A todos los amantes de la literatura en sus distintas formas o variantes...

Donaciano Bueno Diez

Donaciano Bueno Diez

Editor: hombre de mente curiosa, inquieta, creativa, sagaz y soñadora, amante de la poesía.

EL AMOR QUE NO SE OLVIDA [Mi poema]
Marcela Duque [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Aquello que yo amé hoy ya no es mío,
se lo ha llevado el viento,
con hojas del otoño en el estío,
solo queda decir cuánto lo siento,
a qué vino ese hastío.

Se fue como las hojas van al río,
y arrastran la corriente,
con pena, con tristeza, a su albedrío,
se fue muy despacito, lentamente,
dejándome un vacío.

Hoy mismo he recordado, el calendario
me ha dicho que te olvide.
No puedo soportar ya ese calvario
penar, si he de penar, lo que me pide,
ni en el confesionario.

Mas sigo cada día por si acaso
y observo que no existe,
al tiempo que se acerca ya el ocaso,
no acierto a comprender por qué te fuiste,
la causa del fracaso.

No creas que me olvido, que en el cielo,
me ha dicho un pajarito,
que allí podré cumplir con este anhelo,
lo espero apaciguando el sambenito,
calmando el desconsuelo.
©donaciano bueno

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Tener el baile de sambenito se decía del niño que estaba nervioso ante un acontecimiento y lo exteriorizaba mediante el constante movimiento de las piernas.

MI POETA SUGERIDO: Marcela Duque

(Premio Adonáis de Poesía 2018)

QUÉDATE

QUÉDATE. Ya se hace tarde. Anochece.
El crepúsculo viene sin estrellas.
La penumbra va a ser impenetrable.
En el camino abundan los ladrones.
Se te nota en los ojos el cansancio.
Estás lejos de casa y hace frío.
Prendamos una hoguera complaciente.
Hay leños abundantes en el sótano.
Nuestra conversación no ha terminado.
Ya se estaba poniendo interesante.
Tenemos un buen vino en la bodega.
Aún tienes que probar el pan que he hecho.
¿No ves lo que ha supuesto tu llegada?
Arde mi corazón al escucharte.
Te quiero para siempre aquí en mi casa.
Ya no sabré qué hacer cuando te marches.
Quédate, por favor, que es noche oscura.
Necesito la luz de tu mirada.

Don y oficio

Es bueno que se te resistan las palabras,
que no sean acuarela sino mármol,
obra de cantería.
Que tengas que percutirlas con escodas,
esperar a escuchar el ritmo en tus oídos
y volver, con más empeño, a dar el golpe.
Que sientas el rigor de trabajar
en las entrañas recónditas
del universo,
donde yace la pieza que deseas.
Tu trabajo es, entonces, desbastar, pulir, lijar
hasta que el roce con la piedra
te abra heridas.
Cuando tengas que empezar el acabado,
la finura de los últimos detalles,
recordarás que también con un buril
se grabaron las primeras formas de escritura.
Es bueno que te canses,
que se te oponga tozuda la materia
y a veces sufras
la monotonía de labrar en vano.
Así cuando el poema, ligero, emprenda el vuelo
y lo veas palpitar, sabrás que en él
está presente un soplo que no vino
de la sola pericia de tus manos.

EN UN ESPEJO

MIRA esos tulipanes.
No sé tú,
pero los miro y quiero ser mejor persona.

¿Por qué si son pedantes, presumidos?
Levantan sus narices por los aires.
No bajan la mirada para nada.

Míralos, míralos
qué altos y qué esbeltos,
rectos como quisiera hacer mi vida.

Pero qué pose antinatural.
¿Cuándo has visto un tallo tan erguido?

Quizá se empinan, sí, pero hacia el cielo
y mira lo vivaz de sus colores
cómo llenan los caminos de alegría.

Qué despliegue de pigmentos tan pomposo,
Su derroche es tal que escandaliza.

Si es así, entonces, que así sea.
Que mi vida escandalice a los apáticos.

“Die Philosophie ist eigentlich Heimweh – Trieb überall zu Hause zu sein.“ Novalis.
(“La filosofía no es más que nostalgia—el anhelo de estar en casa en todo sitio.”)

Quiero volver a casa.

A esa que conozco y que no he visto,
en la que nunca he estado, pero es mía,
que extraño como no he extrañado a nadie,
que veo en las personas en el metro
y en la lluvia o en la luna llena de suspiros
y en el sol cuando entra roto en mi ventana,
en la luz de mi vecino a medianoche,
en el tedio de facebook y de twitter.–

Me pareciera ir de camino a casa, a veces,
en las buenas conversaciones con amigos,
pero siempre están de paso, peregrinos,
y me encuentro en tierra extraña, nuevamente.
No es casa ningún sitio, siempre es búsqueda,
no sé bien qué es casa, mas no es esto,
pero sé que es verdad porque la extraño,
y que aún no está aquí, porque aún duele.

Quiero volver a casa algún día.
Por eso—mientras tanto—la poesía.

BELLO ES EL RIEGO

Aún hoy recordamos tu partida.
Tu mirada apacible ante la muerte
nos sigue acompañando en nuestro empeño
de amar lo noble y lo bueno, la virtud
que tu vida nos hizo tan amable.

El premio es bello y la esperanza grande,
nos decías. ¿Cómo tener ya miedo?
Hemos visto a otros tantos que han seguido
tus pasos a esa vida inagotable
y han cantado, como el cisne en su agonía,
con el alma henchida de entusiasmo,
sin faltarles siquiera un gesto amable
—tu caricia en mi pelo, no la olvido—
para los que aún estamos en la brega.

He escuchado en su boca tus palabras:
Vale la pena el riesgo de creer,
que nos tomen por tontos e ignorantes
por creer en el alma y sus moradas;
es bello el riesgo de creernos inmortales,
de vivir en tensión hacia lo excelso,
aunque nos falten pruebas y acudamos
a la fe y a los cantos de los niños.
¿Qué prueba más rotunda que tu vida?
¿Qué prueba más fehaciente que tu muerte?

Así quiero morir, obedeciendo
a un mandato perentorio de los dioses,
de honrar aquella música más grande
—que habría de llevarte a la condena—
componiendo poemas de alabanza
y mitos que aligeren la partida.
Que un buen vino reemplace la cicuta
para hacer la libación como es debido
y recibir la muerte, paladeando
los múltiples placeres de la vida.

Y mientras siga el tiempo a nuestro lado,
seguimos meditando tu enseñanza
—el secreto de la filosofía—
hasta hacer alma nuestra tus palabras,
y mantener tu herencia siempre viva,
tú que fuiste el mejor de los maestros,
el más sabio y más justo de los hombres.

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EPICURO [Mi poema]
Hilario Jiménez Gómez [Poeta sugerido]New

MI POEMA …de medio pelo

 

La vida es una estancia a disfrutar,
quien no sabe vivir no se merece
haber venido a un mundo que entristece
con lágrimas dispuestas a llorar
y ver como su llanto tanto crece.

Gozar del buen yantar, la buena mesa,
gozar de los placeres de un buen vino
llevando una mochila que no pesa
gozando hasta morir, nuestro destino,
se debe de grabar con letra impresa.

A qué viene penar, ser masoquistas,
sembrar la vida triste de lamentos
que vengan a causarnos sufrimientos,
mejor será mostrarnos cual turistas
tratando de evitar resentimientos.

Alzar un monumento al hedonismo
haciendo del placer su santo y seña,
con miedos y pesares a la greña
buscando ser feliz con uno mismo
y al fuego del amor echando leña.

La vida es ese plato a degustar
siguiendo indicaciones de Epicuro,
cual fuera el resultado de un conjuro
que llega íntimamente al paladar
y acaba al ¡qué más da! fumando un puro.
©donaciano bueno
Coincides con Epicuro y su Ética hedonista? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Hilario Jiménez Gómez

«ABRAZO DE DOS AUSENTES» (1978)

El tiempo ya no viene a visitarme
y sentado en esta vieja silla
olvidado
sin ventanas
sólo regresa a mí tu rostro
para besarme dulcemente.

Aquella noche la lluvia acompasada
marcó el ritmo de nuestra vida
y desde entonces fundidos
en un abrazo muero extasiado
todos los días
a esa misma hora
junto a ti.

Pero el día termina
y hoy todavía no has venido.

Ya no tengo fuerzas para pensar
en aquella tormenta que te arrancó de mí.
Después de tantos años
entiendo que no vas a volver.

No quiero que tu imagen ausente
se olvide de mí. Anciano,
con movimientos pausados,
al fin salgo a buscarte
…y esta noche me dejo morir
pensando únicamente
en aquel encuentro
de dos personas que se abrazaban
eternamente.

«DESNUDO DE HOMBRE EN EL MAR MENOR»(1984-1987)

(Evocación primera)

Tumbado frente al mar
inmutable
observo sus olas romper altivas.

Y mientras las duras rocas
se desvanecen
violadas
ante el insistente y envejecido
ir y venir de los siglos,
regresa con juventud
aquel mes de noviembre
cuando tú y yo nos besamos.

(Segunda evocación)

En estas rocas
sentado
creo encontrarte entre la arena
y las espumas.

Sigo unas huellas ya idas.
Me llevarán a ti;
lo sé. Insisto.

Corro porque se hace de noche.

No podré encontrarte
cuando suba la marea,
cuando el sol ahogue
sus últimos brazos
entre levante y batalla,
cuando la noche eterna
duerma ya
para siempre
entre tus labios y los míos.

(Evocación última)

Desnudo
camino recto hacia el mar,
mirando a la noche
con los brazos abiertos.

El agua me envuelve,
parece arroparme en tu ausencia,
en la noche,
en el sueño.

Me siento perdido
pero no quiero regresar.

Mi ropa ya no está.
Mis zapatos esperan.

Cansados de retroceder,
mis pies me llevan al fondo…
Y mis ojos
sumergidos
se pierden en este mar oscuro
y ya no sabrán volver.

«UN GORRIÓN EN MI VENTANA» (1987)

La vida es un pájaro pequeño que duerme entre las manos.
Si aprietas con fuerza para que no escape morirá;
si acaricias suavemente y le abres confiado terminará huyendo.

La nuestra
tras una ventana cerrada
nos observa triste desde que me abandonaste.

«RUINA» (1989)

Una casa oscura y vacía que invade la niebla.
Una cama deshecha de la que caen sábanas usadas.
Unos pasos que se despiertan dormidos
caminando ciegamente hacia la luz.

y ella le llama desesperada
… pero él no la escucha

La corriente de una puerta abierta
le arrastra sin remedio hacia el vacío
mientras la luna amanece con dientes de muerte
sonriéndole sobre las olas.

y ella le tiende su mano
… pero él no la mira

En su cuerpo desnudo la humedad del mar
hará brotar semillas y rosas negras
y las nubes contemplarán extasiadas
el milagro de romperse ambos en cada roca.

y ella le grita sin consuelo
… pero él no la siente

El niño galopa asustado por el viento
con el esqueleto de la luna entre sus piernas.
Y su madre atada entre las sábanas
llora vacía tras un espejo estéril.

A UN DIBUJO CON DEDICATORIA

(Badajoz, junio de 2002)

A Eduardo Naranjo, pintor de versos,
cazador de sueños y sobre todo amigo

Esa mirada tuya se clava en mí
distraída y ocultando el rostro
un secreto eterno me confiesa.
Arriba la luna oscurece la escena
reconociéndome un paraíso ahora perdido
donde los pájaros huyen en bandadas
ocultando al hombre las flores y el sueño.

Nunca podrá la vieja muerte
arrancar de mis ojos nuestros días,
retazos de una vida que he vivido
a tu lado siempre, sin conocerte.
No quisiera morirme hoy
junto a este frío invierno arropado
olvidándome de tu primer abrazo.

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MI POETA INVITADO:  Lionel Alvarado

bolero que sabes a ron

lo que en empezó en la caña termina en delirio. el ardor
de la garganta se vuelve abrazo, confindencia, llanto
y la tristísima revelación de que todos somos hermanos
porque sufrimos las mismas penas. se cuentan
todos los recuerdos que nadie recordará. el bolero

termina en sangre si de pronto descubrimos
que por querernos tanto nos hemos traicionado.
lo que más pronto se hiere es el honor y lo que más
se tiene es ganas de defenderlo, sobre todo
si hay una hembra de por medio. los expertos

nos recuerdan que la ausencia de una enzima cerebral
aumenta la sensibilidad del ofendido. solo
la intervención de una mano un poco sobria
puede evitar que los hermanos se vayan a las manos.
después el abrazo, la bienvenida al que no se ha ido,
las ganas de irse juntos a terminarla a otra parte.

se les ve haciendo piruetas por la calle, hermanos del alma
hasta que la amargura de alguna copa les recuerde que,
por esas cosas de la vida, ya no se quieren tanto.

LA CAJA DE LOS CUARTOS [Mi poema]
Antonio Martín de las Mulas Baeza [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

La caja de los cuartos, se decía,
allí es donde las perras se guardaban,
lo supe nada más porque lo oía
pues perras yo era un niño y no tenía
mas sé lo que a mi madre le ocupaban.

Tú vales mucho más que las pesetas,
o tú eres una alhaja o un tesoro.
Entonces no entendía qué era el oro
mas hoy que ya lo sé, de aquellas tretas,
mi madre, cuando pienso más la adoro.

Y trato de acercarme y comprenderla
pensando en que quizás aún pueda oírme,
los siento, pues no puedo resistirme,
lo mucho que sufrí cuando al perderla
no tuve ya una manta en que cubrirme.
©donaciano bueno

Bendita sea mi #madre! Share on X

La caja de los cuartos era una caja de zapatos. Las perras era el nombre genérico que se daba equivalente a dinero. A su vez existía la perra gorda y la perra chica, 50 y 25 céntimos de peseta respectivamente. Ejemplo de alguien rico: ese tiene muchas o buenas perras. 

MI POETA SUGERIDO:  Antonio Martín de las Mulas Baeza

(XXXVIII Premio Mundial Fernando Rielo de Poesía Mística)

Viernes Santo (fragmento)

Fragmentos del poemario Viernes Santo
Hoy contemplo tus párpados vencidos,
su desplomarse solos ante el golpe del mundo,
su visión recogida
contra las grandes puertas de la noche.
Contemplo que has perdido las ganas de vivir,
que te comen por dentro
esos viejos abismos de un silencio cerrado.
Yo sé que no le ves una salida a todo esto,
que te desplomas pronto, que tus fuerzas
se disuelven humanas como el humo de un fuego
que asciende por la altura.
Alienta pequeñuelo, toma mi mano, y tenme,
ten coraje en el vilo de las grandes caídas.
Estoy en el martirio de los hombres, donde llevo
la piel sacada a tiras por tu desolación.
Quiero injertar tu vida en la esperanza
de un mañana infalible entre mis brazos.
Mírame,… no desfallezcas, hijo,
Yo estoy contigo,
creo en ti,

Viernes Santo (fragmento)

“Oigo vuestras respiraciones,
estáis aquí conmigo respirando
en los huecos eternos de los aires,
las almas de los siglos y las noches sin dormir,
las largas descendencias asumidas,
estáis aquí conmigo
respirando.
Hoy muero por vosotros de esta forma,
atravesados somos,
también en esta altura de las respiraciones.
Esta es la respiración del Hijo del Hombre,
mi respiración de muerte en este campo abierto,
mi forma de vivir
en este cuarto lúgubre del mundo,
en esta vida
cuando uno llega a lo alto de la Calavera,
y ve;
cuando uno llega, expuesto al sol, erguido
en una cruz
sobre el monte interior de vuestras vidas
y ve,
y ve”.

Viejas barcas

Las viejas barcas
no aguantan como antes

el alboroto
que a veces el invierno
infunde a los espíritus.

Vaso

Un simple vaso
al borde de la mesa
es una imagen.

Ni tan siquiera un río
supone tanta sombra.

Brisa

Pasa una brisa
en el preciso instante
en que no pienso.

Mi infancia está presente
sobre el polvo perdido.

Caminos

Los niños corren
por las calles oscuras.

Nuestros mayores
jugando al dominó
también buscan caminos.

La mañana

Por las mañanas
la ciudad resplandece.

Hay demasiadas
hormigas con sus trozos
de pan en las cabezas.

Reencuentro

Cuánta ilusión
después de tanto tiempo:
volver a verte.

Ni siquiera las rosas
desprenden tanto aroma.

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AL SUEÑO MÁS PROFUNDO [Mi poema]
Manuel de Sandoval [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Llegado había allí sin saber dónde
igual que si estuviera despistado,
mirando desde un lado al otro lado
allí donde el final llega y se esconde
o avisa que ya el cielo se ha nublado.

Estaba así observando el panorama
queriendo descubrir si es que, aturdido,
no haber llegado hubiera preferido
sabiendo que la lluvia le reclama
cual tierra que anda a expensas de un suplido.

Se puso a rebuscar en las razones,
queriéndose engañar pues que esa ausencia
se apoya simplemente en la creencia
de aquellos que lo ignoran, sus sermones,
tratando de ignorar a la conciencia.

Trató por un momento en relajarse
tomándose un café, como a diario,
retándole la bulla al vecindario
de a aquello que pudiera molestarse,
si Dios es quien lo hiciera o su sicario.
©donaciano bueno

#Jugando al despiste...? Share on X

MI POETA SUGERIDO: Manuel de Sandoval

Extracto de la poesía Otoño

Desde las lomas de la fértil sierra
mi vista complacida se derrama
por el incomparable panorama
de esta fecunda y deliciosa tierra.
Espira el mes de Octubre
y aún las tendidas y ondulantes faldas
el lozano verdor reviste y cubre
cual manto recamado de esmeraldas.
A los rayos del sol, que al Occidente
camina, con metálicos reflejos,
brilla el Guadalquivir, que allá a lo lejos
sus murallas besando mansamente,
a la opulenta Córdoba retrata,
y atrás dejando su famoso puente,
como raudal de bullidora plata,
con regia magestad, tuerce y dilata
por la vega anchurosa su corriente.

CONSTANCIA (a un impaciente)

Lo que no puedas hoy, tal vez mañana
lo lograrás; no es tiempo todavía.
Nunca en el breve término de un día
madura el fruto ni la espiga grana.

No son jamás en la labor humana
vano el esfuerzo, inútil la porfía:
el que con fe y valor lucha y confía
los mayores obstáculos allana.

Trabaja y persevera, que en el mundo
nada existe rebelde ni infecundo
para el poder de Dios o el de la Idea:

¡hasta la estéril y deforme roca
es manantial cuando Moisés la toca
y estatua cuando Fidias la golpea!

A una garza remontada

Tú que rompiste esa ciudad del viento
trepando al sol, alcázares de nieve;
que por enamorada, si por breve,
ya fuiste girasol, ya pensamiento.
Ya tu ambición al párpado sediento
paciendo en tanto espíritu no muere,
y cuando en golfo imperceptible bebe
le paga en parasismos el aliento.
En dos alas espíritu embarcado,
si por ardiente de tan grande abismo
voló planeta de erizada espuma,
no descienda tu espíritu elevado,
pase a constelación tu parasismo,
quédate estrella, ya no bajes pluma.

***
Ave que te llevó tu fantasía
a vagarosos piélagos al viento,
al sol, cuando calzaste el ardimiento,
las plumas del espíritu del día.
Conceden tanto mar de argentería,
entre respiración y movimiento,
cuando encendido, inmóvil, el aliento,
fuiste centella de su abismo fría.
Te derretiste, tan de luz avara,
que cuando un Mongibelo desataste,
no volviste señal de una centella;
porque la emulación no te intentara
apagar el ardor, más afectaste
perderte polvo que bajar estrella.

Lucha y confía

Lo que no logres hoy, quizás mañana
lo lograrás, no es tiempo todavía;
nunca en el breve término de un día
madura el fruto, ni la espiga grana.

No son jamás, en la labor humana,
vano el afán e inútil la porfía;
el que con fe y valor lucha y confía
los mayores obstáculos allana.

Trabaja y persevera, que en el mundo
nada existe rebelde, ni infecundo
para el poder de Dios y de la idea.

Hasta la estéril y deforme roca
es manantial cuando Moisés la toca
y estatua cuando Fidias la golpea.

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BONJOUR TRISTESSE [Mi poema]
Jeannette Lozano Clairond [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Hay días en que el cielo está nublado,
son esos que aparecen somnolientos,
pretenden demostrarte no hay cimientos,
impiden que se sienten a tu lado
los buenos sentimientos.

Son días que te invade la tristeza,
que escondes la cabeza con la manta,
que un nudo te hace trizas la garganta
y viene a acompañarte la pereza
y todo se atraganta.

Que quieres caminar y no hay camino
y ves que dios te ha puesto una querella,
no debes agarrarte a una botella,
descubres que penar, ese es tu sino,
la vida no es tan bella.

No encuentras ya el sentido a tu existencia
y esperas llegue dios con su guadaña,
presientes que andas reo en la maraña,
la vida convertida en penitencia
se muestra más huraña.

Decides desprenderte de tu lastre,
echar tus sentimientos por la borda,
la sal que antes tuviste ya es sal gorda,
la vida ya se queda sin su arrastre
que al fin se ha vuelto sorda.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDO:  Jeannette Lozano Clairond

(II Premio San Juan de la Cruz)

Mina 1004

Arder, yo vi a mi abuela arder.
Agosto. Chihuahua, 1956. Ella ardió,
su fuera y su dentro, ardió en la calle Mina 1004.
Vi a mi padre envolverla en una sábana, el colchón ardía;
las cortinas, la alfombra, su vestido
ennegrecieron. Todo lo recogió.
¿No hagan ruido, su madre está cansada?
Lo vi salir de luto esa tarde de agosto con su corbata negra.
La recogió. Ceniza y llanto recogió.

El humo de la abuela en el zaguán, las tías
sorbiendo ásperos los grumos del café.

Había que borrar lo oscuro que dolía,
disolver la sal, el llanto,
abrazarse y sofocar el temblor del viaje.
Escuchar a Paul Anka y en la falta de pulso
rayar el disco de 45 revoluciones por minuto.

Por minutos vivía, por minutos ese
cansancio púrpura sobre las frondas de los álamos.
Pero luego, bajo el vidrio en el cedro
vi disolverse el rostro quemado bajo el humo.

Ella, mi madre, también ardió. En lágrimas su sonrisa apagada:
¿Arréglame el pelo?, me dijo, ¿déjame salir
a ver si ya está seca la ropa?

Tuve miedo que sus pasos lentos no volvieran.
La tersura de la hoja la muerte carcomía,
el reseco peso de la hiedra se desprendía del muro,
y el florero en la cocina sin flores.

Encerrada en su cuarto, con su muerte, y yo
con el filtrarse el viento
que se llevaba el polvo de los sicomoros.

Signos

De las piedras profundas
un agua cristalina
refleja el oro y el bronce,
la cara del buey,
las puertas y los nardos
que tu partida
deshacía.
*
Quiero acariciar tus cabellos cansados,
agitar el légamo,
adentrarme en el germen
intocado de tu nostalgia
y ser casi muerta
en la agonía
desde siempre,
a la orilla del miedo,
de ti faltando
amor.
*
De noche
distante
te pierdes,

vertical y distante
te apagas,

te desvaneces.
*
Me alejé, recogí las cerezas, la miel,
la perdiz que guardo
para ti.
Para ti florece la blancura
sobre la colina de Ishtar.

Ven, quiero ver tu cuerpo
en la fosa fresca que besaré.
Los años, luz tenue de estanque,
son apenas duración.

Bésame, tu bendición
es destino poblado de pájaros.
*
Duele saber
que el astro
vuelve:
raíz
entre piedras,
hojas
desgajadas
del invierno.
*
Pero los pájaros ya estaban en tu cara
y un río de siete lenguas
era tu árbol florecido.
Por esta tierra desataste el sueño
y el alba dejó escapar
fulgor de lumbre.

Color de áurea intensidad
el cielo es.
*
No, no moriste del todo.
El pasado
con todos tus sentidos,
con todos sus escombros
es bajo la piedra
oscuridad que cubre tus manos yertas.

Amorosamente en el lento río,
morosamente en el mar del amor, muerta.
*
En el agua
te buscaré:
aquellos días
espejos
mi voz
derrama.
*
De las entrañas brotan
las aguas dulces,
las sombras vegetales,
la sustancia de amor

que los dioses aguardan.
*
El atardecer
derrama
su balbucear
en el bastón del ciego:
conduce
a lo sin rostro.
*
No había voz
ni brasa que me elevara,
mi seno al miedo cada noche,
al desamor mi sed.

Breve es el amor
y largo el camino
que lo cultiva.
*
Mis ojos aprendieron a ver fijamente las piedras,
la noche y la mirada de la madre,
sus palabras extrañas.
Aprendieron a ver sin mirar
en lo que permanece.
*
En la tarde de su descenso
los vados filtran las hojas,
la niebla se desparrama,
mi madre se deja asir.
*
El viento
sopla
piedad
por un último hálito.
*
Sino,
rastro,
la cauda
de su lamento
arde,
eleva
su densa permanencia.
De: Todo antes de la noche

Raíz

El viento
desmoronaba el barro,
vértigo, dolor era ese viento
en su descenso:
el encuentro
con la primera voz:
la muerte.

El muro de raíz sedienta
rasga cielos
de aquella hora.

De nuevo brotarán
salmos
palabras destejiendo
sobre el espejo.
*
Apenas el agua circundó la tierra
en su centro
se abrieron cavidades:
el viento devoró las copas de los cedros,
los nidos, el rostro de aquella voz.

Creer, crear la oración
que nombre su presencia,
el misterio
de su alma desprendida.

*
Todo era tiniebla
(de raíz),
arteria
dilatada
cuando el viento
derrumbó la cúpula.

En vano
la tierra hunde
su perpetuo nacer.
*
Cielo esta boca, hojas
la orilla,
el río congelado
y la tierra del recuerdo
evaporando
su fragmento de piel.

Mi ser,
mi ser errante,
mi ser,
miseria entrando,
mi ser
silueta.

Lo que no fui, siendo
afina su sombra.

Ceguera: ahí estarás.
*
Hay regiones que son sílabas de sombras.
*
Desde lo hondo
al viento
la dispersa ruina.

Morir, morir dentro
del árbol
al aire y lumbre
florecido.
*
Hija del hambre,
tus pasos segará
la pétrea luna.
*
Voces, voces distantes,
espejos,
palabras piedra:
Todo antes de la noche.
*
Descarnada belleza,
de ti
busco salvarme.
*
Hay una luz
en su aliento
de árbol,
pájaros
de aquella tarde
en fuego revestida
sobre los huertos.
Luz
el aliento del árbol.
Pájaros,
hombres,
en esa estancia herida.
*
Amar la luz
de aquella nube de ceniza,
los once túneles,
las huellas de las bestias,
caminos que entre las humaredas
caen del cielo.

Tierra dispersa de semilla,
guarda la salvación,
el silencio en la piedra,
la mirada del río en su sollozo.

Tierra dispersa de ceniza,
guarda la salvación,
ama la luz de aquella nube,
los límites,
el alba.
*
Bajo el manto de fuego
la luz emerge
de su cuerpo
-mundo, hora, hombre
casi muertos-
a la espera del comienzo.
De: Todo antes de la noche

Sustancia del cáliz

Se rompe en tu regazo la nervadura del sueño,
la noche te cerca, se hunde,
te da, mujer, la tierra.

Hay una ausencia, un hilo gris,
se han borrado los azules,
las aves han partido y la lluvia
ha extraviado las ovejas.
A salvo queda una
(vi cómo se apartó del rebaño,
cómo fue asediada,
la miré desangrarse,
y me encontré en el surco de sus ojos).

Sauces, cirros, cántaros
para la luz de la inocencia.
*
En la visión de los primeros años
el vino se derrama,
la niña sujeta las flores,
ofrenda su canto: estrella
que al vacío es alimento,
rosa perdida en tierra,
abandonada,
casi quieta.
*
La voluntad
cierra sus puertas
y no hay quien diga
manos de tierra,
ojos de tierra
floreciendo.
Pupila,
este negror de mármol
es ave
internándose en la espesura.
Es otoño en tus manos, grieta.
Inclinada permaneces
donde las bestias bebieron.
Nada que cambiar.
Entero el germen sellará tu silueta
que desde los escombros asciende.
*
Como una sombra
en ruinas
te busco
mas te alejas
en un carro de fuego.
Si me acercara
al espejo
llegaría la tiniebla,
su monólogo
hiriente.
*
Vuelve,
dolor desnudo,
a mi desnudez.

Fondo de ancestrales auras,
la impronta de tu imagen
en esta habitación
no alcanzo,
todo huye al roce.

Adéntrame en el llanto:
que ruede como lenta lluvia descendida.
*
Tu rostro por velas alumbrado,
la bruma de tus labios
y el casi transparente cuerpo
al fondo
de raíces desgarradas.
*
Un último perfume
junto al árbol.

Por la mañana
el viento repite su viaje.
Arde en mí tu ausencia.
*
El peine, las horquillas, las fíbulas de marfil
en el armario.
Oh tristeza dulcísima.
Dulce variación en las distancias del alma.
Vago noche y día, te llamo
y no aconteces.

¿Dormirás ahora?

El rasgado cielo
deja caer sus agapantos.

¿Dormirás entera?

Muestra la tierra, la miel del viento,
el refulgente ojo que me aguarda.
*
Dame la miel humedecida,
desea mis palabras,
aduéñate, salmodia de la lluvia,

de mí.
*
Árbol
tu cuerpo
en el descenso

Quietud
es ola siempre.

Húmeda hierba
mi necesidad
cegará.
*
Flor abierta
en fino hielo,
la sustancia
del cáliz
en altares de niebla
es luz de faro sobre el risco,
entre ruinas asoma,
reabre
lo oscuro.
De: Todo antes de la noche.

Sobre la fronda y la medida

Cada nombre encierra una discordia
en la raíz, sed
que hunde y alza nuestros pensamientos
hacia lo blanco de los nardos.

A veces nos preguntamos si el paisaje
entrega su fronda para resguardar
o para hacernos avanzar hacia el color
de la inmersión.
(Lo supo Monet, también Magritte.)

Espejeante como estrellas la verdad
es noche en la que nos hundimos
sin saber
si la podremos atravesar.

La luz es en sí misma ausencia de luz.

Y no hay camino que lleve sin tropiezo al punto.
Las palabras, como las notas, encierran
una cierta oscuridad: acomodos de un resplandor
buscando abrirse paso

junto al compás de amontonadas violetas.

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LLEGÓ LA NAVIDAD [Mi poema]
Manuel J. Castilla [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Recuerdo hacía un frío que pelaba,
de manos y los pies, sus sabañones,
de alegres villancicos las canciones,
y aquellos aguinaldos que nos daban.

La misa, la del gallo de las doce,
subiendo hasta el altar besando al niño,
la luz intermitente haciendo un guiño,
de aquellas chucherías, nuestro goce.

Llenando de ilusión nuestros belenes,
los padres con el niño y los pastores,
los reyes. los humildes labradores,
el río y hasta el tren con sus andenes.

La nieve descolgando en los balcones,
los pájaros dormidos en sus nidos,
braseros con su cisco, empedernidos,
saliendo a calentar los corazones.

Mi abuela, su anfitriona, la Basilia,
regando de empatía aquella fiesta,
los brindis y el gozar tamaña ingesta,
Y todos disfrutándolo en familia.
©donaciano bueno
(y sus poemas de medio pelo)

os desea unas ¡Muy Felices Fiestas!

Benditas aquellas #Navidades Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Manuel J. Castilla

Bajo el sauce solo

A veces te recuerdo
Mirando al río
Dentro la espuma, lejos,
Anda el olvido.

Bajo este sauce solo
Yo te he querido
Y se ha quedado el sauce
Mas pensativo.

Donde andará mi amor
Que se fue penando
Por este olvido
Me vuelve con la zamba
Arrepentido.

No sé porqué desando
Viejos caminos
Sabiendo que son otros
Nuestros destinos.

Ya me voy con la tarde
Triste y dolido
Nuestro amor es recuerdo
Lo llevó el río.

Debajo del sauce solo
A veces te recuerdo
Mirando el río
Dentro la espuma, lejos,
Anda el olvido.

Gente en los sueños

Los sueños tienen gente.
y uno, dormido, es como una casa
que de golpe se llena de personas.

Hay veces que ellas y uno, todos, caminamos y hablamos
y nos oímos apenas como si conversáramos desde lejos.

Uno habla con los amigos muertos.

Y cuando se recuerda
se hunde en un espejo, de espaldas,
las manos llenas de ademanes vacíos.
Y un día brillante queda lejos y solo.

Niño dormido en un mercado

He visto un niño colgado del techo de un mercado
en Santa Cruz de la Sierra, en Bolivia.

Dormía en su cuna de lona
entre el chillido verde tierno y hediondo de los monos,
entre ramos de acelgas arrugados,
entre los mágicos y desnudos cuerpos humanos de las zanahorias
junto al hebroso y blanco de las mandiocas

Ahora lo recuerdo
su sueño me quema todavía
con la leche apurada que le daba su madre,
con el pico crepuscular de los tucanes
que lo hubieran tragado como un tamarindo.

El niño era una semilla preñándose en la lluvia
sin saber si iba a ser una flor o una lechuga.

LA PALLIRI

Qué trabajo más simple que tiene la palliri.
Sentada sobre el cáliz de su propia pollera,
elige con los ojos unos trozos de roca
que despedaza a golpes de martillo en la tierra.

(Un silencio nocturno le trepa por las trenzas
y oscurece la arcilla de sus manos morenas.)

Qué inútil que sería decir que en sus miradas
hay un pozo de sombra y otro pozo de ausencia;
que pudo ser pastora de las nubes
y se quedó en minera,
que pudo hilar sus sueños por las cumbres
viendo bailar la rueca.

La palliri no canta
ni tampoco hila sueños.
La mirada en la tierra
y en la cabeza el cielo
de mañana y de tarde
busca sólo el silencio
y cuando está a su lado
lo quiebra contra el suelo.

Y no sabe que a ratos, entre sus brazos recios,
se le duerme el martillo como un niño de hierro.
De Copajira, 1949.

COPAJIRA

La montaña, minero,
que siempre estuvo quieta
sigue ahora tus pasos
y tú no te das cuenta.

La copajira lima,
lima piedra por piedra
y queda, si te has ido,
comiéndose tu huella.

A veces, cuando duermes,
en noche alta se llega
y hace herrumbre de todo
el sueño que destrenzas.

La montaña camina
pero sin que la sientas.

Espuma de la herrumbre
la copajira, espera.
*La palabra Copajira hace alusión al sulfato de cobre que corroe todo, pero también es el temor de que la montaña se apropie de la vida y de la voluntad del hombre.

ESTA TIERRA ES HERMOSA

Esta tierra es hermosa.
Crece sobre mis ojos como una abierta claridad asombrada.
La nombro con las cosas que voy amando y que me duelen:
montañas pensativas, lunas que se alzan sobre el chaco
como una boca de horno de pan recién prendido,
yuchanes de leyenda
en donde duermen indios y ríos esplendentes,
gauchos envueltos en una gruesa cáscara de silencio
y bejucos volcando su azulina inocencia.
Todo eso quiero.
Y hablo de contrapuntos encrespados
y de lo que ellos paran virilmente sangrientos
cuando el vino en la muerte es un adiós morado.

Esta tierra es hermosa.
Déjenme que la alabe desbordado,
que la vaya cavando
de canto en canto turbio
y en semilla y semilla demorado.
Ocurre que me pasa que la pienso despacio
y que empieza a dolerme casi como un recuerdo,
y sin embargo triste la festejo.
Mato los colibríes que la elogian
como quien apagara los pétalos del aire,
hondeo como un niño ángeles y campanas
y cuando así, dolido, la desnudo.
cuando así la lastimo,
me crece, ay, una lágrima en la que apenas si me reconozco.
Digo que me la entrego.
Digo que si saber la voy amando,
y digo que me vaya perdonando
y en el perdón y en otro que le pido
digo que alegremente voy sangrando.
De Bajo las lentas nubes, 1963.

Balderrama

A orillitas del canal
Cuando llega la mañana
Sale cantando la noche
Desde lo de Balderrama

Adentro puro temblor
El bombo con la baguala
Y se alborota quemando
Dele chispear la guitarra

Lucero, solito
Brote del alba
Dónde iremos a parar
Si se apaga Balderrama

Si uno se pone a cantar
Un cochero lo acompaña
Y en cada vaso de vino
Tiembla el lucero del alba

Zamba del amanecer
Arrullo de Balderrama
Canta por la medianoche
Llora por la madrugada.

La pomeña

Ver más versiones
Eulogia Tapia en La Poma
Al aire da su ternura
Si pasa sobre la arena
Y va pisando la luna.

El trigo que va cortando
Madura por su cintura
Mirando flores de alfalfa
Sus ojos negros se azulan.

El sauce de tu casa
Está llorando
Porque te roban Eulogia
Carnavaleando.

La cara se le enharina
La sombra se le enarena
Cantando y desencantando
Se le entreverán las penas.

Viene en un caballo blanco
La caja en sus manos tiembla
Y cuando se hunde la noche
Es una dalia morena.

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POEMA PARA ILUSOS [Mi poema]
Elena Medel [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

No tienen corazón los que a distintos
les tratan con desprecio,
presumen descender de un roble recio,
y adoran sin medida a sus recintos
poniendo un sobreprecio.

Aquellos que se pasan media vida
del ego haciendo alarde.
No ven que en un tris-trás llega la tarde,
el punto a donde acaba la partida,
la pira en la que se arde.

El mismo el que presume de raíces,
de padres, de abolengo,
(no puedo soportar, no me contengo)
qué culpa han de tener de meretrices
los frutos consecuencias de un devengo.

Los hijos que nacieron sin futuro,
sin nadie que les ladre,
no encuentran ni algún padre ni compadre
ni nadie que por ellos dé ni un duro,
cual punta desgastada de un descuadre.

Aquellos que han nacido desclasados
de un trueque o de estraperlo,
que fueron procreados sin quererlo,
no encuentran los favores de los hados,
lisiados sin comerlo ni beberlo.

Que todos frutos somos del placer
y no hay comparaciones.
Y nadie ha de venir a dar lecciones.
al otro lo que debe merecer
con buenas ni con malas intenciones.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDO:  Elena Medel

Sólo yo sé cuándo sobrevivimos.

Lo sé porque mis dedos
se transforman en lápices de colores.
Lo sé porque con ellos
dibujo en las paredes de tu casa
mujeres con rostro de epitafio.
Porque, a la caricia de la punta,
comienza el derrame de los cimientos
formando arco iris en la noche.
Porque, al escribir testamentos
en el suelo, se remueven las vísceras
de azúcar, y trepan tus raíces.

Grabo versos de colores fríos
en tu piel, de arquitrabe a basa,
y les llueve y los diluye, y compruebo
que la lluvia suena como hacen al caer
las canicas brillantes y naranjas
que cambiaba en el patio del recreo,
poco antes de calzar mi primer bikini.

Hoy guardo las canicas, como un apagado
tesoro, en los huecos de otras espaldas.

Pinto también en la terraza de enfrente
un jardín de lápidas cálidas y hermosas.
Trazo -como una medusa de bronce-
un paraíso de cadenas hendiendo en mantillo
el valle diminuto que proclama que es frágil
y sin embargo, dirás tú, sobrevive.

Candy

Rota sobre el arcoiris,
descubro que la lluvia
es mi única coraza.
De noche se me forman
piscinas en el hombro,
mientras cuento mis pecas.

De mañana, imagino
que buceo en ellas:
que mi nuez es esponja,
que escribo mis poemas
con la ruina de nadie.
En el fondo de todo
-cuyo cielo es trapecio-
mi cuello de botella
se empequeñece y ríe,
con un mensaje dentro:
salir jamás de aquí,
hormiga a pata coja.

O tumbada en añil:
mi barbilla es cruel
y araña el imperdible
que sujeta mis botas,
o me arranco de cuajo
el punzón que me aferra
al balcón, y me asomo.
He estado ahí abajo.
Golpeo el techo y llueve.
Diluvia mi cabello:
la lluvia es mi defensa;
éste, mi himno acuático.

He estado ahí abajo.
Abajo, más profunda.
Donde puedo estar sola.
Incluso más abajo,
incrustada en el fondo
del agua o de la tierra.
Trenzas destartaladas:
soy muñeca de sucio
trapo, pisoteada,
rota sobre el arcoiris.

Curso de submarinismo

Como anticipo a la pérdida,
un corazón que flota y sobrevive
a la riada de sueños encerrados en burbujas.

Como coraza contra la victoria,
agendas que no abandonan su jaula de jabón,
muertas sobre la placa de la ducha.

Hoy es epílogo

las horas construyen su ataúd junto a mi almohada.
De «Vacaciones» 2004

Escribiré quinientas veces el nombre de mi madre…

Escribiré quinientas veces el nombre de mi madre.
Con un vestido blanco trazaré cada una de sus letras por las
paredes de mi dormitorio, por el suelo del patio del
colegio, por el pasillo de la casa más antigua. Para
recordar mi origen cada vez que yo viva.
En todos los lugares podré besar sus mejillas limpias de
cristal, aunque ella duerma lejos:
sus mejillas cercanas que me dolerán allá donde acaricie
su nombre escrito.
Tantos días, tantas noches habrá de alimentarme
amorosamente con su parábola descalza;
vendrá mi madre a arroparme, mujer de humo, con los ojos
tiritando de suerte,
y en cada sueño mis apellidos dolerán como un cartel de
bienvenida a un hogar diferente.
Sobre mi cabello, rubio como el de mi madre, la corona que
me ciño como hija primogénita de Dinamarca.
Me llamaré Vacía, en honor a mis muertos; miraré cómo
retozan de acrílico las palmas de mis manos, sangrará
mi lengua a disposici6n de mis muertos.
Gritaré quinientas veces el nombre de mi madre para quien
quiera escucharlo, y escribiré que bendigo este medio
corazón en huelga mío, pues no olvido:
nací para llorar la muerte de otros.
De «Tara» 2006

I will survive

Tengo una enorme colección de amantes.
Me consuelan y me aman y con ellos mi ego
se expande y extramuros alcanza la azotea.
Cuando estoy con cualquiera de ellos,
o con todos a la vez, siento la pesada carga
de millones de pupilas subidas a mi grupa,
y a mi oído lo acosan millones de improperios,
se habrá visto niña más desvergonzada / pobrecita,
Dios le libre del problema que suponen / habría
que encerrarlas a todas . Languidezco.
Quiero volar y volar y volar como Campanilla

-blanco y radiante cuerpo celestial,
pequeño cometa, pequeño cometa-
de la mano mis amantes, que dicen cosas bonitas
como estigma, princesa, miss cabello bonito, asteroide.

Todo sea por mis amantes, que no son dignos de elogio:
son minúsculos, y redondos, y azules,
azules o blancos, o azules y blancos,
y su boquita de piñón es invisible,
y para besarles introduzco a los pitufos
en mi boca, y para gozar de ellos
los trago, porque me sé mantis religiosa.
Quién soy, quién soy, ni siquiera sé quién soy.
Sólo los necesito cuando me desdoblo en dos,
cuando mi ego se encoge incomprensiblemente
e intramuros alcanza un punto mínimo,
cuando lloro demasiado o río demasiado,
y entonces los llamo y ellos, decidme vosotros
quién soy, mi pequeño y urgente consuelo,
se adentran en mi boca sin dudarlo, complacidos,
y me recorren por dentro, y al fin sonrío, soy,
sonrío tras sus cuatro, cinco, seis besos azules,
un balanceo en mi regazo, la sonrisa desencajada,
quién soy ahora, quién soy realmente ahora,
quizá sea una muñeca de trapo, me toman prestada,
sonrío con sus besos fríos color pitufo, color papá pitufo,
besos de colores, ligero toque frío y plástico en mi lengua,
quién soy ahora, quién soy realmente ahora.

Les comparto con muchas otras, Sylvia, Anne,
ay mis amantes pluriempleados, no lo he dicho,
mis amantes que son minúsculos, redondos y azules,
apuestos príncipes de un cuento de hadas,
cuando hago como que duermo
creen que soy la Bella Durmiente,
y entonces quiebran el relato y me besan,
y son como cualquier beso que lo es para dormirse,
buenas noches pequeñas plásticas azules y blancas,
quién soy, ya no quiero responder, no sé quién soy,
y contradigo el cuento y mi sueño es más profundo,
y no quiero despertar, no quiero, sólo quiero más
besos azules, quién, besos blancos,
besos porque mi ego tambalea en el centro de mi estómago,
quién soy, besos redondos o cilíndricos,
no importa quién soy, quién soy realmente,
falo químico para mi sonrisa, quién soy ahora,
falo químico de colores para mi cabeza baja.
De «Mi primer bikini» 2001

Irène Némirovsky

Para Benjamín Prado

Yo soy Elisabeth Gille llorando tu marcha:
éstas son mis cartas de cumpleaños quemadas.
Yo soy tu hija pequeña sin regalos de Navidad.
Persiguiendo a los nazis, saltando la valla.
Yo soy David Golder arruinado tras tu muerte.
Yo soy un acorde de piano cualquiera
que, de repente, en Issy-L’Evêque suena.
Yo soy Danièle Darrieux tirándose a un ministro nazi.
Yo soy la familia Kampf en un baile malogrado.
Yo soy las lágrimas que derramaste
en una cámara de gas en Auschwitz.
Yo soy el espíritu de la mala suerte.
Yo soy, como tú, una judía atea.
Yo también me exilié por la guerra.
Y soy un susurro al oído y un cuento de Chejov
y las moscas del otoño en un suburbio de Moscú
y soy un perro y soy un lobo
y soy un trago de vino de soledad…
Y soy tu todo y soy tu nada.
Y soy el cabrón alemán que te mató.
Y el germen de la semilla de tu ser.
Yo también me marché de Kiev.
Yo soy tú y a la vez yo.
Yo soy un insecto que por noviembre
merodea en los crematorios.
Yo soy la elegancia, el clasicismo y la frescura
de la boca que Hitler mandó callar un día.
Yo soy Grasset quemando todos tus fonemas
cuando tus hijas aún duermen a tu sombra.
Soy tu mano que acaricia sus cabellos
y que, dedos traviesos, imagina un nuevo cuento.
Y digo que este poema es Irène Némirovsky
lo mismo que yo soy Finlandia en 1918
y tú eres un corazón más en un mundo vacío.
De «Mi primer bikini» 2001

Los niños que se mueren

Los niños que se mueren
pueden elegir entre saltar durante el día sobre camas de
hormigón dulce, o comerse las sábanas muy lento, con
los ojos cerrados y felices.
El privilegio de la franela. Dos centésimas de miedo para
que suelten su mano: por la avenida se agarran de la
punta de mis dedos, mordiéndome, mamá.
Ya no tengo piernas y canto muy bajito, buscando en un lugar
cerca de mi padre, así que ellos me hacen compañía
antes de llegar a casa.
Qué alegría en el vestíbulo: soy tan blandita que no puedo
morir.
Tengo amigos sin sueño ni pijama. Huelen a víspera de
festivo, y convierten los termómetros en un cuento de
buenas noches, y han muerto y sin embargo
confían en enero igual que en las ventanas y la voz de la
nieve.
Así es la vida de los niños que se mueren. Acolchada. Muy
dulce. Es tan bello extinguirse siendo niño…
De «Tara» 2006

Mi primer bikini

Sólo yo sé cuándo sobrevivimos.
Lo sé porque mis dedos
se transforman en lápices de colores.
Lo sé porque con ellos
dibujo en las paredes de tu casa
mujeres con rostro de epitafio.
Porque, a la caricia de la punta,
comienza el derrame de los cimientos
formando arco iris en la noche.
Porque, al escribir testamentos
en el suelo, se remueven las vísceras
de azúcar, y trepan tus raíces.

Grabo versos de colores fríos
en tu piel, de arquitrabe a basa,
y les llueve y los diluye, y compruebo
que la lluvia suena como hacen al caer
las canicas brillantes y naranjas
que cambiaba en el patio del recreo,
poco antes de calzar mi primer bikini.

Hoy guardo las canicas, como un apagado
tesoro, en los huecos de otras espaldas.

Pinto también en la terraza de enfrente
un jardín de lápidas cálidas y hermosas.
Trazo como una medusa de bronce,
un paraíso de cadenas hendiendo en mantillo
el valle diminuto que proclama que es frágil
y sin embargo, dirás tú, sobrevive.
De «Mi primer bikini » 2001

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Cuña

La matanza
coagula
El quejido
secciona

El soporte aflige
escarba
amputa

Inocula
—estéril
roto
perplejo—
algo así como
autonomía.

En el hueco

En el hueco del insomnio
desabrocho tu cuerpo
con escamas
y heridas

Aliso el sueño
en el ombligo
abarrotado.

Juana

Pernoctan en la pared
renacuajos
La humedad se desdibuja
en la escarcha
Se alinean en el jardín
las macetas vacías
Unas ventanas
se agitan
Se acomodan
un perro y su esqueleto

Juana
hilvana miserias
con ojos cansados.
Ana Romano

LA VIDA Y SU ALBEDRÍO [Mi poema]
María Baranda [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Conozco a mucha gente que en la vida
se dejan resbalar por la pendiente,
no paran a pensar si es consecuente
seguir a esa muchacha presumida
o hacer cual delincuente.

Marcando van el ritmo que le pausa
quien mueve el diapasón, firma su ritmo,
le crea a su medida el algoritmo,
que impide ver los daños que le causa
y lanza hacia el abismo.

Subirte si apetece a las paredes,
pararte a meditar ante una grieta,
mirarte en el zapato donde aprieta
y hacer que esa madeja desenredes
para alcanzar tu meta.

Que el río no te atrape en la corriente
y pueda arrebatarte tu albedrío.
Procura así evitar tal desvarío,
aprende a meditar, tiéndete un puente
que acerque al regadío.

Relájate. Disfruta un vino tinto,
y párate a pensar, detente un rato,
la vida es un enorme garabato
y tú solo una mosca en laberinto
que va a pagar el pato.
©donaciano bueno

#Y tú, también te dejas resbalar? Share on X

MI POETA SUGERIDO: María Baranda

(Premio Nacional e Internacional de Poesía Ramón López Velarde 2018)

Digo de noche un gato (22-11-2017)

Vino de noche un gato
con el color oscuro de mi sueño
y con la risa que rueda por la tierra
sus colores profundos.
Vino de noche
para decir diciendo
entre maullidos
que la vida es de aire,
de aire a pleno cielo.
Vino a lamerme lento
por mi nombre
de música y de nubes,
sobre las blancas olas
de la espuma.
El gato vino a decirme a mí,
despacio,
que afuera la luna
juega con ratones
y que la lluvia
de grandes gotas
como sombras
baila con la risa
de las palomas.
Y cuando vino
se abrió el cielo,
apareció el sol
y hubo pájaros que volaron
de punta a punta
del silencio.
Dijo de noche un gato
que afuera el aire
luce su traje de campana
y que las nubes bailan
sobre la arena blanca
y los caballos galopan
rápidos
en el filo de la mañana.
Yo desde entonces oigo
una lenta ola
que viene a mí
maullando
en la noche perfumada
de mis sueños.
Digo de noche un gato
y aparece un pincel
en la punta de mi lengua.

EN LOS PISTILOS

De luz te vi nacer donde la estirpe
de un sol de sangre entre las nubes
límpido alumbra la voz de las raíces.
Si entro en tu sueño me despierto,
amanecen las sombras por tu alcoba,
en tu nombre se enciende verde el mundo

donde estallan luciérnagas de lumbre.
Desde lo alto de ti en un acorde me bendices
y con el barro de tu boca formas
un pedazo de mí como tu historia propia.
Calla por ti el soplo lengua adentro,
la ronca voz donde maldices.
Tu piel en su ritmo me levanta
y en los cármenes te escucho pesumbroso
cómo devoras mi carne y mis fermentos.

Todo en mí avanza y se detiene
y todo por entero desciende en un relincho:
lo que no fui lo que no soy,
lo que me nubla y me desaparece, animal
que lame al animal de la doliente.

Las bodas de las flores se dan sobre el estigma.
El polen se desprende al comenzar la aurora
y en un solo momento la vida se redime
y entonces se retira.

La santa en penitencia grita
que pueda ser de fuerza su grandeza,
bailando
en este reino sin escrúpulos. Teresa
es soberana en su magnificencia y con su voz
de pájaro en su preñez avisa: ‘Escribo
abierta, volando y con jacintos
de golpe me doy cuenta
que estoy viva.’ Y de misterios tantos
se tiñó su lengua, su resplandor
fue aquel fecundo encuadre
con sus trenzas, sus mejillas ardiendo
en jeroglíficos y en éxtasis
los ángeles agradecidos
lamieron el temor en su flaqueza.

‘Señor, lo que pasó
pasó, ahora muéveme hacia el gozo
y con tus alas determina quién
será por mí aquel letrado único
de corazón ensimismado
que de provecho diga
en oratorio: Perra,
hagamos juntos este mundo?

¿Qué comienza y da fin cuando ella mira un precipicio azul de tinta?)

Y habiendo estado tras las rejas
de las albas sometida, cavara
ahora entre tus carnes
las rodajas, el vértice mordaz
arremangada, abriendo
el paraíso en tus partículas
bajo la lluvia casta de las aguas.
Hembra de qué playa te buscara
en tus navíos y en trenes
recorriera aquel fulgor
bajo la niebla, pesada
y conyugal sobre tu cuerpo
acariciando hambrienta
en la lujuria de este sol
que jubiloso
me hace recibir de pronto
tanta gracia.

ÁNGELES DE PROA

I
Hemos llegado
y no es del mar donde somos,
aquí hace tiempo estaba nuestra casa,
en el Oriente de los vientos;
las mujeres veían pasar las nubes lentas,
había plantas muy distintas
arraigadas al sol que tanto se recuerda,
y era la voz de helechos y largos chayotillos
lo que a diario nos llamaba,
antigua era la casa de húmedas entrañas,
de árboles de sangre y pájaros,
1qs cerros y los montes
Se alzaban bruscamente,
altas las pendientes y el estanque frío

donde extraviamos lo que vimos,
después los hombres se fueron hacia el frente
hinchados de gloria y de batallas:
si alguna vez fuéramos grandes…

pero la historia
de la tierra se borraba, así,
tan solas nos quedamos
con el honor y la excelencia al hombro,
entonces por boca de la anciana
supimos de extrañas ceremonias
donde se guarda a Dios

y se lame su palabra,
árboles se erguían en los sueños
y no había
olor de azahar, de acanto o de albahaca,
los pies eran ligeros, y la lluvia…
cantaba un gallo muy lejano,
de esos guardados entre pastas
de viejas biblias ya olvidadas,
hermosos los ojos que leían, ¡ah!,
los labios, los sueños de las otras,
las olas eran altas, grandes
las piedras donde ningún sonido era eterno
en las regiones de las aguas;

luego,
vestidas con las telas
y las flores,
llegaba el momento de rezar y de llenar la noche
con palabras, porque las horas,
las horas no se escapan,
todas están habitadas,

ángeles venidos de la Altura
cruzaban muchos círculos,
ofrendas de pimientos y frutas muy jugosas
eran puestas al paso de los templos, los ángeles
con las manos abiertas, decían el Bien decían
el Mal
hasta la hora en que una estrella
aparecía en el firmamento
y toda exclamación se disipaba,

montes verdísimos lucían sus yerbas
de epazote y toronjil, arriba
la Virgen del Recuerdo
se iba lejos con la cabe/a al sol,
el mundo eran los días, calendarios
tallados a muerte, voces
de una piedra consagrada
que sabía del tiempo seco y amarillo de
los campos,
de la tierra de azúcar verde y de fuego
que soñaba con el pan dulce de la escanda,
todos estos lugares se oían en los suburbios,
y nosotros, mientras narraban, teníamos miedo
de los demonios que miran a los niños
y pensábamos en esos Santos sin ningún oficio
que ardían en las hogueras, con una mano en
la boca
y la otra en el vacío, luego
brotaban los fantasmas
de bestias hace siglos ya enterradas,
dos sílabas caídas de un cadáver
aún mojado por las tibias gotas de la lluvia:

el Padre en el abismo
que ruega por el sol y su blanca marejada,
el Padre en el principio que todo lo reclama,
el todopoderoso que guarda de noche
su ejército de dioses,
caballos de viva sangre eran su primer coro,
y la palabra pura

en el mundo
libre al aire y al mar;
de allí los hombres, los mineros,
cocina de pan y de miel
donde el Padre decía los oráculos,
y el cielo tan azul,
y su murmullo, la voz del Pez
y la derrota de aquello no escuchado,
el Tiempo decía que lo borrara de su libro
pero él, el único, el todo roca y puro para siempre,
cerró su corazón, lamió
los márgenes del terebinto y dijo al ermitaño
tu será de niña pero tu acción…

¡Señor, el mundo es tan ajeno!,
será, narraba aquella anciana, cuando se
guarde el sol
y de los montes bajen a un feudo de leyendas,
en paz con la mesura del enebro, lo harán
por la espiral del cielo, el corazón a punto
y la marea…

así fue el nacimiento
de todos los Espíritus,
engendrados tan alegres
y siempre luminosos,
que una ráfaga marina
hizo estallar en las semillas
bajo el sol;
llorosas estaban las Parteras,
las algas y las flores rojas de la mar
eran mecidas cual frutos muertos
bañados de un antiguo secreto,
toda la bondad de las raíces
en las barbas de la mujer del mar,
nosotros
decíamos la oración
sobre los dulces corazones del espliego,
sin otra cosa por hacer
que dar la vida más íntima a la tierra;
grandes eran los álamos
que acogían la ofrenda
de buena voluntad y de hermosas maneras
fermentadas en monasterios
o acaso en frías iglesias,
o en el amor que escupe el invisible pordiosero
en esos muros
hace siglos ya de pena,
y la tumba del Señor ?el nuestro?
abierta como abierta está la playa
al extranjero,
su sombra ha quedado aquí
porque este mundo de tan ajeno
es una página,
una violencia jamás escrita,
es la luz,
la humillación suprema,
la gloria
donde se hablan y no se miran
el minero y su propia sombra,
el Uno que sigue al Otro,
ellos, los memoriosos, decían un día
haber oído al perro
y sus ladridos, de las casas
salieron sordos ruidos, hombres
vestidos de negro,
blancos por dentro,
como la noche caída en el barranco;
allí un ataúd de encino
pasaba con su cortejo de estériles mujeres,
y no sus manos y no sus rostros
eran la ofrenda de los patios
donde pálidas las rosas y dulces en su fuerza
guardaban el sueño de los hombres de la costa;

mar arriba entre las nubes
se iba el canto del ejército,
y nadie,
en la visitación de los extraños,
sintió la paz que mata
mas no alcanza a disipar
los sueños ya de siempre,
blancas eran las caras consumidas,
blancas también las piedras de la fosa
que hizo cavar aquel Sargento,
solitaria quedó la ciudad
de verdes barrios y de plazas
donde vírgenes ancianas adularon la Visitación,

y las mujeres
tan rojas como azules
en la mirada de la mar,
dóciles en las esquinas de la noche
y lentas,
más lentas y profundas,
avanzaban con el canto perdido entre los peces,

¡vive allí!, se oyó en las habitaciones
solitarias, cuando las tropas
en marcha perseguidas,
vieron el fin, la tarde de la Víspera,
¡cartílagos tendidos sobre el agua!,

yeguas magníficas
eran cobalto
en los caminos bárbaros,
y un viejo sacristán
de pie en el muelle
decía de Dios y los insectos
a tres días de la muerte,
¡guerreros de hermosas manos
y cuerpos de árbol!, desnudos van
pero gloriosos,
a ver al mediodía tallar sus frentes,
y toda la congregación de guardias,
federales, soldados viudos desde el alba,
esperan ya la gracia
en las rejas de algas de la mar,
en las jaulas de oro que costean a los sepulcros,

¡lágrimas derramamos
por los hombres incrédulos de sueños
y amarillos en la fiebre!,
y el día de San Patricio,

bajo el rayo más fuerte de aquel sol,
luchamos, la luz a nuestro lado,
el tiempo en todas partes
y la milicia de los cielos
a la voz de la traición,
crímenes venidos de muy lejos,
vestidos con grebas de bronce
y coraza escamada,
llevaron la plaga,
a los atrios y almacenes,
a los patios del herrero
donde el huérfano gritaba,
y un águila, nacida de montaña,
bajaba como loca entre la confusión;

el cuerpo ya no existe, atrás
quedó el ángel del abismo,
ardiente y blanco
por la cal del hombre muerto,
relámpagos en tal
y en tal otra parte,
refugios en la voz del monte,
gemidos,
y Dios,
errante y elevado,
también perdido entre la confusión;

aquí hace tiempo mirábamos un mundo,
quizá desesperado,
de leyes agotadas,
de héroes y de locos,
de vendedores y príncipes extintos,
un mundo donde el sol se aleja,
desciende el horizonte,
las piedras abren grietas
por donde pasa la muía
con su amo que se arrastra,
allí surgen los pueblos,
lugares que cosechan templos
para purificar a santos y a mujeres,
rebaños de vacas
que lamen las banquetas y más allá
repúblicas de hombres tristes.

¡Señor, las calles son de fuego,
la historia arde frente a su propio espejo!

¡Señor, estamos perdidos entre la confusión!

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Fuerza – Martín Rodriguez

Juntá a los perdidos.
Que vayan detrás tuyo.
Juntá a los que tiraron la toalla.
Juntá a los que se quedaron dormidos en el tren,
en el colectivo, en la vuelta a casa.
Juntá a los que no tienen casa.
Juntá a los que comen comida fría.
Juntalos en tus brazos,
hacelos polvo en vos.
Juntá los huesos.
Nadie quiso llegar con las manos vacías
y llenaron de flores tu habitación.
Yo puse la rosa en el vaso de agua junto a tu cama.
Después, te habías tomado el agua,
te habías comido la flor.
Juntá a los que cavaron.
Juntá a los que no llegaste a defender.
Juntá tus secretos.
Y por si hay sed, juntá lluvia.
¿Qué juntaste en un bostezo?
El polvo del piropo antiguo.
En cada mujer bosteza una dama.
Juntá porque todo empieza también.
Juntá los pañales meados de una fiebre amarilla.
Juntá y no dejes nada acá.
Juntá, juntá,
y llevate todo.

TODOS MENOS UNO [Mi poema]
José Hierro [Poeta sugerido]New

MI POEMA…de medio pelo

 

Todos, menos uno, no saben y dicen.
Todos, menos uno, si dicen no sienten,
todos menos uno al cielo maldicen,
todos menos uno cuentan que no mienten.

Todos menos uno se suben al carro
donde va la pena con los indigentes,
todos menos uno se enfangan en barro
desoyen los ruidos que son pestilentes.

Todos, cada cual, presume ser dueño
del campo baldío de las emociones,
todos, cada cual, se monta en su sueño
y solo se aviene a escuchar sus canciones.

Todos sin pararnos andamos al trote
lanzando diatribas para consolarnos,
todos parecemos vivir de rebote
queriendo ser alguien y el tiempo robarnos.

Todos reos somos de nuestras vivencias
y aquello que amamos lanzamos al viento,
seguimos con mimo lavando conciencias
sin signos reales de arrepentimiento.

Todos, tú y el otro y aquel que es vecino
y aquel que parece que está muy lejano,
todos tomaremos el mismo camino
salvo uno, el que manda, más tarde o temprano.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDO: José Hierro

Evocación

Hoy sé que los quebrados son olivos
cercados en el área de la escuela.
Hoy sé que llevan remo y blanca vela
los amados balandros adjetivos.

Hoy sé que aquellos tiempos están vivos,
que cada asignatura es centinela
que vigila un recuerdo y lo revela
con gesto y con presencia redivivos.

Me encontré solitario, inerte, ciego,
sin risueño pasado, sin el juego
alegre entre los vientos del verano,

y yo busqué en los álamos mi vida
y al no encontrarla la creí perdida,
y estaba aquí, al alcance de la mano.
(De Prehistoria literaria, 1939)

Así era

Canta, me dices. Y yo canto.
¿Cómo callar? Mi boca es tuya.
Rompo contento mis amarras,
dejo que el mundo se me funda.
Sueña, me dices. Y yo sueño.
¡Ojalá no soñara nunca!
No recordarte, no mirarte,
no nadar por aguas profundas,
no saltar los puentes del tiempo
hacia un pasado que me abruma,
no desgarrar ya más mi carne
por los zarzales, en tu busca.

Canta, me dices. Yo te canto
a ti, dormida, fresca y única,
con tus ciudades en racimos,
como palomas sucias,
como gaviotas perezosas
que hacen sus nidos en la lluvia,
con nuestros cuerpos que a ti vuelven
como a una madre verde y húmeda.

Eras de vientos y de otoños,
eras de agrio sabor a frutas,
eras de playas y de nieblas,
de mar reposando en la bruma,
de campos y albas ciudades,
con un gran corazón de música.

Desaliento

«No quiero que pienses», dices
Tú sabes que sólo en ello
puedo pensar. Pasarán
los días, las noches. Tiempos
vendrán sin nosotros. soles
brillarán en cielos nuevos.
Ecos de campana harán
más misterioso el silencio.
(«No quiero que pienses».)
Yo seguiré pensando en ello.

Quisiera hablarte de hermosas
fábulas, de pensamientos
luminosos, de jornadas
soñadas, de flores, vientos,
caricias, ternuras, gracias,
secretos;
pero en la boca me nacen
palabras de fuego.
Como llamas silenciosas
me abrasan por dentro.

Debiera decirte «amor»,
«fantasía», «sueño».

Yo sólo pregunto cómo
fue posible aquello.
Seguiría, paso a paso,
la huella de tu andar. Dentro
de tu vida escondería
la vida que muero.

«No quiero que pienses». Yo
digo que no pienso en ello.
(Cómo podría olvidarlo
sin haberme muerto.)

El buen momento

Aquel momento que flota
nos toca de su misterio.
Tendremos siempre el presente
roto por aquel momento.

Toca la vida sus palmas
y tañe sus instrumentos.
Acaso encienda su música
sólo para que olvidemos.

Pero hay cosas que no mueren
y otras que nunca vivieron
y las hay que llenan todo
nuestro universo.

Y no es posible librarse
de su recuerdo.

La mano es la que recuerda

La mano es la que recuerda
Viaja a través de los años,
desemboca en el presente
siempre recordando.

Apunta, nerviosamente,
lo que vivía olvidado.
la mano de la memoria,
siempre rescatándolo.

Las fantasmales imágenes
se irán solidificando,
irán diciendo quién eran,
por qué regresaron.

Por qué eran carne de sueño,
puro material nostálgico.
La mano va rescatándolas
de su limbo mágico.

Llegada al mar

Cuando salí de ti, a mí mismo
me prometí que volvería.
Y he vuelto. Quiebro con mis piernas
tu serena cristalería.
Es como ahondar en los principios,
como embriagarse con la vida,
como sentir crecer muy hondo
un árbol de hojas amarillas
y enloquecer con el sabor
de sus frutas más encendidas.
Como sentirse con las manos
en flor, palpando la alegría.
Como escuchar el grave acorde
de la resaca y de la brisa.

Cuando salí de ti, a mí mismo
me prometí que volvería.
Era en otoño, y en otoño
llego, otra vez, a tus orillas.
( De entre tus ondas el otoño
nace más bello cada día. )

Y ahora que yo pensaba en ti
constantemente, que creía…

( Las montañas que te rodean
tienen hogueras encendidas.)

Y ahora que yo quería hablarte,
saturarme de tu alegría…

( Eres un pájaro de niebla
que picotea mis mejillas. )

Y ahora que yo quería darte
toda mi sangre, que quería…

(Qué bello, mar, morir en ti
cuando no pueda con mi vida.)

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UNA PARTIDA DE AJEDREZ [Mi poema]
Ana Pérez Cañamares [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Están los jugadores frente a frente
sentados en la arena junto al mar,
las piezas preparadas a jugar
a un juego que es un tanto irreverente
en el que se dirime el bien el mal.

A un lado se halla Dios y al otro el Diablo,
los dos son afamados jugadores,
los dos quieren llevarse los honores
mas uno solo habrá tenga un retablo
que obtenga de los fieles sus favores.

La lucha se presenta encarnizada,
el bien, como es normal, más diligente,
anima a su peón que va de frente
y da por iniciada la jugada
de rosas y de vino y de aguardiente.

Del juego la estrategia van marcando
haciéndole al caballo algún regate,
tratando de llegar al jaque mate
y al fin el bien y el mal terminan dando
firmando con las tablas, un empate.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDO:  Ana Pérez Cañamares

(V Premio de Poesía Blas de Otero – Villa de Bilbao 2012)

 Las piedras

Durante las vacaciones
recogemos las piedras
que el mar nos regala.
Son las piedras con las que luego,
en el invierno, reconstruimos
las ruinas de nuestras guerras.
No sólo les pedimos
que resistan.
también que nos recuerden
que el mar existe.
(De Alfabeto de cicatrices, baile del Sol, 2010)
* * *
Soy lista como un ángel
los segundos previos
a escribir un poema.
En el poema soy prudente:
cada verso es un tablón
para cruzar el abismo.
Lejos del poema soy torpe
los recuerdos no traen sabiduría
sino imágenes talladas en granito.
No vuelo, ni ando, ni me hundo.
escribo palabras como barandillas.
Me asomo desde ellas y no me caigo.
* * *
Cuando el sol ya sólo se adivina
en su reflejo sobre los pájaros
que vuelan fuera de tu alcance
y es la hora de cerrar los oídos
los gritos que te apremian
a escuchar los ecos que vienen
de lejos para susurrarte:
defiende tus alas.

SOY LISTA como un ángel

los segundos previos
a escribir el poema.
En el poema soy prudente:
cada verso un tablón
para cruzar el abismo.
Lejos del poema soy torpe
y los recuerdos no traen sabiduría
sino imágenes talladas en granito.
No vuelo, ni ando, ni me hundo.
Escribo palabras como barandillas.
Me asomo desde ellas y no me caigo.

LOS VIEJOS que van en zapatillas por la calle

como si el mundo fuera un pasillo
y todos los caminos, el camino de la alcoba al baño.
Nos miran sin entender para qué o para quién nos vestimos
por qué nos acicalamos para ir al matadero.

POCOS SABEN que tengo otra hermana.

El azar nos separó al nacer.
Yo mamaba la leche de mi madre
mientras ella se secaba al sol.
Cuando perforaron mis orejas
ella recibió la ablación del clítoris.
Follé con hombres y sufrí por todos;
a manos de uno solo se quebró ella.
Me separé, lloré, abandoné mis sueños.
Ella murió unas cuantas veces
bajo piedras, ácido, sida y malaria.
Su cuerpo se deshizo y se recompuso.
En una o dos ocasiones fue feliz de morir.
Mi hija creció; mi hermana murió en el parto.
Años después parió una niña y se la quitaron.
Yo veo mi cuerpo envejecer; ella no tiene espejo.
Me pongo cremas antiarrugas
pero toda ella es un surco.
Yo hago listas de lo que le duele:
pero ella es la que administra su dolor.

A MIS GATAS yo les doy agua

ellas me traen rumores de selva
y belleza indómita.
Les doy comida
ellas libertad irrenunciable
pactos de respeto entre especies.
Les doy calor
ellas ponen límites a mi arrogancia
cuando intento traducirlas.
Les doy caricias
ellas enseñan astucia de samuráis.
Les doy cobijo
a las embajadoras de lo lejano y posible.
Al final un arañazo para dejar bien claro
que la ternura no es una mercancía.

ESTOY en el lugar donde fuiste a morir

aunque no conozca el cruce exacto
y no importa, yo sé que el nombre de este pueblo
está guardando tu muerte.
Nunca he visitado tu tumba ni sé dónde está.
Hablé con una de tus hermanas y me contó
que nos recordaba perfectamente
bailando una canción lenta con los ojos
cerrados, mirando hacia nuestro futuro.
Así que sé que en alguna parte estamos vivos y juntos
desafiando las leyes de la vida y la muerte
en una casa nuestra levantada en la memoria.
En un rincón de tu ataúd aún se yergue el instituto
hay un partido de baloncesto que nunca termina
nos cogemos borracheras sin resaca
y sigo teniendo tentaciones de romper aquel vaso
y rasgarme la muñeca, para parar el futuro
que un día nos separará.
Estaremos juntos siempre, me dijiste.
De alguna forma, era cierto.
Mi adolescencia fue la tuya.
Está tan muerta como tú, impresa en la piel
como un libro que no habrá que leer nunca más
porque los dos lo conocemos
palabra por palabra.

HABÍA un placer frenético

en tirarlo todo por la borda:
cuando veía salir del baño
a mis amantes, cubiertos
por los albornoces de mis novios.
Cuando era la graciosa de las fiestas
segando dignidad y cosechando resacas.
De cada droga pedía ración doble.
Yo sólo quería bailar con el caos
dejar de temer las regañinas
más terribles en mi voz que en la de otros.
Quería venganza por haber comprendido
al fin que ningún libro de instrucciones
iba a guiarme por los atajos.
Y lo quemaba todo, y disfrutaba al verlo arder;
sólo comprendía que seguía habiendo un juicio
cuando el fuego llegaba a los bajos de mi falda
y me condenaba a bailar con pasos ridículos.
Todos reían convencidos de que aquel
era el momento culminante de mi gran actuación.
Ahora, de vez en cuando, visito en el asilo
a la suicida que fui. Le llevo fotos de mi hija
y me da recuerdos para amigos que ya no veo.
Gracias a aquella, soy esta:
la que conoce el precio de los peajes.

ES TARDE, y estamos solos en la playa.

Llegan unas gaviotas y toman posesión
del lugar que les pertenece.
Bajo la voz, ralentizo mis gestos
no quiero hacer nada que las moleste.
Ellas me miran como se mira
a esa gente extremadamente amable
de la que tampoco hay que fiarse.

ANOCHE me dicté

el mejor poema del mundo.
Era una nana
un manifiesto
un discurso de bienvenida
un homenaje
una canción de amor
un réquiem
el pistoletazo de salida
para la revolución.
Era capaz de aniquilar
en un verso
y de resucitar
en el siguiente.
Pero olvidé escribirlo
y ahora soy la misma persona
escribiendo sobre la impotencia.

LOS PLATOS que me regaló mi madre

están ya deslucidos y pasados de moda.
Cuando hacemos limpieza
nos miran como enfermos agonizantes
que no entienden qué queremos de ellos.
Pero son los platos que me regaló mi madre
que ya nunca volverá a regalarme
nada.
Si un día nos decidiéramos a tirarlos
intentaré escuchar su voz en mi cabeza:
“las cosas, hija, son sólo cosas“.
Mi madre no está en un plato.
Mi madre está en el pan que como.

***

Cuando desollasteis al gato negro
hubiera bastado para hacer la revolución.
Cuando acusasteis de bruja a la anciana
hubiera bastado para hacer la revolución.
Cuando quemasteis aquel bosque
hubiera bastado para hacer la revolución.
Cuando la mujer abortó por vuestras patadas
hubiera bastado para hacer la revolución.
Cuando colgasteis del árbol al negro
hubiera bastado para hacer la revolución.
Cuando arrancasteis la uña del meñique
hubiera bastado para hacer la revolución.
Cuando os quedasteis mirando la agonía
hubiera bastado para hacer la revolución.
Cuando sonreísteis al recibir el soborno
hubiera bastado para hacer la revolución.
Cuando lanzasteis la bomba número uno
hubiera bastado para hacer la revolución
Ahora el estupor nos impide calcular
cuál sería vuestro merecido
y nuestro resarcimiento.

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NOTICIA TRISTE [Mi poema]
Luis Pimentel [Poeta sugerido]New

MI POEMA …de medio pelo

 

Acabo de saber que te moriste,
ignoro la razón de ese fracaso,
no digas que lo hiciste por si acaso
jugando con nosotros al despiste
llenándote de vino de un buen vaso.

Ayer tan importante y hoy ya nada,
aquí a la reflexión nada resiste,
parece la retranca de un mal chiste,
apenas si ha pasado una jornada
y dicen tras tus pasos que te fuiste.

Si es cierto, que al hacerlo lo pensaste,
pues siempre lo que hacías lo pensabas
buscando vieran todos que ganabas,
por qué esa decisión de dar al traste
aquella, la ilusión por que luchabas.

Prefiero aquí admitir te secuestraron,
que víctima tú fuiste de un secuestro,
la mano desalmada de un cabestro
que al alma y la razón la avasallaron,
rezar solo ya hoy queda un padrenuestro.
©donaciano bueno

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Comentario: Suicidio es el deporte de lanzarte en para pente sin frenos al vacío

MI POETA SUGERIDO:  Luis Pimentel

Los niños

Escondido su terror
entre los pliegues del manto
de las madres,
asusta sentir su corazón veloz
dentro de un pecho tan mísero.
¿Cómo se sostiene o defiende
tanta fragilidad?
(¡Una hoja en el viento!)

¿Recordáis, como rosas que llegan de la sombra,
esas filas de miradas de los expósitos
en domingo?

(Y no hablemos de la infancia de los príncipes).

¡Oh, las navajas siempre abiertas
para herirlos,
dentro del terror de sus sueños!
Y en los oscuros rincones
sus silenciosas lágrimas.

El niño no conoce la muerte;
pero a veces nos llega un grito
de un mundo desconocido para el hombre.

¿Y esa pregunta honda
que se para un instante en sus ojos?
¿Y esa luz penosa, dulce,
sobre una frente blanda y tierna,
de dónde viene?

Pero existen niños solitarios,
extraños niños
que conocen la muerte.

Oración a nuestros pies

¡Qué esfuerzo, Señor, para no ser cuarzo!
Olvidadas rosas de marfil que la noche pule.
¿No temblasteis de miedo al contemplarlos desnudos?
Allí la sangre es ya resplandor,
es donde la luz tiene su ultimo refugio.
Pies de Cristo en la cerrada urna del amanecer;
una lluvia de lirios lívidos sobre ellos cae.
La playa desierta guarda sus huellas,
y soportáis ese pesado fuego de la frente,
velando una modestia en la sombra.

El amigo

Era yo el único,
el escogido entre todos,
que sabia que ibas a morir.
Esquivabas mis miradas,
que angustiosamente sorprendías.
Los dos estábamos en el secreto.
Yo oía el rumor de la muerte
que lentamente trabajaba dentro de ti,
cuando guardabas silencio en aquellas
tertulias inolvidables.
Procurábamos siempre
no quedar solos jamás.
Me ocultabas tus manos
con una angustiosa torpeza:
quizá creyeses que era allí
donde yo leía tu muerte.
Y no era en tus manos
ni en tu frente ni en tus ojos
ni en tu nuca,
que es por donde la muerte
nos empuja suavemente.
Yo no podía saber cómo había llegado
esta noticia a mi alma…
Una tarde lenta de provincias,
te vi mas solitario que nadie.
En torno tuyo, se hizo
como una niebla de ausencia,
como un purísimo silencio de estrellas.

Por todo esto sabía
que me odiabas y me amabas.
Pero, cuando llegó aquella
hora única y solitaria
me llamaste.

En el depósito de cadáveres hay un niño

Ya se marchó el ministro del Señor
-visita de cumplido-
y su hisopo llenó de rutina.
Tú creías que era un sonajero,
y te quedaste muerto jugando con la lluvia.

El depósito de cadáveres es grande para ti.
Y la negra mesa.
Y tu sombra.
Y el silencio de cemento húmedo.

Tú y yo nos entenderemos eternamente.

Llega hasta aquí una canción herida
que se cae y se levanta.
Viene del misterio de los remansos,
en el río, bajo los chopos,
donde las barcas atadas
vigilan las estrellas que quieren ahogarse.

La ciudad no sabe nada de estas cosas,
y en tu cuerpo aún ha quedado
una luz tenue que alumbra el depósito:
la muerte, que ha untado tus mejillas
de una cosa demasiado seria.

Pero en tus ojos aún existen
diminutos jardines extendidos
por los que jamás anduvieron tus pies,
tu pequeñita sombra.

Estás conmigo,
con las manos cerradas, apretadas,
sin querer soltar ese trocito de silencio
que te llevas de este mundo.

La poesía es el gran milagro del mundo

Te enseñaré sin gritos.
El poeta es un maestro sin ira.
Te llevaré a mi reino,
donde te aguarda
la bandera de la esperanza.
No te mostraré aquélla
triste, abatida sobre el mástil,
solitaria bajo una lluvia cenicienta.
Estoy arrepentido de pensar
que el más zafio y bruto de los hombres
no pueda descalzarse
para entrar en nuestro reino.
(¡La poesía es el gran milagro del mundo!)
Yo haré que veas a través de tus manos toscas
la luz de tu sangre.
Puliremos tu frente de cuarzo
hasta hacerla casi luna.
No te haré levantar pesadas piedras
ni subir al monte más alto,
donde está clavada
la bandera de mi verso,
ni sostener con tus hombros las noches.
Todo esto lo ha hecho ya el poeta
por ti, para ti y para el mundo.
Te prometo que quedarás absorto,
mirando a las estrellas.
Llegará tu rudo sentido del tacto
a conocer las rosas invisibles en la noche.
Oirás el rumor de tu propia sangre
y el silencio que todos llevamos
cuando digas:
los senos de mi amada…
Quedarás deslumbrado por su luz,
bajo la sombra verde en el bosque.
(¡La poesía es el gran milagro del mundo!)
Haremos música de tu vocerío.
Aquí estamos con tu lenguaje vulgar.
Nombrarás cualquier cosa
–árbol, caballo, piedra…–
y los verás nacer con su vida más íntima,
con sus contornos más puros.
Mira esa hormiga,
ese trocito de polvo oscuro…
¿Qué delicados dedos de alfarero
pudieron modelar tan diminuto corazón,
que late ahora bajo los altos árboles?
¿No percibes que se ha movido el silencio?
Es esa ave nocturna
que ha cruzado el bosque:
dulces, sordas plumas,
abanico de la noche.
(Traducción de Miguel González Garcés.)

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LECCIÓN DE PEDAGOGÍA [Mi poema]
Trinidad Gan [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

La clase ha terminado. La lección
concluye cuando acaban los deberes,
los libros ya se meten al cajón.
Comienza a conjugarse otra sesión,
de juegos de placeres.

Los juegos y deberes van dispares
así que no se pierdan el respeto,
los juegos son sujetos de avatares,
deberes son del hombre los pesares,
que existe un parapeto.

Malditos, su destino es convivir
deberes y placeres en un quite,
y a veces uno al otro resistir,
volver a obedecer y desistir,
jugando al escondite.

El bien se identifica con deberes
los cuales cuando naces van contigo,
el mal la consecuencia es de placeres,
de fuegos no apagados, de quereres
y tienen su castigo.

El juego no resulta divertido
mas siempre ha sido así en esta maraña,
prefieres ignorar a qué es debido
y sigues de ambos trepas seducido,
que el juego nunca engaña.
©donaciano bueno

#¿Y si me dices qué opinas? Gracias Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Trinidad Gan

(Premio Internacional de Poesía Generación del 27)

TARDE DE CINE

(Para un corto)
Es jueves por la tarde.
Fila 9.
La sala casi llena.

(panorámica)
Un encuentro casual.
Él la deja pasar a la butaca del fondo
y luego se sienta a su lado
—cogida entre el deseo y la pared—

(primeros planos)
Él mira fijamente a la pantalla
Ella agradece, sin mucha ceremonia,
tener que girarse de su lado,
ver así la esquina de su cara y su pelo.
—Detrás de su perfil está pasando
la secuencia de citas no acordadas,
los meses de abandono.-

(la cámara se vuelve hacia lo alto)
En el haz de luz y humo que atraviesa la sala
se recorta otro final para esta historia:
Ella acerca los labios a su pelo,
él responde cogiéndole la mano,
con toda la dulzura del que es cómplice.
— Un fuego de caricias sin regreso
podría ir quemando la pantalla.—
Se encienden las luces de la sala.
Él se despide.

(contraplano)
Ella ha cerrado los ojos y, en su fondo,
se ve cómo, en un travelling,
una mujer camina sola por la calle.
Ruido de coches.
Llueve.
Ruido de lágrimas.
La mujer llega a casa.
Abre la puerta y entra.

(funde en negro.
suenan dos vueltas de una llave)

Territorios

Quien carga con su duda
carga también su infierno.
—¿Cómo, cobarde, en esto te detienes?—
Muérdela sin cuidado,
muerde la luz incierta

con que se estrena el día.
Haz un mapa de heridas,
señala nervios, bordes
donde la sangre abierta
ha de dejar su huella.

Dibuja la imprecisa anatomía
del dolor, la esperanza.

Muérdela sin cuidado
y en la herida aún desnuda
coloca tu deseo.

Muerde este territorio cruel
que en música y ruido tiene límites.

Aunque por vuelta tengas
monedas sin contar,
rotos versos, olvidos,
solitarios países
y la rosa improbable de los cuerpos.

Irreverencias

En amor, ese juego solitario
desprovisto de cómplices leales,
no cabe repetirse en la derrota
que ignorabas las reglas de partida.

Por eso es tan mal juego el amor,
a tal punto de ser irreverente
darle el nombre de juego
–si en sí no es otra cosa
que la extraña armonía entre dos cuerpos
que nos deja temblando–

Por eso hoy me descubro

(yo que nunca di nada por perdido)
faltándole el respeto a mis memorias.

Oráculo de la memoria

Sin lágrima la noche.
Cerradas alacenas me convocan
donde grita el recuerdo.

Y es voz sin voz,
desnuda música, tan solo muda piel.
Y tú, que esto contemplas,
retrocedes, callas.

Una frágil vidriera es la memoria.

Volver

Esta noche cae una arena fina
sobre el borde afilado de las cosas.
Se amontona el pasado.
Crea con sus sombras un puerto
donde echas tus derrotas como un ancla.

Cierras los ojos. Vuelves.
El camino interior conserva
idénticas sus luces, su claridad perdida,
la magia de esas horas.
Llegas a un mirador que duerme
en lo alto de la ciudad varada.
Cierras los ojos. Vuelves.
Esperas que, al cruzar las calles,
esté todo aguardando, detenido.

Pero es momento ahora de dar tasa
a vida y a memoria.
Los años lo requieren.
Es el único juego que queda, solitario.
¿Qué treta es engañarte,
volver, cerrar los ojos?

Mientras sientas el fuego
que sobre ti golpea sus nudillos acordes
—ese ritmo punzante de grifo mal cerrado-—
te encontrará el olvido, los ojos bien abiertos,
ardiendo en la nostalgia.

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DÁNDOLE VUELTAS AL TEMA [Mi poema]
Antonio Colinas [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Después de respirar hoy me he parado,
no puedo discernir si no respiro,
igual que el corazón sin el Adiro
se muestra apocopado
o al fin se pega un tiro.

Un tiro el que me viene a la memoria
el mismo en que un buen día me pegaron
al ver que me moría. Y abusaron.
Que aquello es otra historia
pues dicen que me amaron.

Amar, de esa palabra esa congoja,
que a todos nos convierte en bipolares,
te quiero, no te quiero, llueva mares
que hay veces que te moja
no existen los tejares.

Tejares los que tengo yo en mi casa
y mojan cuando caen cuatro gotas,
las miro van haciendo chirigotas,
me tomo todo a guasa
que están las tejas rotas.

A un roto se decía antaño un siete,
que nunca yo fui un roto a un descosido,
para eso, mejor no haber venido,
poniéndome en un brete,
las medias te has comido.

Comer, recuerdo entonces se decía
de aquel siempre se pica que ajos come,
o aquello de, que a mi me reconcome,
quien llora le salpica,
si hiel, dos tazas tome.
©donaciano bueno

#Anadiplosis? Por fa! Share on X

Comentario: Anadiplosis, parecería que es una enfermedad pero se trata de un figura retórica consistente en repetir la última palabra del verso anterior al principio del siguiente. *Adiro es la marca comercial que ayuda al corazón, o al menos, eso dicen.

MI POETA SUGERIDO:  Antonio Colinas

Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana)

UN LIBRO DE INFANCIA

Padre: tú me trajiste un día
de un viaje
un libro de cuentos de Andersen.
Yo era entonces un niño
enfermo en su lecho;
yo no era un lector
ni era un poeta.
Sólo era un niño
muy pequeño y enfermo
que intuía otros mundos
cuando veía temblar
de noche, en las cortinas,
sombras negras.

Pero llegó la luz
a mi vida, pues olvidar no puedo
el placer que sentí al recibir
el libro entre mis manos.
Y no era porque fuese un regalo,
no era por el don, feliz, de recibirlo.
Era quizás porque en el libro aquel
tú pusiste un mundo
con tus manos
en mis manos.
Y se llenó de luz la habitación,
y ya no había seres misteriosos
que me atemorizaran al temblar
de noche las cortinas.

Y recuerdo muy bien
que, antes de abrir las páginas del libro,
ya sentí en mi interior un sublime placer
que describir no puedo.
Luego, salí a los campos y sané,
pero perdí el libro,
y con él se perdió
mi infancia
y aquel placer incluso de sentir
que hay otra realidad:
ésa en la que aún yo creeré
por siempre,
aunque jamás la vea.

Laderas de la Peña Trevinca

Vamos hacia el techo de las montañas,
a las praderas del cielo
vuelven las vacas más hambrientas que al alba,
helados sus hocicos, helados van los mocos
del zagal, mas se siente
un dios viendo abajo la noche
donde humean los techos de pizarra, las cuadras
aún aquí lame el sol gramíneas arrasadas,
raíces negras, urces, zarzas indomables,
son de cadmio las piedras, la soledad espanta,
sienten temor los burros subiendo más arriba
(qué horrorosa la idea de volver derrotados)
lame, sol, lame láminas de cielo tu miel,
pues no puedes ya entrar por los valles,
robar la niebla al lago muerto,
suspender el paseo de la loba

(hombres duermen abajo
sobre la hoz y el heno, tenebrosa
noche de los cubiles, ¿comerían
los cerdos a aquel niño? no sé si la mujer
herviría la leche, rebosaban
los jarros de manteca,
la ermita aparecía roída por los rayos)
aquí el olor a estrella, olor a nube, a flores
(flores así no brotan en cien años)
subimos, acaricia el mar de lomas,
estos prados, su verdeoscuro turbulento,
la pana remendada de los montes,
¿qué nos dicen los cascos, los relinchos?

sin paz, sin sueño, pero sin dolores,
luchamos con la altura,
nuestro hambre es celeste,
se nos quedan los ojos allá arriba,
en esa línea de las cresterías
tallada a diamante…

Letanía del ciego que ve

Que este celeste pan del firmamento
me alimente hasta el último suspiro.
Que estos campos tan fieros y tan puros
me sean buenos, cada día más buenos.
Que si en tiempo de estío se me encienden las manos
con cardos, con ortigas, que al llegar el invierno
los sienta como escarcha en mi tejado.

Que cuando me parezca que he caído,
porque me han derribado,
sólo esté arrodillándome en mi centro.
Que si alguien me golpea muy fuerte
sólo sienta la brisa del pinar, el murmullo
de la fuente serena.
Que si la vida es un acabar,
cual veleta, chirriando en lo más alto,
allá arriba me calme para siempre,
se disuelva mi hierro en el azul.
Que si alguien, de repente, vino para arrancarme
cuanto sembré y planté llorando por las nubes,
me torne en nube yo, me torne en planta,
que sean aún semillas mis dos ojos
en los ojos sin lágrimas del perro.

Que si hay enfermedad sirva para curarme,
sea sólo el inicio de mi renacimiento.
Que si beso y parece que el labio sabe a muerte,
amor venza a la muerte en ese beso.
Que si rindo mi mente y detengo mis pasos,
que si cierro la boca para decirte todo,
y dejo de rozar tu sangre ya sembrada,
que si cierro los ojos y venzo sin luchar
(victoria en la que nada soy ni obtengo),
te tenga a ti, silencio de la cumbre,
o a ese sol abatido que es la nieve,
donde la nada es todo.

Que respirar en paz la música no oída
sea mi último deseo, pues sabed
que, para quien respira
en paz, ya todo el mundo
está dentro de él y en él respira.
Que si insiste la muerte,
que si avanza la edad, y todo y todos
a mi alrededor parecen ir marchándose deprisa,
me venza el mundo al fin en esa luz
que restalla.

Y su fuego
me vaya deshaciendo como llama
de vela: despacio, muy despacio,
como giran arriba extasiados los planetas.

Me he sentado en el centro del bosque a respirar

Me he sentado en el centro del bosque a respirar.
He respirado al lado del mar fuego de luz.
Lento respira el mundo en mi respiración.
En la noche respiro la noche de la noche.
Respira el labio en labio el aire enamorado.
Boca puesta en la boca cerrada de secretos,
respiro con la sabia de los troncos talados,
y, como roca voy respirando el silencio
y, como las raíces negras, respiro azul
arriba en los ramajes de verdor rumoroso.
Me he sentado a sentir cómo pasa en el cauce
sombrío de mis venas toda la luz del mundo.
Y yo era un gran sol de luz que respiraba.
Pulmón el firmamento contenido en mi pecho
que inspira la luz y espira la sombra,
que recibe el día y desprende la noche,
que inspira la vida y espira la muerte.
Inspirar, espirar, respirar: la fusión
de contrarios, el círculo de perfecta consciencia.
Ebriedad de sentirse invadido por algo
sin color ni sustancia, y verse derrotado,
en un mundo visible, por esencia invisible.
Me he sentado en el centro del bosque a respirar.
Me he sentado en el centro del mundo a respirar.
Dormía sin soñar, mas soñaba profundo
y, al despertar, mis labios musitaban despacio
en la luz del aroma: «Aquel que lo conoce
se ha callado y quien habla ya no lo ha conocido».

Cita con una muchacha sueca entre el Sena y los Campos Elíseos

Mis ojos eran dos nostálgicas panteras.
¿Cómo era aquella luz que endiosaba mis horas?
Agria luz esmeralda del Ganjes y del Nilo.
La luz de las manzanas salpicadas de lluvia.
La luz que hay en las puertas con picaportes de oro.
La luz que hay en los párpados de las águilas muertas.
Yo esperaba tus ojos con ojeras violáceas
mientras callaban todas las fuentes y en el cielo
mastines de azabache olfateaban las nubes.
(Qué festín el del cielo, qué gran fruto podrido)
Escuchando la lluvia que cesaba en los techos
de cinc, con los cabellos mojados, olorosos
aún por los pinares del Grand Bois de Boulogne,
-las manos escocidas de remar en el lago-
esperando en el pórtico umbroso del museo,
con los pies en la alfombra llena de vino y faunos,
quieto entre las columnas, pálido, distraído
por el gas enfermizo de aquel primer farol,
y por los carruajes, fúnebre y aristócrata
como un poeta inglés de la Romantic Revolt,
pensando en los abetos de tu país al alba,
sonriendo tristemente por no llorar tu ausencia,
cercando con mis dientes tu nombre -Kerstin, Kerstin-
mis ojos como dos nostálgicas panteras
esperaban tus ojos entre los matorrales.

Aquí, en estas riberas, donde atisbé la luz

Aquí, en estas riberas, donde atisbé la luz
por vez primera, dejo también el corazón.
No pasará otra onda rumorosa del río,
no quedará este chopo envuelto en fuego verde,
no cantará otra vez el pájaro en su rama,
sin que deje en el aire todo el amor que siento.
Aquí, en estas riberas que llevan hasta el llano
la nieve de las cumbres, planto sueños hermosos.
Aquí también las piedras relucen: piedras mínimas,
miniadas piedras verdes que corroe el arroyo.
Hojas o llamas, fuegos diminutos, resol,
crisol del soto oscuro cuando amanece lento.
Qué fresca placidez, que lenta luz suave
pasa entonces al ojo, que dulzura decanta
el oro de la tarde en el cuerpo cansado.
Hojas o llamas verdes por donde va la brisa,
diminuto carmín, flor roja por el césped.
Y, entre tanta hermosura, rebosa el río, corre,
relumbra entre los troncos, abre su cuerpo al sol,
sus brazos cristalinos, sus gargantas sonoras.
Aquí, en estas riberas, donde atisbé la luz
por vez primera, miro arder todas las tardes
las copas de los álamos, el perfil de los montes,
cada piedra minúscula, enjoyada del río,
del dios río que llena de frutos nuestros pechos.
Aquí, en estas riberas, donde atisbé la luz
por vez primera, dejo también el corazón.

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CARTA A UN AMOR PLATÓNICO [Mi poema]
Mario Arteca [Poeta sugerido]New

MI POEMA…de medio pelo

 

Pensé escribirte un día aun a sabiendas
que nunca a tu destino llegaría,
a fuer de ser verdad lo conocía,
mis ojos ocultando fui con vendas
pensando en la ilusión que a mi me hacía.

Metido como estaba en esa harina
ingenuo, fui admitiendo aquel engaño,
un día sin parar y año tras año,
negándome a correr una cortina,
tratando de ocultar mi desengaño.

El tiempo cura todo, me decía,
mas nunca a mi logré yo hacerme caso,
dispuesto a complacerme por si acaso
pudiera darme el cielo una alegría
volviendo a disfrutar de aquel parnaso.

En eso me entretuve placentero
soñando con que un día ella vendría,
en tanto que a la carta que escribía
el punto y el final puso el cartero,
que vino Dios a verle y se moría.
©donaciano bueno

#Otra carta más que se escribe y nunca llega al destinatario? Share on X

MI POETA SUGERIDO: Mario Arteca

Proceso de reorganización lírica

Ni en sueños esas dos palabras hubiera
ocupado un sitio de preferencia, pero
así suceden las cosas, y no hace falta
dormirse para que surjan. Me esperaban
en ayunas “amotinar y radioactividad”,
en ese orden. La cosa urbana, introspectiva
y necesaria, como todo pensamiento al azar
que quita el aire desde su punto límite,
y donde una persona pregunta a otra
si aún está en la oscuridad, y el segundo
solo responde: “Puede encender”.

Cómo me gusta el presente

Con su grupo de amigos, dejó que la escena
transcurriera delante suyo entre sesenta
y mil veces. La misma era muy sencilla:
un túnel en llamas donde se aproxima
un tren por quemarse. Porque aquello
inexorable muestra su última condición:
que lo peor ha pasado y que no hay
advertencia previa, y porque anticipo
y suceso van de la mano, de la misma
manera que el hielo se integra al lago
ante el mínimo cambio de estación.
Lo que queda de la esfera pública
siquiera es proyecto, y una vida
sin marca personal no vale un centavo.
De este modo, no nacimos para ser meros
instrumentos. Sigamos con lo nuestro,
entonces. En condiciones normales,
las cadenas de azar marchan separadas,
pero golpean unidas. Una persona
carbonizada que supone serlo es parte
de la tripulación. La diferencia es que
se exhibe aliviada, con esa manera suya
de obtener placer de las experiencias
límites. El tren sabe que se funde a miles
de grados y, sin embargo, ingresa
con toda calma al túnel encendido.

XIV Un poem întrerupt de un apel telefonic (de la “Hotel Babel”)

a Andrés Ajens

Unos personajes con morrales quiteños
llevan de distintivo tornillos de cabeza
chata: la cuña que los arrrima espera
tres modos diferentes de escandir el sitio,
donde antes pudo escarbarse su género
cierta persona bigotuda y cuya parte curva
desde la nariz hasta la barba, semejaba
un zapato de mujer. Uno percibe cosas
en el lenguaje, ni bien cae en la cuenta
del funcionamiento de la cultura. También
de otras, para las que uno ha nacido,
y siquiera mira. La primera vez que entendí
qué significaba alguna cosa, fue en 1977.
Vivía la vida como una oferta que siempre
estaba llegando. Por eso, la mayor influencia
en mi vida fue nacer. Luego comenzó
la dictadura y estuve ahí, bajo los escombros
de silo de madera de los años posteriores.
Y aún después, los años del infierno puro,
dije al Servicio de Noticias el 25 de octubre,
a las 4.06 PM. Veintisiete grados Celsius
(27°C). Escobillones barrían esos gatos.
Y más tarde: “cuando uno llega a una ciudad
así, todo comienza a parecer increíble.
Las paredes todavía grises por la enemistad
del tiempo, siempre echando ruinas,
y donde lo posible era una vieja partitura
para invertebrados. Pero fue una experiencia
maravillosa. De chico amaba el paraíso
psicodélico de ciertas canciones anómalas,
descentradas, con su aire de demonios pegados
a la cabeza de un alfiler. Más tarde quise pintar;
y como no supe hacerlo comencé a escribir.
Así conocí a quienes se presentan como
la versión doblada de una misma frase
sin sonido. Y como en la adolescencia,
no darlo todo era darlo todo por sentado”.
(Más tarde, identifiqué a aquellos a los que
mi padre me advirtiera quiénes eran. Siempre
retengo esos nombres. Vivieron en un casa
durante algunos años, y mucho después
se retiraron. En todo caso, eran sólo manchas
confusas en forma de bola cuya proyección
es un tracto de tinta china. Ahora se recortan
en negro, sobre el fondo gris claro de un cielo
barrido por la niebla). Teléfono.

XVIII Il sogno di dell’incubatore (Të gjithë pushtetin për të “Hotel Babel”)

a Titina Falcón

Primeros pasos, para leerlos.
Para leer en ellos, tal como
se anuncia bajo una forma muy
determinada. Un sonajero, pues
no tenías. Es el pensamiento cuando
quiere desligarse de la última materia:
dar un paso lejos de la vida, pasar
la vida. La señora de Vismara:
una batita amarilla, que lucías
en la incubadora. ¿Y qué dice
el espíritu del merquero argelino,
pisado por el lumen de un semáforo
en rojo, también pisado porque sí,
a puntazos de acelerador? Dice:
“El pasado y el futuro han sido
siempre determinados como presentes
pasados o presentes futuros”. Otros
regalos recibidos: de familiares
y la señora de Pasos. Primera semana:
un kilo quinientos cincuenta gramos.
Estatura: 47 centímetros. Segunda
semana: un kilo cuatrocientos gramos.
Te miraban a través de los vidrios
de la incubadora; Regina Rizzi,
Chichita, Enrique, papá y Gustavito,
Cata y Mamina, Liliana y sus papás.
Compañeras de mamá. Las paredes
con la palabra VENCEREMOS,
grasa de carnero quemada, pues
entonces ¿qué?¿Qué es aquello
de lo que no se puede hablar?,
con un fusil al hombro y el pecho
desnudo de un color rojo ladrillo.

Color de cabello: dorado.
Color de los ojos: castaño.
Tez: blanca.
Complexión: muy delgadito
y pequeño.
::
La parte del vientre que estaba
en la sombra era de un azul
transparente, igual a la veladura
que daba una luz de frente
bajo la mirada de todos los
que se reunieron, y así verse
de nuevo torpes, con los pies
clavados en el suelo. Te aflojabas
los dientes con tesón, para que
cayeran. Hasta no ser más
que montones de trapos oscuros,
pliegues de piel amarilla
ya chafada por arterias turquí.
Como si no se renovaran nunca.
Como si nada pudiera renovarse,
o se condenara de antemano
por el estado de abandono
que siempre sigue a una fiesta
de amigos (Canto III/Ezra).
Anoche siguieron por inercia
el tránsito en las calles, con sus
automóviles enloquecidos, metidos
en las terrazas de los cafés.
La ciudad, aquella que tropieza
dos veces en su misma Dogana,
se ve cada vez más negra, desierta,
y ese sudor mezclado al pie
de un polvareda. Tropilla.
::
No podías tragar. Muchas veces
llegabas al Jardín con muestras
de zapallo en el cabello. Primero
te alimentaste con goteo. A los
nueve meses, comiste bien.
Más tarde andabas por toda
la casa. Clavabas tus zapatos
y pies en el barro. Te decías
asimismo Maiu. Abrías todas
las puertas de los muebles.

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LO QUE ME GUSTA [Mi poema]
Gsús Bonilla [Poeta sugerido]New

MI POEMA de medio pelo

 

Me gustan las personas que destacan
consiguen en su oficio la excelencia,
humildes, que no muestran prepotencia,
ajenos a quien sean les atacan
no oponen resistencia.

Me gusta del jardín de mis amores
la rosa que se ofrece presumida
fingiéndote al mirar que está dormida;
si escucha los piropos de otras flores
a todas las convida.

Me gusta cuando ruge la garganta
del pájaro cantor del altiplano
y luego al despertar te da la mano,
demuestra con el gesto es una santa
que va derecha al grano.

Me gusta ese valiente jovenzuelo
que lucha por subir, por picar alto,
ajeno está en su arrojo al sobresalto,
jamás le va cediendo al desconsuelo
pues va de salto en salto.

Me gusta cuando sabes que me gustas
y tratas de mimarme y complacerme,
reprimes a tus ansias de quererme,
que piensas al hablar si me disgustas
y sueñas con comerme.
©donaciano bueno

A eso se le dice #Antropofagia...? Share on X

MI POETA SUGERIDOGsús Bonilla

ANTES DEL BARRO

escribí:
había llovido y lo sabía.
tenía los pulmones encharcados
pero era capaz de respirar, o, quizá,
aquello fuese, el aliento estúpido
que sólo los pendientes de morir
-y no lo saben-
son capaces de expulsar. el caso es
que de su boca huía
la belleza del gesto
como quien camina, descalzo, sobre las brasas.
lo mejor, sin duda,
era ver sangrar al arco iris; fijarse
en el extremo de uno de sus arcos
y ver cómo se escurre el pretexto de la nada; luego
después, valerse del óxido del hombre
para poner cara de tonto.
no se abrazará a tu cuello,
no se abrazará a tu cuello, me repetía.
no te besará los labios,
no te besará los labios, me repetía,
para concluir, al poco, sin embargo,
sí que te apretará tan fuerte el corazón
que va a dejar en evidencia
el monocromo de un te quiero;
vas a precisar , entonces,
un cepillo duro, me dije; y recalqué,
con más cerdas y apretar, también
la dentadura, y, sobre todo,
enjuagarte, más a menudo, la boca
antes de hablar.ahora, vete ya, y deja a un lado
el pañuelo severo del tiempo, pensé, y
di, a quien tú quieras, que desde aquí
solo se atisba la precariedad del sol
y la mueca pusilánime, de un cualquiera.

ÉSTE

Para Anna

A menudo paseo por el interés
que muestran los zapatos;
caminar adherido a una suela
ir de un lugar a otro, dando pasos.

De pequeño bastaba con estar descalzo
sintiendo el adoquinado reciente
de un barrio en construcción
bajo tus pies desnudos;
nunca supe por qué se caminaba,
hacia dónde se iba,
solo tenía conciencia de andar.

Intuía el camino, descifraba su misterio
y atribuía cualidades humanas
a animales o cosas, personificaba
en estatua mis miedos.
Imaginaba a aquellas figuras;
de un modo u otro, había símbolo
o icono, siempre un ídolo al que recurrir.

Qué importa ya que sepas más detalles,
hoy el lejano Oeste queda muy lejano
y la verdad: me has brotado
como un indio en medio del pecho;
no sé si sioux, apache o piel roja, pero
me dueles águila de cabeza blanca,
oso grizzly o escorpión, y volveré
a torcer el rumbo, a domesticar la tierra
si es por ti.

INVENTARIO UNIVERSAL

La caja, tus zapatos
los gusanos y las hojas de morera.
Mis mariposas.

La casa, la jaula
el pájaro, su trino, el alpiste.
Mis huevos.

La calle, los perros
sus mierdas, el parque
y el arenero.

Mi barrio
el camello, la sed, el agua
y la sal.

La ciudad, los borregos
la lana, el frío
y el lobo.

El estado, sus buitres
el olor, los cadáveres

y más gusanos.

¡El continente!¡El contenido!¡El fuego!

El mundo…
y ese sonido extraño de las hienas
cuando tienen hambre.

SEÑALES

Sientes que la calma ha llegado.
El tiempo de contar ovejas quedó atrás.
No apagues la luz. No duermas, todavía.
Comienza a enumerar leones.

MI POETA INVITADO:  Juan Malpartida

CONSIDERACIÓN

Es fácil enamorarse de muy joven,
cuando apenas sabemos de las horas,
sin memoria de las heridas
que en la soledad se vuelven fantasmas,
con años sin medida por delante,
sin arrugas, sin canas, ni divorcios.
Pero amar el amor si este te llega,
cuando cuentas los años que ya faltan
–en cualquier caso, pocos y de adioses–
es una forma de vencer al tiempo
y, sobre todo, de afirmar que siempre
fue verdad la verdad que, siendo joven,
sin querer otros ojos te enseñaron.

SÚBITAMENTE LA VIDA

Distraída bajo el arco de la tarde,
aunque tú no lo sepas, eres
las naciones de pájaros del sueño,
la idea vertical del mediodía,
la sombra detenida entre tus piernas
y la risa que vuelve con el viento;
pero no eres la piedra del templo,
ni las leyes de la ciudad,
ni lo que todos ven al ver lo mismo;
eres el río que desciende
por los cuévanos de la desmemoria,
la erosión de la sal, el cuarto solo,
la húmeda hojarasca del invierno,
la rama florecida sobre el hielo;
desnuda en el arcano de la noche,
eres todo lo que no tiene nombre.

EL AMOR ES BIPOLAR [Mi poema]
Kepa Murua [Poeta sugerido]New

MI POEMA…de medio pelo

 

El amor, ya se sabe, es como un sueño,
contigo se entretiene y te desvela,
y hay noches en que enciende una candela
que reza a dios o al diablo o al que es su dueño.

Se sube a las paredes o se achanta,
se muestra displicente o receloso,
se enfrenta cual las olas proceloso,
no puede digerirse y se atraganta.

Que, amor, él te desnuda y se presiente,
se muestra cuando menos te lo esperas,
se cruza cada día en las aceras
pues suele sonreír y es complaciente.

Es fuego persistente que te abrasa,
es lágrima que ruge y te atormenta,
es sol que te engrandece y te calienta
y es luna con que alumbra tu argamasa.

Contento ya de haberte conocido
disfruta cuando juega al escondite,
se muestra reticente o se derrite,
te adora o te conduce hacia el olvido.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDO: Kepa Murua

Todavía

Todavía hay cosas que no entiendo.
Todavía hay cosas dentro de mí
que no son mías.
Todavía cosas que me vienen de fuera
y no me pertenecen.
Todavía hay algunos todavías
que me hacen sentir perdido.
Todavía hay bastantes todavías
que me hacen caminar confuso.
Muchos todavías que no comprendo.
Todavía hay cosas cerca de mí
que son como de otro.
Lugares que son recuerdo todavía.
Sueños a los que regreso sin pretenderlo.
Amores que debo descubrir todavía.
Palabras a las que persigo desnudo.
Pasos en torno a un destino
que todavía no comprendo.
Cuerpos que se aproximan a mí
todavía.

Dónde decirte

Si pudiera decirte tan sólo que las palabras
hacen daño y que tarde o temprano
se olvidan, no te lo diría.

Si supiera quererte como se ama
a quien no se tiene o está lejos,
te rogaría que me olvidaras.

Si hubiera una palabra más alta que la otra
donde decirte que las palabras
son como los hechos, te lo diría.

Pero dónde, dónde puedo encontrar
lo que nadie busca y existe,
si en nada ni en nadie creo.

No se abre tu nombre

Tu nombre no se abre cuando lo nombro.
Tu nombre despierta sobre mi cuerpo
y vuelve, una y otra vez, como si nada.
Como si hiciera un agujero en la nada
tu nombre no es carne, no es seno,
no es misterio que codicie el hombre.
Tu nombre, sencillo de pronunciar
y fácil de recordar se me abre
ante los ojos en medio de la frente.
Donde no hay nadie tu nombre
emerge con fuerza: isla o virgen
en el fondo del mar. Lágrima
o viento con sabor a campo.
Vientre o cuerpo tu nombre.
Un secreto cuando lo nombro.

Tu nombre tiene ángel

Te vas a dormir
pensando que no tienes nada.
Te vas a la cama
sabiendo que estás solo.
Te diriges al sueño
con una carta en la mano.
Te encaminas hacia la paz
y encuentras al daño.
Te defiendes del dolor
cerrando los ojos.
Te acurrucas en una palabra
pronunciada con cariño.
Te detienes en la noche
sabiendo que te queda poco.
Te preguntas qué será de ti
ahora que tienes miedo.
Te acuerdas cuando de niño
todo parecía un juego.
Te duermes leyendo la carta
como si la hubiese escrito otro.

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MI POETA INVITADO:  Josep Mª Pérez

Del Libro Desde a Farola

El nuevo cauce del río
conduce el agua hacia el mar,
igual que arrugas que vimos,
llenas desde el lagrimal.

En las caras de vecinos
que lloran al recordar,
el baño, cuando eran niños,
en su playa litoral.

Un reencuentro de emociones,
con La Farola y el mar,
vecinos, instituciones,
cien personas, ni una más.

Quiso estar el barrio entero,
irán, más veces habrá,
los vecinos te “queremos”,
no nos dejes de alumbrar.

DEJÁNDOSE LLEVAR [Mi poema]
Isabel Bono [Poeta sugerido]New

MI POEMA…de medio pelo

 

Yo me dejo vivir. Y es que hoy yo vivo
atento a lo que marca la distancia;
vivir, lo que es vivir, yo no consigo,
pues sueños ya no tengo o no persigo,
que me hagan retomar la tierna infancia.

No muero por saber. Y es que hoy prefiero
al tiempo relajarme y ver que pasa,
sabiendo como soy un temporero,
un hombre que soñó con ser torero
y hoy sigue bajo un cielo que le abrasa.

Que quiere comprender. Y no comprende
a qué viene aturdir con tanta bulla,
sabiendo que del cura la casulla
de aquello que contaron no desprende,
y el viento ya no arrulla que magulla.

La puerta y su aldabón, la carne herida,
expuesta como está a una puñalada,
espera cual la novia resignada
tornar al mismo punto de partida
puliendo ya el dibujo a mano alzada.

No encuentra solución. Puede la pena
al ver que en la tristeza se atraganta,
fingir de una añoranza tan serena,
clavar a la que fuera su condena
el último cuchillo en la garganta.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDOIsabel Bono

BUSCANDO CIERTA OSCURIDAD

desde dentro de un armario
cerrados los ojos
escuchaba la risa de mi madre
el viento en la chimenea
el eco de un martillo
un dedal rodando bajo la cama
el crujir de la madera bajo mis muslos

palabras que se perdían
y me buscaban

los sonidos, cualquiera
siempre encontraron un lugar donde vivir
a mi lado

ahora no sé qué fue del silencio,
si alguna vez lo hubo.

EL FUTURO ACABARÁ POR LLEGAR

malgastábamos el tiempo
ordenando en un álbum las fotos del verano
para mirarlas alguna vez con nostalgia

acumulábamos canicas piedras
libros cartas poemas

aplazábamos así la felicidad, la vida

todavía no sé por qué
todavía no sé para cuándo

METROS CÚBICOS

nos movía la curiosidad
a través de los agujeros de los muros
reblandecidos por la lluvia
reblandecidos nosotros también

nos movía el dolor,
ahogar aquel precioso dolor
de escarabajo herido
que nos bajaba por el esófago
los días de lluvia

PERDIDA EN UN JARDÍN ARDIENDO

se iban los pájaros
y ni siquiera sabíamos cuándo habían llegado

así los días largos de agosto
con un elegante desapego por las cosas,
así las noches eternas de verano
sobre los escalones
invadidos por la frialdad infantil
que obliga a fumar a una lagartija

pero alguien alzó el dedo
y señaló aquel griterío negro
cruzando el cielo de la calle

y fuimos conscientes
y nada volvió a ser.

EL LÍMITE

Ya ves; tiendo a cero.
Las rodillas se evaporan,
la vista no me llega,
no me dejan los labios calcular tu nombre.

Quiero que existas.

Si me vuelvo, veré tu rostro
pegado al cristal;
la misma ventana,
los mismos ojos de pez siempre.

Aumenta mi silencio.

A estas horas
mi cuerpo en el espejo es nada.
Todo está aquí como al principio.

de Mensajes, Col. Cuadernos de Mª Eugenia nº22,
Ángel Caffarenna Editor, Málaga, 1988

echo de menos la oportunidad de temblar

una taza se rompe
y de repente
el cráneo de un gato contra la acera
el esqueleto de un pájaro
las cien púas de un erizo
el aguijón de todas las avispas
vuelven a quebrarse ante mis ojos

agradecen mi compañía
con su obstinada sombra

no sé de qué hablan cuando dicen frío
no sé de qué hablan cuando dicen silencio

in vitro

hace mucho, demasiado
que la luz de las diez de la mañana de la vida
no se me aparece

quizá se haya extinguido
como el alca imperial
el oso del atlas y el sapo dorado

también dorada, amarilla
era la luz sobre la tapia verde

alguien guarda células del delfín de río
esperando, quizá
un mundo más razonable para insuflarles vida

pero, ¿quien guarda células
del sol de la infancia?

las cosas que nadie rompe, pero se rompieron

la vida a través de los cristales tintados
del tren de cercanías
parece en calma, más lenta, más limpia
menos dolorosa
porque lo limpio no duele

chicas de piernas morenas
hombres cansados, niños en bici
recordándote algo que tuviste
las cosas rotas
las cosas rotas, repites
y piensas en neruda
aunque nunca te gustó neruda

palmeras sin podar, eucaliptos
echando a perder la tierra
buganvillas salvajes, jardines con enanos
jardines con elefantes
la locura

la locura en los jardines, las aceras, los andenes
la locura serenamente
asentada en nuestras vidas, piensas

y te miras las manos
y te han salido manchas

cuando levantas la vista
las palmeras siguen sin podar
un perro bosteza
la locura, repites

un hombre, un faro
más elefantes
el mar tan quieto, tan vacío
niños saltando sobre el charco de aguas fecales
que baja desde los hoteles a la playa

y todavía quedan antenas
y pinzas de colores en los tendederos
donde ya no queda nadie

alguien pintó de azul el edificio gris
alguien puso una bandera
alguien olvidó regar la madreselva

si se fuese la luz con el tren dentro del túnel
todos gritarían

los espejismos no tiene pájaros, oí decir

deberíamos aprender a besar
con todo el cuerpo

contra un árbol
contra un muro
contra un cristal
contra todos los días rotos del pasado.

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DEL MIEDO Y SUS CIRCUNSTANCIAS [Mi poema]
José Emilio Pacheco [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Recuerdo aún con temor, yo era un miedoso,
después le fui robando el miedo al miedo,
defiendo aquí mi honor, que era un mocoso
plantado frente a un hecho misterioso
viviendo en un enredo.

Mas eso se esfumó, pasado el tiempo,
-el miedo aquí os recuerdo es de ignorantes-;
así que se convierta en un lamento,
no encuentra fundamento ni sustento.
Los miedos, delirantes,

frecuente la antesala son del susto,
y atraen a la angustia y el terror,
-con miedo no se puede estar a gusto-
causantes las más veces de un disgusto,
se nota en el sudor.

Los miedos cuando hay luz ya desentonan,
llegó la juventud y allí se curan,
después la madurez, se envalentonan,
un poco más allá y ni se mencionan
y al fin ya se sulfuran.

Recuerdo hoy con temor, yo era un miedoso,
aquello ya pasó, que ha muchos años,
de aquel que era episodio tan penoso
aun queda en mis entrañas un buen poso,
a qué llamarse a engaños.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDOJosé Emilio Pacheco

Presencia

¿Qué va a quedar de mí cuando me muera
sino esta llave ilesa de agonía,
estas pocas palabras con que el día,
dejó cenizas de su sombra fiera?

¿Qué va a quedar de mí cuando me hiera
esa daga final? Acaso mía
será la noche fúnebre y vacía
que vuelva a ser de pronto primavera.

No quedará el trabajo, ni la pena
de creer y de amar. El tiempo abierto,
semejante a los mares y al desierto,

ha de borrar de la confusa arena
todo lo que me salva o encadena.
Más si alguien vive yo estaré despierto.

Gota de lluvia

Una gota de lluvia temblaba en la enredadera.

Toda la noche estaba en esa humedad sombría

que de repente

iluminó la luna.

Indeseable

No me deja pasar el guardia.
He traspasado el límite de edad.
Provengo de un país que ya no existe.
Mis papeles no están en orden.
Me falta un sello.
Necesito otra firma.
No hablo el idioma.
No tengo cuenta en el banco.
Reprobé el examen de admisión.
Cancelaron mi puesto en la gran fábrica.
Me desemplearon hoy y para siempre.
Carezco por completo de influencias.
Llevo aquí en este mundo largo tiempo.
Y nuestros amos dicen que ya es hora
de callarme y hundirme en la basura.

Las flores del mar

A la memoria de Jaime García Terrés

Danza sobre las olas, vuelo flotante,
ductilidad, perfección, acorde absoluto
con el ritmo de las mareas,
la insondable música
que nace allá en el fondo y es retenida
en el santuario de las caracolas.

La medusa no oculta nada,
más bien despliega
su dicha de estar viva por un instante.
Parece la disponible, la acogedora
que sólo busca la fecundación,
no el placer ni el famoso amor,
para sentir: ­Ya cumplí,
ya ha pasado todo.
Puedo morir tranquila en la arena
donde me arrojarán las olas que no perdonan.

Medusa, flor del mar. La comparan
con la que petrifica a quien se atreve a mirarla.
Medusa blanca como la X’Tabay de los mayas
y la Desconocida que sale al paso y acecha
desde el Eclesiastés al pobre deseo.

Flores del mar y el mal las Medusas.
Cuando eres niño te advierten:
Limítate a contemplarlas.
Si las tocas, las espectrales
te dejarán su quemadura,
la marca a fuego, el estigma
de quien codicia lo prohibido.

Quizá dijiste en silencio:
­Pretendo asir la marea,
acariciar lo imposible.

Nunca lo harás: las medusas
no son de nadie celestial o terrestre.
Son de la mar que no es ni mujer ni prójimo.

Son peces de la nada, plantas del viento,
quizá espejismos,
gasas de espuma ponzoñosa

En Veracruz las llaman aguas malas.

Lluvia de sol

La muchacha desnuda toma el sol
apenas cubierta
por la presencia de las frondas.

Abre su cuerpo al sol
que en lluvia de fuego
la llena de luz.

Entre sus ojos cerrados
la eternidad se vuelve instante de oro.
La luz nació para que el resplandor de este cuerpo

le diera vida.
Un día más
sobrevive la tierra gracias a ella

que sin saberlo
es el sol
entre el rumor de las frondas.

Prehistoria

1
En las paredes de esta cueva
pinto el venado
para adueñarme de su carne,
para ser él,
para que su fuerza y su ligereza sean mías
y me vuelva el primero
entre los cazadores de la tribu.

En este santuario
divinizo las fuerzas que no comprendo.
Invento a Dios,
a semejanza del Gran Padre que anhelo ser
con poder absoluto sobre la tribu.

En este ladrillo
trazo las letras iniciales,
el alfabeto con que me apropio del mundo al simbolizarlo.
La T es la torre y desde allí gobierno y vigilo.
La M es el mar desconocido y temible.

Gracias a ti, alfabeto hecho por mi mano,
habrá un solo Dios: el mío.
Y no tolerará otras deidades.
Una sola verdad: la mía.
Y quien se oponga a ella recibirá su castigo.

Habrá jerarquías, memoria, ley:
mi ley: la ley del más fuerte
para que dure siempre mi poder sobre el mundo.

2
Al contemplar por vez primera la noche
me pregunté: ¿será eterna?
Quise indagar la razón del sol, la inconstante
movilidad de la luna,
la misteriosa armada de estrellas
que navegan sin desplomarse.

Enseguida pensé que Dios es dos:
la luna y el sol, la tierra y el mar, el aire y el fuego.
O es dos en uno:
la lluvia / la planta, el relámpago / el trueno.

¿De dónde viene la lumbre del cielo?
¿la produce el estruendo? ¿O es la llama
la que resuena al desgarrar el espacio?
(como la grieta al muro antes de caer
por los espasmos del planeta siempre en trance de hacerse).

¿Dios es el bien porque regala la lluvia?
¿Dios es el mal por ser la piedra que mata?
¿Dios es el agua que cuando falta aniquila
y cuando crece nos arrastra y ahoga?

A la parte de mí que me da miedo
la llamaré Demonio.
¿O es el doble de Dios, su inmensa sombra?

Porque sin el dolor y sin el mal
no existirían el bien ni el placer,
del mismo modo que para la luz
son necesarias las tinieblas.

Nunca jamás encontraré la respuesta.
No tengo tiempo. Me perdí en el tiempo.
Se acabó el que me dieron.

3
Ustedes, los que escudriñan nuestra basura
y desentierren puntas
de pedernal, collares de barro
o lajas afiladas para crear muerte;
figuras de mujeres en que intentamos
celebrar el misterio del placer
y la fertilidad que nos permite seguir aquí contra todo
—enigma absoluto
para nuestro cerebro si apenas está urdiendo el lenguaje—,
lo llamarán mamut.
Pero nosotros en cambio
jamás decimos su nombre:
tan venerado es por la horda que somos.

El lobo nos enseñó a cazar en manada.
Nos dividimos el trabajo, aprendimos:
la carne se come, la sangre fresca se bebe,
como fermento de uva.
Con su piel nos cubrimos.
Sus filosos colmillos se hacen lanzas
para triunfar en la guerra.

Con los huesos forjamos
insignias que señalan nuestro alto rango.

Así pues, hemos vencido al coloso.
Escuchen cómo suena nuestro grito de triunfo.

Qué lastima.
Ya se acabaron los gigantes.
Nunca habrá otro mamut sobre la tierra.

4
Mujer, no eres como yo
Pero me haces falta.

Sin ti sería una cabeza sin tronco
o un tronco sin cabeza. No un árbol
sino una piedra rodante.

Y como representas la mitad que no tengo
y te envidio el poder de construir la vida en tu cuerpo,
diré: nació de mí, fue un desprendimiento:
debe quedar atada por un cordón umbilical invisible.

Tu fuerza me da miedo.
Debo someterte
como a las fieras tan temidas de ayer.
Hoy, gracias a mi crueldad y a mi astucia,
labran los campos, me transportan, me cuidan,
me dan su leche y hasta su piel y su carne.

Si no aceptas el yugo,
si queda aún como rescoldo una chispa
de aquellos tiempos en que eras reina de todo,
voy a situarte entre los demonios que he creado
para definir como El Mal cuanto se interponga
en mi camino hacia el poder absoluto.

Eva o Lilit:
escoge pues entre la tarde y la noche.

Eva es la tarde y el cuidado del fuego.
Reposo en ella, multiplica mi especie
y la defiende contra la gran tormenta del mundo.

Lilit, en cambio, es el nocturno placer,
el imán, el abismo, la hoguera en que ardo.
Y por tanto la culpo de mi deseo.
Le doy la palabra, la ignominia, el cadalso.

Eva o Lilit: no lamentes mi triunfo.
Al vencerte me he derrotado.

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