos, algebraicos:
Ella los descifra con el vientre: La primavera
esconde allí uno hecho de musgo tierno.

Primavera
En un litro de agua hirviendo rayar jengibre, ajos.
Echar sal, una taza de arroz. Fuego lento de después del amor.
Antes de apagar, echar tres puñados de almejas frescas.
Servir sobre hojas de plátano en el cuenco de las manos de Lisa.

Arco del verano
La borrasca de tus palabras cuando me das tu amor.
Las ráfagas de viento con que me encierras en tu rada.
Las oleadas de fuego con que cauterizas mi amargura.
Sabor de mar tu piel desnuda, ola viva tu cuerpo.

Noches de verano
Llueves sobre mí con tus manos de tormenta.
Traes en los labios racimos de chubascos
que descargas a golpes de lengua sobre mi cuerpo.
Insaciable la tempestad arde en tus ojos.

Lluvia
Te sorprendo desnuda labrada a un arce.
Enloquecidas gotas de lluvia se precipitan a tierra
desde tus pezones respingados.
El viejo arce te abraza con sus ramas nudosas.
(La balada de Lisa Island).

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Carolina Coronado

¡Ay! ¡Transportad mi corazón al cielo!

Ángeles peregrinos que habitáis
las moradas divinas del Oriente
y que mecidos sobre el claro ambiente
por los espacios del mortal vagáis.

A vosotros un alma enamorada
os pide sin cesar en su lamento
alas, para cruzar del firmamento
la senda de los aires azulada.

Veladme con la niebla temerosa
que por la noche ciega a los mortales,
y en vuestros puros brazos fraternales
llevadme allá donde mi bien reposa.

Conducidme hasta el sol donde se asienta
bajo el dosel de reluciente oro
el bien querido por quien tanto lloro,
genio de la pasión que me atormenta.

¡Ay! Transportad mi corazón al cielo,
y si os place después darme castigo,
destrozadme en los aires y bendigo
vuestra piedad y mi dichoso vuelo.

VALE MÁS MAÑA QUE FUERZA [Mi poema]
Jaime Suárez Quemaín [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

(Al doctor Carlos López)

La vida te da fuerte, te golpea,
con un rugido cruel y despiadado,
te mira y se mantiene así a tu lado
e impulsa a sucumbir en la pelea.

Si observa que eres hombre amilanado
el grito del león se hará más fuerte
haciéndote temblar, pues que la suerte
de parte se pondrá del que ha gritado.

Intenta descubrir tus argumentos
que la fuerza se asienta en nuestra mente
y olvídate un momento de lamentos.

Preciso aquí ha de ser que tú resistas
le plantes cara con valor de frente
forzando con honor a que se tuerza.

Hasta el final el triunfo tiene aristas,
muestra tu habilidad, sé inteligente
que es mejor tener maña a tener fuerza.
©donaciano bueno

La vida, como las personas, si ve que eres débil, se aprovecha? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Jaime Suárez Quemaín

La información es libre

Con el tiempo
desde la escuela tratarán de “educarte”
-es decir: domesticarte-
por suerte hay medios para evitar la trampa.
Te dirán que el mundo
se divide entre vivos y tontos.
Nada más falso, niño mío.
En el hombre sólo hay dos alternativas:
es libre o no lo es.
Con esto quiero decir
que eres tú quién decide.
Es tan sucio el que pone las cadenas
como el que las acepta como algo sin remedio.
Cuando asistas a la universidad
ten presente
que manos de albañiles la construyeron,
que detrás de cada libro
hay manos de tipógrafos que, aunque no te conocen,
piensan en tí en cada letra que colocan,
que detrás de una regla de cálculo,
de una probeta
y hasta del lápiz que ocupes: hay manos obreras.
No los defraudes volviéndoles la espalda.
Si algún día te toca
anteponerle a tu nombre
la palabra “doctor” o “licenciado”
que no sea para estar en alianza con el gangster.

Un disparo colectivo

Porque me quema a veces la nostalgia,
El asombro en la voz, el pase en corto,
Las perras ganas de aguantar a los fantasmas
Que me comen el alma a dentelladas,
Mientras se escucha en el café
Una melodía tristona —siempre son tristes
Si es en el café donde se escuchan—
Y yo me desangro inútilmente,
A borbotones pero inútilmente,
Cuando de amor repleto
Me voy por esas calles de dios
Con papel tumbado por el viento
Y se oye el crujir, el alboroto
De ese tiempo que se cae pese a todo
Y ya no bastan diques ni compuertas,
Ni muros que detengan la avalancha,
Porque los duendes ya no asustan a los niños
Y soy —aunque no quieran— un disparo colectivo,
Una pringa de luz en las tinieblas
Y porque —por más que me maldigan—
Nací para soñar
Aunque el sueño de plano esté prohibido
Y se acerquen los dichosos normales
Y me quieran cambiar mi canción,
Cargarme con sus baterías y volverme imbécil
Que esté al tanto del último grito de la moda,
Y del actual amante de doña Fulanita
O del mustang azul de don Idiota,
Y porque les molesta
Mi profunda vocación anarquista,
Mi sacrosanto amor por la desobediencia,
Y quieren carme con sus palos,
Ponerme su disfraz
Y que baile la samba que ellos bailan,
Y porque digo no,
Y me vale un pito,
Y prefiero mis fantasmas
O jugar con mi sombra.
Y mando al carajo a “los inspectores de herejías”
Que quieren registrarme, anularme el carnet,
Voltear mi cerebro
Y averiguar qué es lo que guardo,
Y convertirme en ciudadano robot,
Clásico ejemplo de las buenas conciencias.

Los dictadores

…los dictadores, señor, deambulan entre sombras
Y en horas nocturnas ingresan como acólitos en
Ceremonias donde oficiantes de negro celebran horrendos
Ritos en contra del hombre
Usted sabe, señor
Que ellos podrían
Cambiar la religión,
De indumentaria.
Opero usted los convierte
En guardianes de su estómago,
Les compra rifles
Y juegan a la guerra
Y luego usted, señor,
Usted los condecora
Y orgullosos caminan sacando
El pecho que está lleno
Por dentro de alacranes
Y usted los aplaude
Y usted los elogia
Y goza con el clima de tranquilidad,
De muertos en los ríos,
De secuestros, de torturas,
De bombas y de sangre.
Y usted los premia
Permitiéndoles sentarse a su mesa
Y que entren a sus clubes
Y se casen con su prima lejana
Educada en Europa
Y les pasa sus vicios
Y ahora juegan bridge
Y beben whisky
Y manejan un mercedes.
Los dictadores, señor,
Olvidan que nacieron
En medio de un arroyo
Y disparan en contra del arroyo
Y pretenden sacar aquel arroyo,
Hasta que un día

El arroyo es un mar
En el que mueren podridos:
Usted y los tiranos.

Vecino III

Es una viejecita la mar de agradable.
Le gusta observar por la ventana
a las cipotas que juegan en la acera,
aunque si meten ruido
hacen un gesto de enojo
con su mirada de ceiba milenaria.
Le soy simpático,
quizá se identifica con la misantropía
que poseo en los ojos.
De vez en cuando, iracunda,
habla del pudor de sus tiempos
y se queja de que a la niña vecina
la arrinconen en la oscuridad de la luna.

Un round a tu recuerdo

A Alex Suárez

Siempre me opuse a caminar
con tu estatura en el ojal de la camisa
—simple cuestión de orgullo.
De allí proviene el hecho

de entregarte tan tarde este poema,
por lo que pasa a ser
algo así como un telegrama rezagado.
La verdad es
que de momento
se me vino a los ojos tu palabra,
llena de la humildad
que cubría el eco de tu nombre.
Vino así,
no sé cómo,
sin llamar a la puerta,
simplemente
tomó mi dolor entre sus brazos
y me llevó hasta la vieja casa,
al canapé donde solías hacer la siesta
y fumabas tu tristeza.
Eran los días en que clinchabas tu presencia
con el rostro de un niño que tenía
doce años jugando entre otras manos,
y contabas tus hazañas en el ring del mundial
cuando el boxeo era boxeo
y no una exhibición amanerada.
Ahora, viejo,
las cosas han cambiado.
Ya quedó atrás el muchachito
que contempló tu muerte;
la vida me hace madurar a bofetadas.
Pero no creás
que doy con los dientes en el polvo;
como vos
pienso que es permitido doblarse
pero no partirse.
Y ahí voy, caminando,
finteándole a la vida su amargura,
cuidándome de los golpes a los bajos, tratando
de terminar en pie este largo round.
Aunque a veces, te confieso,
he llegado a flaquear,
a quedar groggy
y querer tramitar un suicidio voluntario.
Pero basta un vistazo a tu retrato
y ya no hay vuelta de hoja:
sé que dejaste tu punch sobre mi verso,
y jab a jab
iré elevando mi nombre hasta tu nombre.
Viejo,
tengo una deuda contigo…
me querías ingeniero
y te salí poeta,
porque no es cosa de ir por allí
soportando un disfraz que desentona.
Con vos pasó lo mismo,
te querían curita
y saliste campeón de box ¡Y qué campeón, carajo!
Perdoná que te quite “tu tiempo”,
pero a veces,
cuando estoy tan solteramente solo
y me urge hablar con alguien,
se me viene a los ojos tu palabra.

Canto a mí mismo

Un día moriré, no cabe duda.
Marchare con mis trapos a otra parte.
Un soneto tal vez, fechado en marte,
dirá que estuve, fue poesía cruda.

Por mis huella sabrán que sin ayuda,
sin un mínimo gesto y sin alarde,
de un sorbo me viví toda la tarde
y mi lengua jamás se quedó muda.

Solitario quizá, no pesimista,
un poco soñador, serio, cansado,
con una buena dosis de anarquista,
dirán mis biógrafos austeramente.

Amó con furia, no lloró el pasado
y se fue de este mundo simplemente.

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Mario Benedetti

No te rindas

No te rindas, aún estás a tiempo
de alcanzar y comenzar de nuevo,
aceptar tus sombras,
enterrar tus miedos,
liberar el lastre,
retomar el vuelo.
no te rindas que la vida es eso,
continuar el viaje,
perseguir tus sueños,
destrabar el tiempo,
correr los escombros,
y destapar el cielo.
no te rindas, por favor no cedas,
aunque el frío queme,
aunque el miedo muerda,
aunque el sol se esconda,
y se calle el viento,
aún hay fuego en tu alma
aún hay vida en tus sueños.
porque la vida es tuya y tuyo también el deseo
porque lo has querido y porque te quiero
porque existe el vino y el amor, es cierto.
porque no hay heridas que no cure el tiempo.
abrir las puertas,
quitar los cerrojos,
abandonar las murallas que te protegieron,
vivir la vida y aceptar el reto,
recuperar la risa,
ensayar un canto,
bajar la guardia y extender las manos
desplegar las alas
e intentar de nuevo,
celebrar la vida y retomar los cielos.
no te rindas, por favor no cedas,
aunque el frío queme,
aunque el miedo muerda,
aunque el sol se ponga y se calle el viento,
aún hay fuego en tu alma,
aún hay vida en tus sueños
porque cada día es un comienzo nuevo,
porque esta es la hora y el mejor momento.
porque no estás solo, porque yo te quiero.
mario benedetti
no te rindas.

EL DESCONSUELO [Mi poema]
Lilian Serpas [Poeta sugerido]New

MI POEMA …de medio pelo

 

Si al banco que se encuentra allí en el parque
un día yo la mano le tendiera
brindando mi amistad. Y él comprendiera
lo mucho que se acerca ya el embarque
y en un gesto de amor él me quisiera.

Como amigo, viniera y me abrazara
pasándome la mano por el hombro
con mucha suavidad. Y ante mi asombro
ansiara convencer de que esperara
a ver la luz surgir sobre el escombro.

Me contara los males que él padece,
el óxido en sus patas, sus astillas,
el incierto futuro que a las sillas
les espera. Diciendo no merece
tal desaire. Que él suple a las camillas,

compadre es de fatigas de indigentes
sin pararse a pensar en distinciones,
si es oriundo de aquí, de otras regiones,
agnósticos, ateos o creyentes,
lleven el culo limpio o con manchones.

Y así sea que vivo está el problema
y pues sigue nadando a ras del suelo,
cada vez que nos surja el mismo duelo
veremos de curarnos el eczema
aireando al pasear nuestro pañuelo.
©donaciano bueno

MI POETA SUGERIDO:  Lilian Serpas

Microgramas de niebla

1
La tarde es una monja
que en torre de silencio
rezando se demora.

2
Lluvia: leve rosario
en los dedos traslúcidos
del Ángel olvidado.

3
El avión que te lleva
es pájaro goloso
que pica las estrellas.

4
Es un cóndor azul
el avión que te lleva
hasta la Cruz del Sur.

5
Me envías un mensaje
con esa golondrina
que equivocó la tarde.

6
Amor: Alma a lo lejos
persiguiendo la ruta
que ha rubricado el cielo.

7
Melancólico llora
el Otoño que un lecho
se prepara con hojas.

8
Ausencia en un suspiro
es la pena que lanzo
como flecha al abismo…
(Huésped de la eternidad, 1949)

Rememorar

Un pálido fulgor de media luna
sobre el rústico banco de las citas,
la leve brisa que llegó oportuna
y la vereda de las margaritas…

En hora de congojas, importuna,
de lento suspirar de hojas marchitas,
a la tristeza le sirvió de cuna
la fuga amarga de amorosas cuitas…

Hoy vuelvo solitaria a recordarlo…
La noche es tibia y dulce para amarlo
y para hacer de nuestra vida, una…

Y como sé que la pasión es ida,
la clara historia que truncó mi vida
rememorando estoy bajo la luna…

El huracán

Como un reflejo que arde
en la punta de una daga,
el corazón de la tarde
ya se enciende, ya se apaga.

Rachas de viento aparejan
los pajarillos que pasan,
y una docena de párvulos
cuentan piquitos de nácar.

Voces de niños que juegan
en la alameda soleada:
certamen de algarabías,
risa de sol, fuga de alas.

Arriba pasan las nubes
en rieles de azules rayas:
ecos de bronce en los cascos
y onomatopeyas de agua…

Un puente de arcos se tiende
de la tarde a la montaña,
y se anuncia la tormenta
con sus tambores de plata…

Ramos de roncos tambores
en sombrías atalayas:
pasan corceles del viento
por abismos y hondonadas…

Kabrakán, de las alturas,
su furia indómita arrastra,
entre espirales de lluvia,
relámpagos que se enlazan.

En nubarrones de fuego
las fuerzas trágicas danzan
y el corazón de la tarde
ha empurpurado la daga.

En unidad de tiempo

Tono extático

Me embriaga el ansia plena de volar a tu lado…
Soy pájaro del viento de un claro son ligero,
que en rumbos de tu pecho de nido en primavera
me liberto en el éxtasis, sin espacio ni tiempo.

En nieve de tu ausencia, me enturbia la tristeza
y en riscos de zozobra y en islas de tormenta
me siento prisionera del propio pensamiento:
quedó el instante mismo de tu fatal partida
en la angustia presente, sin número e inmersa
en mi amor unitario de luz y canto unísono,
en tímida actitud de ensueño y en sigilo
¡sintiendo en fría muerte girar mi solo anhelo!

En torno a mí la extensa divagación sin término,
la indefinida tierra, la inconsistencia vaga,
en una inesperanza sobre el azul tendida
y en que a veces las lágrimas son angustia sellada.

Como una escarcha fina que se aferra a mi piel
llevo en mí la nostalgia de aliento contenido,
y en actitud de espera y en el sentir presente
vivo y no vivo en playas de ensueños fugitivos…

En una edad de cielo de entrecerrados párpados
hundo en la eternidad mi ardiente pensamiento:
¡densa agua de simientes que aprisionó por siempre
mi velero enlunado —fiel imagen del sueño—,
inmarcesible flor de una savia nutricia,
resumen de fragancia femenil, aspirada
por mi lámpara viva de integral florescencia,
y es una llama al viento la flor de mi esperanza!

Brotando en ala y canto va la ilusión callada
al encontrar en claves todo el secreto incierto,
secreto que tu nombre repite en claras letras
de las constelaciones: tiempo y distancia abiertos
donde te identificas con la luz inmedible
en el instante mismo de suspirada ausencia…

En desprendido amor, sin límites ni espacio,
te acogen mis sentires en sus más hondas minas
y así, presa en mí misma, deviniendo te encuentro…

No hay distancia ni número y es inmutable el tiempo
en que llevo sutiles percepciones remotas
y en extática lengua mi corazón te invoca,
mirando más allá de lo que ven mis ojos
¡en lo que es el perfume siendo a la par la rosa!

Prisionera del Ser, me crece la tristeza:
filosófica amiga, sensible a todo roce,
como en cristales finos su transparencia atisbo
al ir multiplicando mis angustias en goces.

Quintaesencia de espíritu, dualidad de las cosas,
en esenciales formas de luz y de materia,
galopa en el suspiro mi soledad ansiosa,
en sed indefinida de lo que no se alcanza
y en llegando a ti se alquitara y concentra…

En ardoroso impulso de turbulentos mares
levo el ancla pesada sin rumbo ni ribera…
Y es un amargo grito de concertado acento
éste en que voy llenando mi sed ensombrecida:
la sed en que me siento prisionera del aire,
del aire en que se nutre mi amor en carne viva…

Conmovida en el éxtasis recupero mis alas
y me estremece el ansia de lo estelar y vago
que en las aguas celestes del insondable espacio
me va colmando el alma con sus círculos claros.

Y siento que es el vértigo de tu amor en ausencia
lo que me torna en árbol con raíces al cielo,
que su copa invertida nutre con las sustancias
minerales que bullen con subterráneo fuego,
mientras por las raíces llamean nuevos frutos,
y por los tallos mira crecer los vagos sueños.

Alunizaje

Lúcido en la tiniebla de un momento
de ser —ya sido— en inicial viraje,
arranca de raíz mi pensamiento
—tan joven como antiguo en su linaje—.

Ráfagas a grupas de un saber, aliento
—del polvo hostil en rescatado viaje—,
emite luz, muy cerca a lo que siento
del más nocturno azul de alunizaje.

Ritmos de meteoros miden tensa
noche, sólo soporte a mi defensa,
igual a rostro en Cero circunscrito.

Yo heroica y huyendo en un desvelo
—libre y sin nada—, como en un deshielo,
alcanzo en pie de amor, el infinito.
(México, 1969. Girofonía de las estrellas, México, 1970)

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Antonio Machado

Húmedo está, bajo el laurel, el banco

Húmedo está, bajo el laurel, el banco
de verdinosa piedra;
lavó la lluvia, sobre el muro blanco,
las empolvadas hojas de la hiedra.
Del viento del otoño el tibio aliento
los céspedes undula, y la alameda
conversa con el viento…
¡el viento de la tarde en la arboleda!
Mientras el sol en el ocaso esplende
que los racimos de la vid orea,
y el buen burgués, en su balcón enciende
la estoica pipa en que el tabaco humea,
voy recordando versos juveniles…
¿Qué fue de aquel mi corazón sonoro?
¿Será cierto que os vais, sombras gentiles,
huyendo entre los árboles de oro?

YO, NARCISO [Mi poema]
Pedro Geoffroy Rivas [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Yo, aunque no lo creáis, siempre me beso,
algunos hay dirán que es que estoy loco,
me beso cuando cojo algún sofoco,
cuando leo, levito, y me embeleso
y lo hago despacito, poco a poco.

Me beso cada día, cuando pasa,
cuando siento pesar, melancolía,
en tiempos de dolor, en la agonía
del sueño que ausentóse con su guasa
sabiendo que jamás retornaría.

Y puestos a querer ¿quién es mi amigo,
el que siempre me sigue a cada instante,
el que ríe conmigo y presta el guante,
el mismo que me arropa con su abrigo,
que más que ser amigo, él es mi amante?

Que yo con mi modestia considero
que todo lo que soy es muy importante
a cuestas con mi gozo y mi talante,
mi sueño de invencible aventurero
así fuera me tilden de pedante.

No quiero ya ocultar, a quien más quiero
es al que al mundo esparce simpatía,
que cree que el amor o la alegría
nunca fue un sentimiento temporero,
tal como yo, disculpen mi osadía.
©donaciano bueno

A quién se debe querer más que a uno mismo? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Pedro Geoffroy Rivas

Soledad

Frecuentemente el viento sopla fuerte
En el minúsculo jardín junto al que duermo
Y su largo aullido me mantiene entre sueño y vigilia
Entonces pienso grito o recuerdo es lo mismo
O proyecto futuros que nunca llegaré a vivir
O hago recuento de cuanto pudo ser
Paso las noches asediado por muertes que todavía no se atreven
Golpeado por poemas que todavía no me decido a escribir
Asaltado por imaginaciones que me caminan
Como extraños insectos desde los pies hasta el alma
O me navega la sangre buscando un olvido
Que jamás ha logrado detener mis diástoles
Queriendo recuperar vasijas que alguna vez rompí
Sin encontrar el prometido tesoro que debieron contener
Recogiendo las hojas del árbol que siempre quise sembrar
O acariciando al pequeño animal que humildemente espera
En cualquier rincón de los epitelios en que habito
Su aleatoria oportunidad de ser el iniciador de una nueva estirpe
De un alfabeto de fábula con el que sea posible
Nombrar poéticamente las cosas más repulsivas
Declinar adjetivos apropiados para cada uno de los colores
Que matizan el terrible submundo en que me muevo

Cuando cierro los ojos
O celebrar holocaustos definitivos
Sobre la antigua piedra en que se inscriben todos los

Sacrificios
Permanezco anegado de preguntas que nadie sabría
Contestarme
Exhausto por el interminable forcejeo
Entre mis debilidades y mi fuerza
Paralizado por el irrefrenable impulso
De realizarme en pájaros o rosas
Desesperadamente urgido de invisibles presencias
Anhelante de un pensamiento que me permita sobrevivir
En la espantosa realidad que me rodea
Atado por una absurda confabulación de negaciones
Que me impide soltar mi bandada de instintos
O me reduce a la desesperante pequeñez del poema
Todo se diluye en una densa oscuridad
Donde el silencio es el único sonido
Y una lluvia de pálidos pétalos
Va levantando muros alrededor de mi dolorosa respiración
Construyendo la tumba en que no quiero descansar
Condenándome a una eternidad que definidamente
Rechazo
O abandonándome en medio de un encrespado mar de piedra
En el que todo naufragio es imposible
Despierto hundido en mi propia materia
Horriblemente oliendo a carne moribunda
Me levanto
Me visto mi raído traje de soledad
Y salgo a caminar entre fantasmas.

Primavera

Allá lejos, la primavera andará despeinándose,
Ahora, en esta hora desatendida y lenta,
Cuajada de racimos imprevistos,
De pupilas sin sueño,
De reptaciones trémulas,
De avances y de orugas y de sexos hambrientos.

Pero aquí hasta nosotros no llegará la primavera.

A nosotros se nos niega la pregunta
Y el contacto y la luz y el improperio.

Las gentes huyen al vernos macilentos y erguidos,
El viento se detiene en las rejas,
Las respuestas chocan contra los altos muros
Y rebotan y se van sin encontarnos.

Andará por las calles la primavera luminosa,
Con los senos alzados,
Provocando a los mendigos y a los perros sin amo,
Alborotando instintos, desparramando pólenes,
Concretando las largas imprecisiones del invierno.

Caminará por los barrios ricos de todas las ciudades la primavera

Prostituta
Ofreciendo en subasta su diminuto vientre,
Halagando a los posibles compradores de su perfume y de sus brisas
Y de su aliento
cálido,
Infundiendo asquerosas intenciones en los viejos impotentes
Y encendiendo la sangre de los jóvenes que aún no tuvieron
Tiempo de
estrenarse el sexo.

Ah, pequeña primavera desvergonzada,
Niña precoz y lista;
Qué bien sabes calcular tus dones y escoger tus clientes.

Pero ya llegará la hora de bajar hasta los barrios de los pobres,
De penetrar en las casas de vecindad increíblemente desoladas,
De pasearte del brazo de todos los que no logran pagarte tus favores,
De parir lindas primaveritas engendradas por un robusto viento
Que limpiará el mundo de prostíbulos e igualará los barrios
De todas
las ciudades.

Entonces llegarás hasta nosotros sin temerle a las rejas ni a los muros
Y serás verdadera primavera; la dulce camarada primavera.

Entonces nos veremos, primavera.

La búsqueda

Yo no encuentro la letra deseada
Para mi canción,
Ni encuentro los ojos que llevo
En el corazón.

Cuando escucho un canto me digo:
Esa es mi canción.
Cuando veo unos ojos exclamo:
Los del corazón.

Pero pasa el canto y se van los ojos
Y aún siento en el alma vibrar la canción
Y siento como arden dos negras estrellas
En el corazón.

Breve lamento

¿He de marcharme entonces?
¿Sólo un instante viviré sobre el mundo?
¡Como la flor del tiempo,
iré perdiendo pétalo tras pétalo!
¿Nada quedará entre nosotros?

Hasta las piedras finas se rompen.
El oro se destruye.
Se rasgan las plumas preciosas.

¿Qué ha de hacer mi corazón entonces?

¿Nada será mi nombre alguna vez?
¿En vano he venido a la tierra?

¡Oh amigos!

No dejéis que perezca del todo.

¡Conservad este canto!

Por el hermano que cayó aquel día

Por el hermano que cayó aquel día
Hoy me corono de palabras crueles,
De palabras punzantes como espinas.

Una mañanita,
Clara
Como él soñó los ojos del hijo que aún no le nacía,
Lo llevaron al muro del viejo cementerio.

Él levantó la frente
Y los maussers rezaron su oración tremenda.

Hoy duerme bajo la dulce tierra
Junto a sus dos amigos.

Una mujer preñada nos dejó en herencia.

Una canción de amor

Perfúmate con agua de nocturnas campánulas,
¡Oh Corazón del cielo!

Con greda nueva adórnate,
Con semillas de achiote.

Cíñete la cintura con el refajo verde.
Ponte el huipil bordado de ardientes girasoles.
Que te alumbre los ojos la flor del jiquilite.

Baja a la playa entonces,
Búscame en el estero
Cuando la luna prenda su lámpara en los cocos
Y el mar esté sonando todos sus caracoles.

Un lecho de algas húmedas olorosas a yodo
Ha tejido mi amor para tu cuerpo
De venada inocente.

Quiero estrecharte el torso
Con guirnaldas de súchiles morados,
Ungirte el pecho con sagrado bálsamo,
Mirar en tus pupilas las estrellas más grandes.
Quiero besar tus muslos de amorosa serpiente.

Soltarte el nudo de la trenza
Y enredarte luciérnagas
En el manglar oscuro del cabello.

Quiero envolver tu cuerpo con la espuma más blanca.

Que mis manos despierten tus desnudos sensontles.

Quiero elevar tu sueño hasta el delirio
Y dejar en tu vientre la semilla de un dios.

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García Lorca

Narciso – Amor (Canciones 1921-1924)-

Narciso.
Tu olor.
Y el fondo del río.

Quiero quedarme a tu vera.
Flor del amor.
Narciso.

Por tus blancos ojos cruzan
ondas y peces dormidos.
Pájaros y mariposas
japonizan en los míos.

Tú diminuto y yo grande.
Flor del amor.
Narciso.

Las ranas, ¡qué listas son!
Pero no dejan tranquilo
el espejo en que se miran
tu delirio y mi delirio.

Narciso.
Mi dolor.
Y mi dolor mismo.

DE MUJERES, HOMBRES Y VICEVERSA [Mi poema]
Juan Manuel Roca [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Las féminas me abruman por doquier,
que a gritos nunca paran de reñirme,
y a punto incluso están de consumirme,
yo aquí pido me dejen de joder
pues nunca han de lograr pueda rendirme.

De un tiempo hasta esta parte oigo sus gritos
más propios de disparos de escopeta
que llegan para hacerme la puñeta,
cual fueran convertidas en gallitos
que meten la nariz en mi bragueta.

Pues, digo, yo soy yo y mis circunstancias.
De aquello que mis padres me enseñaron
sospecho siempre bien. Si equivocaron,
a nadie yo le arriendo las ganancias,
mas debo de pensar no me engañaron.

Comprendo ellas defiendan sus derechos
mas sepan la razón no es del que grita,
que andar hace el camino, así a la chita
callando, van sacándose provechos,
sorteando en el sendero a la chinita.

Entre unos que han salido del armario
que saltan a la plaza haciendo ruido,
mujeres que renuncian al marido,
le van a alborotar al vecindario
dudando si el futuro está perdido.

No olviden lo que dicen de Zamora*,
quien crea lo que existe está muy mal,
debiera no correr cual animal,
que el reto no se logra en una hora,
y eviten que se venga un vendaval.
©donaciano bueno

Yo soy yo y lo que mis padres y maestros me enseñaron? Share on X

Pues yo soy lo que mis padres y maestros me enseñaron, aquello que en esos momentos era lo correcto. ¿Que debo de cambiar? Pues demen tiempo.
*Zamora no se conquistó en una hora.

MI POETA SUGERIDO:  Juan Manuel Roca

El poema

Lo cortejan escribanos y borrachos,
lo recitan las damas blancas
que cuentan el número de sílabas
en sus frágiles collares de granizo,
lo diseccionan como a un cadáver
en la academia de la lengua,
lo memorizan los idiotas
que lo exhiben como a un perro de lujo
en las pasarelas
y en los grandes salones del verano,
lo rasgan los poetastros envidiosos
o le alteran sus fases,
lo guardan en cofres las viudas
que se abanican con plumas de ángel,
lo portan los pederastas
como si fuera una violeta en el ojal
y párrocos y sacristanes
lo remiten al limbo
por el correo certificado de Dios.
El verdadero poema
sobrevive a tan fúnebre cortejo.

En el café del mundo

Para Carlos Vidales

Por la mañana,
cuando un sol de páramo merodea la ciudad,
las meseras del café
limpian las sobras de una conversación
y las manchas que dejan en el piso
las voces nocturnas.
A alguien debió caérsele en el baño
la palabra amor,
pues no se soporta el olor a flor marchita
que invade sus muros.
Limpien, limpien las palabras regadas en el mantel
o esparcidas como cigarros apagados
en los rincones. Sólo son pavesas de voces,
cenizas del verbo, frutas disecadas.
Las meseras espantan a las moscas con un diario:
las palabras no son hadas caídas de labios del fabulador,
ni cadáveres en fuga hacia el vacío,
pero las moscas se frotan las patas
frente a sus melancólicos residuos.
Tal vez al borde del vaso con restos de cerveza
la palabra país se haga recuerdo
pues hay algo de tela de araña, de ruina de tiempo,
de un mestizaje de sueño y pesadumbre
en torno de la mesa.
Aún están las sillas con las patas arriba
como carrileras o pirámides o torres
de una Babel silenciosa
y las meseras se aprestan a barrer un otoño de voces.
Palabras que fueron mordidas con pasión
o arrojadas por la espalda,
palabras titubeantes en labios del herido
o untadas de una tenaz melancolía,
mariposas derribadas en su vuelo.
Las meseras ignora que limpian y barren las palabras,
que algunas recorrieron el mundo, muelles y hangares,
para venir a morir bajo una mesa.
La palabra libertad que agitó su bandera de harapos
se deshace entre los restos de la noche
y no es fácil remendarla con agujas de lluvia.
Ni perros ni gatos husmean los escombros
donde se acumulan los sinónimos del hombre.
Hasta la palabra miedo
ha mudado de piel y ya no tiembla.
Ah, diligentes meseras que ponen órden a los objetos
aunque nadie los nombre. Yo las veo
recogiendo pedazos de la palabra cristal,
entre enceguecidos Narcisos
que fingen no verse en aguas pantanosas.
La palabra muerte no quiere deshacerse,
se resiste a morir en el café de la noche.
Las pulcras meseras recogen,
entre papeles arrugados y sombras y cabellos y fantasmas,
las sílabas del día, sus inciertas potestades.
Limpien, limpien llanuras, suburbios, subterráneos,
glaciares y jardines y patios y collares,
el eco del silencio que atraviesa la noche.

Las manos de Orlac

(reflexiones de un concierto de piano)

Una vieja película del cine negro narra la historia de Orlac.
Tras su ejecución, a Stephen Orlac, lanzacuchillos de circo y asesino,
le amputan las manos y las trasplantan a un pianista
que ha perdido las suyas en un tren descarrilado.
Las manos se niegan a obedecer al nuevo cuerpo,
deciden moverse a su antojo y recobrar su instinto criminal.
En lugar de volcarse sobre el teclado del piano, buscan cuellos que apretar.
El pianista de esta noche sin duda ha recibido en comodato
las manos de Orlac. Escuche cómo asesina la música de Bach.

ESTACIONES

El hombre que señaló el pájaro en su vuelo
ya no existe.
Ni su tosca mano tomando la empuñadura del
revólver.
Ni el pájaro cayendo en espiral entre hierbales.
El beso. El encuentro de las bocas en el último
peldaño.
Ni siquiera la escalera de caracol
Subiendo como volutas de madera hasta el
balcón.
Ni el balcón donde soñabas bajo el traje de
lino.
No existe la mujer
Que paladeaba escamoteadas ciruelas
Ni la ira del jinete en su caballo tras de ella
Ni el caballo como un viento encerrado en su
pelaje.
Llegado el momento, tocados por los dedos
del vacío,
¿Cuál la diferencia con lo que nunca ha sido?

CÉSAR VALLEJO INVITA A UNA CENA

César Vallejo
Invita a sus amigos a una cena.
Se pide ser puntual, traer pan y no usar collares
de granizo.
Hay suficiente frío en la alacena.
La voz anuncia que empieza a caer en París
un aguacero.
No le importe venir:
Los pronósticos del tiempo
No son los de la muerte.
Al fondo está el salón
Donde el tiempo raído del invierno,
O quizás los imprevistos, dejan ver
Tan sólo una pareja de silenciosos
Comensales: el poeta y su sombra.
Viste mejor la sombra que el poeta,
No se le ven los pliegues que han dejado en
el traje de su amigo,
París, los húmeros mal puestos, la lluvia,
El remoto viaje de Trujillo hasta Lima.
César Vallejo
Invita a sus amigos a una cena.
Se pide ser puntual, traer vino
Y no olvidar en casa su nómina de huesos.
Hay suficiente espacio, suficiente espacio en
su silencio.
La voz se hace más meliflua en la radio,
La voz que invita a los amantes a cubrir
De otra piel su desnudez.
Al otro lado de la noche
César Vallejo dibuja en los restos del café,
En su oscuro sedimento,
Al diluido hermano de juegos
Que tiene en el fondo del pocillo
los rasgos de la muerte.
Es otro juego al que regresa con su hermano
Miguel:
La muerte, como los niños, escamotea cuerpos
Cuando juega al escondite. Por algún recodo de la noche,
Vallejo busca a su hermano
En salones y zaguanes de otro mundo.
Ya no se oye la voz de la cantante
Y hay quien dice que la muerte toca el sol, toca la quena.
César Vallejo
Invita a sus amigos a una cena.
Se pide ser puntual,
Traer también al desconocido y su señora.

ARENGA DE UNO

que no fue a la guerra
Nunca vi en las barandas de un puente
A la dulce mujer con ojos de asiria
Enhebrando una aguja
Como si fuera a remendar el río.
Ni mujeres solas esperando en las aldeas
A que pase la guerra como si fuera otra
estación.
Nunca fui a la guerra, ni falta que me hace,
Porque de niño
Siempre pregunté cómo ir a la guerra
Y una enfermera bella como un albatros,
Una enfermera que corría por lagos pasillos
Gritó con graznido de ave sin mirarme:
Ya estás en ella, muchacho, estás en ella.
Nunca he ido al país de los hangares,
Nunca he sido abanderado, húsar, mujik de
alguna estepa.
Nunca viajé en globo por erizados países
Poblados de tropa y de cerveza.
No he escrito como Ungaretti cartas de amor
en las trincheras.
No he visto el sol de la muerte ardiendo en
el Japón
Ni he visto hombres de largo cuello
Repartiéndose la tierra en un juego de barajas.
Nunca fui a la guerra, ni falta que me hace,
Para ver la soldadesca lavando los blancos
estandartes,
Y luego oírlos hablar de la paz
Al pie de la legión de las estatuas.

BIBLIOTECA DE CIEGOS

Absortos, en sus mesas de caoba,
Algunos ciegos recorren como a un piano
Los libros, blancos libros que describen
Las flores Braille de remoto perfume,
La noche táctil que acaricia sus dedos,
Las crines de un potro entre los juncos.
Un desbande de palabras entra por las manos
Y hace un dulce viaje hasta el oído.
Inclinados sobre la nieve del papel
Como oyendo galopar el silencio
O casi asomados al asombro, acarician la palabra
Como un instrumento musical.
Cae la tarde del otro lado del espejo
Y en la silenciosa biblioteca
Los pasos de la noche traen rumores de leyenda,
Rumores que llegan hasta orillas del libro.
De regreso del asombro
Aún vibran palabras en sus dedos memoriosos.
la noche de caoba
En la noche de caoba crecen los juncos.
En ella escucho la letanía de los ciegos
Como si un árbol de letras fuera sacudido
Por sus toscos bordones.
¿Qué diablos se celebra en la montaña?
Los árboles fogoneados por el rayo
Semejan una lenta caravana de camellos.
¿Pero qué diablos se celebra en la montaña?
El venado que gira lento sobre el fuego
O una boda donde la novia lleva un ramo de
papiro.
Me visita el sueño en la noche de caoba:
En las afueras del silencio, en sus barriadas,
Antiguos hombres de borsalino y de polaina
Juegan con naipes marcados por la muerte.
La noche oscurece la roja flor del corazón.
voces, señales
Puede ser que desde el cosmos
Una niña haga señales
O se puedan escuchar bajo el ala de cáñamo
Las ausencias,
Los lejanos clangores de las esferas
Y las esquirlas de cielo.
Clangores, clangores,
El viento teje el traje nupcial de las ausencias
Como una Penélope nocturna entre las rosas.
Una voz ronda mi estancia,
Una voz que me atrapa como a un viejo cormorán
Encandilado por las luces de un faro.
Otra voz pregunta por ustedes
En las ciudades del aire,
En la espesura de una flora ensimismada,
En la fresca botánica nocturna.
Una voz, tocada por el vino lunar
Llega de viaje hasta la sombra.

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