A todos los amantes de la literatura en sus distintas formas o variantes...

Donaciano Bueno Diez

Donaciano Bueno Diez

Editor: hombre de mente curiosa, inquieta, creativa, sagaz y soñadora, amante de la poesía.

NO TE FÍES DE LAS APARIENCIAS [Mi poema]
Guillermo Carnero [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Supuse que aquel cura no era tal
el día en que me quiso meter mano,
decía que el amor no era malsano
y quiso convencerme el carcamal
que así era un buen cristiano.

Tenía ese buen hombre la apariencia
de aquellos que reparten los perdones,
que suelen absolver a las pasiones
dejando muy tranquila a la conciencia
igual que a corazones.

Las gentes del entorno susurraban
a veces resignadas con gracejo
aquellas malas artes del pendejo.
Mas todos no saberlo simulaban
frunciendo el entrecejo.

Perdone don Gregorio si el recuerdo
me acerca el episodio a la memoria,
así que quede lejos ya en la historia
que fue de un niño ingenuo y hombre hoy cuerdo,
de Dios quizás, su escoria.
©donaciano bueno

Y a ellos quién les #perdona...? Share on X

Don Gregorio fue un elogiado sacerdote que, según se comentaba, solía sobrepasarse con algunos de mis compañeros de infancia. Yo sospeché que alguna vez quiso insinuarse conmigo aunque, en honor a la verdad, nunca estuve seguro. 

MI POETA SUGERIDOGuillermo Carnero

Breve conversación con Dios

Alguno que otro día
me amanece el deseo de invitarte un café,
de abrazarme a la certeza
con la que me nombraste para siempre.
Quiero escuchar como respira en vos el universo
y descubrirme en el milagro sin edad de tus pupilas.

Días en los que necesito darte gracias
por lo que me concediste infinito,
por la posibilidad de hacer y re-inventar
cada trozo de vida a mi propia semejanza o a la tuya,
Por la angustia y la fe en lo que anhelo,
por la alegría simple de los frutos.

Vos sabes que este amor mío renegó tanto de nombrarte.
Se ufanó de sí mismo,
evadiendo el diálogo cara a cara,
refugiándose en tu sustancia,
cumpliéndote en los principios
pero sin la humildad serena de aceptarte.

¿De qué he huido?
Si todo rumbo me devolvió tu aliento;
si toda libertad sin vos siempre fue cárcel.
Aquí estoy otra vez,
como emergiendo del útero materno:
confiándote mi vida,
abandonándome a tu ímpetu
despertando a tu amor
fundiéndome en tu nombre.

Amanecer en Burgos

Las Huelgas

En el silencio de los claustros reposa
la luz encadenada por la epifanía del tiempo.
Florece la altísima tumba
en blancos capullos de escarcha. Un ámbito
de otro oculto transcurre, sólo por unas losas
que oscuramente resuenan, incubando
el crescendo angustioso de la proclamación de la muerte.
Fidelidad no ensayada a la hora de vivir,
permanece cada corazón bajo el delicado sudario
que nada oprime. Sobre las piedras se abre
una fontana de musgo. Porque quizá
temiéramos vivir, en la sombra germina
la floración de la carne muerta. Andrajos y oro
el esplendor revelan de los cuerpos antiguos.
Entre imágenes de lejana belleza, piadosamente se oculta
la carne muerta. Y así es hermoso
discurrir fugazmente entre la eternidad de la vida, engarzada
por la geométrica perfección de los albos sepulcros,
como quien nada escucha, puesto que ni seremos
llamados a los turbios festejos de la muerte
ni el amor y el deseo corruptos, y el impalpable polvo de los besos
alteran, en la madrugada tibia que turba el aire,
el armonioso vuelo de la piedra, elevado
en muda catarata de dolor.

Muerte en Venecia

Detlev Spinell, son aquí debajo
de la muerte.
La sangre de la noche
por el parque, las alas de la noche
por el agua del parque, hasta la sangre
los ojos submarinos, las palomas,
el negro viento de su pelo, el agua
por el kiosko, por las porcelanas
azules, por los álamos, la orilla
de la noche, los mimbres destejidos
de la noche.
Debajo de su nombre,
del borroso marchamo, demasiada
fue su belleza por entre las barbas
de los antepasados, los blasones
y el yeso colorado de los culos
de los ángeles.
Mira: no es el pájaro
debatiendo su herida en el teclado
ni es la cuerda que gime ni el antiguo
sonido de su nombre, ni los tilos
ni el sol sobre la nieve.
Aquí debajo,
Detlev Spinell, de la muerte, al fondo
de las playas que rozan las palomas
de sus dedos, debajo de la muerte,
ya has olvidado el nombre de los bancos
de madera, la grava del camino,
las sombrillas de seda, los rugidos
de un presentido mar, mira la horrible
presencia de las cosas, los zarpazos
del sol, rugen las flores, se despliegan
los dientes de la noche, arriba sombra,
el martillo del mar, amor, oh noche
debajo de la muerte!
Se ha rizado
muy tenuemente el mar, o era su pelo,
se levanta cantando entre el tiznado
desnudo de los árboles, o el viento
ya quebrantado de su pelo, ola
por el monte lluvioso, hacia los viejos
sonidos de la vida, su lejana
adolescencia…
No, ni en el piano
ni en su muerto cabello, no, debajo
de la muerte renace, ni en las fotos
amarillas, debajo de la muerte,
en la ola de hoy se ha creado
su pasada belleza.
Ahora recoge
tu viejo libro… Pola, la sirena,
il vaporetto, las palomas grises
su belleza la ola pronto el viejo
maletín, hacia el puerto, hacia Venecia,
hacia ninguna parte.
El afilado
grito desde la nieve, desde el hueco
bramido de la noche los zapatos
de viaje deprisa allí la muerte
la arena, aquel sonido como el largo
vuelo de las gaviotas, allí tienes
Detlev Spinell deprisa la capa
de viaje tu muerte pronto, tienes
que llegar
el sombrero de los músicos
la pasarela, el Lido, las palomas,
und bon jour, euer Exzellenz!
la ola
ya está muy lejos, Venecia, tu muerte,
Detlev Spinell, has sentido el largo
sonido anticipado, ve, tu muerte,
rescata la belleza de su inútil
adolescencia.
Una vez más el silencioso resbalar de la góndola, casi
para tocar hacia la sangre un ramillete de frío,
para mirar al fondo de los derrumbaderos de la noche.
Como tantas otras veces, hacia la laguna,
despacio, desde ese ligero puñado de fresas,
tantas y tantas veces por entre los leones de piedra
y las columnillas transparentes de mármol, su delgado racimo de sangre,
tantas veces entre el aire mordido por las gárgolas,
en los rincones de las loggias, en los ecos
cubiertos de polvo en el mojado silencio de las fuentes,
una y otra vez
casi podría decirte cómo he recorrido
los dedos y la palma de mi mano,
cómo he visto despacio el opaco vacío de mis ojos
al mirar y tocar y correr y seguir cada tarde hacia la laguna
la góndola ligeramente velada por la niebla,
un puñado de fresas, a lo lejos,
allá atrás, en la playa, podría buscar ahora
las largas trasparencias sobre el pálido fondo del abismo
pero no
rozar la mano ligeramente sobre las aguas
para tocar con los dedos la punta de otros dedos, no,
allá a lo lejos es la muerte acaso,
tan sólo es un racimo de fresas salvajes, casi puedo
decirte cómo iba buscando el rostro de las cosas desde el brocal de los pozos,
quiero descender blandamente hacia la más alta noche,
ahora llevo mi muerte por la sangre vuela una golondrina,
quiero llevar mi muerte hacia la noche,
a la orilla del mar, hasta la orilla
de la noche,
quiero dejar mi muerte a orillas de la noche,
respirar la brisa de la noche, las flores ateridas,
el aire de las cosas, la tierra que no es,
al mismo fondo de los derrumbaderos de la noche.

Óscar Wilde en París

Si proyectáis turbar este brillante sueño
impregnad de lavanda vuestro más fino pañuelo de seda
o acariciad las taraceas de vuestros secreteres de sándalo,
porque sólo el perfume, si el criado
me tiende sobre plata una blanca tarjeta de visita,
me podría evocar una humana presencia.
Un bouquet de violetas de Parma
o mejor aún, una corbeille de gardenias.
Un hombre puede
arriesgarse unas cuantas veces, sobre la mesa
la eterna sonrisa de un amorcillo de estuco,
nunca hubo en Inglaterra un boudoir más perfecto,
mirad, hasta en los rincones una crátera de porcelana
para que las damas dejen caer su guante.
Oh, rien de plus beau que les printemps anglais,
decidme cómo hemos podido disipar estos años,
naturalmente, un par de guantes amarillos no se lleva dos veces,
cómo ha podido esta sangrienta burla
preservarnos del miedo y de la muerte.
Un hombre puede, a lo sumo unas cuantas veces,
arriesgar el silencio de su jardín cerrado.
Pero decid, Milady, si no estabais maravillosa preparando el clam-bake
con aquella guirnalda de hojas de fresa!
Las porcelanas en los pedestales
y tantísimas luces y brocados
para crear una ilusión de vida.
No, prefiero no veros, porque el aire nocturno,
agitando las sedas, desordenando los pétalos caídos
y haciendo resonar los cascabeles,
me entregará el perfume de las flores, que renacen y mueren en la sombra,
y el ansia y el deseo, y el probable dolor y la vergüenza
no valen el sutil perfume de las rosas
en esta habitación siempre cerrada.

Piero della Francesca

Con qué acuidad su gestuario
pone en fuga la luz, la verticalidad,
la insulación de las figuras vuelve dudoso el símbolo,
hace abstracción del aire, censura de la flora,
sucumben los jinetes
al vértigo del tacto con su brillo.
No hay llaga, sangre, hiel: no son premisa.
Dormición de la sarga, crucifixión del lino;
última instancia del dolor celeste
angustia de la esfera, de los troncos de cono.
La geometría de los cuerpos
y la vaga insistencia de su enunciado único:
no hay hiel, la multitud
no es síntoma del mal, no es un signo del daño.

Chagrin d’Amour, principe d’oeuvre d’art

Le plus triste des alchimistes.

Baudelaire

Así tu cuerpo fue como resume
nuestra pupila el mundo: la imagen delicada
de la belleza basta
para hacernos sentir, y la pintura
de la propia desdicha.
Y la felicidad no tiene historia.
Pero en la ciudad vive: cada calle
es un recuerdo que salvar,
la acuarela del cielo en los días de lluvia
y otras banalidades de filiación diversa
que son felicidad.
Hay colores o músicas
que llevan hacia noches en que el calor de un cuerpo
era toda razón; motivo ahora
de construcción poética, entonces estaciones
de una cierta ignorancia convenida
para mejor fingir que sólo cuerpos
tuvieran realidad: en resumidas cuentas
para mejor vivir,
pero no sin ficción.
Es cada calle
recorrer la ciudad como tenderse entonces
al lado de tu cuerpo. En las noches, inmensa,
reluce en lejanía. De nuevo oigo su voz
poco a poco apagándose hacia el amanecer.
Volver a visitarla en un hotel furtivo
y barato, y saberla
dispuesta a despertar a una palabra.
Banalidad sin duda
y humildad de vivir: una falta de gusto.

Estéril todavía más que la dicha misma acaso
este poema. Imaginarla
con la mirada lúcida del constructor de frases,
perseguir la anuencia de memoria, dicción
y pensamiento
y tener la impudicia de escribirla: bastardos
los gozos del poeta, como su diosa misma.
Y todos son preciosos para volver a ella.
La palabra es un don
para quien nada siente, le asegura
la existencia de un orden,
el derecho de asilo. Porque él ni mira el mundo
ni lo advierte, y sus ojos
no son más que un espejo al que conmueve
una corporeidad de formas puras:
sus goces son la muerte, la renuncia
anticipada asiste a su pupila
con un halo de ausencia, y su deseo
tiene toda la pompa de las causas perdidas:
extremo de elegancia
y de temor. Et solus iste sapit.
Porque el amor nos salva: no haber vivido en vano.
No haber envejecido cuando la noche acaba
ida como sus músicas, darnos como el poema
la razón de estar vivos.
Y gracias al poema
te llamamos amor. Si no, qué llamaríamos
a tu dudoso hechizo,
siempre el poema definiendo
el monótono encuentro con las sábanas sucias,
propiciando sutiles
especies de flaqueza,
ennobleciendo la común astucia
que nos devuelve el mundo, y hasta nos proporciona
razón para crear. Devuelta la palabra
a la palabra, es el momento
en que gotea el agua sobre la piel mordida
y se entibia el encanto: un tranquilo deseo
vertido al ejercicio
de la función poética, y la razón más firme
para empezar de nuevo,
anhelar el hallazgo de la palabra escrita
desde un cuerpo.
¡Y preténdenle
quitar la elocución!
Gracias a un cuerpo
apetecer el mundo, y gracias al dolor
(preferimos nombrarlo con más delicadeza)
recobrar el dominio
de la palabra, el alma
de las cosas.
Mirar
con gratitud inconfesable
el desenlace de la historia
porque su esencia es noble; y más, es decorosa
esa contemplación entre doliente
y resignada, de antemano
prevista, que resume
tanta sabiduría; y como el arte, santa.
Amor, poema, una ciudad por ti
es un mundo, una justa
coloración del alba;
es familiar el brillo de su asfalto
y sus calles amigas.
La palabra es un don, y sus goces bastardos
me dan razón de ti, son tu mejor herencia.
Pero no sin ficción.

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MI HISTORIA ES UNA FOTO [Mi poema]
Bibiana Collado Cabrera [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Yo sé, dentro de poco seré historia,
quizás alguien se alegre haya pasado,
que alguno habrá se sienta ya aliviado
al verse liberado de esta escoria.

Y sé que habrá también alguien que llore,
-aquí yo las ganancias no le arriendo-,
y alguno de rebote maldiciendo,
que así que no fuera antes lo deplore.

Y habrá quien en mi honor me diga Misas,
les mientan a mis nietos se fue al cielo,
mas sepan no me sirve de consuelo
tener de hacer aquí tantas premisas.

Y sé que cuando acabe ya esta tira
compuesta de no más cuatro viñetas,
que empieza como empiezan las pesetas
quemadas por el euro en una pira,

los años que nacieron se habrán roto
pues fueron desangrando al vertedero,
en manos de quien fue el sepulturero,
mas siempre ha de quedar aquí esta foto.
©donaciano bueno

#Una foto para el baúl de los recuerdos, o no? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Bibiana Collado Cabrera

(Accésit del Premio Adonais y Premio Universidad Complutense de Literatura)

Debajo de las uñas

Debajo de las uñas,
ahí es donde se sienten
los perros desbocados de la sangre.
Ocultos en los pliegues y en las sombras
tensando la carne en su delirio,
ahí es donde retienen
los añicos de vida que nos quedan.
Quebrado el umbral de resistencia,
llega el latigazo y el aullido en desbandada.
Incapaces, los tendones han cedido.
Las fieras ya corren por el monte.
Acerquémonos a comprobar
las riendas rotas.

MANUALES HEREDADOS

Manuales heredados de padres
y abuelos de otros.
Los míos estaban en el campo,
el esparto no llegó a absorber la tinta.

Hubiera querido que la inocencia
de nuestras cartulinas de colores
hubiera sido izada con las cañas
usadas para varear los almendros.

Pero el cerro es ya una piedra
donde sentarse a inventarnos los ayeres.
Las lindes no se aprecian desde el llano.

El sol de este domingo no refulge.
Sentados en el parque distinguimos
las urnas-dormitorio donde acecha
la verdad proclamada de la infancia.
El recelo del agua (Rialp, 2017). Accésit Premio Adonáis.

TRAJES AMARILLOS

I
Mi madre tomó la primera comunión
con un traje amarillo,
el único que recuerda de su infancia.

Aquel día no hubo familia,
ningún acompañante,
tan solo los niños solos

junto a las monjas que los invitaron
a una taza de chocolate
en la alegría torpe y áspera
de una salita sin ventanas.

Los hijos de los cabreros
son una masa huérfana,

para borrarles la miseria
por un rato,
les borraron los padres
y las chozas.

II
Al cumplir catorce años
decidieron bajar del cerro.

La pobreza refundada en la llanura.
La alegría parca de la supervivencia.
La nostalgia de mercurio urdiéndose
en las palabras de los recién llegados
a las bondades afiladas del pueblo.

Catorce años y doce horas al día
remachando bolsos en una fábrica
junto a otras tantas muchachas casaderas.
El fragor de la espera amortiguado
por el golpear de las planchas de acero.

Y un breve paseo los domingos
hasta la confitería de la plaza
donde comprarse un dulce de merengue
que allí llamaban “libertad”.

Después vendría la boda sin fotógrafo,
las nuevas mudanzas, las vendimias,
los camiones al amanecer, los hijos
con que resarcirse del hambre
y los padres que envejecen
y, en delirios, creen haber regresado
a lo alto del cerro.
Pero todo eso será después.

Entonces, con aquellos catorce años y doce horas
todavía notaba un sobresalto
al oír las campanas repicar tan cerca.
Y el trazado de las calles agolpadas a sus ojos
la sorprendía en la búsqueda del horizonte.

Entonces, que no se engañe nadie,
no eran felices sino jóvenes.
Aturdidos por el zumbido del origen
en algún momento dejaron de escucharlo.

Cuando la hija del patrón comulgó por primera vez,
les dieron libres unas horas
y participaron, mesa aparte, del banquete.

Sumergida y ajena, a la vez, en el festejo
mi madre decidió
no recordar su traje amarillo.
El recelo del agua (Rialp, 2017). Accésit Premio Adonáis.

MARÍA

Cada mañana el mundo aparece blanco
y ella emprende con ahínco la tarea
de volver a crearse en el lenguaje.
Recompuestos unos pocos nombres,
adjudica a cada objeto un uso,
incluido su propio cuerpo.

Lo cotidiano se ha convertido
en perturbadoramente extraño.

Desconcertada,
se acerca a cajones y baúles
y palpa los restos de los ajuares
que las hijas no quisieron llevarse
?ni hablamos, por supuesto, de las nietas?.
Mientras tanto, Marta, que permanece
y la cuida, busca con obsesión
la dignidad en la limpieza.

La niñez, altiva, es la única
que persevera en su memoria.
Aunque nadie sabe a ciencia cierta
si el José de sus murmullos llegó
por fin a la ermita o si su padre
partió el cayado contra la higuera.
El recelo del agua (Rialp, 2017). Accésit Premio Adonáis.

SÍNTOMA

¿Recuerdas la higuera?

¿Recuerdas a tu hermana,
las manos pegajosas y heridas,
intentando trepar a la higuera?
¿recuerdas cómo os reíais?

Yo trato de reconstruir el juego
con el que tanto, dice ella,
nos reíamos
y no lo logro.

No recordar me hace sentir
en falta.

Yo habito sus palabras
sin conseguir reconocerme
en ellas. Incapaz.

Atravesada
por el lenguaje de mi madre.
Certeza del colapso (Editorial Complutense, 2018). Premio Complutense de Literatura 2017.

PULSIÓN

Detener la pulsión de las manos,
la imperiosa ansia del DECIR vacío
pero desesperado de las teclas.

Enjaulados los ojos
en la cuenta atrás de la pantalla.

La zanja-prórroga de la respuesta
?el alivio de luto
de la curvatura del cuerpo?
es tan solo la ficción del reposo.

Volverá la punzada,
la atadura al alfabeto frío
y palpitante de las agujas.
La espera interminable
de una última conexión
que nos devuelva, por un tiempo,
hacia la vida.
Certeza del colapso (Editorial Complutense, 2018). Premio Complutense de Literatura 2017.

SÍNTOMA II

Y sin embargo,
sólo recuerdo
esa tristumbre dura,
inexplicable,

siempre a punto de acontecer.
Certeza del colapso (Editorial Complutense, 2018). Premio Complutense de Literatura 2017.

CAÑIZO

Los azulejos del patio secretan
a nuestra espalda
y yo palpo las
fisuras que vendrán.
Certeza del colapso (Editorial Complutense, 2018). Premio Complutense de Literatura 2017.

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UNA CARTA AL VIENTO [Mi poema]
Alex Chico [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Una carta te escribo, sé que existes,
igual que sé que allí no habrá cartero
que pueda echar, pues eso no lo espero.
Lo creo cuando escribo, que hoy los tintes
resbalan con tristeza del tintero.

Incluso he de admitir no te imagino,
que nunca yo te tuve entre mis brazos
y aún pienso despreciaste mis abrazos,
si acaso he de tildar de algo es cretino
pues siento displicentes tus codazos.

Que así como te observo y miro atento
apenas que yo avanzo tú te escapas,
espero un poco más, siento derrapas,
ignoro si estás triste, estás contento,
si trato de agarrar, tú te agazapas.

Y hoy quise describirte en el retrato
de un amor el que no es correspondido,
que ignora la razón por que se ha ido,
haciendo a tu perfil un garabato,
fingiendo pasa el rato, descreído.
©donaciano bueno

El #viento, acaso tú le has visto? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Álex Chico

Urquinaona, 1980

Qué quedará de mí
en este lugar,
cuando apenas se sujeten
los últimos bancos del parque.
Me miro ahora a lo lejos
y reconozco a un ser solitario,
rodeado de los pocos árboles
que delimitan esta plaza.
Qué quedará de mí
y qué quedará de estas formas inciertas
que acompañan al viajero -en su estancia siempre breve.
¿Seguirán aquí,
tiempo después?
Cuando la luz sea trasparente
y esta sombra de mayo
se convierta en la ruina que ahora soy.

La ciudad

He vuelto.
Con todo mi cuerpo intento descifrar
cada uno de los avatares de estas esquinas.
El nombre de la ciudad
poco importa (sospecho que, tras la lectura
del poema, se acabará olvidando).
Sólo vine hasta aquí para rehacer el mismo recorrido,
vigorizar por unas horas las habitaciones,
los pasajes de mi juventud envueltos en ámbitos repetidos.
De la plaza al puerto,
y desde el puerto a un hogar que, cada vez,
intuyo más lejos.
Mi situación en este lugar ya la explicó Albert Camus:
no poseo nada, no imagino nuevas voces para el reencuentro.
Una despedida me acaba acercando
hacia ese vínculo exacto, concreto,
estancado en las horas que vi pasar
en esta distancia perpetua.
Desde fuera, veo cómo participan en tertulias,
acólitos librescos que se agotan en la biblioteca, y no me reconocen.
Me detengo sobre el lomo de un libro de Leopardi,
o sobre algún manual de literatura contemporánea
en donde los nuevos nombres
recapacitan sobre la idea de regreso.
(«Ya llegué. He vuelto»)
Este pueblo
(o ciudad, según el último censo)
sólo me reserva un lugar en sus orillas,
no en su esencia.
Encontrarme de nuevo en sus calles
y pasear telúricamente, como un oriundo
más de la zona, es, lo admito, una ilusión
imposible.
La vida que para mí dejaron
en este territorio
continúa siendo un lugar de la memoria.

Ischia, Porto

Así esperamos la caída del sol,
buscando un rincón en esta playa.
La lejanía se aproxima y deja en los labios
un extraño sabor a horizonte.
Las barcas construyen
un paisaje interior: cúmulos de arena
que no se disuelven en el agua.
Que serán, a lo sumo, barro en la mirada.

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Este lugar y su forma de habitarlo
dan la medida exacta de mi mundo:
la orilla que recuerda los raíles
de una estación, en un cuadro de Delvaux;
la soledad compartida con una mujer
sentada en una cama,
bajo la mirada de Hopper.
Todos los espacios semivacíos
trazan la misma línea,
aquella que separa memoria e incertidumbre.
Lo que observo casi nunca está frente a mí,
porque es imposible su presencia:
sólo queda lo ya sucedido y regresa,
de nuevo, para habitar una playa.

Un rincón en este lugar
es, al cabo, una esquina del mundo.
Esos minúsculos paraísos en donde se admite
que vivir y esperar son caras de una misma moneda.

Primer momento

Lo más extraño del viaje
es no saber hacia dónde se regresa.

Acaso diría Walter Benjamín
que en esos lugares parece haber pasado todo
lo que aún nos espera.

Elipses

Recuerdo haber leído
que el único viaje de nuestras vidas
es el que se emprende
hacia uno mismo.
Es cierto. Sin embargo,
es ahora cuando lo recupero,
sin el afán de antaño,
pero con el placer de haberlo reconocido.

Paseo hasta aquí conciliando una huella,
más allá de las constantes
que han fundado mi vida
como un espejismo y, claro está,
como otra mentira.
Al fin y al cabo, escribo
para reconocerte:
en la ciudad,
en el puerto,
frente a una muralla
o ante el momento de la ausencia.

He decidido admitir mi memoria,
y constatar un nuevo camino,
más arriesgado.
El único, pienso,
el primer instante que proyecto
ya no en mi pasado, sino en todo mi futuro
(so beautifull
so sad,
and so silly).

Ciudad del hombre

me pregunto
por qué sé describir tan justamente
ese país en el que nunca he estado.
Juan Antonio González Iglesias

Volvería a este lugar
si lo hubiese habitado.
Buscaría mi exacta conciencia,
recordando nuevamente mi rostro
en cada esquina.
Ocuparía el atardecer
para que la ciudad me retomara,
rescatándome desde la tierra,
si pudiera,
como a un hijo suyo.
Si perteneciera a este paisaje,
plegado entre los valles que la concentran,
la voz de algún pariente me reconocería,
y volvería a hablar conmigo.
Yo me sentiría un ser prolongado,
asumido entre su especie.

Pero nunca he habitado este lugar,
mi paso por aquí no es más que un espejismo.
No he construido esta tierra,
ni puedo ocupar –es imposible – el silencio que la nombra.
Las aguas que la circundan no me pertenecen
y las voces que creí escuchar de mis parientes
anuncian, en otra ciudad, el final de este viaje.

Último tranvía

No caminaré por tus sábanas,
como cuando alguien muere
cerca de sí mismo.
Prefiero pensar torpemente en el salitre,
angosto,
sitiado.

Sentir que te tuve,
aunque me mienta.

He decidido volver
sobre mis pasos para reconocerte.
Saber de nuevo el mismo camino.

Pero ya ves: es imposible la distancia.
Y ya no puedo cruzar las secuencias
que creí precisas durante tanto tiempo.

No podré amar las mismas calles,
ni reír tendidamente con amigos.
Nunca el instante me acercará de nuevo.

Decido olvidar,
y me cuesta, a lo sumo,
aceptarlo.

Hoy que te amé,
te he perdido.

Insistencias en Lyon

Sentado en un lugar
cercano a la vía,
recuerdo todo lo que pasó en esta ciudad.
Observo, desde el andén,
los últimos volúmenes de luz
que, sin esfuerzo, se proyectan muy a lo lejos.
Los viajeros encuentran una nueva demora,
buscando esa vereda que les preceda
y se empeñe en ser definitiva.
Aquí, en la estación, espero
el regreso.
Aujourd´hui,
c´est moi, longtemps.
Doucement.

Soliloquio

Hasta que llegue
a este puerto, varado,
hasta que regrese
reiteradamente a sus aguas,
hasta que permanezca
inmóvil para siempre,
hasta que retome, de nuevo,
mis pasos,
hasta que sienta
por primera vez
la existencia de un lugar.

Península

Cómo enlazar los dos
márgenes de esta Europa,
con qué motivo
aunar cada continente
que nos corresponda.
La Península acontece a la deriva,

imaginando un puente
sobre el Duero
que estreche sus dos orillas. Cruzarlo
es, en este momento, un anclaje más
que me trae de vuelta.
Iberia se reconoce en cada lugar
que visito,
desde el mismo paraíso prohibido
que busca su primer nombre.
Y en esta huida
parece que el territorio renace
con un nuevo destino.
No sé a qué acento corresponde
esta fuga: será ahora más certero el aviso.

Conozco esos lugares
que permanecen en la frontera,
y por todos ellos siento viva la memoria.
Cualquier espacio al oeste de Europa
podrá ser por sí mismo
una antigua trilogía.
Cualquier luz que no sobresalga
merecerá una habitación oscura y antigua.
Si todas las ciudades son, en definitiva,
una misma ciudad, puede que esta trasparencia
no se oculte: las luces de Granada
se anticipan a otros destellos del norte.
Será ese mismo crepitar el que nos diga
que el pábilo surgió en antiguos malecones
del Cantábrico,
intuidos desde Cádiz o Mojácar.
Este recinto de oscuridad
envuelve lo que digo.
(Volviendo a la orilla
con sumo cuidado, se pueden intuir
los minúsculos pesqueros).

Sigo habitando en Barcelona,
y será allí, en cada boca
de metro,
donde distinga un lugar único y certero.
Me viene a la memoria
aquel pinar de acantilado
que despertó mi conciencia
viendo partir los últimos barcos
desde la costa. O aquel tranvía
al que creí observar despejando
entre las calles más estrechas de toda la ciudad
los fulgores de una noche conclusa, satisfecha.
Distingo cualquier sonido
que me haga recordar una lejana conversación
en Coimbra
o una breve estancia
en Lisboa.
Los círculos fronterizos anuncian
algunas plazas que conocí en Salamanca.
(Rodeados de tierra, los paisajes urbanos señalan
todo su abismo).
Desde una oculta atalaya de muralla y piedra
observo escondidos los valles de Plasencia,
envueltos en hojarasca.
Los maizales invitan, de nuevo, a la partida.

Es curioso este azar que se abre camino
y me descubre todos los lugares de mi infancia,
observados ahora con la misma premura
y asombro.
No sé si será el silencio quien encumbra las aguas
de este río de sombra: Tajo o Ebro sirven a un idéntico espejismo.
Si la felicidad ha sucedido en estos paisajes,
aconteció sin apenas conciencia de ser vivida.
(Sortirem per la ciutat, baixarem cap al nord)

Todo atesora una intensa calma mientras se observa.
Parecen reproducirse ante mí lejanas imágenes visitadas
y me siento incapaz de condenarlas una a una al olvido.
Cualquier voz,
cualquiera,
recordará algún melancólico hallazgo del viajero.
Cualquier voz,
cualquiera,
conseguirá habitar algún instante
de su memoria.
Se ha conseguido fraguar otro mapa
observando un mar en armonía.

Vuelven ahora los seudónimos que desearía
haber utilizado desde el comienzo: Torga, Kavafis, Al Berto,
Pámpano, Espriu, Lorca.
(Posible es ya el sonido desde Faro: Mensagem, en Pessoa).

En la estación de San Bento
diviso, por última vez, la ciudad de Oporto.

Son todos esos lugares, todos esos nombres, los que continúan
imperecederos en mi memoria.
Son todos ellos los que se repiten en la distancia
del eco
y me infieren nuevamente
tanta tristeza.
Del libro La tristeza del eco (Editora Regional de Extremadura, Mérida, 2007)

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UNA HISTORIA INACABADA [Mi poema]
Irene Gruss [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Mi vida es una historia inacabada
comienza cuando acaba ya una guerra,
de algunos que quedaron bajo tierra
por culpa de una bala y una azada,
o alguna motosierra.

Los años en que todo era penuria,
de gentes que observando levantaban
los ojos adelante y se miraban
haciendo caso omiso de una furia
al tiempo que soñaban.

La lucha por seguir siempre adelante,
las ansias por salir de aquel letargo
haciendo despertar del trago amargo,
buscando el disfrutar de aquel instante,
huir de aquel embargo.

Que a nadie le importaba quien mandara,
haciéndole al honor un sacrificio,
cada uno siempre al frente de su oficio,
cuidando que la rueda no parara
sacando un beneficio.

Aquello queda hoy lejos. La añoranza
se vuelve cada vez más persistente.
Y hoy que quiere mandar toda la gente
yo no quiero bailar en esta danza
y niego ya a servirles de cliente.
©donaciano bueno

#Tiempos duros pero #felices...? Share on X

El actual sistema pseudo-democrático ha supuesto para el que esto escribe una gran frustración. De un sistema dictatorial se ha pasado a otro en el que los escrúpulos desaparecen y lo único que importa es la lucha por el poder a toda costa. Añoro la llegada de ese día en el que los pueblos estén dirigidos por el Gobierno de los Sabios, personas justas y equilibradas que trabajen y decidan con el único objetivo que es el bienestar de los ciudadanos. Si a eso se le llama ser iluso, pues lo soy.

MI POETA SUGERIDOIrene Gruss

Movimiento

Una mujer sola frente al mar
es más majestuosa que él.
Puede pasar una gaviota
augurando la muerte
o puede caer el sol humedeciendo
las lonas de las carpas
hasta apagarlas,
pero una mujer
frente al mar
mece su soledad como una dueña
y no se estremece.
La luz
del mar tiene la importancia
y el movimiento de su ánimo, de su alma.
El viento suena alrededor
de la mujer
y la despierta:
ahora se trata de la playa sin luz, una mujer,
el sol caído, el sonido del mar,
carpas levantadas,
el viento que lo da vuelta todo.

de La luz en la ventana,1982

Miopía

No ve
lo pequeñas que son las cosas.
Delirio de grandeza
en la mirada.

“Era lo que Diana más temía: que la realidad irrumpiera”. Liliana Heker

Consecuente, ella empezó a lavar su ropa.
Puso agua en un balde
y agitó el jabón, con un sentimiento ambiguo:
era un olor nuevo y una nueva certeza
para contar al mundo.
“Mirar cómo se rompen las burbujas, dijo,
no es más extraño que mirarse a un espejo.”
Creía que hablaba para sus papeles
y se rió, mientras tocaba el agua.
La ropa se sumergía despacio, y
la frotaba despacio, a medida que
iba conociendo el juego.
Decidida,
tomó cada burbuja de jabón
y le puso un nombre; era
lo mejor que sabía hacer hasta ahora,
nombrar, y que las cosas
le estallaran en la mano.

Quién me quita lo bailado

Pido peras al olmo. Las saboreo:
son deliciosas.
He pedido gato por liebre;
me lo han dado.
Me han contado historias
libidinosas a medianoche;
gozaba, con cada palabra,
con cada gesto.
He amado la noche cuando amanecía,
amé la muerte, y soñé con la realidad.

La ficción

Creo en lo que dicen las palabras,
no en lo que son.
Por eso
me miento a mí misma.

XIII

Mi madre me acuna. Canta y
el aire le sale
por la boca. Inhalo
por la herida,
mi madre sabe
de estas cosas: cierra su boca,
esta forma cruel
de respirar, guardar
el alma.

Pavesiana

Estoy desnuda.
Quieta y desnuda.
No soy un pájaro sino
este cuerpo.
A veces la desnudez trae el pavor.
A veces el pavor no trae nada.
Yo quisiera poder caminar desnuda
y disolverme.

Conté…

Conté con los dedos de mi mano
las veces que tuve, no las que amé.
Las yemas de los dedos
se quedaron mirándome, las líneas
de la mano rieron (¿amé
lo que tuve? ¿Quise decir
quiero un poco
de esto o de aquello,
gané, perdí semejante
generosidad?).
Ahora que me aferro
a lo que tengo -como a un poco
de nada-,
veo líneas que una burla desecha,
y lenta, tiernamente abro
el puño, dejo caer
la arena, vuelvo a tomarla

Tatuaje

Enemistada con la vida
que ofrecía tanto,
vaciada,
dispuesta a reír,
a dar algo
hube de hacer las cosas
trastocando
girando un escalpelo
mojado en tinta hube
de limar
punzar
un dibujo
expresionista.
Si la espalda fuera más condescendiente,
si mi enojo con la vida
fuera más liviano… por qué hube
de elegir un estilo
tan antiguo, un dibujo
tan dolido y
raro.

Poema

El sol cosquillea en mi nuca.
Estoy lavando de espaldas
al sol
y de repente
sonrío
porque el sol cosquillea en mi nuca.

Señales

Un día
vamos a despertar
y a mirar la mañana
como algo benigno.
El sol
entrará con un calor transparente
y el desperezarnos
bajo el sol
va a ser una buena señal.

Mutatis Mutandi

Por favor no sufran más
me cansa,
dejen de respirar así,
como si no hubiera aire
dejen el lodo, el impermeable,
y el vocabulario,
me cansa,
la mujer
deje de tener pérdida ese chorro sufriente,
los padres dejen el oficio de morir,
el daiquiri o el arpón
en el anca, y aquel perfume matinal,
la Malasia,
y el Cristo
solo como un perro,
y al amor como
un fuego fatuo,
y a la muerte,
déjenla en paz,
me cansa,
(¿algo ha muerto en mí?:
tanto mejor).
Así que,
valerosos,
amantes,
antiguos,
huérfanos maternales que acurrucaron
al mundo
después
de la guerra,
dejen el rictus,
oigan
y despídanse, por una vez,
sin grandeza.

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AMIGOS DE PACOTILLA [Mi poema]
Loreto Sesma [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Creí entender que amigo me decías
y yo, que ni siquiera sé quien eres,
gocé de los halagos que escribías,
después pensé mejor, que me mentías
y al fin ya concluí ¿qué es lo que quieres?

Que elogios, ¡ay!, se sabe son livianos,
y suelen demostrarse agradecidos,
abriéndote a su amor, dando las manos.
Mas muchos hay rellenos de gusanos,
que son interesados, mal nacidos.

Lisonjas que se ciernen sin cedazos,
de amigos que lo son de pacotilla
dejando a la amistad hecha pedazos,
vacíos de cariño, son abrazos
lo mismo que al cigarro una colilla.

Aplausos revestidos de pamemas,
sin sangre, sin cabeza ni higadillos,
se ofrecen a salvarte de las quemas
y ahogan tu esperanza entre las flemas
disueltos cual si fuera azucarillos.
©donaciano bueno

#Desprestigiada palabra: Amigos que no lo son tanto...? Share on X

Con la llegada de las redes sociales el concepto de esa palabra AMIGO se ha venido devaluando hasta aproximarse a la de compañero circunstancial relacionado con unos gustos o intereses (amigos de conveniencia) .

MI POETA SUGERIDO:   Loreto Sesma

(Premio Internacional de Poesía Ciudad de Melilla)

Depresión

X

Deja que suene,
eso que late no es una canción
pero necesito que sigas bailando.

Es tic tac,
pero no es reloj.

Es timón,
es acantilado,
es billete directo al pasado.
Con razón
el corazón
suena a muro taladrado.

Creo que a estas alturas,
he de ser honesta conmigo
y reconocer
que la primera vez que duré de lo que estaba sintiendo
fue cuando pensé al mirarte:
no te vayas,
o al menos no lo hagas,
todavía.

Qué manera más extraña
de decir “te quiero”
tenemos
aquellos que venimos
lamiéndonos
agotados
las heridas.

DEBERÍAN HABERME AVISADO

En la radio suena…

Somos dos,
para qué queremos más.

Aproximación

Deberían haberme avisado
de que acabaría sintiéndome como una niña
que aprende a sumar contando los lunares de tu espalda.
Una niña que se siente perdida
si pierde su muñeco preferido.
Una niña a la que se le hacen las horas eternas
cuando espera a que su madre le venga a buscar al colegio.
Quédate.
Deberían haberme avisado
de que moriría por vernos
borrachos,
dispuestos a comernos la noche
(y la boca)
Madrid pidiéndonos tregua,
poniéndonos frenos en las ganas.
Los cuatro portales de tu calle que hay antes de llegar a tu casa
viéndonos intentar calmar las chispas.
Fuego.
Yo no sé qué es el amor
pero he visto arder Madrid,
tu edificio
y tu colchón
cada vez que nos sonreímos
y me ha importado una mierda morir en el incendio.
Quédate.
Deberían haberme avisado
de que todo mi mundo acabaría girando alrededor de tu sonrisa
desde que es el único sol que podría llegar a alumbrarme este
túnel sin salida.
Que aprendería a morder el polvo porque preferiría cavarme mil
tumbas
antes que verte a ti únicamente perder la risa.
Romperte la ropa,
rompernos los labios.
Quiero romperte los miedos
y eres el único
(y primero)
al que no podría,
ni aunque quisiera,
romperle el alma.
Yo que sé,
que ahora estoy enganchada a cada uno de tus precipicios y a tu
cielo.
Así que quédate.
Conmigo.

EL DÍA QUE MENOS TE LO ESPERES

En la radio suena…

Parece que todos lo ven
y yo sigo ahí sin saber por qué.
Parece que todos lo ven
Y yo sigo ahí
Anda, bésame.

Sin saber por qué

El día que menos te lo esperes me iré.
Entonces le hablarás a todos de mi forma de sonreír,
de cómo me reía sin taparme la boca
porque era de lo único de lo que no tenía complejo.
Buscarás en tu espejo alguna mancha de mi maquillaje,
comprarás el pasaje de un avión para hacer solo el viaje que
íbamos a hacer juntos.
Por fi n estarás solo con tus asuntos:
que si niñas a las que invitarles a copas,
que si mujeres a las que enamorar.
Tu vida será como un solar donde nadie quiere edificar una vida,
ya no estaré yo,
ya no existirá nadie que te pida
que me digas que has llegado bien a casa,
te convertirás en esa persona que pasa por el bar de siempre
y ya no le entra un ataque de nostalgia.
Compartirás cama,
botella,
noche
y algún que otro despertar
con mujeres que no sabrán entenderte
fuera del lenguaje de gemidos.
Presentarás un despido voluntario en el curro,
recordarás cuando te decía que un susurro a veces transmite más
que cualquier grito.
Y me verás por Madrid con mis andares de viuda en luto,
buscarás un puto único motivo para entender por qué me dejaste
marchar.
Me preguntarás qué tal me va todo,
si te podría perdonar,
si estaría dispuesta a retomar nuestro viaje.
Y yo te sonreiré,
sin taparme la boca,
y te diré que en el fondo nunca me ha preocupado del todo
perder trenes.
Yo soy más de ir andando,
colonizando miradas,
moviendo unas caderas que han aprendido a bailar desde que tú
no estás

NEGOCIACIÓN

Qué difícil es el amor para los hambrientos.
Invento una amargura,
un tormento que llueve
y no son mis miedos,
sino vuelos incontrolables los que me impulsan.

Creo que querer ha de ser una constante,
por eso ahora se me antojan pestañeos,
segundos volátiles.

El despegue lento de un gemido,
cerrar los ojos,
ahogar el grito en una almohada
y que esta vez no sea sollozo
sino canto
de madrugada.

Cómo me atrapa
y me quema la piel y los huesos
la vida en excesos,
los besos prohibidos,
el hambre del otro

Que no puedes ponerme en los labios la miel,
porque tengo la saliva hecha de hielo.

Que no puedes decirme “te quiero”
sin que te pregunte después “para qué”.

Fabriqué excusas para planear la huida,
no entiendo de vuelos
pero sí de caídas.

Un día de estos,
cuando se vierta en la copa el recuerdo,
te acordarás de mí.

Vendrá mi risa como un disparo,
un desgarre de guitarra,
un cante de gitano.

Y en el último baile, pensarás:
qué fue de aquella chica,
de aquella chica que conocía aquella noche de verano.

IRA

Vengo de una rutina de silencios,
de miedos tintineantes,
de complejos que acabaron convirtiendo el oro en barro.

Me dijeron que el futuro se labraba,
y yo por mucho que miro
sólo encuentro temor
y ningún motivo
para seguir contando mis pasos.

¿Por qué el camino
para que cuente como vida
se ha de hacer llorando?

PIENSO EN TI

Pienso en ti.
Te recuerdo en mi cabeza con la autorrecomendación de no dejar
que me empapes el alma,
que solamente te quedes paseando por mis pensamientos.
Llevo arrastrándome tanto por el barro,
que tú me sabes a lino en una piel quemada.
Te diría que eres el conejo blanco
que siguió Alicia para salir de su laberinto
(y meterse en otro).
Eres la boca del lobo
que devoro
con el ansia de quien lleva sin comer meses.
Eres (la) locura
que cometo siendo cuerda
y consciente,
como el cocainómano que busca camino de nieve hacia el cielo
con fugas ya en el tabique.
Despiertas mis instintos olvidados,
como una perra en celo
que se salió de la manada
para cruzarse con un zorro.
Tengo el estómago vacío
y tanta hambre (de ti)
que no me hace falta que me digas «ven»
para que lo deje todo.

ANOCHE SOÑÉ CONTIGO

En la radio suena…

Eras mi autopista, mi última luz, mi primera carta, la electricidad.
Era verano, llegaba septiembre…
Un resplandor en la carretera,
no había invierno en tu alcoba,
todas las canciones son la imagen de nuestra historia…

Llegaba septiembre

Anoche soñé contigo,
como llevo soñando todas las noches desde que te conozco
incluso aquellas que duermo contigo.
He pensado en ponerle a estos versos tu nombre,
en ponerle a todo esa risa tuya para saber llevarlo mejor.
Perdóname,
sabes que todavía no me acostumbro a la buena suerte
y mucho menos a llevarte como amuleto.
Me aprieto el pecho
como quien tiene el miedo a que se le caiga el corazón,
como quien abandona la razón,
se deshace del caparazón,
y deja crecerse alas.
¿Recuerdas la primera vez que me llamaste?
Cómo te movías por tu casa,
cómo me reía yo desde mi habitación.
¿Y la primera vez que nos vimos?
Tú desviándome la mirada,
yo comiéndote con los ojos,
intentando parar los mil antojos
que me pedían morderte.
¿Qué me dices de la primera vez que nos besamos?
Tú me acababas de decir que no salías los sábados,
yo no paraba de reír
y tú solo querías cerrar los párpados
(luego entendí que era tu manera de huir).
Me acuerdo también de aquella vez que te querías ir,
querías desaparecer.
Lloré tanto…
Me di cuenta de que habías hecho nacer algo,
que no podía ver cómo te ibas.
No te fuiste,
menos mal,
porque si lo hubieses hecho no estaría escribiendo esto
y no podría contar esta historia,
(la nuestra)
que es el mejor poema que sabré escribir jamás.

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CRISIS DE IDENTIDAD [Mi poema]
Irene X [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

(A los poetas modernos)

A veces beberás donde no haya agua
si hay muchos como tú que la bendices,
que allí es donde se cazan las perdices
hurgando por debajo de la enagua
de insignes meretrices.

Pues pozos ya se sabe son profundos,
profundo de la iglesia es el mensaje,
inmensa es la belleza del paisaje,
los hechos que transpiran nauseabundos,
los hitos del pillaje.

El campo en que abonado de tristeza
habitan los herejes y truhanes,
las lluvias del otoño y sus desmanes,
el lento despertar con su pereza,
la sal de los refranes.

Los ríos sin ropajes ni cangrejos,
ausente de galanes y amoríos,
que observan con temor que están vacíos
carentes por completo de azulejos
dudando aun si son ríos.
©donaciano bueno

Siempre presente, la #duda...? Share on X

MI POETA SUGERIDO: Irene X

(Premio EPASAesPOESÍA)

Una carpeta donde mean los gatos y garabatos.

Podría convertirme en ti
sólo contigo,
para saber qué te impulsa
a convertir mi cuerpo en un ciervo
que aún soportará otra flecha
y enseñarte que
las criaturas amables del bosque
también gastan en tiranía.
También les cuesta lengua áspera
fingir que no pasó nada
y tampoco les debería costar tanto
recordarte que pasó.

Aunque a mí me supone
todo el petróleo del mundo
a ti se te caigan los centavos
en la rajita que me hiciste en la cabeza;
para atesorar con el tiempo
que me crezcan los intereses,
que te devuelva de migas
un pan de hogaza.

Y pienso,
tal vez,
sería menos doloroso
soportar hasta el final el picotazo
de todas las palomas que ordenaste
acudir a defecar en mi cara.

Tal vez sería menos doloroso
seguir asumiendo:
yo un jarrón que rompes y rajitasyrajitas
tú una orquídea que alimento.

Una ofrenda innecesaria de lágrimas
a tus raíces,
asumiendo que no te has dado cuenta
de que nunca vas a crecer.

LA CHICA SE PERTENECE

De mi calvario tú te callas.
De mi calvario tú no retienes los clavos,
no eres el santo
ni el ignorante descalzo.
Me muerdo la lengua para no gritar que me la
mordiste,
mientras santa paloma,
espíritu santito,
te esperaba con manos frágiles y alimento para
llenar tu posacervezas.
De mi agonía tú canturreas,
de mi sangre tú tarareas:
la chiquitina tiene un nudo en el estómago,
la chiquitina no habla,
la chiquitina tiene el estómago en un puño;
y es el tuyo.
Criatura muere de hambre,
criatura te mira tras la cascada arrojar el pan que te dio
a los ratones.
Tu niña bonita no quiere monedas,
quiere caricia y respeto.
Tu reina mora enseña el ombligo
y no olvida que ha de correr,
antes de que llegue el rey.
Tu niña es mía porque mía bordé la piel.
Con dinero o sin dinero,
haces siempre lo que quieres,
pero tu palabra no es mi ley.
Cuando no tengas trono, ni reina,
ni nadie que te comprenda;
que tu polla te sea fiel.
La chica no olvida (2018)

La orquídea y la rozadura

Ojalá tuviésemos veinte años para jurarnos
que nos enredaremos para siempre.
Para poder mentirte,
todavía,
sin saber que lo estoy haciendo
y decirte que te besaré las muñecas hasta el final.

Pase lo que pase
contra viento y marea.

Lo que pasa es que el tiempo
es un reloj que se paró aquel día de playa
y no supimos ajustar.
y hoy sus agujas
son pestañas en los ojos
que me escuecen si no las retiro.

Lo que pasa es que contra el viento
nunca ha ganado nadie
y,
además,
desde que mis arrugas son de cualquier expresión,
estoy a su favor;
y al de las mareas,
los océanos,
los árboles,
el sol,
las tormentas eléctricas.

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MI POETA INVITADO:  Juan Pedro Fernández Blanco

SEMILLAS

Sembrado ya el amor
del poema, las sílabas
exactas, la generosa
dolencia del lenguaje.
José María Muñoz Quirós

Siembro la simiente sobre la limpia página,
fecundos dominios para la inspiración.
Semillas de experiencia caen geminando en palabras.
Su néctar mancha la hoja con negrura luminosa.
Poco a poco se dibujan contornos reconocibles,
se registran palabras en el pulso con la vida,
palabras necesarias para la siega.
Entre buena mies surge broza
vocablos inservibles para la voz de la poesía,
que son recluidos a los límites del papel
y caen en el abismo sacrificados,
donde el tiempo no los nombra.
Poco a poco brotan metáforas,
ritmos y sonoridad brillarán como vergel.
Versos sabrosos y sensuales son la cosecha,
ya la sabiduría del tiempo, atenta a la recolección,
decidirá cuál de aquellos disfrutará
de permanencia en la luminosa alacena de la historia
en la que nadie termina de saciarse.

AVIONES DE PAPEL

Devuélveme aquellos amaneceres,
cuando madre nos abría las ventanas de la mañana
y quedaba inaugurado el verano.
¿Recuerdas?,
el trino de los vencejos prendido en sus pestañas
nunca nos miró de manera tan bella,
rompían sus besos salinos contra nuestra frente adormilada,
mientras nuestras ilusiones cabalgaban por el horizonte más lejano…
¿Escuchas? Son los vencejos,
aviones de papel sobre un azul crayón,
nos lazaban paquetes de tebeos,
nos proveían de tardes sin final,
terminábamos con las rodillas contra el pavimento,
¡Arriba! Y vuelta a empezar…
Eran mañanas de rocío entre las sábanas,
fantasiosas tardes de dulce aburrimiento,
cuando en bicicleta escapábamos de los deberes del colegio.
Éramos proscritos de la siesta por ser huérfanos de sueño,
y dormitaba, en las alcobas del futuro, nuestra lujuria del deseo.
Devuélveme aquellos amaneceres
y el escuchar de nuevo
la nítida verdad que anida en el vuelo del vencejo.

CASA COMPARTIDA

Un di´a de lluvia interna
viniste a mi casa
a abrir de par en par sus ventanas,
a apuntalar con deseos y suen~os sus paredes,
a no tocar sus grietas.
Fundaste nuestro hogar en cada rinco´n,
te hiciste un hueco a la derecha de la cama,
sin disputa, sin claudicacio´n,
como ocurre lo que es inevitable.
Te hiciste guardiana de mis desvelos,
te convertiste en mi propio desvelo,
la casa ardio´ en una hoguera compartida,
en mayo, florecio´ en tu pecho una flor perenne,
en el mi´o de deshojo´ un crisantemos en mil pavesas,
¡que´ senda ante nosotros se extendi´a…!
Nadie se salva solo
y un cielo en un infierno cabe,
no conocimos la manaña, la tarde… el di´a,
todo fue una eterna noche luminosa,
de lunares de estrellas, tu vientre,
de luna, mi pecho abierto,
con los grillos como testigos,
no se oficio´ mejor casamiento
sin lazos que aprieten el corazón, la razo´n, el deseo,
el amor de dos perdidos en un suen~o…
Legados Ediciones

APENAS UN BOCETO [Mi poema]
Pablo García Baena [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Pintar, pintar…, yo ya no pinto nada,
que soy como el pintor que está acabado,
la brocha de no usar se le ha secado,
del bote la pintura en desbandada
en busca de otra novia le ha dejado.

No encuentro ni pinceles ni pintura,
ni tela en que trazar, ni un caballete,
tampoco una paleta, que un juguete
he sido aquí agarrado a una locura
tratando de evitar que el lienzo agriete.

Quizás nunca he pintado, eso es bien cierto,
quizás todo haya sido que he creído,
quizás es que pintar nunca he sabido
llevando mi expresión hacia un buen puerto,
en óleos y en colores me he perdido.

Pues miro y solo queda el diluyente
y el trapo de borrar lo que antes se hizo,
la espátula sujeta está a un hechizo,
sin antes ni futuro ni presente
boceto es que empezó y ya se deshizo.
©donaciano bueno

#Un mal boceto...? Share on X

MI POETA SUGERIDOPablo García Baena

(Príncipe de Asturias en 1984)

Hace ya tiempo que no sé de ti

A Cándida Guerrero Natera

Hace ya tiempo que no sé de ti
y está la sierra como te gustaba
con el otoño.
Por Escalonias y por San Calixto
a las primeras lluvias han crecido
las hierbas y una seña silenciosa
me entregan tuya en verdor y aroma.
Las ciervas ramonean acebuches
y está la brama resonando fiera,
en el fragor del monte su sollozo.
El venado de sombra taciturna
alza la cuerna como un candelabro
que incendiara de celo y oro el bosque,
y el jaro jabalí híspido bate
el hosco ramo prieto de la encina,
tal me decías.

Hace ya tiempo que callas, lejana.
Mañana de los lunes en el viejo
archivo provincial, legajos, cintas
rojas de las carpetas, boletines.
Todo el oficinal rito perenne
se estremecía al aire del lentisco,
al varear de juncos en las fugas,
al corno inglés en óperas de Weber.

Y queda aún olor de jara y pólvora,
en el veraz relato, entre tus manos,
hace ya tiempo.

Y pienso en ti y sonrío y me es grata
tu memoria, como una prenda usada
de abrigo al calofrío de la casa.

Amantes

El que todo lo ama con las manos
despierta la caricia de las cítaras,
siente el silencio y su pesada carne
fluyendo como ungüento entre los dedos,
lame la lenta lengua de sus manos
el hueso de la tarde y sus sortijas
se enredan en el ave adormecida
del viento. Labra en mármoles de humo
el cuerpo palpitante del abrazo
extenuado cual cervato agónico,
y con el pico frío de sus uñas
monda la oliva efímera del beso.
El que se ama solo, el que se sueña
bajo el deseo blanco de las sábanas,
el que llora por sí, el que se pierde
tras espejos de lluvia y el que busca
su boca cuando bebe el don del vino,
el que sorbe en la axila de la rosa
la pereza oferente de sus hombros,
el que encuentra los muslos del aljibe
contra sus muslos, como un saurio verde
sobre el mármol desnudo e inviolado,
ese que pisa, sombra, desdeñoso
el pavimento de las madrugadas.
El que ama un instante, peregrino
voluble, de flauta hasta los labios,
de la trenza al cítiso, de los cisnes
a la garganta, de la perla al párpado,
de la cintura al ágata, del paje
a la calandria y tras él, silente
va talando el olvido de las mieses altas,
tirso áureos de espigas, leves brotes,
todo un bosque confuso de recuerdos,
y él va cantando, ruiseñor nocturno,
capricho y galanía, bajo la luna.
Y el que besa llorando y el que sólo
sabe ofrecer y aquel que cubre el pecho,
para no amar, de oscuro arnés, sonrisa
y un gerifalte lleva silencioso
devorando su corazón de gules.
Todos, la noche maga con su rezo
los enloquece, clava en sus pupilas
el helor de su vaga nieve negra,
les da a beber rencor entre sus manos,
los hurta en el arzón de sus corceles,
los trae y los lleva como mar en cólera,
coronadas las olas de sollozos,
de cabelleras náufragas, de sangre,
y los devuelve dulces, poseídos,
hasta la playa bruna y solitaria.

Antiguo muchacho

Entre la noche era la madreselva como de música
y el sueño en nuestros párpados abejas que extraían
de las lluviosas arpas del otoño
un panal de violetas y silencio.
Con un escalofrío se presentía entonces el amor fugitivo
como un trovador, bello de lazos y de cintas,
que, junto a un cenador donde una tea alumbra,
bajara por la escala del desmayado cuerpo de la infanta
al par que entre la fronda el ruiseñor perfuma de armonía la noche.
Erraba en las almenas un vago suspirar de abandonados velos,
de cabelleras lánguidas flotando en los estanques
y un ajimez quedaba solo frente a la luna
adormecida por el laúd de los besos.
Revivo la mirada pálida de los espejos
y mi rostro preguntando en su oráculo,
y la mano que repasaba, lenta, mis mejillas, mis labios.
Había una ventana donde el mar convertía en espumas sus cisnes,
y en los aparadores bandejas con membrillos cocidos
y el tarro de las guindas,
y las cidras frías por el mármol de la madrugada,
y los dulces de piñonate en su estrella de papel rizado.
El domingo escalaba con su luz amarilla,
con su parra latiendo de áureos cimbalillos,
los álamos sombríos del invierno,
y las horas, veloces, agitaban sus pétalos
como rosal que deja su nieve por el aire.
Y la noche llegaba al campo reclinando su cabeza en los montes,
y un miedo suave bajaba con el ladrido de los perros por las cañadas,
y la última garza de la tarde dormía entre los juncos.
Decidme dónde tengo aquel niño con el cuelo sujeto de bufandas
y la enorme mosca negra de la fiebre aleteando en mis sienes,
y en torno de mi lecho, Sandokán con la perla roja en su turbante
y Aramis perfumado de unción episcopal,
y Robinsón bajo el verde loro balanceante de los bambúes.
Aquel cerrado mirador, entre lutos,
donde paraban todos los años la Oración del Huerto
cuando el Jueves Santo gemía en su larga trompeta morada.
Y la Virgen Dormida, en un agosto de bengalas,
y los muertos contemplando desde su balaustrada de ausencias
las débiles lamparillas de la noche de Todos los Santos.
Llovía en los cristales. Ahora, silenciosos, vuelven tristes perfiles,
voces que pálidas renacen,
como hojas arrastradas a un otoño de olvido.
Y como el nadador, dichosamente cansado,
deja escurrir los dedos del agua por su cuerpo desnudo
volviendo su mirada hacia la playa,
así a ti me vuelvo,
buscado tu sonrisa en mi sonrisa,
tu mirar en mis ojos
y tu honda voz pura, antiguo muchacho,
fluyendo como un agua fresquísima
del manantial cegado de los días.

Arca de lágrimas

¿Quién sois, Señora, que dejáis vuestra casa sobre la cuesta,
vuestro camarín de buganvillas y luces
y vais llorosa en noche de tambores
-otra vez los tambores, ahora en gloria fúnebre-,
Señora enlutada que camináis hacia los patíbulos?

El madero se yergue sobre el monte
y pende a punto de caer el fruto bendito,
acorred, Señora de los ajusticiados.

El condenado grita en la noche: Padre.
No es a Vos, humanísima, no divina,
amarga sólo y sólo en la amargura entreabrís vuestros labios.
Y está la noche erizada de tambores,
cientos de años bajando en soledad
por el monte de la calavera,
vuestro manto empapado en el lodo y la sangre
por siempre jamás, Madre del supliciado,
la voz encomendándote: Mujer, ahí está tu hijo,
el reo, el acusado, el hombre.

Otra vez los tambores anuncian la ejecución
junto a la tapia blanca,
Señora que acudís sola en vuestro sollozo,
las lágrimas lloviendo silenciosas.

Llagas de la tortura en las celdas,
fiebre de heridas en las sábanas coaguladas de los hospitales,
blanca sobredosis de luna sobre el crimen.
Rasean los tambores con el vuelo de las rapaces amarillas,
la quieta brasa de sus ojos brillando
sobre las osamentas de la guerra y el hambre,
y el vacilante abandono de la razón
cuando el dedo de infamia señala las tinieblas exteriores.

Sin duda estáis cansada en vuestro acuitamiento,
Señora que presides la noche de la necesidad,
escalera, lienzos, sepultura.
Vuestro pueblo os aclama y a la vez -no callan los tambores-
brillan en vuestro corazón los cuchillos del abandono,
y florecen en vuestras manos los juncos marinos de las espinas,
el férreo lirio sangriento de los clavos.

Señora que camináis al atardecer
tras el cadáver rígido sobre el frío de la losa,
sobre la terca ceguera de los hombres
marcados como el rebaño con la señal del matadero,
Señora que volvéis los ojos
en la fatiga de la compasión
-velan aún, confusos, los tambores-,
ayúdanos, Altísima.

Elegía

Me envuelvo en tu recuerdo
como en nieblas secretas que me apartan del mundo.
En la calle sonrío al amigo que pasa,
y nadie,
nunca nadie
adivinó mi muerte bajo aquella sonrisa
ni el frío sin consuelo de mis ojos que ciegan
pidiendo de los tuyos más desdén,
más veneno.
Ahora que la tarde se derrumba en las sombras,
y que el libro de versos resbala por mis manos,
ahora que la lluvia llora por los cristales
de mi ventana,
y llanto va a caer de mis ojos,
antes de que una mano encienda la dorada
llama de mi quinqué,
dime si tú no sueñas en tu balcón, ahora
que la lluvia nos une a los dos con sus lágrimas,
o si sobre el teclado de tu piano oscuro
agoniza Chopin
bajo tus manos trémulas.
Nunca sabrás el loco deseo que me tortura
de cautivar tus labios bajo mi boca ávida,
y sentir el latido de tu sien en mi mano
aprisionada como un pájaro aterido.
Pero no sabrás nunca nada de mi deseo.
Nada de cuando pienso desgarrar con mis dientes
los azules canales de tus venas
y juntos
morirnos desangrados, confundidas las sangres.
Pero estamos ajenos.
Yo sigo en mi ventana,
y tú soñando en otro mientras Chopin suspira,
ahora que aún no arde en mi quinqué la luz
y que a los dos nos une la lluvia con sus lágrimas.

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MI COCHE ES UN CACHARRO [Mi poema]
Manuel Romero de Aquino [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Yo tengo un coche viejo que no para
de echar ventosidades,
si alguna vez reprocho se me para
o finge no entender, no da la cara
y escupe por un tubo suciedades.

Le insisto que al planeta contamina
y me hace una peineta,
que el tipo no es un coche, es una ruina,
me dice, ¡anda muchacho, ve y camina!
y acaba por lanzar su pedorreta.

Mi coche mas que loco, es turulato,
disfruta haciendo ruido,
me observa como sufro a cada rato,
ausente me hace a mi pagar el pato,
de ser tan ignorante y presumido.

Que el tipo mas que coche es un cacharro,
tan solo una carcasa,
pues no tiene maneras y el muy guarro
pezuñas va metiendo por el barro
y a mi, cuando me ve, me toma a guasa.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDO:  Manuel Romero de Aquino

PERDONAME…

¡Perdóname, bien mío!
De inmenso amor arrobadores cuentos
nos relataba el río:
aún palpitaban del ardiente estío
en las fugaces auras los alientos.

Con cántiga amorosa,
daba su adiós al espirante día
la alondra melodiosa:
bajo inmenso dosel color de rosa
Héspero, rutilante, sonreía.

El astro soberano
al descender tras el roquero monte
que cierra el fertil llano,
trasunto hermoso del Edén cristiano
dibujaba en el mágico horizonte.

Tus ojos, como espejos
reflejaban también aquellos rojos
y dorados reflejos:
tu mirabas allá, lejos, muy lejos…
y yo te devoraba con mis ojos.

¡Perdóname, bien mío!
Todo invitaba amores, alegría,
demente desvarío:
la tierna alondra, el murmurante río,
el sol de ocaso, el fugitivo día.

¿Quién se hubiera cuidado
de humanos males ni mundanos dolos?
Tú al mío, yo a tu lado,
¡solos, mi bien! hubiéramos estado,
sin nuestro tierno amor, nosotros solos.

«Mi amor a tí–decía–
arderá como el sol que siempre arde:
ese sol, alma mía,
da en otros horizontes vida al día
que aquí mata en los brazos de la tarde.

Sus alas extendiendo,
la plúmea turba al aire ofrece en salva
sonoroso estruendo,
la tarde aquí con pena despidiendo,
allá dichosa saludando al alba.»

El día, agonizante,
suspiraba quizá por la luz pura
que, al sonreirme amante,
derramaba en mi pecho palpitante
de tu mirada intensa la ternura…

¡Perdóname, bien mío!
Todo, menos tu faz y mi alegría,
tornábase sombrío:
calló la alondra, adormecióse el río,
bajó al abismo el sol, expiró el día…

–«Qué dichosos instantes,
viendo el alba nacer en esos otros
horizontes distantes,
las almas gozarán de dos amantes
tan felices tal vez como nosotros.

¡Ellos más…! Aquí mata
nuestro bien, la que odiamos, noche impía;
allí la aurora grata
que en fúlgidos torrentes se desata
les ofrece de amor entero un día!»

Tus frases de amor llenas,
desbordaron, rompiendo de mi calma
las frágiles cadenas,
un mar de hirviente lava por mis venas
y otro mar de delirios por mi alma.

¡Perdóname, bien mío…!
Pusieron contra tí del alma mía
en el volcán impío,
su amor la alondra, su murmurio el río,
su ausencia el sol, su negra noche el día.

Cediendo tu fiereza
en mi seno estreché con embeleso
tu celestial cabeza…
¡Y el último fulgor de tu pureza
partió con el rumor del primer beso…!

¡ADIOS, LA NAVE! (FRAGMENTO)

Ya se ha borrado la estela
que bordaba aquella nave,
que al impulso de su vela,
sobre los abismos rueda
ráuda y gentil como el ave.

Ya en lid con los elementos
en el ancho mar a solas,
no traen hasta mi los vientos
los rumorosos lamentos
de aquellas vencidas olas;

y apenas la vista alcanza
su velámen arrogante,
que se ofrece a semejanza
de blanco espectro gigante,
alzándose en lontananza.

¡La nave…! ¿Quién sabe cierto
si los que surcando van
de los mares el desierto
llegarán salvos al pueblo?
¿Quién sabe si volverán?

¿Quién sabe si el mar aborda
detrás del eco postrero
de la canción lenta y sorda
que, recostado en la borda,
canta el bravo marinero?

Mi ser tras de ti se lanza;
sólo allí, en la inmensidad,
el alma a entrever alcanza
de su insegura esperanza
la anhelada realidad.

Del infinito en presencia,
sólo la vital esencia
puede sentir explicable
el eterno e insondable
misterio de la existencia.

Volemos, nave querida,
lejos del mundano lodo;
la inmensidad nos convida,
y siento que es dulce todo
lo que aleja de la vida.

Las aguas del mar envuelve
en su seno y sube, sube,
y otra vez se las devuelve
cuando en lluvia se resuelve,
limpias y dulces la nube.

Y es que del mar la amargura
al subir de si destierra,
y el agua es tanto más pura
cuanto mayor es la altura
que la aparta de la tierra.

¡La nave, adios! Muere el dia
y plácida noche en calma
su primer beso te envía:
al mundo paz, a mi alma
profunda melancolía….

A MI LIRA

Amaremos a la aurora
que arrulla tierna a los días
en la cuna,
y a la tibia luz que llora,
llena de melancolías,
blanca luna.

A las gotas de rocío,
que engalanan con diamantes
a las flores,
y al que alegra el bosque umbrío,
gorgear de los amantes
ruiseñores.

De las líquidas serpientes,
las de espumosas escamas,
los acentos,
y las selvas y las fuentes
y las hojas y las ramas
y los vientos.

Al celaje caprichoso
que de mil raras visiones
formas toma;
y al arrullo cariñoso
con que alegra a sus pichones
la paloma.

A la noche, cuyos duelos
en su manto de topacios
lleva escritos;
amaremos a los cielos,
amaremos los espacios
infinitos.

Amarás tú mis canciones,
yo el encanto que suspira
tu ternura;
tú mis versos, yo tus sones,
tú a tu dueño, yo a mi lira
¡qué ventura!

Almas para el bien nacidas
que perdidos sus lamentos
gimen solas,
naves son ¡ay! sumergidas
al embate de los vientos
y las olas.

¿Lloras mi lira? ¿Estás triste?
No nos suma en sus abismos
la amargura.
Dios nos dió el raudal que existe
dentro de nosotros mismos
de ventura.

Lloraremos la alegría,
reiremos indiferentes
los enojos.
Y agotáranse algún dia
tus suspiros y las fuentes
de mis ojos.

Yo te daré mis canciones;
tú la voz que en mi ser deja
dulce calma;
yo mis versos, tú tus sones;
yo un ¡ay! triste, tú una queja,
¡yo mi alma…!

ROMANCERO FILIPINO

XV
Regalo son de los ojos,
haciéndolas menos densas
y bordando de la noche
las misteriosas tinieblas:
un luminoso suspiro
de la luna macilenta;
¡del astro que lejos muere
la despedida postrera!
la luz temblorosa y pura
de mil millares de estrellas
que errantes chispas encienden
sobre las ondas serenas;
huyendo de los esquifes,
murmurándoles sus quejas,
fosforescentes espumas
por irritadas más bellas;
nieve, purísima nieve,
dormida en las aguas quedas
y que azoran, de los remos,
las sacudidas violentas:
destellos que multiplican
las armas de los cincuenta
que van a Máctan, del Régulo
a vengar la grave ofensa,
y que en la costa enemiga
marcaran, antes, sus huellas,
de que las nocturnas sombras
avergonzadas por feas,
se escondan viendo del alba
la blanca faz hechicera.
Avanzan como los vientos
las navecillas ligeras,
y presto en Máctan embisten
de la playa las arenas:
Hernando de Magallanes
dictó consigna severa
y desembarcan los bravos
de sombras con apariencias;
porque tal es el silencio,
que no se mueve una lengua
ni para alzar sus ruidos
tienen las armas licencia,
y de los mismos esquifes
enmudecen las maderas
y hasta las olas acallan
el rumor de la marea;
que las órdenes de Hernando
no quieren desobediencias…!
Es todo inutil; al punto
se oyen las voces aquellas
agudas, desapacibles,
que repetidas se alejan
lo mismo que las del eco
volando de sierra en sierra,
con las que anuncian los indios,
habiendo ocurrido apenas
la cautelosa llegada
de la falange extranjera;
mostrando con sus aullidos
y con vivir tan alerta,
que nunca abrigaron duda,
antes tuvieron certeza
de que los de España irían
a castigar la insolencia
del altanero cacique;
sin afligirles más pena
que no poder de los tiempos
quebrantar la ley suprema,
acelerando las horas,
para sus ansias tan lentas!
que han de aguardar impacientes
antes de lavar su afrenta.

Al ver burlado el misterio
con que trataban ausencia
mentirles, juzgan más próxima
la vengadora refriega,
y al viento dan los aceros,
apoyanlos en las piedras,
y de las lucientes hojas
probando la resistencia,
llegan a poner las puntas,
de las guarniciones cerca;
y al clavarlas en el suelo,
sienten hervir en las venas
de sus abuelos la sangre,
que fué su mejor herencia,
y acariciando la santa
memoria de sus proezas,
murmuran–¡desperta ferro!–
siguiendo la usanza vieja.

Forman un compacto grupo
dispuestos a la pelea:
bostezan los arcabuces
mostrando sus bocas negras;
que ansían vomitar muerte
y les aburre la huelga:
suena el clarín sacudiendo
de su mudez la vergüenza,
y a su son acude el dia,
precedido de la incierta
luz del alba, como nuncio
de su próxima presencia.

Ven entonces los guerreros
de enemigos nube inmensa,
llenando apiñada masa
toda la tendida cuesta
desde donde acaba el llano
hasta donde el bosque empieza.

La viviente mancha obscura,
las incontables ballestas
las innumerables lanzas
juntas cual lluviosas hebras,
todo obscuro como el bosque
que guarda sus madrigueras,
todo inquieto cual las ramas
que sacude la tormenta,
preséntase prolongando
la espesura de la selva.
¿Qué es aguardar? Magallanes,
al ver que con impaciencia
por la cifra de contrarios
multiplica su fiereza,
dirigiéndose a su hueste
dice las razones éstas:
–«El santo nombre de Cristo,
la noble gracia del César,
y la gloria de la patria
y la limpia fama nuestra
los estáis viendo ultrajados
por aquella vil caterva,
y de su venganza os hacen
la generosa encomienda.

Los que nacen en España
sólo conocen dos sendas:
o morir, para honra propia,
o vencer, para honra de ella.

Cuanto hasta el presente hicimos
va jugando en esta empresa;
ved lo que puede costaros
un momento de flaqueza.

La causa que sustentais,
de batallar la experiencia,
el corazón y las armas;
toda la ventaja es vuestra.

¡Compañeros! nuestras glorias
son de los salvajes presa;
vamos por ella, llevando
rayos de acero en la diestra,
el agravio, en la memoria
y la fé, en la Providencia!»–

El grito de «Dios y Patria»
ruje la hueste de Iberia,
y al punto hacia el enemigo
emprende veloz carrera
estremeciéndose, altiva
y feroz, con la soberbia
de leones irritados
que sacuden las melenas;
los alaridos del indio
turban la región serena
del aire, y la muchedumbre
de los contrarios, inquieta,
en sinuosas oleadas
agítase, a la manera
con que a los ojos se ofrecen
las ondas altas y lejas,
o las mieses que combaten
los vientos de la pradera.

Forman cerrada techumbre
en el espacio las flechas
despedidas por los indios
con vigorosa destreza,
y de las finas corazas
el temple ponen a prueba,
hasta parecer dudoso
lo eficaz de su defensa;
llegan, hieren y rebotan
sin un instante de tregua
y es pavoroso redoble
el que sin cesar resuena,
imitando el que produce
de granizo nube espesa,
cuando los vidrios azota
con iracunda violencia.

Ruje de los arcabuces
la detonación siniestra
y ante sus fuegos los indios
de vacilación dan muestra;
más, prestos, cual si escuchasen
amenazadora arenga,
con nuevo aliento sacuden
la momentánea tibieza,
y los que detrás combaten
cierran sin temor las brechas
en que rompe el plomo hirviente
las avanzadas hileras,
y no cede de los indios
la pertinaz resistencia,
y van pasando las horas,
y aquella humana barrera
si cien veces viene al suelo
otras cien se alza más recia.

Sobre el enemigo bando
corre la mesnada ibera,
empeñándose la lucha
más fragorosa y sangrienta.

Las incansables espadas
relumbran como centellas,
y dan a sus rudos golpes
robustas lanzas respuesta;
saltando bajo las mazas
las armaduras deshechas,
por el campo estremecido
hacen abundante siembra
de hombreras, petos, celadas,
brazaletes y escarcelas.

Los de España sus aceros
con ambas manos aferran,
y a su filo no resisten
las enemigas rodelas,
y divide el mismo golpe
hasta el pecho las cabezas,
y parece, al descargarle,
que surge de una caverna
el ronco aliento, imitando
esa saña, ese ardor, esa
respiración del labriego,
ruidosa, cuando maneja
el hacha y gigante tronco
desmenuza en leves leñas;
y para espantar las almas
abren tan cumplidas puertas
que al salir, aún las más grandes
se sienten harto pequeñas:
todo fuego, todo llamas,
lumbre todo en la contienda;
las rojas chispas que al choque
de los hierros centellean,
los rayos de las pupilas,
el ardor de la ira ciega,
el resuello incandescente,
el mar de sangre que humea…!

Al fin, el tesón desmaya
de su brava resistencia
y las enemigas turbas
guarecense en la floresta,
de mortal pavor transidas,
arrastradas y dispersas,
como al rugir de los vientos
las pálidas hojas muertas,
cumpliéndose la de Hernando
a Amábar brava promesa.

Tras de ellos los españoles,
con bien escasa prudencia,
prosiguiendo la victoria
van a la espesura negra,
y de los contrarios muertos
dificultando la cuenta
es cruel carnicería
la que fué función de guerra,
y es angustioso lamento
lo que fué rugir de fieras.

Apaga la luz del día
de humo negro nube espesa;
rásganla voraces llamas
incendiando la ancha esfera,
que a los deslumbrados ojos
miente tempestad horrenda,
y aquella sangre, que baña
monte y llano por doquiera,
parece la roja lluvia
de aquella nube bermeja.

La morada del cacique
y las vecinas viviendas
de los indios principales,
son sólo incendiaria tea
a cuyo contacto el bosque
se inflama en gigante hoguera,
de la victoria de España
solemnizando la fiesta;
pero pronto aquella lumbre,
breves momentos risueña,
lo mismo que de las hojas
hace del placer pavesas,
y es antorcha funeraria
que alumbra con llama tétrica,
la realidad espantosa
de las humanas miserias…!

Seguido de algunos pocos
soldados, con marcha presta
Hernando de Magallanes,
siguiendo angosta vereda,
adelanta sin recelo,
ni cuidar de que la senda
se prolonga entre dos vallas
de impenetrables malezas,
cuando una lanza traidora
salida de entre las breñas,
rápida, pujante, aguda
como acerada saeta,
sin que su poder resista
la coraza milanesa,
de peto, espaldar y entrañas
desmiente la fortaleza,
y del pecho del caudillo
lanza el alma gigantesca;
veda el color al semblante
la savia de sus arterias
apareciendo en las armas
el carmín que al rostro niega;
cae el acero de sus manos,
alza una mirada inmensa
al cielo, ruge, desmaya,
y, cual coloso de piedra,
cuando a plomo se derrumba
hace trepidar la tierra….

Acúdenle los soldados
con estéril diligencia;
no salen los españoles
de la terrible sorpresa
vanas son las esperanzas;
sola su desdicha es cierta;
¡no le tornan a la vida
juramentos ni querellas…!

Cuando cumple a la Fortuna
mostrarse con él espléndida,
le asalta traidora muerte,
le aguarda salvaje huesa;
pero logra el buen Hernando,
por preciada recompensa,
¡aquí abajo eterna fama
y allá arriba gloria eterna!

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ACERCA DE MÍ VIDA [Mi poema]
Rosa Berbel [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Os cuento que yo un día vine aquí
como tú, como aquel y ese que pasa,
sin saber para qué, ¡menuda guasa!,
y hoy son tantas las dudas que sufrí,
tanto tiempo pasé pensando en mi
que al ir a recordar me sobrepasa.

Tengo un cuerpo, conozco su argamasa,
la siento, la presiento, me presiona,
hay veces que diría me abandona
y otras, ¡ay!, me parece que se pasa
¡cómo duele, jodida, esa carcasa!
me quejo, caso no hace, ni perdona.

Y hasta un alma hay quien dice que yo tengo,
si es verdad te diré que no la he visto,
nadie piense que al hecho me resisto,
que soy ciego o dudando me entretengo,
si ella existe es el fruto del devengo
que pactaron mis padres y el modisto.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDO: Rosa Berbel

JUSTICIA POÉTICA    

Quiero conocer a todas mis madres
reconstruir mi linaje y mi conciencia
a partir de los versos las renuncias
las huellas de todas las mujeres
que he sido al mismo tiempo.

Quiero una larga estirpe de mujeres valientes
que han escrito poemas
después de hacer la cena
y han vivido el exilio
dentro del dormitorio.
Reconocerlas libres brillantes y caóticas
retratando monarcas
sublevando las formas
componiendo sonetos
en una Europa en llamas.

Quiero sobrellevar la carga de la historia
convertirme en relevo
nombrarlas
sin esfuerzo.
Pronunciar con propiedad
el término familia.

(En Supernova, Bandaàparte Editores, 2016)

PLANES DE FUTURO

Tenemos cuarenta años y un trabajo que odiamos
que nos hace pagar las facturas
llegar a fin de mes
tener eso que llaman dignidad
y que se siente igual que la tristeza.

Tenemos un trabajo y un piso en la playa
pero ante el mar soñamos
un milagro
nuestra ropa en la arena como entonces
y quedarnos así a la intemperie
uno enfrente del otro
con toda la extrañeza de los cuerpos
desnudos con esta luz precaria
con un amor que existe y no nos basta.

Tenemos cuarenta años y dos hijos que corren
que gritan y que lloran
porque la arena está demasiado caliente
porque nosotros discutimos
porque no hay nada aquí que nos divierta.

Tenemos casa hijos y demasiado miedo
a la muerte el cáncer de pulmón
a los contratos temporales
como la gente normal
miedos de gente feliz miedos felices
como este insomnio dulce de los días
laborables esta nostalgia común
y rutinaria.

Tenemos cuarenta años y un país que no nos nombra
no cogemos aviones
porque hemos olvidado
cómo decir te quiero en otras lenguas
la violencia del viaje las alturas
cómo dormir tranquilos en hoteles lejanos
donde nadie nos llama por las noches.

Tenemos cuarenta años y una vida feliz
sin contratiempos
una vida segura
equilibrada.

Pero después del amor de la rutina
de la clase media
la propiedad particular
la realidad regresa inconformista.

PRECUELA

En aquel tiempo extraño,
los amigos se habían mudado lejos,
los lugares antiguos de la infancia
se habían transformado para siempre
con la prisa salvaje de los años perdidos.

Dejábamos de usar los verbos en plural
por pereza de ser ya demasiados.

De nada nos sirvieron los recuerdos,
heredados y antiguos,
sonriendo de verdad o de mentira,
porque nada supimos de los otros.

En aquel tiempo extraño y fariseo,
tuvimos muchos hijos
a los que no quisimos poner nombre.

Aunque quizá todo esto
ahora no nos baste.

Pero en aquel momento,
tan niños y tan sabios,

esperábamos ya la plenitud
de agosto, y de las playas llenas,
las discusiones tristes,
los besos de puntillas,

de este futuro que era impermeable.

NUNCA NADA NADIE *

Me pregunto con cuánta de esta gente
volveremos a estar o cuál será su nombre
si tendrán esta rabia común
por las malas jugadas de la vida
o esta felicidad momentánea
y dorada
que atraviesa los parques y las manos
si este espacio que ahora compartimos
será mañana otro si mañana seremos
quizá otros y nos conoceremos desde cero
y no recordaremos el momento
en que pisamos juntos estas plazas
la canción que sonaba en aquel saxo
aquel niño perdido que lloraba en el suelo
o la belleza fugaz
de los semáforos
en los que todo el mundo se besaba.

*Nunca, nada, nadie. Tres palabras terribles, sobre todo la última.
Antonio Machado

PRIMER AMOR

Era verano entonces y a nosotros
nos picaban las piernas del sudor
y la euforia.

Desde aquel día parece que los demás
tan tibios
se quieren siempre menos.

MANUAL DE SUPERVIVENCIA PARA SALIR DEL NIDO

1. Hablar más de la cuenta. La calidad
sucede en la abundancia.
Cuídate del silencio de los otros.
2. Acumular tarjetas de visita
como valiosos restos arqueológicos.
Nunca sabes qué pueden revelarte.
3. No perdonar jamás a quien olvida
tus fechas importantes.
No acumules amores sin memoria.
(No olvidar este punto).
4. No simular congoja ni tristeza
cuando olvides las fechas importantes.
No acumules amores rencorosos.
5. Al menos una vez cada dos meses,
redescubrir objetos olvidados.
¿Sigue siendo posible, todavía,
la ilusión fantasmal de los descubrimientos?
6. No olvidar tus orígenes.
Escarba, si es preciso, la tierra de los parques
con manos de urbanita.
7. Mantener intachables los prejuicios.
Las cosas suelen ser, salvo excepciones,
igual que parecían.
8. Cuidar la superficie.
Líbrate de quien teme las fachadas.
El interior real de las cosas reales
provoca claustrofobia.
9. No tener nunca ganas de marcharse.
Decir adiós es triste y es mentira.
10. Dejar que entre la luz.
Deja que entre la luz
y te despierte.

CRECER ES

Andar más, con más miedo,
por calles más vacías,
no creer en otros mundos
posibles o imposibles,
hacer daño a los otros sin palabras,
comprar cosas usadas por el placer
extraño de su tacto,
vender cosas,
romper cosas que nunca hemos tenido,
arrojarlas al fuego como quien cambia
la hora
de todos los relojes de la casa
para poder perder un poco el tiempo.

QUEMAR EL BOSQUE

Nos observo en la calle un día nublado,
como niños muy viejos jugando sin permiso
junto a máquinas sucias de conservas.

Estamos en el centro de la imagen,
nuestros rostros pequeños en el centro de todo,
con una luz encima.

Todo está muerto aquí, y sin embargo,
la basura expandía los límites del mundo,
como una geografía improvisada.

Inventamos un juego,
que consistía primero en pedir algo,
en estricto silencio.
Un deseo, tal vez,
una idea primera de la suerte.

¿No era esto madurar: elegir cosas
y esconder la elección a los demás?

Girábamos después sobre nosotros,
distraídos y torpes,
con todas nuestras ganas, una vuelta
tras otra,
el máximo posible de minutos.
Ganaba el que aguantara
por más tiempo,
esquivando el mareo o el cansancio.

Tú y yo siempre perdíamos.
Hemos vuelto a perder en esta escena.

Pero el hallazgo era nuestra suerte:
descubrir que los trazos del cuerpo y sus excusas
condicionan el resto del paisaje.

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AMORES SIN FUTURO [Mi poema]
Ana Merino [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

El pasado es pasado y ya no existe,
se ignora si el futuro existirá,
¿el presente? es el hoy y está muy triste,
pues no logra entender por qué tú huiste,
si a tu ausencia al final resistirá.

Así fuera algún dios quien decidiera
las pautas que marcaran tu destino,
e hicieran retomar otro camino,
y que este que anduviste se perdiera
en busca de otro sino.

Posible en tu cerebro se incrustaran
las ansias por tomar más altos vuelos,
dejándote enganchar a otros anzuelos
que a ti con más ahínco se abrazaran
calmando tus desvelos.

Mis lloros hoy se mezclan con el río
dejando los arrastre la corriente,
haciendo mil regates insistente,
que van como le indica su albedrío,
cual cántaro a romperse va a la fuente.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDO:  Ana Merino

CARTA DE UN NÁUFRAGO.

Con el consentimiento de la nieve
caminaré despacio.

Alguien habrá que espere junto al fuego
y yo, que estaré ciega por el frío,
haré paradas breves,
sacudiré el paraguas y empezaré de nuevo.

El único secreto es no sentirse
inmensamente lleno de verdades.
No aceptar nunca las invitaciones
que la neblina
sugiere al anidar con sus disfraces
de paisaje feliz, de grandes sueños.

Alguien habrá que diga, se ha perdido,
alguien saldrá a buscarme,
y llevará el calor de una botella
donde podre mandarte este mensaje.

Adoración nocturna

Para Luis Muñoz

Que te devuelvan el tiempo de los lunes
y los hagan festivos en tu agenda
para que la semana no te pese tanto
y puedas sentir los dientes de las calles
mordisquear con ternura
el último tramo del domingo.

Que te devuelvan las horas de los lunes
y las puedas guardar entre las sábanas
para que la ciudad se duerma en tu regazo
y se llenen de ti los que te miran.

Que te traigan el ritmo de los sueños
y los puedas bailar,
que la luz de tu abrazo
se guarde algún secreto.

Que los lunes se aprendan
de memoria tu cuerpo.
Que no le falte nada a tu universo
porque el dios de la noche
el lunes descansó
para esperarte.
De «Compañera de celda» 2006

Algunos susurros en la memoria…

Algunos susurros en la memoria
son voces familiares,
sonidos que decrecen
en cada latido.

Los labios se desfiguran
por un olvido que erosiona las imágenes
y hay olas que escarban
con uñas transparentes
golpeando el vientre de las rocas.

Y los veranos inmensos
son parte de barajas
que perdieron espadas y bastos
en batallas y meriendas.

Ni las tormentas son las mismas
ni los segundos desde el rayo
hasta el trueno diabólico.

Ni siquiera ya me impresiona
el universo de noche
al dar la vuelta a la manzana.

Y todo porque nos volvemos ajenos
con nuevas lluvias y horizontes,
con la consciencia de lo efímero
y la dulzura del ensimismamiento.
De «Preparativos para un viaje» 1995

Carta de un náufrago

Con el consentimiento de la nieve
caminaré despacio.

Alguien habrá que espere junto al fuego
y yo, que estaré ciega por el frío,
haré paradas breves,
sacudiré el paraguas y empezaré de nuevo.

El único secreto es no sentirse
inmensamente lleno de verdades.
No aceptar nunca las invitaciones
que la neblina
sugiere al anidar con sus disfraces
de paisaje feliz, de grandes sueños.

Alguien habrá que diga, se ha perdido,
alguien saldrá a buscarme,
y llevará el calor de una botella
donde podré mandarte este mensaje.
De «Los días gemelos» 1997

Compañera de celda

No me obligues a vivir
como si cada instante
fuese la tarea acumulada
que dejamos para el último minuto.

Si quieres ser mi cuerpo
no me robes la calma
ni la penumbra de la tarde
que nace tras la bruma
de un bosque encantado.

He huido tantas veces de ti,
pero siempre estás a mi lado.
Tus rodillas y mi forma de llorar,
tus manos y mi sudor,
tus ojos y mi mirada.

No me obligues a vivir
pensando que no tienes ganas
de hacerte vieja conmigo,
que existo en ti por inercia,
que no te importa que me duela
saberte tan frágil.

He tratado de ignorarte,
de evitar la sensación
de tus dedos
cuando sienten la extrañeza
de unos síntomas grises.

Mi angustia
como un aliento fantasma
se aferra al sueño de la vida
y aprende a sonreír
con tu boca a los médicos.

Si quieres ser mi cuerpo
déjame adormecerme en tus párpados,
soñar que somos una sola,
y tú no me traicionas
en la mesa de un quirófano,
que vas a despertarte conmigo
de la misma pesadilla,
que vas a sentirme
más viva que nunca en tu garganta.

No me obligues a madurar
aprendiendo a leer
el mapa de cicatrices de tu cuerpo,
no quiero reconocer otra herida
ni que confundas
el desamor con las enfermedades
y sus nudos de fiebre.

Que no pague tu cuerpo mis pecados
en el naufragio azul de los océanos,
que la distancia sea
un reloj de metal y una tarde de nieve
donde la vida quiera
aprender a besarme en tus labios.
De «Compañera de celda» 2006

Deja vu

Vuelve a soñar
que en tus pies
te caben mis zapatos.

No le temas al tiempo
que has pasado
sin rozarte con mi sombra.

Tu cárcel de palabras
no me importa,
mis zapatos
están llenos de ti,
me perteneces cada vez que camino
por tu memoria suicida
de amante condenado
al desamor perpetuo.

Vuelve a soñar
que soy yo la que te mira
en el espejo del baño,
y tu abrazo me hace ser
idéntica a ti.

No le temas al tiempo
que dejaste pasar
cada vez que mis labios
evocaban tu rastro
de pequeño secreto
guardado en un reloj
con forma de juguete.

Vuelve a soñar
que nos cruzamos
en un desierto lleno
de lagartijas y aguacates,
y las mañanitas se transforman
en nuestro último baile.

Vuelve a soñarme ahora
que ya eres viejo
y me atrevo a buscarte
sin pedirte permiso
porque fuiste mi cuerpo
ya mi también me duelen tus cadenas.
De «Compañera de celda» 2006

Desamor

Sobre el dolor de estar
y no ser querido
pongo el mantel y espero la cena.

Cada habitación tiene un sonido
a modo de selva
o de tormenta.

Pero es en el baño
donde los espejos no disimulan,
escupen.
Cada rincón tiene su nido
y allí las arañas
preparan sus telas;
pero es en el patio
donde me dedico a despiojar niños
y aplasto las liendres con las uñas
como si fuese una gran cacería
de dedos largos
y pelo sucio.

Sobre el dolor se quejan mis manos
y yo me olvido, no existo;
ni siquiera a golpes abro la boca.
De «Preparativos para un viaje» 1995

El quinto cielo

Para Martín López- Vega

Seremos niños
cuando la muerte roce el quinto cielo.
Querremos abrazarnos
a la risa que deja la inocencia
en los tejados.

Maullidos de gato
que planean
tomar el territorio de las sombras.
Y nosotros debatiéndonos
entre un intento por volar
y un anhelo enfermizo
por querer escapar
de nuestro propio cuerpo.

Seremos niños
olvidando el olor que dejan los adultos,
el rastro de sus miedos
atado a las desgracias de las vidas ajenas.

La vejez será el eco
de los acantilados,
murmullo de cisternas
bebiéndose el silencio de la noche.

Seremos niños buenos
en ataúdes blancos
y trenzaremos sueños
humedeciendo el mimbre
en las aguas termales
de los cuentos de hadas.
De «Compañera de celda» 2006

Madurará tu obra

Caerás con tus pisadas.
Madurará tu obra
con ese nuevo gesto
de un paso equivocado
y el rostro por el suelo.

A veces los tropiezos
esconden otro rumbo
en donde los errores
no saben a fracaso.

A veces, aunque duela,
tenemos que caernos
y, desde lo más hondo,
tocar el infinito
en la lombriz sin ojos
que viene a saludarnos.
De «Los días gemelos» 1997

Nagasaki en cada aniversario

I
Abandonas tu sombra en el camino
y te empuja la niebla a regar el otoño
con lluvia de cenizas.

Quizá te reconozca la añoranza de otros
que esperan que tus pasos delaten y murmuren
el nombre de la nube
que arrancó los cimientos de tu casa.

No sabrás si tus hijos
te llamaron a gritos con la boca quemada.

Si quedaron pupitres
con niños olvidados
o la tierra abrazó todas las almas.

II
EL último secreto que guarda la memoria
me ha dejado muda.

En esta tormenta que huele a pasado
se parten las ramas de todos los árboles
y un largo paseo me invita a ser alguien
que no reconozco.

Le han traído al tiempo la voz de otro idioma
y lleva las uñas pintadas de negro
como los fantasmas que no se acostumbran
a ser epitafio.

No quiero oír mañana que mi vida
espera un destino detrás de los sueños,
que no puedo ahogarme en este presente
que nubla la tarde
y entierra en su lienzo
a todas las sombras.
De «Preparativos para un viaje» 1995

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DIGO VIVIR [Mi poema]
Raquel Lanseros [Poeta sugerido]New

MI POEMA…de medio pelo

 

Digo vivir y pienso hoy en la siesta,
vivir es despertarse lentamente
dejándose arrastrar por la corriente
gozando de bailar en esa fiesta
el tiempo en que la vida tienda un puente.

Vivir es enfrentarse a una partida,
un juego en el que dios es contrincante,
habiendo de mirar siempre adelante
conscientes que de entrada está perdida,
ni dios hay que la entienda, que la aguante.

Cogerte de la mano con la muerte,
y hacerla si es posible divertida,
tratando de evitar ver que se oxida,
y acaso maldecir tu mala suerte
sangrando como sangra por la herida.

Cambiar como el que cambia de peinado,
cazando va al dudar moscas al vuelo,
los párpados ajenos al desvelo,
tratándole al pensar como algo osado,
creyendo estar seguro de ir al cielo.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDORaquel Lanseros

(Premio Unicaja de Poesía, Antonio Machado en Baeza, del Tren el de Jaén de Poesía, así como un accésit del Premio Adonáis).

Je t’aime era una estatua,

un cruce de caminos por el que circulaban
la sofisticación y la vanguardia.

Je t’aime aterrizó esa noche en mi vida.
Puedo rememorar
Aquel sabor vehemente de fonemas
latiéndome en los labios.
Aconteció el verano y se vistió
de palabras francesas.

El boulevard del pueblo estaba engalanado
de escarapelas tricolores. El mar
y una pequeña orquesta celebraban
el bicentenario de la Revolución.

Nunca me había sentido
tan libre como cuando te besé
en el mismo momento que dos siglos antes
la esperanza tomara la Bastilla.

¿La volveremos a tomar nosotros
antes de que pasen doscientos años más?

En ocasión de todos los finales

Yo nunca resistí las despedidas
con su mezcla de muerte y precipicio
con el aroma amargo de la finitud
empalagando el ánimo
con esa luz de hielo matutino
que penetra debajo de los párpados.

Yo nunca resistí las despedidas
pero no sé por qué.
Me lo pregunto porque no ha supuesto
una sorpresa súbita casi ninguna de ellas.
He solido saber
con esa exactitud de los relojes
el lugar, el momento
la documentación y el escenario
en que sobrevinieron.

No hay engaño. El jueves diecinueve
era un jueves sin ti. Estaba escrito
mucho antes que las lágrimas
anunciasen el fin
y todo fin es único.

Las despedidas son como el otoño
inevitables pérdidas
vienen puntuales con aviso previo.
Nadie puede acusar de su tristeza
a la pequeña hoja tiritando dormida
en medio del camino.

De repente esa hoja me recuerda
los hoteles pintados de naranja.
Son dos cosas que llegan de otra época
igual que llega la bruma de noviembre.
Traen una carga de nostalgia limpia
sin traición ni sorpresa.
Y sin embargo el alma
no logra acostumbrarse en una vida.

Yo nunca resistí las despedidas
porque en cada una de ellas se marchita la voz
de todas las personas que yo he sido
y ya no puedo ser.

Bendita alegría

Te confunden con otras, alegría:
ingenuidad, simpleza,
candidez,
inocencia.
Te subestiman con diminutivos
sucedáneo de la felicidad
eterna hermana pobre de la euforia.

Parecen no acordarse de la helada rutina,
cuando las insistencias se vacían de sangre
y el espanto aprisiona como un despeñadero.

No recojas el guante, te lo ruego,
olvida el desafío que lanza la ignorancia.
No nos dejes perdidos en medio de qué océano,
sin tu luz, alegría,
la de las manos anchas
la que convierte el alma en lugar habitable.

Desatiende el rumor de las trincheras,
la retórica vana de los oportunistas.
Tú eres el destilado de libertad más único,
el orgasmo espontáneo del espíritu.

Bienhallada alegría
la pura de sabor
la complaciente
tú que vives y reinas en el tuétano limpio
ahora y en el albor de toda hora
quédate con nosotros.

A LAS ÓRDENES DEL VIENTO

Para todos los que sienten que no están al mando

Me habría gustado ser discípula de Ícaro.

Hubiera sido hermoso festejar
las bodas de Calixto y Melibea.

Me habría gustado ser
un hitita ante la reina Nefertari
el joven Werther en Río de Janeiro
la deslumbrante dama sevillana
por la que Don José rechazó a Carmen.

Yo quisiera haber sido el huerto del poeta
con su verde árbol y su pozo blanco
el inspector fiscal
con el que conversara Maiakovski.

Me habría gustado amarte. Te lo juro.
Sólo que muchas veces la voluntad no basta.

COMPATRIOTA DE LOS BOSQUES

¿Cómo estarás ahora sin que nadie te abrigue?
Tú que tanto temías al invierno,
a las mesas sin carne
y a la guardia civil.

He pensado mil veces escribirte.
A veces no encontraba la palabra nostalgia,
otras, me equivocaba al deletrear las señas.

Duele el dolor, decías, pero si uno es valiente
las pequeñas espinas son pequeñas.
Tenías razón. La vida
con sus prohibido-el-paso y sus pasen-y-vean
es hermosa como una novia al alba.
Esta mañana he visto las nubes erizarse
al cruzar -encendidas- el prado de las mulas.

Pienso en tus ojos largos, en todo lo que vieron.
Mujeres que ya eran ancianas hace un siglo.
Un gramófono. El viento
desde el puerto de Ceuta.
La Habana previa al Che. Y los reales de plata.

Pienso en tus días de lumbre. Necesito que sepas
que no olvido la alcoba de tu silencio abierto.
En ella yo reposo.

En ella vivo.

A PROPÓSITO DE EROS

De todas las terrenas servidumbres
que aprisionan mi afán en esta cárcel
me confieso deudora de la carne
y de todos sus íntimos vaivenes
que me hacen más feliz
y menos libre.

A veces, sin embargo,
la esclavitud se muestra soberana
y me siento señora del destino.

Porque sé amar, porque probé la fruta
y no maldije nunca su sabor agridulce,
porque puedo ofrecer mi corazón intacto
si el camino se digna requerirlo,
porque resisto en pie, con humilde firmeza,
el rigor de este fuego que enloquece.

En este fragor mudo en el que todos somos
rufianes, vagabundos, desposeídos y presos
no existen vencedores ni vencidos
y mañana no arrienda la ganancia de ayer.

Que no entre en la batalla quien sucumba
ante el rencor pequeño de las humillaciones.

Sabed, son necesarias descomunales dosis
de grandeza de espíritu y coraje
en las lides calladas de la pasión humana.

La recompensa, en cambio, es sustanciosa.

Ser súbdito tan sólo de la naturaleza,
no temer a la muerte ni al olvido,
no aceptarle a la vida una limosna,
no conformarse con menos que todo.

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MI POETA INVITADO: Javier Pradera

HUMUS

I
Por la hojarasca
fulgura su hedor nido
pútrido alada
voz designa el antiguo
temblor luz que al Orbe hizo

II
o vertido
sobre esta alfombra inerme
algún vestígio
de vida lo que mece
al aire acontece
(De Humus, 2003)

TRÁNSITO

Alada la huella
los eriales transita
preña desvela
el estado en las cosas

Sólo alguna memoria
inefable
descifra cobija
el aroma de los gestos
a que la luz invita

Estar al cabo
alerta despierto
a lo fugaz: el tránsito

… ningún rastro
(De Tránsitos, 1990)

DESTELLOS

A la memoria de Celso Martín de Guzmán (1946-1994)

Cosmos (destello
de magnitude ignota
En él el Verbo
significa memoria)
por la luz se le nombra.

ENCUENTRO IMAGINADO [Mi poema]
Rafael Cadenas [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Ayer vi a mi abuelo. Ya está muerto.
Lo sé pues percibí que me miraba.
No pude preguntarle cómo estaba
mas supe que era él, que eso era cierto,
y vi como de pronto se alejaba.

Seguro estoy. No supe retenerle.
Recuerdo pues tenía el pelo blanco.
Venía por tabaco del estanco.
Y supe que era él nada más verle
que en esto de fumar él no era manco.

Le pude comparar con su retrato
su buena compostura y su bigote,
recuerdo Calatrava era su mote,
afable, cariñoso y de buen trato
y en eso de aventuras un Quijote.

Lamento que él a mí no conociera,
curioso, me interesa qué habría dicho.
Quizás refunfuñara, que era un bicho.
Mi abuelo se marchó sin que él quisiera,
no lo hizo por desgana o por capricho.
©donaciano bueno

#Los abuelos que no nos conocieron...? Share on X

MI POETA SUGERIDORafael Cadenas

(Premio Reina Sofía de Poesía 2018)

Al despertar

¿Qué sé yo de razones?
Mi pensamiento es esta mañana que se eleva
sobre la ondulación del cerro,
la niebla que envuelve
algunos pájaros,
la bulla
del mercado, los gavilanes que todavía
se acercan a esta orilla de la ciudad,
la taza de café
antes de salir a la calle
cuando todavía no estoy conmigo.
(De Memorial, 1977)

Matrimonio

Todo, habitual
sin magia,
sin los aderezos que usa la retórica,
sin esos atavíos con que se suele recargar el misterio.

Líneas puras, sin más, de cuadro clásico.
Un transcurrir lleno de antigüedad,
de médula cotidiana,
de cumplimiento.
Como de gente que abre a la hora de siempre.
(De Gestiones, 1992)

Angst

No es nada, nada
algo sin trascendencia,
nada.
Una dificultad leve
en la respiración.
Problema de angostura
parece.
¿Acaso no sabías
que la puerta es estrecha?

Muelle de enormes llamas

Navíos que viajan al sol,
música de tambores,
sales desencajadas,
niños desnudos,
marineros que descargan plátanos.
Ciudad de corazón de árbol, humedades
temblorosas, juncos que danzan.
La luz golpea mendigos,
divide el mundo en dos memorias.
Mi frente se hunde en la cesta del mediodía.
Soy latido, sonrisa, adoración.

A Emily Dickinson

¡Soy nadie!
¿Quién eres tu?
Eres nadie también. ¡
Entonces somos dos!
Pero no lo digas, tú sabes,
nos echarían.
¿Por qué preocuparse?
También nadie
vive ahí con ustedes.

Ars poética

Que cada palabra lleve lo que dice.
Que sea como el temblor que la sostiene.
Que se mantenga como un latido.

No he de proferir adornada falsedad ni poner tinta dudosa ni añadir
brillos a lo que es.
Esto me obliga a oírme. Pero estamos aquí para decir verdad.
Seamos reales.
Quiero exactitudes aterradoras.
Tiemblo cuando creo que me falsifico. Debo llevar en peso mis
palabras. Me poseen tanto como yo a ellas.

Si no veo bien, dime tú, tú que me conoces, mi mentira, señálame
la impostura, restriégame la estafa.
Te lo agradeceré, en serio.
Enloquezco por corresponderme.
Sé mi ojo, espérame en la noche y divísame, escrútame, sacúdeme.

Derrota

Yo que no he tenido nunca un oficio
que ante todo competidor me he sentido débil
que perdí los mejores títulos para la vida
que apenas llego a un sitio ya quiero irme (creyendo que mudarme
es una solución)
que he sido negado anticipadamente y escarnecido por los más aptos
que me arrimo a las paredes para no caer del todo
que soy objeto de risa para mí mismo
que creí que mi padre era eterno
que he sido humillado por profesores de literatura
que un día pregunté en qué podía ayudar y la respuesta fue una risotada
que no podré nunca formar un hogar, ni ser brillante, ni triunfar en la vida
que he sido abandonado por muchas personas porque casi no hablo
que tengo vergüenza por actos que no he cometido
que poco me ha faltado para echar a correr por la calle
que he perdido un centro que nunca tuve
que me he vuelto el hazmerreír de mucha gente por vivir en el limbo
que no encontraré nunca quién me soporte
que fui preterido en aras de personas más miserables que yo
que seguiré toda la vida así y que el año entrante seré muchas veces
más burlado en mi ridícula ambición
que estoy cansado de recibir consejos de otros más aletargados que yo
(«Ud. es muy quedado, avíspese despierte»)
que nunca podré viajar a la India
que he recibido favores sin dar nada a cambio
que ando por la ciudad de un lado a otro como una pluma
que me dejo llevar por los otros
que no tengo personalidad ni quiero tenerla
que todo el día tapo mi rebelión
que no me he ido a las guerrillas
que no he hecho nada por mi pueblo
que no soy de las FALN y me desespero por todas esas cosas y por otras
cuya enumeración sería interminable
que no puedo salir de mi prisión
que he sido dado de baja en todas partes por inútil
que en realidad no he podido casarme ni ir a París ni tener un día sereno
que me niego a reconocer los hechos
que siempre babeo sobre mi historia
que soy imbécil y más que imbécil de nacimiento
que perdí el hilo del discurso que se ejecutaba en mí y no he podido encontrarlo
que no lloro cuando siento deseos de hacerlo
que llego tarde a todo
que he sido arruinado por tantas marchas y contramarchas
que ansío la inmovilidad perfecta y la prisa impecable
que no soy lo que soy ni lo que no soy
que a pesar de todo tengo un orgullo satánico aunque a ciertas horas
haya sido humilde hasta igualarme a las piedras
que he vivido quince años en el mismo círculo
que me creí predestinado para algo fuera de lo común y nada he logrado
que nunca usaré corbata
que no encuentro mi cuerpo
que he percibido por relámpagos mi falsedad y no he podido derribarme,
barrer todo y crear de mi indolencia, mi flotación,
mi extravío una frescura nueva, y obstinadamente
me suicido al alcance de la mano
me levantaré del suelo más ridículo todavía para seguir burlándome de los otros
y de mí hasta el día del juicio final.
Extraído de «Obra Entera, poesía y prosa» 2000

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DEDICADO A LOS ILUSOS [Mi poema]
Miguel Sánchez Robles [Poeta sugerido]New

MI POEMA …de medio pelo

 

A todos.
A los que día a día son concebidos
y nacen (excluyo a los que no llegan a buen término),
los que vienen con un pan ya bajo el brazo
y los que únicamente arrastran la miseria;
los que gozan de una infancia feliz
y los que se mueren de hambre y de asco;
los que tienen unos padres que no se merecen
y los que no se merecen tener a esos padres;
los que vienen para hacer el bien
y los que llegan para jodernos;
a los ilustrados
y los que no han aprendido a hacer la O con un canuto;
los diligentes, trabajadores y hacendosos
y los de la cofradía de ociosos, vagos y maleantes;
los asquerosos ricachones
y los que no tienen ni donde caerse muerto
y desearían un día estar en su lugar;
a los agoreros del apocalipsis
que sacan tajada diciendo que el mundo se nos viene abajo,
que opinan que el nuestro es el mejor de los posibles
o despotrican diciendo que es una puta mierda;
los que besan la tierra donde nacieron
arrogándose ese mérito,
dispuestos a morir por defenderla;
los que creen en algún ser superior,
a cuestas con el que han heredado de sus antepasados,
o los que le niegan rotundamente,
los agoreros, santeros y adivinos;
los que no tienen corazón
o presumen de que no les cabe en el pecho;
a los que el alma se les derrite ante la muerte de un animal
y pasan de largo si ésta es una persona;
los que repiten que los idiomas son un bien cultural
(aquí cuantos más mejor)
tratando de convencernos que no suponen barreras,
mientras promulgan el derribo de las fronteras físicas
(a sabiendas de que no cabemos todos);
los que se agarran a los sueños
o creen que hace tiempo estos ya se fueron por el sumidero;
a los pastores de la manada,
y todos los actores secundarios de borregos,
los que provocan los conflictos bélicos
mientras ellos se quedan a buen recaudo en la retaguardia;
a toda esa patulea,
ese totum revolutum,
que presume de pertenecer a la raza humana
(y al que asó la manteca,
y por supuesto a mi, que formo parte de ella).
©donaciano bueno

#A la raza (in) humana en general...? Share on X

MI POETA SUGERIDO: Miguel Sánchez Robles

(Premio de Poesía de Cáceres Patrimonio de la Humandad)

Hiroshima

La vida es un puñado de ceniza encendida,
algo que se deshace como un grumo de sal
o una mariposa que se abrasa los ojos.
También el corazón es Hiroshima.
Y por eso lloramos a escondidas.
Sin apenas motivo
nos ponemos de pronto las manos en el rostro
y lloramos entonces
como un niño nervioso
que no supo vivir.
Mi madre hacía eso
y ni ella ni yo sabíamos por qué.
Luego lo comprendí:
Ser mayor es muy triste
porque puedes morirte cualquier tarde,
vomitar para siempre la sucia piel del mundo.

¡Qué bien rompen un charco
las ruedas de los coches!

No hay viajeros que lleguen
alguna vez a Ítaca.

Inervación

Nací para los ríos que se desbordan,
pero el oficio de existir es lento,
humilde, silencioso,
con putas en las calles
y untado de crepúsculos convexos.
Es como una acuarela
de amor sobre unos labios.
Lleno de trenes viejos
y cielos de catástrofe,
con música sonando
en una tarde espesa
y alguien que apaga en ti su cigarrillo.

A VECES VEO BRILLAR LOS OJOS DE MI MADRE

I
Mamá, un instante en la sed fue tu existencia
y ahora huele mucho
a incendios que se comen el monte por la noche.

Me acuerdo, mamá,
del día en que viniste del mercado
con una bolsa llena de peces tranquilos.

Si estuvieras aquí, si vivieras, mamá,
me acostaría a tu lado
como se acuesta un perro para verte vivir
y me estaría así siempre:
como en los terremotos los móviles de los muertos
siguen sonando bajo las ruinas eternas.

II
Mamá, todas las cosas tristes vinieron tras tu muerte
y las locas palabras del dolor y la nada
vinieron tras tu muerte
y el sentido de mi vida suda ahora de miedo
en la oscuridad de las habitaciones vacías,
pero no siento lástima, yo ya no siento lástima
porque fui entrenado para correr hacia un cable de alta tensión,
para decirle al viento:
¡Venga, vamos a olvidar que la vida es muy triste!
¡Venga, vamos a rescatar cadáveres de pan en los aljibes!
¡Venga, vamos a imitar todos a esos jóvenes rubios
que se van a los parques por la noche
y vomitan debajo de los árboles
y le rompen el sueño a los gorriones,
a esos muchachos núbiles que están en todos partes
y no creen en la muerte, y no creen en la muerte!

III
Mi madre me enseñó a acariciar el pelo,
saber besar el pan y a persignarme
con las manos enteras manchadas de merienda.
Te recuerdo, mamá, toser ceniza púrpura
y recuerdo también las semillas sin peso que vuelan en la luz
y cómo las mirábamos sentados en el porche
surcando por el aire de los bellos veranos de mi infancia.
Y recuerdo a una monja tejer sudarios grises
y en su rostro una leve sospecha ensimismada
de que la vida ocurre inútilmente.

IV

A veces veo brillar los ojos mi madre.
Mi madre tan enferma que se murió muy joven,
mi madre junto al mar, mi madre en los quirófanos,
tan frágil y sublime como un mirlo temblando entre la nieve,
mi madre y el perfume de los ángeles.

Así es como la vida se llena de tristeza.
Mi madre amortajada. Los ojos de mi madre.
Mi madre y esa manía que tienen las cosas de agarrar siempre polvo.
Mi madre y esa serenidad que hay en los ojos de las reses.

El dolor y el recuerdo son una misma llaga
que tiembla en mi garganta.

Si vieras, mamá, se curaría
toda esa sed de Dios que hay en las cosas.

Nitroglicevida

La vida nos lastima,
pero somos la vida.
La vida es exactamente
lo que sientes al llorar
escuchando por el hilo musical
de un hotel en Reinosa,
una tarde de octubre
la banda sonora de Carros de Fuego.
Entonces comprende
que el otoño está hecho
para olvidar poco a poco
la alegría de la carne,
que la vida está hecha
para olvidar poco a poco
la alegría de la carne
y que la muerte es solo
el hilo que sutura la alegría del mundo
y que todo es del Tiempo
y el Tiempo tiene sed como el abismo.

La vida es este instante,
es nitroglicevida
y no es eterna.

VIGILIA PARA UN CORDERO HUMANO

«Amar es ser un cordero llevado al matadero todos los días»
Kiko Arguello

Algunas noches me pregunta Dios
si ya he encontrado mis hermosas oscuridades ciegas.
Sabe que me hago viejo y hablo demasiado
y que lloro por eso.

Sabe
que algunas veces lloro
porque estoy muy lleno de besos que aún no he dado
y porque llevo en el corazón
ese cansancio triste de tanto haber querido ser feliz.
Sabe
que muchas veces lloro por el Martini derramado
y por todas las muchachas hermosas
que ya han envejecido como yo
y ahora juegan sin ganas
el triste y largo juego de la vida.

Que ciertas veces lloro
como si no existieran las confiterías,
ni las anfetaminas, ni las rosas.

Que algunas veces lloro
ese silencio seco con ritmo de gotera
que te cala hasta el hueso del olvido.

Que muchas veces lloro los ojos de las yeguas, el hinojo,
los pájaros, la dulce hemoglobina de los días sin ansia
y el alivio del sueño y de la dicha.

Que muchas veces lloro por los imbéciles estándar
y sus coches nuevos y sus aifon nuevos
y sus pantalones de pitillo
y sus galletas para perros
y sus árboles de Navidad con luces.

Que algunas veces lloro
por esos ancianos que tienen la orina de color tabaco
y a los que les gusta mucho vivir en la penumbra porque saben que el mundo
no podrá nunca ser salvado.

Que muchas veces lloro
porque las calles están llenas de abogados sin trabajo,
de borrachos tristes,
de alguien que conduce una camioneta de helados
y de muchachas muy guapas con las piernas preciosas.
Incluso que a veces lloro por esos catedráticos y poetas
que usan el mismo tinte de pelo
y que, para hacerle menos daño al hombre,
escriben siempre acerca de la Nada.

Que algunas veces lloro
porque lo difícil es encontrar tesoros
o un poco de suerte con los dados
y por el olor de las páginas sin leer
y por todas las cosas que dicen algo
acerca de la necesidad de estar aún vivos
y porque el sol me ha gastado el color de los ojos
y la vida me ha gastado el color de los ojos
y el vino me ha gastado el color de los ojos
y la Historia me ha gastado el color de los ojos.

Que casi siempre lloro
porque sólo somos criaturas llenas de sangre
que van a morir pronto o regular de pronto.
Sabe que yo sé

que es hermosa como una manzana perfecta
esa edad en la que uno aprende
a apoyar la cabeza en el regazo humilde de Cristo
como un cordero humano
al que llevan los años despacio al matadero.

CON ARPEGIOS DE AGUA

… canten salmos a su glorioso Nombre, hagan alarde de sus alabanzas.
Salmo 66

Proclamar tu amor por la mañana y tu fidelidad por la noche, con liras de diez cuerdas y cítara y un suave acompañamiento de arpa.
Salmo 92

… despiértense arpas y cítaras, que quiero a la aurora despertar. Salmo 57 Vers. 9

Hay que afinar la cuerda, no la mano.
Afinar las palabras,
la garganta no.
La mañana es música silenciosa,
que apenas se percibe cuando el oído niega
su cuerpo a los aullidos
de fieras terrenales.
Brota luz como canto
de nube y de llovizna.
Para entonar la voz,
en aqueste concierto de alabanzas,
es necesario convertir la cuerda
en una prolongación de esta mano
que no escribe ni toca sino canta,
es necesario, entonces,
convertir el sonido en extensión
del silencio que cobijan los aires. Cantar es, pues,
un acto tan discreto que nada más se escucha
con los ojos cerrados a los ruidos,
y toca la pupila
cuando mira hacia adentro.

El arpa de tal modo
canta arpegios silentes
que la gente no escucha su salmodia.
A la más alta nube llega el canto,
en el más hondo abismo ecos encuentra.
El gran ojo que todo lo percibe
escucha bien el canto,
su mirada de vastas lejanías
da sentido al cantar
y al tiempo le prohíbe interrumpir.

Si en el acto de entrega
que implica ejecutar este instrumento,
se consagra el intérprete.

Su gran coronación no es el sonido,
no es inventar canciones a mortales.

Ser el salmo, no el arpa,
es cuanto el ejercicio de cantar
en voces de silencios matutinos
le permite obtener al que lo ejerce.

El oficio consiste, pues, en esto.
En afinar la cuerda, no la mano.
Afinar las palabras
pero no la garganta.
La mañana es la música en silencio.
(…)
Como la hoja cae,
como el verano llega,
viene como la tarde y parlotea
en un lenguaje azul estas palabras:
es la llovizna hija de pasadas
tempestades que ilumina este campo.

No hay mejor claridad
que los claros del bosque
o los atardeceres
de montañas lejanas,
ni acordes tan perfectos
como los de ese vuelo
que ilumina la rama
y hace de aire un concierto
de luces vespertinas.

En la estación de lluvia del verano,
parada obligatoria de los trenes
del porvenir, se pausa
la voz a meditar su lejanía

La llovizna
contempla otras lloviznas,
un aire calmo sopla, por la cuenca
de la vasija-cuerpo
de quien en plena lluvia
pese a obstinada búsqueda reposa…

Qué sensación de arroyo,
cauda-caudal sin nombre
de las respiraciones, donde el tiempo
es agua prodigiosa,
que en lentitud de siglos,
vive su condición
de astilla de infinito.

Las palabras son peces
que surcan laberintos
en busca de silencios
Sólo el silencio puede
llevarles a que escuchen los conciertos
y los ruidos del mundo,
o el canto sin orillas
del universo más allá de sí.

Qué frescor de las sílabas
que en el arroyo ordenan
un discurso amoroso.

Hay un cielo en esta agua
donde los pensamientos
tejen sus nidos que,
de tan amplios, hospedan
a la historia de nunca terminar.

Qué sensación, de veras,
la del viento que toca estos silencios.

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LA SANGRE NACARADA DE LA VIDA [Mi poema]
Naomi Ayala [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

El agua sangre es fuente de la vida,
insípida, incolora y nacarada,
sin ella y su derecho de pernada
la vida puede darse por perdida.

Regalo de los dioses que del cielo
se muestra dadivosa o escasea,
entrando sin querer en la pelea
sirviendo va en la lucha del consuelo.

Si abunda, su valor se menosprecia,
al punto que se abusa y se derrama,
al ver y así creer que esto es Venecia.

Que el agua no destaca por su fama.
Disfruta en el vagar su peripecia.
No existe ningún dueño de su cama.
©donaciano bueno

#La vida sin agua es como el cuerpo sin sangre...? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Naomi Ayala

ADENTRO

La guerra empieza aquí mismo en mi calle.
Empieza conmigo la guerra.
Veo sus armas en los ojos de un niño,
su cara en los ventanales.
Hay veces que quiero la guerra.
Me acuesto con ella.
Le sobo la espalda.
Hay veces que se mete en mi casa
y yo me meto con ella.
La guerra se cuela en mi nombre.
La tengo en mi sangre.
Me endulza el café matutino de los sábados.
La traiciono. Me le escondo. Le huyo
pero ya sabe la dirección de mis sueños
y quiere robarme los hijos del alma.
La guerra empieza conmigo.
Conmigo misma empieza la guerra,
aquí mismo en mi calle,
en las pequeñas lluvias de balas,
en un zafacón vacío,
en lo que digo y no digo,
en la enredadera bruja del tedio,
en el jabón que uso para bañarme.
La tengo en mis dedos,
en la sombra de los ojos,
en el pelo de mi amante.
Le canto para que me deje,
para que se vaya la guerra.
Hoy le canto
y me deja cantar.

Autorretrato

Es hoja húmeda este día
que piso sin cuidado.
Me lo enseñaron.
Lo aprendí.
Qué carajo importa.

Cómo late este corazón
y qué milagro.
Cuando me siento a solas
sé que no es mío.
Provino de la lluvia en rumbo a las hojas
y quiso quedarse.

La parte en la que yo
fui yo es inconsecuente.

RESTAURANTE SANTA ROSA

a Vanessa Bustos

En los últimos doce días
el sol no ha pasado
por los cristales de Santa Rosa
y nadie se ríe como nos reíamos antes.
La radiola está ensimismada,
el pulpo frío en su escabeche.
Las mazorcas de maíz viven en su ensueño de verano.
Algunos hombres se dan cervezas
solos y fuman
y, pensando así como lo hacen, por ahora
se ven tan puros de sentimiento.
Alguien reniega el embarazo de una novia –
como lo dejó sin chavos, hace ya
ya mucho tiempo –
arando días que guardan secretos.
Y una mujer quiere cambiarse el nombre
a murmullo, a ola, a viento.
Las plantas plásticas se ríen del clorofilo,
le tiran besitos al cielo encancaranublado.
Tres encendedores se prenden de una vez
cerca del salero a quien le pesan tantos granitos de arroz.
Y cómo pasa la gente afuera
tan lejos de aquí y tan cerca
sin pensar en el cielo, quien
queriendo cambiar de historia
se acuesta a morir entre nosotros.

PRÓRROGA

Me siembra de punzadas
el viento que sopla su camisa.
A volarme del miedo

voy. A donde
se desnuda el sol.

De ahí
nace el día:
por donde se desliza la mano

de Juan.

CABOS

Se envuelve en mi como la lluvia
y contengo en la cántara del día
las voces de las hojas.

Abre la noche
para hacer del sueño mi crisálida
en el fondo
de los antiguos ojos
en que me he visto.

Para vivir, yo,
solo el agua.

Despierto
entreabierta a lo que me ocupa
y veo sus manos acercarse–
mar y mar– sin encogerme.

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CARTA A ALGUIEN MUY PESADO [Mi poema]
Carlos Sahagún [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Te escribo hoy esta carta aun a sabiendas
que nadie ha de coger,
pidiendo que me dejes de joder,
-consciente que el joder no admite enmiendas-
y caso no has de hacer.

Lo siento, es una carta sin destino
pues no sé donde habitas,
mas quiero no te vayas de rositas,
que pienses que me importas un comino
sabiendo que me irritas.

Insisto en que me saques de tu lista,
te olvides de que existo,
pues yo no te conozco ni te he visto
¿a qué viene que tú andes tras mi pista?
me olvides, hoy te insisto.

No envíes mas whatsapps ni más llamadas,
las que haces a deshoras,
ni aburras con emails a todas horas.
Y sepas yo no atiendo a las mamadas
de putas impostoras.
©donaciano bueno

#A ti también te ocurre...? Share on X

La jodienda no tiene enmienda, lo dice un refrán.

MI POETA SUGERIDO: Carlos Sahagún

(Premio Nacional de Poesía en 1980)

Aquí empieza la historia

Aquí empieza la historia. Fue una tarde
en que se habían puesto las palomas
más blancas, más tranquilas. como siempre
salí al jardín. Alrededor no había
nadie: la misma flor de ayer, la misma
paz, las mismas ventanas, el sol mismo.
Alrededor no había nadie: un árbol,
un estanque, ceniza en aquel monte
lejano. Alrededor no había nadie.

Pero, ¿qué es este viento, quién me coge
el corazón y lo levanta e vilo,
y lo hunde y lo levanta en vilo? Una
muchacha azul en la orfandad del aire
ordenaba los pájaros. sus manos
acariciaban con piedad el árbol,
y el estanque, y aquel lejano monte
ceniciento. El jardín ardía al sol.

La miré. Nada. La miré de nuevo,
y nada, y nada. Alrededor, la tarde.

A imagen de la vida

Qué niño irá a caballo pensativo
hacia el mar insondable
para contarnos una dura historia
de despojos guerreros y de hambre
como aquel mediodía que revive
aún hoy
bajo los cascos sollozantes.
Tal vez la vida sea para otros
asunto menos grave
música que escuchamos desplegada
dulcemente en el aire
larga espera en la seguridad
de que el tren llegará temprano o tarde.
Mas para mí no puede ser sino dolor
hecho a su imagen.
Mi porvenir y mi principio
son una misma escena inolvidable
el mar que emerge eternamente
al fondo de una calle
y un niño y un caballo derribados
tragados por el oleaje.

Playas de Exmouth

Me pregunto si un hombre, ante estas playas,
tiene derecho a que se acuerden
de su amor, de lo que antes pronunciaron
sus labios, de sus pasos por los caminos
con sol, o de sus manos
que en la noche se hundían alguna vez, o iban
entrelazadas a las tuyas
como a un presente vivo de cristales.

Y si así fuera, si tú me esperaras,
he de tender los brazos en este mar del norte
y arribaría a ti.
Porque si en este instante tú estás allí con
caracolas,
acercando tu olvido a mis palabras,
y si las sientes como verdaderas,
yo no estoy olvidado.

Diez, doce barcas de los pescadores,
como atadas también a mi esperanza,
están aquí y están tirando
de mí mismo, o quizá
no estén tan cerca y sí en la lejanía.
Mi corazón podría recordarlas,
llevarlas a otro tiempo.
Barcas que vi a tu lado una mañana,
en España, a dos pasos
de la felicidad de estar contigo.

Quede mi nombre

Que mi reino no sea
la soledad del héroe pensativo,
sino tu fortaleza amurallada.
Hallen en ti refugio los días claros,
roto ya por mil flancos
el combatido cerco de la noche.
Y cuando zarpe el último navío
rumbo a la decepción definitiva,
quede mi nombre escrito sobre el agua,
indefenso, esperando
la hora en que tú desciendas suavemente,
sabiendo ya el camino, a recordarme.

Claridad del día

Te digo que ésta ha sido la primera
vez que amé. Si la tierra que ahora pisas
se hundiera con nosotros, si aquel río
que nos vigila detuviera el paso,
sabrías que es verdad, que te he buscado
desde niño en las piedras, en el agua
de aquella fuente de mi plaza. Tú,
tan flor, tan luz de primavera, dime,
dime que no es mentira este milagro,
la multiplicación de mi alegría,
los panes y los peces de tu pecho.
Contéstame. No quiero hablar yo solo,
estar -yo solo- alegre. Te amo. ¡Fuego,
la mañana hace fuego y nos golpea
los corazones! Levantémoslos
arriba, siempre arriba. Alguien nos lleva,
alguna mano pura nos empuja.
Aire en el aire, iremos a aquel monte.
Cristal en el cristal más limpio, un día
nos miraremos hasta emocionarnos.
Y ya lo estamos como nunca. Dame
la mano. Si me dices que eche al río
mis versos, yo los echaré, si quieres
que arranque aquella flor y te la traiga,
te la traeré. Pero anda, ven conmigo.
¿Ves un pinar allá a lo lejos? Vamos.
Ya todo es nuestro: el buen camino, el árbol,
la generosa claridad del día.

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EL GRAN SEPULTURERO [Mi poema]
Ronel González Sánchez [Poeta sugerido]New

MI POEMA…de medio pelo

 

Pregunto si vivir vale la pena
o acaso es existir una memez,
que empieza cuando empieza la niñez
y acaba con la muerte, esa condena
lo mismo que sin agua muere el pez.

Vivir es esa cosa que se pasa
lo mismo que le ocurre al sarampión,
que arrasa y que no tiene solución
y a veces hay alguno al que le abrasa
llevando con su pena al paredón.

La vida tiene un halo de misterio,
camino el que hay que andar y que se corta,
produce al que lo sufre un improperio,
conduce irremediable al cementerio
que allí es donde la vida ya se aborta.

Que allí se acaban ya las fantasías,
las falsas veleidades y el dinero,
las ansias por llegar siempre el primero,
poemas, el amor, las melodías
en manos de ese Gran Sepulturero.
©donaciano bueno

Podría citarse a Dios como el Gran Sepulturero? Share on X

MI POETA SUGERIDORonel González Sánchez

Compasión

Los criminales odian ser compadecidos.
Pobre criminal que recibió maltratos desde el kínder.
Pobre criminal con sus abusadores padres,
su temor a la oscuridad y sus animalitos degollados.
Un asesino necesita respeto
y no misericordia de los simuladores.
Un asesino es venturoso cuando hay cobertura de la prensa.
Un asesino no es una víctima.
Para eso, obviamente, están las víctimas, y las candidaturas.
Los criminales requieren escenarios factibles
para engendrar performances.
No importa si en la misma ciudad o con las mismas armas.
En eso, también, son parecidos al poeta.
Cero compasión con el criminal de la palabra.
Un poco de respeto, quizás, pero mucha tortura.
Obséquienle todo el dolor del mundo.
Ya él se encargará de desmembrarlo,
y de pasar inadvertido como el viento en la noche.

Unidad de crímenes intensivos

La poesía, como la vida, falla.
Le falta el aire al poema y hay que ponerle oxígeno.
Se precisa intubar los vocablos,
intervenir vías endovenosas,
la inserción de catéteres.
Ahí es cuando se implican mecánicos de euritmia,
albañiles de la expresividad, carpinteros gramáticos.
Milagrosamente el poema mejora,
pero hay veces en que los protocolos son respaldos
o maniobras inútiles,
y no es descabellado aplicar la eutanasia
o darle vía libre al criminal que yace en el poeta.
De cuando en cuando estrangular la retórica al uso,
la ilación y las alegorías
no es un procedimiento que deba despreciarse.
Ya cuando el infortunio resulta irreversible,
no es necesario convencer el autor
de las operaciones que hay que poner en práctica
con el poema agónico.
Dependen de su arbitrio
y una buena porción de sangre fría.
Si los intensivistas no ofrecen a la obra
un regreso dinámico,
no debe importunar que la escena insinúe
ser un crimen perfecto.

Estética de saltar al vacío

No es necesario una cara visible
para que los asesinatos se produzcan.
No es imperioso disparar a mansalva
o ahogar a un individuo
para obtener el crédito de infame consumado.
Estrangularle la palabra a un poeta,
volverle opresivo el horizonte,
ceñirle esposas de humo
para que no escudriñe la mugre del paisaje,
son modos de erigir una nefanda estética,
deudora del marbete que distingue al recluso.
La expulsión silenciosa de Machado, Juan Ramón y Cernuda,
edificó en la sangre palmarios contrafuertes,
lápidas de perpetua desmemoria.
Puso a escoger entre la poesía y la noche.
Ahora sabemos que no es imprescindible
una estampa notoria
para ponerle nombre a un infractor,
una era, una ignominia.
Uno de los crímenes en serie más atroces
contra la sensibilidad de una cultura
es forzarla al exilio.

Jesús

JESÚS, el Hijo de Dios,
además de ser Dios, es
la sombra que tú no ves
aunque percibas su voz.

Y hay Alguien entre los dos
que te envuelve con su manto
sin ser Dios ni Jesús tanto,
aunque fue a la misma cruz,
vive con Dios y Jesús,
pero es Espíritu Santo.

Historia de cruzados

Poeta, tú no cantes la guerra; tú no rindas ese tributo rojo al Moloch, sé inactual; sé inactual y lejano como un dios de otros tiempos, como la luz de un astro, que a través de los siglos llega a la humanidad. Amado Nervo

Yo no puedo escribir sobre la guerra
porque sólo conservo en la memoria
falsas reproducciones de una historia
que a veces mi optimismo desentierra.
Concebir esta página me aterra
como pensar que pude haber caído.
Las guerras no rebasan el olvido
y cualquiera es un héroe o un cobarde.
A mí no me llamaron. Ya era tarde.
Los últimos soldados se habían ido.

Eufóricos y osados ante el ruedo
a todos nos cegó la misma farsa
y avanzamos, detrás de la comparsa,
como en un carnaval de sangre y miedo.
Sólo cuando la Muerte mostró un dedo
dejaron de caer los gladiadores
entre perdonavidas y traidores
y se tornó la guerra paradigma.
Sólo cuando la Muerte fue un estigma
terminó el ajedrez de los mayores.

Para la guerra siempre hay un motivo.
El rapto de Briseida es un estorbo
universal, una ración de morbo
interminable en el siniestro archivo
de césares y brutos. Estar vivo
es un error de cálculo execrable.
La guerra no es un virus incurable
pero a todos los hombres nos contagia:
unos querrán que empiece la hemorragia,
otros que no castiguen al culpable.

Ninguna vida salvaguarda un verso.
A nadie un verso la razón despierta.
Tanta grafomanía desconcierta.
Ninguna causa vale tanto esfuerzo.
Podrá cambiar la guerra el universo
pero no sanará ciertas heridas.
Aunque de difidentes y homicidas
estén llenos impúdicos acrósticos
persistirá el horror de los agnósticos
y crecerá el placer de los suicidas.

Agresores y aliados: neandertales
que año tras año van a las cruzadas
con la cifra infinita de sus nadas
a cuestas como dones teologales:
los fanatismos también son fatales
como esperar en desolada orilla.
¿Tendremos que ofrecer la otra mejilla
y recibir, con júbilo enfermizo,
el vacuo resplandor del Paraíso,
la perfección que muere de rodillas?

Si al menos tú pudieras, Padre oscuro,
explicarme qué férula ilusoria
despierta en ciertos hombres la mortuoria
idea de enviar hacia lo impuro
de un supuesto principio al que más duro
pueda blandir la espada y al convicto,
si al menos tú escucharas lo interdicto
por el futuro mártir que simula
obedecer al que lo manipula
seguro impedirías el conflicto.

La guerra, para mí, fue un comentario
y el temor de mi padre al documento
que no firmé. La guerra fue un invento
para que no durmiera el vecindario.
Repasar sin aliento algún rosario
a nadie exoneró del crucifijo.
Alguien también lloró y alguien maldijo
a los que regresaron sin medallas
y a los que dirigieron las batallas
de donde no volvió, jamás, el hijo.

Escrito a mano limpia

Diestra y gritona amante mía,
siempre dispuesta a inspeccionar mi cuchitril para anegarte
con mis viciosos jugos,
esta mañana no voy poseerte hasta el desmayo
arrodillada sobre un cristal mugriento
que ensancha aún más la fisonomía
de tu antropófago deleite,
ni estrujarás tu balsámico sexo desmesurado
en mi boca de buril y lava;
deja que concentre mi mirada de caníbal infeliz desconcertado
en el sitio donde tus nalgas lujuriosamente se dividen
como compuerta de represa sin orillas
o como río inmóvil sobre el que se arroja el aguacero
con sus líquidos falos de agua múltiple
y en instantes sobreviene la inundación.

Escandalosa de mi intacta embriaguez,
más que refocilarme con la ceremonia de tus pechos
postrados
sobre las grosuras de tu mórbido busto,
hoy no me ruegues que sea el psicópata
de tu desvergüenza,
porque voy a encarnar al voyeurista
que observa, monomaníaco y feliz,
cómo deslizas el carmín por tus labios,
y revuelves tu pelo
para que cubra al desgaire la suculenta lubricidad
de tus hombros desnudos.

Torneo voluptuoso

Amo tu mano agresiva
arrancándote la blusa
para que tu carne intrusa
se disuelva en mi saliva.
Tu mano, en definitiva,
no es personaje central,
pero si el multilabial
tragaluz del paroxismo
patrocina el erotismo,
la coalición es “letal¨¨.

Beso las ondulaciones
que te lascivian el torso
como patente de corso
para epicúreas regiones.
Tus areolas y pezones
magnetizan cordilleras
lúbricas y majaderas,
en relación inmediata
con la deseosa fogata
que camuflan tus caderas.

Me excitan tus cicatrices
de maternal eugenesia
segmentando tu geodesia
en minúsculos países.
Yo enaltezco esos deslices
de seducida bisoña,
porque anulo la carroña
sobre la que el goce asciende
cuando la duda pretende
inmiscuir su ponzoña.

En la mañana tu axila
transpirante es un hallazgo,
aunque ejerza el liderazgo
la redoma en que destila
tu cuerpo su retahíla
de emanaciones ignotas
que me empujan a remotas
madrigueras donde el hombre
comenzó a ponerle nombre
al placer con palabrotas.

Sería suprema injusticia
menospreciar a tu boca
que casi nunca se apoca
en el rol de la impudicia.
Es cierto que la codicia
la mueve, que su honradez
es discutible, tal vez,
mas, en su misión no mengua,
aunque al final es la lengua
quien le gana en avidez.

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DEDÍCATE A OTRA COSA [Mi poema]
Martí Soler [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

(sátira)

Me pides tu opinión y aquí te dejo
sincera, la respuesta de un amigo,
que todo lo que escribes suena a viejo,
no salva tan siquiera ni el pellejo,
espero no me entiendas te fustigo.

Del arte de escribir no andas sobrado,
resígnate a entenderlo y no persistas,
dedícate a explorar a otras aristas
y líbrate de hundirte en el pecado,
la pluma no se aviene a los turistas.

Pues vete ya a tu hogar, ponte una copa,
relájate y enciende un cigarrillo,
y añade a tu escritura el estribillo
haciendo oídos sordos a la estopa
dejando ya por fin de ser pardillo.

Y a aquello que escribiste, ya es pasado,
pues nadie ha de leerlo, no te importe,
dedica tu energía a aquel deporte
que sepas de verdad no estás gafado,
y sea lo que más te reconforte.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDO:  Martí Soler

FRUTAL

Cerezas del alma plenaria,
plátanos generosos,
duraznos suculentos,
pezones morenos, areolados,
nalgas lúcidas,
peras apezonadas,
mangos, uvas de óvalo perfecto,
labios y vulvas carnosos,
y hambrientos.
Mi mujer frutal,
mi mujer, toda pulpa, frutal,
mi mujer, esencia y carne frutal,
mi mujer, fruta entera,
cóctel de frutas en cada beso,
y vulva frutal.

Vaivén

Tengo la necesidad perenne de escribir algo
sin embargo
me lo impide tu ir y venir
que me deja sin perspectiva ordenada.

Olvida mis caminos y sigue la novedad de mis pisadas
que simulan manos diestras
y se detienen donde un árbol, una flor,
una pisada
y la mirada…

Simplemente la pared blanca
claramente el desliz de la mano
solamente cejar, nariz, bocas, ojos…

Todo simple, claro, solo…
Solamente.

(De su libro Variaciones de voz y cuerpo)

Cantar tu canto

(después de una sesión de romanticismo alemán)

Escribo porque no estarás junto a mí,
pues andaremos
solos
por caminos distantes.
Solos
llegaremos a la encrucijada
del encino que no sucumbe.

(Y tu amor cumplirá el designio.)

Seremos árbol y bosque,
seremos miel y corteza,
seremos la extensa llanura del canto…
buscaremos la luz de la estrella
y de la ciega nieve que cubre el ansia.

(Y tu amor será mi andadura.)

Probaremos la leche que mana
del deseo de la tarde.
Y la historia seguirá el cauce
del limo vivo de la sangre,
solos
por caminos que vuelven de la angustia.

(Y tu amor será la rima no buscada.)

Las nubes muestran el aire
gris y oro de nuestra hambre
-sólo ese oro del crepúsculo vibrante.
Con tu voz buscaremos juntos la voz del chantre.
Tú sola serás mi canto.

(Y tu amor será viento y agua.
En nuestra tarde.)

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MI POETA INVITADA: Carmen Pérez Cuello

El sillón

A veces me cuenta qué vive,
una mezcla entre pasado y miedo.

Una experiencia completa
desde el sillón de su casa.

La escucho,
y por las noches miro:

En el armario,
debajo de la cama,
detrás de la cortina…

El sillón es
una cárcel automatizada.

Mis tíos han traído:
una trona con ruedas,
una cama que se pliega,
un orinal con cojines.

–Abuela, échate sobre mí, sin miedo…

Se deja caer,
su peso, en mi cuerpo.
Es una lápida.

AlmuzaraMéxico

INCORRECTAMENTE INCORRECTO [Mi poema]
Eugenio Gerardo Lobo [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Lo siento si yo pierdo algún amigo
de quien dicen que van por la otra acera,
que sepan que el ser gay no va conmigo
mas yo a las discrepancias no castigo,
que un pito me interesa su pernera.

Comprendo que este tema es incorrecto,
mas debo de expresar lo que hoy yo pienso,
no soy de los que esparcen el incienso
a aquellos que su mente está en el recto,
y esperan que lo añada a mi consenso.

Respeto a cada cual con su bragueta,
por mí pueden hacer lo que más guste,
mas no quiero me vengan con embuste
ni espero que me tiznen con su jeta,
me miren por si agrada o a mi me asuste.

Incluso, si eso hicieran con su cabra,
(que ignoro si la cabra así disfruta
la pulpa más sabrosa de esa fruta
o sufre la experiencia y es macabra,
fingiendo como dicen de una puta).

Mas harto estoy de ver hasta en la sopa
a aquellos que, invertidos, presumiendo,
se suben al balcón y van diciendo
si embisten por la proa o por la popa
y al resto de los lelos aplaudiendo.

Del hombre me interesa su intelecto
y acaso el corazón, no los instintos,
lo que hace más igual, menos distintos,
le acerca a la verdad y a lo perfecto,
de aun tintes variopintos.
©donaciano bueno

#Presumir, pero de qué? Share on X

Aquí debo aclarar para los promotores/as del nuevo lenguaje intrusivo que me refiero igualmente a homosexuales, lesbianas o mediopensionistas e incluso a las cabras/ones/itos que ignoro ni me interesa de qué pie cojean.

MI POETA SUGERIDO:  Eugenio Gerardo Lobo

A Marsia, cubriéndose los ojos con la mano

A tu esplendor se opone soberano
de candor sensitivo nube helada,
porque a poder tu luz ser eclipsada,
lo pudiera ser sólo de tu mano.

Escrúpulo viviente más lozano,
solicita a tu sol Clicie nevada,
y, celosa de puro enamorada,
le da en poco cristal mucho oceano.

De breve oposición blanca osadía,
sepulcro y cuna le aplicó en una hora
a la de luces doble monarquía.

Romance

De la mejor biblioteca
de este país, mi atención
remite esos tomos; nadie
tan sabio como su autor.
Sobre la misma materia
van, de buen comentador,
unos chorizos al margen,
a manera de adición.
Repásalos poco a poco,
pues que más se aprovechó
en bucólicas de plato
que en ideas de Platón.
Deja a Cartesio, a Diveo,
Maignan, Gasendo y Bacón,
que aunque todos saben bien,
un pernil sabe mejor.
¿Qué te importa que sea el todo
entidad distinta o no
de sus partes, si lo mismo
son torreznos que jamón?
Deja que materia y forma
se distingan en rigor,
pues que nunca te deshace
el pernil la distinción.
Deja que el continuo sea
de infinita división,
como siempre en tu cocina
sea continuo el asador.
Que obre immediate o mediate
la sustancia, ¿qué importó,
cómo en tu estómago ejerzan
las lonjas su operación?
Que sea entidad separable,
y no modo, la calor,
nada importa, como tú
hagas bien la digestión.
Que la privación se tenga
por principio, no es error,
mientras no haya en los principios
de tu mesa privación.
No niegues a la materia
su infinita partición,
y sacarás más lonjitas
que los átomos del sol.
¿Qué sirve que el microscopio
haga al mosquito capón,
si microscopio no tiene
el paladar ni el sabor?
Sin la costa de alambiques,
sin fatiga y sin sudor
hallarás el caput mortuum,
en haciendo un chicharrón.
En manos de la disputa
el cielo al mundo dejó;
bien se le conoce al pobre
la asistencia del tutor.
Aristóteles, Teofrasto,
Pitágoras y Zenón
jamás pudieron saber
la esencia de un caracol.
Un jerónimo, Agustino,
Crisóstomo y Besarión
supieron más; pero en esto
se burlaba el Hacedor.
En el océano inmenso
de este escondido primor
no hay que buscar los tamaños:
toda ballena es ratón,
También en tales quimeras
gastaba algún tiempo yo,
y en mi vida supe cómo
se establece un cañamón.
Y así, mudando sistema,
pasé a sargento mayor,
y establecí por principio,
pura potencia, al doblón.
De aquí las formas deduzco
de vivir mucho mejor,
porque sin él cualquier cosa
es un ente de razón.
Ésta sí que es crisopeya,
pues haciendo un tres de un dos,
se convierten luego en plata
los yerros de mi renglón,
No me aventajara Lulio
en manejar el crisol,
a no podrirme los polvos
la santa restitución.
Y por fin, lleva sabido
que, sin caudal, es Catón
actus entis in potentia
prout in potentia. Y adiós.

A Marsia, llorando

Tanto a tus ojos claros desafía
el tirano dolor que el alma siente,
que a los diluvios de cristal corriente
todas sus luces tu beldad les fía.

Vivo el cuidado, mustia la alegría,
dio sepulcro a tu sol tu mismo oriente;
y, a pesar del ahogo, se consiente
más triste si no menos bello el día.

Fue de tus luces providencia rara
el que a un afán el llanto las rindiera,
y en derretido aljófar anegara;

y a los activos rayos de tu esfera
fue preciso que el agua los templara,
porque el mundo a su ardor no se encendiera.

Define un amante su amor y declara su cuidado

Arder en viva llama, helarme luego,
mezclar fúnebre queja y dulce canto,
equivocar la risa con el llanto,
no saber distinguir nieve ni fuego.

Confianza y temor, ansia y sosiego,
aliento del espíritu y quebranto,
efecto natural, fuerza de encanto,
ver que estoy viendo y contemplarme ciego;

la razón libre, preso el albedrío,
querer y no querer a cualquier hora,
poquísimo valor y mucho brío;

contrariedad que el alma sabe e ignora,
es, Marsia soberana, el amor mío.
¿Preguntáis quién lo causa? Vos, Señora.

Enviando una cesta de jazmines a una dama

Envidiosa es porción de tu blancura
esa que hoy de una verde celosía,
para honrar a tu mano, hurtó la mía,
ésta si cortesana, aquella pura.

El alba bella entre ámbares supura
en su limpio cambray sustancia fría,
madrugando más éste que otro día
y más que a otros crecida su ventura.

Y si ignoras el nombre a estos lozanos
jóvenes que te ofrezco a celemines
-que con serlo, se miran todos canos-

fácilmente creeré que lo adivines
si entre ellos mezclas, Lísida, tus manos.
Si los tocas, verás que son jazmines.

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