A todos los amantes de la literatura en sus distintas formas o variantes...

Donaciano Bueno Diez

Donaciano Bueno Diez

Editor: hombre de mente curiosa, inquieta, creativa, sagaz y soñadora, amante de la poesía.

RIZANDO EL RIZO [Mi poema]
Hermanos Álvarez Quintero [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Que yo nunca entendí donde hay ventajas
de hablar tantos idiomas.
Reprocho a quien lo avala que son bromas
y digo a quien reparte esas migajas
con pan tu te lo comas.

Reparto mis sospechas por iguales
a nuestros gobernantes.
Si el pueblo les reprocha ser farsantes
¿por qué no les envía a los Urales
a hacer de comediantes?

¿Por que razón los ricos e indigentes
se llevan a patadas?
Los unos niegan a otras ser honradas,
les culpan de que obligan a las gentes
a hacer las peonadas.

No mires, que no puedo comprender,
tener hijos que aporta.
La madre si no quiere los aborta.
Y otras hay se mueren por tener.
Y a nadie esto le importa.

Buscamos todo el tiempo la verdad
sabiendo que no existe.
La misma a su verdad ya se resiste,
se agarra de la mano a la maldad.
Y esto esto me pone triste.

No entiendo por qué existen dioses tantos,
si el mundo uno lo hizo.
¿Acaso es que hay alguno primerizo?
No puedo aquí ocultar mis desencantos.
Y así rizando el rizo.
©donaciano bueno

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Comentario: filosofar es el acto de pensar, en consecuencia no es una actividad que precise de instrumentos, técnicas o muestras sino, más bien, de la capacidad del individuo para contemplar e interpretar la realidad y a partir de ahí emitir un argumento o una opinión.

MI POETA SUGERIDO:  Hermanos Álvarez Quintero

La rosa del jardinero

Era un jardín sonriente;
era una tranquila fuente
de cristal;
era, a su borde asomada
una rosa inmaculada
de un rosal.

Era un viejo jardinero
que cuidaba con esmero
del vergel,
y era la rosa un tesoro
de más quilates que el oro
para él.

A la orilla de la fuente
un caballero pasó,
y la rosa dulcemente
de su tallo separó.

Y al notar el jardinero
que faltaba en el rosal,
cantaba así, plañidero,
receloso de su mal:

-Rosa la más delicada
que por mi amor cultivada
nunca fue;
rosa la más encendida
la más fragante y pulida
que cuidé;

blanca estrella que del cielo
curiosa del ver el suelo
resbaló;
a la que una mariposa
de mancharla temerosa
no llegó.

¿Quién te quiere? ¿Quién te llama
por tu bien o por tu mal?
¿Quién te llevó de la rama
que no estás en tu rosal?

¿Tú no sabes que es grosero
el mundo? ¿Que es traicionero
el amor?
¿Que no se aprecia en la vida
la pura miel escondida
en la flor?

¿Bajo qué cielo caíste?
¿A quién tu tesoro diste
virginal?
¿En qué manos te deshojas?
¿Qué aliento quema tus hojas
infernal?

¿Quién te cuida con esmero
como el viejo jardinero
te cuidó?
¿Quién por ti sólo suspira?
¿Quién te quiere? ¿Quién te mira
como yo?

¿Quién te miente que te ama
con fe y con ternura igual?
¿Quién te llevó de la rama,
que no estás en tu rosal?

¿Por qué te fuiste tan pura
de otra vida a la ventura
o al dolor?
¿Qué faltaba a tu recreo?
¿Qué a tu inocente deseo
soñador?

En la fuente limpia y clara
¿espejo que te copiara
no te di?
¿Los pájaros escondidos,
no cantaban en sus nidos
para ti?

¿Cuando era el aire de fuego,
no refresqué con mi riego
tu calor?
¿No te dio mi trato amigo
en las heladas abrigo
protector?

¿Quién para sí te reclama?
¿Te hará bien o te hará mal?
¿Quién te llevó de la rama
que no estás en tu rosal?

Así un día y otro día,
entre espinas y entre flores,
el jardinero plañía,
imaginando dolores,
desde aquél en que a la fuente
un caballero llegó,
y la rosa dulcemente
de su tallo separó.

AUTORRETRATO

Fuimos… entre espigas y olivares:
el uno esperó al otro en la lactancia,
y en el primer pinito de la infancia
ya escribimos comedias y cantares

Después… libros, y novias y billares
(¡memorias que ilumina la distancia!)
luego… una juventud cuya fragancia
envenenan agobios y pesares.

Fuimos… cuanto hay que ser: covachuelistas,
estudiantes, «diablillos», editores,
críticos, «pintamonos», retratistas…

Y hoy, como ayer, sencillos escritores
que siguen, a la luz de sus conquistas,
sembrando sueños por que nazcan flores.

AÑO NUEVO

De su ventana, tras el verde herraje,
entre flores de invierno prisionera,
una mujer, humana primavera,
teje, soñando, delicado encaje.

Sus manos, palomitas sin plumaje,
hacen labor paciente y duradera,
y su alma, mariposa volandera,
libre va de un paraje a otro paraje.

Se lleva un año muertas ilusiones:
ni amor de novio, ni amistad de amigo…
¿Dónde están los amantes corazones?

Y entristecida, y sola, y sin testigo,
piensa, al calor de ocultas emociones:
«¡Ven, Año Nuevo! ¡Y el amor contigo!»

ABRIL

Con sus nieves y aguas mil
al invierno el sol destierra;
suspira alegre la tierra
y ese suspiro es abril.

¡Abril!, el primer albor
de la mañana en el cielo;
¡abril!, el primer anhelo;
¡abril!, la primera flor.

El primer ímpetu ardiente
de la vida, antes en calma;
el primer grito en el alma;
el primer sueño en la frente.

Abril es por maravilla
flor de eterna juventud;
abril es fuerza y salud;
abril sabe a manzanilla.

Abril es aura que cruza
entre flores a escoger;
abril es una mujer,
y una mujer andaluza.

Abril ama, sueña, engríe
canta, bulle y alborota;
abril es clavel que brota,
abril es boca que ríe.

¡Abril! ¿A quién no has dejado
el recuerdo de un amor
y las hojas de una flor
en el libro más preciado?

GUADALQUIVIR

En su nacimiento, en Cazorla.

¡Detente aquí, viajero! En estas peñas
nace el que es y será rey de los ríos,
entre pinos gigantes y bravíos,
que arrullan su nacer y ásperas breñas.

El reflejo otro tiempo las enseñas,
las armas, los corceles y atavíos
de razas imperiosas, cuyos bríos
postráronse en sus márgenes risueñas
ensancha entre olivos y trigales,
y al mar corre a rendirle sus cristales.

Mas coma lleva sal de Andalucía,
sus aguas vuelve a las del mar iguales,
para llegar mas lejos todavía…

Y así van sus caudales,
triunfantes en el seno de las olas,
a las p]ayas de América españolas.

LA SIESTA

En un rincón de un patio fresco y ameno,
que alegran y perfuman aves y flores,
una niña morena, que tiene amores,
duerme, puestas las manos sobre su seno.

.
Sueña, y al grato hechizo de cuanto mira
a través de la bruma de lo soñado,
se dilata su seno blanco y rosado,
y su boca de grana se abre y suspira.

Luz del alma ilumina su rostro hermoso:
se encienden sus mejillas, tiembla y sonríe,
y más con lo que sueña su amor se engríe,
y es cada vez su aliento más anheloso…

Murmura luego su nombre: nadie contesta…
Abre sus ojos negros con mudo espanto,
y al ver de sus quimeras roto el espanto
volviendo al sueño dice: ¡Bendita siesta!

DOLOR DE DOLORES

I
-Dime: ¿por qué as ese llanto?
-Por una ilusión perdida
por una reciente herida,
por un nuevo desencanto…
Pues no llores más… y olvida.

II
-¿Por qué lloras, flor de flores?
-Porque el que era dueño mío,
el que me hablaba de amores,
me hiere con un desvío…
-Pues olvídalo… y no llores.

III
-¿Por qué sollozas ahora?
-¡Ay! Ya no alumbra la aurora
ni dará. flores mi huerto…
Lloro por mi niño muerto…
-Pues no lo olvides… y llora.

LA MEJOR COPLA

En el descanso de una jornada,
que si fue dura, si fue sangrienta,
por ha Victoria fue coronada,
junta a la hoguera que los calienta,
enardecidos y decidores
con fe en la vida y alma contenta,
varios soldados cantan amores,
como quien quiere buscando flores
borrar el daño de la tormenta.

Harto seguro de su donaire,
toca uno de ellos una guitarra,
y una garganta que se desgarra
lanza esta copla, que roba el aire:

La heridita que me han hecho
es chiquitita y es roja:
¡bendiga Dios esta herida,
que me recuerda tu boca!

Con recios gritos y ¡oles! ardientes
al que ha cantado premia el cornillo:
porque la copla lleva a las frentes,
en su lenguaje puro y sencillo
la imagen viva de las ausentes
cuyo retrato guarda el hatillo.

Y aun no repuestos los campeones
de esta alegría que en sentimiento
tiene anegados los corazones
cuando quejosa como un lamento
de ha vihuela siempre a los sones,
salta otra copla que roba el viento:

Aquel base de mi madre me
dio miedo de la guerra,
y en la guerra soy valiente
por devolvérselo a ella

¡Amor de madre! Rico tesoro
que late dentro de las entrañas,
como en el centro de las montañas
oculto el oro:
al evocarte con voz dolida,
sienten los héroes como encendida
sobre su rostro la intensa huella
de aquellos besos de despedida
que da tan sólo la boca de ella.

En algún pecho brota un sollozo;
algunos ojos anubla el llanto;
y al advertirlo sagaz el mozo
de las cantares, por el quebranto
volver en gozo,
para la patria tiene este canto:

Que cuál patria era su patria
le preguntaron a Dios,
y sin pararse a pensarlo,
Él dijo que era español.

Estallan risas frescas y locas
de honda alegría;
gritan a un tiempo todas las bocas,
y amortiguando la algarabía
con su apostura serena y pía,
pasa una virgen de blancas tocas.

Lleva en sus ojos, dulces y bellos,
por el insomnio martirizados
de amor cristiano dulces destellos;
lleva sus dedos ensangrentados,
porque amorosos tocaron ellos
en las heridas de los soldados.

¡Amor de todos! Este as su emblema,
éste es su norte y éste su aliento,
y amando a todos viva el poema
de la ternura y el sufrimiento.

La mira el mozo, su ardor extrema,
y con el alma puesta en su acento,
canta esta copla, que luego el viento
lleva a más alta región suprema:

La caridad no pregunta
ni las nombres ni las tierras:
como la mar llama al río,
el llanto la llama a ella.

Canto de penas del mundo entero,
por generoso, por lastimero,
conmueve a todos… Noble y augusta
sigue la hermana por el sendero.

Y otro muchacho dice al coplero
con voz velada, pero robusta:
-Tengo una patria por la que muero,
tengo una novia que es un lucero,
tengo una madre cristiana y justa,
y, sin embargo, mi compañero,.
ése es el canto que yo prefiero,
¡ésa es la copla que más me gusta!

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FANTASÍA DE UNA NOCHE [Mi poema]
Ciro Alegría [Poeta sugerido]New

MI POEMA…de medio pelo

 

La vida va bailando por la acera
de un pueblo cuyo nombre no recuerdo,
por mucho que lo intento ya me pierdo,
se dice que el que espera desespera.

Avanza tropezando a cada paso
cual fuera un invidente que anda a oscuras
tratando de evitar poner suturas,
testigos de su intento y su fracaso.

Presiente se aproxima el precipicio
pues tiene que pagar por lo que ha hecho,
hurgando en el pasado con despecho
consciente que no existe algún resquicio.

Fantasmas son del sueño de una noche
en que ella allí se encuentra obnubilada,
debiendo de arribar otra alborada
volviendo a clarear, poniendo el broche.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDO:  Ciro Alegría

EL CABALLO FRATERNO

caballo canelo

Viento puneño se trenzó en sus crines
y en sus cascos chispeaban pedernales.
Cedro y nieve le hicieron la color reluciente.
Caballo hermano,
bueno cual retazo de viento.
De un relincho domaba cuanto cerro saltaba al paso
y los caminos eran hechos polvo por sus ojos tatuados de
(relámpagos).
Se hacía acompañar de espuelas
para marcar mejor el paso franco.
Juntos atravesamos mil caminos,
pasamos hambres,
equilibramos nuestras angustias en los desfiladeros
y nos envolvieron soledades donde era sombra la única presencia.
Los dos vivimos sobre la amplia puna
fía y enhiesta,
que afilaba peñascos, batía truenos y aguaceros,
cavando precipicios a un lado y otro del camino.
Se llamaba Canelo,
y era todo él un corazón latiendo.
Caballo hermano,
ahora es más grande que nunca tu recuerdo.
Ahora que voy a pie los caminos
y escucho tu relincho como un largo lamento.
(De Paz en la tierra)

EL POEMA INACABABLE

Como el pulso en mi mano estás en mí,
como este movimiento en mi mano que ondula y mi aptitud
de ver en la mirada.

Mas te oigo con la yema de mis dedos,
y mi cuerpo es lo bronco en el dúo arterial de nuestros cuerpos.

Yo dejé mi pasado entre cactus y cerros magueyes de angustia
y ahora estoy aquí- rendido- igual que un animal extraño.

¿Y tú? Si pudiera decirlo yo diría que vienes
como pulpa de noche, agitada por raras convulsiones eléctricas.

Y ahora, ambos a dos, aquí, en la palma de Dios
o solamente en la
quiromántica palma de la Vida.

Ambos a dos, aquí, abrochados de angustia por espacios ignotos
donde en el fondo, acaso, están llorando niños.

Ya no contamos nada. Ni siquiera alegrias ni lágrimas.
Es una queja alegre ésta del «da y toma» de las mayores ansias.

Yo voy a ti, pirata.
Y ven tú a mí, saquéame!…
…hasta la fiebre y el cansancio y la desesperación y
la caída.
Naufragamos en islas de soledad.
Perdidos, sordos y yertos al clamor lejano,
estiramos los brazos vanamente, tratando de encontrarnos…
En Índice de la poesía peruana contemporánea, 1938

Un poema dedicado a ti

Te admiro

Te admiro al conocerte,
te conozco al verte,
te veo al saber de ti,
de ti lo sé todo,
lo sé todo por mis sentimientos,
mis sentimientos crecen gracias a ti.

Tus letras son melodías,
me tranquilizan el alma y la mente,
tu musa es notable,
tan notable como para crear maravillas.

Te describes en tus anécdotas,
te reflejas en tus hechos,
eres sabio como inteligente,
creativo como un toque de arco iris.

Eres tan patriota como los colores rojo y blanco,
ayudaste a mi patria y a mi ser,
aprendiste a amar creando versos,
defendiste a los humildes,
me enseñaste a siempre querer mas,
a querer ser como tú,
te admiro.

POEMA A CALIXTO GARMENDIA

Creaste un hogar protegiendo a tu familia
Esperaste crecer para ser afortunado
Si viene alguien que te quita lo soñado
No retrocedas que no hay otra vida.

Reclamas, reclamas y no se solucioa nada
Has hecho de todo para evitar esa rica raza
Esa que viene y te miente
Eres tú ahora el que les advierte
¿Es necesario llegar a matar?
Podría seo llegarte a gustar
Solo ponnte a pensar
Que cualquier bicho te va a mirar.

Mientras tanto trata de evitarlos
Es ahí cuando están desesperados
Y si te dan un martillazo
El pueblo corre a matarlos de un porrazo.

Calixto Garmendia es tu nombre
Lleva alto a ese buen hombre
No te des por vencido
Tú puedes, mi buen amigo.

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Amado Nervo

El fantasma y Yo

Mi alma es una princesa en su torre metida,
con cinco ventanitas para mirar la vida.
Es una triste diosa que el cuerpo aprisionó.
y tu alma, que desde antes de morirte volaba,
es un ala magnífica, libre de toda traba…
Tú no eres el fantasma: ¡el fantasma soy yo!

¡Qué entiendo de las cosas! Las cosas se me ofrecen,
no como son de suyo, sino como aparecen
a los cinco sentidos con que Dios limitó
mi sensorio grosero, mi percepción menguada.
Tú lo sabes hoy todo…, ¡yo, en cambio, no sé nada!
Tú no eres el fantasma: ¡el fantasma soy yo!

CALEIDOSCOPIO [Mi poema]
Ben Clark [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Detrás de la mirilla veo espejos
que observan fijamente a todos lados,
la giro y aparecen mil reflejos,
se acercan, visualizan desde lejos
simulan ser trucados.

La vida es un espejo de cristal
allí el caleidoscopio toma planos,
a veces más humanos, más lejanos,
cual traveling que se hace al carnaval
pintado en cien mil granos.

No mires, no lo dudes, lo que ves
dista mucho de ser lo que parece,
ni hay halagos tal vez que se merece,
no hagas caso, no mires del revés
que allí todo oscurece.

Haz del tiempo lo que es un pasatiempo,
no dejes que te hechicen los colores,
que algunos andan faltos de rubores
frecuente es se presenten a destiempo
y obras no son amores.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDO: Ben Clark

Premio Ojo Crítico de RNE de Poesía

Hola de la bonanza

“Hijos de la bonanza” nos llamaban:
los que no conocieron ni la hambruna
ni las agudas larvas de estridencia
chillando en el oído por las bombas.

Y cuando nuestras piernas, tan delgadas,
Caían y sangraban porque el parque
era de un hormigón armado y frío,
se quedaban callados, observando

Nuestro llanto con un gesto de sorna.
Debíamos vivir y dar las gracias
por la ocre rozadura en la garganta
Que provocaba el aire al refugiarse.

Agradecer las flechas de las nubes.
y que un fango lechoso a nuestros pies
–En un último gesto agonizante–
Le mordiera las botas al progreso.

¿Y cómo agradecerles la alegría?
La risa provocada por los hombres.
inocentes del mar
cuando se encaminaban hacia el río

Disponer de un bañarse entre excrementos.
También estaba el tedio
de tener que explicarles a los niños
palabras como pueblo indio, oso

Pardo, ballena azul o lince ibérico.
Pero esto eran minucias, sacrificios.
en nada comparables al sufrido
por aquellos que ahora nos decían

“Hijos de nuestra sangre”, tan severos.
Aunque, a veces, es cierto, no era fácil,
Simplemente intentamos ir viviendo.
Haciendo caso omiso a los escrúpulos,

al vacío que moraba en nosotros,
hijos de la bonanza;
los hijos de los hijos de la ira
Herederos de todos los despojos.

CERES

Admiro a los amigos que hacen pan
y los cuido y protejo con conjuros
inventados, escribo
poemas en su honor y, si se mudan,
vendo mi biblioteca y doblo mal
la ropa y la introduzco
en bolsas de basura y voy con ellos,
a su barrio, a su calle,
a su mismo edificio si es posible,
y así me dan el pan, el pan que han hecho
esta mañana, anoche, ayer, no importa,
tierno siempre, caliente aunque esté frío.
El pan. Y mis amigos me comprenden
y no se espantan, saben que no sé,
que no puedo, que nada
me gustaría más que no tener
que molestarlos siempre con el mismo
cuento; el pan, vuestro pan, me da la vida,
hace que me arrepienta y que me alegre
a la vez del tratado que firmamos
mucho antes de nacer: habrá personas
fecundas que harán pan, que enseñarán
a sus hijos el truco y que no tienen
a cambio que hacer nada.

Y habrá personas huecas como yo,
hijos sin hijos, nombres moribundos,
que a cambio de una pizca de ese amor
tendrán que proteger a los que saben,
cuidarlos siempre, amar a los que saben
y no pedirles nunca lo que es suyo
y agradecer las migas cuando falte
el pan, y ser amigo cuando no
haya nada de nada y sólo queden
palabras sobre el pan, y si eso ocurre
ser abrazo de roca y ser su barca,
porque esa es su tarea, la tarea
de un hombre que no puede y que no sabe,
pero que ama y comprende los milagros.

POKER FACE

Oh, oh, oh, oh, oh, oh-oh-e-oh-oh-oh
LADY GAGA

Habla con niños que no existirán.
Pasea por la orilla de los ríos cantando
canciones pegadizas de adolescentes yanquis
y luego vuelve a casa, donde escribe poemas
de amor con versos clásicos y nunca
menciona las canciones ni a los niños
intangibles. Escribe sobre cosas amables
y se pregunta, a veces, si acaso lo peor
que te puede pasar
es morir solo.

Omenage a la geografía

Recuerdo una discusión feroz
en clase de geografía. El profesor
nos había dicho que el número
de paralelos y meridianos era infinito.
Imposible, gritábamos.
Imposible.
Nosotros éramos apenas unos niños que,
como todos los niños, veníamos de la muerte
y la conocíamos bien. Nosotros
éramos apenas unos niños
frente a un profesor de geografía,
apóstatas de la infinitud frente a un hombre
que ya transpira,
que se enrojece,
que ya parte la segunda tiza por la mitad
mientras berrea sobre la necesidad de que entendamos
la incuestionable infinitud de unas líneas invisibles.
Algunos creyeron comprenderlo y abandonaron
las canicas para siempre.
Vagaban como celadores por los pasillos
durante el recreo; calculando y comentando
la cantidad de paralelos y meridianos
que les perforaban en cada instante.
Los Sansebastianes los llamábamos,
víctimas de aquel Diocleciano geográfico y pervertido,
fiel servidor del dios Azimut.
Si bien la comprensión del fenómeno condujo
a los Sansebastianes directamente al funcionariado,
la sospecha de que aquello pudiera ser cierto
también causó estragos entre aquel deleble puñado
de futuro que constituía 3º B: algunos
–la mayoría– abandonaron la literatura para siempre,
otros se aferraron a ella como balseros con tisis.
Los que pertenecíamos al segundo grupo
debíamos sufrir una condena que iba más allá
de un suspenso en materia de geografía. Sería
imprescindible mantenerse en movimiento,
recorrer cada escorzo del mundo y huir
de la inmisericorde mirada de Greenwich.
La lectura paliaba el miedo.
Despistábamos las latitudes recorriendo
páginas sin descanso.
“Lo que el escritor ha unido
que no lo separe el hombre”,
nos había dicho el profesor de literatura,
pero nunca supimos bien
a qué se refería.
Puede que no significara nada,
del mismo modo que el empeño vacuo
del geógrafo proselitista tampoco tenía
que habernos afectado del modo en que lo hizo.
Pero las cosas son así. Tenemos
la cabeza tatuada con las máximas
herméticas de uno, con las cifras incontestables
del otro.
Recorremos el mundo cada vez en un sentido
diferente y leemos,
sobre todas las cosas,
leemos
para olvidar,
para ser veloces,
para que no
nos puedan definir las coordenadas

Revolución

Contra todo florecen los almendros.
Protesta radical e inquebrantable.
Este siglo veloz sin concesiones
ya no tiene un talón
visible; más que un ojo tiene mil
y no hay David que pueda ya vencerlo.
Escasean los héroes
en esta era de plasma
y, con todo, florecen los almendros.
Creer en el amor tampoco sirve
–contra el amor las flores han marchado–,
de amor están repletas las cunetas;
entre los vivos sólo
persiste el verde amor por el dinero.
Mienten las dependientas el catorce
y por eso florecen los almendros.
Por el sapo dorado, el tigre persa,
por el león del cabo y el dodo,
el pingüino gigante,
el águila de Haast y el tilacín,
la paloma viajera, el pájaro carpintero
Imperial, por el ciervo de Schomburgk
llevan su luto blanco los almendros.
Porque hoy en día existen los esclavos
–las flores lo repiten: ¡hay esclavos!–
y lugares oscuros
y cárceles sin nombre
donde la vida es sólo un agujero.
Con la voz de los mudos se resisten
a callar los almendros.
Hay un dolor oculto en primavera,
nada sabe del hombre, de su historia
de guerras y desastres,
también este dolor es algo hermoso,
hermoso, ambiguo y brevemente eterno;
es la pena inefable
que hace estallar de amor a los almendros.
En este florecer tan subversivo
se han ido las pasiones de otros años,
se ha ido la esperanza
con la escarcha de enero y con el agua
que tímido se adentra en un febrero
que es testigo del cambio y del combate:
contra todo florecen los almendros.

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Manuel García Romero

Caleidoscopio

¡ Nubes de espumas !…
¡ Brisas suaves !…
¡ Auras de Mayo !…
¡ Risas de arcángel !…
¡ Ardor de fuego !…
¡ Verdor del valle !…
¡ Azul del cielo !…
¡ Paz en la tarde !…
¡ Fuentes serenas !…
¡ Lluvia de flores !…
¡ Dulces cadencias !…

* * * * * * * * *

¡ SON MIS AMORES !..

VERDADES PARA MÍ OS QUIERO [Mi poema]
Amadeu Vidal Bonafont [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Verdades absolutas sé no existen,
que algunas hay que son medias verdades,
productos del capricho, veleidades,
que al filtro la razón no se resisten
o simples falsedades.

Verdades sé que existen a patadas,
cada uno lleva a cuestas sus verdades,
se gritan sobretodo en las ciudades,
y algunas en los pueblos desgastadas
pues suenan ya a piedades.

Verdades sobretodo en monasterios,
en clínicas que tratan la ignorancia,
algunas hay que exentas de sustancia
se suelen predicar en baptisterios,
mentiras con fragancia.

Pues dicen que hay verdades como puños,
se cantan las verdades del barquero;
verdades para mí, yo las prefiero
que sean inocentes, sin rasguños
de un rango placentero.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDO:  Amadeu Vidal Bonafont

(23º premio de poesía Màrius Torres del Ayto. de Lleida)

Les mans de la perruquera

A la Mònica

El rellotge reflectit al mirall
marca les hores irreals d’una tendresa
falsa. Però sembla amor
el massatge dels dits flonjos al cap,
el tacte ferm i sensual
dels polzes vora l’orella, la veu melosa
quan em demana si l’aigua
surt massa freda. Sembla amor
quan m’eixuga els cabells
amb la tovallola i em convida
a canviar de cadira, quan em ressegueix
el clatell amb la navalla esmolada,
quan s’inclina per ajustar millor
la patilla. Sembla amor
quan s’atura un moment i sospira
pensant que demà, a la fi, és diumenge

Ulls de vidre

Tinc por que se m’aturi la respiració, els ulls, el cor,
i, de sobte, em trobi transportat a la selva verge
que un dia va habitar aquest tigre de bengala.
Hauria pogut mirar-lo amb la parsimònia d’ara?
Humiliar el seu instint assassí des de l’ altra banda
de la vitrina? En igualtat de condicions,
sentiria aquesta pena humana? O bé hauria maleït
haver nascut massa aviat, abans d’inventar el joc
de domar, matar, exterminar les feres? Potser
el meu plor hauria desvetllat en ell la pietat i el perdó,
o potser m’hauria devorat sense ni tan sols mirar-me,
o potser hauria hagut d’explicar-li que no hi ha
res a fer, que estem condemnats a contemplar-nos
eternament a través de la fredor del vidre
sense poder-nos explicar les raons dels nostres actes;
que no li serviria de res fer-me mal, de la mateixa manera
que jo, ara, no puc salvar-lo de la seva mort antiga.

Dinar de Reis

Aquest hivern serà l’últim, asseveren,
d’unes tardors ençà, els nous besavis.

Ho creuen de debò, i endrecen el pis
per deixar-lo impecable. Resignats, solidaris,
neguitosos com l’ocell que ha d’enllestir el niu
abans de la posta, ordenen armaris i calaixeres,
destrueixen paperassa que ens faria nosa.
Però no acaben mai. I s’atabalen.

Aquest hivern serà l’últim, repeteixen
com un baix continu que ressona a taula.

I cada any se’ls acompleix l’esperança
d’equivocar-se en el fúnebre pronòstic.
Viure així és una travessa commovedora,
me n’adono en veure’ls abstrets, vora teu,
devorant els cacauets del pica-pica, els canelons,
el tortell de Reis, la fava que s’empassen
novament per darrera vegada. Em captiva
veure’ls mirar-te com si l’escena no fos real,
com si suressin fora del temps, espectrals,
barrejant les coses noves que tu aprens
amb allò que ells retroben i obliden a l’acte.

Ruïnes d’Empúries

Caminem voramar
per la sorra d’Empúries,
descalços,
quan l’horitzó despulla
les barques.
Piròmans, encenem
la palla i la tendresa
de la tarda tan clara.

Si ens mirem descobreixes
que el color dels meus ulls
és un bosc per cremar,
o potser és el verdet
d’una cisterna muda
que sap en tot moment
que quan ens mirem jo
penso el que tu no penses.

Cor de metall

Arrambo la bicicleta al marge
d’un camp cremat i m’endinso al bosc
a la recerca de follets heavys,
i resulta que tot el que trobo
és la turritel?la que vaig perdre
un dia entre els miralls de la nit.

No comprens que jo vull ser un vers
romàntic i salvatge, secret,
un poema tendre a flor de pell
feta a tires pel dur martelleig
d’aquest cor heavy indecís que dubta
si flagel·lar-te el cos o estimar-te.

No sabria dir-te per què ploro
quan em perdo entre engorjats feréstecs
que em xuclen, que m’estiren les grenyes,
i em fan sentir que no sóc res més
que un roc noctàmbul al tarter
de la nit heavy més negra i lúgubre.

El desmai

Quan m’ignores
telefònicament
m’agradaria ser
el tronc d’un gran desmai,
sensual i plorós,
que visqués davant del
porxo de casa teva
com una selva urbana
de petons en conserva.

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MADRE NO HAY MÁS QUE UNA [Mi poema]
Manuel Benítez Carrasco [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Tenía la paciencia de un Job santo,
con maña devanaba la madeja,
si yo la entretenía, niño deja
cerraba así mi boca a cal y canto
al tiempo que una queja

solía resbalar de mi garganta
con mutis por el foro y a hurtadillas.
Después ya me sentaba en sus rodillas
llenándome de besos la tunanta
y haciéndome cosquillas.

Así es como yo hoy día la recuerdo,
-lo dice todo el mundo, era mandona-
solía colocarse una corona
de mira y no me toques que ahora muerdo
fingiendo otra persona.

Un ser al que la vida le dio palos
sabiendo responder con tal denuedo,
capaz de rechistarte y meter miedo
y al rato conmoverte con regalos,
meterte en un enredo.

Se dice lo de madre no hay más que una,
y debo aquí aclarar que eso es bien cierto.
La mía, la que a mí llevó a buen puerto
presente siempre está desde la cuna
al día en que esté muerto.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDO:  Manuel Benítez Carrasco

Romance del niño que todo lo quería ser

El niño quiso ser pez;
metió los pies en el río.
Estaba tan frío el río
que ya no quiso ser pez.

El niño quiso ser ave;
se asomó al balcón del aire.
Estaba tan alto el aire
que ya no quiso ser ave.

El niño quiso ser perro;
se puso a ladrar a un gato.
Le trató tan mal el gato
que ya no quiso ser perro.

El niño quiso ser hombre;
le estaban tan mal los años
que ya no quiso ser hombre.

y ya no quiso crecer,
no quería crecer el niño
se estaba tan bien de niño,
pero tuvo que crecer.

Y una tarde, al volver
a su placita de niño
el hombre quiso ser niño
pero ya no pudo ser.

Soleá del amor desprendío

Mira si soy desprendío
que ayer, al pasar el puente,
tiré tu cariño al río.

Y tú bien sabes por qué
tiré tu cariño al río:
porque era hebilla de esparto
de un cinturón de cuchillos;
porque era anillo de barro
mal tasao y mal vendío,

y porque era flor sin alma
de un abril en compromiso,
que puso, en zarzas y espinas,
un fingimiento de lirios.

Tiré tu cariño al río,
porque era una planta amarga
dentro de mi huerto lírico.

Tiré tu cariño al agua,
porque era una mancha negra
sobre mi fachada blanca.

Tiré tu cariño al río
porque era mala cizaña
quitando savia a mi trigo;

y tiré todo tu amor,
porque era muerte en mi carne
y era agonía en mi voz.

Tú fuiste flor de verano,
sol de un beso, luz de un día;
yo te cuidaba en mi mano,
y en mi mano te acunaba,
y tu, por pagarme, herías
la mano que te cuidaba.

Pero al hacerlo, olvidabas
(tal vez por ingenuidad),
que te di mis sentimientos
no por tus merecimientos
sino por mi voluntad.

Yo no puse en compraventa
mi corazón encendío;
y has de tener muy en cuenta

que mi cariño no fue
ni comprao ni vendío,
sino que lo regalé.

Porque yo soy desprendío;
por eso te di mi rosa
sin habérmela pedío.

Porque yo soy desprendío
y doy las cosas sin ver
si se las han merecío.

Por eso te di mi vela,
te di el vino de mi jarro,
las llaves de mi cancela
y el látigo de mi carro.

Ya ves si soy desprendío
que ayer, al pasar el puente,
tiré tu cariño al río.

Soleá del amor desprendío

Mira si soy desprendío
que ayer, al pasar el puente,
tiré tu cariño al río.

Y tú bien sabes por qué
tiré tu cariño al río:
porque era hebilla de esparto
de un cinturón de cuchillos;
porque era anillo de barro
mal tasao y mal vendío,

y porque era flor sin alma
de un abril en compromiso,
que puso, en zarzas y espinas,
un fingimiento de lirios.

Tiré tu cariño al río,
porque era una planta amarga
dentro de mi huerto lírico.

Tiré tu cariño al agua,
porque era una mancha negra
sobre mi fachada blanca.

Tiré tu cariño al río
porque era mala cizaña
quitando savia a mi trigo;

y tiré todo tu amor,
porque era muerte en mi carne
y era agonía en mi voz.

Tú fuiste flor de verano,
sol de un beso, luz de un día;
yo te cuidaba en mi mano,
y en mi mano te acunaba,
y tu, por pagarme, herías
la mano que te cuidaba.

Pero al hacerlo, olvidabas
(tal vez por ingenuidad),
que te di mis sentimientos
no por tus merecimientos
sino por mi voluntad.

Yo no puse en compraventa
mi corazón encendío;
y has de tener muy en cuenta

que mi cariño no fue
ni comprao ni vendío,
sino que lo regalé.

Porque yo soy desprendío;
por eso te di mi rosa
sin habérmela pedío.

Porque yo soy desprendío
y doy las cosas sin ver
si se las han merecío.

Por eso te di mi vela,
te di el vino de mi jarro,
las llaves de mi cancela
y el látigo de mi carro.

Ya ves si soy desprendío
que ayer, al pasar el puente,
tiré tu cariño al río.

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LA INFANCIA, ESE TROCITO DE VIDA [Mi poema]
Carlos Fenoll [Poeta sugerido]New

MI POEMA …de medio pelo

La infancia es ese trozo de la vida
que tienes bien guardado en tu zurrón,
la infancia en si no tiene explicación
pues llevas la lección bien aprendida
y nunca ya se olvida la lección.

La infancia es otro mundo, es otra historia,
un cuento en el que tú no pintas nada,
te intentan engañar que existe un hada
que un día ha de llevarte hasta la gloria
con sones de una música dorada.

Y hay otras, muchas veces, que amedrentan
tratando la verdad de meter miedo,
tú en medio la maraña, en ese enredo,
buscando una razón a lo que cuentan
pensando si eso a ti te importa un bledo.

La infancia, qué bonita que es la infancia
jugando sin saber a lo que juegas,
creyendo a pies juntillas sin más pegas,
inmerso en ese magma de ignorancia
dudando hasta agotar. Que estás a ciegas.
©donaciano bueno

MI POETA SUGERIDO:  Carlos Fenoll

SENDA DEL AMOR, SOLA

El corazón tiene sendas .
. Una senda clara y sola;
~ájaros muertos, brillantes,
en medio! Senda que llora
el no tener compañera,
no poder ser una v~ora,
ni siquiera lanza, diente,
uña. Le matan las otras
la espiga, el pájaro, el agua,
y le echan lodo a sus rosas.
¡Si ella pudiera ser libre,
ser, sin la senda afanosa
de la envidia, sin la senda
tísica del odio, sola!
¡Cómo cuidaría entonce~
los trigos, el pan, a rop
nave del horno, la tierra
triste, hasta la triste roca!
Ser sola, senda de amor.
En mi corazón tú sola:
agua brillante, pradera
brillante, brillante rosa.
. Si yo pudiera quebrar
ia amarga raíz de las otras
en mi corazón, sacarlas
de sus basuras más hondas!
y no podré nunca. ¡Nadie
podrá nunca, nunca! sola.
(Silho», núm. 1, Orihuela, 1936)

CANCIÓN A MI VIDA

Yo tengo para amarte, vida loca,
un cáliz de veneno aquí en mi boca,
un rayo en el latir del corazón
centellas en mis ojos melancólicos
y trazos de murciélagos diabólicos
que llevo en mi cerebro de león.
Yo tengo para amarte… tengo sólo
las furias más soberbias del dios Eolo
en noches de fatal desolación.
Yo tengo para amarte la amargura,
el canto de la pena y la tortura,
rugidos prolongados de león.
Amor huyó de ti. ¿Cómo voy a amarte?
Yo soy para ti el rayo que se parte
encima de la cumbre perennal…
Detesto ya la risa de tu boca.
Tu senda no es la mía, vida loca.
Tu risa fue mi abismo más fatal.
Revista “Actualidad”, Orihuela, 27 de agosto de 1930, nº 128

GABRIEL MIRÓ, en su obra «Las cerezas del cementerio».

¡Le he visto! ¡Le he visto! Surgió de la entraña
fragante, gloriosa, del lírico texto.
Subía solemne, ante mí, su figura,
cual nube de oro, cual nube de incienso…

Cantaban a gloria unos ángeles rubios;
los ángeles suyos, los ángeles bellos
que él viera un día, en torno a su mesa,
bajar a sus libros —jazmines inmensos—.

¡Le he visto! ¡Le he visto! Tenía una mano,
cual muerta azucena, dormida en su pecho.
Firmeza de roca de mar levantino
tenían sus ojos y azul de los cielos…

¡Le he visto! ¡Le he visto!… ¡Vivía, vivía!
Allá en la cumbrera bebíase el viento;
gustaba el perfume de ariscos matujos,
tomillos y flores; sabinas, romeros…
¡islaba su alma ! Su alma era aquella
sumida en tristezas, en éxtasis bellos,
con gozos de infancia, herida y fragante,
do brotan canciones, ternuras y besos.

¡Miró resucita!, se alza, solemne,
cual dios, en su tumba que cubren cerezos…
¡Le he visto! ¡Le he visto! Surgió de la entraña
fragante, gloriosa, del lírico texto.
Firmeza de roca de mar levantino
tenían sus ojos, y azul de los cielos…
El Pueblo de Orihuela, 30 de septiembre, nº 153, 1930

LA SONATA PASTORIL

A Miguel Hernández, el pastor que en la
paz y el silencio de la hermosa y fecunda
huerta orialana, canta las estrofas que le
inspira su propio corazón.

Cuando la tarde declina
y el sol va perdiendo el brillo
tras de la parda colina,
se siente la sonatina
de un alegre pastorcillo.

¡Es él! .. . El es quien inspira
de mi huerta los cantares;
y es su cayado la lira
que suena cuando suspira
el viento en los olivares.

Sus versos son cual la brisa
que acaricia con dulzura
cuando la tarde agoniza
al agua que se desliza
silenciosa en el Segura …

Y a torna a su hogar querido
por la vereda desierta
de su rebaño seguido
este pastor … ¡que ha nacido
para can»i:ar a su huerta!

Recoge en su seno el viento
la sonatina que canta
marchando con paso lento …

¡El cantar tiene un acento
de plegaria sacrosanta!

Ostenta el cielo un color
amarillento pulido …
¡Es el iris que al cantor
lo subraya con amor
después del deber cumplido.
El Pueblo de Oxihuela», núm. 97, 30 Diciembre, 1929)

JUEVES DE CARNAVAL

San Miguel.
Fragancia a tomillo. Sol.
Sube la gente en tropel
la cuesta de caracol.

Huevos, sal,
pan y vino moscatel.
Y el jueves de carnaval
se pasa… ¡como la miel!

Vueltas mil
al son alegre del vals
da la muchacha gentil. ..
(que por cierto no está mal).

Cantares
la juventud alegre entona
bajo bellos olivares
(mientras agarran la mona)

se encona
la rueda de las zagalas .. .
la risa no se abandona .. .
¡Parece que tienen alas!
¡Qué angelotes son! ¡Qué malas!

Y escribo
sobre una blanca cuartilla,
sentado en peñón altivo
mientras el sol dora y brilla:

San Miguel.
Fragancia a tomillo. Sol.
Baja la gente en tropel
la cuesta de caracol. ..
(1930)

SUPLICA

A Ramón Sijé, al empezar mi senda.

Tú, padre espiritual, noble y ameno
Ramón Sijé de la gran nariz de loro;
tú, hermano sentimental, breve y moreno;
tú, que encierras en tu pecho un pájaro de oro … ,
no consientas que yo, enfermo de ilusiones,
caiga, roto y sin fe, en mi primer camino.
Dame tu mano que arde en santas vibraciones,
dame tu fe y tu luz en el cáliz de un pino.
Y si a flote me llevas, desde la aurora-luz,
yo te daré mis brazos en forma de cruz
con el temblor de dos ramas mecidas
de almendro joven, bellamente floridos.

¡Yo te daré mis ojos llenos de puras
lágrimas de jazmín, transparentes de ternuras!
(1932)

MADRIGAL EN OCTAVILLAS

(A una hora inoportuna}

De todos los manantiales
de agua, metal o armonía,
el de tus labios frutales,
los de tu cabeza umbría.

De todos los infernales
crespones en agonía,
tu corazón, que me imanta,
tu corazón, que me canta.
«Silbo», núm. 2, Orihuela, Julio de 1936

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MI POETA INVITADA:  Hugo Mújica

Llueve

Llueve
y al árbol le pesan sus hojas,
a los rosales sus rosas.

Llueve
y el jardín huele a infancia,

a cercanía de todos los milagros,
a ausencia de todas las memorias.

EN LA PIEL

A lo lejos, afuera,
cae
una lluvia
que tan sólo huelo, una lluvia
que aún no ha llegado.
Aquí
en la piel, como en una página
en blanco,
espero que el agua, la lluvia,
lo que vive y tiembla,
me sea alguna vez revelado.

ALTO, LEJOS

Alto,
lejos, por apenas
un instante
la nervadura de un relámpago
incendia de blanco mis ojos,
después todo regresa a lo oscuro,
pero ya no es sólo sombras:
son huellas de lo perdido.

UN VERSO INAPETENTE [Mi poema]
Alejandro Albarrán Polanco [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Quiero escribir un verso inapetente
que no le guste hablar
del cielo, de la luna ni del mar,
del resto de la gente;
que sea inconsistente
y no incluya el amor en sus palabras,
la duda, la riqueza y la pobreza,
ni a la naturaleza,
lo mismo que a un rebaño ni a sus cabras;
la vida ni la muerte ni el pecado,
que esté descafeinado,
exento de experiencias muy macabras.
Un verso en que las flores
salir a presumir ya se resistan,
ni existan los pintores que las pintan,
ni el campo, ni de aperos, labradores.
Y nada trascendente,
sin puntos ni las comas,
ajenos del humor y hasta las bromas
de alguno que de cuerpo esté presente.
Que no hable de prudencia o de ternura,
no sueñe con los chopos ni los ríos,
la pena, la piedad, los desvaríos,
del pueblo, de la iglesia ni del cura.
No haya similitudes
ni ensalce a los que estima sus poetas,
farsantes de adivinos, los profetas.
Que allí los sentimientos, la virtudes,
eviten el decoro,
haciendo vayan mutis por el foro;
y eviten las catástrofes y aludes.
Sin pájaros ni nidos,
verdades ni maldades, cosas bellas,
ni lluvia y por la noche las estrellas,
buscando soledad sin hacer ruidos.
Recuerdos no haya de un amanecer,
futuro ni a la infancia,
el gozo y el placer de la vagancia,
sin algo que esconder o que temer.
Sin nada que contar, a su albedrío,
sin odios ni pasiones,
ausente de razón y de emociones.
Un verso, en fin, vacío.
©donaciano bueno

#Un verso en blanco...sin chicha ni limoná? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Alejandro Albarrán Polanco

(Premio Internacional Manuel Acuña de Poesía en Lengua Española 2018)

Fiebre de

Los pulmones se hinchan,
choz en la cama,
no de la Má
en la frente.
Quiero que la fiebre baje,
que baje la fiebre en la ca
Má,
no en la frente, Má,
la fiebre asciende. Lirios
en el techo, ros de sudor.
Mido, mido el tiempo.
Chorros en la frente. ¿Tener fe?
Lino que raspa y llaga,
¿Ne? Nene, negro felino,
escondido. Loor debajo de la cama.
No,
que en la frente mide el tiempo.
Mido dormido el tiempo debajo de la cama.
Nos en la frente, sudor, mido. Mido el tiempo
de:
dos, en la frente;
cuatro, les digo, yo les digo que,
cinco o se hizo lo que se tenía que hacer;
cenar un brazo, una pierna. Da lo mismo el mar debajo de la ca
Má,
sólo pido que baje el brebaje de mi frente. Mido,
mido el tiempo
bajo la manta. Rayas en las cosas, casos,
cascos, idos en la colcha. Cal en la lengua.
Bajo la colcha: conchas, coro, corola.
Me con tu lengua tea, tu lengua atea
lengüetea el decoro, la concha de la virgen
y tal. Adra la concha del oído, chacal en la lengua.
De lo ido, la fiebre persistentenerte
en pie.
¡Za!, que no se han ido
el dolor y el felino.
Que no se han ido de debajo de la ca
Má,
pon tu mano sobre mi frente.

DIXIT

El hombre es el lobo del hombre
el lenguaje
su colmillo más
punzante

El hombre es el lobo
el lenguaje
el punzón y la herida:
la herida.

No matarás
hasta que mates
es
una tautología, no un verso.

El hombre es
el lobo del hombre
el lenguaje
su colmillo más punzante
altisonante.
No corro. No grito. No empujo:
no grito.

El hombre es el lobo
del hombre
el lenguaje
su colmillo más punzante
altisonante
manoseado
de sentido.

-Esto no se toca.

Hasta que se toca

de sentido

(inverso)

se trastoca

de sentido

(inverso)

como tu boca y mi boca.

-Esto no se toca

como tu boca.

El hombre es el lobo
del hombre
el lenguaje
el colmillo con el que troza la carne del cordero
que traspasó la cerca,
que se escapó del rebaño.

El hombre es el lobo
el lenguaje
el colmillo con el que troza la carne del cordero, abre su vientre
como una naranja y reserva una parte de su piel como una joya.

El hombre es el lobo del hombre
pero también es el cordero.
El lenguaje
las cercas
que lo encierran.

Ay, pero el cordero, el corderito
se escapó del rebaño,
se ha perdido en el monte,
ha traspasado la cerca.

Aunque detrás de esa cerca
hay otra cerca y detrás
otra.

Ay, pero el hombre,
el pobrecito hombre
disfrazado
no quiere ser cordero,
ni lobo, ni hombre.

A ver a ver ¿qué quiere ser?
No quiere ser un cordero.
A ver a ver ¿qué quiere ser?
No quiere ser hombre.

No sé, tal vez
algo más exclusivo, refinado, verdadero
dice el hombre
disfrazado
de lobo disfrazado.

Algo más exclusivo, refinado, verdadero.
Algo más verdadero: un hombre disfrazado de hombre disfrazado de hombre disfrazado.
Algo más verdadero: un hombre disfrazado de lobo disfrazado de cordero.

Ay, pero el hombre no quiere
ay, pero el hombre no acepta que
el hombre es
el invento del hombre es
el invento
del hombre.

Ay, pero el pobrecito hombre
está pasando hambre,
ay, pero el hombre no quiere
ser
ni cordero, ni lobo, ni hombre,
pobrecito
anda perdido en el monte.

Ay, pero el hombre,
que es el cordero del hombre,
anda perdido en el monte,
ha traspasado la cerca.

Aunque detrás de esa cerca
hay otra cerca
y detrás otra
y luego otra
y en el fondo
hay un lobo.

LA DESESPERACIÓN DE QUIEN ESPERA

Una pera verde, no tan verde, más bien
pálida. Un verde antes del verde.
Una pera que se precipita y cae
y aún no madura. Una fruta insegura.
Una fruta que aún no aprende y se desprende de la rama. Una flama
que aún no enciende y se pretende flama o
gota de rocío con un chubasco acumulado en su barriga. Una viga que se vence
antes de tiempo. Una pera que no aguarda
al verdadero verde. El verde ver lo verdadero.
La verdad que está en la espera de esperar lo verdadero, como si fuera todo.
¿Una pera que se lanza o
el lado que se vence en la balanza
por el peso?
Sólo eso.
Una pera que no es pera:
una lanza.

Esto a lo que tu llamas mi desequilibrio
no es un lirio
sino una pera verde antes del verde.
Una pera
que se lanza. La desesperanza. La des-
esperación.
Una oración que no madura. La verdura
que no alcanza a saciar al verdadero ver
de la vereda o la verdad. Algo fallido:
un estallido
al caer de la pera
que no se aguantó las ganas.
El sonido de ir cayendo entre las ramas
sin saber caer.

Esto a lo que tú llamas mi inmadurez no lo es
es una pera que no es pera y que se lanza. Esto
a lo que tú llamas mi inmadurez
es una pera que no es pera
es un caballo de ajedrez,
es un caballo albino que aún no sabe deletrear con eles el camino.
Mi inmadurez es el camino
de abajo
es el atajo
que dobla de tajo
en una esquina. No es una espina
pero punza. Como una lanza
que no espera.
Como una pera que no es pera
y cae.

Funeral de Lucía Núñez de Albarrán

Que no tu cabeza blanca, Lucía. Que no tu cabeza blanca,
tu cabeza poblada de niños albinos,
tu cabeza.
Pelona sí,
pelona sí te quiero, pelona, calavera, calaverita de azúcar, calavera sí, pelona.
Cuantos menos rasgos familiares más te quiero.
Mientras más calva, más pelona, confundiéndote con las otras
calaveras. Perdida ya toda la edad, todo el sexo.
Que no tu cabeza blanca, Lucía, que no quiero,
que no voy, cabeza de neblina: gasa gaseosa glaseada.
Que no, tu cabeza blanca, tu cabeza bailando,
sí, tu cabeza yendo al parque con tus hijos, tu cabeza rota,
tu cabeza llena de orquídeas transparentes, tu cabeza Belcebú,
tu cabeza de alce altivo, tu cabeza de cautiverio,
tu cabeza

tu cabeza muerta

sobre un cajón de estaño.

Instrucciones póstumas para mi cuerpo

(Homenaje a Peter Handke)

—Primero triturar
todos
los huesos
hasta compactarlos.
—¿Y después?
—Después (después de amarlos)
quemarlos bien
hasta volver todo cenizas (después de las risas).
—¿Y después?
—Purificar las cenizas hasta extraer de ahí todo el carbono (cambiarlas de tono),
—¿Y después?
—Después volverlas grafito. (Repito:
volverlas grafito).
—¿Y después?
—Transmutar las cenizas en diamante (proceso químico y físico mediante).
—¿Y después?
—Insertar el diamante en un tubo de cartón (de acuerdo a su dimensión).
—¿Y después?
—Hacer un caleidoscopio.
—¿Y después?
—Regalárselo al primer niño que pase.
—¿Y después?
—Esperar hasta que mire por el agujero.
—¿Y después?
—Esperar. (Esperar primero).
—¿Y después?
—Confiar en que encuentre el valor no en la piedra
sino en la transformación.1

Algunas bellezas no son terribles

(Dos formas de silogismos —y algunas variaciones— sobre un verso de Rilke)

Cesare (o Cesaron)

1
Nada bello es terrible
Todo ángel es terrible
Algunos ángeles no son bellos

2
Nada terrible es bello
Todo ángel es bello
Algunos ángeles no son terribles

3
Ningún ángel es bello
Todo lo terrible es bello
Algunos terribles no son ángeles

4
Ningún ángel es terrible
Todo lo bello es terrible
Algunas bellezas no son ángeles

Ferison

1
Ninguna belleza es terrible
Algunas bellezas son ángeles
Algunos ángeles no son terribles

2
Ningún terrible es bello
Algunos terribles son ángeles
Algunos ángeles no son bellos

3
Ningún ángel es bello
Algunos ángeles son terribles
Algunos terribles no son bellos

4
Ningún ángel es terrible
Algunos ángeles son bellos
Algunas bellezas no son terribles.

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LA VOZ Y LAS PALABRAS [Mi poema]
Leopoldo de Luis [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Se me apagó la voz. Ya las palabras
se encuentran en mi boca prisioneras,
están desorientadas en las eras,
que allí no pastorean ya las cabras.
pues solo hay alambreras.

Inútil de rumiar ni digerir,
ya todo se ha secado, está baldío,
incluso ya ha emigrado el albedrío
de tanto que ha tenido que sufrir
por tanto desvarío.

Las lluvias que han llegado en el otoño
al ver el panorama se esfumaron,
algunos dicen ¡ay!, que las mataron
tan hartas que ya estaban hasta el moño
pues las ametrallaron.

La tinta se ha secado en el gaznate,
los libros ya no tienen quien les quiera,
poniéndose a este mundo por montera
se encuentran a la espera de un dislate
dispuestas a la hoguera.

Pues todo está cerrado a cal y canto,
lo anuncia allí un letrero, que difunto
zanjando el discutir va en el asunto
cubriendo a su cerebro con un manto
y al fin le ha puesto el punto.
©donaciano bueno

#Hablar y escuchar ¡qué dilema! Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Leopoldo de Luis

CUANDO CIERRO LOS OJOS… 

Cuando cierro los ojos vuelvo a verte
por la dorada sombra. No te pierdo.
Vas por las galerías donde vierte
su triste poso el agua del recuerdo.

Hecha pura verdad recuperada,
sin contornos, sin forma, solamente luz,
pura lumbre o gracia enamorada,
caricia transparente.

No eres dolor. Sólo melancolía
o declinada tarde. Herido beso.
Poniente sol que el vago azul enfría.
Ala que pasa y deja un leve peso.

Te recupero aquí. Si el tiempo suena
aquí deja el sonar, hecho latido.
Hasta aquí arrastra su amarilla
arena el huracán que pasa enardecido.

Su rosa la esperanza aquí cultiva.
Pone el amor su dolorosa lumbre.
La tierra cava la verdad más viva
y va dejando su mortal costumbre.

Detrás de cada día va una estela
de dolor, de cadáveres sombríos.
Los fracasos. El sueño que se hiela.
Los hondos pozos sin amor, vacíos.

Lo que nos huye, lo que fue la aurora.
La lágrima, la voz. Esa ventana
que abrimos a la muerte cada hora.
Todo lo que es angustia cotidiana.

Galería sin fondo, sima oscura aquí,
tras de los ojos, si los cierro,
todo un acervo mundo se apresura.
La memoria me acosa un triste perro.

Aguas abajo de mi vida, se hunde
tu cuerpo, ese pequeño paraíso
en que nos encontramos. Ya se funde
a este doble vivir de amor sumiso,

Sólo aquí existes. Falso sol tus ojos.
Falsa playa tu cuerpo, falsa ola
la del mar de tu voz. Sólo en los rojos
ocultos campos míos vives sola.

Sombra y luz. Barro y nube. Vida y muerte.
Mundo y mundo, mis párpados afrontan.
Se hunden tus alas cuando quiero verte.
Cuando cierro los ojos, se remontan.

Aunque siegue la voz con que tu nombre…

Aunque siegue la voz con que tu nombre
digo, tu nombre irá, como una hoguera,
abrasando estos huesos y esta carne de hombre
con perpetuo verdor de primavera.

Aunque ciegue la herida de mis ojos
donde vive la luz de tus paisajes,
en los del alma, de ceguera rojos,
siempre se estrellarán tus oleajes.

Aunque duela el silencio, como espada
fundida en lentas fraguas de amargura,
sonará esta verdad desesperada,
mordida tierra entre mi dentadura.

Sorda la voz, el sueño enarenado,
las pupilas, el alma, la garganta arañadas,
ronco, diré que hay en mi pecho, hincado,
un árbol que florece rosas ensangrentadas.

Respiro por la herida.
Por esta viva herida de mi muerte;
por esta mortal llaga de mi vida
que años y sueños y fracasos vierte.

Respiro por la herida este aire triste
empapado de humana pesadumbre.
Y un claro viento insiste
contra muros de tedio y de costumbre.

Pisando mi dolor, legiones de hombres pasan
ciegos, hacia esta misma hoguera mía.
¿Para siempre se salvan? ¿Para siempre
se abrasan?
Yo sólo sé que busco mi verdad día a día.

Con los míos estoy. He aquí mis cartas…

Con los míos estoy. He aquí mis cartas,
descubro claramente el juego:
miro la realidad y a este costado
se me inclina la voz por donde muero,

por donde el corazón ligeramente
me vence cada día con su peso
y una pequeña herida hacia la tierra
me va sangrando el verso.

Entre estas manos con que escribo cabe
acumulado todo lo que tengo,
todo lo que sostiene el breve mundo
querido que defiendo.

Cada mañana pongo a flote el barco
que se fue a pique en la tiniebla, el lienzo
de las velas coloco… (Cada día
el barco queda un poco más adentro.)

Soporto humanamente, como cada
uno, mi propio muerto,
y procuro que no me toque nadie
el hedor de este triste compañero.

No me resigno a que las cosas vayan
por la tierra peor que por el cielo.
Para cumplir con mi verdad escribo.
(Perdón si soy modesto.)

Cumpleaños…..

Un año es como un torpe dromedario
y abrimos sobre él otro desierto.
Hemos venido en un camello muerto
sobre el que cabalgamos a diario.

¿Será cada año otra cabalgadura?
¿Cumplir años será algo más que un reto
o será ir descubriendo ese secreto
que nos espera tras la puerta oscura?

Cumplir años es como apostar fuerte
por la lenta derrota de la muerte
y ver que aún sigue abierta nuestra herida.

Miguel Oscar Menassa: todo empieza
de nuevo cuando juegas otra pieza
en el ajedrez rojo de la vida.

El espejo….

Con los ojos vendados nos miramos
cada día delante de un espejo
para ser sólo imágenes
nuestras que no veremos.

Desfilamos, retratos fidelísimos,
copias exactas, calcos o reflejos,
resbalamos por aguas espejeantes
como narcisos ciegos.

Debo de ser la sombra, los perfiles,
la refracción de ese cristal o hielo;
debe de ser el doble repetido,
el náufrago en el fondo de ese sueño.

Qué culto extraño ante el cristal, la luna,
de extraterrestre, de astronauta muerto
girando sin sentido
en la órbita cerrada por el pecho.
Qué culto extraño para
sentirnos sólo luminoso eco
de nuestra propia realidad corpórea,
mitología del agonizamiento
liturgia de pantallas sucesivas,
idolatrización de reverbero.

Sólo somos figuras proyectadas
sobre un cristal, pero jamás nos vemos.

El paisaje eres tú…..

No hay paisaje sin ti. Qué roca oscura,
qué mar de plomo, qué amarillo cielo.
Es sólo tu mirada la que infunde
belleza y claridad. Máquina extraña
que elabora el prodigio del paisaje.

Sólo es rosa la rosa si la miras
y este trozo de tierra abrupta y este
trozo de mar sombrío se revelan
en tus laboratorios cerebrales.
Ah, si fuese verdad tanta belleza.
Pero la verdad nace en los sentidos.
La verdad es tu mano y es tu lengua,
tu nariz, tus oídos, tus pupilas
y tu humana conciencia recogiendo
tanto material presto a la hermosura.

Cuando la bomba aséptica extermine
córneas, tímpanos, lenguas, pituitarias
y piel en forma tuya edificados,
¿qué será de esta pobre geografía
sin el soplo de un dios que la despierte?

El puzzle….

Frente a frente y el puzzle en medio. Sé
que pude acertar solo el acertijo
pero es más llevadero buscar juntos
las piezas que completen el diseño.
Nunca damos con todas: huecos hay
porque ignoramos los cartones-guía,
porque no damos con la pieza-clave,
la pieza-madre que clausure el juego.

Tú sabes que encontramos piezas falsas,
quizá piezas que fueran de un tablero
distinto, de otra caja. Parecían
nuestras, mas su perfil no era el exacto.
Apartarlas costó: nunca se juega
sin arrancar un poco de esperanza,
nunca se manipulan los proyectos
sin arañar la piel de la alegría.

Volvamos juntos al rompecabezas.
No tengas miedo de elegir en vano,
siempre vale la pena pretender
dar un poco de amor al jeroglífico.
Poco a poco el enigma se resuelve
aunque se quede un cabo por atar.
Hacer un puzzle es conseguir que todo
concuerde con los límites del sueño.

Porque soñar, jugar, vivir, son sólo
formas de despejar la misma incógnita,
fórmulas variadas de escoger
las piezas y limar sus bordes ásperos.
Tantos años y no hemos hecho nada
más que intentar un poco de armonía
entre las ciegas fichas que nos dieron
por si solucionamos lo insoluble.

Elegía…..

Con sus alas de plomo va la tarde;
pasa en la piel ceniza de los campos.
Difusamente cunde la penumbra,
vellón de sucia lana en el ocaso.

Tú eras también de luna y de paisaje…
Se ha oscurecido el mundo entre tus manos.
Se ha detenido el tiempo, río sordo.
La luz ya es sólo sombra de tus párpados.

Se siente caminar lejanamente.
Alguien cruza en la sombra hacia el pasado.
Nada delante. Olvido. dios en sueños
aún alienta en el alma su amor manso.

Se retorna al recuerdo cual las olas,
una vez y otra vez, con lento paso.
Duele el amor, duele la certidumbre
de saberse de amor y odio poblados.

¿Ves? Somos cual la encina, aquí en la sombra.
Honda raíz, enfurecidos brazos.
Ferviente savia oculta nos abrasa.
La libertad nos nace por el llanto.

como la luz, aquí también morimos,
en el hermoso otoño del ocaso.
Un ascua fugitiva hacia la sombra.
el amor anochece en nuestros labios.

Elegía de otoño…..

Las hojas del otoño flotan sobre tu brisa
y caen en el estanque solitario del alma.
Un dolor de ser otros parece que nos pesa
como unas rotas alas.
(Acaso nunca el hombre es él mismo.) Escuchamos
la voz honda del tiempo, la palabra
del tiempo que en los labios cobrizos del otoño
pone su dejo antiguo, su amarillez, y pasa.

Escuchamos el tiempo pasar: es un rebaño
invisible que pisa por la hierba mojada;
es una larga ronda de vientos tañedores
entre las flautas rojas de las ramas;

es una herida queja de líquidos metales
por fugitivos corazones de agua.
Escuchamos el tiempo y apretamos los párpados
y sentimos el tiempo en nuestras lágrimas.

El otoño que arde con su lumbre de gloria
presta a las cosas luz misteriosa y dorada;
toda la tierra tiene una triste hermosura
como una dulce evocación de infancia.

También otoño el corazón nos dora
y sus hondos paisajes nos enciende en el alma
y nos sentimos tiempo transitando, fundida
nuestra amarilla cera en las hermosas brasas.

Caminamos pisando un corazón de hojas.
Pisando lentamente una esperanza.
Y miramos al cielo. Y abatimos la frente.
Y decimos: -Mañana.

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NÉCTAR DE AMOR [Mi poema]
Ida Vitale [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Quisiera ser de nuevo la jeringa
que el néctar del amor a ti te inyecta,
poema con que tu alma se conecta
haciendo a mi reclamo le distinga
y ver como mi virus se te infecta.

El zumo que en tus labios se derrama
gozando de tu lengua complaciente,
trazándole en tu boca un afluente
que haciendo va regates por mi cama
sorteándole al placer, su confidente.

Culebra que desliza y que resbala
se inserta entre tus nalgas con sigilo,
y enciende de esa mecha ya el pabilo,
la llama que te abrasa con su bala
cual rosa que disfruta a su pistilo.

Alegre y divertida mariposa
que vuela revoltosa entre tus sueños,
te abraza con sus besos tan risueños
y mira y te sonríe cariñosa
con ojos de querer, ojos pastueños.
©donaciano bueno

#Esta vida debiera estar impregnada solo de amor? Share on X

Comentario: Algo esencial en esta vida se llama «amor«. Algunos creen en él, otros lo desean, hay quien lo ignora y también quien lo odia. Es cierto eso de que el amor mueve montañas

MI POETA SUGERIDOIda Vitale

(Premio Cervantes 2018)

Penitencia

¿Mirar atrás será pasar
a ser de sal precaria estatua,
un perecer petrificado
preso en sí mismo, parte
del roto encanto de un paisaje
cuya música no logro más oír?

¿Debo matar lo que miré,
el mito que minuciosa
pliego y despliego,
grava para mi paso solo?
¿Ciega borrar lugares,
playas, vientos, el tiempo?

Sobre todas las cosas,
anular horas que se han vuelto inútiles
como lluvia que cae
sobre el mar implacable,
como mis propios pasos
si no son penitencia.

Agosto, Santa Rosa

Una lluvia de un día puede no acabar nunca,
puede en gotas,
en hojas de amarilla tristeza
irnos cambiando el cielo todo, el aire,
en torva inundación la luz,
triste, en silencio y negra,
como un mirlo mojado.
Deshecha piel, deshecho cuerpo de agua
destrozándose en torre y pararrayos,
me sobreviene, se me viene sobre
mi altura tantas veces,
mojándome, mugiendo, compartiendo
mi ropa y mis zapatos,
también mi sola lágrima tan salida de madre.
Miro la tarde de hora en hora,
miro de buscarle la cara
con tierna proposición de acento,
miro de perderle pavor,
pero me da la espalda puesta ya a anochecer.
Miro todo tan malo, tan acérrimo y hosco.
¡Qué fácil desalmarse,
ser con muy buenos modos de piedra,
quedar sola, gritando como un árbol,
por cada rama temporal,
muriéndome de agosto!

Fortuna

Por años, disfrutar del error
y de su enmienda,
haber podido hablar, caminar libre,
no existir mutilada,
no entrar o sí en iglesias,
leer, oír la música querida,
ser en la noche un ser como en el día.

No ser casada en un negocio,
medida en cabras,
sufrir gobierno de parientes
o legal lapidación.
No desfilar ya nunca
y no admitir palabras
que pongan en la sangre
limaduras de hierro.
Descubrir por ti misma
otro ser no previsto
en el puente de la mirada.

Ser humano y mujer, ni más ni menos.

Gotas

¿Se hieren y se funden?
Acaban de dejar de ser la lluvia.
Traviesas en recreo,
gatitos de un reino transparente,
corren libres por vidrios y barandas,
umbrales de su limbo,
se siguen, se persiguen,
quizá van, de soledad a bodas,
a fundirse y amarse.
Trasueñan otra muerte.

Invierno

Como las gotas en el vidrio,
como las gotas de la lluvia
en una tarde somnolienta,
exactamente iguales,
superficiales,
ávidas todas,
breves,
se hieren y se funden,
tan, tan breves
que no podrían dar cabida al miedo,
que el espanto no debiera hacer huella
en nosotros.

Después, ya muertos, rodaremos,
redondos y olvidados.

Cuadro

Construimos el orden de la mesa,
el follaje de la ilusión,
un festín de luces y sombras,
la apariencia del viaje en la inmovilidad.
Tensamos un blanco campo
para que en él esplendan
las reverberaciones del pensamiento
en torno del icono naciente.
Luego soltamos nuestros perros,
azuzamos la cacería,
la imagen serenísima, virtual,
cae desgarrada.

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MI POETA INVITADA:  Beatriz Giovanna Ramírez

LA CICATRIZ DE LA MEMORIA

“Después de todo, todo ha sido nada,
a pesar de que un día lo fue todo”.
José Hierro

Hubo un tiempo que se niega
a morir en la memoria.

La niña ordena por afectos
sus recuerdos.

Todo es la nada del Todo.
Nada es el todo de la Nada.

Y en las noches; liberando los fantasmas,
llega la sombra y rasga los velos,
llega el vértigo y con él la atolondrada
existencia se doblega.

Así se escribe esta línea:
con la mirada perdida
en una máquina de coser,
que enhebrando el olvido
hace puntadas
que cicatrizan la memoria.

LOS PALOS DEL SOMBRAJO [Mi poema]
Francisca Aguirre [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Subir al cielo y ver, eso es lo mío,
subir al cielo y ver lo que ha pasado,
subir y comprobar si el albedrío
es algo que produce escalofrío
y lleva irremediable hacia el pecado.

Subir al cielo y ver quien ha subido,
sentirme placentero allí a su lado,
dejarme de amargar desconfiado
y hacerle un selfie a dios muy resentido
que tantas malas tretas me ha jugado.

Dejar de flagelarme con la duda,
sabiendo lo que hasta hoy nunca he sabido,
si es cierto que aquí el alma he pervertido
o en cambio es que a mí dios ya me la suda,
pues que a él quise matarle y no he podido.

Con él pido clemencia y no la encuentro,
sin él me encuentro pobre y desvalido,
no alcanzo a comprender a qué he venido,
por más que miro afuera y hacia dentro
allí no existe más que un salpullido.

Los hombres, ser felices, nuestro invento,
la fama, la riqueza y el trabajo,
y a todos los placeres a destajo,
y cuando descubrimos si es un cuento
los palos se nos caen del sombrajo.
©donaciano bueno

#Y tú, acaso eres feliz...? Share on X

Comentario: La búsqueda de la felicidad
Cuando a alguien se le caen los palos del sombrajo, es lo mismo que decir que se le cae el alma a los pies.

MI POETA SUGERIDO:  Francisca Aguirre,

(Premio Nacional de las Letras 2018)

HACE TIEMPO.

A Nati y Jorge Riechmann.

Recuerdo que una vez, cuando era niña,
me pareció que el mundo era un desierto.
Los pájaros nos habían abandonado para siempre:
las estrellas no tenían sentido,
y el mar no estaba ya en su sitio,
como si todo hubiera sido un sueño equivocado.

Sé que una vez, cuando era niña,
el mundo fue una tumba, un enorme agujero,
un socavón que se tragó a la vida,
un embudo por el que huyó el futuro.

Es cierto que una vez, allá, en la infancia,
oí el silencio como un grito de arena.
Se callaron las almas, los ríos y mis sienes,
se me calló la sangre, como si de improviso,
sin entender por qué, me hubiesen apagado.

Y el mundo ya no estaba, sólo quedaba yo:
un asombro tan triste como la triste muerte,
una extrañeza rara, húmeda, pegajosa.
Y un odio lacerante, una rabia homicida
que, paciente, ascendía hasta el pecho,
llegaba hasta los dientes haciéndolos crujir.

Es verdad, fue hace tiempo, cuando todo empezaba,
cuando el mundo tenía la dimensión de un hombre,
y yo estaba segura de que un día mi padre volvería
y mientras él cantaba ante su caballete
se quedarían quietos los barcos en el puerto
y la luna saldría con su cara de nata.

Pero no volvió nunca.
Sólo quedan sus cuadros,
sus paisajes, sus barcas,
la luz mediterránea que había en sus pinceles
y una niña que espera en un muelle lejano
y una mujer que sabe que los muertos no mueren.

Desmesura

A Javier Statié

Dijo que no. Y el Tiempo se quedó sin tiempo.
Luego, la vida hizo una pausa
y todo pareció recomponerse
como esos acertijos infantiles
en los que sólo falta una palabra,
una palabra necesaria y rara.
Pero dijo que no. Cerró los labios
y escuchó el gorgoteo de las sílabas
luchando por vivir a la intemperie.
Dijo que no. Y el tiempo oyó el silencio.
Luego, la vida hizo una pausa.
Y todo fue distinto: el dolor fue
más cauto, más sensato,
la lujuria lloró en su madriguera.
Y el tiempo inauguró sus máscaras:
hubo un pequeño espanto en los rincones,
temblaron los espejos agobiados
defendiendo impotentes el azogue.
Los pájaros callaron esa tarde
y la luna brilló blanca y sin manchas.
Ardió la noche como vieja tea
con la absurda avaricia de la muerte,
con su luto distante y pegajoso,
y un rencor resabiado y carcomido
descargó como lluvia en el desierto.
Entonces, sólo entonces,
oyó a su corazón ladrando
y se volvió despacio a los espejos
y los vio tiritar con mucho frío
y pedir compasión desde su escarcha.
Y no supo qué hacer con tanta desmesura:
cerró los labios y escuchó al silencio.

Testigo de excepción

Un mar, un mar es lo que necesito.
Un mar y no otra cosa, no otra cosa.
Lo demás es pequeño, insuficiente, pobre.
Un mar, un mar es lo que necesito.
No una montaña, un río, un cielo.
No. Nada, nada,
únicamente un mar.
Tampoco quiero flores, manos,
ni un corazón que me consuele.
No quiero un corazón
a cambio de otro corazón.
No quiero que me hablen de amor
a cambio del amor.
Yo sólo quiero un mar:
yo sólo necesito un mar.
Un agua de distancia,
un agua que no escape,
un agua misericordiosa
en que lavar mi corazón
y dejarlo a su orilla
para que sea empujado por sus olas,
lamido por su lengua de sal
que cicatriza heridas.
Un mar, un mar del que ser cómplice.
Un mar al que contarle todo.
Un mar, creedme, necesito un mar,
un mar donde llorar a mares
y que nadie lo note.

Última nieve

A Pedro García Domínguez

Una hermosa mentira te acompaña,
pero no llega a acariciarte.
Sólo sabes de ella lo que dicen,
lo que te explican libros enigmáticos
que narran una historia fabulosa
con las palabras llenas de significación,
llenas de claridad y peso exactos,
y que tú no comprendes sin embargo.
Pero tu fe te salva, te mantiene.

Una hermosa mentira te vigila,
aunque no puede verte, y tú lo sabes.
Lo sabes de esa forma inexplicable
en que sabemos lo que más nos hiere.

Llueve desde los cielos tiempo y sombra,
llueve inocencia y loco desconsuelo.
Un incendio de sombras te ilumina,
mientras la nieve apaga las estrellas
que una vez fueron permanentes ascuas.

Una hermosa mentira te acompaña;
a infinitos millones de años luz,
intacta y compasiva, se extiende la nevada.

Desde fuera

¿Quién sería el extraño que quisiera
conocer un paisaje como éste?
Desde fuera, la isla es infinita:
una vida resultaría escasa
para cubrir su territorio.

Desde fuera.

Pero Ítaca está dentro, o no se alcanza.
¿Y quién querría descender al fondo
de un silencio más vasto que el océano?
Silencio son sus habitantes,
silencio y ojos hacia el mar.

Desde fuera
las aguas son caminos
desde la playa son sólo frontera.
¿Y quién sería el torpe navegante
que entraría en un puerto sin faro?

Desde fuera, los dioses nos contemplan.

Desde aquí, no hay un pecho
capaz de cobijarlos:
los dioses son palabras; con el silencio, mueren.
¿Alguna vez la isla fue distinta?

Quién lo puede saber desde el aturdimiento.
Sin palabras, sin dioses, Ítaca es sólo el mar.

Hace tiempo

A Nati y Jorge Riechmann

Recuerdo que una vez, cuando era niña,
me pareció que el mundo era un desierto.
Los pájaros nos habían abandonado para siempre:
las estrellas no tenían sentido,
y el mar no estaba ya en su sitio,
como si todo hubiera sido un sueño equivocado.

Sé que una vez, cuando era niña,
el mundo fue una tumba, un enorme agujero,
un socavón que se tragó a la vida,
un embudo por el que huyó el futuro.

Es cierto que una vez, allá, en la infancia,
oí el silencio como un grito de arena.
Se callaron las almas, los ríos y mis sienes,
se me calló la sangre, como si de improviso,
sin entender por qué, me hubiesen apagado.

Y el mundo ya no estaba, sólo quedaba yo:
un asombro tan triste como la triste muerte,
una extrañeza rara, húmeda, pegajosa.
Y un odio lacerante, una rabia homicida
que, paciente, ascendía hasta el pecho,
llegaba hasta los dientes haciéndolos crujir.

Es verdad, fue hace tiempo, cuando todo empezaba,
cuando el mundo tenía la dimensión de un hombre,
y yo estaba segura de que un día mi padre volvería
y mientras él cantaba ante su caballete
se quedarían quietos los barcos en el puerto
y la luna saldría con su cara de nata.

Pero no volvió nunca.
Sólo quedan sus cuadros,
sus paisajes, sus barcas,
la luz mediterránea que había en sus pinceles
y una niña que espera en un muelle lejano
y una mujer que sabe que los muertos no mueren.

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ACEITE DE RICINO [Mi poema]
Fernando del Paso [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Aceite de ricino a mi me daban,
diciendo tómalo y que me querían,
lo amargo del mejunje conocían
mas ellos sin piedad a mi obligaban
al tiempo que a escondidas se reían.

Sospecho que entretanto lo tomaba,
al ver como yo hacía de aspavientos,
-por dentro lo que echaba es juramentos-,
alguno de mi angustia se apiadaba
captando la equidad de mis lamentos.

Quien nunca lo ha tomado desconoce
que aquello no se daba ni a un cochino,
odié hasta la palabra de ricino,
maldigo la eficacia de ese goce,
aceite dicen que era el muy dañino.

Después no he vuelto a oírle ni a mentarle,
si un día en mi paseo me lo encuentro
habré de reprocharle aquel momento
que tuve con dolor que disfrutarle
tan duro, tan cruel, tan virulento.
©donaciano bueno

#Tú has probado el aceite de ricino? Share on X

Sabe peor que el aceite de ricino, se decía de aquel líquido viscosos que resbalando de la pala de la cuchara atravesaba el gaznate para a continuación producirme arcadas.

MI POETA SUGERIDO:  Fernando del Paso

Es tan blanca, tu piel, como la nieve…

Es tan blanca, tu piel, como la nieve.
La nieve quiere al sol por lo brillante.
Y el sol, que se enamora en un instante,
se acuesta con la nieve y se la bebe.

El sol, aunque es muy grande, no se atreve
a hacerse olvidadizo y arrogante:
se acuerda de su novia fulgurante
y se pone a llorar, y entonces llueve.

Y llueve y llueve y llueve y de repente
la lluvia se hace nieve: esta mañana
que nieva tanto en Londres, y ha nevado

luminosa y nupcial y blancamente
en jirones, tu piel, por mi ventana,
ningún sol, como yo, tan desolado.
De: Sonetos con lugares comunes

Que te acaricie yo, tus pechos, ave…

Que te acaricie yo, tus pechos, ave,
como rezar las cuentas de un rosario.
Y que mi amor badajo y campanario
te lo repique yo, que yo te clave.

Que sean mis manos, de tus muslos, llave.
Tu rosa, de mis dedos, relicario,
y en su fronda la lengua de un canario
con mi lengua, la sal, que yo te lave.

Nada más eso pido, quiero, ruego.
A eso me dedico y a adorarte
a quererte, y a eso me consagro.

Y te juro, las manos sobre el fuego,
que volveré otra vez a codiciarte
cada vez que cumplas el milagro.
De: Nuevos sonetos marianos

Cuestión de identidad

La palabra no es vieja,
por fortuna.
Yo no soy la palabra,
por desgracia.

Cuando la palabra me dice,
la palabra me retrata.
Cuando digo a la palabra,
la palabra se espanta.

La palabra es un río cuando el río es un cometa.
Un cometa es la nube cuando la nube llueve,
la nube llueve cuando en mi cuaderno
escribo la palabra “lluvia” mil veces.

Yo no soy la palabra
pero quisiera serlo
para volar con ella
de tiempo en tiempo,
de boca en boca.

Inopia

He despilfarrado el arcoíris.
Las golondrinas que tenía destinadas a varios poemas
están en números rojos.
Mi cuenta de atardeceres está congelada.
Le debo al fisco tres mil quinientas mariposas.

Cuando Murió mi madre

Cuando murió mi madre se murieron todos los ángeles.
Unos, en pleno vuelo, se desplomaron en silencio
como campanas de fieltro.
Los que hacían el amor en las axilas de un templo
se desmoronaron sin miedo, como barcos de harina.
Los que cantaban en las nubes con laúdes de vidrio
se transformaron en lluvia de saliva
y de plumas.
Un ángel en especial se incendió las alas
al rozar un relámpago.
Otro, un poco miope,
se colgó de las aguas verdaderas de un río.
Y hubo ángeles con pechos que daban vino
y que increíblemente se cayeron de espaldas
en un estanque lleno de telarañas, esmeraldas y ombligos.
Eso fue cuando murió mi madre
la mañana de un lunes sin pudor y sin frío.

Como el oro, por rubio, es tu cabello…

Como el oro, por rubio, es tu cabello.
El oro y el otoño, que es su hermano,
se despiden, volando, del verano
y viajan, río abajo, por tu cuello.

Y yo, que me robé y guardé un destello
en el hueco más claro de la mano,
una carta, en las hojas de un manzano
te escribo con su brillo, la embotello

en un litro de luz y te la envío,
y dice así: “el mar, mi casa entera,
el corazón, mis ojos, cinco rosas:

por ahogarme de nuevo en ese río
de dorada quietud, qué no te diera:
mi peso en oro, en sol, en mariposas…”

La rosa es una rosa es una rosa…

La rosa es una rosa es una rosa.
Tu boca es una rosa es una boca.
La rosa, roja y rosa, me provoca:
Se me antoja una boca temblorosa.

La roja, roja sangre rencorosa
de la rosa, que quema lo que toca,
de tu boca de rosa se desboca
y me moja la boca, ponzoñosa.

La pena, pena roja de mi vida,
de no vivir bebiendo ese lascivo
licor de boca rosa y llamarada,

rubor de rosa roja y encendida,
me ha dejado la boca al rojo vivo,
del rojo de una rosa descarnada.

Tus ojos son azules como el cielo…

Tus ojos son azules como el cielo,
el cielo es una diáfana mentira,
la mentira, una garza que suspira
por besar a una estrella a medio vuelo.

La estrella es un secreto de tu pelo,
tu pelo es una llama que delira,
y la llama un espejo en que se mira
con la lengua de fuera, un toro en celo.

El toro, por amor, está de hinojos,
el amor es de nubes transparentes,
las nubes son de un sueño y van de viaje,

y al final de ese viaje están tus ojos
que se bañan, desnudos, en las fuentes
más azules y claras del paisaje.

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[/su_spoiler]

TODOS LLEVAMOS UN JARDÍN DENTRO [Mi poema]
Nicolás Olivari [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Las flores nos las echan los de afuera,
-conozco a quienes ellos se echan flores-
pintando van su vida de colores
y luego cual la nuez resultan huera
sin chicha y sin sabores.

Conozco a quien, ganancia no le arriendo,
que suele presumir como un iluso,
se pone allí a cantar como Caruso
atento al respirar de los que viendo
lo tildan de un abuso.

Que todos un jardín llevamos dentro
a espera de que algunos lo perciban,
-los gustos ya se sabe que se criban-
se sacan de paseo desde dentro
así que se prohíban.

De ahí que presumir no sea pecado,
que el mismo lleva ya la penitencia,
preciso es desnudarle en la presencia
de alguno que hasta a ti se haya acercado
y goce con tu audiencia.
©donaciano bueno

#Di, también yo me echo flores? Share on X

MI POETA SUGERIDONicolás Olivari

YO, POETA…

Así como me veis, desmedrado y alto,
como un sí es no es grotesco en la figura
soy un guerrero audaz que va al asalto
del amor de una bella criatura

Para lograrte amada de mi ensueño
en algo ha de valerme la poesía
por ella llegaré a ser tu dueño,
por ella entre mis brazos serás mía
La amada infiel, 1924.

Canción con olor a tabaco,

a nuestra buena señora de la improvisación

I
Santa Señora absurda de linotipia
con un mono sabio cabe tu regazo,
el retruécano oye de mi melancolía
y como buena efigie no le hagas caso.

II
Como Titio Livio, santo catedrático,
empeñé mi día en la buena acción,
resultó señora, ¡caso matemático!,
he aquí señora, justa relación…

III
Nuestra tuerta musa, la que uso a diario
encontrose a sueldo en un diario serio,
¡qué triste es Señora, para el foliculario
ver crecer al hijo de sus adulterios!…

IV
Café de poetas con caras de perro.
-«Este es un necio, aquél un carcamal»,
-«Y de ese Olivari, ¿qué opinan?, me aferro
a la crítica, ese mocito es un informal…»

V
Me siento, un poco triste, para escuchar,
mientras dejo paso a mi hipocondría:
-«Ese muchacho va de yerro en yerro…»
-«¡Mozo! medio litro, pero bien frappé.»
-…«puesto que ni figura en la Antología
del Señor Doctor Don Julio Noé…»

VI
Esta noche vago como un alma en pena
y como siempre en busca de la buena acción
encontré un zaguán ¡oh! ¡tu luz de luna llena!
y resueltamente rebalsé el portón.

VII
La prostituta alzando su grupa
en la palangana se despatarra,
el pobre poeta se calza su chupa
y en la ceniza del amor esgarra…

VIII
Para la tristeza téjeme una cuerda,
téjeme una cuerda de humo sutil,
téjeme una cuerda con la frágil cerda
de tu voluta endeble, ¡ilusión de dril!…

IX
Entre la musa estéril y la camaradería
entre las Revistas y la corrección formal
me he quedado, hermanos, sin mercadería
y casi creo ser intelectual…

X
Humo de inconstancia ábreme tu anillo
para la pirueta del salto mortal,
mientras tú existas, rubio cigarrillo,
mi alma peregrina ensayará volar…
XI
(Menos mal que fumo
el árido tabaco del rencor en grumo…)

XII
Tiéndete en la cuerda del humo que fumo
-alma peregrina tu pena esfumina-
álzate el faldín montgolfiera de humo,
-alma peregrina puedes columpiarte-
o la cuerda floja, loca danzarina
puede que te sirva para extrangularte…

La dactilógrafa tuberculosa

Esta doncella tísica y asexuada,
esta mujer de senos inapetentes,
-rosicler en los huesos de su cara granulada,
y ganchuda su israelita nariz ya transparente…

Esta pobre yegua flaca y trabajada,
con los dedos espátulas de tanto teclear,
esta pobre mujer invertebrada,
tiene que trabajar…

Esta pobre nena descuajeringada,
con sus ancas sutiles de alfiler,
tiene el alma tumefacta y rezagada
¡y se empeña en comer!

Yo la amé cuatro meses con los ojos,
con mis ojos de perro triste y vagabundo;
cuando le miraba los pómulos rojos,
¡qué dolor profundo!

Un día juntamos hombro a hombro nuestra desdicha;
vivimos dos meses en un cuchitril;
en su beso salivoso naufragó la dicha
y el ansia de vivir…

Una tarde sin historia, una tarde cualquiera,
murió clásicamente en un hospital.
(Bella burguesita que a mi lado pasas, cambia de acera,
porque voy a putear…)

Extracto ecléctico de las partes más notables de la
larguísima carta a la amada que devolvió el correo

¡Oye!… pero, claro, las vías te impulsan,
¿cómo negarse a su fatalismo geométrico?
pero oye, ¿ves a la musa,
que compasiva se acopla
a la posterior silueta del poeta peripatético
con una tristeza cansina de copla
cribando la noche?

Amada, vos estás en estado de frío,
-¡Oh!, pero esto no es un reproche-
si en vos es estado de gracia,
como le cuadra a ella, ¡Dios mío!
su trashumancia lacia…

Tu condición amada mía,
era la de trotacalles,
pero mil pequeños detalles
te hacían una virgen de cerería.

Eras en tu infortunio, peligrosa,
porque tu condición lata
de económica «Traviata»
te hizo ser la musa tuberculosa
de mi mala pata…

Tu tos era un detalle,
-tu tos, tu bárbara tos-
y tu bárbara afición a la calle,
-… bueno, la calle nos seducía
infiel amada mía
por igual, a los dos…

Otro detalle: las ruidosas lacas
de los collares,
las cosas pobri-lujosas de los bazares,
que al abrazarte pinchaban como las púas…
Y tus ojeras violetas
y el amor a los que llamabas tus poetas
¡y eran payadores atacados de romanzas!…
Bueno, nada de chanzas…
Amabas en las tardes de garúa
los valses migratorios de Leo Fall,
y junto al mate, para tu mal,
te hubieras entregado, arrecida
de un frío brutal que nunca marra,
al que te lagrimease en la guitarra:
«Pobre mi madre querida».

(En mis huesos el frío me obliga a blasfemar,
pero el tuyo es el frío sentimental.)

¿Llevas siempre tu cuello desnudo?
¿y la nuca rapada?
¡Te vas a enfermar!
y ese será el suceso.
Tu cuello, ¡ah!, ¡tu cuello exprofeso
para el crimen pasional!
El organito callejero
concretaba tu pasión filarmónica
y en mi ansia de tu beso,
-a riesgo de entuertarme en tu sombrero-
columbraba tu perfil…
¿En qué lejana excavación hallaron el marfil
de tu carita a la Verónica?

Amabas los perfumes más violentos
con tendencia al grito
y preferencia al desmayo,
y por vía de ensayo
en la mohosa claridad de acuario
de los cines de extramuros,
mi mano modeló en tus razgos duros
la virgen de cerería
a que aludía
mi anterior hipocondría…

(No es hipocondría,
-¡Oh! novia dolorosa, ¡oh dulce amada infiel!
es melancolía…
…¡Ah!… ¡no volverte a ver…!)

Pero en la atmósfera viciada
de los cinematógrafos,
sólo podrán tus biógrafos
íntuirte amada,
porque en las salas de espectáculos
de la ciudad
comenzó tu enfermedad,
-prenuncio de mi suicidio en tinta-
la gran guignolesca cinta
de mi amor sentimental,
filmada en tu tabernáculo…

Detalles hay: Tu amor a la naturaleza
eminentemente urbana:
junto a la reja colonial
del conventillo de arrabal
había una maceta.

¡Oh! pobre flor que nunca florecerá,
no llegará el sol al inquilinato…
En un mismo sino la vida nos entierra:
la amada enferma por la ciudad,
la flor que nunca florecerá,
y mi taciturnidad…
¡ay dura tierra!…

Pero esto era antes, mucho, mucho antes…
pero ante estas vías
-las calles, ¡cuán distantes!-
presiento tu presencia
en las trashumancias mías…
Porque en nuestros sesgados paseos,
-que mi ironía silencia-
o bien era un charco que salvaba el salto
o bien era el espejismo del asfalto,
o bien era una plaza con árboles feos,
mas gozamos de raras voluptuosidades:
barrios nuevos con húmedas plazas
y perfiles vagos de incubadas razas
en el pozo cegado de las ciudades…

(¡Buenos Aires! cuna del mundo, cuna
de mi sensibilidad…
Ella era como una luna
pequeña
en mi vida,
y tú ofendida,
la mataste, ¡oh mi ciudad!)

Pero en venganza
tendré un frac flojo de charlatán de feria,
y seré hábil en las inútiles artes de los vagabundos,
con un clavo torcido violaré baúles-mundos
y he de tallar tu imagen en mi bastón sin contera:
Un perfil enfermizo a lo Willette
para apoyar la renguera
que le copié a Choulette.

Con mi viejo cortaplumas de cabo de cuerno
el amor perdido se fijará para in eternum:
He grabado tu nombre en las ventanillas
de todos los tranvías de mi ciudad
para entregarte al ludibrio de la popularidad.
El somnoliento pasajero en su recuerdo afásico
incorporará tu nombre al de las heroínas
populacheras de sus recuerdos clásicos:
Julieta, Juana de Arco, Mimí, Lady Macbech…

Te oigo toser en la noche como un llamado
y no podré alcanzarte… ¡no podré!
en la ciudad hay cenáculos, mujeres…, el pozo está
cegado
me atan, me atan con el hilo flojo de mi bambolla
sentimental
donde llorosa se hamaca esta criolla
suave pereza de mi ciudad…

¡Ah pero un día sollozaré
siguiendo tus huellas
que en sesgo suicida ya van!

…¡como marchan las estrellas
en la abandonada vía!…

Amada mía
si vives todavía
y no estás con ellas,
te tendré que matar…

La aventura de la pantalla

¡Claro!, ahora no vale la pena recordar…
Ahora tengo un alma aviesa de malandrín
-medio comerciante, medio grumete-
pero a veces conviene rascar el violín
del verbo amar
en pasado ya, grácil midinette.
Estoy en la ventana del recuerdo
-viejo lobo de mar-.
¿Qué añejo amargor enverdece el espejo
en la desolada taberna del arrabal?
Eran crepúsculos abiertos como heridas
que enconaba mi nostalgia de ver el mar
-yo fumaba un tabaco exótico de capitán-
y corría la aventura contigo por querida
por las huecas tabernas que a veces desfilan
en la solitaria sábana del cinema del arrabal…
La taberna, el mar y quizás tu carne eran de utilería-,
¿Y la melancolía?
¿Esa vieja provinciana,
beguina enana,
con la poesía pasadista por capuchón?
¿Y la embriaguez acre que agarré junto al depósito?
¡Cómo me emborrachaba el olor a pescado!
y te llevaba a propósito
por los muelles… por los muelles…
Mi corazón
-vieja barcaza que hace agua-
rolaba por el borde de tu enagua
que a veces era blanca como la espuma del mar.
¿Quién como yo gozó en poesía de la sinecura
de fumar en la pipa de la real aventura?
Y en su humo, países, países en toda la oscura
sentina musgosa del cinema del arrabal…
Después vino la lógica del pan
nuestro de cada día,
vos te fuiste al hospital,
yo iré algún día,
y mientras tanto
¿para qué el llanto
si me calafateo con la brea de la melancolía?
¡Ahora amo a las mujeres de ojos grises
como el acero que domina en la ciudad!
¡La ciudad!, ¡la ciudad!, la ciudad
tiene en sus calles a todos los países
de mi sensualidad.

En ómnibus de doble piso, voy en tu busca…

Frente al surco de nubes en el campo
del cielo triste de la gran ciudad,
la mortecina luz de mis ojos paso
desde el heroico techo de la imperial.

Desusada viñeta de la melancolía,
el paisaje lacio pende de los hilos
como un periódico ilustrado. Amada mía
aquellos versos, ¿recuerdas?, dilos
con tu voz recogida, tan blanca y tan fría…

Te busca mi mirada de piloto errabundo
desde el heroico techo de la imperial. ] ¿Dónde estarás ahora? ¿En qué lejano mundo
nuestras pequeñas almas unidas volarán?…

¿Almas?… la tuya era… ¡ah! enfermiza coqueta,
nervios atados por la sed sensual,
la mía era… ¡ah! pobre pantomima de poeta
encaramado en el techo de la imperial.

¡Oh! la cara ojerosa de esa casa vieja, y verde
por la tímida hiedra como una verde lepra,
cariátides de nariz rota que el frío muerde,
y mustio como el despertar un rosal trepa…

Todo desde el techo de la imperial
se ve; y a ti no te veo, y a ti no te hallo
y empero eres un producto de ciudad,
flor de trapo, y fue tu tallo
la cuerda donde saltabas en tu mocedad.

Pero no vengas, ¡oh, no!, ¡si vieras qué frío
hace en el destartalado techo de la imperial!,
si vieras las cabriolas de la luna sobre el río
no descenderías jamás…

Y, sin embargo, eres cual yo: «soñadora lunática»
carita de yeso pintada por la enfermedad,
yo te he desnudado, plateada y extática,
ante la luna enferma de la ciudad.

Pero no sabes, y tampoco sabes que voy de ti en pos,
eterno en tu búsqueda hacia la eternidad,
te encontraré un día cuando tu cavernosa tos
como un pájaro aciago su círculo haga,
-con algo del rito de una vieja maga,
sobre el destartalado techo de la imperial.

Canto de la dactilógrafa

Muchacha…
Abullónate los rizos delante del espejo,
-quizá ganes sesenta pesos al mes-
la miseria te obligará a mostrar la hilacha;
escucha este consejo:5
entrégate a un burgués.

¡Si será imbécil ese muchacho que te acompaña!
-Cuarenta cuadras a pie y además sus versos.-
¡No, no, nunca! ¿Pasar la vida por las lecherías,
sostener un amor sentimental con las manos frías
para nunca lucir un par de medias color champaña?
¡Sentir en tu nuca los suspiros diversos,
de los que te desean, te buscan, te quieren comprar!
Véndete lo antes posible y al mejor postor;
ya es hora de cambiar tus alhajas de similor;
¡a ese mozo lírico mándalo a pasear…!
-«Princesita de mis sueños azules
envuelta en los raros, joyantes tules
de mi querer…»
Música sentimental, amigo mío.
-«En la calle, ¡oh! mi amado, hace tanto frío
y tengo tantas ganas de comer…»
¿Qué? ¿Diez horas de trabajo en la oficina
no te han llenado de rabia todavía?
¿Qué esperas para entregarte? ¿Qué mezquina
puerilidad te ata al pálido poeta?
Sí; es un artista, un genio, un gran esteta.
Sí; es autor de un drama que nunca han de estrenar.
Lo sé, hace unos versos que te hacen llorar.
¿Qué más? ¡Te ama, te ronda, te exige, te cela
y sabe que la vida es una novela
que no se atreve a escribir…!

Tendrás que sucumbir: te lo dice la leyenda,
siempre así terminan las tragedias
del cómico vivir,
y si te detenías ante la mala senda
protestando de tu amor,
era porque tenías rotas las medias
y pensabas de las sendas elegir la mejor.

Y caíste. ¡Bien! ¡Hurra! ¡Aleluya!
Es muy lógica esa satisfacción tuya:
tu antigua vida es ya una lejanía…
Adiós el mostrador, la miserable faena,
el suplicio de la máquina, el sufrimiento mudo,
¡qué bella persona es tu burgués panzudo…!
¡Ah! el pálido poeta ilustra «Noticias de Policía»
se ha pegado un tiro… pero eso no vale la pena…

Empero (en toda tragedia hay un empero
que los modernos tiempos obligan a terminar ligero)
por más que a tu caída la elogie la razón,
por más que por la senda te empuje la miseria,
tu caso es cosa seria
y un vago sufrimiento me llega al corazón…
Es cierto, tu paso era obligado,
pero si no lo hubieras dado…
¡ah la incorregible manía de la ilusión…!

Cara ex-dactilógrafa, actualmente prostituta,
tu caso es un simple caso de permuta
en la bolsa social,
te hemos perdonado porque al cabo tú eres
idiota como lo son todas las mujeres,
menos mamá…

El piano solitario

Hay un piano en el restaurant,
hay un piano, viejo, asmático,
sirve el tema y nace el plan
para un poema lunático.

Han uncido un hombre al piano,
y él toca sin saber,
toca siempre pero en vano
pues no le ayuda a comer.

Parece que es alemán o suizo,
y sueña con una fábrica de cronómetros,
y tiene un aire mestizo
de Werther con ribetes metronómicos.

¿Tendrá mujer este hombre? o una hija
flaca y con granos y ojos blanquecinos,
cuando va hacia el conservatorio ella se fija
si su padre sigue uncido a su destino.

Yo abro un concurso internacional
para los tristes que la tierra apresa,
a ver, ¿cuál es el poeta sentimental
que al del piano le gane la tristeza?

Este hombre toca, toca y toca,
¡quién pudiera leer en su interior!,
debe tener tanta rabia loca
como para hacer definitivamente la revolución.

Más triste que el destino de este pianista
no debe haber destino. Trina, trina,
desde el piano con su música evangelista
mientras le inundan los malos olores de la letrina,

o de la cocina que está a su lado
-olor de gachas donde nadan tres fideos-,
que no alimentan y en hilachas un asado
que lleno de pimienta atasca los deseos.

El patrón de la venta le endilga su homilía,
y el pianista sonríe olvidado de su poca suerte,
¡ha tenido un sueño tan bello!, vio a Santa Cecilia
¡danzando!, ¡danzando! su inédito minuet de la muerte.

Este hombre se debría suicidar
antes que el hambre que ya lo amoja
con la filarmonía del ayunar
lo lleve a tocar
a la corte celestial
del Figón de la reina Patoja.

Pero este hombre se agarra a la vida
porque tiene un secreto a falta de sopa,
yo le oí decir con vez conmovida,
¡ah cuando se estrene por fin mi ópera!

Este hombre toca, toca y toca
y su hija viene a oírle sus absurdos trinos,
su hija es fea, tiene granos, pero cuando el padre toca,
¡ah! cuánta la dulzura de sus ojos blanquecinos.

Cuarteto de señoritas

Las cuatro son flacas, las cuatro son feas;
vestidas de rosa las cuatro muequean…
las cuatro muequean vestidas de rosa,
las cuatro tan flacas… las cuatro tan feas…

El poeta ha venido a beberse su copa,
-su aguada ración de ilusión-;
como siempre tiene raída la ropa,
y la angustia inquilina de su corazón.

Las cuatro comienzan
el shimmy «Tristeza de Honololú»,
se piensa
en aquella pianista viciosa
que fue la ilusión tosegosa
de Juan Pedro Calou.

Tra… la la… rilamolirina…
-con su carina en harina
la violinista se empina
en dos flatos
de can-can…
Tra… la la… rilamolirina…
con su carita transparente y fina
el púber lava-platos
sueña en Onam…

La una no tiene pechos,
y no tiene tampoco papá…
da la lá…
y no tiene tampoco mamá
da la lá…
El tenorio del barrio
comenta estos hechos
mientras el corolario
resuelve el jazz band.

La otra encandila los ojos
de los sesudos burgueses vecinos;
-ojos al aceite de ricino-
que se encandilan hiposos
a cada pausa
de la otra vestida de rosa…
¡Pobre la gorda de carne infructuosa
por la meno-pausa…!

¿Y la otra?… ¡ah! nena, ¡cómo te he encontrado!,
¿cómo pudiste llegar hasta aquí?
¿El camino del cielo está trascurado
para ti?

¡Pobre milonguita soplando, soplando…
en la pípa absurda de tu saxofón!,
soplando, soplando,
me llega volando
lo que te ha quedado de tu corazón.

Turris ebúrnea en el palco de humo,
virgo veneranda al poso de café,
¡sahúma tu efigie el humo que fumo
con tan mala fe!

María semper virgo para la mentira
que comulgo en la rima que se me escapa,
lira molirina,
del poeta que anda de capa
caída…

Stella matutina en la urbe grasienta,
cuando a la alborada taconea sin pan
tu enlodado escarpín de cenicienta…
la, la, ra, ta, tan…

Virgo sin virgo del café concierto,
hay vagorosas notas de Rabel
que tú no sabes…
definitivas claves
de tu tos…
la, la, ra, ta, tan…
cascabel…, cascabel…
¿dónde está Dios? ¡Dios!
…el café y el pecho desiertos…

Las cuatro son flacas, las cuatro son feas,
vestidas de rosa las cuatro muequean…
las cuatro muequean vestidas de rosa…
las cuatro tan flacas, las cuatro tan feas…

Tranvía a las dos de la mañana

Aburrido carro de hierros económicos,
diez centavos de ruidos a hierro viejo,
maderas nostalgiosas de bosques, lacónicos
edictos municipales y un higiénico consejo…

Un guarda metafísico que fuma
a espaldas de un espectro de inspector.
Larva retardada el tranvía se esfuma
dejando un parpadeante resplandor…

¡Oh! mi tristeza exacerbada,
mi cuantiosa tristeza,
como pesa
en esta carrindanga retrasada…

Nenas apabulladas por un frío reticente
-el inútil frío de las dos de la mañana-,
la pereza se da diente con diente
con la inminencia de la cama…

Son dos violinistas por la nota espigadas,
que aún las persigue, la nota del vals…
siempre a estas horas están desmadejadas
y en el pomo de la rabia solucionan su mal…

Tendrán hasta diez y seis años confesados,
y una tristeza efectiva de heroínas de opereta,
a estas horas sus espíritus son blandos estados
de conciencia, a ver, ¡qué hace este poeta!

Ensayo una mirada que es cómica a fuer de triste,
-pero una se ha dormido- mi corazón,
así como el deseo que antes la desviste,
presiente un gran agujero de pobreza en su talón.

¡Oh la miseria de tu media agujereada!
-la bella durmiente ha descalzado un pie-
silba suavemente un aria cansada
la otra compañera del Café Concert…

Miseria de pequeños burgueses
la nuestra, nenas violinistas…
y el tranvía sigue haciendo eses
como un progreso juerguista.

Miseria de burgueses pacatos
que no se deciden a definir sus vidas:
Ustedes, serían prostitutas ha rato,
y el que les canta sería un suicida…

¡Cómo es innoble la vida a las dos de la mañana!,
¡qué abulia escandalosa!, ¡qué ganas de acabar
para siempre!, ¡para siempre!
toca la campana
se acaba el viaje
y mañana
empezar…
empezar…

Insomnio

No mintamos más. Clávate en tu angustia,
no disimules tu opaco gesto,
tu tortura,
el otoño enrarecido en tu alma,
la inutilidad de tu juventud inicua,
tu criollismo sin sol…
El barrio es carne de tu carne,
y su misma absurda alma, esa, es tu alma.
No mientas más, ¿para qué?, aléjate
de los círculos literarios,
y llora, hombre, una vez en tu vida,
cuando no te ve nadie.
Ten el pudor de tu lágrima,
y tu lágrima sea
blasfemia,
caló arrabalero,
perífrasis de artista,
cualquier cosa que disimule
tu escepticismo,
tus amadas que tocan los órganos sexuales,
tus veinticinco años aburridos,
tu incapacidad de dar,
de crear, de amar, de orar…
No creas en nada y no lo digas,
muestra tu cinismo como una lápida
que te soterre en vida…
Pregusta la muerte
en tus chistes suicidas…
No salgas los domingos de tu cueva,
hazlo a la noche pegado a las paredes,
ocupando el menor sitio posible en el mundo,
para que la vida no te vea
y no te escupa.
No escuches el himno nacional,
ni menos la fácil polka del ensueño burgués,
ilumine tu pavés
-negra bandera del «qué me importa»-
un sólo verso de Baudelaire.
Todo está dicho ya.
No añadas palabras inútiles
a las de los periódicos…
Sé idiota o banal,
consérvate ausente de tu mal…
y no se lo digas a nadie, ni a tu mujer,
-ella es chismosa
y su carne infecunda
propalará tu abulia-…

Estás solo y estás en ti,
¿te ves el nauseabundo pozo de ti mismo
la carroña de tus instintos locos,
de tus quimeras tuertas
de tus siete amadas estranguladas
en la cámara oscura de tu original locura?…
Ponte tu orgullo como tu camisa
-tu plebeya camisa de zephir-,
odia mortalmente, odia a fondo,
con el odio untuoso de los malevos,
y el mismo odio de las prostitutas…
Haz el poema de tu animalidad
cuida estilizar tus podredumbres,
saca brillo a tus crímenes;
hay fiesta en la ciudad
de mis años muertos…
¡ah los gusanos tuertos
que buscan mis ojos en la oscuridad!…
Ciudadano, ciudadano,
y con veinte siglos de literatura en el pecho,
disimula… disimula…
Y ODIA, odia, ¡ah la hora del odio!
odia, odia, ¡ah! la espera del odio,
odia, odia, ¡ah! la voluptuosidad del calembourg
tendido en flecha hacia el que odias…
el epigrama… el epitafio, la sorna,
la bella calumnia infame que acogota
la sublime basura humana…
y luego tu tos…
siempre tu
tos…

Domingo burgués

Si mis amigos me vieran
en esta tarde de abril,
en verdad que no creyeran
lo que debía ocurrir

con tu hermana la casada
y tu cuñado que es sastre,
…(tu hermana ya está preñada,
y el paseo fue un desastre).

Este poeta con cara
de empleado nacional,
-su elegancia un poco rara
de premio Municipal-.

Vos, con tu carita fina
y tu pasito de alondra,
y la frágil serpentina
de tu risa un poco tonta.

El vientre bien empinado,
-orgullo de recién casada-
como diciendo: «Esto es nada,
lo hizo el tipo de mi lado».

Paseándonos por Palermo
con cara de bien comidos,
tu perfil un poco enfermo
estaba rejuvenecido.

¿Ves que mi amor es muy puro?,
¿ves que te quiero de veras?,
de otro modo, te lo juro,
¿cómo pasearme a tu vera?

Yo, el insumiso y el loco,
terror de ricos parientes,
con mi junquillo barroco,
sin nicotina los dientes…

Con la corbata rameada
que tú me cosiste, ufano,
-corbata que con la pomada
me hace héroe flaubertiano.

El vientre de la señora,
la cara lela del tipo,
la dulzura de la hora,
la fontana con su hipo.

Y esa onda que en mi frente
peiné con tanto cuidado,
y la décima doliente
que te hube dedicado.

Los dulces proyectos que
del casorio entretejemos,
proyectos con gusto de
la dicha usual de esos memos.

que nos vigilan despacio,
con su vientre la mujer,
y con su andar de batracio,
el sastre nos puede ver.

Subir a las calesitas
con alegre suficiencia,
escuchar las conferencias
todas plagadas de citas
de socialistas arteros,
mientras vos con tu cuñado
van al TIRO que está al lado
a perder unos dineros.

Imaginación de poeta
feliz en dicha serena,
dulcedumbre a la violeta
con que yo escondo mi pena.

Cuadrito burgués que tejo
en la tarde canserosa,
mientras retrata el espejo
macilenta mariposa

Mientras retrata el espejo
macilenta mariposa,
tu cara tuberculosa,
Rosa, veo de reflejo…

Felicidad que me niega
la vida triste e impiadada,
deseo humilde que alega
una dicha trascurada.

Porque la verdad se diga,
en esta tarde, sabrás:
estoy solo y no mitiga
mi pena el imaginar…

¡Estoy solo y más que nunca
estando solos los dos!
…me llega la risa trunca
de tu tos, de tu tos, de tu tos…

El musicante rengo

Tendrá treinta años el musicante rengo,
y acaso un principio de ataxia locomotriz,
a oír sus rapsodias a este café vengo
arrastrando mi pena como a una lombriz.

La mujer es aquella, la blanca, la loca
mujer que en todos restrega
su sexo. (A cambio de coca,
la pobre se entrega)…

El hombre para olvidar bebe,
y yo bebo para olvidar;
la mujer esa debe
cocainizarse para terminar…

Entre los tres sumaremos doce lustros,
¡y estamos tan cansados ya!
tengamos un gesto de decadencia augusto:
hagamos un menage a troi…

La ronda tan linda de descamisados:
un poeta enfermizo y desconocido,
un rengo con cuerda que ha terminado,
y la mujer borrosa que de todos ha sido…

El rengo me mira la piadosa mofa,
la mujer me sonríe con un gesto opaco,
yo bostezo y me río de mi perruna estofa,
mientras azul se arrepiente el tabaco…

La negra olvidada en la lechería

¡Ja, ja, una negra olvidada en una lechería!
¡Si será chusca esta ocurrencia mía:
la negra en la lechería!

Tenía dos ojos lacrimosos, borrosos, fastidiosos;
quizás hambre, frío y ganas de llorar…
el cráneo puntiagudo, el cuero motoso…
¿no serías, ¡oh! tú, Juana Durval?

(Putativo hermano Baudelaire, el de los cabellos
verdes y la boca tumular,
mi sitio te corresponde: viernes,
tu día, y este es tu lugar…)

Pobre cosita negruzca y exótica,
-bibelot de fango en mi gran ciudad-
púrpura en retazos de mi regia manía erótica,
amorosa insalubridad.

La lengua de mis ojos lame en tu mirada un reproche;
tu nebuloso mirar de antílope cegado
recoge la lengua de mis ojos. ¿A tu costado
sientes mi solidaridad de desplazado
y en sábado a la noche?

¿Vamos? ¿Vienes?… El festín será para los dos
la solitaria, muda, espantosa orgía,
del fondo de los días,
¿no oyes el reclamo del tambor?

Tu abuelo, bronce tenebroso, alza su clava
destrozando los huecos cráneos de las mesnadas;
tú tienes a una blanca, ¡tan bella!, como esclava
púnzale los ojos con tus uñas anilladas.

¿Oyes? Nos reclama el tambor
con insistencias de Historia:
…tum-turumtum-tum-turumtum…
civilizó a tu abuelo el Civilizador
con la elegante trayectoria
de la bala dum-dum…

Dame tu lengua ofídica y palpitante
-lanza del deseo entre el escudo
de tus dientes rutilantes…
¡ah tu negro cuerpo desnudo!
Mientras la flámula del primus dora
los muslos blancos de las bellas presas,
apréstate al festín, ya es la hora
de devorarnos la civilización burguesa…

Para desalar los hipogrifos de mi torturada sensibilidad
ha bastado tan sólo, ¡oh!, injerto del Congo en mi gran ciudad,
¡tu presencia en la lechería
donde mi hipocondría
entreabre el paraguas de mi enhiesta soledad de hongo!
de hongo de humedad…

Por diez minutos y a tu gran conjuro,
-negra miserable de mi ciudad-
fui dichoso ¡te lo juro!,
¡olvidé un instante a la realidad!
. . .
Ha venido un ciudadano, alto, desgarbado,
y dejó caer en tu oreja la clásica palabra,
vete, negra, esto ha terminado,
la vida, negrita, no tiene abracadabra.

Valses nobles y sentimentales

A Enrique González Tuñón

Hermanito te dedico estos Valses que
tanto te gustan y que no tienen nada de noble ni de
sentimental como nuestras vidas aburridas y te los
dedico porque vos y yo somos una misma alma en un mismo
bolsillo pelado.

– I –
Wilkins (ilusionista)

Decadente payaso que vienes
a este cine que alberga tu paso
donde luces tu triste fracaso
que consterna a mi sucio arrabal.
Yo te he visto salir a la escena
con un raro turbante mugriento
y tu angustia de real fingimiento
falsifica tu mueca, ¡nabah!

Enmudeces y así das la nota
de algún príncipe en viaje de incógnito
-porte real que encanalla el acónito,
de ámbar, la caña, la grappa, el soñar…
Y así te contemplo en el ruin escenario
con fiebre sonámbula preñada de grippe
y rajah yo te nombro de Maragojipe
e hijo adoptivo del mismo arrabal.

Hacen falta ilusiones, ¡oh! Wilkins,
no dudar de que todo es un truco
y a pesar de tu aspecto kalmuco
apestas, ¡oh! Wilkins, a vil bric a brac…
Tu mujer suspendida en el aire
cumple el noble deber de coyunda
y ante ella, ¡oh! Wilkins, te inunda
el dolor de la unión conyugal…

Ilusión, Magnetismos, hipnosis,
lacónico rezas en cada programa
y mi barrio, ¡oh! Wilkins, te ama
porque haces soñar…
Poco importa que el juego se trunque,
nada vale que el truco no salga,
no interesa que salte la trampa.
¡Oh! Wilkins, si el juego es soñar…

¡Oh! Wilkins, caído y oscuro
en las fauces de los escenarios
que llenan los treinta denarios
de la vida: madrasta al tum-tum…
¡Salud! de potencia a potencia
iguales histriones de idéntica zona
nos da la tristeza la seca corona.
¡Oh! Wilkins, para nuestra fosa común…

– II –
Severín: pantomimo

Severín, pantomimo grotesco,
Rey Lear de la corte del sueño
es tu mueca macabro diseño
surgida de un cuadro de Thibón de Libián.
Has caído en mi cine de barrio
agitando tus manos de araña,
¡Severín! el hambre no engaña
y tú eres del hambre su seco galán.

Severín, espantoso relieve del crimen
de la Rue del Vizconde D’Estoche
tu amante no viene esta noche.
¡Oh! príncipe negro del negro bas fond…
Faltarán esta noche a la cita
tu señorita y mi Milonguita…
¡linda puñalada tendrá el corazón!

En el cine de barrio triunfa
tu arte manido de apache infecundo
tu mundo es mi mundo
grotesco arlequín,
rellena de estopa tu faz de magnesia
se agita en la vana epilepsia
que danza en la tripa del loco violín.

Severín, pantomimo grotesco,
ya cae la noche en la turbia cortada,
se acelera el burgués en la torpe celada
y una luna prestada
desaloja al farol.
¡Severín acabemos, ¡por Dios!, nuestra bárbara
farsa, y en el vil tobogán de la gárgara
compartamos, ¡oh mimo!, la ilusión del alcohol!

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A VECES, SOLO A VECES [Mi poema]
Jorge Córdoba [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

A veces, solo a veces me confundo
que a ratos quiero ver lo que no he sido,
me encuentro como un pollo desvalido
sin nada que machar, sin almireces,
me encuentro muy jodido.

A veces, muchas veces, no me tiento,
me noto duramente compungido,
ni puedo comprender lo que he sentido
ni acierto a despertarme de este invento
que yo me he concebido.

A veces me despierto, soy sincero,
queriendo descubrir si estoy dormido,
comienzo a recordar lo que he vivido
y encuentro a mi pesar que nada espero,
que soy un resentido.

A veces cuando el cielo se oscurece
las ganas de vivir ya se han gastado,
no encuentro mi lugar en ningún lado
ajeno a lo que ocurre o acontece
igual que un desclasado.

El puente de entelequias sin cimiento
que un día tan vulgar me he construído
a causa del dolor ya se ha caído,
pues queda el resquemor del sufrimiento,
mejor ni haber nacido.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDO:  Jorge Córdoba

Paso a nivel

Mi madre es máquina,
lino,
leño.
Piernas chuecas,
surcos resecos.
Párpados caídos,
ojos achinados.
Ojos que se elevan
como aquellas albas
de humanidades inhóspitas,
anuncios de gallos.

Mi madre
ya no esta junto al viejo brasero,
masticando un chipaco,
ni sorbiendo mate cocido.
Tampoco sigue las huellas de alguna cabra
envuelta en su pañuelo blanco
entre el viento y la sequía.
Traquetea como aquel tren adolescente
que por la vía del llanto
la acarreó hasta la ciudad.

Pero mi madre,
sigue siento monte,
chañar y trabajo.
Fuerza productiva
hasta que llega la oración.

Y luego de un sueño sereno,
distante,
sus párpados se elevan
y las mañanas despiertan
un tanto más chuecas y achinadas.
Con sonidos férreos,
con palabras dulces y costuras alegres.
Una vida de paso a nivel.
del libro «Pequeñas soledades»

Oíd mortales

Nací el año
que cayó en La Higuera
un épico latino.
Dormí entre llamitas de faroles,
jugué en una montaña de ladrillos,
crecí sobre un peñasco de ilusiones.
Crecí, viví, morí.

Acaricié el retrato de un abuelo resistido,
adolecí entre retumbares de tambores,
curse en gobiernos pervertidos,
viví en sigilo todos estos resquemores.
¿Viví, morí?

Sentí carretear
a las hojas resecas,
humecté al otoño,
a aquella parra con mis libros.
¿Contemplé
la claridad de las estrellas?
¿O morí en un mundo oscurecido?

Oíd mortales
soldado de América.
del libro «Pequeñas soledades»

“En Argentina ser un drogadicto es ser
un hombre muerto”
Diego Armando Maradona

Hechizo de barro

No fue Harry Potter ni corsario.
Abriendo marcadores en las tardes de Fiorito,
fue hechizo
de barro en el potrero.
Y partió en un saque
para Europa.
Llegó a España
zapateando como Gades,
en Italia Marcelo Mastroianni,
el tango en la gambeta.
Pero esa voluntad
neurótica,
carnal,
le anestesió la vida en la palabra,
fue hundiéndole el puñal,
¡su piel ya no es de camiseta!
En Méjico
la reina quiso darle jaque mate.
Con su mano
latinoamericana
repuso al niño en la pelota,
desafiando a la corona,
manoteando ese balón.
Y los alfiles y peones
rasantes lo corrieron,
punzaron sus garrones,
le arrancaron la pelusa,
¡quisieron degollarte!
hechizo de barro,
de potrero.
Y amagando como el toro ante el acecho,
danzando
como el cisne ante la vida,
eludió a la infracción
en una suerte de poesía suave
y brutal.
Esa zurda
le dio voz de cañón a la pelota,
liberó del gatillo a la verdad.
De esas manos
que extasiadas por la trampa
socavan alegrías.
Y hechizó los corazones,
empujando a la fe en el aplauso.
También Dios se lo creía.
Aquí nos inflábamos el pecho,
elevábamos banderas desmayadas.
Al final,
si, al final,
otra vez gambeteás a la crueldad.
A ese efecto nasal
que todo se lo diste
cuando lo pidió.
del libro «Pequeñas soledades»

Grillitos en las noches

Huesos visibles,
sinfonía de la noche.
Ebrias van las ruedas de sus vidas
por caminos cenicientos,
peregrinos del rejunte.

Mala pata
—aunque dicen que da suerte
pisar mierda de los perros—,
ellos siguen
abocados a sus grillos,
subsistiendo como Darwin.

Vituperio a la pelambre,
mal aspecto da la cáscara.
Peroratas
por ser hijos del cartón,
del frío hecho basura.

Huesitos visibles,
bostezo blanco y celeste,
soñadores.
Ya no pueden embolsarles el saltito,
defasaje del billete,
monedita nacional.
del libro «Pequeñas soledades»

Perro empetrolado

Tus pasos no fueron en charol
ni luciste un frac
bajo la brisa.
En tus ojos
hendidos dos espejos
tal vez de algún adiós,
tu mirada iba yerta en la pesquisa.
Y caíste
a orillas de caracolas,
también yo perecí
al sentir allí en la arena
el vientre de ese hombre
amo de tus piruetas.
Cuando sacudiste tú cariño,
levantaste el horizonte… fue vil el reflejo,
y cerraste en otro día
la esperanza de poder mover tu rabo.
Y espantado por los aullidos de esa raza
—de mi raza—,
enclaustraste tu hocico,
tu lengua en todo ese vacío.
Graznidos de gaviotas en vuelos se lanzaban,
las piedras te caían
como en noches de rocío.
Y allá ibas perro,
vagabundo,
para mí eras un cisne que aleteaba empetrolado,
que se alejaba dejando huellas en la arena
—parecían gotitas—,
y en otra playa
tu cuerpo se haría tiritas,
olfateando el horizonte,
reflejando tu desgano.
del libro «Pequeñas soledades»

Porque te vi nacer

Federico tiene ojos de semilla,
es el girasol que me amanece.
Tiene alma de coral, aliento a brisa.
Federico puede escribir vocablos en la sal de las olas.
Tiene cuerpo de fruta.
Es tierno como el Kiwi,
fibroso como el mango.
Federico puede extraer el néctar de las flores,
mirar el cosmos por la cerradura de la puerta,
conversar con las estrellas.
Federico me arroja basuritas cuando miro
hacia otra parte.
Es la sonrisa, o la lágrima que lloro,
cuando una calle adoquinada,
cuando un pibe de cartón en la vereda.
Pequeño monumento.
Federico será testigo que fui.
del libro «Pequeñas soledades»

Permanencia

No te olvides que es invierno pequeño morador,
perecemos dos viejos amigos que siguen varados
en una estación. Pero tu radio me susurra,
domestica mis entrañas, y al tanteo administro
a templanza que va por tu pelaje.
No te ofendas compañero de mis noches.
¡Si sólo fue una caricia! Tal vez tu madre te ha contado
que los hemos tildado de fríos y simples cazadores
de ratas. Aunque en mi cama, la naturaleza de tu cuerpo
desmiente esa condición humana
cuando te estiras,
te estiras como un fuelle. Como el fuelle
que al espíritu del músico abriga, o lo deja a la intemperie,
en otro paisaje, cara a cara con el espectador.

Ya es tarde, tu radio no susurra.
Desembocan mis manos en la almohada.
Queda un hoyo.
Y me estiro, me estiro.
Y maúllo, y maúllo.
del libro «Pequeñas soledades»

Enseña cómo leer la Escuela de Francfort y sus íntimas tensiones

Luego de lo que pasó en Auschwitz es
cosa barbárica escribir un poema
Theodor Adorno

adorno
era incapaz
de observar cúanto
crece un cabello
en unas horas

esa continuidad fáctica
más allá de la muerte
es una contradicción
menos infame
que un poema

Refiere a la escandalosa musiquilla de The Doors y sus deleites y vicios

otra vez
jim canta “the end”

la sana irrigación del minuto
sobre la mesa dispuesta

otra vez
merecemos
esta sana irrigación de la demencia
sobre la mesa del hábito

Lamentación sonora y fúnebre

No sé distinguir entre lágrimas y música
Friedrich Nietzsche

la música
es el lugar
más irregular
para morir

Presunciones finales que no lo son y la buena
fortuna de poseer juicio, sanos poemas y sentidos castigos

nunca hubo misterio
dung and death
como diría Eliot

el saber fue menos
que los confines
de la vergüenza

las revelaciones
son otra frivolidad
de poetas creyentes

alfabéticos cardos rusos
rodando a través del poema

ése mismo que no sabe de juicios
sólo es la variación
más aceptada
de la antropofagia.

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QUÉ SERÁ DE MI CUANDO NO ESTÉ [Mi poema]
Antonio Plaza Llamas [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Y qué será de mí cuando no esté,
mis ojos ya no puedan ver el río
ni chopos de la orilla con su hastío;
de sólo sospechar que no veré
ya me entra escalofrío.

Sentidos, los recuerdos que yo amé,
las ansias por volar, su desvarío,
mañanas que gozaron del estío
que nunca ya jamás olvidaré
vagando a su albedrío.

El día en que no esté, que ya no exista,
-se sabe no existir eso es la nada-
sabré que un día tuve una posada
y en ella disfruté cual la turista
que acaba chamuscada.

Después de todo, nada yo he tenido,
metido he discurrido en la manada,
nací desde un dibujo a mano alzada
que el vientre de mi madre ha concebido
haciéndole al amor una jugada.

Mi madre ya no está. Yo sigo vivo.
Sus pasos seguiré pronto, algún día.
Supuse que aunque no me convenía.
Me iré con el sigilo de un furtivo
subiéndome a un tranvía.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDO:  Antonio Plaza Llamas

Nada

Nadaba entre la nada. Sin empeño
A la vida, que es nada, de improviso
[…] Vine a soñar que soy; porque Dios quiso
Entre la nada levantar un sueño.

[…] Dios, que es el Todo y de la nada es dueño,
Me hace un mundo soñar, porque es preciso;
[…] El siendo Dios, de nada un paraíso
Formó, nadando en eternal ensueño.
[…]

¿Qué importa que en la nada confundida
vuelva a nadar, al fin, esta soñada
[…] vil existencia que la nada olvida,
nada fatal de la que fue sacada?
[…] ¿Qué tiene esta ilusión que llaman vida?
-Nada en su origen. – ¿ Y en su extremo? – ¡Nada!

A UNA RAMERA

Mujer preciosa para el bien nacida,
Mujer preciosa por mi mal hallada,
Perla del solio del Señor caída
Y en albañal inmundo sepultada;
Cándida rosa en el Edén crecida
Y por manos infames deshojada;
Cisne de cuello alabastrino y blando
En indecente bacanal cantando.

HOJAS SECAS

Tú despertaste el alma descreída
Del pobre que tranquilo y sin ventura,
en el Gólgota horrible de la vida
agotaba su cáliz de amargura.
Indiferente a mi fatal castigo
me acercaba a la puerta de la parca
Más infeliz que el último mendigo,
más orgulloso que el primer monarca.
Pero te amé; que a tu capricho plugo
ennegrecer mi detestable historia…
quien nació con entrañas de verdugo
sólo dando tormento encuentra gloria.
Antes de que te amara con delirio
viví con mis pesares resignado;
hoy mi vida es de sombra y de martirio;
hoy sufro lo que sufre un condenado.

Perdió la fe mi vida pesarosa;
sólo hay abismos a mis pies abiertos…
quiero morir… ¡feliz el que reposa
en el húmedo lecho de los muertos!…
Nacer, crecer, morir. He aquí el destino
de cuanto el orbe desgraciado encierra;
¿qué importa si al fin de mi camino
voy a aumentar el polvo de la tierra?
¿Y qué la tempestad? ¿Qué la bonanza?
¿Ni qué importa mi futuro incierto,
si ha muerto el corazón, y la esperanza
dentro del corazón también ha muerto?…
¿Sabes por qué te amé?… Creí que el destino
te condenaba como a mí, al quebranto,
y ebrio de amor, inmaterial, divino.
quise mezclar mi llanto con tu llanto.
¡Ah!… ¡coqueta!… ¡coqueta!… yo veía
en ti de la virtud excelsa palma…
¿ignoras que la vil coquetería
es el infame lupanar del alma?
Di, ¡por piedad! ¿qué males te he causado?
¡Por qué me haces sufrir?… Alma de roble,
buscar el corazón de un desgraciado
para jugar con él, eso es… ¡innoble!
¿Me hiciste renacer al sentimiento
para burlarte de mi ardiente llama?…
Te amo hasta el odio, y, al odiarte siento
que más y más el corazón te ama.
Fuiste mi fe, mi redención, mi arcángel,
te idolatró mi corazón rendido.
con la natura mística del ángel,
con el vigor de Lucifer caído,
Que tengo un alma ardiente y desgraciada
alma que mucho por amar padece;
no sé si es miserable o elevada,
sólo sé que a ninguna se parece.
Alma infeliz, do siempre se encontraron
el bien y el mal en batallar eterno;
alma que Dios y Satanás forjaron
con luz de gloria y lumbre del infierno.
Esta alma es la mitad de un alma errante,
que en mis sueños febriles reproduzco,
y esa mitad que busco delirante,
nunca la encontraré: pero… ¡la busco!
Soy viejo ya, mi vida se derrumba
y sueño aún con plácidos amores,
que en vez del corazón llevo una tumba,
y los sepulcros necesitan flores.
Te creí la mitad de mi ser mismo;
pero eres la expiación, y me parece
ver en tu faz un atrayente abismo,
lleno de luz que ciega y desvanece.
No eres mujer, porque la mente loca
te ve como faceta de brillante
eres vapor que embriaga y que sofoca.
aérea visión, espíritu quemante.
Yo que lucho soberbio con la suerte;
y que luchar con el demonio puedo,
siento latir mi corazón al verte…
ya no quiero tu amor… me causas miedo.
Tú me dejas, mujer, eterno luto;
pero mi amor ardiente necesito
arrancar de raíz; porque su fruto
es fruto de dolor, fruto maldito.
Quiero a los ojos arrancar la venda,
quiero volver a mi perdida calma,
quiero arrancar mi amor, aunque comprenda
que al arrancar mi amor, me arranque el alma.

FLOR DE UN DÍA

Yo di un eterno adiós a los placeres
cuando la pena doblegó mi frente,
y me soñé mujer, indiferente
al estúpido amor de las mujeres.

En mi orgullo insensato yo creía
que estaba el mundo para mí desierto,
y que en lugar de corazón tenía
una insensible lápida de muerto.

Mas despertaste tú mis ilusiones
con embusteras frases de cariño,
y dejaron su tumba las pasiones,
y te entregué mi corazón de niño.

No extraño que quisieras provocarme,
ni extraño que lograras encenderme;
porque fuiste capaz de sospecharme,
pero no eres capaz de comprenderme.

¿Me encendiste en amor con tus encantos,
porque nací con alma de coplero,
y buscaste el incienso de mis cantos?…
¿me crees, por ventura, pebetero?

No esperes ya que tu piedad implore,
volviendo con mi amor a importunarte;
aunque rendido el corazón te adore,
el orgullo me ordena abandonarte.

Yo seguiré con mi penar impío,
mientras que gozas envidiable calma;
tú me dejas la duda y el vacío,
y yo, en cambio, mujer, te dejo el alma.

Porque eterno será mi amor profundo,
que en ti pienso constante y desgraciado,
como piensa en la vida el moribundo,
como piensa en la gloria el condenado.

EL BORRACHO

Generoso en la copa, ruin en todo;
ronca la voz, inyecta la mirada,
párpados gruesos, faz abotagada
y siempre crudo cuando no beodo.

Perdida la razón, goza a su modo,
y nunca estar en su razón le agrada;
que el vino es todo, la razón es nada,
y sólo vive al empinar el codo.

Cuando al inflamarle empieza el aguardiente,
lenguaraz, atrevido y vivaracho,
es intrépido, franco y excelente

amigo; pero juzgo sin empacho
que no es franco, ni amigo, ni valiente;
porque el borracho, en fin, sólo es… borracho.

DIOS

Espíritu de fuego sagrado y rutilante,
tu voz la voz domina de ronca tempestad,
y soles mil coronan tu frente de gigante,
y brilla en tu mirada exscelsa majestad.

Señor, tú eras antes que todo lo creado,
antes que fuera el tiempo, Señor ya eras tú,
el ser de gloria lleno tú solo te lo has dado,
tú solo te formaste de tu espléndida luz.

Señor, eras más grande que todo lo que existe;
la cima de los astros es sima para ti;
Señor, tú de la nada al orbe suspendiste,
y pléyades brillantes colgaste en el zafir.

Es tu dosel de estrellas, de luz es tu palacio,
irradia luz de gloria tu espíritu inmortal;
eres quien desplegaste el viento en el espacio,
eres quien extendiste las aguas en el mar.

Tú eres, Dios divino, el Dios omnipotente;
los cielos y los mundos brotaron a tu voz;
un límite le puso tu voz al mar ingente,
y al hombre, dios pequeño, tu soplo le animó.

Retiemblan, si te irritas, los ejes de los cielos;
el rayo se estremece, el sol cubre tu faz;
humillan las montañas su frente hasta los suelos;
las fieras dan rugidos, solloza el huracán.

A tu voz imperiosa los astros se oscurecen,
se rasga de los cielos el diáfano zafir;
los mundos se desquician, los mares desaparecen,
el ser vuelve a la nada, si lo mandas asi.

Tú eres luz sublime del cielo y de la tierra,
eres principio eterno de sempiterna luz;
eres la vida sola de cuando el orbe encierra;
ante ti todo es nada, porque eres todo tú.

Los pueblos y los reyes desfilan presurosos,
y tiempos sobre tiempos se hacinan a tu pie;
y en nada convertidos se pierden, silenciosos,
en ese mar de sombra, calado del no ser.

Eres tú sólo eterno, omniscio; impenetrable,
son nube pasajera los siglos ante ti;
ninguno te conoce, que tú eres impalpable,
pero doquiera se oye tu nombre bendecir.

Señor, eres el Éter que Zenón adoraba,
el «TODO» que Pitágoras sumiso veneró,
el Ser indestructible que Platón deificaba,
la Universal justicia que soñó Cicerón.

Tú eres el Jehová del pueblo de Judea,
y del remoto chino tú eres de Xantí;
eres el sol brillante que a Cartago recrea,
eres del persa el fuego, en él adora a ti.

Eres el Dios que adoran los astros y las nubes,
un himno te levantan los vientos y la mar:
la flor te da su aroma, su canto los querubes,
las aves te consagran su trino matinal.

Tú diste a la oropéndola su traje de colores,
capullo a los gusanos, a las abejas miel,
a las arañas tela y púrpura a las flores,
cubil a los leones y las aguas al pez.

Del arca de Noé la brújula tú fuiste,
y tu brazo detuvo el brazo de Abraham;
libraste a Lot del fuego que en Sodoma encendiste,
de la ballena libre salió por ti Jonás.

A Moisés de las aguas del Nilo tú salvaste,
y le hiciste de un pueblo manumisor feliz;
tu Código en las tablas por dárselo grabaste:
tus rayos coronaron de luz el Sinaí.

Eres quien dio la ciencia infusa a los profetas
que el velo del futuro lograron levantar;
por ti ellos inspirados, sublimes y poetas,
al orbe predijeron grandiosa una verdad.

Hiciste al Nazareno el Sabio entre los sabios,
por ti brilló en su frente de redención la luz;
y aunque con vil brebaje humedeció sus labios
el héroe del martirio, el ángel de la Cruz,

oró por sus verdugos con santidad extrema,
y en hórrido tormento morir supo cual Dios;
por eso ante la Cruz, de oprobio un tiempo,
humilde y de rodillas la humanidad cayó

A ti Dios de los hombres; cuya eternal historia
escrita con tu sangre en el cadalso fue:
sublime ajusticiado. monarca de la gloria,
que fuiste de los hombres la víctima también;

a ti, raudal de soles que inmensos reverberan
doquier multiplicando sus rayos mil y mil;
a ti, la eterna dicha que los hombres esperan,
a ti del alma eterna, eterno porvenir;

a ti, Señor, te ruego con ánima gastada,
que de mi tumba oscura la puerta se abra ya;
arrastro una existencia, maldita, desgraciada,
mis horas son más negras que el alma de Satán

Pobre mártir, oscuro, coplero estrafalario,
un cáliz de amargura también apuro yo;
y, como Cristo el justo, también hallé un Calvario,
y sufro aquí tormentos que nunca El conoció.

Es un presente horrible la vida que me diste,
la vida tan amarga que yo no te pedí:
Señor, ya no soporto la vida mustia y triste;
devuélveme a la nada… o llévame hacia ti.

DESPECHO

Arcanidad terrible de la vida,
destino lleno de rigor sin nombre,
infancia entre las sombras escondida,
aprieta sin piedad, que das en Hombre.

No esperes con tu golpe furibundo
avasallar mi soberano aliento:
es grande mi tormento como el mundo;
pero el alma es mayor que mi tormento.

Y siempre aquí, con arrogante calma
de tus rencores la sin par fiereza
afronto audaz, que la grandeza de alma,
aunque pequeño soy, es mi grandeza.

Nunca al poder ni al oro me arrodillo,
y aunque me agobie padecer tirano
me muero de hambre; pero no me humillo…
seré cadáver, pero no gusano.

Bien, alma ¡bien! porque jamás te humillas…
eres inmensa en tu sufrir constante…
¡No mendigues la gloria de rodillas,
conquistala de pie, mártir gigante!

DESENCANTO

Nuestra senda regada está de llanto,
el placer del placer es el suicidio,
detrás de la ilusión está el fastidio
y detrás del fastidio el desencanto.

Lleno yo de fastidio y de quebranto,
sin fuerza ya contra la suerte lidio,
y muerto para el mundo, sólo envidio
a los muertos que guarda el camposanto.

El infierno sus furias desenfrena,
viento de maldición en torno zumba,
que a penar el destino me condena,

y he de pensar hasta que al fin sucumba;
con el peso brutal de la cadena,
que arrastra el hombre hasta la negra tumba.

CANTARES

Te adoré como a una virgen
cuando conocí tu cara;
pero dejé de adorarte
cuando conocí tu alma

Cuestión de vida o muerte
son las pasiones,
si alguien lo duda, deja
que se apasione.

Las heridas del alma
las cura el tiempo,
y por eso incurables
son en los viejos.

Los astros serán, mi vida,
más que tus ojos hermosos;
pero a mi más que los astros
me gustan, linda, tus ojos.

AMOR

¿Por qué si tus ojos miro
me miras tú con enojos,
cuando por ellos deliro,
y a la luz del cielo admiro
en el éter de tus ojos?

Cansado de padecer
y cansado de cansarte,
y queriendo sin querer,
finjo amor a otra mujer
con la ilusión de olvidarte.

No es mi estrella tan odiosa:
que en fugaces amoríos,
como ave de rosa en rosa
yo voy de hermosa en hermosa
y no lamento desvíos;

Pero el favor de las bellas
irrita mas la pasión
que ardiente busca tus huellas,
y al ir mis ojos tras ellas
vuela a ti mi corazón.

Asi un proscrito tenía
goces en extraño suelo
y volvió a su patria un día
por mirar en su agonía
la linda luz de su cielo.

De ti proscrito y dejando
las rosas por tus abrojos,
vuelvo a tus pies suspirando,
por mirar agonizando
la linda luz de tus ojos.

ABROJOS

Siempre desgraciado fui;
Desde mi pequeña cuna,
A la incansable fortuna
de juguete le serví;
La noche en que yo nací
Tronaba la tempestad,
Y alaridos de ansiedad
La gente aturdida alzaba;
Porque el cólera sembraba
El terror y la orfandad.

A UNA NIÑA

Niña gentil que a la vida
despertaste alegre ayer,
como en Oriente despierta
la luz al amanecer.

Niña, que del oro cielo
viniste al mundo a caer,
como aljofarada gota
del nítido rosicler.

Y en inmaculada cuna
te remeciste después,
como ilusión que se mece
del sueño al dulce vaivén.

Niña de cabellos de oro
y de labios de clavel
Son de rosa tus mejillas
es de raso tu alba tez.

Es tu sonrisa inconsciente,
de ángel tu mirada es,
y como brilla una estrella
brilla el candor en tu sien.

Dichosa tú que del mundo
pasando vas el dintel,
sin sospechar que las flores
espinas tienen también.

En mi canto, bella niña,
le ruego al Dios de Israel,
que la virtud de tus años
tierno, en otros te dé.

Para que ese mundo, nunca,
con su lodo y fetidez,
ensucie de tu pureza
el blanquísimo glasé;

Qué siempre tú, mariposa
en primoroso vergel
hueles y en las flores halles
ánforas ricas de miel;

Que dé calor a tus alas
el santo sol de la fe,
y que jamás una espina
tus alas llegue a romper.

A UNA EX BELLA

¿Eres tú?… ¿Eres tú la hada hermosa
a quien rendí mi corazón ingente?
¿Eres aquella peregrina diosa
que despreció mi culto reverente?
¡Vade retro!, ¡infeliz!… vieja asquerosa,
negro cadáver de ilusión ardiente,
poema de un amor santo, divino,
forrado en indecente pergamino.

¡Oh, cuánto, cuánto padecer me hiciste.
De mi llanto de fuego te reíste,
de mi fe candorosa te burlaste.
Todo al fin acabó… tú lo quisiste,
que en la senda del vicio te arrojaste,
y has encontrado en esa cloaca impura
una vejez infame y prematura.

Tu boca, ayer fragante como rosa,
se ha convertido en cueva tenebrosa
depósito de perlas incesantes,
donde bailan un par de flojos dientes;
y tu crencha tan fina, tan sedosa,
es ya mechón de canas indecentes;
¿y así te amaba yo?… ¡terrible chasco!
si lo que inspiras tú es solo… asco.

Pobre mujer, en tu vejez temida,
en la horrible vejez, que da coraje,
eres muerta ilusión, fruta podrida,
árbol seco, cenizo, sin ramaje;
mariposa en gusano convertida;
pavo real desnudo de plumaje:
y qué ¿tu porvenir no te acobarda?…
vete ¡por Dios!… el hospital te aguarda.

Como el viento, fugaz es la hermosura;
es el lujo fantástica quimera:
las flores se convierten en basura,
los trajes van a dar a la hilachera,
y la epidermis de sin par blancura
es el forro de horrible calavera,
y los ojos brillantes, primorosos,
se vuelven agujeros asquerosos.

A UNA ACTRIZ

Intérprete feliz del pensamiento.
ángel que brillas en la gloria humana,
ciñéndole a tu frente soberana
la espléndida corona del talento.

Heroína del noble sentimiento,
no me admira el laurel que te engalana;
porque sé que en la tierra mexicana
el genio tiene su mejor asiento.

Sigue de gloria con tu sueño santo
y conquista renombre sin segundo
en la futura edad, que yo entretanto,

al aplaudirte con afán profundo,
diré orgulloso en atrevido canto:
nada envidias, ¡oh patria!, al Viejo Mundo.

A ROSA

A tu lado yo siento, Rosa mía,
que tenemos los dos un alma sola;
si probara una gota de ambrosía
suspendida en tus labios de amapola,

A Dios le pido que mi pobre estrella
alumbre un porvenir de venturanza,
y que siempre resbale tras tus huellas
la inmaculada luz de la esperanza.

Ojalá que en tu senda sin abrojos
nunca el llanto humedezca tu mejilla
ni el brillo apague de tus lindos ojos
donde mi cielo de ventura brilla.

Porque tu goce mi tormento calma
y con tu pena el corazón me hieres;
padece mi alma si padece tu alma,
y soy dichoso si dichosa eres.

Que mi vida, mujer, mi vida entera
se halla en tal grado con la tuya unida,
que la temible muerte no pudiera
arrebatar tu vida sin mi vida.

Te amo, Rosa, como nunca he amado;
a tus pies encadeno mi destino,
y a tu amor es final abrillantado
que encendiera el Señor en su camino.

Tu mirada tiernísima concluye
de mi penar intenso la violencia,
que tú eres el iris que destruye
la horrible tempestad de mi existencia.

A tu lado la dicha me sofoca,
y mi ser se estremece de contento
cuando mi nombre de tu linda boca
embalsamado sale con tu aliento.

Y yo Rosa, te encuentro tan divina,
que un ángel envidiara tus hechizos,
tan pura como el aura vespertina,
jugando de las olas con los rizos.

Eres tú la ilusión de mis amores
y la diosa de mi alma enamorada,
isla preciosa de benditas flores
en un mar de pureza colocada.

Ensueño sacrosanto de ternura,
mi grande aspiración es poseerte;
si se agita la flor de mi ventura
el desengaño me dará la muerte.

A MARÍA DEL CIELO

Flor de Abraham que su corola ufana
abrió al lucir de redención la aurora:
tú del cielo y del mundo soberana,
tú de vírgenes y ángeles Señora;

Tú que fuiste del Verbo la elegida
para Madre del Verbo sin segundo,
y con tu sangre se nutrió la vida,
y con su sangre libertose el mundo:

tú que del Hombre-Dios el sufrimiento,
y el estertor convulso presenciaste,
y en la roca del Gólgota sangriento
una historia de lágrimas dejaste;

tú, que ciñes diadema resplandente,
y más allá de las bramantes nubes
habitas un palacio transparente
sostenido por grupo de querubes

y es de luceros tu brillante alfombra
donde resides no hay tiempo ni espacio,
y la luz de ese sol es negra sombra
de aquella luz de tu inmortal palacio.

Y llenos de ternura y de contento
en tus ojos los ángles se miran,
y mundos mil abajo de tu asiento
sobre sus ejes de brillantes giran;

tú que la gloria omnipotente huellas,
y vírgenes y troncos en su canto
te aclaman soberana, y las estrellas
trémulas brillan en tu regio manto.

Aquí me tienes a tus pies rendido
y mi rodilla nunca tocó el suelo;
porque nunca Señora, le he pedido
amor al mundo, ni piedad al cielo.

Que si bien dentro del alma he sollozado,
ningún gemido reveló mi pena;
porque siempre soberbio y desgraciado
pisé del mundo la maldita arena.

Y cero, nulo en la social partida
rodé al acaso en páramo infecundo,
fue mi tesoro una arpa enronquecida
y vagué sin objeto por el mundo.

Y solo por doquier, sin un amigo,
viajé, Señora, lleno de quebranto,
envuelto en mis harapos de mendigo,
sin paz el alma, ni en los ojos llanto.

Pero su orgullo el corazón arranca,
y hoy que el pasado con horror contemplo,
la cabeza que el crimen volvió blanca
inclino en las baldosas de tu templo.

Si eres ¡oh Virgen! embustero mito,
yo quiero hacer a mi razón violencia;
porque creer en algo necesito,
y no tengo, Señora una creencia.

¡Ay de mí! sin creencias en la vida,
veo en la tumba la puerta de la nada,
y no encuentro la dicha en la partida,
ni la espero después de la jornada.

Dale, Señora, por piedad ayuda
a mi alma que el infierno está quemando:
el peor de los infierno… es la duda,
y vivir no es vivir siempre dudando.

Si hay otra vida de ventura y calma,
si no es cuento promesa tan sublime,
entonces ¡por piedad! llévate el alma
que en mi momia de barro se comprime.

Tú que eres tan feliz, debes ser buena;
tú que te haces llamar Madre del hombre,
si tu pecho no pena por mi pena,
no mereces a fe tan dulce nombre.

El alma de una madre es generosa,
inmenso como Dios es su cariño:
recuerda que mi madre bondadosa
a amarte me enseñó cuando era niño.

Y de noche en mi lecho se sentaba
y ya desnudo arrodillar me hacía,
y una oración sencilla recitaba,
que durmiéndome yo la repetía.

Y sonriendo te miraba en sueños,
inmaculada Virgen de pureza,
y un grupo veía de arcángeles pequeños
en torno revolar de tu cabeza.

Mi juventud, Señora, vino luego,
y cesaron mis tiernas oraciones;
porque en mi alma candente como el fuego,
rugió la tempestad de las pasiones.

Es amarga y tristísima mi historia;
en mis floridos y mejores años,
ridículo encontró, buscando gloria,
y en lugar del amor los desengaños.

Y yo que tantas veces te bendije,
despechado después y sin consuelo,
sacrílego, Señora, te maldije
y maldije también al santo cielo.

Y con penas sin duda muy extrañas
airado el cielo castigarme quiso
porque puse el infierno en mis entrañas;
porque puso en mi frente el paraíso.

Quise encontrar a mi dolor remedio
y me lancé del vicio a la impureza,
y en el vicio encontré cansancio y tedio,
y me muero, Señora, de tristeza.

Y viejo ya, marchita la esperanza,
llego a tus pies arrepentido ahora,
Virgen que todo del Señor alcanza,
sé tú con el Señor mi intercesora.

Dile que horrible la expiación ha sido,
que horribles son las penas que me oprimen;
dile también, Señora, que he sufrido
mucho antes de saber lo que era crimen.

Si siempre he de vivir en la desgracia,
¿por qué entonces murió por mi existencia?
si no quiere o no puede hacerme gracia,
¿dónde está su bondad y omnipotencia?

Perdón al que blasfema en su agonía,
y haz que calme llorando sus enojos,
que es horrible sufrir de noche y día
sin que asome una lágrima a los ojos.

Quiero el llanto verter de que está henchido
mi pobre corazón hipertrofiado,
que si no lloro hasta quedar rendido
¡por Dios! que moriré desesperado.

¡Si comprendieras lo que sufro ahora!…
¡Aire! ¡aire! ¡infeliz! ¡que me sofoco!…
Se me revienta el corazón … ¡Señora!
¡Piedad!… ¡Piedad de un miserable loco!

A LORETO

Feliz el que recuerda al llegar a su cumpleaños,
las horas que vinieron preñadas de placer;
feliz quien no ha sufrido terribles desengaños;
feliz el que no bebe la copa de la hiel.

Feliz el que recoge sin pena en su camino
las flores de la vida que el cielo perfumó;
feliz el que no lucha con bárbaro destino,
feliz el que no pierde, luchando, el corazón.

Feliz el que acaricia la faz de la esperanza;
feliz el que se duerme soñándose feliz:
feliz el que despierto contempla en lontananza
bordados de placeres, brillante porvenir.

Feliz el que transita su ruta de ilusiones,
llevando ante los ojos la venda de la fe;
feliz el que no sabe qué negras decepciones
arrancan esa venda. Feliz el que cree.

¿Eres feliz, Loreto? ¿Iguales y tranquilas
tus horas se desprenden, trayéndote quizá,
ventura tras ventura? ¿O acaso en tus pupilas,
del infortunio sientes las lágrimas temblar?

Yo miro en tu semblante un algo que entristece,
señora, yo adivino que no eres tú feliz:
tal vez una esperanza en tu alma desfallece;
tal vez, una creencia ha muerto para ti.

¿Por qué si Dios te hizo tan buena como hermosa,
tus ojos impregnando con luces del Edén:
por qué permite, dime, que pena silenciosa
tu corazón transita, simpática mujer?

¿Por qué misterio triste tú seno deposita?
¿Por qué te enluta el alma la noche de pesar?
¿Y por qué todos sufren, Loreto, en la maldita
tierra, en la que se vierte de lágrimas raudal?

Nunca hablas de tu pena; pero sé que padeces,
aunque quieras tu alma de mártir esconder.
A mí con tu tristeza, señora, me entristeces,
que yo también padezco al verte padecer.

Feliz si yo pudiera, hermosa infortunada,
derramar en tu herida un bálsamo feliz,
y tus pesares todos leer en tu mirada
y al quitártelos todos, tomarlos para mí.

Feliz fuera, Loreto, si acaso conocieras
cuánto mi pecho apena tu negro padecer,
y como te comprendo también me comprendieras,
que dos infortunados compréndanse muy bien.

Perdona si me atrevo tu pena a recordarte
en la bendita fecha que marca tu natal;
ojalá que pudiera de gloria coronarte,
y a tus pequeñas plantas el goce encadenar.

Coplero sin fortuna, sólo tengo mi lira,
que bárbaro destino de luto la cubrió;
por eso es triste el canto, señora, que me inspira
el afecto que siente por ti mi corazón.

Dios quiera que tranquila resbale tu existencia;
Dios te dé más placeres que goces me dio a mí;
Dios haga que te halaguen con su divina esencia
las flores purpurinas, encanto del abril.

Dios quiera que recuerdes, en cada cumpleaños,
las horas que pasaron preñadas de placer;
Dios quiera que no sufras terribles desengaños;
Dios quiera que no apures… la copa de la hiel.

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NOSOTROS LOS DE PUEBLO [Mi poema]
Carlos Augusto Salaverry [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Nosotros, los de pueblo, que nacimos
al fin de que acabara ya una guerra.
Tuvimos que amarrarnos a la tierra,
tan tristes esos tiempos que vivimos
escasos de soñar, sin una perra.

Nosotros los que al hambre hicimos guiños
-decían que si hay hambre no hay pan duro-,
sufriendo el panorama tan oscuro,
comiéndonos los mocos como niños,
topando nuestras bocas contra un muro.

Los mismos, los que nunca deseamos
aquello que ignoramos existiera,
sin nadie que al oído nos dijera
la frase en confianza que esperamos,
dejándonos la piel en la gatera.

Que hacíamos del tiempo un pasatiempo
debiendo soportar tal estrecheces,
sin nada que pescar que candideces,
marcando allí el compás siempre a destiempo
haciendo del tratar delicadeces.

Nosotros los de pueblo, los paisanos,
tratábamos con tacto al que es vecino.
Si alguno se cruzaba en el camino
amables estrechábamos las manos
brindando con el jarro nuestro vino.
©donaciano bueno

#Mentir era pecado? Share on X

Comentario: Aquellos eran tiempos en los que la pobreza de alimentos se veía compensada con la riqueza de los valores humanos .

MI POETA SUGERIDO:  Carlos Augusto Salaverry

Acuérdate de mi

¡Oh! cuánto tiempo silenciosa el alma
mira en redor su soledad que aumenta
como un péndulo inmovil: ya no cuenta
las horas que se van!
No siente los minutos cadenciosos
a golpe igual del corazón que adora
aspirando la magia embriagadora
de tu amoroso afán.

Ya no late, ni siente, ni aún respira
petrificada el alma allá en lo interno;
tu cifra en mármol con buril eterno
queda grabada en mí!
Ni hay queja al labio ni a los ojos llanto,
muerto para el amor y la ventura
esta en tu corazón mi sepultura
y el cadáver aquí!

En este corazón ya enmudecido
cual la ruina de un templo silencioso,
vacío, abandonado, pavoroso
sin luz y sin rumor;
Embalsamadas ondas de armonía
elevábanse a un tiempo en sus altares;
y vibraban melódicos cantares
los ecos de tu amor.

Parece ayer! …De nuestros labios mudos
el suspiro de ¡»Adiós» volaba al cielo,
y escondías la faz en tu pañuelo
para mejor llorar!
Hoy… nos apartan los profundos senos
de dos inmensidades que has querido,
y es más triste y más hondo el de tu olvido
que el abismo del mar!

Pero, ¿qué es este mar? ¿qué es el espacio,
qué la distancia, ni los altos montes?
Ni qué son esos turbios horizontes
que mira desde aquí;
si al través del espacio de las cumbres,
de ese ancho mar y de ese firmamento,
vuela por el azul mi pensamiento
y vive junto a tí:

Si yo tus alas invisibles veo,
te llevo dentro del alma estás conmigo,
tu sombra soy y donde vas te sigo
por tus huellas en pos!
Y en vano intentan que mi nombre olvides;
nacieron, nuestras almas enlazadas,
y en el mismo crisol purificadas
por la mano de Dios.

Tú eres la misma aún;
cual otros días suspéndense tus brazos de mi cuello;
veo tu rostro apasionado y bello
mirarme y sonreír;
aspiro de tus labios el aliento
como el perfume de claveles rojos,
y brilla siempre en tus azules ojos
mi sol, ¡mi porvenir!

Mi recuerdo es más fuerte que tu olvido;
mi nombre está en la atmósfera, en la brisa,
y ocultas a través de tu sonrisa
lágrimas de dolor; pues mi recuerdo tu memoria asalta,
y a pesar tuyo por mi amor suspiras,
y hasta el ambiente mismo que respiras
te repite ¡mi amor!

¡Oh! cuando vea en la desierta playa,
con mi tristeza y mi dolor a solas,
el vaivén incesante de las olas,
me acordaré de tí;
Cuando veas que una ave solitaria
cruza el espacio en moribundo vuelo,
buscando un nido entre el mar y el cielo,
¡Acuérdate de mí!

Diamantes y perlas

He aquí, lector, la diminuta llave
Que guarda de mis joyas el tesoro;
Privanme la modestia y el decoro
De que yo te las muestre y las alabe.

Quizás tu lente, escrutador, acabe
Por no hallar en mi cofre perlas ni oro
Si tal descubres, por tu honor imploro
Que no lo digas a quien no lo sabe.

Si no hallas en mis versos poesía,
Ni estilo, ni metáforas brillantes,
Mis páginas arroja sin leerlas.

Que otro lector, acaso, encontraría
En los tipos de imprenta – los diamantes,
Y en mis vacías páginas – las perlas.

A la esperanza

Yo se que eres una ave fugitiva,
Un pez dorado que en las ondas juega,
Una nube del alba que desplega
Su miraje de rosa y me cautiva.

Se que res flor que la niñez cultiva
Y el hombre con sus lágrimas la riega,
Sombra del porvenir que nunca llega,
Bella a los ojos, y a la mano esquiva.

Yo se que eres la estrella de la tarde
Que ve el anciano entre celajes de oro,
Cual postrera ilusión de su alma, bella.

Y aunque tu luz para mis ojos no arde,
Engáñame ¡oh mentira! Yo te adoro,
Ave o pez, sombra o flor, nube o estrella.

Responde

Dios dijo al ave de los bosques canta,
al tierno caliz de la flor, perfuma
a la estrella, los mares abrillanta,
al sol invade en la azulada bruma

al ambiente suspira, al mar encanta
con tus bellezas de argentada espuma
y a ti mujer para el odio nacida,
te ha dicho acaso dios
¿ ama y olvida ?

El Poema de Dios

Si al sol del alba, entre follaje verde,
Su virginal carmín abre una rosa,
La gala admiro con que nace hermosa,
Y el breve espacio en que su hojas pierde!

No hay amante feliz que no recuerde
Que en ella la mujer sus manos posa,
Para adornar su cabellera undosa:
La besa el hombre -y el reptil la muerde!

Para darla su aroma y galanura
Fue menester el hálito divino,
El fiat lux!, del artista sobrehumano;

Y para ver ajada sus frescura,
Basta con que tortuosos, en su camino,
Se arrastre oscuro roedor gusano!

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YO SÉ LO QUE ES AMAR [Mi poema]
Dario Jaramillo Agudelo [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Yo sé lo que es amar,
lo sé pues me lo han dicho
algunos del lugar
que no han tenido nunca que mudar
como hace con frecuencia cualquier bicho.

Lo sé y aquí lo avalo
igual que existe dios,
que un día que fui malo
me vino para darme un varapalo
y en cambio con amor me dijo adiós.

Lo afirma un sacerdote,
del tema él sabe mucho,
y un tipo con bigote
que ha escrito un buen soneto, en su estrambote
tirando de escopeta algún cartucho.

Lo he visto en las novelas
que allí todos son besos,
e incluso en las esquelas
de oscuros tanatorios con sus velas
y gestos de cariño en los decesos.

Amor en los altares,
amor en las tabernas,
amor en los pajares
amores por doquier y siempre a pares
que afecta al corazón y entre las piernas.

Si al fin todos los dicen
habré de hacerles caso
que al agua la bendicen,
y solo algunos pocos contradicen
por culpa que sufrieron de un fracaso.

Quizá yo ingenuo sea
o sea un ignorante
que todo se lo crea
mas sigo hacia adelante en la pelea
yo sé que del amor soy un feriante.
©donaciano bueno

#Mas, qué es el amor, alguien lo sabe...? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Dario Jaramillo Agudelo

(Premio Internacional de Poesía García Lorca)

Algún día

Algún día escribiré un poema
que no mencione el aire ni la noche;
un poema que omita los nombres de las flores,
que no tenga jazmines o magnolias.

Algún día te escribiré un poema sin pájaros
ni fuentes, un poema que eluda el mar
y que no mire a las estrellas.

Algún día te escribiré un poema que se limite a pasar
los dedos por tu piel
y que convierta en palabras tu mirada.

Sin comparaciones, sin metáforas, algún día escribiré
un poema que huela a ti,
un poema con el ritmo de tus pulsaciones,
con la intensidad estrujada de tu abrazo.

Algún día escribiré un poema, el canto de mí dicha.

Apariciones

No son de carne o espíritu
tampoco son la confusa mezcla de ambas,
ni bestias ni ángeles
ni su desquiciado promedio.
Son destellos,
huecos de tiempo llenos de luz o sin ella,
galopes sobre la luna,
seres que invento y son mi vida,
entresiviones de un jardín sagrado,
formas de poesía,
milagros en metáfora de cuerpo,
metáfora incompleta sin tacto ni perfumes,
metáfora total, plenitud donde no existe el tiempo
donde no existen los efímeros tactos y perfumes que están dentro del tiempo.

De la nostalgia (9)

Vana memoria que no puede traerte desde lejos,
que no te vuelve carne, risa gentil o canto.
Vana memoria mía incapaz de abrazar lo más mío,
incapaz de acariciar tu piel distante,
vana y obsesiva memoria que sólo alcanza a repetirme por quién vivo,
que respiro por este amor invulnerable y sin rutinas.
También ausente eres mi presencia más cálida,
mi más pura nostalgia.

Poemas de amor

1
Podría perfectamente suprimirte de mi vida,
no contestar tus llamadas, no abrirte la puerta de la casa,
no pensarte, no desearte,
no buscarte en ningún lugar común y no volver a verte,
circular por calles por donde sé que no pasas,
eliminar de mi memoria cada instante que hemos compartido,
cada recuerdo de tu recuerdo,
olvidar tu cara hasta ser capaz de no reconocerte,
responder con evasivas cuando me pregunten por ti
y hacer como si no hubieras existido nunca.
Pero te amo.

2
Yo huelo a ti.
Me persigue tu olor, me persigue y me posee.
No es este olor un perfume sobrepuesto sobre ti,
no es el aroma que llevas como una prenda más:
es tu olor más esencial, tu halo único.
Y cuando, ausente, mi vacío te convoca,
una ráfaga de ese aliento me llega del lugar más tierno de la noche.
Yo huelo a ti
y tu olor me impregna después de estar juntos en el lecho,
y ese fino aroma me alimenta,
y ese aliento esencial me sustituye.
Yo huelo a ti.

3
Algún día te escribiré un poema que no mencione el aire ni la noche;
un poema que omita los nombres de las flores, que no tenga jazmines o magnolias.
Algún día te escribiré un poema sin pájaros ni fuentes, un poema que eluda el mar
y que no mire a las estrellas.
Algún día te escribiré un poema que se limite a pasar los dedos por tu piel
y que convierta en palabras tu mirada.
Sin comparaciones, sin metáforas, algún día escribiré un poema que huela a ti,
un poema con el ritmo de tus pulsaciones, con la intensidad estrujada de tu abrazo.
Algún día te escribiré un poema, el canto de mi dicha.

4
Tu voz por el teléfono tan cerca y nosotros tan distantes,
tu voz, amor, al otro lado de la línea y yo aquí solo, sin ti, al otro lado de la luna,
tu voz por el teléfono tan cerca, apaciguándome, y tan lejos tú de mí, tan lejos,
tu voz que repasa las tareas conjuntas,
o que menciona un número mágico,
que por encima de la alharaca del mundo me habla para decir en lenguaje cifrado que me amas.
Tu voz aquí, a lo lejos, que le da sentido a todo,
tu voz que es la música de mi alma,
tu voz, sonido del agua, conjuro, encantamiento.

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LA VIDA DE LAS PLANTAS [Mi poema]
Lucha Corpi [Poeta sugerido]New

MI POEMA…de medio pelo

 

La vida de las plantas ¿quién conoce?
quién sabe cuando miras si te miran,
si acaso se enamoran y suspiran,
si gozan con las otras de algún roce
o incluso si deliran.

Capaces de sentir odios y afecto
y a veces con propuestas solidarias
se atreven a pedir con sus plegarias
a un dios que las observa circunspecto
en nombre de los parias.

Quién sabe si se sienten bendecidas,
quién sabe si se sienten despreciadas
por niños que hacen asco en las comidas,
si sufren de dolor al ser mordidas
y aun más al ser cortadas.

Si acaso se quisieran embriagar
mezcladas con el vino en el gaznate,
del fútbol son amantes del regate,
maldicen de los perros el mear
y así se le maltrate.

Se ignora si en lugar de nacer plantas
hubieran preferido ser borricos
pudiendo así husmear con sus hocicos
en vez de ser sumisas, de ser santas
dejando hacerse añicos.
©donaciano bueno

Solo uno o todos los caminos...? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Lucha Corpi

Fuga

A Norma Alarcón

Cansada de llevar en los ojos
resplandor, muro y silencio
y al oído
un rumor de alas y lluvia,
entre adiós y puerta inesperada
me decidí por el fuego
y en su promesa de agostos oportunos
mi corazón ardió
una noche de invierno.

Crucé la insolente geometría
que tus manos construyeran
en las agrestes latitudes de febrero.

Tu milagrería de tigres al acecho lancé
a la insubordinada ecología del viento.

Lavé el sabor temible de tu piel
de mis labios.

Cautericé motivo, causa y sentimiento.

Borré tu mirada de mi cuerpo.

Y clausuré las puertas de la historia
para no recordar más tu nombre ni mi nombre.

Afuera
en el invierno de los dioses
con mano temblorosa destapé el silencio.

Conjuré las semillas del fuego.
Las sentí palpitar en mis sienes, en mis pechos.
En el espacio abierto de mis dedos eran

sangre

trigo

y luz de junio.

Eran la noche y sus mil ojos

crepúsculo

dolor

y canto

y la espiga tendida en el campo

acantilado

delta

y pez dorado

secretos de estrellas en la arena

escama

espuma

y sal

y el lamento melancólico de la ballena
anunciando la amplitud ecuánime
de un equinoccio boreal.

Magia y Rito

De mi estadía en esta vida
poco quedará,

me ha dicho una mujer al pasar,

unos cuantos dientes
quizá
una pila de huesos
tal vez
unas cuantas palabras:

La magia y los ritos
le pertenecen ya a la noche
que más allá de la niebla
se abre
como una gran dalia negra
con delirios
de azul y de orquídea

Once

A la flor de fantasía
tu mirada se extiende
como un tapiz verde y ancho
por mi pensamiento.
Tu boca me sabe a azul
un azul salado y nocturno
y tu cara morena es
un verso de carne
que me sale a los labios.

Mas
al filo del alba
cuando la corporación de la carne
cae en bancarrota
y la orgía civilizada de la luz
comienza
tu recuerdo vuelve a ser
un niño con frío
en la negativa del tiempo.

Catorce

Erudita el agua del lago me hablaba
de potencias
y misterios,
y a lo lejos el océano me instaba
a los dulces
principios de la sangre

El chasquido del rayo
abría zanjas de luz
en tus ojos negros y
en la noche
del agua

y en mí nacía la tormenta.

Oda al polvo

Se acumula
en el desván
de la memoria.
Suavemente
lo impregna todo
en tiendas,
boticas,
viviendas
y altares.
El viento invernal
logra infiltrar
ese reino gris
de vez en cuando
y sacude
con su plumero etéreo
nombres,
rostros,
calles,
rincones,
recuerdos
y armarios.
Se descubren
momentos olvidados.
La cena
que no se terminó
porque el teléfono avisaba
que la biblioteca
ardía entera.

Memorial

A Rodrigo Reyes

Enero perseguirá dragones
por las calles del barrio chino
y murales de recuerdos en la Misión.
Llegará febrero carnal
entre canciones de Lara
y cenzontles en celo,
café cargado después de una noche
de rumba y piel sin fin.
Marzo cuaresmal nos encontrará
en la plaza comiendo mojarra frita,
capirotada
y dulce de piña y coco.
Una vez más arribará y partirá
la estación primera
ese abril obstinante
lleno de orugas golosas,
ese mayo de sueños alados y frondosos
y un junio de deseos redondos y jugosos.
Pasarán julio y agosto
repletos de inmensidades agridulces,
septiembre se despedirá entre acotaciones
trás bambalinas y ensayos de naufragio
y nos despedirá entrelíneas octubre
al aullido de amor del lobo por la luna.
Despegará noviembre
con su frágil cordura,
sus memorias y altares
y sus flores de muerto.
Callarán entonces los cenzontles
y las golondrinas buscarán nuevo nido
en los aleros rojos de diciembre
y en los blancos faros del puerto.
Mas tú,
luciérnaga de carnaval,
jarocho intempestivo, tú,
siempre andarás conmigo.

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LA VIDA SIN UN PUENTE [Mi poema]
Emilio Ballagas [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Bendita soledad, mi compañía,
contigo me entretengo y me relajo,
sumerjo en tu vagancia gajo a gajo.
Bendita esa campana sin badajo
que viene a recordarme la alegría
de un día sin trabajo.

Bendita bendición ¿quién lo diría?
después de tantas horas a destajo,
dejándome los palos del sombrajo,
creyendo soy inútil o no encajo
cual cura que no encuentra sacristía
o enagua sin refajo.

Que el día sin trabajo es un gran día
mejor si constituye un afluente
gozando al ver me lleva la corriente.
Precisa respirar, que se adecente.
No puedo comprender lo que sería
la vida sin un puente.

¿Un puente? ¡Voto al cielo un acueducto!
un tiempo en el que allí me las den todas,
sumido en la desidia, carambolas
de verme disfrutando en mi reducto
conmigo siempre a solas.
©donaciano bueno

#La vida sin tener donde agarrarse...? Share on X

Comentario: Un puente o agarrarse a un clavo ardiendo

Cuando alguien está en una situación extrema cualquier cosa le sirve de ayuda. Si alguien está a punto de caer en el pozo de la desgracia es capaz de agarrarse a algo que le puede producir un daño tremendo, como un clavo ardiendo, con tal de evitar un daño aún mayor, la caída.

MI POETA SUGERIDO: Emilio Ballagas

Sentidos

Que me cierren los ojos con uvas.
(Diáfana, honda plenitud de curvas.)
Que me envuelva un incendio de manzanas.
Que me envuelvan —presagio de pulpa?
En ciruelas de tacto perfumado…
Inundadme
En pleamar de pétalos y trinos.
Que me ciñan —¡Ceñidme? de eclípticas azules.

Nocturno

¿Cómo te llamas, noche de esta noche?
Dime tu nombre. Déjame
Tu santo y seña
Para que yo te reconozca
Siempre
A través de otras noches diferentes.

Tú me ofreces su frente en medialuna
(Medialuna de carne),
Sus labios (pulpa en sombra)
Y su perfil al tacto…
(Mañana mi derecha
Jugará a dibujar su contorno en el aire.)

¿Cómo te llamas, noche de esta noche?
Dime tu nombre, déjame
Tu santo y seña
Para que yo te reconozca
Siempre
A través de otras noches diferentes.
¡Y que pueda llamarte gozoso,
Trémulo,
Por tu nombre!

Poema impaciente

¿Y si llegaras tarde,
cuando mi boca tenga
sabor seco a cenizas,
a tierras amargas?

¿Y si llegaras cuando
la tierra removida y oscura (ciega, muerta)
llueva sobre mis ojos,
y desterrado de la luz del mundo
te busque en la luz mía,
en la luz interior que yo creyera
tener fluyendo en mí?
(Cuando tal vez descubra
que nunca tuve luz
y marche a tientas dentro de mí mismo,
como un ciego que tropieza a cada paso
con recuerdos que hieren como cardos.)

¿Y si llegaras cuando ya el hastío
ata y venda las manos;
cuando no pueda abrir los brazos
y cerrarlos después como las valvas
de una concha amorosa que defiende
su misterio, su carne, su secreto;
cuando no pueda oír abrirse
la rosa de tu beso ni tocarla
(tacto mío marchito entre la tierra yerta)
ni sentir que me nace otro perfume
que le responda al tuyo,
ni enseñar a tus rosas
el color de mis rosas?

¿Y si llegaras tarde
y encontraras (tan solo)
las cenizas heladas de la espera?

¿Cómo te llamas, noche de esta noche?

¿Cómo te llamas, noche de esta noche?
Dime tu nombre. Déjame
Tu santo y seña
Para que yo te reconozca
Siempre
A través de otras noches diferentes.

Tú me ofreces su frente en medialuna
(Medialuna de carne),
Sus labios (pulpa en sombra)
Y su perfil al tacto…
(Mañana mi derecha
Jugará a dibujar su contorno en el aire.)

¿Cómo te llamas, noche de esta noche?
Dime tu nombre, déjame
Tu santo y seña
Para que yo te reconozca
Siempre
A través de otras noches diferentes.
¡Y que pueda llamarte gozoso,
Trémulo,
Por tu nombre!

Víspera

Estarme aquí quieto, germen
De la canción venidera
—íntegro, virgen, futuro.

Estarme dormido —íntimo—
En tierno latir ausente
De honda presencia secreta.

Y éxtasis —alimento—
De ignorante —ausente, puro—
Nonnato de claridades
Con la palabra inicial
Y el dulce mañana intacto.

Cielo en rehenes

Te miro sin dejar de contemplarte
Copo de sol, espuma conjurada
Y abro mi corazón de parte a parte
Para ofrecerte jubilosa entrada.

Comprendo que del caos fuera arrancada
La esbelta luz; ignoro por qué arte
Puedo en un solo pétalo labrarte
Con dedos leves el primor de un hada.

De nuevo el manantial de la belleza
Echa a correr con sosegado porte
Contando perla a perla su pureza.

Cielo en rehenes, majestad sin corte;
Donde en alto fulgure tu cabeza
Allí está el girasol, allí su norte.

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