A todos los amantes de la literatura en sus distintas formas o variantes...

Donaciano Bueno Diez

Donaciano Bueno Diez

Editor: hombre de mente curiosa, inquieta, creativa, sagaz y soñadora, amante de la poesía.

¡MÚSICA, MAESTRO! [Mi poema]
Fray Iñigo de Mendoza [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

(Décimas espinelas)

Debajo de tu mirada
se esconde una melodía,
hay sueños y hay poesía,
y hay pasión desenfrenada.
Y una ilusión que, pintada,
desprende tan fino olor
que va tornando el color,
e invita a decir te quiero
¡suena ya, si no me muero,
te estoy esperando, amor!

Y hay sentir de manantial,
cantares de lluvia fina.
Debajo de esa colina,
hay música celestial,
rugido de bacanal
que resuena a cada paso
y lo eleva hasta el parnaso
que a todo el sonar se aviene,
¡que suene, música suene,
que en su fuego ya me abraso!.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDO:  Fray Iñigo de Mendoza

LA HISTORIA DE LOS TRES REYES MAGOS

Cancionero

Introducción

Dicho tu primer tormento,
¡o nuestro claro miralle!,
aquel alto adoramiento,
aquel sabio ofresçimiento
no está razón que se calle,
que los tres reys que venieron
de la parte oriental
con la más fe que podieron
te adoraron, te ofresçieron,
como a su rey divinal.

Aplícalo a reprehensión de nuestra poca devoción

¡O quán gran reprehensión
para los tiempos de agora!
¡O quán poca devoción
daquesta nuestra nación
si el Señor no lo mejora!
De tanta tierra paganos
venieron por le adorar,
y los nuestros castellanos
no quieren salir, de ufanos,
desde su casa al altar.

Pues a su gran confusión
contemplen los tales fieles
con qué amor de coraçón
de tan estraña región
vinieron los reys infieles
por camino no sabido
sin poner dubda ninguna;
¡o amor tan encendido,
dar tres reinos a olvido
por ver un niño de cuna!

Pone la razón porque llamaron a estos tres Reys Magos

Con una sabia prudençia
para conservar sus leys
a los varones de sciencia
se dava la preminencia,
en aquel tiempo, de reys,
y con esta discreçión
se guardavan sin estragos,
ca según dize Platón
bien andante es la región
a do goviernan los magos.

Pues estos governadores
de quien habla nuestro metro
por ser grandes sabidores
alcançaron los honores
del ponposo real çetro;
pues si nuestro San Matheo
les da magos sobrenombres,
fue la causa, según creo,
porque magos en caldeo
quiere dezir sabios ombres.

Prosigue la historia

Los altos entendimientos
destos varones reales,
lo más están intentos
en mirar los movimientos
de los cursos çelestiales,
ca según la profecía
de Valán y del estrella,
por çiençia de astrología
entendían saber el día
del parto de la donzella.

Contemplando, deseando,
esperando la tal prueva,
estando por ella orando,
un estrella relumbrando
allega con la gran nueva,
y para prueva mayor
de sus hablas y respuestas,
dentro de su resplandor
tray al niño Redemptor
con su dura cruz a cuestas.

Exclamaçión al niño que traía la cruz

¡O paso muy dolorido
mas, por cierto, verdadero!
No sólo rezién nasçido,
mas en siendo conçebido
te dio pena este madero,
que en el vientre do yazías
en la tu divinal luz
manifiestamente veías
el triste fin de tus días
aver de ser en la cruz.

Compara y prosigue

Como haze el despertar
desparar las fantasías,
así hizo desterrar
todo el vano idolatrar
destos reys nuestro Mexías
con la luz esclaresçida
que los alumbra y recrea,
con la qual él los combida
que con quexosa partida
vayan a verle a Judea.

Ya parten con sus presentes
aquestos grandes señores
a ser entre los vivientes
los tres primeros creyentes
después de nuestros pastores,
trayendo por guiadora
fasta llegar a Belém
aquella estrella que agora
se les esconde a desora
cerca de Hierusalém.

Pone una razón del desaparesçer de la estrella

¡O caridad tan sedienta,
que con tres reys excelentes
no estás harta ni contenta,
mas andas toda hambrienta
por tragar los inocentes!
Escuresçes el estrella
con una hambrienta gana
porque hallados sin ella
ençiendan nueva querella
en la embidia herodiana.

Añade otras dos razones

Y porque tus conbidados
¡o sacro niño bendicto!,
fuesen más certificados
escuchando a los letrados
lo que de tí era escripto,
y porque su devoçión,
¡o gran magestad divina!,
fuese muy gran confusión
a la perversa naçión
que te estava tan vezina.

Comparaciones

1
Quales con el mar airado
se congoxan los pilotos
descubriendo su cuidado
su temor desordenado,
lloros, promesas y votos;
quales andan los guerreros
quando al adalid han muerto
sin tino por los oteros,
estos christianos primeros
tales andavan por cierto.

Mas ya negada del çielo
la primera claridad,
seyendo forçado consuelo
de remediarse en el suelo
vánse dentro a la çibdad,
porque en grandes poblaçiones
ay quien sepa los caminos,
ay sabidores varones
que declaren las questiones
de los misterios divinos.

2
Estavan los moradores
boca abiertos, alterados,
como están los labradores
quando en cas de los señores
miran los paños brocados;
los menudos se espantavan,
los letrados se corrían,
los señores se ensañavan
quando los reys les contavan
el nuevo rey que tenían.

3
Al rey que está poderoso
levantársele rey nuevo
¡quánto le stá doloroso!
¡quánto le stá peligroso!:
con nuestro reino lo pruevo,
que puede ser bien testigo
desta causa de bollicio;
ya miráis en lo que digo,
que diz que es tu enemigo
el ombre de tu oficio.

De aqueste miedo se altera
Herodes y se demuda,
y quiere buscar manera
cómo el dicho niño muera;
por quitar sospecha y duda
y pensando de engañar
a los que ivan buscalle,
enbiólos luego a llamar,
so color de se informar
del niño para adoralle.

La cabsa de la passión
deste su temor humano
fue covarde suspeçión
de la real susçepçión
de Aristóbolo o Ircano,
temiendo de ser trocado
por legítimo heredero
porque estava en el reinado
más por fuerça que por grado,
en ser varón estrangero.

4
Como haze la candela
quando alumbra las conpañas,
que con su luz les consuela
sin que de su mal se duela,
pues se quema sus entrañas,
así, lector, si lo veys,
aquestas gentes ebreas
se quemaron en sus leys
dando gran luz a los reys
con su propheta Micheas.

Prosigue la historia

Los quales luego en entrando
todos tres en general,
como discretos, mirando
que deven dexar el mando
al gallo en su muradal,
fincáronse de rodillas;
a las cosas preguntadas
començaron a dezillas
y las nuevas maravillas
que les eran reveladas.

El uno dellos dizía
a los hijos de Abraán
según que se contenía
en aquella prophecía
del mal propheta Balaán,
ca según les prophetó,
Jacob antes que finase,
la estrella se les mostró,
aquel hebraico signo
que su pueblo governase.

Esta sentencia primera.
el segundo confirmava,
diziendo que cierto era
que una virgen pariera
el niño que se esperava
en el modo que Isaías
mucho antes escriviera
de una virgen Ezechías
que pariría al Mexías,
la virgen quedando entera.

El tercero y postrimero
pruévalo con Daniel
ser nasçido el cordero,
el Mexías verdadero,
en el pueblo de Israel,
el qual sobre esta razón
prophetizó Zaquaría
la sacerdotal unçión
quando el más sancto varón
al dicho pueblo vernía.

Jacob dixo adelante,
por más quitarnos de dubda,
que nasçiendo aquel infante
no avría verga reinante
en todo el tribu de Juda,
y pues todo enteramente
así se falla complido,
asaz se muestra patente
a qualquier ombre prudente
quel Mexías es venido.

Cómo se despidieron los Reyes Magos

Hecha su proposiçión
con tan fundada eloquençia,
todos tres, en conclusión
le hazen suplicaçión
que les quiera dar liçençia;
él les respondió que vayan,
pero con tal condiçión
que quando adorado le ayan,
ellos de vista le traigan
verdadera informaçión.

Conparaçión de quando tornaron a ver la estrella

La madre quel hijo llora
quando le dizen que es muerto,
si lo ve bivo a desora
está gran pedaço de ora
que no cree ser él de çierto,
y después de conosçido,
luego el maternal amor,
el lloro quedado a olvido,
haze el gozo tan cresçido
quanto primero el dolor.

Oída la prophecía
de Belén de Efrata,
tomaron los reys su vía
y la su primera guía
se les muestra clara ya,
con cuya çertinidad
de no perder el camino
van con gran seguridad,
seguiendo la claridad
daquel adalid divino.

Con ardientes coraçones
llegados do deseavan,
¡o en quán poquitos dones
aquestos sabios varones
grandes cosas señalavan!
Allí tu divinidad
fue temida y adorada,
fue tu real magestad
con tu sancta humanidad
conosçida y confesada.

Pues en el pobre portal
de las ricas maravillas,
la donzella virginal
que su hijo divinal
empañava en sus rodillas,
entraron súpitamente
con el su brocado arreo
las premiçias de la gente,
en sus manos gran presente,
en sus almas gran deseo.

Pone los nombres de los tres reyes

Derrocados a la par
adoran al ombre Dios;
al uno llaman Gaspar,
Melchior y Baltasar
llaman a los otros dos;
y después que adoraron,
mirando su resplandor
tan gran espanto tomaron
que gran pieça no hablaron
de reverençia y temor.

Salidos ya del callar
quel tu temor les ponía,
començáronse a rogar
con un cortés porfiar
quál primero hablaría;
porfiada la quistión
en el pobre portalejo,
esta fue su conclusión:
que devía, según razón,
de començar el más viejo.

Pone la ofrenda del primero rey

El qual después de rogado,
nonbrando tu sancto nombre,
profundamente inclinado,
propone muy reposado:
«adórote, Dios y ombre,
confieso tu eternidad,
llámote fin y comienço,
y por más çertinidad
sirvo a tu divinidad
con esta caxa de inçienso».

Exclamación al dicho rey

¡O tú, cuyo entendimiento
todos los nuestros traspasa!
Tu alto conosçimiento
no paresce ser del cuento
de aquesta nuestra vil masa,
que en la caxa que ofreçiste
toda nuestra fe se encierra.
¡O quánto que meresçiste!
¡O quánto que tú dixiste,
para ser hecho de tierra!

La natura angelical,
confirmada en la luz clara
por una graçia espeçial
con la esencia divinal
se miran cara por cara;
yo no sé que más pudiera
confesar con lengua humana,
¡o lengua tan verdadera,
puédete llamar qualquiera
sínbolo de fe christiana!

Exclamación

¡O, quántos pienso hallasen
si buscasen entre nos
que si bien los espulgasen
quando a la prueva llegasen
no conosçen si ay Dios!
Porque si bien conosçiesen
su bondad y su justicia,
por endiablados que fuesen
inposible es que toviesen
tan sin freno su malicia.

Porque la clara verdad,
tan corrompido está el mundo,
para siempre enemistad,
con culpable brevedad
pasemos al rey segundo;
pasemos, tristes, pasemos,
que en esta nuestra comarca
los pilotos que tenemos
enbaráçannos los remos
estando rota la barca.

Comiença la ofrenda del segundo rey

Ofreçido y resçebido
el primer don exçelente,
quando el rey segundo vido
levantado y despedido
al rey anciano prudente,
començóse de inclinar
con tan gran tiento y reposo
como suele acostumbrar
al tiempo de consagrar
qualquier santo religioso.

Inclinado por tal vía,
entretanto que callava
alterávase y temía,
contenplava y comedía
quién delante dél estava,
y entre tal admiraçión
descubrió su caxa el rey,
descubrió su discreción,
descubrió tu encarnación
encobierta so la Ley.

Descubrió más adelante
prophetizando tu pena
con un sañudo semblante,
a manera de elefante
que se ensaña en sangre agena,
la tu sangrienta passión
que aún estava por venir,
y movido a compassión
antepone a su oblación
este lloroso dezir:

Llantea este rey la advenidera muerte del infante

«Hazed llantos, los bivientes,
lastimad vuestras entrañas;
¡o, vos, pecadoras gentes,
los ojos tornad en fuentes
con maravillas tamañas!
Llorad la muerte primera
que heredastes del primero;
llorad la otra que espera
en su carne verdadera
aqueste Dios verdadero.

Llorad la divinidad
que por nosotros se abaxa
a sufrir tal crueldad;
llorad la moralidad
de la mirra de mi caxa,
la qual sólo le presento
con piadosa intención
para después del tormento,
con que esté en el monumento
guardado de corrupción.»

El gemir y sospirar,
que no sufren habla luenga,
con un secreto atajar
hizo al rey abreviar
el intento de su arenga,
y viendo que no podía
proseguir a su talante,
ofreció el don que traía,
y entretanto que ofrecía
bolvió la habla al infante:

Ofrece el rey segundo

«Niño humilde y soberano,
niño justo y piadoso,
niño divino y humano,
padre del pueblo christiano,
hijo de Dios poderoso;
resçebid aquesta oferta,
entre nos mirra llamada,
en señal que es cosa cierta
que la vuestra carne muerta
ha de ser y sepultada.»

Pone el llanto de Nuestra Señora

No sé quién sepa deziros,
por gran orador que venga;
no sé quién pueda escriviros
los entrañables sospiros,
por suelta mano que tenga,
con que la virgen María
publicava su dolor
mirando la prophecía
quel segundo rey dezía
de la passión del Señor.

Mas la alta perfeçión
que en ella siempre morava,
con pesada discreçión
sojuzgava el coraçón
en tanto que el rey hablava,
mas acabado a desora
este rey su fabla triste,
començó Nuestra Señora;
tú sola triste lo llora;
tú sola, que lo pariste:

Pone las gracias que Nuestra Señora rescibió sola

«Yo só la que sola espero
un dolor tan sin remedio;
yo sola llorarlo quiero,
que no tengo compañero
que tenga en el hijo medio,
ca sola lo conçebí
sin lo que natura ordena:
pues sola, triste de mí,
que sin dolor le parí,
con dolor lloro su pena.

Yo só la que fue formada
del en mi vientre formado;
yo só la libre engendrada
de la carne condenada
por el hijo en mí engendrado;
yo que tan sola espeçial
por este hijo me hallo
tener nonbre maternal
con pureza virginal,
yo sola devo llorallo.

Yo sola fui concebida
sin pecado original,
la cual gracia en esta vida
no fue jamás recebida
por otra muger mortal;
pues quien fue tan singular
en la merced recebir,
deve serlo en el pesar,
deve, llorando, cantar:
tan ásperas de sofrir.

Glosa de «Tan ásperas» en nombre de Nuestra Señora

Yo siento dentro un ferir
de penas muy desiguales,
mas no las puedo dezir;
tan ásperas de sufrir
son mis angustias, y tales,
que los dolores mentales
me fuerçan a plañir;
¡ay, que son tan prinçipales
que de mis esquivos males
es el remedio morir!

La mirra que fue ofrecida
al infante enbuelto en paños
y su nueva dolorida
fatigan mi triste vida
y hacen crecer mis daños,
porque, su muerte sabida,
biviré yo pocos años
sufriendo triste, afligida,
cuitas, afán sin medida,
sospiros, lloros estraños.

Será muerte mi bevir,
y serán sus arravales
pensando en lo por venir
soledad, grave gemir,
dolores, ansias mortales
o ravias descomunales;
¡quán claro está de sentir,
según aquestas señales,
que de mis esquivos males
es el remedio morir!

Torna la habla a Josep, su esposo

Y tú, viejo tan honrado,
que meresçiste en el suelo
ser conmigo desposado,
ser tanbién padre llamado
del alto Señor del cielo,
llora tras mí tú segundo
y demos gritos los dos
con un dolor muy profundo:
¡ay por el Señor del mundo!,
¡ay por el Hijo de Dios!

¡Ay de la madre cuitada,
de quien está prophetado
que verá la desastrada
muerte, cruel, desonrada,
del hijo crucificado,
porque enclavado el Señor
por el pueblo cruel, malo,
sofrirá muy más dolor
la madre en la cruz de amor
que no el hijo en la de palo!

¡Ay de los tristes oídos
por do tal nueva recibo!
¡Ay de los tristes sentidos,
abrasados y encendidos
en fuego de amor bivo!
¡Ay dolor del coraçón!
¡O hijo justo y suave,
que será triste presión
do la tu muerte y passión
estarán siempre so llave!»

Comiença el ofrecer del terçero rey,
el qual consuela primero a Nuestra Señora

Como es dulçe al paladar
tras la purga la mançana;
como dulçe al navegar
quando brava está la mar
tras la noche la mañana;
como es dulce gran tesoro
al que en pobreza se vey,
así dulce tras el lloro
fue la nueva enbuelta en oro
que ofreció el tercero rey.

Para ablandar el dolor
en el pecho de la madre,
este sabio embaxador
ha traído un lamedor
de la tienda de Dios Padre;
es, a saber, una nueva
desdel cielo revelada,
con la qual porfía y prueva
que la virgen más no deva
llamarse desconsolada.

Comparación

Y porque pueda mejor
auctorizar su embaxada,
con muestras de sabidor
haze como esgremidor:
encomiença una levada
con la lengua por espada,
con la discreción por mano,
pintando la muy pintada,
loando la muy loada
madre del muy soberano.

Y començó con un canto
más de ángel que de ombre:
«¡O virgen!, da fin al llanto
porque puedas saber quanto
es de renombre tu nombre,
porque como la serena
adormece a quien la escucha,
así con mi nueva buena
haré yo dormir la pena
del mal que contigo lucha.

¡O reina delante quien
las reinas son labradoras!
Tú las hazes almazén;
tú, arca de nuestro bien,
nos las desdoras y doras,
porque quantas son nascidas
delante tí cotejadas
son fusleras conosçidas,
mas por tu cabsa tenidas
deven ser por muy doradas.

Que si por muger dezimos
aver venido las penas
que en amos mundos sufrimos,
de tí, muger, resçebimos
la paga con las setenas;
culpa bienaventurada
por San Gregorio doctor
es esta nuestra llamada,
por meresçer ser limpiada
por tan alto Redemptor.

Pues si mal nombre padescen
por el daño que nos dieron,
¡o virgen!, no lo meresçen,
pues contigo nos ofresçen
mayor bien que mal hizieron;
así que por tu respecto,
por malas que puedan ser,
a qualquier ombre discreto
parezca blanco lo prieto
por tí, que fueste muger.

Ofrece el tercero rey

«¡O reina! Pon la memoria
en el bien que reçibiste
y mira, verás qué gloria;
los ángeles son estoria
del ángel que tú pariste,
el qual niño divinal
que yo de presente adoro
ha de ser rey eternal,
para en señal de lo qual
le ofresco esta caxa de oro.

Prueva su intención con Isaías propheta

Hallarás en Isaías,
¡o sancta virgen y madre!,
quel hijo que tú parías
sin ningún cuento de días
ha de reinar con su padre;
pues por su crucificar,
que nos libra del infierno,
no deves, virgen, llorar,
pues ha de resuçitar
universal rey eterno.

Pues reina en la dignidad
del infierno, tierra y cielo,
grandeza con humildad,
madre con virginidad,
no quieras hazer más duelo,
porque no tienes razón
de llantear tus dolores,
mas llore tu coraçón
la cabsa de su passión,
que somos los pecadores.»

Habla el auctor

Esta nueva recontada
con su graciosa oferta,
nuestra reina fue tornada
alegre de apassionada
y biva de medio muerta,
y por la nueva que oía,
porque crea que la crey,
con gran muestra de alegría
nuestra preciosa María
dio grandes gracias al rey.

Torna a la historia

Declarados y ofrecidos
en el dicho portalejo
los dones y rescebidos
y los tres reys despedidos
de la madre, hijo y viejo,
y al infante divino
besados sus sacros pies,
por mejor guardar el tino,
por el su primer camino
se quieren ir todos tres.

Mas aquel gran sabidor
de los secretos engaños,
con ángel embaxador
les muestra por do mijor
puedan caminar sin dapños,
el qual, de parte divina,
en esa noche seguiente
do duermen tras su cortina
los avisa y encamina
diziendo muy mansamente:

Habla el ángel a los Reyes Magos

«Los misterios ascondidos
de la alta providencia,
aunque no sean entendidos
han de ser siempre tenidos
en una gran reverencia,
ca las obras divinales
de lo justo no exceden,
que según los naturales,
los efectos salen tales
qual la causa do proceden.

Pues si toda causa buena
produze bueno el efecto,
todo quanto Dios ordena,
si perdona, si condempna,
todo va medido y recto;
esto se dize por tanto
porque revelaros quiero
un gran juizio de espanto,
una crueza de encanto,
un hecho muy carnicero.

Un hecho muy desabrido,
mas no va sin justo peso,
porque todo va regido,
muy pesado, muy medido,
por aquel divino seso;
los tiranos en la cumbre
de sus estados reales
sirven de lo que la lumbre
a la divina costumbre
quando cendra los metales.

Acordáos si avéis leído
en el libro de la Ley
cómo ovo enduresçido,
de pura saña encendido,
a Pharaón el gran rey
fasta que dentro en la mar
fue sumido por miraglo:
fue dexado porfiar
porque se fuese a penar
muy presto con el diablo.

Por esta cabsa consiente
el justo juez soberano
que contra el pueblo inoçente
de temor se desatiente
el mal Herodes tirano,
hasta ser tan inportuno
en sus sentencias y modos
que por recelo de uno
degollará de consuno
en Bethleem los niños todos.

Esta fiera execución
porque Dios quiere que aya
un año de dilación;
vuestra sabia discreción
por otra parte se vaya,
quel no ser certificado
enfrenará su rigor
entretanto que es citado
para que parta forçado
delante el emperador.»

Comparación

Como pone demudado
la compassión natural
el rostro que ha mirado
algún romero llagado
del huego de San Marçal,
cuyo asco y piedad
haze dentro un sentimiento
que llaga la voluntad
con una vescosidad
de alterado movimiento.

Así las tristes razones
por el ángel reveladas
en los blandos coraçones
de los reales varones
han las entrañas llagadas
de llagas de caridad
por los que pierden la vida,
de llagas de enemistad
contra la gran crueldad
del tan tirano homecida.

Y viendo quel ángel se iva
al cielo do descendiera,
todos tres mirando arriba
con sañosa boz esquiva
comiençan desta manera:
«¡O maldita tiranía
digna de todo tormento,
engañosa ipocresía!
¿Quién creyera el alegría
de tu buen recibimiento?

¡O quán proprio se conpara
al alacrán en aquesto,
que muestra blanda la cara
y tiene, que no declara,
ponçoña que mata presto!
Sola la lombriz se veía,
mas allí estava el anzuelo;
tendida la red tenía,
aunque no se paresçía
sino tan solo el mochuelo.

Exclamación de los Reyes contra el tirano rey Herodes

¡O encubierta tiranía,
digna de todo reproche!
¡O tirana ipocresía,
en el rostro muestras día,
en el pecho tienes noche!
Ca tú nos dixiste que irías
después de nos adorarlo
y en el coraçón comedías
qué manera podrías
buscar para matarlo.

Prosiguen los Reyes

¡O miembro de Satanás!
¡O fiera bestia raviosa!
Pues ravia quanto querrás,
que jamás nunca podrás
empecelle alguna cosa,
ca nuestro niño bendito,
según es prophetizado,
él se pasará en Egipto,
y tú, tirano maldito,
quedarás enponçoñado.

¡O, quanto mejor fezieras
si quando de tí nos partimos
tras nosotros te venieras,
adoraras y ofrecieras
como nosotros fezimos,
y fueras luego mudado
de tu cruel condición,
de bestia ombre tornado,
virtuoso de endiablado
y cordero de león!

Porque sin dubda escaparas
de la muerte del infierno
y aún acá, quando finaras,
no perdieras, mas trocaras
tu reino por el eterno;
mas pues así no quisiste,
si obras lo que pensaste
¡ay de tí, tirano triste,
qué paraíso perdiste
y qué infierno cobraste!»

Fin de la historia de los Reyes

Dando gracias y loores
al señor niño divino,
estos tres embaxadores,
puesto fin a sus clamores,
tomaron otro camino,
por el qual, pues han llegado
a su primera región,
demos fin a su tratado
en el modo acostumbrado,
concluyendo en oración.

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SOY UN POETA HORTELANO [Mi poema]
Manuel Ángel Vázquez Medel [Poeta sugerido]New

MI POEMA…de medio pelo

 

Soy un poeta hortelano,
planto pimientos, tomates,
y si crecen disparates
juro a dios que voy al grano;
que los planto con la mano
al igual que hacen los vates
que escriben esos dislates
sobre el mundo y sus miserias
cual fueran monos de ferias
presumiendo ser abates.

Que es el huerto mi esperanza
y el jardín es mi alegría,
los versos ¡quién lo diría!
son que al bailarín la danza.
Y en medio de esta semblanza
gozo y sufro cada día
sin pensar lo que sería
a esta vida resistir
sin oír lo que hay que oír,
de aflicción me moriría.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDO:  Manuel Ángel Vázquez Medel

Ciudad sumergida: fragmento VII

Algunos me preguntan: ¿dónde está
la ciudad sumergida,
en qué mapan se leen sus coordenadas,
al sur de qué lugar duermen sus avenidas?
No comprenden que tu ámbito es el tiempo,
que un detenido señala el sitio exacto
donde la caracola enmudeció por siempre
y que jamás sus ojos contemplarán sus calles.
Por eso vuelvo a ti cada mañana,
cuando las olas tibias del sol la luz tamizan,
o cuando en primavera los árboles caídos
añoran una flor con qué adornarse. Aquí,
mecido en el silencio,
aromado de sal y sol, de lluvia y cieno,
puedo encontrar la paz que perdí para siempre,
aunque la paz sea nada
y siempre se diluya en un instante eterno.

De Remota luz, Huerga y Fierro Editores (2019)

La memoria es cascada que al mar se precipita

Vamos muriendo —dije—
cuando tu luz nos unge
y ese roce intangible
de muerte y muerte
es vida.

Llamamos vida a cuanto se consume.
Permanece la piedra
y permanece el mar
que nos engaña:
su movimiento es nada
y permanece,
como la piedra,
inmóvil.

Huye la flor.
Las mariposas huyen.
Como huye la tortuga
aunque con paso lento.
Y esa huida es el tiempo.
Mas el tiempo no escapa:
permanece.
Como el mar y la piedra.
Y es movimiento inmóvil,
dinámica quietud.

El tiempo escapa —dije—
mas el tiempo no escapa:
permanece.

Necesitamos luz,
roce de roce y muerte,
para sentir la vida.

Llamamos muerte a cuanto permanece
y el fuego nos fascina
pues se consume: es vida.
El fuego vive y muere
pues permanece y pasa
misterioso.

Pasa el dolor
y el gozo pasa:
Gozo y dolor son vida.
La memoria es la muerte,
pues aprisiona el curso
de cuanto ya es pasado.
Y crece la memoria con nosotros
—crece con nosotros—,
abarca los confines
de cuanto fue vida o gozo, y crece
hasta adueñarse de todo lo vivido
y desemboca en muerte.

Al final,
la memoria es cascada
que al mar se precipita.
Y porque es muerte y muere
nacemos a la vida.

De Pájaro de la noche, Diputación Provincial de Huelva (1994)

Llevan fuego en el pico

Los pájaros que vuelan (¿hacia dónde?)
llevan fuego en el pico, y esa llama
se extiende cuando pasan sobre el pinar dormido.
Acuden hacia el mar: son cientos, miles,
decenas de millares, y pueblan esta orilla.
La tarde está impregnada de una esencia intangible
que convoca en el mar y nos convoca
hacia una luz que ciega. Hacia una luz que llama
al ritmo concertado de las alas
que baten sobre el cielo hasta romperlo en dos.
La sombra del trasmundono hiela las entrañas.

De Pájaro de la noche, Diputación Provincial de Huelva (1994)

Donde el círculo se cierra

Yo quisiera esta tarde perderme por las calles
sin prisas, sin urgencias, hacia ninguna parte.
No ser reconocido. Caminar lentamente
donde nadie me espera.
Detener esta fuga,
decidir mi camino, fijar mi propia meta.
Decidir, sobre todo,
con quién compartiré mis pasos,
hasta llegar al punto temido y deseado
en que el círculo cierra.

De Primera navegación (1974 – 1995). Inédito.

El mar de la palabra
[Una tarde de finales de mayo, en un aula ruidosa de la Facultad de Filología, en la “Fábrica de Tabacos”, los alumnos de “Crítica literaria” comentan “Mar” de Juan Ramón Jiménez]

Náufragos en el mar de la palabra
parece, en vuestra lucha,
que el agua retrocede
y este mar de sentidos os lleva a la deriva,
asidos a la tabla de salvación más frágil.

¿Cuál es el espectáculo,
el completo espectáculo
de su mundo de hoy (que ya es ayer)?
Parece
que en ese darse a luz, que en su encontrarse el mar
—la mar—
nos dejara perdidos…
¡Y es tan fácil!

* * *

El Poeta, una tarde
cualquiera de febrero
(¿o fue marzo tal vez? Mas ya no importa)
Una tarde cualquiera
de febrero —decía—
perdido en la cubierta
del barco que conduce hacia el mágico encuentro
distante de sí mismo, tan inseguro y débil…
El Poeta —decía—
se siente renacer, recreado en sí, vivo.

Amor y mar sanaron su locura.

Y descubre que el mar, la mar, solo o sola
sin compañero, sin compañera,
va rehaciendo desde sí, en sí, mismo o misma,
ahora —como siempre—
las olas que deshace.

Conciencia de un encuentro,
de un rito renacido del amor y del mar
que deja tras de sí la blanca estela,
como olas, del verso.

De Primera navegación (1974 – 1995). Inédito.

Un tiempo inhabitado

La soledad me habita en este tiempo vano.

Herido en la palabra voy sangrando amapolas
por mi abierto costado. Ya no hay lienzo que empape
esta fuga de vida: la muerte aprieta el paso.
Salgo de nuevo al mundo quebrada la armadura,
entregando al acero mis últimos despojos.
Mas venceré al final, en mi última derrota.

De Primera navegación (1974 – 1995). Inédito.

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SI UN DÍA YO ME MUERO [Mi poema]
Luis Milán [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Querido dios. Si un día yo me muero,
si un día tú decides que he de irme
tendrás de penitencia antes que oírme
cantarte las verdades del barquero.

Que el mundo, bien lo siento, está mal hecho
los hombres todo son menos humanos,
lanzando van las piedras con sus manos
que esconden golpes dándose en el pecho.

Y muchos hay que son intolerantes,
avaros por demás y vanidosos,
hipócritas, tunantes, caprichosos,
farsantes y cretinos y pedantes.

Y qué decir de aquellos que cainitas,
zurrando van a un pedo la badana,
no salen a bailar de buena gana,
curando las heridas con tiritas.

Si un día yo me muero, dios no quiera,
-debiera aquí decir que nada espero-,
he sido en esta vida un pordiosero
dejando me robaran la cartera.

Mas puestos a pedir, pedir quisiera
pensando en los que atrás vengan, que arreen,
hablarles con franqueza. No peleen.
La vida no merece que se muera.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDOLuis Milán

JERÓNIMA

dezirme a, va como va,
yo diré, no como deve,
pues que sé quella no beve
con el cáliz que me da.

Jugad a passagonçalo,
vos y el questá cabo vos,
y reýrme de los dos.

Si jugamos a passar,
el Gonçalo quiero ser
para daros más plazer.

Limpiaos vuestros ojos
y pestañas,
questán llenos de lagañas.

Secáronse por mi mal
lágrimas de mis entrañas
y an quedado en las pestañas
secas por una señal.

Hid pidiendo con un guante
para ver lo que hos darán
todas quantas aquí están.

Yo bien andaré pidiendo
lo que mucho ha menester
este pobre de plazer.

Buscando por estas damas
dezilde, si ay Mencia:
hermosura y alegría.

MENCIA

quien os hizo bien sabía
que criava en vos dos cosas:
hermosura entre hermosas
y entre tristes alegría.

Yos mando que toquéys palmas,
pues yo sé que poco a poco
vos las tocaréys de loco.

Yo lo haré como mandáys,
que ya ha mucho que las toco,
que por vos he buelto loco.

A la noche yo querría
que cantéys en la vihuela:
nadie de mi mal se duela,
pues que todo es alegría.

A la noche cantaré:
nadie de mi mal se duela,
pues él mismo me consuela.

Arrancaos dos cabellos
de vuestras barbas muy presto
sin hacer señal ni gesto.

He aquí ya dos cabellos,
mas si yo fuesse de ellas,
a cabellos, o cabellas,
me querría ver con ellos.

Buscaréys por estas damas
y diréys, si ay Raphela:
quien os ama siempre vela.

RAPHELA

quien os ama siempre vela,
que durmiendo está velando
quien a vos está ensoñando.

Yos mando que os asentéys
al cabo daquella sala,
que de lexos vuestra gala
muy mejor la venderéys.

¿Qué aprovecha que yo esté
lejos de poder hablaros,
pues estoy para alcançaros
tan cerca como yo sé?

Un desseo me a tomado
de veros cómo corréis,
si no os corréis.

Un otro desseo tengo:
alcançaros por mi vida
de corrida.

Yos mando que me sirváys
ciertos días la semana,
y si estoy de mala gana
que por do venís bolváys.

Si atrás he de bolver
quando tal os hallare,
cierto está que caeré
pero no de bien querer.

Buscaréys por estas damas
y, si Aldonça ay, diréys:
vos sabéys a qué sabéys.

Aldonça sabe
solo ella a lo que sabe,
que quien quiere gustar della
gustará a solo en vella,
lo que en ella nunca cabe.

Yos mando que no habléys
por espacio de un hora,
por que no nos enogéys
a criada ni a señora.

Yo haré vuestro mandado,
mas a veces yo no mando,
pues harto habla callando
quien de vos es maltratado.

No quiero questéys sentado
hasta tanto que os lo diga,
por ver si ternéys fatiga
de haveros yo mandado.

Vos holgáys de verme en pie
para más cansar mis pies,
yo querría estar en tres
por lo que me cansaré.

Yréys con ojos cerrados
a tocar a la pared
y pedirme una merced.

La merced que yo hos pido,
[pu]es cegado me avéys,
que vos, señora, me guiéys.

Buscaréys por estas damas
y dezid a Ysabel:
matadora no cruel.

ISABEL

tiene el nombre de Abel
y las obras de Caín:
dos contrarios en un fin,
matadora no cruel.

Levantaos a saltar,
que saltando ganaréys
algún baque que daréys.

Si saltando yo pudiesse
dar un baque do querría,
nunca me levantaría.

No la hagáys de mala gana,
que nos pienso hazer enojo,
cerradnos una ventana
y seréys della cerrojo.

Ciro de tan cruel guerra,
busque a otro que escalabre,
que a do una se cierra
otra ventana se abre.

Meteos a la ventana
hasta que seáys llamado
o saludado.
Yo yré con condición
que si no soy saludado
sea yo de vos llamado.

Buscaréys por estas damas
y dezilde, si hay Juana:
en la gala muy galana.

JUANA

en la gala muy galana,
hermosa entre hermosas,
a quien matan estas cosas
nunca sana.

Estendeos en el suelo
como hombre amortecido
y echad un gran gemido.

Vos, señora, soys el suelo
y yo soy el estendido,
enterrado en vuestro olvido.

Levantaos con dos otros
y los tres sin lisión
jugaréys al avejón.

Lavejón sabéys qué dize
quando él haze zun zon:
que las damas falsas son.

Allegad a una dama
y dezilde en confisión
una muy buena razón.

Véome con tanta pena
y con tanta turbación
que no estando en razón,
cómo la diré muy buena.

Buscaréys por estas damas
y dezilde a Leonor:
quien os sirve es muy señor.

LEONOR

quien la sirve es muy señor,
pero no della,
que vencido queda en vella.

Mandad luchar a dos pages,
y si el vuestro es vencedor,
vos lo seréys en amor.

Nunca me veré perdido
ni mi page perdedor,
pues que yo soy en amor
vencedor de bien vencido.

Quitaos de la cabeça
vuestra gorra, porque creo
que con ella estáys más feo.

Yo me quitaré la gorra,
pero no de la cabeza,
quen vos nunca se estropieça.

En el suelo arrodillado
soplicad a una dama
que os mande meter en fama
de muy frío enamorado.

Agora por Dios eterno
veo mi trabajo en vano,
pues que siendo un verano
me tienen por un invierno.

Buscando por estas damas
dezilde, si ay Francisca:
quien os ama bien sarrisca.

FRANCISCA

quien os ama bien sarrisca,
que si muere por tal dama
siempre bivirá su fama.

Yo os mando que digáys
de quántas soys servidor
para daros por traydor.

A traydoras, ser traydor,
pues no hay otro remedio
que a traydor, traydor y medio.

Por mostrar qué gesto hazéys,
reýos sin alegría
con una risada fría.

Vuestro amor anda tan frío
que, helando mi plazer,
el reýr frío ha de ser.

Yo os mando que digáys
de las gracias que soléys
y que vos os las riáys,
que solo las reyréys.

Yo haré lo acostumbrado,
vuestras gracias diziendo,
y ellas me han tan maltratado
que no quedaré riendo.

Buscaréys por estas damas
y diréys a Margarita:
vuestra gracia es infinita.

MARGARITA

es tu gracia infinita
tanto que los que la miran
la dessean y sospiran.

Jugaréys otro y vos
con las manos a la esgrima
y el que quedara encima
sea señor de los dos.

Hartas veces he jugado
con mis males a la esgrima
pero nunca fuy encima,
pues no os he señoreado.

Yos mando, si vos queréys,
que digáys una mentira
daquellas que vos soléys.

Nunca mentí por mi fe
en deziros que soy vuestro,
pues lo siento y lo muestro.

Baxad baxo al entrada
y subid con gran presencia
y aréys una reverencia
a la que nos tiene en nada.

Haunque no me tenga en nada
no me quiero maldezir
pues me veo ya subir
lascalera del entrada.

Buscaréys por estas damas
si huviere Chatalina
y dezilde ques divina.

CATALINA

en sus obras es divina,
y humana quando mira
al galán que la sospira.

Hid pidiendo con un guante
para ver lo que hos darán
todas quantas aquí están.

Yo bien andaré pidiendo
lo que más ha menester
este pobre de plazer.

Hazeos a la ventana
y dezid a dos o tres
cos digan qué hora es.

Las horas de gran contento
quando las quieren contar
más presto suelen passar.

Abaxad baxo a la puerta
y pedid a dos o tres
quánto tenemos del mes.

Si ha de ser en mi favor,
dende agora os lo muestro
si me asentáys por vuestro
en libro de servidor.

Buscaréys por estas damas
si ay Ángela alguna
y dezilde: sola una.

ÁNGELA

ángel es, ángel será,
y a quien ella es el bueno
siempre está de gloria lleno.

Punchad vuestra mala lengua
con un alfiler delgado,
pues que soys tan mal hablado.

Por que sienta mayor mengua
ha causado mi passión
quen hablar mi coraçón
lo borra todo la lengua.

Menazalda con el dedo
a quien vos soys servidor,
por ver si hará de miedo
lo que no haze de amor.

Plázeme, mas yo recelo
questa burla cueste cara,
pues será escupir al cielo
y bolverme a la cara.

Bolved los ojos en blanco
mostrando muy gran enojo
y direos: tan blanco el ojo.

De haver sido tan franco
de verme tan cativo,
bolveré, pues que no vivo,
mis tristes ojos en blanco.

Buscaréys por estas damas
si ay alguna Esperança
y diréys: sin confiança.

ESPERANÇA

en su nombre ay confiança
y en sus obras no es tal,
pues a mí me hazen mal.

Mete[d] el dedo en vuestra boca
y mordelde con gran saña,
y será muy buena maña
si engañáys alguna loca.

Ninguna veo tan loca
que se dexe ya engañar
sino mordiendo el lugar
con que se gana la boca.

Preguntad a una dama
si llegáys a treynta años,
que según vuestros engaños
más nos muestra vuestra fama.

Si engañando a quien engaña
perdones san alcançado,
quántos avéys vos ganado.

Echad fuera essos pages,
vayan fuera de la sala,
pues parecéys mastre sala.
Muy mejor parecería
de mayor nombre y fama
maestron cama.

Buscad bien por estas damas
si halláys alguna Ynés
y dezilde una es.

YNÉS

en el mundo una es
sola Fénix en el mundo,
sin igual ni sin segundo.

Pues que soys buen caçador,
hazed con un pañezuelo
un señuelo.

A quien yo haré señuelo
me verná tarde o temprano
a la mano.

Hid delante una dama
y dezilde un donayre
de buen ayre.

Yo yré delante aquella
que no sé sino mirarla
y contemplarla.

Preguntad a una dama
si soys para ser amado
o desamado.

A quien yo preguntaré
ya yo sé qué me dirá,
según os va.

Buscaréys por estas damas
y diréys a Beatriz:
tú, mi sola emperatriz.

BEATRIZ

es mi sola emperatriz
y ame muerto con justicia,
pues no mata con malicia.

Pues que soys un espantajo,
espantad una donzella
y nos alleguéys a ella.

Si suelen morir damores,
mejor soy para matar
que no soy para espantar.

Preguntad a una dama
si mostráys en ser callado
enamorado.

Yo se lo preguntaré
y en mi gesto lo verá
y creerá.

Mal hos está vuestra gorra,
ensayalda a uno o dos
si estará mejor que a vos.

Gorra que tan bien criada
siempre a sido para vos,
porque burláys de los dos.

Buscaréys por estas damas,
y si Anna se hallara,
dezilde: vos mi manna.

ANNA

es como una manna
dallá del cielo cayda,
muy sabrosa e bien sabida.

Soplicad a vuestra dama
que por toda una semana
no hos mire de mala gana.

Ya quissiesse mi ventura
que a mirarme se bolviesse,
y fuesse como quisiesse.

Vuestra capa está bien hecha,
y en mirarla he conocido
de la bolsa que ha salido
en ser corta y tan estrecha.

Ya yo sé lo que mandáys:
que sea muy largo y hecho,
que quien es corto y estrecho
con razón lo motejáys.

Estiraos estas calças,
que no diga algún donoso
que son calças de gotoso.

Son tan viejos mis amores
que de viejos an rugado
mis carrillos y calçado.

Nos dese cuerpo essa capa,
y pues no es de galán,
ensayalda algún truhán.

Pues queréys que me la quite,
vístasela el más gracioso
y será vuestro donoso.

La dama quen su mote está,
si la veys en esta sala,
dezilde con mucha gala:
laudo, mía Laudomia.

Laudomia es
la que siempre fue después
y antes della,
de su nombre la más bella.

Preguntad a una dama
que de qué os ha venido
estar tan descolorido.

Desque perdí la esperança,
ques color del amador,
he perdido la color.

Preguntad a una dama
quándo poco más o menos
seréys vos de los muy buenos.

Muy bueno para vellaco
soy yo siempre y seré,
en lo que sé.

Si la veys en esta sala,
dezilde a Violante:
yo soy vuestro diamante.

VIOLANTE

yo soy vuestro diamante
falso, pues que ser no puedo
anillo de vuestro dedo.

Sabed de quantas aquí están,
o de quien querréys pedillo,
si destar flaco amarillo
soys salido tan galán.

Donde sobra tanto afán
con razón puedo dezillo,
que yo soy el amarillo
y lo flaco es el galán.

Si halláys en esta sala
a María,
dezilde: yos amaría.

MARÍA

con razón hos amaría
como hombre
sino por vuestro gran nombre.

Vuestro amor viejo y rugado
bien será que lo mudéys,
porque ya nos parecéys
que andáys muy corcobado.

Ponerme quiero una muda
y mudar nuevo amor
para parecer mejor
que «quien muda Dios le ayuda».

Saquen algo de comer,
que quiero ver si maxcáys
de la suerte que habláys.

El que no puede tragar
ningún bien en sus passiones
maxca siempre las razones.

A la muy linda Felipa
dezilde muy sospirando:
con vos tiene Amor gran mando.

FELIPA

a vos solo se aplica
este mote tan señor:
toda cosa vence Amor.

Quitaos la capa y sayo
y veremos si el jubón
es mejor que no el sayón.

Lo encubierto es lo mejor,
que lo que se puede ver
no da tanto de plazer.

Embialde un recaudo
a quien mal recaudo hos da,
por ver qué responderá.

Ella me responderá
lo que siempre suele hazer:
el callar por responder.

Hid delante una dama
con mesura
y dezilde la ventura.

Yo le diré la ventura,
que bien la sé por su mano,
pues me convertió en gitano
lo cruel de su hermosura.

Si la veys en esta sala
diréys a la linda Elena:
vos la gloria, yo la pena.

ELENA

vos la gloria, yo la pena,
pues no soy por mi tristura
vuestro Paris en ventura.

Preguntad a una dama
si tenéys de gracioso
tan poco como de hermoso.

No soy, cierto, gracioso
pero doy gracias a Dios
que, si no soy para vos,
para otra soy hermoso.

Dezilde que os adevine
una dama
qué soñastes en la cama.

Mucho más quiero creer
lo que ella pensara
que lo que adevinara.

Si Hipólita veréys
dezilde de vuestra parte:
hermosura y muy gran arte.

HIPÓLITA

quien la vee bien verá
ques hermosa y de gran arte,
pues en todo tiene parte.

Pues siempre miráys al cielo
pareciendo un estrellero,
salid a ver el luzero.

No soy muy mal estrellero,
pues que voy mirando aquella
que de damas es estrella
y de galanes luzero.

Pintad luego en la pared
con un carbón
quién hos tiene el coraç[ó]n.

La pared es mi affición
y el nombre que pintaré
es la que siempre terné
y ella a mí mi coraçón.

Dezilde, si es aquí,
a la linda Castellana:
vos soys la estrella Diana.

CASTELLANA

vos soys la estrella Diana,
que trae la luz del día
a quien vuestra lumbre guía.

Hazed un poco el truhán,
que yo sé que todo el año
lo hazéys a vuestro daño.

Yo lo hago todo laño
por daros plazer, señora,
y vos hazeyslo cada ora
solo por hazerme daño.

Salid a mirar el cielo
pa ver si podréys vellas
a tal hora las estrellas.

Ya daquí veo el cielo
y aquella que verme hazía
estrellas a mediodía.

Dezilde, pues la servís,
a la linda Estephanía:
venado mata porfía.

ESTEPHANÍA

venado mata porfía,
que no porfía venado,
pues en vos está provado.

Por las rayas de mi mano
divinad, si soys muy diestro,
qué tiempo de vida muestro.

No tenéys más de bivir
del que vos me dareys vida,
pues es cosa conocida
que quien mata ha de morir.

Dezid a quantos aquí están:
Dios loado,
pues que ya soys acabado.

Sepan quantos aquí están
que vos me avéys acabado,
Dios loado.

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ESCRIBIR…ES UNA COSA SERIA [Mi poema]
Juan de Mena [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Escribir un poema es cosa seria,
y aun lo es más si es que éste rima en consonante.
Difícil mucho más e interesante
si es fruto de estudiar la enciclopedia
y ser un buen versante.

¿Un poema escribir? una locura,
un reto, irremediable perdición,
camino siempre inverso a la razón,
un punto de partida a la tortura
que lleva al paredón.

Recuerdo de pequeño yo escribía
y apenas sin juntaba las palabras
en medio del rebaño de unas cabras
mas si eso eran poemas no sabía
o yerbas muy macabras.

Y hoy lo hago cada día, que no es poco
compensa así el placer a mi agonía,
luchando con la pena y la alegría,
apenas sin saber si es que estoy loco
o es mor de brujería.

Pues pongo en lo que escribo mi pasión
quizás sepa, no sé, si lo transmito
haciendo a la entelequia un requisito
o siento que me doy un tropezón
cometo algún delito.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDOJuan de Mena

LABERINTO DE FORTUNA

Al muy prepotente don Juan el segundo
aquel con quien Júpiter tuvo tal zelo
que tanta de parte le fizo del mundo
quanta a sí mesmo se fizo del çielo,
al gran rey de España, al Çésar novelo;
al que con Fortuna es bien fortunado,
aquel en quien caben virtud e reinado;
a él, la rodilla fincada por suelo.

Tus casos falaçes, Fortuna, cantamos,
estados de gentes que giras e trocas,
tus grandes discordias, tus firmezas pocas,
y los que en tu rueda quexosos fallamos;
fasta que al tempo de agora vengamos
de fechos pasados cobdiçia mi pluma
y de los presentes fazer breve suma:
y dé fin Apolo, pues nos començamos.

Tú, Calïope, me sey favorable,
dándome alas de don virtuoso;
por que discurra por donde non oso,
convida mi lengua con algo que fable;
levante la Fama su boz inefable,
por que los fechos que son al presente
vayan de gente sabidos en gente;
olvido non prive lo que es memorable.

Como no creo que fuessen menores
que los de Africano los fechos del Çid,
nin que feroçes menos en la lid
entrasen los nuestros que los agenores,
las grandes façañas de nuestros señores,
la mucha constançia de quien los más ama
yaze en teniebras, dormida su fama,
dañada de olvido por falta de auctores.

La grant Babilonia, que ovo çercado
la madre de Nino de tierra cozida,
si ya por el suelo nos es destruida,
¡quánto más presto lo mal fabricado!
E si los muros que Febo a travado
argólica fuerça pudo subverter,
¿qué fábrica pueden mis manos fazer
que no faga curso segunt lo passado?

Ya, pues, desrama de tus nuevas fuentes
en mí tu subsidio, inmortal Apolo;
aspira en mi boca por que pueda sólo
virtudes e viçios narrar de potentes.
A estos mis dichos mostradvos presentes,
o fijas de Tespis, con vuestro thesoro,
y con armonía de aquel dulçe choro
suplid cobdçiando mis inconvenientes.

Dame liçençia, mudable Fortuna,
por tal que blasme de ti como devo:
lo que a los sabios non deve ser nuevo
innoto a persona podrá ser alguna;
pues que tu fecho así contrapugna,
faz a tus casos como se concorden,
ca todas las cosas regidas por orden
son amigables de forma más una.

La orden del cielo exemplo te sea:
guarda la mucha constançia del Norte;
mira el Trión, que ha por deporte
ser inconstante, que siempre rodea;
e las siete Pleyas que Atlas otea,
que juntas parescen en muy chica suma,
siempre se asconden venida la bruma;
cada qual guarde qualquier ley que sea.

¿Pues cómo, Fortuna, regir todas cosas
con ley absoluta, sin orden, te plaze?
¡Tú non farías lo qu´el çielo faze,
e fazen los tiempos, las plantas e rosas?
O muestra tus obras ser siempre dañosas,
o prósperas, buenas, durables, eternas:
non nos fatigues con vezes alternas,
alegres agora e agora enojosas.

Mas bien acatada tu varia mudança,
por ley te goviernas, maguer discrepante:
ca tu firmeza es non ser constante,
tu temperamento es destemperança,
tu más çierta orden es desordenança,
es la tu regla ser muy enorme,
tu conformidat es non ser conforme,
tú desesperas a toda esperança.

Como las nautas que van en poniente
fallan en Cádiz la mar sin repunta,
Europa por pocas con Libia que junta,
quando Boreas se muestra valiente,
pero si el Austro comueve al tridente,
corren en contra de como vinieron
las aguas, que nunca ternán nin tuvieron
allí, donde digo, reposo paçiente,

así fluctuosos, Fortuna aborrida,
tus casos inçiertos semejan, e tales,
que corren por ondas de bienes e males,
faziendo non çierta ninguna corrida.
Pues ya por que vea la tu sinmedida,
la casa me muestra do anda tu rueda,
por que de vista dezir çierto pueda
el modo en que tratas allá nuestra vida.

Non bien formadas mis bozes serían
quando robada sentí mi persona,
e llena de furia la madre Belona
me toma en su carro que dragos traían,
e quando las alas non bien remeçían
feríalos ésta con duro flagelo,
tanto que fizo fazerles tal buelo
que presto me dexan adonde querían.

Así me soltaron en medio de un plano
desque ovieron dado comigo una buelta,
como a las vezes el águila suelta
la presa que bien nol finche la mano;
yo de tal caso mirable, inhumano,
falléme espantado en un grand desierto,
do vi multitud, non número çierto,
en son religioso e modo profano.

E toda la otra vezina planura
estava çercada de nítido muro,
así trasparente, clarífico, puro,
que mármol de Paro paresçe en albura,
tanto qu´el viso de la criatura,
por la diafana claror de los cantos,
pudiera traer objectos atantos
quantos çelava so sí la clausura.

Mas ya porque en otros algunos lugares
mi vista, bien antes que yo lo demande,
me faze grant cuerpo de cuerpo non grande
quando los medios son especulares,
dixe: «Si formas tan mucho dispares
bien non reguardo, jamás seré ledo
si de más çerca mirar ya non puedo
sus grandes misterios e muy singulares».

Como el que tiene el espejo delante,
maguer que se mire de drecho en drecho,
se parte pagado, mas non satisfecho
como si viese su mesmo semblante,
tal me sentí ya por el semejante,
que nunca así pude fallarme contento
que non desease mirar más atento,
mi vista culpando por no ser bastante.

Estando yo allí con aqueste deseo,
abaxa una nuve muy grande y escura;
el aire fuscando con mucha presura,
me çiega e me ciñe que nada non veo;
e ya me temía, fallándome reo,
non me conteçiese como a Polifemo,
que desque çiego en la gruta de Lemo
ovo lugar el engaño ulixeo.

Mas como tenga miseria licencia
de dar más aguda la contemplaçión,
y más e más a aquellos que son
privados de toda visiva potençia,
comienço ya quanto con más eloquençia
en este mi cuita, de dialogar,
al pro y a la contra, e a cada lugar
siempre divina llamando clemençia.

Luego resurgen tamaños clarores
que fieren la nuve, dexándola enxuta,
en partes pequeñas así resoluta
que toda la fazen bolar en vapores;
e resta en el medio, cubierta de flores,
una donzella tan mucho fermosa
que ante su gesto es loco quien osa
otras beldades loar de mayores.

Luego del todo ya restituida
ovieron mis ojos su virtud primera,
ca por la venida de tal mensajera
se cobró la parte que estava perdida;
e puesto que fuesse así descogida,
más provocava a bueno e honesto
la gravedad del su claro gesto
que non por amores a ser requerida.

Desque sentida la su proporción
de humana forma non ser discrepante,
el miedo pospuesto, prosigo adelante
en humil estilo tal breve oraçión:
«O más que seráfica, clara visión,
suplico me digas de donde veniste
e quál es el arte que tú más seguiste,
e cómo se llama la tu discreçión».

Respuso: «Non vengo a la tu presencia
de nuevo, mas antes soy en todas partes;
segundo te digo que sigo tres artes
de donde depende muy grande exçelençia:
las cosas presentes ordeno en essençia,
e las por venir dispongo a mi guisa,
las fechas revelo; si esto te avisa
Divina me puedes llamar Providencia».

«O prinçipesa e disponedora
de gerarchías e todos estados,
de pazes e guerras, e suertes e fados,
sobre señores muy grande señora,
así que tú eres la governadora
e la medianera de aqueste grant mundo,
¿y cómo bastó mi seso infacundo
fruir de coloquio tan alto a desora?

»Ya que tamaño plazer se le ofresçe
a esta mi vida non meresçedora,
suplico tú seas la mi guiadora
en esta gran casa que aquí nos paresçe;
la qual toda creo que más obedesçe
a ti, cuyo santo nombre convoco,
que non a Fortuna, que tiene allí poco,
usando de nombre que nol pertenesçe».

Respuso: «Mançebo, por trámite recto
sigue mi vía, tú, ven, e subçede,
mostrart´he yo algo de aquello que puede
ser apalpado de humano intellecto;
sabrás a lo menos qual es el defecto,
viçio y estado de qualquier persona,
e con lo que vieres contento perdona,
e más non demandes al más que perfecto».

E contra do vido mostrarse la puerta
se iva, levándome ya de la mano;
notar el entrada me manda temprano,
de cómo era grande e a todos abierta.
«Mas una cautela yaze encubierta»,
dixo, «que quema muy más que la brasa,
que todos los que entran en esta grand casa
han la salida dubdosa e no çierta».

«Angélica imagen, pues tienes poder,
dame tal ramo por donde me avises
qual dio la Cumea al fijo de Anchises
quando al Erebo tentó desçender»,
le dixe yo e luego le oí responder:
«Quien fuere constante al tiempo adversario
y más non buscare de lo neçesario
ramo ninguno no avrá menester».

Así razonando, la puerta pasamos,
por do confluía tamaño gentío
que allí do el ingresso más era vazío
unos a otros estorvo nos damos,
ca por la cosa que mucho andamos
quanto deseo común más se esfuerça,
más nuestra priesa nos daña e nos fuerça,
e lo que queremos menos acabamos.

Como el ferido de aquella saeta
que trae consigo la cruel engorra,
mientras más tira, por bien que l´acorra,
más el retorno lo fiere e aprieta,
así mi persona estava subjecta:
quando pugnava por descabollirme
mi priessa e la de otros me tiene más firme,
non governándome de arte discreta.

Mas la sabia mano de quien me guiava,
veyéndome triste e tanto perplexo,
ovo por bueno de dar a mi quexo
un tal reparo qual yo deseava:
es a saber, de priesa tan brava
me toma e de dentro me pone tan libre,
qual el Penatígero entrando en el Tibre
fue de los griegos de quien reçelava.

Mas preguntadme ya de quant aína
estó en lo más alto de aquella posada,
donde podía ser bien devisada
toda la parte terrestre e marina.
Febo ya espira, pues, de tu doctrina
módulo tanto que cante mi verso
lo que allí vimos del orbe universo
con toda la otra mundana machina.

Si coplas, o partes, o largas diçiones
non bien sonaren d´aquello que fablo,
miremos al seso, mas non al vocablo,
si sobran los dichos segunt las razones,
las quales inclino so las correcçiones
de los entendidos, a quien sólo teman,
mas no de groseros que siempre blasfeman
segunt la rudeza de sus opiniones.

De allí se veía el espérico çentro,
e las çinco zonas, con todo el austral,
brumal, aquilón e la equinoçial,
con la que solstiçia contiene de dentro;
e vi contra mí venir al encuentro
bestias e gentes de estrañas maneras,
mostruos e formas fengidas e veras,
quando delante la casa más entro.

La mayor Asia en la zona terçera
e tierra de Partia vi entre los ríos
Tigris e Indo, de reinos vazíos,
mucho espaçiosa cada qual ribera;
allí la provinçia de Acursia vi qu´era
junta con Persia e con Asiría,
e tierra de Media, do yo creería
la mágica averse fallado primera.

E çerca de Éufrates vi los moabitas,
e Mesopotamia como se tendía,
Arabia e Caldea, do el astronomía
primero fallaron, gentes amonitas,
y los idumeos e medianitas,
e otras provincias de gentes mayores,
las quales pasando, conçedan lectores
perdón a mi mano si non son escriptas.

Vi, de Eufratés al Mediterrano,
a Palestina e Feniçia la bella,
dicha de fénix, que se cría en ella,
o quiçá de Fenis, de Cadino hermano,
el Líbano monte do nasçe el Jordano,
do fue bateado el fi de María,
e vi Comagena con toda Siría
e los nabatheos que agora no esplano.

De parte del austro vi como se llega
la terra de Egipto al Rubro Nereo,
de Egisto así dicha, padre de Linçeo,
la qual cerca Nilo, que toda la riega,
do el çielo sereno jamás non se çiega,
nin el aire padesce nubíferas glebas,
do vi a Mauriçia, el antigua Thebas,
más desolada que Estaçio no allega.

Vi, de la parte qu´el noto se ençiende
el Cáucaso monte como se levanta
con altitud e grandeza tanta
que fasta cerca de Europa se tiende,
de cuyas faldas combate e ofende
la gente amazona, menguada de tetas,
los sármatos, colcos e los masagetas,
e aun los ircanos que son más allende.

Vi luego los montes Iperboreos,
Armenia e Siçia con toda Albanía;
aunque, por quanto prolixo sería,
dexo más otros rincones de ebreos,
de los capadoçes e los amorreos,
e de Niçea,do juntada fue
la sínodo santa que libró la fe
de otros peores que los manicheos.

En la menor Asia mis ojos tornados
vieron aquella Galatia, do fueron
las gentes que al rey Bitinio venieron,
dando socorros bien galardonados;
los campos de Frigia tanto llorados,
Caria, Isauria vimos en pronto,
Lidia, Panfilia e tierra de Ponto,
do Naso e Clemente fueron relegados.

Es vi más aquélla que Europa dixeron,
de la que robada en la taurina fusta
lançó los hermanos por causa tan justa
en la demanda que fin non pusieron;
e contra Trión luego paresçieron
los montes Rifeos e lagos Metoes,
los quales te ruego, lector, que tú loes,
porque vezinos de Gótiga fueron.

E vi la provinçia muy generosa
que es dicha Gotia, segunt nuestro uso,
de allí donde Júpiter alto dispuso,
quando al principio formó cada cosa,
saliese de tierra tan mucho famosa
la gótica gente que el mundo vastase,
por que la nuestra España gozase
de estirpe de reyes atán gloriosa.

Del agua del Tanais contra mediodía
fasta Danubio vi Çisia la baxa
e toda Alemaña, que es una grant caxa,
con los pueblos dacos su tierra muy fría;
e fasta los Alpes se ya paresçía
Reçia, Germanía la superior,
Mesia, Panonia e, para mejor,
todas las partes del reino de Ungría.

Del Mediterrano fasta la grant mar,
de parte del Austro vimos toda Greçia:
Chaonia, Molosia, Eladia, Boeçia,
Epiro e su fuente, la muy singular,
en la qual si fachas queriendo quemar
muertas metieren, se ençienden de fuego,
si bivas las meten, amátanse luego
ca puede dar fuegos e fuegos robar.

La grande Tesalia nos fue demostrada,
y el Olimpo monte que en ella resede,
el qual en altura las nuves exçede,
Arcadia Corintio teniendo abraçada;
e desde los Alpes vi ser levantada
fasta las lindes del grant Oçeano
Italia, la qual del pueblo romano
Saturnia fue dicha en la era dorada.

E vi las tres Galias, conviene a saber,
Ludunia, Aquitania, e la de Narbona,
que del primer franco que tovo corona
en Françia su nombre les quiso bolver;
aquésta comiença de proçeder
del monte de Jovis e tanto resalta
que tiende sus fines fasta la mar alta,
que con los britanos tienen que fazer.

Vi las provinçias de España e poniente:
la de Tarragona, la de Çeltiberia,
la menor Cartago que fue la d´Esperia,
con los rincones de todo oçidente;
mostróse Vandalia, la bien paresçiente,
e toda la tierra de la Lusitania,
la brava Galiçia con la Tingitania,
donde se cría ferosçe la gente.

Vimos allende lo más de Ethiopia,
e las provinçias de África todas;
las Sirtes d´Amón, do son los tripodas,
con lo que confina la tierra de Lopia;
Marmárida toda, do es la grant copia
de gente veloçe de los trogloditas;
las áforos, gentes atán imperitas
que de casas e fierros padesçen inopia.

El Catabathmón fue luego patente;
la Cirenaica, región de paganos,
e toda la tierra de los numidanos,
allí do Jugurta se fizo valiente;
Pentapolín conosçimos siguiente,
Getulia, Bisante, con más de otra tanta
tierra que pueblan los de Garamanta,
desde que Juba les fue prepotente.

El mar así mesmo se nos representa,
con todas las islas en él descubiertas,
tan bien de las aguas bivas como muertas,
e donde bonança non teme tormenta:
Las Estegades vi, nueve por cuenta,
Rodas, e Creta la çentipolea;
Çicladas, las quales qualquier que las vea
seis verá menos para ver sesenta.

Naxón la redonda se quiso mostrar,
Colcos, Ortigia, llamada Delós,
de la qual Delio se dixo aquel dios
que los poetas suelen invocar;
e vimos las islas Eolias estar,
Icaria, a la qual el náufrago dio
de Icaro nombre, que nunca perdió,
el mal governado de sabio volar.

Mostróse Samos e las Baleares,
Corçega, Bosis e las Vulcaneas,
las Gorgonas, islas de las Meduseas,
e otras partidas que son por las mares;
vimos a Trinacria con sus tres altares,
Peloro, Pachino e más el Etneo,
donde los fuegos insufla Tifeo,
formando gemidos e bozes dispares.

Segunt fazen muchos en reino estrangero
si alguno vïesse lo que nunca vido,
si non lo desdeña e está detenido
los otros retratan de tal compañero;
ca es reputado por mucho grossero
quien faze tal fiesta de lo nuevo a él,
que entiendan los otros que son çerca d´él
que non ovo dello notiçia primero;

así retractado e redargüido
de mi guiadora sería yo, quando
el mundo me vido que andava mirando
con ojos y seso allí embeveçido;
ca vi que me dixo en son aflegido:
«Déxate d´esto, que non faze al fecho;
mas mira: veremos al lado derecho
algo de aquello porque eres venido».

Bolviendo los ojos a do me mandava,
vi más adentro muy grandes tres ruedas:
las dos eran firmes, inmotas e quedas,
mas la de en medio boltar non çesava;
e vi que debaxo de todas estava,
caída por tierra, gente infinita,
que avía en la fruente cada qual escripta
el nombre e la suerte por donde passava,

aunque la una que non se movía,
la gente que en ella avía de ser
e la que debaxo esperava caer
con túrbido velo su mote cobría;
yo que de aquesto muy poco sentía,
fiz de mi dubda complida palabra,
a mi guiadora rogando que abra
esta figura que non entendía.

La qual me respuso: «Saber te conviene
que de tres edades te quiero dezir:
passadas, presentes e de por venir;
ocupa su rueda cada qual e tiene;
las dos que son quedas, la una contiene
la gente passada, e la otra futura;
la que se buelve en el medio procura
la que en el siglo presente detiene.

»Así que conosçe tú que la terçera
contiene las formas e las simulacras
de muchas personas profanas e sacras
de gente que al mundo será venidera;
por ende cubierta de tal velo era
su faz, aunque formas tú viesses de hombres,
porque sus vidas aun nin sus nombres
saberse por seso mortal non podiera.

»El humano seso se çiega e oprime
en las baxas artes que le da Minerva;
pues ve qué faría en las que reserva
aquél que los fuegos corruscos esgrime;
por eso ninguno non piense ni estime
prestigïando poder ser çiente
de lo conçebido en la divina mente,
por mucho que en ello trasçenda ni rime.

»Mas esto dexado, ven, ven tú comigo,
e faste a la rueda propinco ya quanto
de los passados, si quiés ver espanto;
mas sey bien atento en lo que te digo:
que por amigo nin por enemigo,
nin por buen amor de tierra nin gloria,
nin finjas lo falso nin furtes estoria,
mas di lo que oviere cada qual consigo»

A la rueda fechos ya quanto çercanos,
de orbes setenos vi toda texida
la su redondeza por orden devida,
mas non por industria de mortales manos;
e vi que tenía de cuerpos humanos
cada qual çírculo de aquestos siete
tantos e tales que non podría Lete
dar en olvido sus nombres ufanos.

Pues vimos al fijo de aquél que sobró
por arte mañosa más que por estinto
los muchos reveses del grand Laberinto
y al Minotauro a la fin acabó;
la buena Ipermestra nos aparesció,
con vulto más pio que toda la Greçia,
e, sobre todas, la casta Lucreçia
con esse cuchillo que se desculpó.

A ti, muger vimos del grant Mauseolo,
tú que con lágrimas nos profetizas,
las maritales regando çenizas,
viçio ser biuda de más de uno solo;
e la compañera del lleno de dolo,
tú, Penelope, la qual en la tela
tardaste demientra resçibe la vela
los vientos negados a él por Eolo.

También en la rueda vimos sublimada,
llena de méritos muchos, a Argía,
e vi que la parte derecha tenía
Alcides quasi del todo ocupada,
a fuer de montero, con maça clavada,
bien como quando librava en el siglo
los calidones del bravo vestiglo
e la real mesa de ser ensuziada.

Yo, que veía ser ofiçiosos
los ya memorados en virtud diversa,
veyendo la rueda que en uno los versa,
los mis pensamientos non eran oçiosos;
miró Providencia mis actos dubdosos:
«Non te maravilles atanto», respuso,
«sabida la orden que Dios les impuso,
nin se te fagan tan maravillosos.

»Dispuso ab inicio la mente superna
que círculo d´estos aquí no paresca
sin que la gente de aquél obedesca
las costelaciones de quien lo govierna;
pues tu juizio, si sabe, descerna
que cada qual de los siete planetas
sus operaçiones influye perfectas
a cada qual orbe por gloria in eterna.

»Así que la Luna, que es la primera,
en el primer çerco imprime su acto,
segunda en segundo conserva tal pacto;
terçero non menos, pues, con la terçera;
e todos de todas, por esta manera,
son inclinados a disposiçión
de las virtudes e costelaçión
de la materia de cada una spera.

»Al çerco por ende que tienes ya visto,
llámale círculo, tú, de la Luna,
e faz así nombre, pues, de cada una,
por que non buelvas el caso tan misto;
agora ya donde dubdavas insisto:
si viste las castas con los caçadores,
es porque asignan aquí los auctores
d´esta planeta tal grado bien quisto.

»Fazte a la rueda, pues, de los presentes
por que las veas entramas a dos,
e de las dubdas requieras a nos;
solvértelas hemos en versos patentes;
e visto el un çerco de passadas gentes,
verás el otro d´esta condiçión
de las personas modernas que son:
pues abre los ojos e para tú mientes».

Atento seguntme mandava,mirando,
vi los tres fados, e Cloto el primero,
Lachesis segundo, Atropos el terçero,
en vezes alternas la rueda girando;
e vi sobre todas estar imperando
en el primero cerco de Diana
una tal reina que toda la hmana
virtud paresçía tener a su mando.

De cándida púrpura su vestidura
bien denotava su grant señorío;
non le ponía su fausto más brío,
nin le privava virtud fermosura;
vençíase d´ella su ropa en albura,
e ramo de palma su mano sostiene,
don que Diana por más rico tiene,
más mesurada que toda mesura.

Vi de la parte del siniestro lado,
al serenísimo rey, su marido,
la mesma librea de blanco vestido,
non descontento de tal baxo grado;
e vi de la parte del diestro costado
una tal reina muy esclaresçida,
que de virtudes de muy clara vida
tenía lo blanco del manto brordado.

Volvíme con aire de dubdosa cara
a la ensolvedora de mis ignorançias,
como de niño que de sus infançias
la madre benigna non triste separa;
tal Providencia se me demostrara,
diziéndome tanto: «Conosco ya bien
que tu desseo será saber quien
pueda ser esta tal gente así clara.

»La que la silla más alta tenía
non la devieras aver por estraña:
era la ínclita reina d´España,
muy virtuosa, doña María,
la qual, allende de su grant valía,
allende de reina de los castellanos,
goza de fama tan rica de hermanos,
Césares otros en la monarchía.

»Goza de mucha prudençia e verdat;
goza de don inmortal de justiçia;
ha de virtudes aquella notiçia
que en fembra demanda la honestidat.
Si fuesse trocada su humanidat,
segund que se lee de la de Çeneo,
a muchos faría, segund que yo creo,
domar los sus viçios con su justedat.

»La otra que vimos a la mano diestra,
era la reina de aragoneses,
la qual, mientra sigue su rey los arneses,
rige su reino la reina maestra;
así, con la mucha justiçia que muestra,
mientras más reinos conquiere el marido,
más ella zela el ya conquerido:
¡Guarda qué gloria de España la vuestra!

»Muy pocas reinas de Greçia se falla
que limpios oviessen guardados los lechos
a sus maridos, demientra los fechos
de Troya non ivan en fin por batalla;
mas una si ovo: es otra, sin falla,
nueva Penélope aquesta por suerte;
¡pues piensa qué fama le deve la muerte,
quando su gloria la vida non calla!»

Poco más baxas vi otras enteras,
la muy casta dueña de manos crueles,
digna corona de los Coroneles,
que quiso con fuego vencer sus fogueras.
¡O quírita Roma, si d´ésta supieras
quando mandavas el grant universo,
qué gloria, qué fama, qué prosa, qué verso,
qué templo vestal a la tal le fizieras!

De otras non fablo, mas fago argumento,
cuya virtud maguer que reclama,
sus nombres escuros esconde la Fama
por la baxa sangre de su nasçimiento;
mas non dexaré dezir lo que siento,
es a saber, que las baxas personas
roban las claras e santas coronas
e han de los viçios menor pensamiento.

A vos pertenece tal orden de dar,
rey exçellente, muy grande señor,
así como prínçipe legislator
la vida política siempre zelar,
por que pudiçiçia se pueda guardar
e tomen las gentes seguros los sueños,
punir a los grandes como a los pequeños,
a quien non perdona non le perdonar.

Como las telas que dan las arañas
las leyes presentes non sean atales:
que prenden los flacos, viles animales
e muestran en ellos sus lánguidas sañas,
las bestias mayores que son más estrañas
passan por todas, rompiendo la tela,
así que non obra vigor la cautela
si non contra flacas e pobres compañas.

Aprendan los grandes bevir castamente,
non vençan en viçios los brutos salvajes;
en vilipendio de muchos linages
viles deleites non viçien la gente;
mas los que presumen del mundo presente
fuyan de donde los daños renaçen;
si lindos cobdiçian ser fechos, abraçen
la vida más casta con la continente.

Es abstinencia de vil llegamiento
la tal castedat, después ya de quando
se va la noticia del viçio dexando,
remoto por obras e mal pensamiento;
e non solamente por casto yo cuento
quien contra las flechas de Venus se escuda,
mas el que de viçio qualquier se desnuda
e ha de virtudes novel vestimento.

Vi los que sano consejo tovieron
e los que componen en guerra las pazes,
e vimos a muchos fuera d´estas hazes
que justas ganançias mercando quisieron,
e otros que libres sus tierras fizieron,
e los que por causa de evitar más daños
han relevado los grandes engaños,
a muchos librando que non se perdieron.

Nestor el antigo se nos demostró,
e los oradores mejor resçebidos
del fijo de Fauno que non despedidos,
el rey que su fijo ya muerto mercó,
e Capis, aquél que siempre temió
los daños ocultos del Paladión,
con el sacro vate de Laocoón,
aquél que los dragos de Palas çiñió.

Debaxo de aquéstos yo vi derribados
los que las pazes firmadas ya rompen,
e los que por preçio virtudes corrompen,
metiendo alimentos a los renegados;
allí vi grant clero de falsos perlados
que fazen las cosas sagradas venales.
¡O religión religada de males,
que das tal doctrina a los mal doctrinados!

Pues vimos a Pándaro el dardo sangriento,
hermano de aquel buen arquero de Roma,
que por Menesteo la libre paloma
firió donde iva bolando en el viento,
el qual a los nervios así del amiento
contra las dóricas gentes ensaña
que toda la tregua firmada les daña,
dándoles campo de pazes esento.

Allí te fallamos, o Polinestor,
cómo truçidas al buen Polidoro
con fambre maldita del su grant thesoro,
non te membrando de fe nin de amor;
ya se t´açerca aquel vil Antenor,
triste comienço de los paduanos;
allí tú le davas, Eneas, las manos,
aunque Virgilio te dé más honor.

Estavas, Isifle, allí vergoñosa,
vendiendo la vida de tu buen marido,
de ricos collares tu seso vençido,
quisiste ser biuda, más non deseosa.
¡O siglo nuestro, edat trabajosa,
si fallarían los que te buscasen
otras Isifles que desseassen
dar sus maridos por tan poca cosa!

Non buenamente te puedo callar,
Opas maldito, ni a ti, Julián,
pues sois en el valle más fondo de afán
que non se redime jamás por llorar;
¿quál ya crueza vos pudo indignar
a vender un día las tierras e leyes
de España, las quales puxança de reyes
en años atantos non pudo cobrar?

A la moderna bolviéndome rueda,
fondón del çilénico çerco segundo,
de viçios semblantes estava el profundo
tan lleno que non sé fablar quien lo pueda.
Ved si queredes la gente que queda
darme liçençia que vos la señale,
mas al presente fablar non me cale:
verdat lo permite, temor lo devieda.

¡O miedo mundano!, que tú nos compeles
grandes plazeres fingir por pesares,
que muchos Enteles fagamos ya Dares
e muchos de Dares fagamos Enteles;
fazemos de pocos muy grandes tropeles,
buenos nos fazes llamar los viçiosos,
notar los crueles por muy pïadosos
e los pïadosos por mucho crueles.

Bien como siervo, que por la fe nueva
del su patrono se muestra más bivo,
por que le pueda fuir de cativo
dize por boca lo qu´él non aprueva,
semblantes temores la lengua nos lleva
a la mendaçia de la adulaçión
así que qualquiera fará conclusión
que diga lo falso mas non lo que deva.

¿Quién assí mesmo dezir non podría
de cómo las cosas sagradas se venden
e los viles usos en que se despienden
los diezmos ofertos a Santa María?
Con buenas colores de la clerezía
dissipan los malos los justos sudores
de simples e pobres e de labradores,
çegando la santa católica vía.

Cesárea se lee que con terremoto
fuesse su muro por tierra caído,
las gentes y pueblo todo destruído,
que non quedó lienço que non fuese roto;
mas sólo su templo fallamos inmoto,
e la clerezía con el su perlado:
salvo, seguro fue d´esto librado
por su honesto bivir e devoto.

Si tal terremoto nos acaesciese,
lo que la divina clemencia non quiera,
por lo contrario presumo que fuera
de qualquiera villa donde se feziese,
e antes presumo que oy se fundiese
la clerezía con todo su templo,
e que la villa quedase en exemplo
libre, sin daño ninguno que fuese.

La vuestra sacra e real magestad
faga en los súbditos tal benefiçio
que cada qual use assí del ofiçio
que queden las leyes en integridad,
así que cobdiçia nin rapaçidat
non nos ofenda lo bien ordenado,
por que departa de qualquier estado
la vil avariçia su sagaçidat.

Es avariçia, doquiera que mora,
viçio que todos los bienes confonde,
de la ganançia, doquier que se asconde,
una solíçita inquisidora;
sirve metales, metales adora,
de robos notorios golosa garganta,
que de lo ganado sufre mengua tanta
como de aquello que espera aun agora.

Venidos a Venus, vi en grado espeçial
los que en el fuego de su joventud
fazen el viçio ser tanta virtud
por el sagramento matrimonial;
fondón d´estos çercos vi grant general
de muchos linages caídos en mengua,
que non sabe cómo se diga mi lengua
tantas espeçies e formas de mal.

Eran adúlteros e fornicarios,
e otros notados de inçestuosos,
e muchos que juntan tales criminosos
e llevan por ello los viles salarios,
e los que en efectos así voluntarios
su vida deleitan en vano pecando,
e los maculados del crimen nefando,
de justa razón e de toda contrarios.

Vimos en uno vilmente abraçados
la compañera de aquel grant Atrides,
duque de todas las greçianas lides,
tomar con Egisto solazes furtados;
e vimos a Mirra, con los derribados,
hermana ya fecha de quien era madre,
e madre del fijo de su mesmo padre,
en contra de leyes humanas e grados.

Allí era aquél que la casta cuñada
fizo por fuerça non ser más donzella,
comiendo su fijo en pago de aquélla
que por dos maneras d´él fue desflorada;
e vimos en forma muy mal aviltada
ser con Macareo la triste Canaçe,
de los quales amos un fijo tal naçe
que la humana vida dexó injuriada.

De los Centauros el padre gigante
allí lo fallamos con muy poca graçia,
al que fizo Juno con la su falaçia
en forma mintrosa cumplir su talante;
e vimos, movidos un poco adelante,
plañir a Pasife sus actos indignos,
la qual antepuso el toro a tí, Minos;
non fizo Çilla troque semejante.

Tanto andovimos el çerco mirando
que nos fallamos con nuestro Macías,
e vimos que estava llorando los días
con que su vida tomó fin, amando;
lleguéme más çerca, turbado, yo quando
vi ser un tal hombre de nuestra nación,
e vi que dezía tal triste canción,
en elegíaco verso cantando:

«Amores me dieron corona de amores
por que mi nombre por más bocas ande;
entonçes non era mi mal menos grande
quando me davan plazer sus dolores;
vençen el seso los dulçes errores,
mas no duran siempre segunt luego plazen;
pues me fizieron de mal que vos fazen,
sabed al amor desamar, amadores.

»Fuid un peligro tan apassionado;
sabed ser alegres; dexad de ser tristes;
sabed desservir quien tanto servistes,
a otros que amores dad vuestro cuidado;
los quales, si diesen por un igual grado
sus pocos plazeres segunt su dolor,
no se quexara ningunt amador
nin desesperara ningunt desamado.

»E bien como quando algunt malfechor,
al tiempo que fazen de otro justiçia,
temor de la pena le pone cobdiçia
de allí adelante bevir ya mejor,
mas desque passado por él el temor,
vuelve a sus viçios como de primero,
así me bolvieron a do desespero
deseos que quieren que muera amador».

Tan grant multitud turbada veyendo
por fuego viçioso de ilíçito amor,
fablé: «Providençia, tú dime mejor
aquesta mi dubda que yo non entiendo;
éstos atanto discretos seyendo,
¿por qué se quisieron amar çiegamente?;
bullada devieran tener en la fruente
la pena que andan aquí padesçiendo».

Respuso reyendo la mi compañera:
«Nin causan amores nin guardan su tregua
las telas del fijo que pare la yegua;
nin menos agujas fincadas en çera,
nin filos de alambre nin agua primera
del mayo bevida con vaso de yedra,
nin fuerça de yervas, nin virtud de piedra,
nin vanas palabras de la encantadera.

»Mas otras razones más justas convocan
los coraçones a las amistades:
virtudes e vidas en conformidades,
e sobre todo beldades provocan,
e delectaciones a muchos advocan,
e quando los dones son bien resçebidos,
o por linage naçer escogidos,
o dulçes palabras allí donde tocan.

»Val assí mesmo para ser amado
antiçiparse primero en amar:
non es ninguno tan duro en el dar
que algo non diese si mucho ha tomado;
pues mucho deviera ser más que culpado
aquel coraçón que si no querer
quiere, que quiera querido non ser,
o por ser querido biva despagado.

»Estonçes se puede obrar discreçión
si amor es ficto, vaníloquo, pigro;
mas el verdadero non teme peligro
nin quiere castigos de buena razón,
nin los juizios de quantos ya son
le estorvan la vía de como la entiende,
ante sus flamas mayores ençiende
quando le ponen mayor defensión».

Por ende, monarcha, señor valeroso,
el regio çeptro de vuestra potençia
fiera mesclando rigor con clemençia,
por que vos tema qualquier criminoso,
e los viles actos del libidinoso
fuego de Venus del todo se maten,
e los humanos sobre todo caten
el limpio cathólico amor virtuoso.

El qual es tal medio de dos coraçones
que la voluntad que estava no junta
la su dulçedumbre concorda e ayunta,
faziéndoles una sus dos opiniones,
e dando tal parte de sus afecçiones:
a los amadores sin gozo cadena,
e a los amados deleite sin pena,
a los menos méritos más galardones.

Aquí vi grant turba de santos doctores
e contemplativos de aquel buen saber
que para siempre nos puede valer,
faziéndonos libres de nuestros errores;
philósofos grandes e flor de oradores,
aquí çitaristas, aquí los profetas,
astrólogos grandes, aquí los poetas,
aquí quadruvistas, aquí sabidores.

Está sobre todos grant turba compuesta
de claros maestros, doctores muy santos;
estava Gerónimo alçando los cantos,
Gregorio, Agustino velando respuesta;
e vimos el santo doctor cuya fiesta
nuestro buen César jamás soleniza,
e otros doctores a quien canoniza
la silla romana por vida modesta.

Vi los philósofos Crato e Polemo,
el buen Empedocles y doto Zenón,
Aristótiles çerca del padre Platón,
guiando a los otros con su dulçe remo;
vimos a Sócrates tal que lo temo,
con la ponçoña mortal que bevía,
e vi a Pitágoras que defendía
las carnes al mundo comer por estremo.

Vi a Demóstenes e a Gabiano,
e vi más a Tulio con su rica lengua,
Casio Severo, sofriendo grant mengua,
dado en exilio del pueblo romano;
Mostróse Domiçio, rector africano,
e vimos a Pluçio con Apolodoro,
e vimos la lumbre del claro thesoro
del nuestro rectórico Quintilïano.

Mostróse Tubal, primero inventor
de cónsonas bozes e dulçe armonía;
mostróse la farpa que Orpheo tañía
quando al infierno lo truxo el amor;
mostrósenos Fíliris, el tañedor,
maestro de Archiles en çitarizar,
aquel que por arte ferir e domar
pudo a un Archiles, tan grand domador.

La compañía virgínea, perfecta
vimos en acto de vidas tranquilas,
el décimo número de las Sibilas,
que cada qual pudo llamarse profeta:
estava la Pérsica con la Dimeta,
e la Babilónica, grand Eritea,
e la Frigiana, llamada Albunea,
vimos estar con la Delfijineta.

Femonoé por orden la sesta
estava, la qual en versos sotiles
cantó pregonando las guerras ceviles,
de quien ovo Apio la triste respuesta;
vimos a Líbisa, virgen honesta;
estava Vetona con el Amatea;
era la déçima aquella Cumea
de quien los romanos fazen oy fiesta.

Vimos a Omero tener en las manos
la dulçe Ilíada con el Odisía;
el alto Virgilio vi que lo seguía
Ennio con otro montón de romanos:
trágicos, líricos, elegïanos,
cómicos, sátiros, con eroístas,
e los escriptores de tantas conquistas
quantas nasçieron entre los humanos.

¡O flor de saber e de cavallería!,
Córdova madre, tu fijo perdona
si en los cantares que agora pregona
non divulgare tu sabiduría;
de sabios valientes loarte podría
que fueron espejo muy maravilloso:
por ser de ti mesma, seré sospechoso;
dirán que los pinto mejor que devía.

Venimos al çerco de nuestros presentes,
donde fallamos muy pocos de tales:
oy la doctrina mayor es de males
que non de virtudes açerca las gentes;
mas entre otros allí prefulgentes
vimos a uno lleno de prudençia,
del qual preguntada la mi Providençia,
respuso dictando los versos siguientes:

«Aquel que tú vees estar contemplando
el movimiento de tantas estrellas,
la obra, la fuerça, la orden de aquéllas,
que mide los cursos de cómo e de quándo,
e ovo notiçia philosofando
del movedor e de los comovidos,
de lumbres e rayos e son de tronidos,
e supo las causas del mundo velando,

»aquel claro padre, aquel dulçe fuente,
aquél que en el Cástalo monte resuena,
es don Enrique, señor de Villena,
honrra de España e del siglo presente».
¡O ínclito sabio, autor muy çïente,
otra y aún vegada yo lloro
porque Castilla perdió tal thesoro,
non conosçido delante la gente!

Perdió los tus libros sin ser conosçidos,
e cómo en esequia te fueron ya luego
unos metidos al ávido fuego,
otros sin orden non bien repartidos;
çierto en Athenas los libros fengidos
que de Pitágoras se reprovaron
con çerimonia mayor se quemaron,
quando al senado le fueron leídos.

Fondón d´estos çercos vi ser derribados
los que escodriñavan las dañadas artes,
e la su culpa vi fecha dos partes,
de los que las muestran e de los demostrados;
magos, sortílegos mucho dañados,
prestigïantes vi luego seguiente,
e los matemáticos que malamente
tientan objectos a nos devedados.

Los ojos dolientes al cerco baxando,
vimos la forma del mago Tereo,
con la d´Erito que a Sesto Pompeo
dio la respuesta, su vida fadando;
estava sus fijos despedaçando.
Medea, la inútil nigromantessa,
ferida de flecha mortal de deessa,
que non supo darse reparos amando.

Estavan las fembras Liçinia e Publiçia,
dando, en obprobio de los sus linages,
a sus maridos mortales potages,
mesclados con yervas llenas de maliçia;
ca, desque se pierde la grant pudiçiçia,
virtud nesçesaria de ser en la fembra,
tal furia cresçe, tal odio se siembra,
que han los maridos en inimiçiçia.

Por ende vosotros, algunos maridos,
si sois trabajados de aquella sospecha,
nunca vos sienta la vuestra derecha,
nin menos entiendan que sois entendidos;
sean remedios enante venidos
que nesçesidades vos trayan dolores;
a grandes cautelas, cautelas mayores:
más val prevenir que non ser prevenidos.

Para quien teme la furia del mar
e las tempestates reçela de aquélla,
el mejor reparo es no entrar en ella,
perder la cobdiçia del buen navegar;
mas el que de dentro presume de andar
sin que padesca miseria ninguna,
a la primera señal de fortuna
deve los puertos seguros tomar.

A vos, poderoso grand rey, pertenesçe
fazer destruir los falsos saberes
por donde los ombres e malas mugeres
asayan un daño mayor que paresçe;
una grand gente de la que pereçe
muere secreto por arte malvada,
e fingen que fuesse su muerte causada
del mal que a los malos pensar no fallesçe.

Magnífico prínçipe, non lo demanda
la grant honestad de los vuestros siglos
sufrir que se críen atales vestiglos
que matan la gente con poca vianda;
la mucha clemençia, la ley mucho blanda
del vuestro tiempo non cause maliçias
de nuevas Medeas e nuevas Publiçias:
baste la otra miseria que anda.

Las líçitas artes con vuestra clemençia
crescan a bueltas los rectos ofiçios,
caigan los daños; fenescan los viçios,
non disimule más mal la paçiençia,
por que contemplen en vuestra presençia
los años quinientos de vuestra grant vida,
el arte malvada por vos destruida,
e más restaurada la santa prudençia.

Es la prudençia çiençia que mata
los torpes deseos de la voluntad,
sabia en lo bueno, sabida en maldat,
mas siempre las vías mejores acata;
destroça los viçios, el mal desbarata,
a los que la quieren ella se combida;
da buenos fines, seyendo infinida,
e para el ingenio más neto que plata.

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IGUAL QUE UN ESTROPAJO [Mi poema]
Eduardo Marquina [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Yo, que vine a este mundo sin saberlo,
sin que nunca pidiera o consultara,
cual bulto sospechoso de estraperlo,
sin siquiera comerlo ni beberlo,
cual cerdo en una piara.

Yo que anduve marchando siempre a gatas
que pasé media vida aquí silbando
entre el ruido apestoso de las ratas
apoyado mi cuerpo a cuatro patas
y siempre resbalando.

Que no quise admitir que no era nada
pretendiendo subirme en las paredes,
el que anduvo siguiendo a la manada
sin salirse jamás de la cañada,
preso en sus mismas redes.

Supe un día que el mundo cambiaría
presintiendo se iría en un atajo
arrastrando en el cieno cuesta abajo
y al final del proceso quedaría
igual que un estropajo.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDO:  Eduardo Marquina

LA NOVIA

La casita escondía, entre rosales,
la humildad de su gracia acogedora;
la aldea apenas palpitaba en la hora
de las primeras nieblas matinales.

Desparramando un vuelo de pardales,
pasa la diligencia atronadora;
mira a la casa el estudiante y llora
su corazón, volando a los cristales.

Ella le ha visto; entreabre la ventana,
y una mirada azul en la mañana
pone el jirón de su saludo tierno…

Pasó hambre y frío en la ciudad distante,
luchó, sufrió… ¡mas, para el estudiante,
fué todo el orbe azul aquel invierno!

Salmo de amor

¡Dios te bendiga, amor, porque eres bella!
¡Dios te bendiga, amor, porque eres mía!
¡Dios te bendiga, amor, cuando te miro!
¡Dios te bendiga, amor, cuando me miras!

¡Dios te bendiga si me guardas fe;
si no me guardas fe, Dios te bendiga!
¡Hoy que me haces vivir, bendita seas;
cuando me hagas morir, seas bendita!

Bendiga Dios tus pasos hacia el bien,
tus pasos hacia el mal, Dios los bendiga!
¡Bendiciones a ti cuando me acoges;
bendiciones a ti cuando me esquivas!

!Bendígate la luz de la mañana
que al despertarte hiere tus pupilas;
bendígate la sombra de la noche,
que en su regazo te hallará dormida!

¡Abra los ojos para bendecirte,
antes de sucumbir, el que agoniza!
¡Si al herir te bendice el asesino,
que por su bendición Dios le bendiga!

¡Bendígate el humilde a quien socorras!
¡Bendígante, al nombrarte, tus amigas!
¡Bendígante los siervos de tu casa!
¡Los complacidos deudos te bendigan!

¡Te dé la tierra bendición en flores,
y el tiempo en copia de apacibles días,
y el mar se aquiete para bendecirte,
y el dolor se eche atrás y te bendiga!

¡Vuelva a tocar con el nevado lirio
Gabriel tu frente, y la declare ungida!
¡Dé el cielo a tu piedad don de milagro
y sanen los enfermos a tu vista!

¡Oh querida mujer!… ¡Hoy que me adoras,
todo de bendiciones es el día!
¡Yo te bendigo, y quiero que conmigo
Dios y el cielo y la tierra te bendigan!

Melancolía

A ti, por quien moriría,
me gusta verte llorar.
En el dolor eres mía
en el placer te me vas.

En Flandes se ha puesto el sol (fragmento)

Capitán y español, no está avezado
a curarse de herida que ha dejado
intacto el corazón dentro del pecho.
Ello, ocurrió de suerte
que a los favores de un azar villano,
pudo llegar el hierro hasta esa mano,
que tuvo siempre en hierros a la muerte.

Y fue que apenas roto
por nuestro esfuerzo el muro,
salieron de la aldea en alboroto
sus gentes, escapándose a seguro.
Niños, mozos y ancianos,
en pelotón revuelto, altas las manos
como a esquivar la muerte, que les llega
envuelta en el fragor de la refriega,
a derramarse van por los caminos
y los campos vecinos…
Y va su frente y clama
que les tengan piedad en tanta ruina,
dando al aire sus tocas, una dama
que pone, ante la turba que la aclama,
la impavidez triunfal de una heroína.
Corriendo a hacer botín de su hermosura,
la rufa soldadesca se amotina,
y en vano ella procura,
en súplicas, en lágrimas deshecha,
acosada y rendida,
entregando su vida
triunfar de la deshonra que la acecha.
Va a sucumbir; pero en el mismo intante,
una mano de hierro abre a empeñones
el cerco jadente
de suizos y walones,
y el capitán ofrece a la hermosura
la hidalga proteccion de su bravura…
Domeñado y sujeto
queda el tercio a distancia; ella respira:
‘Pasad, señora que por mi os admira
y por mi os tiene España por su respeto’,
dice, y levanta el capitán ardido
la dura mano al fieltro retorcido.
Y en este punto, el hierro de un villano
parte su vena a la indefensa mano.
No se contrae su rostro de granito
ni la villana acción le arranca un grito;
inclina el porte, tiende a la cuitada
la mano ensangrentada
y vuelve a pronunciar: ‘Gracias señores;
que si sólo he querido
a la dama y su honor hacer honores,
ahora, con esta herida, habré podido
ofrecerle en mi mano rojas flores.’
Ceremoniosamente
pasó la dama, él inclinó la frente,
y en la diestra leal que le tendía
la sangre a borbotones florecía.

Canción de Navidad

La Virgen María
penaba y sufría.
Jesús no quería
dejarse acostar
— ¿No quieres?
— No quiero.

Cantaba un jilguero
sabía a romero
y a luna el cantar.
La Virgen María
probó si podía
del son que venía
la gracia copiar.

María cantaba,
Jesús la escuchaba
José que aserraba,
dejó de aserrar.

La Virgen María
cantaba y reía,
Jesús se dormía
de oírla cantar.

Tan bien se ha dormido
que el día ha venido,
inútil ha sido
gritarle y llamar.

Y, entrando ya el día,
como él aún dormía,
para despertarle
¡la Virgen María
tuvo que llorar!

PARA CARLOS SANTIAS

(Después de oírle en la guitarra)

I
Fue un milagro cuyo secreto,
Carlos, tu guardas.
Nosotros haciéndote corro;
tú, en el centro, con la guitarra;
todos nosotros, callando;
tú, sin preguntarnos nada.
Ninguno te habíamos dicho
nuestras íntimas ansias;
de casi todos nosotros, la vida,
el destino y el rumbo ignorabas:
no obstante, certero, seguro,
como si las crearas,
nos ibas mostrando, en el fondo,
del lago de tu guitarra,
a todos y cada uno de nosotros,
nuestras propias almas!

II
Como un pescador
de prosapia divina,
sobre los ríos de tus cuerdas
ávidamente te inclinas,
y la nota que prenden,
en vivo y sin anzuelo, tus manos ungidas
unas veces relampaguea,
palpitación de escamas y chispas;
y otras veces se escapa de tus manos
y otras veces en ellas agoniza;
juegas con ella y la desdeñas
o te conmueve y la acaricias…
Ella, la nota prisionera, tiembla, gime, aletea, rebrinca;
pero siempre se lleva carne
del corazón de todos los que a tu juego asistan.

III
La guitarra, tu mundo;
y el sonido, tu fango
y tus manos, recuerdo en pequeño
de la obra de Dios en el Cáos.
Amasando el sonido
como Dios el barro,
pueblas, animas, llenas
de vivientes fantasmas la soledad del cuarto.
Y son aguas tranquilas,
ríos, acequias, lagos,
y oro y azul de auroras
y noches con vuelos de astros
y, en las cuerdas de tu guitarra,
un murmullo de salva poblada de pájaros…
si un día quieres que tu creación
sea casi divina, Carlos,
lee, en los ojos de tus padres
el bien que te desean cunado te miran ávidos,
y copia las miradas de tus padres
como puedas, tocando
y habrás creado un nuevo Paraíso,
dulce remedio a todos los dolores humanos!

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SON ECOS DE UNA HISTORIA [Mi poema]
Celia Carrasco Gil [Poeta sugerido]New

MI POEMA …de medio pelo

A Victoria Prego

Son ecos de una historia que se esconde
tras sombras de un conflicto doloroso
que vino a embadurnarlos con su acoso
a más de un inocente y que responde
a dolos que aun perviven con su poso.

Son hechos que retumban los oídos
-atentos, que hay que ver para creerlo-,
que ajenos, sin comerlo ni beberlo,
las ganas de ensañar de unos bandidos
mataban y hoy no tienen que temerlo.

Que dicen pues que habrá que disculpar
pues nunca ellos lo hicieron por placer,
no tienen por lo tanto que esconder,
si a alguno lo tuvieron que matar
perdonen pues lo hicieron sin querer.

Y a aquellos le tocó tal hecho cruento
les dicen que se deben de aguantar,
pues que ellos lo que hicieron fue engañar
pudiendo así llegar al Parlamento
lanzando sus pelillos a la mar.

Qué lástima me da. Los que vivimos
aquellos episodios de esta historia
llevamos muy presente en la memoria
lo mucho en nuestras carnes que sufrimos
de aquellos que hoy se sientan en la gloria.
©donaciano bueno

MI POETA SUGERIDO: Celia Carrasco Gil

COLMENA

Virgilio me ha dicho que somos
apenas una abeja estremecida.
El néctar de las horas
que segregan nuestras manos al sudar
cuando están juntas.
Un ramo de ilusiones del regazo.
El candor de tus encimas venturosas
que atesoran mi dulzura.
Y es la cera de las velas de las calas
la manta que se baña entre nosotros,
la cortina que tapa el otro mundo.
Una tumba de flor
donde bebernos el sonrojo del color
en cualquier cáliz.
Una lápida de voz donde imprimir
fugaces palabras de miel
para que nos nombren y nos besen en edenes
cada noche
incluso cuando alguno de los dos no esté.

TORMENTA VERDINEGRA

El verdinegro siempre me ha sobrecogido.
Deseos sin rumiar, sin madurar.
La reconquista de las malas hierbas.
Lo he esquivado muchas veces, tantas,
que ahora me resulta extraño
hallarlo en las pupilas de mi olivo.

Entiendo entonces
que yo fui verdinegra en otra vida.
O en la vida.
Los charcos me revelan
que el negro se dilata
y fagocita el retoñar en el verdor
de cada cara conocida.
Me dicen
que todo tronco tiene anemia de algún hacha,
y al nacer, vocación de testamento.
Instintos de autolesionarse.

Que yo también los tuve.
Me lo repite la noche
mientras contemplo cómo el tiempo
hace que los cadáveres
se ahorquen en la soga de las ramas.

Los ojos verdinegros de este árbol
me estremecen.
Están cerrados y no pueden vislumbrar
bubones en pueriles aceitunas.
Lo negro en el futuro de la oliva,
mientras los versos en las ramas,
sosegados y verdes como niños,
solo duermen soñando con la vida.
(de Entre temporal y frente)

SELVACIÓN

El verso te ha selvado un nuevo día
de la escoliosis gris del edificio
y esa desviación desde su inicio
que persigue la línea del tranvía.

Sin suelo que pisar, puebla el solía
y busca con su lengua un intersticio
donde se cuele el aire del oficio
silvestre de hoja, savia y poesía.

Y entonces se acomoda al reciclaje,
al tránsito en renglones de serpientes
que mudan las escamas del paisaje.

El humus rebobina el sentimiento:
remueve del pasado los nutrientes
y al fin da a luz a un dulce pensamiento.

LUNÁTICA

En tu quimera ática y silvestre,
un instante platino tintinea.
Oyes la gran peseta de la luna
como un canto del cielo.

Te dejas sobornar por su belleza.

LA SELVA QUE HABITA NUESTRA LENGUA

Ocultas en el tiempo una palabra,
la asesinas a solas y la entierras
para medir los robos que la noche
sustrae de su silencio.
Al día la profanas
y vacías el humus de la vida
p o c o a p o c o
e ilustras tus manos con el fiemo
porque intuyes que acaso despojarse
es ocultarse apenas un instante.
Dejar que el verso pase o se humedezca
y así, tal vez, de ayer
tras el barbecho, retorne
y llegue a mejorar su rendimiento.
(de Selvación)

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Dámaso Alonso

Mañana lenta

Mañana lenta,
cielo azul,
campo verde,
tierra vinariega.
Y tú, mañana, que me llevas.
carreta
demasiado lenta,
carreta demasiado llena
de mi hierba nueva,
temblorosa y fresca,
que ha de llegar —sin darme cuenta—
seca.

VIVIR HOY ES COSA DE LETRADOS [Mi poema]
Luis Hurtado de Toledo [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Pues que hoy vivir es cosa de letrados,
de expertos en derecho,
que saben discernir si algo hay mal hecho,
y aunque ellos no anden libres de pecados,
dirán que a lo hecho pecho.

Que hoy la duda te mata, te corroe
y dudas de ti mismo,
no sabes digerir el silogismo
y un expediente habrá que a ti se incoe
repleto de cinismo.

Pues tú ya no eres tú que la justicia
por siempre te acompaña,
y habrás de sopesar si no te engaña,
tan llena como abunda la inmundicia
inmersa en la maraña.

Los jueces que son justos, son injustos,
que hay ancho y hay estrecho.
Las leyes ¡dios sabrá por qué se han hecho!
de aquellos legislaron si sus gustos
se hicieron por despecho.

Habrá que cuidar bien si hasta un abrazo
que distes fue fingido,
pues alguien lo ha de ver comprometido
velando por poner si puede el cazo,
si encuentra algún descuido.
©donaciano bueno

#Confiar en la justicia? Tururú! Share on X


MI POETA SUGERIDO:  Luis Hurtado de Toledo

SONETO DEL AUTHOR AL DICHO SEÑOR DON LUIS

Quando fue por los dioses acordado
que Amor casase con Sabiduría,
la pastora Ismenia y muy clara Sophía
buscó entre los humanos su traslado.

Y a vos, aunque a las armas dedicado
por aquel parentesco que os tenía
miró en las letras quánto floresçía
vuestro exerçiçio illustre y delicado.

Y en propheçía os a guardado esposa
que qual Minerva os sea compañera
de las plantas más nobles deste suelo.

¡Feliçe salga el fruto de tal rosa!
¡Lucina os dé feliçe sementera
y feliçe al coger el Rey de Delo!

SONETO A LA ESPOSA DE CUPIDO

Bella Minerva, a quien el sacro choro
de nimphas la ventaja a conçedido
que toda hermosura esté en olvido
después que el mundo tiene tal thesoro;

ya el blanco pecho, cabellera de oro,
tu gracia y gallardía, a mereçido
ser consagrada al tierno dios Cupido,
aunque en otras causase imbidia y lloro.

Estímese de oy más por venturoso
el Amor, pues tu amor le a sujetado,
siendo ya de soltero buelto esposo.

Y no piense el Amor ser engañado,
que aunque otro amor uviera más hermoso,
quedará satisfecho con tu estado.

COMIENÇA LA SPONSALIA DE AMOR

La bella esposa del garçón flechero,
bello galán graçioso y cortesano,
dará favor a un simple ganadero
tocando su çampoña lengua y mano
para contar un caso verdadero,
en verso sonoroso y soberano,
del deleitoso yugo que a domado
al niño que mill yugos a quebrado.

Viendo Venus, la diosa çitharea,
su hijo Amor de amores ençendido,
con armas siempre puesto en la pelea,
el arco muy gastado y destruido,
la rrubicunda faz clara y phebea
con barva de varón fuerte y creçido
y que se recataban los mortales
de velle atravesar por sus umbrales;

ya que las alas eran tan gastadas
que le son en el aire poca ayuda,
las carnes de viçiosas muy pesadas,
las plumas faltas por estar en muda,
las saetas sin punta, tan quebradas
que no ay alguna que se muestre aguda
por aver dado en duros corazones
al golpe en muchas damas y varones;

determina de dalle compañía
por prevenir a dos inconvenientes:
la muerte de su hijo, que temía
por ofensor de todos los bivientes,
y dar al mundo paz sin más porfía
quitando el sobresalto de las jentes
para que Amor enjendre sus amores
lijítimos sin hurto de amadores.

LLamó luego a Mercurio, el pregonero
del alto consistorio del Tonante,
y embióle por proprio mensajero
del caso entre los dioses importante.
Al qual mandó que vaya muy lijero,
y del nuevo acçidente no se espante.
Mercurio tomó luego el caduçeo
y el día remató con Imeneo.

A Saturno, visabuelo de Cupido,
citó para escuchar esta embaxada.
Y a Júpiter, su abuelo, le a leído
la carta que por Venus le fue dada.
El belicoso Marte fue advertido
para escojer la nuera que le agrada.
A Plutón y Neptuno también llama,
y a Vulcano, marido de la dama.

Estos siete parientes son llamados
para que al punto de la primavera,
quando el Aurora adorne sus tocados,
se hallen juntos do la dama espera:
que será en los palaçios consagrados
de la dama de Apolo la montera,
virjen y caçadora soberana,
llamada la castíssima Diana.

Esta hermosa hija de Latona
su casa les conçede en este día
para negoçio tal qual se pregona,
aunque al sobrino no se lo devía
por aver ynfamado su varona
quando a Calipso, la que más quería,
a Júpiter mostró, y Juno, sañosa,
le convertió la nimpha luego en ossa.

Mas Diana, por verle acompañado
con atadura y dulçe casamiento,
a Venus aposenta y le da estrado,
puesto que muy contrario es su convento.
Los dioses a Mercurio an escuchado,
y hazen de juntarse juramento
en aquella castíssima morada
que estava en esta forma adereçada:

DISCRIPÇIÓN DE LA CASA Y JARDÍN DE DIANA

Un campo fértil, verde, umbroso y llano,
de varias florezicas matizado
está en Toledo, do Lusardo ufano
alverga y apaçienta su ganado.
De çedro, mirto, y lauro muy galano
está todo este campo rrodeado.
Y aquí ninguna pena no se siente
que al coraçón humano le atormente.

Allí, los olmos van creçiendo tanto
de las panpíneas vides rrodeados
que si los ojos a mirar levanto,
según de especular vienen cansados,
pareçe que se cubren de quebranto
y no se atreven más a ser alçados.
Allí, el alto, sublime çedro y pino
al çielo se nos muestra ser vezino.

Allí, con su sonora y dulçe lira
se muestra el rroxo Apolo muy suave,
que con ella mitiga toda ira
y su buelo detiene qualquier ave;
aquí el Favonio y Zéfiro rrespira,
-que rruido ni espanto aquí no cabe-
a cuyo son se amansan los leones
de fuertes y invençibles coraçones.

La idra orrenda, de gargantas llena,
y las fieras serpientes van dexando
contra los animales su cadena,
sus espantosos silvos mitigando;
por la tíbula rroxa y blanca arena
unas con otras andan rretoçando.
Y la caucásea tigre peregrina
en este campo está mansa y benigna.

Si los ganchosos çiervos van heridos
de las nimphas con yerva vallestera,
no se quexan ni van dando jemidos;
mas páranse en mitad de la carrera
puniendo al son atentos los oídos
de la boz que da vida a quien la espera.
Y las lijeras liebres más que vientos
se paran a escuchar tales açentos.

La halda deste campo çiñe un valle
fértil opimo en yervas abundoso,
que pone grave espanto si a miralle
se despliegan los ojos sin rreposo.
Si aquí pudiera al bivo dibujalle
con su inmortal laurel y çedro umbroso,
creyera ser de Apeles propria mano
o de Zeusis66 la diestra de Silvano.

Agora aquel pintor del ancho suelo
nos adorne de rrosas, yervas, flores;
agora se nos muestre turbio el çielo
o azules rrubicundas sus colores;
agora venga manso con buen zelo
el mudable dudoso dios de amores;
agora sea el invierno o el estío,
agora haga calor o crudo frío,

agora el importuno Canero airado,
agora Piscis reine, agora Toro,
o Júpiter alegre y esforçado,
o Saturno melarchia con lloro,
agora el mundo esté en próspero estado
o en adverso se pierda su thesoro;
siempre está en este valle una frescura
con quieta y templada hermosura.

El suelo está esmaltado de erbezillas,
de nuezga enrredadora y mirabeles
que hazen por allí dos mill sendillas
formando mill cavarias y doseles.
En cuyo valle hazen maravillas
los semicapros faunos y donzeles.
Juegan allí los sátiros y silvanos
en su caça y amores siempre ufanos.

Allí, la opaca vid enlaza y ciñe
las verdes cañas, cuya compostura
nos fuerça, causa espanto, y nos constriñe
a que digamos ser tal hermosura
de aquélla que las cosas pinta y tiñe.
Hecho80 con propria mano de Natura
para su alvergue y lecho deleitoso
derivando de aquí lo más hermoso.

Un vítreo arroyo claro y christalino
del Tajo dulçe sale qual fontana,
y aquéste rriega el néctar tan divino
que beve el sacro choro de Diana.
Es rraro este licor y peregrino
de la jente86 mortal bruta y humana,
que quien de casto amor no es coronado
no gustará el licor claro y sagrado.

Por do la grama está dura y ruidosa,
pasa tan leve y blanda su corriente
que ni saben si es yerva u otra cosa
el agua que derrama aquella fuente.
Si por dicha la yerva tan hermosa
pisar quiere algún sabio, a el más prudente
-pensando yerua ser sin ser sentida-
los pies le mojará el agua escondida.

Allí, la muy castíssima Diana
colgava con sus nimphas mill trofeos.
Allí, va publicando la mañana
con rrubios arreboles sus deseos.
La Iris rrubicunda verde ufana
de tripliçe color haze himeneos
quando por mensajera de su diosa
nos viene a publicar alguna cosa.

EL PALACIO

Un palaçio rreal edificado
estava en la ladera del boscaje.
Las puertas de cristal clarificado,
de çedro las maderas y el umbraje,
De jaspe todo el patio era losado,
de oro y fina seda el cortinaje,
en las salas avíe camas y mesas,
servidas de mill nimphas y dehessas.

Avíe muchos palaçios y mansiones
-distintos en estado sexo y arte,
en un quadro habitavan los varones,
de damas se ocupava la otra parte-,
baños, vinos, conservas, colaçiones,
ropas, sillas y aun armas para Marte
donde mudo estará qualquier deseo
y el dote satisfecho de Imeneo.

Venus, la muy hermosa y muy honrrada,
como aquella que suegra ser espera,
en un estrado rrico era sentada
con mill damas de Çipro que truxera,
la panífica Çeres, su cuñada,
y Palas valerosa, la guerrera,
Juno, madre de Venus, y Latona,
y Çibeles, su abuela, Gran Matrona.

De los mares nereidas an venido,
muy hermosas napeas de las fuentes,
náyades de los rríos, que an salido
por hallarse con todos sus parientes.
Las dríades de bosques an traído
rramilletes de flores diferentes,
amadríades ponen en frescura
de árboles la casa en hermosura.

Las oréadas, damas muy hermosas,
de los montes truxeron mucha caça;
Las himúnides108 derramando rrosas
de sus prados hinchieron esta plaça.
Las claras limphas de aguas olorosas,
cada qual rroçiando con su taça,
todas honrrar a Venus procuravan
y su rreal estrado acompañavan.

Unas tañían dulçes instrumentos,
otras cantavan alegres cançiones.
Contavan otros apazibles quentos
los sátiros y faunos a montones,
dançando con las nimphas sólo atentos
a mostrar sus heridos coraçones.
Todos con alegría deleitosa
hazen fiesta al Amor toda amorosa.

Al tiempo que se estavan solazando
esperando de Amor el mensajero,
ya que la Aurora va coloreando,
sienten venir por un ancho sendero,
al son de una corneta rresonando,
el semicapro Pan con soplo entero;
y con aqueste son les anunçiava
que ya el gran dios de amor çercano estava.

VENIDA DEL AMOR

Quando entendieron que estava vezino
el poderoso infante que atendían,
le salen todos juntos al camino:
unos saltando, y otros corrían
por ver aquél por quien pierden el tino
aquellos que por sabios se tenían.
Y veisle aquí do viene, desarmado
quel arco, aljava y flechas a dexado.

Con él venía Baco, muy pujante,
con el hermoso Príapo dançando.
El ançiano Sileno iva adelante
su perezoso asnillo apresurando.
Y ansí como llegó el carro triumphante
de blancos unicornios, todo el vando
comiença vn alarido con clamores,
diziendo: «¡biva!, ¡biva el Dios de amores!».

En la cabeça le vi que traía
de oliva y lauro la corona puesta.
Maravillosa allí la compañía,
qué grande novedad podrá ser ésta:
quel arco, aljava y flechas no quería,
ni venda ante sus ojos en tal fiesta.
Mas vieron que mostrava el casamiento
de paz y amor corona y fundamento.

Imeneo y Saturno acompañados,
Júpiter y Mercurio con Vulcano,
Marte, Plutón, Eolo y sus criados,
Neptuno y Tajo con el Oçeano,
Titán y Apolo -en la hedad trocados-
venían platicando mano a mano,
que todos del mançebo eran parientes,
aunque en el rrostro y años diferentes.

EMBAXADA DE VENUS A LOS DIOSES

Entraron en la casa deleitosa,
en un teatro rrico que allí avía,
cada qual en su silla muy preciosa
según la hedad y estado que tenía.
Venus a tal sazón, la muy hermosa,
entró con gravedad y cortesía.
Dize: «salud eterna os den los hados
padres, suegros, abuelos, y cuñados.

La causa para vuestro llamamiento,
muy illustres señores, sólo a sido
-hablando con devido acatamiento
y perdón de Vulcano, mi marido-
para pedir consejo en el asiento
de Cupido, mi hijo tan querido,
pues la hedad y valor y gallardía
pide ya que le demos compañía.

El arco con las flechas y el aljava
le dieron para caça entre las fieras
como a niño quel campo tanto amava.
Mas, él tomó la caça más de veras,
que el çielo, tierra, infierno se quexava
de sus flechas agudas y çerteras.
Y no contento de los que sujeta,
entra a buscar do tira la saeta.

Tiénenle por aleve y sospechoso,
nadie le dexa entrar en su morada,
por lo qual bive el moço temeroso
y yo con sobresalto congojada.
Querría para darle algún rreposo,
que le fuese por vos esposa dada,
porque tiniendo proprio su cuidado
no sembrará su fuego en todo estado.

Y esta dama que pido para nuera
sea de tal valor y gallardía
qual conviene al mançebo que la espera
que ya se siente lo que mereçía.
Y sea natural y no estranjera
de Toledo, donde es la monarchía,
en cuya tierra exçeden a las diosas
en sabias, agraçiadas y hermosas.

Osea, qual Ysmenia soberana,
a quien mi çetro e dado y hermosura,
y a quien la castidad le dio Diana,
y Juno la rriqueza y la ventura,
Minerva dulçe lengua cortesana,
Palas valor linaje y armadura,
que si no fuera tanto su parienta
yo quedara en juntallos muy contenta».

RESPUESTA DE LOS DIOSES

La caterva de dioses, muy attentos
al manso ruego de la madre amada
de aquel perseguidor de pensamientos,
se alteran de escuchar tal embaxada.
Levantándose un poco en sus asientos
con habla muy cortés y mesurada
a Saturno, de todos más ançiano,
para que respondiese dan la mano.

«Cierto, hermosa, -dize el visabuelo-
que mucho que tenemos entendido
el yerro vuestro dar cuydado al çielo
hasta ver en estado al dios Cupido.
La esposa os mostrava el señor de Delo,
a cuyos rayos no ay mada escondido,
y de mi voto denle la Fortuna,
que en el dar y tirar andan a una.

Es hija del Erevo adulterina
y de la Noche, de la luz agena,
naçió sin voluntad de Proserpina;
también Cupido, según fama suena,
que por Marte anduvistes peregrina
quando Bulcano os puso la cadena.
Ansí que me pareçen para en uno
si no ay contradictor de aquesto alguno.

Ésta, al dar de los bienes y los males,
jamás mira al valor, edad ni estado.
Cupido en el tirar de los mortales
no iguala el amador con el amado.
Y, ansí, pues en destreza son iguales,
vivan con el offiçio que an usado,
que mejor es que dañen una casa,
que no que a dos palaçios pongan brasa».

Júpiter dixo que le pareçía
esta sentencia ser muy rigurosa
para la paz que el mundo pretendía,
que antes doblada guerra era dañosa;
y que si el voto suyo se pedía,
él mostraría otra dama para esposa,
y aquésta fuese la muy clara Fama,
libre, moça, ligera y linda dama.

La qual como el esposo va volando
publicando las penas y dulçores,
tierras, mares, y çielos penetrando,
y parirá de Amor çien mil amores.
Y ansí se irá el amor multiplicando,
hinchendo el mundo de sus valedores,
y llena del amor toda la tierra
nadie se quexará ni tendrá guerra.

El padrastro Vulcano dize: «Dueña,
bien escusada fuera esta embaxada
para no dar de vos nueva rreseña
por la culpa que os hize perdonada.
Mas, si es verdad lo que el rreflán enseña
-que tal hija qual madre es mamantada-
si a de bivir con vos la nueva nuera,
basta una meretriz o cantonera.

La ursa Calipso le conviene,
que de donzella vino a ser preñada,
por la quexa que Juno della tiene
y la jente será de amor vengada.
Que, al tiempo que la esposa se enajene
por seguir la veleta que le agrada,
gustará de la purga el atrevido
que a muchos dio, y avrá su mereçido».

Dize Plutón: «Mira, coxo herrero,
a Venus no tratéis de esa manera,
que alteráis el consejo. Mas yo quiero
daros mejor donzella para nuera:
la Pobreza es de padre verdadero,
hija de nuestra Madre la Primera;
dalde aquésta, viéndose cargado,
sólo de trabajar tendrá cuidado.

Y quien amare sólo tendrá aviso
de escojer la virtud o hermosura,
según que Amor para mujer la quiso,
sin buscar tanto dote y desventura.
El qual gastado va el hombre arrepiso
hasta caer de simple en sepoltura,
ansí que Amor para tener contento
con Pobreza y trabajo avrá sustento».

Neptuno, como rrico y prosperado,
con ánimo rreal dize: «Señores,
el Amor de Pobreza acompañado
muy tarde enjendrará nuevos amores.
Quien quiere amar y quiere ser amado
dones a de trocar por los favores,
y éstos no puede dallos la Pobreza,
sólo es señora dellos la Riqueza.

Ésta en mis rreinos anda tan pujante
qual es notorio a todas las rriberas.
No ay armada ni jente que no espante,
ella levanta y baxa las vanderas,
corre dende el Poniente en el Levante,
doma todas las naçiones aunque fieras.
De sólo lo que anega en mi rreinado
podía ser el mundo rrenovado.

Ésta conviene al moço para esposa,
porque con sus thesoros satisfaga
a la jente de su braço tan quexosa
y les dé con que quiten tanta llaga.
Que, aunque la quexa sea rigurosa,
no ay cossa que el dinero no la apaga.
Ansí que, la Riquezay me pareçe
sea su esposa pues que la mereçe».

Imeneo, de bodas deseoso,
a Cupido se muestra más benigno,
y ansí le busca esposa con rreposo
sin que tema de parto adulterino.
Dize: «Señores, moço tan hermoso
tal será su planeta qual su signo.
Dentro, en casa, tenéis la mesa puesta,
a Diana le dad, virgen honesta.

Él caçador y ella caçadora,
él por amor en fuego inflamado,
ella de casto fuego es la señora,
y en su templo le tiene conservado.
Si el moço alumbra el alma donde mora,
ella da luz atodo lo criado.
Y ansí, en la noche es luna soberana
y en el día claríssima Diana.

Por las rredes do está saldrán amores,
y Amor de çelos bivirá seguro.
Los hijos serán castos de dulçores
y el amor de los dos muy casto y puro.
No temerán sus tiros matadores,
quél será rresposado yo lo juro.
Si os pareçe dexadme a mí con ella,
que bien quiera al sobrino la donzella».

Apolo, que escucha atentamente
el pareçer que avíe dado Imeneo,
inflamado habló y resplasdesçiente
mostrando por la lengua su deseo.
«¿En qué rrazón señores se consiente
que votéis en un caso torpe y feo
lo que a los templos es sacrificado?
¿Puede de algún humano ser usado?

Hijos somos de Iove y de Latona
Diana y yo de un parto proçedidos.
Diéronmez el carro y çetro y la corona
para dar luz a todos los nacidos.
Sacrificó mi hermana su persona
a los dioses eternos más subidos
votando castidad con sus donzellas,
qual son cabe la luna las estrellas.

Por lo qual, no a lugar el casamiento,
ni vuestra ley ni orden lo consiente.
En el caso de quel mundo fuera muy contento,
yo no quiero a Cupido por pariente;
acuérdese me tuvo atrevimiento
tirando a Dafne flecha diferente,
y después, de las hojas de mi dama
dar a sus poetillas gloria y fama».

Saturno dize: «Hijo muy querido,
tal caso no se avíe determinado
ni ninguno de nos lo a consentido,
por tanto haz tu pecho rreposado,
menos tengas enojo con Cupido,
que no es entre parientes açertado.
Mira qual perdoné a Titán, mi hermano,
tratándome en prisión como tirano;

y si Júpiter no me libertara,
y yo no le hiziera juramento
que varón hijo alguno no criara,
aún agora estuviera en tal tormento.
Y ansí en comer mis hijos me compara
al año que boltea el firmamento.
Por tanto, diga Marte que donzella
para su hijo le pareçe bella».

Marte, con un valor Robusto y fuerte,
afirmado en la lança que tenía,
a los dioses habló de aquesta suerte:
«Señores, lo que a mí me pareçía
para quel matrimonio se conçierte
que a Cupido, mi hijo, convenía
que a Minerva le den, fuerte, avisada,
dama de aguja y pluma y del espada.

Ésta, en valor, saber y hermosura,
prudençia, esfuerço, bondad y destreza
alcança lo que pudo dar Natura;
a mujer y varón en fortaleza;
tiene majestad, desemboltura;
jamás supo su casa la Pobreza;
y si en adversidad se ve algún día,
sabrá della sacar su compañía.

Del çerebro de Júpiter críada
es, y su çiençia tiene rreçebida;
y, aunque de muchos dioses deseada,
no pudo de Vulcano ser avida.
En la laguna tiene su morada
que Tritonica llaman, y su vida
es enseñar al mundo çiençia y arte
para que se conserve en toda parte.

Ésta, señores, pido humildemente
que al zagal conçedáis en compañía,
que no avrá alguno que le descontente».
Pues es con igualdad lo que pedía,
a todos les pareçe conveniente,
ningún voto en contrario pareçía.
Buela luego Mercurio donde mora
y veis aquí do viene la señora.

VENIDA DE MINERVA

Viníen con ella Aurora y Galatea,
Proserpina y Luzina, damas bellas,
Thetis, Luçindra, Glauco y Amaltea,
muchas nereidas, nimphas y donzellas.
Haziendo campo vienen en pelea
muchos faunos y sátiros ante ellas.
Dize a los dioses con acatamiento:
«Señores vengo a vuestro mandamiento».
Júpiter, padre de la linda dama,
le dize: «Hija, está determinado
por todo este consejo, el qual os ama,
de os dar en matrimonio -alegre estado-
con el bello Cupido, cuya fama
tiene sujeta todo lo criado.
Y Amor casado con Sabiduría
será sabio el amor que naçería.

Y si Amor con amores inflamare
en el mundano suelo alguna jente,
verán que es sabio todo aquél que amare;
que Amor no herirá sino al prudente.
Y el hilo durará que començare
con honesta ocasión y conviniente.
Y si el lasçivo fuere enamorado,
no amor, sino torpeza es su ditado.

Por amor seguirán los documentos
de la industria, saber, trabajo y pluma.
Por amor se harán los casamientos
sin cobdiçia mortal que los consuma.
De aqueste amor serán todos contentos,
creçerán las virtudes como espuma.
Ansí, vos de amor seréis maestra.
Dezid agora la voluntad vuestra».

RESPUESTA DE MINERVA

Minerva dize: «Padre soberano,
la çiençia más suprema que e tenido
es la humildad con el querer muy llano,
con lo qual os e siempre obedeçido.
Haze lo que mandáis, pues tanto gano
en tener al Amor por mi marido».
Oyendo aquesto en boz, todo el senado
dizen186: «Siempre tengáis feliçe estado».

IMPEDIMIENTO QUE PUSO LA DISCORDIA

Un aire vino turbio y nebuloso
al concluir de aqueste desposorio,
y un grito oyeron bravo y espantoso
que dezía: «A los dioses sea notorio
que el dios Cupido, falso y alevoso,
está casado en otro diversorio
con Siches, de quien fue primero amigo.
Yo, la Discordia, soy dello testigo».

Espantáronse todos desta nueva.
Alterados de oyr tan nuevo caso
dizen: «Quien dio la boz, traiga la prueva
para que aqueste hecho salga arraso,
porquel negoçio sea como deva,
y no vamos con él ansí de paso».
Habló Cupido, que callado avía,
bolviendo por su honrra qual devía.

HABLA CUPIDO

Dize: «Señores, la Discordia es ésta,
que Atis por otro nombre avéis llamado,
chriminosa, cruel y deshonesta,
procura de dañar a todo estado.
Porque no fue llamada en esta fiesta,
aquesta falsedad a levantado;
y el testigo tachado y fementido
jamás en el juizio es rreçebido.

Ya por el claro Júpiter, mi abuelo,
en el combite del divino coro
fue desterrada del muy alto çielo
quando echó la mançana y poma de oro;
a cuya causa Paris, el moçuelo,
le dió a Venus, mi madre, tal tesoro.
Señor Plutón, ponelda en el profundo,
en perpetua prisión vaya del mundo.

Nunca con Siches en un yugo atado
estuve yo jamás, por dos rrazones:
la una, por discordes en estado
-ella mortal, yo Dios de coraçones-;
la otra, si Apuleyo lo a contado
no es vuestro coronista en sus fiçiones
apócrifo sin fe será su cuento,
inventor de finjido casamiento.

Bien me acuerdo esta moça ver perdida
de sus padres un día entre pastores
en el Arcadia, y dello arrepentida,
echo el yerro de amor al Dios de amores,
si ella dize que fue de mí querida
fue por dar escusa a sus errores,
qual suele aconteçer a la hermosura,
que dize el Rey la estima como a esposa.

Y por tener tan alto atrevimiento,
sea qual Ariadne en la corona
por estrella y decor del firmamento
o qual Calipso en la terzera zona.
Y estad çiertos que nunca casamiento
celebré pues el mundo me pregona
por moço libre joven y soltero
inçierto de casar aunque çertero».

Todos creyeron esto que dezía
en su desculpa el nuevo desposado
y tres testigos dello que traya
-Argos, Mercurio, y Febo, su cuñado-
sentençian que se case en este día
con la dama con quien está tratado.
Luego, con voluntad fuerte y unida
diçen el dulçe sí de eterna vida.

Las tres Graçias, hermanas de Cupido,
ricas joyas le dan a la cuñada:
la Dilijençia un muy rrico vestido,
la Providençia casa muy poblada,
la Esperiençia un arnés claro y luzido.
Belona le presenta rrica espada
y un espejo, memoria muy preçiado,
do ve lo porvenir y lo pasado.

Dale Juno de hijos bendiçiones,
Çeres, que biva fértil y abundosa,
Venus en los amores y afiçiones,
Proserpina, belleza muy hermosa;
y Diana eloquente en sus rrazones.
Palas, que sea en las armas victoriosa.
Las nueve hermanas fueron las primeras
que a Minerva le dan por camareras.

Éstas, como donzellas muy prudentes,
entre sí los ofiçios rrepartieron
en lavor y exerçiçio diferentes
qual de Minerva bien los aprendieron.
Allí, luego los dioses asistentes
a Venus le rrogaron y pidieron
que biva en otra casa sin su nuera,
porque la suegra es buena estando fuera.

Naçieron del divino casamiento,
unida con Amor Sabiduria,
dos hijos de muy gran mereçimiento
con que el mundo estará como devía.
El varón se llamó Agradesçimiento,
porque quien sabe y ama agradesçía.
La hija es la Nobleza, muy amada
de dioses y de hombres deseada.

Aprovecha la historia y desposorio
para que Amor se junte con Prudençia
apartando el lasçivo y transitorio
que mata el cuerpo y daña la conçiençia.
La causa desta obra sea notoria
que fue la hermosura y exçellençia
de la bella Minerva y su velado
las faltas perdonad a Luis Hurtado

Laus deo semper et ubque gloria

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HURAÑO LOBO VIEJO [Mi poema]
Luis Carlos López [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Siempre fuiste, huraño, un lobo viejo,
una mota que ensucia el calendario,
la pavesa que exhala de un espejo
o el besar que al amor le suena a añejo
o que intenta esconderse en el armario.

Elefante que al campo él ha salido
con su trompa, su espada y su canana
y se encuentra en el mismo confundido
y ha tenido que darse por vencido
casi muerto en mitad de la semana.

Pues su vida se pinta en cuatro trazos
uno tiene que ver con la simiente,
que dios quiso le hicieran de retazos.
Otro basa el sustento en los abrazos
y en las noches de juerga y de aguardiente.

El tercero, mejor no recordarle,
fue la etapa en que anduvo más sensato.
Así fuera renuncia aquí a alabarle.
Y es el cuarto, primero en alegrarle,
y el que le hizo pasar aquí un buen rato.
©donaciano bueno
#Puestos a vivir, mejor hacerle alegre, no? Share on X


MI POETA SUGERIDOLuis Carlos López

DE TIERRA CALIENTE

Flota en el horizonte opaco dejo
Crepuscular. La noche se avecina
bostezado. Y el mar, bilioso y viejo,
duerme como con sueño de morfina

Todo estas en laxitud bajo el reflejo
De la tarde invernal, la campesina
Tarde de la cigarra, de cangrejo
Y de la fuga de la golondrina…
Cabecean las aspas del molino
Como con neurastenia. En el camino,
Tirando el carretón de la alquería

Marchan dos bueyes con un ritmo amargo
Llevando en su mirar, mimoso y largo,
La dejadez de la melancolía….

A UN BODEGÓN

¡Oh, viejo bodegón, en horas gratas
de juventud, qué blanco era tu hollín,
y qué alegre, en nocturnas zaragatas,
tu anémico quinqué de Kerosín!..

Me parece que aún miro entre tus latas
y tus frascos cubiertos de aserrín,
saltar los gatos y correr las ratas,
cuando yo no iba a clase de latín.

¡Pero todo pasó!…Se han olvidado
tus estudiantes, bodegón ahumado,
de aquellas jaranitas de acordeón….

¡No vale hoy nada nuestra vida! ¡Nada!
¡Sin juventud la cosa está fregada,
más que fregada, viejo bodegón!..

A MI CIUDAD NATAL

Noble rincón de mis abuelos: nada
como evocar, cruzando callejuelas,
los tiempos de la cruz y de la espada,
del ahumado candil y las pajuelas….

Pues ya pasó, ciudad amurallada,
tu edad de folletín…Las carabelas
se fueron para siempre de tu rada…
-¡Ya no viene el acetite en botijuelas!

Fuiste heroica en los años coloniales,
cuando tus hijos, águilas caudales,
no eran una caterva de vencejos.

Mas hoy, plena de rancio desaliño,
bien puedes inspirar ese cariño
que uno les tiene a sus zapatos viejos…

CANCION BURGUESA

Procura, mientras muere la mies en la cizaña,
Flexible cual felino que avizora el ratón,
Medir el salto… Y luego, ¡que gire la cucaña,
De la vida ! – No hay fuerza contra la tradición.

Flota como la espuma, zurce tu telaraña
Y sé tan multiforme como un líquido. Con
La improbable paciencia del pescador de caña,
Subirás poco a poco de escalón en escalón.

Después, atiborrado de honores y dinero
Gasta gorro y pantuflas cabe la lumbre. Pero
Para hacer estas cosas sujétate a la ley

de todas las divinas y humanas tonterías,
Sin asomo de pena. Sin torpes rebeldías,
Fingiendo la indulgente pasividad del buey.

LA CUCARACHA

La mujer que da en fumar
con aires de libertina,
amarga con nicotina
la dulzura del besar,

Si cuando suele bailar
remolina la cadera,
va buscando lanzadera.

Y si bebe y se emborracha
expone la cucaracha…
a que se la pise cualquiera.

FABULITA

“¡Pax vobis!”
WILSON
«¡Viva la paz, viva la paz»…
Así
trinaba alegremente un colibrí
sentimental, sencillo,
de flor en flor…

Y el pobre pajarillo
trinaba tan feliz sobre el anillo
feroz de una culebra mapaná.
Mientras que en un papayo
reía gravemente un guacamayo
bisojo y medio cínico:
-¡Cuá cuá!

HASTA NUNCA

Te mando el rizo de tu blondo pelo,
Tus cartas, un listón y tu retrato,
Y el monograma de tu nombre ingrato
Que bordaste con seda en tu pañuelo.

Lo quiere así tu corazón de hielo
Y yo tu helada voluntad, acato:
Ya estoy libre del cura y del curato;
Dios te lo pague por allá en el cielo.

Me alegro y nada en mi favor arguyo;
Alégrate también, sin ironía:
Qué dicha: ¡me libraste de ser tuyo!

Qué placer: ¡te libraste de ser mía!
Qué dicha y qué placer: cada uno suyo.
¡Hasta nunca, sobrina de tu tía!

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CAMINO AL CEMENTERIO [Mi poema]
Leopoldo Alas Mínguez [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Yo vivo en una calle
sin luces ni farolas,
ni pliegues en su talle,
gimiendo siempre a solas,

oculta por un manto
que invade la colina
cerrada a cal y canto
al pié por la neblina.

Mi calle tiene un halo
de pena y de tristeza
cercano al varapalo
del deudo que bosteza.

Y alguna vez la he visto
errática un momento ,
-la miro y no rechisto-,
sufriendo ese tormento.

Al lado de la vida
hay casas sin papeles
que sangran por la herida,
sin galas ni oropeles.

Pues requiem es su canto,
su nombre es un misterio,
la calle al camposanto,
Camino al cementerio.
©donaciano bueno

Una calle cualquiera, ¿algo triste, verdad? Share on X


MI POETA SUGERIDO:  Leopoldo Alas Mínguez

El ángel y el vampiro

Pasé la vida entre vampiros y ángeles,
libando con paciencia los unos mi energía,
los otros trasvolando mis días más sentidos.
Todos los trances de luz fueron suyos:
al ángel los del cuerpo, los del alma al vampiro.

Al sol como en la sombra estuve ciego
y en el tránsito hacia el zenit, perdido.
Confundí las alas blancas con las capas negras.
Gusté, besando al ángel, los labios del vampiro.

Siempre acudí a la cita con lo eterno.
Cada vez que llamó, me encontraba.
Unas veces hermoso y otras veces oscuro,
el timbre de su voz me subyugaba,
la miel de su sonrisa me encendía,
y bailábamos juntos, el ángel o el vampiro
y yo que nunca supe muy bien con quién bailaba.
De «La posesión del miedo» 1996

El corazón en casa

No levantan la mirada. No hay nada
más que el aliento gris
que emanan sus marrones,
un resuello que va espesando arriba
y les deja rendidos al asfalto.
Ni sueñan: no hace falta. Ni recuerdan.
Ni desde luego intentan
elevar su plegaria a las alturas.

¿Dios qué puede ofrecerles?
¿Qué puede ofrecer a nadie un mendigo
que va pisando charcos sin ser visto?

Pequeños, sometidos,
al ritmo de unas músicas paganas
y en una ratonera de edificios,
celebran naderías.
Mientras sigan rodando los días con sus noches
y no vuelvan a descubrir el cielo,
será mejor así: los párpados caídos
y el corazón en casa.
De «La posesión del miedo» 1996

El extraño que vino de lejos

No sé cómo aprendimos a querernos,
qué hubo en vosotros de mí, qué nos dimos.
Corre la vida y estáis al pie de otros edificios,
zarandeados, llevados, retenidos en la trama.
Pero decidme si habéis elegido,
si queríais estar donde estáis
y en qué modo se ovilla y desovilla
el hilo que nos guía y que nos ata.

No sé por qué no compartimos las mismas habitaciones
ni comemos en los mismos restaurantes.
Por qué os reproducís.
De qué sirven los destellos que se apagan,
las lunas negras, los días sin huella.

Padres que fueron hijos, hijos que se hacen padres
y niñas que se quedan de pronto embarazadas.
Entenderlo, verlo todo de fuera.
Pero también entrar,
acercarse a las chimeneas de vuestros salones
como el extraño que vino de lejos
y os cuenta cuentos, os gasta bromas,
os dice versos, baila con vosotros,
enseña a jugar a vuestros hijos.

De este modo fuisteis construyendo
la historia que jamás fue nuestra historia.
Y la misma cadena que une vuestros destinos,
a nosotros nos libera:
para contaros cómo fue vuestro tiempo,
qué costumbres teníais, cómo intentabais amaros,
qué aficiones os ocuparon,
qué dudas os asaltaban,
qué palabras os confortaron,
qué silencios os preocupaban.
La historia de vuestra historia
para alumbrar vuestras sombras y arrancar vuestras mentiras.
Cómo fue vuestro tiempo de soledad en compañía
pues de vivirlo tanto, jamás lo comprendisteis.
De «La posesión del miedo» 1996

Espectros de una vida que se agota

¿A qué viene esconderse los espectros?
Entonces no era así.
Íbamos juntas las almas en busca de cuerpos
porque en uno solo no cabía la conciencia.
Qué arteras artimañas usamos por no vernos,
qué orgullo solitario en nuestras cuevas
adornadas con estampas del deseo.

Hablaron de un camino que lleva a la derrota.
También de una cascada que da la bienvenida
y de una comunión de sombras exaltadas.
Sabemos ya que el tacto nos daba la medida
de nuestra pretensión, pero el recuerdo borra
la intensidad vital, el sol, la llamarada.

Espectros de una vida que se agota,
hemos llegado hasta aquí.
Vamos juntas las almas al olor de los cuerpos,
que en esa confusión estaba la respuesta.
Por absurdo que parezca el desafío,
habrá felicidad en el rencuentro.
Cuando hagan la señal, salgamos de las cuevas.
De «El triunfo del vacío» 2004

La aureola azul

En la roca de esmeraldas que imagina,
el anciano defiende su aureola.
Con diecisiete años, le dijo que era azul
una mujer del norte
y le advirtió que nunca la perdiera.

Vendrán las nubes que ensombrecen
las buenas intenciones
y formas de pensar como naufragios.
Te dejarás caer por levantarte,
te ocultarás por miedo.
El viento dispondrá tus verdaderos gestos
y el paso de los otros tu destino.

No serás lo que creías,
tu rostro mostrará las simas de tu alma,
traducirás tu ruina,
enfangarás tus sueños con tus dudas.
Pero nunca descuides la aureola,
no dejes que se extinga
ni cuentes que fue azul en un poema.
De «La posesión del miedo» 1996

La rueda de los azares

De un día para otro, todo cambia.
Si ayer amanecías deslumbrado
y tus ideas parecían claras,
hoy mismo, en el espejo del lavabo,
has visto al perdedor de las facciones neutras
inflado de bostezos
y con el encefalograma plano.

La brisa que hoy alivia tu paseo
mañana es un ciclón que te estremece.
En una vuelta, igual que cambia el tiempo,
quien tuvo no retiene,
el más sincero miente
y el sueño del amor se desvanece
de puro aburrimiento.
En una vuelta orgánica del cosmos,
se pierden privilegios, se asustan los valientes.

Por un latido a tiempo, la risa más forzada
se aparece lozana y sugestiva.
y entonces quién no sale a la calle feliz,
quién no disfruta haciendo su trabajo,
quién no ofrece favores a un amigo,
quién no se ilusiona.
Pero, a decir verdad, de todos ellos
tampoco nadie espera
sacar de esos destellos que a veces les alientan
alguna cosa clara.

Pues ni el más tonto ignora que la vida
no tiene, en general, ni sombra de sentido
y que el azar, que es dadivoso pero incoherente,
no reparte papeles; sólo momentos, escenas,
situaciones confusas,
estados del humor y la conciencia.
De «La posesión del miedo» 1996

Mi olor a ti

Toda mi ropa huele a cuando estabas.
Sería al abrazarte -no lo entiendo-
o que estuviste cerca y se quedó prendido.
Si arrimo mi nariz al hombro o a la manga, te respiro.
Al ponerme la chaqueta, en la solapa,
y en el cuello de un jersey que no abriga.
Aroma de placer, de feromonas,
de recostarme en ti mientras dormías.
Por mucho que la lave, mi ropa lo conserva:
es un perfume dulce que me alivia
como vestir mi carne con tu piel.
Y está durando más que mi recuerdo.
Tu rostro en mi memoria se disipa,
casi puedo decir que he olvidado tu cuerpo
y sigo respirándote en las prendas
que, al tiempo que me visten, te desnudan.
Pero la ropa es mía.
De tanto olerte en mí, tu olor es mío.
Tu olor era mi olor desde el principio,
fue siempre de mi cuerpo, no del tuyo,
de un cuerpo que lo tengo a todas horas
para quererlo entero como jamás te quise
y olerlo de los pies a la cabeza.
Es el olor de todas mis edades,
del niño absorto y puro,
del claro adolescente eléctrico y espeso,
de un joven con insomnio que soñaba
fantasmas del amor, y es también el olor
que al transpirar mis sueños dejaron en las sábanas.

Quién sabe tú a qué aspiras sin este efluvio mío,
sin mi esencial fragancia.
Estando en compañía, serás siempre la ausente
igual que si te fueras o no hubieras llegado.
Pues no olerás a nada, no dejarás recuerdo
ni podrás despertar auténtico deseo
ni embalsamar las yemas de los dedos
que un día te acaricien
con un perfume físico y concreto.
Serás para el olfato de los otros
como un espejo para los vampiros.
Y yo atesoraré con más fe que codicia
este perfume dulce de mi cuerpo
que descubrí contigo.
Si quieres existir, respíralo de nuevo.
De «La posesión del miedo» 1996

Pasión de afecto

En el amor fatal no brilla el pensamiento.
La mente se coagula cuando la sangre estalla.
Vuelve sombrío el ingenio y sin gracia
la fatuidad fanática del fuego.
Yo creo en un amor clarividente,
una efusión borracha de prudencia,
el fruto que se alcanza, las fuentes del desierto.

El riesgo y la pasión están en el afecto,
en un miedo común al abrazarse.
Dormidos, compartir el mismo sueño.
Despiertos, afilar las diferencias.
Amor que no se abisma ni se engaña,
amor que se resuelve en transparencia.
De «La posesión del miedo» 1996

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POR Y PARA TI [Mi poema]
Gonzalo Arango [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Hoy he abierto mi puerta al universo
y he visto que tú estabas,
sentí como insistente me mirabas,
pensé en hacerte un verso.

No sé lo qué decir, no hallo palabras,
lo mucho que agradezco
el hecho que ante mí tus ojos abras
pues sé no lo merezco.

Por eso con placer hoy te dedico
y doy la bienvenida,
que allí donde tu espíritu resida
disfrute como un mico.

Que sea feliz, que tengas un buen día,
y a la amistad cultives,
deseo que el lugar en que tú vives
florezca la alegría.

Mas para recibir siempre hay que dar
preciso es nunca olvides,
por eso aquí mi afecto, si no impides
te voy a regalar.
Tu amigo Donaciano
(… y sus poemas de medio pelo)

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MI POETA SUGERIDO:  Gonzalo Arango

Soneto a Teresa

Teresa en cuya frente el cielo empieza
como el aroma en la sien de la flor;
Teresa la del suave desamor
y el arroyuelo azul en la cabeza.

Teresa en espiral de ligereza
y uva y rosa y trigo surtidor;
tu cuerpo es todo el río del amor
que nunca acaba de pasar, Teresa.

Niña por quien el día se levanta,
por quien la noche se levanta y canta
en pie, sobre los sueños, su canción.

Teresa, en fin, por quien ausente vivo,
por quien con mano enamorada escribo,
por quien de nuevo existe el corazón.

Ego literario

Qué clase de hombres son los literatos
que no creen en la palabra de Dios:
¿LA VIDA?
Sólo piensan en el ego literario
que es agonía.

Avaros intelectuales solitarios;
dementes ruinas.
Egos hartos de razones,
… ¡Pilatos de la vida!
(del libro “Providencia”)

La armonía en los hombres se alimenta de palabras sencillas. El idioma confuso engendra resentimiento y violencia.
Angelita

Las revoluciones

Las revoluciones que no dan la libertad,
la quitan.
Si la revolución no da parejo
con el pan el paraíso,
degenera en terror y tiranía.
El ego de Estado es el infierno:
arte refinado de crueldad.
(del libro “Providencia”)

Belleza de Puta

No dejes putear de maxfactor tu belleza
en el beauty parlor de la moda.
No dejes sofisticar tu encanto natural
y tu frescura de poma
con pomadas de telenovela.
No dejes que marchiten tu aroma de rosa
y hembra hechicera.
Tu belleza es pura
pero tu belleza de salón
es belleza de puta de novela rosa.
(del libro “Providencia”)

Teleceguera

En la televisión están arruinando
al hombre, feriando su alma en los
mercados negros y persas del idiotismo
masivo de la civilización de consumo:
el cosmético, el lujo, el vicio, lo
superfluo, la prostitución cancerosa
del paganismo civilizado.
Medios inconscientes de incomunicación
masiva. Burdeles sucursales de la
gran ramera de la corporación
financiera, gerenciados por banqueros
de almas, traficantes de valores,
publicistas emisarios de opio espiritual,
asaltantes técnicos en saqueo
de los tesoros de la vida, para
fortalecer el poder del becerro de oro,
materializado en la gran bestia
bifronte apocalíptica de los
imperialismos infernales.
Ficciones carnavalescas y suspensos
policiales para la degradación
y dependencia en la evasión y el
pasatiempo, con un embotamiento bobo
de la mente hechizada por el embrujo
tecnológico al servicio servil del
utilitarismo y la tecnocracia
materialista que incomunica a los
hombres y a los pueblos en razón
de un violento desarraigo en la
relación viva de sus tradiciones
y creencias, privados de su natural
alimento divino que es el amor, la
comunicación, pan y vino de la vida
espiritual.
Y sin eso: sumisos, confusos,
frustrados, los debilitados ciudadanos
del rebaño son arrojados como carne
de consumo de los hornos crematorios
de la muerte lenta, la agonía
interminable de la rutina fantasiosa,
al abismo vidrioso erizado de mentiras
y tentaciones azarosas de la pantalla
cegadora.
Pantalla menor – físicamente – pero
de dimensiones funestas e influencias
devastadoras en el sensible y
misterioso cosmos espiritual, en cuyas
tiernas constelaciones produce
tenebrosos eclipses, espinas
envenenadas de violencia, enfermizas
codicias, erosiones en la mente virgen de los
niños. El alma saqueada de vida
sobrenatural: mina de valores eternos
arruinada. Genocidio de almas e
infanticidio de sueños. Porque después
de los estragos del genial invento
utilizado pecaminosamente contra
el espíritu, los hechizados televidentes
ya no son aptos para vivir la realidad
sino la ficción, impotentes para
expresarse y descubrir los poderes
secretos de la soledad creadora,
el mundo interior, la vida en el amor,
los éxtasis de la naturaleza.
Avasallados por la pantalla
embrutecedora de la cultura de masas
para que la publicidad elija y sueñe
por ellos. Y así deshumanizados,
seducidos y engañados por la
celestina de la gran sociedad del
progreso corruptor, hostiles al soplo
divino vivificador, sellados de
egoísmos, oprimidos por obsesiones
de confort, perdidos en el espejismo
de una realidad degenerada en limbo,
que empequeñece al hombre
en su grandeza
y lo exalta en su pequeñez
la televisión es el diablo tecnológico
que condena las almas al infierno
del no ser.

La salida es adentro

La sociedad ficción cruel, criminal.
Nos tienen encarcelados,
atados, atascados sin salida.
Los partidos parten,
dividen las clases sociales
las religiones rivalizan,
las razas se exterminan,
confinan las profesiones,
las ideologías repugnan,
el dinero envilece,
serviliza.
Nos rompieron la mente en pedazos
divorciados de la naturaleza,
incomunicados del planeta
del inmenso universo.
Solitarios,
desamparados en el cerebro calabozo.
El terror.
Salid de todos los sistemas imperantes;
¡salid ya!
¿Hacia dónde?
¡Hacia ti mismo, hermanito!

Círculo vicioso

Nos enseñaron a ser el más grande,
el más inteligente,
el más rico;
y en eso andamos desde que nacimos.
Nos estamos matando y maltratando
corriendo a una velocidad loca
para tratar de alcanzar al que nos hace sombra;
y resulta que después de todo
no alcanzamos a nadie.
A lo sumo somos sorprendidos en la carrera
por la muerte:
única meta de los que viven
en círculo vicioso.
Precipitados de mente.

Niños acuarianos del amor

La naturaleza nos da el amor
que nos roba la ciudad.
Viajad hacia la verde célula del alma.
¡Sed puros!
Poderosos de amor;
autorizad la mente.
Nos esperan júbilos salvajes,
inesperadas violencias salvadoras,
la belleza arrasadora del fuego,
los frescos rocíos de la purificación saciada,
los secretos paraísos y sésamos del sentir,
la plenitud del despertar;
la realidad florida de la naturaleza
entonando odas de aleluya
a la inocencia del Ser.
¡Cantad la aurora
niños acuarianos del amor,
hijos de la Tierra
y el Sol!

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LA VIDA A TU ALBEDRÍO [Mi poema]
Óscar Acosta [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

La vida aquí es mejor, de eso no hay duda,
vivir aquí es más dulce, más amable,
quien puede comparar dice, es palpable,
vivir aquí es posible sin ayuda,
más grato y saludable.

La luz, el cielo, el sol, siempre acompaña,
el ritmo de la vida es placentero,
que aquí vivir, se vive sin dinero,
salir a pasear y darle caña
y un poco de salero.

A todos yo aconsejo que se vengan
y prueben a vivir como yo vivo,
verán qué fácilmente lo consigo,
no importa del lugar donde provengan,
que aquí siempre es festivo.

A qué vivir y siempre estando a oscuras,
sintiendo al despertar que allí hace frío,
sufriendo a cada instante escalofrío
pudiendo hacer la vida sin costuras
viviendo a tu albedrío.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDOÓscar Acosta

Carta desde Torremolinos

Un laurel es tu mano entre mi mano
y agua unitiva el río de tu brazo,
ansias somos unidas por un lazo
tenso de resistir y cotidiano.

El roce de tus labios no fue en vano
y para comprobarlo te doy plazo:
sobre mi pecho de hombre está tu trazo
y tu aliento a mi boca está cercano.

Mujer ausente y todopoderosa
no deseo olvidar tu cuerpo fino,
ni tu caricia misericordiosa.

Amo tu risa de fulgente lino
y al recordarte ahora, dolorosa
se me vuelve la sangre y agrio el vino.

El fuego

Frotó el indio la yesca,
el pedernal, el pino
con otro pino viejo,
la madera, las hojas
de roble, la corteza
de los ceibos caídos,
el cuerpo del animal
salvaje, el carbón
mineral endurecido.

El mundo cambió entonces
otro espejo movible
que no era el del agua,
alzó su brazo rojo
en la espesa maleza,
en el ámbito crudo
de miles de años
a la sombra, iluminados
solamente por el rayo
o por el centelleo
de los lúcidos ojos
de las fieras.

Tú te callaste entonces
viendo crecer la lengua
clarísima, la llama
que levantó su lanza,
su corona de espinas
y que lamió la noche
como animal salvaje.
Ante tu limpio rostro
de indígena doncella
nacía otro milagro:
el milagro del fuego.

El nombre de la Patria

Mi patria es altísima.
No puedo escribir una letra sin oír
el viento que viene de su nombre.
Su forma irregular la hace más bella
porque dan deseos de formarla, de hacerla
como a un niño a quien se enseña a hablar,
a decir palabras tiernas y verdaderas,
a quien se le muestran los peligros del mundo.

Mi patria es altísima.
Por eso digo que su nombre se descompone
en millones de cosas para recordármela.
Lo he oído sonar en los caracoles incesantes.
Venía en los caballos y en los fuegos
que mis ojos han visto y admirado.
Lo traían las muchachas hermosas en la voz
y en una guitarra.

Mi patria es altísima.
No puedo imaginármela bajo el mar
o escondiéndose bajo su propia sombra.
Por eso digo que más allá del hombre,
del amor que nos dan en cucharadas,
de la presencia viva del cadáver,
está ardiendo el nombre de la patria.

Cabello de muchacha

Tu cabello es de humo dorado,
una copa con un jugo encendido,
un caracol de ondeado vidrio,
una flor de bronce tímido.

Tu pelo existe, tiembla suavemente
cuando mi mano llega a su rocío,
cuando lo beso entusiasmado,
cuando llora como los niños.

Tu cabello es un odre con frío,
una estrella dulce, un pistilo
que lucha por ser lirio.

Es una paloma convertida en durazno,
una corona que alumbra con sus cirios
y que calienta la sangre como el vino.

El rostro

De tu rostro purísimo y resplandeciente
surge una luz silenciosa
que todo lo desnuda, descubre
paraísos y mares de ceniza,
oculta sombras con su bella campana
y vuela como un pájaro.
Olvidar tu rostro es ahogar el corazón,
tratar de ignorarlo es vivir
a ciegas, dando tumbos;
no es necesario volver a decir
que tu rostro nos promete un reino
en un universo inmóvil y destruido.

Escrito en piedra

Yo vi, joven señora,
su bello cuerpo
entre las piedras
como una orquídea.

No había fuego entonces
al servicio del hombre,
ni dúctiles metales
mostraban al asombro
del primitivo ser
sus formas.

Andábamos descalzos
como niños,
desnudos como peces
en el agua
y corríamos libres
como ágiles leopardos

Era el año dos mil
o cuatro mil
antes de Jesucristo.
Las tribus combatían
con pedernales,
con piedras
y cuchillos.

Antes de ir al combate
pinto estos signos
en la pared antigua
de una cálida cueva,
junto a otros símbolos
que mis antepasados
en ocasiones similares
escribieron.

Ignoro quién recogerá
estas frases.
Es posible que entonces
no seamos, tú y yo,
ni estática ceniza
ni barro sumergido.
Desde mi monarquía
compartida, te recuerdo.
Y si volvieras a nacer
te prometo que siempre
serías, como ahora lo eres,
mi mujer y mi reina.

II
En la mesa veo frutas,
agua en los cántaros,
peces con los ojos abiertos
en las cuerdas del patio,
el maíz calentándose en los cuartos.

El cazador soy yo,
el cazador que sale
en la noche a buscar
el alimento diario,
las hojas para el lecho,
la fibra para el manto,
la flor para tu pelo,
la piel para el zapato.

Hoy te traigo una flor
selvática, una luna caída,
un perfume barato,
yo quiero que la pongas
en tu pecho blanquísimo,
en tu seno cubierto
con cuero de venado.

Eso te traigo ahora,
compañera mía, ojo
para mi llanto.

III
Para ti las fúlgidas naranjas,
la dura carne de las ciruelas,
el azúcar mojado de la piña,
la suavísima daga del plátano,
la invicta blancura de la caña,
el agua limpia del cocotero,
el vello niño del durazno,
la división de la guanábana,
la aristocracia de la manzana
y la tristeza de la guayaba.

Para ti todo eso con la mano
que recoge en el monte la fruta,
la deja en la mesa de cedro
y la corta todas las mañanas.

Formas del amor

«Niña invicta,
te he visto ya en las onzas españolas»
Medardo Mejía

Mis manos tocan, niña mía, tu rumorosa piel,
tu dulcísima carne que tranquilos ángeles habitan,
tu cabellera suave,
tu corazón pequeño.

Oye la campana del día
apagando el luto de la noche
mira la luz que silenciosamente nos cubre,
mira el cielo:
ese jardín sobre tu pecho;
respira el aire quieto
que el ruiseñor anuncia con su lanza,
conduce tu desamor
a un lago sepultado
y háblame con tus labios excelsos.

Llegué a sentir sobre las manos
el agua efímera,
el verano derribando sus torres,
el abismo cerrando sus ventanas,
el fruto abandonado,
el mar abriéndose las venas,
el fuego hundido,
hasta que tú, niña mía,
perfecta virgen repetida,
me entregaste tu rostro.

Veo de cerca la copa
confusa de las aguas,
busco tu claro nombre entre las rosas,
tu dulzura en la esencia de los árboles,
tu vigilia en el beso,
tu olor en los duraznos,
tu luz en el rocío
y me doy cuenta sorprendido
que todo me lo traes, niña mía,
con tu mano sagrada.

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VIVIR NO TRAE A CUENTA [Mi poema]
Salvador Espriu [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Vivir no trae a cuenta, que la vida
retorna recelosa hacia el pasado.
A veces perezosa o distendida
sangrando va tumores por la herida
o mira hacia otro lado.

No tiene ni razón ni fundamento
ni admite seas tú quien la fumara.
¿Vivir para morir?, que eso es cruento,
así lo justifique un sacramento
o dios que lo fundara.

Permíteme que observes una rosa,
tan bella estaba ayer y hoy ya marchita.
Que un día se nos muestra primorosa
y al otro cae al fondo de una fosa
y ves como tirita.

No más son de un paseo cuatro pasos,
y de ellos tres lo son en retroceso,
me acerco, tú me miras, das un beso
descuentas de los hechos los atrasos
y estás ya de regreso.

Pues la vida se pasa echando leches
y un día se pasó que no te enteras,
así que te resistas, que no quieras
de nada servirá que te pertreches
el fin siempre es que mueras.
©donaciano bueno

#Mejor sería exprimirla hasta la extenuación no? Share on X


MI POETA SUGERIDOSalvador Espriu

A la manera de Salvador Espriu

Mi viejo precio he de pagar, la muerte,
y hoy se me cansan los ojos de la luz.
Bajados con esfuerzo todos los escalones,
me adentran en dominios de la muerte.

En silencio me elevo rey de la noche
sabiéndome al servicio de doloridos hombres.
¡Ay! y ¿cómo guiar este dolor inmenso
hasta el cercado de las palabras de la noche?

Pasan el viento, el triunfo, el reposo,
entre hileras de llamas y de arqueros.
Cautivo de mis muertos y mi nombre,
en muro me convierto, camino de mí mismo.
(Versión de José Corredor-Matheos)

A la orilla del mar

A la orilla del mar. Tenía
una casa, mi sueño,
a la orilla del mar

Altas proa. Por libres
caminos de agua, la esbelta
barca que yo guiaba.

Conocían los ojos
el reposo y el orden
de una pequeña patria.

Necesito contarte
qué miedo da la lluvia
en los cristales.
Hoy cae sobre mi casa
la noche oscura.

Las rocas negras
me atraen al naufragio.
Prisionero del cántico,
mi esfuerzo inútil,
¿quién me guía hacia el alba?

Junto a la mar tenía
una casa, mi sueño.
(Versión de José Corredor Matheos)

Al alba

Yo no sé qué
fría noche me alejaba
de tu silencio.
Al alba te miré
por última vez.
por las olas amargas.
¡Que caigan en los abismos
de una muerte sin gracia!
Desde la noche defiendo
la soledad ganada
con la victoria inútil
del oro y de la estatua.

Árbol

Yo te soñé, invisible majestad
que planea por la faz de todas las cosas.
Arraigado en el dolor de la ceniza,
un hombre tan sólo, te llevaba, sepulcro,
padre muerto, dentro de mí, en silencio,
y te llamaba con palabras de viento
de antiguos milenarios, que la ira encienden.
Nunca respondiste al clamor y me dejabas
en el miedo a la noche, fuego secreto, alta llama,
árbol Dios en la noche.
(Versión de José Batlló)

Cementerio de Sinera

Digo adiós a los que quieran
mentirse perdurables
en el torrente. Cosechadas
son ya las flores, y se encalman
recuerdos, miradas, alas,
todo mi mar. Benigno
aire nocturno acerca
claridad de fuente, ocultas
voces del fuego. Por el fiel silencio
de nobles árboles
por mí amados, camino
al olvido, dejando atrás
amores, veleros, sufrimientos,
últimas señales de pasos.
(Versión de José Batlló)

Danza de la muerte

Por el diverso azar
de nuestro tiempo, la lluvia
sutil ha de juntarnos.
En la noche que escucha
arderán lentos cirios,
cera rebelde, ejército
desazonado por el lejano
orden de las serenas
patrias de luz, de los nobles
portadores del silencio.
(Versión de José Batlló)

Despedida

¿Quién conoce la grave partida
de hoy o de mañana,
o quién diría todavía
una palabra?
Sólo sonrío y pienso
en destruir el nombre
con el silencio.
(Versión de José Batlló)

El jardín de los cinco árboles

Luego, cuando ya me había
causado mucho daño y casi
tan sólo podía sonreír,
escogí las palabras
más sencillas, para decirme
cómo pasó un momentáneo
oro de sol sobre la hiedra
del jardín de los cinco árboles.
Brevísimo amarillo, de puesta,
en invierno, en tanto caían
los últimos dedos del agua
serpentina, de altas nubes,
y el extraño tiempo me entraba
en prisiones de silencio.
(Versión de José Batlló)

Ensayo de cántico en el templo

¡Oh, qué cansado estoy
de mi cobarde, vieja, tan salvaje tierra,
y cómo me gustaría alejarme,
hacia el norte,
en donde dicen que la gente es limpia
y noble, culta, rica, libre,
despierta y feliz!
Entonces, en la congregación, los hermanos dirían,
desaprobando: «Como el pájaro que deja el nido,
así el hombre que abandona su lugar»,
mientras yo, bien lejos, me reiría
de la ley y de la antigua sabiduría
de mi árido pueblo.
Pero no he de realizar nunca mi sueño
y aquí me quedaré hasta la muerte.
Pues soy también muy cobarde y salvaje
y amo, además,
con desesperado dolor,
a esta mi pobre,
sucia, triste, desdichada patria.
(Versión de José Corredor-Matheos)

Es propia de mi mundo una reservada felicidad

Detrás de esta puerta vivo,
pero no sé
si puedo llamarla vida.

Cuando vuelvo, al atardecer,
de mi diario odio contra el pan
(¿no sabías que tengo
la inmensa suerte de venderme
a trozos por una moneda
que llega ya a valer
mucho menos que nada?),
me quito un viejo abrigo, la esperanza,
y me adentro por los caminos de mis ojos,
por el vacío espanto donde siento,
más allá, a mi Dios,
más allá siempre, más allá de los falsos
profetas y de extrañas culpas
y de este viejo necio enfermo de los versos
disciplinados, como éstos, con pintas
de oscuras marcas que el afán de los críticos
un día aclarará para vergüenza mía.

Sí, puedes encontrarme, si te atreves,
detrás de la glacial nada de esta
puerta, aquí, en donde vivo y siento
esta añoranza y el grito de Dios y soy,
con los nocturnos pájaros de mi soledad,
un hombre ya sin sueños en mi soledad.

Espera

Entonces diré: «Cimas y nubes
y tierras a lo lejos y la lenta
herida del río y el incendio
del cielo, muchos crepúsculos
sobre el desierto y los viejos árboles
amados cual dioses, aún vuelven
para los hombres.
Mas yo, que este día aguardaba,
he aquí que estoy muerto.»
(Versión de José Batlló)

Final del laberinto

Cuando aquellos dedos sensibles
toquen frágiles músicas
y lentamente vacilen
cambiantes luces de cirios,
sal de la fiesta. Mira
cuánta noche, qué extrema
soledad se te lleva,
por la risa, al hombre
justificado y libre
que nace de tu silencio.

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LE IMPORTAS UN CARAJO [Mi poema]
Rosana Acquaroni [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Agriándote el cerebro la vida a cada paso,
te va poniendo pegas, te va contando cuentos,
ignora qué es amor, qué son son los sentimientos,
se muestra muy insistente así no le hagas caso,
le importas tres pimientos.

No sabe qué es soñar a oscuras por la noche,
no tiene corazón, no entiende de ataduras,
ignora que es estar viviendo siempre a oscuras
pues él solo se ocupa de hacerte algún reproche
cual sabe hacen los curas.

Ni tiene compasión, no acierta a ser cristiano,
y es que en su cerrazón no atiende al sufrimiento,
no sale a divertirse paseando algún momento
incluso si éste es joven y más si él es anciano
los manda a tomar viento.

Y es que es como el cemento, tan falto de empatía
solo ordenarte sabe tareas a destajo,
no sigas, no hace caso, no quiere, no hay tu tía
así que te aconseje, que diga que es tu guía
le importas un carajo.
©donaciano bueno

#Acaso es mejor no hacerle caso? Share on X


MI POETA SUGERIDO:  Rosana Acquaroni

Como una balsa ardiendo…

Como una balsa ardiendo
en el centro del agua,
una bañera terca rebosa lentamente
en mitad de la noche.
La tibieza del agua desatada,
liba la flor de las mareas
acarrea cigüeñas
y tortura con zarzas y gacelas
ríos de oscuridad.

Así el agua ha llagado la humedad de mi vientre
y deposita almendros sobre mis pies descalzos.
Ya sólo espero el relato del agua,
la lenta
supuración
del llanto.
(De «Lámparas de arena» 2000)

Cuando todo se mece sobre el párpado abierto de la noche…

Es horrible ser dos inútilmente.
Antonio Gamoneda

Cuando todo se mece sobre el párpado abierto de la noche
y se oyen las pisadas
de los últimos porteadores de sueños que se alejan,
cuando la luz ya es término arterial
que la memoria traza desde dentro
y oímos germinar sin acritud
el talar de la sangre
bajo el peso de un labio,
ella se enciende sola.

Mi lámpara rebelde
arde como áspera piel de las sirenas,
disemina palabras
que son naipes sin luz
sobre la hierba.

Las bautiza
las hunde en las diademas
de la noche.

Es horrible ser dos inútilmente
y por eso la dejo
gozar de mi tristeza,
nadar contracorriente
en la crecida
de otra voz que no alumbra la ceguera
y se enciende
tal vez
más allá de nosotros.
(De «Lámparas de arena» 2000)

El mar contiene al mundo

No nos deja olvidar
pues cada ola
es un recordatorio
bramando
nuestra muerte
hacia la orilla.
(De «Cartografía sin mundo» 1995)

El niño amaestrado

Miraba sus piececitos tapiados
como tallados litorales.
Huir de la tiranía de sus pasos
le haría bien.
Palabras
Descalzándose
Sin tiempo.
(De «Del mar bajo los puentes» 1988)

En alas del aire

Aprendo a concederme la hermosura del aire
entre lo humano.
Las páginas oscuras del secreto rosal
adelantan los labios.
Entiende amor,
que llamarán a tu puerta de muy lejos,

En alas del aire llamarán
y conjurando
Esos amargos ataúdes,
silenciarán tu soledad de cáñamo dormido.
Yacerás entre malezas contrarias a la vida.
Estarás desnudo, perseguido por tus propias palabras.

Ellas,
sabrán cómo habitar la cercanía del mundo.
Alcanzarán la estirpe perdida para siempre,
Asomarán los muros,
y en el contacto,
Silábicas palomas dominarán los cielos consonánticos,
cautivando la espina de los rosales trágicos .

Saldrás de todo esto,
y cuando mire,
será para desearte entre mis labios:
Que tengas un buen viaje,
un hermoso regreso tras tus pasos.

Y entonces,
-ya ves cómo no tiemblo-,
para amarte habrá que ir descalzando algún poema.

Cuando el alma sea tan sólo tiempo
que recorre fragmentos de la sangre,
alejados arroyos en balcones de pájaro,
En el oído de todos girarán planetas
y blancos desolados.

Golpea el mar y rompe las maderas encarnadas
como en delgadas muertes.
Y sobre el cauce oculto
-como un lento navío-
va ese pulso de sangre entrecortado.

Permitidme caer bajo la mica de sus labios,
lentitud de brillantes que adelantan
la palabra a la ceguera.

Tras la erosión de la mirada
sólo encuentro sus labios
-ese destino-,
Y la palabra cae con brusquedad de muerte
sobre las últimas criaturas pensativas del mundo.
(De «Del mar bajo los puentes»)

En el fondo el olvido

En el fondo el olvido es un gran simulacro repleto de fantasmas
Mario Benedetti

Como un cuadro que ha sido
descolgado a destiempo
y deja una marca gris en la pared vacía,
mi cuerpo se desprende
más allá del olvido,
ocupa su lugar.

Lejos del paraíso,
donde ya no es posible
enmascarar el sueño desencajado
del desaparecido,
ni blanquear la mano atormentada del delito,
ni difamar los labios en mitad de la piedra.

Como el escalador
que apoya todo el cuerpo
en los resquicios del vacío,
paso sin ser notada
abriendo las compuertas
borrando los caminos,
con la boca nodriza y los ojos ausentes.

Rehén de la memoria,
rememoro el olvido,
ese gran simulacro repleto de fantasmas
que arrastran
su silencio
hacia el abismo.

Como el ilusionista
que dibuja pañuelos en la seda del aire,
me guardo inútilmente una paloma
quebrada en las trincheras de la noche.
(De «Discordia de los dóciles» (inédito)

En esa noche Pablo...

En esa noche Pablo
besó aquel cuerpo muerto muchas veces,
acarició sus muslos,
los labios deshojados,
la ternura del sexo impracticable.

El vientre entumecido,
la gangrena incipiente apenas florecida,
el algodón del llanto,
la breve remembranza
de algún lunar dormido para siempre.

Sarcomadekaposi
precipita los cuencos enfermizos.

Tramos decrepitud,
rescoldos del amor,
limaduras de frío.
Lámpara que entenebrece,
hurgando para siempre
en el desván de las heridas.

Las sienes astilladas
los párpados hinchados que enloquecen
después de la ceguera.

La sutura violácea que entraña el corazón a la deriva
-pequeñas incisiones-

La oscura luxación acaecida
al final del dolor.
(De «Cartografía sin mundo» 1995)

Hay ventanas que pueden habitarse…

Hay ventanas que pueden habitarse
como se habita una ciudad, durante años.
Hay escenas que encienden una vida
y vidas
que encienden una muerte mientras duran.

Tan sólo fue un instante.
Después
aquella imagen fue quedándose atrás
y tuve la certeza
de que ella misma había consentido en su muerte.

El sacrificio es siempre una forma de venganza.
En la noche anterior
él le había prometido llevarla a ver el mar.

La ventanilla de un tren
puede llegar a contener el mundo en un instante.

Después de golpearla
ella cayó de rodillas ante él,
mientras él la miraba
y su mano homicida se abría sin querer
y la piedra sangraba,
se dejaba caer,
se despeñaba talud abajo.

Me pregunto cómo se conocieron.
En dónde enamoraron.
Si ella sabía coser.
Si habría criaturas esperándola.

No pude decir nada.
Asistir al fragmento de la vida de otros.
Sentir la medianía de un cuerpo malogrado.
Ver cómo me alejaba
y mi ojos sin tiempo
querían estirarse, detenerse,
comprender.

El tren seguía su curso.

(Un hombre solo que planea una muerte en campo abierto.
Alguien que casualmente miraba en ese instante por la ventanilla de un tren
y lo contempla. Eso es todo.)
(De «Lámparas de arena» 2000)

He llegado al inicio…

He llegado al inicio,
como quien se extravía
bajo la rotación laberíntica
de un bosque sin raíces.

Y doy vueltas
Y vueltas
sobre mi propia herida
tras la única gasa
que macera el silencio y su drenaje,
la dársena del tiempo.

He llegado al inicio
y mi nombre no era
más allá de un abismo sin aliento
y mi cuerpo sin nombre
se llenaba de lámparas
y niñas,
perdía pie
sin reservar la hierba.

Y mi arena se oía
crepitar hasta el fondo
sobre el granizo muerto.

He llegado al inicio
sin saber hacia dónde desvivirme,
sin creer en la muerte de las olas,
habitando la ausencia de mí misma

Y no encuentro
el reloj
que repare mi arena.
(De «Lámparas de arena» 2000)

La misma incertidumbre…

La misma incertidumbre
con la que un día preciso
que ya fuiste acordando sin saberlo,
comienza a desprenderse
la leve gasa que ocultara
la trama de tu herida,
una herida reciente que late sin hablar
y está tan dentro
que tu vida depende de mantenerla viva.

Con la misma soltura
con la que cada órgano se acomoda para el parto
y se abre un trecho de luz
en mitad de tu cuerpo,
una tarde descubres
que no puedes contar tus cicatrices
pues sus bordes te unen a fragmentos de otros,
a vidas paralelas,
a bálsamos de humo.
Y es entonces
que esa herida se cumple
y es más cierta que el mundo,
nos regresa al origen,
sus lámparas de arena,
la palabra en el vientre,
cuando todos vivíamos
recíprocos y juntos
cuidando las heridas.
(De «Lámparas de arena» 2000)

Máquina temeraria

Máquina temeraria.
Yo soy la que comienza a no existir.
Mientras ella
se preña
se atraganta
con mis escritos de la tarde.
Desordena
quiebra
despedaza
se adueña
sabe
que yo la escucho desde dentro.
(De «Lámparas de arena» 2000)

Me he quedado pensando…

Me he quedado pensando
que de pronto una despedida
puede ser un comienzo.
Y he abierto mis manos
y he pensado besarte cuando ya estés dormido
inaugurar el campanario de los besos
dibujar un pañuelo
en la seda del aire
apalabrar la senda
de tus ojos cerrados
quebrantar ese sueño
que ahora habitas
en mitad de la noche
y decirte a los labios
adiós amor
hoy quiero despedirme
zozobrar para siempre en esta isla
reparar el amor.
(De «Cartografía sin mundo» 1995)

Niño sin sombra

Para Andrés Romero, cuando sea mayor

Niño sin sombra, Andrés,
desmigada sonrisa,
cuerpo de junco tierno todavía.

Que la vida te lleve por caminos agrestes
no por sendas baldías.
Que un pájaro de arena
aleje la ceniza,
el vaivén de columpios monocordes.

Niño sin sombra, Andrés,
¿dónde duerme la noche?
una niña Marina te acunará en los parques,
mientras otra Lucía te posará en silencio
sus párpados de cobre.

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LA DUDA, EL RUIDO Y LAS NUECES [Mi poema]
José María Alvarez [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Ayer salí a la calle, estaba muda,
tampoco percibí silencio hubiera,
me puse a rebuscar, vino la duda
mostrándome a la cara era tozuda
diciéndome al pasar yo era un cualquiera.

Así que yo quisiera abrir la boca,
no pude responder pues que el reposo
vetó mi respirar, callar te toca,
me dijo él, a sabiendas me provoca,
pensé que estaba allí yo haciendo el oso.

La duda y el silencio son hermanos,
los dos tienen la misma compostura,
cogidos van los mismos de las manos,
los dos austeros son, que son veganos,
no tienen ni un resquicio de pintura.

Me dicen, lo que tienes lo mereces
por ser inquisitorio y por inquieto,
querer mezclar el ruido con las nueces
juzgando a dios, al mundo y a los jueces
perdiendo a lo que fluye hasta el respeto.

Pues yo he quemado el tiempo aquí dudando
y el eco siempre ha estado en mí presente
les digo ¡por ahí les vayan dando!.
De tanto discernir me estoy cansando,
renuncio a ser ya un puto reincidente.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDO:  José María Alvarez

Margull

Hace el amor gran villanía al no enlazarte a ti
Jacopo da Lentino

Como un desnudo con alhajas
la noche de Verano languidece
en este bar junto a las aguas.
Desazón del calor. Una música ingrata
que impide hablar. Y esos seres
(en los que nada reconoces)
ofrendando a la madrugada su vacío
de alcohol y drogas…

Y de pronto, en medio de esos rostros,
el tuyo. Esa mirada alegre,
ese gesto risueño, esa
vitalidad deslumbrante que
como dando saltitos
se exhibe ante mí.

Una vez más, la vida
ha sido generosa; me permite
contemplar la delicia de una juventud
en su esplendor, imaginar mis manos
acariciando esa piel suave,
y a mis labios besando ese pelo salvaje,
esas sienes, esa boca, ese vientre,
soñando el calor y el olor de ese cuerpo.

Sí. Y este viejo corazón,
como si no estuviera hastiado,
como si aún tuviera diecisiete años,
se alboroza, tiembla.

Y estos viejos ojos
de los que se ha borrado la vileza de este sitio,
el sinsentido de esta noche,
agradecen vivir -¿A quién, a qué? Al Deseo.
Que como ciertos libros, como algunas
obras de Arte
es lo único ya
que hace soportable la existencia.

Marina

¿Qué debemos hacer hoy para salvar la Cultura?
Curzio Malaparte

Para Vicente Gallego

Sólo dos cosas, Filis, yo quisiera
decirte, hacer que aniden
en tu desvergonzado corazón: Es la primera
un consejo de Ovidio, cuando escribe: Si a una de vosotras
Venus negó sensual naturaleza,
fingid.
Supongo que ahora no lo entiendes.
Pero hazme caso.
Confía en tu instructor.
La otra se refiere
a tu pregunta: ¿Y cómo
sugieres que debería ser mi vida?
Querida, serás muchas.
Pero aquí sí que dicto
un canon. Y es curioso: lo dijo
un enemigo (acaso
de los más feroces, irreconciliable), el que fuera Ministro
de Propaganda en aquel Reich
e los Mil Años, Joseph Goebbels.
Según Speer en sus Memorias,
llamolo a su Departamento cierta tarde
Goebbels, y le pidió:
«Amigo Speer, quiero que me diseñe
un despacho de verdad impresionante».
«¿Cómo le gustaría?», dijo Speer.
«Estilo trasatlántico», repuso
Goebbels.
Pues eso, vida mía, Filis querida y deseada:
Estilo Trasatlántico.

Nubes doradas

«La nostalgia que siento no está ni en el pasado ni en el futuro…»
Fernando Pessoa

«-En el coche queda una botella de ginebra.
-Por qué no lo dijo antes, en vez de hacerme perder el tiempo
hablando tonterías?»
Daniell Hammettt

«La resistencia se organiza en todas las formas puras»
Tristán Tzara

A Jaime Gil de Biedma

Qué importa ya mi vida.

Cada vez que levanté mi casa, la
destruía. A cualquier país que llego
no amo otro momento
que aquel de divisarlo. Nunca
pude decir dos veces bien venida
a la misma mujer.

Respetarse uno mismo.

Pensar.

Veo crecer los rosales que planté.
Destapo la última botella del último
pedido.

Miro
como mi vida salva cuanto hay de noble.

Por ti, oh cultura, y por todos
los que vivos o muertos me hacen compañía, bebo.

Más allá del tiempo y de mi cuerpo,
bebo. Lleno
de nuevo el vaso. Dejo
que lentamente el alcohol vaya cortando
los hilos que me unen
a esta barbarie.

Y con la última
copa, la del desprecio,
brindo por los que aman como yo.

Piedra del sueño

En medio de tantos desórdenes siempre reinó una alegría
que los hizo menos funestos
Voltaire

Para Hélene y Bobo Ferruzzi

Este pasador… En el oro más fino
cincelado. Cuántas veces
dedos anhelantes lo habrán apartado
para que una melena oliendo a mujer
cayese abandonada
sobre unos hombros mórbidos.
Ahora, muerto en esta vitrina,
parece reírse de nosotros, reprocharnos
que seamos capaces de pasar el tiempo
admirándolo.
«No soy nada
-nos dice-, sólo un objeto
para sujetar el pelo. Soy hermoso
porque cuando alguien me hizo
era impensable no modelar belleza.
Pero sólo existo cuando brillo
allí para donde fui concebido,
no en el acabamiento de esta veneración mediocre,
sino sobre un rostro hermoso y moreno».

Romana

(Retrato de una niña con «Vingt mille lieues sous lesmers»
o como alecciona Flaubert: quelle joie ce serait que de voir
ce bon petit être que de voir ce bon petit etre sèpanouir
aux splendeurs de l’art et de la nature!)

Al corazón gentil acude siempre el amor
Guido Guinizelli Da Principi

Que arda en el Deseo
Y que sus besos quemen
Cuando la estreche entre mis brazos
Auguste Kopisch

Dulcísima criatura, de una felicidad
que aún no ha salido de Watteau.
Cuando te miro, adormecida en esta siesta,
y sobre tu regazo, abandonada, esa mano, y
caído de ella, ese libro querido…

En instantes así
cómo todo mi ser
responde
a la invitación de ese abandono, a esos labios
entreabiertos, al olor que imagina
emanar de tu cuerpo.

Qué no daría por besarte, tocarte, por ser yo
quien te hiciera gozar, por verte retozona,
abandonada al placer, por escuchar
tus suspiros, por
beberte.

Pero bien sé que debo contentarme
con esta adoración.
Y dejarte
ahí, dormida.

Escucha.
No hagas caso
jamás de las mentiras
con que querrá amaestrarte nuestro mundo.


como Shakespeare decía,
a rebel’s whore,
la puta de un rebelde.

Yctaniz

Musafir «Huésped; visitante»-
El que viaja por medio de la reflexión mental (Fikr) sobre los
inteligibles; lo cual es entender las cosas invisibles a través
de la antología de las visibles (I’Tibär), de modo que pueda
cruzar (Ábara) desde la orilla de este mundo a la otra
Ibn Al’ Arabi

Esta prenda, suave, delicada,
casi caliente aún, aún húmeda
de ti.

Aspiro, absorbo
su olor, hundo mi rostro
en ese perfume
mojado
que abre mis ensueños
los mares de la dicha.

Siquiera imaginar que te ha rozado,
que esa humedad es tuya,
esa dulcísima manchita
que beso.

¿Tendrá la Muerte
este olor? ¿Esta sensación de suavidad?
¿Esta tibieza?

Ah, déjame
un instante aún palpándola.
Tarda en volver del baño.
Déjame
cerrar los ojos, inhalar su fragancia
y comulgar con ella.

Ah, vida mía,
esto sí que es el «éxtasi amoroso»
que abrasaba a Quevedo.
Casi me causa más placer
que acariciarte a ti.

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EL MAR Y ESPAÑA [Mi poema]
Jesús Aguado [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

El mar, siempre ese mar, ¿el mar te engaña?
dechado es de belleza y de emociones.
En ese inmenso mar, en su maraña
la vida se sumerge a trompicones,
dotado de maldad y de traiciones
el mar, ese es el mar, el mar y España.

El mar. el tanatorio de inconscientes
de aquellos que han perdido la esperanza,
sin nada que sembrar, que no hay simientes,
ni pueden aspirar a la cobranza
e intentan al azar hacer mudanza,
el mar es cementerio de inocentes.

El mar, esa muralla que divide
y va lanzando el lastre al basurero,
el mar, ¿cómo es de grande?, no se mide,
no tiene compasión, que es usurero,
haciendo al que se acerca prisionero,
permitan que en el mar yo hoy me suicide.

Al lado de ti, mar, las plañideras
presumen de bondad, se dan codazos
queriendo demostrar son las primeras
que tienen corazón. Con sus abrazos
reparten caridad hecha a pedazos,
del mar algunas brisas puñeteras.

El ansia voluptuosa de las olas
no entienden de piedad ni de oraciones,
que en grandes tempestades, largas colas,
sin nadie que te auxilie, siempre a solas
al muro acabarán, lamentaciones
pintadas sobre un campo de amapolas.
©donaciano bueno
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Ante la situación de barco Aquarius a la deriva en medio del mar Mediterráneo con 629 inmigrantes, los muy ricos lo lamentan, los acomodados se dan golpes de pecho y los pobres, los pobres solo esperan que no les resten a ellos sus derechos. Al menos 784 personas se han ahogado ya en el Mediterráneo en lo que va de año. Éstos ni siquiera tuvieron la oportunidad de sobrevivir y menos de gozar de la condición de refugiado. ¿A qué se debe esta diferencia de trato? ¿Y qué se va a hacer cuando llegue otro barco y otro y otro…? ¿No será que éste es un problema sin solución?


MI POETA SUGERIDO:  Jesús Aguado

Algo dice de mí…

Algo dice de mí
la labor del orfebre,
el arcoiris doble, los anzuelos,
las diecisiete formas que tiene el esquimal de nombrar
a la nieve y el tibetano a la conciencia,
los pechos comparados con cúpulas o cántaros,
la barra de los bares, las películas,
los cables de la luz parcelando el paisaje,
las etimologías inventadas,
la tala de las selvas, las bombas nucleares,
la estupidez, el odio, la mentira,
el mal gusto, el dolor, las equivocaciones,
las hambrunas, las guerras,
el asombro, el camino, la retama,
la piedad, la emoción, la fiebre de un bebé,
el aguardiente, el sol, la desmemoria,
los delfines, el saxo.

(Algo dice de mí cada ser, cada cosa
que ocurre, todo dice
un aspecto de mí
y lo señala,
y quiere despertarlo y que yo aprenda
a llegar hasta el nido donde incuba sus ojos,
y me invita a probarme
esos ojos,
a mirar de otro modo lo que soy.)

Algo dice de mí
el ruido, el brutal ruido
que hace casi imposible escuchar lo que dicen
de mí las cataratas o el silencio.

Lo que dices de mí…

Lo que dices de mí
me posee a horcajadas detrás de unos arbustos.

Lo que dices de mí
me aprieta la cintura en medio del océano.

Lo que dices de mí
me araña de los muslos a la nuca
mientras un elefante nos transporta en la selva.

Lo que dices de mí
me tira de los pelos en un piso catorce.

Lo que dices de mí
me saliva la oreja en un vagón.

Lo que dices de mí
me embadurna de aceites aromáticos
dentro de un telescopio enfocado a Saturno.

Lo que dices de mí
mordisquea mi sexo en la estela de un barco.

Lo que dices de mí
jadea en una mesa de un albergue.

Lo que dices de mí
se bebe mi sudor en la calle más céntrica
(en el escaparate de una agencia de viajes).

Lo que dices de mí
tapona con su lengua mi ombligo en una tundra.

Lo que dices de mí
se toca los pezones más allá del espejo.

Lo que dices de mí
dilata su vagina en el arcén
de una autopista en obras.

Lo que dices de mí
grita en un diccionario abierto por la «p».

Lo que dices de mí
se arquea hasta romperse en una alcantarilla.

Lo que dices de mí
me eriza en una lámpara.

Lo que dices de mí
me da masajes rápidos y suaves
en la fuente de un río.

Lo que dices de mí
te besa las axilas en el filo de un hacha.

Lo que dices de mí
acaricia tu pubis en una enredadera.

Lo que dices de mí
desoculta tu clítoris en un alto trapecio.

Lo que dices de mí
me gira y me retuerce en un vaso de vino.

Lo que dices de mí
me amorata en un puerto
asolado después de un maremoto.

Lo que dices de mí
olfatea mi semen dentro de un espejismo.

Lo que dices de mí
se pellizca la piel en un frutero.

Lo que dices de mí
pone un índice mío detrás y otro delante
en un viejo astrolabio.

Lo que dices de mí.

Lo que dices de mí…

Lo que dices de mí:
un extraño camino que nunca he recorrido,
un camino que enlosan tus palabras
y que si miras bien se corresponde
con una de las líneas de tu mano.

Lo que dices de mí
eres tú misma,
eres tú de repente bifurcada,
una parte de ti que se queda a tu lado,
otra parte de ti que se viene conmigo.

Lo que dices de mí va borrando mis huellas

Lo que dices de mí me prepara emboscadas.

Lo que dices de mí
es saliva y es tierra que amasas para darme
figura de caballo, figura de montículo,
figura de lunar, figura de tu espalda,
figura de cualquiera de mis dedos
cerrando uno por uno todos tus orificios
(más saliva y más tierra que coges para darme
figura de cabaña, figura de murciélago.

Lo que dices de mí
es mentira que acierta a decir la verdad.

Lo que dices de mí
se acuesta junto a mí donde estaré,
se acuesta junto a un hueco que llama por mi nombre
y al que besa y aplasta hasta que nazco.

Lo que dices de mí
es telaraña, es red, pero tú no las tensas,
pero nadie las tensa pues nadie está al acecho,
es red, es telaraña frenando una caída
que no se ha producido.

Lo que dices de mí me desconoce
del modo más perfecto imaginable,
me desconoce más que el desconocimiento
que me tienen las vetas de una mina,
que me tienen los kraken,
que me tienen las aguas cenagosas,
que me tienen los cientos de tejados
que guarda el huracán en su gruta secreta.

Lo que dices de mí se va probando mundos.

Lo que dices de mí me multiplica.

Lo que dices de mí estira mis pulmones,
catapulta mis ojos,
despierta a los caimanes de mi sangre.

Lo que dices de mí me acelera y me vuelve
más lento.

Lo que dices de mí no lo dices de mí,
no lo dices siquiera, no soy yo,
es raíces de un árbol cuya fruta
se deshace en tu boca y la refresca,
es un malentendido que tu voz
provoca en nuestro sexo

(el fosfeno y la noche es lo que dices
cuando dices de mí no importa lo que digas.)

Lo que dices de mí no son tus opiniones,
es el dulce apagón de la conciencia,
es la locuacidad de lo que existe,
es un puente colgante entre nosotros,
son ardillas que roen las cuerdas de ese puente,
son cáscaras de nueces, un arca abandonada,
maderos embreados que alimentan el fuego
de un náufrago asustado.

Lo que dices de mí
es estaca que busca
con avidez al ávido corazón de ese muerto
que ronda mis castillos y se duerme en sus sótanos,
ese muerto no muerto que llamamos amor.

Lo que dices de mí no necesita
de mí para encontrarme.

Lo que dices de mí no se viene conmigo
a menos que yo firme una página en blanco.

Lo que dices de mí lo dices simplemente
con estar en el mundo, lo dice tu deseo,
esa energía pura que hace pasar las nubes.

Lo que dices de mí
obliga al horizonte
a tenderse a tus pies y lamerte sumiso.

Lo que dices de mí se escribe en las paredes
con tizones calientes de tus muslos.

Lo que dices de mí
es la jaula y el mapa
en el acto preciso de aprender
a vendarse los ojos y saltar al vacío.

Lo que dices de mí me pone en marcha,
un loco mecanismo
de huesos astillados como sables
que va retando a duelo a todos los que dicen
que nunca has dicho nada de mí, que estás callada,
que un mutismo feroz te ha comido la lengua.

Lo que dices de mí
es manada de lobos
hambrientos y atrapados en páramos nevados,
lobos que se devoran entre aullidos
mientras hila la luna bufandas para el No.

Lo que dices de mí me traduce a un idioma
que aún no conocemos.

Lo que dices de mí me resucita.

Lo que dices de mí:
una orquesta sonámbula
de músicos que tocan concentrados
y miran sin rencor sus partituras
mientras todo el pasaje
ya abarrota los botes salvavidas.

Lo que dices de mí me deja solo.

Lo que veo pasar me ve pasar…

Lo que veo pasar me ve pasar
y por eso estoy vivo.
Lo que veo
detenido me ve quedarme quieto
y por eso no muero.
En mis ojos,
los ojos de los árboles y el río
se miran para ser y darme el ser.
No espejos sino luz.
No parentesco
o relación sino lo mismo.
No
el tiempo desplegándose despacio
para extender su red
sino la araña
devorando a la araña para hacerse
tan grande como el tiempo y devorarle.

Lo que veo pasar me deja ciego
y por eso estoy vivo.
Lo que veo
detenido me aparta de mis ojos
y por eso no muero.
!Sigo aquí!

Como aquel alfarero que rompía las jarras…

Como aquel alfarero que rompía las jarras
nada más terminarlas.
Sin perder la sonrisa
destrozaba los platos y los vasos

y luego se ponía a decorar
los fragmentos dispersos por el suelo
con sangre que sacaba gota a gota
de sus dedos y brazos, de sus muslos,
de las callosas plantas de sus pies.

Extraía de sí los pigmentos del alma
hasta quedar exhausto
y venir los insectos
a chupar sus heridas.
Los vecinos,
por compasión, ponían monedas en el torno
y se llevaban trozos de loza hasta sus casas.

Al despertar seguía sonriendo
y de nuevo amasaba en el barro mojado
las formas de lo informe,
los diminutos cuencos donde cabe lo eterno.

Vikram Babu pregunta:
¿dónde bebes?

Como un águila…

Como un águila,
Dios
también de vez en cuando necesita
descansar de Sí Mismo
y replegar Sus alas
y dejar de volar por un instante.
Nosotros somos árboles plantados por Sus manos,
apenas una mancha en el paisaje
de lo Eterno:
lugares
para que Dios repose.

Vikram Babu pregunta:
¿qué crueles leñadores os talaron?

De «Los poemas de Vikram Babu»

El saltador

El saltador se encoge, se agarra las rodillas,
esconde la cabeza entre las piernas.
A punto de llegar da un latigazo
y se estira de golpe contra el agua:
al sumergirse nace, y el mundo, sacudido,
vuelve a iniciar de nuevo sus circunvoluciones,
su salto de gestante que atraviesa el espacio
como una caracola o bosta o piedra
lanzado hacia la luz: le enseña el saltador
al mundo su trabajo, y a convertirlo en juego,
y cómo al zambullirse quedar recién nacido:
le enseña el mecanismo de la vida.

El mundo se detiene y mira concentrado,
quizás reconociéndose en los gestos del hombre
que rota y se traslada dibujando una elíptica
con su cuerpo visible sobre un eje invisible.

Es el mundo el que salta, no es el hombre:
esa bola que rasga la seda de la tarde
desnudándolo todo, no es un hombre:
es el cauce de un río, las raíces de un árbol,
la tierra de aluvión, pero no un hombre:
es el molde de un hombre, un recipiente
vaciado de un hombre y luego vuelto
a llenar con el cauce, las raíces, la tierra:
es el hueco dejado por un hombre
para darle un cobijo a las cosas del mundo.

El hombre, cuando salta, ya no piensa,
pues su interior es agua, filamentos o polvo.

Cuando salta es el puro movimiento
y es la inmovilidad perfecta y pura:
es el mundo que gira y el mundo detenido.

El mundo, ese aprendiz de saltador,
y el saltador, ese aprendiz de mundo,
se duermen en el aire
y nos suenan.

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UN RIPIO, DOS RIPIOS, TRES RIPIOS… [Mi poema]
Enrique Baltanás [Poeta sugerido]New

MI POEMA…de medio pelo

 

Acaso soy inútil, soy tan malo
que debo recurrir a la antesala
y así poder rimar ¡qué martingala!
un rípio que me libre de un buen palo.

Un rípio, Dios me libre, un desacato,
meter con calzador a ese vocablo,
que sirva a compincharme con el diablo
moldeando con la horma del zapato.

Un rípio, material que es de desecho,
el ínfimo residuo del cascajo,
cascotes que no valen ni un carajo
y debes de aceptar, que a lo hecho pecho.

Un ripio y otro rípio dos pecados,
dos formas de engañar sin dilaciones,
dos metros, dos cedazos, dos sillones
redondos con los lados descuadrados.

Un rípio y otros dos en Estocolmo
se debe de admitir, no hay quien discuta,
pues más que disoluta es una puta
dejémoslo bien claro, eso es el colmo.
©donaciano bueno

Un ripio, dos ripios, tres ripios
el ripio es un gallo que se me escapó,
un ripio, dos ripios, tres ripios
el ripio es el mundo en el que vivo yo.

Solo uno o todos los caminos...? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Enrique Baltanás

DEL POEMA

PALABRAS son para desvanecer
a esas sombras oscuras de la noche.
Para tenerlas cerca, bajo llave
en un arca sellada.

Pero las sombras vuelven, como fieras
o fantasmas que escapan…
de un arca mal cerrada,

si el borrador es torpe y no consigue
tenderles la celada que parece
memoria y es olvido.

ANOTACIÓN HALLADA EN EL CUBO DE LA BASURA

Abandoné el lugar donde vivía.
Mis antiguos amigos ya me habrán olvidado.
En donde vivo ahora soy un número
y una letra en mitad de un corredor.
Un rostro anónimo, entre la multitud, cuando paseo.
En mi familia soy
ya tan sólo un retrato colgado en la pared
por quien nadie pregunta ni nadie echa de menos.
Cada semana voy a una tienda distinta
(distingo el pan de todas las tahonas)
No llamo a nadie. No escribo. Sólo leo
infatigablemente vidas de otros
para olvidar la mía.
El argumento inacabado, 2005

UNA ROSA SE ABRE SIN TESTIGOS

Una rosa se abre sin testigos en el silencio de la noche.

En la cama de un hospital alguien ensaya trabajosamente
un gesto parecido al de morirse
o tal vez muere y nadie se da cuenta.

Unos brazos y un pecho tibio acogen
a la vida que nace de la sangre, entre sangre, llorando.

Alguien palpa la niebla, como buscando, fuera, el sol
que él cree que brilla.

Las estrellas contemplan
el baile de dos cuerpos enlazados, que se abrazan
en la música. Y caen. Y se alejan
uno del otro
por una calle entre veloces autos.

Y, mientras, una rosa, en el silencio
de la noche se abre para nadie.
El argumento inacabado, 2005

RAMO DE ROSAS

Toma el ramo de rosas que te ofrezco,
no las desates, déjalas así
en un cristal con agua.
Su ofrenda te darán por unos días,
aunque serán muy breves.

No hagas caso del tiempo.
El tiempo es un engaño en ese ramo
y en otras tantas cosas de la vida.

Su brevedad no mires; sí, las rosas,
que son, igual que tú, que yo, fugaces,
pero rosas unidas en un ramo.
Trece elegías y ninguna muerte, 2010.

[¿QUÉ HABRÍAN LLEGADO A SER…]

¿QUÉ habrían llegado a ser esos sueños soñados
en la infancia hace tiempo sometida?

No se cumplieron nunca y nunca lo sabrás.

Ahora otros sueños sueñas que se cumplen
en turbia realidad donde el deseo
jamás los reconoce como sueños.

Es imposible traducir los sueños.
Su lenguaje es secreto y jeroglífico.

No se dejan doblar en realidades.

Y sólo como sueños se comprenden.

Y sólo como sueños se los vive.

Y sólo como sueños se abandonan. Inédito, 7/II/2010

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LOS HOMBRES NO SON BUENOS [Mi poema]
José Albi [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Oíste, amor, los hombres no son buenos,
no creas lo que dicen de sí mismos,
ni sigas con pasión sus catecismos
que dictan su verdad. Y aun mucho menos

a aquellos que presumen de adivinos,
o sueltan sin rubores sus soflamas.
Verás que no son más que filigranas
que a veces entretienen, de cretinos.

Los mismos que ante un niño se enternecen
pisando van, camino, a calaveras,
capaces de salir por peteneras
si ven como las grietas les escuecen.

Y en tanto van sembrando florecitas
disfrutan de los cuerpos degollando,
al tiempo las campanas repicando,
por tumbas con sus rosas ya marchitas,

no dudan en lanzar flechas arteras
tratando de arrasar todos los huertos
dejando espanzurrados a los muertos,
por culpa de sus guerras puñeteras.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDO:  José Albi

A brazo partido

Llevo en los huesos tanto amor metido
que sólo en carne viva y a bandazos,
voy capeando el mar de estos dos brazos
entre los que me encuentro sometido.

No, no basta gritar, tomar partido,
morir hasta caerse uno a pedazos;
hay que hundir a caricias y a zarpazos
tu corazón, tu corazón vencido.

Quiero daros la vida que me sobra,
y este amor que me arranca de los huesos.
Vuestro mi corazón, vuestra mi obra

de compartir lo vuestro y nuestro y mío,
consumidos en cólera y en besos.
Sólo a mi amor vuestro dolor confío.

Amor lejano

Abro, de par en par, el viento, la ventana
y te contemplo, amor, voy contemplando todo lo que fue mío:
los almendros alegres todavía,
y el mar en los almendros, la luz en los almendros,
y más mar todavía allá a lo lejos.
Quizá piense en tu piel,
quizá vaya pasando la mano por la corteza de los pinos,
quizá los años vayan cayendo como las gotas del grifo;
quizá los siglos.
Y quizá todavía te tenga entre los brazos,
como ayer, como siempre.

¿Oyes los montes? Puede que canten.
Puede que se derrumben,
que se acuerden de ti, que te nombren,
que inventen la palabra burbujeantes, nueva, ‘
como el agua de los neveros despeñándose,
como mi voz en medio de la noche.
-¿Duermes, amor?
No me contesta nadie. Sé que duermes.
Bernia, como un gran perro bajo la luna,
se acurruca a mis pies.
Oigo su palpitar estremecido.
Ifach, allá a lo lejos, se nos hunde en el mar,
golpea las estrellas con su silencio.
Más cerca, las luces chiquitinas, lentas y fieles de Guadalest.
vuelvo a rozar tu sueño
tu piel con luna,
los dos ríos lejanos de tus piernas.
Tú, montaña también, valle dormido,
mar toda tú.
-¿Duermes, amor?
Gotea el grifo, ladra un perro
infinito, remoto como la eternidad.
Voy a ciegas, tanteo las paredes
y los acantilados y los vientos.
Te amé, te estoy amando, te estoy llamando.
Sólo un eco de piedra me contesta:
Aytana, Chortá, Bernia…
La casa está vacía.
El silencio respira aquí, a mi lado.

Definitiva soledad

¿Oyes el mar?
Eternamente estaremos escuchándolo.
Lo llevaremos dentro como la sangre, como la paz
como te llevo a ti misma.
Todo, todo irá acabando: la tristeza, la vida,
la soledad tan grande en que me has dejado.
Sólo el mar, amor mío, el mar sigue existiendo.
Me asomo: lo contemplo desde esta tarde lenta,
desde esta fría y herrumbrosa baranda
adonde no te asomas.

Amor, no estás conmigo. ¿Ves el silencio en torno?
Baja como las olas,
me roza como el río de tu piel,
se aleja para siempre.
Tú, mar, eterno mar de mi sueño,
sueño ya tú, lejana, irremediable.

El viento te acaricia. Yo soy el viento.
Pero estoy solo.
Y tú, tú estás lejana.
Sólo el mar te recuerda, te vive, te arrebata.
Siento tus labios, que es sentirte entera;
siento tu carne, calladamente mía.
Mis manos en el aire te dan vida,
y la playa, ya inútil sin tu huella,
deshabitada y torpe se aleja como el día.
Sólo la tarde existe;
existe y va muriendo. Unos dedos de espuma
me agitan los cabellos;
unas hojas doradas por el sol van cayendo.
Quizá son tus palabras,
quizá el cerco ya inútil de tus brazos.

Escucha, amor, te voy nombrando
como te nombra el mar. Algún abismo
se quiebra no sé dónde, y este mar que respiro
no es el mío
con capiteles rotos y con mirto.
Es tu terrible mar, tu ecuatoriana selva,
como tú, tormentosa; como tú, quieta, insospechada, dulce,
y otra vez angustiosa y arrebatada. Amor,
me vas muriendo. Este mar que era nuestro
me mira indiferente. Quisiera levantarme
como un viento tremendo
y sacudir las velas, descerrajar los brazos,
morirme a chorros.
Pero sólo el silencio. Yo, acodado en en el aire,
contemplo tu recuerdo.
No hay más que arena.
La ciudad, a lo lejos, se desdibuja.
Es un humo borroso como el olvido.
Ahora estiro los brazos y te busco.
Aquí están nuestras rocas. El mar se mira en ellas;
también te busca.
Una estrella de mar va acariciando mi sombra:
mi sombra que, sin la tuya, no es más que un pozo seco.
Esta tarde es como media vida: la media que me falta.
La que tú te has llevado.
No, no has venido.
Eternamente no vendrás. Caerán constelaciones,
se hundirán montes, siglos, tempestades,
y no vendrás. Y yo estaré mirando
lo que nos une todavía: el mar.
Un buque remotísimo buscará el horizonte;
pasará una pescador con sus cañas al hombro.
Sólo tú no vendrás.
No vendrás nunca.

Estrella de alta mar, márcame el rumbo…

Estrella de alta mar, márcame el rumbo.
Puerta del corazón, dame cobijo.
Enamorada miel, tenme en tus labios.
Arrebatada luz, ponme en tus ojos.
Paloma en libertad, cédeme el vuelo.
Palmera, cielo al fin, hazme a tu imagen.
Ámbito de mi fe, cólmame el gozo.
Mujer y nada más, sé toda mía.
Tú, mi dolor, mi sed, mi sobresalto,
mi júbilo y mi luz a manos llenas.
Revelación total, regocijémonos
Llave de mi ansiedad, dame la vida.
Hoguera de cristal, torre encendida, ensimismada
alondra de la tarde,
gloriosa claridad, lirio iniciado, milagro de la
paz y de la espiga.
Dame la paz, la paz, tú siempre amada.
Para siempre la paz y la esperanza.

Soneto de la ausencia

¿Me oyes, amor? Hay un fragor de trenes,
o quizá de batanes o de espigas
que te aleja de mí. No, no me digas
que te irás para siempre. Los andenes

se despoblaron. Yo, regreso. Penes
por donde penes, corazón, no sigas,
no te sigas marchando. Más fatigas
y más amor perdido si no vienes.

Ay, dolor, que yo sé lo que me pasa.
Que mi casa sin ti ya no es mi casa,
y el aire ni respira ni madura.

Que estás dentro de mí, pero no basta
aunque te lleve hasta los huesos, hasta
la misma pena que hasta ti me dura.

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LA PAZ, ESA UTOPÍA [Mi poema]
Ramón López Velarde [Poeta sugerido]New

MI POEMA…de medio pelo

 

Bendita paz, bendita esa utopía
que hace al hombre un dechado de bondad.
En tanto exista el hombre no habrá paz,
así quiera adornar de fantasía
tan triste realidad.

La paz, ese objetivo inalcanzable,
en mano delincuentes de sabuesos
capaces de cambiar bombas por besos,
negándole al contrario incluso que hable,
denuncie los excesos.

Bendita paz, bendita esa ambrosía,
bebida o ese sueño, esa quimera,
que trueca al que es invierno en primavera,
el fin de la esperanza y la alegría,
será lo que Dios quiera.

La paz, lo que es la paz, ¿quién la disfruta,
quién goza de la paz, la paz, la paz,
tan buena cual madura está una fruta,
cuidando no intervenga en la disputa
a un lobo pertinaz?

La guerra con la paz, paz de los muertos,
esa paz interior, paz personal,
esa paz que acompaña a hechos inciertos,
con miedo a soportar, pillen despiertos
del juicio en el final.

La paz, mas esa paz, quién la conoce.
la paz espiritual, la paz del alma,
-la que es muy personal lleva la palma-,
que evita al que es humano cualquier roce,
la paz que trae la calma.
©donaciano bueno

La #paz que todos queremos, pero unos más que otros, no? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Ramón López Velarde

Ofrenda romántica

“Fuensanta: las finezas del Amado,
las finezas más finas,
han de ser para ti menguada cosa,
porque el honor a ti, resulta honrado.
La corona de espinas, llevándola por ti,
es suave rosa que perfuma la frente del Amado.
El madero pesado
en que me crucifico por tu amor,
no pesa más, Fuensanta,
que el arbusto en que canta
tu amigo el ruiseñor
y que con una mano
arranca fácilmente el leñador.

Por ti el estar enfermo es estar sano;
nada son para ti todos los cuentos
que en la remota infancia
divierten al mortal;
porque hueles mejor que la fragancia
de encantados jardines soñolientos,
y porque eres más diáfana, bien mío,
que el diáfano palacio de Cristal.

Pero con ser así tu poderío,
permite que te ofrezca el pobre don
del viejo parque de mi corazón.
Está en diciembre, pero con tu cántico
tendrá las rosas de un abril romántico.
Bella Fuensanta,
tú ya bien sabes el secreto: ¡canta!”

Del pueblo natal

“Ingenuas provincianas: cuando mi vida se halle
desahuciada por todos, iré por los caminos
por donde vais cantando los más sonoros trinos
y en fraternal confianza ceñiré vuestro talle.

A la hora del Ángelus, cuando vais por la calle,
enredados al busto los chales blanquecinos,
decora vuestros rostros -¡oh rostros peregrinos!-
la luz de los mejores crepúsculos del valle.

De pecho en los balcones de vetusta madera,
platicáis en las tardes tibias de primavera
que Rosa tiene novio, que Virginia se casa;

y oyendo los poetas vuestros discursos sanos,
para siempre se curan de males ciudadanos
y en la aldea la vida buenamente se pasa”.

El mendigo

“Soy el mendigo cósmico y mi inopia es la suma
de todos los voraces ayunos pordioseros;
mi alma y mi carne trémulas imploran a la espuma
del mar y al simulacro azul de los luceros.

El cuervo legendario que nutre al cenobita
vuela por mi Tebaida sin dejarme su pan,
otro cuervo transporta una flor inaudita,
otro lleva en el pico a la mujer de Adán,
y sin verme siquiera, los tres cuervos se van.

Prosigue descubriendo mi pupila famélica
más panes y más lindas mujeres y más rosas
en el bando de cuervos que en la jornada célica
sus picos atavía con las cargas preciosas,
y encima de mi sacro apetito no baja
sino un pétalo, un rizo prófugo, una migaja.

Saboreo mi brizna heteróclita, y siente
mi sed la cristalina nostalgia de la fuente,
y la pródiga vida se derrama en el falso
festín y en el suplicio de mi hambre creciente,
como una cornucopia se vuelca en un cadalso”.

Día trece

Mi corazón retrógrado
ama desde hoy la temerosa fecha
en que surgiste con aquel vestido
de luto y aquel rostro de ebriedad.

Día trece en que el filo de tu rostro
llevaba la embriaguez como un relámpago
y en que tus lúgubres arreos daban
una luz que cegaba al sol de agosto,
así como se nubla el sol ficticio
en las decoraciones
de los calvarios de los Viernes Santos.

Por enlutada y ebria simulaste,
en la superstición de aquel domingo,
una fúlgida cuenta de abalorio
humedecida en un licor letárgico.

¿En qué embriaguez bogaban tus pupilas
para que así pudiesen
narcotizarlo todo?
Tu tiniebla
guiaba mis latidos, cual guiaba
la columna de fuego al israelita.

Adivinaba mi acucioso espíritu
tus blancas y fulmíneas paradojas:
el centelleo de tus zapatillas,
la llamarada de tu falda lúgubre,
el látigo incisivo de tus cejas
y el negro luminar de tus cabellos.

Desde la fecha de superstición
en que colmaste el vaso de mi júbilo,
mi corazón obscurantista clama
a la buena bondad del mal agüero;
que si mi sal se riega, irán sus granos
trazando en el mantel tus iniciales;
y si estalla mi espejo en un gemido,
fenecerá diminutivamente
como la desinencia de tu nombre.

Superstición, consérvame el radioso
vértigo del minuto perdurable
en que su traje negro devoraba
la luz desprevenida del cenit,
y en que su falda lúgubre era un bólido
por un cielo de hollín sobrecogido

El adiós

Fuensanta, dulce amiga,
Blanca y leve mujer,
Dueña ideal de mi primer suspiro
Y mis copiosas lágrimas de ayer;
Enlutada que un día de entusiasmo
Soñé condecorar,
Prendiendo, en la alborada de las nupcias,
En el negro mobiliario de tu pecho
Una fecunda rama de azahar.
Dime ¿es verdad que ha muerto mi quimera,
El idólatra de tu palidez
No volverá a soñar con el milagro
De la diáfana rosa de tu tez?
(Así interrogo en la profunda noche
mientras las nubes van
cual pesadillas lóbregas, y gimen,
a distancia, unos huérfanos sin pan.)
De las cercanas torres
bajo el fúnebre son
de un toque de difuntos, y Fuensanta
clama en un gesto de desolación:

«¿No escuchas las esquilas agoreras?
¡Tocan a muerto por nuestra ilusión!
Me duele ser el cruel
y quitar de tus labios
la última gota de la vieja miel.
«Mas el cadáver del amor con alas
con que en horas de infancia me quitaste,
yo lo he de estrechar
contra mi pecho fiel, y en una urna
presidirá los lutos de mi hogar.»
Hemos callado porque nuestras almas
Están bien enclavadas en su cruz.

Me despido… Ella guía,
Llevando, en un trasunto de Evangelio,
En las frágiles manos una luz.
Pero apenas llegados al umbral,
Suspiro de alma en pena
O soplo del Espíritu del mal,
Un golpe de aire marea la bujía…
Aúlla un perro en la calma sepulcral…
Fue así como Fuensanta y el idólatra
Nos dijimos adiós en las tinieblas
De la noche fatal.

El son del corazón

Una música íntima no cesa
porque transida en un abrazo de oro
la Caridad con el Amor se besa.

¿Oyes el diapasón del corazón?
Oye en su nota múltiple el estrépito
de los que fueron y de los que no son.

Mis hermanos de todas las centurias
reconocen en mi su pausa igual,
sus mismas quejas y sus propias furias.

Soy la fronda parlante en que se mece
el pecho germinal del bardo druida
con la selva por diosa y por querida.

Soy la alberca lumínica en que nada,
como perla debajo de una lente,
debajo de las linfas. Scherezada.

Y soy el suspirante cristianismo
al hojear las bienaventuranzas
de la virgen que fue mi catecismo.

Y la nueva delicia, que acomoda
sus hipnotismos de color de tango
al figurín y al precio de la moda.

La redondez de la Creación atrueno
cortejando a las hembras y a las cosas
con un clamor pagano y nazareno.

¡Oh, Psiquis, oh mi alma: suena a son
moderno, a son de selva, a son de orgía
y a son marino, el son del corazón!

Hormigas

A la cálida vida que transcurre canora
con garbo de mujer sin letras ni antifaces,
a la invicta belleza que salva y que enamora,
responde, en la embriaguez de la encantada hora,
un encono de hormigas en mis venas voraces.

Fustigan el desmán del perenne hormigueo
el pozo del silencio y el enjambre del ruido,
la harina rebanada como doble trofeo
en los fértiles bustos, el Infierno en que creo,
el estertor final y el preludio del nido.

Mas luego mis hormigas me negarán su abrazo
y han de huir de mis pobres y trabajados dedos
cual se olvida en la arena un gélido bagazo;
y tu boca, que es cifra de eróticos denuedos,
tu boca, que es mi rúbrica, mi manjar y mi adorno,
tu boca, en que la lengua vibra asomada al mundo
como réproba llama saliéndose de un horno,
en una turbia fecha de cierzo gemebundo
en que ronde la luna porque robarte quiera,
ha de oler a sudario ya hierba machacada,
a droga ya responso, a pabilo y a cera.

Antes de que deserten mis hormigas, Amada,
déjalas caminar camino de tu boca
a que apuren los viáticos del sanguinario fruto
que desde sarracenos oasis me provoca.
Antes de que mis labios mueran, para mi luto,
dámelos en el crítico umbral del cementerio
como perfume y pan y tósigo y cauterio.

Hoy como nunca, me enamoras y me entristeces

Hoy como nunca, me enamoras y me entristeces;
si queda en mí una lágrima, yo la excito a que lave
nuestras dos lobregueces.

Hoy, como nunca, urge que tu paz me presida;
pero ya tu garganta solo es una sufrida
blancura, que se asfixia bajo toses y toses,
y toda tú una epístola de rasgos moribundos
colmada de dramáticos adioses.

Hoy, como nunca, es venerable tu esencia
y quebradizo el vaso de tu cuerpo,
y sólo puedes darme la exquisita dolencia
de un reloj de agonías, cuyo tic-tac nos marca
el minuto de hielo en que los pies que amamos
han de pisar el hielo de la fúnebre barca.

Yo estoy en la ribera y te miro embarcarte:
huyes por el río sordo, y en mi alma destilas
el clima de esas tardes de ventisca y de polvo
en las que doblan solas las esquilas.

Mi espíritu es un paño de ánimas, un paño
de ánimas de iglesia siempre menesterosa;
es un paño de ánimas goteado de cera,
hollado y roto por la grey astrosa.

No soy más que una nave de parroquia en penuria,
nave en que se celebran eternos funerales,
porque una lluvia terca no permite
sacar el ataúd a las calles rurales.

Fuera de mí, la lluvia; dentro de mí, el clamor
cavernoso y creciente de un salmista;
mi conciencia, mojada por el hisopo, es un
ciprés que en una huerta conventual se contrista.

Ya mi lluvia es diluvio, y no miraré el rayo
del sol sobre mi arca, porque ha de quedar roto
mi corazón la noche cuadragésima;
no guardan mis pupilas ni un matiz remoto
de la lumbre solar que tostó mis espigas;
mi vida es solo una prolongación de exequias
bajo las cataratas enemigas.

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