A todos los amantes de la literatura en sus distintas formas o variantes...

Donaciano Bueno Diez

Donaciano Bueno Diez

Editor: hombre de mente curiosa, inquieta, creativa, sagaz y soñadora, amante de la poesía.

A USTED, SEÑOR MAESTRO [Mi poema]
José Antonio Ochaita [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

A usted, señor Maestro titulado
que traza con destreza los renglones,
y sabe como usar los cartabones.
que en eso de hacer hombres se ha implicado
y echando va sermones.

El mismo que en este arte se ha instruído,
-tan noble es la función que desempeña-,
y a aquellos que no saben les enseña
haciéndoles gozar de ese fluído,
del ego haciendo leña.

Conoce la labor del magisterio,
lo frágil del terreno en que se mueve,
lo fácil de engañar, si es que se atreve
pintando la verdad a su criterio,
lo grande haciendo breve.

Le pido por favor que deje a un lado
sus filias y sus fobias, sus muletas,
y que haga si no puede las maletas
que el niño no ha de ser adoctrinado
forzando con sus tretas.

No ensucie esa función, la de educar,
que troca en un farsante al profesor,
mostrando siempre al niño lo mejor
y, libre, cuando deba él apostar
que elija con rigor.
©donaciano bueno

#Educar es la antítesis de adoctrinar, o no? Share on X

La palabra magisterio guarda íntima relación con la actividad general de aquella persona que tiene por ocupación o profesión la enseñanza de sus alumnos, y la transmisión de conocimientos y experiencias partiendo de la base de que esta labor les ha sido subrogada por su padres a quienes realmente compete la educación.

MI POETA SUGERIDO: José Antonio Ochaita

Los besos que yo te dí

Aunque entres en una alberca
de agua fría y arrayanes
que tenga disuelta dentro
columnas, estrellas y aires;
aunque con buriles nuevos
acuñen nueva tu imagen,
y un sayón bartolomeo
piel a tú digas te arranque;
aunque nacieras de nuevo
en el vientre de tu madre
y el Padre Santo de Roma
de nuevo te acristianase,
los besos que yo te di
no te los quitará nadie,
que vas reluciendo besos
pregonando su linaje,
brillando y oscureciendo
como una luna en dos fases
que nunca mata el creciente
porque no quiere el menguante.

La saliva de mis besos
no se te pegó a la carne.

Si se te hubiera pegado
arrancarla, fuera fácil
y pisotearla luego,
cosas de buenos amantes;
pero no fue pegadiza,
no fue postura de traje
que en una feria, se compra
y en otra feria, se añade,
y cuando pesa, se cambia
conforme cambia el paisaje,
como un catorce de mayo
que no quiere sofocarse.
La saliva de mis besos
te cimentó, la raigambre,
la respiraron tus huesos,
la comieron tus ijares
te clareó las entrañas,
te hizo crecer y esponjarte
como crecen y se esponjan
los chopos al agua fácil;
lo canijo de tu vida
tuvo un apoyo de jaspe:
mis besos; el hambre tuyo
dejó de ser malas hambres
con mis besos; el horizonte
sin causa, tuvo su lumbre,
mis besos. Tu palabra sin engarce
tuvo gramática, besos, besos,
porque no son más que frases
de un evangelio de lumbre
con nuestras dos iniciales.
Qué tienes que no tuvieras
metido en mis besos antes;
eras cañamazo doble,
hilaza que se deshace
y en los labios tuve agujas
divinas para bordarte,
de la camisa al pañuelo,
desde el tuétano a la carne.
Si alguien te advirtió algún día,
no fue por ti, tú lo sabes,
que tú eras limo dormido
que no acierta ni a cuajarse;
fue porque yo te mostré
en un joyel delirante
en este panal de besos
alto, denso, claro y grave
y dentro de él relucías
tú, que eras tristeza mate,
como reluce una Hostia
que acaba de consagrarse,
que es pan y no es pan, porque
se amasó de eternidades.
Ahora, quítate mis besos,
dáte alquitrán y vinagre,
entra en un río de greda
o en una selva de sables,
busca otros besos que pongan
a los míos antifaces.
Qué habrías de conseguir? Di,
si habrían de machacarte
y en el polvo de tus huesos
estarían mis señales.

El agua se irá burlada,
la lumbre quemará en balde,
se mellarán las navajas,
caerán las caretas fáciles,
te señalarán cien dedos,
dianas de los cobardes,
te gastarás, en mentidos
esfuerzos de escaparte
a aun allí, estarán mis besos,
fundidos en tu raigambre.
Y hasta el día que la tierra
con otra tierra te tape,
por debajo del montón
mis besos han de notarse,
vivos, aunque te hayas muerto,
nuevos, aunque tú los gastes,
calientes, aunque te enfríes,
verdad, aunque los negaste,
para que Dios te conozca
por lo bizarro del traje
y sean los besos míos
al cabo, los que te salven.

Romance del acabose

Aquello puede acabarse
del modo que te convenga.

Yo te prometo colgarme
en el pescuezo una piedra
y echarme de noche al río
sin que tú misma lo sepas.

Yo estoy dispuesto a cargar
con la pólvora más negra
un cachorrillo de hierro
y que las sienes me muerda.

Esto puede acabar
del modo que te convenga,
esta tarde o esta noche
o después cuando amanezca.

Sólo con que tú me lo digas:
“Se acabó la historia aquella.”
pero lo que no podrás
es que acabemos a medias.

Que en amistad trastoquemos
lo que fue pasión deshecha;
que tú vayas por la calle
y yo por la calle venga,
y nos digamos ¡”Adiós”!
como amigos que se encuentran.

Que tu digas: “Aquel tiempo!”
que yo diga:¡”Aquella fecha!”
y que los besos sorbidos
boca a boca, vena a vena,
no se nos pongan de pie
como claras bayonetas
y nos claven por cobardes
sobre la cruz de las piedras.

Amantes fuimos los dos
que amarse no da vergüenza;
comimos del mismo pan;
pisamos la misma hierba,
y las paredes calladas
huelen al que oler sepa,
a vida que hicimos juntos
llevando la misma senda.

Amantes fuimos los dos:
el fuego tú; yo la yesca;
tu, la soga; yo el caldero;
tú, el aire, yo la veleta.
Años enteros unidos
en una misma cadena
de sobresaltos y besos,
de conciencia y de inconciencia,
de quietud y de inquietud.
¡Ay, Dios que si lo barruntan!
¡Ay, Dios que si lo comentan!
¡Ay, que si me ven contigo!
¡Ay, que si contigo me ven!

Besos entre sobresaltos;
entre amarguras promesas.
Saber engañar a todos
y tener la verdad nuestra;
de estar por dentro casados
en una alianza secreta.

Casado estuve contigo;
arras fueron las estrellas,
y en el libro de la vida
quedó por siempre una fecha;
que era junio y era un día
que olía a cosas eternas.
Amantes fuimos los dos,
que amarse no da vergüenza.
Amantes fuimos de llanto,
amantes de complacencia,
amantes porque te di
todo lo que tú me dieras.
La vida tuya fue mía:
la mía, tú te la llevas.

Hasta ayer. Ayer me dices
claramente, por las buenas,
que nos conviene acabar
con aquella historia. ¡Aquella!
Eso no nace de nuevo
no la improvisas a ciegas;
eso, razón razonada,
“agua que viene de alberca
no se detiene ante nada”.
¿Qué vamos a acabar? Bueno;
como mejor te convenga.
Y estoy dispuesto a colgarme
en el pescuezo una piedra
y echarme de noche al río
sin que tu misma lo sepas.
¿Tú que harás? ¿Entrarte a monja?
¿Beber solimán a ciegas?
¿Ponerte un ascua en las sienes
para que derritan su cera?
Sólo así podrá acabar
pasión que fue tan entera.
¿pues otra cosa creías?
¿Pues otra cosa alimentas?
¿Qué amor se puede cambiar
en amistad sin ojeras?
¿Qué amantes y amigos son
como dos varas gemelas,
y que se corta la una
cuando la otra se seca?

¿Qué quien te tuvo en sus brazos
y saboreo tu lengua,
y hundió contigo la almohada
junto a tu misma cabeza
puede ser el amigo ese
que, cuando se le tropieza,
se le dice: “Adiós, amigo!”,
y se sigue la vereda?

Pero ¿quién te ha trastornado
quién te ha dado esa ceguera?
El amor cuando es amor,
sólo tiene dos certezas:
el odio, verdad de sangre;
la muerte, certeza negra.
¿Qué vamos a acabar? Bueno;
como mejor te convenga.
Pero ¿amigos? ¡Nunca! ¡Nunca!
Te estoy deseando muerta,
me estoy deseando muerto,
pero sin amor a medias.

Si tú quieres, llámame;
yo te llamaré si esperas.
¡Hazme el nudo corredizo;
eche yo el nudo a tu cuerpo,
y acabemos esta vida
que por tanto amor te pesa!

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LA VIE EN NOIR [Mi poema]
Joaquín Dicenta [Poeta sugerido]New

MI POEMA…de medio pelo

 

Hay veces que la muerte se presenta
como una solución,
se asoma con sigilo a tu balcón,
suspira ante la hiel que le atormenta
dispuesta al ver la sangre le revienta,
a dar una lección.

Que el mundo se ha tornado virulento
con ruido y sin salida,
te das sin remisión a la bebida
tratando de olvidar que él es cruento.
Quisieras retornar de inicio al cuento
que aquella era otra vida.

Y plantas tu aposento ante la duda
a ver si se despeja,
queriendo liberarte de esa reja
que sigue atormentando tan tozuda
tornando a tu existencia en la más cruda
y tanto a ti se queja.

Y vuelves a bajarte del balcón
a ver la puta calle,
y observas de la misma algún detalle
que invita a que se baje la tensión.
La brisa te refresca el corazón,
y aquel ya es otro valle.
©donaciano bueno

#Siempre que llueve...escampa? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Joaquín Dicenta

EL AMOR

El amor es la vida, y la vida es amor;
engendra la locura y abre paso al delirio;
purgatorio de goces y cielo de martirio;
su dolor es tan fuerte, que su dicha es dolor.

Va abriendo paraísos y cerrando ataúdes;
con puñales y flores hace ramos dorados…
Es el mayor pecado de todos los pecados,
y la virtud más grande de todas las virtudes.

El amor es el perfume, y el néctar, y es veneno;
es camino de rosas y es camino de cieno;
es un rayo de luna besando un corazón…

Es débil como un niño, como un Hércules fuerte;
el amor es la flecha que nos causa la muerte
y tiene el privilegio de la resurrección.

La enredadera crece y se hace un árbol

La enredadera crece y se hace un árbol
con la fresca temprana o taciturna,
la enredadera crece y se hace un árbol
y ama la luz brillante que amanece.
Y antes de que anochezca entre los nardos
del caladero limpio en primavera,
se vuelve cresta y sombra con la réplica.
Son cómplices tus risas y tus manos,
vivas como las rosas esculpidas,
las que descubren las letras minúsculas.

¡Qué doloroso es amar!

¡Qué doloroso es amar…
y no poderlo decir!
Si es doloroso saber,
que va marchando la vida
como una mujer querida,
que jamás ha de volver.
Si es doloroso ignorar,
donde vamos a morir;
¡más doloroso es amar…
y no poderlo decir!
Triste es ver que la mirada,
hacia el sol levanta el ciego;
y el sol la envuelve en su fuego
y el ciego no siente nada.
Ver su mirada tranquila,
a la luz indiferente
y saber que eternamente,
la noche va en su pupila
bajo el dosel de su frente.
Pero si es triste mirar
y la luz no percibir;
¡más doloroso es amar…
y no poderlo decir!
Conocer que caminamos,
bajo la fuerza del sino;
recorrer nuestro camino
y no saber donde vamos.
Ser un triste peregrino,
de la vida en los senderos,
no podernos detener,
por ir siempre prisioneros,
del amor o del deber.
Mas si es triste caminar
y no poder descansar
mas que al tiempo de morir;
¡más doloroso es amar…
y no poderlo decir!
Vivir como yo soñando,
con cosas que nunca vi;
y seguir, seguir andando,
sin saber por qué motivo
ni hasta cuándo.
Tener fantasía y vuelo,
que pongan al cielo escalas
y ver, que nos faltan alas,
que nos remonten al cielo.
Más si es triste no gozar,
lo que podemos soñar;
no hay más amargo dolor,
que ver el alma morir,
prisionera de un amor
y no poderlo decir.

LUJURIA

Cuando murmuras con nervio acento
tu cuerpo hermoso que a mi cuerpo toca
y recojo en los besos de tu boca
las abrasadas ondas de tu aliento.

Cuando más que ceñir, romper intenso
una frase de amor que amor provoca
y a mí te estrechas delirante y loca,
todo mi ser estremecido siento.

Ni gloria, ni poder, ni oro, ni fama,
quiero entonces, mujer. Tu eres mi vida,
ésta y la otra si hay otra; y sólo ansío
gozar tu cuerpo, que a gozar me llama,
¡ver tu carne a mi carne confundida
y oír tu beso respondiendo al mío!…

Miguel de Unamuno (1864-1936)

Sed de tus ojos en la mar me gana…

Sed de tus ojos en la mar me gana;
hay en ellos también olas de espuma,
rayo de cielo que se anega en bruma
al rompérsele el sueño, de mañana.

Dulce contento de la vida mana
del lago de tus ojos; si me abruma
mi sino de luchas, de ellos rezuma
lumbre que al cielo con la tierra hermana.

Voy al destierro del desierto oscuro,
lejos de tu mirada redentora,
que es hogar de mi hogar sereno y puro.

Voy a esperar de mi destino la hora;
voy acaso a morir a pie del muro
que ciñe al campo que mi patria implora.

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UN VATE DE MEDIO PELO [Mi poema]
Juan de Dios Peza [Poeta sugerido]New

MI POEMA…de medio pelo

 

Se ha cruzado en su camino
un vate de medio pelo
de los que están siempre en celo
por conocer su destino
y no encuentra ya el consuelo.

Que a sabiendas no le alcanza
sueña ascender al Parnaso
consciente nadie hará caso,
y se inquieta en la tardanza
a la espera de un sorpasso.

Otro iluso, otro de tantos
con si mismo complaciente
que bebe el agua en la fuente
de misterios sacrosantos
y a consejos disidente.

Resistiéndose a admitir
que no tiene quien le quiera
y aun así no desespera
pues lo suyo es escribir,
que él lo lleva por bandera.

Y lee y busca y provoca
y al que lo pilla machaca,
sube y baja, mete y saca,
y se da contra una roca
consciente que no destaca.

Y a sabiendas ya está calvo,
y en su esfera capilar
no encuentra ya qué peinar
su verso mantendrá a salvo
por si pudiera cambiar.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDO: Juan de Dios Peza

Un consejo de familia

Quién en la miseria y el amor concilia?
Esto más que un problema es un misterio.
Para hablar de un asunto que es tan serio,
hubo ayer un consejo de familia.

Hizo de presidente del consejo
un hombrecito al que la edad agobia,
y que además del chiste de ser viejo,
es, nada menos, padre de mi novia.

A su lado, y en cómoda poltrona,
con franco y natural desembarazo,
estaba una señora setentona
con un perro faldero en el regazo.

Y en derredor, con rostros muy severos,
prontos a discutir y meter baza,
estaban cual prudentes consejeros
seis a siete visitas de la casa.

Y entre todos, causando maravilla,
de gracia y juventud, rico tesoro,
como un ángel, sentada en una silla
estaba la mujer a quien adoro.

Con que, vamos a ver, dijo indiscreta
la madre, por anciana impertinente,
¿es verdad que eres novia de un poeta?
¿Sueñas con los laureles de su frente?

-Puesto que lo sabéis, dijo la niña,
no lo puedo negar: le quiero mucho.
-Mereces, dijo el padre, que te riña.
Y la anciana exclamó: -¡Cielos! ¡qué escucho!

¡Blasfemia intolerable que me irrita!
-¡Habráse visto niña descarada!
Dijo en tono burlón una visita
pegándose en la frente una palmada.

-Los versos nada más son oropeles.
Dijo la anciana en tono reposado,
y apuesto que no sirven sus laureles
ni para sazonar el estofado.

¡Un novio soñador y sin dinero!
Hija, esto sí que nadie lo perdona;
ya que tiene corona y no sombrero,
fuera mejor usara su corona.

-Los hombres, dijo el padre, son perversos
pero más los poetas de hoy en día.
Quizá te piense alimentar con versos,
y eso vas a comer ¡pobre hija mía!

-O, quién sabe, agregó con triste acento
una visita, al parecer piadosa,
si se irán a poblar el firmamento
o a vivir en el cáliz de una rosa.

-Puede ser, interrumpe otra persona,
que intente levantar, llegado el caso,
a orillas de la fuente de Helicona,
un palacio en las faldas de Parnaso.

El regalo de boda, amigo mío,
tendrá joyas riquísimas y bellas
junto a un collar de perlas del rocío,
el manto azul del cielo y sus estrellas.

Envidia te tendrán los serafines,
pues tendrás, deleitando tu hermosura,
una alfombra de nardos y jazmines
y un ruiseñor que cante en la espesura.

El marido feliz te dará un beso
diciendo: ¡tengo un ángel por esposa!
¿Y a la hora de comer? ¡quién piensa en eso!
¡para el poeta la comida es prosa!

Un coro de estridentes carcajadas
satíricas, terribles, infernales,
convirtió las mejillas en granadas
al ángel de mis sueños celestiales.

-¿Conque piensas seguir esos amores,
tú, la más infeliz de las mujeres,
piensas con el aroma de las flores
vivir entre la dicha y los placeres?

¿A qué alta sociedad, hija querida
te llevará ese amor del cual abusas?
¡Ha de ser muy monótona la vida,
sin tener más visitas que las musas!

Otra risa estalló ¡bendita risa!
Entonces ella abandonó su asiento,
y con grave ademán y muy de prisa
salió, sin vacilar, del aposento.

Llamáronla mil veces, pero ella,
espléndida, graciosa, soberana,
como asoma en los cielos una estrella
el rostro fue a asomar a la ventana.

-Ven, me dijo, mitad del alma mía.
Dicen que amarte es prueba de torpeza,
que por pobre te olvide ¡qué ironía!
que te deje por pobre ¡qué tristeza!

Como no te comprenden, ya por eso
destruir mis amores se concilia.
Yo siempre seré tuya: dame un beso;
¡se ha lucido el consejo de familia!

La princesa azteca

(Leyenda de la alberca de Chapultepec–
A la inspirada poetisa y virtuosa señora Ángela G. de Alcalde)

El bosque centenario
en sus antros encierra
ese silencio eterno que acompaña
a las salvajes pompas de la América.

En el espeso toldo
que al sol el paso niega,
los cenzontles que cantan en las noches,
de rama en rama sin zozobras vuelan.

Y el cardenal errante,
y el colibrí de seda,
al beso de las tibias alboradas,
dando celos al iris, juguetean.

De las copas más altas,
como argentadas hebras,
las canas de los viejos ahuehuetes
dan a los vientos sus robustas crenchas.

Y revistiendo el tronco
de secular corteza,
matizando sus tronos de esmeralda,
se abre a la luz la trepadora hiedra.

Tapiza el suelo un musgo
que ni el verano seca,
donde recoge el aire en las mañanas
un sempiterno olor a flores nuevas.

El bosque centenario
en su extensión inmensa
repercute en las tardes los acentos
más dulces de los cánticos aztecas.

Las voces de una raza
peregrina y guerrera
que va dejando con su sangre hirviente
de su incesante caminar las huellas.

Y vagan esas notas
dulcísimas y tiernas,
enseñando a los pájaros salvajes
tristes y melancólicas cadencias.

Las repite el cenzontle
en la noche serena,
cuando la luna en el azul espacio
el heno de los árboles platea.

Las dice la calandria,
el clarín las remeda,
y en las tardes de mayo los jilgueros
trovan los himnos de su amor con ellas.

Y cuando en tristes horas
de lluvia y de tinieblas
la tempestad su carro de relámpagos
sobre los viejos árboles pasea,

y con ojos de llamas
la lechuza agorera
predice la catástrofe y la muerte
como alada Sibila de la selva,

cuando los vientos rugen,
cuando los troncos tiemblan
y cual cinta de lumbre en negro abismo
el rayo retumbando culebrea,

en el fondo del bosque,
rasgando las tinieblas,
se oye dulcísima y doliente
que canta melancólicas endechas.

Son las notas de un arpa
de misteriosas cuerdas
en que surgen estrofas no aprendidas
cuando calla el placer y hablan las penas.

Las extrañas canciones
entre la sombra vuelan,
mezclándose del viento a los rugidos
y al sordo rebramar de la tormenta.

Vagan en el ramaje,
cruzan por la maleza,
y el paso no les corta la falange
de sabinos cual mudos centinelas.

Se extienden en los lagos
de superficie tersa
donde crecen los juncos cimbradores
y sus corolas abren las ninfeas.

Cruzan por los maizales
cuyas cañas esbeltas
sus hinchadas espigas, a las lluvias
levantan a los cielos en ofrenda.

¿Quién canta esas canciones?
¿Quién dice esas endechas,
que ya traspuesto el sol y quieto el mundo
repiten los cenzontles en la selva?

¿De qué garganta brotan?
¿Quién delira con ellas
y en la imponente majestad del bosque
en tristísimas horas las eleva?

Mirad, hay en el fondo,
tras la enramada espesa,
dominando los altos ahuehuetes
una montaña de verdor cubierta.

La mano de un gigante
amontonó sus piedras,
sobre las cuales fabricó un palacio,
para propio solaz, un rey azteca.

Son espesos sus muros,
angostas son sus puertas,
y parece, mirado desde lejos,
vetusta cripta en la extensión desierta.

Pega el nopal al muro
sus espinosas pencas,
y como cenicientos obeliscos
los órganos tristísimos lo cercan.

No tiene escudo noble
tan rara fortaleza,
ni levadizo puente, ni ancho foso,
ni rastrillo, ni glacis, ni poterna.

No guarda férreos cascos,
ni lanzas, ni rodelas,
ni resonó jamás en sus salones
la armadura brutal de la Edad Media.

Los señores que ha visto
esgrimen arco y flecha,
llevan al combatir desnudo el sexo
y adornada con plumas la cabeza.

Obscuros son sus ojos,
sus cabelleras negras,
su cutis, siempre al sol, color de trigo,
sencillas sus costumbres y su lengua.

En tan triste palacio
con sus damas se hospeda
siempre sola, llorosa y resignada,
como un lirio con alma, una princesa.

Y vive sin que nadie
a visitarla venga,
que por rencor y celos y venganza
víctima del amor allí la encierran.

Amó, cual amar saben
en su raza, en su tierra,
las mujeres que encienden sus pupilas
con la del alma inextinguible hoguera,

Un hermano celoso
de su pasión intensa,
mató al indio bizarro que formaba
el culto terrenal de la doncella.

Y entonces con la rabia
que electriza a las fieras,
cuando el artero cazador destroza
al cachorro que esconden en la cueva,

ella tomó en sus manos
la macana de piedra
y castigó a su hermano con un golpe
que bien pudo arrancarle la existencia.

El padre, como ejemplo,
como justa sentencia,
la alejó de su lado y encerróla,
del viejo bosque en la mansión severa.

Y allí con la alborada,
cuando la luz despierta,
cuando en todas las ramas hay cantares
y alza un himno de amor toda la selva,

cuando se abren las fibras
y en sus corolas tiemblan
los pintados y errantes chupamirtos
que de sabrosas mieles se alimentan,

se oye como desciende,
por las abruptas peñas,
envuelta en un mantón de blancas plumas,
seguida de sus damas, la Princesa.

Siempre al pisar el bosque
toma la misma senda,
para buscar el sitio apetecido
en que el placer y la delicia encuentra.

Allá, bajo las ramas
más verdes, más espesas,
y donde en haces de colores vivos
el sol naciente sus fulgores quiebra,

engastada en el musgo
cual líquida turquesa,
convidando a la vida y al deleite,
espejo del follaje, está la alberca.

El manantial fecundo
al fondo borbotea,
sin que nadie perciba sus rumores
ni la quietud perturbe de la selva.

Dicen que cuando alguno
se posa en sus arenas,
queda encantado y con extraña forma,
y el que a buscarlo va, jamás lo encuentra.

Por eso todos temen,
y aún los hombres recelan,
sumergirse en las ondas cristalinas
de una agua tan azul y tan serena.

Sólo la hermosa joven,
cuando a los bordes llega,
fija en el manantial una mirada
que es la viva expresión de una promesa.

Deja el manto de pluma,
sus cabellos destrenza,
y a las caricias púdicas del agua,
dando tregua al dolor, feliz se entrega.

Y míranse en las ondas
las formas hechiceras,
deslizarse flotantes y tranquilas
como la flor que la corriente lleva.

Si el bello busto asoma,
sobre los senos ruedan
las gotas trasparentes y brillantes
como si fuesen lágrimas o perlas.

Y cuando el cuerpo airoso
quieto flotando queda,
parece que el cristal azul y terso,
enamorado sus contornos besa.

Semeja blanca ondina,
ruborosa sirena,
que, con un beso, el sol americano
quemó su piel y la tornó trigueña.

¿Oís? cantan muy dulce
las aves de la selva,
las brisas no estremecen el ramaje,
ni el heno gris en los sabinos tiembla.

El aire está suspenso,
ningún rumor se eleva,
porque en el viejo bosque centenario
juega desnuda la gentil doncella.

Salta un instante al borde
de la azulosa terma,
y los encantos que la dio natura
sin velo encubridor al aire muestra.

Y escúchase de pronto
un grito de sorpresa,
cual lo lanzara el que soñó en un cielo
y al fin, sin esperarlo, lo contempla.

Por el vetusto bosque,
el grito aquel resuena,
y levanta los ojos espantados
la ninfa que en las aguas se refleja.

Y sin tino, temblando,
pálida, como muerta,
descubre entre las ramas de un sabino
de un ser desconocido la cabeza.

Es un amante osado,
es un guerrero azteca,
que adora a la doncella y la persigue,
y hoy en su virgen desnudez la acecha.

Sin conceder más tiempo
de que sus formas vea,
herida en su pudor la altiva joven
se sumerge en el agua con violencia.

Y al manantial desciende
y toca sus arenas,
y se pierde a los ojos de sus damas
y el guerrero la busca y no la encuentra.

Cruzaron varios soles
por la azulada esfera,
y nadie supo el postrimer destino
de aquella humana y púdica azucena.
Que allí quedó encantada,
refieren las leyendas,
y que al mediar los soles y las lunas
flota sobre la líquida turquesa.

Su nombre ignoran todos,
nadie ignora sus penas,
y quedan de sus gracias como espejo
los movibles cristales de la alberca.

Este era un rey…

Ven mi Juan, y toma asiento
en la mejor de tus sillas;
siéntate aquí, en mis rodillas,
y presta atención a un cuento.

Así estás bien, eso es,
muy cómodo, muy ufano,
pero ten quieta esa mano;
vamos, sosiega esos pies.

Este era un rey… me maltrata
el bigote ese cariño,
Este era un rey… vamos niño,
que me rompes la corbata.

Si vieras con qué placer
ese rey… ¡Jesús! ¡qué has hecho!
¿Lo ves? en medio del pecho
¡me has clavado un alfiler!

¿Y mi dolor te da risa?
escucha y tenme respeto:
éste era un rey… deja quieto
el cuello de mi camisa.

Oír atento es la ley
que a cumplir aquí te obligo…
Deja mi reloj… prosigo.
Atención: Este era un rey…

Me da tormentos crueles
tu movilidad chicuelo,
¿ves? has regado en el suelo
mi dinero y mis papeles.

Responde: ¿me has de escuchar?
Este era un rey… ¡qué locura!
me tiene en grande tortura
que te muevas sin parar.

Mas ¿ya estás quieto? Sí, sí
al fin cesa mi tormento…
Este era un rey, oye el cuento
inventado para ti.

Y agrega el niño, que es ducho
en tramar cuentos a fe:
«Este era un rey…» ya lo sé
porque lo repites mucho.

Y me gusta el cuentecito
y mira ya lo aprendí:
«Este era un rey», ¿no es así?
«¡Qué bonito! ¡Qué bonito!»

Y de besos me da un ciento,
y pienso al ver sus cariños:
los cuentos para los niños,
no requieren argumento.

Basta con entender
su espíritu de tal modo
que nos puedan hacer todo
lo que nos quieran hacer.

Con lenguaje grato o rudo
un niño, sin hacer caso,
va dejando paso a paso
a su narrador desnudo.

Infeliz del que se escama
con esas dulces locuras:
¡si estriba en sus travesuras
el argumento del drama!

¡Oh Juan! me alegra y me agrada
tu movilidad tan terca;
te cuento por verte cerca
y no por contarte nada.

Y bendigo mi fortuna,
y oye el cuento y lo sabrás;
«Era un rey a quien jamás
le sucedió cosa alguna».

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MI MADRE ERA MUY GUAPA [Mi poema]
Miguel Rash Isla [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Mi madre era muy guapa, yo no tanto,
mi madre era hacendosa, yo algo menos.
Cuando ella amamantaba con sus senos
me daba hasta saciar, que hoy me atraganto
con solo de pensar al ver tan llenos.

Mi madre me apreciaba, me decía
tú vales, hijo, más que las pesetas.
Y si algo hacía mal, a hacer puñetas
con todo desparpajo reprendía,
te irás, como una aguja, a hacer calcetas.

Mi madre me educó para la vida
ansiando fuera el Príncipe Valiente.
Yo apenas si llegué a ser asistente
buscando algún mendrugo de comida
mejor si éste estuviera algo caliente.

Mi madre se fue un día sin quererlo
siquiera sin saber por qué se iba
dejando a mi conciencia pensativa.
Y hoy mismo ya me niego aquí a creerlo
la causa si yo tuve en la deriva.

Comprendo que han pasado muchos años
más sigue en mi memoria siempre viva,
me sigue, me persigue y me cautiva,
tan limpia, tan sesuda, sin apaños,
mi madre siempre tuvo quien le escriba*.
©donaciano bueno

#Las madres son...son únicas...? Share on X

* alusión al cartero de Neruda.

MI POETA SUGERIDO: Miguel Rash Isla

A una onda

Onda del mar, padezco tu inquietud: a tu modo
vibro, sollozo, canto, me agito sin cesar;
como tú no hallo nunca concreción ni acomodo,
como tú sufro el signo turbulento del mar.

Caprichosos, volubles, inconformes con todo,
cambiamos, sin que cambie nuestra vida al cambiar;
¿dóndé estará la playa, dónde estará el recodo
traaquilo en que podamos sin morir reposar?

La lumbre te embellece con un prisma risueño,
cual sonrosan mi alma la ilusión y el ensueño,
mas tu prisma y mi sueño son mentira no más.

¿Quién sospecha tus rumbos? ¿Quién mis dudas resuelve?
Tú eres lo que en la orilla dice adiós y no vuelve…
Yo lo que al despedirse no ha de volver jamás.

Amor errante

La donna se ben fa come la luna
e sempre quella sia bruna sia bianca.
D’ Annunzio

Así dijo en la noche, desolado, el viajero:
vengo de las diversas comarcas del amor;
crucé por muchas almas y en todas fui extranjero;
de todas salí siempre con fatiga y dolor.

Vi en los ojos más claros un mirar traicionero,
y en las bocas más frescas hallé el mismo sabor;
no hubo brazos capaces de hacerme prisionero,
ni carnes que temblaran con un nuevo temblor.

De una mujer en otra fui pasando y en cada
una dejé una parte de mi vida inmolada…
Ya no tengo que darles ni espero que me den.

Sólo con los amores que he soñado me quedo,
y con el tuyo ¡oh muerte! aunque me causa miedo
que tus labios destilen sólo tedio también.

De bohemia

Noche invernal. En torno de la mesa
transcurre humildemente la velada;
ella calla y me mira; en su mirada
tiembla su corazón hecho promesa.

Callo también y sueño. Me embelesa
la quietud de este cuarto de barriada
en que vivo una hora, sazonada
con mieles de pecado y de sorpresa.

Un abandono lánguido me embarga,
pues en la noche embrujadora olvido
del diario afán la pequeñez amarga,

y porque en el silencio y a su lado,
gozo un minuto libre, en el florido
regazo del azar y del pecado.

Dedicatoria

En un ejemplar de Para leer en la tarde

Gasté la ilusa juventud primera
esperando un amor que nunca vino,
y a la sombra de un árbol del camino,
me senté a ver morir la primavera.

¡Qué triste ocaso el que a mi vida espera!
pensaba ante el avance vespertino;
mas repentinamente hubo un divino
florecimiento en mi ánima: Ella era…

Eras tú que venías. Y este libro,
en el que a todos los anhelos vibro,
es mi ayer; es un parque abandonado

donde duermen en paz viejos amores.
¡Pasa cantando y deshojando flores
sobre las hojas secas del pasado!

Dualidad fatal

Cuando se daba entera a mi albedrío,
muchas veces salí de entre sus brazos
con mi pobre ilusión hecha pedazos
y con el corazón turbio de estío.

Y hoy que, por propio o por fatal desvío,
de otro amor se adormece en los regazos,
como quisiera renovar los lazos
de aquel amor que me atedió por mío.

Oh dualidad entre infernal y loca:
padecí taciturno desaliento
siempre que un beso desfloré en su boca.

Y cuando ajena a mi ansiedad la siento,
dar la vida y el alma me provoca
por besarla otra vez sólo un momento.

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ESTATUA DE SAL [Mi poema]
Juana Borrero [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Del tiempo que ha pasado no me acuerdo,
no sé nada, no existe ya constancia,
se encuentra desnortado en su vagancia
mandando a pasear a su recuerdo.
Ya existe una distancia.

Que aquello que se fue ya se ha perdido,
y aquello que se pierde y no aparece
ni avanza, retrocede, pues fenece
y da por enterrado en el olvido.
Solo es lo que acontece.

No sirve de que aun quede en la memoria,
lo mismo es lo que resta de un rasguño,
un golpe que te han dado con un puño
que pasa a formar parte de tu historia
lo mismo que el terruño.

El tiempo es como un vaso de agua lleno
que tomas como dote cuando naces
los sorbos que tú das son muy fugaces,
y el agua más escaso, más obsceno,
sus ansias más voraces.

Por mucho que lo intentes el pasado,
igual que hace en el fuego una pavesa,
se esfuma cuando ve no te interesa
haciendo mutis foro hacia otro lado
como hace una traviesa.

Volver la vista atrás como hizo Lot
volver la vista atrás, no trae a cuenta,
que huir por el temor a la tormenta
urdiéndole al pasado un buen complot
con sal no te alimenta.
©donaciano bueno

#Lo único que cuenta? El presente. Share on X

*Huyó de Sodoma antes de su destrucción, avisado por ángeles de Yahveh. La mujer de Lot ―de nombre Edith―​ al darse la vuelta (desobedeciendo el mandato de Yahveh) se convirtió en estatua de sal, en castigo divino por su curiosidad, quedando ahí mientras el resto de su familia abandonaba el lugar.

MI POETA SUGERIDOJuana Borrero

APOLO

Marmóreo, altivo, refulgente y bello,
corona de su rostro la dulzura,
cayendo en torno de su frente pura
en ondulados rizos sus cabellos.

Al enlazar mis brazos a su cuello
y al estrechar su espléndida hermosura,
anhelante de dicha y de ventura
la blanca frente con mis labios sello.

Contra su pecho inmóvil, apretada
adoré su belleza indiferente,
y al quererla animar, desesperada,
llevada por mi amante desvarío,
dejé mil besos de ternura ardiente
allí apagados sobre el mármol frío.

CREPUSCULAR

Todo es quietud y paz… En la penumbra
se respira el olor de los jazmines,
y, más allá, sobre el cristal del río
se escucha el aleteo de los cisnes
que, como grupo de nevadas flores,
resbalan por la tersa superficie.
Los oscuros murciélagos resurgen
de sus mil ignorados escondites,
y vueltas mil, y caprichosos giros
por la tranquila atmósfera describen;
o vuelan luego rastreando el suelo,
rozando apenas con sus alas grises
del agrio cardo el amarillo pétalo,
de humilde malva la corola virgen.

ULTIMA RIMA

He soñado en mis lúgubres noches
en mis noches tristes de penas y lágrimas,
con un beso de amor imposible,
sin sed y sin fuego, sin fiebre y sin ansias.

Yo no quiero que el deleite que enerva,
el deleite jadeante que abraza,
y me acusan de hastío infinito
los labios sensuales que besan y manchan.

¡Oh mi amado! ¡Mi amado imposible!
Mi novio soñado de dulce mirada,
cuando tu con tus labios me beses
bésame sin fuego, sin fiebre y sin ansias.

¡Dame el beso en mis noches,
en mis noches tristes de penas y lágrimas,
que me deje una estrella en los labios
y un tenue perfume de nardo en el alma!.

REVE

Su voz debe ser dulce y persuasiva
y soñadora y triste su mirada…
debe tener la frente pensativa
por un halo de ensueños circundada.

Su alma genial, cual pálida cautiva
de un astro esplendoroso desterrada,
sueña con una nube fugitiva
y con el traje de crespón de un hada.

Cuando la ronda azul de los delirios
disipa sus nostálgicos martirios
borrando del pesar la obscura huella,
él se acuerda en la noche silenciosa
de aquella virgencita misteriosa
que dejó abandonada en una estrella.

ÍNTIMA

¿Quieres sondear la noche de mi espíritu?
Allá en el fondo oscuro de mi alma
hay un lugar donde jamás penetra
la clara luz del sol de la esperanza.
¡Pero no me preguntes lo que duerme
bajo el sudario de la sombra muda…;
detente allí junto al abismo y llora
como se llora al borde de las tumbas!

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OTRO HOMBRE, NO MÁS [Mi poema]
María Monvel [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Aquí donde me veis yo soy un hombre,
la cabeza, dos brazos y dos piernas,
dos ojos en la cara cual linternas
y abajo entre las piernas, no se asombre,
un preso en las galernas.

Dos oídos, nariz y dos orejas,
el pelo hoy ya no está pues que se ha ido
contento ya de haberse conocido
igual que en el rebaño las ovejas
soltando algún balido.

Que nadie ponga en duda ni discuta
que tengo en pies y manos cinco dedos,
me arropo cuando puedo con mis credos,
si entiendo que voy mal cambio de ruta
y a veces tiro pedos.

Que soy, como se dice, otro cualquiera,
lo mismo que una arenque en escabeche,
la nata que se escapa de la leche
se siente prisionera en la lechera,
si gusta, ¡que aproveche!
©donaciano bueno

#Otro pelanas más...? Share on X

MI POETA SUGERIDOMaría Monvel

Berceuse

Duerme. Tus juguetes se durmieron ya.
Si la niña duerme, dormirá mamá.
Y, ¡pobre mamá! bien lo necesita!.
¡Se doblan los brazos de la mamaíta!
y aunque eres en mi alma un montón de luna,
te mezo, te mezo tierna y fatigada …
¡Duerme ,mientras llenas de luna mi almohada
y vuelves contigo de plata la cuna !.

Duerme, que después, ¿Dormirás tan quieta
como duermes entre mis brazos sujeta?.
¿Dormirás tan dulce, tan hondo dormida
como ahora duermes al seno prendida?
¡Duerme mientras puedas!. Más tarde, bien mío,
te dará el amor vivo calofrío,
te desvelará con sus inquietudes
y terrible guerra dará a tus virtudes.
El deseo en llamas quemará tu lengua
y la desazón te infringirá mengua
y del desengaño la desilusión
hará nido muelle de tu corazón.

¡Duerme mientras puedas!. Arrorró, mi vida!
¡Qué dicha mirarte, dormida , dormida!.
Más tarde, después,arruga primero darás desazón a ala mi hechicera.
La primera cana te dará tortura
y te oprimirá como soga dura
y el sueño, arrorró, no vendrá jamás …
Duerme, que después ya no dormirás.

Duerme, que más tarde tus bracitos breves,
serán cuna de otros fardos así leves,
y cuando tus ojos se cierren cansados
has de abrirlos luego, grandes y asustados
porque tu bebé te despertará
como tú despiertas ahora a mamá.

Duerme, que también yo quiero dormir.
¡Mis brazos son frágiles para resistir!.
y te dejaré caer, pobrecita,
en aquel rincón con la muñequita,
entre tus juguetes, gatos y corderos,
¡gloria la de tus amores primeros!
Y desde un rincón el toro vendrá
y en castigo, fuerte , fuerte, mugirá!
Comerá muñeca, comerá niñita,
llorará solita, ¡pobre mamaíta! ….

Se durmió. La acuesto. Su cuerpo en la cuna,
fulge leve, como si fuera luna.

Es que yo era la luna

Es que yo era la luna
y es que tú eras el sol.
Cuando resplandecías
blanca brillaba yo.
Me miraban diciendo:
«¡qué dulce resplandor!»
y bajo mis destellos
de clara respiración
se amaban los amantes
con más ardiente amor.

Es que yo era la luna
y es que tú eras el sol.
Las gentes lo ignoraban
y lo ignoraba yo.
¡Yo creía que mío
era todo el fulgor!
Pero un día en el cielo
el sol apagó Dios.
No brilló más la luna
ni nunca más bañó
rostros de amantes pálidos
con pálido fulgor.
Como apagada escoria
en las nubes quedó
y supo ¡oh desencanto!
que no era un resplandor,
sino un reflejo pálido
que le mandaba el sol.

Tú eras el sol, mi vida,
y la luna era yo.

Versos de amor

1
Dentro de todo es dulce
vivir como yo vivo
pendiente de tu amor
como un globo cautivo.

Corre el mundo a mis pies,
pero yo no lo siento:
sólo tu amor me agita
como un ligero viento.

Tú de lejos sostienes
tus hilos temblorosos,
yo de lejos te envío
sonrisas y sollozos …

2
Tienes la maldad fría y sutil del veneno,
sabes la muerte lenta que dan los infiernos,
y sabes además que por eso te quiero!.

Amargas el brebaje que tienes con los,
echas sal en mi pan y en mi goce echas miedo
y sazonas el filtro del amor porque muero!.

Aprendiste a hacer deseables el infierno,
sabes hacer amable la caricia del fuego
y sabes el secreto de hacer mi amor eterno!.

Conoces la manera de ceder al deseo
para que sus raíces no perezcan sin riesgo
y eternizar el río sediento de mis besos !.

3
Tu letra es como tú, firme, ruda, sincera;
tu letra es cruel y mala.
Te amas más en tu letra que no ha temblado nunca
que en la vanidad fría de tu carta.

Te amo, y aborrezco tus cartas y tu letra,
la letra con que escribes tan hondo amor de mi alma.

4
Copa de cristal pulido
bebo, bebo y no me embriago,
con sabor a corazón
y sabor divino a labios.

Bacante soy de una orgía
deliciosa y no me exalto.
Ruedan abiertas las rosas
sobre mi corpiño intacto
y yo bebo y bebo más
el licor que sabe a labios.

Maravilloso licor
del que ya he bebido tanto
sin que se alteren mis venas,
sin que en mi mente haga estragos.

centellea, como dos
ojos negros en mi vaso,
prende infinitas antorchas
en mi corazón helado
y arrastra mi pensamiento
hacia caminos fantásticos.

Bebo, y no estoy ebria no,
Muerdo el cristal de mi vaso
y hago trizas los espejos
que miran y estoy mirando

Me sumerjo en mi licor
como en olas de cobalto
y aunque bebo, no me estalla
roto el cerebro en pedazos …

Disuelvo mi pensamiento,
licor con sabor a labios
y en tus olas de emoción
toda la voluntad deshago.

Centellar de ojos ardientes,
aunque muero, no me embriago,
y aunque he disuelto mi vida
en la copa de tu labios!.

5
Junto a mi vera un camino,
y aquí tranquilos mis pies
y no me llevan consigo!.

Me incita a mi lado el mar
y un barco a la vela presto
y no me voy a viajar.

Me consumo deseando,
y tu boca guarnecida
de besos, aquí a mi lado!…

Pero entre mi alma y tu alma
hay una pared muy alta …
Tú sabes como se llama!

6
Ya nada más. Miro borrosos
los negros días del pasado.
De tu semblante tan amado
no queda un rasgo tembloroso.

Tu nombre no turba el reposo
de mi corazón fatigado
de haberte tanto y tanto amando
con amor hondo y silencioso.

Libre de fiebre al fin me siento
Mi corazón libre camina
endeble, pero indiferente,
y es la vida espejo pulido
donde contemplo consumido
mi rostro convaleciente.

7
Mi corazón acoge al amor sin reserva.
Le acaricia los rizos con blandura inefable
porque le sabe niño, porque le sabe amable
y porque aquella cruel juventud le recuerda …

Mi corazón le acoge con pausa dulce y fría.
Besa sus labios dulces sin temblar, y le deja
jugar con el carcaj y la saeta vieja
apuntando en el blanco de mi alma vacía.

Pobre amor!, pobre niño! . Mi rencor no te alcanza,
pero no hace surgir la más leve esperanza
el murmullo que siempre derramas en el oído.

Mi corazón repudia tus besos inocentes,
y aunque mis manos buenas te acaricien clementes,
ya no eres para mí sino un sueño perdido.

8
Te odio. Lo digo con la unción enorme
con que te dije te amo.
Pasaste de un extremo al otro extremo,
sin transición , de un salto.
Ayer no más te amé y hoy te aborrezco
y apenas he cambiado.
Siempre sueño contigo por las noches
con hondo sobresalto.
Siempre y sin darme cuenta, me detengo
muda, ante tu retrato.
Siempre que miro un árbol en las tardes
es que te estoy mirando,
Siempre que no respondo a una pregunta
es que en ti me distraigo,
y siempre que se nubla en mi vida
y que quiero morir, estoy pensando
en aquel roce silencioso y último
de tu mano y mi mano …
Todo es igual, pero antes amor era
y ahora es odio en cambio.

9
Tienes la frialdad horrible de una estatua,
de una estatua de piedra en un jardín dormido.
En vano echo a tu cuello las dos serpientes blancas
de mis dos brazos blancos; nada puedo contigo!.

Me tienta el espejismo de tus ojos de acero
y me doblo ante el frío rayo de su mirada.
Si levanto la voz, en sus focos de oro
como un collar de vidrio se quiebran mis palabras.

Pecho de hierro donde se golpean mis puños
hasta sangrar … Te amo, y me muero de anhelo.
Yo no soy sino el hilo de un deseo que asciende
de un amor a tus pies como nudo deshecho!.

10
En tus ojos profundos
está todo mi mundo.

Allí está mi secreto
en tus ojos sujeto …

Busca en ti y no en mí y hallarás
el por qué nunca hallé, dicha, paz.

11
Porque me quieres me torturas
y ya eras dueño de mis días
y siempre habrán mis alegrías
de entremezclarse de amarguras.

Porque me quieres, no venturas,
sino dolor, melancolías.
Porque me quieres, nunca mías
la tarde azul, las muchas puras …

Porque me quieres me atormentas.
Porque me quieres, con violentas
y crueles manos, hieres, hieres.

Porque me quieres, va muriendo
presa de vértigo tremendo
mi corazón, porque me quieres!.

12
Cuando es muy dura para mi la vida,
te miro entras por esa puerta abierta
y es la visión tan nítida y tan cierta
que hago mía otra vez la dicha ida.

Tiembla mi mano de la tuya asida,
se alza de nuevo mi esperanza yerta
y revive en tu amor mi vida muerta
a todos los halagos de la vida…

Otra vez vivo y otra vez me muero
cuando mi boca estrechas con tu cabo
en cruel y pasajera fantasía
para desvanecerte tan ligero,
que despierta otra vez, mi mano toca
la puerta a que no llegas todavía !.

13
Amor que te niegas, espera aun, espera,
soy joven todavía.
No cruces a mi lado sin detener el paso,
soy joven todavía!.

Ni una arruga me cruza la frente melancólica
sin tu caricia fría.
Entre mis manos frágiles tu angustia y tu deseo
cabrían, sí , cabrían.
y si acaso las mueves, mi mano aguda y pálida
se que se prestaría
a la caricia tímida o a la caricia cruel
que tú le enseñarías.
Mientras los animaste, en mis pupilas jóvenes
la dicha sonreía.
No supe de otros goces ni de otro dolor supe
que el que de ti venía.

Sólo de amor lloré, sólo de amor sufrí,
sólo de amor reía.
Tú que mi vida fuiste, nunca pensé, oh ingrato,
que me abandonarías!.
Invéntame torturas, pruébame en mil fatigas,
todo lo sufriría
porque de nuevo amor, se abrase en tu calor
esta mi vida fría …

Amor que te me niegas, espera aun, espera,
espera todavía !

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EL PRESI, SEÑOR SÁNCHEZ [Mi poema]
Leopoldo Alas (Clarín) [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

¿Qué tiene el señor Sánchez y qué tendrá el poder,
ansiando tanto ser de nuevo el presidente,
consciente hay mucha gente que no le puede ver,
debiendo convencer sabiendo que él nos miente?

¿Y qué tendrá esa droga que a algunos encandila,
se incrusta en su cavila y convierte en chirigota,
bailando así una jota al ritmo de pabila
que surge, se deshace y pronto es una mota?

¿Y qué tendrá el poder tan falto de decencia,
que suelta su excrecencia, se agarra a un clavo ardiendo,
a malos defendiendo, no haciendo resistencia
y a todos los demás, con deshonor, vendiendo?

¿Y qué hace a los humanos sujetos a traiciones,
que aguantan tanta ofensa, tan llenos de suspensos,
mirándose en el muro de las lamentaciones
para morir de pena, de honor tan indefensos.
©donaciano bueno

#¿Qué mueve a los políticos...? Share on X

A colación de la llegada al poder de la nación de Pedro Sánchez mediante una moción de censura apoyada por las izquierdas radicales incluidas las de los partidos secesionistas, que desean destruir España, y los terroristas de la antigua ETA.

MI POETA SUGERIDO: Leopoldo Alas

Al filo de los treinta

Supón que todo sigue…
La voz que siempre escuchas por las tardes
cuando a solas suspiras para aliviar el peso,
con ganas de cambiar y miedo a las personas
y cierta desazón de estar sin ellas.

Oigo la luz, más que verla, tumbado
en esta cama antigua, en Almería,
al filo de los treinta.
Las notas del silencio,
el cielo azul cansado y una torre dormida.

…que todo siga siendo tan sencillo:
despenar sin heridas como en los viejos tiempos,
madrugadas difusas y, a la tarde,
un rato nada más en el abismo.

El ángel y el vampiro

Pasé la vida entre vampiros y ángeles,
libando con paciencia los unos mi energía,
los otros trasvolando mis días más sentidos.
Todos los trances de luz fueron suyos:
al ángel los del cuerpo, los del alma al vampiro.

Al sol como en la sombra estuve ciego
y en el tránsito hacia el zenit, perdido.
Confundí las alas blancas con las capas negras.
Gusté, besando al ángel, los labios del vampiro.

Siempre acudí a la cita con lo eterno.
Cada vez que llamó, me encontraba.
Unas veces hermoso y otras veces oscuro,
el timbre de su voz me subyugaba,
la miel de su sonrisa me encendía,
y bailábamos juntos, el ángel o el vampiro
y yo que nunca supe muy bien con quién bailaba.

El corazón en casa

No levantan la mirada. No hay nada
más que el aliento gris
que emanan sus marrones,
un resuello que va espesando arriba
y les deja rendidos al asfalto.
Ni sueñan: no hace falta. Ni recuerdan.
Ni desde luego intentan
elevar su plegaria a las alturas.

¿Dios qué puede ofrecerles?
¿Qué puede ofrecer a nadie un mendigo
que va pisando charcos sin ser visto?

Pequeños, sometidos,
al ritmo de unas músicas paganas
y en una ratonera de edificios,
celebran naderías.
Mientras sigan rodando los días con sus noches
y no vuelvan a descubrir el cielo,
será mejor así: los párpados caídos
y el corazón en casa.

Espectros de una vida que se agota

¿A qué viene esconderse los espectros?
Entonces no era así.
Íbamos juntas las almas en busca de cuerpos
porque en uno solo no cabía la conciencia.
Qué arteras artimañas usamos por no vernos,
qué orgullo solitario en nuestras cuevas
adornadas con estampas del deseo.

Hablaron de un camino que lleva a la derrota.
También de una cascada que da la bienvenida
y de una comunión de sombras exaltadas.
Sabemos ya que el tacto nos daba la medida
de nuestra pretensión, pero el recuerdo borra
la intensidad vital, el sol, la llamarada.

Espectros de una vida que se agota,
hemos llegado hasta aquí.
Vamos juntas las almas al olor de los cuerpos,
que en esa confusión estaba la respuesta.
Por absurdo que parezca el desafío,
habrá felicidad en el rencuentro.
Cuando hagan la señal, salgamos de las cuevas.

Pasión de afecto

En el amor fatal no brilla el pensamiento.
La mente se coagula cuando la sangre estalla.
Vuelve sombrío el ingenio y sin gracia
la fatuidad fanática del fuego.
Yo creo en un amor clarividente,
una efusión borracha de prudencia,
el fruto que se alcanza, las fuentes del desierto.

El riesgo y la pasión están en el afecto,
en un miedo común al abrazarse.
Dormidos, compartir el mismo sueño.
Despiertos, afilar las diferencias.
Amor que no se abisma ni se engaña,
amor que se resuelve en transparencia.

Razón de amor

No es sólo la pasión de los abrazos,
la saliva, el aroma, el vértigo, los besos
o el plácido desvelo de la ausencia.

Mi amor es la fábula y la trama,
el relato interior que sigue a cada encuentro,
la glosa que acompaña los adioses,
el minucioso examen de las frases
y el eco que tu voz le pone a mi silencio.

Mi amor es ser feliz y no engañarme
anticipando el daño del negro desengaño,
cuando el sexo se esfume en el recuerdo
remoto y resentido de un orgasmo.
El consentir la calma en las mareas
y atesorar las horas y los días
de la fiesta de luz que celebramos,
del banquete voraz de los sentidos.

Y abolir la frontera de los cuerpos,
detenernos, subiendo la escalera,
a besarnos en todos los peldaños.

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Julián del Casal

A un dictador

Noble y altivo, generoso y bueno
Apareciste en tu nativa tierra,
Como sobre la nieve de alta sierra
De claro día el resplandor sereno.

Torpe ambición emponzoñó tu seno
Y, en el bridón siniestro de la guerra,
Trocaste el suelo que tu polvo encierra
En abismo de llanto, sangre y cieno.

Mas si hoy execra tu memoria el hombre,
No del futuro en la extensión remota
Tus manes han de ser escarnecidos;

Porque tuviste, paladín sin nombre,
En la hora cruel de la derrota,
El supremo valor de los vencidos.

LA MANTIS RELIGIOSA [Mi poema]
Luís Gonzaga Urbina [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Un hombre es una cosa maliciosa
que dicen lo hizo dios, dios no lo quiera,
se mueve como pez en su escombrera
y muestra como mantis religiosa*
que a veces puede ser muy dolorosa

mientras te hace el amor. La puñetera
igual que el hombre, no es lo que parece
que a veces se desborda, el río crece
y otras hay que se acerca a la pradera
pidiéndole al galán que la cubriera.

Tratando de fisgar lo que acontece
buscando de medrar, sacar tajada
se esconde por doquier en la mesnada
o allí donde la yerba nunca crece
lanzando a pasear lo que le escuece.

Que el hombre por lo que ama siempre mata
igual que también mata por lo que odia.
Haciendo de si mismo una parodia
enciende en lo que pilla una fogata
la mima, la sofoca y se retrata.
©donaciano bueno

#No será para tanto. Más o menos...? Share on X

*se come al macho durante el apareamiento

MI POETA SUGERIDO: Luís Gonzaga Urbina

Mariposas de enero

Un día de invierno gris y opaco. Tienen,
el jardín pereza, modorra las flores,
cansancio las aguas, que apenas sostienen
erguidos los chorros de los surtidores.

No hay aves que trinen; no hay voces que suenen;
y en la anemia de la luz y los verdores,
dos mariposillas que van y que vienen
sacuden las alas de flavos colores.

¡Buscáis miel, ilusas! la miel ya no existe,
y un tropo me asalta, muy viejo y muy triste:
las dos ilusiones de mi vida entera.

(¡Amar! ¡ser amado!) son dos mariposas
en un jardín mustio que no tiene rosas….
Son dos rezagadas de la primavera.

Metamorfosis

Era un cautivo beso enamorado
de una mano de nieve que tenía
la apariencia de un lirio desmayado
y el palpitar de un ave en agonía.
Y sucedió que un día,
aquella mano suave
de palidez de cirio,
de languidez de lirio,
de palpitar de ave,
se acercó tanto a la prisión del beso,
que ya no pudo más el pobre preso
y se escapó; mas, con voluble giro,
huyó la mano hasta el confín lejano,
y el beso, que volaba tras la mano,
rompiendo el aire, se volvió suspiro.

Perlas

Como al fondo del mar baja
el buzo en busca de perlas,
la inspiración baja a veces
al fondo de mis tristezas
para recoger estrofas
empapadas con mis penas.
Y en cada uno de mis versos
viven, con vida siniestra,
mis deseos, mis temores,
mis dudas y mis creencias
¡Qué mucho que yo los ame!
¡Qué mucho que yo los lea,
si son hojas arrancadas
al libro de mi existencia!
Cuando en mi obscura memoria
la frase brillando queda,
como en un jirón de nube
el reflejo de una estrella,
es porque bajó tan hondo
la inspiración a cogerala,
que en esa frase palpita
el corazón del poeta.
Siempre que a soñar me pongo
encantadoras quimeras,
imposibles ideales,
seres de extraña belleza
que habitan en luminosas
arquitecturas aéreas;
formas que flotan aisladas
y diáfanas, y serenas,
como los ángeles blancos
de la Divina Comedia,
la realidad de la vida,
inflexible, me despierta,
y quedo confuso y triste
sintiendo angustias supremas,
como esas aves que huyen
en busca de primavera
y en alta mar las sorprende
el furor de la tormenta.
Entonces escribo, escribo
con una ternura inmensa,
que sólo cuando hago versos
el alma llora y se queja,
y la inspiración se hunde
en el mar de las tristezas
para recoger estrofas
empapadas en mis penas.
Y sin embargo, en el fondo,
Cuántos dolores se quedan
sin expresión, tan intensos
que no caben en la idea,
porque son, deseos vagos,
aspiraciones inmensas,
alas que exploran espacios,
sueños de cosas eternas,
nostalgias de extraños mundos,
citas de lo que no llega…
La inspiración es un buzo
que no ha pescado esas perlas.

La confidencia

¡Pobre galleguito, rubio y candoroso,
que a América vino sin ir a la escuela!
Tiene torpes andares de oso
y apacible mirar de gacela.

Su ademán es brusco, pero ¡qué sincero!
Su palabra es ruda, pero ¡qué leal!
Tiene el galleguito corpachón de acero
y alma de cristal.

¡Madera de santo, carne de héroe… pero
será «bodeguero»,
ganará dinero,
y hará capital.

Una vez nos vimos, y simpatizamos:
y en el «bar» humilde, muertos de calor,
charlamos, charlamos,
con los codos puestos sobre el mostrador.

Y pasan los días, y siempre le digo,
después de probar
mi vaso de «Láger»:
-Si ustged viera, amigo,
qué linda mi tierra; qué bueno mi hogar!

Y él me dice: -Señor, qué delicia
es sentarse a cuidar el rebaño
a la sombra de un viejo castaño
o a la vera de un río, en Galicia!

Y así vamos, el hombre y el niño,
viendo, viendo…: él, la sierra; yo, el valle;
su aldea, él; yo, mi calle;
yo, mi lago; él su Miño.

Y así enmudecemos, casi aletargados,
atisbando el recuerdo que vuela
por frente a mis ojos, negros y cansados,
por frente a sus grises ojos de gacela.

Lo que yo te digo, lo que tú me dices,
de mi hermosa tierra, de tu ancha campiña,
abre y emponzoña nuestras cicatrizes…
¡pobre galleguito, somos infelices!
¡Yo tengo nostalgia; tú tienes morriña!

Dones

Mi padre fue muy bueno: me donó su alegría
ingenua; su ironía
amable: su risueño y apacible candor.
¡Gran ofrenda la suya! Pero tú, madre mía,
tú me hiciste el regalo de tu suave dolor.

Tú pusiste en mi alma la enfermiza ternura,
el anhelo nervioso e incansable de amar;
las recónditas ansias de creer; la dulzura
de sentir la belleza de la vida, y soñar.

Del ósculo fecundo que se dieron dos seres
-el gozoso y el triste- en una hora de amor,
nació mi alma inarmónica; pero tú, madre, eres
quien me ha dado el secreto de la paz interior.

A merced de los vientos, como una barca rota
va, doliente, el espíritu; desesperado, no.
La placidez alegre poco a poco se agota;
mas sobre la sonrisa que me dio el padre, brota
de mis ojos la lágrima que la madre me dio.

La agonía blanca

Blanca como esta noche no he visto cosa alguna:
ni el mármol, ni la nieve, ni el armiño. Semeja
el cielo, un gran abismo de plata, que refleja
su luz, en otro abismo de cristal: la laguna.

Sólo, de tarde, en tarde, pasa, pequeña y bruna,
la góndola, que efímero surco ondulante deja;
y cuando, hacia las brumas rutilantes, se aleja,
todo es latir de astros; todo, fulgor de luna.

¿Donde están los colores? En uno se han fundido.
El negro huyó a esconderse. El azul se ha dormido.
El blanco, puro y virgen, sus imperios rescata.

Y en silencio vasto, sideral y profundo,
parece que esta noche se va a morir el mundo
con una inmensa muerte de cristal y de plata.

Nuestras vidas son los ríos

Yo tenía una sola ilusión: era un manso
pensamiento: el río que ve próximo el mar
y quisiera un instante convertirse en remanso
y dormir a la sombra de algún viejo palmar.

Y decía mi alma: turbia voy y me canso
de correr las llanuras y los diques saltar;
ya pasó la tormenta; necesito descanso,
ser azul como antes y, en voz baja cantar.

Y tenía una sola ilusión, tan serena
que curaba mis males y alegraba mi pena
con el claro reflejo de una lumbre de hogar.

Y la vida me dijo: ¡Alma ve turbia y sola,
sin un lirio en la margen ni una estrella en la ola,
a correr las llanuras y perderte en el mar!

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José Watanabe

La mantis religiosa

Mi mirada cansada retrocedió desde el bosque azulado por el sol
hasta la mantis religiosa que permanecía inmóvil a 50 cm. de mis ojos.
Yo estaba tendido sobre las piedras calientes de la orilla del Chanchamayo
y ella seguía allí, inclinada, las manos contritas,
confiando excesivamente en su imitación de ramita o palito seco.

Quise atraparla, demostrarle que un ojo siempre nos descubre,
pero se desintegró entre mis dedos como una fina y quebradiza cáscara.

Una enciclopedia casual me explica ahora que yo había destruido
a un macho
vacío.
La enciclopedia refiere sin asombro que la historia fue así:
el macho, en su pequeña piedra, cantando y meneándose, llamando
hembra
y la hembra ya estaba aparecida a su lado,
acaso demasiado presta
Y dispuesta.

Duradero es el coito de las mantis.
En el beso
ella desliza una larga lengua tubular hasta el estómago de él
y por la lengua le gotea una saliva cáustica, un ácido,
que va licuándole los órganos
y el tejido del más distante vericueto interno, mientras le hace gozo,
y mientras le hace gozo la lengua lo absorbe, repasando
la extrema gota de sustancia del pie o del seso, y el macho
se continúa así de la suprema esquizofrenia de la cópula
a la muerte.
Y ya viéndolo cáscara, ella vuela, su lengua otra vez lengüita.

Las enciclopedias no conjeturan. Ésta tampoco supone qué última palabra
queda fijada para siempre en la boca abierta y muerta del macho.
Nosotros no debemos negar la posibilidad de una palabra
de agradecimiento.
De: El huso de la palabra

EL TREN DE LA VIDA [Mi poema]
Francisco Javier Fernández Espinosa [Poeta sugerido]New

MI POEMA …de medio pelo

Nació y perdió la vida en un segundo
que aquí nunca se ve lo que es a secas,
la vida es como un juego de muñecas
capaz de defender su honor profundo
y luego de mandarlo a hacer puñetas.

Efímero ese espacio de la vida
que un día has de subir a los altares
y hay otro en el que ves que llueve a mares
pues crees ya has de darla por perdida
trocando en el pesar de los pesares.

Que un día ya no estás o no te hallas
por mucho que trataras de buscarte,
y dudas si eres tú el que al mirarte
saltaba sin premura aquellas vallas
y tienes hoy que odiarte o que abrazarte.

La música que suena no conoces,
el cielo ya no existe el prometido,
los usos y costumbres se han jodido
los goces no se entienden con los roces
y dudas si eres tú quien se ha perdido.

Debieras de entender que aquel que fuiste
es algo muy distinto del que hay hoy.
Naciste y te embarcaste en un convoy
e inmerso en ese tren al que seguiste
sin nunca preguntarte a dónde voy.
©donaciano bueno

MI POETA SUGERIDO: Francisco Javier Fernández Espinosa

Pasolini

“Adoro la luz sólo si no ofrece esperanza”
Pier Paolo Pasolini

No hay descanso en el oficio
de existir, de ser hombre.
No hay paz en las cartas
de los soldados,
en el nervio de los relámpagos.
En la belleza destructiva.

Y luego, ese cielo tan allá,
tan infestado de plegarias.
Nada cabe en las manos vacías
de quien guardó tanto tan poco,
acaso astillas de hierro
y alhajas de soledad.

Rotas e inolvidables, las palabras
se parecen a los pájaros
desordenados del alba
posados en esos renglones
de los cables eléctricos,
como poemas aleatorios
buscando la pasión según Pasolini.

Cómplices

“La tristeza ha venido como un buque vacío”
Francisco Umbral

Porque somos de quienes
nos buscan en los días averiados.
De quienes se enamoran
de nuestra ruina
como si paseasen por Pompeya.

Igual que cuando Miguel Hernández
recitó su duelo por Sijé
subido en una mísera escalera.

Qué desconocidos fuimos
si tan sólo llegamos a amarnos.
También debimos ser
cómplices en la decadencia.

Mujeres

¿Y si Dios fuera mujer?
Mario Benedetti

Hay mujeres que mueren
sólo una vez,
después del bocado a la manzana,
de la rutina de los buenos días.
Después de que su sombra
recorra la fachada de un gran edificio.

Hay mujeres que mueren
antes de que les llegue la muerte
porque el miedo atraviesa sus días.

También hay mujeres
que no mueren
aunque estén muertas
porque su luz sigue prendida.

Agradecido

“Estos días azules y este sol de la infancia”
Antonio Machado

Cuándo encontraremos la paz del tiempo.

Cuándo quedará compensado tu
miedo a morir más allá de la muerte.

Si te dijera que me encuentro a veces
traspasado por las luces y los
nombres indefensos de las ciudades,
al otro lado de los números de
teléfono, de los aforismos y
la vida aquella que sólo parece
una alegoría inmediata de la
ausencia. Si te confesara estar
agradecido por aquellos días
tan azules y ese sol de la infancia,
es posible que también te diga que
hemos de volver para acabar de irnos.

El amor puede ser un ajuste de
cuentas o un corazón de yeso envuelto
en cotidianas capas de pan de oro.

Sólo tengo todo aquello que he dado
pero desconozco si es suficiente.

Cuando fuimos lunes

Cuando fuimos lunes
y buscábamos aún el relieve
de los labios
a pesar de los abrigos y la prisa,
la promesa de no volver tarde
se derramaba por la ciudad.
Cenaríamos, amor, el sudor
frío de los diamantes
y algún clásico del cine
en blanco y negro.

Te emocionaba ver cómo
atrapada en la palma de la mano
Ann Darrow era elevada
hacia los límites del Empire State.

Decías que el amor, cuando es imposible,
no pertenece a los hombres.

Y entonces dormías a la hora exacta
en la que ya nadie podía
deshacer nuestro nudo de brazos.

Editorial Averso

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Jesús Herrera Peña

EL TREN DE LA VIDA

Infancia. Primavera. Retoño de la vida,
las verdes esperanzas, los más azules cielos,
los cuidos maternales de mimos y desvelos,
el cálido regazo, la patria más querida.

—¡Yo quiero ser cigarra!, ¡no quiero ser hormiga!
Los juegos y la escuela, cromos y caramelos.
Las flores que se abren, esos primeros vuelos…
torpes primeros pasos; la primera salida.

Amigos para siempre, perfumes imborrables.
¿Dónde estarán mis libros, mi pluma, mi pelota?
¿Y mis primeros versos al dorso de un cuaderno?

Mañanas soleadas, doradas, memorables,
una abeja que liba, un manantial que brota
y un recuerdo florido con vocación de eterno.

Verano. Vacaciones. Maduran los frutales;
despiertan los sentidos al sol del mediodía
y la cigüeña vuela al nido que solía.
De verdes a dorados se tiñen los trigales,

las ninfas de las fuentes juegan con los cristales
del agua y sus destellos son soles de alegría.
Las bochornosas noches, los prolongados días,
los estrellados cielos, efluvios de jarales…

Los cantos de cigarra en calurosas siestas,
los juegos de los niños detrás de una cancela;
florecen las muchachas, despiertan los amores

que surgen de las bodas, los juegos y las fiestas.
En un baúl perdidas las fotos de la abuela
de cuando en otros tiempos derramaba fulgores.

Amarillos de otoño. El cielo ceniciento
pregona una llovizna. Una tardía rosa
en el rosal se mece y una hormiga afanosa
regresa con la carga a su oscuro aposento.

El olmo de mi calle se ha puesto amarillento
y vuelve a desnudarse en la tarde ventosa;
en un rincón se ha muerto la bella mariposa
y al amor de la lumbre se cuenta un viejo cuento.

Regresan los pastores con sus grandes rebaños;
de la bodega salen aromas de los mostos;
ocres, pardos, se han vuelto los recuerdos de antaño; —

bajan los aguaceros por senderos angostos
y Ceres se ha dormido igual que cada año
y sueña dulcemente con lejanos agostos.

Ha llegado el invierno, la nieve lo pregona;
blanco pañuelo cubre la cúspide morada
de la lejana sierra. Se escucha la balada
que el hambriento rebaño triste lamento entona.

Aves invernadoras sus nidos abandonan
y engrosan armoniosas la innúmera bandada,
su flecha al sur apunta al fin de la jornada;
y un gris a mi cabeza le pinta una corona.

A lo lejos se escucha que un tren silbando viene,
yo estoy aquí esperando en un banco sentado
de la cuarta estación. Dispuesto, preparado,

ligero de equipaje ya nada me retiene,
ya nada obstaculiza mi último viaje
en el último tren. Es todo mi bagaje.

UNA HORA AL SOL [Mi poema]
Fulgencio Martinez [Poeta sugerido]New

MI POEMA…de medio pelo

 

Una hora al sol, en ella me relajo,
permite disfrutar, es mi alegría,
lo tomo poco a poco, gajo a gajo
cual fuera bebo un sorbo de sangría.

Una hora al sol, tumbado en una hamaca,
mejor, yo lo prefiero al mediodía,
elijo cuando intenso no me ataca,
sin esa hora de sol no sé qué haría.

Aquellos que no pueden disfrutarlo
no pueden comprender lo que se pierden,
no existe capital con que pagarlo,
ni incluso aquí contar pues no recuerden.

Esa hora les prometo es medicina,
un bálsamo que quita las bacterias,
y a mi, que soy diabético, insulina
que ayuda a perdonarme otras miserias.

El sol es mi remedio, él es mi amante,
con él me siento a gusto, estoy contento,
de aquí yo soy el único acertante
del sol protagonista y argumento.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDO: Fulgencio Martinez

De la vejez

Encontré, anoche, tres heridas en mi camisa:
tres agujeros sin energía, tres avisos
de multas sobre mi cuerpo cansado de andar.

La vejez no la asocio con el invierno
ni con los viejos zapatos de lobo
que me regaló mi madre en su testamento.
Ya no sé, como antes, decir anciano.
La pradera se ha curvado de niebla verde
encogida al ras del suelo en cualquier estación.

Acaso, hasta anoche,
siempre la había visto desde fuera
como un término y como una extensión
donde se arrodillaban los acordes de la fiesta…
nada más que con un interés siempre aplazado.

Ahora mismo no estoy seguro
de que no sea un rayo
que baja a herir a los otros.

Una dimisión general
que permite excepciones,
como yo…
porque sigo sin entender
la posición del alma eterna en el tablero…

Porque si el jugador decidiese el juego
nunca arriesgaría la reina,
porque envejecemos, envejecemos
con los alfiles en la posición replegada,
defendiendo un rey vestido de aire.

Perdí en el espejo la gracia,
el brillo de la ingenuidad:
arrugas en las pestañas, colores
de junco seco en ciertos ángulos
del rostro, algo más de estaño en el bronce
que apunta una ligera palidez;
leves alarmas que no me preocupan.
En fin son signos de la edad.
Temo, sin embargo, otras arrugas
otros colores de derrota;
temo más las heridas que no vi,
las instrucciones de la experiencia
que no sigo, y vienen
sin saludar, a mi paso, y acechan
encontrar asiento en mi trapecio.

Ofrenda

I
El corazón es la más dudosa
luz del ego, y la única
luz que tiene ahora
en esta experiencia de vida.

Las vocecitas de las madres primerizas,
el algodón de sus manos, el vino
y la miel de sus ojos
cuando miran hacia dentro de la luz:
Por esas voces late el corazón,
para ellas tienta mi corazón
un abecedario preciso, una proa a siempre.

Mis sueños visionarios son monerías
el ceñidor de tus senos tiene más gracia,
madre Juno, Señora de los partos,
dueña de todos los tesoros: dueña de ti misma.

Me has dado este guijarro para echarlo a la suerte,
me has escogido un corazón ligero y frágil
pero que arde con esperanza cuando lo suelto;
dame más tiempo, dame más tiempo, madre,
para que todos mis muros sean fuertes,
todas mis venas profundas: sopla mis alas.

Vencite si ita vultis

En la pila oval de la madre
fijo mi corazón como un trueno.
Mi deseo de vivir ha renacido.
Me pasmo de todas las aves.
Espero un motín de lumbre y espuma
cada día en los órdenes más fríos
o más serenos, en los sepulcros
y en la voluntad de la muerte.

Vencite si
ita vultis

II
Paso a esta procesión de serpientes
Paso a este crío inmaduro y suave
como una paloma posada en un arco.

Paso a esta flecha ligera que no
deja tiempo para curar su herida.

Paso a la magia que desdobló a Ulises.
Paso a la materia, sí, a la verdadera
materia de sueño y guerra que somos.

Paso a mi vida encontrada en un bosque.
Paso, remo y viento.

Noche de San Pedro en el Campo de Cartagena

a jeanine alcaraz

Galatea Alcaraz, agua morena
ninfa francesa llegada a Cartago
Nova en un intercambio de tesoros
entre dos reyes amigos y bárbaros.

Un poema de amor se embarca en tu voz lejana.

Tu voz le recuerda su órbita a la tierra.
Conduce al rapaz duende a la llama.
Despunta el perezoso amanecer
sacude el tirso de las bacantes
y de los bardos solos
en tu costa al norte en tu bahía al sur.

¡Mezcladera voz!
¡junio mestiza voz de jacinto y agua!
ola de sierra morena, música
de cumbres ilirias que no he visto,
música, no sé dónde… no a mi mano…
mezcladera voz no a mi mano
como no está lo imposible,
el destino, las sombras
que me reflejan, perdidas, sin voz,
en esta corta noche y la más duradera.

Cuerpo compañero

No estaba dentro sino a flor de tierra
el sustento que buscabas, tan honda
y peregrinamente, compañero.
Cuerpo, compañero mío, servido
tan bien, y tan mal a veces, cuando
abría tus páginas y leía
su letra muerta solo, el espejismo,
exento de alma, de mis pensamientos.
Esos renglones con que me hablas tú
no los entiendo ni a veces los oigo
porque estoy quizá ocupado en cosas
profundas y que no tienen sentido.
Ahora que atardece ya, te libero
del peso de mis culpas
de mis penas y de mis alegrías;
y me redimes ya de tu servicio.
La noche nos hermana.
Vayamos juntos, cuerpo,
sin hacernos promesas
de amistad eterna, por esta noche.

Fides (poción mágica)

Toda la fe en la escritura vuelve
en la escritura misma
cuando estamos a punto
de renunciar. Toda la mar abraza
a esta única gota que se hace cuenta
de la vida. Mirándome la mano
en lo oscuro, pasa un río de ceniza.
Un ápice de deslumbramiento mágico.
Un fondo de rocío bulle a ráfagas…
evoca el cielo nocturno estrellado.
Por verlo contigo valió la pena
deambular como un ciego muchos días.
Que nadie se equivoque: no elegimos.
Tan sólo se decide perseverar o no.
Los ojos del niño se divertían
cazando en un estanque
sus pensamientos, como ahora yo
sobre la hoja verde que gira en blanco.
Hoja de menta, delirio de olor
que nos quita el relente del aliento
y nos dora con ilusión los frutos
extraños que dejamos en la sombra
madurar. Los fantasmas sin sonido.
Los versos en los que se labra el alma
su vuelo sobre el olor a podrido…
Que nadie se confunda, que lea bien,
que nadie añada: “y su mortaja”.
Por verlo contigo valió la pena
deambular como un ciego muchos días.
Que nadie se equivoque: no elegimos.
Tan sólo se decide perseverar o no.

Tras la pérdida del reino seguro

No veo más que una extensión de piedras
desde aquí, mecido en la copa del barco.
Los bárbaros se han sentado en los tronos
vacantes de los reyes. Vaga la locura
por el campo de batalla que ya es todo
el reino. Mudos son los ojos que ven
esta escena y no dan señales de alarma.
¿Dónde están mis almenas? ¿Dónde la ira
y el metal de los brazos que protegieron
a mis tiernos retoños? ¿Qué se hizo de ellos?
¿Dónde las lágrimas por lo huido lejos?
¿Y adónde el cuidado de nuevo se torna?
¡Qué terror en la mar de fieros vikingos!

Por un breve tiempo

Suenan lejos, se acercan casi sin vida,
regresan en tumulto y se alinean
junto a ti, al otro lado de la sábana.
—Las huellas que abandonaste
quieren, insisten, quieren todavía
volver en tu sueño.

¿Fueron testigos de tus errores o una hoja
que al azar pisaste en tu galopada?
Crees dominar el escenario de esta lucha,
al menos mientras al día puedas
agarrar de la camisa
y un pensamiento oponer a su carga:
que la vida nos presta su escoba de bruja
por un breve tiempo maravilloso.

Defensa de la utopía

Son espejos, son islas
que cruzan de pie la noche.

Dos cuerpos apretados uno al otro
alejan cualquier pacto con el miedo;
se acuestan a levantar, desde sus ojos,
un nuevo mundo; por sus venas corre
una escala de verdes que no existen
—formidables, ágiles, fieros animales
recorriendo la selva sin espanto ni odio,
pese al humo insensato que avanza de la codicia,
contra el tiempo y la realidad, que les azuzan sus flechas.

Los brazos se han fundido en los brazos.
Las rocas ya se mueven en el mar
para posarse, blandas, bajo sus cabezas.
De Línea de cumbres

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Alessio Arena

Proletariado de la ternura

El mundo debería saber
que mi confianza en la humanidad
puede ser destructiva.
Y, de paso, que ser un artista
en un mundo-oficina-mercado-prisión
despertó mi conciencia de clase
y mis ganas de montar una fiesta
justo para el Apocalipsis.

Yo creo en el principio de todo después del final,
en la auto incineración de los fascismos,
en la conversión de los ricos
a la doctrina del proletariado,
cuando no sean capaces ni siquiera de limpiarse el culo
o tragar agua
porque simplemente lo habrán olvidado,
así de repente, por dejadez.

El mundo debería saber
que creo en la humanización de los poetas,
ya que antes o después dejarán de recitar sus jeroglíficos
con esas voces de pájaros de mal agüero,
y solo serán poetas los obreros
cuando recuperen sus trabajos
y solo los niños enfermos
por el hambre de quedarse niños.

Siempre pienso en poetas que trabajan en McDonald’s
con doble mascarilla de verso en la cara, empaquetando cariñosamente
una nueva hamburguesa hecha con árboles.
Poetas que reparten las pizzas de Glovo
silbando su genealogía en el interfono.

También acepto a los poetas del telediario,
poeta el propietario de mi casa, y todos mis amantes,
que en los años
siempre me han recordado
con cariño y con remordimiento de poeta
sin hipérboles baratas.
Y aún dirán por ahí que no es culpa de nadie
si no le tocara a uno la madre borracha,
un sistema genético de indescifrable padre,
si no tuvo sobre la mesa
el suelto de las deudas ancestrales,
si nunca fue a un colegio sin papel de wáter
y sin estufas.

El mundo debería saber
que el chasco del proletariado
siempre da canciones.
Que los pobres follamos con ternura
incrédulos de tanta libertad.
De Libro de cometas (Inédito)

EL HOMBRE DE LOS TIROS [Mi poema]
León de Greiff [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

El hombre de los cohetes, los petardos,
aquel que siempre va tirando tiros,
no entiende cuando se habla de suspiros
se ensaña mientras va lanzando dardos,
tratando ya de hundiros.

El hombre del que aquí siempre les hablo
no entiende que se sufra mal de amores,
es duro en los jardines con las flores,
amable con lo que hay en el establo
gozando sus olores.

Ni tiene compasión. Nada le ablanda.
Que a todo lo que ensucia saca pecho.
Se mueve a todas horas con despecho
y a aquel le contradice le demanda
pues lo hace por derecho.

Se muestra cual si nada le amilana,
haciendo alarde cruel de valentía.
Si observa que al final amanecía
en vez de bendecir a esa mañana
dirá que anochecía.

Que inútil será vea un claroscuro,
-a golpes siempre está con su catana
zurrando a lo que pilla la badana-
y si alguien pide saque de un apuro
lo hará de mala gana.
©donaciano bueno

#¿Conoces alguno que se le parezca...? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  León de Greiff

Balada del tiempo perdido

I
El tiempo he perdido
y he perdido el viaje…

Ni sé adónde he ido…
Mas sí vi un paisaje
sólo en ocres:
desteñido…

Lodo, barro, nieblas; brumas, nieblas, brumas
de turbio pelaje,
de negras plumas.
Y luces mediocres. Y luces mediocres.
Vi también erectos
pinos: señalaban un dombo confuso,
ominoso, abstruso,
y un horizonte gris de lindes circunspectos.
Vi aves
graves,
aves graves de lóbregas plumas
-antipáticas al hombre-,
silencios escuché, mudos, sin nombre,
que ambulaban ebrios por entre las brumas…
Lodo, barro, nieblas; brumas, nieblas, brumas.

No sé adónde he ido,
y he perdido el viaje
y el tiempo he perdido…

II
El tiempo he perdido
y he perdido el viaje…

Ni sé adónde he ido…
Mas supe de un crepúsculo de fuego
crepitador: voluminosos gualdas
y calcinados lilas!
(otrora muelles como las tranquilas
disueltas esmeraldas).
Sentí, lascivo, aromas capitosos!
Bullentes crisopacios
brillaban lujuriosos
por sobre las bucólicas praderas!
Rojos vi y rubios, trémulos trigales
al beso de los vientos cariciosos!
Sangrantes de amapolas vi verde-azules eras!
Vi arbolados faunales:
versallescos palacios
fabulosos
para lances y juegos estivales!
Todo acorde con pitos y flautas,
comamusas, fagotes pastoriles,
y el lánguido piano
chopiniano,
y voces incautas
y mezzo-viriles
de mezzo-soprano.
Ni sé adónde he ido…
y he perdido el viaje
y el tiempo he perdido…

III
Y el tiempo he perdido
y he perdido el viaje…

Ni sé adónde he ido…
por ver el paisaje
en ocres,
desteñido,
y por ver el crepúsculo de fuego!

Pudiendo haber mirado el escondido
jardín que hay en mis ámbitos mediocres!
o mirado sin ver: taimado juego,
buido ardid, sutil estratagema, del Sordo, el Frío, el Ciego.

Cancioncilla

Quise una vez y para siempre
-yo la quería desde antaño-
a ésa mujer, en cuyos ojos
bebí mi júbilo y mi daño…

Quise una vez -nunca así quise
ni así querré, como así quiero-
a ésa mujer, en cuyo espíritu
fundí mi espíritu altanero.

Quise una vez y desde nunca
-ya la querré y hasta que muera-
a ésa mujer, en cuya boca
gusté -otoñal- la Primavera.

Quise una vez -nadie así quiso
ni así querrá, que es arduo empeño-
a ésa mujer, en cuyo cálido
regazo en flor ancló mi ensueño.

Quise una vez -jamás la olvide
vivo ni muerto- a ésa mujer,
en cuyo ser de maravilla
remorí para renacer…

Y ésa mujer se llama… Nadie,
nadie lo sepa -Ella sí y yo-.
Cuando yo muera, digas -sólo-
quién amará como él amó?

Esta mujer es una urna

Esta mujer es una urna
llena de místico perfume,
como Annabel, como Ulalume…

Esta mujer es una urna.

Y para mi alma taciturna
por el dolor que la consume,
esta mujer es una urna
llena de místico perfume…!

Más breve

No te me vas que apenas te me llegas,
leve ilusión de ensueño, densa, intensa flor viva.

Mi ardido corazón, para las siegas
duro es y audaz…; para el dominio, blando…

Mi ardido corazón a la deriva…
No te me vas, apenas en llegando.

Si te me vas, si te me fuiste…: cuando
regreses, volverás aún más lasciva
y me hallarás, lascivo, te esperando…

Pues si el amor huyó, pues si el amor se fue

Pues si el amor huyó, pues si el amor se fue…
dejemos al amor y vamos con la pena,
y abracemos la vida con ansiedad serena,
y lloremos un poco por lo que tanto fue…

Pues si el amor huyó, pues si el amor se fue…

Dejemos al amor y vamos con la pena..
Vayamos a Nirvana o al reino de Thulé,
entre brumas de opio y aromas de café,
y abracemos la vida con ansiedad serena!

Y lloremos un poco por lo que tanto fue…
por el amor sencillo, por la amada tan buena,
por la amada tan buena, de manos de azucena…

Corazón mentiroso! si siempre la amaré!

Ritornelo

«Esta rosa fue testigo»
de ése, que si amor no fue;
ninguno otro amor sería.
¡Esta rosa fue testigo
de cuando te diste mía¡
El día, ya no lo sé
-sí lo sé, mas no lo digo-
Esta rosa fue testigo.

De tus labios escuché
la más dulce melodía.
¡Esta rosa fue testigo:
todo en tu ser sonreía!
Todo cuanto yo soñé
de ti, lo tuve conmigo…
Esta rosa fue testigo.

¡En tus ojos naufragué
donde la noche cabía!
Esta rosa fue testigo.
En mis brazos te oprimía,
entre tus brazos me hallé,
luego hallé más tibio abrigo…
Esta rosa fue testigo.

¡Tu fresca boca besé
donde triscó la alegría!
Esta rosa fue testigo
de tu amorosa agonía
cuando del amor gocé
la vez primera contigo!
Esta rosa fue testigo .

«Esta rosa fue testigo»
de ése, que si amor no fue,
ninguno otro amor sería.
Esta rosa fue testigo

de cuando te diste mía!
El día, ya no lo sé
-sí lo sé, mas no lo digo-
Esta rosa fue testigo.

Señora, Dama, dueña de mis votos…

Señora, Dama, dueña de mis votos!
¿cuándo veré tus ojos encantados,
tus manos inasibles, tus dedos abusados,
y tus cabellos -piélagos ignotos-

Cuándo veré tus ojos encantados,
y oiré tu voz de ritmos sosegados…!
Pero serán todos mis sueños rotos
por el furor de inevitables notos…
y tus manos pequeñas -los dedos ahusados-
no curarán mis rudos alborotos,
ni darán paz a mis martirizados
labios, que ardieron odios y sedes y pecados…!

Señora, Dama, dueña de mis votos!
nunca veré tus ojos encantados,
ni tus cabellos -piélagos ignotos-
ni oiré tu voz de ritmos sosegados…,
ni besarán tus labios ambiciados,
sobre mi frente, mis ensueños rotos…!

Soneto

No te besé la boca sino cuando
me decías que el viento te besaba…
Si te gocé, ello fue si te gozaba
también Eros….: con él te iba gozando.

Yo sólo se decir como es «amando»
ni supe ni sabré como es «amaba»….
Más libre soy si tengo el alma esclava:
y esclavo soy, joyoso, duro y blando.

No te besé la boca, alta Fonoe
reticente, si no porque venusta
quemada del deseo, la ofrecías:

si te gocé, Belinda ( o Nice, o Cloe
o Altacira ) fue cuando combusta
pira de Eros, lujuriante, ardías…

Variaciones sobre un añejo temilla

«Venías de tan lejos…» 1935

Variación N° 5

Venías de tan lejos que ya olvidé tu nombre.

Venías de tan lejos… Mejor que no llegaras…
Sonatas de silencio y en claves inaudibles
contúrbanme el sentido con tácita latencia.
Cantatas de silencio, con voces abolidas
me inundan, cataratas sordas, mudas, de hielo…

Venías de tan lejos… Mejor que no llegaras,
mejor que no advinieras…: llegabas de mí mismo.
Función, mito, entelequia, trasunto, resonancia
de malhadados sueños sin apenas relieves,
sin apenas volumen: fantasma de quimera,
claridad incorpórea, sombra de fantasía:
eco, luz, cavilancia
-verberación del sueño-,
poema sin raigambre para en jamás escrito.
Venías de tan lejos que ya olvidé tu nombre.

Venías de tan lejos… Mejor que te quedaras…

Sonatas de sortílego fervor -imperfectibles-
contúrbanme el sentido -substancia sin presencia-.
Cantatas jubilosas, patéticas, transidas,
me invaden, cataratas de pasión sin anhelo.

Venías de tan lejos, mejor que te quedaras,
mejor que no advinieras: te nutría mi abismo.

Eras trasunto: recolmaste mi espíritu y mi estancia.
Eras mis sueños y resueños inútiles y densos o asaz leves.
Función o Cavilancia. Fata irreal, y única, y verdadera.
Claridad, eco, sombra, lumbre: si todo a ti me asía!
Substancia, resonancia,
ficción… Cordial, filtro o beleño…

Poema incorporado. Rito sensual, Sollozo, Extasis. Grito.
Venías de tan lejos que ya olvidé tu nombre.

Vieja romanza

Oh gracia de tu rítmico cuerpo gozado un día!
Oh misterio inasible de tus ojos sedeños!
(Me persiguió tu hechizo por ilusos y lueños
países encantados que holló mi fantasía…)

Oh gracia de tu cuerpo que ritmó la alegría
para danzar la Danza Única de mis Sueños!
(Cuando adivino la dura negación de tus ceños
me refugié en las nébulas de la Melancolía…)

Perfume de tu cuerpo, que lo sexual integra!
Perfume de tu tórrida cabellera nocturna!
Y tu boca! ( En tu boca naufragó mi albedrío )

No perfuma tu boca mi inútil noche negra!
(Tal vez con ella tope mi boca taciturna
en algún ilusorio lunario señorío…)

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DE CUANDO TE VAS POR LA PATA ABAJO [Mi poema]
José Pedroni [Poeta sugerido]New

MI POEMA…de medio pelo

 

Rogarle a Dios le cuide, esa costumbre
que cambia al ser humano en más humano,
querer aproximarse con la mano
manchada de vileza y podredumbre
haciendo del pecado se vislumbre
indigno es de un cristiano.

Buscarle cuando todo se oscurece
que el cielo se ha tornado ceniciento
rogando que se apiade en un lamento,
diciendo lo que pide no merece,
clamando a que te ayude porque escuece
eso es un esperpento.

Postrarse ante él de hinojos, de rodillas
decir que te perdone, te arrepientes,
reptando con sigilo cual serpientes
dejándote pisar mientras te humillas,
a toda tu conducta haciendo astillas
es propia de indecentes.

Querer huir, salvarte de la quema
sintiendo que te vas la pata abajo,
y al miedo no encontrar ningún atajo
no es nada se asemeje a un teorema.
Pues todos conocemos ese lema,
que pare el tren, me bajo.
©donaciano bueno

#Que Dios me ayude! Share on X

*Irse por la pata abajo, expresión coloquial para argumentar el miedo que se pasó.

MI POETA SUGERIDOJosé Pedroni

LA GOTA DE AGUA

Oh gota musical que se separa
de la inmortalidad y oye mi oído
caer continuamente en el olvido
de mi honda penumbra, oh gota clara!

Una estrofilla de infantil dulzura,
sólo en la fuente alguna vez oída,
me ejecuta en el alma la caída
inmaterial de aquella gota pura.

De un agua fresca como cisterna,
mi pozo espiritual colma la gota;
y sin querer tengo una voz remota
y a todas horas la mirada tierna.

Oh gota de agua dulce que te estancas
en mi profundidad, de cuyo hueco
interminable sube un eco
que es como un vuelo de palabras blancas.

Oh gota musical que me deparas
el milagro ideal de tu caída,
cáeme siempre, siempre, que mi vida
vive en el canto de tus notas claras.

CONFIDENCIA

En fragante mudanza el limonero
destaca tu rubor.
Tú no sabes, amiga, pero hueles
a limonero en flor.
En un tronco caído una avecilla
le hizo casa al amor.
Tú no sabes, amiga, pero anidas
lo mismo en mi dolor.
Del arroyo una fría pedrezuela
me trajo el pescador.
Guardé la piedra en mi cerrada mano,
y sentí su frescor.
La harina del molino me empolva el alma
la harina de tu amor.
En el monte encontramos uva crespa
y una flor y otra flor;
Cada flor con tu aroma y cada uva
con tu mismo sabor.
Con su fresco algodón venda la piedra
el musgo trepador.
También es como el musgo tu ternura
en mi piedra interior.
Por el camino baja suavemente
un lugareño son.
Así también, amiga, tu palabra
baja a mi corazón.

CUANDO ME VES ASI

Cuando me ves así, con estos ojos
que no quieren mirarte,
es que al oírte hablar pienso en la lluvia
sin dejar de escucharte.

Porque tu voz, amiga, como el agua
rumorea el amor,
y pensando en la lluvia me parece mejor
que te escucho mejor.

Cuando me ves así, con estos ojos
que te miran sin verte,
es que a través de ti miro a mi sueño,
sin dejar de quererte.

Porque en tu suave transparencia tengo
un milagroso tul,
con el cual, para dicha de mis ojos,
todo lo veo azul.

ENTREMOS

Esta es nuestra casa.
Entremos.
Para ti la hice
como un libro nuevo,
mirando, mirando,
como la hace el hornero,

Tuya es esta puerta;
tuyo este antepecho,
y tuyo este patio
con su limonero.

Tuya esta solana
donde en el invierno
pensará en tus párpados
tu adormecimiento.

Tuyo este emparrado
que al ligero viento
moverá sus sombras
sobre tu silencio.

Tuyo este hogar hondo
que reclama el leño
para alzarte en humo,
para amarte en fuego.

Tuya esta escalera
por la cual, sin término,
subirás mi nombre,
bajaré mis versos.

Y tuya esta alcoba
de callado techo,
donde, siempre novios,
nos encontraremos.

Esta es nuestra casa.
¡Hazme el primer fuego!

CUNA

Haz con tus propias manos
la cuna de tu hijo.
Que tu mujer te vea
cortar el paraíso.

Para colgar del techo,
como en los tiempos idos
que volverán un día.
Hazla como te digo.

Trabajarás de noche.
Que se oiga tu martillo.
«Estás haciendo la cuna»
que diga tu vecino.

Alguna vez la sangre
te manchará el anillo.
Que tu mujer la enjuague.
Que manche su vestido.

Las noches serán blancas,
de columpiado pino.
Harás según el árbol
la cuna de tu niño.

Para que tenga el sueño
en su oquedad de nido.
Para que tenga el ángel
en un oculto grillo.

La obra será tuya.
Verás que no es lo mismo.
Será como tus brazos
la cuna de tu hijo.

Se mecerá con aire.
Te acordarás del pino.
Dirás: «Duerme en mi cuna».
Verás que no es lo mismo.

AMOR CON LLUVIA Y PALOMA

1
Llueve, llueve, llueve…¡Qué te hice, lluvia,
qué te hice yo!
¡Por qué no sigues camino delante,
para que salga el sol;
ese de los ojos claros,
que es mi amor!

2
Y sin embargo, cuando estamos juntos,
juntos en la ventana,
bien que te digo: – ¡Bienvenida, lluvia!-;
bien que te dice: – ¡Bienvenida, hermana!-.

3
Pienso: la lluvia cae de los cielos;
la lluvia es inocente, pura, clara.
Obedezcamos a la lluvia, amor:
la lluvia nos separa.

4
Jazmín -de- lluvia de llamas
al que tiembla en tu parral.
Jazmín -de – estrellas, yo digo.
Es igual.
Llueven flores como estrellas
en tu delantal.

5
Las palomas de tu casa
se vinieron a la mía
el día que a mí viniste,
que ya es un lejano día.

Pero todavía hoy,
porque eres de lluvia y trigo,
adondequiera que vayas
las alas se van contigo.

Sabe, así, toda la gente
todo lo que a mí me pasa:
tú estás conmigo si vuelan
palomas sobre mi casa.

LA FLOR

Al higo de la higuera un picotero
le comió el corazón;
y ahora, sin querer, el higo negro
se parece a una flor.

En la higuera me haré, después de muerto,
un higo blanco, amor,
y tú serás curruca o benteveo,
o calandria o pinzón.

Y ha de llegar el día que en el huerto
me verás bajo el sol,
y picarás y picarás mi pecho,
hasta hacerme una flor.

EL GRILLO

Un grillo manso que te quiere, amiga,
Y que en quererte vanamente insiste,
Cada vez que el silencio rehace
Te silabea su reclamo triste.

Abre los ojos. No te duermas. Ponte
Bien cerca, amiga, de mi pecho añoso;
Y así, callados, escuchemos juntos
La campanita del cri-cri amoroso

Entre las gentes del camino, siempre
Un hombre humilde me propongo ser,
Como el grillito que te quiere tanto
Y que te canta sin dejarse ver.

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PERMISO PARA HABLAR [Mi poema]
Rubén C. Navarro [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Ahora que el hablar está de moda
cuidando en la palabra desvaríes,
que el punto has de poner sobre las íes,
así tengas la fama de rapsoda,
con ellas no porfíes.

Procura no te caiga la censura
de alguna que de fémina alardea,
desee a ti meterte en la pelea
queriendo demostrar que eres basura,
pues tiene verborrea.

Te rete, te dispute o te amenace
en nombre de quien dice las verdades,
e insiste y te calumnia si te evades
si aquello que te ofrece no complace,
sus firmes veleidades.

Habrás de renunciar a tus principios,
del lastre deshacerte de tu infancia.
Los tiempos han cambiado y hoy tu estancia
sujeta esta a derribos y a los ripios
que marcan la distancia.

Los méritos están en los que gritan
no tienes más remedio que amoldarte,
si tú piensas distinto has de cuidarte
y a aquellas que te irritan, que vomitan
hacer un lado aparte.

No intentes comprender tales empeños
su acerva enemistad con los varones.
Su esfuerzo está en meter en las prisiones
a todos, incluido a nuestros sueños
y a nuestros corazones.

Casual, si te inoculan su veneno
admite estás perdido, no resistas,
obsesas, radicales y extremistas,
destacan de los ojos por su cieno,
se dicen feministas.
©donaciano bueno

#¿Feminismo contra machismo? Share on X

Nunca me han gustado los extremos. Si algo se debe cambiar, hágase. Pero es preceptivo se tenga en cuenta a todas las partes. Y especialmente que todos somos fruto de nuestra educación y los hábitos no se pueden eliminar de un plumazo o con un decreto ley

MI POETA SUGERIDORubén C. Navarro

RESIGNACION

¡Oh, señor, nada inquiero!…
me resigno y espero,
sin temer que se apague mi estrellita de Fe…
Sabes bien que mi vida de cansancio se agota,
que mi sueño está trunco, que mi dicha está rota,
y jamas de mis labios ha salido un «por qué?…

Ni discuto tus leyes invariables, ni anhelo
desertar de la tierra y en el ansia de un vuelo
traspasar los arcanos y llegar a tu Edén;
pero, a solas me digo, meditando en mi suerte:
¡Debe ser muy callada la mansión de la muerte,
y en el seno del justo, debe estarse tan bien!…»

TU AMOR ES UN MARTIRIO

Por tus manos de cera, por tu frente de lirio,
por tus senos -dos rosas de castilla en botón-,
¡tu amor es un martirio
…y es una tentación!…

Porque tienes los ojos como brasas y tienes
en el alma un perfume y en la boca una flor;
porque sabes lo negro de mis cuitas y vienes
añorando ternezas y olvidando desdenes
a encenderme la sangre con un beso de amor;
porque un día llegaste, de mi pecho al santuario
y rompiste los ídolos y apagaste la luz;
porque luego formaste de mi vida un Calvario,
de mi amor una Cruz;

porque vuelas en torno de mi pena tediosa
y en el muro te clavas de mi vida interior;
porque bebes las mieles que secreta la rosa
de mis íntimos huertos ¡oh fugaz mariposa
de las alas obscuras, que presagias dolor!;

porque, a veces, buscamos el placer escondido
en las noches nupciales de infinita pasión;
porque, a veces, me clavas en la cruz del olvido
y en los dardos de oro que robaste a cupido,
vas mandando tormentos para mi corazón;

Porque anhelo el contacto de tu carne de lirio,
que me ofrece la grata sensación de vivir;
porque sabes, amada, producirme delirio,
¡tu amor es un martirio!
es un dulce martirio… ¡que yo quiero sufrir!…

¡MÍRAME, SULTANA!

Mírame, Sultana,
con tus grandes ojos, que son como un mar!…
Mírame, Sultana!…
Piensa que mañana
ya los dos tendremos la cabeza cana
¡y acaso estaremos hastiado de amar!…

Bésame, Sultana,
con tus labios rojos que huelen a azahar…
¡Bésame, Sultana!…
Piensa que mañana
pasarás las horas junto a la ventana,
con el alma enferma, de tanto esperar!…

¡Sígueme, Sultana,
que a un país de ensueño te voy a llevar¡…
¡Sígueme, Sultana!…
Piensa que mañana
irás arrastrando tu cuerpo de anciana,
sin hallar ninguna juventud lozana,
que te dé su sombra… para descansar!…

EL RETORNO

Mañanita de abril, ¡abre tus rosas!
¡y perfuma tus auras rumorosas!
¡y entona con tus aves tu canción!…
¡Mañanita de abril, tibia y ufana!
¡Entra, llena de sol por mi ventana,
y lléname de luz el corazón!…

¡Que arrullen las palomas en mi alero!
¡Que desate sus trinos el jilguero
madrugador!…
…y en el viejo pilón abandonado,
¡que sacuda sus rosas el granado!
¡y que vuelva a cantar el surtidor!…

Hoy tiene que venir mi compañera
-la que con fe mi corazón espera-
y quiero, mañanita de ilusión,
que al llegar el amor de mis amores,
¡me llenes, con tu sol y con tus flores,
de luz y de perfume el corazón!…

¡NECESITA LLORAR!

A mi cansado amor le faltan alas
para volar…
-Palomita que arrullas en mi alero:
¿se las vas a prestar?..-

A mi marchito amor falta perfume
para poder los sueños aromar…
-Clavelito del huerto:
¿se lo quieres tú dar?-

A mi doliente amor le faltan lágrimas
para llorar…
-¡Dios mío, por piedad! pon en mis ojos
toda el agua del mar!…-
……………………….

Quiero volar al hueco de sus manos,
-nidos de amor- y en ellas anidar;
abrir mi corazón, como una rosa,
y sus sueños azules aromar;

y tener en mis ojos tantas lágrimas
como gotas la mar,
porque mi amor, para volverse eterno,
…¡necesita llorar!…

LA MUERTE PASA

La muerte pasa
frente a mi casa…
Yo la contemplo desde el balcón
y de improviso gritar quisiera:
“¡Venid, Señora, que ya os espera
desde hace siglos, mi corazón!”…

¡Pero no puedo!… ¡Pero no puedo!…
su veste negra me causa miedo,
sus cuencas frías me dan pavor,
y así razono y así me digo:
“Si hoy es la vida cruel conmigo,
¡quizás mañana será mejor!”…

Pasó la muerte,
serena y fuerte…
La vi alejarse desde el balcón…
y, aquella tarde sin yo quererlo
sin yo sentirlo, sin yo saberlo,
¡se fue tras ella mi corazón!…

¡BIENAVENTURADOS!…

Bienaventurados los hombres que lloran
su desesperanza, su desilusión,
sin que nadie sepa que jamás imploran
de los Cristos mudos que en los templos moran,
¡por las dichas muertas de su corazón!…

Bienaventurados los que nada inquieren,
los que van marchando de su sino en pos,
los que no maldicen las manos que hieren,
los que no preguntan si después que mueren
¡gozarán la dicha de mirar a Dios!…

¡Bienaventurados los que no han sentido
la pena infinita de un yugo de amor!…
Bienaventurados los que no han querido
salir de su negro palacio de olvido,
porque en él soportan la vida mejor.

¡Bienaventurados los que no han probado
la miel de los labios de alguna mujer!…
Bienaventurados los que no han besado
las bocas ardientes, bajo el emparrado
del jardín de sombras… ¡al anochecer!…

¡Bienaventurados los que no han gemido
al triste recuerdo de un bien que pasó!…
¡Bienaventurados los que no han querido!
¡Bienaventurados!… porque no han sufrido…
porque no han sufrido… ¡lo que sufro yo!…

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HABLANDO AL VIENTO [Mi poema]
Manuel María Flores [Poeta sugerido]New

MI POEMA…de medio pelo

 

Yo hablo al viento y el viento me responde,
escucho que él me grita que estoy loco,
me pone en un aprieto, en un sofoco,
que el viento no se oculta ni se esconde,
mas miro y no le veo y no le toco.

Presiento que es que él juega al escondite,
disfruta cuando finge hacer regates,
me opongo a comprender sus disparates
si acaso desafía con su envite
igual que en poesía hacen los vates.

Que el viento ya se sabe es muy variable
te basta con mirar a la veleta,
por mucho que lo quieras no está quieta
que a veces su corriente es más amable
o ruge sin parar cual metralleta.

Por eso yo le miro y me rebelo
y pienso que él no es quien para juzgarme.
Mañana cuando venga a saludarme
que olvide he de decir tomarme el pelo
o busque a quien juzgar, deje de hablarme.
©donaciano bueno

#Y a ti, te ha hablado alguna vez el viento? Share on X

MI POETA SUGERIDO: Manuel María Flores

AUSENCIA

¡Quién me diera tomar tus manos blancas
para apretarme el corazón con ellas,
y besarlas… besarlas, escuchando
de tu amor las dulcísimas querellas!

¡Quién me diera sentir sobre mi pecho
reclinada tu lánguida cabeza,
y escuchar, como enantes, tus suspiros,
tus suspiros de amor y de tristeza!

¡Quién me diera posar casto y suave
mi cariñoso labio en tus cabellos,
y que sintieras sollozar mi alma
en cada beso que dejara en ellos!

¡Quién me diera robar un solo rayo
de aquella luz de tu mirar en calma,
para tener al separarnos luego
con qué alumbrar la soledad del alma!

Oh! quién me diera ser tu misma sombra
el mismo ambiente que tu rostro baña,
y, por besar tus ojos celestiales,
la lágrima que tiembla en tu pestaña.

Y ser un corazón todo alegría,
nido de luz y de divinas flores,
en que durmiese tu alma de paloma
el sueño virginal de sus amores.

Pero en su triste soledad el alma
es sombra y nada mas, sombra y enojos…
¿cuándo esta noche de la negra ausencia
disipará la aurora de tus ojos?…

MATER DOLOROSA

Plegaria
A mi Hermana Marina

Virgen del infortunio, doliente Madre mía,
en busca del consuelo me postro ante tu altar.
Mi espíritu está triste, mi vida está sombría,
pasaron sobre mi alma las olas del pesar.

Estoy en desamparo, no tengo quien me acoja;
hay horas en mi vida de bárbara aflicción,
y solo… siempre solo,, no tengo quien recoja
las lágrimas secretas que llora el corazón.

Es cierto que del mundo en la corriente impura
cayeron deshojadas las rosas de mi fe,
que en pos de mis fantasmas de juvenil locura
corriendo delirante, Señora, te olvidé.

Que me cegó el orgullo satánico del hombre,
y en mi ánima turbada la duda pentró;
y se olvidó mi labio de pronunciar tu nombre,
y de mi mente loca tu imagen se borró.

Es cierto… ¡pero escucha!… de niño te adoraba,
al pie de tus altares mi madre me llevó…
Llorando, arrodillada, la historia me cantaba,
del Gólgota tremendo cuando Jesús murió.

Y vi sobre su rostro la angustia y el quebranto,
caía sobre tu frente la sombra de una cruz,
tus lágrimas rodaban y negro era tu manto…
todo de un cirio pálido a la siniestra luz.

Entonces era niño, no comprendí tu duelo;
pero te amé, Señora, ¡tú sabes que te amé!
que dulce inmaculado, alzábase hasta el cielo
el infantil acento de mi sencilla fe.

Por esa fe de niño, por el ardiente ruego
que al lado de mi madre con ella repetí,
¡virgen del infortunio, cuando a tus plantas llego,
virgen del infortunio, apiádate de mí!

Tú miras, reina augusta, la senda que cruzamos;
con llanto la regaron generaciones cien,
a nuestra vez nosotros con llanto la regamos,
y las que vienen luego la regarán también.

A nuestro paso vamos dejando en sus abrojos
pedazos palpitantes del roto corazón;
y andamos… y andamos… y no hallan nuestros ojos
ni tregua a la jornada, ni tregua a la aflicción.

Mas tú eres la esperanza, la luz y el consuelo,
tus ojos levantados suplican al Señor,
tus manos están juntas en dirección al cielo…
tú ruegas por nosotros, ¡oh, madre del dolor!

En busca de consuelo yo vengo a tus altares
con alma entristecida y amargo corazón;
y pongo ante tus ojos, Señora, mis pesares,
y en lágrimas se baña la voz de mi oración.

No mires que olvidando tu imagen y tu nombre
al viento de este mundo mis creencias arrojé.
Acuérdate del niño y olvídate del hombre…
mi frente está en el polvo… perdóname… pequé.

¡Oh! por mi fe de niño, por el ferviente ruego,
que al lado de mi madre con ella repetí,
Virgen de los Dolores, cuando a tus plantas llego,
Virgen de los Dolores, ¡apiádate de mí!

LA FORTUNA

A Rosario P.

En su curso voluble la Fortuna
todo cuanto me diera me quitó;
Y la Miseria pálida y hambrienta
el umbral de mi puerta se sentó.

Y llegó la Amistad la que en un día
el festín de mis dichas presidió-
y aunque le dije ven, ella, espantada
al ver aquel espectro, se alejó.

Amor llegó también… Sellé mi labio,
porque temí que se alejara Amor;
pero él sin vacilar, bañado en lágrimas,
vino a mi presuroso… y me abrazó.

Y la Miseria pálida y hambrienta
que al umbral de mi puerta se sentó
a la luz de aquel ángel que lloraba,
ella… ¡la horible harpía!… se embelleció.

PASIÓN

¡Hablame! Que tu voz, eco del cielo,
sobre la tierra por doquier me siga…
con tal de oir tu voz, nada me importa
que el desdén en tu labio me maldiga.

¡Mírame!… Tus miradas me quemaron,
y tengo sed de ese mirar, eterno…
por ver tus ojos, que se abrase mi alma
de esa mirada en el celeste infierno.

¡Amame!… Nada soy… pero tu diestra
sobre mi frente pálida un instante,
puede hacer del esclavo arrodillado
el hombre rey de corazón gigante.
*
Tú pasas… y la tierra voluptuosa
se estremece de amor bajo tus huellas,
se entibia el aire, se perfuma el prado
y se inclinan a verte las estrellas.

Quisiera ser la sombra de la noche
para verte dormir sola y tranquila,
y luego ser la aurora… y despertarte
con un beso de luz en la pupila.

Soy tuyo, me posees… un solo átomo
no hay en mi ser que para ti no sea:
dentro de mi corazón eres latido,
y dentro de mi cerebro eres idea.
*
¡Oh! por mirar tu frente pensativa
y pálido de amores tu semblante;
por sentir el aliento de tu boca
mi labio acariciar un solo instante;

por estrechar tus manos virginales
sobre mi corazón, yo de rodillas,
y devorar con mis tremente besos
lágrimas de pasión en tus mejillas;

yo te diera… no sé… ¡no tengo nada!…
-el poeta es mendigo de la tierra-
¡toda la sangre que en mis venas arde!
¡todo lo grande que mi mente encierra!
*
Mas no soy para ti… ¡Si entre tus brazos
la suerte loca me arrojara un día,
al terrible contacto de tus labios
tal vez mi corazón… se rompería!

Nunca será… Para mi negra vida
la inmensa dicha del amor no existe…
sólo nací para llevar en mi alma
todo lo que hay de tempestuoso y triste.

Y quisiera morir… ¡pero en tus brazos,
con la embriaguez de la pasión más loca,
y que mi ardiente vida se apagara
al soplo de los besos de tu boca

AMÉMONOS

Buscaba mi alma con afán tu alma,
buscaba yo la virgen que mi frente
tocaba con su labio dulcemente
en el febril insomnio del amor.

Buscaba la mujer pálida y bella
que en sueño me visita desde niño,
para partir con ella mi cariño,
para partir con ella mi dolor.

Como en la sacra soledad del templo
sin var a Dios se siente su presencia,
yo presentí en el mundo tu existencia,
y, como a Dios, sin verte, te adoré.

Y demandando sin cesar al cielo
la dulce compañera de mi suerte,
muy lejos yo de ti, sin conocerte
en la ara de mi amor te levanté.

No preguntaba ni sabía tu nombre,
¿En dónde iba a encontrarte? lo ignoraba;
pero tu imagen dentro el alma estaba,
más bien presentimiento que ilusión.

Y apenas te miré… tú eras ángel
compañero ideal de mi desvelo,
la casta virgen de mirar de cielo
y de la frente pálida de amor.

Y a la primera vez que nuestros ojos
sus miradas magnéticas cruzaron,
sin buscarse, las manos se encontraron
y nos dijimos «te amo» sin hablar

Un sonrojo purísimo en tu frente,
algo de palidez sobre la mía,
y una sonrisa que hasta Dios subía…
asi nos comprendimos… nada más.

¡Amémonos, mi bien! En este mundo
donde lágrimas tantas se derraman,
las que vierten quizá los que se aman
tienen yo no sé que de bendición.
dos corazones en dichoso vuelo;
¡Amémonos, mi bien! Tiendan sus alas
amar es ver el entreabierto cielo
y levantar el alma en asunción.

Amar es empapar el pensamiento
en la fragancia del Edén perdido;
amar es… amar es llevar herido
con un dardo celeste el corazón.
Es tocar los dinteles de la gloria,
es ver tus ojos, escuchar tu acento,
en el alma sentir el firmamento
y morir a tus pies de adoración.

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CREER O NO CREER II [Mi poema]
Pedro Miguel Obligado [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

¿Creer algo sin verlo? Yo no creo.
¿Creer sin conocer, un disparate,
especie es de una farsa o de un dislate?
No piense aquí al creer que le hago un feo
y aun menos le maltrate.

Creer o no creer, es la cuestión,
creer y sin saber por qué se cree,
así que alguien lo afirme y lo jalee,
sin ver, creer no admite discusión
aunque alguien lo desee.

Que en esto como en todo cada uno
se cuide y con su pan que se lo coma.
Si aquí el punto final es una coma
la vida es de otra vida el desayuno
o es previa a la carcoma.

Creer en fin porque hay quien te lo ha dicho
o insiste en conocer, que está seguro,
buscar y no encontrar, fumarse un puro,
quedando su palabra en entredicho
sujeto a algún conjuro.

Así es la fe, creer lo que no vimos.
Quien quiera que esa fórmula ha inventado
la duda de un plumazo ha reventado.
Yo dudo si es verdad que nos morimos
si todo hoy lo he soñado.
©donaciano bueno

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Aún recuerdo la definición del famoso catecismo del Padre Astete con el que nos adoctrinaban en la religión católica. ¿Qué es fe? Creer lo que no vimos, decía. Y en eso llevaba más razón que un santo.

MI POETA SUGERIDO:  Pedro Miguel Obligado

¿PARA QUE?

¿Para qué este deseo de una afecto profundo,
y este afán de ser noble, y esta lucha por ser;
si sólo viviremos un instante en el mundo,
y la vida que aisla, no nos deja querer?

¿Para qué transformar el gemido en un canto,
y aprender en las penas, a dar nuestros consuelos;
si todos van huyendo, sordos por desencanto;
y el hombre perseguido tiene horror de los cielos?

¿Para qué la bondad que provoca el abuso,
cual los mimos que vuelven más caprichoso al niño;
si aceptarán apenas, o le darán mal uso,
al corazón que se hace pesado de cariño?

El esfuerzo destroza las alas del anhelo,
y el bien con que soñamos, es un ciego derroche.
¡Todas las flores no hacen jardín de este suelo,
y todas las estrellas no pueden con la noche!…

Y ¿par qué alma mía, vas a seguir tu empeño?
El camino se pierde: no se oye, no se ve…
Mejor es descansar en el lago del sueño:
¿Para qué?… ¿Para qué?…

MI CORAZÓN

Mi corazón, temblando, con latidos me dice:
-¿Por qué, por qué, me entregas al primero que pasa
y dejas que una mano ciega me martirice,
o me suelte lo mismo que si fuera una brasa?

¿Cómo no ves que nadie quiere llevar mi peso,
que nadie retribuye mi impávido cariño?
Me destrozan mis alas amorosas, y en eso
soy semejante a un pájaro que está en manos de un niño…

¡Si supieras!… Hay seres que me dan contra el suelo,
hay otros que me hielan, y otros se divierten…
Como soy tan confiado, causo mucho recelo;
Quienes mejor me tratan son los que no me advierten.

¿No sabes que padezco? ¿no sufres mi tristeza
desesperante y larga? ¡Si ya no puedo más!…
Aumenta mi infortunio, con mi delicadeza.
¿Por qué me das a todos, por qué, por qué me das?-

Siento en mí, cual gotera, su honda palpitación;
sus latidos son lágrimas que casi no contengo;
y le digo muy bajo: – Corazón, corazón,
yo te doy porque tú eres lo más bello que tengo.

MELANCOLÍA

Es otoño. Estoy solo. Pienso en ti. Caen las hojas…
Vaga la melancolía de una pena que ignoro.
El viento que estremece marchitas congojas,
pasa como un recuerdo por el bosque sonoro.

Es otoño. Parece que un ensueño renuncia,
que un desencanto esparce las efímeras galas…
Una dorada pompa que a la muerte denuncia,
con el follaje mustio forma una lluvia de alas.

Estoy solo. Se siente que el otoño es un viaje…
Hay un alma que llora porque alguien se despide.
Este ocaso de plantas que enrojece el paisaje,
con mi desalentada serenidad coincide.

Pienso en ti, oyendo un canto perdido en lontananza.
Cantan las cosas muertas, la música del vuelo.
Como mi amor caído conserva su esperanza,
la floresta marchita quiere subir al cielo.

Caen las hojas. La selva trágica se derrumba.
Desparrámase un sauce cual generosa fuente.
Las hojas más diversas tienen la misma tumba,
y entremezcladas ruedan en un mismo torrente.

Tú eres como una brisa para mi huerto sonoro.
Mi vida es una rama, a tu paso, deshojas;
y que tendrá a los vientos, un destino que ignoro.
Es otoño. Estoy solo. Pienso en ti. Caen las hojas…

AUSENCIA

La rama de los astros se estremece en la altura,
movida por el viento de la eterna armonía,
y el silencio murmura
su vaga poesía.

Tú ya no estás conmigo para hacerme dichoso,
y te hallas tan lejana, que eres una tristeza…;
pero todo, esta noche, se vuelve más hermoso,
tal como si estuviese pensando en tu belleza.

Un arroyito claro por la pradera, ondula,
el temblor de las plantas le descubre su anhelo,
y la tierra se azula
deseando ser un cielo…

Siento que te aproximas en esta noche tierna;
pues aunque vives lejos, el ensueño nos une,
como a dos estrellitas una misma cisterna,
donde la fantasía del agua las reúne.

La belleza es misterio, que tu amor profundiza,
tu recuerdo, en guiadora claridad se convierte;
y la ausencia idealiza
la pena de quererte.

¡Si no sólo en mis versos, si en realidad vinieras!
¿No oyes la melodía que, de cariño, llora?
Se muestra el mundo bueno, como si me quisieras…
¿Dónde estarás ahora? ¿Dónde estarás ahora?

NO TIENE IMPORTANCIA

Esta pena mía
no tiene importancia.
Sólo es la tristeza de una melodía,
y el íntimo ensueño de alguna fragancia.

-Que todo se muere,
que la vida es triste,
que no vendrás nunca, por más que te espere,
pues ya no me quieres como me quisiste-.

No tiene importancia…
Yo soy razonable;
no puedo pedirte ni amor ni constancia:
¡si es mía la culpa de no ser variable!

¿Qué valen mis quejas
si no las escuchas;
y qué mis caricias, desde que las dejas,
quizá despreciadas porque fueron muchas?

¡Si esta pena mía
no es más que el ensueño de alguna fragancia,
no es más que la sombra de una melodía!
Ya ves que no tiene ninguna importancia…

¿NADA MAS?

¿Nada más que tu amble disciplina merezco,
y el cariño oportuno que dices que me das,
y sonrisas piadosas para el mal que padezco?
¿Nada más, nada más?…

Yo sé que no te he dado sino un alma sincera,
y un amor que no buscas y que no buscarás,
y los días opacos de una vida cualquiera.
Nada más, nada más…

Tal vez como un sonido que se pierde en la altura,
vagamente en ti misma, mi ensueño sentirás;
y será mi recuerdo, delicada amargura.
Nada más, nada más…

Pero cuesta volverla juiciosa, a la esperanza,
mostrarle que su ensueño querido está de más,
y sólo es una sombra que sobre el suelo danza.
Nada más, nada más…

SOLEDAD

¡Soledad, soledad y siempre soledad!
Palabras, ruidos, ecos; almas, tristezas, nada:
apenas un deseo de vivir y de amar.
Los días se deshacen como nubes ligeras;
y como todo pasa, ¿dónde está la verdad?
Las ideas son chispas que descubren honduras,
y el placer más seguro, descansar, descansar.

El alma es como un pozo que contempla a una estrella
y que la siente dentro, sin tenerla jamás…
Las flores son tan bellas que duran un instante,
y el amor cuando nace, se alza a volar.
Y todo esto que digo, sólo son frases, humo
que el soplo de una noche de lluvia, apagará.
Hermano: estoy muy triste -¿me perdonas?- muy triste…
– ¡Soledad, soledad y siempre soledad ¡

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APRENDIENDO A LLORAR [Mi poema]
Miguel Ramos Carrión [Poeta sugerido]New

MI POEMA…de medio pelo

 

A gritos voy clamando en el desierto
que el mundo una bazofia es pura y dura,
los mismos que nos mandan son basura
y hoy mismo yo a encontrarme no me acierto
la noche está ya oscura.

Si nadie te conoce tú no existes,
si escaso de parné, pues no eres nada,
si acaso una palabra amordazada
que juega con cinismo a los despistes
como una descarada.

Pues lo único que cuenta es la apariencia
debieras lo que tienes publicarlo
si quieres que el vecino pueda odiarlo
a base de abusar de su paciencia
o, si hace al caso, amarlo.

Que en esta sociedad en que te mueves
mamar no has de poder si antes no lloras,
las lágrimas se muestran bruñidoras
de un falso sentimiento en el que bebes
su hiel a todas horas.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDOMiguel Ramos Carrión

El Seminarista De Los Ojos Negros

Desde la ventana de un casucho viejo
abierta en verano, cerrada en invierno
por vidrios verdosos y plomos espesos,
una salmantina de rubio cabello
y ojos que parecen pedazos de cielo,
mientas la costura mezcla con el rezo,
ve todas las tardes pasar en silencio
los seminaristas que van de paseo.

Baja la cabeza, sin erguir el cuerpo,
marchan en dos filas pausados y austeros,
sin más nota alegre sobre el traje negro
que la beca roja que ciñe su cuello,
y que por la espalda casi roza el suelo.

Un seminarista, entre todos ellos,
marcha siempre erguido, con aire resuelto.
La negra sotana dibuja su cuerpo
gallardo y airoso, flexible y esbelto.
Él, solo a hurtadillas y con el recelo
de que sus miradas observen los clérigos,
desde que en la calle vislumbra a lo lejos
a la salmantina de rubio cabello
la mira muy fijo, con mirar intenso.
Y siempre que pasa le deja el recuerdo
de aquella mirada de sus ojos negros.
Monótono y tardo va pasando el tiempo
y muere el estío y el otoño luego,
y vienen las tardes plomizas de invierno.

Desde la ventana del casucho viejo
siempre sola y triste; rezando y cosiendo
una salmantina de rubio cabello
ve todas las tardes pasar en silencio
los seminaristas que van de paseo.

Pero no ve a todos: ve solo a uno de ellos,
su seminarista de los ojos negros;
cada vez que pasa gallardo y esbelto,
observa la niña que pide aquel cuerpo
marciales arreos.

Cuando en ella fija sus ojos abiertos
con vivas y audaces miradas de fuego,
parece decirla: ?¡Te quiero!, ¡te quiero!,
¡Yo no he de ser cura, yo no puedo serlo!
¡Si yo no soy tuyo, me muero, me muero!
A la niña entonces se le oprime el pecho,
la labor suspende y olvida los rezos,
y ya vive sólo en su pensamiento
el seminarista de los ojos negros.

En una lluviosa mañana de inverno
la niña que alegre saltaba del lecho,
oyó tristes cánticos y fúnebres rezos;
por la angosta calle pasaba un entierro.

Un seminarista sin duda era el muerto;
pues, cuatro, llevaban en hombros el féretro,
con la beca roja por cima cubierto,
y sobre la beca, el bonete negro.
Con sus voces roncas cantaban los clérigos
los seminaristas iban en silencio
siempre en dos filas hacia el cementerio
como por las tardes al ir de paseo.

La niña angustiada miraba el cortejo
los conoce a todos a fuerza de verlos…
tan sólo, tan sólo faltaba entre ellos…
el seminarista de los ojos negros.

Corriendo los años, pasó mucho tiempo…
y allá en la ventana del casucho viejo,
una pobre anciana de blancos cabellos,
con la tez rugosa y encorvado el cuerpo,
mientras la costura mezcla con el rezo,
ve todas las tardes pasar en silencio
los seminaristas que van de paseo.

La labor suspende, los mira, y al verlos
sus ojos azules ya tristes y muertos
vierten silenciosas lágrimas de hielo.

Sola, vieja y triste, aún guarda el recuerdo
del seminarista de los ojos negros…

Desde la ventana de un casucho viejo…

Desde la ventana de un casucho viejo
abierta en verano, cerrada en invierno
por vidrios verdosos y plomos espesos,
una salmantina de rubio cabello
y ojos que parecen pedazos de cielo,
mientas la costura mezcla con el rezo,
ve todas las tardes pasar en silencio
los seminaristas que van de paseo.

Baja la cabeza, sin erguir el cuerpo,
marchan en dos filas pausados y austeros,
sin más nota alegre sobre el traje negro
que la beca roja que ciñe su cuello,
y que por la espalda casi roza el suelo.

Un seminarista, entre todos ellos,
marcha siempre erguido, con aire resuelto.
La negra sotana dibuja su cuerpo
gallardo y airoso, flexible y esbelto.
Él, solo a hurtadillas y con el recelo
de que sus miradas observen los clérigos,
desde que en la calle vislumbra a lo lejos
a la salmantina de rubio cabello
la mira muy fijo, con mirar intenso.
Y siempre que pasa le deja el recuerdo
de aquella mirada de sus ojos negros.
Monótono y tardo va pasando el tiempo
y muere el estío y el otoño luego,
y vienen las tardes plomizas de invierno.

Desde la ventana del casucho viejo
siempre sola y triste; rezando y cosiendo
una salmantina de rubio cabello
ve todas las tardes pasar en silencio
los seminaristas que van de paseo.

Pero no ve a todos: ve solo a uno de ellos,
su seminarista de los ojos negros;
cada vez que pasa gallardo y esbelto,
observa la niña que pide aquel cuerpo
marciales arreos.

Cuando en ella fija sus ojos abiertos
con vivas y audaces miradas de fuego,
parece decirla: —¡Te quiero!, ¡te quiero!,
¡Yo no he de ser cura, yo no puedo serlo!
¡Si yo no soy tuyo, me muero, me muero!
A la niña entonces se le oprime el pecho,
la labor suspende y olvida los rezos,
y ya vive solo en su pensamiento
el seminarista de los ojos negros.

En una lluviosa mañana de inverno
la niña que alegre saltaba del lecho,
oyó tristes cánticos y fúnebres rezos;
por la angosta calle pasaba un entierro.

Un seminarista sin duda era el muerto;
pues, cuatro, llevaban en hombros el féretro,
con la beca roja por cima cubierto,
y sobre la beca, el bonete negro.
Con sus voces roncas cantaban los clérigos
los seminaristas iban en silencio
siempre en dos filas hacia el cementerio
como por las tardes al ir de paseo.

La niña angustiada miraba el cortejo
los conoce a todos a fuerza de verlos…
tan solo, tan solo faltaba entre ellos…
el seminarista de los ojos negros.

Corriendo los años, pasó mucho tiempo…
y allá en la ventana del casucho viejo,
una pobre anciana de blancos cabellos,
con la tez rugosa y encorvado el cuerpo,
mientras la costura mezcla con el rezo,
ve todas las tardes pasar en silencio
los seminaristas que van de paseo.

La labor suspende, los mira, y al verlos
sus ojos azules ya tristes y muertos
vierten silenciosas lágrimas de hielo.

Sola, vieja y triste, aún guarda el recuerdo
del seminarista de los ojos negros…

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MI POETA INVITADO: Juan A Galisteo Luque

Las plañideras

Que las he oído gemir
junto a un canto de sirenas,
en Luanco, aquí en Asturias,
por el puerto y por la arena.
Con los ojos entornados,
cubiertos a manos llenas
de dolor y de quebranto,
van llamando a la tristeza.
¡No lloréis más a la muerte!
¡no la evoquéis plañideras!
que está cansado Caronte
de remar por la ribera.
¡Está la mar tan tranquila
y la noche tan serena,
que no debéis despertarla
entre sollozos y penas!
¡Dejad descansar las almas!
¡no prolonguéis su novena!
¡no perturbéis a las sombras
con llantos de Magdalena!
¿Importa si fueron malas?
¿Importa si fueron buenas?
La muerte nunca distingue
de las propias, las ajenas.
Todas tuvieron en vida
libertades y condenas,
pasiones y desengaños,
lazos de seda y cadenas.
¡No provoquéis al silencio!
¡no lloréis más plañideras!
que está el barquero Caronte
vigilando la ribera.

¡CUÁNTAS MUERTES! [Mi poema]
Susana Marsh [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

¿Cuántas vidas se siegan cada día?
Sumemos las de muerte natural,
aquellas que se apuntan al dogal
y añaden al final la cercanía.

Cadáveres sepultos, no se sabe.
Ausentes de esperanza, muertos vivos.
Cansados ya, de estómagos cautivos
expuestos al que llegue y les socave.

Los muertos del azar, la carretera
dejando van dolor, despanzurrados,
en tristes cementerios, desterrados,
llegando así a engrosar la fiambrera.

Causados por humanos en las guerras,
matados sin piedad por los humanos,
vengando cual Caín por sus hermanos,
¡de todas son las muertes, las más perras!

Y añade aquí otras muertes y más muertes,
causadas por siniestros naturales,
descuidos de accidentes laborales,
incluso los que influyen malas suertes.

Rehenes de sus propias obsesiones,
de vivos que se han dado por vencidos,
desean suicidarse convencidos
mejor estar allí que en las prisiones.

Esclavos del poder y sus abusos,
que no saben nacer, ya son abortos,
o muertos de pasión, plenos de exhortos,
de escasas ilusiones ya reclusos.

Las vidas que se van a garrotazos,
con saña, en el fragor, a cuchilladas,
de asfixias psicológicas matadas
culpando al desamor hechas pedazos.

Después de cada muerte está la vida
pues ella es complemento indispensable.
Nacer para morir, es impecable,
que todo se acabó, todo se olvida.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDOSusana Marsh

Amor II

¡Porque yo sé que tengo tanto amor en los brazos!
Así me pesan, hondos, graves como la vida,
un hijo o un amante, o un ramo de jazmines,
o un retazo de viento, o el talle de una amiga.

Aquí, en los brazos, siento gravitar las estrellas,
el pecho de Dios mismo, la dorada gavilla,
el vuelo de los pájaros, el corazón del mundo,
el peso inagotable de mi melancolía.

Aquí, en los brazos, todo. Los hombres y los astros,
el fuego de la tierra quemándose a sí misma,
las ilusiones rotas, los sueños consumados,
y las generaciones que arrancan de mi vida.

Aquí, en los brazos, todo. El peso de los años,
el peso misterioso de mi propia semilla,
la sinrazón del mundo pesando su mortaja
¡y el peso obsesionante, mortal, de la ceniza!

Apenas ayer mismo

¿Me reconocéis?
Hace poco, apenas ayer mismo,
yo era una muchacha
con una grave voz de adolescente,
un cándido amor por la vida,
una crédula fe.

¿Me reconocéis?

Apenas ayer mismo,
yo llevaba un traje de colegiala,
un lazo azul celeste sobre el pecho,
una cartera de cuero bajo el brazo,
me sabía de memoria todos los cuentos de hadas,
tenía amigas
con calcetines blancos…

¿Me reconocéis?

Apenas ayer mismo,
yo acunaba a un niño pequeño entre mis brazos,
besaba a un hombre por primera vez,
obedecía las órdenes de mi madre,
dibujaba anagramas en las sábanas de boda.

¿Me reconocéis?
Apenas ayer mismo, yo era una mujer joven…

Cada vez que levante los ojos…

Cada vez que levante los ojos
beberé toda el agua del cielo.
Su agua azul, temblorosa de pájaros,
se me irá derramando por dentro.

Y allá donde las sombras mezquinas
me despierten un mal pensamiento,
allá donde se agiten las alas
nocturnas y vagas de tristes deseos,

formará el claro río una charca
de profundo y tersísimo espejo,
zodiacales los signos en torno,
y la estrella de Sur en el centro.

Y si un día me siento agobiada
de tener tanto cielo en el pecho
me hundiré en una charca clarísima
con un rayo de sol en el cuello.

Suicida de azules riberas,
yaceré sobre un lodo arcangélico.
Un reposo de miles de años
me estará acariciando los huesos…

Compañeros

«…Mal vestido y triste,
voy caminando por la calle vieja».
A. Machado

Y yo te acompaño. Voy contigo. Hablamos.
No nos separa nada: ni distancia, ni sexos.
Vamos del brazo juntos, caminando
como dos compañeros.
A veces te detienes. Levantas la cabeza.
Miras, sin ver, el cielo.
Y es como una cascada
de luz sobre mis hombros tu silencio.
Sonríes contemplando
la inmensa soledad del campo abierto,
y dices algo hermoso
sobre el río, los álamos, el pueblo…

Desdén

Después de todo, tú no me haces falta.
Al fin, ¿quién eres tú? Nervios y sangre,
carne que ha de podrirse en el sepulcro;
un puñado de polvo solamente.

Si he de morir después de haberte amado
¿la muerte me será más llevadera?
¿Qué haré en la tumba con tus dulces besos
temblándome en la boca descarnada?

¿Podré seguir soñando? ¿Habrás de darme
nueva vida quizá? ¡Eres tan poco!
Nada importa que alientes si algún día
has de dejar de ser. Hoy eres fuerte.

Mañana jugará un niño en el campo
con tus huesos antiguos, destruidos.
¿Para qué un alma que no tienes,
que no tendrás jamás? ¡No me haces falta!

Voy recogiendo pálidas estrellas,
hierba estelar con que formar mi tumba.
Allá, en las sombras, tú estarás inmóvil.
¡Mas yo me agitaré en las margaritas!

El viento

Todo ha vuelto a quedarse quieto
todo en su sitio y en reposo.
Va navegando por los días
la barca triste del otoño.

Fue allá, por la primavera…
Era un mundo maravilloso.
Tú llevabas el Universo
metido dentro de los ojos.

Te vi llegar como se mira
todo lo extraño y misterioso.
Sentí lo mismo que si un viento
me sacudiera por los hombros.

Luego partiste… Fue un segundo.
Mi corazón se quedó solo.
Ahora miro pasar la vida
como un reguero sobre el polvo.

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MI POETA INVITADO:  Ciro Mendía

En los funerales de un amigo

Qué exequias más hermosas, qué gentío,
cuántas flores y sombras, cuánta pena,
con su mutis quedó sola la escena,
cuántas hojas caídas sin rocío.

Qué silencio en las voces, y qué frío
por el amigo muerto. Gime llena
de angustia el alma por el alma buena,
cómo me dueles, compañero mío.

La amistad y el amor están presentes,
la pluma y el talento están de luto,
nieblas hay en los ojos, en las frentes.

Y pienso al ver el fúnebre ajetreo
que por razones de mi ceño hirsuto
no irá a mi entierro nadie, ni yo, creo.
Reflexión: el poema describe la escena de un funeral de una persona querida.

UN ANUNCIO EN LA PARADA [Mi poema]
Juan de Arguijo [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Soñaba ser anuncio en la parada
de un bus en que a menudo recorría
el curso de una linda fantasía
pensando encontraría su mirada.

Hablé con un experto en fotogenia,
trataba de cuidar todo detalle.
Plantado allí yo en medio de la calle
y tú la flor de mi alma, mi gardenia

atento, viendo el bus que se marchaba,
los dos, cara con cara, frente a frente,
ensimismada tú, yo sonriente
haciéndote sentir lo que te amaba.

Creyendo todo el mundo nos vería
posé sobre mis ojos una mano.
El ruido de un negocio muy cercano
turbó mi despertar. Amanecía.

#Qué falsos y dulces sueños! Share on X

MI POETA SUGERIDOJuan de Arguijo

A Ulises

El griego vencedor que tantos años
vio contra sí constante la fortuna;
el que pudo, sagaz, de la importuna
Circe vencer los mágicos engaños;

El que en nuevas regiones y en extraños
mares temer no supo vez alguna;
el que bajando a la infernal laguna
libre volvió de los eternos daños,

Los ojos cubre y cierra los oídos
de las Sirenas a la vista y canto
y se manda ligar a un mástil duro.

Y negando al objeto los sentidos,
la engañosa belleza y fuerte encanto
huyendo vence, y corta el mar seguro.

A Baco

A ti, de alegres vides coronado,
Baco, gran padre, domador de Oriente,
he de cantar; a ti que blandamente
tiemplas la fuerza del mayor cuidado

Ora castigues a Licurgo airado
o a Penteo en tus aras insolente,
ora te mire la festiva gente
en sus convites dulce y regalado,

O ya de tu Ariadna al alto asiento
subas ufano la inmortal corona,
ven fácil, ven humano al canto mío;

Que si no desmerezco el sacro aliento
mi voz penetrará la opuesta zona,
y el Tibre envidiará al hispalio río.

A Julio Cesar

Del gran Pompeyo el enemigo fuerte
llega en oscura noche al pobre techo,
do Amiclas con seguro y libre pecho
ni teme daño ni recela muerte.

Ya que llamar segunda vez advierte,
rogado deja el mal compuesto lecho,
y en frágil barca el peligroso estrecho
rompe, presagio de siniestra suerte.

Brama furioso el mar sintiendo el peso
que sostiene, y al tímido piloto
César anima, y dice: «Rema amigo,

»Rema; no temas infeliz suceso
por más que te contrasten Euro y Noto;
la fortuna de César va contigo».

A Narciso

Crece el insano ardor, crece el engaño
del que en las aguas vio su imagen bella;
y él, sola causa en su mortal querella,
busca el remedio y acrecienta el daño.

Vuelve a verse en la fuente ¡caso extraño!:
del’agua sale el fuego; mas en ella
templarlo piensa, y la enemiga estrella
sus ojos cierra al fácil desengaño.

Fallecieron las fuerzas y el sentido
al ciego amante amado, que a su suerte
la costosa beldad cayó rendida.

Y ahora, en flor purpúrea convertido,
l’agua, que fue principio de su muerte,
hace que crezca, y prueba a darle vida.

La Avaricia

Castiga el cielo a Tántalo inhumano,
que en impia mesa su rigor provoca,
medir queriendo en competencia Ioca
saber divino con engaño humano.

Agua en las aguas busca, y con la mano
el árbol fugitivo casi toca;
huye el copioso Erídano a su boca
y en vez de fruta aprieta el aire vano.

Tú, qu’espantado de su pena admiras
qu’el cercano manjar en largo ayuno
al gusto falte y a la vista sobre,

¿Cómo de muchos Tántalos no miras
ejemplo igual? Y si cudicias uno,
mira al avaro en sus riquezas pobre.

A Faetón

Pudo quitarte el nuevo atrevimiento,
bello hijo del Sol, la dulce vida;
la memoria no pudo, qu’extendida
dejó la fama de tan alto intento.

Glorioso aunque infelice pensamiento
desculpó la carrera mal regida;
y del paterno carro la caída
subió tu nombre a más ilustre asiento.

En tal demanda al mundo aseguraste
que de Apolo eras hijo, pues pudiste
alcanzar dél la empresa a que aspiraste.

Término ponga a su lamento triste
Climente, si la gloria ganaste
excede al bien que por osar perdiste.

A Ganímedes

No temas, o bellísimo troyano,
viendo que arrebatado en nuevo vuelo
con corvas uñas te levanta al cielo
la feroz ave por el aire vano.

¿Nunca has oído el nombre soberano
del alto Olimpo, la piedad y el celo
de Júpiter, que da la pluvia al suelo
y arma con rayos la tonante mano;

A cuyas sacras aras humillado
gruesos toros ofrece el Teucro en Ida,
implorando remedio a sus querellas?

El mismo soy. No al’águila eres dado
en despojo; mi amor te trae. Olvida
tu amada Troya y sube a las estrellas.

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