A todos los amantes de la literatura en sus distintas formas o variantes...

Donaciano Bueno Diez

Donaciano Bueno Diez

Editor: hombre de mente curiosa, inquieta, creativa, sagaz y soñadora, amante de la poesía.

TODOS SOMOS BUENOS [Mi poema]
Marcelino Menéndez Pelayo [Poeta sugerido]New

MI POEMA …de medio pelo

 

A la hora de fingir que somos buenos,
nos apuntamos todos. Nos da pena.
Que no somos, juramos, sarracenos.
Y mientras que observamos la gangrena
y tanto compungimos y apiadamos,
la sangre se cercena,
y a nuestro bienestar no renunciamos.

Somos buenos. Decimos. Publicamos.
Algunos aun más que otros, desiguales.
Y echando culpa a dios nos asqueamos
por responsables ser de nuestros males.
Y jugamos a ver si alguien nos gana
en juegos que, florales,
a los pobres miramos con desgana.

¡Qué grande es el amor. Cómo queremos!
Mostrando el corazón hecho de pana,
vamos dando un ejemplo, pues sabemos
que en eso de donar, no da la gana.
Expectantes se extinga ya la brasa,
rezando a una peana,
poniéndose a mirar a ver qué pasa.

Todos llevamos dentro un buen espejo,
el alma de ese buen samaritano.
Aunque sea de algunos un reflejo,
todos queremos bien a nuestro hermano,
dispuestos a impartir un buen consejo,
mirar, tender la mano,
que lo de compartir, nos suena a añejo.
©donaciano bueno

Todos, menos alguno que es más malo que la sarna? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Marcelino Menéndez Pelayo

Soneto

¡Salve, titán de la cerúlea frente,
Sobre el materno piélago dormido;
De tu férrea garganta amo el rugido,
Amo la espuma de tu faz hirviente!

A tus arrullos despertó mi mente,
Mi primer llanto resonó en tu oído,
Eduqué con tu indómito alarido
Mi brava condición y ánimo ardiente.

Mas ni el fragor de tus tormentas calma
Esta pasión que vencedora rige
Mi fe, mi corazón y mi albedrío,

Ni darán tus sonrisas paz al alma,
Hasta que en ti sus claros ojos fije
La eterna luz del pensamiento mío.

En el abanico de la mujer de Pereda

Por el perfume de azahar difuso,
El naranjo escondido se revela;
El pebetero con olor profuso,
Denuncia los tesoros que en sí cela;
El alma donde Dios su huella impuso
A otra alma rige y en sus obras vela;
Si en sus obras hay luz, paz y hermosura,
Es porque emanan de otra luz más pura.

A Lidia

Almas afines hay; bésalas Jove,
Y las manda a la tierra con el sello
De divina hermandad. Si no se encuentran,
Largo gemido y sempiterno lloro
Es su vida mortal. De vanos sueños
Se enamoran tal vez; el aire abrazan,
Y entre el error y la esperanza viven.
Una forma, una línea o un sonido
Les trae el eco de su dulce hermana,
Sombra falaz que sujetar ansían,
Y que cual humo leve desparece
En la nocturna lobreguez. La idea
Del vago bien, la forma no encarnada,
Místico amor, reminiscencia acaso,
Vive inmortal en la memoria suya,
Y es tormento no más. Al rudo soplo
Muere extinta la llama creadora,
O a sí propia se abrasa. Desfallece
La inspiración; cual Tántalo sediento,
El alma anhela las eternas aguas,
Que huyen del seco labio burladoras,
O quiere, como Sísifo, en la cumbre
Parar la piedra que hasta el fondo rueda.
¡Vano anhelar! la trama de su vida
Nadie logra romper; nadie separa
Los negros hilos de las blancas hebras.

¡Y qué blancas tal vez, si encuentra el alma
Su inmortal, peregrina compañera,
Eco perdido de su voz, reflejo
De su hondo pensamiento enamorado,
Que en ella se depura y enaltece,
Y medra en esplendor y en hermosura,
Y comprende en altísima manera
La cifra de lo hermoso y lo perfecto!
Entonces, a la lucha de la vida
Firme desciende el vigoroso atleta,
Y ni el rumor de populares armas,
Ni la faz del tirano, ni las olas
Del velívolo mar, ni el duro ceño
De la rígida ciencia le intimidan.
Lo que antes era mármol, blanda cera
Bajo sus manos es, y le obedece
Cual dócil sierva la palabra; rinde
La materia a sus pies, domeña el mundo,
Y es rayo en la tribuna y en las lides,
O circunda su frente vencedora
El lauro de las hijas del Permeso.

Bañarse en la corriente de la vida,
La tela trabajar del pensamiento,
Cuando hay un alma que a la nuestra sigue
Y con nosotros el bordado trama,
Hilos de amor mezclando a la madeja;
Arrancar de sus labios tembladores
La frase a medio hacer, envuelta en risa;
Aprender en la lumbre de sus ojos
Lo que nunca en las áridas escuelas,
Altísima de amor filosofía;
Y en su gallardo cuerpo ver cifrados
La luz, el movimiento, la elegancia,
La quintaesencia del arcano ritmo,
Es gozar y es vivir.

¡Oh, cuántas veces
La triste maga de los montes míos,
La de cerúleos, penetrantes ojos,
Me trajo en el arrullo de la brisa,
O en el clamor de mi natal ribera,
Su peregrina voz! ¡Cuántas su forma
Vi dibujarse en el tendido cielo,
O surgir de las ondas inclementes
De nuestro mar, en moribunda tarde!
¿Era la antigua helénica sirena,
Del golfo siciliano desterrada,
Para amansar con dóricos cantares
Al britano argonauta? Yo sentía
Gigante anhelo por asir la Diosa,
Cual a Juno Ixión; mas, como Juno,
Siempre la Diosa en nube se tornaba.
Y un sueño la juzgué, mas no era sueño;
Que en otras playas, en región distante,
Su huella descubrí, y en la alta noche
La vi pasar ceñida de hermosura,
Bajo el sereno azul partenopeo,
O en las bátavas nieblas reclinada.
Ella encantó mis solitarias horas
De escolar vagabundo. Ora la encuentro,
Y no velada en misterioso enigma,
Mas plástica y radiante. Eres aquella
Que yo soñé, dulcísima señora,
Risa perpetua, omnipotente gracia;
Es de Diosa tu andar, mora en tus labios
La grata persuasión, rige tu mente
La Urania Venus con lazada suave
De inmortal secretísima armonía,
Que rica por tus miembros se difunde.
No fue tan grácil la veloz Camila,
Sobre intactas espigas revolando;
Y el lauro del ingenio te otorgara
La misma de Sinesio profesora,
Decoro y flor y luz de Alejandría.

No rondaré sin tregua tus umbrales,
Haciendo resonar en tus oídos
El ya enojoso, por cantado a tantas,
Himno de amor. En el misterio vive
Y del profano vulgo se recata
Este mi oculto deleitoso fuego.
Ayúdale a crecer; nunca los ojos
Que tan alto tesoro ávidos celan,
Sorprenderán mi amor en mi semblante,
Ni juntaré mi voz a la alabanza
Que de ti en torno sin cesar resuena;
Y me verás indiferente, mudo,
Reprimiendo la férvida palabra
Que de mis labios escaparse quiere.
Mas ¡cuántas cosas te diré al oído,
Si quieres escucharme sin enojos!
Escúchame, señora, que es mi alma,
Si tormentosa como el mar bravío
Que de mi cuna los peñascos bate,
Dura y tenaz y firme y resistente
Cual la honda raíz de mis montañas;
Y ni el recio huracán de tus desdenes
Podrá abatir el generoso tronco
De esta pasión que crece y se agiganta,
Firme como el Titán en su caída.
Puede el cierzo doblar el leve mirto,
Y de su pompa y su verdor privarle;
Mas al roble, monarca de las selvas,
Sólo el rayo del cielo le derriba,
Sólo en lid secular le doma el tiempo.

En el álbum de la Duquesa de Villahermosa

Con larga mano te otorgó, señora,
Virtud, gracia y nobleza el alto cielo;
Es tu casta hermosura rico velo,
Digno del alma regia que atesora.

Tú del místico fuego guardadora,
Del desvalido perenal consuelo,
Pasas haciendo bien por este suelo:
La santa caridad tu techo mora.

Prez y decoro de tu estirpe clara,
Luz de tu esposo, gloria de tus lares
Más que por tiembres cien, por ti soberbios.

El sabio Salomón te comparara
A la amante mujer de los Cantares,
A la fuerte mujer de los Proverbios.

Nueva primavera

Brote del labio lo que el pecho siente;
Rompa su cárcel el interno fuego
Que nutrí con amor por tantos días,
Y devorando hasta el postrer rastrojo
Del seco campo de mi amor perdido,
Inflame el pensamiento
Con nueva luz, de dichas precursora,
Y el mundo del espíritu convierta
En realidad radiante de hermosura.

¡Cuánto tiempo pasó, sin que lograsen
En el centro del alma resonancia
Los himnos del placer y de la vida!
Y en la región de sombras encantadas
Y de flotantes sueños y quimeras,
¡Cuánta niebla veló la alzada cumbre!
¡Qué brava tempestad tronchó las flores!
¡Cómo enturbiaba su caudal el río!

Hoy siento que la vida
Llama a mis puertas en alegre coro;
Hoy reverdece mi esperanza muerta,
Hoy se agolpa en tropel mi hirviente sangre
Por un filtro genial vigorizada;
Hoy tienen para mí caricias nuevas
Las fuentes y las auras y las flores;
Hoy despierta mi espíritu abatido,
Más fuerte tras el duelo y la derrota,
Como retoña secular encina,
Cobrando esfuerzo doble
Del hierro mismo que mutila el tronco.

Dejadme bendecir la mano amiga
Que limó mi asperísima cadena;
Si aire de libertad de nuevo inunda
Mis sedientos pulmones,
Si aún puedo levantar la hundida frente,
Si aún soy señor de mí, dádiva es suya;
Suyo el recio valor que ella me infunde
Con la miel de sus labios persuasivos,
Y con el blando, irresistible freno
De su elocuente y clara inteligencia;
Ella me rescató, por ella aliento;
Dejadme que la rinda
Como triunfal despojo mi albedrío.

Nunca amé de esta suerte; ¿y quién negara
Admiración y amor a su hermosura?
Belleza no de estatua
En su divinidad alta y serena,
Mármol que extingue en castas desnudeces
El más osado impulso del deseo,
Sino belleza irresistible, humana,
Que no impera tan sólo
En las líneas del torso peregrino.
Ni se detiene en la gentil cabeza,
Ni en los anillos de la forma muere;
Halago que traspira
De su voz, de sus ojos, de sus venas,
De las místicas rayas de su mano
Y aun del ambiente mismo en que se mueve.

¡Oh, cuántos años de mi vida diera
Por respirar tan encantado aroma,
Por vivir de esa luz y de ese fuego!
¡Quién confundiera nuestras vidas juntas
Como dos gotas de la misma fuente,
Como dos cuerdas de la misma lira!
¡En su cauce orgulloso
Cuál resonara el pensamiento mío,
Si a acrecentarle con amor bajaran
De su espíritu egregio los raudales!
¡Qué mundos se abrirían
Ante mis ojos en los ojos suyos!
De oro y azul estancias fabulosas,
Nunca soñadas de alarife moro,
Alcázares de gnomos y de silfos,
Escondidos talleres
Donde el martillo de los genios suena,
Trémulos lagos donde hierve el oro,
Y un sol que centuplica sus ardores
Sobre el mezquino sol de nuestra esfera,
E infunde en nueva tierra y nuevos cielos
Una oculta virtud germinativa,
De nueva creación producidora.

Y a la luz de ese sol yo acertaría
A perpetuar tu nombre en mis cantares,
Cual hembra castellana
Nunca ensalzada fue, como aún respiran
Las doctas hijas de la antigua musa,
Como en Tibulo, Némesis y Delia,
Como en Horacio, la gentil Glicera…
¡Ven a alumbrar mis vigilantes horas,
A ser la sal de mi desierta mesa!
Te contaré mil fábulas sagradas
De amores de los hombres y los Dioses,
Cuanto tejió la griega fantasía
En la serena juventud del mundo,
Hasta que al suave y poderoso halago
De tanta juventud y tanta vida,
Sientas hervir tu sangre generosa
Caldeada por la llama del deseo.

Soneto-dedicatoria

A ti, de ingenio y luz raudal hirviente,
De las helenas Gracias compañera,
De mis cantos daré la flor primera:
Gane hermosura al adornar tu frente.

No de otro modo en bosque floreciente
Rudo y sin desbastar el leño espera,
O el mármol encerrado en la cantera,
El sabio impulso de escultor valiente.

Llega el artista, y la materia rinde;
Levántase a forma vencedora
Del mármol que el cincel taja y escinde.

Corra, en la piedra, de la vida el río;
Tú serás el cincel, noble Señora,
Que labre el mármol del ingenio mío.

Himno a Dionysos

¡Salve, alegre, genial Primavera,
Que esperanzas derramas doquiera
Y coronas los prados en flor!

Ved cuál bulle y fermenta la vida,
Y al deleite natura convida
Con su oculta, tiránica voz.

Ya resuena la mística orgía,
Que otro tiempo las cumbres hería
Del heleno, feraz Citerón.

La Bacante su peplo desciñe
Que dos veces en púrpura tiñe
La fenicia opulenta Sidón.

Tibia noche sus sombras extiende,
A la cumbre la virgen asciende,
Y ya el báquico tirso empuñó.

Cubre piel de pantera su espalda,
Y el ardor de sus venas rescalda
La resina que el pino sudó.

Aquel Dios que domaba a Penteo
Y a Licurgo, sacrílego reo,
En su pecho domina feroz.

¡Ay de aquél que perturbe la fiesta,
O penetre con planta inhonesta
El recinto sagrado del Dios!

Él entrega los miembros humanos
De la Ménade loca a las manos,
Cuando hierve el sagrado furor.

Escuchad esos trinos suaves;
Es el ave que cuenta a las aves
Los sagrados misterios de amor.

Y la fuente los dice a la fuente,
Y la linfa fugaz del torrente
Precipita su manso rumor.

Con su trémula luz las estrellas
Por el cielo persiguen las huellas
Del triunfante y fugaz Hyperión.

En su hoguera otros soles se inflaman,
Y a otros mundos su lumbre derraman
En abrazo insaciable de amor.

¡Eros, salve! En los cielos imperas,
Obligando a rodar las esferas
En eterno y armónico son.

Coronemos de rosas la frente,
Que mañana la aurora riente
Deshojadas verá y sin olor.

En las copas el vino de Samos,
Y el escolio inmortal repitamos
Que las fiestas de Jonia alegró.

A la memoria del malogrado poeta dramático Don Luis Eguílaz

Vuelve a mis manos, olvidada lira,
Ministra un tiempo de guerrero canto;
Hoy de dolor el corazón suspira
Y se agolpa a los párpados el llanto.

¿Qué es el hombre en la tierra? Polvo y cieno,
Un punto breve en la extensión inmensa,
Gota perdida en el profundo seno
Del mar azul, entre la niebla densa.

Las armas, los trofeos, los blasones,
La gloria y el poder y la hermosura,
Del monarca triunfante los pendones;
Todo cede a tu imperio, muerte dura.

Tronos, cetros, alcázares reales,
Soberbias torres hasta el cielo erguidas,
Cayeron en sus urnas sepulcrales,
Como caen las encinas sacudidas.

Milicia es nuestra vida en este suelo,
Sombra fugaz que pasa arrebatada;
Volved los ojos al sereno cielo;
La vida es sueño, vanidad y nada.

Más ligera que el vuelo de las aves,
Y más veloz que el Euro proceloso,
Sube la muerte a las ferradas naves,
Sigue al jinete en vuelo presuroso.

El varón justo y de mancilla exento,
Que de Dios al decreto se somete,
Parte, al sonar el último momento,
Cual sale el convidado de un banquete.

¿Quién ataja a la muerte en su camino
Cuando llega a sonar la hora postrera?
Si es más inexorable que el destino
¿Quién podrá detenerla en su carrera?

Sólo la gloria del artista dura
Que la palma triunfal ha merecido,
Siendo a despecho de la envidia oscura,
En fama claro y libre ya de olvido.

Que si de Ilión las torres abrasaba
En su furor el ofendido griego,
Monumento más alto levantaba
De Aquiles al cantor, de Esmirna al ciego.

Eternizó de Sófocles la gloria
Pintar a Edipo en su dolor infando;
Ciñó Eurípides lauro de victoria
El triste afán de Andrómaca llorando.

¡Salve llama del genio soberano,
Que iluminas la mente del poeta;
Que prestas voz y aliento sobrehumano
Al que llega a tocar la ansiada meta!

El mismo fuego iluminó la frente
Del varón cuya pérdida lloramos,
Por quien hoy llenos de entusiasmo ardiente
Flores sobre una tumba derramamos.

¡Venid, hijos del canto y la armonía,
Que amáis el arte y anheláis la gloria;
Venid a tributar en este día
Lágrimas y dolor a su memoria!

Si es el teatro de virtud modelo,
Venid a dar un nuevo testimonio,
Venid a honrar con lastimero duelo
Al autor de La cruz del matrimonio.

¿No veis cuál corre el abrasado lloro,
Cómo resuena el lúgubre lamento?
Responda vuestro cántico sonoro,
Cual arpa eolia herida por el viento.

Tomad la triste y fúnebre corona
Con que a su hermano coronó Catulo;
La cítara del vate de Sulmona
Cuando lloró la muerte de Tibulo;

Y bañados en llanto nuestros ojos
Sobre el sepulcro esparciremos flores,
Y en la losa que cubre sus despojos
Grabaremos sus ínclitos loores:

«Pintó mujer más fuerte y virtuosa
Que Andrómaca, que Antígona y Alceste;
Su sagrada ceniza aquí reposa;
Voló su alma a la mansión celeste.»

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SI YO HUBIERA SIDO [Mi poema]
Sergio Ramírez [Poeta sugerido]New

MI POEMA …de medio pelo

 

Si hubiera sido un hombre comedido,
y no tan presumido y tan pedante.
Si hubiera siempre andado hacia adelante
y nunca para atrás. Si hubiera sido

un paso que se para enternecido
en frente a un escalón. En ese ambiente
en que todo es tan diáfano y corriente
hincando mi bandera. Habría vivido

al menos tan feliz como cualquiera,
como el hombre que es niño a los cuarenta,
pues sabe analizar y trae a cuenta.

O que hace que no sabe o no se entera
y no ve o que no escucha algún pitido,
que es seguro mejor le hubiera ido.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDO:  Sergio Ramírez

Apuntes sueltos sobre un atardecer

Alguien está soplando entre los árboles
con sus pulmones de cristal.

Un hombre va de esquina en esquina
encendiendo las luces en los rieles
y un niño patina en el parque
y va sonriendo como
si le hubieran nacido alas
encima de su camisa,
y otro niño se mece en un trapecio,
y pasa un hombre descalzo
y otro está sentado en el atrio
y alguien quema su basura.

De la torre ha huido un pájaro
porque están repicando las campanas.

Un barrilete ha aparecido en el cielo
encima de los techos y los árboles
y hay un anciano en la puerta de su casa.

En el cielo hay una mano
cerrando todas sus puertas
y abajo un pueblo queda encendido
entre sus casas y sus hombres.

La luz azul de un avión
se va lentamente desplazando
y los niños la saludan con las manos.

Un niño ha guardado sus patines
y se quitó sus alas de la camisa.
Otro abandonó el trapecio,
y alguien perdió su barrilete,
que quedó suelto en medio de las nubes.
Una muchacha dijo “adiós”
en todas las esquinas
—adiós,
—adiós,
pero a mí no,
no me dijo “adiós”
porque vio que tenía
tomada de las manos
a esta tarde de Masatepe.

Responso para una víbora virgen

Sobre la carretera húmeda las aves
hacen círculos largos arriba de la brisa.
Las aves ven la columna de asfalto
como la losa de mármol del embalsamado
cadáver de una doncella serpiente
muerta de madrugada en una acera
por el calcañal de un hombre.
No digo que sí, pero podría
la impúber serpiente estar sepultada
debajo de la carretera, con flores en los puentes.
Y la lluvia fina como un salmo
y arriba las aves negras como incienso.
Quizá amó este joven dócil,
de suave piel anaranjada, verde los ojos.
Y sin ser lista para enfrentar la muerte
se fue a la ciudad como un transeúnte
y en vez de suicidarse en su veneno
o arrojarse de un árbol
prefirió morir en público,
destrozada su belleza, mutilada
admirada y aborrecida.

solteronas

No como en las historietas cómicas
en que todos los rostros son iguales
símiles sin luz ni el detalle mágico
con apenas una línea curva hacia arriba
cuando las muchachas dibujadas ríen
y otra hacia abajo como boca cuando lloran
no, en ellas mil detalles venían desde adentro
cambiando sus pasos abiertos y herméticos
de aquí subían sus canas brillantes
entre algunas hebras de cabello negro
como si tuvieran el pelo lleno de ceniza
y la frente plena de arrugas arrugas
como un enjambre como un quejido disperso
sobre sus cejas espesas algunas y otras
líneas duras de carbón y aquellas
narices de águilas envejecidas
o cortas como puntas de cuchillos romos
y las bocas en colores de rouge marchitos
rojo morado o ciclamen como si el tiempo
estuviera golpeando con sus alas de estaño
sus comisuras y hubiera carcomido sus dientes
negros amarillos destellos clínicos de oro
las manos enjoyadas topacios ópalos solitarios
y la colgante piel moviéndose temblorosamente
y aquel vientre debajo de sus mediolutos vestidos
en pliegues pliegues y pliegues ah y su andar lento
en compases andar de viejas victorias románticas
inventadas ahora aquellos parques
aquellas veladas aquellos cielos aquellos…
o meciéndose infinitamente en sus altas sillas
dos tres cuatro en una fila rítmica sin ayes
ni tragedias ni sonrisas apenas la alegría
de rezar de odiar de enseñar la cara falsa
de sus corazones olorosos a madera de laurel
por el largo encierro en sus roperos llenos
de historias de familia de las reseñas
de los retratos en óvalo colgados en las paredes
de cal ah viejas niñas antiguas doncellas
que sin un amor al que enterrar
sin unos brazos bajo los que haber yacido
en el run run de sus remotas salas
se mecen para siempre cuando ni un grito
ni un beso ni un gemido despertarán el sueño
de hielo en que sus ojos plomizos y sin brillo
miran caer la aurora desde sus áridos pechos…

fragmentos del último adiós en tres abrazos de sangre

es aquí…
donde las huellas de tu sangre
quemaron las cunetas.

Ah, cómo llorará tu ausencia
la madre que con tus manos
hacía nidos para los pájaros
obscuros de sus ojos.

y es allí donde estábamos juntos

pidiendo luz sobre tus sienes,

pero sonó la hora
y no hubo reloj que pudiera
marcar todo tu tiempo
anunciador de sombra
y de silencio.

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PENSAMIENTOS A VOLEO [Mi poema]
Emilio Prados [Poeta sugerido]New

MI POEMA …de medio pelo

 

Nuestra vida es un hecho tan fortuito
que se va como vino con un grito.

Venimos y jugamos y nos vamos
mas siempre sin saber lo que pintamos.

El mundo se comporta cual la banda,
quien tiene la batuta es el que manda.

Hay muchos que acumulan sus miserias
y presumen mostrando por las ferias.

Otros hay que comparan a este mundo
a un circo que, apestoso, es nauseabundo.

Los sabios que anteayer nos procedieron
tan sabios nunca fueron pues murieron.

Que un pozo es nuestra vida mas sin fondo
y que le hace al cavar siempre más hondo.

Recuerdos, que mejor es no tenerlos,
pues no pueden cambiarse ni venderlos.

Pues la vida no es propia, que es prestada,
pudiera nos venir más aseada.

Un clamor que anhelamos, la justicia,
ese sueño tan lleno de inmundicia.

Angustiosos al ver tanta pobreza,
amasamos aun más y más riqueza.

De que un día seamos ya basura
no nos ha de librar ni dios ni un cura.

Conveniente es tender una alianza
con quien nunca abandona, la esperanza.

Pues que el hombre es un lobo para el hombre
así sea un plebeyo o sea prohombre.

Yo sigo, a pié juntillas, mi cerebro,
si dice hay que cruzar, yo cruzo el Ebro.

Si es tan cierto que dios siempre existiera
nunca habría otro dios que compitiera.

Reflexiones, soflamas o lamentos
estos son mis humildes pensamientos.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDO:  Emilio Prados

Alba rápida

¡Pronto, deprisa, mi reino,
que se me escapa, que huye,
que se me va por las fuentes!

¡Qué luces, qué cuchilladas
sobre sus torres enciende!
Los brazos de mi corona,
¡qué ramas al cielo tienden!
¡Qué silencios tumba el alma!
¡Qué puertas cruza la Muerte!
¡Pronto, que el reino se escapa!
¡Qué se derrumban mis sienes!
¡Qué remolino en mis ojos!
¡Qué galopar en mi frente!
¡Qué caballos de blancura
mi sangre en el cielo vierte!
Ya van por el viento, suben,
saltan por la luz, se pierden
sobre las aguas…
Ya vuelven
redondos, limpios, desnudos…
¡Qué primavera de nieve!

Sujetadme el cuerpo, ¡pronto!,
¡que se me va!, ¡que se pierde
su reino entre mis caballos!,
¡que lo arrastran! , ¡que lo hieren!
¡que lo hacen pedazos, vivo,
bajo sus cascos celestes !
¡Pronto, que el reino se acaba!
¡Ya se le tronchan las fuentes!
¡Ay, limpias yeguas del aire!
¡Ay, banderas de mi frente!
¡Qué galopar en mis ojos!
Ligero, el mundo amanece…

Canción

No es lo que está roto, no,
el agua que el vaso tiene:
lo que está roto es el vaso
y, el agua, al suelo se vierte.

No es lo que está roto, no
la luz que sujeta al día:
lo que está roto es el tiempo
y en la sombra se desliza.

No es lo que está roto, no
la sangre que te levanta:
lo que está roto es tu cuerpo
y en el sueño te derramas.

No es lo que está roto, no,
la caja del pensamiento:
lo que está roto es la idea
que la lleva a lo soberbio.

No es lo que está roto Dios,
ni el campo que Él ha creado:
lo que está roto es el hombre
que no ve a Dios en su campo.

Cantar triste

Yo no quería,
no quería haber nacido.

Me senté junto a la fuente
mirando la tarde nueva…

El agua brotaba, lenta.
No quería haber nacido.

Me fui bajo la alameda
a ocultarme en su tristeza.

El viento lloraba en ella.
No quería haber nacido.

Me recliné en una piedra,
por ver la primera estrella…

¡Bella lágrima de estío!
No quería haber nacido.

Me dormí bajo la luna.
¡Qué fina luz de cuchillo!

Me levanté de mi pena…

(Ya estaba en el sueño hundido).

Yo no quería,
no quería haber nacido.

Cerré mi puerta al mundo

Cerré mi puerta al mundo;
se me perdió la carne por el sueño…
Me quedé, interno, mágico, invisible,
desnudo como un ciego.

Lleno hasta el mismo borde de los ojos,
me iluminé por dentro.

Trémulo, transparente,
me quedé sobre el viento,
igual que un vaso limpio
de agua pura,
como un ángel de vidrio
en un espejo.

El cuerpo en el alba

Ahora sí que ya os miro
cielo, tierra, sol, piedra,
como si viera mi propia carne.

Ya sólo me faltábais en ella
para verme completo,
hombre entero en el mundo
y padre sin semilla
de la presencia hermosa del futuro.

Antes, el alma vi nacer
y acudí a salvarla,
fiel tutor perseguido y doloroso,
pero siempre seguro
de mi mano y su aviso.

Ayudé a la hermosura
y a su felicidad,
aunque nunca dudé que traicionaba
al maestro, al discípulo,
más, si aquel daba forma
en su libertad
al pensamiento de lo bello.

Y así vistió su ropa
mi hueso madurado,
tan lleno de dolor y de negrura
como noche nublada
sin perfume de flor,
sin lluvia y sin silencio…

Solo el cumplir mi paso,
aunque por suelo tan arisco,
me daba luz y fuerza en el vivir.

Mas hoy me abrís los brazos,
cielo, tierra, sol, piedra,
igual que presentí de niño
que iba a ser la verdad bajo lo eterno.

Hoy siento que mi lengua
confunde su saliva
con la gota más tierna del rocío
y prolonga sus tactos
fuera de mí, en la yerba
o en la obscura raíz secreta y húmeda.

Miro mi pensamiento
llegarme lento como un agua,
no sé desde qué lluvia o lago
o profundas arenas
de fuentes que palpitan
bajo mi corazón ya sostenido por la roca del monte.

Hoy sí, mi piel existe,
mas no ya como límite
que antes me perseguía,
sino también como vosotros mismos,
cielo hermoso y azul,
tierra tendida…

Ya soy Todo: Unidad
de un cuerpo verdadero.
De ese cuerpo que Dios llamo su cuerpo
y hoy empieza a asentirse
a, sin muerte ni vida, como rosa en presencia constante
De su verbo acabado y en olvido
De lo que antes pensó aun sin llamarlo
Y temió ser: Demonio de la Nada.

Nuevo amor

Este cuerpo que Dios pone en mis brazos
para enseñarme a andar por el olvido,
no sé ni de quién es.

Al encontrarlo,
un ángel negro, una gigante sombra,
se me acercó a los ojos, y entró en ellos
silencioso y tenaz igual que un río.

Todo lo destruyó con su corriente.
Los íntimos lugares más ocultos
visitó, alborotó; fue levantado,
violento, dulce, atropellado y roto,
a otro mundo en los bordes de mi beso:
única flor aún viva en el espacio,
que en más fecundo ardor cambió la ausencia.
Luego en mi carne abrió sus amplias alas,
clavándome sus plumas bajo el pecho
todo temblor y anuncio de otras dudas…

No sé qué vida, así, podrá encenderme
la entrada de este ángel.
Soy un templo
arruinado, desde que vino a mí:
farol vacío;
como puerta cerrada de lo eterno…

Y lo que fui no sé: quizás lo sepa,
cuando este cuerpo vuelva a abandonarme
y yo vuelva a nacer desde mis labios
despegado al calor que los concibe…

Mas hoy, por fin, he detenido al día
le he destrozado el corazón al tiempo,
aunque dentro de mí como una daga,
siento al ángel crecer, que me atormenta.

Posesión luminosa

Igual que este viento, quiero figura
de mi calor ser y, despacio,
entrar donde descanse tu cuerpo del verano;
irme acercando hasta él sin que me vea;
llegar, como un pulso abierto latiendo en el aire;
ser figura del pensamiento mío de ti,
en su presencia; abierta carne de viento,
estancia de amor en alma.

Tú -blando marfil de sueño, nieve de carne,
quietud de palma, luna en silencio-,
sentada, dormida en medio de tu cuarto.
Y yo ir entrando igual que un agua serena,
inundarte todo el cuerpo hasta cubrirte, y, entero,
quedarme ya así por dentro como el aire en un farol,
viéndote temblar, luciendo, brillar en medio de mí,
encendiéndote en mi cuerpo,
iluminando mi carne toda ya carne de viento.

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SONETO AL AGUA [Mi poema]
Kirmen Uribe [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

El agua fluye rauda y sonriente,
por las vegas de España en que los ríos
avanzan presumiendo de amoríos.
Guardando va la ropa la corriente.

El río no es de nadie, que es de todos,
ejemplo de prodigio solidario,
no atiende a algún patrón, no hay propietario,
pues sólo se acomoda con sus lodos.

Del agua goza el cauce cuando llueve
y el hombre se la rifa y la disputa.
no puede sustraerse a que la pruebe.

Se encuentra agradecida con la nieve.
A veces pareciera prostituta
pues debe antes pagarla quien la bebe.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDO:  Kirmen Uribe

MAYO

Déjame mirarte a los ojos.
Quiero saber cómo estás.
Rainer W. Fassbinder

Mira, ha entrado mayo,
Ha extendido su párpado azul sobre el puerto.
Ven, hace tiempo que no sé de ti,
Se te ve tembloroso, como esos gatitos que ahogamos siendo niños.
Ven, y hablaremos de las cosas de siempre,
Del valor que tiene ser amable,
De la necesidad de arreglárselas con las dudas,
De cómo llenar los huecos que tenemos dentro.
Ven, siente en tu rostro la mañana,
Cuando estamos tristes, todo nos parece oscuro;
Cuando estamos fuertes, el mundo se desmigaja.
Cada uno de nosotros guarda algo desconocido de las vidas ajenas,
Sea un secreto, un error o un gesto.
Ven y pondremos verdes a los vencedores,
Saltaremos desde el puente riéndonos de nosotros mismos.
Contemplaremos en silencio las grúas del puerto,
Porque estar juntos en silencio es
La mejor prueba de la amistad.
Vente conmigo, quiero cambiar de país,
Dejar este cuerpo mío a un lado
Y meterme contigo en una concha,
Con nuestra pequeñez, como los bígaros.
Ven, te espero,
Continuaremos la historia interrumpida hace un año,
Como si no tuvieran un círculo más
los abedules blancos de la rivera.

Falsa acacia

Una fría tarde de marzo,
los jardineros hicieron bien su trabajo.
Podaron las acacias, se llevaron los recortes.

Caminamos entre los árboles tullidos.
Nubes de aluminio,
materia negra en el escáner.

Hasta hace poco, pienso, las ramas
estaban unidas a los árboles. Ya no sabes
quererme, piensas tú.

La culpa nunca es de uno solo.
Es el invierno,
que se resiste a dejarnos.

Oculta

Under my window, a clean rasping sound
When the spade sinks into gravelly ground:
My father, digging. I look down
Seamus Heaney

Mi madre suele estar oculta siempre que voy a visitarla.
Suele estar en el garaje, o en el desván,
o dando un paseo por el monte con los perros.

Yo la llamo en voz alta
y, por un momento, me estremezco
esperando a oír su voz.

Mi madre no me deja entrar en casa de inmediato.
Me agarra del brazo y me lleva hacia el huerto.
Como siempre, me pregunta: «¿Qué ha cambiado?».

«Qué sé yo…», le contesto para ganar tiempo,
mientras al mismo tiempo miro y remiro,
por todas partes, qué será lo que está distinto.

Suele ser que ha podado las rosas,
o que ha pintado de blanco la caseta del perro.
Para ella, el trabajo de una semana;
para mí, un momento de atención.

Mi madre, nacida en los años del hambre, aquella niña
que, cuando llovía, se quedaba en casa sin ir a la escuela,
porque sin zapatos adecuados podía enfermar.

Por eso, toda la vida le han gustado los cambios
a aquella mujer que, de joven, quiso
transformar la sociedad de arriba abajo.

De aquella generación que, en los tiempos más oscuros
y a escondidas, conservó la lengua vasca.
al fin, me deja entrar en casa,

y hace que se regrese a la infancia
mediante el sabor de sus platos, y porque
es la única que aplaca mis temores.

Al despedirnos me dice que la próxima vez
no me olvide de llevarle un libro, que no hay libros nuevos
en la estantería, y está cansada de releer los que hay.

Subo al coche y considero la pregunta de mi madre:
«¿Qué ha cambiado?», esos crueles cambios que,
como las arrugas, aparecen sin que nos demos cuenta.

Será que últimamente la veo más cansada,
será que también yo estoy cada vez más solo.
Yo no quiero que nada cambie.

Querría seguir siempre visitando a mi madre,
e intentar acertar su adivinanza,
tomados del brazo y caminando por la huerta.

La mujer del parque Madison

Juegan los niños en el parque Madison.
Payasos, marionetas, color.
Sueñan los padres con el futuro de sus hijos.
Todo es posible, tú llegarás lejos.
Lo piensan mientras se comen un perrito caliente.

Pero hay una mujer que busca en la basura.
Recoge la comida que otros tiraron,
le pone kétchup y se la come.

Puede que sus padres, en otro tiempo, soñaran
que, en el futuro, todo sería posible.

No demos las cosas por sentado

No demos las cosas
por sentado.
Hubo una generación a la que no administraron
la vacuna contra el sarampión.
Creían que la enfermedad estaba del todo erradicada,
y ahora ha vuelto a aparecer.

No demos por sentada
la igualdad,
no creamos que los hombres hemos dominado
al macho que llevamos dentro.
El racismo, la homofobia, el supremacismo,
todo eso, todos esos males
que son peores que el sarampión,
no necesitan nada para crecer desde cero
y extenderse con rapidez entre nosotros.

No hay que dar nada por sentado.
Únicamente que somos personas,
más de siete mil millones,
cada uno con su vida, su origen y sus lenguas,
y que tenemos que llevarnos bien.
Todos, cada individuo
y la tierra que nos acoge.

Creímos que la enfermedad estaba del todo erradicada,
y ahora ha vuelto a aparecer.

A mi hija

Tras la lectura del poema «If»
escrito por Rudyard Kipling a su hijo.

Si tuviera la llave de tu corazón,
te diría:

No dejes que nadie se considere superior a ti,
y mucho menos si se trata de un hombre.
Conserva siempre tu dignidad.
No olvides que es su buen trabajo
lo que hace digna a una persona.
Ten tu oficio, para no depender de nadie.

No te fíes del poder: te utilizará.
Estate al lado de los que menos tienen.
Sé ingenua, los más sencillos sueños han cambiado el mundo.
En cualquier caso, ten en cuenta
que la más hermosa idea no tiene sentido
si para llevarla a cabo hay que reprimir a alguien.

Si hallara las palabras apropiadas,
te diría:

Deja vivir,
cada cual tiene sus opiniones y sus vivencias,
respétalas aunque te parezcan contrarias a ti.
Ayuda a quien lo necesite,
abre tu casa al extraño sin dudarlo.

Respeta a los incrédulos y a los creyentes
y respeta su fe.

Cuida tu lengua.
Piensa que no es solo nuestra,
que es un tesoro
que pertenece a todos.

Si encontrara el momento oportuno,
te diría:

No pienses nunca que no hay nada que hacer,
casi siempre hay alguna salida.
Y si no la hubiera, acéptalo así.
A veces, también perdiendo se gana.
Acepta la vida, así como la muerte.
Comprender la muerte
es el más difícil de nuestros quehaceres.

No cierres la puerta al placer y a la felicidad.
Ama siempre a la persona.
La piel siempre crece hermosa,
sea de un hombre o de una mujer.
Cumple tus caprichos.

Si tuviera el valor para hacerlo,
te diría:

Si lo deseas, sé madre,
tus niños te enseñarán a ser humilde.
Y si no los tuvieras, goza de la vida en su plenitud.

Ama los bosques y las ciudades.
Permanece abierta a todas las críticas, sin prejuicios.
Si tienes miedo, acepta tu miedo.
Si estás triste, estate triste.
No tenemos por qué estar siempre
felices ni ser siempre valientes.
Oye a quien tengas a tu lado.
Oye a los jóvenes, oye a los ancianos.

Querida hija:

Muéstrate tal como eres.
Di lo que piensas, aunque
disgustes a tu prójimo. aprende de los errores.
No temas hacer mal las cosas.
Quien lo hace todo bien es altivo y ciego.
Busca la belleza de los días que pasan.
Profundamente, pero sin prisa.
Aprende a alargar el tiempo,
poniendo atención a las cosas pequeñas.
Haz tu camino, tú eres el centro.
Intenta cumplir tus sueños, y no dejes
que nadie te los estropee.

Por último: no hagas caso de los consejos,
y mucho menos de los míos.

EL CUCO

Aquel año oyó el cuco a principios de abril.
Tal vez, porque estaba inquieto,
tal vez, por esa manía de ordenar el caos,
quiso adivinar en qué notas cantaba.

La tarde siguiente, allí estaba en el bosque,
con un diapasón, esperando.
Al rato, lo escuchó.
El diapasón no mentía:
Si-Sol eran las notas del cuco.

El descubrimiento se supo en todas partes.
todos querían probar si de verdad el cuco
cantaba en esas notas.
Pero, los resultados no coincidían.
Cada uno decía su verdad.
Algunos que eran Fa-Re, otros Mi-Do.
No se ponían de acuerdo.

Mientras tanto, el cuco seguía cantando en el bosque.
Ni Si-Sol, ni Fa-Re, ni Mi-Do.
Como hace mil años
cantaba: Cucú, cucú.

UN POCO MÁS ALLÁ

Mi padre y mi tío se embarcaron por primera vez con nueve años,
y aprendieron a navegar en el “Bustío”.
Eran duros los patrones de entonces,

de aquellos que en días de tormenta apretaban los puños
y mirando al cielo amenazaban a Dios:
“¡ven aquí si tienes lo que hay que tener!”.

Cuando eran chiquillos, los cuatro hermanos mayores
tenían que ir a misa por turnos,
ya que sólo había un traje en casa. Cuando uno volvía de la iglesia,

se quitaba el traje, se lo daba al siguiente,
y así solían ir a misa,
cada cual a su hora, cada uno con sus propios zapatos.

Cuando era niño, el día en que mi padre llegaba del mar,
solíamos esperarlo en el espigón más alejado del puerto,
mirando hacia el Oeste. Aunque al principio

no se veía nada, pronto
uno de nosotros divisaba en el horizonte
un punto negro, que poco a poco se convertía en barco.

Tardaba una hora en llegar hasta el espigón,
y giraba frente a nosotros antes de entrar a puerto.
Mi padre nos saludaba con la mano.

Nada más pasar el barco, corríamos
hacía el lugar donde atracaba.
Incluso estando en las últimas, mi padre

siempre alababa la vida,
nos decía que hay que vivir el momento,
que si siempre estás preocupado la vida se te escapa.

Y nos decía: tenéis que ir
más al Norte, no hay que echar la red
allí donde sabéis que seguro habrá pescado,

hay que buscar un poco más allá,
sin conformaros con lo que ya tenéis.
“La muerte no vencerá”,

escribió Dylan Thomas,
pero de vez en cuando gana,
y así terminó también la vida de mi padre,

como un barco que se pierde en el horizonte
girando hacia el Oeste,
dibujando recuerdos en su estela.

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NO QUIERO QUE SE SEPA [Mi poema]
Alfonso Cortés [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

No quiero que se sepa que fui un bobo,
una especie de plasma inconsistente,
un tipo al que le pudo la corriente,
y terminó arrastrándose en el lodo
borracho de aguardiente.

Ni quiero se publique ni interesa
que fui un traidor a dios vendiendo al diablo
el alma, si es que tuve, en un establo
un día en el sol la mente estresa
pues sé de lo que hablo.

Espero que se guarde mi secreto
y nunca se haga de ello comidilla,
que fui lo que el cigarro a la colilla,
la mota que se posa en un panfleto,
el culo de una silla.

Mas quiero aquí por fin dejar muy claro
que acaso nunca fui lo que quisiera,
que siempre me arrastró la ventolera
haciéndome rehén de su descaro
así que lo fingiera.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDO:  Alfonso Cortés

AIRE

Suena un aire de niño tras las tapias, la plaza
trae patrullas de éxtasis antiguos a mi casa.

Cuando el aire de niño, con pasitos cansados,
rueda con el oboe que muere en los tejados,

y puebla de éxtasis crepuscular
el jardín, lleno de congojas,
que tiene deseos de hablar
palabras dichas entre hojas…

mientras retuercen en la bruma
locos y alegres movimientos
los blancos pliegues de la espuma
del alma, al roce de los vientos…

LA GRAN PLEGARIA

El tiempo es hambre y el espacio es frío.
Orad, orad, que sólo la plegaria
puede saciar las ansias del vacío.

El sueño es una roca solitaria
en donde el águila del alma anida:
soñad, soñad, entre la vida diaria.

EL BARCO PENSATIVO

En la sonante playa, con ímpetu afanoso
y movimiento vivo,
tiende sus velas tristes al viento poderoso
el barco pensativo.

Es el hombre. Sus sueños, como marinos graves
van en callada tropa;
mujeres siempre bellas y trémulas como aves
se sientan en la popa.

La incógnita esperanza, petrel de largo vuelo,
en los mástiles ronda
y un coro de recuerdos, coronados de cielo,
se alejan sobre la onda.

Vienen del puente voces, se ordena y se trabaja
bajo las ciudadelas
estáticas de éter; mientras el viento ultraja
el telón de las velas.

El sol imprime exámetros de plata en las espumas,
en el azul se lanza
una ciudad de luces y de brumas;
el horizonte danza.

Y el Capitán, en tanto que la visión celeste
de la hora se disipa,
se acerca a una alta verga y ve alejarse al Este
el humo de su pipa.

FUGA DE OTOÑO

Aquí todo, hasta el tiempo se hace espacio.
En los viejos
caminos nuestra voz yerra como un olvido,
y a un éter lleno de recuerdos, se ha salido
de nosotros el alma, para vernos de lejos.

El cielo es como un fiel recuerdo de colores
en que tú arremolinas, luz sonora, tus vientos;
la loca de la tarde hunde sus pensamientos
de luz, en la epidermis de seda de las flores.

Yo hilaré con el blanco vellón de los vésperos,
horas de amor sutiles, concisas y espaciosas
viendo venir las pálidas parejas amorosas
en la convalecencia feliz de los senderos.

Y si vas a fugarte, Otoño, dulce paje
de mi amada autumnal, húndete ante mis ojos,
acosado, en los llanos de los ocasos rojos,
por las ágiles piernas de una ninfa salvaje.

TRES AMORES

Vino una vez: su rostro era de raso,
con el oro silvestre de las frutas;
—¿quién eres, ángel de tranquilo paso?
—¡Soy Ruth, la espigadora de tus rutas!

Vino otra vez: con ambición secreta,
apretó mi deseo hasta la muerte;
—¿Quién eres tú, que vence y que sujeta?
—iSoy Cleopatra, la del espasmo fuerte!

Vino después: como bacante en celo,
ordenaba en mi ser, que no resiste;
—¿quién eres tú, potente tiranuelo?
—¡Soy Salomé, la de la danza triste!

LAS AVES

Cuando aún rodaban ríos de escoriáceas riberas
sobre la piel salvaje de la tierra, y cuando al
beso del sol, mostraba en sus anchas caderas
llagas de agua, fuego de piedra y de metal,

como vírgenes úlceras de asquerosidad pura,
las aves —nobles ejércitos del águila bizarra—
cortaron con alegre vuelo la azur llanura,
y el jefe en una roca del cielo hincó la garra.

Y abrió la alondra el lirio de trinos de su pico
para cantar los dulces paisajes perfumados
del sol, que se gozaba inconsciente, en el rico
azur rompiendo un vaso de perfumes dorados.

Y el cisne alzó las alas, como una hostia partida
para santificar el secreto de calma
y volar, en un momento audaz en que la vida
convidaba a encerrarse a vivir en el alma;

escuchando los números de la mar o del viento,
o los jóvenes ruidos terrenales, o los
versículos del manuscrito amarillento
que vi un día en el seno poderoso de Dios.

LA FLOR DEL FRUTO

En el silencio de las flores se halla
un sacro amor que al porvenir inmuta:
el ser es fin para la propia ruta,
si hay una gracia que perfuma y calla.

La sangre dulce que en la lengua estalla,
al oprimir la carne de una fruta
es la palabra viva y absoluta
en que cada árbol su virtud ensaya.

El hombre es árbol místico y apenas
comprende espacio y tiempo si se vierte
en flor de su alma y fruto de sus venas;

porque en su doble esencia inconfundida,
sacan miel las abejas de la muerte
y perfume las rosas de la vida.

PASOS

Cuando, en el tumulto de la Tierra,
sientan los seres su soledad,
dará una tregua eterna la guerra
del Ruido; hundirá en la antigüedad

sus pasos el Hombre y la Mujer,
surcarán la arruga de la frente
de Dios, donde del éxtasis de Ayer
se alza vapor incesantemente…

¡Y quedarán los enamorados
—como despiertos— y dos a dos,
la mirada fija en los Sagrados
Poros, de eterno sudor bañados,
de la frente arrugada de Dios!

EN EL SENDERO

Cuando el rebaño va en la senda,
mueve una música trivial
de piedrecitas, en la tienda
que le hacen los ramajes, y, al

son de esa música, se empina
el alma en los claros floridos
de la esperanza, y la divina
fiesta de mis cinco sentidos

se junta a ti, bajo las ansias
del viento; voluble cáliz
danzando sobre las fragancias
tristes de la carne feliz.

Vuelve hacia mi tu rostro, para
que pueda ver desalterado
mi perro (cual si meditara
con las orejas) a mi lado.

¡Y dame pláticas sabrosas
mientras que de pensar no dejes
que sea nueva el alma de las cosas,
mientras las cosas ya están viejas!

VERANO

Una llama de viento
extiende su lamento;
en un valle de! alma,
mece una palma

un sutil oleaje
a una altura salvaje;
bajo la hierba mansa,
triste descansa

el cansancio terreno,
y, ebria, bajo el veneno
del Sol, se precipita
esta maldita

raza de mis pasiones
y de mis sensaciones;
que va a salto de cabras,
y sus palabras

cruzan el valle, llegan
a las grutas y juegan
en las selvas sagradas
de tus miradas

y dicen: —»Los acentos
que hay dentro de los vientos
son otros que sus ruidos,
los gemidos»

de la luz precipita
al fuego que gravita;
por los poros del Alma
suda la calma…

Y yo observo detrás
de sus palabras, las
cifras en líneas que
jamás sumé.

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SI NO TIENES TRABAJO [Mi poema]
Vicente Medina [Poeta sugerido]New

MI POEMA …de medio pelo

 

Recuerdo me decían, si no tienes trabajo
pon un puesto de pipas o monta una ONG,
una tienda de chinos o a funcionario que
hiciera oposiciones, mandándole al carajo,
o ponte algo, no sé.

Si crees que has nacido con vocación de NiNi
(ni estudias ni trabajas), apriétate el refajo,
tendrás lo que mereces, penurias a destajo,
será sólo un reflejo la niña del Martini*
de esparto, tú estropajo.

Si no tienes trabajo y disfrutas de la holganza
puesto que el laborar no es lo que a ti te mola,
que pasas tu existencia tirado a la bartola,
permite que me ría cual fuera un Sancho Panza
que escucha alguna trola.

Pues más pronto que tarde ya habrás de lamentarte
del día en que tomaste un camino sin retorno.
No sabes, no contestas, pa’ bollos no está el horno,
Te miras al espejo y no quieres mirarte
pues sólo ves bochorno.
©donaciano bueno

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* Famoso spot publicitario en la que sale una señorita de muy buen ver.

MI POETA SUGERIDO:  Vicente Medina

Cansera:

¿Pa qué quiés que vaya? Pa ver cuatro espigas
arroyás y pegás a la tierra;
pa ver los sarmientos ruines y mustios
y esnúas las cepas,
sin un grano d’uva
ni tampoco siquiá sombra de ella…
Pa ver el barranco,
pa ver la laera,
sin una matuja… ¡Pa ver que se embisten,
de pelás, las peñas!…
Anda tú, si quieres,
que a mí no me quea
ni un soplo d’aliento
ni una onza de fuerza,
ni ganas de verme,
ni de que me mienten, siquiá, la cosecha….
Anda tú, si quieres, que yo pué que nunca
pise más la senda,
ni pué que la pase, si no es que entre cuatro,
ya muerto, me llevan…

Anda tú, si quieres…
No he d’ir, por mi gusto, si en crus me lo ruegas,
por esa sendica por ande se fueron,
pa no volver nunca, tantas cosas buenas…
esperanzas, quereres, suores…
¡tó se fue por ella!
Por esa sendica se marchó aquel hijo
que murió en la guerra…
Por esa sendica se fue la alegría…
¡Por esa sendica vinieron las penas!…
No te canses, que no me remuevo;
anda tú, si quieres, y éjame que duerma,
¡a ver si es pa siempre!… ¡Si no me espertara!…
¡Tengo una cansera!…

Los pajaricos sueltos

«cuando mi horica llegue
quiero morirme en mi tierra
verla cerrarse mi ojos
y tener mi hoyico en ella»
VM

«Los pajaricos sueltos»
No mandes los nenes a la escuela
porque no la han abierto
y está, si es que el Señor no hace un milagro,
cerraïca pa tiempo…
Ha caido en la cama,
mu malico el maestro,
y es cosa de temer, por las señales,
que ya no se levante el probe viejo…

Una jaula vacía
páece la escuela con aquel silencio,
y por juera corriendo los zagales,
una bandá de pajaricos sueltos.

Ya doblan las campanas…
ya arremató el maestro…
muncha pena me da, porque era un hombre
de los pocos c´hay güenos…
muncha pena me da por los zagales…
¡No paro de pensar qué va a ser de ellos!

¡Traigo en el corazón una tristeza!…

D´allá abajico vengo;
la escuela, como enantes, cerraïca
y con aquel silencio…
chillando alreörcico los zagales
y a sus anchas corriendo…

¡La jaulica vacía
y la bandá de pajaricos sueltos!

La niña buena

Niña, se ve que eres buena;
niña se ve que eres sana;
niña, se ve que eres limpia
como los chorros del agua.

¿Adonde vas tan ligera
Y sola, tan de mañana?
¡Como una rosa de mayo
llevas de hermosa la cara!

Voy a la fábrica aquella
que está al pie de la montaña:
aquella grande que tiene
las chimeneas tan altas.

Voy ligera porque pronto
darán las tres campanadas,
y quiero estar en mi puesto
para no perder mi plaza.

Mantengo a tres hermanitos;
mi madre está enferma en cama;
mi padre, que era tan bueno,
hace un año que nos falta …

Me levanto muy temprano,
aun más temprano que el alba,
y ya me dejo a estas horas
arregladita mi casa …

Anda con Dios, hija mía:
si hermosa tienes la cara,
¡más hermosa, niña buena,
debes de tener el alma!

Y la nena al brazal

La boca me duele de estarle diciendo:
-No quiero que vayas, nenica, al brazal…
no quiero que vayas, porque a ver a Paco
sé nena, que vas…
¡no quiero que vayas!…
¡mía que ni chispica de gusto me da!…

¡¿Ella hacerme caso?!
Como el que una lumbre
quisiera apagar
y fuera, el reñirle, leña que se echara
pa encenderla más…
“Anda ves, nenica”, pece que entendía
y, a tóicas las horas, ¡la nena, al brazal!…..

Ahöra resulta que Paco quería
divertirse con ella, na más…
que ya, con la nena, ni a buenas ni a malas
se quiere casar…
Con tóico y con ello y a tóicas las horas,
¡la nena, al brazal!

Y creció la nena,

que era de lo hermoso que en el mundo había…
¡igual c’un dibujo,
de tan rebonica!…
A la probe Juana
privá la tenía…
La zagala corre,
la zagala blinca,
la zagala canta,
la zagala chilla…
¡c’aciones de vieja!,
¡qué zalamerías!
¿Pos y las palabras?
¡Ay, lo que sabía!….

FLORECICA DE ALMENDRO

Florecica de almendro
más blanca que la nieve
¡tremparenica caes
al airecico heläo de la muerte!…

al airecico heläo,
como las flores,
se van en esta vida
las ilusiones…
Me preguntas si tengo ya novio…Más valiera
que tal nunca pensara…
Con la dichosa guerra, cariño en ande pones
con ilusión tus ojos, a morir te lo mandan…
De los mozos que fueron a la guerra,
hay noticias y cartas:
miserias, trabajos y peligros…
De tuicos, menos uno, ya se sabe en sus casas.
De quien no saben es de aquel muchacho
de Beniaján que estuvo una noche en la casa
y le hicieron cantar…pué que te acuerdes
de lo modoso que era…de lo bien que cantaba…
*
Hoy volvemos de misa…
Como día de Pascua,
se sentía bullicio
y alegría en la plaza…
s ande habían tenío noticias de los pobres
soldäos, se podía leerlas en las caras…
Pero al pasar por frente de ande viven los padres
de aquel muchacho que una noche estuvo en la casa,
no había nadie en la puerta
y dentro se sentía que lloraban…
*
¡ Tener novio!…¡ilusiones!…
más valiera que nunca tal pensara…
¡que , a más de probeticos soldäos, van cayendo
las ilusiones muertas por las balas!

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HACER DIABLURAS [Mi poema]
Manuel Juliá Dorado [Poeta sugerido]New

MI POEMA …de medio pelo

 

El diablo es ese invento de los curas
que trata de engañar a los más tiernos,
diciéndoles bajar a los infiernos,
queriendo así evitar sus travesuras,
con fuegos que te dicen son eternos.

Son esos que se muestran con tonsuras
que suelen recibirte como hermano
y en prueba de su amor ponen la mano
a espera que les des. Son caraduras.
Si ven que no les das, ya eres pagano.

Que curan las conciencias con suturas
siendo ellos los que aplican los ungüentos,
que al fin y al cabo aquí todo son cuentos,
y en busca van de mentes no maduras,
pues saben arañar los sentimientos.

El diablo es ese ser tan repelente
que basa su poder en meter miedo
a aquel que siempre ve se chupa el dedo,
al niño ese otro ser tan inocente
que sigue a rajatabla con su credo.

Con rabo, con tridente, su amenaza
se ceba en perseguir almas impuras,
gozando al ver quien sufre sus torturas
poniéndole a la mente sus mordazas,
que el diablo solo sabe hacer diabluras.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDO:  Manuel Juliá

El PARQUE

Pido una Coca-Cola y me quedo ensimismado
con unos cómicos andantes que llenan la plaza
metidos en fluorescentes uniformes del pasado. Un violín
ahoga un poco el ruido de los niños sobre las baldosas.
Destella una canción del ayer en labios del payaso,
se apodera de la bruma de insectos que sale
de la yerba, las flores mojadas. Estoy feliz,
todo está en su sitio, hay un frescor vivo en la materia,
una canción de cuna en la herida de los árboles.
Estoy feliz porque veo llegar a los niños riendo
con sus labios llenos de horchata, porque suena
la canción del payaso ya no viniendo de ayer
sino del viento de ahora que atrapa las chispas
de la fuente de colores que inunda la noche.
Estoy feliz porque creo que me miras
más allá del tiempo de ayer de hoy o mañana,
me miras desde una vida que no ha helado la muerte.
Desde tu fe en la sombra todo florece dos veces,
en mi memoria y en tu sed de no perderme.

AZUL

Sí, es domingo ahora, aunque no lo sea.
El sol es una magia del que nunca habla, un dictado
en la lengua más extranjera que existe sobre la vida,
una metáfora escrita por Dios, la metáfora del silencio.
Te acercas sin que te vea, caminas a mi lado,
vuelves, ¿de dónde has llegado para ser voz de ausencia?
Con la luz de los pájaros avanzas hacia mí.
Eres la blancura de este sol de domingo pleno,
este sol que está en tus ojos y en tus dedos y en
tu vestido de seda que brilla como si estuviera
en un cuerpo vivo. Voy a caminar por el campo
para saber que no estoy muerto ni perdido.
Voy a celebrar que este recuerdo no muere porque
se alimenta de un sol elegido para amarme,
y para caminar conmigo por la memoria
mirando la fuerza más poderosa de la ausencia,
un sol de domingo que enciende en mí tu nombre.

YA NO HAY VIENTO

Hace mucho que no nos miramos a los ojos
o nos sentamos juntos en un banco
y comentamos que ya no hay viento,
que estamos al final pero algo puede ser un comienzo,
hace mucho que ya no me abrigas
en una noche fresca que aguanta sus luces todavía,
que suelta un vapor de nicotina y niebla
y me siento como un pájaro desnudo
o como un pobre cachorro de sombra futura
que se hiere con las voces lejanas,
y ya no hay viento,
el día se queda sin poderse mover, preguntándose
por qué nadie sabe la hora de irse de la vida
o de salir al aire después de morir un rato
con el latido de tus cabellos en mis manos,
hace mucho que no nos sentamos
sobre un banco que tengo escondido en la maleza
de un jardín construido con el viento de las arañas
y la luz de las heridas del vacío
ya se está olvidando de nosotros,
hace mucho que no hablamos de tú a tú, como amigos
que desconocen que el futuro está en el pasado
y que el amor en sus labios
sigue existiendo sin que sus labios lo nombren.

NUEVOS OJOS

La ternura de tu esqueleto en mis manos
ahora, resplandeciendo, cuando levantas el rostro
todavía a mi lado, dentro o fuera de la iglesia,
cerca o lejos de todo, mientras mi brazos tiemblan
al rozar tu boca empapada en lluvia y barro
o rozar tu sortija de piedra, y la cabellera negra
que permanece tierna o recién nacida
puede comenzar a existir como una yerba húmeda
que rebosa por la tierra,
limpio tu rostro lleno de puñados de humo
con mis manos, un simple roce que quita la niebla
y te acaricio y tus mejillas se iluminan tan blancas
mientras estás abriendo un libro que escribí sin ti,
que no pudiste leer, del que ni siquiera
tuviste la más mínima noticia,
y mientras lo lees estoy al lado de tus ojos viejos,
sobre tu mejilla que se quiebra de gozo
con la primera lágrima que te sale, ahora lees
lo que no pude escribirte, quizá este poema
que quiere recordar la nicotina de tus uñas, las bicicletas
que no quieren devolver su alma destrozada
porque son el primer momento
de una tarde de domingo, fría,
con tu aliento abrigándome, ahora
la ternura de tu mirada se queda
en la ventana de muchas noches calurosas
y estarás leyendo este poema todo el futuro posible,
un esqueleto leyendo un libro
en la orilla de un río muerto,
y los colores de la tarde resucitan
en el nuevo brillo de sus ojos…

MIRADA

Puedo con todo lo que envuelve tu ausencia,
con la resina que está en el frío
de los pinos y con el corazón
que avanza por la noche detrás de nadie
y ya no necesita luces
para ver toda la llanura llena de pozos vacíos,
puedo con los túneles abandonados
que ayer tuvieron heridas
y sonidos desarmados
que sólo decían dolor, dolor, dolor,
puedo con el silencio manipulado en la oscuridad
como historia escrita que mancha
el corazón de negro, y puedo con tus ojos negros
que ahora observo con mi nueva tristeza,
y puedo regresar al día en el que dormí contigo
envolviéndome en tu cuerpo,
escondiéndome en tu pecho,
puedo con todo lo que ya no es nuestro
porque ya no hay palabras y no hay oscuridades
solo una desolación que no quiere despertarse
por si acaso se pierde tu mirada
y ya no queda ni el dolor,
mientras la ausencia sube llevándose
las palabras que pueden nombrarte.

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UNA PLEGARIA [Mi poema]
Arnau Pons [Poeta sugerido]New

MI POEMA …de medio pelo

 

Señor, la cruz que un día tú me diste
no puedo soportar, ya no la aguanto.
Si tengo que llegar al camposanto
alíviame al andar. Si me quisiste

en esa etapa dulce en que creía,
cuando el alma pecaba de inocente,
hoy te pide que seas indulgente
pues ciego está. Que nada perdería

creyendo a pie juntillas. Mas su mente
no para de pensar. Y es que no alcanza
a ver y discernir sin que reviente.

Y puesto tú quisiste que naciera
resuélveme el conflicto. La venganza
ya sabes que es muy mala consejera.
©donaciano bueno

La venganza no es propia de un #dios que se precie de serlo? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Arnau Pons

El vacío y su ruido.

Rayas las aguas*,
bajo un ombligo, oculto,

y a un cielo que llora una mano te alza,
y sales
entre dedos ávidos de tu negrura,
como légamo hediondo,
de fiesta loco y harto ya de vida;
junto a los árboles pasas, invocas
el húmedo sebo, la bestia sucia
que nació contigo;
tiemblas el agua, grávido, y dentro
de la corteza que te oprimió te doblas,
muerte en el ojo que te ha creado.
Desde una pesadilla, desde una sombra,
ahora escupes fuego y sombra, y sombra;
te entibias, buscas
como serpiente aquel pezón de roca:
lo secas.
Tu hiel en la amargura de tu boca.
Tu olor, el olor de tu padre.
*poema traducido por José Carlos Cataño.

9
El vacío y su ruido, por encima de nosotros, y nosotros
plenos, plácidos,
en la ósea sobriedad;
un Uno, fabricado con desastres, busca,
como un meteorito, nuestra gravedad;

tú, te elevas de gracia,
y de mí te desprendes,

plegada en ti como un opaco pensamiento,
hasta que te atas, sin balbucir,
a los finos cabellos del sol.

11
Habrá, más tarde, una excrecencia
de cielo, nosotros

ya no estaremos aquí para recogerla.

Algo profundo: un ojo,
la boca desdentada de la noche.

Sin fin, al igual que un ángel
(quizá el más lento)
descuartizado a las puertas del día,
como surgida de un pozo, se nos cae,
de ambas manos,
una descarga de luz.

7
Apretar los bordes de la noche,
puesto que se va virtiendo.

Nada-cantado y nada-urdido,
el paso lejos en la grava
de una vía estelar, y tú:
destruida por el instante, y pese a todo
mía.

12
Una quemadura tuya,
una de tantas, encendida de vida,
ahora va resbalando hacia abajo
por la pared:

me da la sensación
de que la ensucia bien,

pero los que pasan por delante de ella
dicen que deja
un feo rastro —

es pequeño o inmenso, según como se mire,

lo llamamos
literatura —

2
Toma al muerto del muerto y repártelo entre los vivos —
pon el ataúd dentro del ataúd y quítaselo a los vivos.

10
Te llevo en las costillas
acostumbrada a perder —

los cien
o doscientos años que no
podré
compartir contigo
te los dejo en el estante de los libros que se apagan,
los asediados,

los que tantas veces
se han arrodillado por nosotros.

17
Desde el rincón de tu nicho, también
tú me mirabas,

cosida y acabada
de lavar, estrictísima virtud,

y yo
estaba ahí,
de pie, inexplicablemente bello,

sin la hoja impúdica
de tu vergüenza
tapándome la ensangrentada desnudez:

con un pie
descalzo sobre los cristales,
con el duelo prohibido,
yo era a pesar de todo

la única
constelación

que la lluvia no había apagado.

8
Cuerpos
de horca
señorean
a puerta cerrada —

caen
a la hora prevista

después de muchas
cortinas de humo.

19
Te he marcado con los dientes del día
una escritura nocturna, probablemente
desordenada:

al estilo de
la pura prosa dura —

el juego del mundo nos lleva
a los lugares de atrás de ese mismo mundo:

en esas ausencias de día
y de noche
el sonido que allí vive nos acompaña
hacia los desgarrados pañuelos
de seda de tus versos

en los que ríen las torturas —

de la rotura
de esas tuyas-mías
líneas de vida
sale

calmada

la eterna gota de oro.

20
Un relámpago se sesga desde tu llanto sensato
y me toca el revés:

todo lo que no veo de mí, todo
el lodo que no remuevo
se iriza,
celoso por ser
el calambre
con el que me castigas la víscera insolente

(hormigueo de linfa
que cacarea dentro de mí),

podríamos decir
que toda la ciudad
lo ha visto: resplandecías de insolencia,

un gloria de óxido te aureolaba por completo, y llevabas
algo de la muerte enviscada
de sylvia plath
pegada al tobillo,
pero eso
sólo lo vi yo.

5
Si yo te regalo un arte del buen morir
tú me envías el lugar
abierto y húmedo
en el que calzaría
un primer aliento —

A los que han nacido después

¡Qué tiempos son esos en los que
Hablar de árboles es casi un crimen
Porque implica no decir nada de tantos delitos!

Bertolt Brecht, Poemas de Svedenborg (1939)

Una hoja, sin árbol,

para Bertolt Brecht:

¿Qué tiempos son esos
en los que hablar
es casi un crimen,
porque implica
tantas cosas dichas?

Paul Celan, Particela de nieve (1971)

*18

(ahora y aquí, ante el auditorio que nos escucha,
después de paul celan y bertolt brecht)

¿qué tiempos son esos
en los que el crimen
vuelve a tener forma de árbol
y en los que la hoja que expresa sombra
es apuñalada con un poema
por tanta verdad que ha dicho?

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BAILAR, SU ÚNICO CONSUELO [Mi poema]
Jaime Manrique [Poeta sugerido]New

MI POEMA …de medio pelo

 

Al ritmo del tun-tún baila un bolero
las noches cuando asoma allí la luna,
escaso de belleza y de fortuna
sin nadie que le ofrezca un asidero.

Se mueve sobre si con gran soltura
el mismo que le exige su sombrero,
tratando de ocultar su desespero
buscando que le sirva de sutura.

Seguro como está nadie le mira
no tiene que temer se le reproche,
que él vive solamente por la noche,
el tiempo sin permiso en que delira.

Se sabe prisionero en este mundo,
tan pobre e infeliz que nada espera,
si acaso venga dios en primavera
y atrape en ese sueño, el más profundo.

Bailar, solo bailar calma su pena,
sin pausa, sin sentido, sin parar,
bailar, bailar, bailar, bailar, bailar
de noche hasta que acabe su condena.
©donaciano bueno

Qué triste es sentirse aislado de este mundo, no? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Jaime Manrique

CARTA ABIERTA (MAYO) (1979)

Ciertamente las cosas sin ti
son cada vez más complicadas,
cuanto tú no me llamas y tus cartas no llegan;
cuando me despierto en la noche
y encuentro media cama desierta.
Hace quince días no sé nada de ti.
Lunes: salió el sol y las hojas del parque
parecían una copiosa ensalada fresca.
Martes, soñé toda la noche contigo,
tu mano sosteniendo la mía, tu cuerpo
alimentándome como una naranja.
Miércoles, lluvia. Día nublado.
Nada que ver desde mi ventana.
Jueves, salió la luna y estaba llena.
El cielo estrenó una nueva estrella en su diadema.
Viernes… me estás enseñando a contar los números reales.
El mundo empieza en ti y en ti termina.
Tú eres mi Alfa y tú eres mi Zeta.
Hoy, descubrí una nueva flor en el balcón.
No sé su nombre. La regué y dije una oración.
Deseándole un verano amable
En mi desamparo en tu ausencia.
Sí, cuando tú no estás.
Estas cartas abiertas
Son alguna clase de evidencia.

EL BARRANCO DE LOBA 1929 ( 1996)

Cuando el sol calcinante
se abate hostigante sobre el pueblo,
después de que mi abuela
(como Ursula Iguarán)
se ha pasado horas enteras
confeccionando animalitos azucarados,
mi madre, con un vestido de lino blanco
que le llega hasta los tobillos,
una cinta roja adornándole
su larga trenza negra,
calzando burdas chancletas,
va de casa en casa cantando:
«Cocadas, cocadas de coco y piña».

Maldiciendo el sol
que la quema y la renegrea,
mi madre balancea la bandeja
encima de su cabeza
y camina desde la quebrada
hasta la escuela pública,
pasando por el cuartel de la policía,
las dos cantinas del pueblo,
y el cementerio donde los gallinazos,
las iguanas y las víboras hacen la siesta.
Mi madre camina las calles engramadas
del villorrio hasta que el sol
-una guayaba madura ardiendo-
se zambulle en el Magdalena
y una violenta hemorragia celeste
pinta nubes enfebrecidas.

Acomodándose sobre una piedra
a orillas del río,
observando los pescadores
que regresan en sus piraguas cargadas
de bagres, bocachicos y manatíes,
tortugas y babillas,
mi madre, con su bandeja de animalitos casi intacta,
espanta los mosquitos que la aguzan
y las moscas drogadas por el azúcar.
Ella es una niña de diez años,
hastiada, sudorosa, cansada.
Ella odia a sus padres por ponerla
a vender cocadas que nadie compra.
Rascándose las piernas
con sus uñas de señorita,
ella espera la lancha
que todas las tardes pasa río arriba,
rumbo a Mompóx, Magangué, El Banco, Cartagena,
las grandes ciudades del mundo.
Todas las tardes ella espera.
Todos los días ella anhela su primer viaje
del que nunca regresará.

Cuando finalmente la lancha a vapor
aparece, tosiendo como una ballena tísica,
los zancudos frenéticos
que atacan los brazos expuestos
de mi madre,
ya no la molestan
porque el picor que la ataca
es más agudo, es de otra naturaleza.
Es el picor del deseo herido,
es el canto de sirena del mundo y sus placeres
que la lancha anuncia todas las noches
subiendo las aguas del río en llamas
hacia esas urbes donde la vida empieza.

MAMBO (1996)

Contra un cielo topacio
y ventanales estrellados
con delirantes trinitarias
y rojas, sensuales cayenas;
el fragante céfiro vespertino
oloroso de almendros y azahar de la India;
sobre las baldosas de diseños moriscos,
con zapatillas de tacón de aguja,
vestidos descotados y amplias polleras;
sus largas obsidianas caballeras
a la usanza de la época;
perfumadas, trigueñas, risueñas,
mis tías bailaban el mambo
canturreando: «Doctor, mañana
no me saca usted la muela,
aunque me muera de dolor».

Aquellas tardes en mi infancia
cuando mis tías eran muchachas y me pertenecían,
y yo bailaba cobijado entre sus polleras,
nuestras vidas eran un mambo feliz
que no se olvida.

ELEGÍA DEL CISNE (1996)

para Grace Schulman

Recostado en una silla playera
me conmueve la humildad del océano,
las distancias que ha recorrido
para desdoblarse en rizos espumosos a mis pies.
En la pleamar, iridiscentes serpientes ondulantes
se forman bajo la epidermis aguamarina.
El cielo es una resplandeciente bóveda escarlata;
el atardecer primaveral, un clisé perfecto.

En el caluroso resplandor del sol poniente,
las imágenes son serenas, apacibles, despojadas
de toda urgencia.
La paz de este dócil sosiego
me induce a cerrar los ojos,
y el viejo cisne blanco
que contemplé ayer en el crepúsculo aparece.
Lo veo lanzar su cuello hacia el cielo,
abriendo su pico brevemente
para agujerear mi corazón
con un canto desolado.
Y, en la oscuridad circundante
escucho el desesperado abanicar de sus plumas despeinadas
cuando zarpa hacia la mortaja purpúrea de su suerte.

MI NOCHE CON FEDERICO (1996)

(Según Edouard Roditi)

Sucedió en París.
Pepe me invitó a cenar
con un tal Federico
que iba rumbo a Nueva York.
Yo tenía diecinueve años.
Federico me llevaba once
y acababa de terminar
una relación en España
con un escultor
que lo había maltratado mucho.
Federico sólo tuvo dos amantes;
él detestaba las locas promiscuas.

Ambos éramos Géminis.
Como la astrología
era muy importante para él,
Federico se interesó por mí.

Hablamos en castellano.
Yo lo había aprendido
con mi abuela, una judía
sefardita que me había
enseñado términos
del siglo XVI.
Todo esto le pareció
muy gracioso a Federico.
Bebimos mucho, muchísimo
vino esa noche.
Por la mañana, al despertarme,
su cabeza yacía sobre mis tetillas.

Cientos de personas
me han preguntado por los detalles:
¿Era Federico fabuloso en la cama?
Siempre contesto lo mismo:
Federico era emocional
y vulnerable; para él
lo más importante no era el sexo
sino la ternura.

Nunca volví a verlo.
Se marchó a Nueva York
y luego a Cuba y Argentina.
Más tarde, el segundo amor
de su vida fue asesinado
defendiendo la República.

Todo eso sucedió en París
hace ya casi sesenta años.
Fue sólo una noche de amor
más ha durado toda una vida.

SAUDADE (1996)

Muchacho carioca,
habría que inventar epítetos
para aproximarse a tu belleza.
Al despertarme estas mañanas
descubro que aún mis dedos meñiques
cantan tu nombre, y mis zonas capilares
guardan la tibieza de tu boca.
Muchacho carioca
cuando salgo al balcón
las flores cotidianas me sorprenden:
los pétalos magentas de las begonias
se abren como manos dadivosas,
sus corolas semejan cálices tallados en oro
bordeadas de piedras preciosas.

Muchacho carioca
eres un elixir desconocido,
me das a probar manjares desconocidos;
no es el amor lo que fluye
entre nosotros, sino lava.
En ti cabalgo el filo de una ola,
me dejo arrastrar por tu oleaje,
buceo y busco hacia un fondo ignoto;
al acariciarte entro al paraíso.
Todo esto me sucede,
muchacho carioca,
cuando tu sensual saudade
enciende mi boca.

DÍAS DE BARCELONA (1996)

Pronto habrán pasado veinte años,
que, como dice el tango, son nada.
Tampoco es nada
el cargamento de memorias que hemos
acumulado desde ese entonces;
y son mucho, son demasiado,
las carnes desgonzadas,
las arrugas del espíritu
que ninguna cirugía arranca.
Es posible que tus monumentos
hayan envejecido. Mas la patina de tus fachadas
no puede compararse
al derrumbe de mis ilusiones.
Hoy vivo por vivir,
y de las ilusiones de ayer
quedan poemas, memorias borrosas,
cartas que nos atraviesan como puñales.

Últimamente, caminando por las calles,
reconozco en los peatones
los rostros de mis muertos queridos:
Andrés, Mike, Douglas, Luis Roberto,
reencarnados en un gesto, un bucle,
un encuadre chabrolesco.
Quien fui ayer,
y pronto serán veinte años de esto,
ya no recuerdo.
Lo veo a él, al otro Manrique,
un héroe en una novela de posguerra,
un clásico, un mito
repitiéndose desde siempre.
Hoy soy un extranjero
escribiendo líneas nostálgicas
por épocas en las cuales tampoco
quise, ni fui feliz, ni siquiera yo mismo.

A veces, últimamente cuando viajo
en el tren subterráneo,
es como si atravesase
diferentes regiones del infierno,
y sé que, aunque vivo,
estoy muerto, y que tan sólo en la muerte,
tal vez, Barcelona, recorreré
de nuevo tus ramblas
buscándolo a él, con su gemir eterno,
tratando inútilmente de completar
las piezas de un crucigrama
cada vez más extenso
e incierto.

POEMA DE OTOÑO (1999)

Hay un río detrás de la casa.
Desde la ventana de mi cuarto
abajo, en la hondonada,
a través del abigarrado
ropaje del bosque,
aparece el río en otoño
a medida que el mundo
se desnuda y los espacios
se abren. Entonces,
veo una rodaja
del río -un espejo
que refleja los colores del cielo
y también las estrellas.
De repente, después
de una orgía de colores
y el cataclismo de octubre
cuando las hojas encendidas
se desprenden como una tempestad
de mariposas, las noches
invitan a la contemplación
las estrellas son flores diminutas
puntos tan imperceptibles
que parecen una creación de mis ojos.
Así también es la poesía nace
en la imaginación, en el tránsito
del despertar al ensueño.
Mis poemas brotan
no para reflejar al mundo
sino para transcenderlo.

Este otoño no he pensado en la muerte
sino en ti, mi amado.
A medida que el mundo
se desnuda y queda
expuesto a los elementos
-cómo los árboles desnudos-
el milagro del amor
también nos hace vulnerables.

TU ARTE INMACULADO, BILLIE HOLLIDAY (1999)

En el hospital Metropolitano,
el 17 de julio de 1955,
a los cuarenta y cuatro años de edad,
la voz destruida,
encadenada a tu lecho,
tus ojos dos algas negras fosforescentes,
los sueños perfumados de gardenias,
cantaste tu último blues.

Todos los poetas están de acuerdo, Billie,
el día de tu muerte
se instaló perennemente la tristeza.

En tu repertorio
frutos extraños cuelgan
de los árboles sureños-
negros linchados bajos cielos sangrientos.
Tanta crueldad nunca fue tan bien cantada.
De tus labios los sonidos
salen purificados. En tu vocabulario
todo sonido es sacro.
Después de escucharte, Billie
emergimos pálidos, envejecidos,
desolados para siempre.

REMOLCADOR (1999)

era una de esas palabras
que odiaba en mi niñez.
Otras eran corisa, astromelia,
palabras usadas por los Ardilas-
el clan de mi madre.
Me parecían palabras torpes,
vulgares – palabras de campesinos.

Esta mañana de verano
briosa, azulada, mientras caminaba
enfrente de la Universidad de Columbia
recordé la palabra
remolcador… brotó
de mis labios, un suspiro
que se desvaneció hacia el alto Manhattan.

Es curioso como en días amables
camino hasta el parque,
me siento en un banco a observar
el Hudson, como en otras épocas
contemplaba el Río Magdalena.

Hace diez años, en Santa Marta,
una noche caminando el malecón
encontré una muchedumbre alrededor
de un templete, donde unos estudiantes
entonaban coplas desgarradas
acerca del agonizante
Río Magdalena.
Estaba solo. Era una noche clara
sobre la bahía. El mar
era una seda mortuoria
y su frescor me acariciaba.
Tenía cuarenta y siete años;
era un hombre maduro.
Ahora, una década más tarde
pienso en esos jóvenes y sus coplas
y siento el dolor y la nostalgia
que ellos sentían.

El remolcador era una cosa
grande, ocre, metálica
que se desplazaba lentamente
por las aguas cenagosas del Magdalena.
Cargaba tambores de gasolina, jeeps,
ganado, costales repletos de cocos secos.
No era una cosa hermosa.
Pero mi familia pronunciaba
la palabra remolcador-
un lazo entre el pueblo y el mundo de afuera-
con una reverencia casi religiosa.

Es curioso cómo he pasado
gran parte de vida
en ciudades ribereñas;
cómo el río acabó convirtiéndome
en mi destino.

Aunque ahora, cuando veo
un remolcador surcar el Hudson-
una cosa fea, un mal necesario-
tenga otro idioma para nombrarlo:
como tengo también otro idioma
para nombrar aquel mundo, esa otra vida.

ESTE AMOR, EL OTRO (1975)

Cuando tú me tocas, por ejemplo
no veo constelaciones,
y en mis sueños, cuando tus manos
buscan mi espalda y mis cabellos,
es imposible saber si sueñas con un ratón
o con Alicia en el país de las maravillas.
Tú me repites frases que me abochornarían
a luz del día, nunca me has escrito
cartas a las cuatro de la madrugada
desde aeropuertos extraños
o la plataforma de un tranvía.
Cuando hacemos el amor, fingimos
que la emoción es justa.
Hoy he estado regando tus plantas
mientras estás en la playa.
Utilizo el líquido para las cucarachas,
abro las ventanas y no se me ocurre
mirar tu correspondencia o leer
tus nuevos poemas.

Mientras sigo las instrucciones:
«Los geranios y begonias deben ser
regados dos veces por semana»,
peso mis dos amores en la balanza.
Sé que riego las plantas porque
me gusta ver correr el agua entre mis dedos
y porque no quiero ver morir las flores
en esta estancia; también porque me he sentido
sentimental, tarareando un aria familiar
toda esta mañana.

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EL TIEMPO A MARTILLAZOS [Mi poema]
Sergio C. Fanjul [Poeta sugerido]New

MI POEMA …de medio pelo

 

Voy achatando el tiempo a martillazos
sintiendo que se va, que no me espera,
que sigo estando expuesto a sus balazos
y a que una de esas balas sea certera
haciéndome pedazos.

Que estoy en un terreno en que las bombas
están en cada esquina acurrucadas,
entre grises manojos o en alfombras.
Se mueven a su antojo. Son manadas
ocultas en las sombras.

Fue roca, se hizo trizas. Ya es gangrena
que vuela a ras del suelo y que tropieza.
Detritus que, colgando de una pena,
espera aletargada en la maleza,
de playa entre la arena.

Presente, ya es pasado sin futuro
que oculta su actitud de insolidario.
Andar entre tinieblas es muy duro.
viviendo siempre a expensas de un conjuro,
las cuentas de un rosario.
©donaciano bueno

Lo #peor de todo es la #incertidumbre, o no? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Sergio C. Fanjul

Romance del freelance y la acacia

Obsesionado por la finitud,
a mitad de la jornada laboral
–por llamarla de alguna manera–
el freelance se asoma al balcón
y charla con la acacia.

A veces, cuando la agita el viento,
la acacia parece que está viva,
–porque lo está– y que le hace
señales al freelance, cimbreando las ramas,
para que huya, para que huya
de cualquier cosa hacia cualquier otro lugar.

La acacia, arquitectura en rama,
está viva desde hace mucho tiempo,
mucho tiempo más que el freelance.
Pero la acacia vieja, valiente hija de acacia,
siempre conserva el silencio. Quizás
se comunica mediante algún tipo
de extraña onda vegetal que el freelance
no es capaz de percibir. Los freelance
no tienen antenas, todavía, y las acacias
guardan todos los secretos de la ciencia.

La acacia sabe de lo eterno y de lo inmóvil,
de la fotosíntesis; el freelance teme a la muerte
y no se puede estar quieto, surfea grácilmente
el mercado laboral tratando de no descalabrarse,
consume sin cesar carbohidratos y grasas saturadas.

Pero quizás la acacia esté loca.

Por las noches, cuando tiene pesadillas,
el freelance sueña que la acacia,
con sus miles de ramas retorcidas
en una geometría fractal, sube a pulso las persianas,
y abre las puertas del balcón
y se estira hasta su cama,
y agarra su cuerpo
y le ahoga sin piedad.

Los días que tiene dulces sueños,
el freelance sueña que la acacia le arrulla,
le coloca bien la manta y le acaricia las mejillas.

En cualquier caso, al despertar cada mañana,
sale al balcón y ve a la acacia ahí delante,
tan quieta, y aunque sea primavera
y esté cubierta de explosiones
de hojas verdes reflejando el sol,
le da la impresión de que la acacia
está muerta.

Y entonces no sabe si aquello le deja más tranquilo
o le provoca una tristeza humana,
espesa y abismal.

Aún legañoso y despeinado
mira a la acacia, ahí delante,
tan quieta y tan acacia,
tan callada,
y piensa:
esta es mi casa.

Tú me haces decir wow!

Quiero crear hipervínculos contigo,
quiero caramelizar el teriyaki;
vivir es inevitablemente tocar
en la orquesta del Titanic: mira,
a nuestros amigos les van saliendo ya
tumores, hijos, nuevos curros temporales.
Estamos definitivamente adultos.

Nosotros somos emprendedores,
de esos que emprenden la siesta,
entre las sábanas freelance de la tarde
aguantamos el envite de las tempestades,
de las recesiones, de las corruptelas
que suceden en el flanco exterior de las persianas.

Nos arrojan a un cosmos errabundo donde
predomina el misterio del vacío, pero
nada importa, te digo, ya solo tengo mimos,
–este es nuestro ánimo rebelde.

Pasará el tiempo y seguirás siendo
la cosa más asombrosa sobre la faz
de la Tierra a pesar de tus múltiples
adicciones cotidianas
–tú me haces decir wow! a todas horas–

Y pasarán los años, y llegará la muerte,
y apagará el router y el mundo será
un teatro monstruoso.

Pero yo
quiero crear hipervínculos contigo,
quiero caramelizar el teriyaki,
quiero que nos entierren juntos
aunque uno de los dos aún no
haya muerto.

EXPRESIÓN

no me dejaban decir lo que quería
estaba como muerto chungo blando
destruido

cuando me dejaron
era para decir lo que ellos querían:
un colchón viscoelástico dije
una casa en las afueras
una conexión de dos mil megas:
amor amor amor
toda la vida

por fin fui libre
dijeron di por fin
lo que te salga
jabato campeón
habla a manos llenas
únete a la fiesta

ahí tienes los montes los mares
los desiertos hay que gritar
grita por favor
no seas rancio

de pronto no recordaba ni palabra
era un mal sueño
pero algo tenía en la punta de la lengua

no me salía

COMERCIALES

veía mi vida en los anuncios
el coche de mis sueños
surcando paisajes de delirio,
el fairy con que dar finalizadas
no se qué cenas familiares,
la cuenta naranja en la que guardar
mi improbable fortuna
a un buen tanto por ciento,
el abdominazer que, después de usado,
se podía plegar cómodamente
y guardar bajo la cama:

la mujer de mi vida,
tras un teléfono que empezaba por ocho,
gimiendo desnuda e insomne,
llama, llama ahora.

no sabéis cuánto la quería

a las tres de la mañana apagaba el televisor
y, a este lado de la pantalla,
mi vida se quedaba

en silencio y a oscuras.

Alicia en el País de las Redes Sociales

por el este amanece en el smartphone
y ella abre un ojo para clavarlo en la pantalla.

afuera hace sol y un mirlo blanco viene
a posarse en la rama de la acacia;
pero no importa: nada supera al tuit
—salvo el retuit—
y ella es absorbida,
como Alicia, por el País de las Redes Sociales.

el día se convierte en bombardeo
y cuesta pensar más de dos segundos
en la misma simple cosa.
mientras ella asiste a los prodigios digitales,
fuera un niño refuta la existencia del bosón,
Cartago es destruida y comienza el invierno nuclear.

alicia hace click, y click, y click, y doble click,
siguiendo al Conejo Blanco, al Sombrerero loco,
porque da mucho miedo enfrentar este vacío,
mejor decir ‘me gusta’
e iniciar la larga huida hacia delante
—haciendo scroll.

(manifiesto:

la vida es aquello que ocurre mientras la web se carga
los seres queridos son avatares pixelados
los estados de ánimo eufóricas flamencas
y la muerte no es más que un pantallazo azul;
la carne, la sangre y el hueso nos dan asco
porque preferimos parecernos a un androide
que a un cocido madrileño)

ajeno a todo esto, el sol, que es analógico,
se derrumba y anochece, y Alicia se despide
cariñosa de su smartphone.
antes de apagar la lucecita
piensa que ya solo quedan ocho horas:

con un poco de suerte, suspira,
soñará con un estado de Facebook
que cambiará el mundo.
pero en su sueño reina la reina de Corazones,
que grita ¡que le corten la cabeza!

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FANATISMOS [Mi poema]
Jacobo Cortines [Poeta sugerido]New

MI POEMA …de medio pelo

 

Esta sociedad tiene un problema
que no quiere abordar;
se queja cuando tiene que llorar
al ver que se ha salvado de una quema
que no sabe apagar.

Y empieza a meditar,
parches poner, decir no tener miedo,
negando que el terror siga algún credo.
Y pronto más que tarde ha de rogar
deshaga dios su enredo.

Mas no quiere saber, no se da cuenta
que sólo existe un modo de acabar
y debe de abordarse sin dudar
si quieren que el futuro no resienta
volviendo a lamentar.

Se llama ADOCTRINAR.
Que convierte a la infancia en marionetas
por sujetos que ejercen de profetas
y trastocan el término EDUCAR
en pro sus propias metas.

Que educar es sembrar, es sementera,
cuidando no tomar a dios en vano,
es mirarle al distinto como hermano
así fuera que a él nunca entendiera
a fuer de ser profano.

Muy distinto a inyectar las obsesiones
del que dice y se arroga ser Maestro,
de filias y de fobias el secuestro,
saliendo a profanar sus bendiciones
a un niño con lo puesto.
©donaciano bueno

#Adoctrinar a un niño es un crimen de lesa humanidad? Share on X

Cada vez que se produce un acto de terrorismo, como el de Barcelona, los políticos se despachan con lemas como: no tener miedo, actuaciones que consisten en llenar de bolardos las calles de las ciudades, un  minuto de silencio y poco más…  Se niegan a abordar el meollo de la cuestión que es la educación. Si en lugar de trasmitir las obsesiones de los educandos a los niños, éstos se dedicaran a preparar el germen para que los futuros ciudadanos pudieran ser libres e iguales, preparados para tomar sus propias decisiones, desaparecerían del mapa los fanatismos religiosos, de índole nacionalista…etc…Los ejecutores no son nada más que simples marionetas en manos de los que mueven los hilos: los adoctrinadores.

MI POETA SUGERIDO:  Jacobo Cortines

LEJOS Y EN LA MANO

Delicada, prudente, generosa,
su palabra es sencilla, amortiguada
por una levedad que le conduce
donde apenas sus pasos seguir puedes.
No siempre fue feliz, pero su vida
conoce la fragancia de los nardos,
el tacto de la seda, el terciopelo,
la secreta dulzura de la sombra.
Un gesto de tristeza le acompaña,
mezclado extrañamente a su sonrisa
que muere tan fugaz como se esboza.
Y te miran sus ojos fijamente,
y el corazón rendido a sí se dice:
amor mío, tan lejos y en la mano.

CELESTE MAÑANA

Siempre clara en tus ojos la mañana,
un sereno celeste que ilumina
el negro corazón que en la locura
rompió la paz y conoció el fracaso.
Cálida la caricia que se ofrece
constante a quien de nieve vuelve herido
tras errar por las cumbres donde el cielo
quiso abrazar perdido entre la niebla.
Dulce el encuentro, el beso generoso
que cesa en otro beso, la palabra
que nace del amor y en él se olvida.
¡Oh celeste mañana que en sosiego
hacia la tarde vas y en clara noche
te inflamas más que luz de mediodía!

EN TU MIRADA

Toda tormenta cesa si tus ojos
derraman su celeste. Qué sereno
se vuelve el aire entonces y qué pura
la nueva luz. Así cuando me miras
las nubes de mi llanto, la tristeza,
como la noche, negra, la desidia,
los vientos de la angustia, los pesares
roncos como los truenos, el hastío
devastador y frío, la amargura
como lluvia de hiel, las duras iras,
que roen el corazón, se desvanecen
y se inunda de paz el alma, y nace
como una flor callada la alegría
de saberse mirado en tu mirada.

ANTES DE LA NOCHE

Que no llegue la noche sin que diga
que amanecí en tus ojos. Que el olvido
no cubra esta hermosura que desnuda
a mi vista le ofreces. Que mi mano
escriba que por ti nunca antes fueron
los llanos tan extensos, ni los mares
tan azules, turquesas o esmeraldas,
ni tan fuego las llamas, ni tan viento
los aires que se mueven. Que la tarde
se alargue generosa y que no llegue
la noche de mi vida sin que sepas
que tu nombre es amor y por él vivo.

II
NARDOS DE NOVIEMBRE
(De Carta de Junio y Nuevos poemas, Sevilla, 2002)

DECLARACIÓN

Si me ves de camino hacia el trabajo,
cansado al regresar, y entre los libros
hora tras hora batallando en vano
para hilvanar tres líneas con sentido,
que sepas que es un modo de decirte
desde mi mudo corazón: te quiero.

EN LA TINIEBLA

Si habito la tiniebla o en el fango
se consumen mis horas, no por eso
desespero de verte. Sé que un día
contemplaré tu gloria, que mis ojos
se abrirán a tu luz y que mi carne
quedará limpia al tacto de la tuya.
Espérame, amor mío, aunque la noche
sea sucia y triste y no te ofrezca el alba.
Hay un mañana en estas lentas horas
que ha de ser para ti, pues de ti viene.
En el fango te pienso. En la tiniebla
espero el resplandor de tu llegada.

EN EL DESIERTO

Este turbio desierto que ahora cruzo
te lo ofrezco también, como esos mares
de dulcísimas aguas que ayer viste,
como el bosque oloroso que conmigo
aspiraste gozosa, a cuya sombra
pasamos tantos días. Hoy son secas
arenas, aire seco, secos riscos
y un horizonte terco en su aspereza.
Pero aquí tu recuerdo como un río
me riega el corazón, y en el destierro
abrazo mi dolor para que aclare
la turbia lejanía de no verte.

HACIA EL ENCUENTRO

Desde el dolor, el odio, la mentira,
la fría soledad y la tristeza;
desde el error, la injuria, el abandono,
los amargos castigos y derrotas,
hacia ti voy, amor, para saberme
salvado en tu presencia. Nunca olvido
tu callado decir, tu suave gesto,
tus pasos delicados y esa sabia
renuncia a los engaños. A ti acudo
cansado de mí mismo, de la angustia
de ser una aventura cuyo inicio
tan ajeno me fue como ha de serme
su escondido final. Pero contigo
el tiempo se transforma y cada instante
es un nuevo misterio: ver tus ojos,
sentir tu aliento, respirar el mismo
aire que tú, pisar el mismo suelo,
vivir desde tu vida y deshacerse
en este dulce encuentro, que sentido
dará a la levedad de las cenizas.

AMOR CERCANO

Tengo cerca el amor y una mañana
toda celeste por el mar y el cielo,
un rumor que en espuma se deshace
y multiplica el eco entre las cañas.
En ese amor me miro y la memoria
devuelve al corazón lo que el hastío
le robó sordamente hasta erigirse
en dueño despiadado de sus días:
la paz de los que buscan encontrarse
para emprender la senda que les lleve
a un destino común. Así los años
se pueblan de países, de ciudades,
de casas, escenarios compartidos
de una misma aventura que no cesa
hasta que el tiempo muera. En esta tarde
tengo cerca mi amor y su presencia
multiplica las rosas por el cielo,
mientras crece el rumor que me adormece
bajo el temblor callado de la luna.

NARDOS DE NOVIEMBRE

Con el amor las rosas son más bellas
y dura su perfume en la memoria,
el nardo es siempre blanco y su blancura
no ha de temer los fríos del invierno.
Desde un sueño lejano te he buscado,
porque supe de ti entre las espinas,
y he seguido tus huellas paso a paso
hasta entrar en tu casa y encontrarte.
No me niegues tus ojos, pues en ellos
vivo libre de mí. Que tu sonrisa
no se vuelva tristeza ni se manche
la limpia claridad de tu acogida.
He conocido bosques y desiertos,
he subido a las cumbres y he dejado
que la vista se pierda por los valles
para encontrar un sitio que ofrecerte.
Ahora estás cerca y sé de tu hermosura,
sé que la rosa es bella y su fragancia
contigo no se extingue, y que los nardos
con el amor no mueren en Noviembre.

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TIERRA, QUIEN FUERA QUE TE HICIERA [Mi poema]
Javier Rodríguez Marcos [Poeta sugerido]New

MI POEMA …de medio pelo

 

Tierra. Quien fuera que te hiciera, tierra,
pues que yo desconozco quien ha sido,
a quien quiera que fuera aquí bendigo
como hiciera el mendigo que se aferra
a un pan y el burro al trigo.

Tan fértil, tan árida y viciosa
del agua que a su cuerpo la rodea,
e igual que disimula se menea,
capaz de regalarnos una rosa
y podrirse la rosa en la pelea.

¿Qué más da si es cuadrada o si es redonda,
si tienes las ventanas frente al cielo,
si es más grande la mar o es un orzuelo?
Que yo soy inquilino, ella es mi fonda,
mi santo y desconsuelo.

Tierra esclava, sin cercos, tierra libre,
que guardas en tu vientre mil secretos
en que intrusos dibujan parapetos
con balas que te hieren de un calibre
carente de respetos.
©donaciano bueno

A ver qué más nos da quien la hiciera, o no? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Javier Rodríguez Marcos

YA LO SÉ, LA MEMORIA

Ya lo sé, la memoria
no es un lugar seguro.
Está llena de trampas,
consuelos, desconsuelos,
atajos, emboscadas,
pistas falsas, canciones
lacrimógenas, torpes
maneras de quedar
bien,
traiciones, heroísmos,
fotos trucadas siempre
con el fotoshop tonto
de la melancolía.

Ya lo sé, es lo que somos:
nostalgia y cirugía.
¿Recuerdas lo felices
que fuimos el verano
de la inmortalidad?

ZOOLOGÍA

La palabras son
animales salvajes.
Nacen y crecen
y se reproducen, mueren
de agotamiento. Siempre
lo tiñen todo
con sus colores pardos,
con su mascar nervioso
(no fieras libres, ratas
de matadero). Tienen
tórax y abdomen, dice
la gramática.
De sangre fría, son
blandas por fuera y
duras por dentro. Aunque
siempre al acecho, atacan
tan sólo si se las ataca.
Y al olor de la sangre.
Las palabras heridas
son las más peligrosas.
Las palabras heridas
son capaces de hacer
todavía mucho daño.

TEORÍA DE LA EVOLUCIÓN

Tiene suerte mi mano.
Cinco millones de años
de evolución
para llegar a un hueco
perfecto para una manzana.
No necesito más:
Saber que tú respiras,
que el mundo cabe entre estos cinco dedos,
que, entero y tembloroso,
yo quepo entre los tuyos.

EL NÚMERO DOS

Dos solitarios juntos.
A veces siento que nos entendemos
(un sentimiento, nada
mental, pues, fuera de estas sucias palabras
que todo lo traicionan
y lo perdonan todo; un sentimiento, algo
incrustado en la boca
del estómago, azul, igual que un ácido
sin nombre, añil, perfecto,
leve como un enigma, gris,
un elemento químico
desconocido. Me refiero a sin sitio
concreto en el precario
orden de la tabla
periódica -valencia, peso atómico,
esas cosas que entraban
en los exámenes). Solos,
estamos solos. Juntos, lo he dicho,
y solos. Quizás no pueda ser
distinto. Así, quizá esté bien
así. Quizá los que han nacido
solos no puedan ya
dejar de estarlo
nunca, vivir de otra manera.
Quizá, tal vez, quizá
esto no dure mucho (apenas, tal vez, puede
que otro millón de años;
poca cosa si piensas
en el tiempo geológico). Concedido, de acuerdo.
Quizás no dure siempre. Siempre se pasa pronto
y todo es poco –menos
que poco, seamos, por una vez,
realistas- pero a ratos parece,
tal vez sólo parece,
que todo está en su sitio.

ES ASÍ LA BELLEZA

Es así, la belleza

se mide por milímetros.
Igual que el hielo quiere

ser sólo agua corriente,
la belleza se mide por milésimas
de segundo, por micras.
No por eternidades.
No en toneladas, grandes
cumbres, espacios
que sobrecogen. Siempre
se resuelve en la foto
finish, no en lo sublime. Nunca.
Al final la hermosura
se decide por poca diferencia.
Cero a cero. No hay mucho
que añadir. ¿Quién no ha visto
la luna, despistada,
sobre los edificios,
sobre la niebla tóxica,
rompiendo el cielo sucio
un lunes a las diez
de la mañana?

RIQUEZA

Seguro que la noche mejorará la escena,
pero ahora el mediodía y esta vida
saben mucho de las tragicomedias
del teatro -del mundo- del absurdo.
En el bar de los cuerdos que miran a los locos,
el hombre y la mujer están bailando
con la música de las tragaperras.
Acaban de perderlo todo. Tienen
en cambio manos con las que tocarse,
labios para estar en silencio,
sus pies para moverse con el ritmo
de una música que viene de lejos
enturbiando la bolsa de la vida
-circuitos y neuronas, máquinas japonesas-.
Los que miran
(miramos)
sólo tienen
(tenemos)
un poco de dinero
(y a veces ni dinero).
Hace tiempo que se ha perdido todo.

IN MEMORIAM

El miedo como un pez escurridizo,
lento como la cámara
lenta,
borroso bajo el agua, irreal, diluido.
Desde este lado de la orilla, el taxi
corre hacia el hospital.
El miedo de las oraciones
que recitas, inútiles,
tan necesarias ahora
que subes por la escala que teje el desamparo.
Segundo piso. Planta. Todo perdido. Oscuro.
El Muerto no está muerto
(mi hermano y su crudeza).
El Muerto (y esa risa
nerviosa) no está muerto,
pero ya se reparten
el sueldo las urracas.
Mi hermano otra mañana:
Esta vez es la buena, la mala, ahora ya está.
Otra vez el teléfono, frío como los peces
de montaña, nerviosos, duros, huecos, estériles.
Desde este lado de la vida, el metro
devora (línea 2) las estaciones:
Las Musas, Esperanza
(dos muchachas transbordan hacia Prosperidad).
Dentro de la oficina
el muerto enciende
las pantallas y piensa
en el Muerto, en un taxi
que no devora ya
las 10 de la mañana.
Lejos de todo, huyendo (la historia de tu vida
pasa en 15 segundos, como dicen que pasa
a los muertos. Agonizar también
es tu forma de vida).
El miedo, un nombre nuevo.
El miedo, el sobrenombre
que el cobarde le da a su cobardía.
Introduzca la clave,
(enter the password).
Con una mezcla ácida de soledad, egoísmo,
rabia, pena, cansancio, lástima
de sí mismo,
el muerto escribe:
Amén.

AGRICULTURA

Con los dedos o un trozo de carbón
a punto de apagarse.
O de encenderse. A veces
su perfil parece apuñalado
con un tizón que conservara dentro
el fuego oscuro del que él mismo procede.
Así, letal, como algo
que le quema
en las manos
lo usa el pintor, sabiendo
que ahora también le va la vida en ello,
afirmando en el trazo
que trabaja sobre las ilusiones,
que en la vida no existe
esa frontera (la única
que no existe. Justo
por eso es necesario
que la vista recorra esos perfiles.
Para que no se engañe).
Y pinta así, confiado,
igual que un campesino
que dice la verdad.

CONOCIMIENTO DEL REINO SUBMARINO

Ahora sólo soy huesos. Los peces me conocen
y atraviesan confiados las cuencas de mis ojos.
Se han disuelto mis manos en la sal y mis piernas
crecen entre raíces en las rocas y el fango.
Recuerdo vagamente mi vida y sueño a veces
que hay plantas abisales coronando mi cráneo.
Por la noche mis huesos están tristes y echan
de menos el sonido de un corazón latiendo
y el pulso de la carne
que sirvió de alimento a la fauna marina.
Es la vuelta al origen. Me resigno y me digo
que ya andarán mis ojos entre perlas y estrellas,
como siempre quisieron cuando sólo eran ojos,
ni claros ni serenos, de un hombre en un naufragio.

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NO ME TRAE A CUENTA [Mi poema]
Agustín García Calvo [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Yo nací sin saber, sin darme cuenta
un día que aun recuerdo del cuarenta.
No quiero recordar, que eso sería
retornar al momento de ese día
y no me trae a cuenta.

Y es que el tiempo no pasa, se dispara
(si sale a pasear, no da la cara)
o va haciendo regates sin dispensa,
no puede conservarse en la despensa,
le llamo y no se para.

Ni tiene facultades de adivino
(no sabe envejecer como hace el vino),
te mira y te desprecia con descaro,
si lo quieres comprar te sale caro
y es que es un asesino.

Es por eso que yo aquí nada le pido
(que a mi me olvide él, que yo le olvido),
de sal anda vacío y de pimienta
y aunque no crea, a mí no me alimenta,
que él es un mal nacido.
©donaciano bueno

#El #tiempo es ese #traidorzuelo? Share on X

* 1940, año de nacimiento del autor.

MI POETA SUGERIDO:   Agustín García Calvo

Libre te quiero

(Canciones y soliloquios, 1976)

Libre te quiero,
como arroyo que brinca
de peña en peña.
Pero no mía.
Grande te quiero,
como monte preñado
de primavera.
Pero no mía.
Buena te quiero,
como pan que no sabe
su masa buena.
Pero no mía.
Alta te quiero,
como chopo que en el cielo
se despereza.
Pero no mía.
Blanca te quiero,
como flor de azahares
sobre la tierra.
Pero no mía.
Pero no mía
ni de Dios ni de nadie
ni tuya siquiera.

Del relato de amor

¿De dónde viene esa voz
que me acosa y me hace preguntas?
de lo que sé y lo que no.
¡Qué lejos suena la música!
Y quiere aún que responda
y que de mí nada le acuda.
Bien, pues no, no lo sé.
¿Cómo quieres que sepa la tumba
qué es lo que guarda?
La greda, la grama, el viento, la lluvia
¿van a saber lo que son,
si son algo o cosa ninguna?
No, no lo sé.
¿Pretendes que un muerto
crea o deduzca que es un muerto ni nada
si ya ha olvidado figuras,
números, nombres y todo,
si se ha olvidado por nunca de él mismo,
si lo han olvidado de las ciudades y rutas todos a él?
No sé. No lo sé. ¿Porqué me preguntas?
¿Le has preguntado al gusano
si sabe el puesto que ocupa
en la lista del sabio?
A la araña si sabe que teje?
A la luna si sabe en qué cuarto está?
Al candil si sabe que alumbra?
Si sabe su hora el reloj?
Si su rumbo sabe a la brújula?
Pues no, no lo sé. No lo sé.
Un muerto ni sabe ni duda.
Es lo que es y ya está.
¿Cómo va la nada profunda
a saber que no es nada?
Y la última cifra
¿cómo la última va a saber ella que es?
Oh! ¡Saber!. El verbo me zumba
en torno a la huera cabeza.
Y no sé qué dice ni busca.
No sé si estoy. No que sepa ni sí ni no.
sino pura esta verdad
que no, no lo sé.
Es tu sola pregunta quien se responde.
Mi lengua está diciéndote, muda:
No, no lo sé. No lo sé.
Si el silencio oyes escucha.
No sé si he muerto.
No sé si lo estoy.
Nadie hay que presuma
saber aquí nada.
No sé. No lo sé
Mil veces en una,
No sé. No lo sé.
Y mi voz, al callar, responde segura.

NO TENTAR A LA MALA SUERTE

Ser un mal poeta,
fatal si es necesario,
y por la mañana levantarte muy tarde,
alargar los versos
como quien acumula piedrecitas
y después las lanza a la marea,
y por la noche levantarte aún más tarde,
y después las lanza a la resaca,
escoger una palabra al azar
y dar vueltas y más vueltas
por la ciudad, junto a ella,
cogiditos de la mano,
escoger una palabra gigante,
como, por ejemplo, hermafrodita,
y pasearla junto a ti
por en medio de las multitudes desacostumbradas,
y después levantarte muy tarde
en la mañana, y que ella ya no esté,
lavarte los dientes y las manos,
sentarte a escribir y esperar,
esperar, cansarte de esperar,
limpiar el polvo y hacer la cama,
descubrir bajo la mesa
cientos
de objeciones muertas
y un despertador enajenado
que gira y gira, impasible
ante tus horas de sueño o de insomnio.

CORTOMETRAJE

No podemos fingir el dolor,
el dolor nos finge a nosotros.

LECCIONES MAESTRAS
Estábamos Valente y yo,
él en su casa de Almería,
yo en la mía de Barcelona.
Estábamos los dos,
él hablaba,
yo callaba.
Era muy tarde en la noche,
y Valente explicaba su soledad
-la única posible-
ante unos periodistas,
mientras yo lo veía en la tele desde la mía.

PALABRAS

Amamos la mentira,
dime,
dime amor, dime
qué sueño te ha de desvelar.

Mientras nos amamos,
callas,
dime, dime amor,
dime las mentiras que sigo queriendo
escuchar.

Amo el silencio
que me clavas,
dime,
dime amor,
no me digas aún
cómo atas mis zapatos
al borde del desierto, cómo recelas de mí
cada vez que te hablo.

Amamos la mentira,
te digo,
te digo amor,
cada vez que consigues alzarme
para después negar,
asombrado,
que tras esta noche, habrá una caída.

A LA MANERA DE CERNUDA

La materia es de papel.
El hombre es de papel.
Los sueños son de papel y están escritos.
Sólo el aire escapa a cualquier designio.

De Ismena

La voz de la razón me manda:
si el mundo quieres conocer,
primero muchacho a ti mismo, conócete.
No es fácil esta tarea,
al que conoce conocer.
Cuando ya lo veo,
deja de ser aquél que ve.
Mas, ¡ea!. Sepamos quién soy,
aunque no sea yo el que lo sé.

Tiene sus números el alma.
Dos es primero, porque es
su padre y su madre que a medias
le han dado el ser.
Pero al ser su madre y su padre
y los dos juntos a la vez,
es también el alma inevitablemente tres.
La vida y la ley de la vida,
y el amor de la vida y la ley.

Soy dos!, me digo, el uno y el otro.
Soy dos, me lo digo segunda vez
conmigo mismo en amor y guerra.
Soy dos, tres veces me lo diré.
Y el que lo dice ni es uno ni otro,
otro tercero tendrá que ser.
Soy tres, soy tres, me lo digo dos veces
para enterarme bien.

Y como dicen que da lo mismo
tres veces dos, dos veces tres,
heme aquí ya que me veo
siendo por lo menos seis.
Para que no se pierda la cuenta
por dedos y mano la llevaré.

Si estiro dos, tres quedan doblados
y dos me quedan si estiro tres.
Y si los sumo los tres con los dos,
ya tengo una mano, ya soy un ser.

Soy uno, uno, como uno cualquiera,
como se debe ser.
Y todos somos uno, lo mismo
nosotros, yo, tú y él y aquel.
Somos el coro de niños
y nos cuenta el sumo juez.
Quién soy, qué soy
al señor le pregunté
y el me respondió
calla y multiplícate.

Uno a uno seréis todos.
Todos cada cual seréis.
Esa será la república
donde la lucha y el haz y revés
de clases, edades y sexos
sea en total concordia y única fe.

Y en este coro entre todos a mi vez
yo seré el que soy por no ser ni tú ni aquel.
Cuando crezca y me haga un hombre ya veréis lo que seré:
Rey de mi mismo que rija
mis tropas rebeldes a mi mismo fiel.
Mis choques, caprichos y dudas
harán la paz en mí como único rey.
Iba yo cavando a buscar mi alma
y mi tumba era lo que cavé.
Tierra de memorias y de deseos
que no nombre tienen
ni mios eran ni sé de quién.

Y cuando pensaba llegar al fondo
de pronto me encontré
Sólo bajo el sol entre los soldados en el patio del cuartel,
gritando a coro Viva la muerte, Viva la madre que me dio el ser.
Descubrí tesoro que sólo vale
por la condición de que oculto esté.
La verdad saber de mi mismo quise,
yo que sólo soy porque soy mentira y no lo sé.
Si peláis el fruto, la roja pulpa se seca y se hace piel.
Si por ver mi cara me voy quitando mi careta y mi papel,
¿qué habrá de ser la cara que quede?
Máscara, más cara, habrá de ser.

18

Me preguntan algunos
que por qué te llamo
con nombres de mujer,
y «mi reina» y «señora»
y «madre mía»
y «dama de mis lutos»,
si tú -dicen ellos,
y tienen su razón­-
estás más allá de los sexos y más
allá de la gramática.

Pero ellos no saben
que también yo tuve,
igual que los demás,
una madre, y fui suyo
y fue ella mía,
como la gente dice;
y aun sé que era blanca,
y larga la nariz,
y oscuros los ojos, y cuando se fue.
el pelo de ceniza.

Ay, tenía su nombre,
y seguramente
yo no la quise bien,
por lo menos no como
los hombres dicen
que quieren a sus madres;
pensaba ser hijo
de alguna diosa yo,
y nunca llegué a perdonarle quizá
que fuera madre mía.

Le escribí sin embargo
cartas o le traje
flores alguna vez;
pero pocas; y sólo
cuando de Dios
con ella discutía
estuve algo cerca
de amor, o cuando ya
a lo último, casi sin sangre, tal vez
la trasportaba en brazos.

Ella ahora, o los huesos
entre los que -dicen­-
mi hueso se cuajó,
bajo tierra se esconde
y cría malvas
o hilvana raicillas
bajo los cipreses
allá al lado de acá
del río de aquella lejana ciudad,
y no sé nada de ella.

Y por eso te llamo
madre a ti y con todos
los nombres de mujer,
mi señora, mi reina,
mi dama esquiva,
mi negra tú, mi blanca,
y hasta, si pudiera
atreverme alguna vez,
quizá te llamara su nombre también,
como ella se llamaba.

(ÉL)

Quisiera saber hacer
un conjuro de veras,
con unas gotas de miel,
un chorrito de arena,
para que del fondo de tu lejanía
aquí de pronto
te aparecieras.

Me faltas, mi niña, tanto,
que ya palpo tu ausencia,
tus pestañitas de miel,
tu cintura de arena,
que, de tanto casi que te echo de menos,
más, más te siento
que si estuvieras.

Y sin embargo (ya ves),
aunque tanto te sienta,
no sé qué falta, que no
es la cosa que era,
que el recuerdo hambre de tu masa tiene,
y pide, el loco,
que estés de veras.

Haré un hechizo por tí,
aunque hechizos no sepa,
con ramo de avena loca,
con dos hojas de menta,
con el humo blanco de gamona y malvas,
para olvidarte, .
para que vuelvas.

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SI DIGO LO QUE PIENSO [Mi poema]
José Carlos Llop [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Si digo lo que pienso, me critican,
quizás seria mejor estar callado,
¿por qué me he de callar si no he faltado
y a mi la vida tanto me complican
sintiéndome observado?

Si digo lo que pienso, de soslayo
me lanzan la mirada con su flecha,
rebota con la mía algo maltrecha,
con fuerza, con la rabia, como un rayo,
para quedar desecha.

Pues yo no sé mentir. No me enseñaron
y nunca yo aprendí a echar incienso.
No me pueden pedir que haga consenso
y aún menos que me acusen los que ataron
si digo lo que pienso.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDO:  José Carlos Llop

LAS VIEJAS COSTUMBRES

Volvemos, como todos los veranos,
a esta casa junto al mar.
Pocos muebles, una alfombra de pino
en el jardín y el perfume del lentisco.
Y en la noche una lechuza que canta
y los lagartos que cazan bajo el farol.
Ahora ya somos cinco, si contamos
el peso de los años y dos hijos
que juegan a pelota
contra la fachada de piedra
color de rosa. Tú y yo
hemos llenado la casa
de días limpios como el agua
de esta costa silenciosa y abrupta,
que posee la misteriosa luz
de un mito antiguo o una joya.
Pocas cosas bastan en la soledad
del verano: el canto del gallo
que se esparce por el valle, los cangrejos
que pescamos al atardecer y el tañer
de las ovejas que vela nuestros sueños.
Los cargueros cruzan la línea azul
de los piratas berberiscos, las cabras
trepan por las rocas rojas
y esta casa nos absuelve
de los viejos vicios del invierno
y de las espadas de la aflicción.
Pues la vida en común
es como un pecado secreto
donde el tiempo crea los oasis
del afecto y la contricción,
y con las viejas costumbres nos regala
la rara certeza de no vivir en el error.
(En el hangar vacío)

El mantel ruso

Esto quiero que sea mi vida para ti:
este mantel de colores, las confituras,
el pan y la leche, blancos; las tazas de té
y los pájaros que juegan en los naranjos.
Que es a esta hora de la mañana,
cuando el sol tiñe el jardín con luz benigna,
la hora en que todo se empieza
por vez primera y nada puede dañarnos.
No dejes que el torvo rostro del mundo
salpique de miserias nuestro desayuno.
Que tus ojos se detengan en los míos
y lean que es para ti todo lo que he escrito.
Y las sombras que hayamos conocido
serán sólo migajas sobre este mantel ruso.
De En el hangar vacío, 1995

El tiempo de los poetas

Los poetas nombran el mundo
y así renace en cada poema.
Conocen el desierto y las estrellas,
pisan la nieve virgen en pos
de un ave albina o un oso blanco.
La verdad los ilumina sin que sepan.
Navegan en el barco de Ulises,
comparten su lecho con Helena
y no temen el grito de Aquiles.

Nadie sino ellos conoce su secreto.
Caen ciudades, reyes, civilizaciones.
Mueren lenguas y escrituras;
como el amor mueren.
Y como el amor permanecen
los poetas en el tiempo:
un tiempo que nunca les pertenece,
aunque sean ellos quienes lo crean.
La vida distinta, 2015.

EL PETIRROJO

La mañana de Reyes posee la magia
de lo inaugural. Todos los años
a primera hora, paseo por la finca
de un amigo.Todos los años,
después del paseo leo el poema de Eliot
que evoca las penurias de los magos
en su travesía por tierras extrañas.
Éstas no lo son para mí. Cerca
de cuarenta años hace que no lo son,
pero lo serán a partir de ahora.
Otra pérdida al fin un capricho más
de la vida que en esto es obsesiva
como un jugador de azar
al que nunca se le acaba el crédito
-que somos todos nosotros.
Hoy, en un alambre, se ha posado
un petirrojo y he recordado
la vieja canción de Cohen,
un estanque circular, los amores
de verano, el fragmento
de una calzada romana.
Nos hemos mirado durante un rato,
el petirrojo y yo.
Después, ha alzado el vuelo
como para despedirse: sabía
lo que yo sé.Que era la última
mañana de Reyes que ando
entre estos olivos y encinas;
la última que contemplo desde aquí
las palmeras del huerto donde vi
un viejo automóvil negro, atrapado
por las zarzas y los insectos y, luego,
entre las páginas de una novela mía;
la última mañana que observo
al solemne carnero color tabaco,
balando al aire azul; o que juego
con los helechos de la fuente,
como cenefas modernistas
entre mis dedos. La naturaleza
es generosa con los que saben
mirar y se admiran de aquello
que para otros es sencillo o vulgar.
Los adioses, el crepúsculo, la hora prima,
la mirada del petirrojo, incorporada
ahora a los versos de Eliot
en la mañana del seis de enero,
o el espejo que siempre hallamos,
atónitos, detrás de lo perdido.

De la Naturaleza de las cosas

(…) Tradición elijo
y estas palabras y su cadencia íntima,
inmerso en el calor del día y la página
que exige ritmo acorde con el tiempo.
No rehuyo lo moderno, evito su estrépito.
(…) A la música del poema
entrego mis mejores horas y a su placer
debo también lo mejor de mí mismo:
los cigarrillos a solas, la noche, los libros
y el licor de amar la vida y no el limbo.
Nada digo, ya sé, que no se haya dicho,
pero nadie vive por mí lo que yo vivo.

SOMBRAS CHINESCAS

Yo vivo en la luz ámbar
de un viejo fumadero de opio:
preparo la materia negra
de que están hechos los sueños,
la muerte y la llama del tiempo.
Y enciendo la pipa labrada
y las palabras que son
porque fueron humo
en el hangar vacío del mundo.
(En el hangar vacío)

EL PRIMERO DE LA MAÑANA

Cada mañana en el espejo puedes ver
bosques de hielo que nadie pisó,
buques detenidos en los Sargazos
y a Fabrizio del Dongo en Waterló.
Detrás del cristal están las bibliotecas
–que son caricaturas del rostro de Dios–,
el Amazonas, la luna y la selva,
el cuerpo de las mujeres, el ojo del tiburón.
Y mientras esgrimes la cuchilla recuerdas
el fin de Babilonia y las orgías de Roma,
la luz del desierto y la rosa amarilla,
las espadas de hierro que forjaron Europa.
Ahora agitas la brocha sobre el jabón
y surge La Laguna Estigia de Patinir,
aquél que detuvo el tiempo en un reloj,
Venecia, Stonehenge, las calles de París.
Te rasuras la cara, la estiras hacia atrás
y se dibuja en el azogue la primera noche
del hombre, los colores del ocaso en el mar,
el oro de la tarde en la ciudad de Londres.
Al limpiar con rapidez los utensilios
por el desagüe se va la toma de Jerusalén,
los árboles, Gengis Khan y los Concilios,
la música que amas, el duelo del mal y el bien.
Y cuando te secas el rostro con la toalla
se refleja el memo con quien vives,
sus arrugas y sus miedos y secretos:
la herida de la vida, sus rastros de metralla.
(En el hangar vacío)

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MORIR DE EUFORIA [Mi poema]
Mario Míguez [Poeta sugerido]New

MI POEMA …de medio pelo

 

(De cuando yo me comía el mundo)

Parece que fue ayer y es que ha pasado
este tiempo tan raudo, tan furtivo
que acaso no sé ya si sigo vivo
o aun vivo sin vivir, abotargado.

Pues más bien pareciera que un suspiro
sacado del papiro de una imprenta
se hubiera traído aquí sin darse cuenta
así que alguno piense que deliro.

Y así que fuera breve en la memoria
dejó clavado el aura con su dardo,
que el mundo era una presa, yo un leopardo
dispuesto a hacer el signo de victoria.

La gloria. Se decía que a la gloria
había que subir, que darla alcance.
Yo casi la toqué. Y en ese trance
gocé lo que es vivir, morir de euforia.
©donaciano bueno

De jóvenes todos nos comíamos el #mundo, tú no? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Mario Míguez

Un poema para abrir fuego:

Dios dispuso la mesa: está en
penumbra…
Hay luz de atardecer que ya es escasa
y se hace insuficiente: cuanto alumbra
lo ha cubierto como una ajada gasa…

Niega el tiempo un reloj ya detenido…
Una máscara, y una partitura:
Mi rostro que está oculto y está herido,
la música que en mi alma se hizo impura…

Y una espada partida…Y laurel seco…
Sólo tristes emblemas de este mundo
que me dicen que es breve toda espera
y que arderá mi voz sin dejar eco…
Casi es noche, y son brillo moribundo
flor, libro, crucifijo y calavera…

Sum qualis eram

Qué mal me amaba yo cuando era joven
pues no sabía aún ser el que yo era.
Cuánto he tardado en aprender a amarme,
en aprender a ser el que fui siempre.
Soy por fin el que ya era, el verdadero,
el que estaba ya en mí desde el principio,
y puedo amaros ahora como me amo
ofreciendo este amor que en mí sentía.
Y todos decís no reconocerme…
No… Es que nunca me habíais conocido.

FORJA

Son golpes silenciosos: nada se oye.
Uno es la incomprensión, otro el desprecio,
otro la humillación, otro el maltrato,
repetidos con ritmos desiguales.
Mi sufrimiento se ha hecho incandescente.
Cómo siento el martillo, y cómo vibra
este yunque, la dura soledad,
y duelen las tenazas del Herrero.
E ignoro cuál habrá de ser mi forma…

EL CAZADOR

No era yo el cazador
aunque entraba en los bosques interiores
que creía ser míos,
altivo y orgulloso.
vanamente, seguro.

No era yo el cazador,
aunque quise atraparte como al ciervo o la liebre
cuando huyen por los sotos. o en el aire a la garza.

Así, grácil y rápido,
te mostrabas de súbito un instante
brevísimo, dejando tu belleza,
tu sorpresa fugaz,
al ojo fascinado, al corazón
inquieto de aventura.
No era yo el cazador.
Fue un error cada intento.
Perdí todas mis flechas y mis fuerzas.
Jamás me fue posible
saber tus escondrijos o guaridas.
Y cómo me engañaba así buscándote.

Eras tú el cazador,
paciente, cauto,
oculto desde siempre,

y yo la presa esquiva que acechabas.
Eras tú el cazador:
porque fuiste el arquero transformado en saeta
que llevaste el veneno de la vida
de un disparo infalible a mi costado;
porque fuiste el montero transformado en lebrel
que clavaste los dientes en mi carne, sanándola;
porque fuiste el cetrero transformado en halcón
que me hincaste las garras en los ojos
para darme los tuyos,
y que en mi corazón hundiste el pico
haciendo que sangrara,
vaciándome de sangre para darme la tuya.

Eras tú el cazador:
el Señor de los bosques.
Tú que siempre eres pobre y desnudo y hambriento
me estabas vigilando a mí, tu presa,
con ojos invisibles
desde toda mi vida
y morías herido de amor entre el ramaje.

JONÁS

¿Por qué si nada espero del futura
arrojo hacia él mis versos tercamente?
Yo lo ignoro. No sé cómo no hacerlo.
Pues juro que de haber sido posible
siempre hubiese evitado el escribirlos.
De eso es testigo Dios. Él sabe cómo
a solas y en silencio, cuando surgen
de improviso palabras que me buscan
y yo intento olvidarlas, la memoria
me muestra la figura asustadiza
de Jonás que se aleja, pobre inútil,
negándose, ridículo, a ir a Nínive.
“Trabaja pues”, me digo, “tú ¿qué sabes?”
Dolorosa e ingrata por extremo,
acepto ciegamente la obediencia
que exigen los poemas: darlo todo
sin poder reservar para mí nada;
lo demás de mi vida se hace nulo.
Qué difícil dar forma a su misterio,
cómo eligen su tema y me sorprenden:
yo, que soy frustración y desaliento,
dejo en ellos un fondo de esperanza,
y la alegría pone por encima de mí
y de mi miseria mis palabras.

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Acerca de medio pelo [Mi poema]
Noel Alonso Ginoris [Poeta sugerido]New

 

“Ser de medio pelo” no es precisamente un halago, es más bien una manera de categorizar peyorativamente a ciertas personas que quieren parecer lo que no son socialmente. Así se llamó específicamente en Argentina, en un cierto momento histórico, a las personas de clase media  baja que pretendían tener costumbres de una clase social de mayor poder adquisitivo. Por supuesto que lo hacían con grandes sacrificios para “parecerse a”, pero nunca llegaban a serlo, porque quienes realmente pertenecían a la clase aristocrática justamente las despreciaban y dejaban de lado.

Clase: frase popular formada por un infinitivo de un verbo de segunda conjugación (ser); una preposición (de); un adjetivo masculino singular (medio) y un sustantivo masculino singular (pelo).

La definición correspondiente a la frase popular “ser de medio pelo” que se utiliza en Argentina, Chile y Uruguay es toda persona que quiere aparentar más de lo que es socialmente. También se amplía su uso a objetos que no tienen buena calidad.

Así pueden existir personas “de medio pelo” y cosas “de medio pelo” en el sentido de que aparentan ser de calidad cuando en realidad no lo son.

En Argentina, concretamente, esta clase de “medio pelo” apareció con el gobierno de Juan Domingo Perón hacia la década de 1945 como burguesía industrial. Estos burgueses aspiraban llegar a los lugares a donde iba normalmente la oligarquía agrícola ganadera, como la Sociedad Rural, el Teatro Colón, a presenciar deportes tales como el rugby, el hockey o el golf a los que solo accedían los grandes terratenientes. Lo mismo sucedió con la educación de sus hijos, que fueron enviados a los más costosos colegios privados de Buenos Aires. El dinero les dio la posibilidad de acercarse a la clase social aristocrática, de defenderla aún en contra de sí mismos y sin embargo fueron despreciados por ésta.

Quien habló de estos argentinos “de medio pelo” fue Arturo Jauretche (1901-1974) en su libro publicado en 1966 denominado “El medio pelo en la sociedad argentina”.

En Chile, “ser de medio pelo” fue aplicado durante los siglos XVIII y XIX a las personas de clases bajas que llegaron a una educación superior y por eso se desempeñaron en cargos de empleados públicos. Esto les brindó buenos ingresos que les permitieron diferenciarse de las clases inferiores de la sociedad.

En cuanto al origen de esta expresión se remonta a los inicios del 1800 cuando llegaban desde Cádiz, España, a Argentina, y también Chile y Uruguay, sombreros confeccionados con pelo de castor.

Los de mejor calidad y por supuesto más caros, estaban confeccionados con pelos enteros, los más baratos sólo tenían parte del pelo. De ese modo quienes llevaban los de pelo entero demostraban tener más poder adquisitivo que los que lo llevaban de medio pelo. De allí se deducía que estos últimos no eran de clase alta, sino inferior. Más tarde, entonces este “medio pelo” pasó a identificar a la clase media burguesa industrial y posteriormente profesional. Fuente Diccionario actual

No quiero pecar de humilde, pero en el caso del que esto escribe es una forma de contrarrestar esa corriente de definir a cualquier texto como poesía y al que lo escribe con esa palabra tan rimbombante de POETA.

MI POETA SUGERIDO:  Noel Alonso Ginoris

Réquiem

(…) y si me abandona la muerte
¿qué me queda de consuelo?

Patricia González López

Hay que saber morir a tiempo
antes que los árboles sean
residuos melancólicos
de la horca.

Hay que saber morirse
para no llenar los platos
de las espinas que vacilan hambres.

Hay que saber morirse
porque se nos acaban
los infartos
los suspiros
la eutanasia esperada
el desliz
la agonía
el derrumbe
las almas solas
la soledad misma
el consuelo.

Hay que saber morir a tiempo
porque también
se nos acaban
las excusas.

De lo teatral

Es difícil construir un imperio
cuando se anhela toda la inocencia del mundo.

Heberto Padilla

hay que desayunar
los amanecidos gestos
de la conciencia
pensar la noche
guardar las alas toscas
reparar las palabras necesarias

hay que defender
los amanecidos gestos
de la palabra
como la única virtud
que precede a la lengua

hay que ensayar
en tiempo de paz
las ortodoxas manías de la guerra

conciencia
palabra
de guerra

ay, la dramaturgia de la patria
el enemigo inventado
el imperio
y los ojos del público.

nadie sabe
cómo acaban
los aplausos.

I

a este lugar de la mesa

le llamaremos yanoestás

y a este otro

florero

y las sillas

y el mantel viejo

a este lugar de la casa

le llamaremos siemprevuelve

siempreviva

siempre

a estas sábanas de espanto

en una soledad que truena

y si llaman

y la puerta no cede

llama más

siemprellama

porque la puerta es tosca

ese es el único lugar de la casa

que no tiene nombre

todo lo que sale

por ese lugar sin nombre

nunca

regresa

VI

¿qué se ve fuera de la palabra ventana?
monte de hambre
pedregal
agua rompiendo
piedras
siempre en
bar
lo
ven
to
la garganta
de la perra
nostalgia
aspira
a lo inmenso

cierro la ventana

VII

si te digo ventana
keep out
si te digo agua
santa clara
si te digo piedra
pedegral
si te digo yanoestás
es justo
el lugar
de la mesa
donde
estamos
solos.

Ética a Garrotevil

XIII
esto
es un árbol sediento
esto
es un mantra cábala de mis asombros
esto
es una apostasía
y es tu alimento preferido
esto
es la ciudad de agra
ardiendo en peste
in nomine pater…

esto
es un pez
multiplicado
y sediento

garrotevil
te pronuncio
ahora
y al tiempo de los equinoccios
por si apareces
con la substancia
del movimiento de las cosas
o al menos
la función que nos salve del cero

tiende al bien
para siempre
(Mención en el concurso nacional Mangle Rojo 2019)

Humareda

Inédito
IV
espesa
la niebla
para el vuelo
del gorrión

destejan
el enigma
mientras pasan
los humos blancos

una ciudad
puede estar
enteramente dormida
y triste.

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A un mal poeta

¿Qué te hicieron los míseros poetas,
¡oh, pintor de castañas y de nabos
que con tres arandeles y diez clavos
a la vulgar censura los sujetas?

¡Brava colgaste sarta de braguetas!
¡Bravos Apolos, Xenofontes bravos!
Gran tienda; pocas caras, muchos rabos,
Lope con pujo y Alarcón sin tetas.

¡Oh, monja alférez de color de pedo!
¿Quién te matriculó con la cuadrilla
de Góngora satán, Boreas Quevedo?

¡Oh, injusto desacierto, oh, gran mancilla!
Debiéndoles el Nuncio de Toledo
ponerlos en la cárcel de la villa.
Lope de Vega a Antonio Hurtado de Mendoza

EL SUSTITUTO [Mi poema]
Julia Piera [Poeta sugerido]New

MI POEMA …de medio pelo

 

Reconozco, no sé si será cierto,
mas puestos a creer ¿por qué no hacerlo?
Y es que un día, quizás no llegue a verlo,
la ciencia certifique dios ha muerto
y deba de creerlo.

Tranquilos nos dirán. Que no hay problema.
Muy pronto ya tendrán un sustituto,
un tipo inteligente, más astuto,
experto en resolverles cualquier tema
en menos de un minuto.

¿Un minuto, por dios,¿es imposible?
¿dónde existe ese chollo que me apunto?
¡Anda ya, no me creo! que barrunto
que ha de ser solamente él accesible
si llego, pago y punto.
©donaciano bueno

Por mucho que te #insistan, no les #creas, o si? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Julia Piera

Papiroflexia.

equilibrio a cuatro patas
de un unicornio en papel,

sus papeles ¿están en regla?
No me sentiría mejor si fuera
un unicornio de VERDAD.

Buscaré huecos, datos de inmigración,
nacionalidades,
pero ¿cuánto durará entero
un animal plisado
bajo la lluvia
entero
bajo la atmósfera
bajo la ventisca?
[Poema recogido del libro Conversaciones con Mary Shelley, Icaria, 2006]

El tiempo del bambú

A Nuria
en el hammam de Molenbeek
y a Farida

Entramos y salimos del vapor.

El vapor gotea,
cubre el tiempo vertical.

Pesar menos,
hablar menos

ser lentas
como nuestros cuerpos,
escribir el paso de las estaciones
en aceites de sándalo y almendra.

Ellas se ríen, las damas de los baños. Ajenas
a la ciudad de afuera, a su lluvia sólida,
enseñan manos pintadas, idiomas desnudos,
lenguas del sur, tactos de bálsamo móvil
cuellos, brazos, vientres
picor de ungüentos de pimienta y rosa

canela entre nuestros dedos
vapor sobre nuestras vidas

sobre nuestros cuerpos, vapor

entramos y salimos del vapor

ser lentas,
hablar menos,
pesar menos

escuchar el tiempo del bambú
y esperar su floración
en ambos mundos
una vez,
cada doscientos años.

(Poetas en blanco y negro, edición de Amalia Iglesias, Abada, 2006).

El interior del vértigo

Sueño blanco. Entre el amor y la cocaína
en busca de la parálisis del sol

un vientre llamado a las sendas del Este

condenado por un ejército de enanos
mitadniño-mitadmono

a convocar
manchas de noche cerrada,
oscuro séquito clic.

Sólo un violento puede asomarse al balcón.

Trabaja entre edificios de hormigón
hasta dejar de dormir. Ojos abiertos
sin una palabra. Y ese bloque gris
que engulle hormigas y aplasta lo que ve
sin devolver nada
arranca la pregunta insomne: ¿y tú?

Coloca una planta cactácea
a un lado del ordenador. El papel secante
absorbe radiaciones. Con el paso de las mañanas
come el silencio e irradia perfiles de espinas
poco a poco, al picar el teclado,
nace en su carne un falso esqueje.

como un Google Earth inmóvil
inserta dimensiones en la imagen
agujeros táctiles y radicales
“no quiero ser otra frase más”, resuelve el mantengo.

Bitácora cancelada,
un tembloroso vuelo de avatar retrovisor
acuña el dólar que vislumbra el colapso,

en la esfera,
dos rostros

se derrumban convencidos

“raspe el mar
mientras nazca el Edén”
Puerto Rico digital. Madrid; Bartleby editores, 2009.

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ADELA [Mi poema]
David Mayor [Poeta sugerido]New

MI POEMA …de medio pelo

 

No te llamas Adela, sin embargo,
permíteme que aquí te llame Adela,
la que un día sacó de su letargo,
a este corto aprendiz de pelo largo
haciéndole clavar luego su espuela.

Adela, tan coqueta y descocada
que extinguió cual pabilo de una vela.
Adela, que fingida enamorada
sólo espera ser pronto consagrada,
la estrella rutilante de zarzuela.

La misma que soñaba en ser portada
o hacer de figurante en pasarela,
grotesca repintada la mirada,
souflé que en un momento queda en nada,
los rasgos imprecisos de acuarela.

Adela, la que amaba los saraos,
aquella que excusé yo era locuela,
sonrisa de ancho mar, pelos rizaos,
los ojos relucientes y aniñaos
la que aprendió latín mas no en la escuela.
©donaciano bueno

El nombre es lo de menos, qué importa? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  David Mayor

DOWN BEAT

Respira sosegado, los ojos hendidos,
la luz de un foco que se apaga.

Sabe de la poesía sin mimbres
y de la tentadora hipérbole,
sabe que su música puede parecerse al llanto,
que en el club ya no hay ni público.
En otra parte, Pre-textos, 2005.

CAPITULO DIECISÉIS

Ahora que visto y no visto
se limpia el aire y sólo hay
incandescencia de estrellas
en un cielo que es pizarra para escribir,
reconoce que nada es necesario
en la historia del hombre, todo
son ventanas donde asomarse,
palabras a las que no pertenecer ya
y no pertenecer todavía,
poemas que son cartas de barco.
Otra novela, Cartoneritaniñabonita, 2011.

CORREDOR DE FONDO

Sobrevalorado
como las palabras,
siempre de segunda mano,
los poemas corregidos, el amor triste
o las consideraciones de un profesor,
finge detenerse en las sombras
pero avanza como autómata
por una ciudad cualquiera
donde el tiempo no se ha detenido
y todo es más claro y más peligroso.

Hacia el fondo corre, allí sueña
ser ágil y vagamente felino,
sueña con cambiar la vida.
31 poemas, Pre-textos, 2013.

SALIR DE CASA

Atraviesa la plaza, gana la cuesta, para qué
apresurarse, permanece de pie, sólo
quiere estar en sus zapatos, acaso
se equivocó de siglo, de oficio, de país,
ni siquiera sabe si acertó con el disfraz
perfecto de persona inofensiva
que teme a hombres y alimañas.

Las personas son otras
cuando las cambiamos de sitio:
Hay pájaros que salen a la sombra
de quien piensa devorarlos.
31 poemas, Pre-textos, 2013.

TIEMPOS NUEVOS

A veces soñábamos
con estar en otra parte, amar
el béisbol, los animales raros,
pasear despacio por los muelles
de una ciudad lejana;

a veces, sabíamos
que el mundo es lo que parece
y otras, que lo más bello puede ser
lo que no puede ser.
31 poemas, Pre-textos, 2013

DERECHO FUNDAMENTAL

Un amigo es agua para beber,
cierta manera de pedir un vaso, el grifo
que se abre, las líneas de un río
en el que sumergirse
a leer el lado claro de la vida.
Conciencia de clase, Prensas de la Universidad de Zaragoza, 2014.

TARDE Y TEMPRANO

Todo parece estar a punto de ser otra cosa,
cualquier sitio es el centro del mundo,
cualquiera puede ser un lugar extraño,
estar en varios sitios a la vez.
Lo apuntaste como lema.

Vivir es dos veces.
El aire que respira un niño es el mismo
que respira el viejo sentado a su lado.

Capítulo cuatro

Los libros tienen el poder de hacernos cambiar de sitio.
Apaga la luz y cierra la ventana.
Un muelle, un pasadizo secreto,
la clemencia del recuerdo y el inicio de un sueño.
No estar es el estado perfecto.
Cualquier libro
trata de una aventura.

Capítulo cinco

Ni la vida ni la literatura siguen las reglas clásicas:
exposición, nudo y desenlace.
Inconexas y desarticuladas, no se conforman
con lo que tienen entre las manos.
Hay algo más que perseguir: el recorrido
es el dibujo que describen
los días.

Capítulo seis

Lo que más amo me deja sin palabras.

Capítulo siete

Lo contado es esencialmente cierto.
Un hombre soñador y montañas de hielo en el mar.
El Forward
salió con destino incierto,
arrastrado hacia donde todo vale lo que vale,
con un tripulante mensajero:
el amor es lo que parece.

Capítulo nueve

Fuera hay hielos a la deriva
capaces de impugnar la realidad,
un pedazo de ella.
Y una orca negra sin mancha
de ballena blanca,
otra novela minúscula e íntima
es lo que te espera.

Capítulo diez

Polizontes
repitiendo las veces de la suerte
en esa hora tranquila
en que el mundo parece detenido,
se preguntan dónde estarán
las vidas que podrían haber sido.

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