A todos los amantes de la literatura en sus distintas formas o variantes...

Donaciano Bueno Diez

Donaciano Bueno Diez

Editor: hombre de mente curiosa, inquieta, creativa, sagaz y soñadora, amante de la poesía.

ORIFICIOS [Mi poema]
Marisa Trejo Sirvent [Poeta sugerido]New

MI POEMA... de medio pelo

 

Orificio es la hendidura,
un conducto funcional,
la abertura principal
que al humano ser procura
refrigerio personal.

De narices desigual
siempre con dos agujeros
para inspirar y expirar,
para petróleo sacar
mal uso hacer de los dedos.

La boca es esa abertura
con cercos, sin cerradura
y asomaos a esa ventana
unos piños y una rana,
¡bendita sea esa ranura!

Qué decir de las orejas,
en este caso son dos.
Son cotillas como viejas
o sujetos de collejas
¡valga el cielo, vive dios!

Hay dos rotos descosidos
y por fuera remendados,
de la vida fiel testigos,
para saber más mendigos
y descubrir lo ocultado.

Esfinter de otro canal
que suelta lo putrefacto,
se repliega y en el acto
vuelve a estado natural
¡dicho y hecho e ipso facto!

El órgano genital
con una doble función:
levita con emoción
ruge con satisfacción
o lo expulsa al orinal.

Nueve son en el total
los orificios del cuerpo
cada uno es cada cual,
si te falta algún canal
tu navegar es incierto.
©donaciano bueno.

MI POETA SUGERIDO:  Marisa Trejo Sirvent

Dame mi soledad

“Quiero que me hagas el olvido
como antes me hacías el amor”.

Vendrás.
No tengo ganas de arreglar el cuarto
donde descansaremos o haremos el amor
(según el ánimo, la luna llena
el tráfico con que te hayas enfrentado).
Debería hacerte de comer, lavar los trastes,
así como llevé tu traje a la tintorería.
Pero hoy no tengo ganas de hacer esas cosas,
de vivir el lugar común en que vegeto
junto con las vecinas de abajo y de arriba.

El viento de la tarde me recordó el mar,
después vino la lluvia y con ella los sueños.

Hoy quisiera acostarme sobre la arena húmeda;
navegar hasta que el cansancio nos deje a la deriva;
liberarme de las cuatro paredes de la rutina;
amanecer sin prisa, buscar leña
y hacer una fogata a la orilla de un río;
aprender los caminos de tus ojos
como si fueran los de un desconocido;
navegar o convertirme en espuma,
en alga, en estrella de mar, en erizo;
pero ya ves,
tu burocracia sólo me da la posibilidad del sueño
y aunque somos amantes, yo cada vez te siento
más esposo y menos compañero.

Biografía: conviérteme en mujer
-cuyas alas fueron diseminando
sueños a la vez que fracasos-
dame la clave del vuelo de una mariposa fugaz;
haz que vislumbre la esperanza
cuando me suba a los árboles a jugar;
libérame de las muñecas inertes
que estorbaron mi infancia.
Dame valor para cambiar.
Te juro que no voy a caerme,
te juro que no voy a llorar,
te juro que no me voy a sentir sola.
México D.F. 1979

Anclando sueños

A José Luis Ruiz Abreu.

Queríamos crecer
como la hierba
y estuvimos huyendo muchos años
sin tierra, sin raíces.
Navegamos en islas, inviernos y castillos.
Volamos sobre puentes y molinos de viento.
Recorrimos las hojas de panteones antiguos,
los urinarios públicos y los barrios judíos.
La nieve hizo de nuestras huellas
un camino hacia pueblos bebedores de vino.
Hicimos el amor en catacumbas,
en trenes sin fronteras, monasterios, arroyos.
Cada lugar se volvía un puerto extraño
para zarpar al amanecer.
Ahora que hemos anclado nuestros sueños,
contamos las imágenes pasadas
para sentir otra vez que estamos vivos.
Tuxtla Gutiérrez, 1984.

Eso ya lo sabes

I
Eso ya lo sabes
Estás en todos
En los pequeños ruidos de la calle
En cada esquina de este cuarto
Y en los miles de años de mi vida
Pero hoy
Te busco en las intimidades de mi cuerpo
En cada impulso de mi sangre
En los papeles atesorados
En esa música lejana
Que me trae el viento de la madrugada

II
Te busco inútilmente
Sin brújula
A destiempo
Lejos
Lejano
A doce mil kilómetros de las Ramblas
Donde deambulas tú también
Buscándome esta noche.
Tuxtla Gutiérrez, 1993.

Busco tu amor

Busco tu amor
Día tras día
Bajo la sábana de tu recuerdo
Mis senos se suavizan
Ya lo sabes
Mi piel te espera
Me dice que estoy loca
Que un caballero blanca luna
Se empeña en mi cordura
Esa
La no buscada
La que no debe ser

Busco tu amor
La luna no aparece
Yo sola me estremezco.
Tuxtla Gutiérrez, 1995.

Tu desnudez

En la oscuridad
Palpo la forma de tu cuerpo de hombre
Recién bañado
Tu desnudez es un preámbulo
El amor agranda el deseo
Y la evasión total
Se realiza en el eclipse
Que une tu boca con mi boca.
Tuxtla Gutiérrez, 1996

El mar

a Raúl Garduño

“Conduce el mar un carruaje de pájaros
la mujer desnuda mira desde el puerto
la embarcación ardiente
a la luz de la luna se construyen las islas
martillos suenan como la frialdad
como el aviso de la resurrección”.
Raúl Garduño.

Siempre hablabas del mar
a veces
hace tiempo,
no existe el mar,
no existe siempre.
Sobrevive la espuma
como una mancha azul,
indiferente.
Los pájaros perdieron su carruaje
la luna como un cirio
ilumina tus islas
y todo cambia
y nosotros,
los que permanecemos,
no tenemos
sino la arena, el faro
y en los ojos la sal.
París, 1980

Puerto Arista

Hay luces en los ojos de los peces
que los barcos capturan por la noche,
aromas en el aire de cangrejos dormidos,
fósiles transformándose en espuma.
Más tarde
la madrugada tirará otras estrellas
la brisa no azotará más las ventanas.
En ellas aparecerá
la marina de cobre de sus olas inmensas
que borrara las huellas clandestinas
de nuestros pies descalzos.

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SUEÑOS DE AMOR [Mi poema]
Miguel Ángel Gómez [Poeta sugerido]New

MI POEMA... de medio pelo

 

Soñé que estaba soñando,
que soñaba yo soñé
que una estrellita bajaba,
en mis manos se posaba,
una brisa la empujaba
y despacito se fue.

Soñé que estaba soñando
que una música temprana
entraba por la ventana
anunciando el nuevo día,
un hada la recogía
y a los vientos la lanzaba
y así desaparecía.

Soñé que estaba soñando
que una rosa pizpireta,
muy primorosa y coqueta,
me daba los buenos días,
con su olor me perfumaba
la estancia donde dormía,
y en un tris tras se escondía
debajo de mi almohada.

Soñé que estaba soñando
que tenía una ilusión,
un sueño, una fantasía
dentro de mi corazón,
y al grito de la pasión
mi corazón se partía.

Y de pronto desperté
y vi junto a mi a mi amada,
con los ojos me miraba
y de nuevo los cerré
para nunca ya ver nada.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDO:  Miguel Ángel Gómez

País del llano

a Adelina del Carril de Güiraldes

Siento la pampa sola,
sus ojos más lejanos vencidos por el viento,
cuando el cereal se hunde como lunas
pujantes de belleza.

La pampa es diferente a todo otro planeta.

Mirad sus aguas. Caen calladamente,
su verde espacio inundan, solitarias, con lagunas de sueño.

Dejadme ver su aliento sumiéndose en los pechos,
sus colores de amante,
su lejano suspiro,
su deseo:
ese fulgor caído en su grandeza.

Quiero su luz para cavar guitarras,
sus potros desbordados como llamas quiero
y el árbol donde busca su lamento.

– – –

hay el día en que es noche
. y en la batalla perdida
hago el poema en prosa de la ninfa
. de la bestia extinguida
la lengua su lengua de mentir
. es la desnudez que la luz apaga
tus pies descalzos, lesbia, golpean ruinas humeantes,
. tu boca
es la lengua de trapo de la muchacha
yo te miro moverte por la habitación con una camiseta
. del che guevara
que tiene en el torso unas letras
en semicírculo
sé que puedo ser muy feliz contigo
que eres un regalo malva y rosa
*
henry miller ya sabes viene a verme
tedioso, riente, invariable
y con el cuerpo etéreo
viene de apuñalar caballos al azar
en el callejón
de subir un edificio alto
como una mosca
de volar con alas auténticas
volar y volar y volar
recorriendo weehawken, hobooken
hackensack
bergen beach
en un abrir y cerrar de ojos
él clava cuchillos en todas las partes
de su cuerpo
si le disparan con una automática,
las balas se desvían
y hacen tat-tat-tat
contra la pared
me dice
que es un metafísico
de la especie instintivista
luego se va jubiloso y feroz
qué difícil el salto de la vida
a la muerte
de la muerte a la vida
qué cruento portazo
cuando henry miller se esfuma
convertido en un auténtico esquizerino

SIN TU AMOR

Sin tu amor sería un tipo que daría vueltas en la oscuridad
buscando un lugar donde echarse a dormir, una noche negra con señales de oso
y carreteras que no conducen a ninguna parte. Sin tu amor.
Sin tu amor nadie me ofrecería su encantadora
sonrisa fluorescente, viviría completamente
en el pasado,
un fuerte viento del norte batiría mi cabaña.
Sin tu amor Vivaldi tendría frío y estaría calado a solas en nuestro cubículo.
Si por ti no fuera me rendiría absoluta,
condicionalmente, preso de la apatía.
¡Oohh! No podría resistirlo.
Nos dimos un larguísimo y loco beso.
Sin tu amor Hamlet tendría los ojos llenos de lágrimas
¡Oh, Dios del cielo, el mundo sería irreal, cicatero y estúpido!. Mujercita mía,
me perseguirían los perros miserables.
Ni me arreglaría la corbata.
Ni habría botella de vino y buen fuego,
bajo las divinas estrellas.
La lámpara del cuarto de estar
no estaría encendida sin tu amor.

PALABRAS PARA JULIETA

Romeo corre como un loco con un solo
zapato perseguido por un hombre
llamado El Buen Samaritano.
¿No vienes hacia la Estatua de la Libertad?
Anuncias que tienes que ocuparte de un asunto
muy importante
y me ruegas que te disculpe por un rato.
Ahora que los ladrones de bolsos ignominiosos
te dijeron: «Espera, espera», jadeando
y agarrándote furiosamente, amor mío,
no corre fuego por las venas.
Romeo resbala, cae moribundo, te silba
en este mundo y en el próximo
y en todos los mundos por venir.

TOCAR TU PIANO (OH AMOR)

Yo debería tocar tu piano
por mis mezquinas deudas
¿Por qué no pruebo
a tocar
si llevo las de ganar?
Estoy seguro de que soy capaz
de tocar
melodiosamente.
Puede que el tocar sea un acto
que ha de estar desprovisto de voluntad
pero yo debería tocar tu piano
por una hora más o menos
y que los cuervos salten
frenéticamente de
un adoquín a otro.
Debería entrar en
la atmósfera de tu cuarto de enferma
cargando una pluma chirriante
¿qué pasó con los pianistas
que tocaban
curioseando en sus asuntos
más secretos?
Oh amor
yo debería tocar tu piano legañoso
observando las teclas
con mirada persistente.
Las lobas entrarían a hurtadillas
desde las afueras para escucharme.
Un periodista
me pide tu dirección
actual.
Debería tocar tu piano
oh amor,
lento y ardiente,
puedes estar acostada
leyendo a Kawabata,
puedes estar haciendo el amor
con otro púgil
pero debiera tocar tu piano
día y noche
rápido y ágil seguro y vivo.
Llévame contigo y deja
que las cosas
sigan su curso.

ESCUCHA QUE ES LA NIEBLA

Escucha, escucha ahora que es la niebla;
su ademán invencible, su desdén por las cosas.
Escucha como rompe el corazón caído,
llegando en telarañas a los ojos.

Como árbol enterrado al pie de grandes ríos
deja rostros, otoños,
corolas donde duerme una lanza inmortal
y nos desgasta ahora
el modo de mirar,
la débil ilusión de seguir alentando encima de la muerte.

Escucha en sus espumas de color venenoso,
sonidos de marismas repentinas.
Alguien desaparece
-quizás tú, quizás yo podamos serlo-
descarnado de pronto por crueles minerales.

Escucha sus aullidos entre la blanda niebla.

Sufre. Somos nosotros.

¿Oyes tu corazón que la jauría acosa?

Nosotros vamos solos, pronto a exterminarnos,
envueltos por la niebla;
más detrás de grisáceos follajes mortecinos,
a través de su piel secular,
en las agrias vertientes que por ella circulan,
recobramos un perfil indolente,
signo de un leve paso por la tierra,
señal de persistentes nostalgias vagabundas.

Vengo desde un pueblo casi anónimo

Vengo desde un pueblo casi anónimo
olvidado del tiempo y del espacio.
Y viniendo dejo a los otros,
añejos silencios, oscuras impresiones.
No reniego de mi origen ni de mi historia.
Acaso los cisnes lloran cuando parten ?
Se que me han robado el pan y la sangre.
Quizas también he perdido las horas, la distancia
y los besos húmedos del viento, de la lluvia,
del invierno.

Vengo desde un pueblo casi anónimo
cansado de sentir los días y las noches.
No han matado ni mi sed ni mis hambres
apenas si he dejado ancianas sombras,
amigos olvidados, recuerdos diluídos.

Presiento que vengo desde lejos
-anciano de lo eterno, niño del pasado-
transpirando gotas de azufre y de mercurio,
asentándome en la tierra, lanzándome a los aires,
llevando entre mis venas luciérnagas despiertas
que iluminan mi carne.

Pues vámonos ya ! Vejado en la tristeza,
parido en la alegría.
A poner mi nombre inscripto en la esencia de la vida.

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INGRATITUD [Mi poema]
Mario Noel Rodríguez [Poeta sugerido]New

MI POEMA... de medio pelo

 

Hoy he venido a verte
y no me has recibido.
Hoy he querido hablarte
y no me has escuchado.
Lanzar solo me queda lamentos al olvido,
dejar vaguen mis "ayes" sin rumbo por el aire.

Sueño contigo
y tu imagen se difumina y desaparece en mis pupilas,
te imagino entre suaves nubes de algodón
y un inoportuno soplo de aire las disuelve.

Vivo contigo y quiero ser tu amigo
y tu no me comprendes y no me correspondes.
Me ignoras, esquivas o desprecias,
tu ingratitud no tiene límites.

Hoy ya ni siquiera siento el frío
que produce el gélido ambiente de tu estancia,
soy como el ave que, sin retorno, reinicia su camino
sin odio, sin rencor y sin nostalgia.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDO:  Mario Noel Rodríguez

Alejanía

en el centro puntual de la maraña
Dios, la araña
Alejandra Pizarnik (Escrito el día fatal)

Allá donde la carne es harapos
mi corazón es reflector.
La araña con su linterna estudiaba tus pasos al alba.
No sabía que volabas,
que subida a un relámpago perdido
pisabas las tripas de la eternidad y sus hijos leprosos.
Te vi en sueños con muñecas de dolor,
no veías más que un gato descompuesto en sombras.
Te hablé, sólo pateaste la atribulada ceniza
de los profanados por el crepúsculo.
Un verso mordiendo su propia cola, escribiste.
Lo busqué en la alcantarilla de la pasión
pero lo tragó Merlin, estallando.
Y han pasado años bajo el puente
donde bocabajo la araña teje promesas,
bufandas, gorros para protegernos de la noche
en que no quede pelvis sobre pelvis.
En tu sombra dormitaré feto.
Alejanía, teclado de invierno,
allá voy contra el clavel que atravesó tu pecho,
tu voz de insecto imaginado.

Amatorio

La barbera cocina bellísimo,
prepara unos aviones sin destino,
sabe que el piloto desprovisto de razón
sueña con sus universales guisos.

Ella, madrugadora cascada tropical,
busca sitio para acomodar su cabeza
en el pecho giratorio del planeta
de corazón perdido en la montaña.

Le confieso mi amor a lo pájaro
y palpo su espalda coronada de azahares,
su mandíbula contraminada al cielo.

No sé qué haría sin sus tijeras y peines,
a la altura del ronco milenio
disputado por ‘hombres nuevos’ y musas feministas.

Bocanada de montaña

Canto para que juntemos los alientos en una vertiente,
subamos a la cama del asombro
sin más ropa que la memoria,
sin más escudo que la neblina sin freno.
Honda la montaña,
alto el río.
Seré universo desparramado de tus manos,
fugitiva penumbra a la hora de enfrentarnos,
de ser piel y locura, labio y cataclismo.
Seré para que seamos.
Desbordada montaña,
multiplicado río.
Santa la noche,
tremenda la vida que empujo a tus entrañas.
Santa la noche, lindo besar el suelo del cielo.
Santo el encuentro, bendita la virginidad de las orquídeas.
Montaña entrando al ensueño,
río veterano del sueño.

Celo arriba, celo abajo

ndo caliente por abajo y por los aires.
Subido a un avión de fogatas,
la lengua llega hasta Saturno,
la pasión busca y se come a sí misma.
No sé qué haré si fallezco en este segundo:
Arrojar el Nuevo Testamento contra el viejo sudario,
ahogarme en alcoholes como el barbero,
dibujar la vagina que viene acelerada por las nubes.

Ando caliente y no me gasto.
Ando en llamas y no las veo,
quemo en sombras y calla el mundo.

Pasarán las noches y pasarán los hombres,
pero esta sed que delira en el reino de tu útero,
quedará latiendo como vieja vegetación de poema.

Heridas

a David Escobar Galindo

Sombra, catacumba, delirio,
ciclón, gangrena, pústula, grano,
desesperanza, esputo, roto lirio,
caída, pólvora, cornada, marrano.

Puñalada, tisis, divorcio,
misil, convulsión, úlcera,
abandono, jaqueca, humo, consorcio,
pornoteca, pedrada, cáncer, balacera.

Guerra, perra, sordera, cojera,
guerra, aterra,
guerra, sierra, combate, tontera.

Guerra, herida, Paz,
guerra, doble perra.
Te entierro con vida, rapaz.

Te tomo a pecho

Dame de esas ánforas que relincho.
¡Cuántos siglos esperé para succionarlas y ser vuelo,
navegar por el celo que soñé!
Que lo sepa el pavorreal,
que lo sepa el charco de sol.
Limones del más puro brillo al conocerte,
ahora magnéticas piedras lunares.
Testamentos ha escrito esta lengua,
viajes de la alcoba al delirio,
sedes he frenado en tu tórax.
Y quizá los amantes inventen nuevos toboganes,
locas lunas en qué caer fallecidos,
pero ante el cáncer de mamas
sólo mi voz al otro lado de la leche.

Penal Mariona

La sombra patea al más valiente,
sea blanco, negro, azul o rojo.
Quema los huesos en salsa de hastío
y el cielo es una ventana nublada de suspiros.
Una cuchillada a la fantasía del homosexual,
el llanto cae al plato vacío,
los zopilotes llegan a investigar.
Putiadas y picassos en la pared son la vida misma,
historias de hambre y revoluciones a medias
son la vida misma.
Un laberinto es cada pecho
y cada pecho una guitarra sin cuerdas.
La libertad una bandera sucia de infancia.
El poeta sangra pequeños universos.

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¿QUIÉN SOY? [Mi poema]
Adalber Salas Hernández [Poeta sugerido]New

MI POEMA... de medio pelo

 

Un cero, eso soy yo.
Un ser que no quiere ser,
que está aquí porque dios lo quiso
según dicen. Y fue así, sin previo aviso,
que en este putrefacto mundo su cuerpo vino a caer.

No tiene nada que ver
que este insulino-dependiente
viniera aquí de ese guiso un tal día como ayer,
asocial y estrafalario, intelectualmente indigente,
a su pesar buena gente, escaso de saber querer.

Hubiera querido ser
un ser muerto medio vivo,
sólo un sujeto pasivo sin capacidad de pensar,
y en su atalaya observar sin tener que ser esquivo
sin analizarlo osar o cometer el error de pretenderlo cambiar.

Para mi penar yo vivo
y aunque intento no consigo
parar ya de investigar, discernir y razonar.
Que esclavo de mi razón, en busca de explicación
no la encuentro y esta incertidumbre me causa una desazón.

Más veo, más confuso ando
y este embrollo me carcome.
miro al frente caminando, mis ojos se están nublando,
y aunque yo sigo intentado que la verdad siempre asome
ando, ando, ando y ando y es a la luz que el negro se me antepone.
©donaciano bueno

MI POETA SUGERIDO:  Adalber Salas Hernández

II

Por haber sucumbido
a la oscura tentación
de nacer,
por haber comido de este
pan árido,
encenizado,
por haber asentido
y entregado la frente
para recibir la saliva lustral
del tiempo,
por todo ello
estás aquí,
pisando esta tierra que siempre
te será infiel,
habitando su noche
sin párpados,
con tu desnudez balbuciente,
la misma desnudez
que sostiene el día
cuando se entrega
sin más
descubriendo el miedo ágrafo
de tener un rostro.

V

Tus pies
no recuerdan todavía
ningún paso.
Los espejos
no tienen derecho
sobre ti.
Y esa voz que será tu condena
no ha soplado aún
ceniza en tu garganta.
Hasta ahora
sólo has escuchado
un aleluya
comido en sus bordes
por el óxido,
raído como una madera vieja:
la lengua de lo que está más allá
o más acá de la piel.
En ti solamente hay
la arcilla pura del tiempo,
la tierra heredada
para ser perdida.
Solamente
la dura gracia
de haber nacido.

VII

Mirar
hasta que las cosas
den nueva forma a nuestros ojos.
Esas mismas cosas
que son el punto de fuga
de una memoria desconocida.
Mirar lo que solamente desea
que su historia permanezca
sin ser contada,
jadeando
en los rincones,
sentada sobre el lento crujir
de los días,
amasando su mínima,
delgada porción de eternidad.
Mirar, aunque nuestros ojos no soporten
el filo de las pieles,
el testimonio sin grietas de la vida.
Sí,
aunque no lo soporten
y se derrumben.

VIII

Al recién nacido
hay que darle de inmediato
un nombre.
Al que ha salido
de la negra violencia del parto,
todavía húmedo de no existir,
hay que nombrarlo,
para borrar de sus manos y
de su respiración
el susurro de otro océano,
para contener
el barro incierto de su carne,
hay que conjurar
ese lugar del que ha venido,
la marea brutal
que lo ha abandonado
entre nosotros,
sobre esta tierra que deberá caminar,
cuyo vientre espeso
está repleto de palabras
que nadie recuerda.

XX

La luz no puede perdonarnos
el que hayamos venido
a inventar la sombra.
Ella, que no conocía
sino la cal de su propia piel,
la blancura irreversible de su paso.
Ella, la gran lectora
de todo lo que no había sido escrito
aún.
Ella, sí, la médula secreta
de este mundo,
ella no nos perdona
estas oscuridades con las que poblamos
su andar, con las que
le contagiamos nuestra ceguera.
Ella, que nunca hubiera sabido
qué cosa era la muerte
si no se la hubiéramos entregado,
obligándola al tiempo,
a esta pasión sin resurrección.
Del volumen Heredar la tierra (Bogotá, Común Presencia, 2013)

IX

(don Luis de Góngora y Argote en los infiernos)

¿Y dónde más iba a estar? De cierto
no allá arriba, pasando hambre entre tanto silencio,
tanto santo en éxtasis, tanta esfera celeste
obsesionada con medir los siglos,
ni tampoco aquí abajo, domesticando esa
soledad tan de nadie,
dándole de comer sílabas
y naufragio.
No, don Luis tiene que estar
allá en los infiernos,
así, en minúsculas,
en una gruta espesa como su garganta,
condenado a no repetir
una sola palabra, a gastar
irremediablemente lo dicho,
a ser testigo de ese lujo secreto
que es la voz cuando se da por vencida
y se vuelve pura ceniza desatada.
(de Salvoconducto, 2015)

LXVIII – Vox mea muta sono: donde Ovidio monologa
(Tristia, Publio Ovidio Nasón)

No quiero decir que valgo mi peso en oro,
porque entonces me hundiría en el mar.
No quiero decir que valgo mi peso en sal, porque
el mar me reclamaría como suyo.
No quiero decir que valgo mi peso en sudor,
porque el mar me creería una ola extraviada en tierra.
No quiero decir que valgo mi peso en orina,
porque el mar me confundiría con la saliva ácida
de los tiburones. No quiero decir que valgo
mi peso en tinta, porque el mar me tomaría
por la tristeza y el miedo de los pulpos. No
quiero decir que valgo mi peso en sueño, porque
el mar entendería que soy una de las criaturas
contrahechas que pueblan sus profundidades.
No quiero decir que valgo mi peso en huesos,
porque le mar me colgaría de los acantilados
que ama roer. No quiero decir que valgo mi
peso en grasa, porque el mar me molería en espuma.
No quiero decir que valgo mi peso en sangre,
porque el mar me usaría para teñir sus corales díscolos.
No quiero decir que valgo mi peso en aliento, porque
el mar pondría mis pulmones entre sus medusas. No
quiero decir que valgo mi peso en palabras, porque el mar
es una palabra doblada sobre sí misma.

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LA CIUDAD DORMIDA [Mi poema]
Matilde Casazola [Poeta sugerido]New

MI POEMA... de medio pelo

 

Ciudad teñida de añil, de citas hueras,
de calles amordazadas sin consuelo
di ¿quién te ha dormido a ti, por qué el consuelo
no camina pululando en tus aceras?

Ni siquiera se oyen ya tus plañideras
desplegando sus oráculos al cielo.
Sólo el silencio respira en un anhelo
junto al aura dormitando prisioneras.

Se oye un grito ¿quién ha osado? ¿quién lo pega?
¿por qué brama rebotando al infinito?,
¡maldito tú y siempre tú serás maldito!
¡se vaya de una vez, se quede ciega!

Que sonámbulas suspiren las acacias
desfilando en aburridos arrabales,
y la ausencia de puntillas dé las gracias,
pues la noche llegó y cubrió de chales.
©donaciano bueno

MI POETA SUGERIDO:  Matilde Casazola

Los cuerpos

Amo mis huesos
su costumbre de andar rectos
de levantar un semicírculo
para abarcar el cielo
de encadenarse en filigranas diminutas
para favorecer el movimiento;
amo mis huesos con sus curvas
sus salientes
y sus cuevas profundas.

Si hubiera sido insecto,
también hubiera amado mis antenas
como amo ahora mis ojos con sus cuencas
y mis manos inquietas
y toda esta estructura
en la cual vivo
en la cual soy completa.

Y le doy gracias al discutido Dios
de creación perfecta o imperfecta
de existencia absoluta
o no existencia,
le doy gracias
en uso
de mi cuerpo y su esencia.

Al menos, comprendo su intención:
sé que era buena.

Los oscuros

La fruta estaba hecha
para que la gustáramos,
para olerla y gozar su lozanía.
Pero nosotros no podíamos comprarla.

El sol estaba hecho
para amar nuestra piel,
estremecer la vida de todo nuestro cuerpo.
Pero a nuestra guarida el sol no entraba.

El pan de cada día, en fin, estaba hecho
para hablarnos todas las mañanas
de campos fecundados.
Pero nosotros sólo comíamos mendrugos duros y agrios.

También había música y otras cosas dulces,
pero habitaban en el aire alto,
y nosotros sólo captábamos sus ecos.

Nos debatíamos en la cueva obscura
en el cuartucho húmedo
donde la única verdad es la miseria.

Entonces, no aprendimos
el himno de alabanza,
y la sonrisa en nuestros labios
era una flor enferma.
Dicen que Dios hizo a los hombres iguales
y semejantes a El en armonía y belleza.
¿Cómo es, entonces, que ahora
formemos este vértice inmundo
del que huyen todas las miradas
y contra el que se vuelven bruscamente las espaldas?

– Hablo por boca del hombre que se arrastra
por húmedos rincones
de morada siniestra.
Dice que también de él era la tierra –

¿Quién hurtóme el rojo clavel
llamarada impetuosa,
quién bloqueó mis salidas,
quién me esperaba
aún antes que pensara nacer,
con la triste cadena?

No estuvo equilibrada en mi balanza
la desdicha con la bienaventuranza.

Te regalo de antemano mis huesos
para que hagas con ellos
trémulas flautas que canten elegías
mientras a blanca mesa se sientan prósperas familias,

y hay sol, hay pan, hay fruta.
Pero llora, es verdad, en todo el aire
trémula flauta su llanto innumerable.

El ala rota

Esta noche recién caí en la cuenta
de que a mi Ángel
le falta un ala.

¿Desde cuándo
estará así?
¿Desde cuándo
siempre bordeando mi camino
rodeándome de esquinas blandas,
lo más suaves posible
mi ángel venía herido?
Oh guardián
dulce enviado
para llevarme a destino seguro
cómo puedo ahora
descansar en ti mi fe.

Rota un ala
cuántas sendas habrás equivocado.
Con razón estos campos
me eran hostiles hace tiempo
y empeñé tanto espejo
con mi llanto.

Traes la expresión grave
y el cansancio
te agita.

¡No te preocupes, sin embargo!
Sigamos
los dos maltrechos,
incoherentes
perdidos.

A algún sitio habremos de llegar
tarde o temprano.

Eres fiel, Ángel mío.
¿De qué sirviera
que intacto
luminoso, etéreo
te salvaras tú solo?

Caigamos juntos
y olvidemos
el destino que nos fuera deparado
en los dominios
de Dios.

¿Sabes que es lindo
no tener mañana?
Infelices hay muchos, te aseguro
y la tierra de las sombras
es generosa:
no termina nunca.

Tierra

Soy un poco de tierra
que adquirió un don milagroso
de la voz y del canto.

Si los creyerais dignos de alabanza,
ensalzad a la tierra bendecid a la tierra,
que ella es la dueña madre de todo
encantamiento,
la fuente origen de perpetuo milagro.

Cuando mis pies detenga, cansada de su
continua ronda,
ella será mi almohada y mi reposo.
¡Oh Pachamama
escalón inmediato de la eterna armonía,
heredera suprema de mi sombra y mis huesos!
¡Salve tierra
una sola,
derrocadora de fronteras!

Por ti la voz y el canto dominaron el aire
e hicieron lagrimear a las estrellas.

Árbol

II
De tus ramas colgaban
las estrellas
árbol adolescente de otros años.

Después
me fui
no sé por qué caminos
y vos te quedaste
allá en el fondo de la huerta,
contando los silencios
las mañanas y las tardes huecas de mis pisadas.
Preguntando
a todos los vientos nuevos
de mi voz y mis cabellos.
Preguntando
una y otra vez
al viejo viento
de aquella extraña luz
que antes venía siempre
a jugar en tus ramas.

Ellos te decían:
“Está lejos…”
Y fuiste anocheciendo
haciéndote cariño silencioso de abuelo.

Esta noche
te hallé
nuevamente,
lleno de lucecitas.
Engalanaste tus ramas
para esperarme.

Y ya ves, no ha pasado el tiempo:
Aquí retornan mis pisadas.

Clavado en el fondo de la huerta,
mi amor adolescente
oh blanco
oh mío de todas las llegadas
de todos los regresos.

Lágrima suspendida entre dos tiempos,
árbol
albaricoque viejo.

Poema III

Eran dos ojos, dos hermanos
que se daban la mano.
Eran dos ojos, dos paisanos
que habitaban lugares cercanos.
Era un monte que había que cruzar
que subir
para llegar de uno hacia el otro:
una sola nariz
desafiante
al medio de ambos.

Era una sola boca
decidora
de frases incoherentes
o bonitas,
de frases hirientes
que, como hormigas
negrean en su púlpito sagrado.
Eran también dos túneles
a los costados:
dos orejas, tubos bien logrados.

Era un paisaje
extraño,
provocativo,
dulce y áspero.

Ay las estrellas
que se encienden y se apagan.
Ay los cabellos
que enmarcan este cuadro.

Eran dos niños que crecían
que no dormían no dormían
por descubrir el lugar
donde el tesoro está enterrado.

Era un rostro gentil
y simétrico,
sin saliente de más
ni hueco.

Las arrugas vendrían después
y las heridas
profundas
que alterarían sus ámbitos perfectos.

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DUDAS A PORRILLO [Mi poema]
Antonio Otero Seco [Poeta sugerido]New

MI POEMA... de medio pelo

 

Se sabe o no se sabe,
se inventa y no se dice
si Dios tiene la llave
o el diablo es quien bendice.

Se escucha o no se escucha
o son meros rumores;
debajo de la ducha
no hay peces de colores.

Se siente o no se siente
del alma mi quejío,
los dos son uña y diente
tu corazón y el mío.

Que aquí todo el mundo habla
y a veces se confunde
se sabe a rajatabla,
que el sol la luna funde.

Y hay veces se sospecha,
lo dice un ilustrado,
mi mente es muy extrecha
o el cielo está nublado.

Pensar o no pensar,
creer o no creer,
dudar o no dudar,
no ver lo que he de hacer.
©donaciano bueno

Y tú, estás en un mar de #dudas? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Antonio Otero Seco

VEJER DE LA FRONTERA

Vejer: Desde el automóvil
quiero llevarte en el cuadro
del parabrisas. Así
te descuelgo del espacio.
Vejer: Maqueta de pueblo
en el azul recortado.
Vejer: Silencio infantil
de nostalgias traspasado,
huyendo del verde ansioso
que está devorando el campo.
¡Cómo me angustia ese verde
que va hacia el pueblo trepando!

¿Quién ha tirado al azul
ese puñal de dados?…

Vejer: Quisiera llevarte
en la palma de la mano.

En la solapa del tiempo

gira loca, loca, loca

entre las manos del viento,
la gran rosa de papel
de tu molino harinero.

Vejer: Yo quiero esa rosa,
loca de sol y de cielo,
para llevarla en la proa
de mi barco aventurero.
Dámela, Cerca, en Tarifa,
me espera un barco velero.
Quiero llevarla triunfante
por las aguas del Estrecho,
girando como una brújula
sobre la noche del pelo
de mi amor. Dame tu rosa
de papel de terciopelo.

Este poema, dedicado al pintor Alfredo Palmero, fue publicado en  La Libertad en la edición del 10 de septiembre de 1933.

EXILIO

Morirás en exilio… Moriremos. Alicio Garcitoral

Moriremos de asco, como los alacranes
que se clavan la uña venenosa en el pecho
cuando el hombre los cerca con brasas y con humo
por diversión estúpida de final de semana.

Moriremos de pena, como las catedrales
que buscan el suicidio derribando sus torres
con una sangre espesa de barbas de vitrales
sobre el asfalto duro indiferente al tiempo.

Moriremos de angustia, como la mar que muere
para que vivan siempre los que no mueren nunca,
con una guardia póstuma de los peces espada
y un arrepentimiento final de tiburones.

Moriremos de odio, con la espina clavada
¿como un rejón de fuego vomitando blasfemias?
en esta pobre vida cansada de morirse
y harta de no morirse, del sí, del no y del puede.

Moriremos a chorros, como mueren los ríos
que buscan por salvarse un caballo sin cola,
hasta que el mar nos trague y recojan los barcos
nuestro grito de rabia en radar subconsciente.

Moriremos dos veces, como muere la luna
que se levanta muerta y se acuesta menguante,
con un collar de estrellas brillando en nuestro pecho
y un lecho azul de nubes para nuestro descanso.

Moriremos de pie, como muere la espiga
cansada de su viejo papel de dirigente,
lanzando cada grano a un punto de la rosa
para que otras espigas nos germinen mañana.

Moriremos de angustia porque estamos muriendo
de esta angustia diaria que nos busca y nos cerca.
Moriremos gritando las verdades que ahora
no suben a los labios porque no las sepamos.

Moriremos pintando la brújula que sabe
marcar los cuatro rumbos en los ángulos rectos:
En el nombre del Norte, del Sur, Este y Oeste
dejamos, sin el nombre, la huella de este cántico.

Moriremos de ausencia, como mueren las madres
que un día nos despidieron clavadas en la tierra,
como árboles de acero, seguras de que nunca
podrán darnos un beso ni cerrarnos los ojos.

Moriremos de otoño, como mueren los árboles
cansados de dar frutos y nidos gritadores;
pero mañana un nuevo arañar de raíces
cuajará en nuevos pájaros y en frutos rezumantes.

Mañana volveremos a estar sobre los mares,
en los ríos que peinan su cola de caballo,
en las madres que vuelven a mostrar nuevas sendas
y en la rosa y el nido y en la cuna y la escuela.

Bajaremos de todas las montañas de sombra
con un pico de acero para abrir nuevas luces;
para adornar el pelo de las novias llorosas
con una clara estrella y una rosa de alba.

Le diremos al mundo lo que ahora le decimos,
pero con voces nuevas y palabras antiguas.
Y escribiremos este mensaje de alegría
en la frente de todos los hombres de este mundo:

Venimos de lo eterno y hacia lo eterno vamos;
venimos del ayer, del hoy y del mañana;
venimos a deciros con pólvora o sonrisa
lo que estáis esperando que os digan: aquí estamos.

MARTÍN MANZANO, ALCALDE DE MÓSTOLES, FUSILADO EN LA CÁRCEL DE PORLIER

En esta noche negra que cubre todo el cielo
mientras gritan los muertos con voces traspasadas,
quiero decirte, HERMANO, mi adiós de despedida.

Bajo el compás abierto de tus piernas serenas
pasa el río que nadie salvó con la mirada.
Si en esa ruta tienes tú rol de navegante
deja que en ti salude al mejor Capitán.

Que aguarden esos hombres que esperan en la puerta
la corona de espinas de tus brazos labriegos
para cerrarla a golpes de llaves y eslabones
al cuello de tus manos aún no decapitadas.

O que vuelvan al mundo de su cuadro de Goya,
donde el farol devora la rueda de los días,
porque tú eres la Vida con sus pomas maduras.

Tu sangre, derramada antes de ser vertida,
endurece la arcilla del hombre de la calle
y abre venas y surcos en la tierra sedienta
donde duermen tranquilos tus hijos y los míos.

Toma mi corazón. Llévalo en esa mano,
con geografía de montes y ríos de trabajo,
para que sea mañana una robusta encina
cerca del jaramago, de la estrella y la rosa.

Me duelen tu tranquila serenidad de justo,
tu verdad que harakiran las duras bayonetas;
tu bondad verdadera, tu sonrisa de niño,
tus manos puerperales, de vuelta del arado;
y ese perdón tranquilo, de semilla espontánea,
sin hiel y sin vinagre, que Cristo envidiaría.

Me duele el agua clara tranquila de tus ojos,
tu postura de siempre, tu voz de cada día,
tu cigarro sin miedo, tu tranquila conciencia,
tu sonrisa, tu amable despedida sin vuelta.

Desde la alta colina en que nos dejas solos
déjame que te grite con voces que me llaman
desde todos los rumbos cruzados de la rosa
la verdad que me dictan los hombres que no han muerto:
Mañana, cuando se oigan avanzar nuestros pasos,
tú estarás con nosotros porque tú eres la IDEA.

CARTA A ALFREDO PALMERO, PINTOR

Palmero:
¿Recuerdas una noche de diciembre
en un piso sin muebles de Duque de Sesto?
Aún no teníamos treinta años
pero el mundo era nuestro.
Era una bella noche, Nochebuena
bella y buena porque era nuestro Nacimiento.
Tú y yo nacíamos cada día
¿enemigos del tronco y del injerto,
amigos de la rama, libre y loca,
sin prisión en la tierra, ave libre en el cielo?
y cada noche nos moríamos
sobre una dulce almohada de proyectos.
Y al día siguiente, sorprendidos
de ver y de vivir, de no estar muertos,
volvíamos a la noria de las horas,
a partir el minuto como un huevo,
a vivir el mañana, porque el hoy no importaba,
bajo el arco de sombra de los sueños.
La vida es dura y muerde cada día
pero tú y yo teníamos una carne de acero.
Mi pluma era un pincel, tu pincel una pluma,
pluma y pincel clavados en lo eterno.
Luego, la vida fue lo que es siempre: La Vida:
el cara y cruz, el envés y el reverso,
la sonrisa dolida, el dolor con un tirso
de cascabeles claros con agujeros negros.
Me veo peregrino acudiendo a tu puerta.
Te veo samaritano con los brazos abiertos
y unos ojos de pena que se abren asombrados,
con una luz de gracia y sonido fraternos
¿Milagros, sí, Milagros, milagrosa Milagros?
con la gracia serena, marmórea, de un soneto.
Después, después, después… Pinchados
en esa estrella loca ?¡oh, rosa de los vientos!?
que nos lleva y nos trae, nos recoge y nos tira,
nos levanta y nos hunde
y nos grita Memento,
giramos como locas zurrumberas nostálgicas
con mucha menos carne y con muchos más huesos.
Y desde esta atalaya de los sesenta años,
rodeados de nostalgias, sitiados de recuerdos,
cuando un rumor de muerte nos ronda los oídos
y unos huevos de larva de ida sin regreso
pone un morse nervioso en las frentes cansadas,
lanzamos un mensaje como un granizo eterno:
Más que ser o haber sido, lo importante
es el futuro humilde y humanista: Seremos.

PARÍS

París: Cuando yo esté muerto
dile al Sena que se pare
debajo del Puente Nuevo.
Y que con dedos de espuma
para que se entere el cielo
me dibuje este epitafio:
»Se nos murió Otero Seco.«

Que los pescadores quiten
en ese día el anzuelo
y que levanten sus cañas
como mástiles de duelo.
Que las bañistas de estío
cubran con arena el sexo
por perdón de mis pecados
y adhesión a mis deseos.

Que el Sena se haga de escarcha
para que en mi Nacimiento
de lejanía y nostalgia
sea diamante de agua y cielo.

Que suenen en mis oídos
con son frívolo y eterno,
sus rumores, sus potins,
sus boutades y sus ecos
hechos de risas, de oui,
de bonsoir y de besos.

El día que yo me muera
dile de mi parte al viento
que en la flauta de los puentes
venga a gritarme: ¡Memento!

El día que yo me muera,
París, ¡qué cerca y qué lejos!,
el día que yo me muera
que vaya el Sena a mi entierro.

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CIUDADANOS DE MADRID [Mi poema]
Mayamérica Cortez [Poeta sugerido]New

MI POEMA... de medio pelo

 

Tu eres pollo de perdiz
que navega sin consuelo,
sin poder alzar el vuelo,
despistado entre los surcos
asfaltados y parduzcos
por las calles de Madrid.

De esta ciudad casquivana
repleta de mercaderes,
hombres, niños y mujeres,
que al clarear la mañana
raudos a hacer sus deberes
movidas en arrebato
van pintando un garabato
con su fluido barniz.

Largo cual día sin pan
corriendo vienen y van
como si fueran autistas
mientras automovilistas
pegan gritos sin parar
y no dejan de mirar
a unas luces de colores.
Ni se fijan en las flores
que al lado de la calzada
repartiendo van olores,
ni reparten sus amores,
cortesía y simpatía,
con su sonrisa forzada,
a los que van por la vía.

Avanzan sin ton ni son
cual si estuvieran posesos,
son de sus deseos presos
que danzan bailando al son
que le marca el diapasón,
de sus impulsos obsesos.

Es el río en que esto fluye,
en su enorme laberinto,
que nada más dar un paso
te encaraman al parnaso,
para ir después corrieno
y descender al infierno.

Que aquí nadie se escabulle,
y al final siempre confluye
y vuelta así a su recinto.
Atrapados sin consuelo
en esta cruel telaraña
el ser humano fenece
segado por la guadaña
que le corta mientras crece
para acabar en un duelo.
Si mirándote a este espejo
has visto aquí tu reflejo
eres un pobre infeliz,
eres como esa perdiz,
ciudadano de Madrid,
de este árbol solo un esquejo.
©donaciano bueno

MI POETA SUGERIDO:  Mayamérica Cortez

Canto XXII

Si me encuentras por esta ruta
de torcaces adormecidas
no es porque mis mariposas y mis violetas
hayan naufragado en las tardes del olvido.
Es porque mi lanto se hizo anciano
y los pentagramas tienen colgadas
palomas de destierro
señalando el inicio de mi canto.

Si acaso sin querer me encuentras
cuando vagando por tus caminos
de casas sin ventanas
vuelvas de tu abismal distancia
será porque mi sombra se quedó prendida
en tu figura de caminante sin brújula.

Y si te preguntas dónde estaba yo
a la vuelta de tu viaje
será porque la muerte te encontró desprevenido
y mis ojos se quedaron anclados
en tu mirada rasgada por el viento.

No me riñas por los besos
que rompieron mi cántaro de luz
fueron solo guijarros con los que quise marcar
la ruta por donde una tarde te fuiste
sin despedirte
sin siquiera un adiós
ni sonido de tambor y mar.
Y con tu nombre de miel
entierro tantos otros muertos
que me dejaron un adiós
cayendo por mi ladera
llena de mil cocuyos
con sus cárceles de sueños
llenas de pájaros heridos.

Y si me atrevo a escribirte una vez más
estos versos de terciopelo
es porque mi alma no alcanza a comprender
la dimensión de una ausencia llena de ti
llena de este silencio musical
que en mil arpegios brota incontenible
y no basta un «hasta aquí»
ni un prematuro punto final
que la muerte se llevó.

Quejas nocturnales

Ya no hay racimos de lluvia.
Dejó de llover hace muchos años.
Se levantó la tierra para encender mi sangre
y pintó el clarinero su voz en mi garganta.
Hay en mis pupilas viajes reprimidos.
En ellas se ven campos lejanos sembrados de sol
floreciendo el sudor de cada mano y cada frente.

Son los años de inmemoriales edades.
Aquellas que quedaron en la casucha de adobe y tejas
y son estos años nuevos, los de venado y río
los de ruido y fábrica…
Son éstos que soterran mis manos de angustia
los que albergo en la mirada y que me dicen
¡Te sigue la arcilla y viene el presagio de lo inmóvil!

Vaga quietud me conmueve
y lechos de piedra me llaman.
Líneas paralelas me siguen.
Hay quetzales y cenzontles traducidos
en olvido y en quimeras.
Es la sangre de mis hijos que vierten mis pupilas.
Es la ausencia de lo que está presente
lo que agita mi pecho.

Estoy a punto de volar en mil pedazos
a punto de gritar que no quiero nuevos horizontes
porque mi sol se tornó hielo.
Tú, el brujo conquistador de corazones
devuélveme el antiguo lecho
descríbeme los ritos del tejado y los espejos.

Devuélveme la plaza de mis azules ensueños
la queja y el rumor de mis olas.
¡Rompe los cielos de mi agonía!
Mis espacios de profundo verde
que se deshacen en luz convergiendo
hacia el olvido.

Necesito espacios… blancos y rojos.
Espacios infinitos de grande longitud.
Quiero reventar esta hilera de piedras y luceros,
este largo caminar de silencio inmóvil.
Esta vasija de barro y queja.

Tú, brujo y dios, devuelve mi mundo tranquilo,
mi cochecito mágico recién llegado.
Devuélveme tu voz que mi corazón se hace
abismo de amargura entre tus manos.
Quiero levantar mi frente de mármol frío
detener el principio de mi caída
que suena en hojalata y castañuelas.

Las campanas de tu cielo suenan a arrebato
y hay un follaje de plumas
abatidas sobre mis ojos…
Suena el silencio de tus manos
en voces y risas de niños
y una voz delgada, pálida, con crepúsculos de anillos
tintinea en triángulos al decir tu nombre.

Presencia

Me separaron de ti libélulas, alondras…
Me alejé en el diciembre de las horas
que asegurabas eran para mí.
El gris de tus pupilas estableció
la sombra de mis pasos.
Y este sabor a lágrima, esta presencia de soledad
anclada en las estrellas.
¡Cuando llegará la pausa en la distancia?

¡Y aquellos días! Hace tiempo que tuvieron su edad.
Y nosotros los de antes… ¡Qué silencio,
qué tristeza regresar a nuestras canciones!
La alondra escapó de su jaula… ¡Más, no!
Estamos siempre presos
en la congoja de las palabras.
El ansia de nacer es fuego vivo.
¡Sorpresa y deleite! De pronto se
perfila el rostro inolvidable;
delinenado los vientos con tus manos estabas allí
— colores brillantes relfeja la tarde –-
…Y caminar con la alegría en los labios
sobre el tic-tac de nuestro espacio.
¡Qué pausa más corta nos concedió el tiempo!
Y aquí sigo ignorando cuál era mi puerta.
Decenios pasaron y aún estabas allí
diciendo hasta pronto en un beso
detenido del mundo en el otro confín.
No quise que te fueras.
Que te llevaras esta transparencia
abierta en mis dolores; ni tu mirar, ni tu adiós,
más agudo y doloroso cuánto más callabas.

Minutos, horas o siglos…
¡Quién sabe cuántos pasaron así!
Y al final nuestras sombras perfilándose en la nada.
Sombría cuanto más lejana la mirada
y aquél adiós desprendiéndose de las manos
con el tiempo de nuestros recuerdos.

CONVERSACIÓN SOBRE LA MUERTE CON MI PEQUEÑO HIJO

A todos los niños del mundo

Estoy frente a la vida y frente a tí.
Se te ha dicho que algún día vamos a morir,
pero en realidad
así como la crisálida se convierte en mariposa
el alma se libera del cuerpo material
para seguir aprendiendo en su camino de luz.

No debe haber tristeza por el cambio de la materia.
Las cosas -todas- del mundo físico son perecederas,
sencillamente se transforman.
Sabes ya, mi niño, que somos materia y espíritu.
Acostúmbrate desde ya al vuelo de las alturas.
Elevémonos más arriba de tus cometas,
de tus papalotes de papel china.

Que mi partida no te duela.
Aunque me marche y ya no me veas
estaré siempre muy cerca de tí… como cuando
estuviste en mi vientre esperando conocerme.
Viniste de más allá de donde tu capacidad comprende
y así también, un día volverás.

Esta vida es sólo una estación
en el camino de tu existencia y tus cumpleaños
en realidad no cuentan para la Eternidad.
No sufras cuando me muera. Sólo significará
que ya cumplí mis tareas aquí en el plano físico.

Yo tan sólo soy una amorosa Niñera
que La Vida te destinó para cuidarte
y ayudarte a ser hombre, a ser mujer
y si me voy… es porque así debe ser.
Para entonces, tus alas hoy frágiles van a ser fuertes
y volarás alto muy alto, como el águila, como el cóndor
y estarás siempre buscando altura.

Ya no me necesitarás.
Será inevitable que llores pero yo lo entenderé
y aún en mi silencio de catafalco, me dolerá tu dolor…
pero, procura ver más allá de tus manos y llanto…
Me verás entonces en las auroras
cuando te levantes temprano.
Me sentirás en los atardeceres
cuando disfrutes en las agitadas olas
y en la espuma del mar.
En todo aquello que tu corazón haga palpitar.

Sí, mi niño querido
aunque ya no me veas con tus ojitos
dulcemente hermosos y pensativos
estaré a la vuelta de cada esquina de tu día
para amarte y esperarte
en este bello camino de La Vida
en el que ‘la muerte’ es sólo una palabra
inventada por el hombre para explicarse
lo que no ha logrado todavía comprender.

Recuerda que jamás podemos morir
porque nosotros Somos La Vida
porque somos UNO con El SER
y Es Permanencia y Eternidad.

Quemadura de luz

Hay un sueño mío que se me está yendo
de las manos como gaviotas en el océano.
Hay un adiós que remonta las montañas
de tu mundo desvanecido en neblinas
pintando el paisaje de una soledad inhabitada
de una soledad que se quedó huésped permanente
de mis patios y balcones
de mis fuentes y grutas.
Una soledad habitante de los límites
del torogoz y el cenzontle.

¿Por qué no fuí generosa con la luna
para besarte mucho bajo su luz de aquélla noche?
¿Quién amarró mis manos para acariciar tus cabellos
cuando tu cabeza se apoyó en mi cuello
buscando el remanso de tus inquietudes?

¡Ah, niño de mirada triste en tus grandes ojos negros!
¡Qué fortuna daría por regresar a ese instante!
Regresar para hacer morada en tu regazo.
Regresar para que siembres tu semilla
en mi tierra fértil y mineral
y que haya clavicordios sonando en la iglesia temprana
de una mañana interminable detrás del campanario
y rebote su sonido en la plaza y las colinas.
Regresar… al torogoz de la cañada
y el zenzontle de las montañas…
¡Regresar… y sin embargo no me fui nunca!

¡Ah, dulce quemadura del Amor!
Hoguera trepidante que devora mi bosque azul y umbrío
carbones rojos y candentes que deshacen un calendario
de preguntas y caminares del atardecer
caminares sin retorno
fuego que soy y que el viento azota
para alcanzarte y consumirte.

Y es este dolor gozoso, lastimadura de luz
penetrando sin tregua hasta mis huesos
que se hace voz de cigarra entonando su canto hondo y triste
en la perennidad de su llanto.
¡Ay Amor, Amor! ¡Por qué se detuvieron tus ojos en mis ojos!
¡Por qué se anclaron tus pupilas en un instante de eternidad!

Villa Cortés

La casa donde crecí en Sonsonate.

Y al volver la vista
el regalo se vislumbra, se toca
en su verticalidad palpitante, intraducible.
¡Ah, la luz entre los pliegues de la sombra!

Torneces dentro de la rigidez
de estas líneas deterioradas
abruptas y filosas
cortando el antiguo placer
de los espacios abiertos
de las ventanas cuadrangulares
perdidas en su propia existencia.

Cara pegada al cristal de aquella ventana
en la casa desde la cual
tu mano lenta se mueve
en un ‘adiós’ …
o tal vez … en una ‘bienvenida’.

Y es que inicio el regreso con más
frecuencia de lo que yo misma quiera admitir
con el polvo de mis caminos
con mis cercos y guarumos
mis ceibas y amates
y el corazón brinca los cercos de los potreros
y corre loco por los pastizales… como un potro
cerrajero y juguetón.

Y es el rumor de este río
que se me antoja La Vida misma
trepidante, agua saltarina bañando mi nostalgia.

Y es que mis ojos se detuvieron
desmesuradamente abiertos
cuando ella -La Vida- se asomó a las pupilas
del niño que siempre somos.

Porque es La Vida la que se hizo ‘grande’.
Es La Vida que crece y se nos antoja
gigantesca para nuestra estatura
porque usted y yo, abuelo, seguimos siendo niños
jugando con el alba y apedreando los recuerdos.
-algunas veces también apedreabamos los mangos-
¿Recuerda?

Y corremos como antes
detrás de las mariposas y luciérnagas
y creemos atrapar la dicha
al sentir su trémulo aletear entre
las manecitas semicerradas.

Pero después separamos los deditos lentamente
y nos damos cuenta que La Vida creció
y no nos mira mas como los niños que somos
-porque a alguien se le ocurrió
darnos el mote de ‘adultos’-

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ESTAMPAS [Mi poema]
Maya Islas [Poeta sugerido]New

MI POEMA... de medio pelo

 

Estampa I
Una rosa en un rosal,
y una alegre mariposa,
un jilguero en un zarzal,
un día primaveral
y una lágrima mimosa
que resbala temblorosa
hasta llegar al ojal
de aquella flor tan hermosa.
El jilguero era un zagal
declarándose a una moza,
la mariposa da igual
pues aquí lo principal
es lo que dicta el zorzal
y que como es natural
lo pinta color de rosa.

Estampa II
Una mañana fresquita,
y el chorrito de una fuente
silbando el agua corriente.
a una niña rebonita
con el cántaro en su pelo,
su cara de terciopelo
y su sonrisa en la frente.
Sopla el viento de relente,
y al final del soplo pita.
No hay que ser muy sibarita
para saber de esta guita
que estoy hablando del cielo.

Estampa III
Un atardecer florido
que muere en la lontananza,
el sol bailando una danza
se va quedando dormido,
junto a ti tu ser querido
susurrándote al oído
un requiebro o una chanza.
Una idílica semblanza,
un sueño, una fantasía,
una dulce melodía
un suspiro de añoranza,
la luna haciéndole un guiño,
tu linda cara de niño
a solas con la esperanza
de disfrutar tu cariño.
©donaciano bueno

MI POETA SUGERIDO:  Maya Islas

De la serie Alma y Cristina (I) Alma

Transparente a pesar de la materia,
me asimilo a la red con una santidad particular;
soy una firme creyente
de que hay dos movimientos para visitar la vida,
y el trayecto a pie es lo apropiado.

Mientras verifico estas sensaciones,
me acomodo en la línea vertical
que me espera al final del túnel,
aunque el tren,
con su imagen rápida,
prohiba los pecados de la imaginación.

La maestría de mi curiosidad resolverá mi libertad
moviéndome de un lado de mi cuerpo
hacia otro cuerpo.

De la serie de María José (II) El bar

La ciudad está vacía.

La ciudad no dice a quien pertenece;
por lo tanto,
esperaré como Godot, por nadie.

Detras del vaso está la llave de mi salvación.
Mejor que una oración,
escapo al toque interminable de las brujas,
uniendo el sonido interior de las neuronas
que luchan contra el invasor.

Un amor español aparece en mis sueños.
El hombre es real porque da la oportunidad
de romper los espejos;
mi cigarro es el amigo horizontal que me convierte
en todas las cosas que no soy.

Analizo la calidad de mi piel
cuando pretende que nada está pasando,
pero,
estoy vacía.
Como la ciudad, no digo a quien pertenezco;
cruzo el desierto,
tengan paciencia.

De la Serie Alma y Cristina (III) La reunión

Observando la reunión desde afuera
me recuerda el hundimiento del Titanic;
quiero decir,
lo rápido que desaparece la realidad.

Además, porque Rose dijo en la película que:
‘el corazón de una mujer contiene profundos secretos.’

Yo no sé si este juego de palabras como ‘profundo’
significa un espacio en el agua,
o la distancia que se encuentra detrás del corazón,
aunque es divertido esconder el placer de la carne
dentro de una fotografía de amor,
sin decir nada.

Es esta historia,
saltar al mar entre dos cuerpos
es moverse por una línea divina,
que aunque se define,
se hunde.

De la serie de María José (V) La mujer

Nadie lo notó.
Yo no contesté.

Conocer el Yo no es un oficio fácil.
Mi cara posee una pieza de mí misma,
un puente entre dos ciudades.

Flotando y flexible,
me convierto en el tema de unos ojos
que desde el futuro miran para descifrar el golpe.
Ahora,
conozco la rajadura exacta
a través de la cual escapo,
cuando no hay nada más que hacer
que detener la vida como hacen las estatuas.

El gesto en sí mismo
me empuja hacia el océano
que nadie puede ver.

De la serie María José (V) Desintegración

Siento la verticalidad de un animal sin nombre
que cohabita dentro de mí
buscando un lugar para Ser.

Mis formas son exquisitas,
y un momento de bondad
me ha permitido reclamar el techo
para hacer lo que quiero.

Pensé que la secuencia de la vida
indicaba lo opuesto:
Hoy, estoy aquí;
dentro de un año,
existiré dentro de una palabra
o debajo de tu corazón en papel púrpura.

En este momento trágico
de sobrevivir como una pieza de arte,
me parece que ya entiendo
el murmullo del fantasma
cuando se convierte en hombre.

La ciudad cae como agua sobre la realidad.

I

Mientras más mal hace,
más bien devuelve.
Así el espejo confunde a los que miran.

Solo se oyen aplausos
que corren a velocidad
por el clap clap de las manos: “buena gente”

Nadie diría…
ni la mejor intuición
pudiera marcar con el dedo
lo que realmente pasa desde el balcón.

La luz sigue las rendijas:
cuando la verdad se cuela
te deja verla sin mucha delicadeza;
como suceden las cosas en la vida,

el aire cambia,
y con él, la respiración.

Hay un tono en las paredes
la luz, en la computadora,
ha descubierto a Dios.

Directo al pulmón…
habla.

Hay coros en febrero y en la primavera.
Una vela encendida
produce sombras cuando el número se mueve.

Nada. De momento nada.

¿qué voz querrá hablar ahora
o desear un templo para poder rezar?

Hay cierta nitidez cuando la muerte camina
haciéndose pasar por viva.

Todo depende del tiempo
todo depende de la intensidad del sol,
todo depende de mi ojo seco lleno de lluvias
y del agua que lo persigue para que crezcan rosas.

II

El templo está cerrado
terminó el conocimiento
y las llaves cayeron
murmurando su libertad.

Un ruido hizo su camino
y encontró el amanecer del iniciado.

No hubo otro calor que el conocido
mientras que una mirada se paseaba
por el borde de las montañas.

Todo tiempo es Paz
todo lugar una extensión del corazón.

Todo aleteo un milagro…un hogar.

III

“¿Dónde están los caballos?”

A Lázaro Horta y a su padre

Si pudiera darte la respuesta
o el ritmo del animal que crece con sonido
a fuego lento,
ya no serías más el callado espejo,
el sentido silencio de no saber qué decir.

Tan lejano es el ruido,
que las formas de las cosas han cambiado de lugar,
y sales de la tierra galopando
hecho un globo nocturno,
un rio que se acerca a su casa
para dejar la sangre, el lazo del aire.

El padre se acerca
parece que duerme vertical cuando pregunta
para no perder las líneas de la vida.
Es ancho y perfecto como el mundo que no ve;
ahora hay marcos de colores,
quizás un dejo de realidad lo lleva a tus hombros
y su pregunta es profunda como el cosmos
donde “el tiempo y el espacio son flores”.

Tú eres la casa, la orilla,
el mar que lo lleva a su destino;
siendo hombre, eres “ mujer que corres con los lobos”
le abres la estrella,
sacas su luz para despertar memorias
como si fuera un canto para un labio que no dice.

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HISTORIA DE UNA ILUSIÓN [Mi poema]
Cecilio Apóstol [Poeta sugerido]New

MI POEMA... de medio pelo

 

El día que me toque, me decía,
yo a ti no te he de dar,
que aquello que me sobre he de donar
a aquel que me vendió la lotería
y el resto me lo vuelvo aquí a jugar.

Y así era que acudía cada día
puntualmente a su cita,
como alguien que suspira y que levita
en tanto siempre yo la reprendía
metiéndola presión cual dinamita.

Ella era muy inocente y yo ese gafe
que cree estar de vuelta,
consciente que al soñar dar rienda suelta
se presta a que ese anhelo se te chafe
y dé, ya antes de andar, la media vuelta.

Y así fue nuestra historia que hoy recuerdo
de una ilusión baldía.
Tan larga cual la noche con el día,
que acaso despertó con el pie izquierdo
y al fin cuando tocaba, se moría.
©donaciano bueno

Al fin llegó pero algo tarde, no? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Cecilio Apóstol

AL «YANKEE»

¡Jamás! Cuando la fuerza
con la traición y la injusticia pacta,
para aplastar los fueros,
los sacrosantos fueros de una raza;

Cuando los hijos del infame Judas
venden la fe jurada;
cuando al gemido de los pueblos débiles
contestan con brutales carcajadas;

Cuando el santo Derecho se trucida
en el festín de la ambición humana;
cuando como los yankees,
a cañonazos brindan una patria;

No es posible callar: la Patria opresa
protestará indignada,
y en el pecho traidor del enemigo
esconderá el puñal de su venganza.

EI irredento pueblo
sucumbirá quizás en la demanda.
mas sólo a su cadáver
se logrará imponer coyunda extraña.

¡Yankee! Si tú nos vences,
con el potente empuje de tus armas,
no vivirás dichoso, porque te odia
hasta el ambiente mismo de mi Patria.

¡Yankee! Si mis estrofas
logran sobrevivirme, sus palabras
vibrarán en los siglos venideros
el odio eterno del eterno paria.
Julio, 1899.

A España Imperialista

Y mientras en Europa tiene un festín la «Intrusa»
y los vetustos pueblos son como inmensas piras.
España, fabricante de las más fuertes liras,
desde el castillo en donde la hostilidad rehusa,
amante nos recuerda enviándonos su musa.

Gracias, oh madre antigua, por el presente regio
que a la abundancia sumas de tus pasados dones.
¿Qué más que la embajada de tu poeta egregio,
qué más que su exquisito y vasto florilegio
para sellar afectos y sugerir uniones?

España : está en el mundo tu alta misión fijada;
en sueños de conquista tu acción total se inspira:
tu historia está en América, en Flandes y en Granada
Ayer fundaste reinos por medio de la espada.
Hoy vuelves a ganarlos por medio de la lira.

En la extensión del tiempo aquel sueño aquilino
que presidió las huestes del Quinto de los Carlos,
en forma renovada, prosigue su camino.
Si a pueblos de tu raza no intentas sojuzgarlos,
sus rumbos enderezas hacia un común destino.

Yo admiro el alto vuelo de tu ideal conquista
que, alzándose del Iodo de la mortal miseria,
abarca el mundo hispano con ojo imperialista,
y aspira, por la magia del sabio y del artista,
a establecer las bases de una mayor Iberia.

España: nos desune del piélago la anchura;
también la propia sangre de ti nos diferencia.
Mas tuyo es nuestro idioma, es tuya la cultura
que a remontar nos lleva tu nacional altura,
que nutre el santo anhelo de nuestra independencia.

Y si, por rasgos étnicos, en gran desemejanza
de tu linaje insigne nuestra nación está,
sabemos que, al principio, para pactar su alianza,
juntaron y bebieron, a la nativa usanza,
sus sangres, en un vaso, Legazpi y el Rajáh.

Madre de veinte pueblos que hablan tu hermoso idioma,
yo te saludo en este tu embajador poeta
y ansío que tu sueño, análogo al de Roma,
lo vivifique un mundo que te ama y te respeta
y eterno sea el triunfo de tu vital axioma.

Vivir es renovarse. De tu pasada gloria
el canto repetido tu acción jamás empaña.
España ya está libre; no hay moros en tu entraña.
Renueva el viejo grito que truena por tu historia
y di al patrón heroico: — ¡Santiago, y abre España!

Abre España a las nuevas corrientes de la vida,
abre España al abrazo de sus hijos dispersos

y surja del Pirene, como hostia bendecida,
el sol de un culto unánime, en el que adore unida
la progenie del inca de los cultos diversos.

Bendito será el día en que a la vida brote
del suelo de Pelayo un nuevo y fuerte imperio, ¡
que pase de Galicia, que pase del islotes
de Gibraltar, el día en que medio hemisferio
raye con larga sombra la lanza de Quijote.
Septiembre, 1915.

PATRIA

No eres tan sólo la visión noctámbula
de mis noches de fiebre y nervosismo:
eres algo real, algo que sangra.
como un girón de carne del vencido.

Te vimos en el alba de tu gloria,
ceñir el lauro de los pueblos libres . . .
Te vimos . . . ¡pero tú no has muerto! Vives,
con no menos grandeza en la denota.

Vives siempre en las almas de los tuyos,
los que, al verte caída, no te huyeron,
los que no han desertado de tu culto
ni dan más pleitesía que a tus fueros.

No morirás. Los mismos que te niegan,
sintiendo el torcedor de las conciencias
en sus conciencias lóbregas te viven,
a pesar de que te odian y persiguen.

¡Patria, sagrado amor, fuego inextinto,
consérvanos tu aliento en el combate,
a los que ansiamos tu mejor destino,
oh Patria desgraciada y siempre grande!

MARCELO H. DEL PILAR

En su vida, la más emocionante
fué la hora en que, inválido y maltrecho,
llegar sentía su postrer instante
bajo la paz de hospitalario techo.

Todo el esfuerzo sólido y brillante
que puso en defender nuestro derecho,
sus luchas de escritor y laborante
con él finaban en prestado lecho.

Tuvo Rizal en su gloriosa muerte
bello escenario; Del Pilar moría
— ¡oh trágicas crueldades de la suerte! —

tras la miseria que colmó su daño,
lejos de su familia en su agonía,
en un triste hospital y en suelo extraño.

AL HÉROE NACIONAL

¡Heroe inmortal, coloso legendario!
Emerge del abismo del osario
en que duermes el sueño de la Gloria.
Vén: nuestro amor que tu recuerdo inflama
de la sombrosa eternidad te llama
para ceñir de flores tu memoria.

lista es la fecha, el día funerario,
en el cual el tirano sanguinario
te hizo sufrir el último tormento,
cual si, al romper el ánfora de tierra,
la esencia que en el ánfora se encierra
no hubiera acaso de impregnar el viento.

¡Cuánto te debe el pueblo! En tu calvario
eras ayer el astro solitario,
que alumbraba los campos de batalla,
la dulce aparición, risa de cielo,
que infundía a los mártires consuelo,
valor al héroe y miedo a la canalla.

¿ Quién no sintió huidas sus congojas,
repasando tu libro, en cuyas hojas
la popular execración estalla ?
Hermanando la mofa y el lamento,
vibra indignado en su robusto acento
el silbo agudo de candente tralla.

Quizás en tu ostracismo voluntario
juzgabas que era empeño temerario
manumitir nuestra oprimida raza.
Mírala hoy: es virgen arrogante,
que con la augusta Libertad, tu amante,
en un amplexo fraternal se enlaza.

Caíste como fruta ya amarilla,
pero cayó contigo la semilla.
Ya es una planta vigorosa el germen;
ha medrado en el surco de la senda,
y, libres ya de la mortal contienda,
bajo sus ramas tus hermanos duermen.

Duerme en paz bajo el mármol cinerario,
que nuestro afecto convirtió en santuario.
Tú vivirás inacabable vida;
tu recuerdo, tras mil generaciones,
lo inmortalizarán las bendiciones
de un pueblo que a sus mártires no olvida.

¡Duerme en paz en las sombras de la nada.
Redentor de una patria esclavizada!
¡No llores de la tumba en el misterio
del español el triunfo momentáneo,
que si una bala destrozó tu cráneo
tu idea, en cambio, destruyó un imperio!
* * *
¡Gloria a Rizal! Su nombre sacrosanto,
que con incendios de Tabor llamea,
en la mente del sabio es luz de idea,
vida en el mármol y en el arpa canto.

El enjugó de nuestra Patria el llanto;
su verbo fué la luminosa tea
que, alumbrando el fragor de la pelea,
dio fin a nuestro secular quebranto.

Y al vago anhelo nacional sentido
vierte tu llanto, oh pueblo redimido,
por el amargo fin del gran Patriota.

Y hoy que en los aires la tormenta zumba,
¡no salga ni un quejido de su tumba,
al verte, oh pueblo, nuevamente ilota!
30 de diciembre de 1898.

A LOS MÁRTIRES ANÓNIMOS DE LA PATRIA

Sacerdotes del templo de la Idea,
cantores de las glorias de mi Patria,
vosotros que sabéis con vuestras trovas
penetrar en el fondo de las almas;
bajad a la región de las angustias,
vestid las liras de funéreas gasas
y entremos en los vírgenes boscajes
y trepemos las ásperas montañas,
donde yacen sin piedras y sin cruces
mil tumbas ignoradas.
Muere el sol: es la hora del misterio,
la hora en que se buscan y se abrazan
las tristezas del alma y las del mundo;
la hora en que despiertan las nostalgias
y duermen los ensueños,
en que las almas a la tierra bajan
en el rayo sutil de las estrellas
y nadan en las ondas de las auras;
son pupilas de fuego en los pantanos,
hilos de luz que cuelgan de las ramas,
hilvanando sonidos inconexos,
amasijo de llantos y plegarias.
¡Héroes sin nombre, mártires oscuros,
beneméritos hijos de la Patria!
En las fauces abiertas de las grutas,
del bosque en las revueltas y marañas,
bajo el cristal de los dormidos lagos
y en el abismo azul de las cascadas,
yo busco los sepulcros
en que dormís el sueño de las almas.
¡No los encuentro! ¡El rayo de la luna,
la tórtola que gime solitaria,
ellos sólo sabrán de vuestras huesas!
¡Quién sabe l En el fragor de la batalla,
con vuestra sangre que regó los campos
se escribieron quizás las áureas páginas,
las más brillantes de la patria historia.
¡Nadie os conoce ni el recuerdo guarda
de cuando abandonasteis vuestros lares
para buscar en las contrarias balas
los besos de la gloria!
Por eso que al cruzar por las llanadas,
al perderme en los vírgenes boscajes.
vuestras oscuras alas
acariciaron mi abrasada frente.
Os vi pasar en fúnebres bandadas.
como nocturnas aves,
como coro invisible de fantasmas,
entonando salmodias de ultratumba,
en que la rabia y el pesar estallan;
maridaje de gritos y quejumbres.
estrofas de dolor aún empapadas
en la sangre caliente del combate.
¿Qué reclamáis? ¿Pedís nuestra venganza?
¡Surgid I Os llama del sepulcro el Cristo,
el genio vencedor de nuestra raza
para mostraros que la Patria es libre,
libre como los vientos, como el águila,
como el ave que anida en nuestros bosques.
¿Imploráis la oración de nuestras almas?
¡La Patria no os olvida!
En medio de sus triunfos os consagra
una lágrima, un rezo, un pensamiento,
que de nuestros cerebros se levantan
y, vestidos de fúnebres ropajes,
en vuestra soledad os acompañan.
¡Sombras augustas de ignorados héroes,
gigantes salvadores de mi raza!
¿Descansáis en las fauces de las grutas,
del bosque en las revueltas y marañas,
bajo el cristal de los dormidos lagos
0 en el abismo azul de las cascadas?
¡Nadie lo sabe 1 Pero cuantas veces,
enante por las ásperas montañas,
0 perdido en los vírgenes boscajes,
junto a la tierra removida bailaba,
solas y enfermas, amarillas flores,
¡no las violaba nunca con mi planta!
¡Eran quizás las almas de los héroes
que emergían de tumbas ignoradas
para sonreír al cielo de mi tierra
o para ver si el sol de la Malasia
con lágrimas de fuego
aún de mi Patria la opresión lloraba!
¡Héroes sin nombre, mártires oscuros,
beneméritos hijos de la Patria!
¡Adiós! . . . Los astros, hijos de la noche
van condensando su claror de plata.
¡Volveré! . . . En tanto, al rayo de la luna
y al ave solitaria
que los lugares que habitáis conocen
decid, almas hermanas,
que vine a deshojar en vuestras tumbas
la humilde flor de mi primer plegaria.
1898

R I Z A L

Cuántas veces la insania de los hombres
erigió las mentiras en verdades I
El error es así: cambia de nombres,
pero es el mismo en todas las edades.

Los siglos pasarán; y la estulticia
seguirá como en épocas luctuosas,
quitando a la Verdad y a la Justicia
el imperio en el orden de las cosas.

Se halla haciendo del mundo un escrutinio,
un aspecto del mal, un mal profundo:
el tirano que sigue en su dominio;
la tiranía, emperatriz del mundo.

Dios, que todos los males ha previsto,
no consiente ni déspotas ni ilotas.
Para salvar al mundo nace Cristo :
muerto Cristo, nacieron los patriotas.

Y patriota es Rizal: en un corimbo
brotó con esas flores idearías;
las ciñe el resplandor de un solo nimbo,
el nimbo de las glorias libertarias.

Para su gloria y para gloria nuestra,
no fué sólo un Patriota legendario :
apareció también en la palestra
con el laurel del héroe literario.

La conclusión que no temió el escándalo,
se estremeció al oír la voz tenante
del arpa que pulsó, arpa de sándalo,
incorruptible y a la vez fragante.

Jamás un cortesano ditirambo
dijo su musa: varonil y adusta :
eran su estrofa, a y su valiente yambo
para la Patria y la Verdad augusta.

Arrancó de su alas aquilinas
una pluma evangélica, mojada
en sangre de las almas filipinas,
que al par sirvióle de cincel y espada.

Como el diamante, dura y luminosa,
de esa pluma brotaron al ensalmo,
con la queja la risa dolorosa;
con la bizarra imprecación, el salmo.

Y la Patria que el héroe iluminara,
con el sol de su genio no común,
lloró con la ideal María Clara,
protestó con el alma de Simoún.

¡No bastó, sin embargo, tal empeño:
más sacrificios requirió la obra.
La libertad de un pueblo, el más pequeño,
sin réditos de sangre no se cobra.

Cumpliendo con la ley del fatalismo
que impone al redentor la Providencia,
para sacar al pueblo de su abismo,
pagó Rizal el precio : su existencia.

No le mataron: su magín profundo
llevaba el mundo de una gran idea,
y aplastado cayó por ese mundo
que pesaba en su espalda gigantea.

Si no fuera mi Patria idolatrada
tierra de amores, rica y abundante,
ni fuera por su encanto codiciada,
con tener un Rizal tiene bastante.

Adora en tu Rizal, pueblo querido.
Hay una deuda para ti sagrada :
esa deuda de amor, que Has contraído,
en el momento actual no está saldada.

¡Ni lo estará jamás! — ¿Y es un consuelo
que en muchos siglos de cristiana vida,
después que Cristo descendió del cielo,
siga la Humanidad tan corrompida?

¡Sufre y espera, corazón humano!
El que confía en Dios no desfallece.
No siempre el día despuntó temprano.
¡Pero siempre amanece!
Diciembre de 1901.

AL MÁRTIR FILIPINO

No es tu gloria. Rizal, nuestra exclusiva:
la que ilumina tu gigante empresa,
beneficiando a la región nativa,
lleva del genio la señal impresa.

Y tú dijiste : todo aquel que lleva
un signo de la diosa del Acrópolis,
no es como el siervo parte de la gleba,
es ciudadano de la gran Cosmópolis.

No honramos, por ser nuestra, tu memoria,
sino que alzamos nuestro humilde elogio
a un gran patriota inscrito por la historia
en el universal martirologio.

Eres de aquellos raros aristócratas
que gustan de los males el acíbar.,
que retan a teólogos y autócratas
y se llaman Copérnico o Bolívar.

Eres de aquella raza de colosos
hallados por oculta providencia
para cumplir destinos luminosos
en la fe, en las patrias o en la ciencia.

Unos hubieron prez en la tizona,
otros en la científica conquista:
tú ciñes a la sien triple corona :
la de patriota, pensador y artista.

Alma de artista, ungida la cabeza
con el óleo Iustral de excelsa diosa,
en el supremo altar de la Belleza
rompió tu mente en floración gloriosa.

Amante de los goces ideales.
lo mismo en el hogar que en el exilio.
entonaste canciones inmortales
que adoptarían Píndaro y Virgilio.

Y de escritos de forma diamantina
atesoró tu mente soberana
la recta arquitectura pascalina
y la sutil manera volteriana.

Pero la gloria tuya indiscutida,
la proeza mayor que en ti se ha visto,
es haber renovado con tu vida
la leyenda de Budha y Jesucristo.

No te venció, al matarte, el enemigo :
oponiéndose a ti, con él triunfaste.
Pues sin saber colaboró contigo
Por virtud del principio del contraste.

Hay cierta voluntad en el destino
que no merece temerario mote :
la misrna gloria de Jesús divino
se fundó en la traición del Iscariote.

No en vano pasan para ti los años,
No quedará tu sacrificio inulto:
ya has ganado el favor de los extraños
y hacen los propios de tu nombre un culto.

La juventud, el nervio y la esperanza
del desgraciado pueblo filipino,
se empaña de tu vida en la enseñanza
y busca ansiosa a tu ideal camino.

Marcha del porvenir a la conquista
cabalgando en su indómito pegaso:
no hay fuerza que a su empuje se resista:
las leyes de la vida la abren paso.

En su arriscada senda guíe y lleve
la luz esplendorosa de tu genio
a los que sueñan ver en plazo breve
la suspirada aurora del milenio.

Ocho lustros cruzó por el desierto
el perseguido pueblo israelita,
y es que entonces no estaba descubierto
el presente vivir cosmopolita.

De nuestra evolución a los extremos,
cual otros sus empresas giganteas,
esperamos llegar, porque creemos
en la virtualidad de tus ideas.

Desde que te inmoló la suerte impía
hay un Rizal en cada filipino,
por eso presentimos que algún día

la redención será nuestro destino.

Emergerás entonces de tu fosa
para que el aire con tu canto vibre,
con el canto de tu alma jubilosa
el nacimiento de su Patria libre.
1905.

EN LA CUMBRE DE LA INMORTALIDAD

¿Qué añaden a la gloria de tu famoso nombre
los himnos y las rosas de nuestra admiración ?
¿ Qué importa a la grandeza de tu mundial renombre
el culto que a sus méritos consagra la nación?

Es un deber, no obstante, que, si mayor ni exigua
no hace tu fama incólume, demuestra que es robusta
nuestra fe en el destino de nuestra causa antigua,
porque costó tu sangre, porque de suyo es justa.

Demuestra que bay un nexo vital y solidario
que suma tus esfuerzos y nuestro actual vigor;
que, de ayer y mañana engarce necesario,
nos empuja el presente a concluir tu labor.

Mas entre ella y la nuestra ¡qué enorme diferencia
abre las dos orillas de un abismo profundo,
demostrando que a veces una genial potencia
puede cambiar las órbitas de los pueblos del Mundo!

Y es que ya en el comienzo de tu vida gloriosa.
como en la edad risueña de los paganos mitos,
los rasgos más salientes de tu labor grandiosa
se diría que estaban en símbolos escritos

No asistieron las Gracias a tus días primeros,
mas fué tu cuna un bello rincón de Filipinas
donde alzan sus columnas esbeltos cocoteros
y descienden cascadas como colas equinas.

Propició una laguna tu lirismo sereno
en la edad más romántica de todas las edades;
tal para sus parábolas el dulce Nazareno
propicia bailó Is laya del lago Tiberiades.

Y como el rey egipcio levantó a su grandeza
pirámides ingentes sobre un vasto arenal.
el cono del Makíling alzó Naturaleza
para marcar tu cuna y tu índole esencial.

Eso fuiste.: una altura de pétrea reciedumbre
que acariciaron nubes y azotaron ciclones;
alta llama patriótica sobre la excelsa cumbre
de una vida florida en gloriosas acciones.

AI calor de esa llama, tu genio peregrino
cruzó los anchos. mares, se abrió a los cuatro vientos
y buscó entre las brumas del cielo ponentino
colmar sus nobles ansias y aplacar sus tormentos.

Ella movió tu pluma y encendió tus escritos;
en toda mente puso mortal desasosiego;
reconfortó a los mártires, alivió a los proscritos

y en frentes escogidas se hizo lenguas de fuego.

Sólo por ella, cuando, cansado y perseguido,
pudiste hacer cenizas de tu inquieto bajel,
su proa enderezaste hacia tu patrio nido,
para morir en él, para morir por él.

Rodarán al abismo los hombres y las cosas;
tal vez la Patria vea el sol al fin brillar;
pero en las noches lóbregas y en las albas gloriosas
estará con nosotros tu sombra tutelar.

Nuevas generaciones y nuevas muchedumbres
sentirán el influjo de tu ejemplaridad
y te verán erguido sobre todas las cumbres,
envuelto en los fulgores de la inmortalidad.
19 de junio de 1920.

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RECUERDOS DE MI PUEBLO [Mi poema]
Muhya bint al-Tayyani [Poeta sugerido]New

MI POEMA... de medio pelo

 

Mi infancia son retazos de un pueblo de Castilla,
pequeño, primoroso, silencioso y coqueto,
de mil mieses doradas en campos, recoleto,
brasero en el invierno en la mesa camilla.

Me veo como un pino rodeado de pinares,
vueltas dándole al ruedo como un trillo en la trilla,
en las viñas cogiendo los racimos a pares
o pescando cangrejos en el río Arandilla.

Mis recuerdos me acercan a aquellos segadores,
sudorosos y armados con su hoz y su zoqueta,
y sus cuerpos curvados sobre el surco y temblores
bajo los duros dardos del sol en la cabeza.

Las campanas al vuelo reclamando a vecinos
los domingos a misa. Del cura la amenaza
de lanzar un sermón muy tedioso y cansino
mi impaciencia en correr a jugar en la plaza.

Para mi fue un enorme placer ir a la escuela,
con toda propiedad fui un alumno aplicado,
de mis maestros guardo sus mejores tarjetas,
Alejándro, don Víctor y también don Aniano.

Con estos ingredientes y de esta levadura
mi personalidad fue fermentando, hoy inquieta,
ahora, triste ya sólo una pieza madura
dispuesta para al mundo mandar a hacer puñetas.

¡Cómo añoro los tiempos de mi más tierna infancia!
con la uva en el largar y el vino en la bodegas,
el pánico cerval del cerdo en la matanza,
los rebaños de ovejas y en verano las siegas.

Mi infancia son recuerdos de un pueblo de Castilla
de Castilla la llana, de la Castilla asceta,
de aquellos suelos patrios plagados de poetas,
Machado y Azorín, que aun tengo en la mesilla.
©donaciano bueno.

Zazuar es una localidad y un municipio situados en la provincia de Burgos, comunidad autónoma de Castilla y León (España), comarca de la Ribera del Duero, partido judicial de Aranda, ayuntamiento del mismo nombre.

MI POETA SUGERIDO:  Muhya bint al-Tayyani

ALEJA DE LA AGUADA DE SUS LABIOS

Aleja de la aguada de sus labios
a cuantos la desean,
igual que la frontera se defiende de cuantos la asedian,
a una la defienden los sables y las lanzas,
y a aquéllos los protege la magia de sus ojos.

WALLADA

Wallada ha parido y no tiene marido;
se ha desvelado el secreto;
se parece a María,
pero la palmera que ella sacude es un pene erecto.

Defiende la línea de sus labios

Defiende la línea de sus labios de los que los desean,
como se defiende la línea de la frontera de los atacantes;
a una la defienden los sables y las lanza,
a la otra la defienden la magia de la mirada.

– – –

«¿Acaso hay para nosotros,
después de esta separación, una salida;
puede quejarse cada uno de nosotros
de lo que ha sufrido?
Pernoctaba yo en los tiempos
de nuestras visitas mutuas durante el invierno
sobre las brazas crepitantes por la pasión.
¿Cómo, pues, estando en la situación de este abandono,
ha apresurado el destino lo que yo temía?
Giran las noches y no veo el fin.
De nuestro distanciamiento,
ni la paciencia me libra
de la esclavitud de mi anhelo.
Riegue dios la tierra donde estés
con toda clase de lluvias copiosas».

– – –

Si fueras justo con el amor que existe entre nosotros,
no habrías escogido ni amarías a mi esclava;
has dejado una rama donde florece la hermosura
y te has vuelto a la rama sin frutos.
Sabes que soy la luna llena,
pero, por mi desdicha,
de Júpiter estás enamorado”.

– – –

Tras la separación, ¿habrá medio de unirnos?
¡Ay! Los amantes, todos de sus penas se quejan.
Paso las horas de la cita en el invierno
sobre las ascuas ardientes del deseo,
y cómo no, si estamos separados.
¡Qué pronto me ha traído mi destino lo que temía!
Más las noches pasan, y la separación no se termina,
ni la paciencia me libera, de los grilletes de la añoranza.
¡Que Dios riegue la tierra que sea tu morada,
con lluvias abundantes y copiosas!

– – –

Tu apodo es el hexágono, un epíteto
que no se apartará de ti
ni siquiera después de que te deje la vida: pederasta, puto, adúltero,
cabrón, cornudo y ladrón.
Ibn Zaydun, a pesar de sus virtudes
maldice de mí injustamente y no tengo culpa alguna;
me mira de reojo, cuando me acerco a él, como si fuese a castrar a su Ali.
A pesar de sus méritos, Ibn Zaydun ama
las vergas que se guardan en los calzones;
si hubiera visto el pijo en las palmeras
se habría convertido en pájaro ababil.

PURA PIEDRA

Cuando te enteraste de lo mucho que te quiero
y supiste el lugar que ocupas en mi corazón,
y cómo me dejaba arrastrar por el amor, sumiso,
Yo, que a nadie más que a ti consentí que me arrastrara,
Te alegraste de que el sufrimiento cubriera mi cuerpo
y de que el insomnio pintara de negro mis párpados.
Pasa tus miradas por las líneas de mis cartas
y verás mis lágrimas mezcladas con la tinta.
Cariño mío: mi corazón se deshace
De quejarse tanto a un corazón de pura piedra».

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EL PRIMER BESO [Mi poema]
Marta Pessarrodona [Poeta sugerido]New

MI POEMA... de medio pelo

 

Te quise en el verde pino
junto al angosto sendero,
aquel estrecho camino
en donde este pordiosero,
trémulo, te dio un te quiero
y un beso de tu boquita
inocente y chiquitita
te robó siendo el primero.
¡qué sensación tan bonita,
del placer casi me muero!

Luego el segundo, el tercero,
vino el cuarto y hasta el quinto
y ya en ese laberinto
comenzó mi desespero.
No quise ser traicionero
ni abusar de tu presencia.
Y es así que en una ausencia
me di el piro. Soy sincero.

No pretendí hacerte daño,
ser tu primer desengaño
ni traicionar tu inocencia.
Si este verso a tu presencia
llega por mor del azar
sólo te pido indulgencia,
por no llevarte al altar
y no darte explicaciones.
Del corazón las razones
no se pueden explicar.

Pero para compensar
lo feliz que a mi me hiciste,
constancia quiero dejar
que aquel beso que me diste
nunca he podido olvidar.
Gracias te vengo aquí a dar
¡ojala que no estés triste!
y me puedas perdonar.
©donaciano bueno

MI POETA SUGERIDO:  Marta Pessarrodona

Berlín: enero 1929

Vita interrumpió
sus versiones de Rilke.
El teléfono era Moabit 37-94,
y Friedrichistrasse la estación de llegada.

En la Funkturm, una tarde,
en escapada breve y solitaria,
Vita le dio a entender
la duración escasa de las pasiones humanas.

La conversación, bastante animada,
el pulso anímico de subido voltaje,
consiguieron silenciar
la letal marea humana.
(Las bombas futuras
no enturbiaron en absoluto la tarde.)

24 Brücken Allee, una dirección,
hoy compañera de los fantasmas
de antiguas embajadas:
la ciudad no había sido bombardeada.

Virginia regresó a Londres
al cabo de una semana, enferma.
Vita empezó a creer que
Leidenschaft era una palabra
de formación muy extraña.

De hecho, ninguna de las dos
presintió
la retórica del desastre.

Schöneberg

Como siempre, fue un affaire casual:
amistades de amistades, aquí, allá,
en el Norte, en el Sur…

Al principio no me gustas.
Quizá reconozca en ti mis defectos
(¡difícil encuentro entre escorpiones!)
y siempre quiero espejos
de la imagen más perfecta.

Prosigue la noche y el vino blanco,
de una región alemana
que me resulta totalmente extraña.
De repente (mientras «actúas»)
nos encontramos y nos sentimos.

«Treu» es un adjetivo
que acababa de aprender,
y me resulta muy útil para esta velada.

El vino y la noche prosiguen y nos separan.
Queda, sin embargo, mi fidelidad,
temporal y absoluta, a tu cuerpo,
a mi tacto.

l’amor a barcelona

EL NOM DE LES COSES

Les converses
han de ser brillants,
les trucades de telèfon,
un fax…

Hi ha, però,
una fatal incapacitat
per donar el nom de les coses.

Sentiments?
Seguim sense noms.
Un sopar,
un concert,
una trobada…

Sé que ho saps;
però tu, jo, tots,
seguim amb la basarda de les paraules.

EPÍTOM PER LES RONDES

Llisquen les emocions
com veloços centaures
per les noves rondes.

Ronda de Mar:
un far pot recordar-te
la poca solidesa
de les emocions urbanes.

Ronda de Dalt:
una torre s’aixeca dient
que tot t’ho donaran,
si el cor, el teu,
no es cansa.

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VIDA, UNA PALABRA PERDIDA [Mi poema]
Myriam Moscona [Poeta sugerido]New

MI POEMA... de medio pelo

 

Se me ha extraviado un nombre en un granero
de letras, entre miles muy dispersas
¿alguien quiere ayudarme en este inquiero?
las letras me rehuyen, son perversas.

El nombre que he perdido es de renombre,
o encuentro con urgencia o ya me muero,
espero nadie extrañe ni se asombre
preciso hoy resolver tal desafuero.

Es VIDA, la palabra que he perdido
y que urgente preciso componer,
compuesto de un fonema y un grafismo
que definen mi espíritu y mi ser.

¿Dónde la V, victoria, se ha metido
la I de identidad, va a aparecer?
la D de Dios no encuentro, habrá escondido,
la A, de la alegría se haga ver?

Pues hoy el que esto escribe está dormido,
los chopos al parnaso impiden ver
¡por qué en su vida todo se ha perdido!
Ya es tarde, ya la noche está al caer.
©donaciano bueno

Lo #peor que nos podía pasar? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Myriam Moscona

SIRKULA

si quieres saber algo nuestro
dibuja un círculo
clava el lápiz en la orilla de la izquierda

circula circula
dale vuelta sin dejar de dar circulación
no despegues nunca la punta
ahora pregunta si el tiempo es castigo o bendición
¿Tú qué piensas?
¿quieres saber algo nuestro?
mira el ojo vacío
blanco que se encuentra
al centro de lo creado
abre se abre
como si un compás trazara lo redondo
hondo y grande
hondo y vacío
crece el ojo
crece como un tornado
vuelve y pregunta
qué quiero saber

el amor
no es un biscuit
no levantes el lápiz
y circula

lo mejor del amor
es no saber la hora
despertar en medio de la noche
despegar el lápiz
leer lo escrito
echarse arriba un trapo
y bajar la calle
con la cabeza en blanco.

Reset

He vislumbrado el cielo en esta tierra.
Alonso Pérez de Salazar

Flotan acelgas en el caldo acedo.
Llueve
y el agua levanta una nube de insectos y de polvo.

En el adentro, la música de Monteverdi
(Vespro della Beata Vergine)
me abre la puerta del ciberespacio.

La nube de insectos me lleva al lugar. Es 1290.
En esa animación aparece Beatriz,
construye una catedral para su siglo.

En el ala izquierda,
un rosetón con la imagen de María,
niña santa.

La horizontal del monitor se agita,
algo parece abrirse en los vendajes de los cielos.

Allí flota la núbil Beatriz
con su pálido rostro de enfermera,
sonríe arrullada en el quirófano celeste.

Un albañil subido en el andamio
dibuja a Dios azul y afeminado.

RESET

Flotan acelgas en el caldo acedo.

En el ala derecha del monitor se lee un juicio:
‘Notad qué cosa tan grande es ésta. La Edad Media
no era un mundo artístico. La religión era misticismo;
la filosofía, escolástica; la primera excomulgaba
al arte, quemaba las imágenes, avanzaba a los
espíritus a desasirse de lo real.
La otra vivía de abstracciones y…’

RESET

Flotan acelgas en el caldo acedo.
Muerte villana, enemiga de la piedad,
madre antigua del dolor…
(marte villana, di pietá nemica)

¡Ah, musas! Si tan sólo hablaseis por mí.
Abridme ríos de navegación,
venid en mi ayuda.

TRES POEMAS EN LADINO

En el viejo Cairo, en el cementerio de las arenas, descansa mi padre. En Milán, en la muerta ciudad de mármol, está sepultada mi hermana. En Roma, donde, para acogerle, la sombra cavó la tierra, está enterrado mi hermano. Cuatro tumbas. Tres países. ¿Conoces las fronteras de la muerte? Una familia. Dos continentes. Cuatro ciudades. Tres banderas. Una lengua, la de la nada. Un dolor. Cuatro miradas en una. Cuatro existencias. Un grito. Cuatro veces, cien veces, diez mil veces, un grito.
Edmond Jabés

Tomaron ayre

se fuyeron
kon prestor

déjame decirlo
repetirlo como yo quiero

alevantando avagar
avagariko
komo ierva kresiendo

komo ayer va
kresiendo
a dezirme: so

“despierta
so tu padre”
“despierta
so tu madre”

déjame

a fazerme avlar
vozes
vinieron
i empues
tomaron ayre

les prepari kafe turkí
ama no bevieron
no tokaron
mis kaveyos embuklados

no los tocaron

vapores blankos
i bafos de nievlina
dejaron komo prueva
i se fizieron sielo

Lo ke fue

akeyos polvos
trujeron estos lodos
i estas nuves
trujeron
estas luvias
i estas luvias
trujeron estos friyos
i estos friyos
trujeron estos yelos
i estos yelos trujeron
hazinura
i akeyos polvos
son lo ke fueron
ke son estos biervos
ke mas no serán

Simienta

me lo decía mi padre
la edad dorada
de mi kaveza

esta en el guerto
sembrada
i kanta
kantikas
moertas

Nota bene
hazinura: enfermedad; biervos: palabras; tomaron ayre: se fueron, se retiraron; bafo: vapor, aliento
Poemas publicados en Ansina, Vaso roto Ediciones, Monterrey, 2015.

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ÁNGELES DEL OLVIDO [Mi poema]
Mercedes Escolano [Poeta sugerido]New

MI POEMA... de medio pelo

 

A Ángeles Martinez

Ángeles es tu nombre. Y yo lo sé
que en motas de tristeza estás cosida,
la oleada de esa mar embravecida
en tu mente ha sumergido sin por qué.

No sabes donde vas, si a la deriva,
despacito, dando tumbos o al traspiés,
tu mirada no ve, ya anda perdida,
olvidaste si es cara o del revés.

Pues tú ya no eres tú mas no lo sabes,
la niebla traicionera se ensañó
poco a poco borrando tu vereda.

A oscuras se ha colado en tus derrabes*,
traicionando, a tu mente la cegó,
por siempre asesinó tu primavera.
©donaciano bueno

La #memoria, tan denostada, ay de ti cuando te falta? Share on X

No me pidas que recuerde
No intentes hacerme entender
Déjame descansar y saber que estás conmigo
Bésame en la mejilla y cógeme de la mano
(anónimo inglés)

La poesía es un refugio para los enfermos de Alzheimer. La melodía y el ritmo de versos conocidos logra llamar a la puerta de la memoria, sirve de "detonante que activa" la palabra y los recuerdos. (*) Derrabe: derrumbamiento en lo hondo de una mina.

MI POETA SUGERIDO:  Mercedes Escolano

Canción de arcilla

Mi cuerpo está hecho de ríos.
Tiene las curvas
del caudal de tus manos
de agua;
las huellas que tú has ido labrando
con tu paso.
Y en mis márgenes de espuma
crece el romero
y la salicaria.
Has ido tendiendo puentes
sobre mi espuma
y turbulencia,
sobre el mágico misterio de sentirse río
latente.

Me has amasado con el barro de la orilla,
pequeño alfarero,
con tus grandes manos tiernas.
Por mis ojos de vasija
mana toda la luz
del agua.

Patio

El patio y
la cancela de mi infancia
(hierro blanco desnudo
de cristales)
pertenecen a la casa
del pasado:
aquella a la que no he de volver.
Con sed
se incrustan hacia el mármol los aljibes
manteniendo celosamente su secreto.
Los arabescos
caen rodando
por la escalera.
Quizá
aquel par de
bancos
siga
día a día
desgañitándose.
De Marejada

Viejos amigos

Estaban en los bares
felices, sin titubeos,
lengua y pulso inquietos,
y exprimían la pulpa de la noche
en desorden y risas.
A su lado, yo era un tipo infeliz,
uno de ésos que se apoya en la barra
y mira —sobre todo mira—
y no suelta la copa por miedo
a sentirme aún más solo, inseguro y desnudo.
Entraban en mi vida
los viernes por la noche.
Durante dos o tres horas
mi corazón temblaba.
Cuántas veces soñé acercarme a la mesa
donde vida y acción se daban la mano
y simplemente decir, a modo de saludo,
“siento llegar tarde”.
A lo sumo llegaba a beber, desde lejos,
el mismo alcohol que ellos bebían
y muy tade, ya de retirada,
acompañaba uno a uno a casa
como viejos amigos.

Un invierno en Lisboa

Una ciudad bajo un sol tibio de invierno
con calles bajando en desorden hacia un río,
chimeneas de carbón en un cielo manchado,
tabernas en penumbra, casi en silencio.
La vida entra a traición, por el costado,
y atraca como un barco más al puerto.
De dónde viene, adónde va, qué importa.
Una ciudad sin prisas, donde el tiempo,
se mide por cafés, a breves sorbos.
Cuando cae la noche, y la humedad con ella,
todas las calles conducen al cielo
y el río se abre como un peine.

Conversación de rutina

La vida tiene un precio aquí en Lisboa.
Miserable si quieres, pero dulce.
No podía ser otra la rutina,
el tono melancólico
que va adquiriendo la tarde.
Dentro de un tiempo, recordarás, extraño,
estos días de calma y paciencia.
El miedo a estar solo por las calles
sin tabaco, sin rumbo, sin dinero.
Amores que la ciudad te ofrece,
mañana tendrán un aire distinto,
más herido e inútil, más sincero.
Ondulante, este tranvía conduce al río.
Allí nadie te espera ni despide.
Te pones a mirar los barcos
y los ojos te delantan como niños.

F.P.

Fernando Pessoa, miope, dibujado a dos tintas
en el billete arrugado con que compro la prensa.
Cien escudos su alma,
no más que cien escudos, lo justo
para un café y un bollo,
algunos cigarrillos o un billete de eléctrico.

Fernando Pessoa, sé que sonríes
cuando saco tu billete y lo beso
como novia que despide a su amado.Tu cabeza vale hoy cien escudos
y mañana quién sabe.
Todos los poetas debieran nacer en Wall Stret,
ser moneda fuerte en el mercado bursàtil.

De nuevo he traicionado tu amor.
Te he vendido como un judas cualquiera
por un café caliente. Esta tarde
besé tu nejilla
antes de darte al enemigo.
De La casa amarilla
Lisboa, 1990

No amarás

Una mujer camina por la orilla
y el agua va lamiendo sus piernas.

Tan linda, tan menuda,
como una caracola indisoluble.

Aquel cuerpo fue mío —ella lo quiso—
pero hoy es del agua.

El viento del Este está arrastrando
un polvillo dorado hasta las olas.

Sin prisas, empuja los minúsculos
granos que en siglos fue limando.

tan sola, tan absorta,
en su inmenso reloj de arena.

Su cabello se agita acompasado
iual que un ramo de algas.

Sus manos delgadas me devuelven
un derroche fatal de ternura.

Tanta melancolía me invade de pronto
que aparto la vista y tiemblo.

Su ayer se me dibuja intacto,
más nítido, si cabe, que el presente.

Negando que la amaba
he vivido prendado largos años de ella.

¿Qué será de mí, ahora que tengo
toda la sal del mar en la garganta

y estos celos terribles de que el agua
me la robe por siempre?

De La condición humana
Cádiz, 1997-2000
Del libro No amarás
Ed. Diputación Cádiz, 2001

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¡MALDITAS CANAS! [Mi poema]
Melchor de Palau [Poeta sugerido]New

MI POEMA... de medio pelo

 

Y nacerán un día sobre tu pelo gris
para decirle al mundo que tú ya eres pasado,
recordarán marchitas tus sueños de aprendiz,
quisieras ser feliz más ya están a tu lado.

Les mirarán tus ojos, respirarás profundo,
repudiarás su estancia sobre tus nubes grises
y clamarás al cielo rabioso e iracundo
más volverás sereno al ver tus cicatrices.

De ese jardín florido en el que tú crecistes
y que durante un tiempo quizá has disfrutado
los árboles se mueren, las plantas ya están tristes,
hasta las florecillas de pena se han secado.

Y pensarás pintarlas de verde de esperanza
para que el mundo crea que todo sigue igual,
por más que tu te esfuerces, la rueda en esta danza
va llegando el ocaso de forma natural.

No deberás sentir que el cielo se ha nublado
ni siquiera añadir desencanto o lamento,
alertas sólo son para observar del tiempo
lo mucho por vivir recordando el pasado.
©donaciano bueno.

Donaciano Bueno 26 de enero de 2014 a las 11:52 Las canas son esas alertas que, milagro de la naturaleza, aparecen en un momento de nuestra vida para despertarnos de nuestro letargo y hacernos ver que el tiempo va pasando y que hay que aprovecharlo.

MI POETA SUGERIDO:  Melchor de Palau

ODA AL CARBÓN DE PIEDRA

Este, que veis, carbón endurecido,
yacer a mantos en terrestre fosa,
rayos de claro sol un tiempo ha sido,

A la voz de la Industria poderosa,
abandona, cual Lázaro, su tumba,
y a más vida resurge esplendorosa.

Con su aliento, no hay miedo que sucumba
la que es de nuestro siglo predilecta
hija febril, y cual abeja zumba.

Que, a medida que avanza más perfecta,
a la Ciencia siguiendo va anhelante
y sobre el Arte su fulgor proyecta.

Ella nos dice que llegó el instante,
?aun cuando en la substancia son hermanos?
de apreciar el carbón más que el díamante.

De que cesen los míseros humanos
de prosternarse ante el inútil fuego,
y de tenderle codiciosas manos

Nunca su brillo me turbó el sosiego,
mas del pan de la industria a la excelencia
férvido canto de mi lira entrego.

Cantar quiero su enérgica potencia
los bronces al fundir, nuncios de saña,
defensores de patria independencia,

Cuando caldea y en su lumbre baña
a la férrea fugaz locomotora,
sierpe que tiene el silo en la montaña.

Que, cual ave o Jóve vóladora,
se encumbra a los más arduos peñascales,
y el espacio famélica devora.

Por él llega a los témpanos glaciales
el buque, sin más trapo que su enseña,
contrastando los recios vendavales.

Reemplaza activo la fluvial aceña;
vigor produce en la nerviosa pila;
las creaciones artísticas diseña.

Por él la roca su metal destila;
por él dice el crisol la verdad pura;
el átomo su afine se asimila.

Hasta gérmenes ricos en dulzura
la Química halla en él para su gloria,
colores y matices la Pintura.

Y, de fúlgido origen en memoria,
demás que rasga de la noche el velo,
despide lumbre en exprimida escoria.

Solar emanación con vivo anhelo,
la luz, la fuerza, y el calor prodiga.
Como su padre que recorre el cielo.

Y que?cual suele previsora hormiga,
en la estación de abrasador verano,
sin un punto ceder en la fatiga

temiendo el filo del invierno cano,
almacenar bajo escondidos techos,
el robado a los trojes rubio grano

en la época feraz de los helechos
presintiendo el invierno del planeta,
guardó el carbón en insondables lechos.

La faz del globo de arbolado escueta,
diera la Industria el postrimer suspiro
a no surtirla tan copiosa veta.

Ved al carbono en incesante giro
recorrer los tres reinos naturales;
ya inficionar la atmósfera le miro,

ya, atraído por fibras vegetales,
el germen de sabroso fruto,
ya, salvando los límites florales,

nutrir la grácil ave, el tardo bruto,
ya tornar al espacio con empeño,
de la muerte y la vida fiel tributo.

Mas tú, sepulto en ataud roqueño,
a ciclo tan fecundo substraído,
dormiste largo, indiferente sueño.

Te han pisado, mas no te han conocido;
pasaron sobre ti, cual polvo leve,
las varias razas que en el mundo han sido.

Tocábale al gran siglo diez y nueve,
explorar tus veneros con acierto,
aun bajo la polar cándida nieve.

¡Qué fuera de la Industria tú encubierto!
con gratitud en su aflicción te nombra
negro maná de su árido desierto.

Un día fuiste gigantesca alfornbra;
henchir hoy hallamos calor y luz radiante
donde otros seres disfrutaron sombra:

Que Dios, previendo nuestro afán constante,
para su hartura reservarnos quiso
esa fecunda flora exuberante,
que adorno fue quizá del Paraíso.

A LA IMPRENTA

Perdona ¡oh sombra augusta de Quintana!
si es osada mi pluma,
el tema a proseguir que con lozana
inspiración trataste y gloria suma;
humilde es el deseo que la mueve:
pues loaste la Imprenta en sus albores,
al comienzo del siglo diez y nueve,
el de cantar su noble gallardía,
su viril ardimiento;
hoy que, merced a alambres conductores,
vuela más rauda que la luz del día;
hoy que, doquiera late,
llevada por veloz locomotora,
como en férreo caballo de combate.

Cual ave errante que el agreste nido
deja, no bien presiente
la fuerza de sus alas temblorosas,
y va despareciendo lentamente
en la extensión vacía,
así el verbo, salido
de los labios humanos, se perdía.
¡Cuántos geniales frutos,
emanación de mentes creadoras,!
¡Cuántos claros principios absolutos!
¡Cuántos brotes precoces
que el cerebro animaron,
germen de mil ideas redentoras,
han nacido y han muerto
tristes clamantes voces
en árido desierto!
¡Pobre Ciencia obligada
a comenzar de nuevo su carrera,
al llegar a la meta codiciada;
estéril lanzadera
con rompederos hilos preparada!

Como de flor en flor la mariposa,
la Tradición en vano
de labio en labio sin cesar se posa,
repitiendo acuciosa
el elemento sano
la densa levadura
en que el hombre ha de hallar cumplida hartura.
Del recogido polen
lo mejor va perdiendo en el camino,
y al acabar de la ímproba jornada,
impura y desgastada,
llega pequeña parte a su destino.

¡Oh! bien haya quien tuvo la osadía
de esculpir en la piedra el pensamiento,
con fantásticas cifras cuneiformes,
y moles erigió que, todavía,
—como lenguas enormes—
revelan el misterio
del más antiguo y colosal imperio!
¡Oh, bien haya el fenicio comerciante
que dio con el secreto de encarnar
la palabra vacilante
en esas breves enlazables rayas
que forman el histórico alfabeto!

¡Bien haya el que pidió a la activa abeja
la virgen cera en que el estilo agudo
con esfuerzo sutil la huella deja!
¡Bien haya quien más suave medio
supo encontrar para su intento,
en las plumas del ave,
más propias al ligero pensamiento!
¡Bien haya el que en crujientes pergaminos,
nos transmitió jirones de la historia;
héroes, fechas y nombres,
que de pasados hombres eternizan
la espléndida memoria!
¡Bien haya quien en plácido cenobio,
recopiando con mano presurosa,
libertó del olvido y del oprobio
tesoros de valía,
preciosos elementos
con que dar pasto en no lejano día,
a tórculos hambrientos!

Ellos del fanatismo y la ignorancia
desanudaron la tupida venda,
que el Genio omnipotente,
logró al fin descorrer con maestría;
y desbrozaron la escondida senda
por donde Gutenberg venir debía;
que nunca ha sido la invención humana
a manera del rayo.
que instantáneo fulgura,
y enrojece las nieblas de la altura;
es la nube preñada,
gota a gota acrecida,
con tributos del mar, del lago y río;
por mil vientos contrarios combatida,
que, rotas sus entrañas tormentosas,
a un leve impulso de genial idea,
se derrama en las mieses ardorosas.

Del Rhin naciste en la risueña orilla,
Imprenta veneranda,
y, cual tabla que flota,
seguiste su corriente
que «anda, te dijo en su murmurio,
anda, Mesías esperado de la gente».

No era ya suficiente,
que el libro, fabricado
por laboriosos dedos monacales,
cantara, como pájaro enjaulado,
en los góticos claustros catedrales,
Fecundidad y libertad ansía,
osado Gutenberg exclama: «sea,
vuele libre a la luz del claro día,
que el ave encarcelada no procrea.»
Y, con feliz empeño,
del largo cautiverio lo redime,
en sueltas letras con afán compone
la concebida idea;
los tórculos oprime,
rechina el artificio quejumbroso,
y a cada golpe en el papel la imprime.

¡Cuán hermoso después fue tu destino!
De Elzeviro Manucio y de Plontino
las delicadas manos,
con flores adornaron tu camino.

Bien presto, como río caudaloso,
creció y creció tu influjo,
y merced a tu auxilio generoso,
en millares de copias se produjo
la Biblia codiciada,
antes objeto de imposible lujo.

Reemplazaste al juglar en la velada
del castillo roqueño,
y pudo la doncella enamorada
por ti ser consolada
en las tristes ausencias de su dueño.
Árbol frondoso, tus lozanas hojas
cayeron, como dones bienhadados,
en las comarcas al error sujetas;
y medio concediste a los poetas
para fijar sus tétricas congojas
y revivir decires ya olvidados.

Diote el vapor su prepotente ayuda,
al salvar los linderos de este siglo,
y, con su fuerza ruda,
los mismos hijos que engendró fecundo
en ti, con la pujanza de su aliento,
paseó por los ámbitos del mundo
en el tren impetuoso,
que deja atrás al incansable viento;
y, al mediar la lucífera centuria,
—de tantas maravillas semillero—
el rayo, de los hombres prisionero,
perdida ya su primitiva furia
y domado su brío,
vino a fianzar tu augusto poderío.

¡Oh, nuevo hallazgo, rico y verdadero!
El libro deshojose
para poder volar con más holgura
y arribar el primero,
y, ya rota la añeja ligadura,
apareció la prensa cotidiana,
que en nuestros tiempos reina soberana.

Con palanca tan firme,
soliviantas las masas intranquilas
cual sus olas el piélago iracundo,
y con ellas azotas y aniquilas
y sepultas las glorias terrenales,
y tornasa a erigir en un segundo
estatuas en soberbios pedestales,
y pones en la cumbre
a hombres salidos de humildosas filas,
dueños hoy de la ignara muchedumbre.

Tú llamas a los reyes condenados
a mísero destierro;
tú abates las antiguas dinastías;
tú consagras las leyes;
tú evidencias el yerro,
aúnas los esfuerzos colosales,
induces a la paz, la guerra mueves,
que todo con tus bríos lo remueves.

Tú publicas a voces
lo que en secreto el rayo te transporta
en sus alas veloces;
eres Argos moderna,
que todo lo escudriñas;
nidal de las palomas mensasjeras,
que de tu seno salen a bandadas,
a llevar a naciones extranjeras
las nuevas deseadas.
Ángel de caridad que con tus preces
hasta en tierras extrañas
conmueves los más duros corazones,
cuando el orbe conmueve sus entrañas.

El plomo entresacado
de los hondos abismos de la tierra,
bala tal vez ayer en cruda guerra,
hoy útil del trabajo venerado,
y el papel que nació de harapo aleve,
se rozan ante ti rápido instante,
y surge de ese beso fecundante
el expresivo signo portentoso
que llevará la luz al pensamiento,
como en el recio choque de un momento
del eslabón y el pedernal guijoso,
brota chispa brillante,
que la llama ocasiona fulgurante.

Al mirarte en tu férvido trabajo,
soñadora la mente,
te juzga ser viviente,
susceptible de goce y de dolores,
y más aún cuando crujir te siente
a dar a luz con maternales quejas
y si percibe plácidos rumores
en los puros instantes
en que, ébrio de placer, ansioso gimes
en tanto que copioso centuplicas
las ideas sublimes,
los conceptos gigantes
de Calderón, de Lope o de Cervantes.
¿No son acentos de dolor sombrío
los que exhalas, sumido entre congojas,
cuando te obligan a llenar las hojas
de virginal blancura,
con el error impío,
con la vil impostura
que acrecen la terrena desventura?
Alivio sean de tus fieros males,
pensar que de tu fondo todavía
han de surgir tesoros inmortales,
veneros de saber y de poesía.

¡Oh Imprenta soberana! ¡Quién pudiera
cantar tu porvenir cual yo lo veo!
Percibo, aunque velado,
el nimbo de tu gloria venidera;
lo que hoy es solamente balbuceo
que hace vibrar el ánimo extasiado,
será palabra firme y armoniosa;
el rosado crepúsculo naciente
será mañana sol resplandeciente.

La voz, que prisionera
se aduerme en el fonógrafo mañoso,
tal vez sea el motor que, poderoso
como blanda cascada,
logre, con soplo suave,
—tal el que impulsa a la velera nave—
imprimir a la máquina pesada
el dulce movimiento
que en cifra natural inveterada
convierta el vibrador sonoro acento.
Entonces podrá el labio,
—haciendo doble oficio—
a medida que brote la palabra
meditada del sabio,
deponerla en el dócil artificio,
y el verbo, sin esfuerzo,
irá por propio impulso,
blandamente, en el blanco papel reproducido,
a convertirse en rasgo permanente.

ODA A LA LOCOMOTORA

ODA

Watt, Stéphenson, Crámpton, yo os conjuro;
en premio a vuestro infatigable anhelo,
dejad un punto el inmortal seguro,
pisad de nuevo la región del suelo;
y, al contemplar con ávida mirada,
de metálicas venas
su faz rugosa, por doquier surcada,
gozaréis mayor dicha que en el cielo.

La que sembrasteis válida semilla
no se aventó cual parva de las eras,
en hoya vino a germinar profunda;
hoy es árbol que brota a maravilla,
y que, como las líbicas palmeras,
al través de los aires se fecunda.

Esa serpiente férrea y anillosa,
que en la cabeza el corazón ostenta;
que, inquieta y animosa,
en su carrera al huracán afrenta,
impávida como él, como él ruidosa,
de vuestra mente es singular hechura:
hipógrifo sin alas,
viene a mostraros sus crecientes galas,
su espléndido poder y su bravura.
¡Quién os dijera en los aciagos años
de sórdida miseria,
cuando bebíais hiel de desengaños,
vuestro genio al luchar con vil materia,
que aquel rudo naciente mecanismo,
objeto de irrisión y de sarcasmo,
ya en vuestro siglo mismo,
en que hasta hay luces que proyectan sombra,
despertara en el vulgo intenso pasmo
y del hombre de ciencia el entusiasmo!

Tal como el padre que en la cuna deja
al vástago infeliz, y a extraño clima,
para labrar su porvenir se aleja,
al regresar, con gozo
por haber dado a su proyecto cima,
contempla al niño convertido en mozo,
y duda breve instante,
al ver las sombras del negruzco bozo,
si es aquel hombre el que dejara infante;
así miráis con lógica extrañeza
a la que os debe fulgurante vida;
su, en apariencia, indómita fiereza,
la efusión grata del amor no impida;
vuestra es la savia que en su seno anida
y son vuestras su gloria y su grandeza.

Miradla con placer, con noble orgullo,
ved cual su pecho jubiloso late,
ved cual relincha en gárrulo murmullo,
como corcel ganoso de combate.
No la atajan altísimas fronteras,
que, a contracurso remontando el río,
el silboso Pirene, el Alpe frío,
atraviesa en urdidas madrigueras.
Pasa sobre los polders de la Holanda,
como sobre las aguas del diluvio;
se enfría de la nieve en los cristales;
se caldea en los rojos arenales;
por entre abismos pedregosos anda,
y a las bocas se asoma del Vesubio.

Recorre audaz la cordillera enhiesta;
esquiva la corriente submarina,
bajo el piélago abriendo
impermeable mina;
elude la vorágine funesta
sobre tornátil puente que rechina;
se solaza en la plácida floresta,
y en la falda del monte se reclina.

Vedla el túnel dejar de corvo techo,
oculta en vaporosas espirales,
cual virgen negra que, al salir del lecho,
se envuelve en sus blanquísimos cendales;
con profusión abona
los campos en la plétora esquilmados:
transporta en peso desde zona a zona
los pueblos mal hallados,
y las fuentes vitales eslabona.

Imagen de la bíblica serpiente
que, de dulces promesas al hechizo,
gustar la fruta a nuestros padres hizo,
que pendía del árbol omnisciente;
nos ofrece afanosa,
de Gutenberg por hábil artificio
en el blanco papel reproducida,
la fruta provechosa
del saber, en los campos recogida.

Cual paloma del Arca
es anuncio de paz; su hogar ardiente
do la tea incendiaria se consume,
las razas va fundiendo lentamente;
hace, de polo a polo,
del orbe entero una ciudad tan sólo;
entierra con cariño
el cadáver del mísero expatriado,
so el árbol do jugara cuando niño;
uniforma el color del rostro humano;
arrulla al mismo son del indio el sueño
y del rudo africano
que, dormidos, arrastra juntamente;
el filo embota de sangrienta Parca;
del libre esclavo con los hierros viles
fabrica sus carriles;
y en todo cuanto su poder abarca,
germen de amor desarrollar se siente.

Si, subyugada por la fuerza bruta,
cual caballo de Troya, en sus entrañas
transporta a veces invasora hueste,
vedla, por otra ruta,
hendiendo sigilosa las montañas,
conducir anhelante,
para hacer frente al enemigo artero,
con el carro el caballo y caballero.

Atrás dejando blanquecina estela,
cual nave de los mares del espacio
que al fuego echó la perezosa vela,
por doquiera que va vierte los dones
con que nos brinda próvida natura;
ya llevando a las cálidas regiones
las frutas que requieren la frescura,
ya, a las tierras heladas,
las del sol por los rayos sazonadas.

Es del Comercio mensajera activa,
de acopio signo, de riqueza augurio;
con perpetuo vaivén de lanzadera,
en este siglo de la fuerza viva,
sustituye al alípede Mercurio.

Del Egipto fue símbolo la Muerte,
gastó en su culto la existencia entera;
hoy con tenaz aliento,
norma tomando de la térrea esfera,
el hombre la consagra al movimiento.

Por eso admira y entusiasta adora,
realización de su ideal quimera,
la audaz Locomotora
que, en rápida carrera,
los espacios famélica devora,
y va, con sus silbidos,
despertando los pueblos adormidos.

Por eso os rinde sin igual tributo,
¡oh seres! que en la tierra
días pasasteis de amargoso luto,
de insólito desvelo,
con lo arraigado, en trabajosa guerra,
y que, al dejar el miserable suelo,
tan sólo visteis verdear el fruto.
Miradlo ya en sazón; pueblos viriles
se nutren de su pródigo sustento:
los yermos torna mágicos pensiles;
Ceres moderna, va sembrando a miles
los prolíficos granos del fomento.

¡Cuán brava a Tite los ojos se aparece!
Férrea coraza la recubre entera,
cual paladín que, con ardiente llama,
por su patria luchara y por su dama;
el más leve reposo la enardece;
chispazos de la lumbre en que se inflama
despide, resoplando como fiera,
y el viento vago, con orgullo,
mece el vaporoso airón de su cimera.

¿Oís? La hora sonó de la partida,
ved cual se lanza con febril exceso;
¡gloria a los Genios que te dieron vida!
¡plaza, plaza al Caballo del progreso!

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SOÑÉ QUE ESTABA SOÑANDO [Mi poema]
Mirko Lauer [Poeta sugerido]New

MI POEMA... de medio pelo

 

Aquella noche yo soñé que amaba
a una rosa brotando en mi jardín,
la flor en la ilusión se disipaba
con pétalos de un bello colorín.

Soñé que estaba soñando,
que soñaba yo soñé
no recuerdo cómo y cuándo
ni dónde, con quién, con cuantos,
y ni siquiera sé qué.

Aquella noche yo soñé que amaba
a una pulga que rozando mi nariz,
un segundo fue de sensación feliz,
la pavesa de mi nariz volaba.

Soñé que estaba soñando,
que soñaba yo soñé
no recuerdo cómo y cuándo
ni dónde, con quién, con cuantos,
y ni siquiera sé qué.

Aquella noche yo soñé que amaba
a una niña pillada en un desliz,
la niña en mis pupilas se insinuaba
de bruces yo me daba en el tapiz.

Soñé que estaba soñando,
que soñaba yo soñé
no recuerdo cómo y cuándo
ni dónde, con quién, con cuantos,
y ni siquiera sé qué.

Aquella noche yo soñé que amaba
a un lindo y cantarino colibrí,
que un canto con primor me dedicaba
y volaba de pronto descubrí.

Soñé que estaba soñando,
que soñaba yo soñé
no recuerdo cómo y cuándo
ni dónde, con quién, con cuantos,
y ni siquiera sé qué.

Aquella noche yo soñé que amaba
a un mundo en que vivía muy feliz,
la bomba en mis oídos retumbaba,
mis vísceras gritaban yo sentí.

Soñé que estaba soñando,
que soñaba yo soñé
no recuerdo cómo y cuándo
ni dónde, con quién, con cuantos,
y ni siquiera sé qué.

Aquella noche yo soñé que amaba
que era otra la que estaba junto a mi,
mis manos alargué y te acariciaba,
una brisa y de nuevo sonreí.

Soñé que estaba soñando,
que soñaba yo soñé,
no recuerdo cómo y cuándo
ni dónde, con quién, con cuantos,
y ni siquiera sé qué.

Anoche yo soñé que amaba…
y en mis brazos suspirabas
y de pronto me dormí.
©donaciano bueno

MI POETA SUGERIDO:  Mirko Lauer

Los jóvenes empiezan a llegar

Los jóvenes empiezan a llegar.
Mientras hurgan,
Preguntan por mis papeles,
& todo lo que pueden devorar
Teléfono-cámara-grabadora,
Y su sincera curiosidad.
Han leído mis antiguos poemas y ahora
Quieren saber qué pasa con ellos,
Y conmigo.
Les informo que no pasa nada.
¿Qué interés podría tener
Esta frágil serenidad entrenada
En mis sesiones de natación?
El tema es papeles a medio borronear,
Aquello que Yuri Lotman llama
La comunicación yo-yo,
Violentos garabatos de intimidad.
Acaso los jóvenes intuyen
Que en realidad lo más valioso
Está en lo que ya hace mucho
Perforan ágiles polillas:
Cartas de amigos desaparecidos,
Libros dedicados con frases vehementes,
Anécdotas presas del olvido,
Gruesas indiscreciones de lo literario
Son jóvenes ambiciosos y severos,
Que llegan sabiendo exactamente cómo
Me estoy volviendo mugre.
No les pueden pasar inadvertidos
Los cuellos volteados,
Los zurcidos apenas invisibles,
Los calzoncillos secretos
Manchados a diario por la próstata.
En entrevistas infidentes
Les pago el amable interés
Con una irresponsable vanidad
Y les alcanzo
También perfumes y pestilencias
De un panteón de colegas
Cuyos célebres nombres omito en vano:
Intensos desaseos,
Letales desencuentros familiares,
Falsas biografías,
Severas tristezas,
Veladas mezquindades,
Santidades burdeleras,
Duras elegancias. Todo ello
Intentando hacer interesante
Una vida entre poetas.
Nada de eso es mío,
Pero esta misma tarde
Se lo pueden llevar
Los interesados.

Condesa Mara

La cosa física.
Vi la película donde la gravedad puede pasar
De ida y vuelta a través del tiempo,
Por lo menos cinco veces.

Es tan obvio.
Los días vienen cada vez más cortos,
Y en ellos todo va pesando más.
¿Hay una ecuación para esto?
Mis 100 kg+ en el jardín de este verano,
Practican la actividad banal
De viajar hacia el pasado.
Soy el basurero de la antimateria.

En la película
Los astronautas se cuentan chistes desganados,
Mientras allá en la Tierra
Sus parientes envejecen a 100 años por hora.
Ya no se sabe quién es el abuelito.

¿Por qué me gustan tanto esos temas siderales
De los que en verdad no entiendo nada?
Quizás me recuerdan la época
En que yo era un gusano blanco,
Y la condesa
Paseaba su impudicia para dos,
Se aplicaba a cuidar sus fresas
(otro jardín, otro verano)
& a calcular el peso de sus manos
Para el próximo concierto.
Sus tetas ya algo decaídas,
Eran dos asteroides inalcanzables.
O así me parecía.

La condesa tocaba con estudiada indiferencia.
Sus dedos tan livianos sobre las teclas
Iban y venían cruzando el tiempo.
Se me han ido casi 70 años
Dedicado a apartar la mirada de su cuerpo
Sentado al piano en sostén y calzón,
Ensayando un concierto sin destino.
O acicalándose,
Otro tema sobre el que yo no entendía nada.

Todavía me fascinan los astronautas
Que van a morir al espacio exterior.
Es decir, a morir con todo,
Con el tiempo, la gravedad, la civilización
Colapsando en torno suyo.
Siempre sé que van a morir,
Pero no entiendo cómo así
Los números que inundan la pantalla,
Son un último mensaje a sus seres queridos.

Salía de esas matinées muy decidido
A vencer mi propia debilidad.
Nunca he podido.
La gravedad me mantenía
Atado a los misterios de la condesa,
A sus peligrosas partituras
A sus manos de gallina.
Entonces yo creía que esos dos asteroides
Volando en sostén & calzón por la galaxia,
Castos como un cepillo de dientes,
Nunca me alcanzarían.

Con una cuchara el astronauta se come
Algo que ya no es aire.
Su corazón va adquiriendo una opacidad de cuáquer.
Los astros están cada vez más lentos.
Diría Sologuren,
Como perlas que el légamo detiene.
La poesía recién aparece cuando se ha frenado
El rock de las esferas.

Portrait d’une femme

Inexplicable, inalzanzable, encadenada
A su propia definición de mármol.
Sus confidencias eran una vía dolorosa,
En la que solo hablaban sus poemas.
Hacía de sus whiskys una ausencia fina.
Siempre temí llanto en cualquier momento,
El llanto terrible que nunca sucedió,
La prometida impúdica apertura
De una capítulo más hondo. A pesar
De que en exactos versos ella proponía
Que las cosas eran sin salida,
Algo insistía en irse por los bordes
Incluso antes de haber aparecido.

La relación fue un extraño desencuentro
De mutuas y distantes necesidades,
En el fondo sinceras falsedades,
Piltrafas inertes de otras relaciones.
Rodeados de fantasmas con nombre y apellido,
De imbailables boleros verbales,
Éramos poetas esperando ganar la lotería.
La ganaste, pero no te gustarían
El aprecio, la fama, la admiración, los fans,
Que ya estaban llegando.
La imposición de un papel emblemático,
El murmullo atronador que al final
Cada vez más te hizo perder lo perdido,
Y no devolvió nada.

Los poemas siempre fueron autoepitafios
Que no eran amorosos. No era la intención.
No los escribiste, los cocinaste,
Reduciéndolos sobre una llama paciente,
Quemando las palabras que sobraban,
Y al fondo sabrosos concolones.
Insisto, tus whiskys eran una ausencia fina
Que decía «¿De qué hablamos ahora?»
Eso quería decir que te sentías
Abandonada por todos sus amantes.

Cuando en Arequipa 2016 dije
Que la poesía es eso que entregamos
Y que nadie nos paga,
Estaba pensando en ti,
En lo que te hicieron tu inteligencia o,
Como en el verso de Jack Spicer,
Tu lenguaje.

Cuando termine este poema
Ya no quedará nada de esas conversaciones.

Escribir como tú

Escribir como tú, sentir como tú,
¿Quién no lo quisiera? Cómo hubiera yo,
En una tarde soleada del sur,
Heredado tu claridad, tus exactos niveles.
Quién pudiera vivir la clara forma
En que el lenguaje ceñido embelleció
Tu atareado corazón, tejiendo cestas
Donde, como en cunas, ibas poniendo
A descansar tus contados días
Por los que desfilaban sin suspiro
Las más terribles realidades.
Con ejemplar limpieza informaste
Acerca de todos tus exilios,
El del cuerpo, el de la patria, el de la geografía,
Juntándolos a todos en el límpido sonido
De la serenidad cuando ella se conmueve.
Paracaídas Editores, 2018.

Quince incas: doce estrofas de comentario a la inexistencia, a partir del Kamel-Trot Inkaico (Circa 1930)

Quince incas frappé bailan en puntas sobre una loza de
bakelita: 1929-1989;
giran a velocidad de mapamundi,
glissando sobre irregulares trombosis y aneurismas.
Sus hidráulicos párpados de violonceleta
envuelven chulpas rodantes sacrificadas a la diosa
Germania,
como collas con frankensteines en los talles y ese torpe
kikirikí de las valkirias.

Camafeos brillantes soles en un bosque hiperbóreo,
románticos cripto-alemanes,
padres míos enterrados en el país de la imaginación,
bajo un monte de tibias derruidas
con los dedos artríticos entre anillos de coloratura,
que avanzan hacia el abismo eviscerando grandes
maletines.

Al centro de cada frente una piedra pulida por la
benedicencia,
quince incas de cuarzo bajo marcas de trineos en la nieve,
arropados con la doblada bandera de lo inexistente,
famélicos o hartos, según la inclinación del miocardio,
tensos de siglo en siglo como un cable helicoidal
a través de abismos góticos que estrangulan la luz del
Apurimac.

Sobre ese vacío a cuatro colores quince incas un romance
con la soledad,
la ópera que fue escrita sin libretto,
para que todos cantemos a capella,
socios en el secreto perturbable de la marginación: sueño en
una noche,
en medio del verano. Hombres y mujeres lampiños con
deslumbrantes brazaletes
corren del norte al sur como gacelas.

Quince incas han extraviado el anillo de plomo de los
nibelungos, digamos.
Las raíces de mi perplejidad flotan allí: sueño que sueño
en una noche en medio del verano, que me columpio en un
verdor sobresaltado,
burro cansado de la espera que es la experiencia,
con las ideas filosóficas que mi corazón todavía no contiene
pero elabora ya entre las afiladas plumas de rojos edredones.

Así comprendo el peso del desempleo en sus coturnos, sus
collares de vándalos
son relámpagos líricos en un slalom de seda, construidos
como padres
desde lo que ignoramos acerca de ellos, en el baile
enmascarado
de la historia
sobre la pradera de agua donde cada 24 horas en un
vómito
de oro
el sol y la luna son canjeados bajo su río de leche,
aumentan cada minuto el peso de los Keros sobre la
galaxia.
Incas imperdonados que bajan en trineo a la tristeza de las
lejanas pascuas,
de pieles suaves por la grasa de ganso,
o por la voz de un italiano opalescente, como un viento
temblolero,
mágico y ambiguo como la medianoche,
rodeado de gnomas chinescas de pies aletargados,
y de un burro que rumia entre las estrellas, cargado de
alfalfa
para centauros.

A través de las estepas que angostan sus pesas y medidas
o de todo aquello contra lo que se rebela el forro tejido
de mi corazón,
pasan patinando retazos de ñusta sanguinolenta, altas
astas
de pathos rilkeano,
como el insólito Inca prefiriendo morir
al grito de ‘Ho jo to ho, heiaha heiaha’; inexistencia y
experiencia
hacen brotar de la huaca una pasta rosa, como espuma del
Índico en la madrugada.
Rodean sus corazones sondas y venas que nadie puede
diferenciar,
racimos de pedrones exactos como caballos blancos de
Viena,
confundidos con la turba de revoluciones cada vez más
alejadas:
Incas derribados por el verano perpendicular al trópico
sobre los sofás de mi cansancio eslavo soberano
en la mañana llena de nombres griegos que rematan en
poulos.
De todos me interesan los Incas que no fueron,
rascan mi palma con mensajes confusos que no dejan
duda,
y colocan frutadas mitades ante los espejos,
mientras la rueda de fuego que ilumina la kermesse del
futuro
los acerca y los aleja de la noche cuyo río de tinta
colma las tazas iridiscentes de la media mañana.

Veo a quince incas trans-celosías. La paraca
no logra limpiar de sus ceños una sequedad de trueno
molido.
En el equivalente mental de una ilusión óptica en la redondez
del tiempo,
supongo que me protegen de serpientes y estallidos.
Tallo morosos cristalinos que me asombran. A través del
vidrio pongo la mano al fuego,
y sufro por ellos las torturas laicas de un pensador pagano:
los comprendo.
Y ahora el fin de la canción. Natural:
shimmi shimmi sacha sacha shimmi shimmi sacha sacha.
Artificial:
shimi sacha sacha shimmi sacha shimmi sacha sacha sacha
shimmi.
Natural: sacha sacha shimmi shimmi sacha sacha.
Artificial:
sacha, shimi
sacha.

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PARA SABER QUIEN SOY [Mi poema]
Hugo Oquendo-Torres [Poeta sugerido]New

MI POEMA... de medio pelo

 

Para saber quien soy aquí he venido
y descubrir soy fruto de un devengo,
si merecí gozar de lo que tengo,
si es que tal vez no soy como he creído,
que en esto de la duda me entretengo.

Saber es la cuestión, es lo que cuenta.
Y hacerlo preguntando al que lo sabe,
tratando de beber de su jarabe,
si el líquido elemento representa
en dónde de esta historia está la llave.

Escucho con frecuencia mira adentro
pues fuera no lo vas a descubrir,
que es algo que se tiene que sentir.
Por mucho que me miro y me concentro
no encuentro la razón, a qué mentir.

Lo malo de esta historia es que he gastado
el tiempo y que hoy no puedo darme el pego.
De nada me ha servido ningún ruego,
me voy a la ignorancia bien atado
igual que cuando vine siendo un ciego.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDO:  Hugo Oquendo-Torres

—«Ha muerto

Se te ha enseñado la imagen de Dios
con el pedernal en la mano,
pero no has conocido el rostro
del dios vaciado de Dios.

Se te ha privado sentir la tierra en los pies,
en la incertidumbre atesorar la riqueza,
desandar las arenas cansadas del día,
para que no te descubras extranjero
en los caminos del país del viento,
donde los caballos son el polvo rezagado.

Ahora que regresas la mirada
la selva se torna en dominio,
en milagros extintos las aves
y el número en religión.

¡El hombre ha muerto!

Su vacío, el grito.

Sísifo

El recién contratado gerente,
con el nervio contenido en dicha,
se despide. Da la espalda al jefe,
cierra la puerta con sigilo.
—Cuatro de la mañana,
el reloj despierta—.
Sísifo aún tiene sueño,
pero el destino apura.

Salta de la cama,
del refrigerador toma zumo
de naranja. Lava sus dientes.
Moja su pecho
con el aroma cítrico del jazmín.
Viste un traje de lana
hecho a la medida.

Él empujará la roca,
pronto Minos
con el látigo
despertará la ciudad

En la avenida espera
con las manos puestas en el volante.
Tras su espalda el oro rebasa
las montañas del oriente.
Los destellos del gris automóvil
encandilan sus ojos.

Con las gafas negras
se protege de la ira del fuego.
El cabello peinado lo roza la brisa.
Al aguardar el cambio de luz,
piensa. —Por fin podré tener
un apartamento
en las colinas del norte.
—En el horizonte
la cima de una era acecha.

La avenida despejada
es una quimera. Arranca.
Antes de llegar a la oficina
otro semáforo lo detiene.

El edificio del consorcio
está erigido como un frío titán.
Al lado, una grúa demuele
una antigua construcción.
—El nacimiento del hombre,
—suspira.

A las tres de las tarde
tendrá la cita con el jefe.
Las musas le sonreirán
al tomar el oscuro café.

La señal enciende en amarillo,
Sísifo hunde el acelerador.
La bola de derribo lo aplasta.
Tirado en el pavimento
espera
que pronto sea mañana.

De la copa de un roble

salta un gallinazo,
en la caída
despliega las alas.
Al levantarse sobre la ciudad
libera
el peso del mundo.

En las alturas,
planeando entre las nubes,
da círculos
en espiral descendente,
como si con los bordes
de sus plumas
acariciara la luz.

Al pie de una colina,
en un vertedero,
encuentra la bandada.

Al tocar suelo
abre el pico salvaje,
extiende sus negras garras,
con amenaza
quita una bolsa roja.
De inmediato se eleva.

En pleno vuelo
el plástico se rasga,
los despojos del hombre
quedan esparcidos
en la plaza central.

El gallinazo
no detiene su rumbo.

Luciérnagas

El hombre de la tierra
y la mujer de la tierra miran al cielo,
al respirar la noche
no se preguntan por el infinito
ni por la inmortalidad del alma.

Ambos,
si bien del tiempo lo ignoran todo,
las luciérnagas les resultan eternas,
apenas
de las estrellas les basta el titilar

A las familias cultivadoras de
flores en Santa Elena.

El sueño de Adriana

Habita al pie de la nublada montaña,
en cuya ladera descollan los yarumos.
Mientras duerme en su cabaña,
a través de la ventana
sobre su cama posa la luz,
con la misma delicadeza
con que la pijama la cubre.
Al costado izquierdo dormita una loba negra,
a la diestra una cierva joven;
el cobertor de lana cae al piso,
debajo reposan un zorro y un conejo.

Al anunciarse la lluvia
en las primeras gotas,
Adriana recoge los hombros
para abrigarse en el sueño.
Una ráfaga bate las cañas,
las espigas ondean;
frente a su rostro la tempestad arrecia,
envolviendo en su vientre la cima.
Lupa bosteza,
Cerinea una vuelta se da.

Al escurrir el tiempo sobre el tejado,
cae granizo fugaz.
Tras de sí la quietud.
Las nubes se despejan,
relucen de nuevo las colinas,
una garza surca el horizonte,
Adriana despierta y me pide café.

Del silencio que nos nace

Tras el ocaso humano
se escuchará la lluvia.

Los truenos cantarán al silencio
que no tendrá nombre,
cuando ausente sea la palabra.

Cuando con el dulce golpe
el agua
bendiga otra vez la tierra.

Los niños de la luna

Los niños de la luna son inocentes.
Ellos son pobres, andan descalzos y sin camisa.
Ellos están untados de barro blanco hasta las rodillas
y tienen una cadena de mugre en el cuello; sus manos están siempre
sucias de tierra, además su piel está morena por el tío sol.
Los niños de la luna son como los niños de otros planetas.
A los niños les gusta mascar chicle, también les gusta jugar
a la llanta dirigida por un palo.
Su ángel guardián es un perro gris, grande, tonto, valiente, feo y huesudo
al que llaman Capitán.

A los niños de la luna les gusta bañarse en los ríos y en los estanques,
les gusta salir a mojarse cuando llueve, les gusta pescar.
Ellos son sencillos como sus mascotas, los escarabajos y los grillos.
A los niños les gusta desplumar tórtolas con sus caucheras.
Jugar al científico con las lagartijas y las ranas.
Les fascina formar gazaperas.

Los niños de la luna son tan comunes.
Anoche le asaltaron el árbol de mango a doña Anita;
anoche la vaca Amapola
apareció con un tarro de lata en su pata y un trapo en la cola;
El gato blanco de Bertha
amaneció de color rosado junto a su puerta.
Esta mañana la capilla del padre Cruz Elías amaneció sin velas.
El perro de mi casa al cual llamamos Motitas, apareció rapado.
Anoche se desaparecieron los huevos del gallinero del tío Octavio,
y las gallinas no dejaron ni un centavo.

Los niños de la luna tienen una casa en un árbol, y desde esta mañana
no juegan, no van al río ni pescan, porque según parece están durmiendo.
¿Quién les interrumpirá el sueño a estos ángeles de barro
amasado con lágrimas?
Los niños de la luna no son de la luna, ellos son de mi pueblo.

Otros silencios

(Catarsis de la memoria I)

Todo era una algarabía, jolgorio y fiestas, antes que llegaran ellos.
Mi pueblo acostumbraba a vestirse con trajes largos y coloridas comparsas,
los niños jugaban hasta bien entrada la noche y nunca estaban en silencio.
La arena caliente y polvorienta de mi pueblo se divertía junto con el viento,
creando artificios para resolver cómo ensuciarle el vestido de lino blanco
a doña Julia. Cuando nos visitó el silencio.
No se volvieron a escuchar las risas de los niños, ni las carcajadas y palabras
vulgares de los viejos que acostumbraban a jugar dominó bajo la sombra
fresca del almendro, en la esquina de don Hernán.

Cuando llegó el silencio.
El jardín de mi casa se fue tornando de un color dorado sol a un tono pálido
cual ceniza volcánica, hasta quedarse confinado en su profundo mutismo.
Tampoco se oyó más el murmurar de los arroyos ni los bullerengues
callejeros, ni aun en los putiaderos más maliciosos de mi pueblo:
La Ochenta, El Piel Roja y La Pesebrera.

Cuando el silencio se incrustó en nuestro tiempo,
haciéndose peso en nuestra voz.
Apropiándose de nuestro espacio.
Mi familia no elaboró más la natilla y los buñuelos en la calle de mi barrio.
Todo se fue enfriando hasta el punto que muchos abuelos murieron,
porque nunca más se volvieron a levantar de su silla mecedora.
Inclusive a ellos se les fue negado el abrazo del sol.

Cuando llegó el silencio a mi pueblo.
Mi padre se levantó e hizo ruido, pero luego fue silenciado.
Cuando nos visitó el silencio en Urabá.
¡Sssh!
Todo quedó mudo.

Frío

A nuestros muertos
los dejamos allí,
fríos
y desnudos,
bajo la tierra,
solos
y tranquilos,
descansando en la paz eterna,
sin que nada les pase,
sin embargo
ya les pasó algo,
están muertos.

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UNA COBAYA [Mi poema]
Ana Mercedes Vivas [Poeta sugerido]New

MI POEMA... de medio pelo

 

Yo no sé qué voy a hacer
cuando del mundo me vaya,
si he de ponerme a correr
y así saltarme la valla
para más pronto volver.

Cuando empiece a anochecer,
cuando me llegue la parca,
y haya de echarme a perder,
si debiera aparecer
o al mar echarme en mi barca.

Pues por mucho que lo pienso
yo no sé lo que me espera,
que a mentir no soy propenso
ni quisiera echarme incienso,
que el que espera desespera.

Si un día yo he de morir,
mi madre me lo decía,
yo al cielo pienso subir
pues nadie lo ha de impedir,
y en mis brazos se moría.

Mira si seré inocente
que siempre a dios le he buscado
sin que se hiciera presente.
Si me muero de repente
sepa que me voy frustrado.

No me pongo a discutir
quien de los dos es mas lelo,
si el que intenta esto decir
o el que quiso decidir
de poner tan alto el cielo.

Cuando sienta un estertor
sepan que me iré a la playa
a curarme del rencor,
pues que en esto del amor
simple, he sido una cobaya.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDO:  Ana Mercedes Vivas

CUBA

Nadie puede entender.
Quién se iba a imaginar
que éste
es un pueblo de ícaros
a los que no se les queman
las alas?

PRISIÓN

A Wole Soyinka

Temía tanto como a la muerte
que llegara la paloma
a reclamar su pluma.

Esa, con la que escribía
sus poemas
en tinta
de ceniza y saliva
sobre las paredes
de la prisión.

Días de guerra

(Bojayá)

Los espantapájaros del miedo
acechan las esquinas:
calle por vereda
trocha por frontera
hasta el mar…

Aquí yacen todos los dioses
Hasta Caronte vino
y atravesó
el río de este infierno,
pero también murió.

Desde la orilla
un niño
mira con asombro
esta vena rota
-el río-
por donde sangramos todos.

El TAPIZ DE PENÉLOPE

Esta vez
no voy a esperarte
como entonces.
No voy a tejer
ni a destejer
el asombro posible
de encontrarte.

Mi vocación de Penélope
se agotó
en tus silencios.

Ni ovejas quedan
para cardar los hilos
que tejan
tu reiterado miedo
de volver a casa.

Nadie se ha preguntado
cuál era el dibujo
que trenzaba
Penélope
en su tela.

¿Tal vez el rostro
de otro hombre,
diferente de Ulises?

ANIVERSARIO

“¿Dónde está mi sepultura?
en mi cola, dijo el sol;
en mi garganta, dijo la luna.”
Federico García Lorca
Hoy hace setenta años
que mataron a Federico
y yo quiero saber
si en este día
toda España
amaneció llorando.

Si las campanas
tocaron a rebato
sobre las plazas blancas
de Granada
y despertaron
a tu tierno corazón
en el barranco de Viznar
haciéndolo latir
en cada uno de nosotros.

¿Desgranó la fuente
su lamento
de agua entre las piedras
como si quisiera llenar
el aire con preguntas?

El periódico dice
que te rindieron
todos los homenajes
y que han descubierto,
quizás,
al pariente cercano
que planeó tu muerte.

Yo, Federico,
te cuento, humildemente,
que esta mañana salimos
contigo, de paseo.

Fuimos al mercado
y compramos fruta fresca;
conversamos con
los tenderos del abasto,
y bajo este sol
que no es tu sol
y donde el verde
te quiere verde
de verdad
pensamos en ti.

Sin fuente para nuestras lágrimas
sin ministros
ni campanarios blancos.

Sólo en ti Federico.
En el miedo del disparo
en la nuca,
que no importa
de dónde venga:
es el mismo miedo.

En la caída,
tu caída
y la de tantos
que como hace
setenta años
allá, ahora caen
en este suelo
que no es tu suelo
pero donde todo se repite.

Aquí, hoy, Federico.
18 de agosto de 2006

El patio

Hay tantas ausencias repetidas
que ya no sé nombrarlas.

Llueve detrás de las lágrimas
y en el patio se esparce un aroma
a tierra humedecida y manzanas.

Sólo los fantasmas vinieron
a habitar esta casa,
–espectros hieráticos
despojados de su carne
y su silencio–.

Cruzo los puentes del tiempo,
mientras caen recuerdos,
convertidos en murmullos de piedra.

MÁS AZUL, MÁS SILENCIO

27 de marzo de 2020,
Bendición “Urbi et Orbi”.

Caía la tarde lenta sobre Roma:
sola la plaza, solo el mundo.
Con la luz que precede a la noche,
bajo la lluvia,
el Hombre de Dios en la tierra
caminó hasta el altar y oró
frente al Cristo de las pestes,
como alguna vez hace 500 años.

–Tan inermes
como entonces
tan doblegados por el miedo–.

Pronunció las palabras
que evocaban la tempestad
del mar de Jesucristo
y todo se hizo más azul,
más silencio.
Debajo de las túnicas de mármol
de los santos,
su hábito cansado,
tan blanco,
se izó al viento como una bandera
de paz
en medio de esta guerra.
Las lágrimas de todos
se mezclaron lentamente con la lluvia.

Debajo de las túnicas de mármol
de los santos,
su hábito cansado,
tan blanco,
se izó al viento como una bandera
de paz
en medio de esta guerra.

Las lágrimas de todos
se mezclaron lentamente con la lluvia.

DONDE TERMINAN LOS SEMÁFOROS

La ciudad parece tranquila
como si la lluvia hubiera borrado
los rostros del dolor
que ahora nos azotan
esquina tras esquina.

Los árboles se abrazan,
entrecruzan sus copas
nos transforman,
volviéndonos más hondos
un poco más eternos

El sol reviste el pavimento
de arco iris pequeños.

¿No pasa nada aquí?
Quién lo creyera…
¿No faltan aromas?
¿Están acaso completos los colores?

¿No hay un rumor de guerra
un poco más allá,
donde terminan los semáforos?

LOS PASOS DEL OLVIDO

«No sabe que estoy entrenada
para olvidar», Wendy Guerra.

La misma arboleda,
las mismas rayas blancas
de la esquina,
levemente borradas.

La montaña,
el ruido de los carros.

Podría decirse que aquí
no ha cambiado nada.

Sólo esta certeza infinita
de no poder cruzar la calle,
de saber
que la acera de enfrente
no es más
que un espejismo.

El semáforo
enciende la luz verde,
como un loto que abre
lentamente sus pétalos
sobre el agua del charco.

Como a un abismo
salto.

RESISTENCIA CIVIL

Coconuco, 31 diciembre 2001

Un muchacho
con una bandera blanca
-como una mariposa-
corre por la calle del pueblo
y canta.

Un rostro
como su propio rostro
lo advierte entre la sombra
y le dispara.

Los helicópteros
se enredan en los campanarios
¿Nadie puede hacer nada?

Sobre el cielo
de esta noche de año viejo
un pájaro de fuego
-el corazón del muchacho-
se lleva entre sus alas
nuestro último aliento.

RAÍZ DE AGUA

«La lucha es de igual a igual contra uno mismo,
y eso es ganar…».
Adrián Abonizio.

Este incendio
-del que nadie se percata-
calcina las estancias
de mi cuerpo
y como el loto
se prende
a la raíz del agua.

Nadie ve
su obstinado corazón
contra corriente;
nadie advierte
su lento cabalgar
hacia el abismo.

Es sólo una flor abierta,
un poco de hojas verdes,
mariposa inofensiva
del remanso.

LOS SIN NOMBRE

Puerto Berrío

Llegaron flotando por el río.
Eran los «NN» de la guerra,
de los que nadie quería hablar,
los que no reclamaba nadie.

En las orillas de los puertos
se repartieron los entierros.
Nadie quería incrementar
la tasa de homicidios.

Fueron bautizados
Juan, Roberto, Tomás…
Encontraron
una tumba blanca
en un cementerio pequeñito
con flores.
Y tuvieron visitas los domingos
y música en cada aniversario,
con mariachis.

Hoy cada uno tiene dos historias:
la que tejieron sus nuevos
deudos,
y la verdadera,
la que buscan sus parientes.

Un pájaro en vuelo
cruza el río,
atraviesa el cementerio
y canta sus nombres
para siempre…

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DICEN QUE EL AMOR SE CURA [Mi poema]
Miguel Florián [Poeta sugerido]New

MI POEMA... de medio pelo

 

Dicen que el amor se cura. Males hay que al corazón
precisan de una sutura,
de secreción fuente impura, donde anida la amargura
y se nubla la razón.
¡qué contrario a la cordura!

Aquel que a insania procura, al corazón que no siente,
a el que ve la noche oscura,
al que aquí finge o al que miente, y al tipo que lo consiente
o al que no tiene mesura,
que le lleva la corriente.

Ese amor inconsistente, tan ridículo y postizo,
destilado de una fuente,
a la que le gripó su grifo, ese amor advenedizo,
tan malsano y tan frecuente.
¡Maldito sea ese hechizo!

Ese que causa la ruina, de belleza casquivana,
a el que el corazón se inclina,
donde pervive la inquina y donde la verdad se aplana,
y donde el rencor maquina.
¿Qué mas que amor es desgana!

Ridículo y tan impío, tan lleno de cachivaches,
que adormece su albedrío,
que nos lleva hacia el hastío, tan sucio y lleno de baches
como las aguas de un río
encharcado de mapaches.

La razón que es sinrazón para suturar la herida
que las penas con pan son,
las cosas son tal como son, menos penas de partida,
¡échese mano al porrón
aunque el vino sea una huida!.

Convertida en regadera de sed de una fuente fría,
la que todo el mundo espera
retozando en la pradera que le dé alguna alegría
sobretodo en primavera.
¡ese amor que yo querría!
©donaciano bueno

El amor es una epidemia que se acaba con el tiempo - Joaquín Sabina.

MI POETA SUGERIDO:  Miguel Florián

Los mares, las memorias

a mis padres

Todo está lleno de dioses.

TALES DE MILETO

I MARES
¡El mar, el mar, y no pensar en nada!
MANUEL MACHADO

BARCAROLA
Ese hombre inclinado recoge caracolas,

o tal vez traza signos
que descifrará el viento.

Rozan sus ojos mi corazón,
y su boca me habla como el mar y la arena.

EN CADA LATIDO, EL MAR

Lo mismo que un mar impronunciable,
vacío solamente, desnudo ser, nada más que rosa
enmudecida -la palabra, en el magma
de escamas y de alientos.

En cada verbo, el fuego. La llama
circular, el respirar que es sangre,
que es vida y es memoria.

Palabra de ave -de mujer o de junco
ascendiendo secreta desde el mar a mi boca.

MONASTERIO MARINO

Sant Pere de Roda, 1983

Es un jardín donde reposan las gencianas.

De tanto abrirse al mar se extraviaron
sus pupilas -sus manos acarician
el mismo musgo seco.
El golpe de una copa
contra el muro -las almenas o el afilado
encuentro de unos ojos, nos revelan
el imperio desnudo de la muerte.

Aquí el viento es padre de las piedras,

y las sirenas reclaman a los barcos perdidos.

CLAUSTRO

Catedral de Gerona, 1983

a Teresa

Ven a sentarte aquí,
en el centro del día,
en el ángulo desnudo de la luz.

Están muertos los pájaros -y el aire,
inmóvil,
se abre en anillos más amplios.

Limpio,
como un amor perdido,
el tiempo
es un río que gime entre los dedos.

Ven a sentarte aquí.

Que los espejos
tiemblan tan dulcemente.

Ven,
que necesito amarte
bajo estos cedros encendidos
que repiten tu nombre de ala rota,

La cifra de tus manos,
la blanca y tibia estela de tu cuerpo.

LUJURIA DE LOS ÁNGELES

Bellos, atroces, inasibles. Cada tarde
hasta la mano se aproximan y anidan
en los labios. Sonríen mansamente,
Y aletean ingrávidos en torno de los cuerpos.

Aves lascivas son, potencias abisales.

Aguas que nos arrastran
hasta el centro desnudo del deseo.

MEDIODÍA

Jerez de la Frontera, 1982

Crecen los gorriones en el aire,
y la música infantil de alguna flauta
sostiene el mediodía.

A duras penas
el libro nos retiene.

Algún amor vendrá
al zócalo azul de la ventana
para un país más bello rescatarnos.

A cada instante
el dedo de algún ángel desmorona
la carne contenida. Tras el cristal,
la mirada de un pájaro -la alegría
infantil en los ojos del niño.

Aire por todas partes,
revolviendo los pliegues del hastío,
elevando la falda enamorada
de la mujer.
Y tiembla el corazón
en la dicha de la piel que imagina.
Es aire
y luz que cierra el libro
y adormece los párpados.
Es sed de barcos,
de bocas deliciosas.

Es hambre de islas lejanísimas.

MUJER ADOLESCENTE

Sevilla, 1982

No fue lujuria,
sino tal vez
necesidad oscura de acabarse,
urgencia de volver,
de extraviarse
en los recodos difusos
del olvido.

De recobrar las horas minerales,
la más antigua savia,
el obstinado afán por disgregarse
en el magma secreto
y doloroso
de otros labios.

LA CASA

Esta furia de sangres
tiene el eco brumoso de la noche,
la oscuridad dolida,
la espesura profunda de alguna flor.

La armonía de una infancia antiquísima.

SUNYATA

Está vacío el árbol,
y la piedra.

Y el cuerpo en donde habitas,
y tú también.

Está vacía
la pupila que mira.

Y la muchacha
desnuda en tu memoria.

MAR CIRCULAR

Cádiz, 1979

Cómo naces tú cada mañana,
cómo, amansado, brotas
meciéndote en tus olas.

Y llegas a mis párpados.

Cómo haces para rozar
la orilla seca de los labios,

y regresar, recogido en el beso

hasta tu oscuridad.

OCÉANO PRIMERO

Para mirar la luna amortecida,
y beber
el agua plateada de la tarde,
hemos venido aquí.

Con la mirada
teñida de abedules y patrias desabridas.

Con una hoja de acero entre los ojos,
y en los labios el sabor acerbo de algún vino.

II ESPEJOS

I am what is around me.
(Soy lo que me rodea)
WALLACE STEVENS

SUEÑO ESPECULAR

Amo las gaviotas que se alejan
con una rosa inmóvil en su espacio.

Más allá de todo dios
ansío esta quietud
de líneas paralelas.

Adivino otro mar,
otra arena de azogues
en el hueco del alma.

Como la rosa
que se vierte a sí misma.

Siempre así.

Siempre así,
sobre la línea ciega
que se eleva hasta el sol.

Así,

bebiendo en cada agua,
temblando en cada labio.

PLENITUD

Jerez de la Frontera, 1982

Jamás traspasaremos este instante
de dicha mineral -este presente
de panteras fugaces y de hogueras.

De lejanos ladridos en la noche.

NARCISO

Se extravía en el sueño del agua -crece
desde su sombra a bosques de densos animales.

Y siempre alguna piel ajena le retiene.

Suicida entre estos árboles de soles impasibles,
y azogues perseguidos.

Medroso y anhelante,
entrevé horizontes de lascivia.

Es la ilusión,
amarga y dolorosa del eco,
lo que añora.

LABERINTO

Casa de Isaac el Ciego, Gerona, 1983

A Efimero

Indagamos la miseria última del polvo.

Voces de arcanas humedades, lamentos
perdidos en la encrucijada de los números.

Ardían yedras en el jardín, ascendían
columnas violadas en la sangre inocente
de los ángeles. A nuestra espalda la sospecha
de una daga amenazante en el silencio.

(Fuentes donde soñaban las doncellas
antes de ser vencidas sobre el mármol.)

Nuestras manos labraron piedras indescifrables,
espejos que imitaron la avaricia del mar.

DESNUDOS, SIN MEMORIA

Se deslizan inertes los planetas
alrededor del fuego -aves adormecidas,
olas son que obedecen un antiguo
designio. Guijarros que se internan
en la sombra inútil de la arcilla.

Golpeamos estelas animales –océanos,
torrentes abisales. Así la lluvia
se repite igual en los tejados.

Sin recuerdo,
como si el tiempo mintiera
cada vez que nos cita en los espejos.

ÁRBOLES

Ignoramos el sueño cerrado de los árboles,
su dicha vegetal.
Nos inquieta su tibia cercanía
cuando un atisbo de fuego presentimos. Hondos
son sus anillos, los nervios y las venas
de savias encendidas.
Cuando el ala de un pájaro,
o el viento en el otoño los agita, una música
de platas apagadas y metales celestes nos envuelve.

Y nos miran entonces con párpados lejanos,
desde mudas raíces
y secretos países abisales.

AZRAEL

El pájaro ha dejado en nuestra frente
un soplo de cristal. Desde su orilla
el húmedo perfume de algún grito
nos despertó. Tendidos en la arena
conservamos el ramo de la sombra
entre los dedos. La mirada henchida
de horizontes, y apagadas memorias,
de barcos en la noche. El sabor
de la neblina o la pasión vencida
de muslos aterrados.

Desprovistos del fuego
los cuerpos se ofrecen como valvas,
como vilano amado por el viento.

Son labios arrasados que se encienden
Abalorios transidos de efímeros destellos

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