A todos los amantes de la literatura en sus distintas formas o variantes...

Donaciano Bueno Diez

Donaciano Bueno Diez

Editor: hombre de mente curiosa, inquieta, creativa, sagaz y soñadora, amante de la poesía.

NO ES LO QUE PARECE [Mi poema]
Ismael Enrique Arciniegas [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Hay quien dice que a Jesús
le entregaron sus hermanos
y en lugar de dar las manos
le clavaron en la cruz.
Y es que hay veces que la luz
en vez de alumbrar te ciega
lo mismo que hace en la siega
la hoz que a la mies paciente
traicionando a la simiente
va y la mete en la refriega.

Y es que hay veces que las cosas
nunca son como parecen,
que unas hay que te enternecen
y otras hay que, dolorosas,
aunque a ti parezcan rosas
tienden trampas sus espinas
repartiendo sus inquinas
si está oscuro o es de noche,
con gran saña y gran derroche
cual las heces en letrinas.

Como el árbol florecido
que aparenta estar muy sano
y en el centro está el gusano
pues por dentro está podrido.
Tu te sientes compungido
o mejor te han traicionado.
Cuando miras tu tejado
y percibes que ha llovido
no preguntes por qué ha sido
te dirán que te ha tocado.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDO:  Ismael Enrique Arciniegas

A solas

¿Quieres que hablemos?… Está bien…, empieza…,
habla a mi corazón como otros días…
Pero no… ¿Qué dirías?…
¿Qué podrías decir a mi tristeza?…

No intentes disculparte; todo es vano…;
ya murieron las rosas en el huerto;
el campo verde lo secó el verano;
y mi fe en ti, como mi amor, ha muerto.

¡Amor arrepentido!…
iAve que quieres regresar al nido
a través de la escarcha y la neblina.!..
Amor que vienes aterido y yerto…
¡Donde fuiste feliz ya todo ha muerto!…

No vuelvas… ¡Todo lo hallarás en ruinas!…
¿A qué has venido?… ¿Para qué volviste?…
¿Qué buscas… ¡Nadie habrá de responderte!…
Está sola mi alma y estoy triste,
inmensamente triste hasta la muerte…

Todas las ilusiones que te amaron,
las que quisieron compartir tu suerte,
mucho tiempo en la sombra te esperaron
y se fueron… ¡cansadas de no verte!…

¡Cuando por vez primera
en mi camino te encontré, reía
en los campos la alegre primavera!…
¡Hoy todo cuán distinto!… Paso a paso
y solo voy por la desierta vía;
nave sin rumbo entre revueltas olas;
pensando en las tristezas del ocaso
y en las tristezas de las almas solas.
En torno la mirada no columbra
sino aspereza y páramos sombríos:
los nidos en la nieve están vacíos
y la estrella que amamos ya no alumbra
el azul de tus sueños y los míos…
¡Partiste para ignota lontananza
cuando empezaba a descender la sombra…
¿Recuerdas?… ¡Te imploraba mi esperanza!…
Pero ya mi esperanza no te nombra…
No ha de nombrarte… ¿Para qué?… Vacía
está el ara y la historia yace trunca…;
ya para qué esperar que irradie el día,
ya para qué decirnos: Todavía…
si una voz grita en nuestras almas: ¡Nunca!…

Dices que eres la misma, que en tu pecho
la dulce llama de otros tiempos arde,
que el nido del amor no está deshecho,
que para amarnos otra vez no es tarde.

Te engañas… No lo creas…Ya la duda
echó en mi corazón fuertes raíces…,
ya la fe de otros años no me escuda…
¡Quedó de sueños mi ilusión desnuda,
y no puedo creer lo que me dices!…
No lo puedo creer… Mi fe turbada,
mi fe en tu amor perdida,
es ancla de una nave destrozada…
¡Ancla en el fondo de la mar caída!…
Anhelos de un amor, castos, risueños…
iYa nunca volverán….Se van…, se esconden…
¿Les llamas?… Es inútil… ¡No responden!…
iYa los cubre el sudario de mis sueños!…

Hace tiempo se fue la primavera…
llegó el invierno fúnebre y sombrío…
Ave fue nuestro amor… Ave viajera…
¡Y las aves se van cuando hace frío!

En Colonia

En la vieja Colonia, en el oscuro
rincón de una taberna,
tres estudiantes de Alemania un día
bebíamos cerveza.

Cerca, el Rhin murmuraba entre la bruma,
evocando leyendas,
y sobre el muerto campo y en las almas
flotaba la tristeza.

Hablamos de amor, y Franck, el triste,
el soñador poeta,
de versos enfermizos, cual las hadas
de sus vagos poemas:

«Yo brindo —dijo— por la amada mía,
la que vive en las nieblas,
en los viejos castillos y en las sombras
de las mudas iglesias;

»Por mi pálida Musa de ojos castos
y rubia cabellera,
que cuando entro de noche en mi buhardilla en la
frente me besa».

Y Karl, el de las rimas aceradas,
el de la lira enérgica,
cantor del Sol, de los azules cielos
y de las hondas selvas,

el poeta del pueblo, el que ha narrado
las campestres faenas,
el de los versos que en las almas vibran
cual músicas guerreras:

«Yo brindo —dijo— por la Musa mía,
la hermosa lorenesa,
de ojos ardientes, de encendidos labios
y riza cabellera;

»por la mujer de besos ardorosos
que espera ya mi vuelta
en los verdes viñedos donde arrastra
sus aguas el Mosela».

«¡Brinda tú!»—me dijeron—. Yo callaba
de codos en la mesa,
y ocultando una lágrima, alcé el vaso
y dije con voz trémula:

«¡Brindo por el amor que nunca acaba!»
y apuré la cerveza;
y entre cantos y gritos exclamamos:
«¡Por la pasión eterna!».

Y seguimos risueños, charladores,
en nuestra alegre fiesta…
Y allí mi corazón se me moría,
se moría de frío y de tristeza.

Las garzas

Se aleja el barco. Luz de madrugada.
a aurora alumbra el peñascal sombrío,
de garzas el vuelo ligera bandada
iende en la quietud del río.

En sus alas la luz se atornasola,
y del oriente entre rosados velos
parecen, blancas, en la orilla sola,
un adiós silencioso de pañuelos.

Hojeando un libro

De láminas un libro yo hojeaba,
Y en un extremo de la sala, Lola,
Junto a su madre —que también cosía—
Cosía silenciosa.

De pronto «¡Watherloo!» dije en voz alta;
«¡Aquí Napoleón… éstas sus hordas!…
Lola, acércate, ¡ven! que raras veces
Se ven tan bellas cosas».

Dejó la niña su costura al punto,
Juntó a la mía su cabeza blonda,
Y de un beso el calor sintió extenderse
Por su frente marmórea.

Y mirando a su madre de soslayo,
Dijo quedo: ¡qué lámina preciosa!
Y añadió cabizbaja y sonriente:
Oh !muéstramelas todas!

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NO SERVIRÁ DE NADA [Mi poema]
María Calcaño [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

No busques la verdad en las verdades
ni busques de la vida las razones,
no intentes complacer a tus pasiones
que suelen transformarse en veleidades
a base de ilusiones.

No busques la razón de tu existencia,
ni indagues sin dudar quién hizo el mundo,
ni intentes como el pobre Segismundo
vendiendo su alma al diablo y su conciencia,
no pierdas ni un segundo.

No busques donde no hay explicación,
por mucho eches la caña no habrá peces,
respuesta no has de hallar, la que mereces,
pensar solo conduce a un callejón
por mucho que tú reces.

¿Por qué nacen los pollos y ya corren,
y somos tan ineptos los humanos,
se arrastran con cien patas los gusanos,
si puedes sucumbir no te socorren
cual Tirios y Troyanos?

¿Por qué desperdiciamos nuestra vida
tratando a un ser supremo descubrir
sabiendo que no hay nada que añadir
que tienes ya perdida la partida?
Y vuelta así a insistir.

Humanos, son sujetos de intereses,
humanos presos son de su egoísmo,
brindando van lecciones de cinismo,
así sean villanos o burgueses
siguen su catecismo.

Y dicen que también yo soy humano,
me miro si me visto y si desvisto,
no alcanzo a entender por qué resisto
haciendo mi papel como villano
cual Judas hizo a Cristo.

La vida, amigo mío, es un mal paso,
la vida, amigo mío, es un misterio
que opinan se acabó en el cementerio;
si dicen que te mueres, no hagas caso,
no pienses que va en serio.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDO:  María Calcaño

Poema para una joven judía

La lluvia ha abierto la ventana
frente al retrato de ella.
Llueve distinto,
delante del silencio que le pasa por la cara.
Como frente a una casa
donde hubiera una niña
muerta entre espejos.
Como si con los pies desnudos ella viniera
y la castigara el polvo de muchos caminos…

También la lluvia trae
la misma voz del agua.
Vejez del agua pintada en el recuerdo.
Tiempo de la ola.
¡Inmensidad del mar
a espaldas de la ola!

¡Qué poca cosa es esta casa
cuando miro sus ojos!

¡Ya no llueve!
Pero ella sigue viendo llover.

¡Debió ser media noche
cuando partió a la lejanía!
De Entre la luna y los hombres (1961)

Primer espanto de la niña con luna

Miro esto que brota dentro de mí,
y me arrodillo.
Y casi digo oraciones,
nombrando al padre muerto
con un gesto largo y extraño…
Como de lejanos países
vienen sonando piedras.
Y arañas menudísimas
por los rumores de las uvas.
¡Y explosiones de minas!
También niños
adentro de mi corazón…

Mi falda se arremolina,
se levanta como un barco,
haciendo señales
de alegría en la noche.
Mientras sigo llorando…,
alzando los brazos tanto,
que desaparecen los senos
en el viento.

En mis hombros
tiembla la noche;
una horca
que moviera en el aire
dos lunas.
Me acerca un miedo extraño.
Y me siento mujer,
¡deliciosamente mujer!

Tercera vigilia

Ahora son otros días.
Y el amor serpenteando la orilla de mi falda.
Si esto fuera después…
cuando la tierra ciña mis caderas sin brillo;
y dentro de la noche
yo sea otra noche.

Hoy tengo angustia y pena linda.

Mientras, cierro los ojos
y te pienso otra vez.

Queriendo tus manos plácidas
y tu boca sin besos
he vuelto a ser tuya,
como otra mujer
sobre esta que tú conociste:
de placeres antiguos
y borrados en furiosas estrías…

¡Cómo espero tus noches!
Ahora sueño:
cuentos y lagunas,
y focas persiguiendo la ternura del viento…

Para saber que existo
quiéreme alguna noche.
Sin voces, sin estrellas,
pero juntos y hundidos
como tierra en la tierra…

El otro rostro

Me ha besado.

Era la misma noche de antes.
El rumor de las hojas conocido.
Las manos iguales…
No distinguía el color de sus ojos;
pero brillaban
como todos los ojos
prendidos de deseos.
El viento daba sobre el rostro,
y la noche era un pozo de ternura.
Como por alegres palmas protegidos,
nos hundimos en la tierra
con temor y con júbilo.

Incliné la cabeza
y la escondí en su pecho.
Seguramente reímos juntos
cuando empezó a llover.
Cerré los ojos
y se me fue el mundo…

¡Y no era él!

Cuando me muera

Cuando me muera,
di, madrecita: ¿será en la tierra
del cementerio
donde me pudra?
¡Qué horror me diera
crecer en esos sepulcros tristes!

Bajo los árboles,
en la sombra que tú conoces
bien puedo, madre,
quedarme siempre…
Tú que eres santa,
tú que eres buena,
tú que eres todo para mi vida,
dame ese hueco donde repose
libre de verjas,
libre de cruces!

Cuando me muera
di, madrecita: ¿será en la tierra
del cementerio
donde me pudra?

I

Había olvidado las muñecas
por venirme con él.

De puntillas,
conteniendo el aliento
me alejé de mis niñas de trapo
por no despertarlas…

Ya me iba a colgar de su brazo,
a cantar y bailar
y a sentirme ceñida con él:
como si a la vida
le nacieran ensueños!

Yo no llevaba corona,
pero iban mis manos colmadas
de bejucos floridos de campo,
de alegría, de amor, de fragancias.

Muchas noches pasaron encima
de aquella honda pureza sagrada.
Todo el cielo volcado en nosotros!

Había olvidado las muñecas.
Ahora él se ha ido:
lo mismo.
Despacito, por no despertarme…

De Canciones que oyeron mis últimas muñecas (1956)

16

Hacíamos los dos
una sombra pequeña.
Pequeña y suave
de rama menuda,
de pájaro…

Llevábamos la boca nueva,
las manos locas
como canción.

Pero una amargura
fina como una lágrima,
se nos metió por la risa.

Hacíamos los dos
una sombra pequeña…
Y el amor un día
nos hizo una seña torva.

Cosmos

Una gran desnudez:
mi cuerpo
y la noche…

¡Pero sueño en el alba!

Alba:
abertura de sangre
y de alas.

Y el pájaro
dueño del bosque
con un trino…

¡La vida
es este montón de tierra fértil!

El hombre
y yo
somos la quimera.

Dios
en su grave verdad.

Y sobre nosotros
como una maldición
esta sombra monstruosa…

El sueño vivo

¡Hombre! ¿Qué me has hecho?
¿Qué me diste de beber en un beso
que tengo en el pecho
alegría y dolor?

Soñar y solar…;
pero estar despierta
y aturdida
de este hondo placer doloroso.

Y estoy de rodillas
con llanto
sobre las mejillas.
Salobre,
como un puerto nuevo
que golpea el mar!

Grito indomable

Cómo van a verme buena
si me truena
la vida en las venas.
¡Si toda canción
se me enreda como una llamarada!
y vengo sin Dios
y sin miedo…

¡Si tengo sangre insubordinada!
Y no puedo mostrarme
dócil como una criada,
mientras tenga
un recuerdo de horizonte,
un retazo de cielo
y una cresta de monte!

Ni tú, ni el cielo
ni nada
podrán con mi grito indomable.

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CONTRADICCIONES [Mi poema]
Efraín Huerta [Poeta sugerido]New

MI POEMA …de medio pelo

 

Yo sé que tú no estás porque te veo
que sigues una dieta adelgazante,
que das un paso atrás y otro adelante,
e incluso estando ausente en el recreo,
eres un comediante.

Yo sé que siendo sabio eres un lerdo
que el cuello no te llega a la camisa,
lo sé pues los domingos vas a misa,
después si yo te he visto no me acuerdo
que lento vas deprisa.

Y así que seas sincero eres farsante,
pues tienes corazón, no sentimientos,
llamadas al amor son esperpentos
que expulsas sin que nada te atragante
verdades que son cuentos.

Alertas pues, que están adormiladas,
no encuentran quien les mime, quien les quiera,
se muestran cual ratón en la fresquera
haciéndole al soñar malas trastadas
pues son unas cualquiera.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDO:  Efraín Huerta

LA MUCHACHA EBRIA

Este lánguido caer en brazos de una desconocida,
esta brutal tarea de pisotear mariposas y sombras y cadáveres;
este pensarse árbol, botella o chorro de alcohol,
huella de pie dormido, navaja verde o negra;
este instante durísimo en que una muchacha grita,
gesticula y sueña por una virtud que nunca fue la suya.

Todo esto no es sino la noche,
sino la noche grávida de sangre y leche
de niños que se asfixian,
de mujeres carbonizadas
y varones morenos de soledad
y misterioso, sofocante desgaste.

Sino la noche de la muchacha ebria
cuyos gritos de rabia y melancolía
me hirieron como el llanto purísimo
como las náuseas y el rencor,
como el abandono y la voz de las mendigas.

Lo triste es este llanto, amigos, hecho de vidrio molido
y fúnebres gardenias despedazadas en el umbral de las cantinas
llanto y sudor molidos, en que hombres desnudos, con sólo negra barba
y feas manos de miel se bañan sin angustia, sin tristeza:
llanto ebrio, lágrimas de claveles, de tabernas enmohecidas,
de la muchacha que se embriaga sin tedio ni pesadumbre,
de la muchacha que una noche
y era una santa noche me entregara su corazón derretido,
sus manos de agua caliente, césped, seda,
sus pensamientos tan parecidos a pájaros muertos,
sus torpes arrebatos de ternura,
su boca que sabía a taza mordida por dientes de borrachos,
su pecho suave como una mejilla con fiebre,
y sus brazos y piernas con tatuajes,
y su naciente tuberculosis,
y su dormido sexo de orquídea martirizada.

Ah, la muchacha ebria, la muchacha del sonreír estúpido
y la generosidad en la punta de los dedos,
la muchacha de la confiada, inefable ternura para un hombre,
como yo, escapado apenas de la violencia amorosa.

Este tierno recuerdo siempre será una lámpara frente a mis ojos,
una fecha sangrienta y abatida.

¡Por la muchacha ebria, amigos míos!

Absoluto amor

Como una limpia mañana de besos morenos
cuando las plumas de la aurora comenzaron
a marcar iniciales en el cielo. Como recta
caída y amanecer perfecto.

Amada inmensa
como un violeta de cobalto puro
y la palabra clara del deseo.

Gota de anís en el crepúsculo
te amo con aquella esperanza del suicida poeta
que se meció en el mar
con la más grande de las perezas románticas.

Te miro así
como mirarían las violetas una mañana
ahogada en un rocío de recuerdos.

Es la primera vez que un absoluto amor de oro
hace rumbo en mis venas.

Así lo creo te amo
y un orgullo de plata me corre por el cuerpo.

Canción de la doncella del alba

Para Thelma

Se mete piel adentro
como paloma ciega,
como ciega paloma
cielo adentro.

Mar adentro en la sangre,
adentro de la piel.
Perfumada marea,
veneno y sangre.

Aguja de cristal
en la boca salada.
Marea de piel y sangre,
marea de sal.

Vaso de amarga miel:
sueño dorado,
sueño adentro
de la cegada piel.

Entra a paso despacio,
dormida danza;
entra debajo un ala,
danza despacio.

Domina mi silencio
la voz del alba.
Domíname, doncella,
con tu silencio.

Tómame de la mano,
llévame adentro
de tu callada espuma,
ola en la mano.

Silencio adentro sueño
con lentas pieles,
con labios tan heridos
como mi sueño.

Voy vengo en la ola,
coral y ola,
canto canción de arena
sobre la ola.

Oh doncella de paz,
estatua de mi piel,
llévame de la mano
hacia tu paz.

Búscame piel adentro
anidado en tu axila,
búscame allí,
amor adentro.

Pues entras, fiel paloma,
pisando plumas
como desnuda nube,
nube o paloma.

Debo estar vivo, amor,
para saberte toda,
para beberte toda
en un vaso de amor.

Alerta estoy, doncella
del alba; alerta
al sonoro cristal
de tu origen, doncella.

El amor

El amor viene lento como la tierra negra,
como luz de doncella, como el aire del trigo.
Se parece a la lluvia lavando viejos árboles,
resucitando pájaros. Es blanquísimo y limpio,
larguísimo y sereno: veinte sonrisas claras,
un chorro de granizo o fría seda educada.

Es como el sol, el alba: una espiga muy grande.

Yo camino en silencio por donde lloran piedras
que quieren ser palomas, o estrellas,
o canarios: voy entre campanas.
Escucho los sollozos de los cuervos que mueren,
de negros perros semejantes a tristes golondrinas.

Yo camino buscando tu sonrisa de fiesta,
tu azul melancolía, tu garganta morena
y esa voz de cuchillo que domina mis nervios.
Ignorante de todo, llevo el rumbo del viento,
el olor de la niebla, el murmullo del tiempo.

Enséñame tu forma de gran lirio salvaje:
cómo viven tus brazos, cómo alienta tu pecho,
cómo en tus finas piernas siguen latiendo rosas
y en tus largos cabellos las dolientes violetas.

Yo camino buscando tu sonrisa de nube,
tu sonrisa de ala, tu sonrisa de fiebre.
Yo voy por el amor, por el heroico vino
que revienta los labios. Vengo de la tristeza,
de la agria cortesía que enmohece los ojos.

Pero el amor es lento, pero el amor es muerte
resignada y sombría: el amor es misterio,
es una luna parda, larga noche sin crímenes,
río de suicidas fríos y pensativos, fea
y perfecta maldad hija de una Poesía
que todavía rezuma lágrimas y bostezos,
oraciones y agua, bendiciones y penas.

Te busco por la lluvia creadora de violencias,
por la lluvia sonora de laureles y sombras,
amada tanto tiempo, tanto tiempo deseada,
finalmente destruida por un alba de odio.

Elegía

Ahora te soñé, así como eras: sin deslices en la voz,
con inmóviles sombras en los brazos
y tus genitales segundos de estatua.
Así como eres todavía: copiándote a ti misma,
cuando no eres ya sino la espuma de tu propia vida.

Bien te sentí en mi sueño como verso divinizado.
Mi tristeza no cabía en el fondo de mi dolor
y fue a manchar la noche de violeta.

El propio ruido de tus piernas habría despertado
los estanques, los recuerdos que a veces olvidamos
en los huecos de los jardines,
las horas que nunca fueron más allá
de donde hoy se desangran segundo por segundo,
el silencio de muchas ventanas,
antiguos y pulidos razonamientos, montañas de destinos.

De un seno tuyo al otro sollozaba un poco de ternura.

Anoche te soñé y no puedo decirte mañana mi secreto
-porque el amor es un magnífico manzano
con frutos de metal envueltos en piel de inteligencia,
con hojas que recuerdan gravemente el futuro
y raíces como brazos sumidos en una nieve de santidad-,
la misma ruta de mis dedos no podría encontrarte
ahí donde te guardas tan perfecta.
Yo no sabría elegir sino violentamente mi presencia:
te llenaría de asombro; acaso tu memoria no me crea.
Mi fatiga te gritaría un absoluto amor.
Por el cristal de aumento de la luna
la sonrisa de Dios estallaría.

Elegía de la rosa blanca

Fuiste cuando el silencio era una voz de llovizna
cuando sabias corolas daban el equilibrio al
corazón de junio
y claras lunas tibias como pequeñas ruedas
llevaron al abismo los insomnios por turbios
y los deseos por vivos y angustiados.
Indelicada rosa blanca.
Desesperada rosa tierna.
Dueña del infinito y precursora de la contemplación
y el tedio.
Rosa blanca: viviste puramente,
como apasionada y cansada frialdad,
como alba derrotista.
Eras como un dolor inmóvil
pero ceñido de ansias.
Te guardaba en mis manos creyéndote un silencio
de nieve.
Eras torre y sirena.
Eras madera blanca o brisa.
Eras estrella distraída.
En las noches parecías una selva despierta,
muy mojada. Y al día
siguiente eras perla gigante
o tremenda montaña
o cristalina y rauda flor del tiempo.
Yo te seguía con furia y esperanza.

Vivo dueño de nada con tu muerte.

Vivo como una astilla de tristeza.

Eres, amor, el brazo con heridas…

Eres, amor, el brazo con heridas
y la pisada en falso sobre un cielo.
Eres el que se duerme, solitario,
en el pequeño bosque de mi pecho.
Eres, amor, la flor del falso nombre.

Eres el viejo llanto y la tristeza,
la soledad y el río de la virtud,
el brutal aletazo del insomnio
y el sacrificio de una noche ciega.
Eres, amor, la flor del falso nombre.

Eres un frágil nido, recinto de veneno,
despiadada piedad, ángel caído,
enlutado candor de adolescencia
que hubiese transcurrido como un sueño.
Eres, amor, la flor del falso nombre.

Eres lo que me mata, lo que ahoga
el pequeño ideal de ir viviendo.
Eres desesperanza, triste estatua
de polvo nada más, de envidia sorda.
Eres, amor, la flor del falso nombre.

Esa sonrisa

Si de un vuelo la esencia iluminase
esta celda que a tientas desconozco,
si de un frágil destello, de una brisa
juvenil o poema, en breves pétalos,
descendiese tu vida; si a mi vida

una virtud le diera buena suerte,
expresaría el poema, la bondad
de tu sereno gesto al apoyarse
tus alas, tu sonrisa y tu belleza
en el clavel de fiebre de mi alma.

Pues tu sonrisa leve manifiesta
una resuelta forma de animar,
de dar ágiles signos, no al sollozo
en que todo se pierde, sino al beso
de impecable factura, de dominio.

Si la sonrisa es nido, el beso es sueño
de virginal angustia y melodía.
Si un día tus pies besé desesperado,
fue tan solo por darme la delicia
de alzar los ojos y mirar al cielo.

Al cielo de tus ojos y tu frente,
al inquietante cielo donde vuelos
de pensamientos gimen, donde una
y otra vez me dedico a descubrir
la desolada nube de mi amor.

Es mejor hablar claro y no decir
que se siente la angustia por sistema.
Es mejor que te diga: No me olvides,
y si me olvidas dame, de tu boca
la fría miseria del final, la muerte.

Pero nada dirás, lo estoy sabiendo,
cuando en dulces instantes como flores,
vienes de nuevo a mí, y en tu sonrisa
aprendo la lección definitiva:
el alba temblorosa de tu boca.

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UN TARAMBANA [Mi poema]
Rufino Blanco-Fombona [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Yo he sido un luchador, un tarambana,
un tipo que lanzado a la aventura
salió a la calle y vio que estaba oscura
haciendo el caminar de mala gana
sumido en su espesura.

Un hombre por la gracia de sus padres
que hicieron de engendrar su pasatiempo,
debiéndose enfrentar al contratiempo
y hacerles despertar de sus desmadres
burlados y a destiempo.

Saliendo a navegar entre tinieblas
en medio de una mar llena de intrigas,
buscando y recogiendo solo migas,
sin remos que remar, sin antinieblas
purgando con ortigas.

Después, pues vine aquí sin darme cuenta,
y al verme en el camino equivocado
sentí que ya mi tiempo había pasado,
en medio del rugir de la tormenta
sabiéndose atrapado.
©donaciano bueno.

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MI POETA SUGERIDO:  Rufino Blanco-Fombona

A LA NOVIA POR VENIR

«When you really want love you
will find it waiting for you»
WILDE

A Manuel y Antonio Machado

¡Oh, tú flor de esperanza!
¡Tú, la que has de venir para la alianza!
¿Qué tardas? ¿Dónde estás? ¿Cómo no vienes?
¡Ay, blanquearán los rizos de mis sienes
Y ya no podrá ser! Te busco cerca,
lejos, al norte, al sur. Dime ¿qué alberca
refleja el par de soles de tu cara?
Iré a su fondo aunque en el fondo ahogara
con mi vida el futuro de sonrisas.

Piensa en las frescas y traidoras brisas
que pueden inducirme a yerro cuando
un nombre que no el tuyo susurrando
me enamore de un nombre que no el tuyo.
En la noche de abril radia el cocuyo;
¿no florecen los campos? Es la hora.

Los cielos pintan la rosada aurora.
Mira el volar del polen y del beso:
Aquí te aguardo, orillas del Permeso,
cantando una canción. La sangre apremia.
Ven Azucena, Rosa, Juana, Eufemia.
Advierte que futuros paladines,
hombres de presa y canto, no malsines,
aguardan en el tiempo y en la nada
el caer de mi orgullo a tu mirada.

Personal

Canté, indignó mi cántico a los viles
Y me hincaron el diente sus pasiones;
Me escupieron su baba de reptiles
Cuando quise luchar con los leones.
De vuestra propia indignidad cubiertos
Buscáis – mansas ovejas – los apriscos;
Matadores de honras y de muertos
Yo vengo a dar lanzadas, no mordiscos.
El escenario mundanal es sólo
¡Oh dolor! El sarcástico museo,
Donde hace burlas Arlequín de Apolo
Y acogota Zeus a Prometeo.
¿Me quieres perdonar que te haya hecho
Tanto, Musa, sufrir con mis amores?
Llevas clavado en la mitad del pecho
Manojo de puñales – mil dolores.
Mis pesares, como una enredadera,
Quieren trepar: la enredadera troncha;
¡Ojalá que tu orgullo les sirviera
De lo que sirve el caracol su concha!
Como el místico bardo de otros días
Vivir quiero conmigo, triste y sólo,
y por el mundo hacer mis travesías
Como un oso en un témpano de Polo.
Soberbia es, no miedo, entre la bruma
De las pasiones radiará mi nombre;
Si para los contrarios soy la pluma
para los enemigos soy el hombre…

En El Polo

Sobre témpano enorme de hielo
Níveo alcázar, de rayos de luna
Constrüido y de todas las garzas
y todos los cisnes con todas las plumas
Viaja joven pareja de osos;
El de ríspida estampa y hercúlea,
Ella, ¡amante, feliz!- un ensueño
De célibe oso-muy blanca y muy rubia.
Terciopelo felpudo y en rizos
Es la piel de nevadas gardenias,
De los grandes corderos. Son cofres
Sus bocas, las joyas: coral en Culebras.
¡Cuán felices! Y viajan y viajan
En la góndola blanca. La hembra
En el tálamo yace. Y el oso
Lascivo la vida la muerte y la besa.
De la aurora boreal tras el iris,
Para ellos, al yermo del norte,
Indistinto y audaz sagitario
Dispara saetas de todos colores.
Y los buitres convierten al cielo
Las miradas que van al pone:
En sus pechos de oso la dicha,
Renuevo en el árbol, y savia en el brote.
¿Cuán felices! Y viajan y viajan
En la góndola blanca. La hembra
En el tálamo yace. Y el oso
Lascivo la vira la muerte y la besa.
De la aurora boreal tras el iris,
Para ellos, al yermo del norte,
Indistinto y audaz sagitario
Dispara saetas de todos colores.
Y los buitres convierten al cielo
Las miradas que van al que pone:
En sus pechos de oso la dicha,
Renuevo en el árbol, y savia en el brote.
¡Cuán felices! Y viajan y viajan
En la góndola blanca. De pronto
Un témpano… un choque…rumor de catástrofe
Que invade, que invade, los yermos del polo.
Después…!Oh blasones!
La sangre a rubíes en campos de hielo;
y auroras boreales y más corazones
Que vuelven las pías miradas al cielo…

Días De Campo

El pobre bardo, del Dolor cautivo,
Deja el bullicio por campestre calma;
En busca va de dulce lenitivo
A la incurable enfermedad del alma.
Por las cortina de rosadas nubes
El sol asoma en el azul remoto.
Allí quedó – tras lid entre querubes –
Como un escudo abrillantado y roto.
El sol besa con labios sitibundo
– Fragantes senos de mujer – las lomas;
Cantan las aves su cantar jocundo
y miel destilan las doradas pomas.
Luce a distancia un muro polvoriento
y mártir de trepante enredadera,
Cual medúseo cráneo que da al viento
De lianas la dulce cabellera.
En la montaña el guásimo aborigen
El cedro anciano y el almez de Europa,
Al viento dan la susurrante y su tronco erigen.
Cuando en la fronda de robusta sabia
Del viento da la cólera desecha
Grita la fronda al viento con la rabia
De Neso herido por la hercúlea flecha.
Circüíto de olientes limonares
Mira el Poeta, a quien el duelo agobia
Como tiemblan de amor los azahares
Por una ignota y presentida novia.
Y el pobre bardo, del Dolor cautivo,
Deja del campo la aparente calma
Sin encontrar piadoso lenitivo
A la incurable enfermedad del alma.

CARTA LÍRICA

Y te adoré… De mi pasión romántica,
nacida a parecer dentro del pecho,
apenas brota la afligida cántica.

¿Oíste, a media noche, de tu lecho,
una voz que en la sombra se desata,
en honor de una bella?
Es mía la doliente serenata.
¿La hermosa? Tú eres ella.

¿Has leído la carta cariñosa
escrita, con mis besos, en la rosa
que arrojé a tú balcón una mañana?

En el templo rezabas pensativa,
¿recuerdas? Una sombra fugitiva
marchó un momento, la pared cercana;
tus ojos se volvieron, y en tu boca
el vuelo tuvo la oración cristiana.

Pero no me conoces. Nunca viste
mis ojos mustios, ni mi cara triste;
Y el nombre del poeta infortunado
nunca leerás al pie de sus canciones.
Acaso un día, algún enamorado
las murmure, rendido, a tus balcones,
ignorante de quién las ha inspirado.

Mas tú, gentil señora,
no echarás en olvido
al bardo que te dice que te adora…
Nostalgia siempre sufrirá tu oído
de mi pasión, de mi lenguaje cálido;
y vivirás un tiempo con la angustia
de ver mi frente en cada frente mustia
de ver mi rostro en cada rostro pálido.

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APENAS DOS RENGLONES [Mi poema]
Magdalena Sánchez Blesa [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Mi vida entre renglones es triste y anodina,
llegué al mundo siquiera sin yo haberme enterado
en un lugar bendito que el cielo me ha otorgado,
ungido de inocencia de gracia que es divina.

Bendita nuestra España, que allí es donde naciera,
malditos los rencores que arrastran su pasado,
-los nuevos pobladores de ayer se han olvidado-
partida en mil pedazos por tu alma pendenciera.

España invertebrada tan llena de prejuicios,
cuidarte has de tus hijos que algunos son traidores,
los mismos que te irritan, y extienden tus temores
tratando de incendiarte por todos tus resquicios.

Tal vez cuatro palabras y apenas cuatro ideas,
de surcos que son tristes trazando un garabato,
creando a mano alzada la imagen de un retrato
donde protagonistas de antaño hoy son peleas.
©donaciano bueno

Quizá sea culpa del #destino...? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Magdalena Sánchez Blesa

“Instrucciones a mis hijos”.

Jamás un conato de daros la vuelta
Jamás una huida, por muchos que sean
Jamás ningún miedo, y si acaso os diera,
Jamás os lo noten, que no se den cuenta
Jamás un “me rindo”, si no tenéis fuerzas
Aunque fuese a gatas, llegad a la meta
Que nadie os acuse… ¡miradme a la cara!
Que nadie os acuse de dejar a medias un sueño imposible…
(Si es que los hubiera)
Yo no los conozco,
Y mira que llevo yo sueños a cuestas
Jamás, y os lo digo como una sentencia, ¡miradme a la cara!
Jamás en la vida paséis por el lado de cualquier persona sin una sonrisa
No hay nadie en el mundo que no la merezca
Hacedle la vida más fácil, ¡miradme!
A cada ser vivo que habite la tierra
Jamás se os olvide que en el mundo hay guerra
Por pasar de largo sin gloria ni pena delante de un hombre
Y no preguntarnos qué sueño le inquieta
Qué historia le empuja,
Qué pena lo envuelve,
Qué miedo le para,
Qué madre lo tuvo,
Qué abrazo le falta,
Qué rabia le ronda,
Qué envidia lo apresa…
Jamás, y los digo faltándome fuerzas,
Si el mundo se para,
Os quedéis sentados viendo la manera de que otro lo empuje
Remangaos el alma,
Sed palanca y rueda,
Tirad de la vida vuestra y de quien sea,
Que os falte camino,
Perded la pelea contra los enanos
No sed los primeros,
Que os ganen los hombres que no tienen piernas
No sabedlo todo,
Dejad que contesten los que menos sepan
Las manos bien grandes,
Las puertas abiertas,
Anchos los abrazos, fuera las fronteras
Hablad un idioma claro, que se entienda
Si estrecháis la mano, hacedlo con fuerza
Mirando a los ojos,
Dejando una huella
Prestad vuestra vida,
Regaladla entera
Que a nadie le falte ni una gota de ella
¡Cantad!
Que cantando la vida es más bella
Y jamás, os hablo desde donde nazca
El último soplo de vida que tenga,
Jamás una huida,
Por muchos que sean…

Merezco

“Merezco un abrazo conforme amanezca.
Y si cerrara la noche por siempre,
merezco un abrazo con todas las fuerzas.
Merezco la risa más amplia del mundo,
estrenar la vida cada vez que llegas.
Merezco el “te quiero” más noble que encuentres
escrito en colores de pronto en mi puerta,
y un beso infinito, y un cuento bonito
para que me duerma.
Merezco tus manos trenzando las mías.
Merezco que lleguen a un sitio mis días,
merezco que el mundo detenga su guerra.
Levanten su copa, inventen un brindis por mí,
que merezco que el mundo me quiera”

La madre

A veces llego a mi casa
con la prisa
que requiere
hoy en día
la sociedad
y ni siquiera saludo.
Entro rápida
en mi alcoba
y doy un grito
a mi madre.
-¡Mamá, tengo mucha prisa.
¿Se me ha secado la falda?
¿Me has planchado la camisa?
Venga, ponme la comida
que me tengo que ir corriendo.
Y ella, como un soldadito
va mis órdenes cumpliendo.
-¿Dónde están mis botas negras?
¿Dónde has puesto mis pendientes?
¿Por qué me escondes las cosas?
¿Y mi cepillo de dientes?
Tráeme las llaves del coche,
cómprame un tinte del pelo
y luego, si tienes tiempo,
bajas la luna del cielo.
Y ella, como un soldadito,
va restando de sus horas
el tiempo que necesito.
De todas las formas, mi madre,
ya tiene hecha su vida.
Ahora debe dedicarse
a hacerme a mí la comida,
a tener la casa limpia,
a ir los martes al mercado…
En fin, esas tonterías
que a mí me han enamorado.
En fin, esas tonterías
que hacen que mi vida fluya
mientras yo, como un sargento,
voy malgastando la suya.
Yo metiéndome al bolsillo
su rodal de luna llena
y con sus rayos de sol
poniéndome yo morena,
mientras que ella
con la luz de una lámpara fundida
va consumiendo su vida
dando betún a mis botas,
ordenando mis cajones,
cosiéndome calcetines,
planchándome pantalones,
regalándome latidos,
remendándome tristezas…
¿En dónde me acabo yo
y tú, mamá, dónde empiezas?
Quiero que empieces aquí,
donde acaba mi poesía.
Debí haberla escrito antes,
¿verdad que sí, madre mía?
Pero aún nos queda tiempo.
Venga, cierra el costurero.
Ponte guapa que nos vamos,
hoy empezamos de cero.
¡Desenchufa ya esa plancha!
¡Deja la ropa en el balde!
Yo lo haré cuando volvamos,
vamos, mamá, se hace tarde.

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Ángel.GonzálezMiguel Munárriz

ACRÓSTICO PARA

Ahora sé que un papel puede cortar
Nuestros deseos como un cuchillo
Gélido, y atravesar
El corazón más impenetrable.
La tristeza de no verte puede con todo.

González, amigo,
Odio decírtelo, pero no es soportable que
No podamos hacer planes para quedar y…
Zas!, que no vuelva a sonar el teléfono.
Así es de triste esta historia, escoria,
La historia más triste que conozco, pero voy a
Emplazarte a que escribas un nuevo poema. Te dejo esta
Z para que empieces. Tú eres capaz de todo.

LA RUTINA [Mi poema]
Javier Egea [Poeta sugerido]New

MI POEMA…de medio pelo

 

Pasa un día, pasan dos, pasan cuarenta,
y otro más que has de añadir a la rutina,
y otro más, pues que he perdido ya la cuenta,
y otro y otro sin saber cuando termina.

La semana se ha escapado de mi vista,
y otra empiezo a compartir con su letargo,
vigilando está mi estado de revista,
pues la fecha ha de arribar, que me hago cargo.

Es posible que al llegar la primavera,
o quizás ha de esperar llegue el invierno,
a qué viene soportar tan tensa espera,
si esta vida se ha tornado ya un infierno.

Cuando vuelva aquí a nacer, si es que esto ocurre
deberé antes calcular si me compensa,
si es que el tiempo y la desidia que me aburre
por lo menos gozará de recompensa.
©donaciano bueno

#Sería lo más justo, o no...? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Javier Egea

Dicen que no quiere ser…

«Para la libertad
sangro, lucho, pervivo»
Miguel Hernández

Dicen que no quiere ser
ni vendida ni comprada,
que aquí la cercan los lobos,
allá le minan sus aguas
y en sus orillas acechan
sombras de flores quemadas.
Joven aún, peligrosa,
en los sueños empeñada,
me mira desde una paz
herida sobre su mapa.
Dicen que en ella resisten
fusiles de la esperanza.
Hoy me pueblan el deseo
su promesa y su batalla,
hoy puede ser que comprendan
por qué soy ciego en Granada.
Si la ve un día, viajero,
dígale que me acompaña,
ponga las manos al fuego
que limpia su madrugada,
cuente su luz por el mundo.
Está entrando en Nicaragua.

A Aurora de Albornoz

Mas se fue desnudando. Y yo le sonreía.
JUAN RAMÓN JIMÉNEZ

Vino primera frívola –yo niño con ojeras–
y nos puso en los dedos un sueño de esperanza
o alguna perversión: sus velos y su danza
le ceñían las sílabas, los ritmos, las caderas.

Mas quisimos su cuerpo sobre las escombreras
porque también manchase su ropa en la tardanza
de luz y libertad: esa tierna venganza
de llevarla por calles y lunas prisioneras.

Luego nos visitaba con extraños abrigos,
mas se fue desnudando, y yo le sonreía
con la sonrisa nueva de la complicidad.

Porque a pesar de todo nos hicimos amigos
y me mantengo firme gracias a ti, poesía,
pequeño pueblo en armas contra la soledad.

El viajero

(De Miguel, camarada viajero con el frío)

III
Pretendieran tus ojos estos mares felices,
esta orilla encendida.
Pretendiera esta luz tu corazón viajero.

Desde el muelle miramos,
contemplamos los mares que se agrandan ya tuyos.
Fue en ellos que tu casa levantaste de nuevo,
en estas luces cálidas,
en estas aguas
adonde está tendida,
verde y grande la mano de las algas,
blanca y fresca la boca de la espuma.

Aquí, donde la paz adivinamos
por las grutas azules que ha poblado tu cuerpo,
aquí, donde caballos presentimos
como un galope verde en la memoria,
aquí, donde traineras y velámenes
amaneciendo están
y sorprendidos.

Es tuya tanta luz.
En este puerto
donde los marineros aparejan el aire
y nos mira la obra sumergida
es tuya tanta luz.
Hemos querido hablarte
cuando el sueño te quema como tú pretendías,
hemos venido a verte desde el miedo
hasta esta casa nueva
donde brillan tus ojos como peces de fuego
por si acaso tuvieras noticias de ese barco
en el que un día zarparon los hombres y la historia.

Es tuya tanta luz. Hoy todo está contigo.

Y baja la marea
y cantan los dormidos
y gaviotas llegan con el viento encendido
y hemos de volver
y tú no estás pero tu voz nos llama.

Para los que quedamos es más triste el camino.

Quizás alguna tarde,
en alta mar tu sueño y las primeras algas,
como un octubre nuevo,
florecerá en las gavias
una bandera roja, Miguel, que nos reclama.

Entre cuatro paredes…

«Ellos los vencedores»
Luis Cernuda

Entre cuatro paredes
comenzaba la noche del asedio

Ellos, los asesinos,
alentaban la larga collera de los perros.

El hambre por las sábanas
se agazapaba oscura como un cepo.

Ellos, los asesinos,
nos pusieron el pan sobre unos ojos bellos.

Fuimos muriendo todos
hasta que todo se volvió desierto.

Ellos, los asesinos,
vigilaban la caza del amor en silencio.

COPLAS DE CARMEN ROMERO

Díselo, Carmen Romero,
dile que estamos aquí,
que él parece estar allí
y es aquí donde lo espero;
dile que ningún obrero
entiende que un presidente
mande guardias a su gente
en vez de mandar trabajo,
dile que va cuesta abajo
frente a la Cuesta de Enero,
díselo, Carmen Romero.

Dile que están encendidos
los faros de un pueblo oscuro,
dile que mire al futuro,
no a los Estados Unidos;
dile que estamos perdidos
en medio del capital,
que una rosa sin rosal
naufraga en las oficinas,
dile que por las esquinas
anda el sueño prisionero,
díselo, Carmen Romero.

Dile, tú, Primera Dama,
cuando hagas su equipaje,
que a veces también viaje
por los campos de Ketama
y, dile, cuando la cama
anula la presidencia
y el amor dicta sentencia
contra todos los misiles,
que aún florecen a miles
banderas del sueño obrero,
díselo, Carmen Romero.

Espumas de la escollera…

A Rafael Alberti

Si Garcilaso volviera,
yo sería su escudero;
que buen caballero era»

Rafael Alberti

Espumas de la escollera,
Puerto de Santa María,
si Garcilaso volviera
yo sé que preguntaría
por su joven escudero
que quiso ser marinero
y se quedó en tierra un día.
Si Garcilaso volviera
seguro que encontraría
sus armas tan bien veladas
que entre claveles y espadas
le entregaría su arnés
y el luminoso vigía
del pueblo de la poesía
yo sé que respondería:
¡qué buen camarada es!

La casada infiel

«con la pasión que da el conocimiento»
Jaime Gil de Biedma

Hoy está triste el juglar
sólo canta para ella,
que también la juglaría
tiene parte en la tristeza.
Sepan que de mal de amores
nadie está libre en la tierra.
Demasiado enamorado
-aunque ya no pueda verla-
y demasiada pasión
esta noche de tormenta,
el juglar siente en sus manos
caer el agua y la sueña.
Sueña que ve su sonrisa
-de labio a labio le tiembla-
cruzar las calles sin medio,
poner el asfalto en siembra,
hacer libre el corazón,
bajar del sueño la fiesta,
abrir los brazos de un mundo
que es otro cuando se acerca,
adelantada de abril
y la nueva primavera.
Hoy está triste el juglar,
pues es con ella que sueña.
y le reconoce al tacto
la luna de sus caderas
cuando ya, ciego en Granada,
la noche toma las riendas
y uno, sin luz, dice en versos
las soledades eternas.
Hace ya tiempo, señores,
que el juglar no puede verla,
pero a pesar de sus ojos
entre la lluvia le espera.
¿Quién le trae un lazarillo
para buscarla en la niebla?
Le canta a los cuatro vientos
y nunca halla respuesta.
Llévenle mientras el alba
un poco de buena yerba.
Den la mano a este juglar
cansado que la recuerda.
Por hoy cesa en la romanza,
perdónele su clientela:
él es un juglar de ésos
que a veces rompen las cuerdas,
de los que han amado tanto,
que diría Gil de Biedma.
Hoy está triste el juglar,
sólo canta para ella.
Se me fue con su marido,
pero yo sigo queriéndola.

Lo que pueda contaros…

Lo que pueda contaros
es todo lo que sé desde el dolor
y eso nunca se inventa.

Porque llegar aquí fue una larga sentina,
un extraño viaje,
una curva de sangre sobre el río,
mientras todo era un grito
y ya se perfilaba resuelto en latigazos
el crepúsculo.

Las historias se cuentan con los ojos del frío
y algún sabor a sal y paso a paso
-lengua y camino-
porque la sangre se nos va despacio,
sin borbotón apenas,
desmadejadamente por los labios.

Las historias se cuentan una vez y se pierden.

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SE ME LLEVÓ EL VIENTO [Mi poema]
Jehú Coronado López [Poeta sugerido]New

MI POEMA…de medio pelo

 

Si escuchas que me he muerto, no hagas caso,
se me ha llevado el viento
cogiéndome a traición en el momento
que estaba ya saliendo de un fracaso,
sin mi consentimiento.

Lo mismo que las hojas en otoño
que caen lentamente
y al río las arrastra la corriente
sirviendo, mientras nace otro retoño,
de abono a la simiente.

Que el viento, ya se sabe, no pregunta
de quién, de dónde eres,
e ignora los afectos, los quereres,
inmerso como está en su marabunta
sus filias, su placeres.

Inane a los afectos, toma a guasa,
ajeno está a la vida,
te observa desde el punto de partida,
que allí por donde pasa todo arrasa
como una malquerida.

Pues quiso visitarme el trotamundos,
llevándome en volandas,
inútil fue salirme por las bandas,
ocurre si los sueños son profundos
e ignoras por dónde andas.
©donaciano bueno

#El viento está un poco loco...? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Jehú Coronado López

(Premio Nacional de Literatura Joven Salvador Gallardo Dávalos en 2014)

FUMAREMOS PIEDRA TÚ Y YO

Seremos felices
nuestros hijos hablarán de lo bien que nos veíamos fumando piedra,
destrozaremos nuestros rostros
y cuando la piedra se acabe
moriremos, mi amor,
porque el acto de fumar piedra
es lo único que puede darme la sensación de existencia
como el que está lloviendo
y quiere rescatar a un hombre de una casa en llamas
nosotros, mi amor, no volveremos
seremos felices fumando la piedra del otro a escondidas
y la piedra para entonces ya no será una metáfora.

HISTORIA DE MI VIDA EN INTERNET

Que todo lo bello
sea
una resistencia

el amor / la insalubridad tan parecidos
tu mano toca
lo que tu mente no puede
mi costumbre de amar viendo hacia atrás
abrazarlas fuerte
para poder mirar sobre sus hombros
y distinguirlo todo

pensar se vuelve un ejercicio lúdico
digo pensar pero pienso en una licuadora moliendo cosas
intenta escribir con el llanto y no funciona
con la rabia dibuja un cuadro que termina en la basura

contaminar el exterior en la búsqueda de una pureza interior

no se ve mejor con los lentes
se ve distinto
pero a nadie le interesa el sufrimiento
ya no vivo en esa casa

quién construye los cimientos del odio
mi padre hacía columnas desviadas
que duraban toda la vida
lista de cosas que puedo derrumbar:
1.- mi presente

la repetición es la causa de todas las cosas

sin ella el río de mi vientre jamás hubiera sido presa y luego
desbordamiento terror y muerte
madre desmayada
madre florilegio hermoso ramo de dagas
te clavó la vida tormentosa

no dejaba llover no me lo permitía

me gustaba el suelo desde antes
un día el agua que tiene la sangre de todos se seca
en el río que era mi madre
ahogado de rojas constelaciones
con mapas de rojo en la ropa nueva
quise buscarle significado a las cosas que ella escribía en las
esquinas de la biblia

el río de mi madre y yo insolado secos
mi hermano en deshielo ante el terror de verlo desaparecer
decidí convertirlo en cubos que podría acompañar con mis bebidas
suelo masticar los hielos
de pronto uno supura
una línea sale de mis labios hasta el cuello

mi hermano muerde
no deja que mi madre crezca el río
en el que mi familia quisiera nadar
mi hermano muerde
atenaza con la baba de su boca sin dientes
no sé cómo llamarlo
para que me deje en paz decidí escribirlo
espero que alguna de estas palabras
sea su nombre.

Belleza en la enfermedad

Una vez que se derrama toda la tinta
no queda más que dedicarnos
a esparcirla cuidadosamente
tratando de hallar la estética
en los pequeños detalles que la tinta
no ha cubierto
y si hay una mancha cubriendo algo bello
la tinta lo embellece todavía.

Sangre

IV
Le pido un abrazo a mi madre
—sé que usted no hace esta clase de cosas—
mi madre a veces llora cuando lee mis poemas
porque sabe que su hijo está loco
sabe que el medicamento no me baja

la fiebre de sentirme una azotea

El doctor me dice que respire
pero soy un negro
cómo se dará cuenta
de las agujas que ya traigo encajadas en mi cabeza
son arpones

Desde su tranquilidad
el doctor percibe luz en mi escondite

Estoy en un campo
concentrado
he dejado mis libros
y he dejado que el sobrepeso me abandone

Mamá quiero un abrazo
mamá perdón por ser tan torpe
usted sabe que yo no sé cuidarme
que yo no quiero cuidarme
Mamá el arpón
si me lo quita me desangro

Aquella fuga de gas
es nueva no la había visto
todavía no puedo verla

Yo antes no era negro papá
no sé qué pasó

Siempre fuimos imitaciones:
para amar
nos reproducíamos uno al otro

Mamá perdón por mentirte
papá perdón por abandonarte
amor tengo una puerta: pronto tendremos una casa
mamá estuve llorando
papá hay un hombre persiguiéndome
amor no tengo cambio: yo no lo conozco
mamá mis sobrinos crecen tristes
papá recogí las monedas que se te cayeron
amor usé esta tarjeta para
mamá ya soy un
papá me hablaron de ti
amor cerré la puerta
mamá papá un dolor de garganta
amor he tomado tanto que ya no se me para
amor :
porque los golpes son señales de vida
debo seguirme golpeándome.

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LA BUENA ELECCIÓN [Mi poema]
Andrés Bello [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

¿Amargarse la vida? no procede
provocando al espíritu un mal rato,
con la fe y la esperanza haciendo un trato,
evitando el rencor ver como agrede
de lleno a tu retrato.

¿Disfrutar de la vida? es lo correcto,
a la pena así hacerle un caso omiso,
vivir como si nada, sin permiso,
gozar con desmesura del afecto
y al bien no ser remiso.

¿Afligirse? ya vale, ¿a qué afligirse?
¿sufrir, a qué sufrir, quién lo dijera?,
que nadie a ti te robe la cartera,
si todos al final de aquí hay que irse
derechos a la hoguera.

Pues todo se resume en un consejo,
hacer oídos sordos, no hacer caso,
si alguna vez resientes de un fracaso
intenta no mirarte en ese espejo
buscando ser feliz a cada paso.
©donaciano bueno

#Ser feliz es lo que más importa...? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Andrés Bello

RUBIA

¿Sabes, rubia, qué gracia solicito
cuando de ofrendas cubro los altares?
No ricos muebles, no soberbios lares,
ni una mesa que adule al apetito.

De Aragua a las orillas un distrito
que me tribute fáciles manjares,
do vecino a mis rústicos hogares
entre peñascos corra un arroyito.

Para acogerme en el calor estivo,
que tenga una arboleda también quiero,
do crezca junto al sauce el coco altivo.

¡Felice yo si en este albergue muero;
y al exhalar mi aliento fugitivo,
sello en tus labios el adiós postrero!

DIOS ME TENGA EN GLORIA

A la falsa noticia de la muerte de Mac-Gregor.

Lleno de susto un pobre cabecilla
leyendo estaba en oficial gaceta,
cómo ya no hay lugar que no someta
el poder invencible de Castilla.

De insurgentes no queda ni semilla;
a todos destripó la bayoneta,
y el funesto catálogo completa
su propio nombre en letra bastardilla.

De cómo fue batido, preso y muerto,
y cómo me le hicieron picadillo,
dos y tres veces repasó la historia;

Tanto, que, al fin, teniéndolo por cierto,
exclamó compungido el pobrecillo:
-¿Conque es así? -Pues Dios me tenga en gloria.

LAS OVEJAS

Líbranos de la fiera tiranía
de los humanos, Jove omnipotente
¡una oveja decía,
entregando el vellón a la tijera?
que en nuestra pobre gente
hace el pastor más daño
en la semana, que en el mes o el año
la garra de los tigres nos hiciera.

Vengan, padre común de los vivientes,
los veranos ardientes;
venga el invierno frío,
y danos por albergue el bosque umbrío,
dejándonos vivir independientes,
donde jamás oigamos la zampoña
aborrecida, que nos da la roña,
ni veamos armado
del maldito cayado
al hombre destructor que nos maltrata,
y nos trasquila, y ciento a ciento mata.

Suelta la liebre pace
de lo que gusta, y va donde le place,
sin zagal, sin redil y sin cencerro;
y las tristes ovejas ¡duro caso!
si hemos de dar un paso,
tenemos que pedir licencia al perro.

Viste y abriga al hombre nuestra lana;
el carnero es su vianda cuotidiana;
y cuando airado envías a la tierra,
por sus delitos, hambre, peste o guerra,
¿quién ha visto que corra sangre humana?
en tus altares? No: la oveja sola
para aplacar tu cólera se inmola.

Él lo peca, y nosotras lo pagamos.
¿Y es razón que sujetas al gobierno
de esta malvada raza, Dios eterno,
para siempre vivamos?
¿Qué te costaba darnos, si ordenabas
que fuésemos esclavas,
menos crüeles amos?
Que matanza a matanza y robo a robo,
harto más fiera es el pastor que el lobo».

Mientras que así se queja
la sin ventura oveja
la monda piel fregándose en la grama,
y el vulgo de inocentes baladores
¡vivan los lobos! clama
y ¡mueran los pastores!
y en súbito rebato
cunde el pronunciamiento de hato en hato
el senado ovejuno
¡ah! dice, todo es uno.

El himno de Colombia

Canción Militar Dedicada a S. E.
el Presidente Libertador Simón Bolívar.

Otra vez con cadenas y muerte
amenaza el tirano español.
Colombianos, volad a las armas,
repeled, repeled la opresión.

Suene ya la trompeta guerrera,
y responda tronando el cañón;
de la Patria seguid la divisa,
que os señala el camino de honor.

CORO
Suena ya la trompeta guerrera
y responde tronando el cañón;
ya la patria arboló su divisa,
que nos muestra el camino de honor.

¿Qué Patriota de nobles ideas
apetece la torpe inacción?
¿quién aprecia el reposo entre grillos?
Ciudadano, morir es mejor.

Libertad, haz que dulce resuene
de Colombia a los hijos tu voz;
que jamás uno solo se afrente,
prefiriendo la vida al honor.

CORO
Libertad, ¡oh cuán dulce que suena
de Colombia a los hijos tu voz!
No será que uno solo se afrente
prefiriendo la vida al honor.

De la Patria es la luz que miramos,
de la Patria la vida es un don.
Verteremos por ella la sangre,
por un bárbaro déspota no.

Libertad es la vida del alma;
servidumbre hace vil al varón.
Defender a un tirano es oprobio;
perecer por la Patria es honor.

CORO
Libertad es la vida del alma;
servidumbre hace vil al varón.
Defender a un tirano es oprobio,
perecer por la Patria es honor.

Defended este suelo sagrado,
que crecer vuestra infancia miró;
en que yacen cenizas heroicas,
en que reina una libre nación.

Recordad tantas prendas queridas,
de la esposa el abrazo de amor,
de los hijos el beso inocente,
de los Padres la herencia de honor.

CORO
Defendamos la patria querida
que nos guarda las prendas de amor;
defendamos los caros hogares;
conservemos la herencia de honor.

Recordad los patriotas ilustres
que cobarde crueldad inmoló.
¿No escucháis que apellidan venganza?…
Embestid a esa turba feroz.

Recordad del Araure los campos,
que el valor colombiano ilustró;
a Junín, Boyacá y Ayacucho,
monumentos eternos de honor.

CORO
Recordemos de Araure los campos
que el valor colombiano ilustró;
a Junín, Boyacá y Ayacucho,
monumentos eternos de honor.

¿Veis llegar las legiones venales,
que conduce a la lid la ambición?
Contra pechos de libres patriotas
impotente será su furor.

Atacad; una fe mercenaria
poco da que temer al valor.
Por victoria hallarán escarmiento,
por botín llevarán deshonor.

CORO
Avanzad, oh legiones venales,
que conduce a la lid la ambición;
por victoria hallaréis escarmiento
por botín llevaréis deshonor.

El cóndor y el poeta

Diálogo

POETA
-Escucha, amigo Cóndor, mi exorcismo;
obedece a la voz del mago Mitre,
que ha convertido en trípode el pupitre;
apréstate a una espléndida misión.

CÓNDOR
-¡Poeta audaz, que de mi aéreo nido
en el silencio lóbrego derramas
cántico misterioso! ¿a qué me llamas?
Yo sostengo de Chile el paladión.

POETA
-No importa; es caso urgente, es una empresa
digna de ti, de tu encumbrado vuelo,
y de tus uñas; subirás al cielo,
escalarás la vasta esfera azul.

CÓNDOR
-¿Y qué será del paladión en tanto,
cuya custodia la nación me fía?

POETA
-Puedes encomendarlo por un día
a las fieles pezuñas del Huemul.

CÓNDOR
Pero el camino del Olimpo ignoro.

POETA
-Mientes; tú hurtaste al cielo, ave altanera,
en pro de nuestros padres, la primera
chispa de libertad que en Chile ardió.

CÓNDOR
-¡Falaz leyenda! ¡Apócrifa patraña!
Robaba entonces yo por valle y cumbre,
según mi antigua natural costumbre;
monarca de los buitres era yo.
Años después, llamáronme, y conmigo
vino esa pobre, tímida alimaña,
de los andinos valles ermitaña;
y, el paladión nos dieron a guardar.
Mal concertada yunta, que, algún día,
recordando los hábitos de marras,
estuve a punto de esgrimir las garras,
y atroz huemulicidio ejecutar.

POETA
-¡Oh mente de los hombres adivina!
¡Oh inspiración profética! No sabes,
alado monstruo, espanto de las aves,
el oculto misterio de esa unión.

¡Junto a la mansa paz, atroz instinto
de pillaje y de sangre! ¡Incauto el uno,
audaz el otro en tentador ayuno,
y de la Patria en medio el paladión!

Tremendo porvenir, yo te adivino,
pero no tiemblo. Es fuerza te abras paso
de la ilustrada Europa al rudo ocaso;
está en el libro del destino así.

Sus últimos destellos da la antorcha
que el hijo de Japeto trajo al mundo;
suceda al viejo faro moribundo
joven tizón, ardiente, baladí.

CÓNDOR
-No sé, poeta, interpretar enigmas;
no entiendo de tizones ni de faro.
Deja los circunloquios, y habla claro.
¿De qué se trata? Explícate una vez.

POETA
-De aquel fuego sagrado que trajiste
¿niégaslo en vano? a un ínclito caudillo,
apenas queda agonizante brillo;
nos viene encima infausta lobreguez.
Renovarlo es preciso.

CÓNDOR
-¿Cómo?

POETA
-Debes
seguir del sol la luminosa huella,
sorprenderle, robarle una centella,
metértela en los ojos, y escapar.

CÓNDOR
-Muy bien; me guardo el fuego en las pupilas,
cual si fueran volcánicas cavernas.
¿Y qué haré luego de mis dos linternas?

POETA
-Quiero a Chile con ellas incendiar.

CÓNDOR
-¿Incendiarlo? ¿Estás loco? ¿De eso tratas?

POETA
-Incendiarlo pretendo en patriotismo;
abrasarlo, molondro, no es lo mismo;
quiero hacer una inmensa fundición.
Quiero llamas que cundan pavorosas,
descomunales llamas, llamas grandes,
que derritan la nieve de los Andes
y la de tanto helado corazón.

¿Abrasar? ¡Linda flema! -¿Es tiempo ahora
de contentarse con mezquinas brasas
que den pálida luz, chispas escasas,
como para el abrigo de un desván?
No, señor; vasto incendio, llamas, llamas,
que unas sobre las otras se encaramen,
y levantando rojas crestas bramen,
y les sirva de fuelle un huracán.

Despacha, pues; arranca; desarrolla
el raudo vuelo; tiende el ala grave,
como la parda vela de la nave
cuando silba en la jarcia el vendaval.
Vuela, vuela, plumífero pirata;
recuerda tu nativa felonía;
asalta de improviso al rey del día
en su carroza de oro y de cristal.

CÓNDOR
-Ya te obedezco, y tiendo como mandas,
el ala; aunque eso de tenderla un ave
no ligera ni leve, sino grave,
para tanto volar no es lo mejor.
Y si de más a más tenderla debo,
como la parda vela el navegante
cuando oye la tormenta resonante
que amenazando silba, peor que peor.

Que no desplega entonces el velamen,
antes amaina el cauto marinero,
y aguanta a palo seco el choque fiero,
si salvar piensa al mísero bajel.
Así lo vi mil veces, revolando
entre las nubes negras, cuando hinchaba
la Mar del Sur sus ondas, y bregaba
contra la tempestad el timonel.

POETA
-No lo entiendes: la nave del Estado
es la que yo pintaba; y la maniobra
a que apelamos hoy, cuando zozobra,
no es amainar, estúpido ladrón.

CÓNDOR
-¿Pues qué ha de hacer entonces el piloto?

POETA
-Según doctrina de moderna escuela,
debe correr fortuna a toda vela,
sin bitácora, sonda, ni timón.
Si tú leyeras, avechucho idiota,
gacetas nacionales y extranjeras,
la ignorancia en que vives conocieras;
todo ha cambiado entre los hombres ya.

Altos descubrimientos reservados
tuvo el destino al siglo diecinueve;
hoy en cualquiera charco un niño bebe
más que en un hondo río su papá.
¡Oh siglo de los siglos! ¡Cual machacas
es tu almirez decrépitas ideas!

¡Qué de fantasmagorías coloreas
en el vapor del vino y del café!
¡No era lástima ver encandilarse
los hombres estudiándose a sí mismos;
y tras mil embrollados silogismos,
salir con sólo sé que nada sé!

¡Ea, pues! ¡A la empresa! Bate el ala,
y apercibe también las corvas uñas,
y guárdate de mí si refunfuñas,
lobo rapaz, injerto de avestruz.

CÓNDOR
¿volando? -Ama aún el buitre robador su nido;
Chile, a traerte voy, no la centella
que incendiando devora, sino aquella
que da calor vital y hermosa luz.

Égloga

Tirsis, habitador del Tajo umbrío,
con el más vivo fuego a Clori amaba;
a Clori, que, con rústico desvío,
las tiernas ansias del pastor pagaba.
La verde margen del ameno río,
tal vez buscando alivio, visitaba;
y a la distante causa de sus males,
desesperado enviaba quejas tales:
No huye tanto, pastora, el corderillo
del tigre atroz, como de mí te alejas,
ni teme tanto al buitre el pajarillo,
ni tanto al voraz lobo las ovejas.
La fe no estimas de un amor sencillo,
ni siquiera, inhumana, oyes mis quejas;
por ti olvido las rústicas labores,
por ti fábula soy de los pastores.

“Al cabo, al cabo, Clori, tu obstinada
ingratitud me causará la muerte;
mi historia en esos árboles grabada
dirá entonces que muero por quererte;
tantos de quienes eres adorada
leerán con pavor mi triste suerte;
nadie entonces querrá decirte amores,
y execrarán tu nombre los pastores.

“Ya la sombra del bosque entrelazado
los animales mismos apetecen;
bajo el césped que tapiza el prado,
los pintados lagartos se guarecen.
Si afecta las dehesas el ganado,
si la viña los pájaros guarnecen,
yo solo, por seguir mi bien esquivo,
sufro el rigor del alto can estivo.

“Tú mi amor menosprecias insensata,
y no falta pastora en esta aldea
que, si el nudo en que gimo, un dios desata,
con Tirsis venturosa no se crea.
¿No me fuera mejor, di, ninfa ingrata,
mis obsequios rendir a Galatea,
o admitir los halagos de Tirrena,
aunque rosada tú, y ella morena?

“¿Acaso, hermosa Clori, la nevada
blancura de tu tez te ensoberbece?
El color, como rosa delicada,
a la menor injuria se amortece.
La pálida violeta es apreciada,
y lánguido el jazmín tal vez fallece,
sin que del ramo, que adornaba ufano,
las ninfas le desprendan con su mano.

“Mi amor y tu belleza maldecía,
tendido una ocasión sobre la arena,
y Tirrena, que acaso me veía,
-¡oh Venus, dijo, de injusticias llena;
lejos de unir las almas, diosa impía,
las divide y separa tu cadena!…
De Clori sufres tú las esquiveces,
y yo te adoro a ti que me aborreces.-

“¡Ah! No sé por qué causa amor tan fino
puede ser a tus ojos tan odioso;
cualquier pastor, cuando el rabel afino,
escucha mis tonadas envidioso.
¿No cubre estas praderas de contino
mi cándido rebaño numeroso?
¿Acaso en julio, o en el crudo invierno,
me falta fruto sazonado y tierno?

“Ni tampoco es horrible mi figura,
si no me engaño al verme retratado
en el cristal de esa corriente pura;
y a fe que a ese pastor afortunado
que supo dominar alma tan dura,
si a competir conmigo fuese osado,
en gentileza, talle y bizarría,
siendo tú misma juez, le excedería.

“Ven a vivir conmigo, ninfa hermosa;
¡ven! mira las Drïadas, que te ofrecen
en canastos la esencia de la rosa,
y para ti los campos enriquecen.
Para ti sola guardo la abundosa
copia de frutos que en mi huerto crecen;
para ti sola el verde suelo pinto
con el clavel, la viola y el jacinto.

“Acuérdate del tiempo en que solías,
cuando niña, venir a mi cercado,
y las tiernas manzanas me pedías
aún cubiertas del vello delicado.
Desde la tierra entonces no podías
alcanzar el racimo colorado;
y después que tus medios apurabas,
mi socorro solícita implorabas.

“Entonces era yo vuestro caudillo,
mi tercer lustro apenas comenzado,
sobresaliendo en el pueril corrillo,
como en la alfombra del ameno prado
descuella entre las yerbas el tomillo.
Desde entonces Amor, Amor malvado,
me asestaste traidor la flecha impía
que me atormenta y hiere noche y día.

“¡Ah! Tú no sabes, Clori, qué escarmiento
guarda Jove al mortal ingrato y duro;
hay destinado sólo a su tormento
en el lóbrego Averno un antro oscuro;
en su carne cebado, un buitre hambriento
le despedaza con el pico impuro,
y el corazón viviente devorado
padece a cada instante renovado.

“Mas, ¡ay de mí! que en vano, en vano envío
a la inhumana mi doliente acento.
¿Qué delirio, qué sueño es este mío?
Prender quise la sombra, atar el viento,
seguir el humo y detener el río.
Y mientras lo imposible loco intento,
tengo en casa la vid medio podada,
y en el bosque la grey abandonada.

“¿Qué fruto saco de elevar al cielo
esta continua lúgubre querella?
Ni encender puedo un corazón de hielo,
ni torcer el influjo de mi estrella.
Si Clori desestima mi desvelo,
sabrá premiarle otra pastora bella.
Ya baja el sol al occidente frío;
vuelve, vuelve al redil, ganado mío”.

A la nave

¿Qué nuevas esperanzas
al mar te llevan? Torna,
torna, atrevida nave,
a la nativa costa.

Aún ves de la pasada
tormenta mil memorias,
¿y ya a correr fortuna
segunda vez te arrojas?

Sembrada está de sirtes
aleves tu derrota,
do tarde los peligros
avisará la sonda.

¡Ah! Vuelve, que aún es tiempo,
mientras el mar las conchas
de la ribera halaga
con apacibles olas.

Presto erizando cerros
vendrá a batir las rocas,
y náufragas reliquias
hará a Neptuno alfombra.

De flámulas de seda
la presumida pompa
no arredra los insultos
de tempestad sonora.

¿Qué valen contra el Euro,
tirano de las ondas,
las barras y leones
de tu dorada popa?

¿Qué tu nombre, famoso
en reinos de la aurora,
y donde al sol recibe
su cristalina alcoba?

Ayer por estas aguas,
segura de sí propia,
desafiaba al viento
otra arrogante proa;

Y ya, padrón infausto
que al navegante asombra,
en un desnudo escollo
está cubierta de ovas.

¡Qué! ¿No me oyes? ¿El rumbo
no tuerces? ¿Orgullosa
descoges nuevas velas,
y sin pavor te engolfas?

¿No ves, ¡oh malhadada!
que ya el cielo se entolda,
y las nubes bramando
relámpagos abortan?

¿No ves la espuma cana,
que hinchada se alborota,
ni el vendaval te asusta,
que silba en las maromas?

¡Vuelve, objeto querido
de mi inquietud ansiosa;
vuelve a la amiga playa,
antes que el sol se esconda!

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MI MUNDO, EL DE LA INFANCIA [Mi poema]
Abel Santos [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Mi mundo es irreal. No me confundo.
No crean lo elegí. Que, equivocado,
lo tuve que aceptar con poco agrado,
que el mundo en que yo vivo es de otro mundo,
más límpio y sosegado.

No existen ni cuchillos ni pistolas
ni dolos, ni traiciones, malos humos,
ni incluso tropezones pues no hay grumos
y solo huele a mar y andan las olas
con todos sus arrumos.

Ni hay seres con aviesas intenciones,
que estén a la que salta si descuidas,
a cuestas con sus idas y venidas;
que suena solo música y canciones
de luz del sol vestidas.

Que un niño es el que guardo en mi memoria
plagado de inocencia y de ternura,
que antaño se asociaba a travesura,
y hoy forma parte y arte de mi historia,
del mundo la más pura.

Y aquí planto el mojón. Y me resisto
a cantos de sirena percibir.
No vengan a engañar. No quiero oír
que existe ese otro mundo que no he visto.
Me niego aquí a aplaudir.
©donaciano bueno.

Cada cual lleva su mundo a cuestas, no...? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Abel Santos

DICEN los sabios

que, antes de nacer, el arcángel Gabriel
pone su dedo índice
sobre nuestra boca
para que olvidemos toda la sabiduría
que traemos con nosotros desde el cielo.

Así es como las luces entran
y se dan la mano.

No pueden más que parecerme harto estúpidos
aquellos que piensan
que por ser uno poeta o escritor
nacimos enseñados.

Nada más lejos de la realidad.

Yo no nací escribiendo, sino llorando.
Y con mi primer llanto
ya andaba buscando el conocimiento.
de Las lágrimas de Chet Baker caen a piscinas doradas,
Chamán Ediciones 2016

Tu nombre es canción

Como la lluvia
(que no la para nadie)
sobre todo las tardes de invierno,

la imagen
en mi memoria
de tu cuerpo desnudo
me despide
para siempre
de la cercana desnudez
de tu cuerpo.

Aguanta un poco más

Dicen
los filósofos existencialistas
que gracias a un profundo cansancio
no llegamos a caer
en un sentimentalismo fatal.

Pero déjame decirte como poeta
—que busca la publicación perfecta—
una cosa, y sólo una:

nadie debería salirse de quien es.

Hay tanta fealdad
fuera de la lluvia.

El vencedor

Quisiera ser mujeriego
como mi padre, el muy bastardo,
y vivir, de conquista en conquista,
las cuatrocientas noches
con cuatrocientos cuerpos
que decía Jaime Gil de Biedma.
Pero el amor no me deja.
A la tercera va la vencida.
Y me detengo.

Cuento de invierno

Hoy es un día
de mediados de enero,
limpio, soleado,
de entrañable calor.

Imagino que es marzo;

que va a anochecer más tarde,
como al principio
de nuestro amor.

La tentación

Te bajé la falda y vi entero París,
como dice la canción,

y encontré a La Maga en un autobús desangelado,
y me olvidé de llevarle flores a Jim Morrison,
y se hicieron carne los nocturnos de Chopin,
y profundicé en la poesía de Pedro Salinas
que vivió toda su vida de casado
amando en secreto a otra mujer,
y me reí de Picasso y de todas sus amantes,
y Mimi ya no me parecía esa mezcla
de inocencia y madurez sexual
en Lunas de hiel, de Roman Polanski,
y sentí por ti un amor más grande
que el que Scott Fitzgerald tenía
para ese aire jazzeado de su preciosa Zelda,
y ya no quise ser Bartleby o Rimbaud,
y cancelé con estos versos
todos mis viajes al desierto de la literatura,
porque comprendí a Hemingway
cuando lanzó la pregunta
de si había amado tanto a una mujer
como para ver a la muerte frente a mí
mientras le hago el amor.

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ARRIBA Y ABAJO [Mi poema]
Servando Cano [Poeta sugerido]New

MI POEMA…de medio pelo

 

Ayer estaba arriba y hoy ya abajo,
ayer muy sonriente y hoy muy triste,
que a veces ser feliz se me resiste
y hay otras que me importan un carajo
o juegan al despiste.

No sé por qué será que esto me ocurre
me siento cual campana sin badajo,
y hay otras que feliz soy a destajo
soltándome después cómo me aburre
o en cambio qué relajo.

Que hay días que me subo a las paredes,
no encuentro junto a mí nadie me aguante,
me siento como un libro en el estante
que ve como a leerlo nunca accedes
cual fuera él un farsante.

Mi vida tiene un alma de veleta,
que suele presumir de despendole,
no existe una bandera que enarbole,
se mueve pues no puede estarse quieta.
No existe quien controle.
©donaciano bueno

#La vida es como una veleta. Presumir, de qué? Share on X

MI POETA SUGERIDO: Servando Cano

(Premio de poesía Ciudad de Salamanca)

SOLEDAD

LA ARAÑA negra de la tarde teje
su emboscada. Oigo cómo la luz
se apaga. Soy, al fin, un hombre
sin paisaje.
La soledad es una geografía: nadie
en el lugar del habla: tan solo
la cicatriz de un río, la hojarasca,
del cansancio, la dura piel de vaca
del regadío
y las heridas de la memoria recobrada
cuando pesa demasiado.
Y el poema
como un pájaro sin alas que agoniza
en un rincón, lleno de dolor
como un verso mínimo de Borges.

ENCARNACIÓN

DIME,
¿cómo llegan las hojas hasta el árbol?:
si lo podas, si arrancas la rama seca
y desnutrida,
y lo riegas, y acaricias su áspera corteza,
y pones el oído en su latido para oír
el rito de la sangre cuerpo adentro.
Mi oración comenzará en tu cuerpo:
el poema se hace carne para entrar
en el silencio de tu piel y colmarla
de besos, de pájaros y ramas
como hace la primavera con el manzano en flor.

CÁNTARO (1)

NO TE HICIERON manos alfareras para vivir
de tu vacío.
¿Por qué callas?, ¿no oyes correr el agua
de la fuente, el chorro de la sed?.
Cántaro de barro
¿qué harás con tu vacío
si alguien agua te pidiera?
Sal de ti:
de la raíz al canto
hacia la ebriedad de las afueras:
busca la sed del secarral
para entregarte.

ANTES DEL MUNDO

¿EL SILENCIO tiene la noche dentro
o la palabra?
¿Va a comenzar el mundo?
Viene cansada la mañana,
el sol sucio,
la luz amortajada.
¿Qué hombre o Dios
puede separar la noche de la luz?
¿Cómo ir más allá,
con qué idioma que pueda redimirnos?
Un pájaro en la nieve
agoniza,
roto el abanico de sus alas.

CÁNTARO (2)

ES MUCHA la sed en estos secarrales,
en la reseca piel del regadío,
dos asas para mis dos manos, el vientre
ancho como el mundo,
como un abrazo,
como un verso de Borges o de Whitman.
Como un río de sílabas cantando
se abre la boca de la fuente
donde comienza el misterio de tus ojos.
El cántaro y el canto.

La laguna Cerveriz

TÚ, LAGUNILLA huidiza, sal a flote, sube
a unirte al hombre y su sed de transparencia,
dime que estás viva, quiero oír tu fondo,
saber por qué el dolor existe y el silencio,
qué sentido tiene la noche, saber si eres
semilla o sólo olvido.
No me dejes solo en esta oscuridad.
Hoy me lee el idioma de una tierra
abandonada a su sed, derrotada bajo
un sol de plomo. Devuélvele su idílico
verdor. Te poblaré de peces, pondré luz
en tus ojos de azabache y te cantarán
pájaros en todos los idiomas.
¿Son tuyos esos ojos verdes
que vienen a mi como los pájaros al trigo?
No vayas a tu fondo, qué desamparo
si pierdes tu pureza, tu sed de mundo.
Tu canción de noche adentro saltará
al aire como una cascada de luz
para que mi palabra sea sólo pájaro
o viento o rama y vuelva a mis ojos
la belleza liberada

HUMANAMENTE

Un pétalo de luz,
una hebra de tu carne, un retal de tiempo,

para beber así,
en la andariega luz o sombra,

humanamente,

como el vuelo de esa mariposa azul
que muere en las primeras horas
de la tarde,

o el frágil aleteo del colibrí
entre las hojas amarillas,

como un temblor viviente
en la sucesión de la materia.

La lengua del mirlo, XIX Premio Internacional de Poesía “Ateneo Jovellanos” de Gijón.

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ARREPENTIMIENTO [Mi poema]
Miguel Ángel Federik [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Los pelos me he dejado en la gatera
los días y las noches discutiendo,
pensando en ser feliz. Y a mi mintiendo
con eso del que espera desespera.

Siguiendo las sagradas escrituras
cavé mi propia tumba. A cada paso
más cerca ya me hallaba del fracaso
sin ganas de luchar, sin armaduras.

Me cuesta aquí admitirlo, fui cobarde,
no pude resistir. Las tentaciones
pudieron más que yo. Sin soluciones,

me tuve que aguantar. Llegó la tarde
y hoy sigo recordando a cada instante
no supe ser feliz. Soy el causante.
©donaciano bueno

Solo uno mismo es el #responsable de su actos Share on X

MI POETA SUGERIDOMiguel Angel Federik

Ruinas de San Ignacio

Algo hay en este sitio
distinto al sol del rojo asperón americano,
distinto al río de luz que se desangra
desde las doradas noticias del follaje.
Algo tiembla, sin música ni cuerpo,
y es visible según mi corazón, a mis espaldas.
Estos muros fueron altos y perfectos,
paralelos de lumbre a los fogones en su llama.
Fieles al polvo de su natural vigilia de galaxia,
toda piedra es piedra hasta su alma;
y estas que hoy sostienen el cielo solamente,
amparo fueron de la crisma en baptisterios,
y celestemente bifurcada en humos de tabaco y neblinas
para coronillas de otros iniciados.
Este polvo de aguas que soy esta mañana
pisa el patio de los muchos,
el huerto sin olivos ni fragancias,
la cocina sin corderos ni pimientas,
el comedor sin penitencias ni plegarias,
el claustro sin rosarios ni temblores,
las puertas sin canceles ni alabanzas
y el cementerio lateral desde el que cantan
unos huesos que ahora son
el perfume de las naranjas amargas.
Hace siglos, aquí la mano que hilaba era el ojo,
la rueca, el colibrí, la golondrina y su casa;
y el dueño de los misales no era el único
señor de la palabra ni el entero dueño de las plegarias.
Estas lajas no existen en el tiempo que las piso:
aquí se acaba el rastro de los himnos y los pumas.
Aquí durmieron de pie ante un imperio invisible,
multitudes insomnes de ángeles y de caballos.
Algo tiembla, sin música ni cuerpo,
y es visible, según mi corazón, a mis espaldas.

Perro de andén

Ten paciencia,
que yo alcanzo razón y estoy ausente.
Garcilaso de la Vega
Esta criatura que se lame el pecho
y después me mira
hace siglos que ha perdido a su amigo.
Su esperanza o su olfato, que en ella son lo mismo,
la ha llevado a plazas, andenes, terminales,
sitios de trasbordos y confusas multitudes,
promesantes de esta prosodia vulgar,
de viajar por viajar y de existir sin sentido.
Confía que entre estos miles,
un día volverá aquel con quien fuera cazadora
en tiempos en que ni siquiera los dioses existían:
salvo la estrella sol y aquella faz de la redonda luna
que nos reúne aún, en el reversible arte de las licantropías.
Conserva el don de oír antes que lleguen,
las inundaciones del agua o de las ardientes lavas,
pero se resiste a creer que el perdido
y sólo para siempre es el otro:
nosotros, los inmortales todavía.
Si se hubiese hecho lobo ya estaría muerto,
como tantos de los suyos, o de los nuestros,
que no se domesticaron ante el terror,
los exterminios, los exilios, los hastíos.
La acaricio y me lame las manos
y a ignorancias iguales, su mirada
es más hospitalaria y creyente que la mía.
La suya hace siglos que espera a una criatura
que ya no llegará.
No. No llegará nunca.

Crecimiento del árbol

Duele el aire y vuela la paciencia
de su verdor creciendo, lado a lado:
fervor, piedad, arborescencia
en su botánico peso ensimismado.
Del pájaro el olor tiene cifrado
bajo deltas de ocultas reciedumbres,
y un xilofón de agua a su costado
le imagina la color de su costumbre.
Ya hunde la raíz su divisoria
aurora de arqueológica frescura,
y alegra su fitogénesis, memoria
que a la rama sube, súbita y alada,
fumarola vegetal en su angostura,
por la herida del brote disparada.

Carpe diem

Toca ahora el silbo del zorzal
en la gris procesión de esta arboleda.
Convéncete: es sólo música la carne
y arde para hacerte su instrumento.
Besa, donde te halles,
la cúpula del aire,
su cristalina pulpa de temblores
y alégrate una vez más de este suceso.
Mañana, quizás, toda esta luz
te será quitada de los labios.

El equilibrio es un caos

Esta hoja que tiembla
bajo el sol y en Octubre:
¿es un ala de la mariposa de Pekín
o el adiós de mi hermana,
que ha muerto esta mañana?

VELANDO UN PIE

A las madres chilenas del desierto de Calama
El cordón está intacto. Del borde de la media
sobresale algo de carne corrupta,
el velamen de un hueso a la soledad acostumbrado.

Una ligera línea recuerda el jardín de aquella tarde,
la alambrada, el cuerpo que volaba, un grito,
el penúltimo zarpazo.

El cuero ha cerrado sus ojales y en la tersura áspera
de la capellada, la vela es una lenta mariposa inacabable.

Las madres saben que ese pie es de un hijo,
y oran y recuerdan escarpines y todos los zapatos.

Afuera se oye un murmullo de motores,
la vida civil, la llegada del otoño en plena calle.

Sobre la mesa, la sombra del pie se estira y se encoge
ante el perfume del mar que entreabre la ventana.

El pie occipital, el zapato del desierto,
sabe que el cordón está intacto.

El ritual es exiguo: el jadeo de la vela,
la mirada de las madres arrugada sobre sus faldas.

Todo está en orden: la vida civil,
el horario de los trenes suburbanos,
las palomas que sobrevuelan las estatuas.

Afuera se oye un murmullo de motores,
el redoble de un zapato que nos mira,
el eco andante de una generación deshabitada.
Inédito, 2014

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EL JUEGO DE LA SUERTE [Mi poema]
Silvina López Medin [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Yo soy un pescador con mala suerte,
después de tanto tiempo echar la caña
apenas si he cogido una migraña,
que suele condenar hasta la muerte
a aquel que le acompaña.

La suerte ¿acaso alguno la conoce?
se suele argumentar si es buena o mala,
si ruge, se desliza o si resbala,
buscando va dejando el menor roce
igual que hace una bala.

Moviendo a su dos piernas paso a paso,
que allí donde le place se detiene,
no escucha al que reclama ni se aviene
a hacer de lazarillo de un fracaso,
pues mando es el que él tiene.

Si alguno hay de ella goza no regala,
habrás de no hacer caso, desconfía,
¿la suerte? quien la tiene no la fía,
no admite parangón, nadie la iguala,
pues siempre desvaría.
©donaciano bueno

#Y a ti, cómo te trata la suerte...? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Silvina López Medín

La luz se había cortado

Hablábamos boca arriba,
una conversación de campamento, de antes de dormir
hacía cuánto que la luz se había cortado y el frío
empezaba a filtrarse
bajo las puertas, corriente de aire
en las cosas que no encastran.
Hacía cuánto
no conversábamos así
el tono con que se planea un largo viaje,
voces que se deslizan, el sueño
cayéndonos encima con el dulce peso
de un edredón.
Hasta escuchar un beep
un motor
las cosas volviendo a encenderse.
De Excursión, inédito.

Al igual que ese cumpleaños nos presentamos tarde

Y cuando preguntamos por nuestra tía enferma,
una prima dijo: «Estaba cansada y se fue a dormir»,
debido a la forma en que miraba la esquina
donde una niña chupaba las últimas
entrañas de una vela, nos
dimos cuenta de que lo haríamos. nunca la veas de nuevo

Alguien hizo una alcoba con sus dedos.
Intentó volver a encender la llama que había soplado el viento,
alguien recogió pañuelos del piso
uno por uno,
alguien sostuvo una pluma y un papel,
pero no tenía tinta,
alguien dejó su pálido pintalabios en el borde. de un vaso,
alguien frotó el círculo que había dejado en la madera,
alguien miró el bosque y dijo: «Oh»,
cuando no había nada de
qué sorprenderse, antes de que
cualquier otra niña
saliera de su escondite debajo de la mesa. y con un solo tirón
del mantel
arrasó a la medida de estos gestos.

BREVE HISTORIA DE LOS TÍOS DEL NORTE

Destrozo sobre destrozo:
el asfalto, el viejo mercedes benz, los tíos adentro
todo chirría y ese árbol
creció demás, está estallando
la vereda
su sombra tapa todo,
parece un lapacho o una madre. De fondo siempre
ladridos, el perro años en el playroom
devoró muebles, fotos, un dedo
hay que gritar encima
para escucharse, disfónicos
salen al balcón en busca de felicidad, de un río
aunque no hay río no hay mar
hay raudal
agua que arrastra y rompe, y sigue la tormenta.

Pero si hay sol
barren las hojas
se apagan los ladridos
espían con largavistas a vecinas
un bretel, un escote, un lunar
de lejos no es falso
no se ve el polvo que recubre.
Abren baúles, visten
del tiempo de la madre
cuando había silencio, no perro
no árbol gigante
ropa que sobra o aprieta ¿duele?
leen juntos el final del cuento
donde todos así vestidos
fuera de tiempo
se tiran al mar
pero ya lo dije, acá no hay mar
no saben qué hacer con un final así.

Debería estar escribiendo un prólogo

me quedo en este umbral
escalón de piedra
así me senté a llorar un día
frente a una puerta roja
un desconocido me entregó un pañuelo de papel
dijo don’t
worry, it’s not 
worth it, no era el comienzo
de una conversación, siguió de largo y yo seguí
el pañuelo en las manos
al final deshecho
pequeños pedazos de papel
como los que mi padre se pegaba en el rostro
después de afeitarse
ahí donde hay una herida abierta hay
el riesgo de que algo se pegue
un papel o una frase,
it’s not worth it
ante la indefinición de un corte
lo primero que surge son
instrucciones
primeros auxilios
hace falta
tomar ciertos recaudos
apretar la herida es lo primero
acercar sus bordes
y apretar
según el tamaño
según su ubicación
sobre todo no pensar en el filo
en lo contundente
de esa imagen
la publicidad de hojas de afeitar
gillette, la acumulación de las t
triple hoja
un pelo que se corta y cae
y otro
y otro
decir al oído de quien padece
don’t worry, don’t worry
las palabras van
creando un ritmo que se acopla
a la respiración
debe ser eso dar aliento,
me pidieron que escribiera un prólogo no esto
un comienzo, no
algo anterior al comienzo
de un libro, nunca antes
escribí un prólogo, ante lo desconocido
uno se aferra a lo conocido
un escalón de piedra, una puerta roja
un manojo de imágenes
como los niños se aferran a cierta secuencia
baño comida sueño baño comida sueño
hoy
tengo la edad en que veía los cortes en tu rostro
hoy
me corté al afeitarme
padre, el tiempo
deja caer su gota
abrí la puerta
me senté en un escalón
un desconocido me habló en su lengua ajena don’t
worry pero era tu voz
y no era una instrucción
era un comienzo.

Pentimento

1.
Lo que no encaja
lo que suena a hoja rasgada es
hoja rasgada
y esos resquicios de luz
son bordes salvados
con cinta scotch,
y esta es una forma de desesperación
la uña que raspa
en busca de la punta.

2.
Hay una X que es la incógnita
que se despeja.

Hay otra que es una forma medida de tachar,
lo anterior asoma.

Y hay otra letra
que se repite en hipoxia asfixia anoxia, es decir
cuando no alcanza el aire. Ahora
es esto: algo que se acumula en los papeles
corta mi respiración.

3.
No hay tiempo
para esperar la transparencia que el tiempo da

miro manchones a trasluz
¿esto es una letra?
dudo de esas patas
de insecto que aún se agita,
el impulso es rematar.

4.
Un hombre. Una mujer. Una casa frente al lago.

Restos
del texto abandonado como esas piedras de la playa
que uno junta
y en el fondo sabe va a soltar.

5.
Cómo se construye sobre la tierra blanda
que deja el lago

esos troncos fueron pilotes
parecían tocar
la capa resistente del terreno,
una mujer se sienta en la madera, fuma
piensa escombros.

6.
¿Eso que escribís te pasó?

Shhh
no lleva a ninguna parte un lago
es más
es ciénaga
fondo que se hunde
no me deja hacer pie no me deja ir
como una boca
traga las palabras.

7.
Rasgar, rasgar.

8.
La cabeza sobre la tapa del escritorio
una imagen de reposo
si no fuera por este dedo que sigue
una veta de la madera,
lo que parece comenzar
a abrirse se cierra y sólo es
un punto de dolor
preciso como la incrustación de una astilla.

9.
Digo azul, que se vea
el agua del principio

no se sostiene el tono
esa mujer mete un pie en el lago
que se enturbia

como si alguien hubiera cavado un pozo para llenarlo de lo que cae al apretar un trapo

había escrito
y no había escrito más.

10.
La mujer en la orilla fuma
corre la cara
el viento le devuelve su humo.

11.
Una forma de darse ánimos, inventar
un episodio de bravura
como quien corta la maleza con el óxido
de un cuchillo en la mano

esa hoja contra el viento dice
déjate ir, déjate ir
no importa entonces
lo que se pierde: el filo
en los tallos
largos como letras que se tuercen
en el apuro en el afán de seguir
el envión.

12.
En esto hay algo artificial

decir la pareja frente al lago
o el vaso que se vuelca en el cuaderno
hace un agua negra.

13.
Antes, con el mínimo crujido de una rama
esa mujer hubiera construido una escena de regreso

ahora una rama que se quiebra
es una rama que se quiebra
pura repetición.

14.
Copio el gesto del pintor que inclina el cuerpo
cada vez más
abajo, hacia la tela
arroja esas gotas, él mismo
a punto de caer dentro del cuadro.

15.
La mujer en la orilla
palpa en su abrigo
el peso de unas piedras.

16.
El lago
contagia su quietud.

Si acá hubiera mar
haría lo que se hace frente al mar
acoplarme al movimiento
su forma
de eterna tachadura.

17.
No alcanza la anécdota, no alcanza
un hombre, una mujer, un lago
un trazo no alcanza
buscar hasta salirse de la lengua
quiero decir stroke
del golpe a la caricia
la escala se abre, el gesto se abre
no deja de ser contorno.

18.
Shhh, no vale el recurso
esto de unir fragmentos
con música incidental.

19.
Cada tanto se enciende una ínfima brasa
la mujer que fuma en la orilla
no se ve más
ha quedado tachada.

20.
Capa tras capa de pintura,
se vuelve
sobre lo mismo.

21.
¿Lo que escribís te pasó?

No poder decir
el lago de otra forma.

¿Lo que escribís te pasó?

Deformar el lago
volverlo laguna
cosa olvidada
vacío.

¿Lo que escribís te pasó?

Nadar es empujar el agua, así
se empujan las palabras
a otro ritmo, lo que queda
es ir hasta el fondo, uno aguanta
la respiración, para decir luego: ahí estuve
de eso se trata
un lago.
(de Esa sal en la lengua para decir manglar, Buenos Aires, Ediciones del Dock, 2014).

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VIVIR ES CONSUMIRSE POCO A POCO [Mi poema]
Antonio Lucas [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Vivir es consumirse poco a poco
igual que hace la vela
que queda sin pabilo en la candela
haciendo como dicen se hace el loco
cuando algo hay que no cuela.

Consumirse es gastar, es desgastarse,
hasta la extenuación,
tirando los despojos del arcón
obviando que al final puedan mofarse
las gentes del montón.

Poco a poco es igual a lentamente,
así, sin darte cuenta,
buscando el esquivar a la tormenta
al tiempo que te vas por la pendiente,
poniendo tu alma en venta.
©donaciano bueno

#Cada día de más, un día menos...? Share on X

MI POETA SUGERIDO: Antonio Lucas

(Premio Loewe (2014)

FUERA DE SITIO

Imagina que el tiempo sólo es lo que amas:
unas pocas palabras, unos seres exactos,
unas horas muy lisas, una playa (quizá)
donde el daño no acecha.

Imagina la vida como no lo es ahora,
no quiero decir como algo perfecto,
sino un resplandor, cierto abril de muy lejos,
un tributo al azar sin otro destino
que el confín fugitivo de un eco sin rostro.
Y después cualquier cosa.

Con qué precisión va la edad hilvanando el espino.
Y qué extraña la urgencia de ir en pie hasta la ola,
celebrar lentamente que aniquile mi huella,
mi escritura de hombre, mi certeza de surco,
ser la alta misión de lo que nunca concluye
como no cierra el mar su recado en la orilla.

Pero no es estar quieto la razón ni la meta,
sino un querer más pequeño, una conquista más clara:
ver la vida llegar de su noche a tu noche
en un cuerpo ajeno,
pronunciar su silencio,
abrazar su alambrada,
desear su vacío,
delirar sin camino, sin mapa, sin fuego,
hasta el tiempo sin tiempo
del país que no haremos.
(De Los desengaños)

Tregua

La vida se concreta mejor en lo pequeño:
la templanza maternal del agua,
el cara o cruz de los viajes que no has hecho,
los árboles que trepas,
el amor que parte en dos
su evidencia y su dominio.

Para vivir no es conveniente dar rodeos
ni buscarle a las preguntas su respuesta en la respuesta.
A veces es mejor confiar en quien no sabe
y aprender de sus cautelas,
como aprende el animal a desapasionarse,
como aceptan las montañas ser final y antes del mundo.

Sabes que hay cosas de ti que no te pertenecen:
ser niño y persignarse,
demonios clamorosos,
la costumbre de besar a los extraños,
la monótona conciencia de la culpa,
alegrarse en carnaval,
creer en dioses.

Pero eres parte de tu siglo, de su bárbaro jolgorio.
Millones de hombres que se matan,
y se agotan en oficios rigurosos,
y hablan entre sí aunque no laten por nadie,
y sólo han aprendido a estar ya solos.
Solos como cuelgan los disfraces.
Solos como dos espejos solos.
Solos como suena el llamarse incluso Antonio.

Por eso que vivir se concreta en lo pequeño.
Ahí donde te miran unos ojos,
donde piensas en alguien y lo salvas;
donde alguien piensa en ti
y da tregua a tu destino sin saberlo.

Traición

No existe la verdad, tú lo decías.
Y si existe una verdad siempre es culpable
de cerrar así otras puertas más exactas.
Yo te miraba para vivir.

Conozco el extrarradio de tu infancia.
He visto las máscaras más necias de cuantos te quisieron.

Amé tu cuerpo y la ruta de sus bordes.
Estaba en ti de siempre,
como se ama a quien un día se abandona.

Y el aire era aquello que de tu ser me invadía

con su disfraz de vela,
con su milagro de palacio.

‘si después de morir nos levantamos’…

Alguien debiera callarme ahora,
decir la fecha de mi muerte
como se pronuncia un bosque,
una fuga, un violento fruto, una célula que arde.
Dejar inscrita en mi sangre la llamarada
que labra lo que el olvido dispensa.

Y que en mi juventud sin afán se disuelva,
sonriendo a lo oscuro y al azul de las cosas
que no hemos probado,
como si huir fuese estar libre.

Como si ser libres fuese algo más que el silencio
entre dos seres vencidos
por sus alucinaciones.

CARTA

Tal vez no sé explicarlo,
y aun así podría volar
o hacer de ti el verano,
un septiembre de reírnos bajo el agua,
una música con ojos de mirarte.

Tal vez no sepas, pero sabes
que vivir es incesante
y sucede tan sin tregua
que todo lo que empuja te detiene.
Por eso andar sin rumbo da alegría.

Tal vez no sepas, pero sabes
que amar siempre es quedarse,
y un cierto vandalismo de promesas,
volver a conquistar palabras de hace tiempo
y que alguien nos absuelva,
y no temer deriva,
y ser, como la nieve, más ciencia que costumbre.

Tal vez no sepas, pero sabes
que el miedo esconde un coro
y es esta misma luz
que nace de nosotros
el fiero camuflaje de la vida.

Tal vez no sepas, pero sabes
que el hombre no nació para morir
—así empezó la historia—,
pero es rehén de escarnios,
de leyes y tormentas,
del golpe de sed que reúne,
del hacerse entender que acumula.
Su activismo es la infancia
y al crecer va cayendo.
Su defensa es flotar, que es destierro del agua.
Su tristeza es saber que vivir no es sagrado.
Y confunde la nada
con jugar a los dioses.
Y la soledad confunde con no dormir solo.

DEUDA

A mis Diez, como en el poema

Tú que amaste tanto el mundo,
su abril y sus ventanas,
el verano que fundaste sin salir de mí,
la política cantante de los cuerpos…
Tú que dabas cuerda al corazón
con fulminantes pájaros y con cerveza.
Tú que hablabas el idioma de las playas
sin pedir permiso.
Tú que predicaste eternidad en cada espejo.
Tú, con quien se equivocaron todos.
Tú que amabas náufragos
para estudiar después su viaje.
Tú que me creías.
Tú que fuiste un día todo lo que amé yo de una noche
y no llegó la noche.
Tú, en quien se hacen niños
las campanas y los bosques.
Tú que hoy me ves envejecer
y entiendes que es infame
el hambre de esperar hasta el futuro.
Tú que juraste amor
a la tristeza de los parques,
y desprecias la fullera España
con su chaleco de odios.
Tú que impartes lecciones de siglo.
Tú que invocas lo posible que no somos.
Tú que me consuelas más allá de mis bufandas.
Tú que ocultas en los ojos países improbables.
Tú que escribes en mis brazos
con letra diminuta.
Tú que sabes traducir las olas que no rompen.
Tú que ya no aprecias ser tan joven.
Tú que ya no estás a salvo nunca.
Tú que sabes qué soy yo
y todo te lo debo todavía.

VENECIA, COMO ENTONCES

A Venecia, créeme, se llega huyendo.
Es la ruta más directa, la epidemia de todos.
Huyendo de los pasos que no has dado,
del feo imperativo del deber.
La vida es algo así,
con sus torres, con sus gatos, con su soborno roto,
con el sol retirándose del sol,
y eso lleva tiempo.

Venecia es, muy despacio, un agua que se hunde.
Y al final desconocemos si el triunfo es la ciudad o su
escenario.

Por eso nunca evites su cruenta mercancía,
su meditado engaño.

Vivir es desplazarte alrededor de ti,
como hacen la sangre y los conserjes,
como saben los pájaros.
Venecia no es distinta a su amenaza
si no pierdes los ojos frente a ella.
Tampoco es evidente.
A veces parece irrepetible,
como la fruta o la clausura,
allí donde está el mar a punto de quemarse.

Y aceptas de algún modo
el primer acuerdo con la muerte, que es soñar.
Igual que hay belleza en todos esos niños
que juegan a matarse.
El cielo estuvo amable en lo alto de Venecia.
Levantó las manos contra el tiempo y no tuvimos miedo.
Porque somos más fuertes que la luz,
más necesarios.
Porque todo lo que importa
se explica por sí mismo.

BOSQUE

A Manu Llorente

Tú sabes que en el bosque
siempre hay algo que te mira.

Una forma que no ves,
un rumor imprescindible, silábico, triunfal.

Un rumor o una amenaza
que suele estar muy cerca.

En el bosque la verdad
dispone antes su engaño que su danza.

Nunca es sólo noche.
Y nunca es sólo día.

Y cómo milagrea su pasmo junto al mío.
Y qué veloz el fuego en la jaula de su nada.

También un hombre es esto:
la suma de otros cuerpos sucesivos.

El hombre es lo de menos en el bosque.
El hombre es muchas cosas que nunca hemos sabido.

Absurda majestad, decías a veces.
Fulgor y trampa, digo ahora.

Y cómo puede ser si yo cuando respiro
asumo la certeza de la especie o avivo mi fingir de tribu

[insomne.

Y cómo puede ser que el hombre aún suene a bosque.
Que suene a lenta historia de fantasmas, desde entonces.

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LA FRESQUERA [Mi poema]
Lola Mascarell [Poeta sugerido]New

MI POEMA…de medio pelo

 

Que aquí todo se cura en la fresquera,
se ponen a orear los sentimientos,
los malos, lo que angustian, pensamientos,
y aquello que resbala en la pernera,
y están todos contentos.

Se ponen por la noche allí al fresquito
los cuida cual merecen y atempera,
después ya en la mañana tempranera
los saca a pasear, el requisito,
funciona de primera.

No gasta combustible que este invento
es limpio y además no contamina.
Si hay algo huele mal pues se elimina
reduce la ansiedad a paso lento,
y es que ella es una mina.

A veces cuando encuentro algo me asusta
me siento allí a su lado y me sincero,
de tanto refrescar me da dinero,
le guardo mucho afecto, que me gusta,
no tiene ningún pero.

Si sigues firmemente mi consejo
cerrándole la puerta a cal y canto
verás como se enfría el desencanto
evitas más fruncir el entrecejo,
que ella mano es de santo.
©donaciano bueno.

El #frigorífico es una fresquera sin alma...? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Lola Mascarell

(Premio Internacional de Poesía Emilio Prados)

TE LO HE DICHO MIL VECES

No huyas, no te marches con la brisa,
que tú tienes la culpa de este cielo
ingrávido y perplejo de septiembre,
esta luz en declive que atardece
por todas las esquinas.

Nada tienen que ver las estaciones
con este cielo claro que oscurece
con este cielo ingrávido y perplejo
pintado sobre el lienzo de la tarde
con un azul tan limpio que hasta duele.

No quieras evadir tu servidumbre,
autor irresponsable
de un cielo que parece de mentira
No eludas tu pecado, yo te nombro
culpable del instante prodigioso,
del índigo destello,
del mágico color de este crepúsculo.

No digas que este albor no es tu delito:
tú eres el artífice de un tiempo
bruñido de fulgores y sonrisas,
un tiempo en que rodando se suceden
las horas de la siesta y del paseo,
cerúleas e irreales como el cielo
que tiñes con el haz de tus pestañas.

Por todo, por la luz, por el invierno,
por esta apoteosis de la tarde,
por este cielo ingrávido y perplejo
manchado de un añil escandaloso,
por todo, te condeno:
vagarás sin descanso entre los versos
de esta oda celeste y desvelada,
cautivo del poema en que celebro
la azul impunidad de tu distancia.

VENCEJOS

Cuando volvéis a la ciudad, vencejos,
acaso regresáis como si nada
hubiera sucedido desde entonces,
como si este verano fuera el mismo
que dejasteis ayer flotando inmersos
en el giro sin fin de vuestro grito.

Pertinaces y aleves os he visto
volando en redondel sobre el asfalto,
dejando en el presente la sospecha
de un retorno falaz al tiempo antiguo.
¿Por qué nos engañáis con la esperanza
de habitar otra vez aquel instante
que el aire se ha llevado para siempre?

Unidos al misterio de la rueda
esta tarde, otra vez, habéis cruzado
las altas azoteas incendiadas.
Otra vez, obstinados, agoreros,
otra vez ululando en desbandada
otra vez, esta tarde, habéis trazado
un círculo sonoro que constela
el nítido crepúsculo de junio.

Y al cabo del estío que os regresa,
de nuevo os marcharéis mientras nosotros
tratamos de afrontar esa certeza
de ser como vosotros breve vuelo,
leve sombra fugaz sobre la tierra.

MADERA

Un estrépito sordo, un latigazo,
ha cruzado esta noche la penumbra
insomne de la casa,
como un quejido largo y sostenido
que llegara de lejos o quedase
atrapado en el eco sin retorno
de unos muros vacíos.

El ojo de madera de la puerta,
apenas dibujado por las luces
de la noche estrellada
parecía mirarme o estar viendo
ajeno a toda lógica, aterrado,
húmedo de resina.

He seguido durmiendo y en el sueño,
muy lejos de aquel cuarto,
un crujido de troncos derrumbados
ha quebrado el silencio
de mi bosque dormido.

AL PASAR LA BARCA

Qué lejos se oye hoy aquella letra,
qué distancia en el aire,
los frágiles compases,
la vieja cantinela de la comba.

Qué quieta permanece en el recuerdo
la niña de las trenzas,
qué inmóvil en su orilla va contando
las vueltas uniformes,
los giros casi mágicos del cabo.
Y el dulce cosquilleo que le sube
trepando por las tripas
apenas la arrebata de ese trance.
Muñeca embelesada, se ha lanzado
al eco persistente de la cinta,
al hueco que dibuja sobre el cielo
el ritmo sincopado de la cuerda.

Qué quieta permanece en el recuerdo
la niña de las trenzas,
sumida en ese círculo vacío
que juega a recogerla en sus entrañas:
el látigo del tiempo
que llega y que se marcha mientras ella
sortea los vaivenes de su envite
con técnica cadencia.

Y así pasa la tarde entre las brisas,
pretérita y absorta. Qué lejana
su voz y su distancia.
Qué inmóvil permanece en el recuerdo
su dicha sin objeto.
La barca impetuosa de las horas,
azota su minúscula alegría,
su cándida ignorancia
de niña tan bonita,
que salta y se detiene y va cantando
que no paga dinero todavía.

MIENTRAS LA LUZ

Todo está en la ventana
que reúne mi vida y me contiene
contra el marco vacío de lo eterno.
Un marco en el que yo soy el afuera
y el paisaje es mi centro más profundo.

Una rama de viento, los jirones
de nube en que se cierne
la noche del crepúsculo
y este agudo deseo
de encontrar entre ellos la palabra
que logre derribar esta frontera
entre afuera y adentro.

Todo está en la ventana, soy el marco
que reúne y contiene los compases
de este instante inmortal, de este intervalo.

Un recuadro de luz mientras la luz
cabalga en las cenizas de la tarde:
un mordisco de cobre en el cobalto.

AQUERONTE

Hay un niño aquí dentro, en lo más hondo,
aferrado a la entraña de mis días,
un niño agazapado que a la muerte
camina de mi mano.
Y no lo sabe.

No sabe que su voz es ya la mía,
que el tiempo ha de esfumarse,
no sabe que no es más que un fogonazo
brillando en la mañana de su historia,
una foto en un álbum desvaído,
la sombra de la sombra de un recuerdo.

No lo sabe y por eso se deshace
en limpia carcajada cuando rompe
una brizna de sol entre las hojas.

No lo sabe y por eso
se lanza cada día a las afueras,
sagrado en su ignorancia, en la deriva.

No lo sepa, mi niño, el desenlace,
que siga aquí cantando y cuando el río
feroz del Aqueronte nos transporte
de una orilla a la otra,
vaya él arrojando piedrecillas,
haciéndolas saltar entre las aguas,
que baile y que estremezca con su risa
el vaivén de nuestro último viaje.

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LAS AVENTURAS DE ULISES [Mi poema]
Nancy Morejón [Poeta sugerido]New

MI POETA… de medio pelo

 

(Soneto inglés)

De joven, tan ansioso de aventura,
leyendo disfrutaba la Odisea,
sus retos revestidos de bravura,
¡qué historia la de Ulises, qué pelea!

Recuerdo al estratega y sus intrigas,
pericia navegando en anchos mares,
haciendo dejación de sus fatigas,
valiente con sus sueños y avatares.

Luchando contra todo y contra todos
(los monstruos y los dioses, las sirenas)
tratando a la razón de malos modos,
la sangre deslizando por sus venas.

Y el colmo de su astucia, en la tramoya,
a lomos de un caballo, ganar Troya.
©donaciano bueno

Es éste un canto a la #constancia...? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Nancy Morejón

Madre

Mi madre no tuvo jardín
sino islas acantiladas
flotando, bajo el sol,
en sus corales delicados.
No hubo una rama limpia
en su pupila sino muchos garrotes.
Qué tiempo aquel cuando corría, descalza,
sobre la cal de los orfelinatos
y no sabía reir
y podía siquiera mirar el horizonte.
Ella no tuvo el aposento del marfil,
ni la sala de mimbre,
ni el vitral silencioso del trópico.
Mi madre tuvo el canto y el pañuelo
para acunar la fe de mis entrañas,
para alzar su cabeza de reina desoída
y dejarnos sus manos, como piedras preciosas,
frente a los restos fríos de enemigo.

Un eco de un eco

Nada más que una marimba,
un guasá, un bombo
y la astilla de un grito
para poner el cielo
al nivel de mis pies.
Sube un temblor
asentado
en la raíz misma
de mi ancestro.

Una rosa

Los ojos de Abel Santamaría
están en el jardín.
Mi hermano duerme bajo las semillas.
Santiago alumbra
las frescura del tiempo
que nos tocó vivir.
Un niño baila
el dulce aire de julio
en la montaña.
Alguien escucha su canción
bajo el estruedo puro
de una rosa.

Lianas, peces y algas

Camino sobre el río.
La luz del sol alumbra suavemente.

Mecida por un haz de extrañas flores,
lianas, peces y algas, voy bogando.
Una fuerza me empuja y no lo sé.
Un marino de cobre me contempla desnudo.
Mecido por un haz de extrañas flores,
voy bogando entre peces, lianas y algas.
Estamos, lado a lado,
mirando hacia la orilla.
Unas mujeres hablan. Otras mujeres cantan.
Tú y yo, marino, nos dejamos llevar,
nos dejamos llevar.
Camino sobre el río. Caminas sobre el río.
Aquellos ojos nos señalan,
sus pupilas desprenden el fuego más profundo.
Una fuerza me empuja y no lo sé.
Una fuerza del agua nos arrastra.
Allá vamos hundidos,
allá vamos hundiéndonos,
allá vamos, hermosos,
entre las dulces aguas del río.

Cimarrones

Cuando miro hacia atrás
y veo tantos negros,
cuando miro hacia arriba
o hacia abajo
y son negros los que veo
qué alegría vernos tantos
cuántos;

y por ahí nos llaman ‘minorías’
y sin embargo
nos sigo viendo
Esto es lo que dignifica nuestra lucha
ir por el mundo y seguirnos viendo,
en Universidades y Favelas
en Subterráneos y Rascacielos,
entre giros y mutaciones
barriendo mierda
pariendo versos.

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Luis Cernuda

Peregrino

¿Volver? Vuelva el que tenga,
tras largos años, tras un largo viaje,
cansancio del camino y la codicia
de su tierra, su casa, sus amigos,
del amor que al regreso fiel le espere.
Mas ¿tú? ¿volver? Regresar no piensas,
sino seguir libre adelante,
disponible por siempre, mozo o viejo,
sin hijo que te busque, como a Ulises,
sin Ítaca que aguarde y sin Penélope.
Sigue, sigue adelante y no regreses,
fiel hasta el fin del camino y tu vida,
no eches de menos un destino más fácil,
tus pies sobre la tierra antes no hollada,
tus ojos frente a lo antes nunca visto.

LOS SERES SUPERIORES [Mi poema]
Mario Campaña [Poeta sugerido]New

MI POEMA…de medio pelo

 

Hay seres superiores, sé que existen,
los he visto en mis sueños muchas veces,
te advierten que tendrás lo que mereces
mas que a ellos tú les veas se resisten
por mucho que les reces.

Te tienen atrapado entre tus miedos
recurren con frecuencia a la amenaza,
pretenden demostrar que en esa plaza
son ellos los guardianes de los credos,
de ti van a la caza.

Los seres superiores de mis sueños
se mueven como peces en el agua,
te suben ya en la infancia a una piragua
si se hunde te responden tan risueños
te subas a una guagua.

Te suelen advertir, si no haces caso,
que habrás de recibir lo que mereces
pues todo aquello malo que padeces
será solo la culpa del fracaso,
de todas tus sandeces.

Los seres superiores te vigilan,
te dicen que eso lo hacen por tu bien,
si pides que te ayuden, bye my friend,
te olvides si es que piensas te vacilan,
y digas siempre amén.
©donaciano bueno

#Y tú, por casualidad, los has visto? Share on X

MI POETA SUGERIDO:  Mario Campaña

11.

Muchos años dejé libres mis animales en el bosque
Los paseantes habían echado a perder
la tranquilidad de sus cautiverios
y ellos de manera a veces violenta
me exigían su libertad,
o desde sus encierros agredían
a los muchachos de los alrededores.

Dejé mis animales en el bosque,
abrí de par en par las puertas de mi casa
y esperé que los temerosos muchachos crecieran
libres en la inmensidad de las verdes colinas
y que llegaran al fin los esperados visitantes
que cultivarían y harían crecer
mi tierra y mi morada.

Mas la casa permaneció vacía,
las puertas cayeron ante continuos golpes de agua,
crecieron musgos en las paredes y en el patio
y yo permanecí en el invernadero
sin fuerzas para evitar la caída de mi casa.

A veces creo escuchar el oscuro aleteo de mis antiguos animales
Y me pregunto si debo volver hacia el bosque
Si los encontraré todavía
Si habrán emigrado o habrán muerto
Si podrán, acaso, renacer en mí,
Si podré, entonces, edificar mi nueva casa.

20.

Cuando llegó
los pájaros temblaron
sobre el corazón de las flores
Cual veloces emisarios propagaron la noticia

Llegó
y convirtió mi casa en un lugar lleno de voces
Miró a todos lados, dijo que no hay caminos nuevos
recogió los recuerdos y desapareció
Y los dulces emisarios del amor
emigraron a los desiertos del sudeste
las voces volvieron a sus paredes óseas
a la impenetrable habitación sin luz en que dormitan.

De Aires de Ellicott City, 2006 fragmento

¿He llegado? ¿Adónde?
¿Qué lugar es éste
Donde los cuerpos cuelgan del asta de los augurios
Y hay hombres con soles en la cabeza
Alas cortantes y ojos en las alas
Guardan el corazón en las arquetas
Llenan sus bolsas de azufre
Y pesan sus almas con gestos tramposos
En el fiel de balanzas trucadas?

Ante la mirada escrutadora de los ángeles
Los pájaros pían ferozmente a ras de suelo
No en el aire sino ocultos en una hierba que no hay
Con sorda furia fantasmal, lejana.

¿Quiénes son, quiénes,
Pobres seres sin rostro
Que hicieron de la mentira un ardid,
De la astucia una verdad,
Y se ahogan ahora sin pausa
La lengua hundida en la garganta, embalsamada
Por el polvo? ¿Quiénes esos seres austeros
Que contemplan cabizbajos la vida como estatuas
Esperando la permanencia
Sin descansar de lo infinito; olvidándolo;
Y se complacen de no estar muertos
E intercambian sus muertes
Mientras pierden su polen magnífico?
Sacrifican hombres y no ciervos
Y a un toque de silbato desnudas mujeres perseguidas
Corren delante de sus amos en los bosques
En sucio juego beatífico.

¿Qué lugar es éste, cuál
Donde no hay, y los amores se amontonan
Unos sobre otros, acechándose
En un gran cementerio:
Promiscua voracidad del pasado continuo
En tortuosa vida póstuma?

Corre el gamo en un campo que no hay, y el ave
Vuela en un aire que no hay. Y tiembla el pez
En aguas que no hay. No hay.
Vive el hombre una vida que no hay.

EL OLVIDO DE LA POESÍA se paga.

Días sobre el lecho endurecido
oyendo el lento girar de imágenes que chocan
hurgando aquí y allá palabras pálidas
con necesidad y ceguera, como un cerdo
hoza en tierra extraña.

Crepúsculos en Gracia, en una plaza
que honra mártires ¿qué significan?

Caminata por la rambla cigarro en mano
contemplando peces, flores que se abren
como mujeres ávidas.

La noche ya no trae símbolos
La guardia fiel de la memoria huye
Como tropa temerosa ante ejércitos más fuertes.

¿Dónde está tu sabiduría, trenzada de piel y harapos?
Tu desvaído saber sucumbe en el reposo
Porque tierra descubierta es tierra
hundida para siempre.

Canción

Estoy a punto de escribir tu nombre en el cielo
He empezado a escribir tu nombre en el cielo
Con jirones de nubes acomodo
Con ayuda de los vientos que pasan.

Voy a esperar que brille tu nombre en el cielo
Como brilla la luna o una estrella en el agua
Letra a letra una nueva constelación
Verán con tu nombre repetido en el cielo.

En la noche que viene con tempestades
………..Voy sin miedo a caminar
A la dulce luz de tu nombre en el cielo.

Y si un día pierdo en la tormenta el camino
Voy a pedir a las nubes, al aire, a las estrellas
Que me devuelvan el brillo de tu nombre en el cielo.

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Josefina Aguilar

WALT WHITMAN SE RETIRÓ A SU BARBA

Walt Whitman se retiró a su barba.
Se retiró huido al mínimo lugar de su todo.
Se refugió en el penúltimo día del silencio.
Abrió el mar rojo de su trenzado
lo abrió y deshilachó el mar en dos mitades de verbo.
Hizo un juicio en el rizado aire de lo que fue su pensamiento al sur de su boca.
Abrió la barba.
Se retiró al lugar de los nudos y de la soberanía.
En ese mar con hebras se preguntó por el bosque de amigos,
por los horizontales susurros sobre su vientre
por quienes fecundaron su barba, por quienes inseminaron su pelo.
En el penúltimo día de su silencio se preguntó por la traición de los ejércitos.
Un soldado amarillo cruzó el dialecto de sus trenzas.
Un soldado desnudo hincó en su barba la herida de muchas sangres.
La barba de Whitman muere en el penúltimo día.
Aún no ha llegado a muerte la blanca leche de hilos,
la alfombra de su lengua. La larga sintonía de los patriarcas.
Whitman salió a la calle en el penúltimo día
y llevaba un cristal en su bolsillo. El cristal de su ojo
sostenido en su derecha sin cuerpo.
Veía a los soldados que son madres
y a las madres que son trincheras.
En el penúltimo día arrastró sus pies de barba
por las baldosas de murallas. Los arrastró con las tijeras de grito
buscando quién uniera las mitades del verbo,
quién uniera la enredada mansedumbre.
Walt Whitman dejó sin hacer el último día.
Los que llegaron después se encontraron, sobre un cuenco desconchado,
la ventana desde la que el viejo veía su nube invertida.
En el desconchado agrio color verde de ese cuenco,
se encontraron que el bosque había sido ardido para que él lo comiera.
Para que se alimentara en su último día
de las verticales asperezas de las sombras.
Y se encontraron que Whitman prefirió no ingerir las cenizas de los bosques.
Ni masticar la resina sobrevivida.
El viejo recordó los hayedos, ardiendo en su boca de último día.
Sigue creciendo la barba de Whitman.
Está abarcando a Andrómeda. Está enredando a Perseo.

YO SOY UN SOLITARIO [Mi poema]
Blanca Varela [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Yo soy un solitario, un eremita,
un tipo que practica el onanismo,
que escribe y solo piensa en uno mismo,
se encuentra despistado en esta cita,
o al borde del abismo.

Yo vivo del pasado que el presente
no encuentra ya futuro,
lo mismo que le ocurre al que es pan duro
que no halla quien le pueda hincar el diente
pues ve todo está oscuro.

Que haciéndome a mi vida un buen repaso
en ello me entretengo,
buscando la razón de donde vengo,
consciente que mi vida es un fracaso,
sin casta ni abolengo.

No acierto a soportar tanta tristeza
sin nada me motive,
tampoco mi esperanza sobrevive
me encuentro cual yerbajo en la maleza
que nadie la percibe.

Y puesto he de cruzar un día el charco,
que sea bienvenido,
contento de no haberme conocido
me iré solo sin remos en mi barco
al mar donde he venido.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDOBlanca Varela

Dama de blanco

el poema es mi cuerpo
esto la poesía
la carne fatigada
el sueño el sol
atravesando desiertos
los extremos del alma se tocan
y te recuerdo Dickinson
precioso suave fantasma
errando tiempo y distancia
en la boca del otro habitas
caes al aire eres el aire
que golpea con invisible sal
mi frente
los extremos del alma se tocan
se cierran se oye girar la tierra
ese ruido sin luz
arena ciega golpeándonos
así será ojos que fueron boca
que decía manos que se abren
y se cierran vacías
distante en tu ventana
ves al viento pasar
te ves pasar el rostro en llamas
póstuma estrella de verano
y caes hecha pájaro
hecha nieve en la fuente
en la tierra en el olvido
y vuelves con falso nombre de mujer
con tu ropa de invierno
con tu blanca ropa de
invierno
enlutado.

A media voz

la lentitud es belleza
copio estas líneas ajenas
respiro
acepto la luz
bajo el aire ralo de noviembre
bajo la hierba
sin color
bajo el cielo cascado
y gris
acepto el duelo y la fiesta
no he llegado
no llegaré jamás
en el centro de todo
esta el poema intacto
sol ineludible
noche sin volver la cabeza
merodeo su luz
su sombra animal
de palabras
husmeo su esplendor
su huella
sus restos
todo para decir
que alguna vez
estuve atenta
desarmada

sola casi
en la muerte
casi en el fuego.

Curriculum vitae

digamos que ganaste la carrera
y que el premio
era otra carrera
que no bebiste el vino de la victoria
sino tu propia sal
que jamás escuchaste vítores
sino ladridos de perros
y que tu sombra
tu propia sombra
fue tu única
y desleal competidora.

Así sea

El día queda atrás,
apenas consumido y ya inútil.
Comienza la gran luz,
todas las puertas ceden ante un hombre
dormido,
el tiempo es un árbol que no cesa de crecer.

El tiempo,
la gran puerta entreabierta,
el astro que ciega.

No es con los ojos que se ve nacer
esa gota de luz que será,
que fue un día.

Canta abeja, sin prisa,
recorre el laberinto iluminado,
de fiesta.

Respira y canta.
Donde todo se termina abre las alas.
Eres el sol,
el aguijón del alba,
el mar que besa las montañas,
la claridad total,
el sueño.

Casa de cuervos

porque te alimenté con esta realidad
mal cocida
por tantas y tan pobres flores del mal
por este absurdo vuelo a ras de pantano
ego te absolvo de mí
laberinto hijo mío

no es tuya la culpa
ni mía
pobre pequeño mío
del que hice este impecable retrato
forzando la oscuridad del día
párpados de miel
y la mejilla constelada
cerrada a cualquier roce
y la hermosísima distancia
de tu cuerpo
tu náusea es mía
la heredaste como heredan los peces
la asfixia
y el color de tus ojos
es también el color de mi ceguera
bajo el que sombras tejen
sombras y tentaciones
y es mía también la huella
de tu talón estrecho
de arcángel
apenas pasado en la entreabierta ventana
y nuestra
para siempre
la música extranjera
de los cielos batientes
ahora leoncillo
encarnación de mi amor
juegas con mis huesos
y te ocultas entre tu belleza
ciego sordo irredento
casi saciado y libre
con tu sangre que ya no deja lugar
para nada ni nadie

aquí me tienes como siempre
dispuesta a la sorpresa
de tus pasos
a todas las primaveras que inventas
y destruyes
a tenderme -nada infinita-
sobre el mundo
hierba ceniza peste fuego
a lo que quieras por una mirada tuya
que ilumine mis restos
porque así es este amor
que nada comprende
y nada puede
bebes el filtro y te duermes
en ese abismo lleno de ti
música que no ves
colores dichos
largamente explicados al silencio
mezclados como se mezclan los sueños
hasta ese torpe gris
que es despertar
en la gran palma de dios
calva vacía sin extremos
y allí te encuentras
sola y perdida en tu alma
sin más obstáculo que tu cuerpo
sin más puerta que tu cuerpo
así este amor
uno solo y el mismo
con tantos nombres
que a ninguno responde
y tú mirándome
como si no me conocieras
marchándote
como se va la luz del mundo
sin promesas
y otra vez este prado
este prado de negro fuego abandonado
otra vez esta casa vacía
que es mi cuerpo
a donde no has de volver.

Auvers-sur-oise

Nadie te va a abrir la puerta. Sigue golpeando.
Insiste.
Al otro lado se oye música. No. Es la campanilla del
teléfono.
Te equivocas.
Es un ruido de máquinas, un jadeo eléctrico, chirridos,
latigazos.
No. Es música.
No. Alguien llora muy despacio.
No. Es un alarido agudo, una enorme, altísima lengua que
lame el cielo pálido y vacío.
No. Es un incendio.

Todas las riquezas, todas las miserias, todos los hombres,
todas las cosas desaparecen en esa melodía ardiente.
T ú estás solo, al otro lado.
No te quieren dejar entrar.
Busca, rebusca, trepa, chilla. Es inútil.
Sé el gusanito transparente, enroscado, insignificante.
Con tus ojillos mortales dale la vuelta a la manzana, mide
con tu vientre turbio y caliente su inexpugnable
redondez.
Tú, gusanito, gusaboca, gusaoído, dueño de la muerte y
de la vida.
No puedes entrar.
Dicen.

Bodas

Perdidos en la niebla
el colibrí y su amante.
Dos piedras lanzadas por el deseo
se encuentran en el aire.
La retama está viva,
arde en la niebla,
habitada.
( dedicatoria)

Canto villano

y de pronto la vida
en mi plato de pobre
un magro trozo de celeste cerdo
aquí en mi plato

observarme
observarte
o matar una mosca sin malicia
aniquilar la luz
o hacerla

hacerla
como quien abre los ojos y elige
un cielo rebosante
en el plato vacío

rubens cebollas lágrimas
más rubens más cebollas
más lágrimas

tantas historias
negros indigeribles milagros
y la estrella de oriente

emparedada
y el hueso del amor
tan roído y tan duro
brillando en otro plato

este hambre propio
existe
es la gana del alma
que es el cuerpo

es la rosa de grasa
que envejece
en su cielo de carne

mea culpa ojo turbio
mea culpa negro bocado
mea culpa divina náusea

no hay otro aquí
en este plato vacío
sino yo
devorando mis ojos
y los tuyos.

Invierno y fuga

Nieve, labios rojos,
una gota de fuego,
un grito que nadie escucha.

Éste es el día en que llega
la ácida primavera,
en que es dulce la herida
de estar vivos.

Alto horno del cielo,
fulgor de plumas,
adiós que el aire quema
en pleno vuelo.

En aire, tierra y cielo,
en mi, en ti,
en nosotros muere el invierno.

Diamantino estertor,
irritada claridad,
lágrimas que la luz arrebata y fecunda.
Muerte llena de oro.

Todo es posible
en ese activo sueño.

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MI NOMBRE ES LUCIFER [Mi poema]
Alina Galliano [Poeta sugerido]New

MI POEMA… de medio pelo

 

Permítanme que aquí yo hoy me presente,
mi nombre es Lucifer,
les juro, pues me deben de creer,
que así que esto les suene a prepotente,
el mal es mi deber.

El dueño, el más injusto, el de la muerte,
el amo del dolor,
que todo está en mis manos. Y el amor,
que unido siempre va junto a la suerte
me tiene a mi temor.

Que a malo ¡voto a dios! nadie me gana,
así que alguien lo intente,
allí donde está el mal yo estoy presente
haciendo que otro esfuerzo salga rana,
pues soy omnipotente.

Me arrastro como experta sanguijuela
con saña y desparpajo,
que allí donde está el mal no me relajo.
Después me voy sin más. Firmo la esquela,
pues ese es mi trabajo.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDO:  Alina Galliano

190

Mi ciudad es perfecta y necesaria para vivir y ser vivida;
sudar porque hay calor en un acto sobrado sobre un cuerpo,
sudar con propiedad sólo es posible
si un cuerpo te enamora la epidermis
y hace que la dermis se transfigure
desde un Renacentismo de sabores
donde puede ocurrir que uno comprenda
esas conversaciones
que suelen sostener a cal y canto:
la pulpa de los albaricoques,
una tajada de melón de agua,
la exótica fragancia que contienen los anones, las guanábanas,
los mamoncillos, el membrillo, la pulpa de las peras
quizás una ciruela o un caimito;
por eso mi ciudad es perfectamente necesaria al cuerpo
a las fractales zonas de mi espíritu,
es necesaria para que yo habite una volátil manera
de sentirme los pulsos y las ganas
sin perderme un instante del proceso que significa
sudar la maravilla de mi cuerpo y otros cuerpos,
saberlos caminar sin rumbo fijo
y sentir el cansancio de haberlos caminado abiertamente
a un júbilo fehaciente
de símbolos y abstractos contra el hueso.
Yo-Yo Ma ejecuta de un modo magistral
la sinfonía sonata número I, en F mayor desde su cello
y Ludwig van Beethoven, como yo,
se emociona por encima de su sorda experiencia,
con los arabescos de esas notas
que este descendiente de raíz china y nacido en París
saca de entre los malabares de sus dedos
y su amor por Manhattan, en la cual tiene, su casi fija residencia
entre contratos y contrastes de rascacielos
o de esas geografías de aviones y de hoteles
adonde le da la vuelta al mundo con la música.
Mi ciudad es sin dudas el perfecto lugar para vivir y ser vivida
desde compases simples o compuestos.

Te regalaría uno de esos días

Te regalaría uno de esos días repletos de pereza
con olor a hierbabuena,
te regalaría un platillo de higos
con un toque de miel y canela.
Sí, me gustaría regalarte mi libro predilecto,
el que nunca se separaba de mis manos
cuando tendida en las frías baldosas del traspatio
mi infancia se llenaba de mundos por ser vistos;
también me gustaría regalarte el sentimiento
de tanto mar rodeándome el corazón
y las risas que me acompañaban
al saltar desde el muelle queriendo ser
una alga marina más entreteniendo el agua.
Me gustaría regalarte la primera emoción
del primer beso que me supo a beso,
el que no pude compartir contigo,
ése que yo sabía que en tus labios tendría
todo la antigüedad de paisajes a contra ojo
y campos de amapolas o quitrines.
Me gustaría regalarte nuevamente
la parte de mi piel que de tan tuya
esperó por la elocuencia tus manos
y por la suavidad de tus cabellos
para darse a tus deseos de un modo tan definitivo
que no hubo más memorias en mi cuerpo
que las que tu dejaste con tu aliento y tu saliva.
Me gustaría amor murmurarte al oído
lo que aún te amo y lo que aún me falta
por enseñarle a tu amor
otras maneras de enamorarte, amor,
en esta vida.

Se baña frente a mí

Se baña frente a mí caldeando los glaciales
confundiéndole al agua territorios, espejos,
sorprendiendo a las piedras su víscera de musgo
y luego se sumerge de lleno con mis ojos
fabricando sin prisa una estación de lluvia,
un lugar de monzones al Océano Índigo que habita mi deseo,
despertando las fauces de la Cobra a su fuego,
devolviendo a las cosas emplumadas su atmósfera,
el orden de sus cielos, la alegría delirante;
porque vienen al mundo destinatarios, remanente suyos,
maneras de su andar afilando el momento
destrezas milagrosas convirtiendo segundos en frutos
o acaso en novedosas semillas como perlas,
mercaderías, magias que llegan de lo súbito
para aderezar el gusto de una boca exquisita;
tributo, maravilla con que pagar a su rodilla un roce
apresando el peligro perfecto de sus dedos
la privada elocuencia donde existen países,
consonantes e cartas que esperan ser escritas o pensadas;
aturdiendo a los libros: comas, pronunciaciones, adjetivos, artículos
efervescencias únicas reorganizando pronombres al papel,
instantáneas voraces del júbilo que vive entre su puño,
lo mismo que un halcón, seguro de su presa.

Como verbena mi boca…

Como verbena mi boca
se detiene frente a ella.
Nadie es capaz de conversar
la historia que sin esfuerzo crece
a su secreto de constelaciones.
Quién puede descifrar este gran hábito,
esta manera de encallar el hambre
en la continua furia de los higos;
atómica raíz reconstruyendo el gusto,
desvistiendo presencia entre los dientes.
Y es que cuando te dices,
cuando sin darte cuenta
vas soltando tus risas
desamarrando en pleno todas tus voluntades,
calibrando nocturnos pentagramas,
atmósferas, donde vas preparando
tu doble itinerario,
inexorable arquitectura
con mi yo inagotable,
sin decírtelo, entonces,
te voy prestando rutas
sitios llenos de únicos,
indómitas ciudades
que nacen a mi cuello
sorprendiendo tu espacio,
mapas para países que pre-existen
despiertos en la alcoba de mis manos
esperando que pases del brazo de otras gentes
enloqueciendo el aire,
redescubriendo a posesión la altura
torre de olor que brota,
para ti, de mis dedos;
tiempo donde tus días por ser,
se vocalizan.

Adrenalina en el sabor…

Adrenalina en el sabor de mangos, te voy a seducir,
envés de esas ausencias de estarle a los contigos,
abecedario deshabitando el marco de vivir al múltiple.
Quiero encontrar espacios que van a fabricarse:
antiquarium a ritmo de presencias en calles por llegar;
quiero imaginarias tiendas, azules adoquines,
cuartos recopilando encantos a tus pasos;
sitios donde comprar miniaturas, relieves o descuidos
dejados por la huella de tu cuerpo, maravillas de olor
que van permeando sin pensarlo siquiera:
tijeras de marfil, vasos, horquillas, brújulas,
abanicos, cartas, peines, memorias de tu pelo.
Quiero comprar al tiempo cosas tuyas, greguerías,
luces que esperan por nacer, itinerarios de tu piel,
pisapapeles, sombrillas con capricho de tus dedos
redefiniendo aguaceros a libertades de una sola sílaba.
Compraría almohadones que contengan siglas de tu dormir
indefinidas zonas donde sabes soñarte la plenitud,
el secreto que mecen los sillones al estrenar tu nuca
o el lenguaje exigente de tu espalda,
cuando cierras los ojos, cuando miras.
Y entregarme de golpe al canistel que vive en tus caderas,
sobre la magia de la lengua abrirte, pulpa dulce,
al júbilo que tiene la saliva: pabellón algebraico
donde habitar alimentando a vértigo orígenes o besos
que como peces rastrean sus querencias polemizando
a irrebatible preferencia los perfiles en peso de tu boca.

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