A todos los amantes de la literatura en sus distintas formas o variantes...

Donaciano Bueno Diez

Donaciano Bueno Diez

Editor: hombre de mente curiosa, inquieta, creativa, sagaz y soñadora, amante de la poesía.

EL HOMBRE DEL SACO [Mi poema]
Estanislao del Campo [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Así que lo repitan no lo creo,
quién fue que lo inventara nadie sabe,
mas fuera donde quiera esté la clave
aquí desde este púlpito le afeo
que aquello fue muy grave.

Que siguen resonando en mis oídos,
las noches que sufriendo pasé en vela,
haciéndome alumbrar de una candela
sufriendo el corazón ante los ruidos
pintando ya mi esquela.

Pecado era sin duda la palabra
y para resistir hombre del saco,
le hicieron a mi infancia un gran atraco
trocando a mi existencia de macabra
como un vulgar bellaco.

Pues dicen, ya se sabe, el miedo es libre
y quiero que lo sepan pasé miedo
metido, como estaba, en ese enredo
tan duro de roer, de tal calibre
que muerto allí me quedo.
©donaciano bueno

#Quién de los que peinamos canas no se acuerda del #hombre del saco? Share on X

El hombre del saco (también llamado: viejo del saco, viejo del costal, el hombre de la bolsa, el viejo de la bolsa) es un personaje del folclore infantil hispánico. Se le suele representar como un hombre que vaga por las calles cuando ya ha anochecido en busca de niños extraviados para llevárselos metidos en un gran saco a un lugar desconocido. Este personaje es caracterizado como un asustador de niños, y se utiliza como argumento para asustar a los niños y obligarlos a que regresen a casa a una hora temprana. Es similar al coco y al sacamantecas.

MI POETA SUGERIDOEstanislao del Campo

TÚ Y YO

«Por ti fue mi dulce suspiro primero
Por ti mi secreto, constante anhelar».
C. Gómez de Avellaneda.

El alma del que sufre es noche triste:
Toldada está por el pesar sombrío,
Y las amargas lágrimas que vierte
Son, Lucila, sus gotas de rocío

Halla quien nace bajo estrella amiga,
Florida primavera en su existencia,
Y hasta el cielo, propicio, le sonríe
Del éter tras la clara transparencia.

Tú de mi amante corazón conoces
El secreto, Lucila, doloroso:
Aunque sólo de lejos, has oído
Su gemido profundo y angustioso.

Tú no sufriste ni lloraste nunca:
Tu vida, solo ha sido una alborada
Teñida, cual las plumas de un flamenco,
Por una luz dulcísima y rosada.

El fuego del amor que por ti siento,
Voraz, inextinguible, ya ha tornado
En cenizas las flores de mi alma.
¡La lava del volcán invadió el prado!

Tus amores de niña sólo fueron
Blandos gorjeos de canoras aves,
Brisas del sentimiento, juguetonas,
de las flores del alma, aromas suaves.

Tú, en el romance de la vida mía,
De mi existencia en la novela triste,
Hasta hoy llenaste el doloroso cuadro,
Hasta hoy, Lucila, la heroína fuiste.

Yo pasé por el cielo de tu vida
Como una nube que arrebata el viento,
Sin dejar un recuerdo en tu memoria,
Sin despertar en tu alma un sentimiento.

Tú eres el agua que me roza el labio,
La fruta que el sentido me enajena,
Y un Tántalo yo soy que en vano agito
Los anillos de mi áspera cadena.

Yo soy, Lucila, a tus divinos ojos,
Estrellas de brillantes resplandores,
Más bien que tu amador, un jardinero
De quien recibes con desdén las flores.

Tú eres la inconmovible y desdeñosa,
Aunque gentil y bella castellana;
Yo, el trovador que canta al pie del muro
Sin que se abra a su acento tu ventana.

Tú eres el astro que en el cielo gira
Derramando su lumbre refulgente:
Yo, el satélite humilde, condenado
A seguir ese giro eternamente.

Tu eres la llama que la brisa leve
Hace ondular, apenas, cariñosa;
Yo, la víctima triste de ese fuego,
la pobre, enamorada mariposa.

Tú, las aguas tranquilas de tu vida
Surcarás dando el lino al blando viento,
Como el céfiro corre entre las flores,
Como cruza la luna el firmamento.

Yo, el desierto, Lucila, de la mía
Recorreré infelice peregrino,
Mojando con el llanto de mis ojos
Las espinas y piedras del camino.

Yo, en ese largo, fatigoso viaje,
En mi alma llevaré tu imagen bella.
Tú… ¡ni tan solo pedirás al cielo
Un rayo de luz para mi huella!

¡ADIÓS!

(A Lucila, antes de ir a un duelo)

De pesar una lágrima sentida
No brote, no, de tus hermosos ojos:
¿Por qué llorar mi muerte si mi vida
Era un erial de espinas y de abrojos?

No puede ser mi luz el dulce brillo
Que derrama en efluvios tu pupila,
Y es mi infierno el que irradia del anillo
Que otro en tu mano colocó, Lucila.

¿Qué iba a hallar este pobre peregrino
A un desierto sin término lanzado?
¡Adelfas y cicuta en su camino?
¡Oh, no las hay en el sepulcro helado!

En el mar proceloso de la vida
El amor es el puerto de bonanza;
¿Y a dónde guiar mi nave combatida
Si mi amor es amor sin esperanza?

¡Venga el rayo de plomo, que hoy por suerte
Sobre mi frente, amenazante oscila;
Y en la mansión oscura de la muerte
La paz recobre el corazón, Lucila!

CANTARES

Cuando yo tomo la pluma
Y saco a luz mi cuaderno,
Hagan de cuenta que agarro
Mi guitarra por el cuello

Para ver si soy poeta
Fíjate, niña, tan solo
En que lloro cuando canto
Y que canto cuando lloro.

Yo mojo en llanto mi pluma;
¡Sarcasmo de hado funesto
Que siendo mi alma tan blanca
Me ha de servir de tintero!

En tu casa me aborrecen
Sin más que porque te quiero:
Es decir que si te odiara
Me querrían con extremo.

Dicen que soy horroroso:
Por la lisonja, mil gracias:
Mirá tú mi corazón
Y prescinde de mi cara

La cicatrices del rostro
Poco me importan, o nada;
las que me importan, y mucho,
Son las que tengo en el alma.

Se me figuran que son
Tus lindos ojos, morena,
Dos legunas de azabache
En que la luna rïela.

¿Qué tienen, niña, tus labios,
Que cada vez que los miro
Siento, con sorpresa grande,
Que se me estiran los míos?

Mira: —si fuera pastor
Y si tú, pastora fueras.
Me parece que andarían
Mezcladas nuestras ovejas.

Cuando te veo cavilo
En el contraste tremendo
Que hace tu vestido blanco
Con tu corazón tan negro.

Es tu ventana un altar,
Una deidad tu persona,
MI amor un ardiente culto,
— ¿Podré contar con La Gloria?

Me enviaste un día una cruz
Y desde entonces me digo: —
¿Significa esto Fe
O querrá decir Martirio?

Ella vino en un pañuelo
De Cambray de hilo bordado;
¡Ay, Lucila! ¡Cuántas veces
Enjuagué con él mi llanto!

ÚLTIMA LÁGRIMA

«Consumatum est!» Jesu-Cristo

¡Ya todo se acabó!… Dejad que el pecho
Por un instante con mi mano oprima,
Dejad que el llanto de mis ojos corra,
Dejad que mi alma sollozando gima.

Es, señora, mi llanto postrimero,
Llanto del triste corazón herido,
Es mi último sollozo en este mundo,
Es en la tierra mi postrer gemido.

Llorar al pie de un tumulto, señora,
Nunca del noble corazón fue mengua;
Pues con el llanto el sentimiento dice
Lo que decir no puede con la lengua.

La antorcha que encendieron en el ara,
A cuyo pie fijasteis vuestra suerte,
A mis ojos, señora, sólo ha sido
El amarillo cirio de la muerte.

En la blanca guirnalda, que al cabello
Prendieron vuestras manos delicadas,
Mis ojos sólo han visto flores tristes
Sobre el paño de un féretro arrojadas.

En el Sí que dijeron vuestros labios
Sólo oí el estertor de una agonía,
El rechinar del enmohecido gozne
De un helado sepulcro que se abría.

¡Ya todo se acabó!… Dejad que el pecho
Por un instante con mi mano oprima,
Dejad que el llanto de mis ojos corra,
Dejad que mi alma sollozando gima.

¡No lloro ya!… la piedra funeraria
para siempre cayó pesada y fría…
¡Las losas de las tumbas nunca lloran,
Y una tumba es, señora, el alma mía!

EPÍLOGO

(Llorando la muerte de un mártir)

Ahora sí que eres mía… En el sepulcro
Puedo llorarte solo mi Lucila.
Te envenenó el gusano, rico, enfermo,
Pero tu estrella para mí rutila.

En las joyantes noches del estío,
Cuando era tu vivir una alborada
teñida cual las plumas de un flamenco
Por una luz dulcísima y rosada;

Tu amor fue mi perfume, mi esperanza,
La novela de mi alma, mi alegría,
Cuando tú me decías: Mi poeta,
Me inundabas de luz y de poesía.

Y cuando te entregaron al gusano
Yo lloré en el altar del firmamento,
Pero si a mí me mata tu partida
¡Cómo los matará el remordimiento!

Yo he pedido el perdón para tus culpas
Y pido para Ti, toda delicia…
Tú eres, entre el rayo de la luna
El plateado fulgor que me acaricia.

Si te gusta #Estanislao_del_Campo... Share on X

MILITANTE DE BASE [Mi poema]
Gustavo Solórzano Alfaro [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Militante de base, militante,
militante, farsante, presumido
que en mil guerras sin nombre te has metido
la cabeza sacando hacia adelante
sin saber tan siquiera por qué ha sido.

Militante, borrego, adoctrinado,
tú no has sido algo más que marioneta,
una excusa, la farsa de una treta,
no supiste mirar hacia otro lado,
y dejaste a un imbécil te la meta.

Que eres carne inocente de cañón,
poco más del teatro un secundario,
otra cuenta a pasar de ese rosario,
la que espera de dios su bendición
evitando la pena de un mal fario.

Abogado de causas ya perdidas,
que no admiten tiritas ni hay remedio,
sustraerte no puedes a su asedio,
a la espera que llegue algún rey Midas
te compense y te saque de ese tedio.

Que no tienes tampoco quien te quiera
y pretendes mostrar que eres Quijote,
Te has quedado, no más, en un guiñote
al que el tiempo ha robado la cartera
resignado a admitir que eres un zote.
©donaciano bueno

#Militante de base de qué? Share on X

MI POETA SUGERIDOGustavo Solórzano Alfaro

Mi mano habita la muerte

Mi mano habita la muerte
sin corresponder nunca
su presagio de nacer.

El rostro es ceniza,
límite primigenio del horizonte
que yo antepongo en tus brazos.

Y vos tenés mi distancia cansada
más allá del olvido.

Cuerpo, destello frágil
del silencio perpetuado,
figura de barro en tu voz
cuando todos pedimos el presuroso
instante de volvernos aire
y polvo y ausencia,
cuando el viento apenas insinúa
nuestra espalda
y yo muero rompiendo distancias
de tu nombre.

¿ Será tu nombre,
raíz última del aletargado respiro
en la incertidumbre del mundo ?
¿ Será tu nombre?
O tan solo ambos cayendo
en la tarde partida
que nos encontró en su lecho.

Mis ojos murmuran su golpe amargo
de volverse extremos vedados
de un mismo cuerpo.

Tu nombre es el destino,
perfil obsoleto
de lo que nos queda
en esta mentira del crepúsculo.

Y solo vos tenés el final,
ser parte de estos días
en que hemos habitado
casi todas las muertes.

Fantasmas

Juro que los he visto,
en algún bar buscando ángeles borrachos,
mendigando bajo mis calles un poco
de resurrección.

El hastío aguardando

A Jacques Prévert

Calmada estaba la Aurora.
Callados los pechos heridos los hados.
La piedra secular pulida
la estatua grande y monumental.
Las calles extraviadas
y los muros abiertos.
La extraña ausencia de una dama,
burdel de incienso cura del ángel,
sombra inerte descuidado el llanto.
El paseante que adula,
la belleza que entra
en un purgatorio de ebrios.
La fuente ya seca
la tarde que la finge.
El edificio de las palomas rojas
abriendo sus puertas al oscuro diciembre.

Tus piernas que crujen cenizas del viento,
yo que me acerco y mi madre que llama,
llora, llora y gime que me acerque
-la tumba es demasiado angosta sutil el cuerpo-.
Mi padre ha fallecido
la hermana ríe los perros la siguen,
la estancia lejos la ventana se abre,
el sol que entra y el paseante ausente.
¿Qué nos va quedando detrás del hambre?

El hastío harto de sí mismo.
Con una linterna que alumbra su desnudez apócrifa;
su belfo limpio y disecado.
Efuminación latente del crisol del Alba.
El hastío aguardando y me detengo.

Pronunciarte

Déjame
que con mi última ternura
alfombre tus pasos que se van.
Vladimir Mayakovski

Déjame contarte, querida niña,
que no se me acabe la memoria.

Déjame abrirme en tu carne,
amoldarme a tus huesos,
herirme en tu alma.

Déjame sorber tus ojos
como rodajas de cielo fresco,
y déjame robar
la espina que sube a tu cuello.

Déjame contarte, querida niña,
de mis viajes terrenales
a la gruta del miedo
o al triste pasaje
de mis más guardados recuerdos.

Déjame decirte
que hoy sé de abismales presagios,
de tus manos asustadas
y tu cara de encino.

Déjame tomarte libre de tardes,
de coronas impías coronando tus senos.
Déjame tenerte entre mis labios…

… yo quisiera que oprimieras mis labios,
y así, jamás decirte que te quiero.

Despedida

Hoy, adiós, día primero,
último de cada mes.
El todo en la savia que asciende,
el todo en la savia que anuncia
el fatal acento de las palomas
que no pueden volar más que sus alas,
que no saben cantar
sus atroces melodías de presagio
durante una tarde entera,
una tarde llena de olores y cortinas
blancas y voladas,
recogidas en la niebla de los gritos
sumergidos por tu cuerpo.
La erección que palpita
y palpitando quema la pupila,
el sillón, tu falda,
el pesado óleo de tus besos
jamás pintados
o tomados en serio.
El latir burlesco de algún hueso,
La clavícula etérea de tus ojos.

Aquí yazgo perdido,
acurrucado en tu seno,
adormilado en tu espalda,
mojado, quieto, taciturno,
violento cuando más quiero serlo
para besarte con lágrimas que invento
y llorarte con sudores tranquilos
que no me queden pequeños,
que invento para tenerte,
que tiendo una rosa en tu cama
y las espinas brotan de tu cuello
y me duermo cansado
porque tu voz ya se ha despedido
y mis pies, acaso temerarios,
despuntan el día, el viento,
y tu pelo languidece y atravieso
el monótono perfil de tu juego,
el furioso arrebato de tu sexo.

Aquí me tienes de una vez por todas
-rendido y apaciguado mortal-.
Cortadas las alas las palomas se resisten,
el canto salta, emerge, duele,
y tus manos acarician el día.
Mis brazos, hartos de quererte,
de despedirse cada año, cada siglo,
cada mes que me abandonas
y dejas las perchas vacías de la sala
y el comedor brillante de los cielos.
Me cuesta tanto y a la vez lo presiento:
El néctar se ha detenido.
No me mires, más no te alejes.
Aquí te espero, me arrepiento…
pero no lo grito, me callo…

Pasar

Pasar de vos
sin verte,
tocarte,
y dejar de mí
el rastro
sediento,
aluvión de rosas
en mi pecho.

Pasar de vos
sin apremio ni amargura,
gratificante dolor,
médula inocua,
abierta.
Pasar de vos
sin quererte
y no dejar tendido
entre nuestras manos
el fraterno duelo
de palomas candentes.

Pasar de mí,
pasar de vos
de lejos,
que no pueda tocarte,
tenerte.
Pasar de vos y olvidarme,
comenzar el día sin vos,
sin mí,
y que todo se aleje…

y pase.

El vuelo de la razón

Inicia el vuelo, lechuza de Minerva,
al llegar el crepúsculo y el alba.
Las esferas sagradas permanecen quietas,
sellados los agravios de tu risa.
Inicia el vuelo, lechuza de Minerva,
que al término del mundo quedan dioses
que del principio la savia profanaron.

Inicia el vuelo, inmortal pájaro de sangre,
y desnuda con furia la última esperanza
que en las doncellas habitan los misterios,
y las aguas lavan los años con los sueños.

Inicia el vuelo, ave de rapiña dulce,
inocua la estirpe que te sigue,
que te eleva por el monte y por las nubes,
con las espadas ciega del delirio y la vergüenza.

Inicia el vuelo, lechuza miope de Minerva,
pues aquí mis lágrimas ascienden
al torrente supremo del deseo,
al inacabado entuerto del tiempo.

Inicia el vuelo, fugaz paloma,
danza la tristeza en tus mares seca
y parpadea con indiferencia ante la luna.

Inicia la tormenta, alas dolorosas,
que el camino ha quedado descubierto
y mis pasos todos a ti llegan
y de tu voz melancólica proceden
el grito más distante del hombre y su derrota.

Inicia, tempestad del cielo,
mi caída y mi revancha,
que todas mis lágrimas a ti sucumben.
Mi dios, mi último dios y su mentira.

Inicia el vuelo, feroz lechuza de Minerva,
inicia el vuelo, paloma,
y deja que algún día el perdón me toque.

Invocación

Dicta las endechas puras del odio
que en mi corazón duerme
una estrella mutilada,
que en mis manos yacen
las razones totales para mundo.
Dame la ruta, la travesía,
inunda mi canto con muerte,
avasalla mi torpeza con tus miedos.
Habita mis caducos pesares,
hincha mis llagas con desidia,
que el dolor asiente sus entrañas
en la calmada aurora del llanto.

Mis amigos no entenderán
la increíble manera de mirarlos,
el tacto débil,
el acto pusilánime del alma.
Mis amigos no duermen:
descansan y nutren la vida.
Yo junto a ellos purgo una esfera,
aparento ser nube,
un letargo de suplicios raros.
Mis amigos no me habitan:
solo destruyen las mañanas.

Háblame con ternura,
que la lluvia amaina su fondo cruel,
su pertinaz tormenta en el patíbulo,
la burla incólume del gallo violento
que acude al sol de tarde en tarde.
Aprisiona mis pechos de águila
en la más intacta forma del aire,
en el más incauto fruto del cielo.
Domina, cruje, atrona,
destruye, ataca.
Rugen mis huesos,
se acaban mis ojos,
se duermen mis labios,
aterrizan tus odios;
me inundas, me recoges,
me haces cómplice del baile,
del mágico perfil y la seda abierta.

Por fin me lleno de ti,
con melodía sacra y pueril sentido.
Por fin me transformo,
transfiguro:
todo mi cuerpo una estrella
dormida, mutilada, satisfecha;
crucificada en el seno del hombre,
domeñada en la peste del hombre:
el amor condenado a la fuerza al cadalso.

Mis amigos no entenderán
la estirpe frágil que emerge.
Por una vez me inundas
y por una vez me satisfaces.
Dulce caos de mis sueños,
habitas por fin mi pecho.

Si te gusta #Gustavo_Solórzano_Alfaro... Share on X

EL PICAPEDRERO [Mi poema]
Esteban Echeverría [Poeta sugerido]New

MI POEMA…de medio pelo

 

(A mi abuelo Carlos)

El era un artesano de la piedra,
un buen picapedrero,
que vino al mundo a bordo de un velero
creciendo hacia lo alto cual la hiedra,
mimando su granero.

Armado de un cincel y de un martillo
y nada de equipaje,
haciendo del picar su aprendizaje
logró con su experiencia sacar brillo
al mar y su oleaje.

Dotado de un instinto pinturero
que casi nadie alcanza
se puso él a bailar en esta danza
brindándole su toro hacia el albero
sus trastos de labranza.

Haciéndole a la vida algún regate
marchó tras de una esquina
igual que hace un soldado en Salamina*
tratando de acabar un buen remate
sonando la bocina.

Que fue mi abuelo, un hombre, un artesano,
del mundo un repicante
que allí donde llegó le puso el guante
haciendo malabares con la mano,
de piedras buen galante.
©donaciano bueno
#Qué se puede decir de los abuelos? Share on X

Carlos Bueno, mi abuelo, al que no conocí, trabajó, según dicen en la Catedral de Burgos. únicamente guardo de él algunos dibujos y bocetos.
*El nombre Soldados de Salamina alude a la famosa batalla de Salamina en la que los griegos, comandados por Temístocles, vencieron en un combate naval al imperio persa, comandado por Jerjes I, y lograron así salvar su nación, y con ello la democracia y la civilización occidental como entonces se conocían.
 

MI POETA SUGERIDOEsteban Echeverría

LA AUSENCIA

Fuese el hechizo
del alma mía,
y mi alegría
se fue también:
en un instante
todo he perdido,
¿dónde te has ido
mi amado bien?

Cubrióse todo
de oscuro velo,
el bello cielo,
que me alumbró;
y el astro hermoso
de mi destino,
en su camino
se oscureció.

Perdió su hechizo
la melodía,
que apetecía
mi corazón.
Fúnebre canto
sólo serena
la esquiva pena
de mi pasión.

Doquiera llevo
mis tristes ojos,
hallo despojos
del dulce amor;
doquier vestigios
de fugaz gloria,
cuya memoria
me da dolor.

Vuelve a mis brazos
querido dueño,
sol halagüeño
me alumbrará;
vuelve tu vista,
que todo alegra,
mi noche negra
disipará.

II LA DIAMELA

Dióme un día una bella porteña,
que en mi senda pusiera el destino,
una flor cuyo aroma divino
llena el alma de dulce embriaguez;
me la dio con sonrisa halagüeña,
matizada de puros sonrojos,
y bajando hechicera los ojos,
incapaces de engaño y doblez.

En silencio y absorto toméla
como don misterioso del cielo,
que algún ángel de amor y consuelo
me viniese, durmiendo, a ofrecer;
en mi seno inflamado guardéla,
con el suyo mezclando mi aliento,
y un hechizo amoroso al momento
yo sentí por mis venas correr.

Desde entonces, do quiera que miro
allí está la diamela olorosa,
y a su lado una imagen hermosa
cuya frente respira candor;
desde entonces por ella suspiro,
rindo el pecho inconstante a su halago,
con su aroma inefable me embriago,
a ella sola consagro mi amor.

III A UNA LÁGRIMA

Si la magia del arte
cristalizar pudiera,
esa gota ligera
de origen celestial;
en la más noble parte
del pecho la pondría:
ningún tesoro habría
en todo el orbe igual.

Por ella amor se inflama,
por ella amor suspira,
ella a la par inspira
ternura y compasión:
su luz es como llama
del cielo desprendida,
que infunde al mármol vida,
penetra el corazón.

¡Quién mira indiferente
la lágrima preciosa
que vierte generosa
la sensibilidad!
Su brillo, transparente
del alma el fondo deja,
y hasta el matiz refleja
de la felicidad.

Permite que recoja
esa preciosa perla;
los ángeles al verla
mi dicha envidiarán:
amor en su congoja,
para calmar enojos,
en tus divinos ojos
puso ese talismán.

IV EL DESAMOR

Acongojada mi alma
día y noche delira,
el corazón suspira
por ilusorio bien;
mas las horas fugaces
pasan en raudo vuelo,
sin que ningún consuelo
a mi congoja den.

Entre mis venas corre
sutil, ardiente llama,
que sin cesar me inflama,
y llena de dolor.
Pero una voz secreta
me dice: ¡infortunada!
Vivirás condenada
a eterno desamor.

Como muere la antorcha
escasa de alimento,
así morir me siento
en mi temprano albor:
ningún soplo benigno
da vigor a mi vida,
pues vivo sumergida
en triste desamor.

Como fatuo destello
que brilla y se evapora,
se disipó en su aurora
el astro de mi amor:
fuese con él mi dicha,
fuese con él mi calma;
quedóle sólo a mi alma
perpetuo desamor.

V EL AROMA

Flor dorada que entre espinas
tienes trono misterioso,
¡cuánto sueño delicioso
tú me inspiras a la vez!
En ti veo yo la imagen
de la hermosa que me hechiza,
y mi afecto tiraniza,
con halago y esquivez.

El espíritu oloroso
con que llenas el ambiente,
me penetra suavemente
como el fuego del amor;
y rendido a los encantos
de amoroso devaneo,
un instante apurar creo,
de sus labios el dulzor.

Si te pone ella en su seno,
que a las flores nunca esquiva,
o te mezcla pensativa
con el cándido azahar;
tu fragancia llega al alma
como bálsamo divino,
y yo entonces me imagino
ser dichoso con amar.

V [I] SERENATA

Al bien que idolatro busco
desvelado noche y día,
y la esperanza me lleva
tras su imagen fugitiva,
prometiéndome engañosa
felicidades y dichas:
Ángel tutelar que guardas
su feliz sueño, decidla
las amorosas endechas
lo que mi guitarra suspira.

Sobre el universo en calma
reina la noche sombría,
y las estrellas flamantes
en el firmamento brillan:
todo reposa en la tierra
sólo vela el alma mía.
Ángel tutelar que guardas
su feliz sueño, decidla,
las amorosas endechas
que mi guitarra suspira.

Como el ciervo enamorado
busca la cierva querida,
que de sus halagos huye
desapiadada y esquiva;
así yo corro afanoso
en pos del bien de mi vida.
Ángel tutelar que guardas
su feliz sueño, decidla,
las amorosas endechas.

El contento me robaste
con tu encantadora vista,
y sin quererlo te hiciste
de un inocente homicida:
vuélvele la paz al menos
con tu halagüeña sonrisa.
Ángel tutelar que guardas
su feliz sueño, decidla,
las amorosas endechas
que mi guitarra suspira.

VII LA LÁGRIMA

Enjuga, enjuga esa preciosa perla
que para herir cristalizó el amor:
ella deslumbra el corazón que al verla
hierve de nuevo en criminal ardor.

No venga, no, de tus hermosos ojos
astros de vida el brillo a oscurecer;
no venga infausta a presagiar enojos,
ni amortiguar tu bello rosicler.

Chispa divina del sagrado fuego
que infundió a tu alma celestial piedad
ella es, y deja al desdichado ciego
que vaga envuelto en triste oscuridad.

¿Por qué llorar? De las pasiones fieras
tú no has sentido el devorante ardor;
siempre te halagan auras lisonjeras,
nunca te asalta el frígido escozor.

¿Por qué llorar? Un misterioso velo
te encubre aún arcanos del vivir;
tu alma es más pura que la luz del cielo,
todo a tu anhelo miras sonreír.

¿Por qué llorar? Impresa en la memoria
no llevas, no, la sombra del pesar;
gozas de un ángel la inefable gloria,
tu sueño guarda un ángel tutelar.

Mas ¡ay! que veo tu pupila ardiente
toda anegada en lloro virginal;
mas ¡ay! que asoma en tu lozana frente
del infortunio el precursor fatal.

Dale a mi mano el enjugar tus ojos;
mas ¡ah! que vierten fuego abrasador:
y yo insensato, para más enojos,
ni llorar puedo ni sentir amor.

Si te gusta #Esteban_Echeverría... Share on X

DESNUDO Y SIN TRABAJO [Mi poema]
Laureano Albán [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Estoy aquí desnudo y sin trabajo,
sin un trozo de pan y a la deriva,
subiendo esta pendiente cuesta arriba
a expensas de encontrar algún atajo
tragándome saliva.

Mirando fijamente el precipicio
allí donde el espacio es el vacío
se nota ya el cansancio y hace frío,
la muerte y el dolor viven de vicio
pues todo es desvarío.

No existe ni el pasado ni el presente,
y dicen que la vida allí no es vida
ni existe ningún punto de partida
que invite a despertar al subconsciente
y pegue una estampida.

Que en este mar de lágrimas avieso
se abjura de las simples nimiedades,
de muerte nadie habrá que salga ileso
dejando mientras fingen dar un beso
mentiras, falsedades.
©donaciano bueno

#Siempre hay alguien que está peor, o no? Share on X

MI POETA SUGERIDOLaureano Albán

Hacia otra Luz

A Ruth y Carlos Bousoño

El otoño se enciende ante mi puerta
como un manso misterio
invocando cegantes lejanías.

Yo reconozco en él lo que no ha sido.
Es casi una pasión transfigurándose
en la móvil frontera de las cosas.
Es un vencido mar que baja al polvo.
En su dormida voz
se agita el tenso límite
de la piedra y la luz

El otoño nos deja la pureza,
nos salva del dolor por milagro.
Arde su luz en nuestra voz incierta
y vence sin herir, sin corromper,
transmutando los sueños
como un espejo de infinita calma
en donde nos miramos reflejados
en otra eternidad.

Los ínfimos crepúsculos

A Conchita Rafael Morales

Amo las cosas que gastadas brillan
como si los crepúsculos se hubieran
quedado en ellas para siempre ardiendo.

Los bordes de las sillas afinados
por la devoción clara de los dedos.
Los vasos transparentes de servir
manantiales destantes.
Los pisos sometidos a la sombra.
Los trajes deshilados por el aire.

Amo su fatigada servidumbre
de diamante apagado,
la sumisa pasión de sus silencios.

Amo su alma de otoño que fue alta
y compartió los ojos del milagro.

Su manera de darnos el olvido,
sin llanto ni violencia,
como una sabia cercanía brillando,
como la mano del amor sin nadie.

Amo los libros viejos
manoseados por la luz,
los guijarros que caben en la mano
donde brillan paisajes lejanísimos.

Porque va hacia el adiós su lenta música
se abrazan a la sombra sin gemir,
callando como el fuego olvidado de las lámparas
que quedan solas al llegar el alba.

Revenar

A Justo Jorge Padrón

Después de haber bebido
el trago largo, espeso, de la furia.
Cuando la mano acepta su destino
de empuñadura de los sueños solos.
Y se alcanza la inútil y vidente
beatitud del mar.

Cuando se entiende
la voluntad total de la mañana.
Y la luz agotada
de las lámparas ciegas de la tarde
nos arrastra, deslumbra y precipita
hacia las consecuencias últimas del llanto.
Es preciso vencer,
ganarle la partida al vínculo perenne
del alma con la muerte.
Restañar los clamores
heridos del recuerdo,
sin más propósito
que el de permanecer
ardiendo, ardiendo.

Claridad Agonizante

A José Luis Cano

El otoño se muere
sin un solo esplendor.
En los árboles raudos de la tarde
permanece su aliento conmovido
como una claridad agonizante.
Es el veloz destino del misterio
apresado en las ramas de la muerte.
De pronto, el viento se distiende y calla
como en un estertor,
sube el frío nocturno hasta los sueños
crispados de las hojas,
caen remolinos de silencio hiriente,
volátiles espejos de la lluvia,
alas nunca soñadas
se apagan y se encienden en el alma,
rostros amados finge el horizonte,
y como si pasara el mar,
el mar más imposible,
se detiene el otoño
y surge la verdad
conmovida del sueño del invierno.

Certidumbre de polvo

Somos una verdad a medias,
por eso algo nos duele siempre demasiado.
¿Y la mirada? Ahí habita el llanto
y un esplendor de ingógnitas cenizas,
insaciable y tenaz como la sombra.

Damos un paso: tiento de tinieblas
al borde del veloz abismo diario,
del furor de la muerte que se apresta
certera a darribar el corazón.

Por eso vuelvo a ti
con tu nombre brillando entre los ojos
contra el vacío sin dios,
y me detengo, certidumbre
de polvo enamorado
ante la muerte que se va llamándonos.

Certezas de la Tierra

A Leopoldo Azancot

La muerte es el perdón. Es el otoño
devolviendo a la sangre su hermosura.
Detiene los relojes del aliento.
Hace bajar los párpados pesantes
de oscura verticalidad,
como un paisaje terminado tarde
alrededor del corazón.

La muerte no corroe, sólo salva
la pureza imposible de las cosas.
Es un gastado espejo
que reflejara apenas los milagros.
Devuelve el fruto a su caída y fija
de un modo permanente
la impermanencia de vivir.

La muerte emprende el mar cada mañana,
le impone un horizonte drrotado,
lo llena de pequeños escombros apagándose.
Y mezcla en él al hombre con sus lágrimas,
al cielo con su precipitada lejanía.
Preserva todo
en la alta urna rota del otoño.

La muerte justifica, da sentido
al sueño que decae entre los ojos.
Es el blanco apagado
en donde acertaremos parasiempre.

Vestigios más allá del otoño

A Francisco Brines

Cuando ya no te queda sino el viento
segado en una mano
y en la otra la luz arde callando,
pues lo has gozado todo, sin quererlo,
como un niño perdido en una fiesta,
y el mundo pende de tus ojos,
sueño vencido por el tiempo,
y te puedes morir transfigurado
sin despertar ni una oración ni un pájaro.

Ya has ganado el silencio,
no el corrupto, el pedestre silencio del olvido,
sino el alma mayor de las palabras
gastadas totalmente.

Has pasado el umbral
y habitas la sagrada zona última.

Has llegado hasta el límite indefenso,
a la altura agotada por los vuelos.
Y debes sonreír, como una máscara
que sube al sacrificio,
siendo temor, difusa pesadumbre
de sueñor que se adentran en la muerte.

Cierras los ojos y entras como un niño
a los lentos rescoldos del otoño,
más allá de lo puro y lo destruído,
salvado tras el último silencio.

Si te gusta #Laureano_Albán... Share on X

LOS SABAÑONES DE MI INFANCIA [Mi poema]
Josefina Plá [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Aquellos sabañones de mi infancia
que tanto a mi me hicieron padecer
de nuevo hoy volvieron a crecer,
se encuentran repartidos por mi estancia
dejándose querer.

Les juro que es verdad, yo los recuerdo,
de vez en cuando voy y les regaño,
mas siguen en la estancia año tras año,
¿de cuantos años hace? ya me pierdo,
con ellos ya me apaño.

Mas debo dejar claro me dolieron
debieron de entender que yo era un niño
tratarme con más tacto, con cariño.
Y así que pareciera que murieron,
los veo si escudriño.
©donaciano bueno
#Ahora ya no existen los sabañones? Share on X

Además de los sabañones que en esa época de fríos intensos se ensañaban con nuestros dedos, hay otros sabañones, estos morales que permanecen en nuestro subconsciente.

MI POETA SUGERIDOJosefina Plá

El amor realizado

XII
El amor realizado es un sorbo de muerte
que nos pasa los labios, que se filtra en las venas.
El alma que nos cambia es más ancha y vacía:
más triste y más sedienta, la boca que nos deja.

Dentro del corazón, alárgase una sombra
cada vez que los labios su antiguo vaso llenan.
El amor realizado aguza en nuestros ojos
del imposible anhelo la trémula saeta,
y es paso que prolonga, en cruel hechizo mágico,
ante la planta laxa la cansadora meta…

Amor: perfecto guía para ir al encuentro
del dolor apostado al fin de cada senda…

Sueño

XV
A María Delgado Rodas

…Sueño que fuiste impulso de mi latido,
y alas en mi anhelar:
Te mata la vida que nutriste,
como la flor el fruto nacido de sus galas.

Afán que me hechizaste de tan triste,
pensamiento clavado
en mis frágiles pulsos; estilete sutil:
a esa punta que hincaste pereces, traspasado.
Loco sueño disuelto en mi sangre febril:
¡esa sangre te ahoga!
…Morir te miro, ensueño
que fue yo toda -como fue tronco toda hoguera,
y charco toda nube- en un trasvasamiento
imperceptible, blando, como un deshojamiento de rosa,
en un temblor de atravesada mariposa.

Morir te miro, ensueño,
como el árbol mirara arder el vicio leño
cortado de su rama, o pudrirse la hoja

de cuyo muerto libre saldrá la yema roja.
Morir te miro, ensueño,
y tu postrer tristeza es ya casi alegría,
¡y tu último suspiro es ya casi esperanza!

…Hoja muerta, que vuelves a la tierra madura:
¿en qué capullo nuevo, húmedo de ternura,
renacerás mañana, ensueño en agonía…?

Fuimos, en sueños compañeros
Fuimos, en sueños, compañeros:
la vigilia no nos unió.
¡Sólo en los sueños traicioneros
su pie a mi paso se ajustó!

Labios gemelos en el ansia:
¡no unisteis nunca vuestro ardor!
Pupilas, astros de constancia:
¡nunca rimasteis un fulgor!

Jamás la diestras se estrecharon;
los labios sedientos no hablaron;
pero el juramento existió.

Nunca las bocas se besaron;
¡de los besos que no quemaron,
brasa fue el doble corazón!

Soy

Carne transida, opaco ventanal de tristeza,
agua que huye del cielo en perpetuo temblor;
vaso que no ha sabido colmarse de pureza
ni abrirse ancho a los negros raudales del horror.

¡Ojos que no sirvieron para mirar la muerte,
boca que no ha rendido su gran beso de amor!
Manos como dos alas heridas: ¡diestra inerte
que no consigue alzarse a zona de fulgor!

Planta errátil e incierta, cobarde ante el abrojo,
reacia al duro viaje, esquiva al culto fiel;
¡rodillas que el placer no hincó ante su altar rojo,
mas que el remordimiento no ha logrado vencer!

Garganta temerosa del entrañable grito
que desnuda la carne del último dolor:
¡lengua que es como piedra al dulzor infinito
de la verdad postrera dormida en la pasión!

Haz de inútiles rosas, agostándose en sombra,
pozo oculto que nunca abrevó una gran sed;
prado que no ha podido amansarse en alfombra,
¡pedazo de la muerte, que no se sabe ver!

Amanecer

A Gastón Figueira

La mañana irisada, como fino cristal
se curvó sobre el ancho campo reverdeciente.
A la abismal succión del azul transparente,
agriétase la carne de un ansia germinal.

Y a la blondez purísima de su desnudez tierna,
la mísera corteza se nos cuartea en congoja,
y un sollozo nos sube desde la honda cisterna
en sombra donde el párpado su penitencia moja.

El dolor de las alas imposibles
nos curva más bajo el cansancio irredimible
que se adhiere a la carne dolorosa:
y en la punta de una hoja, radiante y temblorosa,
la
gota de rocío
nos finge aquella lágrima inefable
en que, por fin, pudiera el alma miserable
volcar la última gota amarga del hastío.

Tus manos

De las más hondas raíces se me alargan tus manos,
y ascienden por mis venas como cegadas lunas
a desangrar mis sienes hacia el blancor postrero
y tejer en mis ojos su ramazón desnuda.

En mi carne de estío, como en hamaca lenta,
ellas la adolescente de tu placer columpian.
-Tus manos, que no son. Mis años, que ya han sido.
Y un sueño de rodillas tras la palabra muda-.

…Dedos sabios de ritmo, unánimes de gracia.
Cantaban silenciosos la gloria de la curva:
cadera de mujer o contorno de vaso.

Diez espinas de beso que arañan mi garganta,
untadas de agonía las diez pálidas uñas,
yo los llevo en el pecho como ramos de llanto.

Imposible

Vaciarme de paisajes, olvidarme caminos,
reedificar el arco de tu desnudo día.
Borrar tus ojos, sendas de mi llagado sueño,
y engriar en mi sangre tus dos terribles manos.

(…La estatua que he vaciado en soledad, volverla
raíz y musgo en tierra, canto y ala en el aire).

…O, en la antípoda lluvia de mi aherrojada llanto,
hacer cantar el muerto pájaro de tu beso.
Tornar a las cenizas las flechas de la llama,
reenhebrar en las venas el hilo del suspiro.

Y del dolor crecido, monstruo y criatura mía,
hacer de nuevo aquella sonrisa que en tus labios
me bautizaba tuya, con el nombre más mío.

Concepción

Me tendrás a tu lado. Me besarás. Y luego,
como al moreno cántaro que espera al fin del surco,
a mi sumiso cuerpo se alargarán tus brazos.
Se saciará tu sed: la exigua sed de un hombre.

De mi lecho después, en largas madrugadas
hacer creerás el blanco camino del olvido.
Y sin embargo, ciego piloto de mi entraña,
conmigo habrás llegado por una noche sola,

a la encantada playa donde no está tu muerte.
Por el nocturno río caliente de mi sangre
irán tus ojos lejos, para jamás volverse,
tu voz prenderá en roca para perennes ecos.

Tú no lo sabes, hombre, tú no lo piensas, ciego.
Esta noche mi cuerpo será, ¡oh antiguo nauta!
el puerto de que zarpen las naves de otra aurora.

Cómo

Ay, cómo abrirte este dolor de llaves,
en soledad de pulso amurallado.
Lo que ya se llevaron, cómo darte,
sueño, renunciación, ausencia, olvido.

Cómo franquear a tu claror las puertas
tras las cuales murió crucificado
cada latido virgen de tu nombre,
desposado no obstante de tu imagen.

Cómo agotar la senda de la ausencia,
el rumbo del viaje jamás hecho,
las jornadas cautivas del suspiro.

Ay, cómo en ascua recobrar ceniza,
y de la piedra absorta hacer el nardo
que se encienda a la orilla de tu sangre…

Desde cuándo

…¿Desde cuándo marchabas a mi lado,
desde cuándo…? Tus pasos
¿desde cuándo, en la noche, aproximándose,
ocultos tras de cada latido…? ¿Desde cuándo…?

¿Desde cuándo, en la noche, por los valles sin nombre,
rastreando mi angustia?
Y tras de cada puerta abriéndose, y de cada
recodo el camino, ¿desde cuándo?

¿Desde cuándo tus sienes en las salvias
del reposo tranquilo?
¿Desde cuándo tus brazos en los cálidos ramos
del viril eucalipto, bajo las siestas altas?

…¿Y desde cuándo el pedregal desnudo;
desde cuándo el desierto irredimible?
¿Desde cuándo la brasa los párpados;
esta sed, desde cuándo?
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
. . . . . . . . .
…¿Desde cuándo este siempre irrevocable;
esta muerte creciendo, desde cuándo…?

Desnudo día

En el paisaje nuevo
En el paisaje nuevo en que estarás conmigo
reposará la tarde como una flor caída.

Nos habremos deseado
tanto, que el beso habrá muerto.

Yo lo veré en tus ojos, maduros de otra sombra.
Ojos de un valle ausente. Ojos con otra luna

Entre los dos corazones
llorará tu voz
antigua.

…Una tarde peinada con una raya oscura.
Tú tendrás la mitad más dulce de la vida.

Las camelias de tu boca
morirán en otro tiempo.

…Y aquella tarde mía, ya no será la tuya.

Trópico

Amargas lunas mates de estero hechizan, muertas,
noches de frutos altos y de tácitos vuelos.
Ríos de cocodrilos y de tortugas lentas
descaman las estrellas de un calcinado cielo.

En urgencia arterial, por roja tierra tibia
discurre el agua madre de las inundaciones,
mientras corolas túrgidas como sexos encienden
la lámpara votiva de las insolaciones.

Carnívoros estambres, piedras que encierran astros;
troncos que se hacen nudo mortal bajo agua quieta;
peces de aguda voz, aves de mudos rastros.

La Cruz del Sur, guardiana de sus misterios, arde,
cual cifrando en su acorde de siderales neones
la música del mundo en su primera tarde.

Sueño de sueños

Secreta noche herida de menguante
cae donde no hay agua ni tierra.
Marcha a cortar el filo de la luna,
mis raíces, que están donde no estuve.

…Traerán mi corazón, negra violeta
que se durmió en la orilla de otro sueño.
Lo he de llamar y no sabrá su nombre.
Me ha de cantar, y no he de comprenderle.

Y llevaré, camino en mediodía
de veinte cielos con opuestos soles,
mi angustia en veinte voces sin mi sangre.

He de llorar mil años sin mi llanto
y he de dormir mil años sin mis ojos
noche con veinte pétalos de luna.

El soneto de tu voz

Blanda en mi entraña, como tibia lluvia,
beso aplastado corazón a vena;
tiembla en mis ojos, como sol en río
tañe en mis pulsos dolorida plata.

Pincel que te dibuja estremecida
rama en el agua azul de mis anhelos
pasa por mí, y se lleva mi dulzura
como un rayo de luz que fuese abeja.

Ave a quien le nací con viento y nido,
su ala sabe el curso de mi arroyo,
y en el ángulo agudo de su vuelo

-punta de corazón hiriendo en flecha-
una gota de sangre nueva siempre
recarmina las rosas del deseo.

Todo comenzó en el espejo

Todo comenzó en el espejo.
En la palma indiferente del agua
la nube fingió islas, cimientos el arco iris.
Todo comenzó en el espejo.
En el cielo engañifa de la charca
la rama empolló el huevo de la luna;
cosió el pájaro un velo con costura perdida.

Todo comenzó en el espejo.
La estrella guiñó mintiendo al pez incauto;
la luna escribió música que no despertó a nadie.

Y en el espejo una mañana
reconoció el viajero su secreto fantasma,
se vio pómulo y sien,
pupilas de agua para siempre cautiva,
frente como una lápida de sí mismo.
Se vio por fuera, se olvidó por dentro.
Y comenzó a clasificarse
según color y pelo.

Y los amantes murieron por él dos y tres veces,
y los viejos gustaron anticipada la agonía,
y el hombre del color perdió patria y amigos,
y la belleza vendió a su esposo el sueño.

-Todo comenzó en el espejo-.

Si te gusta #Josefina_Plá... Share on X

PASAR LA CRIBA [Mi poema]
Marilina Rébora [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

¿A quién quieren que siga y obedezca
si quien manda no empeña aquí su ejemplo?
¿Cómo quieren de dios suba a ese templo
si no existe esperanza que merezca
y verle ya en persona no contemplo?

No me vengan con gaitas, no me mientan,
no me crean tan necio e inocente,
que me deje llevar por la corriente
de las medias verdades que se inventan
y me impiden a mi ser consecuente.

Que hoy me niego, me tapo los oídos
a esos gritos detrás de las montañas,
tras la siega y el ruido de guadañas
no hago caso si explotan mis sentidos
pues la vida está llena de pirañas.

Mas no tengo madero al que agarrarme
y desnudo me encuentro panza arriba,
voy tragando con flema la saliva
a la espera que el tiempo pueda helarme,
de un cedazo no pase ya la criba.
©donaciano bueno

A otro con sus #monsergas, no? Share on X

MI POETA SUGERIDO:   Marilina Rébora

ANSIEDAD

Ansia de estar un día en un puente de mando,
recibir en el rostro el castigo del viento;
sin ninguna arribada, por siempre navegando,
sin dudas ni temores, cansancio o desaliento.

Y no saber siquiera, en qué forma ni cuándo,
ha de concluir el viaje -en milagro de cuento-;
ni cuándo retornar a éste mi lecho blando,
ni a la antigua ventana, ni al dorado aposento.

Acres de sal los labios, ruda racha en la frente,
perdido el horizonte, sin destino la nave,
sin nada que la guíe, sin nadie que la oriente,

mecida por las olas, columpiada en la cresta,
apenas sobre el mástil las alas de algún ave;
sólo el rumor del mar, y Dios como respuesta.

EL MUÑECO

¡Madre!, clama en voz queda mi ferviente mensaje;
¡madre, mi madre, acude porque te necesito!
La voz, primero tierna, va haciéndose salvaje:
si al comenzar fue ruego, termina siendo grito.

Todo ansias de amor el son de mi lenguaje,
salvando las alturas en pos del infinito,
desesperante, alcanza, tras impetuoso viaje,
acento de mandato para aquel ser bendito.

Sólo que a su momento la voz se pierde en eco;
el sonido se expande con angustia de ausencia,
y recuerdo, de pronto, el ¡mamá! del muñeco.

Yo también lo repito, como él lo repetía,
y me siento el muñeco de trágica presencia
ya que nadie responde, mi dulce madre mía.

AMOR, YA NO TE EXTRAÑO

Amor, ya no te extraño, porque siempre te encuentro
en la nube viajera, en el astro distante,
en el rumor del mar, en el viviente centro
de la flor que eclosiona, en el áureo levante.

Amor, ya no te busco, porque te llevo dentro
con la impasible luna, con el sol abrasante,
con el fulgor de afuera y la sombra de adentro,
la inmortal siempreviva y el azahar fragante.

Estás conmigo siempre: te tenga o no te tenga,
te siento al lado mío, aunque te encuentres lejos,
en el fondo del alma, bien que no te retenga,

para advertir entonces, recién, de la medida
en que te quiero ahora, que vamos para viejos.
Mi cariño traspasa los bordes de la vida.

LA HORMIGA

Sin saber que es domingo, ruidoso día de fiesta,
va llevando su carga la minúscula hormiga:
el trozo de una hoja en perfilada cresta
colúmpiase oscilante sin impedir que siga.

Apenas se apresura, que caminar le cuesta,
y se esfuerza consciente pues el deber la obliga,
prosiguiendo el sendero, pese a tal lastre, enhiesta,
pero sin detenerse ni demostrar fatiga.

¿Cómo sigue su rumbo el portentoso insecto,
conociendo infalible la dirección que toma?
¿Qué indicios lo conducen por previsto trayecto
y alcanzar sin perderse el lugar donde vive?
¿Será acaso la brisa? ¿O tal vez el aroma?
¿Quizá la propia tierra por su altura o declive?
¿Cuál será la conciencia de un obrar tan perfecto?

VEN, MADRE, A DESCANSAR…

Ven, madre, a descansar de todos tus trabajos
hasta el jardín umbroso que cultivo en mis sueños,
a la luz de luciérnagas y de áureos escarabajos
y la mágica ayuda de esos seres pequeños,

los gnomos, que se visten con trajes escarlata
y brotan cuando alumbran las primeras estrellas,
que usan zapatitos con hebillas de plata
sin dejar en el musgo la marca de sus huellas.

Cantarán para ti la cigarra y el grillo,
ocultos entre hiedras, glicinas o jazmines.
Y con las hojas muertas haremos un castillo

con muros almenados en oro y amarillo,
hasta que se deshaga por sobre los jardines
(en tanto la cabeza sobre mi hombro inclines).

DIOS EXISTE

Dos de la madrugada. En trémula zozobra;
los silencios, vivientes; la oscuridad sin borde;
cuando la fuerza falta y la tristeza sobra,
en soledad infinita para estar más acorde.

De improviso resuena el son de un benteveo
con tono tan alegre que regocija el alma,
y es tal la donosura de su simple gorjeo
que sonrío, infantil, renacida la calma.

Y digo: Dios existe; es El quien me conversa
como a niña medrosa perdida en la espesura,
para que no me queje sintiéndome en olvido.

La breve melodía, al viento se dispersa.
Y me quedo pensando por tierna conjetura:
¿en qué rincón de cielo habrá colgado un nido?

MAR DE VIDRIO

(Apocalipsis)

Dijiste: «Mar de vidrio», Señor, y es lo que quiero;
un mar que te refleje en toda tu grandeza,
por sobre el cual camines -tu lámpara, el lucero-
para ver, al trasluz, del mundo la tristeza.

Dijiste mar de vidrio, un cristal sin bisel
ni resquebrajaduras, sólo un único trozo,
en cuya superficie se reproduzca fiel
el que ríe feliz o el que ahoga un sollozo.

Y el mar tuyo, Señor, ése al que te refieres,
¿tendrá, al igual que el nuestro, arenas, caracoles?
¿Ondularáse en olas, si es así que lo quieres?

¿Revolarán gaviotas por verse en sus espejos?
¿Dormirá en él un sol o acaso muchos soles,
también vidrio sus crestas, de coral, con reflejos?

Apocalipsis

4, 6 Y delante del trono había como un mar de vidrio semejante al cristal…
15, 2 Y vi así como un mar de vidrio mezclado con fuego…

NO ME LLAMES POETA

No me llames poeta -un nombre con laurel-
porque mi voz apenas para cantar acierta;
acaso suavizada por amorosa miel,
tal vez unos acentos armoniosos concierta.

Puede sí que me escurra por el alto dintel
hacia regiones mágicas tras mi azulada puerta,
o que salve los mares en barco de papel
para poblar de trinos la comarca desierta.

Mi voz no fuera el tono para belleza tanta
ni tienen mis adentros un germen de tal genio,
el prodigio se opera por la fe simplemente,

lo mismo que madura la minúscula planta
a los rayos del sol, milagroso convenio
de la abeja y la flor, del ave con la fuente.

Si te gusta #Marilina_Rébora... Share on X

EL MAR NO TIENE ESPEJOS [Mi poema]
Delfina Acosta [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Sentado frente al mar mira el paisaje
que apena si percibe ya a lo lejos,
no puede precisar, no hay catalejos
que alcancen a otear tan largo viaje
y el mar no tiene espejos.

Las olas que le miran se agigantan
queriendo hacerle ver que ellas le ignoran,
las olas ya se sabe no se atoran,
pues ellas del orgullo se amamantan
y nunca se evaporan.

Y el barco que un buen día navegaba
apenas se percibe o se divisa,
la popa apenas muestra ya imprecisa
y esconde lo que antaño aquí se daba
detrás de la cornisa.

Apenas si el remanso de la arena
quisiera allí atenuar su desconsuelo.
Mostrando su tristeza mira al suelo
testigo inapelable de su pena,
y aquí se acaba el duelo.
©donaciano bueno

#Tiene o no tiene espejos el mar? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Delfina Acosta

ENEMIGO

Mi peor enemigo, tú que me amas
como una ciega lluvia que al caer
escampa, arrecia, escampa. Mi enemigo,
yo te corono amante, pueblo y rey.
Con una hiedra mis cabellos atas
y sabes del lunar que es mi clavel.
Cuando el jazmín de su rocío cuelga
y huele a flor pisada antes de ayer,
con la ronda impaciente de tus pasos
bajo tu sombra vengo a florecer.
Si no te amara, nunca te odiaría.
No te vaya, enemigo, yo a perder.
¿Quién me perdonará? ¿Por quién mis versos
caerán de mi tristeza en el papel?
Tú, mi enemigo. Yo, enemiga tuya.
La muerte no helará nuestro querer.

CUARTO AZUL

Somos amantes. Suelen los poetas
con infantiles coplas y sonetos
celebrar el tañir de las campanas
como la hora nupcial de nuestro encuentro.
Dirían más, pero se callan porque
se abrevia así el relato en dulce cuento.
Es la sombra que atiende el buen negocio,
madama de aire triste; los dineros
pagados por el cuarto azul agrandan
sus ojos apagados, mas los juegos
de los amantes en las escaleras
no la dejan dormir. Se siente el cielo
cuando en la calle oscura y sin un ánima
ya somos de la acera dos silencios
por una tos la culpa de un ladrido.
¡ Qué accidente ! ¿Quién más irá a saberlo?

ROPAJE

Es el mar mi ropaje: así desnuda
como una enorme ola a ti yo llego.
Mi ocasión la tormenta y los relámpagos,
y es la montura de mi amor el viento.
No retorno: yo voy pues son mis pasos
como a la hierba la pasión del fuego.
Soy la bestia de larga cabellera
que lame la otra lengua que es el beso.
En la forma de piedra me hallo a gusto
porque es así tan duro mi silencio
que no lo vencerá el dolor del mundo,
ni del odio la gota de veneno.
Es el mar mi ropaje: así desnuda
como una enorme ola a ti yo llego.
Brotaron en mis manos de agua sucia
las flores venenosas de estos versos.

ESTATUA EN LA PLAZA VERDE

Te esperaría. Yo sería, amado,
la primera en llegar hasta la vía,
y la última en volver, con un paraguas,
de la estación del tren que te traería.
Iré hasta el mar como la lluvia, a veces,
y pasaré del mar a la otra cita,
en el muelle del puerto, frente al río.
Seré la gris silueta que tirita.
Inmensamente sola como novia
saldré a buscarte y volveré tardía.
Del balcón a la plaza partiré.
Seré una estatua de melancolía.
Y a la hora puntual de nuestras muertes,
si llegara primera a nuestra cita,
te estaré ya aguardando para darte
mi amor en una blanca margherita.

DIENTES

Estrella que es error, yo soy los dientes,
y solamente dientes, no la boca
que yerra, miente, injuria, a Dios calumnia,
y cuando su áspid guarda queda roja.
Ay, pobres bocas, lenguas enredadas
con las malas palabras que hablan solas.
Yo soy los dientes que castañetean
cuando filosos muerden a las rocas.
La bocas son carmín que en la intemperie
pierden su fuego; en su lugar, las rosas
en las muy frías noches, de sus frentes
dejan caer sobre el amor sus gotas.
Soy como Hefesto, dios que cojo y feo,
pelea doy, mas llama que se llora,
no sé qué frase mágica invocara
para una vez besarte oscura boca.

EL BESO

Voy a contarte un cuento que otras saben.
Las menos como tú jamás supieron.
Era un juego de a dos pues se enfrentaban
un rey hermoso y una reina a besos.
Y érase que ella alegre se moría
como última tecla en cada beso.
Y él riendo tomaba con su boca
un poco de su lengua y de su aliento.
Pasó el verano bajo el puente chino,
sopló el otoño y garuó el invierno,
volvió la primavera y se marchó
detrás de un par de niños aquel juego.
Y érase esa mujer que aún lo amaba,
y moría de pena, pero en serio.
Y érase la tristeza en el ciprés
la hora en que llovía en ese reino.

HADES

La primera señal: te salen lágrimas,
y escribes, sin querer, mejores versos.
Se apagan los faroles de la cuadra,
pero tus ojos brillan más atentos.
Y hay dos señales: si con él te cruzas
es como si te diste vuelta a verlo.
La cerrazón que cae sobre tu alma
te lleva a presumir que ya es invierno.
Si habré escuchado historias en mi vida:
Érase una que bajó al infierno
donde perdió a su amante. Y hubo un ánima
por siempre enamorada de un espectro.
Y hay más relatos. Y éste es muy contado:
Dirá que al bosque irá por un momento.
Te besará como quien va por más
cerillas. Nunca volverás a verlo.

NIÑO BELLO

En tu día de bodas, niño mío,
arrancaré las flores de tu herida.
Tu cutis sobre el mío hará caer
del cielo en esa noche lozanía.
Te limpiaré a la aurora con mi lengua
y me odiarás fielmente cada día.
Mi nombre harás rodar del río al mar.
No le amarás aunque su amor le pidas
a la mujer que dejará alargar
por ti su cabellera de llovizna,
y a la otra también, que trenzará
sus bucles con malezas y gramillas.
Deja niño que sea yo quien cause
el mal irreparable en ti. Que digas
que te he querido y que te quise más
de lo que por quererte me querías.

PERO TAN CONTENTA

Si ya te ha amado alguna, y luego otra
a quien llevaste con su hermana a fiestas,
y aquella a cuyo rostro te arrimaste
del lado en que asomó la luna llena,
¿por qué me distrajiste si me hallaba
cuando muy sola anduve tan contenta?
Era una triste, azul mirada fija.
Un beso me quitaste y me entró pena.
Que ya no quiero amarte bienamado
porque mejor amante es el poema:
rondando como un lobo, si la luna
florece entre las ramas, me despierta.
Que ya no quiero amarte bienamado
porque mejor amante es el poema.
Los versos tras las aves alzan vuelo.
Mi alma incendiada en el papel gotea.

DESOLADA

A Gabriela Mistral

Antes de echar mi cuerpo al ebrio río,
muy ebria ya, entré por las abiertas
puertas del templo; oí a una rata huir.
El atrio era una vieja madriguera.
Y le dije a mi Dios, en cualquier parte,
que pecar, no pequé, y ni siquiera…
Un relámpago atroz iluminó
las pocas velas y tronó la iglesia.
No supe qué decir, mas las palabras
fluían de mis lágrimas, sinceras.
Los santos parecían escucharme
con esa educación de gente vieja.
Y por si ahí estaba, a Dios le dije,
que amar, amé. Mis huesos di a las fieras.
Jesucristo en la cruz olía a herrumbre.
El río me aguardaba entre las piedras.

PORQUE SIENDO VERANO

Será tal vez el alma lo que duele
porque siendo verano paso frío.
Como una gota se cayó y rodó
mi alma en la escalera de un altillo.
Ayer estaba alegre y contagiosa.
Hoy mi ojo triste en el espejo espío.
Por la salud de todas tus amantes
hago sonar mi copa contra el piso.
¡Noches de amor y ni una medianoche!
Las penas se me van con los vestidos,
mi maldición en balde y el veneno
que bebo de mi cáliz los domingos.
¡ Rodó la gota por las escaleras !
No se me pasa el alma con suspiros.
La pena es ese pájaro que trina
sobre una rama y canta, a Dios, divino.

UNIGÉNITA DEL SUR

Tal vez es culpa mía que haga frío,
que rija ya el otoño, y que las hojas
se borren de las ramas como pájaros,
o se largue a llover a cualquier hora.
O es sólo culpa nuestra. Por querernos
un fuerte viento por las calles sopla.
¿Cuál mariposa recibió una piedra
y mana sangre limpia de paloma?
Un trébol por un beso, y un poema
para quedarse triste en tu memoria.
Me diste lo mejor de tu tristeza
y te clavé en el pecho una amapola.
Los pasos de la lluvia suenan lentos.
Acaso quien camina es tu persona.
Soy hojarasca que otro paso esparce.
A mi favor tan sólo el viento sopla.

VUELVO PRONTO

Tras un hombre que amé en la primavera
se marchó mi vestido, enamorado.
Él me abrazó diciendo «vuelvo pronto».
La flor que me dejó arrugó mis manos.
Mi chal de Cachemira se llevó
quien me acostó a la sombra del verano,
y mudó a sus mejillas mi color,
y la sal de sus besos a mis labios.
Mi abrigo beige que calentó un otoño
me lo quitó, sobre el sofá, jugando,
el hombre de otra, que me dijo hallar
de soledades llenas nuestras manos.
Que todo se llevaron. Fue muy fácil
bajar el cierre de mis dos leopardos,
arrugar mis vestidos, deshojar…
A veces me sangraban los costados.

YO, OTELO

Te celo de las niñas imposibles,
rostros de brasa y lágrimas de nieve.
Me encuentras a tu madre parecida,
y de razón mudable cuando llueve.
Te quiero y tú me quieres, mas no basta,
ni esta promesa de quererse siempre.
Mi amor lleva mi letra simple y triste.
El tuyo es una carta que se enciende.
A veces miras sin notar el cielo
y dices, por ejemplo, que me quieres.
Yo juego a que estoy muerta y me distraigo
mirando cómo el pasto se oscurece.
Y por amarme y por besarme tanto,
y por morderte y luego por lamerte,
cayó el adiós, cayó después la lluvia,
en esta última tarde de diciembre.

BODA PATÉTICA

Que no sea en otoño, ni en verano.
Yo querría que fuese en primavera;
dará setiembre entonces sus primicias
y los jazmines abrirán las rejas.
Caerán besos de adiós en mis mejillas.
Mis ojos como lágrimas abiertas
se cerrarán en boca de mi amado.
¡ Que no será velorio, sino fiesta !
Un tocador con mar confeccionado
hará rodar sobre mi sien realeza.
En la brumosa esquina del salón,
cualquier pedido tocará la orquesta.
Y sonarán las notas de Gardel.
Se oirá este coro: «El día que me quieras…»
Me iré a casar. Empezará a llover
y los jazmines cerrarán las rejas.

Si te gusta #Delfina_Acosta... Share on X

AQUELLA HUCHA DE BARRO [Mi poema]
Lourdes Espínola [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Yo era joven, tan joven que soñaba
con la luna al igual que los poetas,
la moneda que madre a mi me daba
en la hucha de sueños la guardaba
a la espera que hubiera mil pesetas.

Cada vez que podía le añadía
otro sueño, uno más, a mi tesoro
hasta el día en que un sueño no cabía,
tuve ver que el cerdito se rompía
maldiciendo ese golpe tan sonoro.

Pues sabía que la hucha era de barro,
que llegara el final desconocía,
al cerdito de sueños hoy me agarro
y aun hay veces que siento ese desgarro.
¡por un sueño tener qué no daría!.
©donaciano bueno

Tú también tuviste una, qué #emoción? Share on X

MI POETA SUGERIDO:   Lourdes Espínola

Nacer mujer-poeta

La alternativa:
Saltar del balcón; despedazarlo.
Faldas, abanico, hilo, aguja:
me desnudo y rebelo.
¡Basta de mirar la vida
desde este balcón!
Cárcel semicircular
tímpano sordo, sorda boca
grito y digo
del solitario oficio de escribir.
Manuscrito de internas visiones
espejos de mujer abriéndose.
Nazco
rompiendo venenosos manantiales.

Me miro entera

con mis cinco sentidos en alerta
para ver que vacié mi cuerpo de ti,
con deseo y mente detenidos.
Lengua,
vientre
senos… ¡alto!
Que ya no está aquí,
que no estará,
que ni siquiera estuvo;
que todo fue inventado,
que ni siquiera existe él,
o nosotros.
Que no existió nada de eso,
nunca.

Comprendes cómo te nombro

con mente quieta y silenciosa
me escucho
cuando no me escuchan,
escribo tu nombre
con el borde de la lengua,
rodando el filo vacío de los labios.
Y te extiendes luchando
en la humedad de mi deseo,
en la resonancia del silencio.
Te aíslo y separo de los otros
sucesivamente incierto,
tiemblas dentro en la garganta,
te atrapo y fortalezco;
como símbolo fresco
te hago mío.

A Ch. Mc C. y J. Mc C.

Y aquella tarde de música,
colores y palabras,
preparamos el festín
y fue el regreso.
Recorrer los lugares, los sonidos-
algunas cosas ayer,
otras ahora-
y la blancura dentro,
a pesar del frío.
Manos grandes, extendidas
como alfombra diciendo bienvenido,
mirada rota por almenas,
el tiempo detenido
cubriendo todo Gales.

Para C. R. C.,

en Trafalgar Square

La música del agua:
vienen las palomas,
ritual de la tarde.
Baten alas casi enloquecidas,
suben brazos, torso, nuca
de transeúnte ausente
o acaso confundido.
Turistas, forasteros sorprendidos,
son el amigo casual,
por una tarde.
A las ocho se alejan las palomas
dejando solo a Nelson
y sus leones.

La pequeña ciudad
se despereza, boca arriba, al sol,
las columnas extendidas
como catedral rusa con plaza al fondo.
Viejitos aldeanos con pasos diminutos,
o tal vez un granjero sonriendo
entre sandías gigantescas.
Codiciosos arbustos extienden
sus miembros a la brisa,
y tu pelo oliendo a lana dormida,
con semáforos amarillos hacia la felicidad.

IN MEMORIAM

Simone de Beavoir

Sojuzgar cada intento vital,
cubrirlo de modestia
como antiguo abanico
escondiendo la boca del deseo.
La palabra sofoca
el furor de la pupila.
Frente
a tanto silencio compartido,
en ardid bien conocido.
La piel, brillante iridiscencia,
en anticipado banquete de los cuerpos.

Desde el útero gritó
este sexo destinado
a morder el polvo de la tierra,
esta herida de futuro trunco.
Ser sometida.
Con pequeñas uñas traté
de rasgar el útero,
desbordar el agua protectora y tibia.
Aún viva
me pregunto:
¿Cuánto tiempo lleva
cada trozo en morir,
para que liberada pueda ser
por fin
yo misma, en mi potencia?

Fui la primera que aprendió
del respirar taciturno,
de la arcilla caliente de la vida.
Nacida de las sombras
fui, infinito delirio
arriesgando vagares siderales
en la callada vena de los tiempos.
Las cuencas de mis ojos ya supieron
de apaciguada quietud,
de futuros rencores, del silencio.
Fue mi cuerpo
huracanado manantial,
cueva pariendo siglos.
Eva, yo cumplo
el destino inmortal,
incertidumbre,
anhelo de los hombres.

Romper la realidad,
desplumarla en desconocidos trozos,
y esperar
el tiempo exacto:
igualdad escondida desde siglos.
Conocerse en los otros,
estar amoratada, atada a los silencios,
fibra nutrida sólo
por su propia savia.
Mujer amortajada, germinal,
ahogada sin término
en pensamiento quieto;
quisieron (hoy y tantos)
que olvidemos.

a G. R. H.

Para llegar al fondo,
(donde la célula,
médula del universo,
está dormida para ser desgarrada),
ayer mordí tantas amargas voces.
Resquebrajada veo
ahogar los ríos,
perpetuar
esta dicha falseada.
A fin de juego,
mi antiguo yo
en dos,
en tres,
en cuatro,
bajo ahogados puños.
Hoy, insomne, pongo de nuevo los pedazos
de este rompecabezas de mi espera.

En mi revés de dicha,
dubitativa soledad,
llegas, como tramposa hazaña.
Tu deliberado signo
es advertencia
de mis pesadillas,
de mis ambiguos monstruos.
Vierto tantas angustias
en la mirada del otro:
universo casual
de imagen y tumulto
que abarca la humanidad
y determina.
Con placer invisible
imagino
remotos territorios
y en ellos me diluyo.

Salto al espejo del otro,
lentamente me fundo
hasta llegar a ti
con el lastimero ramillete de recuerdos,
con el incomprensible hoy
que me amortaja.
Me rodeo
me toco
me meto hasta la isla
explorándome toda…
y me salgo despacio.
Lentamente enumero mis gemidos,
frágiles agonías,
desperezo memorias,
amordazo y sojuzgo mi silencio.

El eco singular recoge el pensamiento
envolviendo el olvido
que hoy estreno.
Me ejercito en silencios
para no descubrir que, enmascarada,
tengo necesidad de un tiempo
indefinidamente abierto y esperado.
Obstinada, descanso el peso de mi vida
sobre mi propio yo,
satisfago mi soledad, pobreza y desesperanza,
orden en el desorden apoyado.
Sin resistencia entrego el tiempo a mis quehaceres,
aprendiendo, ensayando
esta exigencia nueva:
esta soledad con que amordazas.

Dualidades vitales.
Tal vez desesperanza.
Dedicar la vida
a extrañas metas.
Frente a la ternura postergada,
los logros ríen
en ritual cansado,
cuando sólo quisiera
un conocido puerto agudo y silencioso
y respirar de veras
en tu desnudo aliento.

Levantarse
como en la mañana primera,
desperezar el caos, la tristeza,
planchar el optimismo
para verte.
Algo siempre me aguarda,
regalo de la mente,
envoltura de manos pegada a tu costado.
Desenvuelvo tus dedos
y bebo la sorpresa de tus palmas.
Recibo tantas cosas:
lenguas en punta, lanza y fuego.
Regreso,
visitante de la pequeña roca,
y te veo partir
hacia otras noches.

¿Dónde el lugar para el hombre
y su desconcertado descontento
frente al caos errante
de esta tierra?
Tanta muerte sin sangre,
tanto silencio provocado.
Angeles desesperanzados,
buscamos
en noches de caída
la madrugada de la vida.

Si te gusta #Lourdes_Espínola... Share on X

JUGUEMOS A MATARNOS [Mi poema]
Hugo Rodríguez Alcalá [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Juguemos a matarnos. Yo te mato
Después diré que estaba algo bebido.
¡Comprendan que no sepa por qué ha sido,
posible fue un despiste, un arrebato,
que estuve antes de juerga y me he dormido!.

Verá usted, señor juez, no tengo culpa,
de aquello que pasó no fui consciente,
no supe controlarme de repente,
permita que le pida mi disculpa,
comprenda que yo andaba algo caliente.

Le ruego que se atienda a mi atenuante,
la culpa es de las droga puñetera,
no pude percibir la carretera,
tampoco vi que hubiera algo delante,
le pasa sin dudarlo eso a cualquiera.

Ya sé, no me paré, me entró el canguelo,
no fue porque quisiera escaquearme,
me entraron muchas ganar de borrarme
al ver despanzurrado por el suelo,
de miedo estuve a punto de mearme.

Después de todo, juez, así es la vida
le exijo libertad condicional,
no piense que yo soy un carcamal.
Suponga fue una bala que perdida
le fue a causar la muerte. Es natural.
©donaciano bueno

#Bueno, pero de mentirijillas? Share on X

En 2016 se terminó el año con una balance de 1.160 fallecidos en las carreteras españolas, cifra que supuso un aumento de 29 respecto al dato final de 2015 (1.131). Por primera vez en 13 años, las víctimas mortales subían respecto al año anterior, pues se llevaba reduciendo el número desde 2003, año en el que perdieron la vida 5.399 personas en la carretera. Las causas más comunes son exceso de velocidad, consumo de alcohol y drogas, despistes especialmente por el teléfono móvil y en último lugar el mal tiempo.

MI POETA SUGERIDO:  Hugo Rodríguez Alcalá

El pueblo

A Regina Igel

Lo sueño, lo entresueño, lo persigo.
Para su acceso no hay más que el recuerdo.

Faltan los ojos puros, la inocencia.
Faltan los pies pequeños.

La calle larga, de calzada roja,
de la casa dormida en el silencio,

está en aquel lugar, acaso idéntica,
bajo idéntico cielo.

La que entreveo no es la misma calle
y se esfumina y se me pierde, lejos.

La casa del zaguán siempre cerrado
y oscuro de misterio;

la casa de la parra prodigiosa
de racimos que asedian los insectos

no existe ya. Lo sé. Ya es otra casa.
Ha cambiado de dueños:

La habitan hoy ancianas como brujas
horribles de vejez y de ojos ciegos.

Acaso el pueblo es pura fantasía.
O un pueblo en que conozco a los espectros,

pero en el que los vivos son extraños
que nunca conocieron a mis muertos.

Pero lo sueño siempre, lo persigo,
y si jamás lo encuentro y recupero

para mirarlo, allí, palpable y vivo
como se ven, palpables, otros pueblos,

es porque es invisible, por llevarlo
adentro, adentro, demasiado adentro.

Patio

A Victoria Pueyrredón

¡Patio de aromas fuertes,
terco en mi pensamiento,
con estival murmullo
de siestas de febrero!

Si de un vivir mentido
voy a un vivir auténtico,
te recupero intacto
con tu color y aliento.

Muchos viajes, muchos
tumultos de otros pueblos,
y, sobre todo, muchos
derrumbes en el tiempo,

me hacen soñar dormido,
me hacen soñar despierto,
en tu lejano y verde
y mágico silencio.

A ti regreso, patio,
cuando en la vida, pierdo.
La sombra de tu parra
me hace sentir más bueno.

En ti me purifico,
me curo y recupero.
No importa que hoy no existas
más que en mis hondos sueños.

En ellos no estoy solo.
Hay alguien que es tu dueño.
Si este alguien nunca muere,
patio, serás eterno.

Vida y muerte

A Hogla Barceló

¡Oh niñez con olor
a sellos de correo,
gomas de bicicleta
y siestas de febrero!

¡El corredor, el patio
en que jugaba y… juego;
el balcón y la acera
con vivos que están muertos!

¡Cómo el vivir es ir
muriendo con los deudos
que al inmovilizarse
siguen aún viviendo
en noches irreales,
la vida de los sueños!

Puerta del paraíso

A Jean-Pierre Barricelli

El patio de ladrillo
y tierra apisonada,
tenía un gran portón
que hacía el Poniente daba.

Entrar en ese patio5
por el portón, causaba
una felicidad
nunca recuperada.

El loro allí era el centro
de una alegría mágica:
¡frescura de los pámpanos,
racimos de uvas blancas!
Aquel era el Vergel
secreto entre las tapias.

Pasión tenía el pájaro
por su amo y por la parra.
El amo le traía
con mimos la pitanza.

Su nombre era Don Pedro,
señor de buena fama,
honrado y humorista
y de mujer muy flaca.

Nunca hubo en todo el pueblo
nariz tan colorada
ni boca tan sonriente
como las de su cara.

Don Pedro era festivo.
El loro lo miraba
con sus redondos ojos
tendiéndole la pata.

Mas se murió Don Pedro
de viejo, y en su cama.
Y se murió su enteca
mujer, como uva pasa.

Vinieron gentes feas.
La casa, rematada,
con el aro de fierro
colgado de la parra

y el loro en él posado,
pasó a manos extrañas.
El loro, viendo aquello
no quiso saber nada

y se murió de viejo
o se murió de rabia.
Sin loro y sin Don Pedro
triste quedó la parra.

Secose al poco tiempo
de vieja o de nostalgia.
Tapiaron el portón
del patio de la casa:

¡Puerta del Paraíso,
quedaste condenada!

El loro dionisíaco

Durante treinta años
vivió bajo la parra,
bien firmes en el aro
de fierro las dos patas.

Allí tenía todo
cuanto necesitaba
su gárrula persona:
balcón, tribuna y cama.

El viejo alambre que
tras la botella clásica
el aro sostenía,
vibraba con la charla,

la grita y el fandango.
¡Botella que colgabas
al pájaro impidiendo
trepar hasta la parra,

creyérase que siempre
vertieras rubia caña
para embriaguez perpetua
del ave dionisiaca!

Dicen: murió de viejo;
dicen: murió de rabia.
Es falso: el pobre loro
murió por otras causas.

¡Pregunten a la higuera,
pregunten a la parra,
pregunten al silencio
en que se hundió la casa!

El portón invisible

…Ed io non so
chi va e chi resta…
E. Montale

En la fotografía busco el alto
portón, aquel portón del viejo patio

para ver si es que puedo introducirme
en secreto, y quedarme allí, temblando,

en espera de cosas abolidas.
Mas la fotografía sólo muestra

el muro de ladrillo, a mano izquierda,
y a la mano derecha, esas casonas

que hoy como ayer están allí, en silencio,
proyectando sus sombras en la acera.

Un muchacho moreno, muy delgado,
con ágil paso avanza junto al muro.

Ese muchacho es hoy un blanco abuelo
que habrá olvidado acaso aquella siesta

en la calle desierta, bajo un cielo
ardoroso de enero o de febrero.

-Muchacho: date vuelta; retrocede;
ve si puedes llegar hasta el portón

y abrirlo para mí. Tuya es la hora
de esa remota siesta. Deja abierto

el antiguo portón ahora invisible.
Yo habré de entrar para quedarme a solas

en el patio, mirando a todos lados,
andando de puntillas hacia el fondo…

Tú seguirás andando mientras tanto
por la calle soleada y silenciosa.

Yo, sin hacer ruido, al poco rato,
saldré a la calle que ahora es toda tuya

y cerraré con llave, para siempre,
el portón de tu infancia y de mi infancia.

En la escalinata

Las doce gradas de la escalinata
inundadas de sol a media siesta.

Tres niñas -dos hermanas y una prima
muy pequeña- sentadas, sonriendo.

en la segunda grada reluciente.
Las tres están descalzas. Una de ellas

-la mayorcita- empuña una sombrilla
que, abierta y encendida en luz muy nítida,

sin darle sombra ni ocultarle el rostro,
es como una aureola a sus espaldas.

Su cabello abundante resplandece.

La otra niña, mostrando ambas rodillas,
muy quemada del sol de aquel verano,

sabe que ya la máquina funciona,
que en este instante la fotografían,

y está como azorada y expectante.

Centro del grupo, el mimo, las caricias,
la pequeñita esquiva la mirada,

En las barandas las enredaderas
con manojos de flores que echan lumbre,

están perpetuamente embelleciendo
el instante estival eternizado.

¡Ah, la figura más feliz del grupo
la niña cuya fúlgida sombrilla

dibuja una aureola a sus espaldas,
quedó sonriendo, niña para siempre,

candor en que se suma la delicia
de un verano florido y melodioso!

Pero ella es hoy, en un lugar oscuro,
breve esqueleto que tendrá, aún intactos,

sus cabellos sedosos, sus cabellos
que ya no crecen más ni al sol relumbran.

Perdurable tertulia

Una dama, dos graves caballeros
y un mozo adolescente, en sus butacas

de claro mimbre o de madera oscura
aquel remoto día platicaban.

Lo testimonia una fotografía
que alguien sacó con una antigua cámara.

Frente al zaguán de la casona prócer
están, sobre la acera sombreada

por un árbol frondoso. Las imágenes
se van desvaneciendo. La mañana

de aquel día de sol más se adivina
que se la siente con su lumbre clara.

Yace a los pies del grupo un can oscuro
adormilado sobre la calzada.

Hay un enigma en la fotografía
que es el del niño que, junto a la dama,

en traje marinero, desdibuja
en la sombra, los rasgos de su cara.

¿Quién sería? ¿Yo mismo? ¿Algún pariente?
Es su perfil una confusa mancha.

Mas la hora perdura todavía
con fijeza tenaz en la instantánea.

El grupo sigue hablando, misterioso,
y entre los caballeros y la dama

vibrar parece aún el aire quedo
con un temblor de voces y de almas.

Sólo el adolescente hoy sobrevive
y acaso viva el niño cuya vaga

figura, con su traje marinero
su identidad esconde a la mirada.

¡Oh, qué hermoso si en sueños visionarios
a aquel día remoto regresara

y, después de saludos y de abrazos
le viera al niño aquel la faz velada

y despertando al can adormecido
todo un mundo abolido restaurara!

Extraña visita

Fue el regreso de toda la familia
al pueblo y a la casa de los tíos.

Después de tantos años, la visita
la hacíamos los muertos y los vivos.

A nadie este prodigio sorprendía.
No existía la muerte entre los míos,

porque o los muertos no se habían muerto,
o los vivos vivían otra vida;

o quizás, todos éramos espectros
volviendo a una soñada Villa Rica.

El pueblo era un milagro de hermosura:
había un resplendor sobre las casas

y una alegría y una paz profunda
en verdes patios de sombrosas parras.

¿Era un día domingo en primavera?
¿Era el pueblo de antaño u otro pueblo?

Imposible decirlo. Era y no era.
Su extraña maravilla era lo cierto.

Por un zaguán de cal reciente entramos.
Vimos la galería -enjalbegado

también con cal reciente- acogedora.
La parra y los rosales en el patio

resplandecían bajo luz dorada.
Todo estaba en su sitio como otrora.

El gran perro ladró un instante y luego
sumiso y manso meneó la cola.

Era el Pampa, mi amigo de otro tiempo.
Cantaban los canarios en sus jaulas.

En el aro de hierro el papagayo
las palabras de siempre mascullaba.

Nosotros, dando voces, avanzamos.
Mas nadie respondía a nuestras voces

sino los ecos que en las vastas salas
oscuramente repetían nombres.

¿Dónde estaban los tíos? Nos miraban
curiosos, sus retratos taciturnos,

desde un día de bodas muy lejanas,
y sus miradas eran de otro mundo.

¿Nadie estaba en la casa? No importaba.
Ya vendrían más tarde. Nos reunimos

en el patio, y sentados en los bancos
conversamos los padres y los hijos.

Y estábamos alegres porque estábamos
juntos allí, los muertos y los vivos

como si nunca hubiera habido muertes
ni aun la de aquellos que se habían ido

y dejado la casa abandonada
aunque limpia y hermosa: el patio, verde;

blanca la galería, pura el agua
del hondísimo pozo, y las alcobas

recién barridas, con sus anchas camas
tendidas; y, con rosas, los floreros.

-Este racimo es para ti: el más grande
dijo un hermano muerto, y sonriendo

puso el racimo en manos de mi padre,
Cantaban los canarios en las jaulas.

Mascullaba el pintado papagayo
su escaso repertorio de palabras.

¿Dónde estaban los tíos? ¿No vendrían
felices de encontramos en su casa

sin previo aviso nuestro, y la familia
renovaría entonces los coloquios

hacía tanto tiempo suspendidos?
La dicha familiar cesó de pronto.

Se oyó una voz en el zaguán vacío:
la voz no era de nadie, pero alguien

invisible volvía del olvido
oscureciendo de terror el aire.

Si te gusta #Hugo_Rodríguez_Alcalá... Share on X

FINGIENDO SER PARDILLO [Mi poema]
Leo Zelada [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

¿Por qué yo he de decir lo que no pienso?
¿por qué he de traicionar a mis razones?
¿por qué yo he de seguir echando incienso
si alabo a la verdad, no soy propenso
a echar mis bendiciones?

¿Quién dice que mentir no es siempre malo?
¿por qué mentiras hay que son piadosas?
las bocas a verdades son miedosas,
la astilla ya no sale de tal palo,
tan mal huelen las rosas.

Abjuro de un cerebro prisionero
que piense, a lo que piense prohibirlo,
ni boca que se venda por dinero,
que baba que deslice de un babero
y deba seducirlo.

Historia que hoy escribo y me he guardado
con ganas de ocultar en el bolsillo.
No quiero ni ha lugar a sacar brillo
mas debo aquí exponer lo que he sudado
fingiendo ser pardillo.
©donaciano bueno

#Bueno si solo se trata de fingir, no? Share on X

Pardillo: persona que es inexperto o incauto, por lo que se le engaña o sorprende con facilidad.
«al muy pardillo lo han vuelto a pillar sin estar preparado»

MI POETA SUGERIDO:   Leo Zelada

Macchu Picchu

«somos hijos del mar
del sol, de la tierra, de la luna»
Himno al sol

I
«amanecer
sin el aroma azul de tu aliento
es ahondar
la soledad marina del deseo
en suaves delirantes extravíos
como olas de vergel
negadas por el viento
toscos galeones
desvían inciertos
el timonel emblema de los entes
y yo me pregunto
-tallador de jaguar en mis labios-
hasta cuándo
he de verme reflejado en los
espejos
¡babilonia de cemento aluminio
y de neón!»

II
de lejanos y agrestes
parajes vengo
a ofrendar
en culto
mi callada y lenta agonía
tan latente como el silencio
asolador ritual de los
tiempos
en el reino del bronce y del no-ser
soy la sonrisa letal de marfil
ante el cual
la lógica formal del mundo
se destruye estrepitosa en pedazos

III

CAPRICORNIO EN CONJUNCIÓN CON SATURNO

el ritual se ha iniciado
y sobrias prostitutas
se erectan ahora en mi mente
y no sé ahora en realidad
quién soy
si tal vez un incógnito
amauta
pronunciando alguna oración
oculta hacia el sol
o un oscuro corsario
asolando algún puerto
desconocido del sur

IV
espíritu de la noche
espíritu de la noche
guíame sin temor por estas
tierras abruptas
espíritu de la noche
espíritu de la noche
condúceme por el sendero del fuego
que todo lo devora y purifica
arrojado estoy al abismo
insondable de la nada
y nada ahora me pertenece

V
el viento se estrella
violento en mi rostro
cuarto creciente
la luna marca exacta de mis pasos
los perros han huido
hacia el norte
el trineo ha quedado
hacia el sur
y yo cara a cara
al crepúsculo
voy camino
a la abolición total de mi cuerpo
al fin de mis muertes
o
mi definitiva liberación

Templo de las manos cruzadas

I
frío, glacial, exacto
se comprimen en aros de papel mis nervios
cantata de oboes
apuntando al nefasto
orden del estío
sinfonía de fuego
anulando la esencia sacra de las cosas

II
y
deliro
y violentos dragones
serpientes-cactus
me lanzan sus llamas
por el sendero del halcón
que posa su rapiña incólume en mis ojos
góticas columnas
punzan la fobia intratable del suicidio
e ingreso al templo
me dirijo al retrato oscuro del niño
ya estoy harto
mi nombre es Belcebú —¡oh Jesús!
y derramo mi semen
sobre su hermosura

III
el temor ha cesado
la luna conduce ahora mi mente
y me he tornado en la iguana
que cava su tumba en el delirio.

Underground blues para Jim Morrison

luna roja
y en la radio la precisa melodía
proyecta tus arpegios endiablados
viejo Jim Morrison
arqueas la cintura
la sensualidad de tus labios
y entre filtros de peyote
y vasos de aguardiente
te diriges peligrosamente
hacia el fin
– enciendes el cigarro
alzas la copa de vino
y brindas por ti, por Blake
Artaud, tus oscuros fantasmas –
la mirada extraviada
el seco gemido
nadie entiende el descarnado alarido
que parte el cielo en pedazos
la muerte traidora danzando
sobre tu cuerpo
la soledad desnuda en medio del escenario
el baile indio

el suicidio anunciado

entregando en cada concierto
tu más rotunda agonía
rey de los lagartos.

Ictma

mawa llamina kawchiri chanqa
wyañuy wañu chikuypi
hathun tayta pachacamac
p’aqo apasanka
apukuwa wan tiraj chanqa
hiway
¿maypinchay sañu wat’ejqa
wiñay kawsay chikarichipuxta?*

* arrojado a la frontera intolerable del suicidio /
oh padre Pachacamac /
alacrán dorado exiliado entre los dioses /
dime: / ¿dónde se halla el abismo sacro /
de lo eterno y lo perdido?/

Líneas de Nazca

«y el insalvable
terror al vacío
de mi lúdica desnudez
hace
que te cubra
por entero
de demonios»

Ulises

I
el oro rojo

II
la arena rubia

III
detrás del océano

un hombre solitario espera

Percival

«el que ama, obedece»
Chretien de Troyes
siglo XII

soy el oscuro caballero andante
que camina silencioso entre las sombras
y se desvanece taciturno sobre la niebla
aquel que lucha por absurdas ilusas cruzadas
y sólo encuentra la mirada amarga del exilio
no obstante el que al pie de una solitaria torre
espera a su doncella -orden de las rosas-
en la vasta inmensidad de la noche

Haikus de la noche

I
Ciervo azul.
La danza de la noche
Rozó el cielo

II
Cabellos blancos
Despides al invierno
Danza la luna

III
Cae el dragón
Anuncias los otoños
Flor del durazno

IV
Rugen los dioses
La lira del poeta
Acalla el hielo.

Koan de la iluminación

-Maestro ¿qué es la sabiduría?
-La no pregunta

-Maestro ¿qué es la renuncia?
-Contemplar las estrellas sin ojos

-Maestro ¿qué es la iluminación?
-Quedarte sin brazos y tocar la noche

-Maestro ¿cómo alcanzar la sabiduría?
-Quema el papel, la pluma y el báculo
-¿Por qué he de hacerlo?
-Siente en tu rostro el invierno.

Si te gusta #Leo_Zelada... Share on X

UCRANIA/Ukraïna [Mi poema]
María Limón [Poeta sugerido]New

MI POEMA…de medio pelo

 

Ucrania está hoy muy triste, es un mal día,
su campo están sembrando de lamentos
por alguien que no tiene sentimientos,
buscando que la tierra esté baldía,
las casas sin cimientos.

Pretenden despojarle de sus alas
y salga a disfrutar del firmamento,
robando con gran saña hasta su aliento,
forzándole a entregarles por las balas,
incluso el sufrimiento.

Que un hombre, ¡puta! Putin, mala bestia,
que es éste su talante, este su aspecto,
hoy quiso interrumpirles su trayecto,
escaso de modales y modestia,
carente de intelecto,

a un pueblo que soñaba con ser libre
haciendo de su hogar la capa un sayo,
dejando de servirles de lacayo,
por arte de un matón de gran calibre
y así les parta un rayo.
©donaciano bueno

Está el mundo en manos de matones? Share on X

La toponimia Ucrania, Україна, en ucraniano (Ukraína), del ruso antiguo Ukraina (literalmente significa «tierra o región fronteriza», al parecer, con referencia a la frontera con Polonia), es un vocablo formado por los elementos eslavos u, que significa ‘dentro’, ‘en’, una probable derivación del radical indoeuropeo.

MI POETA SUGERIDO:  María Limón

ME PREGUNTO

Me pregunto
qué haremos
ahora que hasta el pan
nos ha sido negado.
Qué marcará el inicio del día.
Cómo sabremos que el sol
trabaja otra jornada.
Allá donde nuestra vista no alcanza
mientras desde detrás del cristal
creemos que aquí acaba la vida
las voces siguen rumiando.

Nunca hablabas sobre tu padre…

Nunca hablabas sobre tu padre
ni contabas anécdotas.
Una vez dijiste que te reñía
cuando llorabas.
Quería que crecieras
demasiado rápido.
Tu padre tenía miedo de morir
y que nadie te enseñara
a ser un hombre.

Mi madre solía…

Mi madre solía
tumbarse en la alfombra del
despacho de su padre.
A los veinte,
treinta, cuarenta,
pasaba horas hablando
por teléfono.
Recuerda estar en el suelo
escuchando un pésame
y no entiende qué hacía
por qué nadie iba
y la obligaba a levantarse,
a ser una mujer adulta
a enseñar a los niños
que llorar no es
un acto que se comparta.

Mi madre dice
he sido una niña
casi toda mi vida.

Orfandad y adultez
son la misma palabra

Conozco el miedo…

Conozco el miedo
porque entiendo lo que implica
tener un legado.
Cuando siento que mi dedo se mueve más lento
pienso en cada uno de los huesos de mi padre
rompiéndose.
En la revista Casapaís (primer número)

La espalda arqueada…

La espalda arqueada
ante el peso de un ramo de dalias
que hace tiempo
dejaron de estar frescas.
Ni los niños
son capaces de aguantar
la carga que supone
una naturaleza muerta.
1er número revista Caracol y las antologías Cuando dejó de llover (Sloper, 2021) y Gota (Bandaàparte, 2021)

Cada mañana aplico aloe vera…

Cada mañana aplico aloe vera
hasta que la superficie queda rugosa
la hinchazón desparece
y se revela lo quemado.
Entonces quito la piel,
observo la que nace
y pienso en mi madre.
En su voz que me dice
lo llevas todo al límite

y sigo tirando.

Se levantan, seguros y gloriosos…

Se levantan, seguros y gloriosos,
en sus bocas no hay lugar para la duda.
Utilizan términos como
patria, familia, honra.
Los envidio;
desconozco todo concepto en su práctica
soy huérfana de mí misma.
En la antología Gota (Bandaàparte, 2021)

Si te gusta #María_Limón... Share on X

SENTIMIENTOS OPUESTOS [Mi poema]
Maybell Lebron [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Cuando intento controlar las emociones
y recuerdo aquellos años, no consigo,
no preguntes, no hay respuesta si te digo
que no encuentro explicación. Que las pasiones

se me suben a la chepa cada día,
o resbalan por mi cuerpo cuesta abajo,
cual se fueran desprendiendo de un colgajo
en que el fuego despertara una jauría.

Y así fuera yo que el fuego controlara
o que el tiempo ya cambiara y que lloviera,
es inútil encumbrarme a la tronera
a la espera la tormenta que amainara.

Que el olvido que se asienta en la memoria
no se apiada ni adormece al corazón,
ni es capaz de la ternura o compasión
despreciándole al amor, su altar, su gloria.
©donaciano bueno

#Emociones, lo bueno y malo del ser humano?? Share on X

MI POETA SUGERIDOMaybell Lebron

ÉXTASIS

Mira estamos vivos.
Siento la savia oscura galopar en mis cauces.
La luz borra quimeras
-huéspedes de párpado ceñido-
y dibuja sin prisa tu contorno olvidado.
El nácar de la arena tramonta el aire y se deshace.
En la playa las huellas son testigo.
Mi aliento y tu cuerpo palpitante repican:
Ya ves
estamos vivos.

SIN JAMÁS HABERNOS VISTO

Sin jamás habernos visto
nos reconocimos;
y nuestras huellas fueron parejas,
y nuestras sangres forjaron hijos,
lloramos juntos nuestras tristezas,
juntos supimos de soles limpios,
y hoy,
sentados frente a frente,
nos miramos,
sin saber qué decirnos.

RECUERDOS

A Juan

Cuando ya no retengas
mi cabeza en tu pecho
no quiero que me pienses
con lágrimas o ceño.
Deja la losa fría
recostada en el suelo
y vuélvete a la casa
para seguir viviendo.

El frote de las cañas
en suave ronroneo
renacerá en tu oído
con mi trémulo acento
al poder estar juntos
(perdidos en el tiempo)
allí donde la vida
dialoga con los muertos.

Aunque tú no me veas
tal vez yo pueda hacerlo.

ESBOZO

Gruesos lazos de sombra
me amarran a la cama;
los ojos muy abiertos
ven huecos en la nada
mientras la brisa pasa
hurgando en la persiana
tiritando de grillos
y de leves fantasmas
disfrazados de lumbre
que las luciérnagas pálidas
le prestan en la noche
como estrellas aladas.

De pronto en las tinieblas
sobre el lienzo del tiempo
diseñado en recuerdos
mi retrato percibo;
mezclados los colores
con gruesas pinceladas
de trazos definidos.
Blanco puro, negro sombrío,
brillante rojo y suave verde nilo.

No hay paleta que alcance
para un retrato mío.

DUDA

Corazón de musgo y piedra
aletargado hace siglos,
hoy vuelves a palpitar
ofreciendo tu acertijo.

Desde tu oculta atalaya
al borde del precipicio,
viste nacer y morir,
del mundo cumpliendo el rito.

Manos pidiendo clemencia,
y ante los dioses, ser dignos,
grabaron tu áspero dorso
con indescifrables signos.

Sueños igual que los nuestros,
los ojos del mismo brillo,
y el correr de las centurias
con su dorado polvillo

nos propone en la distancia,
al filo del infinito,
la vaciedad de la nada
o el albor de un Paraíso.

CONGOJA

La luz se ha vuelto amarilla
y torna oscura la arena
donde olvidada condena
cumple la pequeña silla.

Bajo el agua que la humilla
su esqueleto claveteado
tirita en el descampado
mientras su dueña se angustia
viéndola transida y mustia
por haberla abandonado.

LUVIA

Se acerca revolcándose entre espumas
el ronco grito del arcano incierto
que apresura los pájaros a puerto
y deja sin gorjeos a la bruma.

El polvo en remolinos alza el vuelo,
se hace trizas la tarde bochornosa
y una ráfaga anuncia, presurosa,
el chocar de cristales en el suelo.

Mutante de las formas y el aliento
en capa de caireles arropada
baja danzando con pericia alada
y gira al ondear fintas al viento.

Su manso abrazo se extiende en el estío
y al gozo de los campos se une el mío.

CEGUERA

Un aire espeso y negro se me enrosca en las sienes,
turbio aliento de boca desnudando esqueletos
de palabras cansadas, con olor a blasfemia,
con tristeza gozosa de pervertido celo.

Agostada la savia de los días antiguos
se opacaron mis ojos (los de afuera y adentro)
mientras la niebla fría lamía displicente
los cárdenos pezones rezumando veneno.

Gorgona solitaria despojada de auroras
me erizaba de piedras las hendijas del pecho:
no fuera que los ojos de algún niño descalzo
pusiesen cascabeles en el áspero hueco.

Gastada de rencores (ni un grito de mis labios
ameritaba el eco), del alto cocotero
ignoré el brazo hostil, la mano puntiaguda
guardadora de nidos, o el viento entre sus dedos.

Desdeñé la embriaguez de un patio de jazmines,
la azorada grandeza de pájaros en vuelo,
el escozor ardiente de otra piel en mi piel
vedándole a mi sangre remontarse en el tiempo.

Lastimó mis retinas un claror recatado
al destrabar rendijas en búsqueda de cielo
y descubrí las luces peregrinas del alba
en espejos minúsculos destellando en el suelo.

Me dejé hundir el cuerpo entre hilachas de bronce
recamadas de sol en cambiantes reflejos
y elevando las palmas inicié una plegaria
con estas manos húmedas de haber lavado cieno.

RETRATO

A una pintura
de H. Valenzano
Óvalo misterioso,
muchacha ciega;
el aire se estremece
en tu presencia.

Es tu rostro sin rasgos
avara ausencia
de pinceles perplejos
en tensa espera.

Acaso en un sepulcro
tus flores dejas,
o el ramo de tu boda
gozosa estrenas.

Te guardaré a mi lado
lo que me queda.
Jamas sabré si ríes
o si estás seria.

MAKÂ

Flacos músculos cansados abultan la costra parda;
en su piel endurecida queda el rastro de las garras

de los colosos del monte. Entonces, los igualaba
oliendo sus intenciones como otra fiera cebada.

Hoy, sentado en la vereda, ofrece flechas de caña
y sus brazos se distienden, ya sin bríos, ya sin alma.

Antigua testa emplumada ensoñando sus hazañas
de urukú y de cacerías, de cubrir hembras hurañas.

Huele el aire a pura selva en las calles asfaltadas;
giran serpientes y pumas entre las hojas y el agua.

El bronce de su estatura toma dimensión, se agranda
sobre aquel frágil sostén de su esqueleto y entrañas.

CASI FINAL

He habitado perdida en tu abrazo
noches de gloriosa vastedad.
Vencidos los sellos
escanciaste tu zumo en mi copa
olvidado entonces
el lento goteo de las horas
devorando el presente.

Dichosa
entre pan y leche
me reconocía
en aquellos gajos de mi vientre
mientras la mañana
sin hollín de sueño
orlaba de perlas jugosas el alero.

Hoy sólo queda
un leve jirón
en la urdiembre finísima del tiempo.
La voz encallecida no protesta.
Tenaces minutos
como hormigas
arrastran las hilachas postrimeras.
Aguardo.
Seré
quizá
tu amiga.

EL REVÉS DEL ESPEJO

Mi aliento avasalla tu rostro.
Asustados, se humedecen tus ojos,
aureolados de luces repetidas
en repetido gesto.

Se me acaban las uñas, los dedos sin pellejo
dejan rastros de sangre sobre el tenaz remedo.
Frías gotas de luz empapan mis cabellos,
busco el espacio esquivo, vulnerable al asedio
y el cristal me enceguece con mi propio reflejo.

Yo lo sé,
hay un algo insondable que aguarda en el reverso:
losa oscura sin huecos tupida de secretos.
Ansiosa busco
un desgarro en tu costra
para verme por dentro.

DILEMA

En un punto esencial de nuestro cuerpo
cuando el pulso se acaba,
rota la piel, el alma se libera,
invisible y extraña.

Quizá germen de luz zigzagueante,
hacia el éter avanza;
leve trazo intangible de memoria
que fue y queda en la nada.

O al vórtice de ignoto remolino
tal vez será arrastrada
por ráfagas henchidas de jirones
buscando LA palabra.

Rescataré mi forma, acaso, un día,
de la tumba olvidada,
o quedaré cual polvo iridiscente
en las luces del alba.

Hay dados en la mesa y sólo resta
jugar al todo o nada.

Si te gusta #Maybell_Lebron... Share on X

FANÁTICOS AL POR MAYOR [Mi poema]
Gisela Galimi [Poeta sugerido]New

MI POEMA…de medio pelo

 

Forofos hay del fútbol a millones
que viven cual si fueran religión,
bailando siempre van al mismo son
gritando cual rugido de leones
en una procesión.

Fanáticos de sectas, confesiones,
de dios, ¡solo su dios!, del integrismo,
idólatras del ego de si mismo
que al resto van mandando a paredones
según su catecismo.

Dogmáticos, de nombre animalistas,
capaces de matar por sus ideas,
dispuestos a morir en sus peleas
mostrando su carácter de extremistas
allí donde les veas.

Obsesos del planeta, ecologistas,
que limpian al pasar lo que ellos pisan,
las mil plagas de Egipto, nos avisan,
pues viven del oficio de activistas,
del ruido ellos precisan.

Fervientes detractores de lo ajeno
se muestran por demás, intransigentes,
que tratan con desprecio a diferentes
destilan por sus poros su veneno
fingiendo son decentes.

Mitómanos de artistas y cantantes
dispuestos a elevar a sus altares,
esclavos de sus cuitas y avatares,
de nada han de servir ya los calmantes
ni así que llueva a mares.

Políticos que mienten a destajo
con tal de conseguir sus seguidores
y luego se les tilda de traidores
aunque a ellos les importas ya un carajo,
son unos timadores.

Posesos de su fe, separatistas
con mentes de galibo limitado
que intentan apropiarse del pasado
guardándose un lugar en nuevas listas
para sacar bocado.

No sé si quedan más, las feministas,
aquellas que se muestran radicales,
que salen a bailar como animales
mostrando su carácter de extremistas,
son unas carcamales.

Fanáticos del mundo, esa manía,
¡que dios de ellos te pille confesado!
Si alguna vez sufrirles te ha tocado
inténtate apartar. Que son jauría.
Di que andas ocupado.

Y puestos a elegir a los fanáticos
yo siempre elegiría a los lunáticos.
©donaciano bueno

#En el centro está la virtud? Share on X

El fanatismo es la consecuencia de que el hombre es un ser manipulable, que le convierte en mera marioneta al servicio de quienes mueven los hilos.
No todos los fanatismos son iguales pero casi todos la consecuencia de un virus que se inocula en la infancia.
En todos ellos el fanático se convierte en el tonto útil de la película al servicio de otros intereses.
El fanatismo hace que el ser racional se vuelva irracional.
Se trata de obsesiones. Cuando éstas se convierten en estado de obsesión permanente, mejor es acudir al psiquiatra.
Hay fanatismos que matan y otros que son inocuos.
Yo nunca he sido mitómano. Cuando alguien hace algo destacable por méritos propios lo reconozco y lo admiro. Intento evitar elevar lo humano a categoría.
Si las personas fuéramos más equilibradas la sociedad se haría más humana. 
Hoy que todo se mide a nadie se le ha ocurrido calcular el valor material de los aplausos. Sin ellos nadie, nunca podría llegar a los extremos de creerse Dios.

MI POETA SUGERIDOGisela Galimi

PRINCIPIO DEL PRINCIPIO

Puedo soltarme el pelo
abandonarme en vos
estarme quieta.
Desordenar el sol en nuestra casa
volver sobre mi
y encontrarte.
Dejar el equipaje,
disfrutarlo:
mi tierra prometida son tus manos.

GENEALOGÍA

Una estirpe de espada
y de rosa
azul linaje de sueños.
Mi abuelo, mosquetero y poesía
mi padre, esgrimista y poeta.
Yo, escritora de armas blancas
duelista de palabras y silencios.

DE ENTRECASA

No es la gran soledad
son los pequeños vacíos
horas en que la oficina
te fagocita,
exprime.
El tiempo que el niño duerme
su frágil siesta de hilo
y yo administro la rutina
cotidiana y doméstica,
malabarismos de la nada.
No son los grandes dolores
son las pequeñas frustraciones
el diario sin leer
las uñas hace tres días sin pintar
el no poder hacer el dobladillo del vestido de salir
ni necesitarlo.

MASCARÓN DE PROA

Quiero ser el mascarón de proa
de tu vida.
La que va delante tuyo
auyentando los miedos.
La que no sirve para nada.
Ni timón,
ni vela,
ni viento,
ni ancla.
La que se quiere porque sí.
La inútil que se abraza a tu madera
aún en tiempos de tormenta.

POESÍA

Si la poesía es agua clara,
dulce caricia a los sentidos
quimera y ronda
sueño azul de rima y ritmo,
entonces
ya no soy
poesía.
Pero si es lengua
y sangre,
y grito,
y pozo,
y llamarada.
Si es aquelarre de palabras
que liberan del hechizo,
entonces más que nunca
soy poeta.
Aunque mis versos
no me reconozcan.

NO RECUERDO

En un bar adonde nunca fuimos
senté nuestro recuerdo
yo jamás entré allí
no bebí su humedad
no escribí su silencio
No creo que lo hayas visto siquiera
sólo me pareció un buen lugar
-marrón y sombrío-
para dejar el no recuerdo
de un no amor.
Cuando paso por allí
Trato de no pensarte.

ESTACIÓN

El invierno termina algún día incierto.
Ni antes ni después
que finalice el frío.
No importa como lo llames,
ni la fecha que dicte el almanaque.
El invierno es invierno.
Las muchachas podrán ignorarlo
y vestir primavera en septiembre,
enamoradas de las quimeras.
Pero una mujer ya tiene su experiencia.
Todo llega a su debido tiempo.

DESPUÉS

Alguna tarde azul
en que no pese la memoria
y pueda caminarte
libre para equivocarme.

OTRA VEZ

Siempre la primavera
y estas ganas de huir de las paredes.
Gira la rueda
ser otra vez virgen
para dejar otra vez de serlo
gira la rueda
mojarme en la tormenta
con un paraguas de risa
como una niña mala
gira que gira
la sangre savia verde
germina en mis caderas.

FIN

Mi cuerpo se abre,
se desgrana.
Fruta sin árbol caí,
porque otoñesía,
porque estaba madura
o porque ya no tenía ganas de quedarme.

Si te gusta #Gisela_Galimi... Share on X

EL VIVIR Y EL SIN VIVIR [Mi poema]
Mario Meléndez [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

La vida te da palos. Si resistes
verás como renace un nuevo día.
La vida, ya se sabe, es la alegría
que observa mientras dura, tú te vistes
y admira tu osadía.

La vida se despierta una mañana
abriéndote su puerta a los sentidos,
y empieza a comprobar que los latidos
no quieren repicar de buena gana,
se van sin hacer ruidos.

Y llegas a ese punto de mesura,
mujer ya tienes, hijos y un trabajo
y a echar empiezas horas a destajo
igual que los sermones echa un cura
leyendo algún legajo.

Y en este discernir llega la tarde,
la tarde tiene un tinte de amargura,
se esconde y no se ve porque está oscura,
la tarde ya se sabe, está que arde
envuelta en su locura.

La vida tiene un halo de misterio,
no sabe, nada dice, no contesta,
se acaba levantado y ya se acuesta
termina en su lugar, el cementerio,
y así acabó la fiesta.
©donaciano bueno

¡Retuitéalo, please! Share on X

MI POETA SUGERIDO: Mario Meléndez

MÁS ALLÁ DE LA GUITARRA

a Víctor Jara

Más allá de la guitarra
están las manos separadas de la patria
un sonido de alas que arde
y quema mis zapatos
una invitación a orinar sobre la tierra
con la semilla pura del canto
Más allá de la guitarra
la sangre dibuja una música violenta
y la cabeza del cantor se llena de agujeros
y de besos con olor a muerte
Más allá de la guitarra
los caminos lloran
la lluvia llora y cae de rodillas
porque el hijo de la tierra
no completará sus pasos
Más allá de la guitarra
más allá del estallido
que apagó los corazones
más allá de este poema
y con la herida inolvidable
de un tiempo inolvidable
los ojos buscan a Víctor
más allá de la guitarra
y de la patria

QUÉ DEBO HACER PARA CANTAR

Qué debo hacer para cantar
si a veces se me pierde el grillo
que llevo adentro
se me desprende la campana
el timbre, el ave
y sólo me queda el latido
de algún jilguero en la memoria
luchando por desatar su melodía
sobre las alas del abecedario
Y cuando encuentro al fin mi flauta
en un estanque del tiempo
se me oscurece la garganta
de pensar a quién
a quién, a quién
dirigiré las notas
de este arcoiris sin luz
de esta ampolleta mal colocada
y casi siempre insatisfecha
Preferiría escuchar por las tardes
a una gaviota sentada en mi cuaderno
jugando a ser paracaídas
en los espacios en blanco
o repetir el grito de unos bigotes
al ser arrancados
de su lugar de origen
Preferiría el sonido de un huevo
sacando la lengua al aceite
apresurado por entrar a la boca
de mil mujeres sin dentadura
Entonces recuerdo
que llevo pegada una mosca
al tímpano del alma
ella se reproduce en mis sueños
y no es violín
porque en la muerte desafina
y se le rompen las cuerdas
al detenerse en la sangre

PARA MAYOR SEGURIDAD

Vengan a ver mi poesía
no está hecha de material ligero
aguantará perfectamente el invierno
y en verano refrescará
las mentes y los cuerpos
Hay poderosas vigas entre cada verso
hay listones apuntalando mis palabras
Y si la lluvia desea entrar
pondré mis sueños en el techo
y taparé las goteras
con mi propio dolor.

ARTE POÉTICA

Una vaca pasta en nuestra memoria
la sangre escapa de las ubres
el paisaje es muerto de un disparo

La vaca insiste con su rutina
su cola espanta el aburrimiento
el paisaje resucita en cámara lenta

La vaca abandona el paisaje
continuamos escuchando los mugidos
nuestra memoria pasta ahora
en esa inmensa soledad

El paisaje deja nuestra memoria
las palabras cambian de nombre
nos quedamos llorando
sobre la página en blanco

La vaca pasta ahora en el vacío
las palabras están montadas sobre ella
el lenguaje se burla de nosotros

LA PORTADORA

Ella sacó a pasear las palabras
y las palabras mordieron a los niños
y los niños le contaron a sus padres
y los padres cargaron sus pistolas
y abrieron fuego sobre las palabras
y las palabras gimieron, aullaron
lamieron lentamente sus ciegas heridas
hasta que al fin cayeron de bruces
sobre la tierra desangrada
Y vino la muerte entonces
vestida con su mejor atuendo
y detúvose en la casa del poeta
para llamarlo con gritos desesperados
y abrió la puerta el poeta
sin sospechar de qué se trataba
y vio a la muerte colgada de su sombra
y sollozando
«Acompáñame», le dijo aquélla
«porque hoy estamos de duelo»
«Y quién ha muerto», preguntó el poeta
«Pues tú», respondió la muerte
y le extendió los brazos
para darle el pésame

RECUERDOS DEL FUTURO

Mi hermana me despertó muy temprano
esa mañana y me dijo
«Levántate, tienes que venir a ver esto
el mar se ha llenado de estrellas»
Maravillado por aquella revelación
me vestí apresuradamente y pensé
«Si el mar se ha llenado de estrellas
yo debo tomar el primer avión
y recoger todos los peces del cielo»

PRECAUCIONES DE ÚLTIMA HORA

Debo cuidarme de los gusanos
cuando me entierren
lo más seguro
es que hablen mal de mí
que escupan sobre mis poemas
y orinen las flores frescas
que adornarán mi tumba
llegado sea el caso
que hasta devoren mis huesos
me arranquen los intestinos
o en el colmo de la injusticia
se roben mi diente de oro
y todo esto porque en vida
jamás escribí sobre ellos

SINFONÍA NEGRA

Eva colgaba sus muertos de la ventana
para que el aire lamiera los rostros
preñados de cicatrices
Ella miraba esos rostros y sonreía
mientras el viento empujaba sus senos
hacia la noche agusanada
Una orgía de aromas sacudía el silencio
donde ella se deseaba a sí misma
y entre suspiros y adioses
un grillo ciego desmalezaba
sus antiguos violines
Nadie se acercaba a Eva
cuando daba de mamar a sus muertos
la cólera y el frío
se disputaban su adolescencia
el orgasmo daba paso al horror
el deseo a la sangre
y pequeñas criaturas violentas
despegaban de su vientre
poblando los amaneceres
de luto y de pesadillas
Luego
cuando todo quedaba en calma
y las sombras por fin
regresaban a su origen
Eva guardaba sus muertos
besándolos en la boca
y dormía desnuda sobre ellos
hasta la próxima luna llena

SEÑORES DEL SUR

Señores del sur
he comprometido mis raíces con ustedes
mi palabra llegará como un río
a recoger la tierra y su origen
Llámenme agricultor
cuando el trigo se despierte
cuando cruja la semilla
y el invierno se levante en una mano
Llámenme soldado
cuando el agua y la piedra se reúnan
entonces seré el puñal
que desgarre ceniza y envoltura
No digan al Maule como me llamo
me reconocerá por la voz
por los susurros que mis labios
llevarán hasta su lecho
No digan nada en Constitución
o en Pelluhue o en Chanco o en Curanipe
mi nombre fue encontrado en una ola
no es necesario que digan nada
Señores del sur
mi casa es mi mejor emblema
Pueden ver a través de las ventanas
o a través de mis ojos
lo que les tengo preparado
Abriré de una en una mis heridas
y escupiré poemas en vez de sangre
y a todos les diré mi nombre
Porque no quiero ver a Pedro
arrinconado en un museo
o a Manuel Francisco
retenido en una boca
Ellos sabían cantar
eran dos vientos de distinto oficio
dos gotas que el Maule
sacudió con violencia
Y yo ¿quién soy?
algo tengo de todos
cara de pan o de hormiga
muslos comprometidos
con el sabor de la tierra
hombros de padre
dientes de inquilino o de patrón
Soy una flor con espinas
y pétalos de mármol
un poema preparado
con la lluvia de cada día

Si te gusta #Mario_Meléndez... Share on X

EL PUEBLO, LA LIBERTAD, LA DEMOCRACIA [Mi poema]
Nicolás del Hierro [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

El pueblo, libertad, la democracia,
palabras son que todos manosean,
de tanto que en las bocas se pelean
presiento que han caído ya en desgracia,
les pido aquí me crean.

Las tiran, las deshacen, las destripan,
y luego, si conviene, las rehacen,
con ellas lograrán que te amenacen,
que vuelven a caer o se emancipan
según, si a ellos les placen.

Platón, !ay si elevaras la cabeza!
y vieras que tus sabios son mangantes,
de medias las verdades traficantes,
habrías de enviarles con tristeza
a un foro de tunantes.

Pues todos sin dudar son dictadores,
se mueven por sus fobias o sus filias,
cual mafias que defienden sus familias
se mofan de los peces de colores
si es que a ellos no te afilias.

Pues llegan al poder y la pobreza
parece se esfumó, que ya no existe,
ignoran el gastar en qué consiste,
empiezan a adorar a la riqueza
y juegan al despiste.

Yo quiero un presidente equilibrado,
que sea un buen gestor, piense en la gente,
que mire al que es igual, si es diferente,
lo mismo que el viajante al que es viajado.
al río o a su afluente.
©donaciano bueno

#Así sea o es una utopía? Share on X

Democracia: Sistema político que defiende la soberanía del pueblo y el derecho del mismo para elegir y controlar a sus gobernantes. En sentido amplio, democracia es una forma de convivencia social en la que los miembros son libres e iguales y las relaciones sociales se establecen conforme a mecanismos contractuales. ¡Cuánto dista esta descripción de la realidad!

MI POETA SUGERIDNicolás del HierroONicolás del Hierro

COLOR PLOMO

Va un hombre solo por el campo;
las nubes son de color plomo
y son de plomo los olivos…
Todo es de plomo ante sus ojos:
el verde-negro de las aguas,
el blanco-verde de los chopos;
gigante muerto, la sierra,
tiene las jaras de plomo.

(Dejó la ciudad dormida
bajo la noche del lobo
y partió sin saber donde…)

Va por el campo un hombre solo,
peregrino del tiempo de su tiempo,
a cuestas la pereza de los otros.
Se le durmió la brisa entre las manos
y el sol le puso un beso entre los hombros.

(Sonríe el hombre.)

Pero los hombres le cargaron todo
su dolor a la espalda y, con la pena,
se le ha teñido el beso color plomo…

Arrastra el Hombre su tristeza,
se le ciegan los ojos con el polvo,
y oyendo siempre la canción del tiempo,
recuerda, caminando en campo solo,
que, allá lejos, al que dormita,
le irán tiñendo el pecho color plomo.

AL BORDE CASI

Nos pusieron descalzos en la tierra
y quemaba, quemaba como suele
quemarnos el dolor, pero algo así
como un dolor sin sitio destinado.
Andábamos, pequeños, tristes, solos,
con la llaga en el alma, por las calles
sin nombres aprendidos todavía.

(Porque andábamos todos en la noche
aunque quemaba el suelo).
Algunas veces
nos parecía hallar en las aceras
un poco de bondad, y descansábamos…
Pero llegaban otros enseguida,
con los mismos derechos, y era inútil
pedirle mayor bien a los espacios.
Se diría, pensando, que el Planeta
se desprendió del sol con nuestro tiempo
y nos era imposible el habitarlo:
abrasaba el ambiente, no dolía
con un dolor sin sitio destinado.
Y parecía, a trechos, que acababa
la luz eternamente…
Sin embargo,
el agua fue cayendo gota a gota
y descansaba el pie.
Un resplandor
anunciaba distintas claridades
cuando inició la alondra el primer vuelo…

…y andábamos, estábamos perdidos
al borde casi de la misma luz.

EL HOGAR

Una casa modesta, de empleado
que se gana su pan de cada día;
y una mujer honesta que porfía
con el debe y haber de los cobrado.

Un pequeño que juega entusiasmado
con la reciente entrega de alegría
que le hiciera Melchor, en armonía
con su cerebro limpio y despejado.

Hay un mucho de paz y algo de vida
para mirar el mundo en su despliegue
hacia el mejor sentir de los humanos.

Y hay un mantel dispuesto, una comida,
con un trozo de amor para el que llegue
con la verdad abierta entre las manos.

HOY ESTOY TRISTE

Hoy estoy triste.
No me lo sé explicar, pero estoy triste.

Quizá la culpa…

Qué sé yo…

…Esta mañana de nubes bajas;
quizá esta mesa
no demasiado grande
para que coma el mundo;
quizá estos hombres
que hacen el hormigón para mi calle;
no sé si, acaso, aquel muchacho
que juega con la arena,
o la mujer que viene de la compra…

…No sé, sinceramente.
Es todo tan sencillo a simple vista…

Aquí, sentado, casi
pegado a mi ventana,
y la vida en la calle, como un río
Y yo mirando, solo,
con la pluma en la mano
diciendo que estoy triste,
como
si a nadie le importara mi tristeza,
como
si no fuera la vida una serpiente…

HACE TIEMPO QUE…

Hace tiempo que no sueño con los hijos de mi sombra:
la vida, a veces, yo no sé si nos ata o nos sacude…

La verdad es que hay días, largos días,
que se nos queda el mar dormido por las venas,
como se duerme el toro junto al río.

Una esperanza tengo: Amar.
Si es posible,
me gustaría amar: me gustaría
vestir algún domingo
el traje largo de la libertad, y amar.

Y salir a la calle, encontrarme con la vida,
con el hombre que reza y el hombre que blasfema,
con el que abre la mano y cierra el puño:
con los hijos de Dios y del Demonio.

Me gustaría, una tarde, ponerme el traje de la libertad
y que no me rindieran los temores, convencerme
de que la rosa casa pensamientos,
y que el viento es más viento cuando peina
primaveras en frentes desiguales.

Una ilusión me queda: He de morir.

…Pero, con ansia me pregunto,
¿habrá un hombre de luz y otro de sombra
para cerrarme un ojo cada uno…?

INCOSUMADO EL BARRO

Aquella noche no tuvieron sueño los delfines,
centinelas de mar, permanecieron
velando tu espuma y mis arenas,
comunicándose tu alegría y la mía,
en señales, como el primer idioma
que crearan los hombres.

Jugaba el viento a ser caricia de los barcos
y una mano dulcísima inventaba
el tacto, sobre la piel amada,
poblando el camarote de suspiros
en adánico intento.
Apolo,
podía ser Apolo quien pulsara
las cuerdas de un antiguo instrumento,
vertiendo en las almohadas
su nota más sublime
en regalo del tiempo a los oídos.

Y corrían, extraños e ilusos, los segundos.

Adolescentes puestos en pie
rememoraban la luna de otra historia
sin nombre concebida:
Era el tiempo,
las estrellas que filtraban
su brillo entre las hojas de los árboles,
con el ensueño de la primera creación.

Inconsumado el barro, descendió
y se creció en la espuma, la vigilia
de los despiertos delfines, las edénicas
notas de Apolo, la ilusión
de un alba presentida, nuestra,
hasta ser el amor el padre de la brisa.

TRAS EL REENCUENTRO CON LOS PECES

Venías, tras el reencuentro con los peces,
limpia, oliendo a sal y agua marina,
mojado aún el cabello, emanando sol,
represado en tu piel, que desprendía,
suave, una excitante llamada, tacto
solo para mis dedos en caricia.
Y eran mis yemas como diez claveles,
mil pétalos impregnando la brisa
con que la estancia se poblaba de amor
mientras Neptuno y Venus Afrodita
condensaban la esencia de sus mundos
en fe de nuestra savia compartida.

Jugábamos a ser siendo esenciados
desde un Olimpo nuevo, mitologías
tan viejas como el hombre y tan eternas:
mis labios en tus labios, recorría
el beso la epidermis, sal y yodo
retrayendo una playa en lejanía,
una brisa en azul, una diadema
de sol y de gaviotas, de vividas
nostalgias y deseos. Levantábamos
del contacto una flor, una sonrisa
de abejas en trabajo, de cañadas
y algodonosas vegas…
… Y se diría
-de la sal- que hasta entonces, nunca, nunca
logró un sabor más dulce en la caricia.

ESTE BAÚL

Este baúl tiene el corazón
de las cosas más primeras.
Viene
-seguro- desde los tiempos más remotos,
desde las mocedades de la abuela.
O quién sabe si ya la bisabuela
testó y la herencia, luego,
pasó, por tiempo, al engranaje
de las generaciones.

¿Cuántas
sábanas limpias –sin estrenar-
guardó para las dotes de las hijas?
¿Fue hucha, alcancía, alguna vez?
¿Qué misión de secreto archivo
culminó en el secreto de su historia?

Madre aún guardaba en sus bandejas
las camisas de seda, las que,
para el día del Cristo –solemnísimas-
se lucieran, con el oscuro traje,
por las calles en fiesta.
Emergía,
de su fondo, un aroma de manzana
recién cortada; hierbabuena a veces;
…albahaca…
Y la orilla del pan tierno
del día de la boda, duro
por los años, para que no faltara,
nunca ya, en el hogar,
nidal de tradiciones.

Este baúl, claveteado,
dorado en sus escuadras, sobre
dos caballetes de madera,
en la cámara –hoy-, sus entrañas
llenas de restos de juguetes,
trastos viejos y deformes…
me arrastra
al fondo
de los
tiempos.

PERDIDOS EN LA SOMBRA

Anoche nos perdimos en la sombra.
Color de primavera en unas flores,
que otoño a pie de invierno aconsejaba,
ni tú ni yo pudimos impedirlo:
anduvimos a tientas por las calles
de un mundo casi niño y sin esquinas,
y colgamos la idea en los faroles
apagados, que de la cal prendían.
No sé si nos salvó la suficiencia
de mirar y mirar siempre en directo:

lo cierto es que nos vimos de la mano
cogidos, caminantes ya del alba.

NO ESCRIBO PARA MI

No escribo para mí,
sino para los otros, para quienes
desde el crepúsculo se asoman
por la ingente ventana del poema
y sus ojos son noche.

Quienes sólo ven fórmula,
en el alba perciben la sorpresa.

La mañana no siempre nos descubre,
tras el vocablo, el mito o el ensueño;
es necesario entonces el estímulo,
el sincero latido, la visión
con que el actor declama la belleza.

No escribo para mí.
Labrador
de recuerdos y lunas en creciente,
un universo vecinal conjuro:
declive soy de aquello que la vida
merma en los arrecifes de la aurora.

Me dijeron que había bibliotecas,
dispensarios que en la salud culminan
del espíritu. Y fueron el imán,
las lluvias que atrajeron y regaron
mis frutos y parcelas, los vocablos
con que abonar la estirpe a mis temperos.

Fue mi predio la calle.

De la cal y las piedras, de la vida,
aprendí las palabras,
las cultivé en los vínculos
de los libros más libres,
en los labios más ásperos
y los más amorosos a la vez.
Un camino de fórmulas concretas
le marqué al sentimiento,
que andar hice por cauces
de omnímodos presentes.

Todo estaba en los otros, en los ecos
que llegaban del mundo y sus latidos,
en la entraña con que los diccionarios
impregnaban diagnóstico al fonema.
Yo fui sólo epidermis y contacto.

En la universidad de ese Universo
velé el concierto de mis sones tristes:
compás hice del hombre que me habita.

Pero fue suyo el son, la nota suya,
como si el pentagrama en desarrollo
la melodía izara sobre un mástil
de ajenos gallardetes, símbolos
que de vosotros parten y culminan.
Ritmo de su audición, mi verso,
como árbol que se crece en la memoria,
toma pretérito en la imagen bíblica
y desde su raíz hace cultivo.

EL VINO COMO RITUAL

El vino era en la mesa una liturgia,
una casi oración, cuando a los labios
del abuelo llegaba en las comidas;
sobre todo en aquellos corros grandes,
los de matanza o recogidas, cuando,
celebración de toda la familia,
se armonizaba un sueño de unidad.

La botella a su lado, dispondría
el momento oportuno en que la rueda
habría de iniciarse. Comenzaba
con él, y la pasaba a su derecha.
Lenta, daba la vuelta y a él volvía,
excluyendo en la entrega a los pequeños,
agua para su sed y su garganta.

Nunca había temor ni desagrado
que de un labio a otro labio se pasara
la botella, tan solo con un gesto
de higiene, que la propia mano hacía
sobre la embocadura del cristal,
cuando llegaba el turno a cada quien.
¿Cómo pensar en semejante escrúpulo
cuando el más íntimo horizonte era
el sano corro en torno de la mesa,
luz familiar de las cucharas todas?

Era como un conjunto; éramos, todos,
un apretado núcleo, un círculo
donde el amor, el sueño y la amargura
combinaban los odres de aquel mundo
crecido en la llanura de la tierra
que simboliza el tiempo con el trago
natural y añorante, aquel beso
libal en la ternura cristalina
de una limpia botella que de mano
en mano transmitía su concierto
en la fiesta de tono familiar,
en el corro de una sana comida
donde el vino era un rito casi bíblico
administrado a manos del abuelo.

CON EL TIEMPO A LA ESPALDA

Con su sueño y su lanza, con su arrojo,
la juventud pasó por esta calle.
Fue un tiempo ya lejano. Había alondras
en símbolos de nobles madrugadas
trazando dimensiones de futuro.
Y fue en aquella fase. Dispusimos
bancales y barbechos, sembraduras
para un pueblo en creciente. Trabajamos
en el silencio, a veces como topos,
con la desconfianza de la piedra
que resbalar podíamos. Entonces
todo nuestro ejercicio se hizo forma
personal, surtidor de una inefable
aventura. Era nueva, era flamante
en nuestros ánimos el agua que,
desde la calle, en juventud, regaba
los campos hasta entonces desolados.
La edad tomó el dominio, su poder,
como quien toma a juego los presagios.
Alas, hermosas alas le nacieron
a los amaneceres de la historia.
Crecieron con nosotros, con los métodos
que dieron el cultivo a la cosecha.
El pueblo, a su manera, con afán
de despertar auroras en sus casas,
a punto los relojes, en buen número,
hizo sonar los timbres, comenzó
una nueva jornada, un caminar
más firme, más desnudo y anhelante.
Impávidos los pies, al empedrado,
bordaron un escudo en su andadura,
algo que fue estandarte, gallardete,
cuando, por esta calle y a su modo,
pasó la juventud de sueño y piedra,
sensible y dura, símbolo de auroras
para largos caminos sin retorno
en donde la esperanza echó raíces.

MIRADA EN GRIS

Al desconocido joven con quien nos cruzamos una
tarde/noche de invierno en una ciudad costera
y cuya herida mirada originó este poema.

Puede que nunca sepas la razón de este poema,
la verdad por la cual, aquella noche, hasta sus labios,
lo salobre del mar llevó el destino de una lágrima.
Ojos que dejan huellas: la humildad penetrante
de tu mirada en gris, de una necesidad
misteriosa y oculta, como si el pan ázimo
de tu andar sin rumbo, el amargo sabor ofreciera
a los acordes de una música existencialmente ingrata.

Parecías el cuello devorado de un cisne,
la languidez dormida de un tallo que la zarpa
de una gélida noche apartó de su cuna;
tu andar sin destino concreto, preguntaba
por el cálido aroma de la estrella primera.
Era un interrogante mudo, certero, que partía
de tu pálido rostro, del amarillo en gris
con que tus ojeras arropaban -lagos verdes-
el penetrante junco de tu mirada herida.

Oírse pudo el silencio de tu nada,
el denodado esfuerzo de tu querer decir callando.
Errantes normas de caudal sumiso, arcángel
se diría del consuelo con que las furias descomponen
a quienes los nudillos tienen de pétalos,
de brisas,
al recurrir a la necesidad urgente de un suspiro.

Imaginé tus ansias de vivir sin vida, cargado
el peso de tu ausencia en dos alforjas,
dulces miserias donde guardar tu hambre.
Caminabas, ¿pero hacia dónde? ¿Qué destino o qué meta?
¿Un trabajo en el sol…? ¿Una luna donde pasar la noche…?

Huellas de un reducto sin nombre e innombrado.

El poeta no tiene, no, incienso en los bolsillos,
se diluye hacia adentro y aromatiza el ansia
de saberse integrado a la miseria…
Al amor también.
Y escribe, escribe su condena…
Por si acaso nos sirve.

Si te gusta #Nicolás_del_Hierro... Share on X

DE UNA CARTA A LOS PLANETAS [Mi poema]
Luis Cremades [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Escribo hoy esta carta a los planetas,
allí donde se encuentren por si llega,
si alguno se la encuentra se le ruega
habrá de hacer pasar a otros atletas
o bien a otro colega.

Vigilen que éste sea de confianza,
no sea trapacero, un tarambana,
pues puede retrasarla una semana,
que el tiempo apremia tanto y la tardanza
se sabe que es humana.

Y pues desconocemos donde habitan,
-que apenas ni su nombre conocemos-,
habremos de pensar cuando lleguemos
sabiendo los planetas que levitan,
cómo se la daremos.

Mas sé que la galaxia está muy lejos,
que yo a decir verdad nunca la he visto,
perdonen que a lograrlo no resisto,
me muero por librarme de complejos
que sepan que yo existo.
©donaciano bueno

#Dudo de que pueda llegarle Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Luis Cremades

UN MURO DESNUDO

Mi celda fue un palacio imaginario
con inútiles muebles inventados
que llenaban el aire de ansiedad.

Arranqué las figuras y los óleos
mientras proyecta el sueño
buenaventura en las paredes.

Frente al muro desnudo ya no hay nada,
sólo uno como yo que se desnuda
y dice ??No vas a creerlo? (canto)
??después de tanto buscar?? (por lo bajo).

No hay perfección ni rabia, es una especie
distinta de amor ?guarda el calor
de un día que recuerdo y no existió.

Con las manos dibujo en la pared
sonido de olas en otro idioma
?oriental y occidental? para ver
del lado azul del cielo el territorio
de un animal oscuro en libertad.

UNA FORMA DE POESÍA

Esperándote, busco refugio en ti.

Sabes, al menos tú,
que existen diferentes
lenguajes, que es difícil
traducir la vida
que fluye en ellos.

¿De qué hablan? De la risa
y de la muerte: cara y cruz.

Sobre todo hablan de nosotros,
sin parar, sin saberlo,
de los vínculos que hemos creado
y que nos unen, nos separan
cuando forcejeamos
si se hace necesario liberarnos.

Nos sentimos a veces
esclavos de nosotros, peleamos
para zafarnos de ataduras.
Una forma de poesía:
quisiéramos ser aire transparente.

Parecer, como el aire, invencibles.
El aire que levanta los aviones,
encrespa el mar, empuja barcos;
aire donde se eleva el humo.
El recuerdo de nuestros padres
es un aire gastado que respira,
que nos sostiene y nos retiene.
Estamos forcejeando, olvidándonos;
del esfuerzo se nos sale un gemido,
palabras de un lenguaje que ignoramos.

Desvanecernos como el aire,
como una emoción, cualquier emoción
que tiende a desaparecer.
El aire que llevamos,
el aliento que somos
fluye entre los pulmones
como un abismo, como
un emblema: divisa de un ser dividido.
Perdemos el aliento
en un gemido hondo
que no entendemos: nombre
de una necesidad desconocida.

PASEO NOCTURNO

Estás en la cama conmigo
después de una noche completa
que sin pensarla hemos pasado
y sin haber visto completo
tu cuerpo como un río de mercurio
?oscuro como un tambor viejo,
tu cuerpo de tambor vibrante
y al tacto suave como un viejo.

De noche dos tambores tienden
un puente donde cruzan
los borrachos al otro lado:
el pobre y el ingenuo
y el poeta analfabeto,
y mujeres cantando como pájaros
a orillas del océano.

(El instinto del pez remonta el río
hasta la cumbre y cumple su destino.)

Del lado misterioso
del puente está la bruma
?pero el alma capta una geometría
condensada en figuras
y símbolos con aura.

Un laberinto que trae como recuerdo
una red de caminos y su doble sentido.
O un pequeño manual de gramática
de los conjuros, donde el sustantivo
se siente sin decirse, y menciona
lo adjetivo un color de tentaciones.

(Ten cuidado: diabólicos collares de cuentas
registran cada culpa inextinguible.)

No toques nada, guarda tu equilibrio:
nos hemos arriesgado
para sentir el cambio interno:
de hombre en mujer y de mujer en hombre.
Te sorprenderá un ritmo femenino
en la cintura cuando seas hombre.
Sentir mujer en cambio
sopla en el vientre y los costados,
y en la planta del sexo
donde esparce astillas sin quebrarse.
Al fin, sin dolor abre un túnel
donde circula un viento cálido.

Nombre

Éste es el tiempo de tu nombre.
No de buscar la pasión sino de dejarse
poseer por la existencia de un nombre
que designa un animal emocionante.
Tu nombre dicho dulcemente en la oscuridad.
Marca de carne y tiempo que se invoca
fuera del tiempo.
Contengo
las lágrimas para escuchar tu nombre
con todos sus olores.
Una vez confundimos esperanza
y porvenir, y fuimos sus esclavos.
Si hay camino al otro lado
del presente, allí descansamos.

Puerto de las Nieves

Al otro lado de la isla
el Puerto de las Nieves son tres calles
donde se pasan tardes de excursión y tapeo.
Un espigón en obras cierra
el nuevo puerto deportivo.
Del anterior hoy queda una pequeña
playa de cantos donde se divisa
el dedo de Dios: un roque junto al mar
que ha ido tallando el viento,
el mismo viento raso que dibuja
móviles sorprendentes sobre la superficie
del agua, arrebatándole collares de espuma;
logra una dirección y una cadencia.
«Son formas caprichosas
-pensé- azar del viento
sobre la piel del mar.»
Pero el viento dispone un centro liso,
un espejo de plata,
y alrededor, las ondas, remolinos, la espuma,
el proceso de cambio. «¿Por qué se mueve el mar?»
Tomé asiento -sintiendo el cuerpo
que sentaba y precisamente
por eso casi sin sentirlo.
Detrás de mí dos barcas varadas en la playa.
Olvidé la mirada en el espejo del agua,
en el centro de un círculo de plata
móvil, flexible, fugitivo:
una forma sin cuerpo, una conciencia.
En las vueltas de aquel mar me dejé
fluyendo con el agua
y las ondas que le hace el viento
-alrededor de un centro, un espejo plateado
y en ese estar que mira me olvidé.
Poco después, de vuelta al continente,
camino al aeropuerto, la autopista
nos lleva junto a un mar
más oscuro en esta hora en que amanece.
Es momento -a pesar del sueño- de despedirse.
Me acuerdo del trabajo, viajes al interior,
del calor de la gente que nos ha acogido.
Me acuerdo de una playa
en Puerto de las Nieves y del viento
que dibujaba el dedo de Dios y también formas
sin cuerpo sobre el agua. Me detengo
en el recuerdo cuando nubes
de un cielo encapotado se abren
filtrando un foco claro de la luz
que en el mar se refleja como espejo dorado.
La imagen del sol crea el centro de un mar oscuro,
en una coincidencia
de adentro con el orden del silencio.

Paraíso

No existe paraíso,
pero si hubiera uno
-como un sueño que no recuerdo,
un privado en el corazónsería la luz vieja
de cuando el mundo
fue una sombra de ángeles,
diablos, un hogar detenido.
En silencio tendría
tu nombre, solitario,
desposeído. Estar
contigo: fantasía
de un cielo que llevamos dentro.

Si te gusta #Luis_Cremades... Share on X

A SOLAS CON SU GATO [Mi poema]
Francisco Azuela [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Ha sido en esta vida un don Quijote
que nunca él aceptó ser escudero
llegando a subastar hasta el bigote,
haciendo oposiciones para el clero,
saliendo de rebote.

Los sueños que soñó no se han cumplido,
no sirve aquí culpar a los retrasos,
tampoco ha de ocultar que no ha sabido
huir de quienes fingen ser payasos,
del mismo se han reído.

Hoy quiere memorar aquí los pasos,
que algunos dio, mas, torpes, se murieron.
Los éxitos son pocos, los fracasos
prefiere deducir que no existieron,
mejor, fueron escasos.

Ha convertido al verso en su posada,
la forma de pensar pasando el rato
le ayuda a despertar la madrugada
a solas, con su amigo, que es su gato
su herida y su pomada.
©donaciano bueno

#En realidad, todos somos un poco Quijotes, no? Share on X

MI POETA SUGERIDO: Francisco Azuela

Serpiente emplumada

Está cerca la última aurora,
en el vuelo del colibrí veo a Ceteotl,
diosa madre.
Viejo Tlaloc,
dios de la lluvia,
repartidor de enfermedades en el frío húmedo,
¿dónde está la muerte del retorno?
Tezcatlipoca,
dios justiciero
¿cómo regresar al abrigo de mi padre Quetzalcoatl?
Huitzilopochtli,
dios de la guerra,
exorcizador de los demonios del tiempo,
espíritus maléficos.
Chalchiútlicue,
diosa del agua,
consultar a los astrólogos
sobre el horóscopo de mis últimos días.
Ometecutli,
dios sol,
Omeciuatl,
diosa luna
responsables de este mundo de desgracias,
¿cómo vivificarme para el viaje?
Yacutecutli,
dios de la cuna,
¿cómo sentir nuevamente el olor del nacimiento?
Yocoltecutli,
dios del sueño,
¿cómo tener un nombre diferente al de la tierra en presencia del fuego,
de leve paso a través de la llama para no quemarme?,
la hoguera es cruel y perversa.
Venir del solsticio de invierno,
del raymi,
desde Tunupa y otros aymaras en Tiwanaku,
encontrar un horizonte de estrellas apagadas,
ésta no es aún la última aurora.

De monte albán a tiwanaku

La historia antigua es como un hilo,
se rompe, se quiebra y se consume.
¿En dónde están los rostros, las voces,
los mascarones de estuco ?
En estos siglos de silencio
se ha perdido el canto del colibrí.
Los mascarones están en Kalasasaya
y en el Palacio de Monte Albán,
los portones megalíticos,
gemelos,
los códices insepultos,
el recuerdo, los sueños,
los rumores, la luz,
la otra luz.
No se ha perdido la estrella que ilumina el alba,
ni el corazón del hombre
dibujado en la cordillera
con sus nieves en flor.
La tierra guarda sus secretos
y el humo de las palabras hace círculos en el horizonte.
Un cóndor,
una águila azteca,
el fuego consume la oscuridad.
Hablar a la sangre,
al pueblo indoamericano,
latinoamericano,
hispanoamericano,
al mundo prehispánico.
Hablarle a la otra sombra,
hoy es agosto para siempre,
para toda la vida,
los augurios,
ayer fue el eco,
el sonido se repite,
otra vez aparece el viento de la tarde,
esa delgada sombra con sus manos abiertas.
Otra vez el reflejo y el llanto,
una lágrima cae en el filo de la espada
como un remordimiento.
Pesa el pasado
y pesa la hora como un siglo de desdichas.
Vuelve a amanecer,
el tiempo trae nuevas auroras,
el canto del colibrí renace
y la estrella se oculta tras la colina.
Se oye de nuevo la voz antigua sin reclamos,
la alegría y la tristeza se armonizan,
el agua envenenada desaparece,
la tierra ha florecido de una manera diferente,
el águila azteca-zapoteca de Monte Albán y Teotihuacan
rompe los aires del espacio y del tiempo
y se encuentra con el cóndor en Tiwanaku
en un vuelo de luces sobre el arcoiris.

EL TREN DE FUEGO

¿Quién camina poeta sobre tus lágrimas?

Lágrima uno

Lleno de sauces el tiempo echa su llanto y su asma;
viejo y tullido echa su cárcel de árboles sobre el mundo,
su tierra de metal y de hambre eléctrica.

El tren lleva el nombre de una estación que nadie sabe,
la piel de cacto emana sangre de muertos
con una nueva especie de dolor.

El cementerio se enraíza,
pinta pálidos en la cara,
el pozo dejó salir el agua;
tumbas sin muertos,
esqueletos sin hueso,
tierra de asentamiento amplio,
largo,
hondo.

Ya saben por qué todos los días
alguien se lleva algo de humano
en la leyenda de las hondas lastimaduras.

Lágrima dos

Era un tren de fuego,
extraño,
legendario,
medidor del frío,
detenido en el sismo;
invierno viejo,
grande de tiempo,
cansado,
donde todos los olores
llevan el ritmo de una esencia desgastada.

Cómo llovía esa vez,
el Reconocedor se echó a dormir,
castigador de hierba,
cadáver recobrado en sus aptitudes,
manchador de agua.

Alguien dijo que la música de los caracoles era perpetua,
el eco,
cuerpo gemidor de almas.

La tierra se ha llenado de arrugas,
el agua hará su revolución,
visitadora de espacios.

El cántaro es un tiempo aglomerado de brujerías,
suspendido del aire,
abofeteador;
no hay vacío en el cántaro,
atrapador de los ruidos;
el día que el nicho sea abandonado por sus rumores,
¿quién podrá resistir la manifestación de claves
aún no descifradas?

La filosofía se cientifíca con la nostalgia de otros dolores,
vieja cárcel de hambre
donde el olor de flores dejó el camino del espíritu.

Si el frío viniera a la intensidad del fuego
y el Tren siguiera el murmullo de las quejas
como oidor de solitarios,
cuya única herencia en horas
depende del motor y el carbón de lumbre.

Si fuera recogiendo lo roto y llorado,
lo amargo,
lo infierno;
si recogiera la viudez de la gente,
de la tierra,
del polvo;
ceniza y pájaro carpintero ya fallecido,
el silbido de fuego llegaría a las ciudades de nieve
y el frío volvería a su antes.

Lágrima tres

Tren de fuego:
pájaro de ala humana injertada de piel,
asoleadora de agua y sal,
nave rompedora de arcos
donde la cicatriz es llamarada de frío.

Algún demonio ha llegado tarde,
triste clepsidra.

El Tren ensancha sus costillas,
rueda sobre dientes de hilo en hojas de pedernal,
la ciega estación se paraliza de soles jóvenes,
ángeles destronados en la guerra.

¿El demonio se dulcifica?,
tirador de astros,
plantas,
árboles,
golpeador trampero del viento;
desvirgador,
violador de espacios.

Lágrima cuatro

El mar abrió sus conchas
donde el sol vomita sus espumas de rabia
y una estrella copula su virginidad
con luces de agua silenciosa.

Se hace la penetración
en la casa desvestida de espejos;
ventanas maternales de luz,
difunto tendido sobre el suelo,
el blasfemo termina la ceremonia cargando el ataúd,
cadáver largo y frío sobre la copa de los árboles;
injertador de ramas en la casa,
hueco de manga ancha,
oculta electricidad de murciélagos,
prisión de ojos.

El tejado manda su agua,
los animales manchan sus alas
con el color de piel que se hincha de aire.

Trotador caballo de cascos,
los caracoles expulsan sus sueños,
gusano de seda,
castillo de fosas.

Lágrima cinco

Inventor de mentiras,
embustero demonio trampero del viento,
trepado en el pico de un pájaro de nieve encendida,
quemador de alas de ángel desnudo de astros,
rama y perro,
mordedores de viejos molinos.

Se putrefactan rancios jinetes,
cabalgaduras de hueso colorado,
la mejilla recobra su río de sangre como un eco,
fusil parador de disparos.

Lágrima seis

Alguien ha venido a preguntar por sus ojos,
del tiempo de sus ojos,
tránsito largo en una región de hambre.

Le dijeron:
no despiertes al tigre,
no es bueno despertarlo,
¿qué iba a entender sus pecados de soledad?,
amigo de sombras,
largos cuervos pestilentes.

Lágrima siete

Pomona se apareció con sus árboles rotos y fríos
de vientos desechos en ruinas.

Comedor de raicillas blancas,
aves enfermas,
locomotora manca y vieja pule los rieles.

Le dijo al ángel que dejaba la casa,
anochecía en sus dientes
el recuerdo de otra estación,
hierba transplantada en los intestinos,
manchas de azufre,
hormiga y grillos de arena.

Se llenaron los pies de camino
y sal de música intoxicada;
largas carreteras,
angostas y curvas;
con la vista vuelta hacia atrás.

El tigre seguía en el cerebro,
matador de carne.
París, 1975.

Aztecal VIII

En este poema de muertos
se te murió tu padre,
se murieron tu abuelo y tu siembra
y se acabó la tarde en una mirada.

En este poema de muertos
se murió el amor de tus antiguos,
se murieron tus pájaros
y se calló la estrella de tu frente
como un puñado de rosas enfermas.

En este poema de muertos
se te murió la vida,
y por segunda vez se te murió la patria
cuando tú te quedaste mirando
como un arco iris sin color.

En este poema de muertos
se te partió la sangre en dos ríos azules,
y un esqueleto de sombras
en tus ojos de nieve
busca a pesar de todo, la libertad de tu pueblo.

Si te gusta #Francisco_Azuela... Share on X

BAZOFIA POR UN TUBO [Mi poema]
Manuel Maples Arce [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Yo vivo en un lugar en que se anuncian
las putas, las striper,
aquellos que robando van al hiper,
y algunos que a joderte no renuncian.

Ni a darte una patada
que tú para los Medios no eres nada;
o enseñas tus miserias,
desnudo como el mono va a las ferias,
o balas cual borrego en la manada.

Que aquí la duda ofende
y sólo la bazofia es la que vende,
el resto no interesa,
-mejor si la cagada es más espesa-.
La ropa que la suciedad desprende

se airea en una plaza.
La masa sufre el mono de carnaza
y en ella se recrea,
metida como está en la melopea
que sigue y que a la mierda va a la caza.

Y en ella se entretiene.
Que el circo se montó como conviene
a ver quien más defeca,
-a más barbaridades, más manteca-
pues siempre lo que prima es que resuene.

Y en esta coctelera
la puta, el maricón y la boyera
cual peces en el agua.
hurgando van debajo de la enagua
sacando el mal hedor de la chistera.

Si tú eres un farsante,
del arte de fingir un comediante
te gusta lo que huele a fratulento
aplícate a este cuento
habrás de ver que en él saldrás triunfante.
©donaciano bueno

Los medios, especialmente los audiovisuales se han convertido de un tiempo a esta parte en un espectáculo en el que la verdad y la educación brillan por su ausencia. Si no vendes tus miserias, no eres nadie. Está de actualidad el tema de la violación de la Manada mientras Tele5 cada día en su espacio MyHyV se despacha en su escaparate con una subasta de carne humana. ¿Y qué decir del acceso en edad temprana de los jóvenes a la pornografía a través de internet? Todo se queda en lamentaciones, pero no se ataca en fondo de la cuestión.

MI POETA SUGERIDO:  Manuel Maples Arce

Paroxismo

Camino de otros sueños salimos con la tarde;
una extraña aventura
nos deshojó en la dicha de la carne,
y el corazón fluctúa
entre ella y la desolación del viaje.

En la aglomeración de los andenes
rompieron de pronto los sollozos;
después, toda la noche
debajo de mis sueños,
escucho sus lamentos
y sus ruegos.

El tren es una ráfaga de hierro
que azota el panorama y lo conmueve todo.

Apruo su recuerdo
hasta el fondo
del éxtasis,
y laten en el pecho
los colores lejanos de sus ojos.

Hoy pasaremos junto del otoño
y estarán amarillas las praderas.

¡Me estremezco por ella!
¡Horizontes deshabitados de la ausencia!

Mañana estará todo
nublado de sus lágrimas
y la vida que llega
es débil como un soplo.

Prisma

Yo soy un punto muerto en medio de la hora,
equidistante al grito náufrago de una estrella.
Un parque de manubrio se engarrota en la sombra,
y la luna sin cuerda
me oprime en las vidrieras.
Margaritas de oro
deshojadas al viento.

La ciudad insurrecta de anuncios luminosos
flota en los almanaques,
y allá de tarde en tarde,
por la calle planchada se desangra un eléctrico.

El insomnio, lo mismo que una enredadera,
se abraza a los andamios sinoples del telégrafo,
y mientrass que los ruidos descerrajan las puertas,
la noche ha enflaquecido lamiendo su recuerdo.

El silencio amarillo suena sobre mis ojos.
¡Prismal, diáfana mía, para sentirlo todo!

Yo departí sus manos,
pero en aquella hora
gris de las estaciones,
las palabras mojadas se me echaron al cuello,
y una locomotora
sedienta de kilómentros la arrancó de mis brazos.

Hoy suenan sus palabras más heladas que nunca.
¡Y la locura de Edison a manos de la lluvia!

El cielo es un obstáculo para el hotel inverso
refractado en las lunas sombrías de los espejos;
los violines se suben como la champaña,
y mientras las ojeras sondean la madrugada,
el invierno huesoso tirita en los percheros.

Mis nervios se derraman.
La estrella del recuerdo
naufragada en el agua
del silencio.
Tú y yo
coincidimos
en la noche terrible,
meditación temática
deshojada en jardines.

Locomotoras, gritos,
arsenales, teléfrafos.

El amor y la vida
son hoy sindicalistas,

y todo se dilata en círculos concéntricos.

Saudade

Estoy solo en el último tramo de la ausencia
y el dolor hace horizonte en mi demencia.

Allá lejos,
el panorama maldito.

¡Yo abandoné la Confederación sonora de su carne!
Sore todo su voz,
hecha pedazos
entre los tubos de la música!

En el jardín interdicto
-azoro unánime-
el auditorio congelado de la luna.

Su recuerdo es sólo una resonancia
entre la arquitectura del insomnio.

¡Dios mío,
tengo las manos llenas de sangre!

Y los aviones,
pájaros de estos climas estéticos,
no escribirán su nombre
en el agua del cielo.

Tras los adioses últimos

Tardes alcanforadas en vidrieras de enfermo,
tras los adioses últimos de las locomotoras,
y en las palpitaciones cardíacas del pañuelo
hay un desgarramiento de frases espasmódicas.

El ascensor eléctrico y un piano intermitente
complican el sistema de la casa de ‘apartmentes’,
y en el grito morado de los últimos trenes
intuyo la distancia.

A espaldas de la ausencia se demuda el telégrafo.
Despachos emotivos desangran mi interior.

Sugerencia, L-10 y recortes de periódicos;
¡oh dolorosa mía
tú estás tan lejos de todo,
y estas horas que caen amarillean la vida!

En el fru-fru inalámbrico del vestido automático
que enreda por la casa su pauta seccional,
incido sobre un éxtasis de sol a las vidrieras,
y la ciudad es una ferretería espectral.

Las canciones domésticas
de cocos a la calle.

(¡Ella era un desmayo de prestigios supremos
y dolencias católicas de perfumes envueltos
a través de mis dedos!)

Accidente de lágrimas. Locomotoras últimas
renegridas a fuerza de gritarnos adiós
y ella en 3 latitudes, ácida de blancura,
derramada en silencio sobre mi corazón.

Canción desde un aeroplano

Estoy a la intemperie
de todas las estéticas;
operador siniestro
de los grandes sistemas,
tengo las manos
llenas
de azules continentes.

Aquí, desde esta borda,
esperaré la caída de las hojas.
La aviación
anticipa sus despojos,
y un puñado de pájaros
defiende su memoria.

Canción
florecida
de las rosas aéreas,
propulsión
entusiasta
de las hélices nuevas,
metáfora inefable despejada de alas.

Cantar
Cantar.
Todo es desde arriba
equilibrado y superior,
y la vida
es el aplauso que resuena
en el hondo latido del avión.

Súbitamente
el corazón
voltea los panoramas inminentes;
todas las calles salen hacia la soledad de los horarios;
subversión
de las perspectivas evidentes;
looping the loop
en el trampolín romántico del cielo,
ejercicio moderno
en el ambiente ingenuo del poema;
la Naturaleza subiendo
el color del firmamento.

Al llegar te entregaré este viaje de sorpresas,
equilibrio perfecto de mi vuelo astronómico;
tú estarás esperándome en el manicomio de la tarde,
así, desvanecida de distancias,
acaso lloras sobre la palabra otoño.

Ciudades del norte
de la América nuestra,
tuya y mía;
New-York,
Chicago,
Baltimore.

Reglamenta el gobierno los colores del día,
puertos tropicales
del Atlántico,
azules litorales
del jardín oceanográfico,
donde se hacen señales
los vapores mercantes;
palmeras emigrantes,
río caníbal de la moda,
primavera, siempre tú, tan esbelta de flores.

País donde los pájaros hicieron sus columpios.
Hojeando tu perfume se marchitan las cosas,
y tú lejanamente sonríes y destellas,
¡oh novia electoral, carrusel de miradas!
lanzaré la candidatura de tu amor
hoy que todo se apoya en tu garganta,
la orquesta del viento y los colores desnudos.
Algo está aconteciendo allá en el corazón.

Las estaciones girando
mientras capitalizo tu nostalgia,
y todo equivocado de sueños y de imágenes;
la victoria alumbra mis sentidos
y laten los signos del zodíaco.

Soledad apretada contra el pecho infinito.
De este lado del tiempo,
sostengo el pulso de mi canto;
tu recuerdo se agranda como un remordimiento,
y el paisaje entreabierto se me cae de las manos.

Si te gusta #Manuel_Maples_Arce... Share on X