A todos los amantes de la literatura en sus distintas formas o variantes...

Donaciano Bueno Diez

Donaciano Bueno Diez

Editor: hombre de mente curiosa, inquieta, creativa, sagaz y soñadora, amante de la poesía.

LOS HOMBRES, SERES EFÍMEROS [Mi poema]
Natalia Sosa Ayala [Poeta sugerido]New

MI POEMA …de medio pelo

 

Los hombres son el agua que va arrastrando el río
sin rumbo a la deriva para llegar al mar,
vagando a su pesar ausentes de albedrío
y en un escalofrío al fin ya naufragar.

Pues van a la deriva de un lado hacia otro lado,
pegando sus bandazos aquí sin ton ni son,
dudando si son buenos o tristes que han pecado
sin ver se han condenado en esta su prisión.

Los hombres, esos seres tan fatuos, presumidos,
creyéndose los reyes de nuestra sociedad,
cual pájaros insulsos van construyendo nidos
mostrándose aguerridos, dechados de maldad.

Corriendo sus andanzas cual pollo sin cabeza,
saciando sus anhelos, sus ansias por medrar,
alzando sus banderas en medio la maleza
fingiendo va el que reza dispuesto a predicar.

Son esos pobres seres que escasos van de amores
y ocultan sus vergüenzas, presumen de sus cuitas,
cual son las margaritas que gozan por ser flores
y un día lucen galas y al otro están marchitas.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDO:  Natalia Sosa Ayala

DÉJAME SER TU AMIGA

Señor, de entre todas las cosas
que yo amaba, sólo me quedas tú,
vagabundo infinito de las almas.

De entre todas las cosas
que me amaban
–ya tú sabes: tristezas,
risas, sufrimientos, distancias–,
sólo tú, Señor, dueño del Tiempo,
me has tendido
el afilado canto de tu mano.

Y tengo miedo a esta dulce red que me aprisiona
y para siempre quedarme encadenada.

No lo hagas, Señor, yo te lo pido.
Si de verdad me quieres,
ven conmigo, déjame que te hable,
déjame ser tu amiga triste y dulce,
mas no me quites,
Señor,
mi corazón de humana.

RUEGO

Señor, aparta de mí el cáliz
del recuerdo. Que no beba ya más
de su amargura. Dame en cambio
transparencia pura y una dosis
pequeña de esperanza.

Señor, aparta de mi lado
la tristeza y siembra –tú lo puedes–
abedules.

Señor, dame la vuelta. Mide
la anchura, lo hondo de mi angustia
y haz del desamor un río de fuego
que resucite mi mortal vacío.

A ti te hirió el amor con luz certera
y nadie notará si me regalas
un diminuto resplandor perdido.

A MIS MANOS

No te bastó, Señor, dar a mis manos
la posesión del verso,
ni haberlas hecho leves, hijas de la tibieza,
ni te bastó tampoco coronarles el vuelo
ni que mis dedos fueran pequeñas hierbas ávidas.

No te bastó vestirlas de plumajes silvestres,
amantes de las flores, despojadas de prisas.
Les diste, además, una raíz extraña
que hoy hundes en la tierra en donde nada crece.

Tú sabes que ellas aman los diminutos nidos,
pero tú las cargaste con el peso del odio
y has hecho de mi tacto envenenado río.

Dime, entonces, para qué las colmaste
de este sentir inquieto
si a la vez las heriste con el signo terrible
de todo lo que espanta.

Oh, dulce tacto mío.

Ellas, que apenas rozan, como abejas celestes,
las márgenes heridas del alma de las cosas.

Ah, Señor, son mis hijas, criaturas nacidas
de mi cuerpo salvaje, enredaderas puras,
limpias barcas de plata que navegan los mares
de soledades tristes. Un olor a naranjos
impregna mis estancias,
cuando suben por ellas pleamares latentes
de otro ser aterido por mi misma tristeza.

Por tener la imperfecta belleza de lo rudo,
por haber puesto en ellas mi alma de gaviota,
aunque tú las despojes de su normal destino
y las hayas dotado de oscuras avideces,
yo las amo, Señor,
yo bendigo, extraño creador de virtudes lejanas,
las manos que me diste.

SEÑOR

Señor,
si yo te hablara del corazón
terreno que me has dado,
del ardoroso fuego en que consumo
la pesada carga de los días;
si te hablaran, por mí,
las mil pequeñas ramas de mis venas
y escucharas,
Señor,
mi voz que asciende a ti
sin esperanza;
si oyeras una vez, atentamente,
el ritmo de mi pecho dolorido
y como el viento acude a una ventana
acudieras también al alma mía
y de golpe tu boca me nombrara,
yo te hablara, Señor,
como una amiga.
Pero, lejanamente, distante y
ausentado, te presiento a la orilla
de mi vida, llevándotelo todo,
todo aquello que amo y me desvive.
Cuántas veces tus cuerdas he pulsado,
cuántas otras te he dicho
hermano y padre
y has permanecido en tu silencio
oscuramente sórdido y vacío.

Señor,
perdona que este día asuma amargamente
tu triunfo perdurable.
Me arrebataste todo y todo es tuyo.
Mi corazón, no obstante, permanece,
huido como tú en las distancias,
huido de tu mano lejanísima,
terrenal por tu gracia y por tu gracia
herido.

Asómate al celaje de tu gloria
y mírame vagar ligera y sola
ahogando en un poema mi renuncia.
(Del libro Autorretrato.)

MI PRIMER POEMA

¿Por qué fundiste, Señor, alma en
[mi cuerpo?
Pudiste ahorrar de tu pasión dolores
si en vez de alma me hubieses dado
[forma
de otro ser inconsciente.
En mí siempre dolientes tus llantos y
[clamores,
en mí siempre tus ojos penosos y severos,
siempre unida tu pena a mi pecado.
¿Por qué, Señor, por qué me diste alma?
¿Por qué no me dejaste en barro
[convertida?
Hubiera sido hermoso ser senda o ser
[camino,
tener forma de árbol o ser rosa,
no ser de tu dolor el centro mi destino.
de Muchacha sin nombre y otros poemas, Las Palmas, 1980

EL CANSANCIO

Vengo desde muy lejos,
he caminado mucho.
Mi alma está cansada,
mas prosigue
por un extraño afán de fatigarse.
Yo voy con ella.
Es, el camino,
una muerta y pálida tristeza
que con nadie comparto.
Nadie sabe qué negra es la llanura
ni qué inmenso el desierto
que me aguardan.
Inútilmente me fatigo
y ando
en búsqueda de algo,
de la Nada.
***
Mi destino es seguir siendo la misma,
recorrer mis distancias sin descanso.
de Muchacha sin nombre y otros poemas, Las Palmas, 1980

AMOR

Amor me ha dirigido el dardo más
[certero,
el que clavó en mi pecho su espita de
[colores
por donde el vino embriagador derrama
su esencia más hermosa.
Me ha llenado las manos de veranos
[rompientes,
de mares de oleajes, de espumas y
[veleros
y ha colmado, oh, bendito, de panes y de
[mieles
mi sufrido jardín de vieja tierra roja.
Oh, incansable muchacho, oh,
[irreverente niño,
cómo silba en el viento tu pértiga de
[sueño,
cuando tensas el arco de la pasión más
[dulce.
de Diciembre, 1992

DICIEMBRE

Hoy llegas a mi puerta y me miras los
[ojos,
indagas en el fondo de mi pupila herida
buscando no sé qué de dejados despojos
o desastrosas huellas que olvidaron tu
[huida.
***
No parecen las mismas al tocarme tus
[manos,
cuando apresaban locas el candor de la
[tierra;
tienen el abandono de armoniosa
[nostalgia
y mudez de diciembre, su hielo amargo y
[triste.
***
Nuestros labios radiantes fueron sólo
[diciembres
y llevaban el estigma de lo impúdico y
[torpe.
Me resisto a creerlo:
¡Nuestros labios tenían incendiados
[celestes,
labios con la suprema inocencia de los
[dioses!
de Diciembre, 1992

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MENTIRAS Y GORDAS [Mi poema]
Lucía Sánchez Saornil [Poeta sugerido]New

MI POEMA …de medio pelo

 

Vivimos en un mundo de mentiras
donde siguen vendiendo un crecepelo
que aviva la ilusión. Y es tu desvelo.
Quisieras no pensar que es que deliras,
te están tomando el pelo.
Que precisas para subir al cielo
elevar tu plegaria hasta el altar
de un buen dios al que elijas al azar
o toque por herencia
siguiendo las costumbres cuando naces,
al tiempo que a tus padres les complaces,
haciendo del pecado penitencia
y del dudar paciencia.
Ya sé, tú no eres gordo, eres obeso,
que para adelgazar
te tienes que bregar
si quieres alcanzar a dar un beso.
Mas cuida te la quieran dar con queso
arguyendo con múltiples recetas
los mismos que se ofrecen como estetas
y dicen sin esfuerzo que adelgazas
así sin que te enteres
y lo que no digieres
es ver dentro en tu cuenta sus manazas.
Yo borracho no soy, que tengo tino
y aún menos adivino,
ni un farsante, trolero ni un tunante
mas cuida tus tinajas y tu vino
así sea un vecino
quien quiera que se ofrezca de ayudante.
De amores nada supe y del futuro
mucho menos aún, que nadie sabe
si ha de acabar su amor, si es que éste acabe,
por ser obeso o calvo, que está oscuro,
si culpa tendrá el sexo,
no ser adinerado
ni cara a presumir que dios te ha dado.
Ni esperes que un sabueso
te venga a dar lecciones ni te venda
que sabe más que tú, ponga una venda
ve y dile que se olvide pincha en hueso.
Demuéstrale a la gente
que no eres tonto el haba ni inocente.
©donaciano bueno.

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MI POETA SUGERIDO:  Lucía Sánchez Saornil

Canto nuevo

¡Oh, cuánto tiempo HORA NUESTRA
te hemos esperado!, ¡cuánto!
Oh, cuántas veces tendimos
el cable de nuestra mirada limpia al futuro
y aplicamos el oído extático
al viento,
ávidos de distinguir
tu música en embrión!
¡Oh, cuántas veces
el diamante de nuestro deseo
partió el cristal del horizonte
buscándote más allá de la aurora!

Y al fin te poseemos,
HORA NUESTRA;
al fin podremos mecerte en nuestros brazos
y escribir tu claro nombre en nuestras frentes.

Hermanos,
he aquí, todo cumplido;
hagamos braserillos en el hueco de nuestras manos
para esta “LLAMA ALARGADA”.

El horizonte es la pauta, hermanos.
Nuestros martillos, pulidos y brillantes
como uña de mujer,
canten sobre las columnas truncas,
sobre los frisos rotos.
Tal un vendaval impetuoso
borremos todos los caminos,
arruinemos todos los puentes,
desarraiguemos todos los rosales;
sea todo liso como una laguna
para trazar después
la ciudad nueva.

Tiranos del esfuerzo
nuestros brazos levantarán esta vieja Tierra
como en una consagración.

Un abanico de llamas
consumirá las viejas vestiduras
y triunfaremos, desnudos y blancos,
como las estrellas.

Lo que hemos creado esta hora
alcanzaremos todas las audacias;
NOSOTROS EDIFICAREMOS
LAS PIRÁMIDES INVERTIDAS.

VITELA

El abanico de hueso
tiene en la clara vitela
la infantilidad del beso
sutil de una pastorela.
_

El verde rincón florido
de un romántico jardín
donde con gesto atrevido
ríe traidor, Arlequín
_

Una bella Colombina
da su risa cristalina,
al verdor de la glorieta
y un Pierrot, blanco de yeso
le da el regalo de un beso
dibujando una pirueta.

La vida separó en seco

– fué en el tiempo de la siega-;
la canción del labio mozo
se trocó en dura blasfemia
y la hoz dejó en el surco
una interrogante abierta.
La vida se paró en seco
en la ciudad y en la aldea;
se enfrió el horno del pan
y sobre el trigo la muela
se inmovilizó de pronto
sin acabar la tarea.
¡Descansó el macho en el yunque
con un apagón de estrellas!
¡La vida se paró en seco
cuajada en gritos de alerta!
Aulló el hambre; despertó
la legión de la miseria,
husmeó al aire cargado
de electrizadas centellas
y un puño gigante en alto
contó minutos de espera.
De Este e Oeste y desde el Norte
al Mediodía de Iberia
corrió el «alerta» del paria
al acecho de sorpresas.
¡Cuidad los hombres del llano!
Los de la montaña, ¡alerta!,
los que en la huerta se afanan,
los que junio el agua sueñan.
¡Aquí los descamisados
firme el puño en la herramienta,
que herrumbre de viejos hierros
nos amaga las muñecas!
¡La vida, toda, tembló
de temerosa impaciencia!
¡Júbilo de los esclavos!
Las noches eran espléndidas;
iluminadas de rojo
sonoras de voces. Eran
como esa canción sin nombre
que el viento arranca a la selva sacudiendo hasta la entraña
del árbol bajo la tierra.
Eran crepitar de llamas
despeño de torrenteras
silbidos entre relámpagos,
muerte y vida en recia mezcla.
Y en medio del torbellino
– boca pegada a la tierra
va un suspiro.. -Hermano, oye…¬
(Están en sombra y se aprietan
las manos tímidamente
sin que ayer se conocieran).
– Mi madre quedó llorando,
cuando me marché, de pena,
creída en el desamparo
si mi muerte acaeciera.
(Júbilo de los esclavos,
júbilo! La bocanegra
del fusil crea en la noche
una ráfaga de estrellas).
Y la voz… -Lleva a mí madre,
si yo caigo, esta certeza:
que aquí dejo mil hermanos
valientes que la defiendan,
hijos de su misma entraña
aun cuando no los pariera.
¡Júbilo de los esclavos! En julio rojo la tierra
como un vientre estremecido
recibió la siembra nueva.
(Mujeres Libres, n° 11, dic. 1937, Barcelona)

Cuatro Vientos

Mi balcón:
rosa del cristal frente al ocaso.

En el río del horizonte
naufraga Cuatro Vientos,
nido de águilas de acero,
de alas inmóviles
y vientres sonoros.

Tarde de Domingo,
cuando se ahoga el sol en el río fantástico.
He aquí los grandes pájaros sonoros,
rondel de gaviotas,
sobre un mar lejano.
En la costa ilusoria
hay un faro:
la torre radiotelegráfica.
He aquí los grandes pájaros sonoros,
que se elevan, se persiguen y se abaten,
sobre las lejanas olas imaginarias.
Tornan a alzarse
triunfales, como cóndores altivos,
trepidan los vientres locos
en una embriaguez de energía,
canto bárbaro de las fuerzas domeñadas.

Un pájaro soberbio
rasga el cristal del poniente
en un vuelo al sol.
Y de pronto
aletea… gira y cae.
Temblamos,
como si la tierra se hubiera removido
en una sacudida sísmica.

Un pájaro yace inerte y roto:
sobre la tierra,
cara al sol,
el corazón del pájaro muerto
de una estrella caída y opaca.

El río del horizonte,
que se había teñido de sangre,
se desbordó por los cielos.

Nocturno de cristal

Los cisnes
cobijan la luna bajo sus alas.
¿Quién ha sembrado el fondo negro
de anzuelos de oro?
Las hojas de los árboles
sobre el estanque sueñan
con un viaje a ultramar.
Me ha tentado el suicidio
y al mirarme en el espejo
me ha espantado mi doble
ahogándose en el fondo.

Es en vano

Para Eugenio Montes, piloto ultraísta

Detrás de nosotros
dejamos un rastro de cadáveres.
A cuántos los quisiéramos resucitar
y darles su sol y su cantar y su sonrisa
Nada hay que pueda ponerlos en pie
De algunos nos hemos traído el perfume
pero ellos van en sus cajas negras
río abajo.

Paisaje de arrabal

Anochecer de domingo

¿Quién aprisionó el paisaje
entre rieles de cemento?

Bocas hediondas ametrallan la noche
Los hombres que tornan del domingo
con mujeres marchitas colgadas de los brazos
y un paisaje giróvago
en la cabeza
vendrán soñando en un salto prodigioso
para que el río acune su sueño

Un grito mecánico entra en el puente
De pronto alguien
ha volcado sobre nosotros su mirada desde
la curva de la carretera
Pasó
Sus ojos van levantando
los paisajes que duermen
Ahora la luna ha caído a mis pies

Domingo

La ventana bosteza
en el fondo
cansada de mirar
siempre el mismo paisaje
En el plano del alma
nadie pone su mano.
En la ciudad
la cinta cinemática
desenrolla su metraje.
No quiero
no quiero
no quiero
Film para los horteras
y las porteras.
La semana
canta su estribillo.
El lago del recuerdo
se colma de suspiros
Un gramófono ronca
Domingo
domingo
domingo.

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ESTO A NADIE LE INTERESA [Mi poema]
Clara Lair [Poeta sugerido]New

MI POEMA …de medio pelo

 

Comprendo que esto a nadie le interesa
mas yo he venido aquí para contaros
que nací sin querer, fue una sorpresa,
y sigo sin saber, aunque me pesa,
qué pinto en este mundo. Y recordaros,

prosigo, que yo vine de puntillas
de padres a un lugar desconocido,
que más que niño enclenque fue un tirillas,
y fue pasando el tiempo allí a hurtadillas
y no alcanzó ni a sopa de cocido.

Que llegó sin vergüenza, como todos,
haciéndole llorar y a trompicones,
con su mochila a cuestas. Y hoy sus lodos
le impiden recorrer ya sus recodos
tan llenos de peleas y traiciones.

Y ha proseguido con su sombra a cuestas
buscando como el agua algún resquicio
por donde huir. Va con las botas puestas
jugando su prestigio en las apuestas
cayendo lentamente al precipicio.
©donaciano bueno

MI POETA SUGERIDO:  Clara Lair

Letanía egoísta

¡Ay, solo quisiera

vivir las mismas cosas de distinta manera!

¡Volver a florecer; saberme florecida;
y balancearme al ritmo más quieto de la vida!

En el jardín salvaje del amor ser altiva
planta, que no florece sino al que la cultiva.

Desterrar de mi torre de reposo y de pan,
la pirueta a lo absurdo de Pierrot y don Juan.

Oponer al foetazo encendedor del trópico,
el músculo de piedra de mi maestro exótico.

Mi maestro sajón, que burló mi donaire,
y que trocó mi canto en bostezos al aire.

¡Ay, solo quisiera
vivir las mismas cosas de distinta manera!

No dar nada de más; dar solo lo pedido;
y retirarlo al punto si no es retribuido.

En fría selección de rosales y eras,
desparramar mi yo por las cosas certeras.

Lanzar mi vanidad en la ruta trazada
de lo que ya está hecho, de lo que cuesta nada.

¡Volver a revivir, fuerte, dura y fornida,
y caminar atlética y autómata la vida!

¡Ay, solo quisiera vivir
las mismas cosas de distinta manera!

¡Mirar el mundo todo como brusca humorada,
y a cambio de su nada darle también mi nada!

Nocturnos de Nueva York – I

¡Quién sostiene las luces que cruzan en la sombra
de esta mi densa soledad tan rara!
¡Cuando el florón más tenue de la alfombra
se cambia en el contorno de tu cara!
Cruje una puerta… suenan unos pasos.
¡Es el viento, es la nada, es lo invisible!
¡Tú estás lejos de mí, fijo de brazos
ante mi grito ahogado a lo imposible!
Marca el reloj la hora en que no vienes…
No has de venir jamás, amado mío.
Entre tú y yo está el hierro de mil trenes,
Miles de piedras… y un atroz vacío.

Angustia

A veces soy tan lejos, lejos de todo ésto.
A nada me acomodo, en nada me recuesto:
Las palmas, los coquíes son sonido, paisaje…
Yo siempre estoy ausente, yo siempre estoy de viaje.
En vano es que mi alma se incendie con afanes
y se prenda a los ojos potentes flamboyanes,
ni que por los caminos se me fugue el anhelo…
para topar de pronto la montaña y el cielo.
…Y el andrajo de pajas del pobre caserío,
y el andrajo de gente y el escuálido río,
y los pueblos cuadrados con la iglesia en el centro
y el cementerio junto: Estanques muertos dentro
del perenne bullir y saltar de las olas,
perenne ante mi alma impaciente y a solas.
Por doquiera que voy, por doquiera que vaya,
en el vaho soporoso de mestizo y quincalla…
La misma semimuerta vida del pueblo atado
por el mar implacable, de costado a costado…
…(Y el hombre de la esquina, ojitorvo y moreno,
que no mira a mis ojos y que mira a mi seno,
que masculla entre dientes una frase lasciva
cuando paso a su lado desdeñosa y altiva…)

¡Y a veces soy tan de ellos y ellos tan míos!
¡Las palmas, los coquíes, el monte, los bohíos…!
¡El escuálido río, que es como mis hazañas,
cintajo de rumores encerrado en montañas!
¡Y mi amor en tinieblas sollozando escondido,
como un triste y oculto coquí despavorido!
¡Y el mar, perenne mar, que me exalta y me abate,
que es como el corazón, en un late que late
perdido en el vacío, y oído, tan oído,
que ya no sé qué lleva ni sé lo que ha traído…!
…(Y el hombre de la esquina, ojitorvo y moreno…
¡Ah qué sienes viriles exaltará mi seno,
que no torne cenizas la llamarada esquiva
que enciendiera mi cuerpo su mirada lasciva…!

Frivolidad

Y así dije al amado»Marcharemos unidos.
Será tu nombre el eco de todos los sonidos.

Me trazará el camino la huella de tus pasos.
Me abrirá el horizonte la curva de tus brazos.

Le gritaré a la vida: ¡rompe, destroza, daña!
Yo tengo mi refugio: ¡su pecho es la montaña!

Le gritaré a la vida: ¡hunde, flota al azar!
Yo tengo mi oleaje: ¡sus ojos son el mar!

Y lo seguí al afán y a la ilusión del puerto.
Y lo seguí al vacío y al tedio del desierto.

Lo seguí sola y siempre, horas malas y buenas,
en la luz, en las sombras, en flores, en cadenas…

Y lo creí tan fuerte que le fui mansa y suave…
¡Él, el roble potente y yo, la pobre ave!

Y lo creí tan bravo que le fui fiel, sencilla…
¡Él, el mar tumultuoso y yo la quieta orilla!

¡Ay, uní lo infundible, y estreché lo disperso,
y quise hacer del cieno un lago limpio y terso…!

Mis ojos hechos llanto, mis labios hechos trizas…
¡Y su voz implacable pidiendo más sonrisas!

Mi cuerpo en el cilicio sangrando su querella…
Y su voz implacable diciendo: ¡sé más bella!

Mi alma en el infierno aullando su condena…
y su voz implacable diciendo: ¡sé más buena!

¡Carne fácil y blanda a todos los arrimos!
¡Carne blanda y traidora con uñas en los mimos!

Para todas los mismos rápidos arrebatos
Lúbrico cual los perros…falso como los gatos…

Y ahora digo al amante: óyeme, pasajero,
no me preguntes nunca hasta cuándo te quiero.

Si una noche de luna o una copa de vino
nos reúne en la misma revuelta del camino…

No me digas de sueños ni de sombras macabras
háblame solamente palabras, y palabras…

Júrame por la arena que acoge todo paso,
y lo graba o lo borra al azar, al acaso…

Júrame por la espuma que chispea y que brilla,
y que dura un instante de una orilla o otra orilla…

¡Ah, gato sin escrúpulos que a otras faldas se enreda
cuando ya todo es dado, cuando ya nada queda!

No me brindes los mimos de tus uñas, que ahora
sólo quiere collares de esta gata de Angora…!

Tú frívolo, yo frívola…Soy tu igual, camarada.
¡No has de quitarme todo para dejarme nada!

Lullaby Mayor

Duerme mi niño grande, duerme, mi niño fuerte:
que el juego del amor rinde como la muerte.

Alas le dé a tu sueño el éter de quimeras
que ha dejado en tu rostro tan dolientes ojeras.
Clama le dé a tu sueño el mar de los sentidos
que ha dejado tus brazos tan largos y tendidos.

Duerme, mi niño grande; duerme, mi niño fuerte:
que el juego del amor rinde como la muerte…

(¡Allá afuera es la luna y el marullo del mar
en la fragua del trópico brillando por quemar!
¡Allá afuera es la esencia-veneno del jardín,
y los pérfidos astros
avivando, encendiendo azabache, alabastros
en carne negra y blanca: la caldera sin fin
del trópico
trasmutando los cuerpos al corto cielo erótico!)

Duerme mi niño grande; duerme, mi niño fuerte:
que el juego del amor rinde como la muerte.

(¡Allá afuera es el negro camino de miasmas
y mi sombra acechando tu sombra entre fantasmas!
¡Duerme callado y ágil, vigílame la puerta!
¡Que se va si despierta!)

Me quedaré a tu lado quieta, casta e inerme,
mientras tu alma sueña, mientras tu cuerpo duerme.

Quizá ningún empeño
de mi cuerpo y alma
te dé lo que ese sueño…

Quizá la vida fuerte
es nada ante la calma
que te dará la muerte…

(¡Marullo del mar, cállate; sepúltate coquí!
¡Qué así, dormido o muerto, quién lo aleja de mí!)

Duerme mi niño fuerte; duerme mi niño grande:
el sueño de la vida con la muerte se expande…

(¡Porqué no amará a otra, que ni a mí misma amará!
¡Qué la tierra por siempre sus brazos se desquiciará!

¡Ay si no despertara!)

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COPLILLAS [Mi poema]
Arantxa Urretabizkaia [Poeta sugerido]New

MI POEMA …de medio pelo

 

Este mundo se mueve
entre dos aguas
tú eres mi lluvia fina,
yo tu paraguas

El sol es la alegría
del firmamento
tú la luna que llena
mi sentimiento.

Río que vas llenando
de agua los mares
que adornas mi desvelo,
mis despertares.

Cuando voy caminando
en mi paseo
aunque nunca te mito
siempre te veo.

El aire que me azusa
huele a romero,
siento su escaramuza,
dice te quiero.
©donaciano bueno

MI POETA SUGERIDO:  Arantxa Urretabizkaia

Siete

Trabajaré tu boca con un cincel
hasta romper esa sonrisa
hasta agotar el sonido
de esos hoyuelos insultantes
maldito el color
que tu felicidad deja en mi regazo
un poco de sangre, por favor
para que mis brazos entren en calor
una blanca bola de cristal
dando vueltas en el estómago
mientras las lágrimas se estropean
porque soy demasiado oscura
una mariposa reventada en la frente,
amada a arañazos
y el ritmo de los pasos del aire
si te entierras conmigo
puedo instalar un agujero
sobre cada árbol
si no me avergüenzo de trabajar cada noche
puedo construir un sonido
que sustituya a mi nombre
con permiso del frío
si no me llamas
que no venga nadie
mientras se escuchen las voces de los niños,
madera y musgo
cometas y champagne
nunca nos atreveremos
a seguir la bandera de gabardinas blancas
ahogaré con lágrimas
cada rizo de tu pelo
porque tienes tan poco bello en el pecho
una sombra junto al cuello
y nada más
tantos años de guerra
y sólo nos queda el vuelo.

Zazpi

Zintzelaz landuko dut zure ahoa
irripar hori puskatu arte
masaileko kabi intsultante horien
soinua agortu bitartean
madarikatua zure zorionak
nere magalean uzten duen kolorea
odol piska bat, faborez
besoak berotuko badira
kristalezko bola zuri bat
estomaguan bueltaka
malkoak alperrik galtzen
beltzegia naizelako
kopetan tximeleta lehertua
harramaskaz maitatua
eta haizearen pausoen ritmoa
nerekin lurperatzen bazara
zulo bat instalatu desaket
arbolabakoitzaren gainean
gauero lan egiteak lotsa ematen badit
soinu konstruitu desaket
nere isenaren ordez
hotzak nahi badu
deitzen ez banauzu
ez dadila inor etorri
umeen ahotsa entzuten den bitartean
lokatzik ez, umeen usaina galdu bitartean
egurra eta goroldioa
kometak eta champagnea
ez gara sekula ausartuko
gabardina zurien ikurraren atzetik
malkoz itoko ditut
zure ileen kiskur guztiak
bularrean hain ile gutxi duzulako
lepoaren aldean itzal bat
eta gero besterik ez
hainbeste urte gerran
eta gero begoa besterik ez.

San Pedro bezperaren ondokoak 2

Je ne sais ce qui me possède
et me pousse à dire à voix haute
ni pour la pitié ni pour l’aide
ni comme on avouerait ses fautes
ce qui m’habite et qui m’obsede
L. Aragon

Beldur nintzenean
tristeziaren hegal hotzek
eskuak eta musua
ferekatzen zizkidatenean
alboratzen nintzaion
zakur zintzoen
oreinen
axurien
begirada marroi eta epelaren
atzean
ezkutaturik.
Begiak nireganatzen zituen
begi gorriak
odoltsuak
malko agortuez beteak
puztuak
eskua altxatzen zuen eta
poliki
poliki
ene buruaren gainean
pausatzen zuen
aintzira baten azala
harramazkatzen duen
euriaren
garrasia isila
gozoa.
Eta iletatik hasita
beherantz
irribarre bat zabaltzen zitzaidan gorputzean
ezpainetan dardarti
bularrean marmariatsu
sabelean gozo
magalean bigun
eta lurra ikaratu egiten zen
ene loratzeaz.

Harrez gero
beldurraren
bakardadearen
gorrotoaren
mesprezuaren
hatsa sentitzen dudanean
burua makurtzen dut
lepoa luzatuz
eta neure ilea distiratsu nahi dut
deikor
eskuren baten iman
zeren
buru gainean
esku baten beroa sentitu bezain laster
badakit
miraria berreginen dela
orduan ikusiko ditut
berriro
hiru erregeen kapa izartsuak
eta orduan
emanen daut
Gasparrek
bizarra eta ilea gorriak dituen erregeak
muin kopetan
eta orduan
piztuko da artizarra
ene begitartean
orduan
loratuko naiz
berriro
orduan
buru gainean esku baten beroa sentitu bezain laster.

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Coplas elegiacas – Machado, Antonio

¡Ay del que llega sediento
a ver el agua correr,
y dice: la sed que siento
no me la calma el beber!

¡Ay de quien bebe y, saciada
la sed, desprecia la vida:
moneda al tahúr prestada,
que sea al azar rendida!

Del iluso que suspira
bajo el orden soberano,
y del que sueña la lira
pitagórica en su mano.

¡Ay del noble peregrino
que se para a meditar,
después de largo camino
en el horror de llegar!

¡Ay de la melancolía
que llorando se consuela,
y de la melomanía
de un corazón de zarzuela!

¡Ay de nuestro ruiseñor,
si en una noche serena
se cura del mal de amor
que llora y canta sin pena!

¡De los jardines secretos,
de los pensiles soñados,
y de los sueños poblados
de propósitos discretos!

¡Ay del galán sin fortuna
que ronda a la luna bella;
de cuantos caen de la luna,
de cuantos se marchan a ella!

¡De quien el fruto prendido
en la rama no alcanzó,
de quien el fruto ha mordido
y el gusto amargo probó!

¡Y de nuestro amor primero
y de su fe mal pagada,
y, también, del verdadero
amante de nuestra amada!

 

TE VEO, MADRE… [Mi poema]
Emily Roberts [Poeta sugerido]New

MI POEMA …de medio pelo

 

Estás, madre, sentada ante el espejo
el mismo en el que antaño te mirabas.
Te veo aquí pintada en tu reflejo
ahora igual que tú, que ya soy viejo,
pensando en cuando niño me abrazabas.

Me acerco y me retiro y te hago un guiño,
y espero del cristal una respuesta
en prueba de que sigue tu cariño.
No creas que es que dudo, que escudriño
tu amor cuando vivía a mesa puesta.

Te veo y no te veo, que hoy quisiera
decirte susurrándote al oído
que fuiste mi refugio, mi asidera,
-lamento que de niño no supiera-,
las ansias de abrazarte que he tenido.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDO:  Emily Roberts

Viaje a Toledo

Vuelvo por primera vez
a la ciudad donde nunca estuve
pero donde se quedó aquello que perdí.

Aquí me quedé viuda, es decir,
te casaste aquí
y ahora vuelvo
con un país en la lengua
para llevarme un don:

paliar el frío con frío
sofocar el tacto con calor
aprender a dar, es decir,

a soltar muy fuerte.

Los perros

Los perros huelen la tristeza
pero no se la comen
a diferencia de cuando huelen el miedo
y muerden

quizá confundan miedo y tristeza,
como yo:

no saben a cuál
hay que atacar.

Los orígenes de las brujas

Mis antepasadas tenían los pechos grandes, pero yo no.
Mis antepasadas comían piel y vendían su leche para ayudar a los hombres, pero yo
bebo vino y no sé a nada.
Mis antepasadas condenaron la ciudad para que no tuviera que volver, pero yo he vuelto
a un lugar infértil.
Mis antepasadas comían mondas de naranja y yo comeré libros
y haré hogueras y amamantaré gatos
antes que morir de pena.

Mis antepasadas entregaron sus cuerpos en un ritual
al que llamaron amor.
Encendieron una pira funeraria y se arrojaron a ella.
Yo me preparé para arder.
“El amor no quema si te mojas”, dijeron.
Quería ser la que mejor ardiera, así que me desnudé.
Me apreté contra las llamas.

En el último minuto,
salté al mar.

No me gusta la leche

no me gusta la leche
y eso no quiere decir que no sea buena
Letitia Ilea

Mis padres beben leche,
esa que durante el hambre

engorda y alimenta,
esa que me negué a tomar

durante los años enfermos.
No habría sabido llegar de ningún modo

cuando fallaban las fuerzas:
el miedo al blanco y a delirar,

a las piernas crecientes y al dolor menguante,
a que la ropa se nos quedara pequeña.

Aprender a dar las gracias
y tener que pasar la noche a cubierto.

Gracias por dejar que me quede.
Gracias por obligarme a marchar.

Gracias por no dejarme cargar más
que con la piel muda.

Gracias por curar la enfermedad.
Por hablar de volver sin lugar de vuelta.

Por enseñarme a beber como ni tú
ni yo sabíamos.

Gracias
por la leche.

Como el cielo intentando olvidar el cielo

Una mujer anciana sube al barco turístico de Ljubljana todas las tardes.
La mujer monta siempre a la misma hora, las cinco y cuarto, y da un paseo por el río esperando su muerte.
Esa mujer es Europa.
Esa mujer recuerda el tiempo
en que masticaba idiomas ajenos como caramelos pegajosos.
Esa mujer recuerda la ciudad en ruinas, los bombardeos, ahora ocultos por turistas y franquicias.
Como su rostro deshecho.
Esa mujer recuerda todo lo que amó y ya no está:
recuerda aquella infancia a orillas del río.
recuerda el exilio; primero el del corazón, después el de la lengua
al traspasar la frontera.
La mujer recuerda la traición: primero el gobierno; después la otra.
Aquel que le dijo: vete, eres del enemigo, después de haberla amado.
Aquel que desató la huida en mitad de la noche
en busca de un lugar donde nos quisiesen.

La vida en el exilio fue fácil: centros comerciales, una casa junto al lago, un marido e hijos en una lengua extranjera. Ya nadie habla de su ciudad
como no se habla de las cosas que se dan por perdidas.
Poco a poco olvidaron su lengua. Hablaba sola para no olvidarla.

El exilio ha sido esto: un paseo en barca viendo siempre las mismas calles nuevas
de esta ciudad bellísima, de un templo en ruinas que ama y contempla
y ya no reconoce.

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ALGO QUE FUE Y YA NO ES [Mi poema]
Esther Seligson [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Otra vez más, sufro en silencio. Otra
vez que presiento el desvarío. Río
por no llorar. Y es que hoy el frío
hace estragos, mi mente va y se empotra
entre un tiempo que fue, que ya no es mío.

Y aunque le quise atar, entre mis manos
se me escapó, así, sin hacer ruido,
tal cual vuela ese pájaro del nido
sin decirles adiós a sus hermanos
y sin nadie que sepa donde ha ido.

No tiene vuelta de hoja. No resiste,
el tiempo que se va nunca retorna,
no sabe de amistad, ríe con sorna,
sin memoria, jugando va al despiste,
que de juegos florales no se adorna.
©donaciano bueno.

El #tiempo, sujeto de obsesión! Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Esther Seligson

«Toda la luz»

Ella dice:
¿Cómo se arma un libro?
Igual que un barco,
le respondí a mi nieta
requiere de muchas travesías
de algun naufragio
tocar puertos seguros
una tempestad de tanto en tanto
marineros solidarios
paciencia inquebrantable
muchas plegarias por equipaje
y al timón
la povidencia.
Ella cita a Rilke: «El yo al transformarse en Obra, encuentra su salvación y su disolución en el universo.»

Oración del retorno

Envejezco Madre llevo a bordo mucho lastre
mas no quisiera aliviarlo pues tampoco ando a la deriva
navego entre islas que son calles que son ciudades
que son islas entre nosotros que son ríos
que son ribera desierto llanura navego
llevada por el ritmo de mi sangre
oleaje de memorias sin varadero

No quiero olvidar desprenderme dejar de ser pasado
no quiero perder ningún recuerdo ningún olor ningún instante
borrar ninguna imagen
aguardo no sé muy bien qué, es decir sí
y Tú lo sabes Madre, no hay enigma
al final del laberinto está la Luz
y hacia ella se enardecen mis anhelos
Nada más.

No me basta lo que alcanzo toco miro
me queda siempre un dejo de carencia
por más plena que sea la entrega
del creciente invoco ya a la luna llena
del mañana que será menguante retengo
lo fugaz lo tardío lo mendrugo
centinela de gestos y detalles coleccioné
miniaturas nimiedades entusiasmos
la tristeza en ánforas de barro mal cocido
los sueños en páginas sin quicio
celebré todo vuelo toda caída
y pedí perdón por mi indigencia mi sordera
el ciego ímpetu de inflamar a las palabras.
***
Cautiva de tanto sueño contrariado
hoy quiero libre ofrecerles perdón
a final de cuentas sin duda recibí la parte de felicidad
que en este mundo me corresponde

A tus pies ofrendo Madre
la servidumbre de mis reproches
quémala
la carcoma de repetirme en la misma letanía de dolor
quémala
la turbia resaca de remordimientos
quémala
la viciosa costumbre de esperar lo improbable
quémala
la excusa del miedo que paraliza cobarde
quémala
la bastarda disculpa del amor rechazado
quémala
la mezquina astucia de apresar el tiempo
quémala
la distorsión que se juzga fiel certera
quémala
la calculada incapacidad de reparar el daño
quémala
quema las escorias que lazan mi vuelo
y bendice Madre lo que aún me queda por andar…

Y otro:
Estás tan lejos me dicen tan sola
y respondo nunca lo suficiente
nunca lo bastante lejos la soledad
siempre hay quien la interrumpe el teléfono
el cartero vecinos y esa necia costumbre
de procurarse víveres no nunca lo bastante
sola lo suficientemente lejos transijo
Pago cuentas hago la fila en el correo
saludo sonrío tampoco el mar que me acompaña
está solo cuántos veleros barcos lanchas
guardacostas lo ocupan
A veces nos salamos el mar y yo
muy de mañana en un llanto mutuo
remojo los piés en su espuma fría
y escucho la risa de Adrián que se revuelca
me digo entonces que aún estoy cerca
demasiado cerca
que me ha anclado el dolor a la orilla
a este cuerpo nunca suficientemente solo
ligero lejano
ay tan presente
Y uno más:
Vengo de un largo
trayecto de abandonos
no soy la única
lo sé no lo presumo
pero son mis pies los míos
los que recorren y recorrieron
el camino mis pies y no otros
mi cansancio y fatiga
intemperie de abrazos
sin consuelo
ensimismada.

A LOS PIES DE UN BUDA SONRIENTE

Pero un buen día
cuando llegues a olvidar,
te va a sorprender la realidad.
Pura López Colomé, Intemperie

Para Sergio A. Vega

I
Vengo de un largo
trayecto de abandonos
no soy la única
lo sé no lo presumo
pero son mis pies los míos
los que recorren y recorrieron
el camino mis pies y no otros
mi cansancio y fatiga
intemperie de abrazos
sin consuelo
ensimismada.

ISLAS A LA DERIVA

El Yo es, por de?nición, puro silencio interior.
Teilhard de Chardin

I
Yo soy mi propio mar
el barco en que navego
el puerto la escala
el adiós el encuentro
el viaje y el trayecto
no hay errancia
sólo un perpetuo zarpar.
También soy mi propia isla.

RESCOLDO PARA UNA EVOCACIÓN

Hoy me duele la vida como si fuera un tajo
de cuchillo en las muñecas.
Me abruman los hechos de violencia que cunden
el filo de mi propia recóndita agresión.

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PERRA VIDA PERRA [Mi poema]
Patrocinio de Biedma y la Moneda [Poeta sugerido]New

MI POEMA …de medio pelo
 
 

Naciste sin futuro, zafando de una guerra,
hurgando entre los odios de hordas descerebradas
¡pobre de ti perrilla! tan tristes tus miradas
ya están amoratadas o duermen bajo tierra.

Nadie de ti se acuerda, tu hogar fueron cascotes.
sorteando fue las bombas tu alma desarrapada,
sin dios ni rey ni patria sufristes, ignorada,
sin culpa, por las fobias, presa de sus azotes.

Perdona si te digo tuviste mala suerte,
por no tener viviste sin sueños ni esperanza,
ni un hoyo como excusa muerta donde caerte.

Que fuiste bailarina bailando en una danza
donde la melodía jugaba con la muerte
y quiso sin motivo tomarse su venganza.
©donaciano bueno

Los #perros, sujetos de #inspiración. Di te gusta! Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Patrocinio de Biedma y la Moneda

A mi primo Don Diego de La Moneda

Cuando anunciaron la auras
la primavera
los arboles se cubrian
de flores bellas:
Mas luego caen,
y, en su caliz marchito,
los frutos nacen.
Asi pasan ligeras
las ilusiones
que el arbol de la vida
visten de flores!
En breve vuelan
y, cual fruto del alma,
la razón queda!
(Baeza, enero 1867)

HIMNO

A la Virgen del Alcázar, patrona de Baeza

SALVE, salve, purísima estrella
que la tierra y el cielo iluminas;
salve, casta y celeste doncella
que atesoras las gracias divinas.
Tú, la blanca y amante paloma
que llenó con su gloria este suelo;
Tú, la flor de suavísimo aroma
que perfumas las auras del cielo.
Tú, a quien forman los blancos querubes
puro trono de místico encanto;
Tú, que bajas en cándidas nubes
a calmar de los buenos el llanto.
Tú, que dejas en alas del viento
que mendiga a tus pies tus favores
el aroma que exhala tu aliento
que perfuma después a las flores.
Tú, que fuiste del cielo admirada
cuando a Dios encerraste en tu seno;
Tú, más pura que flor no tocada
por el viento apacible y sereno:
Oye tierna la voz que te implora
y consuelo te pide a su llanto;
¡a este pueblo que siempre te adora
Tiene, Madre, tu pródigo manto!
No desoigas la voz que te ruega
elevando hasta ti sus dolores,
que en el eco que a ti triste llega
van del alma las más puras flores.
Tú, la dulce y amante paloma,
Tú, prodigio de amor y pureza,
Tú, que prestas al cielo tu aroma
¡Sé el escudo que ampare a Baeza!

Que el amor no es quimera

¡Que el amor no es quimera,
que amor existe!

Existe, cual las flores
sobre la tierra,
Alegra nuestra vida,
cual las estrellas
la oscura noche,
en que la sombra envuelve
los horizontes.

Mas, para darle encanto,
para que pueda
vivir con vida propia,
con luz eterna,
es necesario
que el ser a quien se ofrece
sepa apreciarlo.

A UN POLLO MUY ROMÁNTICO

¡Cesa ya, por favor! ¡estoy cansada
del lúgubre clamor de tus lamentos!
no me hables más de amor, te lo suplico,
deja ya en paz al pobre niño ciego.

Cálmese tu romántica manía;
no sueñes con suicidios ni venenos;
mira que yo soy débil y nerviosa
y oyendo esos horrores tengo miedo.

No me hables de los bosques y las auras,
de un edén en el fondo del desierto;
no me gustan los bosques… son muy fríos
y tengo yo muy delicado el pecho.

Vuelve ya a la. razón: ¿no es preferible
en las glaciales noches del invierno
el templado calor de mis alfombras
al campo tapizado con el hielo?

¿No es más bella mi alegre chimenea
do brilla siempre un abundante fuego
que la cabaña tétrica y mezquina
que transforma en edén tu pensamiento?

¿No tienen más cadencia y armonía
de mi piano los acordes ecos
que no el silbido con que ronco brama
en la montaña el huracán violento?

¿No valen más mis plácidas veladas
do entre amigos fugaz resbala el tiempo
que no la triste soledad contigo
en que siglos se hicieran los momentos?

No me digas qué versos te diría;
¡calla, por Dios, o cesaré de hacerlos!
¡si hasta las musas huyen asustadas
oyendo tus románticos excesos!

Cese tu empeño ya: no hay esperanza;
yo no quiero un amor de caramelo;
yo quiero un alma que se exhale en llamas;
yo quiero un corazón todo de fuego.

No me gustan idilios pastoriles;
no me gustan cabañas ni desiertos;
no me gustan los bosques; son muy fríos
y tengo yo muy delicado el pecho.

Adiós a Granada

¡Quédate, adiós! ¡Mi corazón se rompe
en esta dolorosa despedida!
Se queda en ti la dicha de mi vida,
¡ y yo voy a partir!
¡Quédate, adiós! A ti van mis suspiros
unidos a las notas de mi canto
Que brota entre raudales de mi llanto
e imita mi gemir!
Yo crucé un día como el ave errante
por tus bosques de mirtos y laureles
y dediqué a tus mágicos vergeles
un cántico de amor.
Hoy dejo tus florestas perfumadas
que recorrí con entusiasta anhelo
y me despido de tu hermoso cielo
temblando de dolor.
Cual gime en la espesura la paloma
a quien el huracán deshizo el nido
y al buscar el abrigo que ha perdido
exhala su aflicción.
Así vago yo triste en tus jardines
dando triste expansión a mis dolores
pues que perdí el amor de mis amores
¡mi gloria y mi ilusión!
Aquí escucho en el eco de las fuentes
y en el cántico dulce de las aves,
los ecos de su voz, puros, suaves,
de encanto celestial.
Y al trinar de los dulces ruiseñores
percibir me parece el tierno acento
que exhalaba, diciendo su contento
su boca virginal.
En la nieve que cubre las montañas
que circundan tu vega embalsamada
miro la vestidura delicada
del ángel de mi amor.
Y en las leves neblinas de celajes
que coronan la cima de los montes
meciéndose en azules horizontes
cual bandas de vapor.
La sombra celestial del hijo mío
que baja entre las gasas de una nube
con su forma impalpable de querube
mi llanto a consolar.
Tiendo mis brazos a la sombra errante
que vaga libre en el azul del cielo,
mas ¡ay! se aleja sin calmar mi duelo
y me deja llorar.
¡Huid recuerdos de un dolor sombrío
que destrozáis a vuestro paso el alma!
¡Dejadme ya! ¡Recobrará la calma
mi herido corazón!
Yo quiero adormecerme en el olvido,
quiero ver otra gloria en lontananza,
quiero vivir soñando la esperanza
soñando la ilusión.
Y tú, Granada, la sultana bella,
de manto aljofarado de rocío,
a quien las ondas de azulado río
sirven de ceñidor.
Ciudad de las moriscas tradiciones,
blanco cisne perdido en la enramada,
paloma sobre flores reclinada,
edén encantador.
Guarda el tesoro que en tu seno dejo,
que son los restos de mi bien perdido,
y guarda el eco del postrer gemido
que exhalo en mi aflicción.
Que siempre mis miradas afanosas
buscarán de tu cielo los reflejos,
y tuyo, ya esté cerca, ya esté lejos,
será mi corazón.

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«Niebla», tú no comprendes: lo cantan tus orejas,
el tabaco inocente, tonto, de tu mirada,
los largos resplandores que por el monte dejas,
al saltar, rayo tierno de brizna despeinada.

Mira esos perros turbios, huérfanos, reservados,
que de improviso surgen de las rotas neblinas,
arrastrar en sus tímidos pasos desorientados
todo el terror reciente de su casa en ruinas.

A pesar de esos coches fugaces, sin cortejo,
que transportan la muerte en un cajón desnudo;
de ese niño que observa lo mismo que un festejo
la batalla en el aire, que asesinarle pudo;

a pesar del mejor compañero perdido,
de mi más que tristísima familia que no entiende
lo que yo más quisiera que hubiera comprendido,
y a pesar del amigo que deserta y nos vende;

«Niebla», mi camarada,
aunque tú no lo sabes, nos queda todavía,
en medio de esta heroica pena bombardeada,
la fe, que es alegría, alegría, alegría.

(Capital de la Gloria,1938)

FERNANDO SIMÓN [Mi poema]
Ángel Cuadra [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Soy Fernando Simón, quien me conoce
ya sabe, pues salí mucho en la tele,
que hay unos que me tildan de pelele
pues nunca con el «Presi» tuve un roce
y es algo que no aceptan y les duele.

Y hay otros con orgullo que me ensalzan
tratando de elevarme a sus altares,
calmando de los otros sus pesares,
por mi se desgañitan, flores lanzan,
son ellos que me adulan a millares.

Entiendo que la gente del montón
a veces con el virus me confunda,
-lo malo ya se sabe, mucho abunda-,
como algo que no tiene explicación
que causa sin piedad esta carcunda.

Admito que los hechos de esta historia
el mal a sus espaldas siempre irá,
e incluso si es que el virus morirá
por siempre ha de quedar en la memoria
mi nombre, F. Simón. Y así será.
©donaciano bueno

Para bien o para mal ya forma parte de una #historia #maldita? Share on X

Fernando Simón, portavoz del Gobierno, ese hombre, encargado de dar la información día a día sobre la evolución de la pandemia, con sus luces y sus sombras, según se mire, quedará siempre asociado a esta enfermedad producida por el coronavirus.

MI POETA SUGERIDO:  Ángel Cuadra

SIN OBJETO

He aquí que el punto donde empieza la sombra
es mi espacio cerrado:
se va viendo a lo lejos cómo asciende el silencio.
Bien podría decir,
mirando los trenes que pasan,
que he perdido otro turno:
parece que mi viaje
se me hace un esqueleto de proyecto que pudo ser,
y se caen pedazos de su historia.
Y si no fuera que la vida no puede repetirse,
y si no fuera que el poema tiene su hora,
y si no fuera que evito la tristeza
para que no moleste a los astros
con mi nombre caído al sur, inútil…
no tendría esta angustia de mensaje
que no llegará nunca.
No es posible esperar
si ya pasó el momento.
Porque, entonces, ¿qué hacer con el encargo?,
¿cómo poder encontrarme sentido
si ya no tengo viaje?

EN ALCALÁ DE HENARES

(Después de visitar la casa donde nació Cervantes)

En aquella taberna
había toneles acostados,
la cabeza de un toro en la pared,
viejas sillas en la barra
y mucho tiempo detenido en su vetusto encanto.
Contemplando mi copa de vino,
se me ocurrió de pronto
si en alguna taberna como aquélla
habría estado Cervantes
brindando con Quijotes y con Sanchos.

AUTOANÁLISIS

Al final va llegándome el sosiego
de resignarme a lo que sólo he sido;
aceptar que morí en lo no vivido
y perdí lo dejado para luego.
A la premura de vivir me entrego
y, a veces, por vivir, de mí me olvido;
que a otro doble de mí, que a mí va uncido,
siento que le robé su tiempo, y brego
por no volver el rostro al repetido
llamado de su voz, pues que le niego
su espacio en el espacio en que he existido.
Y así, al final, a definir no llego
si es relegando al otro que he vivido
o es a mí al que he dejado para luego.

ÁRBOL DENTRO DEL ALMA

A Eugenio Florit

Abonado de silencio
–copa hacia adentro tendida–,
alto de sombra,
cauteloso mi árbol crece.
Se empina desde un surco casi virtual.
Como a volar sus ramas se despliegan,
y como rosa de los vientos
asume las direcciones todas;
bebe en el horizonte el infinito,
se marchita en algunas horas del tiempo
y renace con el rocío su verdor detenido.
¡Qué tránsito de grises y verdes lo acometen!
También le acuden las tormentas:
lo combaten rachas del mal
como pecado antigua y kármico,
y otoños que le imponen,
como en una sentencia,
vengativos areópagos.
Pero está ahí, en su sitio,
aún fruteciendo,
aún con cantos de flor,
aún persistiendo…
¡Oh!, árbol de mi alma,
a pura tierra, a puro aire,
asumiéndose a sí mismo,
frente a la gran pregunta,
en el silencio.

Reencuentro con mi primer libro de poemas

Como un antiguo amigo
estás ahí callado en el estante.
Otros libros alzan sus voces altas;
eclipsan tu sonido.
Yo paso, sin notarte, de largo
en un olvido cotidiano.
En importantes otras páginas te ignoro.
Te diluyes hacia atrás,
entre las nubes diarias de tiempo y polvo
que van cayendo y siguen
sepultando caminos, piedras, huellas, asuntos…
La vida desciende sus abismos.
Escribo cosas – otras – como anhelos y hastíos.
Y, ya cansado de afanes, de preferencias yertas,
vuelvo…
Torno de pronto a tu rincón;
te miro con tu sonrisa de antes.
Regreso a ti,
converso página a página contigo,
conmigo en ti: me dices lo que he sido.
Y, en una intacta conciliación sin tiempo,
te abrazo nuevamente,
como a un antiguo amigo.

Versión de Romeo y Julieta

-¡Amor!- gritó Romeo en la noche:
era en la soledad como el destino,
un peso de belleza sobre los hombros.
¿Dónde abrazar al nombre?… -¡Rosalina!-:
dibujaba con letras de humo
sus sílabas en el viento.
Eran sobre Verona las señales,
el dedo del designio.
No podía ser en él, y escapaba hacia el nombre;
puro fuego de amianto para ser plenamente en otro ser.
Habitado del ángel,
del diáfano demonio de hermosura,
iba en la noche: -¡Rosalina!-.
Su voz, ajena, no venía desde él;
un hálito de siglos la arrastraba.
En el baile murmuraba aún su nombre.
No entendía el peligro:
él poseído, él hechizado, él sonámbulo puente del designio.
-¡Rosalina!-…, siempre en su búsqueda,
siempre fiel a sí mismo, a ella, al mito.
La música lo empujó frente a ella:
estaba allí situada, como la espera, en la cita:
-¡Julieta!-, dijo su voz como costumbre.
No distinguió que el nombre era distinto.

Hoy te siento venir

Hoy te siento venir desde la imagen inmediata.
Es que me pertenece la blancura que triunfa en tus hombros
y la esencial virtud de tu mano en el sueño.
Si por tu rostro cruzan definibles distancias,
es esa tierra tuya la que me está más cerca,
en el plano por donde vienen tus piernas
verazmente tendidas, ingenuamente puestas a encontrarme.
Todo es como de gasas azules el vestigio de verte:
humo abismal, virtual presencia,
puro designio que, momentáneamente, no acontece
y está, tal vez, para ser eso siempre.
Cuando tomo universos,
cuando en la hegemonía del bien arde mi reino
y el hálito más alto es ése de tu cruz en mi mano,
de la oración en paz
con que se anuncia el ser, la estrella, el fruto…
todo es tú inmediata:
trigo para el sustento,
aire verde en las lomas cercanas,
la concisión del pájaro en la orquesta…
toda esa armonía palpable
bajo un cielo que siempre se apresta a definirse,
que ahora cruzas sin irte,
detenida en la pura crisálida
de mi muerte en tu amor.

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EL HOMBRE, ES PRESUMIDO [Mi poema]
Fernando Villalón [Poeta sugerido]New

MI POEMA …de medio pelo

 

Sólo el hombre presume de estar sólo,
el mismo de pasear hace un oficio,
que espera reportarle un beneficio
y va de norte a sur a cualquier polo
buscando algún resquicio.

Sólo el hombre presume de ser dios
mostrando su figura de indigente
y sale a predicar entre la gente
con miedo, divagando, siempre en pos
de un ser inexistente.

Sólo el hombre buscando va su oriente
desde el día que al mundo sale a flote
comienza a patear de bote en bote
sin hallar quien le guíe ni asistente
que saque de ser zote.

Tú, como él, como yo, todos andamos
buscando hallarle al fin a el paraíso
y vamos caminando sin permiso
y en nuestras propias flemas nos ahogamos
de algún modo irremiso.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDO:  Fernando Villalón

CALITES, ROJOS PAÑUELOS

Calites, rojos pañuelos,
patillas de boca de hacha.
Ellas, navaja en la liga;
Ellos, la faca en la faja;
Ellas, la Arabia en los ojos;
Ellos, el alma a la espalda.
Por los alcores del Viso
siete bandoleros bajan.

DILIGENCIA DE CARMONA

Diligencia de Carmona,
la que por la vega pasas,
caminito de Sevilla
con siete mulas castañas,
cruza pronto los palmares,
no hagas alto en las posadas,
mira que tus huellas huellan
siete ladrones de fama.
Diligencia de Carmona
la de las mulas castañas.

JOSEPH-HILLO

Joseph-Hillo, Joseph-Hillo,
el de la peineta grana,
que a marquesas enamoras
y en los coso toros matas…
Joseph-Hillo, Joseph-Hillo,
no vayas hoy a la plaza,
ni en la calesa te subas
ni te relíes en la capa
que alfombra fue del chapín
de la Duquesa de Alba…

LUNA LUNERA

Viudita habías de ser,
viudita cascabelera,
y yo casarme contigo.
Luna lunera…

¡Quiquiriquí! Canta el gallo;
yo partía a mi tarea
dejándote arropadita,
Luna lunera…

Tan. Tan. Tan. Ya son las doce.
Yo me sentaría a tu mesa
y en tu boca comería,
Luna lunera…

Plon. Plon. Plon; a la oración
tus manitas de azucenas
en exvoto rezarían,
Luna, lunera…

Tin, tan; tin, tan; ya es la que queda…
la nube de tu camisa
trabaría tus lindas piernas
y entre tus dos pomas rosa
dormirán, Luna lunera…

SUS OJOS

Negros faroles sus ojos.
Su boca roja granada.
Cuchillito su nariz
sobre el labio apernacada.

Dos rosas en los oídos.
Dos hoyuelos en la barba.
De negra noche, dos trenzas
sobre los hombros de malva.

Dos piñones del pinar
de su cuerpo en dos manzanas
-blancas y rojas palomas
del palomar de las Gracias-.

A dormir va la pureza
del lino. Sábanas blancas
besarán entre sus pliegues
a la niña blanca, blanca.

COPLAS

I
Giralda, madre de artistas,
molde de fundir toreros,
dile al giraldillo tuyo
que se vista un traje negro.

Malhaya sea Perdigón,
el torillo traicionero.

Negras gualdrapas llevaban
los ochos caballos negros;
negros son sus atalajes
y negros son sus plumeros.
De negro los mayorales
y en la fusta un lazo negro.

II
Mocitas las de la Alfalfa;
mocitos los pintureros;
negros pañuelos de talle
y una cinta en el sombrero.
Dos viudas con claveles
negros, en el negro pelo.

Negra faja y corbatín
negro, con un lazo negro,
sobre el oro de la manga,
la chupa de los toreros.

Ocho caballos llevaba
el coche del Espartero.

III
La corrida del domingo
no se encierrra sin mi jaca.
Mi jaca la marismeña,
que por piernas tiene alas.
Venta vieja de Eritaña
la cola de mi caballo
dos toros negros peinaban…

IV
A la una canta el gallo,
a las dos la cotubía
a las tres el ruiseñor
y a las cuatro ya es de día.

V
Besando la carretera
hay una ventita blanca
y una mocita que cosa
a la sombra de una parra.

VI

Braman los toros negros en su feraz orilla
y los potros retozan. Un jinete vaquero
pelea con la garrocha y su moruna silla
¿Será un abencerraje o un moro guerrillero
que no quiso entregarse al conquistar Sevilla?

VII
Con los estribos muy cortos
y las cinchas apretadas,
a todo el palo las picas,
las crines en la barba,
tres mil tendidos,
apenas la arena rayan.

VII
Con sus dos perras podencas
y su hurona en el cestillo,
su cuzca de siete cuartas,
su cuerpo y su capotillo,
sus ceñidores de paño
el furtivo cazador
caza por Sierra de Armijo.

IX
De veludillo de oro
la calzona, verde faja,
chaquetilla de caireles
y medias anaranjadas.
sobre el charol del zapato,
dos mariposas de plata.

X
Dame la jaca alazana
y el trabuco de mia abuelo;
el que tiene guardamonte,
filigranado de acero.

XI
Echa vino, montañés,
que lo paga Luis De Vargas,
el que a los pobres socorre
y a los ricos avasalla.

XII
En el espejo del agua
yo reparo en los andares
salerosos de mi jaca

XII
En las salineras del Puerto
se encarga a los salineros
las garrochas de majagua
que gastan los mozos buenos….

XIV
¡Islas del Guadalquivir!
¡Donde se fueron los moros
que no se quisieron ir!

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Hombre – Blas de Otero

Luchando, cuerpo a cuerpo, con la muerte,
al borde del abismo, estoy clamando
a Dios. Y su silencio, retumbando,
ahoga mi voz en el vacío inerte.

Oh Dios. Si he de morir, quiero tenerte
despierto. Y, noche a noche, no sé cuándo
oirás mi voz. Oh Dios. Estoy hablando
solo. Arañando sombras para verte.

Alzo la mano, y tú me la cercenas.
Abro los ojos: me los sajas vivos.
Sed tengo, y sal se vuelven tus arenas.

Esto es ser hombre: horror a manos llenas.
Ser —y no ser— eternos, fugitivos.
¡Ángel con grandes alas de cadenas!

ROMPO LA PLUMA DE GANSO [Mi poema]
Carmen Berenguer [Poeta sugerido]New

MI POEMA … de medio pelo

 

Rompo la pluma de ganso
y el tintero en la pared
y prometo que esta vez
seré infiel. Que ya me canso
de lanzar al mar mi anzuelo
buscando entre salto y salto
una excusa en lo más alto
que enjugue mi desconsuelo.

Que en mi mente hay un majuelo
que perdido no da ya uvas
y en mi bodega las cubas
se encuentran a ras del suelo.
Que está oscuro, ya no hay luz
ni siquiera agua corriente
se fueron por la pendiente
con Jesucristo en la cruz.

Y que incluso el tragaluz
anda lerdo, está dormido
sin saber por qué se ha ido
sin cabeza su avestruz.
Que voy subiendo la cuesta
con desidia desde abajo
y me cuesta ya trabajo
ser monito en esta fiesta.

Cojo el papel con desgana
pongo fin a esta porfía,
rasgo el mismo, madre mía.
Y me duermo. Hasta mañana.
©donaciano bueno

Esa pluma virtual nunca se rompe, o no? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Carmen Berenguer

Mala piel

Piel que pora no podría ser otra piel de durazno negro;
pigmento oscuro no otro, más que oscuro, no otro.
Crin sufroso el sayo que lo cubre y tizna,

si aquél blanco horadara negro piel, o la negrura espesa
el corazón tensara rojo piel blanca y por blanca virgínea,
verrugosa la oruga sedara el silencio de aquél vellocino.
Pigmento de sedas avienta la oruga.
Su brillo opacara así, empolvando las estrías que trepana
la cintura hacia lo velloso; lamé cerrara y abriera hondo.
Pígmea su lamé bellosida plateara la sien; guante sintético
de la mano que el guante esconde, vacilante al tacto.

Huellas de siglo

1.
La química sirve para todo,
hasta para borrar manchas históricas

2.
Si Dios me dice ¡Hola!
Yo le contesto:
¿Y dónde estabas tú,
antes que el infierno lo devorara todo
dándose un opíparo festín?

3.
Y al séptimo día
creaste al hombre
a semejanza tuya
y son millones de ediciones.

4.
Los héroes están en las plazas
para no dejarnos tan solitarios
frente al pasto.

5.
Todos hablan de persecuciones.
A mí no me persigue nadie.
Ni un enamorado. Me sigue

6.
Una señora de doscientos años,
a horcajadas orina en un bidé
con una flor en la mano.

7.
Cópulas Cúpulas
Cúpulas Cópulas
Y yo siempre debajo.

8.
El androide llegó a Isla de Pascua.
Sentóse en el totem
a esperar el próximo diluvio.

9.
Qué gran maraca es la guerra
Obligada a fornicar:
El hombre es el que paga.

10.
Marilyn, la más hermosa
Dice un joven
Lanzándose al vacío
a lo Superman.

11.
Janis Joplin dejo una nota:
El orgasmo es la flaqueza del siglo.

12.
Dios eres dueño de todo,
millones de almas: errabundas.

Venid a verme ahora

Venid a verme como sufro
Venid a verme los malditos

Los gusanos abren sus mandíbulas
Esparcen mi cuerpo y yo gozo

Las luces llameantes del sol
Entreabren sus rayos los labios
Vertiendo el calor sobre mi cuerpo
Dejándolo vivir ardiéndolo de a poco

Venid a ver este arder.

Loba

De dónde esta mueca
Esta boca este rostro
Esta máscara este abrigo
De dónde esta locura
De acompañarte por las noches
Con este negro y este rojo
Esta bufanda que es una bufonada
Y esta vitrina que devuelve esta pirueta
Esta artesanal pinta hecha a la medida.
Y esta lengua de loba despistada
Que te lame.

Afuera sobre los Llampos

Marcial lamento de las horas
transito por un rostro
sin marcas ni pliegues
simulando tus labios
ese gesto

Los ojos vueltos
en el viento escrito: Ondas
La mar pues bramando: Llama
al ojo que le sonríe
por el ojo que dice
al otro ojo
porque los ojos fueron sacados
mamita
para que nunca vieran.

Vampiro

Mi carne para su goce
Mi orgullo para su látigo
Mi protesta para su cárcel
Mi infierno para su edén
Mi amuleto para su suerte
Mi locura para sus sueños
Mi muerte para su vida.

A media asta

El ojo vigila y comparte el conjuro
de las seminales trompas
esculpidas en la frontera:

La difama

Contra el diáfano suspiro
el monte la monta
montándola la flamea:

A media asta percal.

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MAÑANA SERÁ OTRO DÍA [Mi poema]
Montserrat Abelló [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Mañana, estoy seguro que mañana,
vendrá otro amanecer, será otro día,
otra muesca añadirle a mi canana
y otro espacio a restarle a la semana
y uno más de esperanza y de alegría.

Otro día, sin más, a emborracharse,
bajo el sol a gozar de una sandía,
a sentir el placer de enamorarse
soñando que la guerra va acabarse
y el mundo es una rosa, es fantasía.

Mañana es otra muestra de grandeza
que viene a enardecer el alma humana,
un canto a la deidad de aquel que reza,
el aura que engalana la tristeza,
y otra luz a explorar y otra ventana.
©donaciano bueno

Mañana es otro cantar, ya lo verás, o no? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Montserrat Abelló

Vida diaria (1963)

Llueve en el jardín.
La hierba recta:
pequeñas agujas erectas,
antenas de la tierra,
esponja negra.

Y yo permanezco callada,
profundamente retraída,
con los hilos invisibles
de todo, de vidas tiernas entre manos.

Mujer, necesaria como la piedra,
siempre hundida en la tierra!

Palabras no dichas (1981)

A Virginia Woolf
Cada uno debe de tener
su habitación
y un patio azul
donde pasear sus dudas.

Más allá del sol
vivirá el deseo
y la tristeza
de la primera palabra.

Y la sonrisa
que se ha perdido
y que ya no se recupera.

Será suave, más,
la sombra de la tarde,
detrás de las nubes,
alargada, como un lirio.
– – –
Me iré por
un largo camino,
ya no volveré
a encontrar la voz,
el amigo. Detenida en
el camino, no reconoceré
mi sombra alargada
en el portal de los adioses,
La mano estirada llena
de recuerdos del ayer.
Con la mirada fija
en el horizonte
esperaré mi propio regreso.
– – –
Las palabras
se enroscan
en mis manos. Me cuesta
desprenderme de ellas.
Se embellecen
entre los dedos
y se vuelven dulces.
Conservo la tibieza
de muchas manos, de
cuerpos; el temblor
de labios entreabiertos
y el tacto de la piel,
espesa de deseo,
suavidad,
de párpados cerrados,
trémulos
encima de ojos que adivino
llenos de chispas.

El trigo del tiempo (1986)

Vivo y vuelvo
a revivir
cada poema,
cada palabra.
Amo tanto
la vida
que la hago mia
muchas veces.
– – –
No calma la pureza del atardecer,
ni el azul fosforescente del mar,
ni los campos, de un verde tan tierno,
el deseo de comunicarme.
Y me inclino rápidamente a
escuchar a unos y otros.

Pero mi verdad
me devuelve al mismo sitio
de soledad.
Sumergida vivo,
pero recordando lejanos momentos,
aquellos que pasan,
fugaces delante de los ojos –
como si el viento se los llevará-
pero enseguida, queman, y se hunden
hasta ser sangre y obra nuestra.

Fuego en las manos (1990)

Fuego en las manos,
hoy que la nubes altas
anuncian una tarde lluviosa
y el vivir es extraño
en medio de este falso
placer.

La vida quema sometida
a una rueda que gira.
El eje clavado dentro,
cuchillo que profundiza
la herida. La sangre
brota caliente.
El movimiento de su flujo,
un péndulo que vuelve siempre
al mismo lugar de origen.

Así caminamos por la esfera
del vivido inconsciente
(y los años nos parecen
ligeros). Me pesa tanta
muerte, más no la mía.
– – –
Espero maravillas
en cada esquina.
Hay alegría
en el aire.
El sol me llena
los ojos.

Mi presagio
es una línea
contra el sol,
un punto en el horizonte.
– – –
El viento sobre la piel,
entre los cabellos,
dentro de la boca, la nariz.
Los ojos abiertos, llenos de viento.
El viento encima de las casas,
las ventanas, las puertas,
deslizándose entre los cerrojos;
por las barandillas de los balcones
y las rendijas.

Y por los callejones estrechos.
El viento que barre
las calles de la ciudad
y alborota tu pelo,
y el mio.

El viento que se mete
dentro de nuestro cuerpo.
Y tú y yo caminando
contra el viento.

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Hasta mañana – Mario Benedetti

Voy a cerrar los ojos en voz baja
voy a meterme a tientas en el sueño.
En este instante el odio no trabaja
para la muerte que es su pobre dueño
la voluntad suspende su latido
y yo me siento lejos, tan pequeño

que a Dios invoco, pero no le pido
nada, con tal de compartir apenas
este universo que hemos conseguido

por las malas y a veces por las buenas.
¿Por qué el mundo soñado no es el mismo
que este mundo de muerte a manos llenas?

Mi pesadilla es siempre el optimismo:
me duermo débil, sueño que soy fuerte,
pero el futuro aguarda. Es un abismo.

No me lo digan cuando me despierte.

PONER LA CARA [Mi poema]
Juan Chabás [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Pongo la cara. Me la destrozan.
Hago una mueca. Pego una coz.
Sucede un grito que suena atroz,
se asoma el eco con su altavoz,
y oigo sonrisas que se alborozan.

Dicen, ¿tú que haces? Yo escribo versos.
Se oye un chasquido. Cierran la voz.
Cambian la cara. Suena a feroz.
Y ese latido vuela veloz.
como si fueran bufos perversos.

Pongo la radio. Y oigo noticias.
Cierro la radio. Me desespero.
Hoy la flor seca esta en mi florero,
lo que yo quiero, lo que no quiero,
lo que es decente, las injusticias.

Y escupo al cielo como si el fuera
de mi mal fario, su responsable,
veo a este mundo tan infumable,
cojo a mi pluma, cual fuera sable
y me arrebujo con mi ceguera.
©donaciano bueno.

MI POETA SUGERIDO:  Juan Chabás

“MALHERIDA ESPAÑA

¡Oh malherida España!
Te persigue la muerte hora por hora.
Labra surcos de duelo por tus tierras
una espantosa sombra
de horcas y de rejas,
mientras la sangre grita y llora
por tus ríos y valles.
Mas las hachas no pueden en tus rocas,
ni doblegan al hombre.
Se pone en pie tu historia
como un roble sagrado, y en sus ramas
canta el viento en las hojas
la canción de una mañana
de libertad heroica.
Oh, ,malherida España, desgarrada,
despedazada toda,
y sin embargo entera;
crujiendo de energía salvadora,
abrazada a tus hijos,
erguida de pasión entre las horcas
mientras grita tu sangre por los montes
y entre los valles llora!
¡Oh, mi España lejana y perseguida
por furias de la muerte hora tras hora:
de este dolor que espera y clama y alza
tu cumbre entre las manos con tu gloria!

FINAL

Oigo tus pasos cerca de los míos.
Como un rumor transitas por mis venas.
Tu tierra, tu marfil, hasta tus fríos …
Y tus manos de adioses tan serenas…

Recuerdo la balada de tus ríos,
/suspirando en el agua y las arenas:
espejo el sueño, pluma ya los bríos;
iguales navegando dicha y pena…

Y busco entre mis manos, tenue estambre;
el hilo que sujetas en las tuyas
y veo atada a su final tu barca…

“Es inútil que aceptes ni que huyas”,
me digo a solas…! Y hacia ti un enjambre.

Esta noche es tan honda y es tan larga

¡Esta noche es tan honda y es tan larga!
El silencio se torna penetrante
lo mismo que el aroma de las rosas
que entre tus brazos nacen
del abril de tu cuerpo.
En la quietud del aire
respiro entre las sombras
tu aliento y tu mirada. Nadie sabe
que estás aquí y suspiras
con la brisa y las hojas, tibia carne
dormida entre jazmines; que te lleva
esa nube que pasa; que tu talle
se asoma tiernamente a las ventanas
que las estrellas abren,
dormidas, en el cielo.
Nadie te ve ni siente; nadie sabe
que estás aquí en mis labios;
que entre mis manos late
el olor de tu pelo; que tus ojos,
profunda sombra dulce, se entreabren
dentro del pecho mío.
No, amor, nadie lo sabe;
nadie, ni tu, mi amor, sabe que estoy
esperando contigo y a solas que pase
esta noche tan larga;
esperando que acabe
esta noche y despierte
el alba, el día, el aire
¡el alba, el aire, el día entre tus brazos!
¡amor, amor, amor, nadie lo sabe!

PRIMAVERA

El cafe estaba abierto.
Jugaban los espejos.
con cosas de la calle.

Se rompía con fuego
el sol en los cristales
de los escaparates.

Y ella
no venía.
Mi espera.
La cita.

CANCIÓN

Eras, tan sólo, brisa.

Todas tus palabras
temblaban en el mar
y un momento se iban
contigo,

con la brisa,
lejos.

Te decían adiós todas las velas
en la otra playa azul del horizonte.
Tú,
eras tan sólo
brisa.

Denia a Joan Chabás

“Siento crecer profunda y dulcemente
hacia dentro del tronco de mi vida
una raíz de savia renacida
que en ti tan sólo encuentra tierra y fuente.”

“Las aceras calcaban
la desnudez mojada de las cosas.

Porque las cosas tienen vida, palpitan, sugieren.

Estaba la emoción en cada cosa;
luz de domingo,
verso evocado,
calle de los niños”.
Del libro Espejos (1919 -Versos- 1920).

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Autoretrato – Antonio Garmendia

Nací en Sevilla; mi apellido es vasco.
Vasca mi sangre, vasca mi figura.
Temo a la gente, la cordial me apura.
La palmada en la espalda me da asco.

La hembra me enerva; le doy bien al frasco.
Soy tímido a la vez que caradura.
De cuanto di, jamás pasé factura.
Cuando me pica la ilusión me arrasco.

Creo en Dios. Uso barba, como Cristo.
Como Judas también, como el demonio.
Me gusta el mundo y me horroriza el mundo.

Soy uno más. Me canso, luego existo.
Adoro a mi mujer, me llamo Antonio,
y me muero segundo tras segundo.

Comentario

José Antonio Garmendia nació en 1932 en Sevilla , su profesión de químico quedó pregnada en su aspecto, porque donde triunfó es en el periodismo de pluma y micrófono, como su autobiografía indica y en el humorismo gráfico. Apóstol itinerante de la ciudad de Sevilla (made in Paco Robles), estaba muy vinculado a publicaciones y todo lo referente Sevilla. Este es el autorretrato en verso, con el que se presentó a los lectores de El Correo de Andalucía en junio de 1970

CONSEJOS PARA UN NIETO [Mi poema]
Francisco de la Torre [Poeta sugerido]New

MI POEMA…de medio pelo

 

A mi nieto Hugo Fernández

Verás Hugo, este mundo es muy bonito,
tiene plantas y flores. Cuando crezcas
habrás de conseguir que tú merezcas
ser feliz en el mismo muy solito
y al tiempo así evitar que en él perezcas.

Mirarás hacia dentro no hacia fuera
evitando culpar al empedrado,
cuidando de la tecla y del teclado,
-la nuez si nunca se abre no está huera-
y el buey no puede arar si no hay arado.

Aprende a disfrutar de lo que tengas
jamás a desear lo inalcanzable,
escuchando y hablar lo indispensable
sacando a pasear a tus arengas
y obviando sin dudar lo despreciable.

Deberás conocer lo que tú eres
y no sobrestimar lo que tú sabes.
Así que los estudios los acabes,
disfruta con medida los placeres
y nunca con los malos te conchaves.

Y pues que laborar es necesario
procura que el trabajo sea tu amigo
exígele que pague tu recibo
mas nunca lo conviertas en calvario
y aún menos en suplicio o en castigo.

Por último no olvides que tu vida
habrá de despeñarse hasta el abismo
que nadie ha de evitar el cataclismo
dedícate al amor y a su bebida,
no quieras ser como otros, sé tú mismo.
©donaciano bueno.

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MI POETA SUGERIDO:  Francisco de la Torre

Soneto 1

Si lo que el alma me revela, quando,
Filis, contemplo la divina y rara
beldad al mundo más que el cielo clara,
que adoro ardiendo y reverencio ama[n]do,

con el acento doloroso y blando
que me quexo de ti, significara,
parara el Sol, las fieras humillara,
arrebatara el cielo contemplando.

Mas como el rayo de tus bellos ojos
otras tinieblas amanece agora
en el que fué mi ocaso escurecido,

silencio eterno esco[n]de el que te adora,
a quien los rayos de tu Oriente rojos
encubren nubes de perpetuo oluido.

Soneto 2

La fatal influencia que recibo
del mouimiento de las dos estrellas
al cielo más diuinas, y más bellas
al mundo que de Febo el rayo viuo;

la escura nube del desdén altiuo
impide que resulte agora dellas
bien a mi mal, aliuio a mis querellas,
fin al dolor y fin al llanto esquiuo,

Suspiro de contino y, suspirando,
apenas desminuyo la cerrada
niebla que esconde mi diuina lumbre.

Venus, si agrauios mueuen tu hijo blando,
assegura tu Reyno y de passada
haz que pierdan altiuos gloria y cu[m]bre.

Soneto 3

Lexos Amintas de su fiel ganado,
toro viejo y fortíssimo buscando,
por la espessura de la selua errando,
en la manada de Damón prendado,

bella cabra perdida, el enriscado
cerro paciendo, Cytiso mirando,
su cayado le tira, y, en llegando,
cayó mortal al florecido prado.

Halló dos cabritillos en la dura
concauidad del monte, diólos luego
a su Filis y della vna comida;

y las armas, los pies, la vestidura
y el matador cayado, buelto en fuego,
Pan, dexaron tu planta enriquezida.

Soneto 4

Ay, no te alexes, Fili, ay, Fili, espera
el tu Damó[n], que más q[ue] a su ganado
te reuerencia y ama; y si el osado
curso prosigues, tiempla la carrera.

Ya no te sigo; Fili, la ligera
planta refrena, que el temor elado
de tu mal me detiene y tú el amado
Damón huyes cruel, qual cruda fiera.

Detén, Filis cruel, detén el passo;
no te ofenda la planta riguroso
cardo cruel de tierra no labrada.

Diziendo aquesto triste y doloroso,
esquiuando la vida desdichada,
cayó Damón al Sol del campo raso.

Soneto 5

Viua yo siempre ansí con tan ceñido
laço, Filis, contigo, como aquesta
yedra inmortal en esta enzina puesta,
que le enreda su tronco envejecido.

Mira allí vn olmo seco y vn florido
junto a la fuente, que vna vid le presta
hermosura y valor; y tú dispuesta
a perseguirme, pónesme en oluido.

Por ti, cruel, oluido mi ganado,
y le dexo sin guarda del ardiente
lobo cruel, ganado que tú amaste.

Vn cabritillo deste coronado
monte, vi yo lleuar; lloré, y, presente
a mi dolor, soberuia te gozaste.

Soneto 6

De yedra, roble y olmo coronado,
al pie de vna copiosa y verde enzina
por cuyo tronco y ramas encamina
dorada vid su laço enamorado,

Damón del Tajo, a ti Padre sagrado
Baco, consagro aquesta cabra; inclina
tu rostro agora, si la faz diuina
boluiste al deshojar tu tronco amado.

Esta cabra te ofrezco que solía
agora con el diente y con el cuerno
descomponer tus vides sin sossiego.

Dixo Damón, y, haziendo vn ancha vía
al cuello, cayó en tierra y con el tierno
olor de Arabia, al cielo subió el fuego.

Soneto 7

Ésta es, Tirsis, la fuente do solía
contemplar su beldad mi Filis bella;
éste el prado gentil, Tirsis, donde ella
su hermosa frente de su flor ceñía.

Aquí, Tirsis, la vi quando salía
dando la luz de vna y otra estrella;
allí, Tirsis, me vido, y tras aquella
haya se me escondió, y assí la vía.

En esta cueua deste monte amado
me dió la mano y me ciñó la frente
de verde yedra y de violetas tiernas.

Al prado, y haya, y cueva, y mo[n]te, y fue[n]te,
y al cielo desparciendo olor sagrado,
rindo de tanto bien gracias eternas.

Soneto 8

Filis, más bella y más resplandeciente
que el claro cielo y q[ue] el ameno prado:
este gamo de flores coronado
que a su madre quité, te ofrezco ausente.

Riyéndoseme agora dulcemente,
me lo pidió Testilis; mas cansado
me tienen ya sus risas; que tu elado
zeño me ha de perder eternamente.

A ti le doy y a ti también te guardo
dos tórtolas hermosas y vna bella
garza que ayer cogí del monte al río.

Y si el amor de Tirsis por el mío
quieres dexar, escoge tú de aquella
manada mía vn toro blanco y pardo.

Soneto 9

«Quando Filis podrá sin su querido
Damón viuir ausente y apartada,
la corriente del Tajo acelerada
buscará su principio conocido.»

Leyendo aquesto escrito en vn florido
tronco de vn haya de vna vid cercada,
Tirsis, perdida su color rosada,
cayó llorando en tierra sin sentido.

Después, lleno de rabia el desdichado,
quebrando su zampoña, y en aquella
y en esta rama dando, su mal mira.

Y hablando con el árbol deshojado,
dixo llorando: Filis, dura y bella…
Mas no pudo acabar, vencido de ira.

Soneto 10

Pastor, que lees en esta y en aquella
planta Fili y Damón, que Fili adora,
sabe que tanto fué piadosa agora
Fili a Damón, quanto es terrible y bella.

¡Ay!, yo la llamo, yo la ruego, y ella
mísero no me escucha y huye a la hora,
y quanto me huye más, más me enamora:
que en ella puso su crueldad mi estrella.

Ayer, lleuando mi ganado al río,
al pie de vn verde Mirto, entretexiendo
Violetas y Amaranto la vi sola.

Ladró Melampo, y ella cruel huyendo,
desamparando monte y valle vmbrío,
huyó de mí y el viento socorrióla.

Soneto 11

Mi propio amor entie[n]do q[ue] es la cierta
causa que mi ganado sin contento
se rige apena en pie; no lluuia o viento,
ni pasto amargo de montaña yerta.

Mas ¿qué cuydado es éste, si la incierta
muerte luchando con el alma siento,
y, Filis cruda, nunca me arrepiento
de verte siempre de piedad desierta?

¡O, si al menos sobre este monte yerto,
adonde lloro de contino llanto,
aquel pino cubriesse el cuerpo mío,

y pasando por este valle vmbrío
dixesses, Filis, con amargo llanto:
Allí yaze mi triste amante muerto!

Soneto 12

Santa madre de amor, q[ue] el yerto suelo
vistes de los colores del Oriente,
sereno el cielo y quieto el viento ardie[n]te,
rota la nieue y desligado el yelo,

mientras al descubierto y raso cielo
pacen mus vacas yerua floreciente,
Tirsis, pastor de toros, humilmente
te esparce aquellas flores sin consuelo.

Y quanto puede te suplica y ruega,
con la voz y el espíritu cuytado,
que entienda el cielo su dolor estrecho.

Que Filis, por quien viue apassionado,
no le aborrezca tanto y desta ciega
ligadura de amor lo libre el pecho.

Soneto 13

Títiro, al assomar de dos hermosos
luzeros, con quie[n] haze amor temerse,
vi los ojos de Tirsis encenderse
y andar tirando amor rayos furiosos.

Espera Tirsis, y ellos con piadosos
pero falsos descuydos dexan verse;
arde Tirsis y ciega, y, sin valerse,
entran su alma enemigos engañosos.

¡Ay del estrago que el pastor cuytado
padeció sin razón mirando a Filis!
Oluida el prado y aun a sí se oluida.

Quéxase al cielo, y quéxase Amarilis
también al cielo, su pastor trocado,
sin esperança y con segura vida.

Soneto 14

Títiro, voy por esta solitaria
senda siguiendo mi fortuna sola;
que como el cielo pudo leuantóla
de muy cleme[n]te y ma[n]sa en muy co[n]traria.

Voy tan co[n]fuso y mustio, q[ue] ordinaria-
mente me llaman y me gritan: ¡Ola.
que se despeña tu ganado, Iola!
Yo lloro y sigo mi fortuna varia.

Tal es la deuda que a mis ojos deuo,
que con menos passión de la que passo
no pagaré la gloria que recibo.

¡Ay, yo la dexo y el aduerso caso
que se me da por enemigo nueuo,
sin ella quiere sustentarme viuo!

Soneto 15

Noche, q[ue], en tu amoroso y dulce oluido,
escondes y entretienes los cuydados
del enemigo día, y los passados
trabajos recompensas al sentido.

Tú, que de mi dolor me has conduzido
a contemplarte y contemplar mis hados,
enemigos agora conjurados
contra vn hombre del cielo perseguido,

assí las claras lámparas del cielo
siempre te alumbren y tu amiga frente
de veleño y ciprés tengas ceñida.

Que no vierta su luz en este suelo
el claro Sol, mientras me quexo ausente
de mi passión. Bien sabes tú mi vida.

Soneto 16

Quantas estrellas tiene el firmame[n]to,
la selua flores y el Euxino arenas,
tantas y más son, Títiro, mis penas,
si yo me entiendo con el mal que siento.

Bien es que la ocasión de mi torme[n]to
tiene principio de las más serenas
lumbres del cielo; mas de dos agenas
voluntades jamás viene contento.

Vos que miráis del puerto la torme[n]ta
y descubrís en su rigor el claro
norte que os hizo descubrir la tierra,

mirad mi luz, a quien el cielo auaro
con turbias nubes cubre, porque sienta
quánto mal haze, si vna vez se cierra.

Soneto 17

Solo, y callado, y triste, y pensatiuo,
huyo la gente, con los ojos llenos
de dolor y de llanto, los serenos
ojos huyendo que me tienen viuo.

Allá queda mi espíritu cautiuo
penando su passión; y ellos, agenos
de su primero amor, los bellos senos
humedecen, llorando su hado esquiuo.

Yo, que aguardé la luz de su belleza,
dentro del alma lleua el golpe fiero,
y allí me sigue donde voy su ira.

Gra[n] bie[n] quito a mis ojos; y el primero,
por quien llora mi alma su dureza,
es ver la pena que en su rostro mira.

Soneto 18

Este Enzélado altiuo pensamiento,
por otro atreuimiento derribado,
en este pecho, mongibel tornado,
tal fuego lança, que abrasarme siento.

Y sin memoria del soberuio intento,
por quien en vida viue sepultado,
tan furioso rebuelue mi cuydado,
que mueue guerra al estrellado assiento.

Padece el desdichado eternamente,
y padeciendo a libertad espira;
procuro de ayudalle lo que puedo.

Mas si miro mi cielo reluziente,
tales y tan ardientes rayos tira,
que como el triste pensamiento quedo.

Soneto 19

Camino por el mar de mi tormento
con vna mal segura lumbre clara,
falta la luz de mi esperança cara,
y falta luego mi vital aliento.

Lléuame la tormenta en el momento
por adonde viuiente no lleuara,
si rigurosamente no trazara
dar fin en vna roca al mal que siento.

Espántame del crudo mar inchado
la clemencia que tiene de matarme
y en el punto me gozo de mi muerte.

Caí; la mar, en auiéndome gozado,
y porque era matarme remediarme,
a la orilla me arroja y a mi suerte.

Soneto 20

Tirsis, la naue del cuytado Iolas,
hecha tablas, la buelca mar furioso;
cuerpo muerto y espíritu penoso
le train fiera Leucipe y fieras olas.

Dió mil vozes al cielo y escondiólas
crudo cielo en el manto tenebroso
de la callada noche; y el rauioso
Bóreas le apresuró la muerte a solas.

Salieron a la playa deseada
Lícidas y Damón, del mar echados;
oyéronle, mas no le socorrieron.

¡Ay, teme, Tirsis, la tormenta airada,
que en el lugar donde otros perecieron,
mal te pueden valer tus crudos hados!

Soneto 21

Tirsis, aquí donde los ojos bellos;
de tu Amarilis bella deshizieron
las turbias nubes, que otro tiempo fuero[n] ira del crudo cielo y rigor dellos,

aquí me tiene amor de los cabellos,
forçando el alma y cuerpo, que se dieron
a enemigos estraños, que truxeron
nueua trayción para matar sin vellos.

Tal me tienen mis ojos engañosos,
dando camino al alma a mis contrarios,
que conozco mi mal y temo el daño.

Yo los trairé por valles solitarios,
entre salces y espinos escabrosos,
para pagar mi bien y ver su engaño.

Soneto 22

Ya quebradas prisiones, ya cadenas
reforçadas amor arrastra, en tanto
que, de tu sinrazón y de mi llanto,
tomas seguro para darme penas.

No son de menos fuerça las serenas
lumbres del cielo que idolatro, quanto
las ligaduras del furioso encanto
con que de mi sentido me enagenas.

No, amor, no dexaré tu real vandera,
menos que con la vida y alma triste;
cantaré donde fuere tu grandeza.

Dame seguro tú de vna firmeza
que vacila en mi daño, que, aunq[ue] muera,
no dexaré de amar lo que me diste.

Soneto 23

La blanca nieue y la purpúrea rosa,
que no acaba su ser calor ni inuierno,
el Sol de aquellos ojos, puro, eterno,
donde el amor como en su ser reposa;

la belleza y la gracia milagrosa
que descubren del alma el bien interno,
la hermosura donde yo dicierno
que está escondida más diuina cosa;

los lazos de oro donde estoy atado,
el cielo puro donde tengo el mío,
la luz diuina que me tiene ciego;

el sossiego que loco me ha tornado,
el fuego ardiente que me tiene frío,
yesca me han hecho de inuisible fuego.

Soneto 24

Este vital aliento que respiro,
que parece la vida que sustento,
quando, con presuroso y presto aliento,
el fuego ardiente que me yela espiro,

si fuera parte de mortal suspiro,
ya huuiera consumido mi tormento.
Fuego deue de ser, que yo lo siento
quando vencido de mi mal suspiro.

Las lágrimas ta[m]bién, q[ue] ardiendo vierto,
si son lo que parecen solamente
de elado fuego y abrasado yelo,

¿qué ordena tras mi graue pena el cielo,
si de los daños de mi estado incierto
alcanço el orden de mi mal ardiente?

Soneto 25

Ninfas, de los Arabios y Sabeos
olores de jazmín, acanto y nardos,
quaxad los aires y cubrid los cardos
destos lugares de sepulcros feos.

Después que derribaron mis trofeos
las prestas Parcas y los hados tardos,
no parecen los cielos, de mil pardos
turbios velos que quaxan mis deseos.

Quiera la magestad del que gouierna
la diuina y humana pesadumbre,
que adorne su beldad tu simulacro.

Dixo Damón, y oyó su endecha tierna
Iúpiter, y, tronando en la alta cumbre,
Iris resplandeció y el cielo sacro.

Soneto 26

Al assomar del Sol por el Oriente
de oro su frente y de cristal ornada,
al pie de vn verde mirto, que colgada
tiene vna lyra inútil aún ausente,

Tirsis rompió el silencio, la doliente
voz desligando al alma encadenada
de los rebueltos Áspides, que atada
tienen la fuerça de su pecho ardiente.

Cielo, dize, si es fuerça que yo muera,
como a muchos han muerto sus intentos
atreuidos, sin nombre y engañados,

vn ho[m]bre triste soy como qualquiera;
pero los de tan altos pensamientos
siempre han sido del cielo derribados.

Soneto 27

Silencio mudo, q[ue] en tu ma[n]to embuelto,
me conduzes al punto riguroso
de mi dolor, mi espíritu penoso
en dolorosas lágrimas resuelto,

si como le contemplo agora buelto
pronóstico y agüero temeroso
de la vida, que temo, tenebroso
monstruo le viera por tus sombras suelto

no llorara rezelos inhumanos
antes de ver trocada la ventura
que ha de ser ocasión de mi tormento.

Ya se han hecho temer los soberanos
claros ojos que adoro, que vn contento
quando más enriqueze menos dura.

Soneto 28

Clara luna, que altiua y arrogante
vas haziendo reseña por el cielo
de tu hermosura, que el neuado yelo
de tus cuernos la torna rutilante,

si en la memoria de tu dulce amante
no se ha muerto la gloria y el consuelo,
que recebiste amando, y el rezelo
con que le adormeziste en vn instante,

buelue a mirar de la miseria mía
la sinrazón, si acaso graues males
hallan blandura en tus serenos ojos.

Que ya -culpa del cielo- los veo tales,
que apartarán la amarga compañía
destos tristes y míseros despojos.

Soneto 29

Bueluo los ojos graues y caydos
al dolor, que el espíritu congoxa,
y apenas mi piadoso llanto afloxa
el lazo al cuello, al alma los sentidos.

Ellos mal concertados y auenidos
acrecientan al alma su congoja,
y ella apremiada, como puede, arroja
la graue carga que los tray rendidos.

No se puede valer con su fortuna,
que ha mucho que la sigue, procurando
dar vn fin desastrado a su contento.

Dexa el cuerpo mortal, si estás penando,
alma doliente, que sin duda alguna
morirás, que te cerca gran tormento.

Soneto 30

Agora que de nubes la cabeça
o, Rey de montes, tienes coronada,
la frente yerta y de turbada elada
destilando del Tajo la braueza,

cuya vejez temprana, la belleza
del rostro de la tierra despojada,
encaneciendo con tu faz neuada,
todo mi bien conuiertes en tristeza,

yela mi pecho, y endurece mi alma;
no consuman agrauios vna vida
con tanto riesgo de perderse amando.

Y el triunfo rico de corona y palma,
que lleua vna dureza encruelezida,
consagraré al lugar que estás bañando.

Oda 1

Sale de la sagrada
Cipro la soberana ninfa Flora,
vestida y adornada
del color de la Aurora,
con que pinta la tierra, el cielo dora.

De la neuada y llana
frente del leuantado monte arroja
la cauellera cana
del viejo inuierno, y moja
el nueuo fruto en esperança y hoja.

Deslízase corriendo
por los hermosos mármoles de Paro,
las alturas huyendo,
vn arroyuelo claro,
de la cuesta beldad, del valle amparo.

Corre bramando y salta
y, codiciosamente procurando
adelantarse, esmalta
de plata el cristal blando,
con la espuma que quaxa golpeando.

Viste y ensoberueze
con diferentes hojas la corona
de plantas y floreze
las que apenas perdona
furioso rayo de la ardiente Zona.

El regalado aliento
del bullicioso Zéfiro, encerrado
en las hojas, el viento
enriqueze, y el prado
éste de flor y aquél de olor sagrado.

Y reduzido, quanto
baña el mar, tiene el suelo, el cielo cría,
a más bien, con el llanto,
que al assomar del día,
viene haziendo la Aurora húmida y fría.

Todo brota y estiende
ramas, hojas y flores, nardo y rosa;
la vid enlaza y prende
el olmo y la hermosa
yedra sube tras ella presurosa.

Yo, triste, el cielo quiere
que yerto inuierno ocupe el alma mía
y que si rayo viere
de aquella luz del día,
furioso sea, y no como solía.

Renueua, Filis, esta
esperança marchita, que la elada
Aura de tu respuesta
tiene desalentada.
Ven, Primavera, ven, mi flor amada.

Ven, Filis, y del grato
inuidiado contento del aldea
goza, que el pecho ingrato,
que tu beldad afea,
aquí tendrá el descanso que desea.

Oda 2

Amintas, ni del graue mal que passas
dexes ve[n]certe, ni, boluiendo el rostro
a tu fortuna, te acobardes tanto
que sienta tu flaqueza.

Esta cruel y variable diosa,
en sola su mudança perdurable,
ha de mudar tu estado riguroso
por hazer nouedades.

Antigua y empinada roca, donde
quiebra la mar su ímpeto, refrena
la soberuia marina, leuantando
su sacudida frente.

Alta y envejecida planta, quando
se encastillan en Pindo y Apenino
Bóreas y Noto, con sus hojas solas
resiste su potencia.

Si los dolientes y piadosos ojos
que han llorado tu mal, eternamente
a las hazañas del amor boluiesses,
tu mal aliuiarías.

Que la cansada y aflixida vida,
de lágrimas y penas sustentada,
q[ue] en vez de eterna muerte te da el cielo,
peor es que la muerte.

Tiene en la miseria de tu estado
duro cielo, temiendo y esperando;
dilatado contento de fortuna
nunca viene seguro.

¿Quántas vezes te dió seguro el cielo?
¿Quántas se te ha reído la fortuna
y a la necessidad del punto crudo
te boluieron la cara?

De tan prouados enemigos tuyos
ni esperes bien, ni temas lo contrario;
que aquesta fortaleza de tu pecho
ha de amansar tu daño.

En el arena siembra, y el preciso
reboluer de los hados lamentando,
quiere torcer quien pone su esperança
en la fortuna suya.

Oda 3

¡O, tres y quatro vezes venturosa,
aquella edad dorada,
que de sencilla, pura y no inuidiosa,
vino a ser inuidiada!

Sobre la bien nacida yerua daua
aliuio a sus cuydados
Tirsis, en tanto que la tierra esclaua
vió abiertos sus dos lados.

Y con Amintas y con Bato hablando,
a la sombra tendidos,
no de trabajos largos descansando,
cansauan sus sentidos.

Ya por el monte solitario dauan
al cieruo enamorado
muerte, y con sus despojos adornauan
mirto y pino sagrado.

Ya la ribera del sagrado Anfriso
con su canto alagando,
refrenauan el ímpetu que quiso
Febo amansar llorando.

Y por la tierra que le ciñe amena
de obas, sauzes y cañas,
desamparauan su caberna, llena
de juncos y espadañas.

Y sus mortales ojos y su humana
mortal presencia, digna
hazía de la vista soberana
de su cara diuina.

La madre vniuersal de lo criado
no era madrastra dura,
como después que Enzélado abrasado
cayó en la gruta escura.

Este deseo de vengança hizo
descubrir a la tierra
el seno de metal, que satisfizo
a la enconada guerra.

El pino enuejecido en la montaña,
la haya honor del soto,
nunca nacieron a turbar la saña
del alterado Noto.

Salue, sagrada edad, salue dichoso
tiempo, no conocido
deste nuestro, alabado por glorioso,
pero no apetecido.

Si la beldad idolatrada que amo
como yo conocieras,
la Arabia sacra en flor, en humo, en ramo,
ardiendo le ofrecieras.

Salue, sacra beldad, cuya diuina
deydad haze dichosa
nuestra infamada edad, en quien destina
cielo luz tan hermosa.

Oda 4

¡Tirsis!, ¡ah, Tirsis! Buelue y endereza
tu nauecilla contrastada y frágil
a la seguridad del puerto; mira
que se te cierra el cielo.

El frío Bóreas y el ardiente Noto
apoderados de la mar insana
anegaron agora en este piélago
vna dichosa naue.

Clamó la gente mísera y el cielo
escondió los clamores y gemidos
entre los rayos y espantosos truenos
de su turbada cara.

¡Ay, que me dize tu animoso pecho
que tus atreuimientos mal regidos
te ordenan algún caso desastrado
al romper de tu Oriente!

¿No ves, cuytado, que el inchado Noto
tray en sus remolinos poluorosos
las imitadas mal seguras alas
de vn atreuido moço?

¿No ves que la tormenta rigurosa
viene del abrasado monte, donde
yaze muriendo viuo el temerario
Enzélado y Tipheo?

Conoce, desdichado, tu fortuna
y preuén a tu mal, que la desdicha
preuenida con tiempo no penetra
tanto como la súbita.

¡Ay, q[ue] te pierdes! Buelue, Tirsis, buelue,
tierra, tierra, que brama tu nauío,
hecho prisión y cueua sonorosa
de los inchados vientos.

Allá se auenga el mar, allá se auengan
los mal regidos súbditos del fiero
Eolo con soberuios nauegantes,
que su furor desprecian.

Miremos la tormenta rigurosa
dende la playa, que el airado cielo
menos se encrueleze de contino
con quien se anima menos.

Oda 5

Claras lu[m]bres del cielo y ojos claros
del espantoso rostro de la noche,
corona clara y clara Casiopea,
Andrómeda y Perseo,
vos, con quien la diuina Virgen hija
del Rector del Olimpo inmenso passa
los espaciosos ratos de la vela
nocturna que le cabe,
escuchad vos mis quexas, q[ue] mi llanto
no es indicio de no rabiosa pena;
no vayan tan perdidas como siempre
tan bien lloradas lágrimas.

¡Quántas vezes me vistes y me vido
llorando Cintia, en mi cuydado el tibio
zelo con que adoraua su belleza
vn su pastor dormido!

¡Quá[n]tas vezes me halló la clara Aurora
espíritu doliente, que anda errando
por solitarios y desiertos valles,
llorando mi ventura!

¡Quántas vezes mirándome tan triste
la piedad de mi dolor la hizo
verter amargas y piadosas lágrimas,
con que adornó los flores!

Vos, estrellas, también me vistes solo,
fiel compañero del silencio vuestro,
andar por la callada noche lleno
de sospechosos males.

Vi la Circe cruel que me persigue,
de las hojas y flor de mi esperança,
antes de tiempo y sin razón cortadas,
hazer encantos duros.

Cruda visión, donde la gloria, vn tie[m]po
adorada por firme, cayó, y donde
peligró la esperança de vna vida
de fortuna inuidiada.

¡Ay, déxenme los cielos, que la gloria,
que por fortuna y por su mano viene,
no será deseada eternamente
de mi aflixido espíritu!

Canción 1

Verde y eterna yedra,
viuda y deslazada
de las ramas del olmo, honor del prado,
a la desierta piedra
del yerto monte dada,
tu bellíssimo tronco en flor cortado,
si del dichoso estado,
en que vn tiempo viuiste
conserua la memoria
algún rastro de gloria
en la dureza déste crudo y triste,
lloremos juntamente
tu bien passado y tu dolor presente.

Lloremos, desdichada,
lágrimas piadosas,
pues que le place por tu mal al cielo.
Tú, por la tierra echada,
como las escabrosas
yeruas, que sin honor produze el suelo,
muestras tu desconsuelo
no leuantando arriba
la corona gloriosa,
con quien la cumbre hermosa,
vencida y humillada, viuió altiua,
la cumbre de tu planta,
de Venus y de amor ofrenda santa.

Agora, derribada,
con tus hojas enlazas
la seca tierra que tu bien encierra.
Agora, desdichada,
la yerta tierra abrazas
oluidando tu cielo por tu tierra;
y de tu amarga guerra,
lleuando la vitoria,
coronas y enguirnaldas
de oscuras esmeraldas
el ara donde amor quemó tu gloria,
ya de Damón cubierta
de leche, y vino, y lla[n]to, y cierua muerta.

¡O!, permitan los cielos
que el siempre color viuo
que en tus hermosas hojas resplandece
Austro con fríos yelos,
Euro con fuego estiuo
yele, ni queme el lustre que en él crece;
y el llanto que florece
tus lazos intricados,
y tus marchitas hojas,
ya de abrasadas rojas,
vn tiempo indignación de tus cuydados,
humilde ofrenda sea
de quien tu nombre idolatrar desea.

Cayó tu gloria, y ella
leuantó el fundamento
que te tiene rendida y derribada;
y la corona bella
premio de su tormento
a la tierra desierta fué entregada.
Lloraste, desdichada;
no te valieron llantos,
que los injustos cielos
ni aliuian desconsuelos,
ni remedian tormentos y quebrantos;
tú, viuda entristezida,
dióte el cielo dolor y dióte vida.

Tú, cuya verde cara
auía florecido
sobre quanta beldad adorna el prado.
Cuya belleza rara
auía siempre sido
ornamento del Tajo celebrado;
mustio color violado,
amarillez cayda
ocupa tu belleza,
del dolor y terneza
de tu doliente y lastimada vida;
que el hado que te sigue
más que con vna muerte te persigue.

Pero bien puede el cielo
acrecentar tu daño
sobre quanto se alarga su potencia,
y que tu desconsuelo se haga tan estraño,
que de su sinrazón tenga clemencia.
Tu gloriosa presencia,
que ha ceñido las sienes
de los tristes amantes
que han passado constantes
por la dureza cruel de tus vaybenes,
siempre será la palma
del que rindiere lamentando el alma.
De Filomena o tórtola doliente,
Canción, buscad la harpada
lengua, y allí llorad mi vida ansiada.

Canción 2

Doliente cierua, que, el herido lado
de ponçoñosa y cruda yerua lleno,
buscas la agua de la fuente pura,
con el cansado aliento y con el seno
bello de la corriente sangre inchado,
débil y descayda tu hermosura,
ay, que la mano dura,
que tu neuado pecho
ha puesto en tal estrecho,
gozosa va con tu desdicha, quando,
cierua mortal, viuiendo, estás penando,
tu desangrado y dulce compañero,
el regalado y blando
pecho passado del veloz montero:

Buelue, cuytada, buelue al valle donde
queda muerto tu amor, en vano dando
términos desdichados a tu suerte;
morirás en su seno reclinado
la beldad que la cruda mano esconde
delante de la nube de la muerte.
Que el passo duro y fuerte,
ya forçoso y terrible,
no puede ser possible
que le escusen los cielos, permitiendo
crudos astros que mueras padeciendo
las asechanças de vn montero crudo,
que te vino siguiendo
por los desiertos deste campo mudo.

Mas, ay, que no dilatas la inclemente
muerte q[ue] en tu sangriento pecho lleuas,
del crudo amor vencido y maltratado;
tú, con el fatigado aliento, prueuas
a rendir el espíritu doliente,
en la corriente deste valle amado.

Que el cieruo desangrado
que contigo la vida
tuuo por bien perdida,
no fué tan poco de tu amor querido,
que, auiendo tan cruelmente padecido,
quieras viuir sin él, quando pudieras
librar el pecho herido
de crudas llagas y memorias fieras.

Quuando por la espesura deste prado
como tórtolas solas y queridas
solos y acompañados anduuistes;
quando de verde mirto y de floridas
violetas, tierno acanto y lauro amado
vuestras frentes bellíssimas ceñistes;
quando las horas tristes
ausentes y queridos,
con mil mustios bramidos,
ensordecistes la ribera vmbrosa
del claro Tajo, rica y venturosa
con vuestro bie[n], con vuestro mal sentido,
cuya muerte penosa
no dexa rastro de contenta vida;

agora el vno cuerpo muerto lleno
de desdén y de espanto quien solía
ser ornamento de la selua vmbrosa:
tú, quebrantada y mustia, al agonía
de la muerte rendida, el bello seno
agonizando, el alma congoxosa,
cuya muerte gloriosa,
en los ojos de aquellos,
cuyos despojos bellos
son vitorias del crudo amor furioso,
martirio fué de amor, triunfo glorioso
con que corona y premia dos amantes,
que del siempre rabioso
trance mortal, salieron muy triunfantes.

Canción, fábula vn tie[m]po y caso agora
de vna cierua doliente, que la dura
flecha del cazador dexó sin vida,
errad por la espessura
del monte, que de gloria tan perdida,
no ay sino lamentar su desventura.

Canción 3

Dexa el Palacio cárdeno de Oriente
dorado Febo, de abrasado y rojo
rayo sutil bordando cielo y tierra.
Muestra su luz y el claro y luzie[n]te ojo
de la serena noche sale ardiente
por la llanura de vna inmensa sierra;
y al punto que la encierra
en su concha espaciosa
Glauco, y Tetis hermosa,
sobre la verde yerua reclinado,
mísero labrador descansa y tiempla,
del trabajo passado,
vn alma triste que en su mal contempla.

Mas yo, cuytado, todo aquel tormento
que el solo día me ha dado,
la noche aprieta más su sentimiento.
Enciéndense las nubes de Occidente
del cansancio y ardor que Apolo lleua
al acabar su curso presuroso;
cay la noche tras él, y, en valle o cueua,
cansado caminante oluida y siente
la dureza del día trabajoso,
y al seguido reposo
boluiendo el pensamiento
del passado tormento,
con la memoria de su mal descansa
y en el dolor se alegra del trabajo.

Yo, cuytado, a quien cansa
el día si el Sol se alza y si está bajo,
más crece mi tormento endurecido
quando más se le amansa
a quien passiones fieras han rendido.

Mísero ganadero, a quien fortuna
tiene por conduzido jornalero,
al trabajoso oficio del ganado,
si la más clara luz del hemisferio
dando lugar a la encantada luna,
que de su luz esconde la que ha dado,
en cueua, monte o prado,
donde noche le halla,
da tregua a la batalla
de su afanada y trabajosa vida,
premiando la fatiga rigurosa
del día recebida,
de la noche pagada: yo, no ay cosa
que aliuuie mi ánimo doliente,
quando la esclarecida
luz del Sol da en Ocaso y en Oriente.

Cansado y aflixido nauegante,
dexa la mar y dexa la tormenta,
los fatigados miembros recreando;
y en la segura playa llora y cuenta
quántas vezes vió a Iúpiter triunfante,
quántas en su dolor piadoso y blando;
y tal está llorando,
que aumenta con su llanto
a la tormenta espanto
y al espíritu libre gozo inmenso
del passado dolor del bien seguido.

Yo, si en mis males pienso,
nueuo daño lastima mi sentido,
que el hado fiero que mi vida sigue,
con mi tormento intenso,
si no puede con otro, me persigue.

Vase acercando al fin de su jornada,
entre inflamadas nubes, Febo ardiente,
dorando el Norte y el Ocaso hiriendo;
tornan los bueyes sueltos la corriente
mansa, buscando la campaña harada,
libres del yugo a descansar paciendo;
y quanto están gimiendo,
tanto la noche amiga
aliuuia su fatiga
de la lucha, que el día riguroso
tray, con la noche llena de alegría.

Yo, triste, a quien rabioso
y eterno mal persigue noche y día,
si qua[n]do está en el cielo el Sol me acaba
mi estado trabajoso,
más carga si en el mar su frente laua.
Canción, a tanto daño y desventura
el remedio ha de ser el no buscalle:
Hazeos habitadora destas cueuas,
quedaos en este valle,
no deis al mundo de mi estado nueuas,
pues puede el cielo apena remedialle.

Canción 4

Solo y desierto abrigo,
vn tiempo compañía
al solitario y triste ánimo mío,
agora fiel testigo
de la congoxa mía,
secreto valle, monte, soto y río,
si el pecho elado y frío,
vn tiempo ardor y herida
de dos almas vencidas,
cuyos pechos y vidas
fueron vn pecho, vn fuego y vna vida,
de su beldad me aparta
fortuna cruda de ayudarme harta.

¿De qué me siruen quexas,
si del quexarme viene
mayor indignación a quien me sigue?
Tú, Filis, que me dexas,
y el cielo, que me tiene
en el rigor del mal que me persigue,
hazéis que no mitigue
el llanto su corriente
y el alma sus cuydados,
y su furor los hados,
-dura carga de vn ánimo doliente-
por quien mi suerte amarga
mi bien abreuia y mi tormento alarga.

Tan descaído siento
el fundamento flaco
a quien se atiene mi passada vida,
que, si del sufrimiento
qualquiera fuerça saco,
luego se me trasluze que es perdida;
que alma tan combatida,
si de otra que su fuerça
no la remedia el cielo,
ella contra su duelo
vanamente se anima si se esfuerça;
cuyo ánimo perdido
en nueuo daño queda conuertido.

Después que de los ojos
en quien hallé mi vida
cruda estrella del cielo me diuide;
los siempre rayos rojos
del Sol, escurecida
nube mirar su claridad me impide;
y en quanto espacio mide
clara y hermosa Luna,
no se descubre estrella
que muestre su luz bella,
sino la que denota mi fortuna,
que ésta con llama ardiente
amenaza mi vida eternamente.

Qualquier lugar me cansa
donde no veo los ojos
adonde tiene amor su gloria y pena:
que la presencia mansa,
como ha causado enojos,
también, si turba vn alma, la serena;
vna esperança buena
y vna gloria mal firme
sustentan vna vida
del cielo perseguida;
mas vna ausencia concluyó de hundirme,
que pudiendo acabarme
no se contentará con lastimarme.

¡Quántos montes y ríos,
quánta agua y quánta tierra
me esconden vnos ojos soberanos,
que de los tristes míos
leuantaron la guerra,
por quie[n] triunfaron mis vencidas manos!
¡Quántos respetos vanos,
quántos inconuenientes
de bienes mal seguidos
me tienen escondidos
los luzeros del cielo transparentes!
Mas como pueda el hado,
crudo enemigo tengo en él prouado.

Tal estoy, que mirando
la lumbre de Diana
entre los ojos de la noche escura,
con mi mal regalando
alguna estrella humana,
a quien aflixe amor con flecha dura,
digo, si en tu luz pura,
o Luna, honor del cielo,
tiene sus ojos puestos
-quando te miran estos
tristes míos- la causa de mi duelo,
más amorosamente
miraré tu hermosura transparente.

Aqueste nueuo zelo
puede tanto conmigo,
que vn nueuo amante tiene en mí la Luna:
yo la rondo y la zelo,
yo la miro y la digo
mis passiones y quexas de vna en vna;
mas como mi fortuna
azecha mis contentos,
por acabar mi vida,
con nube escurecida
su blanca imagen cubre por momentos;
de cuyo agrauio indino
nace vn dolor que ablanda mi destino.

Canción, yo veré presto si es possible
mi alibio soberano,
espíritu doliente o cuerpo humano.

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Consejos – Antonio Machado

Este amor que quiere ser
acaso pronto será;
pero ¿cuándo ha de volver
lo que acaba de pasar?
Hoy dista mucho de ayer.
¡Ayer es Nunca jamás!

II
Moneda que está en la mano
quizá se deba guardar:
la monedita del alma
se pierde si no se da.

PRINCIPIOS [Mi poema]
Erika Martínez [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Este tiempo, esta tierra, tantos muertos,
tanto hedor, tal congoja y sufrimiento,
tantos sueños perdidos sin aliento,
verdades tan mendaces, desconciertos,
¡joder, cuánto esperpento!

Valores del ayer que hoy se esfumaron,
hoy dios, la patria, el rey sin su aposento,
tornándose mendaz y fraudulento.
¡Malditos! lo que ayer nos enseñaron
nos lo ha robado el viento!

Esa casa hecha añicos, en derrumbe,
donde un día forjaron mis cimientos,
ausente hoy de emoción sus basamentos,
no quedan ya pavesas de esa lumbre,
sólo resentimientos.

Mas ¿qué son los humanos? podredumbre,
obsesos dando pábulo a sus egos,
sus ansias de gozar, tantos apegos,
pretendiendo ascender hasta la cumbre
obviando somos ciegos.

Indigentes, sin nada a qué agarrarnos,
-robaron hasta el clavo que está ardiendo-,
seguimos divagando, recorriendo
dando tumbos sin saber hasta cuando
vayamos resistiendo.
©donaciano bueno

MI POETA SUGERIDO:  Erika Martínez

La casa encima

Tantos siglos removiendo esta tierra
que atravesó el ganado
y alimentó al ganado y a los hombres
que regaron esta tierra
con el curso negro de su sangre
-la sangre cambia de color
cuando sale del cuerpo-.
Tantos siglos alineando ladrillos,
aquí hubo un establo
sobre el que se construyó una iglesia
sobre la que se construyó una fábrica
sobre la que se construyó un cementerio
sobre el que se construyó un edificio
de protección oficial.
Tantas mujeres fregando sus baldosas,
pariendo en sus baldosas,
escondiendo la mierda debajo de las baldosas
que pisaron sus hijos ebrios
y sus sobrios maridos
que trabajaron y fornicaron
por el bien de un país en el que no creían.
Tantos siglos para que yo,
miembro de una generación prescindible,
pierda la fe en la emancipación,
mire el techo de mi dormitorio
y se me venga la casa
encima.
El falso techo (Pre-Textos, 2015)

El punto en el cuello

Si lo doblase como grulla
de origami o pañuelito bordado,
cabría casi entero en una nuez.
Eso me dice el ginecólogo.
Y que lo tengo bonito.
De niña apenas: eso quiere decir.

Las mujeres con hijos tienen una raya
en el cuello del útero.
Las mujeres sin hijos tenemos un punto.
Para hablar del dilema
utilizamos el código morse
atando cada letra a una palabra:
Árbol-Motor-Imán-Gomorra-Árbol.

Estoy abierta de piernas.
Imposto una sonrisa
en este hospital concreto
de un mundo que es infinito
y sin embargo se extiende.
¿Su ombligo dónde está?

Cuando vuelva, y lo haré canturreando,
no voy a lanzarte el polvo que mordimos.
No voy a lanzarte el mapa de un yermo.
Voy a lanzarte una nuez.
Chocar con algo (Pre-Textos, 2017)

GENEALOGÍA

El día que me atropellaron
mi madre, en la consulta,
sintió que le crujía
de pronto la cadera,
mi hermana la clavícula,
mi sobrina la tibia,
mi pobre prima la muñeca.
Les siguieron mis cuatro tías
y mis firmes abuelas,
con sus costillas y sus muelas,
con sus sorpresas respectivas.

Entre todas, aquel extraño día,
se repartieron
hueso por hueso
el esqueleto
que yo no me rompía.

Les quedo para siempre agradecida.
(Color carne, Pre-Textos, 2009)

ALBADA VERTICAL

Escalador de mi fachada,
artesano del aire,
el hombre que contemplo
ensaya técnicas de altura,
conoce con sus manos la ciudad.

Cada mañana posa sus zapatillas de ave
sobre mi alféizar:
desciende sistemático, puntual
como las pesas de un reloj de cuco
y remueve con su cabeza
la paz de mis cortinas.

A veces imagino que su arnés,
celoso de mis besos, le retira el abrazo.
Mi amante vertical me mira entonces,
suspendido un instante entre las nubes,
y se esfuma
dejándome un rumor de cuerdas.
(Color carne, Pre-Textos, 2009)

CARAMELOS

¿A quién le importa si fue sincero?
Jugaba a las canicas en mi espalda
y se tragaba mis pulseras
como un faquir.
Yo le soplaba la pelusa del ombligo.
Lo llamaba su alteza por las noches,
al levantarnos malandrín.

La última vez, lamí su piel de chuchería
hasta que no quedó ni rastro.
Su pene se escoraba hacia la izquierda,
igual que su nariz.
(Color carne, Pre-Textos, 2009)

HUNDIMIENTO DEL ERIKA

12 de diciembre de 1999
Golfo de Vizcaya

Las grietas estremecen su coraza
y el petrolero muge desbocado
antes de convertirse en submarino.
Alguien llevó hasta el golfo
la negra carga que se extiende
sobre la piel del mar
como un cáncer líquido,
pero hasta hoy no hay juez ni compañía
que sepa cuánto valen
peces, aves, kilómetros de costa.

Observo cómo el buque
zozobra en mi pantalla
dejando ver durante unos segundos
el nombre que hay grabado
sobre su proa.

No existen túneles secretos
que comuniquen ser y nombre.
Me retracto de lo que me impulsó
a comenzar este poema.
(Color carne, Pre-Textos, 2009)

LA CASA ENCIMA

Tantos siglos removiendo esta tierra
que ha pisado el ganado
y alimentado al ganado y a los hombres
que regaron esta tierra
con el cauce negro de su sangre
–la sangre cambia de color fuera del cuerpo–.
Tantos siglos alineando ladrillos,
aquí hubo un establo
sobre el que se construyó una iglesia
sobre la que se construyó una fábrica
sobre la que se construyó un cementerio
sobre el que se construyó un edificio
de protección oficial.
Tantas mujeres fregando sus baldosas,
pariendo en sus baldosas,
escondiendo la mierda debajo de las baldosas
que pisaron sus hijos ebrios
y sus santos maridos
que trabajaron y fornicaron
por el bien de un país en el que no creían.
Tantos siglos para que yo,
miembro de una generación prescindible,
pierda la fe en la emancipación,
mire el techo de mi dormitorio
y se me venga la casa
encima.
(Inédito)

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APRECIADO GARZONCILLO… [Mi poema]
Francisco García Marquina [Poeta sugerido]New

MI POEMA…de medio pelo

 

Apreciado Garzón, Dios te bendiga
pues fuiste tú al surgir mano de santo
logrando desquiciar al campo tanto,
forzando a fabricar el pan sin miga,
blindando tu obsesión a cal y canto.

Se dice que escribiste mucho, mucho,
que acaso es mucho más lo que estudiaste,
y así fuera que nunca trabajaste,
tú sabes manejar bien el serrucho
es algo que demuestra lo zurraste.

Pues más que inoportuno eres bocazas,
perdona con franqueza te lo diga,
y así que despedirte no consiga
debieran de ponerte unas mordazas
a base de excremento, de boñiga.

Pues hay que ser más lerdo que un baldao
el ir contra tu pueblo dando voces,
allí donde disfrutan con tus coces,
mejor te hubieras bien arremangao
dejando de epatar con tus desbroces.

Tu sueldo nos resulta muy oneroso,
al ver que vas aireando intimidades
a aquellos que disfrutan de maldades
pues ven que hay un Ministro haciendo el oso
mezclando las mentiras con verdades.

Garzón, el calzonazos, Garzoncillo,
Ministro por la gracia un convoluto,
viniste para al pueblo sacar brillo
mostrando que eres bobo más que pillo
soltando mil paridas, tu atributo.
©donaciano bueno

Alberto Garzón es uno de esos que acceden al Ministerio por mor de la cuota del Partido, en este caso Izquierda Unida, Ministerio que fue creado ad-hoc, dedicando todos sus esfuerzos a crear problemas. Como dice el refrán: cuando el diablo no tiene nada que hacer con el rabo mata moscas.

Son los #políticos ejecutivos sin #preparación? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Paco Marquina

Que no te engañe nunca

la transparencia limpia de los días
pues estás prisionero en una inmensa cárcel de vacío.

Nunca podrás huir de un espacio sin límites,
en donde estás cautivo sin puertas ni barrotes,
sin conocer tu culpa y sin ver nunca
a aquel que te ha encerrado y te vigila.

Alguna mala noche
temiendo ser la causa de tu daño,
llegarás hasta odiarte, un poco, cordialmente.
***
Es hermoso y rentable
creer lo que plazca.

Apuesta tu salario a una fe que te sirva
para un andar alegre.

Lo que ocurra después
no importará a ninguno.

AMAR ES MI EJERCICIO

¿Adónde te escondiste,
Amado, y me dejaste con gemido?
pues rebasas de largo
todo lo que es cosecha de este mundo
mis ojos de diario no te alcanzan

Pero bajo tu luz palparé lo invisible
lo que yace escondido o aún no existe.
Y te verán mis ojos,
pues eres lumbre de ellos,
y solo para ti quiero tenellos.

Voy a dejar mis bienes y papeles,
y confiar en quien viste a los lirios,
sustenta a los gorriones y va tejiendo el sueño
de todos los amantes, que aprendieron de ti
que Quien anda en amor,
ni cansa ni se cansa.

¡Oh bosques y espesuras
plantadas por la mano del Amado!,
queda en ellos la huella de quien pasó un instante
que quedó establecido como eterno.

Creó el vuelo del pájaro, la palabra del viento,
la lluvia de las risas y las lágrimas
un aroma de tierra bendecida
y a los campos nacientes
con sola su figura
vestidos los dejó de su hermosura.

Eres toda mi hacienda, mi negocio,
mi ayer y mis caminos venideros.
Y porque enteramente

Mi alma se ha empleado,
y todo mi caudal, en su servicio;
ya no guardo ganado,
ni ya tengo otro oficio,
que ya sólo en amar es mi ejercicio.
Agosto 2019

PLAZA DE CAJAMARCA, 1 DE NOVIEMBRE DE 1532

Llegado el fin del tiempo que era suyo
Atahualpa emperador magnífico
de pura voz sin letra,
se enfrenta a una luz nueva envejecida
que llega con discurso de metales.

El clérigo Valverde estrictamente
suave de santa cólera
le azuza con sus tercos óleos de caridad:
“Arrepiéntete, hombre, y escucha la palabra
de Dios, pues sólo en ella
está la salvación”
Y con un gesto grave le ha ofrecido la Biblia.

Hijo varón del sol
toma en su mano el libro
y lo acerca a su oreja, pero nada
escucha hablar a Dios. Abre las páginas
y ve correr sobre ellas
huellas de pies de pájaros. Sonríe
y con desprecio arroja
por tierra la gavilla del mudo maleficio.

En este mediodía de sangrienta pureza
el Inca alza su frente
para morir después entero y sobrio.
(de Poemas morales, 1980)

AMOR PROPIO

¡Cómo te quise, amor, en la ciudad
de mis jóvenes años desbordados!
Tú pasabas de largo y de flexible
entre la sorda espuma callejera.
¡Qué rubio era tu acento, qué caliente
la suave periferia de tu hechura!

Te amaba ¡Oh cielos! por tus dos esquinas,
por tu boca celeste, por tus vivos
cueros de seda cruda, por tu lengua
con un furor de pétalo y tu pelo
de viento decisivo.

Como aguza la rabia su trompeta,
como roe la sal y quema el hielo,
como cruje un patíbulo,
te amaba.

Y tú lanzabas voces adorables
de la revolución, como “adelante”,
“libertad”, “amnistía” y “estaremos unidos
en la paz y el amor”. Pero es que ella
se refería al pueblo.

En esta historia ardiente bajo cero
todo lo puse yo:
el paisaje, la urgencia y el prometido cuerpo
del delito.

Amada mía, gracias
por desvarío tan emocionante
que me llevó a firmar
el primer gozo que sufrí en mi vida.

Un amor tan honrado, tan demente y tan propio
porque todo fue mío.
(de Per versa varia, 1990)

TODO, MENOS LAS NUBES, HA CAMBIADO

Su vida se arracima en el recuerdo
y disfrutarla pende
de un golpe de memoria.
Así, lo que resiste
es a veces aquello que no hizo
profesión de durar:
de par en par contempla
aquel verano blanco y el retazo
de olor de Dios de su cintura verde.
Así, lo más presente
es aquello que no alcanzó a fraguar
jamás en cuerpo cierto:
ella encendió su pelo entre la hierba
y él devoró su luz (lo da por hecho).
Así, lo más seguro
es la materia fértil de los sueños.
Y al repasar su vida
hecha de niebla y de vapor liviano,
a ese hombre en cuyos pasos yo camino
le conforta saber que todo pierde
su ser y su manera
de estar, menos las nubes.
(de Todo menos las nubes, 1997)

DIBUJO DE LIONELLA

(Florencia 15 de octubre de 1980)

Nos conocimos en el Ponte Vecchio
llevados por la mano de los ángeles
aquel otono próspero de risas.
Nos confiamos con la impunidad
de quien está de paso por Florencia
y puede hablar consigo en alta voz.
Me regaló un jirón de su alegría
insensata y caduca, su violable
número de teléfono y un beso
en una servilleta de papel.

Pero no la llamé, seguramente
porque mi amor por ella fue creciendo
y se hizo más hermoso que ella misma,
y rompí la cadena
que me unía a su vida tan lejana
en veinte pedacitos de papel de rosa.
Y porque la quería tan perfecta,
puse manos a la obra de inventarla
a partir del sonido de su nombre.

Metido en este bosque de mis suenos
conozco de memoria su fragancia.
Cuando yo la convoco, Lionella
acude puntualmente. Nadie ha sido
tan fiel a su hermosura y a mi vida
(de La eternidad vulnerable, 1999)

XXXVII

De amarte tanto, ya no sé quién eres
ni distingo tu vida de la mía,
pues te llevo en mí mismo cada día
y vamos por mis pasos donde quieres.

¿Cómo te mira Dios? ¿Cómo otros seres
te ven desde su propia lejanía?
¡Aléjate de mí! ¡Me gustaría
verte a ti misma, seas lo que fueres!

Mirarte con los ojos del que avanza
y da al amanecer su primer paso
entrando en la frescura de tu edad

y observarte también con la añoranza
de quien toma el camino del ocaso
y está diciendo adiós a su ciudad.
(de Para amar en verso, 2001)

MI MANO AJENA

La miro rasguear sobre el papel
a estas horas tan altas de la vida
y confieso que no sé de quién es
la mano con que escribo.

¿Será mía quizás por sus tendones
que estiran su abanico entre dos aguas
de una piel que yo nunca he desvelado?
¿Es mía por el corte de las uñas,
por sus huesos contados
o su deje de carne de familia?
¿Es mía por su carga de escritura,
por su tic dactilar, por ese estilo
melancólico y cursi
de volcarse en renglones desmedidos?
¿O es mía únicamente por la forma
tan fiel e inconfundible
de saludar el viento de tu paso
quedando suspendida a medio vuelo?

¿Es más propia, más mía,
mi derecha, que siempre está de guardia,
o mi izquierda sombría
que cobija lo más inconfesable
y que nadie quisiera estrechar nunca?

Al saludarte, amor, yo te la entrego
con el placer inédito
de todas sus caricias venideras.
Esta es mi mano: tiéndela en el mundo
para ofrecer la paz
o perpetrar delitos placenteros.
Aprende a manejarla con soltura
y hazla volar después
para decir adiós si no hay remedio.
Esta es mi mano, amor, y desde ahora
que sea tuya por derecho de uso.

Esta es tu mano: tómala y escríbeme.
(de El equipaje del náufrago, 2004)

19 DE MARZO

(En un tarjetón tienen el gusto
de invitarme a una lectura del poeta
Diego Jesús Jiménez
en el Café Gijón, hace veinte años.)

¿Cómo buscar ahora a quienes éramos
y reunir las palabras que volaron entonces?

¿Cómo llevarse al pecho los latidos
que cumplió el corazón aquella tarde
y volver sobre los pasos dados?

¿Dónde hallar la emoción que se hizo niebla
y huyó hacia las alturas?

No acudiré, lo siento y me disculpo.
No se pueden borrar los versos de su muerte
ni corregir los últimos con que curso mi vida.

Madrid tampoco existe:
otro más alto y loco le ganó por la mano
(de Esto no es una pipa, 2013)

LA SOLEDAD, SIQUIERA

¿Para qué sirve un hombre a estas alturas?
Te estoy hablando a ti, con quien convivo
desde todos mis años
en consentida y sucia cercanía.

Vives en confusión y andas escaso
de tus propias carencias. Ni siquiera
posees la soledad cuando estás solo.

Te habitan como posos de tiniebla
los que huyeron de ti. Y te deslumbran
las luces inconcretas de otros seres
que aún están por venir.

Caminas y no avanzas,
echas de más tus dedos y hasta parece ajena
esa costumbre de la respiración.

Pronto vas a ser libre de la necesidad
de estar en libertad, de que te absuelvan
del mal que no era tuyo.

Puedes firmar en blanco
en el papel mojado de los pobres
y sacarle la lengua
a la hermandad del truco y el milagro.

A ti te digo, socio
a quien encuentro en los espejos de diario
¿qué sabes de nosotros?
Tanta es nuestra ruindad, que ni siquiera
tenemos lo que somos.
(De Morirse es como un pueblo, 2016)

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EL TRÁNSITO HACIA LO DESCONOCIDO [Mi poema]
José Ángel García Caballero [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Se fue sin decir nada, de rositas,
fingiendo nunca había roto un plato,
haciendo a la injusticia un garabato,
pasando de este mundo y de sus cuitas
mofándose de Dios y su retrato.

Se fue como si tal, como si nada,
diciendo ni siquiera hasta más ver,
creyendo nada había de perder
pegando a su pasado una patada,
consciente que llegó su atardecer.

Lo mismo que hace aquel que se levanta
y ve que el día, triste, está lloviendo,
y vuelve hacia la cama presintiendo
que así la carretera den y manta
prefiere a resistir seguir durmiendo.

Pues dicen mientras duermes no se vive
él siempre aquí pasó medio dormido,
y a veces cual borracho empedernido,
sin nada a qué agarrar que le cautive
se fue hacia el más allá sin hacer ruido.
©donaciano bueno

De qué sirve hacer ruido si nada ya escuchas? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  José Ángel García Caballero

BUENAS NOCHES

Un tren lento me lleva
por las tonalidades de los días.
No llueve, es un invierno
de ventanilla, la nariz apegada
a ese paisaje líquido
de los pequeños dedos.

Estaciones que parecen
rincones de la casa,
un traqueteo de brazos contentos
dibujando montañas y lagunas
por los estantes del pasillo, por
las luces de las lámparas
buscando un adjetivo.

EL AEDO (arpista de Keros)

Museo arqueológico nacional. Atenas

Entre mármol cicládico
rasga el aire que aspira a ser acorde,
mientras cuenta las pausas del hexámetro
que son las pausas de las lides de los hombres.

Una lira evocada es el tiempo,
porque el poeta que canta una guerra pierde
la mano, es así
como da cuenta del regreso, nave
secuestrada por su propio timón.

Y asume que es el viento
quien cubrirá de tierra su nombre, quien con temple
de palmera vencida sostendrá aquellas sílabas
destinadas al eco.

COMIDA RÁPIDA

En las franquicias no hay idea de pueblo,
vuelvo al trabajo en una hora y pienso
en Estellés buscando
conciencia en los productos de la tierra.
El problema no son las hamburguesas,
ni el uniforme vacuo de los trabajadores
robotizados, ni la foto de Marilyn,
a la que Warhol convirtió en la diosa
del estado del bienestar, no es eso.
Lo que ocurre, lamento,
es que aquí la comida no habla ninguna lengua.

ATENAS

Es un calor distinto. Se mezcla con el ruido
de las calles sin orden,
con la voz de una lengua temblando entre olores
de cuero, enredadera y paredes gastadas.
Agua fresca a cincuenta céntimos, pero es sed
de mármol la que acucia,
y el sudor es el gesto de mantener la vista alzada, nada más
que una inercia de cielo.

BUZUKI

Trae luz esta música
de las mesas a oscuras,
hablas con esos gestos
que vienen de la infancia
y el ruido es interior.
Nos miramos entonces
mientras el mar se arpegia,
olas que llegan hasta el tacto de madera
de las uñas. La orilla inesperada
frunce el verbo, desviste
la garganta y resuena.

IMPRESIÓN DE MIGUEL HERNÁNDEZ, ESTE AGOSTO, DESPUÉS DE RELEER “CANCIONERO Y ROMANCERO DE AUSENCIAS”

Teclear las canciones,
dos mil doce cansado,
que recorran las casas y las guerras
no vividas de cerca,
anhelar Orihuela igual que una punzada
necesaria, de qué dolor no aprenderemos
la lluvia, son monedas rápidas las que temen
preguntas, ritmos, golpes que sólo son de voz,
la mañana de lunes que repite la huida
me describe la historia, así lo hablamos
con palabras prestadas,
café que no termina, Orfeo que no cesa
de recorrer su lira.

EN VOZ BAJA

Mi abuela estremecía
cuando Serrat sonaba en la radio del coche
cantando la saeta de Machado,
mientras los girasoles reflejaban
en el salpicadero
amarillos antiguos como timbres de voz
que callan su agonía.
Ponla otra vez, Antonia, le decía a mi madre
con las pupilas amplias
y la vista hacia dentro.

Carreteras estrechas
o ríos indecisos que tartamudeaban
los mares donde quiso hacer pie, ella sabía
que no eran de verdad las escaleras,
– ponla otra vez, Antonia, –
aunque escuchaba los pasos subiendo
como olas sostenidas
a paredes de cal.

LA POBREZA EN EL MUNDO

Estoy de pie en el día que arde y
veo tu rostro al fondo.
JUAN GELMAN

Lo he puesto en la pizarra. Mis alumnos lo copian con recelo,
pensando en el examen, mientras repaso cifras
y dibujo los mapas de algunos territorios
de frontera difícil, como los ceniceros en la cafetería
cuando ninguno quiere decir qué es lo que piensa.
Están nerviosos, para qué tantos datos, dicen.
Ante ciertas preguntas, toda respuesta es un juicio moral
y sigo dando nombres: Videla, Obiang… Como
cuando tú me hablas de mañanas sin trabajo
y enumero ciudades de epidermis cansada
que nos tapan el sol.
La clase acaba con anécdotas de fútbol
en juntas militares, no sé si alguno sabe quién era Víctor Jara,
si conoce la historia de la nieta de Gelman. Suena el timbre,
el amor, creo, es una expresión de justicia,
alguna vez lo hablamos con las manos distantes.
De Buhardilla, 2014

MAR GRIEGO

Mas, na retirada,
existe mar?
Pedro Mexía

Es imposible el tiempo
en esta arena, miro
hacia la lentitud de esos gestos que vuelven
sobre la misma orilla, un mar
que nunca fue metáfora de nada, ni siquiera
palabra al margen de la espuma.
Y aquí todo desliza,
una historia de estrías humedece la piel
y ceden los tirantes.
Yo recuerdo esas naves,
el lomo de sus libros,
cuando miro tu espalda
y una caricia líquida vacía los bolsillos.
Insiste el horizonte.
Inédito

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LA TARDE Y LA NOCHE [Mi poema]
Efi Cubero [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

La tarde de hoy se muestra complaciente,
desidia en su existencia le delata,
poniendo al susurrar cerco de plata
y al aire que respira displicente
que a salto va de mata.

La tarde con su ambiente mortecino
sentada está esperando ya a la noche
consciente de morir. Y es un fantoche
que marca las recetas de su sino
poniendo así su broche.

De un tiempo que se va sin darse cuenta
la tarde como un salto en el vacío
saliendo a pasear con su albedrío
se muestra que va arriando cenicienta
las velas del hastío.

La noche es el lugar para el despecho
de caza y para ir con cartuchera
La noche tiene forma de pantera
oculta entre la niebla y al acecho,
la noche es traicionera.

La noche se oscurece cuando nace
y en ese oscurecer surge el secreto,
el aura se percibe más discreto
buscando encontrar alguien que le abrace
o amague con un rezo.
©donaciano bueno

MI POETA SUGERIDO:  Efi Cubero

Idus

Un cielo gris de enmarañado signo.
Escritura de ausencia.
La lluvia es un presente que golpea
al otro extremo siempre de sí misma.
Y estos idus de marzo
clavándome la daga de su frío
en lo inestable de las intemperies.
Los vientos saben lo que tú escribías,
sin concepto ninguno el alfabeto,
cuando todo eran luces sin misterio
desde la clave de los pocos años.
El enigma después, llegó más tarde,
cuando el interrogante sin respuesta
firme sellaba lo que te alentó:
esta forma de ver, sentir y ser,
esa mirada en soledad desnuda
acompañada siempre por los ojos
de los extraños que te precedieron.
Esas voces que fueron y que son
Y viven —sobreviven— con palabras
que a veces se preguntan el porqué
pero no el para qué pues nada esperan.
Sólo ser parte viva y para siempre
de ese destino infiel, de esta extrañeza,
donde adopta otra forma la locura.

Equilibrio

(Para Carme Riera)

Ser manantial tan solo,
huir de los espejos,
pues aquél que conoce los exilios
siente que en el principio se halla todo
que todo vuelve siempre a comenzar
ya que todo final es insaciable.
Siempre este espacio de revelación
de un agua especular que apenas sacia
nuestra sed de infinito.
¿Dónde abolir el límite y desdoblar honduras
lo mismo que la estrella que ha muerto y sin embargo
alumbra nuestro insomnio en las noches de cuarzo
dando cuenta del sueño que vivimos
conscientes de que todo nos ignora
ya que formamos parte de lo perecedero,
del frágil equilibrio de la perpetuidad:
de esta elegía?

Texto

Texto de la existencia
de larga duración inacabada
que arropas y no aíslas.
El alma se ocupaba de buscarte
una eternidad simple como un juego
y todo era infinito.
Comprométeme a fondo,
que sienta tu saber en mi ignorancia;
que la lámpara ignore que es de noche,
y la ventana acerque la tarta de la luna
para que se alimente la escritura.

(Y vamos a escaparnos del embozo
tú y yo multiplicando las estrellas).
(de Punto de apoyo)

Batallas

Cuando uno es niño y libra cien batallas
ni sabe ni imagina que ese juego incruento
no ha tenido en la historia de los hombres
nada que sea apacible.
Cuando uno es niño escribe con los ojos.
Frente a los goterones que empapan las encinas
recoge con las manos su ensimismada luz,
calibra como ahora las sílabas de lluvia
y las deja que caigan lentamente
formando los regueros sobre el tiempo
como en la tierra blanda de los brotes
sobre la paz de algunos nombres idos.
(de Punto de apoyo)

Fuente

Estábamos al sol del pensamiento en una tarde clara.
Frente a la mar hablamos de todo en confidencia.
Sólo genero historia, me dijiste, no es esencia, es historia.
Tu drama existencial me conmovía y yo me limitaba a comprender,
sustentar ese duelo, acompañarte —quizá— en el sentimiento.
Desde aquel soliloquio disfrazado de diálogo
la semilla parecía que afloraba, tal vez manifestarse;
la estela precursora del principio empujaba tu mundo
como la espuma ambigua de un trazado de arena.
Sentí esta travesía como propia mientras tú
recostabas palabras en mi hombro.
De pronto aquel silencio repentino que rompiste en voz baja.
El dolor contenido en el deseo:
—Mientras manaba no estuve en la fuente —confesaste—
El vacío de tener que comprar la vida embotellada.
(de Punto de apoyo)

Huella

(Para Basilio Sánchez)

¿Dónde pasó el pasado
cuando acaso soñé lo que me dije?
La eternidad fue un trozo de cielo
en las encinas.
Una huella en el agua de los días.
Lo que queda en los ojos después
de los asombros.
Lo que al pasar la página
puede desvanecerse.
Un sobresalto ante lo prefijado:
la comunicación del otro extremo
que prende el fuego sobre la materia.
Tan sólo queda lo incomunicable.
Esta forma de ser de la palabra,
que tan bien conocemos,
cuando regresa al tiempo del silencio.
(de Condición del extraño)

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Alfonsina Storni

Esta tarde

Ahora quiero amar algo lejano…
Algún hombre divino
Que sea como un ave por lo dulce,
Que haya habido mujeres infinitas
Y sepa de otras tierras, y florezca
La palabra en sus labios, perfumada:
Suerte de selva virgen bajo el viento…

Y quiero amarlo ahora. Está la tarde
Blanda y tranquila como espeso musgo,
Tiembla mi boca y mis dedos finos,
Se deshacen mis trenzas poco a poco.

Siento un vago rumor… Toda la tierra
Está cantando dulcemente… Lejos
Los bosques se han cargado de corolas,
Desbordan los arroyos de sus cauces
Y las aguas se filtran en la tierra
Así como mis ojos en los ojos
Que estoy sonañdo embelesada… Pero
Ya está bajando el sol de los montes,
Las aves se acurrucan en sus nidos,
La tarde ha de morir y él está lejos…
Lejos como este sol que para nunca
Se marcha y me abandona, con las manos
Hundidas en las trenzas, con la boca
Húmeda y temblorosa, con el alma
Sutilizada, ardida en la esperanza
De este amor infinito que me vuelve
Dulce y hermosa…

RECUERDO AQUELLOS DÍAS [Mi poema]
Ángelo Néstore [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Recuerdo aquellos días de aquel invierno frío,
la lluvia en los cristales trazando garabatos,
aquella estancia oscura y al fondo mis retratos,
y en un rincón mi perra a solas con su hastío.

Recuerdo que yo andaba nadando entre dos aguas
las chicas, los estudios, las ansias y los sueños,
-eterna disyuntiva, mayores o pequeños-,
lloviendo a torrenciales buscando aun el paraguas.

Y viendo los pinares, las nieves en la sierra,
y oyendo los sonidos repican insistentes,
mis dudas, mis proyectos nadando entre corrientes,
mis luchas intestinas formando en pie de guerra.

Y aun sigo aquí viviendo y aun sigo recordando
como si al recordarlo volver atrás quisiera.
Mas sigo deseando si fuera que hoy volviera
así fuera quimera, seguir allí soñando.
©donaciano bueno.

Recuerdos de la infancia, qué recuerdos, no? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Ángelo Néstore

Carta a un padre

Me enseñaste que para vivir debería:
deglutir, apretar los dientes, morderme la lengua.
Dejaste la camisa tendida, la camisa tendida, papá.
Para ti todo era attrezzo, la corbata planchada,
mi nudo en la garganta.
La caricia. Esta mano de niño era una caricia:
ayer la palma abierta en la mejilla,
hoy el destierro dentro de las uñas.
Para curarse basta con leer el prospecto:
por si las náuseas, por si el temblor, por si el ojo cerrado.
Cuando lo tocas, un crisantemo tiene la textura de la carne humana.
Eso ya no importa.
Ahora me pongo tus camisas.
Ahora todo el peso de las pinzas
sobre mis hombros.
(de Adán o nada, Ediciones Hiperión)

Ave y Eva

Me resisto a la idea de ser
aquel niño que vivió en mi boca: recuerdo caer al suelo,
hacerme mil pedazos.
La habitación, limpia solo para mí;
la habitación
y este trozo de carne,
estirpe nómada ante el espejo.
Me miro en el cristal
y hay un animal huyendo del fuego,
una jauría con principio de hombre
o un desastre con nombre de niño.
Por eso busqué en el incendio la excusa y en el aire el pretexto,
por eso me arranco la barba
con la mano que antes me besabas.
No hubo salvación para este pájaro,
juro que hice lo posible para domesticar la espera.
Ahora dejo que la tierra tape los huecos de la piel.
Digo casi no soy
mientras celebro los dos bultos de mi pecho.
Escribo la palabra ave, leo la palabra Eva.
Bajo este cielo ya no hay lengua que me nombre.
(de Adán o nada, Bandaàparte Ediciones)

E IO CHI SONO?

Por la mañana abandono mi sexo.
Al atardecer vuelvo
cuando me desnudo para entrar en la ducha.

Mi madre siempre dice que tengo los hombros de mi padre.
Con el vaho en el espejo el contorno es más ancho, más generoso.
Dibujo una línea recta con los dedos, con la mano la deshago.

En los ojos guardo la tristeza de las muñecas
que jugaron a ser hijas
y que mis padres acabaron regalando.
El agua fría me trae a mi cuerpo,
escondo el pene entre las piernas.

Mamá: ¿a quién me parezco?

DE CUANDO ME EQUIVOQUÉ DE BAR

Yo soy de esa clase de amigos
que siempre pide otra ronda en los bares.
No tengo hijos,
soy el hijo único de una dinastía de bastardos
que se llena el estómago y se autodestruye.

Mis amigos, sin embargo, son padres,
de esos que buscan una excusa para volver tarde a casa,
siempre me invitan a otra,
nunca quieren que me vaya.

Ellos me miran y cien veces
me cuentan cien veces lo difícil que es
la suerte que yo.
Ellos no ven las hormigas que trepan por mi pierna,
no las ven.
Beben tiempo con su boca de padres,
tragan tiempo con su saliva de padres
y yo me vuelvo cada vez más pequeño
y sus hijos cada vez más grandes.
Y con cuarenta, con cincuenta,
volveré al mismo bar de la esquina
y entonces los que hoy son niños se preguntarán por qué
tantas hormigas en mi boca,
por qué el amigo de sus padres se sigue creyendo joven.
Con cincuenta, con sesenta,
quién me llevará a casa,
quién guardará mis huesos bajo las sábanas.
Con sesenta, quizás, con setenta
quién contestará a mis preguntas,
quién me dirá lo difícil que es,
la suerte que yo
cuando un día me confunda y pida otra ronda
frente a la sola luz de mi nevera.

PISCINA COMUNITARIA

La justicia europea avala prohibir a los
homosexuales que donen sangre.
El País, 29 de abril de 2015

Derechos comunitarios, valores fundacionales,
tratados constitutivos, jardines al Danubio,
pero nada fluye igual por dentro.
Mis venas desembocan en mí mismo,
nunca serán canales porque coquetean con el vacío,
son fosas comunes de pervertidos,
maricas boquiabiertos,
las rodillas dobladas,
que se limpian los labios con la mano izquierda,
que contestan a:
sexo, altura, peso, señas particulares.

Somos hijos de madres ingenuas
que acarician a hijos impuros,
a los que cantarán cuentos de castillos
con jardines con vistas al vacío
mientras una enfermera paciente apunta:
sexo, altura, peso, señas particulares,
cinco litros de sangre en un tumor,
cinco litros
que se secarán por dentro,
que merecen morir conmigo,
cinco litros que ya son
peso muerto.

ENSAYOS GENERALES

Con diez años urdí en la ducha el plan perfecto
para mejorar la evolución de mi especie.
Arranqué paisajes y paisajes de papel blanco
como si tirase de un hilo interminable de nombres:
ensayé con Giovanni, Giuseppe, Mario
y un actor polaco de apellido impronunciable.

Con diez años un niño me dijo
que así los hombres ensayan a ser padres.

Yo solo pensaba en los ensayos,
en el día del gran estreno,
en los aplausos mudos de millones de huérfanos
que habitaron mi muslo.

Tu cuerpo o el mío

¿Recuerdas cuando nos sosteníamos
en la palabra sin conjurarla?
Es como cuando el viento dobla la rama
y no la parte.
¿Recuerdas cuando dibujábamos
nuestros sexos en la tierra
y del tronco hacíamos una hoguera
y la llamábamos lenguaje?

Ya no hablamos del árbol
clavándonos las aristas
ni del fuego que nos quemaba la yema de los dedos.
Ahora que solo nos quedan cicatrices en la lengua,
besamos estas cenizas
para curarnos las heridas.

Me dices que enterremos nuestras diferencias,
pero cavar un foso es asomarse
siempre a un precipicio.
(De Hágase mi voluntad, Pre-Textos, 2020)

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RecuerdosAntonio Machado

Oh Soria, cuando miro los frescos naranjales
cargados de perfume, y el campo enverdecido,
abiertos los jazmines, maduros los trigales,
azules las montañas y el olivar florido;
Guadalquivir corriendo al mar entre vergeles;
y al sol de abril los huertos colmados de azucenas,
y los enjambres de oro, para libar sus mieles
dispersos en los campos, huir de sus colmenas;
yo sé la encina roja crujiendo en tus hogares,
barriendo el cierzo helado tu campo empedernido;
y en sierras agrias sueño ?¡Urbión, sobre pinares!
¡Moncayo blanco, al cielo aragonés, erguido!?

Y pienso: Primavera, como un escalofrío
irá a cruzar el alto solar del romancero,
ya verdearán de chopos las márgenes del río.

¿Dará sus verdes hojas el olmo aquel del Duero?

Tendrán los campanarios de Soria sus cigüeñas,
y la roqueda parda más de un zarzal en flor;
ya los rebaños blancos, por entre grises peñas,
hacia los altos prados conducirá el pastor.

¡Oh, en el azul, vosotras, viajeras golondrinas
que vais al joven Duero, rebaños de merinos,
con rumbo hacia las altas praderas numantinas,
por las cañadas hondas y al sol de los caminos
hayedos y pinares que cruza el ágil ciervo,
montañas, serrijones, lomazos, parameras,
en donde reina el águila, por donde busca el cuervo
su infecto expoliario; menudas sementeras
cual sayos cenicientos, casetas y majadas
entre desnuda roca, arroyos y hontanares
donde a la tarde beben las yuntas fatigadas,
dispersos huertecillos, humildes abejares!…

¡Adiós, tierra de Soria; adiós el alto llano
cercado de colinas y crestas militares,
alcores y roquedas del yermo castellano,
fantasmas de robledos y sombras de encinares!

En la desesperanza y en la melancolía
de tu recuerdo, Soria, mi corazón se abreva.

Tierra de alma, toda, hacia la tierra mía,
por los floridos valles, mi corazón te lleva.